Dios Como Fuente de Conocimiento y de Lo Bello

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Dios como fuente de conocimiento y de lo bello

Juan Bolívar

Introducción

La historia de la humanidad está signada por los acontecimientos vinculados a Dios


como Creador de todo lo existente. Lo más característico del pensamiento teológico es
que todo hecho o acontecimiento responde a un plan que Dios tenía previsto y elaborado
desde antes de la existencia humana. Sus designios se han manifestado en la figura de su
hijo Jesucristo, durante todas las épocas posteriores a su nacimiento, convirtiéndose en el
centro de la humanidad.

En Occidente la Biblia inspiró obras de arte, fundamentalmente pinturas, dibujos y


esculturas. La cultura bíblica cultivó estas manifestaciones, que eran interpretaciones de
las creencias mantenidas en los años inmediatamente posteriores a la vida de Jesús.
Personajes, escenas y símbolos están inspirados en la mayoría de las obras en pasajes
extraídos del Libro Sagrado.

“Arte Cristiano es el arte religioso del Cristianismo, las obras de arte inspiradas por
sentimientos religiosos cristianos, o creadas para ilustrar, suplementar y representar en
una forma tangible el mensaje cristiano” (es.wikipedia.org).

En sus orígenes el arte ha estado ligado a la religión, si se toma en consideración


que el Arte Religioso es una denominación utilizada para todas aquellas producciones
artísticas que tienen como fin un culto a lo sagrado o divino. No obstante, en este ensayo
se pretende revisar la vinculación de la fe en Dios como fuente de inspiración constante
de las artes.

El mensaje como expresión artística

Desde el mundo hebreo la estancia de Jesus de Nazareth en la denominada Tierra


Santa, el mensaje de Cristo penetró desde la mirada más sencilla de sus seguidores hasta
la construcción de los templos 300 años después, de una manera determinante. La
concepcion del hombre antes de la existencia del Nazareno, en tiempos del emperador
Diocleciano (20 Noviembre de 284 a 1 de Mayo de 305 d.C), frente a un mundo politeista
fue cambiando el pensamiento oriental y posteriormente occidental sobre lo que hasta
entonces se concebía o percibía de Dios. De esta manera, desde los primeros dibujos
realizados en las catacumbas en tiempos de Nerón (13 octubre de 54 a 8 de junio de 68
d.C.) durante la persecución del cristianismo primitivo, los seguidores del mensaje del
Mesías fueron configurando una expresión estética sobre la concepción o mirada que se
tenía tanto del mensaje como del hombre que lo había difundido.
En la antigua Jerusalén las primeras representaciones gráficas, pictóricas o
escultóricas de un cristianismo que va a ser legalizado por el emperador Constantino (25
julio de 306 a Mayo de 337) en el año 313 buscarán hilvanar, para admiración y adoración
de los seguidores de Cristo, un dibujo de una realidad inspirada en la idea de Dios,
traducida al ritualismo, a la iconografía, a las primeras representaciones estéticas del
hombre desde la perspectiva de Cristo. De esta manera, surgieron monogramas, dibujos y
alegorías, que fueron quedando en las criptas, en los templos de los primeros cristianos,
en las tumbas, en las tallas en madera, en las puertas de las iglesias y en todas las
imagenes que se crearon en torno al mensaje traducido en los cuatro Evangelios, que
después fueron reunidos en la Biblia. Específicamente en la segunda parte de este texto,
que constituye el Nuevo Testamento, durante un tiempo que va desde el siglo primero
hasta el siglo cuarto de la era cristiana, el hombre buscó la expresión estética y la belleza
representada en la idea de Dios, a través de cada uno de los pasajes vertidos en los cuatro
Evangelios; de esta forma, los artistas del momento, entiéndase ebanistas, escultores,
tallistas, dibujantes e ilustradores, fueron transmitiendo la idea que se tenía en ese
momento de Dios traducida con un doble propósito, el propósito de difundir el mensaje
reflejado en el Evangelio dejado por Cristo.

En una implícita intención, el mensaje es mostrado de manera estética,


cumpliendo no sólo valores moralistas y educativos de catequesis, sino también de servir
como elementos inspiradores y estéticos a quienes profesaban la religión que se empezó a
agrupar en torno a todos los pueblos del Mediterráneo y que tuvieron por centro la
ciudad de Roma, Italia. Es precisamente en esa ciudad dónde quedaron muchas de estas
manifestaciones estéticas en inmensos monumentos, cementerios, obeliscos, arcos,
muebles y enseres que sirvieron de plataformas para dejar expresada la idea de Dios en el
mundo occidental.

De esta manera, en un tiempo que transcurrirá entre los primeros cinco siglos de la
Iglesia Católica como institución eclesiástica aliada al poder político romano, la concepción
artística que se tenía de Dios quedó convertida en canon; esto es direccionado desde el
Clero a través de las rectorías de los Obispos que fueron definiendo la forma en que los
hombres deberían dibujar o expresar, desde el punto de vista estético, su concepción de
Dios. Este control de la Iglesia Católica sobre la forma de expresar este cristianismo, fue
regulada por el alto Clero hasta el punto que muchas expresiones que terminaron después
en la franmasonería y otras corrientes de pensamiento espiritual, no fueron aceptadas por
la iglesia como elementos estéticos oficiales de toda la imagenería creada por la Iglesia
Católica Romana. Tal es el caso por ejemplo de los triángulos sobre las coronas de la
Santísima Trinidad y que fueron asociados más a la Franmasonería y el Nosticismo, toda
vez que la iglesia fue seleccionando y fue reorganizando, bajo la organización de los
Obispados, las manifestaciones artísticas que generaron cada uno de los artistas por
distintas vías para complacer la catequesis desde el púlpito reflejando en sus obras
artísticas (esculturas, tallas, óleos, vaciados en bronce).
Durante el medioevo, con la concepción del pensamiento qué se va teniendo de
Dios al surgir nuevas corrientes religiosas, especialmente a partir de la revolución dentro
de la iglesia alemana con la irrupción de Martín Lutero como un pensador disidente del
Catolicismo, se generaron otras formas no sólo de mirar a Dios, sino de expresarlo en el
arte. A través del tiempo, esta corriente que se inició con Lutero se amplía aún más con la
iglesia ortodoxa rusa y otra serie de transmutaciones que la iglesia fue sufriendo a lo largo
de la historia. Después de 1000 años de catolicismo mundial y con las nuevas ideas,
muchas de ellas consideradas disidentes del papado que se centró en Roma, se fue
generando una visión cada vez más heterogénea del pensamiento de Dios y su expresión
de manera estética en las artes plásticas.

Durante los siglos previos al Renacimiento (Siglos XV y XVI), en la medida que fue
cambiando en el hombre la vision de Dios, fue cambiando de manera simultánea su
representación. Si en un principio los primeros artistas del cristianismo primitivo podían
demostrar con sus obras que Dios era el centro de inspiración que los motivaba a realizar
obras de distinta índole en las artes plásticas, con el tiempo, en la medida que el
conocimiento se fue ampliando no sólo a diversas corrientes religiosas, sino también con
la invención de nuevos instrumentos científicos para comprender el cosmos y la visión que
el mismo hombre iba teniendo sobre su mundo, se fue transformando de manera
inevitable la primigenia Concepción de que Dios es el inspirador de todo lo posible, no
sólo en las artes plásticas sino también en la poesía.

Todo lo que significaron las poesías de los Santos, o las visiones creadas en la
poesía de Sor Juana Inés de la Cruz, posterior al renacimiento la expresión estética que
inicialmente se le podía atribuir en el hombre a la inspiración de Dios, sufrió una
transformación avasallante que fue cambiando en la mirada de los artistas plásticos la
forma de expresarse. Antes se consideraba la inspiración como el origen de la fuente
divina en el corazón del hombre para que éste reflejara en sus obras toda la mirada que se
tenía sobre Dios; tal es el caso de Miguel Angel Buonarroti (1475-1564) quien pintó los
frescos de la Capilla Sixtina por orden del Papa Julio II, quien hizo todos los decorados de
la Cúpula del principal templo de Roma.

Todas esas eran maneras de explicar a Dios en las artes plásticas y en la medida
que el hombre se va dando cuenta que la inspiración no es de origen divino con
exclusividad, los artistas plásticos cerca de 1000 años antes empezaron a demostrar que la
inspiración es sólo un proceso creativo qué fluctuaba o avivaba en el hombre la forma de
poder expresarse y realizar representaciones no sólo de la visión que se tenía de Dios, sino
de todo el mundo complejo en el que el hombre se fue despertando ante el conocimiento
y la invención de instrumentos que cambiaron la manera de pensar y de hacer del
hombre.

Con la llegada de la imprenta de Gutenberg, a pesar que la iglesia masificó su


pensamiento con la reproducción de numerosas Biblias en el mundo, la misma imprenta
sirvió para reproducir ideas y concepciones filosóficas sobre la manera de entender el
mundo y generar distintas corrientes de pensamiento; lo que pudiera explicarse así mismo
como nuevas formas de análisis y nuevos conceptos que cambiarían la antigua concepción
de Dios. Con el surgimiento de la revolución industrial el hombre se fue alejando cada vez
más del pensamiento exclusivo de Dios en el dominio de la Iglesia Católica Romana sobre
el orden de las cosas y fue siendo una representación, una expresión estética de todo el
arte a través de distintas formas de mirar. Esto es lo que da origen a numerosas corrientes
pictóricas, literarias, religiosas, posteriormente cinematográficas, con la invención de la
fotografía y todos sus derivados para expresar de manera estética el mundo en el que se
va viviendo.

Conclusión

Buscando la explicación a la concepción que a través de la historia el hombre ha


tenido de Dios como fuente de inspiración, no cabe sino explicar que la inspiración en el
hombre es producto de su concepción cultural. En la medida que el hombre va
reformulando su forma de pensar y la cultura va cambiando en el hombre esa mirada y
esa visión de su entorno, en esa misma medida va evolucionando su forma de expresarse.

Pudiera justificarse con el cristianismo primitivo que Dios es la fuente de


inspiración de numerosos artistas, desde las catacumbas hasta los grandes templos como
el arte de Buonarroti. No cabe la menor duda que no son sino expresiones de su tiempo,
bajo la concepción que cada uno de estos artistas tenían en su momento. En la medida
que el hombre descubre que Dios no es el centro de las cosas, sobre toda la filosofía
domina el pensamiento occidental y oriental y Dios va quedando desplazado como centro
de la inspiración y centro de la motivación para lo estético; entonces el hombre crea con
más libertad toda expresión plástica a través de las distintas artes conocidas.

En conclusión, tendrá que decirse sin lugar a dudas que Dios en principio sirvió
como fuente de inspiración para la estética y lo bello en el hombre a través de los artistas
plásticos de su momento, pero mirado dentro de una realidad más completa, Él no es el
centro de inspiración sino el que cada artista le imprima a su obra, a través de la forma en
la que desee expresarse ante el mundo que le rodea.
Fuentes Consultadas

Arte Cristiano. https://es.wikipedia.org/wiki/Arte_cristiano

La Biblia, Ilustrada y Comentada. Centro Editor PDA. Barcelona: 2008.

La Mitología y la Biblia en las Artes Plásticas. https://periodistas-es.com/la-mitologia-y-la-


biblia-en-las-artes-plasticas-130229

PORTER, J.R. La Biblia: Las Sagradas Escrituras hebreas, los Libros Apócrifos, la llegada de
Roma (Palestina en tiempos de Cristo) y el Nuevo Testamento. Editorial Blume: 2007

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