Cuentos Completos
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y otras narraciones
1
Tras el rastro perdido
–La verdad es que la frase del rollo sería buena para el título de un cuento.
Un trueno suave surgía de las nubes, olor a tierra mojada, las frías gotas caían
sobre las hojas de los árboles, deslizándose, hasta juntarse en el fango. El
aguacero que se nos venía encima y me indicó el camino a su casa para
guarecernos. A Emiro Camacho lo encontré cercano a la avioneta y me vendió
baratos varios de sus chocolates con maní. Empapados de pie a cabeza
entramos a su casa. Me mostró los fósiles de un mamut y unas cerámicas que,
sospechando por la configuración de los dibujos grabados, estaba seguro de
que procedían de Perú. Al fondo estaba el largo patio, en el podían verse
plantados una variedad de plantas: de plátano, maíz, patilla y ahuyama.
Las agujas que indican la altitud se mueven como locas. Caemos al abismo
juntos… máquina y hombre… ¿Para qué pensar entonces en el
paracaídas?―Pensé― En vano manejo los controles. Golpes al tablero de
control, maldiciones. Veía la muerte acercase aceleradamente. Con terror mis
ojos cubiertos. Resignados. Pero… Que va… Volveré a intentarlo. Lo are sin
fe, o con toda la que me queda en estos los últimos segundos. ―Eternos―
Por fortuna reaccioné en último instante. Por fortuna el aterrizaje forzoso fue
en el lago. El agua entraba por las hendiduras de las ventanas. Dos patadas
contra el tablero fueron suficientes cuando empezaba a echar humo. Nadé
hasta la orilla aterrorizado al ver a mis espaldas como el lago se tragaba mi
costosa avioneta. Apenas exhausto mis pies tocaron la orilla. Alguien venía
aproximándose, la figura del viejo cargando una mochila negra, vestido con
chaqueta gruesa de algodón. En su mano sostenía una pequeña cava de anime
forrada con papel sintético.
Luego de escuchar parte del cuento me ofreció de comer cachapa, rebanó pan,
acompañó con un vaso de jugo de lechosa y sentando en la piedra que se
quedó mirando la siembra. Yo seguía comiendo en la mesa de madera frente a
la biblioteca polvorienta, cercano a la mesa colgaba el retrato en blanco y
negro de un joven que vestía de marinero. Era un viejo amigo, me dijo. Que
había muerto hace unos años. Vi la pintura de un viejo calvo con el puño bajo
su espesa barba blanca posando en posición pensativa. Me dijo luego que era
de su autoría, la impresión que me dio fue de que se trataba de un genio del
renacimiento ¿Alquimista, poeta, astrologo, filosofo? Pasé la mirada entonces
en una caja polvorienta que tenía en su interior restos arqueológicos,
recipientes de arcilla, algunas poseían figuras de animales o de círculos dentro
de círculos, estos últimos fragmentos me hicieron recordar la mítica isla de
Atlántida. El me comentó que en Venezuela pudieron existir conexiones
culturales con Perú, y más que eso, pudieron existir túneles secretos
pertenecientes a civilizaciones antiguas que comunican hasta Brasil. De hecho,
en La Cueva del Guácharo todavía la gente no se explica cómo pudo haber
sido construido el sistema de túneles subterráneos que fueron bloqueados por
una gigantesca piedra perfectamente redonda. Hallé otros recipientes hechos
de vidrio, vacíos y con fórmulas químicas en su interior. Tuve la impresión de
estar en un pequeño laboratorio o museo. El secreto está en los genes–Algo
que me dijo no alcance a comprender, cuando se refería a que todas las
elecciones electorales resultaban fraudulentas–
Jacques Cousteau
Say “Cheese”
I Parte
El gran encubrimiento
Tantas eras las horas dedicadas a la investigación teórica sobre Cruz que como
Quijano con las novelas de caballería empezaba a perder los tornillos del coco.
Sus colegas empezaban a burlarse de sus teorías conspiratorias acerca de una
―conspiración naturista‖, la cual le obsesionaba proclamar todos los días como
predicador en plazas públicas, hasta que un día le pidieron la placa y le dieron
largas vacaciones en un psiquiátrico.
-Entiendo señor pero… ja, de que conspiración me habla? Ellos existen solo
en su mente.-
-Ellos existen solo en su mente, relájese, todo eso es natural. Sucede cuando
se lee mucho, déjeme que le guardo esos viejos papeles que tanto guarda con
celo.
-No es imaginación, no es invento. Están ahí afuera. ¿Los ve? ¿Ahora no los
ve?
-Fue decretado cultura… sus rayos… En orden, ¿no? Natural, ¿no? Nos
acostumbran a rebajar de rodillas ante las puertas de un Nuevo Orden
Naturista. Allá van, Van en filita. prestando servicios demandados por la
población y de desaparecer por un solo día. ¿Sabe qué? ¡Un golpe de
Estado!... una…
Para encontrar más información o nuevas claves, entre las chicas que querían
matar el aburrimiento o engañar el hambre tras largas colas venía oculto el
detective. Gritaban furiosas, con voz de sirena exigían los nuevos retratos.
Disfrazado con una camisa a cuadros Alibabia escuchaba todos los rumores.
Luego se desplazaría por diferentes lugares en búsqueda de información que
evidencie los supuestos crímenes de Cruz.
¿Quién es Cruz? Se preguntará Señor Alibabia. Algunos dicen que fue un gran
mentiroso, otros que fue artista, arquitecto, vago, pintor, estafador y hasta un
viejo picaflor. Yo mismo lo conocí. Si, y les narraré parte de su verdadera
vida, la cual algunos Le dedicaron por misteriosas razones a multiplicar en
diversos escritos toques fantásticos.
-Recuerdo que cuando joven desde la ventana los veía jugar, corrían libres por
los caminos de tierra. Él adentro, bajo costumbres rígidas, modales desabridos:
“No toques, no veas, no pienses, no debes, te vas a ensuciar, tu imagen, no
pienses, sabes que está escrito…” Veía desde la ventana ya de hace rato y
pensaba que se le acababa el tiempo para perderlo en tonterías y volvía a
repasar las páginas de un libro de Historia Antigua de Herodoto.
-Solo no, ¿cómo podría? Lo que le gustaba era organizar eventos literarios.
-¿Trabajó en qué?
-A los 34 años cargaba una bolsa de chorizos, distribuidos entre los vecinos, a
las bodegas y a dueños de automercados. Los chorizos hechos a base de
concha de plátano le permitieron comprar el primer radio AM-FM del barrio.
Eso lo recuerdo muy bien, era cuando habla mucho de que en el mundo
literario no había objetividad sino repetidores, loros y chulos del Estado. Las
chicas venían llenas de admiración todas las tardes, tomaban guarapo, a veces
un vino, escuchando los clásicos de Radio Rumbo.
-¿Un radio era un artículo lujoso para la década de los 60s en Venezuela?
-Él se buscaba las lucas, pero sabía que se acababa el tiempo de leer Los
Diálogos de Sócrates y salió disparado como cohete a distribuir más chorizos
de conchas de plátano, uno de sus primeros productos naturales que le pedían
a gritos frente al cuartel Gran Mariscal, donde solía pasar volando con la
cartera full de dinero.
-Gracias por su testimonio.
-Oí que hacían cosas… Pero yo no vi nada, alguien me dijo que en aquella
noche del evento literario escenas eróticas seguían siendo narradas, venidas de
rameras francesas del libro de Carpentier. Le rodeaban chicas y los miembros
de Fundación Dandy. Con el tiempo las mismas palabras repetidas iban y
venían, angustiadas, con más hambre y decepción. Las voces exigían con rabia
nuevos retratos. El poeta financiaba El Magazine. Hacia los retratos en el
evento literario, y lo peor, lo que parecía amor al arte se convirtió en una
especie de religión. Día y noche más retratos de chicas en un estudio secreto,
en la sala tocaban grupos musicales modernos vestidos con camisas a cuadros.
Perros en celo, Arenque y Rallaito junto a la banda Payasos del Ghetto. Así
los llamaban y lo que no me parecía extraño era que apenas les pagaron para
hidratación y viáticos.
Más que un iluminado era un repelente. Sin importar lo dicho antes por otros
autores sobre nombres, lugares, y hechos iba desenmascarando más, ganando
odio y la chanza por las calles; Ideales lejanos que defendía en ensayos y
discursos en la Universidad de Oriente, incendiando mentiras.
-Eso no lo sé. Dios me libre de tales ritos. Lo que sé es que aquel tipo vivía
amargado por los pitos de los carros y el humo. La paz solo la hallaba
sembrando en su patio, o en el óleo, quizás perdido entre paisajes orientales
inacabados o en algún retrato femenino. Iba a contra corriente en Cumaná pero
vivir del arte equivaldría a penas soñar, como un iluso bohemio, cuentos
donde escribía sus romances y misterios, como ―Lo sucedido con la cortina‖ y
―Relatos sobre Reencarnaciones Pasadas en el Antiguo Egipto‖.
-¡Quieto!.. Ahí estas, eh. Con las manos en la masa, infraganti, con las manos
en… ¿Qué es esto? ¿Las páginas de un viejo periódico?... ¿Que hacen ahí
parados como imbéciles? Investiguen si se tratan de nuevas claves.
-¡Quien va a pagar por todo este desastre! ¿Por qué mejor no tocaron la
puerta? Es Libertad… ¿No la ven? Libertad Lamarque ¿Acaso es delito
pensar en ella?
-Eso no lo sé. Todo marcha de lo más natural. Lo único que sé es que usted
tiene derecho a guardar silencio. Es sospechoso de conspiración.
Con detalle examinaban los retratos colgados en la pared, buscaban pero no
veían evidencias. Solo proyectos entre el polvo y la tuina, dentro de su
acogedor hogar con gavetas repletas de cartas de amor y poemas folklóricos
como el de la cometa, papeles polvorientos más allá, cogidos descifrables de la
Fundación Dandy, acotaciones gramaticales y críticas literarias. Al abrir una
vieja maleta ve en una carpeta dibujos de personajes verdes alados:
-Unos amigos.
Les invitó luego a mirar los retratos de chicas en blanco y negro y a escuchar
baladas de antaño y les mostró más retratos, cuentos, documentos sobre planes
de La Fundación Dandy y los detectives y policías en el patio entre cuentos se
quedaron dormidos plácidamente en las hamacas y petates como unos bebes.
Soy Humboldt. Yo fui el único. El primero que por estos lados llegó a tener un
radio A.M-F.M original en casa. Las vecinas venían curiosas, nunca habían
visto uno. Escuchar clásicos por Radio Rumbo y tomar guarapo fue una gran
atracción y fue cuando se me empezaba a ocurrir una idea: El negocio
natural. El único que vendió chorizos vegetarianos caseros y hasta aprendería
hacerlos por cuenta propia. Y les llevé a los dueños de las bodegas, a los
vecinos por encargo. Ah, y unos cuantos al dueño de un auto mercado. Eso fue
en la época en que fui a la capital y durmiendo en el kiosco donde vendía
empanadas de conchas de plátano mechado no había pasado ni una hora
cuando me avisaron que se los habían arrancado de las manos. Ni un solo
chorizo. ―¿Qué por qué se me ocurre hablar de eso?... Ya lo
sabrán―…luego compré más, una maquina despulpadora. Monté mi propia
pulpería llamada El Siglo Primero, aquí en Cumaná.” ¿Satisfecho? ¡Y hay
mucho más! Sabían disimularlo muy bien, doctor. Eran muy herméticos.... Y
lo peor es que seguían hablando sobre ―retratos‖ de la forma más natural en
Cumaná.
-Yo lo único que creo, señor, es que debe estar loco. Ya se lo dije. Le invité
varias veces a tomar la medicina. Pero oiga, oiga, déjeme hablar, que se relaje,
que salga y de unas vueltas al parque, o por ahí, ¿Qué podrían robarle? Todo
marcha natural. Deje de leer tanto y déjeme esos pergaminos para que no le
den más dolor de cabeza.
-No.
-¿Qué no? Se niega. Entonces valla a la montaña a tomar aire, ejercítese,
cuando fue la última vez que vio el mar? no siga más empeñado con esas
ideas, leyendo libros raros, escribiendo teorías sobre cosas que nadie ve ni
entiende por qué…
-Usted no sabe… venía ―El modelaje‖. Lo vi, en serio. Lo vi escrito aquí, oiga:
―Como sierras sus dientes blancos empezaron a brillar. Se bajaba las diminutas
pantaletas compradas en las tiendas de la Av. Bermúdez por Fundación
Dandy. Y curiosamente empezaba a notar algo. Hacía mucho calor. Sin
embargo de lo más natural sonreía hablando de su Compact Disc, de la nitidez
de la impresión su afiche, giras y más giras…
-Hasta ahí.
-¿Será que tras la cortina no podía verse más? ¿Las poses se hacían humo?
Toda esta en su imaginación. Humo…Ya no le dé más vueltas a ese asunto.
-¡Say cheese! creo que le dijo. Ella seguiría hablando de bailes, si usted la
viera, las cosas volvían a su estado natural, nada de carros, sin chorros de agua
que se desperdicien, recuperar la siembra. Doctor, decía algo muy raro. Algo
sobre ―poner la queja en Hidrocaribe y a las instituciones‖ pues decía que
aunque le tildaran de ―conspirador‖ sería publicidad gratis… Y con sus
papeles podría ocasionar hasta un estallido social ¡Eso es! ¡Llegamos a donde
quería explicarle! ¡La conspiración! Demasiada ropa empezaba a incomodar la
vista de Humboldt, aquellas fibras sintéticas conspirando contra La Tradición.
Y al finalizar la sesión acercaba su nariz. Así. Vea señora enfermera, así lo
hacía… Y la besó, Así…. Si me permite le… ¡La camisa no!…
Informe policial
Rodeado de una multitud de chicas desde la costa del Golfo de Cariaco entraba
en una extraña maquina submarina. ―Fundación Dandy” tenía estampado.
Nubladas por la confusión de la turba hacían sus mejores poses por nuevos
fogonazos y billetes. Billetes que jamás sospecharon que podrían ser falsos.
Sobres llenos de esperanzas. Parecían poesías. Salir de la ruina que azotaba al
país, sueños de libertad, valores que se perdían bajo el monopolio de la
industria y la mafia monetaria, valores desperdiciados bajo telas sintéticas que
no dejaban ver la realidad. Valores, valores eran otros, los tesoros ocultos
retratados con cámaras alemanas de las viejas por La Fundación Dandy frente
a la masa frenética.
En aquella confusión volaban en los aires bolsas repletas del mejor pescado
fresco. Las bolsas azules bollaban sobre el mar con las prendas de vestir
sintéticas y de algodón que ofendían los Ideales del Rescate de la Naturaleza,
las prendas eran arrastradas por las olas y aquellos valores que distraían la
mirada de La Policía (también muy ocupados recolectando evidencia en
billetes y pescado) ¡Volveré!―Dijo Humboldt― …y recuerden…
Sembraremos en la tierra como lo hicimos antes. La Fundación Dandy
fácilmente escapaba en la confusión de cañonazos, billetes falsos, insultos y
escandalosas poses. Cierra la escotilla Parrita y descienden al fondo del mar.
Es que algo olía mal doctor. Quería sembrarlo todo. No intento comunicar un
mensaje mesiánico, ni vivir de ello, ni menos ganarme la blandura de corazón
de las enfermeras. Humboldt les decía lo mismo, les decía sobre ―escapar a
venderlo todo‖, sus chorizos, su paquete de volantes, la carpeta donde adjuntó
la fotografía de una orquídea para darle conciencia ambiental a la propuesta,
todo lo tenía fríamente calculado doc. Protestando delante de todos contra los
ruidos motorizados juró llevar las pruebas de corrupción y complicidad a
instancias internacionales, retratos confidenciales, organizó folios en perfecta
gramática castellana, enviaría las trizas a la O.N.U. ¿Ya me entiende doctor?
Que no es invento mío. Es real, vea, con estas pruebas es suficiente. Es ilegal.
Yo lo vi levantando su bandera de Venezuela, como soldadito de plomo,
marchando sobre las hojas secas de las plazas, por bares y puntos de farmacia,
sorprendido de que no le escoltasen todavía funcionarios del ejército.
Proyectos entre el polvo y las telarañas del ruinoso pero acogedor hogar.
Viendo de derecha a izquierda los detalles…la paz solo la hallaba entre
códigos y paisajes míticos inacabados… Leía día y noche, infatigablemente,
preguntándose ¿Por qué las mujeres decentes de esta sociedad piensan que un
sobre de dólares ―no caerían mal‖, Porqué mujeres docentes, enfermeras,
chicas oficiales y hasta narradoras de televisión pensaron lo mismo desde el
otro lado de la ventana? Nada. Humo…Tenía evidencia de sobra pero no al
culpable. Humboldt es humo… A Humboldt se lo tragó el mar...con sus
hermanos los pájaros tocando piano o en una tribu de Amazonas fumando de
la pipa de la paz entre indios y el chamán?... ¿Sembrando monte adentro en
Agua Fría con el Tratado de agricultura que le dictaron sus hermanos alados?
¿Preparando alguna fórmula de fertilización en la base de ―sus hermanos‖ en
las profundidades del mar mientras escuchan los clásicos de Radio Rumbo con
el primer radio AM-FM del barrio?... ¿Acotando en alguna esquina de un libro
defectos gramaticales a pesar de que los códigos llevaban tiempo para
esclarecer el gran fraude sobre la mortalidad del ser humano, cuya vida es
eterna y continuada por reencarnaciones sucesivas, pero no podría ser dos
veces viejo y dos veces joven para descubrirlo todos los misterios muy al
fondo, hasta donde no llegarían las sirenas de la policía, ni la capsula de
Jacques Cousteau, allá donde se respira en paz y sin ruido ni contaminación de
la industria Natural, claro ―El himno de los Valores‖... ¡Patria!...
Ascendía allá arriba, hasta los niveles más altos, lejos de la Oficina de Capitán
de La Policía. Lo llevarían arriba al piso 10 del hospital con una camisa de
fuerza y sedantes. Días después logra escapar escarbando en algún lugar de la
plaza donde pintaba a Reverón con mierda para sembrar en el cielo. Toparía
con algo en su viaje de aventura, viejos pergaminos, retratos, trizas de una
legenda o mito visionario: ―Repentinas desapariciones de botes, transportados
por El fantasma del Tirano Aguirre. Los navegantes que desde hace pocos
minutos pescaban en las aguas del Golfo de Cariaco se hallaban estupefactos
al encontrase en las playas de Cumaná entre hermosas sirenas, un
percusionista, un saxofonista, un señor delgado de melena tocando guitarra
clásica y el vocalista (El mismo creador del mito) No salieron de la sorpresa
los navegantes cuando sobre la arena vieron caminar robots llevando
limonada sobre bandejas a los turistas que dormían en hamacas. Todo
natural, la brisa hacia tocar el arpa de las palmeras. Muchos mirtos se dicen
haz quien dice que en ese lugar no se veía un solo carro exhalar humo, haz
quien dice que nadie desperdiciaba una gota agua, ni una piedra se veía volar
por los aires, las leyes se cumplían y no era El Paraíso, y hasta podrías
hablar con Dios a través de un hilo, pero como Cruz renegaba tanto de Dios
un día tomando un remedio natural con los ingredientes equivocados murió
intoxicado sin hallar salvación. Hay quien dice que después lo vieron
caminando frente a la casa de Rafael Mata despidiéndose de su primo porque
iba en camino a Muelle de Cariaco.
Paz y amor
Se movían en las vallas las letras que parecían estrellas. Yo las veía brillar en
los biombos de neón sobre la presurosa marcha marcial. Eran como fuegos
artificiales… Aparecían. Desaparecían… Fuegos iluminaban la noche
escandalizada por el ruido de trompetas mecánicas y ladridos de perros a los
espectros y lo peor de todo eran los largos sermones de gobierno. Abarcaban
al público con el hedor de su ―mercancía‖, discursos sobre el ―Rescate de los
Valores en la Sociedad Consumista e Industrializada‖ llamando a la guerra y
al saqueo de herejes.
Poco antes de haber escuchado al General, al Capitán y al Sargento hablar
sobre un ―pastel‖. Que a pesar de su tamaño gigantesco no alcanzaría para
todos. (El asunto fue un verdadero misterio, acaso otro mito de esos para
entretenernos en días de feria) Humbertina Hernández empezó a protestar
contra los que protestaban masacrando herejes. Ella confundía los nombres de
sus hijos y nietos pues eran muchas imágenes y recuerdos que no la dejaban
desde pequeña y desde hace años los veía todas las mañanas marchar gritando
las consignas y ella siempre se quejaba porque nadie barría las calles de los
volantes y serpentinas, y la sangre, y las tripas. ¿Y mañana que
vendrá?―Decía ella― ¿Lo convertirán en deber cívico?... ¡Se figan, se figan!
¡Los problemas existen!
Aquel día el General había salido de casa de su abuela, desde hace unos años
desistió de sus esfuerzos de hacerla reaccionar de su letargo místico en defensa
del Consumismo, las explicaciones pertinentes le resultaban escandalosas e
intrincadas para ella, que sostenía que consumismo y conquista por la paz eran
en esencia lo mismo, pero con distinto nombre.
Todo aquello sucedía en aquellos días pero nada hizo cambiar a la abuela del
General a desistir de sus deseos de seguir derrochando (de manera consumista)
el gran botín que su nieto de las guerras traía.
Hogar en la lejanía
Prologo
Para entrar al tema literario que nos presenta Erangel Rivas, quien
inventa una serie de hechos ficticios que solo ocurren en su memoria. Tan al
extremo, que llegándose a un planeta ignorado por las cámaras telescópicas
espías de lo sideral en donde ve a una tal Helena, que pese a ser una simple
caja llena de microcircuitos y demás compuestos eléctricos, logra hechizarlo
sexualmente. A pesar de estar en tan incómoda y fanática, aunque ―santa
morada‖, logra Calpurnious arrojar la conspiradora cizaña que terminará
ahogando al presunto trigo.
Lucas Arias
Hogar en la lejanía
I Caos
Otra ráfaga de arena golpea su rostro, largo éxodo sin destino, enfrentando las
tormentas de arena. Una línea de sudor se deslizaba en el rostro, la visión al
horizonte árido. Sus pies hundidos en arenas ardientes emprendían los
siguientes pasos.
Sugerían algo aquellos símbolos corroídos por la luz y las lluvias, recorridos
rápidamente por las astutas lagartijas. Las mohosas escaleras del arruinado
edificio conducían hacia fondos tenebrosos. Se sumerge y nada sin
preocupaciones hasta la plataforma de la nube de metal, como así las llamaba.
Adentro encuentra una biblioteca.
Y más al monte, más arriba, bajo la lluvia fría seguía hundiendo las suelas con
obstinación en el lodo. Por angostos caminos de piedra llega al pueblo,
después más monte, mas caminos, mas piedras, desde ahí podía verlos con
cautela… Ya veo, evitan a los animales más grandes desde arriba. Ellos
esperan al pie de los árboles. Había leído en viejos libros sobre su existencia
en su planeta. Monos y monas, podía verlos subiendo los árboles y se
convencía en ese momento que también los había en otros mundos.
En búsqueda de peses en las sombrías aguas del pantano se zambulle con una
vara filosa que improvisó de arpón.
Aquel exceso de luz lo cegaría sin piedad. Entretenido con los dibujos en la
trama de colores un placentero magnetismo lo tenía a merced la maquina
ruinosa. Entretenido con la gracia de sus palabras sofisticadas, con el blanco
rostro de la mujer, su llameante pelo rojo ignorando que computaba
probabilidades de ganar tiempo y su confianza.
–No entiendo muy bien lo que dices. Hablas en un extraño idioma. Trataré de
sacarte de allí. Espera… ah… ¿Y por cierto, qué es saldo, dígame? Donde
consigo las 30… Sabe… quisiera… pero necesito… zafar…me… los
tentáculos.
Subía el humo del ocumo chino en el fogón, la yuca, las luces salidas de
puertas y ventana en aquella noche con la música festiva. Charlaba con Jesús
entre tragos y bailes en la celebración de la boda y con mirada extraña
escuchaba su predicación sobre El Regreso del Antiguo Programador C.A.
Por enlodados caminos iluminados por un mechón de tela venían a brindar.
El humo de la leña del fogón rodeaba todo el patio y afuera las gotas caían
deslizándose por las hojas, aumentaría luego su intensidad golpeando las
láminas de zinc. Para amenizar mejor la fiesta Jesús, ayudado de su sabiduría
alquímica, transformó asombrosamente el agua en vino delante de los atónitos
campesinos.
De prisa iban ellas a la fiesta, ellos venían bajando de los conucos del cerro
con machete en la cintura a comprar ron en la bodega de Don Laureano.
¿Acaso el mundo de dónde vengo sería una colonia de otros mundos? Hay
tantas cosas parecidas―Escribía bajo la precaria luz del bombillo titilante
sobre la mesa de madera ―Hay tantas cosas parecidas a las que halle
escritas. Todo lo que desapareció antes de la Gran Guerra... Las gotas de
agua caían sonoras en las ollas y recipientes, golpeando el techo de zinc,
fluyendo por los montes y se unían con el cauce del rio. En un rápido y
silencioso salto cae ágilmente el grillo sobre la camisa azul claro. Su mano
detuvo los giros del lápiz. Entre el bolsillo y los botones ahí seguía. Inmóvil.
El examinaba su cabeza, sus alas, sus patas, su frágil cuerpecillo también era
observado por los niños a la entrada de la habitación, veían en silencio con una
leve sonrisa, como esperando una reacción de Calpurnious.
La lista de preguntas pendientes sería más larga para el extraño sujeto hallado
en el camino. Adolfo Flavimiro, así se llamaba el delgado hombre alado que le
prometía respuestas a sus dudas a cambio de unos monos. Cómo era
Flavimiro? Cabellos negros y delgada tez blanca, en ella un ojo castaño y otro
gris, cegado por su madre como castigo al ser amarrado a un árbol por su mal
genio durante sus frecuentes borracheras. Hoy no vive en compañía de su
madre. Pero sigue chupando bastante caña en compañía de su socio Don
Julián. Calpurnious a medida que lo acompañaba en la excursión se fijaba en
su habilidosa obsesión por subir a los altos palos del monte en búsqueda de
monos. Adolfo subía habilidoso de palo en palo sin explicar a nadie que luego
haría con ellos. Naturaleza―Le decía Adolfo Flavimiro frente a la inmensa
piedra de más de 33 metros de altura―… pura naturaleza.
Naturaleza. Así decían cuando trataban de explicar algo que no que no tenía
explicación racional. Como cuando aquel señor campesino que a las afueras
del rancho con botella en mano le hablaba a Calpurnious sobre los inmensos
túneles subterráneos donde iba de casería de pájaros. ¿Qué tipo de animales
abrirían tales caminos? Abismales cuevas donde se bajaban a rapel, agujeros
profundos donde muchos cayeron al fondo destrozados para jamás contarlo,
abismos infestados de gigantescas serpientes reptando en la oscuridad de los
túneles perfectamente taladrados en mitad de la selva por quien sabe y que tipo
de maquinaria pesada. ¿Acaso esos túneles fueron hechos por seres
inteligentes de origen desconocido? ― Preguntó Calpurnious―
Flavimiro, quien presumía saber de todo, le dijo que por unos monos le daría
la respuesta. Aquellos túneles que conducían más allá de los enlodados
caminos hacia reinos de lo desconocido, los lugares que se hablaban en
legendas que a medias fue escuchando a su paso por pueblos visitados. Adolfo
le seguía narrando historias míticas a Calpurnious, historias de golpes de
hachas y del tropel de caballos que nadie llegó a ver, de gritos y ladridos en
aquellas húmedas montañas, enanos que portando filosas espadas custodiaban
su reino de la presencia del hombre. Los que pasaban por aquellos espesos
bosques de Bhok-ron o del Guak-mo después hacer intentos de localizar de
quien o que se trataba al final hallaban que no había nadie.
Adolfo Flavimiro a pesar de sus alas no podía volar, trepaba por los palos muy
ágilmente, y por sus charlas es conocido como el historiador y doctor de
máquinas de Torres Altas. Un día narraría sobre cosas del pasado. Monos que
evolucionaron sobre las mesas de operación de laboratorios avanzados, fetos
hallados sin la tapa los sesos. Tecnología forastera, así decía en tono
despectivo. Y sobre todo hablaba durante el frio recorrido sobre distintas
especies de monos, monos rasos, monos que programaban con bonos para el
circo, monos que luego empezaron a caminar, erguidos, como mutantes o
militantes deprimiditos al descubrir la abominación de la palabra repetida
(palabra que evolucionaron repitiendo milagrosamente lemas sagrados o
mantras de La Programación S.A. por lugares más desarrollados)
No solo le revelaba que era su seguidor, sino que era uno de los líderes del
movimiento político-religioso que regía el destino de las colonias galácticas y
de aquel mismo planeta metálico con limitados espacios naturales llamado
Irítal. Muy arriba en el cerro descansaron. La piedra que tenían al frente era
plana, de magnitud extraordinaria. Para Calpurnious, que nunca había visto
una piedra tan grande en su vida, empezaba a calcular mentalmente que entre
la masa neblinosa se elevaba aproximadamente unos 200 metros o más. En la
parte superior observaba algo de vegetación, que supuso crecería
espontáneamente con el tiempo. El clima es frio, el suelo húmedo, propicio
para el desarrollo de la vida o para la agricultura, sin embargo muy lejano
del ojo humano. Las fangosas suelas se movían para observar con más detalle
los vestigios de alguna civilización antigua. Más arriba estaban entre
pedregales, semejantes a ventanas, las laberínticas cuevas que dan hacia reinos
del inframundo. Bajo la gran piedra se veían petroglifos, conocidos y extraños,
y más allá de la titánica piedra… ¿Qué son? Parecen algo parecido a pilones
de piedra, para acaso pilar maíz ¿O son piedras sacrificiales?
.
Detuvieron el largo recorrido frente al hogar en la lejanía. (El lugar distante
del que tanto le comentaba Flavimiro durante la subida por el cerro) Entre
palmeras y matas de tamarindo cruzaron por el mugriento corredor de granito
del patio. Mientras más se acercaba Calpurnious lentamente a través de la de
tétrica casa con olor a fierros viejos lo poseía un terror indescriptible, las
pulsaciones ensordecedoras de su corazón lo ahogaban pero a la vez una
fuerza misteriosa le arrastraba a su destino.
Carlos Transistor, así le dicen ―Murmuró con mirada nerviosa―… pero ten
cuidado, los agentes del Programador saben de sus planes conspirativos. Es un
hacker peligroso, sumergido en el oscuro abismo de ―los algoritmos”….
-No…. No lo hizo.
-Intenta ser buen espía y rescata los monos, anda. Es necesario que cumplas
con la Misión. Así tendrás el ascenso prometido y sabrás que significado
ocultan los signos del báculo. ¡Anda, muévete! Como te prometí, lo sabrás
todo. Y date prisa que tampoco he comido por horas. Nos vemos.
-No logras digerirlo terrícola. Son muy moldeables y repiten fácilmente todo
lo que quieras. Son los obreros ideales por excelencia, solo es cuestión de
hacer unos ajustes en su genética.
-Genética, no entiendo.
-Baja la voz… copias de copias, clonadores de arcilla. Intenta ser buen espía y
rescata los monos.
Al ver su rostro interrogante le dijo enfáticamente
-No logras digerirlo bien, terrícola. Son sombras, imágenes que por un bono
miserable bailan en cualquier evento público. ¡Deberías verlos!
-¿Que es un bono?
Piezas mecánicas, olor a oxido, moho extendidos por años en los mugrientos
rincones del hogar construido en lo alto de la selva, su laboratorio y taller de
arreglo de placas y embobinados, donde cachivaches que el viejo dedicaba
horas de rigor técnico suben como una montaña, trabajo fatigoso e
incomprendido por clientes y morosos en el pago de sus deudas con ―El
devorador de libros‖. Iluminado por la luz débil de un elevado farol titilante
masticaba entre el polvo y la ruina autores como Isaac Asimov, Connan
Doyle, Volta, Galvani, Marie Curie, Newton, Einstein, Verne, Blumrich, su
colección de revistas Mecánica Popular, sus Retratos de Las Pollinitas, planos
de aeronaves, papeles y más papeles apilados pendientes por revisar.
¿Repiten?... ¿Digieren?…Un momento ¿Usted come m… ¿A dónde fue?...
Parecía tener un poder magnético con los insectos y ratas, merodeaban sobre
cartones y latas, probablemente atraídas por su violento tufo de albañil.
Avanzaba por el hediondo pasillo y colocando las hojas sobre la mesa dijo:
-Pero…
-¡Cobre! El cobre de mis cachivaches. Pero ahí está la puerta, hágalo pronto
antes de que saque mi tubo y me ponga agresivo.
-El universo. Los programadores niegan la existencia de vida allá afuera. Sus
estúpidas doctrinas. Su tiránica burguesía. Su programa. Pero estos libros
muestran lo contrario. Tú también eres una evidencia extranjero. No eres de
nosotros. El espacio… El secreto de todo… ¿Rayos por dónde comienzo? Es
una historia algo complicada. Será mejor que te sientas y escuches―Sacando
un cigarro del bolsillo de su braga de mecánico lo coloca en su boca y lo
enciende―Fíjate. Este libro lo fui escribiendo en varios tomos. Y los uní a
todos en un libro. Ellos me enseñaron muchos misterios sobre el universo.
-…los colores… ¿Sabías que los que ven nuestros ojos físicos no son todos los
que en realidad existen?... ¿Sabías que la luz llega a nuestro planeta en forma
curvilínea? Sabías que el cerebro de Einstein era un poco más grande de lo
normal… sabias que… pero no hallaron más nada. ¿Sabías que genios como
Nicola Tesla antes de escribir sus insólitas formulas entraban en un estado
como… como…
- Ja. !Sigue creyendo en ella! Y cuando te hagas fanático mataras por ella…
El momento justo había llegado. Carlos ocultaba la llave con disimulo bajo los
acetatos de jazz. La Tomó con sigilo. ¡El vasito Carlos! ―La agónica voz
volvió a interrumpir con más odio―…El vasito… Agua… La medicina,
coño… La artritis… En seguida escapaban de las jaulas de oro, corrían por el
pasillo pestilente tropezando con las formulas y planos de aeronáutica que
terminaban arrojados al suelo mugriento. ¡Espera, ya voy mamá!― Se oyó
desde el otro lado de la pared― Calpurnious regresaba la llave bajo los discos
de jazz y tomando el báculo se da al escape, oye sonidos extraños por el largo
pasillo, vagas murmuraciones… ¿Qué?... ¿Un serrucho en movimiento?
Dentro de la cocina sucedía algo. El sonido de una pieza que se desprende, cae
con violencia contra la mesa.
Y al regresar a la cocina…
¡Que!... ¡Mis monos!... ¿A dónde?
III
Utopía de los programadores
¡Paja, pura paja! ¡Monte puro monte! Y nada… Pasando por montañas
erosionadas Calpurnious escapaba de devorador de libros, de los tormentosos
gritos de la madre sedienta en el hogar en la lejanía. Cruzando el puente sobre
las aguas del viejo rio en busca de Flavimiro y de todas las respuestas. Días
enteros de camino entre la masa vegetal, troncos añejos, humedad, arbustos,
piedras, musgo y espinas.
Por el monte se perdían los monos. Por el monte Calpurnious escapaba del
hogar en la lejanía, pasando por montañas. Donde terminaba la lluvia le
abandonaron los sonidos de animales voladores y terrestres por un rumor
violento de metales. El estridente sonido de las maquinas que iban y venían
cruzando el puente, siguiendo por el camino asfaltado. Curioso esto que veo.
Maquinas que fabrican maquinas. Más abajo, en los metálicos edificios se
veía escrito ―Torres Altas‖ Las letras parecen fuegos. Sí. Eso creo.
Aparecen… desaparecen. No adivino el truco. Esos ruidos de trompetas de
máquinas en presurosa marcha, esos cuerpos en fila, cuadrados. Tensos ¿A
dónde fue la brisa? ¿De qué lugar vienen? ¿A dónde van con tanta prisa esos
hombres y mujeres escuálidos sobre esos animales de metal? Forman una
masa confusa, cabalgando sobre extraños animales de metal. Animales que
expulsan gases fétidos
A Adolfo le gustaba subir a un buen palo para mirar en lo alto. Se subía uno
tras otro con su saco lleno de botín. Ocumo, maíz y monos. Sobre todo monos
para ser programados. Muchos monos evolucionaron artificialmente en los
llamados laboratorios del Programador. También otra legión de monos era
programada en la facción de rebeldes. (Una raza de humanoides que estaban
programados para crear una revuelta y La Nueva Programación Mundial) Otra
facción en tubos de ensayo también surgía tras las sombras para sembrar la
cizaña y distraer las mentes de los monos inquietos pensando solo en cobrar
los bonos, pero llegaron otras razas esclavas de Éxodo C.A. para alcanzar
progreso económico que por pantallas se predicaron. Los juegos de azar
prometen mucho―Dijo Carlos Transistor por vía intercomunicador a los
monjes fanáticos―… lo mismo repetirán a los iniciados, convirtiéndose así
en verdad. Y la verdad en sus estúpidas mentes será realidad. Será realidad….
Realidad en sus mentes… Deben Obedecer, deben… Esa es la esencia de todo.
El Poder. Obedecerán al programa con la esperanza de ascender a niveles en
la pirámide del P.P.P (Programa Progreso Prometido)”, Todos serán útiles al
fin. Es su razón de ser. Servir… Unificados y llamados a servirme. Amor, paz,
unión… Y así crearemos sobre las cenizas de este viejo sistema obsoleto La
Nueva Programación. Crearemos la crisis y sobre ella la nueva esperanza
para los pueblos. ¡Seremos sus salvadores! No saben lo que les espera a esos
programadores de la vieja tradición… Se arrodillaran como sabandijas ante
mí por alimento. A parte de los recursos energéticos y la creación de A.D.M
(Armas de Distracción Masiva) dominaré el monopolio del agua y oxígeno.
-Ustedes serán la nueva raza elegida para habitar el nuevo mundo. No habrá
piedad para los infieles―Chocando el puño contra la mano abierta―
-De nuevo y con más miedo, mas esperanza. Para olvidarnos por fin del
hambre y la miseria. En paz.
-Todo al fin tenia remedio. En paz con las pantallas. Y eso era buena señal.
Señal de que estábamos equivocados y debíamos esperar más por nuestro bien.
-Vamos, vállense. Vállense a joder a la mismísima mierda. Así fue que se oyó.
-¿Quién lo dijo?
-No se puede decir ni nombre ni apellido. Bueno, digamos que sumisos nos
ahorramos problemas.
-De nuevo y con más miedo, para olvidarnos del hambre y la miseria. En paz.
-Sí, hacemos arte, en Torres Altas hacemos las mejores obras de teatro de la
galaxia, a mí me gusta una llamada ―La Resurrección del programa‖
Caminando por calle La Plata veía a las gigantes puertas metálicas abiertas. ¡A
trabajar! ¡El tiempo es oro!―Dijo el patrón desde la ventana de vidrios
ahumados―¡A bailar todos, carajo! Luego elevaba su mano y saludaba a los
extenuados obreros que esperaban un descanso o alguna noticia sobre el
ascenso prometido.
Voy a darle una bendición a algunos de los aquí presentes, comenzando con
la módica suma de 40 Piezas de plata. ¡Vamos!, ¿Quién es el primero? El
Programador me envió una señal. ¡Pongan atención!...Una revelación… Me
está diciendo: “Más de uno de los aquí presentes tienen esa cantidad en su
bolsillo”… Y eso es todo… ¡Aplaudan todos!, ¡llénense de júbilo!... Eso
quiere decir que tenemos más bendiciones que ofertar, perdón… que ofrecer…
La trama de colores, los cantos floridos, los bailes y música sometidos a los
rigores de una tradición de antaño. El Festival de Mascaras de Pendej-OM.
Era un trasunto de ritos venidos más allá del horizonte, juegos con máscaras
que Calpurnious divisaba llegar con las carrosas de la procesión. Arriba en la
plataforma estaba la mujer de escarlata. Su piel expuesta se apoderaba de los
ojos deseosos de todos. Con gran poder magnético sus movimientos lascivos
robaron las miradas más lejanas. Ostentaba la balanza de la justicia y el arco
de cazador. En un extraño rito la beldad tomaba en una copa de oro el vómito
de los perros. Sus sátrapas con hierros candentes marcaban a los impíos
cautivos para ser vendidos como esclavos. Después de postrase en tierra
alguien señalo a los culpables de herejía y se inició la sangrienta persecución.
Quizás no sería imposible. Lo del perdón y la tolerancia―Pensó persuadido
por los bailes coloridos y las serpentinas caídas en el Festival de
Máscaras―…pero estos fanáticos parece que en el fondo no olvidan. Son
rencorosos
La devota a su lado con el tono infalible de un rayo sereno se empeñaba en
persuadirle a su credo. Oyendo los pasajes míticos de su libro antiguo
confirmó su acepción. Sería inútil el intento. Partiré a otro camino en
búsqueda de la verdad.
Los ciudadanos se acercaban curiosos aplaudían dichosos como focas,
Flavimiro iba su ramillete de palma, las bailarinas, coplas típicas, las plegarias
y los puñales. Todos bailaban contagiados por la música, una mancha
oscura… se dilata… Entre la confusión de gritos huían, caía el segundo, el
tercero, el cuarto el quinto, el sexto….
En aquel lugar empezaba a sentir el peso del tedio. Sus intentos no tendrían
efectos tan conmovedores como con el resto. Palabras que no cambiarían nada
y Calpurnious sospechaba que refutarle la cruda verdad seria alarmarla con el
frio puñal de la blasfemia.
IV
Guerra en Torres Altas
Toleraba tanto la prédica de sus dogmas como ellos sus agudas y frecuentes
interrogantes. Algo aquí huele mal. Lo sabía ―Escribió Calpurnious en su
pequeño cuaderno―… Me trajeron de invitado a estas Fiestas de Mascaras
de Pendej- Om y en “El Jardín del Rebaño” para programarme igual como a
militantes y monos. Ese mismo cuento repetido, sus tonterías, aburrido y
encerrado en aquel convento. Eso de que me “ofrecerían la bienaventuranza
de cantar canticos devocionales por toda la eternidad no me suena nada
agradable.‖
¡No oigan sus mentiras! Pretenden utilizarlos como piezas de una guerra. Sus
mantras de “paz y amor” son otra fachada. Escúchenme, vengo de muy lejos.
Un planeta muy lejano. Donde el agua se comercia a precios elevados. Vagué
por el desierto y algo me arrastró a este lugar. Habitantes de Torres Altas,
escúchenme. Que si los obedecen terminaran como nosotros. Casi toda
nuestra raza fue extinguida por antiguas guerras. La tierra ya no produce
fruto alguno, gases mortíferos trajeron nuevas enfermedades y de los pocos
que sobreviven casi todos del canibalismo.
Desde los niveles más altos ―SAPOS‖ (en la lengua antigua de los
programadores significaba ojos electrónicos en organismos biológicos)
vigilaban toda la red de Torres Altas. El Programador al enterarse del
incidente conspirativo envió de inmediato clones distractores y ridiculizadores
a sabotear el área. Escenificaban burlas, pasaban caravanas de militantes
programados para la obra de chantaje. Muchos para evitar ser avergonzados
por escuchar ―los disparates del extranjero‖ protegiendo su compromiso con
El programa con miradas frías seguían los lemas de militantes, clones y
monos, aceleraban sus pasos para evitar escuchar las alarmantes quejas de
Calpurnious. En medio de las avenidas tomando la bandera de Torres Altas
empezaba a cuestionar las programaciones. Escenificando burlas en las
ruidosas avenidas ridiculizaron con mensajes psicotónicos a los que se
sumaron a la protesta. Sin embargo muchos se sumaron a la protesta. Se
quejaban también del hambre, la inseguridad y desempleo. Valiéndose de
ingeniosos humoristas improvisaban comedias cantado pegajosos lemas
disparatados, rápidamente valiéndose de los seductores lienzos luminosos
captaban la atención de las ruidosas calles. Eso sucedía en la superficie. Y allá
abajo, en las bases subterráneas secretas, salían de prisa nuevos militantes
repitiendo lemas de batalla.
Al llegar la luz de un nuevo día el humo ascendía tras los cerros. La ruina se
venía encima con el crujido de los árboles. El fuego empezó devorar los
extremos la selva. Abandonando sus nidos a vuelo apresurado los pájaros
veían el holocausto de los árboles. Todo lo que se movía en el paisaje atroz en
pocos instantes era reducido a cenizas por la energía atómica. Limpiando la
maleza con rastrillo en mano en el patio del hogar en la lejanía Carlos veía con
gozo enfermizo como El final de todo estaba cada vez más cerca. Él lo tenía
todo previsto de esa forma, como le decía el general de la aviación Petrious
durante su vida anterior como nazi en la tierra. De esa forma cambiarían las
cosas como el pómulo del general por una erupción, así cambiaran las formas,
ya no habrá más sombras de sauces ni ceibas, y ya no abran más orquídeas y
ya no habrá más la música del rio… Al llegar la luz de un nuevo día… !Mi
tesoro! ¡Mis monos!
Con cuchillos en mano iban los mismos rostros tras las máscaras en las Fiestas
de Pendej-Om. Estaba próximo el brillo de los filosos metales sin embargo
abarcando un radio de 33 metros a la redonda las ondas estupidificadoras
lograron detener a 6 robots militantes, 6 monos y 6 rebeldes. Extasiados por la
frecuencia mantrica cayeron bajo su control repitiendo el mantra ―Fo- kah‖.
-Fo- kah, Fo- kah, Fo- kah. Usted dispone nosotros obedecemos.
-No te preocupes por él. Que sueñen. Hasta ahora esos ingenuos solo repiten lo
mismo que por milenios ―el programa‖ les sigue enseñando. Somos el poder.
¡Somos mayoría! Al final el ganado volverá a obedecer con más miedo.
-Cada dificultad para nosotros es una oportunidad. No hay nada que temer
compañeros. Ejecutaremos aquellos que muestren señales de rebeldía.
Mantendremos la ―Paz‖ y (palabra que para los programadores significa en
lenguaje antiguo obediencia, sumisión, humillación) ese ―Virus‖ (significa
despertar de conciencia) que se expande en el sistema pronto llegara a su fin.
-Si eso es cierto, díganme donde encuentro una de esas nubes voladoras.
-Quiero salir de este endemoniado lugar. ¿Dónde puedo encontrar una de esas
naves?
-Le indicare…
-Espera… Recuerdo a ver visto una, si…. Justo en el lago del pantano donde
encontré ese animal con tentáculos.
-¿Animal con tentáculos?
La nueva revelación pareció más increíble que la leyenda inicial. Así funciona:
uno contra el otro. La palabra ―libertad‖ (palabra que para los programadores
significa esclavitud) la llevaban grabada en la frente: lemas, banderas,
trompetas, decomisos y saqueos. Su sello estaba en todo. Venían de galaxias
lejanas. Todos los caminos van hasta allá arriba, Torres Altas. Ciudad artificial
del sonido violento. Bandos contrarios peleaban el poder obedeciendo al
Programa tramado por milenios. Nuevas artificios de conspiraciones y
venganzas (Diseño de destino que los programadores sembraron en su
naturaleza mental y robótica) hacían que la paja y los animales ardieran.
Los programadores sobre naves espaciales huían con cargamentos repletos de
alimento, drogas y dinero en efectivo. La nueva revelación parece más
increíble que la leyenda inicial. ―Dijo Calpurnious a rebeldes y
militantes―…Así funciona: uno contra el otro. La palabra libertad la llevan
grabada en sus frentes, lemas, banderas, trompetas, decomisos y saqueos. Su
sello en todo.
Vivir o morir. Frente a la costa del pantano estaban las respuestas a sus
incógnitas. La vieja nube. Nadó de prisa hasta la nube flotante. Tras el sucedía
la matanza de sus seguidores que no tuvo tiempo de liberar del efecto de los
mantras. Exhausto sube, patea la puerta metálica. Entra.
¿Ahora qué hago frente a estas piedras brillantes, bajo este lienzo luminoso?
Miraba confuso Calpurnious, probando cada símbolo, combinaciones al azar,
tecleaba sobre el sofisticado tablero de control con luces de colores, botones,
palancas. No responde. Afuera los estruendos se hacían más cercanos.
Siguió intentando, siguió. Y nada. Presionaré en estas piedras brillantes la
combinación de símbolos hallados en el báculo. Tampoco funciona. Le da una
patada al tablero, la segunda... Oye un sonido extraño. Como un pito. El lienzo
luminoso se enciende. Apareció una mujer.
-Desde acá comunicándose. ¿Me oye? Cambio y fuera. ¿Hay alguien ahí?,
responda…. repito, ¿Se encuentra alguien? Si no se identifica será derribado.
-Que nosotros nunca fuimos ese ser primitivo que ellos dicen haber
encontrado. A ellos les convenía hacernos creer con el pasar del tiempo que
fue así. Camuflados en una apariencia semejante a la de los nativos de nuestro
antiguo planeta se infiltraron entre nosotros, haciéndose pasar por seres de paz
seguían desarrollando su plan en secreto, ocupando puestos de poder, puestos
estratégicos. Y entonces comenzó el desastre, comenzó la guerra, la gente
comenzó a desconfiar de su propio hermano y entonces un ciclope que tenía la
facultad de ver más allá comenzó a descubrirlos, y eso no les convenía. Con el
paso del tiempo lograron destruir la cúpula que protegía y mantenía las
condiciones de vida en una de las lunas de Omega 33, en Ciudad Cristal, y así
que salimos como pudimos del lugar y sobre todo para proteger a nuestros
bebes y llegamos hasta tu planeta. Nuestros antepasados pasaron por diferentes
sistemas antes de llegar a la Tierra, aterrizaron en nave madre en La Gran
Sabana y habitaron los Tepuyes….
La nave de exilio seguía su curso hacia una estrella distinta, hacia otro punto
diminuto en el infinito. Esquivando meteoritos aumentaba la velocidad. ¿Qué
destino le esperaría a Calpurnious? ¿Otro encuentro con otra colonia de
programadores? Una isla más en el Gran Océano pasando por agujeros de
gusanos, por sistemas estelares.
Enciclopedia de la Tierra
Calpurnious Josefus
La fórmula de Rafael
Así es que me gustan, bien naturales ―Decía Carlos a Rafael― Venía con
sus 3.500 bolívares (de los viejos) y su revolver de cañón corto sin balas en su
koala. A quien según él, como repitió incontables veces, lo confundieron
varias ocasiones las estudiantes de liceo con Charles Bronson por sus heroicas
broncas y borracheras en los bares de Sabana Grande. Uniformado de Capitán
de La Marina viajó desde Caracas a Falcón para supervisar la filmación del
comercial con las modelos de T.V que el mismo eligió bajo un hermético
proceso de casting en su estudio privado en Villa Poo.
Detrás de los retratos se movía una atroz maquinaria, amarga rutina, trabajo
intenso en Departamento de Edición ¿De verdad sienten?―Dijo Rafael con el
trago en la mano― “Orden y compostura” nos dicen. No alcanzaba entender
aquella lógica laboral en la oficina. El agite de las maquinas no daban
tregua. Sin embargo para los dueños de la empresa les parecía de lo más
natural. (Los retratos eran lo mejor de todo) Se hacían afuera de la oficina, y
en privado, lejos de los repetitivos sonidos de las teclas, tareas y más tareas,
papeles que van y vienen, cuentas, formatos, archivos, códigos, nombres,
máquinas que manejan máquinas, contestar llamadas al auricular, odios y
temores escondidos, reclamos, repetir consignas, modales entre la pila tensa,
cuadrados, derechitos, esperando aquella señal de ascenso prometido, allá
peldaños arriba donde contrarios quedan aplastados. Pero “nada”… “Orden
y compostura.”… Si había un “soldado caído” no había tiempo para mirar a
los lados, con la sonrisa tensa de oreja a oreja, se exhibe como una mueca
enferma en aquella guerra campal por la ascensión a las oficinas más altas o
por llegada del cobro del milagroso cheque del viernes.
A orilla del mar se alzaba el vaso de ron. Todo marchaba de lo más natural
pensando en la buena labor cosechada en el día hasta que Rafael veía algo
moverse en el cielo, brillante, sobre las profundidades de la zona de
explotación petrolera. La fría brisa soplaba fuerte aquella madrugada. Sobre la
mesa de juego cayeron las barajas revelando las jugadas de todos.
-¿Qué?... ¿Ah?
Abrió la puerta:
Ah… ¡Que monas se ven! (Las modelos dormían en ropa e interior)
Cuidadosamente y sin hacer ruido abrió la maleta sin dar espacio a
―distracciones‖. Está ahí, se ve como sagrada. (Viéndola con admiración)
¿Las baterías?... ―Buscando por todos lados ignoraba que afuera del autobús
empezaba a moverse― ¡Pero que!... Desde la ventana lo veía alejarse.
Despacio. Como si con malicia se estuviese despidiendo. Sin orden ni
compostura estaba saliendo del autobús con voz histérica sin dejar de quitar la
vista del cielo ¿Ahora se van a ir de su tour por la Tierra? ¿Por qué no se
quedan otro rato más?... ¡No me digan que no se dejaran ver ahora!...!No
puede ser!... ¡Mi formula millonaria!...!Mis 6 millones para la publicación del
libro! Lucecita. Cuando vean el video pensaran que es una luciérnaga. Pero
tengo que grabarlo.
Le dio dos patadas al tablero y se encienden las luces. Eso… ronca… ronca
autobús. Empieza a echar humo… arrancaba a toda velocidad con el volante
en mano y las gotas de agua se deslizaban sobre los cristales empañados,
aumentaba la velocidad, la brisa fría, los gritos, su frente tensa, un hilo de
sudor frio cruza su rostro y baja hasta sus brazos. Sus manos ansiosas tiemblan
colocando las baterías a la cámara... ¡Auxilio!... ¡Nos raptan!...
¡Depravado!... Oigan… un… mo… mento... !Coño!... yo... esperen....
Que piensen―Dijo Rafael― Que piensen lo que sea. Todavía creo que…
¡Aja! haya los veo girando... todavía puedo verlo. Eso… que me importa el
mundo un carajo―Pensó guardando el orden y compostura― ¡A la mierda
con el ascenso! Mi renuncia formal a la oficina de La Torre sigue en pie...
Ja… Un buen director para el film... ¿A dónde se fue?...
–Desaparecieron.
–Eres muy adelantado para tu edad. Y ahora que se te ocurre eso, podría ser
que alguien, uno cuyo rostro desconocemos, silenciosamente desde algún
lugar y sin que nadie lo advierta podría estar oculto con la respuesta. Pero
todavía hay algo más importante. Algo… Deberías leerlo. Seguro que lo tengo
entre estos papeles. ¿Dónde estará?... Como te decía, este libro… te lo podría
prestar. Y si te gusta te lo quedas pero esta vez no me lo vallas a devolver todo
roto, y con las páginas sueltas. ¿Será que esta por…Aquí no. Ya revise allá,
vamos a ver. ¿Y acá?
– ¡Donde rayos lo deje! Espera, está por ahí, está por aquí. Debe estar… ¡Lo
sabía! Ahora cuando me lo devuelvas no me vengas con eso de ―que no sabes
quién lo rompió‖ ¿Recuerdas la revista de Mecánica Popular que te presté de
buena fe?
– Esa… ¿Recuerdas como la dejaste? ¡Es por eso que este país está como está!
Después del templo con miradas llenas de apetito se vieron las espaldas
marcadas por severos latigazos tomar un respiro. La primera prueba de
entrenamiento fue un éxito en la aldea. Ganaron mayor forma después en otras
pruebas para la redención de los pecados. Luego los misioneros enseñaron los
beneficios del ayuno (algo que no entendieron al comienzo los aldeanos pero
las amenazas de Infierno motivaron el fervor) y también les enseñaron
ejercicios de minería, argumentando que ―para rescatar al hombre de malas
tentaciones del Diablo‖. Ellos les enseñaron todo eso y mucho más,
sacrificaron el espacio de sus arcas para reunir minerales pecaminosos que
podrían contaminar la moral del hombre. Así combatieron la grasa y el
pecado: a latigazo limpio. Ejercicio tras ejercicio y como muestra de
agradecimiento los misioneros les dijeron que a ese paso estarían cada vez más
cerca del Cielo. Ellos les decían que el oro de las minas junto con las perlas de
Cubagua no fueron creadas por Dios sino que todo lo bello era una ilusión más
de Satanás, como también las mujeres, que como cuenta la biblia "Eva hizo
caer en pecado a Adán," resultan ser creaturas pecaminosas que merecen ser
castigadas a latigazo limpio en el templo para su salvación.
¿De veras me veo enfermo?―Dijo―…es que, les enseñaba, les enseñaba a los
monaguillos en el confesionario algunas carnes…perdón, algunas técnicas…
de esas, para pelear ninjitsu.
Con pasos monótonos seguían a Antonio Madroñero. Cuerpos apilados
marchaban en procesión. Adelante iban los misioneros ostentando uniformes
de colores, opulentas chaquetas con bordados llamativos, fajas gruesas de tela,
pelucas blancas y unas ridículas zapatillas.
Chocan las palmas con disciplina siguiendo el aquelarre. Bello. ¿Cómo en tan
poco tiempo lograron prosperar tanto? Derechito. Rapidito. Sin pensar en otra
cosa sacan la biblia: ―Y el milagro que nunca llega… Y la amenaza del final‖
―Tiemblo de pensarlo― Eran largos sermones de cabezas gachas con rodillas
en tierra, esperanza eterna de vasos llenos de esperanza pero más llena estaba
la cestica de ofrendas, estaba a punto de reventar. Míralos, van derechito.
Míralos, van rapidito. Diligentemente depositando los minerales del pecado en
las arcas juntos con las ofrendas y diezmos porque ―más difícil era que un
camello entre en el ojo de una aguja de un rico en el Reino de Dios.‖ Siempre
el látigo acusador de los misioneros con la amenaza de Infierno, incansable, al
rescate implacable de las garras del mal cuando llegase el Día final. Pueblo de
Israel me han robado (La oportuna cita de los versículos de Malaquías) La
cestica de ofrenda se llenaba hasta el tope rescatando a los fieles del lazo del
cazador. Así se veían las cosas en la aldea, angustiados por extender las horas
de ayuno y entonces yo empezaba a dudar que… que… se me olvidó, como
siempre tapaban el sol con un ―Y que siga el baile!‖. Derechitos, míralos, al
son de panderetas aceleradas y tambores los vasos poseídos de esperanza caían
al suelo botando baba.
Venían iluminando el monte con leños encendidos y les brillaban los dientes a
ellos. Con más apetito regresaron los látigos salvadores con hachas de Lomas
Altas. Los humildes después de empeñar todo lo que les quedaba acudían al
templo libre de pecado material a entregarlo a la cesta de ofrendas. A Lomas
Altas iban ellos, míralos, llevando el oro para donarlos en obras de caridad a
reyes y nobles. Confesaron que los nobles fueron corrompidos por la ambición
pero a ellos no debíamos juzgarlos sino más bien son los que merecen más
amor y que debemos rezar todos los días por ellos para su salvación.
Míralos, los humildes no se atreven a irse de la aldea porque les contaron los
misioneros que afuera esperan demonios y que lo mejor es quedarse a comer
arenque con yuca. Las focas seguían con rigor el monótono golpe de palmas
con el aquelarre (Yo debería estar feliz, como todos) míralos, van rapidito,
míralos, revolcándose en el suelo, mas baba, mas látigos (Tiemblo de
pensarlo)
Lo siento por los miembros del rebaño, pero no puedo perdonar a mis
deudores, tengo necesidades y la verdad es que… (Se me olvidó de nuevo)
que… el sol… Y que siga el baile porque justo sería callar y salvarme el
pellejo de la hoguera. Es cierto, lo tapan todo y no queda otra que tener fe, y
esperar, y esperar. Rezaré entonces para que cumpla algún día su promesa de
pagarme los libros. Coño e’ su madre.
¡No desistían! ¡Tenían un mensaje urgente que entregar! Con amor conmovían
y con castigos aterraban. Así vendían más. Mensajes repetidos desde lejos y
sin misericordia venían en volantes multicolores a suavizarle el ánimo amargo
a Soledad. Aquellos chaparrazos de rigor con el tiempo fueron historia. Ese
fuego inquisitivo en sus ojos, aquel dolor subiendo por las canillas pasando
por las piernas y subiendo hasta la cabeza de la atormentada niña. Severos
chaparrazos de rigor que no escuchaban chillidos por misericordia. Desquitaba
su odio viéndola amarrada al tronco de un árbol, ahí pagaba los platos rotos
por su padre la pobre niña. ¿Razón? Dizque un rose de costales de café monte
adentro entre su esposo y una trinitaria. Desde ese día, que lo supo se le
subieron los humos a la cabeza a Soledad. Desde que le picó esa araña mona
–Dijo Soledad–…empecé a sospechar algo. Meses después de aquella visita
de esas putas que mandaron los gringos con papeles para revolverle la cabeza
a mi marido vi aquella araña atrapándolo en sus redes.
Yo los veía. ¡Dicen que de allá arriba caen truenos! Los he visto con su cooler,
billetes de 10 y de a 5 para los niños ingenuos (a los que les pedían compañía
y no regresaban en una pieza) y aquellos rubios de lentes negros decían que
carecían de sentimientos. Unos dicen que hacían ejercicios con la cámara de
lejos, subiendo al Guamo. Yo los vi moverse así… y así… no sé cómo. Yo
veía calladito. Y sé que ellos a mí. Yo lo se…Y más nada. Como aquel trueno
que cayó en Boquerón y unos dicen que no tardaba en escuchar el próximo
grito y me trepé de prisa al árbol, miré a los lados. Y ahí estaba: Se había
trasformado en un cunaguaro y el bichito no apartaba sus ojos de mí. Creía que
sería su futura presa. Trataba de trepar el desgraciao’ pero yo no lo pensé.
Cargué la munición, apunté, jalé y…
–¡Que se lance! ¡Lánzate otro cuento más! ¡Qué pasó con tus choques?
–Eso, eso mismo… los cuentos aburridos de cuando chocabas en burro en Los
Altos de Boquerón.
–¿Cómo?... ¿Aburridos?... Te dejaré pasar eso por broma. ¿No te conté que
antes de conocer a tu mamá yo era un amante de los burdeles y las permutas?
-¡Dicen que de allá arriba caen volantes!... Los truenos…Yo si los he visto,
desde que ascendí a Capitán de los ejércitos empezó a verlo todo durante
misiones secretas y en la recolección de café. Sentado en la esquina con mis
compadres. Todo un nazi: ¡El uniforme siempre bien pulío! ¡Y las medallas,
sin una sola arruga! ¡Y mis botas!… ¡Marcha marcial que llego el Capitán de
los ejércitos!...
La escopeta reposa ahora todavía en el altar del cura. Piso 10. Desde ahí se
veía bello el panorama ¿Verdad?... desde aquella ventana. Y desde abajo los
médicos esperaban muertos de la risa. Lánzate pue’! –Las enfermeras lo
retaban― Los choques en burro… de costales. ¿A dónde fuiste Capitán? ¿Por
qué no salvaste a la niña atada al árbol de los chaparrazos? …. ¡Rayos y
truenos!... Ellos reían como vampiros importados y fue cuando les sacaba el
dedo en protesta y desde entonces recuperé la razón.
Los Encantados
Me lo dijeron los pájaros ―El viejo contaba sobre el tronco a los miembros de
su Fundación Cultural― Se oían voces cantar bajo el abismo, camino a
Boquerón. Los había buenos como también malos. O las dos cosas. Me dijeron
que vivían en cuevas, aparecían entre los árboles, en las pozas solitarias.
Algunos que llegaron a verlos se perdieron sin jamás regresar a su lugar de
origen. Se supo del caso de un joven que integrando un grupo de excursión por
Boquerón salían de cacería. No supo cómo, pero en un lugar del recorrido se
separó del resto. Exhausto, después de varios intentos de avanzar por el monte
entreveía algo. Caminaba en círculos. Se encontraba con el mismo lugar
repetido. Anochecía por el espeso monte entre el ruido de los animales sin
todavía alcanzar a oír respuesta a sus llamados. Ya el resto del grupo había
regresado al pueblo.
Acaso su único cuento verdadero, era aquel donde mencionaba a abuelo: ―Lo
conocí cuando muchachito, tenía el negocio de las pinturas. En la esquina de
Blanco Fombona. Era un gran emprendedor, honrado, y buena gente, de vez
en cuando mujeriego pero eso sí, cumplía siempre con responsabilidades
familiares”.
Se movían en las vallas las letras que parecían estrellas. Yo las veía brillar en
los biombos de neón sobre la presurosa marcha marcial. Eran como fuegos
artificiales… Aparecían. Desaparecían… Fuegos iluminaban la noche
escandalizada por el ruido de trompetas mecánicas y ladridos de perros a los
espectros y lo peor de todo eran los largos sermones de gobierno. Abarcaban
al público con el hedor de su ―mercancía‖, discursos sobre el ―Rescate de los
Valores en la Sociedad Consumista e Industrializada‖ llamando a la guerra y
al saqueo de herejes.
Poco antes de haber escuchado al General, al Capitán y al Sargento hablar
sobre un ―pastel‖. Que a pesar de su tamaño gigantesco no alcanzaría para
todos. (El asunto fue un verdadero misterio, acaso otro mito de esos para
entretenernos en días de feria) Humbertina Hernández empezó a protestar
contra los que protestaban masacrando herejes. Ella confundía los nombres de
sus hijos y nietos pues eran muchas imágenes y recuerdos que no la dejaban
desde pequeña y desde hace años los veía todas las mañanas marchar gritando
las consignas y ella siempre se quejaba porque nadie barría las calles de los
volantes y serpentinas, y la sangre, y las tripas. ¿Y mañana que
vendrá?―Decía ella― ¿Lo convertirán en deber cívico?... ¡Se figan, se figan!
¡Los problemas existen!
Aquel día el General había salido de casa de su abuela, desde hace unos años
desistió de sus esfuerzos de hacerla reaccionar de su letargo místico en defensa
del Consumismo, las explicaciones pertinentes le resultaban escandalosas e
intrincadas para ella, que sostenía que consumismo y conquista por la paz eran
en esencia lo mismo, pero con distinto nombre.
La peste, el hambre y la espada sacrificaron más de la cuarta parte de la
población con viejos rencores entre bandos que fragmentaron la Santa
Unidad. No existió por mucho tiempo un gobierno estable. El asunto de la
libertad (Tan misteriosa, como estos tiempos, como siempre…) no fue hallada
más allá de las trizas de papel, de los motines y el humo del misterio de los
pasteles, era algo inalcanzable. Yo que fui testigo ni el general ni su abuela ni
tampoco Humbertina que recordó mucho no tendríamos todas las respuestas
pero seguro aguardaban nuevas legendas dentro de nosotros, y allá afuera,
donde las rocas no son rocas y las batallas se pelean a caballos de fuego contra
gigantescos molinos ¡O lo que sea!... Yo haré la mía, lejos, en búsqueda de la
libertad imposible.
Todo aquello sucedía en aquellos días pero nada hizo cambiar a la abuela del
General a desistir de sus deseos de seguir derrochando (De manera
consumista) el gran botín que su nieto de las guerras traía.
El mar se llevó lo infinito
Y envolvió contornos de las arenas.
Huidizas
Voces de otro tiempo aparecen en piedras de tardes que se esfuman
con relieve de sal.
Silene Sanabria
Sedientos de libertad
Sabíamos que eran rapaces. Mentían siempre. Pero teníamos miedo a decir
algo pues siempre estaban amenazándonos, culpándonos de todas las
desgracias sucedidas a causa nuestros pecados cometidos, eran tan infinitos
como sus largos sermones, y hasta con solemnidad los ancianos frente a la
masa hambrienta decían: ¡Arrepiéntanse hijos! ¡Cuántas veces se los hemos
dicho! No volverán así, si siguen con su falta de fe… Aburridos o hartos del
sermón tuvimos que aguantar más para ver si serian verdaderas aquellas
promesas. Solo teníamos que esperar. Quietos. Las carretas venían cerca. Los
amables sacerdotes venían preparados, desde las caravanas hasta llegar a los
templos arrojaban volantes como caramelos, la gente los leía porque querían
saber cuándo vendría la comida, era como cosa de fe, mantener al pueblo en
―Santa Paz‖, como decía Fisher en sus discursos de las trizas, ellos lo repetían
oportunamente después de cobrar los impuestos para el progreso de la
provincia.
Yo veía el cielo por las noches esperando su llegada, a pesar de que decían
que el artefacto prodigioso vendría como un sol entre las nubes. No me
importase de noche o de día, la gente tenía hambre y era cuando nos reunían
para entretenernos durante la ejecución de herejes. Derechitos, callados,
hambrientos y diligentes por la seguridad de nuestras vidas frente aquellas
fiestas públicas abarrotadas de lemas y promesas, y claro nuevas trizas de la
legenda que hablaban lo de siempre, estaban llenas de amenazas y esperanzas
de orden divino, los llantos extinguidos por el fuego no fueron oídos. Había en
los testigos con espaldas sangrantes una ―Santa Paz‖ que quema. Vean, vean
como el humo se eleva, ―Dijo el Anciano― la sangre va al cielo como una
purificación de los pecados. Libera las almas pecaminosas.
Interrumpí y le dije:
-¿Cuando vienen? ¿Van a traer solo un saco de arroz para todo el pueblo?
El no dijo ni una palabra, sabía que de cerca lo vigilaban, solo en sus rostro se
estiraba una sonrisa más falsa que las nalgas operadas del gobernador.
Entonces fue que capturaron a los que preguntaron aquella tarde y nos llevaron
a la prisión. Eran muy buenos peones de gobierno, los sermones y ayunos
vendrían luego con nuevas amenazas de terrores del Infierno para
programarlos de nuevo con la Santa Paz.
Abundancia, claro. La última vez los granos cayeron al suelo y nos arrojamos
desesperadamente y en medio del forcejeo y el griterío los Oficiales se
llevaron el resto acusándonos de salvajes. En el correccional algunos seguían
murmurando en secreto, arriesgados entre tantos espías encubiertos, más
discursos y rezos esperaban para los reos para ceder a la Santa Paz. Tras los
barrotes de las tenebrosas celdas brillaban los ojos mirando hacia el cielo, de
rodillas, esperando la comida y esperar era cosa de fe pero el fuego de la
hoguera y la amenaza de infierno nos hicieron olvidar.
-Entiendo. Entiendo toda esa mierda de la tradición. Pero no sabes que no hay
mal que por bien no venga. Y mírame. ¿No me va bien? Además, míralos a
ellos, como pecan, como blasfeman día y noche de la autoridad puesta por
voluntad divina. No agradecen que sigan vivos…
-Aquí me puso Dios. Ellos que se pudran. Que se las arreglen ellos que no es
mi problema.
Un día lo veremos regresar por los aires sobre el lomo de su Ópalo… Un día
lo veremos regresar entre las nubes como un sol sobre el lomo de su Ópalo…
En Las hazañas de Abraham Fisher estaba escrito que estaba siempre
acompañado por un aparato prodigioso, su caballo volador llamado Ópalo,
nacido en el árbol de las Piedras de Marte, un árbol sagrado ubicado en la
mítica ciudad Arboles Flotantes de Terrazas Verdes. Para llegar hasta aquel
árbol se debía pasar a través de una caverna tras de una de las cataratas de
aquel jardín paradisiaco. Fue a la guerra sobre Ópalo y sus ojos de fuego
varias veces, combatió la tiranía de La Burguesía y El Imperio del Hambre.
Otras versiones dicen que al venir victorioso de las guerras contra el Imperio
del Hambre lo coronaron Emperador de las Provincias. Pero ahí no termino
todo, existen trizas apócrifas que revelaron parte de su vida como Emperador.
Dicen que ―contaminado por las radiaciones pecaminosas de los molinos del
hambre se hizo desconfiado y déspota.‖ Verdad o mentira. Eso nadie lo sabe
¿Contradicciones?, ¿interpretaciones erróneas de las parábolas? Con sed de
libertad sacábamos los puñales.
Van a volver, van a volver, puedo verlos, están cerca! Acaso no han
aprendido las enseñanzas? Tienen que saber esperar en Santa Paz. Inhalen,
exhalen. Así… Volverán, Fisher me dijo que por fin serán saciados.
-Y son poderosos?
-Las batallas son duras pero si derroto a los Molinos titánicos entonces es muy
poderoso
Ustedes hablan de Santa Paz y mírense, como hacen para verse tan gordos.
¿Dónde esconden los carros celestiales? Queremos verlos. Ya estamos hartos
de lo del aumento de impuestos, queremos libertad, igualdad, que rueden sus
cabezas! Abajo la corona!
-Pero mi señor, los rumores siguen, las calles están llenas de gente que
protesta.
-Y eso que importa. Are que peleen entre ellos en nombre de La Corona y así
me quedo con todo el botín para mí solo.
-Cuantos?
-Casi todos.
-Como puede ser? Entonces mándelos a todos a la hoguera!
-Y los civiles?
Relucen los puñales, brillaban más que nunca en los motines después de que
los fanáticos leyeran las trizas de papel pero más ferviente era la sed de
libertad de los rebeldes, sus aliados salían de las piedras, eran tantos que los
que leían las trizas se veían a acorralados ante la muerte pidiendo misericordia
y cantando los cantares de gesta esperando el rescate, pero no vino nadie, a
pesar de los diversos retratos hechos por sectas sobre un solo caballero, ni un
solo rostro hechos miles se presentó a salvar a nadie.
Franz Kafka
Uno es Todo
Datos:
Nada: ?
Algo: X
Uno: A
Nada (?) es una ausencia y a la vez es algo incognito, pero de la Nada (?)
deriva Uno (A). Por lo tanto: Nada (?) debe ser Algo (X)…?... Pero sigue
siendo Nada (?). ―Se contradice la formula pues Nada (?) no puede ser Algo
(X) ―Uno especuló―
Maharaji
El presunto Capitán
Con flux y corbata bajo el picoso sol oriental sugería cosas al público con el
hedor de su mercancía. Con largos sermones venía de conquista y lo había
despistado unas cuantas veces hoy. Seguía de prisa en búsqueda de un libro.
Mejor dicho, dos. El primero titulado ―Rescate de Valores en la Sociedad
Consumista e Industrializada‖ y el segundo (que casi resignado daba por
perdido) ―El esclavo de su ignorancia‖. Apretados por la acera angosta, el
tropel de autos no jugaba a la hora del atropello, las latas a ruedas formaban
una masa confusa, tensa, larga, los conductores ladraban y yo seguía cruzando
al ver cambiar el semáforo en rojo desde la isla (¡Coño! Y ahora que
recuerdo… hay un tercero también…. Me lo prestó una vez alguien que
todavía tiene pendiente bajo las telarañas de su vieja biblioteca cuadernos
repletos de cuentos y novelas) donde contoneando con coquetería sus corpiños
sobre el ardiente asfalto las viejas indiecitas asomaban los potecitos de cartón
a las ventanas de los autos. Cuidándome de los ―traga flechas‖ me apresuré
más allá de los carros. El semáforo en rojo les daba más derecho que en verde,
pisé la cuadra siguiente.
Mantuve silencio oculto tras el loco que sonreía sin dientes. Lo veía en su
extraño rito, bailando sin música, comiendo del basurero la porquería
milagrosa que lo hacía feliz, comía del esqueleto de una sardina. Pero creía
que comía pollo con bollitos mojados en guasacaca (Y la guasada era en
realidad guate de loro) y eructando poemas―Como decía Humberto Ramos―
Que loco tan genial. Sus poesías. No tuve tiempo de escuchar más sus
disparatados ideales mezclados con algunas cosas de gran profundidad lógica.
Y continúe más allá de Sabilar y del Roraima, la bodega donde vendían el
mejor monte para sopas de todo el país y se dice que durante la antigüedad
fumaban mucho orégano porque era buena para la tos, recuerdo que lo vi
escrito en el 77, todavía yo no había nacido, mi antigua reencarnación como
carnicero escribiendo con sangre mi libro ―En busca de Rescate de Valores en
la Sociedad Consumista e Industrializada‖, ―El esclavo de su ignorancia‖ era
otro libro excepcional, no pegó tanto pero me doy la molestia de mencionarlo
a pesar de que no le pararon muchas bolas, creo en ello, debería ser publicado
en masa, o quizás el éxito no se deba en lo que lleve dentro sino igual por la
mujer de la portada, texto inédito y ortodoxo a lo que algunos catalogaron de
spam. Relataba sobre encuentros con divas extraterrestres en Ciudad Cristal
donde te dejaban en la ruina en un santiamén. Tenían poderes míticos, te
hacían desaparecer hasta el último billete, como esta testificado en los
mensajes subliminales de ―Cantaba victoria‖ (Retrocediendo en la parte que
canta: (Déjennos robar en paz‖ en realidad decían ―no existe el hambre, es un
invento Nazi‖)
Lejos del pedante estaba yo, pero sucedía algo extraño. Advertí que alguien
seguía mis pasos. ¿Qué tal de nuevo? Estaba pendiente de un billete. De sus
testimonios de cuando era delincuente. Edgard William Barkev Ras es el
nombre completo del pedante. En su carnet se podía leer ―Promotor del Verbo
Profético‖. A pesar del rotundo olor a negocios confesaba trabajar
afanosamente en darle presencia a sus productos. En aquella época ―Seguía
su sermón―…cuando apenas existían los últimos indicios de leche en polvo y
Harina Pan en mi pueblo pensamos en vivir del turismo, reunimos tierra,
piedras, y mierda, bastante mierda, la hacíamos pasar por la que cagaba
Capitán Hendrix y levantamos sin cemento el primer templo identificado con
el logo de la sastrería de abuela. Un gorgojo. Justo aquí tengo entre mis
productos Mierda Sagrada, ahora disponible en estuches dorados de Edición
Especial. La original… y cagada por el mismo en la montaña de Piedra Santa.
¿La original? ¡De marca!...
Hasta donde llega el fanatismo ―Respondí con repulsión― ¿Eso que esta
allá... no es una ardilla cortando leña?
- Allá mira.
-¿Dónde?...
De milagro logré despistarlo. Se escabullían mis pasos entre las viejas que
fumaban algún tipo de yerba medicinal a la entrada del parque y en un
momento dando la vuelta… ¿Dónde estabas? ¿Qué?... ¿Cómo? ―Sin creer
todavía que veía al pedante― Te cuento, sucedió cuando me dieron una
nueva oportunidad, al oír el escopetazo… era el momento en que a los
fanáticos se les salían las lágrimas, hasta los mismos policías que me
perseguían por mis crímenes me los dejaron pasar y de rodillas llegaban a
pedirme milagros, y a donar colaboraciones. Todos hablaban de mí. ¡Me
confundían con un dios! Ahora me siento tan optimista, tan exitoso, ¡tan
positivo! Tanto que aspiro lanzarme como candidato a Presidente de la
República. En esos mismos días ocurría no la fiebre de oro, sino la fiebre de
mierda. ―Pasando por el monte a esa altura del sermón pensaba en improvisar
alguna maniobra de distracción―… y muchos vendedores ambulantes la
recolectaban, otros producían su propio cultivo, ubicados a orilla de las
carreteras, autobuses, terminales de pasajeros, sitios turísticos y hoteles
vendían haciéndola pasar por la original presumiendo de sus facultades
milagrosas.
Pasábamos por el camino de tierra y desde la puerta una casa se podía oír el
estridente grito de una doña de labios colorados: ¡Joao mira lo que te tengo
aquí! ¡Te sacaste el premio gordo! ¡Dios te bendiga mi bella! ―El Respondió
contento―… ¡Tú sí que eres productiva!
–¡De la original!... La mejor de las mierdas… Ese día en la iglesia las reliquias
se nos agotaron. Y mandamos a comprar más. El aceite de Boquerón también
crecía en demanda. Aceite del auto mercado. Nadie notaría la diferencia.
–¿Estafadores entonces? Bichito. Sabía que algo olía mal por ahí.
–¿Dónde?
Escapé de prisa del pedante, el presunto Capitán. Avancé más lejos. Más allá
de la vereda y de las paredes pintadas de colores frente de la escalera del
parque y luego cruzando la avenida donde una pareja de raquíticos comían
huevos sancochados con sal. Las piernas a todo dar. Tomando un taxi en el
terminal casi cantaba victoria y al abrir la puerta…
–¿Qué? ¿Cómo?...
–Eso no importa. No hay tiempo. Acompáñame, vamos rápido. Te sigo
contado: Hace rato recordaba a la vieja ciega venida del campo con su puñado
de billetes en las manos. ¡Ella venía a entregarlo todo! Y así fui prosperando
cada día más. Con frecuencia se me veía recitar algún testimonio desde el
púlpito. Yo mismo fui, yo mismo pinté en el escenario a los tigres comiendo
trigo con niños cabalgando sobre sus lomos. Extendiendo al aire sus hediondas
axilas.
–Ah... ese detalle… De mi aldea luego escapé, me fui lejos. Todos mis
hermanos avanzaban y yo era la única oveja negra que empezó a dedicarse al
robo, atraco a mano armada, estafar clientes con mensajes subliminales,
asesinar a sueldo y de gratis regalaba las balas.
–Espera…. Sí, eso… Y la lista era larga, no debía comerme el tiempo de pedir
las ofrendas y finalizaba con la parte más conmovedora: ―El momento del
arrepentimiento de mis pecados‖, ―mi iluminación mística‖: no tenía ni un
centavo la cartera que le arrebaté la doñita, me antojé de aquel libro, ella se le
aferraba con fuerza, la amenacé con pegarle a un tiro.
–¿Escopetazo?
–Muy difícil de explicar. Era como… como… Era el momento en que a los
fanáticos se les salían las lágrimas. Como cuando vienen los mensajes
comerciales. Y así el templo fue prosperando cada día más.
–Mírelo bien.
Salí del taxi y escapé de aquel bichito a la altura del árbol centenario de
tamarindo, tras los pregoneros de diarios y motos taxis y unos perros en celo
que removían el polvo peleando por la perra. Vi sentado en la plaza al mismo
loco de la mañana junto a un enano ebrio con su cuartico de litro a un lateral
del banco y le decía: Si, son ellos… los humildes. Ahorita no se ven, pero si
sabes esperar… los que trajo aquel aguacero… los llaman los humildes. En
aquellas nubes montunas más allá de las lomas más altas, allá no se llega ni
sobre el lomo de un burro ―Respondió el enano ―…Pero no lograba
percatarme de una sola cosa. ¿De qué cosa no se han percatado? ―
Interrumpí la conversación con irónica curiosidad ¡Fanáticos! ―Gritó el
enano simulando importancia con voz de alarma―… Ellos mismos son,
tomaban sus mensajes y hacían con ellos una sopa, abarcándose, uno contra
el otro, y aquella confusión era pura paja. ¿Me oyó? ¡Paja! Hasta la
consumación de los tiempos, paja a todos ustedes, y entre vosotros, paja a
quien la merece…
Salvador Freixedo
Como dije antes en mis discursos ―no es invento mío‖, es más, es una verdad
universal. Investigué y descubrí más sobre el Gran Fraude. Viajé hasta los
pueblos originarios, países lejanos donde tuve que vender todos los libros de
mi biblioteca para costear boletos de ida y vuelta.
No decían nada pero se suponía que todo estaba bien claro y lo mejor de todo
es que eran ―diáfanas‖ en el baile para Pescar Esperanzas donde fiscalizaron
todo el dinero para fines misteriosos que solo sabía el gobierno. Prostituían los
medios de comunicación a su servicio desde hace mucho, recibían raciones de
colores en ―El Biombo‖ (pantalla virtual) para negociar transacciones llamadas
―Loto Po‖. El Ejército marchaba al son de la banda y asediando con Fuentes
de Datos empezaron a masturbar el disparate en la mente de ansiosos fanáticos
de hojalata. Esparcían con violencia (Como si de una enfermedad se tratase)
los lemas asignados. A lo lejos un bullicio, estruendos, venían con sus lemas
entonando el himno ―Trompetas y tramas de venganza‖ Si yo fuera Presidente.
Si yo fuera entonces promulgase la ley para que se cumpla, cárcel para el
que se vea por ahí desperdiciar el chorro de una manguera. Aquí en mi país
no se pierde el agua. Y todos a sembrar. ¡Que se eliminen la tercia parte de
las carretas y todo el mundo a caminar! ―Dijo el viejo―
-¡Tranquilos que todo caerá bien! ―Se oyó en Cadena Nacional en una
corneta de más de 1000 watts― ¡Dinero caerá de arriba como serpentina,
como arroz, como harina!
Mi primera impresión al llegar antiguo aeropuerto fue que los rollos fueron
plagiadas de escrituras más antiguas pertenecientes a la Era de Los Carros de
Mano, en la ciudad Marcos Fuentes, donde se halló el rollo cerca de los
cadáveres de los fanáticos que saltaron en busca de la libertad, el 9 de Julio
del año 1997. (Hecho sucedido por una misteriosa casualidad un año antes de
la muerte de papá) Halle también otro rollo, en el hallé escrito: “…Se ha
creado la primera pista de aterrizaje…” (?) No viajaron hasta América pero
tenían la cartografía del planeta entero… no tenían satélites. No fabricaron
cohetes. Sin embargo representaban en sus esculturas pequeños astronautas
sobre carretas que vuelan y simbolizaban al bachaco en su logo. Todo calza.
¡Justo como lo hacen ahora! Ellos han fabricado, bajo el mandato de los
Hackers, un nuevo prototipo de animal (una especie de animal inteligente que
es capaz de reproducir el disparate bajo su frecuencia a través de los nervios
cerebrales) que es más voluminoso que el de su predecesor, los sin nombre, y
pueden servir a sus amos con disciplina. Odio estos guisos genéticos que
transforman la ciencia en industria involutiva. Estas prácticas se usan sólo para
formar animales domésticos todavía más hábiles (al servicio que les conviene)
pero no para mejorar una especie.
―El futuro demostrará que lo que ahora
llamamos oculto o sobrenatural está
basado en una ciencia todavía no desarrollada,
pero cuyos primeros pasos están siendo dados
mientras hablamos.‖
Nicola Tesla.
–Sí. Está bien, ponte a creer, a la luna no ha llegado nadie. ¿Te fijaste cuando
cayó el foco en la grabación aquella
–¿Todo un fraude de la NASA? ¿Eso Crees? Todos ustedes son iguales y aquí
me han esperado, engañados, habéis esperado que la luna se manifieste como
una columna incólume tomada de la roca viva, en donde se plasma lo absoluto.
Allí está ELLA, a la espera siempre de quien la busque la encuentre para
sembrar opio en ella. No tiene metales preciosos, ni tiene vestidura de colores,
no permanece dueña ni esclava de nadie solo tienen en su escudo la imagen
del bachaco.
–Aspiran más que los del Wall Street. Pero todo natural… no pasa nada….nos
pueden oír. Sin embargo vosotros los humanos me entendéis queridos amigos
y amados hermanos, el hombre fue desde el principio con la luz solar y como
tal está sujeto a la ley yo os manifiesto en esta oportunidad, que tenéis la dicha
maravillosa de poder encontrar energía para encender el televisor, la lavadora,
una plancha, la energía pueden buscarla afanosamente con toda vuestra alma,
corazón y mente, porque quienes la buscan, la encuentran.
Así pues YO fabricante de paneles solares y sabiduría. Yo soy amor y vibro
con cada uno de los electrodomésticos que se conectan a la luz y es más, con
los que me encuentran
–El Sahara está lleno de luz―Dice con nerviosidad el pelón con el trago en
mano―… cada milímetro, millones de paneles solares. Todo ahora amenaza
con eso de ser ―más sano y natural‖. Y todo gracias a la nueva transaccional
de Combustibles Tesla. Y sobre los carros que van a la luna… no sé si corren a
gasolina o sal marina. Pero ningún hombre, nadie la puede encerrar, y cuando
la cubren a ELLA está allí, permanece porque su Ley es más fuerte que
quienes la cubren o quienes la tratan de encubrir. No es esclava ni ―amo‖, no
se somete a ninguna voluntad. Sin embargo, muchos tratan de doblegarla con
palabra falaz. No tiene dueño y nadie la aprisiona. Yo Soy dador de luz solar,
fabrico paneles solares y también soy su protector, porque en mí se manifiesta
libre y bella como una codiciada flor.
Todos creían que Mata de Coco era Miami. Pegar no es fácil y ni con veinte
millones y un libreto chimbo. Miguel. En aquella Sala de espera de
Rehabilitación recordé una idea, la fórmula para hacer mucho dinero. Todo lo
maquinaba desde hace tiempo. Y empecé a escribir, y a pesar de mis esfuerzos
nadie alcanzó a creerlo. Y que mucha mentira para ser verdad… ¿y qué
pensaría usted? que lee este testimonio. Entiendo… no lo culpo. Veinte
millones no son mejores que una cámara filmando aquella escena. Yo tenía la
piel de papel dentro del agua. ¡Sangre! Yo le veía las aletas y fui a verle los
dientes. Hola, disculpe. ¿Sabrá de quién es la sangre en el mar? ―Le dije―
Oh, Dios mío ¡Sangre! ―Respondió alarmado el tiburón― No lo menciones
ni en broma… De eso no sé nada. Cepillaba mis dientes. ¿Los ves? Blancos.
Deje de pensar en esas tonterías y relájese, le invitó a una fiesta. ¡Algo bestial!
El secreto
Un día junto a varias ovejas fue llevada por el grajero al establo. Descubrió el
secreto que jamás pudo ser revelado.
El conspirador
Nada como un buen trago de agua a la salud, agua medicinal puesta al sereno
en la madrugada, un buen trago y un limón para comenzar el nuevo día.
Después de facilitar la evacuación al baño a caminar al parque. Caminar.
Después a visitar al señor que tanto habla de lo buena que es la playa.
Allá vienen los comunicadores―Le dije a Abel―Yo tengo una gran duda.
Ocurrió al visitar al señor que tanto me habla de lo buena que es la playa y
aburrido de tanta cháchara apresuré mis pasos para le seguirle más de cerca a
ellos. Quería creer. Y a pesar de no entender nada de eso, de que
alcanzaríamos a ser ―buenos‖ (como se suponía) si esperábamos lo
suficiente… Esperamos. Fumamos. No hubo tragos de vodka el día aquel
(para el bien de los bolsillos) sobre la barra pero si antes en una época antes de
la gran hambruna. Ahí estaban ellos, Tomando cerveza al lado. Me asome a
pedir fuego. No estoy armado–Le dije tratando de ser político–por cierto…los
mensajes subliminales… son más mortíferos que las armas de fuego. ¿Qué
será lo que tanto ocultan con ellos? ¿No tendrán un cerillo o un yesquero?
Tenían rabia. Querían pintarlo todo de una vez para crear una cerca eléctrica de
mensajes panfletarios alrededor del planeta para controlar todo pensamiento y así se
podían modular y cambiar como marionetas las frecuencias de los humanos. Según la
historia, está cerca de frecuencia panfletaria dificultaría la penetración de las
―frecuencias de la luz‖, o sea la real información. La profecía hallada en el libro de
Los Sinculo (santos del cielo donde se come luz) dice que cuando las frecuencias de
luz pudieran penetrar la cerca de control el ADN de los humanos estará conectado a
los filamentos codificados con luz que están organizado con los rayos cósmicos
creativos.
un ángel, lo descorporiza.
Lo convierte en software.
Marshall McLuhan
Ahí me veía yo con esas… las policiales, las salvavidas, las clásicas y hoy
viejas tiras cómicas de bolsillo. I don’t believe in that shit ―Pronunciando en
buena fonética inglesa el aficionado a la estafa Raimon Drago― El yesquero
de acero inoxidable encendía el cigarrillo a más de 10.000 nudos por hora. Se
refería rechazando la clase de humor que solíamos llevar los marineros
afroamericanos en aquellos viajes. No es una estafa más este comic
americano. Se los juro… Quería invítame a la Convención de Comics de
Monte Alto en casa de Hash donde en esta etapa avanzada de amenazas
ambientales a escala planetaria, se ofrecían propuestas para la siembra de
plantas medicinales para el rescate de la naturaleza en un mundo en
desigualdad económica y política sin precedentes.
Nos dejaron una cuadra antes, en una de las fuentes de soda abarrotadas a
varios metros de proximidad a la tienda de Los Hermanos Blunt. Me seducía
la idea pero no su filosofía de jugar al play 4, que parecía ya ensayada, su
manejo de frases repetidas de memoria fueron obviamente advertidas, como
―lo de Bendecir al opio‖. Me parecía sumamente extraño, mejor, ridículo. Más
adelante entramos mecánicamente en La Tienda de Hash, un Parque de
Diversiones donde hierven hierbas aromatizantes y sirven medicinas de opio
dentro de foros privados de cine y procurando siempre inclinar a un público no
a lo más fácil, sino a lo más dificultoso; no a lo más sabroso, sino a lo más
desabrido; no a lo más gustoso, sino antes a lo que da menos gusto; no a lo que
es descanso, sino a lo trabajoso; no a lo que es consuelo, sino antes al
desconsuelo; no a lo más, sino a lo menos.
-Ojalá que no haya venido hasta acá a perder el tiempo. ¿Cuáles son los
asuntos de interés en esa reunión, hornear galletas?
-Los de la hermandad querían exportar kilos de opio chino más brutales del
mundo. ¡Una cosa bestial! Listos en sus empaques abastecerán a todos los
abastos, automercados, tiendas y centros comerciales, toda la red de la ciudad.
Y próximamente el mundo. Todo gracias a la red de Cookies Factory of
Ocumo Chino S.A. Queremos alterar la matrix de espacio-tiempo del
monopolio tradicional para el futuro, como decía el Delegado del Sindicato
Naturista Internacional: ―Vivimos en un presente que modifica el futuro. Por
esta razón el futuro es “maleable” y no se puede predecir con certeza. No así
el pasado, que ya es historia, es inmodificable.” …y por eso las Galletas
integrales de Ocumo, con más de 10 vitaminas y hierro, vienen también en
ingredientes a base de yuca y chaco. Y los ―Opio´s Ice Cream‖, elaborados
con artesanía local, ¡Y no faltaba más!: Chicha de Ocumo. Y para los más
chicos: Ocumo Flakes, hojuelas de ocumo deliciosas y medicinales.
-Es que no sabes el secreto de la elite. Tienes que iniciarte. Creo que no se
puede negar que el hombre ha logrado materializar cierto aspecto de su poder
mental y dominar a la naturaleza, como en la primera reunión que fui, no pude
evitar reírme de sus ideas, parecían poesías absurdas. Decía que sus ingenieros
agrónomos, científicos, químicos y genéticos trabajaban en el ―Super opio‖
uno cuyo volumen es menor, facilitando su transporte al trabajo o a la
intimidad del hogar y con la propiedad de nuevas vitaminas como la vitamina
―H‖, que según especialistas en nutrición proporciona más apetito que las casi
extintas vitaminas de a frasco o de pote. Sus discursos sobre ―el cuidado de la
tierra‖, ―los beneficios del cultivo natural del opio‖ y ―la hidroponía del opio‖
eran contundentes. Estaban claros en el negocio naturista. Después de
escuchar los hits musicales de ―Gansta Duncan‖ en la fiesta privada tomamos
gustosos té de hierbas medicinales y comenzaron las guerras de freestyle. (Me
refiero a las guerras de Redbull)
-Me confundes. El opio es mucho para nosotros. Sin orientación, sin capacidad
de filtrar y sin el desarrollo crítico de las herramientas individuales para
procesar, desechar o asimilar esa información, es probable que la información
nos anegue, nos inunde, nos sature, nos enajene, nos fragmente y hasta nos
haga adictos.
-Claro que no es tiempo aun. Nos descubrirían, podemos evacuar nuestra logia
de la tierra eventualmente en cualquier momento y filosóficamente nos
daríamos a la siembra, y probablemente en un sentido pragmático, la clave
para atemperar esta crisis humanitaria en Venezuela, creo, es extender nuestra
conciencia al mundo a través de la siembra del opio.
-Y tiene muchos usos medicinales, que bueno. Si pensamos que nuestro ser no
se termina en nuestra piel y no se limita a nuestro ego, entonces
probablemente pensemos antes de continuar un estilo de vida materialista.
-Simplemente que seguramente nos habrían llevado por otro camino, hacia
otros resultados, en nuestro impulso natural de crecer.
-La tendencia parece ser intentar conquistar el mundo y conocer los secretos
del universo, pero no seas tan inquisitivo, solo estamos comenzando con la
luna. Imagina después: sin reparar en conquistar a la tierra y conocer
realmente los secretos de nuestro propio ser.
-Suena profundo, muy interesante.
-Eso déjate te llevar. Todavía no conoces a la elite. En tanto que el opio de con
bases sólidas para crecer sin destruir todo lo que le rodea. Instituciones más
avanzadas en materia de ética harían también lo que pudiéramos para disfrutar
de esta tecnología de manera más equitativa tal vez en un futuro y
seguramente brindarían la regulación de población y la orientación para que el
objetivo de esta tecnología no fuera sólo económico sino también ecológico.
-No te preocupes, solo tenemos que esperar y de seguro todo mejorará. Todo
está perfectamente planeado. ¿Más opio?
-Con el fin de que Ud. comprenda la razón por la cual la Tierra está bajo
control oculto de la elite artificial y contaminante se sirven de clones que se
prostituyen por un miserable salario. Por eso LA PESTE, necesitas saber que
ha sido puesta en «cuarentena» desde la llegada de La Elite Contaminante y
Artificial sobre el planeta azul, sus lejanos ancestros no han dejado de estar al
servicio (prostituirse) de una élite de la cual el origen es extranjero a este
planeta. Las leyendas de las cuatro esquinas del mundo no cesan de contar la
historia de los «dioses» que, a menudo tiránicos, a los cuales sus ancestros
llevaban ofrendas con el fin de calmar su ira... ellos les enseñaron a fabricar
enlatados y bombas atómicas.
Varios empresarios estaban en profundo desacuerdo entre ellos con referencia
a esta tierra de exilio y de sus habitantes. Nos hemos matado entre nosotros
por causa de ello y pagado los gastos.
Pero no más aquel olor de la carne tostada. Había jurado. Lanzaba patadas
que parecían de dragón sacado de viejas películas chinas, a cada patada
propinada salían trizas en un tubo que subían lejos con los trozos de carne
quemados con rabia en aquel fin de semana viendo películas, títulos como
―Bob Grodin‖, de un tal Juan Carpintero, ¿O Juan Corazón? Después veía con
palomitas y Coca cola en mano a las cheetleaders en los Playoff de la NBA.
Una noche viendo la final de Rockets vs New York descubriría algo… puro
juego y publicidad. ¿Y las bombas?... La misma estafa digital. Parecían de otra
piel. Redondas y adheridas a las telas de colores. Ahí venían ocultas.
Subliminales ¿Y si sale Carl Herrera de la banca y las tapa? (numerosos que
veían el mano a mano creían supuestos sobre ―el juego‖ y lo hacían de hecho
para desinformar) Nunca he entendido la «mentalidad castrense», ni me he
explicado cómo personas honestas, puedan escoger gustosa y voluntariamente
la «carrera de las armas». Los militares, lo mejor que pueden hacer, es no
hacer nada. Porque si hacen lo que saber hacer, harán la guerra. Y la guerra —
hoy más que nunca— la guerra de bombas y de balas, y de hambre y de sangre
es siempre mala y por eso tengo que ir a Control C.A. a comprar una granada
de mano… financiar a falta de cubitos el monte y las papas para la sopa…
¿Desquitarme con otra bomba?... Eso… ¡Matarlas a todas por la paz! dejar la
ciudad como quiero… en Las Llamas…..
Cada facción tenía su propio punto de vista sobre quienes estaban en un nivel
más alto de existencia. Algunos se volvieron más benevolentes que otros, (en
nuestros términos de pensamiento) aunque se trataba de diferentes puntos de
vista sobre cómo sobrevivir mejor en el marketing. Este es el gran desafío que
tenemos por delante; ¿Vamos a dejar de depender tanto de la tecnología y
comenzar a confiar en nuestro opio o vamos a dejar que la nano tecnología nos
lleve a lugares donde la mayoría de nosotros no queremos ir, que incluye la
clonación de humanos, la manipulación genética de nuestra especie?, acaso en
combinación con el uso negativo de la electrogravedad, la creación de
androides, convirtiendo a humanos en cibernéticos (robots / máquinas) y en el
proceso perdemos nuestras almas y nuestra capacidad sexual para producir en
masa (Otros dicen que los de La Hermandad quieren poder reproducirse como
nosotros en lugar de tener que clonarse) los clones de La nueva fundación y
solo ver de lejos con admiración a las cheetleaders de los Rockets después de
los fuegos artificiales chinos.
Además en esta tierra de exilio, esos mismos seres no podrían subsistir, pues
¡¡¡ningún individuo sensato de este universo tomaría el riesgo de alojar a
semejantes estafadores comerciales!!!
Los empresarios a través del reggaetón y las bombas se han fijado, pues aquí
bajo, sobre la Tierra, y en el sistema solar, solos y contra todos. Así lo supe en
infiltrados en las reuniones, aburridas seguramente sin opio. Gente blanca y
sus westerns habían oído antes acerca de ellos, en un par de bares de Araya
donde me llamaron a animar fiestas junto al ―Tom de la profecía‖ y me
llamaron a eliminar a esos criminales altos y estafadores,
Cuando la mayor parte de este piso solía ser tierra. No existían divisiones ni
rejas, ni el árbol de jobo, ni el de guayaba, ni el de vinagrillo, ni la mata de
granada en donde jugábamos al laboratorio. Había sucedido en aquel entonces
el choque del camión de la Pepsi cola contra la pared que nunca llegaron a
pagar y murió en el accidente un motociclista. Por poco casi matan a abuela.
Metros de aproximación del sofá donde escribo ahora estas memorias se
encontraban plantadas las flores de la reina. Yo jugaba en el patio grande las
tardes cuando no tenía clase en la escuela. Mamá al llegar del trabajo tan
acostumbrada a verme curtido en tierra me dijo ¿Hijo mío, quieres que te
regale unas rodilleras de oro?
Cuando niño papá solía venir a verme una vez al año, me regalaba no un
cajón, como los que solía enviarme la abuela difunta, repletos de juguetes y
golosinas importadas, sino que Tato, como les pidió a sus nietos que se lo
llamasen, traía una bolsita con alguna revista, volante, objetos identificados de
distribución gratuita (todos de categoría panfletaria) y si acaso un par de
lapiceros medio usados.
¿Regresará algún día papá de la capital? Está en algún lugar del monstruo de
metal, concreto y humo, estruendosas avenidas donde crímenes no escuchan
plegarias, oscuros callejones bajo estrellas de neón, tarantines de buhoneros,
bares concurridos de estudiantes uniformados fumando marihuana, cercanos a
la iglesia, quien sabe si pasaría rápido entre los artesanos, por laberinticos
cerros marginales donde suben y bajan masas de humanos, olor a café
mañanero, frías torres encumbradas.
La última vez que nos vimos con el dogma de que no la abandonase por su
significado simbólico me entregó una estampita de un líder insurgente que
luchó a favor de los campesinos y tenía adherida la cara de una moneda.
El caso ese sin caso
Decían que parecía pura. Tan purita que parecía vivir solamente de agua. A
María Ramos como le gustaba un caballo. Y sus esperanzas viven bajo de su
bata larga de algodón, bajo el fondo, bajo el medio fondo, de sus pantaletas
podridas a sobaco de albañil y de una montaña de canas púbicas. Vivía solo de
paja, no masticaba mas nada parecía. Tan humilde predicaba el escándalo y el
disparate, eran su mayor delirio. Y es estratégica. Esa mañana entre las piernas
varicosas desempolvaba el viejo tocadiscos. Luego ocuparía su posición
clásica, frente a la ventana, por la ranura. Pasaban minutos, horas y hasta
siglos. Mirando toda la historia humana. Fija como las estatuas del Grecia,
corazón palpitante. Por fin apareció―Dijo―… ¡Regresó de la huelga! A la
entrada del porche bajo las luces de colores encendía la música estimulante
sonada por los disc jockeys de los años 70s’. A pesar de verse antigua se
mantenía muy moderna. Y guiñándole el ojo a Parrilla insinuaba sus huesudas
canillas, luego zarandeando el corpiño taconeaba el paso doble en aquella
confusión de ruidos y muecas. David Parrilla saludó con sonrisa ejemplar y
siguió de largo.
Quería algo escandaloso. Algo como el estallido de un metal golpeado
repetidas veces, como en las westerns americanas… Yo lo veía todo. Parecían
felices. Cada quien en la calle defendía la versión de un hilo distinto… La
vieja difundía chismes a varias fuentes en La Red, ofertaba esperanzas de
entretenimiento por dinero que iba reuniendo con antiguas reliquias que
atesoró durante sus reinados en época pasada.
...y todos decían la verdad. O así parecía en aquel circo, y tanto fue así que
orgullosos repetían a gritos: Callar y obedecer. Sus ideales en defensa de los
Valores en la Sociedad Consumista e Industrializada. No saben lo que les
viene… Necesitan a mi para que les gobierne.
De verdad el dicho de la paja sonaba conmovedor, y tanto así que lo
reproducían y se hacía común. Pero eso no le convenía al gobierno.
―Ahí vienen de nuevo los modernitos con gelatina. Ahí van… estacionan sus
caballos de metal en medio de las avenidas y exponen el vómito a los 4 vientos
en la protesta‖ ―Escribió en mensaje de texto―
El Capitán de la Policía revisó los mensajes de texto. Luego el le envió una
invitación al Mouse London rumba en el viernes pues había trabajado como
buena hormiga espía. Le esperaban ellas. Tras el cristal… las hallaría frías
entre la escarcha de la bodega.
-De bombonita―Decía sedienta―
Acaso su único cuento verdadero, era aquel donde mencionaba a abuelo: ―Lo
conocí cuando muchachito, tenía el negocito de las pinturas. En la esquina de
Blanco Fombona. Era un gran emprendedor, honrado, y buena gente, de vez
en cuando mujeriego pero eso sí, cumplía siempre con responsabilidades
familiares”.
Con este cuento quiero advertir algo, no es idea mía atentar con la paz, no es
idea mía revelar en ustedes la confusión y la duda en las cosas que conocemos
como verdad y de modo que caigan presas del pánico y la anarquía. Sé que
me enfrento a un grave riesgo al publicar este cuento en un país donde son
muy pocos los de mente abierta para entender lo nuevo. La pelazón en el país
es algo que no se puede esconder pero también suceden cosas maravillosas e
increíbles, entre ellas unos sucesos que me sucedieron con mi hermano (quien
dicen que es algo extraño porque ha visto avistamientos de OVNIS) y de
corazón deseo compartir con ustedes.
Aquella noche revisábamos las bolsas tras la Catedral de Cumana (el olor no
era muy agradable que digamos) en búsqueda de algún objeto reciclable, o
porque no, quizás hasta valioso. Reventando una tras otra se revelaban cosas
podridas de las queremos librar nuestros hogares. Aquel era el tiempo de
fiebre y mi hermano y yo partíamos de noche aprovechando la soledad de las
calles para hacer más cómoda nuestra exploración.
No les mencionare que tipos de cosas hallábamos en aquellas búsquedas, ni
menos si están comiendo en este momento, solo me limitare a decir que lo
hacíamos rápido, reventábamos las bolsas esperando desplazarnos
rápidamente a otro lugar para no exponernos al hampa o peor, a los abusos
policiales.
Pero aquella noche en que solo se oían las moscas merodeando hasta oir un
grito eufórico.
-Coronamos!
-Que paso Rel!
-¡Ven a ver esto, te vas a quedar loco!
La bolsa negra que protegía otra bolsa de un color que no recuerdo todavía
muy bien se retiraba revelando algo inesperado. Era un bloque, es más, una
plancha de puro queso amarillo, todavía en estado de congelación. Tomamos
aquel queso y lo alzamos, calculamos que poseía aproximadamente 30 kilos,
olor no fétido y en ese instante toque una bolsa cercana y…
-Se siente frio. Sera…
Solido hallazgo, aquel otro era un queso blanco, pero un poco más pequeño en
proporción. Estupendo, no habíamos salido de la sorpresa cuando apareció
este otro en aquella noche silenciosa, nos veíamos a los ojos e intuimos lo
mismo. En aquella noche tenebrosa aquel secreto que nadie nos creería
pactamos guardarlo. Ni una sirena se veía sonar entonces y algo nos sugeria
que teníamos el peso de una responsabilidad pendiente.
Cerramos las bolsas y nos dirigimos inmediatamente a casa. Las calles
ilumadas por los astros y las luminarias eran transitadas por nuestros pasos
acelerados.
Al llegar los revisamos de nuevo los quesos, y nos llevamos la sorpresa de que
estaban bien intactos.
-Algo sucedió en aquella panadería…
-Estas claro, pienso lo mismo.