José María Arguedas fue un escritor peruano nacido en 1911 en Andahuaylas que destacó por plasmar en su obra la cultura andina, especialmente la lengua quechua. Trabajó como maestro y burócrata mientras publicaba sus primeras novelas en 1935 y 1938. Su obra más reconocida fue "Los ríos profundos" de 1958, que ganó el Premio Nacional de Literatura en 1959. Arguedas sufrió depresión durante mucho tiempo y se suicidó en 1969. A pesar de su muerte, se publicaron póstumas algun
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José María Arguedas fue un escritor peruano nacido en 1911 en Andahuaylas que destacó por plasmar en su obra la cultura andina, especialmente la lengua quechua. Trabajó como maestro y burócrata mientras publicaba sus primeras novelas en 1935 y 1938. Su obra más reconocida fue "Los ríos profundos" de 1958, que ganó el Premio Nacional de Literatura en 1959. Arguedas sufrió depresión durante mucho tiempo y se suicidó en 1969. A pesar de su muerte, se publicaron póstumas algun
José María Arguedas fue un escritor peruano nacido en 1911 en Andahuaylas que destacó por plasmar en su obra la cultura andina, especialmente la lengua quechua. Trabajó como maestro y burócrata mientras publicaba sus primeras novelas en 1935 y 1938. Su obra más reconocida fue "Los ríos profundos" de 1958, que ganó el Premio Nacional de Literatura en 1959. Arguedas sufrió depresión durante mucho tiempo y se suicidó en 1969. A pesar de su muerte, se publicaron póstumas algun
José María Arguedas fue un escritor peruano nacido en 1911 en Andahuaylas que destacó por plasmar en su obra la cultura andina, especialmente la lengua quechua. Trabajó como maestro y burócrata mientras publicaba sus primeras novelas en 1935 y 1938. Su obra más reconocida fue "Los ríos profundos" de 1958, que ganó el Premio Nacional de Literatura en 1959. Arguedas sufrió depresión durante mucho tiempo y se suicidó en 1969. A pesar de su muerte, se publicaron póstumas algun
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1911-1969
¡Todas las sangres!
“Todas las sangres” se llama una de sus obras,
pero él de piel blanca, fue básicamente de alma indígena porque en sus actos como maestro, folclorista y novelista transmitía sobre todo las costumbres, tradiciones y el modo de vida del indio, de aquel que se hallaba enrevesado entre Alumna: su pasado ilustre y sus frustraciones de ahora. Los personajes de sus novelas hablan castellano Fiorella Santisteban Huaman pero se sienten más cómodos viviendo como indios, siempre con una idiosincracia que re- cuerda sus ancestros, goza con su herencia y trata de prolongarla para los hijos de sus hijos. NIÑEZ Y EDUCACIÓN José María nació en Andahuaylas, Región Apurímac, el 18 de enero de 1911. Sus padres fueron don Víctor Manuel Arguedas Arellano y doña Victoria Altamirano Navarro. Don Víctor era abogado y José María tuvo que seguirlo por los pueblos donde su padre ejerció dicha profesión, por lo que su educación primaria lo hizo en Lucanas, Puquio y Abancay. Sobre esa etapa de su vida, Arguedas escribió lo siguiente: “Yo tuve la fortuna de pasar mi niñez en aldeas y pueblos con una muy densa población quechua. Fui quechua casi puro hasta la adolescencia. No me podré despojar quizás nunca -y esto es una limitación de la pervivencia de mi concepción primera del universo-. Para el hombre quechua monolingüe, el mundo está vivo; no hay mucha diferencia, en cuanto se es ser vivo, entre una montaña, un insecto, una piedra inmensa y el ser humano. No hay, por tanto, muchos límites entre lo maravilloso y lo real”. En Ica y Huancayo cursó la educación primaria, hasta el tercer grado. El cuarto y quinto años no los hizo en ciclos regulares y tuvo que dar examen de revalidación de ambos grados en el Colegio Nuestra Señora de La Merced, de Lima, lugar donde ya residía, en 1930.
En 1931 ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, a la
Facultad de Letras, donde se graduó de bachiller el 20 de diciembre de 1957. BURÓCRATA Y NOVELISTA Entre los años 1932 y 1937 trabajó como auxiliar en la Administración de Correos, en el edificio que queda cerca de la Plaza Mayor de Lima y desde donde hay poca distancia a la Universidad Nacional Mayor de San marcos, que quedaba en el Parque Universitario, en el antiguo local del Real Convictorio de San Carlos. En 1935 publicó “Agua”, cuya intención, según Arguedas, era “describir la vida de aquellas aldeas, describirla de tal modo que su palpitación no fuera olvidada jamás, que golpeara como un río en la conciencia del lector”, y que ganó el segundo premio en el concurso internacional convocado por la Revista Americana de Buenos Aires. Dicha obra fue traducida al inglés, alemán, francés y ruso. En este último idioma fue publicada por la revista “Literatura Internacional”, de Moscú, capital de la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Un antifascista que cayó Se propuso difundir el folclore preso En 1938 publicó su libro “Canto kechwa”, edición bilingüe En 1937 participó en una manifestación contra el que Arguedas había preparado estando en prisión y cuyo fascismo italiano, pero fue tomado preso y estuvo propósito era empezar a divulgar las manifestaciones en El Sexto hasta 1938. Esa reclusión de casi dos artísticas del folclore andi. Desde entonces, sus poesías y años fue otra experiencia traumática para el canciones están dichas, según Paula Miranda: “Desde una joven escritor, porque conoció cómo era el mundo heterogeneidad discursiva y cultural, donde lo indígena está de las cárceles, donde primaba la ley del hampa y instalado conflictivamente en la modernidad literaria, social los presos políticos como él tenían que cuidarse y cultural. La visión del mundo que prevalece es también la de ser violados, maltratados, chantajeados y indígena: cósmica, religada con la naturaleza, panteísta, vejados. ‘abismal’ y elegíaca. La multiplicidad de voces y lugares desde los cuales hablan los poemas se explica por la también múltiple labor de quien los crea: antropólogo, profesor, escritor, etnógrafo, folklorista, ‘cristiano e indio’, hablante del español y del quechua, indigenista y vanguardista. Su heterogeneidad se enmarca sin duda en su propósito fundamental: explicar y explicarse la situación social y cultural de los sectores populares peruanos, conformados en un gran porcentaje por indígenas”. 1911 (18 de enero) José María nació en Andahuaylas. 1931 Ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. 1932 Trabajó en la oficina de correos de Lima hasta 1937.
1935 Publicó su primera obra literaria: “Agua”.
Fue recluido hasta 1938.
1937 Publicó: “Canto kechwa”. 1938 Publicó: Yawar fiesta Trabajó en el ministerio de Educación 1941 Pública hasta 1942
1958 Publico los Rios Profundos
1959 Publicó: Obtiene el de Fomento
a la Cultura con la novela “Los ríos profundos”. Publicó: “El Sexto”,Premio de Fomento 1961 a la Cultura. PROFESOR NOVELISTA Y FUNCIONARIO PUBLICO
Después de salir de prisión, viajó a Sicuani y ahí ejerció el
magisterio en el Colegio Nacional de Sicuani.En 1941 publicó su novela “Yawar Fiesta”, la que fue corregida en el año 1958. Es, según Augusto Tamayo Vargas: “... la novela de los pueblos grandes, capitales de provincia de la sierra, y desde el punto de vista del lenguaje representa un intento ejemplar de asumir el castellano y ‘de- sordenarlo’ sutilmente a partir de la expresión quechua, de modo que, sin perder universalidad, esta nueva palabra fuera capaz de contener experiencias que el castellano literario no podía sino traicionar”. Entre octubre de 1941 y noviembre de 1942 trabajó en el ministerio de Educación Pública colaborando con la reforma de la educación del gobierno de Luis Bustamente y Rivero y llevado adelante por el historiador Jorge Basadre. SU NOVELA MÁS LOGRADA En 1958 se publicó su novela “Los ríos profundos”, que en el siguiente año (1959) fue ganadora del Premio Nacional de Fomento a la Cultura del Instituto Nacional de Cultura. Ha sido considerada por los literatos y lingüistas como la obra cumbre de Arguedas. Al respecto, el literato Augusto Tamayo dice: “Su lenguaje contiene menos recursos idiomáticos quechuas, aunque siempre está atravesado por una carga interior indígena. Una humanidad ardiente se junta aquí con una visión mágica de la naturaleza y un sentimiento de ternura universal, para dar forma a esta novela poética del conflicto entre dos mundos”. El mismo Arguedas describe esa dualidad de la siguiente manera: “Entiendo y he asimilado la cultura llamada occidental hasta un grado relativamente alto. Admiro a Bach y a Prokofiev, a Shakesperae, Sófocles y Rimbaud, a Camus y Eliot, pero más plenamente gozo con las canciones tradicionales de mi pueblo; puedo cantar, con la pureza auténtica de un indio chanka, un harawi de cosecha. ¿Quién soy? Un hombre civilizado que no ha dejado de ser en la médula un indígena del Perú. Y así, he caminado por las calles de París y de Roma, de Berlín y de Buenos Aires. Y quienes me oyeron cantar, han escuchado melodías, absolutamente desconocidas, de gran belleza y con un mensaje original”. La depresión lo llevó a la muerte El 28 de noviembre de 1969 murió de un balazo que él mismo se disparó. Los médicos de hoy dicen que Arguedas sufría de una “patología depresiva”, que había tenido sus orígenes en la infancia. Una de las causas fue la muerte de su madre en 1914, cuando él apenas tenía tres años de edad. “Yo, –dice Arguedas–, no me acuerdo de mi mamá. Esa es una de las causas de mis perturbaciones emocionales”. En 1917 su padre se casó por segunda vez, y como viajaba mucho, José María vivió con su madrastra y su hermanastro, lo que lo incomodaba mucho y le creó traumas como, por ejemplo, cuando su hermanastro lo obligaba a presenciar sus depravaciones sexuales o lo trataba como a uno de sus sirvientes. En 1926 vivió en Ica y se enamoró de Pompeya, quien lo menospreció diciéndole: “¡No hago el amor con serranos!”. Luego, otras experiencias dolorosas fueron cuando cayó preso y fue recluido en El Sexto y cuando fue subrogado en el Colegio nacional nuestra Guadalupe, en 1949. Por último,durante su primer matrimonio con Celia Bustamente, su cuñada del que él mismo, dice: “... me trata ron durante 14 años casi como una pertenencia sin derecho ni a voz ni a voto..., en una ocasión estuve muy cerca de lanzarme al balcón y de clavarme un cuchi- llo..., porque en esas horas en que me celaba tan injusta e implacablemente me echaba a llorar...”. Todos estos factores negativos de su vida personal se sumaron a las frustraciones de su vida social y el debilitado espíritu de Arguedas se inclinó por la autodestrucción. Obras póstumas En 1971 se publicó la novela que había dejado inconclusa: “El zorro de arriba y el zorro de abajo”. En un párrafo de esta novela que él ya no lo vio impresa, dice: “... no tuve más ambición que la de volcar en la co- rriente de la sabiduría y el arte del Perú criollo el caudal del arte y la sa biduría de un pueblo al que se consideraba degenerado, debilitado o ‘extraño’ e ‘impenetrable’” pero que, en realidad, no era sino lo que llega a ser un gran pueblo oprimido por el desprecio social, la dominación política y la explotación económica en el propio suelo donde realizó hazañas por las que la historia lo consideró un gran pueblo: se había convertido en una nación acorralada, aislada para ser mejor administrada y sobre la cual sólo los acorraladores hablan mirándola a distancia y con repugnancia o curiosidad”. Otras obras póstumas han sido “Katatay” (1972) y “Cuentos olvidados” Yawar Fiesta (Fragmentos) “El jirón Bolívar comienza en la Plaza de Armas, sigue derecho tres o cuatro cuadras, cae después de una quebrada ancha, y termina en la plaza del ayllu de Chaupi... pero la Plaza de Armas no está al centro del pueblo. En un extremo del jirón Bolívar está la plaza de Chaupi, en el otro la Plaza de Armas; ... Por eso, el jirón Bolívar es como culebra que parte a dos al pueblo... llegaban a la puna como las granizadas locas, un ratito, hacían su daño y se iban...”. “Escribí el primer relato en el castellano más correcto y ‘literario’ que podía alcanzar. Leí después el cuento a algunos de mis amigos en Lima, lo elogiaron. Pero yo detestaba cada vez más aquellas páginas. ¡No, no eran así ni el hombre, ni el pueblo, ni el paisaje que yo quería describir, casi podría decir denunciar! Bajo el falso lenguaje se mostraba un mundo como inventado, sin médula y sin sangre; un típico mundo literario, en el que la palabra ha consumido a la obra. Mientras en la memoria, en mi interior, el verdadero tema seguía ardiendo, intocado. Volví a escribir el relato, y comprendí definitivamente que el castellano no me serviría empleándolo en la forma tradicionalmente literaria”. “¿En qué idioma se debía hacer hablar a los indios en la novela? Para el bilingüe, para quien aprendió a hablar en quechua, resulta imposible, de pronto, hacerlos hablar en castellano; en cambio, quien no los conoce a través de la niñez, de la experiencia profunda, quizá pueda concebirlos expresándose en castellano. Yo resolví el problema creándoles un lenguaje castellano especial, que después ha sido empleado con horrible exageración en trabajos ajenos”. “-¡Carajo! Pichcachuri va parar huirme. Sempre año tras año, Pichcachuri ganando anjualma, dejando viuda en plaza grande. - K’ayau dice va a traer Misitu de Koñañi pampa. Se han juramentao dice varayok alcalde para Misitu.