Personaje y Estructura Según Robert McKee

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GUION I

Equipo docente: Hugo Curletto, Ivana Galdeano, César Heil,


Diego Mina y Greta Molas

Personaje y estructura según el


enfoque de Robert Mc Kee

por Hugo Curletto

¿Personaje o trama?

¿Qué es un personaje? una circunstancia cuyas


virtudes aún no se han descubierto.

Lajos Egri

Tras haber revisado el concepto de personaje a la luz de autores como FIELD y SEGER, cuyos
enfoques abordan al personaje en relación a la importancia de su construcción, diseño y
composición, este tercer apunte intenta aportar una aproximación al concepto de personaje
desde la óptica del profesor Robert Mc Kee.

ROBERT MC KEE es un autor y conferencista de Detroit, que imparte cursos de escritura de


guiones cinematográficos y cuyo libro El guion: sustancia, estructura, estilo y principios
de la escritura de guiones se encuentra entre los más prestigiosos y consultados del mundo
de la industria cinematográfica y televisiva.
Entre los múltiples aspectos del guion que analiza este autor, se encuentra la singular relación
que establece entre los conceptos de estructura y personaje, poniendo en duda una histórica
dicotomía: ¿Qué es más importante, la trama o el personaje? ¿Se parte de la historia?
¿O se parte del personaje? El reconocido guionista argentino Patricio Vega, afirma que una
película se compone de dos tipos de viaje: un viaje interno, que está representado o expresado
en la transformación del personaje a lo largo de la historia, y un viaje externo que se expresa
a través de la trama, en el recorrido que hace el personaje a través de las acciones que realiza
hasta alcanzar o no un determinado objetivo.

Encontramos entonces guiones que parten de la historia, o ponen el énfasis en la solidez de su


estructura, e historias que surgen a partir de un personaje o que ponen el énfasis en el diseño
de un protagonista cautivante, contradictorio, y con múltiples dimensiones.

Desde Aristóteles a esta parte, los planteos a esta disyuntiva han oscilado entre quienes
consideran que la historia viene primero y que los personajes son una parte más de la misma,
subsidiarios de la acción, y quienes consideran a “la estructura un mero instrumento
diseñado para exhibir la personalidad, que lo que el lector (espectador) busca son
personajes fascinantes y complejos.”

El crítico y escritor Jorge Carrión en su libro Teleshakespeare, en el que aborda un análisis de


las narrativas seriadas de principios de siglo 21, expresa en relación al record que bate cada
año el consumo de series que “el nuevo estupefaciente se llama personaje”.

En términos de Garrido, “Hay quien incluso le da (al personaje) entidad propia, hasta el
punto de figurarse que es posible aislarlo y analizarlo fuera de la obra en que está
incluida”

O incluso basta remontarnos a la definición de Lajos Egri, quien afirma que es el personaje
quien crea la trama y no a la inversa.

Sin embargo, dice Mc Kee, “No podemos valorar que es más importante, si la estructura
o los personajes, porque la estructura es sus personajes y los personajes son la
estructura. Son lo mismo, y por lo tanto una no puede ser más importante que los
otros.”

Y adjudica el origen de este planteo engañoso, a una confusión extendida sobre dos aspectos
cruciales: la diferencia que hay entre personaje y caracterización.
Personaje frente a caracterización
Veamos un ejemplo que podría constituir en pocas líneas una breve caracterización del
personaje de Santiago en la novela El viejo y el mar, de Ernest Hemingway:

“El viejo era flaco y desgarbado, con arrugas profundas en la parte posterior del
cuello. sus mejillas mostraban las pardas manchas del benigno cáncer de piel que en
el mar tropical produce el sol con sus reflejos. Estas manchas corrían por los lados de
su cara hasta bastante abajo y sus manos tenían las profundas cicatrices que causa la
manipulación de los cabos al faenar con peces grandes. Pero ninguna de estas
cicatrices era reciente. eran tan viejas como las erosiones de un árido desierto. Todo
en el era viejo, salvo sus ojos, y estos tenían el color mismo del mar y eran alegres e
invictos”

Cuando construimos un personaje, lo dotamos de un pasado, de una historia que desborda los
límites de la representación haciendo existir al personaje por fuera del relato (back story); pero
que de alguna manera ingresa a través de la caracterización. Una buena caracterización, debería
aspirar a que cada rasgo del personaje, cada cicatriz, gesto, manera de andar, o forma de hablar
manifieste en mayor o menor medida las huellas que esa historia ha dejado en el cuerpo, en la
mente y en el corazón de nuestro personaje. Las cicatrices de Santiago, no son un simple rasgo,
sino que nos hablan de sus batallas en el mar, así como las manchas de su piel dan cuenta de
un efecto, el efecto de un determinado tipo de sol, en un determinado lugar del mundo. Así
caracterizar, no es decidir arbitrariamente si nuestro personaje será rubio o flaco, o corto de
vista o introvertido. Sino explorar y desarrollar esas características en función de una
implicancia dramática, que puedan dar cuenta de esa historia que existe por fuera del relato y
que pueden condicionar o determinar el modo en que ese personaje se relaciona con el mundo.

La CARACTERIZACIÓN, dice Mc Kee, “es la suma de todas las cualidades observables


de un ser humano, todo aquello que se puede conocer a través de un cuidadoso
escrutinio –la edad y el coeficiente intelectual, el sexo y la sexualidad, el estilo de habla
y la gesticulación, la elección de automóvil, de casa y de ropa, la educación y la
profesión, la personalidad y el carácter, los valores y las actitudes–, todos los aspectos
humanos que se pudieran conocer tomando notas sobre alguien todos los días. Todos
esos rasgos conforman a la persona haciéndola única, ya que cada uno de nosotros
somos una combinación exclusiva de dones genéticos y de experiencias acumuladas.
Esa mezcla singular de rasgos es la caracterización… pero no el personaje.”

El VERDADERO CARÁCTER, señala el autor, “se desvela a través de las opciones que
elige cada ser humano bajo presión: cuanto mayor sea la presión, más profunda será
la revelación y más adecuada resultará la elección que hagamos de la naturaleza
esencial del personaje. Bajo la superficie de la caracterización, e independientemente
de las apariencias, ¿quién es esa persona? En el corazón de su humanidad ¿con qué
nos encontramos? ¿Se trata de un personaje cariñoso o cruel?, ¿generoso o egoísta?,
¿fuerte o débil?, ¿sincero o mentiroso?, ¿valiente o cobarde? La única manera de
conocer la verdad es ser testigo de cómo toma decisiones esa persona en una situación
de presión, si elige una opción u otra, al intentar satisfacer sus deseos. Según elija, así
será. La presión es esencial. Las decisiones tomadas en situaciones en las que no se
arriesga nada significan poco.”

Tomemos como ejemplo el personaje de LEON, de la película El profesional (1994) de Luc


Besson. Un solitario y hermético asesino a sueldo que consigue sus trabajos a través de un
mafioso en el legendario barrio neoyorquino Little Italy. Fácilmente podemos inferir en los
primeros minutos del filme que se trata de un sicario de unos cuarenta años de edad, frío y
desafectado que cumple con su “trabajo” prolija y metódicamente, y se mantiene al margen de
cualquier cuestión que pueda arriesgar su pellejo. Bien, tenemos aquí una breve caracterización
del protagonista. Una tarde, una redada de la DEA bajo las órdenes del corrupto agente Stan,
ingresa al edificio donde vive León y masacra a toda una familia vecina. Mathilda, la hija
mayor de la familia asesinada regresa del mercado y al advertir lo que está sucediendo en su
casa continúa instintiva y disimuladamente hasta la puerta del departamento de León. La niña
toca el timbre, en un pedido de auxilio silencioso y desgarrador. Del otro lado de la puerta,
León observa por la mirilla a Mathilda, mientras observa a su vez en segundo término, que uno
de los secuaces de Stan ha empezado a escudriñar con sospecha el comportamiento de la niña.
León debe decidir, no hay tiempo. O hace oídos sordos al timbre, y evita comprarse una enorme
cadena de conflictos que podrían llevarlo hasta su propia destrucción. O abre la puerta y atiende
el desesperado y silencioso pedido de Mathilda. Finalmente, tras debatirse internamente
durante unos segundos interminables, Leon abre la puerta, y Mathilda ingresa poniendo su vida
a salvo. De esta forma el guionista nos revela un aspecto imprevisto de la naturaleza de este
personaje: la compasión. Aparece en esta decisión, el “verdadero carácter” en términos de
McKee. En esa elección que pone a Mathilda por encima de beneficio personal, el guionista
nos muestra algo de esa humanidad contradictoria que aloja y protege a la niña de sus verdugos.
La naturaleza de un personaje aparece entonces cuando el personaje se ve expuesto a tomar
decisiones bajo situaciones de presión.

El autor desdobla así al personaje en carácter y caracterización, entendiendo a uno como la


manifestación de un comportamiento, y a la otra como el cúmulo de rasgos observables.

Una definición de Garrido, nos acerca un poco más a comprender el alcance de este enfoque:

“De entre las múltiples funciones de un personaje, las fundamentales en la dramaturgia


son la de decidir, hacer y hablar. Es el personaje el que habla, y en cuanto a eso, es
responsable (…) de su masa dialogal. El personaje es el que hace, el agente de la
acción y a través de sus acciones impone cambios en la trama. Y sobre todo, es el que
decide. En los momentos en que en la trama se dan alternativas, el personaje elige una
opción en detrimento de otras; y esa decisión marca una tendencia hacia cierta
alternativa, que lleva al personaje a hablar, actuar o hacer actuar de cierta forma,
pudiendo así modificar el curso de la historia. Ésta es sin duda la función más
destacada del personaje.”

Volvemos entonces al comienzo de estas notas, y retomamos la pregunta que nos interpela del
planteo de Mc Kee. ¿Por qué son lo mismo? ¿Por qué afirmar que la estructura es sus
personajes y los personajes son la estructura?

Funciones de la estructura y del personaje.


Para dar respuesta a esta pregunta, el autor define funciones de la estructura y del personaje.
Sostiene así que “La función de la ESTRUCTURA consiste en aportar presiones
progresivamente crecientes que obligan a los personajes a enfrentarse a dilemas cada vez
más difíciles, y a causa de estas presiones tienen que tomar decisiones y llevar a cabo
acciones que son cada vez más complicadas, de tal forma que se vaya revelando su
verdadera naturaleza, incluso hasta el nivel del yo subconsciente.”

Y que en simultaneo, “La función de los PERSONAJES consiste en aportar a la historia


aquellas cualidades de la caracterización que resulten necesarias para actuar de forma
convincente según las decisiones tomadas. Expresado de manera sencilla, todo personaje
debe resultar creíble: lo suficientemente joven o lo suficientemente mayor, fuerte o débil,
listo o ignorante, generoso o egoísta, ingenioso o soso, en proporciones correctas. Cada
una de esas características debe incorporar a la historia la combinación de cualidades
que permita al público creer que el personaje sería capaz de hacer lo que hace.”

Concluye entonces:

La estructura y los personajes están entrelazados. “La estructura de los


acontecimientos de una historia se traza con las decisiones tomadas por los personajes
en situación de presión y las acciones que deciden llevar a cabo, mientras que los
personajes son unas criaturas que surgen y se ven alteradas por cómo decidan actuar
en una situación de tensión. Si cambiamos uno de esos factores, cambiamos el otro. Si
cambiamos el diseño de los acontecimientos, también habremos cambiado a los
personajes. Si cambiamos la personalidad profunda de nuestros personajes, deberemos
inventar una nueva estructura que exprese la naturaleza cambiada de los mismos.”
Para el autor de El Guion, “Toda historia está «guiada por los personajes». El diseño de
los acontecimientos y el diseño de los personajes se reflejan mutuamente. Ningún
personaje o personalidad puede expresarse con profundidad si no es a través del diseño
narrativo.”

Podemos tener una hermosa biografía, haber escrito decenas de páginas del carácter de un
personaje, de sus gustos, sus aspiraciones, podremos haber descripto sutil y profundamente su
vínculo con el entorno, su manera de ver el mundo, si teme, o está dispuesta a dar la vida por
su hija. Pero la única forma de que ese bello retrato se convierta en personaje, de mostrar cómo
es, o cómo no es, es a través de su comportamiento. A través de las acciones y reacciones que
protagoniza frente a esa serie de acontecimientos que conforman la trama.

Bibliografía consultada

MCKEE, Robert. (2013) “El guion: sustancia, estructura, estilo y principios de la


escritura de guiones.” España. Alba Editorial.

CARRIÓN, Jorge. (2014) “Teleshakespeare. Las series en serio.” Bs. As. Editorial
Interzona

HERNANDEZ GARRIDO, Raul. (2018) “Incoherencia de la trama y contradicción del


personaje. Notas relativístico-cuánticas para una dramaturgia postclásica.” Blog Ovejas
Muertas.

EGRI, Lajos N. (2009) “El arte de la escritura dramática. Fundamentos para la


interpretación creativa de las motivaciones humanas” México. Universidad Autónoma de
Mexico

Ejemplos citados:

HEMINGWAY, Ernest. (2004) “El viejo y el mar”. Editorial Debolsillo

BESSON , Luc. (1994) “El Profesional” / Trad. argentina: “El perfecto asesino”. Francia

https://www.youtube.com/watch?v=mRluMo3xA8M

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