Poesia
Poesia
Poesia
Textualidades en el espacio-tiempo
Edición de textos
Amalia Iglesias Serna
Diseño y maquetación
Egido Pablos. Comunicación Gráfica
Usted es libre de: Compartir — copiar y redistribuir el material en cualquier medio o formato
Ediciones Universidad de Salamanca no revocará mientras cumpla con los términos:
(Des)localizados
Textualidades en el espacio-tiempo
INTRODUCCIÓN............................................................................................................ 9
OFFLINE/ONLINE.......................................................................................................... 127
M.ª Ángeles Pérez López
Nuevas textualidades y temporalidades............................................................ 129
Poemas................................................................................................................................. 133
Belén Gache
Solo la poesía nos hará libres. (La Resistencia Poética Galáctica)........ 139
Poemas................................................................................................................................. 145
Luis Correa-Díaz
Snapshot crítico > poesía electrónica mexicana............................................. 151
Poemas................................................................................................................................. 160
EPÍLOGO................................................................................................................................ 165
Francisco José Martín
La literatura como exilio........................................................................................... 167
Introducción
ANTONIO COLINAS
Libertad de crear y libertad de ser
Poemas
Antonio Colinas
Esta forma abierta o libre del conocer nos llevará también a pensar
que existen tantas Poéticas (auténticas) como poetas y que, en esa
base de vida que hay en la poesía, cada uno desarrollará su propia
experiencia de conocer, de ser y de estar en el mundo. Por eso, con
el paso del tiempo descreemos de las Poéticas que hemos escrito y
acabamos optando por conceptos mucho más claros y sintéticos.
En este sentido, a mí me gusta decir últimamente que ser poeta es
simplemente «una forma de ser y de estar en el mundo».
Poesía y vida expresados con palabra nueva nos remiten a una obra
menos valorada, pero no por ello menos valiosa de Dante, como es
su Vita Nuova; aunque nuestra María Zambrano tenía a este libro
por preferido frente a la mismísima Commedia dantesca. Por ello, el
libro de Dante (su título) nos lleva al terreno de cuanto comenzába-
mos escribiendo: hay palabra nueva en el creador cuando responde
a una vida nueva. El ser y estar en el mundo de una manera concreta
es en Dante el resultado de un profundo proceso de iniciación.
Sí, hay tantas Poéticas como poetas. Pero mirar hacia otro de sus
coetáneos, Antonio Machado, nos bastaría para encontrarnos con
la «pitagórica lira», con «la lira inmensa»: con la simbología órfica.
Y más tarde, en Neruda, con la palabra que se derrama y estalla,
como suele hacer para distinguirse generalmente la poesía que nos
llega del otro lado del Océano, de quienes en nuestros países her-
manos escriben en nuestra misma lengua.
O nos encontraríamos antes con ese manantial del que nace nues-
tra modernidad: la poesía de Rubén Darío. Rotundo Rubén,
maestro también de la poesía musical que fluye, pero que a la vez
revela los temas diarios o cultos, pues se atreve y tiene el don de
ocuparse de los más trascendentes, esos que él fijó, ¡con tan pocas
palabras! en su gran poema «Lo fatal».
Sí, hay tantas Poéticas como poetas, pero lo que cuenta es la au-
tenticidad del que escribe, de quien busca y ha dado con la palabra
nueva. Esto creo que se da con bastante claridad en los dos poetas
que hoy tenemos aquí –los que no escuchan los cantos de sirena
de lo seco y lo plano–.
18 Antonio Colinas
Regreso a Petavonium
Post-scriptum
La llama
Signos en la piedra
tutelar,
donde se cierra el círculo
que se abriera en tu infancia,
donde se abre la noche del ser
en la luz que es más luz,
donde ya no hay preguntas
ni respuestas.
En esa niebla posa tus dos ojos.
Luego, pósalos en el ara
y respira profundo.
Posa también tus manos:
que se aquieten tus manos como palomas,
que echen raíces
en el silencio helado de la piedra.
Verás en ella señales muy leves,
signos dictados por el firmamento,
los símbolos de un tiempo infinito
que va huyendo de ti,
mas que a la vez está en tu interior:
revelación del alma que no muere.
En el siglo xvii, el crítico chino Yeh Hsieh (del cual habla Eliot
Weinberger en sus magníficos ensayos de Rastros Kármicos), en
su tratado titulado El origen de la poesía, afirma que «Cuando lo
que escribo es igual a lo que escribió un antiguo maestro significa
que nos unimos en nuestras reflexiones. Y cuando escribo algo
diferente de los antiguos maestros, estoy añadiendo algo que
faltaba en su obra. O también es posible que los maestros de
antaño estén añadiendo algo que faltaba en la mía». El poema
que se escribe es siempre el mismo, copiado tal cual y repetido
otras muchas veces, sin incurrir en plagio, pues ambos autores,
el anterior y el nuevo son uno y el mismo, relacionados por medio
del poema, añadiendo siempre o corrigiendo, ese texto indefinido e
infinito que se va transformando en todos los tiempos. La escritura
se establece como interminable diálogo entre vivos y muertos. Esa
es la gran tradición oriental. En China los ausentes no dan por
finalizada su creación; revisan sus poemas, ya de todos, a través
de los vivos. En Occidente, la tradición supone erróneamente
que los vivos modifican a los muertos. Shelley coincide con estas
opiniones cuando dice que los poemas del pasado, presente y
futuro son episodios o fragmentos de un poema infinito, erigido
por todos los poetas del orbe a lo largo de todas las edades.
¿Quo fugis?
Un ángulo me basta
Mi maestro me ha enseñado
que hasta la erudición es una forma
de la sensualidad, y que el adobe
se puede volver seda en la estructura
de la sintaxis.
ya solo me interesa
ser igual que Walt Witman,
un puro protoplasma literario,
un organismo simple que se comunica
de manera directa con el mundo.
Me interesan tus piernas, tu cintura,
tu torso receptivo de claridad.
Tu paquete que crece debajo de mi mano.
La aristocracia de tus dientes
como un puñado de naturaleza.
A los treinta y seis años
ya solo me interesa ser amor.
la línea
del laberinto, que mis propios límites
en el espacio y en el tiempo tienen
un nombre simple que me gusta: cuerpo.
Definitivamente
quiero tener los mismos límites que las cosas.
Arte de traducir
si lo que quieres es
incorporarte al coro con voz nueva.
–destemplar el unísono con un grito de júbilo–
para oscuro en la noche solitaria escribir
entre el constante número de las constelaciones
algo que se parezca a Déjame
que me pierda comprensible
pregunta de tus ojos, te propongo
al revés el eslogan de la colonia Hugo:
Don’t innovate.
Imitate.
EMILY ROBERTS
Iniciación al viaje
Poemas
Es el caso de los dos jóvenes poetas que hoy nos acompañan, que
representan tanto a los poetas que han salido fuera de nuestro
país y de nuestro idioma en busca de nuevos horizontes vitales y
luego han regresado enriquecidos con ese «idioma propio» de la
poesía, como es el caso de Emily Roberts; y aquellos que desde
otras culturas y otros idiomas vinieron a nuestro país siendo muy
jóvenes, y también han encontrado su patria poética en un idioma
«híbrido y personal» como es el caso del chino Minke Wang Tang,
que, aunque habla perfectamente el idioma español, porque es el
idioma en el que ha crecido, cuando escribe poesía diríamos que
no se expresa tanto en nuestra lengua, como en su propio estilo
poético, un «idioma encrucijada, intermedio», «un idioma único»,
y al mismo tiempo «universal».
Ítaca no existe
Asciendo lentamente
aquella escalera de los sueños freudianos,
subo a los altares mínimos
de mi propia insuficiencia.
¡Cuánto ayer empozado,
cuánta breve mortaja,
cuánto leve recuerdo!
Desde el suelo
una muñeca muerta me contempla,
–una muñeca serenamente muerta–
Me alejo
con la desagradable sensación
de haber profanado una tumba.
Retorno
Tierra de nadie
Después de todo
ni tú ni yo somos de aquí.
Altazor
Desde que nacimos y para siempre,
vagamos en busca de unos pasos que coincidan con nuestros pies.
Buscamos en las esferas y en los cimientos de la demolición,
buscamos las huellas o el rumor imperfecto de aquellas alas
que querían levantar el vuelo,
cuando todavía brotaban narcisos en la nieve
y acaso el universo solo era su torbellino de luces,
turbulencias, las derrotas que ignoras cuando el pájaro pasa.
Giróvagos, sonámbulos, escribimos sin red los pasos que nos quedan,
antes de que el deshielo desnude las raíces
y deje a la intemperie las células pulidas del recuerdo.
Se arruga la inquietud en el poso de los silencios difuntos.
Nada puede aliviar el delirio de este cielo que gira sin nosotros.
Emily Roberts
y ya no reconoce.
XVIII
XXXIV
Mudanza
Tanteo a oscuras
cómo pertenecer.
Aduana
Una generación
mòh. (Fragmentos)
Más cruces que rayas. Geómetra: eres línea radiando de fondo.
Figura del cielo regurgita hacha teogónica. Partiré tu cráneo de
cumpleaños al séptimo día unicornio. ¿Qué haremos entonces?
¿Qué? si no yogar en resto verde de flaco querer. ¿Qué? si no
dandanzar en melisma simiente. ¿Ha sido así pues nuestro sínodo
convexo en difractante túnel? Luz callada de cítara embebida.
Involuciona ya o supernova detenida en mácula instante.
NAJAT EL HACHMI
Sabores
Escribir para entender la intersección:
el ejemplo de Najat El Hachmi
Najat El Hachmi
Los sabores son una manera de tener presente la memoria, las me-
morias, algo irrenunciable, en tanto implica superar nuestras
82 M.ª Carmen África Vidal Claramonte
Sin duda, son muchas más las preguntas que las respuestas, y eso no
es necesariamente negativo, porque dudar nos impele a no asentar-
nos en ninguna zona de confort ni a aceptar observar el mundo des-
de historias impuestas; no enajenar nuestra propia historia ni comer
el fruto del árbol del olvido que nos ofrecen, todavía hoy, esos nue-
vos lotófagos enmascarados a quienes no les gusta que queramos,
inquietos, indagar en nuestros futuros a partir de nuestros pasados.
Referencias
«la literatura sueca», «la música francesa», «el arte brasileño» o «el
cine indio». Nuestra experiencia general de la realidad cotidiana se
parece cada vez más al día a día de los personajes de Dientes blan-
cos, de Zadie Smith, que asiduamente transitan por los pasillos del
instituto Glenard Oak, «una Babel de lenguas, colores y clases»
(2000: 292), escenarios abigarrados, heterogéneos, multicolores,
polivocales, a menudo contrapuntísticos, donde la pluralidad y la
diferencia constituyen la habitual regularidad.
vengo y, por otro, qué lugar estoy ocupando en el sitio al que he ido
a parar», comenta (2018: 5’). En concreto, la obra de El Hachmi se
ha leído como una crítica del proyecto asimilacionista de la integra-
ción (Vidal Claramonte, 2012: 240; Carranza Castelo, 2017: 16),
una palabra sobre la que la propia autora ha manifestado recurrente-
mente y con vehemencia sus reservas. Como también argumentaba
El Hachmi en Don de lenguas, la integración ha formado parte de
«un discurso de exigencia hacia el otro, de exigencia hacia el que
llegaba» (2018: 23’ff), una exigencia difusa y ambigua, como ex-
plicaba, que, en esa solicitud, parece olvidar y pasar por alto que la
sociedad que reclama integración es en sí misma muy heterogénea
y que, por tanto, las formas que pudieran adoptar quienes llegan
son muchas más de las que en último extremo se toleran. Por eso El
Hachmi ha denunciado que:
Referencias
—. Sempre han parlat per nosaltres. Barcelona: Edicions 62, 2019. [Siempre
han hablado por nosotras, trad. de Ana Ciurans Ferrándiz. Barcelona:
Destino, 2019].
El Hachmi, Najat, Sandra Iscán Luengo y Jorge Ollero Castela. 2018. «En-
trevista». Don de Lenguas (Radio USAL). Disponible en: https://pro-
gramadondelenguas.blogspot.com/2018/05/entrevista-najat-el-hachmi.
html [Consulta: 22 de marzo de 2021].
Smith, Zadie. White Teeth. Londres: Penguin, 2000. [Existe versión en cas-
tellano: Dientes blancos, trad. de Ana María de la Fuente. Barcelona:
Salamandra, 2001].
Torío, Marcos. «Najat El Hachmi: “¿Por qué cuesta tanto que España reconoz-
ca su diversidad?”». El Mundo, 28 de mayo de 2016. Disponible en https://
www.elmundo.es/baleares/2016/05/28/5748575146163fd6678b460c.
html [Consulta: 22 de marzo de 2021].
Vidal Claramonte, M.ª Carmen África. «Jo també sóc catalana: Najat El
Hachmi, una vida traducida». Quaderns: revista de traducció, 19, 2012,
pp. 237-250.
Najat El Hachmi / Sabores
La abuela se peleaba cada año con las aceitunas, que aplastaba bajo
un peso durante meses para que le quedaran arrugadas. En ocasio-
nes le salían buenas, y otras veces, amargas. Con el aceite tampoco
le iba muy bien, en su familia no tenían por costumbre hacerlo
Sabores 93
Tantos años de aquí y aún tenía que escuchar esas frases crueles. Ya
me gustaría, ya, poder volver a mi país, o no haberme ido nunca.
Removiendo el sofrito se decía, bueno, no es verdad, ¿a quién voy
a engañar? Aquí me han nacido hijos. Pero una tregua, volver a casa
para descansar, para ver a los tuyos, para ver a tu madre... ¿Cuántos
veranos llevaban ya sin viajar? Los pobres no hacen vacaciones, le
había dicho la señora, si no tenéis dinero para vivir no tenéis para
iros. Pero volver a casa no eran vacaciones, no era una frivolidad, no
era un lujo, era ver a tus padres, a tus hermanos, a tus sobrinos y
primos, era respirar el aire puro de la niñez, era coger la menta del
huerto y saber que el verano se acaba porque empieza a florecer. Era
alargar la mano para recoger los higos de los que chorreaba aquella
leche amarga, abrir granadas aún tibias junto al árbol, levantarse
temprano para ir a buscar los higos chumbos y lavarlos en el pozo
mismo para abrirlos bien fríos, crujientes y dulces.
Volver a casa para dejar que los niños pudieran correr por el
campo y no tenerlos encerrados en el piso destartalado donde
vivían, con paredes y techo que caían. No oír sus gritos a todas
horas y no tener que regañarlos siempre ella, ni estar pendiente
siempre de todo. En casa, con harina y agua hacían mil comidas
distintas, y de la cebada salían cosas muy variadas: cuando era
tierna para las papillas, al vapor con leche fermentada, tostada
y molida para añadirle aceite de oliva, con sal y agua para hacer
pastitas, tostada, ya madura, como pipas. Suerte que de vez en
cuando su madre le enviaba un paquete con aquellos manjares
tan rurales que acababa degustando sola porque los niños prefe-
rían las magdalenas industriales o el pan de molde con Nocilla. Y
su marido aún demostraba algo de entusiasmo, pero deprimido
como estaba se lo tragaba todo maquinalmente.
A él también le vendría bien volver a casa, aunque fuera con las ma-
nos vacías, sin poder hacer como antes y llenar de regalos a la familia.
Allá abajo también lo sabían, que hay crisis, y les bastaba con volver a
verlos. Pero los pobres no hacen vacaciones, había dicho la señora
cuando le había preguntado si podían irse. Te pediré el pasapor-
te, la había amenazado, y si tienes sellos te quitaré la «pirmi». Y
ella se había empeñado en darle explicaciones, hablándole de la
nostalgia y de su madre, del descanso, los niños y el aire puro, y
los baños en la alberca, pero la señora, por toda respuesta, había
dicho aquello, «si te gusta tanto, ¿por qué no te vuelves a tu
país?». Ahora se servía las patatas estofadas y con el pan probaba
a ver si al chafarlas se deshacían, pero no, otra vez el verdulero
la había engañado y eran de aquellas que quedan siempre duras,
imposibles de comer. Volver a casa es regar las raíces para no
secarse por completo.
3. Nostalgia de madre
La nostalgia me empezó una mañana cualquiera en la lengua, cuan-
do aún no había abierto los ojos y la boca se me inundó de aluci-
naciones. Al repasar los dientes descubrí que allí había memoria,
96 Najat El Hachmi
cosa que hasta entonces no había notado. Los recuerdos del gusto
y el olfato me inundaban y se convertían sí, en eso, en auténticas
alucinaciones. Entonces era cuando pensaba en mi madre. Ella me
había dicho, Fatiha mía, no sufras, una madre no pasa nunca por
encima de sus hijos y el hígado es el hígado. Y yo recordaba que en
su forma de hablar es en el hígado donde está el amor a los hijos,
mientras que el de la pareja está en el corazón, igual que aquí.
ÁNGELA SEGOVIA
Literatura y redes
Poemas
UNAI VELASCO
Módems, routers, iPhones.
La difusión de la poesía en el marco internáutico reciente
Poemas
Literatura y redes
Ángela Segovia
aleja el tren
no sabemos cuándo
podremos volver
el frío aguijonea
en el hueco de la cara
entre el gorro de lana y la bufanda
es un hielo seco que pinchara
los ferroviarios se
levantaron en huelga
¿es esto una forma de
106 Ángela Segovia
violencia?
se preguntarían
Arendt Sorel y los demás
van a despedir a más de dos mil
este mes han muerto
una semana de mineros
los pueblerinos se preguntan cuándo
podremos volver
y amanece al tanto
me digo
mira
cómo tiembla la hierba en el palacio del lenguaje
mira cómo porcelanea la
piel imagina si T pusiera un helicóptero aquí
una poussière
son cruces pero al romper el viento
producen la letra del cuchillo
un pájaro dormido sobre su filtro
dorado caminan arcos sin salida
una virgen con alas una cervina cámara de
videovigilancia
con alas
hierve
en el estanque
pequeños pajes de la pared sumergen
unas telas cosen la red
la nutria el pato el pez el bosque atrás
es negro no
como ceniza
sino como cobre
cobras
Poemas 109
shhh
Unai Velasco
Una de las primeras cosas que vemos aquí es que los resultados
obtenidos no se ajustan del todo con aquella tripartición que ade-
lantaba más arriba entre poetas del 2000, de los ochenta y de los
noventa. De entrada, los poetas del 2000 están fuera del espectro
que acabo de esbozar, que comienza en 1984; mientras que los
de los ochenta y noventa están mezclados en la segunda etapa,
la de la blogosfera. Al margen de posibles fallos (¿el prosumidor
español debuta en la adolescencia o antes de los diez años?) y de la
fragilidad de un análisis que se quiere orientativo, este «desajuste»
indica más bien que, si las hay, es el contexto quien impone las
promociones en combinación con las obras.
Salmo 8
Tengo miedo del miedo de las avispas del miedo de los ciervos
no dejes
no que somos buenos que ofrecemos nuestro cuerpo
en pira de bondad detente
y escucha sobre todo escucha y que así sea y que así
sea.
Aleluya
A veces nos enfundábamos mal las mallas verdes y los ojos se abrían
y nos confundíamos como reptiles
o el pelo se nos ponía lacio, somnoliento y fingido
o íbamos por ahí con los dedos detenidos de hadas,
pero siempre había alguno que trastabillaba a medio calzón
y en seguida saltábamos y el puerto se llenaba de luces,
suficiente para seguir conversando, golpeando las mesas,
alborotando el pan. Anochecía al este de la isla.
Anochecía como una industria secreta,
un país alargado de códices, parlante y silencioso,
que averigua mástiles tras la vegetación.
Si cayese
fulminado sobre la hierba,
126 Unai Velasco
Y en ese peligro,
en la lejanía de la primera fuente, él
ha cumplido ya todos los requisitos
de la hermosura.
BELÉN GACHE
Solo la poesía nos hará libres. (La Resistencia Poética Galáctica)
Poemas
LUIS CORREA-DÍAZ
Snapshot crítico > poesía electrónica mexicana
Poemas
Offline/Online:
Nuevas textualidades y temporalidades
Dos de los autores que han realizado creaciones notables y una inda-
gación crítica insoslayable en esas textualidades expandidas en español
son Belén Gache y Luis Correa-Díaz. Ambos representan, a su vez, di-
versos cruces espacio-temporales que podemos englobar dentro de las
propuestas de (des)localización ante las que se sitúa este ciclo de
pensamiento: Gache es una autora experimental argentino-española
afincada en Madrid (www.belengache.net); Correa-Díaz, por su par-
te, es escritor chileno radicado en ee. uu., profesor de la Universidad
de Georgia y miembro de la Academia Chilena de la Lengua (http://
www.rom.uga.edu/directory/luis-correa-díaz-0).
En el espacio digital se abren caminos que tienen que ver con los
recientes procesos de softwarización (software convertido en mate-
rialidad más que en simple herramienta, como ha estudiado Vega
Sánchez Aparicio) y con la incorporación de estructuras reticulares
y por tanto hipertextuales (Georges Landow) en relación con el
conocimiento, el libro y la lectura.
Por ello, Correa-Díaz plantea las dudas electrónicas sobre el libre albe-
drío y al hacerlo, nos reta a pensar el presente escritural en la Red, que
ha ampliado el concepto de lo poético, ha hibridado formas anterio-
res, ha propuesto cruces intermediales y se enfrenta a la construcción
de máquinas poéticas, de robots programados por la mente humana.
Queda entonces sobre la mesa la pregunta acerca de la creatividad, de
la función escritural como rasgo inequívocamente humano que
deja de ser privativo para ser colectivizado y socializado en un primer
momento, y mecanizado (¿y superado?) más adelante.
XVI
no
las palabras
no hacen el amor
hacen la ausencia
si digo agua ¿beberé?
si digo pan ¿comeré?
Alejandra Pizarnik
La ausente (Diputación
de Cáceres/El Brocense, 2004)
[La sinagoga]
en Valencia de Alcántara
en la diáspora
[Canción de acero]
Espigas blancas.
En la luz más humilde,
las alpargatas.
…
Tendón, guijarro
y pobreza del lirio.
Su mecenazgo.
…
Cáñamo herido.
En la aguja se ciñen
cierzo y estío.
Desbrozadura
del alma vuelta cuerpo.
Llaga y ventura.
…
Los pedregales
rezuman tinta roja.
Tinta que es aire.
…
138 M.ª Ángeles Pérez López
Belén Gache
3
–Atrapados entre metrofóbicos y monométricos, entre aquellos
que quieren poseer las palabras y aquellos que buscan destruirlas,
a los poetas lunares solo nos queda resistir. Hoy solo escribe la
resistencia–, dice la baronesa Morgen Sterben y se pierde detrás de
un biombo chino4.
Por otra parte, la figura del autor, que ha jugado un rol ordenador,
regulador de los discursos literarios propios de la época burguesa,
individualista y consecuente con el espíritu de la propiedad priva-
da y gracias al cual se han delimitado, excluido y seleccionado los
144 Belén Gache
Entonces, en esta era digital, frente a ese todo, este universo de tex-
tos que nos invaden, frente a este Aleph infinito de palabras, ¿dónde
están los cánones literarios?, ¿dónde están las listas negras?, ¿cómo
rescatar la función «literatura»?, ¿cómo normalizarla?, ¿cómo disci-
plinarla?, ¿cómo generar un nuevo «principio de economía poética
en la proliferación descontrolada de discursos»?, ¿cómo generar «re-
glas de sumisión» para la literatura?, ¿es que acaso hace falta?
Ante esta tarea, entiendo que el discurso literario posee una espe-
cial importancia a partir de otro importante concepto, también
planteado por Foucault, «el principio de intransitividad». En el
campo literario, los significantes no remiten a ningún significado
fuera de sí mismos. Y es que la literatura plantea, ya de por sí, una
manera diferente de relación entre palabras y cosas. Por este moti-
vo, podríamos entender al hecho mismo de escribir como subver-
sivo de los órdenes discursivos dados.
Solo la poesía nos hará libres. (La Resistencia Poética Galáctica) 145
Notas
1 Foucault, Michel, p. 11
2 Gache, Belén, p. 46
3 Ibídem. p. 128
4 Ibídem. p. 142
5 Ibídem. p. 177
Bibliografía
Contra el viento
Contra la pared
Contra el reloj
Contra los Robóticos mutantes
Contra los correos spam
Contra los Asesinos de otros mundos
Contra la corriente
Contra las cuerdas
Contra las hormigas
Contra las cárceles
Contra las personas
Milán
La cruda realidad es que el dvd de Narutto Shippuden saldrá recién para agosto
La cruda realidad es que el México de Chava Flores ya no existe.
Poema existencial
y los poetas.
Entre el temor y el temblor, nosotros los olvidados de Dios, los
elididos, los resilientes.
Yo no tengo otro ser que mi ser-otro
y no puedo dejar de ser libre.
Yo solo sé que no sé nada.
Solo sé que tengo un sueño y que sueño, luego existo.
Droga electroconfusa
Ahora que sois libres del verso tirano, ejército de poetas, liberaos
también de las palabras.
¡Uníos a la Resistencia poética Galáctica!
Luis Correa-Díaz
3 T
al cual lo plantea Dimitar D. Sasselow en su micro-ensayo «AI is I», el desarrollo
científico de la inteligencia artificial es más un proceso evolutivo que un descubri-
miento, es decir «it is a slow and deliberate process of learning and incremental
improvements» (Brockman, 15-16).
4 Gleiser, en «Welcome to Your Transhuman Self», plantea que «the reality is that
we’re already transhumans» y que nuestra búsqueda es en ambas direcciones: la
Snapshot crítico > poesía electrónica mexicana 155
6 Hayles señala el otro lado de cualquier simulación y lo que la hace tal cuando dice
que si «simulation is becoming increasingly pervasive and important, however,
materiality is as vibrant as ever, for the computational engines and artificial
intelligences that produce simulation require sophisticated bases in the real word»
(2002: 6).
Snapshot crítico > poesía electrónica mexicana 157
7 Donde se deben incluir autores tales como –y cada uno en su momento tecno-cien-
tífico-literario y cultural respectivo– el ya mencionado peruano Carlos Germán
Belli, el argentino Omar Gancedo con IBM, el mexicano-español Eugenio Tisselli
con PAC: Poesía asistida por computadora. La herramienta para poetas bloqueados,
los argentinos-españoles Gustavo Romano con IP Poetry Project, y Belén Gache
con Kublai Moon y su derivado secuencial Poesías de las Galaxias Ratonas.
Obras citadas
Brockman, John, ed. What to Think About Machines That Think. Today’s
Learning Thinkers on the Age of Machine Intelligence. New York: Harper Pe-
rennial, 2015.
https://youtu.be/CfoLuQe6RYk,
habría que entregarnos a un general
ho’oponopono y enseguida al canto
de todos... que se nos ha dado tanto,
xq no es que el día no llegue, es que
ya llegó, el día en que nacieron todas
las cosas –y, como ya lo dijo el poeta:
everything is unfolding as it should–,
el único desaliento tendría que venir
–pero no si la cantamos en el sol fa re
do del más grande amor– del temblor
de cielo de la physical eschatology, if
it’s that the case, if it is not then let’s
keep on singing y no xp se subscriba
aquí necesariamente (vuelvo al tema)
ninguna de las FAP–type simulations
al uso o las que pudieran proponerse
en los siglos venideros..., laudato si’,
aunque solo al umbrío modo nuestro,
sobrevolando preposiciones y palomas
(verso este encontrado en Alcayaga
Vicuña, ciudadano del cielo, Sabella
lo entendió mejor que nadie y pronto):
https://youtu.be/qZVm-2nM0sA
Este texto fue publicado en el N.º 452 de Revista de Occidente, enero de 2019.
168 Francisco José Martín
[II]. La ciudad crecía con orden y los siglos iban trayendo a ella
sus sucesivos ensanches. Un solo Dios, una sola Razón, una sola
Historia. Europa y la obligada occidentalización del planeta. En
ese vértigo fueron creciendo la ciudad y sus muros. En ese mismo
vértigo fue creciendo un canon de los saberes que iba a hacer de la
universalidad una cuestión intramuros. El ser estaba dentro, o solo
desde dentro se lo podía entender y comprender. Fuera no había
nada: nada que valiera la pena más allá del acopio de materias pri-
mas o de la mano de obra barata para las industrias y las andanzas
del progreso. Y la ciudad salió a conquistar el desierto inaccesible,
a abrir caminos en la selva oscura, a colonizar los espacios desco-
nocidos, a evangelizar a la varia otredad semejante.
entorno: los espías del filósofo-rey decían que los poetas se alimen-
taban solo de los frutos de la tierra y que no sacrificaban animales.
Lo creado no era para la humana disponibilidad, decían, sino un
misterio al que rendían culto y del que se sentían parte.
Dios está entre los detalles. El poeta lo sabe y por eso insiste.
Fuera había solo una regla no escrita, una actitud, un gesto: la hos-
pitalidad. De su experiencia de proscritos y expulsos habían apren-
dido que en el exilio rige el don de la hospitalidad. En el espacio de
libertad que es la literatura todos tienen cabida. Todos. Y la tienen
porque deben tenerla: porque la hospitalidad es un deber no escri-
to que nace del reconocimiento de nuestro propio desvalimiento
y desgracia en las historias del otro. En las historias sin historia de
los otros. Porque el exilio enseña que somos esa otra otredad de las
historias sin historia.
La literatura como exilio 179
ota bene. Decía Whitehead, el filósofo de los Principia Mathematica, que la filosofía
N
en Occidente podría describirse como las sucesivas anotaciones llevadas a cabo en
el tiempo, en los márgenes de los antiguos diálogos platónicos. Aunque exagerado,
en efecto parecería que algo hay de ello. Incluso Friedrich Nietzsche, acaso el mayor
enemigo del platonismo, repetidamente vuelve a los Diálogos, como si en ellos resi-
diera el germen o la matriz de un inicio equivocado que no podría enmendarse sin
desandar el ya largo camino de la cultura occidental. Volver a Platón es, pues, de este
modo, un programa de reforma de la filosofía y un ajuste de cuentas con los mo-
delos culturales hegemónicos que han desembocado en esta inquietante actualidad
que nos incumbe –globalizada y, a la vez, dividida en fragmentos hiperconectados.
En nuestro intento se trata de volver a uno de sus relatos fundacionales para po-
der re-pensar uno de los lugares comunes –y canónicos– en donde se sustenta la
tradicional separación entre la filosofía y la literatura. El ejercicio que propongo
no es tanto el de volver a pensar lo ya pensado, sino el del atrevimiento –e incluso
osadía– de pensar lo que en el tiempo ha permanecido impensado con relación al
relato platónico. Tal vez transitar por el camino de lo impensado, en el peligro de
su precipicio, acabe por desvelar un aspecto de la literatura poco reconocible en su
varia comprensión institucional: la literatura como lugar o espacio del exilio. Y no
porque la literatura sea toda ella exilio, claro que no, sino porque en ella se configura
un exilio: un particular modo de exilio de la filosofía.
Este libro recoge las intervenciones que tuvieron lugar en la Casa
Museo Unamuno durante los meses de abril y mayo de 2018, den-
tro del ciclo «(Des)localizados. Textualidades en el espacio-tiempo»,
organizado por el Servicio de Actividades Culturales de la Univer-
sidad de Salamanca.
Antonio Colinas
Luis Correa-Díaz
Belén Gache
Juan Antonio González Iglesias
Najat El Hachmi
Amalia Iglesias Serna
Francisco José Martín
M.ª Rosario Martín Ruano
César Antonio Molina
M.ª Ángeles Pérez López
Emily Roberts
Ángela Segovia
Unai Velasco
M.ª Carmen África Vidal Claramonte
Minke Wang Tang
Centro de Fotografía
UNIVERSIDAD DE SALAMANCA