Resumen Tipo
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Resumen Tipo
La palabra «ritmo» deriva del término griego que significa «fluir». Aplicado a la tipografía, puede colaborar
en la optimización de la lectura o en la pregnancia de la página.
En el entorno hay dos grandes áreas que conviven en forma indivisible, una es el mundo real de las cosas,
objetos y fenómenos. No hay ninguna clase de intención en estas cosas. La otra, es el área de los mensajes
y es la intención la que la hace visible. Esta área es una construcción cultural, no natural.
Los mensajes son organizados y construidos según una estructura intangible, presentan relaciones con una
intención de terminada. Los mensajes elaborados son información preparada para ser entendida por los
destinatarios.
La percepción de la realidad se basa en un sustrato empírico, en la experiencia, mientras que la percepción
de los mensajes se funda en el sustrato cultural y como tal varía con el crecimiento y la pertenencia a
diferentes culturas. Los signos del entorno real son indicadores (significantes) que pueden ser «leídos» en
función de la experiencia; en ellos no hay información, aunque pueda utilizárselos para deducir cosas.
Estos signos reales no son imágenes sino presentaciones de sí mismos.
Las imágenes, en cambio, son representaciones, construcciones simbólicas, más o menos reales, más o
menos abstractas, más o menos codificadas; percibir es ver de manera activa. Es una actividad que puede
originarse de dos modos diferentes. Uno es aquel modo en el que el ojo busca, en el que el receptor actúa
como radar e implica una intención de quien mira. El otro es aquel en el que el ojo se sorprende con el
mensaje y en el que receptor es un blanco. El receptor no busca, sino que es buscado por el mensaje.
La percepción es el fruto de una combinación entre capacidades innatas, maduración del sistema nervioso
y aprendizaje, resultando este último más decisivo en el humano que en el resto de los animales, mejor
equipados de facultades innatas y menos dependientes del aprendizaje. La diferencia de percepción entre
un bebé y un adulto no radica tanto en el aparato ocular ni en la cantidad de información recibida, sino en
la capacidad de procesar la información visual. Esta capacidad aumenta con la práctica y la experiencia.
El desarrollo de la percepción, de hecho, comienza con la visualización de grandes contrastes hasta que se
logra la distinción de pequeñas sutilezas. Se trata más de un problema intelectual que de una cuestión
estrictamente sensorial, física o neurológica.
Percepción visual
En conclusión, los fenómenos que definen la percepción son:
1. Identificación, o reconocimiento perceptual del estímulo: el
observador asimila el estímulo por asociación a otros tipos
conocidos, elaborados en su experiencia anterior.
2. Diferenciación: el sujeto descubre en el estímulo aquellas particularidades que lo diferencian o
asemejan a otro.
Es necesario entrenar al ojo, al cerebro y a la mano para que puedan servir de instrumentos de
medición, con la finalidad de lograr una construcción sensible de las figuras y de los espacios, dependiente
de lo que percibimos y no de las medidas o formas geométricas.
Estos principios pueden ayudarnos a comprender algunos de los fundamentos de las leyes de la Gestalt,
para poder utilizarlas como recursos gráficos en la comunicación:
El ritmo es esencialmente repetición y estructura (separa el orden del caos). Para definirlo es necesario más
de un elemento; al menos un pulso y una pausa repetidos. Puede tratarse de un pulso simple, cuyos
elementos constitutivos sean iguales y se encuentren distribuidos de manera uniforme, o de uno complejo, es
decir, que posea intervalos de diferente duración y elementos de características distintas, pero que también
contenga repetición.
Aunque «ritmo» sea una palabra generalmente ligada a la percepción auditiva, es también determinante dentro de la
percepción visual. El ritmo en lo visual tiene su manifestación más elemental en la repetición a intervalos constantes
de un mismo motivo, mediante lo que se conforma una textura o «patrón».
La tipografía como disciplina visual también se encuentra íntimamente ligada al ritmo. En una simple línea de texto
encontramos que la separación que hay entre cada letra constituye «blancos» regulares que, a su vez, interactúan con
espacios (o silencios) más grandes que obedecen a la separación de palabras. También se relacionan rítmicamente las
líneas de palabras, separadas entre sí. De la armonía de este conjunto depende el resultado del bloque. Si este ritmo es
constante, relativamente regular, el bloque de texto tendrá un gris homogéneo.
El ritmo se rompe cuando los espacios internos del texto cambian de tamaño. Estos
cambios de ritmo generan dificultades en la lectura.
En el trabajo tipográfico el ritmo constituye un elemento de imprescindible dominio, porque es la red que
contiene la puesta en página, el diseño de un signo o, como ya dijimos, la composición de texto.
La letra y su conjunto
Los elementos de un texto deben articularse, esa articulación debe permitir que quien mira la apuesta o
quien la lee interprete o entienda por un lado de qué tipo de pieza se trata y que quiere transmitir esa
pieza. Entre los componentes de un escrito se establecen relaciones espaciales y funcionales que no solo
determinan el aspecto general de la pieza, sino que condicionan la transmisión del contenido.
La letra:
- es la mínima unidad en que puede dividirse un texto
- es la unidad básica de nuestra escritura.
- no tienen una unidad de sentido, no quieren decir algo por si mismas
- cada una representa un sonido atada a determinada lengua
- para que puedan ser reconocidas como tales tienen una forma básica
- Cada letra tiene una estructura formal establecida y diferente de las demás, que la hace
reconocible.
Palabras:
- Constituyen la entidad significativa de cada lengua
- Tienen un contenido, quieren decir algo
- Registro grafico de la lengua
- La combinación de letras en palabras, de palabras en una oración y de las oraciones en un texto
conforman el lenguaje
- Se inventan y se suman al vocabulario palabras nuevas y otras pierden su uso
Espacios
- Cuando las palabras se asocias en textos o frases están articuladas por medio de espacios
- Indispensables para determinar la forma y la contra forma o el fondo
Contra formas internas: es el espacio en las letras, pueden ser cerradas o abiertas
Interletra: es el espacio entre letras, forma parte de cada letra pero se comparte en el par
La interletra debe ser la necesaria como para que cada signo se diferencie del siguiente. Si este espacio es
demasiado pequeño, los caracteres se tocarán, pero si por el contrario es excesivo, se podría disgregar la
palabra. La interletra debe ser ópticamente regular para establecer un ritmo de lectura fluido.
En un espaciado normal, guarda relación con las contraformas de las letras. Para que el color en la palabra
sea homogéneo o parejo, las interletras deben tener un peso óptico similar.
Color tipográfico
La interpalabra, la interletra y la interlínea están íntimamente relacionadas con el color del texto. En la hoja
blanca, el texto se percibe como una mancha gris, promedio entre el negro del texto y el blanco de los
espacios. Si la interletra y la interlínea son ajustadas, el texto tendrá un color más oscuro que si los
espacios son generosos.
El color de los signos (relación entre el trazo y la contra forma interna) también interviene en el color
tipográfico, por lo que una composición con una tipografía liviana, espaciados entre letras y líneas amplios,
tendrá un valor tonal alto, sin tanto contraste con el
fondo.
La alineación
La alineación o marginado del bloque de texto es otro factor importante, pues también repercute en la
funcionalidad y la estética de la pieza.
1. Un texto marginado a la izquierda está formado por líneas de largo irregular con nacimiento en un eje
establecido a la izquierda y un «desflecado» a la derecha, que debe controlarse para evitar que las
líneas queden muy parejas o disparejas. La separación entre letras y entre palabras es regular. Este tipo
de alineado es sencillo de leer ya que el ojo encuentra rápidamente el inicio de la línea siguiente,
siempre sobre el mismo eje
2. Un texto marginado a la derecha está formado por líneas de largo irregular que terminan en un eje
establecido a la derecha y un «desflecado» a la izquierda, que también debe ser controlado. La
separación entre letras y entre palabras es regular. Estos textos son más difíciles de leer, ya que el
origen de la línea siguiente se produce en distintos lugares. Si la línea es corta, esta dificultad
disminuye.
3. Un texto centrado está formado por líneas de largo irregular ubicadas en simetría respecto a un eje
central. El texto queda desflecado hacia los dos lados y debe ser controlado para que sea armónico. La
separación entre letras y entre palabras es regular. No es aconsejable para un texto largo.
4. Un texto justificado o emblocado está formado por líneas que ocupan todo el ancho de la caja. Para
esto, el espacio sobrante en la línea se reparte en los espacios interpalabras o interletras y si es
necesario se parten palabras al final de la línea. La separación entre letras y entre palabras no es
regular, de modo que el color debe ser controlado cuidadosamente para no producir conflictos en la
lectura.
Blancos en la página
El primer espacio que vemos visualmente es la delimitación caja virtual y por exclusión los márgenes, lo
que contiene la composición. Esos espacios que quedan en la página son espacios activos en la
composición, es el área que permite delimitar y contener lo que sucede en la puesta en página, los
espacios pueden levantar, equilibrar, desequilibrar, etc. a las composiciones
La disposición de los blancos en la página, crea ejes visuales, tensiones y desequilibrios. Por eso debemos
estudiar donde se disponen los textos y las imágenes, porque el blanco que eso determine va a determinar
cuál es el tipo de composición de la página, si va a ser equilibrada, pesada, liviana, densa, con aire, liviana,
si los elementos están en contraste etc.
La caja virtual
El primer gran espacio que se determina sobre un soporte es la caja virtual, esto es la delimitación del área
de trabajo. Esta área queda contenida por los márgenes, que también deben considerarse como elementos
activos de la composición.
La puesta en página de la caja virtual puede ser intuitiva o racional (basada en proporciones), pero las
tensiones que producirá en la página deberán ser resultado de la intención del diseñador.
La posición y proporción de la caja virtual determina diferentes tensiones en la página; estas tensiones
repercuten en la comunicación y estética de la pieza.
Mayúsculas, minúsculas, números y signos
A partir de la aceleración del ritmo de la escritura, se ligaron las letras entre sí, aparecieron irregularidades,
ascendentes y descendentes, y aparecieron las minúsculas. Hoy, estos dos sistemas, mayúsculas y
minúsculas, se usan combinados, con distintas atribuciones cada uno. Existen, además, otros signos
habituales que utilizamos para componer textos: signos de puntuación, comerciales, operadores
matemáticos básicos, símbolos monetarios, fracciones usuales, entre otros.
El proceso de invención de las minúsculas comienza a partir de la creación de la escritura semiuncial, que
implicó una simplificación gestual en el trazado de las letras mayúsculas, influenciado por el uso de la
pluma y la velocidad de escritura. Este proceso se consolida con la escritura carolingia.
Hoy conviven y se complementan dos sistemas alfabéticos con diferentes estructuras: mayúsculas y
minúsculas. Las mayúsculas fueron utilizadas para las inscripciones lapidarias griegas y romanas y tal vez de
allí deriva su uso para mostrar la importancia de ciertos nombres o cosas. De hecho, hoy se las emplea
como iniciales de oraciones o nombres propios, y por lo general, connotan importancia y respeto. Las
minúsculas son usadas como escritura de texto propiamente dicha. Quizás a causa de su origen, más
funcional que estético, este sistema no tiene connotaciones tan «serias» como las mayúsculas.
Luego de consolidarse los sistemas de mayúsculas y minúsculas, las modificaciones en la forma de las letras
han sido de orden práctico o siguiendo la moda, pero la estructura de cada grupo de signos se ha
conservado en el tiempo.
Si bien las diferencias estructurales entre los dos sistemas son amplias y notorias, se pueden establecer
algunas relaciones:
Línea de base: es la línea horizontal imaginaria en la cual se apoyan casi todas las mayúsculas.
Altura de mayúsculas: es la altura de las letras de caja alta o mayúscula; se mide desde la línea de base
hasta la parte superior del carácter mayúsculo.
Altura de x: es la altura de las letras de caja baja o minúsculas, sin tener en cuenta los ascendentes y
descendentes. Se toma la letra «x» como referencia porque sus dos apoyos inferiores marcan claramente
la línea de base y los dos superiores definen con precisión su altura.
Línea de altura de ascendentes: es la línea imaginaria a la que llegan los extremos superiores de los rasgos
ascendentes de las letras de caja baja.
Línea de altura de descendentes: es la línea imaginaria a la que llegan los extremos inferiores de los rasgos
descendentes de las letras de caja baja.
Rasgo ascendente y rasgo descendente: es la porción de la letra minúscula que sobrepasa hacia arriba la
altura de x o hacia abajo la línea de base.
Las relaciones proporcionales entre estas alturas son particulares de cada diseño tipográfico. En algunos
casos, la altura de las mayúsculas coincide con la de las ascendentes; en otros, esta es ligeramente mayor.
Estas proporciones, entre otras características, son las que definen la identidad de cada familia tipográfica.
. Mayúsculas, minúsculas y legibilidad
Entendemos por legibilidad a la calidad que tiene un escrito para ser legible. La legibilidad puede verse
comprometida dependiendo del uso que se le dé a los componentes minúsculos y mayúsculos de una familia
tipográfica. Si componemos una palabra en mayúsculas solamente, la mancha que esta produce es regular,
con una altura constante. Si componemos palabras en mayúsculas y minúsculas, las manchas son irregulares
ya que cada letra puede ocupar diferentes sectores de la mancha. Estas manchas son particulares de cada
palabra, por lo que ayudan a identificar más rápido de qué palabra se trata y la hacen más fácil de leer.
Números
Mientras que para el diseño de las letras hay cierta libertad, los números no ofrecen al diseñador la
oportunidad de ejercitar la creatividad en el uso de la forma y la proporción. Las letras se leen formando
palabras, lo que puede compensar cierto grado de ambigüedad en su diseño. Los números, en cambio, deben
descifrarse por mérito propio, sin ayuda del contexto.
Números de caja baja: uno de los primeros tipógrafos que contempló el diseño de los caracteres numéricos
en conjunto con los caracteres alfabéticos fue Claude Garamond. Estos números fueron pensados para
funcionar como parte del texto, por lo que su comportamiento es similar al de las minúsculas. Para evitar
que se confundan el cero con la letra «o» minúscula, este suele tener diferente modulación en el trazo, o la
altura de x es algo más alta y los ascendentes y descendentes son algo más cortos que las minúsculas.
Los números y las alturas: los números mayúsculos tienen una altura similar al de las mayúsculas, algo menor. Del
mismo modo, los minúsculos comparten con las minúsculas la altura de “x”, la de ascendentes y la de descendentes,
también con leves variaciones. El cero, el uno y el dos asemejan su altura a la de “x”; el tres, el cuatro, el cinco, siete y
nueve, descienden; el seis y el ocho, ascienden.
Las características variables son las que dependen de las particularidades de la familia. Por ejemplo, en las
familias romanas, el punto generalmente es redondo, mientras que en las de palo seco puede ser cuadrado,
redondo, rectangular o romboidal, dependiendo del diseño y de las proporciones de la familia a la que
pertenecen. En alfabetos con influencias caligráficas, los puntos suelen ser romboidales.
El peso que debe tener un punto es una decisión importante por dos motivos: primero, porque establece el
peso de muchos de los otros signos de puntuación y, segundo, porque debe ser lo suficientemente pesado
como para percibirlo rápidamente, pero no demasiado como para interferir en la apreciación de los demás
signos. Puntuaciones de peso menor, como el punto o la coma, están más asociadas al peso de la familia,
mientras que las puntuaciones de gran estructura, como los signos de interrogación o de exclamación,
contienen las características definidas del estilo de las familias.
Las características invariables son las que tienen que ver con la estructura propia del signo, que tiene un
origen histórico. Si analizamos los signos de puntuación de varias familias diferentes, veremos que hay
características que no varían de una familia a otra, como las proporciones, la estructura básica que hace
reconocible a cada signo como tal, la relación que tienen estos signos entre sí y la manera de apoyo.
Fracciones
Las fracciones son signos especialmente diseñados y espaciados para su
correcto funcionamiento.
En la mayoría de los casos se utilizan erróneamente dos números que corresponden al cuerpo del resto del
texto que se está componiendo, alineados uno al lado del otro y separados por una barra que no posee la
correcta inclinación. La fracción es un signo integrado, que posee una disposición especial de los signos que
la componen.
El signo debe ser visualizado como una unidad y no como dos números y una barra, por lo que el cuerpo de
los números y el espaciado del signo se ajustan para su mejor visualización.
Algunas familias tipográficas poseen variables o set expertos con varias fracciones disponibles.
Además, existe una barra, ligeramente más inclinada que la barra tradicional, que sirve para construir
fracciones. Las fuentes tipográficas la incluyen en el signo por ciento (%), por mil (‰) y en las fracciones
más usuales, sin embargo muy pocas lo llevan por separado. En tal caso puede utilizarse una barra cursiva
como sustituta (⁄), la cual posee una inclinación adecuada.
Cuerpo tipográfico
El concepto de cuerpo tipográfico proviene del sistema de
impresión con tipos móviles. Es la medida vertical de la cara frontal
del tipo, tomando el bloque de plomo completo, no el área de
impresión de una letra en particular. Por lo tanto, este valor resulta
igual para letras mayúsculas, minúsculas, números, signos de
puntuación y demás componentes de la caja, tengan ascendentes y
descendentes o no.
El cuerpo, medida estandarizada mensurable en el bloque de plomo,
incluye las alturas variables según la familia, la altura de las
ascendentes, la altura de la equis, las descendentes y una pequeña
separación (llamada hombro) para que no se toquen las
descendentes de la línea superior con las ascendentes de la línea siguiente. Decimos que estas áreas son
variables porque dependen del diseño de la familia.
Interlínea
Toma su nombre de pequeñas reglas metálicas que se colocaban para aumentar el espacio entre líneas de un
texto compuesto en tipos móviles. El interlineado es la distancia entre una línea de texto y la siguiente,
medido por ejemplo, de línea de base a línea de base.
Cuando esta medida coincide con el cuerpo tipográfico, la diferencia entre ambos es cero. Este valor se
denomina interlineado sólido. Si la separación entre líneas es menor al cuerpo en que se compone el texto,
obtenemos un interlineado negativo. Este recurso, al que hoy accedemos sencillamente gracias a la
tecnología digital, era imposible de realizar con tipos de plomo.
La medida correspondiente al interlineado se indica a continuación del cuerpo, separado de este por una
barra.
Al componer distintas familias tipográficas en un mismo cuerpo, comprobaremos que coincide el apoyo en
la línea de base, pero las alturas de mayúsculas, ascendentes, equis y descendentes pueden no hacerlo. Cada
familia es diseñada con criterios propios, partiendo incluso de distintas unidades de medida para darle
proporciones a los signos.
A igual cuerpo, sí son iguales las alturas de las caras frontales, pero sin el tipo móvil el cuerpo se ha vuelto
intangible y más allá de los intentos no se ha podido consensuar qué es lo que se va a medir del signo
impreso.
Relaciones
Para establecer algunas relaciones nos pondremos de acuerdo en
la nomenclatura.
Una familia tipográfica se construye entre 5 lindes (o líneas)
principales: base o standard (s); es aquella en la que se apoyan los signos; se conserva al componer letras
de distinta familia o en distinto cuerpo. Por encima de la de base está la de equis (x) minúscula (sin
ascendentes), la de mayúsculas (m) y la de ascendentes (a). En muchas familias tipográficas las últimas
dos coinciden; en otras los ascendentes son más altos. Por debajo está la línea de descendentes (d).
También podemos hablar de las siguientes dimensiones: “H”, o tamaño de las mayúsculas; “k”, o tamaño de
las ascendentes; “p”, o tamaño de las descendentes; “x”, o tamaño de la equis; y “kp” u “ojo”, que es la
distancia entre las dos líneas extremas (k y p). En pocas ocasiones kp coincide con el cuerpo, lo que equivale
a decir que en algunos diseños no hay hombro superior, y en otros no hay hombro inferior.
Estableceremos relaciones entre estas dimensiones y, además, entre estas y el cuerpo. Las proporciones que
podemos establecer entre cuerpo/H, cuerpo/kp, cuerpo/x, H/k o kp/x nos permiten encontrar puntos de
referencia cuando analizamos o comparamos familias.
La relación cuerpo/kp nos muestra el área que ocupa el ojo en el tipo móvil o, lo que es lo mismo, la
proporción que tienen los hombros para separar una línea de otra en un interlineado sólido. Cuanto más
pequeño es este índice, más apretadas se ven las líneas (menos hombro). Esta relación deberá ser tenida en
cuenta a la hora de proyectar el interlineado en una familia determinada.
El número cuerpo/kp representa el blanco entre los renglones no interlineados (sólido). Al ser pequeño,
indica que los ascendentes de la línea inferior
están cercanos a los descendentes de la superior
(por tanto el ojo ocupa casi toda la superficie de la
cara del tipo). Es probable que una letra con alto
porcentaje de kp necesite más interlineado que una
con bajo porcentaje.
La relación kp/x es fundamental para conocer una
familia. Cuando decimos que una familia tiene
altura de x baja o alta, hacemos referencia a esta
proporción. Familias con distintas relaciones kp/x
compuestas en el mismo cuerpo presentan
manchas de texto diferentes, tanto así que podríamos confundirnos y pensar que tienen distintos cuerpos o
interlineado.
Otras relaciones
El cociente cuerpo/H indica cuál es el tamaño de la mayúscula respecto al cuerpo. Podemos establecer
también relaciones entre k y p, por ejemplo, para saber en qué proporción son más largos los ascendentes
que los descendentes. Si hacemos (k-p)/k obtendremos esta relación. Si este cociente diera negativo,
estaríamos ante la presencia de una familia con descendentes más largos que los ascendentes, lo que es una
rareza.
Incomoda que el cuerpo no sea hoy una dimensión mensurable, pero los intentos por normalizar el tamaño
de los signos impresos no han tenido buenos resultados.
Por otro lado, estas «normalizaciones de tamaño» vuelven a ser tan incompletas para definir el tamaño de la
letra como la medida del bloque de plomo en la impresión tipográfica y no solucionan el problema.
Unidades de medición
Las unidades de medición tipográfica que se utilizan con mayor
frecuencia se basan en dos sistemas: angloamericano (AA), el de
mayor difusión en todo el mundo (incluso en nuestro país), debido a
que en la mayoría de los programas de autoedición se toma como
sistema patrón; y Didot, difundido en varios países de Europa. En los
dos sistemas, la unidad de medida se denomina punto y se abrevia pt.
Como se trata de medidas distintas, es necesario aclarar a qué sistema
hacemos referencia en cada caso. Doce puntos AA conforman una
pica, y doce puntos Didot, conforman un cícero. El punto AA o
angloamericano es ligeramente menor que el punto Didot (ver
equivalencias).
Estos dos sistemas, además de emplearse en la medición de cuerpos tipográficos, se usan al proyectar aplicaciones de
textos en páginas y para construir grillas tipográficas, como veremos más adelante.
Instrumentos de medición
Para medir tipografía pueden emplearse dos herramientas diferentes: la primera y más precisa de ellas es el
tipómetro o regla de interlineado, que consiste en una regla de metal o celuloide, con series de líneas
repetidas varias veces, separadas entre sí por valores fijos que se colocan sobre las líneas de texto, hasta dar
por comparación con el valor adecuado. La segunda, menos precisa que la anterior, consiste en una plancha
de celuloide que tiene impreso conjuntos de letras (generalmente mayúsculas, minúsculas con ascendentes,
con descendentes y sin ellos) en distintos cuerpos, que se registran bajo cada grupo. Superponiendo esta
regla a los textos a medir, se obtiene una aproximación de su cuerpo.
Hoy, el uso de ordenadores y programas de autoedición ha facilitado muchas etapas del proceso de diseño,
entre otras, la medición del cuerpo. El mecanismo consiste en seleccionar el texto a medir o modificar,
introduciendo luego el valor deseado en un casillero de cuadros de diálogo que cada programa nos presenta.
Mapa de caracteres
Como diseñadores, además de conocer las reglas ortográficas, debemos estar en condiciones de reproducir
correctamente los mensajes por medio de elementos tipográficos. Conocer la ubicación de los caracteres en
nuestro teclado ayudará en esa tarea.
Cada cuadro identifica un signo. En la parte superior se consigna la combinación de teclas necesarias para
tipearlos en Mac y en la inferior en Windows. En los sistemas y programas que soportan las tipografías
OpenType, se encuentra una ventana que muestra las opciones posibles de cada signo.
Cabe aclarar que estos signos podrán ser tipeados siempre y cuando estén incluidos en la familia. Una
familia de buena calidad de digitalización debe contar, al menos, con el mapa de caracteres básicos (256
signos), por cada variable.
Será conveniente elegir la familia tipográfica a utilizar según los requerimientos que tenga la pieza a
componer, revisando que la fuente a utilizar contenga los caracteres que se necesitan.
Ortotipografía
Según José Martínez de Sousa, la ortotipografía se apoya en la ortografía aplicada a la tipografía: es la combinación
de dos mundos, es el conjunto de normas destinadas a unificar criterios en la representación gráfica de los
elementos impresos.
Si dividimos la tipografía en dos grupos, la macro y la micro tipografía, la ortotipografía se encuentra en el grupo de
las micro
La macro tipografía estudia todo lo que tiene que ver con la pagina o el funcionamiento de la tipografía en un plano
más general
La micro tipografía estudia el signo, los espacios y el uso de cada carácter
Familia tipográfica
Nuestro alfabeto es un sistema de signos cuya interacción permite la representación visual del lenguaje.
Cada signo posee características propias, pero sus aspectos comunes con el resto de las letras del sistema
nos ayudan a reconocerlos como pertenecientes a un mismo grupo.
Los signos alfabéticos que componen la familia tipográfica son letras mayúsculas, mayúsculas tildadas,
ligaduras mayúsculas, minúsculas, minúsculas tildadas y ligaduras minúsculas. Los signos no alfabéticos son
los números (mayúsculos o minúsculos, y tabulares o de ancho variable), los signos de puntuación y los
signos comerciales. Hay familias que incluyen un tercer grupo de signos: las capitalitas o versalitas —signos
mayúsculos de tamaño menor— y las capitalitas o versalitas tildadas.
En una familia tipográfica se encuentran diseñados todos los elementos necesarios para escribir un texto
de cualquier clase o género en varios idiomas.
Cuando la imprenta utilizaba tipos de plomo, estos eran guardados según un orden determinado en la «ca-
ja». Esta caja tenía dos estantes, uno superior donde se acomodaban las mayúsculas y uno inferior en el
que estaban las minúsculas. De aquí derivan los nombres de “caja alta” y “caja baja” para los dos sistemas
de alfabetos. En español, encontraremos frecuentemente el término burro o chibalete para referirse al
mueble de la caja tipográfica.
En las fuentes digitales, los componentes de la caja tipográfica suelen llamarse set de caracteres.
La tipografía, además de funcionar como representación gráfica del lenguaje, tiene también una dimensión
estructural y estilística que permite asignar connotaciones estéticas y culturales particulares a cada familia.
Para ser efectiva, la comunicación visual requiere el establecimiento de diferentes niveles de lectura que se
correspondan con las jerarquías de un texto. La tipografía resuelve este problema de las variables
tipográficas.
Las variables tipográficas constituyen alfabetos alternativos dentro de una misma familia, por lo tanto man-
tienen el criterio de parentesco estructural y estilístico entre sí. Estos alfabetos alternativos son variables que
permiten resolver diferentes ritmos o pesos dentro del mismo sistema de signos.
La tecnología y la letra
De todas las manifestaciones escritas de los romanos, la que alcanzó mayor desarrollo formal fue la
lapidaria. En ella se evidencia una búsqueda formal y estética, una intención clara de diseño en cada letra y
del alfabeto tipográfico como conjunto. El soporte, la piedra, también había sido utilizado por los egipcios y
los griegos para las versiones más acabadas de sus respectivas escrituras.
Los signos tallados sobre piedra son uno de los primeros ejemplos de diseño tipográfico. El modo de
construir estos signos (pincel chato y talla) influyeron en la forma de cada signo y del alfabeto. Función y
tecnología trabajan juntas creando características que conforman el sistema.
Para las romanas clásicas la forma contenedora cuadrada deriva de la proporción de la «O». El
segundo contenedor está formado por dos cuadrados con lado igual a la mitad del anterior.
Las angostas 2: I, J, K, Y. También son angostas, pero no comparten el ancho con
las anteriores ni entre ellas. La «I» es la más angosta, le sigue la «J» y la «Y» y la «K»
superan ligeramente el ancho del módulo angosto.
La «D» está contenida arriba y abajo por trazos horizontales, que le otorgan buen apoyo.
Estas letras tienen además un ancho similar.
S: es una letra compleja. Está formada por una curva y contracurva de
desarrollo angosto.
La curva inferior proviene de un círculo de mayor tamaño que el superior,
para soportarlo y darle mejor apoyo. Es inestable. Su ancho es aproximadamente la mitad de la altura.
Comparte el tipo de curvas con el resto de los signos circulares.
N: es bastante ancha, ocupa 3/4 de la altura. La diagonal divide las contraformas internas en espacios
aproximadamente iguales, al igual que los ángulos. Los vértices exceden la altura y la línea de base por la
corrección óptica.
U: también es inestable al apoyarse en una curva que excede ligeramente la línea de base. Su ancho es
aproximadamente 3/4 de la altura.
Z: Es sólida y estable ya que el bastón de apoyo es algo más largo
que el superior, con un vértice que supera levemente la caja.
Con respecto al estilo, aunque este no sea hoy el eje de nuestra preocupación, los cambios se producen en el
trazo (uniforme o diferentes relaciones entre gruesos y finos) y en los remates (tipo de serif si lo tuviera y
cortes de los trazos, en las de palo seco).
En el alfabeto latino tomado como ejemplo —Trajan, Carol Twombly, 1989— habíamos tomado la «O»
para construir el contenedor, que según su ancho y alto era un cuadrado. En otros casos será un rectángulo,
si es que la «O» es más alta que ancha. Si analizamos otro ejemplo encontraremos coincidencias con el
análisis hecho para las trajanas. Si tomamos para el análisis otro alfabeto —Rosario, H. Gatti, 2004—, y
repetimos el procedimiento de buscar el contenedor de la O, veremos que es un rectángulo vertical
(proporción ancho/alto: 3/4).
Al proceder a la división por grupos según diferencias de ancho, vemos que, en general, las diferencias son
menores y que las angostas son más anchas. Es decir, en los anchos hay sutiles diferencias y responden a los
mismos criterios que las clásicas.
Hay dos letras en las que los gruesos son distintos: la “Z”, más angosta y la “S”, mucho más ancha que su
par latina. La diferencia más importante es que la variación de anchos es menor.
H, U, N, T, A, V y Z: son más angostas que las redondas (1/5 menos) y la «Z» es un poco más angosta aún.
B, P, R; E, F, L; K, X, Y; S, N, U, Z; H, I, J, T: son angostas, aunque con diferencias entre sí. La más angosta
es la «I», las más anchas son la «K» y la «X», al igual que en las trajanas.
Como se ve, el análisis de las proporciones debe ser hecho sobre cada
familia, porque más allá de lo general, existen diferencias; además, aunque
estas sean notorias, podemos reconocer parentescos en los criterios que
determinan los anchos.