Depresion

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1.

INTRODUCCIÓN

A medida que envejece, puede pasar por muchos cambios, tales como
la muerte de seres queridos, la jubilación, acontecimientos estresantes de la
vida o problemas médicos. Es normal sentirse intranquilo, estresado o triste por
esos cambios, pero después de adaptarse, muchas personas mayores vuelven
a sentirse bien. La depresión es diferente. Es un problema médico que afecta la
vida diaria y el funcionamiento normal. No es una parte usual del
envejecimiento, ni una señal de debilidad ni un defecto de carácter. Muchas
personas mayores que tienen depresión necesitan tratamiento para sentirse
mejor.

Las situaciones psicosocial, física y biológica son los principales


determinantes que marcan las características del colectivo anciano. La primera
viene marcada por la disminución del soporte sociofamiliar, la pérdida del
estatus tanto social como económico y el mayor aislamiento social; esta
problemática se ve agrandada por la menor capacidad y los menores recursos
que el anciano tiene para adaptarse a estas nuevas circunstancias. La
situación física se caracteriza por la frecuente aparición de enfermedades
físicas, con la consiguiente discapacidad que originan éstas. Finalmente, la
situación biológica presenta como principales condicionantes las enfermedades
físicas y los fenómenos neurodegenerativos, que pueden conducir a la
aparición de cuadros depresivos.

La depresión en ancianos es un problema generalizado y que supone un


importante problema de salud pública en la actualidad. A pesar de tratarse de
un tema con una fuerte incidencia entre la población mayor, conviene recalcar
que no se trata de una etapa normal del envejecimiento y, por lo tanto, se debe
prestar especial atención a la población mayor para detectar los síntomas y
poder tratarla rápidamente.

1
La depresión en el anciano se está convirtiendo en un importante
problema de salud pública. Caracterizada por una mayor gravedad, un elevado
riesgo de suicidio y dificultades a la hora de identificarla, es una enfermedad
que, con todo, puede y debe ser tratada. En el presente artículo se revisan la
clínica y el tratamiento farmacológico de la depresión en el anciano.

Si bien la humanidad ha buscado siempre la pócima mágica que le


permitiese ser inmortal, las distintas generaciones han comprendido que la
única forma de que la especie perdure a lo largo de los siglos, es mediante la
reproducción. Así pues, todas las generaciones han tenido que admitir que el
ciclo de la vida, marcado por las etapas del desarrollo, el envejecimiento, y
finalmente, la muerte, se repite a lo largo del tiempo con una marcada
exactitud.

El ser humano pasa por las diferentes etapas de su vida de forma más o
menos afortunada según los casos; sin embargo, al llegar a la vejez aparecen
toda una serie de aprensiones y miedos, motivados por la progresiva e
inexorable pérdida de facultades, tanto físicas como psíquicas, que hacen que
esta etapa de la vida sea la más temida por la mayoría de los individuos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la vejez es el período


de la vida en el cual el menoscabo de las funciones mentales y físicas se hace
cada vez más manifiesto en comparación con períodos anteriores.

El envejecimiento conlleva una serie de modificaciones que afectan a los


distintos sistemas corporales; en lo que respecta al sistema nervioso, se
produce una pérdida de conectividad nerviosa, y aunque hay evidencias de una
cierta capacidad regeneradora del tejido nervioso, caracterizada por una
hipertrofia de las células que se encuentran próximas a las dañadas y un
aumento de su árbol dendrítico, tal capacidad está disminuida en la población
anciana.

2
2. MARCO TEÓRICO

2.1. GENERALIDADES

2.1.1. Depresión

A lo largo de los años diferentes autores han tratado de definir esta


emoción por la cual nos sentimos tristes, nostálgicos, vacíos, melancólicos, sin
ganas de vivir, sin apenas fuerzas para arrancar el motor que nos conduce. La
expresión de ese sentimiento será distinta en cada sujeto que lo experimente
pero la tristeza, el llanto fácil, el abatimiento, la desesperanza serán
comúnmente vivenciados. Beck lo expresaba como el estado anormal del
organismo que se manifiesta, a través de señales y síntomas, como un estado
de ánimo subjetivo bajo, actitudes pesimistas, una pérdida de espontaneidad
(Beck, 1967,p. 55-82).

Define a la depresión como el estado de intenso abatimiento que


produce un desgaste de la motivación y una pérdida de interés por la realidad.
La persona además siente aversión por sí misma sintiéndose inútil y culpable
(Seligman, M, 1981, p 121-123).

La depresión es un conjunto de síntomas que se manifiestan por la


pérdida de interés y la incapacidad de satisfacción por las actividades y
experiencias de la vida diaria. Incluye desmotivación, alteraciones emocionales,
cognitivas, físicas y conductuales. En el adulto mayor se caracteriza por la
persistencia, gravedad y el deterioro de la funcionalidad, existiendo diferentes
niveles de severidad.

3
Se trata de una enfermedad grave que afecta tanto física como
mentalmente en el organismo del individuo. Donde los sentimientos de tristeza,
melancolía, frustración o ira, interfieren directamente en el comportamiento y
estado anímico del paciente. Situación que complica el día a día de manera
muy notoria, durante un periodo indeterminado. La depresión es una
enfermedad que precisa de tratamiento para lograr superarla.

La depresión es una enfermedad que altera de manera intensa los


sentimientos y los pensamientos. Se presenta como un conjunto de síntomas
de predominio afectivo: tristeza patológica, apatía, anhedonia, desesperanza,
decaimiento, irritabilidad, sensación subjetiva de malestar e impotencia para
hacer frente a las exigencias de la vida, pérdida de interés o placer,
sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito,
sensación de cansancio y falta de concentración1.

En mayor o en menor medida, también están presentes síntomas de tipo


cognitivo, volitivo y somático por lo que podría hablarse de una afectación
psíquica y física a nivel global, con especial énfasis en la esfera afectiva.

Las personas con depresión presentan enlentecimiento o descenso en


prácticamente todos los aspectos psicomotores (cognición, afecto y
comportamiento), afectación en las actividades básicas de la vida
diaria(alimentación, afecto y autocuidado), alteraciones en el lenguaje y en la
sexualidad, afectación en el curso del pensamiento, deterioro en la apariencia y
en el aspecto personal, tono de voz bajo, facies triste, llanto fácil o espontáneo,
disminución de la atención, verbalización de ideas pesimistas (culpa,
hipocondría, ruina) y quejas somáticas inespecíficas. Por lo general es
episódica, recidivante o crónica. La base para distinguir estos cambios
patológicos de los ordinarios, viene dada por la persistencia de la clínica, su
gravedad, y el grado de deterioro funcional y social. Su complicación y

1
María Sánchez-Mong. DEPRESION. 25 de Febrero de 2020
4
desenlace más grave es el suicidio, el cual es más prevalente en este grupo de
edad.

La depresión también puede concurrir con algunas enfermedades


orgánicas cerebrales y sistémicas y con el abuso de alcohol y otras sustancias.
También es frecuente su asociación con trastornos de la conducta alimentaria y
algunos trastornos de la personalidad. Además, es más común entre personas
con enfermedad física crónica y la relación entre ambas es recíproca, ya que
los problemas físicos pueden exacerbar la depresión y a su vez la depresión
puede afectar negativamente al curso de la patología física. La depresión
también es un factor de riesgo para algunas patologías físicas, como es el caso
de las enfermedades cardiovasculares.

2.1.2. Tipos de depresión

La depresión puede clasificarse en leve, moderada o grave,


dependiendo del número y de la intensidad de los síntomas:

● En algunos casos, los síntomas afectan poco a la vida diaria o lo hacen


solo en algún aspecto específico. Esta es la denominada depresión leve.
● Otras veces pueden presentarse muchos síntomas que pueden llegar a
causar deterioro o incapacidad en diferentes aspectos de la vida
cotidiana. En este caso estamos ante una depresión grave.
● Se suele hablar de depresión moderada cuando los síntomas y las
limitaciones no son ni tan específicos como en la primera, ni tan
generalizados como en la segunda.

En función de estos grados existen varios tipos de trastornos depresivos.


Los más comunes son:

● El trastorno depresivo grave: también llamado depresión grave, se


caracteriza por una combinación de síntomas que interfieren con la

5
capacidad para trabajar, dormir, estudiar, comer y disfrutar de las
actividades que antes resultaban placenteras. La depresión grave
incapacita a la persona y le impide desenvolverse con normalidad. Un
episodio de depresión grave puede ocurrir solo una vez a lo largo de la
vida, pero generalmente se suele repetir cada cierto tiempo.

● El trastorno distímico, también llamado distimia, se caracteriza por sus


síntomas de larga duración (dos años o más). Aunque menos graves,
pueden no incapacitar a una persona pero sí impedir el desarrollo de
una vida normal o sentirse bien. Las personas con distimia también
pueden padecer uno o más episodios de depresión grave a lo largo de
sus vidas.

● Trastorno adaptativo: los síntomas depresivos son leves, están


presentes durante un período corto de tiempo y se deben a algún
problema puntual que se ha sufrido.

● Otros trastornos depresivos: son aquellos síndromes depresivos que


pueden formar parte del conjunto de síntomas de otras enfermedades
psiquiátricas (por ejemplo, el trastorno bipolar, la fobia social, etc.) y no
psiquiátricas (anemias, esclerosis múltiple, hipotiroidismo, cáncer, etc.).

2.2. DEPRESIÓN EN LA TERCERA EDAD

El principal problema en que se encuentran las personas mayores es


que sus síntomas pueden ser menos evidentes o pasar inadvertidos,
disfrazados en una fase aparentemente “normal” del envejecimiento. Pero no,
la depresión en ancianos es un problema muy relevante al que debe prestarse
especial atención.
Es cierto que durante la vejez los sentimientos de soledad, tristeza o apatía
pueden aparecer como consecuencia de la situación y de la falta de atención y
cuidado, pero no se deben pasar por alto las quejas del paciente ya que una

6
correcta atención psicológica es fundamental para tratar la depresión en
personas mayores2.

Es importante mencionar que la depresión del anciano difiere en varios


aspectos de la que ocurre en sujetos más jóvenes. Según varios autores, la
tristeza es uno de los síntomas menos comunes, en cambio la somatización,
irritabilidad, insomnio, abatimiento funcional y alteraciones cognoscitivas son
más frecuentes. La presentación atípica del trastorno depresivo es común en el
adulto mayor siendo frecuentemente subdiagnósticada (Lucero R, 2006) y/o
subtratada, esto se debe al estigma asociado a la depresión y la creencia de
que esta es parte normal del envejecimiento.

Además, algunas patologías como la insuficiencia cardíaca, el Alzheimer


o el Parkinson, por ejemplo, pueden contribuir a la aparición de la depresión.
El mal estado anímico puede ser menos frecuente en ancianos con depresión
que en adultos más jóvenes deprimidos, mientras que la irritabilidad, la
ansiedad y los síntomas somáticos suelen ser más frecuentes en ancianos. Los
factores psicosociales estresantes, como la muerte de un ser querido, pueden
desencadenar un episodio depresivo, aunque las reacciones transitorias a las
pérdidas importantes pueden simular depresión.

Las personas con depresión en la vejez tienen mayores tasas de


enfermedades concomitantes y por lo tanto de empleo de medicamentos, que
los que no están deprimidos. La relación entre depresión y enfermedad
coexistente puede ser bidireccional: problemas médicos como el dolor crónico
pueden predisponer a la depresión y ésta a su vez se asocia con peor
evolución de enfermedades como las cardiopatías. Las enfermedades
concomitantes pueden generar polifarmacia, entre otros, los efectos de los
psicotrópicos sobre algunas enfermedades y sobre el metabolismo de otros
medicamentos.

2
Depresión en ancianos: síntomas, tratamientos y cuidados. Wayalia » Consejos sobre salud » Depresión en
ancianos: síntomas, tratamientos y cuidados, 2019
7
El deterioro cognitivo es frecuente en ancianos con depresión. La
depresión puede ser un factor de riesgo para el deterioro cognitivo y una
manifestación del mismo: se asocia con el aumento a largo plazo de demencia.
Las deficiencias cognitivas pueden ser signos de envejecimiento cerebral
acelerado que predispone y perpetúa la depresión.

La depresión puede causar grandes sufrimientos y trastorna la vida


cotidiana. La depresión unipolar afecta a un 7% de la población de ancianos en
general y representa un 5,7% de los años vividos con una discapacidad entre
las personas de 60 años de edad y mayores. En los establecimientos de
atención primaria de salud la depresión no se diagnostica ni se trata como
debiera. Es frecuente que los síntomas de este trastorno en los adultos
mayores se pasen por alto y no se traten porque coinciden con otros problemas
que experimentan los adultos mayores3.

Los adultos mayores con depresión tienen un desempeño más deficiente


en comparación con los que padecen enfermedades crónicas como las
enfermedades pulmonares, la hipertensión arterial o la diabetes sacarina. Este
trastorno también aumenta la percepción de tener mala salud, la utilización de
los servicios médicos y los costos de la asistencia sanitaria.

2.3. ETIOPATOGENIA

Respecto a la etiopatogenia de la depresión en el colectivo geriátrico,


conviene señalar, de entrada, que los factores etiopatogénicos son los mismos
(neuroquímicos, genéticos y psicosociales) que condicionan los trastornos
anímicos en otros grupos de edad, aunque en este grupo poblacional los
factores precipitantes de carácter psicosocial y somático tienen mayor
relevancia en comparación con otros grupos poblacionales4.

3
Organización Mundial de la Salud. 12 de diciembre de 2017
4
Adela-Emilia Gómez Ayala. La depresión en el anciano. Vol. 26. Núm. 9. páginas 80-94 (Octubre 2007)
8
Al evaluar los acontecimientos vitales adversos capaces de
desencadenar un trastorno anímico en el anciano, destaca por su mayor
prevalencia el duelo, seguido por la jubilación con la consiguiente pérdida de
estatus social y económico, el rechazo de la familia, la precariedad económica,
el impacto psicológico de los trastornos somáticos invalidantes y las
enfermedades que tienen otros miembros de la familia.

Finamente, no hay que olvidar la gran incidencia del desencadenamiento


somático de las depresiones seniles. Los principales factores precipitantes de
carácter somático incluyen los accidentes cerebrovasculares, los trastornos
neurológicos (enfermedad de Parkinson, enfermedad de Alzheimer), el infarto
de miocardio, las infecciones agudas, la radioterapia y la terapia con hormonas
esteroideas.

El reconocimiento y tratamiento oportunos de los trastornos mentales,


neurorológicos y por abuso de sustancias psicotrópicas en los adultos mayores
revisten una importancia decisiva. Se recomienda aplicar intervenciones
psicosociales y farmacológicas.

2.4. SÍNTOMAS DE LA DEPRESIÓN EN ANCIANOS

En algunas personas mayores, la depresión puede pasar sin


diagnosticarse o puede diagnosticarse erróneamente porque la tristeza no es
su síntoma principal. Tal vez tengan otros síntomas de depresión menos obvios
o no quieran hablar de sus sentimientos. Es importante saber cuáles son las
señales y buscar ayuda si la posibilidad de tener depresión le preocupa.

La depresión tiene muchos síntomas, incluso físicos. Si se presentan


varios de los síntomas y duran al menos dos semanas, es posible que la
persona tenga depresión.

● Estado de ánimo constantemente triste o ansioso

9
● Sentirse “vacío” gran parte del tiempo
● Pérdida de interés o de placer en los pasatiempos y las actividades
● Pesimismo o falta de esperanza
● Sentimientos de culpa, falta de auto-estima e impotencia
● Fatiga o tener menos energía, sentir que se mueve o habla más
lentamente
● Dificultad para concentrarse, recordar detalles o tomar decisiones.
● Problemas para dormir, incluyendo despertarse muy temprano o dormir
demasiado.
● Cambios en el apetito o el peso, sin proponérselos.
● Pensamientos sobre la muerte o el suicidio o intentos de suicidio.
● Sentirse inquieto o irritable.
● Dolores y molestias físicas, como dolor de cabeza, calambres o
trastornos digestivos sin ninguna causa física aparente y que no se
alivian ni siquiera con tratamiento.
● Se siente solo o está socialmente aislado
● Dificultad para conciliar el sueño.
● Negatividad generalizada.
● Problemas digestivos, dolor de cabeza.

Como se ha explicado, detectar la depresión en personas mayores


durante las primeras fases de la enfermedad es complicado debido a la
dificultad de detección de los síntomas. Es por esto que conocer todos los
indicadores de esta enfermedad mental es muy importante.

La depresión produce un hundimiento del plano vital en tres


dimensiones: humor depresivo, anergia o vaciamiento de impulsos (falta de
impulsos), y por último la discomunicación:

1. Estado de ánimo depresivo. Sobresale inicialmente el


pesimismo o amargura, la desesperanza, la tristeza, el hastío de la vida
o la falta de placer, las preocupaciones morales o económicas, la

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hipocondría, las cefaleas, la opresión precordial y distintas sensaciones
de malestar corporal.

2. La anergia o vaciamiento de impulsos: Suele aparecer con


mucha frecuencia desde el principio el aburrimiento o la apatía (falta de
ganas), las cavilaciones obsesivas la indecisión la disminución de la
actividad habitual en los trabajos o diversiones, la abstemia o dinamia
(fatiga corporal), y el apagamiento de la libido sexual.

3. La discomunicación: Los rasgos más frecuentes


inicialmente son la aflicción por cualquier cosa, el retraimiento social, las
sensaciones de soledad o aislamiento la irritabilidad, el abandono de las
lecturas, radio o televisión y el descuido en el arreglo personal y en el
vestuario.

Cuadro 1. Resumen puntos importantes de los antecedentes

11
En el proceso diagnóstico de un anciano con síntomas de depresión
debe incluir una buena historia clínica que incluya síntomas (actual, factores
desencadenantes), antecedentes personales y familiares, consumo de
sustancias/medicamentos, exploración física, exploración psicopatológica
(alteraciones conductuales, del humor, del estado afectivo, de la percepción,
del pensamiento, autoestima, sentimientos de culpa), exploración cognoscitiva
(conciencia, memoria, atención, capacidad de abstracción), pruebas
complementarias: analítica (hemograma, iones, glucosa, hormonas tiroideas,
transaminasas, déficit vitamínico) y psicométricas.

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Existen numerosas escalas para la valoración de síntomas depresivos,
entre otras, la escala geriátrica de depresión de Yesavage (GDS) y en
pacientes ancianos con demencia la escala de Cornell.

Los criterios de clasificación más utilizados de los trastornos


psiquiátricos (CIE-10 y DSM-IV), no incluyen los criterios diagnósticos que se
apliquen de forma específica a la depresión en el anciano. Aunque los
síntomas fundamentales del síndrome depresivo son iguales en el adulto joven
y en el anciano, la depresión tardía tiene ciertas particularidades.

Cuadro 2. Resumen puntos importantes de los antecedentes

DSM-IV FORMAS DE PRESENTACIÓN MÁS


FRECUENTES EN EL ANCIANO

Los siguientes síntomas pueden


(Cinco o más de los siguientes
presentarse en el anciano con una
síntomas durante un período de 2
frecuencia mayor, llegando a dominar
semanas, que representan un cambio
el cuadro.
respecto a la actividad previa. Uno de
1. Deterioro cognitivo
ellos debe ser estado de ánimo
2. Trastornos de conducta:
deprimido o pérdida de interés o de la
● Ansiedad
capacidad para el placer).
● Irritabilidad

13
1. Estado de ánimo deprimido durante ● Agitación /retardo psicomotriz
la mayor parte del día, casi cada día
3. Síntomas psicóticos: ideas
2. Pérdida del interés o de la delirantes, alucinaciones
capacidad para el placer 4. Abuso de alcohol u otras
3. Perdida o aumento de peso sustancias
5. Trastornos del comportamiento
4. Insomnio o hipersomnia cada día 6. Síntomas somáticos: dolor, fatiga,
5. Agitación o enlentecimiento motor cefalea…
casi cada día 7. Pérdida de iniciativa y de la
capacidad de resolver problemas
6. Agitación o pérdida de energía 8. Deterioro del cuidado personal
7.Sentimientos de inutilidad o de culpa 9. Culpa, obsesiones, compulsiones u
excesivos o inapropiados otros síntomas neuróticos.
10. Acentuación de rasgos de
8. Disminución de la capacidad para
personalidad
pensar o concentrarse
9. Pensamientos recurrentes de
muerte o suicidio

2.5. DIAGNÓSTICO

El diagnóstico de la depresión senil sigue siendo fundamentalmente


clínico, el cual se basa, a su vez, en la anamnesis y en la exploración del
paciente para identificar los síntomas depresivos. Un importante factor que
interfiere negativamente a la hora de establecer el diagnóstico de depresión
senil es la creencia muy extendida, no sólo en la comunidad, sino también
entre el colectivo sanitario, de que la depresión es la consecuencia lógica del

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envejecimiento, creencia que en absoluto es respaldada por datos clínicos y
epidemiológicos5.

La historia clínica deberá recoger los antecedentes de enfermedad


depresiva que haya tenido el anciano o sus familiares de primer grado. Es
conveniente también que esta historia incluya los principales rasgos de la
personalidad del anciano, especialmente si la personalidad de éste ha sido una
personalidad basada en la necesidad de orden y perfeccionismo.

Si bien el síntoma básico es la tristeza vital, el anciano normalmente


expresa su malestar como aburrimiento, apatía o indiferencia, sin que
necesariamente el estado anímico sea obligatoriamente vivenciado como la
mencionada tristeza.

La anhedonia es el síntoma más temprano de depresión; es


característico el desinterés por todas las ocupaciones que antes le resultaban
gratas y la pérdida de ilusión. Frecuentemente, junto con la tristeza, aparece un
sentimiento de angustia, que puede reflejarse tanto a nivel psíquico
(nerviosismo, inquietud interior) como somático (cefaleas de tensión, bolo
esofágico, meteorismo, diarreas, tensión muscular, etc.).

Otros síntomas característicos son la irritabilidad y la lentitud en el


pensamiento; el paciente tiende a sentirse inseguro, se infravalora y se hace
autorreproches.

Los trastornos somáticos que con mayor frecuencia forman parte del
espectro depresivo son las alteraciones del sueño y del apetito:

5
Adela-Emilia Gómez Ayalaa. La depresión en el anciano.
Vol. 26. Núm. 9. páginas 80-94 (Octubre 2007)

15
• La alteración del sueño más común en los estados depresivos es el insomnio,
siendo el denominado insomnio tardío, caracterizado por un despertar
temprano, la variedad más típica y frecuente en los casos graves.

• La depresión se asocia frecuentemente con una disminución del apetito,


existiendo una proporcionalidad entre la intensidad de la alteración del apetito y
la gravedad de la sintomatología del cuadro depresivo.

Finalmente, conviene destacar el alto riesgo de suicidio detectado en los


enfermos con depresión senil, estimado en cuatro veces mayor que en
individuos deprimidos de menor edad. La alta prevalencia de enfermedad
depresiva en los ancianos con tentativas suicidas, en comparación con otras
enfermedades, justifica el compromiso de los profesionales de la salud para
detectar la posible presencia de conducta autolítica y proceder a un tratamiento
vigoroso y a la vigilancia estrecha a cargo de los familiares del enfermo.
Factores que se asocian con un alto riesgo suicida son: ausencia de apoyo
familiar, mala salud física, alcoholismo asociado, sentimiento de culpa, historia
de anteriores intentos suicidas y presencia de anestesia afectiva (sentimiento
de falta de sentimiento).

El DSM-IV (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) hace


dos diferenciaciones más, según la depresión mayor se presente con síntomas
melancólicos o con síntomas atípicos. Conviene aclarar que esta variante de
depresión con síntomas atípicos no tiene la misma acepción que depresión
“atípica” del anciano. Sin embargo, las características de la forma melancólica
con un complejo sintomático referido a la esfera corporal o síntomas somáticos,
no son raras en el anciano y se han relacionado tradicionalmente con
endogenicidad. Una de las principales razones para incluir esta especificación
de los síntomas melancólicos en el DSM-IV es que ayuda a planificar el
tratamiento, ya que normalmente tienen muy baja tasa de respuesta a cualquier
terapéutica que no incluya tratamiento farmacológico.

16
2.5.1. Criterios DSM-IV de trastorno depresivo mayor con síntomas
melancólicos6

a. Presencia de uno de los siguientes síntomas durante el período más

grave del episodio actual:


○ Pérdida de placer en todas o casi todas las actividades.
○ Falta de reactividad a los estímulos habitualmente placenteros, no
sintiéndose mejor, ni siquiera temporalmente cuando ocurre algo
bueno.

b. Tres o más de los siguientes síntomas:

● Una cualidad distintiva del estado de ánimo depresivo (por


ejemplo, el estado de ánimo depresivo se experimenta de forma
distinta del tipo de sentimiento experimentado tras la muerte de un
ser querido).
● La depresión es habitualmente peor por la mañana.
● Despertar precoz (al menos 2 horas antes de la hora habitual de
despertarse).
● Enlentecimiento o agitación psicomotores.
● Anorexia significativa o pérdida de peso.
● Culpabilidad excesiva o inapropiada.

2.5.2. Causas principales que contribuyen a la dificultad del


diagnóstico en el anciano

2.5.2.1. Comorbilidad con enfermedades somáticas

6
LA DEPRESIÓN EN EL ANCIANO. González Molejón, J.A. Punto Volumen I. Número 8. Noviembre 2018

17
■ La depresión en el anciano se produce con frecuencia en el contexto de
enfermedades somáticas, que en ocasiones las precede y en otras, es
consecuencia.
■ Enfermedades asociadas a la depresión: accidente cerebrovascular,
cáncer, enfermedad coronaria, artritis reumatoide, enfermedad de
Parkinson (mir), Diabetes mellitus, otras
■ Síntomas que orientan hacia depresión: antecedentes depresivos,
predominio de síntomas emocionales y cognitivos frente a la
sintomatología física, llanto espontáneo, predominio matutino, falta de
respuesta de los síntomas físicos al tratamiento médico.

2.5.2.2. Deterioro cognitivo

■ Los pacientes con demencia desarrollan depresión con más frecuencia


que la población general, y a su vez los síntomas depresivos son más
frecuentes entre los pacientes afectos de demencia.
■ La depresión aumenta en relación a la severidad de la demencia hasta
un estadio GDS IV, disminuyendo a partir de este. La depresión es uno
de los trastornos de conducta en las demencias que más sobrecarga
produce en el cuidador.

2.5.2.3. Factores estresantes

■ En los ancianos los más frecuentes son la perdida del trabajo, la


seguridad económica, la casa, la autonomía personal, la salud
propia/adyegados.
■ La pérdida del cónyuge es muy frecuente y puede dar lugar a un cuadro
depresivo. Se considera duelo normal si la duración no sobrepasa de
los dos meses.

2.5.2.4. Síntomas de ansiedad intensos

18
■ La depresión es el principal problema comórbido de la ansiedad, ambos
comparten numerosos síntomas. Es importante diferenciarlos ya que el
pronóstico y el tratamiento son diferentes.
■ Diferencias entre la depresión con ansiedad comórbida y los trastornos
de ansiedad solos.

2.6. FACTORES DE RIESGO

Aunque la mayoría de los casos de depresión se diagnostica en adultos


mayores, la depresión puede ocurrir a cualquier edad. Ciertas personas tienen
un mayor riesgo de tener depresión. Si usted es una persona mayor, puede
tener un mayor riesgo si:
● Es mujer
● Tiene una enfermedad crónica, como cáncer, diabetes o enfermedades
del corazón
● Tiene una discapacidad
● Duerme mal

También puede tener un mayor riesgo si:


● Tiene antecedentes personales o familiares de depresión
● Toma ciertos medicamentos
● Sufre de una enfermedad cerebral
● Usa indebidamente las bebidas alcohólicas o las drogas
● Ha tenido acontecimientos estresantes en la vida, como la pérdida de un
cónyuge, un divorcio o enfrenta el cuidado de alguien con una
enfermedad crónica
La depresión es un proceso multifactorial y complejo cuya probabilidad
de desarrollo depende de un amplio grupo de factores de riesgo, sin que hasta
el momento haya sido posible establecer su totalidad ni las múltiples
interacciones existentes entre ellos. Se desconoce el peso de cada uno de
ellos en relación a las circunstancias y al momento de la vida en que se
desarrolla.
19
La investigación de los factores de riesgo de la depresión cuenta con
algunas limitaciones: primero, es difícil establecer diferencias entre los factores
que influyen en el inicio y/o el mantenimiento de la depresión; segundo,
muchos de los factores de riesgo interactúan de tal manera que podrían ser
causas o consecuencias de la misma. Además, pocos estudios han valorado su
grado de influencia.

No hay salud sin salud mental. La relación entre los componentes físico
y mental de la salud es múltiple y variada. Los trastornos mentales aumentan el
riesgo de padecer enfermedades transmisibles y no transmisibles, además de
contribuir a las lesiones no intencionales e intencionales. También, muchas
condiciones patológicas aumentan el riesgo de padecer trastornos mentales y
esta comorbilidad no sólo complica la búsqueda de ayuda y de tratamiento sino
que influye en el pronóstico.

Al igual a lo descrito para la población general, los pacientes con mayor


riesgo de desarrollar depresión son los de sexo femenino, aquellos con menor
nivel educacional y socioeconómico, los desempleados o en condiciones de
inestabilidad laboral, los no casados ni emparejados, y aquellos que no cuentan
con una red de apoyo social.

Las variables que incrementan el riesgo de depresión se pueden


clasificar en factores personales, sociales, cognitivos, familiares y genéticos.

A lo largo de la vida son muchos los factores sociales, psíquicos y


biológicos que determinan la salud mental de las personas. Además de las
causas generales de tensión con que se enfrenta todo el mundo, muchos
adultos mayores se ven privados de la capacidad de vivir independientemente
por dificultades de movilidad, dolor crónico, fragilidad u otros problemas

20
mentales o físicos, de modo que necesitan asistencia a largo plazo. Además,
entre los ancianos son más frecuentes experiencias como el dolor por la
muerte de un ser querido, un descenso del nivel socioeconómico como
consecuencia de la jubilación, o la discapacidad. Todos estos factores pueden
ocasionarles aislamiento, pérdida de la independencia, soledad y angustia.

La salud mental influye en la salud del cuerpo, y a la inversa. Por


ejemplo, los adultos mayores con enfermedades como las cardiopatías
presentan tasas más elevadas de depresión que quienes no padecen
problemas médicos. Por el contrario, la coexistencia de depresión no tratada y
cardiopatía en una persona mayor puede empeorar esta última.

Los adultos mayores también son vulnerables al maltrato, sea físico,


sexual, psicológico, emocional, económico o material; al abandono; a la falta de
atención y a graves pérdidas de dignidad y respeto. Los datos actuales indican
que una de cada 10 personas mayores sufre maltrato. El maltrato de las
personas mayores no se limita a causar lesiones físicas sino también graves
problemas psíquicos de carácter crónico, como la depresión y la ansiedad.

2.6.1. Factores personales y sociales

La prevalencia e incidencia de los trastornos depresivos es mayor en


mujeres que en hombres, comenzando en la adolescencia y manteniéndose en
la edad adulta. Además, aunque la depresión es una importante causa de
discapacidad tanto en hombres como en mujeres, se ha estimado que la carga
de la depresión es 50% más alta en las mujeres que en los hombres.

Las enfermedades crónicas, tanto físicas como mentales y la posible


asociación con el consumo de alcohol y tabaco también son factores de riesgo
importantes. Los rasgos neuróticos de la personalidad se asocian con una
mayor incidencia de casos y recaídas de depresión mayor y probablemente,
aumentan la posibilidad de desarrollar depresión ante los acontecimientos
21
adversos de la vida. También se asocian a otras formas de psicopatología,
especialmente con los trastornos de ansiedad. Los trastornos de ansiedad son
en general factores de riesgo para el desarrollo del primer episodio de
depresión mayor y también la distimia se ha visto como un importante predictor
del desarrollo posterior de un cuadro depresivo mayor.

Por otra parte, se ha observado que pacientes, fundamentalmente


varones, con antecedentes de ataques de pánico, tienen mayor riesgo de
desarrollar depresión mayor. Dicha correlación no se ha encontrado con otros
trastornos mentales.

Se ha descrito una asociación entre migraña y depresión, de manera


que los pacientes con depresión mayor presentaban mayor riesgo de sufrir
migraña y a su vez, los que presentaban migraña (no otro tipo de cefalea)
tenían mayor riesgo de depresión mayor.

También, la presencia de enfermedad cardiaca y diversas patologías


endocrinas, como la diabetes, el hipo o hipertiroidismo, el síndrome de
Cushing, la enfermedad de Addisson y la amenorrea hiperprolactinémica,
parecen aumentar el riesgo de depresión. Dentro del papel atribuido a las
circunstancias sociales se ha destacado el bajo nivel de recursos económicos y
las circunstancias laborales. Las personas en desempleo y baja laboral
presentan depresiones con mayor frecuencia.

El estado civil (estar soltero, divorciado o viudo) y el estrés crónico


parecen relacionarse con una mayor probabilidad de desarrollar depresión, y
también se observa que la exposición a adversidades a lo largo de la vida está
implicada en el comienzo de trastornos depresivos y ansiosos.

2.6.2. Factores cognitivos

22
La investigación sobre el papel de los factores cognitivos en la depresión
se ha guiado predominantemente por el modelo de Beck, en el que los
esquemas negativos, pensamientos automáticos, distorsiones cognitivas y
creencias disfuncionales tienen un papel fundamental en el procesamiento de
la información. Estos y otros factores como la reactividad cognitiva hacia los
eventos negativos, el estilo rumiativo de respuesta y los sesgos atencionales se
consideran claves en el desarrollo y mantenimiento de la depresión.

2.6.3. Factores familiares y genéticos

Los descendientes de pacientes con depresión constituyen un grupo de


riesgo tanto para enfermedades somáticas como para trastornos mentales. Así,
los familiares de primer grado de pacientes con trastorno depresivo mayor
tienen el doble de posibilidades de presentar depresión que la población
general, proporción también importante en los de segundo grado. El patrón de
presentación del cuadro también puede ser diferente, encontrando como señal
más temprana un trastorno de ansiedad. No obstante, estos estudios familiares
por sí mismos no pueden establecer qué cantidad de riesgo proviene de los
factores genéticos y qué cantidad del ambiente familiar compartido.

Uno de los acercamientos más frecuentes en la investigación de los


genes implicados en el desarrollo de la depresión es el análisis del papel de las
monoaminas. De entre todas las variantes genéticas estudiadas, un factor que
podría influir en su desarrollo es la presencia de un polimorfismo del gen que
codifica el transportador de la serotonina, lo que produciría una disminución del
transporte de este neurotransmisor. Este gen podría ser un predictor de la
respuesta al tratamiento antidepresivo.

Los factores de riesgo (características que se asocian a la enfermedad y


que aumentan la probabilidad de sufrirla) nos ayudan a prevenir o detectar una
posible enfermedad. En el caso de la depresión en la vejez, los factores de
riesgo son los siguientes:
23
1. Difícil afrontamiento de acontecimientos. Los cambios que antes
mencionábamos pueden ser más difíciles de afrontar, con el peligro de sufrir
una depresión si el estado de ánimo bajo se mantiene en el tiempo o si se
padeció depresión en otra etapa de la vida.

2. Personalidad. Distintos factores de la personalidad pueden dificultar el


afrontamiento de dichos cambios de la vejez. El pesimismo, la baja autoestima,
la baja tolerancia a la frustración o el exceso de perfeccionismo predisponen a
padecer depresión.

3. Dependencia. Las personas mayores que se encuentran en situación de


dependencia pero sin deterioro cognitivo, pueden presentar sentimientos de
tristeza prolongada.

4. Aislamiento. En la vejez, sentirse solo y no contar con el suficiente apoyo


social, puede repercutir negativamente en el estado de ánimo y ser un factor de
riesgo de depresión.

5. Problemas crónicos. La depresión está asociada a otros problemas crónicos


como el hipotiroidismo, el dolor crónico, enfermedades neurológicas, etc.

2.7. TRATAMIENTO

Efectivamente el tratamiento de la depresión es fundamental e


imprescindible para poder superar esta enfermedad. En los casos más graves,

24
es preciso el uso de medicamentos antidepresivos para complementar con el
tratamiento psicológico o psiquiátrico. Clave en todos los casos.

La terapia psicológica ayudará a dotar de más recursos y técnicas a la


persona para aprender a lidiar con sus sentimientos y bienestar. Abordando
correctamente la situaciones que pueden conllevar a la depresión o otras
dolencias.

Las principales opciones de tratamiento de la depresión incluyen


medicamentos y psicoterapia. Es importante recordar que, debido a que los
médicos y los terapeutas preparan un plan de tratamiento personalizado para
cada paciente, a veces es necesario intentar diferentes tratamientos o
combinaciones de ellos hasta encontrar uno que surta efecto para usted.

2.7.1. Farmacológico

Los antidepresivos son medicamentos que pueden dar buenos


resultados para el tratamiento de la depresión. Aunque algunos síntomas
pueden comenzar a mejorar al cabo de un par de semanas, es posible que
estos productos tarden varias semanas para que obren totalmente. Como
sucede con la mayoría de los medicamentos, muchas personas tienen algunos
efectos secundarios que, en la mayoría de los casos, se pueden tratar o reducir
al mínimo. Los efectos secundarios más comunes de los antidepresivos
incluyen:
 Náuseas y vómitos
 Aumento de peso
 Diarrea
 Somnolencia
 Problemas sexuales
Los antidepresivos pueden causar otros efectos secundarios que no se
incluyen en esta lista. La mayoría de esos efectos disminuyen con el tiempo. Si
toma antidepresivos, hable con su médico sobre cualquier efecto secundario
25
que tenga, sobre todo si es nuevo, si empeora con el tiempo o si le preocupa. A
menudo, reducir temporalmente la dosis o cambiar de medicamento ayuda
cuando los efectos secundarios son problemáticos. Si tiene pensamientos de
suicidio o experimenta cambios en el estado de ánimo o el comportamiento,
llame a su médico inmediatamente.

Las personas mayores de 65 años deben tener cuidado al tomar


medicamentos, sobre todo cuando son para tratar diferentes problemas. Las
personas mayores tienen un mayor riesgo de experimentar interacciones
indeseables entre los medicamentos, omitir una dosis o tomar un exceso de la
dosis. Asegúrese de informar a todo médico que consulte sobre todos los
medicamentos que le han recetado. También es una buena idea comprar todos
los medicamentos en la misma farmacia. Los farmacéuticos son una excelente
fuente de información sobre medicamentos y les alertarán a usted y a sus
médicos si les preocupa una posible interacción entre los medicamentos. Esto
puede ocurrir en forma inadvertida cuando un médico no está familiarizado con
un medicamento que le ha recetado otro proveedor de atención médica para
tratar una afección diferente.

Las personas mayores también suelen ser más sensibles a los


medicamentos. Por lo tanto, se pueden necesitar dosis más bajas o menos
frecuentes.

Antes de comenzar a tomar un medicamento, las personas mayores y


sus familiares deben hablar con el médico sobre la posibilidad de que el
medicamento afecte el grado de alerta, la memoria o la coordinación. También
deben preguntar qué pueden hacer para ayudar a asegurarse de que los
productos recetados no aumenten el riesgo de caídas. Si tiene dificultad para
recordar que debe tomar varias dosis de medicamentos durante el día, es
posible que su médico le recete un antidepresivo que requiera una sola dosis
diaria. De cualquier manera, es necesario tomarlos todos los días y no
solamente “cuando los necesite”.

26
Aun después de que vuelva a sentirse bien, es importante seguir
tomando los antidepresivos por varios meses para evitar la reaparición de los
síntomas de depresión. Cuando sea tiempo de suspenderlos, el médico le
ayudará a reducir la dosis de una manera gradual y segura. Es importante darle
tiempo al cuerpo para que se adapte al cambio. Las personas no se vuelven
adictas (no “se envician”) con estos medicamentos, pero la suspensión
repentina puede causar síntomas del síndrome de abstinencia.

A la hora de prescribir medicación en el anciano hay que tener en


cuenta: las modificaciones del envejecimiento en el organismo (alteraciones de
la FK y FD de los fármacos), pluripatología, polifarmacia y la naturaleza de la
enfermedad psiquiátrica en sí.

El objetivo debe ser la remisión de la sintomatología y no sólo la mejoría.


Recomendaciones particulares para el anciano en el uso de antidepresivos 7:

● El tiempo de inicio de efecto depresivo puede ser más largo que en el


adulto joven.
● La etapa de mantenimiento será doble que en el adulto joven, al menos
1 año.
● Evitar fármacos con capacidad anticolinérgica (el tricíclicos), por la
fragilidad cognitiva del anciano.

1. Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina


● Bloqueo selectivo de la recaptación en neuronas presinápticas
● De primera elección en la depresión del anciano por su menor toxicidad
cardiológico y cognitiva y mayor seguridad en caso de sobredosis.
7
LA DEPRESIÓN EN EL ANCIANO. NPunto Volumen I. Número 8. Noviembre 2018. https://orcid.org/0000-0002-5408-
6263 | Citation to BibTeX
27
● Los más usados: fluoxetina (mir), sertralina, fluvoxamina, paroxetina,
citalopram
● Efectos secundarios
■ No son cardiotóxicos (mir)
■ Gastrointestinales: los más frecuentes.
■ Inquietud, ansiedad, insomnio, raramente acatisia (mir).
■ Sdr serotoninérgico (grave aunque poco frecuente)

2. Inhibidores de la recaptación de aminas “heterocíclicos”


● Inhibidores de la recaptación presinaptica de las monoaminas (mir):
serotonina, noradrenalina y dopamina.
● De primera elección en: fase depresiva de psicosis maniaca-depresiva,
cuadros depresivos no psicóticos, neurosis obsesiva. (mir)
● Los antidepresivos tricíclicos (ADT): imipramina (mir), amitriptilina (mir),
nortriptilina (mir) clomipramina
● Los tretacíclicos: mianserina, trazodona, bupropión…
● Efectos secundarios importantes en el anciano
■ Anticolinérgicos : confusión, trastorno de memoria, estreñimiento
(mir), retención aguda de orina
■ Cardiovasculares: hipotensión postural (mir), taquicardia (mir),
alteración de la conducción, prolongación del intervalo PR, QRS y
QT, alteraciones del segmento ST, aplanamiento de la onda T y U.
(mir)
■ Otros: disminución del umbral convulsivo (mir), sedación, temblor
fino, aumento de peso y apetito, trastornos gastrointestinales como
nauseas y vómitos (mir).
● Contraindicados en: glaucoma de ángulo cerrado (mir), hipertrofia de
próstata (mir), IAM reciente, evitar sustancias con potencia
anticolinergico: antihistamínico y antiparkinsonianos (mir), evitar en
ancianos (mir), evitar sustancias depresoras del SNC como alcohol (mir)
y evitar antihipertensivos centrales como: metildopa (mir).

28
3. Inhibidores de la monoaminoxidasa (IAMOs ) Y RIMA
● Inhiben la MAO de forma irreversible y no selectiva
● Las más usadas: tanicilpromina (mir), fenelcina, selegilina
● Antes de iniciar tratamiento con IMAOs debe pasar 7-14 días libres de
tricíclicos e intervalos mayores para los ISRS (fluoxetina).
● Efectos secundarios:
■ Crisis adrenérgicas, si se ingieren alimentos ricos en tiramina
(quesos fermentados, patés, cerveza, embutidos, chocolate,
huevos), dopa u otra amina vasopresora, ya que las MAOs
intestinales y hepáticas están inactivadas. (mir)
■ Hipotensión ortostática, aumento de peso, insomnio, hepatoxicidad
● Contraindicados en caso de: hepatopatías severas, diabetes,
insuficiencia cardíaca, enfermedad hipertensiva complicada.
● Los RIMA (moclobemida) son inhibidores selectivos solo de la MAO-A y
reversibles.

4. Nuevos antidepresivos
● Venlafaxina: es un ISRN (inhibidor selectivo de la recaptación de
serotonina y adrenalina), importante eficacia antidepresiva y altas tasas
de remisión
● Mirtazapina: antidepresivo dual con acción en sistema noradrenérgico y
serotoninérgico.

5. Terapia electroconvulsiva
● La indicación principal es la depresión, de elección en depresiones
endógenas resistentes al tratamiento farmacológico y en depresiones
mayores graves (mir).
● Efectos secundarios: lo más frecuente es la amnesia lacunar del
episodio, los más graves son los cardiovasculares pej: arritmias, en
pacientes con deterioro cognitivo previo o uso de benzodiacepinas,
triciclitos o litio puede aparecer confusión.

29
6. Litio
● Dosis terapéuticas: 0,6-15 mEq/l, dosis óptimas 0,8-1,2 meq/l (mir)
● En ancianos por lo general no se precisan dosis >900mg/día (mir).
Deben hacerse controles semanales durante el primer mes, mensuales
durante 6 meses, y luego trimestrales. (mir)
● Antes del inicio del tto debe hacerse un examen médico completo:
exploración física y cardiológico, ECG, análisis de orina, medición de
creatinina, glucemia, hormonas tiroideas. La analítica se repite
anualmente. (mir)

2.7.2. Psicoterapia

La psicoterapia es eficaz para la depresión de la vejez y se la puede


considerar como tratamiento de primera línea. Los enfoques terapéuticos son,
entre otros, una fase de tratamiento breve, consistente en visitas semanales
durante 8 - 12 semanas. Aunque otros tratamientos también pueden ser
eficaces, la evidencia más fuerte a favor del tratamiento breve es la de la
terapia conductual cognitiva y la terapia de resolución de problemas.

Poder generalizar, sin embargo, es difícil, porque la mayoría de los


estudios de psicoterapia para la depresión de la vejez son en poblaciones
geriátricas con cognición intacta, con buen nivel educativo, blancos y
relativamente jóvenes.
La terapia conductual cognitiva se centra en identificar y reformular los
pensamientos negativos, disfuncionales y al mismo tiempo aumentar la
participación en tareas agradables y actividades sociales. Su efecto puede ser
más débil en personas con enfermedades físicas o con deterioro cognitivo.
La terapia de resolución de problemas se centra sobre el desarrollo de
aptitudes para mejorar la capacidad de afrontar los problemas. Estudios
aleatorizados con ancianos mostraron que el tratamiento de resolución de
problemas produce mayor mejoría de la depresión que la atención habitual o la

30
terapia de reminiscencia, una psicoterapia centrada en la evaluación y la
reformulación de episodios de la vida pasada.

La terapia de resolución de problemas es eficaz para tratar los síntomas


depresivos en ancianos con deficiencias cognitivas (sobre todo disfunción
ejecutiva), grupo que con frecuencia no responde bien a los antidepresivos. En
un estudio de población con deficiencias cognitivas, la terapia de resolución de
problemas produjo más remisiones que la terapia de apoyo (el 46% vs. el 28%
a 12 semanas), así como también mayor mejoría de la discapacidad y mantuvo
los beneficios durante por lo menos 24 semanas.

La terapia interpersonal para ancianos con depresión se centra en las


transiciones de roles, la tristeza y las cuestiones interpersonales. En estudios
aleatorizados esta terapia redujo mucho más los síntomas depresivos que el
tratamiento habitual. Al igual que con la terapia cognitiva conductual, las
personas con otras enfermedades concomitantes o con deficiencias cognitivas
quizás no respondan bien a la terapia interpersonal.

2.7.3. Tratamiento de mantenimiento

Estudios longitudinales mostraron beneficios significativos del


tratamiento continuo tras la remisión. Uno de ellos se efectuó con ancianos con
depresión recurrente que tuvieron una remisión breve con nortriptilina y terapia
interpersonal durante 16 semanas.

Se asignó aleatoriamente a los participantes a tratamiento de


mantenimiento con nortriptilina o placebo y a una sesión mensual de
psicoterapia (terapia interpersonal) o a ninguna psicoterapia. Tres años
después, las tasas de recidiva fueron significativamente menores entre las
personas asignadas a tratamiento continuo con nortriptilina sola (43%),
nortriptilina y terapia interpersonal (20%), o terapia interpersonal sola (64%)
que entre las que recibieron placebo sin terapia interpersonal (90%).

31
Sin embargo, en un estudio similar sobre pacientes con un primer
episodio de depresión, el tratamiento de mantenimiento con paroxetina (sola o
con terapia interpersonal), pero no con terapia interpersonal sola, disminuyó el
riesgo de recidiva a 2 años, en relación con ningún tratamiento de
mantenimiento. No hay datos de estudios aleatorizados a largo plazo para
evaluar la eficacia del tratamiento de mantenimiento con terapia cognitiva
conductual o terapia de resolución de problemas para la depresión del anciano.

2.7.4. Estimulación cerebral

El tratamiento electroconvulsivo (TEC) o electroshock es el tratamiento


más eficaz para los pacientes con depresión intensa, incluidos los ancianos.
Aunque los antidepresivos son el tratamiento de primera línea, el TEC se debe
considerar si los pacientes son suicidas, no respondieron a los medicamentos
antidepresivos, tienen un trastorno físico deteriorante o una discapacidad
relacionada con la depresión que amenaza su posibilidad de vivir
independientemente.

Datos de estudios abiertos, con pacientes que no respondieron a los


antidepresivos, sugieren tasas de remisión del 70 - 90% con TEC. Faltan datos
de estudios controlados de alta calidad con intervención simulada que empleen
técnicas modernas de TEC. Estudios aleatorizados muestran altas tasas de
recaída (40 - 50% en los 6 meses posteriores al tratamiento).

El TEC tiene pocas contraindicaciones. Los efectos colaterales más


frecuentes son confusión con amnesia anterógrada y retrógrada; las técnicas
actuales de administración disminuyen este riesgo y los síntomas cognitivos se
resuelven tras finalizar el TEC. Las personas con enfermedad cardiovascular o
neurológica tienen mayor riesgo de problemas de memoria relacionados con el
TEC.

32
La estimulación magnética transcraneal (EMT) es un tratamiento más
nuevo que emplea un campo electromagnético focal generado por una bobina
situada sobre el cuero cabelludo, en general sobre la corteza prefrontal
izquierda. Las sesiones se efectúan cinco veces a la semana durante 4 - 6
semanas.

Este tratamiento no tiene efectos secundarios cognitivos. Sin embargo,


un metanálisis de seis estudios que compararon la EMT con el TEC mostraron
que el TEC tiene mayores tasas de remisión. Algunos estudios sugieren que la
respuesta en los ancianos deprimidos puede no ser tan positiva como la de los
pacientes más jóvenes.

2.7.5. Terapia electroconvulsiva

La terapia electroconvulsiva a veces se usa para la depresión grave


cuando es muy difícil de tratar y no responde a los medicamentos ni a la
psicoterapia. La terapia electroconvulsiva es un tipo de tratamiento de
estimulación cerebral, una clase de tratamientos que implica la activación del
cerebro directamente con electricidad, imanes o implantes. Algunos de estos
tratamientos todavía están en fase experimental. Si su depresión persiste a
pesar de haber realizado ensayos adecuados de los medicamentos, o si es tan
grave que no puede comer o si usted tiene ideas fijas y falsas (“delirio”) sobre
su enfermedad, su médico puede recomendar la terapia electroconvulsiva
como la mejor opción. Aunque se ha usado por casi 80 años, la terapia
electroconvulsiva sigue siendo el tratamiento más fuerte y de acción más
rápida para la depresión grave.

A pesar de los antecedentes de eficacia y seguridad de la terapia


electroconvulsiva para tratar a las personas mayores, todavía persisten muchos
conceptos erróneos al respecto entre los pacientes y los profesionales de
atención médica. La terapia electroconvulsiva puede ser una alternativa segura
y sumamente eficaz para la depresión grave resistente al tratamiento, así como

33
para varios otros trastornos de salud mental. Puede causar efectos
secundarios, como confusión y pérdida de la memoria que, por lo general,
duran poco, pero que a veces pueden persistir

2.7.6. Tratamientos complementarios

Algunos ejemplos de tratamientos complementarios para la depresión


incluyen yoga, ejercicios y ciertos suplementos alimentarios. Estos tratamientos
pueden ofrecer algunos beneficios a las personas con depresión. Sin embargo,
no deben reemplazar una conversación con un profesional de atención médica
y usted no debe de suspender el plan de tratamiento determinado junto con ese
médico. Infórmele a su profesional de atención médica sobre cualquier método
complementario que use o que se proponga usar. Esto ayudará a velar por su
seguridad. La actividad física es una parte útil de cualquier plan de tratamiento
de la depresión y puede ser más fácil agregarla a medida que la persona
empieza a sentirse mejor cuando el medicamento antidepresivo y la
psicoterapia comienzan a surtir efecto.

2.8. ESCALAS DE VALORACIÓN DE LA DEPRESIÓN

2.8.1. Escala de depresión geriátrica-Test de Yesavage

Se trata de un cuestionario utilizado para el cribado de la depresión en


personas mayores de 65 años. Existen dos versiones:

Si bien existen muchos instrumentos para medir la depresión, la Escala


de Depresión Geriátrica (GDS), creada por Yesavage ha sido probada y usada
extensamente con la población de adultos mayores. El cuestionario largo GDS
es una herramienta breve de 30 puntos en el que los participantes deben
responder por sí o por no con respecto a cómo se sintieron en la última
semana. En 1986, se creó un cuestionario corto GDS, que consiste de 15
preguntas. Para la versión corta, se seleccionaron las preguntas del

34
cuestionario largo GDS que guardaban la mayor correlación con los síntomas
depresivos en los estudios de validación. De los 15 puntos, 10 indicaban la
presencia de depresión cuando se contestaban afirmativamente, mientras que
el resto (preguntas número 1, 5, 7, 11 y 13) indicaban depresión cuando se
respondían negativamente. El puntaje de 0-4 se considera normal, según la
edad, educación y quejas; 5-8 indica depresión leve; 9-11 indica depresión
moderada; y 12-15 indica depresión severa. El cuestionario corto resulta más
sencillo de usar para los pacientes con afecciones físicas y pacientes con
demencia leve a moderada que pueden concentrarse por lapsos breves o se
fatigan con facilidad. Se puede completar en 5 a 7 minutos.

El GDS puede usarse con adultos mayores con buena salud, con
enfermedad médica, y aquellos con deterioro cognitivo de leve a moderado. Se
ha usado extensamente en entornos comunitarios, de atención de agudos y de
cuidados de largo plazo. La validez y confiabilidad de la herramienta han sido
respaldadas tanto con la consulta como las investigaciones clínicas. En un
estudio de validación que comparaba los cuestionarios corto y largo de GDS
para la autocalificación de los síntomas de la depresión, ambos cumplieron su
objetivo para diferenciar entre adultos deprimidos y no deprimidos con una
correlación alta (r = 0.84, p < 0.001) (Sheikh & Yesavage, 1986).

El GDS no reemplaza la entrevista de diagnóstico realizada por


profesionales de salud mental. Es una herramienta de detección útil en el
entorno clínico que facilita la evaluación de la depresión en los adultos
mayores, especialmente cuando las mediciones de base se comparan con
puntajes posteriores. No sirve para evaluar los intentos de suicidio.

La presencia de depresión garantiza intervención y tratamiento


inmediatos. El GDS puede usarse para controlar la depresión a lo largo del
tiempo en entornos clínicos. Un puntaje positivo por encima de 5 en el

35
cuestionario corto GDS debería dar lugar a una evaluación psicológica
minuciosa y una evaluación del intento de suicidio.

Cuadro 3. Escala de depresión de Yesavage (GDS versión reducida)

2.8.2. La escala de valoración de Hamilton para la evaluación de la


depresión (Hamilton depresión rating scale (HDRS)

36
Es una escala, heteroaplicada, diseñada para ser utilizada en pacientes
diagnosticados previamente de depresión, con el objetivo de evaluar
cuantitativamente la gravedad de los síntomas y valorar los cambios del
paciente deprimido. Se valora de acuerdo con la información obtenida en la
entrevista clínica y acepta información complementaria de otras fuentes
secundarias. Si bien su versión original constaba de 21 ítems, posteriormente
se realizó una versión reducida con 17 ítems, que es la recomendada por el
Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos. La validación de la
versión castellana de esta escala se realizó en 1986 por Ramos-Brieva.
Diferentes evaluaciones han permitido comprobar la validez discriminante, la
fiabilidad y la sensibilidad al cambio, tanto en poblaciones hospitalizadas como
ambulatorios.

Cada cuestión tiene entre tres y cinco posibles respuestas, con una
puntuación de 0-2 ó de 0-4 respectivamente. La puntuación total va de 0 a 52.
Pueden usarse diferentes puntos de corte a la hora de clasificar el cuadro
depresivo. La Guía de Práctica Clínica elaborada por el NICE, guía con una
alta calidad global en su elaboración y una puntuación de "muy recomendada"
según el instrumento AGREE, recomienda emplear los siguientes puntos de
corte: No deprimido: 0-7 Depresión ligera/menor: 8-13 Depresión moderada:
14-18 Depresión severa: 19-22 Depresión muy severa: >23

Para la evaluación de la respuesta al tratamiento se ha definido como


respuesta una disminución mayor o igual del 50% de la puntuación inicial de la
escala, respuesta parcial como una disminución entre el 25-49% y una no
respuesta como una reducción de menos del 25%. La remisión se ha
considerado con una puntuación menor o igual a 7, aunque hay resultados que
apoyan que este punto de corte debería de tener un valor más bajo.

Cuadro 4. Escala de Hamilton para la Depresión (validada por Ramos-


Brieva y cols)

37
2.8.3. Escala de Goldberg

38
Se trata de un cuestionario heteroadministrado con dos subescalas, una
de ansiedad y otra de depresión. Cada una de las subescalas se estructura en
4 items iniciales de despistaje para determinar si es o no probable que exista
un trastorno mental, y un segundo grupo de 5 items que se formulan sólo si se
obtienen respuestas positivas a las preguntas de despistaje (2 o más en la
subescala de ansiedad, 1 o más en la subescala de depresión). Los puntos de
corte son mayor o igual a 4 para la escala de ansiedad, y mayor o igual a 2
para la de depresión. En población geriátrica se ha propuesto su uso como
escala única, con un punto de corte ≥ 6.

Cuadro 5. Escala de ansiedad y depresión de Goldberg

2.9. RECOMENDACIONES

39
A medida que continúa el tratamiento, es posible que el paciente poco a
poco empiece a sentirse mejor. Si toma medicamentos, estos pueden tardar
varias semanas hasta que comiencen a obrar. Si el primer medicamento no
surte efecto, esté dispuesto a intentar otro. Es posible que necesite probar
diferentes medicamentos antes de encontrar uno que le surta efecto. Si un
antidepresivo es solo parcialmente eficaz, a veces conviene agregar un
segundo medicamento de un tipo diferente.

Se recomienda que el paciente trate de hacer cosas que solía disfrutar


antes de entrar en la depresión. Hay varios estudios que han demostrado que
hacer esas cosas, aun cuando no espere disfrutar de ellas, puede ayudarle a
levantar el ánimo. No se exija demasiado. Otras cosas que pueden ayudar
incluyen:
 Dividir las tareas grandes en tareas más pequeñas y hacer lo que
pueda cuando pueda. No tratar de hacer demasiado a la vez
 Pasar tiempo con otras personas y hablar con un amigo o familiar
sobre sus sentimientos.
 Cumplir su plan de tratamiento. Tomará tiempo hasta que surta
efecto.
 Discutir las decisiones con otras personas que lo conozcan bien. No
tomar decisiones importantes hasta que se sienta mejor.

Cuando se trata una persona adulta mayor con depresión lo primero que
se debe hacer es ayudarle a consultar con un profesional de la salud mental.
Hay varias cosas que se puede hacer para ayudar a una persona mayor con
depresión:
 Ofrecerle apoyo, demostrarle comprensión, tenerle paciencia y darle
ánimo.
 Ayudarle a recordarse de sus citas y organizarle su “cajita de
píldoras” semanales si es posible, ya que a veces las personas
mayores con depresión no pueden pensar con claridad.

40
 Tratar de asegurarse de que tenga cómo acudir a las consultas
médicas.
 Hablarle y escucharle con atención.
 No pasar por alto los comentarios sobre el suicidio e informar al
terapeuta o al médico de su ser querido sobre estos comentarios.
 Invitarle a caminar o a pasear o hacerle participar en actividades en
espacios interiores con usted.
 Recordarle que, con el tiempo y el tratamiento, la depresión
desaparecerá.

El ejercicio con regularidad probablemente ayuda a disminuir la


depresión de varias maneras, que incluyen:
● La liberación de sustancias químicas en el cerebro que ayudan a
sentirse bien que pueden disminuir la depresión (neurotransmisores,
endorfinas y endocanabinoides).
● La reducción de sustancias químicas en el sistema inmunológico que
pueden empeorar la depresión.
● El incremento de la temperatura corporal, que puede tener efectos
calmantes.

Ejercitarse con regularidad también tiene muchos beneficios


emocionales y psicológicos. Puede ayudarte a:
● Ganar confianza. Cumplir objetivos de ejercicio o desafíos, incluso los
pequeños, pueden reforzar la confianza en ti mismo. Estar en forma
también puede hacerte sentir mejor sobre tu apariencia.
● Quítate las preocupaciones. El ejercicio es una distracción que puede
conseguir que te alejes del ciclo de pensamientos negativos que
alimenta la ansiedad y la depresión.
● Obtén más interacción social. El ejercicio y la actividad física pueden
darte la oportunidad de socializar o conocer a otras personas.
Simplemente con intercambiar una sonrisa amable o saludar mientras
caminas alrededor de tu vecindario puede ayudar a tu estado de ánimo.
41
● Afronta de una manera saludable. Hacer algo positivo para controlar la
ansiedad o la depresión es una estrategia saludable de afrontamiento.
Tratar de sentirse mejor al beber alcohol, insistir en qué tan mal te
sientes o esperar que la ansiedad o la depresión desaparezcan por sí
mismas puede llevar a que los síntomas empeoren.

2.10. PREVENCIÓN

Es difícil y complejo hablar de prevención de la depresión en la persona


adulta mayor, ya que dependerá en mucho de los factores involucrados en su
génesis y perpetuación por lo tanto, las acciones encaminadas a su prevención
tanto primaria como secundaria incluyen desde la presencia de una red de
apoyo adecuada para los mayores de 60 años hasta la vigilancia y control
farmacológico del padecimiento tanto por el médico de primer nivel de atención
como por el especialista.

El pertenecer a grupos sociales y participar en actividades agradables,


constructivas y que integran a la persona adulta mayor a estos grupos permite
que aumente su capital social y disminuye la posibilidad de que la persona
sufra de un episodio depresivo. Los “motivos de vida” son importantes para
evitar la depresión e incluso como parte esencial para la mejora de los
pacientes deprimidos, por lo que el tener una buena relación con sus familiares
en mucho ayuda, tanto a evitar la depresión como a mejorar de un episodio
depresivo establecido.

El control de los padecimientos crónico-degenerativos como diabetes,


artritis reumatoide, osteoartrosis, insuficiencia cardiaca, lumbalgia crónica,
enfermedad de Parkinson, etc., comunes en la etapa de la vejez es
indispensable para evitar que se presente depresión en estos pacientes, si bien
es cierto que el tener un padecimiento crónico-degenerativo no es sinónimo de
depresión.

42
La prevención de reincidencias y recaídas forma parte del abordaje
general de este padecimiento por lo que en la prevención secundaria se debe
tomar en cuenta que la vigilancia del tratamiento es indispensable, con la
finalidad de:

• Evitar o disminuir la frecuencia de los episodios depresivos.


• Disminuir la duración de los mismos.
• Disminuir su intensidad.

También hay que hacer notar que la prevención del suicidio también es
una perspectiva que siempre debe ser contemplada en la evolución de los
pacientes con depresión donde el tratamiento del padecimiento es una línea de
prevención básica.

La prevención de la depresión en el mayor puede realizarse a diferentes


niveles:
● Prevención primaria: La presencia de una autoeficacia significativa
desarrollada por los mayores, junto con una disminución del riesgo de
DPI controlando los factores de riesgo cardiovascular, el uso de los
fármacos antidepresivos en presencia de comorbilidad y el fomento de
actividades informativas sobre las opciones terapéuticas actuales
● Prevención secundaria: Disminuyendo el riesgo de recurrencia y recaída
mediante el tratamiento prolongado con fármacos antidepresivos y la
psicoterapia, solos o en combinación.
● Prevención terciaria: Dirigida al manejo clínico amplio de los síntomas
con el objetivo de reducir la ideación suicida.

43
3. OBJETIVOS

3.1. OBJETIVO GENERAL

Favorecer la mejora en la efectividad, seguridad y calidad de la atención


médica, contribuyendo de esta manera al bienestar en los adultos mayores,

3.2. OBJETIVOS ESPECIFICOS

1. Proporcionar una síntesis de la mejor evidencia en el diagnóstico,


tratamiento y cuidados de la depresión en el adulto mayor.
2. Proporcionar al personal de atención primaria las herramientas clínicas
para la evaluación de la depresión en el adulto mayor.
3. Relacionar la depresión en el adulto mayor con los síndromes
geriátricos.
4. Definir los criterios de referencia de atención médica a los pacientes
adultos mayores con depresión.

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4. MATERIALES Y MÉTODOS

4.1. MATERIALES

Esta investigación sobre las evidencia en el diagnóstico, tratamiento y


cuidados de la depresión en el adulto abarcando las bases teóricas,
favoreciendo la mejora en la efectividad, seguridad y calidad de la atención
médica; los materiales utilizados para recopilar información en esta
investigación fueron libros, revistas, artículos científicos y fuentes electrónicas.

4.2. MÉTODO

La modalidad de investigación sobre la cual se desarrolla este proyecto


investigativo cualitativo. Es un estudio descriptivo, se realiza una revisión
bibliográfica, a través del motor de búsqueda google, indica editoriales,
bibliotecas, bases de datos bibliográficas entre otros; y entre sus resultados se
pueden encontrar: citas, enlace a libros, artículos de revistas científicas,
comunicaciones y ponencias a congresos, informes científicos-técnicos, tesis,
tesinas, resúmenes y opiniones de las editoriales académicas, de sociedades
profesionales, de las universidades y otros sitios web.

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5. CONCLUSIÓN

Una correcta atención a las personas mayores es clave para prevenir la


depresión y, en caso de padecerla, detectarla rápidamente para empezar el
tratamiento cuanto antes. Una atención deficitaria conlleva, irremediablemente,
a un descenso del bienestar de nuestros seres queridos y, por ende, a que la
evolución de la depresión en ancianos sea más nociva y negativa. Por esto,
recurrir a una cuidadora de ancianos que sepa gestionar situaciones de estrés
y casos de depresiones en adultos mayores, será un modo muy eficaz de
atender correctamente a nuestros mayores y garantizar una vejez digna.

Se puede afirmar que una adecuada prevención al igual que una precoz
identificación de aquellos factores que provocan o colaboran en la presencia de
la enfermedad de la depresión cobra importancia en nuestra sociedad. Resulta
de gran interés conocer un adecuado tratamiento de la enfermedad. Aportar los
conocimientos necesarios sobre la enfermedad y la técnica adecuada a
nuestros profesionales contribuye a mejorar la calidad de vida del paciente así
como reducir los riesgos.

Para el primer episodio depresivo en un anciano el tratamiento de


primera línea podría ser la farmacoterapia o la psicoterapia, según las
preferencias del paciente y la disponibilidad de la psicoterapia. Si se emplean
medicamentos, el tratamiento inicial recomendado es un ISRS, con una dosis
baja al inicio (e.g., sertralina 25 mg/día) a fin de evaluar los efectos colaterales
en el paciente y aumentar después a la dosis terapéutica mínima (50 mg/día).

Pueden ser necesarias dosis mayores para obtener la máxima eficacia


(e.g., 100 mg o más de sertralina diariamente), con mucha atención a los
efectos secundarios. Si los síntomas depresivos no disminuyen se podría
considerara cambiar a un inhibidores selectivos de la recaptación de
serotonina, como la venlafaxina. Se deben efectuar pruebas de detección para
46
deficiencias cognitivas y considerar pruebas neuropsicológicas si los síntomas
cognitivos persisten o empeoran a pesar del tratamiento antidepresivo.

El envejecimiento mundial de la población y los fenómenos naturales


que la acompañan hacen de los ancianos un grupo de alto riesgo para padecer
depresión. Es conveniente que en los hospitales existan programas
sistemáticos de detección del estado depresivo en el adulto mayor al ingreso
hospitalario, para estar en posibilidad de efectuar intervenciones psicosociales
oportunas que ayuden a mejorar la calidad de vida y disminuir la morbilidad y la
mortalidad.

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6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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