Domus Romana
Domus Romana
Domus Romana
respondiendo a una amplia gama de necesidades sociales, en contraste con el tipo griego, donde
la necesidad de privacidad creó el germen de la vivienda.
Domus Romana es un modelo que se adapta fácilmente a las necesidades de cada familia,
estableciendo lugares especiales según las características de la unidad familiar, que suele incluir a
los cónyuges y sus hijos, pudiendo albergar también otro tipo de padres. Esclavos, aparecen como
un espacio secundario tanto a las funciones de servicio como a la residencia temporal.
Dado que la casa no puede ampliarse hacia la calle, se asume que la dirección de crecimiento de la
casa es vertical o en alzado, o en el caso de familias con niveles socioeconómicos más altos,
pueden optar por combinar varias viviendas ampliadas. En este caso, aparece una estructura de
marco de columnas, sobre la cual se encuentra el pilar interior del techo, este grupo se denomina
tipo periférico. Esta estructura se ubica en la parte trasera de la casa, espacio que antes ocupaba
el hortus. Este lugar se convierte en el foco de la nueva distribución espacial de la casa, abriendo
los espacios, incluyendo comedores de verano e invierno, baños, dormitorios, etc.
La re-utilización de las mezquitas por los cristianos fue favorecida por su organización espacial, con
sus múltiples naves paralelas y por la disposición de la larga pared de la alquibla orientada hacia
un punto cercano al sur. Esta orientación indujo a los cristianos a realizar una obvia adaptación
para transformarlas en iglesias girando el eje litúrgico 90 grados, colocando el altar hacia un punto
cercano al este y utilizando las arquerías como naves en dirección cercana a la oeste-este.
Se trata de recuperar un estilo clásico pero con elementos de los que disponemos hoy en día sin
perder ese toque contemporáneo para nuestra casa. El estilo romano tenía una influencia
mediterránea que transmite ese aire cálido y fresco que conocemos. Junto con los mosaicos, los
muebles o detalles en madera, los arcos y las columnas, nos ayudarán a dar ese estilo romano que
se vio reflejado en sus construcciones.
La ornamentación
Podemos colocar jarrones, figurillas o estatuas en nuestros recibidores o salones —ya sea en
estanterías o en mesillas— que sean de colores claros o de materiales como el mármol o
porcelana. También podemos añadir muestras de arte como grandes cuadros que cubran gran
parte de una pared o papeles pintados de patrones geométricos con curvas y arcos que
mantengan una paleta cromática beige, marrón o dorada.
Los mosaicos
Otro de los elementos más destacados de aquella época es que cubrían con hermosos mosaicos
diferentes estancias como los baños o los patios, por lo que ponían la mampostería en paredes,
suelos, techos y hasta en columnas.
Podemos imitar estos decorados con mosaicos en las partes de nuestra casa que más nos gusten,
consiguiendo dar un toque elegante y colorido a las habitaciones sin abusar demasiado de este
recurso.
Muchas grandes casas actuales están construidas con patios interiores que imitan la distribución
de las domus romanas, en donde se suele aprovechar para colocar un bonito jardín, unas
tumbonas, una piscina o una fuente.
Pues además, si queremos mantener un estilo romano, el uso de las columnas redondas con
capitel y los arcos de medio punto quedarán perfectos con el resto de elementos que componen
esta corriente decorativa. Conseguirán que los espacios de tu casa se unan de una forma más
abierta dando amplitud a toda tu casa, además que agrandará los accesos interiores y exteriores
facilitando la entrada de luz.