STRAWSON - Sobre El Referir
STRAWSON - Sobre El Referir
STRAWSON - Sobre El Referir
ción estaba hablando sobre Napo león y que lo que estaba diciendo
sobre él era que fue el más grande soldado francés. Pero, desde luego,
SOBRE EL REFERIR* podríamos usar la expresión «el más grande soldado francés» para
mencionar a un individuo; por ejemplo, dic iendo «el más grande sol-
PETER F. STRAWSON dado francb murió en el exilio». Por consiguiente, resulta obvio que
al inenos algunas expresiones pertenecientes a los géneros que he men-
cionado pueden tener usos diferentes del que deseo discutir. Tampo-
co pretendo decir 1.JUe en una oración dadél nunca hay más de una cxpre-
i;ión usada en .::1 sentido que propongo discutir. Por el contrario, es
Muy comúnmente usarnos cierto . 1 . obvio que puede haber más de una. Por ejemplo, resultaría natural decir
t:ionar o hacer referencia a alguna p~ gcner<;>s~ _e ~;presiones para men-
gular, a un evento particular a un lu i:~na 111 1v1"ual, a un objeto sin-
lo que normalmente dcscribi;íamos eg o11ª un proceso, ~n el curso de
que, al usar seriamente la oración «La ballena arremetió contra el
barco», se estaba diciendo algo sobre cierta ballena y sobre cierto barco,
que se estaba usando cada una de las expresiones «la ballena» y «el
persona, objeto, lugar, evcnio o roe orno acer _un c!1unc1ado sobre esa barco» para mencionar un objeto particular: o. dicho de otra mane-
l~s expresiones, «uso refcr~ncifl sine;º¡ D_en~mmarc este modo de usar ra, que se estaban usando ambas expresiones en el sentido referen-
srones más comúnmente usadas de e ~u arrza or»: Las clases de exprc- cial singularizador. En genernl, sin embargo, limitaré mi atención a
trat1vos_en singular («éste» y «ése»re moto son. pr?no~1bres _demos- casos donde una expresión, usada en este sentido, aparece como suje-
<< Venecia>>, «Napoleón», «Juan») r' nom res propios lPOr ~Jemplo. to gramatical de una oración.
na/es en sirrgular ( ,<él», «ella». «y~/1~~omb~fs p)ersonalcs e 1mpe'.so- Pienso que es correcto decir que la teoría de tas descripciones de
~an con el artículo determinado se·• <_ u», «e. O>> Y frase~que c~m!cn- Russell, que trata de la última de las cuatro cl11ses de expresiones que
ao o no, en singalar ( ore ·em l guidas de un s~bstant1vo, adJetiva- he mencionado más arriba (esto es, de expresiones de la forma «el
rcy dc Francia»). Cual~uic?cxpfc~¡'ó~I~ mf!:a», «el homu,e viejo». «el tal-y-tal»\ es aún ampl iamcntc aceptad ... entre los lógicos por enten-
aparecer como sujeto de lo que trad· . e alguno de estos ~cn~ros puede der que proporciona una explicaciñn correcta del uso de tales expre-
un.:. --· •" . - · , ,
• VIH\...IVIH.-JI :>111!5,UhU UI..,.
. ,_ iciona
• •• •. ,
mente se consideraría
• ,.. •
como siones en el lenguaje orúi11aJ iv. D":,,.,u ¡¡¡,~:;::·:~, e~ j':!"!!1"?r 111~:;ir ']lle
plrficaría el uso que de :,dul.::.1- P1'-'ui1,;c1u1, Y,~• 1c11 iuera c:1 caso ciem- esta teoría, entendida de tal manera, contiene algunos errores fünda-
. seo 1scut1r. • ~
1) La frase «el rey de Francia» es el sujeto de la oración O. la única alternativa a su carencia de significado es que no tenga realmente
t.·~msecucntemcnte 2) si~ es una oración significativa, O es una (esto es, lógicamente) la forma sujeto-predicado, si~o al~na otra !'or~a
oranon sobre el rey de Francia. completamente diferente. Y esto, a su ,cz. parece 1mphcar q_ue s1 ex1~-
i'l:ro 3) si no existe en ningún sentido un rey de Francia la oración 1en algunas oraciones que sean genuinamente de la forma suJeto-p~ed~-
no cs_:1ccrca de nada y, por consiguiente, no es acerca del rey de Francia. cado entonces el hecho de que sean significativas, de que tengan s1gn1-
~ ~~sccuent~mcnte~) puesto que Oes significativa, debe cxistir(o ficad'o, garantiza que ha_,. algo a lo que el :.ujet~ lóg!co (y gra~atical) se
s11hs1st1r) en algun sentido (en algún mundo) el rey de Francü1• refiere. Además, la respuesta de Russell parece 11nphc_arqu~ existen tales
oraciones. Pues si bien es verdad que podemos ser mduc1dos a pensar
Y el segundo argumento es como sigue: erróneamente q~e O es de la forma stúeto-predicado_ por su similitud gra-
matical con otras oraciones, entonces con toda segundad debe ha_ber otras
1) Si O es significativa, es verdadera o falsa. oraciones gramat;calmente similares a O queso11 de la forma suJet~-pr~-
• 2)_ O es ver~adcra si el rey de Francia es sabio y falsa si el rey de dicado. Para mostrar no sólo que la respuesta de Russell pare~e 1mph-
!-rancia no es sabio. car estas conclusiones. sino también que aceptó al menos la primera de
• , 3) Pero el enuncia_do d~ que el rey de Francia es sabio y el enun- ellas, es suficiente considerar lo que dice sobre la clase de cxpres:on~s
~ ~ado _de que el re~ de ha_ncia no es ~ab10 son igualmente verdaderos que él I lama «nombres lógicamente propios» y 9u<: pone en ~o.mrapos1-
:;!>los! hay (en algun sentido, en algun mundo) algo que sea el rey de ción coi, expresiones como D, que llama «descnpc1on~s de(1111cla~». D_e
l·rancia. los nombres lógicamente propios Russcll dice, o sus af1rmac1ones 1mph-
Por 1_~1110 4) p~esto que O es significativa, entonces se sigue la misma can, lo siguiente:
conclus1on antcnor.
1) Que ellos y sólo ellos pueden aparecer como sujeto de las ora-
. Éstos son, obviamente, malos razonamientos y, como era de cspe- ciones que son genuinamente de la forma sujeto-predic~do. ·
r.ir. Russcll los rechaza. El po$tular un mundo de entidades extrañas al 2) Que una expresión que intente ser un nom?re ló~1ca11~ente pro-
cualyertencce
,, , , l J ,.
el ~ey de,,Francia
l .. 1
t .•••• , . 1 1
es una ofensa,
,
dice
1
Russell ' contra «ese pio cnrece de sig11ij'icado, a menos que haya algun obJcto smgula~ al
~'~•d 1.\.Ju u\.. 1u ~\..u11uuu \, 1u\. uCU\.. p11,,;.,1,,;i'va,~1.,.. u,1.,..iu:)u ...:u lu~ t:.)iuUiu.> tllá!) que la cxpre!>ión represente, puesto que el significado de tal expres1?n
~l,s1r actos)). El he~ho de que Russcll rechacr estos razonamientos es, sin es, precisamente, el objeto individual que designa. En consecuem:,u,
cn_1bargo. menos 1~te~csante que el alcance que. al rechazar su conclu- la expres1on, para que :.ea u11 11u111u1 l.""" "' , Jc:;;;:~:;.r ::!;;c.
s1on. concede al_ mas importante de sus principios. Me referiré a la frase
1 <_<~I rey de Francia» como la frase D. Creo que l~s razones ~e Russel I para
11.:cha¿ar estos dos ~rgumentos pueden resumirse de la siguiente mane-
Es fácil ver que si alguien cree estas dos proposiciones, entonces
la única manera que tiene de salvar la significación de_O es neg~r que
ra. ~I error surge, dice,. ~e creer_ que u, que ciertamente es el suJeto gra- ··- _ __ _ ; : ... 1;..,.:r,,m.-nfl' ··--
:)C:d Ull(J VI o. .... • v••, 1vc, ........... -. ...
~ ~
h:,hl:u1do
-
de la forma SUJeto-pred1cado.
"!t;~1ca/ de O, es tamb1en el suJcto _lógico de ~- Pero D no es el sujeto Puede decirse de modo general que Russell sólo reconoce dos mod?s
l~gico de O. D~ hecho, aunqu~ 9 tiene gramaticalmente un sujeto sin- en los que pueden ser significativas las oraciones que par~cn ser, ~egun
gular Y un pred1_c~?º• no es, log1camente, una oración de sujeto-predi- su estructura gramatical, at• rea de alguna persona particular, obJeto o
c~?.º· L~ propos1c1on que expr~sa es un género complejo de proposición evento individual:
e.,1s1_e11cwl part~ de la cual podna ser descrita como una proposición «ex is-
t~nc 1~1 smgulanzadora>,. Pai:3 _mostrar la forma lógica de la proposición 1) El primero ha de ser aquel en que la forma gramatical de la
'.:nd~1amos que volver a escnb1r la ornción de una forma gr.imatical lógi- oración sea desorientadora respecto de su forma lógica, y que haya de
1:,imc~1te apropiada, de t.:l modo que la engai'íosa similitud de O con la ser analizable al igual que(), como un géne¡u es1,c-::ial cie oración exis-
ni .. ~·
1011 que expresa una proposición de sujeto-predi,~'ldo desaparezca cencial.
l¡u-:o..:111us a salvo de arg11111rntos tan malos co,110 los bosquejados m/ 2) FI segundo ha de ser aquel en que el sujeto gramatical de iu
;t :'\:\ 1
111
_ ~~ de voh .: :i 0cuparnos de los detalle~ d~I análisis de Russ~II oración sea un nombre lógicamente propio, cuyo ,,ignificado es la cosa
ii<· ~1 : r~unn O. obser\·cm~s lo que su respm:sta. tal co:r:n hasta aquí la indi, iJual que de<,;gna.
1 < 'Llll.tdo. ra~·ece implicar. Su respuesta parece i:npln:ar que cr. el
; .1 " ' d<· un:i nr.il'l<rn que es similar a O en que 1) 1ier;..: gramulicah;,c;lle C:eo q11e Russcll est,í totalmente ,•qui,ocado en esto, y que las ora-
1
i ',, 111.1, 1l" ,,q ·1n-¡v·,,1t,.., 1 ?) . . .
l:, ~,lo Y- su suJeto gramatical no se refiere a nada. cio11es que soi1 signif!ca11vas y com1en1an cnn una expresión usada d.:
64 LA OÚSQUEDA DEL SIGNI FICADO SOBRE EL REFERIR 65
modo referencial_singularizador no pertenecen a ninguna de estas dos y hacia el logro de la solución correcta. Con este propósito, y para abre-
clases. Las exp~ •~ncs usadas de mod? referencial singularizadornoson viar, denominaré, en el resto de esta sección, a una expresión que tenga
nun_ca nombres log1came!lte_prop1os m descripciones, si lo que se quiere un uso referencial singularizador mma expresión». y a una oración que
decir al llamarlas «descnpc,ones» es que deben analizarse de acuerdo ,·inpicce con tal expresión «una oración». Las distinciones que plan-
con el me><!elo proporcionado por la teoría de las descripciones de Russell. tearé son solamente a1oximadas y expeditivas. y, sin duda, podrían
1:'lo existen nombres lógicamente propios ni descripciones (en este presentarse casos dificil s que requieran su refinamiento. Con todo, creo
sentido). que servirí:in para mi propósitos. Las distinciones se plantean entre:
Con_sideremo~ ahora los detalles del análisis de Russell. De acuer-
do con el, cualquiera que asevere O aseveraría que: , A 1) una oración,
A2 ) Yn uso de una oración,
1) Hay un rey en Francia. A,) una emisión de una oración,
2) No hay más que un rey en Francia.
3) No hay nada que sea rey de Francia y no sea sabio. y correspondientemente. entre:
Es fúci I d_arse cuenta de cómo llegó Russcll a este análisis y de cómo B1) una expresión.
esto le permite dar respuesta a la pregunta con que comenzábamos a B2) un uso de una expresión,
saber ¡,cómo puede ser significativa la oración O cuando no hnv rey de Bi) una emisión de u11a expresión.
1} ancia'! E! modo_en que _llegó a est_e análisis fue claramente Í,regun-
tandos~ ~uales sena~1 las circunstancias en que dirí:imos que cualquiera Consideremos de nuevo la oración «El rey de Francia es sabio». Es·
que emitiese la orac1on O habría hecho una aserción verdadera. y pare- fficil imaginar que esta oración fue emitida en diversos momentos desde..
ce •~talmente c_laro. y no tengo deseos de ponerlo en cuestión, que las digamos, el comienzo del siglo XVII en adelante, durante los reinados
orac1o~es anteriores 1)-3) describen las circunstancia<; que son a! menos de los sucesivos monarcas franceses y también es igualmente fácil ima-
cond1c1on~snece.\Uri~1:1· para cl!:ilquiera que haga una aserción verda- ginar que fuese emitida en los períodos subsiguientes en que Francia
dera al crn1t1r la orac1on O. Pero. como esoero mo,;trnr rlrrir ""' " "" no era una monarouía. Adviértase Gue me resultana natural hablar de
C\ i.:n ab!>olu1O lo mismo que decir que Russell ha dado una cxplica- que «la ornció1,». o de que «cst:i oración» fue emitjda en diversos momen-
: 101,_cor~~cta del uso de _la oración O, o ni siquiera que ha dado una tos durante este período: o. en otras palabras, quesería natural y correc-
t ~!)hcac,on que. aunq~c mcomplet~. es correcta hasta cierto punto; y to hablar de 11110 y la misma orr.ción que es emitida en todas estas diver-
ciertamente no es lo mismo q11e decir que el modelo de traduc('.ión p.-e- sas ocasiones. Usaré la expresión A1, «una ora::ióm>, en el sentido en
sentado es un mod~!o correcto para todas las oraciones singulaies (o para que sería correcto hablar de una y la misma oración que es emitida i.:n
algun!s) que COJl!)en~~ª~ con un~ fr~se de la fonna «el tal-y-tal». todas esas diversas oc::isioncs. E.-:istcn, si!~ embargo, difcrcn('.i::!s 0b'.'!::!$
R~suha tamb1cn ,acil adver11r como este análisis capacita a Russell entre las dístíntas ocasiones de uso de esta oración. Por ejemplo. si una
pa~a re~ponder .ª la p~egunta de cómo la oración O puede ser signifi- persona la emitiera en el reinado de Luis XIV y otra la emitiese en el
cativa, mcl,uso s1 no ex!Slc rey de Francia. Pues, si este análisis eseorrec- el de Luis XV sería natural decir (suponer) que estaban hablando, res-
to, ~u~lqu1cra que emita hoy la oración O aseveraría a la vez tres pro- pectivamente, de diferentes personas; y podría sostenerse que la pri-
po~1~1ones, una de las eua!es (~ _saber, qut> hay un rey de Franci:i) sería mera persona, al usar la oración, hacía una aserción verdadera, mien-
falsa, Y puesto que la ~OnJunc1O11 de tres proposiciones, de las cuales tras que la segunda, usando la misma oración, hacía una aserción falsa .
una e<; falsa, ::sella misma falsa. 1~ aser~ión total sería significativa, Si. por otra parte. clos personas diferentes emitiesen sm:ultáneamcnte
pero talsa. De esta manera no podna aplicarse a tal aserción ninguno la oración (por eJcmplo. ~i una la escribiera y otr:i ia dijera de vi ,·avo/)
di.: los malos argumentos a favor de las entidades subsistcnt<.:-;. d11rante el reinado de Luis XI V, sería natural decir (supom.r) que ambos
_.,:"::;;·: !~"~;la:~Jo de !a r.,is:,,n ¡,er:;c:1a, ) .:n ese caso, al usar la orn-
cd,n o lo~ dlh tic! 11, ·,, m,e haber hec110 (1110 ascr..:1ón verdadera o amb11s
11 11e11e11 ,111e :,abcrla hecho ta!,a. Esto aclara lo que quiero decir Lun un
11so de una oración. Las dos personas GUC emitieron la ...,1..ión. una en
0
~uicro _a!::..>ra 1:la,ucar c_i:rtns distinciones como paso pre, io diri- el r,_·i11ado de Luis 'X\"\ otra en el d.:: L111s X!V, hic;cr,)11 un m,o dili:-
~1dl, ,1 mos:rar qu~ la ,nluc1on de Rus,ell a este problema es crronca. renh: de la n::,ma rn acÍon. micnrn1s qtK' la,, dos pi.:rsonas que emll11.:-
66 LA BÚSQUEDA DEL SIGNIFICADO SOBRE EL REFERIR 67
íOn la oración simultáneamente en el reinado de Luis XIV hicieron el la oración «Yo tango calom. lnnume:'3bles _personas pueden~ ~sta
mismo uso ' de la misma oración. Obviamente, tanto en el caso de esta misma oración, pero es lógicamente m~pos1bl~ que dos personas di fe-
oración como en el de muchas otras, no podemos hablar de que la ora- rentes hagan el mismo uso de ~t~ ~rac1on o, s1~ prefiere, que la usen
ción será verdadera o fal sa, sino sólo de que se usa para hacer una aser- para expresar la misma propos1c10~. La cxpresmn «~o>~ P~~~ u~arse
ción verdadera o falsa, o (si se prefiere) para expresar una proposición correctamente por (y sólo por) cualquier pers<?~ª paro re1enrsc "_s1 misma.
verdadera o falsa. Y es igualmente obv_io que no podemos hablar de que Decir esto es decir algo acerca de la expres1on «yo>'; es, en cierto s_en-
la oración sea acerca de una persona particular, puesto que la misma tido, dar su significado. Ésta es la c_lase de c_osas qu_e pueden dec1~~e
oración puede usarse en momentos diferentes para hablar &~crea de pcr- acerca de las expresiones. Pero no tJen_e scnll1o decir de la expres1on
son.is particulares completamente diferentes; sólo podemos hablar de «yo» que se ref:ere a 1111a persona p:1rt1cula~. Esta es la clase_:!_~ cosas
1111 uso de la oración para hablar acerca de una persona particular." Por que solamente puede decirse de un uso_part1cular de~~ expn.;s10~.
último, quedará suficientemente claro a qué me refiero cuando hablo Pcrmítasemc usar «tipo» como abrev1atu!·a de «orac10n? expre~1ón».
de .. na emisión de una oración, si digo que las dos personas que la emi- No estoy diciendo, entonces. que ~aya orac10nes y expresiones (tipos),
tieron simultáneamente en el reinado de Luis XIV hicieron dos emi- ,. usos y emisiones de ellas, del mismo modo_quc ha~ barcosyzapato_s
1, lacre. Estoy diciendo que '!º po<lem~s. decir las 1111st11a5 cosas ace1-
siones diferentes de la misma oración, aunque el mismo uso de ella.
Si en vez de considerar toda la oración «El rey de Francia es sabiQ)> 'ca de los tipos, usos de los tipos y em1s,ones de l_~s tipo~-'! el hec~o
tomamos en cuenta aquella parte constituida por la expresión «el rey es que hablamos acerca de los tipos; y esta confus1~n es factl que ~urJa
de Francia», resulta obvio que podemos hacer distinciones análogas, al no advertir las diferencias entre lo que puededec~rse acerca de estos
aunque no idéntica!>, entre 1) la expresión, 2) un uso de la expresión y y lo que sólo puede decirse acerca de !os usos de ll~os. Tenemos ten-
3) una emisión de la expresión. Las distinciones no serán idénticas; obvia- dencia a imaginar que hablamos de oraciones Y. expresiones cuando esta-
mente no podemos decir correctamente que la expresión «el rey de Fran- mos hablando de usos de oraciones y expresiones. . .
cia» se use par&expresar una proposición verdadera o falsa, ya que en Esto es lo que hace Russell. En su con_tra, _de manera general, dirc
general sólo las oraciones pueden usarse verdadera o falsamente, y de esto. El significado (al menos en u~ sent1<lo importante) ~s una fun-
modo similar, únicamente al usar u11a oración, y no al usar una expre- ción de la oraciú, 1 o expresión; mencionar Y. \1acer refcr~~c1a, Yverd_ad
sión aislada, se puede hablar acerca de una ¡>ersona particular. En cam- v falsedad, son funcion.::s del uso• de la• orac1on
•
o expres1on.
,
Dar el s1g-
. f _ 1 ,- _ ... , ....
bio, diremos en e!-tecaso que la expresión se usa pa1" 111<-11<-,-u11u, u /,..u, nificado de una expre:>1on ten ci ~enuuo c11 4u~ c:>1vy u:>«11uv wyu•u-
,.,,r,,,.,,,,,.;11 :i 11n:i pPr,on:i !1;irtic11l:irrw111cin c;e usa la oraci011 para hablar bra) es dar directrices generales pa~a su uso para ha~er ~~ferenc1a a, o
acerca de ella. Pero, como es obvio en este caso y en muchos otros, no mencionar, objetos o personas parllculares; dai el s1gmf1cado d? una
pue<h: decirse que la expresión 8 1 menc ionr, o haga referencia a algo, oración es dar las directrices generales para su uso~! hacer_aserc1ones
1 del mismo mocio que no puede decirse que la oración sea verdadera o
falsa. La misma expresión puede tener diferentes usos mencionadores,
al igual que la misma oración puede usarse para hacer enunciados con
verdaderas O falsas. No es hablar acerca de una ocas1on particular cual-
quiera del uso de la oración o expres_ión. El significado ~e una expre-
sión no puede identificarse con el obJelo _al que nos refenmos m~?1an-
distintos valores de verdad. «Mencionar» o «hacer referencia)> no son te su uso en una ocasión particular. El s1g111ficado de _una orac1on no
cosas que hag:i una expresión; son cosas que alguien puede hacer al puede identificarse con la aserción que ~a~emos mediante su us?, en
usar una expresión. Mencionar o hacer referencia a algo es una carac- una ocasión particular. Hablar sobre el s1gm~<:3do d~ una expresión u
terística de un uso de una expresión, del mismo modo que «ser acerca oración no es hablar sobre su uso en una ocas1on particular, sino sobre
Je» algo y verdad-o-falsedad son características de un uso de una oración. las reglas, hábitos y convenciones que ~obieman su uso correcto, en
Un ejemplo muy diferente pucJe ayudarnos a esclarecer más estas todas las ocasiones, para hacer referencia o aseverar. De esta man_cra,
distinciones. Consideremos otr" cac;o de ur~a expresión que tiene un uso la cuestión de si una oración o expresión es significativa o n~_nada t1~nc
referencial singularizador. a sab1•r, la ex¡,resión «yo». y consideremos que ver con la cuesción de !-Í la or«ción, e~1.1itida en una_ ocas101• part1~!1-
/ar está siendo wrndc1 o 110. en esa occ1~1011. para reah7ar una aserc1on
ve;dadera-o-falsa, o c;i la expres:ón está siendo usada, en esta ocas1on,
' 1 ,ta «usor¡za» de uso es, d~~de luego, diferente de: a) la usanza corriente e11 que para hacer referencia a algo o mencionarlo. .
«uso>► td.: una 1·· hhra. frase, oración, nanicular) - (en lineas generales) <ffeglas de u,o» 1:.1 error de Rus:>dl iuvo su origen en pensar que hacer ref?c~~ia o
len lilll'as genera le,¡ ., ;gnif1cado»; y h) ,n; 1,ropi.111,ann en 1:: frase «uso refcr~11dai mencionar. si es que ocurren de alguna maner:i. deben ser s1 gn1f1car.
,111gul,m1.,dorú~ c~presiones». en la q"c «•1so» (en lineas genera tes) «modo de u,.1r». No distinguió 13 1oc B,; confundió e,prcsior.;:o; ~Lm su uso en un con-
LA llÚSQUEl>J\ DEL SIGNIFICADO SOBRE EL REFF.RIR 69
lcxto particular y confundió, así, signjficar con mencionar, con hacer tiene nada que ver con conocer un uso particular de la oración para hablar
referencia. Si hablo de mi pañuelo, puedo, quizás, sacar de mi bolsillo acerca de algo. Del mismo modo, si pregunto «¿es la 0ración verda-
el objeto al que me estoy refiriendo, pero no puedo sacar de mj bolsi- dera o falsa?>> planteo una pregunta absurda, que no e~ ~ne~~s a~sur-
llo el significado de la expresión «mi pañuelo». Puesto que Russell con- da si aiiado: «Debe ser lo uno o lo otro, puesto que es significativa».
fundió significar con mencionar, pensó que si existiesen expresiones La pregunta es absurda, puesto que la oración no es ni verdadera ni falsa,
que tuviesen un uso referencial singularizador, que fuesen lo que pare- así como tampoco es arerco de algún objeto. Desde luego, el hecho de
cer~ ser (~sto es, sujctos_lógicos)_y no otra cosa disfrazada, su signifi- que sea significativa es lo mismo que el hecho de que pueda usarse corrcc-
cJoo tenra que ser el objeto particular al que s.; referían en su uso. De
ahí !ª enojosa mitología ~el. nombre lógicamente p~opio. Pero si
taml!nle para hablar de a lgo y que, al usarla así alguien hará una as_er-
ción verdadera o falsa. Y añadiré que :,t: usará para hacer una astrción
.
11
1
alguien me pregunta por el s!gnificado de la expresión «esto»--en tiem- verdadera o falsa solo si la persona que la usa está hablando de algo.
pos ~anclidato favorito de R~sscll para este status- no le presentaría Si cuant''> la emite, no l1abla de nada, entonces su uso no es genuino,
e! ob.1e1? al _q~re acabo de referirme con el uso de la expresión, añadiendo si~o un uso espurio o pseudo-uso; no hace una aserción verdadera o
que el s1gnif1cado de la palabra cambia cada vez que se la usa. Ni tam- falsa, aunque pueJa pensar que la está haciendo. Y esto señala el cami-
poco 1~ p~·csentaría todos los objetos a que me he referido, o podria habcr- no hacia la respuesta correcta al problema al que la teo, ía de las des-
n_1e reler,do, con su uso..~xplicaría e ilustraría las convenciones que cripciones da una respuesta fatalmente incorrecta. Lo importante es que
rigen e_l, uso de la expres10~. En eso consiste dar el significado de la la pregunta sobre si la oración es o 110 significativa es totalmente ind~-
expr~~ron, lo cual es m_uy diferente a dar (en cualquier :.entido de dar) oendiente de la pregunta que puede plantearse acerca de un uso parti-
el obJeto al cual se refiere, ya que la expresión misma no se refiere a cular de ella, a saber, la pregunta sobre si es un uso genuin_o o espu~io,
nada. aunque pueda usarse en diferentes ocasiones para referirse a innu- de si se usa para h:iblar de algo, o para fabular. o como un eJemplo fil o-
merabl¡s cosas. De h~cho, existe_ en_ inglés un sentido de la palabra sófico. La pregunta sobre si la oración es o no significativa es la pre-
«mean » que se aproxima al de «indicar mencionar o hacer referen- gunta de S! existen en ese lenguaje hábitos. rnnvencioncs, o reglas tales
cia a»: por ej~emplo, ~uando al~uien ruce (algo molesto)«/ mean yo1m, que la oración podría usarse lógicamente para hablar de algo; y por el lo
o cuando senalo y digo «Thot s the one / mean». Pero the one / meant es totalmente independiente de la pregunta sou,e si ha sido usada de
es completa menee diferente del s1g11~/1cado cíe la expres,on que 11e usado tal manera en una ocasión par!icular.
para habl_ar ~e- él. En este sentid0 especial de «mean» son las personas
las que s1gni ~1can, y no las e_xpresiones. Las personas usan expresio-
n_e_s para refcnrs~ a cosas particulares. Pero el significado de una expre- 111
s!on no es el conJunlo de cosas o la cosa singular a la que podemos refc-
n~~s corre,tam~nte con su uso: el significado es el conjunto de reglas. Consideremos de nuevo la oración «El rey de Francia es sabio» y
hab11os, convenciones, para su uso al hacer referencia. ia:. cu:.a:. , cu:le1Jcras y fa!:;:is que Russell dice sobre ella.
Sucede lo mismo con las oraciones, incluso de modo más obvio. Hay, al menos, dos cosas verdaderas que Russell diría sobre esta
,:od? ~I n~undo sabe que la oración «La mesa está llena de libros» es oración:
s1g111ficat1va, y todo el mund~ sabe también lo que significa. Pero, si
pregunto <<¿Acerca de qué obJeto es esa oración?», estoy planteando 1) La primera de ellas es que es significativa; que si alguien la
una pr~&unt~ absurda, una pregunta que no puede plantearse acerca de emitiese ahora estaría emitiendo una oración significativa.
la orae1?11, smo sólo acerca de algún uso de la oración: y en este caso 2) La segunda es que si alguien la emitiese ahora haría una aser-
la orac1nn no se ha usadu pa~ hablar acc.-..:a de algo, sólo se la ha toma- ción verdadera sól0 si, actualmente, existiera de hecho uno y sólo un
do como un ejemplo. Al saber lo que significa se sabe cómo podría usar- rey de Francia, y s: fuera sabio.
~-: r_:,wr,::ct?!ller>te p:ira hahl:ir :;obre algo: ".;1. conocer el significado no
¿Cuáles son las cosas falsas que RussclI Cliría sobre la oración? Ésta~.
ya he dado algunas razones para pensar que estos dos enunciados dero o falso porque no logramos mencionar a nadie mediante este uso
son incorrectos. Supongamos ahora que alguien te dijese cfccrivamente particular de esta frase perfectamente significativa. Es, si se quiere, un
Y c~~ un aspecto completo de seriedad: «El rey de Fra'ncia es sabio»~ uso espurio de la oración, aunque podamos ( o no) creer erróneamen-
¿Dinas: «Eso no es verdad>~? Creo con toda seguridad que no lo dirías. te que se trala de un uso genuino.
Pero supongamos que la misma persona continuase preguntándote si Tales usos espurios ' son muy famili ares. El novelar y el mundo de
pensabas que lo que acababa de decir era verdadero o falso, si estabas ficción sofisticados' dependen de ellos. Si empezase diciendo «El rey
de ~:uerdo o no con lo que ~ca~~ de decir. Creo que te inclinarías a de Francia es sabio», y continuase «y vive en un castillo de oro y tiene
dec11, ª~~que c~m alguna ~ac1lac1on, que ninguna de las dos cosas; que cien esposas», etc.. un oyente me entendería perfectamente bien, sin
la cuest1on de s1 su enur.c1a<lo era verdadero o falso simplemente 110 se suponer o bien que estaba hablando acerca de una persona particular.
l~!antea, puest~ que no existe una persona tal que sea·cl rey de Fran- o que estaba haciendo un enunciado fal so en el sentido de que existía
c~1. Podnas, s1 ha~lara _complerame_nte en ser!n (si ruviera el aspecto una persona tal como la descrita por mis palabras. (Vale la pena añ:i-
<l.. andar un tamo extraviado por los siglos). decir algo semejante a: <<Me dir que allí donde el uso de oraciones y expresiones pertenezca abier-
1_: 111º ~~e de~cs estar en un_crror. Fran~i~ no es un::i monarquia. No hay t::imente al mundo de ficción, el sentido de las palabras «acerca de» puede
1~Y<l1: F:-1nc1a». Esto d~ pie a la cuest1on de que. si una persona emi- cambiar. Como diJO Moore. es perfectamente natural y correcto decir
t1esc, ~enamente 1~ oración, ~al emisión seria en algún sentido una eFi- que algunos de los enunciados de los Pickwick Papers son acerca del
d~llt w de que crew que h_ab1a un rey de Francia. No sería una eviden- Sr. Pickwick. Pero donde el uso de oraciones y expresiones no perte-
cia a favor de su creen~1a, e!1 el sentido de que si alguien coge su necen abiertamente al mundo de la ficción, este uso de «acerca de» pare-
1!1,1pcr_meable cst~ es ev1d~ncia ~e su creencia de que estll lloviendo. ce menos correcto, esto es, no seria en general correcto decir que un
1ero tampoco sena una ev1de~c,a de su creencia en el sentido de que enunciado era acerca del Sr. X, o de tal-y-tal, a menos que existiese tal
el hecho de gue una pers?na d!ga «e,,rá lloviendo» es evidencia a favor persona o cosa. Sólo donde el novelar corre el riesgo de ser tomado en
cie su crccnc1~ de que esta lloviendo. Podríamos plantearlo del siguien- serio podríamos responder a la pregunta «¿Acerca de quién está hablan~
1~ modo. _Dcc!r «El rey de Francia es sabiu» es implicar, en ali?ún sen- do?» con «No habla acerca de nadie»; pero al decir esto no estamos
tido de- «implicar». q~e hay un rey de Francia. Pero éste es un'\entido diciendo que lo que se decía era falso o sin sentido.)
muy cspc~ial y extrano de «1mpl1carn. «l111pl1ca», en esce sentido 110 Sin embargo. dejando a?arte los usos que pertenecen abiertamen-
equivale, ciertamente, a «entraña» (o implica lógicamente). y esto rc;ul- te al mundo de ficción, he d;cho que usar una t:x¡.,1c,,;..'.,¡¡ Cui,,ü ((~! r-:y
t~ del hecho_de que, cuando, como respuesta a su enunciado, decirnos de Francia» al comienzo de una o.ación era implicar, en algún sentido
(como_ podnamos hacerlo) «No hay ningún rey de Francia», 110 diria- de «implican>. que había un rey de Francia. Cuando una persona usa
n;os c,ertame~te que ~stábamos contradiciendo el enunciado de que esta expresión no asevera, ni lo que dice entraña, una proposición ex is-
e rey de Fra_nc1? es sabio. No esta1;1os diciendo, por cierto, que es falso. tencial singularizadora. Pero una de las fu nciones convencionaies del
Estamos mas bien dando una razon para decir que la cuestión de si es artículo determinnnn <"'- la de actuar como señal de que se hace una re-
verdadero o falso no se plantea. ferencia singularizadora - una señal y no una aserc1on ciisiramua- .
. ~-es aquí donde la di_stinción_ que tracé antes puede ayudamos. La Cuando empezarnos una oración con «el tal-y-tal» el uso de «el» mues-
oi acion «~l rey de_ Francia es sa_b,o» es ciertamente significativa; pero tra, pero no enuncia, que nos referimos, o intentamos referimos, a un
es~o no quiere decir que cualquier uso particular de ella sea verdadero individuo particular de la especie «tal-y-tal». Cuál sea el individuo par-
0
also. La usai:nos verdadera o fal '-amente cuando la usamos para hablar ticular es cuestión a determinar por el contexto, tiempo, lugar y otras
a~crca de alguien, cuando al usar la expresión «el rey de Francia» men- características de la situación de emisión. Ahora bien, siempre que una
c!?namos en_ efecto a alguie~. ~I ~cc!10 de que la oración y la expre- persona 11-;a una expresión. existe la presunción de que piensa que la
s,o~, respe~~1vamen~e, sean s1g111f1cat1vas es prccis:-imei,tc el hecho de está usando correctam1.:1fü!: así, cuando ~!sa la expresión i<cl tal-y-tal»
duc_l_a o~ac1on P"dna ser usada. c11 de1cm1inada<; circunc,rancia,. oara en un sentido referencial singularizador existe l,1 presunción de que C!:>a
ce,~ algo ~erd: !ero? falso. y de que la expresión pod, ía ser us·ada 1,.;iSvi~:1 pi-::nsa que h?y ale1í,: individue tl:! esa especie, y que el con-
en crt'rt~s c1rcm1~:an_cias, para mencionar a una persona particul¡r· ·
conocc1
D . , . sus1gn111cauo esconoc1.:r11ué ., ch~c ' ,c 1'i·cunstanc,as
· son ésas.
,y
tt~
_ o_:.~
11
· . • · "'"
m:i,,_c.:ra, cuando cm111111os In oración sin iilencionar de hecho
.i n,ic .: .mcd,ant_c el u,o ,k.• la fra\c «ei re\ ,i.: f'ranci·m ¡,1 l'ra,. · • n ne:
La ckccilin de la pa labra «c,r,,mo" me parece ah< ';.,afonunada. al meno~ para
all!tmo, u,o, no cs1ándar. Preferiría ll~inar .1hora :1 ai,•uno, de ellos u,os «sccunda•10,».
l 1Ci ·1 l 1' S •r
•
f . ' • ' ' '- 10
c.: o_: , ,gn1 1c:a1 1\ a: !>llll[)lcmcnte 110 l11gra111u.1· decir nada verda-
' - 1a lnnnula no ,ofísu,ada com1c111.a co11 « I ,,1,c una ·._, ...».
72 LA BÚSQUEDA DEL SIGNIFICADO
SOBRE EL REFERIR 73
t~xto de uso determinará de modo suficiente cuál es el imfrviduo que
llen~ presente. lJsar 1~ pal~bra «el» en este sentido es implicar (en el viduo al que me refería» a menos que hubiese algo que se considera-
sent~do relevanre de «1mphcarn) que se cumplen las condiciones exis- se como hacer referencia. (No tendría sentido decir que has señalado
tenciales descritas r or Russell. Pero usar «el» en este sentido no es enun- si no hubiese nada que se considerase como señalar.) Así, una vez más,
ciar que esas condiciones se cumplen. Si doy comienzo a una oración llego a la conclusión de que hacer referencia o mencionar una cosa
con un_a expresión de la forma «el tal:y-tal» y a continuación se me impi- particular no puede diso lverse en un género cualquiera de aserción.
d~ decir mas, no ht.: forrn_ulado enunciado alguno, pero puedo habe1men- ! laccr referencia no es aseverar, aunque hagamos referencia con el obje-
ct0nado a algo o a alguien. · to de aseverar algo.
La aserción cxiste_ncial si~~ularizadora, que Russell supone que Permitaseme ahora tomar como ejemplo de uso referencial sing u-
f?rma p~rtc de cualquier aserc1on en la que se haga un uso referencial larizador una expresión que no sea de la forma «el tal-y-tal». Supon-
s111gulanzador de 1111a cxpresié·1 de !a forma «el tal-y-tal» es, observa gamos que tiendo mis manos hacia alguien, poniéndolas cuidadosamente
_Russcll. un c_omp11cs10 de dos ase~c1ones. D_ecir que hay un q> es decir en forma de. copa, y d iciéndole a la vez que lo hago: «Esto es un rojo
,1lgo c?mpatrble con 9ue haya vanos q>; decir que no hay más de un <p i1ermoso». El, al mirar mis m:1110s y no ver nada en ellas, puede decir:
es dc~1r algo compat1_ble con que no haya ning uno. Decir que hay un «¿,Qué es esto? ¿,De qué estás hablando?» O quizás: «iPero si no hay
<p Y solo_ un? es comb111ar estas dos aserciones. Hasta aqui me he cen- nada en tus manos!» Desde luego, sería absurdo decir que al emitir«¡Pero 1
trado pnnc1palmcn1c t:n_ la pretendida aserción de existencia, y me he
ocupado en menor medida de la pretendida aserción de unicidad. Un
si no tienes nada en tus manos!», estuviera negando o contradiciendo
lo que dije. De esta manera, «esto» no es una descripción disfrazada
li
eJem~lo que ponga el énfasis sobre el último aspecto servirá para reve- en el sentido de Russell. Ni es un nombre lógicamente propio. Porque
la~ mas ~lar~mente el sentido de «implicada» en el que una aserción es nec.:esario saber lo que significa la oración para reaccionar de esa
ex istencial s111g~l,1rizadora está implicada, aunque no entrañada por manera ante su emisión. Precisamente a causa de que el signifi cado de
el uso de cx.~res1011es de modo referencial singularizador. Considere- la palabra «esto» es independiente de cualquier referencia particular
mos la orac1on «_La mesa está llena de libros». Es completamente cier- que pueJ a hacers.:: al usarla, aunque no independiente del mudo en que
to que ~n cualquier uso normal de esta oración, la expresiór. «la mesa» puede usarse para hacer referencia, puedo, como en e~te ejemplo, usar-
"~. '.1sarrn r at'::t hacer u~a rcfcrenc_ia singularizaciora, esto es, para refc- L..; p:ii"ü.flii¿;"ii" V,.ü~ "'.>~V) hd\..;\..uJv u.. f\..,ÚU\..;c.t u a ig u .
ru se a ~na mesa particular. Es este un uso muv cstri,tn cirl nrtír11ln La moraleja general de todo esto es que la comunicación es un asun-
l
dc,ten~m~~o, en el sen~H.lo en que Russell habia, en la página 30 de to de aserción explícita o disfrazada en bastante menor meJida de lo
los Pm!c,p,<! Matl,e!11.allca, de usar el artículo «Pstrictamente, de manl!- que los lógicos suelen suponer. La apiicación particular de esta mora-
ra_que 1mpl:que un1c1dad». En la misma página Russell dice que una leja general, en la que estoy interesado, es su aplicación al caso en que
fr,1s.~ de la forma «el tal-y-tal» usada estrictamente, «sólo tendrá apli- se hace referencia singularizadora. Una parte de la significación de las
r'l,.. ,nn " ' "' ,-.J r.-.rn , t,.. .... . .. 1.. , • •
· ·· -·· - · -~.,V"" "fU" " "Yª u11 1<11-y-ta1 y no mas». Ahora bien es expresiones del género que estoy discutiendo consiste en que pueden
abs_olutamcnt~ falso que la frase «la mesa», en la oración «La m~sa usarse, en una gran variedad de contextos, para hacer referencias sin-
esta l!ena .~e hbros», cuando es usada normalmente, «tenga solamen-
'
gularizadoras. No forma parte de su significación aseverar que están
te ~phcac1on ~n.el caso que haya solamente una mesa y no más». Ade- siendo usadas de tal moJo o que satisfacen las condiciones de uso. Así,
ma~ ~s ta.u!olog1camcnte verdadero que, en tal uso, la frase tendrá apli- la distinción realmente importante que necesito trazar es entre:
cac_i~m solo en el c~so en que haya una mesa y no más a la que se está
':auendo re.fere11c1a, y que se entenderá que tiene aplicación sóio en 1) utilizar una expresión para hacer una referencia singulariza-
~l. caso d~ que h.aya una mesa - que es a la qu,· se entiende qt•-:: se h;ice dora, y
1L lerenc1a 111i:d1a_ntc ~I uso etc la frase - y n•J más. Usar la orarión no 2) aseverar que hay un :ndividuo y sólo uno qae tiene cier.as carac-
1 e~ aseven:r, smo ;mr11car (en e: scnt,do especial ya discutido) que ha· ·
solo una cosa_que ~s. a la ve~, del género especificado (esto cs. la mesa)
terísticas (pc r ejemplo. que es de un cierto género o que está en ciertr.
1clación con el habla te. o ambas cosas).
·I '.' a la qul' es1a hac1e11do re/erencia el hablante. Obviamente, 110 es ase-
' era~ esto. Hacer r~fcr-.nc1a 110 es iJmpc--,) decir que se esi,Í hacien-
do rd~rc11c1~. Decir que hay 1111a 11 mm me,., a b 'JUC .;e esta hnci-:n-
do 1:~rc'.·cn\1:1 ~o L~s I•) 1i o1<s111~ que !lace~ rcfcrcn1: 1a a ur.a mesa 1) oraciones que cont1~nc,1 una cxpresió:1 usada parn indicar o rnc,1-
P,1r11ull,11 No h.:ndnamo~ ningun uso para fr,1 ,cs tales como «el inJi- c1onar o hacer referenc;a a una persona o cosa particular, y
2) oraciones existenciales singularizaduras.
74 LA IJÚSQUEDA DEL SIGNIFICADO SOBRE EL REFERIR 75
Lo c¡ue Russell hace es ir asimilando progresivamente más y más Esto muestra la necesidad de que distingamos dos géneros (entre
las_oraciones de la clase 1_) a las oraciones de la clase 2) y, por consi- muchos otros) de convenciones o reglas lingüísticas: reglas para hacer
gu1e~t~, se ve cnvul'llo en insuperables dificuJtades respecto a los suje- referencia y reglas para atribuir y adscribir, así como la necesidad de
tos log1c<?s y, en general, respecto a los valores de ias variables indivi- que investiguemos las primeras. Si reconocemos esta distinción de uso
duales: dificultades que le llevaron por último a la teoría lógicamente como lo que es, estamos entonces en vías de resolver un buen número
desastrosa de los nombres desarrollada en lnqui,y into Meaning and de viejos rompecabezas lógicos y metafisicos.
Truth Y en /-111111~11 Knowledge. ~ste p~n!o de vista sobre el significa- Mis dos últimas secciones tratar.in, aunque sólo a grandes rasgos,
d? de las e~pre~ioncs q~e son sujeto~ lo~1cos, y qu~ constituye el prin- de estas cucst iones.
cipal incentivo oe la teona de las descnpc1ones, hace imposible, al mismo
t~cmpo, que Russell ~ncuentre alguna vez unos sustitutos satisfacto-
rios para estas cxprc~1ones que, comenzando con frases sustantivas va IV
c~~~radando progrcs1vam:nlc de la condición de sujetos lógicos•.' La
r,11z_?el problema no es simplemente, como a veces se dice, la fasci- Uno de los principales propó~itos para los que usamos el lenguaje
m1c1on que provoca la rclaci~n ent~e un n?mbre y su portador. Ni siquie- es el de enunciar hechos acerca de cosas, personas y eventos. Si que-
ra los n?m~res llegan al estandar 1mpos1blc, que se ha establecido. Se· remos cumplir este propósito debemos disponer de algíin medio de anti-
trat~ mas bien ~e la combinación de dos concepciones erróneas más ciparnos a la pregunta «¿De qué (de quién, de cuál) está usted hablan-
r~d1~_ales: en prin!~r lugar, el no lograr captar la importancia de la dis- do?», y también a la de «¿Qué estás diciendo de e llo (de él, de ella)?».
lirn.. ;on (ver Secc!on 11) entre lo que puede decirse de una expresión y La función de anticiparse a la primera pregunta es la función referen-
lo que puede decirse de un uso particul~r d~ ella; en segundo lugar, el cial (o identificativa). La función de anticiparse a la segunda es la fun-
n_o logr~r reconocer que el uso referencial singularizador de las expre- ción atributiva (o descriptiva, o clasificativa, o adscriptiva). En la oración
sion~s, 1~ocuo Y11e~es_ario, es disti_nto de, pero complementario, del uso castellana convencional que se usa para enunciar, o afmnar que se enun-
pred.:at1vo o adscript1vo ~e las ~ 1s_mas. Las expresiones que de hecho cia, un hecho acerca de una cosa. p~rsona o suceso mdividuales, la rea-
r,ucd~n aoarecer c.,?mo su1~t~s log1cos singulares son expresiones de lización de estas dos funciones puede asignarse, de manera tosca y apro-
la clase qu_c enumere al pnnc1p10 ~demostrativos, frases susiant1vas, nom- .-: irn:id? :i P.xpre1-,iones separable:.•. En tal oración, esia asignación de
b~es P':ºP10S, _pronombres): decir esto es lo mismo que decir lfUe esas expresiones a sus rape les separados corresponde a la clasificación gra-
expresiones.Junto cor. su contexto (en el sentido más amplio) son las matical convencional de :.ujdv J p:-cd:c::do. !'lo h;ry nana sacrosanto
s:
qt:c u~an para hac_er referencias singu larizadoras. La finalid~d de las
c~>nv-..~ciones q~e. ~gen los uso_s de tales expresiones es, junio con Ja
en el empleo de expresiones separables para estas dos tareas. Se podrían
emplear, y se emplean, otros métodos. Existe, poi ejemplo, el método
s1tuac1ón de em1s1on, el g~rantizar la unicidad de la referencia. Pero de emitir una única palabra o una frase atributiva ante la presencia vis-
\Cr más exac1amente expresada de la manera •iguiente: «De aqaí que podamos, usando
expresiones significall\as. hacer referencias de manera secundaria, como en el fabular
Y c,to" r ·-=•r ,k la señal de peligro que la frase «fi r • .. o en el mu,1do d~ f1cc1ón. o pensar erroncamc1oie que r.•-~ estamos rcfiricr.:!o a algo pri-
,.,,,11111,'m·"" un, 11111\l' o m,1 gramat1c.iln~ente dew-
mariamente cuamk1 no cslamos rcfin.:ndonos a naJa de < ~ modo».
. 1 ,la ur, ·· s· p·ir • · • ah · ·
• ccc ora que ~,w c,puc,1a a numero,a, ob· · . ' Omito la, oraciones rclac,nn;:!e, pue,10 que no n1gcn, er. ;;,inciµ10, una modif;.
1i.ilmc111c a c.,u,., dd '"'' rc,1nc1i,o no 1!\plíc110 d~ lt •·xnr. . 1 • iecion_e,. pnnc I· cacnin de lo 4ue digo.""º una compli,Jcibn de dc1allc.
- , - ,. c\lon « mcer re,enmc1a». Podna
76 LA BÚSQUEDA DEL S IGNIFICADO
SOBRE EL REFERIR 77
li_d o sería _unju~go: éste noes e l uso corriente que hacemos de las ora- cierta c lase, que tenga ciertas características. El req~isito para la apli-
~i¡°n~s ex_1stenc1ales.) Hay ~os aspectos que requieren ser s ubrayados. cación correcta de una expresión en su uso referenc ia l ~ c1~':ª cosa es
. pnmeio es q~e la necesidad ~e real_izar estas dos tareas para enun- algo que es adicional a cualquier requisito derivado del s1~n_1f1cado ads-
c ifr hechos particulares no reqme re ninguna explicación trascenden- criptivo que la expresión pueda te ner; a saber: es el requ1s1to de que l_a
ta : pre~tarle atención es eluc idar, en parte, el significado de la frase
cosa esté en cierta re lación con el hablante y con el contexto de ~mi-
«en~nci~r un hecho». El segundo es que incluso esta elucidación se hac~ sión. Llamemos a esto el requisito contextual. De esta manera, por ejem-
e~i
1 ter'.nmo~ derivado~ d_e la g ramática de la oración s ingular eonven-
f~nal. que i_nclu~o_la d_1stmción lingüística, abiertamente funcional, entr-:
º.:,_papeles 1dent1f!ca l1v,os y atributivos que las palabras pueden dcsem-
plo, en e l caso límite de la palabra «yo)) el requisito contextua_! es que
la cosa sea idéntica con el hablante; pero en e l caso de la mayo na de las
expresiones que tienen un uso '.eferencial_, este r~quisito ~o puede espe-
pei:ar en el lenguaje esta motivada por e l hecho de que el lenguaje ord -
1 cificarse de un modo tan preciso. Una diferencia posterior, y comple-
nano nos ofrece expr~siones separables a las que pueden ser asigna-
1;1111cnte general, entre las con\'enciones para hacer referencia y las con-
d~s,_ d~ _maner~ plausible y aproximada. d iferentes func iones. y esta
l'Lllciones para describir, es aquella con la que ya nos hemos encontr~d?,
~ISl~ncion fu~c iona! ha proyeC(éldo largas sombras filosóficas. Las dis- ;i saber: que e! cumplimiento de las condiciones para un t~so adscnp~1-
~1_11c1o1rs entie particular y universal, entre substancia y cualidad, son
ie,mp os_ ?e sombras pseudomateriales proyectadas por la gramática
l ,·o correcto de una expresión es parte de lo que se enuncia por medio
1 de tal uso; pero el cumplimiento de las convenciones para un uso refcre_n-
e da _o~cic n co11venc1
1es onal, en la que expresiones separablesjuegan pape-
1st111gu1bles 7• cinl correcto de una expresión no es nunca parte de lo que se enuncia,
aunque es implicado ( en el sentido re leva~te de « i!llplicado>~) por tal uso.
Usar una cxpre_sjón separada para realizar la primera de esas tareas
Las condiciones para hacer referencia han sido des~u1dadas o ~1al
e~ usar u~a expres1on de modo referencial sing ularizador. Ahora qui- mterpretadas pür los lógicos. Las razones ?e este descuido no son d1fi-
siera d~cir a lgo en general acerca de las convenc iones de uso para las
ciles de ver, aunque sean difíciles de enunciar brevemente. Dos de ~lla:,
ex_pr~~iones usadas de este modo y contrastarlas con las del uso ads-
son, a grandes rasgos: I ) la preocup~~ión c!e la may~rí~ de los lóg1c_os
~npi~, o. Procedo, pues, a una brev~ ilu~trac ión de estas observacio!lt:s por las definiciones; 2) la preocupac1on de algunos log1cos_ ~orlos sis-
ºene i1 les, Y a efectuar alguna~ apl1cac1ones po!>1eriores de ellas.
Lo que, en general. se requiere mtrn h~rPr 1111'> r<>t<>ro"~ : n ~=- ..., .· temas formales. 1) Una definición, en el sentid? ~ás fam1h?r? es u~a
zadora_ es, obviamente, algún
.;~p;:..;;fic~c:én d.: !J~ :c~d¡'-...:.::--::J :.!.:' ~::;Q ~!d~::::-:pt:\·0 e :::!~s: f:~~!;1~:?
n 111? e;::,,. 1n1 ,,.n 1 .., 1.... '"'C fi o algunos
. . dispositÍ~~;p·
. ;;~·1~~s.,t~¿:;¿;,•t•o-
, correcto de una expresión. Las defin!ciones no tienc,n en cuenta r~qu~-
, . . - .... ~ .._.u"" eruna re erenc1a smgulanzadora comode auéreferen-
c1a s1110ulanzadom s trat . l · d' ·· .. sitos contextuales. De este modo, mientras que la busqueda del s1gn1-
te 1 . ª, 1
e . a gun 1spos1t1 vo que ex1Ja y capacite al oyen-
o ª· ector para 1dentif1car aq~i~l.lo de que se habla. Para garantizar
ficado, o la búsqueda del ::inálisis de una expresión. ~e conciba -~orno
la búsqueda de una definición, e l desc~1i~o o la n:iala _mterpret~c1on ~e
e~te resultado, el contexto de em1s1on es de una importancia cas i impo-
las convenciones diferentes de las adscnpt1vas, es mev1table. Qmzá sen a
s~lf ~e ex~gera'.;_y por «~ontexto» quiero decir, por lo menos, e l tiem- mejor decir (puesto que no quiero iegis iar sob:e «significaÓO>} o «amí-
~J , ll::,ar,. situac_1on, 1d~nt1d~d del ha?lant_e. los temas que constituyen
lisis») que los lógicos no han logrado advertir, q_u~ los pro?le!ll~s de l
d centrf1 m~ed1ato de mt_e~·es y las h1stonas personales del hablante y uso son más amplios que los problemas del anahs1s y del s1gm~1cado.
e ague. os a los que s~ dmge. Además del contexto hay desde Juego
2) La influe ncia de la preocupación por las ~atemática~ y la l?g1ca for-
conv~nc iones:_conven~1ones ii.ngüísticas. Pero excepto e; el caso de Jo~
mal se ve más claramente (para no tomar ejemplos mas rec ientes) e n
nom r_es propios genumos, de los que diré a lgo más posteriormente el
los casos de Leibniz y Russell. El constructor de cálculos no interesa-
~ue~phmie~t?, de las c_ondicior.es contextua les, enunc iablcs con má~ 0 do en, ni obligado a, hacer enunciados fácticos , se acere~ a la lógica
t;do ~~f.:ec1s10_11, se exige convencionalmente (o lógicamente, en un sen-
aplicada con un prejlllicio. Es nat1.1ral que supon&ª que_ los ~1pos d~ c_on-
e· . ~:, amplio de la f?alabra) para e l uso referencial correcto de las vención, con cuya adecuación en un campo esta fam1hanzado, deban
xpre.:'iones, en un sentido en e l que no vale para los usos ad~criptivos
ser !·ealmente adecuados, ¡ojalá se pudiera ve;· cómo!, en un campo total-
corrc--ros. Para_la correcta aplicación de u a expresión en su uso ads-
mente u1fercnte el de 10s enunnados de 11ccho. Dr este moc!o vemos
cnptivo ª una c ierta cos::i se requiere, s i1np mente. que ésta sea de una
a Leibniz pugna'ndo jesesperada1~~_,,t-.: por hact:r_de la unici_úad de \as
referenc ias s ingularizadoras una cuestión de lógica en sent_1do estn,-
• 1 <> ,1ue se dit·e o 1111,ilica , ¡ . J . ·1 · 10, y a Russell pugnando clesesperadam_ente _par~ ~ac?r lo :nismo, mm-
" C y· ,·e ,i d ' . "º as os u runa~ oracrt,nes dc es;. parágrafo no m(. pare qL.c di.! m>1nera diferen1e. tamn con la 1111pllcac1on de un1c1dad c•~illO
• " r .1 eroª meno~ que se pumualice con~iderahlr-men1e •
con la ck ..,;, 1stcncia.
79
SOBRE EL REFERIR
78 LA BÚSQUEDA DEL SIGNIFICADO
1 len uaje Ésta es la razón de
Debe quedar claro que la distinción que intento trazar es princi- bre de una persona no es.de~onoce~elos n;m~ propios. ( Pero esto
palmente una distinción entre los difere ntes papeles que las expresio- por qué no hablamos del s1gmfi~do_ fi do ) De nuevo las frases tales
nes pueden jugar en e l lenguaje, y no una distinción entre diferentes no quiere ~e~ir que no_tenga~ s1gm ~~ªna posición intermedia. De esta
grupos de expresiones, ya que a lgunas de e llas pueden aparecer en uno como «el V1eJO Prete ndiente» ~ upa ·a a 1.1 n vicio pretendiente, pero
•¡ podemos hacer re,erenc1 ~ -•
u otro papel. Algunos de los géneros de palabras sobre las que habla- manera, so ? . . - d. t se trata no es conocer una convenc1on
ré tie nen predomina ntemente, s i no exclusivamente, un papel referen- ·1bcr
·S'
de que
·
r
v1eJO eten ,en e
, · · d /,oc
'
cial. Esto es completamente verdadero, por lo que respecta a los pro- general, sino una tºn/nc10~: la fo~na «el tal-y-tal» usadas referen-
nombres y los nombres propios ordinarios. Algunos pueden aparecer En el caso de as rase~ la osiciór. de la frase en la ora-
como todos o partes de expresiones que tienen un uso predominante- ciahnente, el uso de_«el», Junto c'?n •..~ón de un verbo transitivo o de
mente referencial, y como todos o partes de expresiones que tienen pre-
dominantemente un uso adscriptivo o clasificatorio. L.>s casos más obvios
c ión (esto C;i-_~I com1~nzo o a co~t•t,~::•11e se hace una referencia sin-
una p_repos1c1o n) actua como scn~rc y Jdjetivo, que le sigue.junto co~
son los nombres comunes, o los nombres comunes precedidos de adje- gulanzadora: y el_n~rnbre, o norn . referencia singularizadora se esta
tivos, incluidos los adjetivos o los adjetivos verbales (participiales); y, el c?ntexto de em1s1oni n1istran 9~'1uncior.al entre lns nombres con~u-
menos obviamente, los adjetivos o los adjetivos verbales (participia- hac1endo. En gener:31, a • ercnc1 ·meros se usan natural y comun-
les) solos. Las expresiones que pueden tener un uso referencial difie- nes y adjetivos reside e~ que _lo\::~ ue los último~ no se usan, común
. ren también entre sí, al menos en alguno de los tres modos siguientes, mente, de modo referenc1aodl,m1e n t¿ cuando califican nombres, aun-
que no son mutuamente mdependientes. y naturalmente, de este m o, excep I y desde luego esta dife-
e y de hecho se usan so os. , • ¡·
1) Difieren en el grado en que la referencia que se hace con su que pued en usars ' . d. t de la fuerza descriptiva pecu ,;ir
uso depende del contexto de emisión. Palabras como «yo» y «eilo» están rcncia funcional no es indere; tn e esp"rar que la foerza descripti-
situadas en un extremo de esta escala --el extremo de la máxima depen- de cada palabra. En ge~e~ , e ,~;~~r los~instrumentos más eficientes
dencia..:_, y frases como «el autor de H~l'erley» y «el decimoctavo rey va de los nombres sea'ª qu~ rcsu ·. sin ula1 se intenta hacer cuan-
de Francia» están situadas en e l otro. p ara !a tarea
~
de mostmr que referench~~ ri!hPm"" P""pr-,r ,:,,_.._. h r!.!er-
. -,.1,.,h·" t :,m ' " " •. ' • .. '
2) Difieren en el grado de «significado descriptivo» que poseen: do tal re,erer,r•" e""".'", ··· -·., · . mo;-na.niral y comúnmente para
por«significado descrir,1ivrm i::,~!iendo «la limitación com encional, en za descrip!iva de l~s palabras 'tt~ usa stro interés en las características
hacer reterenc1a.; singulares re eJe nue d conducta de las cosas. Estas
la aplicación a cosas de una cier!a clase general. o CJIH" !"""'.:~!" ::::::-::::;
características generales». En un extremo de esta escala están los nom- relevantes, r~lativamcnl: p¡rrnª~1~~~!: u:a de otra y'. si prestamos aten-
1
\
bres propios que usamos más comúnmente en e l discurso ordinario; pode-
mos llamar «Horacio» a hombres. perros y motocicleta:.. El puro nom-
bre no tiene significado descriptivo (excepto el que pueda adquirir como
resultado dP :itgu!?o !!e:;:.::, ;,;.,0~ ...v, 11v nomorcJ. una palabra como «el»
tiene un significado descriptivo mínimo, pero tiene alguno. Frases subs-
tantivas como «la tabla redonda» tienen el máximo significad/' des-
criptivo. Una posición intermedia muy interesante es la ocupada por
d?_s expect~ras n~ son ; ~rcrase más corriente de los nombres comu-
c1on a las d1 erenc1as e~ e d d. etivos e ncontraremos que ambas se
nes y la clase mas comente eª J ' , ue Locke presen-
satisfacen. Estas diferencias pertenecen al generoeitras ideas de subs-
ta, de una manera o_riginal, ~uando _h ab!:iec~~~~~ dice que «las facul-
tancias son _colecc1ones ~:, id;~t: sJ;~ue;tras ideas de substan~ias», y
tades constituyen una g I I?d t" d d de la esencia real y nominal, en
nombres propios <<impuros» como «La Tabla Redonda», expresiones cuando pasa a_ contra_star a ' en ; ~ rencia de identidad y el carácter
s ubstantivas a las que les han salido letras mayúsculas. e l caso de las td\!3S s !mples, ~ n a I caso de las substancias. La «subs-
3) Finalmente, pueden dividirse en las dos clases siguientes: a) fluctuante de la esencia nornu~a , en: Locke a a por su confuso cono-
aquellas cuyo uso referencial correcto está gobernado por algunas con- ::!:1,ia» !T'isma escl grav?so n:i~ut~ q~~ la funfió~ lingüística predom1-
·. ;::nciones generales rcfc:-cn..:ialc•·-cum-adscrip1i"as; b) aquellas cuyo cimiento de la ~• Í{'~enc1a ex1s en eel nor bre ha sido expandido tu uua
uso referencial correcto no csiá gobernaJc por convenciones genera- r.ante, queyers1stc in~ludsof~u.adndJ adJ. et os. Russell repite e l error de
!.::;, sean de la clase contextual o adc;criptiv'.!. sinu por convenciones ad cadem: :nas o menos ,n e im a e
hoc para cada uso particular (aunql!e no para cada emisión particular).
,\ la prfr:1era clnse pertenecen tanto los pronombres (que t 1er.en el míni-
mo :.;:-;ficado descripti\'O) como las frases substantivas (que tiener.
el iná":mo). A la segunda clase pe, 1enccen. habl.mdo en lineas gene-
r.ilcs. la ciase más familiar di' los nombre:- propios. Desconocer el nom-
.'
S013RE EL REFERIR
81
80 LA OÚSQUEDA DEL SIGNIFlCADO
ñado, por el hecho de qt!e aho~ haga r~fercnci~ a alguien ~I nomb~ar-
Lo~ke con una diferencia cuando, admitienóo la inferencia de la sin- lo. es simplemente ta ex1stenc1a de alguien a quien u/tora_e.1toy hac1e11-
taxis a la i:cal!da<;I, hasta el eunto de percibir que puede desembarazar- do referencia. a quien me refiero co11ve11cio11al111e11te mediante ese no!1,-
se d~ rsta mcogni~ _metafis1ca s?lo si puede purificar totalmente el len- hrc.) Sin embargo, incluso esta característica de lo~ nombres es solo
guaJ_e de la func1on referencial, traza s u programa para «abolir un síntoma del propósito para el cu~l se empica~. A~tualmen~e. nucs:
p~r!1cularcs»; un programa, de hrcho, para abolir la distinción de uso ra elección de los nombres es parcialmente arb1tr.rna y parctalment_c
log1co que_n~e esfuerzo en subrayar. 1
d€'pendientc de pr.ict icas legales y sociales. Sería perfectamente posi-
El rcqu1s1to contextual para el uso referencial de los pronombres puede ble tener un sistema completo de nombres basados, por CJCmplo1 ~n las
cnu~c,arsc.~·n algunos casos con la mayor precisión (por ejemplo, «yo» fechas de nacimiento o en una clasificación rninuci?s:i de las dtlerl!1~-
y «tu») y solo _con la mayor vaguedad en otros («ellm> y «éste»). No me cias fisiológicas y anatómicas. Pero el éxito de tal sistema depcndena
p_ropongo cl_e~1r nada m<1s acerca de los pronombres, excepto señalar un enteramente de la adecuación de las asignaciones de n"mbres que rc~ul-
s~ntoma ad1c1onal del fracaso en reconocer como tal el uso referencial tarian ron el propósito de hacer referencias singul_a_r.iza~oras; Y c~to
~mg~ 1ar11.ador; a saber: el hecho de que ciertos lógicos hayan tratado de
dependería, a su vez, de \a multiplic!dad de la-; clasd1cac!?ncs usa~as
elu~1dar la naturaleza de las variables presentando oraciones como «Él .y del grado en que atraviesan. fortu1tamcme. las agrupaciones soc1~-
esta enfermo»_, «E_sto es verde», c?mo ejemplos de algo parecido a lo que tes normales. Si se dan ambas cosas en 1111 grado s_uf1c1cnte, la s~~cct1-
en el habla ord111~na se llama unaj1111ci<?11 oracional. Es cierto, desde luego, \ itlad proporcionada por el contexto se encargana de~ res~?• a, igual
q~,e la palabra «el» puede usarse en diferentes ocasiones para referirse a que ocurre con nuestros hábitos actuales de nombrar. S1 tu~1e~amos tal
diferentes personas o animales; lo_ mismo pueden hacer la palabra sistema, podríamos utilizar _palabras-no!l'bre tanto descnpt1~ame_n_1e
«Juan» y 1~ frase «el gato» .. Lo 9ue disuade a tales lógicos de tratar estas (como hacemos en la actualidad, hasta cierto punto~ en sentido ditc-
tlos exp_r~~1ones co~o cuas1-vanables cs. en el primer caso, la persistente rente, con algunos nombres famosos) ~orno r_e,fcrenc1almen~e_. Pero, ~s
s_uperst1cm~. y~ ~as1 d~s:iparecida, de que un nombre está lógicamente mediante criterios derivados de la cons1Jerac1on de los requ1s1_tos ~e la
h&ad_o a un rnd1v1d110 smgt:lar, y, en el segundo caso, el significado des- tarea referencial, como valoraríamos la adecuación de c~alq~•c~ siste-
~n¡:t1v~ tic. ~a pa_la_bra «gato». Per? <~él», 9uc tien~ un amplio rarigo de ma de nombrar. Desde el punto de vista d_cl nombrar, n111gun tipo d~
,1plica~1oncs_y m~mma fuerza descnnt1va, solo adquiere un uso como pala- ..,it1~i ÍÍ1,,<11,,Ív11 :.er.:. ¡¡ ,cjvi .., ¡;.;.;¡ q:.:::: cualqu1l!r otra, simplemente por c1
i...... , •.,, , ,,.. ""·''"' '"" ' no 1 1 .,... " l... ,.,,:. .... : .......... __ 1 r .
: ... • ................ , ......, ......J,-... ""'"'11"'·J""•uv '-'v•i .... , uc.H,,d;:)V \,,,'.ll vlut1:,cu d Id~ ~.t\Pl~-
tipo de clasificación - natal o a1,atóm1ca- de que se trate.
SIO~C~. m,adas refere~cialmente, el lugnr que les corresponde dentro de
Ya he mencionado la clase de lo!. cuasi-nombres, de las tra~e~ :,~1b~-
~. log1ca ~~I l~gar deJ~do P?r e! mítico «n_ombre lógicamente pmpi,) ») tantivas a las que les han salido letras mayúsculll:; y de la~que ~?)1 c¡em-
e~ lo que explica el erroneo miento de elucidar la naturaleza de las varia- plos frases como «la G loriosa», «la Gran Guerra». «_la ~nunciac1on'), «la
bles haci_en(!0 referencia a palabras tales como «él», «ella». «ello». Tabla Redonda». Mientras que el significado dcscnpllvo de las palabras
. Se dice a veces de los nombres propios ordinarios que son esen- que siguen al art1cuio <le1erminatio c~ 1~u<1, i" ,._:.,,züi,-.. _¡;~¡:; :;u p:ip~!
c1_almente palabr~s. cada una de las cuales se usa para referirse a un mdi- referencial las letras mayúsculas son un signo de esa selecuv1dad extralo-
v1d~o. Esto es evidentemente falso. Muchos nombres personales ordi-
nano_s - los nombres par excel/ence- se usan correctamente para
gica en su 'uso referencial'. que es carc1cte_rística de los n?mb~es puros.
Tales frases se encuentran impresas o escritas cuando a\gun ~1enfJro ?e
referirse a muchas personas. Un nomb~e personal ordinario es, a gran- una clase de evemos o cosas es de un interés excepcional en cierta socie-
des rasgos_, un_a p~la~r~ usada referenc1almente, cuyo uso 110 está dic- dad. Estas frases son nombres embrionarios. Una frase puede, porrazo-
tad? por 111~gun s1g~1f1cado descriptivo que pueda tener la palabra, ni nes obvias, entrar en, o sali1 de, esta dasc (por ejemplo, «h' Gran Guerra»).
esta pre~crtto por nmguna regla general para su uso como expresión
referencial (o como pa11e de una expresión r.!ferencia!), tal como encon-
tramos en el ca-;o de palabras como «yo», <<esto» y «el», sino que estci V
go?crnado po~ com e_n~!Ones ad luJc ¡,.ira cada conjunto particular de
<1µ11ca1.:1lJ1i-.::-. m: 1a paiaora a una persona dada. La cuestió1~ importan- Quiere concluir considerando. mu) bre\ emcntc, tres problemas adi-
te ~s 4'.1e la_~orrccc1on de tales aplic~cionc:; no se sigue J.; ni,,gu11a regla
(;ioni:t lcs que conciernen a los urns rcfere11cialcs.
o com enc1on ge11eml para el uso oe :a palabr;i en cuanto tal. (El lími-
1c de lo absurdo~ de la circularidad obvia se :ilcanza en el intento de a) Referencias il/llefi111c!m. l\o todo:,, ie~ tbl>~ rel_crcnci:1 \~:-. d~ ..-::--p~c-
tratar a los nombre,. e 11110 de<:cripcioncs disfraladas en el ~cntido de :-ioncs singular.;<; se anticipan a la pregurta "¡,De qt,c (de qt:1cn. de r ual)
Russell. pues lo que es 1mplicaJ0, en el sentido espc.:ial. aunque no entra-
82 LA BÚSQUEDA DEL SIGNIFICADO :;t'JílRE EL REFERIR 83
estás hablando?». Existen alguno . .
gunta, mientras que otros ni a!f~sque,_~vrtanafor'!1ular estapre- 111Os nada de ella, y de csrt 1nodo no hacernos ningún enunciado, o lo
ponderla. Ejemplos de esto son%mi:n:te~c1on ? capacidad para res- identificamos consigo mismo produciendo así una identidad trivial.
persona me diio que >> <<Al . ds __ e oracronestalescomo«Una El espantajo de trivialidad puede descartarse. Sólo se plantea para
'J ••• , guren me 110 que L d • ,1que/los que piensan que el objeto al que hacemos referencia median-
doxa (russelliana) sostiene que tales . ...». .ª oc!nna orro-
110 existenciales singularizadoras E ~raciones son ex,~tcncrales, pero te el uso de una expresión es su significado. y de este modo piensan
sas razones. Es ridículo su erir . s o parece ser crroneo por drver- que el sujeto y el complemento de estas oraciones tienen el mismo sig-
la clase de lor hombres o e~son que parte ~e lo que se asevera es que nificado, porque podrían usarse para hacer referencia a la misma per-
lamente en el sentido de 1m 1· as.':º es vac,a. Esto está implicado cier- so1:a.
1f Jª
i1~1pl icación es también en ,~~=~~n q~~ nos_es f~mil!~r; pero esta
crdad del objeto particular de f¡ me_, a una rmplreac,on de la uni-
Creo que las uiferenci:i:. entre las oraciones del grupo a y las del
grupo b pueden entenderse mejor si consideramos las diferencias entre
or~ción con una frase como «l;eme;;;c•t c~~o cu~ndo empiezo una las circunstancias en las que diríamos I a y aquellas en las que diría-
ar11culos determinados e indete . d>. a , erencra en el uso de los mos I b. Diríamos I a en lugar de I b si supiésemos o creyésemos que
s. U nnma os es a grandes rasgo 1 nuestro oyente sabía o creía que alguien había cruzado el canal a m,do
rgue. samos «el» cuando se ha hecho u ' f¡ . . s, como 1
do «el» seriala que se está haciendo l . na rer. eren~ra previa y cuan- do~ veces en Lm día. Decirnos Ia cuando consideramos que nuestro oyen-
1
a ausencia •
de una referencia indef a misma
.d rc,erencra·
. , 0 cuan do, ante 1 te está en la posición del que puede preguntar «¿Quién cruzó el canal
t~xto (incluyendo el conocimiento 'i'::. a previa, S? espera que el con- l a nado dos veces en un día?» (y al preguntar eso no está diciendo que
cite al oyente para decir qué referen~¡; ~:~?~~e Irene_ el O}'.cnte) capa- .1lguien lo hiciera, aunque su pregunta implica-en el sentido relevante-
mos «un» cuando estas cond,·c·o nr a se está haciendo. Usa- que alguien lo hizo). Estas oraciones son especie de respuestas a tales
d. h , nes no se cumplen o CL a d preguntas. Es mejor llamarlas «enunciados de identi ficacióm► que <<iden-
po na . acerse una referencia definid d ' • n o. aunque
c,da la identidad del ind,· ·d . a, eseamos mantener descono- 1 1icladcs». La oración I a no ac;evera ni más ni menos que la oración I b.
. VI uo a qu,en o al que nos
do. E-ste es el uso elusivo de frases c , . '
t r· .
es amos re men- Se tnta solamente de que decimos Iaª quien consideramos que cono-
q~c PO?rían desarrollarse, no com~~<~tun_a cierta persona».º «alguien» ce ciertas cosas que consideramos que desconoce la persona a la que
_., ~:=••n , r ;n~ M~~ I • gu,en, pero no sabnas (o yo no decimos I b.
, l ...... ' ••• v ... .._ ... ..., ::~,g~:C.1, pCrO no tC Jigv quiéii11.
Ésta es, en lo más esencial, la solución al problema de Russe/1 acer-
b) E11u11ciudos de identijicaci, M -- . ca de las «frases denotativas» unidas por «es»; uno <lé iv:, 11, vb:.;¡;,¡¡:;
a enunciados como los siguientes: on. e rer,ero, baJo esta etiqueta, ~·uya soiución afi1111.: ""' ;•.._:¡¡~" de !:: !::oría de las descripciones.
(para A), «no existen Xs que no sean Ys y existen Xs». A las formas 1
y O normalmente se les da una interpretación positivamente existen-
cial. _Entonces se_ve que cualquiera de las opciones anteriores que se
escoJa lleva apareJado el rechazo de algunas leyes tradicionales. El dile-
REFERENC1A Y DESCRIPCIONES DEFINIDAS*
ma, sin embargo, es aparente. Si no interpretamos las proposiciones
del cuadrado ni como positiva, ni como negativamente existenciales, KEITH DONELLAN
por un_a parte, y ni C?mo positiva y negativamente exis•'!nciales, por
otra, smo como oraciones tales que la c11estión de si se las usa para
hacer aserciones verdaderas o falsas no se plantea, excepto cuando la Arg.unentaré que las descripcio~es deffnidas tienen d0s posibles
condición existendnl se cumple por el termino sujeto, entonces son váli- funciones. Se usan para hacer referencia a aquello sobre lo que un habl_an-
das todas las reglas tradicionales. Y esta interpretación está mucho más te desea ha~lar, pero se usan también de manera completamente ~tfe-
ce, t:a de la mayoría de los usos corrientes de expresiones que comien- rente. Adem:'.·s, una dese., ;1,..:i~,n definida que ocurre en una y la nus1:1a
zan con «to?o» y «alguno» qu~ cualquier alternativa russC'lliana, ya que oración puede, "'n di fcre11tes ocasiones de uso. funcio1~ar de Ct!alq~t;·
esas expresiones se usan corrientemente ele modo referencial. Si a una ra de las dos rnanr;;as. El no darse cuenta de esta duahd_ad de f~nc1on
persona que toma las cosas al pie de la letra y que no tiene hijos se le al tratar con las descripciones obscurece el uso referencial genumo de
pregunta si todo¡, sus hijos están durmiendo. ciertamente no respon- las descripciones definidas. Las teorías mejor conocidas de las des -
derá «Sí», dado que no tiene ninguno, pero tampoco responderá «No» cripciones definidas, las de Russell y ~tra~spn, so~ ~ul~ables de este
~obr_e esta misma ba~e. Ya que no tiene hijos la cuestión no se plantea. pecado, según voy a sugerir. Antes de d1s~ut1T esta d1st111c16n e!' ~u u_s_o,
Decir esto no es decir que no pueda usar la oración «Todos mis hiios mencionaré algunos rasgos de esas 1co1 ,as µara los que tal d1st111c1on
están dormidos» con la intención de engañarte haciéndote pensar que es especialmente relevante. . .. ,
los tiene. Ni supone un debilitamiento de mis tesis el conceder que las De acuerdo con el punto de vista de Ru;;sell, una descnp~1on defi-
frases ~ingulares de la forma «el tal-y-tal» puedan a veces us:1~e con nida puede denotar ur.a entidad: usi "C" es una fra5e denotativa [como
un propósito similar. Ni las reglas aristot.::icas ni las russellianas dan ias descripciones defindas son por defir,ición], puede suceder que _h ~ya
c_uenta de la lógica exacta de cualquier expresión del lengua_ie orclin1- .,..,., ,....,;,1.,,1 ,. ,..,,., '"'""'''' ¡..,h ,,, m,><: ,1,,. ,,,,,, n:irn 1:i niw l:i nrnnns1c1ón
no. porque el lenguaje ordmario no tiene lógica exacta. ...~:-~;·;'di1~tic a~-d ~~;~c~dadera [ ...]. Podc~os enton_ces 'deéir que In
entidad x es la denotación de la frase "C'» '. Por cons1gu1ente, al usar
una descripción definida un hablan~e puede u~ una expre:.ión q_uc deno-
ta alguna entidad pero ésta es la un1ca ~-elac1on entre esa 7nt1dad Y el
uso de la descripción definida reconocida por ~u~sell. Sm _e1:1bargo,
"ºY a argumentar que hay dos usos de las descnp~1ones defmtdas. La
definición de denotación dada por Russell se aphca a ambos, ~e~o en
uno de ellos la descripción definida sirve para hacer algo más. D1re que
' t en este uso el hablante usa la descripción para hacer referencia a algo,
y llamaré a este uso el «uso referencial» d~ una descriJ?ción definida.
Así pues, si estoy en lo cie1 to. ha::er r~fe~enc1a no ~s_lo mismo que deno-
tar y el uso referencial de las de~cnpc1ones def1mdas no se reconoce
en el punto de vista de Russell.