Trabajo 68
Trabajo 68
Trabajo 68
medicina tradicional indígena los pueblos inga, Kamentsá, Kofán, Siona y Koreguaje
del Putumayo colombiano, su acción es integral, física, mental y espiritual.
Isidoro Tisoy Mujanajinsoy, un joven hombre de 36 años, quien desde muy pequeño
toma medicina indígena, es taita (que se refiere a padre) de la comunidad Inga,
concibe la toma de dicha bebida como “una experiencia catártica y liberadora que
permite abrir la posibilidad para una vida consciente, donde se explora la mente y
el alma, permite sumergirse en la profundidad del inconsciente para develar el
origen de los bloqueos emocionales y poder superarlos”.
El yage es el padre y madre de las comunidades indígenas que lo toman, es el pilar
fundamental para sostener la comunidad, una base para sanar y para tomar las
mejores decisiones, es el guía espiritual.
Son muchas las personas que toman esta bebida del nuevo renacer con fines
espirituales y sanadores, Paola Andrea Chingal Granda, una habitante del alto
Putumayo, cuenta que su idea fue ir por una limpia, para conectar con el mundo
espiritual “la experiencia es dura, no a todos les da la misma reacción, hay unos
que vomitan, otros solo van al baño, algunos quedan impedidos o les da sueño, a
otros les toca la parte más íntima, la más dura, esos secretos guardados. Hay que
ir con un propósito, consciente, con mucho amor, respeto, el yagesito abre muchas
puertas espirituales, las mujeres no podemos ir con la lunita porque la energía no
la pueden canalizar los taitas. A mí por ejemplo siempre me da vómito, es como
sanando, sacando lo malo, lo triste, lo que me agobia, lo que no he sanado, me
duelen las costillas de tanto vomitar, es una sensación muy bonita y liberadora,
hay que tener mucha fuerza y voluntad para ir, es importante no ir en plan
turístico si no sanador”.
A través de este ritual sagrado de medicina, los taitas buscan dar un mensaje para
que conozcan esa esencial del pueblo y poder fortalecer sus tradiciones y
costumbres, sobre todo, con los extranjeros, que no se vea como un comercio, el
taita recalca la importancia de tomar esta medicina con respeto y un guía para
evitar lo que él denomina “malas experiencias”.
“Es una tristeza lo que nos está pasando en este tiempo, ahora se está viendo más
intereses de comercio, por dinero y no por ayudar a las personas de verdad de
corazón, es de gran responsabilidad para las comunidades indígenas , no por la
economía, sino por el servicio a la comunidad, poder sanar y liberar”, comentó
Tisoy Mujanajinsoy.
El comercio exterior de esta bebida medicinal para los pueblos indígenas pone en
riesgo la verdadera esencia al convertirse en comercio, en un alucinógeno, una
droga, cuando en realidad es un ritual de la comunidad, Isidoro, expresó su
intranquilidad “es una preocupación que tenemos porque lo están sacando a otros
países no como cultura sino como comercio”.
Jaime Solarte Jacanamejoy, quien vivió en el seno de la comunidad indígena, en el
resguardo inga de Mocoa y quienes aún tienen practicantes de la medicina
tradicional, comparte un poco sobre su compresión alrededor de esta ceremonia, “en
aquella época había más respeto en cuanto al reconocimiento de los médicos
tradicionales, los pacientes llegaban y acudían en respuesta a la salud ya que no
había una respuesta desde occidente”.
Desde su formación como etnoeducador y filósofo, Solarte Jacanamejoy, resalta a su
vez como Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, intenta su trabajo con
sustancias similares, plantas medicinales familiares al Yagé, la intención de Freud
era ayudar en cuanto al sufrimiento que padecemos como seres humanos, que hay
síntomas instalados desde la niñez, la importancia de hacer un análisis profundo
del inconsciente.
“Esas investigaciones de Freud tienen que ver mucho con el Yagé ya que lo que se
busca es tener esa experiencia de la espiritualidad, lo más profundo del ser humano
que desde la realidad física difícilmente se puede comprender, desde occidente se
cataloga como un alucinógeno pero es una forma de sugestionar y lograr la
curación”, menciona.
El Yagé ha tomado mucho valor en el mundo, ya que esta sustancia que se utiliza
como forma de acercarse a lo divino, “es una planta natural que no debe agregársele
ese valor moral, desde el buen manejo puede ser muy útil para el ser humano”,
agregó Jaime.
El consumo de Yagé de manera comercial como alucinógeno y no como ritual ni bajo la
cosmovisión de las comunidades indígenas, no brinda la sanación espiritual,
corporal, ni la sanación de los abuelos, se convierte en diversión, que, según el
encargado de este ritual, puede traer problemas porque el mundo solo lo va a ver
como una droga alucinógena, y en realidad es una medicina de milenaria de los
abuelos y gracias a ella han podido fortalecer la cultura, la identidad y cuidar el
territorio
Hay organizaciones de médicos tradicionales quienes definen códigos de ética para
el manejo y reconocimiento de quienes lo pueden hacer, pero en Colombia no está
regulando, hay muchos que no están autorizados o incluso su experiencia es muy
poca.
Las personas acuden a esta medicina porque obtienen respuesta, porque no hay
contestación desde la medicina occidental, las personas encomiendan su vida y su
salud a médicos tradicionales sin saber su experiencia y se convierte en algo
peligroso porque puede llevar incluso a la muerte “es un tema de mucho peligro,
para poder ejercer control sobre esto se tienen que emitir sanciones, haber un
marco jurídico nacional para controlar los falsos médicos tradicionales que se
mueven en el país y el mundo. No hay respuesta en este momento” comentó Jaime
Solarte, etnoeducador y filósofo Jacanamejoy.