Ud 1
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DE LA RELIGIÓN EN LA
ESCUELA
1
EL PROFESOR DE
RELIGIÓN
Pedagogía y Didáctica de la Religión en la Escuela
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ................................................................................... 3
1.1. CONSTELACIÓN DE CONCEPTOS ................................................. 4
1.1.1. SOBRE EL CONCEPTO DE HOMBRE…………………………………………4
1.1.2. SOBRE EL CONCEPTO DE EDUCACIÓN……………………………………..4
1.1.2.1 CONCEPTO DE EDUCACIÓN EN ABILIO DE GREGORIO…………………5
1.1.2.2 CONCEPTOS DE EDUCACIÓN, ESCUELA Y MAESTRO EN OLEGARIO
GONZÁLEZ DE CARDEDAL……………………………………………………………..5
1.1.3. SOBRE EL CONCEPTO DE ESCUELA………………………………………..7
1.1.4. SOBRE EL CONCEPTO DE MAESTRO……………………………………….7
1.2. EL MAESTRO DE RELIGIÓN ........................................................... 9
1.2.1 EL PERFIL PROFESIONAL DEL PROFESOR DE RELIGIÓN CATÓLICA.10
1.2.2 EL PERFIL ECLESIAL …………………………………………………………...12
INTRODUCCIÓN
Para hablar de estos temas prefiero ir sobre seguro y después de citar un texto
del Magisterio de la Iglesia sobre la educación, voy a dejar hablar a dos
verdaderos maestros por su experiencia y saber.
1
Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, n. 105
2
Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 356-7.
3
DECLARACIÓN GRAVISSIMUM EDUCATIONIS SOBRE LA EDUCACIÓN CRISTIANA, n. 1
4
Abilio de Gregorio es licenciado en Ciencias de la Educación y Diplomado en Orientación
Familiar. Ha ejercido la docencia en Salamanca como profesor de I.E.S. Ha escrito numerosos
libros y artículos sobre temas pedagógicos. Se dedica también a la formación de padres y
profesores.
5
Gregorio, A. (2016). 4 Miradas. Horizonte de esperanza. Burgos: Monte Carmelo. 230.
6
Olegario González de Cardedal nació en Lastras del Cano (Ávila / España) en 1934. Ordenado
sacerdote en 1959, se doctoró en Teología en Múnich en 1964. Ha desarrollado su labor
docente como profesor de Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca. Fue miembro
de la Comisión Teológica Internacional de 1968 a 1979. En 2011 recibió el Premio de Teología
Joseph Ratzinger. Es académico de número de la Real Academia de Ciencias Morales y
Políticas.
7
González, O. (2004). Educación y educadores. El primer problema moral de Europa. Madrid:
PPC. 13
8
Id. 99.
9
Id., 101-102.
10
Cf. Id., 36-37
11
Id., 82.
12
Cf. Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis (1979). Orientaciones pastorales sobre la
Enseñanza Religiosa Escolar. Su legitimidad, carácter propio y contenido. Madrid: EDICE. n. 6,
7, 10, 11 y 12.
(…) Se educa para que el discípulo (o el hijo) sea libre. Y, tanto más libre
será, cuanta menos necesidad tenga del maestro. “Me consideraré haber
tenido éxito en vuestra educación el día que compruebe que, adultos ya, no
os acordáis de mí, porque vuestra vida es de tal manera vuestra, que ni
siquiera reconozcáis de dónde proceden las piedras que dan soporte a esa
autonomía”. Palabra de buen maestro.
(…) El maestro auténtico enciende en sus discípulos la pasión por la verdad
y por el bien, les enseña cómo se recorre el camino para llegar a ellos y sabe
retirarse a tiempo para no lastrar la marcha13.
13
Gregorio, A. (2016). Op. cit., 215-6
14
Gregorio, A. (2007). Por las huellas de la pedagogía del padre Tomás Morales. Un idealista
con los pies en la tierra. Madrid: FUE. 229.
15
Magris, C. (2001). Utopía y desencanto.
16
Cf. Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis (1979). Orientaciones pastorales sobre la
Enseñanza Religiosa Escolar. Su legitimidad, carácter propio y contenido. Madrid: EDICE. n. 43
17
Fernández, J.A. (2014). Fundamentos de la ERE. Para la formación de profesores de
Religión. Madrid: CCS. 152.
18
Id., 152.
19
Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis (1998). El profesor de Religión Católica.
Identidad y misión. Madrid: EDICE.
20
Id., n. 4.
21
Id., n. 5.
1.- Educador:
22
Id., n. 9.
23
Id., n. 12.
24
Id., n. 13.
Hay que saber teología y hay que saber enseñarla: “La preparación pedagógica
es fundamental para poder motivar, orientar y comunicarse el profesor de una
manera eficaz con los niños y adolescentes. No basta saber teología. Hay que
saber enseñarla de modo significativo, para que no se convierta en fórmulas
incomprensibles para los alumnos”26.
Como dijo Juan Pablo II, “la síntesis entre la cultura y la fe no es solamente una
exigencia de la cultura sino también de la fe. Una fe que no se convierte en
cultura es una fe no aceptada plenamente, no pensada enteramente, no vivida
fielmente”27.
Consecuentemente, el profesor de religión ha de estar en la escuela en
actitud de diálogo respetuoso y constructivo, asumiendo en profundidad y
críticamente la cultura con todos sus valores positivos y sus vacíos,
integrando la dimensión religiosa en la formación humana y evitando la
consideración de la fe como un añadido o como un componente extraño a la
propia vida28.
25
Id., n. 23.
26
Id., n. 27.
27
Juan Pablo II, Al Consejo Pontificio para la Cultura en Roma (16-1-1982).
28
Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis (1998). Op. cit., n. 30.
29
Id., n. 35.
1.- El profesor de religión realiza una actividad eclesial: “La enseñanza religiosa
escolar es una forma del ministerio de la Palabra con una identidad propia.
Trata, en efecto, de hacer presente el Evangelio en el proceso personal de
asimilación sistemática de la cultura que realizan los alumnos. Es, por tanto,
una actividad plenamente eclesial”31.
El servicio de la enseñanza lo realizan los profesores de religión, no sólo
como creyentes sino además como enviados y colaboradores de los obispos,
con quienes participan de la específica misión de «enseñar a todas las gentes
y de anunciar el Evangelio a toda criatura». Esta misión es un servicio
eclesial, y como tal servicio no es una ocupación ocasional, es un don del
Espíritu Santo (1 Cor 12,11) que otorga al cristiano una función específica
dentro de la misión de la Iglesia. Este don supone también un envío, una tarea
en la Iglesia y una responsabilidad en la totalidad del Cuerpo de Cristo.
30
Id., nn. 38-39.
31
Id., n. 41.
32
Id., n. 43.
El profesor de Religión es enviado por la Iglesia, como también, al igual que los
otros profesores, es enviado por la sociedad para transmitir sus valores y
formar a las futuras generaciones para integrarse plenamente en la vida social.
Además, debe tener muy claro que el profesor de Religión no está en la escuela
para enseñar “su propia doctrina sino la de quien le envía. Por eso su
enseñanza ha de ser fiel a la Palabra de Dios recibida, conservada y entregada
por la Iglesia. En la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia
encuentran en el profesor las fuentes seguras que alimentan la verdad de sus
enseñanzas”35.
Desde el realismo la Iglesia sabe que se ha puesto el listón muy alto, por la
importancia de la misión, pero no dejar de ser madre comprensiva:
Los perfiles descritos muestran una meta, un ideal al cual hay que tender
constantemente, aunque dé la impresión de no llegar nunca. No se trata de
una exigencia previa para poder ser nombrado profesor de religión. Se trata
más bien de describir los rasgos que definen la compleja figura del profesor
de Religión y Moral Católica para poder asimilarlos poco a poco36.
33
Id., n. 49.
34
Id., n. 55.
35
Id., n. 54.
36
Id., n. 60.