MANUAL DE DERECHO PENAL. TEORIA GENERAL. de HARRO OTTO
MANUAL DE DERECHO PENAL. TEORIA GENERAL. de HARRO OTTO
MANUAL DE DERECHO PENAL. TEORIA GENERAL. de HARRO OTTO
CONSEJO EDITORIAL
Atelier
LIBROS JURÍDICOS
Colección: Atelier Penal
Directores:
Jesús-María Silva Sánchez
(Catedrático de Derecho penal de la UPF)
ÍNDICE
13
PRESENTACIÓN
15
PRÓLOGO
17
ABREVIATURAS
21
§ 1: EL DELITO ••-••••••••• • " " '''''''"*'"''""'''"'''''''-- _~ . 21
?Jn^ad^^d^lM^derThotD^CORformidad conl° disPüesto en Ios arts- 270, 271 y 272 del Código Penal I. La definición formal del ^delito»
?8^e:l°?^.=Tügado coa_pena dem^^^^^^ II. El contenido material del <delitoB ..-..••••••••••••-•••••'••••• ^
^T^l"LPT"cam-enÉe;.^^^
Ís^earis¿M auto^acióndeTOS"^^^^^^^^ HL Delito y ordenamiento Jurídico
IV. Objeto de la teoría del delito
?^fl^m^L?!MM^"rfl?^^^ Strafrechtsíehre, 7, neu bearbeitete I. El programa del art. 103, ap. 2, GG.
Auflage, De Gruyter, BerÜn, 2004 (ISBN 3"89949-139-'4) "•"""""'' /->
II. La realización del programa del art. 103, ap. 2, GG
III. Excurso: El ámbito de validez del Derecho penal alemán
de tipo. .................._; ,7."T7. 88 III. Posiciones de garante en virtud del deber de vigÜancia de una
W. Tipo penal y concepto de acción fuente de peligro
IV. El alcance de la responsabÜidad del garante
V. La estructura del delito de omisión impropia .................... 284
W. Ubicación sistemática del dolo en la estructura del delito . ... .'.\\ '.'. ¡4^
^ ^°T,ciencia del in?usto como elemento del tipo de injusto ......... 152
CAPÍTULO SEGUNDO: LA CULPABILIDAD
VI Problemas especiales dentro del tipo de injusto. ................. 157
§ 8: TIPOS LIMITADORES DEL DEBER - CAUSAS DE JUSTIFICACIÓN L El origen del concepto de culpabilidad ..................••.••• 317
I. Punto de partida. ÍÍ. Diferenciación entre antijuridicidad y culpabÜidad ................ 318
ÍL Legítima defensa (y legítima defensa de terceros), § 32 StGB. ÍÍI. Definición de contenido del concepto de culpabÜidad ............. 320
III. Consentimiento
TV. Consentimiento presupuesto y presunto, gestión de negocios sin t: IAS CAUSAS DE EXCLUSIÓN DE LA CULPABILIDAD ................. 329
encargo, actuación en interés del lesionado, consentimiento hipotéüco . . 208 I. Minoría de edad
r. ?e T Problemática de otras causas de justificación tipificadas. .... . . 211 m. Capacidad de culpabilidad disminuida
VI. Estado de necesidad justifícante, § 34 StGB ....... ........ . . ._ . 219 IV. El error de prohibición,
Manual cíe Derecho Penal
índice
§ 15: ERROR EN EL ÁMBITO DEL TIPO DE E^USTO .................... 357 U. Delimitación entre autoría y participación en los delitos de comisión. . 445
I. El significado de las llamadas teorías del error .................. 357 III. Delimitación entre autoría y participación en los delitos de omisión . . 452
II. Las teorías del error TV; Los tipos de autor en particular
V. Planteamiento de problemas particulares de la teoría de la autoría . . . 470
in. La problemática del llamado doble error ....................... 369
VI. Indicaciones sobre la estructura del delito ...................... 478
U. El desistimiento del autor único, § 24, ap. 1, StGB ............... 413 BIBLIOGRAFÍA PARA EL ESTUDIO DE LA PAUTE GENERAL DEL DERECHO
XU. Desistimiento en caso de varios intervinieníes: § 24, ap. 2, StGB. .... 431 PENAL
IV. Desistimiento e interrupción de la relación de imputación ......... 433
V. Problemas particulares del desistimiento. ....................... 434 ÍNDICE TEMÁTICO
11
10
PRESENTACIÓN
13
Presentación
PRÓLOGO
14 15
Prólogo
17
16
Abreviaturas
PRIMERA PARTE
Europeo de Derechos Humanos
18
§ 1: EL DELITO
Objetivos de estudio; Conocimiento de los conceptos básicos, de las funciones y los objetivos
del Derecho penal. Primera mirada a la ley penal y a la estructura del delito.
21
El delito § 3
§ 1 Primera parte: Introducción
to nuclear» del Derecho penal material. La Parte General del StGB, §§ 1-79 aspectos de prevención especial y general, la pena es retribución por el
b, contiene la descripción de los elementos del delito en los §§ 13-37 y injusto cometido y, con ello, al mismo tiempo, reprobación consciente y
la de las consecuencias Jurídicas del delito en los §§ 38-76 a. Los §§ 1-10 querida del hecho y del autor. Esto distingue a las penas crimmales de
se refíeren al derecho de aplicación del Derecho penal. En los §§ 11-12 otras sanciones del ordenamiento jurídico frente a conductas indeseadas.
se hallan definiciones legales y eti los §§ 77-79 b, ios presupuestos pro' 9 a) El resarcimiento del daño del Derecho civil —independientemente de que sea una canse-
cesales, es decir, Derecho procesal penal. cuencia de un incumplimiento contractual o de una acción prohibida— y las d-áusulas
4 A modo de ejemplo, en la Ley Fundamental —arts. 102, 103 ap. 2 GG—, penales del Derecho civil —cfr. §§ 339 ss. BGB— pueden afectar más severamente al indivi-
en la ley de tribunales de menores, en la ley penal económica, en la orde- duo que una pena criminal. Pero les falta la «seriedad de la pena estatal., el elemento de
reprobación étÍco-social de la conducta, al igual que les falta a las multas como sanción de
narua impositiva (Derecho penal tributario), en la ley de tránsito y en la
las contravenciones. a las medidas coercitivas y cautelares de las leyes procesales —cfr. § 70,
ley penal militar se hallan normas jurídico-penales que sin dudas tienen
ap. 2, StPO, § 390, ap. 2, ZPO— y a las medidas disciplinarias.
una importancia fundamental pero que por razones de técnica legislativa
—P- eL Por una relación material estrecha con otras disposiciones— no BVerfGE, t. 27, p. 33: -Si bien la pena de multa y la multa administrativa tienen efectos
financieros igual de perjudiciales para el afectado, se diferencian por el hecho de que según
han sido recibidas en el StGB. Estas leyes penales son designadas a menu-
una concepción general la imposición de una pena criminal se vincula con un juicio auto-
do como «Derecho penal accesorio», en contraposición a las disposiciones
ritativo de desvaler que afecta el honor, referido a una conducta del autor, coa el reproche
del StGB. Pero, de esta manera, se genera el riesgo de subestimar su rele- por sublevarse contra el oráenamíento jurídico y con la constatación de que ese reproche
vancía práctica. Por ello, se propone llamar leyes penales principales a es Justo. En cambio, la multa administrativa vinculada con una contravención se considera
aquellas que, por la clase y la importancia de su contenido, pertenecen al y se siente simplemente como un enérgico recordatorio del deber, que no tiene por conse-
cuencia ningún menoscabo importante de la estima y la reputación del afectado, por más
ámbito nuclear del Derecho penal, pero que no han sido receptadas en el
que grave su patrimonio tan severamente como una pena de multa de un monto equivalen-
StGB, y se propone reservar el concepto de Derecho penal accesorio para
te. A aquella le falta la seriedad de la pena estatal».2
aqueÜas disposiciones cuya importancia práctica es reducida.
10 b) Penas en el sentido de la ley son solo las penas privativas de libertad
5 Naturalmente, esta diferenciación también esconde el riesgo —aunque cíe menor cuantía— de
despreciar la importancia de cierto injusto criminal solo por el hecho de que rara vez se
(§ 38), la pena de multa (§ 40) y —a modo de pena accesoria— la pro-
realiza. Es fácil dar el paso de inferir la Írrelevancia ético-social a partir de la msignifícancia hibición de conducir (§ 44).
práctica. Sin embargo, tampoco es convincente la idea de diferenaar entre Derecho penal
nuclear y accesorio de tal modo que solo se considere como Derecho penal nuclear a aque- 11 c) Como consecuencia secimdaria de la pena de prisión de al menos un
lias normas en cuya lesión la sensación Jurídica de culpabmdad 'se corresponde con la año por un crimen se presenta la pérdida de la capacidad para ser ñin"
sensación moral. Con ello es muy fácil crear el riesgo de equiparar el Derecho penal acce- cionario, para ser elegido y la pérdida del derecho electoral, §§ 45 ss.
sonó al Derecho penal de hágatela.
22
23
§ 1 Primera parte: Introducción El delito § 1
^'
la distinción es el mínimo en abstracto de la pena conminada.
"^ ""---^
Pena de multa Ejemplo: A es condenado por hurto, § 242, a la pena de prisión de tres años. Dado que lo
Pena privativa de libertad Consecuencias secundttrías: §§ 45 ss.
relevante no es la pena impuesta en concreto, sino la conminada en abstracto, y dado que
1. Sistema de días-multa; 1. § 38, ap. 1: temporal o el § 242 prevé una pena de prisión de hasta cinco años o pena de multa, A ha cometido
§40 perpetua un delito.
2. Advertencia con reserya 2. Medición: § 39 16 aa) Las causas nominadas de modificación de la pena pueden modificar
de pena; §§ 59.59 c
el carácter del delito. Se dan cuando un tipo legal comninado con una
3. Principios de medición:
3. Eximición de pena: § 60 § 46 determinada consecuencia jurídica —tipo penal básico— se amplía con
otros elementos descritos con precisión, con el corolario de que se modi-
4. Suspensión de la pena a
fíca la consecuencia jurídica —en caso de que se atenúe la pena: atenuan-
prueba: §§ 56 ss.
te-, en caso de que se agrave la pena: agravante —.
5. Eximición de pena: § 60
Cfr. primero el § 212, luego el § 2l6; primero el § 235, ap. 1, luego el § 235, ap. 4.
Medidas Üesde luego que la transformación de un tipo penal mediante una causa nominada de
modificación de la pena no puede exceder los límites de otra clase de delitos. Cfr. primero
3. BGH en Holtz, MDR, 1983, p. 91. Críticos respecto del método de contemplación global:
Frísch/Bergmann, JZ, 1990, p. 944 ss.
24 25
El delito § 3
§ 1 Primera parte: Introducción
primero el § 226) aP. 1, luego el § 226, ap. 3; primero el § 249, ap. 1,luego el § 249, 1. El Derecho penal es Derecho de protección
ap. 2; primero el § 212, ap. 1, luego el § 212, ap. 2.
Con la conminación e imposición de la pena, la comunidad jurídica
18 ce) También son causas innominadas de modificación de la pena los Ua- quiere asegurar un desarrollo adecuado de los individuos en su seno,
mados ejemplos-regla, con los cuales el legislador da eJempÍos de casos así como el del entramado social de toda ía comunidad. Se protegen las
especialmente graves; cfr, p. ej, los §§ 243, 253, ap. 4, 263, ap. 3, 267, bases de la comunidad Jurídica por medio de asegurar determinados
ap. 3. Solo tienen importancia como indicio de la existencia de un caso bienes elementales (bienes Jurídicos) contra determinadas agresiones, de
especialmente grave.4
manera que los individuos y la comunidad jurídica puedan desarrollarse
.La mportancia Índicíaria del ejemplo-regla puede compensarse con otros factores de la
en el marco que les ha sido concedido. Por consiguiente, la pena es una
medición de la pena, con la consecuencia de que se debe recurrir al marco normal de ¡a institución social que tiene como fin conservar un determinado entra-
pena. Se da ese caso cuando esos factores son tan importantes en sí mismos o en conjunto mado social.
que en una valoración global debilitan el efecto-regla. Tiene que haber circunstancias en la Sin embargo, el Derecho penal no podría garantizar esa protección sí
acción o en la persona del autor que aparten notoriamente el injusto de su hecho o su
23
fuera entendido simplemente como mero ordenamiento valorativo y, por
culpabUidad del caso normal, de tal manera que parezca inadecuado aplicar el marco agra
vado de la pena».' tanto, solo como «ordenamiento retributivo» —apoyándose estrictamente
en la letra de los tipos penales en particular (§ 212: <El que mate a un
19 dd) Tampoco tienen incidencia en la naturaleza del delito las cansas de hombre... será penado»)— que vincula determinados supuestos de hecho
modificación de la pena previstas en las disposiciones de la Parte General: (delitos) con una determinada consecuencia jurídica (pena). ^Pues la ley
§ 12, ap. 3, 1.a alternativa. y su ejecución, la pena, se orientan esencialmente al ñituro, no ai pasa-
do^ (Schopenhaner). El ordenamiento jurídico-penal no solamente valora,
Cfr. §§ 13, ap. 2, 27, ap. 2, 28, ap. 1, 30, ap. 1, 35, ap. 2, todos en relación con el § 49,
antes bien obliga y pretende dar órdenes; en ese sentido, puede ser
20 b) La diferenciación entre delitos y crímenes tiene una considerable impar- considerado como un ordenamiento de deberes». Describe formas de
tancia práctica. conducta penadas y obliga a los individuos a no realizar tales conductas.
En el § 212 debería leerse, correspondientemente: ^No matarás a ningún
La tentaüva de un crimen siempre es punible, mientras que la de un delito solo lo es cuan-
hombre..., pero si lo haces, serás penado».
do la ley así Jo establece expresamente (§ 23, ap. 1). La tentativa de participación es única-
mente punible en los crímenes (§ 30). La prescripción de la acción se mide de distinta
manera en los crímenes que en los delitos (§ 78). Las amenazas (§ 241) solo son punibles
24 No obstante, no se debería sobreestimar la importancia de esta contraposición entre leyes
penales como normas de conducta y como normas de valoración, porque incluso quienes
cuando al proferu-las se amenaza con cometer un crimen, El sobreseimiento del proceso por
subrayan el carácter imperaüvo de las normas penales reconocen que la creación de díspo-
parte áe la fiscalía o el tribunal solo entra en consideración en los delitos (§ 153 StPO). sicíones penales está precedida de una dedsión valorativa del legislador.1
26 27
El delito § 1
§ 1 Primera parte: Sntrodttcción
<a) La relativización del bien jurídico se funda en entender que este representa una imagen
7. Archiv des Criminalrechts, Neue Folge, 1834 p. 149 ss. Respecto de los intentos modernos mental formada bajo puntos de vista jurídicos, que es 'un bien solo bajo ciertos puntos de
concebir el delito como lesión del Derecho, cfr. Altenhain, Das AnschIu.íSdeIikt, 2002, p. 295 vista': si bien la propiedad, p. ej., puede ser pensada reahnente en un nivel prejurÍdico, en
ss.; Harzer, Die tatbestandsmaSÍge Situation der unterlassenen Hilfeleistung (§ 323 c StGB), 1999, cuanto bien jurídico depende de la respectiva configuración jurídica de su garantización...
p. 173 ss.; Kóhlei: AT, p. 20 ss.; E. A. WoÍf, ZStW, t. 97 (1985), p. 786 ss.
28
29
El delito § 1
§ 1 Primera parte: Introdttcción
empero, en la nocividad social de la. conducta. 1'99^' ^561'ss^Kr^ AT 1, n.° m. 7; ía^M Welzel-FS, p. 151 ss, Marx, Zur^Defmitioa des
ri£f7,,%echt¡gut"/1972; Orto, Rechtsgutsbegriff und Deüktstatbestand, en: Strafrechtsdogmatik
38 d) Por regla general, el individuo tiene poder de disposición sobre los ua^Knmm¡ÍpoTitik, comp. por Müller~-Dietz^ 1971, p. I ss., Rónnau, ^WUlensmangel bei der
Emwilhgung im Strafrecht, 2001, p. 22 ss.; Kaxin, AT I, § 2, n^m. 9^s^; ^"w^nn- en:
bienes jurídicos individuales que le corresponden a él. No obstante, se
Hefendebl/v. Hirsch/WoUers (comps.), Die Rechtsgutsüieone, 2003, p. 133 ss.; £. ^butó^ en:
debe tener en cuenta que aun los bienes jurídicos del individuo tienen Okologiscíie Ethik und RechtstheorÍe. comp. por NÍda-RümelÍn/v. d. Pforden, 1995^ p. 270 ss^;
una referencia al conjunto social, pues al individuo se le reconocen esos ^&^rcomputerfaimmalitat und Strafrecht: 2.a ed. 1980, p. 254 ss^ ^m^firtó, Lenckner.FS,
bienes porque el desarrollo de la personalidad que proporcionan es con- p. 388 ss.; Íiedemann, Tatbestandsftinlítionen im Nebenstrafrecht, 1969, p. 115 s.
31
30
El delito § 1
§ 1 Primera parte: Introducción
§ 153: Objeto cíe agresión: el descubrimiento de la verdad en un proceso concreto. Bien 5. Merecimiento de pena y necesidad de pena
jurídico: la confianza de los miembros de la comunidad Jurídica en el funcionamiento de la
administración de Justicia. 48 La comunidad Jurídica no ve toda lesión de un bien jurídico como mere-
cedora de pena. La pena no puede ser aplicada irrestrictamente como
§ 267: Objeto de agresión: un documento concreto, p. ej., el testamento de una persona
determinada. Bien jurídico: la confianza en el carácter probatorio de los documentos.
medio de control y dirección social, porque en la pena criminal se expre-
sa una reprobación consciente y querida del hecho y del autor, es decir,
43 c) Si se concibe al <bien jurídico» como realidad espiritual, reconocida por un Juicio de desvaler ético-social, y porque la ejecución de la pena,ade-
el ordenamiento jurídico-penal como objeto de protección, la simple cons- más, constituye una grave injerencia en la libertad del condenado, en el
tatación de que se lo ha lesionado aún no permite concluir en que la desarrollo de su personalidad y en su dignidad. El respeto de la libertad
conducta lesiva es antíjurídica. La noticia de que A ha matado a golpes a y dignidad del afectado, garantizado en la Ley Fundamental, pero también
B contiene, entonces, la constatación de que el bien protegido mda" —tam- ya el principio de proporcionalidad, exigen que la pena únicamente esté
bien protegido por el Derecho— ha sido lesionado. Empero, decidir si el permitida como reacción cuando sea imprescindible para garantizar la paz
bien jurídico ha sido lesionado antijurídicamenÉe requiere del conocimiento jurídica. Solo en este marco se permite ¡a pena como medio social de
de otras circunstancias fácticas. aseguramiento de las expectaÉivas y de dirección de conductas.10
44 d) En cambio, si se concibe al bien jurídico como una pretensión de res- 49 Según ello, es merecedora de pena únicamente la conducta que debe ser
peto que parte de la base de un bien y que se refiere a una situación reprobada ético-socialmente porque es idónea para poner en peligro o
concreta,9 ya no hay lesión del bien jurídico cuando se menoscaba la dañar las relaciones sociales dentro de la comunidad jurídica de manera
relación de una persona con un valor comunitario pero el menoscabo no relevante. Las formas de conducta meramente molestas o indeseables no
se debe a un menosprecio del valor. alcanzan este grado de peligro o daño social; antes bien, tienen que ser
lesiones graves de bienes jurídicos. La gravedad de la lesión puede infe-
Caso: Un bombero puede salvar a un niño de la muerte segura por quemaduras únicamen-
te sí lo arroja a una lona desde la casa en llamas, pese a que existe el riesgo de que se
rirse, por un lado, de la importancia del bien jurídico menoscabado (p. ej.:
quiebre la nuca si cae mal. El riesgo se realiza y el niño muere. bienes jurídicos constitucionalmente protegidos), por el otro, de la parti-
cular peligrosidad social de la agresión (p. ej., el engaño, el abuso de
Schmidhauser, AT, 8/120: No hay lesión del bien Jurídico y, por lo tanto, no hay un homi-
confianza, la violencia). Sin embargo, no toda conducta merecedora de
cidio en el sentido del § 212. En contra, Welsel, Lb. § 14 IV: Hay lesión del bien jurídico en
pena es punible. El ordenamiento Jurídico-penaí es de carácter fragmen-
el sentido del § 212, pero el bombero no actúa antijurídicamente. Más, al respecto: § 6,
n.° m. 4, 66 caso 5 y § 8, n.° m. 183. tario. La pena será adecuada solo cuando una conducta merecedora de
pena además necesite tina pena. La norma penal representa en cierto
46 e) Se presentan consecuencias igual de esenciales cuando no se entiende sentido la ^ultima ratio^ del instrumental del legislador.
por bien jurídico la relación valorativa abstracta áe una persona con un
valor a cuya protección la persona Jurídica concreta puede renunciar en 50 Necesidad de pena significa que la pena es el medio imprescindible para
el caso particular si se trata de bienes jurídicos individuales, sino que el proteger a la sociedad frente a amenazas o lesiones de bienes jurídicos
poder de disposición sobre el bien jurídico es concebido como elemento merecedoras de pena y para acreditar el ordenamiento jurídico. Mientras
constitutivo del bien jurídico mismo. que el merecimiento de pena se define esencialmente valorando el daño
10, Respecto del merecimiento y la necesidad de pena: BVerfGE, t. 6, p. 433 ss.; t. 27, p. 28
Si el poder de disposición de la persona concreta sobre su bien jurídico -integridad física."
s,; t. 39, p. 47 s.; Altpeter, Strafwürdigkeit und Straftatsystem, 1990, p. 239 ss.; Alwan, Strafwürdiges
configura un elemento constitutivo de ese bien jurídico, entonces ya no se da una lesión de
Versuchen, 1982, p. 55 ss.; BÍoy, Die dogmatische Bedeutung der SÉrafausschliefiungs- und
este último.
Strafaufhebungsgrimde, 1976, p. 242 ss.; Da Costa Andrade, en: Coimbra-Symposíum, comp, por
Si se distingue estrictamente, como cosas diferentes, entre el "bien jurídico» como relación Schünemann/FÍgueü-edo Dias, 1995, p. 129 ss.; Friscb, Stree/Wessels-FS, pp. 76 s., 79 ss., 85 ss.;
digna de protección entre la persona y un determinado valor, y el 'poder de disposición Gallas, ZStW, t. 67 (1955), p. 1 ss.; Güntber, Sírafrechtswidrigkeit und Strañinrechtsausschlufi, 1983,
sobre la protección, del Derecho penal», entonces habrá una lesión del bien jurídico pero p. 236 ss.; Hanack, Gutachten zum 47. DE. Juristentag, 1968, A 28 ss.; Hassemer, NK, previo al § 1,
estará justificada por el consentimiento. En detaUe respecto de esta probJemática: ínfra § 8, no m. 183 ss.; Krey, AT 1, n.° m. 17 S5.; Lackner, GaIlas-FS, p. 118; Langer, Das Sonderverbrechen,
n.° m. 123 ss. 1972, p. 527 ss.; Maiwald, Maurach-FS, p. 9 ss.; Müller-Dietz, Strafe und Staat, 1973, p. 32 ss.; Orto,
Schroder-GedS, p. 53 ss.; Probsl, ÓKi2 1979, p. 109 ss.; Sax, en; DÍe Grundrechte, comp. por
Bettermann/Nipperdey/Scheuner, t. III 2, 2.a ed. 1972, p. 923 ss,; Ídon, JZ, 1976, p. 9 ss., p. 80
ss.; ídem, JZ, 1977, p. 332 s.; Zípf, Krimmalpolitik, 2.1 ed. 1980, p. 108 ss.
9. AÍ respecto, Schmidhaitser, AT, 2/34.
32 33
§ 1 Prímeí-a parte: Introducción
El áeHto § 1
Hardwig, MschrKrün, 1973, p. 293: -Si la conducta del hombre estuviera necesa.riamente
sujeta a causas, el principio del deber ser no tendría sentido y, por cierto, tampoco lo £en-
6. El fundamento punitivo (problema de la legitimación de aria si el propio principio fuera tenido en cuenta en el cálculo como un factor causante;
pues si fuera un factor, sería siempre simplemente un factor entre muchos otros. Y el hecho
la pena) de que el destinatario no se comportara conforme a este principio debería atribuirse a una
constelación de factores dada de la cual el hombre no habría podido escapar. Prescindiendo
51 No obstante, la descripción del menoscabo del bien jurídico merecedor de que este principio del deber ser sería en SÍ mismo, nuevamente, el resultado forzoso de
de pena no agota el contenido material del delito. Aquí solo se tomaría una constelación de causas, un principio rector que no tiene poder rector propio equivaldría
a los dichos de un demente que, si bien sabe que la tuna no obedece a principios rectores
en consideración el daño, pero no la persona que daña en cuanto autor
expresados, expresa tales principios con la seriedad de un ciudadano obediente».
del delito. Él es más que e! mero causante del delito al que se le retribu-
ye este.
52 56 Se presupone que el destinatario de la norma, por su parte, está en con-
Con la ejecución de la pena, el Estado y sus instituciones se ponen diciones de llevar a la práctica las decisiones que ha tomado empleando
en el lugar del lesionado, que ha sufrido el injusto, y sancionan una con- los medios apropiados. Aquí, el Derecho penal hace referencia directa al
ducta imputable al autor, groseramente antisocial. Dado que el autor es art. 1 de la Ley Fundamental. El destinatario de la norma es entendido
personalmente responsable por el daño social —y no lo es un Ello ano- como persona, es decir, como ser al que le corresponde dignidad, porque
nimo, un espíritu del mundo o un progenitor—, se lo castiga, es decir, por su constitución puede ser consciente por sí mismo de que es singular,
porque es culpable de haber empeorado de una determinada manera la puede decidir libremente sobre sí mismo, puede configurar su entorno y
situación social. Por lo tanto, <ser culpable» significa ser responsable por puede formar comunidad con otros hombres.
un daño social. Pero, en esta medida, entonces, !a culpabilidad también La dignidad humana se basa en la libertad y la razón. La libertad y la
57
es la razón por la cual se le reprocha algo al autor: dado que la persona razón, por su parte, están necesariamente referidas una a la otra: la liber-
se ha convertido en la razón de una falta (injusto) en la existencia de tad de decisión sin referencia a la razón es mera arbitrariedad sin dirección
otra, se le reprocha ese injusto. Pero él es la razón de una falta en la ni valor, la razón sin libertad, es decir, la comprensión sin la capacidad
existencia de otro porque no ha cumplido una obligación, a pesar de que, de poder actuar según esa comprensión, es el abandono de la persona al
según sus capacidades, podría haberlo hecho. Por lo tanto, es responsable absurdo.
por la conducta antiaormativa.
53 Esto significa: con la pena no se retribuye culpaUUdad», sino injusto,
Arthur Kmifmcmn, JZ, 19¿7, p. 560: «Llamamos libre a quien gracias a su razón puede tomar
decisiones razonables*.
pero solo dentro de los límites de la responsabilidad personal del autor.
Con ello, la ^culpabilidad» da la posibÜidad de establecer una proporción
58 b) Por ello, en tanto se trate de la posibilidad ñmdamental de ser libre para
entre la medida de la libertad de poder comportarse conforme a lo social desarrollar la personalidad, no se podrá eludir decidü-se por el determinis-
y la magnitud de la pena. La culpabiUdad presupone como objeto de mo o por el indetermmismo y, por cierto, la elusión tampoco será posible
referencia una conducta groseramente antisocial y se basa en ia capacidad renunciando a reprender al autor por su falta moral individual y levantan-
del sujeto de derecho en particular para comportarse conforme a la norma. do contra él solo una reprimenda social, por haber incumplido las exigen-
54 Sin embargo, el problema de la libertad de decisión, que se introduce cías sociales de conducta.11 El problema no reside en el sistema de normas
con eüo en el campo visual, por un lado, no es un problema primario del al que se hace referencia, sino en la cuestión de si la persona puede o no
concepto de culpabÜidad y, por el otro, de ningún modo genera la nece- puede decidirse a favor o en contra de una conducta conforme a la norma.
sidad de analizar en toda su extensión la discusión ya clásica sobre visión
determinista o indeterminista del mundo:
34 35
El delito § 1
§ 1 Primera parte: introducción
ta solipsista. Y los demás, con quienes compartimos intersubjetivamente ARSP, 1985, p. 340 ss.; ídem, GA, 1996, p. 457 s.; Litthe, Verantwortlichkeit, Personlichkeit und
Edeben, 1981, p. 39 ss.; M. Riedel, Freiheit una Verantwortung, en: Prinzip Freiheit, comp. por H.
la experiencia del mundo, podrían ser figuras de nuestra representación
M. Baumgartner, 1979, p. 201 ss.; Schilci, Der Strafrichter in der Hauptverhandlung, 1983, pp. 21
irreal que no tuvieran nada que ver con la realidad. Refutar de manera
ss,, 35 53.;Schünemann, en: Gmndfragen des modernen Strafrechtssystems, comp, por Schünemann,
concluyente tales suposiciones es tan poco posible con los métodos de
1984, p. 163 ss.
37
36
El delito § 1
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El delito § 1
§ 3 Primera parte: Introducción
Geerds, Einzelner uad Staatsgewalt im geltenden Strafrecht, 19tí9, p. l6: 'Los representantes
8. La discusión entre las teorías absolutas y relativas de la de las escuelas clásica y moderna no pudieron evitar hablarse sin entenderse porque los
pena 'clásicos' se preguntaban siempre tan solo por el ñmdamento jurídico de la pena estatal e
idenüficaban esa legitimación sin más con el fin efectivamente perseguido por la pena. En
71 La discusión entre los partidarios de las teorías absolutas de la pena cambio, los 'modernos' nunca se preocuparon seriamente por la legitimación jurídica de la
pena, sino que solo se centraron en sus fines reales, que, empero, en cuanto tales aún no
(escuela clásica) y los de las relativas (escuela moderna) surgió porque el
justifican injerencias en la esfera del ciudadano. Por consiguiente, el tan elogiado dualismo
fundamento Jurídico y el fin real de la pena estatal no ñ.ieron diferencia- de la pena y las medidas de seguridad es una solución de compromiso que no solo fue
dos con la precisión suficiente. causada por la tregua de aquella penosa reforma del Derecho penal, sino que en su propia
sustancia es poco convincente, porque ambas partes primero partieron de la base de la
72 a) Teorías absolutas: La pena estatal no puede servir a algún fin práctico, exclusividad del concepto de pena o de medida de seguridad*.
sino que se impone solo en aras de la retribución.
75 d) No obstante, en el debate actual sobre política criminal, la legitimación
Kant, Metítphysik der Sitten, edición de Vorlander, 4.3 ed. 1945, p. 158: «La pena Judicial e importancia de las teorías de la pena en particular y sus relaciones
(poena forensis), distinta de la natural (poena natífralís), por la que el vicio se castiga a sí
recíprocas siguen siendo discutidas enérgicamente, pero sobre todo se
mismo y que el legislador no tiene en cuenta en absoluto, no puede nunca servir siraple-
intenta unificar aspectos de las diversas teorías en la legitimación de la
mente como medio para fomentar otro bien, sea para el delincuente mismo, sea para la
sociedad civÜ, sino que ha de imponérsele en cualquier caso solo porque ha deUnquÍdo^. pena. Empero, hay un amplio consenso acerca de que la culpabilidad del
autor es el fundamento para la medición de la pena; sin embargo, dentro
73 b) Teorías relativas: La administración de Justicia penal es un medio de del marco de la pena adecuada a la culpabilidad, pueden tomarse en
control social, es decir, un medio para que el Estado conduzca el com- consideración los diversos fines de la pena (teoría de la unión).17 Además,
portanüento de los miembros de la comunidad jurídica. La pena solo sirve por un ladOj los representantes del llamado abolicionismo18 rechazan bási-
a la prevención y, por cierto, a la prevención general o especial según las camente la justificación de las medidas privativas de libertad y de preven-
necesidades del caso concreto.
ción especial, por el otro, la teoría de la prevención general positiva»
-al respecto, sttpra n.Q ITL 67 s.— intenta realizar la responsabilidad del
Franz von Liszt, Der Zweckgedanke im Strafrecht, ZStW, t. 3 (1883), p. 33: «La pena es
coacción. Se dirige contra la voluntad del delincuente, lesionando o destruyendo bienes autor por el daño social y su reparación en la idea y la realidad de la
jurídicos en los que la voluntad se haya corporeizado. Como coacción, la pena puede ser pena. Por lo tanto, la discusión sobre las relaciones de las teorías de la
de doble naturaleza.
pena entre sí de ningún modo está agotada.
<a) Coacción mdu-ecta, mediata, psicológica o motivación. La pena le da al delincuente los
motivos que le faltan, adecuados para mcidir en contra de la comisión de delitos, y multi-
plica y fortalece los motivos ya existentes. Aparece como adaptación artificial del deÍÍncuen- III. DELITO Y ORDENAMIENTO JURÍDICO
te a la sociedad y, por cierto, o bien
"(b) Coacción directa, inmediata, mecánica o violencia. La pena es el secuestro del delin- El pronunciamiento de pena y su ejecución se basan en la lesión del
cuente; su mocuización temporal o permanente, la expulsión de la sociedad o su aislamien- deber, porque la pena es concebida como el medio más severo de la
to en esta. La pena aparece como selección artificial del individuo socialmente inepto. La coacción estatal y como la expresión más fuerte de reprobación social. El
naturaleza postra en la cama a quien se alza contra eUa, ¡el Estado lo arroja a la cárcel!
Derecho penal es, pues —al igual que el Derecho civil y el púbüco, pero
Corrección, intimidación, mocuización: son, pues, los efectos inmediatos de la pena; los
también como los ordenamientos de conducta ñiera del Derecho, p. ej.:
impulsos que viven en ella, mediante los cuales logra proteger los bienes jurídicos».
74 c) Hoy, sin dudas, se hace caso del entendimiento de que las teorías
17. Cfr. en detalle: Jescbeck/WeÍgend, AT, § 8 V; Koriath, Jura, 1995, pp. 625 ss., 634 s.; Krey,
absolutas y relativas de la pena se refieren a objetos distintos.16
AT 1, n.° m. 142 ss.; Lampe, Roxin-FS, p. 47 ss.; Roxin, AT I, § 9, n.Q m. 1 ss.; ídem, MüUer-DÍetz-FS,
p. 701 ss.; Scbmidhauser, Vom Sinn der Strafe, 2.a ed. 1971, pp. 18 ss., 43 ss. Respecto de la
importancia del fin de la pena para la pena justa: Ebert, Das Vergeltungsproblem im Strafrecht, en;
Geisteswissenschaften - wo2u?, comp. por H.-H. Krummacher, 1988, p. 35 ss.; Arthur Kaufmann,
16. Al respecto, también, Gallas, ZStW, t 67 (1955) p. 1 ss.; Góssel, PfeÍffer-FS, pp. 1, 22 ss.;
H. Kaufmann-GedS, p. 42$ ss.
Krey, AT 1, n.a m. 134; Müller-Díetz, Strafbegriff und Storafrechtspflege, 1968, p. 109" ss.; Scbild,
ARSP, 1984, p. 72 ss. 18. Respecto del •abolidonismo": Kaiser, Lackner-FS, p. 1027 ss.
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§ 1 Primera pane: Introducción
78 1. ¿Sn qué se diferencian los delitos, las contravenciones y las medidas disciplinarias? Al
respecto, no m. 3 ss., 8 ss.
I. EL PROGRAMA DELART. 105, AP. 2, GG
2. Nombre leyes aparte del StGB que contengan normas jurídico-penales. AI respecto,
n.° ai. 4.
Un ordenamiento jurídico que se propone configurar la realidad social
3. ¿Condenen los §§ 185, 212, 213, 217, ap. 2, 242, 244 y 249 descripciones de delitos o de estableciendo deberes y que sanciona la lesión de esos deberes con una
crímenes? Al respecto, n.° m. 15 ss. pena, es decir, con una grave injerencia en la existencia y personalidad
4. Eí acusado es condenado a la pena de prisión de tres años por un hurto. ¿Ha cometido del afectado, tiene que cumplir —ya formalmente— con ciertos requisitos,
un delito o un crimen? Al respecto, n.° m. 15. si es que sus pretensiones respecto de los deberes han de proporcíonar-
le al individuo verdaderos ámbitos de libertad de acción y no han de
5. ¿Las leyes penales deben concebirse como normas de valoración o de conducta? Al res-
pecto, n.0 m. 23 ss. restringir su desarrollo de manera intolerable. El legislador ha resumido
estos presupuestos mínimos que debe cumplir una ley penal en el art
6. ¿Cómo se explica, desde el aspecto de la construcción técnica, que bajo ciertas cü-cuns-
103, ap. 2 GG. La garantía descrita allí concede al individuo un <cverdade-
tancías la lesión del llamado bien pjrídico individual, p. ej. la vida, sea punible a pesar del
consentmüento de su titular? AI respecto, n.° m. 38. ro» derecho fundamentaL
7. ¿Dónde reside la diferencia entre nbien Jurídico» y «objeto de agresión" de un upo penal?
Al respecto, n.° m. 42.
1. El principio de determinación
8- ¿Qué contenido tienen los conceptos de «merecimiento de pena" y de «necesidad de pena»?
Al respecto, n.° m. 48 ss.
El tipo penal y la conminación de pena tienen que estar determinados en
9. ¿Qué significado tiene la responsabilidad personal por la pena? Al respecto, n.° m, 51 ss. tina ley. El legislador tiene que describir tan concretamente los presupues-
tos de la punibilidad que puedan reconocerse el alcance y el ámbito de
10. ¿Qué se entiende por -prevención general" y por -prevención especial»? Al respecto,
n.a m. 67 s., 70.
aplicación de los tipos penales y que Puedan averiguarse mediante la
interpretación. Esta obligación sirve a un fin doble: por un lado, se garan-
tiza la protección, propia de un Estado de Derecho, de los destinatarios
19. Respecto del ordenamiento jurídico como sistema de orden: Luhmann, Rechtssoziologie 1, de la norma, quienes pueden prever qué conducta está prohibida y con-
1972, p. 134.
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Derecho penal y dogmática jurídico-penal § 2
§ 2 Primera porte: Introducción
Los tipos penales en blanco propios —p. ej., § 184 d, § 315 a, ap. 1, n.° 2—
minada con pena. Por otro lado, se garantiza que sea el propio legislador
se caracteri2an por el hecho de que tienen que ser complementados por
quien decida acerca de la punibilidad.
la actividad reglamentaria de otras instancias legislativas o administrativas.
a) Los conceptos vagos, cuyo contenido carece de contornos deben evitar- ¿los mismos contienen ia conminación penal (sanción), mientras que la
se cuando se describe la conducta punible. La envergadura del marco de norma complementaria se le confía a otras instancias. El Upo penal com-
la pena tiene que mantenerse dentro de una extensión abarcable. Solo to surge de vincular la norma sancionatoria con la complementaria.
entonces la ley garantiza que se impone la voluntad de} legislador y pre- Esta vinculación funda al mismo tiempo la problemática particular respec-
viene la arbitrariedad Judicial. to del principio de determinación cuando, p. ej., la norma complementa-
na es un decreto o un acto administrativo, pues el art. 103, ap. 2, GG
BVerfGE, t 45, p. 371 s.: "El mandato de determinación de la ley rige tanto para el tipo
exige que los supuestos de punibilidad surjan con la certeza suficiente de
penal (determinación del tipo penal - nuÍÍum crimen síne legé) como para la comninación
la norma sancionatoria, y no únicamente de la complementaria. A la norma
de pena (milla poena sine legé)... El mandato de determinación de la ley no debe exage-
rarse: de otro modo, las leyes se tornarían demasiado rígidas y casuísticas, y ya no podrían complementaria simplemente le está permitido dar más precisión a Ía
estar a la altura de la diversidad de la vida, del cambio de las circunstancias o de la parti- norma sancionatona.
cularidad del caso concreto. Este riesgo sería de suponer si el legislador tuviera que descri-
bir siempre cada tipo penal hasta el último detalle. Por lo tanto, el Derecho penal no puede BVerfGE, t. 78, pp, 374, 383: *SÍ el tipo penal de una ley en blanco conminíido con una
renunciar a utilizar conceptos generales que formalmente no pueden describirse de manera pena privativa de "libertad se complementa con un decreto, en todo caso los rasgosesencía-
universal y, por consiguiente, precisan especialmente de una interpretación por parte deí Íes de la materia de prohibición tienen que estar suficientemente descritos en una ley formal.
A quien dicta el decreto solo se le permiten ciertas especificaciones del tipo penal Lo mismo
Juez. El mandato de determinación de la ley no significa, entonces, que el legislador se vea
forzado a describir la totalidad de los tipos penales exclusivamente con elementos típicos rige cuando tal tipo penal previsto en una ley formal remite a la infracción de deberes de
conducta establecidos por un acto admüüstratívo: aquí también el legislador tiene que deter-
puramente descriptivos, perfectamente comprensibles. Por ello, en el Derecho penal, las
cláusulas generales o los conceptos indeterminados, necesitados de un contenido de valor. minar básicamente por sí mismo cuál es la conducEa que se amenaza con pena privativa de
no pueden objetarse de antemano como inconstitucionales. En todo caso, no existirán repa- libertad",
ros en contra de utilizar tales cláusulas o conceptos Jurídicos cuando con ayuda de los
métodos usuales de interpretación, en especial el recurso a otras disposiciones de la misma En los tipos penales en blanco impropios —p. ej., §§ 331 ss. HGB* §§ 399
ley, a la consideración del contexto normativo o a una jurisprudencia consolidada, pueda ss. AktG, § 370 AO—, el legislador remite a disposiciones de la misma ley
lograrse una base confiable para interpretar y aplicar la norma, de tal manera que el indi- o a otra de sus leyes; por lo tanto, aquí no se presenta el problema de
viduo tenga la posibüidad de reconocer el valor protegido por la norma penal así como
determinación como problema especial de la norma sancionatoria. Pero
también la prohibición de determinadas formas de conducta, y de prever la reacción estatal».20
dado que la norma sancionatoria y la complementaria tienen que leerse
Debido al aumento de los conceptos jurídicos indeterminados incorporados juntas, en este proceso se genera ei riesgo de escisión de la norma: la
por el legislador en los nuevos tipos penales, en especial en el Derecho norma total es la norma jurídico-penal relevante. Sus elementos típicos
penal económico, que han sido aceptados por la jurisprudencia de los -totales— deben ser valorados, pues, bajo puntos de vista jurídico-pena-
tribunales superiores,21 se ha formulado la crítica de que el principio de Íes y según los criterios que rigen para interpretar leyes penales, pero no
determinación ya casi no tiene relevancia en la práctica jurídica.22 según aquellos que rigen para interpretar leyes civiles, aun cuando la
propia norma complementaria —vista en el contexto que le es propio-
b) El principio de determinación tiene una especial importancia en los regule un supuesto de hecho del Derecho civil.23
llamados tipos penales en blanco, es decir, las disposiciones que respecto
del contenido de la prohibición remiten a otras normas (normas comple-
mentarías). Debe diferenciarse entre tipos penales en blanco propios e 2. La prohibición de retroactividad
impropios.
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§ 2 Primera parte: Introducción Derecho penal y dogmática jwídico-penal § 2
a) En particular, rige lo siguiente: 12 BVerfGE, t. 25, p. 287: *U punibitídad de un hecho es presupuesto de su perseguibílidad.
Una acción solo podrá ser sancionada por el Derecho penal si su punibilidad ya era deter-
minable por ley antes de su comisión. Con la punibilidad cae la perseguibilidad; en cambio,
9 aa) La pena y las consecuencias secundarias se determinan según la ley
con la perseguibÜickd no cae la punibilidad. Una vez cometida la acción punible, no pierde
vigente al momento del hecho, § 2, ap. 1.
su carácter de injusto por el hecho de que no sea perseguida, o no pueda ser perseguida,
por causas fácticas o jurídicas. El art, 103, ap. 2, GG, establece los requisitos para que una
bb) SÍ la connúnación penal se modifica durante la comisión del hecho.
conducta pueda ser declarada punible. Las disposiciones sobre prescripción regulan duran-
debe aplicarse la ley vigente al momento del agotamiento del hecho, § 2, te cuánto tiempo ha de perseguirse un hecho declarado punible. Dado que únicamente
ap. 2. afectan a la perseguibtlidad y, en cambio, no empecen a la punibitídad, no están compren-
didas en el ámbito de aplicación del art. 103, ap. 2, GG; por Eo tanto, la extensión o supre-
ce) Si la ley vigente al momento del agotamiento del hecho se modifica sión de los plazos de prescripción no viola este principio consütucional».26
antes de Ía sentencia, debe aplicarse Ía ley más benigna, § 2, ap. 3.
13 Crítica: Esta perspectiva formal del BVerfG soslaya la cuestión principal. El punto de parti-
da del argumento no puede ser la definición del concepto de *punibilidad-> con independen-
dd) Una ley que regirá solo para un período determinado, se aplicará a
cia de que esa punibilidad se pueda realizar. El punto de partida tiene que ser la pregunta
los hechos cometidos durante su vigencia aun cuando ya no esté más
por el fundamento de las disposiciones sobre prescripción. Este reside, evidentemente, en
vigente. Esto no rige si otra ley establece lo contrario, § 2, ap. 4. que, después de cierto tiempo, el legislador abriga dudas respecto de si todavía es justo
dictar una sentencia condenatoria. Después de veinte años, el autor ya no es el mismo que
ee) Para el decomiso, la incautación y la inutilización rigen los aps. 1-4 al momento del hecho. Por lo tanto, se le retribuye el injusto y la culpabilidad a una per-
respectivamente, § 2, ap. 5. sona en la cual la compensación de injusto y culpabilidad deviene dudosa. En esa medida
entra en consideración aquí una violación del principio de culpabilidad, que es considerado
ff) En las medidas de corrección y aseguramiento, cuando la iey no esta- un principio de Derecho constitucional.'
blexca otra cosa —como p. ej. en los arts. 302 ss. EGStGB—, se debe
decidir según la ley vigente al momento de la sentencia, § 2, ap. 6.
c) Cambio en la jurisprudencia y prohibición de refcroaetividad
25. Respecto de la discusión, cfr., por un lado, Dannecker, Das intertemporale Strafrecht, 1993,
p. 323 ss.; Pfeiffer, DRiZ, 1979, p. 11 ss.; por otro lado, Schiinemann, JS., 1979, p. 177 ss.
26. Cfr. también BVerfGE, t. 81, pp. 132, 135; BVerfG, NStZ, 1998, pp. 455, 456; BVerfG, NJW,
24'_AI_respecto) cfr- BverfGE> t- 95. p. 96 (en caso de causas de justificación reguladas por
ley);^BGHSt, t 39, pp. 1, 27 s.; Erb, ZStW, t. 108 (1996), p. 296 s.; Hirsch, •BGH-fG, p. 2^2 s.; 2000, pp. 1554, 1555.
Paeffgen, NK; previo al § 32, n.° m. 60, con otras referencias bibliográficas. 27, Cfr. BVerfGE, t. 25, p- 285.
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Derecho penal y dogmática jurídico-peiictÍ § 2
§ 2 Primera parte: Introducción
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Derecho penal y dogmática jurídico-penal § 2
§ 2 Primera parte: Introducción
Caso 1: A funde una valiosa moneda de oro de B: delito de daño, § 303. 28 a) Por lo tanto, está prohibida la fundamentación o el agravamiento con-
suetttdínarios de tipos penales o de penas. La convicción general de que
Caso 2: A esconde la moneda en la casa de B, de tal manera que B no puede encontrarla una conducta es merecedora de pena no puede sustituir al tipo penal
más: privación de ia propiedad de una cosa; no esta abarcado por el § 303.
escrito.
25 Según la opinión dominante, la prohibición de analogía en contra del
29 b) En cambio, es controvertido en qué medida las reglas generales de
autor rige en la Parte General del StGB del mismo modo que en la Parte
imputación pueden basarse en la vigencia de una costumbre.33 Sin embar-
Especial, mientras que la opinión contraria refiere la prohibición de ana-
go, aquí tampoco se trata, en última instancia, de la ñindamentación con-
logía solo a la Parte Especial.31
suetudinaria de una regla en perjuicio del autor, sino de la problemática,
26 Sin embargo, esta discusión soslaya los verdaderos problemas mate-
ya tratada en relación con la prohibición de la analogía, de desarrollar
ríales. La problemática no se agota con la extensión de la prohibición
reglas de imputación junto a las reglas de imputación de la conducta
de analogía a las reglas de la Parte General del StGB. Pues se reconoce
punible expresadas en una ley.34
en general y con razón que en la Parte General del StGB tampoco pue-
den eliminarse las reglas que favorecen al autor recurriendo a conclusio-
nes analógicas en el caso concreto, ni fundarse reglas en perjuicio del
autor. Pero debe tomarse en consideración que las regías según las cua- 5. Acerca del origen de la máxima de la adetermmación
les se imputa al autor un hecho como propio, realizado antijiirídica y legal de la penas
culpablemente, no están expresadas de forma concluyente en Ía Parte
General. Están reguladas solo parcialmente en la ley y, en lo demás, el 30 El art. 103, ap. 2, GG se entiende hoy en general como derecho negativo de defensa del
legislador las presupone como principios de imputación de la conducta ciudadano contra el Estado y, en esta medida, está emparentado con los derechos clásicos
de libertad. No obstante, por su origen tiene diferencias ñmdamentales con estos. Su nací-
social. Por lo tanto, a la jurisprudencia y la doctrina les corresponde en
miento no se debe a la idea de garantizarle al ciudadano un ámbito de libertad, de prote-
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50
Derecho penal y dogmática jzirídico-penal § 2
§ 2 Primera, parte: introducción
1. El texto de la ley, el supuesto de hecho y la subsunción ral, mediante operaciones libres de reparos y comprensibles para cualquiera, de tal mane-
ra que el caso puede vincularse sin problemas con la consecuencia jurídica (S.), también
descrita en abstracto y en general. La subsunción se presenta como un silogismo con el
32 La garantía constitucional del art. 103, ap. 2, GG parece salvaguardar con
cual a partir de la premisa mayor (para T rige R) y de la premisa menor (S = T) se logra
suficiente seguridad que solo se castigue a aquellos que han cometido un sin más el consecuente (para S rige S). Si la subsunción no alcanzaba, se aplicaban reglas
delito descrito en una ley. Por su parte, la técnica de la subsunción pare- formales aparentemente no problemáticas (tales como argumentum e contrarío, lex specialis
ce permitir sin esfuerzos constatar si una determinada conducta se corres- derogat Íegi generali, a maíore ad mínus, y otras). La cuestión de si esto era correcto no
se planteaba y, por regla general, no necesitaba plantearse, porque se creía poder solu-
ponde con la descrita en. la ley:
cionar todos los problemas con esos medios lógicos sobre la base de las normas jurídicas
Supuesto de hecho.- A golpea a B en la cara con el puño porque se ha enojado con él, existentes»,
Tipo pena}.: § 223: Quien maltrata físicamente a otro... Víehweg, Positívismus und Junsprudenz, en: Positívismus im 19. Jahrhundert, comp. por J.
Blühdorn y J. RÍtter, 1971, pp. 109-110: «Las tensiones sociales relevantes que en el trans-
Substincmn: curso del siglo XDC se hicieron sentir cada vez más, despertaron manifiestamente tendencias
de inmunización en las ciencias jurídicas. La separación de Derecho y política se tornó en
(1.) «Quien.; A
un programa reconocido y fomentaba aquetto que, apoyándose lo más posible en la ley, se
denomina positivismo legal. Se esperaba poder sostener el punto de vista de que los Juris-
(2.) «a otro': B
tas no tenían nada que ver con una enorme cantidad de ideas que en el ámbito político
eran significantes. Esto fue muy importante para el desarrollo posterior. Para esclarecerlo,
puede recurrirse a Laband, quien desplegó una llamada dogmática jurídica 'pura' y aseguró
literalmente que, para la construcdón específicamente jurídica, 'ahora todas las considera-
ciones históricas, políticas y fílosóñcas carecen de importancia'. El positivismo jurídico
35. En profunidad; Burían, Der Einñufi der deutschen Naturrechtslehre auf die Entwicklung también se caracteriza por el hecho de que se abandonan esas consideraciones afirmando
der Taíbestandsdefmition im Strafgesetz, 1970; Schreiber, Gesetz und Richter, 1976; Scbünemann, que ello es posible y exigible. Quien trata con juristas sabe que no pocas veces sus cons-
Nulla poena sine lege?, 1978. ciencias están impregnadas por este punto de vista. En este sentído son 'positivistas'*.
36. Lehrbuch des Gemeinen in Deutschland gültigen Pemtíchen Rechts, 1.a ed. 1801, § 24.
53
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Derecho penal y dogmática jurídico-penal § 2
§ 2 Primera parte: Introducción
Opiniones sostenibles:
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§ 2 Primera parte: Intfodttcción
Derecho penal y dogmática jurídico-penal § 2
del lenguaje: hecho antíjurídico en el sentido del código penal es solo la conducéa anttjuri-
tomarse en consideración que las normas que pretenden incidir en una
dica que realiza el tipo de una ley penal.
determinada realidad social estructurada quedan sujetas a un cambio de
sentido cuando se transforma esa realidad. Con el cambio de las circuns- Respecto del caso inicial (intervención médica curativa): Podrá sostenerse o no la definición
de la intervención médica curativa como maltrato físico según que este sea considerado
tandas sociales, algunas normas devienen superñuas y otras cambian su
aisladamente como el hecho de la injerencia física o abarcando la finalidad de esta mjeren-
ámbito de aplicación o su contenido sin que, al comienzo, la comunidad
cia. Desplazar este aspecto esencial tampoco logra excluir las tomas de posición diferencia-
jurídica se dé cuenta. Esto debe tenerse en mente cuando se interpretan das. Por lo tanto, averiguar el senüdo de las palabras aún no conduce a una toma de
los conceptos particulares de una disposición legal, es decir, cuando se posición definitiva.
les pregunta por el objetivo perseguido por la ley —proteger un bien
jurídico determmado frente a determinadas agresiones, describir un injus-
b) La interpretación histórica
to punible—. Es correcta la interpretación que realiza de modo óptimo el
sentido de la regulación legal. 44 Para mayor esclarecimiento, puede recumrse luego a la voluntad del legis-
lador histórico (interpretación histórica). No obstante, la decisión en con-
40 Averiguar ese sentido se denomina interpretación. Esta se guía siempre
tra de la llamada interpretación histórica ya está tomada cuando se pre-
por un aspecto rector que decide bajo qué punto de vista debe obserrar-
fiere una interpretación que le pregunta al texto de la ley qué
se un objeto. Al interpretar la ley, lo que ha de averiguarse es el conte-
interpretaciones realizan de manera óptima el sentido de la regulación
nido concreto de la norma.37
legal bajo las condiciones sociales concretas —y no bajo las condiciones
de la época en que se promulgó la ley—. La interpretación histórica con-
sidera únicamente vinculante la voluntad del legislador histórico, mientras
4. Xa técnica de la interpretación
que la llamada íntet-pretación objetiva le pregunta a la ley por la solución
a un problema socialmente apropiada en el presente. Lo determinante es
a) La iníerpretación gramatical
la avoluntad de la ley» y no la ^voluntad del legislador».
41 El punto de partida de toda interpretación es la letra de la ley (interpre- BVerfGE, t. 1, pp. 299-300: -Lo decisivo para interpretar una disposición legal es la voluntad
tación filológica o gramatical), Su sentido debe averiguarse, en primer del legislador objetivada que se expresa en ella, tal como surge del texto de ¡a disposición
legal y del contexto de sentido en el que esta se inserta. En cambio, no es determinante la
lugar, según el uso general del lenguaje. El sentido posible de la letra de
representadón subjetiva que los órganos que participaron en el proceso legislativo o alguno
la ley marca el límite máximo de la interpretación de disposiciones Jurí-
de sus miembros tuvieran sobre el significado de la disposición. La historia del origen de
dico-penales en perjuicio del acusado.38
una disposición solo tiene relevancia para su interpretación en la medida en que confirme
42 Empero, cuando se interpreta hay que tener en cuenta si el legislador que es correcta una interpretación a la que se arribó con los principios mencionados, o que
le ha dado un sentido especial a determinadas expresiones. resuelva dudas que no puedan disiparse únicamente con las vías señaladas".
Ejemplo: Según el § 257, se pena a quien presta cierto auxüio a otra persona que ha come- BGHSt, t. 10, pp. 159-160: «Ninguna ley tolera que se restrinja estrictamente su aplicación a
tido un hecho antijurídíco. Según el uso general del lenguaje, «hecho antijundico. puede los casos que se correspondan con la situación inicial tenida en cuenta por el legislador;
ser cualquier conducta antyurídica, independientemente de que cumpla un tipo penal o que pues no es letra muerta, sino un espíritu vivo y en desarrollo que quiere progresar con las
sea antí^urfdica porque contraviene normas del Derecho civÜ —p. ej. el caso del incumpli- circunstancias de la vida y seguir vigente, adaptándose a estas de manera sensata, en la
miento coatractuaÍ— Sin embargo, en ei § 11, ap. 1, n.0 5, el legislador ha limitado ese uso medida en que ello no dinamite la forma en la que ese espíritu fue vertido*.
vaya más allá del contenido de una norma sancionatoria prevista en una ley. Las interpretaciones es el sentido objetivo de la ley, la respuesta es: sí, porque el § 263 se propone proteger el
que exceden el sentido posible de las palabras son, pues, incompatibles con el art. 103, ap. 2, GG-. patrimonio de manera amplia frente a. menoscabas fraudulentos.
Cfr. también BGHSt, t. 43, pp. 237, 238 con otras referencias blbíiográfícas.
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§ 2 Primera parte: IntrocÍucción Derecho penal y dogmática jurídico-penal § 2
ReÍcbeI, Geseti, p. 67: iEl principio supremo de toda íaterpretación de la ley reza: las dis-
46 Respecto del caso inicial (intervención médica curativa): De los antece-
legales deben interpretarse de tal modo que representen el medio más idóneo
dentes legislativos no surge ningún tipo de ayuda para tomar una decisión. posible para alcanzar el fin que el legislador persigue con ellas».
se basa en la comprensión de que la ley configura una unidad y que, por pecto es atender al fin perceptible que buscaba el legislador, que subsi-
lo tanto, cada norma no puede contemplarse de manera aislada, sino que diariamente puede inferirse de manera racional del contenido de la regu-
hay que verla en su contexto Íegaí (inteq^retación sistemática). Entre varios lación.
significados posibles según el sentido de las palabras, tendrá preferencia Seichel, Gesetz, p. 66: *Por lo tanto, el texto de la ley puede parecer muy claro y directo,
aquel que se adecué mejor al contexto legal. y sin embargo podemos estar obligados a interpretarla en contra del tetío. Recordaré el
ejemplo que se cita con frecuencia: 'Está prohibido ingresar con perros a la estación'. Nada
Ejemplo: Según el § 250, ap. 1, n.° 1 a, 1.a alternativa, quien intervenga en un robo será
parece más unívoco que esto. Cualquier niño sabe lo que es un perro y lo que es una
castigado con pena privaüva de libertad no menor a tres años si él u otro mtervimente en
estación. No obstante, sí se inteqsretara esta prohibición según su 'claro' texto, se le podría
el robo porta un arma.
dar un sentido que evidentemente sería un smsentido. Pues, por un lado, estaría permlüdo
ingresar a IEE sala de espera con osos y leones, mientras que por el otro, el transporte ferro-
Pregunta: ¿Una pistola descargada puede ser un arma en el sentido de esta ley?
viario reglamentario de perros estaría prohibido; pues no se puede üransportar un perro en
Reflexión: No, pues la comparación con el § 250, ap. 1, n.& 1 a, 2.a altemaüva (instrumento un ferrocarril sin ingresar con él a la estación».
58 59
Derecho penal y dogmática jurídico-penal § 2
§ 2 Primera parte: Introducción
según el sentido de las palabras, se dé prioridad a aquella que resista al tiva no tiene efectos inmediatos frente al ciudadano parücular del mercado europeo, sino
que se dirige exclusivamente a los Estados miembro. Coa todo, estos están obligados a
análisis constitucional.
adecuar el Derecho nacional a las disposiciones de las directivas. Si las directivas no se
ponen en práctica dentro del plazo previsto, según la Jurisprudencia constante del Tribunal
de las Comunidades Europeas, un ciudadano del mercado europeo, afectado en particular,
b) La referencia de la interpretación al Derecho europeo; el significado puede invocar las disposiciones de una directiva si estas son tan claras que pueden aplicar-
se sin que el legislador nacional tome medidas de implementación. Los tribunales y la
de las dú-ecdva del Consejo de las Comunidades Europeas
Administración nacionales tienen que tomar en cuenta la jurisprudencia del Tribunal de las
Comunidades Europeas sobre la naturaleza jurídica y sobre el efecto inmediato de las direc-
55 Los actos jurídicos del Derecho comunitario de las CE tienen prioridad
tivas al aplicar el Derecho. Los actos jurídicos del Derecho comunitario desplazan al Derecho
frente a las regulaciones del Derecho nacional. El jue2 nacional está obli-
nacional que lo contradiga».
gado a examinar si las reglas jurídicas nacionales que pretende aplicar
son compatibles con el Derecho comunitario. Esto no solo rige para las
leyes, sino también para las reglamentaciones de las directivas.
41. Fundamental respecto de los efectos Jurídicos de las durecüvas de las CE: Gotz, NJW, 1992,
p. 1849 ss.; Jarass, NJW, 1990, p. 2420 ss.; Scherzberg, Jura, 1993, p. 225 ss.; Cbr. Schroder,
56 aa) Las directivas son una institución jurídica propia del Derecho comu-
Europaische mchtlinien und deutsches Strafrecht, 2002; Sieber, ZStW, t. 103 (1991), p. 96 ss.;
nitario: «La directiva obliga al Estado miembro destinatario en cuanto al
Streinz, Europarecht, 6.a ed. 2003, n.° m. 394 ss.
resultado que deba conseguirse, dejando, sin embargo, a las autoridades 42. Al respecto, cfr. Tribunal de Justicia Europeo, sentencia del 10/4/1984, caso 14/33 «von
nacionales la elección de la forma y de los medios^, art 249, ap. 3, del Colsow, colección: 1984, 1891, 1909; BGHSí, t, 37, pp. 333, 336 con comentario de Franzheim/
Kress, JR, 1991, p. 402 ss.; Dannecker, Jura, 1998, p. 84 s.; Gotz, NJW, 1992, p. 1853 s.; Scherzberg,
Jura, 1993, p. 229 ss.; Tfwmas, NJW, 1991, p. 2233 ss.
43, AI respecto, cfr. también Tribunal de Justicia Europeo, colección: 1974, pp. 1337, 1348;
40. AI respecto, BGHSt, t. 31, p. 118; Bruns, JR, 1984, p. 133 ss.; Cadus, Die faktísche
TJE, colección: 1986, pp. l6?l, l691; Classen, EuZW, 1993, p. 84 ss.; Eisele, )Z, 2001, p. 1157 ss.;
Befcrachtungsweise, 1984; Otto, Jura, 1989, p. 328 ss.; Tiedemann, Dünnebier-FS, p. 525 ss.
61
60
Derecho penal y dogmática jurídico-penal § 2
§ 2 Primera parte: Introducción
Ejemplos:
(b) Con eÜo, el legislador no quiso expresar que su reglamentación no había de aplicarse
a esa constelación,
a) A se acerca a B en secreto y por detrás, y lo mata a golpes. B no se esperaba nada malo.
(2.) Formación de la premisa mayor: Demostrar que la ley conoce constelaciones de proble- A debe ser condenado como asesino, según el § 211, si "alevosíaa se interpreta como -apro"
mas similares y que de ellas puede mferü-se un determinado prmcipio que regula tales casos vechamiento de la ingenuidad e indefensión de la víctima», pero no si la conducta alevosa
(terminología usual: se da una similitud entre la constelación no regulada y una regulada) presupone el <abuso de una relación de confianza».
y, por cierto, se da la llamada analogía jurídica cuando ese principio se expresa en nume-
rosas disposiciones; se da la llamada analogía legal cuando una sola disposición aislada es b) El estudiante A se lleva el cadáver de B del departamento de anatomía.
aplicable al caso no regulado.
A se ha apropiado de una cosa si también se entiende a un cadáver como mero objeto
(3.) Subsunción. físico, pero no, en cambio, si se lo considera como irestos de la personalidad'.
60 b) Dado que el art. 103, ap. 2, GG prohibe en el Derecho penal la ana- 65 Esta discrepancia, pese ai uso de medios lógicos, pese a una interpretación
logía en perjuicio del autor, se debe diferenciar entre analogía e Ínterpre- filológica, histórica, sistemática y teleológica, no es nada insólita ni mquie-
tación en el Derecho penai, pese a que no existe una diferencia jurídico- tante. Antes bien, es obvia, pues —independientemente de la transforma-
teórica entre analogía e interpretación amplia —extensiva— de un ción histórica de la definición de ciertos conceptos particulares y de la
concepto. Pues si la interpretación —tal como se demostró supra — apun- visión de ciertos problemas sociales—, en toda solución de casos entran
ta a conocer si hay una correspondencia entre la norma y el supuesto de en consideración premisas que no siempre se mencionan expresamente
hecho, entonces ya la interpretación en sí misma se basa en una forma pero que, sin embargo, se confirman o cuestionan de manera implícita.
de pensar analógica. Pero la interpretación de ningún modo debería estar 64 Pero dado que ni los límites exactos del fin de ia norma perseguido
prohibida por el art. 103, ap. 2, GG. Sin embargo, no es imposible resol- por el legislador ni las premisas del Derecho penal contenidas en toda
ver el conflicto entre, por un lado, satisfacer las exigencias del art. 103, solución de casos están fijados de manera pacífica ni tampoco se los
ap. 2, GG y omitir la analogía en perjuicio del autor, sin estar en condi- observa siempre consecuentemente, se generan discusiones importantes
clones, por otro lado, de diferenciar jurídico-teóricamente entre analogía sobre la concretización adecuada de diversas premisas en determinados
e interpretación. La solución reside en la comprensión de que el art. 103, institutos del Derecho penal, sobre la interpretación correcta o la definición
ap. 2, GG prohibe una determinada forma de interpretación, a saber, de conceptos específicos o la hierba persuasiva de la solución de un caso
aquella que excede el sentido posible de la letra de la ley: <^El sentido concreto al aplicar estas premisas o conceptos.
posible de la letra de la ley marca el limite máximo de la interpretación 65 Esta disputa, que se basa solo en diversos puntos de vistas de dife-
judicial permitida». rentes autoridades respecto de si una determinada solución de problemas
61 En consecuencia, está prohibida la analogía que reemplaza la autoridad es correcta, normalmente se denomina en el Derecho penal ^disputa de
de la ley, fijada por su texto y su terminología, por otra autoridad teorías^, a pesar de que se trata simplemente de si son correctas o ade-
^equivalente^44 al respecto, cfr. los ejemplos supra n.° m. 24. cuadas opiniones divergentes y que de ningún modo se trata de la solidez
de cierta teoría, en el sentido técnico del concepto.
66 La gran cantidad de tales ^Íñas de teorías» del Derecho penal muy
Gotz, NJW, 1992, p. 1855 s.; Hugger, NStZ, 1993, p. 421 ss.; Scherzberg, Jura, 1993, p. 227 ss. frecuentemente confunde al joven Jurista. Mediante la memorización de
Respecto de las disposiciones de una directiva en cuanto ley más benigna en el sentido del § 2,
opiniones de algunas autoridades (p. ej-, el BGH o la llamada opinión
ap. 3, cfr. tífeíí, GA, 2000, p. 231 ss.
dominante) tiene la esperanza de obtener cierta seguridad pero, en última
44. Para profundizar: BVerfG, wistra, 2004, p. 99; Artbitf Kaufmann, Analogie und ^Natur
der Sache", 2.a ed. 1982; Krey, Studiea zum Gesetzesvorbehalt im Strafrecht, 1977, p. 127 ss.; Ídem, instancia, pierde para siempre el suelo bajo sus pies. Pues al valorar las
J2, 1978, p. 364 ss.; Lackner, Universitát Heidelberg-FS, p. 39 ss.; Otto, JR, 1981, p. 82 ss.
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62
Derecho penal y dogmática jurWco-penal § 2
§ 2 Primera parte: Introducción
hay que constatar si esas opiniones son correctas o incorrectas con ayuda mente válidas, observadas y aplicadas de manera efectiva, 251 como también correctas..
tación se vinculan estrechamente entre sí, no puede producir soluciones SDUna're"Forschung,It. \ 1975, p. 142 s.: .En la actividad dogmática, estajeferenaa^la
¡'eah:d¡d~tíene-que se7 complementada con un punto de vista normativo yfáctico, Esto no
correctas como si hiera algo automático. Antes bien, la dogmática jurídica
"haya que formar al jurista como -científico social completo, de segunda cate-
se dirige a cuestíonar prejuicios, abrir los ojos a las posibilidades que se -reduciendo en lo posible la duración actual de los estudios— Pero el Jurista tiene
esconden en una regulación legal, presionar para que las decisiones se "aorende77ser consciente de los rectos científico-sociales de su actividad El punto
tomen de manera responsable y no arbitraria, así como a hacer transpa- 2Tvr£"fáctíco. pues, solo puede tener el efecto de fomentar conocimiento cuando elc^m-
rentes las radones de la decisión y, así, hacer transparente la decisión en bío'dc"mveles'en cierto modo interdisciplinario no se da de manera arbitraria, sino que
recibT su lugar en un proceso jurídico estrictamente disciplinado. Por el contrarío^ si
sí misma, y de esta manera configurar la decisión de modo que sea metó-
camb¡o"áel-punto de vista conduce a entender el ordenamiento Jurídico no de ^ manera
dicamente comprobable. m"rídico-normatÍva, sino socíológico-fáctica, a modo de factum que tiene efectos en^socie.
67 Comprender previamente si la solución a un determinado conflicto áad7in"Rre5ará en lugar de la decisión 'correcta' la decisión políticamente relevante. Esta sok
social es correcta e interpretar metódicamente un texto no son, por tanto, ¡eTegitTma por el poder reinante en la sociedad, que justamente la expone a la tentación
diferentes situaciones de hecho; antes bien, toda interpretación se lleva a del" abuso de poder. La falta de una teoría de la sociedad reconocida y ommromPrímslva
haceoosíble^ entonces, manipular las ciicunstancias fácticas con arreglo a Los efectos desea-
cabo sobre la base de una comprensión previa, con la cual el intérprete
dos^Son'especiamiente propensos a tales manipulaciones los ordenamientos juríltícos^e
aborda el proyecto de interpretación. Ya la lectura de 4o que está ahí" no"expUcanxel-vÍnculo indíviduo-sociedad con premisas absolutas, sino que, en el marco
genera una opinión acerca de alo que está ahí». La cuestión de si es ciertJ~decisione7 ñmdamentales, están abiertos al cambio constante y dmánüco de esos
correcto debe demostrarse con argumentos jurídicos. ™uÍos"Se'¡os puede denunciar, sin mayores esfuerzos, como hostiles al individuo medmn-
68 La cuestión de si una decisión jurídica es correcta y efectiva es un tTíTcentuacYón del elemento colectivo, y viceversa. El proceso dogmático no puede reme-
c¿ar"e7te'defecto. Sm embargo, posibilita una mirada al entramado al^cual se adapta una
problema elemental de esta actividad a la que se acude para fundamentar
¡TeTermmada" decisión y, así, muestra claramente si una decisión se legitima por d
decisiones científicamente. Por lo tanto, la dogmática jurídica se entiende se dirige a hacer valer intereses generaUzables y apunta a esa compensacióng^
corno un proceso hermeaéutico adaptado a la práctica Jurídica y, por Sitereses~e^re la sociedad y sus miembtos que hace posible la comunidad social. -Bn e^
cierto, de tal manera que la teoría y la práctica son elementos de refe- medida" en7as "decisiones que son 'correctas' porque son 'justas' se hace efectiva en
rencia recíproca necesaria dentro de un proceso unitario que apunta a hechos la idea de la comunidad en la sociedad..
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Derecho penal y dogmática jwídico-penal § 2
§ 2 Primera parte: Introducción
una opinión ajena, sino que también la comprende, esa comprensión da b) El principio de personalidad
fundamento a la propia toma de posición, que, así, al mismo tiempo se
aa) El principio de personalidad activa: Bajo ciertas circunstancias, quedan
despega de otras tomas de posición.
sometidos al Derecho penal alemán los delitos realizados por alemanes,
aun cuando hayan sido cometidos en el extranjero, § 5, n.° 3 a, 5 b, 8, 9,
12, § 7, ap. 2, n.° 1, 1.a alternativa.
III. EXCÜRSO: EL ÁMBITO DE VALIDEZ DEL DERECHO bb) El principio de personalidad pasiva: El Derecho penal alemán rige
PENAL ALEMÁN respecto de hechos cometidos en el extranjero que se dirigen contra un
alemán, cuando están conminados con pena en el lugar en el que se
Los §§ 3 ss. StGB regulan a qué delitos se aplica el Derecho penal alemán cometieron o cuando ese lugar no está sometido a ningún poder punitivo,
§ 7, ap. 1.
1. El principio de territorialidad
c) El principio real o de defensa
72 Básicamente, el principio de territorialidad indica que quedan sometidos 77 Quedan sometidos al Derecho penal nacional ciertos delitos cometidos en
al Derecho penal alemán todos los delitos cometíaos dentro del país, § 3. el extranjero que se dirigen contra intereses nacionales, § 5, n.° 1, 2, 3 b,
Xa nacionalidad del autor o del afectado, es irrelevante.
4, 5 a, 6, 7, 10, 11, 13, 14.
a) El principio de bandera
75 El Derecho penal alemán rige, independientemente del Derecho del lugar Preguntas de repaso
del hecho, respecto de los hechos cometidos en un. buque o aeronave que
80 1. ¿Qué reparos podrían formularse contra un tipo penal redactado de la siguiente manera:
tiene derecho a llevar la bandera federal o los distintivos de nacionalidad
•Quien cause disturbios del orden público será penado...*? Al respecto, n.Q m. 2 ss,
de la República Federal Alemana, § 4.
67
66
§ 2 Primera parte: Introdttcción
2. ¿Se violana el art. 103, ap. 2, GG, si se modificara el § 52, ap, 1, n.0 3, StPO, restringién-
dolo a determinados delitos, y A fuera condenado ahora, sobre la base de la declaración
testimonial de su hija, por un hecho que comeüó antes de la modificación de la ley? Al
respecto, n.& m. 8.
10. ¿En qué comprensión se basa la interpretación sistemática? Al respecto, n.s m. 47.
11. ¿Qué importancia tiene para la interpretación el fin de una regulación legal? Al respec- I. ACERCA DE LA HISTORIA DEL DERECHO PENAL
to, n.a m. 49 ss.
Conrctd, Deutsche Rechtsgeschichte, E. 1, 2.a ed.1962, t. 2, 1966; Robert van Htppel, Deutsches
12. ¿Qué importancia tiene la prohibición de la analogía en el Derecho penal si se mega la Strafrechí, t. 1, 1925, pp, 38-375; Hfs, Strafrecht des deutschen Mittelalters, t. 1, 1920, t II,
diferencia jurídico-teórica entre interpretación extensiva y analogía? Al respecto, n-ü m. 60. 1935; Ídem, Geschichte des deutschen Strafrechts bis zur Karolina, 1928; Rüping, Grundrifi
der Strafrechtsgeschichte, 3.a eá. 1998; &A/tó, Alte Gerichtsbarkeit, 1980; Eb. Scbmidt, EÍn-
13. ¿Qué función cumple la dogmática jurídica? Al respecto, n.° m. 62 ss.
fíihnmg in die Geschichte der deutschen Strafrechtspflege, 3.a ed. 1965.
14. ¿Cómo debe entenderse la relación entre norma y realidad en el marco de la dogmática
jurídica? Al respecto, n.° m, 62 ss.
Recomendación: El manual de Rüping proporciona una comprensiva intro-
ducción a los contextos históricos; en los manuales de Maurach/Zipf,
15. ¿Qué principio rige, básicamente, respecto del ámbito de validen espacial del Derecho Scbmidbáuser y Welzel se halla una exposición de la historia del Derecho
penal alemán? ¿Qué excepciones existen? Al respecto, n.° m. 72 ss.; 75 ss.
penal —condensada en la máxima medida—. Un resumen más acotado
sería insostenible, pero, en cambio, una presentación más detallada de las
circunstancias relevantes excedería el presente marco. A fin de estimular
un análisis eventualmente más profundo de la historia del Derecho penal
Para practicar
y para evaluar los resultados, mencionaremos palabras clave. El conoci-
81 BGHSt, t. 1, p. 1; A le arrojó a B ácido clorhídrico en la cara para lesionarla físicamente. miento del sentido que se esconde detrás de ellas pertenece al mínimo
absoluto del saber histórico-penal.
¿Ha cometido A una lesión física con un "arma», en el senüdo del § 224?
b) Luego compare sus reflexiones con las del BGH. Al hacerlo, tenga en cuenta que al
momento de la sentencia el actual § 224 era el § 223 a.
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68
Historia y futuro del Derecho penal § 3
§ 3 Primera parte: Introducción
2. Alta edad media Chasta el año 900) 8 Movimientos reformistas del código penal desde 1905. Derecho penal
aacionalsociaUsta. Proyecto de 1962. Proyecto alternativo. Leyes de refor-
Los llamados derechos de gentes: Lex Salica, Lex Ribuaria^ Lex Baiuva- ma del Derecho penal.
ríomm. Limitaciones al derecho de venganza, tasa de penitencia, penas
públicas, especialmente penas físicas con el surgimiento de los "sierros».
II. EL FUTURO DEL DERECHO PENAL
3. Plena y baja edad media (hasta el ano 1500) 1. Tendencias del desarrollo del Derecho penal
Poder central debilitado, caballeros bandidos, venganza, prohibición de Ía 9 El Derecho penal, como último y más grave medio de la sociedad para
venganza, paz pública y paz del Reicb. Paz pública eterna de Worms, 1495. proteger su existencia y a sus miembros, se torna innecesario en la medi-
Gran cantidad de castigos físicos. Libros de Derecho: Espejo Sajón de Eike da en que la pena se reemplaza por otros medios iguales o más efectivos
von Repgow (ca. 1230), Espejo Suabo (1274), Documento de Kuün (1232). pero sin el carácter de mal o mal menor. Por lo tanto, un Derecho penal
que se apoya en una política criminal racional está siempre en vías de
superarse a sí mismo. Pero es dudoso que alguna vez llegue al final de
4. Edad moderna: Legislación del Reich y Derecho común ese camino.
10 Cambiarle simpiemente el nombre a la pena y llamarla medida de
Recepción. Ordenanzas de los tribunales de sangre: Constittttio Criminalís seguridad, pero que por su parte también tenga carácter de mal, de nin-
Bambergensis (1507), Constíttttio Criminalis Carolina (1532). Ordenanzas gún modo es un paso hacia delante en ese camino, sino una mera ocul-
policiales del Reich (de 1530, 1548, 1577). Ciencia del Derecho penal: tación del estancamiento. El intento de «cnormalizar^ al autor, basándose
Guía de pleitos, Guía del profano. Benedict Carpzov, Practica nova Impe- en su peligrosidad y sin consiáeración por su propia culpa, es decir, su
rialis Saxonica renim criminalitim (1635). f.S.F. Boehmer, Meditationes in responsabilidad —más allá del autor enfenno en el sentido de la medici-
ConsHttttionem Criminalem Carolinam (1770). na— es un retroceso a los tiempos anteriores a la Ilustración. Pues la
<ddea de culpabilidad» se debe a la Ilustración, que puso fin al «tratanüen-
to» del autor penal únicamente según el parámetro de su peligrosidad.
5. Ilustración (siglo XVIII) 11 No es necesario explicar que una pena no cura a un enfermo. Frente
a este, la ejecución de la pena es un injusto. Al afirmar que todo autor
Secularización del Derecho penal. Penas privativas de la libertad. Derechos penal es un enfermo que debe recibir un tratamiento, se expresa, en
particulares; Ordenanza Criminal Prusiana de 1717, CocÍex juris Bavarici cambio, la más descarada petulancia del ciudadano que se considera a sí
crimínaÍís, Constitntio criminalis Theresiana. Josephina. Ley común gene- mismo anormal», arrogación que cobra rasgos ético-socialmente intolerables
ral de los Estados prusianos. cuando el "tratamiento» apunta a la transformación farmacológica, opera-
tiva o psicológica de la estructura de la personalidad del autor. La socie-
dad, y en este caso es el grupo dentro de la sociedad que define sus fines
y objetivos, de ningún modo tiene derecho a realizar injerencias que
ajustan al individuo, mediante la modificación de la estructura de su per-
45, N. de T.: Clan.
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70
Historia y futuro del Derecho penal § 3
§ 3 Primera paite: Introducción
sonalidad, a los «normales^. El delito representa —en cierto marco— un 3. La «.défense sociales
riesgo calculable. La sociedad puede mantener alto este riesgo para pro-
Ei movimiento político-crmünal de la «défense sodale», ñindado en 1947
tegerse a sí misma y a sus miembros, pero no puede pagar el precio de 15
la «personalidad ajustada». Una persona no está enferma aún por el hecho por el abogado genovés Filippo Gramática, postuló originariamente en su
de que se aparte de las reglas de la generalidad. Así como era desacer- programa, haciendo referencia a la falta de übertad de la voluntad huma-
tada la idea de que todo autor penal era un asocial, así de inapropiado na y las necesidades de prevención especial, la abolición de la pena y su
es identificar al autor penal con un enfermo, aun cuando el mecanismo reemplazo por medidas de prevencióa especial. Las consideraciones de
de protección que se esconde detrás de esa identificación pudiera ñincio" prevención general no ñieron tenidas en cuenta. Entre tanto, sin embargo,
nar perfectamente frente al autor penal. las consideraciones preventivo-generales también han hallado su lugar en
el programa de la ^défense sociales. A partir de ese momento, lo, impor-
tante para el movimiento, al igual que para las teorías modernas del
Derecho penal, pasa a ser un Derecho penal moderado, orientado a la
2. Intentos prácticos de abolir la pena
prevención especial, ajustado a la dignidad humana y a la responsabilidad
12 a) El Código criminal danés para Groenlandia del 5 de marzo de 1954 personal.49
<3.) para las Conductas mtolerables y hostiles a la sociedad, una sustitución de la ¡dea de
14 c) El Derecho penal de Menores de la República Federal contiene un
expiación y retribución por el principio de reparación*.
sistema de sanciones ampliamente preventívo-especial.48
17 2. Schmídhauser, Vom Sinn der Sírafe, 2.a ed. 1971, p. 61 ss.: -Antes de preguntarse si la
pena es idónea para el proceso de resocialización, hay que observar la ex-socialización, que
46, Al respecto, Marcus, ZStW, t. 67 (1955), p. 323 ss. es presupuesta como correlación de la resocialización entendida de manera honesta. ¿Cómo
47. Al respecto, Schroeder, Die Grundsátze der Strafgesetzgebung der UdSSR und der
Unionsrepubliken, 1960, p. 66 ss,; ídem, Grundsátze der Sfcrafgeseízgebung, Staatsschutz- und
MÜÍtárstrafrecht der UdSSR, 1975, pp. 9 ss,, 2-á ss.
49. Al respecto, Jescheck, Blau-FS, p. 425 ss. Respecto de las tendencias actuales de desarrollo
48. AI respecto, Albrecht, Jugendstrafrecht, 2.a ed. 1993, §§ 14 ss.; Schaffstein/BettÍke,
Jugendstrafrecht, 13.a ed. 1998, §§ 10 ss. del Derecho penal: fíassemer, SchIüchter-GedS, p. 133 ss.
72 73
Historia y futuro del Derecho penal § 3
§ ^ primera parte: Sntrodttcción
»Y cuando se habla de la 'nocividad' de tales autores penales, ¡hay que ser mesurado! Ya el
término nocividact (o Ipeligro5Í<iad'), que es más adecuado para animales que para personas,
nos torna escépticos; pero la teoría de la prevención especial tiende a poner en lugar de la
culpabilidad como presupuesto de la pena los conceptos de nocividad y peligrosidad. Inten-
temos comprender, empero, más aUá de estos reparos, el punto de vista de la nocividad:
aun quien ha comeüdo ríen estafas puede haber hecho al mismo tiempo muchaá otras cosas
realmente agradables; y quien se enriquece constantemente por medio de extorsiones tal
vez también tiene el valor de poner en riesgo su propia vida para salvar varios niños de
una casa que se incendia. (Esto último se dijo hace algunos años sobre unos tunantes del
mframundo de Nueva York y en el ínterin me ñie confirmado desde Nueva York con moti-
vo áe la primera edición de este Übro). SÍ se quisiera hacer el balance de la vida de una
persona según su utilidad y su nocividad para la sociedad, probablemente se llegaría a
comparaciones sorprendentes entre algunos delincuentes y algunos ciudadanos fieles a la
ley; ¿o acaso, con este punto de vista de la utilidad, tres niños salvados de la muerte no
compensarían en el saldo treinta extorsiones?».
50. Al respecto; íín-ber (comp.), Das Corpus Juris ais Grundlage eines europaischen Strafrechts,
2000; Tíedemann (comp.), Wirtschaftsstrafrecht in der Europaischen Unión, 2002. En detaUe, cfir.
también: Baitm, JZ, 2000, p. 493 ss, Dannecker, SchwZStrR, 2003, p. 280 ss.; Jimg, en: Bauer
TV. EUROPEIZACIÓN DEL DERECHO PENAL (comp.), Felder der Rechtsentwicklung: Geistiges Eigentum, Familie, Kapital Krunmalítat, 2003,
p. 119 ss,; KÍip, NStZ, 2000, p, 626 ss.; Otto, Jura, 2000, p. 98 ss; Satzger ZRP, 2001^ p. 549 ss.;
Sieber. Schlüchter-GedS, p. 107 ss.; Schünemann, GA, 2002, p. 501 ss.; Tieílemann, SpineUís-FS,
18 Partiendo áe la base de proteger los intereses financieros de las Comuní-
p. 1097 ss.; Vogel, GA, 2002, p. 517 ss.; Ídem, GA, 2003, p. 3l4 ss,; Wattenberg, StV, 2000, p. 95
dades Europeas y de comprender la necesidad de un Derecho económico ss.; Ziescbang, ZStW, t. 113 (2001), p. 255 ss.; ZuccaÍá, Schlüchter-GedS, p. 117 ss.^
uniforme en la Unión Europea, las tendencias hacia un Derecho penal 51. Aprobado por la Convención Europea por procedimiento de consenso el 13 de junio y el
europeo han tomado forma concreta en. los últimos años. Estas tendencias 10 de julio de 2003.
75
74
§ 4: CLASIFICACIÓN DE LOS
DELITOS
Objetivos de estudio: Panorama sobre las diferentes clases de conductas punibles. Otra mira-
da a las regulaciones del Código penal. Ampliación del repertorio conceptual.
I. CRÍMENES Y DELITOS
77
Clasificación de los delitos § 4
§ 4 Primera parte: Introducción
Tipo penal: § 123, ap. 1, 2.a alternativa: Ante el requerimiento de quien tíene el derecho de
exclusión, A no se retiró de la casa.
TV. DELITOS DE LESIÓN Y DELITOS DE PELIGRO
b) La llamada omisión impropia (delito de comisión por omisión): El tipo
11 1. En los delitos de lesión, forma parte de la consumación del delito la
penal de los delitos de resultado —p. ej. el homicidio, § 212, el daño,
lesión de un determinado objeto de agresión.
§ 303— puede ser realizado no solo mediante un actuar, sino también
mediante una omisión. Ejemplos: § 212: lesionar la vida de otro; § 223; lesionar el cuerpo de otra persona; § 303:
En los tipos penales que no describen expresamente la omisión —a dañar una cosa ajena.
diferencia de los delitos de omisión propia—, es mucho más difícil
12 2. El legislador ha formulado delitos de peligro cuando ha querido garan-
definir al autor. No cualquiera que omita impedir un resultado típico
tizar la protección jurídíco-penal lo antes posible. La puesta en peligro de
pese a que podía impedirlo —p. ej. eí homicidio de otro, las lesiones
un bien jurídico está conminada con pena para evitar la lesión. Debe
físicas de otro, el daño en una cosa ajena—, se convierte por ello en
diferenciarse entre:
autor de homicidio, de lesiones físicas o de daño. Solo se toman en
cuenta como autores las personas que en ra2Ón de deberes especiales 13 a) Delitos de peligro concreto: El tipo penal exige que por la conducta
son garantes de que no se produzca un daño. Por lo tanto, el presu" penada haya surgido un peligro concreto para una determinada cosa o
puesto de la llamada omisión impropia es una posición especial de persona, es decir, se tiene que menoscabar tan gravemente la seguridad
deber del omitente.
de un bien jurídico determinado que, desde el punto de vista de un
Ejemplo 1: A ve que B se está ahogando. A pesar de que podría salvarlo, no hace nada.
observador de la situación, si no se produjera la lesión del bien jurídico
PunibÜidad de A: § 323 c, dado que A no tiene una posición de garante frente a B. sería solo por casualidad.52
Eiemplo 2: El padre A ve que su pequeño hijo B se está ahogando. A pesar de que podría Cfr. §§ 315 a-c.
salvarlo, no hace nada. Punibilidad de A: § 212 (eventualmente, § 211).
14 b) Delitos de peligro abstracto: Se pena una conducta que normalmente
es peligrosa, independientemente de que en el caso concreto se haya
III. DELITOS DE RESULTADO Y DELITOS DE MERA producido o no un peligro concreto. Con la punición de tales formas de
do ^resultado». Cfr. por un lado §§ 306, 3l6; por otro lado §§ 26?, 153 ss.
Ejemplos: § 212: homicidio de una persona; § 223: lesiones físicas; § 303: daño de una cosa.
Constituyen una forma especial de los delitos de resultado los delitos 52. Al respecto, BGH, StV, 1985, p. 415; BGH, NFff, 1996, p. 329 s.; WoÍter, JuS, 1978, p. 748 ss,
cualificados por el resultado. En estos, la ley prevé un agravamiento de 53. AI respecto, Gallas, Heinítz-FS, p. 171 ss.; Hoyer, JA, 1990, p. 183 ss.; Kratzsch,
la pena cuando, al realizar un determinado delito básico (p. ej. lesiones Verhaltenssteuerung und Organisation im Strafrecht, 1985, p. 277 ss.
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78
§ 4 Primera parte: Introducción
17 1- Los delitos comunes son aquellos tipos penales cuyos mandatos o pro-
hibiciones se dirigen a cualquier persona: «El que... será penado...».
CAPÍTULO PRIMERO
Cff. §§ 211, 213, 242, 249, 252, 257, 259, 263, 303.
19 a) Delitos especíales propios: Solo es punible como autor el que presente Primera sección
la característica especial. Aclaraciones conceptuales
Cfr. §§ 228 (el deudor), 331 (el funcionario), 356 (el abogado o el asesor jurídico).
A modo de excepción, solo puede ser autor quien realiza el hecho por sí
mismo de manera directa; p. ej., en el perjurio, solo puede ser autor quien
por sí mismo presta Juramento, cfr. § 154.
80
5: LA TEORÍA DEL TIPO
Objetivos de estudio: Panorama de la estructura del delito. Primeras nociones sobre la rele-
vancia práctica de decidirse a favor de una determinada estructura del delito.
1. Punto de partida
2. Constataciones
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La teoría del Upo § 5
§ 5 Segunda parte: Los elementen del delito •
comente, no solo se les asigna relevancia sociaL» o apeculiaridad social», injusto; cfr. Jescbeck, LK, previo al § 13, a.° m. 42; iackner/Kühl, previo al § 13, n.Q m. 17; Maurch/
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La teoría del tipo § 5
§ 5 Segunda parte: Los elementos del delito
deber y la lesión — representada mentalmente — de ese deber. A continua- constatación de que no se ha dado ninguna causa de justificación, o que se ha dado una
en particular. Este proceder es totalmente adecuado cuando es evidente que no hay indicios
ción, cada uno de ellos en particular:
de una situación Justificante o cuando solo entra en consideración una causa de justificación
consideración las circunstancias de la situación concreta. otra entidad. Cada entidad es lo que es, y *no ser otra» no forma parte de sus caracterís-
ticas. Por lo tanto, la ausencia de causas de Justificación no es un presupuesto de la anti-
15 ce) El deber jurídico pnecÍe estar limitado normativamente dentro de lo juridiciáad, sino —como se explicó supra — una consecuencia lógica de haber constatado
positivamente la antíjuridicidad: por definición, no puede haber injusto allí donde el injus-
fácticamente posible en el caso concreto, pues el legislador no obliga a
to está excluido.
realizar toda conducta posible. Así, p. e|., el deber de evitar un resultado
en los deUtos impropios de omisión solo alcanza al garante, y las causas 19 Independientemente de estas consideraciones lógicas, debe tenerse en cuenta que las causas
de iustifícación Lürutan el deber de evitar determinadas lesiones típicas de de justificación reconocidas no describen de manera concluyente las situaciones en las que
una lesión de un bien Jurídico prevista en una ley penal no es antijurídica.. Por lo tanto, hay
bienes jurídicos, al permitir esos menoscabas en la situación concreta (cfr.,
que probarle al autor que su conducta fue antijurídica, El dato de que no se da una causa
p. ej., el § 32 StGB). de justificación conocida no libera al juez de la tarea de examinar si la conducía del autor
ha sido realmente antijurídica, es decir, si la comunidad jurídica reprueba la conducta porque
14 dd) La conclusión mental de que la conducta típica ha lesionado objetiva ha creado un riesgo no permitido para los bienes jurídicos de otros.30 Al respecto, más
y sn,bjetivamente el deber jurídico. extensamente, Ínfra § 8, n.° m. 2 ss.
15 Estos elementos positivos constituyen el injusto. La antijuridicidad de
ninguna manera se fundamenta por la ausencia de causas de justificación.
Si se dan los elementos positivos del tipo de injusto, entonces faltan
56. Respecto de la teoría de los elementos negativos del upo, dr. Engisch, ZStW, t. 70 (1958),
efectivamente las causas de justificación, pero esa ausencia es la conclu- p. 600; Arthztr Katifmann, Lackner-FS, p. 187, 194 ss.; Roxín, AT I, § 10, n.° m. 13; Schaffstein, OLG
sión lógica de la presencia de los elementos positivos, pues el concepto Celle-FS, p. 182 ss.; Schünemann, GA, 1985, p. 347 ss.: ídem, Coimbra-SymposÍum, comp. por
de antijuridicidad excluye que una conducta justificada sea catalogada Sdiünemann/Kgueiredo Dias, 1995, p, 175 ss. Respecto de la crítica: Gallas, ZStW, t. 67 (1955), p. 18
dentro de él. s., 27; Hardwig, GrundprobÍeme der Aügemeinen Strafrechtslehre, 1984, p. 21; JescbecWeigmd, AT,
16 § 25 III 2; fíirsch, Die Lehre von dea negativen Tatbestandsmerkmalen, 1960, p. 347; Armin
Según esto, el tipo de injusto de, p. ej., el delito de homicidio se rea-
Kanfmann, Welzel-FS, p. 396 ss.; LippoJd, Reine Rechtslehre und Strafrechtsdoktrin, 1989, p. 365;
liza cuando el autor ha lesionado el deber de evitar la muerte de otra Otto, Jura, 1995, p, 473; Schmidh&user, Engisch-FS, p. 438. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que
persona, es decir, cuando ha matado a otro a pesar de que contaba con las críticas, en parte, se basan en otras premisas de la teoría del delito (estructura del delito de tres
niveles; al respecto, en seguida, infra n." m. 25 ss.), y parten de la base de que el tipo del ilícito en
el sentido en que se concibe aquí solo podría fundarse en la teoría de los elementos negativos del
tipo. Ello es incorrecto. El punto de vista acertado de la estructura del tipo del ilícito no depende de
Zipf, AT 1, § 24, n." m. 7 ss.; Sch/Sch/Lenckner, comentario previo a los §§ 13 ss., n.° m- 47 ss.
Welzel, Lb.. S 10 V. la muleta constructiva de la llamada teoría de los elementos negativos del tipo.
86 87
Ía teoría del tipo § 5
§ 5 Segunda parte: Los elementos del delito
21 Advertencia; Al igual que sucede con el empleo de los conceptos «tipo de la ley y «tipo de 5. La llamada estructura del delito de tres niveles
mjustcw, los conceptos "tipo garantía* y «tipo completo» también son usados en la Uteratura
con distintos contenidos.
25 En contra de ello se sostiene el punto de vista de que la tipícidad, la
antijuridicidad y la culpabilidad son complejos materialmente separados,
completamente acabados y sujetos, cada uno, a su propia valoración.
4. Tipo como sinónimo de situación de hecho Esta premisa conduce a la llamada estructura tripartita (de tres niveles)
del delito.591
22 En el uso común, en especial en el proceso civil, la denominación «tipo»
26 Básicamente con apoyo en los postulados de Belingw quien sostenía,
se utiliza para designar la situación de hecho que debe ser juzgada. No no obstante, que el tipo penal solo abarcaba el acontecer causal libre de
obstante, este significado del concepto de atipo» no tiene ninguna relevan-
valoración —p. ej., en el caso del § 212, el homicidio de un hombre por
cia en el Derecho penal.
parte de otro—, se afirma que el tipo, dentro del cual también se ubica
a los llamados elementos subjetivos del injusto y al dolo, describe una
conducta socialmente pre-valorada, antinormativa, cuya existencia es un
indicio de la antijuridicidad. Sin embargo, hasta ahora no se han demos-
XII. CONSECUENCIAS DOGMÁTICAS A PARTIR DE LA
trado con éxito la supuesta antinormatividad ni su efecto de indicio, a
COMPRENSIÓN DEL CONCEPTO DE TIPO
pesar de numerosos intentos.
27 El punto de partida de la fundamentación de que realizar el tipo es
1. Estructura material del delito y esquemas de
antmormativo es la concepción, completamente acertada, del tipo de la
examinación en el caso concreto
ley como forma básica del delito. Lo desacertado, no obstante, es deducir
de ello que la descripción de la forma básica del delito contiene, a la vez,
23 Cuando se examina si en el caso concreto una conducta determinada coin-
la imposición categórica de una prohibición que puede ser levantada por
cide con la descrita en la ley penal, resulta totalmente adecuado dividir el
examen en tipicidad, anÉijuriáicidad y culpabilidad. Esto se sigue de que
en el Derecho penal solo es relevante la conducta típica que el autor haya
57. Al respecto, Engisch, DJT-FS I, p. 401; Arthur Kaitfmann, JZ, 1956, p. 354 ss.; Lesch,
realizado de manera antijurídica y culpable. Pero la cuestión de si detrás
Der Verbrechensbegriff, 1999, p- 269; Roxin, Offene Tatbestánde, p. 173 ss.; Rudolphi, SK I, § 16,
de este examen de tres pasos se hallan dos o tres niveles de valoración es
n.Q m. 10; Scbaffstein, ZStW, t. 72 (1960), p. 386 ss,; Schlehofer, MK., previo al § 32, n.° m. 53 ss.;
independiente de estas líneas generales prácticas. Esta pregunta remite a la Schünemann, GA, 1985, p. 348 ss.: Wolter, Objektíve und persónate Zurechnung von Verhalten,
problemática de la estructura del delito de dos o tres niveles. Gefahf und Verletzung in einem funktionalen Straftatsystem, 1981, p. 143; ídem, en Woher/Freund
(comps.), Straftat, Strafzumessung und Strafprozefi im gesamten Strafrechtssystem, 1996, pp. 4, 13 ss.
58. Son partídiarios de una estructura del delito de tres niveles, entre otros: Baiimann/Weber/
Mitsch, AT, § 16, n.° m. 24 ss.; Bockelmann/Volk, AT, § 10; Gallas, Beitrage zur Verbrechenslehre,
2. La Uamada estructura del delito de dos niveles 1968, p. 32 ss., 41 as.; Jesched^Weigend, AT, § 31 I; Armin Kaufmann, J2, 1955, p. 37; J^rej, AT 1,
n.° m. 214 ss.; Leichner/Kühl, previo al § 13, n.° m. 15; Mauracb/Zipf, AT 1, § 14, n.° m. 15 ss.; Roxin,
24 Si se concibe al tipo de la ley como descripción del menoscabo de un AT I, § 10, n.D m. 19 ss.; Schmiclháuser, AT, 8/3 s.; Sch/Sch/Lenckner, comentario previo a los §§ 13
bien jurídico y de las modalidades de agresión, entonces una primera ss., no m. 12; WeÍzel, Lb., § 10; WesseJ^/Beutke, AT, n.0 m. 129.
59. Die Lehre vom Verbrechen, 1906.
valoración de esa conducta se realiza en el nivel de la antijuridicidad,
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La teoría del tipo § 5
§ 5 Segunda parte: Los elementos del delito
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La teoría del tipo § 5
§ 5 Segunda, parte: Los elementos del delito
seguidores de la llamada estructura del delito de tres niveles eluden esta esencial la conducción de un acontecer, entonces falla de igual modo
consecuencia; al respecto, cfr. con mayor detalle infra § 18, n.° m. 46 ss. respecto de los delitos de omisión, pero también respecto de los casos
de imprudencia inconsciente. Si, por el contrario, para esta teoría lo impor-
tante es únicamente descartar como jurídico-penalmente Írrelevantes las
TV. TIPO PENAtY CONCEPTO DE ACCIÓN formas de conducta no dirigidas por la voluntad, entonces a tal fin no es
necesaria ninguna teoría de la acción autónoma; ai respecto, cfr. en segui-
32 Si se reconoce al tipo de la ley, al de injusto y al tipo garantía como da infra n.° m. 37 ss.
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La teoría del tipo § 5
§ 5 Segimda parte: Los elementos del delito
A diferencia de la mera arbitrariedad, el deber presupone la posibilidad ninguna ayuda para decidir esta cuestión. La examinación adecuada de la
de que su destinatario pueda cumplirlo: la posibilidad de qzie la persona tipicidad continúa su camino por sí sola.68
evite la conducta penada es presupuesto de la obligatoriedad de toda
norma penal, independientemente de que se trate de una norma de pro-
hibición o de mandato, es decir, de que se exija una acción o una omisión. 3. Acerca del estado de la discusión
Por ello, es completamente adecuado, en la dogmática penal, utilizar los
conceptos ^conductas, ^acción (hacer)» y «tonüslón» en sentido simple, ori- 42 En la doctrina se impone lentamente el punto de vista de que al concep-
ginario, tal como lo propone Scbmidbáuser. Entonces, dentro del concep- to de acción no le corresponde la ñinción de una supra-categoría siste-
to de conducta se ubican la acción (hacer) y la omisión como diferentes mática en la estructura del delito, sino que solo remite al presupuesto
formas de conducta —accesibles a la conducción de la voluntad—. No forzoso de que solo puede ser punible la conducta basada en la conduc"
obstante, no se trata aquí de conceptos pre-típicos, sino de elementos del ción de la voluntad por parte del autor.69
tipo de injusto.67
68. Cfr. también Herzberg, GA, 1996, p. 1 ss-, 9; Kindhánser, StGB, previo al § 13, n.° m. 64.
66. Al respecto, Behrendt, Die Unterlassung un Strafrecht, 1979, p. 143 ss.; fíerzberg, GA, 1996, 69. Cfr. también Brammsen, J2, 1989, p, 72 ss.; G;tí;;ff5, ZStW, t. 67 (1955), p. 14; Gímbernat
p. 1, 9 ss.; fakobs, Der strafrechtliche Handhmgsbegriff, 1992, p. 44. s. Respecto de la críüca, Ordeíg, Acmin Kaufmann-GS, p. 159 ss.; ArmÍn Kaufmann, Strafrechtsdogmatik imischen Sein und
Schmidhñtiser, GA, 1996, p. 303 ss.
Wert, 1982, p. 21 ss.; Kindhauser, StGB, previo al § 13 n.D m. 64; Krey, AT I, n.° m- 250; Kühl,
67. Coíncídente en esa medida, Herzberg, GA, 1996, p. 8; Schmidhdtiser, Anmn Kaufntann- AT, § 2, n.°m. 3; Otter, Funktionen des Handlungsbegriffs im Verbrechensaufíiau?, 1973, p. 198
GedS, p. 131 ss., 147 s,; idem., Müller-Dietz-FS, p. 778: Coincide ampliamente en su signifícado
ss.; Sch/Sch/Lenckner, comentario previo a los §§ 13 ss., n.0 m, 40; WoÍter, 140 Jahre GA.FS, p. 285
material la interpretación de la acción como expresión de la personalidad realizada por Roxin, AT s. En cambio, respecto de la defensa de las teorías de la acción: Bloy, 2StW, t. 90 (1978), p. 609
I, § 8, n.° m. 42 ss. y M. fíeinrich, Rechtsgutszugriff und Entscheidungstragerschaft 2002, p. 114.
ss.; Hírsch, 2StW,'£. 93 (1981), p. 831 ss.; Maiwald, ZStW, t. 86 (1974), p. 626 ss. Que las teorías
En cambio, va demasiado lejos ei concepto de acción áejakobs —Der strafrechtiiche Handlungsbegriff, jurídico-penales de la acción solo constímyen, por lo demás, un aspecto parcial del concepto
1992, p. 44 —: «aquella conducta que hace necesaria una pena". Pues así se abarcan ya todos los
jurídico-penal de acción lo demuestra Schíld, Messner-FS, p, 241 ss.
elementos del delito completo; cfr también Schild, GA, 1995, p. 110.
95
94
§ 5 Segunda parte: Los elementos del delito
43 Preguntas de repaso
1. ¿Qué sihiación fáctíca abarca el tipo áe la ley y cuál el upo de injusto? Al respecto,
n.° m. 6 s.
2. En los siguientes casos, ¿qué definición del tipo ha realizado el autor? ¿El tipo garantía,
el de injusto o el de la ley?
c) se dan los presupuestos de! tipo completo (tipo garantía). Al respecto, n." m. 6 ss.
6. ¿En qué premisas se basa la teoría de los elementos negativos del tipo? Al respecto,
n.° m. 17 ss.
7. ¿Qué se enüende por el llamado efecto de indicio del upo de la ley? Al respecto, n.° m. 26.
8. ¿Dónde se ubica y qué función cumple la pregunta por Ía nacción» en la estructura del
delito según la opinión dominante? Al respecto, n." m. 32 s.
10. ¿Es necesaria una «teoría de la acción» pre-típica? Resuma brevemente el punto de vista
defendido en este manual. Al respecto, n.° m. 37 ss.
96
§ 6: LA IMPUTACIÓN OBJETIVA DE
UN RESULTADO A LA PERSONA
DEL AUTOR: EL «PRINCIPIO DE
INCREMENTO DEL RIESGO»
I. INTRODUCCIÓN
99
la imputación objetiva de un resultado a la persona del autor... § 6
§ 6 Segunda parte: Los elementos del delito
Caso 7: BGH, NJW, 1966, p. 1823 s.: A golpeó a B tres veces con una pesada sartén en la
cuestión acerca de si alguien ha sustraído una cosa a otro en el sentido don occipital. Luego se marchó- A continuación, C le dio al menos otro golpe y, más tarde,
del § 242 SíGB, a duras penas se llega a la idea de reducir tal cuestión nuevamente A le propinó otro más. B murió. No se pudo determinar si ya los primeros
a la fórmula abreviada de si la persona involucrada «cha sido causal res- )lpes provocaron la muerte o si fue uno de ios posteriores. A y C no actuaron sobre la
pecto de la sustracción de la cosa». Se trata de probar si alguien ha base de un plan de acción común acordado previamente.
5 Distinto es el caso en los delitos de resultado qite simplemente viñeta Caso 9: Como el caso 8, pero A no manda a B sino a C, que tiene apenas siete años.
lan la pena con la causación del resultado, como p. ej. los §§ 212, 222,
223, 229, 303 StGB, sin que el legislador haya realizado una descripción Caso 10: BGHSt, t. 32, p. 262: H se había procurado heroína y quería inyectársela. Dado
que era sabido que él era consumidor de heroína, no logró adquirir una jeringuilla. A pedi-
típica más detallada de esa causación o que !a doctrina y !a jurispruden-
do de él, A Íe procuró una. La inyección que luego se aplicó H le provocó la muerte. H era
cía hayan definido con mayor precisión los actos de ejecución de la acción
completamente imputable.
necesarios para la causación del resultado. Aquí surge con toda nitidez
el problema básico acerca de cuándo se ha de imputar a una persona el Caso 11: BGHSt, t. 39, p. 322: A prendió fuego a la casa de B. En ese edificio se encuentra
también C, el hijo de B. Cuando D, hermano de C, se entera de esto, irrumpe en el edificio
resultado (la lesión al bien Jurídico comprendida en el tipo) precisamen-
en llamas para salvar a C, a pesar de todas las advertencias. D muere a. causa de la intoxi-
te como su obra, con independencia de la cuestión de la imputación
cación por el humo, C logra salvarse solo,
subjetiva (dolo, imprudencia). Esta constatación es, en cierto modo, el
presupuesto básico de la responsabilidad penal como autor, porque ya Caso 12: OLG Stuttgart, NStZ, 1997, p.190: Al renovar un edificio de viviendas, A depositó
en la caja abierta de una escalera de madera residuos inflamables que se habían producido
la diferenciación entre víctima y autor parte de la base de que, aun cuan"
en la obra —restos del empapelado, desechos del alfombrado, embalajes de cartón, etc.—.
do varias personas hayan participado en un hecho, es posible y necesa- Por casualidad, H vio esto y prendió fuego a los residuos- En el incendio murieron siete
ría una imputación diferenciada. Mucho más acuciante se presenta la personas.
cuestión de la imputación cuando varias personas coa roles diferenciados
Caso 13: A había conducido un automóvil en estado de intoxicación y había atropellado a
contribuyen conjuntamente a la realización del hecho.
B. Este último fue transportado a la clínica más próxima y operado. El médico mtervinien-
4 Grupo de casos 1: te se distrajo durante unos momentos y, en consecuencia, cometió un error que provocó la
muerte de B.
¿Pueden imputarse objetivamente a A la muerte o las lesiones de la víctima?
Caso 14: En vez de guardar su anna de fuego en un lugar cerrado y con el seguro puesto,
Caso 1: En un viaje en velero, A empuja a B por la borda. B se ahoga. el cazador A la dejaba en la sala de estar de la casa sin asegurarla. Aüí la vio C durante
una visita y la tomó en sus manos para mirarla de cerca. En ese momento, se disparó un
Caso 2: B ha sido condenado en firme y debe ser ejecutado en la silla eléctrica. Cuando el tíro que alcanzó a B, que se encontraba en la calle, y le dio muerte.
verdugo alza la mano, A lo hace a un lado de un golpe y presiona él mismo el botón.
Caso 15: En una disputa, por descuido, A lesionó con riesgo para la vida a B. Este último
Caso 3: BGHSt, t, 37, p. 106: A le vendió a B un roriador para cueros. Cuando B lo utilizó, quedó inconsciente. Para ocultar el hecho, A prendió fuego a la casa y asi murió B.
sufrió trastornos respiratorios, náuseas, escalofríos y fiebre, No se pudo determinar qué
sustancia en concreto provocó ese estado, pero sí se pudieron descartar otras causas que
no fueran el empleo del rociador.
II. LA IMPUTACIÓN OBJETIVA
Caso 4: B quiere golpear a X en la cabe2a con una jarra de un litro de cerveza. A no con-
sigue disuadir a B de su plan. Sin embargo, en un momento de descuido de B, logra cam-
1. Planteamiento básico de la cuestión
biar la jarra intacta por otra cuya asa tiene una fisura. Debido a que el asa se quiebra con
el golpe, X solo sufre lesiones leves.
La pregunta central de la imputación del resultado es aquella acerca de
Caso 5: El bombero A puede salvar al niño B de una muerte segura por quemaduras an-o- quién es responsable por un resultado: ¿A quién puede imputarse un
jándolo desde la casa en llamas a la losa de rescate, a pesar de que existe peligro de que
resultado como su obren En el Derecho penal esta cuestión se concentra
B se quiebre la nuca si el golpe es desafortunado. El riesgo se realiza. B muere.
en dos preguntas ñmdamentales:
Caso 6: Como el caso 1, pero C le arroja un salvavidas a B. Justo cuando B lo alcanza, D a) ¿Se ha producido el menoscabo del bien jurídico descrito en el tipo?
lo destruye. B se ahoga.
b) ¿Puede imputarse ese resultado al autor como su obra?
101
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Ía imputación objetiva de un resultado a la persona del autor... § 6
§ 6 Segunda parte: Los elementos del delito
10 b) La conducta del autor es contraria al deber jurídico —al respecto, pues no solo abarca causas en el sentido de las ciencias naturales, sino
72. Ueber den Thatbestand der Verbrechen, 1805, §§ 96, 137, 153.
73. Ueber Causalitat und deren Verantwortung, 1873; Die Causalitat und Íhre strafrechtlichen
Beziehungen, 1885.
70. fakobs, Husch-FS, p. 53 s. Acerca de la evítabüidad como presupuesto del tipo, cír. también
74. Cfr. RGSt, t. 1, p. 374; t 44, p. 244; t. 54, p. 349; t. 77, p. 18; BGHSt, t. 1, p. 333; t. 7,
OLG Düsseldorf, NJW, 1988, p, 1337; Behrendt, Jescheck-FS, t. 1, p. 303 ss., Góssel, OehIer-FS,
P. 112;t. 11, p. 3; Baumann/Weber/Mitsch, AT, § 14, n.° m. 8; Eberí/Kübl, Jura 1979, p. 56^Jescbeck/
p. 100 ss,; Kindhaziser, GA, 1982, p. 490 ss.
Wéígend, AT, § 28 II 1; Koríath, Kausalitát, Bedingungstheorie und psychische Kausalitat, 1988, p. 111
71. Cfr. al respecto Lesch, ZStW, t. 105 (1993), p. 271 ss.; Murmann, DÍe Nebentaterschañ im
s. con otras referencias; KübÍ, AT, § 4, n.D m. 9; Tróndle/Fiscber, previo al § 13, n.° m. Ztí; Wfefee/,
Strafaecht, 1993, p. 154 ss.; Otto, Jura 1992, p. 91; Renzikowskí, Lenckner-FS, p. 250; SchíÍd,
Ü>., § 9 II, Crítica respecto del «resultado en su forma concreta», Puppe, AT I, § 1, n.0 m. 2 ss.
Taterschaft ais TatherrschafC, 1994, p. 30.
102
103
La imputación objetiva de un resultado a la persona del autor... § 6
§ 6 Segunda parte: los elementos del delito
Lo mismo rige para los casos en que el resultado fue producido por
Cttttsa en el sentido de la causa effícíens; A le dispara a B una bala en la cabeza. B muere. 19
A es causal de la muerte de B. dos o más condiciones eficaces, simultáneas e independientes (causali-
dad alternativa).
Condición lógica: B, que no sabe nadar, ha caído al río. Afortunadamente, un neumático
inflado se le acerca. Con seguridad, él podría alcanzarlo y salvarse. A perfora el neumático iplo: A y C vierten cada uno, de manera independiente, una dosis mortal del mismo
con un disparo de pistola. ASÍ, este se vuelve inutilizable como salvavidas. B se ahoga. Cazisa veneno en la sopa de B. B toma la sopa y muere. La doble dosis de veneno no ha acele-
efficíens: la penetración del agua en los pulmones. Condición en el sentido de la teoría de rado la muerte.
la equivalencia: también el disparo de A.
la teoría de la equivalencia, ni A ni C han sido causales respecto de la muerte de B.
15 Todas las condiciones de un resultado son consideradas del mismo valor.
20 En cambio, no son problemáticos desde el punto de vista de la causalidad
Efemplo: A toma prestado el automóvil de B para un viaje. Cuando C cruza la calle con los casos de causalidad acumulativa, en los que dos condiciones puestas
descuido delante de él, A intenta frenar. Los frenos fallan porque D los ha compuesto Ínade-
de manera independiente la una de la otra solo conducen al resultado por
cuadameníe luego de una reparación. C es atropellado y muere.
conjunción.
Causal en el sentido de la teoría de la equivalencia respecto de la muerte de C: A, por haber
Ejemplo: A y B le dan veneno a C de manera independiente. Cada una de las dosis no
conducido el vehículo; B, por haberle prestado el automóvil a A; D, por la reparación ina-
habría sido mortal por sí sola, pero la dosis total sí conduce a la muerte de C.
propiada; el propio C, por haber puesto el pie en la caUe.
16 En las últimas décadas, se ha tomado conscieacia en general sobre los 21 En estos casos no se puede dudar de que cada condición ha sido eficaz
defectos de la teoría de la equivalencia. Existe consenso acerca de que la respecto del resultado. La problemática se ubica aquí en la cuestión de
teoría es, por un iado, demasiado amplia, por el otro, demasiado estrecha
cuan imputables al autor son Ías desviaciones imprevistas del curso causal
planeado; al respecto, detalladamente, § 7, n..° m. 82 ss.
y, por lo tanto, de ningún modo abarca las condiciones relevantes para la
imputación del resultado, pero además, no permite afirmar una relación
causal, dado qxie, antes bien, la presupone. ce) La inidoneidad de la teoría, de la condición para probar una relación
causal
aa) Regressus ad ínfinitum
22 Los defectos que están ínsitos, por un lado, en la amplitud, por el otro,
17 La teoría es demasiado amplia porque la cantidad de condiciones que en la estrechez de la teoría de la condición podrán resultar todavía tole-
según su enunciado se vinculan al resultado es teóricamente infinita rables como excepciones. Además» en parte pueden ser evitados si se
(regressits ad infinitnm). restringe el planteamiento de la cuestión de modo estricto al curso cau-
Ejemplo: En el caso en que A atropella a C, para cuya muerte A, B, D y el propio C han sal que realmente se desarrolló y se excluyen del cuestionario las condí-
puesto condiciones que no pueden ser suprimidas mentalmente sin que el resultado desapa- clones hipotéticas de reemplazo. «Por consiguiente, no se debe preguntar
rezca con probabilidad rayana en la certeza, el fabricante y el vendedor del automóvil también si el resultado también se habría producido sin la acción, sino si la acción
fueron causales, en el sentído de la teoría de la equivalencia, respecto de la muerte áe C.
concreta ha incidido efectivamente en el resultado concreto^.75 Pero la
teoría no da ninguna respuesta precisamente a esta pregunta cuando la
bb) Causalidad hipotética y alternativa
relación de incidencia no es conocida —por otras razones—.
18 La teoría se revela como demasiado estrecha en casos en que otra condi- 23 La objeción de que la teoría de la equivalencia no puede producir
ción habría producido el mismo resultado s¡ el autor no hubiera actuado en absoluto aquello que pretende producir, a saber, averiguar relaciones
(causalidad hipotética). causales, fue fundamentada en proñmdidad por Engisch ya en el año
1930. Él expuso que con la supresión mental de un acontecimiento cual-
Ejemplo: Mientras B está trabajando en un cableado, A activa el fusible y lo mata. SÍ A no quiera no puede averiguarse ninguna relación causal. Cuando se suprime
lo hubiera activado, C lo habría hecho en el mismo segundo.
mentalmente una circunstancia a la que le ha seguido otra en el tiempo,
La teoría de la equivalencia debería conducir a la siguiente consecuencia: A no fue causal esa supresión mental por sí sola no da ninguna información sobre la
respecto de la muerte de B. Esta consecuencia se evita con el postulado de que no pueden conexión entre ambas circunstancias. Solo cuando se sabe si entre el
ser agregadas mentalmente condiciones hipotéticas de reemplazo cuando se averigua la suceso «.VL» y el suceso ab» que le sigue en el tiempo existe una relación
relación causal. Seguramente esto es correcto, dado que la cadena causal real no pierde
significado por el hecho de que una cadena causal imaginada podría haber ocupado su
lugar pero no lo ocupó. Empero, el texto literal de la fórmula no aporta por sí mismo esta
75. Scb/Sch/ienckner, comentario previo a los §§ 13 ss., n.ü m. 75.
restricción.
105
104
La imputóctón objetiva efe un resultado a la persona del autor... § 6
§ 6 Segunda parte: ios elementos del delito
Solución: Solo cuando se sepa si la «sustancia* era un veneno mortal o un condimento ino- desarrollar efectos mortales. B muere después de tomar la sopa, sin que el veneno de C
cuo y qué efectos tenía, se podrá responder la pregunta de qué efectos tuvo en B. Pero esta siquiera acelerado la producción de la muerte.
pregunta no se puede contestar coa la ayuda de la fórmula de la conditio sine qzia non,
Análisis: Aquí es aceptable no responsabilizar a C por el homicidio, porque su acción no
sino con la ayuda del perito en medicina, que aplicará aquí su propio conocimiento empí-
constituye una condición suficiente en la relación causal necesaria. Pero esto se puede fn-n-
rico o el conocimiento empírico general.
(lamentar tanto con ayuda de la fórmula de la conditio sine qua non, como con el análisis
valomtivo de que no se puede demostrar una incidencia relevante del veneno de C en la
24 Por lo tanto, la teoría de la equivalencia es inidónea para proporcionar
muerte de B.
información sobre relaciones causales — hasta ahora — desconocidas. La
respuesta a la pregunta de si una acción "a» tuyo efectos en un resultado por lo tanto, la fórmula de la conditio sine qua non es Ínidónea para
28
sb» porque fae causal respecto de ese resultado, no puede hallarse median- constatar relaciones causales, pero posibilita el recurso al conocimiento
te la supresión mental de la acción «a», sino que surge de demostrar una empírico sobre relaciones que precisamente no son conocidas en sus
relación conforme a leyes entre la acción ^a» y el resultado «b». Especial- detalles. Con esto, se revela como auno de los instrumentos que luego
mente a partir de la proñmda discusión de la respectiva problemática en utiliza el jurista para simular exactitud lógico-matemátíca respecto de un
el llamado caso Contergan,76 hoy ese conocimiento puede iser caracteri- conocimiento obtenido por otros medios^.79
zado como patrimonio común de la literatura jurídico-penal:».77
25 En el llamado caso Contergan se trataba de la cuestión decisiva de si las malformaciones b) La teoría de la adecuación y la teoría de la relevancia
existentes en numerosos neonatos habían sido causadas por el medicamento «taUdomidar,
que las madres habían ingerido durante el embara20. Dado que en la época del proceso se 29 Se ha intentado tratar los defectos de la teoría de la equivalencia de
desconocía si existía una ley causal según la cual las malformaciones pudieran atribuirse a manera normativa. Por un lado, se propuso limitar la teoría de la equi-
la ingestión del medicamento, los jueces de la causa no estaban en condiciones, ru supri-
valencia desde el punto de vista de la adecuación, y considerar como
miendo ni agregando mentalmente la mgestíón de talidomida, de haüar alguna respuesta a
causadas solo aquellas consecuencias de un hecho con cuya producción
la pregunta de s¡ la ingestión había causado las malformaciones. Por lo tanto, intentaron
-sin dudas de manera apropiada— averiguar con ayuda de peritos si, según el conocimien- se podía contar de acuerdo con la experiencia general de la vida huma-
to empírico que se tenía hasta el momento, se podía demostrar una relación ajustada a leyes na según el criterio de un observador experimentado que juzgue a pos-
entre la ingestión de talídomida y las malformaciones. teríori.80 Por otro lado, se pretendió limitar los factores causales a los
factores relevantes —teoría de la relevancia — según el sentido y fin de
26 La fórmula de las condiciones, por lo tanto, solo tiene relevancia en los
cada tipo penal.81
casos en que se suprime mentalmente un suceso determinado de una
30 Sin embargo, estas limitaciones de la teoría de la equivalencia no son
explicación causal ya constatada para revisar si la explicación signe sien-
apropiadas para subsanar sus defectos. La teoría de la adecitación no
do conchí-yente sin aquel y, con etlo, posibilitar la constatación de si una
contradice a la teoría de la equivalencia sino que, antes bien, presupone
determinada condición fue también necesaria respecto del resultado.78
las conclusiones que provee la utilización de la teoría de la equivalencia
y, con ello, se expone a las mismas objeciones a las que se expone esta.
Puede excluir de los cursos causales constatados aquellos que condujeron
76. LG Aachen, JZ, 1971, p. 507. de una forma atípica al menoscabo del bien jurídico, pero su capacidad
77. MaiwaÍd, Kausalitat und Strafrecht, 1980, p. 5. Fundamental: Engisch, Die Kausatítat ais para constatar cursos causales es tan nimia como la de la teoría de la
Merkmal der strafrechtlichen Tatbestande, 1931, p. 18 ss. Además, c£r. BGHSt, t. 37, p. 106, 111
ss.; LG Frankñirt, NStZ, 1990, p, 512 s.; Hoyer, GA, 1996, p. l62 s., l67 s.; Jescheck/Weigend, AT,
§ 28 II 4; Armin Kaufmann, J2, 1971, p. 574; Arthur Kaufmann, Eb.-SchmÍdt-FS, p. 210; Koriath,
Grundlagen strafrechtiicher Zurechnung, 1994, p, 488; íackner/Kühl, previo al § 13, n.° m. 10;
79. Arthtir Kaufmann, Eb. Schmidt-FS, p. 210. Cfr., por lo demás, Erb, JuS, 1994, p. 450;
Lampe, Annin Kaufmann-GedS, 189; Maumcb/Zípf, AT 1, §18, n.Q m. 45; Otto, Jura, 1992, p. 92 s.;
Frtsch, Góssel-FS, p. 64 ss.; Jakobs, AT, 7/9; Jescheck/Weigend, AT, § 28, n, 4; ¿ío^n, AT I, § 11,
Roxin, AT I, §11, no m. 11 ss.; Rudolpbi, SK I, previo al § 1, n.° m. 40; Schmidbm.tser, AT, 8/59;
n.° m, 11 ss-, Wehrenberg, MDR, 1971, p. 900.
Sch/Sch/Lenckner, comentario previo al §§ 13 ss., n.° m. 74; Wessels/Beti-lke, AT, n.a m. 156.
80. Cfr., p. e|., BockeÍmann/Volk, AT, § 13, A V 4a.
78. AI respecto, Pttppe, SchwZStR, t. 107 (1990), p. 141 ss., 151; Sothenfnsser, Kausalitát und
81. Cfr. Mezger, Strafrecht, 2.a ed., 1933, p. 122 ss,
Nachteil, 2003, p. 13 ss.
107
lo6
ía imputación objetiva de un resultado a la pei-sona del autor... § 6
§ 6 Segttnda parte: Los elementos del delito
si existe una ley causal aplicable al caso relevante, es decir, una ley de de las ciencias naturales acerca de si y de qué modo los tóxicos a los que estuvieron
expuestos los damnificados causan un daño a la salud, el juez del hecho puede, en virtud
la naturaleza que, por haber sido reconocida en general en el medio
de una valoración de todos los indicios relevantes y de las opiniones científicas, llegar sin
especializado respectivo, esté científicamente consolidada (la así llamada errores jurídicos a la convicción de que la exposición al impregnante para madera ha con-
causalidad general). Luego debe constatarse si el supuesto de hecho con- duddo en determinados casos a daños para la salud. La relación de causa entre una expo-
creta también puede ser subsumido bajo esta ley causal (la así llamada sición al impregnante para madera y una enfermedad no es demostrable únicamente, p. ej.,
causalidad concreta). Por consiguiente, la relación causal debe ser cons- por el hecho de que o bien está probada, según las ciencias naturales, la forma en que el
componente del impregnante para madera surte efectos en el organismo humano, o bien se
tatada en un proceso escalonado de prueba.84
enumeran y se excluyen todas las demás causas posibles de la enfermedad. Antes bien, la
exclusión de otras causas —sin discutirlas en su totalidad— puede resultar de la constatación
libre de áudas, luego de una valoración global del conocimiento de las ciencias naturales y
de otT05 indicios, de que el conservante para maderas ha sido —al menos— co-causal».
109
108
La imputación objetiva ele un resultado a la persona del autor... § 6
§ 6 Segunda parte: Los elementos del delito
87. Cft. también Bettlke/Bachmann, Jus, 1992, p. 739; Kublen, Fragen einer strafrechtlichen
91. Respecto del proceso; Hamm, StV, 1997, p, 159 ss.; L. Schulsen: Lübbe (comp.), KausaUtat
Produkthaftung, 1989, p, 67 ss.; ídem, BGH-FG, p. 650 ss.; Ranft, Strafprozefírecht, 21. ed., 1995,
und Zurechnung, 1994, p, 47 ss., 72.
n.° m. 1633; Vógel, Lorenz-FS, p. 71 ss.; Wohlers, JuS, 1995, p. 1023 s. Críticamente frente a ello,
92. Cfr. al respecto Engísch, v. Weber-FS, p. 264 ss.; JRoxin, AT I, § 11, n.n m. 27. Respecto
Puppe, JZ, 1996, p. 320; Ídem, AT I, § 2, n.° m. 10 ss.; Volk, NStZ, 1996, p. 109. En detaUe sobre
de la crítica: Bemsmann, ARSP, 1982, p, 536 ss., 545 s.; Hanssn, Jura, 1990, p. 515; Hilgendoff,
la discusión, Otto, WÍB, 1995, p. 930.
Jura, 1995, p. 520; Kablo, GA, 1987, p. 69 ss.; Koriath, Kausalitát, p. 142 ss., 224; Otto, Jura, 1992,
88. Al respecto, Puppe, J2, 1994, p. 1150 s.
P. 94 s.; Ptippe, ZStW, t. 95 (1983), p. 297 ss.
89, Al respecto, BGHSt, t. 10, p. 211; t. 29, pp. 18, 21; Beulke/Bachmann, JuS, 1992, p- 739;
93. Instructivo: BGHSt, t. 13, p. 14 s.; al respecto Puppe, AT I, § 2, n.° m. 47 ss. En este
Kuhlen, Fragen, p. 67 ss.; Otto, WÍB, 1995, p. 930; Ranft, Strafprozefirecht, n.Q m. 1631.
sentido, la llamada teoría rinus» capta por completo la problemática al comprender como causa una
90. Cfr. también Seulke/Bachmann, Jus, 1992, p. 739; Kuhlen, Fragen, p. 70 s.
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La imputación objetiva de un resultado a la persona del autor... § 6
§ 6 Segunda parte: Los elementos del delito
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La imputación objetiva de un resultado a la persona del autor... § 6
§ 6 Segimda parte: ios elementos del delito
c) La responsabilidad por el peligro que incide en el resultado Ejemplo 2: A y B, como responsables de la construcción del edificio de un aeropuerto,
utilizan materiales altamente inflamables, a pesar de que se prescribe utilizar materiales
4.8 Sin embargo, con la definición de la creación o el incremento del riesgo igniñigos. Pero este último es mucho más caro que el otro.
como elemento central de imputación todavía no se aclara de modo con-
cluyente la problemática de la imputación. En general, bien puede cons- Se produce un incendio en el que varias personas mueren. No se puede constatar si el
incendio fue provocado por un cortocircuito casual o por la conducta imprudente o dolosa
tatarse la creación o el incremento del riesgo relevante sin dificultades,
de un tercero.
pero Ía decisión de si en el resultado se ha realizado ese peligro o uno
distinto no se rige en absoluto por criterios unívocos. Empero, eí prínci- Solución: A y B responden por homicidio imprudente, § 222, dado que han creado antiju-
rídicameníe una situación de peUgro que debía ser evitada precisamente en atención a —todos
pió de responsabilidad sí posibilita, en este ámbito, concretizar el plan-
los posibles— peligros conexos.
teamiento del problema y hacer más fácil la clasificación.
49 La posibilidad de imputar a una persona un determinado resultado
51 Sin embargo, con ello solo se logra un principio de imputación que tiene
como obra suya presupone la vigencia del principio de responsabilidad. que ser concretízado a través de la interpretación de los tipos corres-
Pues este principio constata que cada persona solo es responsable por su pondientes. Aquel indica que en los casos en que varias personas han
propia conducta y no lo es por la conducta de otros que actúan de mane- creado peligros, el riesgo relevante de ninguna manera puede atribuirse
ra libre y responsable.101
automáticamente al último actuante en el tiempo. Antes bien, hay que
delimitar ámbitos de responsabilidad. La pregunta aquí determinante es,
como lo ha explicado Lenckner, <csi el curso concreto del acontecer que
100. Cfr. al respecto M. Heinrích, Rechtsgutszugriff und Entscheidungstrágefschañ, 2002, p.122;
Jescheck/Weigend, AT, § 28 W, previo al § 1; KindbSitser, StGB, previo al § 13, n.s m. 89; Krey, AT
1, n.° m. 298; Kühl, AT, § 4, n.° m. 43; Küper, Lackner-FS, p. 248 ss.; Maurach/Zipf, AT 1, § 18,
Vorausgegangenes Tun ais Grundlage einer Handlungsaquivalenz der Unterlassung, 1968, p. 274
n.° m. 49; Reyes, ZStW, t. 105 (1993), p. 129 s.; Roxin, Armin Kaufmann-GedS, p. 239; ídem, AT I,
ss., 314 s. Críticamente sobre la teoría de la imputación, Frísch, GA, 2003, p. 733 ss., 743, quien
§ 11, n.° in. 43 ss.; Rudolpbí, SK I, previo al § 1, n.° m. 57; Sch/Sch/Lenckner, previo a los §§ 13
ve la problemática en la definición del comportamiento alcanzado por el tipo, pero con ello
ss., n.° m. 92; Schmídhánser, AT, 8/47 ss.; WoÍter, JuS, 1978, p. 751; ídem en: Günbernat/Schünemann/
materialmente de ningún modo se ubica muy lejos de la teoría de la imputación sostenida aquí.
Wolter (comps.), Intemfltionale Dogmatík der Zurechnung und der UnterIassungsdeIÜrte, 1995, p. 5.
102. Cfr. también Kühl, AT, § 4, n.° m. 85r Namias, Díe Zurechnung von Folgescháden im
Críticamente respecto del concepto de realización del peligro: Puppe, NK> § l6, n.° m. 99 s,
Stra&echt, 1993, p. 136 ss,; Otto, E. A. Wolf-FS, p. 407 ss.; Scb/Sch/Lenckner, comentado previo a
101, Cfr. al respecto Lenckner, EngÍsch-FS, p. 506 s.; Otto, Tróndle-FS, p. 157; ídem, E, A.
Íos §^ 13 ss., n,° m. 102. De otra opinión, Eschenbach, Jura, 1992, p. 642.
Wolf-FS, p. 400 s.; Renzikoiuski, Taterbegriff, p. 68 ss., 74 ss,; Reyes, ZStW, t. 105 (1993), p. 109
103. En detaUe sobre la valoración de errores técnicos en la medicina y su importancia para
s.; Sch/Sch/Cramer, § 15, n.° m. 148 ss.; Schumann, Strafrechtliche Handlungsunrecht und das
los daños de inicio: Otto, E. A. Wolf-FS, p. 408, con referencias. También el BGH considera que una
Prinzip der Selbstverantwortung der Anderen, 1986, p. 19 ss.; Stratemvenh, AT I, § 15, n.° m. 67;
conducta médica indebida solo es atenuante de la pena respecto del primer causante de los daños.
Walther, Eigenveraatworüichkeit und sírafrechtliche Zurechnung, 1991, p. 78 ss.; Weip,
115
114
La imputación objetiva de un resultado a la persona del autor... § 6
§ 6 Segunda parte: Los elementos del delito
d) La relación de imputación 54 Hay interrupción de la relación de imputación creada por una persona
determinada cuando en el menoscabo del bien jurídico no se ha reali-
53 La relación de imputación ñindada en el principio de responsabilidad se
zado el peligro creado o incrementado por la persona que se supone
funda luego en la dominabilidad de la conducta que crea o incrementa
autora, sino un peligro que ha de ser atribuido a otra persona como
un riesgo: responde por el resultado aquel que ba creado o incrementado creadora responsable. Este es el caso cuando el autor es excluido del
bajo su propia responsabilidad y de manera dominable el riesgo qif-e se dominio del acontecer por otra persona completamente responsable por-
ha realizado en el resultado. Estos son, por un lado, resultados que se
que esta última ha puesto en marcha un nuevo proceso —sobredetermi-
han realizado directamente a partir de un peligro creado o incrementado nante— de dominio.
por el autor; por el otro, resultados que están indirectamente ínsitos en
55 La interrupción de la relación de imputación puede ser efectuada por
la acción del autor porque él ha creado con esta un potencial de peligro
terceros, por la víctima o también por el propio autor, a saber, cuando el
prohibido en atención a la protección de terceros. También en estos casos
«segundo autor» crea, al interponerse, un nuevo peligro inmediato que se
el ^primer autor» responde por la conducta propia que se le imputa en
realiza en el resultado luego producido. La cuestión de si se ha realizado
calidad de autor en virtud de la atribución de responsabilidad decidida
el peligro creado inmediatamente por un primer autor o un peligro inicial
por el legislador.105 La cuestión de si en el caso concreto hay atribución
creado por él que ha de ser evitado en atención a determinados peligros
de responsabilidad se debe averiguar a través de la interpretación de la conexos, debe averiguarse a través de un punto de vista valorativo.
norma correspondiente.
Ejemplo 1: BGH, NStZ, 1992, p. 333: A había golpeado a M varias veces en la cabeza con
un martillo de ebonita. Las lesiones habrían sido mortales. A se retiró. A continuación apa"
104. Sch/Sch/Lenckner, comentado previo a los §§ 13 ss., n.° m. 95. Cfr. también Frísch,
recio B en el lugar del hecho y colgó a M del picaporte para simular un suicidio. De la
Tatbestandsmafiiges Verhalten und Zurechnung des Erfolgs, 1988, p. 246 ss., 413 ss., al respecto
autopsia posterior resultó que si bien las lesiones en la cabeza habrían sido absolutamente
WoÍter, GA, 1991, p. 534 ss.; Gimbernat Ordeig, Roxin-FS, p. 658 ss.; NamÍas, Zurechnung, p. 136
letales, la muerte había sido producida por el estrangulamiento con el picaporte.
ss.; Schumann, Handlungsunrecht, p. 107 ss., Stratenwerth, Eb. Schmidt-FS, p. 390 ss. También
importante: OLG Naumburg, NStZ-RR 1996, p. 229, con comentario de Otto, JK, 97, StGB, Previo al Solución: B es culpable del delito de homicidio doloso consumado; A, de la tentativa. De
§ 13/9; Puppe, NK, previo al § 13 n.Q m. 173; Ídem, AT I, § 3, n.° m. 34; Weber, SpendeI-FS, p. 379; otra opinión, BGH, NStZ, 1992, p, 333, que desconoce la importancia de la creación de
ídem, Baumana-FS, p. 43; Zaczyk, Strafrechtliches Utrecht und die Selbstverantwoitung des Verietzten, riesgo bajo propia responsabilidad por parte de B,107
1993, p. 60. Para ellos alcanza con quebrantar una prohibición legal de puesta en peligro.
105. A favor de una exclusión, en principio, del ^primer autor" por parte del «segundo autor":
Diel, Das Regrefiverbot ais aUgememe Tafbestandsgrenze Ím Strafrecht, 1997, p. 179 ss.; Hruscbka,
ZSfW, t. 113 (2001), p. 877; Renzikowski, Taterbegriff, especialmente p. 75 ss.
106. Al respecto, OLG Stuttgart, JZ, 1980, p. 620; NJW, 1982, p. 295 s.; Bíndokat, J2, 1977, p. 549 107. Cfr. también BGH, NStZ, 2001, p. 29, con comentario de Otto, JK, 01, StGB, previo al
ss.; Burgstalleí-, Das Fahrlássigkeitsdfilíkt im Strafrecht, 1974, p. 96; Ebert/Kübt, Jura, 1979, P^ 569; §13/13. Con acierto, en cambio, BGH, NSíZ, 2002, p. 253, 254.
Engisch", ^KausaUtat, p. 67; Jakobs, ZSíW, t 89 (1977), p. 1 ss.; Kiihl, AT, § 4 íi." m. 66 ss.; Küper, Para el amüsis, cfr. Denckner, NStZ, 1992, p. 311 ss.; foerden, NStZ, 1993, p. 268 ss.; Otto,
Uckner-FS, p, 247 ss.; ^mpe, ZStW, t. 71, (1959), p. 6l5; Naucke, ZSW, t 76 (1964), p. 409 ss.;^ I-ampe-FS, p. 494 s.; Pütz, JA, 1999, p. 258 ss.; Pitppe, JR, 1992, p. 511 ss.; ídem, AT I., § 10,
Offo.Maurach-FS, p. 95 ss.; friem, Lampe-PS, p. 495 ss.; Schlüchter, JuS, 1976, p. 378 ss.; Sch/Sch/ n. m. 6 ss., 5'«('fo, fioxin-FS, p. 264 ss., 268 s.
Lenckner, comentario previo a los §§13 ss., n.° m. 95, 100 ss.; Ulsenheimer, Weissauer-FS, p. l64 ss.
117
116
¿a imputación objetiva de un resultado a la persona del autor... § 6
§ 6 Segunda parte: los elementos del delito
Alternativa 1: X estaba incapacitado para conducir (2,14 %o), pero era imputable. te respecto de B) se da cuenta. Puesto que es un experto nadador socorrista, se dispone
a salvarlo,
Alternativa 2: X estaba Ímmputablemente ebrio (3,6 %o) y G lo sabía.
Alternativa 1: En eso aparece D y derriba a C para impedir el salvamento de B.
Solución: Con acierto, el BGH rechaza en la primera alternativa la responsabilidad de G por
el homicidio de Y, mientras que G responde por la muerte de Y si reconoció la inimputa- Alternativa 2: D le ofrece a C € 1.000 para que se abstenga de salvar a B. C acepta la oferta.
biliáad de X, pues aquí falta una creación de peligro autónomo y bajo propia responsabili-
Alternativa 3: B se ha puesto a salvo asiendo un neumático lleno de aire que flota cerca
dad por parte de X.
de él. iEn ese momento, D lo perfora de un disparo. El aire escapa y B muere ahogado.
bb) La omisión de torceros contraría al deber Solución: En las dos primeras alternativas, D no ha modificado el peligro inicial, pero sí en
la tercera alternativa. Eso tiene como consecuencia:
57 Es problemática y aun menos clara la pregunta acerca de en qué medida
una relación de imputación creada por un hacer positivo puede ser inte- Alternativa 1: D ha disminuido las chances de salvamento de B, por lo tanto él —también—
ha creado un peligro inmediato que se ha realizado en la muerte de B.A y D responden
rrumpida por una omisión contraria al deber de garante.
uno junto al otro.
posición del autor de la acción ni lo desplaza de su posición, sino que la relación de imputación.
se ubica junto a él.108 Ejemplo: A ha empujado a B a la dársena. B corre peligro de ahogarse. En ese momento,
A se apresta a salvarlo. C, que se da cuenta de la situación, derriba a A. B muere ahogado.
ce) La interrupción de cursos causales salvadores
Solución: El resultado de muerte debe ser imputado a C,
58 La problemática de la interrupción de cursos causales salvadores se corres-
ponde —dependiendo de la configuración de cada situación de hecho—
con la de la omisión contraria al deber o la de la creación autónoma de
peligros por parte de torceros. Si de manera contraria al deber el tercero
no modifica el peligro inicial responde junto al aautor inicial^. Si modi-
109. En detalle, al respecto, Otto, Lampe-FS, p. 505 ss.; Renxikowski, Taterbegriff, p. 110 s.
108. Cfr, al respecto Otto, Lampe-PS, p. 503 ss. coa otras referencias; Renzíkowskí, Táterbegriff,
Roxin, SpineUis-FS, t. 2, p. 958 ss.
109 s.
118
119
La imputación objetiva de un resultado a la persona del autor... § 6
§ 6 Segunda paite: Los elementos del delito
víctima del hecho: la autolesión y la autopuesta en peligro bajo soportable, B dispone la suspensión de la aiimeníación y de la asistencia. B muere.
propia responsabilidad Solución: La muerte de B debe unputarse a A. No se le podía exigir a B que continuara con
las medidas para mantener su vida.
ad) La aicfolesión bajo propia responsabilidad
bb) La autopuesta en peligro bajo propia responsabilidad
60 Se da una interrupción de la relación de imputación por parte de la víc-
tima del hecho cuando ésta, con conocimiento del riesgo y bajo propia 61 También interrumpe la relación de imputación la víctima del hecho cuan-
responsabilidad, toma por sí misma el dominio del hecho sobre el último do se expone, de manera libremente responsable y con pleno conoci-
acto parcial que conduce a la lesión/muerte, poniendo en marcha un nuevo miento del riesgo, a un peligro para los bienes jurídicos propios. Los
curso causal, o excluyendo al primer autor de su mfíuencia salvadora criterios de la autolesíón bajo propia responsabilidad son, en esta medi-
sobre el acontecer, u omitiendo conscientemente medidas de salvamento da, idénticos a los de la autopuesta en peligro bajo propia respqnsabíli-
que le son exigibles y que están a su disposición. dad. En cambio, es irrelevante la esperanza de que el riesgo no se rea-
En este contexto, es problemática la definición de responsabilidad pro- lice. Esta representación caracteriza, precisamente, la situación de puesta
pia. Por un lado, se propone definirla de manera análoga a la concepción en peligro, por contraposición a la situación de lesión, en la que la lesión
de la responsabilidad por el menoscabo de bienes jurídicos ajenos en auto- está alcanzada por la representación.
ría mediata según el parámetro de los §§ 19, 20, 35 StGB, 3 JGG; por otro Esto remite primeramente a la necesidad de diferenciar entre auto-
lado, según los principios del consentimiento que concretiza la decisión puesta en peligro y heteropuesta en peligro, que, sin embargo, es oscu-
autónoma.110 Pero dado que aquí no se trata de superar Mmites jurídicos recida por la confrontación conceptual que algunos plantean entre auto-
para proteger los bienes jurídicos de otros, sino de defínir el ámbito de puesta en peligro bajo propia responsabilidad y heteropuesta en peligro
responsabilidad propia, aquí son determinantes los criterios de la decisión consentida. Ciertamente, la heteropuesta en peligro consentida hace
autónoma. Según ello, lo relevante es que la decisión de actuar sea tomada pensar en la estructura del consentimiento de una puesta en peligro y
sin vicios de la voluntad y con pleno conocimiento del riesgo de la decisión. en la lesión resultante de él,112 y ñmdamenta, de ese modo, conclusio-
nes azarosas.113
Ejemplo 1: A le ha disparado a B un tiro que le provoca lesiones con ries&o para la vida.
Para impedir un posible salvamento, B toma un veneno letal que surte efectos en poco
Ejemplo 1: A y B deciden Üevar a cabo una pelea de boxeo según las reglas del deporte.
tiempo. Cada uno cree que derribará al otro, pero que él mismo no sufrirá ninguna lesión relevan-
te. En el curso áe la pelea llevada a cabo según las reglas, A sufre una conmoción cerebral
Solución: La lesión de B debe imputarse a A; la ingestión de veneno, a B como suicidio.
y B, una fractura de costilla.
E)emplo 2: A le ha suministrado a B un veneno letal de efecto lento. Más tarde, A se arre-
SoÍ-tición: Independientemente de si uno se atiene al dominio del hecho sobre la acción
píente, corre con el antídoto hacia B y le confiesa lo que ha hecho. Sin embargo. B recha-
peligrosa que condujo a !a lesión, o a la secuencia temporal,214 aquí la diferenciación entre
za el antídoto porque desde hace tiempo estaba decidido a suicidarse y quiere aprovechar
una autopuesta en peligro bajo propia responsabilidad y una heteropuesta en peligro con-
la oportunidad ahora favorable.
sentida sigue siendo azarosa.
Sohtción: Solo se da un homicidio tentado por parte de A, del que este ha desistido con
efecto eximente de pena. Cuando B rechazó el antídoto, comenzó un nuevo acontecer del
hecho que condujo a su muerte.111
112, Así, expresamente, BGH, NJWr, 2004, p. 1055; Weber, Baumann-FS, p. 46 ss.; ídem,
SpendeI-FS, p. 379 ss. También en la cuestión acerca de la autopuesta en peligro bajo propia
responsabilidad de quien viaja en un automóvil y es consciente del estado de incapacidad para
110. Cfr. al respecto, por un lado: BGHSt, t 32, p. 38, 41 s.; Soítóe, GA, 1983, p. 30 ss.;
conducir del conductor, el BGH ve solo una problemática del conseníinüento; cfr. BGH, NJW, 1995,
Charalambakis, GA, 1986, p. 500; DóÍÍÍng, GA, 1984, p. 76; ?rs^, JK, 1979, p. 432; Kindbáuser, P. 795, 796.
StGB, previo al § 13, n.° m. 106; Roxin, LK, § 25, n.° m. 114 ss., Ídem, Dreher-FS, p 343 ss.; 113. C£r. también. RÓssner, Hirsch-FS, p. 316 ss.
Schünemann, JA, 1975, p. 723 ss. Por otro lado: Amelung, NJW, 1996, p. 2395 s.; Christnwnn,
114. Respecto de los criterios mencionados aquí, cfr. por un lado Dolling, JR, 1994, p. 520;
Jura, 2002, p. 681, Geilen, JZ, 1974, p. 151 s.; Herzberg, JA, 1985, p. 336 ss.; Jáhnke^ LK, previo flríttwifá, r<TW, 1988, p. 2943; Roxin, GaUas-FS, p. 249; Rudolphi, SK I, previo al § 1, n.° m. 81 a;
ai §211, no m. 26; Krey, ATI, n.°m. 321; ídem, AT 2, n.° m. X37 ss.; íackner/KühÍ previo al
por otro lado Schünemann, JR, 1989, p. 90. Ejemplo característico de las dificultades argumentativas
§ 211, n.° m. 13 s.; Mítsch, JuS, 1995, p. 891 s.; Neumann, JuS, 1985, p. 679 ss.; ídem, NIÍ, previo
para ^•egar a Ia absolución en una la heteropuesta en peligro consentida: OLG Zweibrücken, JR,
al §211, no m. ¿I; Ptfppe, ATI, §.6, n.° m. 3;Offo, Jura, 2003, p. 101 s.; Sch/Sch/Eser, previo al
t, p. 518. De manera consecuente, Helhnann, Roxm-FS, p. 282 ss., quien equipara la autopuesta
§ 211, n.° m. 36; Wessels/Hettinger, BT/1, 27a ed., 2003, n." m. 4S. ea peligro bajo propia responsabüidad con la heteropuesta en peligro consentida,
111. Respecto del punÉo de vista contrario: Roxin, AT I, § 11, n.0 m. 95.
121
120
La imputación objetiva de un resultado a la pei'sona de/ autor... § <S
§ 6 Segunda parte: ios elementos del delito
Solución: Aun cuando A se contagiara, B no sería responsable por las lesiones, pues A asu-
62 La cuestión de la autopuesta en peligro bajo propia responsabilidad no inió el peligro de manera consciente y libremente responsable. El resultado le es imputable
se puede interpretar como cuestión del consentimiento de una lesión que a ella misma. Sin embargo, si al igual que el BGH (BGHSt, t. 36, p. 1, 15 s.) se parte de la
el afectado precisamente quiere evitar, sino que debe permanecer como base áe que quien sabe que es portador de la enfermedad actúa con dolo respecto de las
lesiones físicas, consecuentemente se debe concluir en una heterolesión —en caso de que
cuestión de la responsabÜÍdad por la decisión de someterse a la puesta
exista el respectivo conocimiento del otro interriniente— que solo podría estar justificada
en peligro a partir de la cual se produce la lesión. Pues aquel que, bajo por consentimiento, o se acepta que —aquí está bien claro— A y B ejercieron de manera
su propia responsabilidad y con pleno conocimiento de la situación de conjunta el dominio del hecho. Entonces se daría una autolesíón «en coautoría».11^
peligro, se pone en esa situación, carga con las consecuencias de su deci-
Ejemplo 5: BayObLG, NStZ-RR, 1997, p. 51, con comentario de Oító.JK, 98, previo al § 13/12:
sión y no puede hacer jurídico-penalmente responsables de ello a. terceres.
A le prestó su motocicleta a su amigo B, que no tenía licencia de conducir. El freno delan-
Él excluye a los otros de la responsabilidad por la realización de ese tero tenía una avería. B murió a consecuencia de un accidente.
peUgto aun cuando también hayan incidido en esa realización. La díferen-
ciación entre autopuesta en peligro bajo propia responsabilidad y hetero- Solución: Si B conocía la avena del freno y, según su edad y juicio, estaba. en condiciones de
valorar el peligro, entonces fue victima de una autopuesta en peligro bajo responsabilidad pro-
puesta en peligro consentida no tiene sentido desde el punto de vista del
pia. Por el contrario, sí, a diferencia de A, B no conocía los factores determinantes del riesgo,
principio de responsabiiidad. entonces A es responsable por su conocimiento superior. Si en el accidente se hubieran produ-
cido daños para un tercero, entonces A y B responderían por el resultado. En este sentído, la
Ejemplo 2: OLG Coblenza, Alcohol en sangre, 2002, p. 483, con comentario de Heghmann,
conducta de B no habría interrumpido la relación de imputación creada por A, dado que la
p. 484 ss.: A decidió conducir su automóvil a pesar de que no estaba en condiciones de
prohibición de entregaries un vehículo a personas que no tienen licencia de conducir para que
manejar, debido al consumo previo de alcohol. A pesar de saber de su condición, B msisüó
manejen también está destinada a proteger a terceres de los peligros vinculados con ello.
en viajar con él. A consecuencia de la incapacidad de A para conducir, se produjo un acci-
dente en el que B sufrió heridas mortales-
Ejemplo 6: BGH, NStZ, 1994, p. 394: P y S le dieron una paliza a H y le provocaron una
lesión grave en la cabeza, H, que era alcohólica, fue conducida al hospital. A pesar de que
El OLG Coblenza resolvió lo siguiente: No hubo una autopuesta en peligro bajo responsabi-
se le informó que su herida ponia'en riesgo su vida y que necesitaba un tratamiento urgen-
lidad propia de B, sino una heteropuesta en peligro de A. Esta puesta en peligro no fue
te, H no hizo caso y regresó a su casa para seguir bebiendo. H murió a consecuencia de la
Justificada por consentimiento, dado que no puede consentirse en un peligro para la vida.
lesión. El tratamiento médico la habría salvado.
Crítica.- Este argumento pasa por alto el problema. La definición de ia auto y heteropuesta
Pi-ímew alternativa: Si H reconoció !a gravedad áe la situación y estaba en condiciones de
en peligro es formal y, por lo tanto, no se vincula con la responsabilidad por el suceso. No
tomar una decisión responsable, entonces et rechazo del tratamiento interrumpió la relación
es determinante que A haya sido causal respecto del peligro, sino que B supiera en qué
de imputación. A P y S solo puede imputárseles las lesiones, pero no la muerte de H. Para
situadón de riesgo se puso. Dado que B conocía el peligro en todo su alcance, se dio una
H era erigible que utilizase los medios salvadores que tenía a disposición.
autopuesta en peligro bajo responsabilidad propia.
Ejemplo 4: BayObLG, NJW, 1990, p. 131; A tuvo relaciones sexuales con B sin protección,
116. Al respecto, con mayor detalle, Christmann, Jura, 2002, p. 683; cfr. también Puppe, AT
pese a saber que B era portador de HIV.
I) § 6, n.° m. 2.
123
122
La imputación objetiva de un resultado a la persona del autor... § 6
§ 6 Segunda parte: Los elementos del delito
4. Consecuencias (provisionales) pafa el examen práctico Caso 4: A no ha creado ni incrementado el riesgo de que X sea lesionado, sino que lo ha
del tipo de injusto reducido. Por lo tanto, no ha actuado de manera típica en el sentido de los §§ 223 y 224.
Caso 5: El riesgo de que B se quiebre la nuca fue creado por A, pues ese riesgo no es
65 a) ¿Se ha producido la lesión del bien jurídico descrita en el tipo de la
idéntico al de morir quemado. El riesgo creado por A se ha realizado, pero él ha actuado
ley? ¿Y qué hay de los otros elementos objetivos del tipo, como p. e|. una pstifícadamente (§ 34, StGB); al respecto, infra § 8, n,0 m. 183.
característica de autor o modalidad del hecho exigidas especialmente?
b) ¿La conducta reprochada a X era accesible para su conducción de la Caso 6: La relación de imputación creada por A terminó en el momento en que B tomó el
salvavidas. De esa manera se eliminó el peligro de muerte creado por A. Cuando D destru-
voluntad?119
yo el salvavidas, creó el riesgo que se reaÜzó en la muerte de B.
118. Respecto de la discusión: Murmann/Ratb, NStZ, 1994, p. 217 s.; Otto, JK, 93, StGB, previo
al § 13/2; RogaU, J2, 1993, p. 1066 ss.; Toepel, JuS, 1994, p. 1009 ss.; Wotíer, JR, 1994, p. 468 ss.
119. Advertencia: En las tres primeras ediciones de este manual, el planteamiento del problema
de la cuestión de que el ordenamiento Jurídico no puede exigirle lo imposible al particular, un
se reducía a la pregunta respecto de «las posibÜidades efectivas que tuvo el autor de evitar el
aspecto que, por lo demás, se esconde en las teorías de la acción; cfr. al respecto supra § 5,
resultados Esta formulación condujo a malentendidos por parte de los lectores, en especial en casos "° m. 32 ss.
de causalidad alternativa y de causalidad adelantada, pues se pasaba por alto que aquí solo se trata
125
124
La imputación objetiva de un resultado a la persona del autor... § 6
§ 6 Segunda parte: ios elementos del delito
Caso 9: A diferencia del caso 8, aquí es relevante que C todavía no estaba en condiciones Caso 3: En un partido de fútbol, la pelota lanzada por A golpea al arquero T en el hueso
de evaluar las consecuencias de su actuar de manera responsable en sentido jurídico. Por ilíaco, provocándole un hematoma.
lo tanto, no interrumpió la relación de imputación.
Caso 4: Una tarde, A está tocando el piano con la ventana abierta. El ciclista R queda
Caso 10: Dado que H se inyectó la jeringa sobre la base de su decisión de libre voluntad encantado por el sonido. Distraído, choca contra un farol y sufre lesiones graves.
y, de esa manera, creó el peligro para su vida, se mterrumpió la relación de imputación que
había sido creada por A al proporcionarle la inyección.120
Caso 11: SÍ en la situación en la que actuó D se considera, de acuerdo con el supuesto de 1. Argumentaciones posibles
hecho establecido en el § 35, que su culpabilidad y, con esta, su capacidad para tomar una
decisión bajo su propia responsabilidad quedan excluidas, entonces la muerte de D también 68 En estos casos puede argumentarse que A creó —visto desde la perspec-
puede imputársele a A. En cambio, si se reconoce que en esta situación D tenía capacidad
tiva ex post — un riesgo para el bien jurídico que se ha realizado en
de decisión bajo propia responsabilidad, entonces su conducta interrumpió la relación de
resultados típicos. Sin embargo, el paso siguiente de la argumentación
Imputación creada por A. El BGH no trató esta cuestión,, pues solo vio el problema en la
causalidad.121 conduce a la conclusión de que A no ha excedido el margen de acción
general que le ha sido concedido jurídicamente, porque se ha mantenido
Caso 12: Por la muerte de las siete víctimas del incendio es responsable H, pero no A.122
dentro del marco de lo sociaímente habitual, es decir, de lo socialmente
Caso 13: En la muerte de B se realizó el riesgo creado por A, pues el riesgo de poner a
adecuado. Con todo, esto posibilita consecuencias diversas.
una persona en la necesidad de una acción de salvamento también se realiza en el fracaso
de la acción de salvamento necesaria.
69 a) La adecuación social de la conducta puede interpretarse como sitpues-
to de hecho Hmitador del deber y, por lo tanto, como causa de Justifíca-
Caso 14: La muerte de B también le es imputable a A, Pues las disposiciones respecto del ción.123
manejo seguro de armas también han de evitar daños por parte de personas que manejen
armas de manera imprudente por no estar famitíarizadas con los riesgos que implican.
70 b) La doctrina dominante argumenta de otra manera. Considera que son
Caso 15: La puesta en marcha consciente de una nueva cadena causal interrumpió la ya atípicas las formas de conducta que por ser socialmente habituales son
relación de imputación creada originariamente por A. PQI- !o tanto, A responde por lesio- aún expresiones manifiestas de una conducta generalmente permitida que,
nes imprudentes (lesión por descuido) del § 229 y por homicidio doloso (incendio) del por lo tanto, son aceptadas en general sin que sea necesaria una cláusu-
§ 212. la permisiva especial. Según ello, el principio de adecuación social es
entendido como principio (restrictivo) de interpretación en el nivel del tipo
de la Íey.124
120. Cfr. BGHSt, t. 32, p, 262, con comentarios de Dach, NStZ, 1985, p. 24 s., Horn, JR, 1984,
p. 513 s., Kíenapfel, JZ, 1984, p. 751 s., Otto, Jura, 1984, p. 536 ss., Roxin, NStZ, 1984, p. 411 s-, 123. Al respecto, Klug, Eb. Schmidt-FS, p. 2¿2; Scbmidháuser, AT, 9/26.
Seier, JA, 1984, p. 533 s., Stree, JuS, 1985, p. 179 ss. Cfr. también BGH, NJW, 2000, p. 2286, 2287, 124. Al respecto, OLG Munich, NStZ, 1985, p. 549; Engisch, DJT-FS I, p. 418; Hillenkamp,
con comentarios de Geppet-t, JK, 01, StGB § 222/5, Hardtting, NStZ, 2001, p. 206 ss.; Renzikowski, Vorsatztat und Opferverhalten, 1981, p. 155; Jescbeck/Weigend, AT, § 25 IV; Maumch/Zipf, AT 1,
J&, 2001, p. 248 ss. § 17, n.° m. 21; Ostendorf, GA, 1982, p. 333 ss.; Roxin, Klug-FS, E. 2, p. 303 ss., en especial p. 910
121. Respecto de la discusión: Alwan, NStZ, 1994, p. 84; AmeÍimg, NSt2, 1994, p. 338; ss.; ídem, AT I, § 10, n.a m. 36 ss.; Schaffstein, ZSfW, t 72 (1960), p. 385 ss.; Sch/Scb/Lenckner,
Bemsmann/Zieschang, JuS, 1995, p. 775 ss.; Derksen, NJW, 1995, p. 240 s.; Geppett, Jura, 2001, comentario previo a los §§ 13 ss-, n.° m. 68 ss.; Trondle/Fiscber, previo al § 32, n,0 m. 12; VTefee;,
p. 495; K. Günther, StV, 1995, p. 78 ss.; Otto, JK, 94, StGB, previo al § 13/3; Sowada, JZ, 1994 tb, § 10 IV; Wolter, en: Gimbemat/Schünemann/Wolter (comps.), Internatíonale Dogmatik der
p. 663 ss. Zurechmmg und der Unterlassungsdelikte, 1995, p. 12 s.; Zípf, ZStW, t. 82 (1970), p. 647 ss.
122. Cfc. también Gossel, JR, 1997, p. 519 ss.; Otto, JK, 97, StGB, previo al § 13/11.
127
126
La imputación objetiva de un resultado a la persona del autor... § 6
§ 6 Segunda parte: Los elementos del delito
adecuadas por no ser estas una amenaza para el bien jurídico, habla a
6. A le ha dado veneno a B. B muere. Pocos minutos después de su muerte, la casa de B
favor de entender la idea de la adecuación social como principio restric- se destruye por una explosión causada por una bomba que había puesto C unos días antes.
tivo de la interpretación del tipo. Desde el punto de vista de la protección Si B todavía hubiera e5tado vivo, habría muerto por la explosión. Al respecto, n.° m. 18.
jurídica de bienes jurídicos solo son relevantes aquellos riesgos que tam-
7. ¿Cuándo puede darse una interrupción de la relación de imputación? AJ respecto, n.D m. 52
bien en el campo de lo social Uaman la atención. por distinguirse de los
ss.
comportamientos sociales que en general son habituales. La preferencia
por esta interpretación también se muesü-a en el hecho de que el princi- 8. A dispara contra B con intención de matado. B solo sufre lesiones y es conducido al
pió, en. cuanto principio áe interpretación, no solo es importante para hospital. A1IÍ muere en razón de que el médico lo confunde con otro pacieníe y le practica
una operación peligrosa. ¿A quién debe imputársele la muerte de B? ¿Al médico, a A o a
juzgar riesgos, sino también para interpretar oü'os conceptos del tipo penal.
ambos? Al respecto, n.a m. 50.
Así, p. ej., regalar un cigarrillo es una ventaja para quien lo recibe, pero
en el marco de los §§ 331 ss. puede sostenerse la concepción de que ello 9. A apoya su escopeta de caza cargada y sin seguro en la barra de un bar. C, un niño de
no representa una ventaja en el sentido de la ley, porque esos regalos diez años, juega inadvertidamente apoyándose en la escopeta y, así, dispara contra B, dan-
dolé muerte. ¿Puede imputarse la muerte de B a A? Al respecto, n,° m. 56 (ejemplo 2).
socialmente habituales no son idóneos objetivamente, ni tampoco según
la representación del afectado, para incidir en la actuación del funcionario. 10. Igual que el caso anterior, pero C, un joven de 2$ años, toma la escopeta y mata dolo-
Con ello, el comportamiento socialmente adecuado ya queda excluido del sámente a B. Al respecto, n.Q m. 56 (ejemplo 2),
tipo de la ley. Pero denominar a la adecuación social causa de exclusión
del típo penal parece Ínapropiado, pues esto oscurece, a causa de la
interpretación, la naturaleza de las exclusiones del tipo penal.125
2. Consecuencias Jurídico-dogmáticas
Preguntas de repaso
1. ¿Qué elementos en particular deben darse para constatar que se da una lesión del deber
de evitar? Al respecto, n.° m. 7 ss.
4. ¿La pregunta acerca de si una conducta ha creado o ha incrementado un riesgo para los
bienes jurídicos de otro debe determinarse según un punto de vista ex post o ex ante? Al
respecto, n.° m. 31.
129
128
§ 7: LOS ELEMENTOS SUBJETIVOS
DEL TIPO
Objetivos de estudio: Conocimiento de los elementos subjetivos del detíto doloso. Capacidad
de decidir acerca de la ubicación de estos elementos dentro de la estructura del delito.
131
tos elementos subjetivos del tipo § 7
§ 7 Segunda parte: ios elementos del delito
Sollnow, Dilthey, EÍne Einführung in seine Philosophie, 1936, p. 181: <Se puede decir, recar-
situación, porque, de hecho, el dolo contiene un elemento intelectual —el gando un poco las tintas de DUthey, que el entendimiento elemental es aquel que, en la
elemento de representación, o cognitivo— y un elemento de la voluntad vida simple, palpita en el hombre en su forma de vivir, con el cual el hombre sabe tratar
—el elemento volitivo—. Sin embargo, ambos elementos requieren ser con las cosas, que le pertenece espontáneamente sin que sea necesario, para obtenerlo, un
esfuerzo especial. Por ello, es tal vez engañoso hablar aquí de entendkniento en el sentído
precisados en gran medida. Con su fórmula amplia, el legislador quiso no
de una prestación mental; antes bien, es la capacidad de tratar con cosas y con personas,
adelantarse a esa precisión.126
como cuando se habla de 'entender algo' en el sentido de una aptitud determinada. Por ello,
es erróneo ubicar el pensamiento conceptual en la cima del entendimiento corno estructura
mental. El entendimiento elemental precede a todo pensamiento conceptual. El hombre lo
1. El saber y el conocimiento de las circunstancias del hecho tiene en su forma de vivir, así como lo tiene el animal, que sabe qué es alimento y qué es
enemigo. Pero la diferencia con el animal consiste precisamente en que este último vive en
esa esfera de entendimiento como en una funda protectora en la que nunca puede ser con-
El saber no puede ser entendido en el sentido de poseer un saber abs- movido. En cambio, el hombre tiene la posibÜidad de ser arrojado fuera de ese entendi-
tracto. No es relevante saber, p. ej., que está prohibido matar a otro. Anees miento asegurado cuando lo acomete el enigma de la vida».
bien, lo importante es el contenido concreto de una representación en el
marco de un acontecer penalmente relevante, es decir, el conocimiento de Solo cuando se perturba el entendimiento de un contexto de sentido de
aquellas circtinstancias del hecho, y de stt contenido de significado social, la vida ya conocido, el conocimiento conceptual permite, en cuanto pres-
cuya realización cumple un determinado tipo delictivo. tación mental, el conocimiento comprensivo. Este tiene incidencia sobre
la conducta cuando se lo percibe conscientemente y se aplica incidiendo
en la conducta. Entonces, en este sentido es, de nuevo, un conocimiento
2. Los elementos en particular con efectos sobre la conducta que, al igual que el entendimiento elemen-
tal, se contrapone al saber que es reproducible mediante una prestación
mental. No es la consciencia clara, en el sentido del <cpensar en ello»
a) Conocimiento de las cü*cunstancias de hecho
reflexivo, la que caracteriza el saber originario, sino la consciencia de
El conocimiento de las circunstancias de hecho se da cuando el autor, en contextos de sentido elementales que incide en la conducta. El autor no
el momento del hecho, es consciente de la situación de hecho cuya rea- es actualmente consciente solo de las circunstancias de hecho en las que
Uzación cumple el tipo legal. En esa medida, es necesaria la consciencia está pensando, sino también de aquellas que conoce en el momento de
actual. La punibilidad y la amenaza penal de la conducta dolosa, que por la ejecución del hecho y en las que basa su conducta.
regla general es más alta, solo puede justificarse mediante la decisión De ello se deriva lo siguiente: el conocimiento como elemento del dolo
consciente del autor de lesionar el bien Jurídico. El autor antepone su es la consciencia actual de las circunstancias de hecho que incide en la
interés de llevar a cabo la acción sobre el interés protegido en el tipo. conducta. Por ello, por un lado, no es necesario que el autor reproduzca
Por consiguiente, el conocimiento del autor tiene que ser de tal manera actualmente las circn.nstancias de hecho pensando en ellas. Por otro lado,
que determine la dominabÜidad de su conducta, es derir, que tenga efec- es insuficiente la mera posibilidad de reproducirlas ejercitando la 'memoria.
tos sobfe la conducta.
Para aclarar:
En primer lugar, hay conocimiento de las circunstancias de hecho
cuando en el momento del hecho el autor se representa la situación fác- Caso 1: BGHSt, t. 30, p. 44: El funcionado de policía A cometió un hurto en horario de
tica cuya realización cumple el tipo legal —la percibe, piensa en ella—. servicio, mientras portaba un arma de fuego.
No obstante, esta "consciencia claras no agota el concepto de conocimien-
Pregunta: ¿Ha cometido un hurto con arma de faego? (§ 244, ap. 1, n.a 1 a)
to. Se trata del concepto de conocimiento referido al pensar aprehensivo,
que siempre es reflexivo. Pero el pensamiento conceptual, en sí mismo, Solución: Si uno le preguntase a A en el momento del hecho si sabe que lleva consigo un
se basa en un entendimiento elemental que le precede. Siguiendo a arma, él contestaría que sí sin pensarlo. Si bien no piensa actualmente en que lleva consigo
el arma, en caso de que corriera peligro, recurriría al arma sin tener que hacer una ejerci-
Díltheyl,127 se puede hablar aquí de un entendimiento elemental, de un
tación de la memoria para traer a la consciencía que lleva un arma. Esto significa que es
entendimiento en un contexto de sentido, que se revela en Ías miles de consciente de la circunstancia de que lleva un arma, en el sentido de la conscientía con
referencias de la vida cotidiana. efectos sobre la conducta. s
128. En el mismo sentido, BGHSt, t. 30, p. 44. Sin embargo, no coincide con ese precedente:
126. Cfr. BT-Drucks., V/4095, p. 8 s.; al respecto, con mayor detalle, Otto, Jura, 1996, p. 468.
BGH, StV, 2002, p. 191 y BGH, NStZ-RR, 2003, p. 12, referido a una navaja como instrumento
127. DUthey, Gesammelte Schriften, t. 7, 1927, p. 207 ss.
133
132
ios elementos subjetivos del tipo § 7
§ 7 Segunda parte: Los elementos del delito
Rohracher, Die Arbeítsweíse des Gehirns, p. 138 ss.; «Para que los efectos duraderos del
Caso 2: A quiere desvalijar a B, Para ello, lo mata por estrangulamiento. Durante el hecho.
ambiente sean en cierta medida teóricamente comprensibles, debe hacerse remisión a un
A se concentra en estrangular a B, No piensa en que está actuando por un ánimo de lucro
hecho psicológico que frecuentemente es pasado por alto: el hecho de que en nuestras
intolerable y peligroso para la sociedad en razón de su egoísmo, es decir, no piensa qug
vh^encias conscientes hay siempre muchas cosas que están 'co-disponibles' sin. que nos
está actuando por codicia.
demos cuenta —mejor dicho, sin que les prestemos atención—. Lo vivimos, somos cons-
cientes de ello; pero lo vivimos tan a menudo y con tan esErecha vinculación con otros
Pregunta: ¿Ha matado A a. B por codicia en el sentido del § 2ll?
contenidos que no le prestamos atención. En la psicología especiatízada, este hecho ha sido
Solución: Ciertamente, A no se representó actualmente, en el momento del hecho, que su pasado por alto reiteradamente, porque en primera línea se investigaban las clases de
conducta estaba motivada por codicia. No obstante, la codicia es el motivo de la conducta vivencias y no los contenidos de las vivencias. Los cursos psíquicos se dividían en actos
de Á, motivo que también determinó la conducta durante el hecho. Por lo tanto, A es COQS- particulares —el acto de la contemplación, el de la representación, el de la voluntad, etc.—
dente de la circunstancia que fundamenta el juicio de que actúa con codicia. y se los investigaba sin tomar en consideración el contexto al que pertenecían. En realidad,
no experimentamos únicamente actos psíquicos que se alinean uno al lado del otro como
Caso 3: En el afán de una batida, el cazador J no piensa en que detrás de un arbusto un mosaico; todo ¡o contrario. Cada acto particular se desarrolla siempre en un determína-
determinado está apostado el montero T. Al percibir un movimiento en et arbusto, cree que do ambiente psíquico, en una atmósfera específica, que tiñe todo proceso individual. Este
hay un jabalí. Dispara y da muerte al montero. 'teñido' es de importancia mayúscula; de él depende cómo ve el mundo una persona deter-
minada. El escribiente que aplícadamente completa formularios en su oficina o que suma
Solución: J sabe en abstracto que detrás del arbusto se encuentra T. En el momento del cifras puede estar muy concentrado en su trabajo; pero no por ello olvida en ningún
disparo, sin embargo, no es consciente del significado de esta información abstracta. No la momento a cuánto asciende su salario, cómo está su familia ni qué posibilidades de ascen-
relaciona con el movüniento percibido. Por lo tanto, no es efectiva en el sentído de que so tiene. El profesor sigue siendo profesor aun cuando se va de caza o conduce un auto-
tenga efectos sobre su conducta. En consecuencia, J no es consciente de que con su dispa- móvil; el campesino que va alguna vez a la ciudad para ¡r al cine, no por ello deja de ser
ro da muerte a un hombre. un campesino; él sabe siempre quién es, cuántas hectáreas tiene su propiedad y cuántas
fincas más grandes o más pequeñas hay en su puebto,
10 A pesar de que existe amplio consenso respecto de la conclusión de que,
en los casos presentados, el autor tuvo conocimiento de las circunstancias "He resumido estos contenidos de vivencias siempre disponibles, conscientes en paralelo,
bajo la denominación de lo 'co-consciente'. Una diferencia especialmente importante res-
en el momento del hecho, la ñindamentación de esa conclusión genera
pecto de las apariciones áe la memoria consisÉe en que lo co-consciente ptf.ede tornarse en
dificultades. No obstante, la renovación de las teorías de la psicología de claramente consciente sin ejercitar la memoria: para responder a la pregunta de dónde se
la asociación, de la filosofía del lenguaje y de la psicología del lenguaje, encuentra uno mismo o coma se llama, no se necesita del ejercicio de memoria caracterls-
entretanto, han aclarado considerablemente el estado de cosas.129 Además, tico mediante el cual 'extraemos de la memoria' un contenido (p. ej-, cuando se nos pre-
las investigaciones de la moderna neurocirugía han demostrado que las gunta qué hemos hecho anteayer a la tarde o en qué época vivió Goethe). Uno sabe, en
todo momento, quién es y dónde está —pero ello es consciente solo de manera paralela,
situaciones de hecho del mundo externo de ninguna manera son asimila-
aunque puede convertirse en consciencia clara en todo momento sin ningún esfuerzo— E."].
das en la consciencia de modo exclusivamente lingüístico y reñexivo, sino
La base cerebral de lo co-consciente' se origina, sin lugar a dudas, en los procesos de
que tan pronto como llegan al hemisferio cerebral derecho son concebidas estímulos que se desarrollan día a día de la misma manera en el cerebro de una persona.
gráficamente como acontecimientos complejos.130 La profesión^ la posición social y económica, el entorno fanuliar, transmiten impresiones
11 En el Derecho penal, el fenómeno del saber que incide en la con- que se repiten siempre. De allí surgen moldes muy sólidos en las estructuras de las células
ganglionares y conexiones fijas entre los estímulos particulares. La formación de constela-
ducta ha tenido gran reconocimiento bajo la denominación de co-cons-
ciones tiene lugar en estos ámbitos rápida y ligeramente; lo particular se ensambla sin
ciencia. 131
problemas y rápidamente en el todo; en el orden dado de antemano, todo tiene su lugar,
Se podría designar a estos conjuntos de estímulos como constelaciones 'maduradas' que
nacieron en el cerebro por el modo y la conducción de la vida personales. Están siempre
peligroso en el sentído del § 244, ap, 1, n.° 1 a. disponibles. Cuando uno se despierta a la mañana, se despierta con ellas; ellas permiten
129. Al respecto, en detalle, por un tado: Rohracher, Die Arbeítsweise des Gehims una díe que todo nuestro mundo personal surja de inmediato. La conjunción de estas constelaciones
psychischen Vorgange, 4.a ed., 1967; Platzgummer, DÍe Bewufitsemsformen des Vorsatzes, 1964; nos permite percibir de manera casi experiencial los primeros pensamientos conscientes
por otro lado: Schetve, BewuJStsem und Vorsatz, 1967, y finalmente: Schmidhátisei; H. Mayer-FS, luego del sueño, la orientación después de abrir los ojos. Cuando uno se represenEa los
p. 317 ss. Para un panorama de la discusión: Schíld, Stree/Wessels-PS, p. 244 ss. primeros pensamientos de la mañana, luego de despertar, de un campesino, de un cirujano,
130. Al respecto, EccÍes, Die Evolutioü des Gehims - die Erschaffüng des Selbst, 2.a ed. 1995» de un ñmcionario de Hacienda o de un estudiante, uno percibe el concepto de estas coae-
p. 328 ss- xiones maduradas entre estímulos, XJn mundo entero empieza a vivir aquí, pero un mundo
131. Al respecto, Platzgummer, Die Bewufítseinsform des Vorsatzes, 1964; Rohracher,
Arbeitsweise; luego; BayObLG, VJW, 1977, p. 1974 s.; OLG Koln, NJW, 1978, p. 652 s. con
comentario de Hritschka, NJW, 1978, p. 1338; Herzberg, ZStW, t. 85 (1973), p. 888 s.¡ Kmdháuser,
StGB, § 15, n.° m. l6; Roxin, ZStW, t. 78 (1966), p. 255 s.; Sudolphi, SK I, § l6, a,0 m. 24 s.; Schild,
delimitación normativa de los requisitos subjetivos de la -decisión contra el bien jurídico*. Pero,
Stree/WesseIs-FS, p. 26l ss.; Stratenwertb, AT I, § 8, n.° m. 76; Warda, Jura, 1979, p. 3 s. En sentido
con ello, la unidad de sentido creada a partir de la referencia de los elementos subjetivos del tipo
crítico, Kohler, GA, 1981, p. 285 ss., cuya crítica se dirige, con acierto, contra el empleo exagerado
a los objetivos se reduce y se destruye, cfr. también Jakobs, AT, 8/nota n.0 9.
de esa construcción. En contra, Frisch, Amún Kaufmann-GedS, p. 317 ss. Él aboga por una
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134
Los elementos subjetivos del tipo § 7
§ 7 Segunda parte: Los elementos del delito
b) El contenido de significado de las circunstancias del hecho «componentes de la conducta referidos al bien Jurídicor —Schlücbter, Irrtum über normatíve Tatbe-
stanásmerkmale Ím Strafrecht, 1983, p. 95 ss.— reduce el objeto del conocimiento de manera
contraría al texto del tipo penal,
12 En el caso de conceptos que describen un objeto perceptible (conceptos
134. Al respecto, Bachmann, Vorsatz und Rechtsirrtum im Allgemeinen Strafrecht und im
descriptivos) —como, p. ej., hombre, cosa, vivienda—, el autor debe tener
Steuerstrafrecht, 1993, p. 38; Burkhwdt, JZ, 1981, p. 684; Hardwig, GA, 1956, p. 369 s.; Jakobs,
una representación, suficiente de esos objetos. En el caso de conceptos AT, 8/49; Arthiir Kaufmann, Die Parallelwertung in der Laiensphare, 1982, p. 19, nota al pie n.° 57;
cuyo contenido solo puede determinarse mediante una valoración com- Puppe, GA, 1990, p. 157; Welzel, J2, 1954, p. 279. Básicamente en contra del concepto: SchuÍz,
plementaria (conceptos normativos) —como, p. ej., la uíLJemdacb de una Betnmann-FS, p. 246 ss.
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Los elementos sttbjetivos del tipo § 7
§ 7 Segitnda parte: Los elementos del delito
tecer real respecto de las representaciones del autor todavía le son impu-
3. Concretización del elemento cognitivo en constelaciones
tables a este; al respecto, en detaUe, infra n.° tn. 82 ss.
dolosas especiales
Para aclarar: Por las tardes, A echa jabón líquido en la vereda. La idea de que alguna No, porque en el momento del hecho, A no tenía consciencia de que estaba dañando una
persona pueda lesionarse le causa alegría. Cuántas personas se verán afectadas, y quiénes, cosa de B.
le resulta indiferente. Cuatro personas sufren lesiones. ¿Ha realizado A el tipo del § 223?
Dado que lo que le importa a A es provocar daños con su conducta a alguna persona cual- c) El llamado dolo alternativo
quiera, él conoce las circunstancias del hecho relevantes en el marco del § 223, aun cuando
las víctimas no estuvieran concretizadas de antemano. 21 El autor que considera, en su representación, la lesión de varios objetos
de agresión, será consciente de la puesta en peligro concreta de todos
17 Sin embargo, ya en el siglo XD£, ü. Wfe&er^35 creó la teoría de que los ellos aun cuando sepa que el peligro se realizará en uno solo de los
casos de «dolus generalis» no solo comprenden la voluntad de que «se objetos propuestos. Este es el llamado dolo alternativo-
realice efectivamente alguno de todos los efectos o consecuencias posibles
22 Para aclarar: A le desea el mal a B. Al ver que B sale a pasear con su pequeño perro Taps,
conocidos»,136 sino que, frecuentemente, también queda abarcado el caso
les arroja una gran piedra. Dado que, por la distancia a la que se encuentra, no puede
en que "una persona que tiene intención de matar lesiona a otra, supo-
apuntar con precisión, lanza la piedra en un momento en que B y Taps caminan muy cerca
niendo en-adamente que la ha lesionado de muerte, pero inmediatamente uno del otro, A se dice a sí mismo: «mataré a alguno de los dos*. Taps muere por el golpe.
después realiza la acción letal, p. ej., la ahorca o la arroja al agua»,137
A ha creado un peligro para la vida de B y de Taps que, no obstante, se realizó solamente
Caso 1: A, que quiere matar a B, lo ha golpeado en la cabeza con un tubo de hierro. B se en la muerte de Taps.
desmaya. Dado que A no sabe si B ha muerto o no, lo arroja *por precaución» a un pozo
de estiércol líquido. B muere ahogado. 23 Dado que el autor sabe que solo tino de los dos peligros que él creó
conscientemente se realizará en Ía lesión del bien jurídico, parece adecua-
Caso 2: Como el caso 1, pero cuando A arroja a B en el pozo de estíércol líquido está
convencido de que B está muerto. Solo quiere eliminar el cadáver. B muere ahogado en el
do castigarlo únicamente por el delito más grave, es decir, en el caso del
pozo de estiércol líquido. ejemplo, por la tentativa de homicidio (§§ 212, 23).139
24 En parte se sostiene el punto de vista de que debe castigarse por todos los delitos estruc-
18 Si en el segundo acto el autor solo quiere asegurarse de que se realice
turalmente concebibles, es decir, en el caso del ejemplo, por daño consumado y por tenta-
el resultado que tal vez aún no se ha producido —caso 1—, no hay obs-
tiva de homicidio.140
táculos para interpretar esta situación también como caso de ^dohis gene-
ralis». En cambio, si en el segundo acto el autor está convencido de que
el primer acto fue exitoso —caso 2—, la remisión al dolus generalis solo
sirve para ocultar que el segundo acto no está alcanzado por el dolo del 138. AI respecto, en el mismo sentido, BGH, NSt2, 1984, p. 214, Con mayor detaÜe: Braminsen,
autor, ni siquiera de manera general. Aquí se trata, antes bien, de la pro- Die Entstehungsvoraussetzungen der Garantenpflichtea, 1986, p. 408 ss,; Roxin, AT I, § 12,
blemática general respecto de hasta qué punto las desviaciones del acon- n." m. 82.
139. En el mismo sentido, Joerden, ZStW, t. 95 (1983), p. 565 ss. (594); ídem, Dyadische
FaUsysteme im Strafrecht, 1986, p. 66; Kühl, JuS, 1980, p. 275; Schneider, GA, 1956, p. 264;
Schraeder, LK, § l6, n.° m. 106; Silva-Sáncbea;, ZStW, t. 101 (1989), p. 379.
135. NarchCrim, 1825, p, 565, 576 ss.; al respecto, Hettinger, Spendel-FS, p. 238 s.; Hmschka,
140. Cfr. Jakobs, Die Konkurrenz von Totungsdelikten mit Korpenrerfetzungsdelikten, 1967,
Strafrecht, p. 26 s.
P- 355; Jescbeck/Weigend, AT, § 29 III 4; Kobler, AT, p. l69 s,; ÍiTrey, AT 1, n.° m. 365; Pnppe, NK,
136. Heffier, Lehrbuch des gemeínen deutschen Strafrechts, 5.a ect 1854, p. 58 s.
§ 15, n.° m. 155 s.; Roxin, AT I, § 12, n.Q m. 85; Welzel, Lb., § 13 I 2 d.
137. Heffter, p. 187.
139
138
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§ 15, n." m. 66.
141
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140
Los elementos subjetivos del tipo § 7
§ 7 Segunda parte: Los elementos del delito
Peligro en este sentido no es el riesgo abstracto de lesionar un bien jurí" un buen tirador y piensa que es altamente probable que el tiro dé en ¡as manos de la
muchacha y no en la bola de cristal. Sin embargo, piensa: 'jTanto da! Si ocurre un acciden-
dico, es decir, la situación en la que la lesión del bien existe como mera
te, me esfumo. Si acierto, ese dinero no me vendrá nada mal'. A continuación, cuando la
posibilidad imaginable, sino el riesgo concreto, inmediato, de lesionar el muchacha anuncia que está preparada, dispara y la hiere en la mano". La muchacha pensa-
bien, es decir, el poner en peligro un objeto de tal manera que ahora solo ba que él era un buen tirador.
dependa del azar el hecho de que el menoscabo del bien se produzca o
no. Este peligro marca, a la vez, el límite entre los actos preparatorios 35 aa) Evidentemente, lo que le interesa al muchacho no es lesionar a la
ünpunes y la tentativa punible.152 La consciencia de esta situación de muchacha, y tampoco ve la lesión como una consecuencia necesaria de
peligro y la vohintad de realizaría son los elementos constitutivos del dolo, su conducta. No obstante, se dan las exigencias mínimas del elemento
En cambio, los componentes que diferencian las clases de dolo se haUan cognitivo y del volitivo destacadas supra en el punto a): el autor ha reco-
en los elementos que van más allá de estas exigencias mínimas. nocido el riesgo concreto e inmediato de lesionar el bien jurídico y, sin
31 Respecto del dolo directo de primer grado, es decir, respecto de la embargo, ha actuado. Este conocimiento de la puesta en peligro y la volun-
intención, ello significa lo siguiente: actúa intencíonaÍmente el autor que tad de realizar el peligro constituyen el dolo eventual.154
es consciente del riesgo inmediato y concreto de lesión de un bien jurídico 36 Ello es adecuado porque, de esta manera, se crea una limitación con-
y que quiere realizarlo porque lo que le importa a él, como meta de sit vincente respecto de la imprudencia consciente. Si el autor reconoció que
acción, es que se realice ese riesgo en la lesión del bien jurídico (resultado). el peligro para el bien jurídico era concreto, entonces vio que la lesión
del bien Jurídico formaría parte del curso del acontecer en tanto el azar
no le diera un nuevo curso a ese acontecer. La creación de ese riesgo ya
b) Dolo directo de segundo grado: «a sabiendas»
no puede ser catalogada como una mera conducta imprudente o, dado el
32 Ejemplo: A quiere apuñalar a B. Sabe que si lo hace dañará el abrigo que B lleva puesto. caso, temeraria, sino que constituye una agresión consciente contra ios
bienes jurídicos protegidos de otro. En cambio, si ei autor vio la posibi-
Actúa con dolo directo de segundo grado el autor que sabe, ó que prevé lidad de lesión del bien simplemente como un peligro abstracto, entonces
como seguro, que mediante su conducta realizará el tipo penal. A dife- la realización del menoscabo le pareció una de varias posibüidades. Aquí
rencia de la intención, la voluntad de realización del autor no se refiere puede haber buenas razones para que el autor confíe en que esa posibi-
a las consecuencias principales, o sea, a la meta final o a la intermedia, Üdad de lesión no se realice. Si bien la conducta del autor puede parecer,
con todo, peligrosa, no puede ser interpretada como lesión consciente del
bien Jurídico. Aquí comienza la imprudencia consciente.
148. BGHSt, t. 21, p. 283, 284 s,; t. 18, p. 246, 248. Por ello, equívoco: BGHSt, t. 16, p. 5.
Cfr. también Kíihl, AT> § 5, n.0 m. 36; Lackner/Kiíhl, § 15, n.Q m. 20,
149. Cfr. Kíihl, AT, § 5, n.° m. 36; Lacknw/Kühl, § 15, n.° m. 20; WelzeÍ, Lb., § 13 12 a.
150. Consecuente, Schroeder, LK, § l6, n,° m. 76. 153. Cfr. también Kühl, AT, § 5, n.° m. 39.
151. Al respecto, cfr. supra § 6, n.° m. 45. 154. Cfr., también en este sentido, Tribunal Supremo de España, NStZ, 1994, p. 37, 38;
152. Al respecto, en detalle, ínfra § 18, n.° m. 22 ss. Respecto de la referencia del dolo al Braminsen, JZ, 1989, p. 80; Joerden, Strukturen des strafrechdichen Verantwortungsbegriffs, 1988,
peligro inmediato de que se realice el tipo, cfr. también Schlehofer, Vorsatz und TatabweÍchung, p. 151.
1996, p. 32 ss., 55.
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142
ios elemefztos subjetivos del tipo § 7
§ 7 Segunda paite: Los elementos del delito
produzca; pero la aaprobación' se asume cuando el autor, según el grado StV, 1992, p. 574; 1993, p. 307; 2000, p. 68; BGH, JR, 2000, p. 297, 299, con comentario de
JÍngeÍfinger, p. 299 ss., 301 s. En sus presupuestos de contenido, este elemento sigue siendo vago
de probabilidad de producción del resultado que él conoce, ya no puede
-al respecto, cfr. Bmmmsen, JZ, 19S9, p. 78— y denominarlo como Aacer suyo el resultado lesivo»
confiar en que el resultado no se producirá, o cuando su confianza en
—así, Scbroth, NStZ, 1990, p. 324 ss.; en contra, Frisch, NStZ, 1991, p. 23 ss.— tampoco conduce
que todo saldrá bien no tiene un fundamento fáctico, de manera que se a criterios comprobables, En el ámbito de los delitos de omisión, tampoco se le debería asignar
presenta como mera esperanza vaga en un giro del curso del acontecer importancia extra. Según la concepción del BGH, en los casos de omisión no existe °un umbral de
totalmente librado al azar.157 Según ello, en sustancia se atiende a que el inlubición frente al dolo de homicidio que sea psicológicamente comparable con el dd actuar
positivo»; BGH, NStZ, 1992, p. 125, con cométanos de Otto, JK 92, StGB § 15/5, Puppe, NStZ, 1992,
autor sea consciente del peligro concreto para el bien jurídico protegido
p. 576 s.> Schwarz, JR, 1993, p. 31 ss. Al respecto, en detalle, Otto^ Jura, 1996, p. 473 s.; en sentido
y que, pese a ello, no renuncie a su plan.158 crítico, también Fahl, NStZ, 1997, p. 392; Geppert, Jura, 2001, p. 59; Mühlbauer, Die aechtsprechung
des Bundesgerichtshofs zur TotungshemmschweÜe, 1999» p. 41 ss.
160. Para un panorama del estado de las teorías: Hillenkamp, 32 Probleme aus dem Strafrecht,
AT, 11. - ed, 2003, l.Q problema; Kiihl, AT, § 5, n.° m. 46.
155. Al respecto, cfr. RGSt, t 76, p. 115; BGHSt, t. 7, p. 363; t. 21, p. 285: Baumann/Weber/ 161. Cfr., p. ej., Bottke, AFO, 1989, p. 471 s.; Freund, JR, 1988, p. 117; Frisch, Vorsatz und
Mitsch, AT, § 20, n.° m. 48; Maurach/Zípf, AT 1, § 22, n.° m. 36. Risiko, 1983, p. 222 ss., 482 s.; ídem, Karlhemz Meyer-GedS, p. 559 ss.; Geppert, Jura, 1986 p. 612;
156. Cfr. BGHSt, t. 7, p. 369. Httssemer, Armin Kaufmann-GedS, p. 300 ss.; Jakobs, AT, 8/30; Lackner/Kühl, § 15, n." m. 24;
157. Para constatar los presupuestos efectivos del dolo condicionado, cfr. BGH, NStZ, 1986, Philípps, ZStW, t. 85 (1973), p. 38.
p. 549; BGH, NStZ, 1987, p. 362, con comentarios de Puppe, p. 363 s. y Freund, JR, 1988, p. ll6 162. Cfr. Herzberg, JuS, 1986, p. 262; Ídem, JZ, 1989, p. 470 ss.; Puppe, Vorsatz und Zurechnung,
ss.; BGH, NStZ, 1987, p. 424; BGH, NStZ, 1988, p. 361, con comentario de OttoJS. 88, StGB § 15/4; 1992, p. 29; ídem, AT I, § 16, n.° m. 37 ss.
BGH, StV, 1991, p- 510; 1993, p. 641; 1994, p. 640; 1994, p. 654; 1994, p. 655; BGH, JR, 2000, 163. Cfr., p. ej., Bockelmanf-i/Volk, AT, p, 82 ss.; Jescheck/Weigend, AT, § 29 III 3 a; Kohler,
p. 297, 298; BGH, NStZ, 2000, p. 583. J2, 1981, p. 35 s.¡ Krey, AT 1, n.° m. 358; Kübl, AT, § 5, n.° m. 85; ¿Cuper, GA, 1987, p. 479; Kiipper,
158. Al respecto, cfr. BGH, VÍJW, 1979, p. 1512, con comentario de Otto, p. 2414 s.;BGH, en 2StW, t 100 (1988), p. 766; Roxm, AT I, § 12, n.a m. 21 ss.; RudoJphi, SK I, § l6, n." m. 43;
Holtz, MDR, 1980, p. 812; BGH, JZ, 1981, p. 35. con comentario de Kóhler, p. 35 ss,; BGH, NStZ, Stratenwerth, AT I, § 8, n.° m. 117; WesseIs/BetOke, AT, n.° m. 223,
1982, p. 506 s.; BGH, NStZ, 1983, p. 365; p. 407; BGH, NJW, 1983, p. 2268; BGH, MDR, 1983,
145
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Los elementos subjetivos del tipo § 7
§ 7 Segunda parte: Los elementos del delito
a) es consciente del riesgo concreto e inmediato de que se realicen las 2. Estado actual de la teoría del injusto 167
circunstancias del hecho y, sin embargo, actúa; es decir, a pesar de tener
conocimiento no renuncia a su plan (dolo eventual); a) La teoría objetiva estricta del injusto, dominante en Alemania en el
primer tercio del siglo pasado, definía el injusto a partir del daño. El
b) es consciente dei riesgo concreto e inmediato de que se realicen las injusto era visto en el menoscabo del bieti Jurídico. La psique del autor
circunstancias del hecho, prevé la realización del peligro como algo segu- solo era relevante para el menoscabo del bien jurídico y, de ese modo,
ro y, sin embargo, actúa (dolo directo de segundo grado); para la antijuridicidad por su «efecto hacia añiera^. La "voluntad objetiva-
c) es consciente del riesgo concreto e inmediato de que se realicen, las
da^> constituía la acción antijurídica y la «voluntad subjetiva» constituía la
culpabilidad. El autor, en sí mismo, solo aparecía en el ámbito del injus-
circunstancias del hecho y quiere producirlas, porque para él es impor-
to como la persona que había puesto en marcha ía relación causal que
tante que se realice el riesgo en la lesión del bien jurídico (resultado)
. como meta de su acción (dolo directo de primer grado). condujo al menoscabo del bien jurídico, o bien que había omitido medi-
das de salvamento pese a las obligaciones que pesaban sobre él. La cues-
tión de si alguien había matado a otro dolosa o imprudentemente era
irrelevante para la definición del injusto. En ambos casos tenía que haber
164. Cfr., p. ej., Behrend, v, Simson-PS, p. 11 ss.; ÁrmÍn Kaufmann, ZStW, t. 70 (1958), p, 64. realizado el mismo injusto de homicidio.
ss.; Schlebofer, NJW, 1989, p. 2020; Schünemann, JA, 1975, p. 790; Schroth, JuS, 1992, p. 8.
165. Cfr,, p. ej., Hmscbka, lÜeinknecht-FS, 1985, p. 193; Km-gl, Handlung und Ordnung im
Strafrecht, 1991, p. 535 ss.; KÍndbánser, GA, 1994, p. 203; íanger, GA, 1990, p. 458; Schmídbáwer,
GA, 1957, p. 305 ss.; ídem, JuS, 1980. p. 241 ss.; Schumann, JZ, 1989, p. 430,
167. Para tina profnndiza.cwn y im panorama de las distintas teorías del injusto: Otto, Pflich-
166. Cfr,, p. ej., Beulke, Jura, 1988, p. 644: Engisch, NJW, 1955, p. 1687; Gallas, ZStW, t. 67
tenkoÜision und Rechtswidrigkeltsurteil, 3.a ed., 1978, p. 21 ss.; Kratiss, ZStW, t. 76 (1964), p. 19 ss.;
(1955), p. 43; Joecks, MK, § l6, n.D m. 35; Scb/Sch/Stwnberg-Líeben, § 15, n.0 m. 84. Va más allá
WoÍter, Objelrtive unct personale Zurechnutig von Verhalten, Gefahr und Verletzung in einem funlc-
Jakobs —ZStW, t. 114 (2002), p. 594—, quien quiere imputar al ámbito del dolo, como dolo
tionalen Straftatsystem, 1981, p. 24 ss.
indirecto, el desconocimiento de las circunstancias del hecho debido a la indiferencia del autor.
147
146
ios elemwtos subjetivos del tipo § 7
§ 7 Segunda parte: Los elementos del delito
Otto, ZStW, t. 87 (1975), p. 561 s.: *Ia confianza como base del ordenamiento jurídico crea
48 b) La teoría objetiva limitada, que reemplazó a la teoría objetiva estric-
el requisito de que deba garantizarse al particular, en el ordenamiento jurídico de las rela-
ta, no abandonó el punto de partida básico de aquella, consistente en ciones sociales, una posición que le permita desarrollarse personalmente. No se trata, en
definir al injusto desde la perspectiva del daño. Sus seguidores se afe- primera línea, de definir un ámbito de protección frente a él, sino que a él —en cuanto
rraron por completo a la idea de que para la antijuridicidad básicamen- persona a la que se dirige el ordenamiento jurídico— debe garantizársele el desarrollo per-
sonal precisamente allí donde se le hace cumplir sus deberes. Se confía en el vínculo común
te solo era importante el aspecto objetivo del hecho. Sin embargo,
de las personas, que, en convivencia social, realizan su capacidad de poder tener una comu-
admitían excepciones a esta regla en los casos en que la «antijuridicidad
nidad entre todos. Esta es la base de confianza existencíal del ordenamiento Jurídico. Sin
específica, referida al hecho» solo pudiera definirse recurriendo a ele- embargo, en la medida en que la desconfianza toma el lugar de la confianza, el ordena-
mentos subjetivos. Esto sucedía cuando el tipo exigía una determinada miento Jurídico toma en sus manos la tarea de estabilizar y asegurar las expectativas. De
intención, como p. ej. la intención de apropiarse en el hurto, o cuando esta manera, la confianza odginaria se remplaza por la uconfianza en el sistema» para que
la convivencia social siga siendo posible. Cuanto más compleja sea la confíguración de las
de ninguna manera podían definirse los elementos particulares sin hacer
relaciones sociales, más frecuentemente reemplazará la confian2a en el sistema a la confian-
mención de una determinada tendencia subjetiva, como p. ej. «prestar
za originaria. No obstante, si la conñanza en el sistema sustituye por completo a la origina-
ayuda» en el § 257. ria, ya no se puede hablar de un ordenamiento vivo que surge de la disputa por la propia
posición y la de los otros, posiciones a las que no solo hay que dejarles su lugar, sino que
49 c) Luego de que el avance de la discusión demostrara que aquellas excep- también hay que abrírselo. Pero en la medida en que todos los miembros de la comunidad
clones eran más frecuentes que Ía regla, Welzel cuestionó de manera Jurídica sean conscientes del lazo personal que existe entre ellos, esta realidad personal deja
radical, con su teoría personal del injusto, los fundamenÉos de toda teoría una impronta en el Derecho y en el injusto. Una teoría del injusto que pretenda abarcar
esta realidad personal no puede ver el injusto únicamente en la lesión o puesta en peligro
objetiva del injusto: "No es la causación de un. resultado (lesión de bienes
de un bien jurídico individual o universal, contempladas de manera aislada. SÍ bien podrá
jurídicos), cuyo contenido está desvinculado de la persona del autor, la
definir la conducta antijurídica, es decir, socialmente dañosa, como aquella conducta que
que agota el injusto, sino que la acción solo es antijurídíca como obra de apunta a la lesión de bienes jurídicos, esto solo le será posible precisamente porque el daño
un determinado autor: qué metas le asignó, de manera final, al hecho social es más que la mera lesión de bienes jurídicos.
objetivo; con qué actitud realizó esas metas; qué deberes le cabían en esa
'Es socíalmente dañosei la conducta que apunta a la lesión del bien jurídico porque
situación; todo ello define de manera determinante el injusto del hecho
junto a la eventual lesión del bien jurídico. La antijurídicidad es siempre •'(1) se dirige al daño de un determiíicido bien jurídico y, con ello,
5. Toma de posición 52 a) Naturalmente, esta definición del contenido del concepto de injusto
está condicionada por cómo se ve la función del ordenamiento jurídico
50 El hecho de que el objeto del juicio de injusto ya no sea la lesión ais- dentro del ámbito social. A modo de eslogan, esta puede ser caracteriza-
lada de un bien jurídico, sino el contexto social total, definido por el da como el aseguramiento de la paz jurídica mediante un orden justo.
hecho, el autor y la víctima, hace posible interpretar la lesión del bien 53 A pesar de los intentos materialmente impugnables de minimizar el
jurídico como daño social. Desde este punto de partida se hace com- problema del ordenamiento ajusto» como problema aparente, los seguido-
prensible que si bien el delito es siempre una agresión contra un bien res de la teoría sociológica de sistemas han logrado aclarar considerable-
Jurídico, no es solo eso, sino que siempre y en primer lugar es una agre- mente la función de aseguramiento de la paz Jurídica que ha de cumplir
sión contra las bases del ordenamiento jurídico que, empero, se objetivi- el ordenamiento jurídico. Según eilo, esta ñinción se cumple mediante el
za en el menoscabo de un bien Jurídico. Es una agresión contra aquel aseguramiento de expectativas y la dirección de conductas.
sbonum commttne» que hace posible la convivencia de muchos en una
Lubmann, Díe Punktion des Rechts: Erwartungssicherung oder Verhaltenssteuerung?, ARSP,
comunidad jurídica, es decir, es una agresión contra la base de confianza suplemento, nueva serie, n.° 8, ed. Steiner, WÍesbaden, 1974, p. 31 s.: «Si se pregunta por
de la comunidad jurídica. la ñmckm del Derecho con respecto a la dimensión temporal, entran en consideración dos
respuestas posibles que se corresponden con la diferencia entre el pasado y el futuro. Ponen
el acento más bien en el pasado o más bien en el futuro.
"Por un lado, se puede tratar del apuntalamiento de las expectativas que alguien abriga
respecto de la conducta de otro, en caso de que sean puestas en peligro o defraudadas.
168. Welzel, Lb., § 11 II. Al respecto, cfr. también Jescheck/Weigend, AT, § 24 IU 4; Rensikoivski, Entonces, se ürata de una estabilización de expectativas de conductas que en caso necesario
Táterbegriff, p. 234 ss.; Roxin, AT, § 10, n.° m. 89 s.
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ios elementos subjetivos del tipo § 7
§ 7 Segunda parte: Los elementos del delito
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Los elementos subjetivos del tipo § 7
§ 7 Segimdct parte: Los elementos del delito
cía del actuar doloso se halla en la ^decisión en contra del bien jurídico
V. CONSCIENCIA DEL INJUSTO COMO ELEMENTO DEL protegido en el tipo penal".174
TIPO DE INJUSTO 65 Pero, cuando no se sabe si el autor es consciente de que con su con-
ducta realiza el injusto, tampoco puede determinarse si la forma de con-
1. Conocimiento del tipo y de su contenido de significado ducta del autor debe ser vista como decisión a favor del mjusto, a favor
social del menoscabo de un bien jurídico o a favor del Derecho. Esta conscien-
cia define de manera esencial el contenido de sentido social que el autor
61 Si el conocimiento de las circunstancias del hecho y su contenido de realiza con su conducta. El mero conocimiento de que alguien ha destrui-
significado, así como la voluntad del autor de realizar el menoscabo del do un bien jurídico, p. e|., un cuerpo o una vida, no permite inferir nin-
bien jurídico, son vistos como elementos del tipo de mjusto, lo son —en guna toma de posición respecto de 4o justo». La realización de un hecho
parte expresamente— porque únicamente estos elementos hacen recono- prohibido no contiene, como tal, una toma de posición del autor respec-
cible el mentido social completo de un acontecer».170 En cambio, no sería to del ordenamiento jurídico. Que el injusto de un homicidio doloso sea
necesario que el autor fuera consciente del injusto de su conducta. diferente al injusto de un homicidio imprudente se debe a que el autor
62 La opinión dominante coincide con la decisión del BGH de que la doloso sabe que realiza un hecho socialmente peligroso, sociahnente daño-
prohibición legal de una acción no es, en sí misma, una "circunstancia del so. Solo la referencia de este hecho al ordenamiento social hace posible
hecho» en el sentido del § l6, ap. 1, oración 1, porque «no pertenece al reconocer en él una toma de posición respecto de ese ordenamiento. Por
contenido del tipo legal, sino que él es su contenido^.171 A partir de allí, lo tanto, este "contenido de sentido social» del hecho doloso fundamenta
la opinión dominante deduce que la consciencia del injusto no es un la pena de los delitos dolosos, por regia general más elevada que la de
componente del dolo, sino un elemento de la culpabilidad. Si falta, dicen, los delitos imprudentes-175
no se cuestiona la existencia del dolo, sino solo su reprochabilidad. Según 66 La decisión a favor del elemento normativo en el dolo tampoco puede
ello, el dolo se agota en el conocimiento de las circunstancias del hecho evitarse asignándole al dolo una doble posición como elemento del injus-
y su contenido de significado, así como en la voluntad de realizar el hecho to y de la culpabilidad, con la consecuencia de que ia consciencia del
(elementos finales del dolo).172 injusto le sería adjudicada a la culpabilidad dolosa.176 En contra de esta
63 En este sentido, consciencia del injusto es la consciencia de violar una diferenciación, Puppe ha demostrado convincentemente que esta es lógi-
norma jurídica, siendo indiferente que se trate de una norma de Derecho camente incompatible con la clasificación aceptada del conocimiento de
penal, público o civil. Esto significa que la consciencia del injusto se las circunstancias justificantes objetivas como elemento subjetivo de la
interpreta aquí en sentido formal como consciencia del aittor de acUiar justificación: <SÍ solo la representación de esas circunstancias elimina el
antijurídicamente y luego, no obstante, se la ubica en la estructura del desvalor de acción del hecho doloso, tal como hoy está reconocido de
delito como elemento de la culpabilidad. Por el contrario, la opinión modo casi general, la misma representación no puede reducirse a una
dominante no conoce una consciencia del injusto, como elemento de la mera eUminación de Ía culpabilidad dolosa tan pronto como ella sea erró-
estructura del delito, en el sentido de consciencia de realizar el injusto, nea, es decir, en tanto falten los presupuestos objetivos de la justificación».177
es decir, de comportarse de manera socialmente dañosa —con otras pala-
bras, una consciencia del injusto en sentido material—.
64 Sin embargo, en contra de ello debe objetarse que el contenido de
174. Frísch, Armin Kaufmann-GedS, p. 324 s. Cfr. también Frisch, Vorsatz, p. 46 ss., 102 ss.;
sentido social de un acontecer recibe su importancia esencial de la repre-
ídem, en; Eser/Perron (comps.), Rechtferügung und Entschuldigung III, 1991, p. 276 ss. Por lo
sentación del autor de qué su conducta es conforme o contraria a lo social.
demás, cfr. Burkhardt, en: Eser/Nishüiara (comps.), Rechtfertigung und Entschuldigung TV, 1995,
Incluso la opinión dominante funda su concepción de que la forma en p. 418 s., con otras referencias bibliográficas; Dannecker, Steuerhmterziehung im intemationalen
principio más grave del delito se realiza en el actuar doloso haciendo 'Wirtschañsverkehr, 1984, p. l6l; Kühl, AT, § 5, n.0 m. 28, 34; M. Heínrich, Rechtsgutszugriff und
referencia a que el dolo es la decisión a favor del ínjztsto,175 que la esen- Entscheidungstragerschaft, 2002, p. 131 ss., 139; Puppe, GA, 1990, p. 157; Ídem, NK, § 16, n.° m. 89;
Roxin, AT I, § 12, n.° m. 301; Rndolphi, SK I, § l6, n.° m. 39; Schlüchter, JuS, 1985, p. 375; Sch/
Sch/Stemberg-iÍeben, § 15, n.° m. 39; Schroeder, LK, § l6, n.Q m. 43; Schi-oth, JuS, 1992, p. 7;
Stratenwetth, AT I, § 8, n.° m, 66; We^ntíÍ, ZStW, t. 93 (1981), p, 690.
170. Roxín, ZSfW, t. 74 (1962), p. 544. 175. Al respecto, con mayor detalle, ya Otto, ZStW, t. 87 (1975), p. 590 ss.; ídem. Jura, 1996,
171. BGHSt, t. 19, p. 298. p. 474 ss.
172. Al respecto, cfr., p. ej,: Jescheck/Weigend, AT, § 41 I; Lackner/KüU, § 15, n." m. ^31;
176. Así, sin embargo. Gallas, ZStW, t, 67 (1955), p. 45 s.; feschec^/Weigend, AT, § 24 IIt 5;
Maumch/Zipf, AT 1, § 30, no m.'26 ss.; Sch/Sch/Stemberg-Lieben, § 17, n.0 m. 1 ss.; TróndÍe/Físcber,
Koxin, AT I, § 12, n.° m. 26; WesseIs/BeuÍke, A T, n.a m. 142.
§ 17, n.° m. 2; Wessels/Beulke, AT, n.D m. 427 ss. Í77, Puppe, NK, § 15, n.° m. 3.
173. Hassemer, Ármin Kaufmann-GedS, p. 295 ss., 309.
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Los elementos subjetivos del tipo § 7
§ 7 Segunda parte: Los elementos del delito
norma de Derecho civil o público. ser vistos en nuestro círculo cultural como exigencias jurídicas básicas de la convivencia,
es decir, de los componentes del ordenamiento jurídicos que están vivos en la sociedad, la
69 La consciencia del injusto penalmente relevante se refiere a la norma
consciencia del injusto es la conscíencia del menoscabo relevante de ese ordenamiento. No
penal, pero no a la norma formal-legal, sino a aquellos hechos que, por es la consciencia del menoscabo de preceptos jurídicos positivos estatales, ni incluso de
su peligrosidad o nocividad social, pueden ser objeto de normas y sancio- una disposición que amenaza una pena. En la medida en que se trate del ámbito de las
nes penales. La consciencía del injusto es el conocimiento del menoscabo regulaciones que no están delineadas en el ordenamiento juridico-social, sino que solo son
del bien jurídico — al respecto, szipra § 1, n.° m. 31 ss.—, ^ decir, el saber creadas estatalmente (es decir, especiaünente en el ámbito del llamado Derecho penal
administrativo), la conscíencia del injusto significa que el autor es consciente de que menos-
que la realización del hecho que se propone el autor menoscaba la base
caba órdenes estatales vinculantes. La coasciencia del injusto, entonces, se da en el caso
de confianza social a través de la lesión de un valor cuyo respeto la comu- concreto cuando el autor es consciente de que menoscaba seriamente un valor básico para
nidad jttrídica considera como base de las relaciones sociales. Esta cons- la convivencia en comunidad estatal, o cuando es consciente de que menoscaba una orden
ciencia de ninguna manera es indeterminada ni vaga, pues es exactamen- estatal vinculante».
179. Al respecto, Schroth, Vorsatz ais Aneignung der unTechtskonstituíerenden Merkmale, 1994,
p. 68, Respecto de la concepción del BGH; BGHSt, É. 42, p. 123, 130.
178. Arthur Kaufmann, J2, 1974, p. 270.
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Los elementos subjetiuos del tipo § 7
§ 7 Segimda pat-te: ¿os elementos del delito
dinal, a saber, del conocimiento del autor de que con la lesión del bien
73 Bl conocimiento del hecho que funda objetivamente el injusto es un ele"
Jurídico esíá actuando de manera socialmente dañosa o peligrosa.180
mentó constitutivo del injusto personal. En este sentido, la consciencia del
(Consciencia de la nodvidad social de la conducta == consciencía del
injusto pertenece al dolo. En cambio, tío pertenece al dolo la consciencia
injusto en sentido material).
de la antijuridicidad en el sentido de la consciencia de menoscabar una
76 La consciencia del infusto, Junto al conocimiento de las circunstancias
norma Jurídica concreta.
del hecho y de su contenido de significado, y junto a la voluntad de
realizar eí hecho, es en cuanto elemento del tipo de injusto, objeto del
reproche de culpabilidad, pero no es parte componente de este. Por
2. Consciencia actual del injusto
consiguiente, la consciencia del injusto puede recogerse en un concepto
de dolo mas amplio, que abarque el conocimiento del hecho y del injus"
74 La consciencia actual del injusto, tal como lo exige el delito doloso, de
to; pero ello de nmguna manera es necesario. La consciencia del injusto
ningún modo sigfíifíca —al igual que la consciencia actual de las circuns-
puede ubicarse perfectamente como elemento autónomo del tipo subje-
tancias del hecho y su contenido de significado— que el autor todo el
tívo junto al dolo, que, en este caso, aparece como «dolo del hecho».
tiempo tenga que "pensar en" que se está comportando de manera anti-
77 Dado que la opinión dominante no reconoce esta conscíencia material
jurídica, es decir, que está realizando un injusto. Basta con que la cons-
del injusto, se conforma con incluir el elemento final del injusto en el
ciencia de realizar un hecho sociaknente peligroso y dañoso tenga efectos
dolo. La consciencia del injusto exigida por la opinión dominante, en el
actuales sobre la conducta, es decir, que sea co-consciente.
sentido de una consciencia formal de la antijuridicidad, es reconocida
Kohmcher, Die Arbeitsweise des Gehirns und die psychischen Vorgange, 4.a ed., 1967, p. 142 como elemento de la culpabilidad.
s.: -Lo co-coasdente no solo comprende el entorno personal de la vida familiar, la profesión,
las preferencias y los intereses, sino también las actitudes mentales del hombre, sus convic- Respecto de las demás consecuencias de la concepción sostenida aquí para la teoría de la
ciones religiosas, ideológicas y políticas, sus ideas éticas y sus principios artísticos o cien- culpabilidad y del error, así como, en especial, respecto de la interpretación consecuente
tífícos. La psicología resume todas estas características mentales bajo el concepto de 'actitud'. del § 17 StGB, cfr. infra § 15.
A pesar de que el estudio áe los efectos de la actitud comenzó tempranamente —ya en
1895. L. v. Kries señaló que la clave de sol y la de fa, al comienzo del pentagrama, genera-
ban en el músico una actitud con la que este le daba a las mismas notas musicales un
significado distinto—, la investigación todavía no ha llegado muy lejos, de manera que con
VI. PROBLEMAS ESPECIALES DENTRO DEL TIPO DE
el término 'actitud' se explican muchas cosas sin saber cómo se producen sus efectos [-..]. INJUSTO
Pero mucho más importantes son las actitudes mentales abarcadoras, mencionadas antes,
porque en gran medida dominan nuestro pensamiento y aparecen enseguida, de manera 1. Las llamadas condiciones objetivas de punibmdad
automática, cuando se da la situación respectiva. Están tan arraigadas en los adultos que,
coa frecuencia, son vividas como componentes de la personalidad; ya no se las puede ras-
78 Según la opinión dominante, las condiciones objetivas de punibilidad son
trear hasta sus orígenes en la infancia o la Juvenmd. Tales actitudes del ánimo son extre-
madamente difíciles de cambiar y, por ello, son soportes sumamente importantes de la elementos del delito independientes del injusto y de la culpabilidad, que
personalidad individual. Sumamente miportantes porque nos brindan seguridad y resolución, no son alcanzados por el dolo o por la imprudencia. Han de ser aánusi-
pues hacen posible que, en los problemas intelectuales cotidianos y en nuestro trabajo, bles cuando tienen efectos limitadores de la punibilidad, porque a las
decidamos de inmediato y con convicción plena y verdadera: 'Esto está bien; esto está mal'.
simaciones de hecho merecedoras de pena solo se les apÜca una pena
Los efectos de la actitud de estos modos de pensar podrían caracterizarse como estabiliza-
dores de la personalidad: en todo caso, son solucionadores de problemas de primer rango,
cuando están dadas las condiciones objetivas de punibilidad.
sin los cuales no podríamos existir en la vida cotidiana, en la política, en el arte ni en la
79 Esta interpretación desaloja de los elementos del delito —tipicidad,
ciencia; dirigen automáticamente nuestras tomas de posición y, con ellas, amplios ámbitos antijuridicidad, culpabilidad— las condiciones objetivas de punibilidad,
de nuestra vida intelectual". sin explicar su referencia a los distintos elementos estructurales del hecho
pumble. Esto es inadecuado. Antes bien, las condiciones objetivas de
punibilidad caracterizan un especial desvalor de resultado que se agrega
3. Conclusión a un desvaler de acción ya existente para que la conducta aparezca como
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Los elementos subjetivos del tipo § 7
§ 7 Segunda parte: Los elementos del delito
el autor no excluyen el dolo cuando se mantienen dentro de los límites § 15/7, Roxin, GA, 2003, p. 2¿1 ss.; Jescbeck/Weígend, AT, § 29 V 6 d, Prittwitz, GA, 1983, p. 129;
Sch/Sch/Stemberg-Lieben, § 15 n.° m. 55; Wfftefer, Klug-FS, t. 2, p. 436 s. Igualmente para el caso
en que el autor quería eliminar el cuerpo desde el primer momento: RudoÍphí, SK I, § 15, n,° m. 35;
Setter, ÓJ2, 1994, p. 93 s.; Stratenwerth, AT I, § 8, n.Q m. 94; Trondle/Píscher, § 16, n.° m. 7; Welzel,
Lb., § 13 I 3, Wolter, Leferenz-FS, p. 549 ss. En parte se exige que la Eentativa ya esté acabada; cfr.
181. Cfr., en este sentido, Jeschek/Weígend, AT, § 53; Otto, Schróder-GS, p. 63 ss.; Scblehofet; Jcíkobs, AT, 8/76; Schroeder, LK, § 16, n.° m. 34. No obstante, esta diferenciación enbre tentativa
MK, previo al § 32, n.° m. 23 ss. Respecto de la interpretación de las condiciones objetivas de acabada e inacabada no está justificada normativamente; al respecto, cfr. Roxin, GA, 2003, p. 26l ss.
punibilidad como presupuestos de la necesidad de pena: Schmidhaitset; ZStW, t. 71 (1959), p. 545 184. Coincidente en gran medida en las conclusiones: Drfeizdl, GA, 198tí, p. 253 ss,, Puppe,
ss.; Stratenwerth, ZStW, t. 71 (1959), p. 565 ss.; Stree, JuS, 1965, p. 465 ss.; Tíedemann, 2RP, 1975, GA, 1981, p. 16; ídem, AT í, § 19, n.° m. 10 ss,; Soxm, AT 1, § 12, n.Q m. 144; Kuíiolphí, SK I,
p. 129. Presupone un injusto con necesidad de pena aun sin condiciones objetivas de punibüidad: § 16, n.c m. 31; Stratenwerth, AT I, § 8, n.0 m. 89; Wbtów, ZStW, t. 89 (1977), p. 663 ss.
GeisÍer, Zur Vereinbarkeit objektiver Bedmgungen der Strafbarkeit mit dem Schuldpcinzip, 1998, 185. En e¡ mismo sentido, con diferente fundamentación: Eser/Burkhard, I, n.a 8 A 45; Frisch,
p. 139 ss,, 231; Ídem, GA, 2000, p. 179; al respecto, en sentido crítico, Lampe, GA, 2000, p. 399 ss, TatbestandmaíÍÍges Verhalten und Zurechnung des Erfolgs, 1988, p. 621 s.: Herzberg, ZStW, t. 85
Básicamente en contra; Bemmann, Zur Frage der objektiven Bedingungen der Strafbarkeit, 1957.
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Los elementos subjetivos del tipo § 7
§ 7 Segunda parte: ios elementos del delito
87 aa) A quiere ahogar a B. Lo arroja desde un puente alto, B muere durante la caída a causa Observación: El caso no sería problemático si A todavía hubiera tenido dolo de homicidio
de un infarto. cuando arrojó a B al pozo de estiércol líquido (si, p. ej., se hubiera dicho a sí mismo: «por
si acaso»). Entonces, arrojarla al pozo habría sido tan solo la última parte de la conducta de
En la muerte por infarto se realizó un peligro inherente al acontecer de riesgo creado por A dirigida a matar a B (caso de dolus generalis). En cambio, si A partió de la base de que
A. Por lo tanto, A ha cometido un homicidio consumado y no solo una tentativa de homi- Ía muerte ya se había producido cuando arrojó a B al pozo de estiércol líquido, entonces
cidío. de ninguna manera se dio una desviación in-elevante del curso causal real con respecto al
imaginado. En la muerte por ahogamiento no se realizó el riesgo típico de la acción reali-
88 bb) BGH, en DaUinger, MDR 1975, p. 22: <A quería áar una paliza a B. Esto no ocurrió zada con dolo homicida (üenar la boca de B con arena). Tampoco puede hablarse aquí de
porque B se escapó metiéndose en un automóvil. En razón del proceder brutal de un grupo
un caso de dolus generalis —al respecto, supra n.° m. 16 ss.—, dado que A no era para
incitado por A, B fue presa de un temor intenso que le produjo considerables malestares
nada consciente de la posibilidad de que B pudiera morir en el pozo.
estomacales».
Observación: Se puede estar de acuerdo con estas conclusiones si, según la representación a) El problema
de A, la incitación del grupo le causaría a B temor y tormentos, pues, en ese caso, se ha
dado una primera lesión querida y, luego, la segunda lesión planeada no tuvo lugar. En aa) Caso del licor de genciana: A quería matar a su marido, que estaba en el ejército. Üenó
cambio, si con la «incitación- A de ningún modo pensó que B podría sufrir tormentas, una botellita de licor de genciana con paratión y se la envió con una nota con saludos. Ese
entonces la desviación del acontecer real respecto del curso del hecho planeado —golpear día, B no tenía ganas de tomar licor de genciana. Puso la botella sobre la mesa y se recon-
fortó con la amable nota de su mujer. Su compañero de cuarto vio la botella y le preguntó
a B— debería ser considerada como relevante.
si podía tomar un trago. B accedió, C ingirió el veneno y murió un momento después.
89 ce) BGHSt, t. 23, p. 133 ss.: A quiere matar a H de varias puñaladas. Con la primera puña-
lada. A sufre un delirio homicida que lo pone en estado de inímputabilidad.
bb) Tribunal Supremo de Prusia, GA, £. 7 (1859), p. 322: Rosahl le prometió a Rose que lo
recompensaría en abundancia si mataba de un disparo a Schliebe. En consecuencia. Rose se
El BGH resolvió lo siguiente; ^No obstante, el acusado apenas había comenzado la ejecución escondió en un lugar para acechar a Schliebe, a quien conocía muy bien. En el crepúsculo,
del hecho cuando se produjo la mimputabilidad, o sea, hasta ese momento solo había come- Rose vio a un hombre que venía por el camino. Rose disparó y lo mató, porque pensaba
tído una tentativa de homicidio. Empero, esto no excluye que la verdadera acción homicida, que se trataba de Schliebe. En realidad, era Hamisch.
ocurrida después de ese momento, pueda serle imputada a título de dolo 1...]. Por cierto, el
dolo tiene que cubrir el curso completo del acontecer. Pero dado que la totalidad de los Observación: La conducta punible de Rosahl no será analizada aquí; al respecto, cfr. infra
§ 22, n.° m. 45.
detalles de ese curso casi nunca podrá ser prevista con exactitud, las desviaciones respecto
del curso imaginado no excluyen el dolo sin más. Antes bien, son Írrelevantes las desviar
ciones que se manüenen dentro de los límites de la experiencia general de la vida [. ] El
b) Toma de posición
acusado quería matar a la señora H, es decir, quería darle la cantidad necesaria de puñala-
das. El verdadero curso del hecho coincidió con la representación del autor. En todo caso,
aa) Que alguien se forme el "dolo» de «anatar a una personan es, en cuan-
el estado de arrebato excluyente de la imputabítidad podrá haber incidido en que el acusa-
do actuara más rápido y efectuara más puñaladas que las planeadas originariamente. Sin to mero deseo, jurídicamente irrelevante. Aquí no se expresa una voluntad
lugar a dudas, esta desviación es irrelevante. Pero también es una desviación in-elevante la de realización dirigida a la donünabilidad de un acontecer. Solo con la
producción misma del estado de inimputabilidad, que el acusado no había incluido en su referencia a un objeto concreto, el deseo difuso de homicidio se torna en
representación*.
voluntad de realización que dirige un curso causal. Por lo tanto, el dolo
90 dd) BGHSt, t. 14, p. 193: Luego de una pelea, A le llenó la boca a B con dos puñados de de homicidio jurídicamente relevante es el dolo de matar a una persona
arena, con dolo eventual de homicidio, para evitar que gritara. B se desplomó y quedó determinada, pero debe tenerse en cuenta que la concreción también
inmóvil. A estaba convencida de haber matado a B. Para eliminar las pruebas del hecho, puede darse con elementos generales (cfr. al respecto sitpra ü.° m. 16 ss.,
arrojó a B en un pozo de estiércol líquido, en donde B murió ahogada.
teoría de la concretización). Si el autor ha concreti^ado a la víctima de
esta matiera —ya sea mediante la observación sensorial o mediante otra
individualización de la meta de su conducta—, entonces la meta de la
conducta está suficientemente concretizada.
(1973), p. 890; Hettínger, Spendel-FS, p. 246 ss.: Hruschka JuS, 1982, p ,318; Kiihl AT § 5,
n.° m. 26; Maiwald, ZStW, t. 78 (1966), p. 54 ss.; Mauracb/Zipf, AT 1, § 23, n.Q m. 35; ^o^n, 95 En el -caso del licor de genciana», A quiere matar a B, pero no quiere matar a C. Ni siquie-
Würtenberger-FS, p.rl24 s.; Sancínettí, Roxin-FS, p. 361 ss.; SchÍehofer, Vorsatz, p. 177; ScbroecÍer, ra ha pensado en ese resultado como producto de su acción. No reconoció que el peligro
UK, § 16, n-B m. 30 s.
161
160
Los elementos subjetiws del tipo § 7
§ 7 Segunda parte: Los elementos del delito
98 Por últimoi se sostiene el punto de vista de que la aberratio íctus solo conduce a la exdu-
que ella creó se realizaría de esa manera. Tampoco quería matar a cualquier persona inde-
sión del delito consumado en caso de lesión de bienes altamente personales.18^
terminada; su decisión al hecho estaba dirigida, muy concretamente, al homicidio de B. Este
últímo resultado no se produjo.
99 bb) Si en el menoscabo del bien jurídico se realiza el curso del acontecer
planeado pero el autor yerra sobre la identidad de la víctima, entonces
96 Si el peligro creado conscientemente por el autor no se realiza en el
menoscabo del bien jurídico agredido por él, sino en el menoscabo de se trata de un error de motivación irrelevante (error in persona). Él ha
otro bien jurídico de cuya puesta en peligro él ni siquiera fue conscien- realizado el resultado perseguido; su representación de la identidad del
te, entonces falta el dolo: se ha producido un resultado diferente al portador del bien Jurídico (persona) o del objeto agredido (obiectó) no es
deseado en razón de la conducta peligrosa del autor (aberratío ictus). El esencial cuando el objeto agredido y el que el autor se representa que
agrede tienen el mismo valor jurídico.190
resultado que se ha producido no ñie querido por el autor; el resultado
buscado no se ha producido. Conclusión: delito intentado, en la medida 100 En el caso Rose-Sosahl, exactamente el riesgo que Rose puso en marcha se realizó de la
en que el autor se haya propuesto realizar el resultado perseguido; deli- manera querida por Rose: la persona contra la que Rose disparó ha sido muerta.
to imprudente respecto del resultado realizado, en la medida en que se
den los presupuestos de la imprudencia.186 101 Si los objetos respecto de los que se ha confundido el autor no tienen el
mismo valor jurídico, entonces solo entra en consideración la tentativa
97 Sin embargo, según una opinión esta solución se limita a los casos
en que el autor percibe visualmente a la víctima, pero no se aplica cuan- —p. ej., en un cafetería A quiere hurtar un paraguas nuevo ajeno, pero a
causa de la excitación toma el suyo propio sin darse cuenta- 191
do él solo identifica el objeto agredido o a la persona agredida por su
lugar en el curso causal —como en el ^caso del licor de genciana"—.187
Por lo tanto, según esta concepción, en el caso del licor de genciana no c) Para profundizar
hay aberratio icHi-s, sino un error que, por referirse a la identidad de la
102 OLG Neustadt, NJW, 1964, p. 311: A se ha comportado ín-espetuosamente en el restauran-
víctima (error in persona), es un error de motivación irrelevante.
te de X. X y otros clientes lo ponen en la puerta de calle. Apenas se está levantando junto
En contra de esto, la concepción opuesta pretende que el error sea
a una pila de cajones de cerveza cuando B le grita; «jMuéstraIes como les revientas un
considerado como irrelevante en general, y no solo en estos casos espe- cajón en la cabeza!'. A continuación. A, sediento de venganza, toma un cajón, lo revolea y
cíales. Este parecer parte de la base de que aquel que quiere lesionar un golpea a C en la cabeza, un curioso que ha venido corriendo y que nada tenía que ver en
bien jurídico determinado y que, a causa de una desviación del curso el asunto. C sufre una conmoción cerebral.
causal lesiona otro de igual valor, comete un deÜto consumado, porque (1) A creía que C era uno de los que lo. habían echado del restaurante. Cuando se da
el error, en cuanto error de motivación, es Írrelevante por la igualdad cuenta de su error, se muestra profundamente afligido y asegura que nunca quiso golpear
típica del valor de los bienes jurídicos comprometidos (teoría de la igual- a una persona que no hubiera intervenido en la pelea.
AT, § 29 V 6 c; Koriath, JuS, 1997, p. 901 ss.; Krey, AT I, n.° m. 394 s.; Kühl, AT, § 13, n.° m. 36;
Lackner/Kühl, § 15, n,° m, 12; Mattrach/Zipf, AT 1, § 23, no m. 32; Rudolphi, SK I, § l6, n.Q m. 33;
Scblehofer, Vorsatz, p. 172 s.; Scbmidbausev, AT, 10/45; Sch/Scb/Stertzberg-iíeben, § 15, n.0 m. 57;
Wessels/BeiiÍke, AT, n.° m. 250 ss.
187. Al respecto, cfr. BGH, NStZ, 1998, p. 294, 295, con comentario de Geppert, JK 98, StGB,
§ 16/4; Bacb-mann, JuS, 1971, p. 119\Jakobs, AT, 8/81; Krey, AT I, no m. 397; NÍkolídatís, Grund-
fragen der Anstiftung, 2004, p. 159 ss., l66; Príttwitz, GA, 1983, p. 127; Rath, Zur strafrechtíichen
Behandlung der aberratio ictus und des error in objecto des Táters, 1993, p. 292 s.; Roxin, AT I,
189. HÜlenkamp, Die Bedeutung von Vorsatzkonkretisierungen bei abweichendem Tatverlauf,
§ 12, n.° m. 177; Schroeder, LK, § l6, n..0 m. 13; Stratenwerth, Baumann-FS, p. 60 s.; Streng, JuS, 1971, p. 85 ss.
1991, p. 913. 190. En este sentido, cfr. BGHSt, t. 37, p. 2l6; Alwwt, JuS, 1979, p. 352 s.; Bemmann, MDR,
188. Cfr. Ktthlen, Die Unterscheidung von vorsatzausschliefiendem und nichtvorsatzausschlie-
1958, p, 817 ss.; Koriath, JuS, 1998, p. 215 $s.; Kühl, AT, § 13, no m. 22 ss.; ¿;(Wí», AT I, § 12,
fíendem Irrtum, 1987, p. 480 ss.; Íoewenheim, JuS, 1966, p. 313; NoU, ZStW, t. 77 (1965), p. 5 ss. n." m. 178 ss.; Warda, Blau-FS, p. l60 ss.
Otros Uegan a este resultado si la desviación hacia otro objeto de igual valor era previsible; cfr.
191. Opinión dominante, cfr. Rudolphi, SK I, § l6, n.° m. 29, con otras referencias bibüográficas.
Puppe, GA, 1981, p. 20; ídem, NK, § l6, n." m. 115 ss.; Welzel, Lb., § 131 3 d.
163
162
Los elementos subjetivos del tipo § 7
§ 7 Segunda parte: Los elementos del delito
cientemente, se le da sin un conflicto interno, casi sin esfuerzo^.192 Al tomar una leve curva, una mosca se le metió en el ojo. Con una mano se quitó la mosca,
mientras con la otra sostenía el volante. Pero el movimiento brusco de las manos se trans-
104 Problema: ¿Puede tener ese autor, todavía, consciencia del injusto? mitió a todo el cuerpo y al volante, de manera que el automóvil se salió del carril y fue a
parar al contrario, en donde chocó frontalmente con otro vehículo.
hurta a escondidas, el estafador se aprovecha de la posición de confianza mite, sin intervención de la consciencia, de un centro sensorial a un centro motor y, así, se
produce el movimiento, de manera que falta el elemento volitivo —que domina la acción-
social, etc..193
de la reacción. Sin embargo, ahuyentar una mosca de ninguna manera es una reacción de
defensa involuntaria, en el sentido de que un estímulo meramente fisiológico se transforme
de manera directa en una reacción motora. Ejemplos de tales reacciones directamente moto-
5. El autot impulsivo ras pueden verse en el caso de los caíambres, el vómito o el examen médico de reflejos.
Acaso también pertenezca al ámbito de los movimientos reflejos la reacción del ojo de
cerrarse momentáneamente cuando ingresa un cueqro extraño, como p. ej. una mosca. Por
106 a) También el autor impulsivo imputable —es decir, el autor que, p. ej.,
el contrario, el movimiento de ¡a mano para quitar ese cuerpo extraño se basa en la inter-
es llevado a cometer el hecho por un impulso sexual— muestra con su posición de la dominación voluntaria, dado que, en todo caso, tales movimientos de defen-
conducta que está marcado por las referencias normativas del ordenamien- sa pueden omitirse, en principio, si concurren otras necesidades, como p. ej. una contra-
to jurídico. Pues no es casual, p. ej., que caiga en la tentación ante la motivación causada por el riesgo próximo de un accidente".
"ocasión conveniente».
107 b) Pero en casos excepcionales, el impulso puede tomarse tan fuerte que
7. La llamada divisibilidad de la consciencia del injusto
domina por completo el campo de lo consciente, nomiatmente dirigido por
la voluntad. Las ansias que se experimenta —ñma desatada, temor inortal-
110 Es evidente que la consciencia del injusto exigida en el marco del delito
alcanzan un grado tan alto que constriñen la actuación de todas las ñmcio- doloso no es cualquier representación oscura de cometer un injusto, sino
nes psíquicas. Ya no es posible un anáUsÍs consciente de los pros y los la consciencia de realizar ttn injttsto bien determinado basada en la valo-
contras; los niveles de la formación de un juicio consciente y razonable son ración de circunstancias del hecho concreto, es decir, Ía consciencia de
omitidos. Aquí, en el caso concreto puede faltar la consciencia del injusto, comportarse de cierta manera socialmente dañosa. «No basta [...] con la
porque el autor se torna inimputable. En el caso concreto deberá exami- consciencia general del injusto, o con la consciencia de violar otras nor-
narse si se han superado los límites decisivos. En general, las acciones
mas. Es necesario que el autor haya reconocido, y que hubiera podido
cometidas en un arrebato deben valorarse según estos mismos principios. reconocer, lo injusto precisamente de aquella realización del tipo por la
Al respecto, con mayor detaUe, infra § 13, n.° m. 8 s.
que se lo acusa».194
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164
Los elementos subjetivos del tipo § 7
§ 7 Segunda pafte: ¿os elementos del delito
9, Defina los siguientes conceptos: dolo directo de primer grado, dolo directo de segundo
VII. CONSECUENCIAS PARA. IA ESTRUCTURA DEL grado, dolo eventual. AI respecto, n.° m. 29 ss.
DELITO 10- ¿Qué argumentos existen a favor de interpretar los elementos subjetivos del tipo de la
ley como elementos del tipo de injusto? Al respecto, n.Q m. 50 ss.
111 Examen práctico por niveles (provisional}
11. ¿Cómo debe definirse la consciencia del injusto en cuanto eiemento del tipo de injusto?
1. ¿Se ha producido el menoscabo del bien jurícÍíco descrito en el tipo de Al respecto, n.° m. 61 ss.
la ley? ¿Concurren los demás elementos objetivos del tipo penal, como
12. ¿Qué se entiende por las llamadas condiciones objetivas de punibilidad? Al respecto,
p. ej. cualidades especiales de autor o modalidades del hecho, así como n." m, 78 s.
condiciones objetivas de punibilídad?
13. ¿Cuándo se da la Uamada desviación irrelevante del curso causal? Al respecto, n." m. 81 ss.
2. Posibilidad de actuar: ¿La conducta reprochada a X ñie accesible para
14. ¿Qué significado tiene !a llamada aberratio ictus en el Derecho penal? Al respecto,
el dominio de su voluntad?
n.° m. 92 ss.
5. ¿Ha actuado X con dolo (aquí solo en el sentido de elemento final del
injusto)? ¿Se han cumplido los demás elementos subjetivos del tipo, como
p. ej. intenciones o motivos especiales del autor?
1. ¿Qué relevancia para la punibilidad tiene la diferenciación entre conducta dolosa e Ímpru-
dente en el Derecho vigente? Al respecto, n.° m. 1 s.
2. ¿Por qué es imprecisa la fórmula breve convencional que reza: "Dolo es conocer y querer
el tipo objetivo'? Al respecto, n.° m. 3.
3. ¿Debe el autor de un delito doloso conocer con precisión (jurídica) los elementos con-
ceptuales del tipo objetivo? En este contexto, ¿qué se esconde detrás del concepto de -valo-
ración paralela en la esfera del profano»? Al respecto, n.° m. 12 ss.
5. ¿Cómo debe definirse la consciencia actual del hecho? Al respecto, n.° m. 5 ss.
6. Defina los siguientes conceptos; dolus generalis, dohts sztbsequens, dolo alternativo. Al
respecto, n.Q m. 16 ss.
167
166
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Tipos Umitadores del deber - Causas de justificación § 8
§ 8 Segunda parte: Los elementos del delito
171
170
Tipos Umitadores del deber - Causas de justificación § 8
§ 8 Segunda parte: Los elementos del delito
de justificación, no implica que las causas de justificación en particular estado de necesidad defensivo, § 228 BGB,
formuladas en la ley pierdan su valor. Estas concretan el principio y liberan
al ciudadano de ponderar los distintos intereses en el caso puntual, tarea estado de necesidad agresivo, § 904 BGB.
d) La estructura de los tipos limitadores del deber formulados en la ley h) Salvaguarda de intereses justos en caso de injuria, § 193 StGB.
coincide con la de ios tipos penales de la ley. Pero dado que su función
i) Información parlamentaria, § 37 StGB (controvertido).
consiste en limitar la conürariedad al deber, el tipo se reduce a los ele-
mentas objetivos (tipo objetivo) y al conocimiento de esos elementos y j) Derecho de corrección por parte áe los padres y tenedores de la custodia (controvertido).
de su significado (tipo subjetivo). En razón de que el tipo objetivo tiene,
k) Derecho de detención, § 127 StPO.
en cierta medida, la función de negar los factores objetivos que funda-
mentan el injusto, y el tipo subjetivo tiene, también en cierta medida, la 1) Riesgo permitido.
función de negar los factores subjetivos que ñmdamentan el injusto, sur-
m) Cumpiimiento del deber de cuidado usual en el medio.
gió la idea de que las causas de justificación son elementos negativos del
tipo penal, sin dudas acertada como ejemplo gráfico, pero constructiva y n) Estado de necesidad justificante, § 34, que en cuanto colisión de intereses justificante
materialmente incorrecta. comprende la colisión de bienes jurídicos ¿ustifícante y la colisión de deberes jurídicos jus-
tifícante.
Repasar: supra § 5, n.° m. 17 ss.
c) Consentimiento presunto, gestión de negocios sin encargo, actuación en interés del lesio-
nado.
201. En detalle respecto de la teoría de las causas de exclusión del injusto penal: Gunther,
Strafrechtswidrigkeít und Strafunrechtsausschlufi, 1983 (resumen en la p. 394 s.); ídem, Spendel-FS
200. Al respecto también Freund, AT, § 3, n.° m. 74, Lenckner, GA, 1985, p. 295 ss.; NolÍ,
P. 194 ss. En sentido aprobatorio: Ameíung, J2, 1982, p. 619, Küper, J2, 1983, p. 95; Schlebofer,
ZStW, t. 77 (1965), p, I ss.; K.-H. Peters, GA, 1981, p. 445 ss.; Rudolpbi, Armm líaufmann-GedS,
MK, previo al § 32, n.° m. 58 ss.; Schiinemann, GA, 1989, p, 351 ss. En sentido crítico: Hirscb, LK,
p. 392 ss., 396; SeeÍmann, Das Verhaltnis van § 34 StGB zu anderen Rechtfertigungsgründen, 1978;
previo al § 32, n.° m. 10; Roxin, JuS, 1988, p, 430, s.; Sitdolpbi, Armm Kaufmann-GedS, p. 372 ss,;
Stratenweñh, ZStW, t. 68 (1956), p. 41 ss. Panorama sobre las diferentes construcciones: G-rofen- Weber, J2, 1984, p. 276 $s.
giesser. Jura, 2000, p. 264 ss.
173
172
Tipos Hmitadores del deber - Causas de Justificación § 8
§ 8 Segunda pinte: los elementos del delito
14 Hay que reconocerle a la teoría esa ventaja para explicar estos casos. Sin
embargo, la solución de casos prácticos que se juzgan, normativamente
según diferentes aspectos tampoco genera dificultades para la doctrina
II. LEGITIMA DEFENSA CY LEGÍTIMA DEFENSA DE
dominante, en la medida en que es sabido que no son las acciones sin TERCEROS), § 52 STGB
más las que pueden Justificarse, sino las injerencias en bienes Jurídicos
concretos. Partiendo de esta base, no resulta problemático el hecho de La legítima defensa justifica la injerencia en bienes jurídicos de una
que, p. ej., la injerencia en la integridad física pueda estar justificada, persona que comete una agresión antijurídica. La legítima defensa tiene
mientras que la misma acción, desde la perspectiva del Derecho discipM- como objetivo proteger bienes jurídicos del agredido (principio de pro-
naiio, es juzgada como lesión antijurídica del Derecho disciplinario. En tección) y acreditar el ordenamiento Jurídico (principio de acreditación
del Derecho).204
cambio, cuando no se cuenta con un sistema normativo con delimitaciones
claras, el trabado de límites deviene indeterminado y problemático. Si bien
ciertas circunstancias, como p. ej. las condiciones objetivas de puníbÜidad
-cfr. al respecto supra § 7, n.° m. 78 ss.—, pueden reducir el mereci- 1. Presupuestos particulares
miento de pena, hasta el momento no se ha demostrado que en. las situa-
clones justificantes mencionadas se dé esa reducción. a) Agresión
16 La exigencia de una observación ex ante desde la perspectiva del autor Hírsch, Dreher-FS, p. 223; Jeschec^/Weígend, AT, § 32, I 2; Kargl, ZSfW, t. 110 (1998), p. 55 ss.¡
Krey, J2, 1979, p. 710; Kübl, JuS, 1993, p. 182 s.; Lackner/Kühl, § 32, n.Q m. 1; íenckner, GA, 1968,
o de un ^ciudadano racional medio» es ñindada en la medida en que la
p. 3; Roxin, ZSfW, t. 83 (1971), p. 387; ídem, AT I, § 15, n.° m. 1 ss.; Rudolphi, JuS, 1969, p. 464.
Respecto de teorías limitadas a la protección individual: Erb, MK, § 32, n.° m. 12; freund, AT,
§ 3, n." m. 89 ss.; Günther, SK I, § 32, n.0 m, 7, 12; Hoyer, JuS, 1988, p. 89; ü. rf. ffordten,
Schreiber-FS, p. 373; Wagner, Individualistische und übermdividualistische Notwehrbegriindung,
202. Así, p. ej., Freund, GA, 1991, p. 406 ss.; Frisch, Vorsatz und Eisiko, 1983, p. 419 ss.;
1984, p, 29 ss. Interpretan la legítima defensa solo desde el punto de vista de la acreditación del
Herzberg, Stree/WesseIs-FS, p. 211 ss.;Jakobs, AT, 13/13; Armm Kaitfmann, Welzel-FS, p, 399 ss.;
derecho: JBitzilekís, Die neuere Tendenz zur Einschrankung des Ndtwehrrechts, 1984, p. 57; Schmid-
Mitsch, JuS, 1992, p. 291; Rudolphi, Annin Kaufmarm-GedS, p. 381 ss.; Schródo; JuS, 2000, p. 235
hánser, AT, 9/96; ídem, GA, 1991, p. 115 ss.
ss., 241; Sifarez-Montes, WeIzel-FS, p. 383. De otra opinión, Gallas, Bockelmann-FS, p. 166 ss.;
205. Así, también BayObLG, NJW, 1963, p. 825; Bciuman-n/Weber/Mitsch, AT, § 17, no m. 6;
Graul, JuS, 1995, p. 1056; JeschecfyWeÍgend, AT, § 31, IV 4; J[Cóí>fer, AT, p. 288; Kühl, Jura, 1993,
Günther, SK 1, § 32, n.° m. 31; ífe^og, NK, § 32, n.Q m. 11; Kindhauser, StGB, § 32, n.a m. 13;
p. 57; Neitmann, NK, § 34, n.° m. 50; &i&Ac&/£encÁ!ner, previo al § 32, n.Q m. 10 a; Spendel, LK,
iackiier/Kühl, § 32, n.° m. 2; Mawacb/Zisf, AT 1, § 26, n.° m. 9.
§ 32, n.° m. 29; Stratenwerth, AT I, § 9, n.° m. 63; Wessels/Beulke, AT, n.° m. 330.
174 175
Tipos Hmitadores del deber - Causas de jttstificacíón § 8
§ 8 Segunda parte', ios elementos del delito
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176
Tipos Hmitadores del deber - Causas de justificación § 8
§ 8 Segunda parte: Los elementos del delito
38 Para aclarar:
Solucwn: A defendió un bien jurídico protegible por legítima defensa, la propiedad del
Estado, El ciclista R resbala hacia la acera porque se ha formado hielo en la calle, circunstancia que
él no podía prever. ASÍ, está a punto de atropeüar a X. X puede saltar a un lado o enfren-
Caso 2: El espía S está a punto de cruzar la frontera federal con objetos que están sujetos
tar a R; en el segundo caso le provocaría lesiones a R.
al máximo secreto en interés de la defensa del país. Dado que no está presente el auxilio
estatal) A le impide a S cruzar la frontera disparándole un tiro en la pierna.
Primera perspectiva: Premisa: Solo es agresión la amenaza consciente de un bien jurídico.
Consecuencia: No se da una agresión, pues R no ha querido atropetíar a X conscientemen-
Solución: Se da una situación de legítima defensa con miras a la legítima defensa estatal.
te. El caso se soluciona con el § 34.
Caso 3: A está a punto de conducir su vehículo totalmente ebrio. B, quien reconoce esta
Segimda perspectiva: Premisa: Antijurídíca es ¡a agresión (== toda amenaza de un bien
circunstancia, derriba a A, pues este no se muestra dispuesto a desistir de su propósito.
Jurídico) que el agredido no tiene por qué tolerar, Consecuencia: Se da una agresión
antijurídica.
Solución: No hay legítima defensa, pues la seguridad del tránsito vial no es un bien jurídi-
co individual que pueda protegerse en legítima defensa; respecto de la problemática del
Torcera perspectiva: Premisa: El agresor tiene que actuar antíprídicamente. Consecuencia:
§ 34 en estas constelaciones de casos, cfr. infra, n.° m. l64 ss.
No se da una agresión antijttrídica, pues R no se comportó de manera antijurídica. El caso
se soluciona con el § 34.
Caso 4: Igual que el caso 3, pero en el vehículo de A se encuentran la hija de A y dos niños
vecinos, que serían puestos en peligro por la conducción en estado de ebriedad de A.
Cttarta perspectiva: Premisa: La antíjuridicidad exige también una agresión contra la vigen-
cia del Derecho. Consecuencia: No se da una agresión antfjtf-rídica. El caso se soluciona
Solución: B ejerce legítima defensa de terceres a favor de los niños.
con el § 34.
b) Agresión antíjurídica 29 da) Dado que una agresión antijurídica es una agresión contraria al deber
jurídico^ debe provenir de una persona. Un animal no puede orientarse
25 aa) Según la concepción que antes era dominante, una agresión es anti- según las normas, es decir, no puede actuar de manera contraria al deber;
jurídica cuando el agredido no tiene por qué tolerarla 2W aquí se aplica el § 228 BGB. Sin embargo, se debe diferenciar:
26 bb) La opinión contraria le objeta con acierto que esta definición del 50 Caso 1: A está paseando cuando es atacado por el perro caordedor de B, porque el perro
concepto de aantijurídico» conduce a dos ^conceptos de antijuridicidad» de se ha soltado de la correa. A mata al perro de un golpe. Estado de necesidad, § 228
BGB.
contenido diferente dentro del mismo sistema. Lo «antijurídico» debería
definirse, por lo tanto, estrictamente sobre la base de la valoración de la Caso 2: A está paseando cuando es atacado por el ovejero mordedor de B, porque B lo
conducta del agresor. La conducta no necesita ser penalmente típica, alean- ha azuzado para que lo haga. A mata al perro de un golpe. Se da una situación de legíti-
za con la lesión de normas del Derecho civil o público, pero tiene que ma defensa: La agresión proviene de B. El perro es un instrumento de B, por lo tanto se
aplica el § 32 StGB.
ser contraria al deber.211
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Tipos Umitadores del deber - Causas de justtflcación § 8
§ 8 Segunda pañe: Los elementos del delito
BGH, 1 StR 452/52, 1/12/1953, informado por Pfeiffer/MauI/Schulíe, StGB, § 53, n.° m. 4: Si
BGH, NJW, 1973, p. 255: A se encontró con S, con quien estaba enemistado. S se llevó la
bien la injuria está jurídicamente consumada, «todavía está en suspenso», por lo tanto, la
mano al bolsillo del pecho para tomar una pistola que tenía escondida allí, y a5Í dispararle agresión aún no está finalizada, es decir que todavía es actual.
a A. A reconoció esta circunstancia y le disparó a S, quien fue lesionado.
Caso 5: Igual que el caso 4, pero no hay testigos. No se da una agresión actúa! según los
El BGH resolvió lo siguiente: También debe ser considerada como agresión actual en el Imeamientos del BGH en el caso 4.
sentido del § 32 la conducta que, si bien todavía no lesiona ningún derecho, puede trans-
formarse inmediatamente en una lesión, de manera que si se postergase la acción de defen- 56 dd) No es actual la agresión ya concluida o ñitura.
sa, el éxito de esta última correría peligro. Así fue la situación del caso.
54 ce) Por último, es actual la agresión que si bien está típicamente consu-
Mediante la pronunciación de la amenaza se da aquí una agresión actual y antijurídica contra
mada, todavía persiste y no ha finalizado como agresión. Esta situación la libre voluntad y el patrimonio, pues con ello se da ya una tentativa de robo exíorsivo.213
se presenta, p. ej., en casos de agresión contra la propiedad en los que
En cambio, la agresión actual y antijurídica contra la vida comienza solo cuando, al medio-
el hurto ya está típicamente consumado pero materialmente no está ago-
día del día siguiente, Se cree el riesgo inminente para la vida.214
tado, porque el resultado del hecho aún no se ha producido en su alcan-
ce completo. 39 Caso 2: A, quien tiraniza a su familia, está sentado en la mesa de la cocina, un poco ebrio
y cavilando. Su mujer se pone de pie para preparar la comida, lo que a él le molesta y, por
RGSt, t. 55, p. 84: «Pues la legítima defensa no se reduce a evitar y frustrar acciones deter- eso, íe da una paliza. Por el miedo, sus hijos, B, C y D, no se animan a moverse, porque
minadas, descritas y delimitadas en la ley penal, sino que también está permitida para con frecuencia los ha maltratado gravemente. Hoy A planea hacerlo una vez más. Poco
protegerse de agresiones contra un determinado bien jurídico que bien pueden perdurar tiempo después, golpea a B porque "está ahí sentado como un tonto». Cuando A se aleja de
aun cuando el delito realizado por esas agresiones ya se haya cometido de acuerdo con sus B, C lo golpea en la cabeza con una pesada sartén,
elementos legales y se haya desarroüado hasta la consumación. A pesar de que el delito
está consumado, la agresión no necesariamente estará finalizada, sino que perdurará y será Se da una agresión antijurídica y actual contra la integridad física de C y D, pues había un
actual mientras el peligro ocasionado para el bien jurídico no haya sido impedido por com- estado de peligro que en cualquier momento podía transformarse en una lesión.
pleto o, al contrario, no se haya transformado definitivamente en una pérdida*.
40 Caso 5: Igual que el caso 2, pero A se ha ido a la cama luego de golpear a su mujer y a
B. Está durmiendo en el momento en que C lo golpea en la cabeza con la sartén para
matarlo.
Para aclarar:
35 Caso 1: A toma un reloj de oro en la joyería de B, lo guarda en el bolsillo y huye corrien- Aquí, el estado de ebriedad de A representa un peligro para la familia, pero en el momen-
do. B lo persigue. El hurto está jurídicamente consumado con la introducción del refof en to del hecho cometido por C no había en la conducta de A una agresión actual. La lesión
el bolsillo. Pero la agresión contra el bien jurídico perdura mientras el autor sea perseguido del bien jurídico no era inminente, sino que solo era una amenaza futura. En esta situación
no entra en consideración la legítima defensa.215
en flagrante.212
Caso 2: Igual que el caso 1, pero dado que B reconoce a A, lo acecha hasta la puerta de
su domicilio y dos horas más tarde, cuando A sale, le quita el reloj. No se da una situación
213. Al respecto, BGH, ]^SJW, 2003, p. 1959; Amelung, GA, 1982, p, 384 ss.; Eggert, NStZ, 2001,
de legítima defensa, pues la agresión de A estaba consumada y fmalizada. p. 226 ss,; Eísenbeí-g/Müller, JuS, 1990, p. 122; ffaug, MDR, 1964, p. 548; fíe^zog, NK, § 32,
n."m. 29, 32; Lackner/Kuhl, § 32, n.° m. 4; Neubeuser, Die Duldungspflicht gegenüber rechtswidrígem
Caso 5: A insulta rudamente a B. Para interrumpir los insultos, B lo embiste. Se da una
hoheitlichen Haadeln im Strafrecht, 1996, p. 47 ss.; Roxm, AT, § 15, n.° m. 29; Wessel^/Beulke, AT,
agresión actual —lesión- del honor—.
n." m. 328. De otra opinión, KG, JR, 1981, p. 254; Arzt, MDR, 1965, p. 344; ídem, jZ, 2001, p. 1053;
Caso 4: A llama a B smvergüenza delante de testigos. Luego se pone a hacer otras cosas. Baumann, MDE, 1965, p. 346; Erb, MK, § 32, n.° m. 90 ss.; Afw^CT-, NStZ, 1993, p. 366 ss.; Tenckboff,
JK, 1981, p. 25¿. Es problemática la cuestión de si cumple con el requisito de necesidad un eventual
En ese momento, B lo acomete.
medio de defensa letal; cfr. Soxin, AT I, § 15, n.° m. 52, 89 s.; al respecto, también JEtóu,g, MDR,
1964, p. 553 s.; Herzog, NK, § 32, n.° m. 32.
214- Cfr. BGH, StV, 1986, p. 15.
215, Cfr. BGHSt, t. 39, p. 133, 136, con comentarios de Ai-zt, J2, 1994, p. 314 s., Drescher, JR,
1994, p. 423 s., Otto, JK, 94, StGB § 32/19, Koxin, NStZ, 1993, p. 335 s.; BGH, NStZ, 1995, p. 177;
212. Al respecto, también BGH, en Holtz, MDR, 1979, p. 985.
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Tipos Umitadores del deber ~ Causas de justificación § 8
§ 8 Segunda parte: Los elementos del delito
El punto de vista contrario, que interpreta que en estos casos —situación smular a la de la
e) Necesidad
legítima defensa— se da una agresión actual siempre que pueda ser rechazada eficazmente/
45 La defensa tiene que ser necesaria. Es necesaria la defensa de la que, por
amplia el derecho de legitima defensa más aUá de los límites trazados por el legislador. La
solución de los casos de peUgros actuales que todavía no se han traducido en una situación un lado, se puede esperar una finaUzación inmediata de la agresión, pero,
áe agresión, pero cuyo rechazo requiere una acción mmediata, no se encuentra en el § 32, por otro lado, que constituye el medio menos lesivo o peligroso para
sino en el § 34 StGB; cfr. al respecto infra n.a m. l68 ss. alcanzar un rechazo exitoso del peligro221 —en la medida en que existan
distintas posibilidades y que el agredido tenga tiempo para elegir y para
41 ee) La pregunta de si ya está daáa una agresión actual debe averiguarse
valorar los peligros—.
valorando la totalidad de las circunstancias de hecho. Por regla general,
44 El agredido no tiene por qué exponerse al riesgo de una acción defen-
pero con excepciones,217 será necesaria una puesta en marcha de la volun-
siva insuficiente. Si de todas maneras lo intenta, su conducta seguirá
tad de agresión objetivamente reconocible; cfr. n.D m. 39.
siendo justiñcada, a menos que se trate de una defensa totalmente inidó-
nea para incidir de alguna manera en la agresión.222
d) Defensa 45 La medida de la. defensa necesaria se determina sobre la base de un
juicio objetivo ex ante según la totalidad de las circunstancias bajo las
42 El rechazo del ataque por parte del agredido tiene que ser una defensa
cuales se desarrollan la agresión y la defensa. Deben tenerse en conside-
contra la agresión actual y antijurídica, es decir, el rechazo tiene que
ración la intensidad y el peligro de la agresión, las posibilidades de defen-
dirigirse contra el agresor. No puede ser una injerencia en bienes Jurídicos
sa del agredido, así como también las consecuencias —y las consecuencias
de terceres.218 accesorias indeseadas— de la defensa.223
para aclarar: A dispara dos veces contra B, quien quiere matarlo. Yerra el primer tiro,
que alcanza al peatón P. El segundo tiro se lo asesta a B. La injerencia en los bienes
46 aa) La necesidad de la defensa no desaparece por el hecho de que el
jurídicos de P no constituye una acción de defensa, dado que la agresión no provino de P. agredido tenga la posibilidad de evifcar la agresión, porque ¡la evitación
Aquí se aplica, bajo ciertas circunstancias, el § 34. Respecto de la lesión de B, se da una de la agresión no es ninguna defensa!224
acción de defensa. 47 Cuando se afirma que, si es posible evitar la agresión, falta el requi-
sito de la necesidad en los casos de agresiones de inimpuÉables o perso-
Sin embargo, algunos hablan a favor de una excepción cuando el objeto
ñas que actúan bajo un error,225 se ignoran las premisas contenidas en la
contra el que se dirige la acción defensiva sirve de medio para la agresión,219
definición del concepto de necesidad. Aquí no se trata de un problema
así, p. ej., cuando alguien daña un vehículo ajeno con el que lo amenaza
de necesidad, sino de un problema de la agresión; al respecto, supra,
un tercero. En cambio, el BGH está dispuesto a hacer una excepción cuan"
no m. 19 ss.
do el agredido lesiona con su acción defensiva las disposiciones penales
48 Es problemática la situación en la que el auxilio estatal está presente.
de la Ley de Armas, que están destinadas a la protección del orden públi-
La opinión mayoritaria parte de la base de que la defensa privada propia
co.220 Empero, no es necesario hacer estas excepciones. La justificación entra
o de terceres aquí es subsidiaria. Esto es correcto en el caso en que el
en consideración aquí, bajo ciertas circunstancias, por el § 34.
auxilio estatal está presente o que puede ser llamado sin correr riesgos,
Geílen, Jura, 1981, p. 205; Günther, JR, 1985, p. 271, n.° m. 41; J/^o^, NK, § 32, n^m^ 29;
Haienkamp,'Votsaíztat und Opferverhalten, 1981, p. ll6 ss.; ídem, Miyazawa-FS, p. 153; Kiihl, Jura, 221. Al respecto, BGHSt, t, 27, p. 357; BGH, NJW, 1989, p. 3027; BGH, StV, 1990, p. 543;
1993, p. 61 s.; Sch/Sch/Perron, § 32, n.° m, 17. BGH, NSEZ, 1996, p. 29; BayObLG, NStZ, 1988, p. 408; al respecto, en detalle, KühÍ, Jm-a, 1999,
216. Ch.Jakobs, AT, 12/27; Krey, ZStW, t. 90 (1978), p. 188 s.; Samson, SK I, § 32, n.^ m^ p. 120 ss.
ss.; R.Schmitt, JuS, 1967, p. 24; Suppert, Studien zum Notwehr und ^notwehráhnlichen Lage", 1973, 222. Al respecto, KuhÍ, Jura, 1993, p. 121; Warda, Jura, 1990, p. 344 ss., 393 ss; ídem, GA,
p. 956, ss. 1996, p. 405 ss. Crítico con el criterio de la defensa idónea: Alwast, JuS, 1996, p. 958.
"217. Ambiguo; BayObLG, NJW, 1985, p. 2600, con comentario de Bottke, JR, 1986, p. 292 ss.; 223. Al respecto, cfr. BGHSt, t. 27, p. 313; BGH, NSt2, 1981, p. 138; BayOblG, J2, 1988,
Kratzsch, StV, 1987, p. 224 ss.; Otto, JK, StGB § 32/8. p. 408, con comentario de Otto, JK, 89, StGB § 32/11; BGH, NSt2, 1996, p. 29; Günther, SK I, § 32,
"218.' Cfr.' BGHS¿ t. 5, p.r245, 248; £. 39, p. 374, 380; Baumann/Weber/Mitsch, A'!, § 17, n.° m. 90.
n.° m. 18 s, Geílen, Jura. 1981, p. 258; /^ofo. AT, 12/4; Kühl, AT, §7,_n^m. ^Neuheuse^ 224. Al respecto, BGHSt, t. 24, p. 356; BGH, S£V, 1986, p. 15; Hersog, NK., § 32, no. m. 68;
Duldungspflicht, p. 84 s.; Roxin, AT, I, § 15, n.° m. 106; Rudolphi, Armin Kaufmann-GedS, p, Jakobs, AT, 12/37; Kratzscb, GA, 1971, p. 75; Lenckner, GA, 1968, p, 3; ^o;rin, ZStW, t, 75 (1963),
s.; WesseÍs/Betilke, AT, n.° m. 333. p. 541; Scbroder, JR, 1962, p. 188.
219. Cfr. Neuheuser, DulduñgspfUcht, p. 86 s.; Spendel, LK, § 32, n..° m. 210 ss. 225. Cfr., p. ej., BayObLG, JR, 1987, p. 344, con comentarios de SchÍüchter, p. 309 ss. y de
220. Cfr. BGHSt, StV, 1996, p. 660, con comentario de Otto, JK, 97, StGB § 32/23; BGH, NStZ, Otto, JIí, 87, StGB § 32/10; Stmtenwertb, AT I, § 9, n." m. 82; Welzel, Ib., § 14, II 2.
1999, p. 347; al respecto también Nenheuser, DuldungspfUcht, p. 87 ss.
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Tipos Umi-tadores del deber - Causas de Justificación § 8
§ 8 Segunda patte: los elementos del delito
No se da una situación de legítima defensa de terceros, porque se puede reconocer que los
226. Cfr. también Erb, MK, § 32, n.° m. 129 ss.; Geílen, Jura, 1981, p. 316; Kiihl, Jura, 1993,
p. 125; Lackner/Kühl, § 32, n.a m. 11 a; Pefe, NStZ, 1995, p. 305 ss.; Rudolphi, Annin Kaufmann- espectadores quieren asumir el riesgo y no quieren que nadie los «salve».
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Tipos UmÍtadores del deber - Causas de justificación § 8
§ 8 Segunda parte: los elementos del delito
57 bb) Es controvertida la cuestión de si el § 32 también justifica las medidas Caso: A tiene en su poder al rehén X. Al secuestrarlo, anuncia que lo ha enterrado en un
de funcionarios públicos para proteger a personas agredidas. Sm embargo^ ataúd en el que sufrirá una muerte espantosa por falta de aire dentro de las próximas doce
horas. En consecuencia, el agente de policía P lo amenaza con tormentas físicos si no reve-
la discusión sobre este problema con frecuencia es difícil de comprender,
la el escondite.
porque se vinculan parcialmente planteamientos de problemas que son
radicakaente diferentes. En efecto, debe distinguirse la cuestión de si el La opinión dominante le niega a P una justificación, porque consideran
§ 32 StGB sirve de base normativa para ñindamentar una injerencia de que la prohibición de la tortura es irrestricta. Sin embargo, esto no puede
medidas estatales (de policía), de la cuestión de si la acción defensiva ser correcto, pues si el propio X 50/0 tuviera la posibilidad de salvar su
llevada a cabo por un funcionario público puede ser justificada por ei vida exponiendo a A a tormentas, ello estaría completamente justificado
§ 32 StGB, dado que, por un lado, las medidas policiales de rechazo de por el § 32. En la simación de excepción —conocimiento seguro del hecho
peligros no necesariamente tienen que ajustarse al § 32 StGB y, por el y ausencia de otras posibilidades— esto tiene que valer también para
otro, el § 32 StGB tampoco toma en consideración puntos de vista pre- quien ejerce legíéüna defensa de terceres y, por cierto, también para quien
ventivo-policiales. presta defensa a terceres vistiendo un uniforme.235
58 El § 32 StGB otorga a quien se defiende (o a quien defiende a terce-
ros) un derecho propio para ejercer una acción defensiva por la cual él
mismo debe responder. Pero en el marco de un operativo policial, p. ej., 2. El problema de las limitaciones de la legítima defensa
para salvar la vida de un rehén, a veces lo determmante es, precisamen"
condicionadas por motivos ético-sociales
te, impedir actos defensivos particulares para así poder ejecutar exitosa-
mente la intervención policial planeada. Si, a pesar de ello, un agente de 60 Grosera desproporción de los bienes jurídicos en colisión. Provocación de
policía actúa por cuenta propia y mata de un disparo al secuestrador bajo la situación de legítima defensa. Legítima defensa dentro de relaciones
los presupuestos del § 32 StGB, no será responsable por homicidio, pero comunitarias especíales.
sí puede ser responsable ante el Derecho disciplinario. Por lo tanto, el
§ 32 no otorga una base normativa para fundamentar el actuar jurídico- a) Acerca del problema material
policial, pero sin dudas puede justificar la acción defensiva de un funcio-
Caso 1: El campesino A ve que un perro de raza Cde un valor de € 1.500) se lleva a rastras
nano ante el Derecho penal.232 Por ello, la legítima defensa propia y de uno de sus gallos. Ante los gritos de A, el perro acelera la marcha. Para salvar at menos la
terceros ejercida por un ñmcionario público no deben ser juzgadas por carne del gallo, A mata al perro.
Caso 2: Igual que el caso 1, pero no es el perro, sino el vagabundo L el que huye con el
gallo. A mata a L.
231. Ea detalle sobre los presupuestos subjeüvos para quien ejerce la legítima defensa de
terceres y para el agredido: BGHSt, t. 5, p. 247 s.; BGH, StV, 1987, p. 59; Himmelreich, MDR,
1967, p. 364 s.; Jescheck/Weigwd, AT, § 32, FV; ÍCÜ^, Jura, 1993, p. 236; Stratenwerth, AT I, § 9,
n." m. 91; Trondle/Fischer, § 32, n.° m. 14. Rechazan la sujeción a la voluntad del agredido:
233. De otra opinión en lo tocante a la legítíma defensa de terceres; Amelung, JuS, 1986,
Schmidhaitser, AT, 9/107; Scbroeder, Maurach-FS, p. l4l, sin embargo, se debe tener en cuenta
p. 332 s.; Herzog, NK> § 32 n.0 m. 79 ss.; Hirsch, LK, previo al § 32, n.° m. 153; también con
que la voluntad del agredido de ningún modo es irrelevante, pues si él consiente de manera
relación a la defensa propia: Jakobs, AT, 12/41 ss.; ídem, en Eser/Nishíhara (comps.), Rechtfertigung
jurídicamente válida, p. ej., en que se lesionen sus bienes jurídicos, falta ya la agresión antíjurídica; und Entschuldigung IV, 1995, p. ltí0 ss.; Kunz, ZStW, t. 95 (1983), p. 982 s.; Seelmann, ZStW, t.
al respecto, también Maurach/Zípf, AT 1, § 26, n.t> m. 51 s.; Sch/Sch/Perron, § 32, n.Q m. 25. 89 (1977), p. 36 ss., 50 ss.
Distingue según que el agredido libere al defensor del deber o que le quite ei derecho; Seier,
234. De otra opinión, BGHSt, t. 27, p. 260; Scb/Sch/Perron, § 32, n.° m. 42 c; Spendel, LK,
NJW, 1987, p, 2480 ss. § 32, n.Q m. 273 ss.
232. Al respecto, en detaUe, Seebode, Klug-FS, t. 2, p. 359 ss., 371; ídem, Krause-FS, p. 375
235. Cfr. también Erb, MK, § 32, n.° m. 174 s.; HUgendorf, JZ, 2004, p. 331 ss. Respecto de la
ss.; ídem, StV, 1991, p. 80 ss. Por lo demás, cfr. BayObLG, ja, 1991 p. 248, con comentarios de
opinión contraria: Kítzíg, ZSW, t. 115 (2003), p. 797 ss.; Met-ten, JR, 2003, p. 4Q4 ss.; Píerotb/
Otto, JK, 91, StGB § 32/16, Roga.U, JuS, 1992 p. 558, Schmidbáuser, JZ, 1991, p. 937 ss., Spendel, Schlínk, Gmndrechte, Staatsrecht 11, 14.a ed., 1998, previo al n.a m. 349, n.° m. 366; Roxin, AT I,
X 1991, p. 250; Erb, MK, § 32, n.° m. 169 ss.; Kühl, Jura, 1995, p. 236 ss.; ¿ío.vm, AT I, § 15, § 15, n.° m. 96, nota n.° 183.
n.a m. 91 ss.; Schmidbauser, GA, 1991> p. 137.
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Tipos Umitadores del deber - Causas de justificación § 8
§ 8 Segunda parte: ios elementos del delito
valores patrimoniales. El agredido está obligado a restringirse al intento Puppe, JZ, 1989, p. 728 ss,, Scbmeder, J2, 1988, p. 567 ss.; Frister, GA, 1985, p. 560 s.; Koríatb,
en Ranieri, p. 57 s.; Woesner, NJW, 1961, p. 1384. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos
de incapacitar al agresor. Sin embargo, esto está permitido —en la medi-
también extiende el ámbito de aplicación del Art, 2 de la Convención a los homicidios no
da en que sea necesario— incluso cuando implique un peligro para la intencionales, pero limita su ámbito de aplicación al empleo de fuerza letal por parte de
vida del agresor y el agredido sea consciente de ello (dolo eventual).237 representantes del Estado; cfr. TEDH, 1995, Serie A, t. 324, n.° 148,
238. Con más detalle acerca de tal obligación: Kühl, ZStW, t. 100 (1988), p. 412, 626 s.;
Trecbsel, ZStW, t 100 (1988), p. 672; ídem, ZStW t. 101 (1989), p. 821.
239. Por ello, en contra de una limitación ético-social del derecho de legítima defensa,
236, También como aquí: Echterhülter, JZ, 1956, p. 143 s.; Frister, GA, 1985, p. 564; Koríath,
Bauman-n/Weber/Mitsch, AT, § 17, n.° m. 38; Erb, ZStW, t. 108 (1996), p. 294 ss.; Hassemer,
en Ranieri (comp.), Die EuropáÍsche Eechtsgemeinschaft, 2002, p, 52 ss.; Kühl, AT, § 7, n.° m.185;
Bockehnann-FS, p. 243 s.; Koch, ZStW, t. 104 (1992), p. 819 s.; Kratzsch, JuS, 1975, p. 437; Paeffgen,
Lange, J2, 1976, p. 548; Roxin, ZStW, t. 93 (1981), p. 98; Wagner, Notwehrbegründung, p. 67 s,
NK, previo al § 32, n.° m. 149; Renzikowskí, Notstand, p. 111 ss.; Spendel, LK, § 32 n.0 m. 308,
De otra opinión: Erb, MK, § 32, n.a m. 16; Günther, SK I, § 32, n." m, 117; Het-zog, NIÍ, § 32,
240. Cfr. BGHSt, t 39, p. 374, 378; AmeÍung, GA, 1982, p. 389; Giintber, SK I, § 32, n.a m. 103;
n,° m. 94 s.; Jescbeck/Weigend, AT, § 32, V; Are>', J2, 1979, p. 708; ¿enckner, GA, 1968, p. 5;
Krey, JZ, 1979, p. 714; I.acknef/KühÍ, § 32, n.° m. 13; -Riw'», AT I, § 15, n.a m. 56; Tfóndle/Fische);
Paeffgen, NK, previo al § 32, n.° m. 76; Scbmidháuser, AT, 9/88; Scb/Scb/Perron, § 32, n.° m. 62;
§ 32, n.° m. 18; WesseÍs/Beulke, AT, n.° m. 342.
SpencSeÍ, ÍK, § 32, n,° m, 259; Tróndle/Fiscber, § 32, n,° m. 21. 24l. Cfr. los antecedentes parlamentarios V/4095, p. 14; al respecto, Kühl, Bemmaan-FS,
237. AI respecto, cfr, también BGH, en Holtz, MDR, 1979, p. 985; BGH, StV, 1982, p. 219; P. 197; Man, NSt2, 1993, p, 272; Roxin, ZStW, t 93 (1981), p. 79; &Arotó, NJW, 1984, p. 25tí2.
Herzog, NK, § 32, n.° m. 97; ¿ñ-ej/, JZ, 1979, p. 709; Otto, Würtenberger-FS, p. 137 s.; Roxin, ZStW,
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Tipos Hmítadores del deber - Causas de justificación § 8
§ 8 Segunda Rente: los elementos del delito
pió de proporcionalidad en los casos de falta de proporción extrema entre 244. Cfr. también Jakobs, AT, 12/4; Otto, JK, 96, StGB § 32/20; Timpe, Die Nótigung, 1989,
p. 99,
el valor del bien jurídico agredido y el del bien jurídico en el que inter-
245. Respecto de la argumentación a partir de la idea de abuso del derecho: Manrach/Zipf,
viene quien ejerce la legítima defensa. Por lo demás, la Jurisprudencia
AT 1, p. 26, n,° m. 40; Roxin, ZStW, t. 75 (1963), p, 556; Rttdolphi, JuS, 1969, p. 464; Scbaffstein,
tampoco señala criterios comprensibles. El recurso al BGB —§§ 826, 242: MDR, 1952, p. 135; Ti-óndle/Fischer, § 32, n.D m. 18; Welzel, Lb., § 14, II 2; WesseÍs/Beulke, AT,
no m. 342. En contra, críticamente: Freuizd, AT, § 3, n,° m. 118; Kindbáuser, Gefáhrdung ais Sfcraf-
tat, 1989, p. 117; Mitsch, GA, 1986, p. 538 s.; Renzikowski, Notstand, p. 304 s.; Schmídháuser,
Honig-pS, p. 188 s,
242. Cfr. al respecto también Bockelmann, Homg-FS, p. 24; Erb, MK, § 32, n,0 m. 180; Hritschka,
246. Respecto del interés dismmuído de la acreditación del derecho: Krause, H. Kaufmann-FS,
Strafrecht, p. 372 ss.; Jíescheck/Weígend, AT, § 32, ÍII 2; Kratzsch, JuS, 1975, p. 436; Krause,^ P. 686; Kübl, AT, § 7, n.° m. 179; Roxin, ZStW, t. 93 (1981), p. 95. Respecto del carácter de hágatela:
Bmns-FS, p. 78; ienckner, GA, 1968, p, 1; Otto, Würtenberger-FS, p. 136; Paeffgen, NK, previo al
Geilen, Jura, 1981, p. 374; Herzog, NK, § 32, n.° m. 105; fascbec^/Weigend, AT, § 32, m 3 b; ./Cr<y, JZ,
§ 32, n.° m. 149; Schmídhdnser, Honig-PS, p. 189; ídem, GA, 1991, p. 133 s.; Scb/Sch/Perron, § 32,
1979, p, 714; KühÍ, AT, § 7, n.° m. 183; Sch/Sch/Pen-on, § 32, n.° m. 50; Schttmann, JuS, 1979, S. 565.
n.° m. 44; Spendel, LK, § 32, no m, 256. LÍÍíe ve ideas de proporcionalidad en el requisito de que
247. Al respecto, cfr. Bet-nsmann, ZStW, t. 104 (1992), p. 322 s.; Koriath, MüUer-Dietz-FS, p, 383.
la legítima defensa sea imperiosa, cfr. Hirsch-FS, p, 281.
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Tipos Umitadores del deber - Causas de Justificación § 8
§ 8 Segunda pwte: Los elementos del delito
76 El deber de evitar se generaba cuando el propio agredido -hubiera dado motivo para la Tercer nivel: El jarro de cerveza se rompió durante la defensa con la süla. Ahora B agarra
agresión',250 "hubiera sido co-culpable de la agresión, sin quererlo, por una provocadónu251 un cuchillo con el que acomete a A. A saca una pistola, dispara y hiere gravemente a B.
o cuando 'se hubiera enredado de manera culpable en la situación de agresión».252
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§ 8 Segunda partei Los elementos del delito
BGH: A no tenía derecho de legítima defensa, pues le era exigíble evitar la agresión porque
jurídico individual y la vigencia del ordenamiento jurídico} es superior al la había causado culpablemente. En Ías conclusiones, esto es correcto, Ciertamente, lo
interés de la lesión del bien jurídico del agredido. determinante no es que A hubiera causado la agresión de manera culpable —como lo dice
Por consiguiente, sobre estos principios puede fundarse una limitación el BGH—, porque él no realizó ninguna conducta antijurídica. Pero la injerencia mínima
de B en el desarrollo de la personalidad de A no justifica, por el principio de proporcio-
de la legítima defensa en los siguientes grupos de casos:
nalidad, la muerte de B, aun cuando así se defendiera también la vigencia del ordenamien-
bado por la defensa. 100 Caso 2: BGHSt, t. 24, p. 356 s., con comentarios de Roxin, NJW, 1972, p. 1821, y tenckner,
97 En los casos de grosera desproporción entre el bien jurídico defendido JZ, 1933, p. 253 s.: A quería salir de un estacionamiento con un vehículo que había robado.
y el menoscabado por la defensa debe considerarse primero, del lado del AI hacerlo, rayó el vehículo que estaba estacionado al lado y chocó con otro que pasaba
defensor, que además del bien |urídico Ítidividual defiende también la por allí. Para evitar que le tomaran los datos personales, se alejó del lugar. Pero R, el con-
ductor del segundo auto que dañó, lo persiguió. R continuó la persecución hasta que A
vigencia del ordenamiento jurídico. Si, pese a tomar en cuenta esta sitúa-
quedó detenido detrás de un vehículo que esperaba ante un semáforo en rojo, se bajó del
ción de conjunto, existe sin embargo una extrema desproporción entre los
automóvü y escapó a pie, FÍnalmenfce, R pudo alcanzarlo, lo golpeó con sus puños y le gritó
bienes jurídicos defendidos y el bien en el que se realiza la injerencia que iba a matarlo. En consecuencia, A lo mató de una puñalada.
—p. ej., defensa de la propiedad de escaso valor o menoscabo Ínsignifi-
El BGH resolvió lo siguiente: A actuó en legítima defensa. Por lo demás, si quien tiene
cante del desarrollo de la personalidad mediante una acción defensiva que
derecho a actuar en legítima defensa ha co-causado la agresión mediante una provocación
pone en peligro la vida del agresor—, entra en consideración una lünitación sin haberlo querido, tiene que evitar la agresión en la medida de lo posible y solo puede
de la legítima defensa a través del principio del interés preponderante.273 recurrir a una defensa agresiva con un arma peligrosa para la víáa si ha agotado todas las
posibilidades de defensa limitada al rechazo del peligro.
bb) Situación de legítima defensa provocada o culpable
La conclusión es correcta: la conducta de A era antijurídíca en la medida en que estaba
98 El hecho de que la persona que ejerce la defensa haya generado, ella escapándose de una detención. Pero ¡a amenaza con una paliza peligrosa para su vida
misma, la situación de legítima defensa, no ñinda nmguna limitación de constituyó una agresión antijurídica contra la cual él podía defenderse. La circunstancia de
que, en un primer momento, él mismo hubiera actuado antijurÍdicamente no le hace perder
su derecho. Pero si la agresión antijurídica se presenta como reacción ante
el derecho de defenderse contra una agresión que pone en peligro su vida. En esta situación,
una conducta previa antijttrídica del actual defensor, no se da una situa- la preservación de sus intereses tiene primacía en el sentido del § 34 StGB, a pesar de su
ción de legítima defensa. El recurso al § 32 debe negársele a quien ha conducta previa antijurídica.
generado la situación de legítima defensa mediante una conducta antijn-
101 Caso 3: BGH, NJW, 1980, p. 2263, con comentario de Arzt, JR, 1980, p. 211 ss.: A, un Joven
rídica, pues no enfrenta al agresor como defensor ünparcial de su bien
de 18 anos, había sido golpeado brutalmente sin razones por B, un compañero de colegio
Jurídico mdividual y de la vigencia del Derecho. Empero, con eUo no se de contextura física mayor a la suya. Pocos días después fue insultado y golpeado otra vez
le quita toda posibilidad de defensa de sus bienes jurídicos. Antes bien, sin motivo. Cuando A se defendió para no ser humillado delante de los demás compañeros,
la justificación se da en el marco del § 34. La conducta previa del actual el otro se puso en posición de boxeo y lo golpeó con fuer2a. En consecuencia, A le clavó
en el torso la hoja de su puñal de 10 cm, que üevaba siempre consigo en el bolsillo del
agredido debe ser considerada dentro de la valoración de conjunto exigi-
pantalón, y lo hirió de muerte.
da en el § 34. La teoría de los tres niveles del BGH (jsupra n.° n. 79)
satisface completamente este proceder. El BGH resolvió lo siguiente: A actuó en legítima defensa, A la persona agredida antijurídi-
camente que no ha causado culpablemente la agresión, la ley no le exige que huya o que
evite la agresión de alguna otra manera, si no se dan circunstancias especiales que restrin-
Para aclarar jan el derecho de legítima defensa. Aquí no se dan ese tipo de circunstancias, y especial-
mente no se encuentran en la llamada nsituación escolar interna*. A tampoco estaba obliga-
99 Caso 1: BGH, en Dallinger, MDR, 1958, p, 12 s.: Mientras trabajaba en el sector de embu- do, en vistas del peligro de ser agredido de nuevo por B, a desprenderse de! cuchÜIo que
tidos, al oficial de carnicería B le molestó el silbido del aprendiz A. Ante los requerimientos llevaba siempre consigo.
reiterados de B para que dejara de silbar, A no le hizo caso. Cuando B se le acercó para
callarlo de manera violenta, A lo amenazó con un cuchillo. En la pelea entre A y B, B rea- 102 Caso 4: BGH, NfW, 1983, p. 2267, con comentarios de Berz, JuS, 1984, p. 340, Lenckner,
bió una punalada mortal. JR, 1984, p. 206: E y L le habían dado una paliza a A sin motivos. Enojado, A decidió bus-
carlos después para vengarse. Por ello, tomó un revólver, lo cargó con ocho cartuchos y se
lo puso en la cintura sin seguro, tuego de una larga búsqueda, encontró a E y L. E lo
acometió y L se sumó. Juntos golpearon a A y, cuando ya yacía en el suelo, siguieron dán-
273. Al respecto, en detalle, Kindháuser, StGB, § 32, n.° m, 46 ss,; Otío, Würtenberger-FS, dolé golpes y puntapiés. En esa situación, A sacó su revólver y les disparó hasta que se
p. 129 ss.; Roxin, ZSW, t. 93 (1981), p. 85 ss.; Sch/Sch/Pwron, § 32, no m. 48 ss-, Stratenwertb, terminaron las balas. E y L murieron.
AT X, § 9, n,° m. 86, Comcidente en la conclusión en caso de agresiones de hágatela: Herzog, NK,
§ 32, n.° m. 106 ss.; Kraiise^ H. Kaufmann-GedS, p, 683 ss.
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§ 8 Segunda parte: Los elementos del delito
276, Cfr. Battmann/Weber/^Utsch, AT, § 17, n.a m. 99; Fríscch, en Eser/NishÍhara (comps.),
Rechtfertigung und Entschuldigung IV, 1995, p. 330 s.-Jescbeci^Weigend, AT, § 34, III 5; JKindhctuser,
274. Al respecto, Otto, JK, SEGB § 32/9. SÍGB, previo al § 13, n.a m. 150, 158; Kühl, AT, § 9, n.° m. 27; Íacknei/Kühl, previo al § 32,
275. Cfr. al respecto también Arzt, JZ, 1994, p. 315 s,; Kühl, Bemmarm-FS, p. 199 s.; Spendel,
n.° m. 11 ss.; Roxift, AT I, § 13, n.° m. 31.
NStZ, 1994, p. 279 s.
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§ 8 Segunda parte: ios elementos del delito
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§ 8 Segunda parte: ios elementos del delito Tipos Umitadores del deber - Causas de jitstificación § 8
de los análisis médicos no surgió ningún indicio a favor de esa asociación, eüa insistió en finalidad de la lesión. El parámetro para ello es «el sentimienÉo de decen-
que le extrajeran los dientes. A le extrajo dieciséis dientes. cía de toda persona que piensa equitativamente y con justeza».290
^21 Por consiguiente, son antijurídicos los hechos basados en motivos,
El BGH resolvió lo siguiente: No se dio un consentimiento efectivo de P porque ella no
sadomasoquistas —p. e|., los fustazos—,291 los masajes vaginales no indi-
tema la capacidad de Juicio exigida, pues a pesar de las explicaciones reiteradas 'se aferró,
en la insensatez del profano, al diagnóstico realizado por ella misma'. cados por la medicina292 y las lesiones físicas para planear o preparar
un delito (p. ej., para una estafa de seguros).
Esta fundamentación no convence. A ella se le explicó la situación y estaba en posesión de
122 Con la orientación a fines, esta opinión pasa por alto la valoración
sus facultades mentales. Que eUa se hubiera decidido a favor de una esperanza irracional y
en contra de una constatación racional no es indicio de que fuera incapaz de discemimien-
del hecho exigida por el legislador, dado que introduce en la valoración
to. En realidad, detrás de la sentencia se esconde el disgusto del BGH por la justificación puntos de vista referidos al consentimiento, pero no al hecho. Sucede
de una lesión física tan extensa; al respecto, en seguida, n.° m. 120 ss. que del § 228 no puede inferirse la voluntad del legislador de castigar
conductas contrarias a las tiuenas costumbres en vez de conductas social-
117 d) Elemento subjetivo: conocimiento del consentimiento por parte de! mente peligrosas o socialmente dañinas. Por lo tanto, el parámetro para
autor.287
la valoración relevante lo ofrece, en primer lugar, la intensidad de la
En cambio, quienes exigen que se haya actuado en razón del consentimiento288 no tienen injerencia típica en el bien Jurídico. Debe valorarse como ético-socialmen-
en cuenta que la necesidad de protección Jurídica ya ha sido suprimida por el consentümen- te negativa la injerencia en la integridad física de otro que sea tan grave
to como tal. que sus consecuencias no puedan ser ignoradas por el particular ni por
la comunidad jurídica. Esta injerencia es contraria a las buenas costum-
118 e) En el contexto de la reglamentación de las lesiones físicas, el legislador
bres.293 Por consiguiente, en caso de lesiones cuya intensidad se corres-
ha dispuesto en el § 228 una restricción de los efectos justificantes del
ponda con las mencionadas en el § 226, la justificación por consentimien-
consentmúento: el hecho —lesiones físicas— no puede ser contrario a las
to queda excluida. Desde luego que en estos supuestos queda intacta la
buenas costumbres.
Justificación por el § 34, en cuyo caso debería tenerse en cuenta, en el
119 aa) El § 228 no contiene un principio general limitador de la causa de marco de la ponderación de intereses, la existencia del consentimiento
justificación. Solo se refiere a las lesiones físicas, pues solo en este deUto -p. ej. una lesión para probar métodos revolucionarios de la medicina,
existe la necesidad Jurídica de limitar los efectos justificantes del cansen- o la ablación de un órgano para donarlo—.2t>4
rio a las buenas costumbres debe tenerse en cuenta, en primer lugar, la respecto de la formulación: Kargl, JZ, 2002, p. 399; Niedermair, Kórperverietzung mit EinwÜlÍgung
und die Guíen SÍtten, 1999, p. 257 ss. (resumen); Rónnau, Willensmángel, p. 169; Sternbefg-Líeben,
Die objektiven Schranken der Einwilligung im Strafrecht, 1997, p. 136 ss.; Ídem, Keller-GedS, p. 296
ss. Con restricciones, Duttge, SchIüchter-GedS, p. 784.
291. RG, JW, 1929, p. 1015.
292. RGSt, t. 74, p. 91.
287. Cfr, al respecto Baumann/Weber/^Iitsch, AT, § 17, n.° m. 113; Dolling, GA, 1984, p. 84;
293. Cfr. también BGH, NJW, 2004, p. 1056; BayObLG, NJW, 1999, p. 372, con comentarios
Kühl, AT, § 9, n.Q m. 41; Sch/Sch/Lenckner, previo a los §§ 32 ss., n,° m. 51.
de Amehmg, NSt2, 1999, p. 458 ss., Geppert, JK, 99, StGB § 228 nueva redacción/1, Otto, JR, 1999,
288. Cfr. p. ej. Hirsch, LK, previo al § 32, n.° m. 126; Jescbeck/Weígend, AT, § 34 V; Tronclle/
P. 124 s.; Ai-zt, WÍUensmángel, p. 36 ss.; Frisch, HÍrsch-FS, p. 498 ss,; Hardtung, MK, § 228,
Fischer, previo al § 32, n.a m. 3 b; WrCT5e¿^/5e»ffee, AT, n." m. 379.
n." m. 23 ss.; í/('r?c&, LK, § 228, n.° m. 9; ídem, WelzeI-FS, p. 798 s.;}akobs, AT, l4/9; írfem, BGH-
289. Cfr. también Baumann/Weber/Mitsch, AT, § 17, n.Q m. 112; Berz, GA, 1969, p, 149 s.;
FG» p. 128 s.; Jescheck/Weigend, AT, § 34, H 3; Kóhler, AT, p. 255; CWo, Geerds-FS, p. 6l8 ss.;
Geppert, ZStW/ t. 83 (1971), p. 962, nota n.° 70, Hardtung, MK, § 228, n.° m. 7; Hirsch, LK, previo
Rudolphí, ZStW, t. 86 (1974), p. 86; Stratenwettb, AT I, § 9, n.° m. 20; Welgend, 2SfW, t. 98 (1986),
al § 32, n.s m. 124; Jescheck/Weigend, AT, § 34, IU 1; Kühl, AT, § 9, n.Q m. 30; Lackner/Kühl, previo
P. 64 s.; expresamente en contra de la intensidad de la injerencia como criterio: Niedermair,
al § 32, n.a m. 18; Mauracb/Zípf, AT 1, § 17, no m. 6? ss.; NolÍ, ZSfW, t. 77 (1965), p. 21; .Ro.ww,
Kórperverletzung, p. 92 ss.; Roxm, AT I, § 13, n." m. 39.
AT I, § 13, n.° m. 41; Stratemverth, AT I, § 9, n.° m. 21. De otra opinión, BGHSt, t. 6, p. 251;
294. AI respecto, con mayor detalle, Otto, Trondle-FS, p. 1¿8.
Geerds, GA, 1954, p. 268; WeIzeÍ, Lb., § 14, Vil 2 c.
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Tipos limitadores del deber - Cansas de justificación § 8
§ 8 Segtmda parte: ios elementos del delito
295. Al respecto, en detalle, Friscb, en Rechtfertigung, p, 322 s.; Otto, Geerds-FS, p. 604 ss.
297, Cfr. también Amelung, Die Emwiiligung in die Beeintráchtigung eines Grundrechtsguts,
296. Así, p, ej-, M. Heínrích, Rechtsgutszugriff, p. 131; Armin Kaufmann, Klug-FS, t. 2, p. 282; 1981, p. 26 ss.; Amelung/Eymann, JuS, 2001, p- 938; Geppert, ZStW, t 83 (1971), p. 952;Jakobs, AT,
Kientzy, Der Mangel am Straftatbestand mfolge Einwiüigung des Rechtsgutstragers, 1970, p. 66 ss.;
W2;fescbecfyWetgend, AT, § 34, H 3; ^-ej', AT I, n.° m. 613; Offo, Geerds-FS, p. 608 ss.; Noll, ZStW,
Kindháuser, StGB, previo al § 13, n.° m. 149; Kühne, JZ, 1979, p. 241; Mauracb/Ztpf, AT 1, § 17, t. 77 (1965), p. 15; Sternberg-Lieben, Schranken, p. 59 ss.; Stratenwenh, AT I, § 9, n.° m. 9.
n.° m. 33; Sonnctit, wmensmangel, p. 124 ss.; ídem. Jura, 2002, p. 598; Roxin, AT I, § 13, n.° m. 12 A la misma conclusión llegan quienes parten de la base de que en el caso del consentimiento
ss.; Rttdolphi, ZStW, t. 86 (1974), p, 87; Schlebofer, Emwilligung und EÍnverstandms, 1985, p. 4 ss.; se impone directamente como causa de justificación el derecho de autodetennmación del Art. 2,
Vicwte Remesal, Roxin-FS, p. 393 ss.; Weigend, ZStW, t. 98 (1986), p. 60 ss,; Zipf, Emwimgung ap. I, GG; cfr., p.ej., BGHSt, t. 17, p. 360; Hirsch, LK, previo al § 32, n.° m. 105; JÍ'üA;, AT, § 9,
und Risikoübemahme im Strafrecht, 1970, p. 28 ss. De manera consecuente —cfr. al respecto § 1,
n." m. 23; íackner/Kübl, previo al § 32, n.° m. 14; Lenckner, ZSfW, t. 72 (1968), p. 455; Tróndle/
n.a m. 44 ss.—, Schmidbáiiser ve en el caso del consentimiento una lesión del bien jurídico solo Fischer, previo al § 32, n.° m, 3 b.
aparente; cfr, Geerds-FS, p. 593 ss,, 598.
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Tipos Umitadores del deber - Causas de justificación § 8
§ 8 Segunda parte: ios elementos del delito
1. El consentimiento presupuesto Esto se hace evidente en la Jurisprudencia del BGH respecto del con-
sentimiento presunto en casos de interrupción del tratamiento de un
130 Cuando existen indicios de los que puede inferirse el consentkaiento de paciente con pronóstico infausto que ya no puede expresar su voluntad:
quien tiene derecho a prestarlo, no se trata del problema del consentí-
BGHSt, t. 40, p. 257, 263: Cuando no hay indicios de los que pueda inferirse la voluntad
miento presunto, sino del problema del consentimiento mismo, dado que
real del afectado, «se puede y se debe recurrir a criterios que se correspondan con la repre-
este no necesita ser declarado de manera expresa o conchtyente; es decir, sentación de valores de la generalidad. Sin embargo, debe precederse con moderación; en
se trata del llamado consentimiento presupuesto. Esta diferenciación es caso de duda, la protección de la vida humana prevalece sobre las consideraciones perso-
de grajn importancia, pues el parámetro de la Justificación en el caso del nales del médico, de los parientes o de otra persona intervimente. En el caso concreto, la
decisión también dependerá, naturalmente, de las expectativas del pronóstico médico y de
consentimiento presupuesto es la vohmtad del afectado, en cambio, en et
cuánto tiempo de vida te quede al paciente: cuanto menos probabilidades haya, según
caso del coasentmúento presunto, es la representación de valores de la
representaciones generales, de que el pariente se recupere con una vida digna y cuanto
generalidad, o sea, la voluntad de un «ciudadano razonable»; al respecto, menos tiempo de vida le quede, tanto más viable será la interrupción del tratamiento.
en seguida, n.° m. 131.
2. El consentimiento presunto
298, Welzel, Lb., § 14 V; ZÍpf, EÍnwmigung, p. 52 s. De otra opimón, BGHSt, t. 35, p. 249;
BGH, NJW, 2000, p. 885, 886; Bawnan-ii/Web^/Mítsch, AT, § 17, n.° m. 114; Erb, MK, § 34,
131 Algunos autores ponen de relieve que el consentimiento presunto es una n. m. 35; Fischer, Der Strafbarkeitsausschlufi durch berechtigte Gescháñsfíihrung ohne Auftrag,
figura independiente porque el conocimiento de la voluntad del afectado 2000, p. 105 ss.; Hirscb, LK, previo al § 32, n.0 m. 129; Jescheck/\Veigend, AT, § 34, VII; Kühl, AT,
puede tomarse en consideración. Pero así se identifica, es decir, se con- § 9, n.0 m. 46; Neumann, NK> § 34, n.° m. 19; Paeffgen, NIÍ, previo al § 32, n.° m. 154; Roxin, AT
funde, el consentimiento presunto con el presupuesto. Si no se sabe qué !) § 18, n.° m. 3 ss.; Schroth, JuS, 1992, p. 478 ss.; Tiedemann, JuS, 1970, p. 108 ss.; Trondle/Fsscher,
previo al § 32, na m. 4.
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Tipos Hmitadores íiel deber - Causas de justificación § 8
§ 8 Segunda parte: ios elementos del delito
mación conforme al deber hubiera inhibido el consentimiento (.„). Esta circunstancia debe
133 Ejemplo: A necesita de urgencia un determinado medicamento que tiene su amigo B, quien. probársele al médico. SÍ quedan dudas, de acuerdo con el principio «in dubio pro reo» debe
está ausente. Dado que conseguirlo a tiempo de otra manera es imposible, fuerza el botiquín partirse de la base, a favor del médico, de que el consentimiento también se habría pres-
de B y toma el medicamento. Su enfermedad no es tan grave como para que se consideren tado si la información brindada hubiera sido conforme al deberé00
cumpUdos los presupuestos del § 904 BGB.
De esta manera, se aplican a la Justificación de una lesión dolosa del
Solución: La mera suposición de A de que B consentiría en el ingreso a su casa y en e[
bien jurídico consideraciones sobre la causalidad hipotética, o bien sobre
daño en las cosas si hubiera conocido la situación fáctica, tampoco üene aquí efecto justi-
ficante. Pero A sí podría invocar el consentimiento presupuesto si B hubiera expresado antes la conducta alternativa conforme a Derecho —en detalle, infra § 10,
reiteradamente que haría cualquier cosa por hacerle un favor a B. En cambio, queda exclui- n,° m, 19 ss.—. Esto no logra convencer. ASÍ como quien comete un hurto
da la justificación cuando la valoración de la situación de hecho conduce a la conclusión tío está justificado cuando la víctima declara posteriormente que le habría
de que de la rejlación personal entre A y B de ningún modo podría esperarse tal deferencia.
regalado al ladrón !a cosa hurtada sí este se la hubiera pedido, tampoco
En este último caso, ía responsabilidad penal de A se decide según los principios de la
está justificada la mjerencia realizada mediando violación del derecho de
teoría del error.29/>
autodeterminación del paciente cuando este declara posteriormente que
faabría aprobado la injerencia si se le hubiera informado de las razones
de manera conforme al deber. La idea del comportamiento alternativo
4. Consentimiento hipotético
conforme a Derecho tampoco sirve aquí, pues se refiere a la cuestión de
si el autor, con su conducta antijurídica, ha incrementado o no el riesgo
154 Tal como se expuso en los no m. 110 ss-, el consentimiento tiene que ser
para e¡ bien jurídico protegido más allá de la medida permitida. Si se
expresión de la autonomía del titular del bien Jurídico. El consentimiento
constata que la conducta antijurídíca no ha incrementado ese riesgo, esta
basado en un engaño o el consentimiento en una injerencia cuya forma,
no puede imputársele al autor como lesión del bien jurídico contraria al
alcance o significado son desconocidos para quien lo presta —circunstan-
deber. Sin embargo, la injerencia sin consentüniento válido representa,
cía conocida por quien realiza la injerencia—, es inválido y no tiene
en sí misma, una lesión del bien jurídico contraria ai deber.
efecto Justificante. Sin embargo, el BGH hace una excepción a estos prin-
cipios en casos de injerencias médicas en las que el paciente ha prestado
su consentimiento en razón de una violación consciente por parte del
médico de su deber de informar al paciente.
V. DE IA PROBLEMÁTICA DE OTRAS CAUSAS DE
JUSTIFICACIÓN TIPIFICADAS
BGH, NStZ-RR, 2004, p. l6: A la paciente M se le había diagnosticado una hernia discal
grave en el disco intervertebral UA-5 de la columna lumbar y una hernia discal leve en el
disco Íntervertebral siguiente mferior, L5/S1. La hernia discal grave debía ser operada, lo
1. Autoayuda permitida, §§ 229, 230 BGB
que había sido consentido por M. Sin embargo, los médicos confunílieron los niveles y
operaron la hernia discal leve (L5/S1). Al día siguiente, M sufrió parátísis que podía deber- 155 La autoayuda permitida Justifica el aseguramiento de un derecho median-
se a una recidiva temprana —reaparición de la enfermedad en el mismo lugar— o a la te la fuerza privada.
persistencia del problema originario. En lugar de mformarle a M sobre la situación fácüca,
los médicos le hicieron creer que, en razón de una recidiva temprana, era necesario ope- La omisión del deudor de cumplir una pretensión exigible puede ser vista, ciertamente, como
rarla otra vez en el sector L4/L5, que en realidad no había sido operado; además, en la una agresión contra el patrimonio del acreedor. Sin embargo, cuando el legislador remite a
intervención quirúrgica se le extraería —sin su conocüniento— el semiarco derecho de la la vía judicial para hacer valer las pretensiones jurítiico-civües, pone de manifíesto que no
vertebra lumbar 5, M prestó su consentimiento sin conocer la verdadera situación fáctica y considera como defensa necesaria la realización de las pretensiones por la vía de la justicia
211
210
Tipos Hmitadores del deber - Causas de justificación § 8
§ 8 Segimdd pane; Los elementos del delito
bb) FeUgro de que la realización de la pretensión se frustre o se dificulte. Para evitar un peligro proveniente de tina cosa, el § 228 BGB permite
realizar una injerencia en la cosa de la que proviene el peligro.
ce) Ausencia de auxilio estatal a tiempo.
-159 Presupuestos:
dd) Necesidad de la autoayuda, § 230, ap. 1, BGB.
aa) Un peligro proveniente de una cosa que amenaza un bien jurídico.
ee) Solo se autoriza el reemplazo de la actuación estatal, es decir que la
bb) El daño o la destrucción de esa cosa.
autoayuda no puede ir más aüá de lo que le está permitido al órgano
estatal competente para la injerencia en una situación análoga. ce) El daño o la destrucción deben ser necesarios para evitar el peligro
Por lo tanto, la autoayuda solo puede apuntar al aseguramiento temporal de la pretensión, contra si o contra un tercero.
pero no a su satisfacción Ínmediata.-
dd) El perjuicio causado por el daño o la destrucción de la cosa no puede
Caso: A ve en la calle a B, el padre de su hijo, quien luego de una noche de alegría, pero ser desproporcionado respecto del peligro.
de serias consecuencias, no volvió a comunicarse con ella, que ni siquiera sabe su nombre.
A corre hacia B, lo deja fuera de combate con una hábil maniobra de judo y retira de la ee) Aspecto sztbjetivo: El autor debe ser consciente de que evita el peligro
bmetera de B el dinero correspondiente a la mamitención por el período transcurrido desde mediante la injerencia en la cosa ajena.
el nacimiento del niño.
No se da Id Justificacfón: En esta situación, solo habría estado permitido tomar los datos b) Estado de necesidad agresivo, § 904 BGB
personales de B para poder hacer valer la pretensión por vía judicial.
140 El § 904 permite realizar una injerencia en. cosas de terceros para evitar
Para evitar dificultades probatorias, el derecho de autoayuda solo permite
peligros.
medidas de aseguramiento de la pmeba, como las autorizadas en el § 485
ss. ZPO. Pero las partes en un contrato tienen la obligación contractual 141 Presupuestos:
accesoria de permitirle a la contraparte, en caso de contienda, que la
aa) Peligro actual para un bien jurídico.
cuestión se resuelva judicialmente, y para ello deben informar sus datos
personales. En esta medida es admisible la autoayuda.303 bb) Evitación de ese peligro mediante una injerencia en una cosa ajena.
ff) Aspecto subjetivo: el autor tiene que actuar con la finalidad de ejercer ce) La injerencia debe ser necesaria para evitar el peligro.
la autoayuda.
dd) El daño amenazante tiene que ser desproporcionadamente mayor que
el daño causado por la injerencia.
b) Casos especiales de autoayuda: §§ 859, 561, ap. 1, 581, ap. 2,
704, 2.a oración, BGB. ee) Aspecto subjetivo: El autor debe ser consciente de que evita un peUgro
actual.
137 Estos derechos de autoayuda del Derecho civil también concretizan la medida de la defensa
necesaria y, en ese sentido, tienen primacía como regla especial frente al derecho de tegÍ-
tima defensa.3
3. Salvaguarda de intereses Justos, § 193 StGB
302. Cfr. BGHSt, t. 17, p. 89; OLG Düsseldorf, NJW, 1991, p. 2717; OLG Kóln, NJW, 1996, 142 La causa de justificación de la salvaguarda de intereses justos concretiza
p. 472; Baumann/Weber/Mítscb, AT, § 17, n.° m. 149; Kühl, AT, § 9, n.° m. 5; JÍO.TOT, AT I, § 17, el derecho fundamental a la libertad de expresión del Art. 5, ap. 1, 2 GG.
n.° m. 29; Schreiber, Jura, 1997, p. 33 ss.
303. Cfr. BayObLG, NJW, 1991, p. 934, con comentarios de Dttttge, Jura, 1993, P- 416 ss;' 143 a) El § 193 Justifica las lesiones al honor bajo los siguientes presupuestos:
Joerden, JuS, 1992, p. 23 ss., latibenthal, JR, 1991, p. 569 s., Otto, JK, 91, SfcGB previo al § 32A
Scbeffler, Jura, 1992, p. 356, Schreiber, Jura, 1997, p. 35, SchroeOer, JZ, 1991, p. 682 s.; AG aa) El interés tiene que ser jurídicamente protegible y étíco-socíalmente
Gravenbroich, NJ^T, 2002, p. 1060. De otra opinión, Batt-mawT/Weber/Mítsch, AT, § 17, n.° m. 15^, digno de aprobación.
304, fíellmann, Anwendbarkeit, p. 133 ss.
213
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Tipos Hmitadores del deber - Causas de justificación § 8
§ 8 Segunda parte: Los elementos del delito
Aquí se ubica la salvaguarda de intereses ejercida de manera profesional, p. ej., el alegato a) Presupuestos
del abogado defensor o las expresiones de un abogado en el proceso.305
l48 aa) Motivo suficiente para la injerencia pedagógica.
bb) Bl interés tiene que afectar de cerca a quien manifiesta una opinión.
bb) Adecuación del medio para lograr el fin pedagógico, para lo cual
Los intereses de la generalidad afectan de cerca a todo ciudadano y también a los medios
debía tenerse en cuenta especialmente la edad, la constitución física, el
de comunicación.
sexo, entre otros.
ce) La manifestación de opinión tiene que ser necesaria para salvagitardcir
ce) Solo el castigo moderado podía estar justificado.
el interés.
El empleo de un objeto para golpear no ÍmpÜcaba por sí solo un exceso del derecho de
dd) Quien manifiesta su opinión está sujeto al deber de informar. corrección.309
214 215
Tipos Umit.adores del deber - Causas de jttstificación § 8
§ 8 Segunda parte: Los elementos del delito
hecho antijurídico según el § 11, ap. 1, n.° 5, es decir, también una ten-
Con la ley del 2/11/2000, que entró en vigor el 8/11/2000, el legisla-
tatíva punible, pero no un acto preparatorio impune. Se considera que
dor modificó nuevamente el § 1631, ap. 2, BGB. A partir de entonces dice:
<Los niños tienen derecho a una educación libre de violencia. No estám hay flagrando siempre que haya una relación inmediata de tiempo y
espacio entre el hecho y la detención o la persecución.
permitidos los castigos físicos, las lesiones psíquicas y otras medidas degra-
dantesa. Ciertamente, a la lux del texto legal podría seguir argmnentándo- 15^ Es controvertida la cuestión de si el derecho de detención solo se aplica respecto del ver-
se que solo los castigos físicos que a la vez ñieran medidas degradantes dadero autor o si también justifica la detención de un sospechoso.316
justificación del derecho de corrección por parte de los padres. Las lesio- vo a C, mientras que B huyó por una puerta cochera. ¿Está justificada la privación de la
libertad de C por parte de A mediante el § 127 StPO?
nes típicas del § 223 StGB ya no podrían estar justificadas, sino que son
punibles.313 El origen histórico de la disposición y letra del § 127 StPO y de su texto hablan daramen-
te a favor de que el derecho de detención solo puede aplicarse respecto del autor verdade-
ro. Los casos de error se resuelven según los postulados del error; al respecto, infra § 15.
tal derecho no estuviera excluido por ley.314 Sin embargo, hoy en día se nerlo a pesar de que ha sido identificado.317
opone a este derecho consuetudinario la concepción Jurídica consolidada
157 ce) Los medios empleados deben apuntar a la detención.
de que el ejercicio del castigo en este marco ya no se corresponde con
el Derecho vigente.515 También puede estar excepcionalmente permitido disparar para detener al autor,3 pero
esto plantea de manera muy aguda la cuestión áe la adecuación del medio — al respecto,
enseguida, n.° m. 159—.
217
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Tipos limitadores del deber - Causas de justificación § 8
§ 8 Segimda parte: ios ejementos del delito
159 El derecho de detención justifica no solo la injerencia en la libertad del to del cuidado necesario conduce al rechazo de la lesión. del deber si el
detenido, sino también las lesiones ligadas a la detención en. la medida autor se ha comportado con el cuidado que puede esperarse, en la sitúa-
en que sean necesarias.319 No se exige proporcionalidad entre el delito ción concreta, de una persona que participa debidamente en ese medio.323
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Tipos limitadores del deber - Causéis de justificación § 8
§ 8 Segitiida parte: Los elementos del delito
so cuando la lesión del bien jurídico es probable, sin que exista la ame- viene el peligro, si ñie creado antijurídicamente o de modo conforme a
naza de que el peligro se transforme inmediatamente en una lesión.329 Derecho, y si quien actúa en estado de necesidad ha causado culpable-
mente el peligro.334 El autor puede preservar en el caso concreto el inte-
325. BGHSt, t. 18, p. 272; cfr. también BGHSt, t. 26, p. 176, 179; Hirsch, LK, § 34, n.a m. 36;
330. Tomado de Lenckner, Der rechtíertigende Notstand, 1965, p. 102.
Neumann, NK, § 34, n.° m. 39; Scb/Sch/Perron, § 34, n.° m. 12; Tróndle/Fiscber, § 34, n.° m. 3.
331. En el mismo sentido: Geilen, Jura, 1981, p. 209 s.¡ líerzog, NK, § 32, n.0 m. 31; Hillenkamp,
326, Respecto del estado de la discusión, cfr. nota n.Q 202.
Vorsatztat, p. 116 s.; Kübl, AT, § 8, n.a m. 67; ¿enckner, Notstand, p. 102, Schaffstein, Bruns-FS,
327, BGH, NJW, 1997, p. 265, 266, con comentarios de Geppert, JK, 97, StGB § 255/8, Joerden,
p. 92; Sch/Sch/Perron, § 32;, n.° m. 17; Schroeder, JuS, 1980, p. 341; SpencíeÍ, LK, § 32, n.° m. 127;
JR, 1999, p. 120 ss.; cfr. también BGH, NJW, 1989, p. 176; 1989, p. 1289; BGH, JR, 1999, p. 341,
Stmtenwenh, AT I, § 9, o." m. 65.
342; Krey, ZRP, 1975, p. 98, Íackne-f/Kühl, § 34, n.° m. 2; Otío, Jura, 1999, p. 553; Paivlík, Notstand,
332. Cfr. BVerfG, NJW, 2002, p. 3619, 3624; BGH, NJW, 1982, p. 278; KG, I^W, 1956, p. 26;
p. 177 s.; Sch/Sch/Pef-ron, § 34, n.° m. 17; Spendel, StV, 1984, p. 45; TrOndle/Fischer, § 34, n.° m. 4.
AR2T, JZ, 1973, p. 508; Ifaug, NTffr, 1965, p. 2391 s.; Kühl, AT, § 8, n.° m, 68; Klug, Sarstedt-FS,
328. BGH, JR, 1999, p. 341, 342, con comentario de Zaczyk, p, 343 ss.; cfr. también BGH,
p. 125; Otto, Kleinknecht-FS, p. 335. Respecto de la producción de fotocopias, OLG Hamm, J2,
NJW, 1997, p. 265, 266; BGH, StV, 1982, p. 517; Baumann/Weber/Mitsch, AT, § 17, n." m. 58; Erb,
1988, p. 309, con comentario en contra de fíel!e¡ p. 309 ss.
MK, § 34, n.Q m. 80; KÍlhl, AT, § 8, n.° m. 65; Otto, Jura, 1999, p. 553; Roxin, AT I, § 15, n.° m. 21;
333. Al respecto, BGH, NJW, 2003, p. 2464; OtG Harmn, NJW, 1976, p. 721 s.; OLG Karisruhe,
Schroeder, JuS, 1980, p. 336.
J2, 1984 p, 240, con comentario de Hruschka¡ p. 241 ss.; Lenckner, Lackner-FS, p. 95 ss., 111.
329. Al respecto, cfr BGHSt, t. 39, p. 133, 136 s.; Ban-mann/Weber/Mítsch, AT, § 17, n.0 m. 58;
334. Al respecto, BayObLG, JR, 1979, p. 124, con comentarios áe Hruschka, p. 125 ss. y de
ERB, MK, § 34, n.° m. 76: HíUenkeimp, Vorsatztat und Opferverhalten, 1981, p. 112 ss.; JKion, JuS,
Dencker, JuS, 1979, p. 779; KühÍ, AT, § 8, n.° m. 102 ss.; Küper, GA, 1983, p. 289 ss.; ídem, Der
1967, p. 503; Otto, Jura, 1999, p. 553; Roxin, AT I, § l6, n.° m. 17.
V&
221
220
Tipos Umitadores del deber - Causas de Justificación § 8
§ 8 Segunda, parte: los elementos del delito
res de mayor rango también mediante la protección de bienes jurídicos e) Presupuestos subjetivos
supramdividuales .335
^79 El autor tiene que haber actuado para repeler el peligro con consciencia
175 Por lo tanto, no es necesario limitar el § 34 a los casos de estado de
de que preservaba un interés mayor.
necesidad agresivo —según la regla del § 904 BGB— y solucionar los
casos de estado de necesidad defensivo aplicando, por analogía, el § 228 180 aa) No se requiere que el autor actué con intwt-ción de salvamento en el sentido de que
BGB.336 esté motivado únicamente por la salvación del bien. Sin embargo, el mero conocimiento de
la situación no alcan2a si el autor no actúa con voluntad de salvamento.340
,,verschuldete" rechtfertigende Notstand, 1983, p, 18 ss., esp. p, 88 s.; Lenckneí; Der rechtfertigende XS3 Caso 2: El bombero A solo puede salvar a un niño de una muerte segura por quemaduras
Notstand, p. 120 ss.; Meissner, Die Interessenabwágungsformel m der Vorschrift über den arrojándolo desde la casa en llamas hacia una lona de bomberos. Existe el peligro de que
rechtfertigenden Notstaad (§ 34, StGB), 1990, p. 229 ss.; Roxin AT I, § 16, n.Q m. 22 ss. el niño se desnuque a causa de una caída desafortunada. Este peligro se realiza y el niño
335- Al respecto, OLG Frankñirt, NStZ-RR, 1996, p. 136, con comentario de Otto, JK, 96, SíGB muere.
§ 34/2.
Solución: Justificación del bombero por el § 34: Frente a la muerte segura en el incendio,
336. AI respecto, Baumann/Weber/Mitsch, AT, § 17, n.° m. 72 ss.; Erb, MK, § 34, n.° m. 17,
la posibilidad riesgosa de salvamento se presentaba como única alternativa. Cuando el
148; Jescheck/Weigmd, AT, § 33, IV 3 c; Lackner/Kühl, § 34, n.° m. 9; Lenckner, GA, 1985, p. 311,
bombero se decidió por eUa, eligió una puesta en peligro del bien jurídico para evitar la
nota n.° 25; Otto, Der durch Menschen ausgeloste Defensivnotstand, 1998, p. 95, 191; RoxÍn,
lesión segura de ese bien. El hecho de que la situación de colisión se dé respecto de un
Jescheck-FS, t. 1, p. 457. De otra opinión, Frister, GA, 1988, p. 295; Hruschka, NJW, 1980, p. 22;
mismo bien jurídico no impide aplicar el § 34. Se trata de un caso de ponderación de
fakobs, AT, 13/6, 46; Koríath, JA, 1998, p. 255; O. lampe, NJW, 1968, p. 90 s.; Neumann, NK, § 34
riesgos,
n.° m. 86; Pawlik, Jura, 2001, p. 28; ídem, GA, 2003, p. 17 ss.; Ídem, Notstand, p. 132 ss.
337. En el mismo sentido, Grebing, GA, 1979, p. 86 ss.; Küper, JZ, 1976, p. Sl6; Lackner/Kübl,
184 Caso 5; Un médico conduce de noche en exceso de velocidad, pero con buena visibilidad
§ 34, n.° m. 4. De otra opnión, Bockelmann, JZ, 1959, p. 498 s.; Jescheck/Weigend, AT, § 33, FV 3
y poco tráfico, hacia un lugar en donde se ha accidentado una persona. Allí deberá practi-
b; Kíenapfel, OJZ, 1975, p. 428, carle una transfusión de sangre para salvarle la vida.
338. Cfr. Dencker, JuS, 1979, p. 779 ss.; Merkel, en: Institut für Krimmalwíssenschaftea
Frankfurt a. M. (comp.), Vom unmoglichen Zustand des Strafrechts, 1995, p. 191 ss. De otra opinión,
Erb, MK, § 34, n.° m. 108; HÍrsch, LK, § 34, n.° m. 55;J^feofo, AT, 13/32; Joerden, GA, 1993, p. 253
s.; Küper, Notstand,.p. 146 ss.
339, Controvertido. En el mismo sentido: Baumann/Webef/Mitsch, AT, § 17, n.° m. 83; Freund,
AT, § 3, n.° m. 72; Gropp, AT, § 6, no m. 145; Güntber, SK I, § 34, n.° m. 50; Krey, ZRP, 1975,
p. 98; ídem, AT 1, a.° m. 560; Küper, J2, 1980, p. 755 ss.; Lenckner, Notstand, p. 147; Roxin, AT
340. Cfr. también Baumann/Weber/Mitsch, AT, § 17, no m. 84; Hirsch, IK, § 34, n.° m. 45;
I, § 16 n." m. 80; Sch/Sch/Perron, § 34, n.° m. 46; 5fme, JuS, 1973, p. 464. De otra opinión, Amelung/
TrQndle/Fische-r, § 34 n.a m. 18. Afírman que alcanza con el conocimiento de la situación y de que
SchaÍl,JuS, 1975, p. 569; Erb, MK, § 34, n.° m, 169; Grebíng,.GA, 1979, p. 93 s.;Jakobs, AT, 13/36;
se salvaguarda un interés preponderante: Gallas, ZSW, t. 80 (1968), p. 26; KiiU, AT, § 8, n.° m. 183;
Joerden, GA, 1991, p. 411 ss., 427; fescheck/Weigend, AT, § 33, W 3 d; XtíAÍ, AT, § 8, n.° m. l67 t^knei-/Kühl, § 34, n.° m. 5; Lenckner, Notstand, p. 198; Neumann, NK, § 34 n.° m. 106.
ss.; Stratenwerth, AT I, § 9, n.ü m. 107; Trondle/Físchef, § 94, n.a m. 12.
223
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Tipos Umítadwes del debw - Causas de justificación § 8
§ 8 Segunda parte: ios elementos del delito
Solución: Este caso se decide como el caso 1. La puesta en peligro abstracta y remota de 3. Umites de la ponderación de intereses
otros posibles intervmientes en el tráfico se contrapone al peligro de muerte concreto qug
corre la víctima del accidente.- a) El ámbito problemático de la ponderación de intereses en el
185 Caso 4: A, médico de un hospital, obliga al paciente P a tolerar una extracción de sangre, marco del § 34
porque la necesita con urgencia para salvar a X y F se rehusa a donarla voluntariamente.
187 Ya el ejemplo analizado bajo el n.° m. 185 indica que la solución a las
Solución: Al salvamento de la vida de X se oponen aquí la injerencia en Ía integridad física distintas situaciones de intereses contrapuestos no es de ninguna manera
y en la libre voluntad de P, así como la lesión de la confianza de P y de todos los poten-
sencilla, pues, dentro de una valoración, los límites de la argumentación
cíales pacientes de hospitales de que estarán a resguardo de tales injerencias. Con ello
-precisamente por las amplias consecuencias de la pérdida de confianza—, ya no puede en general razonable se alcanzan cuando el valor de los factores a pon-
justificarse la preponderancia del salvamento de la vida.- derar es en sí mismo controvertído. Al fin y al cabo, una solución gene-
ralízable de casos concretos puede jtündamenEarse convincentemente si la
186 Caso 5: Un médico le informa a la mujer de su paciente P, en contra de la voluntad de este,
argumentación no define el concepto de interés de manera demasiado
que P está enfermo de sida.
estrecha y si la identifica con necesidades materiales; además, si determi-
Solución: La lesión del secreto profesional (§ 203) está justificada por el § 34 si existen na claramente el rango jurídico de los distintos intereses y si informa
indicios concretos de que no hay manera de que F entre en razones o que los próximos
acerca de los criterios de prioridad y preferencia.
contactos con P albergan un riesgo específico de contagio.-
Con todo, los límites de este análisis y de esta valoración parecen alcan-
Caso 6: BGHSt, t. 48, p. 255, con comentarios de Beckemper, JA, 2004, p. 101 ss., Hillenkamp, zarse cuando se trata del salvamento de valores jurídicos máxitnos que, a
JZ, 2004, p. 48 ss., KargÍ, Jura, 2004, p. 189 ss., Otto, NStZ, 2004, p- 142 ss.: H, quien tira- la vez, implican la destrucción de tales valores; es decir, cuando se trata
niza a su familia, golpea y atormenta desde hace tiempo a su mujer, E, de manera brutal.
del salvamento de vidas humanas que conlleva la eliminación de otras
H la ha amenazado de muerte seriamente para que no lo deje ni lo denuncie. E, ya grave-
vidas humanas. Que en tales situaciones la ponderación de bienes está
mente afectada en su salud, no ve más escapatoría que matar a H mientras duerme.
condenada al fracaso no precisa de una ñindamentación más detallada,
Sohtcíón.- ía opmión dominante rechaza aquí la justifícacióa de E, pues parte de la base áe pues la vida humana, en tanto valor jurídico máximo, no es cuantificable.
que quien actúa en estado de necesidad tiene que esperar, antes de matar, a que el peligro Aun cuando la vida de un hombre ñiera sacrificada para salvar la vida de
se agrave hasta constituir una agresión en el sentido del § 32. Incluso en el caso de un
un gran número de personas, ello no cambiaría en nada el hecho de que
agravamiento del peligro con un riesgo de muerte agudo, el BGH no reconoce una prepon-
derancia de los bienes amemizados de E, sino el interés mayor del bien jurídico vida de H. el particular sería transformado aquí en un objeto para salvar la vida de
De este modo se pasa por alto que, en el marco de la ponderación de intereses, debe otros. No obstante, un análisis cuidadoso del panorama y de la situación
tomarse en consideración que H ha puesto en peligro su propia vida mediante las agresio- de intereses relevantes permite, en diferentes constelaciones de casos,
nes autoresponsables y antijurídicas contra E. Por lo tanto, cuando no se dispone de otras
fundamentar diferencias relevantes entre los intereses y, de esa manera,
posibilidades seguras para repeler el peligro, rechazar la aplicación del § 34 resulta inade-
permite legitimar la aplicación del § 34.
cuado e inconciliable con la ponderación de intereses exigida por eÍ § 54, que va más allá
de la ponderación de bienes.-
341. Al respecto, también BayObLG, NJW, 2000, p. 888; OLG Hamm, NJW, 1977, p. 1 892; 188 aa) Salvamento de la vida propia poniendo fin a la vida ajena
NJW, 1996, p- 2437.
Caso 1: El caso más antíguo tratado en la literatura lo presentó Cicerón y sé refiere a Car-
342. Controvertido; cfr., por un lado: Gallas, Mezger-FS, p. 326; Hírsch, LK, 10.a ed-, § 223,
n.° m. 20; Jescheck/Weigend, AT, § 33 IV 3 d; Meíssner, Interessenabwágungsformel, p. 209 ss^, néades (214 3..C.-129 a.C,). Por ello el caso se conoce como <da tabla de Carnéades". 6'e
discute en dos variantes:
Pawlik, Notstand, p. 263; Wessels/Beulke, AT, n.0 m. 321; por otro lado: Hassemer, MaÍhofer-FS,
p. 201. s.; Kühl, AT, § 8, n.Q m. l69 ss.; Roxin, KriminalpoUtÍk und Strafrechtssystem, 2.a ed., 1973,
Luego de un naufragio, uno de los supervivientes se aferra a un tablón que solo soporta
p. 27 ss.
una persona. Un segundo superviviente también intenta alcanzar el tablón.
343. C&-. también OLG FrankfuTt, NStZ, 2001, p. 150, con comentarios de Otto, JK, 01, StGB
203/2, Wolfslast, NStZ, 2001, p. 151 s.; Geppert en: Szwarc Ccomp.), ATOS und Sírafrecht, 1996, (1) ¿Puede el primer superviviente defender el tablón con todas sus fuerzas, aun cuando
p. 247 ss.; Hírsch, IX, § 34, n.° m. 68 a; Schtinemann, LK, § 203, no m. 139. Sin embargo, es ello le costara la vida al segundo?
demasiado reconocer un deber de mformar cuando la persona que corre el riesgo también es
paciente del médico. Tal deber no puede derivarse del § 34 ni de la relación basada en el tratamiento
médico; cfr. al respecto Offo, JK, 01, StGB § 203/2; Wolfslast, NStZ, 2001, p. 152, en ambos casos
jonlmaatel cfit"' LG ofí'enburg> StV, 2003, p. 674; HüienkMnp, Miyazawa-FS, p, 156; Küper, Grund-
con referencias a la opinión contraria.
^ná Grenzfragen der rechtfertígenden PñichtenkoUision im Strafrecht, 1979, p. 74; Lackne-r/Kübl,
344. Al respecto, también Byrd en: Bottke (comp.), Familie ais zentraler GrundWCTi.
§ H n.° m. 9; PawlÍk, Notstand, p. 314, nota n.° 131; JÍo^n, AT I, § 16, no m. 76.
demokratischer ¿esellschaften, 1994, p. 125, 132; Welke, ZRP, 2004, p. 15 ss. Respecto de la opinión
224 225
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Tipos límitadores del deber - Causas de Justificación § 8
§ 8 Segunda parte: Los elementos del delito
La decisión de asignarle un valor más alto a las obligaciones debidas a los familiares que 196 De la misma manera que el § 32 —cfr. supra n.° m. 57 s.—, el § 34 es
a los deberes de servicio se corresponde con la valoración del constituyente expresada en en principio aplicable a la actuación estatal.353
el art. 6, ap. 1, GG, que se basa en el reconocimiento de que en la familia existe una comu-
Pero cuando se aplica a la actuación estatal debe tenerse en cuen-
nídad particularmente estrecha que debe ser protegida de manera especial. Por consiguíen-
£e> actúa de manera conforme al deber quien da prioridad al deber de auxilio frente a un
ta que el § 34 no puede ampliar las faculEades de injerencia del Esta"
familiar en una situación en la que es responsable tanto por el familiar como por la vida do cuando el conflicto de intereses determinado ya ha sido regulado
de otras personas, en razón de un deber de servicio.- de manera concluyenée en una disposición especial de Derecho públi-
co. ^
195 ce) Salvamento de la vida de un tercero poniendo fin a la vida de otros
ia. doctrina dominante rechaza la |ustifícación. Sin embargo, es incorrecta ya Ía mera pre-
misa de que los médicos habrían salvado la vida de unos pacientes a costa de la de otros.
No se puede hablar, de hecho, de tal arrogación de oportunidades; aquí se trata tan soío
de la cuestión de si se extingue el deber de salvar a todas las personas que corren peligro
cuando tal deber resulta de cumplimiento imposible, o si el deber se concretíza en el $al-
s.;f¿fger, ZStW, t. 115 (2003), p. 785 ss.; Jescheck/Weigend, AT, § 33, VI b; Kühl, AT, § 8, n.Q m. 154
vamento de tantas personas como sea posible.351
s.; Küper, Gnmdfragen, p. $2 ss. y p. 62 ss.; Lenckner, Notstand, p. 29 ss.; Maurach/Zipf, AT 1,
§ 33, n.° m. 20 s.; Schmidháuser, AT, 11/36; Scb/Sch/Perron, § 34, n.° m. 24; Tróndle/Fiscber, previo
al § 32 n.° m. 15; Welsel, Lb., § 23, HI 1; ¿•rfem, ZStW, t. 63 (1951), p. 47 ss. Optan por la exención
de pena: OGHSt, t. 1, p. 321 ss.; t. 2, p, 117 ss.; Oehler, JR, 1951, p, 492 ss.; Peters, JR, 1949,
348. Comcideníe en la conclusión: Erb, MK, § 34, n.° m. 119 s.; Günther, Strafrechtswidrigkeit
p. 496 ss.; Ídem, ]R, 1950, p. 742 ss.
und Strafunrechtsausschlufi, 1983, p. 346; ÍÍírsch, Bockelmann-FS, p. 107 s.; Arthnr Kaufmann,
A favor ünicamente de la culpabilidad y pena reducidas: Spendel, Engisch-FS, p. 509 ss.
Maurach-FS, p. 338 ss.; Neumann, MK, § 34, n.a m. 76 s.; PawHk, Notstand, p. 326; Schild, JA,
352. En el mismo sentido, p. ej.: Eser/Bwkbardt, í, n,0 12 A 63; Gallas, Mezger-FS, p. 330 s,;
1978, p. 634; Eb. Schmidt, SJZ, 1949, columna 565. De otra opinión (a favor de la mera disculpa);
Hirsct), BockeImann-FS, p. 110; Jáger, 2StW, t. 115 (2003), p. 778; KiM, AT, § 8, n.a m. 156;
Gallas, Mezger-FS, p, 327; Kienapfel, ÓJ2, 1975, p. 426; Kühl, AT, § 8, n.° m. 154 s.; Küper,
Mítngakis, ZStW, t. 84 (1972), s. 475 s.; Maurach/Zipf, AT 1, § 33, n.° m. 20 s.; Petet-s, JR, 1950,
Gnmdfragen, p. 42 ss., 61; Lenckner, Notstand, p. 31; Samson, SK I, § 34, n.t> m. SO; Scbmidh&user,
p: Z 4; RudolPhí, SK I, previo ai § 19, n.a m. 8; Schíld, JA, 1978, p. 633 s.; Scbmidh&itser, AT,
AT, 9/72; Sch/Sch/Perron, § 34, n.° m. 24; Stratenwenh, AT I, § 9, no m. 104; Wel-zel, Lb-, § 23, HI
í -.y 16/79; wre¿ze/' zsíw't- 63 (1951), p, 51 s. De otra opinión,, Bmuneck, GA, 1959, p. 271
2; Wessels/Betilke, AT, n.° m. 316. J&ger, ZStW, t. 115 (2003), p. 769 resuelve el problema como
Cjustifícadón); Günther, StrafunrechtsausschÍufi, p. 333 ss.; Arthitr Kaufmann, Maurach-FS, p 338
caso de omisión confonne a Derecho.
ss. (exclusión del injusto).
549. También a favor de la exclusión del injusto, ScUld, JA, 1978, p. 633 s. De otra opinión,
\^ 353' cfr' BGHSt't 27' P- 26°; OLG Frankfurt, NJW, 1975, p. 271; Bottke, JA, 1980, p. 95; ^
Gallas, Mezger-FS, p. 331; HenkeÍ, Der Notstand nach gegenw^rtigem und künñigem R.echt, 1952,
^ § 34, n.° m. 41; GÓCT^, JuS, 1979, p. l64 s.; Lackner/Kühl, § 34, n.0 m. 14; .Ro^m, AT I, § 16,
p. 97. Según fansen, PñichtenkoUásionen im Strafrecht, 1930, p. 17, nota n.° 28, el ..cumplimientó
K^m. 89; Schaffstetn, Schroder-GedS, p. 114 ss.; Sch/Scb/Pen-on, § 34, n.0 m. 7; Tróndle/Fischer,
del deber de serivicio [era] indudablemente más valioso", sm embargo, consideraba que «castigar*
tj^*n'^m'23':De otra °Pimón> Amelung, JNJW, 1977, p. 833 ss.; Ídem, NJW, 1978, p. 623 s.;
al padre que salva, a su hijo era una «idea absurda».
fwde, NJW, 1978, p. 1883 s.¡ Küper, Darf sich der Staat erpressen lassen?, 1986, p. 77 ss.,
350. Al respecto, cfr. también: Branneck, GA, 1959, p. 270 s.; Gunthe-f, Strafuiu-echtsausschlufi^
); Neumann, NK, § 34, n.° m. 113; Pawlik, Notstand, p. 198 ss.
p. 335; Arthzw Kaufmann, Maurach-FS, p. 338 ss.; JKem, ZStW, t. 64 (1952), p. 290; Klefisch, MDB,
-I./ Al l-especto> cfr- ^'&> MK, § 34, n.° m. 44; Kühl, AT, § 8, n." m. 179; Lackner/KtÍhl,
1950, p. 258 ss.; Mangakis, ZStW, t. 84 (1972), p. 477.
§ 34, n.° m. 14; Oító, NJW, 1973, p, 668; Scb/Sch/Perron, § 34, n.ü m. 7; Tróndle/Fischer, § 34,
351. A favor de la mera disculpa: Baumann/Weber/^Htsch, AT, § 23, n." m. 55, Erb, MK, § 3i &0?. 24 a. ' ' — - . , --.-.-.., -„...-., , ^.,
n.Q m. 117; Gallas, Mezger-FS, p. 332; Henhel, Mezger-FS, p. 300; ffirsch, Bockelmann-FS, p. 108
228 229
Tipos Umitadores del deber - Causas de justificación § 8
§ 8 Segunda paute: Los elementos del delito
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Tipos Umítadores del deber - Causas de justificación § 8
§ 8 Segunda pai-te: Los elementos del delito
233
232
Tipos Hmitadores del deber ~ Causas de justificación § 8
§ 8 Segunda parte: ios elementos del delito
aplicación directa del § 34, porque la agresión de Y contra la libre voluntad de A sí era,
211 Sin embargo, parece adecuado hacer una excepción a este principio objetivamente, evitable de otra manera. No existió peligro de muerte para A. Sin embargo,
cuando aquel en cuyos bienes jurídicos se mtendene por error ha provo- una ponderación adecuada de intereses lleva a la conclusión de que A preservó un interés
cado conscientemente el error sobre la agresión actual y antijurídica. preponderante.
212 En ese caso vaie lo siguiente: quien se defiende contra una agresión
El interés de Y, consistente en no ser tratado como un agresor contra la vida de A, debe ser
fingida aplicando una acción defensiva que sería necesaria ante una agre- valorado, en razón de su propia conducta responsable y planeada, como inferior al interés de
sión verdadera, preserva un interés de mayor rango frente a los intereses A> consistente en practicar en tal situación una defensa que sería adecuada si su representación
lesionados del agresor, que ha fingido una agresión conscientemente.362 de la realidad hubiera sido correcta. El ordenamiento jurídico no puede esperar de A —inde-
pendientemente de cualquier consideración respecto de su responsabilidad personal— que
tome a su cargo el riesgo de aclarar la situación. En cambio, en ra2ón de su propia conducta
b) Para aclarar responsable, Y no tiene derecho a ser tratado tan solo como un gracioso.
215 Caso 1: En las afueras de una gran ciudad, en una zona en donde predominan las casas
unifamiliares, cometía excesos un peligroso delincuente sexual enmascarado con una media.
Entre agosto y octubre había acometido a nueve mujeres, las había violado y lesionado con 3. Interés preponderante como principio jurídico general
un cuchillo, en parte con riesgo de muerte, cuando intentaban defenderse.
A tomó una pistola que llevaba sin el seguro puesto, la levantó y disparó contra la figura.
Estaba segura de que el disparo podría ser mortal, pero no vio otra posibilidad de salvar-
IX. EXAMEN PRÁCTICO POR NIVELES (PROVISIONAL)
se. El hombre cayó al piso herido de muerte. A había recibido la pistola de X, a quien le
había dicho que últimamente temía por su propia vida cada vez que regresaba a casa de 215 Estructura del tipo de injusto:
noche. En realidad, el muerto no era el temido delincuente, sino Y, quien era conocido
por sus bromas macabras. Una vez más, se había permitido una broma y había querido 1. Tipicidad
asustar a A.
a) ¿Se ha producido el menoscabo del bien jurídico descrito en el tipo de
SoUtción: la ley? ¿Concurren los demás elementos objetivos del tipo penal, como
A creó un peligro para la vida de Y que se realizó en su muerte. La muerte de Y no está p. ej. cualidades especiales de autor o modalidades del hecho, así como
Justificada por legítima defensa (§ 32), pues no era necesaria como acción defensiva para condiciones objetivas de punibílidad?
repeler su agresión objetivamente existente contra la libre voluntad de A. Visto objetiva-
mente, no se dio una amenaza contra la vida de A. Tampoco entra en consideración la b) Posibilidad de actuar: ¿La conducta reprochada a X podía ser conduci-
da por su voluntad?
235
234
§ 8 Segunda pane; Los elementos del delito Tipos limttadores del deber - Causas de justificación § 8
c) Actuó dolosamente.
¿Ha elevado X el peligro para el bien jurídico más allá de la medida jurf.
dicamente permitida? ¿O se da, p. ej., alguna causa de justificación? d) Sin embargo, parece dudoso que la señora 2 se haya comportado de manera contraria
al deber.
¿Están dados los elementos objetivos de esa causa de justificación?
aa) La antijuridicidad poáfía estar excluida por legítima defensa de terceros (§ 32).
¿Están dados los elementos subjetivos de esa causa de Justificación?
aaa) En el caso se da una agresión actual y antijurídica por parte de 2.
b) ConscÍencÍa del injusto bbb) La acción de la señora Z, empero, no es una acción defensiva en el sentido del § 32,
con su conducta ha realizado una injerencia en bienes jurídicos de un tercero (dere-
¿Hubo consciencia del daño social (elementos del ánimo del dolo)? cho de exclusión de S), y no en los bienes jurídicos del agresor 2.
bb) No obstante, la conducEa de la señora Z podría estar Justificada por el estado de nece-
sidad Justificante del § 34.
X. EJERCITACIÓN
aaa) Z creó un peligro actual para la integridad física de S: Z quería darle una paliza a S.
Respecto del caso modelo 1 Para evitar ese peligro, la señora Z violó el derecho de exclusión de S,
bbb) No puede tomarse por base segura que el peligro que corría S pudiera haber sido
I. Punibilidad del señor Z evitado mediante gritos u oü-os medios. Por lo tanEo, el peligro no podía ser evitado de otra
manera que mediante la intervención personal de la señora Z.
216 1. ¿Se realizó el tipo del § 123, ap. 1, 1.a alternativa, cuando el señor 2 ingresó a la habi-
tacián de S? ccc) La ponderación de intereses determina aquí que el interés protegido —integridad físi-
ca— supera esencialmente al interés lesionado —lesión del derecho de exclusión—.
a) En el sentido del § 123, también es una vivienda una habitación individual de la que
dispone una persona como residencia permanente y de la que hace uso como esfera ddd) La señora Z actuó en rechazo del peligro, sabiendo que preservaba el interés superior.
hogareña.
2. La violación de domicilio de S por parte de la señora 2 está justificada por el § 34.
b) 2 ha entrado en tal vivienda. Si bien Z había sido antes el titular del derecho de exciu-
sión sobre la habitación de S, él le transfirió ese derecho a S al alquilarle el cuarto. Dado
que 2 ingresó a la habitación contra la. voluntad de S, violó el domicilio de S. III. Conducta punible de S
c) 2 era consciente de que estaba ingresando a la habitación de S en contra de la voluntad 1. Golpe en la mejilla del señor 2 (§ 223, ap. 1).
de este.
a) Se ha dado un maltrato físico, es decir, un trato malo e inadecuado del cuerpo de 2 por
Actuó de manera dolosa, antíjurídica y culpable. parte de S, que ha menoscabado el bienestar del señor Z de manera no insignificante.
d) En este caso, para que se aplique una pena es necesario que S inste la acción penal b) S era consciente de la posibilidad de golpear a un agresor <lue se encontraba en su habi-
(§ 123, ap. 2). tación. Y, en efecto, no era consciente tan solo de una mera posibilidad, sino que sabía que
se trataba de un peligro concreto, Por lo tanto, al efectuar el golpe actuó con dolo eventual,
2. Puede quedar sin resolver la cuestión de si entrar a la habitación ya constituye el conüen-
zo de una tentativa de lesiones por parte de 2, pues la tentativa de lesiones no es punible c) La anüjuridicidad podría quedar excluida por legítima defensa (§ 32).
(§ 223, § 23, ap. 1, § 12).
aa) Está dada la agresión de Z contra la inviolabilidad del domicilio y el cuerpo de S.
II. PuiúbiUdad de la señora Z bb) La violación del domicilio ya había comenzado y estaba continuando. La lesión física
estaba por darse de inmediato. Por lo tanto, la agresión era actual y antijurídica, dado que
1. ¿Se realizó el tipo del § 123, ap. 1, alt. 1, cuando la señora Z entró a la habitación de S? Z, por su parte, no tenía derecho a lesionar los bienes jurídicos de S.
a) La habiÉación de S era una vivienda en el sentido del § 123 (cfr. supra I 1 a). ce) La acción de rechazo de peligro en contra de 2 es, a la vez, una acción defensiva, pues
se dirige contra el agresor. Además, la defensa es necesaria porque ob-os intentos no habrían
b) No se ha dado una autorización expresa de S para que la señora Z entrara a su habi- garantizado la libertad de acción.
tación. S de ninguna manera está de acuerdo con que cualquier persona entre de noche
236 237
Tipos limitadores del deber ~ Causas de justiflcación § 8
§ 8 Segunda parte: ios elementos del delito
dd) La voluntad de defensa está dada. S se representó que había un posible agresor y actuó
su autor toma posición respecto de los mandatos y las prohibiciones del
para rechazar la agresión temida. ordenamiento jurídico, entonces debe diferenciarse entre:
d) El golpe contra 2. está justificado por legítima defensa. a.) Desvalor de acción, es decir, el desvaler de la conducta mediante la
cual el autor intenta lograr el objetivo prohibido, y
2. Lesión de la señora Z (§ 223, ap. 1)
a) Tipo objetivo y dolo eventual respecto de la lesión de la señora Z (cfr, snpra III 1 a-b).
b) Desvaler de resultado, es decir, la lesión del bien jurídico causada por
esa conducta.
b) Determinación del límite del deber
220 2. A pesar de que el desvaler de acción sea el mismo en distintas situa-
aa) Legítima defensa (§ 32): Si bien hubo una lesión de los bienes Jurídicos de S (inviola-
clones, por regla general el legislador hace una diferenciación en la pena
bilidad del domicÍÍio) y, por ¡o tanto, hubo una agresión por parte de 2, esa agresión no
fue antijurídica.
según el desvaler de resultado:
bbb) Además, S no podía evitar ese peligro de otra manera. Por cierto, la lesión de la seño-
c) Al igual que b), pero en la maniobra, el ciclista R es atropellado y muere. Homicidio
ra Z habría sido evitable para S si él hubiera prendido la luz o si hubiera dado un grito de
imprudente.
advertencia. Sin embargo, tal comportamiento le habría revelado al posible agresor dónde
se encontraba S, de manera que habría empeorado significativamente las posibilidades de
221 Empero, la diferenciación hecha por el legislador es acertada. La produc-
defensa de S. Tampoco era erigible que, en tal situación, S esperara un tiempo, porque ello
también habría elevado el peligro de ser acometido de inmediato. Z necesitaba encontrar a ción del resultado crea una situación definitivamente nueva. Solo ahora
S en la oscuridad. Al fin y al cabo, S no podía saber que, además del agresor, había otra el acontecimiento social (acción y resultado) se presenta con su significa-
persona en la habitación que quería ayudarlo. Por estas razones, S solo podía salir de esa ción total para la víctima y la sociedad. El juicio de desvaler depende de
situación girando en torno de sí el bastón de roble y provocando posibles lesiones a quie-
este acontecimiento indivisible. Por ello, el desvalor de acción y el de
nes se haüasen dentro del perímetro de alcance del bastón. Sería inadecuado exigir de S
resultado determinan la experiencia del desvalor del acontecimiento. Pero
una conducta diferente en tal situación.
dado que una norma no puede aprohibif un resultado», sino que solo
ccc) Intereses en colisión: Integridad física de la señora 2, peligro para la mtegridad física puede prohibir u ordenar la conducción de los cursos causales de tal
de S. Los bienes son de igual valor, de manera que parece estar dada una conducta antiju-
manera que se produzca o se evite un resultado, la estructura del injusto
rídica de S.
es la del injusto de la conducta, es decir, injusto de acción o de omisión,
No obstante, si uno se pregunta qué tendría que haber hecho S para actuar conforme a cuya relevancia jurídica, sin embargo, es codeterminada por el resultado.364
Derecho, la respuesta se torna mucho más difícü. Ello habla a favor de la conclusión de que
la mera ponderación de bienes jurídicos en este caso solo aporta confusión. En el marco
del § 34, solo puede ser determinante la ponderación de la situación global de los intereses.
Para ello, es necesario tener en claro la posición de partida de S: él no sabía quién se Preguntas de repaso
hallaba en su habitación. Las circunstancias externas (oscuridad, ruidos de tanteo, etc.)
reforzaban su idea de que alguien quería hacerle daño. En esta situación, no estaba obliga- 222 5. ¿Es correcta la siguiente frase? «La tipicidad es un mdicio de la antijuridicidad cuando no
do a esperar la agresión y aclarar quién era reahnente el agresor. está dada ninguna causa de justificación». AI respecto, n.° m. 3 s.
c) No actuó de manera contraria al deber (§ 34). 364. Al respecto, cfr. Dencker, Armin Kaufmann-GedS, p. 449 ss.; Gallas, Bockelmann-FS,
p. 155 ss.; Hírscb, ZStW, t. 94 (1982), p. 240 ss.; Jescbec^/Weigend, AT, § 24, HI 1-5; Mylonopoulos,
Handlungs- und Erfolgsunwert, 1981, p. 52 ss.; Otto, ZSfW, t. 87 (1975), p. 566; Roxin, AT I, § 10,
n.° m. 88 ss.; Rtidolphi, Maurach-FS, p. 51 ss.; Samson, GriinwaId-FS, p. 585 ss.; Sch/Sch/Lenckner,
XI. EXCURSO: DESVALOR DE ACCIÓN Y DESVALOR DE comentario previo a los §§ 13 ss., n.° m. 54 ss.; Stmtenwertb, Schaffstein-FS, p. 177 ss.; WoÍter,
RESULTADO EN EL DERECHO PENAL Objektive und personaje Zuiechnung, p. 75 ss.
En contra áe que el resultado sea relevante como fundamento o incremento del injusto:
217 1. SÍ el injusto no es visto como aun acontecer externo cualquiera que Degener, ZStW, t. 103 (1991), p. 364 ss.; Dof-nseífer, Armin Kaufmann-GedS, p. 427 ss,; fíorn,
Konfcrete Gerahrdungsdelikte, 1973, p. 78 ss.; iüdefssen, ZSt^, t. 85 (1973), p. 292; Zielmskí,
conduce a la producción de un daño^, sino como una conducta con la cual
Unrechtsbegriff, p. 135 ss., 20$ ss.
239
238
§ 8 Segunda parte: los elementos del delito
Tercera Sección
7. En el marco del § 32, ¿por qué es inadecuado analizar solamente la proporcionalidad
entre el bien jurídico lesionado y el interés individual defendido? Al respecto, n.° m. 93 ss. El delito doloso de omisión
8. Mencione los presupuestos del consentimiento. Al respecto, n.° m. 106 ss.
11. ¿En qué se diferencia el llamado estado de necesidad defensivo C§ 228 BGB) del llama-
do estado de necesidad agresivo (§ 904 BGB)? Al respecto, n.° m, 138 ss.
12. ¿Cuáles son los presupuestos de la salvaguarda de mtereses justos (§ 193)? Al respecto,
n-° m. 143 ss.
13. ¿Justifica el § 127 StPO la detención, del mero sospechoso? Al respecto, n.° m. 153 ss.
1-5. Mencione los presupuestos del estado de necesidad Justificante (§ 34). Al respecto,
n.° m. l65 ss.
l6. ¿Qué constelaciones de casos están justificados por el § 34 cuanáo se produce una coli-
sión de bienes jurídicos de igual rango? AI respecto, n.° m. 191 ss.
17. ¿Qué se entiende por «situación similar a la de legítima defensa" y por «situación fingida
de legítima defensa»? ¿Cómo se solucionan estos casos? Al respecto, n.a m, 170 y 209 ss.
20. ¿El Juicio de desvaler se vincula con el 'desvalor de resultado» o con el "desvalor de
acción»? Al respecto, n.a m. 220 s.
240
§ 9: EL DELITO DOLOSO DE
OMISIÓN
En el sentido del Derecho penal solo puede ser omitido lo que el Derecho
manda hacer. De allí que si en los delitos de comisión podía ser todavía
problemático afirmar que el tipo alude al deber de realizar una conducta
determinada, ea los delitos de omisión es manifiesto. Cuando no existe el
deber de hacer algo determinado, el mero no hacer no puede ser punible.
243
§ 9 Segunda parte: ios elementos del delito i.
El delito doloso de omisión §y
245
244
El delito doloso de omisión § 9
§ 9 Segunda parte: Los elementos del delito
Variante 2: A le ha arrojado a X el salvavidas que tiene atado con una cuerda. Poco antes
LG Kavensburg, NStZ, 1987, p. 229, con comentarios de Herzberg, JZ, 1988, p. 182 y ss.;
de que X lo pueda agarrar, A tira de la cuerda. X muere ahogado.
Otto, JIC, 87, StGB § 216/3; Roxin, NStZ, 1987, p. 348 y $s.: E, quien sufría de una enferme.
dad incurable en su último estadio, quería morir. Ella le pidió a su marido, A, que apagara
Solución: A responde como autor del delito de homicidio por comisión posiüva,
el respirador al que estaba conectada. A cumplió con su deseo.
372. Cfr., al respecto, también Kindháuser, StGB, § 13, n.° m. 81; Armin Kaufmann^ Die
Dogmatüc der Unterlassungsdelíkte, 1959, p, 211; Renzikowski, Restriktiver Taterbegriff und
371. Al respecto, en detalle: Otto, Gufachten zum 56. Dt. Judstentag, 1986, D 43 ss. Por lo
fahrlassige Beteiligung, 1997, p. 148 s,; Roxin, Spinellis-FS, t. 2, p. 957 s.; ídem, AT II, § 31,
demás, cfr. Baumann/Weber/Mítsch, AT, § 15, n." m. 33; Bockelmann, Strafrecht des Arztes, 1968,
n. m. 106; Stoffers, Fonnel, p. 334 ss.; Striíensee, Stree/\yessels-FS, p. 146 ss.; Welp, Vorangegangenes
p. 112, 125, nota n.° 45; Gropp, Schlüchter-GedS, p, 181 ss.;fahnke, LK, 10.a ed., previo al § 211,
Tun, p. 138.
n.° m. 16; Jescbeck/Weigend, AT, § 58, II, 2; Langer, Rechtliche Aspekte der Sterbehilfe, en: Kruse/
373, Sobre la obligación de conservar las posibilidades de acción: Beitel, JZ, 1965, p. 55;
Wagner (comps.), Sterbende brauchen Solidaritat, 1986, p. 123 s.; Maurach/Góssel/Zipf, AT, 2,
Hruscbka, Strafrecht, p. 397; Roxin, Engisch-FS, p. 384.
§ 45, n.° m. 32; Stoffers, Fomiel, pp. 372 ss., 458 s.; Stratenwerth, SchwZStr., t, 95 (1978), p. 67.
247
246
El delito doloso de omisión § 9
§ 9 Segunda parte: los elementos del delito
b) Tipo subjetivo
a) El principio de determinación y el delito impropio de omisión
A conocía la situación de K y se sustrajo conscientemente a prestar auxilio.
19 En este ámbito, entonces, el art. 103, ap. 2, GG, y el § 1 StGB cobran un
c) No se evidencian causas de Justificación. significado especial:
d) A era, cuando menos, consciente del hecho de que se estaba sustrayendo de una obli- 20 aa) Quien parte de que los tipos de los delitos de mero resultado, p. ej.,
gación fundamental y ético-social respecto de R.
§§ 212, 223, 303, describen un determinado hacer, necesariamente llegará
a la conclusión de que toda pena a causa de una omisión basada en estos
249
248
El delito doloso de omisión § 9
§ 9 Segunda parte: Los etemefztos del delito
llamados delitos de resultado describen tanto un hacer como un omitir y y devenir efectivas las reglas diferenciadas de responsabilidad.
que las posiciones de garante están incluidas en los tipos de la ley como Otto, NJW, 1974, p. 533 y $.: BB1 Derecho positivo es por cierto la estructura más significa-
elementos indeterminados pero determmables, generadores de un deber, tiva en el espacio social, que define los límites, modos de selección y equilibrio de intereses
aun así no se allana el problema del art. 103, ap. 2, GG, y del § 1 StGB. del sistema social. Sin embargo, no es la única estructura social. No solo en el ámbito jurí-
Porque, incluso si las posiciones de garante son reconocidas en un cierto dico o político hay normas, sino en todos los subsistemas de la sociedad. En general, las
núcleo^ de manera general, sus límites serán inciertos en cada caso con- normas jurídicas apuntalan tales normas sociales y de esta manera ofrecen control de con-
ductas y aseguramiento de las expectativas. Este proceso de estabilización no es casual, sino
creto. Esto no es casualidad, sino que se relaciona directamente con el
necesario, 'porque sin una generalización congruente de las expectativas normativas de
origen y la ñmción de estas posiciones. conducta, los hombres no pueden orientarse recíprocamente nt tener expectaüvas de expec-
tativa' (.ítthmann, Rechtssoziologie I, 1972, p. 134). La dinámica y el desarrollo viviente de
la sociedad se perjudicarían seriamente, sin embargo, si las expectativas de expectativa
b) Garantes de protección y garantes de vigilancia
experimentadas realmente en el ámbito social fueran estabilizadas demasiado pronto a través
de la positivización legal. El ordenamiento Jurídico no aseguraría el desarrollo social, sino
22 Las posiciones de garante se originan cuando alguien tiene funciones de
que lo destruiría, perpetuaría un determinado estado de desarrollo, y le quitaría a la vida
protección de un determinado bien jurídico o cuando es responsable por social que subyace al nivel jurídico la posibilidad de cambio de las expectativas de expec-
la vigilancia de una fuente de peligro. Estas dos situaciones básicas no tativa en su ejecución permanente y práctica. Pero precisamente en la realidad de estas
son estmcturalmente diferentes, sino que se distinguen solamente por la expectativas de expectativa que subyace a las normas jurídicamente positivizadas se basan
dirección de la protección; en el primer caso, el deber se dirige a prote- extensos ámbitos de la práctica de la vida social, aun cuando el individuo no piense per-
manentemente en estas bases. SÍ esta práctica de la vida social ha de dar impulsos al orde-
ger al bien jurídico de manera amplia contra peligros que lo amenacen,
namiento Jurídico y no ha. dé atrofiarse bajo la red rígida de las normas Jurídicas, entonces
en el segundo caso, el garante solo tiene el deber de proteger bienes
hay que conceder espacios de desarroüo Jurídicamente libres. Pero esto solo puede ocurrir
jurídicos de aquellos riesgos que provienen de la ñiente de peligro que —en vista de posibles consecuencias para terceros— cuando al mismo üempo se cuida de
él tiene que vigilar. que el otorgamiento del espacio Ubre no suceda a costa áe otros, para quienes, del 'Übre'
23 La convivencia social no solo presupone la prohibición de poner en desarrollo de otros miembros de la comunidad jurídica, surgen peligros. La concesión de un
peligro y lesionar a otros, sino que también exige una reglamentación 'espacio libre' exige la carga de la responsabilidad por los peligros que reduzcan el margen
de libertad jurídicamente otorgado a los otros».
diferenciada para conjurar peligros, si es que el individuo ha de conservar,
en general, la oportunidad de desarrollar su personalidad. De otra mane-
ra, solamente cabría la posibilidad de confiar a un poder estatal Ía con- aa) Fundamentación jurídico-formal y étíco-socictl de los deberes ele
juración de peligros —pero entonces el poder estatal sería omnipotente—. garante
Apenas quedaría espacio para una esfera de personalidad del individuo,
que justamente está pensada como libre de posibilidades de injerencias Al principio se intentó reconducir los deberes de garante a deberes jurí-
por parte de terceros. dicos en sentido estricto. El contrato, la ley y el actuar precedente anti-
24 Por lo tanto, si un ordenamiento jurídico, como el de la República jurídico aparecieron corno fuentes legales de deberes de garante. Pero el
Federal Alemana en el art. 2, ap. 1, GG, se decide, en relación, con los marco escogido pronto resultó demasiado estrecho. No era la celebración
jurídicamente válida de un contrato, sino la efectiva asunción de la función
de protección, p. ej., como niñera, lo que fue reconocido como elemento
generador de responsabilidad. De igual modo, los deberes de garante no
374. ASÍ, consecuentemente: H, Mayer, Strafrecht, AT, 1953, p. 199 s.; ídem, DÍe gesetzliche solo se basaban en los deberes legales de manutención y asistencia de
Bestimmtheit der Tatbestánde, en: Materialien zur Strafrechtsreform, t. 1, 1954, p. 277. Sobre la
tos cónyuges, sino también en la estrecha relación de comunidad, así,
discusión de esta problemática, por lo demás; Freund, MK, § 13, n.° m. 47; Nickel, DÍe Problematik
der unechten Unterlassungsdelíkte un HüibÜck auf den Grundsatz nnullum crimen sine lege (Art.
p. ej., cuando las partes de la comunidad vivían desde hacía largo tiempo
103 Abs. 2 GG), 1972; Schilrmann, ünteriassungsstmfbarkeit und Gesetz.Iíchkeitsgrundsatz, 198¿, como un matrimonio, a pesar de que no se había celebrado el casamien-
p. 126 ss. Realiza una distinción entre deberes jurídicos positivamente normados y otros deberes to. Con el entendimiento de que no existía relación de derivación alguna
jurídicos: Seebode, SpendeI-FS, p, 317 ss., 342 ss. Rechazo enérgico: BVerfG, NJW, 2003, p. 1031.
251
250
El delito doloso de omisión § 9
§ 9 Segunda pw-te: tos elemeíztos del delito
entre el mandato penal de evitación del resultado y los deberes jurídico- bb) fwidamentación socwlógica del deber de garante
civües en general, sino que ambos tenían solamente un origen común en
50 Como concreción de los principios de confianza y de responsabilidad, se
el mismo ordenamiento concreto de la vida, se puso en duda el ñinda-
puede observar el intento de una fundamentación sociológica de las posi-
mentó de esta teoría.
ciones de garante. De la aposición en un rol» del individuo deberían suf-
26 La opinión minoritaria, que argumentaba desde el comienzo en contra
gir, a la vez, los respectivos deberes de garante del portador del rol.
de la teoría formal de los deberes jurídicos, ganó progresivamente mipor-
tanda. La discusión perdió la base positivista y se volcó a la fundamen- 5l En Alemania, fue Dahrendorf quien introdujo, en 1958, el concepto de rol en su disertación
tación ético-sociaÍ de las «relaciones de garante», cuyo carácter vinculan- .Homo Soziologícus'.383 Concibió los roles sociales como complejo de expectativas: «Los
roles sociales designan las pretensiones de la sociedad respecto de los portadores de posí"
te algunos ñmdaron en el Derecho consuetudinario.375
clones... dirigidas, por un lado, a la conducta de los portadores de posiciones (conducta de
27 Sin embargo, con el avance de la discusión, la referencia directa a las rol), por otro lado, a su apariencia y su 'carácter' (atributos de rol)... Los roles sociales son
obligaciones ético-sociales demostró no ser suficientemente sólida, dado conjuntos de expectativas que se anudan a la conducta de los portadores de posiciones en
que el objeto de referencia no podía determinarse con precisión. De allí una sociedad dada».
252 253
El delito doloso de omisión § 9
§ 9 Segunda parte: Los elementos del delito
portamiento quien puede tener expectativas de expectativas. Pero también los conflictos
unívoca. El mundo le muestra así una abundancia de posibilidades de experimentar y de
tienen su base de origen y su nivel de decisión, la mayoría de las veces, en la expectativa
actuar, a la que él se enfrenta solo con un potencial muy limitado de observación actual
de expectativas: no consisten en que A haya experimentado un comportamiento hostil de
y consciente, de asimilación de información y de acción. En las vivencias actuales y evi-
B y haya reaccionado contra ello, y tampoco en que A espere un comportamiento hostil
dentemente dadas se hallan, por lo tanto, remisiones a otras posibilidades que son al
áe B y se anticipe a ello; sino en que A espera que B espere de él enemistad y, corres-
mismo üempo complejas y contíngentes. Por complejidad debemos entender que siempre
pendientemente, A define al comportamiento de B como hostil, lo que le permite a A ser
hay más posibilidades que las que pueden ser actualizadas. Por contingencia debemos
y no ser enemigo al mismo tiempo, un enemigo inocente que solo existe en las expectatí-
entender que las posibilidades anunciadas de otras experiencias también pueden resultar
vas de A de las expectativas de B, pero que entonces creará cada vez más enemistad a
de manera diferente a lo que se esperaba; que el anuncio, por lo Éanto, puede defraudar
través del comportamiento y así devendrá culpable".
al anunciar algo que no es o que, en contra de las expectativas, no es alcanzable o que,
cuando se han tomado las precauciones necesarias para la experiencia actual (p. ej., se
acude a ella), ya no existe más. Complejidad significa, entonces, prácticamente, selección ce) Fundfunentacíón etnometodológica de las posiciones de garante
forzosa; contingencia significa, prácticamente, peligro de defraudación y necesidad de
embarcarse en riesgos. 54 Con el surgimiento, en los últimos años, de la etnometodología, se comen-
zó a examinar científicamente la «construcción diversamente ensimismada
»En esta situación del ser se desarrollan estructuras acordadas de asimilación de vivencias,
de las estructuras de expectativa de la convivencia diaria^ (Luhmann). El
que tienen en cuenta y controlan el doble problema de la complejidad y la contingencia de
día a día se convierte en objeto de investigación científica y no solamen-
otras experiencias. Ciertas premisas de vivencia y comportamiento, que permiten una buena
selección, son organizadas en sistemas y estabilizadas relaüvamente. Garantizan una cierta te de la teoría jurídica o sociológica. Se obserra a personas comunes en
independencia de la experiencia con respecto a las impresiones momentáneas, los detonan- sus acciones habituales y se estudia la cuestión de en qué se basan sus
tes del instinto, los estímulos y las satisfacciones, y permiten, de esta manera —visto también "acciones cotidianas», qué hechos presuponen y de dónde surge la segu-
temporalmente—, selecciones en un horizonte de posibilidades más amplio y más rico en ridad de que este comportamiento es "correcto".384
alternativas. Las técnicas de la abstracción de reglas utílizables de forma reiterada, de la
selección de la experiencia apropiada para ello, y del autoaseguramiento se colocan en parte
35 Dentro de la ejecución práctica de la vida cotidiana se aclara el
en el lugar de acreditaciones y ejecuciones inmediatas. En este nivel de control del compor-
significado específico del ordenamiento Jurídico de asegurar expectativas
tamiento selectivo, las expectaüvas pueden ser configuradas y estabilizadas con respecto al y conducir comportamientos: lo importante no es arrojar redes extensas
entorno. Su rendimiento selectivo es tan indispensable como ventajoso y motiva, por lo tanto, de deberes jurídicos sobre el individuo, sino más bien asegurar las
la preservación de tales estructuras aun frente a las defraudaciones; ¡No se renuncia a la expectativas en focos de decisiones y dar puntos indicadores para el
expectativa de un suelo sólido y transitable porque uno alguna vez se resbale!».
comportamiento mediante prescripciones legales y, de esta manera, para
P. 34-35: «Quien es capaz de tener expectativas sobre las expectativas de otro —quien, p. ej.,
el desarrollo de la sociedad. La elección misma, sin embargo, no solo
puede prever y tener en cuenta cuándo un amorío se cristaliza en expectativas de matrimo- debe realizarse según las funciones, que tienen las normas, de conser-
nio y a quién corresponden esas expectativas— puede tener un entorno más rico en posi- var el sistema, sino que —y aquí se excede el principio teórico-sistémi-
bilidades y no obstante vivir más libre de decepriones. Puede dom.inar una complejidad y co— debe ser comprendida al mismo tiempo como acto de determina-
una contmgencia más aÍtas en un nivel más abstracto. Puede, en caso de que sus propios
ción de valores.
motivos no le contraríen demasiado sus planes, ejecutar internamente las reglas de conduc-
ta necesarias, es decir, en gran parte sin necesidad de comunicación. No necesita exponer-
36 En la medida en que se tenga presente la ñinción del ordenamiento
se ni comprometerse verbaJmente —evitar verbalizaciones innecesarias es un elemento esen- jurídico de garantizar un ordenamiento adecuado para asegurar la exis-
cial del tacto social—, y ahorra tiempo, es decir, tiene la capacidad de convivir con otros tencia a través de la seguridad jurídica, se podrá identificar comporta-
en sistema;; sociales mucho más complejos y de comportamientos más abiertos. Puede mientas contrarios a Derecho y disñmcionales. El enfoque teórico-sísté-
reservar los procesos de comunicación, que requieren mucho tiempo y son complicados
mico, en cambio, no puede comprender la función del ordenamiento
(porque lo ñierzan a uno a realizar una autodescripción vinculante), para unos pocos e
jurídico de construir un ordenamiento justo, en el sentido de étíco-social-
importantes puntos conflictívos y puede elegir sobre qué se habla.
mente justificado. Aquí tiene que ser ampliado si es que ^valor» y autilidad"
»En el tráfico social diario, los acuerdos tácitos de este tipo son parte de los sobrentendidos no han de ser identificados entre sí. La norma no puede agotarse en un
fundamentales. La naturaleza y el alcance de la capacidad para participar en ellos acreditan contenido destinado a conservar el sistema, a la vez tiene que otorgar a
al individuo como miembro de un grupo y son codetermmantes de su rango social y su
la persona un espacio para la autodeterminación y, autorresponsabilidad
capacidad de imponerse, No solo la cooperación, sino también el comportamiento ante el
conflicto son conducidos de esta manera. La estructura de la expectativa es más fundamen-
y, de esta manera, oponerse al contenido totalmente sistematizante. Hay
tal que esta contraposición y controla el cambio de un comportamiento amistoso a uno
hostü, según se espere que el otro a su vez espere que ia relación sea amistosa u hostil.
El hecho de que el tacto solo es posible por medio de la expectativa de expectativas es 384. Más detalladamente sobre el principio etnometodológico: Herzog, Pravention des Unrechts
evidente; porque el tacto no es simplemente la realización de expectativas ajenas, sino un und Manifestation des RechEs, 1987, p. 97 ss.; Ztmmerman/Pollneí; Die Alltagswelt ais PháJiomen,
comportamiento con el que A se describe como aquel que B necesita como compañero en: Ethnomethodologie, Beitráge zu einer Soziologie des Alltagshandelns, pub. por Weingarten/
para poder ser aquel como él quisiera describirse frente a A. Solo puede elegir tal com- Sack/Schenckein, 1976, p. 64 ss.
254 255
El delito doloso de omisión § 9
§ 9 Segunda parte: Los elementos del delito
tiene que ser causado ese resultado. Así, p. ej., cuando en la estafa el daño patrimonial
que encontrar un compromiso aceptable entre los requisitos de ambas
tiene que ser causado por medio de engaño o en el tipo del proxenetismo no se prohibe
funciones del ordenamiento Jurídico, que están, al mismo tiempo, en meramente el fomento de Ía prostitución, sino un fomento tal que ocurra 'por medio de
contradicción y referidos el uno al otro, la intermediación o por medio de la concesión o facilitación de oportunidades'. En el
37 «Si la primera (p. ej-, la seguridad jurídica) requiere una generalización último caso no se pena, entonces, también a aquel que induce a otro a cometer actos de
prostitución, a pesar de que, también de ese modo, fomente la prostitución, sino que solo
de los tipos penales y que estos sean libres de valores, entonces la según-
se pena a aquel que le pone a disposición una vivienda para tal fin, que le lleva una
da (la Justicia) requiere en gran medida una individualización, y una inser-
mujer, u otros casos similares. Por lo tanto, no parece correcto renunciar de repente a
ción de conceptos valorativos éticos^.385 estas limitaciones estrictas cuando el fomento ocurre por omisión. Necesitamos, entonces,
para todos los casos de esta clase, como segundo aspecto limitante, el de la equivalencia
entre el actuar omisivo y la comisión positiva también respecto de las especiales modali-
c) La cláusula general del § 13, StGB386
dddes de acción presupuestas en el tipo»; al respecto, también Koxín, Lüderssen-FS, p. 579;
ídem, AT II, § 32, no m. 239 ss.
38 No obstante, la problemática no puede solucionarse a través de una cláu-
sula general, como la que ha formulado el legislador en el § 13. Dice
demasiado poco como para tener algún tipo de significado: se exige —ade~
5. Líneas generales de una teoría general del garante
más de la posición de garante, sobre la que no se afirma nada en cuanto
al contenido— una equivalencia que resulta extremadamente vaga y que
42 Teniendo en cuenta los aspectos resaltados, una teoría que fundamen-
parece sumarse a la posición de garante. Este agregado carece de sentido
te la posición de garante sobre expectativas recíprocas dentro de una
y solo conduce a confusiones.
sociedad podrá bosquejar las líneas generales de una teoría general del
39 aa) Si no se define al deber de garante de forma exangüe, abstracta y garante:
alejada de la realidad, sino siempre teniendo en cuenta la situación con-
43 a) Solo entran en consideración aquellas expectativas dentro de la vida
creta, entonces la distinción entre posición de garante y equivalencia del
social que en general son esperadas en determinadas posiciones.
actuar y omitir probablemente sea superflua.
257
256
El delito doloso de omisión § g
§ 9 Segunda parte: ios elementos ¡Sel delito
b) Para aclarar
II. POSICIONES DE GARANTE EN VIRTUD DE LA
FUNCIÓN DE PROTECCIÓN DE UN BIEN JURÍDICO 50 aa? BGHSt, t. 19, p. 167: El hijo de dieciocho años de edad, que convive en la comunidad
DETERMINADO del hogar con la familia, se entera de un atentado contra la vida del padre.
BGH: Deber de garante del hijo de repeler el peligro para la vida del padre.
1. Posición de garante por vínculo natural
51 bb) BGH, en Dallinger, MDR, 1973, p. 369: La señora B, que estaba embarazada de su mari-
do A, hizo abortar el feto después de dos meses. A, que conocía sus inEenciones, no empren-
48 Orientado hacia una relación personal de confianza y asistencia, en la que dio nada para evitarlo.
se basan las relaciones de familia, este vínculo está ñindado en las reía-
clones personales de comunidad que se apoyan en la confianza sin pre- BGtí; Deber de garante de A con respecto al embrión. Tal posición de garante debe ser
rechazada^ Ya habla en contra de ello el hecho de que la propia embarazada queda impu".
Juicios y en una cierta duración, p. ej., el matrimonio, el compromiso
ne. Además, tal deber de garante no podría quedar limitado a los casos de aborto, sino
matrimonial, el vínculo padres-hijos entre sí, la convivencia sin matrimonio
que tendría que extenderse a toaos los peligros que amenazan al hijo por nacer. De es¡
y la unión de hecho, iüdependientemente de que esta haya sido formali- manera se generaría un deber de tutela insostenible del futuro padre con respecto a la
zada o no.387 embarazada.
a) El intento originario de fundamentar tales vínculos de garante a partir $2 ce) BGHSt, t. 7, p. 268 y s.; A, que vivía en un matrimonio roto, abandonó a su famÍÜa a
49
pesar de la existencia del peligro concreto de que su mujer se quitara la vida junto a la de
de prescripciones del Derecho de familia soslayaba la situación de hecho
su pequeño hijo. La mujer se suicidó y mató al hijo.
relevante. La obligación de garante dentro de vínculos personales estrechos
es el precio que se debe pagar por el respeto a las esferas de personali- BGH: No hay deber de garante de A frente a la cónyuge respecto de impedir su suicidio.
dad por parte de terceres, que están fundadas en esos vínculos persona- A no estaba obligado a persistir en el matrimonio roto, Pero por haber entregado al hijo
desamparado a través de su partida, al peligro de ser muerto, A es punible por el deÍi-
les estrechos. Mientras una de las personas involucradas esté en condicio-
to áe homicidio. Frente al hijo, A tenía una posición de garante de evitarle peligros para
nes de evitar eventuales peligros para el o los demás involucrados, la la vida.
sociedad respetará la esfera de personalidad existente y no impondrá su
auxüio, evitando inmiscuirse en esa esfera. Por lo tanto, la posición de $3 dd) BGH, NStZ, 1984, p. ltí3 y s.; NStZ, 1985, p. 122: X fue acogido en la vivienda de su
amigo L, quien vivía con su novia M y su pequeña hija C. Tras unos meses, L fue arrestado.
garante de los cónyuges no finaliza con el divorcio vincular, sino cuando
X le escribió una carta que terminaba con la frase: 'No es necesario que te repita que voy
aquellos manifiestan —también— hacia afuera que la comunidad se ha a cuidar a M y a la pequeña C, sabes que voy a hacerlo*. En el tiempo siguiente, M desa-
terminado definitivamente, p. ej. mediante la separación.388 tendió cada vez más a su hija. Al principio, M todavía le summistcaba alimentos a la niña.
íuego, lo hacía tan solo muy Írregularmente, por haber comenzado a trabajar fuera del hogar.
Lackner, JR> 1969, p. 30: «... Entonces, el deber de garante de evitar un peligro amenazante
Como consecuencia de esta deficiencia alimentaria, C murió al cabo de unas semanas.
para el cuerpo o la vida se deriva, en esas comunidades, del hecho de 'depender del oü-o'
por parte de los involucrados, de la orientación del comportamiento efectivo según la con- BGH: La convivencia de hecho en una vivienda no fundamenta por sí sola ningún deber de
fianza de que los otros miembros de esa comunidad lo auxiliarán ante el peligro'. garante. Debe añadirse otro elemento de confianza, como, p. ej., el parentesco, el compro-
miso matrimonial, la asunción de una función de protección. De otra manera, se extendería
inmensamente el círculo de los obligados a actuar en la diversidad de las comunidades de
vivienda existentes —comunidades, asilos y hogares—.
Esto se debe aceptar en sus conclusiones. La mera vida en común no puede ser dirimente,
387. Al respecto, en detaüe, HGSt, t. 66, pp. 71, 74; t. 69, pp. 321, 323; BGHSt., t. 2, pp. 150,
£o esencial es más bien la manifestación de una relación personal estrecha y duradera entre
153; t. 19, p. 167 ss.; Bánvinkel, Zur Struktur der Garantieverháltnisse bei den unechtea
los involucrados; al respecto, cfr. también BGH, NJW, 1987, p, 850; BGHR, StGB, § 53,
Unterlassungsdelikte, 1968, Es controverüdo cuánto se puede extender aquí el círculo de garantes;
«GarantensteÜung 3», con comentario de Otto, JK, 88, StGB, § 13/15; Rudolphí, NSt2, 1984,
cfr. por un fado: Geilen. FamEZ, 1961, P. 155 ss,; Jeschec^WeÍgend, AT, § 59, IV, 3 a; Kíndbauser,
p. 149 y ss.
StGB, § 13, no m. 53 s.; Kohler, AT, p. 317; por otro lado: Roxin, AT H, § 32, n.° m. 39 s^¡ Rudolptí,
SK I, § 13 n.° m. 51; Sch/Sch/Stree, § 13, n.s m- 18. Demasiado extensivo, Albrecbt, BegriindunS
>4 ee) AG Duisburg, MDR, 1971, p. 1027, con comentario crítico de Doering, MDR, 1972, p. 664
von Garantenstellungen m famüiáren und famiÍienáhnUche& Beziehungen, 1998, pp. 183 ss-, 225,
y s.: Posición de garante recíproca respecto de la evitación de peligros para el cuerpo y la
y iilie, J7., 1991, p. 541 ss., quienes pretenden identificar el círculo de los garantes consideTados vida entre dos homosexuales que viven juntos en comunidad desde hace años.
aquí con el de las personas cercanas de los §§ 35, 241, StGB. Un panorama sobre los distintos
enfoques que fundamentan este deber de garante en: Albrecbt, Begrimdung, p. 24 ss. B.especto Independientemente de la cuestión áe si esta posición de garante también obliga a impedir
estado de la bibliografía: Gimbemat Ordeig, ZStW, t. 111 (1999), P. 311 ss. En conEra áel deber el suicidio del otro —al respecto, n.ü m. 57 y ss.~, la admisión de posición de garante
garante entre hermanos: LG Kiel, NStZ, 2004, p. 157. resulta aceptable sin lugar a dudas.
388. Al respecto, cfr. también BGH, NF^, 2003, pp. 3212, 3214, con comentario de Freuna,
p. 3384 ss.; Geppert, JK 03, StGB § 13/37.
259
258
El delito doloso de omisión § 9
§ 9 Segunda parte: Los elementos del delito
55 ff) I-a hija de dieciocho años, T, se entera de que X quiere hurtar el vehículo de su pa~ 57 d) El deber está dirigido al auxilio y a la asistencia, pero no ñmdamenta
dre. No le dice nada al padre sobre esto porque espera que adquirirá un automóvil más la tutela del compañero, libre en sentido Jurídico, de una relación de
bonito. comunidad.
bb) OLG Hanmi, MDR, 1970, p. 162: A no impide que su mujer estafe a X respecto de una
adquisición. Para aclarar:
OLG Hamm: Por cierto, A pudo haber estado obligado, en virtud de su comunidad de vida aa) BGH, NStZ, 1983, p. 117: A había acogido en su casa a S, su antiguo amigo de la juven-
conyugal, a preservar a su mujer de exponerse a la punición. Sin embargo, la violación de tud. Después de un tiempo, S se enfermó, debió guardar cama y A lo cuidó. Luego, S
este deber no justifica equiparar su comportamiento con una acción positiva de estafa, por- rechazó toda ingesta de alimentos, así como también la propuesta de A de internarse en un
que A no tenía deber de garante respecto del patdmonio de X.3^0 hospital. En adelante, A le proveía cígarriüos a S, que vivía vegetante y hasta el final estuvo
todavía plenamente consciente. Por último murió, de acuerdo con su voluntad expresada en
todo momento.
BGH: "Se reconoce que la creación de tal comunidad puede producü- deberes de guardia y
389. Del mismo modo, admiten solo el deber de conservar «elementos patrimoniales de protección, que convierten a uno de los intervinientes en garante de que el otro quede
existencialmente Importantes»: Afbrecbt, Begründung, p. 73; Bárwinkel, Garantieverhaltnisse, p. 146 a salvo de determinados peligros. No obstante, en el presente caso no se trata de eso. For-
s.; Rudolpbt, SK I, § 13, n.° m. 53; Schmidháusw, AT, 16/42 y 44, De otra opinión, Freund, que, en todo caso; tampoco de tal comunidad de vida y vivienda resulta para los partici-
ErfolgsdeUkt und Untferlassen, 1992, p. 289; Herzberg, Die Unterlassung im Strafrecht und das pantes el deber jurídico de impedirle al otro su faUecinúento deseado, en la medida en que
Garantenprinzip, 1972, p. 338; Matirach/GósseJ/Zipf, AT, 2, § 46, n.° m, 77: Deber de conservar el otro se haya decidido, bajo libre determinación de la voluntad, a no resistírse más a. la
valores reales independientemente de la importancia existencial, muerte próxima que él reconoce y a dejar su curso a los sucesos que lo conducirán a eUa>.
390. También rechazan un deber de garante de prevenir los daños para terceras personas: OLG
Karlsruhe, MDR, 1975, p. 771 s.; OLG Stuttgart, NJW, 1986, p. 1767, con comentario de Otto, JK, El BGH aplica los mismos principios para los cónyuges.-^
StGB § 13/9; Barwinkel, Garantíeverhaltnisse, p. 15¿ ss.; Geilen, FaniRZ, 1961, p. 157 ss.; feschecf^
bb) BGH, NStZ, 1984, p. 73: Por su comportamiento, A le causó la impresión a su mujer,
Weigend, AT, § 59, IV, 4 c; Kindhauser, StGB, § 13, n.° m. 58; iE-üjW, AT, § 18, n.° m. 59; Ranft,
E, de que mantenía una relación íntima con X. En vista de ello, E decidió poner fin a su
JZ, 1987, p. 911; Rudolphí, SK I, § 13, n.a m. 36 a; Schmidhauser, AT, 16/43; Stratemverth, AT I,
vida. En una carta de despedida explicó sus motivos y tomó una sobredosis de somníferos.
§ 13, n.° m. 40.
BGHSt, t. 6, p. 323 s. deja abierta la cuestión: Eventualmente, «el deber del cónyuge de impedir
al otro la comisión de una acción punible puede resultar de la comumáad de vida conyugal si la
acción tiene lugar en un ámbito especial de dominio de los cónyuges —es decir, en la vimenda
391. AI respecEo, en detaüe: Otto, Gnmdkurs Sírafrecht, BT, § 6> n.Q m. 40 ss.
conyugal —...'; también queda abierta la cuestión en BGHSt, t. 19, p. 297, al respecto, cfr. también
392. Cfr. BGH, en Holtz, MDR, 1987, p. 798.
ínfra n.° m. 87 ss.
260 261
El delito doloso de omisión § 9
§ 9 Segunda parte: Los elementos del delito
Cuando E estaba inconsciente, llegó A. Pese a que podría haber salvado a E, omiüó hacer- 3. Posición de garante por asunción voluntaria de
lo conscientemente. funciones de protección
BGH: Dado que la motivación de E estuvo influenciada por un error y A lo sabía, este
últuno estaba obligado a salvarle la vida.'
A través de la efectiva asunción de una ñinción de protección, se origina
el deber de defensa ante peligros que amenazan al destinatario de la pro-
61 e) El deber de evitar el resultado como garante puede ser limitado legal- teccíón. Una posición tal, p. ej., es la de la maestra preescolar^ el guarda-
mente en situaciones especiales, cuanáo el legislador dispone que deter- vidas, el guía de montaña, el agente de policía, el médico frente al pacien-
minado modo de evitación del resultado no le es exigible al garante. te, etc. El tipo de la confianza puede ser de naturaleza única en el tiempo;
no necesita reñejarse en un oficio determinado. Lo decisivo es la asunción
BGH, NStZ, 1984, p. l64: A había llevado a sus dos hijas menores de edad a vivir con su
nuevo marido. Cuando comprobó que este mantenía relaciones sexuales continuas con ellas,
efectiva de la función de protección, no así la validez del contrato civil,
no emprendió nada en contra de ello, a pesar de que sabía que solo una denuncia ante la porque no es la obligatoriedad jurídica de la obligación de ofrecer protec-
Asesoría de Menores o ante la policía detendría la acción de su marido. ción en una situación peligrosa lo que crea aquí el tipo relevante de con-
fianza, sino la disposición real expresada de repeler peligros. Por lo tanto,
BGH: A estaba obligada a denunciar a E para proteger a sus hijas.
el obligado a proteger responde por la realización de los peligros creados
Esta decisión es incorrecta, porque aquí el BGH pasó por alto que A no estaba obligada a o incrementados en la situación de riesgo si la confianza en que se cum-
denunciar a E. Según el § 52, ap. 1, n.° 2, StPO, la cónyuge, en tales casos de delitos sexua- plirá con la promesa de protección ha sido motivo para que el destinata-
les dentro de la familia, puede negarse a declarar desde el principio, !o que ocurre con
rio de la protección se expusiera al riesgo o rechazara otras ayudas, o bien
bastante frecuencia en la prácüca jurídica diaria, sobre todo porque debe ser instruida sobre
para que otras personas que reconocieron determinada situación de riesgo
este derecho antes de toda declaración, según el § 52, ap. 3, l,a oración, SUPO. De esta
394 se abstuvieran de realizar otras medidas de protección. La obligación, enton-
manera, estatuir un deber de denuncia del propio marido es üusorio.-
ees, tampoco puede arescindirse» sin más en la situación de riesgo —pues
ñie contraída voluntariamente—.398 por ello, lo determinante es la creación
2. Posición de garante por comunidad de riesgo de un acto de confianza que haya configurado la situación de riesgo. La
mera promesa de auxilio como tal que no modifica la situación del desti-
62 Las obligaciones por comunidad de riesgo se originan allí donde los natario de la protección ni hace parecer innecesaria la ayuda de terceres,
hombres se encuentran juntos en una comunidad que según su esencia es jurídico-penalmente irrelevante.
se construye sobre la ayuda y asistencia recíprocas, p. ej., un viaje de El garante puede ceder a torceros las obligaciones de protección asu-
montaña, una expedición u otros sinülares. Con su ingreso a la comuni- raídas —en la medida en que esta posibilidad no esté expresamente exclui-
dad, los participantes manifiestan, al menos por actos concluyentes, que da—. Su deber de actuar se transforma entonces en un deber de elección,
están dispuestos a defenderse en común de eventuales peligros amena- de control, de vigilancia y, dado el caso, de intervenir. La cesión también
zantes.395 puede hacerse a varias personas. En ese caso, estas serán responsables
de evitar el resultado.399
63 No se origina comunidad en este sentido a partir de «comunidades
casuales» de compañeros de copas396 o de la adquisición y consumo en
común de drogas;397 cfr. al respecto infra, n.° m. 90, caso 4.
a) Asunción de funciones de protección en el ámbito privado
262 263
El delito doloso de omisión § 9
§ 9 Segunda parte: Los elementos del deHto
El BGH resolvió: Deber de garante de A de evitar esos peligros para la vida. Esto es correcto,
porque el médico había asumido una función de protector a través de su toma de posesión b) Posiciones de garante por deberes de servicio o de cargo
de la guardia, lo que creó un deber de auxilio en el sentido de deber de garante.400
Caso 3: Igual que el caso 2, pero no es A —que se cree el mejor nadador de todos los
Pero en la situación de peligro concreto para el cuerpo, la vida o la
tiempos— el que contrata a B, sino que lo contrata su mujer, E —que considera de manera libertad del individuo, también el deber en virtad de cargo del policía
más realista las capacidades de A—. de defender contra riesgos concretos para la seguridad y el orden gene-
ra, al mismo tiempo, un derecho subjetivo del individuo que está en
Solución igual que el caso 2; porque aquí también B ha oreado una posición de confianza
que hizo parecer sobreabundantes otras medidas de salvamento. En virtud de esta posición
peligro a ser defendido de los riesgos y, de esta manera, genera una
de confianza, responde como garante.
402 posición de garante frente a ese individuo. En la situación de desamparo
ante ataques al cuerpo, la vida o la libertad, las expectativas recíprocas
En la medida en que en la doctrina se atiende expresamente a que el que corre peligro «se
se dirigen a una intervención inmediata de auxilio, no así, en cambio, en
expone, por la confianza en la predisposición del garante a entrar en acción, a un peligro
mayor que ai que de otra manera se habría expuesto, o renuncia a otros recaudos de
la amenaza de bienes jurídicos cuya protección puede procurar el indi-
protección",403 debe ser rechazada una posición de garante de B en esta alternativa.' viduo por sí mismo.407
405. Cfr. BGHSt, t. 26, p. 39; BGH, NStZ, 1994, p. 84, con comentarios de Hoyer, p. 85 s.,
MÍtsch, JuS, 1994, p. 555 ss., Otto, JK, 94, StGB § 13/24; Af-zt, JA, 1980, p. 713; Baumann/Weber/
Mítscb, AT, § 15, n.° m, 59; Brammsen, Entstehungsvoraussetzungen, p. 205; Hersberg, Unterlassung,
p. 354; Kühl, AT, § 18, n.° m. 76; Í?tín/í, J2, 1987, p. 909; Rudolpbi, SK I, § 13, n-a m. 60; Stree,
400. Cfr. también BGH, MDR, 1979, p. 569; BGH, NTW, 1979, p. 1258 s.; Kühl, AT, § 18,
H. Mayer-FS, p. 152.
n.a m. 74; Maurach/Góssel/Zipf, AT 2, § 46, n.° m. 84; Otto/Brammsen, Jura, 1985, p, 594 ss.;
406. Cfr. OLG Düsseldorf, NStZ-RK, 2001, p. 199; OLG Oldenburg, StV, 1997, p. 133, con
Scbmidbütiser, AT, 16/46; Seelmann, NK, § 13, n." m. 101; Trondle/Fischer, § 13, n.Q m. 9. De otra
comentarios de Sríngewaí, p. 135 ss-, St. Cramer, NStZ, 1997, p. 238 s., Otto, JK 97, StGB § 13/26;
opinión, Ranft,]Z, 1987, p. 914; Schiinemann, Grundund Gren2enderunechtenUnterlassungsdelikte,
LG Osnabrück, NStZ, 1996, p. 437, con comentario de Bríngewat, p. 440 ss.; OLG Stuttgart, NJW,
1971, p. 353. Realizan una diferencia Roxin, AT II, § 32, n." m. 75; Rudolphí, SK I, § 13, n.G m. 61.
1998, p. 3131; Beitlke/Swoboda, GosseI-FS, p. 73 ss.
401. De obra opinión, BGH, JR, 1979, p. 429, con comentario de HÍrsch, p. 429 ss. (autopuesta
407. Cfr. Arzt, JA, 1980, p. 651; Bmmmsen, Entsíehungsvoraussetzungen, p. 191; Horn, NJWr,
en peligro de un paciente por tomar medicamentos adictivos en contra de las expresas indicaciones
1981, p. 9; Jakobs, AT, 29/76; Jescbeck, LK, § 13, n.° m. 29; ^üA;, AT, § 18, n.° m. 87 s.; Ottc/
del médico).
Brammsen, Jura, 1985, p. 596 s.; PawUk, ZStW, t. 111 (1999), p. 355 s,; Roxin, AT II, § 32, n.° m. 93
402. Cfr. también Kindhauser, StGB, § 13, n.° m- 59; Seelmann, NK, § 13, n.a m. 108.
S5.; Schmidhauser, AT, 16/16; Seeímann, NK, § 13, n.° m. 139. De otra opinión, Geilen, FamRZ,
403. Jescbeck, LK, § 13, a.° m. 27.
1961, p. 159; Herzberg, Unterlassung, p. 356; RudoÍphÍ, Dünnebier-FS, p. 580; ídem, JR, 1987, p. 336
404. Cfr., p. ej., Bockelman-n/Volk, AT, § 17, B Í 6 b bb; SitdoÍphi, SK I, § 13, n.° m. 58 s.;
ss.; Schünemann, GA, 1985, p. 379 s.
Schmidhduser, AT. 16/46.
264 265
E!- delito doloso de omisión § 9
§ 9 Segunda parte: Los elementos del delito
efectiva del cargo, generan aquí el deber de garante del titular del cargo.408 caso en los delitos mencionados en el catálogo del § 138, pero también debería ser válido
para los delitos patrimoniales que causan graves daños económicos o que tienen un conte-
nido especial de injusto.^uy Sin embargo, de esa manera se expone la punibÜidad a la
casualidad, a saber, dado el caso, al momento del hecho relevante, según que este se rea-
Para aclarar:
¡ice antes o después del comienzo de servicio, dado que estos principios también deben
70 Caso 1: BGH,J2, 1986, p. 967, con comentarios de Wmkelbaner, p. 1119 y ss., Otto, JK, 87, valer para los hechos planeados. Por lo tanto, la diferenciación basada exclusivamente en
StGB § 13/12, Sonft, J2, 1987, p. 9141, Ruclolphi, JR, 1987, p. 336 ss.: A, director de la la gravedad de los hechos parece más adecuada.
dependencia competente encargada del orden público, había omitido proceder contra un
club en el que, como él sabía, se fomentaba el ejercicio de la prostitución a través de los
medios que establece el § 180 a, ap. 1, n.° 2, StGB.
c) Deber de g-arante por la buena fe, § 242, BGB410
BGH: A es punible como cómplice del fomento de la prostitución, §§ 27, 180 a.
71 Parte de la doctrina y la jurisprudencia sostienen la concepción de que
Esto no puede aceptarse, porque aquí el BGH transforma el deber de cargo de A —fundado pueden ñmdamentarse deberes especiales de información a partir del
en interés de la seguridad y el orden públicos— de intervenir en contra de determinados
principio de Ía buena fe, a los que les asignan el sentido de un deber de
administradores de un burdel, en un deber de A de proteger bienes iuridicos individuales,
garante.411
a saber, el de la autodeterminación sexual de las prostitutas.
72 Sin embargo, en la doctrina se acentúa que se trata de "casos excep-
Caso 2: LG Bremen, NStZ, 1982, p. 164: A estaba a cargo de una dependencia pública de cionales» ceñidamente limitados o de ivínculos especiales de confianza^.412
administración de aguas. Encargó a una firma el manejo de un buque para quitar el acei-
En la jurisprudencia prevalece el recha2o en ei caso concreto, a pesar del
te del agua, a pesar de que le era conocido que ese barco no estaba en condiciones de
reconocimiento, en principio, de esta posición de garante; en otros fallos,
realizar una limpieza completa. Por eso, se produjo luego una contaminación considerable
de aguas.
la admisión de la posición de garante no afecta el resultado de la sen-
tencia.413
El LG Bremen resolvió: "El imputado también se hallaba en la posición de garante requeri-
73 Pero en principio, una obligación contractual accesoria, p. ej., un deber
da por el § 13 StGB en cuanto director de la adnumstración de aguas, pues precisamente
de información, no puede desarrollar el vigor de una posición de garante.
está Uamado a procurar la evitación de una carga dañosa para las aguas, en mterés del
público en general. AI imputado, como director de la administración de aguas, le incumbe Las partes contratantes no están obligadas a protegerse recíprocamente.
en virtud de la ley, a saber, de las disposiciones especiales de la "WHG, controlar el uso de Solo en vínculos de confianza muy especiales que han conducido a que
aguas medíante la introducción de sustancias en las aguas (§ 3), la estipulación de las oblí-
gaciones y conáiciones de uso (§ 4), la denegación de pennisos y concesiones (§ 6) y la
inspección oficial (§ 21). Estas facultades de defensa y organización concedidas al imputado
lo convierten en garante de que no se produzca el resultado dañoso descrito en el § 38 409. BVerfG, NJW, 2003, p. 1030; BGHSt., t. 38, pp. 388, 392, con comentarios de Sergmann,
WHG y el § 324 StGB». SEV, 1993, p. 518 ss., iaubentbal, JuS, 1993, p. 907 ss., Mítscb, NStZ, 1993, p. 384 ss., Otto, JK 93,
SEGB § 13/22, jRndolphi, JR, 1995, p. 167 s.; BGH, NStZ, 2000, p. 147, con comentario de Otto, JK
00, StGB § 13/29; Wolhveber, wistra, 2000, p. 338 s.
410. N. del T.: § 242, BGB: *EI deudor está obligado a efectuar la prestación según lo exijan
la buena fe y la intención común de las partes, determinada por los usos y las costumbres».
408. Cfr. también BGHSt, t. 38, p. 325 con comentarios de Oíto, JK, 93, StGB § 13/21, Scball, 411. Cfr. BGHSt, t. 6, p. 198 s.; BayObLG, JZ, 1987, p. 626, con comentario en contra: Otto,
JuS, 1993, p. 719 ss., Schwa-rz, NStZ, 1993, p. 285 s.; Brammsen, Entstehungsvoraussetzungen, p. 628 ss., también critico Hellmann, JA, 1988, p. 80; OÍG Hamm, NJW, 1987, p. 2245, con
p. 197 s.; Freund, Erfolgsdetíkt und Unterlassen, 1992, p. 305 ss.; JKühl, AT, § 18, no m- 79 ss.; comentario en contra: Otto, JK. 88, StGB § 263/23. En principio en contra: Kamberger, Treu und
Lackner/Kühl, previo al § 324, n.° m. 11; Meinberg, NStZ, 1986, p. 224 s.; Otto/Bmmmsen, Jura, Glauben C§ 242 BGB) ais Garantenstellung im Strafaecht?, 1996, p. 157 ss., 240 s.
1985, p. 597 s.; Ranft, JZ> 1987, p. 915; Rogall, DÍe Strafbarkeit von Amtstrágem im Ümweltbereich 412. Cfr. por un lado íackner, LK, 10.a ed., § 263, n-a m. 65, por otro lado Tróndle/Fischer,
(comp.: por Umweltbundesamt, Berichte 8/91), 1991, p. 201 ss., 223 ss,; Soxín, AT II, § 32, § 263, n.° m. 13.
n.° m. 102 ss.; SteÍndorf, LK, previo al § 324, n.° m. 64; Winkelbaner, J2, 1986, p. 1120. De otra 413. AI respecto, cfr. Maass, Betrug verübt durch Schweigen, 1982, p. 146 ss.; por lo demás,
opinión, Kíihn, wistra, 2002, p. 43 s.; Rudolphi, SK I, § 13, n.° m. 54 s-, con otras referencias; cfr. BGHSt, t. 46, p. 196; BGH, NJW, 2000, p. 3013; OLG Stuttgart, wisíra, 2003, p. 276, con
Sangenstedt, Garantenstellung und Garantenpflicht von Amtstragem, 1989, p. 669 ss.; Schall, NJW, comentario de Otto, JIÍ 03, StGB § 263/71.
1990, p. 1270; Schünemann, wistra, 1986, p. 243 s.; Tróndle, Meyer-GedS, p. 618 55.
267
266
El delito doloso de omisión § 9
§ 9 Segunda parte: Los elementos del delito
al actuar peligroso precedente. cu-— tenía la intención de manejar su vehículo hasta su casa. En el camino a casa, X atro-
pelló a Y, quien murió a consecuencia de ello.
75 Esto no puede seguirse en la medida en que el perjuicio subsiguiente
se basa en la decisión libremente responsable de un tercero; cfr., al res- Caso 3: BGHSt, t. 25, p. 218: A, que conducía un vehículo debidamente, atropello al distraí-
pecto, más detalladamente ínfra, n.0 m. 76 ss. Sin embargo, en estos casos do B. A dejó al herido en la ruta. B fue atropellado por un automóvil que pasó después y
parece adecuado un deber de garante por traslado de funciones de pro" murió como consecuencia del último accidente.
lección, por haber generado la situación de necesidad de protección. Quien Caso 4: Para no ser muerto por el conductor A, que se acerca a toda velocidad, el ciclista
coloca a otro en una posición de desamparo, fundamenta así una función E se desvía violentamente hacia la vereda por la que pasea F. F es atropellado y cae al suelo
de protección frente a aquellos peligros de los que el afectado no puede -de manera imprevisible para R— tan desafortunadamente que sufre una hemorragia cere-
braL A pesar de que R reconoce ei peligro, no hace nada por F, quien muere. Si R hubiera
defenderse por sí mismo en razón de su situación, y resulta indiferente
dado aviso de inmediato al servicio de emergencias, F habría sido salvado.
que esos peligros provengan de cosas o de personas que actúan peligro"
sámente. A él le cabe la responsabilidad por ía necesidad de protección Caso 5; BGH, NStZ, 2000, p. 4l4: E se había enojado con A y lo acechaba armado con un
del afectado. Él está obligado a neutralizarla.414 cuchiUo de cortar pan. Cuando lo atacó a A, se produjo un forcejeo en el que A logró tomar
el cuchillo y le asestó a E varias puñaladas necesarias para defenderse. E sufrió lesiones
BGH, StV, 1982, p. 218: A y K habían atacado a F, la habían maltratado gravemente y le graves, que fueron advertidas por A. Sin embargo, A no hizo nada para salvarlo y E murió.
habían robado. Después, se retiraron del lugar. Cuando pasaron más tarde por delante áe
la vivienda de F, la escucharon gemir. En vista de ello, K decidió darle muerte. La mató por Caso tí: Scbmidhdtiser, AT, 16/53 (modificado): El posadero G ha comprado hongos a un
medio de golpes, estrangulación y ahorcamiento. A le había ordenado a K que se detuviera, comerciante en el mercado, los ha preparado y acaba de servírselos a X, cuando se entera
pero, por lo demás, no le impidió realizar el hecho. de que los hongos son venenosos. G no hace nada. X muere a causa de la intoxicación por
los hongos,
BGH: A era garante respecto de F por el actuar precedente peligroso y, por lo tanto, tendría
que haber evitado el homicidio por parte de K. Caso 7: BGH) NStZ, 1984, p. 452; A y P decidieron consumir juntos heroína que A tenía en
su poder. Después de que P, que tenía experiencia con la heroína, la inhaló, se desplomó
Esto solo puede aceptarse en las conclusiones. inconsciente. A pesar de que A reconoció la situación de necesidad, no se preocupó por el
salvamento de P, en ese momento todavía posible.
Caso 8: BGHSt, t. 37, p. 106, 113 y ss.: Los imputados, adnüQÍstradores de una firma, habían
414. Mitsch, Strañose Provokation strafbarer Taíen, 1986, p. 130 55., muestra que en la situación colocado productos en el mercado que causaban daños a la salud de los consumidores en
comparable del agent provoccttetir, cuyo comportamiento conduce a la realización del resultado en su uso conforme a las prescripciones. Esto todavía no era perceptible al momento de la
contra de su expectativa, los elementos de la injerencia y de la asunción áe la guardia pueden distribución de los productos. Sin embargo, cuando conocieron los riesgos, los imputados
generar una posición de garante. no dispusieron el retiro de los productos, que todavía se hallaban en el mercado.
4l5. Críticos respecto de una posición de garante por actuar precedente peligroso ea este
contexto: Brasnmsen, Entstehungsvoraussetzungen, p, 329; GeUen, JK, StGB, § 13/4; Stree, Klug-FS, Caso 9; A quiere lesionar a B con un cuchillo y, para ello, toma prestado el de C, quien
vol. 2, p, 404, conoce el plan de A. Luego de que A le ha asestado una puñalada a B, C advierte que
Cfr,, por lo demás: BGHSt, t. 38, p- 356; BGH, NStZ, 1985, p. 24, con comentario de Otto, JK, esta será mortal si no se auxilia a B de inmediato. Sin embargo, no hace nada al respec-
StGB, § 13/7; BGH, StV, 1986, p. 59, con comentario de Geppert, JK, StGB, § 13/8; BGH, Npy, to y B muere.
1999, pp. 69, 71; Seelmann, NK, § 13, n.° m. 4.9'. retirada de la predisposición a defender.
269
268
§ 9 Segunda parte: ios elementos del delito El delito doloso de omisión §9
Caso 10: BGH, NJW, 2003, p. 1060: A agredió a T con dolo eventual de homicidio y la 79 Sigue siendo controvertido si el actuar precedente tiene que tener una
lesionó gravemente. A pesar de que reconoció que T moriría si no recibía asistencia médica, calificación Jurídica determinada. La doctrina mayoritaria419 exige un actuar
omitió todo esfuerzo por salvarla. precedente antijuríclíco. Según la opinión contraria,420 es suficiente el
actuar conforme a Derecho. Otros, por su parte, distinguen según que el
Caso 11: Siguiendo el caso BGH> NStZ, 2003, pp. 259, 260, con comentario de Otto, JK 03,
StGB § 13/35: Por su injerencia previa, A estaba obligado a impedü: riesgos para la vida de autor haya actuado en ejercicio de un derecho de injerencia o que solo
B. Le pidió a C que actuara por él. C aceptó la tarea, pero luego no emprendió ninguna haya emprendido una acción peligrosa permitida. Solo el último caso
defensa contra el peligro. fundaría un deber.
270 271
El delito doloso de omisión § 9
§ 9 Segunda parte: los elementos del delito
De esta manera, las reglas para determinar la coautoría penal se atropellado de manera antíjurídica (doiosa o imprudentemente) a B, que se comportaba
debidamente.
trasladan a un supuesto de hecho atípico. Empero, esta construcción en
principio desconcertante merece, sin dudas, aprobación, pues el legisla-
dor, al regular la autoría y la participación, se basa en clasificaciones
sociales dadas de antemano; al respecto, con mayor detalle, infra, § 21, 425. Al respecto, con más detalle, Otto, Góssel-FS, p. 114 s.; Renzikowski, Táterbegriff, p. 139 ss.
n.° m. 1 ss. Sin embargo, debe observarse que aquí solo pueden ser 426. Cfr. también Bosch, Organisationsverschulden, p. 2l4 ss.; Brammsen, GA, 1993, p. 111;
Orto, Hirsch-FS, p. 294 ss.; Rmisiek, Unternehmensstrafrechí, 1996, p. 40; Schünemann, wisíra,
1986, p. 244; Tróndle, K. H. Meyer-GedS, p. 622. De otra opinión, BGHSt, t. 37, pp. 106, 120;
tackner/Kübl, previo al § 324, n.° m. 11; Meinberg, NfW, 1986, p. 2224; Rudolphi, Dünnebier-FS,
423. Sobre la argumentación, en detalle: Bosch, Organisatíonsverschulden in Unternehmen,
P. 578; Schall, NQW, 1990, p. 1269; Steindorf, LK, previo al § 324, n.° m. 57.
2002, p. 213; Freund, JuS, 1990, p. 2l6; Ídem, MK, § 13, n.° m. U6 s.; Geilen, JZ, 1965, p. 469 ss,;
427. Cfr. al respecto también Kühl, AT, § 18, n.s m. 104; Neumann, JR, 1993, p. l6l ss.; Otío,
Herzberg, JZ, 1986, p. 986; fakobs, AT, 29/39 s.; ídem, BGH-FG, p, 48, KÍndhmiser, StGB, § 13,
JK, 92, StGB, § 13/18; Seelmann, StV, 1992, p. 416. De otra opinión, BGH, NStZ, 1992, p. 31. Realiza
n.Q m. 43, 4.7; Íackner/KühÍ, § 13, no m. 13; Maiwetld, JuS, 1981, p. 483; Otto, NJW, 1974, p. 528
una diferencia Roxin, AT II, § 32, n.° m. ltí3.
ss.; Ídem, Gossel-FS, p. 109 ss.; Sanft, JZ, 1987, p. 864 s.; Rengier, JuS, 1989, p. 807; Roxin,
428. Así también, BGHSt, t. 19, p. 152; BGH, MDR, 1975, p. 327. De otra opinión aún BGHSt,
Trechsel-FS, p, 554 ss.; ídem, AT II, § 32, no m. 155 ss.; Seelmann, GA, 1989, p. 255; Stratenwerth,
t. 4, p. 20.
AT I, § 13, n.° m. 33 ss.
429, Cfr. BGHSt, t. 26, p, 38.
424. Cfr-, al respecto, BGHSt, t. 37, pp. 106, 113 ss.; BGH, NStZ, 1985, p. 24; BayObLG, NJW,
430. Cfr. al respecto BGHSt, t 25, p. 220 $s.; Soxm, AT U, § 32, n.a m. 165 ss.
1990, p. 3032, con comentario de Otto, JK 91, StGB § 13/16; Otto, Góssel-FS, p. 112 ss.
272 273
El delito doloso de omisión § 9
§ 9 Segunda parte: ios elemeiztos deí delito
Caso 9: C no se convierte en garante por su participación en las lesiones de B cometidas 86 A modo de peligros a los que pretende alcanzar el deber de asegura-
por A, pues en la muerte de B se realiza el riesgo de la puñalada de A, pero no el de miento del tráfico, pueden nombrarse aquí como fuentes especiales de
prestar el cuchillo. En principio, la participación en un hecho punible no puede crear un peligro: la tenencia de animales, los vehículos, el almacenamiento de tóxi-
deber de garante de evitar las consecuencias de aquel hecho, pues entonces la participación
cos u otros similares, una mina, el tranvía, etc., pero también la introduc-
sería interpretada como elemento que fundamenta ía autoría.
ción de productos en el tráfico es aquí una situación de hecho relevante.433
Caso 10: A no es garante por actuar precedente petígroso. Según el § 13, el omítente solo
es punible si su omisión es equiparable a la realización del tipo de la ley mediante una
acción. Si, empero, del hecho comisivo se deriva el deber de garante por un hecho omisivo
Para aclarar:
de igual dirección, el autor por comisión es equiparado consigo mismo y el injusto realiza-
do por él se duplica en cierto modo. Esto pasa por atto el contenido de injusto del hecho;
Caso 1: RGSt, L 14, p. 362: A, propietario del edificio, no procura la Üuminadón reglamen-
cfr. al respecto Otto, Góssel-FS, p. 102 ss. Respecto del punto de vista contrario, Soxín, AT taria de la caja de la escalera. B se quiebra la pierna porque tropieza en la oscuridad.
II, § 32, n° m. 192 ss.; Schneider, NStZ, 2004, p. 91 ss.; Stesn, JR, 2004, p. 79 ss.
RG: A responde como garante por las lesiones de B,
Caso 2: A, propietario del edificio, no repara el techo deteriorado. Una teja le cae a B en
la cabeza.
431. Cfr. al respecto BGHSt, t. 23, p. 327 ss,; BGH, NStZ, 1987, p. 171, con comentario de Solución: Responsabilidad de A como garante por las lesiones de B.
Otto, JK 87, StGB, § 13/13; BGH, NStZ, 2000, p. 4l4, con comentario de Geppert, JK 01, StGB
§ 13/31; KiihÍ, AT, § 18, n.° m. 94; Otto, Gossel-FS, p. 112; Roxin, JZ, 2001, p. 668; ídem, AT U,
§ 32, n.° m. 182 ss.; Seelmann, NK, § 13, n.° m. 118; Spendel, LK, § 32, n.Q m. 332, con referencias.
De otra opinión, Hersberg, JuS, 1971, p. 76; Welp, JZ, 1971, p, 433. RttdoÍphi, SK I, § 13, no m, 40,
desconoce la diferencia entre margen de acción general y facultad especial para mterrenir.
433. AI respecto, Brammsen, Entstehungsvoraussetzungen, p. 235 ss.; Gimbernat Ordeig,
432. Sobre la crítica, cfr. también Brammsen, Entstehungsvoraussetzungen, p, 306 s.; Fünfsínn,
Roxin-FS, p. 661 ss.; feschecfs/Weígend, AT, § 59, IV, 4, b; Otto, Hü-sch-FS, p. 296 ss.; Roxin, AT IÍ,
StV, 1985, p. 57 ss.; Geppert, JK, StGB § 222/2; Herzberg, JA, 1985, p. 271, nota n.° 102; Kübl, AT,
§ 32, n.° m. 110; Schmidháuser, AT, 16/57 ss.; Seelmann, NK, § 13, n.a m. 122 ss.; Stratenwerth,
§ 18, n.a m. 105; Otto, Góssel-FS, p. 110; Otto/Brammsen, Jura, 1985, p. 648 ss.; Roxin, AT I, § 11,
AT I> § 13, n.Q m. 43 ss.; Trondle/Fi-scher, § 13, n." m. 12.
n.° m. 91; Stree, JuS, 1985, p. 183 s.
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274
§ 9 Segunda parte: Los elementos del delito
El delito doloso de omisión §9
Caso 5: BGHSt, t. 37, p. 106: Los administradores responsables por la producción y venta pecto a los terceres que se hallen en una esfera de dominio a causa de
de un producto no detienen la producción y venta a pesar de que les es conocido que el una confianza especial crecida por su titular y^ por lo tanto, que pK-edan
uso del producto puede provocar daños para la salud y el medioambiente. suponer que este los secundará en la defensa contra peligros^ el titular de
ese ámbito de dominio es responsable como garante de que no les ocurra
BGH: Los administradores responden por el delito doloso de comisión y, por cierto, inde-
pendientemente de si la falla del producto se debe a causas previsibles u originariamente ningún daño por riesgos que no han tomado a su cargo conscientemente,
no previsibles, o incluso al comportamiento punible de otros miembros de la empresa.
c) Para aclarar
3. Posición de garante por la posesión de un ámbito de
90 Caso 1: BGH, NJVír, 1966, p. 17¿3: A, propietaria de un restaurante, tolera que cuatro hom-
dominio jurídicamente protegido bres, que son clientes habituales, le corten con violencia el cabello y parte del veilo púbico
a una joven.
en los abortos realizados por su mujer, porque no hizo nada por evitar JuS, 1978, p. 308 ss.: A acogió a K en su vivienda —al menos por una noche—. Otro hués-
ped, S, comete un robo exíorsivo contra K. A, conscientemente, no lo impide.
que ella realizara abortos en la vivienda en común.
BGH: AJI haber acogido a K en su vivienda, A era garante frente a él de repeler las agresio-
Lackner, JS., 1969, p. 30: "...el hecho de que se considere al cónyuge como obligado a
nes contra sus bienes jurídicos.
impedir delitos del otro cónyuge en el ámbito de dominio común, condicionado por la
El BGH deja abierta la cuestión acerca de sí esta posición cié garante se basa ya en el
dominio sobre la vivienda, del que resultan derechos de exclusión respecto de terceres, o
en el vínculo de confianza que generó A frente a K.
434. En detalle sobre la discusión, cfr. BGH, NJW, 1992, p. 122; AG Frankfurt, NStZ, 1986,
p. 72, con comentarios de Wemicke, p. 223 s., y Meínbet-g, p. 224 s.; OLG Franlrfurt, NJW, 1987, Aquí parece justo atender al menos también al vínculo de confianza, dado que, si no, tam-
p. 2753; Busch, Unternehmen und Umweltstrafrecht, 1997, p. 551, ss.; Dahs, NStZ, 1986, p. 97 ss.; bien se generaría una posición de garante respecto de terceros que se hubieran introducido
Rudolphi, Lackner-FS, p. 879; Steindorf, LK, § 324, n.° m. 49, con referencias. antijurídicamente, pero que más tarde cayeran en una sihiación de necesidad, p. ej., respec-
435. Panorama sobre el tema en Kens/VogeÍ, MDR, 1990, p. 869 ss.
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276
El delito doloso de omisión § S>
§ 9 Segunda paite: tos elementos del delito
Caso 3: BGHSt, t. 30, p. 391; al respecto, Otto/Brammsen, Jura, 1985, p. 647: B había
Uevado violentamente a S, de 18 años de edad, a la casa de M, para violarla. M se dio
cuenta de lo que ocurría y reconoció el plan de B. Sin embargo, no ayudó a S> que le
4. Posición de garante en razón de la responsabilidad por
pedía ayuda.
el actuar de otro
BGH: No viene al caso una posición de garante de M derivada solo de su condición de
propietario áe la vivienda.436 Esta posición de garante se da cuando un sujeto es responsable por el
92
comportamiento de otros, porque está jurídicamente obligado a supervi-
EUo se debe aceptar, porque a M le faltaba e¡ otro elemento constitutivo de deber de garan-
te, es decir, la creación de una relación especial de confianza. sarlos y controlarlos, de tal manera que no ocasionen daños a terceres.
En vista de la posición de autoridad y vigilancia del obligado, la genera-
Caso 4: OLG Stuttgart, NJW, 1981, p. 182, coa comentarios de Hassemer, JuS, 1981, p. 381,
Hdad confía en que este domine los riesgos que parten de las personas
y de Sonnen, JA, 1981, p. 260: A se droga junto con sus huéspedes, B y C. Debido al con-
sumo de drogas, la vida de B corre peligro. que debe vigüar.
93 Tal deber tienen, p. ej., los padres por sus hijos menores de edad, los
OLG: No hay posición de garante de A, dado que los huéspedes se pusieron en peligro por maestros durante la Jornada escolar y los superiores militares por sus
sí mismos.
subordinados en el horario de servicio. Es dudoso el deber general de
Caso 5: Los ladrones X e Y utilizan el garaje vacío de A como escondite del botín, desde garante del empresario de impedir delitos de los subordinados vinculados
donde venden lo que han robado. A se da cuenta de esto, pero finge ignorarlo. con el funcionamiento de la empresa —independientemente de la vigilan-
442
cia de una ñiente de peligro; al respecto, n.° m. 86, caso 5-
Solución: No se da una posición de garante de A que lo convierta en cómplice del robo o
del encubrimiento. Tampoco hay necesidad de tal posición de garante; dado que basta con Debe rechazarse tal deber en e! vínculo entre el capataz. y los obreros subordinados a él,
el consentimiento de A, aun expresado tan solo por actos concluyentes, para generar una respecto de un hurto en perjuicio del empleador;443 en el vínculo del superior de servicio,
responsabilidad como cómplice por comisión positiva.
Caso 6: BGH, NJW, 1953, p. 591 y GA, 1967, p. 115; A no impide que su mujer le realice
un aborto Üegal a C en la vivienda común.
440. Así también, OLG Zweibrücken, StV, 1986, p. 483, con comentario de Otto, JK 87, StGB,
Solución: No hay posición de garante de A. Las facultades compartidas de disposición sobre
§ 13/11; OLG Zweibrücken, StV, 1999, p. 212. De otra opinión, OLG Koblenz, NStZ, 1987, p. 281.
la vivienda común no generan por sí solas posición de garante. No se puede recurrir aquí
441. Cfr. Rudolphi, SK I, § 13, n.Q m. 28. De otra opinión, OLG Stuttgart, Zeitschr, f, Wasserrecht,
al vínculo conyugal corno elemento adicional de confianza, dado que ese vínculo solo gene-
1988, p. 248; StA Landau, MDR, 1994, p. 935, con comentario en rechazo de Otto, JK 95, StGB
ra deberes de evitación de peligros a favor del cónyuge; cfr. sitpra, n.° m. ?6. ^8
§ 327/1; LG Koblenz, NStZ, 1987, p. 281.
442. Una parte de la doctrina afirma tal posición de garante aludiendo a la "potestad jurídica
91 d) No solo respecto de las viviendas sino también de otras cosas, el mero
de impartir órdenes» y a la "falta parcial de autonomía* de los subordinados de la empresa; cfr.,
dominio sobre ía cosa no genera aún posición de garante. p. ej., Bottke, HafEung aus Nichtverliiaderung von Straftaten Untergebener ia Wirtschaftsunternehmen
de lege lata, 1994, p. 25 ss.; Góhler, Dreher-FS, p. 621; Rogall, en ZStW, t. 98 (1986), p. 6l7 s.;
Por lo tanto: El propietario de un muro no responde por injurias si no borra del muro las
Roxin, AT H, § 32, n.° m. 137; Schall, en: Schünemann (comp.), Dt. 'Wíedervereinigung, t. UI,
expresiones injuriantes de terceres; ~>y el propietario de un terreno no responde por la
Unternehmenskriminalitat, 1996, p. 110 ss.; Sch/Sch/Stree, § 13, n.a m. 52; Scbünemann,
Untemehmenskriminalitát uñd Strafrecht, 1979, p. 62 ss., 101 ss,; ídem, wistra 1982, p. 43.
De esta manera, se reínterpreta el derecho de impartir directivas y el poder de organización
del empresario como poder actual de dominio sobre las personas. Pero el vínculo laboral no aporta
tal cosa. En esa medida, por lo tanto, se debe rechazar una posición de garante del empresario;
cfr. Bosch, Organisatíonsverschulden, p. 146 ss.; Brammseíz, en: Amelung (comp.), Individuelle
436. Cfr. también, BGH, NJW, 1993, p. 76, coa comentario de Otto, JK 93, StGB § 13/20; BGH, Verantwortung,.., p. 123 ss,; v. Freier, líriíik der Verbandsstrafe, 1998, p. 277; Heine, Die
StV, 1993, p. 25; BGH, StV, 2003, p. 280, con comentario de Otto, JK. 03, StGB § 13/35; BáyObLG, strafrechtliche Verantwortíichkeit von Unternehmen, 1995, p. 116 ss.; HSÜ, Garantenstellung des
NJW, 1993, p, 478; KG, NJW, 1998, p. 3891, con comentario de Otto, }K 99, StGB § 13/28. Betriebsinhaber zur Verhindemng strañiarer Handlungea seines Angestellten?, 1988, p. 241 ss.;
437. A] respecto, Scb/Sch/Stt'ee, § 13, n.° m. 54; Schünemann, üaterlassungsdelikte, p. 36l s.
•^Kobler, AT, p. 223 s.; Neudecker, Die strafrechtíiche VerantworÜichIíeít der Mitglieder von
La tespecial situación y condición» del objeto tampoco son apropiadas para generar una posición
KoUegialorganen, 1995, p. 83 ss.; Ofto, Jura, 1998, p. 413; Ransíek, Unternehmensstrafrecht, 1996,
de garante del propietario; cfr. al respecto Freund, Erfolgsdetíkt, p. 239; Ídem, MK, § 13, n.° m. 144.
pp. 33 s., 36, 45; Kenzíkowski, Restríktiver Taterbegriff und fahrlassige Beteilígung, 1997, p. 14.
438. De otra opinión, BGH, NJW, 1953, p. 591; GA, 1967, p. 115 y Scb/Sch/Stree, § 13, Realiza una diferencia: Scblüchter, Salger-FS, p. l6l.
n.° m. 54.
443. OLG Karlsruhe, GA, 1971, p. 281,
439. Cfr. Weber, Oehler-FS, p. 83 ss.
279
278
El delito doloso de omisión §9
§ 9 Segunda parte: Los elementos fiel delito
5. Advertencias
2. Deber de evitación y de disminución del riesgo
94 a) Nunca resulta una posición de garante de la obligación en el marco
de un delito propio de omisión, p. ej., de los §§ 138, 323, c. Aquí, el 98 Es indiscutido que falta el deber de actuar del garante cuando este de
legislador ha regulado las consecuencias jurídicas de la violación del deber ninguna manera üene la posibilidad de evitar el resultado a través de su
de manera inmediata e independiente. comportamiento. Pero luego las aguas toman diferentes cauces:
^ La Sala Penal m del BGH parte de la base de que al autor solo se le
95 b) Respecto de la cuestión de si ]a posición de garante debe ser consíde-
puede imputar una omisión contraria al deber «cuando e! resultado jurí-
rada como un deber especial en el sentido del § 28, cfr. infra, § 22,
dico-penalmente relevante hubiera sido evitado mediante el actuar con-
n.° m. 23.
forme al deber cofi probabilidad rayana en la seguridad».448
Si se toma en serio la afirmación de que solo se da una conducta
contraria al deber cuando el autor tuvo la posibilidad de evitar el resul-
FV. EL ALCANCE DE LA RESPONSABILIDAD DEL tado con una probabilidad rayana en la seguridad, surgen importantes
GARANTE lagunas de punibilidad. Un garante que solo tuviera una posibilidad de
evitar el resultado de noventa por ciento y que, además, lo supiera, no
1. El enfoque de la opinión dominante se comportaría de manera contraria al deber si omitiera intentar la evita-
ción del resultado. Tampoco entraría en consideración el castigo de la
96 Según ia opinión dominante, la responsabilidad por un resultado debe tentativa, dado que omitir una evitación del resultado que no ñiera exi-
depender, en primer lugar, de que el autor haya sido o no «causal" res- tosa con probabilidad rayana en la seguridad, no sería una conducta
pecto del resultado. El autor ñie causal, en este sentido, si omitió íntro-
contraria al deber ni, por Ío tanto, antijurídica, de modo que faltaría la
dticir una condición que no se puede añadir mentalmente sin que el resul- decisión de realizar una conducta antijurídica.449
tado quede sttprímiclo con probabilidad rayana en la seguridad.
Ejemplo: BGHSt, t. 19, p. l67: El hijo se entera de que un tercero quiere matar a su padre.
A pesar de que puede advertir al padre sin más, no hace nada. El padre es asesinado. 447. Cfr. BGH NStZ, 1985, p. 26, con otras referencias; BGH, StV, 1985, p. 229, con comentarios
de Ranft, JZ, 1987, p. 862 s., y de Schünemann, StV, Í985, p. 229 ss.; BGH, NSt2> 1987, p. 505, con
Solución: Dejando de lado la desprolijidad conceptual de caractedzar a la omisión como comentario de Otto, JK. 88, StGB § 13/14; BGH, NStZ, 2000, p. 414; BGH, NJ97, 2000, pp. 2754, 2756;
causal —la mera omisión no puede ser causal respecto de nada—, se puede constatar, sin BGH, NStZ-RR, 2002, p. 303; Baumwtn/Weber/Mitsch, AT, § 15, n,° m, 24; Gropp, AT, § 11, n.° m. 71;
más, que la afectación al bien jurídico no se habría producido si el hijo hubiese advertido Herzberg, MDR, 1971, p, 882; fescbeck, LK, § 13, n.° m. 18; Kóbler, AT, p, 229, Krey, AT 2, n.° m. 330;
al padre. Kühl, AT, § 18, n.Q m. 36; Lackner/KühI, previo al § 15, n,° m. 11 ss.; Sch/Sch/Stree, § 13, n.° m. 6l;
Seelmann, NK, § 13, n.° m, 61; Tró-ndle/Fischer, § 13, n.° m. 14; Wessels/Beulke, AT, n.° m, 711 ss.
97 En cambio, si se constatase que el obligado pudiera reducir esencialmen" En cambio, consideran suficiente la posible no disminución del riesgo que se ha realizado en el
te el riesgo, pero que no pudiera evitarlo con probabilidad rayana en la resultado: Tribunal MÍUtar de Casación de Suiza, en Hauri, SchwZStr, t. 106 (1989), p. 410; OLG Kóki,
NJW, 1991, p. 764; Brammsen, MDR, 1989, p. 123 ss.; Englánder, JuS, 2001, p. 960 s.; Gimbemat
Ordeig, ZStW, t. 111 (1999), p. 322 ss.; Hardwig, Díe Zurechnung, 1957, p. ltí2 s.; Hruschka,
Strafrecht, p. 430; Maurach/Góssel/Zípf, AT 2, § 46. n." m. 25, 27; Otto, Jura, 2001, p. 276 s.; Otto/
444. Al respecto, BGHSt, t. 43, p. 82, coa comentarios de Geppert, JK 98, StGB § 258/10, Brammsen, Jura, 1985, p. 652 s.; Kudolpbí, SK I, previo al § 13, n.° m. l6; Schaffstein, en Honig-PS,
Klesczewski, JZ, 1998, p. 313 ss., Martín, JuS, 1997, p. 1047 s., Seebode, JR, 1998, p. 338 ss. p, 172 s.; Stratenwerth, AT I, § 13, n.° m. 54; ídem, GaUas-FS, p. 227. Realiza una diferencia: Kahlo,
445. De otra opinión, OLG Hamburg, StV, 1996, p. 606, con comentarios en rechazo de GA, 1987, p. 66 ss.; RoxÍn, AT II, § 31, n.a m. 54 ss. Su exigencia expresa de una posibilidad
Geppert, JK 96, StGB § 258/9, Küpper, JR, 1996, p. 524 s., Verrel, GA, 2003, p. 595 ss., Volckart, demostrada de disminución del riesgo equivale, en los hechos, al punto de vista sostenido aquí.
StV, 1996, p. 608 ss., y comentario a favor de Klesczewski, NStZ, 1996, p. 103 s.
448. BGH, NTW, 2000, pp. 2754, 2757.
446. De otra opinión, BGH, VRS, t. 24, p. 34; OLG Stuttgart, NJTWr, 1981, p. 2369: deber de 449. Cfr. al respecto, Brammsen, MDR, 2989, p, 125 s.; Orto, Jura, 2001, p. 277; Puppe, NK,
garante del titular que se encuentra presente, en razón del dominio sobre la cosa y la facultad de
previo al § 13, n," m. 120; Stratenwertb, AT I, § 13, n.° m. 55.
disposición sobre el vehículo.
281
280
El delito íioloso de omisión § 9
§ 9 Segunda parte: ios elementos del delito
282 283
El delito doloso de omisión § 9
§ 9 Segunda parte: Los elementos del delito
(1.) Tipicidad
V. LA ESTRUCTURA. DEL DEUTO DE OMISIÓN IMPROPIA
a) ¿Se ha producido un resultado legaknente reprobado? ¿Se dan otros
1. El esquema del delito doloso de omisión impropia, elementos objetivos de la tipicídad?
orientado al principio de iticremento del riesgo
b) ¿Ha omitido X evitar ese resultado?
105 (1.) Tipicidad aa) ¿Existía una posibilidad objetiva de evitar el resultado?
bb) ¿La intervención de X habna evitado el resultado con probabÜídad rayaría
a) ¿Se produjo la lesión del bien jurídico descrita en el tipo de la ley? ¿Se
en la seguridad? Es decir, ¿se puede añadir mentahnente una acción de X
dan otros elementos objetivos del tipo penal, p, ej., características espe-
sin que el resultado desaparezca con probabilidad rayana en la seguridad?
cíales exigidas al autor o modalidades de acción, así como condiciones
objetivas de punibilidad? c) ¿Tenía X un deber de evitar el resultado (posición de garante)?
b) Posibilidad de actuar: ¿Habría podido X conducir voluntariamente el d) ¿Conocía X las circunstancias que generaron el deber de evitación del
comportamiento que se le exigía? resultado?
e) ¿£>o/o de X respecto de los elementos a)-d) (aquí solo como elemento (3.) Culpabilidad
fmal del injusto)? ¿Otros elementos subjetivos de Ía tipicidad, p. ej., inten"
clones o motivos especiales del autor?
Para practicar: Caso modelo 2
106 (2.) Antijuridicidad
108 A fmes de otoño, A y su amante B están parados al borde de la piscina de un balneario
a) Violación del deber jurídico estival y piensan en los agradables días pasados. De pronto A se da cuenta de que B cree
seriamente en un futuro juntos. Entonces, piensa que más vale un ful trágico que una tra-
¿Permaneció X inactivo más allá de la medida Jurídicamente permitida o gedia sin fin. Velozmente empuja a B a la piscina. EUa grita ¡astímera pidiendo ayuda. El
batíero W y el bañista G escuchan los gritos de socono pero fingen no oír nada. B se ahoga.
se dan, p. ej-, causas de justificación?
Una medida de auxilio iimiediato por parie de W o G la habría salvado.
¿Consciencia del daño social (elemento del ánimo del dolo)? 1. § 212
aa) ¿Hubo "acción^ en el sentido del Derecho penal? g) Hay conscíencia del injusto.
bb) ¿Hubo comisión positiva u omisión?
285
284
El delito doloso de omisión § 9
§ 9 Segunda parte: Los elementos del delito
tí. ¿Cómo pueden esbozarse las bases de una teoría general del garante? At respecto,
2.§ 211 no m. 42 ss.
Hay «alevosía» y, por cierto, tanto según la concepción que exige un aprovechamiento de la
7. ¿Qfué límites tiene la posición de garante por comunidad estrecha de vida? Al respecto,
ingenuidad y de la indefensión, como según la concepción que se basa en una especial
n.° m. 57 ss,
•relación de confianza'. También en esa medida, A actuó conscientemente.
8. ¿Cómo se tiene que haber producido el actuar precedente peligroso para poder generar
B. Punibilídad de W;
un deber de garante? AI respecto, n.° m. 77 ss.
10. ¿Qué relación objetiva tíene que establecerse entre la omisión y el resultado de un delí-
a) Lesión del bien jurídico: cfr. Ala.
to de resultado para Justificar la conclusión de que debe imputarse el resultado delictivo al
b) Está dada la posibilidad de acción. autor como obra suya? Al respecto, n.° m. 98 ss,
C, PztnÍbiUdad de G:
Preguntas de repaso
109 1. ¿Qué diferentes criterios se mencionan en la discusión sobre la delimitación entre acción
y omisión? Al respecto, n," m. 2 ss.
3. ¿En qué medida contienen los llamados delitos de omisión unpropia una problemática
respecto del Art. 103, ap. 2, GG? Al respecto, n,° m. 19 ss.
4, ¿Cuáles son los dos grandes grupos de posiciones de garante que se pueden distinguir?
AI respecto, n.° m. 22 ss.
287
286
Cuarta Sección
CVrariacíón del caso BGH, NJWr, 1966, p. 1871 s.): El odontólogo Z le extrajo dos muelas a
la paciente W con anestesia general de cloroetano. W padecía de obesidad severa y de una
inflamación crónica del miocardio, llamada miocarditis aislada. W le había dicho a Z que
tenía "algo en el corazón». No obstante, Z no convocó a un anestesista. W murió.
1. ¿Cómo debe resolverse el caso si es posible constatar que la debida revisación previa
habría puesto en evidencia el peügro que representaba el doroetano?
2. ¿Qué pasaría en caso de que se constatara que incluso si un especialista hubiera practi-
cado la debida revisación previa y W hubiera sido anestesiada con gas hilarante, su muerte
tampoco se habría evitado, dado que W padecía de una enfermedad desconocida, a canse-
cuencia de la cual todo anestésico le habría producido la muerte?
3. ¿Qué pasaría en caso de que ni siquiera los peritos pudieran determinar, posteriormente,
si un anestésico adecuadamente elegido en la debida revisación previa habría implicado un
peligro menor para la vida de W?
4. ¿Qué pasaría si se constatara que la aplicación, conforme al deber, de gas hÜarante habría
creado un peÜgro menor para la vida de W, pero que dicha aplicación no habría elmünado
todo riesgo para W?
5. ¿Qué pasaría si se constatara ^que el especialista que Z habría convocado tampoco habría
reconocido el peligro, porque se sabe que él, en contra de su deber, acostumbraba practicar
superficiaknente las revisaciones previas?
291
El delito imprudente § 10
§ 10 Segunda parte: Los elementos del delito
Repaso: aa) Se da una conducta cíe imprudencia inconsciente cuando el autor ni siquiera es cons-
cíente de que, con su conducta, podría poner en peligro bienes jurídicos de otros.
aa) Autolesión bajo propia responsabilidad
7 bb) Se da una conducta de imprudencia coiiscíente cuando el autor reconoce el peligro de
BGHSt, t. 24, p. 342: El oficial de policía A y la señora B, quienes tenían una estrecha rela-
la lesión del bien jurídico, pero considera que se trata tan solo de un peligro abstracto y
don, hicieron juntos un viaje en coche, en el que B tomó la pistola de A, que este había
lejano, en razón de que al valorar la situación de hecho total ¡lega a la conclusión de que
pue5to en el tablero, y se mató de un disparo.
de ninguna manera se realizará el peligro.
457. Al respecto, en detalle, cfr. § 6, n.a m. 6l ss.; respecto de la discusión del caso concreto:
Otto, Schlüchter-GedS, p. 80 ss., con referencias bibliográficas, p. 93.
456. Al respecto, en detalle, cfr. § 6, n.° m, 60; respecto de la discusión del caso concreto:
458. Cfr. también Otto, Schlüchter-GedS, p. 82 ss., con referencias bibliográfícas, p. 93 ss.
Otto, Schlüchter-GedS, p. 79 s., con referencias bibüográfícas, p. 93.
292 293
El delito imprudente §10
§ 10 Segunda, parte: Los elementos del delito
respectiva situación deí delito doloso (al respecto, § 5, n.° m. 9 ss.), falta
8 Excepcionalmente, el legislador exige una forma cualificada de conducta el injusto del delito imprudente consumado; respecto de las consecuencias,
imprudente en algunos tipos de la ley, la conducta temeraria-, p. ej. en
ínfra no m. 28 ss.
los § 239 a, ap. 3, § 251, § 311, ap. 3., § 316 c, ap. 3.
bien Jurídico, deber que se extrae del tipo legal respectivo, y el deber
de cuidado no se encuentran aisladamente uno al lado del otro, como
si fueran dos deberes diferentes. El riesgo permitido, dentro de cuyo 5. Acerca de la discusión
marco pueden crearse o incrementarse peligros para bienes jurídicos
ajenos, penalmente protegidos, por regla general se concrettea mediante 15 La concepción tradicional se basa en la teoría objetiva del injusto,462 otro-
normas especiales de cuidado —p. ej., el límite de velocidad, la obliga- ra dominante, que, en abreviada fórmula, asigna los presupuestos objetivos
ción de encender las luces, el deber de reducir determinados riesgos del delito al injusto y los subjetivos a la culpabilidad; al respecto, cfr. § 7,
mediante una desinfección, etc.—. Bajo este aspecto, el deber de evitar n.° m. 48 ss. Sin embargo, en contra del punto de vista de la concepción
un resultado determinado (violación del deber de evitar) se presenta tradicional, con esta concesión a favor de la teoría objetiva del injusto no
como violación del deber de cuidado, porque et autor no ha aplicado el se gana nada en seguridad Jurídica.
cuidado del que era capaz y que el ordenamiento Jurídico le exigía para 14 La orientación del deber de evitar la puesta en peligro de bienes Jurí-
evitar el resultado. Con ello, el deber de evitar el resultado y el deber dicos ajenos según un parámetro general, modifica la estructura del deli-
de cuidado no son dos elementos autónomos de la imprudencia, sino to imprudente, respecto de la del doloso mucho más allá de lo que impo-
que, antes bien, el deber de cuidado concretiza la medida del cuidado ne la diferencia en la imputación subjetiva. En el marco del delito doloso,
que debe aplicarse para cumplir con el deber de evitar el resultado.460 el deber de evitar se refiere a las posibilidades de acción que tiene el
Si el autor actúa objetivamente conforme al deber, porque se dan los
presupuestos de una causa de justificación, entonces, al igual que en la
461. Cfr. OLG Karlsruhe, NStZ-RR, 2000, p. l4l, 142; Gropp, ÁT, § 12, no m. 15 ss,; Herzberg,
Jura, 1984, p. 406 ss.; Hírsch, ZStW, t. 94 (1982), p. 266 ss.; ídem, Lampe-FS, p. 525 ss,; Jescheck/
459. Al respecto, BGHSt, t. 20, p. 323 s.; t. 33, p. 67; OLG Nürnberg, NStZ, 1986, p- 556; Arzt, Weígend, AT, §§ 54 I 3, § 55 12 b; Kaminski, Der objektive Mafístab iaa Tatbestand des
Schróder-GedS, p. 119 ss.; Jakobs, AT, 9/24; Maiwald, GA, 1974, p, 257 ss.; Schroeder, LK, § l6, Fahrlassigkeitsdelikts, 1992, p. 135 ss.; Armin Kaufmann, Welzel-FS, p. 404 ss.; Kratzscb, OehIer-FS,
n.° m. 123; Tenckhoff, ZStW, t. 88 (1976), p. 897 ss., 911; Wegscbelder, ZS£'W, t. 98 (1986), p. ¿24 p. 66; Krey, AT 2, n.a m. 533; Schmidhauser, Schaffstein-FS, p. 141 ss,; Schroeder, LK> § l6,
ss., 649 ss. Considera determinante el menosprecio de un lelemento de motivación esperiakneníe n.° m. 144 ss.; Schünemann, SchaffsteÍn-FS, p. 159 ss.; Wessels/Beiilke, AT, n.a m. 667 ss.
importante»: Ditttge, MK, § 15, n.° m. 189. 462. Al respecto, Senzikowski, Restriktíver Taterbegriff und fahrlassige BeteUigung, 1997,
460. AI respecto, con mayor detalle, Duttge, GA, 2003, p. 461; Ídem, MK, § 15, n.° m. 87, 110
p. 211 ss., 244 ss.
ss.;'Ídem, Kohlmann-FS, p. 33 ss.; Otto, Schlüchter-GedS, p. 91.
295
294
El delito imprudente § 10
§ 10 Segunda parte: Las elementos del delito
con ello, en la solución práctica de casos realiza una individuaüzación encubierta. Por
autor individual para evitar el resultado injusto. La posibilidad Índividi su parte, la jurisprudencia üega a la misma conclusión cuando afirma que una persona
de dominar el acontecer determina aquí los límites del deber —tal como cuidadosa que se maneja en un determinado círculo profesional o de tráfico utiliza, obvía-
se expuso supra—. Sin embargo, este deber es general, porque exige lo mente, el conocimiento que le es personalmente accesible en pos de reconocer peligros:
«La medida del cuidado se determina objetivamente según las circunstancias, y subjetiva-
mismo de todo destinatario de la norma, a saber, que agote concien^u.
mente según los conocimientos y capacidades personales de la persona».™-3 A la luz del
damente las posibilidades de acción que le son propias para evitar un deber de cuidado determinado individualmente, este enunciado es correcto. Por eso, gene-
determinado resultado. En el delito imprudente, la doctrina dominante ralmente se sobrevalora el significado práctico de la discusión teórica..'
466
reemplaza a este destinatario de la norma, quien deja de ser el autor
mdividual para convertirse en «la persona razonable y prudente en ^
situación concreta del autor», con cuyo parámetro se mide al autor indi- 4. La relación entre la violación del deber de evitar y el
vidual. Empero, con ello no se garantiza la vigencia general de la norma
resultado
-tal como lo pretende la opinión dominante—, sino que se dice que el
destinatario de la norma del delito imprudente no es una persona indi- El resultado tiene que ser la realización de un riesgo creado o incremen-
17
vidual, sino una figura artificial. No obstante, la referencia a esta figura tado de manera contraria al deber o, en el caso del delito de omisión,
;1 ciudadano medio razonable y prudente, entre otras— no es aconse- de un riesgo que, de manera contraría al deber, no ha sido evitado o
Jable ni deseable. Antes bien, recarga la aplicación del Derecho con con- disminuido. Esta relación necesaria entre resultado y violación del deber
sideraciones ajenas al autor. Por lo tanto, el punto de referencia relevan- se da cuando el autor viola, mediante la conducta que realiza el resultado,
te para la cuestión de si el autor se ha comportado de manera contraria un deber Jurídico dirigido a la evitación de tal resultado.
al deber lo representan aquí las posibilidades de acción individuales. La Además de la realización del riesgo en el resiUtado, en el delito de
18
previsibilidad individual del resultado y la capacidad individual de cumplir omisión debe probarse que el autor ha violado el deber jurídico de evi-
con el deber de cuidado constituyen —junto al resultado— el injusto del tar o dismimtir el riesgo y, en el delito de comisión, que el autor ha
delito unprudente de resultado.463
creado o incrementado el riesgo para el bien Jurídico protegido más allá
15 Por lo tanto, si el autor dispone de posibüidades o de un saber que de la medida permitida. A este respecto, solo es relevante determinar si
no son característicos del hombre común (conocimientos especiales), se ha creado o incrementado, más allá de la medida permitida, el riesgo
entonces tiene el deber de utilizarlos para disminuir el resultado. P. ej.,
propio de la acción típica concreta para el bien jii,rídico protegido. Si
el empleador que, sobre la base de una investigación que ha hecho, eüo es probado, resulta irrelevante la posibilidad hipotética de que el
reconoce que el empleo de determinadas substancias es cancerígeno para mismo resultado se habría producido con otro comportamieafco conforme
sus empleados, tiene la obligación de tomar medidas de protección de al deber.467
manera inmediata, y no solo cuando se difunda en general ese conoci-
miento especial.
a) Conducta alternativa conforme a Derecho
16 La diferencia teóricamente importante entre la violación general y la individual del deber
de cuidado no ha tenido incidencia en las decisiones de la jurisprudencia de los últimos 19 Si es seguro que, en una situación de acción idéntica, la conducta con-
años. Etto se debe a que incluso la doctrina dommante toma en consideración, para deter- forme al deber también habría producido la misma lesión del bien jurídi-
minar si el riesgo es objetivamente reconocible, «el especial conocimiento causal del autor*46^
co que la conducta contraria al deber (caso de la llamada conducta alter-
nativa conforme a Derecho), entonces el resultado no tiene ñindamento
en la conducta contraria al deber, pues se constata que esta no ha Íncre-
463. En el mismo sentido, BayObLG, NJWr, 1998, p. 3580, con comentario de Otto, JK 99,
SíGB § 15/6; Dlíttge, Zur Bestímmtheit des Handlungsunwerts von Fahrlássigkeitsdeiikten, 2001,
p. 310 ss.; Ídem, Í/SS., § 15, n.D m. 94 ss.; Castaldo, GA, 1993, p. 496 ss.; Freimd, AT, § 5,
n.Q m. 14 ss., 29; Góssel, Bengl-FS, p. 35 ss.; Gropp, AT, § 12, n." m. 82 ss.; Jakobs, Studien zum
fahrlássigen Erfolgsdelikt, 1972, p. 64 ss.; ídem, AT, 9/5 ss.; Kindháuser, ZStW, t. 96 (1984), 4¿5. OLG Düsseldorf, NJW, 1991, p. 1123; cfr. también BGH, NSt2, 2001, p. 478; al respecto,
p. 19; Sauer, Die Fahrlassigkeitsdogmatik der Strafrechtslehre und der Strafrechtsprechung, 2003,
también Duttge, GA, 2003, p. 463 s.
p. 97 ss.; Stratenwerth, Jescheck-FS, t. 1, p. 285 ss.; Síruensee, JZ, 1987, p. 58 ss. En la teoría
466. Cfr. también Roxin, AT I, § 24, n.° m. 49 ss.
del injusto no tiene ningún fundamento la exigencia de un parámetro diferenciado, a saber, el
467. Al respecto, en detalle, Jordán, GA, 1997, p. 361 ss,; Kiiper, Lackner-FS, p. 247 ss.;
de individualizar hacia arriba y generalizar hacia abajo, al respecto cfr. Herzberg, Jura, 1984,
Niewenhuís, Gefahr und GefahrverwirJklÍchung im Verkefarsstrafrecht, 1984, p. 7 ss.; Puppe, ZStW,
p. 409 s.: Kretschmer, Jura, 2000, p. 272; Roxin, AT, § 24, n.Q m. 50 ss.; Sch/Scb/Stemberg-Lieben,
t. 99 (1987), p. 599 ss,; SchÍücbter, JA, 1984, p. 673 ss, Además, cfr. la bibliografía y jurisprudencia
§ 15, n.D m. 133.
referida infra para las constelaciones de problemas particulares.
464. Al respecto, Dutíge, MK, § 15, n.a m. 97; fesheds/Wsigend, AT, § 55 I 2b.
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El delito Imprudente § 10
§ 10 Segunda parte: tos elementos del delito
BayObLG, VRS, t. 87 (1994), p. 121; A estaba conduciendo de noche por una autopista a
24 Si la prueba de que el autor, mediante la infracción de la distancia mínima
aprox. 160 km/h, a pesar de que su estado de ebriedad (1,39 %o) lo incapacitaba para con-
ducir. En razón de un error de un conductor que circulaba a su lado casi a la misma velo-
de seguridad, ha superado el riesgo permitido bastase para imputarle el
cidad, se produjo un accidente en el que murió M. Según la investigación posterior, a una resultado como realización de un riesgo prohibido, entonces en tales cons-
velocidad de l60 km/h A tampoco habría podido evitar el accidente ni aun estando sobrio, telaciones se üegaría, con los seguidores de la teoría del incremento del
pero probablemente sí lo habría evitado si hubiera conducido a 130 km/h. riesgo, a la conclusión de la imputación del resultado.473 Pero, con eüo,
El BayObLG resolvió: El homicidio de M debe imputársele a A como hecho ant¡]urídico.'
en vista del bien jurídico protegido, sigue siendo dudosa la razón para
penar la creación o el incremento de un riesgo más allá de la medida
permitida. Solo existe la posibilidad de que el riego abstracto creado por
el autor se haya tornado en un riesgo concreto. Empero, no se produce la
prueba de que el riesgo abstracto se ha transformado en uno concreto.
468. Cfr. también Duttge, MK, § 15, n.° m. 159. De otra opinión en las conclusiones, SpencÍel,
JuS, 1964, p. 14 ss.; con diferencias en determinados grupos de casos; Krümpelmann, Jescheck-FS,
t. 1, p. 331; Ranft, NJW, 1984, p. 1429.
469. Cfr. BGHSt, t. 33, p. 6l, 64, con comentarios de Ebert, JR, 1985, p. 356 ss., Otto, JK, StGB
§ 230/2, Pnppe, J2, 1985, p. 295 ss., Streng, NJW, 1985, p. 2809; Dttttge, MK, § 15, no m. l65; Aithii.r
472. Cfr., en este sentido, Freund, JuS, 1990, p. 215; Ktihl, AT, § 17, n.a m. 63; Otto, Schlüchter-
Kanfinann, Jescheck-FS, t. 1, p. 279 s.; Kuhl, AT, § 17, n.° m. 62; R. Peters, JR, 1992, p, 50 ss.
GedS, p. 86; Puppe, ZSfcW, t. 99 (1987), p. 607; ídem, NStZ, 1997, p. 389 ss.; Soxin, AT I, § 11,
470. Al respecto, en el mismo sentido, BGH, VSS, t. 21, p. 541 ss,; BGHSt, t. 21, p, 61; OLG
n." m. 87.
Frankfurt, JR, 1994, p. 77, 78 con comentario de Lampe, p. 79 ss.; OLG Düsseldorf, VES, t. 88
473. Cfr,, p, ej., BurgstalÍer, Das Fahrlassigkeítsdelikt im Steafrecht 1974, p. 135 ss,; feschecf^/
(1995), p. 268; Jescheck/Weigend, AT, § 55 II 2; Otto, SchIüchter-GedS, p. 86 ss., 96 s,; RoxÍn, ZStW,
Weigend, AT, § 55 U 2 b; JÍtí&fo, GA> 1987, p. 75; ^ó6/CT-, AT, p. 197 ss.; Lachter/Kühl, § 15, n.a m. 44;
t. 74 (1962), p. 411 ss.; Scblüchtei-, JA, 1984, p. 675; Sch/Scb/Sterntjerg-Lieben, § 15, n.0 m. l6l ss.;
Puppe, AT I, § 3, n.° m. 44; Rudolphi, SK I, previo al § 1, n.° m. 65 ss.; JRoxm, ZStW, t. 74 (1962),
Schroeder, LK, § 16, n.° m. 199; Wessels/Beulke, AT, n.° m, 679.
p. 411 ss.; ídem, AT í, § 11, n.Q m. 77; Schaffstein, Honig-FS, p. 171 s.; Schünemann, GA, 1985,
471. Cfr., en este sentido, BGHSt, t. 24, p. 31; OLG Celle, MDR, 1969, p. 158; OLG Koblenz,
P. 354 s.; Ídem, StV, 1985, p. 230; Stratenwerth, Gallas-FS, p. 227 ss.; Volk, GA, 1976, p-170 s.
DAR, 1974, p. 25.
298 299
El delito imprudente §10
§ 10 Segunda parte: Los elementos del delito
Por lo tanto, con los seguidores de la teoría de la evitabilidad,474 la mipu- d) Conducta antíjurídica de un tercero
tación. del resultado debe rechazarse consecuentemente.475
£1 hecho de que el resultado producido por el autor de manera contraría
La discusión acerca de las diferentes soluciones posibles del caso
al deber habría sido realizado por un tercero antijurídicamente si el autor
demuestra que la de la llamada teoría del incremento del riesgo resulta
no hubiera actuado, no exonera a este último. Que un tercero amenace
ser una solución aislada para un caso concreto que se desvincula de las
de manera contraria al deber un bien jurídico no legítima que uno mismo
máximas de la teoría del incremento del riesgo sostenidas aquí —cfr. § 6,
amenace ese bien jurídico.477
tí.0 xn. 43 ss.—. Pues esta teoría exige, para imputar un resultado, la
creación o el incremento de un riesgo concreto que se haya realizado en Ejemplo: El capataz V abre la válvula de un compresor sin asegurarse previamente de que
el resultado. no hubiera peligro para ¡os obreros. Esto le provoca heridas graves a A. Si V no hubiera
abierto la válvula, W, que se encontraba a su lado, lo habría hecho del mismo modo, sin
asegurarse de que no hubiera peligro.
c) Otro curso del acontecer ünagmable
Solución; V es responsable por lesiones.
474. Cfr., p. e|., BGHSt, t. 11, p. 1; t. 21, p. 59; t. 24, p. 31; t. 33, p. 6l; Baumann/Weber/
477. AI respecto, con mayor detalle, BGHSt, t. 30, p. 228 ss.; Burgstaller, Moos-FS, p. 55 $s.,
Mítsch, AT, § 22, n.° m. 50; Duttge, MK, § 15, n° m, 178; EbeH, AT, p. 51; Freund, AT, § 5, n.° m. 81
67; Dutíge, MK, § 15, n.° m. l62; Puppe, AT I, § 2, n.0 m. 58 ss, Al respecto, en este sentido, Schatz,
ss.; Friscb, Tatbestandsmaíiiges Verhalten uad Zurechnung des Erfolgs, 1988, p. 529 ss.; Gropp, AT,
NStZ, 2003, p. 582 ss.
§ 12, n.D m. 54; Hirsch, Lampe-FS, p. 531 s.; Kindhauser, GA, 1994, p. 219 ss.; Krey, AT 2,
478. Cfr., en detalle, OLG Stuttgart, VES, t. 87 (1994), p, 336; Bockelmann/Volk, AT, § 20 B I
n.° m. 548; Schlüchter, JuS, 1977, p. 108; Schroeder, LK, § l6, n.° m. 191 ss.; UÍsenheimer, JZ, 1969,
5; Bwgstaller, Fahrlassigkeitsdelikt, p. 96; Jescheck/W^eigend, AT, §55 11 2 b bb; Kiibl, AT, § 17,
p. 364 ss.; Wessels/Beitlke, AT, n.° m. 6?6 ss.
n.° m. 68 ss.; KrümpeÍmann, Bockelmann-FS, p. 447 s.; Maurach/Gossel/Zipf, AT 2, § 43, n.° m. 92
475. Al respecto, con mayor detalle, Otto, SchIüchter-GedS, p. 87 s., 96.
ss.; Roxin, Honig-FS, p. 140 ss.; Ídem, AT I, § 11, n.° m. 68 ss.; Rudolphi, JuS, 1969, p. 549 ss.; Sch/
476. Al respecto, en este sentido, RGSt, t. 63, p. 214: BGH, NJW, 2004, p. 238; Burgstaller,
Sch/Stemberg-Lieben, § 15, n.° m. 173 ss.; ScÍfÍineniann, GA, 1985, p. 358 ss.; Ulswbeimer, J2, 1969,
Fahrlassígkeitsdelikt, p. 139 ss.; Jsscheck/Weigend, AT, § 55 II 2 b aa; Lackizer/Kühl, § 15, n." m. 41
p. 368 s. Respecto de los límites de la argumentación del fin de protección de la norma; Frísch,
ss.; Maitrach/Góssel/Zipf, AT 2, § 43, n.Q m. 106 ss. Ranft, NJW, 1984, p. 1426 ss.; Roxin, ZSfW, t.
Tatbestandsmafiiges Verhalten und Zurechnung des Erfolges, 1988, p. 80 ss.; Ídem, NStZ, 1992, p. 5;
74 (1962), p. 430 ss.; Rudolphi, JuS, 1969, p. 554; Schajfstein, Honig-FS, p. 171 ss.; Schünemann,
Otto, Schlüchter-GedS, p. 83 s. Críticos de toda esta construcción: NamÍas, Díe Zurechnung von
JA, 1975, p. 647 ss. De otra opinión, Samson, Hypothetische Kausalverlaufe im Strafrecht, 1972,
Polgescháden im Stoafrecht, 1993, p. 85 ss.; Puppe, Jura, 1997, p. 624 ss.; Schmidhauser, AT, 9/40.
p. 42 ss.; Ulsenheimer^ J2, 1969, p. 364 ss.
300 301
El delito imprudente § 10
§ 10 Segunda parte: ios elementos del delito
simüar. Sí A hubiera asentado correctamente la causa de muerte —que era reconocible—. ¡^ ciencia potencial de la antijuridicidad, que es vista como mero elemento
fuente de peligro se habría eliminado. de la culpabilidad.481
302 303
El delito imprudente § 10
§ 10 Segunda parte: ios elementos del delito
(2.) Antijuridicidad
(1.) Tipicidad
33 Examen previo
Alternativa 3; Kespecto del resultado, la posibilidad de evitación, el riesgo y su realización,
cfr. la alternativa 1. No puede producirse la prueba de que 2 ha creado, mediante su con-
a) ¿Hubo aacción» en el sentido del Derecho penal?
ducta contraria al deber, un riesgo para la vida de W más allá de la medida penniüda. Esta
circunstancia debe serle probada al autor.
b) ¿Se trata de un actuar positivo o de una omisión?
305
304
El delito imprudente § 10
§ 10 Segunda parte: los elementos del delito
Alternativa 6: Se ha determinado que 2, según sus capacidades, poárfa haber evitado el A se encontró una noche con un grupo de compatriotas que estaban en el medio de una
resultado si hacía un esfuerzo. Solo debe valorarse su conducta contraria al deber. Frente a violenta pelea, Gracias a la mediación de A, la mayoría abandonó el lugar pacíficamente,
ello, la cuestión acerca de qué conducta podría haber realizado otra persona en la situación Solo B, C y D se volvieron contra A. C, que tenia un destornillador en la mano, exclamó;
de Z es indiferente. «¡Ahora correrá sangre!». A tomó una pistola que por casualidad tenía consigo y disparó al
aire dos tiros de advertencia. No obstante, esto no impresionó a B, C y D, quienes conti-
nuaron acercándose a A.
Preguntas de repaso
Sin prisa, A bajó la pistola y quiso disparar un par de ÉÍTOS al piso, a los pies áe los agre-
35 1. ¿Qué es lo importante en la imputación objetiva del resultado imprudente y qué en la sores. En contra de su intención, no todos los disparos ñieron a dar al piso,
imputación subjetiva? Al respecto, n.Q m. 2 ss.
Uno de ellos se produjo rruentras A bajaba el arma y esta se haUaba casi en posición hori-
2. ¿Cómo se define ta conducta temeraria? Al respecto, n,° m. 8 ss. zontal. Ese disparo alcanzó a C en la arteria carótida y lo hirió tan gravemente que, en el
transcurso del día, murió a causa áe hemorragias internas.
3. Según la opinión dominante, ¿la infracción al deber de cuidado en el marco del delito
imprudente es un elemento del injusto o de la culpabilidad? Al respecto, n.° m. 11 ss. ¿Es punible la conducta de A?
4. ¿Debe imputarse el resultado al autor que infringe el deber de cuidado si se constata que Esbozo de solución
una conducta conforme al deber habría producido el mismo menoscabo del bien Jurídico?
Al respecto, n.ü m. 19 ss. Punibilidad de A
5. ¿Qué sucede cuando no puede determinarse si la conducta contraria al deber ha incre- I. Portación ele una pistola
mentado el riesgo de un menoscabo del bien jurídico? AI respecto, n.° m. 23 s.
En caso de que A no tuviera una autorización del § 35 WaffenG, se aplica el § 53 III 1 5
6. Si se determina que la conducta contraria al deber ha elevado el riesgo de menoscabo de la misma ley.
del bien Jurídico, ¿exonera al autor la posibilidad de que el resultado también podría haber-
se producido con una conducta conforme al deber? Al respecto, n.Q m. 25. II. Los disparos de advertencia
7. ¿Cuál es el problema al que se alude con la fórmula del fin de protección de la norma? 1. Coacción (§ 240): no está consumada.
Al respecto, n.° m. 27.
2. Se da una tentativa de coacción, pero Justificada por legítima defensa (§ 32).
8. ¿Qué importancia tiene el elemento subjetivo de Justificación en la estructura del delito
III. Lesión cíe C
imprudente? AI respecto, n,° m. 28 s.
9. ¿A qué requisito del delito imprudente equivale la consciencia del injusto del delito dolo-
1, Homicidio (§ 212)
so? AI respecto, n.° m. 30,
a) Se produjo un resultado —la muerte de C—.
10. Ubique en el orden adecuado de examinación los siguientes pasos que deben llevarse
b) El disparo ñie accesible a la dominabilidad de la voluntad de A.
a cabo en el anáÜsis de un delito de resultado imprudente.
(4) Posibilidad efecüva del autor de dominar la conducta que se le reprocha. El tipo del § 212 no está completo.
307
306
§ 10 Segunda parte: los eiementos del delito
dd) La voluntad de defensa es problemática, porque el tiro se disparó sin querer. Objetivos de estudio: Panorama de la estructura de un delito compuesto
482. Al respecto, cfr. Geilen, Welzel-FS, p. 655 ss.; Hardwig, GA, 1965, p. 97 ss,; Hirsch, GA,
1972, p. 71; Kindháuser, StGB, § 18, n.° m. 1; Küpper, Der ,,unmittelbare" Zusammeíihang zwischen
Gnmddelikt und schwerer Folge beutí erfolgsqualifírierten DeHkt, 1982, p. 35 ss., 79; Oebler, ZStW,
t 69 (1957), p. 513; Paeffgen,^, 1989, P. 220 ss.; Schroeder, LK, § 18, n.° m. 34; Sowada, Jura, 1994,
p. 6^-,'üísenheimer, GA,'1966, p. 257; Wolter, JuS, 1981, p. 168 ss. En detalle respecto del desairoUo
histórico: Rengier, Erfolgsqualifizierte Delikte und verwandte Erschemungsformen, 1986, p. 13 ss.
309
308
§ 11 Segunda parte: Los elementos del delito El delito cualificado por el resultado § 11
Algunos tipos penales contíeneíi, como presupuesto especial, la ligrosidad específica de la conducta del hecho e intenta destacar la
ción de un riesgo concreto, p. ej. el § 250, ap. 1, n.° 1 c, ap. 2, n.0 3~b~ relación necesaria entre ese peligro y el resultado como elemento consü-
el § 306 b ap. 2 n.° 1, el § 330, ap. 2, n.° 1. Sin embargo, no se trata de tutívo de la responsabilidad.
delitos cualificados por el resultado en el sentido del § 18. La "cotisecuenl
bb) Al comienzo, la jurisprudencia intentó restringir la aplicación del tipo
cia especial» del § 18 solo puede ser entendida como un daño, no como
cualificado por el resultado con la exigencia de la inmediatez: entre la
una puesta en peligro.483
realización del tipo básico y la consecuencia especial.485
b) Con relación ai resultado especial, se exige que sea aal menos impm.
Sin embargo, esta diferenciación es poco convmcente: la víctima de lesiones cae y muere a
dente» (§ 18). Algunos tipos penales restringen el ámbito del § 18 con ¿ causa de la caída (OGHSt, t. 2, p. 335: el resultado no es cualificado; pero, de otra opinión:
exigencia expresa de que el resultado haya sido causado al menos con BGH, en Daüinger, MDR, 1954, p. 150). Al huir, la víctima cae bajo un tren (BGH, en Pfeif-
temeridad, como, p. ej., el § 178, § 239 a, ap. 3, § 251. Con eUo, el legisl fer/MauI/Schulte, § 178, comentario 2: el resultado es cualificado). Para evitar más golpes,
la víctima huye saltando por la ventana y muere (BGH, NJW, 1971, p, 152: el resultado no
lador ha puesto en claro que la causación dolosa de un resultado también
es cuaUficado).
cumple estos tipos penales.
La doctrina y la Jurisprudencia coinciden desde hace tiempo en el esfuer- 10 bb) Sobre la base de esta concepción puede explicarse de manera con-
zo por restringir la aplicación de los tipos cualificados por el resultado. secuente la problemática de los delitos cuaUficados por el resultado. La
esencia del delito cualificado por el resultado es la vinculación con la
a) Esta restricción se logra con un alcance considerable cuando, COR acción del hecho, pues el resultado solo puede dominarse a través de la
sujeción estricta al texto del § 18 ("consecuencia especial del hecho»), el acción que conduce a él, y los riesgos realizados en el resultado están
resultado del hecho del delito básico es tomado como punto de contac- ínsítos en la acción dirigida al resultado. Por lo tanto, la ñinción de
to para la consecuencia especial, de tal manera que esta última tiene advertencia parte ya de la base de la acción del hecho peligrosa y no es
que haberse desarrollado básicamente a partir del resultado del delito posible hacer diferencias entre los distintos riesgos de esa acción —ries-
básico.484 go por instrumento peligroso (un garrote), circunstancias especiales del
entorno (la víctima está sentada en la baranda del balcón de un cuarto
La relación en este sentido se da, p. e|., cuando una lesión dolosa conduce finalmente a
una larga enfermedad (§ 226) o a la muerte del afectado (§ 227), pero no cuando una piso), reacción defensiva de la víctima (la víctima salta hacia atrás y cae
persona que ha sido golpeada dolosamente cae desafortunadamente y se lesiona de mane- bajo un automóvü)—.
ra mortal. 11 Por ello, la limitación necesaria de la responsabilidad tampoco puede
concebirse mediante el requisito de la <dnmediatez" de la relación entre
b) Para la opinión contraria, la restricción a la peligrosidad específica del
delito bá5Íco y consecuencia grave, pues aquí no se trata de la exclusión
resultado del delito básico es demasiado estrecha como ñindamento de
de todas las acciones de terceros o de la víctima que, dado el caso, eran
la responsabilidad. La opinión contraria toma como punto de contacto la
relevantes para el resultado, sino solo de Ía exclusión de aquellas accio-
nes de la víctima o de terceres que interrumpen la relación de imputación.
Pero, con ello, se plantea la cuestión de la exclusión de responsabilidad
De otra opinión, Gossel, Lange-FS, p. 234; Maiwald, GA, 1974, p. 266; Sch-ubarth, ZStW, t. 85
(1973), p. 775; Lwenzen, Zur Rechtsnatur und verfassungsrechtlichen Problematik der erfolgsqua-
lifízierten Delikte, 1981, p. 89 ss, (derogación total de legeferenda de los delitos cualificados por
el resultado).
483. En este senüdo, BGHSt, t. 26, p. 176, 181; t. 26, p. 244, 245 s.; Hwdtting, Versuch und 485. Cfr. RGSt, t. 44, p. 139; BGHSt, t. 14, p. 112;t. 19, p. 387; t. 24, p. 213; BGH, en Dallinger,
Rücktritt bei den Teilvorsatzdelikten des § 11 Abs. 2 StGB, 2002, p. 2 s.; Ídem, MK, § 18, n.Q m. 11 MDR, 1976, p, 16; BGH, MDR, 1982, p. 1034; al respecto, en detalle, Sowacia, Jura, 1994, p. 646 ss.
s,; Jakobs, AT, 9/30; Kmdbñuser, StGB, § 18, n." m. 8; Paeffgw, NK, § 18, n.° m. 9; Roxin, AT I, 486. Cfr. BGH, NJW, 1986, p. 438, con comentarios de Geppert, JK, StGB, § 239 a/1, Küpper,
§ 10, n.° m. 119; Ruílolphi, SK I, § 18, n.0 m. 2; Schroeder, IK, § 18, n.n m. 8; Tróndle/Fischer, § 18, NStZ, 1986, p. 117; BGHSt, t. 31, p. 96, 98; t. 33, p. 322, 323; BGH, SíV, 1998, p. 203, con
n.Q m, 2 a, De otra opinión, Góssel, Lange-FS, p. 221. comentario de Otto, JK 98, StGB § 226 antigua redacción /8; BGHSt, t. 48, p. 34, 37 ss., con
4.84. Así, p. ej., Hírsch, Oehler-FS, p. 112 ss.; Kupper, Zusammenhang, p. 14 ss., 85 ss-, 119 comentarios de Hardtwig, NSt2, 2003, p. 261 ss., Kiihl, JZ, 2003, p. 637 ss., Laue, JuS, 2003, p. 743
ss.; ídem, ZStW, t. 111 (1999), p. 795. ss., Puppe, JR, 2003, p. 123 ss., Sowada-, Jura, 2003, p. 549 ss.
310 311
El delito cualificado por el resultado §11
§11 Segii-ndci, parte: Los elementos dsl delito
Ejemplo 3: A golpea a B, quien intenta escaparse para evitar más golpes arrojándose por
la ventana. Esto le produce la muerte: se áa la relación. v
Siií
Ejemplo 4: La víctima de una violación se suicida por el pesar de lo sucedido: interrupción
de la relación de imputación.
Ejemplo 5: Luego de sufrir lesiones, la víctima está tan preocupada pensando en e] hecho
que, al cruzar una caüe, es atropeüada por un automóvil: no se da la relación, pues no es
previsible.
487. En este sentido, cfr. Wolter, GA, 1984, p. 449. Atiende a la temeridad de Ja puesta en
peligro de la víctima: Paeffgen, NK, § 18, n.° m. 44 s. En contra de una limitación específica de
los resultados causados por el upo básico: Altenhain^ GA, 1996, p, 34.
488. En este sentido, Wolter, JuS, 1981, p. 170 s. De otra opinión, BGHSt, t. 14, p. 110; SGH,
en Dallinger, MDR, 1975, p. 196; Rengief; ErfolgsquaUfízíerte DeUkte, p. 214 ss., con otras referencias
bibtíográñcas,
489. BGHSt, t. 24, p. 213.
490. En el mismo sentido, respecto de reacciones de pánico, BGH, JNJW, 1992, p. 1708. Todavía
de otra opinión, BGH, NJV, 1971, p, 152. Respecto de la discrepancia entre estos fallos, cfr. Pitppe,
AT I, § 10, n." m. 17 ss.
491. Respecto de la interpretación del § 227, cfr.: KlÍhl, BGH-FG, p. 254, con referencias
bibiiográficas; un análisis detaÜado de los delitos en concreto se haüa en fíardtung, Versuch, p. 48 ss.
313
312
CAPÍTULO SEGUNDO
La culpabilidad
§ 12: EL CONCEPTO DE
CULPABILIDAD
4.92, Un breve panorama informatívo sobre la historia del concepto de culpabilidad se halla
en H. Mayer, Strafrecht, AT, 1953, p. 211 ss. Detalladamente acerca del surgimiento de las
circunstancias que rodearon al concepto de culpabUÍdad y acerca de su significación en la estructura
del delito, Moos, Der Verbrechensbegriff in Ósterreich im 18. und 19. Jahrhundert,. 1968; Achenbacb,
Historische und dogmatísche Grundlagen der strafTechtssystemaüschen Schuldlehre, 1974.
317
§ 12 Segunda porte: Los elementos del delito El concepto de culpabilidad § 12
<1IL?" Mayer) ° asy ^an adecuación ideológica. (.Acbenbach). rJ comunidad jurídica a la individualidad del autor. En cambio, con relación
cuestión de la culpabilidad se hizo más precisa, refiriéndose a si eÍ'a¡,il5l a sus capacidades psíquicas individuales, un parámetro general ha de
tenía la .culpa» del hecho que había cometido. La culpabilidad ñie'e^ur5 ofrecer un mayor grado de seguridad jurídica. Por lo tanto, en el ámbi-
dida como abuso de la libertad de voluntad. Sobre esta base, p. ej.¿¿n^'| to del injusto se finge que toda persona tiene libertad y razón, es decir,
desarrolló su teoría de la culpabilidad. --- ~~-, ^. ^. ^rwing^ toda persona dispone de la capacidad de comprender el injusto del
hecho y de actuar con arreglo a esa comprensión. La. falta de esas capa-
cidades se corrige en el juicio de cnlpabiUdad del caso concreto, de
II. DIFERENCIACIÓN ENTRE ANTIJURIDICIDAD manera que la pena de ningún modo dependa de una ficción —en últi-
Y CULPABILIDAD ma instancia, inhumana—.
El hecho de que, de este modo, el deber vaya más allá del poder
-en lo atinante a la constatación del injusto—, efectivamente aporta una
1. Fundamentos de la diferenciación entre injusto
cierta ganancia en seguridad jurídica. Para cada miembro de ía comunidad
y culpabüidad
jurídica es importante ya la circunstancia de que los mandatos y las pro-
hibiciones del ordenamiento Jurídico sean cumplidos. Ahora bien, si una
Si, en la situación concreta, la norma obliga al autor a cumplir con la
persona no es capaz, por medio de su entendimiento, de cumplir la
pretensión normativa entonces se presupone que el autor es capaz de
conducta exigida, de todos modos se gana en seguridad jurídica ya con
comprender las posibilidades fácticas de realizar esa pretensión normativa"
que la cumpla de cualquier otra manera, así sea solo en razón de imitar
al igual que se presupone que es capaz de comprender que la norma.es
a los demás.493
correcta. Solo el presupuesto de la libertad y la razón del autor hace
posible interpretar la norma como norma obligatoria. Una teoría del injus-
to que renuncie a la relación entre, por un lado, libertad y razón del autor b) Motivos sistemáticos
y, por el otro, la obligación expresada en la norma, es sostenible como
aa) Aun cuando el juicio de antijuridicidad presupone mentalmente la
pura teoría de la seguridad jurídica, pero no como teoría personal del
capacidad de comprensión del autor y la capacidad de actuar con arre-
injusto. Tal teoría define ámbitos jurídicos cuyo menoscabo tiene como
glo a esa comprensión, ia medida de esas capacidades es Írrelevante para
consecuencia sanciones que se orientan a la peligrosidad del autor, pero
el juicio de antijuridicidad. No obstante, en el ámbito de la culpabilidad,
no a la posibilidad que este tuvo de realizar una conducta socialmente
la medida de la capacidad de comprensión y de la capacidad de actuar
adecuada. Es indiferente si, en la aplicación de esta teoría, el autor es
con arreglo a esa comprensión define la medida del reproche que se le
castigado como asocial o si es tratado como enfermo. Ya no se puede
formula al autor.
hablar de un vínculo personal que permita ver aún un ^nosotros/ en el
autor y la víctima. Al autor ya no se le habla como a un ser razonable. bb) No solo en la aplicación de medidas de corrección y seguridad, sino
El hecho de si, en consecuencia, se lo trata con desprecio como asocial
también en la figura de la ^participación» se presupone una simación de
o con compasión como enfermo, no hace una diferencia esencial, pues hecho que existe independientemente de la capacidad de comprensión
esta clasificación solo sirve para ocultar mecanismos de blindaje. del autor y de su capacidad de actuar con arreglo a esa comprensión.
Aun cuando el deber, la capacidad de comprensión y la capacidad de
acmar según esa comprensión forman, entonces, una unidad material en
la teoría personal del injusto, es posible y adecuado diferenciar entre c) Resumen
injusto y culpabilidad, por motivos socio-pedagógicos y sistemáticos.
En este marco, la diferenciación entre injusto y culpabilidad puede esbo-
zarse del siguiente modo: al examinar el tipo de injusto, se determina si
el autor se ha comportado de manera socialmente dañosa. El Juicio de
2. Argumentos a favor de la diferenciación entre injusto culpabilidad se dirige a determinar si el autor debe responder por la
y culpabilidad conducta socialmente dañosa porque tuvo la posibilidad de decidirse por
a) Motivos socio-pedagóg^cos
493. Según ello, en el examen de la aatijuridícidad se juzga el hecho bajo reglas de conducta
El tomar en consideración las capacidades físicas indívidti.ales de la por su función de parámetro, mientras que en el examen de la culpabüidad se imputa el hecho a
persona en la situación de deber parece ser la mayor concesión de la la libertad del autor; al respecto, Hruschka, Rechütheorie, 1991, p. 449 ss.
318 319
El concepto cié culpabilidad § 12
§ 12 Segunda porte: tos elementos del delito
320 321
§ 12 Segunda parte.' ios elementos del delito •'.
El concepto de culpabilidad § 12
tad absoluta (al respecto, cfr. sttpra § 1, n.E> m. 51 ss.). Puede faltar en el
autor de decidirse por una conducta conforme a Derecho, no a
actimd que la excede. caso concreto porque el autor, condicionado por una predisposición, no
comprender lo que es correcto, o no puede orientarse según esa
17 c) Sin embargo, la deficiencia básica de este planteamiento para defínii comprensión, si la tuviera. Pero en razón de que la responsabilidad está
la culpabüidad se debe a la identificación de la culpabilidad con la referida al injusto y, con ello, a la base de confianza de la comunidad
chabiüdad. La responsabilidad personal —y esto es culpabilidad en jurídica, siempre atañe también a la relación del particular con la sociedad.
sentido de; la terminología dominante— no es «reprochabilidad» ni La libertad puede faltar por motivos por los que 4os otros^> son respon-
reproche.500 La responsabilidad personal es tina determinada relación sables. La posición del particular respecto de la sociedad se configura de
entre el deber-ser y la conducta del atttor expresada en el hecho: «Pues manera recíproca. El particular siempre es como es porque ha crecido en
culpabilidad no consiste en que pueda formularse un reproche al culpable. una determinada sociedad. El mal que otros le han infligido a él es code-
sino que al revés, puede formulársele un reproche solo porque y solo terminante de su actitud social. Por lo tanto, la idea de la culpabÜidad
cuando él es culpable».501 individual siempre comprende, también, la «culpa de los otros». En con-
18 AI autor se le reprocha que no se ha comportado conforme a Derecho. secuencia, la ¡dea de la ^culpa de la sociedad» solo puede tener sentido
"que se ha decidido por el injusto a pesar de que podría haberse corn^ en un sistema que se base en la culpabilidad individual, es decir, en la
portado conforme a Derecho, que podría haberse decidido a favor del premisa lógica de la libertad de decisión de la persona.
Derecho».502 Por ello, la culpabilidad es la razón por la que se reprocha.
22 En esa medida, reconocer la libertad de decisión como fundamento del concepto de culpa-
Porque una persona se ha constituido en razón de una deficiencia (injus- bilidad implica una adhesión al máeterminismo, pero no en el sentido de qué la libertad
to) en la existencia de otra persona, se le reprocha ese injusto. Pero uno e5 vista como empíricamente demostrada. Antes bien, la cuestión de la prueba positiva de
se constituye en deficiencia en la existencia de otro por el hecho de no la libertad de voluntad es considerada irrelevante. Solo es vista como determinante la cues-
cumplir con el deber a pesar de haber podido hacerlo según las capaci- tión de si, dentro del ordenamiento Jurídico existente, es legítimo presuponer la libertad de
decisión en los casos en que no esté excluida según el conocimiento científico, como, p, ej.,
dades propias. Por eüo, uno es responsable también por la conducta
en el caso de la exclusión de la culpabilidad del § 20. Esta pregunta se responde afírmati-
antínormativa. Ello significa lo siguiente: la pena no es <cretribución de la vamente en vista de las premisas básicas de un ordenamiento jurídico y estatal libremente
culpabilidad», sino del injusto, pero solo dentro de los límites de la res- concebido, basado en el respeto de ¡a dignidad del particular; al respecto, cfr. ya supra § 1,
ponsabilidad personal. n.0 m. 51 ss.
322 323
El concepto de culpabilidad § 12
§ 12 SegimcÍa parte: ¿os elementos del delito
de otra manera, y resulta indiferente que al implicado se le reproche 508. Fundamental, Jakobs, Schuld und Pravention, 1976, p. 29 ss.; Ídem, Das Schuldpriiuip,
1993, p. 35. Por lo demás, cfr, Acbenbach, en: Schünemann (comp.), Grundfragen des modemen
haber menoscabado normas éticas o sociales.506
Strafrechtssystems, 1984, p. 135 ss.; yrisch, ZStW, t. 99 (1987), p. 386 ss., 780; Hafjke, GA, 1978,
El reproche personal por el incumplimiento del mandato normatí- p. 45; Hoyer, Sfccafrechtsdogmatik nach Amiin Kaufmann, 1996, p. 119 s.; Streng, ZStW, t. 101
vo tampoco es prescindible, pues, al fin y al cabo, es un eÍemento (1989), p. 286 ss.; Ídem, MK, § 20, n,° m. 23 ss.
constitutivo de la pena, entendida no solo como un mal, sino a la vez 509. Fríster, Schuldprinzip, Verbot der Verdachtssürafe und Unschuldsvermutung ais materielle
Grundprinzipíen des Straffechts, 1988, p. 17. Además, respecto de la discusión, cfr. Amehmg, J2,
1982 p. 620 ss.; Burkhardt, GA, 1976, p. 321 ss.; Góssel, JA, 1975, p. 322 s-; GríffeÍ, ZStW, t. 98
(1986), p. 28 ss.; Íelem, GA, 1989, p, 193 ss.; Ídem, MDR, 1991, p. 109 ss.; Het-zog, Pravenüon des
Unrechts oder Manifestatíon des Rechts, 1987, p. 38 ss,; Hirscb, ZStW, t. 106 (1994), p. 746;
504. Mcingakis, ZStW, t. 75 (19635, p. 519. Al respecto, Jescheck/Weigend, AT, § 39 III 2; Arthw
fescheck, JBI, 1998, p. tíl6 s.; Atthiir Kaufmann, Wassermann-FS, p. 889 $s.; ídem. Jura, 1986,
Kaítfmann, Jura, 1986, p. 227 s.; Maiwald, Lackner-FS, p. 164 ss.; Otto, GA, 1981, p. 486 s.;
p. 228 ss.; Kóhfer, AT, p- 371 s.; Krümpelmann, GA, 1983, p. 337 ss.; Lackner, Kleinknecht-FS,
Rudolphi, SK I, previo al § 19, n.Q m. 1; Sch/Sch/Lenckner, comentario previo a los §§ 13 ss.,
p. 245 ss.; Maiwald, Uckner-FS, p. 149 ss.; Otto, GA, 1983, p. 490 ss.; Rtt¿iolpbí, en:
n.° m. 110; Stratenwertb, AT I, § 10, n..° m. 4.
UnrechtsbewuBtsem. Aus der Sicht des Taters, Aus der SÍcht des Opfers, comp. por Bómier, de
505. Lackner, Kleinknecht-FS, p. 252. En este sentido, cfr. Donna., Zípf-GedS, p. 199 s.;
Boor, 1982, p. 1 ss., 27 ss.; Schóneborn, ZStW, t. 92 (1980), p. 682 ss.; Schreiber, en: Rechtswissenschaft
Bockelmann, ZSfW, t. 75 (1963), p. 372; íackner/Kühl, previo al § 15, n,° m. 23; Schreíber, NervA,
und Rechtsentwicklung, comp. por Immenga, 1980, p. 287 s.; Sdwnemann, Grundfragen, p. 170
1977, p. 242.
ss.; ídem, GA, 1986, p. 293 ss,; Seelmann, Jura, 1980, p. 510; Straíenwerth, Die Zukunft des straf-
506. Al respecto, cfir. Boscb, Orgaüisationsverschulden, p, 45; Scbünemann en: Husch/Weigend
rechtíichen Schuldprinzips, 1977, p. 28 ss.; Wiírtenbefger, Jescheck-FS, t. 1, p. 37 ss., 51; Zípf, ZStW,
(comps.), Strafrccht und Krimmalpolítüi: in Japan und DeutschlEtnd, 1989, p. 149 ss.; ídem, Lampe-FS,
t. 89 (1977), p. 710 ss.; ídem, Kriminalpolitík, 2.a ed., 1980, P. 62.
p. 544 ss.
325
324
El concepto de culpabttidfíd § 12
§ 12 Segunda pane: Los elementos del delito
,in culpabilidad del autor es, en consecuencia, contraria al Estado de Derecho y lesiona al
28 La teoría de Roxin no llega tan lejos.510 Por cierto, él se atiene nn,v^l
afectado en su derecho ñmdamental del art. 2, ap. 1, de la Constitución.
ramente al concepto tradicional de culpabilidad, en el sentido de nr./r--!
acmar de otra manera, pero solo le reconoce una ñmción lümtadora'rf2 gVerfGE, t. 25, p. 285: El art. 103, ap. 2, de la Constitución parte de la base del principio,
de todo Estado de Derecho, de que no se aplicará ninguna pena sin culpabilidad.
la pena ñindada en necesidades punitivas de prevención. ^
29 El intento de reducir el concepto de culpabÜidad a aspectos preven Í
Este principio está arraigado en la dignidad y en !a responsabilidad propia del hombre, pre-
¡apuestas por la Constitución y protegidas por eüa en el art. 1, ap. 1, y en el art. 2, ap, 1.
tívos y concederle a la responsabilidad personal —51 acaso— solo~funcío. Ambas deben ser observadas y respetadas por el legislador al configurar el Derecho penal,
nes lünitadoras de la pena, pero no de ñuidamentación de la pena, no;
logra convencer. ¡.
30 por un lado el respeto por la dignidad humana prohibe tomar en i pregTintas de repaso
consideración a la a la culpabüidad solo como límite de ¡a pena y, con:
ella, a la libertad y a la responsabilidad de la persona. La libertad y Yg 1. ¿Existía en el s. xvm una -teoría de la culpabilidad? Al respecto, n.a m. 1.
razón son elementos esencialmente necesarios de la dignidad humana^ ; 2. ¿En qué se diferencian el injusto y la culpabilidad? Al respecto, n.0 m. 5 ss.
cuyo respeto amplio exige la Constitución en el art. 1, ap. 1. Reconocerlas:
solo en favor de una persona significa, en consecuencia, reconocer ¿ : 3. ¿Cuáles son las debilidades de la teoría psicológica de la culpabilidad? Al respecto,
prescindir de ella. 4. ¿Qué argumentos hablan en contra de reducir el concepto de culpabilidad a aspectos de
31 r otro ' esta constrLlcciórl encuentra reparos conceptuales, pues general o especial? Al respecto, n.0 m. 27 ss,
ta acerca de si existen, en absoluto. Ja culpabilidad y la libertad, aun 10. ¿Cómo debe determinarse el parámetro con el que se mide la responsabüídad personal
cuando la culpabilidad se presuponga a favor del autor. del autor? Al respecto, n.& m. 24.
BverGE, t. 20, p. 331: La idea de justicia exige que el tipo penal y la consecuencia jurídica
se hallen en una relación adecuada uno respecto del otro, A diferencia de la pura medida
de prevención, la pena, e incluso la mera sanción contravencional, se caracteriza por apun-
tar —si no exclus?amente, al menos en parte— a la represión y retribución por una con-
ducta. jurídicamente prohibida. Con la pena, y con la sanción contravencional, se confronta
al autor con la lesión del Derecho a modo de reproche. Pero tal reproche jurídico-penal
presupone la reprochabilidad, o sea, la culpabilidad penal. De otra manera, la pena sería
una retribución —-incompatible con el principio de Estado de Derecho— por un suceso por
el cual el afectado no tiene que responder. La punición jurídico-penal o análoga de un hecho
510. Roxin, Henkel-PS, 171 ss.; Ídem, SchwZStr, 1987, p. 357 ss.; Ídem, Arthur Kaufmann-FS,
p. 528 s.; ídem, AT I, § 19, n.° m. 34 ss.; ídem, Mangakis-FS, p. 244 ss. Ampliamente coinciáente,
Gropp, AT, § 7, n.° m. 34; Schunemann, Grundfragen, p. l68 s.
511. JZ, 1967, p. 555; ídem, J2, 1974, p. 270.
512. Handbuch, p. 18.
326 327
§13: LAS CAUSAS DE EXCLUSIÓN
DE LA CULPABILIDAD
Objetivos de estudio: Panorama sobre los límites de la responsabilidad por falta de libertad
de decisión.
I. MINORÍA DE EDAD
2 2. Los jóvenes que tienen entre 14 y 17 años de edad (inclusive) solo son
penalmente responsables si, en el momento del hecho, según su desarro-
Uo moral y mental, son suficientemente maduros como para comprender
el injusto del hecho y actuar según esa comprensión (§ 3 JGG).
329
Las causas de exclusión de la culpabilidad § 13
§ 13 Segunda parte: Los elementos del delito
a? Falta de caPacidad de comprensión, es decir, capacidad de comprei bb) En cambio, es controvertida la cuestión de si la disminución de la
el injusto del hecho, de tomar conscienda del injusto. ^1 culpabÜÍdad o su exclusión decaen en el caso del arrebato culpable. La
iurisprudencia y una parte de la doctrina dicen que si y niegan la dismi-
5 b) Falta de capacidad de actuar según esa comprensión; por cierto.
nución y la exclusión de la culpabilidad cuando el autor no tomó las
comprensión debe comprobarse respecto del hecho concreto.
precauciones posibles para evitar el arrebato y pudo prever el hecho
cometido en ese estado (culpa previa).918
Empero, esta concepción es a duras penas concÍUable con el texto del
2. Factores biológicos 12
§ 20 StGB, pues allí se hace referencia solamente a la existencia de la
perturbación de la consciencia <.en el momento de la comisión del hecho».
6 a) La .perturbación mental patológica», es decir, una ruptura del contexto
No obstante, en determinados casos de culpa previa es apropiado recha-
mental de sentido a causa de un proceso orgánico contrario al sentido
zar la exclusión o disminución de la culpabilidad. Aquí son relevantes los
7 Deben ser consideradas como perturbaciones mentales patoiógicas
—que también pueden ser congérütas—, por un lado, las perturbaciones parámetros con los que se imputa ai autor la ^actio libera in caitsa^19 (al
psíquicas de las que se puede probar que se basan en causas orgánicas respecto, en seguida, infra n.° m. 15 ss.).
(p. ej., lesiones cerebrales), así como las psicosis exógenas (p. ej., mtoxi-
c) Con la expresión «debilidad mental o cualquier otra anomalía mental
cación alcohólica o con estupefacientes) y, por otro lado, las llamadas 15
graven, el legislador se refiere a desarrollos mentales deficientes ya con-
psicosis endógenas, cuya fündamentadón orgánica solo se supone (p. ej.
cluidos y a predisposiciones mentales deficientes, es decir, actitudes anor-
la esquizofrenia, el trastorno maníaco-depresivo).514
males de la voluntad o los sentimientos, así como tendencias del instinto
8 b) La "perturbación profunda de la consciencia^ comprende estrechamien- no causadas por una psicosis ni por una perturbación orgánica compro-
tos o turbaciones proñindos, pero no patológicos, de la consciencia, en bable (psicopatías y neurosis de relevancia patológica). Es determinante
los que se pierde el contexto de la consciencia y la orientación espacio- la cuestión de si el trastorno de la personalidad presenta síntomas que,
temporal; p. ej., delirio febril, embriaguez (el grado de la perturbación de en conjunto, alteran la vida del autor con la misma gravedad y las mismas
la consciencia no es idéntico al grado de la üieptimd para conducir). Esta consecuencias —incluso sociales—, o la agravan o restringen de la misma
perturbación también puede basarse en un estado de agotamiento, can- manera, que las perturbaciones mentales patológicas.520
sancio o hipnosis, pero solo entran en consideración las perturbaciones
de la conciencia de tal intensidad que, por sus efectos sobre la capacidad
de comprensión o de conducir los actos, equivalgan a una perturbación
mental patológica.515
9 La perturbación de la consciencia más importante en la práctica es el
arrebato extremo, es decir, aquella iforma plena de excitación» en la que
falta toda ponderación sensata de motivos y contramotivos.516 517. Al respecto, cfr. Klesczewski, en: Klesczewski (comp.), Affekt und Strafrecht, 2004,
p. 59 ss.; tackner/Kühl, § 20, n.ü m. 7; &;6/^/Pemm, § 20, n.° m. 15; Tróndle/Físcher, § 20,
518. Al respecto, cfr. BGHSt, t. 35, p. 143, con comentarios de Blau, JR, 1988, p. 514 ss,,
lógico es reconocido como un caso de perturbación profunda de la cons-
Friscb, NStZ, 1989, p. 203 ss.; BGH, NStZ, 1997, p. 333, 334; Geilen, Maurach-FS, p^ 188 ss.;
Krümpelmann, Welzel-FS, p. 340 s, Ídem, ZStW, t. 99 (1987), p. 221 ss.; Rudolpbi, Henkel^FS,
p. 206 ss.; Trón<ÍÍe/Fiscber,\ 20, B.° m. 10 c. Respecto de la opuüóa contraria: •Bockelmann/Volk,
AT, § 16 IV 2; Maurctch/Zipf, AT 1, § 36, n.Q m. 38.
519. En este sentido, cfr. Behrendt, Affekt und Vorverschulden, 1983, p. 64 ss.; Blau, JR,
514. Al respecto, BGHSt, t. 14, p. 30; BGH, NStZ-RR, 1999, p. 77; Witter, en: Handbuch der
1988, p. 516; Ifruscbka, JuS, 1968, p, 558; Jeschec^WeÍgend, AT, § 40 III 2 b; Oíto^Jura, 199^,
forensischen Psychiatrie, comp. por Goppinger y Witter, t. I, parte B, 1972, p. 477 ss., y t. íl, part
C, 1972, p. 1039 ss. ~ - - - ... , -...,,-- „,.-.,,„„, p. 329\.; Sch/Sch/Perron, § 20, n.° m. 15 a. Coincidente en las conclusiones: Frisch, ZStW, £. 101
515. Cfr. BGH, en Holtz, MDR, 1983, p. 447 s.; BGH, NStZ, 1990, p. 231; Jáhnke, LK, § 20, (1989), p. 555 ss., 571 ss., 607 ss.
'52Q. Cfr.~BGHSt, t. 34, p. 28; t. 37, p. 397; BGH, StV, 1988, p. 384; StV, 1993, p. 240; BGH,
n.° m. 24 ss.; Kudolphí, SK I, § 20, n.° m. 10; Sch/Scb/Perron, § 20, n.° m. 14.
NStZ, 1998, p. 30; 1999, p.~ 126; 2001, p. 243; Rasch, StV, 1991, p, 131; Theune, ZSfíV, t. 114
516. Cfr. BGHSt, t. 11, p. 24; BGH, NStZ, 1990, p. 231; Diesinger, Der Affekttáter, 1977, p. 33
ss.; SaÍger, Tróndle-FS, p. 204 ss,; Sass, NervA, 1983, p. 557 s. (2002), p. 300 ss.
330 331
§ 13 Segunda parte: los elementos del delito Las causas de exchtsión de la culpabilidad § 13
3. Conductas independientes de la voluntad b) La actio libera in causa como excepción aparente a la regla del
20 StGB
14 Las formas de conducta que de ninguna manera dependen de ta voluritari
un el texto del § 20 StGB, actúa sin culpabilidad quien «en el momen-
-p. ej. los actos reflejos, los movimientos durante el sueño— no <;^ 2Í8
to del becbo^ no tiene capacidad de compresión o de conducir sus actos.
alcanzadas por el § 20. En estas el autor carece de la posibilidad fácu^
Sin embargo, en la constelación de casos presentados en el punto a),
de realizar otra conducta. La capacidad de culpabiUdad presupone la' X9
cidad de acción.521 el autor actúa culpablemente solo respecto del planeamiento del delito y
de la embriaguez; la realización del tipo en sí ocurre en estado de ¡nca-
de culpabilidad. No obstante, se sostiene que está dada la coin-
cidencia temporal entre hecho y culpabilidad. Pues el comienzo de la
4. La actio libera in causa
acción típica es visto ya en la causación del estado de embriaguez. Según
15 esta concepción, hecho, en el .sentido del § 20 StGB, no es la conducta
A pesar de que en el momento de la ejecución inmediata del hecho no
realizada durante el estado defectuoso, sino ya la acción que precede a
haya capacidad de culpabilidad el autor puede ser punible por realización
la realización del tipo y que produce la incapacidad de culpabilidad (actío
plenamente responsable del delito según los principios de la actio libera
praecedens). Esto se fundamenta de distintas maneras.
in causa. Según estos, se lo castiga por la puesta en marcha responsable
20 Algunos consideran a la actio praecedens, es decir, la acción libre "in
de un acontecer que luego conduce a la realización del tipo en estado de
cansa», básicamente como acción típica, porque, en cuanto acto prepara-
incapacidad de culpabilidad.
16 tono del hecho, ya es parte del hecho (teoría de la extensión del tipo);523
No obstante, son controvertidos !a estructura y los límites de la actío
otros, porque representaría el comienzo del hecho planeado y, por cierto,
libera in cansa, así como su compatibilidad con el § 20 StGB.522
la tentativa de ese hecho (teoría del adelantamiento);524 y otros, porque
el autor habría creado con esa acción el riesgo no permitido que luego
a) Á modo de inh'oducc¡ón éi realiza utilizándose a sí mismo como instrumento no responsable (teo-
17 Caso 1: A decide darle una paliza a B. Pero para no ser responsabm2ado por el hecho se
ría de la autoría mediata).525
alcoholiza bebiendo una boteüa de coñac, hasta quedar incapaz de cuipabiUdad. A conti- 21 Sin embargo, aun cuando se admita que en la producción del esta-
nuación, golpea a B. do defectuoso ya pueda verse un acto preparatorio del hecho y, por Ío
tanto, una parte del hecho, ello todavía no fundamenta por qué de la
Caso 2: A decide darle una paliza a B. Para tomar valor, bebe una cantidad considerable
de coñac. Es consciente de que el consumo de alcohol lo dejará incapaz de culpabüidad.
responsabilidad en el momento de un acto preparatorio impune podría
surgir la responsabilidad por el hecho punible completo. Pero, Índepen-
Caso 3: AI igual que el caso 2, pero A solo reconoce el riesgo concreto de quedar incapaz de dientemente de ello, el autor de un delito doloso de resultado todavía
culpabilidad por el consumo de alcohol. Sin embargo, ello no lo inhibe de seguir bebiendo.
no es responsable por el hecho de haber disparado el curso causal que
Caso 4: Al igual que el caso 2, pero A está tan concentrado en su plan de golpear a B que ha conducido al resultado. El resultado se le imputa como obra suya
ni siquiera se da cuenta de que está bebiendo mucho y, por ello, no se le ocurre que por por el hecho de que ha conducido el curso causal hasta tal punto que
el consumo de alcohol podría quedar incapaz de culpabilidad.
Caso 5: BGH, en Holtz, MDR, 1991, p- 1020: A comienza a beber a pesar de que sabe que
no puede controlarse una vez que ha empezado. Si bien no planea golpear a B, es cons- 523. Al respecto, Hei-zberg, SpendeI-FS, p. 207 ss.; ferouscheck, JuS, 1997, p. 588 s.; Lampe,
cíente del peligro concreto de golpearlo en estado de ebriedad total. JbRSoz, t. 14 (1989), p. 286 ss., 292; Spendel, LK, § 323 a, n.° m. 28 ss.; Streng, ZStW, t. 101 (1989),
p. 310 ss.; ídem, J2, 1994, p. 709; Ídem, MK, § 20, n.0 m. 128 ss.
Caso 6: Al igual que e! caso 5, pero A solo sabe que, en estado de ebriedad total, tiende
524. Cfr. BGHSt, t. 17, p. 333, 334 s.; Baumann/Weber/MUscb, AT, § 19, n.D m. 35 ss.; Krause,
a golpear a los demás.
Jura, 1980, p. 169 ss.; Mauracb, JuS, 1961, p. 373 ss-; Maurach/Zipf, AT 1, § 36, n.° m. 54; Pí/fipe,
JuS, 1980, p. 346 ss.; ídem, AT I, § 30, n.° m. 9 ss.; Roxin, Lackner-FS, p. 311 ss.; ídem, AT I, § 20,
n.° m. 58 ss.; Rudolphi, SK I, § 20, n.° m. 28 ss.; Trondle/Fischer, § 20, n.° m. 53 ss. Schmidhauser
521. Cfr. BGH, en Holtz, MDR, 1994, p. 127. (Die actio libera in causa: ein symptomatisches Problem der deutschen Strafrechtswissenschaft,
1992, p. 29 s,, 31 ss.) considera que lo determinante es el contenido de injusto de la acción, que
522. Básicamente en contra de la figura; Hettinger, Díe ,,actío libera in causa": Strafbarkeit
lesiona la pretensión de respeto del bien jurídico protegido; al respecto, en sentido crítico, Hettmger,
Yegen BeSehu»gstat trot2 Schuldunfáhigkeit?, 1988, p, 437 ss.; ídem, GA, 1989, p. 19; Ídem,
Geerds-FS, p. 637, 654; Kohler, AT, p. 397; Paeffgen, ZStW, t. 97 (1985), p. 522 ss'; ídem, NK, JZ, 1993, p. 513 ss.
525. Al respecto, Ifirsch, JR, 1997, p. 392 s.; Ídem, Nishihara-FS, p. 95 ss.; Jakobs, AT, 17/64;
previo al § 323 a, n.° m. 28; Salger/Mutzbauer, NStZ, 1993, p. 565; Sydow, DÍe acüo Hbera in causa
nach dem Rechtsprechungswandel des Bundesgerichtshofs, 2002, p. 225. ídem, Nishiharít-FS, p. 117 ss., 120; SchíJd, Triffterer-FS, p. 206; Schlüchter, HÍrsch-FS, p. 354 s.
332 333
Las causas de excluswn de la culpabilidad § 13
§ 13 Segimda parte: Los elementos del delito
el realizado en el estado defectuoso, entonces debe concluirse necesaria- M. WoÍff, NJW, 1997, p. 2032. Respecto del desarrollo de la jurisprudencia, en detalle: Orto, BGH-
FG, p. 119 ss-, con un análisis del fallo BGHSE, t. 42, p. 235, en p. 120 ff.
mente en que la culpabÜidad del autor estaba excluida en el momento de
528. ZStW, t. 97 (1985), p. 523 s,
la acción del hecho. Pero, entonces, a la figura de la actio libera in cansa 529. Por el bien de la seguridad Jurídica, podría exigirse una reglamentación legal de la actío
le corresponde la ñinción de impedirle al autor la posibilidad de invocar libera in cansa; cfr. Dencket\ J2, 1984, p. 454; Hruscbka, JZ, 1996, P. 64 ss.; Neumann, Arthur
la incapacidad de culpabilidad en el momento del hecho, por ser respon- Kaufmann-FS, p. 591; ídem, StV, 1997, p. 25; Salger/Mutzbauer, NStZ, 1993, p, 565; Sicis/Renzikowski,
334 335
Las causas de exclusión de la culpabilidad § 13
§ 13 Segunda parte: tos elementos del delito
cidad de culpabilidad a pesar de que tenía el plan de realizar un delitnll S- ^asboeb¡cto ^ríosvasoTde ¡lcohofsínd^e cuenta de que, o sin^Í slquí^a^s^^q^^
£ h^l^runaestado ^'incapacidad áe culpabíUdad^ Cuando^ya ^^b^adode
Si, en cambio, el autor causó el estado defectuoso solo por impmdenciiii ? ^Sa^P^ ^ ^í^iU^^u^ el viaje en automóvil. Él considera que está apto par.
se podrá penar únicamente por el § 323 a StGB. Si, respecto de la creatínnl
conducir y que es capaz de culpabilidad.
del estado defectuoso, ni siquiera entra en co.nsideración un acüuar imom-l
dente, la punición queda exduida aun cuando el hecho tomara el cursc3 A_ provoca un accidente en el que muere X.
e) La actío libera in causa en el delito imprudente rincrementado más allá de la medida permitida, de manera previsible y
^ntraria"aT"deber,-el riesgo para el Hea jurídico que se^ealizo^a ^1
29 Según la opinión dominante, se da una actío libera in cansa imprudente buhado. "La "causación deun\esultado de manera contraria^ al deber de
cuando el autor se pone a sí mismo en ei estado de incapacidad de cul- cuidado caracteriza al delito. Dado que no es posible la tentativa
pabilidad de manera dolosa o imprudente y, al hacerlo, puede contar con deÍrto"imprudente, no hay necesidad de dmdif el hecho imPmdent^^n
que, en ese estado, cometerá un determinado delito. actooreparatorio, tentativa y consumación. Bn los delitos cometidos impm-
dentemente' puede recurrirse directamente a la creación o al mc^emento
30 Entran en consideración tres constelaciones de casos:
de"uTriesg<Tde "manera contraria al deber que se ha ^alteado^en el
aa) El autor causa imprudentemente el estado defectuoso y, luego, ejecu- menoscaboüderbien jurídico. Esta conducta contraria al deber se ubica en
ta un hecho punible planeado antes; cfr. caso 4 del n.° m. 17. ÍrAcaus^mn~deT estado defectuoso. Ella fundamenta d reproche de ^Ía
curea^orde"unnesgo de manera contraria al deber, a partir del cual puede
bb) El autor causa dolosamente el estado defectuoso, a pesar de que ten- desarrollarse el resultado.531
dría que haber contado con que, en ese estado, realizaría un determinado 34 "^am"esta conducta, el autor infringe el deber, reconocido en general d
delito; cfr. caso 6 del n.° m. 17. no ponerse en un estado en el que no podrá cumplir con las exigencias
-531. Al respecto, cfr. en este .entido BGHSt, t. 40, p. 341, 3^L 4^p. ^^Fns^ ^
2RP, 1997, p. 487; Streng, J2, 1994, p. 709; Ídem, JZ, 2000, p. 26, s.; Trondle/FÍscher, § 20, n,0 m. 55;
Wessels/Beulke, AT, n.° m. 415. Crítico al respecto, sin embargo, ffirsch, JR, 1997, p. 391 s.
i. usw^TS^:^^^^a K7?^":wwp:.^at^^.
u2StW,"t"97"(l985). p. 524; PuRpe, : JuS, 1980. p, 346; ^n^LaclíneJ-FslP^312J
530. Respecto de los requisitos para el dolo y el curso causal, en detalle, y respecto del ^^^^t^S,^.^,^^^r^^MK:'S'20:n^;148.En
problema de la producción del estado defectuoso luego del comienzo de la tentativa, cfr. Otto, Jura,
sentido restrictivo, Sternberg-tieben, Schlüchter-GedS, p. 238 ss.
1986, p. 431 ss., con otras referencias bibliográficas.
337
336
§ 13 Segunda porte: ios elementos del delito Las causas de exclusión de la culpabilidad § 13
del ordenamiento jurídico. Si en ese momento el menoscabo del hi<J IV. EL ERROR DE PROHIBICIÓN
jundico en estado defectuoso era previsible para el autor, él resvon^uiy
el delito imprudente. ~ * ' ~" ""^""uc pot:
1. El objeto del error de prohibición según las premisas
establecidas hasta ahora
Según ello, en los casos 4 y 6 seria posible penar a A por el § 230. No obstante. ^^. :;
entra en consideración la pena del § 223 en relación con el § 323 a. Aquí," e[T^WDS'~í
consumida. £a opinión contraria supone una unidad de acción (¿ 50)^nü-e"^I ¡^ueda: Según ei § 17 StGB el autor actúa sin culpabilidad cuando, en el mamen-
§ 323 a.3:>^ '" - ' ~-~ ~* lt "Jv y eí
to de cometer el hecho, le falta la comprensión de cometer un injusto y
no ha podido evitar ese error. Si el autor podía evitar el error, la pena
En el caso 7, A es punible por el § 222.
puede ser atenuada según el § 49, ap. 1. Con apoyo en el fallo BGHSt, t.
2, p. 197, la problemática del error de prohibición puede esbozarse bre-
vemente diciendo que el autor que obra en error de prohibición sabe lo
III. CAPACIDAD DE CULPABILIDAD DISMINUIDA
que hace, pero supone erradamente que está permitido.
Penal 3.a del BGH rechaza su aplicación en casos de ebriedad cau¡ad¡ travenir una disposición jurídica en el sentido del art. 103, ap. 2, de la
por propia culpa.535 Constitución. La conscíencía del injusto en el sentido de consciencia de
antijurididdad es el conocimiento de que la condtí-cta es sancionable en
En casos de menoscabasen estado de ebriedad, la incapacidad de culpabilidad considera- razón de una norma penal positivizada en una ley.sw No es necesario el
disminuida es de suponer a partir de una concentración de alcohol en sangrTde
dos por mu, pero eüo no significa que se dé necesariamente.536
conocimiento exacto de los parágrafos de la ley, pero sí el conocimiento
de que se viola una disposición penal.539 No basta con la consciencia de
lesionar alguna norma del Derecho civil o público.
538. Cfr. Grothegnt, Norm- und Verbots(un)kemitms, § 17, p. 2, SEGB, 1993, p. 111 ss.;
532. Cfr. OLG Zweibrücken, VES, t. 81, p. 282. Jakobs, AT, 19/23 s.; Joecks, MK, § 17, n.a m. 15; iaubeiithal/Baier, GA, 2000, p. 207 ss.;
J33"_A1 respecto:Gópíling^' Leferan2-FS> p. 411 ss.; ^^ró, NStZ, 1982, p. 177 ss.; Raute-nbwg, ffeitmann, NK, § 17, n.° m. 21; ídem, JuS, 1993, p. 795; Orto, Jura, 1990, p. 647; Schroeder, LK,
Verminderte Schuldfáhigkeit, 1984, p. 180 ss, ' - - - ' r- -. • —, ^^.^.^
§ 17, n.° m. 7.
534. BGHSt, t. 21, p. 27; BGH, NStZ, 1990, p. 333, 539. Es de importancia secundaria la cuestión de si la consciencia de actuar contravencionalmente
.535;^respect0' BGH> Nyw'2003' p- 2394' con comentarios de ^otó, NStZ, 2003. D. 597 ss. ya implica un conocimiento suficiente de que la conducta es sancionable; al respecto, cfr., por un
^^¿2) 20W'J:1019 s" ff^ert} JK 03> stGB §21/1- ^^^ StV,20057p~527í^reng, lado, OLG Celle, NJW, 1987, p, 78; OLG Stuttgart, NStZ, 1993, p. 344, con comentario de Geppert,
JK 94, StGB § 17/2; Nenmann, NK, § 17, n.Q m- 20; Stratenwerth, AT I, § 10, n.a m. 62; por otro
536> M respecttLcfr' BGHSt} t_43'p- 66' con comentario de Zooí, JE, 1997, p. 514 ss. lado, Schroeder, T.TC, § 17, n.° m. 7 s. La cuestión se resuelve según que, entre el Derecho penal y
^ _ ^^BVTXÍG?; t\54' P:¿_00) con comenta"o de Hif-scb, JZ, 1980, p. 801s.; BGH, NJW, el contravencional. se vea solamente una diferencia cuantitaüva o una cualitativa, y según qué
1978, p. 1336 s.; LG Haniburg, NTW, 1976, p. 1756, con comentano de ~ Hanack,~p. 1758T' importancia se le dé a la diferencia cualitativa.
338 339
§ 13 Segtmda parte: ios elementos del delito ¿as causas de exclusión de la culpabilidad § !3
2. El objeto del error de pfolübición según la oüinini mediante su conducta viola un mandato o una prohibición Jurídicos.
dominante Aquí también basta con una consciencia de la antijuridicidad que tenga
efectos actuales sobre la conducta. Por lo tanto, el autor es actualmente
42 consciente de la antijuridicidad de su conducta aun cuando concibió men-
S?n.la_ofimón dominante^ k consciencia del injusto requiere el ro«J|
taimente la infracción de la norma Jurídica de tal modo que es lo sufí-
^miento y la comprensión intelectual del contenido de des^CTdelh^G!
ciefítemente consciente del sentido jurídicamente relevante del acontecer
Por un lado, el autor tiene que ser consciente de que su con<íucf^a31
desvalorada y, por el otro, tiene que conocer Ía lesión del~Der^:^ es^ como para no tener que reproducirlo mediante una ejercitación de la
memoria: al respecto, cfr. la respectiva exposición en el § 7, n.° m. 8, en
implica su conducta, es decir, tiene que haber reconoc¡do'com^in^.qü3
relación con el § 7, n.° m. 11. Por eÜo, no basta con una consciencia de
meno^abo especmco del bien jurídico abarcado por el tipo"pen¡^?|
zado.^o Según ello, la consciencia del injusto debe" extexSe^Z^I la antijuddicidad meramente potencial.
desviar material de la conducta como a la antijuridicidad fonnafd^l
conducta. Pero si el autor conoce el desvaler Jurídico de su conductT^J
irrelevante que piense que ha lesionado una norma penal,~de"D^ZI 5. Consciencia eventual de la axitijuridicidad
publico o de Derecho civil. La consciencia de realiza/el injusto^o^l
En correspondencia con las distintas clases de dolo (dolo directo de pri-
supone conocer la punibilidad.5^ Basta con que el autor sepa que To ^|
hace no está permitido jurídicamente, sino prohibido.?42 -"~ '1"" w 4U^ mef grado, dolo directo de segundo grado, dolo eventual —al respecto,
cfr. sitpra § 7, n.ü m. 28 ss.u), pueden distinguirse también distintas for-
mas de consciencia de la antijuridicidad. No resulta convincente que se
3. Límites de la opinión domitíante formulen requisitos más exigentes al conocimiento del Derecho que al
conocimiento de los hechos. Esto tiene por consecuencia que debe afir-
45 La opinión dominante concibe a la consciencia del injusto de manera
majrse que hay consciencia de ia antijuridicidad siempre que el autor
demasiado amplía, pues la refiere a la infracción de la/Iey~sin"má¡"D^ estime posible que su conducta sea antijurídica. Con ello, se considera
suficiente la imprudencia de Derecho como consciencia del injusto de un
lsemodo>.a\autor se le imputa una consciencia del injusto penalmente
relevante incluso en casos en que no reconoció la importancTa"áe7^ delito doloso.543
340 341
§ 23 Segunda pwte: ios elementos del delito
343
342
Cansas de excuÍpación: Prohibiciones cíe reprochar la culpabilidad... § 14
§ 14 Segunda pm-te: Los elementos del delito
de que resulta difícil determinar posteriormente la medida de la culpabi- fundamento en el texto de la ley.'
Algunos autores extraen de ello la coDclusion de que los §§ 33 y 35 han de ser interpreta- ? Si el autor tiene a disposición varios medios que difieren en su idoneidad para repeler el
dos como meras reglas de fines de la pena.-'-ty Otros parten de la base de una culpabilidad peligro y en la gravedad de la injerencia que pueden provocar, a él le es exigibte que car-
disminuida en razón del apremio de motivación existente.550 La doctrina hoy dommante ve gue con un riesgo residual, de manera que deberá elegir el medio menos prometedor, pero
en las disposiciones mencionadas causas de disminución del injusto y de la culpabilidad, a la vez el menos inasivo.^7
pero, sin embargo, las ubica dogmátícafnente como causas de excuÍpacióíi y no extrae las
consecuencias sistemáticas que debería tener la constatación de esa doble naturaleza.551 10 e) La acción tiene que estar motivada en el intento de salvamento.
Dado que en los casos que aquí interesan el autor obra antijurídicamente,
es la motivación de realizar el salvamento lo que fundamenta la mrpuni-
II. IAS REGULACIONES EN PARTICULAR
dad. El mero conocimiento de la situación o un actuar basado en otros
1. Estado de necesidad exculpante, § 35 StGB moüvos no pueden servir de fandamento para la impunidad.558
4 a) Respecto del concepto del peligro actual, cfr. supra § 8, n.Q m. 167 ss. 11 Según el § 35, ap. 1, oración 2, el autor no puede invocar estado de
necesidad escúlpante en las siguientes situaciones:
Aquí también ha de tenerse en cuenta —a diferencia de la agresión actual;
al respecto, supra § 8, n.° m. 31 ss.— que el riesgo ya debe ser conside-
rado actual cuando, si bien la producción del daño amenazante no es
p. 69 s., Hírscb, JR, 1980, p. 115 ss., fíruscbka, ISJW, 1980, p. 21 ss. y Scbroeder, JuS, 1980, p. 336
inminente, sí es amenazante y es seguro que el daño posterior solo podrá
ss.¡ Neu-inann, NK, § 35, n." m. 12.
ser conjurado mediante una actuación inmediata.552
553. ASÍ, la opinión dominante, cfr. OLG Frankñirt, StV, 1989, p. 107; Baumann/Weber/MUsch,
AT> § 23, n.° m. 20; Jescheck/Weigend, AT, § 44 I 1; Lackner/Kühl, § 35, n.G m. 3; Meiuwch/Zipf,
AT 1, § 34, n.° m. 13; Rudolpbi, SK I, § 35, n.° m. 5. De otra opinión en el caso de bienes materiales
cuya pérdida equivale en importancia al menoscabo de un derecho personal: Jakobs, AT, 20/9;
Stratenwerth, AT I, § 10, n.° m. 104; Ttmpe, JuS, 1984, p, 863 s. Para ei caso de bienes personales
549, Cfr. Roxin, Bockelmann-FS, p. 282 ss.
cuya lesión afecta la identídad de la personalidad: Neumann, NK, § 35, n-° m. 13.
550. Cfr. RGSt, t. 66, p. 225; t. 66, p. 398; BockeÍmann, Strafi-echtUche Untersuchungea, 1957,
554. RespecEo de la opinión dominanEe, cfr. Hirsch, LK, § 35, n.0 m. 12; Lackner/Kühl, § 35,
p, 84 s.; Henkel, Mezger-FS, p. 291; Schmidhauser, AT, 11/4.
n.° m. 3; Roxin, JA, 1990, p. 101.
551, Cfr. Eser/Burkbardt, 1, n.0 18 A 13; Jescheck/Weigend, AT, § 43, HI 2 b; Küper, JZ, 1983,
555. Fundamentos del § 40 E 1962, p. l6l.
p. 88 ss.; Rudolphí, ZStW, t. 78 (1966), p. 84 ss.; Ídem, SK I. previo al § 19, n.<? m. 6, § 35, n.° m, 3;
556. Cfr. BGH, NStZ, 1992, p, 487.
Sch/Scb/Lenckner, comentario previo a los §§ 32 ss., n.a m. 111; Vogler, GA, 1969, p. 105. Es
557. CIÉT. Erb, MIÍ, § 35, n.° m. 28; Íenckner, Lackner-FS, p. 95 ss., 111.
consecuente: Wolter^ GA, 1996, p. 214 s. También crítico de la <doble naturaleza» de las causas de
558. En este sentido, BGHSt, t 3, p. 273; Krey, AT 1, n.° m. 730; Mffurach/Zipf, AT 1, § 34,
exculparión, Neumann, NK, § 35, n.° m, 4 s.
n.a m. 15; Roxin, JA, 1990, p. 102; Sch/Sch/Penvn, § 35, n.t> ni. 16; Trondle/Fischer, § 35, n.0 m. 8.
552. Al respecto, cfr, sttpra § 8, n.° m. l68 ss., así como: RGSt, t. 60, p. 321; t 66, p. 226;
De otra opinión, Jakobs, AT, 20/10 s.; Thnpe, -JuS, 1984, p. 860.
BGH, NJW, 1966, p. 1824; BGH, NJW, 1979, p. 2054, con comentarios de Hassemer, JuS, 1980,
344 345
§ 14 Segunda parte: Los elementos del delito Causas de exculpación: Prohibiciones de reprochar la culpabUidad... § 14
12 a!OCUTdo; por haber causado él nüsmo ^ Peligro, se le ou^. ^. I análisis de la problemátíca de la aplicación del § 33 en casos en que al autor se le
que^se haga car^o. Pero esto solo" se7aTuaníTe?a^t^ ^^^ la invocación de legítima defensa se oscurece considerablemente por el hecho de
¿Tei ?^plssto ^»^^ci^i^^ ^^^ ^0^1 ^ la discusión acerca de cuándo es Justificada tal negación se continúa bajo la temática
^ la apUcación del § 33.564
raaL?ha.desarroua<lo<;l Estado ^ :e^^u^^g^al<£a^,^el
^^lcausa^"del peug10 no es UDa-razó"^^p^apS,3 ^ circunstancia de que el agredido podría haberse liberado de la agre-
la exculpación.560 tt» sión huyendo o convocando a la policía no impide la exculpación.565 No
13
.Deble3astiruna ciertaPr°P^iofíalidad entre la gravedad del n.T,/J obstante, esta queda excluida cuando él mismo ha emprendido una agre-
^^"^uenes.)uridlros <lue.han-dep^g^^al:^p^¡ sión Para anticiparse a una agresión posterior de su adversario. Aquí
ul?SJUndiws. que SCTán mte^dos'p^ ^ediS1^ ^S. t,lJ falta la agresión antÍJurídica acttíal, contra la cual se defiende el agre-
°c!u!paTe^riesgo de-l^^&dca^leZ^, ^i^S. tá dido.^6
aun en esos casos; es posible atenuar 'la"pena'^L^' w "viales- perQ|
Ttw!o.embatc:ido Te se halla en "tuadón ¿aracteS^^e ^13 Es controvertida la aplicación en los llamados excesos extensivos en
Ifunuonan0 de poucía-el bomber0' el '"i"ero'e.icarg^<^*l^la^| la legítima defensa, es decir, en la valoración de acciones defensivas
contra una agresión que aún no ha comentado o que ya ha finalizado.
Simones meteorológicas- el "edico^ecto-r^Z^^I
La opinión dominante considera que ello no es conceptualmente posible,
dado que un derecho de legítima defensa que no existe o que ha deja-
do de existir no puede ejercerse y, por lo tanto, no puede ser excedí-
do.567
2' ,TTS8resión de la legítil°a defensa, el Uamado exceso en
legítima defensa, §~35 StGB 21 Sin embargo, el argumento conceptual hace forzosa una diferencia-
ción dentro de los casos del llamado exceso extensivo en la legítima
16 defensa:
^L?133\el Aislador establece la prohibición de reprochar la culpabi-
^Tra20s.c^50s2n quereexcede l^medida de Íaldrfen°sa^r^ 22 aa) En el caso de la legítima defensa «anticipada^ (la llamada legítima
en razón de turbación, temor o pánico.563 ~' ~~"""" —l"t^
17 defensa preventiva), el argumento conceptual es ineludible: el autor que
.DebenLda.r5e_los.demás PfesuPuest^ ^ la legítima defensa. SÍ al autor se defiende demasiado temprano, es decir, antes de la agresión antiju-
s^^ ^T l\P°sibmdadde,mvocar legítima defensa ~-:cfr7^m 7^ rídica, no excede los límites de la legítima defensa; antes bien, actúa
n." m. w ss.-~, tampoco entrará en consideración una .exculpación^deÍ §ii33;
en un supuesto en que no existe la situación de legítima defensa. Inde-
pendientemente de que el concepto de la transgresión de los límites de
^^^i^^^ss ss?
564. Al respecto, en detalle —también respecto de un punto de vista divergente sobre la
problemática— RenzikowskÍ, Lenckner-FS, p. 249 ss., 264 s,
565. Cfr. BGH, NStZ, 1995, p. 177.
At"s 566. Cfr. BGHSt, t. 39, p. 133, con comentarios de Drescher, JR, 1994, p. 425 s., Íesch, StV,
s,;E:;liSSlÍ;:^^
1993, p. 578 ss,, Miiller-Cbrístmann, JuS, 1994, p. 649 ss., Otto, JK 94, StGB § 32/19, Roxin, NStZ,
1993, p. 335 s.
567. Cfr., p. ej., BGHSt, t. 27, p. 339; BGH, NStZ, 1987, p. 20; BGH, NStZ, 2002, p. l4l, con
>, n.u m. 20; Tróndle/Fischer, § 35, n.0 m. 11. ' "'" -,„--, -. — ^,
comentario de Geppeft, JK 02, StGB § 33/3; BayObLG, JR, 1952, p. 113; OLG Frankfurt, GA, 1970,
en ^1ÍS ^^^~susüwo ddserTldo millur ob"^'°"° ^ ^ ^sado p. 286; Geilen, Jura, 1981, p. 379; Jescheck/ WeÍgend, AT, § 45 H 4; Krey, AT 1, n.Q m. 732; Lack-
ner/Kühl, § 33, n.0 m. 2; Motsch, Der straflose Notwehrexzess, 2003, p. 93 ss.; Rudolphí, JuS, 1969,
563. Respecto de estos arrebatas asténicos, en datalle: Spendel, LK, § 33, n.Q m. 60 ss. p. 463; Sauren, Jura, 1988, p. 570 s.; Scbmidhánser, AT, 11/27; TrQndle/Fischer, § 33, n.0 m. 2.
346 347
§ 14 Segunda parte: los elementos del cfelíío Causas de exculpación; Prohibiciones de reprochar }a culpabilidad... § 14
la legítima defensa se haga depender del alcance o del momento de en la legítima defensa y, por cierto, el legislador tomó esta decisión con
legítima defensa, de ninguna manera puede hablarse de una conocimiento de la problemática.s71
568 ""*J5iC~
Debe tomarse en cuenta que el autor que no es consciente del exce-
sion.
^7 so de la legítima defensa, a veces parte de la base de que la agresión se
n elcaso de un exceso extensivo-posterior en la legítima defensa. producirá de inmediato si él abandona su acción defensiva. En ese caso,
empero el argumento conceptual pierde su poder de convicción. Ya -nn^ se da un error sobre los presupuestos fácticos de la legítima defensa que
el sentido de las palabras es evidente que no solo los límites espaciales. excluye el dolo.572
smotambién los temporales pueden ser excedidos; que pueden exceder
se, fáctícamente, el alcance de la defensa necesaria y, Jurídicamente, la
c) Motivación debida a los arrebatos mencionados en el § 33
facultad de defenderse. Con todo, es necesario que entre el rechazo de
la agresión actual antijurídica y el menoscabo del bien Jurídico que le Los arrebatos asténicos mencionados en el § 33, cuando concurren con
28
sucede a aquel después de finalizada la agresión, exista una relación otros motivos —como p. ej. la ira, la ñiria—, tienen que ser al menos co-
tempo itunediata tal que la acción defensiva y su continuación apa- determinantes respecto del exceso, pero no necesitan ser los motivos
rezcan, según una visión natural, como un acontecer único.569 dominantes.573
24 La jurisprudencia también se acerca, en las conclusiones, a un reco-
nacimiento del exceso posterior-extensivo en la legítima defensa, tal
como se propone aquí, en la medida en que extiende el concepto de 3. La objeción de conciencia
actualidad de la agresión hasta la elkainación definitiva del riesgo de
agresión.570
29 a) La jurisprudencia y la doctrina Jurídico-penales mantuvieron durante mucho
tiempo el putiÉo de vista convincente de que el autor que, ante el conflicto
entre la convicciones jurídicas de la sociedad y sus propias convicciones de
b) Exceso consciente o solo inconsciente en la legítima conciencia o de credo, se decide por estas últimas y, al llevar a la práctica
defensa sus convicciones, realiza el tipo de un delito, no debía ser exünido de pena.
Frente a eUo, en la teoría constitucional de ios años sesenta y comienzos de
Es controvertida la cuestión de si el exceso consciente de la legítima los setenta se impuso progresivamente la concepción de que el derecho
defensa todavía puede ser abarcado por el § 33 StGB, o si solo puede fundamental a la libertad de conciencia también comprendía la libertad de
serlo el exceso inconsciente o acaso únicamente aquel que el autor no actuar con arreglo a los dictados de la conciencia y que, por lo tanto, en
podía reconocer. determinados casos surgiría una ^pretensión de exención de pena» del art. 4,
26 Sin embargo, esta controversia puede limitarse a la alternativa entre ap. 1 de la Constitución. Dado que, en estos casos, el autor conoce el deber
"exceso en la legítima defensa consciente o solo inconsciente», pues en el jurídico y que tampoco puede excluirse que disponga de la posibilidad fác-
caso en que el autor no pudo reconocer el exceso de los límites de la tica de actuar conforme a ese deber, desde el punto de vista del Derecho
legítima defensa, la exculpación se deriva ya de principios generales de
la teoría de la culpabÜidad. Además, la lumtación del § 33 a los casos de
exceso inconsciente en la legítima defensa tampoco resulta convincente.
571. En este sentido, cfr. RGSt, t. 21, p. 191; t, 56, p. 34; BGH, NStZ, 1987, p, 20; BGH, NStZ,
El texto del § 33 no distingue entre el exceso consciente e inconsciente 1989, p. 474, con comentarios de BeuÍke, JR, 1990, p. 380 ss. y Otto, JK 90, StGB § 33/1; Bait.mann/
Weber/MÍ-tsch, AT, § 23, no m. 46; -Eré», MK, § 33, n.a m. 15; Heucbemer/Hwtmann, JA, 1999, p. itítí;
Kühl, AT, § 12, n.° m. 148; Jakobs, AT, 20/30; Jeschecf^Veigend, AT, § 45 U 3; Lackner/Kühl, § 33,
n.° m. 3; Maurach/ZÍpf, AT 1, § 34, n.° m. 30; Motsch, Notwehrexzess, p, 78 ss.; Otto, Jura, 1987,
568. Al respecto, cfr. Batimann/V^eber/Mtíscb, AT, § 23, n.0 m. 43; Herzog, NK, § 33, n.° m. 12;
p. 606; Roxin, Schaffstein-FS, p. 107 ss.; Rudolphi, JuS, 1969, p. 463; SpendeÍ, LK, § 33, n.0 m. 52
Kiíbl, AT, § 12, n.° m. l4l; Motscb, Notwehrexzess, p. 101 ss.; Otto, Jura, 1987, p. 605; SpendeÍ,
LK, § 33, n.° m. 10. ' * - ' --"' """' '""" ' •t" """} "f"""''"'
ss.; Stratenwerth, AT I, § 9, n.° m. 93; Hmpe, JuS, 1985, p. 117; Tróndle/Físcher, § 33, n.° m. 3. De
569. En este sentido, cfr. Erb, MK, § 33, n.° CL 14; Herzog, NIS, § 33, n-Q m. 11; Otto, Jura,
otra opinión, Paeffgen, NK, previo al § 32, no m. 267; Scbmidbáuser, AT, 11/26; 5cV5cA/Pfirron,
1987, p. 606; Spendel, LK, § 33, n.° m. 4 ss.; Ti.mpe, JuS, 1985, p. 120 s.- En principio a favor de la § 33, n.Q m. 6; Welsel, Lb., § 14 U 5.
T^a de.li 33.en casos de exceso anticipado y posterior: Beulke. Jura, 1988, p. 643; Jakobs, 572. Al respecto, cfr. BGH, NJW, 1992, p. 5l6 s.
AT, 20/31; MülIer-Chrfstmann, JuS, 1989, p. 718 s., Roxín, Schaffstein-PS,' p. 111 ss.; Sch/Sch/Perron, 573. AJ respecto, en este sentido, RG, JW, 1935, p. 431; BGHSt, t, 3, p. 198; BGH, NStZ, 1987,
§33,n.°m.7. " ' '^ ' ---—"—-,»-—.—/—/—."", p. 20; BGH, StV, 1999, p. 145; 1999, p. 148; Herzog, NK, § 33, n.a m, 23; Otto, Jura, 1987, p. 606
s.; Rudolphi, SK I, § 33, n-° m. 3; Spendel, LK, § 33, n." m. 71. De otra opinión, ^own, SchaffsteÍn-FS,
570. Cfr. RGSt, t. 62, p. 77; BGH, NJV, 1992, p. 516 s. Al respecto, en este sentido, Roxin,
AT I, § 22, n.° m. 86. P. 121 s.; Scb/Sch/Lenckner, § 33, n.° m. 5; Trón.cÍle/Fischer, § 33, n. 3.
348 349
Causas de exciiípación: Prohibicwnes de reprocbar la cuípabílidad... § 14
§ 14 Segunda parte: ios elementos del delito
351
350
Causas de exctilpacíón: Prohibiciones de reprochar la culpabilidad... § 14
§ 14 Segunda parte: ios elementos del delito
tra en casa. C quiere hacer un viaje precisamente ese fin de semana y le da a la señora A
eüa acepte y apruebe precisamente para que el particular configure Jl ^medicamento con la advertencia expresa de no suministrárselo a su marido sin una
vida:Encsa/medida\el art- 4? ap- ^ de la Constitución const¡h^^3 consulta previa con B.
r^}antóntactón ejemplar. Pero, por lo demás, las reglas legales tamb3
gn el transcurso deÍ día, B no aparece. A, que al principio no quiere tocar el meáicaínento
?ec^n.50s?il?dades para to en consideración la situación de confl3 ¡in consultar a B, luego arde de dolores y maldice su matrimonio y a su mujer despiadada.
!? ^!!^vés.de^a ínterpretación de us normas jurídicas en elca¡o concre3 Desesperada, la señora A le da el medicamento a su marido. A muere.
?'J^LCUTdo_eI leSislador no ha tomado ninguna decisión a favor" de!
la deci5ión de concwncia y cuando la interpretación de la norma tatnoo-l
^o?e^e,posi?ili^?de^ de tomar en cuenta la decisión, las normas legSfój preguntas de repaso
CTÍgenjmmacía- El ordenamiento Jundico-penal goza de la misma vaSde^J
frente a todos los ciudadanos. El credo y la conciencia no conceden facu^l 1. ¿Cuál es la diferencia entre los §§ 33, 35 y las «causas de exclusión de la culpabiUdad.?
Al respecto, a.° m. 1 ss.
tades de mtervencxón para realizar injerencias en derechos de terceros. I
2. Esboce los presupuestos del § 35. ¿En qué se diferencian éstos de los del § 34? Al res-
la pregunta vaga que reza: .¿Qué le exige la comunidad Jurídica a un autor n,° m. 13.
en una situación determinada?, puede esconderse también la pregunta 5. ¿Se aplica el § 33 cuando el autor, por temor, excede conscientemente los límites de la
acerca de la antijuridicidad de una conducta. En estos casos, se trato "de defensa necesaria? Al respecto, n." m. 25 ss.
la pregunta acerca de si el ordenamiento jurídico le ..exige. a una perso-
na que sacrifique intereses de mayor o igual rango. Esto" debe negarse.
Caso modelo 5
33 b) Detrás de la cuestión de la exigibilidad de una conducta diferente en
35 (Extensión del caso modelo 4):
una situación detemünada puede hallarse excepcionalmente una cuestión
Un tiro de rebote de otro disparo —dirigido al suel(^- hiere al peatón P. U bala le perfo-
de culpabÜidad. En realidad, se trata de una exclusión o de una atenuación
ra el tobillo.
de la culpabilidíid no posítivizadas en la ley, porque el margen de decisión
del autor en la situación concreta es tan reducido que su situación es ¿Es A punible?
materialmente comparable a la descrita en el § 35, aun cuando los pre-
Esbozo de solución:
supuestos objetivos sean bastante diferentes. En este marco estrecho, que
solo entra en consideración excepcionalmente, las llamadas consideracio- PunibiUdad de A por el § 229
nes de exigibilidad pueden ser adecuadas.579
1. Se da el resultado —lesiones de P—.
Ejemplo: El fin de semana, A está gravemente enfermo y sufre de terribles dolores. El
2. A tuvo la posibÜidad de conducir mediante su voluntad el comportamiento reprochado;
médico B le receta un analgésico. La mujer de A va a la farmacia con la receta. Elfarma-
céutico C, que conoce a ]a familia, le previene a la señora A que d remedio puede ser él no tendría que haber disparado.
mortaÍ para A, en razón de que este sufre de otras enfermedades, y le ordena que "le pre-
3. El riesgo creado por A se realizó en las lesiones de P.
gunte a B si, por descuido, no ha considerado el estado global de A. Pero B no se encuen-
353
352
§ 14 Segunda porte: Los elementos del delito
a-Si) P se hallaba lejos, de manera que el disparo, observado ex ante, objetivamente srjM
representaba un riesgo pequeño: entonces, el interés protegido (vida de A) supera de mnrinll
tan esencial al interés menoscabado (puesta en peligro del cuerpo de P) que se da la ii,- I
tifícación. (Respecto de la consciencia de la ponderación de intereses por parte áe A valal
lo desarrollado respecto de la voluntad de defensa en el caso 4 szipra.)
bb) Pero si desde el comienzo se había creado un riesgo relevante para Ía vida de P ~^ta:|
distancia a la que P se encontraba del lugar adonde A disparó era pequeña, etc.—, entonces!
decae la posibilidad de la justificación del § 34.
a) A cumplió el típo de injusto del § 229. Se ha dado la consciencia posible del injusto.
Consecuencias sistemáticas
pues A tendría que haber sabido que uo era legítimo poner en peligro considerable la vida
de un tercero no involucrado para salvar la vida propia.
Se da un riesgo achial para la vida de A. Ese riesgo no puede ser evitado áe otro modo si
no se dispone de más espacio para que A pueda, por un lado, disparar para defenderse de
manera efectiva de B, C y t> y, por obro lado, de manera inocua para terceros. Dado que
en total había poco lugar, es sostenible la suposición de que no se disponía de tal espacio.
El hecho antijurídico se reaüzó para evitar el peligro, porque, con el di5paro, A quería evi-
tar el peligro proveniente de B, C y D. A actuó en estado de necesidad exculpante.
c) Observación: Si, en la situación del § 35, el autor no tiene consciencia áel riesgo, o el
hecho no se debe al menos a una voluntad general de repeler un riesgo determinado,
entonces no entra en consideración la excuipación. la exculpación se basa en una situación
psíquica determinada. Su ausencia elimina la posibilidad de exculpación-
354
§ 15: ERROR EN EL ÁMBITO DEL
TIPO DE INJUSTO
Objetivos cíe estudio: Comprensión del proceso por medio del cual las premisas establecidas
en la estructura del delito son concretizadas en las diferentes instituciones jurídicas.
357
§ 15 Segunda parte: Los elementos del delito Error en el ámbito del tipo de injusto § 15
dera que la postura de aqueüos es una concepción Jurídica errónea que alienta a los jóvenes
político-criminales y dogmáticas de la estructura del delito. La nr^ki.1
a Ja impertinencia e, inevitablemente, hace del pueblo una manada de debiluchos.
mática remite Ínehidiblemente a la cuestión de qué alcance debr^S
la consciencia del autor —conocimiento de la situación de hecho— LZU31 Caso 6: Finalmente, B se pone malo también en su casa. Golpea con eí cinturón a su
que pueda reprochársele haber lesionado las relaciones personaleítt3 ¡¡ja de diez años cuando se atrasa unos pocos minutos, de tal manera que le produce
¡j-anáes hematomas y otras lesiones. De vez en cuando encierra en el sótano por las
sus semejantes en la comunidad jurídica de manera tan intolerable "n3
noches a la niña, quien queda aterrorizada. Él sabe que su conducta es vista en general
el castigo por el delito doloso aparezca como una reacción adem^ue! como una grosera lesión de la dignidad personal de su hija, pero cree que no es un
su conducta. -—"^. ^
hecho punible.
358 359
Error en el ámbito del tipo de injusto § 15
§ 15 Segunda parte: ios elementos del delito
Caso 5: AI confíguriir sus clases como ío hace, B sabe que su conducta es considerada por
Caso 1: Al disparar contra X, B pensaba que estaba apuntando contra un corzo. Él no s.at^J:
{a comunidctd Jurídica como socíalmente dañosa. No obstante, piensa que su actuación no
que tenía una persona delante de sí. B erró sobre la existencia de un elemento del tipo^
es antijurídíca, porque valora su propia representación de lo que es justo como más eteva-
223. No puede penarse por lesiones dolosas. ¡Pero debe examinarse si se da el § 229.580;
da que la representación de la comunidad Jurídica. Esta última no tiene por qué reconocer
esa primacía de las convicciones de un particular. B debe ser penado por lesiones dolosas
Caso 2; En el caso de la compra de los anteojos, B conocía la situación de hecho oern a—s~:
en el ejercicio de un cargo.
sobre el significado del pago del precio, pues pensaba que ese pago lo convertía en nrr^
pietaiio de los anteojos. De esa. manera, erró sobre el contenido de signiíicado del elemeTi-
Caso 6: B, que descarga su furia en la casa, es consciente de que su conducta es vista como
to «ajeno», en el sentido del § 242. A falta de dolo, no puede penarse por hurto.
socialmente dañosa. Sin embargo, piensa que no infringe ninguna norma jurídica positiva.
Esta representación no impide la punición por lesiones dolosas. Con todo, el § 17 prevé ¡a
Caso 3: Al disparar contra W, B era consciente del riesgo de lesionar el bien jurídico.
de atenuar la pena por error de prohibición evitable.
a causa de un error sobre una situación de hecho cuya existencia habría constituido una
causa de justificación, B pensó que se hallaba en la senda del Derecho, es decir. de nii
na manera quería infringir el mandato de deber del ordenamiento jurídico ni menosprecia^
10 e) La teoría del error desarrollada aquí es, en esencia, una teoría del
lo. Antes bien, a causa de su error, él creía que actuaba dentro de los límites que reeís dolo modificada. Se basa en los razonamientos583 desarrollados en la
para él. El ei-ror sobre los presupuestos facticos de una causa de justificación lo privó a g doctrina por Arthur Kaufmann564 y Scbmidháttser.585 Supuestamente, su
de la posibilidad de reconocer su conducta como socialmente dañosa. No es posible penar debilidad radicaría en la relativa vaguedad del concepto de nocividad
por lesiones dolosas, pero debe examinarse si se ha dado una lesión imprudente.
social. Pero, sin embargo, es solo un problema aparente. Se trata del
Caso 4: Al castigar al muchacho desconocido, B sabía que estaba lesionando un bien jurí- conocimiento del menoscabo del bien jurídico y su contenido de signi-
dico. Tampoco erró sobre hecbos cuya existencia liabría justificado su conducta. Antes bien. ficado social, es decir, del saber que la base de confianza social se
pensaba que tenía derecho a realzar esa conducta porque creía que existid, una cansa de lesiona cuando se menoscaba un valor cuyo respeto es visto por la
justificación qite el ordenamiento J-urfdico no reconoce. Su valoración acerca de lo que debe
comunidad jurídica como fundamento de sus relaciones sociales;586 al
ser considerado como contrario a la sociedad difiere de la valoración reaÜ2ada por el otd&*
namiento jurídico. respecto, sttpra § 7, n.° m. 61 ss.
En tales casos, la credibilidad de la declaración del autor deberá examinarse con deteni- II f) El argumento acertado contra las llamadas teorías estricta y limitada
miento. Si la valoración del autor difiere de las valoraciones de la generalidad, deberán del dolo —al respecto, enseguida, infra n.° m. 12 ss.—, en el sentido de
existir puntos de referencia —como, p. ej., «costumbres locales» especiales, etc.— para que que estas teorías son inconcÜÍables con la ley, es decir, con el § 17, no
la declaración parezca creíble. Los menoscabas de bienes jurídicos conminados con pena en
afecta a la teoría modificada del dolo, aun cuando una parte de la doc-
el Código penal y en las leyes penales principales son formas de conducta de cuya nociví-
dad social son conscientes todos los miembros de una comunidad jurídica por el hecho dé
trina así lo afirme. Dado que, según la opinión dominante, lo que exige
haberse criado en ella. Solo cuando se trata de tipos que regulan formas de conducta 'ético- la consciencia del injusto en el sentido del § 17 no es la consciencia de
socialmente neutras» y que no concretizan prmcipios básicos del ordenamiento jurídico, falta la üocívidad social —al respecto, cfr. snpra § 13, n.° m. 39 ss.—, según
la respectiva consciencia de cometer un injusto.581 Aquí se exige el conocimiento del deber la concepción sostenida aquí y la de la opinión dominante, el § 17 de
jurídico y, con acierto, la jurisprudencia interpreta ese conocimiento como exigencia de un
ningún, modo contiene un enunciado sobre las consecuencias de la falta
actuar doloso-ss2
de la consciencia de la nocividad social. En cambio, el argumento sí afec-
Por esta razón, el "enemigo del Derecho», la "ceguera de Derecho^ o «el autor indiferente al ta a la llamada teoría limitada de la culpabilidad; al respecto, enseguida,
sentir jurídico» no son figuras problemáticas en la teoría del error desarrollada aquí: el infra no m. 18 ss. Por lo demás, la práctica demuestra que, en el ámbito
enemigo del Derecho conoce las convicciones de los demás miembros de la comunidad
del Derecho penal accesorio y de la ley contravencional, la teoría modi-
Jurídica, pues las convicciones de estos son precisamente el objeto de su enemistad. El autor
que se ha criado entre ladrones, asesinos, encubridores y prostitutas, que así se ha hecho
fícada del dolo de ningún modo tiene relevancia solo teórica ni es incon-
adulto y que piensa que la conducta de esas personas es socialmente normal, no existe en ciliable con la ley.587
la realidad. Si esto es tomado en cuenta, entonces no es necesario hacer hincapié en que
el juez no necesita producir la prueba positiva de que el acusado miente cuando, p. ej.,
declara que pensaba que estaba permitido hurtar. Si el juez le cree al acusado, deberá rnan-
$83. Respecto de la ñmdamentación detallada de las teorías modificadas del dolo: Schmid-
darlo a un psiquiatra; si no le cree, realizará una valoración de la declaración en los fun-
damentos de su sentencia. Por lo tanto, solo cuando, ponderando todas las circunstancias, báuser, AT, 10/64 ss.: ídem, NJW, 1975, p. 1807 ss. y J2, 1979, p, 3tíl ss.; luego, D. Geerds, Jura,
la declaración de B fuera creíble, no sería posible penarlo por el § 213. 1990, p. 421 ss,; Hardwig, Gmndprobleme der AUgememen Strafrechtslehre, 1984, p. 38 s.; ArtBur
Kaufmann, Lacknef-FS, p. 185 ss.; Langer, GA, 1976, p. 193 ss.
584. Das Unrechtsbewusstsein in der Schuldlehre des Strafrechts, 1949, p. l43 ss.
iiK,
585. H. Mayer-FS, p. 317 ss.
580. N. de T.: El § 229 StG-B prevé el tipo penal de las lesiones imprudentes.
586. En este sentido, cfr. Aithur Kaufmann, Lackner-FS, p. 185 ss., 188.
581. Respecto de la tradición y el significado actual de esta «itferencíación entre dos ámbitos»,
587. Cuando la jurisprudencia subraya expresamente —cfr., p. ej., BGH, wistra, 1987, p. 139;
cfr. BurckbanSt, en: Eser/NishÜiara (comps.), Rechtfertigung una Entsdiuldigung IV, 1995, p. 408 ss.
BGH, wistra, 1987, p. 151; BayObLG, MDR, 1990, p. 655; OLG Bremen, StV, 1985, p. 282— que,
582. Al respecto, cfr. nota n.° 587.
361
360
§ 15 Segunda parte: Los elementos del delito Error en et ámbito del tipo de injusto § 15
a) En el grupo de casos n.° 5, solo quedaría excluido el dolo en los casos 1 y 2. En los
3. las teorías estricta y limitada del dolo
demás, entraría en consideración un error de prohibición.
12 a) Si en cuanto elemento de la consciencia deÍ injusto se exige la cn^l b) Materialmente, esta teoría identifica el injusto que realiza el autor de un homicidio dolo-
ciencia del aittor de infringir una norma jurídica, y la conscienciarL.2 so con el Ín.justo que comete aquel que mata a otro por suponer erradamente que se dan
los presupuestos de una causa de Justificación, p. e)., de la legítima defensa. Esta identifí-
injusto así entendida es interpretada como elemento del dolo, entonces.^
cación resulta groseramente inapropiada. Formalmente, esta teoría surge y cae con la estmc-
la teoría del error, estas premisas conducen a la llamada teoría ^S
tura del deÜto de tres niveles; al respecto, supra § 5, n.° m. 25 ss.
del dolo, que, empero, es mconciliable con el § 17. —'"^u^
Consecuentemente, en el grupo de casos n.a 5, los partidarios de esta teoría tendrían m,^1
negar la existencia del dolo no solo en los casos 1-4, sino también en Íos casos 5 y ^^ 5. La teoría limitada de la culpabiüdad
de hecho, a esta teoría siempre se le reprocha que beneficia de manera intolerable al ^nÍ^
migo del Derecho, y al -autor indiferente al sentir Jurídico". ;'
18 La opinión dominante sostiene el punto de vista de que la punición de
13 b) A fín de eludir las deficiencias de la teoría estricta del dolo, se i^Í un delito doloso no solo queda excluida en caso de error sobre un ele-
4. La teoría estricta de la culpabilidad 19 Las construcciones sostenidas por esta teoría difieren considerablemente.
Sin embargo, todas ellas adolecen de que la conclusión deseada es a
15 Por el contrario, la llamada teoría estricta de la culpabilidad es en sí duras penas conciliable con las premisas establecidas al definir el dolo,
misma consecuente y es compatible sin más con el texto del § 16. Está pues esta teoría no se basa en premisas jurídico-dogffláticas, sino políti-
co-criminales.
fundada en las premisas de una estructura del delito estrictamente de tres
niveles en la que el dolo aparece como elemento del tipo. Dado que el 20 Además, el argumento de los partidarios de esta teoría, según el cual
dolo solo se refiere a ios elementos objetivos del tipo de ¡a ley, todo error la teoría modificada del dolo no sería compatible con la ley, despoja de
sobre los elementos que exceden al tipo de la ley no puede afectarlo.588 fundamento a la propia teoría. Pues si, según el § 16, el legislador hubie-
ra establecido expresamente que solo un error sobre un elemento del tipo
de la ley en sentido estricto excluye el dolo, toda aplicación ulterior,
en el Derecho penal tributario, el conocimiento del .significado jurídico-tributario del actuar. directa o análoga, del § 16 quedaría excluida. Ello, no obstante, no es
pertenece al dolo del tipo —respecto de la discusión: Reiss, wistra, 1987, p. l6l ss., con otras precisamente lo que surge del § 16. En todo caso, este solo dice que el
referencias bibliográficas—, esta afirmación se condice plenamente con la teoría modifícada del dolo decae ante el desconocimiento de las circunstancias pertenecientes
dolo sostenida aquí, y es incompatible con la teoría limitada de la culpabilidad sostenida en lo
al tipo objetivo de la ley. El § 16 no contiene ningún enunciado respecto
demás por el BGH; sin embargo de otra opinión, Tiedemann, Geerds-FS, p. 95 ss., quien parte de
la base de una «teoría modificada de la culpabilidad, que materialmente, no obstante, más bien se
del error sobre otros elementos del tipo de injusto.589
condice ampliamente con la -teoría modifícada del dolo. Acerca del error sobre las normas de
!l.l!^05-ver?^?fros Y comPletamente consumibles como error de tipo, cfr. BGH, GA, 1962, p.25;
BayObLGSt, 1957, p. 253 s. Respecto del error sobre el derecho de mantener arrestada a una
persona detenida como error de tipo, cfr. OLG Frankñirt, NTW, 2000, p. 2037. En general, respecto
del conocmüento de la. acción mandada como elemento del dolo: BayObLG, NStZ-RR, 1998, p. 78. 52; Armín Kaufmann, JZ, 1955, p. 37 ss.; Mauracb/Gosset/Zipf, AT 2, § 44, n.° m. 69; Paeffgen,
Respecto de la validez general de la teoría del dolo en el Derecho penal accesorio, cfr. Zíegert, Armin Kaufmann-GedS, p. 399 ss., 412; Ídem, NK, previo al § 32, n.s m. 109 ss.: Schroeder, LK,
Vorsatz^ Schuld und Vorverscbulden, 1987, p. 156 ss., con otras referencias bibliográficas. § l6, n.° m. 36 s., 52 ss.
588. Al respecto, Welzel, tb., § 22 III; por lo demás: Fukuda, JZ, 1958, p. U3"ss.; Hirsch, Die 589. AI respecto, en este sentido, D. Geerds, Jura, 1990, p, 427 s.; Grünwaiá, Noll-GedS,
lehre von den negaüven Tatbestandsmerkmalen, 1960, p. 311 ss.; ídem, LK, PICTÍO al § 32, n.Q m. 8, p. 184 ss.
362 363
§ 15 Segunda parte: Los elementos del delito Error en el ámbito del tipo de injusto § 15
a) La teona de la culpabilidad que se remite a las consecuenpi^ el) Acerca cíe la discusión
jurídicas
Las teorías expuestas en los puntos a)-c) tienen en común la siguiente
8s?
conclusión: el «error de tipo permisivo» es equiparado al error sobre la
21 Si bien la opinión hay probablemente dominante no considera m^ -3
error sobre los presupuestos típicos de una causa de JustíficacÍón exrfm3 existencia de un elemento objetivo del tipo de la ley, pues: aQuien supo-
el dolo, sí lo somete a las consecuencias jurídicas del § 16 mnr^i^^a! ne circunstancias cuya existencia justificaría el hecho, actúa en razón de
culpabilidad dolosa».59o /——- — „ -^ -^^ ,ana (q una finalidad que coincide plenamente con las normas del Derecho. Lo
que esa persona quiere es jurídicamente intachable no solo según su
opinión subjetiva —e irrelevante—, sino también según el juicio objetivo
b) Analogía típica con el § 16 | del legisladorr.594
uí?a paríe de la doctrina sostiene el punto de vista de que, si bien pn3 ^6 Sin embargo, entre los representantes de la teoría limitada de la cul-
pabilidad se discute si debe considerarse como error de tipo permisivo
caso de error sobre los presupuestos típicos de una causa dejustíficatítí3
excluyente del dolo únicamente el error sobre los presupuestos fácticos
^TS^ex€Íui.ría /T TOluntadde realización referida al tipo, sí quedarS
de una causa de Justificación reconocida, o si todo error sobre los presu-
^^ido_el,(ísv?lor.de.acción creado por el dol°- No obstante, el doÍoJ
puestos típicos —es decir, también los errores sobre elementos normativos
mismo es defímdo simplemente como voluntad de realización fínaL59i I
de una causa de justificación— excluye la pena por delito doloso.
b } otros °Pinan que aquí debería aplicarse analógicamente el § 16, ao.1 I
BayOblG, NJW, 1965, p. 1924: A, propietario de un terreno por el cual pasaba un camino
1.a oración, y, así, excluirse el dolo.592 " " ~") ^' ^|
efectivamente público, lesionó a un usuario mediante empujones para impedirle el uso. A
consideraba erróneamente que, en cuanto propietario, tenía derecho a impedir que los par-
ticulares utilizaran el camino,
c) La teoría de los elementos negativos del tipo
El BayOblG resolvió: A no actuó en error de tipo permisivo, sino simplemente en error de
24 ^tr^L?^aILa^las,mismas conclusiones mencionadas en los puntos a) y prohibición, dado que, con conocimiento correcto de todos los hechos, erró sobre el con-
b), interpretando las causas de Justificación como «elementos ne&afh tenido de las facultades que podía ejercer en cuanto propietario de un camino que en
del tipor.593 efecto era público.
OLG Karlsruhe, NJW, 1973, p. 378: A, que estaba ligeramente alcoholizado, provocó daños
considerables en el automóvil de X al salu' del estacionamiento. A continuación le alcanzó
a X su tarjeta personal, quien anotó la placa de matrícula de A. Pero, cuando este último
se preparó para marcharse, X se interpuso en su camino y le exigió que esperase a que
llegara la policía, que debía registrar el accidente. A, suponiendo erróneamente que no tenía
el deber de esperar, avanzó con su automóvil hacia X, quien, según A, le estaba obstruyen-
do el paso de manera antijurídica. Así, X se vio obligado a dar un salto al costado.
,5?0' cfr'lp' ej;' Bockelmann^^ AT, §16 CU 6 d; Drebe); Heinitz-FS, p. 223 ss.; Gallas,
El OLG Karlsruhe resolvió: A actuó en error de tipo permisivo.
Bockelmann::FS) p- 169SS-; Herílegen' BGH-FS, p. 195 ss.;Jeschec^Veigen£l,~A^4lW2'd7^cÍ
^r/KühI, § 17, n.° m. 15; Maurach/Zípf, AT 1, § 37, n.° m. 41 ss.; ScblÜchter, Irrtumüber nomiatíve
un Strafrecht, 1983, p. 171 ss.; Tróndle/Físcher, § 16, n.0 m. 27: m
27 Mientras que la jurisprudencia, en su mayoría, restringe el error de tipo
Beulke, AT, n.° m. 478 s. - - , ..--., „ --, — ^. -,,
permisivo a los errores sobre la situación de hecho, la mayor parte de los
. \cfr'' p' eí'' Frísch' enj3ser^pe"-0" (compsj, Rechtfertigung und Entschuldigung, t ffl, representantes de la teoría limitada de la culpabilidad se expresan en la
1991. p. 268 ss._; Ptippe, NIÍ, § 16, n.° m. 155 ss.; Rzidolphi, SK I, Í 16; ji.° m. 12;~Strafánwe'rtb, AT
I, § 9, n.Q m. 157 ss. - - - . -, — —. —, ^..-.^..^...^
doctrina a favor de considerar también a los errores sobre elementos
normativos de una causa de justificación reconocida como errores de tipo
592^?r'' p\eJ"BGHStf L 2'_p'194 ss-; t-3' p-105 ss-; t- 17' P- 91; BGH. NStZ, 1983, p. 500;
^.stz-) 1?^7' p-.322; Bauwan-n/Weber/Mitscb, AT, § 21, n.D m, 43;^?2r&e^ JA/19897p^'295'ss,;
permisivo. Según ello, no solo actúa en error excluyente de la pena por
(pero, diferenciando, ídem, Stree/Wessels-FS, p. 204 ss, y J2, 1993, p. loF? ''ss'.)^KuhC'^\ "tí, delito doloso aquel que, en razón de una falsa representación de la sítua-
n,° m. 73; Kuhlen, Die Unterscheidung von vorsatzausschüefiendem undmcht-vorsatzausschliefiendem ción de hecho, supone erróneamente una agresión antijurídica en el sen-
Irrtum, 1987,^ p. 33Q^Roxin, AT I, § 14, n.° m. 62 ss, Scheffler, Jura, 1993, p. 621'^Sch/Scb/ tido del § 32, sino también aquel que, a causa de una valoración errada
Sternberg-Lieben, § l6 n.° m. 1^ Schumann, Strafrechtfíches'Handlungsunrecht, 1986,'p. 33.'
593;cfr" p'.ej-' Ensisch'zsw' t- 70 <le>58), p. 600; Hruschka, S'trafrecht, p. '195 rss:,~Joecks,
?^§ ^ m: 91;Artfe»r^u/m^»"> LackneT-FS, p. 194 ss.; Kindbánser, Gefahrdung ais Straftat,
19S9', p' 111' scbaffsteín' OLG Celle-FS, p. 175 ss., Schünemann, GA,'1985, p. M8~ss.¡ ~(W<?m,
Coimbra-Symposium, comp. por Schünemann/Figueiredo Días, 1995, p. 175 ss. 594. Roxin, AT í, § 14, n.° m. 62.
364 365
Error en el ámbito ¿leí tipo de injusto § 15
§ 15 Segunda parte: Los elementos del delito
367
366
I?: Error en el ámbito de! tipo de injusto § 15
§ 15 Segunda parte: Los elementos del delito
368 369
Error en el ámbito del tipo de injusto § 15
§ 15 Segunda parte: ios elementos del delito
Según la teoría estricta de la culpabilidad, &t error sobre la existencia de una causa de
c) teoría modificada del dolo: la representación de A no empecé a su con5c¡encia
iustífícaaon no es idóneo para excluir el dolo.
del injusto. Él sabía (si es que no se ha criado en un ámbito cultural totalmente dii
que estaba realizando una injerencia socialmente no aceptable en los derechos de erin^^3
Coioo consecuencia, se cumplen los §§ 223 y 224 y solo es posible atenuar la pena median-
de terceres. Pero dado que él no consideraba que su conducta fuera punible,,tambiénTH^II
:a^l
te el § 17) dado que el error de A habría sido evitable si él prestaba mayor atención, pues
en consideración un error de prohibición evitable. -^
Los presuntos agresores aún no habían manifestado ningún tipo áe agresividad.
ce) Según la teoría ¡imitftda de la cnlpíibilidod, en caso de error sobre los presupuestos
Para repasar y ejercitar tácticos de una causa de justificación, decae el dolo,
38 Caso modelo 6: ¿) Es necesario analizar las distintas teorías, porque conducen a resultados diferentes.
La noche anterior al día del hecho, y también a la mañana del día del hecho, A había sirlH aa) La aplicación de la teoría estricta de la culpabilidad tiene por consecuencia que se
golpeado por varios compatriotas. A la tarde, se encontró nuevamente con el mismo or.,.3 cumplen los §§ 223 y 224.
en una taberna frecuentada principalmente por obreros extranjeros. Al verlos, abandnnll
inmediatamente el local por la puerta trasera. Pero el patio trasero del edificio estaba ¡wll bb) La aplicación de la teoría modificada del dolo o de la teoría limitada de la culpabilidad
cada por todos los costados con una alta tela metálica. Al volverse, vio salir por la ouprt.21 tiene por consecuencia que debe analizarse sí se aplica eí § 229:
que se hallaba a solo dos metros, a uno del círculo de sus adversarios y, detrás de este. vSS;
2, Lesiones imprudentes, § 229
a otro más. A supuso que le darían otra paliza. Por ello, sacó su pistola y disparó en dSirecll
ción a la puerta, pero pensó que no causaría una lesión mortal. El primero que salía recibía!
a.) Maltrato físico: cfr. I a.
el disparo en el muslo. Luego se constató que el grupo ni siquiera había notado que 3
estaba a!M. ios dos supuestos perseguidores de A solo iban camino al baño del local. al ondl b) A no solo tuvo la posibilidad de reconocer que lesionaría a otro en su cuerpo, sino que
se accedía, atravesando el patio- * ^
además lo sabía.
aa) No se da una agresión contra A, por lo tanto no hay justificación por el § 32.
A creía que sería golpeado una vez más. Si esta representación hubiera sido acertada, él
habría estado amenazado por una agresión actual y antíjurídica contra su integridad física.
El disparo, en cuanto acción defensiva, habría estado dirigido contra los agresores y también
habría sido necesario, dado que, en esa situación y en vista de la gravedad de las lesiones
físicas amenazantes, A no disponía de otro medio de defensa efectivo. Es controvertida la
cuestión acerca de la consecuencia que este error debe tener respecto de la responsabilidad
jurídíco-penai de A;
aa) Según la teoría modificada del dolo, queda excluido el dolo de A, pues A erró sobre te
contrariedad al deber de su conducta. Él no tuvo consciencia de comportarse de manera
socialmente dañosa. Como consecuencia, él tipo de injusto del § 223 no está completo.
370 371
§ l6: ERROR EN EL ÁMBITO DE LA
CULPABILIDAD
I. A modo de introducción
Caso 1: El 1.° de abril y el 1.° de septiembre, A fue acusado por injurias contra sus vecinos
A e Y y, en ambos casos, fue absuelto como incapaz de culpabilidad por delirio persecuto-
rio. El 1.° de octubre, A le sustrae a Z una bicicleta y, en consecuencia, el 1.° áe noviembre
se encuentra otra vez ante el tribunal. El perito declafa que, respecto de este hecho, A ha
sido completamente capaz de culpabilidad. A invoca que él había pensado que, por ser
incapaz de culpabilidad, no podía ser penado.
Luego de que A fue absuelto en una causa penal por injurias, por su incapacidad de culpabi-
lidad, le sustrajo a B el automóvil vendido, pues pensó que la transferencia era nula por
haberse realizado durante su estado de incapacidad de culpabilidad. En el proceso iniciado por
este hecho, el perito declaró que la incapacidad de culpabilidad respecto de la injuria se debió
a un delirio persecutorio que, empero, no afectó el negocio jurídico referido al automóvil.
Caso 3: BGHSt, t. 5, p. 371: A ha sido oída como testigo en dos proceso contra F. La pri-
mera vez, se le tomó declaración bajo juramento, luego dos veces sin juramento y, finalmen-
te una vez más bajo juramento. Todas las veces declaró falsamente a sabiendas, para bene-
fíciar a F. Este último la determinó a hacerlo mediante amenazas de muerte para el caso de
que no declarara en falso. El BGH negó la existencia de un peligro actual, pero reconoció
que A había errado sobre la existencia de un peligro actual.
373
§ 16 Segunda parte: tos elementos del deHto Error en el ámbito de la culpabilidad § 16
caso.4:^cree^rróneajnente que será agredi<to P"^ B. A derriba a B a los ^_ I Transgresión de la legítima defensa, § 33: el llamado exceso en la
p^l^emw^B:excede ia medída de !a°^^aTnecesarialqu^tha^ ^c£fn£S^ 4
realmente lo hubiera querido atacar. --— i— —.^ oiao permiti^^ ^¡ legítima defensa putatíva
caso 5:.sfmge_que va.a dafle una bofetada a A- "^concertado, A sobrevalo El § 33 vincula la «exculpación» con la existencia de la situación de
cada del hecho y apuñala a B. -———, .. -"^cvuora el
legítima defensa y con una determinada situación psíquica del autor. Si
^o se da la situación de legítima defensa, el § 33 no puede aplicarse.
pero resulta dudosa la cuestión de si el § 33 es aplicable por analogía
U. PLANTEAMIENTO DEI. PROBLEMA cuando el autor yerra sobre la existencia de una situación de legítima
defensa.
1.
Error sobre una causa de exclusión de la culpabitídad
aa) Algunos rechazan la aplicación analógica con el argumento de que
en el caso de la legítima defensa putativa falta la agresión antíjurídica
La culpabilidad es un presupuesto de la responsabilidad del a^o. „ _ I
de la persona en cuyos bienes jurídicos se interviene. Por ello, a dife-
cierto, solo es determinante' la situación de\echo'ob¿eti^L^^^3
rencia. del caso del agresor, esa persona no podría cargar con las con-
taaón del autor sobre su propia incapacidad de culpabilidad 7s ÍnS3
te en cuanto tal. ' ~"~ "" "l'-lcv^ secuencias de un exceso del supuesto agredido de tal manera que deca-
su protección jurídico-penal frente a la conducta de aquel. Pero, en
la medida en que se den los presupuestos, entra en consideración la
aplicación del § 17.607
2* Error,sobre Ta <:ausade exculpación, es decix, sobre uiJ
prohibición de reprochar la culpabilidad existentelbai^l! bb) Según una opinión minoritaria, debe aplicarse analógicamente el
ciertas circunstancias § 33 cuando el error fue inevitable o cuando no fue debido a impru-
dencia.608
a) Estado de necesidad exculpante, § 35
ce) En vista de que el legislador niega la protección del Derecho penal
Dado que, según el_ § 35, ap. 1, el autor será exculpado en razón de un J en una situación que la víctima actual ha co-defínido primeramente median-
situaaón^^«c^_ independientemente de que haya tenido "libertadu te una agresión antijurídica, parece adecuado aceptar la aplicación analó-
dea!!ono-no ea Ia realidad ~Proh^ción de reproch¡7k'cu¡pab¡lKÍ^| gíca cuando el afectado por la supuesta acción defensiva ha tenido una
existente bajo ciertas circunstancias-, resulta consecuente, ení'cas(Td^l culpa relevante en la creación del error de quien se defiende.609
error sobre la existencia de la situación «exculpante., tratarlo'como ^Teséa I
realmente se hubiera dado (§ 35, ap. 2). ^ ' "'""" ^u'"" " '"'w ^ dd) Bajo estos presupuestos —error sobre una situación justificante, culpa
relevante del afectado actual— también entre en consideración la aplica-
^La restricción de que el autor solo debe ser absueko en caso de error I
ción analógica del § 33 a otras simaciones justificantes.610
^itaUe y que, en cambio, en caso de error evitable solo'queda la POS^ I
biUdad de atenuar la pena, no representa una fractura en STsÍst^ldS I
§ 35^ en esta diferenciación, la consideración de la culpa del autor~tamb¡én ^
^ eímarcodeH 35> ap-1 ~<EESto no rige en la medida-enqueTsegun i
la^circunstancias, a saber, cuando el propio autor~ímbíera cSusad^ ¿ «(2) Si, al cometer el hecho, el autor supone erróneamente circunstancias que serían exculpantes
riesgo...»"""— encuentra su equivalente en el § 35, ap. 2. J según el ap. 1, solo será penado si hubiera podido evitar el error. La pena se atenuará con arreglo
al § 49, ap. I».
607. Al respecto, BGH, NJW, 1962, p. 308 s.; BGH, NStZ, 1983, p. 453, BGH, SEV, 1997, p. 292;
BGH, NStZ, 2003, p. 600; Eser/Burkbardt, 1, n.° 11 A 42 ss.-, Jescbeck/Weigend, AT, § 45 II 4;
Mawacb/Zípf, AT 1, § 38, n.° m. 19; Spendel, LK, § 33, n.° m. 32; WesseÍs/Beitlke, AT, n-Q m. 449.
la v.^6.N;.de^ H§ ^!tCTdiceL<D_Actúa sm CUÍPab^d quien, ante un peligro actual para 608. Al respecto, Baumami/Weberfi/litscb ; AT, § 23, n.° m. 48; Riidolphi, JuS, 1969, p. 463 s.;
^^apSd^o.con!,llCTÜS^ 609. Al respecto, con mayor detaUe, Erb, MK, § 33, n.a m. 18; Hardtung, ZStV, t, 108 (1996),
^TT^CT .T:)J,egunlasc^^^ p, 55 ss., ¿O; Hwzog, NK, § 33, n.Q m. l6; Otto, Jura, 1987, p. 607; Roxin, Schaffstem-FS, p. 118
.neT lcu^0"hauara en una relación jurídíca especia1'se Ie P^a exi^. quelÍo7s7mr^'u ss.; ídem, AT I, § 22, n.° m. 94 ss.; Timpe, JuS, 1985, p. 122.
SJ^o^ Í^Te;, lp:na/^fenuarsec^ 610. Cfr. Rudolphi, SK I, § 33, n.Q m. 1 a; NoU, SchwZStr, t. 68 (1956), p. 185 ss. De otra
tenía que asumir el rie.go a .u cargo, excepto cuando se tratase de unFrelacSnTurídÍ^espe^ opinión, Roxin, AT I, § 22, n.Q m. 98; Scb/Sch/Perron, § 34, n.° m. 52; Spendel, LK, § 33, n.° m. 76.
374 375
§ 16 Segunda parte: Los elementos del delito
III. CONSECUENCIAS
10 Caso 1: A yerra sobre su propia capacidad de culpabüidad. Pero, dado que lo íainnFtJ3
no es la consciencia de la capacidad de culpabiÜdad, sino la existencia objetiva d^lS.
objetiva de e|
última, el error es irrelevante.
11 Caso 2: A yerra sobre su capacidad de culpabilidad. Pero este error conduce a »n n.jil
sobre ef contenido de significado de su acción en el momento de la transferencia del an^l
móvil que, en razón de su error, A considera, antes como ahora, que sigue siendo
yerra sobre el elemento <ajeno>. del § 242, COMPARACIÓN ENTRE LOS
12 Caso 3: A yerra sobre la existencia de una situación de estado de necesidad exculpante. H¡
se representa que esa situación está dada. Se apjíca el § 35, ap- 2. ~| DIFERENTES ESQUEMAS
13 Caso 4: Aquí se da el llamado exceso en la legítima defensa putativa. A no ha excedido Icil
límites de una defensa legitima, sino que, en una supuesta legítima defensa, ha infrinoíitítll
ESTRUCTURALES DEL DELITO
el marco que sería permitido si efectivamente existiera una legítüna defensa. No se an1»31
el § 33. ' ~~'3 CONSUMADO DE RESULTADO
14 Caso 5: Aquí entra en consideración la aplicación por analogía del § 33, dado que A s|||
halla en la situación psíquica exigida por el § 33 y B tiene la culpa de que A esté en essiil
situación. ••%
1. Tipicidad
b) PosÍbiüdad de actuar
¿La conducta reprochada a X, o bien la conducta que se le exigía, fue
accesible para su conducción voluntaria de los actos?
c) Base de la imputación:
aa) Delito de comisión: ¿Ha creado o incrementado X un riesgo para el
bien jurídico menoscabado?
bb) Delito de omisión: ¿Se hallaba X en posición de garante?
d) Relación de imputación:
'•ínsgsss aa) Delito de comisión: ¿Se ha realizado en el menoscabo del bien jurídi-
co el riesgo creado o incrementado por X, su)'eto a su conducción de los
actos? ¿O acaso se ha realizado otro peligro?
377
376
Comparación entre los diferentes esquemas estructw-ales... § 17
§17 Segunda parte: Los elementos del delito
bb) Delito de omisión: ¿Se ha realizado en el menoscabo del bien m^¿! 1. Típicidad
el riesgo que X estaba obligado a evitar o disminuir en razón de\^ulcl a) Tipo objetivo
ción de garante? " "" -~~"" uv' 'lu PQS9
aa) ¿Se ha producido el resultado típico? ¿Concurren otros elementos obje-
e) Elementos subjetivos: tívos del tipo penal, como p. ej. características especiales de autor o moda-
lidades del hecho?
aa) DeUto doloso: ¿Actuó X con ítofo (aquí sok> como elemento fínal ría
injusto)? ¿Concurren otros elementos subjetivos del tipo, como p. ej.esnSI bb) ¿Ha causado el autof el resultado?
cíales intenciones o motivos del autor? "°P^| ce) Imputación objetiva: Caso por caso, criterios objetivos adicionales de
bb) Delito imprudente: ¿Tuvo X la posibilidad de reconocer la siti^^S imputación. P. ej., ¿se halla el resultado hiera del ámbito de protección
de hecho, según sus capacidades? "•-"-"•^wí^ de la norma?, ¿se da un caso de autopuesta en peligro de la víctima bajo
^ propia responsabitídad?, ¿se da un caso de disminución del riesgo por
2. Antijnridicidad 1 parte del autor?
a) Violación del deber jurídico 1|
b) Tipo subjetivo
aa) Deuto doloso: <? marementado X el riesgo (delito de comisión) o hal
¿Actuó X con dolo? ¿Concurren otros elementos subjetivos del tipo, como
permanecido inactivo (delito de omisión) más allá de la medida permitida?!
p. ej. especiales intenciones o motivos del autor?
¿O se da, p. e)., alguna causa de justificación? ¿Están dados los elementos!
objetivos de una causa de justificación? ¿Están dados los elementos ¡ub-!Í
jetivoí; de una causa de justificación? ~" ^ 2. Antijti-ridicidad
bb) Delito impmdente: ¿Ha mcrementado X el riesgo (delito de comisión) ¿Se da alguna causa de justificación que elimine el efecto de indicio del
o ha permanecido inactivo (delito de omisión) más allá de la medida injusto, propio del tipo de la ley constatado? ¿Se dan sus
permitida? ¿O se dan, p. ej., ios presupuestos objetivos de una causa de
justificación? a) elementos objetivos y
b) sus elementos subjetivos?
b) Consciencia del injusto
Independientemente de la respuesta a esta pregunta, en cada caso debe-
aa) Delito doloso: ¿Tuvo X consciencia de la nocividad social (elementos rán efectuarse consideraciones adicionales, como p. ej., ¿se da una cali-
del ánimo del dolo)? sión de deberes justificante?, ¿se da un caso de afalta de desvaler de
bb) Delito imprudente: ¿Tuvo X la posibilidad de tomar consciencia de la resultado»?
nocividad social de su conducta?
3. Culpabilidad
3. ¿CtüpabiUdad?
a) ¿Se da alguna causa de exclusión de la culpabilidad o de exculpación?
a) ¿Se da alguna, causa de exclusión de la culpabilidad o de exculpación?
b) ¿Hubo consciencia del injusto en el sentido del § 17?
t>) ¿Tuvo X consciencia (potencial) del injusto, en el sentido del § 17?
S II. EL DELITO DOLOSO DE COMISIÓN SEGÚN LA III. DELITO IMPRUDENTE DE COMISIÓN (SEGÚN LA
ESTRUCTURA FINAL DE LA DOCTRINA DOMINANTE^" OPINIÓN DOMINANTE)
611. Respecto del esquema estructural de la opinión dominante: Geilen, Methodísche Hinweise
2ur Bearbeitung van StrafrechtsfaÜen, en: Jura Extra, 2.a ed, 1983, p. 83 ss.; Jescheck, Faüe und
Respecto del esquema de la estructura del delito según la sistemática ideológica del delito:
I.osungen 2um Lehrbuch des Strafrechts, Aügemeiner Teü mit Aufbaumustern, 3.a ed., 1996, p. 115
s.; WesseÍs/Beulke, AT, n.° m. 872. Schmidháitser, AT, Anexo A (p. 859 ss.).
378 379
Comparación entre los diferentes esquemas estructuvales... §17
§17 Segunda parte: los elementos del delito
<? /^uv^ el autor la P°sibilidad de comprender el injusto, en el sentid3 f) ¿Se da la imputación objetiva?
del § 17? ^1
Caso por caso deberá examinarse si, p. ej., el resultado se halla fuera del
ámbito de protección de la norma, si se da un caso de conducta altema-
tiva conforme a Derecho, etc.
FV. ÜEUTO DOLOSO DE OMISIÓN IMPROPIA (SEGÚN LA I
DOCTRINA DOMINANTE) 2. Antijtiridicidad (cfr. II 2)
a) Tipo objetivo 1. Para el lector que haya seguido el desarrollo por pasos del esquema
estructural, debería ser obvio que se trata de un esquema de pensamíen-
aa) ¿Se ha producido el resultado típico?
to. Su fín es el de facilitar el examen de la situación de hecho, obligando
bb) ¿La intervención del autor habría impedido el resultado con probabi- a quien realiza ese examen a proceder por pasos, lo que le posibilitará
lidad rayana en la seguridad? reconocer los eventuales problemas del caso y analizarlos en un contexto
ce) ¿Tenía el autor el deber de evitar el resultado (posición de garante)? razonable. Esto también tendrá efectos en la redacción de las conclusiones
de ese examen, pero, no obstante, sería errado esclavizarse siempre a este
b) Tipo subjetivo esquema cuando se pone por escrito el análisis de la situación de hecho.
¿Actuó X con dolo? ¿Concurren otros elementos subjetivos del tipo, como Solo en el tipo penal de aquellos delitos de resultado que describen la
p. ej. especiales intenciones o motivos del autor? producción del resultado de modo verdaderamente despojado (p. ej., «el
que matare a un hombres) debe mantenerse el esquema —independien-
2. Antijuridícidd.d (cfr. II 2) temente de cuál se elija—. Pero en la mayoría de los tipos penales, el
3. Culpabilidad (cfr. II 3} menoscabo del bien jurídico se describe en un contexto mucho más fácil
380 381
§ 17 Segunda parte: Los elementos del delito
b) Lo mismo sucede, en este aspecto, p. ej., con los conceptos de «entrar» en el § 123^181
«sustraer» en el § 242° 3; «hacer un documento" en el § 267 .
TENTATIVA Y DESISTIMIENTO
7 2. Si se tiene en cuenta lo dicho, resulta claro que los exámenes de delí-li
tos que son esencialmente sencÜlos o que solo son problemáticos respecll
to de los elementos particulares del tipo, pueden ser presentados dei
manera completamente convincente con el esquema de la opinión dcmu-lll
nante: "S,
8 1. TÍpicidad |
a) tipo objetivo :
2. AntijuridÍcÍdad
3. Culpabilidad
9 Pero sí es importante que quien realiza el análisis sepa que este esquema
no es la única vía para llegar a una conclusión correcta, sino que, en
casos problemáticos (casos de error, falta de pretensión de cumplimiento
del deber, interrupción de la relación de imputación), ese esquema tiene
que ser reemplazado por el esquema diferenciado que sea más adecuado
a la estructura del delito.
382
18: LA TENTATIVA
Objetivos de estudio: Panorama del estadio delictivo anterior a la consumación del delito.
Definiciones conceptuales en el marco de los §§ 22 y 23 StGB,
1. Decisión al hecho
2. Actos preparatorios
3. La tentativa punible
385
La tentativa §18
§ 18 Teí-cera parte: Tentativa y desistimiento
damento punitivo de la tentath^a es la actuación. —es decir, la manifac.*á 4. La consumación del hecho
ción— de una voluntad delictiva en una determinada conducta pY+aJ- I
Por lo tanto, no se castiga solo una determinada actitud del ánimo ^ — ' '^-: El hecho está consumado cuando concurren todos los elementos del tipo
^ sínd penal.
la actuación de esa actitud del ánimo, con la cual el autor da a con.oc^
su peligrosidad —al menos abstracta— y, por cierto, mediante una rn«sl Advertencia respecto de los llamados tipos de emprendimiento: Los tipos en los que se
ducta que desde el punto de vista del autor representa ya zmci puesta e»| conmina con pena el «emprender' una determinada conducta (cfr., p. ej., los § 81, ap. 1,
peligro concreta del bien furídico protegido. § 307, ap. 1, § 316 c, ap. 1, n.° 2) comprenden tanto la tentativa como ta consumación.
Desde el punto de vista material, la acción intentada ya alcanza para la consumación del
La definición del ñmdamento punitivo de la tentativa conoce rtnJ
delito en sentído formal.
corrientes principales en la doctrina, a las que normalmente se las cnn3
trapone como teoría subjetiva y teoría de la impresión. Según la teoría
subjetiva, el fundamento punitivo de la tentativa se halla en la voluntad
5. El agotamiento del hecho
actuada hostil al Derecho que se ha hecho manifiesta en el mundo exter-1
no a través de una acción. La teoría de la impresión complementa estel
A pesar de haber sido realizados todos los elementos del tipo penal, el
ñindamento punitivo de la tentativa afirmando que la expresión manifes-
hecho solo estará agotado cuando también se hayan realizado las circuns-
tada de la voluntad conmueve la confianza de la generalidad en la visen»;
tancias que "en razón de que el respectivo tipo delictivo adelanta la con-
cía del ordenamiento jurídico y menoscaba el sentümento de seguridad
sumación, ya no pertenecen a la descripción del tipo, pero caracterizan
Jurídica, así como, con ello, la paz jurídica.615 ;
el injusto del hecho».618
Pero, dado que ios defensores de la teoría subjetiva también reconocen
que hay actos preparatorios impunes, para ellos el ñindamento punitiva 10 a) En los llamados delitos permanentes, es indiscutido que el delito se
de la tentativa no puede hallarse, sin más, en una actuación de la volun- consuma con la realización de los elementos típicos, pero que solo se
tad hostil al Derecho. En cambio, en la formulación de los representantes agota cuando concluye el menoscabo del bien jurídico.
de la teoría de la impresión justamente no se define el elemento sobre el
Caso: A irrumpe por la noche en la vivienda de B. La violación de domicilio se consuma
que se basa la impresión conmovedora del Derecho. Por último, la con-
cuando A ingresa al lugar, pero solo se agota cuando A se retira.
cepción que se defiende aquí intenta destacar el punto de vista opuesto
a ambas teorías,616
11 b) También es indiscutido que se da un delito consumado pero no
Independientemente de estas teorías, también existen concepciones agotado cuando una única acción típica se extiende más allá del árabí-
que fundamentan el injusto de la tentativa de manera autónoma.617 to temporal de la consumación y se intensifica el menoscabo del bien
jurídico.
Caso: A le pega diez golpes a B en el trasero. Las lesiones físicas se consuman con el pri-
615. Respecto de la teoría subjetiva: Hillenkamp, LK, previo al § 22, n,° m. 60 ss.; Kühl, AT,
mer golpe, pero se agotan con el décimo.
§ 15, n.D m. 39; Lackner/Kühl, § 22, n.° m. 11. Respecto de la teoría de la impresión: Kaivfncmn/
Weber/Mitscb, AT, § 26, n.° m. 19; Jescbeck/Weigend, AT, § 49 ü 3; Maurach/GosseÍ/Zípf, AT 2, § 4&, 12 En cambio, sí está discutida la cuestión de si las acciones que en sí
n." m. 41; Papageorgioif-Gonatíts, Wo liegt die Grenze zwischen Vorbereitungshandiung und
mismas no cumplen ningún elemento típico también pueden prorrogar
Versuch?, 1988, p. 201 ss.; Ranft, Jura, 1987, p. 532; RiteÍolphi, SK I, previo al § 22, n.° m. 14; Sch/
Sch/Eser, comentario previo a !os §§ 22 ss,, n.0 m. 22; Schünemann, GA, 1986, p. 323 s.; Streng, el agotamiento del delito. Este sería el caso, por un. lado, en la medida
ZStW, t. 101 (1989), p. 273; ídem, ZStW, E. 109 (1997), p. 865; Trondle/Fischw, § 22, n.Q m. 40; en que el resultado delictivo todavía pudiera ser intensificado y, por otro
ZStW, t. 98 (1986), p. 332 s. En contra: Kohler, AT, p. 454; Zaczyk, NK, § 22, n/> m. 12. lado, cuando la producción misma del resultado no perteneciera al tipo
616. En la misma dirección, Roxin, Nishíhara-FS, p. 158 ss.; íei^m, AT II, § 29, n.° m. 10 ss. penal, en la medida en que el resultado todavía no hubiera ocurrido.
617. Interpretan la tentativa como delito de peügro abstracto Kratsscb, Verhaltenssteuerung
und Organisation im Strafrecht, 1985, p. 64 ss., 438, y Grmil, Absttakte Gefáhrdungsdelikte und
Prasumtionen im Strafrecht, 1991, p. 135 s. Zaczyk, Das Unrecht dei versuchten Tat, 1989, P. 1-26
ss., 229 ss., define el injusto de la tentativa según los bienes jurídicos afectados y las diferentes
carencias del tipo objetivo. Realizan una restricción de la tentativa a la «tentativa dirigida a un fin»
1998, p. 135, l4l); atiende a la lesión de la relación jurídica entre los sujetos: Sath, JuS, 1998,
y a la "tentativa de puesta en peligro-: Alwart, Strafwürdiges Versuchen, 1982, p. 158 ss.; Schmíd-
p. 1008 s.¡ atiende a considereadones de prevención especial y general: Heckler, Díe Ermittlung
báuser, Strañ-echt, AT, Stub., 11/13 ss. Atiende a ¡a puesta en peligro del bien jurídico concretamente
der beim Rücktoritt erforderlichen RücktrittsÍeistung anhand der objektiven VoUendungsgefahr, 2002,
agredido: Jager, Der B.ücktritt vom Versuch ais zurechenbare Gehfáhrdungsumkehr, 1996, p. 62 ss-
P. 77 ss., 107,
(en sentido similar, Herzbeí-g, MIÍ, § 22, n-° m. 4 ss,; fíirscb, Roxin-FS, p. 725; Malitz, Der untaugliche
618. Lackner/Kühl, previo al § 22, n.° m. 2.
Versuch beim unechten Unterlassungsdelikt, 1998, p. 132, 155, 230; Zieschang, DÍe GefáhrdungsdeÜlrte,
386 387
La tentativa §18
Caso 2: A ha extorsionado a B con la amenaza de ^ una denuncia P^al, pues^B no le ha| , La actuación de la decisión mediante una conducta con l^cua^^auto^
p¡gad^eT Jneroque él exigia por su silencio. B ^te^r0^ dm^^^n^^Elu| ;.l7 ^g^T^s^taacirnTeTheZo':s7pone tomediatonente a realtear el
ZS^naá^enun~lugardetermmado, desde un tren interurbano. La e^oTOOn<§^se|
^^"c^ndoB'arSa el dinero. Según ü opinión dominante, el agoumiento del ddittí| tipo penal.
solo se produce cuando A recibe el dinero, -j
13 Estos eiemplos dejan en claro que la diferencia entre agotamiento y^ con. j 2. La decisión al hecho sin reservas (incondicional)
sumacÍón^ebasaen necesidades poHtico-criminales muy diversas. PorloJ
tanta esta diferenciación no puede dfiterminarse según un criterio úniccíl , La doctrina dominante exige la llamada decisión Acondiciona albwho,
"to4¡¡ las" constelaciones" de problemas, sm tener en cuenta las res. | 18 sÍon7ener¡"diferenciaciones incorrectas, pues sin du^e^ po^-
tivas^relacion^s sistemáticas. En el caso de la legítima defensa ^(caso ^
totalmente adecuado extender la protección penal de la víctima ¡
^^^S^^^^E-rolsnlArt^f^n
2leoTeeq^^r^e '^oma'deTade^ión al hecho^ puede d^p^
delld"efito tanto~como sea necesario para posibilitarle la legítima defensa ?eT Te qo^screfle:aoln>es7condiciones). Por lojanto, parece más sensato
frentóT autor sorprendido in fraganti. Asimismo, resulta apiopiado no hablar de una decisión al hecho sin reservas.-
Aconsi<ierar""a "la obtención de la cosa exigida (caso 2) como ^delito autó-
aa) Decisión al hecho con reservas: El autor todavía se guarda la últtoa
no^o7para"así evitar la consecuencia de tener que valorar la obtención 19
decisión acerca de -s^ comete el hecho.
como (otra) apropiación indebida.619
bb) Decisión al hecho sin reservas; Ya se ha fijado dPland_dheAOÍ^
20
sTreaÍteadón"tod¡vía pueda depender de ciertas circunstancias externas
U. EX TIPO DE IA TENTATIVA no resulta esencial.
14 Según el § 22, comete tentativa de un delito quien, según su representa- b) Para ejercitar:
ri<?n"deT hecho," se pone mmediatamente a reaUzar el tipo penal.
21 aa) BGHSt. t. 12, p. 309= A y B están cumpUendo una pena de prisión. Deciden .sc.p^e
y, silo logran, llevar a cabo un robo en la posada de G.
Solución: A y B han tomado 1. decisión al hecho sin reservas de cometer un robo. Solo su
1. Los elementos que definen la tentativa
ejecución depende de una condición.
La tentativa se caracteriza por la concurrencia completa ^ ^subjetw^ : BGH, í2, 1967, p. 608: X y B habían robado una bffletera. A ^o^ en^u ^tea^
15
X/^o7»""^^¿ falta de un elemento-en el tipo objetivo del b^^^w.^^^^^^^mvm^ede^suma pa"sí-
injusto. Según ello, el tipo de la tentativa presupone: Sin embargo, la billetera estaba vacía,
^S^^^^S^J^^ñSS,
Sn!' ^lll ^\ rw^ypTpí 723' ss, G^^^StW, t. 85 (1973). p. C^Hruscbka,
otra opinión, Bitzilekís, '¿ytW, t. yy uyo/A P; /A'3 ";' uu^) u^* ^.
J'Zri^^T^7Tj5^r7AT,'p. 536; K&hl, Roxin-FS, p. 673 ss.; r^m, JuS, 2002. p. 729 ss.
S5'; ^^'^ :¿s^ ^^. —. Sc.ode.0^, p. U, ,. .
Schmíd, ZStW> t. 74 (1962), p. 48 ss.
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La tentativa §18
§ 18 Tercera parte: Tentcüiva y desistimiento
23 a) Empero, la decisión del legislador no ha solucionado las cuestiones de 28 b) La fóoríü <^e la puesta en peligro es la que mejor se adecúa a la inten-
delimitación, que eran controvertidas desde antes. Ya en el caso de la ción del legislador de fijar el momento de la tentativa en el punto mme-
tentativa del delito de omisión impropia la fórmula es inadecuada, pues diatamente anterior a la reaÜzación del tipo.
quien no hace nada no se pone <a realizar el tipo penal», a menos que 29 La teoría del acto intermedio resulta demasiado imprecisa porque no
se pretenda hacer valer como comiendo de la tentativa la decisión de no decide si faltan otros actos intermedios estrictamente a partir del curso
ejecutar la acción conforme al deber y, así, se eleve esa decisión a la particular de los movimientos, sino que busca averiguarlo valorativamen-
categoría de conducta punible. Pero ello. Justamente, se quiere evitar. No te —el sacar una pistola sin seguro con intención hornicida ya es una
obstante, la fórmula de la ley tampoco define con suficiente seguridad el tentativa, a pesar de que el autor todavía tenga que ponerse en posición
momento relevante en el delito de comisión. La fórmula solo indica la vía y apuntar—. SÍ, por el contrario, se acepta que son necesarios otros actos
para concredzar y precisar ese momento. Este último debe determinarse intermedios y se considera que ya hay acción de tentativa ^cuando el curso
en dos pasos: en primer lugar, debe constatarse el punto de vista que el inalterado de la acción ha de conducir inmediatamente a la realización
autor tuvo respecto de la situación y, luego, debe valorarse objetivamente del tipo penal, o cuando la acción se halla en una relación espacial y
si, sobre la base de esa representación de la situación, se dio un ponerse temporal inmediata respecto de la realización del tipo, entonces se abre
inmediatamente a realizar el tipo. De acuerdo con esto, la base de la la posibilidad de adelantar el comienzo de la tentativa al ámbito de los
valoración debe averiguarse subjetivamente, mientras que el parámetro de actos preparatorios. Pues también las acciones que se encuentran mucho
la valoración debe averiguarse objetivamente. Sin embargo, no ha sido antes de la puesta en peligro concreto sm duda pueden, según el plan
determinado de manera uniforme ante qué formas objetivas de conducta del hecho, conducir al menoscabo del bien jurídico si su curso permane-
hay que considerar que se da un ponerse inmediatamente. ce inalterado. Ciertamente, se puede estar de acuerdo con la teoría de las
esferas en lo afínente a exigir una relación espacial y temporal estrecha
24 aa) Según la teoría del acto intermedio, lo determinante es si entre la entre la acción del hecho y el resultado esperado. Empero, esta relación
conducta del autor y la realización del tipo todavía hay —al menos— otro no puede precisarse suficientemente con la referencia al menoscabo de la
acto intermedio esencial.622
esfera de la víctima o a la superación del riesgo permitido. Si bien la
prueba de niego de la situación crítica es una bella imagen, no ofrece
25 bb) Según la teoría de las esferas^ la tentativa se da cuando el autor irrum-
ningún criterio valorativo. Por lo tanto, todas las teorías mencionadas aquí
pe (presuntamente) en la esfera de protección de la víctima y, entre la
tienen la ventaja de concretizar la intención del legislador en ámbitos
acción típica y la producción del resultado esperado, puede constatarse
particulares, pero, en cambio, no sirven para realizar generalizaciones. Con
una relación temporal estrecha.623
todo, se puede hacer uso de esos criterios particulares para concretizar y
precisar la puesta en peligro inmediata del bien Jurídico.
622. Al respecto, cfr. BGHSt, t. 26, p. 203; t, 28, p. 163; t, 35, p. 8 s.; t. 36, p. 250; t. 37, del tipo pretendida por el autor: Vehling, DÍe Abgren;mng von Vorbereitung und Versuch, 1991,
p. 297 s.; BGH, NStZ, 1997, p. 83; 1999, p. 395, 396; 2001, p. 415, con comentario de Geppert, JK
p. 113 ss. 171.
02, StGB § 22/20; BayObLG, NJW, 1991, p. 855; Baumann/Weber/M.itsch, AT, § 26, n.Q m. 54; Berz,
624. AI respecto, BGHSt, t. 26, p. 203; BGH, NJW, 1980, p, 1759; BGH, S£V, 1987, p. 529;
Jura, 1984, p. 514; JKrey, AT 2, n.° m. 4l4; HiUenkamp, LK, § 22, n.s m. 77; ii:w6¿, JuS, 1980, p. 650
Bockelmann, JZ, 1954, p, 473. En los últimos tiempos, el BGH combina con frecuencia los criterios
s.; RudoÍphi, SK I, § 22, n.° m. 13; Wessels/Beitlke, AT, n.0 m. 601.
de la teoría de las esferas y de la deUnütación subjetiva con los criterios de la teoría del acto
623. Al respecto, BGHSt, t 22, p. 82; t. 28, p. 163; BGH, StV, 1992, p. 62, con comentario de
intermedio; cfr. BGHSt, t. 44, p. 34, 40, con comentario de Otto, NStZ, 1998, p. 513 s.; BGH, NStZ,
Otto, JK 92, StGB § 22/16; fakobs, AT, 25/66 ss.; Roxín, JuS, 1979, p. 5 s.; ídem, AT II, § 29,
1993, p. 133; BGH, NJW, 1993, p. 2125; BGH, NStZ, 1996, p. 38.
n.0 m. 139 ss. Considera determinante la superación del riesgo permitido en vista de la realización
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§ 18 Tercera parte: Tentativa y desÍstimieíT-to
La tentativa § 18
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§ 18 Terceres, parte: Tentativa y desistimiento
por ei legislador. esto también porque sintió miedo. Así, B tuvo que renunciar a continuar con el proyecto.
No pudo determinarse dónde se encontraba la cajera en ese momento.
e) Para ejercitar:
El BGH resolvió: La tentativa todavía no comenzó; solo hubo actos preparatorios. Esta juris-
38 aa) BGHSt, t. 26, p. 201; Los acusados querían asaltar a un empleado de una gasolinera. prudencia es correcta. La puesta en peligro inmediata de la cajera según el plan del hecho
Delante de la puerta, se pusieron medias en la cabeza. A continuación, K tocó el timbre se habría dado solo cuando ella, según la representación de los autores, entrara al pasülo.
Con todo, ios actos preparatorios del presente caso son punibles según los §§ 249 y 30 11.^^
con una pistola en la mano. Los acusados pensaron que, al tocar la puerta, saldría el
empleado u otra persona. A quien saliera a atenderlos lo amenazarían en el acto con la
pistola, lo maniatarian y lo obligarían a tolerar y facilitar la sustracción. Sin embargo, nadie
41 dd) BGHSt, t. 1, p. 380: A había viajado a H con dos conocidos para cometer un robo con
fuerza en las cosas en un negocio textil. Luego de hacer averiguaciones sobre los detalles
salió a recibirlos.
del lugar del hecho, constataron que las rejas de las ventanas solo podían separarse con un
El BGH resolvió: La tentativa de robo ya ha comenzado. Pero esta jurisprudencia adelanta cabestrante. Luego de procurarse tal cabestrante, lo llevaron al lugar del hecho y lo escon-
demasiado la puesta en peUgro del bien jurídico, pues según la representación de ios auto- dieron entre el edificio y unas vigas de hierro que se hallaban delante del edificio. Tres días
res, la puesta en peligro inmediata solo se produciría cuando alguien se acercara a la puer- después, fueron al lugar y buscaron el cabestrante en el escondite para abrir las rejas. Sin
ta —aunque más no fuera en la representación de ellos—.l embargo, el guarda los incomodó y huyeron.
39 bb) BGH, StV, 1984, p, 420: A quería matar a su mujer, quien vivía separada de él en casa El BGH resolvió: La tentativa de robo ya ha comenzado. Sin embargo, esto se contradice
de su madre. Una tarde llamó por teléfono y anunció: rhoy las liquido». Más tarde, Uaaió con el hecho de que el ponerse inmediatamente a reaüzar el tipo del robo, así como la
puesta en peligro inmediata de la propiedad del empresario textil solo estarían dados cuan-
do se comenzara a utilizar el cabestrante,
634. Así, p. ej., fferzberg, MDR, 1973, p. 92 s.; Roxin, Maurach-FS, p. 221; ídem, AT II, § 29, 42 ee) BayObLG, NJW, 1990, p. 781: A, quien sabía que era portador de VIH, concurrió a un
n.° m. 192. 195 ss.; Schmidháitser, AT, 15/88. Murmann, Versuchsunrechc und Rücktritt, 1999, burdel y le pidió a la prostituta E que tuvieran sexo sm protección. E no accedió al pedido.
p. 18, s., considera que, en principio, la tentativa comienza cuando el autor se ha puesto
inmediatamente a abandonar el acontecer. Zazcyk, NK, § 12, n." m- 29, sostiene que lo determinante El BayObLG resolvió: El pedido de A todavía es un acto preparatorio y no una tentativa,
es que el medio típico ya no esté en e! ámbito de dominio del autor. puesto que, según el plan de A, el pedido no conduciría inmediatamente a la realización
635. AT I, § 11, n.° m. 33; cfr. también Hillenkamp, tK, § 22, no m. 84. del tipo penal, sino que solo lo posibüitaría,
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La tentativa § 18
§ 18 Torcera parte: Tentativa y desistimiento
La primera alternativa es correcta, pues en el momento en que ya debe contarse con que
altamente tóxico, con una eüqueta que decía «Auténtico Licor de Eneldo Bávaron. A cnn^í J
se acerca el tren se da una puesta en peligro inmediata de la vida de B. Pero esto no es
aeró posible que los autores bebiesen unos tragos de la botella en la próxima «visitan v rt,,^ ::.
así en la segunda alternativa: aun cuando S se aleje del lugar, no cambia el momento en
así, ingirieran el veneno mortaÍ. Sin embargo, esa noche los autores no volvieron a la c^^
comienza la tentativa. Pero dado que S, conociendo su deber, no neutralizó el riesgo,
y, al día siguiente, A retiró la boteÜa. ;;
no puede invocar que en el momento decisivo —cuando ya se encuentra lejos— no tuvo la
El BGH resolvió: Debe preguntarse «en qué momento, según el plan deÍ hecho, la acrin^ abilidad de cumplir con su deber. El deber se genera con el coaocmúento de la situación.
estuvo lo suñcientemente cerca de la puesta en peligro del bien Jurídico como para fund; No obstante, este momento debe distinguirse del comienzo de la tentativa, así como en el
delito de comisión también constituyen diferentes estadios del desarrollo del delito la deci-
mentar la punibiUdad del autor». En el caso, ello sucedería en el momento en que, para
autor, fue certero que las víctimas se presentarían en el lugar y realizarían la conducf-t sión ai hecho, la preparación y la tentativa. Con todo, es frecuente que la puesta en peligro
inmediata coincida con el «abandonar el dominio* del curso del acontecer.
necesaria para el resultado típico. «Pero en cambio, si el autor considera, como aquí, que ¡^
presencia de las víctimas en el ámbito de incidencia del medio típico es simplemente posi-
bte, pero todavía es incierta o, Incluso, poco probable, la puesta en peligro inmediata del
bien jurídico según el plan del hecho se dará solo cuando las víctimas se hagan efectiva.
III. ESQUEMA ESrRUCTURAI-
mente presentes, den muestras de que llevarán a cabo la acción autolesiva esperada y, así.
aumente el peligro para ellas".
1. Antes de analizar la cuestión de si el autor ha intentado realizar un
Esta decisión es correcta, pues logra una delimitación aceptable en los casos en que el autor determinado delito, debe comprobarse que no se trate de un delito con-
no tiene una representación segura de la realización del peligro, sino que simplemente la
640 sumado, pues puede suceder que, con arreglo a la situación de hecho,
considera posible.640
parezca darse una tentativa a pesar de que en reaMdad eÍ delito está
44 gg) BGH, NJW, 2002, p. 1057, con comentados de Gaede, JuS, 2002, p. 1058 ss., fciger, JR, consumado. Dado que el delito consumado también Íia transitado por el
2002, p. 383 ss., Otto, JK 02, StGB § 22/22; A quería matar a E, su mujer. A ese fín, la estadio de la tentativa, es redundante analizar primero si hubo tentativa
narcotiz.ó, la puso en el baúl de su automóvil y condujo hasta un lugar alejado. AÜÍ que-
y luego afirmar que la hubo, a pesar de que el delito está consumado.
ría obligarla a firmar un poder general y después matarla. Pero E murió antes, asfixiada
Por eüo, hay que comenzar por examinar si hubo consumación del deiíto.
en el baúl.
Este análisis deberá interrumpirse si se comprueba que el tipo objetivo
El BGH resolvió: Dado que el hecho de narcotizar a E y Uevarla a ese lugar todavía no se no está completo. En casos en que esto último sea manifiesto, ello puede
encuentra en una relación inmediata con el homicidio, en estos actos todavía no se da UQ
explicarse con una simple oración.
aponerse inmediatamente* a realizar el homicidio.
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La tentativa §18
§ 18 Tercera pettte: Tentativa y desistimiento
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§ 18 Tercera parte: Tentativa y desistimiento
La tentativa §38
F hubiera esperado tan solo un segundo, habría muerto de un disparo. F no conocía esta c) Para aclarar
circunstancia a¡ momento de disparar,
56 aa) A, un tirador inseguro, quiere dispararle a una paloma que está sobre un techo. Él
aa) Indicaciones para solucionar el caso según la concepción de este manual: reconoce que el tiro puede darle a una mujer mayor que está dos metros debajo de la
paloma, asomada a una ventana. De todos modos, dispara y le da a la paloma.
(1) Puoibilidad según el § 212
Solución'. La creación del riesgo no está justificada frente a la mujer. Se da una tentativa de
F tenía la posibilidad de evitar la conducta que se le reprocha. homicidio.
Él creó un riesgo para la vida de W que se reatízó en ¡a muerte de este. Además, era cons- bb) En su paseo por el bosque, A observa que B está apuntando contra X. A sabe que X
cíente de esta situación de hecho. morirá si B dispara. Pero A no sabe si B realmente quiere matarlo o si solo quiere asustar-
lo. El es consciente de ambas posibüidades. Sin embargo, dado que sus gritos de adverten-
No obstante, se dan los presupuestos objetivos de una legítima defensa. EUo implica que
cía no serán oídos, dispara contra B en el momento en que este está por apretar el gatUlo,
objetivamente el ordenamiento Jurídico no reprueba la conducta de F. El tipo de injusto del
y B muere. Luego se comprueba que B estaba a punto de matar a X.
delito de homicidio consumado no está completo.
Solución: El homicidio de B está justificado por legítima defensa de terceros (§ 32). Pero A
(2) Punibmdad según los §§ 212, 23 I y 22,
también está justificado por el § 34 respecto de la creación del riesgo de, dado el caso,
lesionar o incluso matar antijurídicamente a un hombre, es decir, a B, en caso de que este
Dado que, siíi embargo, W tomó la decisión de matar antijurídicamente a W en el marco de
último solo quisiera asustar a X; cfr, § 8, n.° m, 2ló, caso modelo 1.
una acción de tentativa, debe ser penado por homicidio en tentativa.
respecto de ce): F debe ser penado según las reglas de la tentativa. Grupo de casos n. 7:
respecto de dd): F no debe ser penado. 57 Caso 1: BGHSt, t. 41, p. 94, con comentarios de tíeppert, JK 95, StGB § 23 IH/ I y Radtke,
JuS, 1996, p. 878 ss.: A roció con un insecticida el pan de su marido. Ella creía que la dosis
era mortal. En realidad, ni siquiera era idónea para causar un mal en !a salud.
2. Tentativa con dolo eventual Caso 2; Al retirarse de un restauran!, A quiere llevarse un paraguas ajeno en lugar del suyo,
que está muy estropeado. Pero, por la excitación, se equivoca y, solo en su casa, descubre
que ha tomado su propio paraguas.
54 a) Según la opinión dominante, el dolo eventual alcanza como decisión
para cometer un delito en los casos en que también alcance para el deli- Caso 3: A está cansado del ruido de los aviones que sobrevuelan su casa. Un día decide
to consumado.645 darles un escarmiento y, con su escopeta de aire comprünido, se pone al acecho y dispara
contra un avión que pasa a una altura de 1.300 m.
55 b) Empero, resulta problemática la tentativa con dolo eventual en los casos
Caso 4: Luego de que X la ha besado, A cree que está embarazada. Para abortar el embrión,
en que el autor lesiona un bien jurídico, pero no sabe exactamente si se
toma un gran trago de aceite de ricino, sabiendo que se trata de un ipurgante».
da una causa de justificación.646 La problemática de estos casos, no obs-
tante, se resuelve en el análisis de la justificación. Pues lo relevante es si Caso 5: Variación de RGSt, t. 33, p. 321: A creía que, mediante ciertos conjuros del Séptimo
el autor, bajo las circunstancias concretas, podía correr el riesgo de lesio- Libro de Moisés, podía invocar al diablo. Murmurando las respectivas fórmulas, le ordenó
al diablo que se llevara a su marido,
nar el bien Jurídico en razón de que la creación de ese riesgo estaba
Justificada según los principios del § 34.
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La tentativa § 18
§ 18 Torcera pafte: Tentativa y desistimiento
61 Ciertamente, en abstracto se puede expresar de manera ineludible que la tentativa supers-1 Segiín esto, en el grupo de casos no 7 debe resolverse del siguiente modo:
ticíosa no es una tentativa, porque el autor no tiene voluntad de realizar el resultado.'EI^I
autor parte de la base de la eficacia de ñierzas mágicas inexistentes que, Justamente, él noll 64 aa) En los casos 1 y 2, se da una tentativa (ímdónea) punible de homicidio y de hurto,
puede controlar con su voluntad; por lo tanto, su voluntad de realizar el hecho es un mero -I respectivamente.
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La tentativa
§ 18 Torcera parte: Tentativa y desistimiento § 18
Caso 1: BGHSí, t. 10, p. 272: A declaró bajo juramento en un proceso de jurisdicción volun-
pliría un tipo de la ley. Si la situación fuera como el autor se la renra
tana, a pesar de que la ley no preveía la posibilidad de tomar declaración bajo juramento
senta erróneamente, su conducta TeaU^aría ese tipo penal. En el deíitr» en tales procesos. Sin embargo, A no conocía esta circunstancia y pensó que el juez era
putativo, el autor conoce perfectamente la efectiva situación de hecho. competente para tomarle juramento en ese proceso.
pero cree erróneamente que esa situación de hecho constituye un delito
El BGH resolvió: En este caso no se da. un falso juramento consumado (§ 154), pues no es
conminado con pena, es decir, yerra acerca de lo que el legislador ^a
función de la ley penal asegurar la «pureza de un juramento" que ni siquiera existe en. el
coruninado con pena en un determinado tipo penal. ordenamiento jurídico. Pero dado que A pensó que el tribunal era competente, se da una
tentativa.
b) Para aclarar Caso 2: En un proceso por un accidente de tráfico, un policía le toma declaración a A como
testigo. El policía le toma juramento a A, a pesar de no ser competente para hacerlo. A cree
66 aa) Dos muchachos, A y B, van a pasear al río. Allí ven un bote amarrado. Sueltan las ama-
que la policía también puede tomarle juramento -A los testigos.
rras y lo dejan ir a la deriva. Los muchachos creen haber cometido un aborto^51 C§ 218).
Opinión unánime: A cometió tan solo un delito putativo.
Solución: Se trata de un delito putativo, pues la situación de hecho que se representaron A
y B no cumple el tipo penal del § 218. Caso 5: OLG Stuttgart, NJW, 1962, p. 65: A le vendió a B su automóvil en la creencia de
que no le pertenecía por haber celebrado previamente una transmisión en garantía. En
67 bb) A quiere matar a su marido. A ese fin, le pide a su amante, el químico B, un veneno.
realidad, la transmisión en garantía había sido nula.
B no quiere estar implicado en un homicidio y, entonces, le da a A un polvo inocuo. A rocía
la coimda de su marido con ese polvo. Naturalmente, no se áa el resultado deseado, El OLG Stuttgart resolvió: A ha cometido una tentativa de esteÍÍonato.
Solución: Tentativa inidónea. SÍ el polvo hubiera sido un veneno, se habría dado una tenta-
En todos los casos, el autor conoce la situación de hecho, pero yerra sobre
tiva en el momento en que A roció la comida.
el contenido de la norma a la que hace referencia uno de los elementos
68 ce) A tiene relaciones sexuales con su sobrina N. Él cree que realiza el tipo de las relado- del tipo penal.
nes sexuales entre parientes. 72 La jurisprudencia y una parte de la doctrina652 delimitan el delito
putativo de la tentativa inidónea sirviéndose de una conchisión inversa:
Solución: Se trata de un deHto putativo. El tipo de la ley del § 173 no prohibe la relación
sexual entre parientes sin más, sino solo la realizada con descendientes carnales, parientes todo lo que en el ámbito del error de tipo desgrava al autor debería gra-
carnales en línea descendiente o hermanos carnales. La representación de A sobre los pre- vario en la tentativa. Por lo tanto, la tentativa inidónea podría caracteri-
supuestos de la relación sexual punible entre parientes no puede reemplazar a este tipo zarse como error de tipo al revés, mientras que en el caso del error de
penal.
prohibición al revés se daría un delito putativo. Sin embargo, del presu-
69 dd) BGHSt, t. 8, p. 265: En un accidente, A dañó su automóvil. Aparte de eso, no se pro- puesto necesario para la Ímpunidad en el hecho doloso, que requiere el
dujo rungún otro daño. A continuó su marcha para cometer así una fuga del lugar del desconocimiento de circunstancias del hecho (§ l6, ap. 1, 1.a oración), no
accidente. se sigue que su inversión sea un fundamento suficiente para suponer una
conducta punible.653
Sohtción: Solo es un accidente de tráfico en el sentido del § 142 aquel en que se producen
daños para terceros. Xa fuga después de un accidente en el que solo hubo daños para sí 73 Según otros, el error en el «cámbito previo de un tipo penal» debe ser
mismo no es conminada con pena en el § 142, Por lo tanto, se da un delito putativo. valorado siempre como fundamento del dolo,654 nüentras que la opinión
contraria sostiene en estos casos la impunidad.655 Además, también exis-
70 c) A pesar de que esta diferenciación básica se reconoce unánimemente,
es controvertida la deUmÍtación entre delito putativo y tentativa cuando
el autor yerra sobre un elemento normativo del tipo —al respecto, supra
§ 7, n.0 m. 12 ss.— o sobre el contenido de la norma complemefítaria de 652. Cfr, RGSt, t. 72, p. 112; BGHSt, t. 13, p. 239 s.; t. 14, p. 350; BGH, NStZ, 1997, p. 431,
432, con comentarios de Arzt, JR, 1997, p. 49 ss., Kudlich, NStZ, 1997, p. 452 ss.; milenkamp, LK,
un tipo penal en blanco —al respecto, sitpra § 2, n.° m. 5 ss.—, porque
§ 22, na m, 201; JescbecÍ^Weigend, AT, § 5& II, I; Scb/Sch/Ese-r, § 22, na m. 69; Schünemann, QA,
él yerra respecto del contenido de la norma complementaria a la que se
1986, p. 312 ss.; Trondle/Fiscber, § 16, n.° m. 9; Wessels/Beulke, AT, n.a m. 621.
refiere el concepto normativo o el tipo penal en blanco. 653, En este sentido, cfr. Schmitz, Jura, 2003, p. 595 s.; SpeníÍeí, 2StW, t 69 (1957), p. 441
ss.; Zaczyk, NK, § 22, n.° m. 44,
654. Cfr. Herzberg, JuS, 1980, p. 472 ss. (pero, de otro modo, fferzberg, SchÍüchter-GedS,
p. 206, en donde diferencia entre error de definición y errores por debajo de la definición);
Nierwetberg, Jura, 1985, p. 238 ss.; Rudolphi, SK I, § 22, n-° m. 32 a, b,
651. N. de T.: El verbo alemán «abtreiben» significa tanto .abortar» como «de\as a. la deriva».
655. Al respecto, en este sentido, BayObLG, JZ, 1981, p. 715, con comentario de Burkhwdt,
Sin embargo, el sustantivo "AbtreíbtWg», derivado de aquel verbo, solo significa «abortos De alÍÍ la
J2, 1981, p. 681 ss.; OLG Düsseldorf, NStZ, 1989, p. 370; Burkhardt, wistra 1982, p. 178 ss.;
conñisión de los muchachos del caso, que creyeron cometer una eAbtreibimg"^ es decü-, un aborto.
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La tentativa §18
§ 18 Torcera parte: Tentativa y desistimiento
74 Se encuentran en una posición de deber especial las personas a las que, Caso 2 (variación): El disparo no da en el blanco.
el § 354, ap. 2; «empleados de correos". murieron a causa de las lesiones. Esto no había sido previsto por A.
EJ BGH resolvió: Hubo tentativa del § 506 b, ap. Ití59 (el fallo del BGH hace referencia al
75 En estos casos, el legislador solo ha considerado merecedora de pena la
§ 307, n.° 1, en su antigua redacción).
conducta típica del portador del deber especial. En efecto, el encargo de
la función de protección constituye la posición de deber especial del
afectado y, al mismo tiempo, la confianza especial de la comunidad
jurídica en la conducta del portador del deber especial. El hecho de que
una persona se represente que le han sido encomendadas ñmciones de 658. También en este sentido: Fotb, JR, 1965, p. 371; Ííardwig, GA, 1957, p, 174 ss.; Armin
protección no puede reemplazar al acto en sí, ni puede fundamentar una Kanfmann, IClug-FS, t, 2, p. 283 ss.; Langer, Das Sonderverbrechen, 1972, p. 497 s.; Schmidháztser,
confianza especial de la comunidad jurídica. Por lo tanto, el autor que, AT, 15/59; Schmitz, Jura, 2003, p. 601; Stí-atenweith, Bruns-FS, p, 68 s.; Wefzel, Lb., § 24 V 2;
Zaczyk, NK, § 22, n,° m. 39.
La doctrina dominante considera que constituye una tentativa inidónea punible el caso del
error del autor sobre los hechos que —si se dieran— fundamentarían un deber especial: cfr., p. ej.,
Dencker, NStZ, 1982, p. 459;Jakobs, AT, 25/38 ss.; Kühl, JuS, 1981, p. 193; Krey, BT 1, n.° m. 559;
Baumann/Weber/Mítsch, AT, § 26, n.° m. 30; Bruns, Der uníaugliche Tater im Sírafrecht, 1955,
Reiss, wistra, 1986, p. 193 ss., 199.
p. 13 ss.; ídem, GA, 1979, p. l6l ss.; Hillenkamp, LK, § 22, no m. 232 ss.; Kííhl, AT, § 15,
656. Al respecto, cfr. con diferentes maüces; Heidingsfelder, Der umgekehrte Subsumüonsintum,
tí.0 m. 105; Jescheck/Weigend, AT, § 50 III 2 c; Krey, AT 2, n.a m. 447; Maziracb/Gossel/Zipf, AT 2,
1991, p. 152 ss.; Armín Kaufmann, Klug-FS, t. 2, p. 289 ss.; Kuhlen, Die Unterscheidung 2wischen
§ 40, n.° m. 169 ss.; Rttdolpbi, SK I, § 22, n.° m. 28; Sch/Sch/Eser, § 22, n.Q m. 76; Tróndle/Fischer,
vorsatzausschliefiendem und nichtvorsatzausschliefiendem Irituin, 1987, p. 558; Lackner/Kiihl, § 22,
§ 22, n.° m. 55; Wessels/Beulke, AT, n.a m. 623. Hacen una diferencia entre deberes del estatus
n.° m. 15; Puppe, GA, 1990, p. 154; Schluchter, Der Irrtum über normative Tatbestandsmerkmale,
Íuridico y deberes generales: Jakobs, AT, 25/43 ss.; Soxin, AT U, § 29, n.° m. 356 ss.; Scfoünemann,
1983, p. 145 ss.; Roxín, J2, 1996, p. 986 s.; ídem, AT H, § 29, n." m. 409 ss.
GA, 1986, p. 317 ss.
657. Al respecto, en detalle, Schmitz, Jura, 2003, p, 595 s; en sentido materiahnente parecido:
659. N. de T.: Causación de daños en la salud mediante incendio o incendio agravado.
Piippe, NK, § 16, n.° m. 18 ss.
406 407
La tentativa §18
§ 18 Tercwa parte: Tentativa y desistimiento
663. Así, Otto, Jura, 1986, p. 671; Schróder, J2, 1967, p. 368; Stive, GA, 1960, p. 292 s.; Wolter,
660. Cfr., p. ej-, Jakobs, AT, 25/26; Jescheck/Weígend, AT, § 49 VU 2 b; Gro^p, AT, § 9,
GA, 1984, p. 445; en este sentido, cfr. BGHSt, t. 7, p. 39; BGHSí, t. 48, p. 34. 37 ss., con comentarios
n,° m. 49 d; Ktihl, Jura, 2003, p. 20; Rengier, Erfolgsqualifizierte Delikte und verwandte Erschei-
de Hardtung, NSt2, 2003, p. 26l ss., Kühl, JZ, 2003, p. 637 ss., í>uppe, JR, 2003, p. 123 ss.
nungsformen, 1986, p. 247; Roxin, AT 11, § 29, n.° m. 319 ss.; Rudolphí, SK I, § 18, n-a m. 8; Scb/
664. Cfr. Mmirach/Góssel/Zipf, AT 2, § 43, n." m, 117; Schmidbauser, AT Stub., 11/107.
Sch/Sternberg-Lieben, § 18, n.° m. 12; Trondle/Físcher, § 18, n.a m, 4.
Hardtimg rechaza la tentativa y llega a una isolución de la agravación de la pena», cfr. Hardtung,
661. Al respecto, cfr. RGSt, t. 6l, p, 179; Hardtung, Versuch und RücktriEt bei deü
Versuch, p. 35 s., 265 ss.; ídem, MK, § 18, n.° m. 74 s.; en contra, Kühl, Jura, 2003, p. 21.
Teilvorsatzdelikten des § 11 Abs. 2 StGB, 2002, p. 244 ss.; Hillenkamp, LK, previo aÍ § 22, n.° m. 115;
665. Cfr. Eser, III, n,° 8 A 25 ss.; HiUenkamp, IK, previo al § 22, n.° m. 110 ss,; Jakobs, AT,
Jakobs, AT, 25/26; Lackner/KühÍ, § 18, n.° m. 10, 11; Laubentbal, JZ, 1986, p. 1086; TrÓndle/Físchef,
25/26; Jeschecfs/Weigend, AT, § 49 VII 2 a; Lackner/Kübl, § 18, n.° m. 9; Laitbenthal, J2, 1987,
§ 18, n.° m. 4. De otra opinión, Paeffgen, NK, § 18, n.° m. 113; SchmoUer, JurBl, 1984, p. 659.
p. 1067; Rengier, Erfolgsqualifízierte Delikte, p. 234 ss.; Soxin, AT II, p. 29, n.° m. 328 ss.; Rudolphi,
662. Cfr. Bíndíng, BT 1, p. 17; Eser, UI, n.0 m. 8 A 30; Góssel, Lange-FS, p. 235 s.; Misere, Díe
SK I, § 18, n.° m. 7; Sch/Sch/Stefiiberg-Líeben, § 18, n.Q m. 9; Sowada, Jura, 1995, p. 651; Trondle/
Grundprobleme der Delikte nüt strafbegründender besonderer Folge, 1997, p. 48, 60; SchmoÍÍeft
Fischer, § 18, n,0 m. 5.
JB1, 1984, p. 654 ss.; Seebald, GA, 1964, p. l67.
408 409
§ 18 Twcera parte; Tentativa. y desístimíenío
3. ¿Cuándo se da una decisión incondicional al hecho? Al respecto, n.Q m. 18. Objetivos de eshtdio: Panorama de ta regulación del § 24 StGB y ejercitación de su apücación.
4. ¿Cuáles son los pasos para determinar el momento en que el autor, «según su representa-
ción del hecho, se pone inmediatíünente a realizar el tipo penal»? Al respecto, n,0 m. 30 ss,
5. ¿Qué propuestas existen en la doctrina para determinar el comienzo de la tentativa de I. LA INTENCIÓN DEL LEGISLADOR
un delito de omisión impropia? Al respecto, a.° m. 35 ss.
En el § 24, el legislador le ofrece al autor la posibilidad de desistir de la
6. Describa el esquema estructural del delito intentado. Al respecto, n." m. 46.
tentativa de un hecho punible con efecto liberador de pena.
7. ¿Cómo se fundamenta la tentativa cuando falta el elemento subjetivo de justificación?
Al respecto, n.D m. 47 ss.
666. En este sentido, también Ban.manfi/Weber/M.itsch, AT, § 26, n.(> m. 11; I.atibenthol, JZ, 1987,
667. Cfr. Berz, Formelle Tatbestandsverwü-klichung und materialer E.echtsgüterschutz, 1986,
p. 1067; Otto, JK, StGB § 221/2; Rengíer, Erfolgsqualifízierte DeUkte, p. 241, 246; Soivada, Jura, 1995,
p. 18 ss., 51; Jescheck/Weigend, AT, § 51 I 4; Kranss, JuS, 1981, p. 888; Maurach/GósseI/Zipf, AT
p. 652 s.; Stree, GA, 1960, p. 294. De otra opinión, Hardínng, Versuch, p. 276 ss.; ídem, MK, § 18,
2, § 41, n,° m. 13; Sch/Sch/Eser, § 24, n." m. 2; Stratenwerth, AT I, § 11, n.u m. 70; Weinbold,
n.° m. 77; Híllenkamp, LK, previo al § 22, n.° m. 109; Jahnke, LK, § 221, n.° m, 25; ¿Cüfi/, JuS, 1981»
Rettuagsverhalten und Rettungsvorsatz beim Rücktritt vom Versuch, 1990, p. 39 s.
p. 196; ídem, Jura, 2003, p. 21; Paeffgen, NK, § 18, n.0 m. 109; Schroeder, LK, § 18, n.0 m, 58,
410 411
Desistimiento de la tenía
§ 19 Tercera parte: Tentativa y desistimimto
4 En lo esencial, hoy hay consenso respecto de la idea básica del § 24. No obstante, las áifg. II. EL DESISTIMIENTO DEL AUTOR ÚNICO, § 24, AP. 1,
rencias surgen a partir del hincapié que se hace sobre un determinado matiz u otro. Por y^ STGB
lado, se ponen de relieve consideraciones del fin de la pena; por obro lado, se lleva a un
primer plano el aspecto del merecimiento de pena."08 La teoría del pago de la culpa de
Herzberg669 describe acertadamente la regulación del § 24 StGB: es impune el autor qug
La ley concede la impunidad por el desistüniento exitoso de la tentativa
mediante una prestación propia, ha reparado su injusto; sin embargo, no ofrece criterios inacabada y de la acabada, conforme el § 24, ap. 1, 1.a oración, así como
que determinen cuáles son los límites materiales que hsn de ser tenidos en cuenta aquí. En por el esfuerzo serio del autor por evitar la consumación del delito, en
cambio, en esa medida sí es concretízante y complementaria la explicación def¿iger,67Q ^ quien los casos del § 24, ap. 1, 2.a oración.
considera que la esencia del desistimiento es la neutralización del peligro.
412 413
§ 19 Tercera pafte: Tentativa y desistimiento Desistimiento cíe Ía tentativa § 19
creado posibilidades reales de dañar a otro soio puede liberarse de ill reflexionado sobre la cantidad y el tipo de acciones, era el criterio deci-
pena si, según su convicción, elimina esas posibilidades.678 sivo para la punibilidad o la impimídad. No obstante, esta declaración
10 El desistimiento liberador de pena ya no entra en consideraciói¿| -ulterior— no es adecuada, ni siquiera en caso de buena voluntad del
cuando la tentativa ha fracasado. Se da una tentativa fracasada cuandol autor, para describir la situación real de hecho en el horizonte de planea-
el autor llega a la conclusión de que (ya) no podrá alcanzar el fin ¿¿¡ miento. Pues, por un lado, la representación del autor de, p. ej., matar a
su actuar con los medios que tiene a disposición en esa situación d¿| la víctima de una puñalada de ningún modo significa que el autor se
acción.679 Él ya no puede abandonar su plan del hecho, pues solo s¿| comprometa definitivamente a dar solo una puñalada. Por otro lado, el
puede abandonar aquello que se puede continuar. Por lo tanto, el autcy autor que no se ha formado ninguna representación concreta acerca de
no puede cumplir con los presupuestos liberadores de pena del § 24 vi la cantidad de acciones que realizará también explicará con profunda
por ello se le niega la posibilidad del desistimiento liberador de penaj convicción que tuvo la intención de dar una sola cuchillada, cuando se
Entonces, del examen cuidadoso de los presupuestos del § 24 surgirá si| lo confronte con la pregunta de si quería apunalar a la víctima una sola
se da una tentativa de Ía que se puede desistir o si se da una tentativas vez o varias. Las casualidades de la declaración terminan siendo decisivas
12 a) Según la antigua doctrina dominante y la Jurisprudencia de los tribu- resultado típico no es posible con lo que ha hecho hasta el momento,
nales superiores de esa época, lo determinante para el comiendo de los pero que todavía puede producirse con los medios que él tiene a dispo-
actos de ejecución era el plan del hecho del autor. Si para alcanzar su sicíón en la situación concreta, de tal manera que los actos que restan
meta, p. ej., un homicidio, el autor se había propuesto solo una acción realizar y los ya realizados se hallan en una relación mmediata espacio-
determinada, la tentativa de homicidio habría acabado luego de llevar a temporal.681 En cambio, la tentativa será acabada cuando en ese momen-
cabo esa acción. Si el autor se había propuesto una cantidad indetemü- to el autor considera —acertada o erradamente— que la producción del
nada de acciones, p. ej., de disparos, y se detuvo luego de la primera, ¡a resultado típico es posible o cuando a él le es indiferente que se pro-
cuestión dependía de qué efectos le había atribuido a la acción llevada a duzca. La tentaüva será fracasada cuando luego de emprender el último
cabo hasta ese momento. Lo mismo debía valer cuando en el comienzo acto de ejecución, el autor supone —acertada o erradamente— que (ya)
del hecho el dolo del autor no estaba limitado a un acto de ejecución no puede alcanzar el objetivo de su actuar con los medios de los que
único o a algunos determinados, sino que él partía de la base de que su dispone en esa situación.682 Mirándolo bien, en este caso se da una ten-
678. Al respecto, cfr. BGH, JZ, 1989, p, 650; BGH, en Holtz, MDR, 1989, p. 857. ss., Kanft, Jura, 1987, p. 527 ss., Rengw, JZ, 1986, p. 963 ss.; BGHSt, t. 35, p. 90, con comentario
679. Al respecto, cfr. Jescbeck/Weigend, AT, § 51 II 6; Krey, AT 2, n.° m, 464 ss.; Kühf, AT, de Rengíer, J2, 1988, p. 931 ss.; BGH, StV, 1990, p. 63, con comentarios de Schall, JuS, 1990, p. 623
§ 16, n.° m. 11 ss.; Lackner/Kübl, § 24, n," m. 10; LiHe/Albrecht, LK, § 24, n.Q m. 6l; Oító, Juia^ ss., Sfreng, JZ, 1990, p. 212 ss.; BGH, JZ, 1991, p. 524, con comentario de RudolpU, p. 525 ss.;
1992;, p. 423 s.; Roxin, JuS, 1981, p. 1 ss.; Soxin, AT II, § 30, no m, 77; Rndolpbi, SK I, § 24 n,° m. 8 BGH, NJW, 1992, p. 989; BGH, StV, 1994, p. 181; BGH, NStZ-RR, 2003, p, 40; Jescbeck/Weigend,
ss.; SchimcÍhüttser, AT, 15/77; Wessels/Betilke, AT, n.° m. 628. AT, § 51 II 3; Kühl, AT, § 16, n.a m. 11; Krauss, JuS, 1981, p. 884; Lackner/Kühl, § 24, n.t> m. 10;
680, Cfr. BGHSt, t. 14, p. 75, 79. En detalle respecto de la jurisprudencia de los tribunales ÍíÍÍe/Albrecht, IK, § 24, n.° m. ól, 104; Oító, Jura, 2001, p. 342 s., Roxín, AT U, § 30, n.° m. 187
ss.; Schmidhanser, AT, 15/78; WaÍteí', Rüctrtrítt, p. 119 ss.; Wessels/Beulke, AT, n.Q m. 628 s.
superiores: Otto, GA, 1967, p. 144 ss.
414 415
Desistimiento de la tentativa § 19
$ 19 Tercera pafte: Tentativa y desistimiento
criminal que la falta del resultado solo podría deberse a una casualidad.
taüva inacabada de Ía que el autor ya no puede desistir üüpunetnenÍI
Sin embargo, este argumento se dirige en última instancia contra la
porque ya no le es posible abandonar su plan del hecho. Solo es nn^ll
regulación legal del § 24, a la que es ajena la diferenciación entre ten-
abandonar aquello que todavía puede llevarse a cabo; cfr. al re<ir^U
enseguida, más detalladamente infra n.° m. 22. Por lo tanto, el aufnr 3 m tativa relativa y absolutamente independizada. Para decidir si la omisión
de continuar con la realización del delito debe ser recompensada, solo
cumple con los presupuestos del § 24, ap. 1, 1.a oración, la alterna+i3|
puede ser materialmente determinante valorar si, según la perspectiva del
Por ello, se da una tentativa inacabada que está fracasada. Respecto" 3
desistimiento, la renuncia a la posible lesión del bien jurídico debe ser
la posibilidad de corregir el horizonte de desistimiento y las consecueSI
equiparada a la evitación activa del resultado. Ello debe afirmarse cuando
cías de ello, cfr. infra n.° m. 56 ss. I|
el autor, luego de un acto de ejecución, reconoce que este ha fracasado,
15 c) La posición contraria es la llamada teoría del acto indimdua.1. Básicfl31 pero todavía dispone de posibilidades de producir el resultado, pues ni
mente parte de que toda acción dirigida a realizar el tipo debe ser vafóll la perspectiva de la víctima ni la del autor exigen aquí necesariamente
rada independientemente y, por ello, en caso de que fracase debe $3 una pena. La victima será satisfecha sí el autor no la pone nuevamente
valorada como tentativa independiente fracasada. El horizonte de desistiil en peligro; en el caso del autor se puede renunciar a la retribución del
miento es el comienzo del hecho.683 al injusto realizado culpablemente si el hecho no ha pasado de una pues-
16 Con todo, solo la teoría modificada del acto individzial condujo H ta en peligro y el propio autor renuncia voluntariamente a continuar
diferencias esenciales con la teoría inicial de la Jurisprudencia sobre eJ realizando el injusto.
horizonte de planeamiento.
19 bb) A las mismas objeciones se expone el intento de Herzberg de encon-
17 aa) Los partidarios de Ía teoría modificada del acto individual diferenciatifl trar una síntesis entre la consideración total y la individual. Al igual que
entre la tentativa ^independizada» y la »aún no independizada^. Segúa| la teoría del acto individual, él ve el horizonte de desistimiento en el
ello, se da una tentativa inacabada cuando el autor emprende un acto I comienzo del hecho, pero se opone a la diferenciación entre tentativas
individual que por sí solo todavía no le parece adecuado para produriri relativa y absolutamente independizadas en la tentativa acabada. En este
el resultado y, por lo tanto, no se ha independizado. Se da una tentati-^ último caso, él defiende la posibilidad, en principio, de desistir mediante
va acabada cuando, ya al comienzo del hecho, la acción le parece ade-i un comportamiento activo que impida el resultado y, en cambio, en la
cuada a su autor para producir el resultado sin realizar otros actos, pero.; mera renuncia a los ulteriores actos de ejecución solo considera abierta
él considera que todavía puede detener la producción del resultado con la posibÜidad de atenuar la pena, porque el autor no puede anular el acto
un acto en dirección contraria, así, p. ej., cuando el autor le administra >; ya realizado —p. ej. la puesta en peligro de la vida mediante un disparo
un veneno a la víctima que solo producirá efectos en varias horas y para i, fracasado—. Por lo tanto, el autor solo podría renunciar a otras metas que
el cual existe un antídoto, pues en ese caso la tentativa solo se habrá exceden la puesta en peligro del bien jurídico ya realizada, a saber, la de
«dndependizado relativamente». En cambio, la tentativa será fracasada lesionar el bien jurídico, con la consecuencia de que ahora solo respon-
tan pronto como la acción del autor se haya «independizado absoluta- dería por una tentativa con dolo eventual, y Herzberg quiere aplicarle a
mente», al emprender actos individuales que le parecen adecuados para esta tentaüva el § 23, ap. 3.685
producir el resultado y cuyos efectos no le parecen dominables, así,
p. e}., cuando el autor dispara un tiro contra la víctima que ha de lesio-
narla mor taimente.684
18 Los representantes de la teoría modificada del acto individual coasi- 2. § 24, ap. 1, 1.a oración, 1.a alternativa: El desistimiento
aeran que su perspectiva es superior a la teoría de la consideración total, de la tentativa inacabada
porque según su opinión esta última privilegia a autores particularmente
inescrupulosos, a saber, aquellos que ya han desplegado tanta energía 20 El autor queda exento de pena si abandona voluntariamente la ulterior
ejecución del hecho.
683. Cfr. Bergmann, ZStW, t. 100 C1988), p. 329 ss., 351 s.; Heintschel-Heinegg, ZStW, t. 109
(1997), p. 51; Jakobs, ZStW, p. 104 (1992), p. 89 ss.; Maiwald, DÍe natürliche Handlungseinheit,
1964, p. 92.
684. Cfr. en detalle al respecto Sch/Sch/Eser, § 24, n.° m. 21, así como también, con diferentes
685. En detalle, Het-zberg, NJW, 1988, p. 1561 s.; ídem, NJW, 1991, p. 1635 s., 1642. Respecto
matices: Burkbardt, Rücktritt, p. 43 ss.; Geilen, J2, 1972, p. 337 s.; Jakobs, 'ZStW, t. 104 (1992),
de la tentativa con dolo eventual: Hef-zberg, NStZ, 1990, p. 311 ss.
p. 89, 99 ss; UÍsenbeÍmer, Grundfragen, p. 239 ss.
416 417
Desistimiento de la tentativa § lc)
§ 19 Torcera parte: Tentativa y desistimiento
o bien la tentativa será fracasada, o bien el plan del hecho del autor
a) El abandono de la lütei-ior ejecución del hecho
estará completo porque ya habrá realizado el objetivo típico.
21 aa) El abandono requiere la decisión de renunciar definitivamente al hecho 35 La tentativa es fracasada, por un lado, cuando el autor reconoce que
concreto. Existe consenso acerca de que el autor abandona la ulterior la realización planeada del tipo le es físicamente imposible.
ejecución del hecho si se decide a dejar de aspirar a consumarlo, aun Ejemplos: El autor se da cuenta de que no podrá ejecutar la violación de domicilio con la
cuando luego conciba nuevamente el plan de ejecutar el hecho. Además. herramienta que tiene a disposición. Luego de un disparo errado, el autor se queda sin
también existe consenso acerca de que la mera interrupción de la acüvi- municiones y la víctima huye. La cajita cuyo contenido quiere robar el autor está vacía.
contra el bien jurídico comenzada, es contraria a la renuncia del hecho y frío. A le cree y fija una cita con ella. A quiere matar a O, su tío rico, porque quiere
heredarlo. Luego del comienzo de la tentativa, A se entera de que O no tiene recursos. A
en concreto. Pero si la ulterior ejecución del hecho se prorroga tanto que
quiere «cambiar- su viejo paraguas por otro nuevo en un café. Cuando toma el único para-
se produce una modificación de las circunstancias totales del acontecer,
guas ajeno que hay en el paragüero, se da cuenta de que está en peor estado que el suyo.
entonces el hecho que se ejecute ya no será idéntico al inicial. Frente a
ello, es Írrelevante que el autor todavía no haya abandonado definitiva- 25 En cambio, se da un caso de cttmplimiento del plan del hecho cuando el
mente su meta.686 autor que ha asumido conscientemente una lesión del bien jurídico, p. e]'.;
un homicidio, para alcanzar otro objetivo, alcanza este último sin que se
Ejemplo: A quiere entrar a robar ea casa de B. Va a la casa de B y se pone a forzar ía
produzca la lesión del bien Jurídico que había asumido.
puerta, cuando comienza una tormenta. A, que no lleva consigo una gabardina, vuelve rápi-
do a su. casa con la intención de realizar el robo la noche siguiente.
Ejemplo 1: BGH, NJW, 1990, p. 522: Luego de un asalto, A dispara contra P para evitar que
este lo persiga. AI hacerlo, A asume que P morirá. Sin embargo, P solo queda levemente
No se da un abandono de la decisión al hecho si A quiere retomar el trabajo ya realizado.
lesionado, circunstancia que A reconoce. P, por su parte, huye,
P. ej., ya ha añojado la cerradura de tal manera que se romperá con un mínimo golpe. A
quiere comenzar la noche siguiente dando ese golpe. Se da un abandono de la decisión al
Ejemplo 2: BGHSt, t. 39, p. 221: Con dolo eventual, A le clavó en el cuerpo a M un
hecho si al día siguiente tiene que comenzar nuevamente a romper la cerradura o si planea
chuchUIo cuya hoja es de 12 cm, porque estaba enojado con él y para hacerle una 41a-
ingresar por la ventana. mada de atención». Luego, A se alejó de M, quien estaba gravemente herido, pero pudo
ser salvado.
22 bb) Abandonar la. ulterior ejecución del hecho presupone conceptualmen-
te una posibilidad de elección, a saber, la posibilidad de realizar o no el 26 Con la realización del objetivo, se ha cumplido el plan del autor. Su deci-
objetivo típico. Si el autor no dispone de esa posibilidad, entonces podrá sión de matar se había Uevado a cabo.
renunciar al deseo de consumar el hecho, pero no puede renunciar a la 27 Ciertamente, respecto del "resultado típico», es decir, la muerte de la
voluntad de realizar el hecho, que es lo único que cuenta. En estos casos, víctima, el autor todavía está, sin dudas, en condiciones de "renunciar» a
realizar el resultado. Sin embargo, es cuestionable que esta ^renuncia»
represente la decisión de abandonar la ulterior ejecución del hecho. La
cuesüón también fue controvertida entre las distintas salas del BGH.
¿86. Como aquí (consideración concreta): BGH, NStZ, 1992, p. 537, con comentario de Otto,
28 La Sala Plenaria de Asuntos Penales6^ había decidido la cuestión en
JK 93 StGB § 31/2 (respecto del § 91); Herzberg, MK, § 24, n.° m. 106 ss.; ídem, H. Kanfmann-GedS, el sumario de su fallo de la siguiente forma: ^El desistimiento liberador
p. 723 ss. (criterio determinante: desistimiento de la situación de tentativa); fakobs, AT, 26/10;
íenckner, Gallas-FS, p. 503; LíUe/Albrecht, LK, § 24, n.° m. 143 ss.; Mauracb/GósseÍ/Zípf, AT 2, § 41,
n.° m. 52; jRoxm, AT H, § 30, n° m. 159 s.; Timpe, Strafmilderungen des Allgemeinen TeÜs des StGB
687. ASÍ, en este sentido, Baiter, wistra, 1992, p. 204 ss.; Herzberg, MK, § 24, no m. 94 s.;
und das Doppelverwertungsverbot, 1983, p. 128, nota al pie n.° 117; Zaczyk, NK, § 24, n.° m. 50.
Kühl, AT, § 16, n.° m. 15; LíUe/Albrecbt, LK, § 24, n.° m. 86 ss.; Ofío, Jura, 1992, p. 429; Roxin,
Exigen una renuncia definitiva al plan del hecho (consideración abstracta): BGHSt, t. 7, p. 296, 297,
JuS, 1981, p. 3 s.; Rudolphi, SK. I, § 24, no m. 9; Sch/Sch/Eser, § 24, n.° m. 9. De otra opinión,
BGH, V^W, 1980, p. 602; ffriiscbka, JZ, 1969, p. 498; mientras que Jescheck/Weigend, AT, § 51 HI
BGHSt, t. 39, p. 246 s.; Feltes, GA, 1992, p. 407 ss.
1; Kíihl, § 16, n.° m. 45; XítpCT-, JZ, 1979, p. 779; Sch/Sch/JSser; § 24, n.a m. 38; TrÓndle/Fischer, § 24,
688. BGHSt, t. 39, p. 221, con comentarios a favor de Beckemper, JA, 2003, p. 203 ss., Hauf,
n.° m. 5; WesseÍs/Beulke, AT, n.0 m, 641, restringen el requisito de renunciar al hecho afirmando
MDS, 1993, p, 929 ss., Pahlke, GA, 1995, p. 72 ss. (cfr. también ídem, Rücktritt bei dolus eventualis,
que la reserva de cometer el hecho alguna vez en algún momento no empecé a la renuncia.
418 419
Desistimiento de la tentativa. §19
§ 19 Tercera, patte: Tentativa y flesístimíento
que huye ya no sería compatible con el plan del hecho desarrollado hasta
de pena respecto de la tentativa inacabada también es posible en log p^^^
ese momento. El plan del hecho desarrollado hasta ese momento se ha
en que el autor prescinde de oíros actos porque ha alcanzado su oh^íJI
de acción externo al tipo penal».
cumplido, y omitir otro disparo mortal no tiene ninguna relación con el
29 plan del hecho originario. Por lo tanto, prescindir de tal disparo no puede
Así, la larga controversia sobre la posibüídad de que el autor desisti3
ser considerado como un abandono del plan origmario ni como un desis-
ra impunemente después de haber alcanzado el objetivo de acción fw-HSl
timiento voluntario de este hecho. El nuevo disparo solo podría explicar-
no al tipo penal, parecía haber llegado a su fin, en todo caso, en lll
jurisprudencia del BGH. No obstante, la Sala había advertido en sus fi-nM
^B se por un nuevo plan del hecho que solo se vincularía con el originario
de manera temporal, de modo que prescindir de concebir ese nuevo plan
damentos que se daba una tentativa fracasada respecto de la cual va n31
tampoco podría ser interpretado como un desistimiento del originario.690
sería posible ningún desistimiento liberador de pena en los casos «en anS
Con las palabras de la Sala Plenaria para Asuntos Penales, un nuevo
a causa del desarrollo del curso del acontecer, un nuevo ponerse a ¿cwS.
ponerse a consumar el hecho solo podría ocurrir de tal manera que ya
sumar el hecho solo podría ocurrir de tal manera que ya no existipftSi
no existiera ningún otro hecho unitario que incluso para un tercero apa-
ningún otro hecho unitario que inchiso para un tercero apareciera comrl
reciera como perteneciente a aquel actuar, sino un hecho de tentativa
perteneciente a aquel actuar, sino un hecho de tentativa basado en un/il
basado en una nueva decisión al hecho. Entretanto, la 5.a Sala Penal del
nueva áecisión al hecho». Si esta afirmación se tomara en serio, signífica-l
BGH también ha arribado a esta conclusión.691
ría que la decisión de la 5i3/a Plenaria solo atañería a una parte —y, po^j
-32 Es cierto que de esta manera se le concede al autor que actúa con
cierto, la más pequeña— de los casos de abandono del hecho posterioil
dolo directo más posibilidades de desistimiento que al autor que actúa
al logro del objetivo de la acción externo al tipo: los llamados casos del
con dolo evenmal. Sin embargo, esto es coyuntural y no es adecuado para
llamada de atención, es decir, ios casos en los que el autor prescinde del
fundar un argumento en contra de la solución, pues no puede partirse de
la intensificación originariamente prevista de la lesión del bien jurídico.1
la base de que exista una diferencia cuantitativa de desvaler entre el dolo
cfr. al respecto caso 2.
directo y el eventual, ni que el autor que actúa con dolo directo sea, al
30 Respecto de estos grupos, ya antes, Streng689 había defendido la posi-:
menos por regla general, el más peligroso criminalmente.692
bilidad del desistimiento liberador de pena> De acuerdo con su argumea-
tación, especialmente en los casos de identidad (parcial) de bienes jurídi- 33 ce) Por lo tanto, el autor ya no puede concebir la decisión de abandonar
cos entre el tipo penal en el que se corporiza el objetivo de acción la ulterior ejecución del hecho cuando sabe que ya no puede realizarlo
origmario y el tipo penal atacado solo con dolo eventual, podría estar objetivamente, cuando la ejecución ha perdido su sentido según el plan
dada la posibilidad de abandonar voluntariamente el hecho a pesar de la del hecho, o cuando el plan se ha cumplido en todo su alcance.
pérdida del interés típico originario. Según los conocimientos criminoló"
gicos, sería de esperar una extensión de la tentativa de lesión, originaria- Primeramente) la antigua Jurisprudencia y una parte de la doctrina trataron esta problemá-
tica desde el aspecto de !a voluntariedad —al respecto, enseguida, n.° m. 34 ss.—, al ana-
mente limitada. Esto valdría especiahnente para los casos en que alguien
Üzar de manera unitaria el 'abandono voluntario de la ulterior ejecución del hecho». Esto
le causa a otro dolosamente lesiones en el cuerpo y, al hacerlo, actúa ya
era conceptualmeníe incorrecto, pero contaba con la ventaja de una conclusión claramente
con dolo eventual respecto del homicidio. En tales casos, a la acción eje- convincente, pues es obvio que, en estos casos, el autor no se distancia voluntariamente de
cutada originariamente solo con la intención de lesiones corporales le la ulterior ejecución del hecho.
sería inherente, por regla general, una dinámica de seguir actuando que
en última instancia desembocaría en el homicidio del agredido. La 4imi-
tación de la tendencia a la consumación» abriría aquí la posibilidad del
desistimiento liberador de pena. 690. Cfr. también Baumann/Weber/MÍtsch, AT, § 27, n.° m. 25; GottÍicher/ffeíse/Gerfets/
Westemwnn, Mschrkrim, 1996 pp. 128 ss., 139; Kiihl, AT, § 16, n.° m. 39; Lackner/Kühl, § 24, n.° 12;
51 Sin embargo, en la gran mayoría de los casos ade desistimiento" pos-
Pttppe, NStZ, 1986, p. 17; Roxin, AT II, § ?0, n." 58 ss; JRifdolphi, JZ, 1991, p. 526; Schall, JuS, 1990,
tenor al logro del objetivo externo a! plan del hecho no puede hablarse p. 629; Tfóndle/Fiscber, § 24, no m. 15; Walter, Bewáhnmgsgedanke, p. 107 s.; Za.cz)ik, NK, § 24,
de una «limitación de la tendencia a la consumaciónr. Tal como lo demues- n.° m. 53. Rechazan la voluntariedad de la tentativa: Maurach/Gossel/Zípf, AT 2, § 41, n.0 m. 109;
tra ejemplarmente el caso 1, un disparo más dirigido contra la persona Streng, JZ, 1990, p. 212. Siguen a la Sala Plenaria: Hauf, MDR, 1993, p. 929; Krey, AT 2, n.° m. 486;
Kudlicb, JuS, 1999, p. 354; LÍlíe/Albrecht, LK, § 24, n.° m. 124 ss.; Schroth, GA, 1997, p. 151 ss.
691. Cfr. BGH, NStZ, 1994, p. 493, con comentario de Otto, JK. 95, StGB, § 24/22; al respecto,
también KudÍích, JuS, 1999, p. 354 ss. Diferente, en cambio, BGH, NStZ-RR, 1996, p. 195; BGH,
1993, p. 116 ss.), y comentados en contra de Bauer, VífW, 1993, p. 2590, Otto, JK 94, StGB, § 24/20,
Roxin, ]Z, 1993, p. 896 ss. Cfr. también BGH, NJW, 1993, p. 943, comentarios de Bmier, StV, 1993,
NStZ, 1997, p. 593; BGH, NStZ-RE, 1998, p. 134.
692, Al respecto, cfr. KübÍ, AT, § 16, n.° m. 40; Otto, Jura, 1992, p. 427; Puppe, Vorsatz und
p. 356 s., Puppe, JZ, 1993, p. 361, Streng, NSt2, 1993, p. 257.
2urechmmg, 1992, p. 63 ss.; Scball, JuS, 1990, p. ¿28.
689. NStZ, 1993, p, 259.
420 421
Desistnnieizto de ¡a tentativa § 19
§ 19 Torcera parte: Tentativa y desistimiento
psicológico se le oponen valoraciones normativas. | deben ser consideradas a favor del autor.7
involuntariamente quien reconoce lo siguiente: ^No puedo alcanzar el obje.^ hecho; 3 pero distinto es el caso en el que ya de antemano el riesgo de ser descubierto
no le impedía al autor cometer el hecho.
tivo, por más que quisiera». :;
36 Sin embargo, la fórmula trasciende la problemática de 5a voluntaríedadli En el caso de una tentativa de violación en la que el autor decide desistir porque presupo-
porque en la segunda alternativa presenta solamente la situación de la ne que podrá realizar et acto sexual sin empleo de violencia, el BGH afirma que hay volun-
tentativa fracasada y, por lo tanto, una situación en la que el abandono^ taried^d cuando, según su representación, todavía puede forzar el coito7 ^ Esto es cuestio-
nable, pues, en esa situación, la realización del hecho debería parecerle al autor
de la ulterior ejecución del hecho queda excluida.694
groseramente insensata.
37 Por ello, la cuestión de la voluntariedad del desistimiento solo se pre~
senta cuando se constata que el autor todavía puede ejecutar el hecho. 41 bb) En contra del punto de vista fáctico-psicológíco, los partidarios de
Pero entonces el punto de vista psicológico es legítimo cuando diferencia definir normativamente la voluntariedad formulan la crítica de que aquel
entre motivos autónomos y heterónomos como parámetro para el criterio no concibe de manera satisfactoria la razón del privilegio del desistimien-
de la voiuntariedad: to —retorno del autor a la senda del Derecho—, dado que no se da una
38 Actúa voítmtariamente quien por motivos autónomos decide desistir, valoración éEico-social del motivo del desistimiento. Sin lugar a dudas hay
es decir, quien por una libre autodeterminación toma distancia de la ulte- que reconocer que este reparo es acertado. No obstante, esto no puede
rior ejecución del hecho. Lo determinante es si el autor todavía "es amo arreglarse mediante la interpretación de la ley, pues el concepto avolun-
de sus decisiones» y si todavía considera posible la ejecución del hecho.695 taño» no permite una interpretación puramente normativa.707
En cambio, actúa invoÍuntaríamente quien es determinado por motivos
42 Por lo tanto, lo decisivo no es si el motívo del desistimiento es razonable o írrazonable
heterónomos, es decir, por una situación de hecho en la que objetivamen-
desde el punto de vista de la moral del delincuente/ ° si en una valoración orientada al
te todavía puede ejecutar ei hecho, pero ello le traerá perjuicios que un fin de la pena significa un retomo a la conducta fiel al Derecho/ v si el autor rebate pos-
autor ya no asumiría razonabÍemente696
697. BGHSt, t. 39, p. 247; BGH, StV, 1999, pp. 596, 597; OLG Düsseldorf, NJW, 1983, p. 767;
NTSy, 1999, p. 2911.
698, BGHSt, t. 21, p. 321.
699. BGH, en DaUinger, MDR, 1952, p. 551.
700. BGH, StV, 2003, p. 6l5.
693. Frank, StGB, § 46, comentario 11.
701. BGH, en DaUmger, MDR, 1958, p. 12, BGH, NStZ-KR, 1998, p. 203.
694, Cfr. Bottke, Methodik, p. 469, Jesckeck/Weigend, AT § 51, IH, 2, nota n.° 32; Kühl, AT,
702. BGH, en Daüinger, MDR, 1971, p. 303.
§ 16, n.° m. 49; íackner/KüÍ)l, § 24, n.° m. 10, 17; ¿Ío^n, Heinitz-FS, p. 254; Rzidolphi, SK í, § 24,
703. BGHSt, t. 9, p. 50; cfr, también BGH, NStZ, 1993, p. 76, p. 279.
n.° m. 19; UÍ-senheimer, Grundfragen, p. 319 s.
704. BGH, StV, 1992, p. 224.
695. BGHSt, t. 35, p. 186; BGH, NStZ, 1992, pp. 536, 537, con comentario de Otto, JK 93,
705. Cfr. BGHSt, t. 39, p. 244, con comentarios de Bauer, MDR, 1994, p. 132 s., Bottke, ]Z,
StGB, § 24/19; BGH, NStZ, 1992, p, 587; BGH, StV, 1994, p. 18; BGH, NStZ-RR, 2003, p. W.Jáger,
1994, p. 71 ss., Geppert, JK 94, StGB, § 177/2 a, b, Streng, NSt2, 1993, p. 582 ss., Vítt, JR, 1994,
ZStW, t. 112 (2000), p. 794, propone un parámetro divergente, con arreglo al cual la voluntariedad
p. 199 ss.
se define según los principios reconocidos en la autoría mediata bajo el aspecto de la autonomía.
706. Cfr. también RGSt, t. 75. p. 393.
No obstante, así se identifica la voluntariedad con la propia responsabilidad. Respecto de otras
707. Al respecto, fierzberg, Lackner-PS, p. 328 ss.; idem, MK, § 24, n.° m. 122 ss.; Krey, AT 2,
concepciones, cfr, Lílie/Albrecht^ üí, § 24, n.a m. 155.
n,a m. 500, Lackner/KühÍ, § 24, n.° m. 18.
696. Cfr. al respecto Jescheck/Weigend, AT, § 51 m 2; Krauss, JuS, 1981, p. 886, s.; Kre^i, AT 2^
708, Así, Koxín, HeinÍtz-FS, p. 255 ss.; ídem, AT U, § 30, n.° m. 379 ss.; Rucíolphí, SK I, § 24,
n.° m. 497; Kühl, AT, § 16, n.° m. 55 ss.; Lackner/Kübl, § 24, n.° m. 17, Lilie/Albrecht, LK, § 24,
no m. 25; cfr. también Krey, AT 2, n.° m, 500.
no m. 158; Maurach/Gossel/Zipf, AT 2, § 41, n.° m. 100, 109; Sch/Sch/Eser, § 24, n.° m. 42 ss.; ^cjsyé,
709. ASÍ, Bottke, JR, 1980, p. 441.
NK., § 24, n.° m. 68.
423
422
Desistimiento de la teíztatwa § 19
§ 19 Tei-cera parte: Tentativa y desistimiento
ración de oportunidades» aquí basta con la mera causación, de una acción JK, StGB, § 24/25; Baumann/Weber/^litsch, AT, § 27, n." m. 28; Boss, Der haíbherzige Rücktritt,
2002, p. 143 ss,;Jakobs, AT, 26/21; Murmann, Versuchsunrecht und Rückbdtt, 1999, pp. 60 ss,, 65;
de salvamento o de evitación —a semejanza de la concepción (en esta
Roxín, Hü-sch-FS, p. 336 ss.; Ídem, AT II, § 30, ü.° m. 243 ss.; Schmidhauser, Strafrecht, AT, Stub.,
11/89 ss. Coincidente en el enfoque: Rau, Emsthaftes Bemühen beim Rücktritt nach § 24 Abs. 1 S.
I StGB?, 2002, p. 153 ss. Herzberg, MK, § 24, no m. ló3, 159, atiende a la conducta conforme al
deber de cuidado.
710. Así, Kraiiss, JuS, 1981, p. 886 $.
716. C£r. al respecto, con referencias a la doctrina: BGH, NTW, 2002, p. 3719 (decisión de
711. Así, WaÍter, GA, 1981, p. 406.
solicitud), con comentario de Otfo, JK. 03, StGB, § 24/31, así como BGHSt, t. 48, p. l47 (decisión
712. Cfr. por un lado ülsenbeímer, Grundfragen, p. 103, por otro lado Bockelmann/VoÍk, AT,
§27 V 4. definitiva), con comentarios de Englander, JuS, 2003, p. 641 ss., Jakobs, JZ, 2003, p. 743 ss.,
Neitbíicber, NStZ, 2003, p. 576 ss., Puppe, NSt2, 2003, p. 309 s., Zwíehoff, StV, 2003, p. 631 ss.;
713. BGH, StV, 1986, p. 149; por lo demás, cfr; BGHSt, t. 35, p. 184, con comentarios de BÍoy,
BGH, VSJW, 2002, p. 3720; BGH, NJW, 2005, P. 1057 s., con comentario de KitdÍich, JB, 2003, p. 380
JR, 1987, p. 70 ss.,Jakobs, JZ, 1988, p. 519 s., I.ampe, JuS, 1989, p. 6l0 ss.; BGH, StV, 1992, p. 224;
ss.; Hefzberg, Kohlmann-FS, p. 42 ss.
StV, 1993, p. 189; NStZ, 2003, p. 265 s.; StV, 2003, p. 615.
424 425
Desistimiento de la tentativa § 19
§ 19 Torcera parte: Tentativa y desistimiento
Segunda alternativa: A esperó a que llegara el médico y luego se fue del lugar.
719. Cfr. Gropp, AT, § 9, n." m. 66; Herzbwg, Oehler-FS, p. 17í;Jakobs, AT, 26/13; Schroeder,
Solución: A diferencia de la segunda alternaüva, en la primera se da un esfuerzo de A que
LK, § 16, n.° m. 34; Wolter, ZStW, t. 89 (1977), p. 697 s.
no es serio, porque no agotó las medidas que él reconoció como necesarias.
720. Al respecto, cfr. BGHR, StGB § 24, ap. 1, 1.a oración, tentativa, inacabada 15.
721. Cfr. también Jdger, Rücküritt, pp. 67, 89 ss.; feschecf^Weigend, AT, § 51, III, 3; JC&/.»/, AT,
§ 16, n.° m. 79 ss.; Krauss, JuS, 1981, p. 886; Lackner/Kühl, § 24, n.° m. 20; LíÍíe/Afbrecbt, LK, § 24,
n.° m. 57; Otto, Jura, 2001, p. 344; Roxin, AT U, § 30, n.° m. 37 ss.; Rudofpbí, SK 1, § 24, n.0 m. 16;
Wessels/Benlke, AT, n.° m. 627; Zaczyk, NK, § 24, n." m. 78. ScbÍiebÍtz, Die Erfolgszurechnung beim
»misslungenen" aücktritt, 2002, p. 36 ss., concluye en el desistimiento de la tentativa liberador de
717. Cfr. BGHSt, t. 31, p. 49. . , ... pena, pero también en la purüción por delito coiuumado. Pero así se construiría el delito consumado
718. Cfr. BGH, JZ, 1986, p. 503, con comentario de Otto, JK, StGB, § 24/11; cfr. sobre una tentativa impune.
Maiwald, E. A. Wolff-FS, p. 353 ss.
427
426
Desistimiefzto de ¡a twztatwa §19
§ iff Tercera parte: Tentativa y desistimiento
^s^r^^^e^^^^^^:lp^2ÍOIacimL errada que será corregida de inmediato. Con ello, lo decisivo para el
horizonte del desisEüniento es 4a representación del autor corregida con
arreglo a la realidad percibida».723
^.^ ^ ^-^ tr^falld ww B se cchó al 8U<!I°
^"e"l ummo'instante. A cree que B está herido de muerte.
61 b) Si el autor primero considera que la tentativa no está acabada, pero
S.,^ A queda Ubr. de pen, si se esfue^ .eri.mente por ^ 1> vid, de B. luego se da cuenta de que sí lo está, parecen darse los mismos criterios
expuestos en a) para la posible corrección del horizonte del desistímien-
to: hay posibilidad de corrección en una relación espacio-temporal estre-
6. Corrección del horizonte del desistimiento cha respecto del acto de ejecución precedente.
BGH, NStZ, 1998, p. tíl4: A le asestó una puñalada a G en el pectoral izquierdo con dolo
" ^S^fi^j¿¿ssS'£3Sí
56 Es discutida la P°^^roCTe^n2^ ^ ^s^'So^ eventual de homicidio. Luego se alejó de G, A supuso que la lesión de G no pondría en
riesgo su vida. Permaneció un rato cerca del lugar del hecho porque quería comer algo en
^^^^:^s^£'x¿
una pizzería. Desde allí vio que G estaba herido de muerte.
=^&^:T^^^<^^:m=SÍ?HS
Al autor no le está prohibido reflexionar sobre el desistimiento o anular
^^s^?^^^^^[o!lcrsls'le'a
una decisión ya tomada. Bl autor carga con el riesgo del resultado del acto
de desistimiento, pero la ley no le prohibe esperar para realizar el acto de
^saarded^e'se"da"cuenta de que Z no está herido de muerte. desistimiento. Por lo tanto, en el caso de la acción de tentativa objetíva-
SS BlBGHp^de^^^^^^^^^^^
mente peligrosa, a modo de horizonte de desistimiento debe considerarse
' ;=^l^ssss^ss^
el tiempo total que transcurre entre la creación del riesgo y su realización.
429
428
Desistimiento de ¡a tentativa § 19
§ 19 Torcera pmte: Tentativa. y desistimiento
Segunda alternativa: Primero, A cree que le ha dado a B una dosis mortal, pero enseguida
se convence de que la dosis era demasiado baja.
1. Evitación de la consumación del hecho: § 24, ap. 2,1.a
Solución: Tentativa inacabada, ünpunidad con arreglo al^§ 24, ap. 1, 1.1 oración, 1.a alterna- oración
¡iva por renunciar voluntariamente a suministrar otras dosis de veneno.
tiva ha fracasado.
Ejemplo: A y B, empleados de una cervecería, quieren matar a su compañero C. A empujará a
64 bb) Si se constata objetivamente que la acción de tentativa puede conducir C a un fennentador y B abrirá el suministro de agua para que C, que no sabe nadar, se ahogue.
A empuja a C en el fermentador, pero B ha estado pensando y decide no shrír el suministro.
a"¿ "lesión del objeto de ataque, entonces debe diferenciarse lo siguiente:
Solución: Desistimiento impune de B; él ha impedido la consumación de! hecho.
65 Si el autor cree que la tentativa no está acabada y luego se dacuentade
'sno~estaba, entonces, independientemente del tiempo que haya trans- 69 El desistimiento mediante el abandono de los ulteriores actos de ejecución
^umdo~entretanto, él puede obtener la impunidad si^ impide voluntaria- puede darse también en común por parte de varios intervimentes en el
mente que se produzca el resultado. En cambio, si el autor cree^que^ hecho, cuando estos parten de la base de que la producción del resultado
tentatívFesta'acabada y se produce el resultado, responde por el ^delito típico depende de su actuar ulterior y convienen renunciar a esa actividad
consumado.~Es irrelevante que, dado el caso, el autor crea más tarde que posterioí-.728
l7 tentativa ha quedado inacabada; cfr. al respecto supra n.° m. 53 ss.
431
430
Desistimiento de la tentativa § 19
§ 19 Tercera parte: Tentativa y desistimiento
Respecto de los requisitos, en detalle, cfr. supra, n.° m. 51 s. En contra de la letra del § 24, ap. 2, la Jurisprudencia también concede
e] beneficio del desistimiento liberador de pena al interviniente que ha
subordinado su propia decisión de voluntad a la de otro, si ese otro inter-
3. Consumación del hecho sin un aporte efectivo del viniente desiste.731
^Fhecho7ue^e~ha esforzado voluntaria y seriamente por impedirlo puede c y comenzó a vestirse. B también la golpeó a C varias veces en la cara, hasta que esta
dejó de oponer resistencia. A continuación, B se desvistió. A se retiró de la vivienda y se
quedaFigualmente libre de pena, § 24, ap. 2, 2.a oración, 2.a alternativa.
fue a su casa. A él le daba lo mismo lo que sucediera después. Cuando B quiso tener sexo
con C, esta se mostró tan apática que a B se le fueron las ganas. JÉI abandonó su propósi-
No obstante, según la regulación de la ley, la mera mefectividaddelapo^-
72 to —voluntariamente, tal como hay que suponer a su favor—.
te^ongTnario' reJpecto del hecho consumado no otorga aún la impunidad.
SÍ elTnterviniente sabe o cuenta con que la eliminación de su aporte no El BGH llegó a la conclusión de que A también desistió de la tentativa de manera impune,
nnpedirá"la consumación del hecho, entonces será punible. en caso de que B haya desistido voluntariamente, si es que A «estaba de acuerdo con la
orientación de la voluntad» de B,
1: A le consigue a B 1^ copia de una llave p^rob^r la^casa de X._Pemhzego
^7d^s ^ ^7bu1c7r~la"'üave ¿e B. Sin embargo, sabe que ahora B, para lograr .u
objetivo, conseguirá una copia que le hará C, y así sucede.
IV. DESISTIMIENTO E INTERRUPCIÓN DE LA RELACIÓN
Solución: El desistimiento no es eficaz. DE IMPUTACIÓN
a) No obstante, debe tomarse en consideración que si quien de^te¿°gra
73 El § 24 presupone, en principio, que el hecho no se consume con un
anular "su'¡porte pero no logra impedir la consumación del hecho>_enton;
aporte efectivo de quien desiste. SÍ fracasan los esñierzos de este último
^esTolo~re7ponderá por tentativa, mas no por el delito consumado, porque
por evitar el resultado o si subestima el riesgo de la tentativa, de manera
esteúltimo no contiene un aporte prestado por él.729 que se produce el resultado, responderá en principio por el delito consu-
mado. La situación se torna problemática cuando al autor o intemniente
b) El intemniente que desiste no es responsable si el hecho consumado
74 que quiere y puede evitar la consumación del hecho, un tercero se lo
ya no guarda identidad con el hecho originario.
imposibilita.732
Para determinar si hay identidad de hecho es decisivo un puntóle vista
75 78 Aqtti vale lo siguiente: se interrumpe la relación de imputación necesaria
^raSvo"en"el que~debe juzgarse si hay continuidad espacio^empora^l
entre la conducta del autor y el resultado si una persona que es plena-
deY acontecer delictivo previo, pero también si se da lajd
delobjeto~de ataque y si el modo de agresión es comparable./
731. AI respecto, también, RGSt, t. 47, p. 358; BGHSt, t. 44, p. 204, 208, con comentarios de
Miissig, JK, 2001, p. 328 ss., Otto, JK 99, StGB § 24/27, Rotsch, NStZ, 1999, p. 259 s,, Scbroeder,
-729. Al respecto, cfr. EÍseIe, ZStW, t. 112 (2000), p. 751; Gríinwald, Webel-FS, p. 708; Ro^n,
X 1999, p. 297; KudUch, JuS, 1999, p. 451; Lílie/Atbrecht, Uí, § 24, n.Q m. 274; Otto, Jura, 1992,
Lenckner-FS, p.'272 ss.; Walter, JR, 1976, p. 101 s. _ p. 430 s.; Rotsch, GA, 2002, p. 165 ss.
^r^l^spzectos^ntSerBGH:NStZ;1992, p. 537, con comentan^de^o^JK ^,s^? 732. Respecto del estado de la discusión, cfr. por un lado Lenckner, Gallas-FS, p. 281 ss.;
§3^^^^^.^'^^^.^52^^W!^7,^J,^1'-^"S:
^ (^^^^^^^^w¡: ^ ^' S;^RÍ(?' 283 ss"
Roxin AT U, § 30, n.° m. 327 ss.; por otro lado, Kühl, AT, § 16, n.c m. 82; Oíío, Maurach-PS, p. 99
Zaczyk, NK, § 24, n.° m. 55.
?^AT"ír§7o7^0 m7345ss.; 5^ng, JZ, 1984, p. 652; Zaczyk, NK, § 24, n.° m. 106,
433
432
§ 19 Tevcera parte: Tentativa y desistimieíito Desistimiento de la tentativa § 19
mente consciente del riesgo excluye al interviniente en el hecho del domi- 82 c) Si el autor dispara contra la víctima con dolo de homicidio y la lesiona
nio sobre el acontecer, con la consecuencia de que al intendniente le es en una situación en que la lesión habría estado justificada o disculpada,
imposible neutralizar su aporte al hecho. el BGH hace valer la justificación o la exculpación respecto de la lesión
consumada luego del desistimiento impune de la tentativa de homicidio.735
Ejemplo 1: A le ha dado veneno a B. Antes de que el veneno surta efecto, A se arrepiente. Esto no convence, pues el desistimiento impune del delito de homicidio
Entonces, va en busca de un médico que le dará el antídoto. B se niega a tomarlo, dado
no puede crear positivamente la consciencia de la justificación (elemento
que quiere acabar con su vida.
subjetivo de Justificación) o de la exculpación (conocimiento de la situación
Solución.' La muerte de B no le es imputable a A. B ha interrumpido la relación de impu- exculpante), que es necesaria para la justificación o la exculpación.
tación en la etapa de la tentativa. Pero A tampoco puede ser penado por tentativa, dado
que ha desistido según el § 24, ap. 1, 2.a oración, pues a causa de la interrupción de la
relación de imputación la muerte de B ya no es el resultado del hecho áe A.
2. Desistimiento de la tentativa del delito cualificado por el
Ejemplo 2: A, B y C han colocado una bomba fabricada por A para Uevar a cabo un aten- resultado
tado; más tarde, A tiene remordímientos y quiere neutralizar la bomba, pero, para impedir-
selo, B y C lo derriban y lo maniatan. Antes de que A pueda liberarse, explota la bomba y
83 En el caso del desistimiento de la tentativa del delito cualificado por el
el atentado resulta exitoso.
resultado hay que distinguir entre las dos diferentes posibilidades de ten-
Solución; Conforme al argumento del ejemplo 1, aquí es consecuente suponer también un tativa de delito cualificado: la tentativa de cualifícación del resultado (alter-
desistimiento impune de A según el § 24, ap. 2, 2.a oración (discutido).
nativa 1) y la tentativa cualificada por el resultado (alternativa 2); al
respecto, szipra § 18, n.c m. 78 ss.
V. PROBLEMAS PARTICULARES DEL DESISTIMIENTO a) Alternativa 1: El autor aspira dolosamente a la consecuencia agravada,
pero esta última no se produce. El desistimiento no es problemático según
1. Tentativa y delito consumado los presupuestos del § 24.
Ejemplo: A quiere matar a B de varias puñaladas. Luego de la primera, súbitamente siente 84 Aquí es controvertido si es posible desistir del delito básico con la con-
compasión y omite las siguientes. secuencia de que también decaiga la punibilidad por el delito cualificado
por el resultado. Esto debe responderse afirmativamente, pues dado que
Solución: A ha desistido de la tentativa de homicidio de manera impune, pero ello no afec-
el delito se ha quedado en la etapa de la tentativa a pesar de que se ha
ta al delito de lesiones.
producido la consecuencia agravada, se puede aplicar el § 24736 Empero,
80 b) En la medida en que las acciones materiales de tentativa, en particular esto no afecta la responsabilidad por un tipo penal que autónomamente
en los llamados delitos de emprendimiento, estén conminadas con pena conmine con pena la producción del resultado especial.
como delitos formalmente consumados, según el punto de vista unánime
queda excluida la aplicación del § 24.733
81 No obstante, es posible aplicar analógicamente las disposiciones espe- 735. Cfr. BGHSt, t. 41, p. 10, con comentario de Otto, JK 95, StGB, § 17/3.
cialmente reguladas en la ley sobre desistimiento de algunos tipos de 736. Así, también, BGHSt, t. 42, pp. 158, 160 s.; Anders, GA, 2000, p. 72 ss.; Geppert, JK 97,
emprendimiento en particular —p. ej., los §§ 83 a, 320— a los tipos de StGB, § 251/5; HarcÍtung, Versuch uad Rücktritt bei den Teilvorsatzdelikten des § 11 Abs. 2 StGB
2002, p. 255 ss,; Kühl, Jura, 2003, p. 22; Kuper, J2, 1997, p. 231 s.; Lackner/Kuhl, § 24, n.0 m. 22;
emprendimiento que carecen de tales disposiciones.734
Lilie/Albrecht, LK, § 24, n.° m. 3l6; Rengíef; Erfolgsqualifízierte Delíkte und verwandte Erschei-
nungsformen, 1986, p. 244 s.; Rltdolpbi, SK I, § 18, n.° m. 8 a; Sch/Sch/Eser, § 24, n.° m. 26;
Schroeder, LK, § 18, n.0 m. 42.
El punto de vista contrario —cfr. Roxin, AT II, § 30, n.° m. 289 ss.; UÍsenheimer, BockeImann-FS,
733. Cfr. BGHSt, t. 15, p. 199; Burkbardt, JZ, 1981, p. 387; Gribhohm, LK, § 11, n.° m. 90;
p, 415 s,; Wolter, JuS, 1981, p. 178; Zaczyk, NK, § 24, n.° m. 81-- tiene a su favor el argumento
iackner/Kiibl, § 24, n.° m. 29, Rudolpbi, SK I, § U, n.0 m. 25; Sch/Scb/Eser, § 11, n.0 m. 51.
material de que ya se ha realizado el riesgo especial que le da a la conducta su contenido esencial
734. Así, también, feschec^/Weigend, ÁT, §§ 49 VIH 2, 51 V 3; Sch/Sch/Eser, § 11, n.° m. 51,
de injusto. Pero esto no cambia en nada la circunstancia de que se da una situación de tentativa.
24, no m. ll6; Scbrodw, Kern-FS, p. 463. De otra opinión, BGHSt, t. 15, p. 199; Berz, FormeUe
Excluir aquí la tentativa seria una tarea del legislador; al respecto, cfr. en este sentido íackííer/
Tatbestandsverwirldichung, p. 131 s., con otras referencias; Bnrkhardt, JZ, 1971, p. 357 s.; Rudülphi,
Kuhl, § 24, n.° m. 22; Sowada, Jura, 1995, p. 653,
SK I, § 11, n.° m. 26.
434 435
§ 19 Tercera parte; Tentativa. y desistimiwito Desistimiento de ¡a tentativa § 19
BGHSt, t. 42, p, 158: Al intentar robar a X, A le dispara por imprudencia. A huye sin el Preguntas de repaso
botín porque se arrepiente del deUto.
90 1. ¿Cuál es la idea básica del § 24 StGB? AI respecto, n.0 m. 2 ss.
Solución: El desistümento del § 249 le quita su fundamento también al § 251, por lo que
solo se puede penar por el § 226 (§ 227 StGB, nueva redacción), en vez de los §§ 251, 23. 2. Esboce las diferentes opiniones sobre la naturaleza jurídica del desistimiento Al
n.° m. 5 s, • - ~~ "~^~~~-'
impropia 4. ¿Cuándo se da una tentaEiva inacabada y cuándo una acabada? Al respecto, n.° m. 8 ss.
85 Es discutido si, en el caso de la tentativa de un delito de omisión impro- 5. ¿Cuándo es voluntario el desistimienEo? Al respecto, n.° m. 54 ss.
Ejemplo: X.a madre A quiere dejar morir áe hambre a su hijo. Ella se va de la casa pese a
que sabe que dentro de cuatro horas el niño necesitará alimento. Luego de seis horas cam-
bia de ¡dea y regresa. El niño come feliz el alimento que le da la madre.
Ejemplo: Al igual que en el ejemplo anterior, pero A cambia áe idea solo dos días después.
Ahora el niño rechaza el alimento y hay que alimentarlo con una sonda.
737. Al respecto, cfr, BGH, NStZ, 1997, p. 485, con comentarios de Brand/Fett, NStZ, 1998,
p. 507 s., KudÚcb/Hannich, StV, 1998, p. 370 ss., Küpper, JuS, 2000, p. 225 ss., Herzberg, MDR,
3.973, p. 93; Jager, NStZ, 1998, p. l63; Koxín, Maurach-PS, p. 232, nota n.a 54; Rudolphi, SK I,
previo al § 13, n.Q m. 56; Zaczyk, NK, § 24, n.° m. 47.
738. Al respecto, en detalle, Küper, ZStW, t. 112 (2000), p. 9 ss.; cfr. también Gropp, AT, §^9,
n°m.•72-,Jescheck/Weigend,^, § 60 II 2; Jescheck, LK, § 13, n.° m. 48; ¿Cw^, AT, § 18, n.Q m.^154;
Lilie/Albrecht, LK, § 24, n.° m. 320; MaÍhofer, GA, 1958, p. 298; Sch/Sch/Eser, § 24, n." m. 28 s,;
Wolter, Objektive und personale Zurechnung, p. 100.
436 437
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EXCLUSIÓN Y LEVANTAMIENTO
DE LA PENA
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Aquí, junto al § 24 pueden mencionarse los §§ 31, l63, ap. 2, 306 e, ap. 2.
439
§ 20 Torcera parte: Tentativa y desistimiento
440
§21: AUTORÍA
Objetivos de estudio: Panorama sobre las distintas maneras de realizar un delito en caUdad
de autor.
739. Al respecto, en detalle, JRoxÍn, tK, previo al § 25, n.° m. 3 ss.; ídem, AT II, § 25, n." m- 1 ss.
443
Autoría §21
§ 21 Cuarta pmte: Autoría y participación
ser estructurado y, así, las posiciones del autor y del partícipe ámbito propio de acción mediante la creación o el incremento de riesgos
"ser delineadas por medio de que el legislador acentúe el suceso para los bienes jurídicos ajenos. Aquí, el responsable principal de la lesión
"relevante, cree presupuestos especiales en la persona del autor y del bien jurídico, es decir, el autor, es quien domina la conducción del
rld¡ctecorrespondientemente los tipos legales de la Parte Especial. Pues curso causal peligroso, configura el suceso en la medida en que el tipo
cuando se-parte de la base de que en un suceso social^e Puede re^n^ de la ley no imponga otros requisitos. La puesta en peligro de¡ bien jurí-
cerque "la posición del autor /la del partícipe son diferentes^modifi^r dico a través de la participación es indirecta, subordinada, dependiente
Ía"descripcion típica afecta automáticamente la posición del autor y la df de que el autor realice su conducta.
eventuales partícipes. De esta manera, el legislador logra delimitar eí^cir-
11 b) En el delito de omisión, el deber de evitar se refiere, en cambio, a
culo de posibles autores independientemente de los presupuestos gene^
impedir determinados riesgos para un bien Jurídico o al menos a disminuir
rales de ^"autoría, mediante Ía creación de presupuestos especíales
tipo', como p. ej. el deber especial del autor o la exigencia de que
riesgos amenazantes. Aquí también es autor quien esté obligado en primer
término a proteger el bien jurídico. Es responsable de que el suceso no
hecho se cometa de propia mano.
adquiera una determinada configuración. Esta posición de responsabilidad
6 Con esto, también se puede extraer de la ley una decisión a favor del "^ad^conce^° se define por la cercanía al bien jurídico protegido. Por lo tanto, si hay
^estó^o dlrautor"y^"contra~del extensivo/Según este_último, todos los ^ortes^causaks
que juzgar la conducta de varios obligados, se deberá averiguar valorati-
rirreaUzacion"del/tipo penal son considerados del mismo valor y, ^. _fundamentan^
¡utona~d7maneraque las disposiciones sobre la participación aparecen comovmü^°^ vamente —aun cuando la responsabilidad por la lesión del bien jurídico
dna'pumbÍUdad7como causas de restricción ck. la pena. En cambio.el conc^to^es^c^ se apoye en diversos deberes de evitar— quién debe ser considerado como
de autor"pa~rte'de la base de que la descripción del tipo penal con5tituye_al^mismo^tíe^ el primer obligado y a quién solo le corresponde la posición de respon"
^aLdeusJpriónuderauto"r,demodo que las disposiciones ^obre la P^ticiPacÍ^,^ontem^ sable secundario.
^ndirPart7Seneral"deben ser consideradas como ampliaciones de !a punibilidad, como
740
causas de extensión de la pena.
^Alrespecto, en detaUe, ^o^, Die BeteiUgungsform^s Zurechnungstypus mi s^recht^1985' 12 Los criterios para diferenciar entre autoría y participación son controvertidos.
p. 115^s,rJiS7LK,pievÍo~al'§25;n.° m. 9-12; Schild, NK, previo a los §§ 25 ss., n.° m. 133 ss.
445
444
§ 21 Cuaña parte: Autoría y participación Autoría §21
BGHSt, t. 16, p. 12; A roba un auto a pedido de B y C, quienes querían usarlo: coautoría
de A, B y C.
3. Toma de posición
OLG Haimn, 35 Ss 2858/80: «Vigilante^ delante de una casa dentro de la cual otro intervi-
niente comete un robo: coautoría. 22 La teoría subjetiva paree de la base de que todo aporte objetivo al hecho
BGH, GA, 1973, p. 184; Encargo de un pasaporte falso, aportando una foto y los datos es de igual valor, de manera que la delimitación solo podría hacerse en
personales: coautoria en la falsificación de documento. el ámbito subjetivo. No obstante, ya la premisa de que todo aporte obje-
tivo al hecho es de igual valor es incorrecta. Desde un punto de vista
BayObLG» RKeg. 3 St 25/80: A le encarga a B que le consiga una pegatina falsa de ins-
valorativo, no es lo mismo, p. ej. en un homicidio, que alguien le preste
pección técnica vehicular y que la pegue en su auto: A también es autor de falsificación
de documento. al autor un cuchillo que que apuñale él mismo a la víctima. Pero además,
esta teoría conduce a delimitaciones a gusto y, por lo tanto, arbitrarias,
cuando el ánimo de autor o de partícipe no se refiere estrictamente a la
2. Las teorías del dominio del hecho realización de los elementos particulares del tipo, sino que es definido a
partir de algún interés no mencionado en el tipo penal.
15 a) La teoría subjetiva ha sido atacada desde el comienzo por las teorías
23 a) A esta acentuación unilateral y, por tanto, en última instancia inadecua-
objetivas.
da del aspecto subjetivo de la realización del delito, la teoría del dominio
16 La más importante de estas teorías ñie la llamada formal-objetiva; definía como autor a quien del hecho le opone una concepción en la que los elementos objetivos y
ejecutaba la acción típica de propia mano. En cambio, la participación se caracterizaba por subjetivos caracterizan al autor como figura central del suceso. El control
la introducción de condiciones meramente favorecedoras.
de un acontecer está siempre basado en el dominio de la voluntad, que
17 Esta teoría fue doctrina dominante hasta 1930. Ha ha sido abandonada porque no podía se manifiesta, ciertamente, en el ámbito objetivo.
explicar la autoría mediata y conducía a privilegiar al jefe de la banda que no se encon-
traba actuando en el lugar del hecho. No es compatible con el § 25, ap. 1, 2.a alternaüva,
StGB,
741. Welzel, Lb, § 15 I 1. AÍ respecto, Scbíld, NK, previo a los §§ 25 ss., n.° m. 19 ss.
18 b) Hoy constituye doctrina dominante en la bibliografía la teoría del domi- 742. Ai respecto, cfr. Gallas, Beítráge zur Verbrechenslehre, 1968, p. 78 ss.;Joecks, MK, § 25,
nio del hecho, cuyos partidarios ven el criterio decisivo de la autoría en n.Q m. 10 ss-, 29; Kühl, AT, § 20, n.a m. 29; Maurach/GosseÍ/Zipf, AT 2, § 47, n.° m, 52 ss. Roxín,
el dominio del hecho —aunque con diferentes matices en los detalles—, Táterschaft und Tatherrschaft, 7.a ed., 2000, p. 127 ss.; ídem, AT II, § 25, n.° m. 27 ss., destaca
tipos autónomos de dominio del hecho —dominio de la acción, dominio de la voluntad y dominio
al menos respecto de los áelitos comunes. La teoría puede ser entendida
funcional del hecho—. Respecto del desarrollo y la discusión, en detalle; Schild, NK, previo a los
como síntesis de la teoría del dolo y de ia teoría objetiva. §§ 25 ss., n.° m. 22 ss.
446 447
Autoría § 21
§ 22 Cuarta parte: Autoría y pmticipacion
el hecho como suyo y, por tanto, debe ser considerado como coautor,
24 Con ello, autor es quien es responsable por la realización del tipo penal,
puede ser hallado en el grado del interés propio respecto del resultado
porque él solo, o en división de ^Teas con otros\dec\áe elssi3ye^sc6moa
del hecho, en el alcance de la intervención en el hecho, y en el dominio
"de Ja realización del tipo penal, y realiza la lesión del bien jurídico.
del hecho o al menos en la voluntad de dominarlo, de manera que la
25 Partícipe es quien realiza un aporte al menoscabo^ del bien ju^ic0' deter- ejecución y el desenlace del hecho también dependen de manera decisiva
'minando a otro a cometer el hecho o favoreciéndolo, pero stipedita el «si. de la voluntad del respectivo autor.744
26 Por lo tanto, ni al elemento objetivo ni al subjetivo se les concede una 5. Para repasar
primacía básica. Lo determinante es analizar valorativamente los elementos
acto de ejecución típico o la producción del resultado típico. Pero si el insistía reiteradamente a A en que matara a su marido. Finalmente, A se sintió dispuesto a
hacerlo. Ambos ejecutaron de la siguiente manera el plan del hecho ideado por la señora
upo penaí le exige a la persona del autor requisitos especiales —si, p ej
B y definido por ambos; A escondió bajo su ropa un hacha que te había dado la señora B.
establece características" especiales de autor, como .juez. en el § 339 o
Ella puso dos grandes ladrillos en su bolsa de compras. Armados así, esperaron en el lugar
.ñmcionario. en el § 340- entonces en los delitos de comisión tampoco de trabajo de B. Alü, la señora B le propuso a su marido dar un paseo por el bosque. A
alcanza el dominio del hecho para ñindar la autoría. propuesta de la señora B, tomaron un sendero estrecho. Allí, la señora B le dio la señal
acordada a A, Entonces, A le pegó con fuerza a B en la nuca, quien iba delante de él, con
el canto romo del hacha. B cayó al suelo y emitió un débil sonido. Por orden de la señora
B, A le dio dos fuertes golpes con el hacha en la bóveda craneal. A continuación, la seño-
4. Tendencias de la nueva jurisprudencia ra B dijo: -Ahora está muerto». A se ñie corriendo, pero la señora B lo hizo volver. Juntos
enterraron el cadáver.
28 La jurisprudencia sigue aferrándose a la teoría objetiva, al utili2ar^/ór;
Según lo constató el perito, la voluntad de A estaba escasamente desarrollada. Era un «recep-
níuÍa" del hecho querido como propio o querido como ajeno y al ver un
tor de órdenes* fosco e indiferente, y se sometía fácilmente a personas con más fuerza de
cn"terio'esencial de autoría en el interés en el hecho o en el resultado
voluntad. De ninguna manera tuvo un interés propio en la muerte de B.
Sin-embargo, se observa claramente una tendencia general de
teiona subjetiva hacia la teoría del dominio del hecho^ pues cada vez se El BGH resolvió: A y la señora B son coautores del homicidio. Esto es correcto. A y B rea-
lizaron el resultado según el plan común y en división de tareas.
concretizan más aquellas fórmulas con los criterios de la teoría del domi-
n¡o'del-hecho: el punto de referencia para decidir si alguien ha Esta reflexión también da fundamenEo a la conclusión del BGH, pues aquí una teoría de la
autoría interpretada de manera extremadamente subjetiva habría podido llegar a otra con-
clusióa.
743. Cfr. también Eser, U, n.° 37 A 19 ss, He^berg, Taterschaft und Teünahme, ^9J7^p^8,
30 Caso 2: BGHSt, t. U, p, 268: P, M y T intentaron entrar a robar por la noche en una tien-
7AT721/35 \.;Jescheck/Weigend, AT, § 6l V 1; Íackner/Kühf, previo al^§ 25,^.° m. ó; Kuaoipm,
da de alimentos. Cada uno de ellos estaba armado con una pistola. Habían acordado que
'/B^eÍmann7s7p^69ss, Stratenwertb, AT I, § 12, n.° m. 17; Wessels/Beulke, AT, n.° "1^517^
harían niego en caso de que alguno de ellos corriese peligro de ser detenido. Cuando P
AEr^ntm'dte iTpnmacía 'del elemento del dominio y afavor _de una ^nsideracion^o1b
^oSh^s ^tr^^^^<^^^'^.~w°^:^,^'m^^
rompió el vidrio de una ventana y se dispuso a ingresar, se encontró con el dueño de la
tienda y gritó fuerte pidiendo socorro. T y M emprendieron la fuga y P los siguió. Al doblar
AdruSZ ÍO/róT^r^m, Süee/Wesse^-FS, p: 343 ss. Stein, Die stTafrechtlicheBeteÜigung^orme^
la esquina del negocio, M le disparó y le pegó en el brazo. M pensó que P era uno de los
rehreTT988rPW22Í>lss",""eÍig¡un enfoque que es divergente ya en lo m_eto_dolo^jje^j.a
^en^aon"d:"la distinctón entre nonnas de conducta y norm^ de^ció^ ^r^to^;^
TÍ05'a993)yp~445ss, En principio, se opone a las teorías del dommio^del hecho M, IIemw
S^^ ^:^^;^rad'ró:M^^^^^^^
^STh^autor^ dolosa es eFde defmir quién tiene d poder de decistón-_se^n^e^a^
744. Al respecto, cfr. BGHSt, t. 37, p. 291; BGH, GA, 1977, p. 306; BGH, NStZ, 1982, p. 243;
BGH, StV, 1983, p. 501; BGH, NStZ, 1985, p, l65, con comentario de Roxin, StV, 1985, p. 278; BGH,
^ en 'cuanto áestmat¡rio de la norma, toma una decisión didgid^al tipo Penal^sy^o ett StV, 1986, p. 384, con comentarios de Roxín, p. 384 s., y Otto, JK 87, StGB, § 25 IV4; BGH, NSíZ,
re7üo^lesÍvo"deÍ7ipo"penal, es considerado^como ración Mediata ,de,aqudllde,asl°^ del 1987, p, 233; BGH, SEV, 1990, p. 264; BGH, wisü-a, 1994, p. 57; BGH, NStZ, 1999, p. 451; BGH,
3SrNK,'prevTo"a7os-§§ 25 s.,, n.Q m. 234 ss., 331^ .e opone a_la te^dddonmu0^^
wistra, 2001, p. 420; BGH, wistra, 2002, p. 255. Exposición cronológica y análisis de la jurisprudencia
hech^"¿^ntíen£aIÍ¡ teom"de la autoría como una teoría de conque reconduró^rite;^ en Roxin, Taterschaft, p. 90-106, 557-643; ídem, LK, § 25 no m. l6 ss; ídem., BGH-FG, p. 177 ss.;
deTteona"d~e¡-dommio del hecho a su origen en la dominabiUdad real y, por lo tanto, en
Scbild, NK, previo a los §§ 25 ss., n.° m. 8 ss., 199 ss.
formuíaaón de un programa idóneo de acción para producir un resultado típico.
448
449
§ 21 Cuarta parte: Autoría y participación Autoría §21
perseguidores y temía ser alcanzado por él. Había querido matarlo para evitar ser detenido preparada por encargo. St no tema interés propio en el hecho y siguió las órdenes a rega-
y que se descubriera su intervención en el hecho. ñadientes. Tenía miedo de que los servicios secretos rusos lo vigilaran antes de y durante los
atentados, y de verse expuesto a la venganza de sus superiores en caso de pasarse al oeste.
Problema: ¿Se puede hacer responsable a P, que casi muere de un disparo, como autor de
El BGH resolvió: Los autores (mediatos) de ambos atentados fueron quienes le hicieron el
tentativa de homicidio contra su persona?
encargo a St en la KGB. En ambos casos, St fue solo cómplice de homicidio.
El BGH resolvió (p. 272): P «quiso co-causar el resultado completo del delito como propio».
Este fallo también es sostenible únicamente con una teoría de la autoría extremadamente
Esto estaría «suficientemente fundado con la constatación del uso de armas acordado de una
subjetiva. Según los criterios de las teorías del dominio del hecho, Sí tendría que haber sido
vez para siempre con el fin de evitar el riesgo de ser detenidos y con la constatación de la
considerado autor.
comunidad de riesgo de estos tres hombres basada en ese acuerdo, la cual en cierta medi-
da lo 'obligaba' a M a disparar».
54 Caso 6: BGH en DaUinger, MDR, 1973, p. l6 s.: A amenazó a B con denunciar un delito
que no había sido descubierto y lo coaccionó para que timara electrodomésticos de distin-
Se debe seguir al BGH si se parte de la base de que el suceso se mantuvo dentro del marco
tas firmas y se los diera a él.
del plan del hecho acordado. Si, en cambio, según el estado de cosas el error de M fue com-
pletamente incomprensible y solo explicable por el hecho de que M no se mantuvo en el El BGH resolvió: Aquí solo se puede deducir la dirección interna de la voluntad (que resul-
pÍan, entonces se daría un exceso de M que no podría imputarse a- los demás intervimentes.745 ta relevante para delimitar autoría de complicidad) mediante una consideración global del
aporte al hecho, de la voluntad de dominarlo y del interés en el resultado. Xa valoración de
31 Caso 3: BGH, GA, 1963, p. 187: El automovilista K había atropellado en estado de ebriedad
estos factores conduce a afirmar que A fue autor de los delitos de estafa.
a un peatón, que en la colisión se golpeó contra el automóvil con tal desgracia que murió
de inmediato, Sin embargo, el cuerpo no cayó del coche, porque un pie quedó enganchado Dado que la libertad áe decisión de B no estaba afectada como en una situación de estado
de la puerta derecha, que se había abierto en el choque. K no se detuvo, sino que le pidió de necesidad, que decidió sobre el «sii y el '.cómo- de los hechos, y que los ejecutó, él debe
a su acompañante A, que estaba a su derecha, que liberara el pie del peatón. A, quien al ser considerado autor según la perspectiva del dominio del hecho, mientras que A solo debe
igual que K creía que el accidentado todavía vivía, ¡ibero el pie pese a que estaba coaven- ser considerado inductor.
ciáo de que al arrojarlo del vehículo en movimiento podría morir. A aprobó esa consecuen-
cia posible. 35 Caso 7: BGHSt, t 19, p. 135: A y la joven B, de dieciséis años, sentían atracción mutua. Sin
embargo, los padres de B reprobaban la relación. Por ello, B tomó la decisión firme de
El BGH resolvió: Sobre la base del cuadro de representación de los mtervinientes, según el suicidarse, A intentó en vatio hacer cambiar de opinión a B, que era más madura que la
cual el peatón seguía vivo luego del accidente, A solo es cómplice de la tentativa de homi- edad que tenía. A decidió suicidarse junto con ella. Ambos ñieron en el coche de A a un
cidio y K, en cambio, es autor. Esta conclusión únicamente puede sostenerse desde el punto estacionamiento. Tal como lo había acordado con B, A colocó una manguera en el caño de
de vista de la teoría subjetiva. Según los criterios de las teorías del dominio del hecho,aquí escape e introdujo el otro extremo por la ventaiúlta izquierda. Luego ingresó al auto y subió
se da una coautoría. ambas ventanillas, dejó el motor en marcha y pisó al fondo el acelerador hasta que el
monóxido de carbono lo dejó inconsciente. Unas horas después, A y B ñieron hallados, B
32 Caso 4: RGSt, t. 74, p. 84 (c^w ífe !a bañera): En colaboración consciente y querida con su estaba muerta. A había sobrevivido.
hermana R, A mató al hijo extramatrimonial, recién nacido, de aquella, que al nacer se lo
escuchaba respirar claramente. A colocó al bebé en una bañera en la que lo ahogó. El BGH resolvió: A es culpable de homicidio a petición, § 216. Sin embargo, aquí el BGH
declaró expresamente que la teoría subjetiva es inadecuada para delimitar la complicidad
El RG condenó a A solo por complicidad en el Ínfanticidio, § 217. Con esto se demostró impune en el suicidio del homicidio a petición. Pues según la concepción del BGH, ien todo
que la fórmula del anímus podía emplearse para fundar cualquier conclusión discrecional. caso, en el supuesto especial de la delimitación típica del § 216 StGB frente a la complicidad
Con todo, este caso es poco adecuado para formular una crítica general a la jurisprudencia impune en el suicidio, los criterios definidos subjetivamente, referidos a si el actuante que-
del RG, pues este también partía de la base de que A era autora del homicidio. Pero dado ría el hecho como propio, si tenía ánimo de autor, si tenía voluntad de dominar el hecho
que en su caso no se daban los presupuestos del § 217, tendría que haber sido condenada o si tenía un interés propio en el hecho, no son adecuados para garantizar conclusiones
a muerte. El RG consideró que esta consecueacia era intolerable. razonablesi. Lo relevante solo sería definir -quién ha dominado efectivamente el suceso que
condujo a la muerte'. En el presente caso, sería A.
33 Caso 5: BGHSt, t. 18, p. 87 s. (.caso Staschynskif): Sí mató a dos políticos exiliados. El tribu-
nal tuvo por probado lo siguiente: ambos atentados fueron ordenados por los más altos No obstante, aplicar el criterio del dominio del hecho de esta manera es inapropiado. El
mandos soviéücos. Quienes le dieron el encargo a Sí habían definido previamente con pre- acontecimiento de la fínali2ación conjunta de la vida áe dos personas, que en la vida social
cisión, al impartir la orden de los atentados, las victimas, el arma, el modo de emplearla, los se denomina doble suicidio, no puede dividirse adecuadamente en dos homicidios de uno
horarios, los lugares y los viajes. El arma del hecho —una pistola de veneno— había sido respecto del otro o —luego de que una de las personas íntermuentes ha perdido la capa-
cidad de acción— en un homicidio del incapaz de acción. SÍ dos personas realizan en
conjunto sus suicidios, ambos poseen el áomimo del hecho, porque ambos aspiran al resul-
tado en división de tareas y según un plan único. Por lo tanto, actúan como sí fueran
745. También como el BGH: Banmann, JuS, 1965, p. 126 s,; Loewenhefm, JuS, 1996, P. 31€ coautores respecto del suicidio impune.747
De otra opinión, Roxin, Taterschaft, p. 287; Herzberg, Taterschaft, p. 63; Jeschects/Weigend, AT,
§ 63 I 2; Scheffler, JuS, 1992, p. 922 s.; Schmidhíiuser, AT, 14/19; Spendel, JuS, 1969, P. 318Í
Trondle/Físcher, § 25, n." m. 8 a.
747. Panorama sobre el estado de la discusión: Otto, Jura, 1987, p. 250, nota n.° 27.
746. Al respecto, ffartung, JZ, 1954, p. 430.
450 451
§ 21 Cuarta pmte: Autoría y pwticipctción Autoría § 21
36 Caso 8: BGH, NSt2, 1985, p. ltí5: A emprendió un robo junto a J, para el cuaÍ puso a ñiÁ
a cuya evitación estaba obligado, debe ser considerado como figura cen-
posición su automóvÜ, que él mismo condujo. A se apostó en el higar del hecho y gg his.21 tral del suceso, como responsable primario.
cargo de la tarea de quitarle la Uave del vehículo al distribuidor de dinero al cmp ^J^- <1
Caso: El padre V no evita que su hijo S se ahogue, pese a que podía evitarlo.
acometido, colocarla en el vehículo, así como también tener bajo control a la acomni^_,"i
de aquel con una pistola de gas que le había dejado J. A continuación le disparó uo tím,-r; Solución: V es autor del homicidio de S,
distribuidor para evitar que los persiguiera. .::
de responsabÜidad, a saber, de una responsabilidad primaria por la lesión la muerte de su hijo S si no evita que este muera golpeado por una piedra
del bien jurídico. pese a estar en condiciones de evitarlo, no parece consecuente afirmar que
debería ser diferente si, en lugar de una piedra, hiera el delincuente T
quien golpeara a S. Pero de este modo se deroga una categoría básica de
1. ía posición social de responsabilidad del omitente la responsabilidad Jurídico-penal: dado que el Derecho penal parte de la
base de la responsabilidad propia de cada una de las personas actuantes,
39 La posición social de responsabilidad del omítente es, de nuevo, relativa" en el caso en que una piedra causa la muerte de S no se plantea la cues-
mente fácil de definir cuando se trata de la conducta de una sola perso- tión de la asignación diferenciada de responsabilidad, pero sí en el caso
na. Si en tal situación el garante no evitó el resultado que podía evitar y en que T mata a S por comisión activa. Aquí se torna relevante la proble-
452 453
§ 21 Cuarta parte: Autoría y participación
Autoría §21
mática hasta ahora poco esclarecida de hasta qué punto las reglas sod; 49 d) La jurisprudencia hace una diferenciación valorativa basada en una
de imputación fundan una diferenciación valoratíva, de modo que teoría de la autoría puramente subjetiva y, así, introduce en el ámbito
posible distinguir entre aquel que tiene la posición central de responsflK,- de estos problemas todas las inseguridades de la llamada fórmula del
ammits.
lidad y aquellos a los que les corresponde el rol de figuras secuncbrií
—también responsables—. Al respecto, ya es problemática la pregi «La valoración en el caso concreto depende de si la actitud interna del omitente, que ha de
inicial de si pueden ser formuladas reglas abstractas de responsabilidad averiguarse sobre la base áe una consideración valorativa, referida al hecho comisivo del
si es decisiva la valoración social en el caso concreto. otro, puede ser considerara —en especial por el interés en e! resultado a evitar— como
expresión de un ánimo de autor que quiere hacer suyo el hecho de otro, o de si su actitud
Caso 1: El potícÍa P no evita que H le dé una paliza a B. ¿P también es autor de las interna se caracteriza por subordinarse en su voluntad al actuante —p. ej. porque está espe-
nes de B o solo es cómplice de H? cialmente sometido a su influencia determmante— y deja transcurrir el acontecer sin una
intervención interna y $m interés en el resultado amenazante, en el sentido de un mero
Caso 2: La madre M ve que X quiere matar a su hijo K. £Ua no impide el hecho. ¿M tambiéi ánimo de complicidad".
es autora del homicidio de K o solo es cómplice de X?
50 e) El punto de partida de la jurisprudencia, según el cual debe diferen-
45 a) Ya la posición del garante de protección frente al protegido indica una ciarse con arreglo a criterios valorativos, sin lugar a dudas debe aceptar-
relación socialmeate más cercana que la que se da en el vínculo de uíi
se, pues la pregunta acerca de quién es la figura central de un suceso y
garante de vigilancia frente a posibles personas que corren riesgos. Una
a quién solo le corresponde una posición secundaria debe contestarse
parte de la bibliografía deriva de ello la consecuencia de considerar al
valoratívamente, pero sin embargo la respuesta debe ser completa y no
garante de protección, en principio, como autor, mientras que en el otro
puede limitarse a los elementos subjetivos. Dentro de esta valoración, no
supuesto se cataloga la omisión del garante de vigÜancia como mera par-
puede excluirse la cercanía personal del omitente respecto de la víctima
ticipación.748
del hecho. Al contrario, le corresponde una importancia considerable, de
46 No obstante, también el garante de protección responde solo como
modo que los garantes de protección, en general, ocuparán la posición
partícipe cuando falta en su persona una especial cualidad de autor exi-
de un autor al lado de o con el autor activo. Pero, con esto, los garantes
gida por el tipo penal o cuando le falta una especial intención, como p. ej. de repeler peligros no son categorizados básicamente como cómplices.
la cualidad de ñincionario publico, o cuando el delito en cuestión es uno
Si el garante de repeler peligros sabe, p. ej., que el actuante activo solo
de los llamados de propia mano.
actuará porque puede confiar en que el garante permanecerá inactivo,
47 b) Otros, en principio, quieren restringir la posibilidad de la complicidad este último también cobrará relevancia respecto de la realización del
delito por parte, del actuante activo. Por lo tanto, en estos casos está
a los casos en que el omitente queda típicamente excluido como autor
Justificado, sin dudas, considerar al omitente como un autor. En cambio,
del delito, o a aquellos en que el garante está obligado a evitar ia com-
pÍÍcidad de otro en el delito de un tercero.749 habla a favor de la participación que al actuante activo le sea Índiferen-
te la conducta del omitente y que este último deje transcurrir el suceso,
48 c) La opinión contraria sostiene la posición de que el garante que no p. ej. por miedo, tünidez o mera comodidad.752
mtendene contra el autor que actúa activamente siempre será cómplice si 51 El ámbito principal de la participación, sin embargo, debería hallarse
el actuante activo es plenamente responsable de su acción.750 allí donde el omitente queda excluido como autor en virtud de las parti-
cularidades del upo penal.
748. Al respecto, cfr. Eser, II, n.° 27 A 22 s.; Herzberg, Taterschaft, p. 82 ss.; Krey, AT 2,
n.° m. 381 ss.; Renzíkowski, Restriktiver Taterbegriff und fahrlassige Beteiligung, 1997, p. 32 s.,
Sch/Sch/Heine, comentarios previos a los §§ 25 ss., n.° m. 104 s.; Schünemann, Grund und Grenzea
der unechten Unterlassungsdelikte, 1971, p. 377 s.
749. Al respecto, en detalle, Roxin, LK, § 27, n.° m. 43, § 25, n.° m. 209 s.; ídem, AT 11, § 31,
n.Q m. 140 ss.; parlo demás: Bloy, Beteiligungsform, p. 2l6 ss.; Mitscb, Jura, 1989, p, 197;' Rndolpbi,
SK I, previo al § 13, n.° m. 41 s.; Sowada, Jura, 1986, p. 399 ss.; Stratenwerth, AT I, § 12, n.° m. 11.
751. BGH, NStZ, 1992, p. 31; cfr, también BGHSt, t. 13, p. l62; BGH, MD&, 1960, p. 939;
BGH, StV, 1986, p. 59, con comentarios de Arzt, p. 337 s., Geppert, JK, StGB § 13/8, JRanft, JZ,
En conüra de la posibilidad de complicidad por omisión, en principio: Bloy, BeteiÜgungsform,
p. 216; Gmnwald, GA, 1959, p, 110 ss.; Ármin Kaitfinann, Die Dogmatik der ÜnterlassungsdeUkte,
1987, p. 917; BGH, ISQW, 1998, pp. 1568, 1573; Baumami/Weber/Mitsch, AT, § 29, no m. 71.
752. También hace una diferencia Bottke, Coünbra-Symposium, comp. por Schünemann/
1959, p. 291 ss.
Figueiredo Dias, 1995, p. 244. Sin embargo, su criterio del "domiiüo de la confíguración relevantemente
750. Cfr. Gallas, Beitrage, p. 187; Jescbeck/Weigend, AT, § 64 III 5, Ranft, ZStW, t. 94 (1982),
superior* que va más allá del deber especial, remite demasiado al autor por comisión-
pp. 818 ss., 845; Schmidhanser, AT, Stub., 13/12 ss.
454 455
§ 21 Cuarta parte: Autoría y participación Autoría §21
1. El autor directo :; $5 Según el § 25, ap. 2, StGB, coautoría es cometer el hecho en común.
753. Roxín, Jus, 1973, p. 335; por lo demás, cfr. Cramer, Bockelmann-FS, p. 392; Heryberg,
ZStW, t. 99 (1987), p. 51 ss; Hoyer, SK I, § 25, n.Q m. 29; Jescheck, SchwZSti-, t. 91 (1975), p. 31; 757. Kindbáiiser, HolIerbach-PS, p. 645, concibe la coautoría como «representación recíproca»
Küpper, JuS, 1991, p. 640; Maíivald, ZStW, t. 88 (1976), p. 729; Roxin, AT II, § 25, n.° m. 41 s. El de los intervirüentes.
BGH dejó abierta ]a decisión en BGH, NStZ, 1987, p. 224 s., con comentario de Offo, JIÍ 90, StGB 758. Al respecto, cfr. BGH, NStZ, 1985, pp. 70, 71, con comentario de Otto, JK, StGB § 25 IV3;
§ 25 1/2. Empero, a favor de la autoría también en caso de falta de interés propio, BGHSt, t. 38, BGH, GA, 1985, p. 233; BGH en Holtz, MDR, 1987, p. 281; BGH, wistra, 1988, p. 106; BGH, NStZ,
p. 315, con comentario de Wiegmann, JuS, 1993, p. 1003 ss.; BGH en Miebach, NStZ, 1992, p. 227. 1996, p. 227; BGH, NStZ, 1997, p. 336; BGH, NStZ, 2003, p, 85; BGH, NStZ, 2003, p. 254; Hef-zbet-g,
754. Der Tater hinter dem Tater, 1965, p. 38 ss. ZStW, t. 99 (1987), p. 57; Hoyer, SK I, § 25, n." m. 127; Kindhauser, StGB, § 25, n.° m. 48; .Kre^,
755. De otra opinión, Baumann, Jescheck-FS, t. 1, p. 108 ss.; GÓssel, GA, 1977, p. 60; foecks, AT 2, n.° m. 29; KühÍ, AT, § 20, n.° m. 104; Küpper, ZStW, t. 105 (1993), p. 301 s.; Roxín, LK, § 25,
MIÍ, § 25, n.° m. 32; Lackner/Kühl, § 25, n.° m. 1; Scbmídhfiuser, AT, 14/168. n.° m. 173 s.; ídem, At II, § 25, n.0 m. 190 ss. Consideran sufíciente una «decisión de acoplamiento»
756. Más en M-urmann, Die Nebentáterschflft im Strafrecht, 1993, p. 183 ss., quien también en lugar del plan del hecho; Derksen, GA, 1993, p. 163 ss.; fakobs, AT, 21/43; Lescb, ZSEW, L 105
considera como autoría paralela la producción común del resultado en casos de causalidad (1993), p. 271 ss.; Stein, BeteiÜgungsformenIehre, p. 326 ss. Schild, NK, § 25, n.0 m. 89 ss., atiende
alternativa y acumulativa. al programa de acción que tiene en cuenta el aporte al hecho del otro.
456 457
Autoría § 21
§ 21 Cuarta pane: Autoría y participación
injusto ya está decidida y la ejecución, concreta del hecho está definida guntan si quiere sumarse, A comienza a pegarle a D.
c) La üamada coautoría sucesiva ción ya iniciado es posible en la medida en que el acto de ejecución del
delito todavía no esté consumado. En esta situación, las circunstancias
62 Es indiscutido que no todos ios coautores tienen que tomar parte en el particulares del hecho pueden ser realizadas todavía en división de tareas.
plan del hecho ya desde antes del comienzo del acto de ejecución o También es estructuralmente posible, sin lugar a dudas, imputar actos
incluso que tengan que haber concebido el plan conjuntamente. También típicos ya realizados, p. ej., en un delito de varios actos, en un delito
es posible la coautoría mediante la incorporación a un acto de ejecución permanente o, en el caso del hurto, el apodera-miento del resto de los
efectos luego de sustraer una parte del botín, cuando la evaluación total
del suceso lleva a valorar las diversas partes como un hecho unitario, sea
en virtud de una unidad natural o jurídica de acción; al respecto, en
759. Cfr. OLG Düsseldorf, Npy, 1987, p. 268, con comentario de Orto, JK 87, StGB § 25 IE/5;
detalle, § 23, n.Q m. 8 ss.
Kifhl, AT, § 20, n.° m. 117 s.; Roxin, AT II, § 2$, n.a m. 196.
760. Cfr. también Beitlke, JSL, 1980, p, 423 s.; Cramer, Bockelmann-FS, p. 400 ss.; Graul, Meurer- Caso; A quiere sustraer la billetera de X con violencia. En contra de lo esperado, X opone
GedS., p. 91 ss.\Jakobs, AT, 21/52; Joecks, MK, § 25, n.Q m. 171 ss.; Kübl, AT, § 20, no m. 110 ss.; una resistencia considerable. Cuando aparece B, A lo pone al comente de su plan. B insinúa
Lackner/Kühl, § 25, n.° m. 11; Seelmann, JuS, 1980, p. 571; Stratffzwetth, AT I, § 12, n.° m. 93 s, De que está de acuerdo en participar. Mientras A sostiene a X, B toma la billetera. Luego A y
otra opinión, Bloy, GA, 199tí, p. 442; Gimbernat-Ordeig, ZStW, t. 80 (1968), p- 931 ss.; Herzberg, JZ, B se reparten el botín.
1991, p. 856 ss.;fíoyer, SK I, § 25, n.° m. 136; Krey, AT 2, n.° m. 199; Kenzikowskí, Taterbegnff,
p. 102 s.; Roxm, Taterschaft, pp. 292 ss., 687 ss.; Ídem, JR, 1991, p. 206 ss,; Ídem, AT U, § 25, Solución: A y B son coautores del robo.
n.° m. 198 ss.; RticÍolphi, Bockelmann-FS, p. 372 ss.; Zieschang, ZStW, t. 107 (1995), p. 371 ss.
761. En detalle sobre la jurisprudencia: BGHSt, t- 33, p. 53; t. 37, p. 289, con comentarios en
contra de Erb, JuS, 1992, p. 197 ss-, Geppert, JK 91, StGB § 25 U/6, Puppe, NStZ, 1991, p. 571 ss..
Roxin, JR, 1991, p. 206 ss., Steín, StV, 1993, p, 411 ss.; BGHSt, t. 39, pp. 88, 90, con cornentanD
762. BGH, J2, 1981, p. 596, con comentarios de Geilen, JK, StGB § 25 II/l, Küper, JZ, 1981,
de Küpper, JR, 1993, p. 292 ss.; BGHSt, t. 39, PP. 381> 38¿, con comentario de Schírrmache^ JR>
p. 568 ss.; BGH en Holtz, MDR, 1982, p. 446; BGH, StV, 1984, p. 507; BGH, NStZ, 1985, p. 70,
1995, p. 386 ss.; BGH, NSíZ, 1995, p, 122, con comentarios de Geppert, JK 95, StGB § 25 U/l0'
con comentario de OttO, JK, StGB § 25 ü/2; BGH, NStZ, 1996, p. 227, con comentario de Otto, JK
Kiipper, NStZ, 1995, p, 531 ss.; BGH, NStZ, 1995, p. 285; BGH, NJW, 1995, p, 2933; OLG CeÜ^
96, St&B § 25 H/ll; BGH, NStZ, 1999, p. 609; BGH, JE, 2000, p. 423, con comentario de Krack,
NJW, 1994, p. 143; BGH, StV, 1999, p. 317; BGH, NStZ-RR, 2000, p. 327; BGH, NStZ, 2002, p. 200.
P. 424 s.; BGH, NSE2, 2003, p. 85 s., con comentario de Otto, JK 03, StGB § 25 11/14.
Panorama sobre la jurisprudencia en Zieschang, ZStW, t 107 (1995), p. 361 ss.
458 459
§ 21 Cuarta parte; Autoría y panicipación Autoría § 21
66 Sin embargo, después de que se han concluido las acciones típicas, queda El hombre de atrás solo puede dirigir al instrumento en las constela-
excluida la mcorporación como coautor del suceso. Esto es evidente según ciones en que este último no es libre de configurar o de actuar su volun-
las teorías del dominio del hecho, pues este presupone una división de tad, dado que quien actúa de manera directa puede ser considerado como
tareas por funciones —independientemente de su acento más subjetivo o mero ainstrumento» precisamente porque desde la perspectiva de la res-
más objetivo— en la realización de los elementos del tipo, dado que esta. ponsabilidad jurídica padece una falta:
y no solo la lesión del bien Jurídico como tal, caracteriza el suceso típico 70 EÍ hombre de atrás domina el suceso coaccionando al ejecutor del hecho
jurídíco-penalmente relevante.763 (a), se sirve de un ejecutor mimputable o de un Joven que no alcanzó la
edad. de imputabilidad (b), dirige el suceso mediante la provocación o el
67 ce) En virtud del rechazo de imputar actos típicos ya realizados, debe aprovechamiento de un error (c). En cambio, el supuesto autor precisamen-
excluirse la práctica de la Jurisprudencia de imputar de manera sucesiva te no tiene el dominio sobre quien actúa de manera directa en las cons-
elementos agravantes que se realizaron antes de que se incorporara el tracciones que algunos sostienen en paralelo, referidas a la autoría media-
obro coautor. Esos elementos, que incrementan el injusto de manera auto- ta en virtud de aparatos organizados de poder (d), al empleo del llamado
noma, también tienen que estar comprendidos en la realización del resul- instrumento doloso no cualificado (e) y al llamado instrumento doloso sin
tado con división de tareas.764 intención (f), así como al «levantamiento de barreras jurídicas» (g).
]K, StGB § 25 ü/1; BGH, StV, 1994, p. 240; Haitf, Strafrecht, AT, p. 106; Küper, J2, 1981, p. 568 ss. 1992, p. 64 s,; Jescbeck/Weigend, AT, § 62 U 6;Joecks, MK, § 25, n.° m. 52; ^«,5;, AT, § 20, n.° m. 62
765. Al respecto, cfr. BFHE, t. 159, p. 188, con otras referencias bibliográficas p. 191 s. ss.; Küper, JZ, 1989, p. 948; Randt, Mittelbare Taterschaft durch Schaffung von Rechtfertigungslagen,
Entretanto, la jurisprudencia del BGH ha abandonado el elemento del dominio hasta reducirlo a 1997, p. 58 ss.; Renzikowski, Taterbegriff, p. 84; Roxin, LK, § 25, n.° m. 62 ss.; ídem, AT U, § 25,
im rastro; cfr., BGHSt, t. 39, pp, 381, 388 ss., con comentario de Otto, JK 94, StGB, previo a los n.° m. 48 ss.; Sch/Sch/Pen-on, § 35, no m. 33. Atienden al límite del § 34: Jakobs, AT, 21/84; M.-X.
§§ 324 ss./2, Schírt-macher, JR, 1995, pp. 386/388 ss, Mas detalladamente respecto de la discusión, Meyer, Ausschtufi der Autonomíe durch Irrtum, 1984, p, 157 s. Recurre a la «zona límite del estado de
Wohlers, ZSfW, t. 108 (1996), pp, 61 ss,, 68 ss. necesidad": Schroeder, Tater, p. 120 ss. Considera suficiente toda coacción: Schild, Táíerschaft, p. 15 s.
460 461
Autoría § 21
§ 21 Cuarta parte: Autoría y participación
los órganos de persecución pena!, que actuaron conforme a Derecho y que desconocen la
73 Aquí también la unputación de responsabilidad deñnida en la ley deteál verdadera situación fáctíca.
mina al mismo tiempo los límites de la posibilidad de dominar al msücuál
mentó; cfr. §§ 19, 20 StGB, § 3 JGG.767 ~|| g^ Caso 2: Como en el caso del n.° m. 76, pero A le susurra a F: ijSápído' ¡Allí atrás, el caza-
dar furtivo W te está apuntando para matarte!». F cree ver el peligro, apunta y dispara. B
recibe un disparo mortal.
c) Dominio de la voluntad en virtud de im error
Solución: F cree actuar en una situación de legítima defensa; yerra sobre la conformidad a
"S-s
aa) Primer nivel: Error sobre un elemento del tipo objetivo de la ley 83 Mientras que hay consenso acerca de que el aprovechamiento de un error
76 Caso: A sale a pasear con el guardabosques F, que es muy corto de vista. De pronto des-
de Cipo (caso 1) o de un error de tipo permisivo (caso 2) ñmda el domi-
cubre en la mata a su enemigo B y se le ocurre cómo eliminarlo. Lo señala con el dedo y nio del hecho, la valoración del error de prohibición es discutida. Por un
visiblemente excitado le susurra a F: -jRápidol ¡Un corzo enorme!». F cree ver un corzo, lado, se sostiene el punto de vista de que el aprovechamiento de un error
apunta y dispara. B recibe un disparo mortal. de prohibición evitable también puede fundar el dominio del hecho.769 La
opinión contraria resalta que el autor que actúa en error de prohibición
Solución: El autor del homicidio doloso es A-
evitable de ningún modo está disculpado, y considera que en este ámbi-
77 El error que excluye el dolo del actuante directo funda la autoría del hom- to únicamente ñinda la autoría del hombre de atrás el aprovechamiento
bre de atrás. de un error de prohibición inevitable,770 771
84 Esta diferenciación no resulta convincente. Solo deja en claro que
bb) Segundo nivel: Error sobre la antíjiiriflicülad material (nocividad social) clasificar el error sobre la nocividad social de la conducta, en la teoría de
la autoría, como error de prohibición conduce a conclusiones ínapropiadas.
78 En esta constelación son posibles tres configuraciones de casos:
Pues para la cuestión de la posición de dominio del hombre de atrás no
79 El ejecutor del hecho actúa como un instrumento conforme a Derecho y
yerra sobre los presupuestos fácticos de una causa de Justificación o sobre
la antijuridicidad material de su conducta. 769. Cfr. BGHSt, t. 35, pp. 347, 353; t. 40, pp. 257, 265 ss., con comentarios de Otto, JK 95,
StGB § 25 í/4, Schoch, NStZ, 1995, p. 153 ss., Vogel, MDR, 1995, p. 338 s.; Baumam^Weber/Mitsch,
80 Caso 1: A denuncia a B por el delito de homicidio, luego de haber colocado un rastro que AT, § 29, na m. 139; Hefzbet-g, Taterschaft, p. 23; ícleíii, Jura, 1990, p. 22 ss.; ^íiper, JZ, 1989,
señala a B como autor del hecho. E es encarcelado en prisión preventiva. p. 935 ss.; Lackner/Kühl, § 25, n.° m. 4; ScbaffsteÍn, NStZ, 1989, p. 153 ss.; Scboch, NStZ, 1995.
p. 157; Sch/Sch/ffeine, § 2$, n.a m. 38; Sc-broeder, Tater, pp. 76 ss., 126 ss.; Schumann, NStZ, 1990
Solución: La orden de prisión de B es conforme a Derecho, porque según las cü-cimstancias p. 32 ss.; Tróndle/Fischer, § 25, n.a m, 3 a; Wesseis/Beulke, AT, n.° m. 542.
hay una grave sospecha en su contra. Pero, en esa medida, A ha dirigido la conducta de
770. Cfr. Bloy, BeteÜigungsform, p. 347 ss.; Bottke, ]uS, 1992, p. 768 s.; Jescheck/Weigend, AT,
§ 62 U 5; Krey, AT 2, n.fl m. 128, 151 ss.; Maíwald, ZStW, t. 88 (1976), p. 736 s.; ídem, ZStW, t.
93 (1981), p. 892 s.; Spendel, Lüderssen-FS, p. 609; Stratenwerth, AT I, § 12, n.0 m. 53.
771. Además, se sostiene de manera aislada la concepción de que tampoco el error de
767. Cfr. Bottke, Taterschafi:, p. 64 s.; fíersberg, Táterschaft, p. 30; Hoyer, SK I, § 25, n." m. 51;
prohibición inevitable fundamenta necesariamente la autoría del hombre de atrás —cfr. Welzel, Lb,,
Jakobs, AT, 21/96; Jeschecf^WeÍgend, AT, § 62 II 4; Kindbütisei', StGB, § 25, n.° m. 30; KüU, AT, § 20,
§ 15 II 2 a—, que el criterio relevante para la autoría sería el modo de causación del en-or —cfr.
n.° m. 66 s. Traza una diferenria en eí § 21: Bottke, Taterschaft, p. 70; Herzberg, Taterschaft, p. 31;
Schaffsteín, NStZ, 1989, p, 157— o que el error de prohibición fundaría la autoría solo cuando el
Kubl, AT § 20, a.° m- 68^ fi<m'n, LK, § 25, n.Q m, 120; íriem, AT 11, § 25, n.° m. 139 ss. Consideran
autor estuviera obligado frente a la víctima a omitir la creación del error —cfr. Murmann, GA,
suficiente la situación del § 21: Renzíkowskí, Táterbegriff, p. 87; Schaffsteín, NStZ, 1989, p. 157.
Í998, p. 80 ss—.
768, Al respecto, en detalle y con otras referencias, Renzikowski, Taterbegriff, p, 267 ss.
462 463
§ 21 Ctiaíta parte: Azitoría. y paítícipacíón Autoría §21
ser importante qué conocimientos habría podido tener el acft»<i^J31 atrás tiene el dominio del hecho, si es que no ha de abandonarse la refe-
sino únicamente si tenía conocimientos que debían moth^arlo a rernm/SÍ renda del dominio del hecho al tipo penal.
a sus propósitos. Pero esos conocimientos le faltan en caso de error s^hSI £>0 Con esto, la consecuencia es inevitable: el error sobre el sentido con-
!a antijuridicidad material de su conducta, mientras que el autor on^.3 creto de la acción no fundamenta la autoría. Quien crea ei error y lo
consciente del injusto material de su conducta, ha reconocido mía 3 aprovecha, responde antes bien como inductor.773
acción lesiona la esfera jurídica de otros y, por tanto, es socia1rn«^31 c»i Esto también vale para el caso del que se aprovecha del error de quien
dañosa y socialmente peligrosa. La reaüzación coGsciente del supuesto d3 ya está decidido al hecho, pues si bien el error in persona de quien ya
hecho socialmente dañoso y peligroso merece el reproche completo d¡| está decidido ai hecho no afecta su propia punibilidad, en el caso del
culpabilidad, mientras que el error sobre aquel supuesto modifíca el sfo31 aprovechamiento del error sí se modifica el sentido social del suceso, al
nificado social del suceso.772 ; cual en la situación concreta le corresponde el significado de una infíuen-
cía inductora sobre la voluntad del decidido al hecho.774
85 Caso 4: A se da cuenta, en una conversación, con su vedno B, de que este no sabe aup nt-i*, ii
tar hachís está prohibido (§ 29, ap. 1, n.° 1 y § 3, ap. 1, n.° 1, BtMG). Entonces, lo convcwKÍ Caso: A sabe que B matará a X cuando este llegue a su casa, como siempre, a las 22 horas.
de hacerlo por lo vistoso de la planta. '.':; Esa noche, A arregla con X que este llegue más tarde. Pero con un pretexto manáa a Y a
las 22 horas a ¡a casa de X. B está al acecho a 80 m de la entrada de la casa y, por la mala
Solución: B no es consciente de la nocividad social o del peligro social de su conducta. Yprr-si :'
iluminación, no se da cuenta de que es Y quien se dirige a la puerta a las 22 horas, y no
sobre su antíjurididdad material. Esto funda la autoría de A. ::?
X. B dispara contra Y y lo mata.
ce) Tercer nivel: Error sobre tina situación exculpante Solución: B es punible por e¡ delito de homicidio consumado. A lo es por inducción al
homicidio.
86 Caso; A le hace creer a B que C va a matarlo si él no mata a X. Temeroso por su pronia
vida, B mata a X, C no tiene la menor idea de todo el suceso.
d) Dommio de la voluntad en vú-tud de un aparato organizado de poder
Solución: B actúa con un error sobre los presupuestos del estado de necesidad escúlpante.
A domina la conducta de B en virtud de es£e error. 92 La autoría mediata en virtud del dominio de una organización se analiza
en los casos en que alguien emplea un aparato de poder para cometer
87 Tal como surge del § 35, ap. 2, StGB, el error sobre una situación excul-
delitos, como sucedió, p. ej., en la llamada solución final de la cuestión
pante según el § 35, ap. 1 también caracteriza una exclusión de la res-
judía por parte de los dirigentes del régimen nacionalsocialista. La misma
ponsabÜidad en sentido Jurídico. Respecto del error de prohibición en el
problemática se presenta respecto de la orden de disparar en caso de
sentido del § 17, cfr. snpra n.° m. 83 ss.
violación de ñ-ontera en la República Democrática Alemana. Lo caracterís-
dd) Cuarto nivel: Envr sobre el sentido concreto fie la acción tico aquí es que el actuante directo está esencialmente determinado por
la consciencia de que no se lo hará responsable de sus hechos y que
88 En el error sobre el sentido concreto de la acción, el agente directo actúa puede ser reemplazado por otras personas sin más si se niega a colaborar.
de manera típica, antijurídica y culpable. Pero él no habría actuado si no Empero, esto todavía no fundamenta que "los planifícadores» tengan el
hubiera sido engañado sobre una circunstancia del supuesto de hecho. dominio sobre él. Antes bien, con su conducta hace tácitamente propio el
plan delictivo. Por lo tanto, los actuantes directos y quienes detentan el
Ejemplos: A convence a B de rociar con barniz una pintura de la casa de C supuestamen-
poder deben ser considerados coautores, pues las relaciones jerárquicas
te sin valor. En realidad, se trata de una obra de Picasso. A lo convence a B mediante
engaños de que C es responsable por la muerte de la mujer de B. Entonces, B mata a C,
de acuerdo con el plan de A. A engaña a B acerca de que C comete adulterio con la mujer
de B. B le da una paliza a C, tal como quería A. 773, Cfr. Bloy, Betóiligungsform, p. 358 ss.; BoUke, Taterschaft, p. 71; Herzberg, Taterschaft,
p. 24 s.; fakobs, AT, 21/101; Jescbec^Weigend, AT, § 62 II 2; foecks, MK, § 25, n." m. 106;
89 Si bien en estos casos se constata que el agente directo no habría actua- Renzikowski, Taterbegríff, p. 82; Schroeder, Tater, pp. 147 ss., l62 ss.; Stratenwetth, AT I, § 12,
a.° m. 60 ss. De otra opinión, KiihÍ, AT, § 20, n,° m- 75; Lackner/Kñhl, § 25, n." m. 4; M.-K. Mejwr,
do si no se hubiera generado el error, este último no excluye por sí mismo
Ausschlufi, p. 99 ss.; Roxin, Táterschaft, p. 212 ss.; ídem, LK, § 25, n.° m. 96 ss.; friCTn, Lange-FS,
la responsabilidad. Por lo tanto, es inapropiado afirmar que el hombre de
p. 189 ss.; Schmidhanser, AT, 14/4.9; Sch/Sch, § 25, n.a m. 22 ss. Hace una diferenciación Hoyer,
SK I, § 25, n.° m. 66 ss.; Maurach/Góssel/Zipf, AT 2, § 48, n.° m. 71.
774. Cfr. también Hei-zberg, Taterschaft, p. 24 s.; Jescheds/WeÍgena, AT, § 62 U 2; ^0-<?y, AT 2,
772. Al respecto, cfr. Hfinerfeld, ZStW, t. 99 (1987), p. 244; Otto, Jura, 1987, p. 255; ídem, n.a m. 162; Renzikowski, Taterbegiiff, p. 83. A favor de la autoría mediata: Ktibl, AT, § 20, n.° m. 74;
Hoxin-FS, pp. 491 ss,, 501; Roxin, Taterschaft, p. 193 ss.; Ídem, IK, § 25, n.° m. 89; Ídem, AT U, Lackner/Kilhl, § 25, n.° m. 4; M.-Jír. Afeyer, Autonomie, p. 100 s.; Soxin, Taterschaft, p. 212 ss.;
§ 25, n.° m. 84 ss. Materialmente en el mismo sentido, Jüohler, AT, p. 509, en relación con p. 4l4. ídem, LK, § 25, n.° m. 105 ss.; Ídem, AT U, § 25, n.° m. 102 ss.
464 465
§ 21 Cuarta parte; Autoría y paftícipacíón
Ejemplo: Un funcionario hace que una persona que no es funcionaría inscriba un asiento
de subordinación y superioridad no impiden, en la vida social, la realiza-
falso en un registro público (§ 348).
ción de un tipo delictivo con división de tareas.775 Algunos incluso tras-
ladan la construcción de la autoría mediata en virtud del dominio sobre 94 La circunstancia de la posición de deber especial del hombre de atrás no
una organización al ámbito empresarial. Pero así, esta construcción pierde fundamenta una posición de dominio sobre el actuante directo. Si este domi-
su contorno. Las empresas no son ":aparatos de poder», con su respectiva nio no ha sido creado mediante una posición de dominio especial (coacción,
organización rigurosa y estructura de mando, en los cuales queda suspen- error) o si al «hombre de atrás» no se le puede reconocer una posición de
dida la vigencia del Derecho estatal.776 dominio del hecho en virtud de los presupuestos generales de la autoría,
entonces decae la posibilidad de penarlo como autor.777 Una parte de Ía
e) Autoría mediata en el caso del llamado instrumento doloso no bibliografía intenta una ñindamentación normativa del dominio del hecho,
cualificado con la cual se abandona el principio de esta teoría, que se basa en el domi-
nio del hecho en el sentido de dominación real del curso del acontecer.
93 Según la opinión dominante, también se da un caso de autoría mediata 95 A esta misma conclusión llega otro punto de vista que interpreta los
cuando, en un delito especial, el hombre de atrás cualificado da motivo delitos especiales como delitos de deber y vincula la auÉoría con la lesión
para que un instrumento no cualificado ejecute la acción típica. del deber.778
96 Ninguno de estos dos enfoques puede ñindamentar el dominio del
hombre de atrás. Simplemente ocultan con esñierzo que lo único que les
775. ASÍ también Baumann/Weber/Mitscb ; AT, § 29, n.° m, 147; Jakobs, NStZ, 1995, p. 27; importa es suplir las temidas lagunas de punibilidad. Empero, eso es ñm-
Jescheck/Weigend, AT, § 62 U 8; Otto, Jura, 2001, p. 758 ss. Por lo demás, Koxín ve también como
ción del Íegislador.
coautor al jefe de operaciones que dirige la tarea por teléfono, por mensajes de radio, etc.; cfr.
Roxin, LK, § 25, n.Q m, 183.
A favor de la autoría mediata; BGHSt, t. 40, pp. 218, 230 s., con comentarios de Gropp, JuS, f) Autoría mediata en el caso del llamado instrumento doloso sin
1996, p. 15ss.,Jakobs, NStZ, 1995, p. 26 s.,fitng, JuS, 1995, p. 173 s-, Ofto, JK 95, StGB § 251/13,
intención
Roxín, JZ, 1995, p. 49 ss., Schroeder, JR, 1995, p. 177 ss., Scbzüz, JuS, 1997, p. 109 s$.; BGHSt, t.
43, pp. 65, 68 ss.; t. 44, pp. 204, 206 s., con comentarios de Kndlich, JA, 1999, p. 624 ss., Otto,
97 í'a opinión dominante también afirma la autoría mediata cuando se emplea
JK 99, StGB § 24/27, Rotscb, NStZ, 1999, p. 239 s-, Schroeder, JR, 1999, p. 297, BGHSt, t. 45,
pp. 270, 296. Cfr. luego Roxin, Taterschaft, p. 242 ss.; ídem, GA, 1963, p. 193 ss.; Ídem, NJW
el llamado instrumento doloso sin intención, es decir, un actuante directo
Sonderheñ für G. Scháfer, 2002, p. 52 ss.; ídem, AT II, § 25, n° m. 105 ss.; Ambos, GA, 1998, que es consciente de la situación de hecho pero al que le falta una ínten-
p. 233 s.; Bloy, GA, 1966, p. 441; Botíke, Taterschaft und Gestaltungsherrschaft, 1992, p. 71 s.; ción exigida por el tipo penal correspondiente.
Frennd, AT, § 10, n.° m, 91, Gropp, JuS, 1996, p- l6; Ífeine, Die strafrechüiche Veranttvortliclikeit
von Untemehmen, 1995, p. 104 s,; Hoyer, en: Amelung (comp.), Individuelíe Veranrwortung..., 2000, Caso: A le pide a X que busque el paraguas que B puso en e! paragüero del café, Luego de
p. 191, foecks, MK, § 25, n.° m, 129 s.; Kühl, AT, § 20, n.0 m. 73; Küppet; GA, 1996, p. 523 ss.; un breve paseo volverá y pondrá el paraguas en su lugar, antes de que salga B. Si bien X duda
Kuhlm, BGH-FG, p. 670 ss.; Lampe, ZStW, t. 106 (199-0, p. 745; Maumch/Gossel/Zipf, AT 2, § 98, de las palabras de A y se da cuenta del riesgo de que A se apropie antijurídicamente del
n.° m. 88; Muñoz Conde, Rcüdn-JPS, p. 618 ss.-, Rogall, BGH-FG, p. 424 ss,; Rndolpbi, Lackner-FS, paraguas, va a buscarlo. X carece de la intención de apoderanüento, porque incluso respecto
p. 871; Schünen-iann, BGH-FG, p. 628 ss,; Stratenwertb, AT I, § 12, n.° m. 65 ss.; Wesseis/Beitlke, de la apropiación por parte de un tercero actúa solo con dolo eventual, pero sin intención.
AT) n.° m. 541. Con una fuadametítación divergente concluyen en la autoría mediata en este grupo
de casos: ScbÍosser, Soziale Tatherrschaft, 2004, p. 231 ss.; Schroefier, Der Tater hinter dem Tater, Aquí, sin embargo, vale lo mismo que en el n.° m. 93: el hecho de que
1965, p. 152 ss.; Schuls, JuS, 1997, p. 116. el actuante directo carezca de una intención exigida por la ley no jEünda-
A favor de la inducción: Herzberg, en: Amelung (comp.), IndivÍduelle Verantwortung..., p. 48
menta, por sí solo, la posición de dominio del «chambre de atrás».779
ss.; KóhÍei; AT, p. 510; Krey, AT 2, n.° m. 201; Renzikowski, Taterbegriff, p. 89 s.; Kotsch, NSt2,
1998, p. 491.
776. Cfr. también Ambos, GA, 1998, p. 239 s.; Bosch, Organisationsverschuldea in ünternehmen,
777. Cfr. en este sentido Jakobs, AT, 21/104; Kobler, AT, p. 511 s.; Krey, AT 2, n.° m. 146;
2002, p. 251 ss.; Bottke, Taterschaft, p. 73; Heíne, Verantworüichfceit, p. 104; Joecks, MK, § 25,
Schroeder, Tater, p. l64 ss., Stratenweríh, AT I, § 12, n.° m. 40, De otra opmion, Gallas, Beitrage,
n.° m. 131 s.; Küpper, GA, 1998, p. 525; MerkeÍ, ZSfW, t. 107 (1995), p. 555 s.; Murmann, GA,
p. 100 ss.; Hüneí-feld, ZStW, t. 99 (1987), p. 240; Jescheck/Weigend, AT, § 62 II 7; Lackner/KühÍ,
1996, p. 278 ss.; Otto, Jura, 2001, p. 759; Renzikoioski, TáterbegrÍff, p. 90 ss.; Rotsch, NStZ, 1998,
§ 25, n.° m. 4; Welzel, Lb., § 15 ü 2.
p, 493 ss.; Roxin, Taterschaft, p. 682 s.; ídem, BGH-FG, p. 192; ídem, AT U, § 25, n.° m. 129 ss.;
778. Cfr. Croma; BodkeImann-FS, p. 399; Herzbet-g, Táterschañ, p. 31 ss.; Roxfn, LK, § 25,
Schztlz, JuS, 1997, p. 113. De otra opinión, BGHSt, t. 40, pp. 218, 236 s.; BGH, NJW, 1998, pp. 767,
n.° m. 134 ss.; ídem, AT II, § 25, no m. 275.
769, con comentado de Otto, JK 98, StGB § 25 V7; Kühl, AT, § 20, n.0 m. 73 b; Ktihlen, BGH-FG,
779. Como aquí, Frennd, AT, § 10, n.° m. 70; fíerzberg, Taterschaft, p. 34 s.; Krey, AT 2,
p. 671; Lackner/Kü-hl, § 25, n.Q ffl. 2; Ransíek, UnEernehmensstrafrecht, 1996, p. 48 s.; Schíld,
n.° m. 145; Renzíkowski, Taterbegriff, p. 91 s.; Soxin, Táterschaft, p. 341 ss.; ídem, LK, § 25,
Táterschaft, p. 23; Schíinemann, UnternehmenskriminaUtát, 1979, p. 103 s. Con arreglo a los
n.° m. 140 s.; ídem, AT II, § 25, n-Q m. 156; Schmidhauser, AT, 14/52; Schroeder, Tater, p. 88;
presupuestos mencionados en BGH, NStZ, 1999» pp. 503, 504 s,, referidos al aparato organizado
Stratenwerth, AT I, § 12, n.° m. 37. De otra opinión, Baíimann/Weber/Mitsch, AT, § 29, n.° m. 128
de poder, no podría entrar en consideración trasladar esta construcción al ámbito empresarial.
466 467
Autoría § 21
§ 21 Cuarta pane: Autoría y pen-ticípación
Caso 2: A partir de BGH, GA, 1986, p. 508: A quería deshacerse de su marido M emplean-
g) Autoría mediata por «levantamiento de barreras jurídicas» do veneno. Mezcló el veneno con licor, ¡e propuso a M quitarse la vida juntos y le dio la
botella con el veneno. M estaba de acuerdo, pues «.quería estar con eUa para siempre», y
tomó un trago mortal. A contmuación se dio cuenta de que A lo había engañado. M murió.
98 Con apoyo en construcciones sinúlares en el ámbito de los delitos contía'
el medio ambiente, se discute en los últimos tiempos la autoría mediata Solución: A es culpable del homicidio doloso de M,
por levantamiento de barreras Jurídicas». Quien en el marco de sus fun.
clones elimina una restricción Jurídica, p. ej. emite una autorización anti- 101 c) Una parte de la bibliografía acepta imputar las autolesiones de una
jurídica para utilizar eí medio ambiente, debería responder como aútof persona con las reglas de la autoría mediata: según ello, un Eercero puede
mediato según los §§ 324 ss. si el destinatario de la autorización hace uso ser responsable por la autolesión de otro cuando quien se autolesiona
de ella. Sin embargo, aquí tampoco puede decirse que el funcionario actúa bajo circunstancias que, en caso de heterolesión, excluirían su res-
domina el actuar del destinatario de la autorización.780 ponsabilidad de acuerdo con el § 3 JGG y los §§ 19, 20, 35 SíGB o cuan-
do hubiera sido engañado respecto del efecto lesivo de su conducta.781
469
468
Autoría §21
§ 21 Cuarta, parte: Autoría y participación
106 Según la intención del legislador, los delitos de propia mano —al respec- 111 Esta reñexión generalizante no logra valorar debidamente la proble-
to, supra § 4, n.° m. 21— requieren una acción directa del autor. Por lo mática, porque el autor del delito imprudente se distingue del autor del
tanto, solo puede ser autor quien por sí mismo ejecuta directamente la delito doloso únicamente por la circunstancia de que no dirige conscien-
acción típica, p. ej. quien presta un Juramento en falso, § 154. Aquí, la teniente el suceso hacia un resultado, pero sin embargo aparece como
autoría mediata queda excluida. sujeto que dirige el sentido social concebido por el tipo penal, dado que
es él quien tiene que responder directamente por la lesión del bien Jurí-
dico. En la imputación objetiva —al respecto, cfr. yupra, § 6, n.a m. 13
2. El autor de un delito especial ss.— no hay diferencias con el autor doloso. Antes bien, rige en principio
que es responsable por un resultado quien haya creado o incrementado
107 Los delitos especiales —al respecto, supra § 4, n.° m. 18— requieren el riesgo que se ha realizado autónomamente en el resultado.
características especiales en el autor, p. ej. ser ñmcionario público en el 112 Según ello, se trata de definir una posición en eÍ ámbito social, es
§ 348. Solo quien tiene esa característica (deber especial) puede ser autor decir, de diferenciar ámbitos de responsabilidades, sobre los cuales ha
o coautor de tales delitos. Aquí no basta con el solo dominio del hecho.783 advertido con acierto Stratemverth. Preguntarse a quién debe reconducir-
se la lesión de un bien jurídico como sujeto que la dirige —Índependien-
tómente de la determinación consciente de un curso causal— debería ser
470 471
§ 21 Cíiarta parte: Autwía y participación Autoría §21
idéntico a preguntarse por la persona que, en virtud de su posición social. 116 Por ello, el punto de partida para definir la coautoría en el ámbito de
es responsable de un suceso jurídicamente relevante. la imprudencia no pueden ser criterios que la fundamentan en el delito
doloso, sino }os critetios generales constitutivos de la autoría.
115 El punto de partida para definir las posiciones de responsabilidad es.
aquí también, el principio de responsabilidad: toda persona es en principio aa) Coautoría en el ámbito de Id comisión
responsable por su propia conducta y no por la de otros. Pero además.
también habrá responsabilidad por las lesiones de un bien jurídico que se 117 Si en el delito de comisión el elemento constitutivo de la autoría reside
realizan solo por la conducta conexa de un tercero, contraria o confortne en que se haya creado o incrementado el riesgo que se ha realizado en
al deber, pero que ya estaban ínsitas en la «puesta en peligro inicial».787 la lesión del bien jurídico, entonces solo este elemento puede ser el punto
de partida para definir la posible coautoría. La creación o el incremento
b) Coautoría en el delito imprudente del riesgo, efectuados en común, que se han realizado en la lesión del
bien jurídico fundamenta la coautoría. De manera análoga al plan del
114 En el marco de la cuestión, de la responsabilidad por un determinado hecho en el ámbito del dolo, en el de la imprudencia se exige la cons-
resultado, también es posible y tiene sentido el concepto de la coautoría ciencia de intervenir en un suceso con división de tareas y sujeto al
en el delito imprudente, a saber, en, aquellos casos en que la responsabi- dominio comúíi, respecto de la creación o incremento del riesgo, No es
lidad de evitar un determinado resultado atañe a varias personas en con- necesario que se reconozca el peligro en sí mismo, pero los mtervinientes
Junto.78S tienen que haber podido prever la realización del riesgo en la lesión del
115 Por el contrario, la opinión dominante en la doctrina rechaza la posi- bien jurídico. Por lo tanto, quien en colaboración consciente con otros,
bilidad de la coautoría imprudente.789 Sin embargo, este rechazo no dice con división de tareas, crea o incrementa riesgos que —según era previsi-
nada, pues en última instancia solo demuestta que los criterios según los ble — se realizan en el resultado, es responsable en común por ese resul-
cuales se define al autor del delito doloso no son apropiados para carac- tado. Esas personas responden como coautoras.
terizar al autor^ y por tanto al coautor, del delito imprudente. Pues el
Caso 1: A y B arrojan juntos pesadas vigas desde el techo de una casa hacia la calle, que
argumento se basa en constatar que la conducta delictiva imprudente en no está suficientemente asegurada. Una de las vigas alcanza al peatón P y lo mata.
el marco de un delito de resultado no se caracteriza por dirigir el suceso
Solución: A y B responden como coautores de homiciílio imprudente, § 222.
coa división de tareas hacia un resultado delictivo, aspecto que constitu-
ye la coautorÍa en el ámbito del dolo. Esto es, sin embargo, una obviedad, Caso 2: A y B arrojan cada uno una viga desde el techo de una casa hacía la calle, que no
porque solo expresa que el elemento doloso de conducir el suceso de está suficientemente asegurada. Una de las vigas alcanza al peatón P y lo mata. No puede
determinarse quién de los dos arrojó la viga.
manera final hacia el resultado falta en el delito imprudente y que, por
lo tanto, en el delito imprudente no se puede fandamentar la autoría con Solución: Como en el caso l.7(?o
criterios propios del dolo.
bb) Coautoría en el ámbito cíe la omisión
472 473
§ 21 Cuarta parte: Autoría y participación Autoría §31
actuasen todos los administradores en conjunto y el BGH consideró que no todos habrían
ce) Coatitoríct en vvctud de responsctbilidad común en el ámbito déla í]
intervenido en la decisión de retirarlo.
omisión
El BGH resolvió: Los administradores responden conjuntamente por los resultados de lesio-
119 El elemento fáctico esencial de la coautoría por omisión en el ámbito rfn nes. Solo se podría haber liberado de su co-responsabilidad Jurídico-penal quien hubiera
la imprudencia —de manera correspondiente al plan del hecho en rí hecho todo lo posible y exigible por lograr la decisión necesaria.
ámbito del dolo— es que los garantes intendnientes sean conscientes r(f>-
122 La importancia de las consecuencias posibles de este paso dogmático hacia
que no están cumpliendo, en conjunto, un deber de realizar una conduc-
una fundamentación puramente normativa de la coautoría en el ámbito
ta determmada que les atañe. SÍ se renuncia a este elemento» colocando/
de la imprudencia aún no pueden ser ponderadas lo suficientemente. Esto
en el lugar del acuerdo común de no impedir o disminuir el riesgo exis-
crea la posibilidad de hacer responsables a las grandes empresas por las
tente, la responsabilidad jurídica común por la evitación o la áiminuciA
consecuencias lesivas de bienes jurídicos generadas por la actividad prac-
de un riesgo determinado, entonces se da el paso hacia una fundamenta-
ticada en división de tareas pero con responsabilidad diferenciada dentro
ción puramente normativa de la coautoría en el ámbito de los delitos de
de la organización. Los tiempos de las grandes empresas como airrespon-
omisión imprudente.
sabilidad organizada^ se acercan a su fin.
Caso: En un teatro, el director D es responsable de que el dispositivo antiincendio teñen
agua. El bombero F tiene la función de manejar el dispositivo- Un día se produce un incen-
dio. F está ebrío, de modo que no está en condiciones de poner en funcionamiento el c) Autoría mediata en el ámbito de la imprudencia
dispositivo. En el incendio muere X. Más tarde se comprueba que el incendio no podría
haber sido evitado con el dispositivo, dado que el día del mcendio no tenía agua, 125 En el ámbito de la imprudencia, no entra en consideración Ja autoría
mediata por medio de una voluntad dirigida en forma planificada por
120 Si en este caso la pregunta por la responsabilidad jurídico-penal de los parte del agente directo. Pero probablemente sea adecuado hacer respon-
intervinientes respecto de la muerte de X se plantea por separado, enton- sable como autor mediato al hombre de atrás que posibilita o favorece
ees es realmente inevitable rechazar la responsabÜidad; si D se hubiera —de manera previsible— la creación o el incremento del riesgo por parte
comportado conforme al deber, ello no habría influido en el accidente. de terceros que no son completamente responsables.
Lo mismo va!e para E Solo cuando se ñindamenta la responsabiUdad
Caso: A le presta a B, áe doce años de edad, su vehículo para que B llegue más rápido al
conjunta de D y F, de modo que sus conductas puedan ser vistas como
próximo pueblo. Por el camino, B atropella a C.
una unidad, puede fundamentarse la conclusión de que la conducta con-
forme al deber de ellos habría evitado el accidente. Pero dado que no 124 En tales casos es adecuado considerar como instrumento al "segundo autor»
hubo un acuerdo expreso ni tácito entre D y F de omitir las medidas para que actúa directamente, porque en su persona falta la conducción del
evitar el riesgo, en este suceso faltaría el elemento fáctico fundante de la comportamiento peligroso para el bien jurídico, fundada en la propia
coautoría.
responsabÜidad, y por lo tanto se le puede imputar al hombre de atrás
121 En cambio, si se considera que en la situación áe riesgo se genera la puesta en peligro casi directa.792
una responsabilidad conjunta de D y F, que solo habrían podido cumplir
con una cuasi división de tareas, y si se considera a ambas personas, por
tanto, como una unidad, entonces se abre la posibilidad de hacerlos res- 5. la tentativa en la coautoría y en la autoría mediata
ponder a ambos por el resultado en virtud de su omisión contraria al
deber. Pero de esta manera se crea una estructura de coautoría respecto
a) La tentativa en la coautoría
de la cual hasta ahora no existe una equivalente en el ámbito del dolo.
Esta coautoría se fundamenta de modo exclusivamente normativo.79'1 Sin 125 En la coautoría, la tentativa comienza para todos los coautores cuando al
embargo, entretanto el BGH ha transitado esta vía. menos uno de ellos se pone inmediatamente a realizar el tipo penal, eje-
cutando el plan del hecho común. Esto se sigue del § 22, en relación con
BGHSt, t. 37, p- 130 ss.: Los acusados eran administradores de una sociedad de responsa-
bilidad limitada que, entre otras cosas, producía y comercializaba un aerosol para cueros.
el § 25, ap. 2; el § 22 deja en claro que la tentativa comienza cuando el
Su uso provocó lesiones 3 los consumidores. Si se hubiera retirado el producto del mercado, autor, según su representación del hecho, se pone inmediatamente a rea-
se habrían evitado las lesiones, Sin embargo, para ordenar la retirada era necesario que lizar el tipo penal. El § 25, ap. 2, permite imputarles esta acción a todos
791. Al respecto, cfr. Lackner/Kühl, § 25, n.° m. 13. 792, Al respecto, también Otto, Spendel-PS, p. 286 ss.; Rensikowski, Taíerbegriff, p. 272 ss.
474 475
§ 21 Cuarta parte: Autoría y participación
Autoría §21
128 Otros afirman —de acuerdo con la diferenciación básica que hacen—
los coautores, porque ellos son concebidos como una unidad; esta es lll
que hay comienzo de ejecución cuando el autor ya no tiene en sus manos
llamada solución total.793
el suceso, o bien cuando el desarrollo que tiene en sus manos conduce
Ejemplo: A, B y C quieren asaltar una sucursal móvü del banco Sparkasse, cuando
estíi a una puesta en peligro inmediata.796 También se sostiene el punto de
vuelva a la tarde a la ciudad de su recorrido por el campo. A hace guardia antes de
un^| vista de que el comienzo de ejecución se da ya con. la influencia en el
curva. Cuando el vehículo alcance un determinado lugar, él tiene que dar una señal de 1*T»i
ejecutor del hecho.797 Por último, se sostiene el enfoque de que lo rele-
Ante la señal, B y C harán caer un árbol que bloqueará la ruta y hará detener el vehímt^ÍÍ
vante es el ponerse a ejecutar el hecho por parte del instrumento. La
Comienzo de la tentativa para A, B y C cuando A dé la señal de luz. ? conducta del ejecutor y del «señor del hecho» configuraría el hecho total,
que solo llegaría a la etapa de la tentativa cuando el ejecutor se pone
126 Dado que la imputación del § 25, ap. 2 se basa en la acción requerida!
inmediatamente a realizar el tipo penal.798
por el § 22 para la tentativa, la representación errónea de uno de los
intervüüentes respecto de que otro se ha puesto de manera inmediata a
realizar el tipo penal, no puede reemplazar el comienzo de la tentativa.^
6. Responsabilidad del coautor luego del desistimiento
Falta aquí la acción'de tentativa imputable. Esta es, junto con la decisión'
infructuoso de la tentativa
común al hecho, un presupuesto mínimo de la imputación en coautoríg.
pero no lo es la creencia de que se ha realizado tal acción.794
129 SÍ un aporte realizado en la etapa áe preparación fue efectivo para el
resultado, a pesar de que el mterviniente se distanció anímicamente del
b) La tentativa en la autoría mediata hecho en ía etapa de la tentativa y se esforzó seriamente por evitar la
consumación, según el § 24 este no se beneficiaría con la impunidad; cfr.
127 En la autoría mediata no hay particularidades. La tentativa comienza con
en detalle siipra § 19, n.° m. 67 ss. De acuerdo con ello, responde por el
la puesta en peligro inmediata del bien jurídico protegido, que ha de
delito consumado. No obstante, es controvertido si responde solo como
determinarse valorativamente según la representación del supuesto del
cómplice o como autor cuando su aporte originario había sido con la
hecho que tiene el autor.795
intención de una conducta de autor.
130 Algunos rechazan la responsabilidad como coautor con el argumento
de que los actos de la etapa de preparación nunca son suficientes como
793. Al respecto, cfr. BGHSt, t. 39, p. 236, con comentario de Otto, JK 94, StGB ^ 25 11/7;
fundamento para la coautoría. Empero, este punto de vista formal no
BGH, NStZ, 1981, p. 99; BGH, wistra, 1987, p. 27; BGH, wistra, 2000, p. 381; Baumann/Weber/
Mítscb, AT, § 29, n.° m. 104; Dencker, Kausalltat, 1996, p. 191 ss.; Gores, Der Rücktritt des
resulta convincente; cfr. supra n.Q m. 61.
Tatbeteüígten, 1982, p. 125; Hanf, Strafrecht, AT, p. 166; HiUenkamp, LK, § 22, n.° m. YJ^Jescheck/ 131 Sin embargo, en general puede constatarse que solo en casos excep-
Weigend, AT, § 63 IV 1; ¿Íwy, AT 2, n-D m. 439; -K"^, JuS, 1983, p. 181; Küper, Versuchsbeginn clónales el que ya se ha distanciado del hecho todavía conserva el domí-
und Mittaterschaft, 1978, pp, 13 ss., 69 ss.; Küpper, GA, 1986, p. 446; Lackner/Kühl, § 22, n.° m. 9; nio sobre el suceso. Su aporte al hecho solo favorecerá el suceso total,
Otto, JA, 1980, p. 646; Stoffers, MDR, 1989, p. 211 ss.; Sch/Sch/Eser, § 22, n.Q n. 54 a; Zoc^, NK,
Excepcionalmente seguirá co-donünando el hecho.
§ 22, n.° m. 67. De otra opinión: La tentativa debe determinarse según la conducta de cada uno
de los coautores de manera autónoma; esta es la Üamada solución individual: SÍoy, Beteiligungsformi
p. 265 ss.; Valdágua, ZStW, t. 98 (1986), p. 870 ss,; JRoxin, Odersky-FS, p. 491 ss.; ídem, LK, § 25,
n.° m. 198 s.¡ ídem, AT 11, § 29, n.0 m. 297 ss.; Rudolpbi, Bockelmami-FS, p. 383 ss.; SchiUing, Der
Verbrechensversuch des Mittáters uud des mitteíbaren Taters, 1975, p. 104 ss.
Ídem, UK, § 22, no m. 157 ss.; Aftíitmc6/Gosse//Zzp/, AT 2, § 48, n.a m. 112, 119; }. Meyer, ZStW, t.
794. Así, también, BGHSt, t. 39, p, 236; Dencker, Kausalitát, p. 239 ss.; Guhra, Das vorsatzliche
87 (1975), p. 608; Scb/Scb/Eser, § 22, n.° m. 54; Stratenwerth, AT I, n.° m. 838 ss. Respecto de la
tatbestandsmáfíige Verhalten beim beendeten Versuch, 2002, p. 159 s.; Hillenkamp, Roxin-FS, p. 708
discusión sobre BGHSt, t. 30, pp. 363, 365 s.; Hilfenkamp, LK, § 22, n." m. 155 s.; Kadel, GA, 1983,
ss.; íciein, LK, § 22, n.° m. 17tí; Ingelfinger, J2, 1995, p, 704 ss.; Joecks, MK, § 25, n.° m. 228;
p. 299 ss.; Kühl, JuS, 1983, p. 180; Küper, J2, 1983, p. ?6l ss., esp. p. 370; Sippel, NJV, 1983,
KindhaitSeT, StGB, § 22, n.° m. 41; J^rey, AT 2, no m. 440; Krack, ZSW, t. 110 (1998), p. 623 s.;
p. 2226; v. Spíegel, N7^, 1984, p. 110,
Rath, JuS, 1999, p. 144; Riemenschneider, Jus, 1997, p. 631; Roxín, AT II, § 29, n.° m. 3l4; ^•e»¿(,
796. Cfr. Englander, Jus, 2003, p. 334 ss.; Herzbei-g, Jus, 1985, p. 7 ss.; Jescheck/Weigend, AT,
ZÍpf-GedS, p. 330 ss.; ídem, 7-St'W, t. 109 (1998), p. 891 ss.; Zaczyk, NK, § 22, n.° m. 68 ss. De otra
§ 62 IV 1; Lackner/Kühl, § 22, n.° m. 9; Soxin, LK, § 25, n.° m. 152; ídem, Maurach-FS, p. 227 ss.;
opinión, BGHSt, t. 40, p. 229, con comentarios en rechazo de Erb, NStZ, 1995, p. 424 ss., Geppert,
Ídem, AT II, § 29, n.° m. 230, 244 ss.; RudaÍphi, SK I, § 22, n-° m. 20 a.
JK 95, StGB § 25 H/9 a, b, Joerden, JZ, 1995, p. 735 s., Zop/s, Jura, 1996, p. 19 ss.; comentario a
797. Cfr. Benunann, Jus, 1963, p. 92 ss.; Baumamí/Weber/Mitsch, AT, § 29, na m. 155; ./^oós,
favor: Hanf, NStZ, 1994, p. 263 ss.; realiza una diferenciación: Buser, Zurechnungsfragen beim
AT, 21/105; ScbílHng, Verbrechensversuch, p. 100 ss,
mittaterschaftüchen Versuch, 1998, p. 150 s.; GratO, JR, 1995, p. 427 ss.; Heckler, GA, 1997, p. 76
798. Cfr. Kadel, GA, 1983, p. 299 ss.; KQWer, AT, p. 541 s.; Kmck, ZStW, t. 110 (1998), p. 628 ss.;
ss.; RoJSmüller/Roher, MDR, 1996, p. 986 ss.; Weber, Lenckner-FS, p. 446 ss.
Krey, AT 2, n,° m. 437; KiibÍ, AT, § 20, n.° m. 91; Küper, JZ, 1983, p. 36l ss.; Küppef, GÁ, 1986,
795. Coincidente en lo principal: BGHSt, t. 30, pp. 363, 364; t 45, pp. 177, 179 s.; BGH, NStZ,
p. 447 ss.
1986, p. 547; Gossel, JR, 1976, p. 250; líefzberg, Roxm-FS, p. 756 ss,; Hillenkamp, Roxin-FS, p. 708;
476 477
§ 21 Cuarta parte: Autoría y pmtícipación Atftoría § 21
Aquí debería aceptarse la responsabüidaá áe A como partícipe. Ejemplo: A y B le dan a la víctima, cada uno, una dosis de veneno que solo será letal
sumada a la otra.
Caso 3: BGHSt, t. 37, p. 289: A y D no habían vuelto de una salida transitoria de la cárcel.
D se había provisto de armas para sí mismo y para A, y habían acordado que, en caso de 157 Si no es posible diferenciar entre los intervinientes según la proximidad
una posible detención, se respaldarían mutuamente. Al ser controlados por una patruüa
al hecho, quien analiza el caso puede decidir libremente la punibilidad
policial, D sacó su arma y mató a dos agentes de policía. A no había sacado su arma, se
de qué üitemniente desea examinar primero. En la cuestión de la creación
había tirado al suelo y luego escapó corriendo.
o el incremento del riesgo, se deberá evaluar entonces si esa creación o
BGH: A y D responden como coautores de homicidio,800 ese incremento se le debe imputar al interviniente como coautor porque
persiguió el resultado con división de tareas. Luego, el análisis debe con-
tmuar con la pregunta de si se ha realizado ese riesgo u otro.
VI. INDICACIONES SOBRE IA ESTRUCTURA DEL DEUTO 138 En principio, no está permitido analizar varias personas a la vez. Hay
una excepción a esta regla cuando en un. supuesto de hecho varias per-
1. Delito consumado sanas son descritas como s¡ fueran una sola. P. ej: «A y B suben a la casa
de C, toman el Joyero y se lo venden a un encubridor». Aquí de ninguna
132 Si hay que analizar la conducta de varias personas, siempre se deberá manera es posible distinguir qué actos particulares realizó cada uno. Tam-
comenzar con la persona que se encuentre más cerca de la ejecución del poco se puede hacer una separación interna según la actitud subjetiva.
hecho, es decir, primero quien ejecuta el hecho de propia mano. Luego Aquí se permite, excepcionalmente, evaluar a dos personas a la vez.
se examinará la conducta de las demás personas que mtervmieron y, por
cierto, se deberá preguntar si esa persona ha de ser considerada como 139 ce) En un delito de dos actos, A realiza una parte del tipo penal y B,
la otra.
autor (coautor, autor mediato, autor paralelo) o como partícipe, según su
posición respecto del hecho. Ejemplo: A fin de realizar un robo en común, A sostiene a la víctima mientras B le quita
la cartera de la chaqueta.
478 479
§ 21 Citaría parte: Autoría y participación Autoría § 21
141 La construcción de la autoría mediata se basa en la idea de que una per" 7. ¿Qué üpos de autor hay? Al respecto, n.a m. 52 ss.
sona (el hombre de atrás) puede cometer un delito mediante otra persa-
8. ¿Qué rol juega el plan del hecho en ]a coautoría? ¿Hasta qué punto es necesario Que se
na (el instrumento), porque con su voluntad que dirige en forma planifi-
concretice? Al respecto, n.° m. 58 ss.
cada domina la conducta de aquella. Por lo tanto, hay que empezar con
la evaluación de la punibilidad del instrumento —según el respectivo 9. ¿Presuponerla coautoría intervenir en conjunto en la realización del upo penal? Al res-
pecto, n.° m. 6l.
esquema estructural del autor único—, pues el instrumento es la persona
que ejecuta el hecho de propia mano. Solo cuando este análisis llegue a 10. ¿Qué es lo que se caracteriza como .coautoría sucesiva.? ¿Hasta qué momento es posifc
la conclusión de que la configuración o la actuación de la voluntad del coautoria sucesiva? Al respecto, n.° m. 62 ss.
c) Autoría paralela una persona que no actúa de modo libremente responsable? Al respecto, n.° m. 99 ss.
14. ^Por qué los llamados deütos de propia mano no pueden ser cometidos en autoría
142 La estructura de la autoría paralela no alberga problemas especiales. El i? Al respecto, n.B m. 106.
autor paralelo debe ser evaluado como autor único.
15'¿cómo se defíne la autoría en el caso de Ios Mamados delitos especiales? Al
n.u va. 107. " "~~ ~-^-~—>
2. Tentativa 16'_¿se puede diferenciar tambiéa en los delitos imprudentes entre autoría y participaciór
Al respecto, n.a m. 109 ss. . —„„_ / ^^^^^:
ría mediata.
20\¿En tíué puntode la estí-"CtU^ del delito debe analizarse, por regla general, la cuestión
la coautoría? Al respecto, n.a m. 133 ss.
Preguntas de repaso
144 1. Según la llamada teoría de delimitación "subjetiva" de la }urisprudencia, ¿qué es lo rele-
Para practicar: Caso modelo 7
vante para delimitar la autoría de la participación? AI respecto, n.0 m. 13 s.
2. ¿Cuáles son las diferentes formas en la teoría del dominio del hecho? Al respecto,
n.° m. 19 ss. 1. Situación de hecho
3. ¿Cómo se definen los conceptos de autor y partícipe? AI respecto, n.° m. 24 s.
5 BGH.en D31ünser'MDR'1974. P- 547= A, B y C deadieron un día asaltar al vagabundo X
4. ¿Cómo ha delimitado la jurisprudencia la autoría de la participación en el llamado «caso y.d^le_unapauza' cobservó cómo x recibía golpes en la cabeza, puñaiadas "y patada
de la bañera- y al evaluar el llamado caso del doble suicidio? Al respecto, n.° m. 32, 35. también notó que recibió en la cabeza un golpe "desde atrás con 'unabotetía Uen¡~~Sm
emb"goLnoparí!cipó de iosSolPes Y\ Por el contrarío, le exigió a B que-d¿tse de"pega^
5. ¿Cómo se resuelve el problema de delimitacióa en los delitos de omisión? Al respecto, le. Solo^cuando B le puso a C un cuchillo en la mano'y le d¿o: .No seas cob¡rde;''v^os.
n.° m. 39 ss. apuñálalo tú también-, C le dio una puñalada en el vientre a la víctüna/que "ya e~staba
480 481
§ 21 Cuarta parte: Autoría. y participación
tendida en el suelo, y le dejó el cuchillo clavado. A continuación, A le dio varías puñaladas ía o_del.hech0' Mientras que la Puntad del autor de reaü2ar el tipo penal, fundada en el
más en el vientre. X murió. CQnocmuT° de Ias circunstóncia5 del hecho y en su significado^ lelda su estructura al
supuesto de hecho que el legislador conmina con pena, ese deseo desvinculado'se'
como meáío para cambíar el suceso fáctico ^ev^. Así se extiende arbitraxiamentrjtír
p!nal que el le^slador esümó reÍevante. En esto no cambia nada el" hecho~de"qu7'serel<?ou
2. De los fundamentos del fallo nazcan factores objetivos (alcance de ]a intervención en el hecho, voluntad de dommario)u
146 (1) Para delimitar la compücídad de la coautoría, es detennmauite la orientación interna de Relpectode (4):.EI1 elmarco de estas ideas' Ia Te?ción del hecho de propia mano. se
la voluntad del partícipe. toma en un mero indicio de la autoría de C.
(2) En el caso del coautor, esta debe estar configurada de tal manera que su aporte no Respelode.(5);_Empero\a este mdicio no le corresponde ningún significado especial. Es
parezca un mero favorecimiento de un hecho ajeno, sino una parte de la actividad de todos POCOCIaro el efflpleo de la palabra tvolwt^ La afiliación es' corretí¡"sÍ~C''noTení7una
y, consecuentemente, que las acciones de los otros parezcan un complemento de su propia rep[eTtación correcta del suceso ~auftque ^sto, según la descripción de ios hechos,-qu¡da
participación en el hecho. excluido- y, por tanto, erró sobre el sigmfícado de" su aporte~L7~af¡rmactón"eslÍn'c'o^ec^
si_c^?.que acmaba "en divisió11 de rareas Y con el misf"o d^echo que los dem¿^
(3) La cuestión de si un mtenrmiente desea esa relación estrecha con el hecho debe eva- en realidad no Ío deseaba.
luarse según el conjunto de todas las circunstancias; los puntos de referencia esenciales
pueden ser: el grado de interés propio en el resultado de! hecho, el alcance de la partici- ?!lpectcLde (6)LInclmrel deseo de c de mo quedar como un cobarde anee los ojos de ios
pacían en el hecho y el dominio sobre este, o al menos la voluntad de dommario, de modo demás°.solo^eríay"^/OT/"e"?e Televante si eí § 2]tl tomara espeo¡lmente'en ^"en^e^
que la ejecución y el desenlace del hecho dependan de manera relevante de su voluntad. motlvación'pero dado que no es asíl a<luí- ^"^vamente, se extiende la situaaon~'de"hech^
descrita por e! legislador.
C4) Por cierto, la ejecución de propia mano puede hablar a favor de la autoría o de Ía
coautoria; Respecto de^(7> Es^ correcto ^que estos indicios no habrían alcanzado por sí solos para fün-
darja.autoría de c-sm embars°' ^valoración en el marco del ~s^esowcompÍe^h^
(5) sin embargo, esto no rige sin más; pues incluso quien reúne en su persona todos los apoyado de manera esencial Ia concíusió" ^ q"e C también íüe coautor"d57elÍto"d^
elementos típicos puede ser considerado como mero cómplice, en la medida en que su
voluntad solo se dirija a apoyar un hecho ajeno.
(6) El apuñalar de propia mano con la intención de no quedar como un cobarde ante los
ojos de los demás habla, antes bien, a favor de que C se sometió a la voluntad de los otros.
(7) Tampoco alcanzan para Eiftrmar que hay coautoría la presencia en el lugar del hecho y
el mero conocimiento del proceder de los otros, ni, incluso, eí aprobar posteriormente lo
sucedido.
3. Tarea
147 Analice los fundamentos del fallo y tome una posición respecto del recha-
zo de la autoría de C por parte del BGH.
148 Respecto de (I): Decisión del BGH a favor de la teoría subjetiva de la autoría ("es determí-
nante la orientación interna de la voluntad').
Respecto de (3): Pero luego se abandona la base de una delimitación objetiva cuando se
toman en consideración, de manera obvia, los deseos del afectado y sus intereses en el resul-
482 483
§ 22: PARTICIPACIÓN
Objetivos de estudio: Conocimiento del marco dentro del cual es punible la intervención en
el hecho nde otro».
I. LAACCESORIEDAD DE IA PARTICIPACIÓN
485
§ 22 Cuarta parte: Autoría y participación Participación § 22
a) La llamada teoría de la participación en la culpabüidad de esta teoría, según la cual delito de autor, y «delito de partícipe» son,
en principio, hechos punibles independientes. No existe una referencia
5 La llamada teorfü ^e la participación en la cz^tpabiUdad se interpreta, en reclproca necesaría entre euos-sm embargo, la ley precisamente exige
general, en el sentido de que el inductor corrompe» al autor y lo seduce !sa.r.eTnci^ que de ninsún modo nie§a la agresión al bien jurídico por
para que se subleve culpablemente contra el ordenamiento jurídico-penal, parte del partícipe, sino que, antes bien, la concibe como agresión media--
mientras que el cómplice lo envuelve todavía más profundamente en la ta, ejecutada por el autor.802
801. Presentación de la teoría de la participación en la culpabilidad: H. Mayer, Rittíer-FS, TOmpuudad y 10 v€n en el acuerdo vmculante sob^ el injusto, en el áomimo"del~p¡anpor '
p. 243 ss, TrechseÍ, Der Strafgmnd der TeÜnahme, 1967, p. 55. Respecto de la critica de esta teona. inductor,^ respecto, cfr. Puppe, GA, 1984, pp. 101 ss., 112; Schulz, Die"Be¡traJfun2"des
Scbroedeí Der Tater hinter dem Táter, 1965, p. 206 ss.; Strateníverth, AT I, n.Q m. 852^ ss. Ahora RTgeb^s'-1980^p-_137 ss-; ídem1^1986' p- 938-ss- De otmopimón, nuevamente"¿¿^^
Jdkobs también exige un hecho principal culpable como requisito de la participación. El reconoce UA, 2000, p. 478ss, quien considera que el fundamento punitivo de la complicidad se halla en el
"como partícipe a quien culpablemente da una razón para que se le impute la ejecución cul: mCTemfmto_del,riesgo del autor mediante un Pacto ^ apoyo y que el fundamento punitivo d¡ la
reside en la causación del riesgo expresado en la agresión al bien jurídico.
de otro; cfr. GA, 1996, Pp. 263 ss. 268.
486 487
§ 22 Cuarta pone: Autoría y participación
caracterizan especialmente la personalidad del autor. Solo son considera- 806. Roxin, LK, § 28, n." m. 28; (ífem, AT ü, § 27, n.° m. 32 ss. Al respecto, también Pltppe,
NIÍ, § 28, n.° m. 16.
dos «elementos personales especiales» los referidos al autor.805
807. Jura, 1980, p. 365 ss.; Ídem, GA, 1986, p. 336 ss. Al respecto, fiake, Betemgtenstrafbarkeit,
p. 97; Roxín, LK, § 28, n.° m. 33 ss.; Ídem, ÁT II, § 27, n,° m. 42 ss.
808, GA, 1991, pp. 145 ss., 176. Al respecto, Hake, Beteiligtenstrafbarkeit, p. 96; Roxin, LK,
§ 28, n.Q m. 43 ss.
804. Cfr. también Bctumann/Weber/Mitsch, AT, § 30, no m. 6 ss.; Esser, GA, 1958, p. 333;
809. En detalle, al respecto, Otto, Jura, 2004, fascículo 7. Coincidente en lo fundamental: Arzt,
Geppert, Jura, 1997, p. 300; Hoyer, SK I, previo al § 26,. n.a m. 17 ss.; Jescheck/WeÍgend, AT, § 64
J2, 1973, p. 685; Brammsen, Die Entstehungsvoraussetzungen der Garantenpñichten, 1986, p. 103
I 2; Krey, AT 2, n.Q m. 236 ss.; Lackner/Kiíbl, previo al § 25, n.a m. 8; Lange, JR, 1949, p. l68;
ss.; Langer, Sonderverbrechen, p. 456; Ídem, E. WoIf-FS, p. 335 ss.; ídem, JR, 1993, p. 137; Puppe,
Maurach/GüsseI/Zípf, AT 2, § 50, n.° m. 57; Offo, Lange-FS, p. 207 ss.; ídem, JuS, 1982, p. 557;
NK, § 28, n.a m. 126; Schmidh&iiser, AT, 8/85 s.; Stein, Beteiligungsformenlehre, pp. 218 ss., 252;
Roxin, LK, previo al § 26, n, 2 ss.; írfem, Stree/Wessels-FS, p. 369 ss.; Rttdolphi, GA, 1970, p, 365;
Stratenwerth, Bruns-FS, p. 66 ss. Hace una diferenciación según los elementos especiales del injusto
Sch/Sch/Heine, comentario previo a los §§ 25 ss., n.° m. 17; Welzel, Lb., § l6 I 3.
de los tipos penales en particular; Schwerdtfeger, Besondere persónliche Unrechtsmerkmale, 1992,
805. Así, p. ej., BGHSt, t. 6, p. 262; t. 17, p. 217; t. 24, p. 108; t 39, pp. 326, 327, con
p. 193 ss.
comentarios de Pippel, NStZ, 1994, p. 182 s., Otto, JK 94, StGB § 28/1; BGHSt, t. 41, p. 2; Saumann/
488 489
Participación § 22
§ 22 Cuarta parte: Attíoría y participación
ser aactor previo^, sin haber llegado a esa posición a través de un acto
que los elementos especiales de la culpabiUdad son remitidos ai ámbito
de confianza especial.813
de regulación del § 29.810
19 ~- Sí"al autor o afpartícipe les corresponde un deber agravado de evitar 25 e) En lo tocante a las consecuencias Jurídicas del § 28, son diversas y
en virtud de su posición personal en la comunidad Jurídica —ch-., p. 4, poco satisfactorias. En el caso de los elementos personales especiales que
la relación éntrelos Íntervinientes en el § 223 y el § 340—, entonces se fundamentan la pena, la ley prevé una solución de medición de la pena,
da un elemento personal que agrava la pena. Se daría un elemento per- § 28, ap. 1: el partícipe es penado por el tipo del delito que ha realizado
sonal especial que atenúa -la pena cuando la ley toma en consideración el autor principal, pero su pena se atenúa. En el caso de los elementos
una posición especial de deber como atenuante de la pena. Pero la ley que modifican la pena, el legislador se ha decidido por una solución del
no" conoce tales^ casos. Por último, no pueden entrar en consideración tipo penal, § 28, ap. 2: el partícipe en el que no se da un elemento que
elementos del injusto que excluyan la pena, porque su presencia eliüüna- modifica la pena será penado por el tipo básico, pero no por el agravado
ría el tipo de injusto en el que se participa, o bien excluiría el injusto de o el atenuado ni será absuelto.814
la participación/Aquí se hace notable que el legislador tampoco tenía muy
24 O Recomendación; Para practicar la aplicación del § 28: Orto, Grundkurs Strafrecht, BT, § 8.
en claro lo que en verdad estaba regulando.
El § 28, ap. 1. adquiere importancia especialmente en los llamados^eHtos^ propios _de fim.
cionario, cfr. p. ej.§ 336; por lo demás, cfr. los ejemplos dados supra § 18, n,0 m. 74 ss.
1. El hecho antijurídico cometido dolosamente (hecho
21 c) Los tipos penales de la Parte Especial describen solamente Ía conduc- principal)
ta del autor. Por lo tanto, el § 28 no contiene una regla para el caso en
que la punibiliáad del cómplice está ñmdamentada por elementos perso- 26 a) El hecho principal puede ser un delito de comisión o de omisión, un
nales especiales. Tales elementos no existen.8" delito consumado o intentado.
22 d) Dado que la posición de garante implica una posición especial de 27 b) El hecho principal tiene que haber sido cometido con dolo. No es
deber del "obligado, basada en~ima expectativa de confianza especial, la posible la inducción al delito imprudente.
posición de garante también es un elemento personal especialenel
Mentido del § 28.812 No obstante, esta afirmación no vale para la posición 28 aa) De la ley no puede extraerse ningún indicio de que los requisitos que
de garante por el actuar precedente peligroso, porque cualquiera puede aquí se le imponen al dolo no coincidan con los exigidos normaímente.
29 Aquí, el requisito del dolo les causa dificultades de argumentación a algunos partidarios de
la llamada teoría limitada de la culpabilidad. Pues a pesar de que excluyen el dolo o al
menos la pena del delito doloso cuando el autor tiene un error sobre los presupuestos
-8¡Q-AsÍ también, Hake, BeteÜigtenstrafí^keit, p. 160 s.;Jakobs, AT 23/5;,^^^^
fáctícos de una causa de justiñcación, sostienen el punto de vista de que tal error del autor
AT, §42 m2'rKüper,Z^,t. 104 0992), p. 587 ss.; Wessels/Beulke, n/^22. D^otoo^ffi10^
?^A^ ? 5TÍ;ÜÍ^n^/¿^r287n.D^;^^^^ ZSW, t. 106 (19^ P. 400^ ^^T principal no afecta, en el marco de la participación, la existencia del hecho principal dolo-
491
490
§ 22 Cuarta parte: Autoría y participación Participación § 22
so; aquí bastaría con el mero conocer y querer la realización del tipo penal. La divergencia consideran suficiente la mera causación de la decisión al hecho: «^En la
con los requisitos que normalmente se le imponen al dolo o al menos a la pena del delito inducción alcanza con todo medio de influencia intelectual para cumplir
doloso se funda con la advertencia de que se producirían lagunas de punibilidad intolerables el tipo penal, aun cuando el influenciado no lo reconozca como tai».817
en el ámbito de la «inducción al delito especial».815
817. BGHSt, t. 45, p. 374; BGH, NJW, 1985, p. 924, cfr. también Herzbet-g, JuS, 1976, p. 4l;
a) Posibles definiciones del concepto «determinar» IfiHenkamp, ]R, 1987, p. 256; Íackner/Kühl, § 26, n.0 m. 2; Tróndle/Físcher, § 26, n.Q m. 3; Widmaier,
Jus, 1970, p. 242 s. Según Hilgendorf, Jura, 1996, p. 10 ss., alcanza con crear un riesgo más elevado
32 ^Determmar» en el sentido del § 26 se define como ^ocasionar la decisión que el de la vida cotidiana.
al hecho». Sin embargo, el alcance del concepto es controvertido. Algunos 818. Cfr. Jescheck/Weigend, AT, § 64 U 2 a; XüAÍ, AT, § 20, n.° m. 172; Pfató, ZStW. t. 84
(1972), p. 295; Schmidbáttseí; AT, 14/104; Sch/Sch/Heine, § 26, na m. 7; Welzel, Ib., § 16 11 1.
819, Busch, LK, 9.a ed., 1974, § 48, n.D m. 14; cfr. también Frennd, AT, § 10, n.° m. 115; Fubr,
Die Aufiemng im Strafgesetzbuch, 2001, p. 65 s.; Hoyer, SK I, § 26, n.° m. 10; foecks, MK, § 26,
815. C&, Frisch, Vorsatz und Risiko, 1983, p. 252; Lackner/KühÍ, previo al § 25, n.° m. 9; 5ojcm,
n.ü m. 19; Krey, AT 2, n.a m. 257; £>. Meyer, Jus, 1970, p. 529; ídem, MDR, 1975, p. 983; Otto, Jus,
LK, previo al § 26, no m. 26; Rudolphi, SK I, § l6, n.° m. 13; TrondÍe/Físcher, § 16, n.° m. 27. En
1982, p. 560; Síoxin, Stree/Wessels-FS, p, 377 ss-, ídem, AT H, § 26, n.° m. 74 ss.; Schttd, NK, § 26,
contra, sin embargo, GeRpen, Jura, 1997, p. 303; Herzberg, Táterschañ, p. 111.
n.Q m. 23; SchHichter/Duttge, NStZ, 1997, p. 595; Schumann, StrafrechtUches Hanálungsunrecht,
816. Coinddente en las conclusiones, p. ej.: KG, NTW, 1977, p, 819; Bockelmann, GaUas-FS,^
1986, p. 51 s,; Stratenweríh, AT I, § 12, n.° m. 143; Wessels/Beulke, na m, 568. Más estricto: Jakobs
p. 261ss.\Jescheck/W^eigend, AT, § 6l VH 3;, Klndhauser, StGB, previo al § 25, n.° m. 65; Maurach/
AT, 22/21 ss. (la voluntad del autor debe depender del inductor); Puppe, GA, 1984, p. 101 ss. (pacto
GÓsseyZipf, AT 2, § 51, n.° m. 24; Jiojrín, LK, § 25, n.° m. 143 s,; ídem, AT U, § 25, n,° m. 159 s.
de injusto entre el autor y el inductor); Renzikowski, Taterbegriff, p. 124 (promesa de una sanción
De otra opinión, p. ej., Baumanfi/Weber/Mítsch, AT, § 30, n.° m. 27 s.; Kóhler, AT, p. 513;
positiva o negativa); Schulz, JuS, 1986, p. 937 ss. (el inductor debe tener el dominio del plan).
Scbóneborn, ZStW, t. 87 (1975), p. 911, nota n.° 38.
492 493
§ 22 Cuarta parte: AtttorÍa y paítícípación Participación § 22
inductor, dado que así se ñindamentaría ya una posición de autor del e) Inducción mtensificadora, inducción a cometer otro hecho e
hombre de atrás. mducción disuasiva
Esto se expresaba muy bien en la enumeración de ejemplos de medios de inducción del Sin embargo, si la persona que ya está decidida a cometer un delito bási-
§ 48, antígua redacción, pues todos los medios enunciados teman en común el elemento de
co (p. ej. robo, § 249) es determinada a cometerlo de manera agravada
incidir en la conducta del autor.
(p. ej., robo con armas, § 250, ap. 1, n.° 1) —la llamada inducción inten-
§ 48, ap. 1, antigua redacción; Se castiga como inductor a quien dolosamente ha determi- sificadora—, entonces ello alcanza para la inducción al robo agravado,
nado a otro a que por sí mismo cometa una acción conminada con pena, mediante regalos porque el delito agravado es un hecho autónomo cuyo injusto no puede
o promesas, mediante amenaza, mediante abuso de su reputación o poder, mediante la
ser dividido.820 Lo mismo vale para la llamada inducción a cometer otro
provocación o el favorecuniento intencionales de un error, o por otro medio.
hecho, es decir, el caso en que se determina al autor a realizar un hecho
diferente al que había planeado originariamente, pero no tan solo a modi"
c) Para aclarar fícarlo. El inductor responde por inducción al nuevo hecho.821
Si la persona que ya está decidida a cometer un delito agravado es
36 JE^emplo 1: Luego de un atraco a un banco, A es perseguido por una turba. Arroja detrás
de sí un puñado de billetes de € 100. La mayor parte de sus perseguidofes abandona la motivada a cometer solo el delito básico —la llamada inducción disuasi-
carrera y se alza coa el dinero. Esa era la mtenrióü de A. va7~' entonces falía la influencia a menoscabar el bien Jurídico que vaya
más aüá de lo que el autor principal ya quería. Por lo tanto, el inductor
Solución: No se da una inducción a la apropiación indebida; los partidarios de la "teoría de
disuasivo» no responde por el resultado.
la causación" deberían afirmar que sí se da una inducción.
ta el § 30, ap. 1. 822. En el mismo sentido que aquí, Saumann/Weber/M.itscb, AT, § 30, n.0 m. 67: Grünwald.
G\1959' p' 122 s'; Jescbeck/weigend, AT, § 64 11 6; Annin Kaufmann, Unteriassungsdelikte,
Ejemplo: A le ofrece a B una recompensa para que mate a X. Pero en ese momento, B ya p. 292; D, Meyei\ MDR, 1975, p. 982 ss.; Roxin, AT ÍI, § 26, n.° m. 86 (con excepción del garante
está decidido a matar a X y ha planeado el hecho en todos sus detalles. de evitar el hecho inducido; al respecto, n.° m. 87); Sch/Scb/Heme, § 26, n.° m. 5.
De otra opinión, Herzberg, Die Unterlassung im Strafrecht und das Garantenprinzip, 1972,
Sohidón: Ya no es posible inducir a B, pero: § 30, ap. 1, I," oración, 1.a alternativa. p. 119 ss.; Lackner/Kuhl, § 26, n.a m. 3; Maumch/Góssel/Zipf, AT 2, § 51, n.° m. 17;'Rudolpbí, SK
I, previo al § 13, n.ü m, 42; Schmidbáuser, AT, 17/10.
494 495
§ 22 Cuarta parte: Autoría y participación Participación § 22
Ejemplo 1: A induce a B para que robe en una casa, pero antes da aviso a la policía, que
g) Inducción en coautoría, complicidad en la inducción ha de detener a B en la tentativa del robo.
40 Dado que la diferenciación entre coautoría y parücipación se basa en fenó- Solución: A no es punible como inductor del hecho de B.
menos sociales que el legislador ha trasladado al Derecho penal, es posible
Ejemplo 2: A induce a B para que realice un hurto, pero no quiere que se llegue al ago-
la íaducción en coautoría y la complicidad en la inducción de otro.823
tamiento material del delito, sino que se ocupa de que B sea descubierto y detenido en
fíagrancia luego de la consumación, es decir, antes del agotamiento material del hecho.
5. El dolo del inductor Solución: Aquí tampoco hay voluntad de A de realizar la lesión del bien jurídico.
En esta situación también falta el dolo del inductor dado que en el caso de la consumación
41 En primer lugar, el inductor tiene que ser consciente de la circunstancia del delito que, según la representación del autor, no ha de conducir al agotamiento material,
de que el autor principal comete un hecho doloso, es decir, tiene que ser la lesión del bien jurídico precisamente no ha de producirse.
823. Al respecto, cfr. BGH, NStZ, 2000, p. 421, con comentario de Otto, JK 01, StGB § 26/7;
46 El hecho del autor principal tiene que estar abarcado por el dolo del
Roxin, LK, § 25, n.° m. 172, § 26, n." m. 104, con otras referencias; Ídem, AT II, § 25, n.° m. 238,
§ 26, n.° m. 173 s. De otra opinión, Hoyer, SK I, § 26, n.° m. 32; Mait.mch/Gossel/Zipf, AT 2, § 50, inductor, es decir, el inductor tiene que ser consciente del suceso típico
no m. 130. concreto y de su contenido de significado. Esta consciencia falta, empero,
824. BGHSt, t, 34, pp, 63, 66, con comentarios de Geppeit, JK, StGB § 26/3, Herzberg, Jus, cuando el inductor considera el hecho relevante como, p. ej., el asesina-
1987, p. 617 55,, Soxín, J2, 1986, p. 908 s.; BGH, NStZ, 1996, p. 434; Jescheck/Weigend, AT, § 64
to de X pero, en cambio, Y es asesinado. Desde su punto de vista, el
n 2 b; Kindháuser, StGB, § 26, n.° m. 24.; Kühl, AT, § 20, n.° m. 192; Wessels/Bwlke, AT, n.0 m. 572.
Más ampÜo (basta con comprender la dimensión esencial del injusto): Ingelfinger, Anstiftungsvorsatz
sentido social del hecho es otro. Dado que él no está en la situación
und Tatbestimmtheit, 1992, p. 223 ss.; Herzberg, Jus, 1987, p. 617 s.; Roxin, ]Z, 1986, p. 908 s.; típica, el hecho no puede reducirse, en su persona, al homicidio del
ídem, AT II, § 26, n.Q m. 136 ss. hombre que se acercó al autor. Para él, el hecho es el homicidio de un
825. Respecto de la tentativa: Baumann/Weber/Mitsch, AT, § 30, n." m. 44; Bockelmann/VoÍk,
AT, § 25 III 1 b, aa; Herzberg, GA, 1971, p. 12; KeHer, Rechtíiche Grenzen der Provokatíon von
Strañaten, 1989, p. 276; Kühl, AT, § 20, n.° m. 203; Küper, GA, 1974, p. 321 ss.; Lackner/KÜbl,
§ 26, n.° m. 4; MUsch, Straflose Provokation strafbarer Taten, 1986, p. 102 ss. 826. Al respecto, cfr. Hoyer, SK I, previo al § 26, n.° m. 66; Jescheck/Weigend, AT, § 64 II 2
Respecto del delito agotado: Geppert, Jura, 1997, p. 362; /anssen, NStZ, 1992, p. 238; Krey, AT b; Píate, ZStW, t. 84 (1972), p. 306 ss. En principio, en contra de la posibüidad de una Justificación
2, n.° m. 281 ss.; Otto, Jus, 1982, p. 561 s.; Soxin, LK, § 26, n.° m. 67 ss.; ("rfem, AT U, § 26, n.° m. 156; por el § 34 StGB: Keller, Grenzen, p. 354 ss. Respecto de la inducción al áeüto de peligro abstracto:
RudoÍpbí, Maurach-FS, p. 66 s.; Stratenwerth, AT I, § 12, n.0 m. 150; Trondle/Fischer, § 26, n,° m. 8. OLG Oldenburg, NJW, 1999, p. 2751.
496 497
§ 22 Cltarta pañe: Autoría y participación Participado ir § 22
hombre bien determinado, no de cualquiera. Mientras que para el autor Es controvertida la cuestión de si la conducta del agente encubierto es relevante solo en el
marco de la medición d^e la penas29 o sí genera un impedimenEo procesal830 o bien una
el hombre determinado es el hombre que se encuentra delante de él,
prohibición probatoria.8^1
para el inductor la víctima sigue siendo la persona concreta a cuyo homi-
cidio él ha determinado al autor. Por lo tanto, al menos respecto del
menoscabo de bienes Jurídicos altamente personales, el «error in persona^
del autor principal se presenta como ^aberratio ictus-r para el inductor.
III. PRESUPUESTOS DE IA COMPLICIDAD
Este solo puede ser penado —en la medida en que sea punible— por
50 Cómplice es quien dolosamente presta ayuda a otro para que cometa
tentativa de inducción (sin éxito), § 30, y bajo ciertas circunstancias, por
dolosamente un hecho antijurídico, § 27.
el delito imprudente.827
propio del autor pasa a un segundo plano, la punibilidad del autor no te que no solo habrá causalidad cuando sin el aporte del cómplice desa-
solo puede atenuarse, sino incluso quedar excluida.
parecería el resultado, sino también cuando el cómplice haya posibilitado,
facilitado o intensificado el resultado o cuando haya asegurado su éxito.
1992', p. 166 ss.; Loewenheim, Jus, 1966, p. 314 s.; Maurach/Zipf, AT 1, § 23, n.Q m- 26\Mítsch^ l??Í'j?.Ll??-.^onc^I?entari[ode'F"?e)p'404ss'; BGH? stvl 1987>P- 435; BGH, StV, 1999, p. 631
Jura, 1991, p. 375; Nikolidatis, Grundfragen derAnstíftung, 2004, p. 178 s.; Puppe, GA, 1984, p. 120 ???? ^'_?ooo).p'.363'-con comentario de ^o-v»?, p. 569 ss.; Foth, NJW, 1984, p. 221; K. 'Meyer,
s7»'£fem, NK, § 16, n.° m. 124 ss., 129; Sch/Sch/Heíne, § 26, n.0 m. 18; TroncÍle/Ftscher, § 26, NStZ, 1985, p. 134 s.; Rieb, JR, 1985, p. 45 ss.; Seelmann, ZStW, t. 95 (1983), p. 831; Sieg, StV,
n.Q m. 15.
l'..p'_ 81-quien afirma CEUe además, acumulativametne, se da un impedimento procesal. Cfr.
Siguen esto, en la medida en que se haya dado solo una desviación insignificante del curso también EuGHMR, StV, 1999> p. 127, con comentarios de Ke^npf, p. 128 ss, KÍnzig, p. 288 ss.; van
causal real respecto del planeado, porque el suceso se ha mantenido dentro de los límites dejo Gemmeren, NJW-Sonderheñ f. G. Schafer, 2002, p. 28 ss.
previsible y no requiere de otra valoración jurídica: BGHSt, t. 37, p. 217; BGH, NStZ, 1998, pp. 294, -830' ASÍ'.BGH'.NJWI 1981> p-1626; BGH! stv>1984' p'408; KudÍÍcb^uS, 2000, p. 951; í^,
295 con comentario de Herzberg, JuS, 1999, p. 224 ss.; Baumann/Weber/Mitsch, AT, § 30, n.° m^89; JA'2000t p' 454; Macbe: ,stv' 1981' P' 599 ss.; Maul, 50 Jahre BGH-FS, p. 578; /. Meyer, ZStW, t
Haft/Eisele, Keüer-GedS, p. 96 s,; Jakobs, AT, 22/29; Küpper, JR, 1992, p. 296; Streng, Jus, 1991, 95 (1983), p. 853; Taschke, SíV, 1984, p. 178 ss.; divergente, Bruns, StV,'1984, p. 393, quien solo
acepta una causa de revisión por queja formal.
p, 913 ss.; ídem, ZStW, t. 109 (1997), p. 896; Wesslan, ZStW, t. 104 a992),p^l30^
828. Al respecto, cfr. BVerfGE, t. 57, p. 284; BVerfG, NStZ, 1987, p. 276; BGHSt, t. 32, p. 121 831. Así, Berz, Jus, 1982, p. 4l6 ss.; Creutz, ZRP, 1988, p. 415 ss.; Franzbeím, NJW, 1979,
p. 2014; Lüderssen, Peters-FS, p. 363; ídem, Jura, 1985, p. 113 ss.
s.; t. 32, p. 346; t. 33, p. 356; t. 47, p, 50.
498 499
§ 22 Cuarta parte: Autoiia y parífcipación Participación § 22
resultado. Pues entonces estará Justificada la constatación de que la ayuda bación, o expresiones de solidaridad. La mera manifestación del ánimo no
prestada ha posibÜÍtado, facilitado o intensificado el resultado, o ha ase- es aún una ayuda. El que alegremente le dice ^¡bravo!» a quien palea nieve,
gurado su éxito, que le ha sido útil al autor para ejecutar el hecho, que de ningún modo lo ayuda a quitar la nieve. Por lo tanto, en Ía complici-
ha mejorado su situación o que lo ha ayudado en este sentido. Según ello, dad psíquica también es imprescindible probar que la conducta del cóm-
lo relevante es el proceso valorativo en el que se constata —y aquí se da plice ha favorecido o facilitado objetivamente el hecho. Esto puede darse
nuevamente la relación directa con el fundamento punitivo de la partici- cuajl ° cómPlice disipa las dudas preexistentes del autor principal
pacían: la propia lesión del bien Jurídico y la participación en el injusto decidido al hecho, referidas al modo de cometerlo, cuando elimina las
ajeno— si el participe ha incrementado con su conducta el riesgo para el inhibiciones que el autor todavía tiene frente al hecho o cuando promete
bien jurídico que se ha realizado —en el delito de resultado — en la lesión darle una coartada para que, en caso de una investigación posterior, se
del bien jurídico (principio de incremento del riesgo). Si el cómplice ha dificulte e! esclarecimiento del hecho (las üamadas acciones de frustración
efectuadas previamente).835
incrementado con su conducta el riesgo para el bien jurídico que se ha
realizado en la lesión del bien jurídico, habrá complicidad consumada en Ejemplo; B le dice a A que quiere entrar a robar en casa de C, pero tíene ciertas dudas
el sentido del § 27. Si no se puede constatar tal incremento del riesgo, porque teme que C lo descubra. En consecuencia, A le asegura a B que, de noche, C toma
habrá tan solo una tentativa —impune— de complicidad.832 siempre un fuerte somnífero y, por tanto, no oirá nada. B ejecuta el hecho.
54 La complicidad puede tomar la forma de un consejo o de un hecho, es La jurisprudencia pone de resalto que el Uamado fortalecimiento de la
decir, puede ser una ayuda psíquica o física al autor principal. Esto no es decisión al hecho tiene que haber conducido a un favorecimiento demos-
problemático en la medida en que la complicidad psíquica sea prestada trable del hecho, pero en general es vaga respecto de cómo se produce
a modo de consejo que facilita la ejecución concreta del hecho. esa demostración si el fortalecimiento de la decisión ha de surgir de la
55 Lo controvertido es determinar si y cómo puede prestarse la compli- presencia del posible cómplice en el lugar del hecho. Si bien el BGH ha
cidad mediante un fortalecimiento de la decisión al hecho. Algunos recha- resignificado aisladamente la omisión de quien no es garante como com-
^an, en principio, la posibilidad de prestar complicidad psíquica median- pUcidad psíquica por actuar positivo,836 en principio se subraya que ni la
te la estabilización de la decisión al hecho, porque la causalidad de tales mera presencia en el lugar del hecho ni su aprobación sin un aporte
influencias internas casi nunca podría constatarse con la suficiente favorecedor objetivo pueden fundar la complicidad.837
seguridad,833 o porque aquí se trataría de una influencia sobre el autor y
no sobre el hecho, que no podría ser concebida como complicidad sino c) Complicidad por omisión
solo como inducción.834
56 Lo correcto de esta crítica es que a quien está definitivamente decidi- 58 En el caso de la complicidad por omisión, se exige demostrar que el
do a cometer el hecho no se lo puede «decidir más» mediante loas, apro- garante habría podido evitar o disminuir la puesta en peligro del bien
jurídico. Quienes en la imputación objetiva atienden al dogma causal tie-
832. Si se dejan de lado las diferencias terminológicas, hay consenso material entre, por un
lado, los partidarios del punto de vista dominante, que acentúa la causalidad —cfr. Banmann/
Weber/mtscb, AT, § 31, n.° m. 17; Bockelmann/Volk, AT, § 25 III 2 a; C;¿?s, Stock-FS, p. 115 ss., 835. Cfr. BGH, NStZ, 1993, p. 535; 1999, p. 609; BGH, JR, 2000, p. 423, con comentario en
rechazo de Krack, p, 424 s.; Charafwnbakís, Roxín-FS, p. 636; Geppert, Jura, 1999, p. 270; Otto,
Dreher, MDR, 1972, p. 553 s.; Esef, U, n.0 45 A 7; Jescheck/WeÍgend, AT, § ¿4 III 2 c; J<ü&Í, AT,
Lendmer-FS, p. 198 s.; Roxin, LK, § 27, n.° m. 13; ídem, Miyazawa-FS, p. 506; ídem', AT £[, § 26.
§ 20, n.Q m, 214 ss.; lackner/Kühl, § 27, n.Q m. 2; Manrach/Gossel/Zipf, AT 2, § 52, n.Q m. 14ss.;
n.° m. 199 s.; Weigend, Nishihara-FS, p. 210. Respecto de la frustración de pena efectuada
Mlirmann,]uS, 1999, p. 550 s.; Roxin, Miyazawa-FS, p. 501 s.; Schmidhüuser, AT, 14/143; Scb/Scb/
previamente, cfr. n.° m. 69.
Heíne, § 27, n.° m. 10; Trondle/FiScher, § 27, a° m. 2—, y, por otro lado, aquellos que atienden
al incremento del riesgo: cfr. Geppeft, Jura, 1999, p. 267 ss.; Orto, Lange-FS, p. 197 ss.; ídem, JuS, 836. Cfr. BGH, StV, 1982 p. 517. Críticamente, Geppett, JK 83, StGB § 27/3; Ranft, JZ, 1987,
P- 861; Aürfn, LK, § 27, n.° m. 15; Kudolpbi, StV, 1982, p. 518 ss.; Sieber, J2, 1983^ p. 431 ss.;
1982, p. 562 ss.; Schaffsteín, HonÍg-FS, p. l69 ss,; Stratenwerfb ; AT I, § 12, n.0 m. 158. La
Stoffers, Jura, 1993, p. 15 s.
jurisprudencia también rechaza expresamente el requisito de la causalidad de la ayuda Prestada en
el sentido de la fórmula de la conditio sine qua non-. RGSt, t. 58, p. 113; t. 73, p. 54; BGHSt, t. 2, 837. Cfr. BGH, StV, 1982, p. 516; 1993, p. 357, con comentario de Otto, JK 93, StGB § 27/9;
p. 131; t. 14, p. 282; BGH, NStZ, 1985, p. 24; BayObLG, StV, 2000, p. 366; StV, 2000, p. 368. 1993, p, 468; 1994, p. 175; 1995, p. 363; 1996, p. 659; BGH, NStZ, 1998, p. 622, con comentario
de Geppert, JK 99, StGB § 27/12; BGH, NSt2-RS, 2001, p. 40; BGH, NStZ, 2002, p. 139, con
833. Cfr. Samson, SK I, 6.a ed., § 27, n.° m. 15.
comentario de Geppert, JK 02, StGB § 27/17.
834. Cfr. Hruschka, ja, 1995, P. 177 s.
500 501
§ 22 Cuettta parte: Autoría y participación Participación § 22
nen incluso que requerir que el garante hubiera podido evitar el resulta- siones esenciales de ese injusto;841 en segundo lugar, tiene que saber
do con probabilidad rayafía en la seguridad. que con su aporte favorece el hecho principal (el llamado doble dolo
del cómplice).
59 En el ámbito de la complicidad por omisión, la jurisprudencia argumenta desde hace tíem- 63 Si el cómplice es consciente de este doble supuesto de hecho, enton-
po sobre la base de la teoría del incremento del riesgo: la complicidad presupone que el
ees su deseo de que el hecho mejor no ocurra no afecta su dolo.842
obligado omita, a pesar de que tiene el deber de evitar el resultado, impedir el curso del
hecho, dificultarlo, debilitarlo o hacerlo más peligroso para el autor*.'
838 64 En cambio si el cómplice parte de la base de que el autor principal
no puede realizar la lesión típica del bien jurídico, faltará el dolo rele-
van£e del cómplice. Él será impune —según lo dicho en la exposición
c) Complicidad en el delito de omisión sobre el agente provocador, cfr. supra n.° m. 42-
60 La opinión dominante admite la posibilidad de la complicidad en el deli- BGH, MDR, 1954, p. 335: B estaba decidida a practicarse un aborto y creía poder hacerlo
to de omisión. Con razón se reconoce la posibilidad del dolo de omisión, tomando un té. Le pidió a A que se lo preparara. A accedió a! pedido, pero sabía que~eÍ
pues la decisión de omitir la acción conforme al deber se corresponde té era totalmente inadecuado como medio abortivo. B intentó el aborto.
Ejemplo: A, quien se ha enterado de que alguien tiene el propósito de asesinar a su mujer 65 Si se toma en serio el fundamento punitivo de la complicidad _partici-
E, quiere impedir el delito y le ha escrito una carta, pues en ese momento eUa no está
pación en el injusto y puesta en peligro autónoma del bien Jurídico pro-
presente. Pero ahora cambia de idea y deja que B, que está al corriente, recupere la carta.
tegido— no parece punible la complicidad en la tentativa inidónea del
E es asesinada.
autor principal que no ha condttcido a tina puesta en peligro concreto del
Sohición: Solo la conducta de B hace posible que A ¡leve a la práctica su decisión de bien jurídico agredido.
omitir el salvamento, conforme al deber, de E. B es cómplice del homicidio por parte
de A. Ejemplo: B quería envenenar a C, pero por descuido le dio un polvo inocuo en vez del
veneno. A distrajo a C mientras B vertía el polvo en la cerveza de C.
838. BGH, StV, 1982, p. 517; al respecto, cfr. también BGH> NJW, 1953, p. 1838; BGH, NStZ,
1985, p. 318, con comentario de Otto, JK 85, StGB § 27/4; BGH, NIW, 1998, pp. 1568, 1573; Jakobs,
AT. 29/102; Kühl, AT, § 20, n.° m. 229 ss.; Raitft, ZSt^, t. 97 (1985), p, 268 ss.; Seríng, Beihüfe 841, En esta medida, el dolo del cómplice es más amplio que el del inductor; cfr, BGHSt. t.
durch Untedassen, 2000, p. 84 ss., 101 s. De oü-a opüüón, Gmnwald, GA, 1959, p. 118; Roxin, LK, ^p.' l^'^_38ALCOn-^omentarios de Kmdbáuser^ NStZ, 1997, p. 273 ss., Zoo^, JR, 1997, p. 297
§ 27, n.Q m. 43; Scbmidhauser, AT Stub., 13/14; Sch/Sch/Heíne, § 27, n.c m. 10. st offo^K 97^st<ÍB §J7/11'J?ownl J2' _1997'p-210 ss- scheffler, Jus, 1997, p. 598 ss., Schlebofer,
839. En detalle, al respecto, Soxin, Taterschaft, p- $10 ss.; por lo demás, cfr. BGHSt, t. 14, stvL_1997> p- 412 ss'; BGH' wisíra- 2000' P' 382' BayObLÜ, NJW, 1991, p. 2582, coa comentario
p. 282; t. 30, p. 393 s.; Battmann/Weber/Mtísch, AT, § 31, n.Q m. 22; Jescheck/Weigend, AT, § 60 de Wild, JuS, 1992, p. 911 ss.; Roxin, SaIger-FS, p. 129 ss.; ídem, AT U, § 26, n.<> m, 272 ss.
ni 2; Ritdolphi, SK I, previo al § 13, n.° m. 44; Strateniveríh, AT I, § 14, n.° m. 19. De otra opimon, 8 2' cf^"_BGH en HOItz' MDR' 1989> P- 305, con comentario de Otto,]K 89, StGB § 27/6; BGH
en Holtz, MDR, 1990, p. 293. '" -"—--"-'
Armin Kaufmann, Die Dogmatik der Ünteriassungsdelikte, 1959, p. 195; Welzel, tb, pp. 206, 221.
S40. Cfr. también BayObLG, NTW, 1990, p. 1861, con comentarios de Herzberg, NZV, 1990, 843. AI respecto, cfr. también Stein, BeteUígungsfoTmenlehi-e, p. 279 ss. Sobre la problemática
respectiva en la inducción, cfr. Nowak, JuS, 2004, p. 197 ss.
p. 375 ss., Otto, JK 91, StGB § 27/7, Seelmann, JuS, 1991, P. 290 ss.
502 503
§ 22 Cttafta parte: Autoría y participación Participación § 22
guiado por las reglas, que no tiene por qué esconderse del análisis y la
5. El momento de la prestación de la ayuda
valoración jurídico-penal, dado que no neutraliza las normas del Derecho
penal sino que las complementa, les da contorno, las concretiza y las
66 Es indiscutido que la complicidad puede prestarse durante la ejecución
vincula con determinados campos de acción social, sin contradecir las
del hecho, pero también en los actos preparatorios. En cambio, es con-
trovertida la cuestión de si la complicidad también es posible después de prohibiciones jurídico-penales». Jakobs parte de la teoría de la prohibición
la consumación del delito pero antes de su agotamiento. Habla a favor de de regreso y quiere eximir de responsabilidad penal a aquel cuya .con-
ducta, al momento de ser efectuada, no depende en absoluto de que se
la complicidad hasta el agotamiento del hecho la circunstancia de que
hasta el momento del agotamiento se da un proceso delictivo unitario dé la acción del ejecutor, realizadora del tipo». A partir del principio de
—en la medida en que puedan separarse, si acaso, el punto de la consu- la autoresponsabilidad, en el que se basa la imputación jurídico-penal y
mación y el del agotamiento—, y también después de la consumación del que básicamente restringe la responsabilidad del actuante a su propia
hecho pero antes de su agotamiento puede profundizarse la lesión del conducta en la medida en que el legislador no haya ampliado excepcio-
bien jurídico y las perspectivas del daño delictivo de la víctima pueden nalmente la responsabilidad, Scbumann deriva la impunidad de las accio-
nes propias del oficio. SchalÍ reconoce el elemento relevante de mereci-
mejorarse.844 Después de agotar el hecho, la complicidad ya no entra en
consideración de ninguna manera.845
miento áe pena en la creación de un riesgo jurídicamente reprobado por
^solidaridad con el autor principal, mientras que Friscb y Lesch atienden
a la referencia de sentido delictivo de la conducta, que debe ser conside-
rada como solidaridad con el injusto del autor principal. Roxin ve el
6. Complicidad y actos neutrales / sociahnente adecuados /
criterio decisivo de delimitación, en principio, en la referencia de sentído
adecuados al oficio
delictivo». Primero diferencia según .que el aporte delictivo se produzca
con conocimiento cierto de los planes delictivos del autor (es decir, con
67 Se discute controvertidamente la cuestión de si pueden constituir compli-
dolo directo) o que la persona externa cuente solo como una posibilidad
cidad punible ios actos de la vida cotidiana, socialmente adecuados, como
con que se obtendrá un provecho de su prestación con fínes delictivos.
p. ej. cuando el responsable de una tienda vende veneno o un cuchillo
e,s. cir' <?ue actúe con dol° eventualB- Si el Ínterviniente conoce el plan
sabiendo que el objeto ha de ser empleado para un homicidio. La doctri-
delictivo del autor, pese a que el aporte favorezca e! hecho principal solo
na ve aquí, en general, un problema fundamental y ha intentado hallar
podrá admitirse la complicidad punible cuando el aporte tenga una <.refe-
una solución a las diversas configuraciones de casos que sea generalmen-
rencia de sentido delictivo» unívoca. En cambio, si la persona externa actúa
te aceptable para la complicidad. Según la teoría de la adecuación social
con dolo eventual, su conducía solo realizará un riesgo no permitido si
fundada por Welzel, las conductas que se mantienen completamente den-
es «reconocible la inclinación al hechos del autor principal. El BGH se
tro del marco del ordenamiento de la vida social que históricamente ha
apoya directamente en estas reñexiones y ve la diferencia en que quien
devenido ^normal», no son acciones lesivas típicas aun cuando a conse-
presta la ayuda sepa que favorece la acción, punible de otro (entonces hay
cuencia de ellas se produzca una lesión del bien Jurídico. Hassemer ha
complicidad) o que solo considere posible que su actuar será utilizado
investigado el significado de la adecuación profesional en el Derecho penal
para cometer un delito. En el segundo caso, su acción no será Juzgada
partiendo de la base, no solo terminológica, sino también material de la
como complicidad punible a menos que él haya sido consciente 'de~que
idea de la adecuación social: según él, la conducta profesionalmente ade-
con su ayuda favorecía a un autor reconociblemente inclinado al hechos46
cuada es <ain actuar del oficio normal, neutral, socialmente aceptado y
846. En detalle respecto de las diversas construcciones: Hillenkamp, 32 Probleme aus dem
Strafrecht, AT, 9/ ed. 1999, problema n.° 28; foecks, MK, § 27. n.° m. 41 ss,¡ Offo. Lenckner-PS^
844. En sentido similar, BGHSt. t. 3, p. 43 s, t. 6, p. 251; t. 19. p, 325; BayObLG, NJW, 1980,^
p, 4l2;BayObLG, NSíZ-RR, 1999, p. 299; Baumanfs/Weber/^Htsch AT, § 31, n.° m 25, Bockelmaw ^200/!s-p^r.lo.de?lás' cfr': .'trefo^ Lb- § 10 Ivi Hassemer, wisíra, 1995, p- 43 ss., 85 ss.; fakobs,
Vo?, AT,§ 25 HI 2 b; fftíw, Die Been^^^^ der Straftat uad ihre rechtíichen Wirkungen, 1974, AT, 24/15; Frísch, Tatbestandsmáfiíges Verhalten und Zurechnung des Erfblgs, 1988, p. 295 ss,
Schumann, ^ Strafrechttíches Handlungsunrecht und das Prinzip" der Selbstverantwortung des
p7u9~ss.;ü' jescheck/Weisend, AT, § 64 III 2 b; ^er, JZ,_1981, p. 25^ss-~'Lackne^Kiíbl^§^'
Anderen, 1986, p. 42 ss, ScbaU, Meurer-GedS, p. 115 ss. (respecto de la solidaridad cfr. también
Q° m. Í',Sch/Sch/Heine, § 27, n.Q m. 17; Trondle/Fischer, § 27, n.° m, 4; Wessels/Beulke, n^Q m. ^583.
BGH' wistra' 2000> p- 46°);JFrüc/-', Lüderssen-FS, p. 546 s; íwcA, JA, 2001, p. 991 Cen sentido
De•otraopmÍón, .Geppert, Jura, 1999, p, 272; Herzberg, Táterschaft, p. 71, Hoyer, SK^I, § 2^,
simüar, Paeff-gen, NK, previo al § 32, n.° m. 39); Koxin, MÍyazawa-FS, p. 512 ss,; ídem, LK, § 27.
n.° m. 18; Jakobs,AT, 22/38 ss.; Maurach/Gossel/Zipf, AT 2, § ?2, n.Q m. 13;^o^n, UC, § 27^
n.° m. 19; ídem AT ü, § 26 na m. 222 ss. (comparable: Moos, Trcchsel-FS, p. 502 s., quien
n.° m. 35; "frfem, AT 11, ^ 26, n.0 m. 259 ss, RudoÍphí, Jescheck-FS, t. 1, p. 563 ss. Hace una
argumenta a partir del legitimo interés propio del que presta la ayuda). BGH, NStZ-RR, 1999, p. 184,
diferenciación Kühl, AT, § 20, n.° m. 233 ss.; Ídem, Roxin-FS, p. 679 ss.
con comentario de Otto, JK 99, StGB § 27/13; BGH, NStZ, 2000, p. 34 con comeníario de Ótto, JK
845. Cfr. también BGH, JZ, 1989, p. 759; Geppert, Jura, 1999, P. 272.
504 505
§ 22 Cuarta parte: Autoría y participación Participación § 22
68 El punto de partida de esta diferenciación es acertado. La conducta jtt.zgddas como actos punibles de frustración de la pena cuando, frente el
externa no puede ser el único factor relevante para la valoración jurídica. autor, son especialmente modificadas para octdtar el suceso. De allí se
Solo su fin y su propósito le dan un sentido social. Pero este sentido extraen las consecuencias para la complicidad cuando estos actos —no
social será el de la complicidad si quien presta la ayuda sabe que con su punibles— de frustración de la pena se realizan antes del hecho y, así,
acción incrementa el riesgo para el bien Jurídico penalmente protegido. toman el carácter de ^actos de frustración efectuados previamente». Para
Empero, allí parece adecuado marcar una diferenciación: si en una mera estos casos rige lo siguiente: las formas de conducta posteriores al hecho
acción cotidiana (no propia del oficio), como p. ej. prestar un cuchillo o que no son punibles como frustración de pena porque no realizan el con-
entregar un pesticida altamente tóxico, una persona cree reconocer el tenido de injusto de ese delito, no pueden ser punibles como complicidad
riesgo concreto de que se cometa una acción punible (dolo eventual), a la manera de una «frustración de la pena efecmada previamente». Lo que
entonces es Justo exigirle que omita aquella acción que, desde su punto bajo el punto de vista de la restricción de contactos sociales Jurídicamen-
de vista, favorecería el delito. En cambio, es distinto el caso de las per- te aceptados no es punible como frustración de la pena que dificulte o
sanas que actúan en ejercicio de un oficio. En el marco de la actividad impida de modo jurídicamente reprobado la consecución de la pretensión
laboral jurídicamente regulada y practicada en observancia de esas reglas, punitiva, le puede ser prometido al autor también antes del hecho. El deber
la sospecha subjetiva de que se cometerá un delito no es todavía una jurídico de evitar acciones que incrementen el riesgo de que la comisión
restricción jurídicamente vinculante del ejercicio del oficio. Por lo tanto, del hecho sea exitosa no consiste en negarse a mantener relaciones socia-
no constituye ninguna complicidad.847 les con el autor que serán jurídicamente aceptadas después del hecho. La
circunstancia de que el autor socialmente aislado o boicoteado renunciaría
al hecho no es un aspecto relevante aquí, porque facilitar la consecución
7. Complicidad y ^frustración de pena efectuada de la pretensión punitiva por medio de aislar socialmente o boicotear al
autor no es un objeto del deber Jurídico aquí vinculante.848
previamente»
pueden disipar las dudas del autor principal y, así, fortalecer su decisión uno de tos llamados delitos de encuentro, en los que las expresiones de
al hecho. Sin embargo, lo problemático en este contexto es que la ley solo la voluntad de los Íntervinientes se dirigen ai mismo objetivo pero desde
prohibe como acciones de frustración de la pena aqueUas que dificiátan distintos lados, y si la ley solo menciona la punibilidad de una de las
personas, entonces el otro interviniente ha de quedar impune si no exce-
o impiden la consecución de la pretensión punitiva. Pero la ley no exige
que la pretensión punitiva sea posibilitada o facilitada por medio de ais- de la medida de la participación necesaria.
lar al autor de sus relaciones sociales. Esta es la razón por la que ciertas Al respecto, cfr., p. ej.: §§ 173, 174, 180, 181 a, 257, 258. 357.
acciones que pueden menoscabar la consecución de la pretensión punitiva,
p. ej. ofrecer alojamiento, vender gasolina, dar asistencia médica, solo son
848. Al respecto, más detalladamente, Otto, Lenckner-FS, p. 215 ss. Por lo demás, cfr. OLG
00, StGB § 27/14; BGHSt, t. 46, p. 112 s.; BGH, wístra, 2005, p. 388 (tamtíén atienden al outor Stuttgart, wistra, 2000, p. 392, con comentario de Otto,]K 01, StGB § 27/16; Braunack, Grenzfragen
inclinado al hecho.: Forster, M. Schmid-FS, p. 136 ss, v. Kühlwein, JZ, 2002, p. 1139 ss.). Reconocen der strafrechtlichea Beihilfe, 1999, p. 162. Fundamental respecto de la frustración de pena efectuada
como relevante únicamente al carácter favorecedor del hecho concreto: Beckemper, Jura, 2001, previamente- como complicidad: Roxín, LK, § 27, n.° m. 12; Ídem, AT II, § 26, n.° m. 201.
p. 169; Krey, AT 2, n. ° m. 303 ss.; K. Míiller, Schneider-FS, p. 354 ss Respecto de la complicidad en la evasión de impuestos por presunta frustración de la pretensión
847. AÍ respecto, en detaUe, Otto, Lenclmer-FS, p. 212 ss.; Ídem. JZ, 2001, p. 444. En pri"ciPÍO; impositiva por parte del empleado bancario que transfiere objetos patrimoniales al exterior: BGHSt,
coincidente en lo material: Ambos, JA,2000, p. 724 s.; Ransiek, Untemehmensstrafrecht, 199¿, P. 54 L 46, p. 107, con comentarios de Behr, BB, 2000, p. 2240 s.,Jáger, wístra, 2000, p. 344 ss., KudÍich,
s.; Ídem, wistra, 1997, p. 44 ss.; Tag, JR, 1997, p. 49 ss. Diferencia de manera mucho más objetiva; JZ, 2000, p. 1178 ss., Lesch, JR, 2001, p. 383 ss., Otta, JK 01, StGB § 27/15; Behr, wistra, 1999.
Wohlers, SchwZSÜÍ, 1999, p. 436; ídem, NStZ, 2000, p. 175 s. Diferencia según los diversos motivo? p. 249; Dannecker, Mangakis-FS, p. 283 ss.; Lówe-Krahl, wistra, 1995, p. 201 ss.; Luderssen,
del conocimiento del nesgo: Amehmg, Grünwald-FS, p. 24 s. Respecto de cómo tratar en la Grünwald-FS, p, 329 ss.; Moos en: Leitner (comp.), Finanzstrafrechí, 1997, p. 88 ss.; Otto, Lenckner-FS,
estructura técnica a la -complicidad neutral» al analizar un delito, cfr. Sotsch, Jura, 2003, p. l4 ss. p. 220 ss.; Ransiek, wistra, 1997, p. 4.4 ss.; Samson/ScbWborn, wistra, 2001, p. 1 ss.
506 507
§ 22 Cuarta parte: Autoría y participación
Participación § 22
71 2. Es discutida la cuestión de sí el intervmiente necesario también es ^a..resp?nsabm/dad de\ intervimente Por el resultado cualificado se rige
impune cuando ha inducido al autor a cometer el hecho o cuando lo ha ?°f. su relación (impi-udencia, temeridad) con el resultado especial"^
apoyado ^de una manera que excede su rol^. Aquí se diferencia según indistinto que otros^hayan producido el resultado con dolo, con Ímpm-
diversos grupos de casos:849 dencia o sin culpa.850
508 509
Participación § 22
§ 22 Cuarta pwte: Autoría y participación
Respecto de la recepción de esta declaración, cfr. la exposición respectiva bajo el n.° m. 88.
b) Tentativa sin éxito de mducü- a alguien a que induzca a un
tercero a cometer un crimen, § 30, ap. 1, 2.a alternativa
e) Acuerdo para mi crimen o para inducir mi crimen, § 30,ap. 2,
86 El § 30, ap. 1, 2.a alternativa, pone en claro que también es Puniblela 3. alternativa
Jlamada tentativa de inducción en cadena, es decir, la tentativa de deter-
minar a un intermediario para que induzca a un tercero a cometer un 90 El acuerdo es el pacto serio —expreso o tácito— entre al menos dos
cmnen. No es necesario que el inductor (sin éxito) conozca al autor personas para cometer un crimen determinado como coautores o para
definitivo.^ Respecto del dolo, cfr. la exposición respectiva, supra inducir en conjunto a otro para que cometa un crimen. La promesa de
mera complicidad no cumple con estos requisitos.859
n.° m. 85.
511
510
Pwticipd.ción § 22
§ 22 Cuanci parte: Autoría y participación
impide el hecho, § 31, ap. 1, n. 3. a sus representantes —§ 14, ap. 1: órganos; § 14, ap. 2: susütutos—, en
94 Si el hecho cesa sin que quien desiste haga algo, o si se comete inde- la medida en que estos hayan asumido de hecho o Jurídicamente el cum-
pendientemente de su primera conducta, alcanza para la impurddad su plimiento de los deberes especiales que les incumben a los destinatarios
esñierzo voluntario y serio por evitar el hecho; cfr. al respecto, en detalle, de la norma. La cuestión de si se da un elemento personal especial en el
la respectiva exposición, supra § 19, n.° m. 70 s. Aquí también basta para sentido del § 14 debe decidirse según que "el deber descrito en el tipo
quedar libre de pena, a efectos de evitar el hecho, con que el autor no penal pueda ser cumplido por alguien distinto al designado allí».863 Si se
produzca un aporte que, según su representación, es indispensable para da el caso, entonces puede aplicarse el § 14.
ejecutar el hecho.860
95 d) La subsidiariedad del acuerdo respecto de la tentativa se sigue mante- 2. La problemática del órgano de facto
níendo aun cuando el autor desiste de la tentativa con efecto liberador
de pena.861 Esto también vale cuando el hecho intentado fue menos grave 98 a) Según la opinión dominante, en los casos en que los órganos con
que el acordado, porque con su desistimiento el autor ha demostrado que derecho de representación o los miembros de tal órgano de una sociedad
ha renunciado a todo el plan del delito.862 de capital son penalmente responsables —p. ej. como administradores de
una sociedad de responsabilidad limitada—, es Írrelevante que al órgano
con derecho de representación o a sus miembros les haya sido confiado
4. La relación entre la tentativa de inducción y la inducción el poder de representación de manera Jurídicamente eficaz o no. Lo deter-
exitosa minante es únicamente que el afectado haya asumido y ejercido su actí-
vidad como órgano con derecho de representación o como miembro de
96 Frente a la inducción exitosa, la tentativa de inducción no es autónoma, aquel. Por lo tanto, también es un órgano con derecho de representación
sino que queda consumida por aquella —al respecto, cff. § 23, n.° m. 36 o un miembro de aquel en una sociedad de capital quien, sin haber sido
s. _ a menos que el segundo hecho de inducción se base en una nueva designado formalmente ni inscrito en el registro de comercio, ejerce la
decisión al hecho. posición de hecho de un miembro del órgano con derecho de representa-
ción, con el consentimiento del órgano societario pertinente o al menos
siendo tolerado por este.864
VII. EL ACTUAR PARA OTRO (RESPONSABILIDAD DEL 99 Que otros miembros hayan sido designados en ese cargo de manera
ÓRGANO O DEL REPRESENTANTE), § 14 STGB jurídicamente eficaz y que lo ejerzan, en principio no debería ser Íncom-
patible con el ejercicio de facto de la posición de representante.865
1. El objeto de regulación del § 14 StGB 100 Con esta amplitud del punto de vista fáctico se genera el riesgo de
que el injusto que el legislador previo expresamente como lesión del deber
97 Según el § 14, los elementos personales que ftmdamentan la pena pueden
ser imputados al representante o al que actúa por encargo aun cuando
513
512
§ 22 Cuwta parte.- Autoría y participación Participación § 22
especial sea reinterpretado como injusto general vinculado únicamente VIH. RECOMENDACIONES SOBRE LA ESTRUCTURACIÓN
con una determinada conducta de autor. El delito especial se transforma
así en un delito común. 1. Generalidades
101 aa) Por cierto, es correcto que los vicios de Derecho civil del acto de desig- 107 La inducción y ía complicidad nunca pueden ser examinadas antes de
nación como miembro del órgano con derecho de representación son igual- analizar el hecho principal. Esto está prohibido por el principio de acce-
mente irrelevantés para el derecho penal; dr. también § 14, ap. 3, StGB. soriedad. Si usted ha analizado las acciones de una persona X y ahora
surge la cuestión de la inducción o la complicidad de la persona X en
102 b) También es Írrelevante la falta de un acto de designación formal —ya
las acciones de otra persona Y, debe interrumpir el análisis de X. Una
sea jurídicamente eficaz o ineficaz—, sí la designación no fue expresa
vez determinados los hechos del autor principal se puede continuar con
sino por actos conchtyentes, es decir, en última instancia cuando el afec-
el examen de la conducta de X. Cuando entran en consideración coait-
tado ejerce de hecho la actividad con aprobación del órgano competente
toría, complicidad e indticción, siempre hay que comenzar examinando
para designarlo o incluso solo con su conocimiento.866
la coautoría, porque toda forma de autoría agota las formas más débiles
105 c) De la posibilidad de ser designado eficazmente por actos concluyentes, de la participación.
se deriva que el abuso consciente de la posibilidad de designar no puede
conducir a una desgravación de responsabilidad. El engaño consciente
sobre la persona del actuante mediante un abuso de las posibilidades de 2. Esquemas de análisis
organización del Derecho civil no puede liberar del derecho especial. Se
da tal abuso cuando, p. ej., el órgano competente para realizar la desig- 108 a) Inducción
nación nombra conscientemente a ua administrador o a un miembro de
(1) Hecho principal (tipo de injusto, es decir, hecho típico, dolosamente
la presidencia que, según sus conocimientos y capacidades, no puede
antijurídico, del autor principal).
comprender en absoluto el estado áe cosas y cuya ñmción consiste esen-
ciahnente en distraer del hecho de que la empresa es dirigida por otras (2) Determinar al autor principal a que se decida a cometer el hecho en
personas (el Uamado presidente títere). el sentido del § 26.
104 Lo mismo vale para el caso en que la designación de un órgano de
representación competente no tiene higar o no se da la nueva designación (3) Dolo del inductor (más correctamente: conocimiento del inductor):
porque, así, otras personas pueden conducir «mejor» los negocios.867
(a) referido al hecho ejecutado por el autor prmcipal,
105 Con esto se agotan las posibilidades del punto de vista de facto.
Cb) referido a determinar al autor principal precisamente a cometer ese
106 d) En el Derecho penal no basta, para fundar la posición de órgano de
hecho principal.
facto, con celebrar negocios que usuahnente son celebrados por un miem-
bro del órgano con derecho de representación de una sociedad de capital, (4) AntijuridÍcidad.
aun cuando existan y actúen órganos designados conforme al reglamen-
to. Llevar la contabilidad corriente, contratar empleados contables y brin- (5) Culpabilidad,
dar información a los asesotes impositivos no puede, en contra de la
109 b) Complicidad
opinión del BGH, fundar la posición de facto de un administrador junto
al administrador activo y debidamente designado. Una ampliación seme- (1) Hecho principal (ver supra en inducción)
jante del círculo de los sujetos con deberes especiales en verdad lo dina-
mita. La posición de deber especial es reemplazada por la ejecución de
determinados actos.868
866. Cfr, BGHSt, t 3, p. 38; t. 31, p. 122; Tiedemann, ^W, 1986, p. 1845. ss.; Ídem en: Heymann, § 331, n.0 m. 8, 12; ídem, Aktienstrafrecht, § 399, n.° m. 25; Stein. Das
faktische Organ, 1984, p. 194 ss.; Tiedemann, GmbH-Strafrecht, 3.a ed. 1995, § 84, n.° m. 31 ss.;
867. Al respecto, cfr. también Kratzsch, ZGR, 1985, p. 533; TíeeÍemann, NJW, 1986, p. 1845.
868. Cfr. también Cadíts, Die faktische Beü-achtungsweise, 1984, p. 102 ss,; Díerlamm, NStZ, ídem, NJW, 1986, p. 1845. De otra opinión, BGH, StV, 1984, p. 46l, con comentario en contra de
Otto, p, 462 s.; Bruns, GA, 1982, p. 19 ss.; ídem, JR, 1984, p. 133 ss.
1996, p. 155 ss.; Kratsssch, 2GR, 1985, p. 526 ss.; Otto, BanJkentátigkeit und Strafrecht, 1983, p. 21
514 515
§ 22 Cuarta parte: Autoría y participación
(4) AntÍJuridicidad.
Preguntas de repaso
CONCURSOS Y CONSTATACIÓN
110 1. ¿Qué debe entenderse por principio de "accesoriedad limitada»? Al respecto, n.° m. 1. ALTERNATIVA
2. ¿Dónde reside el «fundamento punitivo de la participación»? Al respecto, n.° m. 2 ss.
3. ¿Qué son los "elementos personales especíales» en eJ sentido del § 28? AI respecto, n.° m. 13
ss.
4-. Enumere por puntos los presupuestos de la inducción. Al respecto, n.° m. 26 ss.
5. ¿Cuáles son los requisitos que se le exigen al elemento «determinarr en el § 26? Al res-
pecto, n.Q m- 32 ss.
7. ¿El evror in persona del autor principal es irrelevante también para el inductor? Al res-
pecto, n.° m- 45 s.
8. ¿En qué medida se adaúte la inducción por parte de ua agente encubierto? Al respecto,
n.° m. 47 ss.
10. ¿En qué casos es impune el "paitÍcipe necesario" aun cuando excede la medida de la
participación necesaria? Al respecto, n." m, 71 ss.
516
§25: CONCURSOS
Objetivos de estudio: Primera mirada a una problemática cuyo significado solo se aclarará
en la Parte Especial, al tratar los distintos tipos delictivos,
519
§ 23 Quinta parte: Concarsús y constatación alternativa Concursos §23
Se conforma una pena conjunta de dos anos y seis meses de privación de ¡a libertad; §§ 242, tad, en el sentido de una misma dirección de la voluntad, y cada acción
177, 249, 53. que realiza un tipo penal está en una relación temporal y material tan
estrecha con Ías demás que, desde un punto de vista natural y orientado
4. 2, Respecto de la formación de pena conjunta posterior, cfr. § 55. a la visión de la vida, aparece como un actuar que integra una unidad».870
Por lo tanto, la unidad natural de acción es reconocida y se ve gráfica-
mente en la comisión del hecho iterativa871 y sucesiva.872
II. UNIDAD DE HECHO - CONCURSO IDEAL " § 52 STGB
Ejemplo 1 (de comisión del hecho iterativa): A le da una paliza a B, consistente en veinte golpes.
Ejemplo 2 (de comisión del hecho sucesiva): A dispara contra B. Solo con el segundo tiro
«Si la misma acción lesiona varias leyes penales o Ía misma ley penal le da muerte.
varias veces, se condenará con una sola pena», § 52, ap. 1. La pena debe
Solución: Una acción de homicidio (consumado).
tomarse de la ley que prevea la más grave, pero su mínimo no puede ser
más benigno que lo que permitan las demás leyes aplicables (principio
de absorción), § 52, ap. 2. El criterio decisivo aquí es que exista una acción c) La unidad de acción típica y jurídica
única. Por lo tanto, lo determinante es si hay una acción o una pluralidad
de acciones.869 9 En algunos casos, puede extraerse de la ley que el legislador reconoce
varias actuaciones de la voluntad como una unidad, así, p. ej., en los
delitos de varios actos873 y en los delitos permanentes.874
2. Punto de partida del argumento: «la misma acción» Ejemplo 1: A derriba a B y luego le sustrae la cartera.
b) La «unidad natural de acción» 870, BGHSt, t. 43, p. 315; t. 46, p. 12; cfr. también Geppot, Jura, 2000, p. 600 s.; Kmdháuser,
StGB, previo al § 52, n.° m. 10; Kilhl, AT, § 21, no m. 10 ss.; íackner/Kühl, previo al § 52, n.° m. 4
8 Desde un punto de vista natural, varias actuaciones de la voluntad pueden s.; Roxin, AT II, § 33, no m. 29 ss.; Sowada, Jura, 1995, p. 252 s.; Trondle/Fischer, previo al § 52,
aparecer como una unidad y, por tanto, pueden configurar una acción n." m. 2 ss. Críticos de la 'unidad natural de acción»: Jakobs, AT, 32/35 ss.; Jescheck/Weigend, AT,
§ 66 m 3; Kindhátiser, Jus, 1985, p. 104 s.; Sch/Sch/Stf-ee, previo al § 52, n.° m. 22 ss.
única. Ese es el caso cuando -el autor actúa en virtud de una única volun-
871. Al respecto, Geppeit, Jura, 2000, p. 601 s.; Kííbl, AT, § 21, n.° m. 17 s.; MaíwaleÍ, NpSr.
1978, p. 303; Roxin, AT U, § 33, n.° m. 32 ss.; Samson/Güntber, SK I, previo al § 52, a.0 m. 2¿;
Scbmidhduser, AT, 18/10; Warda, Oehler-FS, p. 245 s.
872. Al respecto^ cfr. también Ktihl, AT, § 21, h,° m. 25; Lackner/Kühl, previo al § 52, n.° m. 10;
869. Puppe (IdeaUconkurrenz und Einzelverbrechen, 1979, p. 302 ss.; ídem, GA 1982, p. l43
Roxin, AT U, § 33, n.a m. 42 ss.; ÍFofc?r, StV, 1986, p. 320.
ss.; Ídem, Mangakis-FS, p. 225 ss.) elige un prmcipio autónomo para defmir el concurso ideal: parte
873. Al respecto, cfr. también Kithl, AT, § 21, n.° m. 23; Roxin, AT U, § 33, n.g m. 27; Samson/
de'la base de~un .concepto de acción dependiente del tipo penal. y considera que el concurso
Giinther, SK I, previo al § 52, n." m. 46.
idealsolo es po¡íble cuando los tipos realizados están .emparentados en el injusto», es decir, cuando
874. Al respecto, cfr. también Kühl, AT, § 21, n,° m. 24; Roxin, AT U, § 33, n.° m. 22 ss.;
tienen al menos un elemento del injusto en común. Sin embargo, esta concepción es casi mconcL
Samson/Giinther, SK I, previo al § 52, n.° m. 49.
con la letra de la disposición legal del § 52 —la cual es, con todo, materialmente poco convincente—.
520 521
§ 23 Quinta parte: Concursos y constatación alternativa Concursos § 23
Solución: Por esta declaración, A es culpable de falso testünonío, § 153, falsa denuncia, § 164,
15 bb) Esta diferenciación no convence. Si la unidad natural de acción no se
y calumnia, § 187.
valora de manera jurídicamente diferenciada en virtud de las circunstancias
La pena se define según la ley que conmine con la más grave; en este caso, el § 153. El subjetivas y objetivas, sino que es vista como una unidad en virtud de la
contenido de injusto de los demás delitos realizados es tomado en cuenta en la medición
impresión unitaria que causa el suceso, esa imagen natural precisamente
de la pena concreta; §§ 153, l64, 187, 52.
no puede ser destruida por el hecho de que los bienes jurídicos sean
Ejemplo 2: A se da cuenta de que en la caravana en la que duermen su mujer y el matn- altamente personales. Por lo tanto, aquí también es apropiado admitir una
monio X, no funciona el conducto de ventilación. Pese a que podría auxiliarlos abriendo la unidad natural de acción, a menos que entre cada acción particular exis-
puerta, no lo hace. La señora A y el matrimonio X mueren de astucia. ta una cesura temporal.877
Solución: A es punible por homicidio por omisión (de la señora A) y por omisión de auxi-
Ejemplo: A sorprende a su mujer B en la cama matrimonial con C. Lleno de ira saca su
lio en dos casos Cel matrimonio X), §§ 212, 13, 323 c, 52.
pistola y dispara dos tiros mortales contra B y C, uno inmediatamente después del otro.
12 Es controvertida la cuestión de si es posible una unidad natural de acción c) Concurso ideal en virtud de unidad jurídica de acción
también en caso de realización de diversos tipos penales. La jurispruden-
cia y parte de la doctrina dicen que sí. 16 De diversas maneras, la jurisprudencia ha convertido !a idea dada por el
legislador de unidad típica de acción, en la unidad jurídica de acción.
Ejemplo 1: A quiere injuriar y lesionar a B. Se dirige a él, lo llama "cerdo estúpido" e Ínme-
diatamente lo golpea. aa) Concurso ideal en vii-tucl de tina unidad jurídica de valoración
15 La lesión de diversos bienes jurídicos también puede ser valorada como
17 El BGH reconoce como unidad jurídica de valoración la actividad típica de
una unidad cuando, en virtud de la decisión única de voluntad y de la
una persona dentro de una asociación prohibida: »Si un autor asume, en
relación temporal y espacial estrecha, varios actos aparecen como una
interés de una asociación sobre la que pesa una prohibición de actuar, un
unidad según el punto de vista natural.875
cargo de cierta duración o un determinado ámbito de actividades con la
14 aa) En parte se rechaza la posibilidad de una mnidad natural de acción» voluntad de aportar al mantenimiento o al apoyo de la actividad prohibida,
en caso" de lesión de bienes jurídicos altamente personales de personas el cargo asumido vincula en un único hecho todas las infracciones contra
distintas, porque no se daría un incremento solo cuantitativo del injusto la prohibición de actuar jurídico-societaria cometidas en su ejercicio".878
y, por tanto, también faltaría la razón interna que motiva al "observador Ejemplo: En cuanto miembro de la presidencia del proscrito Partido de los Trabajadores de
natural» a ver el suceso como una unidad.876 Kurdistán, A organizó reuniones de los funcionarios del partido, produjo material de propa-
ganda y lo distribuyó.
875. Así también, BGH, VRS, t. 28, p. 36l; BGHSt, t. 22, p, 76 s.; BGH, NJW, 1977, p. 2321;
BGH, NStZ, 1984, p. 215; BGH, NTW, 1984, p. 1568; BGH en Holtz, MDR, 1986, p. 622; Geerds, 877. Así también, BGH, JZ, 1985, p. 250, con comentario en rechazo de Maiwald, JR, 1985, p. 513,
2ur LeÍirevon der Konkurrenz im Strafrecht, 1961, p. 289 s.; íackner/Kühl, previo al § 52, n.° m. 4, y a favor de Offo, JK 85, StGB § 52/5; BGH, NStZ, 1985, p. 217; BGH, NStZ, 1996, p. 129, con
5; Samson/Giinther, SK I, previo al § 52, n.Q m. 28; Schroeder, Jura, 1980, p. 241 s.; Trondle/Fiscber, comentario áe Geppert, JK 96, StGB § 52/8; BGH, NStZ-RR, 2000, p. 139; BGH, NStZ-RR, 2001, p. 82;
previo al § 52, n.a m. 2 ss. Respecto del punto de vista contrario: Roxin, AT II, §33>n-onl; 53SS' Geercfs, Konkurrenz;, p. 290; Sowada, Jura, 1995, p. 252 s.; Trondle/Pischer, previo al § 52, n.° m. 2 c.
'S76'. Así7p"ej7BGHSt, t. 2, p. 247;'t. 16, p. 398; BGH, StV, 1981, p. 397; BGH, NStZ, 1984, 878. BGHSt, t. 46, p. 6. Sespecto de la unidad Jurídica de valoración referida al tráfico de
p. 311; Kühl, AT, § 21, n.° m. 19 s.; Mahvald, DÍe natürliche Handlungseinheit, 1964, p. 80; ídem, estupefacientes, cfr. BGHSt, t. 30, p. 91; t, 31, p. l65; t. 40, p. 74; BGH, JR, 2003, p. 31, con
comentario de Puppe, p. 31 ss.
NJW, 1978, p. 301 s.; Scbmidháuser, AT> 18/10; W3rrfo> Jus, 1964, p. 84.
522 523
§ 23 Quinta parte: Concursos y cotzstatacióft alternativa Concursos § 23
bb) Unidad de acción por «efecto de enlace de un delito» que el hecho eniazante se excluya del proceso en virtud de una limitación
procesal de los §§ 151, 154 a StPO.883
18 Según una concepción de la Jurisprudencia de los tribunales superiores, Si se entiende que la identidad parcial de los diversos hechos es
cada vez más criticada, varios delitos autónomos pueden reunirse en una. suficiente para la unidad de hecho, entonces es forzosa la conclusión de
acción única por el tefecto de enlace» de un delito permanente. que el hecho Hl, que es parcialmente idéntico al hecho H2, es al mismo
19 El punto de partida de esta construcción es la premisa de la opinión tiempo idéntico al hecho H3 si H2 y H3 son, por su parte, parcialmen-
dominante según la cual para la unidad de hecho en el sentido del § 52 te idénticos. Esta conclusión conduce materialmente al resultado de que
es suficiente la identidad parcial de los actos de ejecución. Esta ya está el autor que con dos delitos autónomos comete al mismo tiempo un
dada cuando un solo acto parcial de una unidad natural o jurídica de delito permanente o una acción continuada que está en concurso ideal
acción aporta a la realización de otro tipo penal o cuando varias unidades con cada uno de los delitos autónomos, solo puede ser penado más
naturales o jurídicas de acción son realizadas en un acto parcial median- levemente que el autor que realiza únicamente los delitos autónomos.
te Ía misma acción. De este principio se sigue la consecuencia de que Un resultado inapropiado que, de todos modos, se fundamenta en la
también habrá unidad de hecho cuando dos actos de ejecución no son redacción legal del § 52.884
idénticos entre sí, pero sí son, al menos en parte, idénticos a un tercer Los reparos contra el efecto de enlace se rehierzan si uno sigue la
acto de ejecución. Entonces, la usurpación de ñinciones, la falsificación opinión hoy todavía dominante y considera los hechos que concurren
de documento y la estafa constituyen una unidad de hecho cuanáo con idealmente entre sí como un hecho en el sentido del § 264 StPO. Enton-
un acto parcial de una estafa continuada, el autor realiza al mismo tiem- ees, la condena por el hecho enlazante conduce al agotamiento de la
po el tipo penal de la usurpación de funciones y, en cambio, con otro acción penal también por los hechos enlazados.
acto parcial realiza el tipo penal de la falsificación de documento. 26 En contra de esta construcción, respecto de la cual la jurisprudencia
20 Originariamente, ia doctrina y la jurisprudencia coincidían en que la hizo al principio una excepción en el marco de los §§ 129, 129 a885 y
unidad de hecho solo se daba cuando existía una equivalencia aproxima- luego en el delito permanente de tenencia ilegítima de armas,886 también
da entre el delito que enlaza y los delitos enlazados.879 en la práctica se expresan reparos cada vez más consistentes.887
21 Según ello, había concurso real cuando el delito que enlaza era menos grave que alguno
ce) La acción continuada
de los demás delitos. Por lo tanto, quedaba excluida la unidad de hedió, p. ej., cuando
durante una privación Üegítima de libertad se cometían dos violaciones contmuadas o duran-
27 b) Para evitar investigar el momento y el alcance de cada hecho en parti-
te un robo se cometían varios homicidios.
cular, la práctica había desarrollado el instituto de la relación de continuidad'.
22 Sin embargo, la jurisprudencia abandonó esta base común. Entretanto, las acciones que se dkigían de una manera similar contra bienes jurídicos
admite el enlace no solo cuando uno de los dos delitos enlazados es más simüares se resumían en una unidad jurídica de acción pese a que, desde
grave que el enlazante,880 sino que también afirma la unidad de acción el punto de vista natural, inequívocamente representaban una pluralidad.
mediante el enlace de dos crímenes a través de un delito cuando, en el
28 Presupuestos del hecho continuado:
caso concreto, el marco de la pena aplicable para el delito es más alto
que el que entra en consideración para la condena de los otros dos crí- aa) El mismo Upo penal básico (el mismo bien Jurídico, el mismo conjunto de bienes jurídicos)
menes.s81
23 El efecto de enlace ha de ser posible hasta el agotamiento del delito
883. Cfr. BGH, StV, 1989, p. 247.
enlatante.882 Tampoco se opone al efecto de enlace la circunstancia de
884. Por lo tanto, con razón críticos del efecto de enlace; Geppert, Jura, 2000, p. 652 s.',fakobs,
AT, 35/11 s.; Pttppe, IdeaUconkurrenz, p. 199 ss., esp. p. 203; Roxin, AT 11, § 33, no m. 108; Scbmíd-
háuser, AT Stub., 14/36; H. Schmitt, 2:SW, t. 75 (1963), p. 48; Stmtenwerth, AT I, § 18, n.0 m. 33
s.; Wahle, GA, 1968, p. 107 ss.; Werle, Konkurrenz, p, 48 ss.
879. Cfr. BGHSt, t. 3, pp. l65, l66; JeschecJs/Weigend, AT, § 67 11 3; <??rrfs, Konkurrenz, p. 280 885. Cfr. BGHSt, t. 29, p. 288; BVerfGE, t. 56, p. 22.
886. AI respecto, BGHSt, t, 36, pp. 151, 153 ss.; BGH, NStZ-KR, 1999, pp. 8, 9 con comentario
ss.; Wessels/BeuÍke, AT, n.° m. 780.
" 880"Cfr. BGHSt, t'31, pp. 29, 31; BGH, NStZ, 1984, p. 408; 1988, p. 70; 1989, p.20;1993, p. 13^ de Geppert, JK 99, StGB § 52/11; BGH, NStZ, 2000, p. 641.
BGH,JR, 1995, P. 71, con comentario de Geerds, p. 71 s.; cft. también Baumann/Weber/MÍtsch, AT, 887. OLG Hamm, MDR, 1986, p. 253, con comentarios de Geppert, JK 8tí, SfcPO § 264/7,
§ 36, n.° m. 30; íackner/KübI, § 52, n.° m. 5; Maurach/GósseyZipf, AT2 § 55'nsm-76ss_ Griinwalíi, StV, 198tí, p. 243 ss., KrópiÍ, DRi2, 198tí, p. 448 ss., Af/íscA, MDR, 1988, p. 1005 ss,,
881. BGHSt, t 33, p. 4, con comentario de Otto, JK 85, StGB § 52/4; BGH, NSt2, 1989, P. ^' Neithaus, NSt2, 1987, p. 138 ss., Puppe, JR, 1986, p. 20$; OLG Zweibrücken, MDR, 1986, p. 692,
con comentario de Mitsch, NStZ, 1987, p. 457 s.; Kraitíh, Kleinknecht-FS, p. 215 ss.; Maató, MDK,
1993, p. 133.
1985, p. 881 ss.; Nettba-us, wistra, 1988, p. 57 ss.
882. Al respecto, BGH, NStZ, 1984, p. 262.
524 525
Concursos § 23
§ 23 Quinta parte: Conctirsos y constatación alternativa
total en sus rasgos esenciales. recibido una solución autónoma porque e! legislador considera que aquí se realiza un des-
valor especial. Por ello, el § 136, ap. 1, es lex specialis frente al § 303.
Opinión minoritaria: Dolo continuado, es decir, un dolo que parte de la base del hecho previo.
34 b) Formalmente, las agravantes y las atenuantes también pertenecen a la
29 Esta reunión de varios actos individuales en una única acción tenía efec- definición de ¡a especialidad; sin embargo, aquí el legislador no escogió
tos decisivos en el Derecho material y procesal: así, la duración del hecho una solución legal autónoma para estos casos, porque ha considerado que
iba desde el primer acto individual hasta el último; la prescripción comen- el injusto del tipo básico no está modificado cualitativamente, sino que lo
zaba en conjunto con el último acto parcial; el enjuiciamiento de un hecho considera incrementado o atenuado. Por lo tanto, a través de una modi-
continuado agotaba, en principio, la acción penal respecto de todos los fícación no autónoma del tipo básico, el legislador remite directamente
actos individuales. Por lo tanto, se impuso categóricamente la pregunta al tipo básico. En el caso de las agravantes y de las atenuantes, el tipo
acerca de si, con motivo de simplificar la aplicación del Derecho, se podía básico es un elemento del delito agravado o atenuado que en cierto modo
legitimar efectos tan drásticos. contiene una regulación dependiente. El tipo básico no queda excluido,
30 En la doctrina aumentaron las voces que reclamaban abandonar el sino modificado.
instituto de la acción continuada. Entretanto, la Sala Plenaria de Asuntos
aa) Cfr. los §§ 242, 244, así como los §§ 212, 211 y §§ 212, 216.
Penales ha concretado ese abandono.888
bb) En la relación entre las agravantes y las atenuantes vale lo siguiente: las atenuantes
prevalecen frente a las agravantes.
realizado los tipos penales de varios delitos, pero sin embargo ^solo se co en su especie, sino solo cuantítativamente (y en parte solo afectan la culpabÜidad), se
debe comenzar examinando el tipo básico y luego analizar la existencia de elementos agra-
aplica un único tipo delictivo, porque este excluye a los demás.889
yantes o atenuantes.
1. EspeciaÜdad 2. Consunción
52 El tipo penal especial excluye al general (.lex speciaUs derogat legi gene-
36 la actividad crimmal más intensiva agota el contenido de injusto y de
rali) y, por cierto, de tal modo que al tipo concebido de manera general
culpabilidad de la más leve, que típicamente o por regla general está
se le agrega al menos un elemento más.
contenido en aquella.
Ejemplo; El robo con fuerza en las cosas, §§ 242, 243, ap. 1, n.a 1, agota la violación de
domicitío (§ 123) o un eventual daño en las cosas (§ 303), que típicamente se causan junto
888. BGHSt, t. 40, p. 138, con comentarios de Arzt, JZ, 1994, p. 1000 ss, Geísl^ Jura, 1995^ con esa forma de robo.890
74 ss., Zsc^ockeÍt^Z,199^ P. 36l ss. Brabler, Die rechtíiche fíehandlung von Serienstraft^
Snd'-ord'mmgswidrigkeiten, 2000,'p. 239 ss, Dannecker, WíB, 1994, p. 668 ss;^e^^Nstz_199ü'
pp"577s",~lTs s^Rissíng-vanSaan, BGH-FS, p. 475 ss, Ruppert, MDR, 1994, p, 973 ss, Tenter,
890. De otra opinión (concurso ideal), BGH, NJW, 2001, p. ISQ) con comentarios de Geppeit^
DRiZ, 1995, p, 306 ss.; Zieschang, GA, 1997, p. 457 ss.
JK StGB, § 243/5, Kargl/Rüdíger, NStZ, 2002, p. 202 s., Sengier, Jus, 2002, p. 850 ss-, Sternberg-
"889,'Eíi^detaUe, al respecto," Geerds, Konkurrenz, p. 146 ss.; Gepperí, Jura, 2000, p, &54 ss.;
Lieben, JZ, 2002, p. 514 ss.
Pitppe, Idealkonlíurrenz, p. 322 ss.; Seier, Jura, 1983, p. 225 ss.
527
526
§ 23 Quinta pane: Concttrsos y constatación alternativa
Ejemplo 2; El ladrón D induce a. H a que le compre las cosas robadas. El fobo agota la
3. Subsidiariedad
39 El contenido de injusto de un delito es completamente insignificante frente al I. APLICABIUDAD DEL PRINCIPIO ^INDUBIO PRO KEO^
contenido de injusto de otro delito —de diferente clase—; cfr. p. e|. § 145 d.
1. Si sobre la base del material probatorio el juzgado no alcanza la con-
Ejemplo: A apunala a B y, aÍ hacerlo, le daña la ropa. El daño es subsidiario frente al
vicción de que el imputado ha cometido el delito por el cual es acusado.
homicidio.
entonces debe ser absuelto: ^in dubio pro reo». Este principio no presen-
40 En las particularidades, la clasificación de casos concretos en los distintos ta aquí ninguna problemática relevante en la medida en que solo se hable
grupos del concurso de leyes es controvertida; sobre todo son identifica- de una infracción a la ley.
2. Describa la situación básica del concurso ideal. AE respecto, n.° m, 5 ss. 2. Pero también cuando se imputa un tipo agravado y el juzgado llega a la
3. ¿Qué se entíende por «unidad natural de acción-? Al respecto, n.° m. 8 ss.
convicción de que el autor ha realizado el tipo básico, aunque penden"dudas
sobre si ha realizado la agravante, la decisión es unánime: el tipo agravado
4. ¿Cuál es la problemáüca que se esconde detrás del «efecto de enlace de un delito"? Al
no se aplica porque según la convicción del tribunal sus presupuestos no
respecto, n.° m. 22 ss.
están dados. No queda otra posibitídad que la punición por el tipo básico.
5. ¿Qué significan especialidad, consunción y subsidiariedad y a qué concepto general per-
tenecen? AI respecto, n.° m. 32 ss. Eiem A esdetenido lw8c lde un hurto. Lleva consigo una pistola. El tribunal no puede
constatar con la seguridad suficiente si A llevaba el arma ya en el momento del hurto o si
la obtuvo después.
Solución: Los presupuestos del § 244, ap. 1, n.° 1 no están probados. Solo puede
por el § 242.
891. Cfr. BGHSt, t. 38, pp. 366, 369, con comentarios en rechazo de Geppert, JK 93, StGB previo
al § 52/3, Stree, JZ 1993, p. 476 s-; t 39, p, 235; í?eerrfs, Konkurrenz, p. 169; Otto, Jura, 1994, p. 276
3. A modo de generalización, esto significa que el ^in dubiopro reo» se aptí-
s.; Roxin, AT H, § 33, n.° m. 239; Trondle/Fischer, previo al § 52, n.° m, 44; írfeíeÍ^Beu^e, AT,
n.° m. 796. A favor de la prohibicióu de regreso en el caso de las acciones de aprovechamiento y
ca cuando se presenta la alternativa: condena o absohición, es decir, cuan-
aseguramiento: Geppert, Jura, 2000, p. 657;fakobs, AT, 31/46; Jescheck/WeÍgend, AT, §69 II 3 a. do hay una relación de desnivel entre varios delitos que llegan al debate.
528 529
§ 24 Quinta paite: Concursos y constatación alternativa Constatación alternativa § 24
4 a) Esa relación de desnivel se admite cuando los tipos penales solo se Ejemplo: A es detenido de noche mientras arrastra un televisor hacia su casa. El televisor
había sido robado en casa de X. No puede probarse con certe2a que A hubiera robado él
diferencian por el agregado de un elemento (la llamada relación lógica
mismo el aparato (§ 242) o que lo hubiera adquirido de mala fe del ladrón (§ 259).
de desnivel), como es el caso, p. ej., del tipo básico y el atenuando, del
tipo básico y el agravado, de la tentativa y la consumación del delito.
2. Los criterios particulares de la constatación alternativa
5 b) En cambio, es controvertida la cuestión de si también se da una reía-
ción de desnivel en este sentido cuando los tipos penales se diferencian
a) Según una jurisprudencia constante y un punto de vista cada vez más
por la diversa intensidad del contenido de injusto (la llamada relación de
dudoso en la doctrina, la constatación alternativa está permitida cuando
desnivel ético-valorativa). Esta discusión se actualiza especialmente en la
las formas de conducta que se presentan alternativamente son comparables
relación entre el delito doloso y el imprudente, entre la autoría y la par-
de manera ético-jurídica y psicológico-jurídica.894
ticipación, así como entre la inducción y la complicidad.
b) Dado que la fórmula de la «comparabilidad étíco-jurídica y psicológico-
Ejemplo 1: A lesiona a B de una puñalada. Es seguro que cuando comenzó a dar puñaladas
jurídica» carece de todo contorno, es más correcto hacer depender la
actuó con imprudencia, y tal vez incluso dolosamente.
admisibilidad de la constatación alternativa de la identidad del núcleo del
Solución; Si se admite una relación de desnivel entre el dolo y la imprudencia, entonces injusto.. Esta se da cuando una agresión ilícita se dirige contra el mismo
corresponde penar por el § 230.
bien jurídico o contra un bien Jurídico de la misma especie, del mismo
Ejemplo 2: Es seguro que A ayudó a B a romper una puerta en una situación de robo. Pero género, y cuando el desvalor de acción de ios diversos delitos parece más
hay dudas respecto de si, además, ingresó a la casa e intervino como coautor del robo. o menos equiparable.895
Solución: §§ 242, 243, ap. 1, n.° 1, 27, en la medida en que se admita aquí la relación áe
desnivel. 5. La constatación alternativa en la práctica
Ejemplo 3: BGHSt 31 S. 136: A había apoyado el homicidio de B, pero no fue posible
constatar sí esa acción de apoyo constituía, al mismo tiempo, una inducción al homicidio. 10 a) En la práctica, la constatación alternativa ha sido reconocida entre distin-
tas formas de comisión del mismo delito,8?6 entre el juramento en falso y la
BGH; A es punible por complicidad en el homicidio.892
falsa denuncia,897 pero sobre todo en el ámbito de los delitos patrimoniales.
6 Aun cuando la diferencia en el contenido de injusto no puede ser enten- Ejemplos^^stafa/encubrimiento,898 hurto/apropiación indebida899 estafa/apfopiación
dida con un único elemento conceptual, sino solo con un examen valo- indebida^uu apropiación mdebida/encubrimiento,^01 hurto/uso no autorizado1 de cosas
rativo, en efecto debe suponerse una relación de desnivel en el injusto,
porque de otro modo las particularidades de ias expresiones y de la
formulación se tornarían en criterios decisivos para la punibilidad.895
894. Al respecto, BGHSt, t. 9, p. 393 s.; t. 11, p. 28; t 21, p. 153; t. 25, p. 183 s, t. 30, p. 78.
895^AI resPect0' BayObLG, MDR, 1977, p. 860; Deubner, JuS, 1962,'p. 23; Hardwig, Eb.
Schmidt-FS, p. 484, nota n.° 28; Jakobs, GA, 1971, p. 270; Jescbec^Weigend, AT, § 16 IH ^Lohr[
II. LA CONSTATACIÓN ALTERNATIVA Jus, 1976, p. 720; Montenbruck, GA, 1988, p. 538; Otto, Peters-FS, p. 389 ss.;' Trondle, ~U^ 10.a'ect
?.1! n'\m'104 ss' Además' ha7 coincidencias al respecto, p. ej., en la argumentación de Gíínther,
YerurteÜungen im Strafprozefi trotz subsumtionsrelevanter Tatsachenzweifel, 1976, p. 218 ss.
1. ta situación de constatación alternativa
Rudolphi SK I, apéndice al § 55, n.s m. 42; Wolter, WahlfeststeUung, pp. 117 ss., 128.
Permitenla constatación alternativa sin restricciones, p. ej.: Dreber, MDR, 1970, p, 369 ss.; E.
En la situación de constatación alternativa se constata que el autor nece- v. Híppel, NJW, 1963, p. 1533 ss.; ZeiÍer, ZStW, í. 72 (1960), p. 14. ss. ' ' '" ' " "" ""
sanamente ha cometido uno de diversos delitos independientes, pero hay Rechazan la constatación alternativa, p. ej., Endruweit, DieWahlfeststelIung und die Problematik
dudas respecto de cuál. der ÜbeizeugungsbÜdung, der Identitatsbestimmung, der Urteilssyllogistik sowíe der sozialenund
personalen GIeichwertigkeit von Straftaten, 1973, p. 105 ss.; Prister, NK, § 2, n.Q m. 93 ss., 107; H.
Mayer, AT, 1953, § 78; Schmidbáuser, AT, 5/44.
896. BGHSt, t. 22, p. 12.
897. BayObLG, MDR, 1977, p. 860.
892. Al respecto, Baitmann, ]Z, 1983, p. 116 s.; DingeÍdey, NStZ, 1983, p. l66 s.; Geppert, JK 898. BGH, NTW, 1974, p. 804 s.
899. OLG, Koln, GA, 1974, p. 121 s.
83, StGB § 26/2; Hruschka, JR, 1983, p. 177 ss.
893. AI respecto, más detalladamente, Otto, Peters-PS, p. 375. Respecto de la discusión, Mylona- 900. OLG, Hamm, MDR, 1974, p. 682.
roídos, ZSfW, t, 99 (1987), p. 691 ss.; Wolter, WahlfeststeUung und in dubio pro reo, 1987, p. 57 ss. 901. BGHSt, t. 16, p. 184.
530 531
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PENAL
Las citas de Grundkurs Strafrecht, Bf, se refieren a Grundkurs Strafrecht, Die einzelnen Delikte,
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Strafverteiáiger (StV) Hirsch, Hans Joachim Pestschrift zum 70. Geburtstag, 1999, Berlín
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Zeitschrift für die gesamte Strafrechtswissenschaft (ZSW) Honig, Richard M. Festschrift zum 80. Geburtstag, 1970, Gottingen
TV. Índice de libros -homenaje y libros en memoria citados en este manual Kaufmann, Armín Gedáchtnisschrift, 1989. Coitonia
Festschrift 2um 70. Geburtstag, 1992, BÍelefeld Kaufmann, Hilde Gedáchtnisschrift, 1986, Berlín
fíaumann, Jürgen
Coing, Heltnut Festschrift zum 70. Geburtstag, 1982, Múmch Lange, Hermann Festschrift zum 70. Geburtstag, 1992, Stuttgart
Deutscher Juristeatag Festschrift zum 100-jáhrigen Bestehen, 1960, Karlsmhe Lange, Richard Festschrift zum 70. Geburtstag, 1976, Berlín
Üreher, Eduard Festschrift zum 70. Geburtstag, 1977, Berlín Lampe, Emst-Joachím Festschrift zum 70. Geburístag, 2003, Berlín
Dünnebier, Hanns Festschrift zum 75. Geburtstag, 1982, Berlín Leferenz, Heinz Pestschrift zum 70. Geburtstag, 1983, Heidelberg
538 539
Bibliografía para el estudk) de Ja Paite Genwal del Defecho penal Manual de Derecho Penal
Lenckner Theodor Festschrift zum 70. Geburtstag, 1998, Munich Schmid, Niklaus Festschrift zum 65, Geburtstag, 2001, Zúrich
Lorenz, Werner Pestschrift zum 80. Geburtstag, 2001, Munich Schmitt GIaeser. Walter FestschrÍft zum 70. Geburtstag, 2003, Bertín
Lüderssen, KLAUS Festschrift zum 70. Geburtstag, 2002, Baden-Baden Schreiber, Hans-Ludwig Festschrift zum 70. Geburtstag, 2003, Heidelberg
Mangakis, GeorgÍos Festschrift, Strafrecht- FreÍheit- Rechtsstaat. 1999, Atenas Schroder, Horst Gedáchtnisschrift, 1978, Munich
Alexandros
Schüler-Springorum, Festschdft zum 65. Geburtstag, 1993, Colonia
Martens, Wolfgang Gedáchtnisschrift, 1987, Berlín Horst
Maurach, Reinhart Festschrift zum 70. Geburtstag, 1972, Karlsruhe Schwinge, Erich Festschrift zum 70. Geburtstag, 1973, Colonia
Mayer, Hellmuth Festschrift zum 70. Geburtstag, 1966, Berlín v. Simson, Werner
Festschrift zum 75. Geburtstag, 1983, Baden-Baden
Messner, Johannes Festschrift zum 85. Geburtstag, 1976, Berlín Spann, Wolfgang Fest5chrift zum 65. Geburtstag, 1986, Berlín
Meurer, Dieter Gedachtnisschrift, 2002, Berlín Spendel, Günter Festschrift zum 70. Geburtstag, 1992, Berlín
Meyer, líarlheinz Gedachtnisschrift, 1990. Berlín Spinellis, Dionysios Festschrift, Die Strafrechtswissenschaften im 21, Jahrhundert, 2001,
Atenas
Meyer Gossner, Lutz Festschrift zum 65. Geburtstag, 2001, Munich
Stock, Ukich Festschrift 2um 70. Geburtstag, 1966, Würzburg
Me2ger, Edmund Festschrift zum 70. Geburtstag, 1954, Munich
Streb, Walter/ Festschrift zum 70. Geburtstag, 1993, Heidelberg
Miyazawa, Koichi Festschrift, 1995, Baden-Baden Wessels, Johannes
Moos, líemhard Festschrift zum 65. Geburtstag, 1997, Viena Trechsel, Stefan Festschrift zum 65. Geburtstag, 2002, Zúrich
Müüer-Dietz, Heinz Festschrift zum 70. Geburtstag, 2001, Munich Triffterer. Otto Festschrift zum 65. Geburtstag, 1996, VÍena et al.
Noll, Peter Gedachtnísschrift, 1984, Zúrich UniversÍtát Heidelberg Festschrift derjudstischen Pakultát zur 600-Jahr-Feier, 1986, Heidelberg
Oberlandesgericht CeUe Gottinger Pestschrift zum 250-jahrÍgen Bestehen, 1961, Góttingen
Walter, Robert Festschríft zum 60. Geburtstag, 1991, Viena
Pfeiffer, Gerd Festschríñ zum Abschied sus dem Amt ais Prásident des
WeÍssauer, Walther Festschrift zum 65. Geburtstag, 1986, Berlín
Bunáesgerichtshofes, 1988, Colonia
Welzel, Hans Festschrift zum 70. Geburtstag, 1974, Berlín
Rebmann, Kurt FesEschnft %um 65. Geburtstag, 1989, Mmüch
Wolf, Ernst Festschriñ zum 70. Geburtstag, 1985, Colonia
Rittler, Theodor Festschrift zum 80. Geburtstag, 1957, Aalen
540 541
^^
ÍNDICE TEMÁTICO
543
índice temático Manual de Derecho Penal
544 545
índice temático Manual de Derecho Penal
Concursos 23 1 ss.
Crimen 1 14 ss.; 22 79 ss.
Cuidado usual en el medio 8 162
de leyes 23 31 ss.
CulpabUidad 1 60 ss.; 12 1 ss.
- ideal 23 5 ss.
- capacidad disminuida 15 35 ss,
- real 23 2 ss.
- concepto 12 1 s.
Condición ajustada a una ley 6 31 ss.
- error 16 1 ss.
Condición, teoría de las 6 13 ss.
- individual 1 59
Condiciones objetivas de punibiMdad 7 78 ss.
preventivo-general 12 27 ss.
Conditio sine qua non, fórmula de la 6 13 s.
- prohibición de reprochar la 14 1 ss.
Conducta
Culpabilidad, ünputación de la
dolosa 7 1 ss.
- excepción 13 15 ss.
- domiaabilidad 6 12 ss., 43 ss.
Culpabilidad, incapacidad de
imprudente 7 1 s.
- dominio de la voluntad 21 68 ss.
- no dirigida por la voluntad 5 35 ss.
- legítima defensa 8 19 ss.
socialmente dañosa 7 51 ss.
por perturbaciones mentales 13 3 ss.
- temeraria 10 8 ss.; 11 3
Conducta de un íercero (exclusión de la imputación) 6 56 ss.
Daño social v. Nocividad social
Conducta precedente peligrosa 9 76 ss.
De facto, órganos 22 98 ss.
Confianza en el sistema 7 51
Deber de aseguramiento del tráfico 9 86
Conocimiento de la situación (dolo) 7 54
Deber de evitar 6 6 ss.
Consciencia
Deber jurídico 5 8 ss.
- de la antijuridicidad 7 67 ss,; 15 12 ss.
Deberes de actuar
de la nocividad social 7 61; 10 31; 13 40; 15 5
en los delitos de omisión 9 1 ss.
- del riesgo 7 37, 45
546 547
índice temático
Manual de Derecho Penal
548 549
Índice temático Manual de Derecho Penal
550 551
~^
Índice temático Manual de Derecho Penal
552 553
^1
Índice temático Manual de Derecho Penal
Injusto 1 8; 5 I ss., 39; 7 47 ss.; 12 3 ss., 18 ss.; 23 37 ss. tirano del hogar 8 186, caso 6
Injusto, elemento final del 7 75 ss.; 15 5 - voluntad de defensa 8 52 s.
Instrumento 21 68 Legítima defensa de terceros 8 54 ss.
doloso sin intención 21 97 s. - mediante torturas 8 59
- no cualificado 21 93 ss. Lesión del deber de evitar 5 10 ss.; 10 11 ss.; 18 49; 21 8 ss.
Intención 7 29 ss., 45, 59; 8 58 ss. tex generalis, specialis 23 32 ss.
Interés preponderante 8 8, 95 ss., 173 ss., 208 ss. Ley penal 1 3 ss.
Interior del país, concepto de 2 72 Leyes en blanco 2 5 ss.
Internación 1 13 Libertad de culto 14 29 ss.
Interpretación 2 38 ss., 59 s. Licencia de conducir, retirada de la 1 13
- adecuación social 6 67 ss. Limitada, accesoriedad 22 1
gramatical 2 41 ss. Limitadores del deber, tipos 8 1 ss
- histórica 2 44 ss.
punto de vista fáctico y económico 2 53; 22 98 ss. Matrimonio (posición de garante) 9 48 ss.
- según el Derecho de las CE 2 55 ss. Medidas 1 12 s.
sistemática 2 47 s. Medidas de corrección y aseguramiento 1 12 f.
- teleológica 2 49 ss. Medidas disciplinarias 1 9
Interrupción de la relación de imputación 6 53 ss.; 11 11; 19 77 s. Merecimiento de pena 1 48 ss.
- agresión 8 18 ss.
- en relaciones de comunidad 8 90 ss. Objeción de conciencia 14 29 ss.
- exceso 8 51; 14 16 ss.; l6 5 ss. Objeto de
- exceso en la legítima defensa putativa 16 5 ss. agresión 1 42
funcionario público 8 57 s. - la acción 1 42
- idea básica de la 8 93 ss. protección 1 42
imperioso 8 60 ss. Omisión
- limitaciones 8 60 ss. 93 ss. como agresión 8 18
necesidad 8 43 ss. delimitación de actuar 9 2 ss., 105 ss.
- preventiva 14 22 - impropia 4 6 s-, 9 16 ss.
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