Los exploradores españoles que llegaron a los Andes en busca de oro y plata pasaron de largo las plantas de papa, sin saber que se convertiría en un tesoro alimenticio más valioso. La papa es un alimento básico en los Andes que se siembra y cosecha con respeto a la tierra y cantos de gratitud, y aunque no brilla como los metales preciosos, alimenta a la gente y la comunidad.
Los exploradores españoles que llegaron a los Andes en busca de oro y plata pasaron de largo las plantas de papa, sin saber que se convertiría en un tesoro alimenticio más valioso. La papa es un alimento básico en los Andes que se siembra y cosecha con respeto a la tierra y cantos de gratitud, y aunque no brilla como los metales preciosos, alimenta a la gente y la comunidad.
Los exploradores españoles que llegaron a los Andes en busca de oro y plata pasaron de largo las plantas de papa, sin saber que se convertiría en un tesoro alimenticio más valioso. La papa es un alimento básico en los Andes que se siembra y cosecha con respeto a la tierra y cantos de gratitud, y aunque no brilla como los metales preciosos, alimenta a la gente y la comunidad.
Los exploradores españoles que llegaron a los Andes en busca de oro y plata pasaron de largo las plantas de papa, sin saber que se convertiría en un tesoro alimenticio más valioso. La papa es un alimento básico en los Andes que se siembra y cosecha con respeto a la tierra y cantos de gratitud, y aunque no brilla como los metales preciosos, alimenta a la gente y la comunidad.
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Dicen que hace mucho tiempo llegaron
hombres en barcos y en caballos desde
muy lejos. Buscaban tesoros que brillan: oro, plata, cobre. Cuando cabalgaban por los valles y montañas En ese entonces aquellos hombres no supieron que vieron las plantas de papa. la papa no brilla como el oro, ni como la plata, Pasaron cabalgando al costado de ellas, ni es diamante fino pero alimenta y calma el algunos aplastaron sus tallos, otros arrancaron hambre, por eso es un gran tesoro. sus flores para adornar sus sombreros y se fueron a buscar tesoros a otros lugares. En las faldas de las montañas, crece la papa. Sobre la tierra se mecen sus tallos y se agitan sus flores blancas moradas. Bajo la tierra sus raíces descansan. Ella está quieta, con el corazón blandito latiendo despacito, creciendo lentito. La tierra es generosa, eso lo sabemos en los Andes hombres, mujeres, niños y niñas. Por eso para sembrar las papas, antes de hacer surcos, pedimos permiso, hablamos con cariño a la madre tierra. Cuando llega el tiempo de cosecha, antes de probar sus sabores, tomamos en nuestras manos los frutos de la tierra y agradecemos. Luego compartimos el alimento con la familia y la comunidad. Nosotros decimos la papa no brilla como el oro, ni como la plata, ni es diamante fino pero alimenta y calma el hambre, por eso es un gran tesoro. Las papas son para nosotros como personas, tienen ojos, tienen boca y también sonríen. Tienen familia: hermanos, unos más grandes, otros más chicos, hijos, abuelos. Tienen parientes de varios colores y nombres diferentes. Por eso a la papa se le cuida con cariño, se le siembra y cosecha cantando, bailando porque la papa no brilla como el oro, ni como la plata, ni es diamante fino pero alimenta y calma el hambre, por eso es un gran tesoro. Ella viaja en llicllas de colores, en alforjas sobre hermosas llamas o en camiones a los mercados. Dicen que ella ahora crece en muchos lugares porque la papa no brilla como el oro, ni como la plata, ni es diamante fino pero alimenta y calma el hambre, por eso es un gran tesoro y eso ahora todos lo saben.