S19-El Perdón y La Misericordia de Dios

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OBISPADO CASTRENSE DEL PERÚ

PARROQUIA CASTRENSE “DIVINO NIÑO” DE SULLANA


CATEQUESIS DE CONFIRMACIÓN – CICLO 1

Alumno(a): Grupo

Propósito: Reconocer en Jesucristo la obra misericordiosa y compasiva de Dios, vivenciando en nosotros mismos
su misericordia.

El mensaje redentor de Jesús implica profundamente


que el Reino de Dios se construya en el Amor, la
Justicia, la Verdad y la Libertad. Todo esto basado en
la Misericordia y el Perdón. Dios sabe de qué estamos
hechos y que no nos puede tratar como dioses, sino
que somos humanos, creaturas perfectibles
(caminamos a la perfección), y por lo tanto, debe actuar con misericordia ante nuestra pequeñez
y concupiscencia (tendencia hacia el mal). Nosotros estamos llamados a aceptar con humildad
esa misericordia de Dios, pues debemos ser conscientes de nuestras limitaciones, pecados,
debilidades, sabiendo que no merecemos tanto de Dios.

Dialoga con sinceridad:


✓ ¿Qué es para ti ser misericordioso?
__________________________________________________________________
__________________________________________________________________
✓ ¿Crees que las personas de este mundo necesitan misericordia? ¿Por qué?
__________________________________________________________________
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✓ ¿Has sido misericordioso con alguien alguna vez en tu vida? ¿Han sido misericordiosos
contigo alguna vez?
__________________________________________________________________
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Lee el siguiente texto sobre la Misericordia y el perdón, y subraya las ideas importantes.

Misericordia y perdón
Por Giancarlo Reto

Dios es una fuente de Amor inagotable de donde ha manado toda la creación, siendo que
cada cosa o ser viviente que existe en el universo a sido hecho por Amor y contiene en su
esencia un ápice del Amor de Dios. Este Amor se ve reflejado en distintas cosas, personas,
experiencias, relaciones, situaciones que nos hacen conocer a Dios y saber cómo es con relación
a nosotros. Jesucristo vino a redondear esta idea de Dios mostrándolo como un Padre
Misericordioso. Un Dios que a pesar del pecado y la debilidad de sus creaturas nos mira como
a hijos necesitados de misericordia. Jesús, en muchos momentos del
evangelio, demuestra misericordia como un raso característico de él y nos
pide, también, ser misericordiosos con los demás. Pero ¿qué es la
misericordia?
Es una palabra compuesta por dos palabras latinas: misere (miseria)
y cordis (corazón). Esto quiere decir inclinar el corazón a la miseria del otro.
Es la “virtud que inclina el ánimo a compadecerse de los sufrimientos y
miserias ajenos” (RAE1).
Para el Papa San Juan Pablo II, en su encíclica Dives in misericordia
(Rico en misericordia), nos da entender cómo Cristo nos muestra a Dios
Padre en él mismo: “quien me ha visto a mí ha visto al Padre” (Jn 14, 9).
Jesucristo nos mostró un rostro de misericordia frente a los enfermos,
desvalidos, vulnerables; siempre dispuesto a inclinar el corazón hasta a
aquellos que no se lo merecían: “porque el Hijo del Hombre ha venido a
buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lc 19,10).
Para Nurya Martínez (2017)2, la Misericordia implica una conmoción de
las entrañas, es decir, un movimiento hacia al otro que nace desde adentro de uno mismo, gracias
a que nos dejamos conmover por el dolor y sufrimiento de los demás. La raíz de esta idea sobre
misericordia se encuentra en la misma Biblia cuando se utiliza la palabra hebrea “rehamîm” que
significa “vísceras” para referirse a la misericordia de Dios (Os 11, 8-9) dando a entender esta
como la relación entrañable, profunda y amorosa entre Dios y su pueblo.
Por lo tanto la Misericordia nos lleva a pensar en un Dios compasivo
pero que a la vez exige que seamos misericordiosos como él: “Sean
misericordiosos como su Padre es Misericordioso” (Lc 6, 36); en la
oración del Padre nuestro nos enseña a esperar el perdón de Dios
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden (Mt 6, 12);
con la pecadora en la casa del fariseo Simeón, Jesús acoge el llanto
de la mujer haciéndolo suyo y perdonando todos sus pecados (Lc 7,
36-50); se compadece de la adúltera cuestionando a los que la querían apedrear
hasta lograr liberarla (Jn 8, 1-11); se compadeció de la viuda de Naín al perder a su único hijo
resucitándolo de entre los muertos (Lc 7, 13); curó a un leproso que le había dicho “si quieres
Señor, puedes limpiarme”, respondiéndole “sí quiero, queda limpio” (Mt 8, 2-4). Y así muchos
otros episodios donde Jesús es misericordioso con las personas. De esta manera nos enseña
que hay que hacer lo mismo: compadecernos de aquellos que necesitan misericordia y perdón.
El perdón va de la mano con la misericordia, puesto que hay que ser compasivos con aquel
que nos ofende ya que, hay muchas veces en que la ofensa se produce sin sentirla ni desearla.
La ignorancia hace que las personas ofendan a otras y no tengan compasión. Jesús, por eso, nos
manda a amar a nuestros enemigos y a orar por los que nos persiguen (Mt 5, 44). Es la ignorancia

1
Real Academia Española.
2
Martínez-Gayol Fernández, N. C. (2017). La misericordia: una conmoción de las entrañas.
https://repositorio.comillas.edu/xmlui/bitstream/handle/11531/18326/La%20Misericordia%20conmoci%C3%B3n%20d
e%20las%20entra%C3%B1as.pdf?sequence=1
la que nos hace pensar rápidamente mal en los demás, porque si pudiéramos pensar o sentir lo
que el otro siente o piensa, sabríamos el porqué de las ofensas.
Aprendamos, pues, de Jesús, a perdonar con misericordia y poniéndonos en el
pensamiento y sentimiento de los demás. No sea que cuando clamemos piedad a Dios por
nuestros pecados o por los propios sufrimientos, no alcancemos respuesta de nuestro Padre
Justo y Misericordioso, y nos pase como al de la parábola que lo enviaron a la cárcel por no
saber perdonar las deudas de su deudor (Mt 18, 23-35).

Realiza un acto de misericordia con una persona o personas que


lo necesiten. Escoge una obra de misericordia y llévala a cabo
con alguien que lo necesite. Captura el momento con algunas
fotos o video de máximo 3 min.

1. Enseñar al que no sabe: nadie es tan sabio que


1. Visitar a los enfermos: la compañía a un
lo sepa todo. Todos necesitamos siempre aprender
enfermo lo ayuda a fortalecer su espíritu para
de otro y enseñar a otro. Para eso debemos
sobrellevar su enfermedad.
hacerlo con paciencia y amor.
2. Dar buen consejo al que lo necesita: el buen
consejo nace de un buen corazón virtuoso. Nadie
2. Dar de comer al hambriento: el hambre es una da aquello que no tiene. Debemos estar atentos
necesidad básica, mucho más, en lugares donde la cuando hay alguien que necesita consejo y
pobreza es extrema. aprender a hacerlo. También, debemos aprender
a escuchar y a hacer cuando alguien nos aconseja
el bien.
3. Corregir al que yerra: la corrección fraterna y
cristiana debe hacerse según Jesús. Primero de
3. Dar de beber al sediento: El agua es un elemento
manera personal, sino cambia la persona, se lleva
vital para la sobrevivencia. Es importante que
a otra para que sea testigo de la corrección, y si
todos tengan acceso a ella.
aun así no cambia, se le corrige fraternalmente
con toda la comunidad cristiana.
4. Vestir al desnudo: el vestido siempre significa 4. Perdonar las injurias: Siempre encontraremos
bíblicamente la dignidad de la persona. Por lo que gente mala. Jesús nos enseña que hay que poner
contribuir humildemente con el prójimo con esto, la otra mejía cuando alguien nos ofenda sin caer
es como devolverle su dignidad. en la misma acción que el otro.
5. Consolar al triste: Consolar no es igual que
5. Dar posada al peregrino: Brindar nuestro
tener lástima. El consuelo puede ser escuchando,
“techo” a alguien significa acoger, atender,
dando una palabra de aliento y acompañando.
hospedar, cuidar, proteger al que lo necesita.
La sola presencia da fortaleza al triste.
6. Redimir al cautivo: privar de la libertad a
alguien es un castigo, justificado cuando hay un 6. Soportar con paciencia los defectos del prójimo:
delito que pagar, pero cuando es injustamente, Todos tenemos defectos y estamos llamados a
estamos llamados a luchar por devolverla. Existen cambiar. Soportar los defectos de los demás puede
otras formas de cautiverio que hacen que la ser un acto de humildad, pero también demos
persona sea esclava: trata de personas, las acompañarlo con la corrección fraterna.
adicciones, la violencia, etc.
7. Rogar a Dios por los vivos y los muertos: todos
7. Enterrar a los muertos: La persona está
los hijos de Dios tenemos el poder de interceder y
formada de cuerpo y espíritu, por lo que cuando
pedir a Dios por las necesidades de los demás y de
morimos es necesario que nuestra materia repose
nosotros mismos, aún después muertos ya que
con respeto en un lugar sagrado como hijos de
nuestra alma trasciende hasta Dios y no deja de
Dios.
existir.
Creado por Giancarlo Reto Miranda
Completa el esquema con las ideas principales del texto de la misericordia anterior.

Misericordia
y perdón

Oración a la Divina Misericordia


Oh, Dios de gran misericordia, que te dignaste enviarnos a tu Hijo
Unigénito como el mayor testimonio de tu insondable amor y
misericordia, tú no rechazas a los pecadores sino que también a ellos
has abierto el tesoro de tu infinita misericordia, del que pueden
recoger en abundancia tanto la justificación como toda santidad a la que
un alma puede llegar.
Padre de gran misericordia, deseo que todos los corazones se dirijan
con confianza a tu infinita misericordia. Nadie podrá justificarse
ante ti si no va acompañado por la insondable misericordia tuya.
Cuando nos reveles el misterio de tu misericordia, la eternidad
no bastará para agradecerte por ella debidamente.
Oh mi Jesús, dame fuerza para soportar los sufrimientos y
para que mi boca no se tuerza cuando bebo el cáliz de la
amargura. Ayúdame tú mismo para que mi sacrificio te sea
agradable: que no lo profane mi amor propio. Que te alabe, oh, Señor, todo lo que hay dentro
de mí: la miseria y la fuerza.

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