Consejeria Pastoral, Su Naturaleza
Consejeria Pastoral, Su Naturaleza
Consejeria Pastoral, Su Naturaleza
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CONSEJERÍA PASTORAL
Naturaleza y Técnicas
Sobre todas las cosas, tendrá que saber aconsejar a personas con problemas religiosos, y por lo tanto
debe ser un perito en este campo hasta donde le sea posible.
Esta es una edad compleja. Es una edad de crisis y tensión en que la industria y la maquinaria
aprietan a los individuos dentro de su engranaje confrontándolos con problemas de varios grados y
magnitud.
Decisiones forzosas son la regla más bien que la excepción y estas decisiones causan profundas
implicaciones interpersonales. El hombre moderno no puede vivir aislado. Esto quiere decir que sus
acciones y reacciones, más que en ningún otro tiempo en la historia, afectan las acciones y
reacciones de sus prójimos. Un gran número de personas se tambalea ante el impacto de “la vida” y
sus miles de problemas; sienten la necesidad de ayuda y consejo.
Claro que no todos ellos buscarán el consejo del ministro, pero muchos sí lo harán. Es por esto que
el pastor debe esforzarse en ser un consejero competente que pueda satisfacer las necesidades de las
personas que acuden a él con sus problemas.
El consejo pastoral es tan viejo como el ministerio. Holman dijo: La curación de las almas—el
cuidado espiritual de los miembros de una congregación—es una función antigua de la iglesia
cristiana y del ministro. Quizás el mayor aspecto fundamental de la labor ministerial haya sido
siempre su trabajo con individuos miembros de su congregación.
En contacto personal íntimo con su pueblo, el pastor ha procurado ayudar al tentado, renovar
espiritualmente al derrotado, asegurar al penitente de su perdón, confortar al preocupado, dirigir al
perplejo, dar valor al enfermo y afligido, y en una multitud de maneras, ver cómo enfrentarse con
las necesidades puramente particulares de los que componen su congregación.
Siempre ha sido la labor del pastor funcionar como mediador entre el hombre y sus problemas. El
escritor Wood dice que no es cuestión de si el ministro ha de aconsejar o no, sino qué tan bien lo
hará.
Dice que el 87 por ciento de los laicos creen que la técnica en aconsejar ha de ser parte de la
preparación del ministro.
El consejero pastoral es muy diferente de otros tipos de dirección terapéutica, pues incluye una
dimensión religiosa. “El propósito del aconsejamiento espiritual es traer a personas de ambos sexos
dentro de una sana relación con Dios, y dirigirlos dentro de una vida abundante.” “Salvar,” en
griego quiere decir sanar o hacer completo; por lo tanto, salvación es salud, racionalidad, libertad de
todo desperfecto o mancha que deforme la personalidad humana y que impida la amistad con Dios.
El elemento de cambio en nuestra sociedad tiene sus implicaciones para el consejo pastoral. El
cambio no es un fenómeno nuevo; siempre ha estado presente. Por siglos los filósofos se han estado
preguntando, “¿Qué, en medio de todo cambio, no cambia?” La respuesta es, “nada”. Heráclito,
hace siglos, dijo: “Uno no puede pararse en el mismo río dos veces”. Con esto, quiso afirmar la
vieja idea del cambio. Todas las sociedades pasadas han tenido que hacer frente a los cambios, pero
la nuestra está pasando por cambios más rápidos y complejos que nunca. Goldstein se permite
observar que los líderes sociales serán instrumentos para afectar las formas de adaptación que la
sociedad necesita tener al afrontar el cambio. Esto quiere decir que el pastor consejero que sirve
como líder social, tiene que estar equipado para servir a las familias de su iglesia como un consejero
sabio bajo las complicadas condiciones causadas por los cambios tan rápidos.
Hulme dice: “Las características de nuestra era que llevan a las personas a buscar la sombra
protectora del aislamiento, también originan disturbios emocionales que les obligan a buscar un
consejero.
Muchos que confrontan este complejo mundo carecen de preparación para resolver los problemas
que resultan de esta complejidad. Los que tienen una orientación religiosa van con su pastor en
busca de ayuda. Esto hace que se vuelva una labor del ministro, el ayudarles a adoptar una actitud
saludable y adecuada hacia la vida. Es necesario desarrollar dentro de ellos la fortaleza humana que,
junto con los recursos divinos, los prepare para enfrentarse con las demandas de un mundo
altamente complejo.
Esto quiere decir, que la función de la relación del consejero será doble: (1) “fortalecer el ego, el yo,
o las funciones conscientes de la persona a través de las cuales se obtienen los procesos de
integración y madurez” (la dimensión humana) y (2) “apropiar los recursos espirituales que Dios
da” (la dimensión divina).
El pastor consejero tendrá que recordar que las heridas emocionales que el individuo ha sufrido han
venido a través de relaciones incorrectas con personas emocionalmente significativas. Estas heridas
quizá puedan ser curadas por otra persona quien, también sea emocionalmente significativa. En
muchos casos, será el pastor quien ayudará con su ministerio de consejo a estos individuos
lastimados. “Con frecuencia las personas que vienen a consultar un ministro han perdido la fe en
ellos mismos, tanto como en Dios, y en sus semejantes”. El ministro tendrá que ayudar a reconstruir
esa confianza para obtener una más clara perspectiva.
Así pues, aconsejar es una relación interpersonal en la que el pastor y el feligrés se concentran en
aclarar los sentimientos y problemas de este último, relación en que los dos comprenden que es esto
lo que se empeñan en lograr. Y será necesario que el ministro ayude a quien busca su ayuda a
vencer sus conflictos y tensiones internas, ayudándole a hablar de sus problemas a fin de que sean
examinados críticamente. Cuando esto se ha logrado, ya hay una verdadera situación de
aconsejamiento.
REQUISITOS PERSONALES
Stolz dice, “La personalidad del pastor mismo es de primera importancia en su trabajo. Para un
buen servicio pastoral, la madurez y una perspectiva saludable de la vida son esenciales”. El indica
que cuando un ciego guía a otro ciego, los resultados son desastrosos para ambos.
Mientras más maduro emocionalmente sea el pastor, mayor será su facultad de entender y aceptar lo
que sus feligreses le expresan. Si él no está bajo presión por la vida, y si puede comunicar su
madurez y saludable modo de ver a sus feligreses, ellos lo buscarán para que les ayude a resolver
sus problemas. Bonneil dijo que ningún pastor podía adecuadamente ministrar a las más profundas
necesidades del corazón humano si no ha aprendido a tratar efectivamente con las suyas.
En un sentido, la marca de su propia adaptación será su capacidad de atraer a su gente. Esto se
obtendrá con su propia vida, no solamente invitando a la gente a venir a él con sus necesidades:
“Una persona no puede comunicar los más profundos e íntimos aspectos de su vida a otra, a menos
de que tenga un sentido de seguridad, confianza y fe en ella.” Esto es absolutamente esencial si el
consejo ha de llevarse a cabo. Las personas acudirán al pastor sólo si confían en él y si ven en él la
madurez que desearían ellos.
De primera importancia en evaluar las cualidades personales del pastor es una consideración de su
capacidad de entenderse él mismo—sus actitudes, sus móviles, y su carácter. Sócrates expresó:
“Conócete a ti mismo”. Este debe ser el objetivo de cada pastor. Sin este conocimiento propio las
cualidades y capacidades del pastor serán de muy poco valor. Hiltner dice: Es de gran importancia
conocer a su feligrés, su inmensa realidad e individualidad única. Pero tal vez sepamos todo lo que
se puede saber de los feligreses y todavía no hayamos podido establecer una relación fructífera de
consejo… He llegado a sentir que aprender cuáles son nuestras actitudes en aconsejar es el más sutil
pero más importante aspecto de nuestra labor.