El Alca Reseña Historica 3
El Alca Reseña Historica 3
El Alca Reseña Historica 3
El Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), es un proyecto ideado por los
Estados Unidos de Norte América para el resto del continente, que de haberse
concretado, abarcaría un mercado común con 800 millones de habitantes y un
valor de mercado de todos los bienes y servicios finales producidos usando los
factores de producción disponibles (PIB) de todos los paises participantes, por un
valor de 21.000 millones de dólares, desagregados por ramas de actividad
económica tales como:
Agricultura, ganadería y pesca.
Explotación de minas y canteras.
Industrias manufactureras.
Suministro de electricidad, gas, agua; evacuación y actividades de
saneamiento ambiental.
Construcción.
Comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos automotores
y motocicletas; transporte y almacenamiento; alojamiento y servicios de
comida.
Información y comunicaciones.
Actividades financieras y de seguros.
Actividades inmobiliarias.
Actividades profesionales, científicas y técnicas; actividades de servicios
administrativos y de apoyo.
Administración pública, planes de seguridad social de afiliación obligatoria;
educación; actividades de atención de la salud humana y de servicios
sociales.
Actividades artísticas, de entretenimiento y recreación y otras actividades
de servicios, actividades de los hogares individuales en calidad de
empleadores; actividades no diferenciadas de los hogares individuales
como productores de bienes y servicios para uso propio.
Su primera manifestación data del plan de Unión Aduanera propuesta por este en
1885, y que estuvo muy cerca de materializarse entre 1889 y 1890, pero se
malalogro debido al desacuerdo del gobierno argentino, al que se sumó la posición
del gobierno de Chile. El representante argentino a la Conferencia Panamericana,
Roque Sáenz Peña, manifiesta que “tratar de asegurar el comercio libre entre
mercados carentes de intercambio sería un lujo utópico y un ejemplo de
esterilidad”.
Durante los años 1994 y 1998, se realizó la Cumbre de las Américas en las
ciudades de Miami (Estados Unidos) y Santiago de Chile (Chile) respectivamente,
en las que Jefes de Estado y Primeros Ministros de países del continente
américano (excepto Cuba), iniciaron el proceso de creación del Área de Libre
Comercio de las Américas (ALCA). En los convenios logrados en las citadas
cumbres, se establece que se impulsaran un conjunto común y equilibrado de
derechos y obligaciones que sean aplicables a todos los países, pudiendo los que
así lo decidan, acordar beneficios y obligaciones adicionales a través de pactos
entre varios países y que las negociaciones sobre el conjunto común de derechos
y obligaciones incluirán clausulas contractuales en cada una de las siguientes
áreas de negociación: acceso a los mercados; agricultura; servicios; inversión;
compras del sector público; propiedad intelectual; política de competencia;
subsidios, antidumping y derechos compensatorios; y solución de controversias,
en este sentido, se crearon cuatro comités que proponen textos o sugieren puntos
de discusión a los grupos de negociación: el Grupo de Trabajo sobre Economías
más Pequeñas, el Comité Conjunto de Expertos del Gobierno y del Sector Privado
sobre Comercio Electrónico, el Comité de Representantes Gubernamentales sobre
la Participación de la Sociedad Civil y el Comité Técnico de Asuntos
Institucionales.
Tras la IV Cumbre de las Américas, que tuvo lugar en la ciudad de Mar del Plata
(Argentina) en 2005, el proyecto quedó en suspenso por las fuertes críticas
recibidas y las masivas movilizaciones de la población civil en contra del bloque.
Una de las figuras relevantes del panorama internacional que más enérgicamente
ha atacado a ALCA, fue del presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frias, quien
no no ha dudo en calificar la iniciativa de ALCA, como una herramienta más del
imperialismo que se quiere llevar a cabo en los países de Hispanoamérica.
Una posición, que en cierta medida también fue respaldada por los presidentes de
Argentina Néstor Kirchner y el de Brasil Lula Da Silva. Ellos, no rechazaron
plenamente la propuesta planteada por el ALCA, sino, dejaron de manifiesto que
dicha iniciativa debía ser realmente libre y no sometida distintos intereses.
PRINCIPIOS GENERALES
Las decisiones en el proceso de negociaciones se tomarán por consenso.
El ALCA puede coexistir con acuerdos bilaterales y subregionales, en la
medida que los derechos y obligaciones de tales acuerdos, no estén
cubiertos o excedan los derechos y obligaciones del ALCA.
Los derechos y obligaciones del ALCA deberán ser comunes a todos los
países. En la negociación de las diferentes áreas temáticas se podrán
incluir medidas tales como asistencia técnica en áreas específicas y
períodos más largos o diferenciales para el cumplimiento de las
obligaciones, con el fin de facilitar el ajuste de las economías más
pequeñas y la plena participación de todos los países.
Para asegurar la plena participación de todos los países, las diferencias en
el nivel de desarrollo deberían ser tomadas en cuenta.
Las negociaciones serán conducidas de una manera transparente para
asegurar ventajas mutuas y mayores beneficios para todos los participantes
del ALCA.
Las negociaciones se iniciarán simultáneamente en todas las áreas
temáticas. El inicio, la conducción y el resultado de las negociaciones, se
deberá tratar como partes de un compromiso único que incluya los
derechos y obligaciones acordadas.
Todos los países deben asegurar que sus leyes, reglamentos y
procedimientos administrativos estén conformes con las obligaciones del
acuerdo.
Deberá otorgarse atención a las necesidades, condiciones económicas
(incluyendo costos de transición y posibles desequilibrios internos) y
oportunidades de las economías más pequeñas, con el objeto de asegurar
su plena participación.
El ALCA sin duda alguna no era la panacea para América Latina, ya que muchos
de los gobernantes de los países negociadores, reconocieron:
La ampliación del control de las actividades del mercado nacional, incluso aquellas
de servicios y bienes públicos, colectivos o de acceso gratuito. De ahí, que todos
los servicios públicos podrían se privatizados de manera directa (a través de la
venta) o indirecta (a través de las licitaciones). Se crean las condiciones para
privatizar totalmente la educación, la salud, el agua potable, la electricidad,
comunicaciones, cárceles, caminos, puertos, áreas naturales, entre otros.
Apertura de toda la economía y el conjunto de las actividades nacionales al capital
transnacional. Ningún sector de la economía nacional, ninguna parte del territorio
nacional, ni propiedad alguna dentro de cada país podrá quedar fuera del alcance
del capital transnacional.
Se protege y entrega garantías al inversionista y a sus ganancias. La novedad de
esta situación es que ya no sólo se entrega a los inversionistas internacionales un
ambiente favorable, sino que se les protege y entrega garantías especiales y
explícitas. Los Estados deberán garantizar que el capital transnacional no vea
afectadas sus ganancias por las reglamentaciones y leyes nacionales o demandas
sociales. Adicionalmente, los inversionistas internacionales deben
automáticamente recibir el mejor trato otorgado por un país.