Practicas de Supervivencia

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 342

Vicente Bataller

Prácticas de
SUPERVIVENCIA
en la COE
Primera edición: enero 2018

© Fundación Tercio de Extranjeros, 2017


© Vicente Bataller

ISBN-13: 000-00000000
Depósito Legal: MA-0000-2017

Edita: Fundación Tercio de Extranjeros


Avda. Imperio Argentina, n.º 7 Portal 3 - 8.º A. 29004 Málaga
Tel. 952 084 006
www.fundaciontercioextranjeros.org

Fotos e ilustraciones: Vicente Bataller, archivos MOE y antiguos boinas verdes.

Maquetación e impresión:
SOID Artes Gráficas
Polígono Industrial Torrehierro
Calle La Cerámica, 255. 45600 Talavera de la Reina
Tel. 925 054 000 - soidartesgrafi[email protected]

Reservados todos los derechos. Salvo excepción prevista por la ley, no se permite la reproducción total o
parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o
por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por
escrito de los titulares o licenciatarios del copyright. La infracción de dichos derechos conlleva sanciones
legales y puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.
VICENTE
BATALLER Vicente Bataller en su época de coronel
2º jefe del MOE

El general Vicente Bataller ha sabido conjugar su vocación militar con la


de escritor especializado en operaciones especiales (OEs), supervivencia y
como historiador militar de las antiguas provincias españolas de Ifni y Sáhara.
Su trayectoria profesional se caracteriza por permanecer la mayor parte de
sus años de servicio al mando de unidades especiales. Adquiere sus primeros
conocimientos de supervivencia en 1976 en la prestigiosa Escuela Militar de
Jaca, donde se diploman mandos del ejército español y extranjeros en las ap-
titudes de Montaña y OEs. La experiencia vivida como alumno del curso de
OEs durante la fase de supervivencia le resulta muy provechosa por los múl-
tiples aprendizajes adquiridos. Ello le anima a investigar, dirigir o supervisar
este tipo de prácticas en sus diferentes destinos.

Durante su paso por la Legión ejerce de teniente jefe de la sección de OEs


de la IV Bandera, capitán coordinador de las OEs del 2º Tercio, profesor del
I Curso de OEs para mandos legionarios con vistas a la creación de la Bandera
de OEs (BOEL), donde dirige las prácticas de supervivencia. Allí tiene de jefe
de curso al comandante Vázquez Soler, antiguo capitán de la COE 12 de Pla-
sencia, un ejemplo de “guerrillero español” y un maestro en supervivencia del
que copia su afición al conocimiento de las plantas comestibles y medicinales.
De comandante en el Batallón de Cazadores de Montaña IV realiza en el Pi-
rineo una investigación sobre las reacciones físico-fisiológicas y psicosociales
de los componentes de una supervivencia, recibiendo por ello el Premio Ge-
neral González del Pino de investigación psicológica, concedido por el Minis-
terio de Defensa. En esta época se licencia en Educación Física siendo su
trabajo de fin carrera “Prácticas de supervivencia” en el marco de las activi-
dades en la naturaleza. Como experto en esta materia colabora en la elabo-
ración del “Manual de Supervivencia” editado por el ejército de tierra.

Sin embargo es en las Unidades de Operaciones Especiales, también co-


nocidas como de guerrilleros o boinas verdes, donde más años permanece
destinado y tiene la oportunidad de enseñar y perfeccionar sus conocimientos
en supervivencia. De capitán manda la compañía (COE) nº 32 y, de coman-
dante y teniente coronel, es jefe del grupo (GOE) Valencia III, siendo luego,
ya de coronel, 2º jefe del Mando de Operaciones Especiales (MOE). Durante
estos años de boina verde colabora en las revistas Ejército y Defensa Interna-
cional en temas de operaciones especiales y de supervivencia, publicando
numerosos artículos. Además es autor de varios libros relacionados con este
tipo de unidades: Los boinas verdes españoles (1994), Supervivencia (1995),
Grupo de Operaciones Especiales Valencia III (1997). Por último, cuando re-
gresa a la Legión como coronel jefe del 3º Tercio, publica el libro Tercio D.
Juan de Austria, 3º de la Legión. Un Tercio nómada (2003) y posteriormente
Tiradores de Ifni. La guerra de Ifni en imágenes (2012).
GENERAL DE BRIGADA
DEMETRIO MUÑOZ,
JEFE DEL MOE Demetrio Muñoz,
general jefe del MOE (2017)

Estimado lector, me pide mi compañero de armas y vocación castrense,


D. Vicente Bataller Alventosa, General de Brigada en la reserva, que le prolo-
gue la edición de su libro Prácticas de Supervivencia en la COE. Se lo pide a
quien bebió de sus profundos conocimientos de la materia de la que versa
este libro. Ello acontecía en los albores de los 80 del siglo pasado, cuando el
aún joven e inexperto teniente Demetrio oía con interés, y trataba de apren-
der con avidez, el amplio conocimiento que de plantas, hierbas y técnicas
para sobrevivir tenía el capitán D. Vicente Bataller, conocimientos que inte-
riorizábamos y posteriormente aplicábamos en las fases de supervivencia des-
arrolladas con nuestros guerrilleros en los años que ambos compartimos
destino en el Grupo de Operaciones Especiales Valencia III. Todavía resuenan
en mi cabeza la parietaria, el eléboro fétido, la achicoria y otras muchas des-
conocidas plantas que eran necesarias ser conocidas, unas veces para apro-
vecharlas y otras para evitarlas.
Es D. Vicente Bataller hombre inquieto que ha recorrido durante su larga
y exitosa vida militar las mejoras y más dinámicas unidades de nuestro Ejército
de Tierra, desde La Legión pasando por las unidades de Montaña. Pero es-
pecialmente ha sido en las ya mencionadas Unidades de Operaciones Espe-
ciales, los guerrilleros, donde ha trascurrido gran parte de su vida militar.
Aunque su curiosidad por la supervivencia nació en su adolescencia, allá
por tierras de su amada Xátiva, fue en las unidades de Operaciones Especia-
les, en los coloquialmente llamados “boinas verdes”, donde la curiosidad se
transformó en conocimiento, y donde aquella primigenia inquietud, se trans-
formó en necesidad de conocer y aplicar estas técnicas, de las que hoy puedo
afirmar, sin la más mínima duda, es uno de los grandes expertos nacionales.
Es la palabra supervivencia, y me atrevería a decir que incluso el propio
concepto, algo que pudiera parecer alejado de nuestras preocupaciones.
Estoy seguro que incluso a muchos de nuestros conciudadanos les parecerá
algo innecesario o trasnochado. Qué oportuno acudir al diccionario para re-
cordar que el significado de dicha palabra tiene, entre otros significados, el
de “vivir con escasos medios o en condiciones adversas”. ¿Nos suena de algo?
¿Piensa usted, lector, como yo que es algo de total actualidad y de utilidad
para nuestro mundo actual?
Les aconsejo que lean detenidamente este libro, que disfruten de la ilus-
trativa pluma de nuestro autor, no en vano no es el primer libro que publica,
que se dejen llevar por sus fotografías, una de sus pasiones, y que se empapen
de las experiencias reflejadas en sus líneas por quien habla con el conoci-
miento de haber experimentado, y superado, todas y cada una de las técnicas
y vivencias en este libro recogidas.
Por último, déjenme agradecerle al autor su generosidad, los beneficios de
este libro irán a una maravillosa obra social, la Fundación Tercio de Extranje-
ros, organización nacida para dar amparo y cobijo a tantos soldados españoles
y extranjeros que entregaron su vida al servicio de España y de los españoles
en la Legión Española, y que la vida, una vez fuera de las filas de la Legión, no
les sonrió como se merecían. Gracias mi general.

General de Brigada D. Demetrio Muñoz García


Jefe del Mando de Operaciones Especiales del ET
Alicante a 30 de Julio del 2017
1-INTRODUCCIÓN
Tipos de Supervivencia
Homínidos: la supervivencia la especie
La supervivencia en el siglo XXI
Avance del contenido del texto

2-UN EJEMPLO: SUPERVIVENCIA DE LA COE-32


Reparto de tareas
Del hormigón a la choza
En busca de la comida
Actividades de los miembros de una patrulla
Una experiencia inolvidable

3-PREPARACIÓN Y PROGRAMACIÓN DE UNA


SUPERVIVENCIA
PREPARACIÓN
ÍNDICE Preparación físico-fisiológica
Preparación psicosocial
Preparación técnica
EL EQUIPO DEL SUPERVIVIENTE
Equipo general
Equipo básico
Equipo complementario
PROGRAMACIÓN
Elección de la zona y fecha de las prácticas.
Ejercicio táctico y marcha de aproximación previa.
Distribución de misiones entre los mandos.
Establecimiento de normas y horario.
El programa día a día

4-EL REFUGIO
Aspectos generales
REFUGIOS CON RECURSOS NATURALES
El refugio más corriente
Intoo
Cabaña
Vivienda primitiva
El tipi
REFUGIOS CON EL PONCHO
Poncho cabaña
Poncho inclinado
Poncho en fosa
Poncho en cuña
Poncho plano
REFUGIOS EN LA NIEVE
Iglú
Cueva en la nieve
Fosa
Pozo lapón
Base de un árbol
Tienda

5-EL FUEGO Y LOS HORNOS


Introducción
LA OBTENCIÓN DEL FUEGO
El material y el lugar de la fogata
Tipos de yesca
Encendedores de circunstancias
FUEGOS PARA COCINAR
Tipos de fogatas para cocinar
Dispositivos para cocinar
FUEGOS PARA CALENTAR
Fuegos fuera del refugio
Calefacción en el interior del refugio
Fuegos para iluminar
HORNOS PARA PANIFICAR, AHUMAR Y ASAR
Hornos para panificar
Hornos y fuegos para ahumar
Hornos y fuegos para asar

6-EL AGUA
Un elemento vital y peligroso
AGUAS SUPERFICIALES
Plantas amigas del agua
Los animales y el agua
El olor y los ruidos
La morfología del terreno
Aguas del subsuelo
AGUAS DE LAS PRECIPITACIONES
Lluvia, rocío y escarcha
Nieve
AGUA DE PLANTAS Y ANIMALES
Savia de las plantas
Fluidos de los animales
CONDENSACIÓN DEL VAPOR DE AGUA
Destilador solar
Condensación del agua de las plantas
Condensación del agua del mar
POTABILIZACIÓN DEL AGUA
Clarificación
Purificación
UN CASO REAL: PARACAIDISTAS CERCADOS EN LA GUERRA DE IFNI

7-ALIMENTOS DE ORIGEN ANIMAL


Generalidades
LA CAZA
Rastros y huellas
Sendas y guaridas
Nidos y restos de comida
TIPOS DE CAZA
Caza con armas de fuego o de otro tipo
Trampas con lazos útiles
Cepos
Trampas con artilugios poco prácticos
Caza con redes
Caza con liga
Caza con la mano o con una porra
LA PESCA
Pesca con anzuelos
Pesca con redes
Trampas
Pesca a mano
Pesca de ranas y cangrejos
PICADURAS DE ANIMALES PELIGROSOS
8-ALIMENTOS DE ORIGEN VEGETAL
Generalidades
Identificación de los vegetales comestibles
La geografía, las estaciones y las plantas
Diferentes usos de las plantas
Plantas comestibles
Miel silvestre
Frutos silvestres
Los hongos
Plantas para condimentar
Plantas para infusiones
Plantas y frutos venenosos

9-PREPARACIÓN Y CONSERVACIÓN DE LOS ALIMENTOS


CARNE Y PESCADO
Descuartizar los animales
Cocinar las carnes y pescados
Conservación de los alimentos de origen animal
PANIFICACIÓN
Panificación con harina de trigo
Panificación con otros tipos de harina
Otros usos de la harina de trigo.
VEGETALES
Cocinado de vegetales
Conservación de vegetales

10-FABRICACIÓN DE UTENSILIOS Y MEDICINAS


CUERDAS
Confección de cuerdas
Nudos con cuerdas
Uso de las cuerdas
PIELES
Curtido de pieles
Vestidos de piel
Zapatos de piel
FLOTADORES Y BALSAS
Flotadores
Balsas
OTROS UTENSILIOS
Utensilios para la cocina
Brújulas improvisadas
Equipos de nieve
Mochilas
PLANTAS ÚTILES
Para fabricar cuerdas
Para obtener liga
Para pescar
Para fumar
Para lavar
PLANTAS MEDICINALES
Recolección y conservación de las plantas medicinales
Los remedios naturales

11-ASPECTOS FÍSICO-FISIOLÓGICOS Y PSICOSOCIALES


Introducción
Curiosidades detectadas por observación directa es una supervivencia
Cambios producidos durante la experiencia respecto a las expectativas iniciales
Descubrimientos llevados a cabo por los propios individuos
Otros resultados de interés obtenidos en el trabajo de investigación

12-BOINAS VERDES ESPAÑOLES: COEs, GOEs/BOEL Y MOE


De los guerrilleros de 1808 al nacimiento de las COEs
Los guerrilleros de las COEs: soldados de élite
La impronta de la boina verde: primero ganarla, luego llevarla con honor
El adiestramiento de las COEs. Guerrillas y contraguerrillas
Creación de los GOEs /BOEL
El adiestramiento de los GOEs/BOEL. Operaciones especiales
De los GOEs al MOE
2002 un año decisivo: liderar OEs de la OTAN y liberar Perejil
Las especialidades del MOE
Los boinas verdes en misiones de paz

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Prácticas de Supervivencia en la COE | 13

1
INTRODUCCIÓN

21 curso de OEs. Escuela (EMMOE) de Jaca (1977). Tte Bataller con teresiana en el centro.

Desde que en 1976 experimenté por primera vez una supervivencia con
motivo de realizar el curso de operaciones especiales en la Escuela Militar
de Montaña y Operaciones Especiales (EMMOE) de Jaca (Huesca), me
fascinó este tema. Aprovechando el entorno geográfico del Pirineo aragonés,
en Jaca se obliga a los alumnos a mantener un continuo contacto con la natu-
raleza, donde, además de aprender a subsistir en una situación de emergencia,
también se contemplan disciplinas tan diversas como el esquí, escalada,
orientación, vida y movimiento en montaña, submarinismo, paracaidismo y
otras actividades, todas ellas obviamente desarrolladas fuera del escenario
urbano.
Conviene recordar que de muchas de estas actividades, y del deporte en
general, el ejército ha sido pionero en introducirlas y difundirlas dentro de la
sociedad española. Sin ir más lejos fue en 1945, con la creación de la Escuela
Militar de Montaña, cuando por primera vez en suelo hispano se impartieron
clases de esquí, escalada y montañismo. Anteriormente ya había ocurrido lo
mismo con la enseñanza de la educación física, siendo la Escuela Central de
14 | Vicente Bataller

Educación Física de Toledo el primer centro oficial en enseñar esta materia.


Lo mismo pasó con el submarinismo, que dio sus primeros pasos en el
Centro de Buceo de la Armada de Cartagena, y el paracaidismo, que se
estrenó en la Escuela de Paracaidismo del Ejército del Aire de Alcantarilla
(Murcia).
Luego, con el transcurrir de los años, estas actividades con un cierto grado
de riesgo, practicadas inicialmente como una necesidad surgida para el adecuado
entrenamiento de algunas unidades especiales de las fuerzas armadas españolas,
traspasaron los muros de los cuarteles y se proyectaron sobre multitud de
clubes civiles donde empezaron a impartirse como deportes de aventura,
actuando inicialmente de profesores, en la mayoría de los casos, militares o
antiguos soldados que habían adquirido la experiencia durante su estancia en
el ejército. Lógica-
mente, con el tiem-
po, estos centros
privados perfeccio-
naron las diferentes
técnicas, igualando
o incluso superan-
do, en algunos ca-
sos, a las propias
escuelas militares.
El ejército es pionero en actividades Mis 20 años de
extrapoladas al ámbito civil (esquí, buceo, destino en unida-
supervivencia, paracaidismo…)
des de montaña y
operaciones espe-
ciales (sobre todo en estas últimas), me han dado la oportunidad de conocer
a fondo el entorno natural a lo largo de múltiples días vivaqueando en el
campo, dirigiendo en varias ocasiones “supervivencias”, especialidad a la que
me aficioné desde que fui profesor de esta materia en el curso de operaciones
especiales de la Legión (1983-84), desarrollado esta vez en un enclave distinto,
pero no por ello menos bello, la serranía de Ronda. Escribí desde entonces
varios artículos sobre este tema en las revistas Ejército y Defensa Internacional
y en la editorial Tikal (Susaeta) publiqué el libro Supervivencia que me ha
servido de base para la edición de esta obra, motivo por el que trascribo
muchas de las técnicas y gráficos allí expuestos.
En definitiva pienso que la experiencia obtenida por los soldados en este
tipo de prácticas es en parte extrapolable, o al menos puede servir de
Prácticas de Supervivencia en la COE | 15

referencia, a aquellas personas interesadas en el tema. Este es el motivo


principal de publicar esta nueva obra donde, además de ampliar los aspectos
técnicos de mi anterior libro, en el presente se contempla todo lo relativo a
cómo aprenden los boinas verdes a subsistir en plena naturaleza y, sobre
todo, se describen otros factores relacionados con la convivencia en grupo,
tras ser descubiertos en la citada investigación.

En este nuevo libro el autor, además de la técnica de una supervivencia, ha investigado


los factores psicosociales.

Cabe señalar que, por mi experiencia personal, estaba convencido de


que durante el desarrollo de unas prácticas de este tipo se podían obtener
múltiples enseñanzas si se realizaba un control riguroso de los cambios que
se producían en los soldados, tanto a nivel individual como del grupo.
Además, como militar y amante de la supervivencia pensé que el ejército,
una vez más, debía seguir siendo pionero, no solo en la introducción de
esta materia en la sociedad española, como así ya ha ocurrido, sino ¿por
qué no?, en ser también el primero en realizar una investigación que
abarcara -más allá de la técnica- otros aspectos de índole físico-fisiológico
y psicosocial. Estas reflexiones me animaron a llevar a cabo un trabajo de
investigación del que expongo un resumen de los resultados obtenidos en
el capítulo 11. Aprovecho la ocasión para expresar mi agradecimiento al Dr.
Lagardera del INEF de Cataluña y a todos los que intervinieron o me
ayudaron en esta investigación. Agradecimiento que hago extensivo a los
boinas verdes que han colaborado con fotografías, dibujos… a la ilustración
de este libro.
16 | Vicente Bataller

Por último, quiero hacer constar que he donado los derechos de autor a
la Fundación Tercio de Extranjeros, asociación benéfica de acogida de
antiguos legionarios que se encuentren en situación de desamparo, desarraigo,
sin familia, o simplemente sin techo. Con ello deseo contribuir, aunque sea
con esta pequeña aportación, al noble cometido de esta fundación. No
olvidemos que durante muchos años la Legión también tuvo sus prestigiosas
unidades de operaciones especiales (SOEs, UOEL y BOEL).

La Legión creó primero secciones de OEs (SOEs), luego una compañía (UOEL) y una
Bandera (BOEL).

Tipos de Supervivencia
Se entiende por supervivencia, en su sentido más amplio, el conjunto de
actos o estado por el que se continúa viviendo a pesar de afrontar carencias
a corto y medio plazo de extrema gravedad. Admite un escenario artificial o
una causa distinta a la catástrofe natural como puede ser una guerra o un en-
carcelamiento tercermundista. Desde un punto de vista militar, la supervivencia
se contempla como una situación en la que un combatiente, o una unidad, se
ven obligados a subsistir con los recursos que le proporciona la naturaleza,
manteniendo las condiciones físicas y psíquicas que le den la posibilidad de
seguir viviendo y combatiendo.

Se puede clasificar en individual, cuando la realiza una sola persona, o co-


lectiva si afecta a un grupo. Ambas modalidades pueden darse en una
situación obligada o prevista, denominándose entonces supervivencia de
Prácticas de Supervivencia en la COE | 17

emergencia o voluntaria respectivamente. A su vez, ésta puede dividirse en


controlada o incontrolada, según exista o no un grupo de instructores o
monitores que la dirijan técnicamente y proporcionen ciertos recursos.
Las prácticas
de supervivencia
en las COEs se en-
marcan, por tanto,
en una superviven-
cia colectiva, pre-
vista y controlada
por unos mandos
que actúan como
instructores. Con- Durante estas prácticas
sisten en adiestrar los boinas verdes
a los boinas verdes aprenden a subsistir con
recursos naturales.
a que subsistan en
el monte, sólo y
exclusivamente con los medios naturales a su alcance. Se les enseña a
pescar, con aparejos fabricados por ellos, a cazar con trampas y armas de
igual procedencia, a fabricar pan, a diferenciar las distintas hierbas y, por su-
puesto, a recolectar las comestibles y cocinarlas. También fabrican sus
propias cabañas, utensilios, zapatos, etc.
Esta experiencia ayuda a los boinas verdes vencer la aversión natural ante
algunos alimentos, a superar la sensación de angustia producida por el
hambre, así como la soledad, fomentando aún más la seguridad en sí mismos.
La convivencia en grupos reducidos, la distribución equitativa del trabajo y
de los alimentos, la tolerancia al esfuerzo físico continuado y la presión
constante ejercida por los mandos en todas las actividades, permite el cono-
cimiento de los límites de resistencia tanto individuales como el de los com-
pañeros y del grupo. Podemos afirmar que superada la fase, el boina verde,
tras los descubrimientos de índole físico, fisiológico, psíquico y social, se en-
cuentra preparado para enfrentarse a situaciones difíciles por sí solo, con ini-
ciativa, determinación y espíritu de unidad.
Normalmente, estas prácticas comienzan tras un ejercicio de táctico
donde la unidad ha quedado rebasada por el adversario y se encuentra lejos
de las líneas propias, contando sólo con los recursos que obtengan de la na-
turaleza para sobrevivir. No obstante, en ocasiones este ejercicio puede ir
precedido de una captura e interrogatorio de prisioneros y posteriormente
18 | Vicente Bataller

de una evasión y escape, lo que supone incrementar, a la dura experiencia de


la supervivencia, una presión psicológica previa (prisioneros) y un elevado
desgaste energético por la marcha prolongada en que se traduce la evasión,
realizada obviamente sin contar con alimentos.

La supervivencia puede ir precedida de una


captura e interrogatorio de prisioneros.

Homínidos: la supervivencia la especie


Las prácticas de supervivencia, cada vez más en auge como hemos men-
cionado, han sido sin embargo habituales en la historia del hombre. No en
balde nuestros antepasados, para subsistir y obtener comida, tuvieron que
aprender a fabricar utensilios, lanzar objetos, refugiarse de las inclemencias
del tiempo, encender fuego, cazar, pescar... Fueron durante muchos miles de
años actividades obligatorias, y aún lo siguen siendo para determinadas tribus
que actualmente viven en condiciones primitivas. ¿Existe una herencia
filogenética de los aprendizajes de subsistencia del hombre primitivo, transmitida
a través de los genes, generación tras generación hasta nuestros días?
Hasta que el hombre adquirió un cierto grado de civilización, la supervivencia
de la especie ha sido una constante en su historia evolutiva. Al principio los
árboles ofrecían a los homínidos no sólo protección contra las fieras sino ali-
mentos al alcance de la mano. La destrucción de enormes masas de bosques,
como consecuencia de las glaciaciones, obligaron a nuestros antepasados a
tener que vivir en grandes sabanas y adaptarse por lo tanto a un nuevo
Prácticas de Supervivencia en la COE | 19

entorno en el que aprendieron a cazar animales, comer hierbas del suelo y


defenderse de los carnívoros terrestres.
Este reajuste
El descubrir y controlar el fuego fue fundamental para el
conductual posibi- hombre primitivo y lo sigue siendo en los supervivientes
litó el dominio del
bipedismo (Austro-
lopitecus), precisa-
mente con un
modo de supervi-
vencia (a mayor al-
tura, mejor vigilan-
cia contra los de-
predadores), que
junto con otros
comportamientos
beneficiosos fue-
ron transmitidos genéticamente, heredando los hijos las técnicas de subsistencia
aprendidas por los padres. Al quedar las manos libres y permitir por lo tanto
la utilización de instrumentos extracorporales, estas técnicas se perfeccionaron,
especialmente por el homo-sapiens que fue capaz de controlar el fuego y
llevar a cabo lanzamientos de gran precisión.

Vicente
Por otro lado, la evolución social
Bataller en de la vivencia en grupo ha pasado
su época de cronológicamente por la cueva, cho-
teniente za, pequeño poblado, pueblo rural,
coronel jefe
del GOE-III ciudad y gran urbe, variando la en-
tidad del grupo desde una o varias
familias hasta varios millones de
personas, y el marco ambiental, des-
de el contacto con la naturaleza,
como exclusivo medio de vida, hasta
la dependencia casi absoluta del
hormigón y la máquina como única
forma de subsistencia. El hombre
de la sociedad altamente tecnificada,
acostumbrado a que se le facilite
todo con solo apretar un botón o
abrir un frigorífico, con un nivel alto
de estrés, encuentra insuficiente la
20 | Vicente Bataller

relajación entre las paredes de una sala con televisión o de un gimnasio y


desea saltar los muros de la ciudad en busca de experiencias en la naturaleza
para descubrirla, encontrarse a sí mismo y disfrutar vivencias nuevas.
En la supervivencia como forma más primitiva de vida, puede hallar lo que
busca, pasar del hormigón al musgo, del edificio a la choza, de la masificación
humana al pequeño grupo, del ordenador a la flecha, del frigorífico al ahuma-
do… y, sobre todo, descubrir aspectos de la personalidad y de relaciones
dentro del grupo, que afloran especialmente en situaciones límites de estrés
y con carencias significativas. En este sentido los cuadros de mando y
soldados que se incorporan al ejército procedentes de esa sociedad de
bienestar, deben estar preparados para en caso de crisis vivir situaciones es-
tresantes, sin descartar que puedan caer prisioneros o incluso verse obligados
a sobrevivir con los recursos naturales tras quedarse aislados durante una
operación militar. En los boinas verdes, debido a las misiones que según
veremos tienen encomendadas, esta posibilidad es aún mayor.

En la supervivencia se pasa
del hormigón al musgo, del
edificio a la choza, del
frigorífico al cheroqui

La supervivencia en el siglo XXI


Las primeras escuelas de supervivencia fueron militares, creadas como
consecuencia de una necesidad descubierta durante la II Guerra Mundial y
conflictos posteriores para salvar a pilotos abatidos, náufragos, evadidos de
Prácticas de Supervivencia en la COE | 21

campos de prisioneros... Estas experiencias se trasladaron posteriormente al


campo de la protección civil, especialmente en Estados Unidos y Centroeuropa,
para sobrevivir a las catástrofes naturales como terremotos inundaciones, hu-
racanes, maremotos, temporales de nieve... Finalmente pasaron al terreno de
la educación, dentro de las actividades a practicar en la naturaleza, como
origen primario del resto de actividades, pues según las reflexiones citadas an-
teriormente, nuestros antepasados más remotos, para sobrevivir, para comer,
tuvieron que aprender a orientarse, a correr, a nadar, a trepar, a bucear, a
saltar, a lanzar, actividades que con el tiempo dejaron de ser más necesarias,
adquiriendo un carácter lúdico y convirtiéndose en deportes. Veamos a conti-
nuación, como ha evolucionado la supervivencia en los últimos tiempos.
El embrión de la primera escuela de supervivencia es creado en USA por
el coronel Stampados en el aeródromo de Carson, Colorado, en diciembre
de 1949. De allí, se traslada en 1952 a Stead, Nevada, durando cada curso al-
rededor de dos meses. Pronto se creó otra escuela en McCall, Idaho. Más
tarde, Gran Bretaña y la Unión Soviética, viendo la utilidad de estas enseñanzas,
fundaron sus propios centros militares especializados en esta materia. Ac-
tualmente, en el ámbito militar occidental, se imparten cursos de supervivencia
en todos los ejércitos, especialmente para pilotos, marinos y fuerzas especiales,
existiendo una escuela de la OTAN en Weingarten, Alemania, país que
además cuenta desde 1960 con un centro propio en Hamburgo. En Italia,
Portugal, Francia, Bélgica, Holanda y Grecia se desarrollan cursos con una
duración que oscila entre 15 días y 1 mes.
Estados Unidos, como pionero en este campo, es la nación más avanzada,
realizando actualmente cursos de instructor de supervivencia en sus diferentes
modalidades: de combate, en el mar, en el ártico, en selva y en el agua. Como
ejemplo de uno de ellos, el de Instructor tiene una duración de 6 meses y
consta de nueve fases, donde sucesivamente se van experimentando super-
vivencias en distintos tipos de terreno, campos de prisioneros, etc. Esta
escuela puede considerarse como la más especializada del mundo por la mi-
nuciosa recopilación de datos de supervivientes reales. En definitiva, el
ejército estadounidense, que conoce por experiencia la importancia de la
evasión, el escape, la supervivencia y la información obtenida de los interro-
gatorios, invierte mucho tiempo en entrenar a sus hombres en estas técnicas,
basándose en observaciones de soldados y marineros que ya han experimentado
este tipo de penurias en diferentes conflictos.
En lo que a España se refiere, las primeras nociones de supervivencia
aparecen en 1945, con la creación de la Escuela Militar de Montaña en Jaca
22 | Vicente Bataller

(Huesca) como centro de enseñanza para diplomar a mandos del ejército en


esquí, escalada, vida y movimiento en este entorno. Más tarde, en 1957, se
imparte por primera vez el curso de operaciones especiales, entonces deno-
minado de “guerrilleros”, con clara influencia de la doctrina USA, motivo por
el que la instrucción de supervivencia empieza a considerarse importante,
sobre todo para las fuerzas especiales. Con los años, oficiales españoles que
realizan cursos extranjeros de supervivencia, sobre todo en Estados Unidos y
Alemania, aportan mejoras técnicas que se incorporan al curso español de
OE para cuadros de mando.

Vázquez Soler, gran experto en


A partir de 1962, con la fundación de
supervivencia, en su época de las primeras compañías de operaciones
capitán jefe de la COE-12 de especiales (COE), cientos de jóvenes es-
Plasencia pañoles que voluntariamente encuadran
sus filas pasan por esta experiencia durante
unos 10 días. El entonces capitán Vázquez
Soler, gran aficionado a la naturaleza, jefe
durante varios años de la COE-12 de Pla-
sencia y más tarde, ya de comandante,
jefe del curso de OEs de la escuela de
Jaca, puede considerarse como uno de
los militares más expertos y que más
impulsó esta materia desde sus inicios. En
lo que respecta a la infantería de marina y
el ejército del aire, inicialmente envían a
formar instructores a la escuela de Jaca,
de manera que el adiestramiento en su-
pervivencia se extiende dentro de las fuerzas armadas. En 1984, se crea un
curso especial para pilotos de aviación en la escuela de paracaidismo de Al-
cantarilla (Murcia), donde se introducen las prácticas de supervivencia en el
mar. Posteriormente, se incluyen nociones de cómo sobrevivir en la naturaleza
en los cursos de formación de pilotos de helicópteros.
Fuera del ámbito militar, en la década de los 80, aparecen en nuestro país
multitud de manuales sobre supervivencia que invaden las librerías en señal
de una fuerte demanda social. La mayoría son escritos por antiguos oficiales
o soldados de las fuerzas especiales extranjeras, ofreciendo una copia de los
reglamentos militares, no siempre válidos en la geografía española. También
se organizan las primeras escuelas de supervivencia en España, siendo el na-
turalista Lorenzo Mediano, uno de los pioneros en esta materia, viviendo y
practicando la supervivencia en pleno Pirineo y organizando cursillos en la
Prácticas de Supervivencia en la COE | 23

zona de Graus (Huesca). Por primera vez en España, nace una supervivencia
fuera del contexto militar, relacionándola con los deportes de aventura y con
un enfoque educacional.
Siguiendo sus pasos, en el ámbito civil se crean escuelas de supervivencia
en diferentes puntos del territorio español y se imparten cursos técnicos de
distintos niveles (básico, medio, avanzado…) y en diferentes tipos de terreno
(montañoso, desértico, en el mar…). Algunos de sus instructores (yo conozco

En el ámbito civil se han creado varias escuelas de supervivencia, algunas dirigidas por
antiguos boinas verdes

a varios) son antiguos boinas verdes, esto es, mandos o soldados que sirvieron
en las compañías de operaciones especiales (COEs). En estos cursos de fin
de semana o de corta duración se aprenden aspectos técnicos muy interesantes
sobre cómo subsistir con recursos obtenidos en la naturaleza. Sin embargo
existen facetas de índole psicológico y sociológico más difíciles de poner en
práctica y experimentar de manera similar a como ocurre en las COEs,
donde los soldados no saben ni cuándo empieza ni cuándo termina la super-
vivencia, ni en qué lugar va instalarse el vivac, ni los días previos de marcha
hasta llegar al mismo.
En definitiva, los boinas verdes son los que en España más años de expe-
riencia tienen en este campo, precisamente porque sus misiones especiales,
24 | Vicente Bataller

llevadas a cabo en la profundidad de la retaguardia enemiga, según lo dicho,


les pueden conducir en más de una ocasión a quedarse aislados sin posibilidad
de recibir apoyo logístico y, en consecuencia, tener que subsistir con tan sólo
los recursos que les ofrece la naturaleza. Situación que también se puede
presentar durante la estancia en un campo de prisioneros o tras la evasión
del mismo.

Avance del contenido del texto


A modo de ambientación y de ejemplo sobre cómo se puede desarrollar
una supervivencia colectiva y controlada por unos instructores, iniciamos
esta obra con un capítulo sobre un caso práctico de una supervivencia
realizadas por una COE (la 32). Pienso que su lectura nos ayudará a
comprender mejor los siguientes capítulos dedicados a los aspectos técnicos
(del 3 al 10), empezando por la programación y preparación previa y
continuando con los refugios, el fuego y los hornos, el agua, la obtención
alimentos de origen animal y los de origen vegetal, la preparación y conservación
de los citados alimentos, los utensilios de fabricación casera y la obtención
de medicinas naturales.

El 2º capítulo, a modo de ejemplo, está dedicado a una supervivencia llevada a cabo por la
COE 32
Prácticas de Supervivencia en la COE | 25

En la década de los 60 nacieron las primeras COEs

Estos aspectos técnicos, lejos de quedar relegados a un plano teórico y


conceptual, han sido experimentados ampliamente de modo que hemos
descartado todas las técnicas, ejercicios, trucos y actividades cuya realización
es de escasa o nula utilidad (a pesar de que se contemplan en muchos
manuales de supervivencia). Por el contrario se han seleccionado los que re-
almente pueden ser interesantes en un caso real de subsistencia en plena
naturaleza y en un entorno geográfico y climatológico similar al que nos
podemos encontrar en España.
Pero más allá de la técnica, en una supervivencia existen otros aspectos
de índole físico-fisiológico y psicosocial que fueron abordados, según lo
dicho, en un exhaustivo trabajo de investigación, obteniendo unos sorprendentes
resultados de los que se expone un resumen en el capítulo 11.
Finalmente, al hacer referencia continuamente a los boinas verdes
españoles he creído conveniente dedicar el último capítulo a explicar quiénes
son estos soldados de élite del ejército español y cuál ha sido su evolución
desde que en la década de los 60 nacieron las primeras compañías (COEs)
repartidas por toda la geografía española, luego reunidas en los años 80 en
siete unidades tipo batallón (GOEs/BOEL), hasta que en 1997 se reagruparon
bajo un mismo mando (MOE).
Prácticas de Supervivencia en la COE | 27

2
UN EJEMPLO: SUPERVIVENCIA DE LA COE-32

Antes de pasar a exponer cómo se realiza la programación de una supervi-


vencia y hablar de cada uno de sus aspectos técnicos (refugios, obtención de
agua, de alimento, etc.) pienso que puede resultar muy ilustrativo el detallar
toda la secuencia de un caso práctico llevado a cabo por un Compañía de
Operaciones Especiales (COE). En esta ocasión se trata de la COE nº 32 en
los años 80. El vivac se instaló en la zona de Almazarán, junto al río Segura, a
la altura de Elche de la Sierra (Murcia) y la supervivencia duró 10 días. Este
entorno se encuentra aislado del “mundanal ruido”, lejos de la civilización y de
la presencia humana. Me consta que en aquella época el resto de COEs y
UOEL legionaria, repartidas por toda la geografía española (ver el último
capítulo), realizaban unas prácticas, sino idénticas a las que se van a relatar, al
menos similares, obviamente adaptadas a su área geográfica, al número de
cuadros de mando disponibles para actuar como instructores, etc.

Reparto de tareas
Como todos los meses, la COE-32 prepara sus próximas maniobras. El
capitán, reúne a los mandos y les explica las actividades de los 10 días de
salida al campo, en esta ocasión dedicados íntegramente a las prácticas de
supervivencia. Asesorado por el brigada de la compañía, experto en esta
materia, el capitán distribuye misiones. Uno de los tenientes, auxiliado por
un cabo 1º, se encargará de la dirección de los diferentes trabajos de vivac
(perfeccionamiento de refugios, leñeras, hornos para ahumar, fuegos, obtención
de agua, fresqueras…). Otro oficial será el responsable de la obtención de re-
cursos vegetales, el brigada del sacrificio de animales, mientras que entre los
sargentos, según su especialización, asigna a uno la responsabilidad de la
pesca, a otro la conservación de alimentos, y a un tercero de los hornos y la
panificación, siendo un cabo 1º (gran experto en pájaros y mamíferos) quien
enseñará el seguimiento de huellas de animales y los distintos artilugios de
circunstancias para cazar. Por último, dos mandos en lugar de dedicarse a
tareas con la tropa, van a realizar nuevas investigaciones sobre métodos para
la obtención de agua, la fabricación de cuerdas y el paso de obstáculos con
medios caseros.
28 | Vicente Bataller

Mandos COE 32 1987. Arriba: Guillén, Toboso, Bataller, Canela, Con anteriori-
Llamas, Moreno y Cesar M. Abajo: Allo, Terencio, dad y dentro de
JG García y Pérez, Vergara y Calzada
programa prepa-
ratorio de estas
prácticas, los boi-
nas verdes de la
COE-32 han escu-
chado con verda-
dero interés las se-
siones teóricas de-
dicadas a la sub-
sistencia con re-
cursos naturales.
Son conscientes
de la dureza de es-
tos ejercicios pero,
quizás precisamente por ello, por su innovismo, por su espíritu aventurero,
por tratarse de unas enseñanzas que en un momento determinado pueden
salvarles la vida y, sobre todo, por la confianza que tienen en sus mandos,
estas experiencias les resultan sumamente atractivas. Cabe destacar que los
mandos, al estar diplomados por la escuela de operaciones especiales de
Jaca, en su día “sufrieron” su propia supervivencia, perfeccionando sus cono-
cimientos, una vez destinados en las COEs, con la experiencia adquirida año
tras año ejerciendo como instructores de la misma. Además, resulta habitual
que con el tiempo cada mando, según sus gustos, se especialice en una deter-
minada materia y
así, por ejemplo, el
responsable de la
alimentación vege-
tal sea un experto
en el reconoci-
miento de plantas
comestibles, medi-
cinales, útiles, ve-
nenosas… mientras
que el de pesca
sepa capturar fá-
cilmente peces con
las manos, con un Entre los mandos se reparten las tareas según su experiencia.
arpón, con redes… Cada día pasan revista a los recursos, utensilios…
Prácticas de Supervivencia en la COE | 29

Del hormigón a la choza


Estos soldados de élite aún recuerdan el día, no muy lejano, en el que
durante 48 horas fueron capturados prisioneros y sometidos a interrogatorios
y a la típica presión psicológica que se vive en un campo de concentración.
Allí tuvieron la oportunidad de poner a prueba su capacidad de resistencia y
de evadir las preguntas efectuadas por el personal experto en inteligencia
del presunto enemigo. A pesar de que todo aquel montaje sabían de antemano
que se trataba de un simulacro, habían descubierto la importancia de este
tipo de prácticas de cara a afrontar una situación mucho más dramática ante
un caso real de captura de prisioneros.

Ahora, se enfrentaban a otra prueba quizás más exigente y prolongada,


subsistir durante varios días (aunque fueron 10, ellos no sabían inicialmente la
duración total), alejados de una sociedad de consumo que les tenía acostum-
brados a toda una
serie de comodi-
dades, de seguro
ausentes en esta
experiencia. Así,
por ejemplo, aho-
ra no iba a resul-
tar posible el con-
seguir comida
con tan solo abrir
el frigorífico, en-
cender fuego al
Del hormigón a la choza.
Modus vivendi similar al girar un botón del
del hombre primitivo gas, beber agua
de un grifo siem-
pre a mano, calentarse con enchufar la estufa eléctrica, comprar útiles y ropa
en la tienda de la esquina. En definitiva, una forma de vida civilizada repleta
de placeres de todo tipo que en breve sería sustituida por un modus vivendi
más rudimentario y similar al del hombre primitivo.

En efecto, todos esos lujos iban a ser reemplazados por una minicabaña,
una leñera, un horno de panificar y un cheroqui para ahumar, una fresquera
para conservar los alimentos, un fuego de trípode para cocinar, unos filtros
para purificar el agua, métodos rudimentales para cazar y pescar, recolección
de plantas comestibles y medicinales del propio suelo, fabricación de utensilios
caseros, etc. En suma, iban a tener la oportunidad de experimentar, por
30 | Vicente Bataller

primera vez en su vida, sensaciones nuevas como resultado de la ausencia de


los elementos considerados como vitales en una sociedad altamente tecnificada.
Pero lo más curioso fue, según veremos, que el hecho de sentirse desposeídos
de los bienes terrenales les iba a producir un elevado aprecio y valoración de
las cosas más sencillas y a saber diferenciar con mayor claridad, lo superfluo
de lo realmente importante.

Además, al llegar a la zona del vivac, cansados tras una dura marcha
que duró dos jornadas (con una noche entera andando sin dormir) se
procedió de in-
mediato a cons-
truir la nueva
casa, un refugio
con ramas, mien-
tras que poco a
poco se fueron
habilitando to-
dos los enseres
de su interior.
Así, en lo que
respecta a los
utensilios fabri-
cados según el
programa previs-
La marcha previa a la supervivencia produce
un considerable desgaste energético to, éstos fueron
los siguientes:

-Útiles de cocina: cucharas y tenedores de madera, espumaderas hechas


con tapas agujereadas de botes, cazos a partir de una lata atada a un palo,
molinillo de café, ajustando dos botes redondos y de distinto diámetro con
los fondos taladrados opuestamente, colador de café con cualquier paño
limpio alrededor de un aro, despensa en base a una estructura cubierta con
una tela fina o ramas con hojas muy espesas.

-Prendas de vestir: ropa de abrigo o calzado, utilizando para ello pieles


curtidas de animales en el primer caso y cubiertas de ruedas de vehículo o
esparto en el segundo. De los varios procedimientos existentes para el
curtido de la piel, durante estas prácticas se empleó el sistema de tener la
piel sumergida en agua tibia unas 12 horas, dejándola luego secar y frotándola
a continuación con una masa compuesta por grasa de animal y harina.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 31

-Utensilios para cazar y pescar:


arcos, flechas, lanzas, arpones,
redes, cuerdas, anzuelos de
circunstancias.
-Balsa de circunstancias (con
la participación de todas las
patrullas, para probar su efec-
tividad ante una evasión por
el río Segura).

Veamos como nos cuenta


un “superviviente” la experien-
cia de sus primeros días tras la
llegada al vivac:

“Después de dos jornadas de


marcha, cansados y agotados
por los fuertes desniveles del re-
Horno cheroqui y piel de conejo
corrido y por habernos auto- curtida secándose
rracionado la comida del primer
día, llegamos al punto de concentración de todas las patrullas. Tras pasarnos
una exhaustiva revista y entregarnos unas latas vacías de conserva, un hacha y
un serrucho, el teniente nos asignó una zona para que eligiéramos el lugar exacto
donde ubicar nuestro refugio, no sin antes insistir en la importancia que tendría
para nuestro futuro el seguir al pie de la letra todas las recomendaciones
enseñadas durante las teóricas cuarteleras relativas a la construcción del mismo.
Miramos hacia
el cielo y estaba
completamente
despejado, no pa-
recía existir peligro
de lluvia. Allí cerca
descubrimos unas
ramas secas que
limpiándolas po-
drían servirnos de
largueros y trave-
saños. Su longitud Balsa construida para descenso por río Segura
(capitán Bataller en proa)
y consistencia no
32 | Vicente Bataller

se ajustaba del todo a las necesidades del modelo de cabaña elegida, pero
bueno, a veces los mandos exageraban un poco, pensamos. Nos pusimos manos
a la obra e iniciamos la construcción del refugio buscando el mínimo esfuerzo
que nos aconsejaba nuestra fatiga. Cuando empezó a oscurecer, rellenamos
precipitadamente la estructura inicial con ramas, no siempre ajustándonos a los
consejos recibidos
de antemano.
Aquello se aseme-
jaba más a una
choza de las que
juegan los niños
que a un refugio
de manual, sin
embargo, nos ser-
viría para pasar
la noche.
La construcción del refugio
debe ser rigurosa para evitar Al día siguien-
goteras en caso de lluvia te el mando res-
ponsable de los
trabajos en el vivac montó en cólera, diciéndonos que habíamos empezado
mal la supervivencia al dejarnos arrastrar por el cansancio inicial y ofrecerle
aquella chapuza pero, sorprendentemente, su única medida adoptada fue
aconsejarnos una remodelación antes de seguir acondicionando el resto del
vivac, marchándose mientras regañaba entre dientes aquello de que conviene
dejar aprender de los propios errores.

Unos días después cambió el tiempo y empezó a llover cada vez con más
intensidad. Del techo caían goteras que al final se convertían en chorros de
agua. El suelo, la mochila, el armamento, estaban mojados. Por la noche era
imposible conciliar el sueño pues el saco también fue pasado por agua. Al frío
producido como consecuencia de estar mojados, había que añadirle la
disipación del calor interno a través de los agujeros sin cubrir de las paredes.
No se podía estar dentro del refugio, pero peor resultaría salir fuera. Hora
tras hora esperamos el amanecer y, más agotados que nunca hasta entonces,
descuartizamos bajo la lluvia media choza y empleamos todo el día en re-
componerla, esta vez teniendo en cuenta todos los consejos recibidos y mal-
diciéndonos por haber hecho caso omiso desde un principio a los mandos de
la COE, que lejos de exagerar, tenían una acumulada experiencia en la
dirección de este tipo de prácticas”.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 33

En busca de la comida
En cualquier situación de supervivencia, la obtención de alimento resulta
capital. En este sentido, para los boinas verdes hambrientos la consecución
de comida fue su principal preocupación, tarea muy laboriosa en la que em-
plearon la mayor parte del tiempo. Para empezar, el primer día de supervivencia,
al llegar al vivac no se comió nada (no hubo tiempo de buscar recursos),
excepto algunos que tenían sobras de la ración del día anterior. En los días
sucesivos, para vencer el hambre y la repugnancia tuvieron que olvidar
algunas costumbres adquiridas, así como el significado de la palabra sabor y
prejuicio, toda vez que resultaba difícil disponer u obtener en el campo
manjares sabrosos o condimentos culinarios corrientes como la sal, azúcar,
vinagre, aceite vegetal, ajo, cebolla, pimienta... Así, cuando inesperadamente
una patrulla encontró algún bicho repugnante hizo válido el dicho popular
que dice “todo lo que anda, se arrastra o vuela, a la cazuela”.
Como es lógico, para los “supervivientes” de la COE 32 esta situación se
presentaba totalmente novedosa en relación a su habitual sistema de
alimentación practicado en su casa o en el cuartel. Ahora, para llevarse un
bocado al estómago el proceso resultaba mucho más largo y complicado.
Primero, había que desplazarse para buscar y obtener el recurso alimenticio,
normalmente hierbas comestibles así como otras plantas para condimentar,
no siempre fáciles de encontrar en la proximidad del vivac. Luego, ir al bosque
en búsqueda de leña para encender el fuego y cocinar, y al río, para traer agua
con la que poder hervir las plantas y poder beber tras ser depurada. Todo
ello, sin tener en cuenta la fabricación de utensilios para cocinar y de una
leñera para prote-
ger de la lluvia las
ramas acumuladas
para alimentar el
fuego, pues caso
de estar mojadas
el encendido se di-
ficultaba enorme-
mente.
Así nos cuenta
un boina verde su
experiencia sobre
la importancia de
Los recursos vegetales de esta “super” fueron
mantener leña seca: abundantes y variados.
34 | Vicente Bataller

"Todos los días nos turnábamos para encender el fuego por la mañana.
Ahora parece hasta absurdo, pero entonces cualquier actividad adicional re-
sultaba desagradable pues había que desplazarse a buscar yesca y ramas
pequeñas, normalmente mojadas por el rocío caído durante la noche, luego
soplar y soplar, cuando el cuerpo demandaba no realizar ningún tipo de
esfuerzo físico. El leñero parecía más un objeto de decoración que algo
realmente útil, hasta que una noche llovió y mojó toda la leña que habíamos
acumulado. Esa mañana no pudimos desayunar nuestra acostumbrada infusión
de mentastro o tomillo, ni calentarnos, pues fue imposible encender el fuego.
Aprendimos bien la lección, y desde entonces vigilamos las goteras del
leñero con el mismo interés que las de nuestro refugio, y debajo del saco,
jamás faltaron unas hierbas y ramitas secas".

No contentos
con este primer
plato de hierbas,
los boinas ver-
des tenían que
cazar o pescar
para obtener ali-
mentos de ori-
gen animal (as-
pecto sumamen-
te difícil hoy en
día). Y aquí ya
entramos de
Las infusiones (aún sin azúcar) ayudan a engañar el hambre nuevo con otro
largo proceso
que comienza con la fabricación casera de los anzuelos y cañas para pescar
o la colocación de trampas para cazar (sólo a efectos didácticos). Durante
el caso concreto de esta supervivencia, no se facilitó ningún alimento de
los considerados repugnantes (gato, serpientes), repartiéndose cuatro
truchas, una gallina y un conejo por grupo. Estos alimentos venían a sustituir
los hallazgos o capturas de animales o peces nuevamente puestos en
libertad para no degradar el medio. Ello no significaba que fueran utilizados
en su totalidad para ser comidos, toda vez que la finalidad principal fue el
que cada patrulla realizase las prácticas de descuartizar, ahumado, oreo,
etc., es decir, de conservación de estos alimentos. Para los supervivientes
el tener hambre y comida a mano sin poder hacer uso de la misma supuso
una dura prueba psicológica.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 35

"El cabo 1º Moreno llevaba 12 años en la COE y durante la supervivencia


era el responsable de la caza. Todos los mandos y soldados admitían por
unanimidad que poseía unas dotes extraordinarias para localizar y seguir
los rastros de los animales, convirtiéndose en un especialista en esta
materia difícilmente superable por otra persona. Había crecido en el
campo y conocía todas las costumbres de los animales. En su casa
cuidaba a los que encontraba heridos por el monte, curándolos para
luego volverlos a poner en libertad. El grupo que cada día de la supervivencia
marchaba con él en busca de rastros se quedaba maravillado pues no se
les escapaba el más mínimo detalle. Rápidamente encontraba nidos, ma-
drigueras, lugares de paso, restos de comida, pelos o plumas... Distinguía
desde lejos por la forma de volar o cantar a cada uno de los pájaros y
raro era el día que no traía un animal para enseñarlo a la compañía y
luego dejarlo en libertad".

No obstante,
todas estas arti-
mañas no resul-
taron tan fáciles
como a simple
vista parecían.
Así, el salazón
tenía el inconve-
niente de reque-
rir mucha sal (se
proporcionó
sólo a efectos de
practicar este
procedimiento),
mientras que el El
El cabo
cabo 1º
1º Moreno
Moreno (dcha),
(dcha), experto
experto en
en caza
caza yy pesca
pesca
oreo fue más lle-
vadero, al ser la acción del secado ejercida por el aire (siempre que exista
un ambiente seco). Por último, en el ahumado se tuvo la precaución de so-
meter previamente la carne a un oreo no inferior a 24 h. Para el ahumado
las patrullas de la COE 32 emplearon unos hornos cheroqui que además
de esta utilidad, sirvieron para preservar los alimentos de los depredadores.
Por último, una parte de la fruta se secó al sol y otra se convirtió en mer-
melada, cortándola antes en trozos muy pequeños y cociéndola con o sin
azúcar (lo normal será no disponer de él) hasta que se convirtió en una
pasta.
36 | Vicente Bataller

Se suministró un poco de harina


y levadura al objeto de que cada
grupo aprendiera a amasar su propio
pan con agua templada sobre una
losa limpia o poncho, introduciéndolo
en el horno tras media hora de fer-
mentación en un lugar cálido. En
sustitución de un horno también se
emplearon otros procedimientos,
como el de colocar el amasado en
espiral alrededor de un palo o en el
interior de una lata tapada, en ambos
casos no muy próximos al fuego.
Cierto es que en un caso real la ob-
tención de harina de trigo, cebada…
será difícil, pero quizás puedan ob-
tenerse semillas comestibles que
Se suministró un poco de harina bien trituradas y convertidas en
y levadura para aprender a
convertirla en pan
polvo sirvan para este fin.

Un “superviviente” nos relata su experiencia:


"Uno de los aspectos que más nos sorprendió de las practicas de
supervivencia fue la intensidad de las actividades diarias. Lejos de contar
con mucho tiempo para el ocio, lo que hubiera parecido de lo más lógico en
esta situación, nos faltaban horas para finalizar los trabajos diariamente en-
comendadas a la patrulla. Cuando aún no habíamos terminado de acondicionar
el refugio y la leñera, ya estábamos liados con el horno de pan y con el horno
cheroqui. A partir del tercer día el asunto de la leña adquirió una relevancia
que jamás hubiéramos imaginado antes de realizar estas prácticas, pues se
daba el caso de tener que alimentar simultáneamente tres fuegos, uno para
cocinar, otro para panificar y un tercero para ahumar, lo que suponía un
elevado consumo de leña, ya agotada en las proximidades del vivac y
resultando, consecuentemente, cada vez más difícil de obtener.
Enseguida adivinamos que el fuego era un elemento fundamental del que
dependíamos totalmente. Poder encenderlo y luego obtener y racionar la leña
para mantenerlo, resultaba vital. Las expediciones en busca de ramas secas
que había que cargarse a las espaldas, se alejaban cada vez más del
campamento con el consiguiente desgaste energético, pero no importaba el
Prácticas de Supervivencia en la COE | 37

sacrificio con tal de conseguir el fuego. Las cerillas estanqueizadas y los


mecheros envueltos con plásticos se convirtieron en útiles valiosos a guardar
cuidadosamente, pues los encendidos de circunstancias practicados a modo
de curiosidad suponían mucha pa-
ciencia y esfuerzo así como una pér-
dida de un tiempo que más bien es-
caseaba. Difícilmente olvidaremos
aquella panorámica de la zona del
refugio, con la choza, el humo de los
fuegos y hornos, los hombres de la
patrulla trabajando en aspectos pin-
torescos para el mundo civilizado
pero vitales para un superviviente.
Parece como si de repente hubiéra-
mos retrocedido en el túnel del tiempo
convirtiéndonos en una tribu primitiva.
Aquel primer panecillo confeccionado
por uno mismo, aquella trucha ahu-
mada, el primer encendido de la fo-
gata que tanto costó a los de la "ciu-
dad", el contemplar la fiel compañía
de las llamas del fuego... son mo-
mentos y escenas difíciles de borrar El fuego es fundamental en una supervivencia
de nuestras mentes". para cocinar, ahumar, calentarse, etc.

Aunque en esta supervivencia el vivac se encontraba al lado de un río, a


efectos didácticos se realizaron prácticas de depuración y filtrado de agua y
de obtención con medios de circunstancias (agua del rocío y de la lluvia, de
las plantas...), lo que supuso una mayor carga de trabajo.
En cuanto a recursos vegetales obtenidos de la propia naturaleza, se re-
colectaron algunos de los existentes y fáciles de encontrar en esta zona del
río Segura:
-Para ensaladas y verduras: ortigas, dientes de león, achicoria, berro,
romaza, malvas, cardo, trébol, cerraja, acederilla y colleja.
-Como condimento: ajos porros, hinojo, salvia, tomillo, ajedrea.
-Para postre: zanahoria silvestres, majuelos, escaramujos.
-Como infusiones: flores de rosal silvestre, manzanilla bastarda, abrótano
hembra, mentastro, flores de margaritas, salvia, raíces de dientes de león y
achicoria (sucedáneos del café).
38 | Vicente Bataller

Así, por poner un ejemplo de un menú de un día (a repartir entre los 4


hombres de la patrulla):
-Desayuno: mentastro.
-1.ª comida: ortigas, caldo de huesos, panecillo de 100 grs.
-2.ª comida: tripas de un pollo

Dieta vegetariana a tope

Naturalmente existían algunos premios (cabeza de ajo, huevo, etc.) que se


daban a aquellas patrullas que destacaban en la búsqueda de recursos o en la
construcción de útiles de cocina, trabajos, etc. Pero también existían días que
inesperadamente se restringía la comida o no se les daba harina al objeto de
desmoralizar, efecto que se aumentaba aún más con llamadas de atención al
mínimo fallo y con numerosas revistas de todo tipo (aseo personal, armamento,
mejora de refugios, pieles curtidas, alimentos ahumados, etc.) al objeto que la
actividad en el vivac fuera continua desde el amanecer hasta el anochecer.

Actividades de los miembros de una patrulla


Para llevar a cabo todos estos trabajos los soldados de la COE 32 se cons-
tituyeron en patrullas tipo escuadra de 4 hombres, entidad idónea para el
reparto de cometidos. Por riguroso turno rotatorio, cada mañana un boina
Prácticas de Supervivencia en la COE | 39

Los guerrilleros de la COE 32


verde de cada grupo se dedicó
se turnaban en tareas. En a la recolección de hierbas,
este caso panificación y otro a la preparación de tram-
ahumado en cheroqui pas para la caza, un tercero a
la pesca con medios de cir-
cunstancias y el cuarto a los
trabajos de acondicionamiento
del vivac, panificación y fuegos.
De este modo todos practicaron
cada uno de esos aspectos téc-
nicos, pero siempre agrupados
y dirigidos por un mando es-
pecializado en la materia co-
rrespondiente.
Cada día, tras desayunar
una infusión de hierbas (pro-
curando variar de sabor: men-
tastro, achicoria, tomillo…) el
teniente responsable de la ali-
mentación vegetal reunía a un
boina verde por patrulla, en
este caso, a quien ese día le corresponde obtener recursos vegetales, y los
conducía por un sendero predeterminado donde les iba enseñando las
diferentes plantas comestibles y útiles a recolectar, aprovechando para
enseñar a no confundirlas con las venenosas. Por su parte, el sargento
encargado de la pesca, se llevaba al grupo que ese día les corresponde
ejercer de pescadores a practicar en una charca próxima la captura de ranas
y luego con anzuelos improvisados la pesca en el río Segura.
“Aquella dieta vegetariana resultaba insoportable a los ocho días de su-
pervivencia. Ya no sabíamos como preparar la comida para darle un sabor
cada vez distinto al plato de verduras. Al menos ahora, tras recolectar
obligatoriamente los primeros días una o dos plantas comestibles de las
existentes en la zona según un programa previamente establecido, se nos
permitía preparar un menú a gusto de cada patrulla. Unos preferían la
achicoria, otros el diente de león o las ortigas, pero en lo que todos
coincidían era en el ajo y la zanahoria silvestres, increíblemente tan
abundantes y a la vez tan desconocidos por todos nosotros antes de ingresar
en la COE. Ya habíamos cogido el "punto" exacto del hervido para cada tipo
de verdura hasta lograr quitarle su amargor. Luego en la sartén recibían el
40 | Vicente Bataller

toque final, siempre presidido por unos dientes de ajo acompañados cada
vez por un condimento distinto, hinojo, tomillo, romero, mentastro, etc.
Llegamos a odiar las verduras, pero finalizada la supervivencia comprendimos
que en un caso real nos hubieran salvado la vida”.
Mientras tanto, el cabo 1º experto en pájaros y mamíferos, iba mostrando
al grupo de caza los diferentes tipos de huellas de animales, los restos de
nidos y madrigueras existentes en la zona, así como los procedimientos para
su captura en base a trampas con hilos y alambres, etc. Se enseñaba y
practicaba su instalación pero luego las trampas se desactivaban para evitar
degradar el medio ambiente (a no ser que el guarda forestal indique que se
pueden cazar conejos, etc.). Con la liga (pasta pegajosa) de circunstancias
que previamente enseñó a fabricar en el vivac, ahora se realizaron prácticas
de dónde y cómo debe ser colocada en la orilla de un arroyo. Luego se
vigilaba hasta la captura de algún pajarillo que de inmediato era puesto en li-
bertad. Como recompensa a la suelta del ave se entregará luego un huevo al
guerrillero que tuvo suerte de atraparla.
En el campamento quedaba el teniente responsable de los trabajos de
construcción y mejora de refugios y artilugios del vivac, pasando revista a
los diferentes tipos de refugios y
En
En sustitución
sustitución de
de la
la caza
caza se
se facilitó
facilitó una
una
leñeros, cada vez más perfeccio-
gallina
gallina (comer
(comer vísceras
vísceras yy sangre
sangre yy resto
resto nados, vigilando y advirtiendo los
ahumado)
ahumado) fallos a corregir en los trabajos ma-
nuales que debían fabricarse cada
día: botas, fresquera, reloj de sol,
mochila, red, etc. Llegado el caso,
la sanción por no esmerarse o mos-
trar signos de cansancio que re-
percuten en los trabajos en el vivac,
podía traducirse en la destrucción
del artilugio, leñera, etc. y vuelta a
empezar. Este método (o mejor es-
tímulo) resultó fundamental para
aprender a sobrevivir sin dejarse
arrastrar por la dejadez y tendencia
al abandono propio de estas situa-
ciones. Mientras tanto, el sargento
de panificación enseñaba la forma
de amasar el pan y de fermentarlo
con y sin levadura artificial.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 41

“Pasados unos días el vivac presentaba un aspecto curioso, original y si


no fuera por el estado de desnutrición de sus habitantes diría que hasta en-
cantador. Abrigos de diferentes tipos (cabañas, intoos) rodeados de su horno
de panificación, su horno cheroqui (para guardar alimentos ahuyentándolos
de los animales), su fresquera o despensa, su pila finlandesa y fuego polinesio
para calefacción del refugio, sus recipientes y útiles de cocina hechos con
medios de circunstancias (cucharas de madera, espumadera, cazos, molinillos
de café, coladores, etc.), pasamontañas, calzado, redes.

Fabricación de una red para pescar

Las tardes que tocaba matanza de animales, el suboficial encargado de


ello, ante todos los boinas verdes reunidos en masa, realizaba una demostración
recordando la forma de sacrificar y descuartizar un conejo, una gallina,
cerdo, oveja, etc. (según lo que tocaba ese día) en sustitución de los animales
que se podrían cazar en un caso real, normalmente una liebre, perdiz, jabalí…
A continuación cada patrulla lo practicaba in situ, teniendo la suerte de que
esa noche iban a comer las vísceras y beber la sangre. Por el contrario, el
resto de la apetitosa carne, reservada para las prácticas de oreo y ahumado
(aprender conservarla), no podía comerse de momento.
"El brigada Terencio llevaba muchos años destinado en la COE, práctica-
mente la mayor parte de su vida militar, siendo un experto en todas las
técnicas de supervivencia y aficionado especialmente a las plantas, que
42 | Vicente Bataller

identificaba a la perfección. Dirigía también el sacrificio y preparación de los


animales comprados per la COE como sustitutivos de la caza y pesca. En
esta ocasión se trataba de un conejo vivo repartido a cada patrulla. Todos
formamos en un
semicírculo sen-
tadas en el suelo
para escuchar
de boca del sub-
oficial, y obser-
var luego, la ma-
nera de sacrifi-
car este animal.
Al ver el cuchillo
y la sangre sen-
timos cierta re- Prácticas de matanza y de
pugnancia, una descuartizar un cerdo (en
sensación extra- sustitución de un jabalí)
ña de culpabili-
dad pues para comer era necesaria matar. Curiosamente antes de la supervi-
vencia, jamás se nos había ocurrido pensar que la carne consumida diariamente
por el hombre, comprada en forma de chuletas en un supermercado, pertenecía
a animales vivos recientemente sacrificados en un matadero. Ahora sin
embargo, le tocaba el turno a nuestra patrulla y por primera vez en mi vida
sacrifique un conejo, mientras me acordaba de aquellas historias contadas
per mi abuela sobre las matanzas caseras de los animales criados en el
corral, algo muy común hasta hace unos años y que aún se sigue practicando
en algunos pueblos".
Debe señalarse también que como la supervivencia estaba encuadrada
dentro de un tema táctico, se le dio la máxima importancia a las medidas de
seguridad (enmascaramiento, escuchas...) tocando dos alarmas y realizando
dos pequeñas marchas a mitad de la supervivencia (aumento del desgaste
energético, desconcierto, desmoralización, etc.)

Una experiencia inolvidable


Pero, ¿cuáles fueron los resultados obtenidos en estas prácticas? En
primer lugar conviene señalar que con el transcurrir de los días, a pesar de
ingerir hierbas y pequeñas cantidades de carne (en sustitución de la caza
que, como ya dijimos, estaba prohibida), al ser estos alimentos del todo insu-
Prácticas de Supervivencia en la COE | 43

ficientes, los recursos energéticos del propio cuerpo se fueron agotando


poco a poco hasta que apareció la percepción del hambre y, con ella,
sensaciones nuevas y aspectos desconocidos hasta ese momento por los
soldados. Compañeros que en el cuartel parecían “superhombres” se vinieron
abajo ante estas carencias vitales, mientras que otros soldados, que habían
pasado más desapercibidos hasta entonces, ocupaban ahora un primer plano
por sus cualidades humanas.

La actividad de cada patrulla es


continua: mejorando el vivac,
fabricando utensilios…

En los boinas verdes fueron apareciendo sorprendentes descubrimientos,


como el de la enorme capacidad de resistencia individual, el dominio que la
mente ejerce sobre el cuerpo, o lo ventajoso que resultaba el liderazgo y la
disciplina en una colectividad, especialmente en lo que se refiere a la
distribución y cumplimiento de tareas durante la realización de un trabajo.
Resulta curioso que una vez finalizadas este tipo de prácticas, realizadas
año tras año al incorporarse a las COEs nuevos soldados, una mayoría de
boinas verdes coinciden en señalar la supervivencia como una de las
actividades más duras pero a la vez de la que guardan un buen recuerdo. Los
momentos difíciles, lejos de separar, unen a los individuos ante la necesidad,
les hace sentirse más solidarios con sus compañeros y con su COE y
descubrir valores humanos muchas veces ocultos. Una experiencia inolvidable
y sumamente interesante.
44 | Vicente Bataller

El confeccionar pan en el monte es uno de los aspectos técnicos que más gustaron.

COE 32 al mando del capitán Bataller.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 45

3
PREPARACIÓN Y PROGRAMACIÓN
DE UNA SUPERVIVENCIA

PREPARACIÓN
La supervivencia, como una faceta más de la instrucción de un boina
verde requiere, antes de ser llevada a la práctica, de la adquisición de unos
conocimientos teóricos (técnica) y de una preparación previa (entrenamiento
físico, psicológico y de convivencia en grupo). De hecho, en estudios realizados
por el ejército de Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial y al
finalizar la guerra de Vietnam, se demostró que muchos de sus combatientes,
al quedar aislados o ser capturados e internados en un campo de prisioneros,
fueron incapaces de sobrevivir por falta de un adiestramiento adecuado, no
solamente para la obtención de recursos, sino especialmente para resistir
psicológicamente este tipo de adversidades. Se llegó a la conclusión de que
una instrucción en supervivencia resultaba imprescindible y fundamental
para salvar muchas vidas de soldados en futuros conflictos. Las prácticas de
supervivencia fueron incluidas a partir de entonces en los planes de entrena-
miento, no sin antes crear varios tipos de cursos de supervivencia, ya
comentados anteriormente, para la formación de instructores entre los
cuadros de mando.

Si las conclu-
siones a las que
llegó el ejército
norteamericano
en los años cin-
cuenta se extra-
polaran a nues-
tra realidad, y
considerando
que las prácti-
cas de supervi-
vencia tienen
numerosos as- La preparación técnica (en este caso curtido de pieles) gusta
mucho a los supervivientes
pectos relacio-
46 | Vicente Bataller

nados con el deporte, la aventura, el afán de superación ante situaciones ad-


versas, etc., resulta obvio que su preparación debe contemplar todas las
facetas en juego: física, psicológica, sociológica y técnica. Todo ello lo consigue
el boina verde tras unos
meses de estancia en la
COE, pasando luego de
esta fase de preparación
a la de ejecución de la
supervivencia. Ésta se
realiza por sorpresa (sin
conocer fecha de inicio,
ni duración) normalmen-
te durante 10 días, in-
cluida la marcha de apro-
ximación, cuyo objetivo
es el desgaste energéti-
La marcha previa persigue el desgaste energético y el co y consumo de la ra-
consumo de la ración de emergencia. ción de previsión.
Veamos a continuación en qué consiste la preparación física, psíquica y
técnica del boina verde, su equipo básico, los preparativos previos a su
realización y el programa día a día.

Preparación físico-fisiológica
La principal característica de una subsistencia en base a los recursos
naturales es, respecto a una situación normal, la notable disminución de
alimentos que el individuo aporta a su organismo. Sin embargo, éste debe
seguir manteniendo la temperatura basal y consumir energías para poder
realizar las actividades físicas propias de un continuo trabajo de acondiciona-
miento del vivac y desplazamientos en busca de leña y vegetales comestibles,
caza, pesca, etc.
La sangre, como todos sabemos, es el vehículo que transporta estos
alimentos, previamente convertidos en hidratos de carbono, grasas, proteínas,
distribuyéndolos por todo el cuerpo, mientras que el corazón es el motor
que impulsa este flujo circulatorio. El pulso y la tensión arterial media serán
algunos de los indicadores del funcionamiento de este complejo sistema, a
su vez auxiliado en su “combustión” por el aire de los pulmones mediante la
respiración.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 47

Con el entrena- Con


Con el
el entrenamiento
entrenamiento
miento físico general, físico
físico se
se consigue
consigue una
una
el individuo consigue adaptación
adaptación progresiva
progresiva del
del
una adaptación pro- organismo
organismo al
al esfuerzo.
esfuerzo.
gresiva de su orga-
nismo al esfuerzo,
que con el tiempo
se traduce en un en-
sanchamiento y for-
talecimiento de las
paredes del corazón,
de tal modo que, con
un menor número de
contracciones en
comparación con el
corazón más pequeño de una persona no cultivada físicamente, conseguirá
impulsar la misma cantidad de flujo sanguíneo por minuto, es decir, ante un
esfuerzo registrará menos pulsaciones, disminuyendo su fatiga, sin mencionar
otras ventajas de tipo fisiológico.

Por si fuera poco, en una supervivencia, además de seguir realizando acti-


vidades físicas que requieren un esfuerzo, existen otros factores influyentes
en el desgaste energético, como la climatología y las adversidades atmosféricas.
El viento, la lluvia, la temperatura, pueden provocar calor (deshidratación) o
frío (mayor consumo de hidratos y grasas para mantener la temperatura
basal). Por su parte, la falta de sueño motivada por el frío, la lluvia, la incerti-
dumbre, aumentará aún más el consumo de energía, con la disminución de
las horas de reposo.

Según estas reflexiones, llegamos a la conclusión de que es necesaria, o al


menos recomendable, una buena preparación físico-fisiológica previa a la re-
alización de unas prácticas de supervivencia, esto es, un entrenamiento para
resistir la fatiga y para adaptar el organismo a reacciones ante el frío, calor y
sueño. Esta educación física se basará principalmente en lograr una mayor
capacidad de resistencia aeróbica, principal oponente al agotamiento, siendo
la carrera continua prolongada y las marchas de endurecimiento los mejores
instrumentos para obtenerla. En la COE esta preparación se inicia el mismo
día en que el aspirante a ser boina verde ingresa en filas. Consiste en
desarrollar las facultades físicas y capacidad de sacrificio necesarias para
resistir el esfuerzo. Por poner un solo ejemplo, en las COEs es habitual pasar
48 | Vicente Bataller

noches enteras sin dormir durante una infiltración (en ocasiones con lluvia,
frío, hambre…).
Este endurecimiento acostumbrará al cuerpo a reaccionar con sus defensas
naturales, haciéndose uso inicialmente de sus primeras reservas, los hidratos
de carbono y grasas que todo individuo tiene latentes para afrontar un
primer corte en el suministro de alimentos o un desgaste energético
significativo. Si esta situación continúa, recurrirá al consumo de sus proteínas,
segunda reserva disponible para casos límite. Por su parte, la mente habrá
tomado buena nota de estas respuestas del cuerpo, quizá asombrosas. Ello,
por extrapolación, le servirá para otras situaciones de gran desgaste energético,
como es el caso de una supervivencia.

En la COE se fomenta la capacidad de sacrificio para resistir el cansancio, sueño, frío...

Preparación psicosocial
Afrontar situaciones límite no es común en el hombre de la sociedad
actual, dado el grado de bienestar alcanzado. Las prácticas de supervivencia
en la COE están perfectamente controladas por el médico y dirigidas por
cuadros de mando que actúan de monitores, enseñando cómo obtener
Prácticas de Supervivencia en la COE | 49

recursos, acondicionar los refugios y proporcionando ciertos elementos


básicos. En definitiva, los boinas verdes juegan con la ventaja, respecto a un
caso real e imprevisto, de saber de antemano que en ningún momento
peligrará la propia existencia. Sin embargo, resulta un hecho cierto que para
la mayoría de soldados esta experiencia es la primera de su vida en la que se
ven sometidos a una carencia de necesidades elementales, a un asomo de si-
tuación extrema que deben afrontar y resolver sin antecedentes en sus pará-
metros educativos, caracterizados por ofrecer soluciones estandarizadas
ante problemas vividos con anterioridad o fácilmente solucionables buscando
entre su bagaje cultural. Experimentarán, en consecuencia, situaciones de in-
seguridad, impotencia, desamparo, soledad, nerviosismo e incluso miedo.

Como la supervivencia practicada en las COEs se realizará normalmente


en patrullas de 4 a 5 personas, aparece otra nueva faceta, la de conjugar el
hambre, el cansancio físico y las restricciones psíquicas antes mencionadas
con el tener que relacionarse con los demás compañeros del grupo que se
encuentran en un estado similar y con los que debe convivir en mutua de-
pendencia. Con los amigos de toda la vida resulta muy fácil compartir lo que
no es necesario ni vital; ahora, por el contrario, se trata de necesidades
básicas, como distribuir equitativamente la poquísima comida disponible y
los trabajos a realizar para acondicionar el vivac. En esta ocasión la dejadez
de uno va a repercutir notoriamente sobre el resto del grupo: por ejemplo,
esas goteras en el refugio que no dejan dormir, debido a que el encargado
ese día de arreglarlas se ha relajado en el trabajo, o la búsqueda de plantas a
cargo del otro compañero, que ha sido un fracaso y ha supuesto el no comer
prácticamente nada ese día.

En lo que respecta al aspecto psicológico, la voluntad firme de sobrevivir,


o lo que es lo mismo, mantener un estado anímico positivo ante situaciones
adversas, va a ser fundamental, sirviéndonos de gran ayuda el instinto de
conservación innato en cualquier ser vivo y que, al igual que ocurría con las
reservas fisiológicas, supone una garantía de índole mental. La preparación
psíquica será aún más necesaria que la física, y se basará en un entrenamiento
de la mente para resistir ante circunstancias desfavorables como las
generadoras de sensaciones ilusorias o exageradas de miedo, inseguridad,
desamparo, etc., anteriormente citadas. Para ello en el entrenamiento de los
boinas verdes es muy importante ejercitar aquellas facultades psicológicas
más relacionadas con este tipo de actividad, principalmente la capacidad de
iniciativa, de decisión, de superación personal, etc., a base de afrontar
pruebas que favorezcan la adquisición de estas facultades.
50 | Vicente Bataller

El duro entrenamiento de los boinas verdes facilita el superar estas prácticas

Sirvan de ejemplo para este caso, algunas de las prácticas extraídas de su


programa de instrucción, como el dormir completamente solo y a varios kms
de sus compañeros en medio del monte o realizar recorridos topográficos in-
dividuales de noche (sensación de soledad). Más atrevido puede parecer el
atravesar una pista de fuego real reptando entre explosiones próximas y
bajo los disparos de una ametralladora con las balas silbando por encima de
la cabeza (superar el miedo al riesgo) o el pasar un conguito o pasillo
subterráneo estrecho y completamente oscuro con salidas falsas taponadas,
teniendo que retroceder en busca de la única salida verdadera (superar la
claustrofobia),... Es decir que el boina verde, a nivel personal, antes de iniciar
las prácticas de supervivencia ya ha experimentado situaciones novedosas,
descubriendo facetas de gran ayuda, como el acostumbrarse a vencer el
miedo, el pánico, el pesimismo y a fomentar su iniciativa, decisión, imaginación,
autocontrol y confianza en sí mismo.

Respecto al factor social o de convivencia en grupo, también es conveniente


el aprendizaje previo de la necesidad de una organización, estructuración, li-
derazgo, espíritu de equipo, disciplina, solidaridad y compañerismo. En
resumen, la armonía y el buen funcionamiento de la patrulla redundará en el
Prácticas de Supervivencia en la COE | 51

rendimiento del trabajo y éste, a su vez, en la obtención de múltiples


beneficios en forma de mejoras sociales, esto es, conseguir cubrir las
necesidades mínimas de alimentación, de perfeccionamiento del vivac (abrigo,
hornos, fuegos, utensilios, etc.), además de la unión y las buenas relaciones
intragrupales que ayudarán a subsanar o hacer más llevaderas las deficiencias
individuales, tanto físicas como psicológicas.
En definitiva, en
En el pasillo de fuego se
esta preparación repta entre balas que
previa, en lo que la silban por encima de las
faceta social se re- cabezas y explosiones
laterales
fiere, los boinas ver-
des juegan con la
ventaja de estar
acostumbrados a tra-
bajar en equipo den-
tro de la COE y a la
disciplina, compañe-
rismo y estrecho
contacto entre los
mandos y la tropa.

Preparación técnica
La preparación técnica previa comprende una serie de teóricas y prácticas
relacionadas con los aspectos técnicos de la supervivencia, como el aprender
a distinguir algunas plantas comestibles, medicinales… construcción de
refugios, etc. Conviene lle-
El boina verde recibe una varla a cabo el mes anterior
buena formación en a la supervivencia. Esta pre-
topografía y orientación paración es necesaria dado
que fuera del medio am-
biente habitual, al no dis-
poner puntualmente de los
utensilios y elementos de
consumo a los que el hom-
bre está acostumbrado en
una sociedad industrializa-
da, ni de una vivienda don-
de refugiarse de las incle-
52 | Vicente Bataller

mencias del tiempo, el que practica la supervivencia partirá de cero a la hora


de solucionar todos estos problemas. Independientemente de lo anterior,
según lo dicho, muchas de las materias contempladas en el plan de instrucción
de los boinas verdes le van a ser de utilidad para la supervivencia. Sirva de
ejemplo la topografía y prácticas de orientación, los socorros de urgencia, las
marchas por montaña, el paso de obstáculos, natación de combate, etc. Es
decir, el soldado obtiene un conjunto de enseñanzas previas de gran ayuda
como complemento a las prácticas de supervivencia propiamente dichas…
Estos conocimientos se adquieren con la ayuda de películas de vídeo,
fotografías, láminas y maquetas, finalizando con una jornada de campo en
la que se llevan a la práctica las enseñanzas recibidas, de modo que se re-
colectan plantas, se instalan diversas trampas, se construyen (o al menos se
inicie el armazón y nudos para sujeción de ramas/troncos) los diferentes
tipos de refugios, hornos y utensilios, y se prueban los diferentes métodos
de obtención de agua y fuego. En síntesis, el aprendizaje va dirigido princi-
palmente a:
- Plantas y frutas silvestres comestibles, medicinales, útiles y venenosas.
- Artilugios de circunstancias para cazar y pescar.
- Preparación y conservación de los alimentos y de sus pieles.
- Construcción de refugios y acondicionamiento del vivac.
- Obtención y filtrado del agua.
- Encendido de fuego y su uso para cocinar y calentar.
- Fabricación de utensilios para cocinar, vestir o calzar.
- Hornos y panificación.
Como complemento de lo anterior, Prácticas en un pollo para
aprender a coser una herida.
también son de utilidad otras técnicas:
- Socorros de urgencia e higiene.
- Topografía y orientación con plano,
brújula e indicios.
- Conocimientos básicos de
meteorología.
- Marchas por montaña.
- Paso de todo tipo de obstáculos
con teleféricos, rápel, etc.
- Natación en el mar y pantanos,
descensos de ríos en balsas.
- Pruebas de resistencia física y
psíquica, así como de decisión y valor.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 53

El paso de teleféricos a mucha altitud supone una buena prueba de decisión y valor.

Como el aprendizaje más difícil es el de las plantas y frutas silvestres, esta


materia requerirá una atención preferente, aunque, por otra parte, el consejo
de un monitor especialista será fundamental. La experiencia nos dice que
hay que marcarse como objetivo el que todos conozcan unas pocas plantas,
las más abundantes, sin dudar a la hora de identificarlas.

En este senti-
La defensa personal fomenta la
do en alguna de seguridad en sí mismo.
las antiguas COEs
se instalaba en
sus inmediacio-
nes un huertecillo
de plantas silves-
tres, con un le-
trero identificati-
vo al lado de
cada planta. Es
quizás la mejor
forma de apren-
der a distinguirlas
por el tamaño,
color y flores. De
no ser así, otra
54 | Vicente Bataller

opción es colocar una mesa a la entrada de la COE y sobre ella las plantas
(con sus nombres y utilidad) que se vayan obteniendo durante las salidas al
campo. Se puede repetir tanto durante los meses de primavera para las
plantas comestibles, como en otoño para los frutos silvestres. Este método
de enseñanza suele despertar la curiosidad primero y el interés después de
los futuros supervivientes y resulta muy eficaz. Del mismo modo, durante las
marchas y los diez días mensuales de salidas al campo se aprovechan los des-
cansos o los recorridos por zonas idóneas para enseñar plantas, huellas, ma-
drigueras… que salgan al paso.

EL EQUIPO DEL SUPERVIVIENTE


Como una situación de supervivencia se puede presentar en cualquier
momento, el equipo básico para afrontarla debe ir incluido siempre dentro
del equipo general que cualquier boina verde debe transportar en su mochila
o colgado del cinturón. Por otra parte, al realizarse estas prácticas como un
ejercicio controlado y programado durante una salida al campo, normalmente
de 10 días de duración, la COE suministra un material complementario que
entrega a los practicantes a su llegada a la zona del vivac (en un caso real se
obtendría sobre el propio terreno). Distinguiremos pues tres modelos de
equipo, el general, que llevará siempre el boina verde a cuestas, el básico de
supervivencia, que por sus pequeñas dimensiones y por su posible uso ante
situaciones imprevistas también irá incluido en el anterior y, finalmente, el
equipo complementario que se entrega a los soldados como ayuda adicional.

En su mochila el boina verde lleva un equipo genérico y otro básico de supervivencia.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 55

Equipo general
• Mochila de montaña.
• Chaquetón y jersey, gorro de lana, bufanda o red individual y guantes.
• Poncho, traje de tormenta y polainas.
• Saco de dormir y esterilla.
• Muda completa con dos o más pares de calcetines.
• Útiles de aseo y de limpieza del calzado y armamento.
• Cantimplora con cazo, plato sartén, cubiertos, navaja multiuso.
• Cuchillo, útil de mango corto y munición
• Anillo y mosquetón (de escalada)
• Brújula, cartografía (mapa y prismáticos según misión). En la actual era
de las nuevas tecnologías se puede añadir todo lo que se quiera pero en
unas prácticas de este tipo (no en un caso real) debería prescindirse del
tfno. móvil, GPS, etc.
• Ración individual de emergencia.

Equipo básico
• Cerillas estancadas, vela y mechero.
• Aguja, hilo de coser e imperdibles.
• Hilo bramante, alambre y cinta aislante y cordón.
• Bolsas de plástico (del tipo usado para basura) y preservativos (aislantes
de agua).
• Pastillas potabilizadoras y de alcohol sólido.
• Anzuelo, sedal para pescar y corcho.
• Linterna pequeña con pila y bombilla de repuesto.
• Tubo de plástico flexible, silbato y lima pequeña.
• Lápiz, papel y dinero (billete).
• Manta térmica o plástico similar al papel de aluminio que abrigue como
un saco de dormir y abulte muy poco.
• Red japonesa (de 7x2,5 m, para cazar y pescar principalmente; al
comprimirla abulta como el puño de la mano y pesa muy poco).
• Dos cepos y tubo pequeño de pegamento cazarratas.
• Tres pastillas de sopa, recipiente pequeño con sal y pastillas de glucosa.
• Botiquín individual conteniendo: Tijeras, pinzas pequeñas y puntos de
sutura. Tiritas, esparadrapo y mercurocromo. Venda con dos compresas.
Dos cintas planas de goma. Antibióticos, analgésicos, antihistamínicos y
estimulantes.
56 | Vicente Bataller

Equipo complementario (para una patrulla de 4 hombres y para unos 9-10


días de supervivencia):
• Hacha y serrucho.
• Botes metálicos de diversos tamaños (tipo conserva, para fabricar
recipientes de cocina)
• Sal y azúcar racionados.
• Cebada (para malta).
• Harina para 7 panecillos (5 de trigo, 1 de maíz y 1 de arroz).
• Una manzana para elaborar mermelada.
• Dos cabezas de ajos (si no existen silvestres en la zona).
• Un conejo, una gallina y 4 truchas (a entregar sucesivamente).

El equipo complementario facilita el Por último, a nivel


montaje del vivac de los supervivientes general (para el con-
junto de patrullas),
se suministra un cer-
do o bien una cabra
(u oveja) en sustitu-
ción de un posible
jabalí o ciervo que
se pudiera cazar en
un caso real. Sólo
se comerán las vís-
ceras y sangre, sir-

viendo el resto de la carne


para prácticas de ahuma-
do, etc. (no para consumo,
o de autorizarse éste, lo
será en una mínima parte
bajo control).
La red japonesa y la
liga (artículos de caza de
aves) sólo se utilizarán en
un caso real de supervi-
vencia, estando prohibi-
das en estas prácticas Un cerdo o cordero sirven para
para evitar dañar el medio comer sus vísceras, practicar el ahumado, etc.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 57

ambiente. Asimismo, aunque se detallen las técnicas de caza y pesca, el


grupo practicante de supervivencia habrá de ser muy consciente de que no
debe transgredir la ley. Las actividades a realizar serían sin duda de mucha
ayuda en caso de subsistencia real, pero no puede olvidarse que en ese
momento se lleva a cabo un aprendizaje de subsistencia que no debe tener
consecuencias negativas para el entorno natural.

PROGRAMACIÓN
Con anterioridad a la realización de las prácticas, el director de la super-
vivencia, normalmente el capitán de la COE, programa no sólo las actividades
diarias, sino también inicia todos los preparativos que en síntesis abarcan:
• Elección de la zona y fecha de realización de las prácticas.
• Ejercicio táctico y marcha de aproximación al vivac previsto.
• Distribución de misiones entre los mandos.
• Establecimiento de normas y horario.
• Presión psicológica a ejercer sobre los supervivientes.

Elección de la zona y fecha de las prácticas.


Normalmente no abundan las zonas idóneas para efectuar prácticas de
supervivencia con unos requisitos mínimos, cada vez más difíciles de encontrar
con la proliferación de pistas y caminos aptos para turismos. Por un lado, no
deben existir en sus proximidades casas habitadas, ni campos de cultivo, ni
paso frecuente de personas, evitando así malas tentaciones de recurrir a los
lugareños en busca de recursos (en un caso real, se supone que por
permanecer en territorio enemigo la unidad debería pasar desapercibida).
Por otra parte, conviene que la zona elegida tenga agua potable y a ser
posible un río o lago con peces; abunde la caza y puedan encontrarse
recursos vegetales, conjunto de factores que se complica aún más si encima
lo combinamos con un hábitat boscoso que facilite la construcción de
cabañas y obtención de leña sin que se degrade el medio ambiente. Luego
aún quedara por resolver la cuestión de la autorización por parte del dueño
de la finca o del organismo correspondiente.
La época del año es otro aspecto a tener en cuenta. Avanzada la primavera,
abundan las plantas comestibles, mientras que en otoño nos encontramos
58 | Vicente Bataller

con los frutos silvestres. El verano, a caballo de ambas estaciones y de sus re-
cursos característicos, falta el frío como factor estresante. El invierno es, sin
duda, la época del año más dura para una supervivencia.

La zona elegida para sobrevivir conviene disponga de


agua (a ser posible de un río o lago).

Ejercicio táctico y marcha de aproximación previa.


Conviene enlazar la supervivencia con un ejercicio táctico, de forma
que al iniciarse éste, surja un imprevisto y bien el personal sea capturado
prisionero, con un escape posterior, o directamente realice una evasión por
la retaguardia enemiga.
En todos los casos, se intenta sorprender a los boinas verdes sobre el
momento de inicio de la supervivencia (aspecto psicológico) con la obligación
de efectuar una marcha (aspecto físico-fisiológico por su elevado consumo
energético) de una o dos jornadas que puede ser de unos 40 - 50 Km (un
día) o 60-80 km (dos días) hasta alcanzar la zona del vivac, dándole de este
modo un mayor realismo táctico a estas prácticas. Esta marcha de
aproximación debe ser por itinerarios alejados de lugares habitados,
pudiendo tener tramos en los que se tenga que salvar obstáculos, como
cursos de agua.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 59

Distribución de misiones entre los mandos.


Con tiempo suficiente se distribuyen las misiones entre los cuadros de
mando que van a dirigir la supervivencia, de forma que los responsables de
cada materia (trabajos vivac, hornos y panificación, recursos vegetales, caza,
pesca, etc.), imparten las teóricas previas, planifican las actividades de
acuerdo con el programa general, actualizan sus conocimientos, proponen
investigaciones a lle-
var a cabo personal- Las teóricas previas facilitan la rápida instalación del vivac.
vivac
mente sobre aspec-
tos poco experimen-
tados y, alcanzada
la zona del vivac, re-
conocen inmediata-
mente el terreno
para localizar los re-
cursos vegetales, ni-
dos, madrigueras...
según el cometido
que a cada uno les
afecte.

Establecimiento de normas y horario.


El director de la supervivencia dicta las normas sobre la forma de desa-
rrollarse las prácticas y que, a modo de ejemplo, puedan tratar sobre:
· Revista inicial: se pasa minuciosamente a medida que las patrullas llegan,
tras la marcha de aproximación a la zona del vivac. No es conveniente
retirarles la comida entregada el primer día y que hayan podido racionar, con
la que podrán condimentar los menús naturales de los días venideros, ni el
tabaco que aún guarden (si no es demasiado) para evitar una excesiva
ansiedad a los fumadores. Por otra parte se aprovecha este momento para
entregarles el equipo complementario (que según hemos visto contempla
animales sustitutos de la caza, condimentos para dar buen sabor a las
comidas), designarles la zona donde construir el refugio, leer las normas y el
horario, etc.
· Horario: normalmente la diana es un poco más tarde de lo habitual en las
salidas al campo, mientras que el momento de acostarse se marca antes, con
objeto de que el personal disponga de suficiente tiempo para el reposo.
60 | Vicente Bataller

Existen tres formaciones al día, una después del desayuno para la distribución
de cometidos, otra antes de la comida para pasar revista a los recursos y a los
trabajos efectuados y, finalmente, una tercera después de comer, normalmente
para realizar actividades colectivas, como sacrificio de animales, curtido de
pieles, etc. El reconocimiento médico es posterior a cada formación.

En las tres formaciones diarias se distribuyen


cometidos, se pasa revista a los recursos, etc.

· Distribución de trabajos: los cuatro hombres de la patrulla rotan entre sí de


forma que, mientras uno se dedica a panificación y acondicionamiento del
vivac, otro busca recursos vegetales, el tercero se encarga de la caza y el
último de la pesca. Pueden dejarse también dos hombres en el vivac y, en
este caso, la caza y pesca serán cometidos de un solo individuo. El mando
responsable de cada materia (plantas, caza y pesca) reúne en un mismo
grupo a los soldados designados de cada patrulla y los dirige en la obtención
de recursos, llevándolos por itinerarios idóneos elegidos de antemano.
Asimismo, desde un principio se manda a cada patrulla el tipo de refugios,
horno, leñero... que debe construir e ir perfeccionando.

· Régimen interno: comprende las normas sobre el servicio de seguridad del


vivac y zonas para la obtención de ramas en evitación de degradar la
naturaleza, limpieza del campamento, higiene personal, prohibiciones de
aproximarse a lugares habitados, de destruir nidos, etc.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 61

· Permanencia en el vivac de un mando: entre los cuadros de mando se


monta un servicio diario de forma que uno de ellos permanece en la zona
constantemente en las horas de descanso para un mayor control y solucionar
cualquier tipo de problema que surja.

· Presión psicológica a ejercer sobre los supervivientes: para que la situación


simulada de supervivencia se asemeje en parte a la realidad, conviene ejercer
una cierta presión psicológica sobre los individuos, provocando incertidumbre
y situaciones de tensión similares a las que se producirían en un combate o
zona hostil. Del mismo modo que el inicio de las prácticas fue inesperado, la
fecha exacta de su finalización debe mantenerse en secreto o incluso hacer
circular bulos falsos al respecto. Esta comunicación informal o "radio macuto"
no es necesario que sea provocada, pues habitualmente se origina ella sola
en situaciones adversas. Los premios y castigos en forma de suministrar o
disminuir alimentos suplementarios es otra medida de presión psicológica.
Así, al individuo o patrulla que encuentre un nido, al que lógicamente está
prohibido dañar o sustraer sus huevos, se le entrega a cambio un premio y
con el mismo criterio, al que obtenga más recursos vegetales o fabrique con
más perfección los utensilios de circunstancias. Por el contrario, a los grupos
con peor rendimiento en los trabajos, se les proporciona menos alimentos
para que reaccionen positivamente y abandonen su dejadez.

El programa día a día


Según mencionábamos ante-
riormente, el primer día de super-
vivencia se enlaza con un ejercicio
táctico, iniciándose una marcha
que se prolonga uno o dos días
más, llegando al mediodía o por la
tarde a la zona del vivac, momento
en el que se pasa revista, se entrega
el equipo complementario, se leen
las normas, asigna lugar para em-
pezar a construir el refugio.
El décimo día de madrugada,
tras un corto recorrido a pie con
equipo se desemboca en una zona Las plantas constituyen los alimentos más
donde se comunica el final de las fáciles de obtener.
62 | Vicente Bataller

prácticas, ofreciendo un suculento desayuno y regresando en vehículos al


acuartelamiento.
Quedan, por lo tanto, siete u ocho días intermedios en los que a modo de
ejemplo se relacionan las actividades y trabajos a realizar, debidamente com-
binadas y programadas en un cuadrante por el director de la supervivencia:
· Desayuno: malta de cebada, café de achicoria, mermelada de frutas silves-
tres, infusión de mentas, tomillo, manzanilla...
· Comida: ensalada o verduras hervidas de diente de león, achicoria, cerraja,
romana, ortigas, berro, llantén, zanahoria silvestre, malva, etc., postre de
frutas silvestres o tubérculos.
· Cena: vísceras de gallina, conejo, cerdo, cordero o sopa de pescado.
· Panificación: con harina de trigo, maíz, arroz, avena, etc., con levadura artificial
o natural, gotas de cerveza y empleando hornos, cacillo, serpentina, etc.
· Recursos vegetales a obtener: los diferentes aprovechables que existen en
la zona.
· Sacrificio y conservación de los animales: truchas, gallina, conejo y cerdo o
cabra para ver diferentes formas de descuartizarlos, curtir su piel, conservar
sus alimentos (oreo, salazón, ahumado).
· Trabajos vivac: construcción de refugios, leñeras, fuegos, hornos, ahumaderos,
cuerdas, fresquera, caña pescar, útiles de cocina, armero, calzado, ropa
abrigo, encendido fuego, obtención y filtrado del agua.

Los trabajos mantienen siempre ocupados a los supervivientes: refugios, leñeras,


fuegos, hornos…
Prácticas de Supervivencia en la COE | 63

4
EL REFUGIO

Aspectos generales
Excepto en verano, que el clima en montaña es más benigno, uno de los
mayores peligros de una supervivencia es el frío. Mientras se camina en
busca de alimentos, leña, etc. el ejercicio físico unido a un vestuario adecuado,
mantienen el cuerpo a una temperatura soportable, pero cuando llega el mo-
mento de descansar es indispensable procurarse un lugar caliente y confortable
que permita recuperar energías.
El boina verde tras incorporarse a la COE procedente de la vida civil ex-
perimenta un primer cambio al pasar de todas las comodidades de una
vivienda familiar a otra colectiva en el interior de un cuartel (antes se dormía
en una nave, incluso con literas), luego serán muchos los días que dormirá en
tiendas de campaña durante las frecuentes salidas al campo, comiendo
raciones de previsión o un menú confeccionado por los rancheros en una
cocina de campaña.
Sin embargo en una situación de supervivencia lo normal será no disponer
ni siquiera de lo más elemental: una tienda para protegerse de las inclemencias
del tiempo presentadas en forma de lluvia, nieve, frío, calor o viento. Habrá
que recurrir, consecuentemente, a construir el refugio, bien con medios
naturales (cuevas, piedras, ramas, nieve...), o mediante prendas que el propio
individuo lleve con-
sigo en la mochila Los boinas verdes están
o encuentre sobre acostumbrados a pasar
muchos los días en el campo
el propio terreno
(poncho, plásticos,
telas abandonadas,
etc.).
Las bajas tem-
peraturas de la no-
che y la lluvia, son
dos factores muy
a tener en cuenta
para la construc-
64 | Vicente Bataller

ción de un buen refugio. Esto que parece elemental, supone un considerable


trabajo exhaustivo, especialmente en lo que atañe al techo que se debe
recubrir con una espesa capa de ramas colocadas adecuadamente para
impedir el goteo en el interior cuando llueve. La cabaña debe abarcar solo el
espacio imprescindible, esto es, ser más bien pequeña, baja y con la puerta
ajustada para que no se disipe el calor en su interior. La cubierta inclinada
para que resbale el agua y el suelo impermeabilizado con líquenes para que
absorba el agua con avidez. Es aconsejable llevar siempre alambre e hilo de
bramante en la mochila e incluso algún clavo, facilitando así enormemente la
construcción de los refugios, de lo contrario habrá que recurrir a la fabricación
de cuerdas con cortezas de plantas (esparto, torvisco, etc.).

Las paredes del refugio deben proteger contra el frío y la lluvia.

Anteriormente ya hablamos de los factores incidentes en la elección de


un vivac llegado el momento de realizar prácticas de este tipo. Pero cuando
se trata de un refugio para una patrulla aislada en la retaguardia enemiga y,
por tanto, con posibilidades de entrar en combate, aparecen otros aspectos
más a tener en cuenta en esta elección, esto es, su ocultación de las visitas y
su ubicación en un lugar con cierto dominio del terreno y fácil huida caso de
ser descubierto el vivac.
La existencia de agua potable en las proximidades ahorrará desplazamientos
largos en su búsqueda, de gran repercusión para el consumo energético de
unas calorías muy necesitadas en una subsistencia, y su alejamiento de
Prácticas de Supervivencia en la COE | 65

lugares habitados, evitará su detección por los nativos, posibles delatores de


la presencia de la patrulla. A estas dos premisas, quizás las más importantes,
debemos añadir otras que tampoco deben olvidarse, como por ejemplo su
situación en una zona que no se encharque ni se inunde ante lluvias
torrenciales y, que a su vez, este protegida del viento, resultando idóneas las
medias laderas boscosas por su mayor ocultación y enmascaramiento.
Si estas vertientes miran al sur, nos proporcionarán, además, mayor calor
y menor humedad al estar más soleadas. La ligera inclinación del suelo del
refugio y la más acusada del tejado, facilitaran el deslizamiento de las aguas.
La puerta orientada en contra del viento o hacia el sur, la dimensión de la
cabaña, reducida a la mínima capacidad necesaria para albergar a los compo-
nentes de la patrulla, el espesor de sus paredes, suficiente para aislarla total-
mente del exterior, y el lecho de hojas y ramitas secas, serán otros aspectos
a tener en cuenta para conseguir un refugio donde se mantenga el calor en
su interior durante el reposo. En definitiva se tratara por un lado, de combatir
las inclemencias del tiempo y de la climatología y, por otro, de eludir las posi-
bilidades de encuentro con el enemigo, todo ello para lograr el máximo
bienestar posible.

REFUGIOS CON RECURSOS NATURALES


El entorno natural, la estación del año, el ecosistema y la climatología, tan
diferentes de un desierto a un terreno nevado, del bosque a las zonas de
escasa vegetación, serán factores decisivos a la hora de proyectar la
construcción de un refugio con medios naturales.
En el caso de la Península Ibérica, si bien se puede hablar de una España
seca y otra húmeda, difícilmente podremos evitar, fuera de la estación estival,
un lugar donde el frío no pueda presentarse a las altas horas de la madrugada.
Por eso centraremos nuestro estudio en los refugios construidos en bosques
y preparados contra el frío, cuya utilización será la más generalizada en
nuestro país. En cuanto a su diseño, mostraremos unos prototipos que sirvan
de referencia, si bien en la construcción de chozas resulta fácil dar rienda
suelta a la imaginación y a la improvisación. La construcción del refugio es
uno de los aspectos más atractivos que salen a la luz en una supervivencia
nada más iniciarla, aunque el ingenio seguirá vivo a lo largo de todo el resto
de actividades a realizar, según veremos más adelante.
Aprovechar casas abandonadas o corrales sería lo más lógico y lo menos
costoso en el caso de una supervivencia real, puesto que el acondicionamiento
66 | Vicente Bataller

realizado más o
menos bien de
los edificios (de-
pendiendo de lo
prolongada que
vaya a ser la es-
tancia) siempre
proporcionará
unas condiciones
de solidez y co-
modidad que ra-
ramente podre-
mos conseguir
en una cabaña, Se pueden aprovechar rocas o agujeros para acondicionar un
refugio.
choza u otro re-
fugio hecho por nosotros. Sin embargo, en el ámbito militar estos lugares
resultan peligrosos, y por ello poco aconsejables, pues serán los primeros en
ser reconocidos por el adversario. Y por supuesto, si de lo que se trata es de
realizar unas prácticas de supervivencia controlada, lo importante es aprender
y para ello es mejor construir el refugio por los propios medios.

En cueva En agujero roca


En el caso de que se quiera utilizar una cueva o algún agujero entre las
rocas, su acondicionamiento se limitará a tapar la entrada con piedras o
ramaje, dejando un pequeño orificio para penetrar o salir del mismo. Si el
terreno está despejado de vegetación, una roca o un muro servirán de
soporte para construir un habitáculo amontonando piedras apoyadas a su al-
rededor. Hierbas amasadas en forma de matojos junto con agujeros escarbados
Prácticas de Supervivencia en la COE | 67

en el suelo nos protegerán en te-


rrenos secos o desérticos, donde
por la noche los bruscos cambios
de temperatura también requieren
protegerse del frío. Si del calor
del desierto pasamos a la humedad
de la jungla, lo primordial será
combatir la lluvia con un buen te-
jado a base de hojas grandes en-
trelazadas y un confortable lecho
aislado del suelo mojado que, ade-
más, deberá contar con un drenaje
de fácil desagüe.
Pero volviendo a la realidad de
este tipo de prácticas, son los bos-
ques próximos a ríos los lugares
En el vivac debe existir leña y troncos para preferidos para experimentar la
los fuegos y construcción de refugios. supervivencia y, según nos encon-
tremos en una zona húmeda o
seca del territorio español, los materiales a emplear en la construcción del
refugio serán diferentes, limitándonos a uno u otro tipo de ramaje según la
flora local. A lo sumo, dispondremos de tepes en el norte de la península,
material muy útil para reforzar la estructura superior de la choza. En la
España seca encontraremos muchas piedras, pero habrá que mirar debajo
de ellas en previsión de que aparezca algún escorpión, víbora u hormiguero.
Según el tiempo mínimo
previsto para permanecer
en la zona, el refugio variará
desde una simple cubierta
sin paredes laterales, pasan-
do por el habitáculo de tres
lados recubiertos y uno al
aire libre, hasta el completo
de cuatro caras con una
puerta de entrada en una
de ellas. Esta puerta deberá
ser móvil, para ser colocada
a gusto del consumidor, y
pequeña, para evitar la disi- Cubierta con ramas
68 | Vicente Bataller

pación del calor concentrado en el interior de la choza. Ya dijimos que el


tejado estará más o menos inclinado según las posibilidades de lluvia. Las
ramas se colocarán siempre empezando por las partes bajas, ascendiendo
progresivamente hacia arriba y con la precaución de que las hojas queden
mirando hacia el suelo, todo ello para que el agua de la lluvia resbale mejor. Si
se dispone de material apropiado y de tiempo, se podrán fabricar haces con
vegetales de fibra alargada (juncos, espadaña, etc.), que por su grosor y
densidad proporcionarán una mayor consistencia.

El techo se puede recubrir con haces de vegetales (juncos, espadaña, etc.)

Para unir largueros y travesaños se emplearán los medios artificiales de


que se disponga en el equipo de supervivencia (clavos, alambre, cuerdas, hilo
bramante, etc.), siendo conveniente no agotarlos y usar en cambio cuerdas
de circunstancias fabricadas con esparto, torvisco o cualquier otra planta útil
para estos menesteres. El resto de la estructura se completará uniendo más
travesaños hasta conseguir la suficiente consistencia del conjunto, que
admitirá después la instalación de palos cada vez más delgados que vayan de
un extremo a otro atravesando los travesaños sucesivamente, uno por arriba
y otro por abajo, sin necesidad de atarlos. También se puede pasar un hilo en
zigzag por los rectángulos que quedan entre los travesaños para facilitar la
colocación de las ramas.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 69

Unión de largueros y travesaños

Cuando la enramada inicial lo permita, se colocarán las ramas a todo el


conjunto provistas de hojas como cubierta más externa. En último extremo,
si no es posible conseguir material para atar, un buen sistema de palos con
horquillas, y otros unidos perpendicularmente mediante cortes en sus
extremos del tipo cola de golondrina o de milano, pueden suplir esta
deficiencia.

Cubierta con haces Unión cola milano


70 | Vicente Bataller

Reflector de calor

Más adelante, al hablar de fuegos para calentar, veremos que dentro de la


cabaña se puede conseguir una especie de calefacción colocando brasas y
piedras calientes en un agujero y recubriéndolas luego con una capa ligera
de tierra. Si el terreno está muy húmedo, antes de iniciar los trabajos se en-
cenderán hogueras en el lugar exacto donde se ubicará el suelo del refugio.
Por su parte, cuando se deje un lado del habitáculo a la intemperie, puede
instalarse próximo al mismo un reflector de calor mediante una pequeña
pared de troncos y una hoguera encendida entre esta pantalla y la cabaña,
de forma que el calor del fuego será reflejado por los troncos hacia el interior

Una pared de troncos junto al fuego sirve de reflector del calor hacia el refugio.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 71

de la choza. Respecto al lecho, para evitar un contacto directo con el suelo


húmedo será de gran utilidad un plástico o poncho junto con ramitas, hierbas,
hojas, helechos o líquenes, a ser posible secos o verdes, pero nunca mojados.
Finalmente, construido el refugio para albergar a la patrulla, quedará
pendiente otro pequeño abrigo de suma importancia, la leñera, que puede
estar instalada como una continuación de la cabaña o totalmente separada

Leñeras anexas al refugio

Leñeras separadas del refugio

Refugio entre 4 árboles y apoyado en terraplén


72 | Vicente Bataller

Leñero (a la dcha. el autor, V. Bataller).

de ella, pero en ambos casos construida a conciencia para resguardar de la


lluvia la leña de diferente grosor, ramitas e incluso la yesca. Existe una
alternativa para proteger este último material básico de encendido, y es
mantener una pequeña cantidad de reserva en el interior del refugio, en un
lugar seguro donde jamás pueda mojarse.
Seguidamente expondremos los refugios más utilizados por los boinas
verdes durante las prácticas de supervivencia.

El refugio
más corriente
Siempre que sea posi-
ble se economizarán me-
dios aprovechando cuatro
árboles o arbustos que sir-
van de pilares por su pro-
ximidad, aunque en oca-
siones será necesario con-
formarse con tres o dos
de ellos, y los otros, al no
existir, serán improvisados
mediante troncos con hor-
quillas o apoyando uno de El refugio más corriente se construirá aprovechando
los lados en un terraplén. cuatro árboles como pilares.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 73

Refugio
tipo intoo, en
este caso
elevado para
aislarlo
del suelo.

Intoo
Es una variedad del anterior con la diferencia de que éste deja al
descubierto el lado frontal (de ahí que sea conveniente situar un reflector
delante), y de que los travesaños se apoyan directamente en el suelo en su
parte posterior. Puede ubicarse otro intoo en el costado opuesto del reflector,
de modo que éste sea utilizado simultáneamente por dos refugios. Tapando
la cara frontal (a excepción de una puerta), el intoo se convierte en un refugio
muy confortable.

Una variedad del intoo consiste en


enfrentar a dos de ellos
74 | Vicente Bataller

Intoo

Intoos enfrentados aprovechando reflector

Cabaña
Igual que el in-
too, pero constru-
yendo el lado que
en aquél quedaba
al descubierto si-
métrico a la cara
opuesta, esto es,
en forma de pared
inclinada. Cuando
los árboles no es-
tén separados
convenientemen-
te, una vez más se
podrán utilizar hor-
quillas en su lugar. Cabaña con cubierta de cañas.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 75

Entre los troncos de dos árboles se puede construir una cabaña. En este caso con cubierta
de musgo.

Cabañas
76 | Vicente Bataller

En el caso de encontrar una rama grande desprendida o un árbol abatido


con uno de sus extremos apoyado en el tronco y otro en el suelo, nos ahorra-
remos el larguero principal, construyendo la estructura de la cabaña sólo en
los lados.

Vivienda primitiva
Como práctica colectiva interesante, se puede construir una vivienda del
tipo primitivo, caracterizada por ser más espaciosa y cómoda que los
anteriores tipos de refugios.
Consiste en aprovechar un árbol como soporte central o plantar un palo
vertical en su lugar, al que se unirán todos los travesaños, que descansarán
directamente sobre un muro circular de piedras a su alrededor, de unos 50-
100 cm de altura.
Una variante del refugio anterior se presenta al sustituir el cono superior
por un techo rectangular inclinado y apoyado directamente sobre un círculo
o cuadrado de piedras.

Viviendas primitivas
Prácticas de Supervivencia en la COE | 77

El tipi
Tiene forma de cono apoyado en un árbol como soporte central. El tipi
resulta poco práctico, al ser más costoso de construir que los demás modelos
presentados y disiparse en mayor medida su calor interno como consecuencia
de su mayor altura. Si se cubre el armazón de este refugio con un paracaídas
entonces recibe el nombre de paratipi.

Tipi Paratipi

Refugio tipo vivienda primitiva (a la dcha V. Bataller)


78 | Vicente Bataller

REFUGIOS CON EL PONCHO


Los boinas verdes conocen muy bien los refugios individuales construidos
simplemente con el poncho, pues, no en balde en sus continuas salidas al
campo lo utilizan para abrigarse de la lluvia (y un poco del frío) mientras
ocupan una posición estática en el contexto de un ejercicio táctico.
El poncho o superficie de tela impermeable con un agujero central (a la
que suele ir cosida una capucha) es una pieza de abrigo imprescindible, pues
ocupa poco espacio cuando está plegado en la mochila y puede proteger a
una persona con su equipo a cuestas en caso de lluvia, viento, nieve, etc.
Además, como veremos, el poncho puede servir, en caso de necesidad, para
improvisar un refugio donde pasar la noche. Cuando las estancias en un
mismo lugar son de más de dos o tres días, es recomendable construir un
refugio, aunque el poncho puede sacarnos de apuros cuando se trata de
pasar una noche a la intemperie o cuando se está realizando una marcha
rápida de varias jornadas, durante la cual no hay tiempo suficiente para
construir otros refugios más o menos sofisticados.
Se trata, pues, de refugios de instalación muy rápida y de ocupación muy
breve, normalmente de horas. Por lo general se montan de noche, en silencio
y sin ayuda de luces al estar embebidos los boinas verdes en una situación
táctica que, con frecuencia, impondrá el lugar exacto de su ubicación. En

Con el poncho se improvisa un refugio rápido para pasar una noche.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 79

Con hilos Con tensores

Uso de piedras para sujetar tensores

Cuerda o tensor entre árboles o piedras para apoyar el poncho

consecuencia, la zona no siempre reunirá los requisitos ideales mencionados


para los refugios naturales, aunque siempre será fundamental su enmascara-
miento y ocultación pues, de lo contrario, al amanecer podrían ser detectados
por el contrincante. Incluso en noches despejadas conviene montar el poncho
para evitar que el rocío moje el saco.
80 | Vicente Bataller

Esta prenda en forma de cuadrado lleva una capucha central para


introducir la cabeza, cubriendo con el resto de la tela todo el cuerpo y la
mochila mientras se anda. Además de esta finalidad de proteger al
excursionista o al practicante de supervivencia contra la lluvia, tiene unas
medidas (2 m de lado) que se ajustan perfectamente a la construcción
rápida y sencilla de un refugio de circunstancias, llevando en los extremos
y en el centro de los lados unos ojales donde se pueden atar hilos estáticos
o, aún mejor, tensores elásticos (de los utilizados para fijar cargas en moto-
cicletas, pero más delgados).
Lo normal será que el poncho lleve ya preparados los citados hilos, de
forma que, al extenderlo, se aten directamente sin pérdida de tiempo. La di-
ficultad de que la longitud de estas cuerdas no alcance al arbusto donde su-
jetarlas desaparece si las unimos a piedras, siempre fáciles de localizar
incluso de noche o, mejor aún, si empleamos en su lugar tensores de los men-
cionados anteriormente. En el caso de no disponer de un poncho, nos servirá
en su lugar cualquier plástico grande o tela impermeable. Ante la ausencia de
ojales donde atar los hilos tensores, emplearemos unas piedrecitas que atra-
vesarán el plástico.
Cuatro datos de interés siempre deberán contemplarse en el momento
de instalar un refugio con poncho. Primero, su altitud no conviene que
rebase el medio metro, pues así nos protegerá mejor del viento y de la lluvia
lateral. Segundo, el poncho debe quedar lo más tenso posible y sin arrugas, y
en este sentido una vez más debemos mencionar los tensores. Tercero, la ca-
pucha deberá atarse para evitar que por allí entre agua y, dada su posición
céntrica, será un punto más a tensar para el mejor discurrir de la lluvia. Y por
último, ante la dificultad de encontrar un larguero de noche, resultará más
cómodo, rápido y efectivo utilizar una cuerda o tensor atado entre dos
árboles o piedras para apoyar el poncho.
A continuación exponemos las cinco modalidades para instalar esta prenda
como abrigo.

Poncho cabaña
De forma similar a la cabaña construida con ramas, conviene que su parte
posterior esté próxima a un árbol de tronco grueso y su entrada tapada por
la mochila. La proximidad al árbol ofrecerá además la ventaja de la mayor
protección que brinda su ramaje contra la lluvia o la nieve, facilitando así la
atadura de la capucha a una de sus ramas. Es el tipo de refugio más utilizado.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 81

Poncho en fosa
Este refugio puede utilizarse, bien cavando una fosa con drenaje que
sirva de escondite muy oculto a ras del suelo, teniendo la precaución de
echarle una ligerísima capa de tierra o hierbas similares a las del entorno que
le rodea, o bien por el simple hecho de encontrarse en la zona una zanja
natural que se ajuste a las dimensiones del poncho. Además de atarlo como
se venía haciendo hasta ahora, conviene rodearlo con piedras para evitar su
hundimiento, y si es posible debe tensarse también por medio de la capucha.

Ponchos cabaña

Ponchos en fosa
82 | Vicente Bataller

Poncho inclinado
En esta ocasión se parece al intoo por su estructura. Permite alojar a dos
personas perfectamente, aprovechando así el poncho de uno de ellos para
aislar el lecho de la humedad del suelo. No es necesario señalar que el lado
desprotegido quedará de espaldas al viento y que resulta poco indicado para
combatir el frío, de ahí que sea empleado sobre todo en época estival.
Como variantes de este modelo tenemos el poncho inclinado aprovechando
un terraplén, una roca, un tronco grueso o una oquedad en forma de cueva.

Ponchos inclinados
Prácticas de Supervivencia en la COE | 83

Poncho en cuña
No es muy conveniente emplear este modelo, más dificultoso de tensar que
los dos citados en primer lugar. Puede ser útil cuando escaseen los árboles y
haya que recurrir a las horquillas o a un terraplén.

Ponchos en cuña

Poncho plano
Quizás el más preferido por los boinas verdes. Tiene la ventaja de que
admite a tres o cuatro personas en su interior. Indicado para monte bajo,
donde será más fácil de enmascarar por su poca altitud, presenta el problema
de su desprotección contra la lluvia, pues fácilmente se formarán bolsas de
agua a pesar de que en su centro coloquemos un palo. Cuando se trate de
un terreno totalmente desprovisto de vegetación, podrán utilizarse montones
de piedras en las cuatro esquinas.

Ponchos planos
84 | Vicente Bataller

Cuando no existen árboles el uso de “cangrejeras” es muy útil para el refugio con poncho.

REFUGIOS EN LA NIEVE
Durante las prácticas de vida y movimiento en montaña invernal los boinas
verdes suele pernoctar en refugios en nieve al menos durante una o dos noches
aprovechando las travesías de doble o triple jornada por terreno nevado
provistos de esquíes, pieles de foca, crampones y raquetas. Lo ideal es disponer
de un refugio de montaña pero en una supervivencia ello no es posible.
No obstante, sobrevivir en la nieve no es tan difícil como parece; de
hecho, los esquimales subsisten en este medio hostil desde hace milenios.
Obtener recursos vegetales será, sin duda, más problemático que en un
terreno boscoso. Sin embargo tendremos a nuestro favor la también crítica
situación del resto de los animales que habitan en la montaña, desesperados
en busca de comida y consiguientemente más fáciles de capturar en trampas,
al ser los cebos más visibles en la nieve y, por otra parte, quedar sus huellas y
rastros muy marcados. En cuanto al refugio, aprovechando que la nieve es un
elemento sólido, aún más denso si es apisonado, podremos obtener bloques
o excavar cuevas en cornisas, logrando en ambos casos habitáculos que per-
mitirán mantener unas temperaturas internas mucho más suaves que las del
Prácticas de Supervivencia en la COE | 85

exterior, teniendo en cuenta que la nieve es mala conductora del calor. Eso
sí, será fundamental disponer de un buen equipo para abrigarse.
Para evitar accidentes se tomarán algunas precauciones. En primer lugar,
nos encontramos con el problema de la ventilación, fácilmente solucionable
si practicamos un agujero con dos bastones de esquí, que quedarán clavados
con las arandelas en el exterior, y se moverán de vez en cuando para que el
orificio no se obstruya. Encender fuego en su interior con un camping-gas
planteará un consumo extraordinario de oxígeno, poco abundante según
hemos visto, por lo que deberá hacerse en intervalos cortos y vigilando la
ventilación y los escapes de gas. Una vela encendida permanentemente
realizará una doble función, la de elevar considerablemente la temperatura
hasta 0-1 grados y, a la vez, servir como indicador, mientras arda, de la
existencia de aire. Esto significa que debe establecerse un turno de guardia
para vigilar este aspecto y remover de vez en cuando los bastones. Finalmente,
se mantendrá una pala o pico en el interior del refugio por si hubiera que
abrir la entrada tras una intensa nevada.
En lo que respecta al aislamiento del frío con las prendas de vestir, será
necesario un poncho en el suelo y, si ello fuera posible, la colocación de unas
ramas y hierbas entre éste y la nieve. El equipo se internará en el refugio y las
botas se introducirán en la mochila o mejor aún en el saco. El techo será lo
más bajo posible y estará bien redondeado y alisado para evitar las goteras

Los boinas verdes suele pernoctar en refugios en nieve durante las travesías por terreno
nevado.
86 | Vicente Bataller

producidas por la vela. En el suelo conviene practicar un surco lateral que


recoja el agua desprendida.
La experiencia nos dice que este tipo de prácticas requiere de unos co-
nocimientos técnicos imprescindibles, pues de lo contrario cualquier fallo
puede poner en peligro la propia vida. Sirva de ejemplo lo importante que
resulta saber de antemano lo que se tarda en construir cada tipo de refugio
para acometerlo con tiempo antes de que anochezca y con la puesta de sol
disminuyan significativamente las temperaturas, impidiendo seguir trabajando.
Aun así, la experiencia de dormir en un iglú es tan emocionante que jamás
será olvidada por quien la viva. Así nos la cuenta un boina verde:
“Nos habíamos entrenado en hacer travesías por la nieve con una mochila
cargada a tope en la que no podía faltar ninguna prenda de abrigo y encima,
como peso extraordinario, allí estaban los esquís, crampones, raquetas, piolet,
cuerdas..., regresando al final de cada jornada de marcha al refugio que la
COE tenía en Sierra Nevada. Sin embargo en esta ocasión, el recorrido
duraría dos días, pernoctando una noche en la nieve.
No me lo podía creer. Si no fuera por la confianza que me transmitían los
mandos, aquella aventura me hubiera parecido descabellada. El capitán
insistió en que revisáramos bien el equipo para que estuviera en condiciones
y no se echara nada en falta, incluida la vela, llevando un par más de
calcetines de repuesto por individuo y un serrucho por patrulla. Aquello del
serrucho es lo que más me extrañaba, ¿para que era necesario si en aquellas
altitudes no había árboles ni leña? Por la tarde, después de la agotadora
marcha subiendo laderas con las pieles de foca y bajándolas en la contra-
pendiente esquiando por nieve virgen, lo comprendí. Apisonamos la nieve
hasta convertirla en hielo que luego serramos para obtener bloques. Un
ladrillo tras otro quedaban unidos hasta formar un iglú tras varias horas de
trabajo. Mientras actuábamos de albañiles no se acusaba el frío, pero luego
al terminar el refugio y empezar a oscurecer, el termómetro fue descendiendo
vertiginosamente hasta alcanzar, ya de madrugada, los 16° bajo cero.
En el interior del iglú, sin embargo, no se estaba mal del todo. Durante mi
turno de guardia, mientras vigilaba la vela encendida pensaba en aquella ex-
periencia maravillosa, única en mi vida. Imaginaba que me encontraba en el
mundo de los esquimales y, sin embargo, allí estaban metidos en el saco mis
compañeros de fatigas, unos compañeros durmientes cuya imagen entre la
blanca nieve jamás olvidaré".
A continuación exponemos los diferentes tipos de refugios que se pueden
improvisar en la nieve.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 87

Iglú
Para un grupo de cuatro personas, se apisona un círculo de nieve de unos
3 m de diámetro sobre lo que luego será el lecho del refugio. A continuación,
con un radio de 1,20 m se traza una circunferencia de cuyo interior se van
sacando bloques de hielo hasta la máxima profundidad posible, colocándolos
alrededor de la circunferencia con la capa superior vuelta hacia el interior,
soldándolos con nieve virgen, de forma que en cada vuelta vayan ganando un
espacio hacia el interior de la cúpula. En sentido opuesto al viento se deja la
puerta con una rampa que descienda hacia el interior, donde se queda el res-
ponsable de ir colocando los bloques. Mientras tanto, en una cantera próxima,
los otros tres componentes del grupo apisonan, sierran y extraen otros
bloques que deslizan por nieve preparada con los esquís hasta el iglú en cons-
trucción. Al final, un bloque más grande y circular tapará el último orificio del
techo y seguidamente se recubrirá todo el conjunto exterior con nieve virgen.

Con bloques de hielo se puede construir un confortable iglú.

Cueva en la nieve
Se excava en una ladera transversal que presente una acumulación consi-
derable de nieve. Se cierra por delante con bloques de hielo en los que se
apoya la cornisa. Es rápido de construir (1 ó 2 horas), pudiendo acelerarse los
trabajos si se excavan dos entradas, pues de ese modo se incrementa la ex-
tracción de nieve de su interior, que será transportada con el poncho hacia el
exterior.
88 | Vicente Bataller

Fosa
Excavación en for-
ma de fosa alargada
que se cubre con los
esquíes (con la suela
deslizante hacia aba-
jo) y palos, exten-
diendo encima el
poncho y luego re-
cubriéndolo todo
con nieve.

En la fosas se aprovechan los esquíes y poncho a modo de


techo.

Pozo lapón
Agujero en la nieve que luego se va ensanchando por abajo hasta obtener
la capacidad suficiente para albergar a todo el grupo. Es bastante rápido de
construir (1 hora).

Base de un árbol
Similar al refugio anterior pero
aprovechando el tronco de un árbol y
con una boca que permita a un hombre
de pie observar desde su interior,
oculto entre las ramas del árbol. Se
construye principalmente en situacio-
nes en las que es necesario pasar
desapercibido.

Tienda
Tras apisonar la nieve del lecho se
instalará la tienda, que será rodeada
por un cerco de bloques de hielo,
para protegerla de las o esconderse.
Construcción de un pozo lapón.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 89

REFUGIOS EN NIEVE

Iglús

Cueva en nieve Pozo lapón

Fosa

Base árbol Tienda


Prácticas de Supervivencia en la COE | 91

5
EL FUEGO Y LOS HORNOS

Introducción
El fuego fue, sin duda, el primer gran descubrimiento del hombre, quien
obtuvo con su hallazgo unos beneficios tan inmensos en aquella época que
cambiarían, en consecuencia, el curso de la historia de la humanidad. Efecti-
vamente, aquellos hombres prehistóricos que sobrevivían como auténticos
animales, sin más calor que el proporcionado por un elevado consumo de
energías necesarias para mantener su temperatura basal, contando como
única ayuda calorífica externa la del sol durante el día, o el aumento de la
temperatura ambiental propia de la estación veraniega, con unos cuerpos re-
cubiertos de pelos y pieles, que al anochecer se retiraban a descansar al
igual que la mayoría de seres vivos, se encontraron de repente con unas
llamas ardientes de múltiple utilidad.
Alrededor de la hoguera no solamente podían calentarse y secarse, sino
que, mucho más lejos de esta primera función básica, aquellas llamas
iluminaban a una tribu que, primero por señas y luego con voces, aceleró el

La convivencia del grupo en torno al fuego data desde su


descubrimiento por el hombre primitivo.
92 | Vicente Bataller

lenguaje hablado iniciado durante las cacerías colectivas, al alargarse el


tiempo de ocio y de convivencia del grupo en torno al fuego. Las noches in-
vernales dejaron de ser frías y largas, y los depredadores nocturnos ya no se
introducían en las cuevas a la caza del hombre, temerosos de aquel extraño y
misterioso elemento ubicado en la entrada y que les quemaba al aproximarse.
Pero la reacción en cadena acababa de empezar. Calentar, secar, iluminar,
ahuyentar y cambiar las costumbres nocturnas eran actividades que formaban
parte tan sólo de los primeros eslabones. Pronto aquellos hombres arcaicos
observaron que ciertos alimentos pasados por las llamas resultaban más
sabrosos, sustituyendo el fuego, en cierto modo, la función de un órgano que
aún hoy en día no ha perdido la especie humana (el apéndice con sus
apendicitis), a pesar de que desde hace milenios dejó de tener una utilidad
práctica.
Sucesivamente descubrieron que el fuego cicatrizaba, purificaba, fundía
metales, su humo aplicado sobre la carne y el pescado conservaba estos ali-
mentos durante mucho tiempo... En definitiva, que su poder era inmenso, no
sólo por los beneficios que de él se derivaban, sino por su capacidad de des-
trucción, pues podía quemar miles de hectáreas de bosques y servir de arma
para ahuyentar a enemigos o depredadores.
Su magia les hizo adorarle como si se tratara de un dios todopoderoso.
Obtenerlo, conservarlo y saber aprovecharlo resultaba de una importancia
vital y esta magia, heredada en el inconsciente humano de generación en ge-
neración, diríase que en la actualidad presenta algunas secuelas, tanto en las
manifestaciones populares relacionadas con el fuego (fallas de Valencia,
hogueras de San Juan, de San Antonio, por citar sólo unos ejemplos del
levante español), como en esa misteriosa compañía que produce al hombre
solitario cuando contempla sus llamas a través de la hoguera, ¿quizá recordando
que era a su alrededor donde se fomentó la convivencia del grupo ancestral?
La obtención del fuego mediante chispas desprendidas del choque de
piedras en un primer momento, y por el roce de un palo sobre un agujero
practicado en una madera después, fueron técnicas muy valiosas y primordiales
de la época. Encendida la llama, debía conservarse mucho tiempo con el
máximo ahorro de leña, dando paso a un sistema variado de fuegos para
calentar, cocinar e iluminar, modelos conservados a través de los siglos y que
poco difieren de los practicados actualmente en el entorno rural.
El boina verde cuando lleva a cabo las prácticas de supervivencia también
descubre el verdadero valor del fuego, elemento de una utilidad que común-
Prácticas de Supervivencia en la COE | 93

mente suele pasar un tanto desapercibida para los que viven en una urbe
con sus calefacciones, cocinas de gas o eléctricas, luz artificial... Algo que
parece tan sencillo como encender una hoguera, aun contando con un
mechero, no resulta tan fácil si no se adquiere una cierta experiencia, espe-
cialmente cuando el terreno está mojado. No disponer de unas cerillas o
mechero impermeabilizado puede poner en peligro la vida de una persona
perdida en el monte si no se conocen las técnicas para obtener y conservar
el fuego, o no se sabe utilizar debidamente para cocinar, calentar, iluminar,
panificar y ahumar. En definitiva, el fuego es imprescindible para poder
subsistir, con él, aparte de cocinar y secar la ropa húmeda, se obtiene un
calor que evitará un mayor consumo de energías al ayudar a mantener la
temperatura basal del cuerpo. Esto nos enseña que en la mochila hay que
llevar siempre cerillas estanqueizadas.

A la hora de elegir el lugar del vivac se solicitará permiso para cortar leña, evitar
incendios, etc.

Un comentario importante: antes de iniciar unas prácticas de supervivencia


controlada a lo largo de las cuales esté programado encender fogatas,
conviene conocer detalladamente la legislación en vigor y solicitar los per-
misos y asesoramiento oportunos. Como se recordará más adelante, es ab-
solutamente imprescindible tomar las máximas precauciones para no provocar
un incendio.
A continuación exponemos las técnicas y los usos más habituales que
puede tener el fuego en caso de una subsistencia real.
94 | Vicente Bataller

LA OBTENCIÓN DEL FUEGO


El material y el lugar de la fogata
Para obtener fuego son necesarios, como todos sabemos, dos elementos:
un encendedor que produzca una llama inicial o chispa, y un material
combustible que arda al serle aplicada la chispa. El clásico ejemplo cotidiano
del mechero que enciende el gas de la cocina de nuestra casa se complica
sumamente en una situación de supervivencia. Respecto a los encendedores,
lo normal será que en el campo se utilice el mechero o las cerillas, debiendo
ambos formar siempre parte del equipo individual. Será bueno proteger el
mechero o las cerillas en una cajita o un plástico, para impermeabilizarlos. En
cuanto al combustible, conviene
La obtención de leña para calentarse, distinguir entre la yesca, primer
cocinar, ahumar, etc. es material sobre el que se aplicará
fundamental. la llama, y la típica leña que de
menor a mayor grosor irá alimen-
tando sucesivamente el fuego hasta
conseguir unas brasas duraderas.

El lugar elegido para la hoguera


deberá presentar principalmente
dos requisitos. El primero, estar
resguardado del viento, y el se-
gundo, estar limpio de maleza o, al
menos, alejado de matorrales y ár-
boles para evitar incendios, peligro
que disminuirá si colocamos alre-
dedor de la fogata un círculo de
piedras. Cuando el suelo está ne-
vado o mojado conviene aislarlo
con trozos de madera o piedras
no porosas (para evitar su explo-
sión), y si llueve, se puede preparar
una techumbre lo suficientemente alta para que no sea alcanzada por las
llamas. No debemos olvidar tampoco que en una situación táctica, la luz del
fuego nocturno y el humo producido durante el día delatan la presencia del
grupo en la zona. La proximidad del fuego al refugio, la proyección del calor
hacia la cabaña, la finalidad buscada (cocinar, calentar, ahumar, secar) y el
procurar que el lugar sea rico en leña serán otros factores que se deberán
tener en cuenta para elegir la zona más adecuada donde encender el fuego.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 95

Seleccionado el lugar, debemos


preparar la fogata. Primero hay que
buscar yesca, y luego leña seca extraída
de ramas cortadas esparcidas por el
suelo y árboles caídos, o bien obtenerla
de las ramas más bajas de los árboles,
normalmente las más secas. Cuando
no están al alcance de la mano se em-
pleará el siguiente sistema: se ata al
extremo de una cuerda una piedra o
palo corto y se lanza por encima de la
rama de tal modo que, al caer, la
cuerda envuelva la rama y al presionar
sus dos extremos hacia abajo la arran-
carán. La leña será cortada y amonto-
nada según su grosor, de forma que
Obtención de leña las ramitas más finas se situarán encima
de la yesca, resecándose las otras para
ir sucesivamente avivando el fuego.
Unas piedras o un tronco grande ser-
virán de estructura inicial donde apoyar
el resto de ramas, y de la leña más
seca se pasará a la más verde, una vez
logradas las primeras brasas. Si ha llo-
vido y no disponemos de una leñera
para evitar que la madera se moje, el
Fogata sistema de encendido de la fogata se
complica. Una vela (objeto que debe
integrar todo equipo de supervivencia) nos será de gran utilidad a la hora de
mantener la llama encendida durante los sucesivos intentos sin tener que
gastar cerillas inútilmente, amén de secar la yesca y las ramitas más delgadas.
Con el cuchillo podemos arrancar las cortezas mojadas de los troncos y
extraer su parte interior.

Obtenido el fuego, habrá que alimentarlo continuamente para que no se


apague, requisito que obliga a la presencia física de una persona. Si queremos
mantenerlo sin necesidad de una atención permanente, los troncos encendidos
se entierran junto con las brasas echando por encima una capa de ceniza y
otra fina de tierra que conservará incandescentes algunas brasas incluso
hasta 24 horas. Cuando se pretenda, por el contrario, apagar definitivamente
96 | Vicente Bataller

una hoguera, la me-


dida de recubrirla con
tierra no será suficien-
te, pues según aca-
bamos de ver algunas
brasas permanecen
encendidas, debiendo
echar agua u orina
hasta enfriar las bra-
sas, luego tierra y fi-
nalmente piedras, úni-
ca forma de asegurar
El fuego se inicia con las ramitas más finas situadas encima
de la yesca.
que el viento no pro-
voque un incendio.

Tipos de yesca
Estos materiales, iniciadores de las primeras llamas al ser muy inflamables,
pueden clasificarse según su procedencia:
• De origen vegetal
Virutas de madera podrida o serrín, cardo yesquero, hongos secos de los
que crecen en los árboles, hojarasca, agujas de pino, pelusa de plantas, hojas,
membranas interiores de caña, musgo, cortezas de árboles y, en general,
hierbas secas .
• De origen animal
Excrementos muy secos de vaca, caballo, cabra, etc., pelos, plumas, pelusa
de animales.
• De origen artificial
Pólvora, papel, mechas, pastillas de alcohol sólido, gasóleos, ropa vieja,
trapos empapados de gasolina.

Encendedores de circunstancias
Además de los encendedores habituales —el mechero y las cerillas, que
jamás deben faltar en el equipo de cualquier boina verde—, existen unos
medios de circunstancias para encender el fuego, mostrados seguidamente a
modo de curiosidad pero a los que difícilmente se tendrá que recurrir,
excepto en unos pocos casos extremos.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 97

• Lente convexa
En un día soleado se pueden concentrar los rayos del sol sobre un punto
(yesca) mediante una lente convexa extraída de unos prismáticos, linterna,
alza telescópica, gafas, fondo de un vaso, cristales de reloj, etc.

Lente convexa Alambre

• Alambre

Con un alambre metálico no de-


masiado fino resulta relativamente
fácil obtener fuego al frotarlo sobre
un tronco de madera muy seca, al
que previamente se practica una ra-
nura estrecha por donde se deslizará
el metal en contacto con la yesca (a
ser posible pólvora de un cartucho).
Para evitar que ésta caiga al suelo,
la cuña quedará en la parte superior
de un tronco apoyado sobre un te-
rraplén o un árbol para facilitar de
este modo el frotamiento del alambre
presionando hacia abajo.

En ambos extremos del trozo del


hilo se atan dos palos para ser sujetos
por la mano, evitando así las molestias Para encender fuego es mejor frotar un
de un agarre directo, que podría pro- alambre metálico que hilo de cuerda (suele
ducir una llaga en la piel. romperse).
98 | Vicente Bataller

Este sistema del alambre metálico, comprobado con muy buenos resultados,
sustituye al de hilo de cuerda que aparece en todos los manuales y que, lógi-
camente, se rompe al frotarlo, aun teniendo un grosor de 0,5-1 cm.

• Batería eléctrica
Si disponemos de la batería de una radio (pilas) o de un coche, uniremos
un cable al borne positivo y otro al negativo, pelando sus extremos para que
al rozarlos salten chispas dirigidas sobre la yesca o, si es posible, sobre un
trapo mojado con gasolina (el vapor de ésta se enciende con la chispa). Un
hilo metálico muy fino unido a ambos bornes se pondrá incandescente al
cabo de un rato y, en todo caso, siempre quedará como último recurso
utilizar una herramienta metálica para hacer saltar la chispa.

Batería eléctrica
• Armas de fuego
Con fusiles y pistolas se puede intentar encender fuego disparando un
cartucho preparado a diez o cinco centímetros de la yesca, según se trate de
armas largas o cortas, aunque lo normal será que la fuerza de la proyección
disperse la yesca y tengamos que repetir una y otra vez la experiencia hasta
obtener el fuego.
Para preparar el cartucho, tras
quitarle la bala se esparcirá la
mitad de su pólvora sobre la yesca,
tapando la otra mitad con un papel
que la apisonará dentro del car-
tucho sobre el estopín para su in-
flamación mediante el disparo. Po-
demos sustituir este papel por un
trapo, disparando en este caso
cerca de la yesca pero no direc- Munición
Prácticas de Supervivencia en la COE | 99

tamente sobre ella, evitando así que se disperse. El trapo arderá (aunque no
se vean las llamas) debiendo ser colocado inmediatamente sobre la yesca.
Todo resultará más fácil si se dispone de una pistola de señales, pues el
cartucho, en lugar de bala, lleva un artificio luminoso muy inflamable que será
extraído y colocado junto a la yesca con el estopín mirando hacia el lugar del
disparo, realizándose éste, al tratarse de un arma corta, únicamente a una
distancia aproximada de unos cinco centímetros.

• Sistemas primitivos
Se basan en el frotamiento rápido de un palo sobre un agujero practicado
en una madera, abierto con una cuña por donde pueda entrar el aire y salir
lateralmente el serrín incandescente cayendo sobre la yesca, o bien colocando
ésta directamente en el interior del pequeño hoyo. La vara, de 1 cm de
diámetro, se sitúa en una posición vertical sobre la depresión practicada en
la madera y se le imprime un movimiento rápido rotatorio presionando
hacia abajo.

Sistemas primitivos
100 | Vicente Bataller

Cuando este frotamiento se realiza


directamente con la palma de las manos
se denomina “método del taladro”, su-
mamente difícil. Para que sea más efec-
tivo y cómodo se puede recurrir a la
ayuda de un “arco” y una empuñadura.
El arco estará formado por una rama
de unos 70 cm de longitud y una cuerda
fuerte, a ser posible de cuero, de 1 cm
de grosor. Por su parte, la empuñadura
consiste en un cubo o semiesfera de
madera con un agujero ciego o bien el
fondo de una botella, acoplado al ex-
tremo superior del palo vertical. De
este modo se presiona hacia abajo con
una mano mientras con la otra se mueve
el arco en forma de vaivén, con su
cuerda enrollada a la vara y con un pie
sujetando la madera. Conviene soplar
Encendido del fuego por el roce de un
palo sobre una madera.
por la ranura del agujero para avivar el
calentamiento del serrín.

El frotamiento se empieza lentamente y con una cadencia fija e ininte-


rrumpida, puesto que cualquier pausa provoca un enfriamiento que hace
inútil el esfuerzo precedente. Cuando huela a quemado se acelera progresi-
vamente el movi-
miento hasta con-
seguir que salga
humo primero, e
incendiar el serrín
o la yesca (lo ideal
es pólvora) des-
pués. Estos siste-
más primitivos re-
quieren mucha
paciencia y téc-
nica, siendo rápi-
damente descar-
tados por los Con un arco resulta más fácil encender el fuego presionando un
practicantes de palo sobre una madera.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 101

supervivencia en beneficio del método del alambre, mucho más rápido y


menos costoso.

• Pedernal
Consiste en golpear hacia abajo o
rascar el dorso de la hoja del machete
contra una piedra dura, a ser posible
cuarzo, hasta producir chispas que se
dirijan hacia la yesca o una mecha de
las utilizadas en los chisqueros. Conviene
sujetar el pedernal en la hendidura de
alguna madera, adosarle la yesca y pro- Pedernal
ceder a raspar con el acero. Después
de mucho tiempo intentando encender fuego por este procedimiento, si se
logra obtenerlo servirá de experiencia para ser descartado, entre otras
razones por la falta de conocimiento de los minerales apropiados.
Como conclusión final, es absurdo emplear métodos primitivos para
obtener el fuego tras haberse inventado las cerillas y los mecheros que, de-
bidamente impermeabilizados, no nos cansaremos de repetir que nunca
deben faltar en el equipo de un boina verde. En un caso extremo donde no
se disponga de un equipo mínimo, no resultará difícil encontrar un alambre o
metal, que al ser frotado en una hendidura practicada en una madera seca
puede provocar la llama sobre una yesca con el auxilio del soplo. El resto de
métodos no dejan de ser simples curiosidades.

FUEGOS PARA COCINAR


Las brasas con pequeñas llamas controladas serán el fuego más idóneo
para cocinar. Por el contrario, la falta de continuidad en la intensidad del
fuego nos perjudicará a la hora de preparar los alimentos obtenidos para
transformarlos en una sabrosa comida. Al clasificar este tipo de fuegos
conviene distinguir entre las diferentes formas que puede adoptar la estructura
de la fogata y los distintos dispositivos para colocar el recipiente sobre el
que se vaya a cocinar.

Tipos de fogatas para cocinar


La estructura de la fogata no reviste mayor complicación, pues en definitiva
se trata de encender una pequeña hoguera directamente en el suelo o
enterrada en un agujero.
102 | Vicente Bataller

Fuego común Fuego en estrella

• Fuego común
Obtenida la leña y cortada en ramas de diferentes tamaños, se empleará
un tronco grande como base sobre la que apoyar perpendicularmente el
resto de ramas de menor a mayor tamaño encima de la yesca. Este tronco
acabará ardiendo, siendo sustituido cada vez que se convierta en brasas. En
su lugar podrá utilizarse desde un principio una piedra grande no porosa.
• Fuego en estrella
Consiste en colocar encima de la yesca ramitas formando un cono, que al
ser incendiadas y sustituidas por ramas cada vez más gruesas acabarán adop-
tando la forma de una estrella.
• Fuego en un agujero
Si el agujero es circular se denomina “fuego en foso” y si es rectangular,
“de trinchera”. Ambos son muy útiles para resguardar los fuegos de un fuerte
viento y para apoyar los utensilios de cocina di- rectamente en el suelo, si la
anchura de la zanja es la adecuada. Por el contrario, si no existen rachas de
viento, conviene cavar pasillos o nuevos agujeros para que corra el aire y
alimente de oxígeno al fuego.

En foso En trinchera
Prácticas de Supervivencia en la COE | 103

Una variedad del fuego en foso es el rodeado


por piedras grandes que, elevadas sobre la superficie
del terreno, presentan unas características similares
al anterior con tan sólo cambiar la tierra por piedras.

Dispositivos para cocinar


Una vez encendida la fogata, quedará pendiente
colocarle encima un recipiente para cocinar, que
podrá ir directamente apoyado sobre piedras, sobre
un agujero o bien colgado. En este último caso podrán
utilizarse alambres ajustables a mayor o menor altura,
según donde se enrollen, o bien se preparará un
listón de madera que tenga una horquilla en un
extremo y algunas ramas a lo largo de su superficie
para regular la altura donde colgar el recipiente.

• Piedras
El recipiente se apoya directamente sobre dos o
tres piedras grandes que rodean al fuego. Horquilla
para colgar
• Agujero en el suelo
recipiente
Es el caso del fuego en “foso” o “trinchera” que
ya hemos mencionado, si el agujero es poco profundo, en lugar de apoyar el
recipiente directamente sobre el suelo, se puede elevar con ayuda de un
palo horizontal y dos horquillas laterales.

Sobre piedras Agujero en el suelo


104 | Vicente Bataller

En 2º plano fuego de trípode.

• Trípode
Consiste en tres palos largos unidos en forma de trípode. El vértice debe
estar situado encima del fuego para que se pueda colgar el recipiente de
cocina.

• Rectángulo

Formado con dos


horquillas y un tra-
vesaño donde se su-
jetará el utensilio
para preparar la co-
mida.

• Triángulo
En esta ocasión
el travesaño se apo-
Fuego en rectángulo.
yará sobre una hor-
quilla en uno de sus
extremos y directamente en el suelo en el otro, presentando como inconveniente
su mayor proximidad a las llamas, que pueden quemar el dispositivo.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 105

Trípode Rectángulo

Triángulo Palo sujeto con piedras

• Palo sujeto con piedras


Un palo se apo-
yará en su primer
tercio sobre una
piedra u horquilla,
con un contrapeso
en el extremo que
toca el suelo, que-
dando el otro dis-
puesto para atra-
vesarlo con el ali-
mento a cocinar
(carne, pescado,
etc.). No resulta
útil para colgar re-
cipientes. Fuego con palo sujeto con piedras.
106 | Vicente Bataller

• Bidón
También llamado “fuego de va-
gabundo”. Se aprovechará un re-
cipiente metálico, normalmente
un bidón al que se le practicarán
dos agujeros, uno inferior para in-
troducir la leña y otro superior
para que salga el humo, sirviendo
su parte superior, calentada por
el fuego del interior, para colocar
el recipiente de cocina.

Fuego aprovechando un bidón.

Bidón
FUEGOS PARA CALENTAR
Estos fuegos, a diferencia de los descritos para cocinar, serán por lo
general más grandes al objeto de producir mayor calor.

Fuegos fuera del refugio


• Hoguera común
La típica hoguera constituida con troncos gruesos para calentar a todo el
grupo.
• Fogata pequeña
Utilizada por un solo hombre y por ello de pequeñas dimensiones.
• Estufa
Ya descrita anteriormente, en la que se aprovecha un bidón, sirviendo
además para cocinar.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 107

FUEGOS PARA CALENTAR

Pira finlandesa Reflector

Fuegos polinesios

FUEGOS PARA ILUMINAR

Brasero Antorcha Candil


108 | Vicente Bataller

• Pira finlandesa
De poca utilidad en España por falta de troncos resinosos como los existentes
en Finlandia. Consiste en apilar verticalmente unos troncos con cortes o enta-
lladuras de unos 30 cm enfrentados internamente y prendidos con ramas secas
situadas en su interior. Se menciona a título de curiosidad pero no merece la
pena ni siquiera intentar poner en práctica este tipo de calefacción.
• Reflectores
Como su propio nombre indica, sirven para reflejar el calor y no para pro-
ducirlo. Normalmente consistirán en una pantalla vertical formada con troncos,
que además de proteger la hoguera del viento reflejará el calor hacia los indi-
viduos o hacia el interior de la cabaña. Los troncos también pueden situarse
en pendiente (oblicuo) o sustituirse por grandes piedras planas.

Reflector de troncos.

Calefacción en el interior del refugio


• Fuego polinesio
Se excavará en el suelo de la cabaña, donde no se vaya a reposar direc-
tamente, un hoyo o trinchera de unos 35 cm. de profundidad y anchura, en-
cendiendo un fuego en el mismo, preferentemente con leña procedente de
Prácticas de Supervivencia en la COE | 109

coníferas. Los ocupantes se encontrarán mientras tanto en el exterior para


evitar el humo. Cuando cese la llama y sólo queden brasas, éstas se cubrirán
con piedras (no calcáreas ni porosas) del tamaño del puño, que recibirán el
calor de las brasas y mantendrán una agradable temperatura en el interior
del refugio durante varias horas. Tanto las brasas como las piedras calientes
pueden proceder de una fogata exterior.
• Brasero
Similar al brasero utilizado en las zonas rurales, consiste en aprovechar
una lata o recipiente donde colocar las brasas de una fogata (siempre que no
produzcan humo), que se trasladará al lugar de reunión del grupo.

Fuegos para iluminar


Se pueden emplear antorchas con maderas resinosas (coníferas), o untadas
de grasa en un extremo (un trapo empapado de aceite dura unos 30 minutos),
o candiles, fabricados con una pequeña lata plana llena de aceite o grasa en
sus tres cuartas partes, provista de una mecha fabricada con un trozo de
trapo de algodón enrollado, hundido en la lata por un lado, y sobresaliendo 3
ó 4 cm en su extremo opuesto.

HORNOS PARA PANIFICAR, AHUMAR Y ASAR


Según hemos visto anteriormente, la forma de obtener el fuego y
alimentarlo puede ser la misma en cualquier circunstancia; pero dependiendo
de su finalidad (para cocinar, calentar, iluminar), el fuego estará rodeado de
una estructura diferente, y este es el caso de los fuegos utilizados en los
hornos.

Hornos para panificar


• Horno de dos departamentos
Es uno de los más empleados. Se puede construir sobre un suelo horizontal
elevando sus paredes con piedras y barro, o excavando sobre una pendiente
o terraplén, con el inconveniente en este caso de la humedad en caso de
lluvia y la ventaja de ahorrarnos el levantamiento de tres de sus cuatro
paredes. Su altura, de unos 50 cm, se repartirá aproximadamente entre 17
cm. para el piso superior (1/3) y 33 cm. para el inferior (2/3), estando ambos
separados por una losa fina de piedra, a ser posible de 2 ó 3 cm. de grosor
110 | Vicente Bataller

para que se transmita el calor desde el piso inferior, donde estarán el fuego y
las brasas, al superior, que contendrá el pan y también estará recubierto de
otra losa o piedra.

Hornos de dos departamentos

En su parte anterior se dejará una boca grande para meter la leña y para
que el fuego tenga tiro, mientras que en la parte posterior se abrirá un
orificio de unos 5 cm que permita colocar un bote agujereado por ambos
lados para que actúe como chimenea extractora del humo. En una de las
caras laterales del piso superior se dejará una puerta pequeña (normalmente
una piedra plana o un tepe) para poder introducir el pan. Este orificio puede
estar en la parte frontal, pero existe el riesgo de que el humo que sale por la
boca del piso inferior se introduzca en el piso superior por algún agujero de
esta puerta, enne-
greciendo el pan.
Para evitar esca-
pes de calor se re-
cubrirá con barro
todo el horno, com-
probando una vez
seco que no existe
ninguna salida de
humo que no sea la
chimenea. La piedra
que hace de puerta
también quedará ta-
pada con barro en Cte. Bataller junto a horno de dos departamentos
sus bordes una vez (ver pequeña puerta superior detrás de boina).
Prácticas de Supervivencia en la COE | 111

introducido el pan y, previamente a la cocción, se habrá caldeado bien el


horno mediante un fuego muy vivo mantenido durante una hora y media,
como mínimo.
• Horno de un departamento
Se construye un horno de un solo departamento en las mismas condiciones
que el primer piso descrito anteriormente, pero con una piedra plana en el
suelo (además de
las piedras en las Horno de un departamento con salida humo posterior.
paredes laterales y
en la cubierta) y una
puerta que se pue-
da cerrar herméti-
camente. Caldean-
do el horno, se sa-
can o apartan a un
lado las brasas, se
introduce la masa y
se tapa el agujero
de la puerta.
•Horno en el suelo
Igual que el anterior pero excavando un hoyo en el suelo tapado con una
piedra plana que a la vez actuará como puerta.

Horno de un departamento Horno en el suelo

• Horno con marmita


Se colocará la marmita, con una losa en un fondo, directamente sobre las
brasas, cubriéndola con una tapadera tras introducir la masa.
112 | Vicente Bataller

• Cocción con piedras


Encima de piedras
planas, un poco incli-
nadas y calientes por
estar cerca del fuego,
también se puede co-
cer el pan.

• Cocción en
serpentina
Consiste en enro-
llar la masa alrededor
de un palo como si La masa próxima a un fuego puede convertirse en pan
(piedras calientes, serpentinas, etc).
fuera una serpiente,
de forma que perma-
nezca a la intemperie
cerca de las brasas.

Marmita Cocción con piedras

Cocción en serpentina
Prácticas de Supervivencia en la COE | 113

Hornos y fuegos para ahumar


• Horno cheroqui
Empleado por los indios de la tribu cheroqui como despensa para preservar
de los depredadores e insectos a los animales que habían cazado, tiene
como segunda finalidad el ahumado y secado de los alimentos.

Hornos cheroquis

Se construye con una estructura de ramas y alambres en forma troncopi-


ramidal con varias parrillas situadas a diferentes alturas. Su base y su techo
cuadrangular miden apro-
ximadamente 1,5 m y 0,75 Construcción de un cheroqui.
m de lado respectiva-
mente, siendo su altura
de 1,5 m. Pueden prolon-
garse sus lados hasta
adoptar la forma de una
pirámide con el inconve-
niente, en este caso, de
que al ser recubierta esta
última parte superior con
tepes o barro, éste se
desprenda. En lugar de
ramas y tepes (zonas hú-
medas) el edificio se le-
vanta a base de piedras
y barro (zonas secas),
siendo conveniente en
114 | Vicente Bataller

El cheroqui de tamaño grande sirve, además de para ahumar, como despensa de


alimentos.

todos los casos recubrir la par-


te superior con un plástico
para resguardar el horno de
la lluvia.
Es aconsejable cavar un
agujero en el suelo de dimen-
siones similares a la base, don-
de depositar la leña verde
para que produzca el humo.
Naturalmente se practicarán
dos puertas, una de acceso a
las parrillas para introducir y
extraer los alimentos y otra
en el suelo para alimentar el
fuego. Los tepes lógicamente
se colocarán con la parte verde
mirando hacia el exterior, para
que resbale fácilmente la lluvia,
El horno cheroqui troncopiramidal. y con la cara terrosa hacia el
Prácticas de Supervivencia en la COE | 115

Además del cheroqui se pueden fabricar otros tipos de hornos (ver dcha.).

interior, evitando así que se les prenda fuego. Los alimentos pueden ahumarse
directamente por este sistema o bien introducirlos total o parcialmente ahu-
mados o secados, sirviendo entonces el horno para, mediante una ligera pro-
ducción de humo, mantenerlos en buen estado y alejados de insectos.

Horno cheroqui, parrilla kwele y al fondo refugio.


116 | Vicente Bataller

Una variedad interesante de este sistema de ahumado consiste en


aprovechar el humo producido por el horno de pan, debidamente canalizado,
para ser introducido en el horno cheroqui ahorrándonos de este modo un
fuego.

• Parrilla
Como su propio nombre indica, consiste en una superficie enramada
triangular o rectangular, sujeta por palos u horquillas, situada a una altura su-
ficiente del suelo para que le llegue el humo pero no las llamas.
• Ensartado
En este caso los filetes de carne o pescado se ensartan en travesaños la-
terales, apoyados del mismo modo citado al hablar de la parrilla.
• Choza kwele
Consiste en cubrir la parrilla con una techumbre para protegerla de la
lluvia.

Parrillas

Ensartado Kwele
Prácticas de Supervivencia en la COE | 117

Parrilla kwele

Hornos y fuegos para asar


• Fogón maorí
Se cavará un hoyo de unos 50 x 50 x 50 cm, rellenando el fondo con
piedras muy calientes que se recubrirán con musgos, helechos o plantas
similares, como soporte de una segunda capa de piedras calientes pero más
pequeñas. Se envolverá la carne con hojas grandes no tóxicas, depositándola
encima de las piedras y recubriéndola con más hojarasca. Manteniendo una
caña hueca o tubo en contacto con esta última superficie, se recubrirá todo
con una ligera capa de tierra sobrante y seguidamente se verterá un litro de
agua por el agujero, que al tomar contacto con las piedras calientes se
convertirá en vapor, con lo que la carne se cocinará a presión y se separará
de los huesos al cabo de unas horas.
• Horno polinesio
Este horno, ya descrito en el apartado de fuegos para calentar, puede ser
también aprovechado para asar. Se enciende un fuego en el hoyo y una vez
obtenidas las brasas se retiran la mitad de éstas, recubriendo las que quedan
con una ligera capa de tierra y colocando encima la carne envuelta con un
trapo húmedo. Se tapa con otra pequeña capa de tierra y finalmente se
118 | Vicente Bataller

vuelven a poner las brasas que habíamos retirado inicialmente. Habrá que
esperar por lo menos dos horas para la cocción de la carne. Existen sistemas
parecidos a base de colocar la carne rodeada de brasas o piedras calientes,
como el horno tahitiano, el umn (islandés), el de las islas Fidji, etcétera.

Fogón maori Horno polinesio

• Horno de pan
La práctica más habitual en las situaciones de supervivencia es utilizar el
horno de pan para asar la escasa carne de normalmente se dispone, con lo
que se evita perder tiempo en la construcción de otros tipos de hornos.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 119

6
EL AGUA

Un elemento vital y peligroso


El agua es indispensable para el buen funcionamiento del organismo
humano, compuesto en un 75% de este líquido elemento. Una persona
necesita ingerir diariamente 3,3 cm3 por cada kg de peso, esto es, entre 2 y 3
litros de agua al día (2,5 litros para un individuo de unos 70 kg). Con el agua
se autorregula la temperatura basal y se eliminan determinados desechos a
través del sudor y la orina. Contribuye a distribuir y digerir los alimentos, ne-
cesitándose mayor cantidad cuando éstos son ricos en proteínas (carne y
pescado), y menor cantidad si se trata de hidratos de carbono. Además, el
agua aporta al cuerpo sales minerales como el calcio, magnesio, potasio,
hierro, etc., también requeridas por el metabolismo.
Cuando no se ingiere comida nuestro organismo recurre al consumo de
las reservas energéticas, principalmente la grasa acumulada en el cuerpo,

Una persona necesita ingerir, según su peso, entre 2 y 3 litros de agua al día.
120 | Vicente Bataller

pero para su transformación en energía necesitará agua que, de no ser


ingerida externamente, se tomará del propio organismo, disminuyendo esa
proporción del 75% antes mencionada y, en consecuencia, originando rápida-
mente la pérdida de mucho peso. Los 2,5 litros diarios de este elemento ne-
cesarios para mantener el equilibrio en el metabolismo los elimina el individuo
por la orina (60%), al exhalar aire y transpirar por la piel (25%), con los excre-
mentos (10%) y por el sudor (5%). Aun sin realizar ningún esfuerzo físico y
manteniéndose inmóvil en un lugar templado, una persona por el hecho de
respirar elimina agua.

Con estos razonamientos y por la experiencia de casos reales, llegamos a


la conclusión de que un hombre sin comer puede vivir incluso durante varias
semanas (al consumir sus reservas energéticas), pero sin agua muere en
cuestión de días. Por suerte, este líquido no solamente existe en las fuentes
y manantiales, sino que también forma parte en gran proporción, al igual que
en el hombre, del organismo de todos los seres vivos, tanto plantas y frutas
como animales, es decir que también lo ingerimos indirectamente con los ali-
mentos.

La pérdida rápida de un 12% del peso corporal como consecuencia de un


elevado esfuerzo físico sin reposición de agua, lo que obligaría a consumir la
del propio organismo (hasta el 20% del total de ese líquido), puede producir
la muerte instantánea. Debemos tener en cuenta, a modo de ejemplo, que en
una marcha con equipo de unos 30 kg, realizada a una temperatura de 30° y
una humedad del 30%, con el sudor se elimina un litro de agua por hora.
Cuando se pierde este líquido por un lado sin que sea repuesto por otro (in-
gestión directa) se produce una deshidratación.

El tema es tan delicado y peligroso que conviene conocer los síntomas de


la deshidratación a medida que van apareciendo. Así, un individuo de unos
70 kg, al perder dos litros de agua, puede notar una reducción del flujo de la
orina y del sudor, una sed intensa y sequedad en la lengua y finalmente se le
apreciará un hundimiento en los ojos.

Cuando la disminución de líquido alcance los 4 ó 5 litros sentirá debilidad


y apatía general, decreciendo su actividad mental y la rapidez en contestar a
las preguntas, alternando ratos de somnolencia con otros de agitación y
delirio. Su respiración será entrecortada y su pulso rápido y débil. La piel se
reseca y su color se vuelve rojo grisáceo, de forma que al pellizcarla no des-
aparece el pliegue al soltarla e incluso al cortarla no sangra. La lengua se em-
pequeñece y ennegrece, apareciendo arrugas longitudinales. Si la pérdida de
Prácticas de Supervivencia en la COE | 121

agua alcanza los 8-10 litros, el individuo nota anestesia local en manos y pies,
se colapsa y entra en estado de coma hasta su muerte.
Para prevenir la deshidratación por escasez de agua es conveniente
evitar sudar a toda costa. La sudoración comienza a los 25° C si existe un
60% de humedad y a los 30° C con un 30%. Por cada 2° C que sube la tem-
peratura hay que añadir 1 litro de agua cada 24 horas a la cantidad mínima
necesaria, que nunca deberá ingerirse muy fría ni a grandes tragos sino, por
el contrario, templada y a pequeños sorbos. Se reducirán los desplazamientos
durante las horas de más calor y ante una situación crítica se evitará respirar
por la boca e incluso hablar demasiado. El cuerpo permanecerá siempre
cubierto con ropa para retener el sudor y disminuir su evaporación. También
se racionará la comida hasta el mínimo imprescindible para evitar con la
digestión el consumo de agua. Por supuesto, no se ingerirá alcohol ni se
fumará tabaco.
El agua del mar no nos solucionará el problema, al tener una concentración
de sal (3-5%) muy superior a las posibilidades que para su eliminación tiene
el riñón humano (hasta el 2%). Su ingestión obliga al organismo a perder más
líquido corporal produciendo, por tanto, el efecto contrario al deseado: una
mayor deshidratación y sensación de sed. Algo similar ocurre con la orina,
que contiene sales y desechos eliminados por el metabolismo. Por su parte,
el agua encharcada y la contaminada nos puede producir graves enfermedades
como la disentería, el cólera, fiebres tifoideas e infecciones parasitarias. En
conclusión, vista la
imperiosa necesidad
de ingerir diariamen-
te agua potable, no
debe faltar durante
unas prácticas de su-
pervivencia el apren-
dizaje de las formas
que existen para ob-
tenerla y para puri-
ficarla, aun en el su-
puesto de que el vi-
vac se encuentre
próximo a un ma-
nantial o riachuelo
de aguas puras y El agua del mar no se puede beber por su 3-5% de sal que el
cristalinas. riñón no puede eliminar.
122 | Vicente Bataller

Los lugares donde podemos encontrar agua son de sobra conocidos: en la


superficie terrestre (fuentes, charcas, manantiales...), en el subsuelo (pozos,
cuevas...), por precipitaciones (en forma de lluvia, rocío, nieve...), en el aire
(evaporando el agua contenida en la tierra y en las plantas y condensándola a
continuación) o en las plantas y animales. Realmente debemos dirigir la
búsqueda hacia las aguas superficiales, las más fáciles de hallar y las que más
cantidad de agua nos proporcionan. Al resto de los métodos que citaremos
seguidamente sólo recurriremos en situaciones límite y una vez agotados los
otros procedimientos, tanto por la dificultad de encontrar aguas subterráneas
como por las pequeñísimas porciones de líquido obtenidas por condensación.

AGUAS SUPERFICIALES
En cualquier tipo de terreno, si existe agua habrá indicios que nos
conducirán a ella:

Plantas amigas del agua


Los juncos, cañas, espadañas, chopos, sauces, saúcos, hierbas más verdes
que las de su entorno, vegetación más abundante y fresca, etc.

Los animales y el agua


Suelen beber a diario en fuentes y charcas: aunque las aves pueden
beber el agua del rocío contenida en las hojas de los árboles y plantas, las
granívoras (gorrión, pinzón, pardillo, jilguero, verderón, escribano, etc.) suelen
dirigirse a manantiales o charcas al amanecer y al atardecer, volando a baja
altura. Del mismo modo los mamíferos herbívoros también necesitan beber a
menudo, encontrándose no muy lejos del agua. La presencia de avispas,
moscas, abejas e incluso hormigas también será una buena señal de la
existencia de agua. La observación del vuelo de los pájaros y de los insectos,
así como de las huellas dejadas por los animales, nos proporcionará buenos
indicios.

El olor y los ruidos


Además de emplear el sentido de la vista, con una cierta experiencia se
puede detectar el olor a humedad o incluso emplear el oído para escuchar el
ruido lejano del movimiento del agua de un manantial, del goteo de una
fuente o del croar de las ranas, siempre dependientes de este elemento.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 123

La morfología del terreno


Siguiendo cauces secos de ríos, barrancos y vaguadas es posible descubrir
alguna fuente o charca. Si tenemos la suerte de encontrar agua superficial no
debemos beberla sin más, pues puede darse el caso corriente de que esté
contaminada. Esto es muy frecuente en las aguas de charcas, estanques,
lagos, pantanos, ríos y arroyos; siendo las fuentes, filtraciones, manantiales y
ríos en su curso más alto los que ofrecen mayores garantías de potabilidad.

Aguas del subsuelo


Algunos de los indicios señalados para las aguas superficiales nos pueden
servir también para las subterráneas, concretamente en lo que respecta a la
vegetación, la presencia de juncos, cañas, espadaña, etc. Del mismo modo, la
morfología del terreno será, si cabe, más importante aún para encontrar agua
que en el caso anterior.
Debemos buscar en los recodos cóncavos de los lechos de ríos y barrancos
secos o en las proximidades del mar (allí donde la arena esté húmeda o bien a
unos 100 m de la playa). El agua así extraída será salobre aunque se podrá
beber. Si de estos terrenos arenosos pasamos a los rocosos y calizos, será
fácil encontrar agua subterránea buscándola en cuevas y grietas, donde suele
gotear. El terreno arcilloso, por el contrario, dificulta la filtración del agua.

AGUAS DE LAS PRECIPITACIONES


Cuando llueva o nieve no será difícil obtener agua. No obstante, en
cualquier tipo de terreno, latitud y estación del año, siempre podemos
recurrir al agua procedente del rocío o de la escarcha caída durante la noche
si el cielo está despejado y estrellado.

Lluvia, rocío y escarcha


Se puede obtener por tres sistemas diferentes. El primero y más habitual
consiste en emplear plásticos, ponchos y chubasqueros, esto es, prendas
no porosas debidamente extendidas de forma que presenten la mayor su-
perficie posible para la recogida de las aguas y tengan una inclinación que
permita dirigir las aguas a un recipiente. El método del poncho es el
utilizado más corrientemente, al formar parte esta prenda del equipo
individual que hemos recomendado y facilitar la extracción del agua por el
agujero de la capucha. También con una bolsa de basura o de plástico
124 | Vicente Bataller

Agua de lluvia o rocío

abierta lateralmente (de las que se llevan en la mochila para envolver


prendas) puede construirse un recipiente en el suelo para incrementar así
la obtención del agua que, en todo caso, será insignificante cuando sólo
proceda del rocío caído durante la noche.

En segundo lugar, se
pueden usar prendas ab-
sorbentes, que colocadas
encima de las hierbas o
bien refregadas por ellas
con las manos o con las
botas se empaparán y
cuando se expriman de-
jarán caer algunas gotas.
Finalmente, un tercer sis-
tema consiste en apro-
vechar las paredes o sue-
los rocosos para recoger
sobre un recipiente el
discurrir o goteo de las
aguas procedentes de la
lluvia o el rocío. Este tipo
de agua, en contacto con
las plantas y rocas, arras-
trará las bacterias de las
mismas, por lo que con-
El poncho se puede aprovechar para obtener agua del viene hervirla antes de
rocío o lluvia. tomarla.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 125

Nieve
Para derretir la nieve se llenará
un recipiente y se pondrá en un
fuego lento añadiendo más cantidad
a medida que se diluya. Cada ocho
o diez partes de nieve se convertirán
en una de agua pura, a la que habrá
que verter sales, un poco de ceniza
de leña o arcilla y airearla pasándola
varias veces de un recipiente a otro.
Si no se dispone de fuego o no se
quiere perder tiempo, se introducirá
la nieve en un trapo y se colgará, de-
jándola al sol para que gotee sobre
un bote. También se puede ir aña-
diendo nieve al agua de la cantimplora,
mezclándola para que se derrita. Agua de nieve

AGUA DE PLANTAS Y ANIMALES


Savia de las plantas
Muchas plantas con hojas o tallos carnosos almacenan una savia potable
y útil para calmar la sed temporalmente con tal de que sea limpia y dulce,
presentando el inconveniente de que su azúcar puede acelerar la deshidratación.

Las plantas del desierto tienen raíces que se chuparán para


extraer su savia (boinas verdes en Túnez).
126 | Vicente Bataller

Por otro lado, esta savia no puede almacenarse, pues fermenta. Además,
existe el peligro de confundir el tipo de árbol o planta (ver capítulo de
alimentos vegetales) por otra que pueda resultar tóxica. No se debe beber,
por tanto, aquella savia que tenga un sabor desagradable, un color lechoso o
rojizo, o forme espuma.
Las plantas que se encuentran en terrenos áridos o desérticos frecuente-
mente tienen raíces próximas a la superficie que, una vez arrancadas y
peladas, se chuparán directamente para extraer su savia. Por su parte, en los
entornos naturales más corrientes, abundantes en plantas con savia potable,
practicaremos una incisión profunda en la parte más alta de un tallo y
después otra próxima al suelo (siempre siguiendo este orden), por donde
empezará a gotear. Finalmente, en lo que respecta al agua obtenida de las
plantas, por todos es sabido que las frutas tienen un alto contenido de este
elemento.

Fluidos de los animales


Los ojos de todos los animales contienen agua. Su sangre puede ser
bebida, con lo que se absorben abundantes alimentos disueltos en este
líquido. También se pueden recuperar los fluidos contenidos en las tripas de
los animales cazados. Respecto a los peces, su espina central en toda su
longitud es un auténtico depósito de agua. Los peces del mar machacados y
escurridos también proporcionan agua.

CONDENSACIÓN DEL VAPOR DE AGUA


La tierra húmeda de un agu-
jero, el agua contenida en algunas
plantas o incluso la procedente
del mar, de la orina o contamina-
da, puede ser evaporada por ca-
lor y posteriormente condensada,
convirtiéndose así en agua pota-
ble aunque muy pura.

Destilador solar
Elegida una zona soleada y a
la vez un suelo húmedo (factores
difíciles de conjugar en ocasio- Destilador solar
Prácticas de Supervivencia en la COE | 127

Destilador solar (1º término).

nes), se cavará un hoyo de 1 m de diámetro y 1 m de profundidad, colocando


en la parte más honda un bote de boca ancha para recoger el agua, y en la su-
perficie el poncho con la capucha bien cerrada o un plástico que será
tapado con tierra y piedras en sus bordes para que el agujero quede hermé-
ticamente cerrado. Justo en el centro de esta prenda no porosa, el peso de
una piedra hará que el plástico se descuelgue 0,5 m, disminuyendo así, por
un lado, el volumen del hoyo y, por otro, permitiendo con esta inclinación que
las gotas discurran hasta caer en el recipiente del suelo. Cuando el sol
caliente con sus rayos este destilador, el agua de la tierra húmeda se
evaporará condensándose al chocar con la superficie del techo.
La máxima eficacia de este método se logra al segundo día de funcionamiento,
pudiendo mantenerse durante el tercero y debiendo cambiarse de hoyo a
partir del cuarto día. Para la extracción del agua sin necesidad de tener que
levantar el techo se puede utilizar un tubito (difícil de conseguir en una su-
pervivencia si no forma parte previamente del equipo). Asimismo, se puede
aumentar la producción colocando en el fondo muchas plantas verdes y
otros botes con orina o agua no potable. Se tendrá en cuenta que si el
plástico no tiene mucha pendiente no se deslizarán las gotas condensadas y
que después de ocultarse el sol, el poncho se enfría más rápidamente que el
suelo, por lo que el vapor de agua continúa condensándose incluso al
atardecer. Con el destilador solar se puede obtener hasta un máximo de 0,5
litros en 24 horas.
128 | Vicente Bataller

Condensación del
agua de las plantas
Consiste en introducir
hojas verdes en bolsas de
plástico, con cuidado de no
agujerearlas, atar la boca tras
soplar e hincharlas, y colocar
estos recipientes al sol para
que se evapore el agua de
Condensación de plantas las plantas y luego se con-
dense goteando hacia el fon-
do. Puede aplicarse directamente sobre las ramas de los árboles. Las
cantidades de este líquido así obtenidas serán insignificantes.

Condensación del agua del mar


La evaporación puede realizarse por el procedimiento del destilador
solar ya mencionado, o bien calentando con fuego el agua salada contenida
en un recipiente tapado por un trapo que irá humedeciendo el vapor,
debiendo exprimirlo de vez en cuando para obtener el agua.

POTABILIZACIÓN DEL AGUA


Una vez encontrada una de las fuentes de agua citadas u obtenida por
uno de los procedimientos descritos, y cuando no se tenga la certeza de que
es potable, habrá que clarificarla, purificarla y tratarla, preparándola así para
su consumo.
Manantiales de agua en apariencia pura y cristalina pueden sin embargo
contener bacterias como consecuencia de múltiples factores: abonos e in-
secticidas de tierras de cultivo, desagües de fábricas, pueblos y caseríos, ex-
crementos de ganado, contaminación por agentes nucleares, etc.
Para evitar las enfermedades ya citadas anteriormente (disentería, tifus,
cólera, infecciones) habrá que rechazar, en principio, aquellas aguas con
ausencia de vegetación a su alrededor, turbias y con sedimentos, con burbujas
o espuma en su superficie, que despidan un olor desagradable y, en general,
cualquier agua estancada.
Si a pesar de todo no se localiza agua potable, el agua contaminada podrá
beberse mediante un largo proceso en el que, en primer lugar, se eliminarán
Prácticas de Supervivencia en la COE | 129

las partículas sólidas que lleva en suspensión (clarificación) y, posteriormente,


se eliminarán las bacterias que viven en este medio (purificación).

Clarificación
Para suprimir los cuerpos sólidos contenidos en el agua (no las bacterias)
podemos utilizar varios procedimientos que, según el grado de contaminación,
se emplearán aisladamente o se complementarán, haciendo pasar sucesivamente
el agua por varios de estos sistemas.

Filtro
de telas

Decantación

Pozo indio
Filtro capas
en lata o bidón

Filtro capas con tejas Filtro de arena


130 | Vicente Bataller

• Decantación
Consiste en dejar el agua en reposo durante 12 horas o más, con objeto de
que se vayan depositando en el fondo del recipiente las partículas en
suspensión. Con un cazo o vaso se irá recogiendo el agua superficial con
sumo cuidado para no remover el fondo. Para evitar esta posibilidad y
asegurar una mejor filtración se puede emplear un trapo limpio muy absorbente
que, enrollado a modo de mecha, traspase por goteo el agua del recipiente
original a otro situado a un nivel inferior.

• Filtro de telas
El agua se hará pasar por varias capas de telas o prendas limpias, de
modo que gotee de una a otra para retener sucesivamente las partículas en
suspensión.

Filtro de telas .

• Filtro de arena
Se puede emplear una caña hueca rellena de arena y taponada con
hierbas para que ésta no se pierda, o también un trapo con arena.
• Filtro de varias capas
El sistema más corriente consiste en utilizar una lata de conservas o un
bidón con varios agujeros en el fondo, llenándolo de abajo arriba con varias
Prácticas de Supervivencia en la COE | 131

capas de carbón vegetal en granos muy pequeños, arena fina, arena más
gorda o gravilla, grava y piedras.
Los estratos serán lo más anchos po-
sibles y no estarán demasiado comprimi-
dos para facilitar que el agua pueda fil-
trarse; los agujeros de la lata serán más
bien pequeños para evitar que la arena
se escape por los mismos, enturbiando
el agua. Una vez que el recipiente quede
casi lleno con el material de las diferentes
capas, se irá añadiendo agua que, al pasar
por ellas, depositará sus sedimentos.
En lugar de una lata o un bidón se
puede recurrir a varias tejas o un reci-
piente similar en forma semicilíndrica,
colocado de tal modo que quede un
poco inclinado para que corra el agua a
través de los estratos y con una tapadera
en el extremo para que no salga la arena.
Filtro de capas.

• Pozo indio
Cuando el agua de un estanque, lago
o charca esté contaminada, que será lo
normal, se cavará a 1 ó 2 m de la orilla,
según el grado de contaminación, un pozo
de al menos 0,5 m de diámetro y una
profundidad variable hasta conseguir que
el agua procedente del estanque se filtre
en el pozo pasando a través de la capa
de tierra que los separa, lo que ocurrirá
normalmente cuando excavando se rebase
el nivel de las aguas. Para acelerar este
proceso, se practicarán perforaciones la-
terales en las paredes del hoyo. El agua
así obtenida se recogerá y se dejará sedi-
mentar en distintos recipientes. Filtro combinado de telas y capas.
132 | Vicente Bataller

Purificación
Una vez filtradas las
partículas sólidas en sus-
pensión, nos queda neu-
tralizar las bacterias que
contenga el agua antes
de consumirla. Esta es-
terilización podrá reali-
zarse mediante las pasti-
llas potabilizadoras u
otros productos químicos,
o bien recurriendo al ca-
lor producido por el fue-
go o, lo que resultará más
costoso, al viejo y poco
práctico método de la
evaporización-condensa-
ción. Antes de ingerirla,
siempre resulta conve-
niente oxigenar el agua
pasándola varias veces
de un recipiente a otro.
Purificación del agua mediante ebullición.
• Ebullición

Este método consiste en hervir el agua durante al menos diez minutos,


tiempo suficiente para destruir las bacterias.

• Destilación con piedras calientes

Además del sistema del destilador solar ya mencionado, en el que se sus-


tituirán las ramas verdes por un recipiente con agua contaminada que se eva-
porará y será recogida en un bote ubicado en el centro del hoyo, podemos
cambiar el calor procedente del sol por el de unas piedras no porosas, pre-
viamente calentadas en el fuego. Se trata del mismo procedimiento empleado
en una sauna, esto es, al tomar contacto las piedras calientes con el agua
contaminada producirán vapor que, recogido en un trapo o en un plástico, se
condensará, con lo que se obtendrá agua pura. Aunque las piedras pueden
arrojarse a la charca, resulta mucho más práctico que sea el agua contaminada
la que se vierta poco a poco sobre un recipiente lleno de piedras calientes.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 133

Arrojando piedras calientes a charca

Vertiendo agua contaminada a piedras

• Pastillas potabilizadoras y productos químicos


Resulta de suma importancia llevar siempre en la mochila este tipo de
pastillas, por el ahorro de tiempo que suponen a la hora de purificar el agua.
Existen varias marcas y tipos de comprimidos, cada uno con unas normas de
empleo específicas (proporción de pastillas a disolver por litro de agua,
tiempo que se debe esperar antes del consumo, etcétera).
Otros productos químicos corrientes que pueden servir para purificar el
agua son: permanganato potásico (varias gotas por cada litro), tintura de
yodo (8 ó 10 gotas por cada litro), lejía normal (1 gota por cada dos litros), clo-
ramina , hidrosteril, halazone.
De acuerdo con el producto utilizado, para que éste se disuelva bien y
surta sus efectos, habrá que esperar que transcurra cierto tiempo antes de
consumirlo, que según los casos oscilará entre diez minutos y una hora,
134 | Vicente Bataller

referencia esta última, la de una hora, que podemos tomar como regla
general para este periodo de espera.
·Vacunación
Aunque existen vacunas para cada una de las enfermedades producidas
por el agua contaminada, puede ocurrir que inesperadamente tengamos que
subsistir sin haber adoptado previamente esta medida preventiva, o bien sin
disponer de este tipo de antídotos en nuestro botiquín. Una solución extrema
y arriesgada, pero no descartable en una situación límite, consiste en fabricarse
uno mismo la propia vacuna: obtenida agua potable por los métodos citados,
disolver unas gotas del fluido contaminado, cuyo número irá en aumento,
siempre que no se produzcan diarreas ni malestar, hasta llegar al medio vaso
de agua impura al cabo de quince días. El organismo habrá ido creando cada
vez más anticuerpos para combatir las bacterias, hasta quedar inmune a sus
efectos nocivos. Por el peligro que entraña esta experiencia, no debe
realizarse durante las prácticas de supervivencia.

UN CASO REAL: PARACAIDISTAS CERCADOS EN LA GUERRA


DE IFNI

En el ámbito militar existen muchos casos de unidades que han quedado


cercadas por el enemigo y, tras agotar los víveres y agua, lo han pasado muy
mal, más que por
el hambre por la
sed, según cuen-
ten los propios su-
pervivientes. Uno
de los últimos
ejemplos ocurrió
a finales de 1957
en la guerra de
Ifni-Sáhara. Una
sección de para-
caidistas españo-
les, mandada por
el teniente Ortiz
de Zárate, sufrió A estos paracaidistas, cercados 9 días en la guerra de Ifni (1957),
una emboscada las chumberas aliviaron su sed.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 135

Las tropas nómadas del Sáhara español sabían muy bien racionar el agua
(Tte. Bataller 1975)

cuando marchaba a socorrer el puesto sitiado de Telata (Ifni). Entre disparos


los paracaidistas se acogieron a un collado próximo al lugar del ataque y se
establecieron defensivamente, repeliendo la agresión. Quedaron totalmente
rodeados por los musulmanes rebeldes y pronto agotaron la ración de
previsión y cantimplora de agua que llevaban de dotación. Los días transcurrían
sin posibilidad de beber. Así nos lo cuenta uno de los “supervivientes”,
rescatados 9 días después:
“A medida que transcurrían los días el tormento se agravaba aún más al
no disponer de agua y por la escasez de comida (los bidones de agua
lanzados por los aviones españoles se rompían al llegar al suelo o eran
batidos por los rebeldes y algunas latas de sardinas y chorizos, que sí se
pudieron recoger, incrementaban aún más la sed desesperante). Las hojas de
las chumberas se convirtieron en el único recurso para aliviar un poco la sed.
Los tiroteos y asaltos no cesaban y los heridos iban aumentando día a día.
Algunos, ante la desesperación por la falta de agua, llenos de repugnancia,
empezaron a beber los propios orines. Según cuentan los supervivientes, ini-
cialmente los labios se aliviaban y las lenguas, que ya eran carne quemada,
se aplacaban con el líquido fétido, pero poco después el dolor de estómago y
vientre se hacía insoportable”.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 137

7
ALIMENTOS DE ORIGEN ANIMAL

Generalidades
Desgraciadamente para los amantes de la naturaleza, el hombre va ensan-
chando cada vez más su radio de acción e influencia, restando terreno al
resto de los seres vivos, extinguiéndose varias especies como consecuencia
del desequilibrio ecológico. Se salvan de su desaparición o drástica disminución
los más útiles y rentables para la raza humana, los que comercializados o re-
producidos a gran escala en huertos y granjas sirven para alimentar al
hombre.
En el caso de la Península Ibérica la triste realidad es que los animales
“salvajes” más fáciles de encontrar por el monte han quedado reducidos a
conejos, liebres, perdices y jabalíes, algunas pocas ardillas y desgraciadamente
cada vez menos pájaros, pues los insecticidas y la caza abusiva se han
encargado de disminuir drásticamente el número de ejemplares de algunas
especies de aves. Los peces, al moverse en un medio más hostil para el
hombre, sobreviven con mayor holgura en aguas puras, por otra parte, cada
vez menos abundantes por la contaminación
Cuando los boinas verdes intentan la obtención de alimentos de origen
animal (caza y pesca) y, a la vez, practican la recolección de alimentos de
origen vegetal, comprenden lo importante que resulta el conocimiento de las
plantas comestibles, puesto que la carne y el pescado resultan mucho más
difíciles de obtener. Sin embargo, las proteínas y grasas que proporcionan los
animales (y que tanto escasean en las plantas), son de suma importancia para
la dieta de cualquier hombre. No obstante, una nutrición variada (tan difícil
de conseguir en una supervivencia) será lo ideal, ya que mantendrá un
equilibrio en las demandas del organismo.
Por tanto, aprender las técnicas de pesca y caza resulta fundamental para
un superviviente. Por otro lado, los alimentos de origen animal serán más
fáciles de conservar y no existirán tantos problemas de identificación en
cuanto a su comestibilidad ya que, sorprendentemente para algunos, puede
afirmarse como cierto aquello de «todo lo que anda, repta, nada o vuela, a la
cazuela». Este dicho popular es válido incluso para los animales venenosos
138 | Vicente Bataller

A los boinas verdes se les conocía también como los “come lagartos” (ahora ya
están protegidos).

como la víbora, que se puede comer desechando alguna de sus partes, o


para los animales muertos en estado de putrefacción, si son previamente
bien hervidos. Del mismo modo, los peces no identificados son comestibles si
se limpian sus vísceras y se desechan sus huevas.
Pero cuando hablamos de caza y pesca parece que inmediatamente pen-
samos en mamíferos, aves y peces, olvidándonos de los moluscos, insectos y
tantas otras especies comestibles, quizá más al alcance de la mano que los
clásicos alimentos de origen animal. Así, resultan muy fáciles de encontrar los
caracoles y babosas, sobre todo si ha llovido o ha caído un buen rocío. Las
ranas que llenan las charcas y riachuelos, las lagartijas que se posan al sol en
las rocas, las hormigas, los saltamontes y otros insectos muy apreciados en al-
gunos países y que si bien en España no existe la costumbre de comerlos, no
por ello deben descartarse de formar parte del menú del superviviente.
Las técnicas de caza y pesca que vamos a describir a continuación,
algunas de las cuales se encuentran al margen de la ley, sólo serán empleadas
en una situación de subsistencia real. En el caso de la COE, lo habitual será
que el grupo de boinas verdes que cada día rotativamente se dedica a la caza
y pesca, marche con un mando especializado en esta materia para enseñarles
los procedimientos de captura y vigilar que los animales atrapados, si los
hubiere, vuelvan a ser puestos en libertad y sustituidos por otros adquiridos
Prácticas de Supervivencia en la COE | 139

por la COE en el mercado (huevos para canjear a los localizados en nidos,


conejos de granja a cambiar por los atrapados en lazos, truchas que sustituyan
a los peces capturados, etc.).

LA CAZA
El problema principal radica en el desconocimiento que el hombre actual
tiene de las costumbres y la forma de vivir de los animales, así como el no
saber leer e interpretar las señales o rastros que dejan. Resulta muy corriente
caminar por el monte sin detectar los múltiples indicios que los animales del
bosque nos van dejando continuamente: ruidos, huellas, senderos, lechos,
madrigueras, restos de comida y de excrementos, etc. En ese maravilloso y
desconocido mundo «salvaje» existen
hábitos que los animales en libertad
cumplen a rajatabla, y unos instintos
propios de cada especie, adquiridos
como consecuencia de un largo proceso
de adaptación al medio ambiente y
como una forma más de eludir el peligro
de sus depredadores (incluyendo al
hombre como el más peligroso), as-
pectos éstos que indudablemente les
ayudan a sobrevivir.
Algunos utilizan siempre los mismos
senderos y horarios, duermen en un
lecho fijo, beben en la misma orilla del
arroyo. Quizás no podamos localizar a
los animales, pero los rastros de sus
hábitos nos indicarán el lugar donde
colocar las trampas. Los animales son Otro mote de los boinas verdes,
el de “matapollos”, les viene de
generalmente huidizos cuando detectan
la supervivencia.
la presencia humana, y tienen los sen-
tidos de la vista, el oído, y sobre todo el olfato, muy desarrollados, a excepción
de las aves, en lo que se refiere a este último.
Los boinas verdes aprovechan las técnicas de patrullaje previamente
aprendidas en la COE (ver sin ser vistos, enmascaramiento, avanzar
sigilosamente, con el sol a la espalda, en sentido contrario al viento, quedarse
inmóvil en la sombra…) para aproximarse y descubrir, en su caso, la presencia
de los animales.
140 | Vicente Bataller

Rastros y huellas

Cuando un animal se desplaza deja sus huellas en la tierra seca, el barro,


la nieve o la hierba, cambia de sitio alguna de las piedras pisadas, corta
alguna ramita por donde pasa o incluso puede dejar enganchado algún pelo
o pluma, o señales de haber frotado su cuerpo contra el tronco de un árbol.
Algunos, como el jabalí, remueven la tierra en busca de raíces y tubérculos;
otros, como los reptiles, cambian de piel cada año, quedando ésta abandonada
en medio de sendas.

Los excrementos pueden ser rastros importantes. Lo normal es que la


deyección se produzca sobre la marcha (liebre y jabalí), lo que facilita el
seguimiento del animal; sin embargo existen especies, como los conejos y las
ratas, que depositan normalmente sus excrementos en el mismo sitio, y otros,
como el zorro, que los emplean en lugares destacados para señalizar su territorio.
Las deyecciones de pájaros situadas debajo de árboles, tejados o agujeros nos
indican el lugar donde pernoctan. Serán líquidas si comen habitualmente bayas
y semillas, y tendrán restos de pelos, plumas y huesos, si se trata de aves de
rapiña (“las egagrópilas” no son deyecciones propiamente dichas, sino bolas de
alimento no digerido que expulsan por el pico las rapaces).

Las heces serán distintas para cada especie: las de pequeño tamaño y un
poco ovaladas pertenecen a roedores, las esféricas y con restos de materia
vegetal en forma de paja a herbívoros, y las alargadas a depredadores. Los
mamíferos dejan unos excrementos que despiden mucho olor, atraen a sus
congéneres y pueden ser utilizados en trampas para disminuir el olor humano
al colocarlas.

El color, humedad o sequedad de la huella o de la tierra removida, así


como el olor y la dureza de los excrementos, nos indicarán el tiempo
transcurrido desde que pasó el animal. Las charcas, arroyos y fuentes serán
lugares idóneos para buscar huellas y otras señales, pues normalmente los
animales acudirán a beber o bañarse al amanecer y al atardecer. Según la
actitud del animal (parado, andando o corriendo), la inclinación del terreno
(llano o en pendiente) y la naturaleza del suelo, las impresiones de las huellas
serán distintas, marcando siempre el sentido de la marcha y el número de
ejemplares que por allí han pasado. Las impresiones de las patas anteriores
serán más profundas que las de las posteriores, con la excepción de los
conejos y liebres, que apoyan su peso detrás.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 141

HUELLAS

Liebre Ciervo

Perro Corzo

Zorro
Gamo
Gato

Ardilla

Jabalí
Gallináceas

Palmípedas
Tejón

Córvidos

Sendas y guaridas
Algunos animales como los conejos, zorros, etc., construyen madrigueras
subterráneas, normalmente con varias salidas, que se pueden localizar a
simple vista, como en el caso de los topos. Para saber si continúan siendo
ocupadas habrá que fijarse en restos de comida, huellas en la entrada,
ausencia de telarañas, tierra removida... Las ardillas y algunas ratas duermen
en una especie de nido construido en los árboles. Por el contrario, otros
animales, como la liebre o el jabalí, utilizan un lecho distinto cada día. Con las
aves ocurre algo similar: unas prefieren dormir en el mismo agujero de una
142 | Vicente Bataller

roca o de un tejado, o en
un hueco o rama del mismo
árbol, mientras otras cam-
bian de lecho cada día.
Para desplazarse de las
guaridas a los comederos
y bebederos muchos ani-
males tienen preparadas
sendas, muy conocidas para
que en caso de tener que
huir, especialmente en las
noches oscuras, puedan se-
guir su propio rastro con
el olfato. Refugios y sendas
serán los lugares idóneos
donde ubicar las trampas
para cazar. Respecto a las
aves migratorias que vuelan
en bandadas, algunas es-
pecies utilizan también ru-
tas más o menos invariables
de un año para otro, siendo
Con un cerdo u oveja aprenden a descuartizar, los collados lugares favo-
ahumar, etc. rables de paso.

Nidos y restos de comida


La mayoría de las aves crían en primavera, a excepción del piquituerto,
que lo hace en cualquier época, normalmente en otoño cuando hay más
piñones. Los lugares perfectos son los árboles y arbustos, aunque también
pueden encontrarse en casas abandonadas, agujeros en troncos y terraplenes
o bien directamente en el suelo. Los tamaños, material de construcción y
lugar de ubicación de los nidos nos indican el tipo de ave. El vuelo de algunos
pájaros en primavera nos puede conducir a sus nidos, del mismo modo que
un vuelo repentino desde las proximidades de una persona puede ser una
señal de la existencia de un nido, pues los progenitores suelen aguantar
bastante en el nido empollando sus huevos, en un intento de no ser
descubiertos por el paso de depredadores.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 143

Respecto a los restos de comida, además de los hallados debajo de


algunos nidos que pueden delatar su presencia, se deben observar plantas
picoteadas, el descortezado de algunos troncos para comerse su corteza y
los frutos parcialmente devorados, que pueden mostrar señales de dientes o
bien de picos. En el caso de las piñas, según queden deshilachadas o
totalmente roídas será obra respectivamente de un piquituerto o de una
ardilla. Una muestra clara de la existencia de un alcaudón será encontrarse
una lagartija clavada en la espina de un arbusto, despensa típica de esta
clase de pájaros.

De piquituerto (izda.) Lagartija en pincho


y ardilla (dcha.)

TIPOS DE CAZA
Tras estudiar las posibilidades de caza que existen en la zona de la super-
vivencia, se elegirán los métodos de captura que habrá que emplear en cada
caso, que variarán desde el uso de las armas de fuego o de otro tipo,
pasando por las trampas con lazos, cepos y otros artilugios, hasta el empleo
de redes, caza con liga, a mano o con una porra.
Como cebos o elementos atractivos que llaman la atención de los animales
y les dirigen al lugar de la trampa, se puede emplear comida (granos, gusanos,
carne...), depósitos o balsas artificiales de agua, «señuelos» o pájaros vivos
sujetos por una cuerda que sirven de reclamo; en el caso de los jabalíes
puede prepararse una charca de gasóleo o petróleo, donde acudirán atraídos
por su olor para retozar y eliminar los parásitos de su piel.
144 | Vicente Bataller

A excepción de la caza de aves, animales que, como ya hemos dicho


tienen muy poco olfato, con el resto de especies habrá que disimular el olor
humano ahumando las trampas, pasándolas previamente por el fuego o re-
mojándolas con agua o con los orines de un animal muerto (este último
incluso puede atraer a la especie que se pretende capturar).

Caza con armas de fuego o de otro tipo


Con el fusil reglamentario de los boinas verdes sólo podremos aspirar a la
caza mayor. Por otra parte, el ruido de los disparos puede ser peligroso o
prohibitivo al delatar la presencia de la patrulla en zona hostil.
Los blancos de un animal son la cabeza, el cuello y la espina dorsal, justo
debajo del hombro. La caza menor, especialmente si se trata de aves, sólo
sería posible con el uso de perdigones. Éstos se fabricarán fundiendo el
plomo de una bala y vertiendo pequeñas dosis sobre un cartón o lata
agujereada, haciendo caer las gotitas sobre un recipiente con agua colocado
a una distancia más bien próxima, donde se enfriarán convirtiéndose en per-
digones. Se intentará que adopten una forma esférica, limando con una
navaja la rebaba que en su caso se puede formar.

En un caso real se podría cazar con las armas de dotación.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 145

El cartucho se confecciona quitando un poco de pólvora, atracando la


que queda con un papel sobre el que se colocan los perdigones, a su vez ta-
ponados por un taco sellado con resina o pegamento. Este método de caza
es impracticable en la mayoría de los casos, pues difícilmente las aves
permitirán que el cazador se aproxime hasta la corta distancia en que el
empleo de estos cartuchos es eficaz.

Fabricación perdigones Arco y tirolina

Más ridículos resultan aún los otros procedimientos de caza con lanzas,
arcos, tirachinas, arpones, que en la Península Ibérica sólo tienen sentido
desde el punto de vista deportivo, a modo de concursos de tiro al blanco y
como una forma lúdi-
ca de entretener y
mantener la mente
ocupada de los su-
pervivientes. Recor-
demos que no con-
viene dejar demasia-
do tiempo libre para
pensar y soñar en co-
midas apetitosas de
las que se carece en
una supervivencia y
que solo puede aca-
rrear depresiones. La caza con arcos es difícil (aún siendo de compra).
146 | Vicente Bataller

Trampas con lazos útiles


En los manuales de supervivencia podemos encontrar múltiples trampas
con lazos, muchas de ellas complicadas e inútiles para su empleo en España. La
lógica nos debe llevar a copiar exclusivamente los mismos métodos usados por
los nativos, que se reducen prácticamente a un lazo corredizo, extremadamente
sencillo, utilizado para la captura tanto de conejos como de jabalíes, las dos
únicas especies que se pueden cazar fácilmente en España. Todo lo demás no
dejan de ser curiosidades (de las que se exponen algunas a modo ilustrativo).

TRAMPAS CON LAZOS

Lazos en lugares de paso

Madriguera conejos Lazos ardillas

Lazo para jabalíes Cepos pájaros


Prácticas de Supervivencia en la COE | 147

El material empleado será


el alambre de acero que llevan
los supervivientes en su equipo
o, en su defecto, el hilo de
pescar de nailon que también
es preceptivo. En el peor de
los casos se podrán fabricar
cuerdas con fibras naturales
trenzadas, pelos de caballo,
etc. Con el alambre la forma
circular del lazo se mantendrá
rígida por su cuenta; sin em-
bargo, cuando se trate de fibras
vegetales habrá que sujetarlas
con palos para que el círculo
no se deforme. Los senderos
y, sobre todo, las bocas de las
madrigueras de los conejos se-
rán los lugares más adecuados
para instalar estos lazos. Si el
animal está dentro se pueden Cazar conejos con trampas (alambre circular de
taponar todos los agujeros me- lazo) es lo más efectivo.
nos dos: uno donde colocar el
lazo y otro para encender un fuego que produzca el suficiente humo como
para obligar al conejo a salir de su madriguera.

En el caso de la caza de jabalíes con lazos, éstos deberán estar constituidos


por un material mucho más sólido, como cable de freno de bicicletas o varios
cables de acero trenzados, y jamás se sujetará su extremo a un soporte fijo y
resistente como un árbol o una roca, pues estos animales tienen mucha
fuerza y son capaces de arrancarse la pata y alejarse de la zona de la trampa.
La solución es atar el cable a un tronco o rama gruesa para que al ser
capturado la vaya arrastrando hasta que se agote físicamente, con lo que de
este modo resulta fácil seguir su rastro. Si encontramos en un pino un nido
de los que las ardillas utilizan como refugio durante todo el año, podemos
intentar su captura apoyando un palo rodeado de lazos en el tronco de ese
árbol. Estos roedores son muy curiosos y, contrariamente al resto de animales,
investigan las novedades que se presentan en su hábitat, pudiendo ser cap-
turados por este motivo. A veces también ha dado un buen resultado la caza
de perdices con lazos situados en sus comederos habituales.
148 | Vicente Bataller

Cepos
Lo ideal es llevar, formando parte del equipo de supervivencia, algún
cepo de los que se adquieren en el mercado. De lo contrario se fabrica con
alambre acerado para obtener un muelle tensor. Este acero se puede obtener
quemando el caucho de la cubierta de una rueda de vehículo. Su ubicación
sobre el terreno será un poco inclinada, orientada al sol y con una piedra
detrás para que el pájaro entre por el lado conveniente y cuando estire el
cebo se dispare.

Trampas con artilugios poco prácticos


Con imaginación se pueden
ingeniar trampas de lazos con
los que el animal quedará teóri-
camente colgado de una rama,
el pato atrapado, la pieza gol-
peada por un peso o capturada
en una plataforma. Pueden tam-
bién emplearse anzuelos con
gusanos o granos que en oca-
siones han dado buenos resul-
tados con las aves, trampas con
plataformas o cajas, basculantes,
o bien una simple botella se-
mienterrada en el suelo en la
que un ratón puede entrar pero
no salir porque resbala. Pero
no nos engañemos: estas tram- Artilugio para cazar con piedras
pas resultan muy poco eficaces. (poco práctico)

Caza con redes


La caza de pájaros con redes resulta muy rentable, pero su problema
radica en conseguir este medio. El modelo de red denominado «japonesa» es
muy ligero, fácil de comprimir para que abulte poco y de este modo ser trans-
portado en la mochila, y nos servirá tanto para cazar como para pescar,
además de poder aprovecharse como red mimética. De no disponer de este
elemento habrá que fabricarlo.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 149

OTRAS TRAMPAS MENOS EFICACES

Rama con lazo Caza pájaros

Piedra trampa Caja trampa

Caza patos Caza ratones


150 | Vicente Bataller

• Fabricación de la red
Se necesita tiempo, paciencia
e hilo del transportado en el equi-
po u obtenido de las prendas de
vestir. Su confección puede verse
gráficamente en la figura.
• Red vertical (japonesa)
Se extiende verticalmente su-
jeta entre dos palos clavados en
el suelo en un lugar seleccionado
por su paso frecuente de pájaros.
Formará una especie de bolsa
donde se enredarán las aves al
caer tras el choque contra la red.
Este método de caza está total-
mente prohibido y sólo será utili-
zado en casos de extrema necesi-
Fabricación de una red. dad real.

Con la red japonesa los pájaros se


capturan vivos. Hay que saber
Red vertical (japonesa). desenredarlos.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 151

• Red horizontal
Son necesarias dos re-
des, separadas a una dis-
tancia tal que se puedan
cruzar, superponiendo par-
te de una sobre la otra al
tirar de una cuerda situada
al alcance de la mano. Las
redes permanecerán reco-
gidas, escondidas en un
surco en forma de barco, Red de caza horizontal construida con redes
con cuatro palos que le- (bufandas) miméticas
vanten las redes al estirar
la cuerda. En el interior de este espacio habrá comida o agua y si es posible
uno o varios pájaros atados al suelo para que sirvan de reclamo.

Fabricando red Red japonesa

Red horizontal Red tipo cazamariposas


152 | Vicente Bataller

• Red en forma de cazamariposas


Se puede utilizar la red mimética individual, dándole forma de un cono (a
la manera de un cazamariposas) que, atado a un palo largo, se colocará
enfrente de un agujero de una roca o de una pared donde habitualmente
duerman pájaros. Con una piedra o un palo se provocará ruido para que las
aves salgan del agujero y sean capturadas en la red.

Caza con liga


Si disponemos de liga (sólido pegajoso) se cubre con la misma varitas (las de
esparto son ideales, cortado al tamaño de un palmo) y se puede atrapar
pájaros al pegárseles sus plumas cuando intentan beber en una charca o
similar. Lo normal, no obstante, será que la liga se tenga que fabricar previamente.
Una vez más nos encontramos ante procedimientos rigurosamente prohibidos
que sólo se podrán poner en práctica durante una experiencia real.
· Obtención de la liga
Puede usarse como liga, por ejemplo, el chicle de la ración una vez
calentado, o bien goma virgen (crepé) y resina, en proporción de cinco a uno
respectivamente, también fundidas por el calor, siendo ambas ligas de
inmediata utilización.
La corteza o bayas muy maduras del muérdago, retoños nuevos del saúco
o frutos de la ajonjera común, hervidos con agua hasta que se conviertan en
pulpa, sufren luego una rápida putrefacción y se transforman en una sustancia
pegajosa. Más lento será el proceso de la resina de pino colocada en un
recipiente con agua, que tardará dos semanas en convertirse en liga, o la
corteza del acebo, mucho más lenta en fermentar.
Obtenida la liga, según el calor o el frío reinante tenderá a ablandarse o
endurecerse. Estos efectos se pueden contrarrestar mezclándola con ceniza
o aceite, respectivamente.
• Liga en charca o arroyo
Se colocan los palitos lisos (esparto si es posible) untados con liga sobre
dos pequeñas piedras o clavados directamente en el suelo, alrededor de la
charca, de forma que el pájaro tropiece con ellos al acercarse a beber. Se
puede inutilizar con ramas o hierbas una parte de la orilla para ahorrar liga.
• Liga alrededor de comida
Similar al caso anterior, sustituyendo el agua por comida.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 153

• Liga en arbustos
Se colocan los palitos untados sobre cañas, apoyando un extremo en el
nudo de las mismas, o bien atando dos varas en forma de crucetas. En ambos
casos la liga quedará en la parte superior de pequeños arbustos donde habi-
tualmente se posan pájaros.

Caza con la mano o con una porra


Se puede taponar el interior de las bocas de una madriguera, de forma
que el obstáculo quede al alcance de la mano. Luego se batirá la zona hasta
que el conejo se introduzca por uno de estos agujeros, momento en el que
será cogido con la mano. Del mismo modo, echando agua en las toperas o en
los agujeros de los árboles se logrará que salgan los topos o pájaros, siendo
fácil atraparlos con la mano. Para cazar pájaros de noche, se les puede
localizar con una linterna en los arbustos o pequeños árboles donde duermen
y cogerlos con la mano o utilizando una porra.

LA PESCA
Si importante es para un cazador conocer las costumbres de los animales
terrestres y las aves, adaptándose al medio ambiente en el que viven, un buen
pescador tampoco se improvisa y necesita avalar unos conocimientos y expe-
riencia respecto a los hábitos de los peces y los procedimientos para su
captura. En términos generales, la aurora y el crepúsculo son los momentos
más idóneos para pescar en ríos y lagos, siendo también favorables las noches
de luna llena o men-
guante y los días con
cielos nubosos que
anuncian tormenta.
Una vez más, em-
pleando la lógica po-
dremos descubrir la
presencia de los pe-
ces. Así, en tiempo ca-
luroso buscaremos en
zonas sombreadas y
profundas, donde los
peces encontrarán las Pesca con caña y anzuelo de fabricación improvisada.
154 | Vicente Bataller

aguas más frescas. Por el contrario, si hace frío se pescará en pequeños


fondos y orillas más calentadas por el sol. Cuando la corriente es rápida los
peces buscarán las aguas tranquilas detrás de piedras y troncos sumergidos
o en los remansos, donde se depositará la comida arrastrada por el agua. Si el
río es poco profundo se ocultarán debajo de las piedras y en las cavidades
que se forman en las orillas.
Otro tema importante es el de la comida preferida de los peces,
precisamente la que deberá utilizarse como cebo. Independientemente de
los alimentos que viven en las aguas o son arrastrados por ellas, como
insectos acuáticos y terrestres, gusanos, u otros pececillos, se podrán utilizar
como cebos algunos cereales o legumbres cocidas. Quizás los cebos más em-
pleados y conocidos sean las lombrices, por su fácil obtención removiendo el
barro o la tierra húmeda. Conviene mantenerlas tres o cuatro días en un bote
con tierra para que se pongan rojas y duras, estado ideal para su anclaje al
anzuelo, donde se pondrán siempre enteras. Por su parte, los cangrejos de
río prefieren la carne en estado de putrefacción.
Los anzuelos e hilo de nailon para pescar formarán siempre parte del
equipo de supervivencia. No obstante, en el peor de los casos los anzuelos
se podrán improvisar con espinas de plantas o de peces, huesecillos, agujas,
clips, imperdibles, palos, etc., y el sedal se obtendrá trenzando hilos de los
vestidos o pelos largos de animales.

Anzuelos

Recordemos una vez más que los métodos de pesca que se describen a
continuación están prohibidos y que sólo serán utilizados en un caso de su-
pervivencia real, siendo conveniente contar con la debida autorización al ser
Prácticas de Supervivencia en la COE | 155

practicados. Normalmente se comprarán truchas vivas en la piscifactoría


más próxima, que sustituirán a las piezas capturadas o incluso se soltarán en
un lugar preparado del riachuelo para llevar a cabo este tipo de prácticas.

Pesca con anzuelos


Con los anzuelos y el sedal transportados en el equipo o los fabricados
de circunstancias y con los cebos correspondientes se podrá pescar con
varios anzuelos a la vez, atados a una cuerda, o con uno solo por el
procedimiento clásico de la caña de pescar.

• Palangre
Este método consiste en atar a una cuerda varios anzuelos con sedales
de distinta longitud para que cuelguen a diferente profundidad en el río. Lo
normal será que la cuerda principal atraviese el río de una parte a otra, pero
también se puede anclar en una orilla solamente y soltar el otro extremo con
sus anzuelos agua abajo. Otra variante del palangre consiste en atar una
piedra a la cuerda para sumergirla en el fondo y conseguir de este modo que
los anzuelos queden a una mayor profundidad. La principal ventaja de este
método, además de aumentar las posibilidades de pesca al disponer de un
mayor número de anzuelos, es que no se necesita una presencia continuada
del pescador. Así, el practicante de una supervivencia puede dedicarse a
otros trabajos, aunque deberá revisar el palangre de vez en cuando, tanto
para comprobar si han picado como para confirmar que los cebos continúen
en su sitio.

Palangres
156 | Vicente Bataller

• Caña de pescar
De sobra conocida por todos, se
puede fabricar con un palo largo, anzuelo,
sedal y un corcho o material que flote y
sirva para que el cebo no se vaya al
fondo y a la vez indique con su hundi-
miento el momento en que pica el pez.
Conviene que la caña sea lo más larga
posible para que los peces no vean al
pescador.

Pesca con redes


Si disponemos de una red japonesa,
ya mencionada al hablar de la caza, o
podemos fabricar redes a partir de hilos
o uniendo redes miméticas individuales
o de vehículos, la pesca resultará mucho
Capturar un pez es todo un éxito, si bien
más fácil. se tiene que compartir entre los 4 ó 5
de la patrulla.
• Redes grandes
Se pueden colocar en sentido vertical de una parte a otra del río, o bien
horizontalmente, si existe poca profundidad, apoyadas directamente en el
suelo y sujetas con algunas piedras para ser levantadas cuando se encuentran
peces encima de ellas.

Red grande
Prácticas de Supervivencia en la COE | 157

Las redes verticales es con- La unión de varias redes facilita la pesca.


veniente que lleven flotadores
para que no se hundan. Puede
hacerse una batida con otra red
móvil sujeta entre varios miembros
del grupo que se aproxima a la
fija para atrapar los peces entre
las dos.
• Retel
Con una pequeña red, más fácil
de conseguir, se puede construir
un retel, recipiente en forma de
cesta en cuyo interior se colocará
un cebo, normalmente pescado
en estado de putrefacción, que
atraerá a los peces tirando rápi-
damente hacia arriba una vez que
se introduzcan dentro.

Preparando un retel tras confección de red.


158 | Vicente Bataller

PESCA CON REDES

Retel Arpones

Trampas

Embudos

• Embudo
Se confeccionará con una pequeña red, a ser posible metálica, un embudo
en forma de cono que será atravesado en su parte superior por una larga
caña o palo, que se situará en una de las orillas de un río poco caudaloso y
con el agua por debajo de las rodillas. La longitud del palo permitirá que el
Prácticas de Supervivencia en la COE | 159

pescador se sitúe alejado de la orilla, pinchando con otra caña los agujeros,
hierbas y debajo de las piedras, obligando así a salir a los peces, que nadarán
rápidamente por la orilla. El pescador deberá levantar el embudo cuando se
note un pequeño tirón producido por el pez al introducirse en su interior.

Trampas
Con estacas o troncos de madera, juncos, cañas, ramaje, piedras o botellas,
se podrán construir diversas trampas para atrapar peces, con el viejo sistema
de hacer que entren en un recipiente, nasa o corral y que luego no puedan
salir. Las nasas son difíciles de fabricar por inexpertos, pues consisten en un
recipiente en forma de cilindro con una boca de entrada que se va estrechando
en su interior. En ocasiones se emplean botellas o latas preparadas con fines
similares.
Lo más fácil es buscar orillas muy poco profundas donde se construirá un
círculo con piedras y ramas para que el agua corra, y una cerca que dirija a
los peces hacia una boca de entrada. Una vez dentro, ésta se taponará y se
cogerán los peces directamente con la mano o con arpones. Éstos se pueden
fabricar con pinchos, tenedores, huesos o ramas siendo de muy poca utilidad
en los ríos españoles.

Pesca a mano
En aguas poco pro-
fundas y con muchas
piedras resulta fácil
atrapar los peces con
las manos. Para ello
se el pescador se
aproximará despacio
a las piedras grandes
y tanteará los huecos
que existen debajo de
las mismas. Si descu-
bre la presencia de un Pesca en grupo.
pez, lo acariciará sua-
vemente sin apretarlo de repente, hasta arrinconarlo entre la mano y la
piedra, momento en que lo presionará contra la misma y lo envolverá con
una mano, buscando con la otra los instrumentos para extraerlo.
160 | Vicente Bataller

Pesca de ranas y cangrejos


Lo normal será cogerlos de día con las manos, observando donde se es-
conden. Ambos animales son atraídos durante la noche, diríase que hipnotizados,
por las luces de una linterna, resultando mucho más fácil atraparlos de este
modo. Las ranas se pueden pescar también con anzuelos, avispas o caracolas
machacadas, mientras que los cangrejos prefieren carne putrefacta como
cebo y son extraídos con un retel o cogidos con la mano.

Métodos agresivos: veneno y explosivos


Sólo justificables en una situación extrema de supervivencia real.

PICADURAS DE ANIMALES PELIGROSOS


Por suerte, en España —a excepción de la víbora, cuya picadura requiere
una evacuación lo más rápida posible— no existen animales realmente
peligrosos, sino más bien molestos, como los escorpiones, garrapatas o
pulgas en tierra firme, y las morenas y peces araña en el mar. Las víboras sólo
atacan para defenderse, en caso de ser pisadas o perseguidas, y los escorpiones
cuando son molestados en sus madrigueras, situadas normalmente debajo
de piedras planas.
Sabido esto, las medidas preventivas serán el mejor recurso para evitar las
picaduras de estos animales peligrosos; esto es, distinguir a una víbora de una
culebra, no intentar atraparla sin adoptar ciertas medidas de seguridad, no
levantar piedras con las manos al descubierto (es mejor hacerlo con los pies
calzados). Instalada la tienda o refugio, una vez desalojadas las piedras para
allanar el lecho, conviene, antes de ponerse las botas o vestidos, sacudirlos
por si hubiera acudido al calor de las prendas alguno de estos animales. Por su
parte, en las marchas no existe ningún problema (a excepción de los altos,
durante los cuales conviene mirar donde sentarse), pues si pisamos una
víbora o escorpión con el pie, contamos con la protección de la bota.
Si a pesar de toda la picadura de víbora se produce, es bastante delicada,
al necesitarse con urgencia un suero que no se vende en las farmacias, y que
ni siquiera existe en algunos hospitales de provincias. En estos casos extremos,
la actuación inmediata consiste en inmovilizar al enfermo para disminuir su
riego sanguíneo, practicarle un corte en la herida de forma que con la sangre
exprimida salga parte del veneno y ponerle un torniquete que se aflojará un
minuto de cada dos o tres. Se evacuará al herido inmediatamente.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 161
162 | Vicente Bataller

En el primer pueblo se llamará por teléfono al hospital más próximo para


advertirles del suceso e iniciar el traslado en vehículo o helicóptero del
antídoto, ganando así un tiempo valiosísimo, pues cuantas más horas pasan,
mayor será la propagación del veneno. Enfriando la zona afectada por la
picadura también se retrasará esta difusión. Conviene matar la serpiente
para identificar el tipo de víbora de que se trate y detectar en la piel los dos
puntos de incisión de los colmillos venenosos, separados y más profundos
del resto de las escoriaciones. De todos modos, la hinchazón y el cambio de
color de la piel que se produce al poco tiempo serán los síntomas más claros
de que se trata efectivamente de una picadura de víbora.
Víboras y culebras son fáciles de identificar por las cabezas (triangulares u
ovaladas), las pupilas de los ojos (verticales o redondeadas), la cola (se acorta
de repente o bien progresivamente) y el hocico, normalmente levantado en
la víbora. Además de sus diferentes coloridos, las víboras miden menos de
medio metro (excepcionalmente algunas adultas alcanzan el metro).
Respecto a los escorpiones españoles, cabe señalar que no son mortales;
es cuestión de aguantar el dolor (se puede pinchar la picadura para exprimir
el veneno) y si es posible aliviarlo en un centro sanitario. Las pulgas se
eliminan con las uñas, y las garrapatas con la cabeza introducida en la piel
para chupar la sangre sólo abandonan su morada con el calor de un cigarro o
el de la punta de un clavo o aguja caliente. De no extraerlas enteras con este
método, su cabeza quedará incrustada al separarse del resto de su cuerpo
con el tirón y se infectará.
El antídoto general más a mano para picaduras de cualquier tipo es el
barro de tierra y saliva aplicado externamente en la zona afectada.

Escorpión Pulga Garrapata


Prácticas de Supervivencia en la COE | 163

8
ALIMENTOS DE ORIGEN VEGETAL

Generalidades
La mayoría de las plantas tienen propiedades medicinales y muchas de
ellas, 12.000 especies, son comestibles. En el desierto del Sahara, por
ejemplo, se pueden encontrar más de 60 vegetales útiles para la alimentación.
De hecho, los hombres prehistóricos, antes de dedicarse a la agricultura,
conocían alrededor de 1.600 plantas comestibles distintas, reducidas ahora,
por razones de rentabilidad, al cultivo masificado de unas 30 especies, de las
que 8 se llevan el 75% de la producción vegetal. Cuando marchamos por el
monte, continuamente estamos pisando vegetales comestibles muy apreciados
por nuestros antepasados primitivos y que ahora sólo son “malas hierbas”
para los hombres del siglo XXI, desconocedores de sus propiedades
alimenticias y, por tanto, rechazadas por ignorancia.
En definitiva, las plantas, siempre
al alcance de la mano, van a ser el
principal proveedor, junto con algún
pescado si hay suerte, de la des-
pensa de quien practique la super-
vivencia. Por desgracia, los animales
que tanto escasean son, según lo
dicho, ricos en proteínas y grasas,
mientras que los vegetales tan sólo
lo son en vitaminas, sales minerales
y, algunos de ellos, como las legum-
bres, también en hidratos de car-
bono. La dieta vegetariana en ex-
clusiva es por tanto incompleta, de-
biéndose ingerir grandes cantidades
de plantas para subsanar su escaso
aporte energético y proteínico (pen-
semos que una persona que ejerce
un trabajo de carácter físico necesita Las plantas constituyen la mejor fuente de
unas 3.100 calorías diarias). alimentación.
164 | Vicente Bataller

Este cambio de costumbres alimenticias afecta no sólo psicológicamente


al superviviente, que llega a odiar las verduras, sino también a los estómagos,
que necesitan adaptarse a la nueva dieta, explicándose así algunos trastornos
digestivos pasajeros propios de los primeros días. Por otro lado, el descono-
cimiento de las propiedades y características identificativas de los vegetales
podría conducirnos a una tragedia: la intoxicación por ingerir plantas venenosas,
de ahí el refrán «todas las plantas se pueden comer, pero algunas sólo una
vez», que en nada se parece al de «animal que anda, repta o vuela, a la
cazuela».
Hay que señalar finalmente, en atención a ese respeto a la naturaleza al
que nunca deben faltar los que practican la supervivencia, que las plantas no
se arrancan sino que se cortan con un cuchillo o tijeras, de forma que puedan
rebrotar o que al menos quede su raíz incrustada en el suelo para futuras
temporadas.

Identificación de los vegetales comestibles


No parece apropiado en una obra como ésta describir cada una de las es-
pecies comestibles existentes en todo el mundo; ni siquiera las que habitan
en la Península Ibérica, pues razones de espacio en el texto lo impedirían y,
por otro lado, el lector interesado en el conocimiento de las plantas debe ló-
gicamente recurrir a los libros editados con este propósito. Trataremos en
consecuencia de citar las más vulgares y fáciles de identificar, resumiendo
sus propiedades y características. Se trata de saber identificar sin dudas las
comestibles, las que se pueden emplear en infusiones o para condimentar,
las medicinales y aquellas que nos puedan ser útiles para otros menesteres,
sin olvidarnos de las venenosas.
Se recomienda, como complemento de este libro, la adquisición de otros
especializados en plantas comestibles y medicinales de la Península Ibérica
que lleven profusión de fotografías o dibujos descriptivos de las mismas (a
nivel personal, al autor le ha sido de gran utilidad la obra de P. Fons. Plantas
medicinales. El Dioscórides renovado de editorial Labor. 1981). Es cuestión,
siempre que se vaya al campo o montaña, de recolectar plantas dudosas y al
llegar a casa identificarlas con la ayuda de los citados libros. A efectos
prácticos, más vale conocer unas pocas pero sin lugar a dudas (las más útiles
y existentes en la zona de España donde se vayan a realizar las prácticas),
que muchas pero sin estar totalmente seguros de su identificación y que por
confusión se trate de una venenosa.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 165

Las plantas conviene hervirlas para quitar su posible sabor amargo.

Las plantas comestibles pueden ser ingeridas crudas en caso de necesidad;


sin embargo, es conveniente cocerlas previamente para enternecerlas y
romper las cutículas, eliminando así sus sustancias productoras de trastornos
o de sabor desagradable. De hecho, las plantas de sabor más amargo, tras
ser hervidas varias veces cambiando el agua, se convierten en verduras
exquisitas. Por su parte, en el caso de comer una planta tóxica, lo más
urgente es provocar el vómito cuanto antes para evitar que el veneno se pro-
pague por todo el cuerpo. Además del típico procedimiento del dedo en la
garganta, se beberá agua caliente en gran cantidad, mezclada con sal si es
posible. Si los dolores de estómago continúan, se ingerirá ceniza blanca de
leña disuelta en agua y, por supuesto, no se tomará ningún otro alimento
hasta curarse.
El conocimiento de las plantas y su identificación es un tema importante,
según acabamos de ver, que no puede pasar desapercibido durante unas
prácticas de supervivencia. En caso de duda, y a título orientativo, se deben
rechazar aquellas especies cuyo tallo u hojas al ser cortados produzcan un
166 | Vicente Bataller

jugo lechoso, o aquellas que presenten un sabor demasiado picante, agrio,


dulce o cáustico, o bien desprendan un olor extraño, especialmente si nos re-
cuerdan al del melocotón o al de las almendras amargas, pues posiblemente
contengan ácido prúsico. Deben también rechazarse las que produzcan una
sensación de picadura o quemadura en la lengua, propia del ácido oxálico.
En último extremo, podemos realizar una serie de pruebas para asegurarnos
de que una planta es comestible. Primero se recoge un poco de su savia con
los dedos y se aplica a una zona de piel muy sensible (axilas, labios, lengua)
para comprobar que no provoca picores. Luego se ingiere una pequeñísima
cantidad de la misma y a los treinta minutos de no detectar nada extraño, se
come una porción del tamaño de un cigarrillo. Transcurrida una hora más, se
duplica la ración y al cabo de 8 horas sin dolores de estómago ni vómitos ob-
tendremos el visto bueno para el vegetal en cuestión.
No obstante lo dicho hasta ahora, es frecuente que la toxicidad de una
planta se localice en alguna de sus partes, siendo comestible el resto. Es el
caso del tomate y la patata, de hojas venenosas, al contrario que la mayoría
de especies de frutos venenosos, de los que pueden comerse sus tallos,
flores y hojas, especialmente cuando son jóvenes.
En el peor de los casos, ante una absoluta ignorancia sobre las plantas,
podemos utilizar la parte interna de la corteza de los árboles jóvenes en in-
mediato contacto con la madera. Cortada a tiras y troceada, se hierve varias
veces para quitarle el sabor a resina y luego se tuesta y muele hasta
convertirla en una harina horrorosa que con mucha suerte puede panificarse.
Más peligrosos resultan los hongos por sus dificultades de identificación:
si uno no es un auténtico experto, resulta muy fácil confundir especies
parecidas. Aquí no valen las dudas ni las pruebas: o está asegurada su identi-
ficación o no se ingieren. Los múltiples dichos populares al respecto tampoco
nos sirven para saber si son comestibles (los mordidos por la babosa, criados
en prados, buen sabor u olor, etc.) o venenosos (se azulea su carne al
partirlos, se ennegrece la cebolla al cocinarlos, etc.). Aun siendo reconocidos
como buenos para comer, deben rechazarse aquellos que presenten síntomas
de descomposición, una carne demasiado blanda, amarga o picante, o los
muy jóvenes y que pueden confundirse con otras especies.
Aunque el número de setas tóxicas es relativamente pequeño en
comparación con las más de 4.000 especies comestibles que existen, los en-
venenamientos son muy peligrosos, pudiendo incluso causar la muerte en
algunos casos. Estas intoxicaciones se manifiestan generalmente por vómitos,
Prácticas de Supervivencia en la COE | 167

diarreas y trastornos digestivos. El pulso, según los casos, se debilita o


acelera, y se producen convulsiones, sudor o sensación de sed. El tratamiento
consiste en provocar los vómitos, practicar lavativas y, sobre todo, una
evacuación urgente.
Según la clase de seta ingerida, los síntomas del envenenamiento aparecen
en cuestión de horas, pero también pueden tardar días, siendo estas especies
las más peligrosas, al iniciarse el tratamiento más tarde. Así, las intoxicaciones
de tipo gastrointestinal se manifiestan rápidamente, entre 1 y 2 horas, las
llamadas sudorianas, entre 1 y 3 horas, las atropínicas y hemolíticas tardan de
1 a 4 horas, las faloidianas de 8 a 48 horas, siendo mortales en el 50% de los
casos y finalmente, las del tipo parafaloidiano tardan hasta 18 días en aparecer,
y provocan la muerte del 15% de los afectados.

La geografía, las estaciones y las plantas


Las plantas, según sus características, necesitan un medio ambiente
diferente en el que influyen el frío o calor, la humedad o sequedad, la altitud,
la naturaleza del suelo, etc. Así, mientras unas plantas crecen en el agua,
otras buscan los agujeros de las rocas, algunas prefieren el secano y el
monte, otras la sombría y el regadío. Existen plantas universales y, por el
contrario, en la península ibérica podemos encontrar especies exclusivas de
la franja mediterránea, muy distintas a las de la cornisa cantábrica o las
montañas pirenaicas.
Pero si la geografía marca el carácter de las plantas, no debemos olvidar
que el ciclo vital de la mayoría de los vegetales dura tan sólo unos meses y,
según nos interesen sus hojas, frutos o raíces, la estación del año elegida
para unas prácticas de supervivencia influirá muchísimo en la dieta vegetariana.
Veamos seguidamente las características de las diferentes épocas.
• Primavera:
La más idónea, y por ello la normalmente elegida para llevar a cabo este
tipo de experiencias, pues vivirán las plantas caducas y sus flores favorecerán
una mejor identificación. Esta estación nos ofrece abundantes ensaladas y
verduras, no escapándose prácticamente ninguna planta comestible del
paladar del superviviente.
• Verano:
A caballo entre la abundancia de plantas, ya un poco viejas, y los frutos
primerizos, como las moras y fresas, no es tampoco mala época para subsistir.
168 | Vicente Bataller

• Otoño:
Muertas las plantas caducas tras la sequedad del verano, nos quedarán
las frutas y bayas silvestres, muy ricas en esta época del año y, en consecuencia,
base principal de una alimentación vegetariana. Por otra parte, en otoño
crecen la mayoría de los hongos.
• Invierno:
Muchos animales de los bosques guardan alimentos durante el resto del
año para comérselos en esta estación, mientras que otros optan por aletargarse,
señales inequívocas de que esta época no es buena para sobrevivir. Si la
nieve invernal no cubre el terreno, siempre podremos recurrir a plantas
perennes y frutos más retrasados del otoño: palmitos, piñones, bellotas y
algunas bayas.

Diferentes usos de las plantas


Las plantas se pueden clasificar según su utilidad en:
• Comestibles:
En su totalidad o algunas de sus partes, si bien las flores y tallos jóvenes
de todas las plantas se pueden comer.
• De condimento:
Proporcionan buen sabor a las comidas; son muy apreciadas en supervivencia,
cuando no se dispone de sal ni de otros elementos culinarios.
• Para infusiones:
Suministradas en forma de té como sucedáneos del café, para relajar y to-
nificar el organismo.
• Medicinales:
La mayoría de los vegetales tienen propiedades curativas, incluso las ve-
nenosas; todo es cuestión de suministrar las dosis adecuadas de la droga
extraída de las mismas.
• Útiles:
Para atar, obtener liga, encender el fuego, etc.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 169

Plantas comestibles
Ingeridos en forma de ensaladas, verduras, sopas, harinas, buñuelos o
como frutos silvestres, constituyen la alimentación principal de un superviviente.
Conviene lavarlas, sobre todo si se encuentran próximas a caminos con polvo
o lugares cultivados (peligro de insecticidas) y hervirlas, si presentan un sabor
amargo, cambiando varias veces el agua y enjuagándolas finalmente.
Como ya dijimos anteriormente, existen cientos de plantas comestibles
que luego no vamos a encontrar en la zona de la supervivencia o, en el caso
de hallarlas, por ser de constitución pequeña no serán recolectadas en favor
de especies más provechosas con las que rápidamente llenarnos el saco. Por
este motivo, describiremos tan sólo las más vulgares, fáciles de identificar y
localizar y rentables por su tamaño y abundancia.

PLANTAS COMESTIBLES

·Acederilla (Runex acetosella).


Es una planta pequeña de hojas lanceoladas y sabor agradable y agrio, fácil de reconocer
por este motivo. No se debe abusar su consumo por contener acido oxálico. Se puede
ingerir sobre la marcha (para matar el hambre) o en ensaladas.
·Achicoria (Cichorium intybus).
Sus flores de color azul y en forma de estrella son muy características y en el momento de
la floración los tallos se presentan prácticamente sin hojas. Sin embargo cuando la planta
es joven se confunde con el diente de león (sin tallo y con las hojas similares pero sin
pelos). Se utiliza como verdura y conviene saber que su raíz tostada es un buen sucedáneo
de café.
·Ajos silvestres (Allium).
Existen casi cien variedades de ajos silvestres, de constitución similar al cultivado y de
sabor típico a ajo, difícilmente confundible. El ajo puerro y el cebollino son los más
comunes. Su localización es fundamental en unas practicas de supervivencia pues se
utilizan para dar sabor a las verduras y ensaladas, que de lo contrario quedan muy sosas.
·Amapola (Papaver rhoeas).
Esta verdura presenta unas flores grandes coloreadas que al tocarlas se desprenden fá-
cilmente sus pétalos. Se aprovechan para verduras los brotes tiernos, siendo conveniente
fijarse en la forma de sus hojas cuando tienen flor para luego poder identificar las jóvenes
aún sin flor pero con hojas tiernas y sabrosas.
·Arveja (Vicia).
Aunque toda la planta es comestible de joven se consumen principalmente sus semillas a
modo de guisantitos contenidos en vainas. Existen diversas especies fácilmente reconocibles
todas ellas por la flor, de color azul-violeta y de forma característica así como por sus
hojas lanceoladas y pequeñas.
170 | Vicente Bataller

PLANTAS COMESTIBLES

·Berro (Nasturtium officinalis).


Crece exclusivamente en contacto con el agua, estando sumergida parte de la planta en
la misma, siendo fácil encontrarla en la orilla de los ríos, arroyos y acequias. De sabor
picante y fuerte, se toma en ensaladas. Confundible con la berraza (venenosa), con la que
en ocasiones comparte el mismo lecho, se distingue fácilmente porque esta última tiene
un mayor tamaño y sus hojas superiores son lanceoladas y no redondeadas como las del
berro.
·Borraja (Borago officinalis).
De flores azules y tallo pelado, no se confunde con la viborera (similar desde lejos) pues
sus flores siempre miran hacia abajo. Se utiliza como verdura.
·Caña común (Arundo donax).
De sobra conocida por todos, crece cerca del agua y de sus rizomas desecados se
obtiene una harina de sabor dulce comestible que contiene una pequeña cantidad de sa-
carosa (azúcar), si se consume antes del verano .
·Cardos (Cynara cardunculus y otros).
La mayoría de los cardos son comestibles, sobre todo sus "pencas" y sus alcachofas
deshojadas, fácilmente reconocibles por sus hojas y pinchos. Cuando más tiernos tendrán
mejor sabor.
·Cenizo (Cheropodium album).
Abundante en los terrenos de labor al igual que el bledo (también comestible) y en cierto
modo, confundible con éste. Sus flores son pequeñitas y el fruto, envuelto por ellas, mide
algo más de 1 mm. Esta planta puede alcanzar hasta 1m de altura.
·Cerraja (Sonchus oleraceus).
La cerraja común bastante abundante junto con la cerrajilla, ésta de hojas menos anchas,
y la cerraja de monte, caracterizada por ser más pinchosa, son tres especies parecidas
que emanan un jugo lechoso al cortarlas pero que sin embargo son comestibles y
fácilmente identificables. Al igual que ocurría con las hojas de achicoria, los boinas verdes
"novatos" confunden a menudo esta planta con el famoso diente de león (también
comestible). Se puede comer cruda en ensaladas o hervida.
·Colleja (Silene).
Se reconoce por sus flores blancas muy características y no se confunde con especies
parecidas por el sabor de sus hojas que además no tienen pelos.
·Diente de León (Taraxacum officinale).
Es una de las plantas más vulgares, abundantes y útiles. De sabor un poco amargo,
pueden comerse sus hojas directamente en ensaladas o hervidas, así como los botones
que forman sus cabezuelas antes de abrirse en flores como si fueran alcaparras. Por
último, su raíz desecada y tostada, se puede aprovechar como sucedáneo del café.
·Esparraguera (Asparagus).
La esparraguera es una planta pinchosa que crece principalmente por todo el litoral medi-
terráneo y produce durante la primavera unos espárragos muy apreciados por los nativos.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 171

Las hojas tiernas de achicoria se pueden comer y con sus raíces preparar un café.

El berro al crecer en el agua es de fácil identificación.


172 | Vicente Bataller

PLANTAS COMESTIBLES

·Llanten (Plantago).
Las tres variedades, menor, mediano y mayor, son comestibles si bien conviene quitarle
previamente los duros nervios contenidos en las hojas. Son fácilmente reconocibles,
además de por las hojas ovaladas o lanceoladas, por sus flores que crecen en forma de
espigas.

·Malva (Malva silvestris).


Sus hojas, flores y frutos en forma de "quesitos" son comestibles. Crece al borde de
caminos y es ligeramente leñosa en la base.

·Ortiga (Urtica).
Tanto la mayor como la menor son comestibles y empleadas en ensaladas o en tortilla
como verdura. Su zumo es muy nutritivo pues esta planta tiene propiedades similares a
las espinacas. Lógicamente su recolección se hace con guantes para evitar sus picaduras
y será hervida antes del consumo.

·Palmito (Chamaerops humilis).


Es la única palmácea que crece asilvestrada en el mediterráneo. En primavera se comen
sus exquisitos cogollos tiernos y en otoño sus dátiles. De sus duras hojas se confeccionaban
las escobas.

·Parietaria (Parietaria officinalis).


Como su nombre indica crece en paredes y sus hojas son blandas y suaves de verde
brillante. Se pueden comer sus hojas hervidas o beber la tisana obtenida con esta planta,
de sabor a pepino.

·Rabanillo (Raphanus raphanistrum).


Hierba anual de flores amarillas o blancas y frutos en vainillas alargadas muy apreciadas
por los pajarillos. Se pueden consumir sus espárragos y hojas algo picantes o sus semillas
como sustitutiva de la mostaza.

·Romaza.
Muy buena pero no debe confundirse con la mandrágora que es venenosa e incluso
puede provocar la muerte.

·Trébol de prado (Trifolium pratense).


Cada una de sus tres hojas tienen una mancha blanca y sus flores son de color rojo carmín.

·Zanahoria silvestre (Dancus carota).


Lo más apreciado es su raíz antes de que se endurezca aunque se pueden comer sus
hojas y semillas. Increíblemente esta planta poco conocida, es sin embargo una de las
más extendidas y abundantes. No debería pasar desapercibida en unas prácticas de su-
pervivencia.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 173

La cerraja se puede comer cruda en En primer plano llantén menor y malvas.


ensaladas.

La achicoria, diente de león y cerraja pueden confundirse pero todas son comestibles.
174 | Vicente Bataller

Alumnos del curso OEs de la Legión recolectando ortigas.

En la revista diaria se comprueba lo recolectado y lo ahumado (se come poco a poco).


Prácticas de Supervivencia en la COE | 175

PLANTAS COMESTIBLES

Achicoria Amapola Arveja

Cerraja Colleja Diente de león

Llantén menor Malva Trébol


176 | Vicente Bataller

PLANTAS COMESTIBLES

Ortiga mayor Zanahoria silvestre Ajo silvestre

Borraja Cardo Parietraria

Berro Cenizo Rabanillo


Prácticas de Supervivencia en la COE | 177

·Otras plantas comestibles menos vulgares.


Además de las anteriormente citadas, bastante corrientes y fáciles de
localizar e identificar, existen miles de especies más de plantas comestibles
que requieren una cierta experiencia y conocimientos más profundos de
botánica para ser localizadas sobre el propio terreno: acedera, acedera
redonda, acelga marina, agracejo, alcachofera, alcaparra, alcaravea, aleluya,
alholva, aliaria, alsine, amor de hortelano, anagálide acuática, apio, apio
caballar, armuelle, aspérula olorosa, becabunga, berro de prado, berza,
betónica, brecina, búgula, cardillo, cardo mariano, cardo santo, cario filada,
carlina angélica, castañuela, celidonia menor, consuelda menor, cuernecillo,
draba, estrellamar, eufrasia, eamón, euija tuberosa grama de las boticas,
hiedra terrestre, juncia avellanada, lampsana, leche de gallina, malvavisco,
maravilla, martagón, mastuerzo, matacandil, maya, neo, milamores, oruga,
druga marítima, pamplina de agua, pan y quesito, pazote, pimpinela menor y
mayor, rábano rusticiano, rapónchigo, regaliz, salicaria, salicor, salsifí, siempreviva
mayor, uva de gato, verdolaga y zurrón.

Miel silvestre
El problema de la obtención del azúcar durante una supervivencia, la
obsesión por las comidas dulces que tanto se echan de menos, se puede so-
lucionar si encontramos miel silvestre, uno de los alimentos más nutritivos y
agradables. Las colmenas suelen encontrarse en oquedades naturales de la
roca o de los árboles. Su hallazgo no es demasiado difícil si somos buenos
observadores y seguimos el vuelo, de las abejas. Para extraer una colmena
debemos cubrir todas las partes del cuerpo, principalmente la cara (puede
servir una camiseta) y especialmente las manos con guantes o calcetines
gordos. Para obtener la miel se escurren los paneles.

Frutos silvestres
Además de los árboles frutales abandonados, que difícilmente existirán
en la zona de supervivencia, también crecen asilvestrados en la naturaleza
(manzanas, cerezas...), desgraciadamente cada vez menos abundantes. Lo
normal será recurrir a las bayas de determinados arbustos ingeridas por los
pájaros y que, en algunos casos, su sabor nada tiene que envidiar al de los
frutos comercializados (normalmente de mayor tamaño). En otoño, época de
recolección, es cuando más abundan los frutos silvestres, fáciles de conservar
convirtiéndolos en mermelada.
178 | Vicente Bataller

FRUTOS SILVESTRES

·Algarrobo (Ceratonia siliqua).


Antes se cultivaba mucho en el litoral mediterráneo para dar de comer a los animales de
carga (asnos, mulos, caballos). Los frutos de éste árbol contienen hasta el 50 % de azúcar,
tan difícil de obtener en una supervivencia.

·Almez (Celtis australis).


Crece silvestre en gran parte del país, pudiendo alcanzarlos 25 m de altura. Sus frutos,
del tamaño de un guisante se deben comer cuando adquieren el color negro pues
cuando están verdes o amarillos pueden ser tóxicos.

·Chumbera (Opuntia Ficus-indica).


Los higos chumbos son frutos grandes y muy jugosos, dulces y con muchas semillas. Para
cogerlos (a ser posible a1 amanecer, antes de que se seque el rocío), debe emplearse una
caña o palo largo con la punta abierta para atenazarlos pues de lo contrario se llenaran
las manos de multitud de pequeños pinchos que recubren tanto las hojas como los
frutos. Antes de pelarlos se removerán en agua para que se desprendan sus pinchos.

·Encina, roble, alcornoque, coscoja (Quercus).


Las bellotas contienen fécula, azúcares, grasa, tanino... y se comen como castañas,
pudiéndose fabricar también harina con ellas.

·Endrino (Prunus spinosa).


Este arbusto pequeño produce unos frutos ácidos del tamaño de un garbanzo y de color
azul muy oscuro del que se obtiene el pacharan.

·Espino albar (Crataegus monogyna).


Sus majuelos, esféricas y similares por su forma a pequeñas cerezas son ricos en vitamina C
y secos pueden convertirse en harina. Sus hojas tiernas pueden consumirse en ensaladas.
Lo podemos encontrar, junto con el rosal silvestre (también comestible) con el que lo
confunden los inexpertos, en la mayoría de nuestras montañas y campos.

·Fresas silvestres (Fragaria vesca).


Crece en las montañas y terrenos húmedos del norte peninsular, cerca de la sombra. Sus
frutos son exquisitos y con sus hojas desecadas se pueden preparar té.

·Haya (Fagus silvática).


Se pueden comer sus semillas, los hayucos.

·Madroño (Arbustus unedo).


Este pequeño arbusto produce unos frutos rojos muy llamativos, esféricos y granulados,
que contienen un 0,5% de alcohol.

·Olivo (Olea europea).


Las aceitunas se pueden tomar adobadas o extraer de las mismas su rico aceite.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 179

En otoño mueren las plantas caducas pero a cambio tenemos las frutas y bayas silvestres.

Dirigiéndose a pasar revista con los recursos obtenidos.


180 | Vicente Bataller

FRUTOS SILVESTRES

·Palmito (Chamaerops humilis).


Como ya se dijo, se pueden comer sus dátiles.
·Pino piñonero (Pinus pinea).
Sus piñones son comestibles y machacados producen un jugo lechoso que disuelto con
agua se puede ingerir como horchata.

·Rosal silvestre (Rosa canina).


Sus frutos ovalados y de color rojo, muy ricos en vitamina C se pueden comer extrayéndoles
previamente la semilla y sus pelitos. Sus tallos jóvenes se pueden tomar como espárragos.

·Sáuco (Sambucus nigra).


No se debe confundir con el yezgo que es venenoso. Sus bayas oscuras se pueden comer
con mesura.

·Zarza (Rubus fruticosus).


Sus frutos, las zarzamoras son exquisitos. Los brotes tiernos son comestibles hervidos
como espárragos.

·Otros frutos silvestres:


Al igual que ocurría con las plantas comestibles, se han expuesto los
frutos silvestres más vulgares y fáciles de encontrar, eso sí, dependiendo
de la estación del año y de la zona, húmeda o seca de la geografía española
en que nos en-
contremos. Sin
embargo, existe
una variedad
enorme de
otras bayas co-
mestible: arán-
dano, avellano,
cerezo silvestre,
frambuesa, ga-
yuba, granado,
grosellero, hi-
guera, moral,
nogal, serbal sil-
vestre, vid, etc. Las plantas se clasifican tras la recolección.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 181

FRUTOS SILVESTRES

Endrino Fresa silvestre Rosal silvestre

Zarzamora Saúco

Espino albar Haya


182 | Vicente Bataller

Los hongos
Al estudiar los hongos, según dijimos, entramos en un terreno peligroso
por prestarse a confusión, requiriéndose una cierta experiencia en su
búsqueda e identificación adquirida con anterioridad a las practicas de su-
pervivencia. Las setas no son otra cosa que los frutos del hongo, órgano re-
productor en forma de sombrilla. Nacen en sitios húmedos con abundancia
de materia orgánica en descomposición, de ahí que el otoño sea la época
más rica en hongos, aunque también existen algunos que crecen en primavera
y en lugares extraños.
Son unos de los productos silvestres más alimenticios pues contienen
de un 2,5 a un 6% de proteínas y otro tanto de hidratos de carbono, así
como pequeñas cantidades de vitaminas A, B, C y D. En el cuadro
señalamos los hongos
más populares y fáci-
les de identificar.

- Otros hongos
comestibles.
Barbuda, boletus
vericolor, boletus cas-
taneus, carbonera, ca-
zoleta, champiñón gi-
gante, champiñón sil-
vestre, colmenilla, hí-
gado de buey, higró-
foro de los prados,
hongo blanco, hongo
negro, lengua de gato,
orellanes, pie de vio-
leta, pie azul, platera,
rúsula dorada, etc.

- Hongos venenosos.
Agaricus, amanitas,
lactarius torminosus,
Selva de Oza durante curso OEs. Ttes Barrecheguren, Bataller
oronja verde, rúsula
(con las setas recolectadas) y García. emética, etc.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 183

HONGOS

- Níscalo (Lactarius deliciosus).

Es el más buscado en España al ser inconfundible por emanar leche anaranjada al


cortarlo y por sus zonas concéntricas, también más coloreadas, que aparecen en su
sombrero. Crece en los pinos y se confunde con lactarius terminusus, muy parecido físi-
camente pero de un color general más claro y un jugo blanquecino en lugar de coloreado.

- Seta de chopo (Pholiota aegerita).

Inconfundible por el lugar donde crece, en los toscones de los viejos chopos, por la forma
en que nace, en manojos con las bases de los pies unidas, y por su llamativo anillo más o
menos horizontal y un pie cilíndrico, blanco y sedoso. Deben descartarse las setas de
chopos demasiado viejas.

-Seta de cardo (Pleurotus eryngil).

De color entre blanquecino, gris-ocre y rojizo su principal característica es que crece al


lado de los cardos próximos a veredas y que sus laminas son muy anchas y decurrentes.

- Seta de primavera (Tricholoma georgil) .

Brota en los prados durante la primavera en lugar del otoño, formando "corros de brujas".
Su color es blanco y su sombrero pasa a ser casi redondo a convexo y luego a plano. Nace
en el mismo sitio cada año y se parece a la "seta engañosa" aunque ésta tiene las láminas
rosáceas y crece en otoño y en los bosques.

- Negrilla (Tricholoma terrum).

Es fácil de distinguir por su sombrero de color negruzco o gris ratón y algo escamoso, por
su pie blanco grisáceo y por no tener anillo ni cortina.

-Cabrilla (Cantharellus cibarius).

De color entre amarillo blanco y dorado su principal característica es que las láminas
vienen a ser una prolongación del pie a modo de nervaduras.

- Ninfa (Marasmius oreades).

Se cría en prados con un sombrero de color marrón rojizo más oscuro en el centro y con
los bordes desigualmente estriados. Su pie es delgado, largo y resulta difícil de separarlo
del sombrero. Este hongo se seca sin pudrirse.

- Boleto (Boletus).

Los boletos son los hongos que tiene debajo del sombrero poros en forma de esponja o
colmena, en lugar de láminas. Tan solo el boletos satanás es tóxico, fácilmente distinguible
por su aspecto y olor repulsivo y porque su carne blanquecina se pone azul verdosa al
contacto con el dedo. Los demás boletos no son peligrosos, no obstante conviene cono-
cerlos.
184 | Vicente Bataller

Plantas para condimentar


Las verduras suelen ser sosas si no llevan algún tipo de condimento. En
plena naturaleza echaremos en falta a menudo el tomate, cebolla, ajo, sal,
aceite, vinagre, limón, perejil, pimienta..., que tan buen sabor dan a la comida.
Para subsanar en parte este inconveniente, resulta fundamental buscar
especies silvestres alternativas que se nos presenten agradables al paladar y
ayuden a ingerir las numerosas ensaladas y verduras, principal y abusivo
menú del superviviente.

PLANTAS PARA CONDIMENTAR

·Ajedrea (Satureja montana).


Se utiliza en forma de tisana y para aliñar aceitunas.
·Ajos silvestres y cebollinas (Allium).
Ya citados anteriormente, son uno de los condimentos preferidos para todo tipo de
comidas, especialmente verduras y ensaladas.
·Hinojo (Foeniculum vulgare).
A las verduras, sopas, ensaladas, y caracoles les da un buen sabor a anís. Crece abundan-
temente en las orillas de los caminos.
·Mentas (Mentha).
Cualquier tipo de menta, incluida la acuática, el poleo,,...., servirán para condimentar,
además de ser tomadas en infusiones.
·Mentastro (Mentha rotundifolia).
Es la menta más corriente que encontramos siempre cerca del agua o en terrenos
húmedos (acequias, arroyos,...).
·Orégano (Origanum vulgare).
Da sabor a las carnes estofadas, pudiendo tomarse también en forma de tisana o para
adobar aceitunas.
·Romero (Rosmarinus officinalis).
Además de sus múltiples propiedades medicinales, especialmente como vulnerario, da
un sabor muy agradable a las comidas. Es muy abundante y conocido en toda la cuenca
mediterránea.
·Salvia (Salvia officinalis).
Unas pocas hojas sirven para condimentar, sin abusar pues ingeridas en cantidad pueden
resultar tóxicas.
·Tomillo (Thymus vulgaris).
Da muy buen sabor a todas las verduras y carnes.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 185

Otras plantas para condimentar:


Ajedrea fina, ajedrea blanca,
hierba buena, hisopo, laurel, ma-
yorana, perejil, pebrella, tomillo
cabezudo, toronjil, etc.

Plantas para infusiones


El hombre de la sociedad ac-
tual suele adquirir unos hábitos
de consumo de drogas permitidas,
ejemplo típico del café después
de comer, que obviamente le van
a faltar durante unas prácticas de
supervivencia. Sin embargo, tam-
bién en el campo podemos tomar Las plantas para infusiones son muy
infusiones de sucedáneos del café, interesantes para engañar el hambre.

Calentando agua para una infusión.


186 | Vicente Bataller

así como mentas, té, manzanillas y plantas aromáticas que, además de apro-
vechar sus propiedades medicinales, nos servirán para engañar al estómago
y continuar de algún modo con las costumbres adquiridas anteriormente.

PLANTAS PARA INFUSIONES

·Abrótano hembra (Santolina chamaec y parissus).


A sus cabezuelas doradas se le atribuyen las mismas virtudes que a la manzanilla.
·Achicoria (Cichorium intybus).
Ya citada como verdura, su raíz tostada es sucedáneo del café (muy utilizada para este
uso en tiempos de guerra).
·Flores.
En general presentan un buen sabor tomadas en infusiones.
·Diente de León (Taraxacum officiale).
Al igual que la achicoria, su raíz tostada sustituye al café.
·Manzanilla (Matricaria chamomilla).
Las manzanillas son muy ricas ingeridas en forma de infusiones.
·Mentas (Mentha).
Todas sus variedades (acuática, poleo, mentastro) crecen en zonas húmedas y presentan
un sabor muy agradable.
·Perpetua (Helichryum stoechas).
Sus cabezuelas doradas resultan un excelente tónica estomacal.
·Tomillo (Thymus vulgaris).
Esta planta tan vulgar también resulta muy rica en infusiones.

Plantas y frutos venenosos


Llegado a este apartado, de nuevo conviene insistir en la necesidad de
disponer de libros especializados en plantas para distinguir, sin lugar a dudas,
las comestibles de las venenosas. La multitud de dibujos descriptivos y
fotografías que serían necesarias no tienen cabida en este libro de supervivencia
por razones de espacio, según ya hemos dicho. De lo contrario, conviene el
auxilio in situ de un instructor.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 187

PLANTAS Y FRUTOS VENENOSOS

- Acónitos (Aconitum).
Son unas de las plantas más venenosas y bastan pequeñas cantidades para producir la
muerte. Crecen en los Pirineos, Cordillera Cantábrica y Sierra Nevada. Sus flores son
muy hermosas.
- Arnica (Arnica montana).
Muy tóxica es fácil de diferenciar de la extensa familia de las plantas con flores amarillas
pues es la única con flores solitarias y hojas opuestas y enteras.
- Beleño (Hyoscyamus).
Tanto el blanco como el negro son tóxicos. Estas plantas que miden de 30 a 100 cm son
muy pelosas.
-Berraza (Heloscyadium nodiflorum).
Se cría junto al berro con el que pueden confundirlo los inexpertos a pesar de que se di-
ferencian, además de por su mayor tamaño, por la última hoja, alargada en la berraza y re-
dondeada en el berro.
-Castaño de Indias (Aesculus hippocastanum).
Los frutos de este árbol se parecen a las castañas comestibles. Se diferencia claramente
el castaño de indias por sus hojas en forma de trébol.
-Cicuta (Conium maculatum).
Se parece a la zanahoria silvestre (es imprescindible saber distinguirlas, pues la zanahoria
abunda mucho y es de gran utilidad), al perejil y al apio.
-Durillo (Virburnum tinus).
Sus frutos, de color azul metálico, son similares a los del mirtilo. Crece en los litorales me-
diterráneos y en el norte, no muy lejos de la costa.

- Heléboros (Helleborus).
Se reconoce fácilmente por sus flores y por el jugo lechoso que desprende al cortarlo.

- Hierbamora (Solanum nigrum).


Produce unos tomatillos negros del tamaño de un guisante agrupados de 3 a 5. Es fácil de
identificar.

- Lechetrezna (Euphorbia).
Abundan mucho estas plantas con numerosas subespecies caracterizadas todas por des-
prender un jugo lechoso al cortarlas y mostrar una original inflorescencia formada por
umbelas sencillas o compuestas de cuyas axilas salen potentes brácteas, quedando sus
flores y frutos como aureolados.

- Mandrágora (Mandragora antumnalis).


Confundible con la romaza cuando no tiene ni flores (parecidas al papal lila arrebujado),
ni frutos similares a tomatitos.
188 | Vicente Bataller

- Otras plantas y frutos venenosos:


Acebo, adelfa, adonis, adormidera, aguileña, ajenjo, aligustre, arándano
negro, arañuela, aro, belladona, boj, bufalaga, cardo yesquero, celidonia,
cizaña, clematilde, cornejo, díctamo blanco, digital, dulcamara, emborrachacabras,
espantalobos, espino cerval, espino de tintes, evónimo, hediondo, hiedra,
hierba carmín, hierba de S. Cristóbal, hisopo, lauréola, lirio hediondo,
madreselva, matacaballos, muérdago, mirajes, narcisa, negrilla, nueza, ricino,
ruda, sabina, salsifí, salvia, saponoria, sello de Salomón, tejo, tojo, torvisco,
vedegambre, verrucaria, viburnos, yezgo y zumaque.

Los mandos pasan a diario revistas para eliminar alimentos dudosos o venenosos.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 189

El duro entrenamiento de los boinas verdes previo a la supervivencia


favorece la superación de esta experiencia.
190 | Vicente Bataller

Construcción de un refugio.

Refugio más corriente (entre 4 árboles).


Prácticas de Supervivencia en la COE | 191

Refugio con leñera anexa.


Superviviente clasificando plantas comestibles.

Refugio tipo intoo. Trabajos de vivac.


192 | Vicente Bataller

El teniente Bataller (izda.) preparando una cueva en nieve.

Cuevas.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 193

Fosas en la nieve.

En las travesías se suele dormir en refugios de nieve.

Iglús.
194 | Vicente Bataller

Boina verde español bajo el poncho en la selva de Belice.

Refugios con el poncho.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 195

Tcol. Bataller en vivac individual.


Fuego en trípode, leñera y poncho al fondo.

Balsa improvisada navegando por el río Segura.


196 | Vicente Bataller

Horno cheroqui.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 197

Horno cheroqui y parrilla kwele.


198 | Vicente Bataller

Compartir la escasez sirve para conocerse a sí mismo y a los compañeros.

Mesa (izda.) y muro de piedras reflector de calor (dcha.)


Prácticas de Supervivencia en la COE | 199

Fuego en rectángulo.

Fuego en trípode.
200 | Vicente Bataller

Horno de dos departamentos.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 201

Horno de un departamento.
202 | Vicente Bataller

Destilador solar (izda.) y ponchos para rocío (dcha.)

Combinación de filtro de telas con otro de varias capas.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 203

Filtros para potabilizar el agua.

Ponchos para agua de rocío o lluvia.


204 | Vicente Bataller

Pesca con cañas y anzuelos improvisados.

Inspección de pez capturado. Trampa para cazar.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 205

Alimentación con animales (gato, serpiente).

Preparación de rana.
206 | Vicente Bataller

Recolección de plantas comestibles.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 207

Preparación de plantas antes de cocinarlas.


208 | Vicente Bataller

Se aprende a descuartizar y conservar carne (oreo, ahumado, etc).


Sólo se comen vísceras y sangre.

Cerdo por jabalí.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 209

Conejos de granja por liebres.

Cordero por ciervo. Pollo por perdiz.


210 | Vicente Bataller

Curtido de pieles.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 211

Conservación de los alimentos.


212 | Vicente Bataller

Amasado y panificación.

Cocción en horno.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 213

Amasando un hombre por patrulla bajo la inspección del instructor.

Cocción en serpentina.
214 | Vicente Bataller

Utensilios de cocina.

Navaja, cuchara, tenedor, cuchillo, pan y tortitas.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 215

Fabricación de calzado.

Formación con un extraño calzado. Construcción de una red.


216 | Vicente Bataller

Boinas verdes: COES-GOES-BOEL-MOE


Prácticas de Supervivencia en la COE | 217

Entrenamiento polifacético.
218 | Vicente Bataller

Curso Básico Paracaidismo. Curso Básico


Operaciones Especiales.

Los boinas verde también son paracaidistas.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 219

Ante cualquier obstáculo: “nunca no puedo”.

Especialista en montaña. Especialista en tiro precisión.


Especialista en agua Especialista en intervención

Boinas verdes: soldados de élite


Prácticas de Supervivencia en la COE | 221

9
PREPARACIÓN Y CONSERVACIÓN
DE LOS ALIMENTOS

CARNE Y PESCADO
La carne y el pescado capturados deberán ser consumidos de inmediato
o bien preparados para su conservación para evitar que entren en estado de
putrefacción. Por otra parte, siempre conviene contar con una reserva de ali-
mentos que nos pueda sacar de apuros en los días poco afortunados en la
obtención de recursos.

Por lo general se aprovecharán todas las partes del animal, incluyendo


sus vísceras, a excepción de la hiel. Tripas, piel, hígado, corazón, riñones,
cabeza, sangre, molleja, huesos, son comestibles a no ser que los animales
sean venenosos (víboras), en cuyo caso se desecha la cabeza, tripas y piel, al
igual que con las ranas, lagartos, ratas, erizos y murciélagos.

La carne de los mamíferos y de las aves de rapiña conviene hervirla bien


antes de asarla y freírla o guisarla, para eliminar los parásitos que pudiera
contener. Los crustáceos e insectos deben hervirse o tostarse. Los huevos
son comestibles y constituyen uno de los alimentos más sanos, tomados
crudos, fritos o hervidos. La piel de los animales con mucho pelo se podrá
utilizar para confeccionar ropa de abrigo, calzado o recipientes, mientras que
las plumas de las aves servirán para fabricar almohadas y sacos de dormir, así
como para aislar los pies del frío. La sangre coagulada será un alimento muy
rico que se tomará frito lo antes posible.

Obtenido un alimento de origen animal, habrá que saber descuartizarlo


primero, cocinar una parte del mismo después, y finalmente emplear un pro-
cedimiento para conservar el resto sobrante, todo ello sin olvidar dar un tra-
tamiento adecuado a sus pieles, plumas o huesos.
222 | Vicente Bataller

Descuartizar los animales


• Peces
Los peces jamás se
envolverán con plásticos,
pues rápidamente entra-
rían en estado de putre-
facción. Se separará la
cabeza, que se aprove-
chará para preparar una
sopa de pescado, se qui-
tarán las escamas ras-
pando en agua corriente
y se abrirá por el centro,
del ano a la cabeza, para
extraerle sus vísceras. En
El pescado también se puede cocinar al horno.
el caso de que se trate
de especies desconocidas no se comerán sus huevas ni su mollejuela, por si
contienen veneno. Se les separará su espina dorsal, pudiendo dejar el resto
de espinas para dar consistencia a la carne, y se lavará bien para que no
queden restos de sangre.

Preparación de un pez para ser cocinado.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 223

• Aves
Una vez extraída su sangre prac-
ticando un corte en el cuello o en la
nuca, se introducen en agua caliente
durante 30 segundos para facilitar
la extracción de las plumas, a no ser
que se trate de aves acuáticas en
cuyo caso es mejor desplumarlas en
seco. Luego se coloca el ave tendida
con el pico hacia arriba y se abre
por el abdomen desde el ano hacia
la pechuga con el filo de la navaja
hacia fuera. Se le extraen las vísceras,
con cuidado de no romper la hiel.
La molleja debe ser cortada por la
mitad, para vaciar su interior y lavarla
una vez arrancada su piel. Las patas
también se comerán, quitándoles
previamente las uñas y la piel tras
tostarlas. Las tripas se abrirán longi- Prácticas de descuartizar un pollo.
tudinalmente para limpiar su interior.

De las aves se aprovecha todo, incluidas plumas y sangre.


224 | Vicente Bataller

• Conejos, liebres, ratas, ardillas, etc.


Se cuelgan o sujetan por las patas
traseras, y se practica un corte circular
próximo a los pies. Se va estirando la
piel de ambas piernas ayudándose
de cortes internos hasta llegar a las
patas delanteras, cuyos extremos
serán desechados. Cuando la piel
desprendida alcance el corte del
cuello por donde se extrajo la sangre,
se extremará el cuidado para que la
“vuelta del calcetín” continúe su curso
por este punto. Luego viene la cabeza,
a la que se habrán cortado las orejas,
también aprovechables. De este modo
la piel se extraerá prácticamente de
una sola pieza. Seguidamente se abrirá
Prácticas de descuartizar un conejo. el animal por la barriga, desde la gar-
ganta hasta el esternón, con cuidado
de no tocar las vísceras, que serán
extraídas sin romper la hiel. Finalmente
se cortará la cabeza y se dividirá el
animal en cuatro partes, conteniendo
cada una la pata correspondiente.

• Corderos, ciervos, gamos, cabras


monteses, jabalíes, etc.
Se cuelgan de un árbol por las pa-
tas traseras y se desangran cortán-
doles la yugular sin dañar la tráquea.
Se puede separar la piel de forma si-
milar a la explicada para los conejos,
o bien practicando un corte en forma
de Y desde las patas traseras a lo
largo del vientre y que desde el pecho
descienda por cada una de las patas
delanteras. Para separar la piel de la
carne, lo normal es introducir un ca-
Prácticas de descuartizar un cordero. nuto en un pequeño orificio y soplar,
Prácticas de Supervivencia en la COE | 225

CÓMO DESCUARTIZAR LOS ANIMALES

Peces

Conejo

Cordero

Cerdo

Gallina Oreo
226 | Vicente Bataller

método muy eficaz tras cierta práctica. En el peor de los casos se meterá el
puño con fuerza, con ayuda del cuchillo. Una vez quitada la piel, se abrirá la
barriga desde los órganos genitales (extirpados inmediatamente en los machos
adultos) hasta el cuello, y se sacarán las tripas con cuidado de separar
enseguida la hiel y no reventar la vejiga de la orina.

• Cerdos
Se sacrifican encima de una superficie horizontal, punzando en la yugular
del cuello. Luego se quemarán sus pelos con ramas de plantas o arbustos y se
rascará su piel con piedras o cuchillos tras echarle por encima agua muy
caliente. Se le quitarán las partes óseas de las pezuñas y se mantendrá
arrodillado, con la boca hacia abajo. Por detrás del cuello se le corta la piel en
forma de Y. Luego se continúa la incisión por encima de la columna vertebral
hasta llegar al rabo. Con un hacha se irá separando la columna de las costillas
y la cabeza del resto del cuerpo. Se cogerá el rabo y se tirará del mismo para
extraer toda la columna de una pieza. El cerdo quedará así dividido por la
mitad. A continuación se separan las vísceras y se lava. Puede ser descuartizado
de forma similar al cordero, pero apoyado sobre una superficie plana si su
peso es muy elevado.

Prácticas de descuartizar un cerdo.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 227

• Ranas, sapos, culebras y lagartos


Se les cortará la cabeza y extraerán sus tripas y piel.

Cocinar las carnes y pescados


A pesar de que los alimentos de origen animal perderán parte de sus
grasas al cocinarlos, no cabe duda de que tomados de esta forma, calientes y
con algún condimento, resultarán mucho más sabrosos. Los procedimientos
por todos conocidos son el asado (con él se logra la máxima pérdida de
grasa); el hervido, que puede destruir algunos elementos nutritivos pero
también los microbios; la freidura, excelente forma de cocinar si se dispone
de aceite o grasa, y el horneado, empleando el horno de pan o un agujero
con brasas. Por su parte, para preparar los caracoles conviene guardarlos
previamente en un recipiente para que suelten sus babas, luego ahogarlos y
lavarlos bien, y finalmente cocinarlos hervidos con hinojo o asados en las
cenizas. Se pueden comer crudos sin peligro.

Conservación de los alimentos de origen animal


Las carnes y pescados pueden conservarse en el medio natural empleando
alguno de los procedimientos de oreo, salazón, ahumado, embutido, congelación
o conservación en aceite.
Durante los primeros momentos tras la captura del animal y posterior
preparación de la carne para ser conservada, existe un enemigo a vigilar, es-
pecialmente en primavera y verano: la moscarda, que buscará un hueco
donde depositar sus huevos. Otros insectos como las avispas y hormigas, o
depredadores como las ratas (los zorros y jabalíes es más difícil que aparezcan
ante la presencia humana) pueden acudir atraídos por el olor de la carne. En
conclusión, los alimentos deben conservarse en unas buenas despensas, lo
más herméticas posible, y permanecer colgados de árboles, enterrados en el
suelo o en el interior de hornos cheroquis. Se revisarán todos los días los
rincones más escondidos que forman los pliegues de la carne para comprobar
que no existen huevos de moscarda.
El agua y los restos de sangre y líquidos contenidos en la carne o pescado
serán un excelente caldo de cultivo para las bacterias y nidos de insectos,
que acelerarán el proceso de putrefacción si no lo evitamos. La buena
228 | Vicente Bataller

limpieza y lavado con agua para eliminar los pequeños restos sólidos y
líquidos, la deshidratación y el secado de la parte externa de la piel hasta
formar una costra impenetrable serán las bases para una buena conservación
de los alimentos.

Los alimentos deben conservarse en En la despensa de juncos éstos deben unirse


buenas despensas. sin huecos para evitar la entrada de moscas.

• Oreo
Consiste en deshidratar las carnes por medio del calor del sol y del aire.
Influirán en este proceso la temperatura, el grado de humedad ambiental y el
tamaño de las piezas que se deben secar. Es conveniente cortarlas lo más
delgadas posible (5 cm de anchura y 1 cm de grosor) y ahumarlas ligeramente
al principio, así como colocarlas en las proximidades de un pequeño fuego
que aleje las moscas hasta que se seque la superficie de la carne. Una vez re-
alizada esta operación, el tiempo obrará por sí mismo. Esta exposición al sol
y al viento durará al menos dos semanas hasta que la carne quede quebradiza
y reseca. Cuando se den estas condiciones ya se podrá guardar, convenien-
temente envuelta en hierbas secas y cortezas. Para consumirla se puede re-
hidratar hirviéndola o guisándola.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 229

Para el oreo conviene cortar la carne en pequeños trozos.

• Salazón
Normalmente la sal será un
bien muy valioso y escaso en la
supervivencia, a no ser que nos
encontremos próximos al mar.
Por tanto, este método de con-
servar los alimentos no será muy
frecuente al escasear la materia
prima en que se basa, la sal, que
tiene la propiedad de eliminar el
agua de las carnes y pescados,
deshidratándolas. Para ello debe
recubrirse con este mineral todo
el alimento y, por si fuera poco,
cambiar la sal repetidas veces.
Se necesita una mayor cantidad
en las carnes que en los pescados.
Los pescados capturados en el
Oreo tras ligero ahumado aprovechando humo
mar requerirán menos sal que
del horno. los procedentes de aguas dulces.
230 | Vicente Bataller

Los alimentos sin piel deberán ser frotados hábilmente con la palma de la
mano hasta provocar la exudación, para que absorban mejor la sal, proceso
que requiere una cierta experiencia. Para un menor consumo de este
elemento se pueden cubrir las piezas con salmuera y bañarlas con agua muy
salada durante varias horas o días. Luego se escurren, se secan al sol y
finalmente se ahúman.

• Ahumado
Este procedimiento es el más
sencillo, cómodo y rápido y, con-
secuentemente, el más empleado
por los supervivientes, de ahí que
el horno cheroqui, ya explicado
en el capítulo sobre el fuego, sea
una práctica habitual en muchas
ocasiones. El ahumado, como su
propio nombre indica, consiste en
someter a las carnes y pescados a
una suave pero continua acción
del humo, que con su calor poco
a poco deshidratará y cocerá lige-
ramente la capa superficial de los
alimentos.
Los defectos más corrientes,
propios de la inexperiencia, son
que predomine el calor del fuego
(ramas secas) sobre el del humo Ahumado en horno cheroqui.
producido por las ramas verdes,
tostando o incluso quemando la carne en lugar de ahumarla, o bien emplear
como combustible plantas resinosas (por ejemplo ramas de pino), o incluso
tóxicas. Las mejores maderas son las de encina, abedul, sauce, álamo negro, y
las plantas más idóneas las aromáticas, encabezadas por el romero y el
tomillo.
Finalmente, hay que señalar la conveniencia de salar o secar un poco al
sol los alimentos que posteriormente van a ahumarse, pues ello ayudará a
conservarlos en mejores condiciones. Además del tradicional horno cheroqui,
se pueden emplear los otros procedimientos de ahumado ya mencionados
en el capítulo sobre el fuego. Respecto al periodo de tiempo que aguantarán
Prácticas de Supervivencia en la COE | 231

los alimentos en buen estado de conservación tras el ahumado, dependerá


de varios factores. Cuanto más pequeños sean los trozos, mayores serán los
efectos de este método, que los conservará desde una semana, después de
un día de ahumado, hasta un mes, tras dos días consecutivos, y más tiempo a
medida que se prolongue este proceso.
• Embutido
Los chorizos, morcillas, longanizas, etc., tan típicos en la cocina española,
forman parte de un sistema de conservación de los alimentos nacido hace
mucho tiempo, cuando no existían los frigoríficos. Nuestras bisabuelas, tras
la matanza del cerdo criado en el corral de su casa de campo, se encontraban
con el mismo problema que un superviviente actual después de cazar una
pieza mayor: ¿cómo conservar la carne sobrante tras satisfacer las necesidades
alimenticias inmediatas? La respuesta es por todos conocida. Primero
consumían las vísceras (hígado, cabeza, riñones, sangre...), es decir, lo que se
deterioraba más deprisa, luego salaban y secaban los jamones y finalmente
empleaban el tocino para obtener embutido o aceite con el que conservar el
resto de la carne sobrante. En resumen, no desaprovechaban ninguna parte
del animal, que es lo mismo que deben hacer los supervivientes.
Para ello, los intestinos bien limpios se rellenan de tocino y cebollas fritas
(morcillas), de tocino y carne machacada (longanizas), de tocino y sangre
hervida (butifarrón), de tocino, sesos y restos de carnes (hamburguesas),
etc., que hervidos una vez dentro de los intestinos y puestos a secar después,
se convertirán en un embutido casero, incluso mejor que el comercializado.
• Conservas en aceite
Si a pesar de todo nos sobra carne, la cortamos en forma de chuletas sin
huesos, la freímos con la grasa del animal y la vamos colocando en un bote
de cristal, amontonándola hasta aproximarse a la parte superior, momento
en que se verterá el aceite sobrante de la fritura hasta llenar totalmente el
bote, tapándolo y cerrándolo herméticamente, con la ayuda de un hilo si es
necesario, para que no entre el aire. Recordemos que este método se
emplea actualmente en museos para mostrar pequeños animales (serpientes,
ranas, etc.), manteniéndolos en perfecto estado de conservación.
• Congelación
Se utilizará este sistema lógicamente cuando la supervivencia se lleva a
cabo en la nieve, enterrando los alimentos en la misma. Deberá señalarse
con un palo vertical su ubicación exacta.
232 | Vicente Bataller

PANIFICACIÓN
El pan se obtiene, como todos sabemos, mezclando harina, agua, sal y le-
vadura, lo que forma una masa que tras fermentar se cuece en un horno. Los
modelos de horno ya fueron explicados cuando nos referimos a los distintos
empleos que podíamos dar al fuego. Veamos seguidamente la técnica de
hacer pan y las distintas variedades de presentación.
Un primer problema para la panificación consiste en lograr la correspondiente
harina. Aunque lo ideal es que ésta sea de trigo, lo normal será no disponer
de este cereal y tener que recurrir a otros vegetales como la avena, centeno,
castañas, bellotas, etc. La labor de moler los granos resulta muy engorrosa y
nos llevará mucho tiempo. Por otro lado, no siempre conseguiremos la
deseada capa fina de harina que facilita la panificación.

Panificación con harina de trigo


·En un horno
Normalmente durante este tipo de prácticas los organizadores entregan
un poco de harina de trigo para la panificación diaria, así como levadura
artificial. Cuando esta última se acaba, es sustituida, como curiosidad, por
unas gotas de cerveza, que realizan la misma función, o se aprovecha un poco
de masa separada del día anterior, denominándose entonces levadura natural.
En el peor de los casos, amasando sin más harina y agua y dejándola reposar
en un lugar caldeado durante 24 horas, esta masa también fermentará si em-
pleamos levadura natural, caso más corriente en una supervivencia real. Se
necesita una mayor cantidad de masa, el 20% en relación con el peso de la
harina, mientras que la artificial tan sólo supone entre el 5% y el 10%. Se
verterá 1 litro de agua tibia (temperatura inversamente proporcional a la del
medio ambiente) por cada 2 kilos de harina, y se echará un poco de sal (el 2%
de la harina).
Una vez que el agua, calculada en relación con la cantidad de harina dis-
ponible, está un poco caliente, se diluye la levadura hasta que se disuelva to-
talmente y se añade un poco de sal. A continuación se extiende el poncho o
un plástico en el suelo para trabajar con la masa, pudiendo hacerse también
directamente sobre una losa plana y limpia. Con los dos tercios de la harina
amontonada se construye una especie de cerco o cráter al que se va
añadiendo poco a poco el agua tibia y el resto de la harina. Se procede a un
Prácticas de Supervivencia en la COE | 233

Amasando la harina.

amasado enérgico con el puño cerrado hasta conseguir una mezcla homogénea
de aspecto suave y consistente, de forma que pueda estirarse sin romperse
y resista la presión de los dedos sin dejar huella ni adherirse a ellos.
Obtenida esta masa elástica (no tan fácil de conseguir sin una cierta ex-
periencia), se dejará reposar en un lugar caldeado, aunque no cerca del
fuego, pudiendo envolverse en un paño o plástico y exponerse al sol. Se
inicia entonces la fermentación, que durará como mínimo 30 minutos, siendo
lo normal unas dos horas, para que la masa crezca lo suficiente. Ahora será
fundamental vigilar el momento idóneo de la fermentación para introducir la
masa en el horno, momento que llegará cuando la hinchazón alcance su
punto más elevado, antes de que empiece a perder volumen. Si no se ha
estado atento y la masa se deshincha, lo mejor es volver a amasarla y esperar
una nueva fermentación, que en esta ocasión será más breve que la primera.
Durante el amasado y la fermentación se habrá encendido el fuego del
horno para caldearlo y conseguir una elevada temperatura en su interior. In-
mediatamente antes de introducir la masa, ya dividida en panecillos, a los
que se habrá practicado unos pequeños cortes en la parte superior para su
mejor cocción, se regula el fuego en el interior del horno dejando las brasas
y una lumbre regular y continua para el mantenimiento del calor. Finalmente
se introducen los panecillos y se cierra la puerta herméticamente con barro.
234 | Vicente Bataller

La cocción dura entre 20 y 45 minutos, siendo lo normal una media hora.


Por si el calor es demasiado intenso, conviene echarle un vistazo a los 20
minutos. El mejor síntoma de una buena o mala cocción será el color de los
panecillos, blanco o negruzco según la temperatura sea baja o elevada (pan
crudo o quemado respectivamente). El indicador del punto ideal es un color
tostado por fuera y una miga elástica y bien adherida a la corteza por dentro.
• Sin horno
Los otros métodos ya señalados de panificación, esto es, enrollando la
masa a un palo como si fuera una serpiente, o colocándola en un cacillo o
sobre una losa, son más rápidos al prescindir de la construcción de un horno
y, por tanto, propios de una supervivencia en movimiento. El amasado será
idéntico al caso expuesto anteriormente, pero será difícil predecir el tiempo
de cocción, muy relacionado con la intensidad del calor del fuego. Con una
buena vigilancia se obtienen resultados bastante aceptables. Conviene, sin
embargo, no acercar demasiado la masa al fuego.
• Sin levadura artificial
A título de curiosidad, unas gotas de cerveza sustituyen perfectamente a
la levadura artificial. Sin embargo, de no disponer de este elemento auxiliar lo
normal será guardar una parte de la masa fermentada del día anterior (una
quinta parte será suficiente), que se mezclará con la harina y el agua en el
momento del amasado. Para lograr la primera fermentación, como ya se dijo,
será necesario mantener la masa de harina y agua en un lugar caldeado y
seco durante más de veinticuatro horas, hasta notar su hinchazón.
• Panificación especial
Si molemos granos sin quitarles las cáscaras, obtendremos con esta
harina “pan integral”. Si en el amasado disminuimos las proporciones de
agua, sal y levadura y, por el contrario, prolongamos el tiempo de cocción de
la masa dividida en trozos en forma de galleta, obtendremos un pan “agalletado”.
Si no empleamos levadura artificial o natural, el pan obtenido será muy duro,
llamándose “ázimo”.

Panificación con otros tipos de harina


El sabor y la presentación de los panes obtenidos con harinas diferentes
a la del trigo distarán mucho de parecerse a los habituales panecillos
obtenidos con este tipo de cereal. Lo ideal, con objeto de paliar estos incon-
venientes, es mezclar la harina empleada —centeno, cebada, maíz, avena,
Prácticas de Supervivencia en la COE | 235

Tras la fermentación se introduce la masa en el horno.

Colocando la masa en piedras calientes también se convierte en pan.


236 | Vicente Bataller

arroz, bellota, castaña, etc.— con harina de trigo a partes iguales. Los tiempos
de fermentación y cocción cambian en cada caso respecto a los señalados
para el trigo, necesitándose mucha experiencia o una mayor vigilancia en las
primeras prácticas de este tipo de panificación. La harina de maíz no fermenta,
con lo que hay que panificar en forma de cocas.

Otros usos de la harina de trigo


· Tortitas de pan
Obtenida la masa fermentada se divide esta en trozos parecidos a
monedas que se van echando a una sartén con aceite caliente. Rápidamente
se hincharán formando una semiesfera, obteniendo así con un poco de masa
un elevado número de tortitas que engañan a1 estómago y a la vista, si no por
su contenido, si a1 menos por su volumen.
· Pizza
Si aplanamos la masa fermentada con un rodillo o botella y le colocamos
por encima verduras silvestres previamente hervidas, trozos de ajo o cebollas,
tubérculos comestibles, así como savia de frutos, toda esta mezcla se
convertirá tras la cocción en una sabrosa pizza.
· Farinetas
Se disuelve la harina en agua y se hierve. Luego se le añade tocino frito y
se deja reposar. Según le pongamos un poco de sal o azúcar obtendremos
unas sabrosas farinetas saladas o dulces.
Así nos cuenta un boina verde la experiencia de aprendiz de panadero:
"Me parecía increíble que en medio del monte uno mismo pudiera fabricarse
su propio pan de una manera tan sencilla. Aquello no tenía ningún misterio y
por supuesto que soñaba en un día no muy lejano, una vez finalizada la super-
vivencia, que podría lucirme ante mis amigos cuando fuéramos de acampada.
Les iba a construir un horno y recolectar unas ortigas, ofreciéndoles a la hora
de comer un sabroso plato de verduras y unos panes calientes y recién
hechos para sorpresa de todos. Es verdad que la primera vez pague mi inex-
periencia, no amasando bien ni vigilando el punto exacto de la fermentación
antes de introducir el panecillo en el horno, sacando luego un chusco, pero
ahora me consideraba ya un auténtico panadero".
Prácticas de Supervivencia en la COE | 237

La masa se puede emplear para otros usos (tortas, etc) además del pan.

VEGETALES
Cocinado de vegetales
La mayoría de las verduras ingeridas directamente en crudo presentan un
sabor amargo, picante o demasiado fuerte. Al cocinarlas y condimentarlas
conseguimos, por un lado, convertirlas en alimentos más agradables al
paladar, y por otro, que una vez calentadas resulten más estimulantes que to-
madas en frío.
• Verduras hervidas
Los vegetales no ingeridos crudos en ensaladas se deben hervir unos
quince minutos, cambiando el agua dos o tres veces para eliminar su sabor
amargo. En el caso de la ortiga, antes de hervirla es conveniente golpearla li-
geramente con una rama o un palo, para romper las cápsulas que contienen
ácido, facilitando de este modo la desaparición rápida de su sabor amargo.
Para condimentar este tipo de menús el mejor sistema es freír unos ajos
cortados con manteca fundida y cuando se pongan dorados añadirlos a la
238 | Vicente Bataller

verdura. Se puede cambiar diariamente su sabor añadiendo unas hojas de


plantas para condimentar, como romero, tomillo, ajedrea, etc.
• Verduras fritas
La forma más habitual de ingerir verduras es friéndolas después de haber
sido hervidas.
• Ensaladas
Las más corrientes son la de diente de león, zanahoria silvestre, berros,
acederillas y cerraja. Deben aliñarse con aceite y ajos.
• Asados
A la brasa o en el horno pueden asarse tubérculos, setas, semillas, bellotas,
castañas.
• Tortillas
Si disponemos de huevos en una supervivencia, alimento poco habitual en
esta situación, podemos cocinar las verduras en forma de tortilla, siendo muy
sabrosas las de espárragos silvestres, ortigas, borrajas y cardos.
• Consomés
El caldo sobrante de hervir carne o pescado será un magnífico consomé,
al que podremos añadir verduras que adquirirán de este modo un buen
sabor.
• Zumos
Machacando las plantas o sus frutos y exprimiéndolos a continuación po-
demos obtener zumos que, de no ser dulces, debidamente condimentados
pueden ofrecer una variedad más de la alimentación con plantas. En general
nos servirán todos los frutos silvestres, como las zarzamoras, grosellas, fram-
buesas, arándanos, higos chumbos, saúco, serbal de los cazadores, manzana
silvestre. En cuanto a las hortalizas silvestres, podremos sacar el jugo a las
ortigas, verdolaga, achicoria, llantén, cenizo, berro, etc.
• Leche vegetal
Algunos jugos pueden ser similares a la leche. Por ejemplo, el obtenido de
las chufas (horchata), arroz, almendras, piñones, avellanas y nueces. Conviene
ablandar estos frutos antes de machacarlos, y ponerlos en remojo (maceración)
Prácticas de Supervivencia en la COE | 239

uno o dos días. Tras hacer la papilla se le añade agua y se mantiene en reposo
varias horas para que extraiga toda la sustancia lechosa. Luego se exprime
con un trapo y se obtiene de este modo la leche vegetal.

Las verduras se hierven al menos 15 minutos cambiando el agua varias veces.

Conservación de vegetales
• Conservas
Los frutos hervidos, como por ejemplo el tomate, pueden conservarse
durante mucho tiempo si se introducen en recipientes de cristal herméticamente
cerrados y llenos hasta el borde.
• Adobo
Las aceitunas, uvas de gato, alcaparras, tomates verdes, se pueden
conservar adobados; para ello se ponen a macerar en agua, y se cambia a
diario hasta que pierdan su sabor amargo, lo que se puede facilitar macha-
cándolos ligeramente. Se pueden aderezar con tomillo, ajedrea, vinagre y
otras plantas aromáticas. Si se emplea sal, que es lo ideal, entonces se
denomina salmuera.
240 | Vicente Bataller

• Mermelada
Se cortan los frutos silvestres en trozos muy pequeños y se ponen a hervir
en agua hasta que adquieran una textura pastosa. Se añade azúcar o miel, si
disponemos de este lujo, y se deja que continúe hirviendo un rato más hasta
que se evapora el agua sobrante.
• Pasas
Se obtienen secando al sol los frutos, que de este modo se pueden
conservar durante mucho tiempo.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 241

10
FABRICACIÓN DE UTENSILIOS Y MEDICINAS

El equipo transportado en la mochila, incluidas las latas metálicas de la


ración de emergencia (que se transformarán en futuros útiles de cocina),
será de gran ayuda al superviviente a la hora de instalarse en una zona para
vivaquear durante varios días y disponer de un mínimo de comodidades. Sin
embargo, estas «herramientas» necesarias en la vida y trabajo campestres
serán del todo insuficientes para una estancia prolongada, por lo que se
deberá recurrir a la fabricación de utensilios y equipo para atar, moverse,
abrigarse, cocinar, cazar y acondicionar el refugio y la zona del vivac.
De las plantas y árboles se obtienen cuerdas, calzado, tenedores, arpones,
cucharas, despensas, arcos, lanzas, balsas. A los animales cazados se les
curtirán sus pieles, que se aprovecharán para abrigarse, calzarse y fabricar
mochilas o bolsas de transporte. Con minerales se construirán hachas y mazas
de piedra o vasijas de arcilla. Las
latas metálicas se convertirán en
todo tipo de utensilios para cocinar.
Finalmente las prendas del equipo
servirán de materia prima para la
fabricación de múltiples utensilios
como flotadores, redes, etc.

CUERDAS
Confección de cuerdas
Con las hojas del esparto, lino,
malvavisco, clemátide, junco, cáña-
mo, ortiga mayor, palmito, brecina,
retama negra, y con las cortezas
del torvisco, tilo, castaño y sauce
blanco, podremos confeccionar
cuerdas empleando tres tiras que Fabricación de cuerda
se irán entrecruzando alternativa- (boina verde 1º término)
242 | Vicente Bataller

mente, a las que añadiremos nuevas piezas a medida que se vayan agotando
las iniciales.

Según el tipo de planta de que se trate, será conveniente flexibilizar y re-


blandecer sus hojas o su corteza, machacándolas y sumergiéndolas en agua
durante un tiempo. De los animales también podremos obtener cuerda de su
piel (si es dura, cortando tiritas de cuero en forma de espiral) de sus tendones
o incluso de sus pelos largos (cola del caballo, por ejemplo).

Nudos con cuerdas


Con las cuerdas reglamentarias de escalada que forman parte del equipo
colectivo de los boinas verdes, o bien con las cuerdas de circunstancias
fabricadas con recursos naturales, será necesario, según los diferentes usos
que les vayamos a dar, conocer los nudos más adecuados para:
·Uniones de cuerdas
Plano, tejedor, de cinta.
·Anclajes
As de guía, sencillo o en ocho, bulín, ballestrinque.
·Bloqueos
Prusik, machard.
·Asegurar
Medio nudo ballestrinque.

Uso de las cuerdas


Para salvar obstáculos naturales podemos construir teleféricos, pasarelas
y escalas, descender en rápel o trepar escalando. Lógicamente la tensión a la
que serán sometidas las cuerdas nos obliga a descartar las fabricadas con
medios de circunstancias y emplear tan sólo las reglamentarias.

• Teleféricos
Pueden ser horizontales o inclinados, y en cada caso utilizar una o dos
cuerdas. A los horizontales de una cuerda se les denomina tirolinas y a las
de dos, superpuestos. Por su parte, a los teleféricos inclinados les llama-
Prácticas de Supervivencia en la COE | 243

NUDOS CON CUERDAS

Plano Tejedor

De cinta As de guía

En ocho Bulín

Ballestrinque Prusik

Machard Medio ballestrinque


244 | Vicente Bataller

TELEFÉRICOS
Horizontales Inclinados

De una cuerda
Sencillo

De dos cuerdas Doble

PASARELAS

Con cuerdas (japonesa)


Con cuerdas y troncos

ESCALAS CONSTRUCCIÓN RED


Prácticas de Supervivencia en la COE | 245

remos sencillos si se emplea


una sola cuerda, o dobles, si
utilizamos dos. En estos úl-
timos será necesaria una ata-
dura de pecho terminada en
un as de guía largo y un mos-
quetón.

• Pasarelas
Estos puentes de circuns-
tancias se pueden fabricar
sólo con cuerdas atadas me-
diante nudos prusik (conoci-
dos como japonesas), o con
cuerdas y troncos unidos con
ballestrinques. Los anclajes
de estas pasarelas requieren
cierta técnica y experiencia.
Tirolinas.

Japonesa (pasarela inferior).


246 | Vicente Bataller

• Escalas
Se podrán construir, al igual que
ocurría con las pasarelas, solamente
con cuerdas, empleando alternativa-
mente el as de guía en ocho y el
bulín, o con cuerdas y troncos atados
con ballestrinques.

·Construcción de una red


Resulta muy laborioso, tanto por
la cantidad de nudos que hay que
tejer como por la precaución cons-
tante de que los agujeros sean del
mismo tamaño. Para lo primero nos
podemos ayudar de un palo y para
lo segundo de un hilo vertical. Los
nudos pueden ser planos o de vuelta
Escala. de escota.

Construcción de una red (curso OEs Legión).


Prácticas de Supervivencia en la COE | 247

·Suela de zapato de cuerda


Enrollada la cuerda según muestra la figura, se irá cosiendo hasta que,
unidas todas sus partes, quede una superficie compacta.

Suela zapato de cuerda Calzado de circunstancias.

PIELES
Curtido de pieles
Las pieles de los animales capturados
para su aprovechamiento en la fabricación
de vestidos y utensilios necesitan de un
tratamiento especial; de lo contrario, ter-
minarán secándose, descuartizándose o pu-
driéndose. Esta cura se inicia despojándolas
de la grasa y carne que contengan, teniendo
la precaución de no cortarlas. Luego se su-
mergen en agua tibia, a ser posible durante
dos días, cambiando al menos una vez el Curtido de pieles
248 | Vicente Bataller

Tras 2 días en agua tibia con un raspador o navaja se acaba de quitar las partes carnosas
o grasientas de la piel.

Curtido piel de conejo (método escuela).


Prácticas de Supervivencia en la COE | 249

agua. A continuación se extiende la piel sobre una superficie plana con los
pelos hacia abajo, se tensa con estacas para evitar que se arrugue y con un
raspador o navaja se le acaba de quitar las partes carnosas o grasientas que
contenga. Una vez preparada así la piel para el curtido, éste se puede realizar
por varios procedimientos:

• Método escuela

Tras permanecer al menos 12 horas en agua tibia, se seca la piel y se frota


con una masa de grasa del propio animal mezclada con harina hasta dejar el
cuero totalmente limpio de despojos. Luego la piel estirada se secará a la
sombra.

• Método del pastor

El método más sencillo


consiste en envolver con la
piel el tronco de un árbol
cuya corteza contenga tanino
(encinas, robles, castaños), re-
cubrirla con trapo y atar todo
el conjunto para que se man-
tenga así durante varios días.
Otro método, de resultados
más inciertos, se basa en re-
cubrir la piel con cenizas du-
rante 2 ó 3 días. Un sistema
utilizado también por los pas-
tores consiste en sumergir la
piel durante 15 días en un re-
cipiente de agua fría mezclada
con virutas machacadas y ex-
traídas de la parte interna de
la corteza de árboles que con-
tengan tanino. Se pueden em-
plear también los sesos del
animal, en lugar de su grasa,
untando con ellos toda la piel
y dejándola así 24 horas. Curtido piel método pastor
250 | Vicente Bataller

Uso de las pieles


·Vestidos de piel
Con las pieles curtidas se construyen
manoplas, gorros, calzado, bolsos, petates
y vestidos que nos abrigarán contra el
frío. Para que sean más aislantes, se
forran con plumas, papel u hojas secas.

·Zapatos de piel
Como todos sabemos, la mayor parte
del calzado se obtiene con pieles de
animales previamente curtidas. La suela
puede improvisarse con cuerdas, según
dijimos, o recortando una cubierta de
coche, o con una tabla de madera, todo
Gorro de piel de conejo.

ello suponiendo que las viejas


suelas de nuestras botas ya no
sean aprovechables. Estas san-
dalias de circunstancias permiten
modelos para todos los gustos,
según se desprende de las figuras.
Además, con las pieles también
se fabrican polainas o protectores
de botas.

FLOTADORES Y BALSAS
Flotadores
Se pueden improvisar con can-
timploras o latas vacías sujetas a
la altura del pecho, con la mochila
conteniendo en su interior las
prendas envueltas con bolsas de
Sandalias de piel fabricación casera
(1º término). plástico, con ropas o un montón
Prácticas de Supervivencia en la COE | 251

CALZADO DE CIRCUNSTANCIAS
252 | Vicente Bataller

de hojas envueltas por el poncho, cantimploras o latas vacías, troncos secos,


haces de cañas, o con unos pantalones previamente humedecidos a los que
se les cierra las perneras y la bragueta, lanzándose con ellos al agua de forma
que queden en sentido vertical con la cintura abajo y se llenen de aire
durante el lanzamiento.

FLOTADORES
Prácticas de Supervivencia en la COE | 253

Utilización de pantalones como flotador.

Un haz de cañas puede servir como flotador.


254 | Vicente Bataller

BALSAS
Prácticas de Supervivencia en la COE | 255

Balsas
Lo ideal para construir una balsa de circunstancias es encontrar neumáticos
de vehículo, bidones o barriles, pues al contener mucho aire en su interior
presentan una gran flotabilidad. Sin embargo, para construir una balsa lo
normal será recurrir a medios naturales como cañas, juncos o troncos. Con
las dos primeras plantas, muy fáciles de localizar en las orillas de los ríos, se
diseña con haces una alfombra extendida en el suelo. Al enrollarla y unir sus
extremos, tomará una forma elíptica, y a continuación se colocarán dos palos
o troncos laterales para darle una mayor estabilidad. Otro sistema consiste
en envolver los haces con el poncho, formando una especie de troncos que
al unirse se convertirán en una balsa.

Respecto a la balsa de troncos, se fabrica uniendo varios de ellos hasta


formar una o dos empalizadas, la primera apta para transportar mochilas, y la
segunda hombres con equipo. Los accesorios para la navegación son fáciles
de improvisar: timones, conos de tela, recipientes para el achique o remos,
estos últimos aprovechando zapapalas o palos terminados en tridentes con
ramas flexibles entrelazadas a los mismos.

Balsa de troncos.
256 | Vicente Bataller

La improvisada balsa “María del río” transportada por los supervivientes hacia el río Segura.

OTROS UTENSILIOS
Utensilios para la cocina
Con latas de
conserva vacías Utensilios de cocina.
podremos fabri-
car perolas, ca-
zos, espumade-
ras, molinillos
(dos botes agu-
jereados con las
puntas de estos
orificios enfren-
tadas), coladores
(calcetín atado a
un bote con pe-
queños agujeros)
y en general,
Prácticas de Supervivencia en la COE | 257

OTROS UTENSILIOS

Silla y mesa Perchero herramientas

Molinillo Brújulas

Raquetas nieve Polainas

Camilla Tirachinas Arco


258 | Vicente Bataller

aprovechando su constitución metálica, la mayoría de los utensilios sencillos


necesarios para cocinar. Con maderas o huesos podemos obtener infinidad
de objetos: cucharas, tenedores, pinzas, pinchos, ganchos, percheros para
herramientas, mesas, sillas y fresqueras, estas últimas con su armazón
recubierto de ramas o juncos.

Brújulas improvisadas
Con agujas de coser o pequeños trozos
de metal ferroso terminados en punta se
improvisan brújulas de circunstancias fro-
tando uno de sus extremos en una sola
dirección contra un imán o un trozo de
seda. También puede conseguirse el mismo
efecto con una pila de petaca a la que se
le unen los bornes formando una espiral
en cuyo interior se coloca la aguja sin
que la toque en ninguno de sus extremos.
Una vez imantada, al suspenderla por el
centro con un sedal la punta señalará el
norte. Si se dispone de una cuchilla de

Construcción de reloj solar.

afeitar, se magnetiza frotándola contra


la palma de la mano, y se obra luego del
mismo modo que con la aguja.

Equipos de nieve
Para marchar sobre la nieve no re-
sulta complicado improvisar raquetas,
bastones, polainas y protectores de los
ojos contra el sol.

Mochilas
Se fabrican con armazones de ma-
dera o rellenando las perneras de los
Mochila con armazón de madera. pantalones.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 259

Protectores de ojos contra el sol.

Utensilios para cazar y camilla de circunstancias


Arcos y flechas, lanzas o tirachinas nos serán realmente de poca utilidad
en la península ibérica.

PLANTAS ÚTILES
Las plantas, además de ser utilizadas para comer, condimentar, tomar in-
fusiones o curar, pueden usarse también para otros muchos fines, como
fabricar cuerdas para atar, obtener liga para cazar o yesca para encender el
fuego, e incluso tabaco para fumar.

Para fabricar cuerdas


Son muchas las plantas que por la resistencia de sus fibras nos pueden
servir para fabricar cuerdas, muy útiles para construir el refugio. La más co-
rrientemente empleada es la corteza del torvisco (Daphne gnidium) que se
260 | Vicente Bataller

Tenedores improvisados

extrae a tiras muy largas, sumamente resistentes aun sin trenzarlas. Otras
cortezas como las del castaño (Castanea sativa), pita (Agave americana),
sauce blanco (Salix alba), retama negra (Sarothamnus scoparius), cornejo
(Cornus sanguinea) y brecina (Calluna vulgaris) pueden servirnos también
para atar. Los tallos de algunas plantas desprovistas de las hojas, machacados
con piedras y mantenidos uno o dos días en agua también constituyen
buenas cuerdas al trenzarlos. Es el caso del esparto basto (Lygeum spartum),
junco marino (Juncus acutus), ortiga mayor (Urtica dioica), cáñamo (Cannabis
sativa), clemátide (Clematis vitalba), malvavisco (Althaea officinalis), tilo (tila
platyphylos) y lino (Linum).

Para obtener liga


La liga es una sustancia pegajosa que se utiliza para cazar aplicándola
sobre varitas delgadas donde se pegan las plumas de los pájaros. Su
consistencia debe mantenerse a base de añadirle cenizas si se derrite, o
aceite (grasa de animal) si está demasiado espesa. Se obtiene de los frutos
maduros del muérdago (Viscum album) hervidos con agua, batidos después
para reducirlos a pulpa y finalmente depositados en un lugar húmedo hasta
obtener su putrefacción, momento en el que se convertirán en una sustancia
Prácticas de Supervivencia en la COE | 261

pegajosa. Con un procedimiento similar se obtiene liga de los retoños nuevos


del saúco (Sambucus nigra), o bien más rápida y directamente extrayendo la
materia viscosa que acumulan en sus cabezuelas las cardigueras (Carlina
acanlos gummifera). Antiguamente se utilizaba la segunda corteza del acebo
(Ilex aquifolium), planta ahora protegida, para obtener liga tras un largo
proceso de inmersión en agua y de fermentación, no útil para una supervivencia
por la cantidad de tiempo necesario para su fabricación.
Este procedimiento de capturar pájaros sólo se utiliza en el caso de sub-
sistencia real, pues de lo contrario, además de obrar contra la normativa
vigente, se dañaría seriamente la fauna de la zona.

Para pescar
En pequeños estanques y remansos de ríos con poca corriente de agua,
determinadas drogas obtenidas de las plantas adormecen a los peces. Estas
sustancias se encuentran en las raíces del torvisco (Daphne gnidium), los tu-
bérculos del pamporcino (Cyclamen balearicum), hojas de lechetreznas
como el tártago (Euphorbia lathyris), del zumillo (Thapsia villosa) y frutos del
gordolobo (Verbascum thapsus). Estas partes citadas de las plantas se
machacan hasta obtener un jugo que se disolverá en agua.
Al igual que ocurría con la liga, estos procedimientos de pesca están total-
mente prohibidos y jamás deberán ser utilizados en aguas con peces en
libertad, pues sería un salvajismo. A lo sumo, para experimentarlos, se
comprará algún pez vivo en una piscifactoría y se probará en un recipiente
con una pequeña cantidad de estas sustancias, tomando la precaución de
limpiarlos muy bien antes de ingerirlos.

Para fumar
Los fumadores lo pasan muy mal al principio de unas prácticas de super-
vivencia, al unirse la escasez de comida con la falta de tabaco, que al parecer
produce una sensación aún mayor de hambre. Aunque quizá estos días de
prácticas sean una buena ocasión para abandonar el hábito, para paliar esta
angustia se pueden fabricar puros con las hojas secas y desmenuzadas del
nogal (Juglans regia), de la zarzamora (Sarothamnus scoparius) y en general
de la mayoría de rosáceas. No engañan a nadie, pero al menos son inocuas y
su humo se tolera fácilmente. Unas pocas hojas secas de menta darán un
sabor agradable a estos cigarros caseros.
262 | Vicente Bataller

Pipa.

Para encender el fuego


Para obtener yesca recurriremos al hongo yesquero (Fomes fomentarius)
tras quitarle la capa externa, macerarlo y machacarlo para que se vuelva
flexible, y también a las inflorescencias del cardo yesquero (Echinops ritro).
Existen muchas más yescas vegetales que se obtienen con flores o frutos
secos de plantas que produzcan una especie de algodón o serrín. Por su
parte, el aguavientos o hierba candilera (Phlomis herbaventi), como su nombre
indica, se emplea para mechas.

Para lavar
Se puede obtener una especie de jabón hirviendo grasa y ceniza de
vegetales hasta obtener una masa espesa. Debemos tener en cuenta que la
ceniza de la leña y de las plantas es rica en potasa, capaz de rebajar la
tensión superficial del agua para que ésta pueda disolver mejor las grasas.
La saponaria, más conocida por “jabonera”, planta que crece al lado de
riachuelos, es rica en saponina, sustancia capaz de disolver la grasa y
suciedad. Bastará frotar sus flores en el agua para conseguir espuma al
igual que si de un jabón se tratara. También pueden usarse sus raíces
Prácticas de Supervivencia en la COE | 263

secadas y hervidas durante 5 minutos. Existen otras muchas plantas con


propiedades similares, como las raíces de la alfalfa, e incluso entre las ve-
nenosas podemos hallar un alto contenido de saponinas, como en las
semillas de la neguilla, las hojas de la hiedra o los frutos del castaño de
Indias, estas últimas empleadas para lavar tejidos y lanas, con lo que se
evitan así posibles intoxicaciones.

PLANTAS MEDICINALES
La mayoría de las plantas, incluidas las venenosas, tienen propiedades
medicinales. La cuestión es determinar el método y la dosis para 1a ingestión
de la droga extraída de las mismas.

En una supervivencia conviene conocer y recolectar también plantas medicinales.

Lo que sin embargo resulta realmente difícil es memorizar todos los


remedios naturales para sanar a una persona que se encuentre en medio del
campo. Antiguamente, en la zonas rurales que no disponían de médicos ni de
farmacias, por tradición familiar se heredaba el conocimiento de la plantas
medicinales y de su aplicación para cada tipo de enfermedad o lesión. Por el
contrario, hoy en día, aun aprendiendo estas técnicas de medicina natural,
fácilmente se olvidan por falta de práctica y experiencia.
264 | Vicente Bataller

Recolección y conservación de las plantas medicinales


El periodo de recolección más favorable es el llamado balsámico que co-
rresponde a la época, por lo general, en que los órganos portadores de la
droga han alcanzado su máximo esplendor. En lo que respecta al momento
del día, habrá que esperar que salga el sol y que se sequen las plantas del
rocío caído durante la noche. De este modo, lo idóneo será recoger las flores,
yemas y hierbas en primavera y las hojas al principio de esta estación,
secándolas todas ellas expuestas en una sola capa y en una sombra aireada.
Por su parte, los tubérculos, raíces, bulbos y frutos, se recolectan en otoño o
cuando estén bien maduros (las semillas un poco antes).
Tras el secado las drogas se depositan en recipientes de vidrio o en
saquitos de papel, guardándolas en lugares secos, para evitar su fermentación,
oscuros, para impedir su decoloración y alteración de sus principios activos,
y alejada de insectos que la puedan deteriorar.
Para su preparación medicinal se utilizan, según sus características, los si-
guientes procedimientos:

Para infusiones se extrae del fuego el agua al hervir y se aplica la planta entre 3-5 minutos.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 265

·Infusión: se calienta agua y cuando hierva, se extrae del fuego, se aplica


la planta medicinal y se deja reposar de 3 a 5 minutos antes de beberla. La
planta no debe hervir para evitar que pierda sus propiedades medicinales.

·Maceración: se sumerge la planta en agua a temperatura ambiental y al


cabo de 8-12 horas se filtra el líquido resultante, dispuesto ya para ser
ingerido. Este método resulta útil cuando los ingredientes son inestables o
volátiles químicamente.

·Cocimiento: se emplea exclusivamente en el caso, poco frecuente, de


que las plantas no contengan aceites esenciales, hirviendo el vegetal entre 15
y 30 minutos.

·Tisana: consiste en añadir agua al líquido obtenido con la infusión,


maceración o decocción hasta que la proporción de droga disuelta en la
misma sea pequeña para que sirva de bebida habitual a los enfermos.

·Jugo: se extrae de la planta machacándola con un mortero.

·Extractos: el líquido obtenido con droga se sumerge en agua para que se


disuelven sus elementos activos y luego se hace evaporar, quedando los ex-
tractos, que se aplicarán sobre los enfermos con algunos de las siguientes
formas:

·Linimento: si se mezclan con aceites poco densos para unturas y


fricciones.

·Cataplasmas: si se disuelven en un aceite más pastoso o algodón, se


calienta y aplica directamente sobre la piel.

·Baños: cuando se diluye en agua caliente donde se sumerge la parte del


cuerpo afectada.

·Vapor: si se evapora directamente sobre la cara del paciente en caso de


catarros, infecciones bronquiales, infecciones de ojos, etc.
268 | Vicente Bataller

Los remedios naturales


Siguiendo con el ejemplo del resto de los animales que instintivamente
comen hierbas cuando están enfermos, escena que habremos visto muchas
veces en los perros y los gatos, un hombre en plena naturaleza también
puede remediar sus enfermedades con medicinas naturales.

Los remedios naturales fabricados en el campo


sustituyen a las farmacias en la ciudad.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 269

11
ASPECTOS FÍSICO-FISIOLÓGICOS
Y PSICOSOCIALES

Introducción
Acabamos de describir los aspectos técnicos de una supervivencia en las
COEs, aspectos que lejos de quedarse relegados a un plano teórico y
conceptual, han sido experimentados por multitud de generaciones de
boinas verdes.
Pero según ya se ha mencionado en repetidas ocasiones, la adquisición
de conocimientos técnicos no es la única faceta provechosa en unas prácticas
de supervivencia, pues las enseñanzas obtenidas son múltiples y de diversa
índole. Sin embargo, resulta difícil encontrar estudios que definan las conse-
cuencias físicas, fisiológicas, psicológicas y sociológicas producidas en una si-
tuación de este tipo. Es más, nadie hasta ahora ha respondido claramente el
por qué unos hombres de características parecidas logran vivir, mientras

La mente conviene esté continuamente ocupada para


evitar la depresión, pereza y agresividad.
270 | Vicente Bataller

otros no son capaces de resistir una supervivencia real. A lo sumo, existen


unas coincidencias en los diversos textos que apuntan a la importancia de lo
psicológico sobre el resto de los componentes, especialmente en lo que
respecta al dominio del cuerpo. Parece demostrado por la experiencia de
casos reales, que el mantener la voluntad de sobrevivir, o lo que es lo mismo,
el nivel autoestimativo producido por el instinto de conservación, es la base
de subsistir o no en una situación límite, donde la personalidad, y en
consecuencia la conducta individual y colectiva, así como la fatiga y el hambre
o sed, pueden producir tales trastornos que la muerte deja de ser repulsiva o
incluso deseable como descanso.

La confianza en uno mismo, serenidad y agudeza de ingenio favorecen el sobrevivir.

¿Qué factores inciden positiva o negativamente en el mantenimiento de


un control mental positivo, o en este caso, del estado anímico en favor de la
vida? En mi opinión, la voluntad de sobrevivir disminuye cuando afloran sen-
timientos de inseguridad, inferioridad, miedo y soledad, causantes a su vez
de depresión, pereza y agresividad. Por el contrario, aumenta cuando estos
sentimientos, motivados por hechos concretos o simplemente por sugestión
individual o colectiva, son superados por el valor, la iniciativa e imaginación,
la disciplina, la actividad constante y la cohesión o solidaridad grupal, todos
Prácticas de Supervivencia en la COE | 271

ellos motivadores de confianza en uno mismo, serenidad, entusiasmo, agudeza


de ingenio y que mantienen la mente continuamente ocupada, alejándola de
los sentimientos citados anteriormente como perjudiciales.
Si bien es verdad que se ha comprobado que la preparación técnica
ayuda a sobrevivir, no se han estudiado a fondo otras variables influyentes,
como la personalidad, la condición física, la educación social, la inteligencia,
la cohesión del grupo, ... Como ejemplo de este último, en 1972 se estrelló un
avión en los Andes a 3600 m de altitud, sobreviviendo 17 de los 50 pasajeros
tras haber pasado setenta días hasta ser rescatados. ¿Es una casualidad que
muchos de los que se salvaron fueran jugadores de rugby?. No, según sus
manifestaciones posteriores al rescate, lo que más les ayudó a superar esta
catástrofe fue el espíritu de equipo: ¿sería la cohesión o la estructura del
grupo, ya organizada de antemano, o la competitividad a la que estaban acos-
tumbrados?.
Todo parece indicar, según mi propia experiencia, que existen unas altera-
ciones de tipo físico-fisiológico, psicológico y sociológico, detectadas incluso
simplemente por observación directa, posiblemente interrelacionadas entre
sí, motivadas por la situación crítica de subsistencia fuera de un marco

La cohesión, compañerismo y solidaridad grupal ayudan en momentos difíciles.


272 | Vicente Bataller

habitual, sorprendentes y por ello formativas desde el momento en que el in-


dividuo, ante situaciones inesperadas, descubre nuevos rasgos de su perso-
nalidad, de sus aptitudes, y por ende, nuevas facetas de la convivencia en
grupo como consecuencia de haberse modificado el habitual modo de vivir
en una sociedad moderna.

En una supervivencia, en definitiva, se retorna a una forma muy


primitiva de vida y de poco le sirven a un individuo la cultura y hábitos
convencionales adquiridos durante la ontogénesis, es decir, lo aprendido
en su desarrollo como ser social a lo largo de su niñez y juventud. Si ello
es así, cabe preguntarse si en este tipo de situaciones se despiertan las
secuelas de herencia filogenética, esto es, lo transmitido en los genes de
nuestros ascendientes a través de milenios desde el primitivismo. De
este modo el hombre, despojado de sus conocimientos sólo útiles para
la vida civilizada, no tiene más remedio que recurrir a su adormilada
herencia ancestral para satisfacer sus necesidades vitales al igual que lo
hacían sus antepasados, explicándonos así los descubrimientos individuales
de nuevas facetas de la per-
sonalidad y de la convivencia
en grupo. ¿Es posible, por
otra parte, hallar una res-
puesta a determinadas con-
ductas individuales o reac-
ciones de grupos en la so-
ciedad actual, estudiando
estos aspectos a través de
una supervivencia en la que
se regresa a un modo de
vida arcaico?

Estas reflexiones me in-


dujeron a realizar un trabajo
de investigación sobre los
aspectos físico-fisiológicos,
psicológicos y la reacciones
sociales del grupo que se
producen durante una su-
pervivencia, problemática
El superviviente recurre a su adormilada herencia totalmente virgen al no ha-
ancestral para satisfacer sus necesidades vitales. ber sido estudiada anterior-
Prácticas de Supervivencia en la COE | 273

Con la vida arcaica, se descubren nuevas facetas de la personalidad y convivencia en grupo.

mente en España. Para darle la seriedad científica y metodológica


requerida intervino el doctor Lagardera del departamento de psicolo-
gía-sociología del Instituto de Educación Física (INEF) de Lérida, quien
supo encauzar rigurosamente la investigación. Pero ésta no hubiera dado
sus frutos sin la estrecha colaboración y trabajo en equipo de un grupo
de especialistas en cada uno de los aspectos tratados que estuvieron,
junto al autor, Vicente Bataller, presentes en el vivac de supervivencia
para la realización de los tests y la observación directa: dos psicólogos,
un sociólogo, un médico, un profesor de educación física y un licenciado
en informática. La labor de este último ha sido fundamental para manejar
y sacarle el máximo provecho a un programa tan apropiado para la reali-
zación de análisis estadísticos complejos como el empleado en esta
ocasión, el SPSSx (Statistical Package for the Social Sciences), cedido
por el Departamento de Psicología de la Universidad de Barcelona.
La supervivencia controlada la llevaron a cabo 56 soldados distribuidos
en patrullas de 4 hombres. Para ello se aprovechó una salida programada
de 10 días a la montaña (Pirineo) en la que precisamente se iban a
realizar este tipo de prácticas que formaban parte del programa de ins-
274 | Vicente Bataller

A nivel individual los descubrimientos de índole físico-fisiológico y psicosocial son muy


interesantes.

trucción de la unidad. A los “supervivientes” se les aplicó, tanto antes,


como durante y después de la supervivencia, una serie de cuestionarios,
tests psicométricos, pruebas físicas… De este modo se fue midiendo la
evolución de las diferentes variables psicológicas (inteligencia, depresión,
psicopatía, neurotismo, extraversión, posición afectiva-efectiva, sensación
de ansiedad, violencia, estado de ánimo), psicosociales (cohesión, liderazgo
y rendimiento en el trabajo), físicas (resistencia aeróbica, velocidad,
fuerza, coordinación) y fisiológicas (medición diaria del peso, tensión
arterial media y pulso en sus tres modalidades de reposo, tras esfuerzos
y después de recuperación). Asimismo se realizaron unos tests sobre
percepción del hambre, cansancio, estado físico y de reflejos,…En total
se registraron unos 350 datos por individuo (alrededor 20.000 en total),
que tras su programación y tabulación en el citado programa estadístico
(SPSSX), aplicación de correlaciones, análisis de varianza… se multiplicaron,
dando unos resultados sorprendentes de los que expongo a continuación
una muestra, pues abarcarlos en su totalidad requeriría una obra con de-
dicación exclusiva.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 275

Curiosidades detectadas por observación directa en una


supervivencia.
Antes de estudiar los resultados de esta investigación conviene señalar
algunas observaciones directas tomadas durante el desarrollo de la experiencia,
como indicadores ilustrativos o al menos curiosos de la misma.
Según ya es habitual en las COEs, este tipo de prácticas se inician por
sorpresa durante una marcha, aludiendo a que se ha presentado una situación
imprevista en la que ni es posible el apoyo logístico, ni la exfiltración
planificada de antemano. Al reanudarse la marcha tras comunicar la mala
noticia del comienzo de la supervivencia (y ésta podría ser la primera
curiosidad), de inmediato se detecta una psicosis colectiva, disminuyendo la
velocidad y guardándose silencio absoluto. Algunas patrullas optan por
reunir toda la comida disponible entre sus miembros y racionarla, otras por
el contrario, las menos organizadas, no toman esta medida y suelen consumirla
rápidamente. Paradójicamente, según se refleja en los cuestionarios, la
sensación de hambre resulta mayor al cabo de dos días en aquellos individuos
que comieron más por haber consumido ya su ración durante la marcha, en
relación con los que aún mantenían latas en su mochila (y ésta podría ser la
segunda anécdota), totalmente sorprendente, al deducirse que guardar una
reserva de comida produce menos sensación de hambre que el consumirla.

Guardar una reserva de comida produce menos sensación de hambre que el consumirla.
276 | Vicente Bataller

Entre el cuarto y quinto día, al igual que en anteriores experiencias, se


observa un decaimiento anímico general al presentarse los primeros síntomas
fisiológicos y psicológicos típicos de estas situaciones. Del mismo modo,
cuando aparece la lluvia y con ella se apagan los fuegos, se mojan los
individuos y la leña, caen goteras en el refugio…, se detecta un gran bajón en
la moral seguido sorprendentemente, al cabo de unas horas, por una reacción
ante esta adversidad que les obliga a trabajar mejor en el perfeccionamiento
del vivac para contrarrestar los efectos negativos de las malas condiciones
atmosféricas; crecimiento ante la fatalidad, fácilmente observable también
en la vida cotidiana, que en condiciones extremas se acentúa más.

Entre el 4º y 5º día se observa un decaimiento anímico general.

Otro síntoma que surge a partir del sexto-séptimo día es el interés que
despiertan la comunicación informal o “radio macuto”, especialmente sobre
el tema de la duración de estas prácticas. Cuando se comprueba que las es-
peculaciones son erróneas y el día esperado no es el último de la supervivencia,
otra vez el decaimiento anímico y la reacción positiva posterior para superar
este trauma. Diríase que en situaciones límites, las especulaciones sobre
cualquier insignificante noticia, verdadera o ilusoria, son magnificadas.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 277

Las especulaciones sobre cualquier noticia, verdadera o ilusoria, son magnificadas.

Entre los 4 compañeros de la cabaña nace una amistad duradera.


278 | Vicente Bataller

Finalmente, cuando se informa que el vivac ha sido descubierto, debiendo


por tanto ser trasladado de lugar, durante la marcha iniciada con esta
pretensión los síntomas de cansancio son enormes y el silencio vuelve a ser
absoluto, sin embargo en un alto, al comunicar la finalización de la supervivencia
y que a 4 km les espera una apetitosa comida, se reanuda el movimiento con
un ímpetu inesperado, pareciendo como si el cansancio hubiese desaparecido
milagrosamente y la capacidad de resistencia física o psíquica dispusiera aún
de mayor reservas.
Entre los cuatro compañeros que han compartido cabaña y comida,
resulta fácil adivinar el nacimiento de una amistad duradera. Luego al llegar al
cuartel, a los miembros de la patrulla se les ve juntos en el comedor, en la
cantina y al salir de paseo. Al menos, mantendrán para siempre una unión
sentimental fruto de una convivencia estrecha durante momentos difíciles.

Cambios producidos durante la experiencia respecto a las


expectativas iniciales
Cuando a los individuos se les interroga antes de la supervivencia sobre
los aspectos que más les preocupaban y una vez pasada ésta, sobre los que
realmente más les preocuparon durante la misma, los cambios producidos
son en algunos casos significativos.
En primer lugar destacan, como más preocupantes a priori, los aspectos
relacionados con un medio, la naturaleza, al que no siempre dominan ni
conocen lo suficiente. Me refiero tanto a la “obtención de comida”, inquietud
que disminuye un poco durante la experiencia, como la “climatología” (lluvia y
frio), que no sólo se mantiene, sino que ocupa el primer lugar a posteriori.
Los aspectos físico-fisiológicos como la “salud-enfermedad” y el “aseo-higiene”
que siguen en orden de preocupación antes de la supervivencia, disminuyen
mucho al realizarse ésta, ocurriendo lo mismo, con el “estado físico”. Por el
contrario, el “compañerismo-convivencia”, el “estado psicológico-incertidumbre”,
la “duración”, el “cansancio” y el “hambre” (no conviene olvidar que la
percepción de hambre es más una variable psicológica que física) ascienden
considerablemente durante la experiencia. La preocupación por las “comodi-
dades”, poco significativas a priori incluso disminuye tras la supervivencia.
Esto nos demuestra un fortalecimiento de los aspectos psicológicos, pro-
ducido quizás por el sentimiento de “autoprotección”, de sobrevivir ante un
medio hostil ante el que, en este caso, no deben luchar solos, sino conviviendo
con otras personas cuyo comportamiento grupal, también pesará sobre la
Prácticas de Supervivencia en la COE | 279

autoprotección del individuo.


De los 56 supervivientes, 44
no temieron nunca por su
salud y 12 sí, a pesar de que
en el reconocimiento médico
diario, ésta se registra siempre
como buena. Al final, el indi-
viduo ha descubierto que los
límites de su resistencia son
bastante más elevados de
los que esperaba inicialmente.

Como resumen, podría-


mos deducir que existe un
proceso evolutivo de la “per-
cepción”, pues ésta varía se-
gún el momento en que es
medida. Antes de la supervi-
vencia, se percibe el estado
físico, fisiológico y psicológico
acorde con el estado real
de ese momento. Previamen- Los límites de su resistencia son bastante más
elevados de lo esperado.
te a una experiencia virgen,
el individuo imagina, predis-
pone cómo pueden variar estos aspectos. En el momento psicológico de
cambiar de la situación normal a una de supervivencia, recuerda los parámetros
preconcebidos, de forma que aparece una psicosis individual y colectiva
ante lo desconocido, que estará más o menos presente mientras dure la
nueva experiencia y que influirá en la percepción de las sensaciones.

Recuérdese que en la marcha del primer día, al comunicar el inicio de la


supervivencia, se detectó como un cansancio físico al caminar y una apatía
general. Sin embargo, al indicar el último día la finalización de la misma, se
observó una recuperación física instantánea y desapareció la psicosis colectiva.
Este momento del “proceso de la percepción” podríamos llamarlo, de retorno
al estado real tras una autorreflexión. El individuo ahora, tras valorar en su
justa medida las variables experimentadas, acumula unos nuevos parámetros
que le servirán de referencia y dejaran de ser ilusorios en las sucesivas
ocasiones similares o parecidas que se le presenten a lo largo de su vida.
280 | Vicente Bataller

Compartir la escasa comida con generosidad fomenta el compañerismo.

Descubrimientos llevados a cabo por los propios individuos


Finalizada la supervivencia, a los individuos se les hizo una serie de
preguntas sobre los posibles descubrimientos de diferentes facetas de su
experiencia. Las respuestas obtenidas tienden a valorar mayoritariamente
los aspectos psicológicos, según el siguiente orden: capacidad de resistencia,
autocontrol, afán de superación, creatividad y conocimiento y seguridad de
sí mismo. Siguen casi en equilibrio, aunque notablemente distanciados de los
anteriores, los aspectos sociales (compañerismo, la unión en el grupo, la or-
ganización para el trabajo en equipo y bien realizado) y los aspectos de la na-
turaleza (conocerla y valorar las cosas más sencillas), no mencionado en
absoluto ningún aspecto físico-fisiológico. Una vez más, comprobamos cómo
el sujeto se sorprende de sus propias posibilidades, del dominio que puede
ejercer sobre sí mismo, y se percata de que su límite de resistencia ocupa
una posición más alta de lo que imaginaba.
El resto de la información obtenida tampoco tiene desperdicio, pues si
pasamos de las puntuaciones cualitativas a las cuantitativas, observamos que
de los 56 hombres que componen la muestra, 42 han perdido la noción del
tiempo, 39 se sorprenden pues algún compañero que pasaba desapercibido
Prácticas de Supervivencia en la COE | 281

(a pesar de los cuatro meses de convivencia en la misma compañía), ha


resultado ser una persona fabulosa y, por el contrario, 31 manifiestan que
compañeros considerados “muy buenos” hasta entonces (situaciones normales)
han defraudado durante la experiencia (momentos difíciles). Ello se debe a
que en estos casos no sirven de mucho los títulos y experiencias adquiridas
en una sociedad tecnificada y altamente especializada; es quizás de las
pocas ocasiones que se presentan en la vida, donde todas las personas
pueden ser medidas por el mismo listón, ya sean ricos o pobres, licenciados
o con estudios primarios, cultos o analfabetos. Lo que realmente cuenta es el
conjunto de cualidades y aptitudes que tiene la persona, desposeída del ma-
quillaje artificial con el que normalmente puede presentarse ante los demás.

Es de las pocas ocasiones donde todos son medidos por el mismo listón, sin maquillaje
artificial.

Los tres aspectos psicológicos más significativos, “la psique es lo principal,


al comprobar su dominio sobre el cuerpo”, “mi resistencia físico-psíquica es
mayor de lo que esperaba” y el “he aumentado la seguridad en mi mismo”, in-
dican, como ya citábamos anteriormente, un fortalecimiento de la personalidad
y conviene relacionarlos con los aspectos sociales, en el sentido de que los
individuos han aprendido que su supervivencia individual depende, en gran
282 | Vicente Bataller

medida, de la supervivencia del grupo, de ahí esos valores tan altos concedidos
al compañerismo, la unión y la organización grupal y consecuentemente el
fortalecimiento y nacimiento, observado a posteriori, de fuertes lazos de
amistad entre los miembros del grupo.
Si tenemos en cuenta el instinto de conservación diríase que es normal
este resultado, toda vez que la autoprotección antepone las facetas psicológicas
(ego), más fáciles de autocontrolar (tanto si son conocidas ya por el individuo,
como si son descubiertas al aflorar a la superficie en situaciones difíciles),
que la actuación de los otros componentes del grupo (aspecto social) y,
mucho más, si tenemos en cuenta el descontrol existente sobre la imprevisible
y desconocida naturaleza. Dicho de otra manera, el sujeto confía primero en
sí mismo, luego en las demás personas de su círculo próximo, de los que en
cierto modo depende también su subsistencia, y finalmente en el entorno
natural que le rodea, sólo dominable en parte (frio o lluvia inesperado, falta
de recursos...).
Podemos explicar de esta forma el descubrimiento, sorprendente para al-
gunos, de que en una supervivencia como forma primitiva de vida, al no
existir el estrés propio de la sociedad actual, el factor tiempo pierde

Se pierde la noción del tiempo. Se piensa en cómo comer hoy y no en el mañana.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 283

importancia en la es-
cala de valores, pues
lo interesante y más
preocupante es cubrir
las necesidades míni-
mas del momento, de
ese mismo día, como
la comida, el fuego, la
lluvia, la sal, el ajo, la
leña, utensilios para
cocinar,..., sin proyectos
a medio ni largo plazo.
Esto se relaciona con
los resultados obteni-
dos en el descubri-
miento del gran “valor
de las cosas sencillas”.

En general se diría
que el papel de la edu-
cación integral es re-
levante, pues el nivel
de aprendizaje conse-
guido de una forma
práctica durante 9 o El instinto de conservación hace flotar facetas adormiladas
10 días, en aspectos en la mente humana.
tan interesantes como
la psicología, sociología
y naturaleza, ha sido enorme en comparación con lo asimilado durante los 21
años de edad media que tienen los supervivientes. ¿Hasta qué punto el
número de descubrimientos (en poco tiempo) durante la supervivencia
grupal, puede estar relacionada con los descubrimientos beneficiosos (en
miles de años transmitidos por herencia filogenética) durante la supervivencia
de la especie? Esto se explicaría si consideramos como un modelo de “des-
pertador” la puesta en práctica de una subsistencia con recursos naturales,
pues a través del instinto de conservación-autoprotección que preside todas
las actuaciones individuales y grupales, es capaz de hacer flotar facetas de
la personalidad y de la convivencia en grupo, adormiladas en el subconsciente,
no contempladas culturalmente en la sociedad actual y que sin embargo
fueron fundamentales para la supervivencia de la especie en sus orígenes.
284 | Vicente Bataller

Otros resultados de interés obtenidos en el trabajo de


investigación
Podríamos continuar con una extensa exposición de las conclusiones y re-
sultados obtenidos en el trabajo realizado de investigación sobre una super-
vivencia controlada, muy interesantes, según estamos viendo, al no existir an-
tecedentes en España de estudios similares pero, como ya mencioné, al no
tener todos cabida en este libro, finalizo citando sólo alguno de ellos.
Así, respecto a los aspectos que gustaron más y menos de la supervivencia,
en la encuesta realizada una vez pasada la experiencia, la mayoría de
individuos manifestaron que los aspectos que más les gustaron fueron los
técnicos como el conocimiento de las plantas, construcción de refugios,
hornos, etc. y en general el aprendizaje de nuevas técnicas. Le siguen los as-
pectos psicosociales como el descubrimiento de su personalidad y conocimiento
de las otras personas a través de la convivencia, capacidad individual de
superarse a sí mismo, etc. Por el contrario, lo que menos les gustó fue, en
primer lugar, la constante actividad y los aspectos psicológicos negativos,
esto es, la incertidumbre y la presión psicológica de los mandos en realizar
bien los trabajos del vivac, seguidos de la climatología y de la inexperiencia.

Los aspectos técnicos son los que más gustaron: refugios, hornos, etc.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 285

No conviene tener demasiado tiempo libre para pensar. Los trabajos de vivac deben ser
continuos.

De todo ello se deduce que ha existido un descubrimiento de los factores


positivos de la naturaleza, es decir, aquellos por los que es dominada por el
hombre: conocer y aprender a utilizar los otros elementos que la componen:
animales, plantas, agua , ... y las técnicas para vivir en la misma. Y también de
los negativos, esto es, aquellos que son más difíciles de controlar: la lluvia, el
frío, el viento, etc. Por otra parte, se descubren nuevos aspectos de la perso-
nalidad y de la convivencia en grupo, agradables, cuando suponen una
superación de las dificultades o del egoísmo individual, o desagradables,
cuando se teme no dominar la presión que la psique soporta. Finalmente la
tendencia a la inactividad y al abandono se detecta cuando señalan al
“trabajo continuo” como el primer aspecto que gustó menos y que sin
embargo es, junto con el psicológico, el soporte para sobrevivir pues, según
lo dicho, está demostrado que la mente siempre debe estar ocupada para
evitar el decaimiento y la depresión.
En lo que se refiere a la incidencia de la supervivencia en los diferentes
biotipos, al analizar la tipología de Eysenk, los sanguíneos (extrovertidos y es-
tables) sienten menos angustia y resisten mejor una supervivencia que los
286 | Vicente Bataller

melancólicos (introvertidos-inestables). Sin embargo, los individuos con mayor


nivel de extroversión tienen mayor percepción de cansancio, lo cual interpre-
tamos como un claro exponente de que estos sujetos en realidad no estaban
manifestando su fatiga sino el cansancio por la rutina.
Los biotipos que más han acusado la sensación de hambre han sido los
pícnicos y los atléticos, lógico por sus hábitos educativos o por la mayor
demanda de su metabolismo. Los atléticos, además se encontraban en
peor estado de ánimo y más angustiados, preocupados por el deterioro
que pudiera sufrir su cuerpo.
También se ha detectado que
los individuos con un nivel inte-
lectual más alto manifiestan tener
menos ansiedad, justificable si te-
nemos en cuenta que desde un
principio han llegado a la conclu-
sión de que en una supervivencia
“controlada”, como era el caso, no
les puede ocurrir nada peligroso
para su salud física y mental. ¿Cuál
hubiera sido su comportamiento
en un caso real?
En los aspectos sociológicos,
al analizar el liderazgo, rendimien-
to,… se observa como el papel del
liderazgo y la cohesión grupal han
resultado ser fundamentales no
sólo en el rendimiento del grupo,
sino también en la percepción del
propio estado físico y psíquico
Los biotipos que más acusaron la sensación del individuo. Una buena organi-
de hambre fueron los pícnicos y los atléticos. zación social puede suplir en parte
las deficiencias individuales. Indi-
viduos en un grupo bien estructurado superaron sus déficits, siempre
dentro de la normalidad, en un intento de estar a la altura de las circuns-
tancias y no defraudar a los otros miembros de la patrulla. También se ha
constatado que la paralización momentánea del líder por causas ajenas al
grupo, (enfermedad, decaimiento anímico) afecta de manera directa al
rendimiento grupal.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 287

Individuos con problemas superaron sus déficits para no defraudar al resto de la patrulla.

Una buena condición física previa es fundamental para sobrevivir.


288 | Vicente Bataller

Cuando se comunica el fin de la supervivencia desaparece súbitamente el cansancio.

Conviene resaltar la importancia que tiene la posición afectiva del individuo


de cara a sus compañeros de patrulla y a su líder, para obtener un buen ren-
dimiento inmediato a corto plazo. Este rendimiento se correlaciona inversamente
con el neuroticismo y la depresión. A mayor trabajo menos signos de esta
clase aparecerán en los individuos.
En la observación de los aspectos físico-fisiológicos hemos podido
comprobar como, a mayor pérdida de peso en los primeros días, mayor ha
sido la sensación de hambre a corto plazo por falta de tiempo para la acomo-
dación del organismo ante la nueva situación. Sensación que posteriormente
será menos acusada. Paradójicamente, esta perdida de peso, producida por
un aumento de la actividad , ha obtenido buenos resultados en la percepción
del estado físico-reflejos.
El mantenimiento de la tensión arterial media ha permitido un mejor
estado físico y una disminución de la violencia. Asimismo, un mejor estado
cardiovascular, registrado por las diferencias entre el pulso en reposo y tras
un esfuerzo, se ha correlacionado con un aumento del estado de reflejos y
una menor sensación de hambre y violencia. En definitiva, una buena condición
física, producto de un entrenamiento adecuado, es fundamental en el rendi-
miento de las patrullas durante una supervivencia. Cabe destacar que la re-
sistencia aeróbica es la cualidad, con diferencia, más importante, seguida de
la fuerza y coordinación, no siendo significativa la velocidad. Aunque en
Prácticas de Supervivencia en la COE | 289

ningún momento las mediciones de la condición fisiológica efectuadas por el


médico, rozaron lo patológico, es destacable la influencia de los factores
adversos (lluvia, frio,…) sobre la percepción del propio estado.

Finalmente, apuntamos, como una de las posibles soluciones para evitar


la degradación del medio ambiente, el incremento de las actividades
relacionadas con la naturaleza, en especial aquellas que más favorecen el co-
nocerla y respetarla. En este sentido, para los boinas verdes españoles la na-
turaleza es su mejor aliada, no en balde por ella se mueven continuamente,
de día y sobre todo de noche, en ella se ocultan para pasar desapercibidos
ante un posible adversario y, si es necesario, con sus recursos sobreviven.

Unión, compañerismo y amistad para toda la vida.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 291

12
BOINAS VERDES ESPAÑOLES:
COEs, GOEs/BOEL Y MOE

De los guerrilleros de 1808 al nacimiento de las COEs

Es evidente que no solamente en España, sino en muchos otros países,


las primeras unidades de operaciones especiales basaron sus procedimientos
de lucha copiando, de algún modo, la forma de actuar y combatir de los gue-
rrilleros españoles. El término de guerrilleros nació a partir de 1808, en la
guerra de la independencia, cuando los franceses, tras invadir la Península
Ibérica, inventaron esta palabra denominando petit guerre a la organización
para combatir a las partidas
y cuadrillas españolas, que
se reunían para atacar por
sorpresa en puntos venta-
josos y se esfumaban a con-
tinuación, difuminándose en-
tre la población civil. Este
vocablo se popularizaría con
el tiempo en guerrilla, lla-
mando a sus componentes
guerrilleros.

Pero si los franceses le


pusieron nombre a primeros
del siglo XIX, esta forma de
luchar atípica había nacido
mucho antes, diríase que
fue una constante histórica
en el suelo hispano. En
efecto, en el siglo II antes
del cristianismo ya encon-
tramos antecedentes, de los
que los romanos dejaron A los soldados de las COEs se les conoce como
constancia por escrito, en “guerrilleros”.
292 | Vicente Bataller

la forma de guerrear de Viriato, resultando asombroso, el paralelismo


existente entre las guerras llevadas a cabo en Iberia contra romanos, árabes,
y franceses, pese a que están separadas por milenios.

La idea de crear este tipo de unidades nace en 1956 en la escuela militar de Jaca.

Las fuerzas de operaciones especiales (OE), más conocidas como boinas


verdes y en el ámbito español, también como guerrilleros, son de las unidades
más modernas con que cuentan los ejércitos de todo el mundo, no sólo por
el material y armamento que utilizan, sino por los métodos que emplean,
distintos a los convencionales. En España, estas unidades se constituyeron a
partir de 1962 en Compañías de Operaciones Especiales (COE), al mando de
un capitán, con misiones de guerrillas, contraguerrillas y acciones tipo
comando. Con el discurrir de los años fueron evolucionando y adaptándose
a las nuevas modalidades de combate, más acordes con lo que hoy en día se
entiende por operaciones especiales, agrupándose las citadas compañías a
partir de 1979 en grupos (GOEs y BOEL legionaria), al frente de un comandante
o teniente coronel. Estas unidades especiales están equipadas y adiestradas
para el cumplimiento de misiones que, generalmente, no pueden ser enco-
mendadas a las unidades normales, ya sea por la peculiar táctica o estrategia
Prácticas de Supervivencia en la COE | 293

de la misión, por el grado de instrucción requerido o por exigir su cumplimiento


una técnica específica de la que carecen aquellas. Por último los GOEs se
juntaron en 1997 bajo el mando de un coronel, y tres años más tarde de un
general, formando el Mando de Operaciones Especiales (MOE).
La idea de crear Unidades de Operaciones Especiales (UOEs) nace de la
Escuela Militar de Montaña (EMM) en 1956, cuando se propone impartir un
curso para diplomar a los mandos de las futuras unidades que debían
organizarse según un razonamiento basado en la profusión de la lucha de
guerrillas. Finalizado el cuarto curso, y en consecuencia, cuando ya se
contaba con suficientes mandos para formar el primer embrión guerrillero se
crean, con carácter experimental, las dos primeras UOE,s (obsérvese que las
denomina unidades y no compañías), la UOE 71 en Oviedo y la UOE 81 en
Orense que quedan organizadas el 1 de marzo de 1962. Dado el buen
resultado obtenido, se decide ampliar el número de unidades a dos por
región militar, adscritas a un regimiento de las Brigadas de Defensa Operativa
del Territorio (BRIDOT), esta vez con el nombre de compañías (COEs),
finalizando su constitución en 1969. En 1981 se fundan dos nuevas COEs, una
en la Escuela Militar (EMMOE) de Jaca y otra en la Legión, la UOEL, con
sede en Ronda.

En 1962 se crean las dos primeras unidades, una en Oviedo y otra en Orense.
294 | Vicente Bataller

Con el ánimo de perpetuar la memoria histórica, a las COEs se le asignan


nombres de guerrilleros y militares célebres. Esta denominación pasa un
tanto desapercibida, al ser nombradas e identificadas por la palabra COE
seguido de su número orgánico o de la ciudad donde se ubicaban. En el
Cuadro 1 se puede ver su denominación, dependencia y ubicación.

A estas COEs debemos añadir las UOE,s que se crean tanto en los otros
ejércitos: la UOE de la Armada y la Escuadrilla de Zapadores Paracaidistas
(EZAPAC) del Ejército del Aire, como en las Fuerzas de Seguridad: el Grupo
Especial de Operaciones (GEO) de la Policía y la Unidad Especial de
Intervención (UEI) y Grupo Antiterrorista Rural (GAR) de la Guardia Civil, en
estos casos, con misiones más limitadas al antiterrorismo, pero en cierto
modo relacionadas con operaciones especiales (de hecho, sus primeros com-
ponentes se formaron en la Escuela de Jaca).

SOE de la IV Bandera del 2º Tercio de la Legión al mando del Tte. Bataller.

Respecto a la UOEL (cuyo único jefe fue el capitán Ricardo Castillo), sus
antecedentes se remontan a principios de los años 70, cuando en los Tercios
saharianos 3º y 4º de la Legión se constituyen UOEs con vistas a la lucha
contra el Frente Polisario saharaui. Esta iniciativa se traslada a los Tercios 1º y
2º del norte de África, organizándose una sección (SOE) por unidad tipo
Bandera (el autor, en su época de teniente mandó la de la IV Bandera del 2º
Prácticas de Supervivencia en la COE | 295

CUADRO 1
296 | Vicente Bataller

Tercio). Posteriormente,
en 1981, en base a los le-
gionarios voluntarios de
las SOEs se crea una uni-
dad tipo compañía, la
UOEL. Dado el buen re-
sultado de la simbiosis le-
gionario-guerrillero, el ge-
neral Pallás, Subinspector
de la Legión y promotor
de las OEs en este glorioso
cuerpo, propone la crea-
ción de una Bandera de
Operaciones Especiales
(BOEL), en la que se inte-
graría la UOEL, necesitán-
dose para ello cuadros de
En 1981 se crea en la Legión la UOEL, ampliada mando legionarios diplo-
y convertida en BOEL en 1985.

Curso de OEs Legión en Ronda (en centro cte Vázquez Soler, a su izda cap. Bataller
y dcha cap. Coloma).
Prácticas de Supervivencia en la COE | 297

mados en OEs. Ante la imposibilidad de que la escuela de Jaca (EMMOE) in-


crementase en la convocatoria de 1983 el número de plazas suficientes, se
solicita un curso paralelo, con la misma duración, fases y materias. Aprobada
la propuesta, esta tarea es llevada a cabo por el comandante Vázquez Soler
de la EMMOE (antiguo jefe de la COE 12 de Plasencia y, según lo dicho, pre-
cisamente uno de los mandos más expertos en supervivencia) y los capitanes
Escribano del 4º Tercio, Bataller del 2º Tercio, Coloma del 3º y Palomino de
la Academia de Formación de Mandos Legionarios. Para fases específicas, la
EMMOE agrega a los capitanes Simón y Mayoral.

Los guerrilleros de las COEs: soldados de élite


Los boinas verdes no son superhombres, versión que a menudo aparece
en determinados libros o películas sensacionalistas. Es más, en ocasiones
son personas que llevaban una vida monótona antes de ingresar en una
UOE. No es necesario ser previamente un excelente atleta para constituirse
en un buen soldado de operaciones especiales o en un magnífico guerrillero,
como cariñosamente se les conoce en España. Eso sí, se requiere fuerza de
voluntad, disposición para mejorar poco a poco las propias cualidades y ap-
titudes individuales y poseer una cierto afán de superación personal.
Desde que se crearon este tipo de unidades y durante muchos años, la
tropa procedía exclusivamente del reemplazo, ya que así lo contemplaba la
ley de servicio militar y la organización interna del ejército. En este contexto
de un servicio obligatorio, los reclutas recién incorporados a filas elegían
voluntariamente ser destinados a una COE. Unos lo hacían atraídos por su
espíritu aventurero, por ese deseo de descubrir aspectos nuevos de la vida
y aprovechar cada momento de su existencia. Otros, buscando un mayor
contacto con el entorno natural, huyendo del asfalto y de las comodidades
que imperan en la actual sociedad industrializada. Todos, fieles continuadores
de una manera de combatir inventada por los españoles, la guerrilla, en la
que el valor individual, la astucia, la determinación, el tesón y el sacrificio,
adquieren su máxima expresión, como queda reflejada en aquella poesía
Nuestro soldado o la de No te sientas vencido que parecen dedicadas a
ellos. (Cuadro 2)
El reclutamiento se efectuaba mediante una captación en los Centros
de Instrucción de Reclutas (CIR). Los que se “apuntaban” debían pasar un
reconocimiento médico, un test de pruebas físicas, otro de cultura general y
una entrevista personal antes de ser elegidos para formar parte de la COE.
298 | Vicente Bataller

CUADRO 2
Prácticas de Supervivencia en la COE | 299

Este sistema nos permite confirmar que estos jóvenes presentaban de an-
temano un potencial de virtudes y cualidades humanas de tipo altruista,
como sus antecesores de la guerrilla que luchaban por unos ideales, alejados
de una visión materialista, pues con la premisa de cobrar lo mismo que el
resto de los soldados pero trabajando, arriesgándose y sacrificándose más,
se alistaban a la COE con carácter voluntario. A estas ventajas de orden cua-
litativo conviene añadir que el sistema permitía el acceso a todas las clases
sociales que pasaban por filas, incluyendo gente de distinto origen, formación,
cultura… formando binomios perfectos de conjunción armónica, donde lo
que les faltaba a unos les sobraba a otros, ejemplo del estudiante manejando
el plano y el pastor sobreviviendo en el monte en curiosa simbiosis.

Los guerrilleros cobraban lo mismo que cualquier soldado a pesar de su duro y


arriesgado entrenamiento.

Si a todo ello unimos la constante actividad de un apretado y atractivo


programa de instrucción, práctico y desarrollado en su mayor parte en el
campo, y su exclusión en la realización de servicios cuarteleros, se lograba
una aceptable formación como soldados de OE (aún faltando meses para
300 | Vicente Bataller

profundizar en aspectos técnicos) y sobre todo, un boina verde física y


mentalmente preparado, audaz, dispuesto a asumir riesgos y superar
cualquier obstáculo que se le pusiera enfrente. En las paredes de los
locales donde se alojaba los guerrilleros podían leerse algunos lemas y
máximas que reflejaban este espíritu que les distinguía del resto de
soldados: ¡Nunca no puedo! ¡Sacrificio y dureza! ¡Vencer o morir! ¡Unión y
compañerismo! ¡Audacia, siempre audacia, más audacia! ¡El guerrillero no
reconoce obstáculos! ¡Los boinas verdes nunca mueren, se reagrupan en el
infierno! ¡Que tu cuerpo y tu mente estén siempre listos, cuando tu cuerpo
diga basta, tu mente debe decir adelante!...

En definitiva, el rendimiento obtenido con estos soldados fue elevadísimo,


no sólo por esas cualidades previas que normalmente poseían, potenciadas
durante su estancia en la COE, sino también por la citada selección físico-
cultural efectuada durante la captación y, por último, la obligación de ganarse
la boina y ser reconocido como guerrillero tras la superación de una fase de
endurecimiento.

El guerrillero no reconoce obstáculos.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 301

La impronta de la boina
verde: primero ganarla,
luego llevarla con honor
Para todos los soldados del
mundo el momento más signi-
ficativo de su vida militar es el
día en que prestan juramento
de fidelidad a su Bandera. Sin
embargo, para los guerrilleros
españoles existe un segundo
día, indudablemente menos im-
portante, pero también emotivo
y relevante, en el que adquiere
otro compromiso, esta vez con
su COE y con todos los com-
pañeros que le precedieron en
las filas guerrilleras: el acto de
la imposición de la boina verde.
Este acto suele realizarse en
el campo con la unidad formada,
siendo sus mandos y veteranos
quienes efectúan la imposición
Para obtener la boina verde el guerrillero debe
de esta prenda que, a partir superar una serie de pruebas.
de entonces, les distinguirá de
los otros soldados y les res-
ponsabilizará, ante el resto de la colectividad, de ser representantes dignos
de todos los boinas verdes españoles. Pero la boina no se regala, antes hay
que ganarla superando una de las pruebas más duras que se realizan en las
COEs: la prueba de la boina, como fase final del periodo de endurecimiento
que se lleva a cabo tras la incorporación a una COE.

En este período se intensifica la educación física, la instrucción nocturna,


el tiro, el paso de obstáculos, las pruebas de decisión y valor... de tal manera
que además de una formación elemental común para cualquier soldado, el
aspirante a boina verde vaya conociendo, de forma progresiva, el dominio
que la mente tiene sobre el cuerpo, su capacidad de resistencia y adquiriendo
confianza en si mismo mientras se instruye en técnicas especiales y se
endurece adaptándose al frío, al sueño, al esfuerzo físico, etc. A modo de
examen final del periodo de endurecimiento, y como condición imprescindible
302 | Vicente Bataller

para obtener la boina verde y convertirse en soldado de operaciones


especiales, es necesario superar la prueba de la boina. Lógicamente no
existen unas evaluaciones tipificadas para todas las COEs, pues son los
mandos instructores los que mejor conocen, en cada caso, circunstancia y
época del año, lo que pueden exigir a sus subordinados según el programa
de instrucción desarrollado hasta ese momento. Básicamente consisten en
poner a prueba el espíritu de sufrimiento y dureza, lema de este tipo de
unidades, junto con prácticas que requieran decisión y valor.
La duración de esta prueba suele ser de dos o tres días con sus noches
respectivas de actividad constante, iniciándose normalmente con una captura
de prisioneros, en la que deben resistir los interrogatorios, una evasión
nocturna, paso de cursos de agua con teleféricos y medios de circunstancias,
recorridos topográficos con plano, algún rappel, pasillos de observación
nocturna, donde tienen que descubrir armamento, material y enemigos
ocultos, armar y desarmar el fusil sin luz, marcha por montaña, tiro, ...
finalizando normalmente este examen de aptitud con un pasillo de fuego, en
el que se atraviesan unas alambradas, reptando detrás de sus mandos,
mientras se efectúa fuego de ametralladora por encima y suenan explosiones
próximas, preparándose de esta forma para hacer frente al estrés de un
combate real. Así nos cuenta su experiencia un guerrillero:

En el pasillo de fuego se repta con explosiones laterales y ametralladoras disparando


por encima.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 303

"Aquella noche me encontraba de repente sólo en medio de la oscuridad


mientras subía y bajaba atravesando barrancos. Llevaba 40 horas de actividad
continua, sin dormir , cansado, y sin embargo, la famosa y temida prueba de
la boina no me estaba resultando tan pesada y difícil como decían. Era
cuestión de aguantar. Había salvado varios obstáculos con teleféricos, me
había mojado al atravesar una charca, efectuado un tiro nocturno, sufrido
una captura e interrogación de prisioneros y ahora, mientras realizaba aquel
recorrido topográfico, meditaba en el silencio de la noche sobre la metamorfosis
que se estaba produciendo en mi persona. Tan sólo dos meses atrás, no me
había podido imaginar que pudiese resistir tanto ni ser capaz de vencer tan
fácilmente las debilidades del cuerpo con tal de conseguir ser un guerrillero,
de poder llevar la ansiada boina verde".

El “espíritu guerrillero” inculcado es una mezcla de aventurismo y de poner a prueba sus


aptitudes.

Por eso todos los que han servido en las COEs coinciden en señalar a la
boina verde como algo más que un símbolo, pues, a modo de baño colectivo
que liga a todos los hombres que la llevan, marca un estilo peculiar de vida
militar, girando en torno a ella todos los valores morales heredados de las
virtudes guerrilleras de antaño. Es comprensible que los guerrilleros, tras li-
cenciarse de su COE, quedasen marcados para siempre por la impronta de
304 | Vicente Bataller

la "boina verde" y el "machete guerrillero", recordando esas actividades tan di-


ferentes y atractivas que realizó durante su servicio militar, a esos mandos
ejemplares y exigentes que se las enseñaron, a ese binomio y compañeros
siempre dispuestos a ayudarle y con los que convivió tan estrechamente. En
definitiva, no les resultaba fácil desprenderse, tras su retorno a la vida civil, de
ese "espíritu guerrillero" inculcado, mezcla de aventurismo, afán de poner a
prueba sus aptitudes y autoconvencimiento de la inexistencia de obstáculos
para un soldado de OEs pues se convence del lema “nunca no puedo”.
Pensemos, en relación con el valor sentimental que puede llegar a adquirir
este símbolo, que la peor sanción para un soldado de operaciones especiales,
cuando no es capaz de mantener con ejemplaridad el compromiso contraído el
día en que le fue entregada, es quitarle la boina verde ante la unidad formada.

Parecerá increíble, en una sociedad como la actual, donde lógicamente


imperan cada vez más los valores materiales y menos los espirituales, ocasio-
nalmente representados por símbolos, cómo en las COEs esta prenda de
cabeza puede aportar tanta energía física y mental a la hora de ganarla,
realizando actividades que requieren gran esfuerzo de superación personal,
sufrimiento y dureza; cómo más tarde servirá de motor generando fuerzas y
disuadiendo de conductas criticables y, finalmente, cómo marcará al antiguo
guerrillero para el resto de la vida en esa distinguida línea de actuación y en
ese sentimiento de unión con sus compañeros y con su COE, avalado por las
frecuentes visitas de veteranos, tanto en el cuartel, donde vienen a ver a sus
antiguos mandos, como las que se reciben durante las salidas al campo.
Cuentan sus hazañas, recuerdan que tras el mismo banderín dejaron su
sudor, consideran a la COE como algo suyo, pues también en su día
contribuyeron con su esfuerzo a formar ese historial de la unidad reflejado
en el diario de operaciones, en los álbumes de fotos...

El adiestramiento de las COEs. Guerrillas y contraguerrillas


El programa de instrucción en los años 70 resultaba muy ambicioso y a la
vez atractivo. Abordaba materias tan dispares como la defensa personal, to-
pografía y orientación, transmisiones y criptografía, tiro (de combate, instintivo,
nocturno y en zonas edificadas,…), explosivos y mezclas incendiarias, primeros
auxilios. Continuaba con la instrucción de combate, tanto individual como
colectiva, golpes de mano, emboscadas, patrullaje, guerrilla y contraguerrilla,
infiltración, exfiltración, escalada, rappel paso de ríos, esquí y refugios en
nieve, combate en agua (incluyendo el buceo básico, boga, infiltración por
Prácticas de Supervivencia en la COE | 305

ríos y mar y reconocimientos de costa). Por último, estaban las prácticas de


guerra psicológica, captura y resistencia a interrogatorios y al trato de
prisioneros, supervivencia con recursos naturales, evasión y escape.

La prueba de superar una captura y trato como prisioneros es dura.

La parte teórica de estas materias y algunas de las prácticas se impartían


en el cuartel y campos de instrucción y tiro de sus proximidades. Sin embargo
una característica diferencial de las COEs respecto al resto de unidades era
el elevado número de días que pasaban en el campo, vivaqueando o
durmiendo (normalmente durante pocas horas) bajo las estrellas. En efecto,
todos los meses se salía al campo, a zonas distintas, durante diez días
seguidos, y en ocasiones veinte (fases específicas de combate en agua y de
combate en nieve). De esta forma los boinas verdes conocían perfectamente
la orografía de la zona en la que tenían que actuar en el caso de una defensa
del territorio. También debían familiarizarse con el carácter de sus habitantes,
sus comunicaciones, la situación de sus puntos neurálgicos. En definitiva, los
componentes de las COEs permanecían como mínimo durante 120 días al
año fuera del cuartel con motivo de las salidas habituales. A ello debemos
añadir las noches de instrucción nocturna (lo normal una o dos veces por se-
mana), ejercicios imprevistos con otras unidades, etc., motivo por el que más
306 | Vicente Bataller

de un tercio de los días de su servicio militar se encontraban en maniobras,


en el campo, fuera del cuartel.

La noche es una buena aliada del guerrillero para moverse sin ser visto.

El disparar bien en tiro instintivo, de combate, etc. es fundamental para un guerrillero.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 307

Es decir, que continuamente estaban conviviendo los mandos con la


tropa y los compañeros de una misma patrulla. Además, como era habitual
moverse de noche y con inclemencias meteorológicas adversas (lluvia,
viento, niebla, nieve,...), ideal para infiltrarse sin ser detectados todos, mandos
y tropa, sufrían las mismas penalidades (sueño, frio,…), motivo de acrecentar
la unión sin distinción de empleos. No cabe duda de que la ejemplaridad de
los mandos y su dedicación contagiaron ilusión y confianza a la tropa y pro-
vocaron unos lazos de unión entre todos los componentes de una misma
COE que perduraba durante muchos años tras la licencia y retorno a la vida
civil de los guerrilleros.
Entre todos los ejercicios que se realizaban el de guerrillas y contraguerrillas
quizás era uno de los más duros y de los que más marcaba la peculiar
idiosincrasia de las COEs. También se mantuvieron en la primera etapa de
los GOEs. En su programación intervenía todas las unidades de la Brigada de
Defensa Operativa del Territorio (BRIDOT), en la que se encuadraban las
dos COEs de la correspondiente región militar, actuando una de ellas de
guerrilla y la otra de contraguerrilla, junto con el resto de fuerzas.
Al tratarse de un ejercicio de doble acción, la motivación por ambos
bandos resultaba espectacular. Unos queriendo “cazar” guerrilleros con
continuas batidas, cercos, seguimiento de huellas,... Éstos intentando pasar
desapercibidos, sin dejar rastros, bien enmascarados para ejecutar por
sorpresa las emboscadas a convoyes, los golpes de mano a campamentos,
instalaciones, puentes, etc. Previamente se montaba una Organización Clan-
destina de Apoyo (OCA) con la población civil adepta a los guerrilleros (nor-
malmente con soldados licenciados de las COEs deseosos de recordar
viejos tiempos) que les pasaban información sobre objetivos y movimientos
de la contra. Si durante los 10 días que solía durar el ejercicio, llovía, la dureza
de estas maniobras era extrema, sobre todo para la guerrilla, sin posibilidad
de encender fuego para secarse la ropa ni de abrigarse en casas abandonadas
para evitar ser descubiertos. Veamos como recuerda un antiguo guerrillero
esta experiencia:
"El ejercicio estaba organizado de forma que mi COE actuaba de guerrilla
y la Brigada (BRIDOT) de contraguerrilla, con una proporción de fuerzas de
1 a 30, pues nuestro supuesto enemigo contaba con dos batallones de
Infantería, un grupo de Caballería, la otra COE (en este caso nuestra principal
preocupación) y otro de Artillería, además del batallón mixto de Ingenieros,
y los apoyos logísticos. Se había limitado la zona, eligiéndose previamente
una serie de objetivos que teníamos que atacar y colocar las cargas para
308 | Vicente Bataller

La guerrilla se dividía en pequeñas partidas que conocían el terreno como la palma de la mano.

Para atacar la guerrilla se concentra y, tras un golpe con potencia de fuego, se dispersa.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 309

simular su destrucción. El problema de la comida lo solucionamos con la ins-


talación de varios depósitos de víveres enterrados y del mismo modo,
escondimos garrafas de agua por varios puntos de aquellas sierras, temiendo
que las fuentes estuvieran vigiladas. Antiguos guerrilleros de los pueblos
próximos se habían prestado a informarnos sobre los movimientos del
adversario, colaboración que, según pudimos comprobar luego, nos sería de
gran ayuda.
La COE se dividió en dos guerrillas, cada una al mando de un teniente y
compuesta a su vez por tres partidas, y una Organización Clandestina de
Apoyo (OCA) dirigida por el brigada, mientras el capitán con una pequeña
plana mayor coordinaba todas las operaciones. La OCA tomaba contacto
con los colaboradores de los pueblos, obteniendo información, y por otro
lado, evacuaba a algún lesionado o exfiltraba al personal acogido a la red de
evasión y escape. Las seis partidas se dividieron la zona de acción y se
repartieron los objetivos a atacar, si bien en ocasiones trabajaban reunidas
por guerrillas, cuando se requería una mayor potencia de fuego. Durante el
día, a excepción de determinados binomios destacados en observatorios
sobre objetivos, el resto de la patrulla permanecía enmascarada entre los
pinos y matorrales, estudiando los últimos detalles y descansando.
Al anochecer iniciamos el movimiento hasta enlazar con la pareja destacada
que nos informó del despliegue de seguridad adoptada por el enemigo, reanu-
dándose una nueva observación nocturna para descubrir posibles cambios.
Tras varias horas de espera, en el momento convenido, las tres de la
madrugada, desencadenamos el ataque que duró cinco minutos, dispersándonos
a continuación en todas direcciones durante más de dos km, para luego con-
verger en el punto de reunión previsto, donde habíamos dejado las mochilas
de montaña. Emprendimos una marcha hasta poco antes del amanecer, ale-
jándonos así lo máximo posible de aquel lugar, conscientes de que al día
siguiente se efectuaría un rastrilleo.
En medio de aquel bosque, bajo el poncho, aguantamos la lluvia que no
cesaba ni nos dejaba dormir por el frío y la humedad de la ropa mojada,
constantemente preparados para huir, ante la señal del compañero vigilante
desde el árbol más alto. Así, sin estar quietos en ningún sitio, estuvimos
actuando durante diez días seguidos. Fueron, junto con la supervivencia y la
captura de prisioneros, quizás las maniobras más duras pero también donde
más aprendí, sirviéndome mucho todo lo que me habían enseñado los
mandos en las salidas al campo anteriores: moverme de noche atento y sin
hacer ruido, no dejar huellas, emplear señales con el brazo en lugar de la
310 | Vicente Bataller

voz, enmascarar el equipo, reptar durante horas hasta el objetivo sin ser des-
cubierto por los centinelas, aguantar la lluvia, el frio, el sueño, el cansancio
sin deprimirme…"

Creación de los GOEs /BOEL


La siguiente década, la del 80, va a transformar todo este proceso,
cerrándolo definitivamente para muchas de estas COEs que o bien son
disueltas o deben trasladarse de acuartelamiento y guarnición e integrarse en
una unidad superior, el Grupo de Operaciones Especiales (GOE). Las COEs
perderán gran parte de su personalidad propia, independencia y autonomía
que cederán a un escalón superior. El primer GOE Órdenes Militares se crea
en mayo de 1979 en Colmenar Viejo (Madrid) integrándose en el mismo las
COEs 11 y 12 (se organizan además dos unidades nuevas, la 13 y la de PLM). Su
primer jefe, el comandante Evaristo Muñoz Manero organiza un GOE modélico,
reclamado reiteradamente para ser mostrado ante visitas de altas jerarquías
castrenses españolas y extranjeras. Ello sirve para proyectar a su unidad
hacia un nuevo concepto de las operaciones especiales y una mayor colaboración
con las fuerzas especiales similares de otros países al participar en numerosos

El cte. Muñoz Manero, 1º jefe del GOE I, organizó un GOE modélico


y un nuevo concepto de las OEs.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 311

ejercicios: Comangoe (comandos portugueses), alternativo en España y


Portugal; Pegasus en Bélgica, Schinderhannes en Alemania, éstos últimos con
intervención de unidades especiales de Alemania, Bélgica, Holanda, Francia,
USA, SAS del Reino Unido y Portugal, además de las Trabuco realizados en
España con la participación de los boinas verdes norteamericanos.

Dado el buen resultado del GOE-I, a mediados de los 80 se inicia la


creación del resto de GOEs. Así en 1984 con las COEs 31 y 32 se funda el
GOE Valencia III en Alcoy (Alicante), en 1985 se agrupan las COEs 21 y 22
para formar el GOE Santa Fé II en Granada, convirtiendo ese mismo año la
UOEL en una Bandera de OEs de la Legión, la BOEL Maderal Oleaga. Por su
parte, las COEs 61 y 62 se agrupan en 1986 en el GOE San Marcial V en
Burgos, y las COEs 41 y 42 lo hacen en 1987 en el GOE Almogávares (luego
Tercio del Ampurdán) IV en Barcelona. Por último, las COEs 71, 72, 81 y 82 son
disueltas en 1988 acoplándose su personal y material al GOE La Victoria VI
que se crea en la Coruña. El resto de COEs desaparecen, con la excepción de
las tres isleñas, esto es la 101 (luego 7) en Palma de Mallorca y la 102 (luego 81)
en Santa Cruz de Tenerife y la 103 (luego 82) en Las Palmas de Gran Canaria.

El GOE I potenció los ejercicios internacionales. Boina verde español y comando


portugués en Comangoe.
312 | Vicente Bataller

En definitiva, con esta remodelación nos encontramos con siete unidades


tipo grupo, esto es, el GOEs I mandado por Evaristo Muñoz Manero de co-
mandante y luego de teniente coronel, así como por Tomás Varela, Manuel
Alonso, José María Armendáriz y Vicente Gonzalvo. El GOE II, siendo su
primer jefe el comandante Ricardo Castillo y luego Pablo M. Izquierdo y los
tenientes coroneles Rogelio G. de Dios y Francisco Asensi. El GOE III,
fundado por el comandante Felipe de Tiedra, mandado luego por Jaime
Perote y Vicente Bataller (que lo mandó primero de comandante y luego de
teniente coronel con quien se integra en el MOE). El GOE IV, siendo su
primer jefe el comandante Carlos Alemán, seguido de Miguel Cervilla y los
tenientes coroneles Amancio Alonso y Antonio Cabello (hasta su integración
en MOE). El GOE V, fundado por el comandante Luis Téllez de Meneses,
mandado luego por Miguel Jáuregui, José Miguel Escribano y Jesús Imaz. El
GOE VI, siendo su primer jefe el comandante Carlos Suero y luego Lorenzo
Navarro de los Paños. Por último, la BOEL, fundada por el teniente coronel
Antonio Lucas y luego mandada por José López Hijós, Zacarías Hernández,
Francisco García-Almenta, Jaime Perote, José Manuel Sánchez-Gey y Javier
Varela (con quien se integra en MOE).

En 1985 se creó la Subinspección de OEs. El coronel Vázquez Soler (en 1ª fila) fue un
impulsor de la misma.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 313

Un paso adelante para encauzar las necesidades de los GOEs, exponer


sus problemas, unificar criterios y confeccionar plan específico de instrucción
y adiestramiento de las UOE acontece en 1985 al crearse en Madrid la Su-
binspección de OE (luego cambió de denominación, acabando siendo la 3ª
Sección de OEs y Montaña). Dependía de la Inspección de Infantería y
estaba dirigida primero por el coronel Gordo, profesor veterano del curso
de OE de Jaca, y posteriormente por el coronel Vázquez Soler, (recordemos
que durante muchos años fue jefe de la COE 12 de Plasencia y luego jefe del
citado curso y del de OEs de la Legión). Fue precisamente gracias al empeño
del coronel Vázquez el que en España se organizara un ejercicio internacional
con estilo guerrillero: la Prueba Internacional de Patrullas de OEs (PIPOE).

El coronel Vázquez organizó en España una prueba internacional “guerrillera”: la PIPOE.

Para ello se reúnen en la EMMOE de Jaca patrullas de todas las UOEs es-
pañolas, incluida la de la Armada, la EZAPAC del Ejército del Aire y el GAR
de la Guardia Civil, que junto con patrullas de seis países occidentales
(FINABEL) participan en la I PIPOE, celebrada en septiembre de 1991 en una
zona de la Sierra de Guara (Huesca). Esta prueba consiste en una infiltración
durante cuatro jornadas, a una media de 8-10 horas por día, con marchas in-
tensivas de alta montaña en Monte Perdido, bajada por el cañón de Balcés y
314 | Vicente Bataller

cruce con bote y aletas de los pantanos de Mediano y el Grado. Por primera
vez en su historia, España se convierte en un país anfitrión que organiza un
ejercicio internacional con intervención de numerosas UOEs (en cada nueva
edición se incrementa aún más el numero de extranjeros).

También por esta época, concretamente desde noviembre de 1985 hasta


febrero de 1989, las COEs prestan un servicio poco corriente, la guarnición
de las islas y peñones del norte de África. Nombres como Chafarinas,
Alhucemas y Vélez quedan grabados para siempre en muchos boinas verdes
que durante un mes, rotativo entre todas las COEs peninsulares, dan
seguridad a estos islotes repletos de historia.

Entre 1985-89 los boinas verdes guarnecieron las islas Chafarinas,


Alhucemas y peñón de Vélez.

El adiestramiento de los GOEs/BOEL. Operaciones especiales


Si bien, según lo dicho, al crearse los GOEs se siguen organizando
ejercicios de guerrillas y contraguerrillas (muy formativos por la “doble
acción” y el sacrificio y dureza que entrañaban), pronto se empiezan a
organizar los ejercicios de operaciones especiales propiamente dichas, más
acordes con los nuevos tiempos que corrían y con la experiencia adquirida
Prácticas de Supervivencia en la COE | 315

tras el gran paso que su-


puso el tomar contacto
con UOEs de los países
occidentales. A ello de-
bemos añadir la paulati-
na profesionalización de
la tropa, lo que permitía
disponer de mayor tiem-
po para el adiestramien-
to, una mayor especiali-
zación del personal y el
lograr, por fin, el que los
boinas verdes fueran pa-
racaidistas (el primer cur-
so con personal de los
GOEs se realizó en di-
ciembre de 1996), em-
pleando desde entonces
también esta técnica de
inserción por aire, muy
habitual en las UOEs de
todo el mundo. De este
modo los GOEs/BOEL Aunque la BOEL ya era paracaidista, el primer curso en
se prepararon para aco- los GOEs se realizó en diciembre de 1996.
meter tres grupos de mi-
siones de OEs: acción directa, reconocimiento especial (una modalidad más
amplia de lo que habían sido las patrullas de reconocimiento en profundidad
o PRP) y asistencia militar.

El primero comprende golpes de mano o ataques a objetivos críticos, lo-


calización y captura de personal o material, rescate de rehenes o prisioneros,
guiado terminal con láser de misiles lanzados desde aviones,... Por su parte,
con el reconocimiento especial se persigue la obtención de información
sobre los elementos de mando y control enemigo, sus armas especiales, sus
capacidades, intenciones y actividades... Por último, la asistencia militar
tiene como finalidad ampliar el conflicto en la retaguardia enemiga o adiestrar
fuerzas aliadas en cuestiones especificas. Además las UOEs pueden intervenir
en otras tareas complementarias, como en la evacuación de personal no
combatiente, apoyo a autoridades civiles, operaciones humanitarias y de
apoyo a la paz, operaciones psicológicas...
316 | Vicente Bataller

Los GOEs especializan sus COEs en acción directa y PRP,


con inserción por montaña y agua.

Para cumplir estas misiones las compañías de los GOEs se especializan,


una en combate (acción directa) y otra en información (reconocimiento
especial). Además se crea una sección de especialidades, compuesta por un
pelotón de montaña y otro de agua (un tercero de paracaidismo manual
nunca llegó a constituirse). A su vez en la COE de combate se organiza un
pelotón de combate en población y otro de tiradores de precisión. Por su
parte en la COE de información se constituye una sección de Patrullas de
Reconocimiento en Profundidad (PRP). Se trata de patrullas especializadas
en la obtención de información e identificación de material similares a las
que ya disponen el resto de países de la OTAN, surgidas ante la amenaza de
una invasión por Centroeuropa de unidades acorazadas del Pacto de Varsovia
(más tarde, con la caída del muro de Berlín y la desaparición de la guerra fría,
desaparecieron también las PRP).

Al alcanzarse una total profesionalización, y en consecuencia una larga es-


tancia de la tropa en las UOEs, los boinas verdes no sólo se especializan por
cometidos (acción directa y reconocimiento especial) y por modalidades de
inserción (montaña, agua, paracaidismo), sino que las COEs pasan a ser
mandadas por comandantes y estructuradas en equipos operativos al frente
de un capitán y en equipos básicos a las órdenes de un oficial. Estos equipos
están compuestos por pocos boinas verdes pero muy cualificados, al ser en
su mayoría sargentos, cabos 1º y cabos con varios años de preparación y ex-
Prácticas de Supervivencia en la COE | 317

periencia. Los huecos que van quedando se completan con los soldados que
van cubriendo las vacantes de los GOEs, tras superar el correspondiente
curso de OEs para tropa. Este curso esta homologado primero por el jefe de
la Fuerza de Maniobra hasta que se hace cargo del mismo la EMMOE de
Jaca, que certifica el correspondiente diploma de aptitud.

En la acción directa el caso más típico es el golpe de mano que requiere una minuciosa
preparación.

En lo que a las misiones acción directa se refiere, el caso más típico prac-
ticado en los GOEs es el golpe de mano. A modo de ejemplo, éste consiste
en un ataque por sorpresa contra un puesto de mando o una instalación
militar para destruirla, rescatar un rehén... Para llevarlo a cabo, fijado el día y
la hora del ataque, empezará la cuenta atrás del tiempo disponible, distribu-
yéndolo entre la organización de la operación y su ejecución. Lo primero
comprende tres fases, la de estudio y preparación, la de confección del plan
de ataque y la de explicación y ensayos. Por su parte la ejecución puede
abarcar hasta siete fases, una inserción con un medio aéreo, naval o terrestre
(por ejemplo con lanzamiento paracaidista), una infiltración a pie de
aproximación al objetivo, la entrada al mismo, la actuación en su interior, la
retirada o exfiltración, la posterior concentración en un punto de reunión y
por último una extracción (por ejemplo en helicópteros).
318 | Vicente Bataller

Ni que decir tiene que


cada paso de un hombre
debe estar perfectamente
sincronizado con el de sus
compañeros, requiriéndo-
se una perfecta instrucción
y ensayos previos para
conseguir la sorpresa y
evitar bajas. Como con-
clusión, es necesaria una
formación específica para
este tipo de acciones, re-
alizadas de noche, incluso
en condiciones meteoro-
lógicas muy adversas, ló-
gicamente difícil de resu-
mir aquí pero fácilmente
comprensible incluso para
los eruditos.
Respecto a las patrullas
de reconocimiento en pro-
fundidad o PRP, supusieron
un salto cualitativo en dos
aspectos, primero la iden-
En las PRP es fundamental unas buenas transmisiones tificación del material (en
que permitan el enlace a cientos de kms. ese momento del Pacto de
Varsovia), convirtiéndose
los boinas verdes en unos expertos en esta materia dentro del ejército español,
y segundo, el enlace a grandes distancias trasmitiendo imágenes en tiempo real
(ahora parecerá hasta poco relevante, pero en las décadas de los 80-90 era el
“no va más”, sólo accesible a los medios que disponían los GOEs/BOEL).
Eso sí, llamaba la atención el equipo, al requerirse una mochila especial
de mayor capacidad que la reglamentaria y expresamente confeccionada
para transportar, además del equipo normal, mejorado para que fuera total-
mente impermeable, las raciones alimenticias y agua para los días previstos
que dure la misión (imaginaos el peso adicional que supone la comida y
bebida para 8 días, por ejemplo), los útiles para la construcción y enmasca-
ramiento del pozo donde se iban a esconder, prismáticos de visión nocturna
y diurna, camping-gas, botiquín, traje NBQ en su caso y especialmente los
Prácticas de Supervivencia en la COE | 319

medios radio y pilas de repuesto, con todos los accesorios (terminal digital,
generador, antenas especiales...). Veamos como lo cuenta un boina verde:
“Los alemanes que habían organizado el ejercicio “Schinderhannes” antes
de embarcar en los aviones nos entregaron unos sobres sellados con una
letra en la portada, que sólo debíamos abrir al observar el paso de vehículos
con una de las citadas letras colgadas en los laterales. En el interior de cada
sobre se encontraban fotocopias de carros de combate, transportes orugas,
obuses, aviones... del Pacto de Varsovia que, llegado el momento, deberíamos
identificar y transmitir de inmediato. Los sobres no usados se devolverían
sellados (no se podían abrir, para evitar hacer trampas). Saltamos de noche
en paracaídas, junto a compañeros de otros países, con aquella pesadísima
mochila en un claro que había entre los bosques alemanes. Una hora más
tarde ya se divisaba una columna de vehículos militares que se aproximaba a
la zona, seguramente avisados por algún paisano a través de su policía local,
que habitualmente colaboraba en estos ejercicios. Supongo que iban a
montar emboscadas para capturar a los paracaidistas. Nuestro desplazamiento
tras el salto era lentísimo, no ya por la pesada carga, sino sobre todo porque
continuamente nos deteníamos a observar con las gafas de visión nocturna
para eludir los controles inesperados que existían por todas partes.

En el ejercicio de PRP “Schinderhannes” realizado anualmente en Alemania


participan los GOEs.
320 | Vicente Bataller

En la segunda noche de marcha, alcanzamos las proximidades del cruce


de autovías que debíamos vigilar, dividiéndose la patrulla en dos binomios
e iniciando los trabajos de acondicionamiento y enmascaramiento. Al día
siguiente empezaron a pasar unidades de una división alemana o vehículos
aislados, marcados por un número o una letra que se correspondía con uno
de los sobres. El binomio de observación, tras abrir el sobre y extraer las fo-
tocopias de material que contenía, trataba de identificar el modelo de ar-
mamento, pasar la información con medios VHF a la pareja situada más a
retaguardia, y ésta a su vez transmitirlo en HF (cifrando previamente el
mensaje) a la base radio española ubicada en un cuartel alemán, junto a las
del resto de países participantes. Cuando esta información, de nuevo en
claro tras ser descifrada en la base radio, era recibida en el cuartel general
del cuerpo de ejército alemán, se anotaría la veracidad en los aciertos y el
tiempo transcurrido desde que se originó (hora del paso de los camiones
con letras).
Un día si y otro también, los sigilosos camiones alemanes aparecían de
repente rastrilleando la zona palmo a palmo (en ocasiones por haber localizado
quizás el punto de emisión por radiogoniometría). El bosque espeso favorecía
la huida de la patrulla, que regresaba de nuevo a cumplir la misión una vez
“despejado el terreno”. Por fin, cumplida la misión y agotados los víveres y el
agua, con los músculos agarrotados y el cuerpo frío por aquella obligada in-
movilidad de varios días, iniciamos la larga marcha de exfiltración, inquietos
por la posibilidad de ser emboscados (caer prisioneros suponía una dura
prueba de interrogatorios, soportar posturas incómodas con los ojos vendados
y manos atadas, sonidos repetitivos,…) y por el temor de no llegar al punto
acordado con anterioridad a la hora prevista, donde un helicóptero nos re-
cogería con la puntualidad característica de los germanos, ni un minuto antes
ni otro después."

De los GOEs al MOE


Lo ocurrido a los COEs en la década de los años 80, con motivo de la
entrada en vigor del famoso Plan de Modernización del Ejército de Tierra
(plan META), se va a repetir 10 años mas tarde por razones similares, si bien
esta vez al plan se le llama NORTE. Por tal motivo en 1996 se disuelven, en
una primera fase, el GOE-I de Colmenar Viejo, el V de Burgos y el VI de la
Coruña, así como las COEs isleñas, la 7, 81 y 82. Lo mismo ocurre con la
COE-EMMOE en 1997 y el GOE II en 1998.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 321

En octubre de 1997 se crea el MOE, estableciéndose su jefatura en la ciudadela de Jaca.

En este nuevo plan se crea la Fuerza de Maniobra (FMA) pasando a


depender de la misma la mayor parte de las unidades operativas de la
Península, incluidos los GOEs supervivientes que dejan de depender de los
mandos regionales y se encuadran orgánicamente en la FMA. El teniente
general Pardo de Santayana, jefe de la misma, manifiesta un enorme interés
por las operaciones especiales y encarga a su general adjunto, el general de
división López Hijós (antiguo jefe de la COE 32 y de la BOEL), la coordinación
y la puesta al día de los GOEs hasta que se creará el futuro Mando de Ope-
raciones Especiales (MOE).
El general López Hijós puso todo su empeño en solucionar los numerosos
problemas arrastrados desde antaño. Así, en esta época, se inicia la
obtención del curso de paracaidista por parte de la tropa, aptitud sumamente
necesaria para las inserciones por aire. También comienzan los cursos de
OEs para tropa, formación que si bien ya se venía impartiendo a nivel GOEs
le faltaba un reconocimiento oficial. Por último se inicia un largo proceso de
adquisición de equipo, material y armamento especial. En este camino el
general López Hijós está auxiliado por el coronel Sancho de Sopranis,
mando que un año mas tarde se convertiría en el primer Jefe del MOE,
creado en octubre de 1997. Al mismo se integran, en julio de 1998, los GOEs
322 | Vicente Bataller

III (al mando del Tcol Vicente Bataller), IV (Tcol Antonio Cabello) y la BOEL
(Tcol José Manuel Sánchez-Gey), contando la jefatura del MOE con una
Plana Mayor de Mando (Tcol de EM, Mariano Bayo), una compañía de apoyo
y una unidad de experiencias.

El general López Hijós impulsó la creación del MOE y el coronel Sancho de Sopranis su
primer jefe.

Durante los dos primeros años, su labor fundamental se centra en la orga-


nización de la nueva estructura y en alcanzar la necesaria cohesión de los
Grupos de Operaciones Especiales, continuando con la tarea, ya iniciada
años antes en los GOEs, de adopción de los procedimientos operativos
OTAN. La Jefatura se encuentra ubicada en la ciudadela de Jaca, alejada de
los dos Grupos y Bandera, que permanecen en sus antiguos acuartelamientos.
Por su parte, en estos años se da un empuje a los ejercicios con extranjeros.
Hasta el año 1997 la experiencia internacional de los GOEs del Ejército de
Tierra se basaba fundamentalmente en su participación en ejercicios de
Patrullas de Reconocimiento en Profundidad (PRP), pero a partir del año
1998 se produce un cambio significativo tras el ingreso de España en la OTAN
que coincide con la creación del MOE, ampliando así el abanico de ejercicios.
(ver Cuadro 3)
Prácticas de Supervivencia en la COE | 323

CUADRO 3
324 | Vicente Bataller

De este modo, en 1998, con la jefatura del MOE recién creada y con
apoyo de personal de los GOEs, se participa en el ejercicio Strong Resolve
realizado en Portugal. Dicha jefatura organiza una base operativa avanzada
desde la que trabajan UOE portuguesas, francesas, inglesas, americanas,
rumanas y españolas. Es el primer ejercicio del MOE llevado a cabo en el
marco de la OTAN. Un año más tarde (1999) se interviene en el ejercicio Co-
operative Guard que se realiza en la República Checa y que cuenta con par-
ticipación de la mayoría de los países de la OTAN y de la Asociación para la
Paz. Fue en el marco de este ejercicio donde se lidera, por primera vez, un
“Mando Componente de Operaciones Especiales”. En este año también se
desarrolla el ejercicio Audacia 99 desplegando la JMOE en la base aérea de
Zaragoza, con dos Fuerzas de OE españolas; una que dirige el GOE III desde
la citada base y otra a cargo del GOE IV desplegado en Agoncillo (La Rioja).
En ambas bases se integran UOEs francesas y portuguesas. Se utiliza como
zona de operaciones el territorio peninsular y la isla de Menorca, empleándose
para las inserciones aviones T-10 “Hércules” con base en Zaragoza, y
helicópteros del batallón de helicópteros de maniobra (BHELMA) III con
base en Agoncillo.

Recién creado el MOE se implica en la organización de ejercicios internacionales.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 325

Pero retornando a la evolución del MOE, tras sus dos primeros años
efectivos de andadura, en el 2000 el mando pasa a ser de coronel (a
Sancho de Sopranis le sigue en el mando Diego Otero) a general de brigada
(el primero es Pedro Andreu en el 2000, seguido de Alfredo Cardona,
Adolfo Coloma, Francisco Arribas y Demetrio Muñoz). Se incrementa la
plantilla con un coronel 2º jefe ( se inicia con Antonio Cabello, seguido de
Fco Javier Solabre, Vicente Bataller, Cándido Alonso, Gerardo López-
Mayoral, José A. García Colomina, Fernando Alba y Gonzalo Cordón). La
Jefatura se transforma en Cuartel General con su correspondiente Estado
Mayor, y de Jaca se traslada en el año 2000 a Alicante, donde se encuentra
ubicado el GOE Valencia III.

En el 2000 la jefatura del MOE se traslada de Jaca a Alicante.


Luego lo hace el GOE IV y la BOEL.

Un año más tarde, en la primavera del 2001, se incorpora a Alicante desde


Barcelona el GOE IV y en el verano del 2002 lo hace la BOEL XIX desde
Ronda (Málaga), convirtiéndose en GOE XIX. Estas unidades vienen incompletas
de personal con motivo del cambio de guarnición, asumiendo el GOE III, que
se encuentra al 100% de efectivos, el papel de apoyar al MOE en personal
e instalaciones. Alicante, además de ser una magnífica cantera de soldados
voluntarios para ingresar en UOEs, dispone de puerto y aeropuerto para
326 | Vicente Bataller

embarcar patrullas en misiones de largo alcance, y ciudades próximas como


Alcantarilla y Cartagena para realizar cursos y prácticas de paracaidismo,
buceo, embarque en submarinos y buques de la Armada, etc. En las
proximidades del cuartel del MOE existe el campo de tiro de Fontcalent, el
campo de maniobras de Agost para realizar ejercicios con fuego real y de
combate en población. Además en Cabo Roig (Alicante) cuenta con unas ins-
talaciones para el combate en agua y prácticas de buceo. Un poco más lejos,
en Sierra Nevada (Granada) el MOE dispone de un refugio de alta montaña.

Destacamento de Cabo Roig (Alicante) preparado para las prácticas en el mar.

2002, un año decisivo: liderar las OEs de la OTAN y liberar Perejil.


En una segunda etapa el MOE se centra, por una parte, en adaptar las ins-
talaciones de su acuartelamiento de Alicante a las necesidades de las nuevas
unidades incorporadas y, por otra, en afianzar los procedimientos OTAN de
OEs y potenciar su estado mayor con una estructura al más alto nivel en in-
teligencia, mando y control de OEs. Ello se debe a que con la participación
del MOE en los ejercicios de OEs organizados en el seno de la OTAN se
Prácticas de Supervivencia en la COE | 327

puede observar desde cerca a los dos países líderes en este tipo de
operaciones, Estados Unidos y Gran Bretaña, que normalmente habían
ostentado hasta entonces la jefatura de las OEs en los cuarteles generales
de la OTAN.

Pero la intervención de las UOEs españolas en ejercicios internacionales


no solo fue muy útil para adquirir experiencia sino también para que en la
OTAN se tome conciencia de la preparación de los cuadros de mando
españoles diplomados en esta materia, en especial, en todo lo referente al
planeamiento de las OEs. Así, en el 2001 durante el ejercicio Jointex-Foe
queda patente que el MOE esta capacitado para asumir tareas de liderazgo
en una estructura operativa conjunto combinada (esto es, de varios ejércitos
tierra-mar-aire, y de varias naciones) de operaciones especiales, situando así
a España a partir del 2002 como tercera “Nación Marco” (detrás de EEUU y
GB) con esta capacidad en el ámbito de la OTAN (años más tarde se incor-
poraron con esta capacitación Francia, Alemania y otras naciones).

La OTAN reconoce la preparación de los españoles en OEs designando a España


“Nación Marco”.

De este modo los boinas verdes del MOE se familiarizan y entrenan en


OEs tipo OTAN, esto es, aquellas que van dirigidas a conseguir objetivos de
alto valor estratégico que requieren una decisión de empleo al más alto
328 | Vicente Bataller

nivel, incluso político si es en tiempo de paz o crisis. Estas OEs son ejecutadas
por efectivos reducidos y muy especializados con una duración limitada,
dada la ligereza de su equipo y la dificultad de su apoyo logístico. Su
personal es cuidadosamente seleccionado y altamente cualificado, siendo
por ello difícil su reposición. Dispone de materiales, armamento y equipo es-
peciales de tecnología avanzada. Con un alto grado de disponibilidad, estas
unidades actúan por sorpresa, a grandes distancias y con actitud eminentemente
ofensiva.

Para poder cumplir con eficacia sus cometidos las actuales unidades que
componen el MOE se adiestran en múltiples facetas como inserción por
tierra, mar o aire (incluido el lanzamiento en paracaídas a alta cota), actuación
aislada en la profundidad de la retaguardia enemiga, supervivencia en
territorio hostil. Tienen capacidad para el enlace a cualquier distancia con su
cuartel general (vía satélite), actuación en todo tipo de terrenos, ambientes y
condiciones meteorológicas (desierto, jungla, montaña, nieve, agua, ...), combate
a corta distancia y con gran precisión, alto grado de destrucción con medios
ligeros. Por si todo ello fuera poco, dominan la señalización con láser de
objetivos para los aviones y el guiado de misiles inteligentes, la observación e
identificación de materiales, adquisición de objetivos, instrucción y asesoramiento
en lucha irregular... En definitiva su polifacético adiestramiento y su capacidad

Los boinas verdes están preparados para insertarse por tierra, mar, aire, pantanos…
Prácticas de Supervivencia en la COE | 329

de adaptación les permite afrontar todo tipo de misiones especiales que no


están al alcance de ser llevadas a cabo por otras unidades más convencionales.

En el 2002, coincidiendo con la validación OTAN para liderar las UOEs


de esta organización, surge en julio la crisis de la isla Perejil, ocupada por
sorpresa por gendarmes marroquíes (relevados luego por infantes de
marina) que izan su bandera en lo más alto de la isla. Se niegan a evacuarla
ante la insistencia de una patrullera de la guardia civil. Se pone en marcha
sin éxito la maquinaria diplomática, fracasando también las gestiones de la
Unión Europea. Por parte española se inicia un despliegue y alerta de
medios aéreos, navales y terrestres. Los marroquíes mandan buques que
se sitúan próximos a la isla y frente a ella, en la costa, se observan unidades
marroquíes desplegadas. Las guarniciones de Ceuta y Melilla se encuentran
en máxima alerta ante la posibilidad de un conflicto con Marruecos. El Pre-
sidente del Gobierno español confía la misión al MOE que se enfrenta a
un nuevo reto, esta vez no en el marco de un ejercicio, sino de una
operación real de combate para rescatar un objetivo con interés estratégico
nacional. La operación Cantado (así se le denomina) resulta una acción
difícil de planear y de ejecutar por los numerosos condicionantes que
influían en su desarrollo, pero fundamentalmente por los riesgos políticos y
militares asumibles.

El MOE designa al GOE-III para su ejecución, que a su vez activa un


equipo operativo de 25 boinas verdes al mando de un comandante. La
infiltración se realiza de noche con helicópteros, ejecutándose a las 6 de la
madrugada del 17 de julio una acción “quirúrgica”, perfectamente planificada
hasta el mínimo detalle. Al saltar de los helicópteros los boinas verdes apuntan
con laser a los soldados marroquíes que observan en la oscuridad sus pechos
repletos de puntos rojos. Dudan en un principio pero ante la evidencia de que
no existe posibilidad de defensa, se rinden sin que se produzcan disparos ni
derramamiento de sangre. Los prisioneros se llevan en helicóptero a Ceuta y
tras pasar un reconocimiento médico se entregan de inmediato en la aduana.
La bandera española vuelve a ondear en la isla perejil. A los boinas verdes y
pilotos de helicópteros que intervinieron en esta acción de guerra el Presidente
del Gobierno les impone en el cuartel del MOE la cruz al mérito militar con
distintivo rojo. Los boinas verdes en el 2002, tras validar su aptitud para
liderar OEs en el marco de la OTAN, han dejado también patente su
preparación para ejecutar con éxito operaciones reales de alto riesgo militar
y político. Al no existir ni bajas ni prisioneros, los boinas verdes acaban de
evitar un posible conflicto con nuestros vecinos del sur.
330 | Vicente Bataller

El gobierno español encomendó el rescate de la Isla Perejil a los boinas verdes.

En una tercera etapa (2002-06) el MOE se afianza en su acuartelamiento


de Alicante y sigue mejorando sus instalaciones para todo lo relativo a la vida
de la tropa y de los mandos. En el plano operativo, unifica procedimientos y
completa las plantillas de personal, material y armamento especial. Los
cuadros de mando que ascienden, ocupan nuevas vacantes en el MOE,
originan un trasvase de personal de unos GOEs a otros, de modo que las uni-
dades se igualan en efectivos. Se crea un grupo del cuartel general y una
compañía de transmisiones. Entre el 2005 y 2008 el MOE lidera el mando
componente de operaciones especiales para la fuerza de respuesta de la
OTAN, mando organizado sobre la base del MOE, con apoyo de otras
unidades de los tres ejércitos, permaneciendo varias UOEs de la OTAN a las
órdenes del general del MOE dispuestas para intervenir de inmediato en
caso de surgir una crisis.

Por último, el GOE Santa Fe II, disuelto en 1998, es creado de nuevo en el


2016, esta vez con el nombre de GOE Granada II, pasando el MOE a contar
con cuatro GOEs: el II, III, IV y XIX. Este último, el GOE XIX, heredero de la
antigua BOEL, recupera su denominación y carácter legionario el 1 de enero
de 2018.
Prácticas de Supervivencia en la COE | 331

Las especialidades del MOE.


Los boinas verdes del MOE reciben, según hemos visto, una formación
genérica en operaciones especiales adaptada a todo tipo de terreno y el uso
de diferentes medios de inserción/extracción, incluido el paracaidismo. Pero
su preparación no acaba ahí, pues de acuerdo con las aptitudes y habilidades
en las que más hayan destacado, van a integrarse en uno de los equipos de
especialistas con que cuenta cada GOE: los ya clásicos de tiro de precisión,
montaña y agua, iniciados en los GOEs antes de la creación del MOE (motivo
por el que ya se dispone de mucha experiencia en estas materias), y las dos
últimas especialidades incorporadas posteriormente: movilidad e intervención.
Además, si bien todos realizan el curso de paracaidismo con saltos en
automático, algunos también tendrán la oportunidad obtener la aptitud de
manualista y de saltos a alta cota, incluso con el auxilio de oxígeno.
Capítulo aparte merecen las especialidad individual que debe adquirir
cada miembro de un equipo operativo, con independencia de la genérica
común a todos los componentes del citado equipo. Sirva de ejemplo los que

Boinas verdes especialistas en saltos paracaidistas a alta cota.


332 | Vicente Bataller

realizan el curso de paramédico, que serán los responsables de los primeros


auxilios en caso ser herido algún compañero. O el de transmisiones,
especializado en enlazar vía satélite, el de navegación, tiro, seguridad, etc.
En definitiva, los soldados del MOE, de acuerdo con la doctrina OTAN,
reciben un alto grado de cualificación en especialidades tanto a nivel individual
como colectivo. Veamos los diferentes equipos operativos de especialistas
enmarcados en cada GOE:
-Los tiradores de precisión
Si en las unidades convencionales son necesarios los tiradores de precisión,
en operaciones especiales son imprescindibles a la hora de realizar un golpe
de mano, el rescate de un rehén, actuar contra francotiradores enemigos,…
Los boinas verdes de esta especialidad actúan por binomios, ejerciendo uno
de tirador y el otro de observador, pudiéndose intercambiarse las funciones.
Para su entrenamiento, además de hacerlo con las armas de largo alcance
que disponen en campos de tiro a distancias reales, en el acuartelamiento
del MOE existe una sala modélica adaptada para la instrucción con estas
armas desde distintos ángulos, posiciones, distancias…

Boinas verdes especialistas en tiro de precisión.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 333

-Los especialistas en montaña


Cuando los boinas verdes, durante su formación genérica en OEs, realizan
las prácticas de vida, movimiento y combate en montaña, tanto estival como
invernal, los que destacan más en sus habilidades para el esquí y la escalada
van a tener la oportunidad posteriormente de especializarse en montaña.
Para ello cuentan con un equipo y medios apropiados para situaciones clima-
tológicas y de frio extremas. Los cuadros de mando de esta especialidad,
además del curso de OEs obtenido en la Escuela de Jaca, regresan de nuevo
a esta localidad del Pirineo para realizar el otro curso que se imparte en este
centro militar de enseñanza: el superior de Montaña (esquí-escalada).

Boinas verdes especialistas en montaña.

-Los especialistas en agua


Cada GOE cuenta con un equipo operativo de buceadores y adiestramiento
en ambiente acuático. Están capacitados para abordar objetivos sumergidos,
en la superfie acuática o en costa, empleando para la inserción y/o extracción
cualquier plataforma de lanzamiento, aérea o naval. Estos boinas verdes se
entrenan con equipos de buceo autónomo y trajes secos y con equipos de
334 | Vicente Bataller

inmersión de circuito cerrado. Manejan embarcaciones especiales, practicando


procedimientos de largado y recogida de personal y embarcaciones lanzadas
desde helicóptero, submarino y plataformas navales de superficie. Para el
uso de un material tan específico y el conocimiento de su empleo táctico con
eficacia, se necesita que todo el personal esté cualificado, técnica y
tácticamente, en su manejo. Los cursos de buceo y navegación en el Centro
de Buceo de la Armada y el de Asalto de la Sección de Actividades Anfibias
de Ingenieros son los que permiten la obtención de la aptitud técnica y legal
de la especialidad.

Boinas verdes especialistas en agua.

-Los especialistas en movilidad


Están capacitados para infiltrarse con vehículos especiales todoterreno a
grandes distancias y operar en territorio hostil durante varias jornadas sin
necesidad de apoyo externo. Para ello los vehículos han sido diseñados con
un tamaño que les permite ser transportados en helicóptero o avión, con de-
pósitos de combustible de gran capacidad, mayor elasticidad para soportar
baches, medios sofisticados de ayuda a la navegación (circulan de noche sin
luces), armamento especial... Los boinas verdes de estos equipos a la vez se
Prácticas de Supervivencia en la COE | 335

especializan como navegadores, conductores, tiradores, seguridad,…Parece


increíble como durante su entrenamiento se desplazan durante una noche a
cientos de kms por caminos sin ser detectados por la población civil.

Boinas verdes especialistas en movilidad.

-Los especialistas en intervención


El nombre genérico de intervención agrupa una serie de misiones, siendo
la más típica el rescate de rehenes en zonas hostiles fuera del territorio
nacional. Como es sabido, España cuenta con dos unidades policiales muy
expertas en el rescate de rehenes tras muchas actuaciones exitosas en la
lucha antiterrorista, la Unidad Especial de Intervención (UEI) de la Guardia
Civil y el Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la Policía Nacional.
Cuando se trata del rescate de militares o rehenes más allá de las fronteras
del estado español, en el marco de las múltiples misiones que nuestras
fuerzas armadas están realizando por todo el mundo, son los boinas verdes
especialistas en intervención los que están entrenados para este cometido.
336 | Vicente Bataller

Para ello cuentan con un armamento, equipo y material específicos, así como
unos procedimientos sofisticados.

Boinas verdes especialistas en intervención.

Los boinas verdes en misiones de paz


En 1993 se produce otro acontecimiento muy importante para las Fuerzas
Armadas españolas, en la que también se ven involucradas las UOEs. Por
primera vez España participa en misiones de mantenimiento de la paz en el
extranjero. Desde este año, ininterrumpidamente son destacadas fuerzas de
OEs que despliegan patrullas primero en Bosnia-Herzegovina y luego en las
diferentes zonas donde ha intervenido España. De este modo, desde 1993 a
1995 los boinas verdes actúan como cascos azules cumpliendo misiones de
protección y de reconocimiento especial (obtención de información). A partir
de 1995 y con el traspaso de responsabilidad en los Balcanes de la ONU a la
OTAN, cambian el casco azul por el de guerra, eso si, en misiones de
imposición y estabilización de la paz, encuadrándose un Núcleo de Operaciones
Prácticas de Supervivencia en la COE | 337

Especiales (NOE) primero en la brigada española (SPABRI) y luego, además,


en la división multinacional “Salamandre” bajo mando francés.

Boinas verdes en misiones de paz. Afganistán

El NOE estaba compuesto por una plana mayor, la base radio, un equipo
operativo y hasta tres patrullas de reconocimiento especial, desplegadas
permanentemente en puntos de interés para la inteligencia. Las misiones
empiezan siendo puntuales de escolta, de información y de reconocimiento.
Posteriormente despliegan patrullas de forma permanente en localidades
de la zona con un mayor grado de conflictividad. Esta actuación aislada de
los boinas verdes, que supieron granjearse el aprecio de la población civil y
militar, fueron las claves del éxito para ir obteniendo información de interés.
Respecto a misiones de acción directa fueron excepcionales, pero las pocas
que hubo se planificaron y ejecutaron con la máxima eficacia, evitando el
derramamiento de sangre ante la sorpresa conseguida. Como todas las
brigadas españolas rotaban por la antigua Yugoslavia, llevando agregado un
NOE bajo su dependencia directa, fue paradójicamente en los Balcanes
donde el resto del ejército conoció realmente la eficacia de los boinas
338 | Vicente Bataller

verdes españoles en las misiones encomendadas, descubriendo el valor de


las operaciones especiales.
En 1999 comienza la participación de los GOE/BOEL en Kosovo, aportando
una pequeña UOE a la agrupación táctica española, encuadrada en una
brigada italiana. En el 2003-04 una UOE al mando de un comandante
participa en la operación “Iraq Freedom” en Irak, formando parte de la
brigada multinacional “Plus Ultra” liderada por España. Desde el 2005 hasta
el 2009 el MOE aporta la unidad de enlace y observación (UEO) incluida en
la agrupación de reconstrucción provincial española desplegada en la provincia
afgana de Badghis, en el marco de la operación “Romeo-Alfa” con ISAF, en
Afganistán. Entre 2006 y 2009 una FOE participa en el Líbano encuadrada
en la brigada española. En el 2010 una unidad del GOE III despliega en
Afganistán con la misión de adiestrar un batallón afgano. Desde entonces la
participación de los boinas verdes en este tipo de misiones se incrementa a
Mozambique, Senegal, Mauritania, Mali, República Centroafricana, etc.
Actualmente (año 2017), unidades del MOE se encuentran desplegadas
en Irak instruyendo a unidades del ejército iraquí y a milicias sunitas, en Mali
entrenando a comandos malienses, en el Líbano en apoyo a la misión ONU y
en Senegal y Mauritania entrenando a unidades de comandos y de operaciones
especiales.

El autor, Vicente Bataller, en su época de 2º jefe del MOE.


Prácticas de Supervivencia en la COE | 339

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

ANDER EGG E. (1977). Teorías de Investigación Social. Buenos Aires:


Humanistas.
ARONSON, E. (1979). Introducción a la psicología social. Madrid:
Alianza Editorial.
BATALLER V. (1990). Actividades en la naturaleza. Reacciones sociales en el
grupo y otras variables físico-psicológicas en una situación de supervivencia
controlada (trabajo final de carrera). Lérida. INEF de Cataluña
BATALLER V. ( 1990-2010 ). Artículos varios sobre las unidades de
operaciones especiales y supervivencia de los boinas verdes. Madrid.
Revistas Defensa Internacional (EDEFA) y Ejército
BATALLER V. (1992). Boinas verdes del ejército de tierra español.
Madrid: EDEFA
BATALLER V. (1994). Boinas verdes españoles. Soldados de élite.
Alicante: Gráficas Txetxu
BATALLER V. (1995). Supervivencia. Girona: Susaeta (TIKAL)
BATALLER V. (1997). Grupo de Operaciones Especiales Valencia III.
Alicante: Gráficas Txetxu
BATALLER V. (2010). Boinas verdes en acción. Granada: MADOC
BONE, A. (1989). Educació física i entorn natural. Barcelona: Apunts EFE n. 18.
BOSWELL, J. (1982). Manual de supervivencia. El libro de las Fuerzas
Armadas de Estados Unidos. Barcelona: Martínez Roca.
BROWN, V. (1989). Manual del naturalista aficionado.
Barcelona: Martínez Roca.
COINEAU, Y. (1984). Vivir y sobrevivir en la naturaleza.
Barcelona: Martínez Roca.
340 | Vicente Bataller

DA FONSECA,V. (1984). Filogénesis de la motricidad. Madrid: G. Núñez


DONOSO, C. (1989). Supervivencia 2. Cómo alimentarse conociendo los
frutos y plantas silvestres. Barcelona: Integral.
DONOSO, C y MEDIANO, L (1983). Monografías Integral. Ecología, salud
y vida natural. Barcelona: Integral.
EJÉRCITO USA (1980). Survival (FM-21-78). Gobierno U.S.A.
ESCUELA MIL|TAR DE MONTANA (1976) Apuntes de Supervivencia.
Jaca (Huesca): Curso de Operaciones Especiales.
ESTADO MAYOR DEL EJERCITO (1979). Manual. Socorros de primera
urgencia . Madrid: Servicio Geográfico del Ejército.
ESTADO MAYOR DEL EJERCITO (1981). Manual. Vida y Movimiento en
Montaña (M-0-9-6). Madrid: Servicio Geográfico del Ejército.
ESTADO MAYOR DEL EJERCITO (1981). Reglamento.
Marchas y estacionamientos en Montaña (R-0-1-2).
Madrid: Servicio Geográfico del Ejército.
ESTADO MAYOR DEL EJERCITO (1984). Manual de Supervivencia
(M-0-1-5). Madrid: Servicio Geográfico del Ejército.
ESTADO MAYOR DEL EJERCITO (1989). Manual. Técnica de Escalada
(M-0-1-7). Madrid: Servicio Geográfico del Ejército.
ESTADO MAYOR DEL EJERCITO (1992). Manual de Enseñanza de
Supervivencia. Tomo I (ME6-003). Madrid: Servicio Geográfico del Ejército.
ESTADO MAYOR DEL EJERCITO (1994). Manual de Instrucción de
Supervivencia. (MI7-002). Madrid: Servicio Geográfico del Ejército.
FONT, P. (1981) . Plantas medicinales. EI Dioscórides renovado.
Barcelona: Labor.
FRANCONE J. (1.976). Anatomía y fisiología humanas.
México: Interamericana.
FUNOLLET, F. (1989). Les activitats en la natura, origens iperspectives de
futur. Barcelona: Apunts EFE Nº 918.
GLASS/STANLEY (1.974). Métodos Estadísticos aplicados a las ciencias
sociales. Prentice/Hall
Prácticas de Supervivencia en la COE | 341

GORDON CHILDE, V. (1976). Los orígenes dela civilización.


Madrid: Fondo de Cultura Económica.
GRAU/JUNG/MUNKER (1985). Plantas medicinales, bayas y verduras
silvestres. Barcelona: Blume.
GRUNERT, R. (1986). Setas. Barcelona. Teide
HUIZINGA, J. (1972). Homo Ludens. Madrid: Alianza Editorial.
JIMENEZ BLANCO J. (l.984) Sociología. Madrid: UNED.
LAUNERT, E. (1982). Guía de plantas medicinales y comestibles en España
y Europa. Barcelona: Omega.
MAIR, L. (1977). Introducción a la antropología social.
Madrid: Alianza Universidad.
MEDIANO, L. (1989). Supervivencia 1. Cómo equiparse, orientarse
y alimentarse en plena naturaleza. Barcelona: Integral.
MERCANTI, A. (1989). MERINO, A. (1989). Enciclopedia ilustrada de la
supervivencia. Barcelona: Martínez y Roca.
MERINO A. (1989). Deportes que dejan huella. Natura (Nº 72).
MOE (2011). 50 años de las Unidades de Operaciones Especiales en el
Ejército de Tierra. Alicante: Diputación Provincial de Alicante.
MORALES DOMINGUEZ J.F. (1.984). Metodóloga y teoría de la Psicología.
Madrid: UNED
MUÑOZ MARTÍN, F. (1986). Estructura de la personalidad. Biblioteca Básica
de Psicología General Vol. l. Madrid: Ediciones Ibero-Americanas: Quorum.
NEHBERG, R. (1984). Manual del aventurero. Técnicas de Supervivencia.
Barcelona: Martínez y Roca.
NEHBERG, R. (1989).¡Sobrevivamos! Técnicas de Supervivencia como
deporte. Barcelona: Martínez y Roca.
NIKLAS-PAHLOW (1987). Frutos silvestres. León: Everest.
PERLOFF J.K. (1.982). Physical Examination of the Heart and Circulation.
Filadelfia: Saunders.
LE BRUN D. (1990). Manual de Supervivencia.
Barcelona: libros Cúpula (ceac)
342 | Vicente Bataller

PINILLOS, J. (1978). Principios de la psicología. Madrid: Alianza Editorial.


REVISTA COMANDO(1989). Técnicas de combate y supervivencia.
Barcelona: Planeta-De Agostini (100 fascículos en 6 volúmenes).
RODRÍGUEZ J y SOLANA A. (1.988). Historia de la Educación y el Deporte.
Granada: I.N.E.F.
SPSSX User’s Guide (1984). New York: Mc Graw-Hill.
TROEBST, C. (1985). Manual de Supervivencia II. Relatos auténticos de
supervivientes. Barcelona: Martínez y Roca.
UNIVERSITÉ PAUL SABATER (1988). Actes des premiers asises des activites
physiques de pleine natures. TouIouse.
VÁZQUEZ J. MATEO S.(1980). Supervivencia I, II, III. Toledo: Academia de
Infantería (Folletos de divulgación n.º16, 17 y 18).

También podría gustarte