Derecho Civil Ii

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DERECHO CIVIL II

El Derecho civil suele definirse como derecho privado general. Sin embargo, todo Derecho es
público en tanto regulación general de las relaciones humanas. Además, en determinados
aspectos –derechos reales– se refiere a relaciones jurídicas del individuo frente a todos. Una
definición más precisa del Derecho civil sería, así: conjunto de normas jurídicas públicas y
privadas que regulan con carácter general la posición y desenvolvimiento de una
persona en tanto tal, como miembro fundador de una familia y en tanto poseedor de un
patrimonio.
Dentro del Derecho civil, aquella parte referida al (patrimonio=) conjunto de derechos
y obligaciones de una persona cuyo contenido es económico –exterior a ella– y susceptible de
ser objeto de intercambio público o privado –ya sea inter vivos o mortis causa– se puede
dividir en dos categorías:
- Obligaciones y contratos. Una subdivisión referida al patrimonio dinámico,
el ámbito del hacer: la colaboración entre personas con la finalidad de adquirir
o transmitir. (lo que estudiaremos)
- Patrimonio estático, tener: engloba las acciones ejercidas por un titular de
derechos patrimoniales dirigidas a la conservación de los mismos. Ej. los
derechos reales, oponibles frente a todos.

I. LA RELACIÓN OBLIGATORIA EN GENERAL

A. ESTRUCTURA DE LA RELACIÓN OBLIGATORIA

1. LA OBLIGACIÓN Y LA RELACIÓN JURÍDICA OBLIGATORIA

La OBLIGACIÓN REAL –frente a la relación jurídica obligatoria– se refiere a la


exigibilidad erga omnes, por parte del titular de un derecho real, del cumplimiento de
determinadas acciones u omisiones. El contenido esencial básico de los derechos reales está
tipificado por la ley: las acciones reales son aquellas cuyo objeto es la protección de un
derecho real, destinadas al cumplimiento de una obligación real. Frente a ellas, las acciones
personales se destinan al cumplimiento de la deuda establecida por una relación jurídica
obligatoria entre personas. Para la protección de los derechos reales es competente el juez en
cuya jurisdicción se encuentra la cosa a la que se refiere el derecho, mientras que, para la
tramitación de las acciones personales es competente el juez en cuya jurisdicción se
encuentra el domicilio del deudor.
(Distinción obligación real: surgida de derechos reales, acciones reales, frente a todos;
relación jurídica obligatoria: surgida de la relación jurídica entre partes, acciones personales)

OBLIGATIO: en Derecho romano la obligación se define como la relación entre un


sujeto activo o acreedor y un sujeto pasivo o deudor en virtud de la cual el primero tiene el
derecho a exigir una prestación del segundo, y éste el deber de realizar dicha prestación, que
consiste en dar, hacer o no hacer alguna cosa. En caso de impago, el deudor en época

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republicana pagaba con su propia persona (legis actio per manus iniectionem); más tarde se
elimina este tipo de esclavitud y la responsabilidad se torna exclusivamente patrimonial. La
Edad Media mantuvo, sin embargo, una multa por el impago de la deuda que no fue
enteramente removida hasta la época Ilustrada y la Revolución Francesa. En esta línea, el
Código Civil español establece en el artículo 1911 la responsabilidad patrimonial universal
del deudor, que responde de sus obligaciones con todos sus bienes presentes y futuros.
“Toda obligación comprende, como fenómenos separados, la deuda: deber de realizar una
prestación; y la responsabilidad: sujeción al poder coactivo del acreedor, poder de agresión
sobre el patrimonio del deudor para la satisfacción forzosa de su interés.”
Frente a la definición clásica o subjetiva de la obligación, la doctrina alemana –
objetiva– sitúa la esencia de la obligación, no en la deuda o prestación, sino en la garantía
patrimonial mediante la que el deudor, en caso de impago, responde. No es fácil imaginar una
relación jurídica obligatoria en la que no se contraiga una deuda, por lo que preferimos la
definición clásica y entendemos que la esencia de la relación jurídica obligatoria se encuentra
en la deuda. Además, sí que existen, por el contrario, obligaciones que no tienen garantía:

Las OBLIGACIONES NATURALES son aquellas en las que no existe acción


jurídica para reclamar o exigir su cumplimiento –no existe garantía coactiva–, y con ello, su
pago es irrepetible –no es exigible su devolución. Deuda sin responsabilidad: produce efectos
jurídicos a pesar de que no es retractable. “En realidad, como dice Giorgianni, la obligación
natural no constituye una obligación jurídica, es un deber moral o social: la norma se ocupa
de ella sólo con el fin de dar eficacia a la transmisión patrimonial que los sujetos realizan
para cumplir un deber de tal naturaleza.” Este tipo de obligaciones surge en el caso de
COBRO DE LO INDEBIDO, regulado en los artículos 1895 a 1901 del Código Civil: Una
vez recibido algo sin derecho a cobrar y entregado por error, surge la obligación de
restituirlo. Quien acepta un pago indebido: si de mala fe, deberá abonar interés o frutos,
daños y perjuicios; si de Buena fe, únicamente responderá de la devolución de lo cobrado, sus
desmejoras, o su precio si lo hubiera enajenado. Aquel que creyendo de buena fe que se hacía
el pago por cuenta de un crédito legítimo hubiere inutilizado el título, dejado prescribir etc,
queda exento de restituir, el que pagó se dirige al verdadero deudor o fiadores (art. 1899).
Quien pretende haber hecho el pago indebido ha de probarlo, corre a su cargo el error a
menos que el demandado negare haber recibido la cosa, en cuyo caso, si la entrega es
justificada por el demandante, éste queda relevado de toda otra prueba. art. 1901: error: se
entrega cosa no debida o ya pagada; aquel a quien se pide devolución puede probar
liberalidad o causa justa (te corto el césped, días después me regalas una camisa, no puedes
reclamarme: existe causa justa –el favor que te hice– remuneratoria).

2. EL SUJETO DE LA OBLIGACIÓN

Ya hemos visto que la relación obligatoria vincula a una parte activa (el acreedor) que
acredita lo que la parte pasiva (el deudor) le debe.
Puede darse el caso de una obligación recíproca en la cual cada uno es tanto acreedor como
deudor entre sí.

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En general, los sujetos de la obligación estarán determinados, al menos, en el momento de su
cumplimiento. En otros momentos a partir de la prestación del consentimiento se puede dar
OBLIGACIONES DE SUJETO INDETERMINADO.

Indeterminación del acreedor:

- Obligaciones ambulatorias. El objeto de la obligación es un título de valor


representativo del crédito que va de mano en mano hasta el momento del
cumplimiento: en ese momento se determina la identidad del acreedor, que
puede o no coincidir con el sujeto inicial. Ej: pago un coche con un cheque al
portador, el acreedor lo lleva a cobrar al Banco, ahora él se convierte en
deudor del Banco y esta nueva relación es independiente del contrato inicial,
tiene causa propia –al Banco le da igual si se rompe el coche.
- Promesa unilateral de recompensa. El deudor realiza una oferta dirigida a un
acreedor indeterminado, que podrá reclamar la recompensa ofrecida en el
momento en que, mediante el cumplimiento de la conducta requerida, muestre
su aceptación de la oferta y la realice. Esta figura no está regulada en el
Código Civil español –sí en el italiano, Fuero Navarra y CC Catalán–, por lo
que se resuelve, jurisprudencialmente, que el fundamento de la promesa de
recompensa será la buena fe. El deudor puede revocar la oferta: en tal caso, la
revocación ha de tener al menos la misma claridad e intensidad que la oferta, y
si aparece junto a ella, ser legible y visible. La revocación contraria a la buena
fe no impedirá al acreedor exigir la vigencia de la oferta.
DERECHO DE CONSUMO: El Fuero Navarro y el Código Civil catalán establecen el plazo
de mantenimiento de la oferta pública en 1 año, a menos que en ella se establezca otra cosa
con claridad. El resto de España deja este asunto a criterio del juez, lo que puede producir
inseguridad jurídica: suplida por la Ley General para la Defensa de los Consumidores y
Usuarios (Real Decreto Legislativo 1/2007, 16 nov). El Derecho de consumo no ampara las
compraventas entre particulares, sino entre consumidor y empresa; siempre en favor del
consumidor. Un consumidor es toda persona física que no actúe profesionalmente y toda
persona jurídica sin ánimo de lucro. El Derecho de consumo es aplicado por la
Administración Pública y regula ciertas relaciones de compraventa a través de un Derecho
especial que hace nulas algunas cláusulas del derecho civil consideradas abusivas para estos
casos, ya que los fabricantes tienen la capacidad de establecer las condiciones de los
contratos de manera unilateral, perfeccionándolos por adhesión.
Así: la oferta unilateral, en la que se basa mayoritariamente el comercio moderno, vincula,
obligando al oferente siempre y cuando el acreedor realice su objeto, quedando determinado
en el momento de cumplimiento.

Cambio en el sujeto:

- Transcripción del crédito. Modificación del acreedor. Para realizarla se


requiere únicamente la notificación al deudor.

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- Transcripción de la deuda. Modificación del deudor. Para realizarla es
necesario el consentimiento del acreedor, pues a éste le interesa conocer el
patrimonio del deudor y su correspondiente solvencia. art. 1205 cc

Indeterminación del deudor:

- Obligaciones ob rem. Es una obligación que sigue a la cosa, es decir, en ella el


deudor y el acreedor cambian según cambie el dueño de la cosa objeto de la
obligación. Ej. una servidumbre cambia de deudor al vender la casa.

No hemos de confundir parte y persona: toda obligación tiene dos partes, mas éstas pueden
incluir en su seno más de una persona –ya sea en la parte activa, pasiva, o en ambas.
OBLIGACIONES CON PLURALIDAD DE SUJETOS:

MANCOMUNIDAD: pluralidad de acreedores o deudores

Simple: cada deudor debe su parte, cada acreedor acredita su parte. arts 1137-1148 cc.
OBLIGACIONES MANCOMUNADAS.
- La regla: se presume, división en partes iguales.
- No obligación de cubrir insolvencia de otro.
- No hay relación interna entre codeudores. Cada uno paga su parte al acreedor.
- El pago de todos extingue la obligación.
La mancomunidad es, en el caso de pluralidad de sujetos en una obligación, la regla. Se
presume salvo determinación expresa de solidaridad (art. 1137). Se presumirán, además,
divididos crédito o deuda en tantas partes iguales como acreedores o deudores haya (art.
1138), a no ser que dicho crédito o deuda sea indivisible –indeterminable la cuota a pagar por
cada uno–, en cuyo caso la obligación se tornará solidaria (art. 1139). Si la obligación es
mancomunada, no estarán obligados los codeudores a suplir la insolvencia de alguno de ellos.

Solidaria: cada uno de los deudores debe cumplir íntegramente la obligación, el acreedor
puede reclamar todo el pago a cualquier deudor. Cada uno de los acreedores puede reclamar
el pago al deudor, éste paga y se reparte entre todos. arts. 1140-1148 cc.
OBLIGACIONES SOLIDARIAS.
- La excepción, en principio: si pago indivisible o determinada expresamente.
- Si alguno insolvente, el resto paga, pudiendo repetir contra el deudor que no pagó.
- Relación externa deudores–acreedor(es), regida por las normas de solidaridad:
insolvencia afecta, suplen codeudores a prorrata de la deuda de cada uno.
- Relación interna entre codeudores, regida por las normas de la mancomunidad: no
exigible insolvencia. art. 1145: el que hizo el pago reclama a cada uno la parte que le
corresponda.
- El pago de uno de los deudores extingue la obligación.
La solidaridad existe con independencia del modo, título, plazos o condiciones que liguen al
acreedor o acreedores con los distintos deudores (art. 1140). Art. 1141: Cada acreedor
solidario puede hacer únicamente lo que sea útil a los demás: de lo contrario, los demás se

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pueden dirigir hacia él mancomunadamente. Las acciones ejercitadas contra cualquiera de los
deudores solidarios afectarán a todos, pero –matiza el Tribunal Constitucional, de acuerdo al
artículo 24 de la Constitución que ilegaliza la indefensión– no será aplicable la sentencia
judicial a aquel que no haya tomado parte en el juicio. (Es decir, que el acreedor o acreedores
ha de demandarlos a todos). El acreedor puede dirigirse a uno o a todos, sin perjuicio de las
reclamaciones ya entabladas, mientras no resulte la deuda cobrada por completo (art. 1144).
Si al deudor le demanda algún acreedor debe pagarle a él y de lo contrario no será liberado
(art. 1142). Si el acreedor ejerce las acciones pertinentes para la extinción de la obligación
responderá de la parte que corresponde a los demás acreedores en la obligación (art. 1143), y
si realiza una quita o remisión a uno de los codeudores, no le libra de su responsabilidad para
con los codeudores (art. 1146). Si la cosa pereciera o prestación imposible: si no hay culpa
deudores, obligación extinguida; si culpa de alguno, todos responsables para con acreedor de
precio, daños e intereses, aunque pueden actuar contra el culpable (art. 1147). Deudor
solidario puede utilizar contra acreedor cualquier excepción derivada de la naturaleza de la
obligación: beneficia a todos los codeudores; o personal: afecta sólo a su parte de la deuda
(art. 1148).

3. EL OBJETO DE LA OBLIGACIÓN

El objeto de la obligación es su contenido: una prestación, que consiste en (art. 1088)


dar, hacer o no hacer alguna cosa. Es un deber de conducta a realizar por el deudor exigible
por el acreedor: el deudor es responsable y si no lo hiciere, o lo hiciere mal o distinto a lo
pactado (art. 1098), se mandará ejecutar a su costa. La prestación es siempre de contenido
patrimonial, es decir, susceptible de valoración económica.
Las características básicas de una prestación son la determinación del objeto y la
integridad del cumplimiento, sin perjuicio de la divisibilidad de algunas en distintos plazos de
tiempo o partes del objeto. La obligación subsiste hasta ser íntegramente cumplida.
Clases de prestaciones, según diferentes criterios:
- Obligaciones positivas: dar, hacer
Obligaciones negativas: no hacer
- Obligaciones reales: su objeto es la entrega de una cosa: la realización de los actos
necesarios para que el acreedor tome posesión de ella. El Código Civil establece como
reglas generales:
- art. 1096: acreedor derecho a frutos desde obligación de entrega; adquiere derechos
reales sobre la cosa en el momento de la entrega
- art. 1097: deudor obligado a entregar cosa + accesorios
- art. 1094: deudor obligado a conservar con diligencia

art. 464: apariencia posesoria de bienes muebles (buena fe) equivale a la propiedad.
Quien pierde o es privado ilegalmente de cosa mueble tiene acción reivindicatoria
(persigue la cosa, derecho real), pero si el poseedor adquirió de buena fe en venta
pública, el propietario habrá de reembolsar el precio para recuperarla.
art. 1473: cosa vendida a varios: si mueble, propietario quien primero posee; si

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inmueble, propietario quien primero inscribe, de no haber inscripción quien de buena
fe sea primero en la posesión o presente título de fecha anterior.
Para la cosa que ya no es mía no tengo acción real sino acción personal para reclamar
indemnización por daños y perjuicios.
- Obligaciones personales: hacer o no hacer, conducta.
Es fungible si el acreedor queda satisfecho con la realización de la conducta,
infungible si importa el deudor, quién la haga. Una omisión puede ser la pura
inactividad o la ausencia de obstáculos por parte del deudor para la realización de una
actividad del acreedor.
Según la naturaleza de la cosa:
- Obligaciones genéricas: la cosa a entregar pertenece a un género, es decir, a un
conjunto más o menos amplio de objetos de los que se pueden predicar unas
condiciones comunes. Es por ello una cosa fungible, intercambiable por otra de
misma especie y calidad. La obligación subsiste mientras exista género. El art. 1096
estipula que el acreedor podrá pedir el cumplimiento de la obligación a expensas del
deudor.
cosa fungible
acreedor puede pedir cumplimiento a expensas del deudor
- Obligaciones específicas: la cosa a entregar es concreta y determinada –comprende
todos sus accesorios (art. 1097), no fungible, por lo que su pérdida, desaparición o
destrucción ocasiona la imposibilidad de cumplir (art. 1182): se extingue la obligación
por regla general, pero el deudor indemniza si culpa o mora-aunque por fuerza mayor.
El acreedor puede compeler al deudor que realice la entrega (art. 1096).
cosa concreta, no fungible
acreedor puede exigir
Pluralidad de prestaciones: varias prestaciones a cargo de un mismo deudor. Si todas poseen
la misma trascendencia para la satisfacción del interés del acreedor, se resuelve si cada una de
ellas es objeto de exigibilidad por separado según el interés del deudor.
- Obligación principal: si es de dar, aquella que tiene por objeto la cosa principal; en
otro caso, aquella esencial para la satisfacción del interés del acreedor. Si se resuelve
de imposible cumplimiento, se extingue la obligación y con ella las accesorias.
- Obligación accesoria: aquella que sirve de manera indirecta a la satisfacción del
interés del acreedor, sin la cual la obligación principal puede seguir cumpliéndose y
ser exigida –pues sólo amplía su utilidad o rendimiento.
- Obligaciones de tracto único: se consuman con su nacimiento y cumplimiento, en un
acto simple e individualizado. Las obligaciones fraccionadas como el pago a plazos
son de tracto único, no de tracto sucesivo. Serán fraccionadas si son divisibles.
- Obligaciones de tracto sucesivo: periódicas, se prolongan en el tiempo, prevén una
conducta homogénea y reiterada en tiempos separados por parte del deudor. El
cumplimiento no extingue la obligación, que dura un plazo concreto establecido, sino
que la confirma. Ej. arrendamiento, contrato de suministro.
- Obligaciones conjuntivas: contienen varias prestaciones, a cumplirlas todas.
- Obligaciones alternativas: art. 1131: el obligado alternativamente a diversas
prestaciones ha de cumplir por completo una de éstas. Se le concede a una de las

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partes la facultad de elegir la prestación de entre las previstas sin necesidad de nuevo
acuerdo (es decir, no implica indeterminación del objeto, que haría a la obligación
inválida). La obligación deja de ser alternativa cuando la parte encargada de elegir
notifica su decisión a la otra, y es en este momento cuando produce efectos (art.
1133)–la elección es una declaración de voluntad recepticia, y es irrevocable una vez
notificada.
La elección puede ser atribuida a un tercero o al azar.
La elección corresponde al deudor: por lo general, el derecho de obligaciones
se rige, en caso de duda, en favor del deudor: el art. 1132 se la atribuye a menos que
haya sido concedida al acreedor. El deudor perderá el derecho a elegir si de las
prestaciones alternativas sólo una puede ser realizada (art.1134).
La elección corresponde al acreedor cuando así se dispone o se entiende a
partir de la redacción del contrato.

LA IMPOSIBILIDAD SOBREVENIDA EN LA OBLIGACIÓN:


En principio, extingue la obligación. Si en dicha imposibilidad ha intervenido la culpa
del deudor, o si éste estaba constituido en mora, entonces debe pagar indemnización por
daños y perjuicios.
En la obligación alternativa, los artículos 1135 y 1136 distinguen dos casos según si la
elección ha correspondido al deudor o al acreedor.
Elección del deudor: art. 1135: el acreedor tiene derecho a indemnización si culpa del
deudor en desaparición de todas las prestaciones alternativas; tomando como base el valor de
la última cosa desaparecida o último servicio imposibilitado.
Elección del acreedor: el deudor tendrá las siguientes responsabilidades: (art. 1136)
si cosa(s) perdida(s) por caso fortuito –– cumplirá entregando la que el acreedor elija de entre
las restantes o la que quede;
si por su culpa –– acreedor puede reclamar cualquiera de las que subsistan o precio de la que
ha hecho desaparecer el deudor;
si todas por su culpa –– el acreedor elige entre los precios.

Las prestaciones pueden ser divisibles o no. Esto será importante cuando haya pluralidad de
sujetos, en cuyo caso se regirán por las normas de la mancomunidad.
- Obligaciones divisibles: susceptibles de cumplimiento parcial: consientan una
fragmentación por ser las partes resultantes de ésta cualitativamente iguales en su
satisfacción del interés del acreedor. Si de hacer, son divisibles art. 1151: prestación
de un número de días de trabajo, ejecución de obras por unidades. Si de no hacer,
cada caso establece divisibilidad o no.
- Obligaciones indivisibles: no susceptibles de cumplimiento parcial, indivisibilidad
mancomunada. Si de dar, son indivisibles art. 1151: entrega de cuerpos ciertos.
- Obligaciones con facultad alternativa: el deudor (puede ser otorgado al acreedor)
elige entre varias prestaciones en el momento de cumplimiento –no notifica al
acreedor con anterioridad, sino que cumple directamente la prestación elegida. Es una
obligación singular, no contiene varias prestaciones como la alternativa, sino que se le
otorga al deudor una facultad solutoria a través de la cual puede modificar, en el

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momento del pago, la configuración inicial de la obligación. Así, si el objeto de la
obligación desaparece, ésta se extingue –no así en la alternativa, que necesitaría de la
desaparición de todas las posibles prestaciones.

4. PRESTACIONES ESPECIALES

El contenido de algunas prestaciones es la entrega, no de una cosa, sino de un valor:


estas prestaciones pueden estar cuantificadas en dinero –líquidas; o no –ilíquidas. El dinero,
además de medio de cambio y de pago, es una medida de valor, y en cuanto tal, es una pura
entidad intelectual que no tiene necesidad de concretarse en realidades materiales o cosas.
Una prestación ilíquida será la entrega de un valor, y para ser efectiva ha de liquidarse o
capitalizarse, es decir, ha de estar expresado su valor en una cuantía de dinero que haga
posible el pago efectivo. Así, hablamos de PRESTACIONES PECUNIARIAS.
Art. 1169 cc: Una prestación ha de ser cumplida en su integridad. Si tiene partes
líquidas e ilíquidas, el acreedor podrá exigir el pago de las primeras sin esperar a la
liquidación de las segundas. La parte ilíquida habrá de ser concretada mediante su
capitalización.

- DEUDA DE CAPITAL:

Son las prestaciones pecuniarias propiamente dichas: deuda de dinero. Es fungible,


consumible y genérica. Es una deuda de valor económico que se concreta en monedas de
curso legal, si no es posible entregar la especie pactada –ej. 1000 € en billetes de 100 (art.
1170). El dinero no es específico, por lo que el cumplimiento de la obligación pecuniaria
nunca será imposibilitado.
El principal problema que plantean este tipo de deudas es la pérdida de valor
adquisitivo del dinero. Para hacer corresponder, en el objeto de la obligación, su valor según
lo inicialmente establecido con aquel recibido en el momento del pago, se proponen dos
criterios. La doctrina nominalista obliga al deudor a pagar la suma fijada inicialmente con
independencia de la fluctuación de su valor monetario, otorgando así al contrato mayor
seguridad jurídica; mientras que la doctrina valorista hace primar ante la seguridad jurídica la
justicia conmutativa, obligando al deudor a pagar la suma que equivalga al poder adquisitivo
de la suma inicial, aunque éste haya sido modificado. La inseguridad jurídica y la dificultad
de realización en la práctica de esta segunda doctrina hace optar al ordenamiento jurídico
español por un criterio nominalista que compensa la fluctuación del valor monetario a
través de diferentes mecanismos.
Las cláusulas de estabilización son medidas establecidas por las partes al fijar una
obligación pecuniaria de cumplimiento diferido o periódico que sujetan su cuantía a la
relación que existe entre la suma de dinero objeto del contrato y un determinado índice de
valor. Así, según el índice utilizado las obligaciones pueden estar valoradas de acuerdo al
valor del oro o de la plata, de una moneda extranjera, de productos como el trigo o en
relación proporcional al IPC. El deudor estará obligado a pagar la cuantía con la que se pueda

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adquirir la misma cantidad del producto o valor elegido que con la suma fijada inicialmente
en el contrato.
Otros mecanismos de corrección de la devaluación o revalorización monetaria son la
establecida por el legislador a la vista de una devaluación o inflación producida a nivel
general o la cláusula rebus sic stantibus, que establece la posibilidad de revisión o resolución
del vínculo contractual en el caso de haber sufrido éste una alteración que modifica
sustancialmente la relación de equivalencia entre las prestaciones inicialmente estipuladas en
él.
Pago de la deuda de dinero: art. 1170 cc establece que se habrá de pagar la especie
pactada y de no haberla en moneda de curso legal. La entrega de documentos mercantiles
como medio de pago no significa por sí misma –ni junto a la aceptación del acreedor– el
cumplimiento de la obligación si no es así calificado por las partes. Pues, de acuerdo con el
art. 1166 el deudor no puede obligar a recibir al acreedor una cosa diferente de la debida, y
art. 1256 el cumplimiento del contrato no puede dejarse al arbitrio de uno de los contratantes.
Además, art. 1170 in fine, el pago en documentos mercantiles no se realiza hasta que el
acreedor los cobre; a no ser que por su culpa hayan sido perjudicados.

- DEUDA DE INTERESES:

El interés es la retribución debida por el disfrute de un capital en dinero perteneciente


a otra persona o que a ella le debía haber sido entregado en su momento. (Es fruto civil,
producto del capital). La deuda de intereses es también pecuniaria pero ilíquida, ha de ser
concretada mediante la aplicación de una fórmula matemática determinada al capital. Se
suelen devengar en razón de un tanto por ciento del capital en relación a un espacio temporal.
Sólo la deuda de capital genera intereses, por lo que la deuda de intereses es una deuda
accesoria –se extingue con la principal–, y para que ésta genere, a su vez, intereses, ha de
estar capitalizada.

Clases de intereses:
- Retributivos de una deuda de capital principal.
- Legales: establecidos por ley (en la Ley de PGE).
Moratorios: impuestos por el incumplimiento de la obligación de capital, que se
produce una vez ésta ha sido liquidada –iliquidis non fit mora [en la iliquidez no hay
mora]. Art. 1109 cc: hay obligación también de pagar los intereses vencidos desde
que son judicialmente reclamados.
- Convencionales: derivan del pacto de las partes. No se preceptúan legalmente las
cuantías máximas y mínimas, pero las partes pueden establecer cláusulas suelo y
techo. Si se pacta la obligación de pago de intereses pero no su cuantía, operará el
interés legal.
- Procesales: el art. 576 de la Ley Enjuiciamiento Civil ordena a la autoridad judicial,
cuando dicte sentencia o resolución condenatoria al pago de cantidad líquida, la
imposición de unos intereses por mora procesal desde que fuere dictada en primera
instancia. No compatible con los moratorios.

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Devengo: momento en que nace la obligación de pago de los intereses. Sigue un ritmo
en relación a un tanto por ciento en un tiempo estipulado, y en función de este ritmo se
calcula lo debido. El fin de un período de devengo puede coincidir o no con el momento de
exigibilidad de la obligación. En principio, si no hay pacto que disponga otra cosa, la
exigibilidad se produce al final de cada período de devengo.
Art. 1110 cc: Si el acreedor recibe sin reservas el pago íntegro del capital objeto de la
obligación pero no los intereses devengados, el deudor queda liberado en cuanto a éstos, y lo
mismo con los plazos anteriores al último debido y pagado del mismo modo.
Prescripción: art. 1966 cc: a los 5 años, también si son obligaciones periódicas.

Anatocismo: es la acumulación de intereses ya devengados al capital para la


producción de nuevos intereses. La deuda de intereses es en principio ilíquida, y para que
produzca intereses es preciso que se liquide. Es precisa la liquidación de los intereses de una
deuda de capital para generar sobre ella una nueva deuda de intereses: su capitalización, es
decir, determinar el capital sobre el que se aplican los nuevos intereses.
Anatocismo legal: art. 1109 cc, los intereses vencidos devengan el interés legal desde
judicialmente reclamados.
Anatocismo convencional: pactado por las partes, con limitaciones legales ó también
convencionales –cláusula suelo, techo. Ley represiva de la usura, 1908: prohibidos intereses
usurarios, aquellos que se imponen generalmente a particulares aprovechándose de su
situación de angustia y necesidad o que superan la media de lo que se suele establecer en el
mercado.

- DEUDA INDEMNIZATORIA:

Prestación id quod interest: reparación del daño causado. También es ilíquida y


susceptible de liquidación.
Art. 1902 cc: Responsabilidad civil extracontractual: Quien causa daño a otro por
acción u omisión + culpa o negligencia tiene el deber de reparar; y si no quiere o puede se
ejecutará a su costa –precio del dolor.
Art. 1101 cc: Responsabilidad civil contractual: obligado a indemnizar el deudor que
incurra en mora o por su culpa o dolo se destruya la cosa etc.
Para concretar un daño –la lesión a un derecho o interés– se valora el mismo en
términos monetarios. Art. 1106 cc: la indemnización atañe tanto a lo perdido (daño directo)
como a lo que se deja de ganar (lucro cesante) derivado directamente de la causa del daño.
Art. 1107 cc: deudor Buena Fe: daños y perjuicios por causa de incumplimiento previstos y
previsibles al tiempo de constituirse la obligación. Si dolo, todos los daños.
Si el daño a indemnizar recae sobre una cosa genérica, fácilmente sustituible, de uso
corriente, se tiende a realizar esta valoración de acuerdo al valor objetivo de mercado de la
misma, atendiendo al valor menor si se encuentran varios: ej. reparación de la cosa o
restitución de una nueva. Art. 1109: si prestación de dinero, deudor que incurre en mora
pagará intereses (convenidos o legal). Si el objeto, por el contrario, incorpora valor afectivo,
la valoración se complica y existe una muy copiosa jurisprudencia en el intento de resolver

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una cuestión como ésta. Para el daño moral no hay precio de mercado. El Tribunal Supremo
admite la valorabilidad del daño moral por primera vez en 1916, dejándola a decisión –no
arbitraria– del juez. Pecunia doloris: fijar el precio del dolor. arts. 1902- 1910 cc.

5. MODALIDADES ACCESORIAS DE LA OBLIGACIÓN

Algunas obligaciones incorporan cláusulas accesorias a voluntad de las partes que


modifican la obligación y determinan su eficacia.

- OBLIGACIONES CONDICIONALES: arts. 1113-1123 cc

Su cumplimiento o resolución –no su existencia– depende de un suceso futuro e


incierto o pasado e ignorado por las partes. La adquisición, resolución y pérdida de derechos
depende de la condición, que no se presume, se establece a través del acuerdo de ambas
partes: si el cumplimiento de la condición depende exclusivamente del deudor, –
CONDICIÓN POTESTATIVA– se toma por no puesta y la obligación es nula (Art. 1115); si
depende de la voluntad del acreedor, o de un tercero, sí será válida. Art. 1119: Se tendrá por
cumplida la condición si el deudor impide voluntariamente su cumplimiento –por
considerarse este acto potestativo y contrario al art. 1256 (no arbitrio de una de las partes).
Art. 1116 cc: condiciones imposibles, contrarias a costumbres o prohibidas por ley
anulan obligación; condición de no hacer algo imposible se tiene por no puesta.

Clases:

Condición suspensiva: la obligación no surte efectos hasta el cumplimiento de la condición.


La adquisición de derechos depende del cumplimiento de la condición, por lo
que el deudor podrá repetir lo pagado antes de la misma (art. 1121) y el acreedor
ejercitar acciones para proteger su derecho. Una vez cumplida la condición, los
efectos de la obligación se retrotraen al momento de constitución (art. 1120), deciden
estos efectos los tribunales si era obligación de hacer o no hacer; y obligación
recíproca puede compensar unos con otros los frutos e intereses del tiempo de
pendencia.
Si es obligación de dar, y la cosa (art. 1122)
- Empeora:
Sin culpa del deudor: fortuito, menoscabo a cargo del acreedor –que se
entiende dueño desde constitución, por retroactividad.
Por culpa del deudor: obligado a pagar daños y perjuicios; acreedor opta por
resolución o cumplimiento obligación.
- Mejora:
Por naturaleza o tiempo: en favor del acreedor
A expensas del deudor, que invierte: derecho de usufructo. Si mejoras
separables, tiene derecho a llevárselas o al reembolso si acreedor las quiere. Si

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mejoras no separables, tiene derecho a reembolso, y si el acreedor no las quiere,
deudor no puede reclamar nada.
- Se pierde:
Sin culpa del deudor: imposibilidad de cumplimiento, se extingue la
obligación.
Por culpa del deudor: obligado a pagar indemnización.

Condición resolutoria: los efectos de la obligación se mantienen hasta el cumplimiento de la


condición, en ese momento la obligación se extingue, perdiendo las partes los derechos
adquiridos (art. 1114).
Resolución absoluta: se borran todos los efectos producidos, partes restituyen lo
percibido (art. 1123).
Resolución relativa: se elimina la relación obligatoria a futuro, no los efectos ya
producidos.
Si la obligación es de dar, y la cosa se pierde, mejora o empeora, se atiende a art.
1122. Si de hacer o no hacer, se atiende al art. 1120; Los tribunales deciden efectos
retroactivos o no.

La duración de la pendencia de la condición: Arts. 1117, 1118: La condición de que ocurra


o no ocurra algo en un plazo determinado se hará efectiva o se extinguirá –sea suspensiva o
resolutoria– al final del plazo o una vez sea indudable la imposibilidad del suceso.

- OBLIGACIONES A TÉRMINO O TEMPORALES: arts. 1125- 1130 cc

Las obligaciones sujetas a término son aquellas cuyo cumplimiento depende de un


acontecimiento cierto –aunque se ignore cuándo, ha de venir– y serán exigibles cuando el
mismo llegue (art. 1125). Art. 1126: El pago anticipado no es repetible –se entiende
obligación natural–, existe causa justa; pero si el deudor ignoraba el plazo tiene derecho a
reclamar los intereses o frutos que el acreedor perciba de la cosa.
Otras obligaciones temporales son aquellas que establecen un plazo para su
cumplimiento. Los plazos son utilizados como castigo del descuido o desinterés a la hora de
proteger ciertos derechos: por eso, acciones de protección de algunos derechos prescriben o
tienen fecha de caducidad.

En principio, el término o plazo se establece en beneficio de ambas partes –art. 1127.


El cómputo descuenta del plazo el primer día (art. 1130, que remite al art. 5), no se excluyen
días inhábiles, etc. En caso de mora, el acreedor puede exigir el cumplimiento aunque fuera
de plazo, a no ser que el término sea esencial para el cumplimiento satisfactorio de la
obligación: ej. contrato un catering para la boda.
Plazo de gracia y cortesía: establecido por los tribunales si las circunstancias y
naturaleza de la obligación así lo aconsejen +ausencia expresa de plazo; o si queda a voluntad
del deudor. Esto se hace porque si no hubiere plazo fijado, no puede producirse
incumplimiento, el plazo tendría duración indeterminada. No es posible en caso de mora
automática (producida por el incumplimiento en el plazo previsto).

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Pérdida del beneficio del plazo: art. 1129 cc.
Supuestos en los que se pierde la confianza en el deudor y se requiere establecer el
vencimiento anticipado de la obligación para asegurar su cumplimiento y proteger el interés
del acreedor. Esto no ha de ser abusivo, según Leyes 7/1998 y protectora de consumidores y
usuarios.
1. si deudor insolvente, a no ser que garantice la deuda.
2. si deudor no otorga las garantías a que estaba comprometido.
3. si deudor disminuye garantías una vez establecidas, o si por caso fortuito
desaparecieran –a no ser que inmediatamente sustituidas por otras igualmente
seguras.

- OBLIGACIONES MODALES O BAJO CARGA

El modo o carga es un deber de conducta accesorio impuesto al beneficiario de un


acto gratuito. El Código Civil no regula esta figura, pero la menciona en el artículo 619
cuando define como donaciones tanto los actos de liberalidad por los cuales una persona
dispone gratuitamente de una cosa en favor de otra, como aquellos que imponen al donatario
un gravamen inferior al valor de lo donado. Estas donaciones de causa onerosa (onus=modo)
se regirán, según art. 622, por las reglas de los contratos.
En algunos casos la carga puede ser causa del contrato. Esto sucede en las donaciones
onerosas, en las que el donante no está obligado a ofrecer ni el donatario a aceptar, pero una
vez aceptada, el donatario está obligado a pagar la carga. El artículo 647 establece que la
donación podrá ser revocada si el donatario dejare de cumplir la carga impuesta, en cuyo caso
volverán los bienes donados al donante.
En términos generales: si la conducta exigida tiene un valor inferior al de la prestación
principal, será carga; si su valor es igual o superior se tratará de una contraprestación.

B. DINÁMICA DE LA RELACIÓN OBLIGATORIA

Una vez estudiada su estructura, pasamos a explicar cómo se desarrollan las


obligaciones. El Derecho regula la vida con el fin de facilitar la coexistencia, colaboración y
resolución de conflictos entre los distintos intereses mediante su jerarquización.

6. NACIMIENTO DE LA OBLIGACIÓN

La fuente de la obligación, en sentido material es aquello de donde nace, mientras que


en sentido formal se refiere al modo en que se manifiesta.
El Código Civil establece en su artículo 1 como fuentes del ordenamiento jurídico a la
ley, la costumbre y los principios generales del Derecho. Según el artículo 1089 las
obligaciones nacen de la ley, los contratos y cualquier acto u omisión ilícito o en el que
concurra culpa o negligencia. Además, el artículo 1091 otorga fuerza de ley, entre las partes
contratantes, a los contratos y las cláusulas establecidas en ellos. Por tanto podemos

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considerar como fuente única de las obligaciones a la ley, que se concreta según sea pública o
privada en el Código Civil o las cláusulas contractuales.
La obligación contractual: ¿puede ser producida por una voluntad unilateral?
En principio, sí: es el caso de los testamentos, aunque son recepticios –para que surta efecto
la obligación transmitida ha de ser aceptada, y en casos concretos (si menor o incapaz, si
expresamente) se puede aceptar a beneficio de inventario, es decir, omitiendo las deudas.
Otra declaración unilateral de voluntad puede producir una obligación inter vivos: la oferta
pública de recompensa.
La obligación existe cuando en el contrato concurren oferta y aceptación: el silencio
no produce efectos jurídicos salvo declaración de voluntad obligada por ley. No contestar a
una demanda es distinto de aceptarla, pero se tendrá por aceptada en tanto que la no
contestación supone una negación voluntaria a defenderse, una no realización del derecho a la
defensa.
Art. 1090: las obligaciones no se presumen, sino que han de estar expresamente
positivadas, en el Código Civil, la ley, o los contratos. art. 1902: responsabilidad civil
extracontractual.

7. MODIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES

Es uno de los temas más complejos por su polémica. En Derecho romano, la


obligación era un vínculo sacramental, personalísimo, en el que no cabría modificación
alguna de sujeto u objeto, pues ello supondría la extinción de la obligación y el surgimiento
de una nueva. Luego se establece la posibilidad de cambio del sujeto de una obligación con la
introducción del concepto de sucesión hereditaria, una ficción que inventaron los romanos
para situar al heredero en la misma posición jurídica que el causante. En Época Clásica se
introduce la figura de la novación subjetiva, una obligación inter vivos que se renueva en otra
con distinto acreedor o deudor; pero ello sigue implicando la extinción de la obligación
anterior y la creación de una nueva.
Con la recepción del Derecho romano en la Baja Edad Media, los jurisconsultos
aunaron en el ius commune el Derecho canónico y romano, manteniéndose el debate teórico
sobre la posibilidad de modificación de las obligaciones aunque estableciendo soluciones
excepcionales para permitirla en la práctica. Desde el Code Napoleón y hasta el Código Civil
de nuestros días se mantiene esta discusión en torno al concepto de sucesión, que el Tribunal
Supremo distinguirá entre aquella producida mortis causa (la herencia, el heredero sucede al
causante y adquiere su posición jurídica respecto de los créditos y obligaciones) o inter vivos
(transmisión de una obligación).
El elemento esencial en una obligación es la deuda, pero, ¿lo es el deudor? Con el
cambio del deudor cambia también la garantía de que éste realizará el pago, según su
patrimonio. En principio la doctrina del Tribunal Supremo estableció en 1916 que la
modificación del sujeto en una obligación no la extingue, sino que la transforma. En caso de
que la identidad del deudor sea un aspecto esencial a la obligación, ésta será personalísima, es
decir, intransmisible y extinguida con la muerte del deudor.

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El Código Civil no distingue expresamente un tipo de novación modificativa aparte de
la novación extintiva –que se establece en el art. 1156 como causa de extinción de la
obligación– pero da a entender su existencia.

- Novación objetiva: art. 1204: sólo producirá extinción si expresa voluntad o si el


objeto de la antigua es de todo punto incompatible con el de la nueva.
- Novación subjetiva: art. 1205: cesión de la deuda a otro. No cambia la deuda, sino la
garantía, para el acreedor, por lo que no puede realizarse sin el consentimiento de
éste.
Sucesión: inter vivos — se rige por obligaciones y contratos, puede ser
ACTIVA: en crédito; cambia acreedor. arts. 1526 y ss: compraventa
PASIVA: sucesión en deuda; cambia deudor. arts. 1203 y ss: novación
MIXTA: obligaciones recíprocas, ambos cambian. combina reglas.
mortis causa — se rige por Derecho de sucesiones.
(pg 239 manual)

Dependiendo de la parcialidad o totalidad en que se transmiten los derechos o son asumidas


las deudas, hablamos de sucesión privativa cuando el nuevo sujeto sustituye al antiguo en su
posición jurídica, saliendo éste de la relación. La sucesión no privativa o cumulativa, por el
contrario, se produce cuando el nuevo sujeto se incorpora a la relación, creando una
concurrencia de deudores o de acreedores –la ley establecerá cuál de ellos es preferente etc.
En el caso de una sucesión cumulativa de acreedores, ésta puede transferir el derecho -o la
obligación- como existía en el anterior titular o, reservándose éste algunas de sus facultades
o cargas, transmitir al adquirente las demás. En el primer caso, la sucesión se llama simple
o traslativa; en el segundo, sucesión constitutiva. Pero ambas suponen una enajenación.

Hemos visto que la modificación de las obligaciones es una cuestión que afecta a la
totalidad del concepto de relación jurídica obligatoria. Si tomamos como punto de partida la
teoría jurisprudencial actual que supera tanto la clásica —garantía personal, deudor puesto en
propiedad de acreedor si incumple— como la patrimonial —interpretación estricta del art.
1911 que personifica al patrimonio—; podemos distinguir distintos tipos de modificaciones
en la relación obligatoria que implican un cambio en el sujeto activo o pasivo, o en el objeto
de la misma. Llamamos a dichos cambios, cuando se trata del objeto, transmisión, y cuando
se trata del sujeto, sucesión. La sucesión no implica necesariamente una novación de la
obligación, y puede ser tanto activa –cambio en el acreedor, o cesión de crédito– como pasiva
–cambio en el deudor, asunción de deuda.

- SUCESIÓN ACTIVA:

CESIÓN DE CRÉDITO

La relación obligatoria que sufre una modificación de la parte activa puede tener lugar
a través de un tipo de compraventa en la cual el nuevo acreedor adquiere los derechos que

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poseía el acreedor primitivo, que se los deriva. Es un negocio jurídico por el que se produce
la transmisión por el acreedor de la titularidad de su derecho de crédito a otra persona. Por
ello, vendrá regulada como un apéndice de la disciplina de la compraventa, artículos 1526 y
ss.
Los sujetos de la cesión de crédito son el cedente y el cesionario; no interviene el
deudor, ya que para él la relación obligatoria se mantiene idéntica. El deudor podrá oponer al
cesionario todas las excepciones objetivas o reales que pudiera oponer al primitivo acreedor.
En primer lugar, el artículo 1526 cc establece la obligatoriedad de certeza en la fecha
de realización para que surta efecto frente a terceros la cesión o transmisión de un crédito,
derecho o acción, para lo cual se remite a los artículos 1218 –los documentos públicos harán
prueba del hecho que motiva su otorgamiento y de la fecha en que se produce– y 1227 –la
fecha de un documento privado se cuenta desde el día en que hubiese sido incorporado en el
registro público.
A continuación, art. 1527 exime al deudor de buena fe de pagar al nuevo acreedor si
hubiere pagado al antiguo desconociendo la cesión. Sin embargo, es carga del deudor
asegurarse de que quien le exige el crédito es titular del mismo.
art. 1528: cesión crédito comprende todos los derechos accesorios; no se modifican
las garantías del crédito cedido, para el deudor la prestación sigue siendo la misma. Sin
embargo, esta norma no es imperativa, se puede pactar la cesión de sólo alguna parte del
crédito. Si se excluyen en la transmisión los derechos accesorios, éstos desaparecen.
art. 1529: vendedor de buena fe responderá de
- existencia del crédito al tiempo de la venta: a no ser que dudoso; en ese caso
cesionario asume el riesgo
- solvencia del deudor sólo si así ha sido estipulado expresamente, o anterior y
pública; y sólo del precio recibido y los gastos art. 1518 –del contrato y necesarios hechos en
la cosa vendida.
El vendedor de mala fe responderá de todos los gastos, daños y perjuicios.
art. 1530: Cuando el cedente de buena fe se hubiere hecho responsable de la solvencia
del deudor, esta responsabilidad cesará, si nada estipulado sobre su duración:
- 1 año a partir de la cesión si estaba vencido el plazo
- 1 año tras vencimiento si el crédito fuere pagadero en término o plazo
no vencido
- 10 años desde fecha de cesión si crédito fuere renta perpetua

SUBROGACIÓN EN EL CRÉDITO

Otro modo por el cual se produce un cambio en el sujeto activo de la relación


obligatoria es la subrogación, que ya no es un contrato para la realización del interés de la
circulación del crédito sino la sustitución automática de un acreedor por otro establecida por
la ley o de forma convencional. Se entiende como un tipo de novación, arts. 1209 y ss.
La subrogación convencional será aquella pactada por acreedor y subrogado, y ha de
establecerse con claridad para que surta efecto –no se presume (art. 1209).
La subrogación legal es aquella estipulada por la ley para ciertos supuestos de hecho.
art. 1210: Se presumirá que hay subrogación:

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1. cuando un acreedor pague a otro preferente. Esto se hace para asegurar
el cobro por parte de quien no es preferente.
2. cuando un tercero no interesado pague la obligación con autorización
expresa o tácita del deudor
3. cuando un tercero interesado pague, salvo los efectos de la confusión
en cuanto a la porción que le corresponda. (ej. codeudor solidario)
- Subrogación por pago: art. 1203.3. derivada de la posibilidad de que
cualquier persona realice el pago de las obligaciones –art. 1158–, el que
realiza el pago de una deuda se torna acreedor del deudor de la misma, a no
ser que lo haga contra la voluntad del deudor o éste sea insolvente. La
obligación subsiste con un nuevo acreedor: casos 2 y 3 del art 1210.
Delegación activa. (?)
- Pago con subrogación (delegación activa): art. 1211. El deudor utiliza dinero
prestado por escritura pública, haciendo constar su propósito en ella, para
pagar la deuda. No necesita el consentimiento del acreedor. La subrogación es
en este caso efecto del pago; el prestamista es ahora acreedor.
Los efectos de la subrogación –art. 1212– son la transferencia del crédito con todos los
derechos a él anexos. Si la subrogación es parcial, por producirse un pago parcial, concurren
como acreedores el subrogado y el primitivo, y el art. 1213 reconoce al primitivo como
preferente frente al subrogado.

- SUCESIÓN PASIVA:

El cambio en la deuda se produce de diversas maneras. En Derecho romano, dos


figuras regulan este supuesto:
Expromisión: existiendo una relación obligatoria, un tercero asume de forma
unilateral la deuda del deudor primitivo, que queda liberado. Un pacto entre acreedor y
tercero, no necesario el conocimiento del deudor inicial.
Delegación: el deudor primitivo anuncia al acreedor que pagará un tercero.

El cambio de deudor se realiza siempre con el consentimiento del acreedor, pues con
dicho cambio se modifica también la garantía de pago. Si, además, consiente el deudor
primitivo –o es él quien propone la sucesión– se trata de una delegación.
En el Derecho español, la sucesión en la deuda es una novación subjetiva, y se incluye
en el art. 1203.2 como forma de modificación de la obligación. El art. 1205 establece la
obligatoriedad del consentimiento del acreedor para esta sustitución del deudor primitivo por
uno nuevo, que sería el equivalente a la expromisión romana. Este mismo artículo dispone la
posibilidad de realizar la sustitución del deudor primitivo sin su consentimiento. En el caso
en que consienten tanto deudor como acreedor, se trata de una delegación.

ASUNCIÓN DE DEUDA

Es un negocio jurídico por el cual, con el consentimiento del acreedor y del primitivo
deudor, un nuevo deudor asume la deuda del deudor primitivo. Según como se realice puede

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ser una asunción liberatoria –el deudor primitivo queda fuera de la relación, liberado de la
misma– o acumulativa –pasan a formar parte de la relación obligatoria tanto el deudor
primitivo como el nuevo, a régimen de solidaridad pasiva. Para que la asunción de deuda sea
liberatoria habrá de consentir en todo caso el acreedor (art.1205).
Aceptada por el acreedor la asunción liberatoria, el deudor primitivo es responsable
de la insolvencia del nuevo deudor sólo en los casos que establece el art. 1206: insolvencia
anterior y pública, o conocida del deudor al delegar su deuda.
art. 1207: si se extingue la obligación principal por la novación, sólo subsisten
obligaciones accesorias que aprovechen a terceros que no hayan consentido.
art. 1208: si obligación primitiva nula → novación nula, salvo causa de nulidad
sólo invocada por deudor, o ratificación. Y si asunción negocio nulo → deudor primitivo
no queda liberado, no se produce asunción.
El régimen de las excepciones que el nuevo deudor puede oponer al acreedor no se
estipulan en el Código Civil como tales, pero se entiende que son las que derivan de la deuda
primitiva + del negocio de asunción (vicios etc).

EXPROMISIÓN

Un convenio entre acreedor y un nuevo deudor que libera al primitivo, no es necesario


el consentimiento del deudor primitivo –ni su conocimiento art. 1205– por lo que no
responde de la insolvencia del nuevo deudor. Cabe una expromisión cumulativa en la que el
deudor primitivo no queda liberado.

DELEGACIÓN

Todo negocio jurídico en el cual una persona –delegante– proporciona a otra –


delegatario– un valor cualquiera de manera indirecta, a través de una tercera persona –
delegado. (El delegante ordena al delegado entregar al delegatario.)
La delegación puede ser tanto activa como pasiva, y, en el caso de la pasiva, perfecta
–liberatoria– o imperfecta –cumulativa.
La delegación pasiva o de deuda está recogida implícitamente en el art. 1206, y si es
perfecta da lugar al régimen de responsabilidad del antiguo deudor establecido en dicho
artículo. Llamamos delegación promisoria a aquella en la que el delegado asume la
obligación con el delegatario, que presta consentimiento; y delegación solutoria aquella en la
cual el delegado se limita a ejecutar una prestación en favor del delegatario, sin establecer
ninguna relación obligatoria con él.
La delegación activa o de crédito se estipula en el art. 1203.3 como un caso de
modificación de la obligación que hemos identificado anteriormente como subrogación por
pago, distinto de la cesión de crédito y el pago con subrogación permitido en el art. 1209.

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8. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES

El fin propio de la obligación es su cumplimiento, en interés del acreedor. No


obstante, existen otros modos de extinción de la obligación.
CAP IV. art. 1156:
- cumplimiento o pago
- pérdida cosa debida
- condonación
- confusión derechos acreedor y deudor
- compensación
- novación: art. 1204- la novación produce extinción de la obligación antigua
cuando así se declare o el objeto de la nueva es de todo punto incompatible
con el de la antigua.
La prescripción de las obligaciones, no incluida en el art. 1156, es también una forma
de extinguir la obligación –art. 1930.

Pérdida de la cosa debida (arts. 1182 -1186): el deudor queda liberado si la cosa a
entregar se pierde sin su culpa y antes de haberse constituido en mora –art. 1182– o cuando el
cumplimiento de la obligación deviene legal o físicamente imposible –art. 1184.
- art. 1101: si la pérdida es culpa del deudor, obligación indemnizatoria
- art. 1183: se presumirá –a no ser que fuerza mayor probada– culpa del deudor
si pérdida en su poder, pues deber de conservar art. 1044.
- art. 1185: si la deuda procede de delito, no se exime al deudor por pérdida
salvo que habiéndola ofrecido el acreedor se negare a aceptar.
- art. 1186: el acreedor ejerce todas las acciones que el deudor tuviere contra
terceros por razón de la pérdida de la cosa que extingue la obligación.

Condonación o remisión (arts. 1187 -1191): liberación del deudor sin satisfacción
del acreedor –este extingue todo o parte de su derecho de crédito. Puede ser tácita o expresa,
art. 1187: ambas se rigen por las reglas del contrato de donación inoficiosa –no puede uno
donar más de lo que dispone– y si es expresa, además sigue las reglas de la donación.
Nuestro Código Civil regula, así, la condonación como originada por la liberalidad del
acreedor, pero la condonación puede formar parte de una transacción con el deudor o
realizarse en parte de la deuda para facilitar el pago. Al regular como un negocio donandi
causa establece su bilateralidad: ha de ser aceptada por el deudor –donatario.
La condonación expresa ha de inscribirse en escritura pública para surtir efectos frente
a terceros.
La condonación tácita se produce cuando
- (art. 1188) el acreedor entrega al deudor, de forma voluntaria, el documento privado
justificativo de su crédito frente a él.
Si se trata de invalidar por inoficiosa esta renuncia del acreedor a sus acciones frente
al deudor, éste podrá validarla probando que dicha entrega se realizó con motivo del
pago de la deuda. Además, (art. 1189) siempre que el documento privado del que

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resulte la deuda esté en poder del deudor se presume esta entrega voluntaria –a no ser
que prueba en contrario.
- se entrega la cosa pignorada (art. 1191). Basta con que esté en poder del deudor tras
haber sido entregada al acreedor para que dé lugar a la condonación.

La condonación de la deuda principal extingue las accesorias –art. 1190– no al revés.


La condonación en las obligaciones solidarias: art. 1143: cualquier acreedor puede condonar
la deuda de cualquier deudor, siempre y cuando responda frente al resto de acreedores de la
parte que corresponde a cada uno en la obligación. art. 1146: La quita o remisión hecha por el
acreedor de la parte de uno de los deudores solidarios no libra a éste de su responsabilidad
con el resto de codeudores, si uno de ellos la ha pagado en su totalidad.

Confusión (arts. 1192 -1194): art. 1192: extingue la obligación cuando recaen en la
misma persona el derecho de crédito y la deuda, excepto en el caso de aceptación de una
herencia a beneficio de inventario. (La herencia a beneficio de inventario provoca una
separación entre el patrimonio del heredero y el patrimonio hereditario. Éste último es
sometido a liquidación para el pago de la deuda y cargas hereditarias.)
art. 1193: la confusión que recae en la persona del acreedor principal o el deudor
aprovecha a los fiadores.
Si se produce una confusión de acreedor y fiador o deudor y fiador, la obligación no se
extingue.
art. 1194: la deuda mancomunada se extingue por confusión sólo en la porción
correspondiente a la persona en quien concurran los dos conceptos (acreedor-deudor). Si la
obligación es solidaria, la persona en quien concurran ambos conceptos mantiene la misma
relación con los codeudores y acreedores que si hubiera pagado o cobrado la deuda por
entero.

Compensación (art. 1195 -1202): se produce cuando –art. 1195– dos personas son al
mismo tiempo, por derecho propio y de forma recíproca, titulares de crédito y de deuda.
Requisitos art. 1196:
- (art. 1195) por derecho propio
- deudores y acreedores principales
- ambas deudas:
- de dinero, y si fungibles, misma especie y calidad
- vencidas
- líquidas y exigibles (redundancia apartado 4)
- ninguna retención judicial –que impide el pago válido y liberatorio– o
contienda promovida por terceras personas y notificada al deudor –que
supone la indeterminación del acreedor
art. 1197: el fiador podrá oponer compensación respecto de lo que el acreedor debiera al
deudor principal: así, deudor no doble enriquecimiento (podría hacer al fiador pagar y encima
pedir al acreedor compensación)

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En el caso de cesión de crédito (art. 1198) :
- si el deudor no consiente: puede oponer compensación anterior a la cesión al nuevo
acreedor
- si consiente: se trata de una delegación activa, no puede oponer la compensación que
tenía con el antiguo acreedor.
- si no conocía la cesión: puede oponer compensaciones anteriores y posteriores a la
cesión, hasta el momento de conocimiento

art. 1199: deudas pagaderas en distintos lugares: compensación + gastos de transporte y


cambio de lugar del pago.
No procederá la compensación: art. 1200
- cuando deudas provengan de depósito/ obligaciones del depositario o
comodatario (causa: un favor)
- de los alimentos debidos por título gratuito. Sí de los ya vencidos: se puede
pagar una deuda mediante el pago de éstos, que es líquida, vencida y exigible.
art. 1201: cuando una persona tenga contra sí varias deudas compensables, se realizará la
compensación en el orden de imputación de pagos.
art. 1202: Efectos de la compensación:
- extinción deudas en la cantidad concurrente
- se produce por ministerio de ley, no necesidad de conocimiento. Sin
embargo, el juez no puede acogerla de oficio, sino que es la parte que
quiera beneficiarse de ella quien debe probarla.
- La compensación puede además surgir de un acuerdo voluntario entre
las partes, o de una decisión judicial, independientes ambas de que se
reúnan los requisitos del art. 1196.
La compensación en las obligaciones solidarias extingue la obligación –art. 1143–, quedando
el acreedor que la realiza responsable frente al resto de acreedores solidarios, que han visto su
obligación extinguida sin ser satisfecha. Para los codeudores, es un beneficio, quedan
liberados sin pagar… el código civil no establece nada específico, por lo que se remite al art.
1145 de pago de las deudas solidarias: el deudor que paga puede pedir al resto la parte que le
corresponde.

Novación: ya la hemos estudiado, es la sustitución, en la obligación, de su objeto o de


alguno de los sujetos.

9. REQUISITOS DEL CUMPLIMIENTO DE LAS OBLIGACIONES

El PAGO o CUMPLIMIENTO DE LAS OBLIGACIONES

Es la forma usual de extinción de las obligaciones. Se trata de la realización del


contenido de la prestación estipulado en la relación obligatoria que une a acreedor y deudor, y
para que produzca efectos extintivos han de cumplirse dos requisitos:

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- Identidad entre el pago y el contenido de lo debido:
art. 1161: en obligaciones de hacer, si persona del deudor tenida en cuenta al
establecer prestación, el acreedor no puede ser compelido a aceptar servicio de un 3o.
Tampoco sustituir un hecho por otro (art. 1166)
art. 1166: deudor de una cosa no puede obligar a recibir otra diferente, aunque igual o
mayor valor. art. 1167: si la cosa es indeterminada o genérica, no se puede exigir
calidad superior o entregar calidad inferior
- Integridad del pago: art. 1157 –el pago se produce con la completa entrega de la cosa
o hecha la prestación.
art. 1169: salvo pactado, no podrá compelerse a aceptar pago parcial. Sin embargo, si
la deuda tiene parte ilíquida además de líquida, se puede exigir/ pagar la segunda sin
esperar a la liquidación de la primera.
El acreedor puede, así, rechazar el pago de una obligación si es incompleto o diferente de lo
debido, mas no tiene la libertad para negarse a aceptar un pago que sí cumpla las condiciones.
- En el caso de la obligación de dar, se requiere además, art. 1160: que quien entregue
la cosa tenga la libre disposición de la misma y capacidad para enajenarla. De lo
contrario, el pago no será válido, mas si ha sido realizado y el acreedor de buena fe
gasta el dinero o la cosa fungible entregada no se le puede repetir el pago.

LOS SUJETOS EN EL PAGO

El pago de las obligaciones lo realiza el deudor, en favor del acreedor. Sin embargo, caben
distintos supuestos:
art. 1158. Puede hacer el pago:
- cualquier persona, tenga o no interés en el cumplimiento, ya conozca y
apruebe o ignore el deudor.
Quien pague puede reclamar del deudor lo pagado, a no ser que contra
voluntad del deudor: en este caso, sólo repite aquello en lo que le ha sido útil
al deudor el pago.
art. 1159: si pago ignorado por el deudor, el que paga no puede subrogar en
los derechos al acreedor
- obligaciones de dar: quien tenga libre disposición de la cosa etc. (art. 1160)
- obligaciones de hacer: quien haya sido determinado, o un tercero si persona da
igual (art. 1161)
Se realiza el pago:
- art. 1162: a la persona en cuyo favor se estableció la obligación, o a otra
autorizada para recibirlo en su nombre.
- art. 1163: al incapacitado para administrar sus bienes: en cuanto se hubiere
convertido en su utilidad
a un tercero: en cuanto se hubiere convertido en utilidad del acreedor
- art 1164: a quien estuviere en posesión del crédito. Si hecho este pago de
buena fe, liberará al deudor
- art. 1165: no será válido el pago realizado tras una orden judicial de retención
de la deuda

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- art. 1169: no se podrá realizar de forma parcial
Gastos extrajudiciales: art. 1168 a cargo del deudor, a no ser que pacto
Gastos judiciales: art. 1168 deciden Tribunales según LEC
Pago de las deudas de dinero: art. 1170.
LUGAR DEL PAGO: art. 1171.
- designado en la obligación
- si no expresado, y entrega de cosa: donde ésta existía en el momento de
constitución; y si no, en domicilio del deudor.

Se ha discutido si el pago es un negocio jurídico bilateral entre acreedor y deudor o un acto


jurídico simple. Nos decantamos por la segunda porque la voluntad del deudor no importa al
legislador, sino el hecho de que éste se halle vinculado con anterioridad por la obligación que
ha contraído. Así, si el pago no es un negocio jurídico bilateral, ni tampoco unilateral, hay
que estimarlo como un acto jurídico, un acto debido. Como tal, produce los efectos legales
previstos en la norma cualquiera que sea la intencionalidad de su autor. Es debido porque está
obligado su autor a observar la conducta prescrita en la obligación.
El pago es un acto jurídico simple derivado de una relación jurídica preexistente, sin
la cual, no sería tal.

PRUEBA DEL PAGO: a cargo del deudor, según art. 217.2 LEC. El recibo otorgado
por el acreedor al deudor es prueba del pago. Aunque no es obligatoria su entrega, en muchos
casos el Código civil la presume. ej. condonación: la tenencia por parte del deudor del título
de deuda es igual al cumplimiento.

LOS SUBROGADOS DEL PAGO

Existen formas especiales de cumplimiento, y entre ellas, formas de extinción de la


obligación que sustituyen al pago –subrogación del pago en sentido estricto. Modos de
satisfacción del interés del acreedor diversos del convenido.
- Dación en pago: es un subrogado del cumplimiento por el cual el acreedor acepta la
ejecución de una prestación diferente a la debida, teniendo lugar así una novatio
solvendi, una novación que se produce en el momento del cumplimiento. El Código
Civil no la regula como tal y la jurisprudencia ha discutido si se debería tratar como
un caso especial de compraventa, como una novación o como un convenio entre las
partes. Diez Picazo opta por la última opción. También suele ser comparada a la
cesión de bienes, pero hay diferencias. Es dación cuando el acreedor consiente a
recibir prestación distinta de la debida –sea ésta de dar, en cuyo caso el acreedor
adquiere la propiedad de la cosa dada en pago; o de hacer.
- Pago por cesión de bienes: no es un subrogado del cumplimiento, sino una forma de
pago que libera al deudor –art. 1175– por el importe líquido de los bienes entregados,
y los convenios que sobre sus efectos se celebren se ajustarán a las reglas del
concurso de acreedores (título XVII libro IV cc) y LEC. Los acreedores cobran con la
liquidación de los bienes, por lo que se trata en realidad de un encargo o mandato de
cobro destinado al cumplimiento de la obligación, y, como tal, es irrevocable hasta

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efectuado el cobro. Es irrevocable porque se ejerce en beneficio del apoderado, para
cumplir un convenio. A partir del momento de liquidación el deudor puede revocar el
mandato y reclamar la devolución de los bienes no liquidados. Así, no se transmite la
propiedad de los bienes, sino únicamente la posesión.
Vemos que, mientras la dación en pago sí transmite la propiedad de la cosa dada,
modificando el objeto de la obligación y tratándose por tanto de una subrogación en el pago,
la cesión de bienes es una forma especial de pago que funciona como medio de cobro. Así
como la dación es un negocio pro soluto, pues la deuda queda extinguida con la transmisión
de cosa distinta a la originariamente convenida, la cesión de bienes es un negocio pro
solvendo, es decir, hecho para pago, pues la extinción se producirá, total o parcialmente,
tras la liquidación y destino del importe obtenido a la satisfacción de los acreedores.

IMPUTACIÓN DE PAGO (arts. 1172 -1174)

art. 1172: El que tenga varias deudas de una misma especie en favor de un solo acreedor
podrá declarar, en el momento del pago, a cuál de ellas debe aplicarse.
La imputación de pago es otorgada al deudor –salvo pacto en contrario, favor
debitoris– en nuestro Código Civil, con los requisitos establecidos por el artículo 1172:
- Que existan varias deudas con un mismo acreedor, y de la misma especie –se suele
entender, pecuniarias.
- Que la imputación del pago se realice una vez la deuda esté vencida, y sea líquida.
Además, la imputación por el deudor se realizará a través de una declaración recepticia al
acreedor, que consiente.
No obstante, cabe la posibilidad de que la imputación sea realizada por el acreedor:
párrafo 2º: si aceptare del acreedor un recibo en el que se hiciere la aplicación del pago, el
deudor no puede reclamar contra ésta a menos que hubiera mediado causa que invalide el
contrato (la aceptación).
art. 1173: si la deuda produce interés, no podrá pagarse el capital hasta haber pagado los
intereses. Esto limita la imputación por el deudor al capital, pero el acreedor podrá pactar con
él dicha imputación sin cobrar intereses.
art. 1174: si no hay imputación del pago, se cobrará
- la más onerosa: la que tiene mayor gravamen, o carga, etc. no se refiere a cuantía;
decidir en cada caso.
- si todas de misma naturaleza y gravamen: todas a prorrata –proporcionalidad.

PAGO CON CONSIGNACIÓN (arts. 1176 - 1181)

Cuando el pago, habiendo sido ofrecido por el deudor, no ha podido tener lugar por
causas no imputables a él, es injusto que éste quede vinculado indefinidamente, por lo que se
crea la consignación. Es el procedimiento puesto por la ley en favor del deudor para liberarlo
de su obligación mediante la puesta a disposición de la autoridad judicial de las cosas
debidas. Así, este procedimiento opera únicamente en las obligaciones de dar.
Presupuestos: art. 1176; si el acreedor

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- se negare sin razón a admitir el pago ofrecido
a otorgar el documento justificativo de pago o la
cancelación de la garantía
- estuviere ausente en el lugar donde debe hacerse el pago (no es ausencia legal,
en ese caso se pagaría al representante)
- esté incapacitado en el momento de pago (incapacidad material y pasajera, no
legal)
- varias personas pretendan tener derecho a cobrar
- sea desconocido, o se haya extraviado el título de la obligación
la consignación de la cosa debida liberará al deudor.
Requisitos: art. 1177;
- previo ofrecimiento de pago
- previa anunciación de la consignación a personas interesadas en el
cumplimiento
- consignación ajustada a disposiciones que regulan el pago (integridad,
identidad)
art. 1178: la consignación se hará por el deudor o un tercero, a disposición del Juzgado o
Notario (Ley Jurisdicción Voluntaria).
art. 1179: gastos consignación a cargo del acreedor –cuando fuere procedente: si el deudor
presenta una demanda de consignación acompañada de documentos justificantes del
ofrecimiento, la consignación y los gastos de la misma, podrá reclamarlos.
Efectos: art. 1180, extinguirá la obligación –quedando libres deudor, codeudores y
fiadores– y podrá el deudor pedir la eliminación de la garantía:
- con la aceptación de la consignación por parte del acreedor
- con la declaración judicial de que la consignación está bien hecha
Antes de ello, podrá el deudor retirar la cosa consignada, haciendo subsistir la deuda.
art. 1181: si, antes de cobrar, el acreedor autoriza al deudor para retirar la cosa consignada,
perderá toda preferencia que tuviera sobre la cosa y quedarán libres deudor, codeudores y
fiadores.
En general, aunque no haya consignación, el ofrecimiento de pago rehusado sin razón
constituye al acreedor en mora, y el deudor no cae en caducidades ni resoluciones, siempre y
cuando demuestre su comportamiento posterior que su intención de pagar era real y no
ficticia.

10. EL INCUMPLIMIENTO DE LAS OBLIGACIONES

El incumplimiento de la obligación es la falta de realización de la prestación debida.


Así, es tanto una infracción de su deber por parte del deudor, como una insatisfacción del
interés del acreedor. Según la perspectiva que tomemos tendrá unas consecuencias u otras:
examinaremos, en primer lugar, el grado de satisfacción producido para el interés del
acreedor; y a partir de ahí, deducimos la responsabilidad que de ello corresponde a cada uno
de los intervinientes.

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Según el tipo de obligación, el incumplimiento puede ser la no entrega de la cosa en el
momento debido –de dar–, la falta del hecho cuando se debía –hacer–, o la realización de lo
prohibido –no hacer.
Clases de incumplimiento:
- No-prestación: el deudor no ha realizado ningún acto dirigido a poner en
práctica la prestación debida.
- si la prestación puede ser todavía objetivamente cumplida:
mora del deudor: un retraso en el pago que es
subsanable –aunque sancionable.
- si la prestación ya no es objetivamente plausible:
imposibilidad sobrevenida: según la causa, responsabilidades
pago fuera de plazo insubsanable: el acreedor demandaba la
ejecución en un momento preciso
- Prestación defectuosa

IMPOSIBILIDAD DE LA PRESTACIÓN:

Cuando es imposible, la obligación en principio se extingue. El incumplimiento se


entiende definitivo, no cabe un cumplimiento tardío, como sucederá con la mora debitoris.
Imposibilidad sobrevenida: arts. 1182 -1186, Pérdida de la cosa debida
Habiéndose perfeccionado la obligación, y antes de hallarse el deudor constituido en mora, se
dan casos en que la prestación deviene imposible. (si la imposibilidad se produce en el
momento del contrato, los efectos serán la nulidad del mismo).
La pérdida de la cosa debida supone una imposibilidad sobrevenida de cumplir la
obligación de dar o entregar, por lo que extingue la obligación y libera al deudor, según
presupuestos. En cuanto a las obligaciones de hacer, su imposibilidad legal o física dará lugar
a los mismos efectos –art. 1184.
La extinción por imposibilidad sobrevenida se produce siempre y cuando el deudor no
incurra en culpa por dicha imposibilidad ni se halle en la situación jurídica de moroso.
El deudor que sufre la pérdida de la cosa, obligado a entregarla al acreedor, puede
tener derechos contra terceros por razón de la misma, y esos derechos son los que sustituyen
a la cosa que se debió entregar: art. 1186.
art. 1096: obligaciones de dar – el acreedor puede
- compeler a realización de entrega
- si cosa genérica: ejecutar pago a costa del deudor (+ indemnización)
deudor: si mora, o entregar misma cosa a varias personas: asume riesgo caso
fortuito
art. 1098: obligaciones de hacer – podrá ejecutarse a su costa, o decretarse que se
deshaga lo mal hecho
- si no la hiciere
- si la hiciere contraviniendo al tenor de la obligación

art. 1902: RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL: Si un tercero impide el


cumplimiento o provoca imposibilidad, y el deudor no tiene culpa en ello, éste está exento de

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responsabilidad. Responsabilidad extracontractual del tercero: importante determinar, porque
la acción contra éste prescribe al año (frente a la de responsabilidad contractual: 5 años).
Existe un deber de respeto del derecho de crédito –consecuencia del deber general de respeto
de las situaciones jurídicas que integran la esfera jurídica y patrimonial ajena.

Imposibilidad objetiva: circunstancias de fuerza mayor o caso fortuito. art. 1105:


nadie responderá de aquellos casos que no hubieran podido preverse, o que previstos, fueran
inevitables. EXONERACIÓN DEL DEUDOR. El deudor no responde de los sucesos que
quedan fuera del ámbito de su control, pero este ámbito viene determinado por el tipo de
diligencia que le sea exigible. La jurisprudencia excluye de los deberes de previsión aquellos
sucesos insólitos y extraordinarios que, aunque no imposibles físicamente, no son los que
puede calcular una conducta prudente atenta a las eventualidades que el curso de la vida
puede deparar.

Imposibilidad subjetiva:

LA RESPONSABILIDAD DEL DEUDOR

Una vez examinado el grado de satisfacción de la prestación, se valora el


comportamiento de los interesados, para decidir a quién deben atribuirse los hechos
determinantes de la lesión (imputabilidad) y sobre quién deben recaer las consecuencias
jurídicas de tales hechos (responsabilidad).
art. 1094: el obligado a dar una cosa lo está también a conservarla con la diligencia
propia de un buen padre de familia. Se exige al deudor, no únicamente la realización de la
prestación, sino el deber de mantener la posibilidad de la misma.
art. 1101: quedan sujetos a la indemnización de daños y perjuicios los que en el
cumplimiento de sus obligaciones incurrieren en dolo, negligencia y morosidad. (...)

- CULPA: art. 1104: omisión de aquella diligencia que exija la naturaleza de la


obligación –o, si no la expresa, la del buen padre de familia– y corresponda a las
personas, tiempo y lugar.
La doctrina admite una graduación en la culpa, dirigida a diferenciar la culpa
grave del dolo. Culpa grave: imprudencia temeraria, falta de diligencia en general –no
hacer lo que todos hacen–; culpa leve: falta de la diligencia de un padre de familia;
culpa levísima: falta de la diligencia de alguien muy diligente o escrupuloso. Se usa
en Dº Penal.
La culpa es una imprevisión por falta de cuidado solventable con la debida diligencia.
- DOLO: el Código Civil no lo define, se limita a agravar los efectos del
incumplimiento cuando existe dolo: art. 1107: si dolo, deudor obligado a indemnizar
todos los daños, perjuicios, gastos previstos y no previstos.
Jurisprudencia del Tribunal Supremo: Dolo= infracción voluntaria del deber
jurídico que pesa sobre el deudor, con la conciencia de que con su hecho realiza un
acto antijurídico, prohibido por el ordenamiento; debiendo entenderse dolosamente
queridos los resultados que sin ser intencionalmente perseguidos aparezcan como

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consecuencia necesaria de la acción.
El dolo nunca se presume: ha de ser en todo caso probado por el acreedor.
Los pactos que modifican el régimen de responsabilidad del deudor son en principio
legítimos al amparo del principio de autonomía de la voluntad –art. 1255. El artículo 1102,
sin embargo, declara la nulidad de la renuncia a la acción para exigir la responsabilidad por
dolo. En cuanto a la culpa, el art. 1103 no se pronuncia con tanta rotundidad acerca de la
acción para exigir responsabilidad, pero la establece exigible en cualquier obligación y
atribuye a los Tribunales su moderación según los casos. La responsabilidad por culpa se
traduce en indemnización por daños y perjuicios, y no puede ser sustituida por una
estipulación por la que el responsable quede obligado al pago de una cantidad
desproporcionada a la inicial, pues ello equivaldría a fraude de ley que reduciría a la nada la
acción para exigir responsabilidad.

Dificultad sobrevenida: la imposibilidad sobrevenida recogida en el Código Civil


sólo se refiere a las características objetivas de la prestación, pero a veces el cumplimiento
puede tornarse extremadamente dificultoso para la persona del deudor. Así, la Jurisprudencia
determina (Sentencia TS 9dic1949) que el deudor ha de vencer todas las dificultades que se
presenten para el cumplimiento, pero no se le exige la prestación exorbitante: aquella que
exigiría vencer dificultades que pueden ser equiparadas a la imposibilidad, por exigir
sacrificios absolutamente desproporcionados o deberes más altos.
Cláusula rebus sic stantibus:"mientras continúen así las cosas". Con esta cláusula, los
contratos podrán ser revisados siempre que concurran circunstancias nuevas, que alteren las
condiciones que se tenían en el momento de constitución de la obligación. No extingue el
contrato, sino que lo corrige.

Fundamento y requisitos de la alteración de las circunstancias: si se frustra la causa


del contrato, éste se torna nulo, se entiende que la causa desaparece. La fundamentación
legal sobre la que se apoya la cláusula rebus sic stantibus se encuentra en los artículos 7.1 –
los derechos deberán ejercitarse conforme a las exigencias de la buena fe– y 1258 –contratos
obligan a lo pactado y las consecuencias conformes a buena fe, uso y ley. Estos preceptos
dejan claro que los derechos se ejercitarán siempre de buena fe, de tal forma que, si hubiera
una modificación significativa del contexto, la legislación no considera buena fe aplicar
las normas de igual manera, sin tener en cuenta el cambio de las circunstancias.

Rebus sic stantibus difiere del caso fortuito en que el cambio de las circunstancias al que
alude no conlleva la imposibilidad del cumplimiento de la prestación, sino un desequilibrio
desproporcionado entre las prestaciones. El deudor, con esta cláusula, no pretende su
liberación sino una modificación del contrato que lo adecúe a las circunstancias alteradas. Es
más probable que se disponga en un contrato de larga duración, y para ser efectiva requiere
de:

1. Modificación extraordinaria de las circunstancias en las que se perfeccionó el


contrato. Esta alteración debe suponer que las partes no hubieran realizado el contrato
de haber conocido las nuevas circunstancias.
2. Desproporción desorbitante entre las prestaciones. Además, se debe demostrar la
causalidad entre la circunstancia sobrevenida y el incumplimiento de las obligaciones.
3. Supervivencia de circunstancias radicalmente emergentes e imprevisibles.

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4. Subsidiariedad. Solo se aplicará la cláusula rebus sic stantibus si no existe ningún otro
remedio posible; o falta pacto expreso entre las partes.

Imposibilidad temporal: puede ser salvable, como en la mora del deudor, en cuyo
caso no supondrá la extinción de la obligación; o insalvable, si el momento de la prestación
era crucial para la satisfacción del interés del acreedor. En este caso, aunque la obligación se
puede objetivamente cumplir, el retraso equivale al incumplimiento, por ser causa de
insatisfacción del interés del acreedor.

Cumplimiento inexacto en el tiempo: MORA

Si la obligación es cumplida tarde se produce la mora –se entiende que el retraso ha


de ser culpa del deudor, la deuda ha de ser líquida y estar vencida para ser exigible. En
principio, no es automática: art. 1100: incurren en mora quienes no paguen desde que el
acreedor les exija judicial o extrajudicialmente el cumplimiento.
No obstante, párr. 2º art. 1100: será automática si:
- Declarado expresamente en el contrato o por ley
- La designación de la época de pago fue motivo determinante para el
establecimiento de la obligación.
Compensación en mora: en las obligaciones recíprocas ninguno incurre en mora si el
otro no cumple o se allana a cumplir debidamente. Desde que uno cumple, empieza la mora
para el otro.
Efectos: la mora no imposibilita el cumplimiento tardío de la obligación, por lo que
no la elimina –siempre y cuando sea aún satisfacible el interés del acreedor. La prueba de la
carencia de interés, en todo caso, le incumbe a él.
art.1101: deudor moroso obligado a indemnizar daños y perjuicios.
art. 1108: intereses moratorios, en el caso de las deudas pecuniarias, la
indemnización por retraso culpable será el pago de los intereses pactados –intereses
moratorios– o, en su defecto, el interés legal, a contar desde –art. 1109– que son
judicialmente reclamados.
El deudor que incurre en mora, si tras ello se produce una imposibilidad sobrevenida
de la prestación –por pérdida de la cosa, caso fortuito o fuerza mayor– está, sin embargo,
obligado a pagar indemnización por daños y perjuicios derivados del incumplimiento total,
que absorberán los moratorios; o en caso de que el caso fortuito le libere, los ocasionados por
la mora.
La purga de la mora es la cancelación total o parcial de sus efectos por voluntad
expresa o tácita del acreedor. Es distinta de la cesación del estado de mora, que es causado
por el cumplimiento o extinción de la obligación por cualquier otro motivo y la prórroga dada
por el acreedor para que el deudor cumpla.

Cumplimiento inexacto en el objeto: Prestación defectuosa

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Habiendo el deudor dirigido sus actos a cumplir la prestación, ésta no coincide con la
prevista en el momento de constitución. El Código Civil no la regula de manera específica,
pero, atendiendo al art. 1101: los que de cualquier modo contravinieren al tenor de la
obligación quedan obligados a pagar daños y perjuicios. También, art. 1098: las obligaciones
se podrán ejecutar a costa del deudor que cumpliere contraviniendo su tenor. Análogamente,
podemos aplicar también los principios de identidad –art. 1166– e integridad –art. 1169– por
los cuales el acreedor no está obligado a aceptar una prestación que no satisfaga su interés.
Corre de cuenta del acreedor el examen de la prestación; y en caso de cumplimiento
defectuoso se considera no cumplida.

11. GARANTÍA DEL CUMPLIMIENTO DE LAS OBLIGACIONES

Junto con la deuda, la garantía es uno de los elementos esenciales en las obligaciones.
La garantía genérica viene dada por la responsabilidad patrimonial universal establecida en el
art. 1911 del Código Civil, pero se estipulan otras específicas para los casos en que ésta no es
suficiente.

ACCIÓN DE RESOLUCIÓN: Facultad resolutoria tácita

La llaman condición, pero no es tal. Concede a los acreedores la facultad de resolver la


obligación.
El art. 1124 establece la facultad implícita (no pactada) que tienen los acreedores en
obligaciones recíprocas de resolver si el otro no cumpliere. En este caso, el acreedor puede
optar entre exigir el cumplimiento o la resolución, además de la indemnización por daños y
pago de intereses en ambos casos. Si optase por cumplimiento y éste deviniera imposible,
puede optar por la resolución –siempre con pago de daños y perjuicios, habiendo demostrado
la relación causal entre el incumplimiento y éstos. El Tribunal dictará la resolución
reclamada, en principio sin señalar plazo.
Requisitos para que la resolución pedida por el acreedor proceda:
- existencia del contrato
- reciprocidad de la obligación
- deudor incumple de manera grave –no simple retraso– sus obligaciones
- el incumplimiento resulta de una conducta obstativa del deudor: voluntad
deliberadamente rebelde de incumplimiento; doloso, no únicamente culposo
- requerimiento previo de cumplimiento: una vez probado el incumplimiento,
requerimiento de resolución

Facultad resolutoria expresa: PACTO COMISORIO

A la facultad resolutoria, cuando se explicita en forma de convenio incluido en el


contrato, se la denomina pacto comisorio o de lex commissoria: un pacto por el cual se
conviene que, en caso de incumplimiento total o parcial, se producirá la resolución del
contrato. En el caso de la compraventa, el capítulo V del Código Civil establece las

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obligaciones del comprador y se conceden, en los arts. 1503 a 1505, una serie de garantías al
vendedor:
art. 1503: si el vendedor tuviere fundado motivo para temer la pérdida de la cosa
inmueble vendida y el precio, podrá promover inmediatamente la resolución de la venta. Si
no existiere este motivo: art. 1124.
art. 1504: aunque se haya pactado resolución en caso de falta de pago en el tiempo
convenido —venta de bienes inmuebles– el comprador podrá pagar tardíamente hasta que sea
requerido judicialmente o por acta notarial.
art. 1505: bienes muebles, resolución si el comprador no se presenta a recibir la cosa
en el momento pactado o presentándose no ofrezca al mismo tiempo el precio –salvo pacto
mayor dilación en el pago.

El concepto procede del derecho romano, y su significado originario dista del actual:
antiguamente se usaba para referir un pacto por el cual se establecía como garantía del
cumplimiento el comiso o la inmediata apropiación por parte del acreedor, en caso de
incumplimiento, de aquello que hubiera otorgado el deudor en calidad de prenda o hipoteca.
Se considera que este modo de proceder puede tornarse abusivo y se elimina por tanto del
ordenamiento jurídico: art. 1859 –el acreedor no puede apropiarse ni disponer de las cosas
dadas en prenda o hipoteca. Sin embargo, se concede la posibilidad de que el deudor se
comprometa a vender a su acreedor una cosa determinada si no cumple la obligación: art.
1872 –el acreedor que no haya sido satisfecho puede proceder ante Notario a la enajenación
de la prenda:
- en subasta pública
- con citación: deudor y dueño de la prenda
- una segunda subasta si la primera no hay enajenación, y si en la segunda
tampoco el acreedor puede hacerse dueño de la prenda dando carta de pago de
la totalidad de su crédito.

Si como cláusula penal (art. 1152), que sustituye a la indemnización de daños y


perjuicios y el abono de intereses en caso de incumplimiento –salvo pacto distinto– por el
pago de una cantidad pactada o pena; se establece un pacto comisorio, el Juez decidirá si es
válido en cada caso concreto.

Acciones que pueden ejercer los acreedores en ejecución de su crédito

El artículo 1111 cc expone las cuatro acciones principales que tiene el acreedor frente
al deudor para satisfacer su interés de cumplimiento:

ACCIÓN DIRECTA: el acreedor puede “perseguir los bienes del deudor” al amparo
del art. 1911 –responsabilidad patrimonial universal– “para realizar cuanto se le debe”.
Además, se le otorga el derecho de proceder de forma directa contra el deudor de su
deudor, caso ejemplificado en el art. 1552, por el cual “el subarrendatario queda también
obligado para con el arrendador por el importe del precio convenido en el subarriendo”.
Aunque el resultado final de ejercer esta acción y el derivado de ejercer la acción

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subrogatoria o indirecta pueden ser iguales, ambas acciones son diferentes. Así, mientras la
indirecta puede ejercerse siempre que concurran determinados requisitos, la directa sólo
puede ejercerse en los casos previstos en la ley. En realidad, la acción directa constituye una
excepción al principio contractual básico de que los contratos sólo producen efecto entre las
partes.

ACCIÓN SUBROGATORIA: “los acreedores pueden ejercitar todos los derechos y


acciones de éste con el mismo fin”, exceptuando personalísimos. Es un poder de los
acreedores para ejercitar derechos y acciones cuando el deudor se mantiene inactivo de forma
que no adquiere medios de pago.
Se trata de una acción subsidiaria, que para ser efectiva necesita de la previa
persecución de los bienes del deudor y demostración de su insolvencia –se entiende,
insolvente en lo que no toca a los derechos y acciones a subrogar. En ese caso, el acreedor
legitimado debe cumplir una serie de requisitos:
- su crédito debe ser cierto, líquido y exigible –para poder ser satisfecho con la
ejecución de los derechos y acciones en cuestión
- el acreedor no es representante del deudor, pues no obra en su interés: ha de
actuar en su propio nombre e interés, ejercitando un derecho ajeno que le
corresponde extraordinariamente por ley.
Los efectos de la acción subrogatoria son la satisfacción del interés del acreedor, y, según la
Jurisprudencia, ceden en beneficio del patrimonio del deudor. Es importante tener en cuenta
la subsidiariedad de esta acción. De no atender a ella, el deudor podrá oponer una excepción.

ACCIÓN PAULIANA o REVOCATORIA: los acreedores “pueden también


impugnar los actos que el deudor haya realizado en fraude de su derecho”–art. 1111. Es una
acción útil dada al acreedor para que cobre, y se produce sólo en los casos expresamente
recogidos en la ley: arts. 1290 y ss, rescisión de los contratos.

Para entender la acción pauliana, hemos de comprender la diferencia entre la rescisión


y la resolución de los contratos. La primera se produce, como hemos dicho, en los casos
establecidos en el Código Civil y según las disposiciones de los arts. 1290 y siguientes;
mientras que la resolución se produce, como habíamos visto con la facultad resolutoria, a
partir del incumplimiento, de forma excepcional (art. 1124). Ambas –rescisión y resolución–
son ejemplos de casos en los cuales un contrato válido puede llegar a ser ineficaz.
La ineficacia difiere de la invalidez del contrato:
- invalidez se produce en los casos de
- inexistencia del contrato por falta de elementos esenciales –consentimiento,
objeto, causa y forma en contratos formales;
- nulidad por adolecer el contrato de un vicio que lo invalida de principio;
- anulabilidad o impugnabilidad, en la cual concurre un vicio –subsanable– del
consentimiento, por error, violencia o dolo.

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La acción pauliana se encuentra como una de las causas previstas para la rescisión de los
contratos en el art. 1291 –por fraude de acreedores. Se regula, por tanto, junto a las normas de
la rescisión, artículos 1290 y ss. del Código Civil.
Ya en el art. 1291 se subraya que la rescisión se producirá siempre y cuando los
acreedores “no puedan de otro modo cobrar lo que se les debe”; y el art. 1294 redunda en la
subsidiariedad de la acción de rescisión en general.
La acción pauliana es una acción personal que produce la ineficacia, frente a los
acreedores, de los actos del deudor que le coloquen en una situación de insolvencia
patrimonial para cumplir sus obligaciones. Para que esta acción prospere, el acreedor que la
presenta ha de probar el carácter fraudulento del acto cometido por el deudor, es decir, que ha
sido realizado con intención de producir el fraude. La Jurisprudencia ha concretado este
criterio: el deudor comete fraude si conoce el perjuicio que causa o la insolvencia en que
incurrirá tras realizar dicho acto. La prueba del fraude está facilitada por algunas
presunciones legales:
art. 1297: se consideran contratos celebrados en fraude de acreedores aquellos en los
que el deudor
- enajenare bienes a título gratuito: donación fraudulenta si al hacerla el donante
no se reserva bienes suficientes para pagar las deudas anteriores a ella.
- enajenare bienes a título oneroso, habiéndose producido antes sentencia
condenatoria o mandamiento de embargo de bienes contra el deudor
Cualquiera de los acreedores puede ejercitar la acción pauliana. Sin embargo, su crédito ha de
ser anterior al acto fraudulento –se exceptúa el caso en que se produce dicho acto para
defraudar la obligación emergente. Se ejerce contra el deudor y aquel con quien éste haya
realizado el acto fraudulento. La ineficacia de dicho acto se produce sólo en lo que haya
originado perjuicio al acreedor.
El art. 1295 establece que la rescisión obliga a devolver “las cosas que fueron objeto
del contrato con sus frutos (...)” por lo que “sólo podrá llevarse a efecto cuando el que la haya
pretendido pueda devolver aquello a que por su parte estuviese obligado”. En el caso de
fraude de acreedores, quienes la ejercitan no pueden devolver, pues no han recibido nada: se
refiere al tercero con quien el deudor realiza el acto en cuestión. Si este tercero ha enajenado,
a su vez, a otro subadquirente de Buena Fe, la rescisión del contrato no procederá –art. 1295,
parr. 2 y 3– y podrá exigirse la indemnización por daños y perjuicios. Además, quien hubiese
adquirido de mala fe –art. 1298– deberá indemnizar si por cualquier causa le es imposible
devolver.

DERECHO DE RETENCIÓN: Es un recurso legal concedido a determinados


acreedores para darles preferencia a la hora de cobrar; se les concede el derecho a retener una
cosa en garantía de pago, y esta concesión ha de ser expresa, ya sea por contrato de prenda o
por ley –prenda legal.
Ejemplos de tales acreedores son el usufructuario –art. 502–, que retiene la cosa hasta
reintegrarse con sus productos; el que haga la obra en cosa mueble –art. 1600– hasta que sea
pagada; o el poseedor de buena fe durante la liquidación de gastos hasta que le sean pagados.
La retención es garantía especial, en tanto constriñe al deudor para cumplir si quiere
recuperar la cosa –es una medida de compulsión; y es oponible erga omnes. El retentor es un

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poseedor, y como tal está protegido por la ley –art. 446. Está obligado a conservar la cosa con
la diligencia de un buen padre de familia –art. 1094– y no podrá usar, disfrutar o disponer de
ella. Si es cosa fructífera, recogerá los frutos que se desprendan de ella durante su posesión y
habrá de entregarlos con ella –art. 1095. En general se le aplican supletoriamente las reglas
del depósito.

ARRAS: cosa o cantidad de dinero que una parte entrega a la otra en el momento de
celebración del contrato como garantía de (cumplimiento de la obligación) la perfección del
contrato.
El art. 1454 cc da cabida a distintos tipos de arras, según su función económica:
- Arras confirmatorias: la entrega cumple la función de señal de la celebración del
contrato o prueba de su perfección. La cantidad pagada suele ser parte del precio.
- Arras penitenciales: su entrega permite a cualquiera de los contratantes desistir de la
ejecución de un contrato ya perfeccionado, allanándose quien entregó las arras a
perderlas y quien las recibió a devolverlas duplicadas –art. 1454. Se admite, así, en
este caso excepcional la rescindibilidad del contrato, siempre que sea expreso que las
arras son penitenciales (se presumen confirmatorias).
- Arras penales: en caso de incumplimiento de las obligaciones, se pierden o se
devuelven dobladas según quien sea el que incumple; pero no facultan para desligarse
de la obligación, que puede ser exigida coactivamente. Se les aplica por analogía las
reglas de la cláusula penal.

CLÁUSULA PENAL: pena convencional, arts. 1152 -1154 cc


Es un pacto en el que las partes acuerdan el pago de una cantidad por parte del obligado, que
se compromete a ello, en caso de incumplimiento o cumplimiento defectuoso de la obligación
principal por culpa del deudor –se excluyen casos fortuitos y fuerza mayor. Se entiende, por
tanto, como una obligación accesoria: art. 1155– la nulidad de la cláusula penal no lleva
consigo la de la obligación principal. En principio, el pago de esta cantidad sustituye a la
indemnización y el pago de intereses en caso de incumplimiento –art. 1152– salvo otra cosa
pactada; y no ha de probarse el daño causado por el impago para ser ésta exigible.
El deudor sólo puede eximirse pagando la pena si pacto expreso –art. 1153– así lo
permite; y el acreedor sólo podrá exigir el cumplimiento además del pago de la pena si le ha
sido otorgada esta facultad. Esto no quita que el acreedor pueda optar por exigir el
cumplimiento, y, de manera subsidiaria, la cláusula penal.
art. 1154: el Juez modificará equitativamente la pena cuando la obligación principal
haya sido parcial o irregularmente cumplida.

12. LA GARANTÍA DEL CRÉDITO EN LA INSOLVENCIA DEL DEUDOR

Si la insolvencia del deudor es absoluta, la satisfacción de la obligación habrá de


esperar a embargar sus bienes futuros, pero ¿qué ocurre cuando el activo del deudor puede
hacer frente sólo a una parte de sus deudas, siendo menor que el pasivo? ¿Qué acreedor
cobrará primero? Puesto que se entiende, por regla general, que todos los acreedores son de
igual condición frente al patrimonio del deudor, y para evitar injusticias, se acuerda un

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reparto del riesgo entre todos los acreedores en caso de insolvencia parcial del deudor,
análogamente a como se viene haciendo desde la Lex Rhodia de Iactu, la ley más antigua
vigente, con el reparto del riesgo de la pérdida de cosa arrojada en un navío que para salvarse
llevó a cabo dicho arrojo.
Este reparto del riesgo se realiza de acuerdo a las reglas del concurso de acreedores
–para no comerciantes, quiebra para comerciantes– referidas a la concurrencia de varias
personas sobre el patrimonio parcialmente insolvente del deudor. Ello quedaba regulado en
los arts. 1911 y ss del Código Civil, pero tuvo un mayor desarrollo en la Ley Concursal, que,
de hecho, derogó los arts. 1912-1920 cc y rige los procedimientos de ejecución colectiva de
la deuda en insuficiencia patrimonial del deudor. En cuanto a los artículos del Código Civil
que restan, disponen las reglas de clasificación de los créditos, que otorgan a algunos de ellos
ciertos privilegios o preferencia sobre los demás en el cobro –arts. 1921 -1929.
Los créditos privilegiados son aquellos protegidos por la ley, a los que se otorga la
cualidad de ser satisfechos antes que el resto. La clasificación de los créditos se regirá –art.
1921– por los arts. 1922 y ss cc y, en caso de concurso, por la Ley Concursal.
Los privilegios son exclusivamente legales –no convencionales–, creados por el
legislador en su política legislativa; de interpretación estricta, pues violan el principio de
igualdad de acreedores; recaen sobre el precio del bien afectado y son accesorios de un
crédito –desaparecen sin éste, pero no al revés, acreedor puede renunciar a ellos. Son causas
de extinción de los privilegios:
- Renuncia del acreedor
- Pérdida o transformación de la cosa sobre la que recae.
- Falta de ejercicio del privilegio en el plazo legal.
Los arts. 1922 a 1929 clasifican los créditos en tres grandes grupos, según el tipo de bienes
del deudor que persiguen:

Bienes Muebles: Privilegios especiales mobiliarios. art. 1922

1. Créditos por construcción, reparación, conservación o precio de venta de bienes


muebles en poder del deudor, hasta donde alcance su valor.
La tenencia por parte del deudor de la cosa se exceptúa en el caso de derecho
de retención del artífice, art. 1600.
2. Los garantizados con prenda en poder del acreedor, [tendrán preferencia] sobre la
cosa empeñada y hasta donde alcance la garantía.
3. Los garantizados con fianza de efectos y valores, constituida en establecimiento
público o mercantil, [tendrán preferencia] sobre la fianza y por el valor de sus efectos.
Esta garantía es más bien una prenda; la fianza es garantía personal: art. 1822.
4. Créditos por transporte: sobre los efectos transportados, su precio, gastos y derechos
de conducción; por 30 días tras entrega.
5. Créditos de hospedaje, sobre los muebles del deudor en la posada.
6. Créditos por semillas y gastos de cultivo y recolección anticipados al deudor, sobre
los frutos de la cosecha –pendientes o separados.
7. Créditos por alquileres y rentas de 1 año, sobre los bienes muebles del arrendatario en
la finca arrendada y frutos de la misma –producidos por los bienes del arrendatario.

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Se excluyen bienes inembargables.
Si los bienes muebles a que se refiere el apartado 7 hubieran sido sustraídos, acreedor
puede reclamar hasta 30 días tras sustracción. Este principio puede ser interpretado
equívocamente como la reipersecutoriedad, no sólo de los bienes sacados de la finca
sin el consentimiento del arrendador, sino de todos los bienes a que se refieren los
privilegios especiales mobiliarios restantes del art. 1922. No es eso lo que se está
diciendo aquí: sólo se aplica al apartado 7, es una facultad exclusiva del arrendador.

Bienes Inmuebles y derechos reales: Privilegios especiales inmobiliarios. art. 1923

1. Créditos a favor del Estado, sobre los bienes de los contribuyentes, por el importe de
la última anualidad, vencida y no pagada, de los impuestos que gravitan sobre ellos.
Esta preferencia, junto a otras de los créditos fiscales, se regula en la Ley
Tributaria.
2. Créditos de los aseguradores, sobre los bienes asegurados.
3. Créditos hipotecarios y refaccionarios, inscritos en Registro Propiedad; sobre bienes
hipotecados u objeto de refacción.
Desarrollo en la Ley Hipotecaria. aLa anotación preventiva del crédito
fraccionario se entiende realizada para proteger todo crédito nacido o por nacer de la
construcción, reparación o conservación de un bien inmueble, comprendiendo a quien
presta dinero para estos fines. Caduca a los 60 días de concluida la obra.
4. Créditos preventivamente anotados en Registro de la Propiedad por mandamiento
judicial, embargo, secuestro o ejecución de sentencias: sobre los bienes anotados, y
sólo créditos posteriores.
5. Créditos refaccionarios no anotados ni inscritos, sobre los bienes inmuebles objeto de
refacción y sólo respecto a créditos distintos de los anteriores.

Resto: Privilegios generales. art. 1924

Recaen sobre el resto de bienes muebles e inmuebles del patrimonio del deudor.
1. Créditos a favor del Municipio o Provincia, por impuestos última anualidad vencida y
no pagada, no comprendidos en el art. 1923.1. (Leyes tributarias)
2. Créditos devengados:
- Por funerales del deudor, su cónyuge e hijos, si no tuvieren bienes propios
- Por gastos de última enfermedad deudor, cónyuge e hijos, causados en el
último año, hasta el fallecimiento
En ambos casos el patrimonio afectado por el privilegio puede ser el de los
herederos, o personas que prestaban alimento al difunto
- Por los salarios y sueldos de los trabajadores por cuenta ajena y del servicio
doméstico correspondiente al último año. (Leyes laborales)
- Por las cuotas correspondientes a los regímenes obligatorios de subsidios,
seguros sociales y mutualismo laboral del último año, siempre que no tengan
reconocida mayor preferencia.

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- Por anticipaciones hechas al deudor, para sí y su familia constituida bajo su
autoridad –convivencia y parentesco–, en comestibles, vestidos y calzado, en
el último año.
3. Los créditos que sin privilegio especial consten:
- En escritura pública –a ella se equiparan los doc. privados reconocidos
judicialmente
-Por sentencia firme, si hubieren sido objeto de litigio.

Una vez estipulada la clasificación, los siguientes artículos del Código Civil pasan a
establecer el orden de prelación de créditos en general y de la misma clase: si concurren 2
créditos de la misma condición, cuál se cobra antes.
Así, en cuanto a los bienes muebles se establece que aquellos créditos que gozaren de
preferencia excluyen a los demás hasta donde alcance el valor de los bienes a que la
preferencia se refiere. Si concurren varios créditos con preferencia sobre los mismos bienes
muebles, art. 1926:
1. Crédito pignoraticio –hasta el valor de la prenda– excluye al resto
2. Crédito con fianza constituida a favor de más de un acreedor: orden de fecha de fianza
3. Créditos anticipos semillas, gastos cultivo, recolección > alquileres y rentas; sobre los
frutos de la cosecha a la que sirvieron
4. Resto: precio muebles a prorrata entre los créditos de especial preferencia.

En cuanto a los bienes inmuebles, se establece inicialmente lo mismo (preferencia


excluye al resto hasta valor bienes), y si concurren varios créditos con preferencia sobre los
mismos bienes inmuebles, art. 1927:
1. Créditos apartados 1 y 3 art. 1923 > resto art. 1923
2. Créditos hipotecarios y refaccionarios anotados o inscritos aps. 3 y 4 art. 1923: por
orden de antigüedad de las inscripciones/anotaciones
3. Refaccionarios no anotados ni inscritos ap. 5 art. 1923: orden inverso a antigüedad
(primero el último realizado, el más nuevo)

Por último, art. 1928: el resto de bienes del caudal del deudor satisfarán, primero, los
créditos que gocen de preferencia especial que no hubieran sido totalmente satisfechos, por el
orden que les corresponda según su naturaleza –según lo establecido en el art. 1924.
El resto de créditos que no gocen de preferencia o, gozando de ella, en la cantidad no
realizada y cuando ésta haya prescrito, se cobrarán según art. 1929:
1. orden art. 1924
2. orden de fechas; si misma fecha: prorrata
3. créditos comunes art. 1925 (resto de créditos sin privilegios)

Con esto, tenemos que los efectos patrimoniales del concurso de acreedores son la
clasificación y graduación de créditos. Esta institución tiene, además, efectos sobre la persona
concursada, según el modo como ha sido declarado el concurso:
a. Concurso voluntario: el deudor, en vista de su insuficiencia, se declara parcialmente
insolvente y pide al Juez declare concurso.

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- Se produce la suspensión de todos los pagos
- Toda deuda a plazo vence
- El Juez cita a acreedores, que acordarán con deudor la quita o la espera: el
Juez autoriza lo acordado, que suele ser una cesión de bienes.
El declarado en concurso queda incapacitado para administrar sus bienes en cuanto
señale la sentencia judicial.
b. Concurso necesario o forzoso: cuando la insolvencia ha sido fraudulenta, o fruto de la
conducta negligente del deudor, se le declara incapacitado para administrar sus bienes
en todo su patrimonio.

13. LA PRUEBA DE LAS OBLIGACIONES

La prueba de la existencia de las obligaciones es un ámbito del Derecho de


obligaciones que ha sido muy modificado. El Código Civil lo regulaba en los artículos 1214 a
1253, pero se entendió que era una materia propia de otros Derechos especiales y se relegó al
Derecho Procesal con la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 2015. Aun así,
daremos unas pinceladas de lo que expresaban dichos artículos, que profundizaremos en
Derecho Procesal.
Los artículos 1214 y 1215 –derogados por la LEC– del Código Civil sentaban las
reglas generales de la prueba de las obligaciones:
art. 1214: la prueba de la obligación corresponde a quien la alega, y la de su extinción,
al deudor.
art. 1215: regla de presunción: cuando existe una obligación, ésta se presume no
cumplida.
El Código Civil mantiene en su regulación los preceptos relativos a la prueba
documental, considerada materia de Derecho Civil por abarcar diferentes ámbitos –el
proceso judicial, el procedimiento administrativo y notarial.
Los documentos son toda información recogida en un soporte material –papel o
electrónico–, susceptible de ser reproducida, que refleja la prueba de unos hechos. Los
documentos pueden ser públicos o privados: arts. 1216 -1230

Documentos públicos:
Son art. 1216: aquellos autorizados por notario –si interviene, Legislación Notarial
(art. 1217)– o empleado público competente con las solemnidades requeridas por la ley.
art. 1218: Hacen prueba del hecho que motiva su otorgamiento y de su fecha: frente a
terceros, del otorgamiento, independiente del contenido (aunque se presume legal y verídico
si ha dado fe de ello un Notario); entre partes hacen prueba también del contenido.
art. 1219: las escrituras que desvirtúen anteriores entre las partes sólo tendrán efectos
contra terceros cuando anotadas en el registro público competente.
art. 1220: las copias impugnadas por aquellos a quienes perjudiquen sólo tendrán
fuerza probatoria cuando debidamente cotejadas. Si alguna variante, contenido de la matriz >
copia.
art. 1221: si desaparece matriz, harán prueba:

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1. primeras copias sacadas por funcionario público autorizante
2. copias ulteriores por mandato judicial con citación de los interesados
3. copias sin mandato judicial en presencia y conformidad de interesados
A falta de ellas: copias 30 o más años, tomadas del original por el funcionario que las
autorizó u otro encargado de su custodia.
Copias de menor antigüedad, copias de copias, no autorizadas o autorizadas por
funcionario no competente sólo indicio de prueba. art. 1222: también la inscripción en
registro público de un documento desaparecido.
La fuerza probatoria de las copias será decidida por los Tribunales según las
circunstancias.
art. 1223: escritura defectuosa por incompetencia Notario o falta en la forma:
documento privado, si firmada por otorgantes.
art. 1224: escrituras de reconocimiento de un acto nada prueban contra documento si
por exceso u omisión se separaren de él a menos que conste su novación.

Documentos privados:
art. 1225: reconocido legalmente, el documento privado tiene valor de escritura
pública entre partes y sus herederos.
art. 1227: la fecha de un documento privado se cuenta frente a terceros desde
- su inscripción en registro público
- muerte alguna de las partes
- su entrega a un funcionario público por razón de su oficio
art. 1228: asientos, registros y papeles privados sólo hacen prueba contra el que los ha
escrito en lo que conste con claridad, pero el que quiera aprovecharse de ellos habrá de
aceptarlos en tanto le perjudique.
art. 1229: nota escrita o firmada por el acreedor a continuación/ margen/ dorso
escritura en su poder ó duplicado en poder del deudor hace prueba en todo lo favorable al
deudor. En ambos casos, el deudor que quiera aprovechar, tb lo que perjudique.
art. 1230: los documentos privados hechos para alterar lo pactado en escritura pública
no tienen efecto frente a terceros.

Las siguientes secciones del Código Civil fueron derogadas por la Ley de
Enjuiciamiento Civil del 7 de enero de 2000, pero una breve exposición:

Confesión: declaración ante el Juez –o Notario, Ley Jurisdicción Voluntaria– de una


de las partes. Antes, era decisoria o no según el tipo de juramento bajo el que se hacía –se
estaba a la Buena fe del confesante. Ahora, sólo hace prueba contra el confesante, en lo que le
perjudica –se evita así la mentira, pues no aprovecha. El Juez valora los efectos según las
circunstancias.
Inspección personal del Juez: en algunos casos, es necesario que el Juez encargado
de resolver un caso acuda al lugar del que trata el mismo u observe los bienes
correspondientes para realizar su decisión. Puede además solicitar la ayuda de un perito.
Prueba de perito y de testigos: declaraciones de terceros, que no son parte del pleito
pero ayudan a la decisión. El perito interviene en razón de su conocimiento específico,

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experto y científico; el testigo interviene en razón de su conocimiento vulgar, accidental. El
Juez valorará esta prueba según su prudente arbitrio. Si ambas partes alegan la prueba de un
perito, y éstas son contradictorias, un perito judicial dará un tercer punto de vista, que
desequilibrará la balanza.

II. LA RELACIÓN JURÍDICA CONTRACTUAL EN GENERAL

A. DOCTRINA GENERAL DEL CONTRATO

14. CONCEPTO, NATURALEZA JURÍDICA Y FUNCIÓN DEL CONTRATO

Todo contrato es art. 1254: un acuerdo por el que una o varias personas consienten en
obligarse a dar alguna cosa o prestar algún servicio. El contenido esencial del contrato es, por
tanto, la obligación; es el negocio jurídico fuente de obligaciones por antonomasia.
No ha de confundirse el contrato con otras figuras que se le parecen: el matrimonio o
la adopción no son contratos sino declaraciones de voluntad con objeto de constituir un
estado civil determinado. Así, el concepto de negocio jurídico, más genérico que el contrato,
se define como una declaración de voluntad destinada a producir determinados efectos
jurídicos e incluye tanto este tipo de actos jurídicos como los contratos.
La definición del contrato no viene estipulada como tal en el Código Civil, pero
artículos como el 1089 y 1091 lo consideran fuente de obligaciones, y el ya mencionado 1254
hace alusión a la conjunción de los consentimientos de dos o más personas con la finalidad de
ser fuente de obligaciones entre ellas. (Kelsen: el contrato es tanto un acto jurídico
constituyente de determinados efectos entre las partes; como una norma que vincula a
ambas en lo dispuesto.) Una perspectiva restringida refiere el concepto de contrato
únicamente a aquellos negocios jurídicos patrimoniales bilaterales cuyo objeto es la creación,
modificación o extinción de una relación jurídica patrimonial.
Así, una característica esencial del contrato es su patrimonialidad. Por ello, queda
regulada en el Código Civil la teoría general del contrato, inspirada en el Derecho francés –
cuyo trasfondo es la concepción liberal de la organización social y económica– y aplicable
tanto al derecho civil como a otros ámbitos especiales. El contrato toma su fundamento
también en determinados artículos de la Constitución, como el 149.1.8, que determina como
competencia exclusiva del Estado la legislación contractual, o el art. 53, que hace referencia a
la tutela estatal de los derechos y libertades protegidos por la norma fundamental, una tutela
efectiva a través de, entre otras, la protección a los consumidores.

El Derecho de Consumo es un ámbito del Derecho muy influyente e incorporado hace


relativamente poco, tras la aparición del fenómeno de la contratación en masa, surgido a
partir de la Revolución Industrial y la consecuente producción masiva, que, frente a los
contratos tradicionales del Derecho romano, que partían de la igualdad entre las partes
contratantes, establece un nuevo tipo de contratos en los que una de las partes se limita a
asumir las cláusulas impuestas por la otra, hallándose por ello en situación de inferioridad
respecto a ésta. Se crea por tanto un ámbito diferenciado del resto del Derecho Civil
Contractual recogido en la Ley de Defensa de Consumidores y Usuarios, de 2010, fruto de la

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refundación de numerosas directivas y sus reformas que habían ido apareciendo desde
principios de siglo (Ley 1/2000, Ley 4/2001, Ley de Responsabilidad Civil de Productos, Ley
de Cláusulas Abusivas, Convenios Internacionales –Convenio de Roma–, etc), que pretende
reducir las desigualdades y protege la figura del consumidor.
Se entiende por consumidor a toda persona física destinataria o usuario final de un
acto de consumo realizado no profesionalmente ni como empresa, siendo la otra parte
profesional o empresa que entrega el servicio. La última reforma de la Ley Defensa
Consumidores y Usuarios amplía el concepto a las personas jurídicas sin ánimo de lucro –
asociaciones y fundaciones. El interés del consumidor se protege a través de la legislación
especial del Derecho de Consumo, mientras que demandas relativas al consumo realizado
entre no consumidores se realizan en los Tribunales ordinarios (ej. querella entre dos
empresas actuando profesionalmente).
La acción de cesación es uno de los mecanismos otorgados al consumidor para
defender su derecho, muy parecido a la acción directa que se otorgaba a los acreedores para
reclamar directamente al deudor de su deudor. En este caso, son legitimados para ejercer la
acción de cesación las asociaciones de protección de consumidores, que reclamarán contra
los empresarios –fabricantes, distribuidor o vendedor último– sin necesidad de la actuación
de los consumidores –entiéndase perjudicado el derecho de un colectivo de ellos– la cesación
del acto perjudicial al Derecho del Consumidor establecido en las condiciones generales del
contrato de consumo.

15. CLASIFICACIÓN DE LOS CONTRATOS

Una vez expuesta la teoría general del contrato, nos centraremos en las numerosas
clasificaciones que se han realizado y pueden hacerse de los contratos: una visión meramente
descriptiva e introductoria del estudio ulterior.

a. Contratos consensuales, reales y formales

Consensuales: regla general; se perfeccionan con el mero consentimiento –arts. 1254 y 1258.
Reales:
- Derecho romano; exigen, además, la entrega de una cosa: mutuo o simple
préstamo/ comodato –art. 1740–, depósito –art. 1758– y prenda –art. 1863.
- Derecho actual: constitución, modificación, transmisión o extinción de un
derecho real.
Obligatorios: constitución entre las partes de una relación obligatoria
Formales: precisan de una forma especial para su plena constitución y eficacia.

b. Contratos unilaterales, bilaterales y plurilaterales

El contrato es siempre un negocio jurídico bilateral o plurilateral, según las personas que
intervienen. La distinción se refiere no al número de partes sino de obligaciones creadas por
el contrato.
Bilaterales: crean obligaciones recíprocas –sinalagmáticos.

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Unilaterales: crean obligaciones a cargo de una de las partes. (ej. préstamo)
Contrato sinalagmático imperfecto: inicialmente unilateral, pero en el momento de
liquidación se pueden imponer obligaciones a cargo de la otra parte, deviniendo bilateral. (ej.
depósito)
Autocontrato: existiendo formalmente acuerdo libre de voluntades que sirve de base a toda
relación contractual, sin embargo las voluntades concordes son libremente exteriorizadas
por una sola persona, aún ostentando distintas cualidades. Se celebra un contrato con un
único declarante que adopta la posición de las dos partes: de una, obrando en su propio
nombre; y, de la otra, haciéndolo en el del tercero.
En ningún caso se puede ser juez y parte. Régimen de incompatibilidades y
prohibiciones del personal judicial –Ley Orgánica del Poder Judicial. "Se da el autocontrato
prohibido en todos aquellos casos en los que una persona, por sí, pone en conexión dos o más
patrimonios contratando consigo misma o representando a dos o más personas, mediando en
todo caso como elemento necesario para la ilicitud de la operación el llamado conflicto de
intereses." “Está vetada la autocontratación en sentido estricto y los supuestos en que se dan
las llamadas doble o múltiple representación siempre que impliquen o envuelvan un conflicto
potencial de intereses.”
El autocontrato es una figura jurídica que surge cuando una persona que tiene acceso
a varios patrimonios distintos crea entre ellos una relación jurídica por su sola voluntad,
siendo una misma persona las dos partes contratantes. ej. representante encargado de
enajenar una finca la compra para sí. El Código Civil no regula como tal el autocontrato,
aunque el art. 1459 establece la prohibición de supuestos de hecho asimilables a la
autocontratación. Esta prohibición se produce en aras de proteger el conflicto de intereses que
se pueda dar entre las diferentes voluntades que, encarnadas en una única persona, no se
verían consideradas. Se trata de prevenir toda colisión de intereses que ponga en riesgo la
imparcialidad del autocontratante, por lo que el autocontrato será o no válido según si en los
supuestos de hecho a que refiere incluyen o no un conflicto de intereses. Si, aun habiendo
dicho conflicto, se autocontrata, la jurisprudencia ha establecido la nulidad de pleno derecho
del autocontrato.

c. Contratos onerosos y gratuitos

Oneroso: aquellos en los que media una contraprestación –onus, carga– a cambio de la
prestación o servicio.“Los sacrificios que realizan las partes están compensados o encuentran
su equivalente en el beneficio que obtienen”. No equivale a sinalagmático –aunque bastante
accurate compraventa–; se dan contratos unilaterales onerosos (ej. préstamo).

Gratuito: el beneficio de una de las partes no tiene ningún sacrificio como contrapartida (no
hay contraprestación). El prototipo de contrato gratuito es la donación –art. 618–, pero
también mandato –art. 1711–, comodato –art. 1470–, simple préstamo –art. 1740–, depósito –
art. 1760.
Se dan, además, donaciones con carga: en estos casos, se regirán según las reglas del
contrato oneroso por excelencia –la compraventa– en lo tocante a la carga, y el resto, según
las reglas de la donación.

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“En el contrato remuneratorio –De Castro– las partes consienten (expresa o
tácitamente) en que lo dado o prometido lo es en remuneración de un servicio o beneficio ya
prestado”. (se considera oneroso).

d. Contratos aleatorios y conmutativos

Los contratos onerosos pueden ser:


Aleatorios: la prestación depende del azar. art. 1790 –una o ambas partes se obligan a dar o
hacer alguna cosa en equivalencia de lo que la otra parte ha de dar o hacer para el caso de un
acontecimiento incierto o de momento indeterminado. (ej. renta vitalicia, no se sabe hasta
cuándo será pagada: no se puede cuantificar la obligación de antemano). Ver arts. 1798 -
1808.
Conmutativos: la relación de equivalencia entre las prestaciones se establece de antemano y
es inmodificable –compraventa. La deuda es cierta.

e. Contratos solemnes y no solemnes

Los contratos solemnes requieren una forma, los no solemnes no.

f. Contratos principales y accesorios

El contrato principal es aquel que tiene causa y existe por sí mismo, en relación a ésta,
por lo que si la causa es nula, el contrato lo será también.
El contrato accesorio tiene su causa derivada de otro contrato principal y en tanto tal,
no existe sin el mismo. Las vicisitudes del contrato accesorio no afectan al principal, pero sí
al revés. El contrato de arbitraje es una excepción a esta regla, en que la nulidad del contrato
principal no hace nulo al contrato accesorio de arbitraje, pues éste consiste en la decisión de
las partes de someterse al arbitraje en cuantas cuestiones se deriven de la interpretación,
perfeccionamiento y cumplimiento del contrato; con lo que las consecuencias de la nulidad
del contrato principal no podrían ser conocidas por nadie si ello conllevara la nulidad del
arbitraje. arts. 1820 -1821, derogados por Ley 36/1988, de Arbitraje.
Los contratos accesorios suelen adoptar dos formas:
- Precontrato: un contrato preparatorio de otro, en el que las partes se obligan a
obligarse. La figura clásica de este contrato es la opción de compra, a la que se
aplican por analogía los artículos de la compraventa –1454 y 1455– “en virtud
del cual una parte concede a la otra la facultad exclusiva de decidir sobre la
celebración o no del contrato principal de compraventa”. Como en el art.
1455, los gastos de otorgamiento de escrituras corren de cuenta del vendedor,
considerando análoga la responsabilidad precontractual a la contractual.
- Subcontrato: un contrato que desarrolla otro preexistente, constando
referencia al mismo –al contrato principal. Los subcontratos relativos a los
derechos reales dejan en suspenso durante su duración al contrato principal:
así, es un caso excepcional en que las vicisitudes del contrato accesorio
afectan al principal. ej. subprenda, subhipoteca

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g. Contratos individuales y colectivos

El contrato individual se realiza a una persona concreta y el colectivo agrupa en unas


condiciones generales las estipulaciones que vincularán por igual a un número mayor de
personas. Se suele asociar el primero a los contratos por negociación, prototípicos del
derecho Civil, en que cada una de las partes está en disposición de debatir su nacimiento y
contenido; y el segundo a los contratos por adhesión, –muy en boga a partir del fenómeno de
la contratación en masa, que hace necesario, a partir de la oferta de bienes de consumo en
grandes cantidades, facilitar la contratación de los mismos mediante la creación por la parte
ofertante de un modelo de condiciones generales de contratación aplicable a todos– en que
una de las partes redacta previamente el contrato y la otra parte se limita a aceptarlo o
rechazarlo.
En el contrato de adhesión hay por tanto dos partes: la disponente establece un
contenido prefijado para todos los contratos de un determinado tipo y el adherente se adhiere
a él, negociando únicamente una serie de condiciones particulares.
Además, se dan casos en que la parte disponente no sólo establece las condiciones del
contrato, sino que éstas son aceptadas tácitamente por el adherente, a quien no se le dan a
conocer en su totalidad. Los contratos forzosos no dejan negociar ninguna de las condiciones
–ni las particulares, y los de tarifa son un subtipo de los mismos. Esta característica nos
permite realizar una distinción entre los contratos de adhesión y las condiciones generales de
contratación. Las condiciones generales de contratación suponen un peligro para la parte
adherente que, no informada adecuadamente, puede ser víctima de abuso de poder de la parte
disponente. La Administración Pública tiene como encargo la vigilancia de estas condiciones
generales, pero la nulidad o impugnación de las mismas ha de realizarse por vía
jurisdiccional. Además, para una mayor justicia en los términos y la interpretación de este
tipo de contratos se considera necesario crear normas especiales, una legislación que proteja a
la parte adherente:
La Ley de Condiciones Generales de la Contratación incluye en el ordenamiento
español la Directiva europea 93/13, de 5 de abril de 1993, sobre cláusulas abusivas en los
contratos con consumidores; pero además, va un poco más allá estableciendo la regulación
para las condiciones generales de contratación, que, aun sin ser abusivas, tendrán que
adaptarse a sus requisitos. Así, esta regulación protege tanto a empresarios como a
consumidores.
La Ley General para la Defensa de Consumidores y Usuarios se especifica en la
protección a Consumidores y Usuarios. Definidos por ella como aquellas “personas físicas
que actúen con un propósito ajeno a su actividad comercial, empresarial, oficio o profesión”;
y las “personas jurídicas y entidades sin personalidad jurídica que actúen sin ánimo de lucro
en un ámbito ajeno a una actividad comercial o empresarial”. Además, establece que “son
contratos con consumidores y usuarios los realizados entre un consumidor o un usuario y un
empresario”. Estos contratos se rigen tanto por la LGDCU como por la LCGC y la Directiva
europea.
- Protección frente a condiciones generales

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Las condiciones generales de contratación son, según la LCGC, aquellas
predispuestas cuya incorporación al contrato se impone de forma unilateral por una de las
partes y redactadas con la finalidad de ser incorporadas a una pluralidad de contratos. Estas
condiciones deben ser claras, transparentes, concretas y sencillas en su redacción, y su
interpretación seguirá las dos reglas establecidas por la LCGC –1. si contradicción entre
condiciones generales y particulares, prevalecen particulares o más beneficiosas para el
usuario; 2. si duda en el contenido, a favor del adherente– y, en lo demás, lo establecido en el
Código Civil sobre interpretación de contratos –arts. 1283 a 1288.
Esta misma ley declara la nulidad de pleno derecho de las condiciones que la contradigan en
perjuicio del adherente y otorga a éste una serie de acciones para la protección de sus
intereses:
Legitimación activa: adherente
- acción de nulidad
- acción de no incorporación de condiciones generales al contrato
Legitimación activa más amplia: organizaciones, asociaciones defensa consumidores;
Ministerio Fiscal, etc…
- acción de cesación: pretende condenar al demandado a eliminar las
cláusulas imputadas y abstenerse de utilizarlas en lo sucesivo
- acción de retractación: que se retracte de la recomendación de las
cláusulas imputadas y de recomendarlas en un futuro
- acción de declaración: reconocimiento de una cláusula como cgc e
incorporación de la misma en el Registro de Condiciones Generales de
Contratación creado por la LCGC –dicha inscripción es en principio
potestativa pero puede ser impuesta por el Gobierno.

- Protección frente a cláusulas abusivas


La cláusula abusiva se puede dar siempre que en las condiciones de un contrato no
haya existido negociación individual. La Ley General de Defensa de Consumidores y
Usuarios –texto refundido– se dedica ampliamente a la protección del consumidor frente a
este tipo de cláusulas –arts. 81 a 91.
Esta ley define las cláusulas abusivas como aquellas “estipulaciones no negociadas
individualmente” y “prácticas no consentidas expresamente que, en contra de las exigencias
de la buena fe, causen, en perjuicio del consumidor y usuario, un desequilibrio importante de
los derechos y obligaciones de las partes que se deriven del contrato”. El empresario que
aduce la negociación individual de una determinada cláusula tendrá la carga de la prueba, y
aunque una cláusula haya sido negociada, ello no impide la aplicación de la legislación al
resto de cláusulas.
Las cláusulas abusivas serán nulas de pleno derecho y se tendrán por no puestas. Sólo
podrá el juez declarar la ineficacia del contrato cuando las cláusulas subsistentes determinen
una situación no equitativa en la posición de las partes que no pueda ser subsanada.

A todos estos contratos les es aplicable la regla de los artículos 1283 a 1288 en cuanto
a su interpretación. art. 1283: no comprender en el contrato casos distintos a aquellos sobre

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los cuales los contratantes se propusieron contratar. art. 1288: la oscuridad de las cláusulas no
puede favorecer a quien las dispuso.
Además, la nulidad de las condiciones generales o de las cláusulas abusivas supondrá la
nulidad del contrato sólo en los casos en que la misma haga desaparecer alguno de los
elementos esenciales del contrato –art. 1261– y en los demás casos en que así lo determine el
Juez.

h. Contratos típicos y atípicos

Típicos poseen regulación legal, atípicos carecen de ella.


El contrato atípico se produce gracias a la flexibilidad del ordenamiento jurídico.
Tiene una mayor aparición en el Derecho anglosajón, cuya fuente es jurisprudencial sobre la
tradición del Derecho romano, lo que facilita la aparición de nuevas figuras según las nuevas
realidades sociales. A pesar de no aparecer regulado como tal en el ordenamiento jurídico, el
contrato atípico habrá de tener una de las causas genéricas establecidas en el art. 1274, se ha
de disciplinar por lo establecido en el art. 1278 –condiciones esenciales para su validez– y
serán en él decisivos los convenios de las partes contratantes, de acuerdo a los usos, las leyes
y la buena fe. Además, se aplicará por analogía toda norma cuyo caso regulado tenga
identidad de razón. ej. contrato de leasing: compuesto por elementos típicos de la
compraventa –opción de compra– y del arrendamiento; y según sea entre particulares o
entre empresas, Derecho de Consumo o Derecho Civil.
Si el contrato atípico contiene elementos de dos o más esquemas contractuales
típicos, se denominará mixto y se regirá, o bien por las reglas del contrato típico que se
considere el elemento preponderante en el tipo de relación, o bien por una combinación de los
distintos esquemas contractuales a que se asimila. (ej. contrato de garaje: similar a un
depósito, o mezcla de cosas.)

i. Relaciones contractuales de hecho

Son contratos “unilaterales”–no lo son en realidad pues crean obligaciones para


ambas partes– en que la declaración de voluntades, la oferta y aceptación se exteriorizan a
través de la conducta. ej. máquina de tabaco, promesa unilateral de recompensa.

B. ESTRUCTURA DEL CONTRATO

16. ELEMENTOS DEL CONTRATO. LA DECLARACIÓN DE VOLUNTAD

Los elementos constitutivos del contrato son tres: art. 1261 –consentimiento, objeto y
causa. Algunos contratos exigen, además, como requisito para su perfeccionamiento y validez
una forma determinada, que puede ser solemne o no.
La forma del contrato es, por regla general, ad probationem, esto es, el medio por el
cual se exterioriza la voluntad, y ha de tener determinados caracteres –constar por escrito,
estar incluido en escritura pública– a los efectos de la prueba.

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Sin embargo, este medio de exteriorización de la voluntad puede ser exigido concreto
y determinado para la validez del contrato: es la forma en sentido estricto, ad solemnitatem,
constitutiva en este caso del contrato y requisito por tanto para su validez. El orden jurídico
requiere una forma concreta en algunos casos para que el contrato sea oponible frente a
terceros. Así, deberán constar en escritura pública: art. 1280:
- derechos reales sobre bienes inmuebles (creación, transmisión, modificación,
extinción)
- arrendamientos de bienes inmuebles por 6 o + años
- capitulaciones matrimoniales y modificaciones
- derechos hereditarios y de sociedad conyugal: cesión, repudiación, renuncia –no
aceptación, sólo si a beneficio de inventario.
- poder: para contraer matrimonio, general y especiales a presentar en juicio, para
administrar bienes y cualquiera que tenga por objeto un acto que deba redactarse en
escritura pública.
- cesión de acciones o derechos procedentes de un acto consignado en escritura pública.
Constar por escrito aunque privado contratos de cuantía > 1500 pesetas.

El artículo 1279 otorga la facultad, a cada una de las partes, de exigir a la otra la forma
determinada por el ordenamiento para otorgar la validez al contrato ya perfeccionado –se
entiende por tanto que la forma no es constitutiva, pues el contrato existe previamente, pero
su forma es “llenada” por las partes, y lo hace eficaz, válido. Las partes pueden realizar
pactos sobre la forma, al amparo del principio de autonomía de voluntad –art. 1255– y en el
marco de éste. Se estimarán nulos, por tanto, aquellos que pretendan eliminar la forma
exigida legalmente para la validez del contrato; y también aquellos por los que se regula la
prueba del contrato, pues las normas de ésta son imperativas.

El contrato se perfecciona por el mero CONSENTIMIENTO –art. 1258.


Es la concurrencia de la oferta y la aceptación sobre la cosa y la causa que han de constituir el
contrato –art. 1262. Esta concurrencia se da a través de la declaración de voluntad de las
partes, orientada a un fin: obligarse. La ausencia del consentimiento produce la nulidad de
pleno derecho del contrato.
La declaración de voluntad suele ser expresa: mediante signos, una expresión
lingüística; pero también puede ser tácita: derivada de una conducta que la implica.

Para que la declaración de voluntad sea válida, se requiere:

Capacidad para contratar: capacidad de obrar, en general, además de la capacidad de


querer y entender, que se tiene a partir de que uno tiene uso de razón.
Así, no surgirá un contrato válido y eficaz del consentimiento de –art. 1263:
- menores no emancipados (salvo los permitidos realizar por sí mismos o con
asistencia representantes)
- incapacitados
Se dan, sin embargo, contratos de acuerdo con los usos en que
toman parte niños o incapacitados. El Tribunal Supremo ha admitido la

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validez de estos contratos en tanto que sean socialmente aceptados y afecten al
dinero de bolsillo. Si supera esta cantidad, el contrato realizado por menor o
incapacitado se considera anulable por un vicio del consentimiento.

Otros impedimentos a la capacidad de contratar son las incompatibilidades y


prohibiciones a ciertas personas por razón del cargo o la profesión que ejercen. Así, el
Estatuto del funcionariado público establece que por regla general el funcionario no podrá
realizar contratos con la Administración en el ámbito de su profesión. Esta regulación es algo
laxa salvo en el caso de los operadores jurídicos, en cuyas profesiones no deben caber
interferencias. La prohibición de contratar se refiere a determinados tipos de contratos en
relación a las circunstancias que concurren en determinadas personas, por lo que se distingue
de la incapacidad, que se relaciona con el estado civil de la persona. Son ejemplos de
prohibición el art. 1459 y el 1677 –contrato de sociedad universal prohibido entre ciertas
personas.
El art. 1459 establece la regla general de prohibición del autocontrato cuando limita la
posibilidad de adquisición, de los bienes del afectado, a los tutores, mandatarios, albaceas y
representantes del mismo, salvo prueba de que dicha adquisición supondrá un beneficio
manifiesto para el dueño del negocio.

Concordancia entre la voluntad –lo querido– y la declaración –lo manifestado.


Si ésta no se da, nos encontramos ante un vicio del consentimiento, que anulará o hará
anulable el contrato, según el tipo. El art. 1265 establece la nulidad del consentimiento
prestado por error, violencia, intimidación o dolo, pero el profe sustituye nulidad por
anulabilidad. Supongo que, anulabilidad del contrato, por nulidad del consentimiento. Es un
poco importante porque la acción de nulidad no prescribe mientras que la de anulabilidad sí, a
los cuatro años –al cabo de los cuales sanaría el contrato.

17. VOLUNTARIEDAD Y CONTENIDO DE LA DECLARACIÓN

El Código Civil enumera en el art. 1265 una serie de causas que permiten la
impugnación del contrato por vicios en la adecuación de la voluntad real a la expresada en el
consentimiento.

Error:
Se produce por “una falsa representación mental de la realidad que vicia el proceso
formativo del querer interno y opera como presupuesto para la realización del negocio”. El
error será relevante en tanto incida en un elemento del negocio que sea básico y esencial: art.
1266: el error invalida el consentimiento si recae sobre
- la sustancia de la cosa objeto del contrato
- condiciones motivadoras del contrato
- persona, cuando consideración a ella sea causa principal del contrato
El error de cuenta sólo produce su corrección.

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El error ha de ser invencible: si se produce por ausencia de la diligencia necesaria, no merece
protección jurídica para quien lo sufre, que fue negligente –no anulabilidad del contrato–,
pero da derecho a reclamar por daños y perjuicios. Si el error no podría haber sido vencido
aun manteniendo la otra parte la observación y diligencia normal, producirá la nulidad del
contrato, pues no es imputable a quien lo sufre.

No se tendrá en cuenta el error


- sobre los motivos: éstos sólo se tienen en cuenta en tanto que forman parte de la causa
del contrato.
- sobre el valor
- sobre el peso, extensión o cantidad: fácilmente evitables
- en el negocio: no existe una misma razón para obligarse cuando una de las partes
quiere vender la cosa y la otra la acepta pensando que se le presta.
- sobre la existencia del objeto: falta el objeto, requisito esencial art. 1261

Concretamente se denomina error obstativo a la discordancia involuntaria –no imputable a


quien sufre el error– entre lo querido y lo declarado.

El error de hecho recae sobre las circunstancias de hecho del negocio: quien declara
recibe una percepción errónea de la realidad contractual, lo que se le ofrece o se le pide.
El error de hecho puede ser tal que haga desaparecer la causa o la torne falsa. Es el
ejemplo de alguien que realiza una donación a otro pensando que es él quien le salvó la vida
–y no lo es. Este tipo de falsedad de la causa aparece mencionado en el art. 1301 sobre casos
de legitimación de la acción de nulidad.
El error de Derecho “radica en la ignorancia o falso conocimiento de una norma o
regla jurídica en cuanto a su contenido, existencia, interpretación o aplicación al caso
concreto”, siempre que la misma haya sido motivadora del asentimiento del sujeto
contratante. El error de Derecho producirá –art. 6– sólo aquellos efectos que la ley determine.
Así, rige la regla general: lo útil no resulta viciado por lo inútil. Si los contratantes no juristas
confunden los términos y denominan arrendatario al arrendador y viceversa, se considera un
error solventable y no anula el contrato –hay pruebas de quién es quién: título de la
propiedad, pago de las rentas, etc.

Violencia e intimidación: art. 1267


Hay violencia cuando para arrancar el consentimiento se emplea una fuerza irresistible.
Hay intimidación cuando se inspira el temor racional y fundado de sufrir un mal inminente y
grave en su persona o bienes, persona o bienes de su cónyuge, descendientes o ascendientes
(si hermano no es intimidación). La amenaza debe ser
- determinante de la declaración de voluntad
- inminente: no hay verdadera amenaza si el acontecimiento a que se refiere es incierto,
remoto o inconcreto
- contra Derecho: no fruto del ejercicio de un derecho en forma correcta, no abusiva
Para calificar la intimidación ha de atenderse a la edad y condición de la persona, y el temor
reverencial no anula el contrato.

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Ambas anulan la obligación, aun empleadas por un tercero no interviniente –art. 1268.

Dolo: malicia, art. 1269


El dolo en su sentido amplio lo vimos con el incumplimiento de las obligaciones; es la
voluntad deliberada de, o bien, incumplir la obligación –dolo eventual–, o bien, además de
ello, producir el daño –dolo directo. De entre ellos, sólo el dolo directo producirá nulidad,
mientras que el dolo incidental da derecho a la indemnización por consecuencias derivadas
del incumplimiento.
En materia de contratos, el dolo es un error causado intencionadamente por una de las
partes, mediante maquinaciones insidiosas que llevan a la otra a firmar un contrato que no
habría firmado de no haberse producido dicho engaño. Para que el dolo produzca la nulidad
del contrato –art. 1270– ha de ser grave y no haber sido empleado por ambas partes, pues en
ese caso se produce una compensación: el vicio de la voluntad no puede ser alegado por
quien lo provocó. El dolo incidental sólo obliga a reparación por daños y perjuicios.
Grave se entiende, aquí, como determinante de la perfección del contrato; e incidental como
aquel que recae sobre circunstancias de orden secundario para la realización del contrato.
El dolo omisivo también es relevante, pues la buena fe impone el deber de informar
de aquellas circunstancias de cuya veracidad o conocimiento dependerá la declaración de
voluntad.

Simulación:

El dolo puede equipararse a la conducta fraudulenta del deudor, en cuyo caso se concede al
acreedor la acción revocatoria –que prescribe a los 4 años. Sin embargo, otro medio de acción
fraudulenta supondría la nulidad radical del contrato, a saber: la causa falsa. Se puede
entender como un vicio en la causa del contrato o como vicio en la declaración.
La simulación es una técnica que consiste en declarar una apariencia jurídica distinta
de la realidad que persiguen las partes en el contrato.
No ha de confundirse la simulación con la reserva mental, que supone una divergencia
consciente entre lo declarado y lo realmente querido, en principio inoperante frente a la
contraparte del contrato. Si la contraparte conoce la reserva o se prueba su existencia, el
consentimiento es nulo. Lo mismo la declaración falta de seriedad: el declarante emite su
declaración sin voluntad real de obligarse y consciente de que dicha declaración será tenida
por la contraparte por no seria: en broma, iocandi causa.

En la simulación, las partes declaran algo que en realidad no quieren, generalmente


para defraudar, aunque el tipo de simulación recogida en el contrato fiduciario es de fin lícito
y moral.
Desde la doctrina medieval y con el autor Ferrara se distinguen dos tipos de
simulación:
- Absoluta: la apariencia cubre un vacío jurídico; las partes inventan una causa falsa. En
este sentido el vicio se halla en la causa, inexistente, lo que hace al contrato
radicalmente nulo por falta de uno de los elementos esenciales art. 1261.

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- Relativa: la apariencia jurídica encubre, mediante una causa falsa, la causa cierta. El
contrato es anulable por vicio en la causa, o en la declaración; pero no hay ausencia
de causa por lo que puede ser sanado si la causa encubierta se demuestra lícita –como
en los contratos fiduciarios.

Se engloban bajo la categoría de contratos indirectos aquellos en los que se utiliza un ropaje
jurídico para encubrir la ausencia de causa o una figura jurídica distinta de la aparente. Estos
contratos, si son de fin ilícito e inmoral, serán los contratos simulados, mientras que si sirven
a fines prácticos lícitos y morales serán los contratos fiduciarios.
El contrato fiduciario es la discordancia consciente entre la voluntad y declaración,
para crear una figura jurídica aparente distinta de la realmente buscada, con un fin lícito: una
parte crea una figura jurídica en favor de la otra, en confianza de x. El contrato fiduciario no
es nulo si no le falta causa.
- Fiducia cum creditori: un favor realizado al acreedor
- Fiducia cum amigo: un favor con un amigo, un encargo.

18. DINÁMICA DEL CONSENTIMIENTO CONTRACTUAL

En principio, la declaración de voluntad, para ser válida ha de ser una instantánea


concurrencia de la oferta y la aceptación sobre el mismo objeto y la misma causa. Así lo
estipula el art. 1262 cuando afirma que “el consentimiento se manifiesta por el concurso de la
oferta y de la aceptación sobre la cosa y la causa”.
La oferta es la declaración de voluntad emitida por una persona que se dirige a otra(s)
con la proposición de celebrar un contrato.
- Dicha emisión no genera obligación contractual por sí misma, sino en el momento de
aceptación.
- Plazo entre la oferta y la aceptación cabe la revocación –recepticia– de la oferta: el
oferente no ha quedado obligado.
- Caducidad de la oferta en caso de
- finalización del plazo establecido por el oferente para la aceptación
- muerte o incapacidad sobrevenida del oferente.
Distinguir oferta realizada al público de invitación a ofrecer: publicidad, escaparates
etc, sólo invitan a la posibilidad de realizar un contrato, no es como la oferta pública de
recompensa en la cual el contrato se perfecciona con una declaración de voluntad tácita, por
conducta. Es necesario para que exista una auténtica oferta al público que en ella consten los
elementos esenciales del contrato al cual se dirige, de modo cierto y como tal. La revocación
de la oferta al público ha de tener la publicidad suficiente para ser reconocida. La Ley
General para la Defensa de Consumidores y Usuarios incorpora, sin embargo, la exigibilidad
por parte de los consumidores y usuarios del contenido de la comunicación publicitaria
cuando suscita –de acuerdo con la buena fe– la razonable confianza en su carácter
informativo contractual y no mero carácter de reclamo.
La aceptación es la declaración de voluntad –expresa o tácita– emitida por el
destinatario de una oferta dando su conformidad a ella.

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- El aceptante queda obligado una vez conocida la aceptación por el oferente
- Cabe la revocación antes de dicho momento
- Caducidad de la aceptación también en caso de
- muerte o incapacidad del aceptante (antes del momento de perfección del contrato)

Perfección del contrato: momento y lugar

El párrafo segundo del mencionado artículo 1262 concreta la situación para el caso de
que la emisión de la oferta y la aceptación no sea presencial ni inmediata, sino que se realice
en lugares distintos: hay consentimiento desde que el oferente conoce la aceptación o,
“habiéndosela remitido el aceptante, no pueda ignorarla sin faltar a la buena fe”. El contrato
se considerará celebrado en el lugar de la oferta.
En el caso de los contratos de adhesión, en masa, o de tarifa, las ofertas están
predispuestas, cerradas, y a ellas la otra parte se adhiere. Son las llamadas condiciones
generales de contratación propias de este tipo de contratos; se regirán por la Legislación de
Defensa de Consumidores de Usuarios y siempre de acuerdo al principio general, parecido al
del art. 1288 cc –la oscuridad de las cláusulas no puede beneficiar a quien la causó– de la
interpretación de las cláusulas a favor del adherente.
Por último, el art. 1262 establece que los contratos celebrados mediante dispositivos
automáticos se entienden perfeccionados en el momento de manifestación de la aceptación
(ej. de la máquina de tabaco).
La aceptación es, de todo punto, imprescindible; y para que se produzca ha de haber
una absoluta coincidencia, con respecto a la oferta, del objeto y la causa.

Valor del silencio en la declaración de voluntad

“Quien calla, nada dice”. Se presume por regla general la neutralidad del silencio.
Sin embargo, por ley o por las propias cláusulas del contrato se puede establecer otra
cosa. Así, si la declaración de voluntad es la respuesta a una solicitud, prestación o exención,
por regla general se entiende el silencio negativo, es decir, dicha respuesta no otorgada en el
plazo al efecto será tomada por una negativa. ej. mando solicitud de tocar en la calle a la
Administración, no me responden, no me la han otorgado :(
Por otro lado, si la solicitud, prestación o exención realizada tiene por objeto el
ejercicio de un derecho, el silencio se entiende positivo: la no respuesta da derecho a quien
solicitó. ej. solicitud de manifestación no respondida en 48h da derecho a realizarla
Las cláusulas del contrato pueden también establecer el significado –positivo o
negativo– del silencio en cada caso concreto.
Además de esto, la Jurisprudencia del Tribunal Supremo ha establecido:
Para que el silencio tenga relevancia a efectos de consentimiento, requiere la concurrencia
de dos factores (Sentencia del Tribunal Supremo nº 483/2004, de 9.06.2004):

1. Requisito subjetivo: quien guarda silencio tiene conocimiento de los hechos que
motivan la posibilidad de contestación.

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2. Requisito objetivo: quien guarda silencio tiene obligación de contestar, o, cuando
menos, fuera natural y normal que manifestase su disconformidad , si no quería
aprobar los hechos o propuestas de la otra parte.

El Tribunal Supremo señala con carácter general que, cuando en el marco de una
relación jurídica preexistente una de las partes lleva a cabo un acto concreto que debería
obtener una respuesta de la otra, bien aceptándolo bien rechazándolo, si esta última, pudiendo
y debiendo manifestarse, GUARDA SILENCIO, debe considerarse, en aras de la BUENA
FE, que HA CONSENTIDO.

Prestación del consentimiento por representante

Cuando una persona actúa en nombre y por cuenta de otra, creando relaciones
jurídicas que afectarán al patrimonio de la persona representada, hablamos de representación.
Es una ficción jurídica que establece la presunción de que el representante –autorizado por
ley, orgánicamente, o apoderado– actúa como si fuera el representado. Esta puede ser de tres
tipos:
- Representación legal: estipulada por la ley, por imposibilidad jurídica del
representado
- menores
- incapacitados
sigue las reglas de la patria potestad y la tutela.
- Representación orgánica: es la actuación de personas físicas en nombre de
personas jurídicas, por imposibilidad física de hacer lo contrario. Estas
personas físicas se consideran órganos de la sociedad, fundación o asociación
en cuestión y pueden ser unipersonales o pluripersonales. Se regirán por la
legislación propia de la persona jurídica constituida en cada caso (ley
asociaciones/ fundaciones/ sociedades y sus propios estatutos).
- Representación voluntaria o poder: es la representación que tiene por
fundamento la comodidad; hay posibilidad física y jurídica del representado
para actuar pero por cuestiones de utilidad práctica éste designa un
representante, o apoderado.
La representación voluntaria no está mencionada como tal en el Código Civil, pero el art.
1717 define un tipo de mandato que, por contraposición, define el mandato voluntario. Así, el
art. 1717 estipula que cuando el mandatario obra en su propio nombre el mandante no tiene
acción contra las personas con las que el mandatario ha contratado, ni éstas contra él. De ello
se deduce que en un mandato representativo el mandatario sí obra en nombre y por cuenta del
mandante, por lo que todo contrato que realice con terceros repercutirá en la esfera jurídica
del mandante.
Por el art. 1280 cc, ya vimos que el poder –para contraer matrimonio, general, especial y para
administrar bienes– es uno de esos contratos cuya forma es ad solemnitatem, esto es, que
debe constar en escritura pública para tener validez y eficacia frente a terceros.

Extinción de la representación:

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- Legal: cuando cesa la incapacidad del representado y alcanza la plena
capacidad de obrar
- Orgánico: dependiendo del tipo de sociedad. En general, si el cargo de
representación asignado tiene un plazo determinado, al finalizar el mismo;
pero si en dicho momento no hay sustituto, la representación anterior se
prolonga en funciones hasta nuevo representante.
- Voluntario: el mandato se acaba –art. 1732
- revocación mandante
- renuncia o incapacitación mandatario
- muerte, prodigalidad, concurso, insolvencia del mandante o mandatario
- incapacitación sobrevenida del mandante: a excepción del caso en que el
mandato tenga por objeto suplir la misma en caso de que se produzca –un
poder en el que el mandante, previendo su incapacitación futura, designa un
apoderado para tutelarle; un poder que está sujeto por tanto a un suceso futuro
e incierto.
Una vez extinguido el poder, el apoderado ha de ser notificado –art. 1739: herederos. art.
1738: En caso de que mantenga el ejercicio del mandato por desconocimiento de su
extinción, su actuación es válida.

Supuestos de irrevocabilidad del mandato voluntario (poder):

Por regla general, en tanto acto voluntario, el poder es revocable. Sin embargo, el
Tribunal Supremo establece casos en que se puede dar su irrevocabilidad, a saber:
- si la relación de mandato no se basa exclusivamente en la confianza y utilidad
práctica, sino que obedece a un interés superior del representante –exigencias
del cumplimiento– o se realiza en favor de terceros
- si pacto expreso, conforme a la moral y la finalidad del mandato

19. EL CONTRATO PRELIMINAR

Anterior a la perfección del contrato se suele dar una negociación entre las partes, un
cruce de ofertas y contraofertas que culminará en la constitución de la oferta que dará lugar
finalmente al contrato. Estos tratos preliminares no tienen valor jurídico para ninguna de las
partes: no obligan en ningún aspecto. Sin embargo, se presume la realización de estos tratos
preliminares de buena fe –con el fin de llegar a un acuerdo–, por lo que la jurisprudencia
admite la responsabilidad civil de quien, sin causa justificada, rompe las negociaciones del
contrato preliminar.

El contrato preliminar o precontrato se incluye entre los tratos preliminares pero


tiene una mayor fuerza vinculante, pues se trata de una promesa de contrato más oficial que
las meras conversaciones entre las partes. Se entiende que quien rompe la negociación en este
punto, impidiendo la realización del contrato prometido, si actúa de mala fe ha de indemnizar
los gastos –si los hubiere, acarreados por las negociaciones hasta el momento– a la otra parte.

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Esta responsabilidad precontractual se basa en el principio de buena fe, es extraordinaria, y
atípica, y en tanto tal se abre un debate acerca de las reglas por las que se ha de regir:
responsabilidad civil contractual –plazo acción 5 años– o extracontractual –plazo acción 1
año. La doctrina mayoritaria entre la Jurisprudencia ha entendido que, por no haber contrato
aún, se entenderá responsabilidad extracontractual y se regirá por las reglas de la misma.
En el precontrato se han de determinar los elementos esenciales del futuro contrato,
pues las partes se obligan a dar vida a la relación jurídica establecida en un momento futuro.
Por eso algunos autores como De Castro consideran la figura del precontrato algo inútil y
definible en términos de una cláusula accesoria del contrato principal por la cual las partes se
reservan la facultad de exigir en un momento posterior su puesta en vigor. Así, en principio
se entendía que, por afectar al consentimiento, el incumplimiento de la obligación de
obligarse establecida por el precontrato no podía ser sustituido por la acción judicial, sino que
únicamente se reclamarían daños y perjuicios. Pero con la indistinción entre contrato y
precontrato se establece la posibilidad de puesta en práctica de la promesa por parte del Juez,
que otorga escritura pública del contrato definitivo y compele a la voluntad rebelde a
someterse al mismo como había prometido.
El objeto de precontrato es el contrato proyectado, y su forma es en principio libre
salvo que para la constitución del contrato definitivo se exija una forma determinada.

El contrato de opción es una modalidad del precontrato en virtud de la cual una de


las partes otorga a la otra la facultad de decidir unilateralmente en el tiempo establecido la
eficacia del contrato proyectado en sus elementos esenciales. Se puede establecer también
como un compromiso dentro de otro contrato, como es el caso de la opción de compra en la
compraventa.
El promisario o concedente de la opción queda obligado, durante la vigencia del
contrato de opción, a no celebrar contratos con terceros que lo contradigan perjudicando el
derecho del optante. El incumplimiento de esta obligación dará lugar a la indemnización por
daños y perjuicios correspondiente –a cargo del concedente, pero el contrato con terceros será
eficaz en tanto ellos actúan de buena fe.
Excepción a esto es el caso de la opción de compra de bienes inmuebles, que ha de
estar inscrita en el Registro de la Propiedad según el Reglamento Hipotecario –art. 14– y con
ello tiene eficacia frente a terceros, que habrán de soportar, como el concedente, el ejercicio
de la opción por parte del optante.
La opción es transmisible con el consentimiento de quien la concede –a quien
incumbe la solvencia de quien contrata con él–; y dicha transmisión podrá realizarse en el
momento de otorgamiento o después.

La cláusula compromisoria de arbitraje es distinta del contrato de arbitraje, puesto


que le precede: ambas partes, con renuncia expresa a su fuero, deciden que se someterán a
arbitraje en cuanto atañe a la interpretación, eficacia y cumplimiento del contrato principal;
esto es, se comprometen a formalizar un contrato –subcontrato– futuro de arbitraje. Se evita
así acudir a la instancia judicial en contratos que requieren una mayor rapidez.
El contrato de arbitraje formulado tras una cláusula compromisoria se produce
cuando las partes ya obligadas por la cláusula a formalizar este contrato establecen los

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términos del arbitraje: comparecen ambos ante Notario, se elige un árbitro –para cada parte, +
1 neutro, si se quiere, o únicamente uno neutro elegido por el Notario– el árbitro acepta y se
cierra el contrato. El laudo arbitral que emita el árbitro en la resolución de los pleitos en
relación a dichos términos del contrato tendrá el mismo valor que la sentencia firme judicial.
En el arbitraje
- de Derecho: los árbitros –abogados en ejercicio– resuelven conforme a
Derecho. El laudo de Derecho es por tanto recurrible conforme a Derecho. (es
la regla general)
- de equidad: los árbitros –sin necesaria titulación jurídica– resuelven conforme
a su más leal saber y entender. Por ello, el laudo de equidad no se puede
recurrir salvo por defectos de forma jurídica –procedimientos, plazos etc.
Por último, en los arbitrajes internacionales, muy frecuentes en el Derecho mercantil,
las partes suelen evitar acudir a Tribunales previamente pactados sometiéndose por el
contrario a determinados arbitrajes establecidos por los usos y costumbres. Así, en materia de
transporte terrestre es frecuente someterse a la Cámara arbitral de París; comercio marítimo,
Londres; cereales, Chicago; petróleo, Nueva York, etc.
La ONU ha establecido en el Convenio de Nueva York de Arbitraje de Derecho
Privado una regulación supletoria a los arbitrajes internacionales, que obliga a los países
miembros a adaptar su legislación nacional al mismo. Por eso, el arbitraje antes estipulado en
los artículos de nuestro Código Civil fue derogado por la Ley de Arbitraje ahora vigente, del
23 de diciembre de 2003. También hay un capítulo dedicado a esta materia en la Ley de
Defensa de Consumidores y Usuarios, y en lo no previsto por la Ley de Arbitraje, se aplica de
forma subsidiaria la Ley de Enjuiciamiento Civil.

20. EL OBJETO DE LOS CONTRATOS

El objeto es uno de los elementos esenciales del contrato, y como tal, el Código Civil
lo define en el art. 1261 así: “objeto cierto que sea materia del contrato”. Regulado más
adelante –arts. 1271 a 1276– el objeto es aquello sobre lo que recae el contrato; su contenido.
Aunque el Código no los delimita con precisión, ha de distinguirse el objeto del contrato, por
un lado, del objeto de la obligación, y por otro, del objeto de la prestación. Así:
La prestación: dar, hacer, o no hacer –art. 1088– es el objeto de la relación
obligatoria.
La relación obligatoria –obligación– es el objeto del contrato: art. 1254, contrato
existe desde que personas consienten en obligarse.
Así, el objeto del contrato es, de modo directo, la constitución de la obligación de dar,
hacer, o no hacer; y de modo remoto, la prestación –de dar, hacer o no hacer– objeto de la
obligación.

Requisitos de validez del objeto:

- LICITUD: art. 1271

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- el objeto será cualquier cosa –presente y futura– dentro del comercio de los
hombres.
Por cosas fuera de comercio se entienden:
- Bienes dominio público (art. 339)
- Cosas no susceptibles de apropiación por ser comunes a todos (art. 333)
- Bienes sustraídos a la libre disponibilidad de los particulares
- si el objeto recae sobre la herencia futura, sólo podrá pretender una partición
de la misma. Esto se refiere a la partición inter vivos practicada por el propio
testador, que tendrá eficacia post mortem.
- cualquier servicio conforme a leyes y buenas costumbres –al igual que la
restricción a la autonomía de la voluntad establecida en el art. 1255: ley,
moral, orden público.
- POSIBILIDAD: art 1272
- “no podrán ser objeto de contratos las cosas o servicios imposibles”.
- DETERMINACIÓN: art. 1273
- en cuanto a su especie: objeto determinado o determinable ej. “un caballo”
- indeterminación en cantidad: no es obstáculo salvo necesidad de nuevo
convenio para determinarla
No dejar al arbitrio de uno de los contratantes la determinación del objeto –art. 1256.

21. LA CAUSA DE LOS CONTRATOS

El concepto de causa está influido, desde el surgimiento del ius commune, por los
postulados aristotélicos tan estudiados en la escolástica de la Edad Media. Así, de acuerdo a
la doctrina aristotélica de la causa, la causa del contrato puede definirse de cuatro modos:
- como causa eficiente es el consentimiento
- causa formal: exteriorización, perceptible a los sentidos, del consentimiento
- causa material u objetiva: objeto del contrato, materia sobre la que recae
- causa final: el por qué del contrato.

Es la causa final, finalidad o función la que trataremos con mayor profundidad, pues es en
estos términos como se define la causa de los contratos, por regla general. Sin embargo, surge
una confusión, a la hora de definir esta causa, entre el “por qué” –su función objetiva,
creadora de efectos jurídicos– y el “para qué” –los motivos subjetivos que llevan a las partes
a contratar– del contrato.
Surgen, de acuerdo a estas dos distintas interpretaciones, dos teorías acerca de la
causa de los contratos:
- Teoría subjetiva: los motivos psicológicos son la causa del contrato. Esta concepción,
a pesar de defender la máxima libertad del individuo y la autonomía de la voluntad,
genera dificultades a la hora de determinar la causa, pues dichos motivos pueden ser
infinitos e indeterminados, por lo que perjudica la seguridad jurídica de los contratos.
- Teoría objetiva: lo trascendente –y jurídicamente protegible– como causa del contrato
es el fin objetivo, su función económico-social. Esta concepción otorga una mayor

57
seguridad jurídica para los contratos típicos, pero dificulta la determinación de la
causa en los contratos atípicos o de cumplimiento diferido en el tiempo –la causa se
puede ver frustrada a lo largo del tiempo, nulidad por ilicitud sobrevenida, etc.
En este sentido, el Tribunal Supremo presta especial atención a la causa
genética o eficiente del contrato cuando es imprescindible su existencia a la hora de
constituir el contrato y a lo largo del tiempo de cumplimiento de la prestación para
que los intereses de las partes se vean plenamente satisfechos.
Una dificultad ulterior, en relación a los contratos onerosos, es que en ellos, lo que para una
de las partes es la causa del contrato, para la otra es el objeto del mismo, y viceversa.

Surge una Teoría ecléctica que resuelve las contradicciones entre la objetiva y la
subjetiva, aunándolas en una definición de la causa como la función económico-social, por
regla general, en contratos típicos, y añadiendo la posibilidad de incorporación, por ambas
partes, de los móviles trascendentes al contrato que hayan sido exteriorizados como tales,
quedando objetivados y pasando a ser causa. Por regla general son, entonces, las razones que
mueven a las partes a contratar, irrelevantes. Y para que tenga relevancia el propósito ha de
ser común a las partes o, si una de ellas lo ha tenido, lo ha expresado y la otra parte lo ha
reconocido y no rechazado, incorporándolo por tanto a la declaración de voluntad.
La incorporación de los motivos trascendentes es calificada en el Derecho anglosajón
como consideration, que se convierte en cause una vez que es incorporada por ambas partes
al contrato. Así, en el caso de los contratos atípicos y mixtos se analizará el contrato en su
conjunto para ver si existen motivos sin la consideración de los cuales no se habría realizado
el contrato –que pasarán a objetivarse en forma de causa.

Al margen de estas consideraciones, el Código Civil establece las reglas generales de


la causa de los contratos en los artículos 1274 a 1277:
art. 1274: según el tipo de contrato, la causa será:
- contratos onerosos: para cada parte, la prestación o promesa de un servicio por
la otra parte
- contratos remuneratorios: servicio o beneficio remunerado
- contratos de pura beneficencia: la mera liberalidad del bienhechor
La Jurisprudencia del Tribunal Supremo ensancha el concepto de causa del art. 1274:
acoge, en este punto, las obligaciones morales o de conciencia, como posibles causas
del contrato.

art. 1275: La causa ha de cumplir una serie de requisitos para constituir un contrato
válido:
- la causa ha de ser existente. Como ya hemos visto, la causa es uno de los elementos
esenciales del contrato establecidos en el art. 1261.
- la causa ha de ser lícita, esto es, conforme a las leyes y la moral.
La ausencia o ilicitud de la causa no genera contrato. La ilicitud puede ser objetiva –causa
contraria a leyes o moral– o subjetiva –incorporación, por ambas partes, de un móvil ilícito.

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- art. 1276: la causa ha de ser verdadera. Una causa falsa producirá nulidad si esconde
la ausencia de causa; si se prueba que hay otra causa verdadera y lícita no hay
nulidad. Esto ya lo vimos con la simulación, y su distinción en absoluta y relativa.

art. 1277: la causa se presume en todo contrato, y se presume lícita. Esto da lugar a los
denominados CONTRATOS ABSTRACTOS, en los cuales la causa no es expresa, sino que
se presume. ej. reconocimiento de deuda, sin mencionar motivo. letra de cambio
En el negocio jurídico abstracto –el contrato simulado– se pretende que las
vicisitudes de la causa no afecten a la relación jurídica por él creada. Los efectos negociales
se generan a partir de una causa, o bien falsa, o bien inexistente. Los contratos abstractos, por
el contrario, presumen una causa existente y lícita y la no expresión de la misma responde a
una abstracción meramente procesal.
En este tipo de contratos, la carga de la prueba de la ilicitud o inexistencia de la causa
corre de cargo del obligado.

22. LA FORMA DE LOS CONTRATOS

La forma de los contratos es el modo de exteriorización de la voluntad; su causa


formal. Regulada en los arts. 1278 a 1280 del Código Civil, la forma de los contratos no se
incluye entre sus elementos esenciales y constitutivos del art. 1261.
En Derecho romano, intrínsecamente sacramental y ritual, la forma era lo que
constituía el contrato. Pero esto daba lugar a casos absurdos cuando en algunos contextos la
recitación de la forma del contrato no se realizaba con seriedad, es decir, con la intención de
obligarse: iocandi causa –en broma– docendi causa –a modo de ejemplo. La doctrina va
evolucionando y el Derecho actual, surgido del ius commune y la Codificación, a su vez
influenciados por la escolástica y el Derecho Canónico de la Baja Edad Media, mantiene el
concepto romano de la forma en el concepto de causa, y otorga a la forma un sentido más
general.
La forma de los contratos en nuestro Código Civil se establece por regla general como
forma libre –art. 1278: “serán obligatorios los contratos cualquiera sea su forma” y art. 1258:
“los contratos se perfeccionan por el mero consentimiento”– pero otorga, por un lado, a las
partes la facultad de exigirse entre ambas la elevación de la forma del contrato a escritura
pública –art. 1279– para hacerlo efectivo frente a terceros (ad probationem); y por otro lado,
establece la obligatoriedad de cierta forma –ad solemnitatem– para algunos contratos, en los
cuales dicha forma sí es constitutiva y esencial –art. 1280: deberán constar en documento
público…
Un apunte: la hipoteca –que es, por esencia, una garantía real frente a terceros; art.
1875– y el derecho real de superficie, son los dos únicos derechos reales cuya inscripción en
el Registro de la Propiedad es constitutiva. Para el resto de derechos reales, la forma es
meramente publicitaria frente a terceros.
Los contratos reales exigen además del consentimiento la entrega de la cosa, ej.
donación.

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C. EFICACIA Y APLICACIÓN DE LOS CONTRATOS

La eficacia de los contratos se refiere a la producción de efectos jurídicos conforme a


la naturaleza y el fin de cada contrato. Esta eficacia puede ser estudiada en tres vertientes:
- eficacia subjetiva entre las partes
- eficacia subjetiva frente a terceros
- eficacia objetiva
Bajo el título de “eficacia de los contratos” en el Código Civil se encuentran los artículos
relativos a la forma del contrato, 1278 a 1280; y estipulan los casos en que ésta es esencial
para dicha eficacia. Pero en las disposiciones generales de los contratos los arts. 1257 y 1258
establecen dos reglas generales para su eficacia.

23. EFICACIA DE LOS CONTRATOS ENTRE LAS PARTES

Entre las partes, rige el principio pacta sunt servanda; esto es, la promesa obliga. Así,
el art. 1258 establece que el contrato se perfecciona por el mero consentimiento.
Aun siendo esto así, el contrato –en tanto concurrencia de oferta y aceptación– será
ineficaz si no es lícito, de acuerdo con los límites del art. 1255: ley, moral y orden público; o
si deviene ineficaz por nulidad –ej. desaparición de la causa–, anulabilidad –ej. por vicios del
consentimiento–, resolución –ej. por condición resolutoria– o incumplimiento.
[La resolución deja sin efectos al contrato desde el momento de su constitución, es
decir, con efectos retroactivos –ex nunc– y la acción resolutoria no caduca. A diferencia de
ella, la rescisión deja sin efectos al contrato “a partir de ahora”, es decir, desde el momento de
rescisión –ex tunc, aunque se podrán pactar efectos retroactivos según las circunstancias– y la
acción de rescisión tiene fecha de caducidad. ]
En caso de incumplimiento, como hemos visto, la resolución puede pedirse siempre
que se pruebe la voluntad deliberadamente rebelde de incumplimiento de la otra parte,
reclamándole el cumplimiento.
EXCEPCIONES A LA RECLAMACIÓN DE CUMPLIMIENTO:

- obligaciones recíprocas: si una de las partes quiere la resolución del contrato por
incumplimiento, ha de pedirla una vez haya cumplido; pues no hay mora hasta que
uno de los dos no cumple. De otro modo, la parte a la que se reclama la resolución
podrá oponer excepción de contrato no cumplido.
- obligaciones en general: se tomará por incumplida la obligación realizada defectuosa
o incompletamente, por no cumplirse los requisitos de integridad e identidad:
excepción de contrato mal cumplido.
- cláusula rebus sic stantibus: cuando, por circunstancias sobrevenidas y de todo punto
imprevisibles se produce una desproporción entre la prestación y contraprestación,
resultando para una de las partes imposible el cumplimiento, se puede pedir una

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modificación de los términos del mismo. Esta cláusula no tiene efectos rescisorios,
resolutorios o extintivos sino modificativos del contrato en aras de recuperar el
frustrado equilibrio entre las prestaciones de las partes.

24. EFICACIA DE LOS CONTRATOS RESPECTO DE TERCEROS

Los contratos, por regla general –art. 1257– tienen efectos entre las partes y sus
herederos –salvo aquellas relaciones jurídicas intransmisibles por naturaleza, pacto o ley.
Sin embargo, el contrato puede incluir disposiciones
- a favor de un tercero
- en contra de un tercero
siempre y cuando el tercero afectado preste su consentimiento, deviniendo parte del contrato
–res inter alios acta ved iudicata neque nocet neque prodest: la cosa realizada entre otros no
puede perjudicar ni aprovechar a terceros a no ser que acepten, en tanto que devienen parte
del contrato.
En este sentido, el segundo párrafo del art. 1257 dispone que el tercero en favor del
cual se realice un contrato puede exigir su cumplimiento siempre y cuando
- notifique su aceptación al obligado
- la estipulación en favor de él no haya sido revocada – y si revocada, aceptación
anterior.

Contrato a favor de tercero:

Para que exista, ha de atribuir al tercero directamente un derecho, con facultad de exigirlo al
obligado. No hay tal contrato cuando se designa a una persona autorizada para recibir la
prestación, pero no para exigirla.
Promitente: queda obligado a realizar la prestación a favor del tercero
Estipulante: conviene con el promitente el contrato en favor del tercero
Ambos precisan de capacidad para contratar
Beneficiario: el tercero, no necesita capacidad para contratar sino que basta con la
capacidad para adquirir derechos; y capacidad de obrar para aceptar su inclusión en el
contrato, aunque ésta pueden suplirla sus representantes legales.
La aceptación del tercero no es requisito para la validez del contrato, sino para evitar
la eficacia de la revocación del derecho en su favor. La declaración de aceptación es
recepticia y ha de dirigirse al obligado.
La revocación del derecho en favor del tercero es una declaración recepticia, dirigida
al tercero y al obligado. Suele tener facultad para realizarla el estipulante, pero se puede
pactar otorgarla también al obligado.
Relaciones establecidas:
- Relación de cobertura: entre promitente y estipulante. Contrato normal, puede ser
revocado, modificado etc antes de la aceptación del tercero, una vez aceptado las
vicisitudes llevadas a cabo por ellos no afectarán al derecho del tercero.

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- Relación de valuta: entre estipulante y tercero. Situación subyacente que actúa como
causa de la atribución recibida por el tercero: causa donandi –liberalidad–, causa
solvendi –resolver deuda previa–, causa credendi –futura contraprestación del tercero.
- entre promitente y tercero: el tercero posee un derecho de crédito.

Contrato en daño de tercero:

Contratos a causa de cuya celebración se origina una lesión del derecho de un tercero. Suele
producirse cuando una de las partes contratantes es sujeto pasivo de una relación jurídica
preexistente y ajena al contrato.

Contrato a cargo de un tercero:

Un contrato atípico, no regulado en nuestro Derecho, por el cual el promitente se obliga


frente a la otra parte a que un tercero se obligue a realizar una prestación en su favor. El
promitente queda liberado una vez que el tercero acepta cumplir respecto del promisario,
muere o deviene incapaz; por lo que su obligación se considera una prestación de garantía,
que llevaba con ella el riesgo de no aceptación o incumplimiento por parte del tercero.

25. EFICACIA OBJETIVA DE LOS CONTRATOS

El art. 1091 establece que los contratos “tienen fuerza de ley entre las partes”. El
contenido de esta “ley privada” va más allá de lo expresamente pactado, según dispone el art.
1258: los contratos obligan, no únicamente al cumplimiento de lo estipulado, sino a todo lo
que se derive de la buena fe, los usos y la ley.
Dos fenómenos relacionados con la eficacia objetiva de los contratos son
- el subcontrato, en el cual las vicisitudes del contrato accesorio afectan al principal,
dejándolo en suspenso durante su duración en los casos de derechos reales
secundarios. Para realizar subcontratos sobre derechos de garantía –subhipoteca,
subprenda– se necesita autorización del dueño de la cosa, pues el fin de los mismos no
es el uso o disfrute de la cosa sino la garantía prestada.
- cesión de contratos: no regulada por el Código Civil como tal pero interpretada como
una combinación de cesión de crédito y de deuda, en el caso de contratos recíprocos,
y de cesión de crédito o de deuda en contratos unilaterales. No se cede el contrato,
sino la posición en el mismo –el Código portugués es así como lo regula, y se utiliza
esta interpretación del concepto para aplicar por analogía las normas de la cesión de
crédito y deuda. Se considera válido en tanto cláusula que surge del principio de
autonomía de la voluntad, con límites art. 1255.

26. INTERPRETACIÓN DE LOS CONTRATOS

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La interpretación del contrato está dirigida a la determinación del sentido de una
declaración o conducta negocial, de sus efectos y consecuencias en orden jurídico; y sigue
unas reglas jurídicas preestablecidas en dicho ordenamiento.
En torno al sentido, se contraponen dos teorías –análogas a las de la causa– subjetiva
y objetiva. La primera concibe el trabajo del intérprete como la indagación de los motivos
personales o la intención subjetiva de los contratantes; la teoría objetiva, por el contrario,
concibe que el sentido del contrato es su significado en la vida social.
El Código Civil regula con carácter general la interpretación de los contratos en los
arts. 1281 a 1289; desde una perspectiva de la interpretación subjetiva que será
subsidiariamente colmada con aspectos de la interpretación objetiva.
Interpretación:
1. Fijar los hechos probados creadores de la relación jurídica
2. Calificar los hechos jurídicamente, subsumiéndolos en un tipo legal o, si no es
posible, determinar la atipicidad del contrato valorando la intención de las
partes.
3. Determinar efectos jurídicos de la situación de acuerdo a las normas del tipo
legal acogido y los pactos contractuales.

De acuerdo a las reglas generales del Código Civil y la jurisprudencia, los principios
informadores de la interpretación son los siguientes:
- tomar en cuenta voluntad común contratantes
- autorresponsabilidad de las declaraciones
- confianza y buena fe en las declaraciones

Interpretación subjetiva:

el art. 1281 cc establece la interpretación de las cláusulas en su literalidad cuando


- no haya lugar a dudas
- no se contradigan éstas con la intención evidente de los contratantes
es decir, se estima que dicha literalidad representa la intención común de las partes. En caso
de contradicción o duda prevalece la intención subjetiva, que será determinada, según el art.
1282, por los actos de las partes coetáneos y posteriores al contrato –a los que reiterada
jurisprudencia añade los actos realizados con anterioridad a la firma del mismo.

Interpretación complementaria:

Una vez determinada la intención común, se estará a lo dispuesto en las siguientes reglas, de
manera subsidiaria –orden de prelación.
- art. 1283: cualquiera que sea la generalidad del contrato, no deberá entenderse
de él otra cosa que aquella para la que las partes se propusieron contratar.
Se veta la interpretación estricta o extensiva, y la aplicación análoga de las
cláusulas contractuales a supuestos de hecho no previstos.
- Sentido:
Principio de eficacia art. 1284: si una cláusula admite diversos sentidos – lo

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más adecuado a efectos
art. 1286: si palabras varios sentidos – la más adecuada a la naturaleza –tipo
negocial– y objeto –fin perseguido por las partes– del contrato
- Interpretación sistemática: totalidad
art. 1285: las cláusulas se interpretan unas por otras, en su conjunto
- Usos:
art. 1287: resolver ambigüedades –uso interpretativo– y colmar “lagunas” de
cláusulas sobreentendidas por los usos –uso normativo o reglamentario. Quien
alega un uso ha de probarlo.
- in dubio contra stipulatorem: art. 1288, la interpretación de cláusulas oscuras
no favorece a quien las incluye –aplicación del principio de buena fe: sanción
por incumplimiento del deber de hablar claro.
- art. 1289: dudas irresolubles:
- en circunstancias accidentales del contrato:
contratos gratuitos: en favor de la menor transmisión de derechos
contratos onerosos: en favor de la mayor proporcionalidad entre las
prestaciones
- en circunstancias esenciales: contrato nulo por falta de causa

Interpretación auténtica del contrato:

Las partes pueden realizar un nuevo negocio jurídico interpretativo, donde fijan
expresamente el sentido y el valor de las declaraciones y cláusulas del negocio anterior. En
este tipo de contratos las partes no están obligadas a seguir los criterios interpretativos del
Código Civil, sino que se limitan a aclarar y fijar sus posiciones jurídicas –como en un
contrato de fijación– eliminando incertidumbres actuales o futuras. Este negocio
interpretativo sólo vincula entre partes, no tiene fuerza frente a terceros.

Doctrina de los actos propios

Como establece el art. 1282, los actos de las partes contratantes son definitorios de su
intención: así, serán también determinantes los actos anteriores, coetáneos y posteriores a la
perfección del contrato para la posibilidad de impugnación del mismo o de interposición de
acciones. La doctrina de los actos propios dicta la fidelidad de la parte con respecto a sus
actos: nadie puede ir en contra de sus propios actos, ni aprovecharse de su propia torpeza.

27. LA INEFICACIA DE LOS CONTRATOS

La eficacia del contrato se refiere a su producción de efectos jurídicos. La ineficacia


será, por tanto, la no producción de efectos, pero también, la producción de efectos distintos
de los propios de la finalidad del contrato.
Hemos de distinguir ineficacia de invalidez.
La INVALIDEZ se produce cuando el contrato

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- adolece de un vicio –error, violencia, intimidación, dolo, (forma)– que lo hace
anulable
- es nulo de pleno derecho por carecer de alguno de los elementos esenciales del art.
1261 o del tipo negocial a que pertenezca.
La acción de nulidad (anulabilidad) caduca a los cuatro años, mientras que el contrato nulo lo
es de manera perpetua, se considera no nacido y el Tribunal puede declarar su nulidad de
oficio siempre y cuando estén presentes todas las partes en el momento de la declaración. En
ambos casos –nulidad y anulabilidad– se produce la ineficacia ab initio, es decir, con efectos
retroactivos; pero el contrato anulable es subsanable por confirmación o no ejercicio de la
acción en los 4 años de caducidad.
El Código Civil es confuso en cuanto a la distinción entre nulidad y anulabilidad, y
agrupa las normas dedicadas a ambas bajo el título “De la nulidad de los contratos”.

Nulidad:

art. 1303: declarada la nulidad, obligación de restituir –ex tunc– cosas + frutos + precio +
intereses salvo en los casos siguientes:
- art. 1304: aquel cuya incapacidad da lugar a la nulidad sólo restituye en cuanto se
haya enriquecido
- art. 1305: si la nulidad es por delito o falta:
- culpa de ambos: no tienen acción entre sí, se les aplicarán normas Código Penal
- culpa de uno: el no culpable puede reclamar lo que haya dado
- art. 1306: si nulidad por causa torpe –no ilícita:
- culpa de ambos: ninguno puede repetir lo dado ni reclamar el cumplimiento
- culpa de uno: el no culpable podrá repetir lo dado sin obligación de cumplir
- art. 1307: si cosa perdida, obligado a devolver restituye frutos + valor + intereses
- art. 1308: redunda en la mora recíproca: sólo exigible devolución una vez devuelta

Al final, los efectos son los mismos, pues cuando un contrato se anula se “hace nulo”: así, se
genera la obligación de restituir ex tunc, y para esta devolución se siguen los criterios de los
arts. 1304 a 1308 igual. Sin embargo, hay diferencias en cuanto a la acción de nulidad
(anulabilidad) y la confirmación.

Anulabilidad:

Como tal, aparece en la estipulación general del art. 1300: serán anulables aquellos contratos
que adolezcan de vicios que los invalidan según la ley.
art. 1301: la acción de nulidad –entendemos que se refiere a la acción de
anulabilidad, pues una vez que el contrato es nulo, lo es de pleno derecho y es por tanto
declarable ineficaz en cualquier momento, de oficio o a instancia de parte, restituyendo la
situación al momento anterior a la “perfección” del contrato– durará 4 años.
La acción de nulidad caduca porque el contrato aún se considera subsanable, lo que
veremos con la confirmación.
– art. 1301: los 4 años comienzan a contar:

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- violencia o intimidación: cuando ésta cesa
- error/dolo/falsedad de la causa: desde consumación del contrato
La falsedad de la causa no produce en realidad la anulabilidad sino la nulidad de
pleno derecho del contrato –supongo se refiere a “a no ser que esconda una causa
lícita y existente” en cuyo caso el contrato sí es subsanable –aunque realmente, y lo
dice el profe: no se subsana ese contrato de causa falsa –pues nunca existió– sino que
se crea uno nuevo con causa verdadera.
- menores o incapacitados: salida de tutela
- uno de los cónyuges sin consentimiento del otro: disolución sociedad conyugal o
matrimonio –a no ser que conozca antes.

art. 1302: Legitimación activa: obligados por el contrato + doctrina de los actos propios: no
podrá el capaz que alegue la incapacidad del otro, ni el que causa intimidación, violencia,
dolo o error.

[Una distinción esencial: la prescripción puede interrumpirse, en cuyo caso comienza a contar
de nuevo desde el momento de la interrupción; y es aplicable sólo a instancia de parte. La
caducidad tiene un plazo no interrumpible y es aplicable de oficio por el Juez. La acción de
nulidad es perpetua.]

La acción de nulidad se extingue:

por Confirmación
art. 1309: la confirmación –válida– del contrato extingue la acción de nulidad; y se realiza:
- art. 1310: en aquellos contratos que tengan los elementos esenciales
- art. 1311: expresa
tácita: una vez que quien tenga derecho a invocar la nulidad –y la conozca– ejecute un
acto que implique la renuncia al mismo
- art. 1312: por quien tenía la acción de nulidad –puede ser unilateral
art. 1313: La confirmación purifica al contrato ab initio –como haría la anulabilidad.
por pérdida de la cosa objeto del contrato por dolo o culpa del legitimado a ejercitarla.
art. 1314. Se exceptúa el caso en que la nulidad es fruto de la incapacidad de una de las partes
–a no ser que, una vez terminada su incapacidad, sea culpable de la pérdida.

La INEFICACIA, por el contrario, se produce cuando un contrato válido deviene sin efectos
por resolución o rescisión.
La resolución de los contratos se produce:
- por incumplimiento
- pactada: por condición resolutoria, según lo establecido en el art. 1123
- implícita en obligaciones recíprocas, pero no automática: probar voluntad
deliberadamente rebelde de incumplir. art. 1124
En este caso el acreedor tiene derecho de opción:
exigir cumplimiento

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exigir resolución, cuyos efectos se establecen en el art. 1123
+ indemnización daños y perjuicios en ambos casos

art. 1123: Efectos de la resolución


- obligados a restituir
caso de pérdida, deterioro o mejora de la cosa: art. 1122
- pérdida sin culpa del deudor: extinción obligación
- pérdida por culpa del deudor: daños y perjuicios
- deterioro sin culpa del deudor: menoscabo cuenta del acreedor
- deterioro por culpa del deudor: acreedor opta resolución/cumplimiento +
daños y perjuicios
- mejoras por naturaleza: en favor del acreedor
- mejoras por acción del deudor: usufructuario

La rescisión de los contratos aparece regulada en los arts. 1290 a 1299 y se aplica
únicamente a los casos establecidos por la ley. Es el remedio jurídico para la reparación de un
perjuicio económico, originado por el contrato y no reparable por otro medio, a determinadas
personas. El contrato es válido pero en razón de dicho perjuicio se concede a una de las partes
la acción rescisoria para hacerlo ineficaz. Por ello, es una medida excepcional y subsidiaria –
art. 1294.
art. 1291: son rescindibles:
- contratos celebrados por tutores sin autorización judicial que causen perjuicio al
representado en más de ¼ parte del valor de la cosa objeto del contrato
- celebrados en representación de los ausentes con la lesión anterior
Éstos, a no ser que se realicen con autorización judicial –art. 1296: no son rescindibles sin
autorización judicial.
- celebrados en fraude de acreedores –como último recurso para satisfacer interés
acreedor
- referidos a cosas litigiosas celebrados por el demandado sin aprobación
- aquellos en que lo determine la ley
- art. 1292: pagos en estado de insolvencia

La rescisión por motivos económicos es excepcional: art. 1293. Aunque se aplica en otros
casos. ej. art. 1074 posibilita la rescisión en la partición económica lesiva en más de ¼ del
valor de las cosas adjudicadas.

Efectos de la rescisión: art. 1295


- obligación de devolución cosas + frutos + precio + intereses: efecto personal y no real
por ello, sólo podrá realizarla quien pueda devolver su parte
- no tendrá efectos si las cosas se hallan en poder de terceros de buena fe: se pueden
reclamar daños y perjuicios al causante de la lesión.
- el demandado por rescisión –art. 1077 por analogía– puede optar entre consentirla –y
se produce devolución e ineficacia del contrato– o indemnizar el perjuicio

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(arts. 1297 y 1298 fraude de acreedores) Rescisión por fraude de acreedores: acción pauliana.

art. 1299: La acción rescisoria dura 4 años –caducidad.


Para incapacitados, sujetos a tutela y ausentes comienza a contar desde
capacidad o conocido el domicilio.

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