Articulo Legitimidad

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INTEGRANTES:

➢ Amaya Palomino Pierina Antonella


➢ Cutimango Román Eduardo Jair
➢ Olivero Munaya, José Alexander
➢ Rivas Arteaga Melany Cristal
➢ Rivas Mendoza Karol Yiuliana

CHINCHA – 2022
ARTÍCULO
SOBRE LA
LEGITIMIDAD
LEGITIMIDAD DEL PODER

En países democráticos tiene como sustento la legitimidad otorgada por el pueblo


mediante el voto popular (elecciones), pero se le suele considerar abusivo cuando se
excede en el ejercicio de sus funciones, en materias que están dentro del ámbito de los
otros poderes (intromisión de poderes). Y estos se dividen en poderes como :
Poder legítimo: Surge de la autoridad formal que tienen los directivos sobre las
actividades laborales. Los miembros de una organización suelen aceptar cumplir con las
normas y las órdenes de los líderes a cambio de los beneficios de pertenecer a la
organización, pero este acuerdo suele ser una comprensión implícita mutua, más que un
contrato formal. De hecho, este contrato social entre empleador y empleado evoluciona
constantemente, siendo hoy en día por ejemplo patente, que no busca tanto la seguridad
en el empleo como pasaba en épocas pasadas, sino la empleabilidad.
Poder de referencia: Se basa en las relaciones personales entre agente y objetivo y se basa
en el deseo de dicho objetivo de complacer a un agente hacia el que tiene un fuerte
sentimiento de afecto, admiración y lealtad. La gente suele estar dispuesta a hacer favores
especiales a un amigo y es más probable que satisfaga las peticiones de una persona a la
que admira. Sin duda es el basado en la identificación personal: para conseguir y mantener
la aprobación y el cumplimiento del agente, la persona objetivo hace lo que el agente le
pide, imita su comportamiento y desarrolla actitudes similares a las que este expresa.
Poder de recompensa: El poder de recompensa se basa en la percepción por parte de la
persona objetivo de que el agente tiene control sobre recursos y recompensas deseados
por la persona objetivo. El poder de recompensa se basa, en parte, en la autoridad formal
que el directivo tiene para asignar recursos y recompensas. Esta autoridad tiene una gran
variabilidad entre organizaciones y cargos.
Poder de coerción: El poder de coerción de un líder sobre los subordinados está basado
en el control que este ejerce sobre los castigos. La humanización imparable que ha
experimentado el entorno laboral en las últimas décadas (especialmente en el mundo
occidental) ha producido un declive general de la utilización de esta fuente de poder.
Poder experto: El conocimiento y las habilidades necesarias para realizar un trabajo son
una importante fuente de poder en las organizaciones. El conocimiento exclusivo, sobre
la mejor manera de realizar una tarea o sobre la manera de resolver un problema
importante, proporciona una gran influencia sobre los empleados, pero también sobre los
superiores.
Poder coercitivo: El poder coercitivo es la aplicación de acciones negativas. Incluyen la
capacidad de degradar o de retener recompensas. El deseo de recompensas o el miedo a
que las retengan garantiza la obediencia de quienes están bajo el poder. El poder
coercitivo tiende a ser la forma de poder más obvia pero menos efectiva, ya que genera
resentimiento y resistencia por parte de las personas que lo experimentan.
La legitimidad: Según Max Weber, la legitimidad de un orden como la calidad o el
prestigio de un conjunto de mandatos que se consideran válidos y obligatorios. La
legitimidad es una creencia que refuerza la obediencia; por lo que toda dominación aspira
a alcanzar ese prestigio. Se entiende que el concepto es complejo e incluso confuso. Es
una especie de cualidad, atributo que generalmente se aplica al poder político, aunque
también se puede aplicar a otras cosas, como las decisiones judiciales o la acción o
decisión de alguien sobre algo. A menudo se escucha en política, debates y mítines.
También existen desacuerdos sobre la legitimidad del comportamiento del poder político
en las democracias. Por un lado, habrá ciudadanos que, en base a este principio, crean
que la actuación de todas las fuerzas políticas es legítima. Pero, por otro lado, también
hay personas que no aceptan esta afirmación. De hecho, muchas de las acciones
perpetradas desde sistemas democráticos se consideran como ilegítimas, aunque sean
legales. Según Max weber, en el origen hay tres tipos de legitimidad:

Legitimidad racional: Descansa en la creencia en la legalidad de ordenaciones estatuidas


y de los derechos de mando de los llamados por esas ordenaciones a ejercer la
autoridad.
Legitimidad tradicional: "Descansa en la creencia cotidiana de la santidad de las
tradiciones que rigieron desde lejanos tiempos y en la legitimidad de los señalados por
esa tradición para ejercer esa autoridad."

Legitimidad carismática: Se obedece al caudillo calificado por razones de


confianza personal. Por otro lado, "La legitimidad va precedida por un estado preparatorio
que podemos llamar pre-legitimidad. La pre-legitimidad es la legitimidad en pañales".

Este es el momento del primer gobernante en el nuevo sistema, o de los primeros


gobernantes. Durante todo este período el poder se apoya más en la fuerza que en el
consentimiento. La convicción que los dirigidos tienen del derecho a mandar de los
gobernantes no es completa. En este caso, "el principio de legitimidad. en lugar de
sostener al poder, tienen necesidad de ser sostenido por él contra las
oposiciones abiertas y ocultas con que tropieza ". Eso sucede en efecto. En la etapa de los
primeros gobiernos de un nuevo sistema, muchos ciudadanos pueden resistirse a cumplir
con las órdenes del gobernante, esta adhesión se producirá luego -en caso de asentarse
dicho criterio- o dejará el sistema paso a otro mayor que cuente con un más extendido
predicamento. El gobierno pre-legítimo es, en consecuencia, un gobierno en el cual el
poder es conferido y ejercido de acuerdo con reglas y principios que el pueblo no acepta
todavía, pero que el gobierno respeta".Vale decir, hay una nueva lógica que quien manda
sigue fielmente y de cuya bondad quiere convencer al resto de la sociedad para que ésta
preste su aceptación. La pre-legitimidad es un camino hacia la legitimidad. Hay una
minoría que se esfuerza para plasmar desde el poder toda una concepción de las relaciones
al interior del Estado y de vida en sociedad. Ese fin lo sigue con unas más o menos cierta
fidelidad. El pueblo, aunque perciba fallas en la concreción, repara también que estas
fallas no son atribuibles al sistema mismo, sino a la falencia humana. Ademas, la
legitimidad política es como representación justificadora del poder político, bien sea
como concreción de un consenso a partir de un proceso electoral o como necesidad, en
términos de funcionalidad del poder. La legitimidad contiene el reconocimiento del
ejercicio del poder político por parte del llamado a ejercerlo, no de otro, es decir, de quien
ostenta la titularidad del poder político, dado que esa titularidad aparece como
consecuencia de la asunción al cargo que demanda el ejercicio del poder político y de la
correspondiente aceptación del mismo por parte de los asociados al Estado.

La relación legitimidad-poder sobre el fondo de la dominación, encuentra en Max Weber


uno de sus autores más importantes. Para Weber la legitimidad corresponde a una
creencia de los dominados en hacerse sumisos a la autoridad, lo cual asegura la capacidad
de ésta para hacer cumplir sus decisiones. En Weber el concepto de dominación
corresponde a "la probabilidad de encontrar obediencia dentro de un grupo determinado
para mandatos específicos (o para toda clase de mandatos)". Este autor identifica tres
tipos de dominación legítima:
a) Dominación De Carácter Racional, que se refiere a la creencia en la legalidad del orden
estatuido y del derecho de mando de las autoridades por virtud de la legalidad ;
b) Dominación De Carácter Tradicional, que corresponde a la creencia de la santidad de
las tradiciones y de los señalados por esas tradiciones para ejercer autoridad
c) Dominación De Carácter Carismática, que se refiere a la creencia en la santidad,
heroísmo o ejemplaridad de una persona para ejercer autoridad . El devenir conceptual
de la legitimidad política aparece como representación justificadora del poder político,
bien sea como concreción de un consenso a partir de un proceso electoral19 o como
necesidad, en términos de funcionalidad del poder. La legitimidad contiene el
reconocimiento del ejercicio del poder político por parte del llamado a ejercerlo, no de
otro, es decir, de quien ostenta la titularidad del poder político, dado que esa titularidad
aparece como consecuencia de la asunción al cargo que demanda el ejercicio del poder
político y de la correspondiente aceptación del mismo por parte de los asociados al
Estado. Igualmente, el concepto de legitimidad aparece, pues, ceñido al de poder político,
en tanto que se representa como justificación de su ejercicio. En términos de Bertrand
Russell, el poder aparece como un concepto cuantitativo que se puede definir como la
producción de los efectos pretendidos. No se puede hablar de legitimidad sin hablar de
poder, ni se puede hablar de poder sin hablar de política, dado que la política se define a
sí misma a partir del ejercicio del poder, por ello la legitimidad suele presentarse con un
carácter justifica torio, verbigracia, en Guglielmo Ferrero, para quien ésta aparece como
una necesidad de justificación del poder político, el cual va ligado, también, al concepto
de dominación, entendiendo por éste el derecho de unos hombres de mandar sobre otros
hombres. Para el autor la legitimidad aparece como necesidad, dado que "entre todas las
desigualdades humanas, ninguna es tan importante por sus consecuencias ni tiene tanta
necesidad de justificarse ante la razón, como la establecida por el poder". Por tal motivo
este autor encuentra cuatro principios de lo que él denomina principios de legitimidad
como justificaciones del poder, los cuales se han ido entremezclando en la historia. Esos
principios son el electivo, el democrático, el aristocrático-monárquico y el hereditario.
En el pensamiento de Ferrero, los principios de legitimidad no son más que ensayos de
justificación del poder, explicaciones que pretenden fundamentar el derecho del
gobernante a mandar y el deber de los gobernados a obedecer. Es así como Ferrero
considera que el ejercicio del poder en las democracias modernas se justifica sobre dos
principios de legitimidad mezclados: el democrático y el electivo, en tanto que el primero
se refiere al reconocimiento de la soberanía popular y el segundo se funda sobre las
elecciones libres de los representantes del pueblo. Esa relación entre soberanía y
legitimidad también aparece en Kriele, para quien, la soberanía del Estado depende de su
legitimidad, y la legitimidad fundamenta su soberanía". Más aún, podría decirse que "el
problema de la legitimidad es el lado interno del problema de la soberanía". El mismo
López Hernández, líneas abajo, es claro en señalar: "por tanto, la soberanía y la
legitimidad son las propiedades esenciales del poder político estatal. Pero la legitimidad
se refiere sobre todo a la cuestión interna del título y ejercicio del poder. Y, por último,
los efectos de la captura de estado en el Estado Social de Derecho, en una democracia,
donde debe primar el bien común por encima de los intereses individuales, las políticas
públicas no deberían contribuir a aumentar la pobreza o la desigualdad, ni limitar los
derechos de la ciudadanía. Esta situación sucede cuando un Estado, en vez de trabajar
para la mayoría de la población, privilegia a una élite a través de sus políticas fiscales.
Estamos hablando de Democracias Capturadas en un Estado de derecho las leyes
organizan y fijan límites de derechos en que toda acción está sujeta a una norma jurídica
previamente aprobada y de conocimiento público (en ese sentido no debe confundirse un
Estado de derecho con un Estado democrático, aunque ambas condiciones suelan darse
simultáneamente). El Estado es garante de la ley, para la vigencia de los derechos, incluso
si es necesario contra el poder estatal, y bajo pena de deslegitimación. La lógica de la
democracia se contrapone a la lógica de la dominación y de la autocrática, nos dice que
la captura del Estado es el ejercicio de influencia abusiva por parte de élites económicas
y políticas, para que las leyes y los gobiernos funcionen de acuerdo a sus intereses y
prioridades, y en detrimento del interés general de la población. Estas acciones
contribuyen a aumentar la brecha de la desigualdad y perjudican la democracia.

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