Penal Parte 1
Penal Parte 1
Penal Parte 1
Penal. Parte 1
Material: es un sector del OJ cuyo objeto es la protección de los bienes jurídicos fundamentales
del individuo y la sociedad frente a las formas más graves de agresión. Se erige pues en un
instrumento de control altamente formalizado cuyo fin es el mantenimiento del orden social. El
control se ejerce con la previsión y la imposición de penas y medidas de seguridad para los
infractores que atenten contra dichos bienes jurídicos.
DP objetivo: también conocido como ius poenale, está formado por el conjunto de las normas
penales.
DP subjetivo: también conocido como ius puniendi, se refiere a la legitimidad del poder punitivo
del Estado. Derecho Estatal a establecer y aplicar normas penales.
El bien jurídico está encarnado en un objeto material o inmaterial, perteneciente a la esfera físico-
natural o sociocultural, pero, habiendo sido creado y protegido por el Dº, trasciende al concreto
objeto en el que se sustancia, lo que supone pues, la concreción del orden social que ha de proteger
el DP.
De este modo, pese a que el portador de los bienes jurídicos -sujeto pasivo en caso de delito-
puede ser tanto el individuo como la comunidad y pese a los intereses de carácter particular que
existen tras los mismos, los bienes jurídicos no son privativos de los ciudadanos, sino que
pertenecen al Derecho. La protección otorgada trasciende esos concretos intereses, se orienta al
conjunto de la comunidad con una proyección de futuro. Y es que al reafirmar la vigencia de la
norma se está protegiendo los bienes jurídicos de los demás portadores y el sistema en su conjunto.
Por ello, cuando son lesionados o puestos en peligro, es precisamente el Estado quien está
legitimado a imponer una pena o una medida de seguridad: el DP tiene por tanto naturaleza
pública.
La determinación del bien jurídico protegido en una concreta figura delictiva se erige en un factor
esencial a la hora de realizar el análisis crítico de la necesidad e idoneidad de esta y de fijar su
ámbito real de aplicación. Será por tanto una herramienta imprescindible en el estudio de la Parte
especial del DP.
En función del portador del bien jurídico y de la relación de este último con el sujeto como
individuo, se distingue entre bienes jurídicos individuales, colectivos y supraindividuales.
Son aquellos cuyo portador es el individuo. Son bienes, situaciones o relaciones unidas al
individuo como sujeto de derechos.
La función de control social del DP: alcance e instrumentos de la protección penal de los
bienes jurídicos
El DP no protege los bienes jurídicos de un modo absoluto sino solo en cuanto posibilitan la vida
en sociedad y precisamente para que puedan desarrollar su función social: no debe ir más allá.
Una sobreprotección puede llevar a obstaculizar o impedir el papel de estos.
Los principales instrumentos con los que cuenta el DP suponen en caso de aplicación importantes
restricciones a derechos fundamentales y libertades públicas, lo que determina que sea preciso
reservarlos exclusivamente para las formas más graves de puesta en peligro o lesión de los bienes
jurídicos.
Una ley penal completa incluye en primer lugar y como presupuesto lógico una norma -que puede
tener la naturaleza de un mandato o de una prohibición- y, además, una sanción que se aplicará
en caso de que se incumpla aquella.
Conducta que lesiona o pone en peligro un bien jurídico y atenta gravemente contra las
concepciones ético-sociales, jurídicas, políticas y económicas fundamentales de una sociedad.
Hay que añadir, desde una perspectiva formal, que dicha conducta se encuentra recogida en las
leyes penales bajo la amenaza de una sanción penal.
El DP considera generalmente como delictivas las conductas que suponen una grave vulneración
de las concepciones ético-sociales de una época.
La estructura del delito está formada por un sustantivo al que acompañan cuatro calificativos: una
conducta -que puede ser una acción o una omisión-; típica -en el sentido de que incluya los
elementos que fundamentan lo injusto específico de una figura delictiva-; antijurídica -o, lo que
es lo mismo, ilícita, contraria al Derecho-; culpable -esto es, reprochable a su autor-; y, finalmente,
punible -por no existir razones de conveniencia o político criminales que eximan de pena-.
Conducta, tipicidad, antijuricidad, culpabilidad y punibilidad son los cinco elementos que con ese
preciso orden lógico configuran el concepto analítico del delito. No se puede dar uno de ellos si
no concurre el o los anteriores.
La respuesta a la comisión de un delito es binaria. Dos son las posibles consecuencias: las penas
y las medidas de seguridad y reinserción social.
La retribución se centra en la necesidad de compensar el mal causado con la comisión del delito,
ajena a cualquier efecto que la imposición de la pena pudiera implicar hacia el futuro.
Teoría de la pena
La pena es retribución, ha de ajustarse a la gravedad del delito cometido. Con ello se reafirma el
OJ.
La pena no solo ha de ser acorde a la gravedad del delito sino, como principal instrumento del
DP, necesaria para el mantenimiento del orden social.
No son penas, nacen para ocupar un vacío que dejan a veces las penas en casos de peligrosidad
del sujeto.
Pueden ser aplicadas como única consecuencia jurídica del delito, en casos en que no sea posible
imponer pena alguna -en el CP es el supuesto de los declarados inimputables-, o como
complemento a la pena impuesta, cuando ésta resulte insuficiente -caso de los semiimputables o
de la libertad vigilada subsiguiente a una pena privativa de libertad-.
Esto implica que el sujeto se encuentre en una de las categorías de estado peligroso recogidas por
la ley, pero además la comisión de una conducta delictiva previa aparece en todo caso como un
requisito formal imprescindible para la aplicación de medidas de seguridad, constituyéndose en
garantía de la seguridad jurídica e indicio de la peligrosidad criminal del sujeto.
Tipología
La doctrina mayoritaria estima que en ocasiones se castigan penalmente conductas que no están
prohibidas por otras ramas del Derecho, y aún en las veces en que sí lo están, el DP al elegir cuáles
de esos ataques contra bienes jurídicos son los más graves y merecen ser castigados con pena,
está haciendo su propia valoración de estos.
Las fuentes del DP se ven limitadas por el principio de legalidad y por la reserva de ley orgánica
que impone el art 81 CE en materia de derechos y libertades fundamentales.
El principio de legalidad impone que solo por ley en sentido formal (incluye leyes orgánicas,
ordinarias y decretos legislativos) se pueden tipificar delitos y faltas o estados peligrosos y
establecer penas y medidas de seguridad. Además, dicha ley deberá ser orgánica cuando se trate
de delitos o faltas que por el bien jurídico protegido afecten a un derecho fundamental o libertad
pública o prevea consecuencias jurídicas que por su naturaleza afecten a los mismos, como por
ejemplo una pena privativa de libertad.
El papel del Derecho Internacional como fuente es controvertido, ya que aún después de la
publicación del tratado en el BOE no es ley en sentido formal, por lo que no podrá crear por sí
mismo figuras delictivas o estados peligrosos o establecer o agravar penas o MS que sean
directamente aplicables por los tribunales españoles.
El principio de legalidad es uno de los principios fundamentales del DP moderno. Se define según
la fórmula nullum crimen nulla poena sine previa lege (no hay delito ni pena sin ley previa) y
tiene su origen en la Ilustración.
• Garantía criminal: no puede considerarse delito una conducta que no haya sido declarada
como tal en una ley antes de su realización. Se recoge en el artículo 1.1 CP. También se
extiende a los estados peligrosos, que no pueden ser declarados si no están previstos en
una ley previa, lo que se recoge en art 1.2 CP.
• Garantía penal: no puede castigarse una infracción penal sino con una pena que haya sido
establecida en la ley con carácter previo a su comisión (art 2.1 CP). También se extiende
a las medidas de seguridad, que no pueden aplicarse a un estado peligroso salvo que hayan
sido establecidas en una ley previamente a la declaración de aquel.
• Garantía jurisdiccional (art 3.1 CP): no podrá ejecutarse pena ni MS sino en virtud de
sentencia firme dictada por el Juez o Tribunal competente, de acuerdo con las leyes
procesales.
• Garantía ejecutiva (art 3.2 CP): tampoco podrá ejecutarse pena ni MS en otra forma que
la prescrita por la Ley y reglamentos que la desarrollan. Dicha ejecución se realizará
además bajo control judicial.
Es difícil conseguir una realización plena del principio de legalidad material. Un campo
especialmente propicio para la inseguridad jurídica es el de los delitos imprudentes, ya que en
ellos el juez debe dotar de contenido el elemento normativo del tipo "infracción del cuidado
debido", pues el CP es incapaz de recoger cuál es ese cuidado debido para cada una de las posibles
actividades humanas.
Otro elemento a concretar por el juez es por ejemplo la posición de garante, que es requisito típico
en todos los delitos por omisión, proporcionando el CP solo unas pautas generales para su
determinación.
También su vertiente formal plantea problemas. Uno de los principales lo representan las llamadas
leyes penales en blanco, que son preceptos penales en los que no se define de manera completa la
conducta prohibida, sino que remite, para identificar tal conducta, a otra norma que puede estar
en el CP, en otra Ley distinta del CP, o incluso a normativa con rango inferior a la ley, como los
reglamentos.
El TC ha establecido que para que una ley penal en blanco que remite a una fuente distinta de la
ley sea considerada conforme al principio de legalidad tiene que cumplir los siguientes requisitos:
Se define la IE como aquella por la cual una norma se aplica a un hecho que, aunque no está
claramente comprendido en su tenor literal sí lo está en su espíritu o voluntad. Es decir, el
legislador no ha conseguido en estos casos utilizar el término que comprenda perfectamente el
supuesto, pero está claro que la voluntad de la ley es incluirlo, y además la subsunción es posible
dentro de alguna de las acepciones que permite la dicción literal del precepto.
Por el contrario, la analogía consistiría en aplicar una norma a un supuesto que no está recogido
ni en la ley ni en el espíritu de esta pero que es semejante a los sí comprendidos en ella. La
analogía desfavorable está prohibida por contravenir el principio de legalidad. No es lícita la
aplicación de figuras delictivas, estados peligrosos, penas o MS por analogía.
La ley penal está vigente desde su entrada en vigor hasta su derogación. Entra en vigor tras su
aprobación por el Parlamento, su promulgación por el Jefe del Estado, su publicación en el BOE
y el periodo de vacatio legis.
Para determinar la ley aplicable hay que conocer el momento de comisión del delito, y a este
respecto el art 7 CP dispone:
"... los delitos y faltas se consideran cometidos en el momento en que el sujeto ejecuta la acción
u omite el acto que estaba obligado a realizar"
Es decir, el CP opta por el criterio de la acción -el delito se comete en el momento de la acción-
en lugar del criterio del resultado -el delito se comente en el momento de consumación-.
Art 25 CE: "Nadie puede ser condenado por acciones u omisiones que en el momento de
producirse no constituyan delito o falta ... según la legislación vigente del momento".
Art 2.1 CP: "No será castigado ningún delito ni falta con pena que no se halle prevista por Ley
anterior a su perpetración. Carecerán, igualmente, de efecto retroactivo las Leyes que establezcan
MS".
Una ley penal puede excepcionalmente aplicarse a un hecho cometido antes de su entrada en vigor
cuando esa ley es más favorable para el reo al que se aplica que la que le correspondería por estar
vigente en el momento de comisión del delito (art 2 CP).
Este principio se basa en razones de justicia y coherencia con el OJ. Si las valoraciones jurídicas
han cambiado no tiene sentido seguir aplicando la ley antigua desfavorable que responde a unas
valoraciones superadas.
Tal aplicación retroactiva no solo es posible cuando la ley cambia después de cometer el hecho y
antes de que se dicte sentencia, sino incluso aunque al entrar en vigor la nueva ley hubiera recaído
sentencia firme y el sujeto estuviese cumpliendo condena. En tal caso hay que revisar la condena.
Pero, además, si una sentencia ya se ha cumplido, aún la nueva ley tiene cierto efecto retroactivo,
pues en aquellos casos en que viene a despenalizar una conducta, los antecedentes por el delito
ahora despenalizado no se tendrán en cuenta para la apreciación de la agravante de reincidencia.
Puede haber casos en que no quede claro cuál es la ley más favorable, por ejemplo, cuando las
penas previstas en uno y otro texto son de distinta naturaleza, por ejemplo, pena privativa de
libertad contra inhabilitación. En caso de duda, será oído el reo, aunque su opinión no es
vinculante para el juez, que es quien decide en última instancia.
Una ley intermedia es aquella que no estaba vigente en el momento de comisión de los hechos, lo
estuvo después, pero dejó de estarlo antes de la celebración del juicio. El TS ha considerado
aplicable la ley intermedia si era más beneficiosa para el reo que las vigentes en el momento de
comisión de los hechos y de celebración del juicio, argumentando que si la justicia funcionase
con mayor celeridad el sujeto se habría podido beneficiar.
Una ley temporal es aquella que tiene limitada su vigencia a una determinada situación o a la
concurrencia de ciertas circunstancias, por ejemplo, las leyes promulgadas en situaciones de
excepción o de alarma. El art 2 CP establece que las leyes temporales se aplicarán siempre a los
hechos cometidos bajo su vigencia no pudiendo aplicarse a los mismos retroactivamente una ley
posterior más favorable.
Como los tribunales penales españoles solo pueden aplicar DP español el problema de la eficacia
de la ley penal en el espacio está íntimamente ligado a la existencia de jurisdicción.
Art 8 CC: "Las leyes penales, las de policía y las de seguridad pública obligan a todos los que se
hallen en territorio español", consagrando el principio de territorialidad.
El art 23 LOPJ añade otros principios complementarios para evitar posibles situaciones de
impunidad, como son el de personalidad activa, el de protección de intereses y el de jurisdicción
universal.
El principio de territorialidad
Las leyes penales se aplican a los delitos cometidos en territorio español, con independencia de
la nacionalidad del autor o de la víctima.
Se basa en la soberanía estatal para aplicar el ius puniendi. Además, el castigo en el lugar de
comisión del delito es el más efectivo de cara al efecto preventivo general de la pena, pues es la
sociedad que ha sufrido el delito la que recibe el mensaje, que la pena transmite, de que aquello
no debe ser. También razones prácticas del ámbito procesal, como la investigación, recoger
pruebas y juzgar al delincuente, recomiendan que éste sea el principio básico de aplicación de la
ley penal.
Art 23.1 LOPJ: "En el orden penal corresponderá a la jurisdicción española el conocimiento de
las causas por delitos y faltas cometidos en territorio español o cometidos a bordo de buques o
aeronaves españoles, sin perjuicio de lo previsto en los tratados internacionales en los que España
sea parte."
El territorio comprende:
• La superficie terrestre comprendida en el interior de las fronteras del Estado. Esto incluye
los edificios de las embajadas y consulados extranjeros en nuestro país.
• las aguas interiores.
• el mar territorial: la columna de agua, lecho, subsuelo y recursos comprendidos en las 12
millas náuticas adyacentes a las costas españolas.
• El espacio aéreo: el que se extiende sobre la superficie terrestre y sobre el mar territorial.
• Los buques y aeronaves españolas, es decir, las que tengan pabellón español -estas son
las que se encuentren matriculadas en España-. Esto no plantea ningún problema en aguas
o espacio aéreo internacional, pero sí los plantea cuando se encuentren en aguas o espacio
aéreo de otro Estado, salvo si son buques o aeronaves militares u oficiales que se
consideran siempre territorio español con independencia de donde se encuentren. La
cuestión se encuentra regulada en tratados internacionales.
• El espacio ultraterrestre y los cuerpos no están sometidos a la soberanía de ningún estado
según Naciones Unidas.
Una cuestión problemática que no se regula en el OJ se suscita en los casos en que la acción se
realiza en un determinado territorio, pero el resultado del delito se produce en otro territorio
distinto -delitos a distancia-.
Según la teoría de la ubicuidad, que parece la más aceptada, el delito se entenderá cometido tanto
donde se realiza la acción u omisión como donde se produce el resultado.
Según este principio la ley penal se puede aplicar a los delitos cometidos por los ciudadanos
españoles en el extranjero. Su función es evitar la impunidad que genera la regla muy extendida
de no extraditar a los nacionales.
• que los hechos estén previstos en las leyes penales españolas como delito -no basta con
que sea falta-.
• que los criminalmente responsables fueren españoles o extranjeros que hubieren
adquirido la nacionalidad española con posterioridad a la comisión del hecho.
• que el hecho sea punible en el lugar de ejecución -principio de doble incriminación-, salvo
que, en virtud de algún tratado, no resulte necesario dicho requisito.
• que el agraviado o el ministerio fiscal denuncien o interpongan querella ante los tribunales
españoles.
• que el delincuente no haya sido absuelto, indultado o penado en el extranjero, o, en este
último caso, no hay cumplido condena. Si solo la hubiere cumplido en parte, se le tendrá
en cuenta para rebajarle proporcionalmente la que le corresponda.
Según este principio la ley española se extiende a determinados delitos, aunque se cometan en el
extranjero y con independencia de la nacionalidad del autor.
Se basa en la naturaleza de esos delitos a los que se extiende, pues son delitos contra determinados
bienes jurídicos que constituyen intereses del Estado, y que pueden no verse tan bien protegidos
por la legislación extranjera.
Que el delincuente no haya sido absuelto, indultado o penado en el extranjero, o, en este último
caso, no haya cumplido la condena. Si solo la hubiere cumplido en parte, se le tendrá en cuenta
para rebajar la proporción correspondiente.
Permite a los tribunales españoles enjuiciar determinados delitos en aplicación de la ley penal
española, aunque se hayan cometido en el extranjero y con independencia de la nacionalidad del
autor.
Se basa en el interés de todos los Estados en perseguir ciertos delitos que por su naturaleza afectan
a toda la Comunidad Internacional.
Requisitos
El precepto al establecer estos requisitos antepone la cláusula: "Sin perjuicio de lo que pudieran
disponer los tratados y convenios internacionales suscritos por España"
Existen otros principios de aplicación de la ley penal en el espacio que pueden tener entrada a
través de la cláusula del art 23.4 h, si un tratado internacional del que España fuera parte previera
la obligación de nuestro país de aplicar su derecho penal en tales casos.
Según este principio la ley penal nacional se aplicaría cuando la víctima del delito es un nacional,
aunque el delito se haya cometido en el extranjero y el presunto autor sea actranjero. Este criterio
es criticado por ser muestra de un rabioso nacionalismo, por poner en duda la imparcialidad del
juicio y por mostrar una desconfianza hacia los sistemas jurídicos de otros países.
Este principio se prevé en algunos países para extender la propia ley penal y por lo tanto su
jurisdicción a casos en los que no es aplicable ninguno de los principios anteriores, y en los que
no existe ningún punto de conexión con el delito, con el fin de evitar la impunidad, bien porqu el
delito se cometió en un territorio no sometido a la soberanía de ningún Estado, o bien porque
teniendo en su poder al delincuente no es posible la extradición de este al país competente para
juzgarlo.
Algunos convenios internacionales recogen una cláusula por la que se obliga a un Estado bien a
extraditar siempre al sujeto acusado de ciertos delitos, o bien, si no le extradita, a juzgarlo por el
delito en cuestión.
Se trata de una cláusula de cooperación internacional destinada a evitar la impunidad cuando por
algún motivo (normalmente relacionado con las leyes y los tratados de extradición) se niega la
extradición de un delincuente.
Los Estados han desarrollado diversos mecanismos de cooperación internacional para facilitar el
enjuiciamiento de delitos. El más importante es la extradición. Y en la Unión Europea la euro-
orden.
La extradición
Llamamos Estado requirente al que solicita la entrega del delincuente y Estado requerido a aquel
que lo tiene y se pretende que lo entregue.
Extradición activa es la solicitud de entrega que hace el Estado requirente y extradición pasiva es
la entrega del delincuente que hace el Estado requerido.
En España, para las extradiciones realizadas fuera del ámbito de la UE, la extradición se regula
en Convenios, y en su defecto se aplica la Ley de Extradición pasiva de 1985 y para la activa la
LECrim. El procedimiento español es de tipo mixto.
Se puede solicitar la extradición de una persona que deba ser juzgada en España y se encuentre
en el extranjero contra la que se haya dictado auto motivado de prisión o recaído sentencia firme.
Solo podrá pedirse la extradición de los españoles que habiendo delinquido en España se hayan
refugiado en país extranjero, de los españoles que, habiendo atentado en el extranjero contra la
seguridad exterior del Estado, se hubiesen regugiado en país distinto de aquel en que delinquieron
y de los extranjeros que debiendo ser juzgados en España se hubiesen refugiado en un país que
no sea el suyo.
Motivos de denegación:
El asilo
Es la protección que se otorga por un Estado a una persona que se refugia en su territorio,
consistente en su no devolución, expulsión o extradición, y está reconocido como Derecho
Humano en art 14 Declaración Universal para las personas perseguidas en otro Estado, que no
sean acusadas de delitos comunes o contrarios a los fines de Naciones Unidas.
No exige que el solicitante haya alcanzado el territorio español, pudiendo solicitarse cuando
todavía se encuentra en el extranjero, bien en una embajada española o bien a través de un
representante en España.
El solicitante debe argumentar fundados temores de ser perseguido por motivos de raza, religión,
nacionalidad, pertenencia a un grupo u opiniones políticas en el país de su nacionalidad, o en caso
de ser apátrida, en el lugar donde tuviera su residencia habitual.
El asilo se extiende, además, a los padres, el cónyuge o persona con análoga relación, e hijos,
salvo los supuestos de independencia familiar, mayoría de edad, separación o divorcio y distinta
nacionalidad.
El asilo y la protección subsidiaria se deniegan a quien haya sido condenado por delito grave o se
sospeche que los ha cometido, o a quien se le considere un peligro para la seguridad del país.
La cooperación en la UE
En el espacio judicial europeo contamos con la euro-orden como mecanismo de auxilio jurídico
internacional en materia penal.
La euro-orden es una resolución judicial dictada en un Estado miembro de la Unión Europea con
vistas a la detención y entrega por otro Estado miembro de una persona a la que se reclama para
el ejercicio de acciones penales o para la ejecución de una pena o una medida de seguridad
privativa de libertad.
La euro-orden puede ser emitida por cualquier juez o tribunal español que solicite la entrega de
una persona a otro Estado de la UE, y de la misma manera procederá la autoridad judicial española
cuando sea requerida por otro Estado.
Los motivos de denegación están tasados. Además, el Estado de ejecución puede someter la
entrega a determinadas garantías.
DPI es la legislación penal emanada de la comunidad internacional y a la que están sometidos los
ciudadanos de todas las naciones. Estas leyes son aplicadas por tribunales internacionales.
DPI es la rama del OJI -ordenamiento jurídico internacional- que protege los bienes jurídicos en
el orden social internacional frente a las formas de agresión más graves mediante normas dirigidas
a los individuos cuya infracción genera responsabilidad penal individual en Derecho
Internacional.
La primera aplicación práctica fue tras la 2ª guerra mundial para castigar los crímenes nazis.
Los principios de Nuremberg fue el primer texto de DPI y se aprobó en 1950 por Naciones Unidas.
El Estatuto de la Corte Penal Internacional, conocido como el Estatuto de Roma, fue aprobado a
través de un tratado internacional al que los Estados se adhieren libremente, y entró en vigor el 1
de julio de 2002.
El Estatuto de la CPI contiene una parte material y otra procesal. La material es un Código Penal
Internacional con una parte general y otra especial.