La Fàbula de Los Tres Hermanos
La Fàbula de Los Tres Hermanos
La Fàbula de Los Tres Hermanos
Pero la muerte, que era muy astuta, en lugar de mostrar enfado, aparentó sentir
admiración por la inteligencia y habilidad de los tres hermanos, y les ofreció un regalo,
el que ellos quisieran.
El hermano pequeño, que era el más humilde y mucho más sensato, pidió a la
muerte algo que le permitiera salir de allí sin que nadie pudiera verle y seguirle. La
muerte, de muy mala gana, le entregó su capa de invisibilidad.
El hermano mayor llegó hasta una aldea en donde usó su varita de sauco para matar a
un mago con el que tenía una cuenta pendiente. Al comprobar el inmenso poder de la
varita, la usó más adelante en otra aldea para provocar el terror entre la gente. Pero esa
misma noche, otro mago que lo vio todo, aprovechó que dormía, le robó la varita y le
mató. Y así fue cómo la muerte se llevó al primer hermano.
El hermano mediano por su parte, regresó a su hogar: allí es donde había perdido a la
que hubiera sido su esposa de no haber muerto tan pronto. Con ayuda de la piedra que le
entregó la muerte, le devolvió la vida, pero ella ya no era la misma. Se paseaba errante
por la casa, sin hablar, sin mostrar ninguna ilusión por nada. Y el hermano mediano,
desesperado, se suicidó. Y así fue cómo la muerte se llevó al segundo hermano.
«El valor de la humildad, junto con la prudencia, nos evitan riesgos y peligros. Son
valores tremendamente poderosos»