Practicas de Supervivencia
Practicas de Supervivencia
Practicas de Supervivencia
Prácticas de
SUPERVIVENCIA
en la COE
Primera edición: enero 2018
ISBN-13: 000-00000000
Depósito Legal: MA-0000-2017
Maquetación e impresión:
SOID Artes Gráficas
Polígono Industrial Torrehierro
Calle La Cerámica, 255. 45600 Talavera de la Reina
Tel. 925 054 000 - soidartesgrafi[email protected]
Reservados todos los derechos. Salvo excepción prevista por la ley, no se permite la reproducción total o
parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o
por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por
escrito de los titulares o licenciatarios del copyright. La infracción de dichos derechos conlleva sanciones
legales y puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.
VICENTE
BATALLER Vicente Bataller en su época de coronel
2º jefe del MOE
4-EL REFUGIO
Aspectos generales
REFUGIOS CON RECURSOS NATURALES
El refugio más corriente
Intoo
Cabaña
Vivienda primitiva
El tipi
REFUGIOS CON EL PONCHO
Poncho cabaña
Poncho inclinado
Poncho en fosa
Poncho en cuña
Poncho plano
REFUGIOS EN LA NIEVE
Iglú
Cueva en la nieve
Fosa
Pozo lapón
Base de un árbol
Tienda
6-EL AGUA
Un elemento vital y peligroso
AGUAS SUPERFICIALES
Plantas amigas del agua
Los animales y el agua
El olor y los ruidos
La morfología del terreno
Aguas del subsuelo
AGUAS DE LAS PRECIPITACIONES
Lluvia, rocío y escarcha
Nieve
AGUA DE PLANTAS Y ANIMALES
Savia de las plantas
Fluidos de los animales
CONDENSACIÓN DEL VAPOR DE AGUA
Destilador solar
Condensación del agua de las plantas
Condensación del agua del mar
POTABILIZACIÓN DEL AGUA
Clarificación
Purificación
UN CASO REAL: PARACAIDISTAS CERCADOS EN LA GUERRA DE IFNI
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Prácticas de Supervivencia en la COE | 13
1
INTRODUCCIÓN
21 curso de OEs. Escuela (EMMOE) de Jaca (1977). Tte Bataller con teresiana en el centro.
Desde que en 1976 experimenté por primera vez una supervivencia con
motivo de realizar el curso de operaciones especiales en la Escuela Militar
de Montaña y Operaciones Especiales (EMMOE) de Jaca (Huesca), me
fascinó este tema. Aprovechando el entorno geográfico del Pirineo aragonés,
en Jaca se obliga a los alumnos a mantener un continuo contacto con la natu-
raleza, donde, además de aprender a subsistir en una situación de emergencia,
también se contemplan disciplinas tan diversas como el esquí, escalada,
orientación, vida y movimiento en montaña, submarinismo, paracaidismo y
otras actividades, todas ellas obviamente desarrolladas fuera del escenario
urbano.
Conviene recordar que de muchas de estas actividades, y del deporte en
general, el ejército ha sido pionero en introducirlas y difundirlas dentro de la
sociedad española. Sin ir más lejos fue en 1945, con la creación de la Escuela
Militar de Montaña, cuando por primera vez en suelo hispano se impartieron
clases de esquí, escalada y montañismo. Anteriormente ya había ocurrido lo
mismo con la enseñanza de la educación física, siendo la Escuela Central de
14 | Vicente Bataller
Por último, quiero hacer constar que he donado los derechos de autor a
la Fundación Tercio de Extranjeros, asociación benéfica de acogida de
antiguos legionarios que se encuentren en situación de desamparo, desarraigo,
sin familia, o simplemente sin techo. Con ello deseo contribuir, aunque sea
con esta pequeña aportación, al noble cometido de esta fundación. No
olvidemos que durante muchos años la Legión también tuvo sus prestigiosas
unidades de operaciones especiales (SOEs, UOEL y BOEL).
La Legión creó primero secciones de OEs (SOEs), luego una compañía (UOEL) y una
Bandera (BOEL).
Tipos de Supervivencia
Se entiende por supervivencia, en su sentido más amplio, el conjunto de
actos o estado por el que se continúa viviendo a pesar de afrontar carencias
a corto y medio plazo de extrema gravedad. Admite un escenario artificial o
una causa distinta a la catástrofe natural como puede ser una guerra o un en-
carcelamiento tercermundista. Desde un punto de vista militar, la supervivencia
se contempla como una situación en la que un combatiente, o una unidad, se
ven obligados a subsistir con los recursos que le proporciona la naturaleza,
manteniendo las condiciones físicas y psíquicas que le den la posibilidad de
seguir viviendo y combatiendo.
Vicente
Por otro lado, la evolución social
Bataller en de la vivencia en grupo ha pasado
su época de cronológicamente por la cueva, cho-
teniente za, pequeño poblado, pueblo rural,
coronel jefe
del GOE-III ciudad y gran urbe, variando la en-
tidad del grupo desde una o varias
familias hasta varios millones de
personas, y el marco ambiental, des-
de el contacto con la naturaleza,
como exclusivo medio de vida, hasta
la dependencia casi absoluta del
hormigón y la máquina como única
forma de subsistencia. El hombre
de la sociedad altamente tecnificada,
acostumbrado a que se le facilite
todo con solo apretar un botón o
abrir un frigorífico, con un nivel alto
de estrés, encuentra insuficiente la
20 | Vicente Bataller
En la supervivencia se pasa
del hormigón al musgo, del
edificio a la choza, del
frigorífico al cheroqui
zona de Graus (Huesca). Por primera vez en España, nace una supervivencia
fuera del contexto militar, relacionándola con los deportes de aventura y con
un enfoque educacional.
Siguiendo sus pasos, en el ámbito civil se crean escuelas de supervivencia
en diferentes puntos del territorio español y se imparten cursos técnicos de
distintos niveles (básico, medio, avanzado…) y en diferentes tipos de terreno
(montañoso, desértico, en el mar…). Algunos de sus instructores (yo conozco
En el ámbito civil se han creado varias escuelas de supervivencia, algunas dirigidas por
antiguos boinas verdes
a varios) son antiguos boinas verdes, esto es, mandos o soldados que sirvieron
en las compañías de operaciones especiales (COEs). En estos cursos de fin
de semana o de corta duración se aprenden aspectos técnicos muy interesantes
sobre cómo subsistir con recursos obtenidos en la naturaleza. Sin embargo
existen facetas de índole psicológico y sociológico más difíciles de poner en
práctica y experimentar de manera similar a como ocurre en las COEs,
donde los soldados no saben ni cuándo empieza ni cuándo termina la super-
vivencia, ni en qué lugar va instalarse el vivac, ni los días previos de marcha
hasta llegar al mismo.
En definitiva, los boinas verdes son los que en España más años de expe-
riencia tienen en este campo, precisamente porque sus misiones especiales,
24 | Vicente Bataller
El 2º capítulo, a modo de ejemplo, está dedicado a una supervivencia llevada a cabo por la
COE 32
Prácticas de Supervivencia en la COE | 25
2
UN EJEMPLO: SUPERVIVENCIA DE LA COE-32
Reparto de tareas
Como todos los meses, la COE-32 prepara sus próximas maniobras. El
capitán, reúne a los mandos y les explica las actividades de los 10 días de
salida al campo, en esta ocasión dedicados íntegramente a las prácticas de
supervivencia. Asesorado por el brigada de la compañía, experto en esta
materia, el capitán distribuye misiones. Uno de los tenientes, auxiliado por
un cabo 1º, se encargará de la dirección de los diferentes trabajos de vivac
(perfeccionamiento de refugios, leñeras, hornos para ahumar, fuegos, obtención
de agua, fresqueras…). Otro oficial será el responsable de la obtención de re-
cursos vegetales, el brigada del sacrificio de animales, mientras que entre los
sargentos, según su especialización, asigna a uno la responsabilidad de la
pesca, a otro la conservación de alimentos, y a un tercero de los hornos y la
panificación, siendo un cabo 1º (gran experto en pájaros y mamíferos) quien
enseñará el seguimiento de huellas de animales y los distintos artilugios de
circunstancias para cazar. Por último, dos mandos en lugar de dedicarse a
tareas con la tropa, van a realizar nuevas investigaciones sobre métodos para
la obtención de agua, la fabricación de cuerdas y el paso de obstáculos con
medios caseros.
28 | Vicente Bataller
Mandos COE 32 1987. Arriba: Guillén, Toboso, Bataller, Canela, Con anteriori-
Llamas, Moreno y Cesar M. Abajo: Allo, Terencio, dad y dentro de
JG García y Pérez, Vergara y Calzada
programa prepa-
ratorio de estas
prácticas, los boi-
nas verdes de la
COE-32 han escu-
chado con verda-
dero interés las se-
siones teóricas de-
dicadas a la sub-
sistencia con re-
cursos naturales.
Son conscientes
de la dureza de es-
tos ejercicios pero,
quizás precisamente por ello, por su innovismo, por su espíritu aventurero,
por tratarse de unas enseñanzas que en un momento determinado pueden
salvarles la vida y, sobre todo, por la confianza que tienen en sus mandos,
estas experiencias les resultan sumamente atractivas. Cabe destacar que los
mandos, al estar diplomados por la escuela de operaciones especiales de
Jaca, en su día “sufrieron” su propia supervivencia, perfeccionando sus cono-
cimientos, una vez destinados en las COEs, con la experiencia adquirida año
tras año ejerciendo como instructores de la misma. Además, resulta habitual
que con el tiempo cada mando, según sus gustos, se especialice en una deter-
minada materia y
así, por ejemplo, el
responsable de la
alimentación vege-
tal sea un experto
en el reconoci-
miento de plantas
comestibles, medi-
cinales, útiles, ve-
nenosas… mientras
que el de pesca
sepa capturar fá-
cilmente peces con
las manos, con un Entre los mandos se reparten las tareas según su experiencia.
arpón, con redes… Cada día pasan revista a los recursos, utensilios…
Prácticas de Supervivencia en la COE | 29
En efecto, todos esos lujos iban a ser reemplazados por una minicabaña,
una leñera, un horno de panificar y un cheroqui para ahumar, una fresquera
para conservar los alimentos, un fuego de trípode para cocinar, unos filtros
para purificar el agua, métodos rudimentales para cazar y pescar, recolección
de plantas comestibles y medicinales del propio suelo, fabricación de utensilios
caseros, etc. En suma, iban a tener la oportunidad de experimentar, por
30 | Vicente Bataller
Además, al llegar a la zona del vivac, cansados tras una dura marcha
que duró dos jornadas (con una noche entera andando sin dormir) se
procedió de in-
mediato a cons-
truir la nueva
casa, un refugio
con ramas, mien-
tras que poco a
poco se fueron
habilitando to-
dos los enseres
de su interior.
Así, en lo que
respecta a los
utensilios fabri-
cados según el
programa previs-
La marcha previa a la supervivencia produce
un considerable desgaste energético to, éstos fueron
los siguientes:
se ajustaba del todo a las necesidades del modelo de cabaña elegida, pero
bueno, a veces los mandos exageraban un poco, pensamos. Nos pusimos manos
a la obra e iniciamos la construcción del refugio buscando el mínimo esfuerzo
que nos aconsejaba nuestra fatiga. Cuando empezó a oscurecer, rellenamos
precipitadamente la estructura inicial con ramas, no siempre ajustándonos a los
consejos recibidos
de antemano.
Aquello se aseme-
jaba más a una
choza de las que
juegan los niños
que a un refugio
de manual, sin
embargo, nos ser-
viría para pasar
la noche.
La construcción del refugio
debe ser rigurosa para evitar Al día siguien-
goteras en caso de lluvia te el mando res-
ponsable de los
trabajos en el vivac montó en cólera, diciéndonos que habíamos empezado
mal la supervivencia al dejarnos arrastrar por el cansancio inicial y ofrecerle
aquella chapuza pero, sorprendentemente, su única medida adoptada fue
aconsejarnos una remodelación antes de seguir acondicionando el resto del
vivac, marchándose mientras regañaba entre dientes aquello de que conviene
dejar aprender de los propios errores.
Unos días después cambió el tiempo y empezó a llover cada vez con más
intensidad. Del techo caían goteras que al final se convertían en chorros de
agua. El suelo, la mochila, el armamento, estaban mojados. Por la noche era
imposible conciliar el sueño pues el saco también fue pasado por agua. Al frío
producido como consecuencia de estar mojados, había que añadirle la
disipación del calor interno a través de los agujeros sin cubrir de las paredes.
No se podía estar dentro del refugio, pero peor resultaría salir fuera. Hora
tras hora esperamos el amanecer y, más agotados que nunca hasta entonces,
descuartizamos bajo la lluvia media choza y empleamos todo el día en re-
componerla, esta vez teniendo en cuenta todos los consejos recibidos y mal-
diciéndonos por haber hecho caso omiso desde un principio a los mandos de
la COE, que lejos de exagerar, tenían una acumulada experiencia en la
dirección de este tipo de prácticas”.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 33
En busca de la comida
En cualquier situación de supervivencia, la obtención de alimento resulta
capital. En este sentido, para los boinas verdes hambrientos la consecución
de comida fue su principal preocupación, tarea muy laboriosa en la que em-
plearon la mayor parte del tiempo. Para empezar, el primer día de supervivencia,
al llegar al vivac no se comió nada (no hubo tiempo de buscar recursos),
excepto algunos que tenían sobras de la ración del día anterior. En los días
sucesivos, para vencer el hambre y la repugnancia tuvieron que olvidar
algunas costumbres adquiridas, así como el significado de la palabra sabor y
prejuicio, toda vez que resultaba difícil disponer u obtener en el campo
manjares sabrosos o condimentos culinarios corrientes como la sal, azúcar,
vinagre, aceite vegetal, ajo, cebolla, pimienta... Así, cuando inesperadamente
una patrulla encontró algún bicho repugnante hizo válido el dicho popular
que dice “todo lo que anda, se arrastra o vuela, a la cazuela”.
Como es lógico, para los “supervivientes” de la COE 32 esta situación se
presentaba totalmente novedosa en relación a su habitual sistema de
alimentación practicado en su casa o en el cuartel. Ahora, para llevarse un
bocado al estómago el proceso resultaba mucho más largo y complicado.
Primero, había que desplazarse para buscar y obtener el recurso alimenticio,
normalmente hierbas comestibles así como otras plantas para condimentar,
no siempre fáciles de encontrar en la proximidad del vivac. Luego, ir al bosque
en búsqueda de leña para encender el fuego y cocinar, y al río, para traer agua
con la que poder hervir las plantas y poder beber tras ser depurada. Todo
ello, sin tener en cuenta la fabricación de utensilios para cocinar y de una
leñera para prote-
ger de la lluvia las
ramas acumuladas
para alimentar el
fuego, pues caso
de estar mojadas
el encendido se di-
ficultaba enorme-
mente.
Así nos cuenta
un boina verde su
experiencia sobre
la importancia de
Los recursos vegetales de esta “super” fueron
mantener leña seca: abundantes y variados.
34 | Vicente Bataller
"Todos los días nos turnábamos para encender el fuego por la mañana.
Ahora parece hasta absurdo, pero entonces cualquier actividad adicional re-
sultaba desagradable pues había que desplazarse a buscar yesca y ramas
pequeñas, normalmente mojadas por el rocío caído durante la noche, luego
soplar y soplar, cuando el cuerpo demandaba no realizar ningún tipo de
esfuerzo físico. El leñero parecía más un objeto de decoración que algo
realmente útil, hasta que una noche llovió y mojó toda la leña que habíamos
acumulado. Esa mañana no pudimos desayunar nuestra acostumbrada infusión
de mentastro o tomillo, ni calentarnos, pues fue imposible encender el fuego.
Aprendimos bien la lección, y desde entonces vigilamos las goteras del
leñero con el mismo interés que las de nuestro refugio, y debajo del saco,
jamás faltaron unas hierbas y ramitas secas".
No contentos
con este primer
plato de hierbas,
los boinas ver-
des tenían que
cazar o pescar
para obtener ali-
mentos de ori-
gen animal (as-
pecto sumamen-
te difícil hoy en
día). Y aquí ya
entramos de
Las infusiones (aún sin azúcar) ayudan a engañar el hambre nuevo con otro
largo proceso
que comienza con la fabricación casera de los anzuelos y cañas para pescar
o la colocación de trampas para cazar (sólo a efectos didácticos). Durante
el caso concreto de esta supervivencia, no se facilitó ningún alimento de
los considerados repugnantes (gato, serpientes), repartiéndose cuatro
truchas, una gallina y un conejo por grupo. Estos alimentos venían a sustituir
los hallazgos o capturas de animales o peces nuevamente puestos en
libertad para no degradar el medio. Ello no significaba que fueran utilizados
en su totalidad para ser comidos, toda vez que la finalidad principal fue el
que cada patrulla realizase las prácticas de descuartizar, ahumado, oreo,
etc., es decir, de conservación de estos alimentos. Para los supervivientes
el tener hambre y comida a mano sin poder hacer uso de la misma supuso
una dura prueba psicológica.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 35
No obstante,
todas estas arti-
mañas no resul-
taron tan fáciles
como a simple
vista parecían.
Así, el salazón
tenía el inconve-
niente de reque-
rir mucha sal (se
proporcionó
sólo a efectos de
practicar este
procedimiento),
mientras que el El
El cabo
cabo 1º
1º Moreno
Moreno (dcha),
(dcha), experto
experto en
en caza
caza yy pesca
pesca
oreo fue más lle-
vadero, al ser la acción del secado ejercida por el aire (siempre que exista
un ambiente seco). Por último, en el ahumado se tuvo la precaución de so-
meter previamente la carne a un oreo no inferior a 24 h. Para el ahumado
las patrullas de la COE 32 emplearon unos hornos cheroqui que además
de esta utilidad, sirvieron para preservar los alimentos de los depredadores.
Por último, una parte de la fruta se secó al sol y otra se convirtió en mer-
melada, cortándola antes en trozos muy pequeños y cociéndola con o sin
azúcar (lo normal será no disponer de él) hasta que se convirtió en una
pasta.
36 | Vicente Bataller
toque final, siempre presidido por unos dientes de ajo acompañados cada
vez por un condimento distinto, hinojo, tomillo, romero, mentastro, etc.
Llegamos a odiar las verduras, pero finalizada la supervivencia comprendimos
que en un caso real nos hubieran salvado la vida”.
Mientras tanto, el cabo 1º experto en pájaros y mamíferos, iba mostrando
al grupo de caza los diferentes tipos de huellas de animales, los restos de
nidos y madrigueras existentes en la zona, así como los procedimientos para
su captura en base a trampas con hilos y alambres, etc. Se enseñaba y
practicaba su instalación pero luego las trampas se desactivaban para evitar
degradar el medio ambiente (a no ser que el guarda forestal indique que se
pueden cazar conejos, etc.). Con la liga (pasta pegajosa) de circunstancias
que previamente enseñó a fabricar en el vivac, ahora se realizaron prácticas
de dónde y cómo debe ser colocada en la orilla de un arroyo. Luego se
vigilaba hasta la captura de algún pajarillo que de inmediato era puesto en li-
bertad. Como recompensa a la suelta del ave se entregará luego un huevo al
guerrillero que tuvo suerte de atraparla.
En el campamento quedaba el teniente responsable de los trabajos de
construcción y mejora de refugios y artilugios del vivac, pasando revista a
los diferentes tipos de refugios y
En
En sustitución
sustitución de
de la
la caza
caza se
se facilitó
facilitó una
una
leñeros, cada vez más perfeccio-
gallina
gallina (comer
(comer vísceras
vísceras yy sangre
sangre yy resto
resto nados, vigilando y advirtiendo los
ahumado)
ahumado) fallos a corregir en los trabajos ma-
nuales que debían fabricarse cada
día: botas, fresquera, reloj de sol,
mochila, red, etc. Llegado el caso,
la sanción por no esmerarse o mos-
trar signos de cansancio que re-
percuten en los trabajos en el vivac,
podía traducirse en la destrucción
del artilugio, leñera, etc. y vuelta a
empezar. Este método (o mejor es-
tímulo) resultó fundamental para
aprender a sobrevivir sin dejarse
arrastrar por la dejadez y tendencia
al abandono propio de estas situa-
ciones. Mientras tanto, el sargento
de panificación enseñaba la forma
de amasar el pan y de fermentarlo
con y sin levadura artificial.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 41
El confeccionar pan en el monte es uno de los aspectos técnicos que más gustaron.
3
PREPARACIÓN Y PROGRAMACIÓN
DE UNA SUPERVIVENCIA
PREPARACIÓN
La supervivencia, como una faceta más de la instrucción de un boina
verde requiere, antes de ser llevada a la práctica, de la adquisición de unos
conocimientos teóricos (técnica) y de una preparación previa (entrenamiento
físico, psicológico y de convivencia en grupo). De hecho, en estudios realizados
por el ejército de Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial y al
finalizar la guerra de Vietnam, se demostró que muchos de sus combatientes,
al quedar aislados o ser capturados e internados en un campo de prisioneros,
fueron incapaces de sobrevivir por falta de un adiestramiento adecuado, no
solamente para la obtención de recursos, sino especialmente para resistir
psicológicamente este tipo de adversidades. Se llegó a la conclusión de que
una instrucción en supervivencia resultaba imprescindible y fundamental
para salvar muchas vidas de soldados en futuros conflictos. Las prácticas de
supervivencia fueron incluidas a partir de entonces en los planes de entrena-
miento, no sin antes crear varios tipos de cursos de supervivencia, ya
comentados anteriormente, para la formación de instructores entre los
cuadros de mando.
Si las conclu-
siones a las que
llegó el ejército
norteamericano
en los años cin-
cuenta se extra-
polaran a nues-
tra realidad, y
considerando
que las prácti-
cas de supervi-
vencia tienen
numerosos as- La preparación técnica (en este caso curtido de pieles) gusta
mucho a los supervivientes
pectos relacio-
46 | Vicente Bataller
Preparación físico-fisiológica
La principal característica de una subsistencia en base a los recursos
naturales es, respecto a una situación normal, la notable disminución de
alimentos que el individuo aporta a su organismo. Sin embargo, éste debe
seguir manteniendo la temperatura basal y consumir energías para poder
realizar las actividades físicas propias de un continuo trabajo de acondiciona-
miento del vivac y desplazamientos en busca de leña y vegetales comestibles,
caza, pesca, etc.
La sangre, como todos sabemos, es el vehículo que transporta estos
alimentos, previamente convertidos en hidratos de carbono, grasas, proteínas,
distribuyéndolos por todo el cuerpo, mientras que el corazón es el motor
que impulsa este flujo circulatorio. El pulso y la tensión arterial media serán
algunos de los indicadores del funcionamiento de este complejo sistema, a
su vez auxiliado en su “combustión” por el aire de los pulmones mediante la
respiración.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 47
noches enteras sin dormir durante una infiltración (en ocasiones con lluvia,
frío, hambre…).
Este endurecimiento acostumbrará al cuerpo a reaccionar con sus defensas
naturales, haciéndose uso inicialmente de sus primeras reservas, los hidratos
de carbono y grasas que todo individuo tiene latentes para afrontar un
primer corte en el suministro de alimentos o un desgaste energético
significativo. Si esta situación continúa, recurrirá al consumo de sus proteínas,
segunda reserva disponible para casos límite. Por su parte, la mente habrá
tomado buena nota de estas respuestas del cuerpo, quizá asombrosas. Ello,
por extrapolación, le servirá para otras situaciones de gran desgaste energético,
como es el caso de una supervivencia.
Preparación psicosocial
Afrontar situaciones límite no es común en el hombre de la sociedad
actual, dado el grado de bienestar alcanzado. Las prácticas de supervivencia
en la COE están perfectamente controladas por el médico y dirigidas por
cuadros de mando que actúan de monitores, enseñando cómo obtener
Prácticas de Supervivencia en la COE | 49
Preparación técnica
La preparación técnica previa comprende una serie de teóricas y prácticas
relacionadas con los aspectos técnicos de la supervivencia, como el aprender
a distinguir algunas plantas comestibles, medicinales… construcción de
refugios, etc. Conviene lle-
El boina verde recibe una varla a cabo el mes anterior
buena formación en a la supervivencia. Esta pre-
topografía y orientación paración es necesaria dado
que fuera del medio am-
biente habitual, al no dis-
poner puntualmente de los
utensilios y elementos de
consumo a los que el hom-
bre está acostumbrado en
una sociedad industrializa-
da, ni de una vivienda don-
de refugiarse de las incle-
52 | Vicente Bataller
El paso de teleféricos a mucha altitud supone una buena prueba de decisión y valor.
En este senti-
La defensa personal fomenta la
do en alguna de seguridad en sí mismo.
las antiguas COEs
se instalaba en
sus inmediacio-
nes un huertecillo
de plantas silves-
tres, con un le-
trero identificati-
vo al lado de
cada planta. Es
quizás la mejor
forma de apren-
der a distinguirlas
por el tamaño,
color y flores. De
no ser así, otra
54 | Vicente Bataller
opción es colocar una mesa a la entrada de la COE y sobre ella las plantas
(con sus nombres y utilidad) que se vayan obteniendo durante las salidas al
campo. Se puede repetir tanto durante los meses de primavera para las
plantas comestibles, como en otoño para los frutos silvestres. Este método
de enseñanza suele despertar la curiosidad primero y el interés después de
los futuros supervivientes y resulta muy eficaz. Del mismo modo, durante las
marchas y los diez días mensuales de salidas al campo se aprovechan los des-
cansos o los recorridos por zonas idóneas para enseñar plantas, huellas, ma-
drigueras… que salgan al paso.
Equipo general
• Mochila de montaña.
• Chaquetón y jersey, gorro de lana, bufanda o red individual y guantes.
• Poncho, traje de tormenta y polainas.
• Saco de dormir y esterilla.
• Muda completa con dos o más pares de calcetines.
• Útiles de aseo y de limpieza del calzado y armamento.
• Cantimplora con cazo, plato sartén, cubiertos, navaja multiuso.
• Cuchillo, útil de mango corto y munición
• Anillo y mosquetón (de escalada)
• Brújula, cartografía (mapa y prismáticos según misión). En la actual era
de las nuevas tecnologías se puede añadir todo lo que se quiera pero en
unas prácticas de este tipo (no en un caso real) debería prescindirse del
tfno. móvil, GPS, etc.
• Ración individual de emergencia.
Equipo básico
• Cerillas estancadas, vela y mechero.
• Aguja, hilo de coser e imperdibles.
• Hilo bramante, alambre y cinta aislante y cordón.
• Bolsas de plástico (del tipo usado para basura) y preservativos (aislantes
de agua).
• Pastillas potabilizadoras y de alcohol sólido.
• Anzuelo, sedal para pescar y corcho.
• Linterna pequeña con pila y bombilla de repuesto.
• Tubo de plástico flexible, silbato y lima pequeña.
• Lápiz, papel y dinero (billete).
• Manta térmica o plástico similar al papel de aluminio que abrigue como
un saco de dormir y abulte muy poco.
• Red japonesa (de 7x2,5 m, para cazar y pescar principalmente; al
comprimirla abulta como el puño de la mano y pesa muy poco).
• Dos cepos y tubo pequeño de pegamento cazarratas.
• Tres pastillas de sopa, recipiente pequeño con sal y pastillas de glucosa.
• Botiquín individual conteniendo: Tijeras, pinzas pequeñas y puntos de
sutura. Tiritas, esparadrapo y mercurocromo. Venda con dos compresas.
Dos cintas planas de goma. Antibióticos, analgésicos, antihistamínicos y
estimulantes.
56 | Vicente Bataller
PROGRAMACIÓN
Con anterioridad a la realización de las prácticas, el director de la super-
vivencia, normalmente el capitán de la COE, programa no sólo las actividades
diarias, sino también inicia todos los preparativos que en síntesis abarcan:
• Elección de la zona y fecha de realización de las prácticas.
• Ejercicio táctico y marcha de aproximación al vivac previsto.
• Distribución de misiones entre los mandos.
• Establecimiento de normas y horario.
• Presión psicológica a ejercer sobre los supervivientes.
con los frutos silvestres. El verano, a caballo de ambas estaciones y de sus re-
cursos característicos, falta el frío como factor estresante. El invierno es, sin
duda, la época del año más dura para una supervivencia.
Existen tres formaciones al día, una después del desayuno para la distribución
de cometidos, otra antes de la comida para pasar revista a los recursos y a los
trabajos efectuados y, finalmente, una tercera después de comer, normalmente
para realizar actividades colectivas, como sacrificio de animales, curtido de
pieles, etc. El reconocimiento médico es posterior a cada formación.
4
EL REFUGIO
Aspectos generales
Excepto en verano, que el clima en montaña es más benigno, uno de los
mayores peligros de una supervivencia es el frío. Mientras se camina en
busca de alimentos, leña, etc. el ejercicio físico unido a un vestuario adecuado,
mantienen el cuerpo a una temperatura soportable, pero cuando llega el mo-
mento de descansar es indispensable procurarse un lugar caliente y confortable
que permita recuperar energías.
El boina verde tras incorporarse a la COE procedente de la vida civil ex-
perimenta un primer cambio al pasar de todas las comodidades de una
vivienda familiar a otra colectiva en el interior de un cuartel (antes se dormía
en una nave, incluso con literas), luego serán muchos los días que dormirá en
tiendas de campaña durante las frecuentes salidas al campo, comiendo
raciones de previsión o un menú confeccionado por los rancheros en una
cocina de campaña.
Sin embargo en una situación de supervivencia lo normal será no disponer
ni siquiera de lo más elemental: una tienda para protegerse de las inclemencias
del tiempo presentadas en forma de lluvia, nieve, frío, calor o viento. Habrá
que recurrir, consecuentemente, a construir el refugio, bien con medios
naturales (cuevas, piedras, ramas, nieve...), o mediante prendas que el propio
individuo lleve con-
sigo en la mochila Los boinas verdes están
o encuentre sobre acostumbrados a pasar
muchos los días en el campo
el propio terreno
(poncho, plásticos,
telas abandonadas,
etc.).
Las bajas tem-
peraturas de la no-
che y la lluvia, son
dos factores muy
a tener en cuenta
para la construc-
64 | Vicente Bataller
realizado más o
menos bien de
los edificios (de-
pendiendo de lo
prolongada que
vaya a ser la es-
tancia) siempre
proporcionará
unas condiciones
de solidez y co-
modidad que ra-
ramente podre-
mos conseguir
en una cabaña, Se pueden aprovechar rocas o agujeros para acondicionar un
refugio.
choza u otro re-
fugio hecho por nosotros. Sin embargo, en el ámbito militar estos lugares
resultan peligrosos, y por ello poco aconsejables, pues serán los primeros en
ser reconocidos por el adversario. Y por supuesto, si de lo que se trata es de
realizar unas prácticas de supervivencia controlada, lo importante es aprender
y para ello es mejor construir el refugio por los propios medios.
Reflector de calor
Una pared de troncos junto al fuego sirve de reflector del calor hacia el refugio.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 71
El refugio
más corriente
Siempre que sea posi-
ble se economizarán me-
dios aprovechando cuatro
árboles o arbustos que sir-
van de pilares por su pro-
ximidad, aunque en oca-
siones será necesario con-
formarse con tres o dos
de ellos, y los otros, al no
existir, serán improvisados
mediante troncos con hor-
quillas o apoyando uno de El refugio más corriente se construirá aprovechando
los lados en un terraplén. cuatro árboles como pilares.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 73
Refugio
tipo intoo, en
este caso
elevado para
aislarlo
del suelo.
Intoo
Es una variedad del anterior con la diferencia de que éste deja al
descubierto el lado frontal (de ahí que sea conveniente situar un reflector
delante), y de que los travesaños se apoyan directamente en el suelo en su
parte posterior. Puede ubicarse otro intoo en el costado opuesto del reflector,
de modo que éste sea utilizado simultáneamente por dos refugios. Tapando
la cara frontal (a excepción de una puerta), el intoo se convierte en un refugio
muy confortable.
Intoo
Cabaña
Igual que el in-
too, pero constru-
yendo el lado que
en aquél quedaba
al descubierto si-
métrico a la cara
opuesta, esto es,
en forma de pared
inclinada. Cuando
los árboles no es-
tén separados
convenientemen-
te, una vez más se
podrán utilizar hor-
quillas en su lugar. Cabaña con cubierta de cañas.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 75
Entre los troncos de dos árboles se puede construir una cabaña. En este caso con cubierta
de musgo.
Cabañas
76 | Vicente Bataller
Vivienda primitiva
Como práctica colectiva interesante, se puede construir una vivienda del
tipo primitivo, caracterizada por ser más espaciosa y cómoda que los
anteriores tipos de refugios.
Consiste en aprovechar un árbol como soporte central o plantar un palo
vertical en su lugar, al que se unirán todos los travesaños, que descansarán
directamente sobre un muro circular de piedras a su alrededor, de unos 50-
100 cm de altura.
Una variante del refugio anterior se presenta al sustituir el cono superior
por un techo rectangular inclinado y apoyado directamente sobre un círculo
o cuadrado de piedras.
Viviendas primitivas
Prácticas de Supervivencia en la COE | 77
El tipi
Tiene forma de cono apoyado en un árbol como soporte central. El tipi
resulta poco práctico, al ser más costoso de construir que los demás modelos
presentados y disiparse en mayor medida su calor interno como consecuencia
de su mayor altura. Si se cubre el armazón de este refugio con un paracaídas
entonces recibe el nombre de paratipi.
Tipi Paratipi
Poncho cabaña
De forma similar a la cabaña construida con ramas, conviene que su parte
posterior esté próxima a un árbol de tronco grueso y su entrada tapada por
la mochila. La proximidad al árbol ofrecerá además la ventaja de la mayor
protección que brinda su ramaje contra la lluvia o la nieve, facilitando así la
atadura de la capucha a una de sus ramas. Es el tipo de refugio más utilizado.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 81
Poncho en fosa
Este refugio puede utilizarse, bien cavando una fosa con drenaje que
sirva de escondite muy oculto a ras del suelo, teniendo la precaución de
echarle una ligerísima capa de tierra o hierbas similares a las del entorno que
le rodea, o bien por el simple hecho de encontrarse en la zona una zanja
natural que se ajuste a las dimensiones del poncho. Además de atarlo como
se venía haciendo hasta ahora, conviene rodearlo con piedras para evitar su
hundimiento, y si es posible debe tensarse también por medio de la capucha.
Ponchos cabaña
Ponchos en fosa
82 | Vicente Bataller
Poncho inclinado
En esta ocasión se parece al intoo por su estructura. Permite alojar a dos
personas perfectamente, aprovechando así el poncho de uno de ellos para
aislar el lecho de la humedad del suelo. No es necesario señalar que el lado
desprotegido quedará de espaldas al viento y que resulta poco indicado para
combatir el frío, de ahí que sea empleado sobre todo en época estival.
Como variantes de este modelo tenemos el poncho inclinado aprovechando
un terraplén, una roca, un tronco grueso o una oquedad en forma de cueva.
Ponchos inclinados
Prácticas de Supervivencia en la COE | 83
Poncho en cuña
No es muy conveniente emplear este modelo, más dificultoso de tensar que
los dos citados en primer lugar. Puede ser útil cuando escaseen los árboles y
haya que recurrir a las horquillas o a un terraplén.
Ponchos en cuña
Poncho plano
Quizás el más preferido por los boinas verdes. Tiene la ventaja de que
admite a tres o cuatro personas en su interior. Indicado para monte bajo,
donde será más fácil de enmascarar por su poca altitud, presenta el problema
de su desprotección contra la lluvia, pues fácilmente se formarán bolsas de
agua a pesar de que en su centro coloquemos un palo. Cuando se trate de
un terreno totalmente desprovisto de vegetación, podrán utilizarse montones
de piedras en las cuatro esquinas.
Ponchos planos
84 | Vicente Bataller
Cuando no existen árboles el uso de “cangrejeras” es muy útil para el refugio con poncho.
REFUGIOS EN LA NIEVE
Durante las prácticas de vida y movimiento en montaña invernal los boinas
verdes suele pernoctar en refugios en nieve al menos durante una o dos noches
aprovechando las travesías de doble o triple jornada por terreno nevado
provistos de esquíes, pieles de foca, crampones y raquetas. Lo ideal es disponer
de un refugio de montaña pero en una supervivencia ello no es posible.
No obstante, sobrevivir en la nieve no es tan difícil como parece; de
hecho, los esquimales subsisten en este medio hostil desde hace milenios.
Obtener recursos vegetales será, sin duda, más problemático que en un
terreno boscoso. Sin embargo tendremos a nuestro favor la también crítica
situación del resto de los animales que habitan en la montaña, desesperados
en busca de comida y consiguientemente más fáciles de capturar en trampas,
al ser los cebos más visibles en la nieve y, por otra parte, quedar sus huellas y
rastros muy marcados. En cuanto al refugio, aprovechando que la nieve es un
elemento sólido, aún más denso si es apisonado, podremos obtener bloques
o excavar cuevas en cornisas, logrando en ambos casos habitáculos que per-
mitirán mantener unas temperaturas internas mucho más suaves que las del
Prácticas de Supervivencia en la COE | 85
exterior, teniendo en cuenta que la nieve es mala conductora del calor. Eso
sí, será fundamental disponer de un buen equipo para abrigarse.
Para evitar accidentes se tomarán algunas precauciones. En primer lugar,
nos encontramos con el problema de la ventilación, fácilmente solucionable
si practicamos un agujero con dos bastones de esquí, que quedarán clavados
con las arandelas en el exterior, y se moverán de vez en cuando para que el
orificio no se obstruya. Encender fuego en su interior con un camping-gas
planteará un consumo extraordinario de oxígeno, poco abundante según
hemos visto, por lo que deberá hacerse en intervalos cortos y vigilando la
ventilación y los escapes de gas. Una vela encendida permanentemente
realizará una doble función, la de elevar considerablemente la temperatura
hasta 0-1 grados y, a la vez, servir como indicador, mientras arda, de la
existencia de aire. Esto significa que debe establecerse un turno de guardia
para vigilar este aspecto y remover de vez en cuando los bastones. Finalmente,
se mantendrá una pala o pico en el interior del refugio por si hubiera que
abrir la entrada tras una intensa nevada.
En lo que respecta al aislamiento del frío con las prendas de vestir, será
necesario un poncho en el suelo y, si ello fuera posible, la colocación de unas
ramas y hierbas entre éste y la nieve. El equipo se internará en el refugio y las
botas se introducirán en la mochila o mejor aún en el saco. El techo será lo
más bajo posible y estará bien redondeado y alisado para evitar las goteras
Los boinas verdes suele pernoctar en refugios en nieve durante las travesías por terreno
nevado.
86 | Vicente Bataller
Iglú
Para un grupo de cuatro personas, se apisona un círculo de nieve de unos
3 m de diámetro sobre lo que luego será el lecho del refugio. A continuación,
con un radio de 1,20 m se traza una circunferencia de cuyo interior se van
sacando bloques de hielo hasta la máxima profundidad posible, colocándolos
alrededor de la circunferencia con la capa superior vuelta hacia el interior,
soldándolos con nieve virgen, de forma que en cada vuelta vayan ganando un
espacio hacia el interior de la cúpula. En sentido opuesto al viento se deja la
puerta con una rampa que descienda hacia el interior, donde se queda el res-
ponsable de ir colocando los bloques. Mientras tanto, en una cantera próxima,
los otros tres componentes del grupo apisonan, sierran y extraen otros
bloques que deslizan por nieve preparada con los esquís hasta el iglú en cons-
trucción. Al final, un bloque más grande y circular tapará el último orificio del
techo y seguidamente se recubrirá todo el conjunto exterior con nieve virgen.
Cueva en la nieve
Se excava en una ladera transversal que presente una acumulación consi-
derable de nieve. Se cierra por delante con bloques de hielo en los que se
apoya la cornisa. Es rápido de construir (1 ó 2 horas), pudiendo acelerarse los
trabajos si se excavan dos entradas, pues de ese modo se incrementa la ex-
tracción de nieve de su interior, que será transportada con el poncho hacia el
exterior.
88 | Vicente Bataller
Fosa
Excavación en for-
ma de fosa alargada
que se cubre con los
esquíes (con la suela
deslizante hacia aba-
jo) y palos, exten-
diendo encima el
poncho y luego re-
cubriéndolo todo
con nieve.
Pozo lapón
Agujero en la nieve que luego se va ensanchando por abajo hasta obtener
la capacidad suficiente para albergar a todo el grupo. Es bastante rápido de
construir (1 hora).
Base de un árbol
Similar al refugio anterior pero
aprovechando el tronco de un árbol y
con una boca que permita a un hombre
de pie observar desde su interior,
oculto entre las ramas del árbol. Se
construye principalmente en situacio-
nes en las que es necesario pasar
desapercibido.
Tienda
Tras apisonar la nieve del lecho se
instalará la tienda, que será rodeada
por un cerco de bloques de hielo,
para protegerla de las o esconderse.
Construcción de un pozo lapón.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 89
REFUGIOS EN NIEVE
Iglús
Fosa
5
EL FUEGO Y LOS HORNOS
Introducción
El fuego fue, sin duda, el primer gran descubrimiento del hombre, quien
obtuvo con su hallazgo unos beneficios tan inmensos en aquella época que
cambiarían, en consecuencia, el curso de la historia de la humanidad. Efecti-
vamente, aquellos hombres prehistóricos que sobrevivían como auténticos
animales, sin más calor que el proporcionado por un elevado consumo de
energías necesarias para mantener su temperatura basal, contando como
única ayuda calorífica externa la del sol durante el día, o el aumento de la
temperatura ambiental propia de la estación veraniega, con unos cuerpos re-
cubiertos de pelos y pieles, que al anochecer se retiraban a descansar al
igual que la mayoría de seres vivos, se encontraron de repente con unas
llamas ardientes de múltiple utilidad.
Alrededor de la hoguera no solamente podían calentarse y secarse, sino
que, mucho más lejos de esta primera función básica, aquellas llamas
iluminaban a una tribu que, primero por señas y luego con voces, aceleró el
mente suele pasar un tanto desapercibida para los que viven en una urbe
con sus calefacciones, cocinas de gas o eléctricas, luz artificial... Algo que
parece tan sencillo como encender una hoguera, aun contando con un
mechero, no resulta tan fácil si no se adquiere una cierta experiencia, espe-
cialmente cuando el terreno está mojado. No disponer de unas cerillas o
mechero impermeabilizado puede poner en peligro la vida de una persona
perdida en el monte si no se conocen las técnicas para obtener y conservar
el fuego, o no se sabe utilizar debidamente para cocinar, calentar, iluminar,
panificar y ahumar. En definitiva, el fuego es imprescindible para poder
subsistir, con él, aparte de cocinar y secar la ropa húmeda, se obtiene un
calor que evitará un mayor consumo de energías al ayudar a mantener la
temperatura basal del cuerpo. Esto nos enseña que en la mochila hay que
llevar siempre cerillas estanqueizadas.
A la hora de elegir el lugar del vivac se solicitará permiso para cortar leña, evitar
incendios, etc.
Tipos de yesca
Estos materiales, iniciadores de las primeras llamas al ser muy inflamables,
pueden clasificarse según su procedencia:
• De origen vegetal
Virutas de madera podrida o serrín, cardo yesquero, hongos secos de los
que crecen en los árboles, hojarasca, agujas de pino, pelusa de plantas, hojas,
membranas interiores de caña, musgo, cortezas de árboles y, en general,
hierbas secas .
• De origen animal
Excrementos muy secos de vaca, caballo, cabra, etc., pelos, plumas, pelusa
de animales.
• De origen artificial
Pólvora, papel, mechas, pastillas de alcohol sólido, gasóleos, ropa vieja,
trapos empapados de gasolina.
Encendedores de circunstancias
Además de los encendedores habituales —el mechero y las cerillas, que
jamás deben faltar en el equipo de cualquier boina verde—, existen unos
medios de circunstancias para encender el fuego, mostrados seguidamente a
modo de curiosidad pero a los que difícilmente se tendrá que recurrir,
excepto en unos pocos casos extremos.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 97
• Lente convexa
En un día soleado se pueden concentrar los rayos del sol sobre un punto
(yesca) mediante una lente convexa extraída de unos prismáticos, linterna,
alza telescópica, gafas, fondo de un vaso, cristales de reloj, etc.
• Alambre
Este sistema del alambre metálico, comprobado con muy buenos resultados,
sustituye al de hilo de cuerda que aparece en todos los manuales y que, lógi-
camente, se rompe al frotarlo, aun teniendo un grosor de 0,5-1 cm.
• Batería eléctrica
Si disponemos de la batería de una radio (pilas) o de un coche, uniremos
un cable al borne positivo y otro al negativo, pelando sus extremos para que
al rozarlos salten chispas dirigidas sobre la yesca o, si es posible, sobre un
trapo mojado con gasolina (el vapor de ésta se enciende con la chispa). Un
hilo metálico muy fino unido a ambos bornes se pondrá incandescente al
cabo de un rato y, en todo caso, siempre quedará como último recurso
utilizar una herramienta metálica para hacer saltar la chispa.
Batería eléctrica
• Armas de fuego
Con fusiles y pistolas se puede intentar encender fuego disparando un
cartucho preparado a diez o cinco centímetros de la yesca, según se trate de
armas largas o cortas, aunque lo normal será que la fuerza de la proyección
disperse la yesca y tengamos que repetir una y otra vez la experiencia hasta
obtener el fuego.
Para preparar el cartucho, tras
quitarle la bala se esparcirá la
mitad de su pólvora sobre la yesca,
tapando la otra mitad con un papel
que la apisonará dentro del car-
tucho sobre el estopín para su in-
flamación mediante el disparo. Po-
demos sustituir este papel por un
trapo, disparando en este caso
cerca de la yesca pero no direc- Munición
Prácticas de Supervivencia en la COE | 99
tamente sobre ella, evitando así que se disperse. El trapo arderá (aunque no
se vean las llamas) debiendo ser colocado inmediatamente sobre la yesca.
Todo resultará más fácil si se dispone de una pistola de señales, pues el
cartucho, en lugar de bala, lleva un artificio luminoso muy inflamable que será
extraído y colocado junto a la yesca con el estopín mirando hacia el lugar del
disparo, realizándose éste, al tratarse de un arma corta, únicamente a una
distancia aproximada de unos cinco centímetros.
• Sistemas primitivos
Se basan en el frotamiento rápido de un palo sobre un agujero practicado
en una madera, abierto con una cuña por donde pueda entrar el aire y salir
lateralmente el serrín incandescente cayendo sobre la yesca, o bien colocando
ésta directamente en el interior del pequeño hoyo. La vara, de 1 cm de
diámetro, se sitúa en una posición vertical sobre la depresión practicada en
la madera y se le imprime un movimiento rápido rotatorio presionando
hacia abajo.
Sistemas primitivos
100 | Vicente Bataller
• Pedernal
Consiste en golpear hacia abajo o
rascar el dorso de la hoja del machete
contra una piedra dura, a ser posible
cuarzo, hasta producir chispas que se
dirijan hacia la yesca o una mecha de
las utilizadas en los chisqueros. Conviene
sujetar el pedernal en la hendidura de
alguna madera, adosarle la yesca y pro- Pedernal
ceder a raspar con el acero. Después
de mucho tiempo intentando encender fuego por este procedimiento, si se
logra obtenerlo servirá de experiencia para ser descartado, entre otras
razones por la falta de conocimiento de los minerales apropiados.
Como conclusión final, es absurdo emplear métodos primitivos para
obtener el fuego tras haberse inventado las cerillas y los mecheros que, de-
bidamente impermeabilizados, no nos cansaremos de repetir que nunca
deben faltar en el equipo de un boina verde. En un caso extremo donde no
se disponga de un equipo mínimo, no resultará difícil encontrar un alambre o
metal, que al ser frotado en una hendidura practicada en una madera seca
puede provocar la llama sobre una yesca con el auxilio del soplo. El resto de
métodos no dejan de ser simples curiosidades.
• Fuego común
Obtenida la leña y cortada en ramas de diferentes tamaños, se empleará
un tronco grande como base sobre la que apoyar perpendicularmente el
resto de ramas de menor a mayor tamaño encima de la yesca. Este tronco
acabará ardiendo, siendo sustituido cada vez que se convierta en brasas. En
su lugar podrá utilizarse desde un principio una piedra grande no porosa.
• Fuego en estrella
Consiste en colocar encima de la yesca ramitas formando un cono, que al
ser incendiadas y sustituidas por ramas cada vez más gruesas acabarán adop-
tando la forma de una estrella.
• Fuego en un agujero
Si el agujero es circular se denomina “fuego en foso” y si es rectangular,
“de trinchera”. Ambos son muy útiles para resguardar los fuegos de un fuerte
viento y para apoyar los utensilios de cocina di- rectamente en el suelo, si la
anchura de la zanja es la adecuada. Por el contrario, si no existen rachas de
viento, conviene cavar pasillos o nuevos agujeros para que corra el aire y
alimente de oxígeno al fuego.
En foso En trinchera
Prácticas de Supervivencia en la COE | 103
• Piedras
El recipiente se apoya directamente sobre dos o
tres piedras grandes que rodean al fuego. Horquilla
para colgar
• Agujero en el suelo
recipiente
Es el caso del fuego en “foso” o “trinchera” que
ya hemos mencionado, si el agujero es poco profundo, en lugar de apoyar el
recipiente directamente sobre el suelo, se puede elevar con ayuda de un
palo horizontal y dos horquillas laterales.
• Trípode
Consiste en tres palos largos unidos en forma de trípode. El vértice debe
estar situado encima del fuego para que se pueda colgar el recipiente de
cocina.
• Rectángulo
• Triángulo
En esta ocasión
el travesaño se apo-
Fuego en rectángulo.
yará sobre una hor-
quilla en uno de sus
extremos y directamente en el suelo en el otro, presentando como inconveniente
su mayor proximidad a las llamas, que pueden quemar el dispositivo.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 105
Trípode Rectángulo
• Bidón
También llamado “fuego de va-
gabundo”. Se aprovechará un re-
cipiente metálico, normalmente
un bidón al que se le practicarán
dos agujeros, uno inferior para in-
troducir la leña y otro superior
para que salga el humo, sirviendo
su parte superior, calentada por
el fuego del interior, para colocar
el recipiente de cocina.
Bidón
FUEGOS PARA CALENTAR
Estos fuegos, a diferencia de los descritos para cocinar, serán por lo
general más grandes al objeto de producir mayor calor.
Fuegos polinesios
• Pira finlandesa
De poca utilidad en España por falta de troncos resinosos como los existentes
en Finlandia. Consiste en apilar verticalmente unos troncos con cortes o enta-
lladuras de unos 30 cm enfrentados internamente y prendidos con ramas secas
situadas en su interior. Se menciona a título de curiosidad pero no merece la
pena ni siquiera intentar poner en práctica este tipo de calefacción.
• Reflectores
Como su propio nombre indica, sirven para reflejar el calor y no para pro-
ducirlo. Normalmente consistirán en una pantalla vertical formada con troncos,
que además de proteger la hoguera del viento reflejará el calor hacia los indi-
viduos o hacia el interior de la cabaña. Los troncos también pueden situarse
en pendiente (oblicuo) o sustituirse por grandes piedras planas.
Reflector de troncos.
para que se transmita el calor desde el piso inferior, donde estarán el fuego y
las brasas, al superior, que contendrá el pan y también estará recubierto de
otra losa o piedra.
En su parte anterior se dejará una boca grande para meter la leña y para
que el fuego tenga tiro, mientras que en la parte posterior se abrirá un
orificio de unos 5 cm que permita colocar un bote agujereado por ambos
lados para que actúe como chimenea extractora del humo. En una de las
caras laterales del piso superior se dejará una puerta pequeña (normalmente
una piedra plana o un tepe) para poder introducir el pan. Este orificio puede
estar en la parte frontal, pero existe el riesgo de que el humo que sale por la
boca del piso inferior se introduzca en el piso superior por algún agujero de
esta puerta, enne-
greciendo el pan.
Para evitar esca-
pes de calor se re-
cubrirá con barro
todo el horno, com-
probando una vez
seco que no existe
ninguna salida de
humo que no sea la
chimenea. La piedra
que hace de puerta
también quedará ta-
pada con barro en Cte. Bataller junto a horno de dos departamentos
sus bordes una vez (ver pequeña puerta superior detrás de boina).
Prácticas de Supervivencia en la COE | 111
• Cocción en
serpentina
Consiste en enro-
llar la masa alrededor
de un palo como si La masa próxima a un fuego puede convertirse en pan
(piedras calientes, serpentinas, etc).
fuera una serpiente,
de forma que perma-
nezca a la intemperie
cerca de las brasas.
Cocción en serpentina
Prácticas de Supervivencia en la COE | 113
Hornos cheroquis
Además del cheroqui se pueden fabricar otros tipos de hornos (ver dcha.).
interior, evitando así que se les prenda fuego. Los alimentos pueden ahumarse
directamente por este sistema o bien introducirlos total o parcialmente ahu-
mados o secados, sirviendo entonces el horno para, mediante una ligera pro-
ducción de humo, mantenerlos en buen estado y alejados de insectos.
• Parrilla
Como su propio nombre indica, consiste en una superficie enramada
triangular o rectangular, sujeta por palos u horquillas, situada a una altura su-
ficiente del suelo para que le llegue el humo pero no las llamas.
• Ensartado
En este caso los filetes de carne o pescado se ensartan en travesaños la-
terales, apoyados del mismo modo citado al hablar de la parrilla.
• Choza kwele
Consiste en cubrir la parrilla con una techumbre para protegerla de la
lluvia.
Parrillas
Ensartado Kwele
Prácticas de Supervivencia en la COE | 117
Parrilla kwele
vuelven a poner las brasas que habíamos retirado inicialmente. Habrá que
esperar por lo menos dos horas para la cocción de la carne. Existen sistemas
parecidos a base de colocar la carne rodeada de brasas o piedras calientes,
como el horno tahitiano, el umn (islandés), el de las islas Fidji, etcétera.
• Horno de pan
La práctica más habitual en las situaciones de supervivencia es utilizar el
horno de pan para asar la escasa carne de normalmente se dispone, con lo
que se evita perder tiempo en la construcción de otros tipos de hornos.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 119
6
EL AGUA
Una persona necesita ingerir, según su peso, entre 2 y 3 litros de agua al día.
120 | Vicente Bataller
agua alcanza los 8-10 litros, el individuo nota anestesia local en manos y pies,
se colapsa y entra en estado de coma hasta su muerte.
Para prevenir la deshidratación por escasez de agua es conveniente
evitar sudar a toda costa. La sudoración comienza a los 25° C si existe un
60% de humedad y a los 30° C con un 30%. Por cada 2° C que sube la tem-
peratura hay que añadir 1 litro de agua cada 24 horas a la cantidad mínima
necesaria, que nunca deberá ingerirse muy fría ni a grandes tragos sino, por
el contrario, templada y a pequeños sorbos. Se reducirán los desplazamientos
durante las horas de más calor y ante una situación crítica se evitará respirar
por la boca e incluso hablar demasiado. El cuerpo permanecerá siempre
cubierto con ropa para retener el sudor y disminuir su evaporación. También
se racionará la comida hasta el mínimo imprescindible para evitar con la
digestión el consumo de agua. Por supuesto, no se ingerirá alcohol ni se
fumará tabaco.
El agua del mar no nos solucionará el problema, al tener una concentración
de sal (3-5%) muy superior a las posibilidades que para su eliminación tiene
el riñón humano (hasta el 2%). Su ingestión obliga al organismo a perder más
líquido corporal produciendo, por tanto, el efecto contrario al deseado: una
mayor deshidratación y sensación de sed. Algo similar ocurre con la orina,
que contiene sales y desechos eliminados por el metabolismo. Por su parte,
el agua encharcada y la contaminada nos puede producir graves enfermedades
como la disentería, el cólera, fiebres tifoideas e infecciones parasitarias. En
conclusión, vista la
imperiosa necesidad
de ingerir diariamen-
te agua potable, no
debe faltar durante
unas prácticas de su-
pervivencia el apren-
dizaje de las formas
que existen para ob-
tenerla y para puri-
ficarla, aun en el su-
puesto de que el vi-
vac se encuentre
próximo a un ma-
nantial o riachuelo
de aguas puras y El agua del mar no se puede beber por su 3-5% de sal que el
cristalinas. riñón no puede eliminar.
122 | Vicente Bataller
AGUAS SUPERFICIALES
En cualquier tipo de terreno, si existe agua habrá indicios que nos
conducirán a ella:
En segundo lugar, se
pueden usar prendas ab-
sorbentes, que colocadas
encima de las hierbas o
bien refregadas por ellas
con las manos o con las
botas se empaparán y
cuando se expriman de-
jarán caer algunas gotas.
Finalmente, un tercer sis-
tema consiste en apro-
vechar las paredes o sue-
los rocosos para recoger
sobre un recipiente el
discurrir o goteo de las
aguas procedentes de la
lluvia o el rocío. Este tipo
de agua, en contacto con
las plantas y rocas, arras-
trará las bacterias de las
mismas, por lo que con-
El poncho se puede aprovechar para obtener agua del viene hervirla antes de
rocío o lluvia. tomarla.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 125
Nieve
Para derretir la nieve se llenará
un recipiente y se pondrá en un
fuego lento añadiendo más cantidad
a medida que se diluya. Cada ocho
o diez partes de nieve se convertirán
en una de agua pura, a la que habrá
que verter sales, un poco de ceniza
de leña o arcilla y airearla pasándola
varias veces de un recipiente a otro.
Si no se dispone de fuego o no se
quiere perder tiempo, se introducirá
la nieve en un trapo y se colgará, de-
jándola al sol para que gotee sobre
un bote. También se puede ir aña-
diendo nieve al agua de la cantimplora,
mezclándola para que se derrita. Agua de nieve
Por otro lado, esta savia no puede almacenarse, pues fermenta. Además,
existe el peligro de confundir el tipo de árbol o planta (ver capítulo de
alimentos vegetales) por otra que pueda resultar tóxica. No se debe beber,
por tanto, aquella savia que tenga un sabor desagradable, un color lechoso o
rojizo, o forme espuma.
Las plantas que se encuentran en terrenos áridos o desérticos frecuente-
mente tienen raíces próximas a la superficie que, una vez arrancadas y
peladas, se chuparán directamente para extraer su savia. Por su parte, en los
entornos naturales más corrientes, abundantes en plantas con savia potable,
practicaremos una incisión profunda en la parte más alta de un tallo y
después otra próxima al suelo (siempre siguiendo este orden), por donde
empezará a gotear. Finalmente, en lo que respecta al agua obtenida de las
plantas, por todos es sabido que las frutas tienen un alto contenido de este
elemento.
Destilador solar
Elegida una zona soleada y a
la vez un suelo húmedo (factores
difíciles de conjugar en ocasio- Destilador solar
Prácticas de Supervivencia en la COE | 127
Condensación del
agua de las plantas
Consiste en introducir
hojas verdes en bolsas de
plástico, con cuidado de no
agujerearlas, atar la boca tras
soplar e hincharlas, y colocar
estos recipientes al sol para
que se evapore el agua de
Condensación de plantas las plantas y luego se con-
dense goteando hacia el fon-
do. Puede aplicarse directamente sobre las ramas de los árboles. Las
cantidades de este líquido así obtenidas serán insignificantes.
Clarificación
Para suprimir los cuerpos sólidos contenidos en el agua (no las bacterias)
podemos utilizar varios procedimientos que, según el grado de contaminación,
se emplearán aisladamente o se complementarán, haciendo pasar sucesivamente
el agua por varios de estos sistemas.
Filtro
de telas
Decantación
Pozo indio
Filtro capas
en lata o bidón
• Decantación
Consiste en dejar el agua en reposo durante 12 horas o más, con objeto de
que se vayan depositando en el fondo del recipiente las partículas en
suspensión. Con un cazo o vaso se irá recogiendo el agua superficial con
sumo cuidado para no remover el fondo. Para evitar esta posibilidad y
asegurar una mejor filtración se puede emplear un trapo limpio muy absorbente
que, enrollado a modo de mecha, traspase por goteo el agua del recipiente
original a otro situado a un nivel inferior.
• Filtro de telas
El agua se hará pasar por varias capas de telas o prendas limpias, de
modo que gotee de una a otra para retener sucesivamente las partículas en
suspensión.
Filtro de telas .
• Filtro de arena
Se puede emplear una caña hueca rellena de arena y taponada con
hierbas para que ésta no se pierda, o también un trapo con arena.
• Filtro de varias capas
El sistema más corriente consiste en utilizar una lata de conservas o un
bidón con varios agujeros en el fondo, llenándolo de abajo arriba con varias
Prácticas de Supervivencia en la COE | 131
capas de carbón vegetal en granos muy pequeños, arena fina, arena más
gorda o gravilla, grava y piedras.
Los estratos serán lo más anchos po-
sibles y no estarán demasiado comprimi-
dos para facilitar que el agua pueda fil-
trarse; los agujeros de la lata serán más
bien pequeños para evitar que la arena
se escape por los mismos, enturbiando
el agua. Una vez que el recipiente quede
casi lleno con el material de las diferentes
capas, se irá añadiendo agua que, al pasar
por ellas, depositará sus sedimentos.
En lugar de una lata o un bidón se
puede recurrir a varias tejas o un reci-
piente similar en forma semicilíndrica,
colocado de tal modo que quede un
poco inclinado para que corra el agua a
través de los estratos y con una tapadera
en el extremo para que no salga la arena.
Filtro de capas.
• Pozo indio
Cuando el agua de un estanque, lago
o charca esté contaminada, que será lo
normal, se cavará a 1 ó 2 m de la orilla,
según el grado de contaminación, un pozo
de al menos 0,5 m de diámetro y una
profundidad variable hasta conseguir que
el agua procedente del estanque se filtre
en el pozo pasando a través de la capa
de tierra que los separa, lo que ocurrirá
normalmente cuando excavando se rebase
el nivel de las aguas. Para acelerar este
proceso, se practicarán perforaciones la-
terales en las paredes del hoyo. El agua
así obtenida se recogerá y se dejará sedi-
mentar en distintos recipientes. Filtro combinado de telas y capas.
132 | Vicente Bataller
Purificación
Una vez filtradas las
partículas sólidas en sus-
pensión, nos queda neu-
tralizar las bacterias que
contenga el agua antes
de consumirla. Esta es-
terilización podrá reali-
zarse mediante las pasti-
llas potabilizadoras u
otros productos químicos,
o bien recurriendo al ca-
lor producido por el fue-
go o, lo que resultará más
costoso, al viejo y poco
práctico método de la
evaporización-condensa-
ción. Antes de ingerirla,
siempre resulta conve-
niente oxigenar el agua
pasándola varias veces
de un recipiente a otro.
Purificación del agua mediante ebullición.
• Ebullición
referencia esta última, la de una hora, que podemos tomar como regla
general para este periodo de espera.
·Vacunación
Aunque existen vacunas para cada una de las enfermedades producidas
por el agua contaminada, puede ocurrir que inesperadamente tengamos que
subsistir sin haber adoptado previamente esta medida preventiva, o bien sin
disponer de este tipo de antídotos en nuestro botiquín. Una solución extrema
y arriesgada, pero no descartable en una situación límite, consiste en fabricarse
uno mismo la propia vacuna: obtenida agua potable por los métodos citados,
disolver unas gotas del fluido contaminado, cuyo número irá en aumento,
siempre que no se produzcan diarreas ni malestar, hasta llegar al medio vaso
de agua impura al cabo de quince días. El organismo habrá ido creando cada
vez más anticuerpos para combatir las bacterias, hasta quedar inmune a sus
efectos nocivos. Por el peligro que entraña esta experiencia, no debe
realizarse durante las prácticas de supervivencia.
Las tropas nómadas del Sáhara español sabían muy bien racionar el agua
(Tte. Bataller 1975)
7
ALIMENTOS DE ORIGEN ANIMAL
Generalidades
Desgraciadamente para los amantes de la naturaleza, el hombre va ensan-
chando cada vez más su radio de acción e influencia, restando terreno al
resto de los seres vivos, extinguiéndose varias especies como consecuencia
del desequilibrio ecológico. Se salvan de su desaparición o drástica disminución
los más útiles y rentables para la raza humana, los que comercializados o re-
producidos a gran escala en huertos y granjas sirven para alimentar al
hombre.
En el caso de la Península Ibérica la triste realidad es que los animales
“salvajes” más fáciles de encontrar por el monte han quedado reducidos a
conejos, liebres, perdices y jabalíes, algunas pocas ardillas y desgraciadamente
cada vez menos pájaros, pues los insecticidas y la caza abusiva se han
encargado de disminuir drásticamente el número de ejemplares de algunas
especies de aves. Los peces, al moverse en un medio más hostil para el
hombre, sobreviven con mayor holgura en aguas puras, por otra parte, cada
vez menos abundantes por la contaminación
Cuando los boinas verdes intentan la obtención de alimentos de origen
animal (caza y pesca) y, a la vez, practican la recolección de alimentos de
origen vegetal, comprenden lo importante que resulta el conocimiento de las
plantas comestibles, puesto que la carne y el pescado resultan mucho más
difíciles de obtener. Sin embargo, las proteínas y grasas que proporcionan los
animales (y que tanto escasean en las plantas), son de suma importancia para
la dieta de cualquier hombre. No obstante, una nutrición variada (tan difícil
de conseguir en una supervivencia) será lo ideal, ya que mantendrá un
equilibrio en las demandas del organismo.
Por tanto, aprender las técnicas de pesca y caza resulta fundamental para
un superviviente. Por otro lado, los alimentos de origen animal serán más
fáciles de conservar y no existirán tantos problemas de identificación en
cuanto a su comestibilidad ya que, sorprendentemente para algunos, puede
afirmarse como cierto aquello de «todo lo que anda, repta, nada o vuela, a la
cazuela». Este dicho popular es válido incluso para los animales venenosos
138 | Vicente Bataller
A los boinas verdes se les conocía también como los “come lagartos” (ahora ya
están protegidos).
LA CAZA
El problema principal radica en el desconocimiento que el hombre actual
tiene de las costumbres y la forma de vivir de los animales, así como el no
saber leer e interpretar las señales o rastros que dejan. Resulta muy corriente
caminar por el monte sin detectar los múltiples indicios que los animales del
bosque nos van dejando continuamente: ruidos, huellas, senderos, lechos,
madrigueras, restos de comida y de excrementos, etc. En ese maravilloso y
desconocido mundo «salvaje» existen
hábitos que los animales en libertad
cumplen a rajatabla, y unos instintos
propios de cada especie, adquiridos
como consecuencia de un largo proceso
de adaptación al medio ambiente y
como una forma más de eludir el peligro
de sus depredadores (incluyendo al
hombre como el más peligroso), as-
pectos éstos que indudablemente les
ayudan a sobrevivir.
Algunos utilizan siempre los mismos
senderos y horarios, duermen en un
lecho fijo, beben en la misma orilla del
arroyo. Quizás no podamos localizar a
los animales, pero los rastros de sus
hábitos nos indicarán el lugar donde
colocar las trampas. Los animales son Otro mote de los boinas verdes,
el de “matapollos”, les viene de
generalmente huidizos cuando detectan
la supervivencia.
la presencia humana, y tienen los sen-
tidos de la vista, el oído, y sobre todo el olfato, muy desarrollados, a excepción
de las aves, en lo que se refiere a este último.
Los boinas verdes aprovechan las técnicas de patrullaje previamente
aprendidas en la COE (ver sin ser vistos, enmascaramiento, avanzar
sigilosamente, con el sol a la espalda, en sentido contrario al viento, quedarse
inmóvil en la sombra…) para aproximarse y descubrir, en su caso, la presencia
de los animales.
140 | Vicente Bataller
Rastros y huellas
Las heces serán distintas para cada especie: las de pequeño tamaño y un
poco ovaladas pertenecen a roedores, las esféricas y con restos de materia
vegetal en forma de paja a herbívoros, y las alargadas a depredadores. Los
mamíferos dejan unos excrementos que despiden mucho olor, atraen a sus
congéneres y pueden ser utilizados en trampas para disminuir el olor humano
al colocarlas.
HUELLAS
Liebre Ciervo
Perro Corzo
Zorro
Gamo
Gato
Ardilla
Jabalí
Gallináceas
Palmípedas
Tejón
Córvidos
Sendas y guaridas
Algunos animales como los conejos, zorros, etc., construyen madrigueras
subterráneas, normalmente con varias salidas, que se pueden localizar a
simple vista, como en el caso de los topos. Para saber si continúan siendo
ocupadas habrá que fijarse en restos de comida, huellas en la entrada,
ausencia de telarañas, tierra removida... Las ardillas y algunas ratas duermen
en una especie de nido construido en los árboles. Por el contrario, otros
animales, como la liebre o el jabalí, utilizan un lecho distinto cada día. Con las
aves ocurre algo similar: unas prefieren dormir en el mismo agujero de una
142 | Vicente Bataller
roca o de un tejado, o en
un hueco o rama del mismo
árbol, mientras otras cam-
bian de lecho cada día.
Para desplazarse de las
guaridas a los comederos
y bebederos muchos ani-
males tienen preparadas
sendas, muy conocidas para
que en caso de tener que
huir, especialmente en las
noches oscuras, puedan se-
guir su propio rastro con
el olfato. Refugios y sendas
serán los lugares idóneos
donde ubicar las trampas
para cazar. Respecto a las
aves migratorias que vuelan
en bandadas, algunas es-
pecies utilizan también ru-
tas más o menos invariables
de un año para otro, siendo
Con un cerdo u oveja aprenden a descuartizar, los collados lugares favo-
ahumar, etc. rables de paso.
TIPOS DE CAZA
Tras estudiar las posibilidades de caza que existen en la zona de la super-
vivencia, se elegirán los métodos de captura que habrá que emplear en cada
caso, que variarán desde el uso de las armas de fuego o de otro tipo,
pasando por las trampas con lazos, cepos y otros artilugios, hasta el empleo
de redes, caza con liga, a mano o con una porra.
Como cebos o elementos atractivos que llaman la atención de los animales
y les dirigen al lugar de la trampa, se puede emplear comida (granos, gusanos,
carne...), depósitos o balsas artificiales de agua, «señuelos» o pájaros vivos
sujetos por una cuerda que sirven de reclamo; en el caso de los jabalíes
puede prepararse una charca de gasóleo o petróleo, donde acudirán atraídos
por su olor para retozar y eliminar los parásitos de su piel.
144 | Vicente Bataller
Más ridículos resultan aún los otros procedimientos de caza con lanzas,
arcos, tirachinas, arpones, que en la Península Ibérica sólo tienen sentido
desde el punto de vista deportivo, a modo de concursos de tiro al blanco y
como una forma lúdi-
ca de entretener y
mantener la mente
ocupada de los su-
pervivientes. Recor-
demos que no con-
viene dejar demasia-
do tiempo libre para
pensar y soñar en co-
midas apetitosas de
las que se carece en
una supervivencia y
que solo puede aca-
rrear depresiones. La caza con arcos es difícil (aún siendo de compra).
146 | Vicente Bataller
Cepos
Lo ideal es llevar, formando parte del equipo de supervivencia, algún
cepo de los que se adquieren en el mercado. De lo contrario se fabrica con
alambre acerado para obtener un muelle tensor. Este acero se puede obtener
quemando el caucho de la cubierta de una rueda de vehículo. Su ubicación
sobre el terreno será un poco inclinada, orientada al sol y con una piedra
detrás para que el pájaro entre por el lado conveniente y cuando estire el
cebo se dispare.
• Fabricación de la red
Se necesita tiempo, paciencia
e hilo del transportado en el equi-
po u obtenido de las prendas de
vestir. Su confección puede verse
gráficamente en la figura.
• Red vertical (japonesa)
Se extiende verticalmente su-
jeta entre dos palos clavados en
el suelo en un lugar seleccionado
por su paso frecuente de pájaros.
Formará una especie de bolsa
donde se enredarán las aves al
caer tras el choque contra la red.
Este método de caza está total-
mente prohibido y sólo será utili-
zado en casos de extrema necesi-
Fabricación de una red. dad real.
• Red horizontal
Son necesarias dos re-
des, separadas a una dis-
tancia tal que se puedan
cruzar, superponiendo par-
te de una sobre la otra al
tirar de una cuerda situada
al alcance de la mano. Las
redes permanecerán reco-
gidas, escondidas en un
surco en forma de barco, Red de caza horizontal construida con redes
con cuatro palos que le- (bufandas) miméticas
vanten las redes al estirar
la cuerda. En el interior de este espacio habrá comida o agua y si es posible
uno o varios pájaros atados al suelo para que sirvan de reclamo.
• Liga en arbustos
Se colocan los palitos untados sobre cañas, apoyando un extremo en el
nudo de las mismas, o bien atando dos varas en forma de crucetas. En ambos
casos la liga quedará en la parte superior de pequeños arbustos donde habi-
tualmente se posan pájaros.
LA PESCA
Si importante es para un cazador conocer las costumbres de los animales
terrestres y las aves, adaptándose al medio ambiente en el que viven, un buen
pescador tampoco se improvisa y necesita avalar unos conocimientos y expe-
riencia respecto a los hábitos de los peces y los procedimientos para su
captura. En términos generales, la aurora y el crepúsculo son los momentos
más idóneos para pescar en ríos y lagos, siendo también favorables las noches
de luna llena o men-
guante y los días con
cielos nubosos que
anuncian tormenta.
Una vez más, em-
pleando la lógica po-
dremos descubrir la
presencia de los pe-
ces. Así, en tiempo ca-
luroso buscaremos en
zonas sombreadas y
profundas, donde los
peces encontrarán las Pesca con caña y anzuelo de fabricación improvisada.
154 | Vicente Bataller
Anzuelos
Recordemos una vez más que los métodos de pesca que se describen a
continuación están prohibidos y que sólo serán utilizados en un caso de su-
pervivencia real, siendo conveniente contar con la debida autorización al ser
Prácticas de Supervivencia en la COE | 155
• Palangre
Este método consiste en atar a una cuerda varios anzuelos con sedales
de distinta longitud para que cuelguen a diferente profundidad en el río. Lo
normal será que la cuerda principal atraviese el río de una parte a otra, pero
también se puede anclar en una orilla solamente y soltar el otro extremo con
sus anzuelos agua abajo. Otra variante del palangre consiste en atar una
piedra a la cuerda para sumergirla en el fondo y conseguir de este modo que
los anzuelos queden a una mayor profundidad. La principal ventaja de este
método, además de aumentar las posibilidades de pesca al disponer de un
mayor número de anzuelos, es que no se necesita una presencia continuada
del pescador. Así, el practicante de una supervivencia puede dedicarse a
otros trabajos, aunque deberá revisar el palangre de vez en cuando, tanto
para comprobar si han picado como para confirmar que los cebos continúen
en su sitio.
Palangres
156 | Vicente Bataller
• Caña de pescar
De sobra conocida por todos, se
puede fabricar con un palo largo, anzuelo,
sedal y un corcho o material que flote y
sirva para que el cebo no se vaya al
fondo y a la vez indique con su hundi-
miento el momento en que pica el pez.
Conviene que la caña sea lo más larga
posible para que los peces no vean al
pescador.
Red grande
Prácticas de Supervivencia en la COE | 157
Retel Arpones
Trampas
Embudos
• Embudo
Se confeccionará con una pequeña red, a ser posible metálica, un embudo
en forma de cono que será atravesado en su parte superior por una larga
caña o palo, que se situará en una de las orillas de un río poco caudaloso y
con el agua por debajo de las rodillas. La longitud del palo permitirá que el
Prácticas de Supervivencia en la COE | 159
pescador se sitúe alejado de la orilla, pinchando con otra caña los agujeros,
hierbas y debajo de las piedras, obligando así a salir a los peces, que nadarán
rápidamente por la orilla. El pescador deberá levantar el embudo cuando se
note un pequeño tirón producido por el pez al introducirse en su interior.
Trampas
Con estacas o troncos de madera, juncos, cañas, ramaje, piedras o botellas,
se podrán construir diversas trampas para atrapar peces, con el viejo sistema
de hacer que entren en un recipiente, nasa o corral y que luego no puedan
salir. Las nasas son difíciles de fabricar por inexpertos, pues consisten en un
recipiente en forma de cilindro con una boca de entrada que se va estrechando
en su interior. En ocasiones se emplean botellas o latas preparadas con fines
similares.
Lo más fácil es buscar orillas muy poco profundas donde se construirá un
círculo con piedras y ramas para que el agua corra, y una cerca que dirija a
los peces hacia una boca de entrada. Una vez dentro, ésta se taponará y se
cogerán los peces directamente con la mano o con arpones. Éstos se pueden
fabricar con pinchos, tenedores, huesos o ramas siendo de muy poca utilidad
en los ríos españoles.
Pesca a mano
En aguas poco pro-
fundas y con muchas
piedras resulta fácil
atrapar los peces con
las manos. Para ello
se el pescador se
aproximará despacio
a las piedras grandes
y tanteará los huecos
que existen debajo de
las mismas. Si descu-
bre la presencia de un Pesca en grupo.
pez, lo acariciará sua-
vemente sin apretarlo de repente, hasta arrinconarlo entre la mano y la
piedra, momento en que lo presionará contra la misma y lo envolverá con
una mano, buscando con la otra los instrumentos para extraerlo.
160 | Vicente Bataller
8
ALIMENTOS DE ORIGEN VEGETAL
Generalidades
La mayoría de las plantas tienen propiedades medicinales y muchas de
ellas, 12.000 especies, son comestibles. En el desierto del Sahara, por
ejemplo, se pueden encontrar más de 60 vegetales útiles para la alimentación.
De hecho, los hombres prehistóricos, antes de dedicarse a la agricultura,
conocían alrededor de 1.600 plantas comestibles distintas, reducidas ahora,
por razones de rentabilidad, al cultivo masificado de unas 30 especies, de las
que 8 se llevan el 75% de la producción vegetal. Cuando marchamos por el
monte, continuamente estamos pisando vegetales comestibles muy apreciados
por nuestros antepasados primitivos y que ahora sólo son “malas hierbas”
para los hombres del siglo XXI, desconocedores de sus propiedades
alimenticias y, por tanto, rechazadas por ignorancia.
En definitiva, las plantas, siempre
al alcance de la mano, van a ser el
principal proveedor, junto con algún
pescado si hay suerte, de la des-
pensa de quien practique la super-
vivencia. Por desgracia, los animales
que tanto escasean son, según lo
dicho, ricos en proteínas y grasas,
mientras que los vegetales tan sólo
lo son en vitaminas, sales minerales
y, algunos de ellos, como las legum-
bres, también en hidratos de car-
bono. La dieta vegetariana en ex-
clusiva es por tanto incompleta, de-
biéndose ingerir grandes cantidades
de plantas para subsanar su escaso
aporte energético y proteínico (pen-
semos que una persona que ejerce
un trabajo de carácter físico necesita Las plantas constituyen la mejor fuente de
unas 3.100 calorías diarias). alimentación.
164 | Vicente Bataller
• Otoño:
Muertas las plantas caducas tras la sequedad del verano, nos quedarán
las frutas y bayas silvestres, muy ricas en esta época del año y, en consecuencia,
base principal de una alimentación vegetariana. Por otra parte, en otoño
crecen la mayoría de los hongos.
• Invierno:
Muchos animales de los bosques guardan alimentos durante el resto del
año para comérselos en esta estación, mientras que otros optan por aletargarse,
señales inequívocas de que esta época no es buena para sobrevivir. Si la
nieve invernal no cubre el terreno, siempre podremos recurrir a plantas
perennes y frutos más retrasados del otoño: palmitos, piñones, bellotas y
algunas bayas.
Plantas comestibles
Ingeridos en forma de ensaladas, verduras, sopas, harinas, buñuelos o
como frutos silvestres, constituyen la alimentación principal de un superviviente.
Conviene lavarlas, sobre todo si se encuentran próximas a caminos con polvo
o lugares cultivados (peligro de insecticidas) y hervirlas, si presentan un sabor
amargo, cambiando varias veces el agua y enjuagándolas finalmente.
Como ya dijimos anteriormente, existen cientos de plantas comestibles
que luego no vamos a encontrar en la zona de la supervivencia o, en el caso
de hallarlas, por ser de constitución pequeña no serán recolectadas en favor
de especies más provechosas con las que rápidamente llenarnos el saco. Por
este motivo, describiremos tan sólo las más vulgares, fáciles de identificar y
localizar y rentables por su tamaño y abundancia.
PLANTAS COMESTIBLES
PLANTAS COMESTIBLES
Las hojas tiernas de achicoria se pueden comer y con sus raíces preparar un café.
PLANTAS COMESTIBLES
·Llanten (Plantago).
Las tres variedades, menor, mediano y mayor, son comestibles si bien conviene quitarle
previamente los duros nervios contenidos en las hojas. Son fácilmente reconocibles,
además de por las hojas ovaladas o lanceoladas, por sus flores que crecen en forma de
espigas.
·Ortiga (Urtica).
Tanto la mayor como la menor son comestibles y empleadas en ensaladas o en tortilla
como verdura. Su zumo es muy nutritivo pues esta planta tiene propiedades similares a
las espinacas. Lógicamente su recolección se hace con guantes para evitar sus picaduras
y será hervida antes del consumo.
·Romaza.
Muy buena pero no debe confundirse con la mandrágora que es venenosa e incluso
puede provocar la muerte.
La achicoria, diente de león y cerraja pueden confundirse pero todas son comestibles.
174 | Vicente Bataller
PLANTAS COMESTIBLES
PLANTAS COMESTIBLES
Miel silvestre
El problema de la obtención del azúcar durante una supervivencia, la
obsesión por las comidas dulces que tanto se echan de menos, se puede so-
lucionar si encontramos miel silvestre, uno de los alimentos más nutritivos y
agradables. Las colmenas suelen encontrarse en oquedades naturales de la
roca o de los árboles. Su hallazgo no es demasiado difícil si somos buenos
observadores y seguimos el vuelo, de las abejas. Para extraer una colmena
debemos cubrir todas las partes del cuerpo, principalmente la cara (puede
servir una camiseta) y especialmente las manos con guantes o calcetines
gordos. Para obtener la miel se escurren los paneles.
Frutos silvestres
Además de los árboles frutales abandonados, que difícilmente existirán
en la zona de supervivencia, también crecen asilvestrados en la naturaleza
(manzanas, cerezas...), desgraciadamente cada vez menos abundantes. Lo
normal será recurrir a las bayas de determinados arbustos ingeridas por los
pájaros y que, en algunos casos, su sabor nada tiene que envidiar al de los
frutos comercializados (normalmente de mayor tamaño). En otoño, época de
recolección, es cuando más abundan los frutos silvestres, fáciles de conservar
convirtiéndolos en mermelada.
178 | Vicente Bataller
FRUTOS SILVESTRES
En otoño mueren las plantas caducas pero a cambio tenemos las frutas y bayas silvestres.
FRUTOS SILVESTRES
FRUTOS SILVESTRES
Zarzamora Saúco
Los hongos
Al estudiar los hongos, según dijimos, entramos en un terreno peligroso
por prestarse a confusión, requiriéndose una cierta experiencia en su
búsqueda e identificación adquirida con anterioridad a las practicas de su-
pervivencia. Las setas no son otra cosa que los frutos del hongo, órgano re-
productor en forma de sombrilla. Nacen en sitios húmedos con abundancia
de materia orgánica en descomposición, de ahí que el otoño sea la época
más rica en hongos, aunque también existen algunos que crecen en primavera
y en lugares extraños.
Son unos de los productos silvestres más alimenticios pues contienen
de un 2,5 a un 6% de proteínas y otro tanto de hidratos de carbono, así
como pequeñas cantidades de vitaminas A, B, C y D. En el cuadro
señalamos los hongos
más populares y fáci-
les de identificar.
- Otros hongos
comestibles.
Barbuda, boletus
vericolor, boletus cas-
taneus, carbonera, ca-
zoleta, champiñón gi-
gante, champiñón sil-
vestre, colmenilla, hí-
gado de buey, higró-
foro de los prados,
hongo blanco, hongo
negro, lengua de gato,
orellanes, pie de vio-
leta, pie azul, platera,
rúsula dorada, etc.
- Hongos venenosos.
Agaricus, amanitas,
lactarius torminosus,
Selva de Oza durante curso OEs. Ttes Barrecheguren, Bataller
oronja verde, rúsula
(con las setas recolectadas) y García. emética, etc.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 183
HONGOS
Inconfundible por el lugar donde crece, en los toscones de los viejos chopos, por la forma
en que nace, en manojos con las bases de los pies unidas, y por su llamativo anillo más o
menos horizontal y un pie cilíndrico, blanco y sedoso. Deben descartarse las setas de
chopos demasiado viejas.
Brota en los prados durante la primavera en lugar del otoño, formando "corros de brujas".
Su color es blanco y su sombrero pasa a ser casi redondo a convexo y luego a plano. Nace
en el mismo sitio cada año y se parece a la "seta engañosa" aunque ésta tiene las láminas
rosáceas y crece en otoño y en los bosques.
Es fácil de distinguir por su sombrero de color negruzco o gris ratón y algo escamoso, por
su pie blanco grisáceo y por no tener anillo ni cortina.
De color entre amarillo blanco y dorado su principal característica es que las láminas
vienen a ser una prolongación del pie a modo de nervaduras.
Se cría en prados con un sombrero de color marrón rojizo más oscuro en el centro y con
los bordes desigualmente estriados. Su pie es delgado, largo y resulta difícil de separarlo
del sombrero. Este hongo se seca sin pudrirse.
- Boleto (Boletus).
Los boletos son los hongos que tiene debajo del sombrero poros en forma de esponja o
colmena, en lugar de láminas. Tan solo el boletos satanás es tóxico, fácilmente distinguible
por su aspecto y olor repulsivo y porque su carne blanquecina se pone azul verdosa al
contacto con el dedo. Los demás boletos no son peligrosos, no obstante conviene cono-
cerlos.
184 | Vicente Bataller
así como mentas, té, manzanillas y plantas aromáticas que, además de apro-
vechar sus propiedades medicinales, nos servirán para engañar al estómago
y continuar de algún modo con las costumbres adquiridas anteriormente.
- Acónitos (Aconitum).
Son unas de las plantas más venenosas y bastan pequeñas cantidades para producir la
muerte. Crecen en los Pirineos, Cordillera Cantábrica y Sierra Nevada. Sus flores son
muy hermosas.
- Arnica (Arnica montana).
Muy tóxica es fácil de diferenciar de la extensa familia de las plantas con flores amarillas
pues es la única con flores solitarias y hojas opuestas y enteras.
- Beleño (Hyoscyamus).
Tanto el blanco como el negro son tóxicos. Estas plantas que miden de 30 a 100 cm son
muy pelosas.
-Berraza (Heloscyadium nodiflorum).
Se cría junto al berro con el que pueden confundirlo los inexpertos a pesar de que se di-
ferencian, además de por su mayor tamaño, por la última hoja, alargada en la berraza y re-
dondeada en el berro.
-Castaño de Indias (Aesculus hippocastanum).
Los frutos de este árbol se parecen a las castañas comestibles. Se diferencia claramente
el castaño de indias por sus hojas en forma de trébol.
-Cicuta (Conium maculatum).
Se parece a la zanahoria silvestre (es imprescindible saber distinguirlas, pues la zanahoria
abunda mucho y es de gran utilidad), al perejil y al apio.
-Durillo (Virburnum tinus).
Sus frutos, de color azul metálico, son similares a los del mirtilo. Crece en los litorales me-
diterráneos y en el norte, no muy lejos de la costa.
- Heléboros (Helleborus).
Se reconoce fácilmente por sus flores y por el jugo lechoso que desprende al cortarlo.
- Lechetrezna (Euphorbia).
Abundan mucho estas plantas con numerosas subespecies caracterizadas todas por des-
prender un jugo lechoso al cortarlas y mostrar una original inflorescencia formada por
umbelas sencillas o compuestas de cuyas axilas salen potentes brácteas, quedando sus
flores y frutos como aureolados.
Los mandos pasan a diario revistas para eliminar alimentos dudosos o venenosos.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 189
Construcción de un refugio.
Cuevas.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 193
Fosas en la nieve.
Iglús.
194 | Vicente Bataller
Horno cheroqui.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 197
Fuego en rectángulo.
Fuego en trípode.
200 | Vicente Bataller
Horno de un departamento.
202 | Vicente Bataller
Preparación de rana.
206 | Vicente Bataller
Curtido de pieles.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 211
Amasado y panificación.
Cocción en horno.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 213
Cocción en serpentina.
214 | Vicente Bataller
Utensilios de cocina.
Fabricación de calzado.
Entrenamiento polifacético.
218 | Vicente Bataller
9
PREPARACIÓN Y CONSERVACIÓN
DE LOS ALIMENTOS
CARNE Y PESCADO
La carne y el pescado capturados deberán ser consumidos de inmediato
o bien preparados para su conservación para evitar que entren en estado de
putrefacción. Por otra parte, siempre conviene contar con una reserva de ali-
mentos que nos pueda sacar de apuros en los días poco afortunados en la
obtención de recursos.
• Aves
Una vez extraída su sangre prac-
ticando un corte en el cuello o en la
nuca, se introducen en agua caliente
durante 30 segundos para facilitar
la extracción de las plumas, a no ser
que se trate de aves acuáticas en
cuyo caso es mejor desplumarlas en
seco. Luego se coloca el ave tendida
con el pico hacia arriba y se abre
por el abdomen desde el ano hacia
la pechuga con el filo de la navaja
hacia fuera. Se le extraen las vísceras,
con cuidado de no romper la hiel.
La molleja debe ser cortada por la
mitad, para vaciar su interior y lavarla
una vez arrancada su piel. Las patas
también se comerán, quitándoles
previamente las uñas y la piel tras
tostarlas. Las tripas se abrirán longi- Prácticas de descuartizar un pollo.
tudinalmente para limpiar su interior.
Peces
Conejo
Cordero
Cerdo
Gallina Oreo
226 | Vicente Bataller
método muy eficaz tras cierta práctica. En el peor de los casos se meterá el
puño con fuerza, con ayuda del cuchillo. Una vez quitada la piel, se abrirá la
barriga desde los órganos genitales (extirpados inmediatamente en los machos
adultos) hasta el cuello, y se sacarán las tripas con cuidado de separar
enseguida la hiel y no reventar la vejiga de la orina.
• Cerdos
Se sacrifican encima de una superficie horizontal, punzando en la yugular
del cuello. Luego se quemarán sus pelos con ramas de plantas o arbustos y se
rascará su piel con piedras o cuchillos tras echarle por encima agua muy
caliente. Se le quitarán las partes óseas de las pezuñas y se mantendrá
arrodillado, con la boca hacia abajo. Por detrás del cuello se le corta la piel en
forma de Y. Luego se continúa la incisión por encima de la columna vertebral
hasta llegar al rabo. Con un hacha se irá separando la columna de las costillas
y la cabeza del resto del cuerpo. Se cogerá el rabo y se tirará del mismo para
extraer toda la columna de una pieza. El cerdo quedará así dividido por la
mitad. A continuación se separan las vísceras y se lava. Puede ser descuartizado
de forma similar al cordero, pero apoyado sobre una superficie plana si su
peso es muy elevado.
limpieza y lavado con agua para eliminar los pequeños restos sólidos y
líquidos, la deshidratación y el secado de la parte externa de la piel hasta
formar una costra impenetrable serán las bases para una buena conservación
de los alimentos.
• Oreo
Consiste en deshidratar las carnes por medio del calor del sol y del aire.
Influirán en este proceso la temperatura, el grado de humedad ambiental y el
tamaño de las piezas que se deben secar. Es conveniente cortarlas lo más
delgadas posible (5 cm de anchura y 1 cm de grosor) y ahumarlas ligeramente
al principio, así como colocarlas en las proximidades de un pequeño fuego
que aleje las moscas hasta que se seque la superficie de la carne. Una vez re-
alizada esta operación, el tiempo obrará por sí mismo. Esta exposición al sol
y al viento durará al menos dos semanas hasta que la carne quede quebradiza
y reseca. Cuando se den estas condiciones ya se podrá guardar, convenien-
temente envuelta en hierbas secas y cortezas. Para consumirla se puede re-
hidratar hirviéndola o guisándola.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 229
• Salazón
Normalmente la sal será un
bien muy valioso y escaso en la
supervivencia, a no ser que nos
encontremos próximos al mar.
Por tanto, este método de con-
servar los alimentos no será muy
frecuente al escasear la materia
prima en que se basa, la sal, que
tiene la propiedad de eliminar el
agua de las carnes y pescados,
deshidratándolas. Para ello debe
recubrirse con este mineral todo
el alimento y, por si fuera poco,
cambiar la sal repetidas veces.
Se necesita una mayor cantidad
en las carnes que en los pescados.
Los pescados capturados en el
Oreo tras ligero ahumado aprovechando humo
mar requerirán menos sal que
del horno. los procedentes de aguas dulces.
230 | Vicente Bataller
Los alimentos sin piel deberán ser frotados hábilmente con la palma de la
mano hasta provocar la exudación, para que absorban mejor la sal, proceso
que requiere una cierta experiencia. Para un menor consumo de este
elemento se pueden cubrir las piezas con salmuera y bañarlas con agua muy
salada durante varias horas o días. Luego se escurren, se secan al sol y
finalmente se ahúman.
• Ahumado
Este procedimiento es el más
sencillo, cómodo y rápido y, con-
secuentemente, el más empleado
por los supervivientes, de ahí que
el horno cheroqui, ya explicado
en el capítulo sobre el fuego, sea
una práctica habitual en muchas
ocasiones. El ahumado, como su
propio nombre indica, consiste en
someter a las carnes y pescados a
una suave pero continua acción
del humo, que con su calor poco
a poco deshidratará y cocerá lige-
ramente la capa superficial de los
alimentos.
Los defectos más corrientes,
propios de la inexperiencia, son
que predomine el calor del fuego
(ramas secas) sobre el del humo Ahumado en horno cheroqui.
producido por las ramas verdes,
tostando o incluso quemando la carne en lugar de ahumarla, o bien emplear
como combustible plantas resinosas (por ejemplo ramas de pino), o incluso
tóxicas. Las mejores maderas son las de encina, abedul, sauce, álamo negro, y
las plantas más idóneas las aromáticas, encabezadas por el romero y el
tomillo.
Finalmente, hay que señalar la conveniencia de salar o secar un poco al
sol los alimentos que posteriormente van a ahumarse, pues ello ayudará a
conservarlos en mejores condiciones. Además del tradicional horno cheroqui,
se pueden emplear los otros procedimientos de ahumado ya mencionados
en el capítulo sobre el fuego. Respecto al periodo de tiempo que aguantarán
Prácticas de Supervivencia en la COE | 231
PANIFICACIÓN
El pan se obtiene, como todos sabemos, mezclando harina, agua, sal y le-
vadura, lo que forma una masa que tras fermentar se cuece en un horno. Los
modelos de horno ya fueron explicados cuando nos referimos a los distintos
empleos que podíamos dar al fuego. Veamos seguidamente la técnica de
hacer pan y las distintas variedades de presentación.
Un primer problema para la panificación consiste en lograr la correspondiente
harina. Aunque lo ideal es que ésta sea de trigo, lo normal será no disponer
de este cereal y tener que recurrir a otros vegetales como la avena, centeno,
castañas, bellotas, etc. La labor de moler los granos resulta muy engorrosa y
nos llevará mucho tiempo. Por otro lado, no siempre conseguiremos la
deseada capa fina de harina que facilita la panificación.
Amasando la harina.
amasado enérgico con el puño cerrado hasta conseguir una mezcla homogénea
de aspecto suave y consistente, de forma que pueda estirarse sin romperse
y resista la presión de los dedos sin dejar huella ni adherirse a ellos.
Obtenida esta masa elástica (no tan fácil de conseguir sin una cierta ex-
periencia), se dejará reposar en un lugar caldeado, aunque no cerca del
fuego, pudiendo envolverse en un paño o plástico y exponerse al sol. Se
inicia entonces la fermentación, que durará como mínimo 30 minutos, siendo
lo normal unas dos horas, para que la masa crezca lo suficiente. Ahora será
fundamental vigilar el momento idóneo de la fermentación para introducir la
masa en el horno, momento que llegará cuando la hinchazón alcance su
punto más elevado, antes de que empiece a perder volumen. Si no se ha
estado atento y la masa se deshincha, lo mejor es volver a amasarla y esperar
una nueva fermentación, que en esta ocasión será más breve que la primera.
Durante el amasado y la fermentación se habrá encendido el fuego del
horno para caldearlo y conseguir una elevada temperatura en su interior. In-
mediatamente antes de introducir la masa, ya dividida en panecillos, a los
que se habrá practicado unos pequeños cortes en la parte superior para su
mejor cocción, se regula el fuego en el interior del horno dejando las brasas
y una lumbre regular y continua para el mantenimiento del calor. Finalmente
se introducen los panecillos y se cierra la puerta herméticamente con barro.
234 | Vicente Bataller
arroz, bellota, castaña, etc.— con harina de trigo a partes iguales. Los tiempos
de fermentación y cocción cambian en cada caso respecto a los señalados
para el trigo, necesitándose mucha experiencia o una mayor vigilancia en las
primeras prácticas de este tipo de panificación. La harina de maíz no fermenta,
con lo que hay que panificar en forma de cocas.
La masa se puede emplear para otros usos (tortas, etc) además del pan.
VEGETALES
Cocinado de vegetales
La mayoría de las verduras ingeridas directamente en crudo presentan un
sabor amargo, picante o demasiado fuerte. Al cocinarlas y condimentarlas
conseguimos, por un lado, convertirlas en alimentos más agradables al
paladar, y por otro, que una vez calentadas resulten más estimulantes que to-
madas en frío.
• Verduras hervidas
Los vegetales no ingeridos crudos en ensaladas se deben hervir unos
quince minutos, cambiando el agua dos o tres veces para eliminar su sabor
amargo. En el caso de la ortiga, antes de hervirla es conveniente golpearla li-
geramente con una rama o un palo, para romper las cápsulas que contienen
ácido, facilitando de este modo la desaparición rápida de su sabor amargo.
Para condimentar este tipo de menús el mejor sistema es freír unos ajos
cortados con manteca fundida y cuando se pongan dorados añadirlos a la
238 | Vicente Bataller
uno o dos días. Tras hacer la papilla se le añade agua y se mantiene en reposo
varias horas para que extraiga toda la sustancia lechosa. Luego se exprime
con un trapo y se obtiene de este modo la leche vegetal.
Conservación de vegetales
• Conservas
Los frutos hervidos, como por ejemplo el tomate, pueden conservarse
durante mucho tiempo si se introducen en recipientes de cristal herméticamente
cerrados y llenos hasta el borde.
• Adobo
Las aceitunas, uvas de gato, alcaparras, tomates verdes, se pueden
conservar adobados; para ello se ponen a macerar en agua, y se cambia a
diario hasta que pierdan su sabor amargo, lo que se puede facilitar macha-
cándolos ligeramente. Se pueden aderezar con tomillo, ajedrea, vinagre y
otras plantas aromáticas. Si se emplea sal, que es lo ideal, entonces se
denomina salmuera.
240 | Vicente Bataller
• Mermelada
Se cortan los frutos silvestres en trozos muy pequeños y se ponen a hervir
en agua hasta que adquieran una textura pastosa. Se añade azúcar o miel, si
disponemos de este lujo, y se deja que continúe hirviendo un rato más hasta
que se evapora el agua sobrante.
• Pasas
Se obtienen secando al sol los frutos, que de este modo se pueden
conservar durante mucho tiempo.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 241
10
FABRICACIÓN DE UTENSILIOS Y MEDICINAS
CUERDAS
Confección de cuerdas
Con las hojas del esparto, lino,
malvavisco, clemátide, junco, cáña-
mo, ortiga mayor, palmito, brecina,
retama negra, y con las cortezas
del torvisco, tilo, castaño y sauce
blanco, podremos confeccionar
cuerdas empleando tres tiras que Fabricación de cuerda
se irán entrecruzando alternativa- (boina verde 1º término)
242 | Vicente Bataller
mente, a las que añadiremos nuevas piezas a medida que se vayan agotando
las iniciales.
• Teleféricos
Pueden ser horizontales o inclinados, y en cada caso utilizar una o dos
cuerdas. A los horizontales de una cuerda se les denomina tirolinas y a las
de dos, superpuestos. Por su parte, a los teleféricos inclinados les llama-
Prácticas de Supervivencia en la COE | 243
Plano Tejedor
De cinta As de guía
En ocho Bulín
Ballestrinque Prusik
TELEFÉRICOS
Horizontales Inclinados
De una cuerda
Sencillo
PASARELAS
• Pasarelas
Estos puentes de circuns-
tancias se pueden fabricar
sólo con cuerdas atadas me-
diante nudos prusik (conoci-
dos como japonesas), o con
cuerdas y troncos unidos con
ballestrinques. Los anclajes
de estas pasarelas requieren
cierta técnica y experiencia.
Tirolinas.
• Escalas
Se podrán construir, al igual que
ocurría con las pasarelas, solamente
con cuerdas, empleando alternativa-
mente el as de guía en ocho y el
bulín, o con cuerdas y troncos atados
con ballestrinques.
PIELES
Curtido de pieles
Las pieles de los animales capturados
para su aprovechamiento en la fabricación
de vestidos y utensilios necesitan de un
tratamiento especial; de lo contrario, ter-
minarán secándose, descuartizándose o pu-
driéndose. Esta cura se inicia despojándolas
de la grasa y carne que contengan, teniendo
la precaución de no cortarlas. Luego se su-
mergen en agua tibia, a ser posible durante
dos días, cambiando al menos una vez el Curtido de pieles
248 | Vicente Bataller
Tras 2 días en agua tibia con un raspador o navaja se acaba de quitar las partes carnosas
o grasientas de la piel.
agua. A continuación se extiende la piel sobre una superficie plana con los
pelos hacia abajo, se tensa con estacas para evitar que se arrugue y con un
raspador o navaja se le acaba de quitar las partes carnosas o grasientas que
contenga. Una vez preparada así la piel para el curtido, éste se puede realizar
por varios procedimientos:
• Método escuela
·Zapatos de piel
Como todos sabemos, la mayor parte
del calzado se obtiene con pieles de
animales previamente curtidas. La suela
puede improvisarse con cuerdas, según
dijimos, o recortando una cubierta de
coche, o con una tabla de madera, todo
Gorro de piel de conejo.
FLOTADORES Y BALSAS
Flotadores
Se pueden improvisar con can-
timploras o latas vacías sujetas a
la altura del pecho, con la mochila
conteniendo en su interior las
prendas envueltas con bolsas de
Sandalias de piel fabricación casera
(1º término). plástico, con ropas o un montón
Prácticas de Supervivencia en la COE | 251
CALZADO DE CIRCUNSTANCIAS
252 | Vicente Bataller
FLOTADORES
Prácticas de Supervivencia en la COE | 253
BALSAS
Prácticas de Supervivencia en la COE | 255
Balsas
Lo ideal para construir una balsa de circunstancias es encontrar neumáticos
de vehículo, bidones o barriles, pues al contener mucho aire en su interior
presentan una gran flotabilidad. Sin embargo, para construir una balsa lo
normal será recurrir a medios naturales como cañas, juncos o troncos. Con
las dos primeras plantas, muy fáciles de localizar en las orillas de los ríos, se
diseña con haces una alfombra extendida en el suelo. Al enrollarla y unir sus
extremos, tomará una forma elíptica, y a continuación se colocarán dos palos
o troncos laterales para darle una mayor estabilidad. Otro sistema consiste
en envolver los haces con el poncho, formando una especie de troncos que
al unirse se convertirán en una balsa.
Balsa de troncos.
256 | Vicente Bataller
La improvisada balsa “María del río” transportada por los supervivientes hacia el río Segura.
OTROS UTENSILIOS
Utensilios para la cocina
Con latas de
conserva vacías Utensilios de cocina.
podremos fabri-
car perolas, ca-
zos, espumade-
ras, molinillos
(dos botes agu-
jereados con las
puntas de estos
orificios enfren-
tadas), coladores
(calcetín atado a
un bote con pe-
queños agujeros)
y en general,
Prácticas de Supervivencia en la COE | 257
OTROS UTENSILIOS
Molinillo Brújulas
Brújulas improvisadas
Con agujas de coser o pequeños trozos
de metal ferroso terminados en punta se
improvisan brújulas de circunstancias fro-
tando uno de sus extremos en una sola
dirección contra un imán o un trozo de
seda. También puede conseguirse el mismo
efecto con una pila de petaca a la que se
le unen los bornes formando una espiral
en cuyo interior se coloca la aguja sin
que la toque en ninguno de sus extremos.
Una vez imantada, al suspenderla por el
centro con un sedal la punta señalará el
norte. Si se dispone de una cuchilla de
Equipos de nieve
Para marchar sobre la nieve no re-
sulta complicado improvisar raquetas,
bastones, polainas y protectores de los
ojos contra el sol.
Mochilas
Se fabrican con armazones de ma-
dera o rellenando las perneras de los
Mochila con armazón de madera. pantalones.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 259
PLANTAS ÚTILES
Las plantas, además de ser utilizadas para comer, condimentar, tomar in-
fusiones o curar, pueden usarse también para otros muchos fines, como
fabricar cuerdas para atar, obtener liga para cazar o yesca para encender el
fuego, e incluso tabaco para fumar.
Tenedores improvisados
extrae a tiras muy largas, sumamente resistentes aun sin trenzarlas. Otras
cortezas como las del castaño (Castanea sativa), pita (Agave americana),
sauce blanco (Salix alba), retama negra (Sarothamnus scoparius), cornejo
(Cornus sanguinea) y brecina (Calluna vulgaris) pueden servirnos también
para atar. Los tallos de algunas plantas desprovistas de las hojas, machacados
con piedras y mantenidos uno o dos días en agua también constituyen
buenas cuerdas al trenzarlos. Es el caso del esparto basto (Lygeum spartum),
junco marino (Juncus acutus), ortiga mayor (Urtica dioica), cáñamo (Cannabis
sativa), clemátide (Clematis vitalba), malvavisco (Althaea officinalis), tilo (tila
platyphylos) y lino (Linum).
Para pescar
En pequeños estanques y remansos de ríos con poca corriente de agua,
determinadas drogas obtenidas de las plantas adormecen a los peces. Estas
sustancias se encuentran en las raíces del torvisco (Daphne gnidium), los tu-
bérculos del pamporcino (Cyclamen balearicum), hojas de lechetreznas
como el tártago (Euphorbia lathyris), del zumillo (Thapsia villosa) y frutos del
gordolobo (Verbascum thapsus). Estas partes citadas de las plantas se
machacan hasta obtener un jugo que se disolverá en agua.
Al igual que ocurría con la liga, estos procedimientos de pesca están total-
mente prohibidos y jamás deberán ser utilizados en aguas con peces en
libertad, pues sería un salvajismo. A lo sumo, para experimentarlos, se
comprará algún pez vivo en una piscifactoría y se probará en un recipiente
con una pequeña cantidad de estas sustancias, tomando la precaución de
limpiarlos muy bien antes de ingerirlos.
Para fumar
Los fumadores lo pasan muy mal al principio de unas prácticas de super-
vivencia, al unirse la escasez de comida con la falta de tabaco, que al parecer
produce una sensación aún mayor de hambre. Aunque quizá estos días de
prácticas sean una buena ocasión para abandonar el hábito, para paliar esta
angustia se pueden fabricar puros con las hojas secas y desmenuzadas del
nogal (Juglans regia), de la zarzamora (Sarothamnus scoparius) y en general
de la mayoría de rosáceas. No engañan a nadie, pero al menos son inocuas y
su humo se tolera fácilmente. Unas pocas hojas secas de menta darán un
sabor agradable a estos cigarros caseros.
262 | Vicente Bataller
Pipa.
Para lavar
Se puede obtener una especie de jabón hirviendo grasa y ceniza de
vegetales hasta obtener una masa espesa. Debemos tener en cuenta que la
ceniza de la leña y de las plantas es rica en potasa, capaz de rebajar la
tensión superficial del agua para que ésta pueda disolver mejor las grasas.
La saponaria, más conocida por “jabonera”, planta que crece al lado de
riachuelos, es rica en saponina, sustancia capaz de disolver la grasa y
suciedad. Bastará frotar sus flores en el agua para conseguir espuma al
igual que si de un jabón se tratara. También pueden usarse sus raíces
Prácticas de Supervivencia en la COE | 263
PLANTAS MEDICINALES
La mayoría de las plantas, incluidas las venenosas, tienen propiedades
medicinales. La cuestión es determinar el método y la dosis para 1a ingestión
de la droga extraída de las mismas.
Para infusiones se extrae del fuego el agua al hervir y se aplica la planta entre 3-5 minutos.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 265
11
ASPECTOS FÍSICO-FISIOLÓGICOS
Y PSICOSOCIALES
Introducción
Acabamos de describir los aspectos técnicos de una supervivencia en las
COEs, aspectos que lejos de quedarse relegados a un plano teórico y
conceptual, han sido experimentados por multitud de generaciones de
boinas verdes.
Pero según ya se ha mencionado en repetidas ocasiones, la adquisición
de conocimientos técnicos no es la única faceta provechosa en unas prácticas
de supervivencia, pues las enseñanzas obtenidas son múltiples y de diversa
índole. Sin embargo, resulta difícil encontrar estudios que definan las conse-
cuencias físicas, fisiológicas, psicológicas y sociológicas producidas en una si-
tuación de este tipo. Es más, nadie hasta ahora ha respondido claramente el
por qué unos hombres de características parecidas logran vivir, mientras
Guardar una reserva de comida produce menos sensación de hambre que el consumirla.
276 | Vicente Bataller
Otro síntoma que surge a partir del sexto-séptimo día es el interés que
despiertan la comunicación informal o “radio macuto”, especialmente sobre
el tema de la duración de estas prácticas. Cuando se comprueba que las es-
peculaciones son erróneas y el día esperado no es el último de la supervivencia,
otra vez el decaimiento anímico y la reacción positiva posterior para superar
este trauma. Diríase que en situaciones límites, las especulaciones sobre
cualquier insignificante noticia, verdadera o ilusoria, son magnificadas.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 277
Es de las pocas ocasiones donde todos son medidos por el mismo listón, sin maquillaje
artificial.
medida, de la supervivencia del grupo, de ahí esos valores tan altos concedidos
al compañerismo, la unión y la organización grupal y consecuentemente el
fortalecimiento y nacimiento, observado a posteriori, de fuertes lazos de
amistad entre los miembros del grupo.
Si tenemos en cuenta el instinto de conservación diríase que es normal
este resultado, toda vez que la autoprotección antepone las facetas psicológicas
(ego), más fáciles de autocontrolar (tanto si son conocidas ya por el individuo,
como si son descubiertas al aflorar a la superficie en situaciones difíciles),
que la actuación de los otros componentes del grupo (aspecto social) y,
mucho más, si tenemos en cuenta el descontrol existente sobre la imprevisible
y desconocida naturaleza. Dicho de otra manera, el sujeto confía primero en
sí mismo, luego en las demás personas de su círculo próximo, de los que en
cierto modo depende también su subsistencia, y finalmente en el entorno
natural que le rodea, sólo dominable en parte (frio o lluvia inesperado, falta
de recursos...).
Podemos explicar de esta forma el descubrimiento, sorprendente para al-
gunos, de que en una supervivencia como forma primitiva de vida, al no
existir el estrés propio de la sociedad actual, el factor tiempo pierde
importancia en la es-
cala de valores, pues
lo interesante y más
preocupante es cubrir
las necesidades míni-
mas del momento, de
ese mismo día, como
la comida, el fuego, la
lluvia, la sal, el ajo, la
leña, utensilios para
cocinar,..., sin proyectos
a medio ni largo plazo.
Esto se relaciona con
los resultados obteni-
dos en el descubri-
miento del gran “valor
de las cosas sencillas”.
En general se diría
que el papel de la edu-
cación integral es re-
levante, pues el nivel
de aprendizaje conse-
guido de una forma
práctica durante 9 o El instinto de conservación hace flotar facetas adormiladas
10 días, en aspectos en la mente humana.
tan interesantes como
la psicología, sociología
y naturaleza, ha sido enorme en comparación con lo asimilado durante los 21
años de edad media que tienen los supervivientes. ¿Hasta qué punto el
número de descubrimientos (en poco tiempo) durante la supervivencia
grupal, puede estar relacionada con los descubrimientos beneficiosos (en
miles de años transmitidos por herencia filogenética) durante la supervivencia
de la especie? Esto se explicaría si consideramos como un modelo de “des-
pertador” la puesta en práctica de una subsistencia con recursos naturales,
pues a través del instinto de conservación-autoprotección que preside todas
las actuaciones individuales y grupales, es capaz de hacer flotar facetas de
la personalidad y de la convivencia en grupo, adormiladas en el subconsciente,
no contempladas culturalmente en la sociedad actual y que sin embargo
fueron fundamentales para la supervivencia de la especie en sus orígenes.
284 | Vicente Bataller
Los aspectos técnicos son los que más gustaron: refugios, hornos, etc.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 285
No conviene tener demasiado tiempo libre para pensar. Los trabajos de vivac deben ser
continuos.
Individuos con problemas superaron sus déficits para no defraudar al resto de la patrulla.
12
BOINAS VERDES ESPAÑOLES:
COEs, GOEs/BOEL Y MOE
La idea de crear este tipo de unidades nace en 1956 en la escuela militar de Jaca.
En 1962 se crean las dos primeras unidades, una en Oviedo y otra en Orense.
294 | Vicente Bataller
A estas COEs debemos añadir las UOE,s que se crean tanto en los otros
ejércitos: la UOE de la Armada y la Escuadrilla de Zapadores Paracaidistas
(EZAPAC) del Ejército del Aire, como en las Fuerzas de Seguridad: el Grupo
Especial de Operaciones (GEO) de la Policía y la Unidad Especial de
Intervención (UEI) y Grupo Antiterrorista Rural (GAR) de la Guardia Civil, en
estos casos, con misiones más limitadas al antiterrorismo, pero en cierto
modo relacionadas con operaciones especiales (de hecho, sus primeros com-
ponentes se formaron en la Escuela de Jaca).
Respecto a la UOEL (cuyo único jefe fue el capitán Ricardo Castillo), sus
antecedentes se remontan a principios de los años 70, cuando en los Tercios
saharianos 3º y 4º de la Legión se constituyen UOEs con vistas a la lucha
contra el Frente Polisario saharaui. Esta iniciativa se traslada a los Tercios 1º y
2º del norte de África, organizándose una sección (SOE) por unidad tipo
Bandera (el autor, en su época de teniente mandó la de la IV Bandera del 2º
Prácticas de Supervivencia en la COE | 295
CUADRO 1
296 | Vicente Bataller
Tercio). Posteriormente,
en 1981, en base a los le-
gionarios voluntarios de
las SOEs se crea una uni-
dad tipo compañía, la
UOEL. Dado el buen re-
sultado de la simbiosis le-
gionario-guerrillero, el ge-
neral Pallás, Subinspector
de la Legión y promotor
de las OEs en este glorioso
cuerpo, propone la crea-
ción de una Bandera de
Operaciones Especiales
(BOEL), en la que se inte-
graría la UOEL, necesitán-
dose para ello cuadros de
En 1981 se crea en la Legión la UOEL, ampliada mando legionarios diplo-
y convertida en BOEL en 1985.
Curso de OEs Legión en Ronda (en centro cte Vázquez Soler, a su izda cap. Bataller
y dcha cap. Coloma).
Prácticas de Supervivencia en la COE | 297
CUADRO 2
Prácticas de Supervivencia en la COE | 299
Este sistema nos permite confirmar que estos jóvenes presentaban de an-
temano un potencial de virtudes y cualidades humanas de tipo altruista,
como sus antecesores de la guerrilla que luchaban por unos ideales, alejados
de una visión materialista, pues con la premisa de cobrar lo mismo que el
resto de los soldados pero trabajando, arriesgándose y sacrificándose más,
se alistaban a la COE con carácter voluntario. A estas ventajas de orden cua-
litativo conviene añadir que el sistema permitía el acceso a todas las clases
sociales que pasaban por filas, incluyendo gente de distinto origen, formación,
cultura… formando binomios perfectos de conjunción armónica, donde lo
que les faltaba a unos les sobraba a otros, ejemplo del estudiante manejando
el plano y el pastor sobreviviendo en el monte en curiosa simbiosis.
La impronta de la boina
verde: primero ganarla,
luego llevarla con honor
Para todos los soldados del
mundo el momento más signi-
ficativo de su vida militar es el
día en que prestan juramento
de fidelidad a su Bandera. Sin
embargo, para los guerrilleros
españoles existe un segundo
día, indudablemente menos im-
portante, pero también emotivo
y relevante, en el que adquiere
otro compromiso, esta vez con
su COE y con todos los com-
pañeros que le precedieron en
las filas guerrilleras: el acto de
la imposición de la boina verde.
Este acto suele realizarse en
el campo con la unidad formada,
siendo sus mandos y veteranos
quienes efectúan la imposición
Para obtener la boina verde el guerrillero debe
de esta prenda que, a partir superar una serie de pruebas.
de entonces, les distinguirá de
los otros soldados y les res-
ponsabilizará, ante el resto de la colectividad, de ser representantes dignos
de todos los boinas verdes españoles. Pero la boina no se regala, antes hay
que ganarla superando una de las pruebas más duras que se realizan en las
COEs: la prueba de la boina, como fase final del periodo de endurecimiento
que se lleva a cabo tras la incorporación a una COE.
Por eso todos los que han servido en las COEs coinciden en señalar a la
boina verde como algo más que un símbolo, pues, a modo de baño colectivo
que liga a todos los hombres que la llevan, marca un estilo peculiar de vida
militar, girando en torno a ella todos los valores morales heredados de las
virtudes guerrilleras de antaño. Es comprensible que los guerrilleros, tras li-
cenciarse de su COE, quedasen marcados para siempre por la impronta de
304 | Vicente Bataller
La noche es una buena aliada del guerrillero para moverse sin ser visto.
La guerrilla se dividía en pequeñas partidas que conocían el terreno como la palma de la mano.
Para atacar la guerrilla se concentra y, tras un golpe con potencia de fuego, se dispersa.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 309
voz, enmascarar el equipo, reptar durante horas hasta el objetivo sin ser des-
cubierto por los centinelas, aguantar la lluvia, el frio, el sueño, el cansancio
sin deprimirme…"
En 1985 se creó la Subinspección de OEs. El coronel Vázquez Soler (en 1ª fila) fue un
impulsor de la misma.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 313
Para ello se reúnen en la EMMOE de Jaca patrullas de todas las UOEs es-
pañolas, incluida la de la Armada, la EZAPAC del Ejército del Aire y el GAR
de la Guardia Civil, que junto con patrullas de seis países occidentales
(FINABEL) participan en la I PIPOE, celebrada en septiembre de 1991 en una
zona de la Sierra de Guara (Huesca). Esta prueba consiste en una infiltración
durante cuatro jornadas, a una media de 8-10 horas por día, con marchas in-
tensivas de alta montaña en Monte Perdido, bajada por el cañón de Balcés y
314 | Vicente Bataller
cruce con bote y aletas de los pantanos de Mediano y el Grado. Por primera
vez en su historia, España se convierte en un país anfitrión que organiza un
ejercicio internacional con intervención de numerosas UOEs (en cada nueva
edición se incrementa aún más el numero de extranjeros).
periencia. Los huecos que van quedando se completan con los soldados que
van cubriendo las vacantes de los GOEs, tras superar el correspondiente
curso de OEs para tropa. Este curso esta homologado primero por el jefe de
la Fuerza de Maniobra hasta que se hace cargo del mismo la EMMOE de
Jaca, que certifica el correspondiente diploma de aptitud.
En la acción directa el caso más típico es el golpe de mano que requiere una minuciosa
preparación.
En lo que a las misiones acción directa se refiere, el caso más típico prac-
ticado en los GOEs es el golpe de mano. A modo de ejemplo, éste consiste
en un ataque por sorpresa contra un puesto de mando o una instalación
militar para destruirla, rescatar un rehén... Para llevarlo a cabo, fijado el día y
la hora del ataque, empezará la cuenta atrás del tiempo disponible, distribu-
yéndolo entre la organización de la operación y su ejecución. Lo primero
comprende tres fases, la de estudio y preparación, la de confección del plan
de ataque y la de explicación y ensayos. Por su parte la ejecución puede
abarcar hasta siete fases, una inserción con un medio aéreo, naval o terrestre
(por ejemplo con lanzamiento paracaidista), una infiltración a pie de
aproximación al objetivo, la entrada al mismo, la actuación en su interior, la
retirada o exfiltración, la posterior concentración en un punto de reunión y
por último una extracción (por ejemplo en helicópteros).
318 | Vicente Bataller
medios radio y pilas de repuesto, con todos los accesorios (terminal digital,
generador, antenas especiales...). Veamos como lo cuenta un boina verde:
“Los alemanes que habían organizado el ejercicio “Schinderhannes” antes
de embarcar en los aviones nos entregaron unos sobres sellados con una
letra en la portada, que sólo debíamos abrir al observar el paso de vehículos
con una de las citadas letras colgadas en los laterales. En el interior de cada
sobre se encontraban fotocopias de carros de combate, transportes orugas,
obuses, aviones... del Pacto de Varsovia que, llegado el momento, deberíamos
identificar y transmitir de inmediato. Los sobres no usados se devolverían
sellados (no se podían abrir, para evitar hacer trampas). Saltamos de noche
en paracaídas, junto a compañeros de otros países, con aquella pesadísima
mochila en un claro que había entre los bosques alemanes. Una hora más
tarde ya se divisaba una columna de vehículos militares que se aproximaba a
la zona, seguramente avisados por algún paisano a través de su policía local,
que habitualmente colaboraba en estos ejercicios. Supongo que iban a
montar emboscadas para capturar a los paracaidistas. Nuestro desplazamiento
tras el salto era lentísimo, no ya por la pesada carga, sino sobre todo porque
continuamente nos deteníamos a observar con las gafas de visión nocturna
para eludir los controles inesperados que existían por todas partes.
III (al mando del Tcol Vicente Bataller), IV (Tcol Antonio Cabello) y la BOEL
(Tcol José Manuel Sánchez-Gey), contando la jefatura del MOE con una
Plana Mayor de Mando (Tcol de EM, Mariano Bayo), una compañía de apoyo
y una unidad de experiencias.
El general López Hijós impulsó la creación del MOE y el coronel Sancho de Sopranis su
primer jefe.
CUADRO 3
324 | Vicente Bataller
De este modo, en 1998, con la jefatura del MOE recién creada y con
apoyo de personal de los GOEs, se participa en el ejercicio Strong Resolve
realizado en Portugal. Dicha jefatura organiza una base operativa avanzada
desde la que trabajan UOE portuguesas, francesas, inglesas, americanas,
rumanas y españolas. Es el primer ejercicio del MOE llevado a cabo en el
marco de la OTAN. Un año más tarde (1999) se interviene en el ejercicio Co-
operative Guard que se realiza en la República Checa y que cuenta con par-
ticipación de la mayoría de los países de la OTAN y de la Asociación para la
Paz. Fue en el marco de este ejercicio donde se lidera, por primera vez, un
“Mando Componente de Operaciones Especiales”. En este año también se
desarrolla el ejercicio Audacia 99 desplegando la JMOE en la base aérea de
Zaragoza, con dos Fuerzas de OE españolas; una que dirige el GOE III desde
la citada base y otra a cargo del GOE IV desplegado en Agoncillo (La Rioja).
En ambas bases se integran UOEs francesas y portuguesas. Se utiliza como
zona de operaciones el territorio peninsular y la isla de Menorca, empleándose
para las inserciones aviones T-10 “Hércules” con base en Zaragoza, y
helicópteros del batallón de helicópteros de maniobra (BHELMA) III con
base en Agoncillo.
Pero retornando a la evolución del MOE, tras sus dos primeros años
efectivos de andadura, en el 2000 el mando pasa a ser de coronel (a
Sancho de Sopranis le sigue en el mando Diego Otero) a general de brigada
(el primero es Pedro Andreu en el 2000, seguido de Alfredo Cardona,
Adolfo Coloma, Francisco Arribas y Demetrio Muñoz). Se incrementa la
plantilla con un coronel 2º jefe ( se inicia con Antonio Cabello, seguido de
Fco Javier Solabre, Vicente Bataller, Cándido Alonso, Gerardo López-
Mayoral, José A. García Colomina, Fernando Alba y Gonzalo Cordón). La
Jefatura se transforma en Cuartel General con su correspondiente Estado
Mayor, y de Jaca se traslada en el año 2000 a Alicante, donde se encuentra
ubicado el GOE Valencia III.
puede observar desde cerca a los dos países líderes en este tipo de
operaciones, Estados Unidos y Gran Bretaña, que normalmente habían
ostentado hasta entonces la jefatura de las OEs en los cuarteles generales
de la OTAN.
nivel, incluso político si es en tiempo de paz o crisis. Estas OEs son ejecutadas
por efectivos reducidos y muy especializados con una duración limitada,
dada la ligereza de su equipo y la dificultad de su apoyo logístico. Su
personal es cuidadosamente seleccionado y altamente cualificado, siendo
por ello difícil su reposición. Dispone de materiales, armamento y equipo es-
peciales de tecnología avanzada. Con un alto grado de disponibilidad, estas
unidades actúan por sorpresa, a grandes distancias y con actitud eminentemente
ofensiva.
Para poder cumplir con eficacia sus cometidos las actuales unidades que
componen el MOE se adiestran en múltiples facetas como inserción por
tierra, mar o aire (incluido el lanzamiento en paracaídas a alta cota), actuación
aislada en la profundidad de la retaguardia enemiga, supervivencia en
territorio hostil. Tienen capacidad para el enlace a cualquier distancia con su
cuartel general (vía satélite), actuación en todo tipo de terrenos, ambientes y
condiciones meteorológicas (desierto, jungla, montaña, nieve, agua, ...), combate
a corta distancia y con gran precisión, alto grado de destrucción con medios
ligeros. Por si todo ello fuera poco, dominan la señalización con láser de
objetivos para los aviones y el guiado de misiles inteligentes, la observación e
identificación de materiales, adquisición de objetivos, instrucción y asesoramiento
en lucha irregular... En definitiva su polifacético adiestramiento y su capacidad
Los boinas verdes están preparados para insertarse por tierra, mar, aire, pantanos…
Prácticas de Supervivencia en la COE | 329
Para ello cuentan con un armamento, equipo y material específicos, así como
unos procedimientos sofisticados.
El NOE estaba compuesto por una plana mayor, la base radio, un equipo
operativo y hasta tres patrullas de reconocimiento especial, desplegadas
permanentemente en puntos de interés para la inteligencia. Las misiones
empiezan siendo puntuales de escolta, de información y de reconocimiento.
Posteriormente despliegan patrullas de forma permanente en localidades
de la zona con un mayor grado de conflictividad. Esta actuación aislada de
los boinas verdes, que supieron granjearse el aprecio de la población civil y
militar, fueron las claves del éxito para ir obteniendo información de interés.
Respecto a misiones de acción directa fueron excepcionales, pero las pocas
que hubo se planificaron y ejecutaron con la máxima eficacia, evitando el
derramamiento de sangre ante la sorpresa conseguida. Como todas las
brigadas españolas rotaban por la antigua Yugoslavia, llevando agregado un
NOE bajo su dependencia directa, fue paradójicamente en los Balcanes
donde el resto del ejército conoció realmente la eficacia de los boinas
338 | Vicente Bataller
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS