Epeul 2020

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Dónde estamos y Hacia dónde vamos

E.P.E.U.L. 2020

“Un alma nunca muere, nunca está vencida, siempre hay una chispa. Solamente hace falta
acercar los elementos necesarios para que vuelva a arder el fuego. ¡Nunca olviden esto!”-
Apóstol de Distrito Norberto Batista

E.P.E.U.L. (El Próximo Enciende Una Luz) nace como una necesidad de unir a una juventud
dispersa con el propósito de vincular nuestras vidas en lo material y en lo espiritual proponiendo
distintas actividades en el marco de la virtualidad (por ahora), encontrando puntos en común con
nuestros hermanos y hermanas en la fe. Pero por sobre todas las cosas, nuestro objetivo es poder
crear las condiciones (“...elementos necesarios...”) para atraer y cobijar a aquel/aquella hermano/a
que hace tiempo, tal vez muchos años, se alejó de la Obra y actualmente no está, no contamos
con su presencia (no somos indiferentes a esto, Jesús nos enseñó el camino a través de la
parábola de la oveja perdida; ¿no dejaría el pastor a las 99, confiadas a Dios, para ir en busca de
aquella que se perdió?)
En resumen, buscamos (como se sostiene en la misión y visión de nuestra iglesia) sentirnos
cómodos en la iglesia y fortalecidos en la fe, esperando a Jesús, tanto los que permanecemos
aún, como los que volverán.
¿Por qué “El Próximo Enciende Una Luz”? Elegir un nombre se origina por un requerimiento, en
primer lugar, técnico: al crear los espacios virtuales y redes sociales (Servidor de Discord, Canal
de Youtube, etc) teníamos que utilizar un nombre y al no representar una capilla o distrito no
podíamos llamarnos “Juventud Distrito X”, además de no querer limitar la tarea únicamente a una
zona específica (capilla o distrito, por ejemplo). Entonces necesitábamos un nombre con el cual
nos pudiéramos sentir identificados y que no nos limitara, y así es como surge la idea cuando
buscamos el contrario del dicho “El último apaga la luz”: haciendo referencia a un lugar del cual se
estaban yendo todos, nosotros queríamos procurar un lugar en donde se acerquen todos y cada
uno encienda su luz y la de los otros con su presencia.

Inicios

Al principio no contábamos con mucho, sólo éramos algunos jóvenes que nos conocíamos entre
sí, pero teníamos en común el fuerte sentimiento de que la Juventud de nuestra iglesia (o al
menos de nuestra área, que es de donde podemos dar testimonio de los aconteceres) estaba
siendo lentamente absorbida por una inercia peligrosa. Inercia que no ayudaba a mantener
encendido el fuego en el corazón de los hermanos que asistían habitualmente a los Oficios, pero
que se tornaba en abismo para aquellos que ya hacía largo tiempo no concurrían o nos
acompañaban en la Obra. Sabíamos que teníamos los medios para poder hacer algo y lo hicimos
(¿acaso no es ese el deber cristiano?), y con medios nos referimos a un celular e internet: con un
mensajito empezamos a convocar jóvenes para una reunión por Zoom donde nos presentamos
todos como iguales (ahí no había diáconos, ni pastores, ni apellidos), éramos todos jóvenes
necesitados de nuestro prójimo. En principio fuimos 15, luego 17, luego 20 y de esa manera
empezaron a llegar almas apartadas (chicos que a día de hoy se encuentran alejados,
desvinculados y apartados, en muchos casos, de todo sentimiento de amor a Jesucristo y a su
iglesia), jóvenes a la distancia, almas nuevas que no eran apostólicas; estábamos todos en un
lugar donde nos sentíamos cómodos y con nuestros pares, donde no había ya preguntas sobre
las causas o motivos del alejamiento. Muchos pudieron encontrar un sentido de pertenencia,
sentirse escuchados y cobijados por los ruegos. De esta simple manera comenzamos a
experimentar por gracia de Dios que se tendía un puente sobre ese abismo que separaba al
“alejado”.

Talleres/Charlas

Empezamos a planificar expansiones para el proyecto; las reuniones de 40 minutos de los lunes
ya no nos parecían suficientes, nos quedaban cortas, y que mejor idea que encontrar los intereses
y puntos en común de nuestros hermanos para poder compartirlos y explotar los distintos dones
(teníamos más en común de lo que pensábamos). Para eso desarrollamos un breve cuestionario
donde se preguntaba la edad y los intereses personales (música, literatura, series y películas,
tecnología, juegos, etc) y se les invitaba a realizar un breve comentario de cómo se sentían
espiritualmente, en que momento de su fe se encontraban. Lo primero para comenzar a
desarrollar actividades y lo último para conocer un poco más nuestros corazones y sus
necesidades. Los formularios fueron completamente anónimos (y sin secciones obligatorias) y
arrojaron algunos datos interesantes:
Ahora que teníamos los intereses de los jóvenes podíamos comenzar a idear cómo utilizar esa
información en beneficio de todos. Ahí nacen los talleres/charlas/encuentros que nos permitieron
compartir distintos momentos entre hermanos. Por ejemplo: primero aquellos interesados en
literatura se reúnen los jueves para charlar sobre un libro determinado o proponer alguna lectura y
luego charlar/debatir sobre la misma. Luego aquellos interesados en botánica iban a hacer algo
similar, reunirse para charlar sobre las necesidades de cada uno para con sus plantas en casa o
sobre algún proyecto de huerto urbano. ¡Ya estábamos en movimiento!
Es muy importante remarcar que consideramos que estos así llamados “puntos de interés o de
encuentro” son atractivos materiales (tal vez sea más correcta la utilización del término “sociales”
en lugar de “materiales”)  fundamentales en la actualidad para acompañar la vida de fe del joven
(y realmente del adulto también); es decir que lo espiritual, lo que alimenta al alma (la palabra, los
sacramentos, la comunión y las oraciones) no se contradice con lo social, más bien se enriquece.
Un joven que genera un vínculo con otro hermano utilizando como excusa el encuentro en un
atractivo social de su índole, llega a la comunidad más cómodo. Ya no se siente solo, ya no siente
que nadie lo conoce, tiene hermanos de referencia, se siente a gusto no sólo en lo espiritual sino
en lo colectivo. Y cuando fortalecemos vínculos en lo colectivo, es decir en la comunidad, la fe
adquiere otras proporciones (continuando con la analogía de la parábola  del Buen Pastor, el
rebaño se protege a sí mismo) y es más fácil dedicarse a servirse los unos a los otros.

Espacio Virtual

De la misma manera que en un club se desarrollan distintas actividades (natación, tenis, fútbol,
ajedrez, cursos y capacitaciones, etc) en un espacio físico que son las instalaciones del edificio,
nosotros necesitábamos un espacio virtual donde desarrollar las actividades y no limitarnos a una
convocatoria semanal de unos minutos por videollamada.
Discord nos dio ese espacio y muchas otras posibilidades. Discord es una plataforma de
mensajería instantánea (como lo es Whatsapp, Telegram, etc) con la ventaja que está orientada a
múltiples grupos de chats (en un principio fue una aplicación orientada a los videojuegos que hoy
en día es utilizada también en ámbitos empresariales por su versatilidad y la ventaja de ser
gratuita). Discord nos permite tener una cantidad de usuarios conectados sin límites, tener un
grupo por actividad (por ejemplo: un canal para literatura, otro para deportes, otro para teología,
otro para juegos, etc), dentro de cada grupo tener un chat, un canal de llamadas y un canal de
notificaciones. Cada usuario tiene asignado distintos roles (cada rol tiene distintos permisos)
donde se le permitirá participar de una actividad o no, dependiendo de lo que elija el joven (se
hace de esta manera para que no tenga que estar, por ejemplo, en el chat de botánica si no le
interesa esa actividad), activar o desactivar notificaciones, organizar reuniones, agilizar
actividades o proyectos. Cuenta también con muchas herramientas estadísticas y de moderación
donde podríamos seguir de cerca la actividad del servidor y poder tener un control de manera tal
que se conserve la paz  y la comunión en los distintos grupos. También nos permite tener un
acceso rápido a los siervos porque al poder asignar distintos roles a los usuarios, se les puede
asignar un rol de “siervo” a los portadores de ministerio y estos quedan discriminados en la lista de
usuarios por lo tanto el joven o el alma que tenga alguna inquietud puede comunicarse de manera
sencilla.
Ya teniendo un espacio donde poder compartir intereses y un chat donde estamos todos juntos,
nos sentimos cada vez más cerca de nuestros hermanos.

Los próximos pasos

Nuestro plan a futuro es, en primer lugar, seguir invitando jóvenes y contagiarnos entre todos el
sentir cristiano, es nuestra bandera y a lo que queremos apuntar; ir en busca de aquel que está
alejado o está y se siente solo. Como hemos mencionado, buscamos excusas para nuclear a los
hermanos y hacer sentir cómodo y alegre al necesitado. Con mucho respeto y humildad nos
gustaría mencionar que a veces desde la iglesia surgen ideas y/o actividades para el joven que
asiste (el así llamado “concurrente”) pero pocas veces se focaliza en el que no está (y aquí
volvemos a la parábola del Buen Pastor); tras ellos vamos con alegría.
Como actividades, y en base a las inquietudes que han comentado los hermanos, tenemos en
mente varias:

 Charlas de Feminismo y Género


 Cursos de tecnología
 Charlas de Teología (Para esto nos gustaría que más siervos participen)
 Cursos de Botánica (huerto urbano)
 Cursos de cocina
 Juegos (Grupales y/o competitivos - Videojuegos - por videollamadas)
 Charlas de la fe
 Podcasts temas varios

La idea es que algunas de las actividades (las más teóricas en principio) sean encabezadas por
hermanos preparados en el tema o con conocimientos que puedan brindar, llegado el caso, cierta
seriedad al asunto (contamos con hermanos sociólogos, profesores de música, biología,
nutricionistas, técnicos en distintas especialidades, chefs y muchos más).
Al igual que cuando comenzamos, continuamos desarrollando la visión de que las actividades
surjan de los mismos jóvenes y que sean ellos quienes las lleven adelante con el apoyo de todos.

Últimas palabras

Permanecemos en la oración, rogando por sabiduría y comprensión, analizando como 


materializar estas ideas, sumando las propuestas de cada chico/a en donde podemos ver la
misma finalidad en cada uno. Que toda expresión de ofrenda sea de alabanza a Dios. Resuena
fuerte en nosotros la palabra del Apóstol con la que comenzamos este escrito (“un alma nunca
muere, nunca está vencida”) y procuramos, siempre bajo la compañía del Padre, ser aquellos que
tal vez puedan ayudar a acercar los elementos necesarios (a veces será una oración, una palabra,
en otros casos una invitación a pasar el rato juntos) para que el fuego en los corazones vuelva a
arder y nos iluminen con su presencia.
Siguiendo ese lineamiento, sumado al deseo de todos y con el apoyo de nuestra fe en Jesucristo
caminamos hacia una tarea de amor para con el otro… ese otro es el Próximo que Enciende Una
Luz.

MARANATHA

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