Up From The Grave 7

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Up from the Grave

Siempre hay una tumba más que cavar.

Últimamente, la vida ha sido extrañamente tranquila para los vampiros Kim Taehyung y su
marido Jungkook. Deberían haber sabido que no podía bajar la guardia, porque una
revelación impactante los envía de vuelta a la acción para detener una guerra sin cuartel...
Un agente de la CIA está implicado en terribles actividades secretas que amenazan con
aumentar las tensiones entre los humanos y los no-muertos a alturas peligrosas. Ahora
Taehyung y Jungkook están en una carrera contra el tiempo para salvar a sus amigos de un
destino peor que la muerte... porque los secretos más escondidos son descifrados,
provocando la más mortal de las consecuencias. Y si no, su vida, y la de todo el mundo que
aprecian, se cierne sobre el borde de la tumba.

PRÓLOGO
Crunch.

El sonido fue un alivio, así como la repentina flacidez de la forma debajo de


ella. Eso era todo, saltó fuera del cuerpo antes de que comenzara a gotear
como ellos siempre hacían. Entonces se detuvo con atención, cuidando de
no ver al viejo que la miraba por detrás de una delgada capa de cristal. A él
no le gustaba cuando ella le miraba a los ojos.

El hombre cerró sus labios como si considerara los resultados de su último


examen. No movió un músculo, pero por dentro ella sonrió a la melodía que
él continuaba repitiendo en su mente. Sus otros instructores raramente
cantaban en sus pensamientos, como él hacía. Si eso no lo hiciera
enloquecer, ella le hubiera dicho que lo disfrutaba, pero a su instructor no
le gustaba que la gente se entrometiera en su mente. Escuchó eso poco
después de obtener la habilidad, así que nunca le dijo al respecto.
―Siete segundos ―le dijo al fin, balanceando hacía abajo el cuerpo―. Esos
sujetos no representan un reto para ti.

El sonaba complacido, pero aun así no sonreía. Mostrar emoción permitía


hacer muchas preguntas, ella quería regresar a sus manuales.

―Es tiempo de movernos a la siguiente fase ―continuó. Las palabras


parecían dirigidas a ella, pero él le estaba hablando realmente al hombre
detrás del espejo de cristal, veinte metros encima de ellos. Desde que ella
se suponía no sabía que él estaba ahí, asintió.

―Estoy lista.

―¿Lo estás?

La forma en la que él dibujó las palabras le advirtió que su próximo examen


no sería fácil, a lo que no pudo detener un parpadeo de sorpresa cuando la
rampa sobre ella se abrió y un nuevo sujeto cayó en la arena.

Se veía similar a los otros que había neutralizado, pero cuando saltó
encarándola, entendió, su nuevo oponente no tenía latidos de corazón.

―¿Qué es esto? ―preguntó, su propio corazón comenzó a latir rápido. Su


oponente tenía una pregunta también.

―¿Qué coño es esto?

―Neutralízalo ―ordenó su instructor de cabellos grises. Ella escondió su


desilusión, tal vez si lo terminaba rápido, sería recompensada con una
respuesta.

Al momento al menos, neutralizar esta... cosa le daría más información.


Cargó sin otro momento de duda, barriendo sus piernas bajó él antes de
estampar su codo en su garganta.

Crunch

Sus huesos destrozados con el sonido usual, pero en lugar de aflojar, la


cosa tiró de ella y saltó arriba dándole al viejo una mirada de incredulidad.

―¿Qué has hecho?

Mientras hablaba su cuello chasqueó volviendo a su lugar, perdiendo su


deformado ángulo en menos tiempo que le tomó a ella parpadear otra vez.
Lo miré confundida. ¿Qué clase de criatura podía sanar así?

―¿Quieres vivir? ―respondió su instructor a la criatura fríamente―. Tienes


que matarla. ―Esas mismas palabras habían sido dichas a muchos
oponentes antes que éste, aun así por primera vez, las manos de ella se
sentían húmedas. Con su increíble habilidad para sanar, ¿era posible que
la cosa no pudiera ser neutralizada?

Ella miró hacia el viejo, encontrando su mirada por un segundo antes de


mirar a otro lado. Aun en ese breve momento obtuvo su respuesta, la cosa
podía morir, solo tenía que averiguar cómo.

_____________________________

¡Damos inicio a la última entrega de Halfway to the grave~! Espero que la


disfruten tanto como yo al leerla.

Mil gracias por acompañarme a lo largo de toda esta saga, tan entrañable
para muchos, incluyendome uwu
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CAPÍTULO 1

Animar las cosas de nuevo

Ignorar a un fantasma es mucho más difícil de lo que crees. Para empezar,


las paredes no son un obstáculo para su clase, así que aunque yo le cierre
la puerta en la cara al espectro holgazaneando fuera de mi casa, el me
sigue adentro como un invitado.

Apreté mi quijada de irritación, pero comencé a descargar mis compras


como si no lo hubiera notado. Muy pronto ya estaba hecho, ser un
vampiro casado con otro vampiro significaba que mis compras eran muy
pocas.

―Esto es ridículo. No puedes continuar rechazándome por siempre, Tae


―murmuró el fantasma.
Síp, los fantasmas pueden hablar también. Eso los hace más difíciles de
ignorar. Por supuesto, no ayudaba que éste fantasma fuera también mi
tío. Vivo, muerto, no muerto... la familia tenía una manera de meterse bajo
tu piel lo quisieras o no.

El punto: A pesar de mi voto de no hablarle, no podía dejar de responder.

―De hecho, desde que ninguno de los dos se está haciendo más viejo,
puedo hacer esto para siempre ―anoté fríamente―. O desde que tú
apostaste todo lo que sabes sobre el hoyo de nuestro viejo equipo.

―Madigan es sobre lo que vine a hablarte ―me dijo.

Sorpresa y sospecha hicieron mis ojos estrechar. Por meses, mi tío


Namjoon se había rehusado a divulgar nada acerca de mi nuevo némesis,
Jason Madigan.

Namjoon tenía una historia con el antiguo equipo de operaciones de la


CIA, quien tomó la unidad táctica en la que yo trabajaba, pero él mantuvo
silencio en los detalles aun cuando su silencio significó que Madigan
estuvo cerca de tenerme, mi esposo y otra gente inocente murió. ¿Ahora
estaba listo para hablar?, Namjoon era tan patológicamente reservado que
no sabía que éramos parientes hasta cuatro años después de que yo
comencé a trabajar para él.

―¿Qué? ―pregunté sin preámbulos. Él tiró de una ceja gris, un hábito


que no podía romper aun después de perder su cuerpo físico. También
aparecía vestido con su acostumbrado traje y corbata a pesar de que
murió en una bata de hospital.

Yo creí que eran mis memorias lo que dictaba como se veía Namjoon
excepto por los cientos de otros cientos de fantasmas que conocí.
Ellos no podían comprar en centros comerciales en su vida anterior, pero
su propia imagen residual era suficientemente fuerte para hacer que otros
vieran fantasmas de la forma en que se ven a sí mismos. Namjoon ha
tenido la imagen de un perfecto arreglo, de un burócrata de sesenta y algo
en vida, así era como se veía en la muerte.

Él tampoco había perdido nada de la tenacidad debajo de esos ojos color


acero metálico, el único rasgo físico que tenemos en común. Mi cabello
carmesí y piel pálida venían de mi padre.

―Estoy preocupado por Hoseok, Daniel, JiHoon y Sehun ―estableció


Namjoon―. Ellos no han estado en sus casas recientemente, y como tú
sabes, yo no puedo ir al complejo a revisar si están allá.

Yo no podía asegurar si fue culpa de Namjoon que Madigan supiera cómo


construir un edificio a prueba de fantasmas.

Una fuerte combinación de marihuana, ajo y salvia ardiendo podría


mantener a todos los espectros más fuertes a distancia.

Después de que un fantasma casi mata a Madigan el año pasado, revistió


nuestra vieja base con un liberal abastecimiento de los tres.

―¿Hace cuánto que los viste?

―Tres semanas y cuatro días ―replicó. Él podía tener faltas, pero Nam
era meticuloso―. Si solo uno de ellos ha estado fuera todo ese tiempo,
asumo que él está en un trabajo encubierto, pero, ¿todos ellos?

Sí, eso era extraño hasta para los miembros del equipo de Seguridad
Nacional encubierto del área que trataba con los miembros mal portados
de la sociedad no muerta. Cuando yo era un miembro del equipo, lo más
que había pasado encubierto fueron once días. Los vampiros y ghouls
renegados tendían a frecuentar los mismos puntos si eran lo
suficientemente tontos para actuar fuera lo suficiente para captar la
atención del gobierno.

Aun así, yo no estaba por asumir lo peor. Las llamadas telefónicas


estaban debajo de las capacidades de Namjoon como fantasma, pero yo
no tenía esos obstáculos.

Jalé un celular fuera de mi cajón de la cocina, marcando el número de


Hoseok, cuando saltó al buzón de voz, colgué.

Si algo había pasado, y Madigan era responsable él revisaría los mensajes


de Hoseok. No necesitaba darle una pista para saber que yo estaba
husmeando alrededor.

―No contesta ―le dije a Namjoon. Entonces puse el teléfono a un lado y


tomé otro celular del cajón, marcando a Daniel esta vez. Después de unos
cuantos timbrazos, una melódica voz en español me instruyó a dejar un
mensaje. No lo hice otra vez, colgando y tomando otro teléfono del cajón.

―¿Cuántos de esos tienes? ―murmuró Namjoon, flotando sobre mis


hombros.

―Suficientes para darle migraña a Madigan ―dije con satisfacción―. Si


él está rastreando llamadas, no encontrará mi localización en ninguno de
ellos, por mucho que amaría saber en dónde estoy.

Nam no me acusó de estar siendo paranoico. Tan pronto como él tomó el


antiguo trabajo de mi tío, Madigan dejó claro que vendría por mí. Yo no
sabía por qué, me había retirado del equipo para entonces, y por lo que
Madigan supo, no había nada especial acerca de mí.
Él no sabía que al transformarme de medio vampiro a uno completo había
venido con un efecto inesperado.

El teléfono de JiHoon fue directo al buzón de voz también, así como el de


Sehun. Consideré tratar en sus oficinas, pero eso estaba dentro del
complejo.

Madigan podría tener suficientes localizadores en esas líneas como para


encontrarme, no importaba cómo me las arreglara para quemar esos
localizadores de señales telefónicas para ser reenrutados.

―Muy bien. Ahora estoy preocupado también ―dije finalmente―. Tal vez
es tiempo de dejarme caer por la casa de Madigan para una pequeña
charla.

―No te molestes ―replicó mi tío―. Él rara vez deja el complejo. ―Eso


también eran noticias, y solo aumentó mi inquietud.

―Cuando Jungkook llegue a casa, averiguaremos cómo acercarnos a


echar un vistazo al complejo.

Namjoon me advirtió sobriamente:

―Si Madigan ha estado haciéndoles algo, esperara que te aparezcas.

Una vez más apreté la mandíbula. Claro que me aparecería, Hoseok,


JiHoon, Daniel y Sehun no solo eran soldados; peleé a su lado por años
cuando era parte del equipo. Ellos fueron también mis amigos. Si Madigan
era responsable de que algo malo les hubiera pasado, pronto lo
lamentaría.
―Sí, bien. Jungkook y yo habíamos tenido un par de meses relativamente
tranquilos. Supongo que es momento de animar las cosas de nuevo.

***

Mi gato Helsing, saltó a mi regazo al mismo tiempo que el aire se cargó


con pequeñas corrientes invisibles. Emociones rodaron por mi
subconsciente, no eran mías, pero eran casi familiares para mí.

Momentos más tarde, escuché el crujido de llantas en la nieve, para el


momento que la puerta del auto se cerró, su larga cola se enroscó con
anticipación.

Yo me quedé donde estaba. Un gato esperando en la puerta era


suficiente, gracias.

Con una corriente de aire helado, mi esposo Jungkook entró. La nieve de


una tormenta de primavera tardía lo cubría, haciéndolo ver como si
estuviera espolvoreado de azúcar glass. Estampó sus pies para descargar
los copos de sus botas, haciendo que Helsing saltara de ahí con un siseo.

―Claramente él piensa que deberías acariciarlo primero y lidiar con la


nieve después ―dije, sus ojos oscuros casi negros se encontraron con los
míos.

Una vez que él lo hizo, mi diversión se convirtió en masculina apreciación.


Las mejillas de Jungkook estaban sonrosadas, y el color acentuaba su
impecable piel, sus rasgos cincelados y su sensual boca. Entonces se
quitó el abrigo, revelando una camiseta azul índigo que se pegaba a sus
músculos como deleitándose con ellos.
Jeans negros que se ajustaban en los lugares precisos, resaltando un
tenso estómago, fuertes muslos y cuando se volteó a colgar su abrigo, un
trasero que podría ser el doble de una obra de arte. Para el momento en
que se dio la vuelta, su pequeña sonrisa se había convertido en una
amplia sonrisa de conocimiento. Más emociones envolvieron mi
subconsciente mientras su aroma ―una rica mezcla de especias, almizcle
y azúcar quemada― llenaba la habitación.

―¿Me extrañaste, gatito?

Yo no sabía cómo conseguía hacer que la pregunta sonara indecente, aun


así lo hizo. Podría decir que su acento inglés ayudó, pero sus mejores
amigos eran ingleses, y sus voces nunca convertían mi interior en gelatina.

―Sí ―respondí, levantándome y yendo hacia él.

Él me miró, sin moverse cuando deslicé mis manos enlazándolas detrás


de su cuello, me tuve que parar de puntas para hacerlo, pero estaba bien.
Eso nos acercó más, y la sensación de dureza de su cuerpo era casi
intoxicante como las olas de deseo que encrespaban alrededor de mis
emociones.

Yo amaba que pudiera sentir sus emociones como si fueran las mías. Si
me hubiera dado cuenta que esa era una ventaja de las cosas que me
animarían a convertirme en un vampiro completo, podría haber subido mi
estatus de mestizo hace años. Entonces él bajó su cabeza pero antes de
que sus labios rozaran los míos, yo me volteé.

―No hasta que me digas que me extrañaste también ―me burlé.

En respuesta, me levantó, su agarre fácilmente sometió mi lucha simulada.


Suave piel encontró mi espalda cuando me puso en el sofá, su cuerpo en
una barricada que no quería desalojar.

Manos se colocaron alrededor de mi cara, manteniéndome con una


posesividad tal que llenaban de verde sus iris y colmillos se deslizaron
fuera de sus dientes. Los míos se alargaron en respuesta, presionando
contra sus labios, me separé en anticipación. Su cabeza se ladeó, pero
solo rozó su boca sobre la mía con una suave caricia antes de reír.

―Dos pueden jugar a burlarse, amor.

Yo comencé a luchar en serio, con lo que solo hice que su risa se


profundizara.

Mi alto conteo de asesinatos me había ganado el sobrenombre de Read


Reaper en el mundo de los no muertos, pero aún antes de los nuevos
asombrosos poderes de Jungkook, no había sido capaz de vencerle. Todo
lo que mi pelea logró fue frotarme contra él de una manera erótica, que
era el por qué lo seguía haciendo.

El cierre de mi suéter fue bajando sin que sus manos se movieran de mi


cabeza. Mis ropas representaban la mayor práctica de su incipiente
telequinesis.

Entonces mi suéter se abrió completamente, dejando a la vista mis


clavículas. Su risa cambió a un gruñido que envió un delicioso hormigueo
a través de mí. Pero cuando botaron los botones de su camisa azul
oscuro, su color me recordó los ojos de Hoseok y las noticias que tenía
que decirle.

―Algo se levantó ―dije en un suspiro.


Dientes blancos destellaron antes de que Jungkook bajara su boca a mi
cuello.

―Qué cliché, pero cierto sin embargo.

La parte más vil de mí susurraba que podía posponer está charla por una
hora, pero la preocupación por mis amigos me dio un golpe bajo.

Me di a mí mismo una sacudida mental y tomé un puñado de rizos


obscuros de Jungkook, levantando su cabeza.

―Es en serio, Nam vino y reveló cierta información preocupante.

Pareció que le tomó un segundo penetrar a las palabras, pero entonces


sus cejas se elevaron.

―¿Después de todo este tiempo, él finalmente te dijo qué ha estado


escondiendo Madigan?

―No, no lo hizo ―dije sacudiendo mi cabeza realmente esta vez―.


Quería hacerme saber que Hoseok y los otros no han ido a casa por cerca
de tres semanas.

Traté de contactarlos a sus celulares y solo fui a los buzones de voz, de


hecho eso me distrajo de presionar a Namjoon acerca de su pasado con
Madigan.

Jungkook resopló, el breve soplo de aire cayó en mi sensible pecho.

―Supo que sería una astuta cubierta. Dudo que sea un accidente que te
haya dado esta información mientras yo estaba fuera.
Ahora la preocupación por mis amigos no era lo principal en mi mente, ya
que también dudaba que fuera un accidente.

Namjoon ha estado en mi casa lo suficiente para saber que Jungkook la


deja unas horas cada ciertos días para alimentarse. Yo no iba con él
desde que mis necesidades nutricionales caían en otra parte,
interiormente maldije.

Averiguar si mis amigos estaban bien, seguía siendo lo más importante,


pero descubrir lo que Namjoon sabía de Madigan también. Debe ser
monumental para mi tío mantenerlo cubierto aun cuando no nos habíamos
hablado por meses como resultado. Después de todo, yo no era la única
familia que Nam había dejado como vampiro, también era el único de
unas cuantas personas que podía verlo en su nuevo estado fantasmal.

―Lidiaremos con mi tío más tarde ―dije empujando a Jungkook con un


suspiro―. Justo ahora, necesitamos encontrar la forma de entrar en mi
antiguo complejo de manera que no involucre terminar con nosotros en
una celda en la cárcel para vampiros.

CAPÍTULO 2
Las maravillas nunca paran
Volviendo a donde yo trabajaba para el gobierno, diseñé el sistema de
seguridad que protegía la base de operaciones de nuestro equipo.

Eso no era suficiente dado que el edificio era un refugio antibombas de la


CIA con cuatro de sus cinco niveles bajo suelo.

También tenía sensores monitoreando el área en un kilómetro en toda


dirección, y quiero decir toda. Si un grupo de ratas excavaban muy cerca
de uno de los niveles bajo suelo, habría encendido muchas alarmas.

Y Madigan era aún más paranoico que yo. Eso era el por qué Jungkook y
yo estábamos seis kilómetros lejos, mirando la base a través de binoculares
desde nuestra posición en lo alto de un árbol. Desde el exterior, se veía
como un anodino aeropuerto privado que estaba en el borde cercano. Por
dentro contenía uno de los más rudos equipos tácticos en el país, sin
mencionar toneladas de información clasificada. La persona promedio no
tenía idea de que compartían el planeta con los no muertos, y así es como
nuestro gobierno intentaba mantenerlo.

La mayoría de los días, yo estaba de acuerdo con ésta política de que la


ignorancia es una bendición. Hoy, sin embargo, hacía las cosas más
complicadas.

―Vamos a enfrentarlo, solo tenemos un juego ―dije, bajando mis


binoculares―. Nam dijo que Madigan no saldría pronto, nosotros no
podíamos atormentar el lugar sin matar a gente inocente, y ahí no hay
posibilidad de mirar a hurtadillas sin ser atrapados.

Jungkook dejó salir un resoplido.

―Sofisticadamente tocando el timbre, ¿entonces? ―le di una mirada.


―Eso es exactamente lo que intento hacer. ―Sus cejas oscuras subieron
por un instante, entonces encogió los hombros―. Danos el elemento
sorpresa al menos.

Entonces él soltó sus binoculares y sacó su celular, texteando algo muy


rápido para que yo lo pudiera leer.

―¿Qué es eso?

―Nuestro seguro ―me replicó―. Si no le envío a Mencheres otro texto en


seis horas, vendrá por nosotros.

Miré de nuevo al edificio con un escalofrío interno. Por mucho que me


preocupen los transeúntes inocentes, Mencheres no era solamente la
versión vampírica del gran señor de Jungkook y su co-dirigente de sus dos
enormes líneas, también era el más poderoso vampiro que alguna vez
conocí. No quedaría nada atrás si él se parara aquí para sacarnos.

―Tengamos la esperanza de que Madigan se está sintiendo cooperativo


―dije, tratando de que mi voz sonara ligera.

Jungkook acomodó su celular entre dos ramas y saltó hacia abajo,


aterrizando en sus pies con más gracia que un jaguar.

―Lo dudo, pero las maravillas nunca paran.

***

―¿Él está aquí? ―Fue casi gracioso escuchar el tono impresionado del
otro a través de la línea. No podía ver la cara del guardia a través de su visor
entintado, pero su voz también sostenía un distintivo tono de sorpresa.
―Sí señor, él y el otro vampiro. ―Jungkook sonrió, imperturbable por todas
las armas que apuntaban en su dirección, yo solo tenía algunas
apuntándome a mí.

Reconozco que los guardias estaban siendo sexistas.

Un largo silencio, entonces la voz de Madigan volvió a la línea, sonando


tersa esta vez.

―Déjenlos entrar.

Jungkook y yo pasamos a través de los siguientes cinco puntos de revisión


sin incidentes antes de finalmente alcanzar el edificio principal.

Cuando las enormes puertas de metal del complejo se cerraron detrás de


nosotros, yo tenía la esperanza de que el sonido de cerrado fuera un nuevo
sistema de seguridad y no Madigan tratando de atraparnos. Eso no sería
un buen augurio para el destino de mis amigos, y mucho menos de los
empleados del interior. Más guardias en tropel nos escoltaron hacia la
oficina de Madigan, no porque fuera necesario. Yo podía encontrar a ciegas
la que había sido la oficina de mi tío.

Madigan no había perdido tiempo alzándose aquí una vez que tomó el
cargo.

El hombre cuyo pasado era tan turbio que mi tío se rehusó a divulgar lo que
sabía de él se levantó de su asiento en cuanto entramos. Madigan no era
educado, eso agregaba fuerza a las dagas que miraban en nuestra
dirección.

―Usted tiene un nervio sorprendente.


Me encogí de hombros.

―Yo diría que estábamos en el vecindario, pero... ―Dejé la oración


colgando. Jungkook la captó inmediatamente.

―Tú sabes que no podemos atenernos a ti, así que, ¿por qué pretender
que es una visita social?

Madigan no recordaba la marcada franqueza de Jungkook o no le


importaba el insulto. Yo no podía decirlo desde que no podía oír sus
pensamientos detrás de la canción de Barry Manilow que él continuaba
repitiendo en su cabeza. Yo odiaba a Madigan, pero tenía que darle en su
defensa que él había desarrollado la defensa contra la lectura mental de los
vampiros. Nadie podría empujar más allá de los molestos mantras que él
eligió.

Entonces con un brillo en sus ojos que parecía demasiado satisfecho para
mi gusto, él señaló las sillas que estaban opuestas a su escritorio.

―Te dije que tendría que arrestarte si volvías, pero mientras eso pasa,
tenemos algunos negocios que discutir.

¿Él tenía negocios conmigo?, la curiosidad me detuvo de demandarle saber


dónde estaban Hoseok y los otros.

Vi que Madigan subió su manga primero. Jungkook se quedó donde estaba,


pero yo me senté extendiendo mis piernas hacia afuera casi relajadamente
mirando al hombre delgado delante de mí.

―Dispara. ―Una pequeña sonrisa relajó la boca de Madigan como si él


contemplara la otra posibilidad detrás de esa directiva.
―La última vez que estuviste en mi oficina, me dijiste que leyera los
archivos de tu personal, tomé tu consejo.

Yo vagamente recordaba haberle dicho que hiciera eso, él se dio cuenta


que mi tío una vez había desconfiado de los vampiros como hacía Madigan.
Namjoon superó sus prejuicios, pero Madigan nunca cambiaría su punto de
vista hostil hacia mi clase, no que me importara nunca más.

―Ah... ha ―dije con un gruñido evasivo.

―Cuando lo hice, encontré algo interesante. ―Prosiguió quitándose sus


lentes como si los examinara.

―¿Qué? ―pregunté, sin molestarme en esconder el aburrimiento en mi


voz.

El me miró, y su mirada azul brillaba.

―Tú te fuiste antes de que tu término de servicio concluyera.

Ahora yo bufé divertido.

―Debiste leer esos expedientes más cuidadosamente. Namjoon acordó


acortar el término de mis servicios si Jungkook hacía vampiros de los
soldados que él seleccionara. Nosotros llevamos a cabo nuestra parte
cuando Jungkook transformó a Hoseok y Daniel. JiHoon fue traído de vuelta
como ghoul como un bono.

―Ese fue el trato que Namjoon solicitó a sus superiores, pero su solicitud
fue rechazada. ―Madigan me dio una breve sonrisa engreída, mientras se
ponía sus lentes de vuelta―. De acuerdo con el gobierno de los Estados
Unidos, tú todavía tienes cinco años de servicio activo para completar, y a
diferencia de tu anterior tío, yo no voy a falsificar registros para dejarte salir
de esto.

Yo estaba demasiado impresionado para responder, pero la carcajada de


Jungkook rompió el silencio.

―Debes estar tomando una meada de mí.

―¿Esperas que yo sepa lo que eso significa? ―preguntó Madigan


fríamente.

Jungkook se inclinó hacia adelante, todo rastro de su risa se fue.

―Déjame aclarártelo; si crees que vas a forzar a mi esposo a trabajar


contigo, entonces no sabes con quién estás jodiendo.

Lo que sea que significó para él o para mí, no lo sé, y finalmente encontré
mi voz.

―Te has propuesto decirme la mejor broma que he escuchado en todo el


año, pero no estoy de humor para jugar juegos. Venimos a saber dónde
están Hoseok, Daniel, JiHoon y Sehun. Por lo que he escuchado no han ido
a casa en semanas.

―Eso es porque están muertos.

Mi mente inmediatamente rechazó rotundamente las palabras dichas, por


lo que no salté inmediatamente a la garganta de Madigan.

―Dos bromas, estás en la lista, pero no tengo paciencia. ¿Dónde están?

―Muertos.
Madigan enunció la palabra con algo cercano a la satisfacción esta vez. Yo
estaba de pie, colmillos aplomados para penetrar carne, cuando Jungkook
me arrastró hacia atrás con un agarre tan fuerte que no pude romperlo aun
con mi estado inducido de ira.

―¿Cómo? ―preguntó Jungkook calmadamente. Madigan dio un cauteloso


vistazo al agarre que él tenía sobre mí antes de responder.

―Murieron cuando trataban de tomar un nido de vampiros.

―Debió ser un nido enorme.

Madigan solo se encogió de hombros.

―Como resultó ser, sí.

―Quiero sus cuerpos. ―Madigan se mostró más sorprendido que cuando


me abalancé sobre él―. ¿Qué?

―Sus cuerpos ―repitió Jungkook su tono estaba endureciéndose―.


Ahora.

―¿Por qué?, a ti ni siquiera te agradaba Hoseok ―murmuró Madigan.

Mi niebla asesina se había despejado. Él estaba estancado, lo que


significaba con toda probabilidad, que estaba mintiendo acerca de sus
muertes. Le di un golpecito al brazo de Jungkook. Él me liberó, pero una
mano permanecía en mi cintura.

―Mis sentimientos son irrelevantes ―respondió Jungkook―. Yo los


engendré, así que son míos, y si están muertos entonces no tienes un uso
adicional para ellos.
―¿Que posible uso tienen para ti? ―demandó Madigan.

Levantó una oscura ceja.

―No es asunto tuyo. Estoy esperando.

―Entonces es una buena cosa que no envejezcas ―soltó Madigan


mientras se levantaba de su silla―. Sus cuerpos fueron cremados y sus
cenizas esparcidas, así que no hay nada que darte. ―Si Madigan quería
que nosotros creyéramos que estaban muertos, entonces ellos debían estar
en serios problemas. Aun si Madigan no estuviera detrás, claramente tenía
intención de dejarlos a su suerte. Pero yo no. Algo en mi mirada debió
alarmarlo porque el miró de derecha a izquierda lanzando una mano en
dirección a Jungkook.

―Si no tienes intención de dejarlo completar su servicio, entonces los dos


pueden irse. Antes de que lo encierre por negligencia en el cumplimiento
del deber, deserción e intención de atacarme.

Yo esperaba que Jungkook le dijera a dónde irse, lo que es por lo que me


sorprendió cuando se limitó a asentir.

―Hasta la próxima vez.

―¿Qué? ―reventé―. ¡No nos vamos a ir sin más respuestas!

Su mano apretaba mi cintura.

―Lo haremos, Gatito. No hay nada para nosotros aquí.

Miré a Jungkook antes de prestar mi atención al delgado anciano hombre,


la cara de Madigan estaba pálida, pero debajo de la pesada esencia de
colonia, no olía a miedo. En su lugar su mirada azul era desafiante. Casi...
retadora. Una vez más el agarre de Jungkook se apretó. Algo más estaba
pasando. No sabía qué, pero yo confiaba lo suficiente en Jungkook para no
tomar a Madigan y comenzar a morderlo para sacarle la verdad como
quería. En su lugar, sonreí lo suficiente para mostrar mis colmillos.

―Lo siento, pero no creo que tú y yo pudiéramos tener una sana relación
de trabajo, así que tengo que declinar la oferta de empleo.

Múltiples pasos sonaron en el pasillo. Momentos después, guardias


encasquetados pesadamente armados aparecieron en el camino de salida.
En algún punto, Madigan debió haber oprimido una alarma silenciosa, una
actualización que instaló desde mi previa visita a su oficina.

―Fuera ―repitió Madigan.

No me molesté con ninguna amenaza, pero una simple mirada que le di dijo
que esto no había acabado.

Fuimos seguidos por el complejo todo el camino de regreso a los árboles


donde Jungkook había dejado su teléfono celular. Una vez que lo recuperó,
nos lanzó hacia el aire. Tomó una hora pasar a través del cielo antes de que
perdiéramos el helicóptero. Jungkook podría haberlo estrellado, pero yo no
tenía nada en contra del piloto además de molestarlo sobre sus habilidades
de manejo.

Una vez que nos aseguramos de haberlo perdido, me lancé en picado hacia
un campo cercano, aterrizando con un resbalón sordo. Jungkook se dejó
caer cerca de mí sin siquiera doblar un tallo de pasto.

Un día seré un maestro aterrizando con gracia. Por ahora hice bien en no
dejar un pequeño cráter tras de mí.
―¿Por qué dejamos ir a Madigan tan fácilmente? ―Fueron mis primeras
palabras.

Jungkook se sacudió algo de polvo que levanté con mi impacto.

―Mi telequinesis no es lo suficientemente fuerte para detener todas las


armas.

Mi risa fue más de incredulidad que de diversión.

―¿Crees que los guardias podrían ser más rápidos que tú?

―No ellos ―dijo Jungkook firmemente―. Las ametralladoras


automatizadas en las paredes a cada lado de nosotros.

―¿Qué? ―Di un grito apagado. Entonces recordé que Madigan miró hacia
la derecha e izquierda de nosotros cuando estaba por ir tras él. Pensé que
estaba buscando alrededor alarmado. Obviamente no. No hay duda de por
qué no olía a miedo.

―¿Cómo lo supiste? ―pregunté.

―El cuarto olía como a plata y pólvora aunque no podía ser visto, además
la textura de las paredes a través de su escritorio ha cambiado. Su mirada
hacia ellas cuando se sintió amenazado solo lo confirmó.

Y yo que pensaba que la alarma silenciosa había sido la única adición de


Madigan a su oficina. Nota para mí mismo: Poner atención a los
alrededores.

―¿Por qué no las usó?, siempre nos ha considerado una amenaza, y ahora
que sabemos que está mintiendo acerca de los chicos, está en lo cierto.
La expresión de Jungkook fue fríamente contemplativa.

―Tal vez no estaba seguro de que esas armas serían suficientes, pero lo
más revelador fue la forma en que trató de obligarte a trabajar para él. Te
quiere para algo, Gatito, lo que significa que te necesita vivo. Las nuevas
medidas de seguridad eran solo si no tenía otra opción. ―Yo estaba en
silencio mientras digería esto.

Desde que nos conocimos por primera vez hace meses, Madigan había
exhibido un interés inusual en mí, y no era de un modo halagador. Lo que
sea que él quería, podría terminar en mi muerte, de eso no tenía duda. La
única cosa de la que no estaba seguro era qué esperaba que lograra antes
de eso.

Él no tendría oportunidad de averiguarlo. Una vez que descubriera qué


había pasado con mis amigos, mataría a Madigan.

―¿Ahora qué? ―pregunté, mentalmente preparándome para la carretera.

Jungkook me dio una mirada medida.

―Ahora rastrearemos a tu tío y lo forzaremos a decirnos el secreto que ha


tratado tan duramente de mantener.

______________________

Actu mañana~ muchas gracias a mí amiga Ángeles por ayudarme con la


adaptación, estos capítulos son todos gracias a ella
CAPÍTULO 3

Vamos a Nueva Orleans

Qué suerte la mía que cuando no quería hablar con Namjoon, no pudiera
librarme de él. Ahora que necesitaba hablar con él, no le podía encontrar
por ningún lado.

Tras dos días esperando a que se mostrara, me había quedado sin


paciencia. En algún lugar ahí fuera, mis amigos estaban en peligro, y cada
segundo que pasaba podía acercarles a la muerte. Una vez, había sido
capaz de convocar fantasmas a kilómetros de distancia quisieran venir o
no, pero ese poder, como todos los otros que había absorbido cuando
bebí la sangre de los no-muertos, había desaparecido. En su estado sin
forma, no podía llamar ni mandar un mensaje de texto o un correo
electrónico a mi tío para exigir que se presentara, pero había otra manera
de ponerse en contacto con él aunque requería un viaje por carretera.
Jungkook y yo llegamos al centro comercial de Washington D.C. justo
cuando el sol se estaba poniendo. Las luces estaban todavía encendidas
en el interior de
Helen del Jardín de Troya, iluminando los variados arreglos florales que la
tienda vendia.

Más importante era el hombre afroamericano que vislumbré entre las


flores, su camiseta bermeja lo bastante ajustada para parecer pintada.

―Bueno, está aquí ―dije.

No habíamos llamado porque no estaba segura de si Tyler estaría de


acuerdo en ayudarnos. La última vez, casi le matan. La gente tiende a
aferrarse a ese tipo de cosas, pero un buen médium era difícil de
encontrar.

Mientras nos aproximábamos a la puerta, un perro comenzó a ladrar.


Segundos más tarde, un rostro peludo, con baba colgando se presionó
contra la parte inferior de la puerta de cristal, todo su culo agitándose por
lo fuerte que movía la cola.

―¿Qué te pasa, Dexter? ―murmuró Tyler. Entonces se acercó y nos vio a


Jungkook y a mí al otro lado del cristal.

Oh, DEMONIOS, no, pasó a través de su mente.

―¿Es esa forma de saludar a viejos amigos? ―preguntó Jungkook con


sequedad.

Tyler echó sus hombros hacia atrás, estirando aún más la tensa tela de su
camiseta.

―Eso no es un saludo dulce. Es mi respuesta a lo que sea que han venido


a pedirme que haga.
―Hola, Tyler, estás genial ―dije, reprimiendo una sonrisa mientras
entraba a la tienda―. Me encanta la camiseta. ¿Es una Dolce?

Se pavoneó durante un momento antes de controlarse.

―Robert Graham, y no intentes engatusarme. ¡Tuve que teñirme el cabello


para librarme del gris que me provocaste la última vez que te ayudé!

Ignoré eso, acariciando a Dexter y arrullándole. El corpulento bulldog


inglés vibraba con alegría mientras cubría mis manos de besos
descuidados.

―Traidor ―dijo Tyler con exasperación.

Jungkook dio una palmada a Tyler en la espalda.

―No hay necesidad de preocuparse, compañero. Sólo queremos que te


pongas en contacto con su tío para nosotros.

―¿Namjoon? ―Tyler dejó escapar un bufido―. ¿Por qué me necesitan


para eso?

Levanté la vista.

―Porque no podemos perder más tiempo esperando a que se muestre


por sí mismo. Madigan ha hecho algo a nuestros amigos.

Ante la mención de su nombre, una oleada de insultos cruzaron la mente


de Tyler. Madigan tendía a hacer más enemigos que amigos.

Aun así, la sospecha estrechó los ojos color chocolate de Tyler.


―No edificios trampa ni objetos de madera postergeizados hacia mi
garganta por asesinar fantasmas, ¿verdad? Contacto con Namjoon, ¿y
hemos acabado?

―Prometido ―dijo Jungkook a la vez.

La mirada de Tyler se deslizó sobre él.

―Eres demasiado guapo para negarme, Bomboncito ―dijo con un


suspiro de arrepentimiento. Entonces me guiñó el ojo―. Pero no tan
guapo como para hacerlo gratis.

Solté un bufido, acostumbrado al flirteo de Tyler así como a su vena


codiciosa.

―Trato.

Así es como dos vampiros, un médium y un perro fueron a sentarse


alrededor de una tabla Ouija en la trastienda de una floristería. Sonaba
como la trama de una película del canal SyFy un sábado por la noche,
pero algunas veces "raro" era el ingrediente clave para conseguir las
cosas hechas. Cuando en las manos de un habilidoso médium, las tablas
Ouija abrían las puertas al otro lado.

La urna que contenía los restos incinerados de Namjoon era para


asegurarnos de que no teníamos que abrirnos paso a través de otros
espíritus antes de llegar a Nam.

Tyler y yo descansamos nuestras manos en la plancha de madera


después de que él rociara una fina capa de las cenizas de Namjoon en el
tablero. Entonces comenzó a recitar una invitación para que apareciera mi
tío. Tras unos pocos minutos, la plancha comenzó a moverse y
sensaciones punzantes subieron por la parte de atrás de mi cuello. Dexter
gimió, el sonido a la vez ansioso y excitado. Los animales podían sentir la
presencia de fantasmas mejor que nadie, incluyendo los vampiros.
Entonces un remolino apareció sobre el tablero Ouija, como un tornado en
miniatura que no generaba ningún viento. Tentáculos helados subieron
por mi columna vertebral en una caricia resbaladiza. Ya no éramos los
únicos en la habitación.

―¿Está aquí? ―preguntó Tyler, incapaz de ver los remolinos de energía


todavía.

Los miré fijamente, viéndolos crecer y alargarse hasta formar un viejo


hombre en un traje de negocios, la tabla Ouija sobresaliendo de su
abdomen como si hubiera sido cortado por la mitad con ella.

―Hola, Nam ―dije con satisfacción―. Feliz de que lo lograras.

Mi tío miró alrededor con confusión.

―Taehyung. ¿Cómo...?

―¿Cómo te he sacado de la esquina después de la vida donde sea que te


estabas escondiendo? ―interrumpí―. Soy amigo de un médium,
¿recuerdas?

Namjoon miró el tablero obstruyendo su estómago, su boca curvándose


hacia abajo.

―¿Quién iba a saber que estas cosas realmente funcionaban?


―Haz amistad con otros de tu clase, ganarás un montón de cosas ―dijo
Tyler, entrecerrando los ojos en dirección a Namjoon. Entonces su frente
se alisó―. Oh, ahí estás.

―No hay tiempo para cumplidos, Namjoon ―declaró Jungkook―. Tienes


que decirnos todo lo que has estado ocultando sobre Madigan. La vida de
mi gente depende de eso.

Namjoon frunció el ceño.

―¿Tu gente?

―Hoseok, Daniel, JiHoon y Sehun―proporcioné―. Son considerados de


Jungkook bajo la ley vampírica. Más importante, son nuestros amigos.
Sabes que están desaparecidos. Bien, Madigan clama que murieron
durante un trabajo, pero está mintiendo, lo que significa que están en
serios problemas.

El aire no se movía a pesar del pesado suspiro que Namjoon dejó salir.

―Quería que investigaras su desaparición porque me gustaría que


hubieran desertado de sus puestos y se estuvieran escondiendo de
Madigan. O estuvieran profundamente encubiertos, o incluso hubieran
muerto en una misión. Lo que sea menos esto, porque si Madigan les
tiene, entonces, ahora, probablemente estén muertos.

Sólo su falta de forma sólida me impidió sacudirle.

―O están vivos, atrapados en algún sitio, y esperando que hagamos algo.

La mirada que me dio estaba tan llena de tristeza que casi me pierdo la
otra emoción que pasó por su cara. Vergüenza.
―Cuando Madigan me quitó mi viejo trabajo, temí que podría intentar
esto, pero no lo esperaba tan pronto. Lo siento, Tae. No hay nada que
puedas hacer. Ninguno de nosotros podemos. Sin duda Madigan ha
hecho a prueba de fantasmas ese edificio también.

―¿Qué edificio?

Las dos palabras hervían de amenaza. Así lo hizo la mirada que Jungkook
lanzó a Namjoon. Ambas deberían haber asustado a mi tío para decir la
verdad. En cambio, suspiró una vez más.

―Si alguna vez te acercas a Madigan de nuevo, mátale. No puedes salvar


a Hoseok y a los otros, pero puedes vengarles y salvar a otros como ellos
si las cosas no han progresado ya demasiado.

Entonces, antes de que pudiera preguntarle qué demonios significaba


eso, desapareció.

―¡Espera! ―grité.

Nada. Si siquiera quedó frialdad en el aire. Jungkook maldijo, pero yo


empujé la tabla hacia Tyler y arrojé otro dedal de las cenizas de Namjoon
en la tabla Ouija.

―Tráelo de vuelta. Ahora.

―Tae ―comenzó Tyler.

―Hazlo ―dijo Jungkook cortante.

Tyler murmuró algo sobre lo irrazonables que éramos los vampiros, pero
aun así, invocó el espíritu de Namjoon de vuelta. Lo hizo, pero después de
unos pocos segundos de silencio sepulcral en los que arremetí contra él,
mi tío desapareció.

Repetimos el mismo proceso una y otra vez con el mismo resultado. Fue
el equivalente sobrenatural a ser colgado repetidamente.

―¿No puedes hacer algo para hacer que se quede? ―dije enojado.

Tyler me dirigió una mirada sardónica.

―Intenté decirles que no podía, Señores Impacientes, pero no escuchan.


Sólo hay una forma de hacer que un fantasma se quede si no quiere, y
acuérdate de la mierda que fue. Además, ¿realmente quieres encerrar a tu
tío en una trampa?

En ese momento, la idea era definitivamente atractiva. Conociendo a


Namjoon, sin embargo, permanecería tercamente en silencio incluso si lo
encerrábamos en una celda a prueba de fuga de fantasmas. Además,
hacer una llevaría demasiado tiempo. Por las pocas pistas que Nam nos
había dado, Hoseok y los chicos estaban en problemas letales. Teníamos
que actuar ahora, pero no sabía qué hacer. Tyler era nuestro experto, y
estaba sin ideas.

―Esto no tiene sentido ―seguí despotricando―. Namjoon es el que nos


advirtió de que Hoseok y los otros estaban desaparecidos, sin embargo,
ahora que hemos confirmado que Madigan los tiene, ¡se niega a
ayudarnos! No lo entiendo.

Jungkook se dio unos golpecitos en la barbilla, su expresión a la vez


furiosa y determinada.
―Yo sí. Significa que Namjoon preferiría ver gente por la que se preocupa
morir que revelar lo que sabe sobre Madigan, pero hay una persona que
puede forzar a tu tío a hablar.

―¿Quién? ―me pregunté. Entonces la comprensión me inundó―.


¡Naturalmente! Nadie sabe más sobre los fantasmas que Marie Laveau, y
con todo el poder de las tumbas en ella, no hay nada que no pueda
conseguir que Namjoon haga.

Yo debería saberlo, había experimentado una vez las habilidades de Marie


después de que ella me forzara a beber su sangre. El recuerdo me hizo
estremecer.

Tener línea directa con el otro lado era más poder del que nadie debería
tener. Jungkook me lanzó una mirada sombría.

―Lo que me preocupa es lo que pedirá a cambio. Marie no hace nada sin
pedir un precio.

Eso me preocupaba también. La última vez que había visto a Marie no


había sido exactamente amistosa si contabas el hecho de que ambos nos
habíamos amenazado con matarnos el uno al otro.

―Espera un minuto.

Tyler se levantó, una gran sonrisa en medio de la cara.

―¿Estás hablando de Marie Laveau, la reina vudú de Nueva Orleans que


supuestamente murió hace cien años?

―La misma ―dije, cansado de repente.

Tyler aplaudió con la pura alegría de un niño.


―¡Esto va a ser tan divertido!

Ahora la sospecha reemplazó mi cansancio.

―¿Qué pasa?

Me ignoró, tomando a Dexter y gruñendo ante el peso del perro.

―No te preocupes, cariño, papi no te va a dejar atrás.

―Ninguno de ustedes va a ningún sitio ―dijo Jungkook rotundamente.

Tyler le miró como si pensara que él era el que había perdido la cabeza.

―Amigo, déjame deletrearlo para ti. Me debes una enorme, y me la estoy


cobrando. ¿Tienes una idea de lo grande que es Marie en el mundo
médium? ¡Es como descubrir que Santa Claus es real y obtener un billete
en primera clase para su taller!

Intenté con la lógica incluso aunque dudaba que funcionara.

―No lo entiendes, Tyler. Es peligrosa.

Puso los ojos en blanco.

―No esperaba que ella hubiera pasado los últimos cien años tejiendo.

En realidad, Marie sí tejía. También podía invocar espectros llamados


Remnants que atravesaban a los vivos y los muertos vivientes con ridícula
facilidad, además de trabajar con suficiente magia negra para volar una
ciudad. Y luego estaba su poder sobre los fantasmas.
Sí, Marie daba miedo, de acuerdo. Si no hubiera luchado y sangrado al
lado de Hoseok y los otros durante años, reconsideraría pedir a Marie
ayuda. Si accedía, no querría ser recompensado con dinero. No, querría
algo de lejos más valioso. Intercambié una mirada con Jungkook. La
mirada en sus oscuros ojos marrones decía que esperaba que esto fuera
tan peligroso como yo creía, sin embargo no había menos determinación
en sus delgados y duros rasgos.

―Son mi gente, nacidos con mi sangre o jurados a ella, y ningún señor


abandona a su gente cuando hay una oportunidad de salvarles.

No era señor de una línea, pero estuve de acuerdo con cada palabra.
Ningún verdadero amigo abandonaría a sus amigos para morir, tampoco.

―Parece que vamos a Nueva Orleans ―dije suavemente.

Tyler dejó salir un sonido exasperado.

―¿Podemos dejar de hablar sobre ello y hacerlo ya?

CAPÍTULO 4

¿A qué precio?
Las luces de Nueva Orleans brillaban como cristales contra las oscuras
aguas que rodeaban el largo puente que nos llevaba a la ciudad.

Finalmente, estábamos aquí. Había sido casi un día de coche teniendo en


cuenta que habíamos tenido que pasar por nuestra casa en Blue Ridge
para recoger a mi gato. No podíamos volar a Nueva Orleans por los
paquetes de ajo y marihuana que empacamos en caso de que Marie
azuzara a sus espías espectrales sobre nosotros. Y lo de alquilar una
caravana en vez de coger el coche, bueno, esta no era la primera vez que
había viajado por carretera con Dexter.

Los pedos del perro podrían considerarse arma química, y el espacio extra
me daba algo de lugar para correr.

Acabábamos de girar hacia el Barrio Francés cuando Tyler dejó escapar


un suspiro de felicidad.

―Ahí están.

Miré por la ventana. Los fantasmas cubrían el Barrio Francés más


abundantemente que las cuentas de plástico durante Mardi Gras.
Flotaban a través de las multitudes de turistas, colgando de los tejados,
en los bares y, por supuesto, a la deriva a través de los famosos
cementerios de la ciudad. Lo más notable era cuántos de ellos eran
inteligentes. La mayoría de los fantasmas solían ser repeticiones de un
momento en el tiempo, incapaces de pensar, simplemente reviviendo sin
cesar el mismo incidente. No es sorprendente que muchos de esos
incidentes estuvieran relacionados con sus muertes.

La muerte era un acontecimiento trascendental para todo el mundo.


Pero los residentes etéreos de la Ciudad Creciente eran diferentes. La
mayoría de ellos estaban tan vivos como la gente que conocía su
presencia. Algunos eran bromistas. El joven que tropezó y cayó de bruces
en el escote de una chica bonita no tenía ni idea de que había sido
empujado por un fantasma que se rió de la bofetada que el disgustado
niño recibió. Más arriba en la acera, un par de fantasmas se divertían
inclinando los vasos de los juerguistas para que los sorbos se convirtieran
en salpicaduras en la cara.

Tyler se rió cuando vio eso.

―Espero no volver cuando muera, pero si lo hago, me voy a mudar aquí


donde la fiesta nunca acaba.

Jungkook le echó un vistazo antes de volver su atención a las estrechas


calles.

―No te recomendaría eso, amigo. Nueva Orleans no es la ciudad más


embrujada del mundo por casualidad.

Tyler se encogió de hombros.

―Sirve que un montón de gente es asesinada aquí. Evitaría a los


fantasmas con mal humor.

―Eso no es lo que quiere decir ―susurré las palabras. Estábamos ahora


en medio del territorio de Marie y la reina de Nueva Orleans tenía espía por
todas partes.

―El poder de Marie atrae fantasmas hacia ella, y una vez que están
atrapados allí, como insectos en una red, la mayoría de ellos no son lo
suficientemente fuertes para salir.
En lugar de tomarlo como la advertencia que pretendía, Tyler sonrió.

―Tienes que presentármela. Cumpliría el sueño de mi vida.

O tu muerte, pensé cínicamente, pero mantuve eso para mí mismo. Marie


era selectiva sobre a quién le concedía una audiencia. Podría ni siquiera
estar de acuerdo en reunirse con Jungkook y conmigo, así que dudaba
que sacara tiempo en su agenda para charlar con un fan desconocido.

―Maldita sea.

Las palabras gruñidas apartaron mi atención de Tyler. Estábamos casi en


la casa de la ciudad de Jungkook, sin embargo, él miraba por la calle con
una expresión de resignación en el rostro. ¿Se daba cuenta justo ahora de
que la caravana nunca pasaría por el espacio que conducía al
estacionamiento?

Entonces vi al hombre afroamericano alto y grande de pie enfrente de


nuestra casa, mirando hacia nosotros como si hubiera estado esperando
toda la noche nuestra llegada.

―Mierda ―susurré.

Jungkook me dirigió una mirada que decía que estaba completamente de


acuerdo aunque no habló mientras se dirigía hacia el hombre y bajaba la
ventanilla.

―Jacques ―saludó al gran ghoul con frialdad.

―Jungkook. Reaper ―respondió, dirigiéndose a mí por mi apodo―.


Pueden dejar su vehículo conmigo. Majestic está esperándolos.
―Ooh, ¿tienes un portero? ―Tyler sonaba impresionado―. No sé por
qué vives en ese escondite en las colinas en vez de aquí.

―No es un portero ―dije, maldiciendo para mí mismo―. Es la mano


derecha de Marie.

Tyler miró al ghoul con más interés.

―¿En serio? Pensé que no la habías llamado para decirle que venías.

―Pensaste bien ―dijo Jungkook, saliendo del coche. Ninguno se molestó


en traer nuestras armas. Son inútiles contra Marie.

Tyler miró a Jacques otra vez antes de encontrar mi mirada. Están jodidos
entonces, ¿verdad?, pasó por su mente.

Mi sonrisa era frágil. Marie siempre garantizaba paso seguro hacia y


desde una reunión, pero una vez que nuestra audiencia con ella terminara,
todas las apuestas estaban en contra.

―Eso está por verse.

Jungkook entregó las llaves de la caravana a Jacques antes de dar un


juego diferente a Tyler.

―Ve dentro. Volveremos más tarde.

Si tenía alguna duda acerca de lo que sucedería después de nuestra


reunión, no lo mostró en su tono. Cuadré los hombros y adopté su actitud
de confianza. Así que los espías de Marie habían descubierto que
habíamos entrado en su ciudad.
Por el lado bueno, ahora no tendríamos que esperar a ver si estaría de
acuerdo en hablar con nosotros.

Por el lado malo, dudaba que ella enviara a alguien a buscarnos de


inmediato porque nos echara de menos, pero sólo había una manera de
averiguar lo que quería. Forcé un tono despreocupado mientras me giraba
hacia Tyler.

―No tengas demasiada diversión mientras estamos fuera.

Lanzó una mirada mordaz al gran ghoul antes de responder.

―Voy a reservarme para cuando vuelvan. ―Entonces dijo a Jacques―:


No te llevas esta cosa a ningún sitio hasta que tome a mi perro y a su
gato.

***

Como regla general, los cementerios no me molestaban. Estaban llenos


de gente muerta, y como sabía desde que empecé a cazar vampiros a los
dieciséis años, la gente realmente muerta no podía hacerte daño. Eran los
vivos y los muertos vivientes los que tenían que preocuparte, por lo que
caminar entre los miles de restos del Cementerio de Saint Louis Número
Uno no era lo que hizo que un escalofrío me recorriera la espalda. Era
saber lo que había debajo de la cripta del residente más famoso del
cementerio.

La tumba de Marie Laveau sería fácil de encontrar incluso si no supiera


dónde estaba situada. Sobre uno ochenta de altura, tenía varios juegos de
oscuras X garabateados en sus lados blanqueados. También tenía
siempre ofrendas frente a ella a pesar de que los saqueadores de tumbas
pasaban de forma regular. Las contribuciones de esta noche consistían en
velas apagadas, flores, monedas, perlas, caramelos, pedazos de papel y
un par de auriculares de iPod. Ignoré todos los tributos mientras me
acercaba a la parte delantera de la cripta y golpeaba en su parte cuadrada
superior.

―Estamos aquí, majestic.

El chirrido comenzó al mismo tiempo. Salté hacia atrás y vi que el bloque


de cemento donde estaba se echaba hacia atrás para revelar la estigia
oscuridad.

Todas las ofrendas que habían estado en esa área cayeron con un ruido
sordo en la negrura de debajo.

Ninguna voz nos dijo de entrar. Nadie tenía que hacerlo. Esta era toda la
invitación que alguien recibía de Marie. Tenía que concedérselo a la reina
vudú. Sabía cómo aprovechar al máximo su versión de la ventaja de
campo.

Estaba a punto de saltar en el agujero cuando Jungkook me detuvo con


una mano en mi hombro.

―Yo iré primero, Gatito.

No discutí. Esto no era una bofetada a mi masculinidad, era una buena


estrategia de batalla. Jungkook podría no haber dominado su telequinesis,
pero un poco de habilidad para controlar objetos con tu mente era mucho
mejor que nada. Marie tampoco era consciente de su nuevo poder, por lo
que si las cosas tomaban un giro letal inesperado, teníamos el elemento
sorpresa.
Jungkook saltó al foso, aterrizando con una pequeña salpicadura a unos
veinte metros de profundidad. Nada bajo la tierra de Nueva Orleans podía
permanecer seco para siempre, incluso con el impresionante sistema de
bombeo que Marie tenía bajo el cementerio. A continuación salté,
contento de tener las botas para que lo que fuera que aplasté bajo mis
pies no terminara salpicado en mi piel.

El agujero sobre nosotros se cerró de golpe, sumiendo al túnel en lo más


cercano a una oscuridad completa que era posible para la visión de
vampiro. Sólo había un camino que seguir, por lo que Jungkook se dirigió
al interior del túnel, y yo le seguí. Teníamos que andar en fila india para
evitar tocar las paredes, y quería evitarlas por más razones que su capa
de moho esponjoso. Madigan no era la única persona que amaba las
trampas explosivas.

Marie tenía hileras de largos cuchillos escondidos en estas paredes, y un


roce de un interruptor las enviaría a cortar en juliana a quien tuviera la
mala suerte de estar en su camino.

Después de unos treinta metros, llegamos a una puerta de metal con


bisagras que deberían haber estado oxidadas, pero que no dejaron
escapar ni un crujido cuando abrimos la puerta. Luego había que subir la
corta escalera hacia la sala sin ventanas que suponía estaba dentro de
una de las más grandes criptas comunales.

No tenía salida aparente aparte del camino por el que llegamos, pero una
vez más, las apariencias engañaban.

Tomemos, por ejemplo, la hermosa mujer afroamericana en el sillón frente


a nosotros. Manolo Blahniks asomaban por debajo de su falda fucsia, su
brillante color repetido en la cadena de piedras preciosas que colgaban
sobre su suéter negro. Se había cortado el cabello desde la última vez que
la vi, su oscura longitud ahora terminaba en la barbilla en lugar de los
hombros. El halagador nuevo look enmarcaba sus rasgos moca cremoso
que eran a la vez intemporales y ligeramente marcados.

Lo más cerca que podía llegar a adivinar la edad de Marie cuando había
sido convertida en un ghoul era de los cuarenta a los cincuenta, pero no
había duda de los años en su mirada. Esos ojos avellana ocultaban un
conocimiento que intimidaría al más alabado de los sabios, y no dejé que
su suave sonrisa me engañara. Era más una advertencia que una
bienvenida, tan bonita como su labial de color concha podía ser.

―Majestic ―dijo Jungkook, llamándola por el nombre que ella prefería.

Esa exuberante boca se curvó más.

―Reaper. Jungkook. ¿Qué los trae a mi ciudad?

Su acento era puro criollo sureño, más suave que la mantequilla y más
dulce que el pastel, pero como de costumbre, Marie no se molestó con
falsas cortesías.

Ese rasgo lo teníamos en común.

Dos sillas desocupadas eran los únicos otros muebles de la pequeña


habitación, pero no nos sentaron. Esto no llevaría mucho tiempo.

―Estamos aquí para pedirle un favor si usted es capaz de hacerlo.

La ceja de Marie se elevó ante mí desafiante declaración. Jungkook le


dirigió una suave sonrisa, pero con sus escudos levantados, sentí su
aprobación pasando a través de mis emociones. Ahora, al menos, oiría
cuál era la solicitud, aunque sólo fuera para demostrar que podía hacerlo.
―¿Qué es?

―Necesitamos interrogar a un fantasma que sigue desapareciendo de


nosotros ―le dije―. ¿Puede hacerle quedarse si no quiere?

Se agachó y tomó un vaso de vino que no había notado antes. Debe


haber estado escondido detrás del pliegue de su falda. La visión de aquel
líquido rojo trajo un rabioso recuerdo de la última vez que los tres
habíamos estado en esta sala: Jungkook clavado en la pared con los
Remnants eviscerándole de adentro hacia afuera y Marie negándose a
llamarles hasta que estuve de acuerdo en beber su sangre.

Conociendo a Marie, había elegido traer ese vaso porque quería


recordárnoslo. Como si pudiera olvidarlo.

―Puedo hacerlo sin dificultad ―contestó mientras bebía su vino―.


Aunque tomas un riesgo admitiendo ante mí que no puedes.

Me tensé, pero Jungkook se rió como si no acabara de hacer una alusión


a iniciar una guerra sin cuartel entre vampiros y ghouls.

―Vamos, majestic, usted no tiene ningún interés en enfrentar nuestras


dos especies entre sí. También ha sabido por algún tiempo que Taehyung
ya no manifiesta sus habilidades, ¿o vamos a pretender que no nos ha
estado espiando este año pasado?

Marie levantó su hombro en un encogimiento tímido.

―Sólo un tonto elige vivir en la ignorancia cuando el conocimiento se


obtiene tan fácilmente.
Había días en que me recordaba a mi amigo Vlad. Sería igual de
descarado sobre ser atrapado espiando.

―Ahora que eso está aclarado, ¿quiere ayudarnos? ―le pregunté sin
rodeos.

―Sí.

No dejé escapar un suspiro de alivio. Sabía más que eso.

Igual que lo sabía Jungkook.

―¿A qué precio?

La sonrisa de Marie me recordó a una serpiente desenrollándose para


atacar.

―La ubicación del fantasma que encarcelaste el pasado Halloween.


Quiero saber dónde atrapaste a Heinrich Kramer.

_______________________________

CAPÍTULO 5

Tu fantasma
La palabra "no" creció en mí, casi escaldando mis entrañas con la petición
de ser expresada. Otra grieta en sus escudos me permitió sentir la rabia
que se extendía a través de Jungkook, aunque el único signo visible fue
un músculo que se tensó en su mandíbula.

―¿Por qué? ¿Por qué te interesa el cazador de brujas? ―preguntó él con


admirable calma. Sus ojos parecían brillar con luces en su interior.

―Eso no es de tu incumbencia.

―Lo es cuando el hijo de puta me golpeó con un coche, hizo que su


cómplice disparara a mi mejor amigo y, oh sí, me prendió fuego ―le dije
con acritud.

Kramer había hecho más, pero hacer una lista de todas sus malas
acciones llevaría demasiado tiempo. Había sido un cabrón asesino en
vida, y convertirse en fantasma no lo detuvo. Sólo le permitió continuar
con su reinado de terror durante siglos. Casi morimos atrapando a
Kramer, ¿y ahora Marie quería la dirección de su celda? Si alguna vez le
dejaba salir, Kramer vendría directamente por mí. En el mejor caso, un día
miraría hacia abajo para ver un cuchillo de plata saliendo de mi pecho. En
el peor... bueno, prefiero el cuchillo de plata.

Por el brillo en la mirada de Marie, lo sabía todo a pesar de que sus espías
fantasmales no habían encontrado la celda de Kramer, obviamente.

―Tu precio es demasiado alto ―dijo Jungkook en voz baja.


―Su necesidad de respuestas de este otro fantasma debe ser mayor o no
habrían venido ―contestó Marie de inmediato.

Recuerdos de la última vez que vi a Kramer me hicieron querer discutir.


Dar a un adversario letal la posesión de otro era como tener siempre un
arma cargada apuntando a tu corazón.

Aun así, lo que mis amigos estaban enfrentando en este momento podría
ser peor.

―Hecho.

La mirada de Jungkook volvió a mí. Le tendí una mano.

―Tiene razón. Necesitamos lo que Namjoon sabe más de lo que


necesitamos mantener la ubicación de Kramer en secreto.

―¿Namjoon? ―Una pequeña sonrisa apareció en los labios de Marie―.


¿Tu tío es el fantasma que sigue desapareciendo de ti?

―Ya conoces a las familias. ―Mi tono fue cortante―. Siempre un dolor
en el culo.

Jungkook miró a Marie. Su expresión no revelaba nada, y sus emociones


estaban cerradas, así que a menos que me parara frente a él, no podía
determinar lo que en silencio le estaba diciendo. Marie parecía saberlo, sin
embargo. Ella le devolvió la mirada de la misma manera inquebrantable
antes de inclinar la cabeza en un leve asentimiento. Entonces su
intercambio sin palabras acabó.
―La celda de Kramer está enterrada en las alcantarillas bajo la vieja
instalación inundada en Ottumwa, Iowa ―declaró Jungkook ―. Si se
rompe de alguna manera, Kramer podrá escapar.

Una expresión de satisfacción brilló en los rasgos de Marie. Una vez más,
me preocupaba mucho lo que quería del fantasma. Con suerte, la reina
vudú sólo quería poseer uno de los más infames cazadores de brujas del
mundo; una ironía que podía apreciar considerando el odio de Kramer
hacia todas las cosas femeninas y mágicas.

Por otra parte, ¿cuándo fue la última vez que creí en algo tan simple como
la suerte?

―Hemos mantenido nuestra parte, majestic ―dijo Jungkook en tono


uniforme―. Su turno.

***

Los golpes de Jungkook resonaron en la puerta. Después de un momento,


el "¿Quién está ahí?" de Tyler se podía oír por encima del ruido de los
ladridos de Dexter.

―El propietario de la casa sangrienta.

La puerta se abrió para revelar a un sonriente Tyler.

―Tu casa tiene realmente estilo. ¡Y está justo en el corazón del Barrio
Francés!

Dime otra vez por qué vives en esa cabaña en los bosques...

Dejó de hablar cuando vio que no estábamos solos. Jungkook empujó a


Tyler a un lado lo suficiente para permitirnos entrar a Marie y a mí.
Podíamos haber hecho esto allí en el cementerio, pero no creía que Tyler
pudiera perdonarme si le arrebataba la oportunidad de conocer a su ídolo.
Ahora que habíamos acordado los términos, él estaba a salvo.

―Majestic, este es nuestro amigo, Tyler. Tyler, te presento a madame


Laveau.

La mirada de Marie pasó sobre Tyler con educado desinterés.

―Bonjour.

Tyler se quedó mirándola, su boca abriéndose y cerrándose. Durante unos


pocos segundos, ni siquiera respiró. La única vez que le había visto así de
extasiado fue cuando conoció a Jackson.

―Madame ―dijo finalmente con voz ahogada―. Es un honor.

La boca de Marie se curvó y me lanzó una mirada que, si hubiera sido


cualquier otra persona, habría jurado que era una versión humorística de
"Al menos, alguien que me aprecia".

Entonces extendió su mano. Tyler la agarró pero no la agitó. Se inclinó


sobre ella con más formalidad de lo que le habría pensado capaz.

Mi reina, sus pensamientos dijeron reverentemente.

Mi culo, no le respondí en voz alta.

Para mi sorpresa, Marie sujetó la mano de Tyler, su expresión tornándose


pensativa.

―Tienes poder, así que debes ser el médium del que he oído hablar.
Tyler se irguió de inmediato.

―¿Has oído hablar de mí?

Ella liberó su mano.

―Considero mi obligación saber sobre todos los que pueden invocar con
éxito espíritus.

Si él ganara la lotería, no creo que Tyler pudiera lucir más feliz. Jungkook,
sin embargo, fue directo a los negocios.

―¿Necesita algo antes de proceder, majestic?

Echó un vistazo alrededor de la sala, haciendo una pausa en la urna que


Tyler había colocado sobre la mesa del café.

―¿Contiene esto las cenizas de tu tío?

Tras mi asentimiento, Marie dejó escapar un pequeño bufido.

―Entonces esto será sencillo.

Se acercó y se sentó en el sillón más cercano a la urna. Jungkook y yo


nos quedamos donde estábamos, pero Tyler comenzó a descargar su
maleta.

―Aquí, señora ―dijo, sacando su tabla Ouija.

Ella le lanzó una mirada desdeñosa antes de tomar la urna.

―Eso no es necesario.
Tan pronto como sus dedos tocaron las cenizas, una corriente helada
atravesó la habitación, tan súbita y aguda como si hubiéramos caído en el
centro de una tormenta de nieve. Antes incluso de tener la oportunidad de
temblar, mi tío estaba en el centro de la habitación, lo suficientemente
materializado como para ver que su cabello gris estaba despeinado, como
si hubiera sido atraído tan fuerte de donde estaba que despeinó su estilo
marca registrada.

―¿Qué demonios? ―demandó a Marie. Entonces nos vio a Tyler,


Jungkook y a mí―. No otra vez ―murmuró Namjoon, empezando a
desvanecerse por los bordes.

Un momento, Marie estaba sentada en el sofá rodeada nada más que por
seda. El siguiente, tenía una aureola de sombra que dejaba salir alaridos
de ruptura de huesos al convergir sobre mi tío. No la vi sacar la sangre
que era el catalizador para convocar a los Remnants, pero por eso tenía
una aguja oculta en su anillo. Una pequeña punción era todo lo que
necesitaba para empuñar su arma más letal. El poder que los Remnants
emanaban rasgó a través de mi piel, haciéndome dar un instintivo paso
hacia atrás. Apenas oí el jadeo de Tyler sobre los gritos de mi tío mientras
aquellas diáfanas formas comenzaron a deslizarse a través de él como si
fueran de acero y él fuera líquido.

―Ya está. ―La voz de Marie cambió, el acento sureño reemplazado por
un eco misterioso que sonaba como miles de personas hablando a la
vez―. Haz tus preguntas. Él no irá a ninguna parte con ellos
sosteniéndole.

Hablé a través de la conmoción por lo que ella había hecho.

―Retíralos. Esto no es lo que queríamos.


La ceja de Marie se alzó.

―¿Cómo pensaste que aseguraría a tu tío? ¿Pidiéndole amablemente que


se quedara?

―¡No te dijimos que lo torturaras! ―estallé, la culpa estrellándose contra


mí con la nueva ronda de gritos de mi tío.

―Hice un trato para asegurar que este fantasma respondiera a tus


preguntas, y yo siempre cumplo mi palabra. Cuanto más tiempo esperes
para preguntarle, Reaper, más tiempo sufre tu tío.

Discutir más sería inútil. Ahora, la única persona que podría poner fin a
esto era Namjoon. Le lancé a mi tío una mirada suplicante mientras me
acercaba.

―Dinos lo que sabes sobre Madigan. Por favor.

Su cuerpo se inclinaba y estremecía mientras esas formas sin piedad


continuaban atravesándole. Jungkook miró hacia otro lado, con la boca
apretada. Qué bien sabía él por lo que mi tío estaba pasando.

―¿Cómo pudiste hacerme esto, Taehyung?

La angustiada acusación me desgarraba el corazón. Era demasiado inútil


pronunciar: ¡No quería hacerlo! Además, aunque esto no era lo que yo
hubiera querido, Namjoon había admitido condenar a Hoseok y los otros a
una muerte segura. Si sólo nos hubiera dicho la verdad, nada de esto
estaría sucediendo.
―Eso no importa ―me obligué a decir―. Responde la pregunta, o los
Remnants seguirán atravesándote hasta que no quede nada sino
ectoplasma.

Eso era una mentira. No podías matar lo que ya estaba muerto, como a
menudo había lamentado mientras perseguía a Kramer, pero Namjoon no
sabía eso.

―Entonces moriré ―dijo con voz rasgada, las palabras rotas por el
dolor―. Mejor... así.

¿Ni siquiera ahora divulgaría su secreto? La frustración me hizo morderme


el labio para no gritarle. No había sentido mis colmillos salir, pero por el
sabor de la sangre, lo habían hecho.

―No seas tonto ―dijo bruscamente Jungkook―. Los Remnants se


alimentan de dolor, por lo que a medida que aumenta tu sufrimiento,
también lo hace su fuerza para infligir más.

―Noooo.

Mi tío dejó salir la palabra con tal desesperación que mi control se rompió.

No podía soportar verlo así, y no podía hacerlo parar, como la expresión


pétrea de Marie me recordó.

―¡Dime lo que hizo el jodido Madigan! ¡Ahora!

―¡Experimentos genéticos!

Mi boca cayó por la respuesta. La de Namjoon lo hizo, también, antes de


que otro grito lo contorsionara en un manojo de agonía. Además del dolor,
algo más atravesó sus rasgos. Sorpresa, como si no pudiera creer que me
hubiera contestado la verdad.

―¿Experimentos genéticos de qué? ¿Humanos? ―presionó Jungkook.

Un gruñido seguido por una ristra de maldiciones fue su única respuesta.

Una vez más, me encontré mordiendo mi labio con frustración. Maldita


fuera la cabezonería de Namjoon.

―Contéstale ―espeté.

―No sólo humanos ―dijo Nam antes de que otra expresión de ¿Qué
demonios? cruzara su cara.

Marie comenzó a reír.

―Ah, ya veo.

Yo no lo veía. La única vez que había sido capaz de obligar a los


fantasmas a hacer lo que yo quería era cuando el poder de la tumba de
Marie corría por mis venas, pero me quede sin él hace mucho tiempo.

―¿Te importaría informar al resto de nosotros? ―le pregunté firmemente.

Su mirada fue de impaciencia y diversión a partes iguales.

―¿Cómo puede ser que muchos de los míos te teman cuando eres tan
ingenuo?

Antes de que pudiera ladrarle una respuesta, continuó.


―Murió mientras todavía poseías mis poderes, ¿verdad? ¿Y lloraste
mientras su espíritu dejaba su cuerpo?

No aprecié su tono de ¿no-es-obvio?

―¿No llora todo el mundo cuando un ser querido muere?

―Los mambos no ―dijo, usando la palabra por la que me llamó cuando


se dio cuenta de que absorbí sus poderes después de beber sangre de
no-muerto―. No a menos que quieran que la persona se quede.

―Pero él no se quedó ―dije, irá por el dolor de Namjoon afilando mis


palabras―. Murió.

―Y aun así aquí está ―replicó Marie con un gesto de sus dedos hacia
Namjoon―. Un fantasma. O más precisamente, tu fantasma.

____________________________________

CAPÍTULO 6

Sesenta días
―¿Qué quieres decir con su fantasma?

La misma pregunta resonó a través de mi mente, pero Tyler preguntó


primero. Quizás yo estaba todavía demasiado asombrado para responder.

―Es la sangre ―contestó Marie, señalando mi labio manchado de rojo. El


eco sobrenatural había abandonado su voz, y habló con su usual dulce
acento del sur―. La sangre desbloquea el poder de la tumba. Con ella, un
mambo puede levantar Remnants y transformar al recién fallecido en un
fantasma si el mambo derrama su sangre cuando la persona muere.

Me devané los sesos para recordar los últimos momentos de la vida de


Namjoon.

¿Había inadvertidamente derramado algo de mi sangre como ahora al


morder mi labio? No, había estado llorando demasiado.

La mirada compasiva de Jungkook coincidió con un destello de


comprensión.

Los fluidos de vampiro son rosas debido al limitado índice agua-sangre en


nuestros cuerpos, pero cuando Namjoon estaba muriendo, había llorado
tanto que mis lágrimas se habían vuelto escarlatas, manchando mi ropa y
el suelo al lado de la cama de Namjoon, donde estaba arrodillado, sin irme
siquiera cuando su corazón había dejado de latir...

―¿Puedes convertir a la gente en fantasmas? ―Tyler sonaba casi


asustado.

La culpa hizo mi voz rasposa.


―Ya no.

Entonces encontré la mirada de mi tío. Aunque viviera hasta los mil años,
no olvidaría la angustia que vi ahí, o la ira.

¡Tú me hiciste esto!, gritaba su expresión, y él ya no sufría el asalto


implacable de los Remnants.

Eso acabó, pero su suspensión entre este mundo y el siguiente no lo


haría. No era un espíritu que se había quedado porque aún tenía una
última tarea que lograr, como habíamos estado pensando estos últimos
meses. No, era uno de los pocos malditos que nunca podría cruzar, y era
por mi culpa. El hecho de que yo no supiera lo que estaba haciendo
cuando ocurrió era casi insignificante en comparación.

―Lo siento mucho.

Las palabras vibraron desde la más profunda de mis emociones.


Jungkook tomó mi mano, su agarre aunando fuerza y confort, pero no
sentía nada excepto el peso aplastante de mi culpabilidad. Ninguna
disculpa arreglaría esto, y todos aquí lo sabían.

Eso es por lo que mis siguientes palabras no fueron para rogar perdón y
también por lo que mantuve las lágrimas a raya.

Considerando lo que ellos habían hecho antes, sería sólo sal en la herida
ahora. En cambio, clavé los colmillos en mi labio inferior, contento del
dolor que permitió el instantáneo goteo de sangre.

―Dijiste no sólo humanos, Namjoon, entonces ¿sobre qué más hace


Madigan sus experimentos genéticos?
La mirada de sorpresa de Tyler coincidió con su pensamiento, "Eres un
hijo de puta FRÍO". No se daba cuenta que todo lo que me quedaba era
salvar a mis amigos, y Namjoon había demostrado que no estaba
dispuesto a renunciar a la información.

―¿Qué más?

El ruido que hizo Namjoon fue más un ladrido agonizante que una risa.

―Nada. Todo.

Sostuve la mirada de mi tío mientras dije las siguientes palabras.

―Te ordeno no irte hasta que haya acabado mis preguntas. ¿Entendido?

Su cabeza se sacudió afirmativamente. Mi siguiente mirada fue dirigida a


Marie. Permaneció erguida, y tras un gesto de sus dedos, los Remnants
dejaron a Namjoon, para rodearla como un halo retorcido y etéreo.

―¿Por todo te refieres a ghouls? ―preguntó ella a mi tío con voz sedosa.

Namjoon no contestó. Jungkook me miró. Apreté los dientes, mordí mi


labio otra vez y repetí la pregunta.

―Probablemente.

―¿Por qué no estás seguro? ―Esta vez vino de mí.

Namjoon se inclinó hacia delante, rodeándose con los brazos el torso


como si intentara protegerse de los Remnants que ya no estaban ahí.

―Cuando trabajábamos juntos, sólo éramos capaces de encontrar


cuerpos, pero esas cáscaras secas eran inútiles para los propósitos de
Madigan. Ninguno de nuestros operativos fue capaz de traer un
espécimen vivo... hasta Taehyung.

Mi culpa se echó atrás ante esa información. La expresión de Jungkook se


cerró y no necesitaba un espejo para saber que mi propia cara se había
endurecido en los mismos planos pétreos.

―Madigan y tú todavía trabajaban juntos cuando me trajiste a bordo.


―Una afirmación, no una pregunta. Namjoon la contestó de todos modos.

―No pensamos que te quedarías, así que mientras te teníamos,


intentamos aprender tanto como pudiéramos sobre tu dualidad de
especies.

―Oh, lo recuerdo ―le corté―. Me sacaste sangre cada semana, además


tenía más RMNs1* citologías y biopsias de las que podía contar *//rayos X,
TACs. RMN: Resonancias Magnéticas Nucleares. 2 TAC: Tomografía Axial
Computarizada.//*

Namjoon alejó la vista, su silueta vacilante durante un momento.

―Hey. ―Clavé los colmillos en mis labios, haciéndome sangrar―. No te


vas, te aseguro que aún no he terminado. Cuéntame más sobre esos
experimentos genéticos.

Namjoon devolvió la mirada hacia mí, su boca estrechándose en una línea.

―Era Madigan el que los hacía. Una vez que capturó vampiros y ghouls
para trabajar sobre ellos, su ámbito de aplicación se amplió, pero llegó a
un punto muerto intentando combinar códigos genéticos. Las células
humanas podían incorporarse a las de una especie o la otra, pero no a
ambas... hasta ti. Como mestizo, tus células eran las únicas compatibles
con ADN de vampiro y ghoul.

Madigan estaba convencido que hacer el mapa y duplicar tu código


genético podía crear una versión segura y sintética de ambos virus
vampiro y ghoul para convertir soldados normales en súper-armas. No le
creí, pero entonces sintetizó Brams.

―Espera, Brams venía de sangre de vampiro, no mía ―interrumpí.

Namjoon no dijo nada, aunque por la clara vergüenza de su expresión, no


necesitaba hablar.

―Cabrón mentiroso y manipulador ―gruñó Jungkook, avanzando hacia


él―. Si fueras sólido, te sacaría la perfidia a golpes aunque tomara toda
mi considerable fuerza.

Namjoon pasó una mano por su cabello gris, pareciendo más cansado de
lo que nunca le había visto.

―Madigan intentó fabricar Brams primero con sangre de vampiro, luego


con ghoul, pero falló. La completa transformación de humano a no muerto
cambió el código genético demasiado para que él lo manipulara. Sólo la
sangre de Taehyung, con su ADN humano y de vampiro entrelazado a
nivel celular, aunque no completamente transformado, era adecuado.

Marie miró a los Remnants todavía a su alrededor, elevando una ceja. Di


con la cabeza una enfadada negativa. No, no lanzaría esas criaturas de
vuelta sobre mi tío incluso si él había permitido un uso megalómano de mi
sangre para crear una droga secreta que sanaba huesos rotos y heridas
sangrantes como magia. Cuando Namjoon me habló al principio sobre
ello, me dijo que venía de filtrar los componentes de la sangre de no
muerto, así que la llamaríamos Brams en honor al escritor del vampiro más
famoso del mundo.

Parece que deberíamos haberla llamado Taehyungs por el mestizo más


crédulo del mundo. Pensaba que todas las extracciones de sangre y
pruebas eran porque Nam era paranoico sobre mí "volviéndome malvado"
por beber sangre de vampiro.

Poco sabía yo que Namjoon estaba en secreto haciendo tratos con el


diablo.

―¿Durante cuánto tiempo usó Madigan su sangre, células y tejido para


sus inmundos experimentos? ―preguntó Jungkook en tono seco.

No tuve que morder mi labio y repetir la pregunta. Namjoon parecía


ansioso por responder.

―Yo le cerré el grifo tan pronto como me di cuenta de que estaba


equivocado con Taehyung. No era corrupto como mi hermano...

―O tú ―añadió Jungkook.

―O yo ―concedió Nam con cansancio―. Así que cuando Madigan se


negó a echar marcha atrás en sus experimentos con él, le despedí del
programa.

Al fin, aquí estaba el origen de la enemistad entre los dos hombres. No me


extraña que Namjoon haya querido llevárselo a la tumba y más allá. Si
hubiera estado vivo mientras relataba esto, no creo que hubiera podido
evitar que Jungkook le matara, a juzgar por la rabia que irradiaba su aura.
―No te creo ―espetó Jungkook―. No despediste a tu socio en silencio
porque de repente recordaras tu conciencia. Madigan debe haber querido
algo verdaderamente horrible para que finalmente actuaras.

La mirada de Namjoon saltó hacia mí, entonces la apartó.

―No.

―Mentiroso.

La acusación no vino de mí, aunque lo pensé el instante antes de que


Marie lo dijera. Los ojos color avellana de la reina vudú se clavaron en
Namjoon como láseres gemelos.

―Miente otra vez, fantasma, y liberaré a mis siervos.

Nam miró a los Remnants y tembló. Sus bocas estaban obscenamente


abiertas, y comenzaron a correr alrededor de Marie como si no pudieran
esperar a lanzarse sobre él de nuevo. Dexter gimió mientras se escondía
detrás de las piernas de Tyler. Incluso el perro tenía miedo de ellos.

Mi tío abrió la boca... y nada salió. Entonces, con un temblor final, cuadró
los hombros y extendió los brazos.

Déjales venir, casi gritaba su postura.

Mordí mi labio tan fuerte que los colmillos lo atravesaron.

―¿Qué más quería hacer Madigan, Namjoon? ¿Cosechar mis órganos?


¿Vivisección? ―Esas eran las cosas más horribles que se me ocurrieron,
pero cuando su cabeza se alzó y su expresión era una mezcla de
vergüenza absoluta y un ruego de comprensión, supe que era peor.
―Quería utilizarte para fecundar forzosamente, para producir más sujetos
de prueba con tu ADN compatible con tres especies, pero tan pronto
como lo sugirió, le eché...

Sentí la grieta en los escudos de Jungkook justo antes de que la urna


atravesara a Namjoon y estallara en la pared detrás de él. Aunque había
sido lanzada con suficiente fuerza para enviar una nube de cenizas a
través de las piezas rotas, ninguno de nosotros la había tocado, los ojos
de Marie se ampliaron mientras miraba alrededor. Entonces una lenta
sonrisa se extendió por sus labios.

―Interesante ―dijo, mirando fijamente a Jungkook.

―Más bien raro cuando hace eso ―murmuró Tyler a nadie en particular.

A Jungkook no parecía importarle haber descubierto ante Marie sus


habilidades telequinéticas. Su mirada era toda para Namjoon mientras
clavaba un dedo en dirección a mi tío.

―Mereces permanecer como un fantasma para siempre.

―Yo... yo no lo hice ―comenzó Namjoon.

―Cállate ―tronó Jungkook.

El suelo en realidad comenzó a temblar cuando bajó sus escudos y el


completo peso de su encendida furia rompía en la habitación.

―Permitiste que Madigan viera lo valioso que él era para su plan de


súper- soldados, entonces despertaste su apetito negándote a permitirle
acercarse a él durante años. ¡Sangriento infierno, él es un vampiro por
completo ahora, y todavía sigue obsesionado con él! Pero tú lo sabías
cuando corrió a tomar tu trabajo tras tu muerte, y aun así te negaste a
divulgar la verdad, así que ahora no tienes permitido defenderte.

No hablé tampoco, todavía aturdido por esta bomba. Mi relación con


Namjoon siempre había sido complicada, es verdad. Cuando nos
conocimos, me chantajeó para que trabajase para él. Fue sólo después de
descubrir que estábamos emparentados que supe la razón de los
prejuicios de Nam contra los vampiros.

Max, mi padre, había asesinado a sus propios padres después de


convertirse en un vampiro. Durante décadas, Namjoon había culpado de
las acciones de su hermano al vampirismo antes de finalmente admitir que
Max había sido un imbécil retorcido cuando era humano, también.

―Hazle decirte dónde está, Gatito. ―El tono duro de Jungkook me sacó
de mis pensamientos.

―¿Dónde está qué?

―Las instalaciones que Madigan usaba para trabajar. ―Comenzó a dar


vueltas alrededor de mi tío, deteniéndose sólo para extraer un trozo de la
urna de Namjoon de debajo de su bota.

―No estaba trabajando en tu antiguo recinto ―continuó Jungkook―.


Conocías cada centímetro de ese lugar, sin mencionar que lo habría leído
de los pensamientos de alguno de los empleados. Así que, ¿dónde estaba
Madigan llevando a cabo sus experimentos? Probablemente, sea donde
Hoseok y los otros están ahora.

―¿Dónde? ―pregunté a Namjoon, rasgando mi labio mientras dije esa


única palabra.
―Charlottesville, Virginia, en la vieja fábrica de suministros de fontanería
en Garrett Street, pero ha estado vacía durante años.

―Lo comprobaremos de todos modos ―afirmó Jungkook―. Nunca


abandonó su proyecto favorito como su interés en Taehyung y mi gente
desaparecida atestiguan.

Marie alzó las cejas, otro gesto de sus dedos hicieron que los Remnants
desaparecieran como succionados por un torbellino invisible. Entonces se
acercó, su movimiento de alguna forma más amenazante por lo relajada
que parecía.

―Cuando encuentres esta instalación, necesitas cerrarla y eliminar a todo


el que esté asociado a los experimentos.

―Oh, tengo intención de hacerlo ―dije, aún dividido por la culpa por lo
que le había hecho a Namjoon y la rabia por lo que él había permitido que
Madigan me hiciera.

―Las intenciones no son suficientemente buenas. Tienes sesenta días.

―¿Qué? ―espeté―. Ni siquiera estamos seguros de dónde está esta


instalación. Además, Madigan ha trabajado en operaciones encubiertas
durante décadas. ¡Podría tener laboratorios secretos y bases por todo el
país!

―Exactamente ―dijo Marie.

Entonces apuntó hacia mí, y no creo que fuera un accidente que lo hiciera
con el dedo con el anillo de invocar a los Remnants.
―No soy la única que no tolerará a humanos intentando crear súper-
soldados mezclando nuestros códigos genéticos ―continuó Marie―. Si
no has destruido esta operación por completo en sesenta días, asistiré al
Consejo Guardián para eliminarlos por otros medios.

―¿Ustedes tienen un consejo? ―preguntó Tyler pareciendo intrigado.

No contesté. Estaba demasiado ocupado traduciendo lo que eso


significaba.

"Tierra arrasada" sería una amable descripción de lo que quedaría si Marie


y el cuerpo de reglas de los vampiros se ocupaban de esto. No pararían
hasta matar a Madigan y sus científicos locos... destruirían a todos, hasta
el último oficinista o jardinero. Eso significaría cientos de empleados, sin
mencionar a mis amigos, si todavía estuvieran vivos.

Y tal masacre podría provocar que los líderes mundiales que lo sabían
dejaran de hacer la vista gorda ante la existencia de ghouls y vampiros.
Marie sabía esto, pero ella y los Guardianes de la Ley se arriesgarían para
asegurarse que la fusión de especies cruzadas nunca se convirtiera en
una realidad. Después de todo, los vampiros y ghouls casi habían peleado
en dos ocasiones antes sobre la posibilidad de que una persona pueda
ser mitad vampiro y mitad ghoul al mismo tiempo. La última vez, esa
persona había sido yo, y sólo mi conversión en un vampiro completo
había impedido tal guerra. Madigan, el tonto arrogante, no tenía ni idea del
nido de avispas que había despertado, y si teníamos mucha suerte,
moriría sin llegar a saberlo.

Naturalmente, necesitaríamos mucho más que suerte, como la


desalentadora mirada que Jungkook me lanzó me recordó. Me quedé
mirando a Marie, sin saber cómo detendríamos esto en el tiempo
asignado, sólo sabiendo que teníamos que hacerlo.
―Imagino que eso significa que te veremos en sesenta días.

Su sonrisa era delgada.

―Eso espero, Reaper, por el bien de todos nosotros.

CAPÍTULO 7

Genéticamente diferente

La caravana olía como un restaurante italiano que ha sido invadido por


drogadictos. No hace falta decir que no quería hablar con mi tío en ese
momento, así que si Namjoon tenía intenciones de viajar a Charlottesville,
lo iba a hacer por la línea de luz. Teníamos suficiente ajo y hierba para
contener a un ejército etéreo. Tyler tampoco iba con nosotros para
investigar el antiguo recinto de Madigan. La médium estableció que
Dexter y él se quedaban fuera de esto, una sabia decisión. Me dejaba
también una persona de confianza con la que dejar a Helsing. Mi gato
había gastado probablemente ocho de sus nueve vidas en las otras
batallas en las que había participado. No iba a abandonarlo en la que
podría convertirse en la más peligrosa hasta ahora.

No fuimos directos desde Nueva Orleans hasta Charlottesville. Nos


detuvimos en Savannah, Georgia, primero. Conociendo a la persona a la
que íbamos a recoger, esperaba que la dirección que nos había dado nos
llevara a una mansión o un club de striptease, pero en cambio acabamos
en una casa modesta cerca del parque Forsythe.

―El sistema de navegación debe habernos perdido ―murmuré.

Entonces la puerta se abrió, y un vampiro alto y de cabello rojizo apareció.


Se detuvo para soplarle un beso a la despeinada rubia que se demoraba
en la puerta a pesar de llevar sólo una toalla.

―Ten esa espátula preparada cuando vuelva ―le canturreó Jackson.

―Ni siquiera quiero saber qué significa eso ―fueron mis primeras
palabras cuando se metió a la caravana.

Jackson chasqueó la lengua mientras se colocaba en el asiento detrás de


nosotros.

―¿No? Qué vergüenza, Jungkook. Casado tanto tiempo, ¿y no has


azotado a tu hombre con una espátula metálica todavía?

Me había acostumbrado a la asunción de Jackson de que todo el mundo


era tan pervertido como él, así que no vacilé.

―Preferimos batidores para nuestros juegos con utensilios de cocina


―dije con cara seria.

Jungkook ocultó su sonrisa tras la mano, pero Jackson miró intrigado.

―No he intentado eso... oh, estás mintiendo, ¿verdad?

―¿Eso crees? ―le pregunté con un resoplido.


Jackson dio un suspiro de exagerada paciencia y miró fijamente a
Jungkook.

―Estar relacionado con él a través de ti es una verdadera prueba.

Esta vez, Jungkook no intentó ocultar su sonrisa.

―Eso es por lo que puedes elegir a tus amigos pero no a tu familia, primo.

Una emoción apareció en la cara de Jackson antes de que la cubriera con


su habitual sonrisa afectada de soy un dolor en el culo y estoy orgulloso
de ello. Si fuera alguien más, juraría que era alegría infantil por oír a
Jungkook llamarle "primo".*

**//Grité tambien añsñaksd al parecer nos perdimos de algo en algún spin


off de algún personaje, recuerden que esta es una saga larga.//

Eventos recientes habían revelado su conexión humana largamente


perdida, convirtiendo a Jungkook tanto en el maestro vampiro de
Jungkook como en su único pariente sanguíneo vivo.

Eso significaba que nunca me libraría de él. Claro que, considerando lo


que mis parientes sanguíneos habían hecho, Jackson era casi un santo en
comparación.

―No dijiste demasiado cuando me llamaste, ¿así que cuál es la crisis está
vez? ―dijo Jackson arrastrando las palabras, sonando aburrido.

Jungkook expuso el plan de Madigan para crear súper-soldados


mezclando ADN de vampiro, ghoul y humano. Cuando acabó, Jackson ya
no parecía como si estuviera luchando contra un bostezo.
―Tan pronto como escuché que los humanos estaban clonando ovejas,
esperaba que este día llegara. Debería haber imaginado que estarías
completamente involucrado, Reaper.

―Nuestra prioridad es eliminar el programa mientras minimizamos el daño


colateral ―dije, luchando contra una punzada de dolor mientras añadía―:
Y rescatar a nuestros amigos, si todavía están vivos.

Jackson gruñó.

―Eso no es todo. Si Madigan tuvo éxito, también tendrás que destruir


cualquier fruto de su trabajo.

Estaba contento de que Jungkook estuviera conduciendo porque eso hizo


que cada músculo de mi cuerpo se congelara. Había estado tan
preocupado por las consecuencias de potenciales especies mezcladas
que no había considerado lo horribles que serían las repercusiones si ya
hubiera ocurrido. Si los vampiros o ghouls descubrieran que sus atributos
más fuertes podían ser sintetizados, luego añadidos a cualquier miembro
de la raza humana, su reacción sería brutal. No sería la Tercera Guerra
Mundial, sería la Guerra Mundial V y G.

―Tienes razón. ―Mi voz era un graznido―. Si ya ha hecho soldados


genéticamente mezclados, deberán ser eliminados antes de que las
naciones de vampiros y ghouls se den cuenta de que es posible.

U otros gobiernos intenten hacerlo por sí mismos.

No dije eso en voz alta, pero aun así quedó suspendido en el aire. De
repente, la fecha límite de sesenta días de Marie parecía generosa.
―Podría no llegar a eso, Gatito ―dijo Jungkook, expandiendo su aura
para envolver una suave banda alrededor de mis emociones―. Con suerte
Madigan está todavía en la etapa de ratas de laboratorio.

―Eso espero ―murmuré.

Si no, me ponía en la posición de ejecutar a gente por el crimen de ser


genéticamente diferente, un cargo del que yo sería culpable desde el día
en que nací. ¿Podía realmente hacerlo?, me pregunté.

La pregunta más preocupante era, ¿qué pasaría si no pudiera hacerlo?

***

Charlottesville, Virginia, me recordaba a una versión más grande de la


ciudad en la que Jungkook y yo vivíamos. Estaba localizada también en
las Montañas Blue Ridge, y la vista de sus cimas nubladas me provocó
una punzada de anhelo.

Crecí entre las suaves colinas de la rural Ohio, pero desde la primera vez
que vi las montañas, sentí que eran como un hogar para mí.

Allí es donde deseaba estar justo ahora. En casa con Jungkook, rodeados
de montañas que parecían mantener al resto del mundo aparte. Los
pasados meses de relativa tranquilidad me habían mostrado lo que la
mayoría de la gente llama una vida normal, y para mi gran sorpresa, me
encantó. En casa, los únicos objetos de metal afilados que manejaba eran
para el nuevo jardín que había plantado, y los únicos gritos que oía eran
los maullidos de Helsing si el gatito sentía que no estaba recibiendo
suficiente atención.
Solía tener prisa por ir de caza, pero por mucho que quería a Madigan
muerto, si hubiera podido matarle yo mismo para que todo esto acabara,
lo habría hecho. Sin dudarlo un segundo.

Quizás esto era lo que la gente llamaba volverse viejo. O quizás, después
de tantos años de "cazar, matar, reagruparse y repetir", me daba cuenta
de que no me quedaba nada más que probar, ni a mí ni a nadie más. El
odio a los vampiros ―y a mí mismo― me había puesto en este camino
letal a los dieciséis años. Gracias a Jungkook, todo ese odio se había ido
hace tiempo, y la existencia había sido reemplazada por una vida real.

Quería volver a esa vida, y sólo una cosa se interponía en mi camino.

Madigan. Mi mandíbula se apretó. Gracias a él, no había acabado de


cazar y matar todavía. Dejamos la caravana en un área boscosa y
alquilamos un sedan de apariencia normal para nuestro reconocimiento.
Entonces esperamos hasta que oscureció para rodear Garrett Street,
conduciendo hasta pasar la antigua fábrica de suministros de fontanería
tan lentamente como pudimos sin despertar sospechas.

Como Namjoon había predicho, el edificio parecía estar abandonado. Sin


coches en el estacionamiento, sin luces en el interior, y las cámaras de
seguridad no estaban operativas. Eso, o alguien debería ser despedido ya
que las lentes de dos de ellas estaban rotas hasta el punto de ser inútiles
para la vigilancia.

―Parece que nadie ha usado este sitio durante años ―comentó Jackson.

Tal y como dijo Namjoon. La decepción me inundó. ¿Ahora qué?

―No tenemos tiempo para esperar hasta que Madigan finalmente salga
de su viejo recinto ―dijo Jungkook.
―Aunque disfrutaría atrapándole y torturándole hasta obtener de él la
verdad, tenemos una fecha límite, y podrían pasar semanas antes de que
deje la seguridad de esas instalaciones.

―Incluso si tenemos suerte y las dejara mañana, sería obvio quién le


secuestró si Madigan "desapareciera" tan poco tiempo después de que
fuimos a verle ―añadí.

Tampoco podíamos irrumpir en mi antiguo recinto para capturarle por esa


misma razón. Si lo hiciéramos, estaríamos mostrando nuestra mano a
aquel con el que Madigan estaba involucrado, y por lo tanto, dando a esa
persona una oportunidad para cambiar su base de operaciones. O
incrementar su seguridad.

No, el elemento sorpresa era nuestra única ventaja. Gracias a Dios que
Madigan no sabía que Namjoon se había convertido en un fantasma. Por
lo que concernía a Madigan, no teníamos forma de descubrir sus
intenciones de mezclar especies, no dándole ninguna razón para ser más
paranoico sobre protegerse más de lo que ya estaba. Hasta el día en que
me mostrara para matarle, así es como pretendíamos mantenerlo.

―Podemos intentar alguna de las otras bases que Namjoon y yo


usábamos como

casas seguras ―comencé, sólo para obtener un repentino "¡Shh!" de


Jungkook para

silenciarme.

Miré alrededor, sacando un cuchillo de plata. Nada se dirigía hacia


nosotros, y mis sentidos no se habían alertado ante ninguna energía
sobrenatural, así que, ¿qué era?
Jackson también miró alrededor antes de encogerse de hombros como si
dijera, "Ni idea".

Miré de vuelta a Jungkook. Un ceño fruncía sus cejas, y su cabeza estaba


inclinada hacia un lado.

―¿Has oído eso? ―preguntó suavemente.

Envié mis sentidos hacia fuera. Ruido del tráfico cercano competía con

sonidos de los restaurantes y otros negocios a lo largo de la calle, pero


ninguno de

ellos sonaba amenazante.

―No oigo nada fuera de lo normal ―murmuró Jackson.

―No tú ―dijo Jungkook con un deje de disculpa―. Tú, Gatito.

¿Yo? Qué podría yo oír que Jackson no pudiera... oh, cierto. Aparté los
sonidos audibles para concentrarme en el zumbido de pensamientos por
debajo. Después de un momento, trozos de oraciones se deslizaron en mi
mente. La mayoría de las áreas pobladas a lo largo de la calle, pero unas
pocas parecían ser transmitidas desde otro lugar.

Debajo del edificio en ruinas que habíamos estado observando.

Jungkook comenzó a sonreír.

―No cerraron las antiguas instalaciones de Madigan. Las trasladaron más


abajo.
CAPÍTULO 8

Todo lo que me importa

Mi amigo Vlad me dijo una vez que a prueba de sonido no significaba a


prueba de mentes porque la telepatía viaja a través incluso de las paredes
más gruesas. Lo que significa: Cualquier oficial de gobierno que haya
respaldado secretamente a Madigan después de que Namjoon lo
despidiera había sido cuidadoso. Incluso con los sentidos
sobrenaturalmente agudizados de un vampiro, nada visible o audible nos
daba un indicio de que el antiguo laboratorio estaba todavía operativo,
aunque a cuatro plantas por debajo de su ubicación original. Sólo la
habilidad de Jungkook y mía de leer mentes nos dio la pista; aunque si no
fuera por él, podría habérmela perdido de todos modos.

Seguimos los pensamientos de un empleado en la entrada de la


instalación, oculto en el ascensor de un estacionamiento a dos bloques de
distancia. Aprieta uno de los cuatro botones disponibles, y obtienes el
nivel del estacionamiento indicado, pero mantienes el primero y el tercer
botón pulsados al mismo tiempo, entonces introduces un código y
desciendes varios niveles hasta un túnel secreto que conecta las dos
localizaciones.

Alguien que pusiera tanto esfuerzo en ocultarse no escatimaría en


vigilancia, así que no intentamos capturar al empleado allí. En cambio,
Jungkook esperó al otro lado de la calle antes de seguir al joven rubio con
gafas que subió a su vehículo y se marchó. Jackson y yo fuimos a pie,
esperando en lados opuestos de la calle. Sin importar qué camino tomara,
nos pasaría a uno de nosotros.

Tuve la suerte de que pasara por mi lado y lo aproveché rompiéndo mi


zapato y fingiendo tropezar en medio de la calle. El coche del joven se
detuvo con un chirrido a sólo unos centímetros de donde estaba
agachado.

―¿Qué demonios, señor? ―espetó, bajando la ventanilla.

Mantuve la cabeza baja para que el cabello ocultara mi cara. ¿Quién sabe
si Madigan había hecho circular mi foto entre sus empleados?

―Mi tobillo ―dije con voz agitada―. Cre... creo que está roto.

Una bocina sonó detrás de él, e hizo un ruido de exasperación.

―Roto o no, tienes que salir de la calle.

Me levanté, todavía manteniendo el cabello en mi cara, y entonces me


desplomé con un grito falso cuando puse peso sobre el tobillo.

―No puedo ―gemí.

Unas pocas personas miraban desde la acera, pero ninguna de ellas se


ofreció a ayudarme. Dios bendiga la indiferencia de la sociedad. Si no
hubiera estado bloqueando la carretera, el empleado de Madigan habría
estado igualmente despreocupado, como sus pensamientos revelaban,
pero yo era un obstáculo que necesitaba ser eliminado. Con un resoplido
de irritación, salió de su coche y vino hacia mí.
―Dame la mano, te...

Eso es todo lo que dijo antes de que le golpeara con mi mirada, notando
con alivio que sus ojos se pusieron vidriosos inmediatamente. Había
estado medio preocupado de que Madigan hubiera adoctrinado a sus
empleados contra el control mental dándoles sangre de vampiro.

―No hables. Entra en el coche, en el lado del acompañante ―dije en voz


baja y resonante mientras subía al asiento del conductor. El empleado
rubio obedeció, deslizándose en el asiento al lado del mío sin una palabra.

Unos jadeos sonaron de las personas que miraban este giro de los
acontecimientos, pero entonces Jackson se acercó furtivamente al grupo.

―Mío, mío, mío ―dijo mientras recogía los móviles de los espectadores,
mostrando su propia mirada hipnotizadora para detener las instantáneas
protestas.

Ahora, al menos, no tendríamos que preocuparnos sobre un vídeo de esto


acabando en internet.

Aceleré sin esperar a Jackson. Él sabía dónde íbamos. Conduje lo


suficientemente lejos para abandonar el coche en un área oscura y
desierta antes de tirar del empleado rubio y elevarnos en la noche.

Demasiado tarde, me di cuenta de mi error. Había ordenado al hombre


que no hablara; no le había ordenado que no se asustara. Cuando
estábamos a un kilómetro de distancia, algo cálido traspasó mis vaqueros.
Una mirada hacia abajo confirmó mis sospechas.

―Eww, ¿te has meado sobre mí?


El chorreador no contestó, por supuesto. Le alejé tanto como pude sin
dejarlo caer, ordenándole tardíamente que no tuviera miedo. Dejó de
hiperventilar, pero la mancha delante de su pantalón seguía creciendo.
Parece que una vez que el grifo se abría, no pararía hasta que estuviera
vacío. Para empeorar las cosas, sin importar hacia donde lo girara, una
mancha húmeda seguía acercándose a mí.

Jackson se reiría hasta la locura cuando viera esto.

Apreté los dientes y me centré en dónde estaba, contento de que el viento


mantuviera el olor apartado de mí.

Orientarse a vista de pájaro era difícil ya que las señales de la calle eran
ilegibles desde esta altura, pero después de un par de ajustes, aterricé en
el césped cerca de nuestra caravana, levantando sólo un poco de tierra
con el impacto.

―Estás mejorando, Reaper ―apuntó una voz con acento inglés detrás de
mí―. Aunque te ha llevado bastante tiempo.

Maldita sea, Jackson ya estaba aquí. Me preparé en cuanto salió de


detrás de la caravana. Olió, arrugando la nariz. Luego miró sobre mí y mi
rubio cautivo, sonriendo.

―¿Te las arreglaste para participar en una lluvia dorada por el camino?
Qué lujurioso. Estoy impresionado.

―Ahórratelo ―dije encrespado, liberando a Chorreador y ordenándole


que no corriera. Ya que también le había ordenado que estuviera en
silencio y no se asustara, permaneció ahí, sus pensamientos
transmitiendo sólo curiosidad por estar atrapado en el bosque con dos
criaturas de ojos brillantes.
Le transmití todo el peso de mi hipnótica mirada antes de hablar otra vez.

―Cuando te haga una pregunta, contestarás con nada más que la verdad,
¿entiendes?

Un firme asentimiento mientras la palabra "Sí" cruzó su mente.

―¿Cómo te llamas? ―fue mi primera pregunta. No podía seguir


llamándole

Chorreador aunque mi pantalón fuera la prueba de la exactitud del apodo.

―James Franco.

―¿Como el actor? ―No pude evitar preguntar.

Su expresión se transformó en una sonrisa.

―Sí, pero más pobre y más feo.

No quería que James me resultara divertido. Con su trabajo, esto no


parecía que fuera a acabar bien.

―No hables a no ser que sea para contestar mis preguntas ―dije con voz
dura―. ¿Sabes lo que somos?

―Sí.

Una réplica seca esta vez. Di un brusco asentimiento.

―Bien, eso ahorra tiempo en explicaciones. Ahora, ¿sabes quiénes


somos?
―No.

Imagino que no habría necesitado esconder mi cara antes.

―¿Alguna vez has oído el nombre Kim Taehyung?

―No.

Jackson y yo intercambiamos una mirada sorprendida. Los pensamientos


de James eran algodonosos debido al control mental que había aplicado
sobre él, pero eran acordes a su respuesta, no es que yo creyera que
estuviera fingiendo estar hipnotizado.

―¿Qué haces en tu trabajo? ―Sería mala suerte haber capturado un


chupatintas que no tenía ni idea...

James comentó a detallar una complicada descripción del análisis del


ADN, corte de genes y genética de cruce de especies. No entendí la mitad
de lo que dijo, pero la esencia estaba clara: Estaba justo en medio de los
experimentos de Madigan.

―¿Tienen tus instalaciones gente como yo atrapada? ―pregunté,


dejando al descubierto mis colmillos para enfatizar.

―No.

―¿Por qué mierda no? ―espeté con frustración. Si Hoseok y Daniel no


estaban

ahí, entonces JiHoon y Sehun tampoco lo estaban. ¡Maldita sea, esta


había sido nuestra mejor pista!
―Los sujetos de prueba se encuentran en otros lugares ―replicó James a
mi

pregunta retórica.

―¿Dónde? ―preguntó Jackson antes de que yo pudiera.

James parpadeó.

―No tengo autorización para esa información.

Jungkook caminó al claro justo cuando agarraba a James por los


hombros y lo levantaba de sus pies, casi sacudiéndole por mi repentina
ola de esperanza.

―¿Quién las tiene?

Las dos palabras salieron espaciadas por mi vehemencia, pero


simplemente

se ganaron otro lento parpadeo.

Entonces James habló, y mis recién nacidas esperanzas fueron


aplastadas.

―Sólo el viejo, el director Madigan.

***

Tiré para abrir la diminuta puerta de la ducha, y maldije cuando la


arranqué.
En mi humor de perros, había olvidado controlar mi fuerza, un error de
novato que no había cometido en años. Lo próximo sería mostrar los
colmillos a un turista y decirle con mal acento europeo que quería beber
su sangre.

―No todo está perdido, Gatito. Jungkook apareció en el diminuto


dormitorio de la caravana. Me envolví una

toalla alrededor y le lancé una mirada hastiada.

―Eres famoso por tu honestidad, así que las cosas deben estar bastante
mal si me estás mintiendo para hacerme sentir mejor.

Una sonrisa se dibujó en sus labios.

―No miento, amor. James sabe más de lo que cree.

Me acerqué al estrecho armario y elegí otro traje, mirando detrás de mí


para asegurarme de que Jungkook había cerrado la puerta antes de dejar
caer la toalla. Jackson espiaría descaradamente por un espectáculo
gratuito, con lazos familiares o sin lazos familiares.

―Aparte de dañar a mi cerebro con las complejidades del código


genético y empalme de ADN, no veo cómo su conocimiento nos ayudará
a encontrar a nuestros amigos. Si Madigan no los ha matado todavía.

Por las lujuriosas miradas que Jungkook dirigía a ciertas partes de mi


cuerpo, no estaba por encima de admirar un espectáculo gratuito,
tampoco, a pesar de la seriedad del tema.

―Mientras te duchabas, James reveló que nuevas muestras de sangre se


envían al edificio cada dos semanas para pruebas. La última hace ocho
días, así que pronto llegará una nueva. Ese mensajero tendrá la
información de dónde viene, y encontraremos la instalación a partir de ahí.

―¿Crees que Madigan es lo suficientemente tonto para poner una


dirección de remitente en la etiqueta de FedEx?

Mi pregunta fue brusca para cubrir la chispa que titilaba en mi interior. Por
favor, Dios, deja que esto funcione, no tenemos nada más... Jungkook
tomó la ropa que iba a ponerme y la echó a un lado.

―No, pero el mensajero o bien procederá de la instalación, o nos dirá de


quién recibió el paquete. Eso nos dirigirá a Hoseok y los otros, Gatito, te lo
prometo.

Entonces me atrajo hacia él, con su boca inclinada sobre la mía. Uno a
uno, los botones de la camisa se abrieron hasta que nada más que dura y
lisa carne se frotaba contra mi piel desnuda. Mi gemido se convirtió en un
grito ahogado, en la demanda de un beso, y cuando sus escudos cayeron
y la lujuria se derramó sobre mis emociones como caramelo caliente, me
estremecí.

―Jackson ―dije.

Una risa vibró contra mis labios.

―No le apetece unirse a nosotros, lo siento.

Empujé contra su pecho, pero no se movió.

―Nos oirá ―dejé salir antes de que la boca de Jungkook me robara la


voz.
Entonces su mano me robó la razón cuando se deslizó entre mis piernas,
acariciando la carne que se hinchó y palpitó bajo su toque.

Otra risa, ésta claramente malvada.

―Sí, así que no seas tacaño con los cumplidos.

Tenía la intención de discutir más. Entonces su mano no fue la única


acariciándome. El poder recorrió mi cuerpo en deliciosos cosquilleos,
haciendo que mi carne ronroneara antes de asentarse en partes más
sensibles con sensuales intenciones. Apenas noté cuando Jungkook me
deslizó sobre la cama, su cuerpo cubriendo el mío antes de que mi
espalda golpeara el colchón. En el momento en que su boca quemaba mi
estómago y se metía entre mis muslos, no me importaba que Jackson nos
oyera.

Todo lo que me importaba era que Jungkook no se detuviera.

CAPÍTULO 9
El punto es que soy impresionante

La mujer vestía un uniforme de UPS, pero su plano sedan y pensamientos


revelaron que trabajaba para otro empleador. Aun así, si Jungkook y yo no
hubiéramos tenido sentidos como láseres en todo el mundo que entraba a
ese garaje, habríamos saltado justo sobre ella.

Para comenzar, estacionó en la acera en lugar del interior del garaje


incluso aunque ahí es donde se estaba dirigiendo. Por otra parte, todo en
ella parecía diseñado para ser olvidable, desde su pantalón corto, cabello
deslustrado, hasta su constitución promedio y sus facciones agradables y
aun así planas. Vístela en otro uniforme, y podría servirte panqueques en
el desayunador sin una vez picar tu curiosidad, aun sus pensamientos
estaban en completo contraste a su apariencia.

Tomó nota de sus alrededores con precisión militar al igual que yo trabajé
duro en mis hombres cuando lideraba mi antigua unidad.

Nunca caería por la actuación del zapato roto en la calle. Me habría


atropellado primero y comprobado para ver si era una verdadera amenaza
más tarde.

Lo que significaba que necesitábamos un nuevo plan.

―Necesitamos cambiar tácticas ―declaró Jungkook, haciendo eco de


mis preocupaciones.

Le di a la luz del sol una mirada frustrada. ¡Si solo hubiera caído la noche!
Con la cubierta de la oscuridad, podríamos raptarla y volar lejos con la
mínima oportunidad de alguien dándose cuenta. Pero revelar nuestra
especie a la humanidad con una salpicadura de secuestro sobrenatural en
medio de la luz del día haría nuestro actual predicamento parecer leve en
comparación. Había una razón por la que los vampiros permanecieron en
sus ataúdes metafóricos por milenios. Cualquiera que amenazaba el
secreto de nuestra existencia terminaba muerto de forma dolorosa y sucia
por los Guardianes de la Ley.

―Podríamos seguirla a casa, tomarla allí ―sugerí.

―No vive en los alrededores de aquí ―una voz ronca y espesa declaró
desde el asiento trasero.

Jackson. Casi había olvidado que estaba aquí, probablemente porque


había estado tomando una siesta las últimas siete horas mientras
Jungkook y yo vigilábamos el garaje. Ahora estaba sentado encorvado,
deslizando su antifaz para dormir de satín negro a la línea de nacimiento
del cabello―. Vive cerca del punto de recogida, no de la localización de
retorno ―continuó, parpadeando a la brillante luz del sol corriendo en
nuestro auto―. ¿Quién es?

―La morena vistiendo el uniforme de UPS ―dije, señalándola mientras


caminaba enérgicamente hacia el elevador. Desde nuestras posición,
estacionados en la cima de una colina al otro lado de la calle, teníamos
una buena vista del garaje de varios niveles, que era el por qué elegimos
el lugar.

Jackson miró hasta que desapareció dentro del elevador. Luego miró de
nuevo hacia mí.

―No te preocupes muñeco. La conseguiré.


―Necesitamos hacer esto con discreción. Si quisiera hacer una escena
colosal, me gustaría simplemente arrastrarla pateando y gritando ahora
―dije, sin agregar, "idiota" solo porque era familia.

―Ella vendrá sin problemas ―dice Jackson con confianza.

―Tú no puedes hacer lo de los ojos verdes en el elevador, habría


vigilancia de video. Así que será en el garaje ―repliqué.

―No necesito eso ―dijo Jackson, parpadeando esmeralda en su mirada


turquesa por una fracción de segundo―, cuando tengo esto.

Con un golpe casual de su mano, arranco la camisa abierta, causando


que los botones volaran por todas partes. Con otro movimiento se liberó
de su antifaz tirándolo lejos. Finalmente, sus dedos peinaron su cabello
largo hasta el hombro y sonrió a su reflejo en el espejo retrovisor.

―Soy, después de todo, irresistible.

No pude contener mi bufido.

―Me resistí a ti el día que nos conocimos, ¿o no me recuerdas estacando


un cuchillo en tu pecho?

Jackson sonrió con una malicia perezosa.

―Lo recuerdo, pero pareces haber olvidado que me besaste primero. Y lo


disfrutamos a fondo.

Atrapado fuera de guardia, me ruborice. ¡Oye, había estado célibe por más
de cuatro años en ese momento, no estaba pensando con claridad!

―Jackson ―advirtió Jungkook.


Él ondeó una mano.

―Deja de gruñir, Jeon. Estoy por encima de mi vieja atracción por tu


esposo, pero el punto es que soy impresionante.

Con eso, se bajó del auto y se acercó con su camisa abierta aleteando
detrás de él como mini capas gemelas.

―Vuelve aquí ―siseé, no grité solo porque estábamos tratando de estar


de incognito.

Jackson sopló un beso sobre su hombro y siguió caminando, dirigiéndose


por la colina hacia el garaje. Jungkook sostuvo mi mano cuando había
abierto la puerta del auto para ir detrás de él.

―Deja que lo intente, Gatito. Los anzuelos funcionan mejor cuando están
cebados.

Lo hacían, pero la mensajera que salía era demasiado astuta para morder
este particular pedazo de cebo. Solo esperaba que Jackson no soplara
nuestra cubierta después de que su pecho desnudo pavoneándose
lograra barrerla.

―Para que conste, traté de detener esto ―dije sombríamente. Luego giré
mi atención de regreso a Jackson.

El sol de la tarde le dio a su cabello de tono cobrizo reflejos dorados y se


aseguró que las fuertes líneas de su pecho y abdomen estaban en
completa exhibición cuando a su paso mantuvo su camisa ondulando
detrás de él. A regañadientes, tuve que admitir que muchas cabezas
giraron, y más que unos cuantos autos ralentizaron cuando conductoras le
dieron una segunda, tercera, y cuarta mirada. Jackson respondió con una
sonrisa deslumbrante, haciéndolo parecer casi angelical ante cualquiera
que no supiera que era un hijo de puta sin conciencia.

Cuando cruzó la calle, dio un tirón en su cinturón y tuvo a sus vaqueros


estableciéndose incluso más abajo en sus caderas. Otro par de
centímetros, y estaría deslumbrando con la hendidura de la ingle, y desde
las miradas ávidas apuntadas en su dirección, eso podría encontrarse con
aplausos espontáneos.

―Tengan un poco de dignidad, señoras ―murmuré.

Entonces me sorprendió al agarrar al transeúnte más cercano, quien no


estaba embobado por él y tirando al hombre lo suficientemente cerca para
besar. Por un segundo, me pregunté qué diablos estaba haciendo, pero
Jungkook dijo:

―Está de vuelta. ―Mi mirada chasqueó de regreso al elevador del garaje


de nuevo.

La morena salió al nivel de la calle y se dirigió directo a la acera donde


había estacionado. Sin sorpresa de ver que el maletín con el que había
llegado ahora se había ido. Desde sus pensamientos, estaba menos
observadora ya que la entrega había sido realizada con éxito, pero aún le
dio a sus alrededores una minuciosa mirada una vez más mientras
caminaba hacia su auto.

Lo que significa que vio a Jackson al momento que él se tambaleó en su


camino, el extraño que había abordado ahora empujándolo y rasgando su
pantalón. Mis cejas se elevaron, pero entonces el hombre tomó la billetera
de su bolsillo del frente y con un empujón final lo hizo caer, para salir
corriendo.
―Maldito bruto, ¡robo mi billetera! ―gritó Jackson.

La morena se detuvo cerca de cuatro metros lejos. Yo estaba


concentrado en sus pensamientos, así que supe el momento cuando su
desconfianza natural, y correcta, fue golpeada lejos por algo más. Miró a
Jackson, quien estaba sobre su espalda con sus piernas extendidas y su
cabeza inclinada. Luego empujó su cabello hacia atrás, revelando su
rostro mientras se sentaba lentamente, no podría evitar sino notar las
músculos ondeando a través de su pecho y abdomen.

Oh sí, él estaba mostrando todo lo que tenía

―¿Tienes un móvil? ―preguntó, su acento inglés más pronunciado―.


Debería llamar a la policía. Acabo de ser asaltado.

―¿Móvil? ¿Quieres decir, teléfono celular? ―preguntó mientras, ¡Deja de


MIRAR, Barbara!, parpadeó a través de su mente.

Barbara. Ahora sabíamos su verdadero nombre. Nadie utiliza un alias para


hablarse a sí mismo.

―Sí ―dijo. Entonces miró abajo a su pecho desnudo como si no hubiera


rasgado su camisa él mismo―. En qué condición me encuentro
―continuó Jackson, realmente arreglándoselas para sonar triste y
sacudido a la vez―. El tipo casi desgarra mis ropas tratando de conseguir
mi billetera. Drogas, sospecho. Precaución urgió a Barbara para dejar al
hermoso extraño solo, pero ignoró eso y vino más cerca de todos modos.
Yo estaba contento y disgustado a la vez.

¡Que forma de soplar el ego de Jackson y desinflar el feminismo a la vez,


Barb! Luego un grupo de personas los bloqueó de la vista. Me tensé, listo
para entrar en acción, pero al siguiente momento, coros femeninos de
"¡Pobre cosa!"

"¿Estás bien?" y "¡Déjame ayudarte!" sonó.

Las otras admiradores de Jackson había descendida sobre la escena.

―Increíble .―Suspiré. Por solo caminar por la calle sin camisa, se las
había arreglado para reunir un harén.

―Damas, gracias, pero estoy bien atendido ―dijo Jackson. Los


pensamientos de Barbara estaban divididos entre la lógica diciéndole que
se fuera y el placer sobre la confianza del guapo hombre en ella. Cuando
Jackson continuó rechazando a las otras mujeres en favor de ella, su
indecisión se arrugó.

―¿Están todas ustedes sordas? ―chasqueó, su voz autoritaria


levantándose sobre las otras―. ¡Váyanse, antes de que él llame a la
policía por acoso también!

Con unas pocas quejas finales, el serio harén se dispersó, permitiéndome


ver la mirada de gratitud mezclada con promesa sensual que Jackson
otorgó a Barbara.

Eso lo hizo. Ella cerró los últimos pocos pasos entre ellos sin duda,
sosteniendo su teléfono celular. Cuando sus dedos se curvearon
alrededor de los de ella mientras lo tomaba, manos frías, se deslizó a
través de su mente antes que la mirada de él se bloqueara en la suya y se
iluminara con un brillante verde hipnotizador.

Oh, mierda, fue su último pensamiento consciente.


―Te dije que esto sería fácil ―dijo Jackson, y no estaba hablándole a ella.

Jungkook arrancó el auto. Miré lejos, no necesitando ver a Jackson subir


en el de Barbara para saber que ellos pronto estarían siguiéndonos.

―No habrá forma de vivir con él ahora ―susurré.

Jungkook gruñó divertido.

―Como siempre, Gatito.

10: No puede esperar

La buena noticia era, después de horas de interrogar a Barbara, que


sabíamos la ubicación de las instalaciones donde muy probablemente
estaban retenidos Hoseok, Daniel, JiHoon y Sehun, ya que es de ahí de
donde vienen las muestras de sangre de vampiro. Entonces, como el no-
actor James Franco, Barbara fue enviado a seguir su camino con un
recuento sanguíneo bajo y una nueva memoria.

Jackson iba a darle un servicio adicional, “Yo soy muchas cosas, pero un
bromista no es una de ellas”, había declarado, sin embargo, lo detuve
antes de que pudiera hacer valer su anterior y tácita oferta a Barbara. No
teníamos el tiempo, además, su atracción anterior no equivalía a un
consentimiento actual en mi libro. La mala noticia era, que no sabía cómo
podíamos entrar en la instalación sin ser descubiertos.

***
El área de Manejo de Vida Silvestre McClintic en el condado de Mason,
West Virginia, era más comúnmente conocida como el “área TNT”.
Durante la Segunda Guerra Mundial, fue un gran centro de fabricación y
almacenamiento de explosivos. Además de las decenas de refugios de
hormigón sobre tierra que albergaron el TNT antes mencionado, así como
los residuos radiactivos, había también una red de túneles y búnkeres
subterráneos construidos para resistir una explosión nuclear. Después de
la guerra, los planos de la enorme instalación subterránea desaparecieron
convenientemente, aunque los refugios superiores solo estaban sellados y
abandonados para que se pudrieran.

Hoy en día, unos pocos cientos de las vías de tres mil y más acres
estaban fuera del alcance del público debido a preocupaciones de
seguridad y ambientales. Incluso el espacio aéreo estaba cerrado sobre
una sección de lo preservado después de que uno de los búnkeres
explotó misteriosamente en 2010, pero mientras que el gobierno posee y
supervisa la zona, alguien como Bárbara podía entrar y salir sin despertar
las sospechas de los lugareños. Además de los cazadores que
frecuentaban la zona de Manejo de Vida Silvestre McClintic, en esta
también estaba la ubicación original de los avistamientos del hombre
polilla que además atrajo buscadores paranormales por miles.

―En pocas palabras ―le dije a Jungkook después de pasar varias horas
infructuosas recorriendo Internet para obtener más información―,
estamos jodidos. Barbara siempre recoge el maletín en la parte delantera
del depósito de almacenamiento S4-A, pero eso no significa que es la
entrada al complejo subterráneo. Esa podría estar en cualquier lugar por
debajo de las tres mil hectáreas de pantanos, bosques y maleza, y no
podemos ir allí nosotros mismos para reducir su ubicación escuchando
los pensamientos.
Después de todo, esto no estaba ubicado en una ciudad como el
laboratorio de Madigan en Charlottesville. Ahí, no sería raro para los
vampiros frecuentar los alrededores. Los cazadores y los aspirantes a
críptidos* podrían ser capaces de pasearse por la zona de Manejo de Vida
Silvestre McClintic sin levantar sospechas, pero nadie que se precie de
vampiro le dispararía a animales por deporte. Ninguno perseguiría a una
criatura sobrenatural que no existiera.

*//Críptido: es una criatura o planta cuya existencia ha sido sugerida pero


no ha sido descubierta o documentada por la comunidad científica. Los
críptidos a menudo aparecen en el folclor y la mitología, llevando a
historias y creencias acerca de su existencia, a pesar de nunca haber sido
documentado. Ejemplos bien conocidos incluyen al Yeti en los Himalayas,
el Monstruo de Loch Ness en Escocia, Pie Grande en Norte América y el
Chupacabras en Latinoamérica.//*

―Si este lugar tiene la seguridad como el complejo de Tennessee


―continué con frustración―, las alarmas infrarrojas se apagarán si
alguien con una temperatura corporal inferior a treinta y cinco grados
entra en la reserva. Y si esas alarmas activan una explosión instantánea,
bueno... no lo llaman la zona TNT por nada.

Nadie encontraría eso inusual, solo desafortunado. Madigan tenía la


cobertura perfecta con esta instalación.

―Envía a Minhyuk a explorarlo ―sugirió Jackson, refiriéndose al fantasma


del que era amigo.

Le di una mirada agria.


―Es digno de un vistazo, pero dudo que el lugar más importante en el
esquema de Madigan para crear súper soldados, en parte no-muertos,
sea también

el único lugar que no sea a prueba de fantasmas.

Jungkook se tocó la barbilla, su silencio reconociendo en acuerdo. Luego,


con una sonrisa torcida, me lanzó el bolso.

―Tú eres amigo del único vampiro en el mundo que puede vencer a los
sensores de infrarrojo, y él es a prueba de explosiones para comenzar.

Creo que murmuró “Es una lástima” después de esa declaración, pero
estaba muy entusiasmado para reprenderlo.

¡Vlad! Con su pirokinesis*, era más caliente que la mayoría de los seres
humanos, y esa misma capacidad también lo hacía a prueba de fuego.
Saqué el teléfono de mi bolso y marqué su número celular.

Daca nu este ceva important, nu lasati mesaj si nu sunati din nou, una voz
masculina grabada respondió, seguida de la traducción en inglés de: “Si
esto no es importante, no deje un mensaje y no vuelva a llamar”.

Nunca nadie acusó a Vlad el Empalador de ser demasiado encantador.


Dejé un mensaje urgente con mi número de móvil y el de Jungkook antes
de colgar.

―Bueno, eso está hecho. Ahora, vamos a buscar a Minhyuk y conseguir


que revise la reserva natural McClintic, por si acaso.

*//Piroquinésis: Derivado de las palabras griegas πυρ (pûr, que significa


"fuego, relámpago") y κίνησις (kínesis, que significa "movimiento"), es el
nombre acuñado por el novelista de terror Stephen King para la habilidad
de crear o controlar el fuego con la mente, el cual le dio al personaje
protagonista Charlie McGee en Firestarter.//*

***

Minhyuk du Brac había tenido cuarenta y cinco años cuando murió, y su


cabello castaño bastante largo aún estaba peinado en un estilo que pasó
de moda hace más de un siglo. Sus patillas y la ropa también lo marcaban
como de otra época, pero fue en sus sombríos ojos azules en los que me
centré ahora. Incluso antes de que hablara, ellos me dijeron que no tenía
buenas noticias.

―En efecto, hay una gran y activa instalación muy por debajo de una
sección de la zona de Manejo de Vida Silvestre McClintic, pero no sé
dónde está la entrada. Toda la instalación está cubierta por una barrera
que no puedo penetrar y nadie la ha dejado en todo el tiempo que he
estado allí.

Apreté los dientes. El personal de Madigan vivía en el lugar, así nadie


podía conseguir información de sus idas y venidas. O secuestrar a uno de
ellos después de que se fueran, el que había sido mi otro plan para
obtener más detalles.

Odiaba al bastardo burocrático, pero si hubiera diseñado la seguridad


para el lugar, habría hecho lo mismo.

Mi respiración salió en un suspiro de resignación.

―Entonces tenemos que esperar once días más hasta la próxima


recogida programada de los laboratorios. Alguien va a tener que salir de
ese complejo para darle el maletín a Barbara.
Minhyuk asintió.

―Elizabeth y yo no nos iremos hasta que descubramos la entrada. Ella


permanece ahí ahora en caso de que alguien salga mientras estoy fuera.

Le di una sonrisa cansada.

―Gracias, y agradécele a tu novia por nosotros, por favor.

La resolución brilló en su rostro.

―No me des las gracias. Me diste un hogar cuando nadie me quería, y


Elisabeth no sería mi amada ahora si no la hubieras ayudado en su
momento de necesidad, también.

Él fue, como siempre, muy amable. Por milésima vez, deseé poder abrazar
a Minhyuk, pero en su lugar, hice lo único que podía hacer: levanté mi
mano y sonreí mientras sus dedos transparentes se curvaban junto, y a
través, de los míos.

―Ahora todo lo que necesita es hacer una V con la mano y decir en un


estertor de muerte que has sido, y siempre serás, su amigo ―observó
Jackson con ironía.

―¿Por qué habría...? ―comencé. Entonces la comprensión se hizo


presente―. ¡Mierda, eres un Trekkie* de armario!

*//Trekkie: La palabra trekkie (a veces también trekker) es un término


usado para referirse a los fanáticos de Star Trek.//*

Habría profundizado más en esta sorprendente revelación sobre Jackson,


pero mi teléfono celular sonó. Miré el número antes de levantarlo con
alivio impaciente.
Después de dejar múltiples correos de voz durante tres días seguidos,
Vlad finalmente había llamado.

―¿Dónde has estado? ―contesté, en lugar de un saludo.

―Ocupado ―fue su respuesta cortante, su acento cultivado más


pronunciado.

―¿No lo estamos todos? Escucha, necesito tu marca particular de ayuda,


lo cual es el por qué llamé...

―No cuenten conmigo esta vez, Taehyung.

Yo estaba demasiado molesto por su respuesta, para hacer un chiste


sobre el verdadero Drácula usando la palabra “contar*”.

*//Contar: aquí la escritora hace un juego de palabras porque en inglés la


palabra conde se escribe count y también significar contar.//*

―Es serio ―le dije, en caso de que pensara que estaba buscando a un
compañero de equipo para el competitivo limado de uñas.

―Sea lo que sea, no puedo ayudarte. Por otra parte, tú necesitas estar en
Rumanía esta noche.

Estaba muy versado en la arrogancia de Vlad, pero esto iba demasiado


lejos.

―Te niegas a ayudarme con un escenario de vida o muerte, ¿pero quieres


que me suba a un avión y salga de inmediato para tu casa?

―Él ha perdido su ingenio ―murmuró Jungkook desde la habitación


contigua.
Vlad respondió con cuatro palabras que despejaron brevemente mi mente
de todo pensamiento. Le pedí que las repitiera para estar seguro de que
no había oído mal, y cuando lo hizo, empecé a sonreír.

―Entonces supongo que te veré esta noche ―dije, y colgué.

Jungkook entró en la habitación, sus rasgos cincelados empañados por


una expresión de incredulidad.

―No podemos salir corriendo a Rumania, Gatito. Lo que sea que Vlad
piense que es tan importante puede esperar...

―No, no puede ―le interrumpió, sin dejar de sonreír―. Va a casarse esta


noche.

11: Rayos de esperanza

Nos colamos en el avión privado de Mencheres ya que tanto él como Kira


también fueron invitados. De hecho, Mencheres era el padrino de Vlad.
Jackson, sin embargo, no venía ya que él y Vlad no eran cercanos.
Diablos, tampoco lo eran Jungkook y Vlad. Si no fuera por mí, Jungkook
jamás hubiera sido invitado, y si Jungkook no supiera, que Vlad estaba en
mi pequeña lista de amigos verdaderos, preferiría apalear arena que ir a su
boda.

Mientras en el avión, Jungkook y yo, informamos a Mencheres y Kira


sobre lo que habíamos descubierto acerca de Madigan. Aparte de ser la
versión vampírica de un Gran Sire, Mencheres también era el co-regente
de sus líneas combinadas, por lo que era de confianza. Su esposa, Kira,
podría comenzar el entrenamiento para ser una Enforcer, lo cual era la
versión vampírica de un policía, pero también mantendría la boca cerrada.
Entonces pasé el resto de nuestro vuelo ideando un modo de descubrir
una entrada que no implicara una espera de once días hasta que Barbara
reclamara otro maletín.

Nuestra corriente inhabilidad de asimilar el compuesto me frustró al


máximo.

Pero en este caso, la paciencia no era una virtud. Era una necesidad.
Nosotros no podíamos engañar al sistema de seguridad, y con Vlad
seriamente no disponible porque se estaba casando, no tenía cómo crear
un camino alrededor de eso sin que terminara en una misión suicida. Parte
de mí odiaba volar cientos de kilómetros lejos, mientras nuestros amigos
estaban en peligro, pero el resto notó resignadamente que estando aquí o
allí, estábamos atascado en el modo espera.

A menos que...

―Puedes usar tus poderes telequinéticos para congelar todo el


subterráneo mientras buscamos una entrada ―le sugerí a Mencheres a
pesar de que eso sonara ingenuo hasta en mis propios oídos.

Una ceja se le elevó.

―¿Y si esa instalación no es el centro de mando de las operaciones de


Madigan?

Suspiré.

―Entonces estaremos jodidos.


Alguien muy arriba en el gobierno debió de apoyar a Madigan todos estos
años después de que Namjoon lo despidiera. ¿Cómo si no podría tener al
menos dos instalaciones subterráneas a su disposición, sin mencionar la
astronómica financiación que toda su investigación experimental debió de
costar? Así que la sombra (o sombras) detrás de Madigan irían a
esconderse una vez que supieran que teníamos el poder para inmovilizar
una base completa. No, había que guardar nuestra mejor arma para la
batalla final, para cuando descubriéramos a Madigan y a la gente detrás
de él, no desperdiciar el factor sorpresa en una batalla.

Era la única opción lógica, pero no presagiaba nada bueno para sacar a
mis amigos con vida. Intenté recordar la última vez que hablé con Hoseok.
¿Habíamos peleado? Posiblemente. Nuestra relación había ido
tensándose en los últimos dos años, pero las cosas habían empezado a
volver a la normalidad. Odiaba pensar que nunca tendría la oportunidad
de decirle lo que su amistad había significado para mí, a través de los
tiempos buenos y malos.

Mencheres debió de sentir mi inquietud.

―Regresaremos mañana a los Estados contigo ―dijo en su voz más


suave―. Estaré cerca para cuando me necesites, Taehyung. ―Le di el
destello de una sonrisa de agradecimiento. Una vez odié al anciano
vampiro egipcio. Ahora que sabía que estaría cerca para la confrontación
final me llenó de un profundo alivio.

―¡Gracias!

Me regaló de sus extrañas sonrisas. De nada.


Las palabras no fueron dichas en voz alta. En cambio, se deslizaron
directamente en mis pensamientos al igual que un mensaje de texto
telepático.

Mencheres, con su edad y asombrosas habilidades, era el único vampiro


que conocía que podía comunicarse de esta manera aunque sólo lo había
hecho una vez conmigo.

―Fanfarrón ―murmuré.

Otro tirón en sus labios, pero entonces volvió su atención a la ventana y


las luces le revelaron cuando el avión se ladeó bruscamente.

―Llegamos.

La casa de Vladislab Basarab Dacul era exactamente lo que uno espera


de un príncipe de la oscuridad: una enorme mansión que era en parte
iguales; tanto hermosa como barbárica, con balcones de madera tallada y
columnas al lado de gárgolas adornando las torres y torrecillas. También
se veía bastante más ocupada de lo que la había visto. Miembros de su
equipo esperaban afuera de los cuatro pisos, apresurándose en
estacionar los coches lo más rápido posible en cuanto llegaban los
invitados. Esa no era la única diferencia desde mi última visita. En lugar de
electricidad, ahora había antorchas iluminando el exterior. Se mantenía
una docena alrededor de los jardines, mientras que las pequeñas
adornaban los muchos balcones de la mansión. Lo habría denominado un
llamado al peligro de no ser por las habilidades de Vlad. Nada se quemaría
alrededor de él, si no lo deseaba. Amablemente nos empujaron dentro del
gran vestíbulo, donde más asistentes tomaron nuestras bolsas de noche
después de la petición de nuestros nombres. Dentro, las velas
sustituyeron a las luces normales, y el personal de esmoquin paseaba con
copas llenas de algo carmesí burbujeante. Curioso, cogí una de las
bandejas más cercana y tomé un sorbo.

―Deberías de probar esto ―le dije a Jungkook entregándole la copa―.


Es como Cristal y 0-negativo para encantar a los niños.

Jungkook lo tomó, levantando una ceja de forma apreciativa mientras lo


tragaba.

Puede que no fuera el mayor fan de Vlad (está bien, la mayoría de los días
se odiaban mutuamente) pero claramente aprobaba la Drac-infusión de
plasma burbujeante.

Viendo su garganta tragar mientras tomaba un segundo y largo trago me


recordó que no me había alimentado en más de un día. Tan atractivo lucía
Jungkook en esmoquin con su cabello color marrón oscuro abrazando su
cabeza como un elegante casco, aumentando el hambre dentro de mí. No
habíamos tenido tiempo de hacer las compras antes de que Mencheres
nos recogiera, pero afortunadamente el ex faraón tenía un montón de ropa
de lujo. Mencheres y Jungkook eran de tamaño similar, por lo que su
esmoquin prestado le sentaba como si hubiera sido hecho para él.

―Toma otro ―le dije a Jungkook, entregándole un nuevo vaso de sangre-


champán después de haberse terminado la primera―. Necesitarás estar
bien hidratado para más tarde.

Su boca se curvó mientras aceptaba la copa. Entonces sus dedos


capturaron los míos mientras sujetaba la copa para beber. Mis nudillos
rozaron su suave barbilla mientras sus oscuros ojos jamás dejaron los
míos. Sólo después de haber drenado la copa me liberó, y para entonces
ya no quería que lo hiciera. De hecho, me estaba preguntando en dónde
estaba nuestra habitación y si teníamos tiempo de escaparnos antes de
que comenzara la boda.

Se inclinó, su mirada ahora teñida de verde mientras dejaba el vaso vacío


sobre la bandeja de un camarero que pasaba sin dejar de mirarme ni una
sola vez.

―Me lastimas, con lo hermoso que eres Gatito.

El traje formal que me habían prestado era un poco estrecho, pero por la
forma en que los ojos de Jungkook, me invadieron, aprobó como la tela se
ajustaba a mi cuerpo y como el negro terciopelo me envolvía como si
estuviera pintado en mí. Mi cabello no estaba tan arreglado, pero su
profundo color carmesí combinaba con mi alianza. Era la única joya que
llevaba, aun así su magnificencia hacía que más de una invitada femenina
se detuviera a mirarla. Los diamantes se encontraban en un museo en
algún lugar. Resbalé mis brazos a su alrededor, aspirando su olor y
deleitándome con la dura sensación de su cuerpo presionándome cerca.

―Te dolerá algo más tan pronto nos encontremos solos ―le susurré.

Sus brazos se apretaron a mi alrededor.

―A ti también.

El bajo y grave tono causó un sensual temblor bailar sobre mí, pero luego
detrás de nosotros, alguien aclaró su garganta. Ya que estábamos en una
casa llena de vampiros, eso no fue un accidente.

―Disculpen la interrupción, pero Mencheres me dejó para ver a Vlad, y no


conozco a nadie más aquí.
―No seas tonta, no estás interrumpiendo ―dije, aunque mi cuerpo
protestó cuando me aparté de Jungkook. Entonces cogí una copa de
cristal de los camareros―. Además tienes que probar el champán. Está
para morirse.

***

La ceremonia de boda tuvo lugar en el salón de baile, que además de las


tierras de alrededor del estado de Vlad, era el único lugar lo bastante
grande como para albergar a sus muchos invitados ya que éstos subían
hasta más del tercer piso.

Aproximadamente, había unas dos mil aquí, aun así, sólo necesitaba
ambas manos para contar el número de humanos. La novia, Leila, y el
hombre mayor que supuse era su padre, estaban entre las raras
excepciones mortales. Ella jadeó cuando entró al salón de baile, que bien
podría haber sido por las miles de personas que se levantaron cuando ella
apareció, o pudo ser por los gigantes pilares hechos de rosas blancas que
se alineaban en la ruta de acceso del altar, o por los antiguos candelabros
que ardían con más velas de las que podría contar. Esa no era la mejor
decoración de Vlad, sin embargo. Cuando Leila comenzó su descenso por
el pasillo, el dosel de hierro bajo el que Vlad esperaba estalló en llamas
que ardían con tanto ardor, al tiempo que ella llegaba junto a él que
parecía que estaba aureolado por una cubierta de oro.

―Wow ―susurré.

―Sabueso de espectáculo ―murmuró Jungkook por respuesta.

Una vez que Vlad tomó la mano de Leila, la ceremonia comenzó y resultó
ser sorprendentemente tradicional.
Mencheres entregó los anillos cuando llegó el momento y una morena que
se parecía a Leila aceptó el ramo. Vlad, además de dar sus respuestas en
inglés y rumano, y el rugido que dejó salir después de que él declaró que
iba a amar, honrar y apreciar a Leila como su esposa, fue textual al normal
libro de boda.

Y una dosis de normalidad fue al parecer lo que había necesitado. De


inmediato supe que me había perdido en nuestra tranquila vida en las
montañas, pero no me había dado cuenta de cuánto hasta ahora. Algo
muy apretado dentro de mí se relajaba un poco mientras veía a dos
personas jurar y asumir todos los desafíos juntos en el nombre del amor.

En mis treinta años en esta tierra, había visto y hecho más que muchos
harían durante su vida, pero no había llegado tan lejos si no fuera por el
amor. Esa había sido la tierra firme bajo mis pies cuando todo lo demás a
mi alrededor se había retorcido, y a pesar del peligro y de la incertidumbre
de lo que pasaría, sé que lo volvería a hacer.

Por una fracción de segundo, me compadecí de Madigan. Sólo tenía la


ambición y la crueldad para que lo sostuviera. Así de grande sería su
caída con una percha tan tenue y poco fiable.

Silenciosamente, deslicé mi mano en la de Jungkook. Y a la vez, se la


llevó a sus labios, rozando un suave beso sobre mis nudillos. Otro nudo
oculto dentro de mí fue aliviado al igual que la nube que había estado
sobre mí por las semanas de frustración fue perforada por rayos de
esperanza. Habíamos pasado por tantas cosas juntos. Seguramente no
habíamos llegado tan lejos para fallar ahora.

Animado por la idea, me alegré cuando Vlad y Leila fueron declarados


oficialmente marido y mujer (de acuerdo a la ley humana, de todas formas)
y juré aprovechar al máximo la breve interrupción de nuestros problemas.
Pronto comprendí que si la ceremonia había sido más tradicional que
natural, la recepción tenía sombras del excesivo estilo de Vlad. Derramado
en todo el tercer piso de su mansión, tenía suficiente comida y bebida
para hacer enfermar incluso a los vampiros y no estaba contando el pastel
de boda que era más alto que yo. Ni siquiera tuve la oportunidad de
saludar hasta tres horas después, cuando cerraba la marcha en la línea de
la recepción.

El cabello largo y oscuro de Vlad estaba peinado hacia atrás, lo suficiente


como para mostrar el nacimiento en forma de punta. El estilo severo
también resaltó sus altos pómulos, cejas fuertes y extraños ojos verde
cobrizo. Él no era clásicamente guapo como Jungkook, pero era
sorprendente la forma en la cual no podía ser ignorado. Su capa escarlata
con pieles en los bordes y el traje exquisitamente trenzado debajo de ella
sólo reafirmaban su presencia imponente, sin mencionar que podría
golpear a alguien hasta la muerte con el colgante de oro macizo que
colgaba de su cuello.

―Vas a acuñar el término "Fabuloso Medieval" con ese atuendo


―bromeé mientras me inclinaba para besar su mejilla. Luego murmuré―:
Estoy muy feliz por ti. ―Contra su piel sin afeitar.

Me abrazó breve, pero acogedor.

―Estoy contento de que hayas venido, Taehyung.

Sus labios se curvaron hacia abajo mientras miraba por encima de mi


hombro, pero todo lo que dijo fue "Jungkook", en un tono evasivo.

―Tepesh ―Jungkook lo saludó con una voz igual de ambigua.


Puse mis ojos en blanco. Por lo menos no estaban amenazando con
matarse el uno al otro. Eso era un progreso en su relación.

Entonces volví mi atención a Leila, envolviendola en un abrazo antes de


que un toque de electricidad me recordara que ella desprendía voltajes
debido a un accidente con un tendido eléctrico cuando era una
adolescente.

―Felicidades ―le dije a la encantadora novia de cabello negro.

Nos dio las gracias mientras se veía un poco abrumada, no podía culparla.
La primera vez que había estado en una habitación llena de miles de
criaturas sobrenaturales, me había asustado también, y era sólo mitad
humano en ese tiempo. Leila era totalmente humana, nueva señora
Drácula o no. Si hubiera tenido una bebida fuerte conmigo, se la hubiera
dado.

Jungkook besó su mano enguantada al tiempo que ofrecía sus propias


felicitaciones. Antes de que los dejáramos, me incliné mirando hacia Leila
y misteriosamente le dije:

―Nadie pensó que lo que acabas de hacer se pudiera realizar, ¿sabes?


Te

ganarás el apodo de "La asesina de Dragones". ―Vlad me miró fijamente,


pero Jungkook se rió, mientras nos alejábamos, se inclinó hasta que sus
labios rozaron mi oído.

―Me haces desear que Jimin estuviera aquí ―susurró Jungkook―. Él


podría mostrarle a Tepesh un dragón que pondría en vergüenza el
emblema de su casa.
Él ciertamente podría hacerlo si eso no revelara que era el único
cambiaformas del mundo. Un demonio marcó a Jimin con su esencia,
convirtiéndolo permanentemente después de su muerte. Ahora mi mejor
amigo tenía todos los poderes que el demonio había tenido, entre ellos la
inmortalidad y la capacidad de cambiar de forma en cualquier cosa que
eligiera. Y había elegido un dragón para ahuyentar a Heinrich Kramer
cuando el fantasma había estado a punto de matar a Jungkook. A pesar
de que lo había visto con mis propios ojos, parte de mí todavía no podía
creer que Jimin se hubiera transformado en una criatura mítica de dos
pisos de altura, con la misma facilidad como si se hubiera cambiado de
ropa...

Dejé de caminar de forma tan abrupta que sólo los reflejos de un vampiro
permitieron que la pareja de detrás de nosotros no chocara contra
nuestras espaldas.

―¿Qué está mal Gatito? ―preguntó Jungkook, apartándose de la


multitud de personas.

La emoción hizo que mi voz vibrara aunque tuve la precaución de hablar


sólo en un susurro.

―Ya sé cómo vamos a infiltrarnos en esa instalación subterránea de Point


Pleasant. Ellos nos van a dejar entrar.

_____________________________________
12: Es momento de dejarme hacer lo mío

Tuvimos turbulencia en el largo vuelo de regreso a los Estados. Estaba


bien con ello, pero Jungkook, quien odiaba volar incluso bajo buenas
condiciones, estaba en un menos que encantador humor para el momento
en el que aterrizamos en San Luis. Fue su mala suerte que Spade y Jimin
no hubieran estado en su finca de Inglaterra. Eso habría sido relativamente
un viaje corto desde Rumanía.

Por supuesto, su temperamento podría ser porque él odiaba mi plan. Aun


así, cómo le había dicho más de una vez en el vuelo de regreso con su
lucha desigual de baches, que si tenía una idea mejor, estaba abierto a
escucharla. Su silencio sobre el tema habló a montones, pero conocía a
Jungkook. Él no había terminado de pelear.

Por supuesto, yo tampoco. Además mientras me sentía confiado de la


respuesta de Jimin, también teníamos que convencer a Spade para ir
adelante con esto. Si él no lo hacía, Jungkook no tenía de que
preocuparse.

Para el momento en el que paramos en la casa de Spade y Jimin, el sol


estaba poniéndose, aunque el jet lag y viajar muchas zonas horarias en los
últimos dos días me tenían sintiéndome como si fuera el caer del
amanecer. Spade ya estaba esperando por nosotros en la puerta
principal, causando que me preguntara qué le había alertado de nuestra
llegada primero: sentir la presencia de otros vampiros o escuchar nuestro
coche llegando por el camino de entrada.

―Jungkook ―dijo Spade, refiriéndose a él por su verdadero nombre ya


que, como Jackson, lo había conocido tiempo atrás cuando todos eran
humanos―. Taehyung. Bienvenidos.

Las palabras eran graciosas, pero el tono de Spade era más cauteloso
que cordial. Le di al alto vampiro de cabello negro mi sonrisa ganadora,
que me ganó una mueca al instante.

―Ahora sé que tu visita trae problemas, como si tú diciéndome que limpie


mi personal antes de su llegada no fuera advertencia suficiente.

―No estás equivocado, Yugyeom ―dijo Jungkook, también usando su


nombre de nacimiento. Luego lo palmeó en la espalda―. Pero necesitas
escuchar esto, no obstante.

Los seguí dentro, contenta de ver un rostro amigable venir por el pasillo.

―¡Jimin!

Él sonrió, dándome un abrazo cuando me alcanzó. Lo apreté de regreso,


sin preocuparme sobre lastimarlo con mi fuerza. En muchas formas, la
esencia demoníaca con la que Jimin estaba marcado lo hacía más fuerte
que yo.

Cuando se retiró, sin embargo, su sonrisa se había desvanecido.

―¿Qué está pasando? ¿Está tu madre bien?

―Ella está bien ―dije, hice una nota mental para llamarla pronto―.
Estamos aquí por algo que mi tío comenzó hace un largo tiempo.
Los llenamos de los detalles mientras sorbíamos café en su sala de estar.
Los atractivos rasgos de Spade fueron asentados por duras líneas para el
momento en que terminamos.

―Él causará una guerra si tiene éxito ―declaró. Luego le dio una mirada a
Jungkook de acuerdo―. La respuesta es sí, Jungkook. Pelearé contigo
para prevenir una contaminación de cruce entre especies y para que no
vuelva a suceder.

Jungkook bufó.

―Nunca dudé eso, amigo, pero ese no es el por qué estamos aquí.

Con eso, aclaré mi garganta.

―No podemos irrumpir en la base donde pensamos que Madigan está


ejecutando sus experimentos (y manteniendo a nuestros amigos) hasta
que sepamos quién es su respaldo en el gobierno. Y no podemos
averiguar eso sin conseguir entrar en la base, así que ha sido un Catch-22
hasta ahora.

Eché un vistazo a Jimin antes de fijar mi atención de regreso a su marido.

―Sólo Madigan puede caminar dentro de la base y conseguir la


información que necesitamos sin levantar sospechas. O alguien que se
vea igual que él.

Siempre había pensado que los ojos de Spade se parecían a los de un


tigre. Justo ahora, viéndolos fijos en los míos de una forma que cada uno
de mis instintos de supervivencia gritaba "¡Alerta Roja!", estuve seguro de
ello.
―Yugyeom ―dijo Jungkook.

Aunque la simple palabra fue suave, el impacto de poder que al instante


inundó la habitación era cualquier cosa menos eso.

Spade dejó salir un sonido; medio gruñido, medio siseo.

―No me amenaces, Jungkook.

―Entonces no mires a mi esposo de esa manera ―fue su respuesta


instantánea.

―Hey ―Jimin se puso de pie, ondeando su mano para romper su


concurso de miradas―. ¿Me recuerdan, la persona sobre la que trata
esto?

Spade miró en su dirección, su expresión suavizándose a la vez.

―Lo hago, querido, pero no puedes caminar por ese centro por tu cuenta.
Es demasiado peligroso.

―Estoy de acuerdo ―dije calmado.

Eso sorprendió a Spade en una mirada hacia mí sin su usual mirada de


muerte.

―¿Qué?

―Estoy de acuerdo ―repetí―. Incluso si Jimin consigue entrar, no tiene


ni idea de cómo hackear el ordenador de Madigan para conseguir la
información que necesitamos. Mientras no soy tan bueno como el grupo
de hackeadores anónimos, sé lo suficiente como para recuperar lo que
estamos buscando. Ese es el por qué estaré yendo con él. Madigan ha
estado tras de mí por años, así que sus científicos verían que finalmente
su objetivo para la experimentación completa es capturado. Y una vez que
estemos en el interior del compuesto, y descubra quién ha estado
respaldando a Madigan, además de lo que le sucedió a Hoseok, Daniel,
JiHoon y Sehun... la verdadera pelea comenzará.

La mirada de Spade se sacudió hacia Jungkook.

―¿Estás de acuerdo con dejarlo hacer esto?

Una carcajada precedió a su respuesta.

―¿De acuerdo? No. Resignado, sí, pero él no va a ir solo, tampoco.


Estaré yendo con él.

―Jungkook ―dije en un suspiro―. Hablamos sobre esto. Un rehén


vampiro, su personal lo creería, ¿pero dos? Eso es estar empujándolo.

―Normalmente, sí ―dijo en un suave tono―. Pero cualquiera que me


viera juraría que soy completamente inofensivo.

Por supuesto. Porque un maestro vampiro de un metro noventa,


musculoso, conocido por ser un tipo duro de siglos de edad era la imagen
de la impotencia.

―Necesitarías usar hipnotismo masivo para convencer a cualquiera de


eso, y sus guardias usan visores para prevenir ser hechizados.

La sonrisa de Jungkook fue peligrosamente exuberante, como el veneno


escondido en el mejor de los vinos.
―Ya lo verás, pero antes de que lleguemos a eso, necesitamos encontrar
una forma de capturar a Jason Madigan. Jimin no puede hacerse pasar
por él en Virginia del este si todo el mundo sabe que aún está en Tenesse.

***

Minhyuk cayó a través del techo de la cocina de nuestro apartamento


alquilado, sus rasgos translúcidos diciéndome la historia antes de que
empezara.

―Él aún no ha dejado el compuesto, ¿lo ha hecho? ―le pregunté con


resignación.

El fantasma sacudió su cabeza.

―Lo siento, Tae.

El rostro de Jimin reflejó mi propia decepción, pero Spade se giró lejos


antes de que pudiera atrapar su expresión. Probablemente fuera una
sonrisa. Él arriesgaría su propia vida sin ningún reparo, pero cuando
suponía la vida de su esposo, incluso se las arreglaba para dejar a
Jungkook parecer subprotector.

―Esto no está funcionando ―dijo Jimin declarando la opinión a la que


había llegado días atrás―. Madigan podría haber dejado el compuesto
cada par de semanas antes, pero obviamente se acurrucó como una
garrapata hasta ahora.

¿Que si son meses hasta que salga por su cuenta?

―La distancia más corta entre dos puntos es una línea recta ―dije
cuadrando mis hombros―. Llamaré a Madigan y le diré que quiero
reunirme. Sabemos cuánto quiere capturarme, así que eso lo sacará del
compuesto.

―Absolutamente no ―chasqueó Jungkook.

―Los ganchos trabajan mejor cuando están cebados ―repliqué, lanzando


sus palabras del otro día de regreso hacia él―. Soy lo que él quiere.
Vendrá afuera si cree que puede capturarme.

―Sí, con el ejército más fuerte que pueda amasar para capturarte ―dijo
Jungkook, sus emociones parpadeando a través de las mías con la
intensidad de relámpagos―. Necesito recordarte la última vez que te
reuniste con tu adversario en sus términos, fuiste disparado y casi
quemado hasta la muerte.

Por reflejo, recorrí una mano a través de mi cabello. Incluso con las
habilidades de sanación vampira, aún no había crecido a la longitud en la
que había estado la noche en que Kramer me prendió fuego.

―¿Pero quién está aquí y quién está atrapado en una trampa fantasma?
―contesté―. Si el fantasma más poderoso de la historia no pudo
hacerme entrar, entonces el imbécil más grande de la humanidad no tiene
oportunidad.

Spade se inclinó hacia atrás, poniéndose más cómodo mientras una


expresión satisfecha cruzaba sus rasgos. Sin duda estaba pensando que
los reembolsos son una perra mientras escuchaba a Jungkook y a mí
discutir sobre riesgos aceptables de seguridad.

Entonces la persona que menos me esperaba que tomara mi lado entró en


la cocina, usando nada más que una sábana envuelta alrededor de sus
caderas.
―¿Por qué te molestas, Jungkook? Te casaste con un guerrero, así que
deja de tratar de convencerlo que estar al margen es lo mejor.

―El día que tú ames a alguien además de a ti mismo, será el día que tome
en cuenta tu consejo marital, Jackson ―Jungkook mordió de regreso en
un tono helado.

―Entonces hoy es ese día ―contestó Jackson abruptamente―. Porque


te amo, tú, miserable granuja testarudo. Y también amo a ese arrogante
sobre privilegiado tipo sonriendo hacia nosotros. ―Una seña señaló a
Spade, cuya sonrisa se desvaneció

después de ser mencionado―. Al igual que al emocionalmente fracturado,


psíquico en mal funcionamiento quien me señorea. Y tú, Jungkook, amas
a un demonio sediento de sangre quien probablemente mató a más
personas en sus treinta años de vida que lo que tuve en dos siglos de
vida, así que de nuevo te digo, no te molestes en tratar de convencerlo de
que él no es quien es.

La boca de Jimin colgaba abierta, o la descripción menos encantadora de


nosotros, al hecho de que maté a más personas que él. La expresión de
Spade ahora era pétrea, pero un músculo palpitó en la mandíbula de
Jungkook (la única indicación de sus emociones desde que envolvió su
aura en una nube impenetrable).

Tanto para mí, no sé si golpear a Jackson por llamar a Jungkook granuja


testarudo o darle las gracias por decir lo obvio. Podría estar cansado de
todas las peleas y constantes cabalgatas entre la vida y la muerte, pero
eso no significaba que no fuera bueno en ello.

Algunas personas nacieron para ser madres, padres, inventores, artistas,


oradores, predicadores... y luego, allí estaba yo.
―Él tiene razón ―dije en un tono tranquilo―. Mi verdadera habilidad es
matar. He sobresalido en ello desde que tenía dieciséis años, cuando
tomé mi primer vampiro sin saber nada sobre ellos. ―Entonces fui hacia
Jungkook y enmarqué su cara entre mis manos―. Fuiste quien me enseñó
a no juzgar a las personas por sus acciones en lugar de sus especies. Me
salvaste de una vida de miserias, arrepentimiento, y recriminación bien
merecidas. Ahora es momento de dejarme hacer lo mío, Jungkook.
―Sonreí secamente―. Y confío en que me enseñaste a ser el mejor
jodido asesino que podría ser.

Cubrió mis manos con las suyas, su carne vibrando con el poder que
mantenía tan apretadamente bajo control. Luego me besó, suavemente
pero aún lleno de abrasadora pasión.

Que fue el por qué, cuando se retiró y habló, no podía creer lo que dijo.

―Tienes razón, cariño. Pero aún me rehúso a ser parte de eso.

Entonces, realmente no lo creí cuando caminó fuera del apartamento.

___________________________

13: Me mentiste

Esta no era la primera vez que Jungkook había conseguido enojarse lo


suficiente como para alejarse de mí. ¿Quién dijo que el matrimonio era
fácil? Yo no.
―Sólo necesita tiempo para calmarse ―le dije a Jimin, quien rondaba por
la puerta sosteniendo una botella de ginebra en una mano y un bote de
Häagen-Dazs en la otra. Tenía que concedérselo a mi mejor amigo: Sabía
cómo cubrir sus bases.

Señalé hacia la ginebra. Entró y me la entregó. Luego se sentó a mi lado


en la cama y abrió la tapa del helado, cavando en él.

―Por supuesto que regresará ―dijo entre cucharadas―. ¿Pero tú estás al


mismo tiempo, ya sabes, bien?

Tomé un trago de ginebra antes de contestar.

―He estado mejor. Cuando Jungkook regrese, tendremos que hablar de


la manera que eligió expresar su disidente opinión, pero el matrimonio es
un maratón. No una carrera de velocidad.

Jimin levantó la cuchara a modo de saludo.

―Eso es cierto.

Le palmeé el brazo, tomé un último trago de ginebra antes de poner la


botella en la mesita de noche. Luego saqué uno de mis teléfonos de
prepago, marcando un número que solía conectarme con mi tío cuando
estaba vivo.

―Madigan ―respondió una brusca voz.

―Este es Kim Taehyung ―dije―. Tenemos que hablar.

Pasaron dos latidos antes de que Madigan contestara:


―¿No estamos haciendo eso ahora? ―dijo de una manera que sonaba
más cautelosa que sarcástica.

Dejé escapar una breve carcajada.

―El humor nunca fue tu punto fuerte, Jason. Quiero decir, cara a cara, y
más temprano que tarde.

―Hagámoslo entonces. Ya sabes dónde estoy ―fue su respuesta.

―¿Para así poder quedar atrapado en un fuego cruzado de docenas de


ametralladoras ocultas en tus paredes? ―mi burla fue suave―. Gracias,
pero no.

Esta vez su silencio se prolongó un poco más que un par de latidos.

Probablemente tratando de averiguar cómo es que sabía sobre las armas.

―¿Qué tenías en mente? ―preguntó al fin.

―A medianoche esta noche en el embarcadero Rat Branch fuera de


Watauga Lake. Es justo al este de Hampton, Tennessee. Ven solo, y yo
haré lo mismo.

La risa flotó a través de la línea, dura como vidrio siendo molido por
piedras.

―¿Harás lo mismo? Los dos sabemos que Jungkook está viendo por
encima de tu hombro en este momento, jurando en silencio acompañarte.

―Si él estuviera aquí, lo estaría haciendo ―le dije, y esa era la verdad sin
adornos―. Pero acabamos de tener una pelea, se enojó y se fue. Es por
eso que nuestra reunión tiene que ser esta noche. No se irá por mucho
tiempo y una vez que regrese, insistirá en ir.

Otro prolongado silencio. Ya sea que Madigan estaba meditando sobre


esto o tratando de rastrear la llamada, pero no llegaría a ningún lado con
eso. Finalmente, después del tiempo suficiente para que me preguntara si
había colgado, volvió a hablar.

―Esto me intriga, Kim, pero no creo que te dé una oportunidad de


matarme. ¿Quieres hablar? Ven a mí aquí.

―Es Jeon ―dije a la vez―, y veamos si esto te intriga: Namjoon hizo


arreglos para que me fuera entregada una carta en caso de su muerte. Me
he movido mucho los últimos meses, así que apenas la acabo de obtener.
En ella, se disculpa por las cosas horribles que permitió que sucedieran
mientras ustedes dos trabajaban juntos...

―¿Qué cosas? ―interrumpió Madigan.

Sonreí. Tengo tu atención ahora, ¿no?

―Eso es lo que quiero averiguar, pero no lo suficiente como para darte la


ventaja de local. El embarcadero en Watauga Lake esta noche u olvídalo.
Demonios, tal vez debas olvidarlo de todos modos. Probablemente está
otra carta en camino con más información.

La frustración prácticamente hervía a través del silencio en el otro


extremo.

No sólo Madigan realmente quería capturarme; como todos los


burócratas, no era otra cosa sino paranoico acerca de mantener ocultos
sus secretos. La última cosa que quería era un grupo de vampiros
hurgando en sus experimentos ilícitos, y la idea de que su antiguo
némesis podría soltar la sopa póstumamente le debía estar dando una
úlcera.

―Si supiera que tienes una pizca de honestidad en ti ―dijo finalmente


entre dientes―, te haría jurar sobre la vida de Jungkook que vendrás sin
él. O cualquier otra persona.

―Lo juro ―dije uniformemente―. Y de nosotros dos, yo no soy el


mentiroso más grande.

El ruido que hizo fue demasiado bajo para determinar si fue una burla o
una risa.

―Supongo que a la media noche, lo averiguaremos.

―Hasta entonces ―dije secamente, y colgué.

Jimin me miró fijamente, con sus ojos color avellana abiertos de par en
par por la alarma.

―¿Realmente no tienes la intención de ir solo, verdad?

―Por supuesto. ―Mis labios se estiraron en una sonrisa fría y


depredadora―. Como he dicho, entre Madigan y yo, yo no soy el
mentiroso más grande.

***

El embarcadero Rat Branch en Watauga Lake era un lugar público, sin


embargo, incluso si hubiera elegido el mediodía en lugar de la medianoche
para nuestra reunión, sería todavía muy aislado. Más de la mitad de los
veinticinco kilómetros de costa del lago estaban rodeados por el Bosque
Nacional Cherokee, mientras que una serpenteante carretera eclipsada
por el terreno escarpado y boscoso bordeaba el otro lado. Sólo la luna
proporcionaba iluminación ya que el único poste de luz al lado del muelle
estaba roto.

La lluvia constante, más un sinnúmero de árboles susurrantes y la presa


cercana, amortiguaban los sonidos naturales de los moradores del
bosque. Aun así, aquí y allá, capté el brillo de ojos de criaturas nocturnas
buscando comida, compañeros, o ambos.

Esperé en el final del muelle, mi ropa ya estaba empapada por la lluvia de


verano. Las nubes ocultaban la mayor parte de la luz que la luna
proyectaba, pero con mi visión mejorada, no tuve dificultad en ver a
Madigan detenerse en un brillante Cadillac negro antes de estacionarse
junto al embarcadero. Incluso si de repente me hubiera quedado ciego, su
mente transmitía su llegada. Esta noche, había elegido para cantar, el
estribillo de la canción de U2 "I Still Haven't ́t Found What I'm Looking For"
una y otra vez para bloquearme de sus pensamientos.

Y yo que había pensado que el malparido no tenía sentido del humor.

Madigan estacionó, pero luego se quedó en el auto en vez de salir. Era


poco menos de medianoche; ¿iba a esperar hasta que fueran
exactamente las 12:00 a.m.?

¿O es que no me veía en el extremo del muelle? Entonces me tensé


cuando comenzó a hurgar en el asiento delantero, pero lo único que sacó
fue un paraguas.

Cosita.

Bajó del auto, sosteniendo su paraguas sobre él con una mano y


cargando una pequeña pero potente linterna en la otra. Sus pasos eran
seguros mientras caminaba hacia el muelle, y cuando dobló la esquina
hacia la última sección, la linterna brevemente me cegó cuando alumbró
mi cara. Supongo que sabía dónde había estado esperando todo el
tiempo.

―Buenas noches ―dije amablemente.

―Enséñame tus manos ―respondió de una manera mucho menos


cordial.

Las saqué de los bolsillos de mi abrigo, sin molestarme en ocultar la


mueca de mis labios mientras meneaba mis dedos hacia él.

―Estás solo en la oscuridad con un vampiro, ¿y tu primera preocupación


es si estoy escondiendo armas? ―Mi tono implicaba: ¿En serio?

Su boca se estrechó en una línea, enfatizando las arrugas provocadas por


el fruncimiento en lugar de sonrisas.

―Deberías saber que si no regreso de esta reunión, he dejado


instrucciones de llevar a cabo un ataque aéreo sobre la ubicación de tu
madre.

Mi media sonrisa nunca cayó.

―Si supieras dónde está, me creería eso.

Su mirada me barrió, fría y calculadora.

―Tú eres cuidadoso. Ella no lo es. ¿Puedes creer que regresó a tu hogar
de la infancia en Ohio, como si yo no hubiera tenido el lugar vigilado
desde que la visitaste el otoño pasado? El sentimentalismo puede ser una
maldición, ¿verdad?
No sabía a quién quería estrangular con más ganas... si a Madigan por su
amenaza o a mi madre por volver a un lugar que ella sabía que había sido
comprometido. Espera, sin competencia. Madigan, pero no podía. No
todavía. Todavía no ha encontrado lo que estoy buscando.

―¿Por qué decirme tu plan de respaldo? Si voy a matarte, ahora sé que


tengo que llamar a mi madre después y decirle que salga pitando de ahí.

Su sonrisa no llegó a sus ojos. Nunca lo hizo.

―El servicio del teléfono ha sido temporalmente deshabilitado en su área.

Dejé escapar una breve carcajada.

―Eres inteligente, te concederé eso, pero no tengo ninguna intención de


matarte esta noche.

Entonces mis ojos se pusieron verdes, cortando a través de la oscuridad


con más intensidad que su linterna. Cuando volví a hablar, mi voz resonó
con el poder de las criaturas de la noche.

―Sin embargo, tengo algunas preguntas.

Madigan miró directo a mi brillante mirada esmeralda. Y se echó a reír.

―¿Realmente crees que sería así de fácil?

Rápido como apretar un interruptor, apagué las luces en los ojos. Como
había sospechado, se había inoculado a sí mismo contra el control mental
bebiendo la sangre de vampiro.

―No, no lo creí. ―Entonces le di una sonrisa torcida―. Aun así, tenía que
intentarlo, ¿no?
Me devolvió la sonrisa.

―Mis pensamientos exactamente.

No tuve la oportunidad preguntar lo que quería decir con eso, porque un


poder arremetió a través del aire. Tuve sólo una fracción de segundo para
reconocer su fuente cuando algo grande cayó del cielo, aterrizando detrás
de Madigan con un golpe que hizo temblar el muelle.

―Hola, amigo ―dijo Jungkook, tirando al viejo contra él.

Madigan no luchó. Ni siquiera lucía sorprendido aunque bien podría


haberme derribado con una pluma ante la repentina aparición de mi
esposo.

―Me mentiste, Kim ―siseó Madigan.

―Jeon ―le corregí automáticamente, sin dejar de mirar a Jungkook con


incredulidad.

Entonces mi cabeza se levantó de golpe ante ruidos de choque a través


del bosque, el cielo, e incluso las aguas alrededor del muelle. Madigan
consiguió esbozar una sonrisa a pesar del férreo control que Jungkook
tenía sobre él.

―Está bien. Mentí, también.

Si dijo algo más, no lo escuché. El sonido de las ametralladoras era


demasiado alto.
14: La muerte

Salté al aire, haciendo una mueca mientras las balas me atravesaban más
rápido de lo que podía volar fuera de rango. Ser baleado varias veces
duele, pero el dolor rápidamente se desvaneció, lo que significaba que las
balas no eran de plata.

Eso me sorprendió hasta que recordé que Madigan me quería vivo. Debe
pensar que tengo algo realmente especial en mi ADN para arriesgarse a
no utilizar fuerza letal para capturarme, pero se le volteó el chiste. Estaré
encantado de entregarle el remate una vez que lo tengamos en el
departamento, donde Jimin se transformaría en su gemelo no-malvado y
nosotros...

Espera, ¿por qué siguen los disparos allá abajo? ¿Acaso no se dan cuenta
las gentes de Madigan que ya nos hemos ido? Hablando de eso, ¿por qué
Jungkook no había llegado a mí todavía? Él era, por mucho, el volador
más rápido.

Me detuve y giré en un círculo para explorar el cielo desde todas las


direcciones, pero lo único que vi fueron nubes de tormenta. No había
tampoco ninguna carga que indicara energía sobrenatural en el aire.
¿Dónde diablos estaba?

Luego una lluvia fresca de disparos hizo que mi estómago se apretara. Él


no podía seguir en el muelle, ¿verdad?
Caí en picada como un gavilán persiguiendo a su presa. Mientras
atravesaba capa tras capa de opacas nubes de tormenta, la escena de
abajo finalmente se hizo visible. Los soldados se reunieron en el muelle
saliendo de los bosques, de botes en el lago, y de autos que chillaban
hasta la rampa de lanzamiento. Todos con armas automáticas que
escupían balas hacia el vampiro solitario arrodillado en el extremo del
muelle.

―¡Jungkook! ―grité―. ¡Vuela, maldita sea!

Pero no lo hizo. En su lugar, cayó hacia adelante, su cuerpo se desplomó


contra las ásperas tablas de madera. Luego el único movimiento que vi
fue el de sus ropas siendo rasgadas mientras las balas lo seguían
bombardeando sin piedad.

Aterricé junto a él con tanta fuerza que la mitad de mi cuerpo atravesó el


muelle. Sólo me tomó un segundo liberarme y arrojarme sobre él,
contento de que las agujas del dolor de hielo caliente que significaban las
balas me penetraban a mí en lugar de a él. Luego, por sobre el sonido de
los disparos, oí un grito.

―¡Alto el fuego!

Era la voz de Madigan, amplificada por algún tipo de dispositivo. Levanté


la cabeza, un gruñido escapó de mí mientras lo veía flotando en el agua
unas cuantas docenas de metros de distancia del muelle. De alguna
manera, se me había escapado Jungkook y salté hacia él. Eso estaba
bien. Podría llevármelos a los dos mientras volaba...

Una onda de choque me apartó de Jungkook y me envió todo


despatarrado contra el otro lado del muelle. Granada de Conmoción,
diagnostiqué mentalmente.
Una amplificada lo suficiente para los vampiros. Madigan realmente había
mejorado sus juguetes, pero antes de que pudiera salir en desbandada de
nuevo hacia Jungkook, vi algo que me heló hasta la inmovilidad. Una línea
apareció en su mejilla manchada de sangre, oscura como boca de lobo y
serpenteó a través de su piel como una grieta en una estatua. Entonces
otra línea apareció, y otra. Y otra.

No.

Fue el único pensamiento que mi mente era capaz de producir mientras


líneas negras comenzaban a aparecer por toda su piel, zigzagueando y
astillándose en nuevos y despiadados caminos. Había visto lo mismo
sucederle a un sin número de vampiros antes, por lo general después de
torcerles un cuchillo de plata en sus corazones, pero la negación hizo
imposible para mí creer que lo mismo sucedía con Jungkook. Él no podía
estarse marchitando lentamente frente a mis ojos, la verdadera muerte
cambiaba su apariencia juvenil en algo que se asemejaba a la arcilla de
cerámica cocinada demasiado tiempo en un horno.

Mi inmovilidad desapareció, reemplazada por un terror como nunca había


sentido. Salté al otro lado del muelle, agarrando a Jungkook en mis brazos
mientras mis lágrimas se unían a la lluvia para empapar mi rostro.

―¡NO!

A pesar de que el grito me dejó, los cambios en él empeoraron. Su


musculoso cuerpo se sentía como si se desinflara, las duras líneas de su
cuerpo se volvieron de goma antes de que empezaran a encogerse. Lo
agarré con más fuerza, los sollozos se convirtieron en lágrimas escarlata,
mientras algo empezaba a martillar en mi pecho. Se sentía como si
estuviera siendo golpeado en el interior con duros y firmes golpes. El
latido de mi corazón, registró una parte de mí. Había permanecido en
silencio durante casi un año, pero ahora, golpeaba con más fuerza de lo
que lo hizo cuando era humano.

Otro grito rasgó fuera de mí cuando la piel de Jungkook se quebró debajo


de mis manos antes de deshacerse en los tablones de madera. Agitado,
traté de armarlo de nuevo, pero más carne comenzó a desprender más
rápido de lo que podía mantenerla unida. Músculos y huesos asomaban
por aquellos espacios ampliados, hasta que su cara, cuello y brazos se
parecían a una enorme losa de carne. Pero lo que arrancó a través de mí
como un fuego que nunca se detendría de quemar fueron sus ojos. Esos
orbes marrón oscuro que amaba se hundieron en sus cuencas,
disipándose en una sustancia viscosa. Mi grito, agudo y agonizante,
sustituyó los sonidos aleatorios de soldados ajustando su posición a mi
alrededor.

No traté de detenerlos. Me quedé sentado allí, agarrando puñados de lo


que ahora parecía cuero seco, hasta que lo único que podía ver bajo la
acribillada ropa de Jungkook era una cáscara pálida y marchita.
Vagamente escuché a Madigan gritar:

"¡Dije que munición de plata no! ¿Quién jodidos disparó esas rondas?",
antes de que todo se desvaneciera, excepto el dolor que irradiaba a través
de mí. Esto hizo que el dolor que sentí cuando estuve cerca de ser
quemado hasta la muerte, fuera un recuerdo feliz. Eso sólo había
destruido mi carne, pero esto rasgó a través de mi alma, tomando toda
emoción y destruyéndola con el conocimiento de que era demasiado
terrible de soportar.

Jungkook se había ido. Había muerto justo delante de mis ojos, porque
insistí en capturar a Madigan a mi manera. Me merecía todo lo que
obtuviera del retorcido burócrata por llevar a mi amado esposo a su
muerte.

―Agárrenlo ―gritó Madigan.

Manos ásperas me tomaron, pero no me preocupé ni siquiera cuando algo


duro y pesado se cerró de golpe en mi cuello, hombros y tobillos. Sin
embargo, cuando alguien intentó desencajar a Jungkook de mi agarre, mis
colmillos desgarraron la garganta de esa persona sin ni siquiera un
pensamiento. La sangre caliente roció mi cara y corrió por mi boca,
mientras docenas de rifles se preparaban para disparar.

―¡Alto al maldito fuego!

La voz de Madigan de nuevo. Si algo importaba además del hombre que


acunaba, habría sido desgarrar su garganta enseguida, pero no hice nada
excepto apretar mis agarre en Jungkook y dejar caer mi cabeza junto a la
suya. Irregulares parches del cráneo me frotaron donde debería haber
habido suave y lisa piel... otra bola de demolición para mis emociones
Nunca me recuperaría.

Los sollozos me sacudían con tanta fuerza que sentía como si me


estuviera desmoronando. Eso estaba bien. Quería ser rasgado en
pedazos. Dolería menos que el conocimiento de la muerte de Jungkook.
Es por eso que no peleé cuando Madigan dijo: "Déjenlo que se quede con
el cuerpo. Lo estudiaré, también". Y una pesada red fue arrojada sobre mí.
Debido a la quemazón dondequiera que tocaba piel, supe que era de
plata, y debido a los cortes sentía como si estuviera más apretado,
también estaba equipado con navajas de plata. Luchar sólo me cortaría, y
no es que tuviera intención de luchar. Sabía sin lugar a dudas que
Madigan me mataría una vez que hubiera terminado conmigo. Si
escapaba, sin embargo, mis amigos tratarían de impedirme que me uniera
a Jungkook.

Hace años, Jungkook me había hecho prometer que seguiría adelante si él


era asesinado. Yo había dicho que sí, sin embargo ahora, me iba a
retractar de esa promesa. La muerte era mi única oportunidad de reunirme
con él. No me perdería eso por nada.

―Espérame ―susurré, mi voz rompiéndose en otro sollozo―. Estaré ahí


pronto.

***

Me monté en la parte trasera de una camioneta mientras media docena de


guardias armados apuntaban sus armas hacia mí. Por extraño que
parezca, sus pensamientos estaban silenciados detrás de un ruido blanco
estático que emanaba de sus cascos. Aparte de la gruesa armadura
blindada, el vehículo podría haber sido la parte de atrás de un U-Haul, el
interior era demasiado simple. Tampoco tenía ventanas, pero por lo largo
del camino, nuestro destino no era el compuesto de Madigan en
Tennessee. No estaba seguro de a dónde nos dirigíamos, pero por los
pensamientos que capté, teníamos un convoy armado acompañándonos
todo el camino.

La pequeña parte de mí que no se retorcía de dolor se preguntó por qué


Madigan no había volado a nuestro destino. Tal vez tenía miedo de que yo
rompiera mis ataduras, una pelea a diez mil metros de altura podría
derribar el avión y matar a todos.

Fue sabio al temer eso. La única cosa que me atraía más que la idea de mi
propia muerte, era la de llevar a Madigan y sus soldados conmigo. De
hecho, ahora que había tenido varias horas para procesar todo, me estaba
pateando a mí mismo por dejar que Madigan me atara con varias
restricciones, más una red llena de navajas de plata. Me podría haber ido
del muelle en una lluvia de disparos después de arrancarle la garganta, y
luego pisotear sus restos.

Como se suele decir, la retrospección es siempre mejor.

La camioneta comenzó a rebotar mientras la carretera principal se


convertía en una de un solo carril que se sentía de tierra en lugar de grava.
Moví por completo el cuerpo de Jungkook sobre mi regazo para que los
duros empellones no golpearan nada de él. Él había sido casi invencible
en vida, pero en la muerte, sus restos eran frágiles, tan ancianos como si
ahora estuvieran en sus completos dos siglos y medio de edad. Si no
fuera por el triple juego de grilletes restringiéndome, me habría quitado el
abrigo y lo hubiera envuelto con él, pero mis brazos estaban pegados a
mis costados, clavando la chaqueta sobre mí.

Después de quince minutos más o menos, el vehículo se detuvo, y la


escotilla trasera se abrió dejando entrar una pared de luz. Parpadeé hasta
que el brillo se transformó en un fondo de árboles cubiertos de musgo.
Entonces inhalé, notando que el aire fresco estaba cargado de humedad,
moho y del punto característico de químicos rancios. Al ver que el
desolado y hermoso paisaje tenía una pequeña cúpula cubierta de hierba
en la distancia, era casi redundante.

Madigan me había llevado a la zona Manejo de Vida Silvestre McClintic en


Point Pleasant, West Virginia. Exactamente a donde yo quería ir, excepto
que bajo circunstancias muy diferentes.

Consideré luchar cuando los soldados tiraron de la red para sacarme,


pero luego decidí no hacerlo. Por un lado, eso diezmaría los restos de
Jungkook. Por otra parte, si Hoseok, Daniel, JiHoon y Sehun estuvieran
aquí, entonces mi último acto sería liberarlos. Ellos eran mis amigos.
Además, Jungkook querría que liberara a su pueblo. ¿Cómo podría
decepcionarlo?

Una vez fuera de la camioneta, fui apresurado hacia lo que parecía un


gran carrito para equipaje. Cuando aparecieron las finas líneas rojas
entrecruzadas de poste a poste para delimitar el perímetro alrededor de
mí, sin embargo, entendí.

Rayos láser. Esta debía ser la forma en que había metido a Hoseok y los
demás en la instalación sin grandes pérdidas. Cualquier cosa que
traspasara esos rayos conseguiría ser rebanado, y mientras los miembros
de vampiros volvían a crecer, nuestras cabezas no lo hacían.

Mientras era llevada hacia uno de los antiguos iglús de municiones, una
voz masculina gritó mi nombre. Mi cabeza se levantó con sobresalto. A
través de la malla y los rojos rayos láser, vi a Minhyuk volando en círculos
frenéticos por encima del carrito.

―¿Qué debo hacer? ¿A quién se lo cuento? ―lloriqueó el fantasma.

Ninguno de mis guardias levantó la vista. No podían oírlo, así que cuando
dije: "No hagas nada. Vete a casa", varias cabezas con cascos se
volvieron en mi dirección antes de mirar alrededor con cautela.

Minhyuk voló más cerca, hasta que pude ver la determinación en su


mirada azul desteñido.

―No te abandonaré ―dijo en un tono duro.

Aparté la mirada, nuevas lágrimas se derramaban por mis mejillas.


―No tienes opción, mi amigo. Ahora, por favor, vete.

―¡Tae...!

Su voz fue cortada mientras yo era empujado dentro del iglú de concreto y
una puerta oculta parpadeaba en la entrada. Mi carrito de láser se sacudió
cuando algo metálico se sujetó de las ruedas. Luego cuatro postes cortos
con forma de T se elevaron del manchado suelo de cemento. Los guardias
los agarraron justo cuando el suelo comenzó a vibrar, haciendo que la
vieja suciedad pegada a él temblara, antes de que repentinamente cayera
por debajo de nosotros.

Las paredes cubiertas de grafiti fueron reemplazadas por acero liso


mientras caíamos en picada a unos treinta kilómetros por hora. Mi red de
plata brevemente se levantó por la velocidad, sólo para estrellarse de
nuevo sobre mí cuando nos detuvimos bruscamente un par de minutos
después. Entonces la puerta se abrió con un zumbido revelando una
enorme sala con docenas de empleados en estaciones de trabajo,
gráficos de seguridad en 3-D tanto del área de la vida silvestre de los
alrededores, así como de éste complejo, y guardias con cascos
patrullando alrededor como tropas de asalto.

La sala de reuniones subterránea de Marie Laveau no tenía nada que


hacer contra las instalaciones de pruebas secretas de Madigan.

―Lleva el espécimen A1 a la celda ocho ―gritó la odiosa voz de Madigan.

Miré alrededor pero no lo vi, y había una cualidad metálica en su voz.


Debió haber estado dando órdenes a través del intercomunicador. Una
vez más, me pateé a mí mismo por no matarlo cuando tuve la
oportunidad, pero rectificaría eso en mi próxima oportunidad. Luego fui
sacado de lo que supongo era el centro de mando y llevado por un largo
pasillo. Las botas de mis armados acompañantes sonaban con un ritmo
entrecortado en las baldosas del suelo mientras me guiaban a través de
dos vueltas a la derecha y una a la izquierda antes de llevarme a la
entrada de lo que parecía un ala de hospital de la prisión.

―Escala para exploración ―dijo un guardia en un tono aburrido.

También llevaba un casco de visera completa, pero el suyo no emitía el


ruido blanco para descifrar el pensamiento que el artefacto de mis
captores tenía. Me di cuenta que tampoco lo tenía ninguno de los otros
guardianes con cascos aquí.

Debía ser tecnología élite que sólo las unidades tácticas tenían.

Entonces los láseres que rodeaban mi carro desaparecieron y mis


escoltas obedientemente se quedaron firmes mientras aparecían líneas
azules en un formato cuadrado sobre nosotros. El guardia miró hacia la
pantalla de su computadora, y su cabeza se levantó de golpe.

―Hay algo en el carro con él.

―Un vampiro muerto ―respondió uno de mis acompañantes.

Las palabras hirieron demasiado, me tomó un segundo registrar la


respuesta del otro guardia.

―No, algo con un latido de corazón.

La confusión se enhebró a través de mi dolor. Mi corazón había dejado de


latir hace horas... Con un chillido, algo pequeño y peludo saltó por entre
los agujeros de la red de plata. Dos de mis curtidos guardias realmente
saltaron hacia atrás mientras que un tercero intentó, sin éxito, pisotear a la
criatura, la cual lo dejó atrás, y luego desapareció debajo de una puerta
cercana.

―Maldita rata ―murmuró el guardia. Entonces giró su cabeza hacia mí―.


¿Por qué no la mataron? ―preguntó en tono acusador.

―Para que así pueda cagar en tu sopa ―espeté.

¿Creía que me iba a disculpar por no ser un buen exterminador? Incluso si


no hubiera estado demasiado abrumado por la pena para notarlo, por qué
me iba a preocupar si un roedor estaba escondido en la parte trasera de
mi carrito de secuestro...

Mis ojos se estrecharon, pero agaché la cabeza antes de que los guardias
pudieran captar algo sospechoso en mi expresión. Esa rata no sólo
acababa de vagabundear en el vehículo equivocado. Había estado dentro
de la red de plata, lo cual sólo sería posible si se hubiera ocultado en la
ropa de Jungkook durante el breve intervalo entre su muerte y nuestra
captura. Y las probabilidades de que un animal hubiera merodeado
alrededor después de un tiroteo tan intenso que mató a un maestro
vampiro eran casi nulas.

―Encierren al hijo de puta ―gruñó el guardia.

Esos rayos láser entrecruzados aparecieron alrededor de mi carrito otra


vez.

No dije nada mientras fui llevado a través de las puertas de la unidad y


nada aun cuando el guardia murmuró algo sobre la necesidad de que
mantenimiento dejara trampas para ratas en ese piso.
Las trampas no funcionarán porque este no era un animal ordinario. De
hecho, lo que se escurrió debajo de la puerta hace unos momentos no era
un animal en absoluto.

Era Jimin.

15: Agonizante

Las celdas estaban dispuestas en un semicírculo frente a la zona de


trabajo principal del piso, similar a como los cuartos de los hospitales
enfrentan la sala de enfermeras en una unidad de cuidados intensivos.

Una gruesa pared de vidrio y una capa de láseres de respaldo mantenían


a los ocupantes en el interior, pero dejaba sus acciones visibles a los
miembros del personal. Mi celda estaba en el extremo de la línea curva, lo
que me dio una visión clara de las otras mientras era llevada más allá de
ellas. La primera tenía a una niña de cabello castaño en esta, de todas las
cosas, pero entonces pasé un rostro muy familiar.

Desde la primera vez que lo había conocido, Hoseok había mantenido su


cabello castaño corto, un homenaje a sus antiguos días como un sargento
de las Fuerzas Especiales. Ahora era más largo, y la mitad inferior de su
rostro estaba ensombrecido por la espesa barba, enfatizando su
expresión encantada. En la celda contigua a la suya estaba Daniel, su
masa de cabello negro ahora colgando más allá de sus hombros, mientras
su piel lucía pálida incluso para un vampiro. JiHoon estaba en la celda
después de la suya, viéndose igualmente descuidado y pálido, pero fue el
cambio de Sehun en la segunda celda del final lo que me hizo jadear.

Había perdido quince kilos al menos, transformando su estructura


muscular en algo demacrado. Su corte de cabello normalmente al ras
ahora era largo, y su piel color vainilla mantenía un enfermizo tinte azul.
Me tomó un segundo darme cuenta de que este venía de extensas
contusiones, con especial énfasis en sus muñecas, manos y el pliegue
interior de sus brazos.

Pinchazos de agujas, me di cuenta con una oleada de furia. Sólo había


una razón por la que Madigan se molestaría con repetidas muestras de
sangre o inyecciones en un ser humano. Estaba experimentando con
Sehun.

Mis manos se apretaron en los bordes de la agujereada chaqueta de


Jungkook. Espera por mí, repetí en silencio, sintiendo crecer mi ira. Tengo
algo que hacer antes de verte de nuevo.

Y con Jimin aquí, ahora tenía una mejor oportunidad de tener éxito.

Dado que ninguno de mis amigos miró cuando yo pasé, ellos no debían
ser capaces de ver a través del cristal de sus celdas. Mi sospecha resultó
ser correcta cuando uno de mis guardias dijo: "Abre la celda ocho",
entonces mi carro fue empujado dentro sin contemplaciones. Cuando la
puerta de cristal se cerró, todo lo que vi fue mi propio reflejo debajo de un
montón de malla de navajas y plata.

―¿No olvidaste algo? ―grité, sabiendo que los empleados tenían estas
habitaciones supervisadas para el sonido, también.
Ninguna respuesta, aparte de los láseres desapareciendo en mi carro.
Suspiré y me apoyé contra uno de los postes, nuevas lágrimas
deslizándose mientras miraba al cuerpo de mi marido. Desde los huesos
me levanté y en Jungkook* me volví, él había dicho cuando me contó la
historia de cómo escogió su nombre después de despertarse como un
vampiro en un cementerio. Eso es todo lo que era ahora, huesos, y el
conocimiento hizo que mis lágrimas fluyeran rápidas y rojas.

Entonces el choque siguió los pasos del dolor mientras un clic sonó en mi
triple juego de esposas y varios cuchillos me apuñalaron a la vez. Cuando
ese dolor comenzó a deslizarse a través de todo mi cuerpo, quemando
mis terminaciones nerviosas mientras corría, me di cuenta de que no eran
cuchillos.

Eran agujas inyectándome con plata líquida.

No quería dar a los hijos de puta que me vigilaban la satisfacción de oírme


gritar, pero después de unos pocos minutos, lo hice. Entonces, yo
realmente no quería darles la satisfacción de escucharme abogar para que
esto se detuviera, pero después de varias agonizantes horas de ser
quemado de adentro hacia afuera, hice eso, también. Ninguna
misericordia llegó, sin embargo. Sólo la inconsciencia que me llevó a la
oscuridad.

***

Me desperté atado a una mesa en una habitación diferente. Las luces


halógenas salpicaban el techo con brillo parecido al sol, y estaba tan
fuertemente atado que mis movimientos estaban limitados a menear los
dedos de mis pies, pero para mi alivio, el dolor horrible se había ido.
―Ah, estás despierto ―dijo una voz agradable―. Sin duda sintiéndote
mejor, también. Sacamos la plata de ti disolviéndola con ácido nítrico,
luego extrayéndola. Es el único método seguro cuándo ésta penetra tan
profundamente.

Traté de levantar mi cabeza, pero estaba apretada, también. Entonces


busqué con mi mente. La mayoría de los pensamientos vinieron con la
aleatoriedad de escuchar la radio mientras te desplazas por los canales,
pero los de una persona resonaron claramente, y ella estaba en esta
habitación.

Entonces una mujer de cuarenta y tantos apareció en mi limitada línea de


visión, todos menos unos pocos mechones de cabello rubio cenizo
ocultos por una gorra médica. Sus rasgos estaban controlados en una
máscara cortés, y su pálida mirada verde mantenía el desapego que los
médicos clínicos de todas partes habían perfeccionado.

No te molestes en intentar el control mental, pensó ella hacia mí. Estoy


inoculada.

Lo intenté de todas formas. ¿Qué tenía que perder?

―Libérame ―dije, poniendo toda mi rezagada potencia en mi voz y


mirada.

Ella ni siquiera parpadeó.

―Sólo aprendes de la manera difícil, ¿no? ―dijo en voz alta.

―Siempre ―le contesté con firmeza―. ¿Dónde está mi marido?


Un inseguro encogimiento de hombros que la colocó justo después de
Madigan en mi lista de blancos.

―¿El vampiro muerto? En el congelador. ―Con el resto de ellos, concluyó


sus pensamientos.

Cerré los ojos, una ola de dolor aplastándome bajo su peso. Cuando los
abrí, la hembra médico había desaparecido. Probé mis restricciones
aplicando presión en una extremidad a la vez. Nada. Entonces intenté
lanzarme contra ellas con todo lo que tenía, todo a la vez.

Ni siquiera un movimiento. Madigan no había escatimado en gastos para


la creación de una mesa de examen a prueba de vampiro.

―Ahora que has conseguido que eso salga de tu sistema ―dijo la voz de
la doctora secamente―, ¿qué tal un poco de comida?

Ella regresó a mi línea de visión, colgando una bolsa de plasma en un


largo tubo por encima de mí. Le di a sus dedos una breve y calculadora
mirada.

Demasiado lejos para morderlos. Claramente, yo no era su primer cautivo.

Ya que me sentía más débil que un vampiro bebé al salir el sol, cogí el
extremo del tubo entre mis labios y tomé un largo sorbo. Entonces hice
una mueca.

―Marca equivocada ―le dije, escupiendo el tubo.

Por primera vez, la rubia mostró un destello de emoción genuina.


Sorpresa.
―Fuiste drenado casi hasta secarte para extraer la plata de ti. ¿Cómo
puedes negarte a comer basada apenas en la preferencia de grupo
sanguíneo?

Ella tenía razón; estaba tan hambriento que me dolía, pero para mí, esto
no era comida.

―No es el tipo, es la fuente. No bebo sangre humana.

Su frente se arrugó, profundizando las finas líneas de expresión ya


visibles.

―Pero eres un vampiro.

―Voy a llamarte Dra. Obvia ―murmuré.

Ante eso, su expresión regresó a su serena máscara clínica.

―Tú no eres mi primer chico problemático. Si te niegas a la sangre por vía


oral, te será inyectada. El director Madigan ha ordenado extenso trabajo
de laboratorio una vez que estés rehidratado.

Apuesto a que lo hizo.

―Estoy seguro de que Madigan te dijo que yo era un caso especial, pero
él no sabe tanto como piensa. Como el hecho de que bebo sangre de
vampiro, no humana.

Yo había agrietado esa heladamente agradable expresión exterior de


nuevo.

Sus ojos se abrieron, y abrió los labios como si estuviera a punto de


discutir. Luego los frunció cerrándolos, asintiendo.
―Voy a informar al director. Si él lo aprueba, vamos a traerte un poco de
sangre de vampiro.

―Embolsada no funcionará ―dije, pensando rápido―. Tiene que ser


directo de la vena de un vampiro de mi árbol genealógico de no-muertos,
o me moriré de hambre, y Madigan no conseguirá sus preciosas muestras.
Afortunadamente para él, tiene dos vampiros que mi marido engendró
justo aquí.

Yo no sabía cuándo Jimin haría su movimiento, pero si Hoseok o Daniel


estaban fuera de sus celdas cuando lo hiciera, tanto mejor. Ahora, a
esperar que Madigan creyera mis inusuales requisitos alimenticios.

La Dra. Obvia se me quedó mirando el tiempo suficiente para hacer que la


persona promedio o se retorciera o dejara escapar una confesión. No hice
ninguno.

La peor cosa en mi vida ya había sucedido, así que aparte de la pena y la


furia asesina, el resto de mi cuerpo estaba entumecido.

―Voy a dejarte saber lo que el director dice ―respondió finalmente.


Luego desapareció de mi vista.

Cerré mis ojos contra el resplandor de las luces del techo. No tenía nada
que hacer sino esperar, pero pronto, sería capaz de matar.

Y una vez que hubiera terminado con eso, yo sería capaz de morir.

Alrededor de una hora más tarde, varias personas entraron en la


habitación, por el ruido y la repentina crecida de pensamientos. De nuevo
traté de estirar el cuello y sólo conseguí clavar profundamente la correa de
metal en mi cabeza lo suficiente como para extraer sangre. No tuve que
esperar mucho para saber quiénes eran mis visitantes, sin embargo. Dos
voces cortaron a través de los otros sonidos, ambos familiares, pero sólo
uno bienvenido.

―Taehyung.

Un grito de angustia de Hoseok, seguido por el de Madigan.

―Si esto es un truco, lo lamentarás, Kim.

―Por última vez, es Jeon ―le solté.

Madigan se aseguró de inclinarse sobre mí, así pude ver cada matiz de su
petulante expresión antes de hablar.

―Ya no más, pero eso es tu culpa. Juraste sobre la vida de Jungkook que
habías venido solo, y no lo hiciste.

Había oído el dicho "ver rojo" pertinente a un repentino aumento de rabia,


pero nunca lo había experimentado antes. Ahora lo hice, porque tomó
varios segundos antes de que mirara a Madigan y viera nada más excepto
una visión de él cubierto de sangre y muriendo en dolor extremo. Luego
que se desvaneció, y tomé una respiración profunda para calmarme, solté
el aire lentamente.

Tú conseguirás liberarte, y lo matarás, juré. Hasta entonces, esto sólo


ayudaría si Madigan se sentía satisfechamente superior. Entonces sería
más probable que cometiera un error.

―¿Voy a conseguir alimentarme, o estás bien con no descubrir todos los


nuevos tesoros en mi sangre? ―pregunté en un tono uniforme.
Madigan retrocedió, soltando: "Pon su muñeca contra su boca", a
cualquiera de los guardias que tenían a Hoseok.

―¿No puedo conseguir ponerme en posición vertical primero? Vamos, sé


que buscaste esa característica con esta extra elegante mesa de examen.

Un gruñido de satisfacción consigo mismo.

―Por supuesto. No necesito ser un mal ganador.

La mesa en la que estaba atado se desplazó lentamente a una posición


vertical, dándome mi primera visión completa de la habitación. Miré a mi
alrededor, tomando nota de la ubicación de las puertas (dos), el número
de guardias (seis), y las armas que llevaban (carabinas M-4 totalmente
automáticas en sus manos, respaldadas con pistolas semi-automáticas en
sus cinturones), todo ello en menos tiempo del que le tomaba a la persona
promedio parpadear. Luego mi mirada se posó en la Hoseok.

Tenía las mismas esposas cuello-hombro-brazos con las que Madigan me


había restringido anoche, con un conjunto adicional alrededor de sus
tobillos que limitaban su paso a unos pocos centímetros a la vez.
Probablemente tenían las agujas con el líquido plateado en ellas, también,
lo cual tenía que admitir, era un maldito buen disuasivo. No sólo quemaba
como tener un lanzallamas funcionando dentro de tu cuerpo, era una de
las pocas cosas aparte de la muerte que podrían incapacitar a un vampiro.
Pero lo más inquietante sobre Hoseok era su mirada. Si ya no hubiera
resuelto liberarlo y a los demás sin importa qué, viendo la mirada
atormentada me habría influido.

―Hola ―dije en voz baja.


Su boca era una dura línea recta, pero esos ojos oscuros comenzaron a
llenarse con lágrimas coloreadas.

―Oh, Tae, preferiría nunca verte de nuevo que verte aquí.

Forcé una sonrisa porque no podía empezar a llorar, también. Ya que


perdería el control delgado como telaraña que tenía sobre mi dolor.

―Estoy seguro de que no es tan malo. Probablemente Madigan sólo es


incomprendido.

Hoseok resopló con cansado desdén.

―No sabes ni la mitad de lo que él ha hecho.

―Se supone que debes ser alimentado, no ponerte al día ―dijo Madigan
secamente―. Hazlo, o él se va.

Incliné mi cabeza tanto como pude, indicando mi deseo de empezar. Los


guardias de Hoseok lo empujaron, y sólo sus reflejos de no-muerto le
impidieron caer hacia adelante con esas restricciones de tobillo. Entonces,
con una expresión pétrea, se volvió y agitó sus manos hacia ellos.

―A menos que lo desaten o yo de repente me vuelva casi un metro más


alto, él va a tener que alimentarse de mi cuello, no de mis muñecas.

La sonrisa de Madigan podría haber convertido el agua en hielo.

―Él se queda amarrado y tú también, por lo que es el cuello.

Hoseok se inclinó y su olor familiar superó el olor a lejía, germicida,


sangre, y el miedo al que esta habitación apestaba. Cuando su cuello rozó
mi boca, el hambre se hizo cargo; poderosa, exigente y sin importarle
cómo el dolor había destrozado mi voluntad de vivir. Por su propia
voluntad, mis colmillos se clavaron en su garganta, liberando ese delicioso
líquido carmesí en mi boca.

Mientras tragaba, los labios de Hoseok rozaron mi oreja. Luego habló tan
bajo que ninguno de los humanos debía haber sido capaz de escucharlo.

―Si tienes la oportunidad, vete. No vuelvas por nosotros.

No respondí. Por un lado, mi boca estaba llena, y por otro, no podía


arriesgarme a hablarle de Jimin. La restricción de su cuello podría tener un
micrófono, además de sus otros aparatos.

Luego susurró algo más que hizo que mi garganta se cerrara a pesar de la
demanda sin conciencia de mi hambre.

―¿Jungkook realmente está muerto?

Yo no podía hablar ahora, porque si lo hacía, esto saldría con un gemido


de angustia. En cambio, asentí y me obligué a tragar. Su sangre se sentía
como si estuviera ahogándome todo el camino hacia abajo.

El suspiro de Hoseok parecía venir de muy dentro de él.

―Lo siento mucho.

Aun así no le respondí. No podía tragar más, tampoco, y los pocos


bocados que había consumido se sentían como si fueran a devolverse.
Entonces, como si el espíritu de Jungkook estuviera susurrando desde el
más allá, casi pude escucharle hablar, y parecía molesto.

¿Quieres matar a los bastardos, Gatito? Necesitarás tu fuerza, por lo que


deja de lloriquear y bebe.
Él estaba en lo cierto. Casi siempre había estado en lo cierto, y yo rara vez
había escuchado. Lo haría ahora, sin embargo. Manteniendo mi
resolución, mordí el cuello de Hoseok de nuevo, pero me quedé mirando a
Madigan mientras tragaba. No has ganado. Simplemente aún no lo sabes.

16: Rabia

Ellos se llevaron a Hoseok después de que hubiera bebido cerca de un


cuarto de él, pero luego lo trajeron de vuelta después de que Madigan
drenara eso mismo de mí para realizar sus primeras rondas de pruebas.
Por los pensamientos de la Dra. Obvia, estaban muy

emocionados por los resultados preliminares porque mi sangre parecía ser


compatible con el ADN ghoul.

Me preguntaba sobre eso. Cuando yo era un mestizo, todo el mundo


sabía que podría haber sido convertido en un ghoul y aun así conservar
las habilidades de ambas especies. Ese fue el motivo por el cual las dos
razas casi van a guerra por mi culpa. Incluso como un vampiro completo,
mi corazón aún latía cuando estaba bajo presión extrema, y mi dieta era
nada sino ordinaria, dos hechos que habíamos mantenido en secreto para
que la nación ghoul ya no me considerara una amenaza de cruza de
especies.
Si estas pruebas estaban en lo cierto, tal vez lo era todavía.

Hablando de guerra, ¿dónde estaba Jimin? Había pasado casi un día


desde que se había escurrido bajo esa puerta. Tenía que apurar su culo
peludo antes de que Madigan comenzara a transmitir los resultados de mi
sangre a las otras partes interesadas. ¿Qué estaba esperando?

Otro, más oscuro pensamiento se deslizó en mi consciencia. Él quizá no


estaba esperando algo. Tal vez la rata que había visto había sido sólo eso,
una rata que se había acurrucado en el interior de la ropa de Jungkook
para escapar de una lluvia de disparos, para después, correr a la primera
oportunidad que tuvo. No mi mejor amigo cambiaforma disfrazado.

Si es así, estaba simplemente por mi cuenta. Estaba atado desnudo a una


tabla incapaz de liberarme, y mucho menos podía liberar a Hoseok,
Daniel, JiHoon y Sehun.

O hacer que Madigan pagara por lo que había hecho. Diablos, ni siquiera
podía evitar que la Dra. Obvia hundiera otra aguja en mi yugular para
poder extraer más sangre.

"Jodido" no empezaba a cubrir mi situación.

La desesperación se deslizó en mis emociones, hundiéndose más


profundamente en un pozo de oscuridad. Si sólo eso fuera lo peor que me
hubiera pasado, pero Jungkook se había ido. Aunque Jimin apareciera por
arte de magia, y nos las arreglamos para matar a todos los presentes a
excepción de mis amigos, él aún se habría ido. Las lágrimas comenzaron
a fluir de mis ojos. Todo lo que quedaba de él era el cuerpo en el
congelador y un poco de su sangre en mí que no había sido drenada
todavía...
Sangre.

En medio del fango negro de la desesperación llegó una rendija de luz.

Todavía tenía algo de la sangre de Jungkook en mí, lo que significaba que


había absorbido sus habilidades como lo hice con todos los vampiros o
ghoul de los que antes bebí. Por su increíble fuerza no había sido capaz
de hacer ceder las múltiples correas de titanio que me restringían a esta
tabla, pero eso no era el truco más impresionante de Jungkook. Lo era el
más reciente.

Esperé hasta que la Dra. Obvia terminó con su última extracción y


desapareció al otro lado de la habitación antes de que comenzara con la
correa más pequeña. La que detenía mi cabeza. No moví un solo músculo
en mi intento de moverla pero, en cambio, enfoqué toda mi concentración
en imaginar que la correa se abría y rompía.

Nada.

Muy bien, así que no lo conseguí en el primer intento. ¿Cuándo algo


importante había sido tan fácil? Cerré los ojos y me concentré de nuevo,
tratando de forzar la correa a abrirse con la fuerza de mis pensamientos.
Un poco más, un poco más, de acuerdo, uno más debería hacerlo...

Todavía nada.

Dejé escapar un suspiro de frustración. La capacidad tenía que estar en


mí.

Mis habilidades para leer la mente vinieron de la sangre de Jungkook, eso


era seguro. Jungkook había dominado eso plenamente, y él todavía
estaba explorando su telequinesis incipiente. Es por eso que habíamos
asumido que no se había manifestado en mí antes, pero todavía tenía que
estar allí, incluso si no se había mostrado espontáneamente todavía...

¿La correa de metal vibró un poco? No podía estar seguro, pero me dije
que sí, que lo hizo. Entonces me concentré más duro, disponiendo que
esas vibraciones aumentaran hasta que se desprendiera.

Éstas no lo hicieron. No sentí ninguna presión, vibraciones, sólo el frío


metal contra mi frente y mi creciente ira por el hecho de que Madigan
podría haber ganado después de todo.

Maldita sea, yo podría no merecer golpearlo, pero ¡él merecía perder! Y


Jungkook merecía algo también. Había estado en ese muelle porque
estaba tratando de protegerme, así que lo último que querría era que yo
estuviera atrapado en esta tabla como la última rata de laboratorio de
Madigan. Él me querría arriba y desencadenando el infierno para todos los
que habían ayudado a encarcelar a su gente, aquellos que le habían
disparado a muerte, y que me habían empujado a este retorcido
laboratorio subterráneo, en especial al imbécil que lo había orquestado
todo. Si Jungkook estuviera aquí, me exigiría que dejara de intentar hacer
estallar mis ataduras e hiciera volar esa cosa a través de la maldita sala
dándole a la Dra. Obvia justo en medio de... Click.

Con ese sonido único, glorioso, la presión en mi frente desapareció. La


Dra. Obvia no lo oyó, sin embargo. Cuando volví la cabeza sin
restricciones todo el camino hacia un lado, ella estaba mirando a su
computadora, haciendo comparaciones mentales sobre las similitudes
entre el porcentaje de mis genomas y el porcentaje de los genomas de
células de vampiros y humanos normales.

No iba a tener la oportunidad de terminar sus hallazgos. La ira siempre


había sido el catalizador de mis capacidades, pero en mi estado casi
paralizante de pena, me había olvidado de eso. Qué apropiado que el
recuerdo de Jungkook me lo hubiera recordado. Ahora todo lo que tenía
que hacer era dejar que mi rabia fluyera, y teniendo en cuenta todo lo que
había sucedido, esa parte era fácil.

Con un empujón de furia alimentada por mi mente, las otras seis correas
se abrieron de golpe con múltiples sonidos de clicks. Eso llamó la
atención de la Dra. Obvia, pero antes de que su mano pudiera volar a su
boca con incredulidad yo estaba al otro lado de la habitación y tirando de
ella hacia arriba por las solapas de su bata de laboratorio.

―Nunca nos presentaron adecuadamente ―dije con un ronroneo


vicioso―. Soy Red Reaper, y tú estás muerta.

17: La muerte no me asusta


Después que aplasté su laringe, la desnudé de su bata de laboratorio y me
la puse. No porque pensara que engañaría a alguien para que pensaran
que trabajaba aquí, sino porque había algo inquietante sobre caminar
alrededor completamente desnudo sobre una serie de cuerpos
asesinados. Luego escaneé la habitación por armas, muy consciente de
que solo tenía unos minutos. Como cada otro lugar en este centro, había
cámaras de seguridad. Efectivamente poco después el pitido de una
alarma se encendió. Solo me las había arreglado para encontrar dos
pistolas semiautomáticas y dos cargadores extras, que no era mucho,
pero tendría que ser suficiente.

Entonces irrumpí a través de la puerta justo antes de que se cerrara y


gruesos barrotes se deslizaron de los marcos como algún tipo de
cerradura automática. Una vez en el pasillo corrí hacia el grupo de
pensamientos aproximándose hacia mí en lugar de alejarse. Tan pronto
como los soldados rodearon la esquina, me lancé hacia adelante, mi
vientre deslizándose sobre el azulejo con fuerza suficiente para romper
mis costillas. El dolor fue fiero e inmediato, pero sus disparos pasaron
sobre mi cabeza. Mantuve mis brazos extendidos cuando el impulso y el
azulejo pulido me llevaron hacia delante mientras disparaba hasta que
ambas armas estuvieron vacías.

Los guardias se dejaron caer con múltiples golpes. Habían sido equipados
con chalecos kevlar y collares de malla de acero alrededor de sus
gargantas, pero mientras sus visores tintados eran a prueba del control
mental, no eran a prueba de balas.

Dejé caer las pistolas en mis bolsillos con los cargadores extras. Luego
arrebaté tantos de sus rifles de asalto como podía llevar.

Ahora, esto era más de mi agrado.

No es un momento demasiado justo, tampoco. Adelante en el pasillo, otra


estampida de botas sonaba. Miré alrededor, decidí que estar a la
intemperie era demasiado riesgoso incluso con mi nuevo arsenal, y me
propulsé hacia arriba lo suficientemente duro para acabar con el techo.
Dejó mi cabeza repiqueteando con más sonidos además del de las armas
de fuego cuando el siguiente grupo de soldados encontró a sus
compañeros y comenzó a disparar al agujero que hice, pero ya me había
ido para entonces. La capa exterior de este centro estaba demasiado
reforzada para explotar mi camino a la luz del día, aun como la mayoría de
hospitales y laboratorios, tenía espacios intercalados entre sus pisos.

Y este, al menos, no estaba vigilado o equipado con puertas automáticas


de cierre.
Salté sobre tuberías y otros equipos mientras corría hacia adelante a lo
que supuse era la sección de celdas de vampiros, basada en los
pensamientos de los empleados además del hecho que tenía una pared
sólida de acero por todo el camino hacia arriba al siguiente piso. Antes de
que pudiera intentar disparar mi camino a través de la base, sin embargo,
tuve que zambullirme por un bombardeo de balas. Los soldados habían
encontrado el camino en el espacio entre los pisos, también.

―¡Tenemos el espécimen A1 arrinconado sobre la sección 9! ―Alguien


informó.

Eso fue seguido por una réplica que no conseguí oír cuando tuve que
esquivar otra lluvia de disparos. Me puse a cubierto detrás de uno de los
refuerzos de acero, manteniéndome abajo mientras disparaba de regreso.
Solo un tercio de los guardias cayeron con sus vísceras hechas añicos, y
escuché más refuerzos viniendo.

Comencé a disparar a los soldados con un arma mientras disparaba al


piso con la otra. Mirando atrás y adelante entre los dos y necesitando
cambiar posición para evitar ser disparado hizo que perdiera puntería
incluso más. La división de mi atención también me costó ser rozado por
más que unas cuantas balas. Para mi sorpresa, estaban disparando
municiones regulares, no plata. Aun así, si una me golpeaba entre los ojos,
estaría indefenso mientras mi cerebro se armaba de nuevo lo suficiente
para poder pensar.

Entonces una granada fue lanzada a mi rincón. La pateé lejos una


pequeña fracción de segundo antes de que explotara. No era una granada
de conmoción amplificada como solían utilizar en el muelle, pero contenía
astillas de plata.
Debían estar poniéndose impacientes. Pasé unos tensos pocos minutos
disparando a ciegas mientras mis ojos sanaban, y cuando mi visión estuvo
restaurada, para mi consternación vi que las barreras de acero sobre mis
amigos estaban aún intactas a pesar de mis dos cargadores vacíos en el
piso.

Otra granada llena de plata explotó cerca, forzándome a alejarme de la


protección del refuerzo resistente a balas. No podía arriesgarme a que una
fuera detonada cerca de mi corazón.

La frustración casi me hizo ajeno al dolor cuando me dispararon muchas


veces a pesar de seguir abajo en el piso. La barrera de acero sobre las
celdas de vampiros era demasiado gruesa, no podía llegar a Hoseok y los
otros de esta forma.

Muy pronto, tuve que impulsarme a través del techo o arriesgarme a ser
explotado donde estaba agachado, y eso era solo si le ganaba a los
soldados que ya estaban de camino al subnivel sobre mí. Desde los
pensamientos que escuché, sin mencionar sus dispositivos de
comunicación inalámbricos, Madigan les había ordenado atacarme desde
el nivel superior también. Él podría querer más de mi sangre para sus
propósitos de prueba, pero no arriesgaría mi escape para conseguirla.

Madigan.

Mis dedos se apretaron sobre la M-4 a pesar de haber sido disparada lo


suficiente para hacer el metal abrasador. Parecía como si no fuera capaz
de liberar a mis amigos, pero todavía había algo que podía hacer.

Pasé muchos minutos inestables tratando de no ser disparado mientras


enviaba mis sentidos hacia fuera para buscar a través de la gran cantidad
de pensamientos en este recinto. Al menos, encontré el que estaba
buscando, y por una vez, no estaba cantando algo para sí mismo.
Madigan estaba implementando los procedimientos de seguridad de
emergencia que nunca antes habían sido necesarios, todo el tiempo
corriendo a un lugar seguro en el centro.

Me concentré en sus pensamientos como si fuera un faro de guía. Luego


utilicé las correas para colgar las dos M-4 alrededor de mi cuello antes de
empujarme arriba con una gran unidad de control térmico. Sosteniendo la
máquina de metal en frente de mí, volé hacia el rincón opuesto y al
espacio cerrado, haciendo una mueca cuando más municiones dieron en
su blanco. Aun así, ninguno de ellos estaba cerca de mi cabeza. No podía
disparar de regreso mientras sostenía la pesada unidad, pero era un
efectivo, algo tosco, escudo a

prueba de balas.

También lo utilicé como un ariete cuando lo empujé sobre mi cabeza y me


propulsé hacia arriba al mismo tiempo. Escombros obstaculizando mi
visión, y mi mitad inferior tomó la peor parte de disparos cuando me forcé
a través del concreto, madera, y acero al siguiente nivel sobre mí. Me
tomó más tiempo desde que esta sección estaba más reforzada que la
otra por la que había irrumpido.

Entonces, en medio una nube de polvo y partículas aislante, busqué a


Madigan. No estaba aquí, pero por sus pensamientos, estaba cerca. Antes
de que pudiera ir en su búsqueda, un nuevo grupo de guardias corrían a la
sencilla puerta. Sin dudar, tiré la máquina congelante demolida hacia ellos.

Con la velocidad sobrenatural que usé, hizo un fuerte sonido cuando los
golpeó, pero tristemente, solo a unos pocos de ellos. El resto se esparció
a través de la puerta mientras abrían fuego.
Traté de escapar a través de la pared más cercana y terminé
estrellándome contra ella como pensé que lo haría en una caricatura. La
habitación a la que había intentado forzar mi camino tenía paredes de
acero que debía ser de más de medio metro de espesor y una sola puerta
cerrada con el amenazador sonido de cerraduras pesadas. Cuando traté
de forzar el camino a través del techo siguiente, tuve el mismo triste
resultado, con un agregado perjuicio de agrietamiento de mi cráneo, con
suficiente fuerza para marearme.

Esta no era una oficina ordinaria. Con su falta de muebles u otros


accesorios, más paredes increíblemente gruesas de acero y puerta, tenía
que ser una habitación de pánico. La única forma de salir era hacia abajo,
y una mirada al agujero que hice mostraba casi una docena de guardias
con armas apuntadas justo hacia mí.

¡Hijo de perra, me atrapé en la habitación de pánico de Madigan antes de


que el bastardo entrara aquí!

―Cambio a la munición de plata ―gritó un guardia con casco, al sonido


acompañado de múltiples recamaras siendo cambiadas.

Oh, oh, trate de atascar sus armas con mis habilidades telequinéticas
prestadas, pero no funcionó, probablemente porque mi cabeza todavía
realmente dolía. No creo que todas las fisuras de mi cráneo se hubieran
tejido uniéndose aún, y no quería saber qué era la cosa húmeda y
pegajosa que estaba cayendo por mi cuello.

―No hay forma de salir, cabeza de chorlito. ―El mismo guardia espetó―.
Ríndete.
¿Cabeza de chorlito? Eso me hizo reír, lo que envió alarmas a mi parte
que todavía podía pensar. Haz lo que dice, o te mataran, esa parte urgió.
No estás en forma para pelear, y te han arrinconado.

Cierto, y, cierto. Pero cuando hablé, no dije "Me rindo". En cambio, dije
otra palabra.

―Jódete.

La muerte no me asusta. Era mi camino de regreso a Jungkook.

Entonces me tensé, a punto de atacar y tomar tantos de ellos conmigo


como pudiera, cuando una voz frenética estalló a través de su sistema de
comunicación.

―¡Este es Falcon 1. Espécimen A1 está suelto en la sección 6!

¿No era yo el espécimen A1 como los otros me habían llamado? Eh, algo
como salsa de carne... sacudí mi cabeza empeorándola al tratar de
detener esa inútil línea de pensamientos. ¡Sana rápido, cerebro!

―Negativo, Falcon 1. Este es Falcon 7, y tengo al espécimen A1


contenida en la sección 13 ―dijo el que me había llamado cabeza de
chorlito.

―Falcon 7, estoy mirando a A1. ―Vino la respuesta enfática.

―No puede ser, el hijo de perra está aquí ―espetó mi chico, sonando
molesto.

Mi confusión se levantó, no porque mi cabeza finalmente terminó de sanar


o porque era el único que sabía quién era la persona que podía hacer que
yo estuviera en diferentes lugares al mismo tiempo. Cuando me reí de
nuevo, no fue en una forma aturdida. Era con alivio.

Jimin estaba aquí, y por los gritos que venían a través de la siguiente
transmisión, estaba pateando algunos traseros.

―Estoy diciéndote que A1 está aquí, y también tenemos un desconocido


hostil irrumpiendo en la sección 11. ¡Necesitan respaldo, ahora!

Cabezas con cascos comenzaron a oscilar de mí al guardia, que había


deducido era el líder de la unidad.

―¿Qué diablos? ―murmuró alguien.

No sabía quién era ese otro "hostil", pero conocía una buena distracción
cuando veía una. Me lancé arriba y me moví cerca del techo a máxima
velocidad mientras pasaba entre los guardias. El impacto mató a dos en
su lugar, pero los otros abrieron fuego. Llevé uno de los guardias muertos
encima de mí, utilizándolo como un escudo mientras me lanzaba hacia el
resto, rompiendo tobillos y luego cuellos cuando caían.

La habitación sellada que me había atrapado ahora los atrapó a ellos. Los
guardias más allá comenzaron a disparar a través del agujero, pero
golpearon a sus amigos más que a mí. Además, con los chalecos kevlar
que los guardias usaban, el escudo de cadáver mantenía las balas lejos de
cualquier lugar vital, aunque mis brazos y piernas crepitaban por toda la
plata bombeada en ellas. Ignoré el dolor, concentrándome en terminar mi
tarea. Por todo lo que sabía, uno de esos guardias había hecho el disparo
que mató a Jungkook, así que era inmisericorde en mis acciones.

Romper. Aplastar. Rasgar.


Repetí eso hasta que nada a mi alrededor se movía. Luego empujé
cuerpos en el agujero para dejar que las balas acribillaran la habitación y
rebotaran en las paredes de acero. Cuando eso estuvo hecho, dejé salir
un alarido de victoria que terminó cuando me di cuenta que había ganado,
pero todavía no podía salir de la habitación a menos que alguien abriera la
puerta.

Tal vez podía conseguir que alguien hiciera eso. Presa de una idea, agarré
el guardia muerto más cercano y hablé en su sistema de comunicación.

―Jimin ―grité―. ¡Tienes que encontrar una forma de abrir esta puerta!

―¿Quién diablos eres tú? ―espetó la voz en el otro lado.

No me importaba lo suficiente para responder. Escuché un ruido de fondo,


el que significaba que Jimin debería haber sido capaz de escucharme
también, si aún estaba cerca de este chico. Dado el rudo sonido de pelea,
tenía que estar.

Luego una voz diferente estalló desde un dispositivo de comunicación en


otro cuerpo.

―TODAS las unidades a la sección 13, ¡situación crítica!

Au, diablos, la sección 13 era donde yo estaba. Los guardias debían haber
llamado por el hecho de que había destruido a los soldados en la
habitación de pánico.

―¡De prisa, Jimin! ―grité en el comunicador. Luego comencé a reunir M-


4, de los que tenían más munición antes de tratar de tirar de un chaleco
kevlar de un guardia muerto. Mucho más manejable que tomar su cuerpo
conmigo.
―¡Repito, situación crítica! ―gritó una voz con pánico a través del
comunicador―. Visión hostil y... oh Dios. ¿Qué es eso? ¿QUÉ ES ESO?

Me puse el chaleco salpicado de sangre, preguntándome qué forma había


tomado Jimin esta vez. Por el sonido del guardia, podría haber sido un
Tiranosaurio Rex. Llegó a mi piso rápido, también. Solo momentos antes,
había estado en la sección 6, donde sea que eso estuviera.

La cerradura de titanio grueso de la puerta chasqueó de regreso en las


paredes más rápido de lo que se había plegado. Entonces no se abrió, se
estrelló hacia dentro, aplanando un cuerpo debajo con suficiente fuerza
para hacer algo que parecía como mermelada de frambuesa chorreando
de sus lados.

Pero eso no fue lo que me hizo congelar, mi M-4 vacilando medio camino
arriba en un arco. Fue la cosa en el otro lado de la puerta. Cabello blanco
enmarcando un rostro que mostraba más cráneo que piel excepto por un
juego de llameantes ojos esmeraldas. Ropas acribilladas colgando fuera
de un cuerpo que parecía como cuero viejo y carne seca envuelta
alrededor de hueso. Cuando desnudó sus dientes en una espantosa
versión de una sonrisa, instintivamente retrocedí.

Y entonces habló.

―Hola... Gatito.

______________________________

¿Sufrieron mucho? Jsjsjsjs


18: Lo he visto todo

Más tarde había estado avergonzado de que no corrí a sus brazos cuando
me di cuenta de quién era, pero en ese momento, mi cerebro se negó a
conciliar al cuerpo medio podrido y caminante con el hombre que amaba.
Jungkook no notó mi indecisión. Tampoco tenía más del sesenta por
ciento de su carne, pero ese era el punto.

Agarró mi brazo y me sacó de la habitación del pánico, luego me empujó


hacia el pasillo. Le permití que me guiara, todavía tratando de lidiar con la
realidad de él estando aquí, y ni hablar de darle sentido a la condición en
la que se encontraba. Los cuerpos de los guardias cubrían el pasillo,
sobre todo con las cabezas arrancadas y los charcos de su sangre
provocaron que me resbalara una o dos veces mientras corríamos. Las
luces rojas destellaron y las alarmas sonaron, pero no encontramos más
guardias, y si esta sección tenía empleados, los habían evacuado hace
tiempo.

Entonces un gran conjunto de puertas dobles entorpeció nuestro camino


a la siguiente sección. Desde la vacía estación de seguridad, de donde el
guardia de la entrada había abandonado su puesto y a través del pequeño
panel de visualización, no vi a nadie en la sala de más allá tampoco.

―Iniciando protocolo Dante para la sección 13 en quince segundos


―entonó una voz automatizada desde el sistema de comunicaciones.
Extendí mis sentidos hacia afuera tratando de descubrir lo que eso
significaba, y los pensamientos que capturé fueron de mal agüero.

¡No pueden incinerar la sección 13! ¡Es posible que haya sobrevivientes!
Oh, Dios, voy a morir...

¡Así es, quema a todos y cada uno de esos hijos de puta!

―Van a incendiar esta sección ―le dije a Jungkook, entonces lo sacudí


cuando lo único que hizo fue cerrar los ojos―. ¡Jungkook! Tenemos que
irnos ahora o vamos a arder.

Todavía no abría los ojos. ¿No me escuchaba? Puede que no, no parecía
que algo de sus oídos quedara bajo esa mata de cabello blanco.

Lo agarré y traté de volar, con la intención de llevarnos a través del techo


hacia una sección que no estuviera a punto de ser asada, pero él plantó
sus pies y no se dejó mover. Pude concluir que estaba más allá de mí
mientras lucía como extra de Night of the Living Dead, aun así bien pude
haber tratado de levantar una montaña.

―No ―dijo con esa gutural y poco familiar voz.

―Cinco segundos para el protocolo Dante en la sección 13 ―entonó el


sistema de advertencia.

Jungkook todavía no se movía. Si volaba sin él, tendría una oportunidad


de lograrlo, pero prefería morir que hacer eso. Luciendo peculiar o no,
éste era Jungkook, y mi lugar estaba con él, en la vida o en la muerte.
Lancé mis brazos a su alrededor y cerré los ojos con fuerza, esperando
que el fuego fuera tan intenso que esto terminara rápido.

Las explosiones sonaron, provocando que todo se estremeciera como si


estuviéramos en un terremoto, aun así no había calor o dolor. Después de
unos segundos, me atreví a abrir los ojos.
Ningún muro o llamas se precipitaron hacia nosotros. O a los guardias,
para el caso, pero debido al crescendo frenético de gritos en mis
pensamientos, la gente estaba muriendo en algún lugar. Me tomó algo de
trabajo ordenar lo suficiente a través del caos mental para averiguar lo que
pasó, y cuando lo hice, me quedé atónito.

―Utilizaste tu poder para sabotear su máquina de incineración antes de


que pudiera incendiar éste piso, y explotó donde estaba localizada.

Hablando de atacar fuego con fuego. O con telequinesis, en éste caso.


¿Cuándo Jungkook había llegado a ser tan poderoso? Una pregunta
mejor, ¿cómo podía todavía serlo en su condición?

Asintió.

―Y... abrí... puertas.

Hablar era claramente difícil para él, pero sus habilidades estaban a
niveles sorprendentes, a juzgar por lo que había hecho.

―¿Qué puertas? ―Con suerte las que los llevaban a la superficie.

―Todas... ellas.

Diciendo esto, las puertas frente a nosotros se desbloquearon y se


abrieron.

Cuando una oleada de nuevos gritos invadió mi mente, comprendí el


significado de lo que había dicho. No solo había abierto esas puertas.
Había abierto todas las puertas de la instalación, incluyendo las que
mantenían cautivos a los no-muertos en sus celdas. Esta vez, cuando
escuché los gritos mentales, sonreí. A decir por los sonidos, Hoseok,
Daniel, JiHoon y Sehun tenían la situación bajo control, pero más guardias
podrían estar de camino a ellos.

―Quédate aquí, iré por los chicos ―le dije a Jungkook.

Podría faltarle más de la mitad de la carne en su rostro, pero aun así no


tuvo problema para verbalizar con su expresión: ¿Estás bromeando?

―Es posible que haya peleas, y tú luces como si una dura mirada pudiera
arrancarte una extremidad ―dije con exasperación.

Algo me golpeó en la espalda. Me volví, ya disparando, pero había sido


golpeado con una asquerosa cabeza decapitada, sin embargo, no era
peligrosa.

Luego, otra cabeza se apuró hacia mí como si fuera una bola de bolos, y
mis piernas fueran los bolos. La esquivé solo para que se girara en el aire
y me golpeara en el culo.

―¡Detente, ya has demostrado tu punto!

Supongo que debería haberme dado cuenta de quién mató a todos esos
guardias para empezar, aunque con lo deteriorado que se veía Jungkook
la única amenaza que alguien asumiría que representaba era su apetito...

Me golpeó entonces. Todo. Tal vez debería haber sido obvio desde el
momento en que rompió la puerta de la habitación del pánico, pero la
impresión me había impedido poner las piezas juntas. Ahora sabía que
seguía vivo a pesar de que lo había visto morir, y por qué se veía de la
forma en que lo hacía. Y si no supiera que le quitaría un pedazo de su
carne, le habría dado un puñetazo justo en la cara.
―Eres un bastardo sin corazón. ―Me atraganté.

Sus ojos no parpadeaban. La carencia de párpados le haría eso a una


persona.

―Más tarde ―respondió con esa voz ronca.

Ah, podía apostar a eso.

―¡Tae!

Me volví, viendo un reflejo de mí mismo saltando por el pasillo. En algún


momento desde su transformación de rata a mi doble, Jimin había robado
un uniforme médico. Por todos los agujeros en ellos, también tomaron el
fuego pesado mientras se hacía pasar por mí. Mi felicidad de verlo se vio
atenuada cuando me di cuenta de que no se veía mínimamente
sorprendido de ver a Jungkook vivo, o en la condición en la que estaba.
¿Era yo el único que no había conocido el verdadero plan detrás de mi
reunión con Madigan en el muelle?

―Vamos, la sección de la cárcel vampiro es por aquí ―dijo Jimin, antes


de correr más allá de nosotros y girar a la derecha justo donde se
bifurcaba el pasillo. Lo seguí, empujando mis confusas emociones para
enviar mis sentidos hacia el exterior. No sería bueno para nosotros correr
derecho a una trampa. Después de escuchar unos segundos, mi tensión
disminuyó. La destrucción de Jungkook de la máquina del protocolo de
Dante no solo había matado un montón de gente.

También había lesionado gran parte del resto de ellos ya que la mayoría
de los pensamientos que recogí eran desarticulados por el dolor. Los
pensamientos que todavía estaban claros parecían en pánico, ya que los
empleados de Madigan se dieron cuenta de que todas las puertas
interiores estaban abiertas, pero el ascensor principal a la superficie
estaba fuera de servicio. Bien. Ya era hora de que supieran lo que era
sentirse indefenso y atrapado en este infierno subterráneo.

Busqué a través de los pensamientos lo mejor que pude, pero Madigan no


estaba entre ellos, ya sea que estuviera muerto o inconsciente. Esperaba
que fuera la última ya que quería matarlo yo mismo. Sin embargo, primero
lo primero.

Jimin pasó corriendo las puertas de seguridad abiertas en la sección


donde estaban las celdas de detención. Entonces se detuvo, arrugando la
nariz. Las celdas estaban vacías pero los cuerpos estaban desplomados
encima de los monitores de los ordenadores, las sillas, y en el suelo
manchado de rojo. Hoseok y los chicos habían estado ocupados.
Múltiples huellas ensangrentadas guiaban a una habitación interior más
allá de las celdas, aunque otro conjunto más pequeño había ido por el
pasillo en dirección opuesta de donde habíamos venido.

―Un poco más, amigo ―canturreó la voz baja de Daniel desde la


habitación interior. Luego en un tono más suave y más urgente dijo―:
Prepárate. Alguien viene.

Me fui en esa dirección en lugar de hacia el pasillo.

―Soy Taehyung ―dije en voz alta, no queriendo que me dispararan de


nuevo.

―¿Querido? ―Daniel dejó escapar una cansada risa―. Por supuesto.


¿Quién más podría causar tantos problemas?

Mire a Jungkook y a Jimin antes de hablar.


―La mayor parte de ellos no los cause yo esta vez.

Entonces pasé por otra forma abollada mientras entraba a lo que parecía
ser una sala de operaciones. Equipo médico colgaba del techo en varios
lugares, mientras que escalpelos, sierras para huesos y otros instrumentos
afilados descansaban en una mesa junto a una gran losa de metal con
correas de sujeción.

Esa mesa estaba vacía, pero la máquina tubular en el lado opuesto de la


habitación no lo estaba. Hoseok estaba dentro de ella, unos tubos
sobresalían por todas partes de él, mientras que Daniel y Sehun estaban
junto a un panel de control. JiHoon salió de la esquina, bajando una jodida
carabina M-4

―Me da mucho gusto verte, Tae ―dijo, dándome un breve y fiero abrazo.

Luego se aferró a mi brazo cuando traté de llegar a los demás―. Espera.


Están sacando la plata líquida de Hoseok.

Miré a mi alrededor con sombrío entendimiento. No recuerdo haber


estado aquí, pero ésta debía ser la máquina a la que la Dra. Obvio se
refirió cuando dijo que la plata líquida se había disuelto con ácido nítrico y
se había purgado. Eso significaba que la mesa de restricción y los
múltiples instrumentos eran para casos menores cuando la plata se podía
sacar, no por ello sería menos agonizante.

―¿Cómo consiguió Hoseok la plata?

JiHoon comenzó a responder, entonces miró por encima de mi hombro.


Jimin y Jungkook estaban detrás de mí, y fue un cara o cruz en cuanto a
cuál de ellos lo había sorprendido más.
―Jimin puede cambiar de forma, y Jungkook estaba jugando a hacerse el
muerto ―resumí―. Se regenerará completamente cuando beba más
sangre.

―Ahora lo he visto todo ―murmuró JiHoon, negando con la cabeza―.


Las abrazaderas de sujeción de Hoseok estaban todavía cuando lo
regresaron a su celda después de que bebiste de él. Cuando de manera
inesperada las puertas se abrieron, nos fuimos por los cabrones, pero uno
de ellos se las arregló para golpear el interruptor que metía el zumo en
ellos.

Inundando el cuerpo de Hoseok con plata líquida. Me estremecí ante el


recuerdo de cómo de insoportable se sentía.

―Lo sacarán pronto, no llegó muy profundo ―continuó JiHoon.

―¿Cómo supiste cómo funcionaba la máquina?

Me dio una oscura mirada.

―La entendieron después de todas las veces que se había utilizado para
sacar la plata de ellos.

Hoseok murmuró algo que sonó como mi nombre, pero su voz era apenas
audible por encima del ruido que hacía la máquina.

―Estoy aquí ―dije en voz alta.

―Tú no, querido ―dijo Daniel, levantando la vista antes de presionar más
botones―. Tenna. Corrió cuando las celdas se abrieron. ¿La has visto?

―¿Es una empleada? ―Si era así odiaba romperlos, pero estaba
probablemente muerta.
―La niña ―dijo Sehun, impacientemente.

Hice una mueca. Qué horror si alguien había traído a su hija al trabajo hoy
de todos los días.... espera.

―¿La niña de la celda? ―pregunté, sacando de la memoria a la que le


había dado un vistazo cuando los guardias me llevaron allí.

JiHoon dejó escapar un gruñido.

―Sí, esa niña. ¿La has visto?

―Pasos ―declaró una voz gutural detrás de mí.

Jungkook tenía razón. Ahora sabíamos a quién pertenecían los pequeños


pasos que se alejaban de esta sección.

―Iré por ella ―dijo Jimin de inmediato―. Prefiero hacer eso a lo que
ustedes tienen que hacer.

―Bien gracias.

Jimin odiaba matar, y yo no podía dejar a ninguna pobre niña


deambulando, sin embargo tampoco podíamos apartar tiempo para
buscarla. Ya habíamos gastado demasiado como estaban las cosas.
JiHoon agarró a Jimin antes de que pudiera salir.

―No trates de forzarla si no quiere ir contigo.

―No voy a asustarla ―dijo con un bufido.

―Eso no es...
―Madigan.

La áspera voz de Jungkook cortó cualquier cosa que JiHoon había estado
a punto de decir. Todos nos volvimos excepto Jimin, quien se fue con una
velocidad sobrenatural.

―¿Qué? ¿Madigan qué? ―espoleé.

Su boca se estiró en una sonrisa verdaderamente aterradora.

―Vivo.

Agarré su brazo y dije una sola palabra.

―¿Dónde?

19: Jódanse
Jungkook redefinió el término "comida rápida" mientras corríamos por el
laberinto de pasillos y túneles en esta enorme instalación. Cada treinta
metros, más o menos, agarraba un cuerpo, lo exprimía hasta que ningún
pulso igualaba el bombeo natural de la sangre, chupaba duro, y luego lo
lanzaba para buscar uno nuevo. Tenía una gran cantidad para elegir, dada
la alucinante masacre en la que se debió de haber ocupado antes de
llegar a mí.

Mantuve los ojos bien abiertos ya que los pasillos laterales podrían
contener soldados esperando para emboscarnos, pero tampoco podía
dejar de mirarlo. Con cada cuerpo del que bebía, su estructura se llenaba,
y nueva piel volvía a crecer para cubrirlo. Pronto, todos los horribles
huecos estaban cerrados y los músculos sobresalían donde había tejido
seco y hundido. Era como ver a un vampiro marchitarse al revés mientras
la juventud y la vitalidad superaban todo vestigio de su desaprovechada
apariencia. Si no fuera porque su grueso y cabello seguía siendo blanco,
luciría exactamente a como había estado antes.

Ese no fue el único cambio notable.

A medida que su cuerpo se regeneraba, también lo hacía su aura hasta


que el aire a su alrededor se volvió cargado de ondas pulsantes. Sentir su
conexión conmigo de nuevo fue un alivio casi tan grande como ver su
cuerpo restaurado.

―Si podías regenerarte así de rápido, ¿por qué no bebiste sangre antes?
―No pude evitar preguntar.

―No tenía tiempo.

Era su voz de nuevo, ese suave acento como siempre, aunque su tono
estuvo bordeado con algo que no podría nombrar.

―Drenaste más de una docena de cuerpos mientras apenas bajabas el


ritmo ―señalé.

Me dirigió una mirada sesgada, su mirada castaño oscuro expresaba tanta


ternura como frustración.

―Estuve en un estado de hibernación hasta que Jimin mató a un tipo y


dejó caer su sangre en mi boca. Entonces lo drené y a los siguientes dos
cabrones con los que me encontré, lo cual me dio la suficiente fuerza
mental para ir por ti. En cuanto a por qué no bebí más en el camino, fue
porque te habían disparado. Cualquier tiempo gastado alimentándome,
era demasiado tiempo para perder contigo en peligro.

No supe qué decir a eso. Todavía echaba humo contra él por llevar a cabo
el engaño más cruel posible, pero debajo de eso, estaba tan feliz de que
estuviera vivo, que quería abrazarlo y nunca dejarlo ir. Tal vez las ganas de
estrangularlo con una mano mientras lo acunaba con la otra, era cómo
había hecho sentir a Jungkook todos estos años. Si era así, se podría
argumentar que había visto esto venir.

De pronto, me agarró deteniéndonos por completo sin un solo derrape. El


abrupto cambio en la velocidad hizo que mi cabeza chasqueara hacia
atrás lo suficientemente fuerte como para romper mi cuello, pero antes de
que siquiera el dolor fuera registrado, lo vi. Redes de láseres colgaban
como una tela de araña frente a nosotros, el mismo color azul claro de las
paredes y tan cerca, que si extendía la mano, perdería mis dedos.

―Hijo de puta ―solté. Tres pasos más, y Madigan hubiera recogido


nuestros restos con una pala.

Entonces Jungkook me dejó en el suelo y se aplanó sobre mí. Ahora tenía


la mandíbula y la caja torácica rotas, también, pero cuando una lluvia de
balas pasó por encima de nuestras cabezas en lugar de dentro de ellas,
no me importó.

―Cabrón ―lo escuché gruñir por encima del tiroteo―. Vamos a ver cómo
disfrutan de su propia trampa.

No podía moverme con un furioso vampiro maestro sosteniéndome contra


el suelo, pero todavía podía ver, a los guardias que habían salido de su
escondite para dispararnos repentinamente, se convirtieron en el aire y se
precipitaron hacia la red de láser. Gritaron en tono alto y entraron en
pánico mientras trataban de luchar contra la invisible fuerza que tiraba de
ellos. Entonces sus gritos fueron cortados, seguidos por repugnantes
golpes alrededor y encima de nosotros.

Cuando eso se detuvo, Jungkook me puso de pie.

―¿Estás bien, Gatito?

Me aseguré de no mirar a los lados. Claro, no era ajeno a la fealdad de la


muerte. Solo hoy, había matado a mucha gente y tenía la intención de
añadirle a esa cifra, pero esto era... repugnante.

―Bien ―dije, manteniendo mi mirada en él―. ¿Puedes derribar la red de


láser, o tenemos que encontrar una manera rodeándola?

Cerró los ojos, sus cejas se juntaron por la concentración. Los láseres
desaparecieron momentos después. Negué, debatiéndome entre el
asombro y la irritación. No se había graduado en las habilidades de mega-
maestro durante la noche, lo cual significaba una sola cosa. Había estado
escondiendo su creciente poder de mí.

―Tienes mucho que explicar ―murmuré.

Su boca reclamó la mía en un rápido beso.

―Lo sé ―dijo, acariciando mi cara cuando se apartó―. Pero más tarde.

Correcto. Teníamos que encontrar a alguien, y por los pensamientos que


atrapé, estaba cerca.

Continuamos por el pasillo, los pensamientos de Madigan señalaban el


camino. Esta vez, sin embargo, fuimos más lento y mantuvimos nuestras
armas levantadas delante de nosotros. Habíamos tenido suerte de que
Jungkook hubiera descubierto la red de láser hace un momento. No hay
necesidad de empujar esa suerte yendo ahora hacia adelante
imprudentemente.

A medida que nos acercábamos al eje central del complejo subterráneo,


más cadáveres cubrían el pasillo. No por obra de Jungkook; las paredes
estaban negras por el hollín, y los cuerpos estaban ya sea quemados o
ametrallados por los escombros voladores. La máquina Dante debió haber
estado ubicada en las cercanías para que los daños fueran así de
extensos. Entonces, al final del pasillo a nuestra derecha, vislumbré el
epicentro de la instalación. Empezamos a ir hacia él. En medio de los
gemidos del personal herido y los pensamientos frenéticos de los que
trataban de ocultarse, capté una señal de estática como ruido. Al principio
pensé que venía del sistema eléctrico dañado del recinto, entonces me di
cuenta de que me resultaba familiar. ¿Dónde había oído esto antes...?

Arrastré a Jungkook hacia atrás antes de que pudiera dar un paso más.

―Guardias ―articulé, apuntando hacia el techo a unos cien metros más


adelante.

Sus labios se curvaron. Luego apretó los puños y los dejó caer.

Guardias con cascos explotaron a través del techo para caer de golpe al
suelo. Los que sobrevivieron al violento impacto fueron fusilados mientras
el poder de Jungkook quitaba sus armas de sus manos y las giraba para
abrir fuego en sus viseras.

Fue demasiado para los aparatos de bloqueo de pensamiento que


Madigan había instalado en sus cascos.
Saltamos sobre los cuerpos de los guardias y continuamos hacia el eje
principal. La enorme sala que había parecido tan impresionante cuando fui
arrastrado a través de ella, ahora se asemejaba a un extinto centro de
llamadas. No había guardias patrullando el perímetro, y todas las
estaciones de trabajo estaban vacías. Los ordenadores que monitoreaban
el área Manejo de Vida Silvestre McClintic y el interior del recinto,
mostraban estática en lugar de los impresionantes gráficos en 3D, y las
luces rojas de emergencia bañaban la zona alguna vez iluminada con un
resplandor misterioso.

¡Mueran, monstruos!

Me volví hacia la dirección del pensamiento a tiempo para sentir algo


zumbar por mi cara. No tomó mucho leer la mente para averiguar de qué
se trataba, y me agaché antes de que el siguiente tiro fuera disparado.

Dos cosas ocurrieron al mismo tiempo.

La pistola salió volando de la mano del empleado, y su cuello se rompió


con un audible crujido. Se desplomó sin otro pensamiento, pero mi mente
estaba lejos de tranquilizarse. El tirador era la única persona visible, sin
embargo, la habitación no estaba vacía.

―La siguiente persona que le dispare a mi esposo obtendrá que su


pistola sea metida en su culo ―chasqueó Jungkook. Luego movió la
mano hacia un gran archivo empotrado en la pared.

―Salgan.

Los sollozos sonaron mientras el archivador era hecho a un lado,


revelando un espacio de escondite interior. Varios heridos estaban
apoyados contra las paredes, y las cuerdas de mi corazón se sacudieron
cuando vi a una mujer agachada protectoramente sobre un inconsciente y
sangrante hombre. Debido a sus ropas casuales supe que eran
empleados, no guardias o médicos, y sus pensamientos revelaban que
todos estaban convencidos de que estaban a punto de morir en las
manos ―y colmillos― de dos monstruos despiadados. Una vez, no hace
mucho tiempo, yo me sentía de la misma forma por los vampiros.

A pesar del hecho de que cada uno de ellos me mataría si se daba la


oportunidad, me acerqué a Jungkook y le toqué el brazo.

―No lo hagas ―dije en voz muy baja.

Su boca se torció, no con la sonrisa cruel que había brillado cuando sacó
a los guardias del techo, pero sí algo irónica.

―Como si necesitaras decirlo, Gatito.

Luego su mirada brilló verde intenso mientras volvía su atención a los


aterrorizados espectadores.

―A diferencia de los hijos de puta para los que trabajan, no asesino


inocentes, así que si no estuvieron directamente involucrados en el
secuestro o experimentación con mi gente, no serán perjudicados. Hasta
entonces, no se muevan o hablen. ¿Gatito?

Me acerqué a ellos, contento de escuchar su ritmo cardíaco volver a su


estado normal mientras el poder de Jungkook los convencía de que no
serían asesinados en el acto. Entonces busqué a través de los que
estaban de pie y los heridos. El hombre que buscábamos no estaba entre
ellos, pero estaba aquí. Podía oír sus pensamientos, por no hablar de su
pesada respiración.
―Ahí ―dije, señalando la entrada cerrada a la plataforma de elevación.

Jungkook cerró los ojos. Momentos después, la puerta de acero silbó


abriéndose, revelando el manchado departamento que, a un kilómetro o
algo así hacia arriba, llevaba al iglú de hormigón y la libertad. Gracias al
poder de Jungkook, la plataforma no era operacional por el momento.
Ningún humano podría escalar esos muros lisos de acero tampoco, así
que no me sorprendí al ver a Madigan presionado tan lejos de la puerta
como podía, tratando de ocultarse pero incapaz de escapar. Lo que no
esperaba era la pistola Desert Eagle que él había presionado en su sien.

―Acércate un paso más, y dispararé ―advirtió.

Tomado por sorpresa, me reí. Me lo había imaginado diciendo un montón


de cosas cuando lo encontráramos, pero esa no había estado en ningún
lugar en mi lista.

―¿Se supone que es una amenaza? ¿Te perdiste la parte donde te


queríamos muerto?

Los labios de Madigan se estiraron en algo demasiado feo para ser


llamado una sonrisa.

―Sí, pero lo que más deseas es información. Déjame ir, y tendrás la


oportunidad de obtenerla algún día. En cambio, muévete un centímetro
más, y salpicaré todo lo que sé sobre esta pared.

Por primera vez, no cantó nada en su mente, así que lo escuché alto y
claro cuando pensó: Pruébame y ven, Kim.

Nunca conseguiría mi apellido correcto.


Me quedé mirando sus ojos azul claro y supe que no estaba faroleando. Si
nos movíamos tan siquiera un poquito, jalaría el gatillo, y el poder de esa
arma volaría su cráneo al siguiente reino. ¿Sabía él algo que no pudiera
encontrar hackeando sus ordenadores aquí? Tal vez, y por eso no lo haría.

―Ah, Jungkook ―dije con dulzura.

Los ojos de Madigan se desorbitaron cuando Jungkook dijo:

―Ya está hecho, Gatito.

Entonces Jungkook se adelantó con deliberada y burlona lentitud. La


mano de Madigan bajó de su cabeza a pesar de que sus pensamientos
gritaban en señal de protesta. Su frustración era una sinfonía para
escuchar al darse cuenta de que no tenía control de su propio cuerpo. Me
acerqué también. Sonriendo. Sin un solo adelanto de pensamiento para
advertirnos, su mandíbula chasqueó. Jungkook se lanzó hundiendo los
dedos dentro de la boca de Madigan, pero era demasiado tarde. Espuma
burbujeaba de sus labios y sus ojos rodaron hacia atrás de su cabeza.

Luego todo su cuerpo comenzó a convulsionar.

―¡No! ―jadeé, reconociendo los signos de envenenamiento por cianuro.


Al ver la medio disuelta cápsula encerrada en un diente falso que
Jungkook sacó de su boca fue casi redundante. Debió haber contenido
una dosis enorme. El pulso de Madigan se disparó, y luego se detuvo
abruptamente.

―No, tú no ―gruñó Jungkook.

Cortó su muñeca con un colmillo y la sostuvo en la boca de Madigan,


trabajando la garganta del otro hombre para obligarlo a tragar. Luego lo
golpeó en el pecho, tratando de hacer circular manualmente los poderes
curativos de su sangre a través de él.

No fue suficiente.

El carmesí burbujeó fuera de los labios de Madigan, y sus ojos se pusieron


fijos y dilatados. Sucedió tan rápido que no tuvo tiempo para un último
pensamiento. Si lo hubiera tenido, habría sido probablemente: Jódanse.

Y nos había jodido.

La frustración y la rabia contenida me hicieron sacar espuma. Después de


todo lo que había hecho, Madigan se las había arreglado para escapar
aun cuando lo teníamos atrapado y acorralado. Cualquier cosa acerca de
sus patrocinadores y los resultados de sus retorcidos experimentos que
no fueron guardados en los ordenadores estaban ahora fuera del alcance,
para siempre.

―Maldito seas ―dije con voz ahogada por la furia.

Jungkook dejó caer a Madigan y se retiró, dándole al muerto una mirada


fríamente calculada.

20: Una máquina de matar


Una vez que habían conseguido sacar la plata líquida de Hoseok, él,
Daniel y Sehun hicieron un barrido de la instalación, asegurándose de que
más guardias no estuvieran escondidos en algún lugar esperando su
oportunidad para atacar. Jimin todavía no había regresado con la niña
desaparecida, pero no estaba preocupado. Solo el hueso de demonio
clavado a través de sus ojos podía matar a Jimin, y Madigan no tenía
ninguno. Casi nadie lo tenía. Un hueso de demonio era más difícil de
conseguir que el Astatine*.

*//Astatine: Es un material radiactivo.//*

JiHoon, como siempre, se fue con Jungkook y conmigo. Él se quedó


mirando el cadáver de Madigan, su boca comprimida en una línea
delgada, apretada.

―Normalmente, disfrutaría escarbando el pecho del bastardo, pero en


este momento, la idea no me atrae.

Jungkook golpeteó el gran cuchillo que había confiscado de la sala de


operaciones del complejo contra su muslo.

―No puedes permitirte el lujo de esperar. Con cada día, la sangre pierde
poder.

La frente de JiHoon subió.

―Tú me levantaste después de que estuve en la tierra durante más de


tres meses.
―Él forzó una gran cantidad de sangre de vampiro en ti mientras estabas
muriendo ―dijo Jungkook, con una mirada de aprobación hacia mí. Luego
pateó el cuerpo tendido de Madigan―. Este cabrón apenas bebió una
gota.

JiHoon dejó escapar un suspiro de concesión antes de quitarse su camisa


y entregármela con una sonrisa sardónica.

―Estuviste allí para ver esto puesto en mi pecho. Supongo que es lógico
que estés aquí para verlo fuera, también.

―Era de Jinyoung, luego, tuyo, así que es un buen corazón ―le contesté,
preparándome para lo que estaba por venir―. Él no lo merece.

JiHoon gruñó.

―Y yo no quiero el suyo, pero aquí estamos de todos modos.

Diciendo esto, aceptó el cuchillo de Jungkook y se arrodilló junto a


Madigan. En lugar de desabotonar los botones, cortó a través de la
camisa de Madigan, exponiendo el pálido torso, cubierto de vello gris, del
hombre mayor.

―¿Algún truco para esto? ―preguntó JiHoon, apoyando la punta afilada


sobre el pecho de Madigan.

Jungkook dejó escapar un leve resoplido.

―No, esta es la parte fácil. Ponerlo de nuevo correctamente es donde


necesitas delicadeza y precisión.

JiHoon clavó la hoja a través del centro del pecho de Madigan. Luego
cortó una sección de la caja torácica, dejando al descubierto el corazón
del ex operario. Unos pocos cortes más tarde, y JiHoon estaba
sosteniéndolo como un trofeo sombrío.

―Habría jurado que sería negro ―murmuró.

Si el mal dejaba una mancha, habría estado en este, pero el corazón de


Madigan se parecía al de todos los demás. Eso no quería decir que
quisiera un contacto más estrecho con esto, pero cuando JiHoon lo
extendió hacia mí, lo tomé. Tan inquietante como era esto, no se
comparaba con lo que se avecinaba. JiHoon le entregó el cuchillo
ensangrentado a Jungkook y se preparó visiblemente. Jungkook no dudó.
Lo empujó hasta el fondo bajo la caja torácica de JiHoon.

Entonces, tan rápido como brutal, cortó un espacio lo suficientemente


amplio para su mano y se lanzó a eso en el siguiente momento. Ruidos
ásperos escapaban de los labios bien cerrados de JiHoon, pero no gritó.
Yo lo habría hecho, si fuera mi corazón el que estuviera siendo sacado de
mi pecho. En repetidas ocasiones, sin embargo, esos sonidos rasgados
eran la única indicación que JiHoon daba de cuánto le dolía, más allá del
trauma mental de ver a Jungkook retirar su corazón de su pecho.

―Ahora, Gatito ―dijo Jungkook en un tono cortante.

Le entregué el corazón de Madigan y tomé el de JiHoon, colocándolo en


la cavidad torácica abierta de Madigan. Luego me limpié las manos en mi
bata de laboratorio prestada, la cual ahora era más roja que blanca. En el
poco tiempo que tomó hacer eso, Jungkook terminó con JiHoon, que se
tambaleó mientras retrocedía.

―Tienes que comer ―le dijo Jungkook―. Hay mucho aquí, así que
tómalo, y recuerda, lo crudo te reparará más rápido.
No se estaba refiriendo a la comida habitual de un ghoul de cortes de
carnicería sin cocinar. Me regañé a mí mismo por mi instantánea
sensación de náuseas, mientras JiHoon se iba para seguir esas
instrucciones. No podía evitar lo que necesitaba para sobrevivir, y como
Jungkook había señalado, había un montón de soldados muertos para
elegir. Además, la parte de JiHoon en esto podría estar terminada, pero la
nuestra no lo estaba.

―Tráeme a dos ―dijo Jungkook. Se arrodilló junto al cuerpo de Madigan,


organizando las partes internas con la habilidad nacida de la práctica.

Salí del pozo del elevador y fui a la otra habitación, donde los empleados
del complejo esperaban en silencio obediente. Luego seleccioné a dos de
los que se veían más sanos y los saqué del grupo. Antes de que vieran el
interior del pozo, miré fijamente a sus ojos con mi mirada iluminada.

―No tengan miedo ―les dije con voz resonante―. No serán lastimados.

Si yo no hubiera hecho eso antes de conducirlos dentro de la sala circular,


habrían estado horriblemente aterrorizados al ver un cuerpo con el pecho
abierto y un vampiro inclinado sobre este mientras cortaba su propia
garganta. Diablos, esto me ponía inquieto, y yo había visto lo mismo hace
años, cuando Jungkook levantó a JiHoon como un ghoul. Cambiar a
alguien en un vampiro era francamente cursi de aspecto en comparación.

Una vez que Jungkook había drenado un par de pintas de su sangre en la


cavidad torácica de Madigan, se sentó de nuevo.

Rápidamente, encaminé al hombre y a la mujer. Bebió de cada uno de


ellos y volvió a su espantosa tarea de sacar más sangre de él, y hacia el
pecho abierto de Madigan. Ya que él no necesitaba mi ayuda para esto,
me llevé a los dos donantes de regreso a su grupo. Estarían un poco
mareados, pero por lo demás bien.

Antes de que pudiera volver a la plataforma de elevación, me encontré


con Hoseok.

―Tenemos un problema ―afirmó.

Miré alrededor con cautela.

―¿Más guardias?

―No, nos ocupamos de los rezagados ―dijo de una manera despectiva.


Entonces su tono se endureció―. Estoy hablando del software. Resulta
que la máquina de Dante no era la única con mecanismo de
autodestrucción.

Gemí.

―No quieres decir...

―¿Que Madigan tenía un interruptor de apagado de emergencia que de


inmediato frió cada tarjeta de memoria y disco duro de aquí? ―informó
Hoseok oscuramente―. Sí, lo creo. Ni siquiera los teléfonos y las tabletas
escaparon. Todo está tostado.

Luché contra el impulso de golpear mi cabeza contra la pared más


cercana.

No es de extrañar que el bastardo engreído hubiera dicho que si él se


mataba, ¡nunca descubriríamos sus secretos! Máquinas de incineración.
Redes de láser. Dispositivos de autodestrucción de software. Madigan
había estado paranoico en un grado fantástico para instalar todas estas
medidas de seguridad en estas instalaciones. ¿A quién, o qué, había
estado tratando de proteger?

Por lo menos todavía podríamos ser capaces de averiguarlo.

―No todo está perdido necesariamente ―dije, señalando con la cabeza a


la plataforma de elevación abierta detrás de Hoseok.

Él se dio la vuelta, mirando como Jungkook inundaba el corazón de


reemplazo de Madigan con sangre de vampiro, en un intento de traerlo de
vuelta como un ghoul.

Si él hubiera bebido más de esta antes de morir, su transformación sería


inevitable después de cambiar su corazón con el de un ghoul y reactivarlo
con sangre de vampiro. Pero Madigan había tragado solo unas pocas
gotas de sangre de Jungkook como máximo. ¿Sería suficiente?

Eso esperaba.

Finalmente, después de que Jungkook reacomodó las costillas de


Madigan sobre su corazón y cubrió esa área con más sangre, se levantó,
se pasó una mano cansada por su cabello blanco como la nieve.

―¿Cuánto tiempo antes de saber si funciona? ―le pregunté.

Se encogió de hombros.

―Se levantará en unas pocas horas o se quedará muerto para siempre.


De cualquier manera, tenemos que irnos. Una señal de socorro podría
haber sido enviada, cuando comenzó nuestro ataque, así que nos hemos
quedado demasiado tiempo en esto.
Es cierto, y no necesitamos la complicación añadida de tratar con los
refuerzos mientras esperamos para ver si Madigan volvió de la tumba.
Pero antes de ir a ninguna parte...

―¿Ha encontrado ya Jimin a la niña? ―le pregunté a Hoseok.

Antes de que pudiera responder, una voz masculina se le adelantó.

―Ella me encontró ―dijo Jimin, sonando sorprendido.

Me volví, mis ojos se abrieron cuando lo vi. Había cambiado de nuevo a su


propia apariencia, y su cuello y el cabello de color caoba estaban
empapados con sangre fresca. El uniforme médico que llevaba estaba
más ensangrentado, también, y tenía un gran agujero nuevo en él,
alrededor de su corazón.

―Traté de advertirte ―gritó JiHoon desde lejos detrás de él.

―¡Debiste haber sido más específico! ―replicó, la molestia reemplazando


a su conmoción.

Hoseok negó con la cabeza.

―Esto es culpa mía. Hace un par de semanas, le dije a Tenna que si


alguna vez tenía la oportunidad, necesitaba escapar y matar a cualquiera
que intentara detenerla.

―¿Matar? ―repetí incrédulo―. Es una niña, Hoseok.

La mirada que me dio fue compasiva.

―Solo en edad. Te dije que no sabías ni la mitad de lo que Madigan había


hecho. Bueno, ella es la mitad.
―Ella es más que la mitad ―respondió Jimin hoscamente―. ¡Esa niña
rompió mi cuello tan pronto como me vio, luego cortó mi garganta cuando
me levanté después de eso, y entonces me empaló con un tubo que
arrancó de la pared cuando me levanté después de eso! Huelga decir, que
después de que lo último pasó, me quedé abajo hasta que Ricitos de Oro
homicida se fue. Me le quedé mirando, mi mente negándose a aceptar lo
que Jimin dijo incluso aunque sabía que él no mentiría. La niña de cabello
castaño rojizo que había vislumbrado no podría haber tenido más de diez
años. También parecía tener menos de la mitad del peso de Jimin. ¿Cómo
podría tener la fuerza para hacer todo eso, por no hablar de la
determinación de ser así, sin piedad?

―Maldita sea. ―Suspiró Jungkook―. Ella lo es, ¿no es así?

―¿Ella es qué? ―pregunté, aun tratando de aceptar en mi mente, la idea


de que un niño de quinto grado había azotado el culo de mi sobrenatural,
e imposible de matar, amigo de tres diferentes y letales maneras.

―La culminación de todo el trabajo de Madigan ―dijo Hoseok con voz


firme―. Tenna es humana, pero también es parte vampiro y parte ghoul, y
Madigan la entrenó para que fuera una máquina de matar.
21: No lo vas a creer

Tenna no estaba en la instalación subterránea más. Hoseok siguió su


esencia y descubrió un conducto secreto entre las paredes que conducían
directamente a la superficie. El tapón de metal grueso sobre ella había
sido expulsado. Era demasiado estrecho para que un adulto cupiera, en lo
que podría haber sido un conducto de ventilación, en algún momento en
que esta instalación fue un refugio antiaéreo. Pero para un niño delgado
con una dosis doble de genética inhumana, habría sido un ascenso
relativamente fácil hacia la libertad.
Una vez en la superficie, los estanques, los lagos y los húmedos
alrededores disiparon su olor lo suficiente para que fuera imposible de
rastrear. Entonces las únicas huellas que Tenna dejó terminaron en un
canal poco profundo, así que no pudimos encontrarla de esa manera. Aún
había luz de día, también, lo que significaba que no podía arriesgarme a
hacer un barrido aéreo. Algo del tamaño de un hombre volando por
encima de la zona Manejo de Vida Silvestre McClintic alimentaría rumores
del hombre polilla durante décadas, y no podíamos dar vueltas hasta la
noche para hacerlo entonces.

Tendríamos que volver en otro momento para buscarla. Súper humana o


no, Tenna no era más que una niña. No debería ser muy difícil de
encontrar.

Una vez de regreso en la base, se determinó que los empleados


sobrevivientes no estaban directamente involucrados en los experimentos
de especies cruzadas de Madigan y reemplazamos sus recuerdos de los
acontecimientos del día con una nueva versión. Entonces les dejamos del
lado superior en un iglú de concreto con instrucciones de no dejarlo hasta
el amanecer. Si una señal de socorro no se había enviado, tendríamos
tiempo extra para escapar.

Luego fuimos de regreso bajo tierra y prendimos fuego al resto de la


instalación. Mi ADN fue archivado con esas personas, y yo no quería dejar
más prueba de que había participado en la destrucción, incluso aunque yo
sería el primer, segundo y tercer suposición para los partidarios en las
sombras de Madigan. Es por eso que estuve llamando a mi madre tan
pronto como tuve un teléfono celular funcionando. Madigan podría haber
estado tirándose un farol sobre ella estando en nuestra vieja casa en Ohio,
pero si no estaba, no estaba a punto de poner a prueba su amenaza de
atacar. Si éramos ridículamente afortunados, partidarios de Madigan
creerían la historia de cubierta que implantamos en las mentes de los
sobrevivientes: un malfuncionamiento interno disparó la explosión de la
máquina Dante, que encendió otros gases inflamables en el compuesto y
dieron lugar a una reacción en cadena de fuego.

Era una teoría plausible a menos que alguien se molestara en la autopsia a


todos los cuerpos.

Madigan todavía no había despertado. El retraso no era algo inaudito, me


dijo Jungkook, pero no presagia nada bueno por sus posibilidades de
levantarse como un ghoul. La mayoría lo hace en cuestión de minutos,
como Jihoon había hecho.

Quizás Madigan se las había arreglado para escapar de nosotros después


de todo.

Si era así, solo puedo consolarme que no escaparía de Dios.

Así, salpicados de sangre y cansados, los siete salimos del iglú que
contenía el conducto de elevación secreto. Spade estaba esperando
cerca ya que Minhyuk le dio el visto bueno para entrar al área de Manejo
de Vida Silvestre McClintic. El fantasma había estado muy contento de ver
que estaban todos vivos y bien, ya que, como yo, no había sabido que mi
llegada con el cadáver de mi marido había sido un montaje.

Eso era algo que tenía la intención de abordar tan pronto como estuviera
solo con Jungkook. En este momento, tenemos que salir de aquí sin ser
detenidos por refuerzos, luego teníamos que buscar a la diminuta,
multiespecie preadolescente que podría ser lo más mortífero sobre dos
piernas.
Lo que no necesitábamos era encontrar a un grupo de jóvenes, aspirantes
a cryptozoologitas que estaban vagando alrededor para preservar el
intercambio de historias del hombre polilla.

―Te lo digo ya, ahí vi algo ―dijo un muchacho pecoso que llevaba una
camiseta, quiero creer, estaba diciendo mientras señalaba a un iglú
sellado.

Dejó de hablar cuando nos vio. Las tres chicas y dos chicos que lo
acompañaban en un principio nos miraron, luego rieron nerviosamente.

¿Qué les sucedió? ¿Eso es sangre? corrió a través de sus pensamientos.

Estaba a punto de empezar a hipnotizar al grupo cuando Jimin habló.

―Tienes que probar zombie larping ―les dijo―, es la única manera de


vivir la acción de juego de roles.

―Ah.

El muchacho pecoso asintió con aprobación mientras veía mi bata


empapada de sangre, las ropas de Jungkook rasgada, acribillada, el
uniforme medico ensangrentado de Jimin, y los trajes igualmente
manchados de rojo de los chicos. El hecho que Hoseok tenía el cuerpo de
Madigan lanzando sobre su hombre probablemente se añadía a su aire de
autenticidad. Entonces los chicos fruncieron el ceño cuando vieron la
inmaculada camisa blanca de Spade y sin arrugas, y pantalón a la medida.

―Su disfraz apesta.

―Él lo sabe ―dije, cubriendo el sonido del gruñido de advertencia de


Spade.
―Bueno... que se diviertan ―contestó la chica rubia con una cola de
caballo. Nerds, pensó. Entonces, Oh, él es sexy, siguió mientras miraba a
las nalgas de Jungkook mientras caminábamos pasándolos.

Si no hubiera tenido ya un día del infierno, le habría dicho que dejara de


comprobar el trasero de mi esposo. En cambio, tomé el brazo de
Jungkook y seguí caminando. Si no estaba tratando de matarnos, no era
digno de mi atención por el momento.

Caminamos fuera del área de Manejo de Vida Silvestre McClintic sin


mayores incidentes, luego nos apilamos dentro de una Suburban negra
que tenía a Jackson esperando en el volante.

―¿Quién es el muerto? ―fue su único comentario mientras conducía.

―El tonto que ha estado tras Taehyung ―contestó Jungkook secamente.

―Estoy buscando por una niñita con cabello castaño quien podría haber
pasado por aquí hace una hora. ¿La viste? ―le preguntó Hoseok a
Jackson.

Él se encogió de hombros.

―¿Pequeña en estatura o juventud?

―Muy joven. Alrededor de diez años de edad.

A eso, las cejas de Jackson se levantaron.

―¿El cautiverio ha hecho de ti un retorcido, no?

Hoseok golpeó la parte posterior del asiento de Jackson demasiado duro,


el reposacabezas chasqueó fuera y lo golpeó en la cabeza.
―¡Ella era una prisionera, imbécil!

Jackson golpeó sobre los frenos y puso el auto en punto muerto.


Jungkook se inclinó sobre mí y agarró el brazo de Jackson cuando él
estaba a punto de abrir su puerta.

―Yo me encargaré ―le dijo en una voz baja y dura.

Los ojos de Jackson ardían verde mientras miraba a Hoseok en el espejo


retrovisor.

―No te molestes. Olvidaré su ofensa porque está perturbado tras su


reciente experiencia.

―Gracias aun así ―dijo Jungkook, aun con ese acero templado en su
voz. Luego se dio medio vuelta para encarar a Hoseok―. Hace años,
cuando querías que te convirtiera en un vampiro, te dije que un día
terminarías con tu trabajo pero aún vinculado por las reglas de mi mundo.
Hoy es ese día, compañero.

―¿Qué se supone que eso significa? ―preguntó Hoseok en una voz


áspera.

―Significa que como mi creación, el que golpees a otro vampiro es como


si yo lo hiciera ―respondió bruscamente Jungkook―. Ese es el por qué
no vas a hacerlo de nuevo sin mi permiso. ¿Bastante claro ahora?

Hoseok miró hacia él, las líneas rugosas de sus rostros endureciéndose.

―Había olvidado cuánto de desagradas ―dijo suavemente.

Me dije que no debería interferir, pero esto era demasiado.


―Oh, métetelo por el culo, Hoseok. La ventaja de ser creación de
Jungkook es él arriesgando su vida para rescatarte de tu prisión, así que
trata con la parte de la lealtad menos divertida. Como él dijo, firmaste por
ella cuando te convertiste en un vampiro. ―Luego me volví hacia
Jackson―. ¿Un comentario sórdido sobre niños? ¿En serio?

―Pensé que él estaba siendo sórdido ―respondió Jackson a la vez―. Y


lo llamé retorcido por ello, como si alguien se interesaría de esa forma por
una niña.

Él realmente se las arregló para sonar ofendido. Bueno de saber que


Jackson tenía algún tipo de centro moral, incluso si estaba cubierto por
pilas de pornografía y violencia.

―Entonces esto fue un malentendido que fue demasiado lejos ―resumí


mientras me preguntaba cuántas guerras habían comenzado por la misma
cosa―. ¿Estamos bien ahora?

La última parte fue dirigida a Jungkook. No sabía todo sobre la jerarquía


de vampiros, así que no estaba seguro si Hoseok aún tenía que pagar por
asaltar a su amigo incluso si Jackson estaba dispuesto a pasarlo por alto.

―Por ahora ―dijo Jungkook, mirando a Hoseok.

El vampiro más joven apartó la mirada. De la forma en que Hoseok cruzó


sus brazos sobre su pecho, esta no sería la última lucha de poder entre
ellos, pero su silencio confirmó su conformidad.

Entonces Jungkook giró su atención a Jackson.

―Nunca respondiste si viste a la niña.


―No, no lo hice ―contestó Jackson mientras ponía el vehículo de regreso
en el camino―. ¿Por qué tu problemático cadáver se molestaría en
encerrar a una niña?

Jungkook suspiró.

―Eso, amigo, no lo vas a creer.

22: Un plan peligroso

En caso de que nos estuvieran siguiendo, abandonamos la Suburban una


vez que estuvimos lejos de las miradas indiscretas de las zonas pobladas.
Entonces, como la mitad de nuestro grupo no podía volar, el resto de
nosotros agarró a una persona y jugó a la versión de Iron Man del Barril de
los Monos. Una vez en el aire, los únicos cruces de los que
necesitábamos preocuparnos eran aviones, helicópteros o aviones no
tripulados, pero por suerte no habíamos visto ninguno de ellos todavía.

No volamos por mucho tiempo. El cielo estaba demasiado claro como


para arriesgarnos a volar sobre las ciudades y Madigan podría despertar
en cualquier momento. Además, ahora que el peligro inmediato había
pasado, mi estallido de energía de supervivencia había pasado,
dejándome peligrosamente cansado. Volar mientras llevaba un a alguien
de gran tamaño no ayudaba. Cuando me encontré mirando una parcela de
tierras de cultivo y fantaseando con estrellarme contra ella para así poder
dormir, supe que había agotado todas las reservas que había estado
usando. Afortunadamente Jackson y Spade comenzaron a descender, lo
que indicaba que estábamos cerca de nuestro destino.
Ese resultó ser un grupo de elevadores de almacenamiento de grano junto
a una vía muerta del tren. El área alrededor de los altos silos estaba
desierta y no oí ninguna actividad dentro de ellos, lo que significaba que
no tenía que preocuparme por seguir encubierto. Me estrellé contra la
tierra blanda detrás de los silos de almacenamiento, aterrizando incluso
más fuerte que mi plaf habitual, Jihoon, mi pasajero desafortunado dejó
salir más "¡Oofs!" durante nuestra caída de los que había hecho cuando
Jungkook le había sacado el corazón.

―Pido una pistola con nadie más que él para el próximo vuelo ―dijo
cuando finalmente nos detuvimos.

Entonces un grito atrajo nuestra atención hacia un kilómetro más arriba.


Hoseok corría hacia nosotros, agitando los brazos como si estuviera
tratando de aletear una manera de salir de su caída libre. No funcionó, por
supuesto. Aterrizó con suficiente fuerza como para crear un contorno de
unos centímetros de profundidad en el suelo blando a su alrededor.

―De acuerdo, una pistola con cualquiera excepto él también ―modificó


Jihoon, mientras Jackson flotaba hacia abajo hasta el terreno al lado del
agujero del tamaño de Hoseok. Jungkook aterrizó el siguiente, pero a
diferencia de Jackson, él se aferró a su pasajero todo el tiempo.

―Esss... túpido ―gimió Hoseok mientras se impulsaba a sí mismo de pie,


con el acompañamiento del sonido de varios huesos rotos volviendo a su
lugar.

Jungkook miró a Hoseok y luego a Jackson, que no se molestaba en


ocultar su sonrisa.

―Es bueno saber que estás atrapado por tu palabra de permitir que su
asalto se deslice ―dijo Jungkook con sarcasmo.
La sonrisa se convirtió en una sonrisa lobuna.

―Cambió mi mente, Jeon.

La llegada de Spade con Jimin y Sehun cortó lo que fuera que Jungkook
había estado a punto de responder a eso.

―Él está muy débil ―anunció Spade, todavía aferrando a Sehun a pesar
de estar ya en el sólido suelo―. Le di sangre, pero los experimentos que
sea que han hecho con él le están matando.

Me acerqué a Sehun, percibiendo el aroma empalagoso de la enfermedad


que dominaba sobre su olor natural a clavo y musgo de roble. Incluso con
los efectos curativos de la sangre de vampiro, su tono de piel aún tenía un
tono grisáceo y su mirada de obsidiana parecía ligeramente fuera de foco.

―¿Recuerdas cuando solía llamarte monstruo? ―preguntó, su risa un


poco sibilante al final―. Lo que ellos me han hecho te hace parecer
normal.

Me tragué el nudo que subía por mi garganta.

―Madigan trató de duplicar la naturaleza tri-especies de Tenna contigo,


¿no es así?

Otra risa áspera.

―Síp, pero no funcionó. No conmigo ni con los dos mil hijos de puta con
mala suerte anteriores a mí. Madigan mantuvo la esperanza de otro golpe
de suerte como Tenna, pero debió de necesitar algo más de lo que tomó
de ustedes hace años para conseguir que funcionara. Eso, o esperar
hasta que Tenna se hiciera mayor.
Yo sabía lo que esa última parte quería decir, cría forzosa. Madigan había
tenido la intención de hacer lo mismo conmigo de una forma u otra, así
que aunque me sentir enfermo, no me impresionó el dato que Sehun había
transmitido.

―¿Madigan te dijo el número de personas que había matado con sus


experimentos? ―¿Estaba el hijo de puta orgulloso de ser el asesino en
serie más grande de América?

―Él no tuvo que decírnoslo, podíamos contar.

Esto vino de Hoseok, que finalmente se había levantado del agujero que
había hecho al caer por el impacto. Sehun sacudió la cabeza en señal de
sombrío asentimiento.

―Yo era W98. Es difícil hacer un apodo bonito saliendo de eso.

―Explícate ―dijo Jungkook, haciéndose eco de mi propio pensamiento.

Hoseok hizo una pausa para mirar a Jackson con el ceño fruncido una vez
antes de hablar.

―Madigan etiquetaba sus muestras en orden alfabético y luego


numéricamente, hasta el cien por cada letra. La primera vez que nos trajo
hasta aquí, nos enfrentó con su único éxito, espécimen A80, con el fin de
afinar sus habilidades de combate. Por su número de muestra tan
pequeño, debe haberla tenido durante mucho tiempo, tendría que haberla
cogido cuando ella era un bebé, así que ella no sabía su nombre real. No
podía soportar referirme a ella como un número de espécimen, como él
hacía, así que la llamé Tenna.
Ahora no había manera de tragar el nudo que se había disparado a través
de mi garganta. Al mismo tiempo estaba temblando de rabia. A mí
también me había asignado un número de espécimen. A1, de acuerdo con
los guardias de Madigan, pero, ¿cómo había podido Madigan secuestrar y
experimentar con un bebé? Tenna nunca había tenido una oportunidad a
causa de él.

No tenía sentido, sin embargo me di la vuelta y pateé el cadáver de


Madigan lo suficientemente fuerte como para golpear el silo cercano.

―¡Levántate! ―le grité―. ¡No puedes permanecer muerto, tienes mucho


por lo que responder!

―Gatito, detente.

Jungkook me agarró cuando iba a patear el cuerpo de Madigan dentro del


silo otra vez.

―Puedes desprenderle el corazón e impedirle que se alce de nuevo.

Me detuve, quedándome flácido entre los fuertes brazos que me


agarraron.

―¿A quién estamos engañando? Han pasado tres horas. No va a volver.

Jungkook miró a la luz del sol que se desvanecía pintando los silos en
varios tonos de naranja, rosa y malva antes de hablar.

―Tal vez no, pero nos quedaremos con él esta noche para estar seguros.
Hoseok.

Su cabeza se levantó, la mirada añil llena de aversión apenas contenida.


―¿Qué?

―¿Estableciste una buena relación con Tenna?

Se encogió de hombros.

―Tal vez. Con sus habilidades y sus ojos brillantes, supe de inmediato
qué era, pero Madigan no nos dejó relacionarnos. La única vez que
estuvimos juntos fue cuando recibió instrucciones de matarme. Al
principio ella era implacable al respecto. Entonces empecé a llamarla
Tenna y hablarle mientras luchábamos. Ella nunca lo dijo, pero le gustaba
eso.

―¿Cómo te diste cuenta?

Hoseok encontró su mirada en este momento sin resentimiento.

―Porque en las últimas dos semanas, ella fue lo suficientemente buena


como para tomar mi cabeza, pero no lo hizo, y le escondió eso a Madigan.

Mis ojos ardían con las lágrimas no derramadas. La pobre chica había
permanecido en la forma más cruel de cautiverio desde que era un bebé.
Hoseok debía haber sido lo más parecido a un amigo que había tenido.

―Así que ella vio ―continuó Jungkook―, que no podía ejecutarte. O


tratar de asesinarte como hizo con Jimin.

Spade se tensó ante eso. Jimin miró hacia otro lado con aire de
culpabilidad. Imagino que él no le había contado quien lo ensangrentó
hasta el máximo.

La sonrisa de Hoseok era irónica.


―Depende. Le dije cómo matar a cualquiera que hubiera sido producido
después de ella. Eso podría incluirme, teniendo en cuenta la forma
metódica en que funciona su cabeza.

―¿Estabas dispuesto a correr ese riesgo? ―preguntó Jungkook sin


rodeos.

Hoseok resopló.

―¿Acaso me veo como un imbécil para ti?

―No ―respondió Jungkook con el fantasma de una sonrisa en sus


labios―. Te ves como el mismo terco, imprudente, leal cabrón que casi he
matado más de cien veces, por lo que tú eres perfecto para el trabajo.

―Y tú eres el mismo idiota arrogante que siempre has sido ―respondió


Hoseok, con los ojos verdes brillando―. Pero tienes razón, por esto soy tu
hombre.

De alguna manera, después del discurso cargado de insultos,


intercambiaron una mirada de completa comprensión. Negué con la
cabeza. Tal vez a ellos no les gustase siempre lo que había entre sí, pero
tal vez aún podría existir entre ellos el respeto mutuo.

―Entonces llega a ella ―dijo Jungkook―. ¿Jackson? Llévalo de vuelta a


Point Pleasant. Minhyuk quédate atrás para ayudar. Quizás él tenga
buenas noticias.

A Jackson realmente no le gustaba Hoseok, así que me esperaba


cualquier cosa menos su júbilo.
―¡Vámonos entonces! ―dijo antes de agarrar a Hoseok y despegar como
un cohete. ¿Por qué iba a hacerlo...? Ah, cierto.

―¡Detenlo, está feliz con esto porque tiene la intención de matar a


Hoseok!

Jungkook me lanzó una mirada hastiada.

―No es por eso, cariño. Jackson colecciona lo raro e inusual y esa niña
es la persona más rara, más inusual en el mundo ahora mismo. Va a
rastrear el mundo con Hoseok y Minhyuk en busca de ella.

Esa idea fue casi tan inquietante como la primera. Entonces me consolé
con el conocimiento de que Jackson era muchas cosas, pero un pedófilo
no era una de ellas.

Podría querer "coleccionar" a Tenna, pero no pondría un dedo perjudicial


―o lujurioso― sobre ella. No podría decirse lo mismo de otros que
podrían andar a la caza del experimento perdido de Madigan.

―Puesto que todo asunto urgente ha sido atendido, necesito un momento


de intimidad con mi esposo ―dijo Spade, interrumpiendo mi línea de
pensamiento.

Jimin me lanzó una mirada compungida antes de marcharse con Spade.

Ambos desaparecieron dentro del silo más alejado de nosotros. Con los
muros de hormigón y las paredes metálicas que subían hasta los treinta
metros de alto, apenas podía oírlos una vez que estuvieron en el interior.
Mi mandíbula se apretó. Tenía un par de cosas que discutir con mi
esposo, también, pero antes de que pudiera hacerlo, el estado de Sehun
todavía necesitaba ser atendido.

―Después de lo que Madigan te haya podido hacer, no podemos correr el


riesgo de llevarte a un hospital ―le dije, cambiando mentalmente sobre la
marcha―. Pero Jungkook conoce algunos médicos fuera de la red.

―No más médicos. ―Sehun se estremeció al decirlo, los recuerdos de


los experimentos brutales revoloteando por su mente.

Después de todo lo que había pasado, lo entendía, pero Spade estaba en


lo cierto. Sehun se estaba desvaneciendo justo delante de nuestros ojos.
Ni siquiera estaba seguro de que más sangre de vampiro pudiera curar
todo el daño celular. Él no solo necesitaba un médico. Necesitaba varios.

―Sehun, vas a morir ―le dije lo más gentilmente que pude.

Sus dientes blancos brillaron en una sonrisa.

―Ese es mi plan, y preferiría más bien temprano que tarde ya que me


duele por todas partes. ¿Jungkook?

―No necesitas preguntar ―respondió mi marido de manera uniforme―.


Has sido uno de los míos durante años. Es hora de que recibas todos los
beneficios de eso.

Oh, quería decir ese tipo de muerte. Mi tensión disminuyó. Madigan podía
ser comida para los gusanos, pero parecía que traeríamos a alguien de
regreso de la tumba esta noche después de todo.
―Gatito, haz que Yugyeom llame a Mencheres y dile que necesitamos un
vehículo seguro para transportar un nuevo vampiro ―indicó Jungkook, ya
que ninguno de nosotros tenía teléfono móvil.

Entonces empujó a Sehun hacia él, inclinando la cabeza hacia atrás casi
casualmente antes de golpear sus colmillos en la garganta del otro
hombre. Parecía que Spade tendría que hacer la llamada a Mencheres
justo en este momento.

En el momento en el que volví de avisar a Spade y Jimin de lo que estaba


pasando y esperar mientras Spade hacía la llamada, Jungkook ya lo había
hecho. Sehun yacía en el suelo, su pulso en silencio, solo una pequeña
mancha de color rojo en su boca indicaba la magnitud del cambio que
estaba teniendo lugar en él.

En algún momento en las próximas horas, se levantaría como un vampiro,


permanentemente libre de todo el daño que Madigan le había infligido y
vulnerable solo a la decapitación y a la plata atravesando su corazón.
Bueno, y manteniéndose lejos de la salida del sol durante los primeros
meses, pero la gente de Jungkook le protegería a través de esa etapa
temporal.

Y ya que, finalmente, no teníamos ninguna situación de vida o muerte que


resolver, podía dirigir mi atención hacia otros asuntos urgentes.

―Jungkook. ―Mi voz era suave pero inflexible―. Tenemos que hablar.
23: Cualquier cosa para mantenerte a
salvo

El interior del silo de grano me recordó a la plataforma de elevación de


Madigan. Ambos eran altos espacios circulares con paredes lisas, que no
podían escalarse. La principal diferencia era que la luz brillaba a través de
la parte superior del silo y su altura de treinta metros era mucho más corta
que el kilómetro y medio de alto del ascensor secreto de Madigan.

El interior estéril me vino bien. Jungkook y yo no teníamos nada en que


concentrarnos salvo en nosotros mismos aunque me quedé tan lejos de él
como el estrecho espacio permitía. Por su parte, Jungkook bloqueó su
aura hasta que no sentí nada de él, excepto un ligero matiz en el aire. Su
expresión era igualmente inescrutable. Sólo manchas de sangre
estropeaban sus rasgos cincelados, el color en vívido contraste con su
cremosa piel de cristal.

―El sabotaje de la máquina de Dante, arrancando puertas, desactivando


los sistemas de seguridad completos, y arrojando soldados como
muñecas de trapo... tus poderes telequinéticos han crecido enormemente
―comencé a decir―. Escondiste eso de mí. ¿Por qué?

Su boca se curvó como si se hubiera tragado algo de mal gusto.

―Al principio, pensé que te sorprendería por la forma en que se habían


desarrollado. Entonces no dije nada porque temía que un día, iba a
necesitar hacer algo imprudente.
―¿Estabas planeando contenerme con ellos? ―No pude contener mi
resoplido enfadado―. ¿Cuál era tu plan para cuando me dejaras ir?
¿Correr como el infierno?

―No me importaba mucho lo que pasaría después, si alguna vez


necesitaba emplear medidas tan drásticas ―replicó. Luego su tono se
endureció―. El enemigo más peligroso que he enfrentado es a ti mismo,
gatito. Sé eso incluso si todavía no lo admites.

Esto no era para nada como me había imaginado que esta conversación
iría.

Esperaba que Jungkook me pidiera perdón por su terrible engaño. En


cambio, parecía que él estaba poniendo mis acciones en juicio.

―¿Yo soy un peligro para mí mismo? En el muelle, utilizaste un poder


hereditario que sólo has trabajado por accidente una vez antes ―le lancé
de regreso.

Su mirada marrón oscuro no vaciló.

―No, cariño. Me aseguré de que había dominado el don que heredé de


Tenoch antes de usarlo en el muelle.

Él. Había. Estado. Practicado. Durante unos segundos, estaba tan


aturdido, que me quedé sin palabras. Entonces dije las palabras que
habían estado ardiendo dentro de mí desde que me di cuenta que su
degeneración en un cadáver había sido un truco.

―Me dejaste verte morir.


Mi voz era cruda, mientras que la memoria de verlo marchito rasgó a
través de mí como navajas reemplazando a mis emociones. Deseé que
nuestro vínculo sobrenatural fuera en ambos lados para que yo pudiera
meter esos sentimientos de nuevo en él y verlo doblarse bajo su peso.

―Tú sabías que pensaría que era real, ¡y lo hiciste de todos modos!

Él agarró mis hombros, pero golpeé sus manos lejos con un siseo
incoherente. Jungkook no trató de tocarme de nuevo. Sólo su mirada
sostuvo la mía mientras hablaba.

―Tú mismo lo has dicho: Eres un luchador, y no puedo esperar que


cambies. No importan mis objeciones o el peligro, ibas a usarte a ti mismo
como cebo para conseguir a Madigan porque es un bastardo malvado
que necesitaba apuntar a algo. Eso es lo que eres, gatito. Es lo que
siempre has sido.

Entonces su boca se torció en una sonrisa sin humor.

―Pero se te olvidó que soy un bastardo despiadado que hará cualquier


cosa para mantenerte a salvo. Así que sí, fingí que uno de los soldados
me disparó balas de plata con el fin de que tú y todos los demás creyeran
que me había muerto. Era la única forma de protegerte cuando Madigan te
trajo de vuelta al complejo, y no tuve dudas de que te habría capturado si
ibas a su encuentro. Ha esperado demasiado tiempo para no venir a ti con
todo lo que tenía, y si te hubiera dicho mi plan de antemano, tu reacción
no hubiera sido auténtica, y Madigan hubiera olido una trampa.

Él extendió la mano de nuevo, pero mi mirada se lo impidió. ¿Qué le había


sido difícil de controlar sus sentimientos y sus manos sobre mí?
―Madigan nunca me habría capturado si no hubieras sacado ese truco
sucio ―le dije con los dientes apretados―. Podríamos haberlo agarrado e
irnos. Me las arreglé para volar muy bien cuando su equipo descendió.
Sólo regresé cuando vi que no estabas conmigo.

―Tenía drones en posición y láser con el blanco apuntando a ti desde el


momento en que llegamos ―dijo bruscamente Jungkook―. Pregúntale a
Jimin, él los vio. Ninguno de nosotros saldríamos del área, excepto bajo
su custodia. Mi "truco sucio" aseguró que Madigan no apretara los
gatillos. Él sabía, como yo, que nunca me dejarías atrás.

La noticias de los drones y la focalización del láser me sobresaltó, pero la


buena voluntad de Madigan fue golpeada junto con nosotros, si se trataba
de eso, no lo hizo. Él había demostrado definitivamente que prefería morir
antes que estar bajo nuestro cautiverio, así como su cuerpo lo
atestiguaba. Parece que Jungkook había pensado en todo antes de tirar
su artimaña, su Caballo de Troya para lograr que Madigan nos llevara a su
súper secreta instalación ultra-vigilada.

Bueno, casi todo.

―En toda tu planificación, ¿se te ha ocurrido pensar que no me gustaría


vivir si pensaba que estabas muerto? Casi te despertabas para una gran
sorpresa, porque tenía la intención de estar fuera tan pronto como matara
a Madigan.

Horror cruzó sus facciones, y él me agarró demasiado rápido para


bloquearlo.

―¡Me prometiste que nunca harías eso, gatito!


―Para citar a Jackson, "he cambiado de opinión, ¡Jeon!" ―le grité de
vuelta.

Entonces me metí debajo de él, empujándolo cuando trató de agarrarme


de nuevo.

Él se quedó donde estaba, con las manos todavía estiradas como si


agarrara carne fantasma. Luego las dejó caer, y esta vez con ellas, bajó
sus escudos.

Las emociones estallaron en mí con tal fuerza, que retrocedí hasta que la
pared me detuvo. Entonces no había ningún lugar para ir cuando un géiser
de angustia atormentada me inundó, ahogando mi ira en sus
profundidades. Se convirtió en glaciares de determinación despiadada
que me heló, la sensación de traición que había cristalizado en mí se hizo
añicos. Por último, un infierno de amor barrió los restos, quemó del todo
mi dolor con sus abrasadora e insoportablemente hermosas llamas.

Sin querer, me deslicé por la pared. Yo había pensado que mis emociones
harían encorvarse a Jungkook si podía sentirlas, pero yo era el que se
había sacudido bajo el ataque de las suyas. No negó lo que había hecho.
En cambio, lo afirmó. Lo que sentíamos no podía ser razonado,
controlado, o domesticado, y con la vorágine todavía arremolinándose
dentro de mí, yo sabía que Jungkook haría lo mismo otra vez a pesar de
que estaría dando un golpe demoledor para los dos.

―Te amo, gatito.

Cuán enclenques esas palabras parecían en comparación con los


sentimientos que me ametrallaban, pero su voz vibró cuando las dijo.
Luego se agachó junto a mí.
―Nunca te haría daño de esa manera salvo por una razón: para
mantenerte a salvo. Puedo vivir con tu ira, tu infierno castigo sangriento, si
es necesario, pero no esperes que me comporte como si tú no fueras la
cosa más importante en mi vida.

Lo eres, y no voy a dejar que nadie, incluido tú mismo, te hagas daño.

Yo no le dije que era imposible. Sabía que nuestras vidas eran peligrosas
incluso en un buen día. Era maestro de una enorme línea de vampiros; en
cualquier momento, podía ser llamado a arriesgar su vida por uno de los
suyos.

Algo podría suceder con Hoseok o Jackson esta noche donde tendría que
arriesgar la mía también, pero ahora sabía que no había límites a lo que
Jungkook haría para evitar eso.

Él tenía razón, que era quien era, y yo no podía esperar que él cambiara
cuando no podía alterar quién era yo, tampoco.

Esto significó que tendríamos más peleas y dolor en el corazón por


delante de nosotros, pero era el precio que pagaría por estar con el
hombre que amaba más que a la vida misma.

Podría haberlo dicho, sin embargo, ambos ya lo sabíamos. Además,


siempre había sido más acerca de la acción que las palabras. Así que no
le dije nada cuando bajé la cabeza hacia él, aplastando mis labios contra
los suyos y hundiendo las manos debajo de la ropa, de repente
desesperado por sentir su piel bajo mis dedos.

Entonces sentí su peso cuando aplanó su cuerpo contra el mío. Gemí


contra su boca por la intensidad de su beso. Mi lengua pasó hasta que la
espiga de la sangre se desvaneció, y no quedó nada, excepto su gusto.
Sólo lo empujé para inhalar hasta que su olor estaba muy dentro de mí, y
cuando él inclinó su boca sobre la mía de vuelta, lo bebí tratando de
ahogarme en él.

Un fuerte tirón sacó mi chaleco antibalas y me abrió la bata de laboratorio,


revelando mi desnudez debajo. Sus ropas arruinadas eran fáciles de
arrancar, y luego no había nada entre nosotros. Sentir el roce de su
cuerpo duro y liso, casi me llevó al orgasmo, y me arqueé contra él con un
grito mudo por más. Él me llevó más cerca, tocándome como si
necesitara sentir cada centímetro de mí ahora, o nunca habría otra
oportunidad. Cuando él se deslizó hacia abajo y agarró mis caderas, me
levanté a él en necesidad flagrante.

Su boca era fresca, desmintiendo el calor que disparó a través de mí con


cada película de su codiciosa lengua. Los gemidos se convirtieron en
gritos que resonaban a nuestro alrededor, uniéndose al sonido gutural que
hizo mientras colocaba mis muslos sobre sus hombros y se adentraba
profundamente en mi carne. Mis manos corrieron por su cabello de una
manera febril, pero si yo estaba tratando de tirar de él hacia arriba o
empujarlo más cerca, no lo sabía. Yo quería que se detuviera, para poder
sentirlo dentro de mí, y no quería que se detuviera porque el placer era
abrumador.

Hizo su decisión más adelante cuando se deslizó hacia arriba, la longitud


de su cuerpo una fricción atormentadora hasta que sus caderas se
colocaron entre mis piernas. Entonces yo no sabía nada, excepto la dicha
de mi mente adormecida con su carne dura acuchillándome. Su boca se
tragó el grito que hice, grandes manos acunando mi cabeza mientras se
movía más profundo, lo que desencadenó una tormenta de sensaciones.
Las terminaciones nerviosas se encendieron con cada nuevo empuje,
torsión y apriete, haciéndome jadear, gemir y luego crecer al éxtasis. Los
músculos ondulaban en su espalda mientras se movía más rápido, más
fuerte, y clavé las uñas en él sólo para resistir. Sus movimientos fueron
contundentes al punto de aspereza, pero las lágrimas que se deslizaban
de mis ojos no eran de dolor. Eran porque necesitaba más de esto, de él.
Todo. Sus brazos eran como acero a mi alrededor, los empujes tan
profundos que apenas podía soportarlo, sin embargo, todavía no era
suficiente. En mi desesperación, envolví las piernas alrededor de su
cintura y hundí mis colmillos en su garganta.

Un sonido áspero vibró contra mi boca. Su sangre, aún caliente de su


reciente alimentación, tenía un sabor fuerte y dulce. Salado, caramelo por
igual. Tragué saliva, estremeciéndome en el instante que las sacudidas
entraron en mi sistema.

Cada sentido repentinamente aumentado, cristalizando las sensaciones


que me hacían retorcerme contra él y desgarrando mi garganta en lo que
sonaba como gritos. Entonces todo lo apretó con tanta fuerza que casi
dolía antes de que el éxtasis me inundara, sentí palpitantes oleadas
dobles cuando el clímax de Jungkook invadió mi subconsciente con
placer feroz.

Él no me soltó después del último temblor que causó a sus músculos


contraerse en la manera más deliciosa. En cambio, nos puso a un lado,
usando su brazo como almohada para mi cabeza. Su otra mano se
arrastró por mi cuerpo de una manera que habría llamado perezoso
excepto por la mirada en sus ojos.

Ninguna languidez acechaba en esas profundidades. Ellos brillaron con


una intensa resolución, provocando escalofríos que estallaron encima de
mí. Por un segundo, sabía lo que se sentía ser una presa justo antes de
que fuera devorada. Si no me quemara con un deseo igualmente
convincente para ser consumidos ambos, podría haber tenido miedo.

―Jeon.

La sola palabra reverberó a través del silo, haciendo que el sonido


metálico contra el exterior obtuviera una atención innecesaria. Jungkook
no detuvo sus caricias.

―Vete, Yugyeom ―gritó con una que voz nunca le había oído usar con su
mejor amigo.

―No puedo ―fue la respuesta igualmente concisa de Spade―. Tu nueva


descendencia justo ha despertado.

La mano de Jungkook se quedó quieta, y suspiró.

―Lo siento, cariño, no podemos correr el riesgo de un nuevo vampiro


alrededor de Jimin. Si Sehun bebe algo de su sangre...

―No Sehun ―Spade interrumpió con gravedad―. Madigan está


despierto.

24: Cómo un niño

Esperaba no tener que llevar puesto esto nunca más, pero dado que no
tenía más opciones, me puse nuevamente el abrigo empapado de sangre.
Al menos tenía un cinturón ya que Jungkook le había arrancado todos los
botones. Sin embargo, su ropa estaba destrozada. Pero para un vampiro
centenario que había pasado sus años humanos como un gigoló no era
algo de lo que preocupase. Así que salió del silo tal y como Dios lo trajo al
mundo.

A pesar de que lamentaba su falta de modestia tenía que admitir que era
valiente por su parte, ya que yo no me atrevería a poner mis partes
colgantes delante de un recién renacido y malvado ghoul. Dado que me
llevó un rato vestirme, aún estaba en el silo cuando escuché a alguien
gritar con una voz cantarina.

―Hambre... hambre...

Me detuve un instante. ¿Era Madigan? Tenía que serlo aunque su voz era
como la de un niño, y no con la rabia que esperaba después despertarse y
darse cuenta que no nos había atrapado.

Salí del silo para ver a Jungkook, Jihoon, Spade y Jimin en círculo
rodeando a una tercera persona que supuse debía ser Madigan. Mientras
me acercaba, noté con cierta diversión que las mejillas de mi mejor amigo
estaban rojas y que estaba mirando hacia delante rígido.

―... no estamos jugando ―dijo Jungkook seriamente―. Cuanto antes te


des cuenta menos doloroso será para ti.

―¡Hambre! ―fue la petulante respuesta.

Me metí dentro del grupo para ver a Madigan y me quedé de piedra.

No era su aspecto desaliñado, o más bien diría que "medio muerto" era la
frase apropiada, ya que nadie despertaba de la tumba viéndose fabuloso.
Y aun así su aspecto era mejor que el de muchos otros ya que había
muerto envenenado y no de una forma más sucia. Tampoco era su pecho
manchado de rojo, la camiseta abierta o el traje sucio lo que me
sorprendió.

Fue su mirada. Estaba acostumbrado a ver tantas cosas en esos ojos azul
cielo: desprecio, arrogancia, crueldad, fría satisfacción, ciega ambición...
pero ahora todo lo que podía ver era confusión y curiosidad, como si no
supiese quiénes éramos nosotros y estuviese algo interesado en
descubrirlo.

―Hambre, hambre, hambre ―soltó mientras movía la cabeza de un lado a


otro como si estuviese escuchando una voz dentro de él.

Este era solo el segundo ghoul que veía renacer pero las expresiones
tensas en los rostros de Jungkook y Spade me decían que esto no era
normal. ¿Qué le pasaba?

―¿Jungkook? ―pregunté por lo bajo.

Apretó mi brazo un momento pero no respondió.

―Felicitaciones, colega. Muy inteligente por tu parte fingir que estás loco,
pero he hecho esto durante centenares de años por lo que sé que no lo
estás. Estas jodidamente asustado, y deberías de estarlo si no dejas de
fingir. Voy a lastimarte de formas que no puedes ni imaginarte.

No había señales de que Madigan hubiese entendido, pero hizo un mohín.

―Haaaaammbreeeee ―soltó como si estuviese enojado porque no lo


habíamos entendido antes.
Jungkook lo golpeó tan fuerte que un reguero rojo salió de su cabeza
manchando el silo. El hombre de cabello gris se encogió cuando
Jungkook lo agarró de su estropeada chaqueta.

―¿Te gustó? ―gritó Jungkook―. A mí sí. Te voy a mostrar cuánto.

Y con esto empezó a darle una paliza tremenda a Madigan. Hace una hora
tendría que haber confesado que me hubiese encantado presenciar algo
así, pero cuando los golpes empezaron a ser más fuertes y Madigan no
paraba de llorar dolorido y confundido, me empecé a sentir enfermo. Jimin
debía de sentirse así también ya que se marchó y no porque le
avergonzara que Jungkook estuviese dando una paliza desnudo. O bien
Madigan era el actor más convincente del mundo o bien no estaba
fingiendo. Pero cuanto más miraba, más me convencía de que este no era
el mismo frío empleado del gobierno que una década atrás había
planeado juntar tres especies distintas para crear un arma invencible. Sino
que era un niño pequeño atrapado en el cuerpo de un hombre adulto, y no
tenía la menor idea de por qué ese hombre malo no dejaba de lastimarlo.

―Ya basta ―dije finalmente, agarrando el brazo de Jungkook cuando


estaba a punto de darle otro puñetazo.

Esperaba que se soltara y siguiese atacándole. En cambio, bajo su puño y


soltó a Madigan que quedó acurrucado en el suelo a sus pies.

―Duele, duele, duele ―dijo lastimosamente.

―Está sangrando como debería ―dijo Jungkook, dándole una última


patada que lo dejó en posición fetal―. Tienes suerte de que esté agotado.
Seguiremos por la mañana cuando esté más descansado.
No sabía si estaba fingiendo o no pero no dije nada. Jungkook había visto
ciento de ghoul renacidos. Y si en realidad me estaba dejando engañar
por un excelente actor, decidí que ya era suficiente por hoy, no quería
verlo más.

―Déjenlo en el dispensador de granos ―le dijo Jungkook a Spade, el cual


había observado todo atónitamente―. Lo mantendremos hasta que llegue
Mencheres.

Entonces Jungkook se fue y yo lo seguí al igual que Jihoon. Detrás de


nosotros, Madigan sollozaba.

―Por favor, no me lastimes ―le suplicó a Spade.

Se me revolvió el estómago. Había oído niños menos asustados y


vulnerables.

Jungkook fue hasta el silo dónde habíamos hecho el amor. Su ropa estaba
aún en el suelo desgarrada, pero él siguió de largo como si no le
importase. Jihoon no dio señales de sentirse incómodo con la desnudez
de Jungkook. Nos siguió adentro y cerró la puerta.

―Hay algo que está mal ―dijo Jihoon quedamente.

Jungkook levantó la vista, la frustración selladas por todas partes en sus


rasgos.

―No, no lo es.

Suspiré. Así que no me estaba engañando, y me di cuenta de la gravedad


del asunto. Esperaba que Mencheres fuese lo suficientemente previsor
como para traer una muda de ropa de más. Dos a ser posible ya que
Jungkook llamaba mucho la atención desnudo y yo estaba deseando
sacarme este abrigo lleno de sangre.

―¿Ha pasado algo así antes? ―pregunté, dándome una sacudida


mental―. Y si así, ¿es pasajero?

Jungkook me miró con seriedad.

―Ha pasado con anterioridad, normalmente en circunstancias similares


cuando a la persona no le han dado mucha sangre de antemano.
Regresan... dañados. Y no, no es pasajero.

Acepté la idea sin sentirme furioso, lo que demostraba lo cansado que


estaba.

Nuestro enemigo nos había golpeado exitosamente sin dejar la más


mínima pista para ayudarnos a mitigar el daño causado. Esa era nuestra
realidad, pero aun así me quedó un sabor amargo al saber que el Madigan
que queríamos traer de vuelta se había ido para siempre.

Además por supuesto, estaba el tema de qué íbamos a hacer con él. No
quería quedarme con el Madigan loco, pero me parecía cruel ejecutarlo
por crímenes que estrictamente hablando él no había cometido.

Jungkook se pasó una mano por el cabello, y por un momento bajó sus
barreras haciendo que una ráfaga de cansancio llegara hasta mis
emociones. Si aún fuese humano me hubiera desmayado, pero ahora era
demasiado fuerte. De todos modos, sus reservas de energía estaban casi
agotadas.

―Estás cansado ―dije, y esto debía de ser lo más inteligente que había
dicho en toda la semana―. Si Madigan nos está engañando, ya lo
descubriremos. Si no es así, va a seguir igual después de que nos
echemos una siesta.

Tan pronto como dije esto, escuché un helicóptero acercándose hacia


nosotros. Mi primera reacción fue agarrar un arma hasta que me di cuenta
que no llevaba ninguna encima, y a continuación sentí un tremendo alivio
cuando Jungkook dijo:

―Es Mencheres.

No podía sentir quién estaba en el helicóptero pero confiaba en Jungkook.


Años atrás había compartido el tremendo poder de Mencheres, creando
una conexión entre ellos aún más fuerte que la que tenían los vampiros
con su creador. El legado de Caín, lo llamaban, un poder capaz de trazar
todas la conexiones hasta el primer vampiro, Caín, al cual Dios había
maldecido a beber sangre para siempre como pena por derramar la de su
hermano Abel.

La noche en que Jungkook recibió este poder, fue cuando empezó a


desarrollar sus poderes telepáticos. Más tarde, manifestó la habilidad de
destruir y mover objetos con su mente. Sinceramente, esperaba que nada
más sucediese a partir de ahora. Hay cosas que nadie debería ser capaz
de hacer.

De todos modos, si Jungkook alguna vez llegase a manifestar la habilidad


para controlar el fuego, Vlad insistiría en prenderse fuego mutuamente. Así
de competitivo era.

Los tres salimos del silo, y una vez afuera vimos que Spade aún no se
había llevado a Madigan. Cuando el agente de la CIA vio a Jungkook, se
agarró de la pierna de Spade como si fuera su salvavidas. Spade trato de
quitárselo de encima pero Madigan se aferraba como un mono psicótico,
presionando el rostro contra su muslo para evitar mirar a Jungkook.

―No, por favor, no, por favor ―empezó a suplicar gimiendo.

Ya no hacía falta confirmar su condición, estaba seguro de que el


Madigan que conocía hubiera preferido que le arrancaran la piel a trozos
antes que rebajarse así, sobre todo delante de un grupo de vampiros. No,
definitivamente murió cuando se tomó esa píldora de cianuro, y
retornamos una cáscara vacía.

Tal vez lo más humano sería matarlo. En este estado no iba a ser capaz de
sobrevivir en el mundo de los no muertos y al ser un ghoul, tampoco
podría estar con los humanos. Con su nueva hambre sobrenatural no
pasaría mucho tiempo antes de que intentase comerse a la primera
persona que viera.

El helicóptero aterrizó, trayéndome de vuelta de mis deprimentes


pensamientos. Mencheres estaba sentado adelante junto a Kira, quien
manejaba los controles. Debía de haberle enseñado como conducir su
nuevo elegante helicóptero europeo.

―Te dije que teníamos que traer una muda de ropa. ―Escuché decir a
Kira por encima del ruido de las hélices.

Me hizo sonreír, ella era un poco como yo, lo suficientemente humana


como para preocuparse por este tipo de cosas.

Spade fue el primero en subir, un poco incómodo ya que Madigan seguía


pegado a su pierna. Jimin le siguió y a continuación subió Jihoon quien
me lanzó una pila de ropa doblada. Agradecido me puse un pantalón por
debajo del abrigo y luego me lo quité para ponerme una camiseta
demasiado grande para mí. De todas formas, no dejé el abrigo
ensangrentado en el suelo ya que tenía muchas pruebas de ADN encima
al igual que la ropa destrozada de Jungkook, por lo que volví al silo a
recogerla. Dejé la ropa dentro del helicóptero, en la esquina más lejana.

Jungkook, quien llevaba el cuerpo de Sehun, fue el último en entrar. Él


puso los ojos en blanco cuando vio el pantalón que dejé a propósito en la
puerta del helicóptero, pero dejó a Sehun y se lo puso.

―¿Dónde está Jackson? ―preguntó Mencheres.

―Buscando a alguien con Hoseok ―respondió Jungkook.

Parecía que Mencheres fuera a cuestionar el tema, pero tan pronto como
Jungkook se sentó en el helicóptero, los gemidos de Madigan se
convirtieron en sollozos.

―No, aléjate ―lloriqueo mientras se sentaba encima de Spade.

―Bájate de mí ―dijo Spade.

Madigan lo ignoró subiéndose con su renovada fuerza. Jimin se movió a


los asientos del otro lado para evitar que Spade lo golpease cuando
empujó a Madigan. Pero enseguida el ghoul de cabello gris volvió a
subirse rápidamente. Spade miró frustrado alrededor para darse cuenta
de que si lanzaba a Madigan lo suficiente fuerte como para quitárselo de
encima podría dañar el helicóptero.

Entonces miró a Jungkook.

―¿Un poco de ayuda tal vez? ―gruñó.


El poder se sintió a través del aire, dejando a Madigan en el asiento de al
lado de Spade con los brazos cruzados sobre su regazo. Pero no fue
Jungkook el que usó su poder, sino el antiguo faraón egipcio.

―Ha gastado mucho de su poder ―dijo Mencheres mirando hacia


Jungkook―. Usar más podría ser peligroso.

Durante un momento capté el cansancio de Jungkook y estuve de


acuerdo.

Gracias a Dios que Mencheres era los suficientemente fuerte para manejar
a Madigan y a Sehun, si es que se despertaba durante el vuelo. Demonios,
la turbina podría romperse y aun así Mencheres sería capaz de llevarnos
volando a salvo a cualquier sitio. Así que aunque teníamos mucho por
delante, me permití relajarme durante un rato.

Después de que Jungkook pusiera a Sehun en el asiento de delante,


apoyé mi cabeza en su hombro. Me rodeó con su brazo y sentí que se
recostaba en su asiento.

Cuando el helicóptero dejó los silo de granos atrás, él ya estaba dormido.

25: Un castigo más allá de sus crímenes

Aliento caliente sopló en mi cara antes de que mi mejilla fuera cubierta por
una larga y húmeda lamida. Eso me sorprendió llevándome a una posición
sentado, que fue cuando me di cuenta de que (a) había estado acostado
en una cama, y (b) que la cama debía estar en la casa de Mencheres. Solo
él tenía mastines ingleses de noventa kilos dando vueltas como si
poseyeran el lugar.
―No quiero otra lamida ―le dije a mi visitante de color leonado,
acariciando su enorme cabeza. Hizo caso omiso de eso, meneando la
cola mientras limpiaba mi otra mano. Miré alrededor, reconociendo la sala
ámbar y crema de la última vez que Jungkook y yo habíamos estado aquí.
Él se había ido, pero a partir de la muesca al lado de donde yo había
estado yaciendo, no se había ido hace mucho tiempo. Dado que todavía
estaba ensangrentado y sucio debajo de mis ropas prestadas, mi primera
tarea fue tomar una ducha. Si pudiera haberme quedado bajo esa gloriosa
y caliente pulverización durante horas, lo habría hecho, pero después de
limpiarme, salí y busqué algo más para ponerme. Mencheres siempre
mantenía sus habitaciones de invitados abastecidas. Una vez vestido, salí
de la habitación, sorprendido de ver la luz de la luna brillando a través de
una de las

muchas ventanas de este piso. Había dormido mucho más tiempo de lo


que pensaba.

―Aquí abajo, gatito.

Seguí la voz de Jungkook a la segunda planta. Estaba en un


estudio/salón, con paneles de madera en azul oscuro y madera, o como
sea que los ricos llamen a las habitaciones extra que rara vez utilizan. Él
se había duchado y cambiado a un nuevo conjunto de ropa, también. Su
color se veía mejor, indicando que se había alimentado, pero estaba más
aliviado por su aura. No estaba fracturada por el cansancio como lo había
estado antes. Jungkook podría no estar en toda su fuerza todavía, pero
por lo menos no se sentía como si estuviera a punto de desmayarse.

Mencheres estaba con él, su largo cabello azabache recogido en una sola
trenza. Ninguna sorpresa, otro mastín estaba acurrucado a sus pies.
Obviamente, nadie le había dicho que los egipcios de su época se
suponían que fueran adictos a los gatos.

―¿Cómo está Sehun? ―Fue mi primera pregunta. Por favor, no dejes que
nada haya ido mal con su transformación...

―Está bien, amor. A salvo, asegurado en una habitación abajo.

Una preocupación aliviada. Tomé asiento a su lado en el sofá, notando


con aire ausente que el cuero era como mantequilla blanda.

―¿Alguna noticia sobre Tenna?

―Jackson llamó hace unas horas, dijo que no la han encontrado todavía.
―Jungkook acarició mi brazo, viéndose reflexivo―. Hoseok no estaba
sorprendido. Dijo que ella evitaría a las personas y se escondería hasta
que hubiera evaluado totalmente su situación.

Sonaba como si estuviera citando a Hoseok. Una vez más, la ira se


encendió cuando pensé en todo lo que le habían hecho a ella. Tenna no
debería estar sola y operando como militar, como precaución. A su edad,
sus mayores preocupaciones deberían haber sido jugar con muñecas
contra las figuras de acción.

Casi no quiera preguntar, pero tenía que hacerlo.

―¿Madigan?

En ese momento, las facciones de Jungkook se tensaron.

―Igual.

Vuelta dos. Tomé una bocanada de esperanza.


―¿Algo de suerte sacando alguna información de los discos duros que
trajimos?

Mencheres respondió a esa:

―Tengo a mi gente trabajando en ellos, pero hasta el momento, han sido


incapaces de recuperar los datos.

Vuelta tres. Frustrado, dejé escapar el aliento.

―Así que no estamos más cerca de descubrir a quién ha estado


escondiendo Madigan todos estos años.

Y esa persona, probablemente, estaba en alerta roja después de escuchar


lo que sucedió en el complejo McClintic. En definitiva, estábamos de
regreso al punto de partida. Tal vez incluso a algunos puntos detrás ya
que no tenía ni idea de si existían más Tennas en otras instalaciones
secretas.

Algunos días, no valía la pena salir de la cama.

―Mencheres tiene una teoría acerca de eso.

Si el nerviosismo en su voz no era indicio suficiente, esas caricias suaves


en mi brazo se detuvieron. Claramente, Jungkook no era un fanático de
esta idea.

―¿Qué? ―pregunté, mirando fijamente la insondable mirada obsidiana de


Mencheres.

―Los vampiros y ghouls en la condición de Madigan a menudo no


recuerdan nada de sus vidas humanas. Algunos, sin embargo, recuerdan
pedazos de su pasado, si se le presentaran los estímulos adecuados.
―Jungkook estimuló lo suficiente de él con la paliza que recibió
―respondí secamente ―. Eso no funcionó.

Un encogimiento de hombros elegante.

―No es ese tipo de estímulo. Lo más exitoso es la interacción con un


asociado personal de largo tiempo.

―¿Quieres decir que Madigan pase el rato con un viejo amigo? ―No
pude contener mi carcajada―. Eso es imposible. Su único amigo era su
enfermo y retorcido trabajo...

Dejé de hablar cuando la comprensión llegó. Ahora sabía por qué


Jungkook odiaba esta idea.

―Namjoon. ―Jungkook escupió el nombre de mi tío, como si supiera


mal―. A pesar de que ellos no eran amigos, Mencheres cree que su
asociación fue por tiempo suficiente y sobre todo importante para tal vez
desencadenar recuerdos.

No sabía si estaría enojado con mi tío para siempre, pero de seguro que
no había estado listo para verlo tan pronto.

Por otra parte, ¿cuándo "preparado" se había tenido en cuenta para


cualquier cosa?

―Es digno de una oportunidad ―dije al fin.

Ahora teníamos que ver si Namjoon estaría de acuerdo en hacerlo.

***
Mencheres nos prestó su helicóptero, ya que tomaría demasiado tiempo
conducir todo el camino hasta D.C. Tuvimos que parar una vez para
repostar y luego una vez más fuera de la ciudad, porque esa era una zona
de identificación de defensa aérea. No estábamos a punto de anunciar
nuestra llegada a los funcionarios gubernamentales interesados. Así que,
cinco horas después decidimos involucrar a mi tío, estacionamos en la
parte trasera del edificio de Tyler en el Boulevard Macarthur.

Era medianoche, pero las luces en su apartamento estaban encendidas.


Esta vez, habíamos llamado primero.

Tyler no se había emocionado acerca de convocar a un fantasma a esta


hora, pero presentarlo a Marie Laveau parecía haber aumentado nuestros
puntos de favor. Abrió la puerta a nuestro primer toque a pesar de que no
se molestó en ocultar su bostezo.

―Entren. Quiero terminar con esto de modo que pueda volver a la cama.

Por su atuendo de pantalón de pijama y bata, eso era obvio. Dexter fue
más entusiasta en su bienvenida. Bailó alrededor de mis pies, oliendo
locamente donde los mastines de Mencheres se habían rozado contra mí.

Lo acaricié, extrañando a mi gato una vez más. Uno de los socios de


Jungkook tenía a Helsing, ya que a mi gato no le había gustado vivir en
lugares cerrados con Dexter.

Luego nos sentamos en el suelo con un tablero de Ouija colocado sobre


su mesa de café. Al igual que la mayoría de los condominios en la ciudad,
el de Tyler estaba construido estilo estudio, con la cocina, dormitorio y
sala de estar ocupando todos, el mismo pequeño espacio.
―Ojalá pudiera enseñarte a hacer esto por ti mismo ―dijo Tyler,
colocando sus dedos sobre la tablita―. Demasiado malo que perdieras tu
juju fantasma.

Algunos días, me arrepentía de eso. La mayoría de las veces, no lo hacía.

―Todo termina con el tiempo.

Luego agitamos la tablita alrededor del tablero, mientras Tyler comenzó


sus invocaciones. Como yo no tenía ningún artículo personal de la casa de
mi tío, en esta ocasión, tuvimos que abrirnos paso a través de unos
espíritus al azar antes de que Namjoon se materializara en la habitación.

Cuando se dio cuenta de quién lo había convocado, pareció sorprendido.

Entonces la culpa me atravesó cuando su próxima expresión fue de miedo


mientras miraba alrededor.

―No hay Remnants, ni Marie ―dije firmemente―. Solo nosotros,


Namjoon.

Su forma vaciló, desdibujándose en los bordes. Ahora que sabía que no


teníamos medios para detenerlo, ¿se estaba yendo? Entonces su
nebulosidad se aclaró, revelando su cabello impecablemente peinado y su
sofisticado pero discreto traje de negocios. Un nudo en mi interior se
alivió. Por más razones por las que necesitara su ayuda, no habría querido
que

Namjoon desapareciera tan pronto como nos vio. Todavía estaba enojado
con él, y no
estaba seguro de dónde sus acciones habían dejado nuestra relación,
pero parece que eso no me había detenido de extrañarlo.

―¿Qué quieres, Taehyung? ―preguntó en tono reservado.

Namjoon ni siquiera miró a Jungkook; una buena cosa ya que su mirada


era lo suficientemente fría para congelar rápidamente el vapor. Saqué mis
dedos de la tablita en favor de golpearlos contra el tablero de la Ouija.

―Madigan quemó sus unidades de disco duro más allá de su uso y se


suicidó cuando nos infiltramos en sus instalaciones secretas ―resumí
rápidamente―. Jungkook lo trajo de vuelta como un ghoul, pero algo salió
mal. Su mente es una sopa de verduras, y estábamos esperando que tú
pudieras sacar un poco de carne de esta.

La boca de Tyler cayó al oír esto. Tal vez él había pensado que quería que
levantara a mi tío solo para que pudiera quejarme de él de nuevo. La
expresión de Namjoon no cambió aunque su contorno vaciló por un
momento.

―¿Por qué? ―preguntó al fin―. Cerraste su operación como querías, y


ahora él es tu prisionero. ¿Qué más queda?

―Detener a quien sea que ha estado apoyándolo ―dije, sin mencionar


deliberadamente a Tenna. No quería que Marie averiguara acerca de ella,
y ella era una de las únicas personas en el mundo que podía interrogar a
un fantasma con éxito―. Alguien desembolsó incontables millones para
mantener la operación de Madigan funcionando, sin mencionar el dinero
que gastó esa persona para evitar que tú averiguaras acerca de esto.

Me metía con su orgullo con ese último comentario. Cuando vivía, el


despacho de Namjoon había estado por encima del Máximo Secreto, pero
había estado inadvertido de que Madigan estaba continuando sus
experimentos con la bendición completa del tío Sam. Mientras tanto,
Madigan sabía todo sobre la operación de Namjoon e incluso se puso a
cargo de ésta después de su muerte. Eso tuvo que doler.

―Si no lo detenemos, esa misma persona encontrará a otra persona para


reemplazar a Madigan ―continué―. No podemos permitir que eso
suceda.

―¿Y si el patrocinador tiene un rango demasiado alto para atraparlo?


―preguntó Namjoon.

La voz de Jungkook mantuvo la misma resonancia de un bajo y ominoso


trueno.

―Para esto, nadie tiene un rango demasiado alto.

Namjoon se puso rígido, mirando una vez a Jungkook antes de que su


mirada se dirigiera de nuevo hacia mí.

―Este nunca ha sido su país, pero es el tuyo, Taehyung. ¿Realmente


asesinarías a quien sea que esté detrás de esto, sin importar quién es?

Incluso muerto, la lealtad de Namjoon a su nación no había disminuido;


una cualidad admirable. Si tan solo hubiera mostrado la misma lealtad a
su familia.

―Manejaste una operación secreta que protegía a los ciudadanos


estadounidenses de peligros que ellos no conocían que existían ―le
contesté, sosteniendo su mirada de acero―. Quien sea que está detrás
de Madigan a sabiendas financió el secuestro, la tortura y la muerte de
miles de estadounidenses, todo con el propósito de la manipulación ilegal
de genética. Eso es suficientemente reprobable, pero lo que es peor es la
guerra que esto podría desencadenar si la noticia se filtra a los oídos de
no-muertos equivocados.

Luego me levanté y me acerqué a él, casi retándolo a salir mientras


hablaba de la siguiente parte.

―¿Todavía amas a tu país, Namjoon? Demuéstralo.

Entonces él sonrió. Triste, cansado y tan agotado que la culpa me golpeó


una vez más. Los seres humanos, vampiros y ghouls podían encontrar
breve respiro en el sueño, pero ¿podrían los fantasmas? ¿O era su
existencia un día sin fin que se estiraba sin piedad hasta la eternidad?

Incluso si no lo era, mientras miraba a Namjoon, la simpatía empezó a


superar a mi enojo. Me había mentido, me manipuló, y permitió que un
burócrata despiadado usara mi ADN para experimentos secretos, aún
había algo más en él que eso. Namjoon había protegido a los soldados
que trabajaban para él, no experimentando y matado como Madigan había
hecho. Una vez que Brams fue inventado, Namjoon rechazó incontables
millones en patentes farmacéuticas porque se negó a liberar el fármaco al
público. Cuándo Madigan abordó su idea de una fuerza de cría, Namjoon
le disparó y lo escondió de mí. Años después, cuando me reveló eso, yo
estaba enamorado de un vampiro, Namjoon permitió a Jungkook unirse al
equipo. Entonces les mintió a sus superiores sobre mi acuerdo por tiempo
de servicio, para que pudiera renunciar cuando mi vida tomó una
dirección diferente,

por no hablar de todas las veces que usó su influencia cuando los
conflictos de vampiros me pusieron en el lado equivocado de la ley.
Sus buenas obras no pudieron superar sus malas, pero los mayores
delitos de Namjoon ocurrieron cuando todavía estaba bajo la idea errónea
de que todos los vampiros eran malos. A través de mi adolescencia y
tempranos veinte, había hecho algunas cosas horribles bajo ese concepto
erróneo también. En los años posteriores, había tratado de compensar
eso, y así, a su manera, lo había hecho Namjoon.

Incluso si no lo había hecho, no se merecía este destino. Un día me habría


ido, sin embargo, él todavía estaría encadenado entre un mundo al que
nunca podría cruzar y uno al que nunca podría volver. Inadvertido o no,
eso era gracias a mí, un castigo que superó con creces sus crímenes.

Por encima de todo lo demás, Namjoon era familia. Imperfecto casi hasta
el punto de ruptura, pero familia. Podría no ser capaz de perdonarlo hoy,
pero con el tiempo, lo haría. La familia era demasiado valiosa para
apartarla si aún había una oportunidad para la reconciliación.

Namjoon demostró eso cuando por fin dio su respuesta.

―No te molestes en llamar a mi patriotismo, Taehyung. Mi país está


perdido para mí ahora, pero si esto te ayuda con algo que estás decidido
a hacer de todos modos... bueno, entonces llévame con él. Veré lo que
puedo hacer.

26: Una vida oculta

Madigan reconoció a Namjoon. Tan pronto como le vio, dejó escapar un


chillido excitado:
―¡Namjoonniiiee! ―Mi tío hizo una mueca, no sé si de simpatía hacia lo
que su némesis se había convertido o de aversión por el horrible apodo.

No importaba. Namjoonie fue y Namjoonnie seguía siendo, día y noche


mientras Madigan divagaba sobre cosas sin sentido, tales como lo triste
que era que el helado aquí fuera terrible (no lo era; el gusto de Madigan
solo quería carne cruda, un hecho que su mente no había asimilado
todavía) o cómo quería jugar en el patio (no iba a pasar; no queríamos que
se comiera a los vecinos de Mencheres). Tras los primeros días de
aburrida idiotez, no me habría importado entrever aunque fuera de vez en
cuando, como un rayo de luz en una habitación oscura, algo de lucidez.

―Estoy muy infeliz con su progreso, Namjoonnie ―comentó Madigan el


otro día―. Deberían haber sido capaces de duplicar su ADN ya.

―¿Te refieres al de Kim? ―replicó Namjoon en un cuidadoso tono


neutral.

―El suyo, también. ―Madigan sonó grosero―. Pero después de siete


años, ¡nada! No se pueden tener todos los huevos en una sola cesta...
jeje. Huevos. Hay que esperar años para más de esos...

A pesar de que Namjoon intentaba volver a dirigirle al tema, Madigan


desvariaba desde huevos a tener hambre de nuevo, y una vez que eso
ocurría, nada más importaba. Entonces cuando había acabado de comer,
caía dormido. Por lo que sabía, ahora dormía mientras se chupaba el
pulgar. No podía decirlo, porque nunca entraba en su celda. Me había
convertido en sinónimo de Jungkook en su mente destrozada, y Jungkook
le provocaba sollozos y un terror incoherente.

Namjoon, sin embargo, parecía tranquilizar a Madigan, algunas veces al


recordar al otro hombre crueldades pasadas.
―Robé tu trabajo cuando moriste ―dijo Madigan ayer en un susurro
alegre―. Robé tus soldados también. Morirán pronto.

Antes de que Namjoon pudiera contestar a eso, Madigan estaba jugando


a Yo Espío. Lo que no debería haber llevado demasiado tiempo ya que su
habitación era de cemento y sin ventanas, pero Madigan lo alargaba
durante horas. Si Namjoon fuera sólido, podría haberse golpeado la
cabeza contra la pared solo para bloquear la charla sin fin. Yo quería
hacerlo, y eso solo tras veinte minutos.

La realidad era que no tenía mucho más que hacer. Hoseok, Jackson y
Minhyuk no habían encontrado a Tenna todavía. Cómo una niña sin dinero
ni experiencia en el mundo normal podía evadir a dos vampiros y un
fantasma, no tenía ni idea, pero lo había hecho.

La gente de Mencheres todavía no tenía nada sobre los discos duros


fritos, así que no había pistas que seguir ahí tampoco. Jungkook podía a
duras penas permanecer bajo el mismo techo que Namjoon, dejándome a
solas para escuchar su charla sin sentido con Madigan durante horas, así
que no podía pedirle que me encantara.

Además, las pocas cosas racionales que Madigan decía probablemente


provocarían que Jungkook le golpeara de nuevo.

Después de seis días de no aprender nada más que lo que ya sabía,


estaba harto. Madigan parecía ser un callejón sin salida para cosechar
información en su sombrío estado, pero quizás había algo más que
pudiera hacer para localizar a Tenna. Conocía a alguien muy bueno en
rastrear actividad sobrenatural, y como bonus, no era miembro de ninguna
línea de no-muertos.

Así es como Jungkook y yo acabamos en el Comic Con de San Diego.


He visto un montón de cosas raras en mi vida, pero esta extravagancia de
ciencia ficción y fantasía todavía consiguió sorprenderme. Enfrentémoslo;
cadáveres convertidos por la magia en asesinos imposibles de matar
palidecían respecto a codearse con Lobezno, Xena, Chewbacca, el Joker,
Wonder Woman y una princesa Leia con biquini de hierro y eso fue sólo
mientras hacíamos cola para conseguir nuestros pases.

Una vez dentro del enorme complejo de varias plantas, caminamos a


través de miles de personas vestidas de sus personajes favoritos de
películas, series de televisión, videojuegos o comics. Algunos trajes eran
simples, tales como pintura de cuerpo y otros tan elaborados, que tenían
funcionando accesorios robóticos.

―Voy a transformarme en vampiro ―le dije a Jungkook, con el enorme


ruido de fondo haciéndome gritar a pesar de su oído―. Nadie se dará
cuenta.

―Probablemente no ―creo que contestó, pero no podía estar seguro. El


stand cercano comenzó a proyectar el tráiler exclusivo de una película. Si
eso no era suficiente, los gritos y aplausos instantáneos apagaron todo lo
demás.

Podría no tener la dedicación para pasar horas aplicándome maquillaje y


prótesis para parecerme a mi personaje de ficción favorito, pero la idea de
dejar mis preocupaciones detrás vistiéndome de alguien más durante una
tarde me atrajo definitivamente. Hacerlo con un millar de gente que
pensaba parecido debía contribuir a que la energía en la habitación fuera
casi palpable. Mis sentidos se sobrecargaron por la feria de vistas, olores,
sonidos y contacto continuo con la gente que nos rozaba en su paso a
paneles, puestos, firmas o exhibiciones. Por el hormigueo que se
empezaba a generar bajo mi piel, casi juraría que este lugar era un punto
caliente sobrenatural.

Desafortunadamente, no estábamos aquí para conseguir un colofón de


toda la energía frenética. Teníamos que encontrar a un reportero y de
acuerdo a su mensaje de texto, estaba en la sección de vídeo-juegos.

Bastante fácil, excepto que teníamos el equivalente a ocho campos de


fútbol llenos de fans y exhibiciones entre nosotros. Podíamos
descubrirnos como vampiros volando por encima de todo el mundo, o
bien empujar a través de la gente tan lenta y educadamente como
pudiéramos.

Elegimos lo último, aunque aquí, volar podría haberse tomado como un


truco moderadamente entretenido. Llevó más de treinta minutos alcanzar
el área de videojuegos, entonces tuvimos que buscar a través de la
multitud. Finalmente, cerca de la pared trasera, vi un hombre delgado de
cabello rubio rojizo, la barba de su rostro añadiendo un toque más áspero
a su natural aspecto juvenil. Gracias a Dios que no se había disfrazado; no
había forma de rastrear gente por el olor en esta mezcla olfativa.

―¡Timmie! ―grité.

Mi vecino de mis días universitarios no levantó la vista. Después de todo,


yo era solo una voz elevada entre miles. Unos pocos minutos de
educados empujones después, y finalmente le alcanzamos.

―¿Por qué sangrante infierno no te reuniste con nosotros fuera? ―Fueron


las primeras palabras de Jungkook. Timmie se estremeció ante su tono
duro. Entonces me miró y cuadró los hombros, como si recordara que
nunca permitiría que Jungkook le hiciera daño.
―Voy con el tiempo justo. Además, creí que les gustaría esto. Va a
empezar un panel de True Blood pronto.

―¿De verdad? ―espeté.

La elevación de cejas de Jungkook me hizo añadir contra mi voluntad,

―No estamos aquí por diversión. Venimos a pedirte si podías ayudarnos a


encontrar a alguien.

Una sonrisa curvó los labios de Timmie.

―No es que no disfrute verte, Taehyungie, pero podrías haberme


mandado un mensaje.

―No estamos poniendo nada de esto por escrito ―dije un poco


sombríamente―. O confiándolo por teléfono.

―Ah, relacionado con lo sobrenatural. ―Timmie lanzó una foto a alguien


que pasaba por allí, entonces dejó colgar la cámara de la cuerda de su
cuello―. ¿Es seguro hablar en público?

―¿En este sitio? Sí. Cualquiera que lo oiga no creerá ni una palabra
―replicó Jungkook despectivamente.

Cierto, además, solo había visto humanos aquí. Lástima. Los no-muertos
se estaban perdiendo un buen rato.

―Si les ayudo a encontrar a esta persona, ¿estoy autorizado a informar


sobre algo de esto? ―preguntó Timmie con voz esperanzada.

―No solo no, demonios no ―dije firmemente.


Suspiró.

―Apestas, Taehyungie.

―¿De verdad dijiste eso? ―pregunté, sonriendo.

Timmie sonrió de vuelta.

―Lo siento. Algunas veces olvido que eres... ya sabes.

―Necesitamos que encuentres a una niña de alrededor de diez años


―dijo Jungkook, entrando en negocios―. Empieza con rumores de una
niña de brillantes ojos verdes, o cuerpos de gente con cuellos rotos que
fueron vistos por última vez con una niña pequeña.

La boca de Timmie se abrió. Entonces nos miró.

―¿Han perdido un pequeño vampiro? ―¿Por qué necesitan MI ayuda


para encontrarla?, cruzó a través de su mente.

―No podemos pedírselo a nuestro aliados usuales porque no queremos


que la gente de nuestro mundo sepa sobre ella. ―Agarré su brazo
mientras mi sonrisa desaparecía―. No puedo explicar por qué, pero la
matarían, Timmie. O la usarían para hacer que cosas realmente horribles
ocurrieran.

Por sus pensamientos, estaba intrigado, aunque todavía dudaba.


Necesitaba encontrar otro trabajo como fotógrafo freelance para pagar el
alquiler de este mes. Además, apestaba tener que investigar algo que no
podía contar a nadie...
―Te daremos veinticinco mil dólares para empezar ―dijo Jungkook,
congelando los pensamientos de Timmie en un único coro de ¡SÍ!―. Y
otros veinticinco si tu información nos lleva a la pequeña.

―¿C-cuando empiezo? ―logró decir Timmie, sorprendido hasta el


tartamudeo.

Jungkook rompió la cuerda alrededor del cuello de Timmie con un golpe


casual, enviando la cámara al suelo estrepitosamente.

―Ahora, así que no necesitarás esto más.

***

Sabíamos que Timmie era bueno. Había dado a Namjoon, y luego a


Hoseok, dolores de cabeza cuando continuaba exponiendo secretos
sobrenaturales al público a través de su blog de investigación. También
era digno de confianza, como había demostrado hace un año cuando
reclutamos su ayuda para rastrear a los ghouls renegados. Cuando
dejamos California, tenía altas esperanzas de que pudiera encontrar el
rastro de Tenna finalmente.

Lo que no esperaba era el mensaje de texto solo dos días más tarde.

Busca tu paquete en el lado este en Detroit.

―Vaya, Timmie piensa que tiene una pista, y está en algún sitio cerca de
donde Jackson y Hoseok han estado buscando ―dije a Jungkook.

Echó una mirada al texto.

―El lado este de Detroit es uno de los sitios con más crímenes en
América.
Por extraño que parezca, sonaba a que lo aprobaba, y matices de
admiración pasaron a través de mis emociones.

―¿Y por qué estás contento de que una niña pequeña esté sola en esa
área?

―Está más segura ahí ―replicó Jungkook, arqueando una ceja―. Tiene
miles de edificios abandonados para elegir en un área donde la gente no
se mete en los asuntos de los demás, y donde el cuerpo ocasional de
alguien que intente jugar con ella no elevará una protesta pública.

Un análisis frío y lógico. Jungkook había pasado cientos de años luchando


por su vida para pensar así. Tenna solo tenía una década de vida, y aun
así estaba demostrando la misma mentalidad si había elegido Detroit por
esas razones en lugar de terminar allí por accidente.

―Si fue deliberado, también muestra moderación por su parte ―continuó


Jungkook. Algo helado rozó contra mis emociones esta vez―. Eso es
bueno. Menos oportunidades de tener que matarla si es susceptible a
quedarse oculta.

Durante varios segundos, no pude hablar, mi mente rechazando la idea de


que realmente había dicho eso.

―¿Tener que matarla? ―repetí finalmente―. ¿Estás loco?

La mirada que me lanzó fue tan escalofriante que me recordó que


Jungkook había sido un asesino a sueldo durante casi dos siglos antes de
conocernos.

―El peligro de la guerra no disminuye debido a su edad. Es la razón por la


que estoy dispuesto a dejar a Tenna vivir si nos permite ocultarla durante
el resto de su vida. De otro modo, ya sea por nuestra mano o por la de
alguien más, tendrá que morir.

Mi expresión debe haber transmitido mi rotunda negativa porque me


agarró de los hombros y me sacudió.

―¡Me pone enfermo, pero sabes que tengo razón! Te convertiste en


vampiro por completo porque la mera posibilidad de que pudieras añadir
atributos de ghoul a tu naturaleza medio-vampírica casi provoca una
guerra. Tenna es esa adicción, y si alguna vez se convierte en
conocimiento público, empezará la guerra que todos tememos. O será
asesinada para impedirlo.

―Pero no tiene que permanecer oculta para siempre ―susurré, todavía


aturdido por el futuro negro que Jungkook había presentado para la
niña―. Cuando sea suficientemente mayor, podría elegir convertirse a una
especie o la otra...

―Es demasiado tarde ―dijo Jungkook en un tono mucho más suave―.


Tenna ya es una combinación de vampiro y ghoul. Perder su humanidad
no negará eso; solo lo aumentará.

No tenía palabras para refutar eso. Demasiado bien, recordaba los cientos
que habían muerto cuando los ghouls empezaron a acabar con maestros
vampiros en las etapas iniciales de un levantamiento de especies.
Entonces los cientos más, de ambos bandos, que murieron sofocando
ese conflicto. Jungkook llevaba razón; solo mi transformación había
impedido que esos cientos se convirtieran en millones ya que el diez por
ciento de la población mundial era no-muertos. Eso, y nuestra frágil tregua
con la nueva reina ghoul, Marie Laveau, que ya había establecido que si
no acabábamos con esta nueva amenaza, ella lo haría.
Tomé un suspiro entrecortado, más por la familiaridad del acto que por la
esperanza de que eso me calmara.

―Tienes razón. ―¡Maldito seas, Madigan!―. Lo mejor que Tenna puede


esperar es una vida oculta. Quizás no sea demasiado horrible. Debido a su
sangre demoníaca alterada para ser una droga para vampiros, Jimin tiene
que ocultarse también.

Jungkook me dejó ir, solo su mirada mantenía la mía mientras hablaba.

―Y si prueba ser imposible de ocultar, no seremos capaces de protegerla


de lo siguiente que pase.

Dejé escapar mi aliento en un suspiro amargo.

―No. Supongo que no.

Tenna era una vida contra la de millones. Muchos millones, añadiendo el


hecho de que los humanos serían daño colateral si los vampiros y los
ghoul se veían involucrados en una guerra sin cuartel. No solo estaríamos
luchando contra nuestros enemigos intentando mantenerla con vida.
Lucharíamos contra nuestros aliados también. Haría todo lo que estuviera
en mi poder para prevenir que una joven fuera sacrificada por el bien
mayor, pero como mi larga lista de pasados arrepentimientos probaba,
algunas veces, todo lo que podía hacer no era suficiente.

Por favor, Dios, deja que esta vez sea suficiente.

Mencheres eligió ese momento para entrar en la habitación. Con sus


oídos de murciélago, habría oído todo lo que habíamos dicho, pero no
discutió, y eso era lo mismo que su completo acuerdo.
―Hemos recuperado algunos datos ―estableció―. Vengan y miren.

27: Demonio

Cuando Mencheres dijo que su gente trabajaba en los discos que


habíamos traído de las instalaciones de Madigan, había asumido que se
refería a vampiros. Cuando le seguimos a la habitación que había
convertido en el paraíso de los amantes de la tecnología, sin embargo, el
chico de cabello negro que sonreía a su ordenador era humano. Y parecía
tener unos diecisiete años.

―Soy un genioooo ―dijo el adolescente con voz cantarina. Luego se dio


la vuelta, sonriendo al vampiro egipcio de cerca de cinco mil años―.
¿Quién es tu papi, M?

Lejos de ofenderse, Mencheres se acercó y ejecutó perfectamente un


apretón de manos de estilo callejero con toque de dedos, choque de
puños y una palmada arriba-abajo final.

―Eres un genio ―estuvo de acuerdo solemnemente.

No pude permanecer en silencio más tiempo.


―¿Usaste a un adolescente para rescatar información lo suficientemente
sensible para provocar una guerra mundial?

Mencheres me dirigió una mirada tolerante.

―La mayoría de los vampiros son más lentos para adoptar la tecnología
que los ciudadanos corrientes de la tercera edad. Tai es leal, y ha estado
escribiendo códigos desde antes de que aprendieras cómo mandar
mensajes de texto.

El chico me sonrió.

―No te preocupes, dulzura, sé cómo estarme callado. Además, M es uno


de mis principales.

Jungkook elevó una ceja ante el comentario de, dulzura, pero lo dejó
pasar.

―De acuerdo, Tai, muéstranos lo que tienes.

Como si un interruptor hubiera sido activado, el adolescente pasó por


completo a los negocios.

―Tuve que arreglar todo esto porque los discos estaban tan quemados,
que los archivos estaban fragmentados. Entonces pasé de lo que M me
dijo que no necesitaban, como los resultados del genoma y los registros
de los experimentos.

Muchos de ellos están...

―¿Intactos? ―interrumpí. Podrían no ayudarnos a encontrar al respaldo


de Madigan, pero podrían ser útiles para la comprensión de Tenna.
Un gruñido.

―Lo están ahora. De todos modos, vamos a lo bueno. Deben haber


tenido cámaras por toda la habitación donde ella se encontraba, porque
este archivo ―sus dedos volaron por el teclado―, tiene las mejores
imágenes de tu pequeña Godzilla en acción.

La pantalla del ordenador se llenó con una imagen distorsionada, como si


el vídeo hubiese pasado por una trituradora y vuelto a unir después. Aun
así, Tenna era fácil de identificar. Era la niña con el cabello castaño rojizo
hasta los hombros que encaraba a un hombre que la apuntaba con una
pistola.

―...no... me... hgs... ―venía a través de sonidos indistinguibles.

―La calidad del sonido es pésima, pero si lees sus labios, está diciendo
que no quiere dispararle ―dijo Tai.

Más sonido gorgoteó del vídeo, entonces un borrón de acción. Si no


hubiese sido vampiro, habría necesitado cámara lenta para ver a Tenna
lanzarse hacia delante y esquivar la bala que le disparó el hombre, antes
de barrerle las piernas y clavarle el codo en la garganta.

―Eso fue ella cuando se le dijo que lo neutralizara ―añadió Tai


sombríamente.

Sabía que mataría gente, pero saberlo y verlo eran dos cosas diferentes.
No había dudado ni un segundo y nada cambió en la expresión de la
pequeña cuando dio un salto y se puso en posición de firmes, impávida al
cuerpo convulsionando en agonía a sus pies. Una niña que pudiera
mostrar tal desapego mientras quitaba una vida me heló el alma. Parecía
no tener conciencia de lo que había hecho.
Por otra parte, ¿cómo podría? Todo lo que recibió como respuesta fueron
unas pocas palabras de elogio de Madigan por su celeridad. Estaba en el
vídeo, también, mirando a Tenna desde detrás de una pared de cristal. Era
todo lo que podía hacer para no golpear la pantalla cuando la distorsión
se despejó lo suficiente para ver su expresión solapadamente complacida.

¿Sería posible que Tenna desaprendiera todos los comportamientos


violentos y desalmados que Madigan le había enseñado?

Incluso si lo fuera, ¿podría estar demasiado conectada con el uso de sus


habilidades para ocultarlas para siempre y pretender ser humana, como
tendría que hacer si la mantuviéramos oculta y a salvo? Después de todo,
a menos que estuviera encerrada en una celda toda su vida, Tenna estaría
fuera en público en algún momento. Una exhibición de fuerza
sobrehumana o velocidad frente a la persona equivocada, y el secreto
saldría a la luz.

En la pantalla, Madigan despidió a Tenna. Una puerta oculta chirrió al


abrirse y la niña desapareció a través de ella. No lanzó siquiera ni una
mirada al cuerpo detrás de ella. Yo estaba tan abrumado por las
probabilidades en contra del reacondicionamiento de Tenna en una niña
un tanto normal que me llevó un segundo entender el comentario de Tai:

―Este viejo podría ser el que están buscando.

Alguien apareció detrás de la pared de cristal donde Madigan había


estado observando a Tenna. Al principio, lo único que pude distinguir era
a un hombre de unos cincuenta años, supongo que eso era viejo para un
adolescente, con cabello canoso de la misma altura que Madigan aunque
más corpulento. Jungkook dejó escapar un silbido cuando la imagen
borrosa se aclaró y se pudo distinguir su cara.
Ahogué un grito, reconociéndolo también. Tai sonrió.

―Eso pensaba. Lo he visto antes en televisión.

Igual que la mayor parte de América. Richard Trove era un ex-jefe de


personal de la Casa Blanca y actualmente asesor político. No podías
cambiar de canal durante las últimas elecciones presidenciales sin
encontrarte con él, pero solo había una razón que pudiera pensar por la
que estaría en una instalación secreta subterránea viendo una niña tri-
especies, fruto de la ingeniería genética, ejecutar a algún pobre chico
comando.

Era el respaldo en la sombra de Madigan.

Dudamos de que hubiera alguien por encima de Trove, aunque para estar
seguros, Jimin cambió a una réplica de él y entró a la celda de Madigan.
Al igual que con Namjoon, Madigan le reconoció al momento y parecía
encantado de hablar con él.

Después de muchas horas mayormente sin sentido, recogimos suficientes


cositas para convencernos de que el último responsable era Richard
Trove. Había estado en activo cuando la operación de Namjoon comenzó,
y aunque había dejado el gobierno desde entonces, era ampliamente
conocido que era el poder detrás de muchos de los actuales senadores y
al menos un antiguo presidente. Además, era lo bastante rico para
financiar las operaciones de Madigan por sí mismo si no quería pasar los
gastos a través de un político marioneta.

Después de investigar un poco, Tai descubrió que Trove estaría en la


ciudad de Nueva York este fin de semana para una cena política de
recaudación de fondos. No sabíamos dónde estaría después de eso, lo
que significaba que tenía que elegir entre ir detrás de él o de Tenna. Trove
ganó puesto que ya teníamos dos vampiros y un fantasma rastreando a
Tenna. Le enviamos un mensaje a Jackson con la información que Timmie
había transmitido sobre su potencial localización, entonces aportamos
una astronómica cantidad de dinero para conseguir reservas para la cena
de recaudación de fondos.

Finalmente, fuimos de compras.

A quince mil dólares el plato, no podíamos aparecer en vaqueros y


camisetas.

Dos días más tarde, nos registramos en el Waldorf Astoria en Park


Avenue. A las 7:00 de la noche siguiente, estábamos en la cola para entrar
al Gran Salón de Baile.

La seguridad era estrecha ya que se esperaban más de unas pocas


prominentes figuras políticas. Sin problema; Jungkook tenía varios alias
que habían sido ciudadanos respetuosos de la ley durante décadas. Todo
lo que hizo falta fue que Tai hackeara unas pocas bases de datos para
actualizar las fotos, y tener un falsificador de confianza que imprimiera los
documentos, y voilà.

―Sr. y Sr. Charles Tinsdale ―le dijo Jungkook al agente del servicio
secreto que comprobaba los invitados a la cena. Luego le entregó su
invitación y su cartera, el nuevo carnet de conducir mostrado hacia fuera.
Después de que fueran verificados, pasó a través del detector de metales,
la luz verde confirmando que no llevaba armas encima.

Me sorprendió no tener que quitarme mi anillo de boda, antes de pasar


por la máquina. Sonreí antes de enlazar mi brazo con el de Jungkook.
Bien, estábamos aquí para matar a alguien, pero no íbamos a ser tan
obvios.
Entonces atravesamos la planta principal del Gran Salón de Baile. La
extravagante habitación dorada de tres pisos estaba bañada en un suave
resplandor azul que lentamente cambiaba a púrpura, naranja, entonces
rosa conforme pasábamos por las mesas profusamente decoradas. Altos
puestos con velas y rosas intercalados entre ellas, su forma
recordándome los legendarios árboles Truffula del Dr. Seuss.

Las flores y los candelabros reflejaban los diferentes tonos de las luces
continuamente cambiantes, añadiendo una hermosa luminiscencia al ya
elegante ambiente.

Pasamos a un par de senadores y congresistas que reconocí de C-Span,


pero además de un educado asentimiento o sonrisa no les presté ninguna
atención.

También intenté dejar fuera sus pensamientos ya que la mejoría de sus


ciudadanos no era lo que pasaba por sus mentes. Lo que se deslizó a
través de mis barreras eran diferentes variaciones del mismo tema, ¿quién
eres y qué puedes hacer por mí? Con algo de celos, odio y lujuria por
medio.

En cambio, hasta que Trove llegara, elegí centrarme en mi marido. El traje


de Jungkook era gris y de corte ajustado y su cabello estaba de vuelta a
su natural y profundo castaño. Estaba contento de que se hubiera librado
del blanco; traía demasiadas malos recuerdos. En lugar de estar bien
afeitado, se había permitido una delgada capa de barba sombreando su
mejilla y mandíbula, dándole un toque duro a sus perfectamente perfilados
rasgos. Nadie podría saber quién era, pero su mayor desventaja estaba en
que era inolvidable una vez que lo habías visto.

Como gesto simbólico por disfrazarme, me había teñido el cabello,


eligiendo el negro por mis oscuras intenciones. Había sido rizado, algo
que le había llevado al estilista del hotel una hora conseguir. Lentillas
azules cubrían mis ojos cafés, y mi traje era de un discreto color negro,
resaltando mi pálida piel. El color elegante no se ajustaba a mi estado de
ánimo, pero estaba tratando de mezclarme, no de destacar usando un
rojo de te voy a dejar bien muerto.

Los camareros pasaban con vino, champán y lujosos entremeses. La cena


no era hasta dentro de una hora y Trove no había aparecido todavía, así
que Jungkook y yo tomamos un poco de champán mientras charlábamos
con quien se acercaba a nosotros, usando nuestra tapadera de ser una
pareja gay rica recién trasladada desde Londres. Nadie preguntó por qué
Jungkook era el único con acento inglés. De hecho, yo apenas estaba
hablando aparte de recibir cumplidos por mi aspecto. Era difícil ver a un
dulce vacuo como una amenaza.
Nuestro plan había sido mezclarse hasta alcanzar a Richard Trove una vez
que llegara, maniobrar para llevarle a una de las alcobas privadas y
mostrarle nuestros ojos verdes hasta que nos dijera si tenía otras
instalaciones secretas, entonces hacer que Jungkook telequinéticamente
exprimiera su corazón hasta que cayera. Sin ningún alboroto y una
autopsia mostraría una vieja y simple parada cardíaca. Sucede todos los
días, nada que ver aquí, amigos.

El problema era que resultó haber más en Trove de lo que revelaba el


vídeo.

La sala de baile estaba llena de cientos de invitados, perfumes, colonias, y


lociones para después del afeitado superpuestos con el aroma de la
comida, el olor corporal, el alcohol y el humo de los que se lo permitían. El
resultado fue una cornucopia química que se hizo tan espesa, que no me
di cuenta del otro olor de inmediato.

Jungkook lo hizo. Todo su cuerpo se tensó justo antes de que su aura se


cerrara de golpe con fuerza suficiente para echarme a patadas de sus
emociones.

―¿Qué pasa? ―susurré.

Su respuesta fue baja, resonante y llena de odio helado.

―Demonio.

Cuando seguí la mirada de Jungkook, mi pesimismo no se sorprendió al


encontrar al final a Richard Trove. Esa ola familiar y repugnante de azufre
penetró a través de los otros olores cuando el pulido hombre mayor con la
apariencia de Jack Kennedy comenzó a andar en nuestra dirección. La
gente alrededor de Trove no parecía consciente del olor que emanaba de
él, y debía haber escondido los puntos rojos de su mirada debajo de
lentillas.

Una parte de mí estaba salvajemente divertida de que un demonio hubiera


logrado engañar a Madigan y hacerle creer que era humano todo este
tiempo, pero el resto se preguntaba qué diablos íbamos a hacer. Los
demonios no podían ser hipnotizados y aún tenía que conocer a uno que
estuviera de acuerdo en venir tranquilamente.

Trove se fijó en mi cuerpo primero. Sus ojos se detuvieron sobre él como


si mi traje se hubiera vuelto de repente transparente.

Cuando por fin arrastró su mirada hacia mi cara y vio que lo que estaba
haciendo había sido observado, sonrió con encantadora picardía del tipo
―me atrapaste―.

Entonces su sonrisa se desvaneció mientras me miraba. Sus ojos se


estrecharon y articuló una palabra que no necesitaba escuchar para saber
que me había reconocido.

Kim.

Hasta aquí había llegado lo de hacerlo sin ningún alboroto.

28: En busca de guerra


Más rápido que una llamativa cobra, el poder de Jungkook destelló,
envolviéndose alrededor de Trove. El famoso político se detuvo en seco,
una expresión extraña arrugando sus facciones. EntoncesJungkook se
deshizo del agarre invisible a su alrededor con todo el odio que sentía por
los demonios. Teniendo en cuenta que uno lo poseyó el año pasado y casi
obligó a Jungkook a matarme, eso era importante.

(**Acontecimiento de un libro de otra saga perteneciente al mismo mundo,


sowy ;-;**)

Debajo de ese maltrato, todo el cuerpo vibró, Trove no debería haber sido
capaz de respirar, y mucho menos dar un paso. Sin embargo, hizo ambas
cosas, y su extraña expresión se convirtió en éxtasis.

―Eso hace cosquillas justo en los lugares correctos ―ronroneó en su


viejo acento de chico texano.

Mi mandíbula cayó. Del poder que emanaba de él, Jungkook no estaba


teniendo problemas de rendimiento. ¿Cómo es que Trove aún venía hacia
nosotros? Jungkook debía estar preguntándose lo mismo. Duplicó la
dosis y se niveló a Trove.

La posterior explosión de energía fue como una bomba apagándose. Los


humanos en la habitación pueden no haberlo sentido, pero a mí me
sacudió hacia atrás con la fuerza suficiente para enviarme contra el
camarero detrás de mí. Aterrizamos en un montón de champagne y vidrio
roto, y aun así, Trove seguía intacto.
¿Cómo es que hace esto? mi mente gritaba. ¡Jungkook había utilizado
menos energía cuando hizo levitar una docena de guardias a través de
una red de láser!

Trove estaba solo a un par de metros de distancia ahora. Cogí un trozo de


cristal roto por instinto para tener cualquier arma disponible. Entonces se
me cayó.

No tenía latido de corazón, así que era un demonio corpóreo, no un


espíritu demoníaco que poseía humanos. Como tal, solo una cosa podría
matarlo, apuñalando sus ojos con un hueso de demonio. Y no teníamos
ninguno.

―Parece tener un derrame desagradable, joven―dijo Trove en un tono


conversacional―. Permíteme ayudarte.

El demonio me tendió la mano, inclinándose. Antes que su piel rozara la


mía,

Jungkook lo arrastró de vuelta.

Por alguna razón insondable, su telequinesis no pareció afectar a Trove,


pero su puño funcionaba bien.

―No. Lo. Toques.

Cada palabra silbó con enemistad. La gente a nuestro alrededor comenzó


a susurrar detrás de sus manos.

Hombres musculosos con cables pegados a sus orejas comenzaron a


empujar a través de la multitud. Agentes del servicio secreto, sin duda.
Trove les dirigió una sonrisa, levantando las manos tanto como el agarre
de Jungkook se lo permitía.

―Todo está bien, amigos. Como solía decir cuando era joven, no es una
fiesta hasta que algo se rompe.

Luego bajó la voz y le dijo a Jungkook:

―Si no quieres que empiece a matar gente inocente, tienes que dejarme
ir.

Jungkook le devolvió la sonrisa, pero no aflojó el agarre que tenía en los


brazos de Trove.

―¿Una habitación llena de políticos? La tengo.

―Jungkook.

Me levanté, tirando al camarero conmigo sin apartar los ojos de los dos
hombres.

―No.

Aparte que no todos los políticos merecen ese destino, sus familias
estaban aquí también. Eran personal del hotel, y además de eso,
periodistas. Si las cosas tomaran un letal giro sobrenatural, estaría en
todas las noticias antes de que pudiéramos contenerla.

―Creo que tomé demasiado champán ―le dije de una manera


avergonzada, entrelazando mi brazo con el de Jungkook―. Cariño,
¿llévame a tomar un poco de aire?
Estaba tan tenso, su carne se sentía como acero debajo de mi tacto. Traté
de tirar de forma discreta, pero no se movió. Los agentes del servicio
secreto, que habían comenzado a alejarse por la declaración de Trove,
regresaron. Por sus pensamientos, estaban a punto de entrar en acción.

―No aquí ―dije en voz baja, cuando Jungkook seguía sin moverse.

Luego, más fuerte a Trove,

―¿No le gustaría acompañarnos?

El demonio sonrió, mostrando los dientes tan blancos, que debe


habérselos blanqueado profesionalmente.

―Por supuesto.

Luego miró sus brazos donde Jungkook seguía sosteniéndolo, levantando


una sola ceja gris. Por fin, Jungkook lo liberó, le contestó con un destello
de sus dientes demasiado breve para ser llamada una sonrisa.

―Después de ti, compañero.

Subimos las escaleras hasta el segundo nivel del gran salón de baile,
donde muchas menos personas estaban reunidas. Trove se removió con
un gesto de impaciencia cuando un escolta del servicio secreto trató de
acompañarlo, lo que aumento mi cautela. Claro, él no tenía ni idea de que
sabíamos cómo despachar un demonio, pero, ¿por qué lo hizo parecer
como si tuviera prisa por dejarnos a solas?

Solo una razón se me ocurrió: Tenía la intención de matarnos.


Despiadado, escoger un lugar público para hacerlo. Sabía lo que éramos,
y los vampiros solo mueren de forma desastrosa, no es que tuviera
intención de morir esta noche.

Una vez establecidas las miradas indiscretas, la máscara de encanto de


Trove desapareció, y tuve una visión de la persona real que había debajo.
Decir que era como mirar a los ojos de una bestia era un insulto a los
animales.

―Golpéame con más de ese delicioso poder, ¿quieres? ―le dijo a


Jungkook con voz sinuosa―. Se siente tan bien, casi me corrí.

―¿Qué clase de demonio eres? ―le pregunté sobre el gruñido de


Jungkook.

―Un Ornias ―respondió Trove, sorprendiéndome. Realmente no había


esperado una respuesta.

Jungkook dejó escapar un resoplido fuerte.

―Es por eso que mi poder no funciona en ti. Tu tipo absorbe energía y se
alimenta de ella.

No sabía que existían los demonios de absorción de energía, pero solo


había tenido experiencia con algunos.

La primera había marcado a Jimin, el segundo poseyó y casi mató a


Jungkook, y el tercero había intentado empeñar mi alma a cambio de
información. Decir que no me agradó su tipo era un eufemismo.

Trove se estremeció en lo que parecía un recuerdo dichoso.

―Tengo que drenar la fuerza de vida de más de una docena de humanos


para absorber una décima parte de lo que me acabas de dar. Quiero
sentirlo una vez más, que es una de las razones por la que todavía están
vivos.

―¿Crees que puedes matarme? ―Una pequeña sonrisa peligrosa curvó


la boca de Jungkook―. Eres bienvenido a probarlo.

Debajo de nosotros, los ricos y los poderosos siguieron mezclándose, sin


darse cuenta de lo cerca que estaban de la muerte. Si Trove dejara su
acto humano y fuera hacía Jungkook, nadie estaría a salvo en la inminente
lucha. No teníamos ningún hueso de demonio, y los poderes de Jungkook
solo hacían que la criatura se hiciese más fuerte, pero no iba a dejar que le
hiciera daño a mi esposo. De sus palabras y la rabia que emanaba de los
escudos de Jungkook, no lo veía a punto de agitar la bandera blanca.

―¿Por qué apoyaste a Madigan en sus intentos de crear tri-especies de


súper soldados? Normalmente, nuestra clase no se mete en los negocios
de los demás.

Mi voz era enérgica. Ya sea que el demonio respondiera o no, no me


costaba nada preguntar.

Trove llevó su mirada ámbar lejos de Jungkook el tiempo suficiente para


caer sobre mí de una manera que me hizo esperar un rastro de sonrisa
donde aterrizo.

―¿Ya sabes lo mucho que odio a los vampiros? ―preguntó en tono


conversacional―. Lo único más repugnante son los comedores de carne,
y aunque sus razas se acercan una o dos veces, simplemente no van a
llegar y destruirse unos a otros.

Traté de no mostrar mi sorpresa cuando lo comprendí. Madigan no tenía


ni idea del riesgo que corría mezclando el ADN de vampiro y de demonio
en un ser humano para crear una nueva subespecie. Trove, sin embargo,
sabía exactamente lo que iba a suceder. La guerra resultante había sido
su intención desde el principio.

Jungkook dejó escapar una risa burlona baja.

―¿Pensaste que habías encontrado una manera de resolver nuestro


problema de paz? Lamento decepcionarte.

―Mi gente estaba aquí primero.

La voz de Trove perdió su acento tejano suave, revelando una entonación


gutural y un acento que nunca había oído antes.

―Entonces llegó tu raza ―escupió―. Los seres humanos eran fáciles de


dominar, pero no nosotros. Y como han protegido su preciado alimento
de nosotros, nos han llevado casi a la extinción, obligándonos a
ocultarnos por milenios, hasta que ninguno podía recordar lo cerca que
había llegado el fin para mi pueblo. La única razón por la que sé lo que
pasó es porque yo estaba ahí.

Me pregunté por qué nos estaba diciendo esto. A los demonios no les
importaba si entendíamos sus motivaciones. ¿Qué esperaba?

―Por último, en 1400, demonios y vampiros comenzaron a pelear uno


contra el otro. ―Trove se encendió―. Tal sorpresa darse cuenta que todo
lo que tenían era una chica francesa mestiza y la amenaza que era ella.
Lástima que Daniela fue sacrificada tan rápidamente. Ella casi causó que
su raza se aniquilara entre sí.
―Y más de seiscientos años más tarde, otro mestizo apareció
―resumí―. Debes haber pensado que el infierno había concedido una
Navidad.

Trove sonrió de una manera que parecía realmente divertido.

―Junto con los avances de la ciencia, lo hice. Cuando me enteré que


Namjoon había descubierto otro mestizo, dejé todo por ti, Kim Taehyung.
Invirtiendo dinero en el departamento que tu tío fundó y asegurándome de
que Madigan seguía ocupado experimentando con tu material genético
incluso después de que Namjoon lo despidió. ¿De qué otra forma iba a
garantizar mi éxito si, como Daniela de Arco, morías antes de tu
realización?

Sus revelaciones estaban empezando a recordarme las clásicas películas


del villano: monólogo. Sospechando las emociones de Jungkook, estaba
preocupado por eso, también. Trove tenía que tener una razón para esto.
¿Estaba haciendo tiempo, esperando que llegaran refuerzos demoníacos?

Fue entonces cuando me di cuenta de que Jungkook estaba maniobrando


junto a una de las altas ventanas con vista al paisaje urbano. Nuestra
salida si la necesitábamos.

Como si leyera mis pensamientos, Trove echó un vistazo a la ventana, a


continuación, sacudió su mano.

―Son mis invitados, pero como ya he dicho, no quiero hacerles daño.


Vampiro o no, quiero que vivas, Taehyung. De lo contrario, te habría
matado hace mucho tiempo. ¿Sabes cuántas veces alguno de los míos
estuvo sobre tu cuerpo inconsciente después de que regresaras de una
de las misiones de tu tío?
Ante mi mirada sobrecogida, sonrió, mostrando los dientes de horario
estelar de nuevo.

―¿El nombre de Brad Parker te suena?

Sí, pero no podía recordar quién... ¡espera!

―El ayudante de laboratorio que trabajaba para Namjoon. ―Jungkook


lanzó un gruñido―. Lo maté hace años, después de que traicionó a su
padre.

Ahora me acordé de quién era Brad. El día que Jungkook lo asesinó fue
también el día que conoció a Namjoon y me reveló que mi jefe era
realmente mi tío. Después de eso, la muerte de un asistente de laboratorio
era casi incidental.

Trove se encogió de hombros.

―La codicia de Parker sacó lo mejor de él, pero eso es común en su tipo.
Además, ya había servido a su propósito.

―¿Transportar su sangre a Madigan después de que Namjoon lo


despidió? ―El tono de Jungkook fue de desprecio―. Fallaste, amigo.
Ninguno de sus experimentos funcionó salvo uno, y estará muerta una vez
que la encontremos.

Me estremecí a pesar de que Jungkook no tenía la intención de matar a


Tenna.

Trove no pareció creerle, tampoco. Su sonrisa se ensanchó.

―No vas a matar a esa niña. Él no te dejará.


¿Estaba jugando a algo? Enderecé mis hombros, haciendo que mi
expresión y voz parecieran duras.

―¿Poner fin a una vida para salvar a millones de personas? Sin lugar a
dudas. La chica se muere.

Trove chasqueó la lengua mientras teñía de rojo sus ojos ámbar.

―¿Qué está pasando en el mundo cuando alguien quiere matar a su


propia hija?

Al oír la palabra ―hija―, un rugido comenzó en mis oídos. Me obligué a


volver, riendo como si hubiese dicho una broma.

―No lo creo.

―Oh, puedes no hacerlo―dijo Trove con desdén, con los ojos brillando
cada vez más―. Pero, sin embargo, A80 es tu hija.

29: Traición

Jungkook lo tenía por el cuello antes de que pudiera reaccionar, su pálida


mano apretando hasta que el cuello del demonio se rompió con un
audible sonido. Todo lo que Trove hizo fue una mueca de dolor.

―... ausando... escena... ―trató de decir.


A pesar de que estábamos en el rincón más alejado de la parte más
desierta del segundo nivel de la sala de baile, en cualquier momento, sería
claro que pasaba más que una charla privada. Y de repente estaba
desesperado por escuchar lo que el demonio tenía que decir incluso
mientras me recordaba a mí mismo que no podía ser posible.

―He dicho déjalo ir ―le pedí a Jungkook.

―Él está atormentándote para su propia diversión ―gruñó Jungkook.

Le di un tirón en su brazo. Duro.

―Dije déjalo ir.

Jungkook lo dejo caer. Trove se tambaleó ante un tirón agudo lateral que
chasqueo su cuello de regreso en su lugar.

―Tócame otra vez, y voy a hacer esto ―dijo entre dientes.

El demonio desapareció por espacio de unos instantes antes de


reaparecer de nuevo en el mismo lugar. La única evidencia de su notable
hazaña fue un aumento de olor a azufre.

No estaba de humor para comentar su truco de fiesta.

―¿Cómo puedo ser el padre de esa niña?

Trove echó una mano a través de su grueso cabello, instalándolo de


nuevo en su lugar después que la manipulación brusca de Jungkook lo
había revuelto.

―Como digo, los avances en la ciencia. Con toda la patología que


Namjoon ordenó cuando empezaste con él, no fue nada para Brad Parker,
tomar tus prendas buscando fluidos. Todos los huevos fueron fertilizados
e implantados en madres sustitutas, pero solo uno sobrevivió hasta el
final.

Entonces el demonio se acercó, sonriendo.

―Madigan se impacientó con la baja tasa de éxito de su fecundación in


vitro, por lo que solicitó a tu tío para que te reprodujeras. Eso hizo que lo
despidieran, y Namjoon te monitoreo más de cerca. Parker sabía que no
podía arriesgarse, así que después de unos años, encontró otra manera
de hacer dinero traicionándote con tu padre.

―Estás mintiendo. ―Forcé las palabras a pesar del torbellino emocional


que hacía difícil estar de pie, dejarle hablar. Entonces mi columna
vertebral se puso rígida, y dije de nuevo―. Estás mintiendo. La niña que vi
tenía que ser de diez años, por lo menos. Empecé a trabajar para
Namjoon hace menos de ocho años.

―A80 cumplió siete años el mes pasado ―respondió Trove―. Solo tomó
las sustitutas de cinco meses para llevarla, y las hormonas de crecimiento
se encargaron del resto. Madigan quería ver lo que su nuevo juguete
podía hacer, y una vez que añadió ADN ghoul a su composición genética,
hizo nacer a A80.

Ese tornado volvió a arrasar mi equilibrio. Cinco meses. Ese fue el tiempo
que mi madre me había llevado, y había estado completamente
desarrollado al nacer. Si me hubieran dado hormonas de crecimiento y
una dosis adicional de ADN nomuertos, podría haber parecido años mayor
de los siete años, también.

Jungkook agarró mi brazo cuando mis rodillas empezaron a ceder a pesar


de mi determinación a no comprar nada de esto. Los demonios mienten,
me recordé. Incluso si lo que Trove dice era científicamente posible, eso
no hace nada de ello cierto.

―La impaciencia de Madigan también lo hizo obsesionarse contigo

―continuó Trove alegremente―. No quería esperar a que A80 madurada


lo suficiente como para producir sus propios óvulos, y sus intentos para
sintéticamente replicar su tri-naturaleza meramente resultó en miles de
sujetos de prueba muertos. Estoy acostumbrado a esperar, por lo que
unos años más no significaban nada para mí, pero entonces tuviste que
atacar su compuesto y darle a la mocosa una oportunidad de escapar.

Hizo una pausa para darme una mirada tolerante.

―Es por eso que estás aquí, ¿no? ¿Para ver si sé dónde está? No lo sé,
pero no te voy a detener de buscarla. De hecho, quiero que la encuentres.
Una vez que lo hagas, por favor, ejecuta pruebas para verificar que todo lo
que he dicho es verdad.

―Si es así, ¿por qué nos dices esto? ―Me atraganté.

El demonio se limitó a sonreír, y con brutal claridad, lo entendí.

Ahora que Tenna estaba fuera de su alcance, necesitaba que supiera que
era mi hija. Era su seguro de que arriesgaría todo para mantenerla con
vida, y junto a mí, Jungkook y sus aliados. El demonio quería guerra, y no
podía tener una si nadie estaba dispuesto a luchar. Bueno, Trove acababa
de darme algo por lo que me matarían y moriría, como él estaba
contando. Probablemente había estado esperando que nos mostráramos
esta noche, para que pudiera soltar la sopa. Si no lo hubiéramos hecho,
podría habernos buscado, sin saber que teníamos los medios para
matarlo.
Lástima que no habíamos traído el cuchillo de hueso. En este momento,
nada me encantaría más que empujarlo a través de su ojos para
regodearme sobre la manera horrible que había utilizado, y aún intentaba
utilizar, a una niña que podría ser mía.

Con lo cerca que estaba de pie, sentí el teléfono de Jungkook cuando


vibró en su bolsillo. Lo ignoró, y unos segundos más tarde, el mío se
encendió en mi pequeña bolsa apretada.

Trove miró abajo con una sonrisa de complicidad.

―Es posible que desees responder esa. Es importante.

Antes de que pudiera responder, desapareció.

***

―¿Qué tan malo es? ―Fueron las primeras palabras de Jungkook cuando
entró en la casa de su co-regente.

Mencheres se deslizó hasta la entrada, con una expresión sombría


mientras extendía un iPad.

―Muy malo ―dijo simplemente.

Jungkook tomo la tableta. Una mirada a la pantalla explicó la llamada


urgente de Mencheres. A pesar de nuestra conmoción por la revelación de
Trove, habíamos volado hasta que estábamos agotados, entonces
condujimos en auto para llegar aquí. Ahora sabíamos que Trove
simplemente no había estado esperando a que Jungkook y yo nos
presentáramos en la recaudación de fondos. Él había estado preparado
para ello.
¡VAMPIROS ENTRE NOSOTROS! gritaba el titular de la página Web. Más
contundente, cuando Jungkook se desplazó, eran las páginas y páginas
de informes de situación sobre los experimentos de Madigan, completa
con vídeo que mostraban una niña de ojos brillante asesinar a varios
completamente crecidos ante una orden. Dado que los discos duros se
habían frito, solo una persona habría tenido esta información, aunque por
supuesto, el nombre del ex jefe de la Casa Blanca no estaba en ninguna
parte en los documentos.

―Trove ―siseó―. Mientras estaba hablado monótonamente, no éramos


los únicos estando de lleno en el pleno alcance de los experimentos de
Madigan. ¡Así que era alguien con los ojos y una conexión a Internet!

―Más sitios están apareciendo como teorías de conspiración y


criptozoólogos posteando nuevamente la información ―dijo Mencheres
en acuerdo sombrío―. Tai está tratando de llevarlos hacia abajo para
retardar la progresión de la información, pero... hay demasiados.

Para ilustrar su punto, Mencheres minimizó esa página y abrió una nueva.

NO ESTAMOS SOLOS, PERO NO POR QUIEN CREÍAS, el nuevo titular


anunció, seguido por un amplio informe de patología en la naturaleza tri-
especies de Tenna y que había hecho la fusión posible.

Estaba demasiado devastado incluso para maldecir cuando Mencheres


abrió sitio tras sitio lleno aún de más información destinada a inflamar las
relaciones ghoul y vampiros. Estaba en lo cierto; ya era demasiado tarde
para contener esto.

Se había esparcido como un virus, tal como pretendió Trove.


Por supuesto, la mayoría de la gente que viera estos documentos
escaneados no sabría quién era el espécimen A1, y creían que la
fecundación in vitro a partir de un huevo medio-vampiro se traduciría en
un niño cuarto-vampiro que había sido capaz de absorber ADN ghoul en
su genética. Quiero decir, yo era la muestra A1, y todavía me costaba
creerlo. Lanzado en el hecho de que la mayoría de los humanos no saben
que los vampiros o ghouls existían, y la reacción, a juzgar por los
comentarios, era la burla abierta.

Pero el problema no eran los humanos, quienes pensarían que todo esto
era un engaño. Eran todos los demás los que sabrían que no era así. Al
final, Jungkook devolvió la tableta a pesar de que todavía había estado
leyendo con una creciente sensación de perdición.

―Necesitamos... ―Comenzó, luego se detuvo abruptamente cuando una


rubia delgada con belleza de muñeca de porcelana abrió la puerta
principal sin llamar.

―¿Necesitas qué? ―preguntó Veritas fríamente.

No gemí en voz alta, pero estaba cerca. ¿Un Guardia de la Ley


irrumpiendo?

Las cosas habían ido de horribles a trágico.

―Veritas ―dijo Mencheres, su tono ahora suave como la mantequilla


helada―. Bienvenida.

Ella le lanzó una mirada que decía que sabía que era tan bienvenida como
un caso de herpes enconado pero asintió en el saludo. La guapa rubia
podía aparentar tener la misma edad que Tai, pero era mayor que
Mencheres y casi tan poderosa. También tenía todo el peso del consejo
del gobierno vampiro detrás ella. Para que se presentara sin previo aviso
pocas horas después de la fuga significaba que estaban tan asustados
como Trove había esperado. Sin importar lo que pasó, tenía que matar a
ese demonio por todo lo que había hecho.

Cuando la mirada de la Guardián de la Ley aterrizó en mí, por un segundo,


me pareció ver compasión en sus ojos verde salvia. Antes de que pudiera
estar seguro, lo que sea que fuera se desvaneció, dejando nada más que
voluntad de granito.

―Sabes por qué estoy aquí ―afirmó―. El consejo ya se ha pronunciado,


y su decisión será inapelable. Dime dónde está la niña. Debe ser
destruida.

―¡Es una niña que no pidió por nada de esto! ―estallé.

Su mirada medida no vaciló.

―Ni tú lo hiciste, según los documentos publicados, por lo que no estás


bajo arresto por traición.

Avancé hacia adelante hasta que la mano de Jungkook en mi brazo me


detuvo.

―¿Estás diciendo que el consejo lo habría considerado traición si hubiera


tenido un hijo a sabiendas de ser un mestizo?

Ahora estaba seguro de que la simpatía cruzó el rostro de Veritas.

―La gente como tú y yo no elegimos nuestro destino.

Una nota nostálgica tiñó su voz, y sus características se endurecieron una


vez más.
―Si no lo sabes ya, sin embargo, con el tiempo, aprenderás. Ahora, dime
dónde está la niña.

Incluso si no fuera mi hija, aunque le había sido lavado el cerebro más allá
de la reparación y que nunca tuviera éxito en ocultarse, no podía
condenarla a muerte por responder con la verdad.

―No lo sé.

Tenna se merecía lo que nunca le habían dado antes. Una oportunidad.


Sabía lo que estaba arriesgando haciendo esto, pero, ¿qué otra opción
tenía? Tal vez fue la fe que me hizo creer que Dios no permitiría a nuestras
razas destruirse unos a otros por no matar a un niño por el delito de ser
diferente.

Entonces miré a Jungkook, notando cuán fuerte había cerrado su aura y


cuán pétreas sus rasgos estaban. No me miró, tampoco. Su mirada era
toda para la Guardiana de la Ley, cuya mirada creció incisiva.

Mi alma parecía aspirar una bocanada de aire temerosa. Haré lo que sea
para protegerte, había jurado. ¿Traicionaría la ubicación de Tenna con el
fin de detenerme de salvarla? Podría costarme la vida, y ambos lo
sabíamos.

No lo hagas, pensé, deseando desesperadamente que aún pudiera leer mi


mente. Por favor, Jungkook. No.

―Si estás buscando a la niña ―dijo con una voz plana, su poder
congelando mi boca cuando comencé a interrumpirle―, comienza con
Richard Trove. Es el demonio que financió su creación. En cuanto a
Madigan, llévatelo contigo cuando te vayas. No hemos reunido nada útil
de él. Tal vez tengas mejor suerte.
Luego le dio la espalda, despidiéndola efectivamente.

Todavía no podía hablar ya que no había quitado su mordaza


telequinética, pero Veritas no sabía eso. Me di la vuelta hacia él,
agarrando su mano para transmitir el agradecimiento que las palabras no
cubrirían de cualquier modo.

Jungkook apretó de regreso, una promesa silenciosa que estábamos


juntos en esto. Ahora realmente sentí que teníamos una oportunidad.
Juntos, habíamos sido capaces de hacer cosas increíbles.

Veritas dejó escapar lo que sonó como un suspiro.

―¿Te das cuenta de lo que sucederá si el consejo descubre que estás


mintiendo?

Jungkook miró por encima del hombro con un encogimiento de hombros.

―¿Vamos a ser condenados a muerte?

―Nada menos ―dijo brevemente―. Si deseas revisar tus respuestas,


puedes hacerlo ahora, sin repercusiones.

Al igual que un trozo de cinta arrancada, sentí el poder de Jungkook dejar


mi boca. Me dio la oportunidad de retractarme si elegía. Por un momento,
vacilé. El recuerdo de él arrugándose en mis brazos todavía estaba fresca
e indeciblemente horrible. Nunca quería experimentar eso otra vez, pero si
íbamos tras Tenna, podría dar lugar a la muerte de Jungkook.

Podría haber leído el miedo en mi mirada. O tal vez era mi olor lo que me
traicionó. Muy lentamente, trajo mis manos a su boca y las besó.

―Te quiero, gatito ―respiró en contra de mi carne.


Luego las dejó, girándose para darle a la Guardián de la Ley una mirada
dura.

―Te dimos nuestra respuesta, Veritas. Ahora, si no te importa, cierra la


puerta detrás de ti cuando te vayas.

30: Tenemos que hablar

Veritas no se llevó a Madigan con ella. Jungkook quería matarlo desde


que ya no lo necesitábamos para averiguar quién era su patrocinador,
pero yo tenía algunas preguntas para mi antiguo némesis. Trove podría
haber falsificado los registros que publicó en línea, sin embargo, en algún
lugar de la destrozada mente de Madigan, sabía la verdad sobre el padre
biológico de Tenna.

Tomó horas sacárselo. Además de las grandes lagunas-del tamaño del


Gran Cañón en los recuerdos de Madigan, también tenía la capacidad de
atención de un hurón drogado. Para el amanecer, sin embargo, se las
había arreglado para dar bocaditos de lucidez como para verificar las
afirmaciones de Trove sobre Tenna siendo mi hija. Si los fantasmas se
pudieran desmayar, Namjoon habría caído cuando se dio cuenta de que
era ahí a dónde se dirigían las preguntas que le pedí que le hiciera a
Madigan.

Tuve la tentación de hacer lo mismo al caer en la cuenta de convertirme


repentinamente en algo que nunca creí que sería... un padre. Este era un
reto donde todas mis habilidades de lucha eran totalmente inútiles. Mi
infancia tampoco había sido un ejemplo como para sacar a relucir. Debido
a que mi padre le lavó el cerebro vampíricamente a mi madre, me habían
criado creyendo que yo era mitad maldad. Había odiado la alteridad que
me hacía diferente de todos los demás, y ahora tenía una hija con una
doble dosis de esa "alteridad" en ella.

Por supuesto, eso significaba que sabía todo lo que no había que hacer.

Por ejemplo, nunca le diría a mi hija que ser diferente era algo de lo que
avergonzarse. Tenna podría tener que ocultarlo para sobrevivir, pero si de
mí dependiera, sabría que su naturaleza única no era el problema. Los
prejuicios de la gente lo eran. Y nunca, nunca tendría que temer que un
día haría algo que le hiciera perderme. Nunca había tenido esa seguridad
al crecer, y podría no saber mucho sobre la paternidad, pero sabía lo
mucho que duele cuando se siente que estás a un error de perder a tu
familia. Si tuviera algo que decir al respecto, Tenna nunca conocería ese
sentimiento.

Pero primero, tenía que asegurarme de que nadie la matara, mejor antes
que después de tener la oportunidad de conocerla oficialmente.

Era por eso que Jungkook y yo no fuimos a Detroit, a pesar de mi deseo


de llegar rápidamente a ese lugar para encontrar a mi hija. En cambio,
después de algunas horas de sueño para así estar en nuestra mejor
condición para pelear, nos dirigimos al sur.

Una tormenta tropical agitó las aguas del lago Pontchartrain,


moviéndonos a todos lados del barco que habíamos robado como si fuera
un juguete en una bañera. Aunque eso no era lo que tenía mi estómago
apretado. Comparado con lo que estaba a punto de hacer, tener el barco
zozobrando era pura diversión.

A lo lejos, la costa a la que nos dirigíamos no estaba iluminada como de


costumbre. La tormenta eliminó la electricidad en varios lugares, pero la
falta de electricidad nunca fue la mayor preocupación para Nueva Orleans.
Eran los diques. Crescent City estaba recibiendo un golpe directo, aunque
afortunadamente, por una tormenta tropical en vez de un huracán lo
suficientemente fuerte como para romper los diques.

No sabía si el mal tiempo ayudaría o perjudicaría mi misión, pero cuando


Jungkook dijo:

―Ahora, gatito. ―Salté del bote sin dudarlo. Los pesos que me había
atado me mantuvieron muy por debajo de la superficie, sin embargo,
como se pretendía, no eran suficientes para enviarme al fondo. Aun así, la
tormenta había vuelto el agua turbia. Incluso con la máscara que mantenía
el agua salada fuera de mis ojos, mi visión estaba limitada a solo unos
cuantos metros delante de mí, desorientándome.

Presioné un botón en el reloj especializado de buceo en torno a mi


muñeca.

La luz verde que emitía hacía juego con el brillo de mi mirada mientras
mostraba un mapa digital. Entonces di unas patadas experimentales con
mis nuevas aletas de buceo, complacido con lo bien que me impulsaron a
través del agua. Quería toda la ayuda que pudiera conseguir para
conservar mi energía.

Unas horas más tarde, trepé al dique que bordeaba el río Mississippi,
quitándome la máscara, el traje de buceo completo, y las aletas, una vez
que estuve de vuelta en tierra. Debajo de eso, vestía shorts y una
camiseta de mangas largas, ambos negros como mis zapatos de buceo y
mi cabello teñido.

Puede que no sea el equipo ideal para una noche húmeda en Nueva
Orleans, pero mi piel me anunciaría como un vampiro para los que
supieran qué buscar, y no quería que nadie supiera que estaba pagando
por una visita esta noche a los residentes de la ciudad más famosa. Marie
tenía espías en todos los aeropuertos, estación de tren, muelle, y carretera
en Nueva Orleans, pero ni siquiera el vudú ni la maligna reina podrían
tener cada metro cuadrado del río vigilado, por no hablar de los canales
que conducían desde el lago Pontchartrain al poderoso Mississippi.

Es por eso que había nadado por debajo del ocultamiento de las olas, y el
por qué ahora caminaba con lo que parecía agonizante lentitud a través
de la carretera hasta Fourth Street, en dirección hacia el Garden District.

Ya no necesitaba el mapa de mi reloj. Ya había visitado el Garden District


en mi primer viaje aquí hace años con Jungkook. Como a muchos otros,
me había maravillado las hermosas casas señoriales, algunas de ellas
construidas antes de la Guerra Civil. Prytania Street había sido una de mis
favoritas, y la casa de dos pisos color beige con rosa, bordeada por una
puerta con flores de madreselva asomando a través de las barras de
hierro, era una que recordaba bien.

Namjoon la había recordado también.

Solo le hizo falta una mirada al collage de fotos en línea para que dijera
"Esa" al tiempo que señalaba con un dedo transparente hacia la pantalla.
Él había sido atraído a la casa de Marie cuando estaba buscándome y yo
tenía el poder de la tumba de ella. Por esa razón, la mayoría de los
fantasmas, probablemente, sabían dónde vivía Marie. Otros vampiros y
demonios lo hacían también, pero solo alguien con un deseo de muerte se
dejaría caer por ahí sin previo aviso.

Es por eso que Marie no tenía guardias apostados. Su casa también


pasaba a ser una de las pocas en la ciudad que no tenía fantasmas
merodeando alrededor.
Namjoon me dijo que se sentía "blindada", queriendo decir que Marie la
tenía abastecida con salvia ardiente, mala hierba y ajo. Incluso la reina del
vudú debía querer un descanso de lo sobrenatural de vez en cuando.

Esta noche, no lo tendría.

Escalé la verja rodeando su propiedad y me dirigí a la puerta principal. En


lugar de tocar, la derribé con una patada. Eso debería llamar su atención,
pero en el improbable caso de que no fuera así...

―Marie ―grité fuerte―. Tenemos que hablar.

Por supuesto, mi dramática entrada se desperdiciaría si no estuviera en


casa.

―¿Eres tú, Reaper? ―Una voz familiar se arrastró disipando esa


preocupación―. Y si es así, ¿has perdido la cabeza?

Marie apareció en lo alto de la escalera en el segundo piso, vistiendo una


bata blanca de seda sobre un largo camisón del mismo material. O se
estaba retirando temprano a dormir o se estaba divirtiendo a su muy
personal manera. No me importaba lo que hubiera interrumpido.

―Nunca había pensado más claramente ―respondí brevemente―, y


estoy seguro de que sabes por qué estoy aquí.

Marie sonrió de esa graciosa manera que las mujeres del sur habían
perfeccionado, pero no dejé que su agradable expresión me engañara.
Ella no era una magnolia de acero. Era un tanque de ataque cubierto por
un velo de rosas.

―Si te vas ahora, Reaper, consideraré el no matarte.


Por supuesto no mostraba el más mínimo miedo por mi interrupción a su
casa. Yo estaba solo y desarmado, como lo revelaba mi traje ajustado, y
ella podía invocar suficientes Remnants para reducirme a una mancha en
la alfombra en cuestión de minutos. Incluso si Jungkook hubiera venido
conmigo, no se hubieran equilibrado las probabilidades. Él podría haber
dominado su telequinesis lo suficiente para controlar humanos y
máquinas, ¿pero utilizarlo con éxito contra uno de los demonios más
poderosos de la existencia? Dudoso.

Yo podía hacer aún menos con las habilidades de telequinesia que había
absorbido de él. Mi capacidad para mover brevemente objetos
inanimados era inútil contra un rival como Marie... a menos que su arma
más mortífera dependiera de algo pequeño.

Me concentré en su anillo con la misma desesperación impulsado por el


temor que me había llevado a irrumpir en la casa de la maligna reina. Hice
volar el anillo, éste bajó las escaleras en un rápido camino hacia mí. Marie
dejó escapar un jadeo y lo persiguió. Me lancé, aterrizando sobre su
espalda antes de que llegara a mitad de la escalera. Entonces me giré
hasta que ya no estuve frente a sus pies por más tiempo. Eso le dio la
oportunidad de conseguir un golpe hacia atrás que me hizo sentir temblar
el cerebro. En vez de defenderme de su siguiente golpe, envolví un brazo
alrededor de su cuello y llevé el otro a su boca abierta.

Ella mordió con fuerza suficiente para aplastar los huesos, sin embargo, lo
mantuve metido entre sus dientes con determinación. Mejor que sangre
mi carne y no la de ella. Entonces lancé mi cabeza hacia abajo y hundí mis
colmillos en su cuello, chupando su sangre por todo lo que valía la pena.

Marie comenzó a corcovear como si se hubiera transformado en un


bronco galardonado. Me aferré, sellando mi boca sobre los pinchazos y
tragando su sangre con sabor a tierra tan rápido como pude. Sus luchas
se volvieron más frenéticas, y en lugar de tratar de tirarme, nos aplastó
contra la pared. Pasamos hasta el otro lado, y aunque logré mantener mi
boca sujetada a su cuello, ella pasó su brazo a través del lado desigual de
una viga expuesta antes de que pudiera detenerla.

El pequeño corte que hizo fue suficiente.

Tan pronto como su sangre fue expuesta, sonó un aullido ensordecedor,


procedentes de todas partes y de ninguna al mismo tiempo. Entonces el
dolor se estrelló contra mí en olas de agonía. Por unos momentos, no
pude pensar más allá de la agonía mientras docenas de Remnants
desgarraban a través de mí con la ferocidad de tiburones durante un
frenesí alimenticio. Marie se aprovechó, empujándome hacia atrás y
aflojando mi agarre de su cuello.

Entonces recordé cómo hacer que se detuviera. Marie debió darse cuenta
de mi intención. Me agarró, tratando de meter sus manos en mi boca
como yo lo había hecho con ella. Sin embargo, mi necesidad de escapar
del dolor me hizo más fuerte, y aparté la cabeza de un tirón.

―Atrás ―dije con voz áspera, hundiendo mis colmillos en mi muñeca.

La sangre goteó en un rastro escarlata por mi brazo, pero los Remnants


continuaron desgarrándome. Marie aprovechó su oportunidad metiendo
su brazo entre mis dientes para que no continuara drenando más sangre.
La aparté con la misma saña que ella me había mostrado, pero lo único
que hizo fue arrastrarnos por el agujero que había hecho en la pared. Una
vez de vuelta en la escalera, me empujó hacia los escalones, saltando
sobre mi espalda para mantenerme allí. Con su fuerza y el asalto de los
Remnants, no podía liberarme.
―Te lo advertí, Reaper ―gruñó por encima de los gritos que hacían sus
criaturas―. Debiste de haberte ido cuando tuviste la oportunidad.

Si tenía alguna duda de que tenía la intención de matarme, eso la


eliminaba.

La desesperación aumentó mientras el rostro de Jungkook destellaba en


mi mente. Habíamos apostado que yo sería capaz de llamar a los
Remnants si bebía la sangre de Marie con el fin de absorber su poder. Yo
había manifestado sus habilidades de inmediato la última vez, pero si las
tenía ahora, su control sobre ellos era demasiado fuerte.

Los Remnants incrementaron su asalto, cada vez más fuerte a medida que
se alimentaban de mi dolor. En seguida, el rostro de Tenna cruzó por mi
mente, sus rasgos nebulosos porque la única vez que la había visto cara a
cara, no había tenido el interés suficiente como para memorizarlos. Una
nueva oleada de agonía me recorrió, pero esta no tuvo nada que ver con
los Remnants rasgándome desde adentro.

Ahora nunca sería capaz de decirle cuánto sentía haberme perdido los
primeros siete años de su vida. O hacerle saber que Madigan no podría
hacerle daño nunca más, y que había más... ¡mucho más! en este mundo
aparte de la fealdad que le habían mostrado. O decirle que mientras que
pudiera estar sola ahora, no había sido abandonada, y aunque era
diferente de todos los demás, para mis ojos, era perfecta en todos los
sentidos...

Ese dolor todo incluido se detuvo. Su ausencia aclaró mi mente lo


suficiente para ver el cristal roto al pie de la escalera. Por un segundo, me
sentí confundido.

Había entrado por la puerta, no por la ventana... Jungkook.


Sentí su dolor antes de verlo rodando por el suelo cubierto por los mismos
Remnants que habían entrado en mí. Con un gruñido, traté de quitarme a
Marie de encima, pero un nuevo lote de Remnants apareció, asolándome
con un nuevo asalto.

―¡No! ―traté de gritar, aunque con el brazo de Marie todavía metido en


mi boca, solo un gorgoteo salió.

De repente, los movimientos de Marie se vieron lentos, como si hubiera


sido encerrada en cemento y estuviera tratando de abrirse paso. El
entendimiento se elevó, y con él, la esperanza.

Jungkook estaba utilizando su poder en ella.

A pesar del dolor que amenazaba con romper mi mente, así como mi
cuerpo, aproveché la oportunidad, enviándome lejos de la maligna reina.

El brazo de Marie fue arrancado de mi boca, dejando trozos entre mis


colmillos, los cuales escupí. Sin embargo, antes de que pudiera morder mi
propia carne, ella metió su otro brazo entre mis dientes, moviéndose tan
rápido que debió de haberse sacudido del poder de Jungkook.

―Mátenlo ―rugió, con su brazo libre aún sangrando por causa de mis
colmillos.

Los Remnants comenzaron a meterse en Jungkook con mayor fervor,


aumentando en número hasta que no pude ver más. Tampoco lo podía
oír. Los aullidos que emitían eran demasiado fuertes. La determinación se
levantó con tanta fuerza que me adormeció al dolor. No le fallaría a mi hija,
y no ―¡no!― vería a Jungkook morir de nuevo.
No traté de quitarme a Marie esta vez. En cambio, agarré el brazo que
había metió entre mis colmillos y jalé de él con todas mis fuerzas. Se
liberó, golpeando la escalera con la fuerza suficiente para cubrirla de rojo.
No me detuve a saborear su grito, pero mordí mis labios con fuerza
suficiente para abrirlos.

―¡Retrocedan! ―gruñí a través del instantáneo chorro de sangre.

El hielo se disparó a través de mis venas como si hubiera sido congelado.


Al mismo tiempo, un rugido sobrenatural llenó mis oídos, ahogando los
furiosos gritos de los Remnants y de Marie. El rugido aumentó como si
tratara de explotar mi mente con voces demasiado numerosas para
contar, pero a pesar de eso, sonreí.

Sabía de qué se trataba. Cuando hablé de nuevo, mi voz resonó junto con
muchos otros que habían sido consignados a la tumba.

―Re.tro.ce.dan.

Los Remnants se alejaron como si Jungkook y yo nos hubiéramos


convertido en algo venenoso. Luego se deslizaron a lo largo de las
paredes como sombras sinuosas y plateadas. Marie arremetió, ya sea
para agarrarme o para correr, pero no se pudo mover ni un centímetro
antes de detenerse con lo inesperado de golpear una pared de ladrillo.

Lentamente, dolorosamente, la levanté, entonces jalé de su brazo


desprendido por la escalera. Rebotó en el último escalón, aterrizando con
un golpe seco a pocos metros de Jungkook.

―Como dije antes, Marie ―rechiné―, tenemos que hablar.


31: Nosotros haremos el resto.

Nuestra conversación quedó en espera porque aparecieron policías.

Uno de los vecinos de Marie debió de haber llamado a la policía por el


ruido. Cómo no, los oficiales que vinieron a investigar eran ghouls. Su
dirección indicada había preocupado a alguien más que las autoridades
normales.

Marie pateó su extremidad amputada debajo de la silla más cercana y


escondió su creciente reemplazo bajo una colcha antes de ir hacia la
puerta. Por supuesto, Jungkook había amenazado con matarla a menos
que jugara limpio, pero creo que lo hizo por otra razón. Hacer un gesto en
busca de ayuda o mostrar cómo había sido herida habría estado cerca de
admitir que dos vampiros habían podido con ella en su propia casa (algo
que la reina ghoul nunca hubiera admitido). Aun así, Jungkook mantuvo su
poder alrededor de su cuello mientras hablaba con los oficiales. Después
de unos minutos, ella los envió fuera y cubrió la entrada con la puerta rota.

―¿Qué quieren de mí? ―preguntó cuando nos encaró de nuevo.

Jungkook arqueó una ceja.

―Antes de contestar, ¿hay alguien más aquí?

La mirada que le dirigió estaba llena de hostilidad.


―No. Cuando estoy en casa, valoro mi privacidad.

No habíamos esperado que fuera una buena perdedora, así que no hice
comentarios sobre su mirada. O su tono venenoso.

―Queremos que dejes tranquila a la niña ―le dije, temblando por mi


nueva conexión con la tumba. La muerte era fría, y como los Remnants
evidenciaban, siempre hambrienta―. Eso significa no enviar fantasmas,
ghouls o secuaces en su busca. Y, naturalmente, tu promesa de no
matarla nunca. Lo mismo que a nosotros.

Marie comenzó a reír, un sonido bajo y burlón que incluso contenía rasgos
de verdadera diversión.

―Si esa es su demanda, vinieron para nada. Ya he dado la orden. Mi


gente la busca mientras hablamos.

―Dejemos una cosa clara, majestic. ―Jungkook caminó hacia ella, su


aura chispeando con mal controlada rabia―. Cuando azuzaste a tus
pequeños demonios fantasmales contra mí la primera vez, quería
arrancarte la cabeza. Hacerlo otra vez esta noche me hace querer hacerlo
de verdad, ¿pero ser forzado a mirar mientras rasgaban a mi esposo?
―Extendió la mano, acarició su cuello con un toque engañosamente
suave―. Eso me hace querer matarte tanto, que apenas puedo pensar en
nada más ―acabó con un susurro letal.

Entonces su mano se cerró sobre su garganta. Apretando hasta que los


crujidos eran el único sonido de la habitación. Los ojos avellana de Marie
comenzaron a llenarse de rojo, y los Remnants empezaron a cambiar sin
descanso.

―Jungkook ―dije bruscamente―. No.


Si quería salvar a Tenna, necesitaríamos a Marie. Si la matábamos, nos
apresuraríamos a una potencial guerra con los ghouls, y mientras que nos
las podríamos arreglar para evadir a los Guardianes de la Ley, con la red
de Marie de fantasmas de cualquier que ella quisiera encontrar, lo haría, y
más pronto que más tarde.

―Hemos venido a hacerte una oferta ―continué―. Una que será


mutuamente beneficiosa.

Con los puños de Jungkook tan apretados que sus dedos se tocaban, ella
no podía reír, pero su boca se estrechó con una sonrisa dolorida.

―No puede hablar a menos que la sueltes ―dije con voz severa.

La liberó con obvia reticencia aunque su poder permaneció enrollado


alrededor de su cuello. No apretado; holgado, como una serpiente
decidiendo si estaba o no hambrienta.

Marie esperó hasta que su cuello sanara de vuelta a su forma normal


antes de hablar.

―¿Cuál es su oferta?

―Te daremos a la gente responsable de crear niños de especies


cruzadas: Richard Toreve y Jason Madigan. Puedes ejecutarles para
solidificar tu posición como reina de los ghouls. A cambio, queremos que
prometas por tu sangre que llamarás de vuelta a tu gente y cumplirás
todas nuestras demandas previas sobre la niña pequeña y sobre nosotros
mismos.

Algo de la hostilidad desapareció de su cara.


―Sé que es una niña, Reaper, pero debes de entender que nada excepto
la muerte detendrá la guerra entre nuestras razas.

Las palabras no fueron una sorpresa; las emociones que agitaron sí. Los
colmillos que habían retrocedido saltaron mientras luchaba contra la fuerte
urgencia de desgarrar su garganta por atreverse a decir tal cosa.

―Por eso es por lo que vas a decirle a todos que ya la mataste


―respondí en una voz mucho más calmada de lo que me sentía.

La incredulidad arrugó su suave piel café con leche.

―¡Si la verdad fuera descubierta, mi gente me destrozaría!

La sonrisa de Jungkook fue una mezcla de hielo y acero.

―He ahí tu motivación para mantener tu palabra, ya que tu honor se


prueba vulnerable.

Marie le fulminó con la mirada un momento. Entonces dejó escapar un


suspiro profundo.

―Incluso si lo quisiera, lo que piden es imposible.

Su cuello sujeto por el poder de Jungkook se enroscó un instante.

―Si eso es verdad, entonces no nos eres de utilidad.

Sujeté su brazo, urgiéndole a no aumentar ese castigo sostenido. Es


cuando noté lo caliente que estaba. Debía de haberse alimentado justo
antes de atravesar la ventana.
―Dale una oportunidad ―dije, tan bajo que ella no era capaz de oírme.
Entonces miré a Marie―. Tu gente pasó cientos de años en cautividad por
su raza. Incluso después de todo ese tiempo, el recuerdo de eso aún debe
de quemar.

La cabeza de Marie se sacudió cuando Jungkook la liberó para que


contestara. La conexión que compartíamos ahora me permitía sentir su ira
como si palpitara a través del aire.

―No ―soltó―. No tienes derecho, chico blanco.

―Yo no, pero Tenna lo tiene. Hasta que huyó, la cautividad era todo lo
que conocía, también, y ahora ha sido marcada de muerte por su raza.
―Mi voz se puso áspera―. O crees que eso está mal, o no.

Marie continuó mirándome, pero no dijo nada.

De repente, se sintió como si la temperatura cayera setenta grados. Al


mismo tiempo, el hambre aumentó con un picor que me recordaba a
despertar como un vampiro nuevo. Los Remnants empezaron a
balancearse como si escucharan una música que nadie más podía oír.
Habían sido reactivados.

―Páralo ―dije cortante―. Si intentas usarlos otra vez contra nosotros,


Jungkook te cortará la cabeza.

Marie me lanzó una mirada irritada.

―No soy yo la que los está canalizando, eres tú.

―Gatito. ―La voz de Jungkook era suave pero urgente―. Mírame.


Cogió mis hombros y casi salto para alejarme. Sus dedos se sentían
ardiendo.

Fue sólo cuando su agarre se apretó, sosteniéndome, que me di cuenta


de que había estado balanceándome como los Remnants. Marie tenía
razón. Aunque no estaba teniendo la misma respuesta loca que la primera
vez que bebí su sangre, estaba siendo arrastrado hacia el voraz y helado
abrazo de la tumba. Lo forcé a retroceder, intentando olvidar lo bien que
empezaba a sentirse el frío. Entonces sacudí la cabeza para aclarar los
susurros que no venían de los pensamientos de los vecinos cercanos. Si
me perdía a mí mismo, podría llevarme días recuperarme, y no teníamos
ese tiempo.

¡Déjalo salir!, me ordené a mí mismo. Enfócate en Jungkook. Él es real, no


este poder hambriento y frío, y...

―¿Por qué estás aquí? ―le solté de repente―. Acordamos que vendrías
sólo cuando te llamara y te diera el visto bueno. De esa manera, si las
cosas salían mal, aún estarías vivo para ayudar a Tenna.

Una sardónica sonrisa curvó sus labios.

―Olí tu miedo cuando Veritas preguntó si queríamos cambiar nuestro


acuerdo. Nunca tienes miedo por ti, así que sabía que era miedo por mí.

Luego me acercó, sus labios rozando mi frente mientras sus manos


recorrían mi espalda de una forma que era relajante y a la vez posesiva.

―Por eso no cumplí nuestro acuerdo, Gatito. Si no podías convencer a


Marie de salvarte, sabía que no me dejarías morir.
Qué arrogante presunción temeraria, y qué humillante que hubiera tenido
razón. Lo que no sabía era que la otra razón por la que había peleado tan
duro para vivir. Tenna. No podía dejarla morir tampoco.

Pensar en ella, ahí afuera sola, me dio la fuerza para sofocar el canto de
sirena de la tumba. Preparado o no, era padre ahora, y mi hija me
necesitaba. No podía decepcionarla. Demasiadas personas lo habían
hecho ya. No estaba por añadir mi nombre a esa lista.

Animado por ese conocimiento, cogí las manos de Jungkook, contento de


que ya no se sintieran como si quemaran. Las voces se había ido también
y, aunque aún estaba hambriento, el agujero sin fondo dentro de mí había
disminuido.

Satisfecho de que no me iba a perder, volví mi atención hacia Marie.

―Si no quieres hacer esto por las razones correctas, hazlo por las
egoístas. Necesitamos que participes en esto tanto como nosotros, así
que o llamas a tu gente y les dices a todos que has matado a Tenna o te
matamos a ti.

Ella dejó escapar un suspiro que parecía contener todo el cansancio del
mundo, y cuando su oscura mirada encontró la mía, fue con resignación.

―Sí, recuerdo el cautiverio de mi pueblo, Reaper, por lo que si fuera tan


simple como decir que la niña está muerta, lo haría. No sólo para salvar mi
propia vida, sino porque soy mejor que esos que una vez esclavizaron a
mi raza ―Luego su voz se volvió frágil por amargura―. Pero a menos de
que haya una ejecución pública, seguirán cazándola. Incluso si juro que la
maté, no estarán satisfechos, y nuestras razas irán a la guerra finalmente.
No puedo permitir eso, así que haz lo que debas.
En ese momento, esperaba que Jungkook le cortara la cabeza. Una gran
parte de mí quería que lo hiciera. Lo que había esbozado era un futuro con
nada más que la muerte de Tenna, y eso no podía aceptarlo. Por la
sombría mirada en el rostro de Marie, esperaba que Jungkook la matara
también. Por eso los dos nos sorprendimos cuando lo único que hizo fue
tocarse la barbilla de forma reflexiva.

―Ejecución pública, ¿no? Si te prometemos eso, ¿estarás de acuerdo


con el resto de nuestros términos?

―¿Has perdido la cabeza? ―le pregunté horrorizado.

―¿Lo harás o no? ―presionó, ignorándome.

La sospecho convirtió las cejas de Marie en una sola línea oscura.

―Viniste a negociar por la vida de la niña. ¿Ahora estás dispuesto a


ejecutarla públicamente?

Los dientes de Jungkook brillaron con una salvaje sonrisa.

―Públicamente.

―Un demonio que lo estamos ―gruñí, golpeándolo con la suficiente


fuerza como para hacerlo retroceder.

Su poder destelló, abrazándome con lo que es el equivalente a una


camisa de fuerza sobrenatural.

―Gatito ―dijo muy bajo―. Confía en mí.

Marie nos miraba con el mismo grado de cautela, pero la curiosidad teñía
su mirada, también.
―De acuerdo ―dijo. Entonces aceptó el cuchillo que Jungkook le
extendía, cortando su mano con una sola dura tajada―. Lo juro por mi
sangre.

El agarre invisible soltó su cuello.

―Entonces llama de vuelta a tu gente ―dijo Jungkook, dando a mi mano


un ligero apretón―. Nosotros haremos el resto.

32: Una tregua

Esta sección del lado este de Detroit me recordaba a las fotos que había
visto de Alemania después de la invasión de los Aliados. Los edificios
abandonados se erguían maltratados, gigantes de concreto sobre las
calles que parecían vacías, hasta que los montículos de ropa a lo largo de
ellas se movían. La mayor parte de las farolas estaban apagadas, lo cual
podría explicar los cubos de basura en llamas, dado que la noche de
verano no estaba fría.

De vez en cuando, una sirena lejana se escuchaba por encima de los otros
sonidos, pero a pesar de las peleas, cristales rotos, y un disparo
ocasional, no había visto ni un sólo coche de la policía. Bien por nosotros.
Malo para aquel que llamaba hogar a este lugar abandonado de América.

―¡Taehyung!

Minhyuk se me acercó con el rostro iluminado por una hermosa sonrisa.


Entonces un movimiento en el techo de uno de los edificios más bajos
atrapó mi atención. Me tensé hasta que reconocí al vampiro caminando
hacia el borde.

―Bienvenidos ―dijo Jackson, dijo sonando menos cordial―. Espero que


disfruten del olor. Un poco más de aguas negras, y sería igual al lugar en
el cual crecí.

Otra forma apareció detrás de él. En algún momento desde que había
visto a Hoseok por última vez, se había afeitado la cara y se había rapado
el cabello a su corte habitual a ras.

―El Sr. Pantalones Caros no ha dejado de joder desde que ha llegado


―murmuró.

Entonces Hoseok frunció el ceño, mirando más allá hacia la vacía calle.

―¿Por qué tienes un montón de fantasmas siguiéndote?

Me volví para ver al menos dos docenas de fantasmas arrastrándose a


unos cincuenta metros detrás de nosotros. Bien. Habíamos estado
seguros que el poder prestado de Marie atrajera a los fantasmas como si
fueran mariposas y yo una brillante llama. Detroit era una ciudad grande, y
aunque Jackson y Hoseok habían olido a Tenna en varios puntos, no
habían logrado poner sus ojos sobre ella. Ahora teníamos refuerzos, y
gracias al poder de la tumba corriendo por mis venas, los fantasmas se
verían obligados a obedecer mis órdenes.

―¿Hacia dónde crees que se haya reducido la ubicación de Tenna?


―pregunté evadiendo la pregunta de Hoseok.
Su ceño me dijo que notó mi omisión, pero respondió sin más
comentarios.

―Por lo que hemos reunido, se mueve alrededor, pero su olor ha sido


más fuerte en el antiguo depósito de libros, la antigua planta de coches
Packard, la antigua Estación Central, y la antigua iglesia en el bulevar East
Grand.

―Gracias.

Entonces enfrenté a los fantasmas, quienes se habían aproximado más


debido a mis señales de acercarse.

―Necesito que encuentren a una niña por mí ―les dije―. Mide cerca de
metro y medio, cabello castaño rojizo, y sus ojos podrían brillar.
Probablemente se está escondiendo en uno de los lugares que mi amigo
acaba de mencionar. Si la ven, sólo díganmelo a mí o a este fantasma.
―Asentí hacia Minhyuk.

Mi séquito se dispersó tan pronto como terminé de hablar. Minhyuk se fue


con ellos antes de que pudiera especificar que él no estaba incluido en la
orden. Hoseok negó con incredulidad, pero una mirada de complicidad
cruzó el rostro de Jackson.

―Estás de vuelta en la salsa de Marie.

Jungkook voló hasta el techo. Lo seguí, aterrizando con sólo un paso


adicional para equilibrarme.

―Sí ―dije brevemente.


―¿Qué salsa? ¿Y quién es Marie? ―preguntó Hoseok, recordándome
que él se había perdido mucho mientras trabajaba para Namjoon estos
últimos años.

―No es relevante en este momento ―declaró Jungkook―. Estos nuevos


acontecimientos lo son.

No dije nada mientras le informaba rápidamente acerca de Richard Trove


siendo un demonio, y por qué él había respaldado a Madigan durante casi
una década. Aún no hablé cuando Jungkook reveló que Tenna era mi hija
biológica, y cómo eso era posible. Sólo después de que Jackson
preguntó. "Si él es el padre, ¿quién es la madre?", rompí mi silencio.

―Los registros que Trove publicó nunca dieron un nombre. Dado que la
donante de óvulo era cien por ciento humana, fue considerado... sin
importancia. Pero tomaron ADN de otros además de mi...

Entonces me detuve. Había estado dándole vueltas a si revelaba o no la


siguiente parte, pero mucho me había sido ocultado, por lo tanto no podía
hacerle lo mismo a otra persona. Especialmente a un amigo.

―Le pregunté a Madigan, pero todo lo que conseguimos de él es que era


uno de los soldados con los que estaba trabajando en ese tiempo
―terminé.

Hoseok dejó escapar un bufido de disgusto.

―Es por eso que seguían obteniendo muestras de cada líquido de


nuestro cuerpo. Namjoon dijo que era para asegurarse de que nadie
estuviera bebiendo para lo que realmente era... ―Su voz se apagó
mientras los puntos se conectaban.
Luego cayó de rodillas cediendo al peso del descubrimiento. No estaba
tan afectado porque ya había sacado cuentas. Alrededor de dos docenas
de soldados habían estado trabajando conmigo durante mi primer año.
Algunos habían sido asesinados en la misión, otros más desertaron
debido al estrés, y algunos habían sido transferidos a otras divisiones,
pero sólo uno había estado allí todo el tiempo.

―Dios mío ―exclamó Hoseok.

―No es definitivo ―dije en voz baja―. Podría haber sido uno de los otros
chicos, pero Hoseok... pero incluso si hiciéramos pruebas en ustedes dos,
no hay manera de estar seguros. Desde que te convertiste en vampiro,
cada célula de tu cuerpo cambió. También el de Tenna una vez que
añadieron ADN demoníaco a su composición genética.

Hoseok todavía lucía conmocionado ante la posibilidad de que la niña que


había estado tratando de encontrar podría ser su hija biológica.

Finalmente, pasó una mano por su cabello y me miró.

―Si las pruebas son inútiles, ella nunca sabrá quién es su padre.

Jungkook deslizó su mano sobre la mía, su agarre fue fuerte y seguro.

―Ella siempre sabrá quién es su segundo padre.

Eso puso a Hoseok de pie en un instante. Jackson lo regresó cuando se


abalanzó sobre Jungkook.

―Tú no... ―comenzó a decir Hoseok antes de que su boca se congelara


junto con el resto de su cuerpo.

―Así está mejor ―dijo Jungkook satisfecho.


No me gustó su método para frenar el argumento de Hoseok, pero para
ser justos, estábamos cortos de tiempo. Atravesé la distancia entre ellos y
toqué el puño cerrado de Hoseok, el cual se había congelado a medio
lanzamiento.

―Tienes la posibilidad de uno entre veinte de ser el padre biológico, así


que si quieres ser parte de la vida de Tenna, por supuesto que puedes.
Jungkook no se interpondrá en tu camino, pero él estará allí para ella,
también. Como es mi deseo.

―Entonces me incliné para que así Hoseok no pudiera evitar mi mirada―.


Pero primero, tenemos que sacarla de aquí con vida. Eso tiene prioridad
por sobre todo lo demás, ¿no es así?

Hoseok parpadeó, lo cual me tomé como un sí. Jungkook lo liberó. Los


dos hombres se miraron el uno al otro mientras Hoseok sacudía sus
miembros como para asegurarse de que estaban de nuevo bajo su
control. Luego, sus manos se apretaron, y una mirada de pura
determinación cruzó sus rasgos. No otra vez, pensé, esperando que le
lanzara un golpe a Jungkook otra vez. El alivio me llenó cuando lo único
que Hoseok hizo fue extender la mano.

―No me gustas, y probablemente nunca lo harás, pero a partir de este


día, estoy dispuesto a hacer una tregua por Tenna.

Jungkook estrechó su mano con una breve y sardónica sonrisa.

―Tregua aceptada, y ya que siento lo mismo, al igual que Jaein, al


parecer ahora tampoco podré librarme de ti nunca.

Hoseok dejó escapar una carcajada.


―Olvidé que esta tregua incluye a su madre. Eso es algo feo del karma
que los dos estamos pagando.

Minhyuk voló sobre el techo, deteniendo a Jungkook de cualquier que


fuera a ser su respuesta.

―¡La han encontrado! ―anunció el fantasma.

―Eso fue malditamente rápido ―murmuró Jackson.

Lo fue, pero de nuevo, nadie podía esconderse de los muertos.


Especialmente cuando te tenían cercado en una pequeña área. Fue por
eso que habíamos lidiados con Marie primero antes de apurarnos a venir
aquí. Ella no había sabido que Tenna estaba en Detroit, pero con un poco
de tiempo, la hubiera encontrado. Lancé una tensa sonrisa a los cuatro
hombres, sintiendo la versión del vampiro de adrenalina recorriendo a
través de mi cuerpo.

―Muy bien muchachos. Vamos por nuestra chica.

***

Aterrizamos en el tejado de un edificio grande y cuadrado de grafitis


cubriendo cada centímetro de la cornisa. Al otro lado de la calle, un
edificio mucho más alto bloqueaba la luz de la luna, su hermosa
arquitectura contrastaba con la podredumbre que podía oler dentro.

―¿Dónde estamos? ―susurré.

―En Roosevelt Warehouse ―dijo Jungkook, manteniendo también su voz


muy baja―. Más comúnmente conocido como el depósito de libros de
Detroit. Los túneles lo conectan a la antigua estación de tren del otro lado
de la calle. Tal vez es así cómo Tenna ha estado viajando de un lado a
otro entre los dos.

Minhyuk asintió, luciendo triste mientras veía alrededor.

―Vine aquí antes, cuando era nuevo. Me encantan los libros, pero es muy
difícil para mí leer. Tengo que flotar detrás de la gente a medida que dan
vueltas a las páginas...

―Minhyuk, ¿dónde dijeron los fantasmas que estaba Tenna?


―interrumpí.

Salió de su evocación.

―Síganme.

Minhyuk pasó a través de una de las puertas con barricadas de la


estructura en forma de choza. La impaciencia me hizo querer abrirla de
una patada, pero eso sería demasiado ruido. Esperé mientras Jungkook
telequinéticamente retiraba las tablas, luego la abrió tan silenciosamente
como lo permitieron las oxidadas bisagras.

Todavía me estremecía ante el ruido que hacía, ese sonido de crujido


como dos ollas golpeando mis crispados nervios. Una vez dentro, solo
tomó una mirada a la deteriorada escalera metálica para hacerme
gesticular la directriz "a volar".

Jungkook agarró a Hoseok, sujetándolo con una facilidad que desmentía


la pesada constitución del otro vampiro.
Sin hacer ruido, salimos disparados por la escalera, siguiendo a Minhyuk,
quien entraba y salía por los estrechos espacios hasta que desapareció
por otra puerta.

Esta no estaba entablillada. Estaba abierta, dejando entrar un hediondo


tufillo más allá. Me obligué a pasar con el mayor silencio posible,
extendiendo mi mirada hasta la habitación contigua.

El olor a humo antiguo estaba casi dominado por el olor del papel en
descomposición, orina, muerte y desesperación. Libros, revistas, y
manuales acolchonaban el suelo casi treinta centímetros de profundidad
en algunos lugares, la tinta era casi ilegible por el tiempo y la exposición al
agua. Pequeñas criaturas habían hecho nidos en los escombros literarios,
algunas de ellas seguían allí, aunque en diferentes estados de
descomposición.

Por el olor, no eran los únicos cuerpos en esa habitación, pero como
Minhyuk me hizo señas de avanzar, no me detuve ante el zapato que
sobresalía de una pila de pergaminos en ruinas. De todas maneras, esa
persona estaba mucho más allá de mi capacidad de ayudar.

El olor de humo reciente picó mi nariz cuanto más me acercaba al final de


la habitación. Minhyuk hizo una pausa flotando cerca del techo, y señaló
hacia abajo.

La luz de una vela proyectaba un débil resplandor ámbar en medio de un


montón de libros apilados como un iglú parcial. Desde mi ángulo, no
podía ver por encima de él, así que fui más arriba, rozando el decadente
techo en mi entusiasmo.

Alcancé a ver una niña en cuclillas sobre un libro medio podrido, cuando
el derrumbe del yeso por mi cercanía la hizo levantar la cabeza. Nuestros
ojos se encontraron, y mientras yo la observaba, los ojos de ella
comenzaron a volverse brillantes, verde brillante. Mi dormido corazón
comenzó a latir en un errático staccato por la emoción que se apoderó de
no mí.

Estaba viva, bien y (una vez que la sacáramos de aquí) segura.

―Tenna ―exhalé, volando más rápido hacia ella.

Su mano se levantó como si me estuviera saludando. Entonces algo ardió


en mi pecho. Jungkook soltó a Hoseok y me cogió, girándome hacia él.
Eso hizo que la sensación de ardor fuera peor, pero todavía me retorcía
para ver a Tenna antes de que finalmente la intensidad del dolor me
hiciera bajar la mirada.

Un cuchillo sobresalía de entre mi pecho. El mango era de una extraña


combinación de papel y cuero viejo, pero debido al incendio que se
propagaba por todo mi cuerpo, podía decir que la cuchilla era de plata.

33: Cauteloso

Había olvidado lo mucho que dolía al ser apuñalado en el corazón con


plata. La mayoría de los vampiros sólo sentían eso una vez;
afortunadamente para mí, esta era mi tercera vez. Tan horrible como el
dolor era, no me asustaba tanto como la debilidad que volvía cada
músculo flácido con parálisis instantánea. Luego venía la visión borrosa y
la audición embotada que causaba que todo pareciera muy lejano. Sólo el
dolor estaba cerca, enterrando al resto de mis sentidos bajo una cascada
inmisericorde de agonía.
Eso crecía con ferocidad insoportable mientras el cuchillo en mi pecho se
movía. Alguien gritó, un estridente y angustiado sonido. Habría huido en
cualquier dirección para escapar del terrible dolor, excepto que mis
miembros no funcionaban. Peor aún, un gran y opresivo peso se abalanzó
sobre mí, aplastándome.

Tal vez el edificio se derrumbó, razonó una parte aún funcionando de mi


mente.

Eso explicaría la sensación de ser aplastado y sentir que el cuchillo se


sacudía con brutales movimientos de tijera. Si es así, debería estar muerto
ya, así que, ¿por qué todavía dolía tanto...?

Otro grito salió de mí, y convulsioné mientras las terminaciones nerviosas


surgieron con repentino y espasmódico movimiento. Entonces vi el
destello de la luz de la luna en una hoja manchada de rojo, antes de que
se arrugara como si fuera aplastada por un puño invisible.

―¿gatito?

El dolor se desvaneció con su voz, y me dejó mareado por el alivio. La


debilidad fue más lenta al liberar su agarre, sin embargo, me llevó dos
intentos para sentarme.

―¿Dónde está Tenna? ―Fueron mis primeras palabras.

Un músculo se flexionó en la mandíbula de Jungkook.

―No lo sé. Corrió después de que lanzó los cuchillos.


Salté levantándome, y rápidamente comencé a caer porque mis piernas se
negaban a sostenerme. Jungkook me atrapó antes de que aterrizara en la
pila de libros sobre la que me había puesto.

―¿Por qué no la detuviste? ―gemí―. ¡Podrías haberla congelado en el


lugar con tu poder!

Su agarre se apretó, la luz de su mirada brillando hasta que coloreó todo


lo que nos rodeaba de verde.

―Esa hoja aterrizó directamente en tu corazón ―respondió con los


dientes apretados―. Concentré todo mi poder en inmovilizarlo y a los
tejidos a su alrededor, así tú no morirías justo en frente de mí.

Su aura se quebró mientras hablaba, devastando mis emociones con un


géiser de rabia, alivio y miedo. Tal vez fue bueno que él no hubiera usado
su poder en Tenna. Si la hubiera tocado con este mientras estaba así de
molesto, podría haberla matado accidentalmente.

Agarré su chaqueta, tanto para no perder el equilibrio como para acercarlo


más.

―Ella no conoce nada más, Jungkook. Depende de nosotros enseñarle.

―No, si ella sigue tratando de matarte ―fue su respuesta inmediata.

Nuestra primera pelea sobre crianza. Sin imaginar que sería sobre alguna
amenaza de vida en lugar de cuán tarde ella podía quedarse viendo
televisión.
―Debería haberlo sabido mejor, en lugar de acercarme a ella cuando no
sabía quién era yo o si estaba allí para lastimarla. Esto no va a suceder de
nuevo.

Luego descansé mi cabeza contra su pecho, dejando escapar un


resoplido.

―Como si no lo supiéramos ya, esto demuestra que ella es mi hija. Yo


acostumbraba a apuñalar vampiros primero y presentarme después,
también.

Un sonido oscuro se escapó de él, pero parte de la rabia se aplacó de su


aura.

―Lo recuerdo muy bien, gatito.

Estruendos llegando desde abajo me tenían girando fuera de sus brazos.


Sólo avancé un par de metros antes de que sintiera como que había
corrido directo hacia una pared invisible.

―Acababas de prometer que serías más cuidadoso ―dijo Jungkook con


voz exasperada―. ¡Correr con un desgarro apenas curado en tu corazón
es lo contrario de cuidadoso, gatito!

Correcto. Puede ser que me tome días para estar de regreso con toda mi
fuerza, y Tenna era más rápida y más hábil de lo que me di cuenta. Si sólo
la parte lógica de mi cerebro no fuera tres pasos detrás de mis recién
despertados instintos paternales, yo actuaría con mucha más prudencia.

―Ve tú primero ―le dije. ¿Ves? Muy cauteloso.


Jungkook me dio un corto y feroz beso, luego pasó por delante de mí,
haciendo crujir sus nudillos, como si se anticipara.

―Recuerda, no hay castigo por lo que ella hizo ―le advertí―. Es solo una
niña.

Su sonrisa depredadora no alivió mi preocupación.

―Tú solo aprendiste de la manera difícil, cariño. Si ella está mostrando tus
tendencias, entonces, sólo hay una manera de manejarla.

***

El estrépito había llegado desde el sótano, donde una de las muchas y


desvencijadas escaleras de caracol llevaba a una húmeda y desprotegida
área del edificio. Seguí el camino de Jungkook y salté hacia abajo, ya que
ellas no parecían como que podían soportar el peso de Tenna, mucho
menos el de un adulto. Esta parte del antiguo almacén tenía más suciedad
que libros, y si la conmoción adelante no señalaba el camino, varios
conjuntos de nuevas huellas lo hacían.

―¡Está dirigiéndose a los túneles! ―Escuché decir a Minhyuk.

Mi paso se aceleró, pero mis piernas todavía se sentían tambaleantes.

Malditos efectos persistentes por perforar mi corazón con plata. No había


estado tan debilitado después de tener todo mi cuerpo bombeado por
completo de esto.

―¿Dijiste que este edificio se conecta a la estación de tren por debajo de


la calle?
Jungkook asintió, reduciendo la velocidad para envolver un duro brazo a
mi alrededor, soportándome. Debió haber captado mi ligero bamboleo.

―La estación de tren tendrá aún más túneles ―dije con una
preocupación creciente―. Podríamos perderla en el laberinto subterráneo,
lo cual debe ser el por qué está corriendo hacia allí.

Chica inteligente, pensé, y sentí una oleada de orgullo incluso cuando


aparté el brazo de Jungkook.

―Tú eres más rápido. Déjame y ve a buscarla. Voy a estar justo detrás de
ti.

―¡Tenna! ―gritó Hoseok, su voz comenzando a hacer eco―. ¡Detente!

Jungkook me recorrió con la mirada, como si juzgara mis capacidades,


luego se volvió y voló, dirigiéndose hacia la oscuridad por delante. Traté
de volar también, y rápidamente planté la cara en el suelo.

―Ah ―gemí antes de escupir lo que esperaba fuera suciedad. Luego, con
un ligero tambaleo, me levanté y comencé a correr en la dirección en que
Jungkook había desaparecido.

―Si hubieras escuchado razones, muñequita...

La voz de Jackson rebotó en las paredes antes de que escuchara un duro


sonido de golpe, entonces un indignado.

―¡Por qué, pequeña granuja!

Su voz había contenido distintos matices de dolor y sorpresa. A pesar de


sentirme horrible, sonreí. Parece que no era el único al que Tenna había
logrado tumbar.
―Suficiente.

La voz de Jungkook se acompañó de un crujido de poder que sentí,


aunque estaba a un par de cientos de metros detrás de él. Corrí más
rápido, casi tropezando sobre basura y escombros en mi prisa. Cuando
doblé una esquina que se abría a una sala de calderas, me detuve al ver lo
que me saludó.

La camisa de Jackson tenía un gran corte, revelando una cortada carmesí


en su pálido abdomen que todavía estaba sanando. Comparado con
Hoseok que había salido mucho mejor. Sólo tenía un corte manchado de
rojo en su hombro y más sangre fresca recubriendo su frente.

Jungkook no tenía ni una marca en todo su conjunto negro. Estaba


parado en la esquina de la habitación, su mano extendiéndose como si
llamara un taxi.

Tenna estaba suspendida en mitad del aire a unos quince metros de él,
sus piernas pateando la nada ya que el suelo no estaba en ninguna parte
cerca de sus pies.

Me acerqué, saboreando mi primera vista completa de ella que no


implicara un video granulado. Su cabello castaño rojizo ahora estaba casi
negro de la suciedad, el viejo hollín, o ambos. Lo había atado en una cola
de caballo con una tira de tela escocesa que debía haber cortado de la
parte inferior de su camisa demasiado grande. Un igualmente grande
pantalón estaba enrollado en los tobillos y amarrado a su delgado cuerpo
con más material a cuadros. Sus zapatos también parecían varias tallas
más grandes, pero había envuelto cuerda con fuerza alrededor de sus pies
para evitar que se cayeran.
Si se había puesto creativa con sus ropas prestadas, eso no era nada en
comparación a los cuchillos que apretaba en esas manos pequeñas y
pálidas. Las cuchillas consistían de vidrio roto limado en precisas puntas,
con portadas de libros de cuero y cinta formando los mangos. Plata
brillaba a lo largo del borde de las cuchillas, provocando otra retorcida
oleada de orgullo paternal. Casi me había matado con uno de sus
cuchillos caseros, pero maldita sea si ella no tenía habilidades. Le habría
tomado horas fundir suficiente plata para cubrir esas hojas, y a pesar de
que su peso estaba desequilibrado con respecto a los mangos, aún se las
había arreglado para tirar uno justo en el blanco.

Llegué más cerca, deseando saber de qué color eran sus ojos. Por el
momento, estaban iluminados con el verde vampiro, su brillo aterrizando
en mi cara mientras me acercaba.

Tantas emociones se dispararon mientras miraba hacia ella.


Proteccionismo y la preocupación que esperaba; había pasado por tantas
cosas a una edad en que su mayor preocupación debería haber sido
perder sus dientes de leche. Miedo y timidez como había predicho; quería
tanto gustarle, y, por supuesto, no tenía ni idea de cómo empezar a
construir nuestra relación. Hola, soy tu papá era demasiado, demasiado
pronto, y si trataba de abrazarla, ella probablemente me apuñalaría de
nuevo.

Lo que no había tenido en cuenta fue el amor que me golpeó justo en el


corazón. Ella podría también haberme golpeado con la flecha de Cupido
antes, fue tan repentino y fuerte. Yo, que tenía problemas de confianza de
más de un kilómetro de largo y había rehusado admitir que amaba a
Jungkook hasta varios meses después de nuestra relación, ahora sabía
con absoluta certeza que amaba al pequeño demonio homicida
mirándome. Con ese conocimiento, una gran y estúpida sonrisa estalló en
mi cara.

Estábamos juntos ahora. Arreglaríamos el resto después.

La cautela reemplazó su expresión extrañamente estoica, recordándome


frenar los signos de mi recién descubierta alegría. Sonreírle mientras ella
estaba atada en una red telequinética probablemente me hacía parecer
como un villano loco.

―Hola ―dije, en lo que esperaba fuera una voz neutral―. Mi nombre es


Taehyung. No te preocupes, nadie va a lastimarte.

Ella miró a su cuerpo suspendido, luego a mí. Mentiroso, declaró su


mirada claramente.

―Vamos a bajarla ―le pedí a Jungkook.

Salió de la esquina, y su corazón se aceleró. Con su ropa negra, abrigo


largo, cabello oscuro y la mirada de nuevo a su color marrón natural,
debía haberse casi mezclado en las sombras para ella.

―Soy Jungkook ―afirmó en un tono firme―. Es mi poder el que te


detiene allí, y podría hacerlo mucho peor si lo decido.

―Jungkook ―le susurré―. ¡Deja de asustarla!

―No estoy asustándola ―respondió de manera uniforme―. Estoy


hablando con ella en términos que entiende.

Su mirada fría nunca se apartó de Tenna mientras lentamente la bajó con


cada paso que daba.
―Sé un poco sobre crecer en circunstancias difíciles ―le dijo―. Hace
que entiendas dos cosas inmediatamente, quién tiene el poder y quién no.
Yo sí, y tú lo sientes tan bien como lo ves, ¿verdad?

Asintió, su expresión todavía sin revelar nada. He visto a personas con


siglos de edad que no tienen tan buena cara de póquer. Que ella pudiera
reprimir manifestaciones de emoción a una edad tan asombrosamente
joven era una prueba más de la forma retorcida en que había sido criada.
La mayoría de los niños mostraban sus sentimientos abiertamente, pero
cualesquiera fueran los de Tenna, los había encerrado detrás de esa
máscara de desapego.

Fue entonces cuando se me ocurrió que no podía oír sus pensamientos.


Tal vez era porque todavía estaba bajo el efecto del reciente estacamiento
con plata que me había hecho. Me concentré más fuerte, pero no
conseguí nada más que un sólido muro de negrura. Increíble.

Aparte de sus ojos brillando, parecía totalmente humana. Su piel estaba


demasiado sucia para ver si tenía la misma luminiscencia que la mía tenía
cuando era un mestizo, pero su respiración, los latidos del corazón y el
olor, todo gritaba mortal. No es de extrañar que fuera tan fácil olvidar que
ella no lo era.

―Ya que tengo este poder ―continuó Jungkook―, puedes confiar en que
nosotros no te haremos daño, por la simple razón de que si te quisiéramos
muerta, ya lo estarías.

―¡Jungkook! ―le espeté.

―En camino a ganar el padrastro del año ―murmuró Hoseok.


Tenna, sin embargo, apretó los labios en el primer despliegue de emoción
que había visto: contemplación. Entonces sus pies tocaron el suelo
mientras Jungkook terminaba de bajarla. Una vez que ella probó su peso y
descubrió que estaba parada por sus propios medios, sus ojos perdieron
su resplandor sobrenatural y comenzaron a oscurecerse. Cuándo
volvieron al café, casi dejé escapar un sollozo.

Tenía mis ojos. Mi nariz, también, y aquí estaba la esperanza de que el


borde de su barbilla fuera sucio en lugar de señales de la marca de
terquedad Kim.

Sin darme cuenta, me agaché hasta que estuvimos a la altura de los ojos.

Y luego ella habló.

―Tú sanas como ellos, pero no eres uno de ellos, porque tu corazón aún
late a veces. ¿Por qué?

Dejo que su voz fluyera por encima de mí, almacenándola en partes que
no había sabido que existían hasta ahora. Su vocabulario estaba a años
por encima de su edad, al igual que el resto de sus rasgos, pero su voz
mantenía el alto tenor y juvenil tono agudo de un niño.

―Porque una vez ―dije con voz ronca―, yo fui como tú: parte humano y
parte algo más. Especial.

―Tenna.

Hoseok se agachó junto a mí, sonriéndole con un brillo en sus ojos que no
trató de ocultar.
―Sé que me veo diferente ya que me afeité y corté mi cabello, pero me
recuerdas, ¿no es así? Aplastaste mi cuello cinco segundos después de
que nos conocimos.

―Seis ―corrigió con un solemne y pequeño parpadeo.

Él sonrió.

―Muy bien, seis. La única otra persona que patea mi culo así de rápido es
Taehyung. Él me entrenó para pelear, ya sabes.

Ojos oscuros se encontraron con los míos, haciéndome que tomara


aliento. ¿Conseguiría acostumbrarme a ver mis propios ojos mirarme
desde esa carita?

―Me acuerdo de ti de la base ―declaró―. Tú intentaste hacerme ir


contigo. Eres muy difícil de neutralizar.

Por su tono, esa última parte fue un cumplido, aunque no estaba seguro
de cómo responder. La persona que ella recordaba tratando de
"neutralizar" en ese entonces había sido Jimin, cambió de forma para
parecerse a mí. En realidad,

Tenna sólo había intentado matarme una vez, y había estado


malditamente cerca de lograrlo.

―Gracias. ―Estuve de acuerdo, añadiendo―: Tú eres muy dura, también,


pero no tienes que serlo ya. Vamos a cuidar de ti.

Entonces no pude evitarlo; tomé su mano. Ella se estremeció, sus dedos


apretando su cuchillo. Después de una mirada a Jungkook, su agarre se
aflojó.
La dejé ir. Si su primer instinto fue todavía apuñalarme, obviamente era
demasiado pronto para las muestras táctiles de afecto.

La mirada de Hoseok captó lo que pasó, también. Él puso su brazo


alrededor de mis hombros, dándome un firme apretón.

―Taehyung es mi amigo ―dijo cuidadosamente―. Abrazo a mis amigos


a veces para mostrar que estoy feliz de que ellos estén aquí. O tomo su
mano así.

Sus dedos se entrelazaron con los míos, y sostuvo nuestras manos en


alto.

Ella miró como si él mágicamente hubiera sacado un conejo de un


sombrero.

Lo comprendí entonces, y no pude detener las lágrimas. A Tenna nunca le


había sido enseñado tocar a nadie, excepto con violencia. No es de
extrañar que ella se hubiera estremecido cuando tomé su mano. Pensó
que estaba a punto de lastimarla.

―Pobre niña ―le susurré―. Está bien ahora, lo prometo.

―¿No es esto asquerosamente dulce?

El ronroneo burlón no vino de Jackson, aunque por su expresión, había


estado pensando en algo similar. La tensión se disparó a través de mis
emociones mientras el poder de Jungkook hacía erupción, disparándose
hacia esa voz, sólo para tenerlo disipado como si lo hubiera canalizado al
vacío.

―Ooh, haz eso de nuevo ―instó nuestro intruso invisible.


Lo reconocí ahora, y todo en mí se puso rígido. Trove.

Sonriendo, el demonio entró en la sala de calderas, su mirada teñida de


rojo saltando entre Tenna y yo.

Estaba vestido con un traje y corbata, su cabello color acero peinado a la


perfección y los característicos rasgos guapos colocados en una máscara
agradable.

Él podría haber estado yendo a otro evento de recaudación de fondos,


parecía tan planchado y pulido, y ya que no le habíamos oído acercarse,
debía haber utilizado su truco de teletransportarse para llegar hasta aquí,
maldita sea su malvado ocultamiento.

Jungkook bajó su mano. El demonio sólo se volvería más fuerte con otra
explosión telequinética.

―Taehyung ―dijo Trove con un ronroneo satisfecho―. ¿No vas a


presentarme a tu hija?

Me levanté de un salto, parándome entre Tenna y Trove sin la menor


preocupación de que ella tuviera dos cuchillos de plata, y le había dado la
espalda.

Hoseok gruñó, flanqueándome. Jackson sacó sus armas, su boca


curvándose en una sonrisa desagradable.

Si éramos la imagen de la hostilidad, Jungkook parecía como en estado


Zen.
Prácticamente se encaminó hacia el demonio, ambas manos en sus
bolsillos como si no pudiera preocuparse en levantar su peso por sí
mismo.

―¿Qué te trae por aquí, compañero? ―preguntó con notable indiferencia.

Trove sonrió. La visión de esos costosos dientes blancos me hizo


fantasear con metérselos por su garganta hasta que se atragantara con
ellos.

―Un gusto por el caos, por supuesto.

No quería quitar mis ojos de nuestro visitante no deseado. Entonces una


voz pequeña y clara preguntó:

―¿Realmente tú eres mi padre? El anciano dijo que estaba muerto.

No pude evitarlo; miré detrás de mí.

Inmediatamente, deseé no haberlo hecho. La cautelosa esperanza en la


mirada de Tenna casi me puso de rodillas. Quería cubrirla con garantías
de que nunca, nunca estaría sola otra vez, luego quería abrazarla hasta
que olvidara lo que era sentir miedo. El único impulso más fuerte era mi
necesidad de matar a la sucia criatura que la amenazó.

Ya que tenía que hacer eso antes que lo otro, esto me dio la fuerza para
dar la vuelta, enfrentar a mi enemigo en lugar de a mi hija.

―El anciano mintió. Yo soy tu padre, y no voy a dejarte otra vez ―le dije,
mi voz fuerte a pesar de las paredes emocionales rompiéndose por todas
partes dentro de mí.
Hoseok me dio un codazo, lanzando un vistazo a un lado. Seguí su
mirada, viendo una pequeña puerta en la esquina más lejana de la
habitación. Trove bloqueó el camino por el que habíamos entrado a la sala
de calderas, pero no estábamos atrapados. Esta debía conducir a los
túneles que Jungkook había mencionado. No creía que fuera un accidente
que su acercamiento hubiera colocado a Jungkook justo en el camino de
Trove. En caso de que el renombrado político intentara detenernos,
tendría que pasar través de Jungkook primero. Incluso si la telequinesis de
Jungkook era ineficaz contra él, eso aún le tomaría algún trabajo.

Trove miró detrás de nosotros, como si adivinara nuestra intención. Y


luego sonrió.

Sentí el zumbido antes de que el familiar olor terroso llenara la habitación.

Tenna dejó escapar un pequeño jadeo.

Cuando me di la vuelta, más de dos docenas de ghouls bloqueaban la


otra puerta. De sus niveles de poder, ellos no eran chicos al azar que
Trove había teletransportado desde algún bar local de muertos vivientes.
Eran combatientes entrenados, y su musculosa construcción sólo añadía
amenaza a su aire.

―¿Olvidé mencionarlo? ―preguntó Trove con falsa inocencia―. Decidí


traer a algunos amigos conmigo.

34: Un gran banquete de poder


Esto se sigue poniendo mejor y mejor, pensé cansadamente. No
habíamos traído a nadie con nosotros porque no quería llamar la atención
de los Guardianes de la Ley, y ahora éramos superados en número por
mucho.

El líder del grupo, un hombre alto afro-americano con los bíceps más
gruesos que mi muslo, dio un paso adelante.

―Danos a la niña ―ordenó.

―Jódete ―salió de mi boca antes de que me diera cuenta de que (a) en


serio necesitaba cuidar mi lenguaje ahora, y (b) la diplomacia sería la
mejor táctica. Yo podría ser capaz de limpiar el suelo con ellos si utilizaba
mis poderes prestados, pero estábamos tratando de evitar una guerra, no
de iniciar una.

―Um, me refería a palitos de caramelo blando ―me retracté


rápidamente―. Y ustedes no necesitan llevarse a la niña. Su reina acordó
llamar una tregua.

Trove parecía más sorprendido que los necrófagos.

―¿Ella qué?

No pude resistir una sonrisa de suficiencia.

―Oh, ¿así que no nos seguiste cuando fuimos a ver a Marie? Nosotros
llegamos a un acuerdo. Todo lo que tenemos que hacer es mantener
nuestra parte del trato, y ella y los ghouls nos dejan solos.
Nuestro fin era lanzar un video de Tenna siendo supuestamente
asesinada, Marie había dicho que nada más que una ejecución pública
serviría, y el Internet era público, pero yo no estaba a punto de decirle eso
a Trove. O la otra sorpresa que teníamos reservada para él.

El ghoul corpulento sacó su teléfono celular, marcando.

―Mi reina, es Barnabus ―dijo momentos después―. Estoy con los


vampiros, y tienen a la niña. Ellos afirman que... ―Pausa―. Sí, lo
entiendo... si esa es su orden, Majestic.

Colgó. Los otros necrófagos lo miraron expectantes. Trove casi saltó


arriba y abajo de impaciencia. Mis colmillos se deslizaron fuera, listo para
extraer sangre, si era necesario.

―¿Y bien? ―preguntó el demonio.

Barnabus se quedó mirándome, la frustración impresa por todas partes en


sus rasgos.

―El Reaper dice la verdad ―dijo, casi escupiendo las palabras.

No me moví, pero por dentro, estaba dejando escapar un grito y


golpeando los puños en el aire. ¡Marie había cumplido! Era conocida por
mantener su palabra, pero decir que estaba preocupado de que haría una
excepción en este caso era decirlo suavemente.

―Hemos recibido la orden de irnos ―continuó Barnabus.

¿Puedo decir Demonios. Sí?, sonó en mi mente, aunque una vez más, me
quedé perfectamente tranquilo. Ni siquiera mostré una sonrisa: Me voy.

Trove, sin embargo, reaccionó como si hubiera tenido la cara llena de sal.
―¡Tienes que estar bromeando! ―El demonio hervía―. ¿Después de
décadas de planificación, lo mismo por lo que sus especies casi fueron a
la guerra dos veces está justo aquí, y están de acuerdo en alejarse en vez
de pelear?

Las murmuraciones de los ghouls estaban de acuerdo con su evaluación.


Mi buen humor se desvaneció. Tal vez, a pesar de que Marie estaba
manteniendo su palabra, esto no había terminado aún después de todo.

―Lo he dicho siempre, si quieres que algo se haga bien, tienes que
hacerlo tú mismo ―continuó Trove con disgusto. Entonces se acercó a
los ghouls mientras su brazo se extendía en dirección de Tenna―. Incluso
si su reina es demasiado ciega para verlo, esa niña es su perdición. Los
vampiros ya tienen más habilidades que los ghouls, pero ustedes han
evitado que ellos los subyuguen porque ustedes son más difíciles de
matar. ¡Ella cambia esa dinámica de poder! A través de ella, los vampiros
pueden crear una nueva raza. ¡Una leal a ellos, con toda su inmunidad a la
plata y todos sus trucos de fantasía! Cuando eso suceda, ¿cuánto tiempo
creen que pasará antes que su pueblo esté encadenado? ¿Un siglo?
¿Dos?

―Tonterías. ―La voz de Jungkook resonó, cubriendo las murmuraciones


más fuertes de los ghouls―. Esta bestia podría dar una mierda por los de
su clase. A él le gustaría que ustedes creyeran que está siendo tan
cooperativo, pero todo lo que quiere es que nuestras razas se maten entre
sí, comenzando con muchos de nosotros aquí.

―Apollyon trató de advertirte ―declaró Trove sombríamente―. Él dijo


que si a él se le permitía vivir, los ghouls sufrirían. ¿Y qué pasó? ¡El
consejo de vampiros lo asesinó, sin embargo, aquí parada está la prueba
de que él tenía razón!
¡He aquí, a su hija, la primera de muchos en una nueva línea de sus
conquistadores!

A partir de sus expresiones endurecidas, Trove estaba golpeando un


nervio.

Apollyon podría estar muerto, pero el daño que había hecho aún persistía.
Si representara a un político sería un experto en el uso de la retórica
distorsionada para su ventaja, sin importar cuán falsa o paranoica fuera.

―Marie dijo que se retiren ―les recordé―. ¿Quieren desobedecer a su


reina?

―Oh, sí, obedezcan ―se burló Trove inmediatamente―. Pero, ¿a quién


están ustedes realmente obedeciendo, si dejan ir a la niña con ellos?
¿Crees que es una coincidencia que sus órdenes cambiaron después de
que ella le hizo una visita a majestic? ¿No pueden ver? ¡Su sometimiento a
los vampiros ya ha comenzado!

Oh, mierda, pensé cuando varios cuchillos salieron de sus vainas ante
eso.

Parecía que Trove había logrado cambiar sus mentes.

―Y aquí vamos ―murmuró Jackson.

Tres cosas sucedieron al mismo tiempo: Me giré, empujando a Tenna


hacia los brazos de Hoseok con una urgente súplica: "¡Sácala de aquí!", y
el poder de Jungkook se estrelló alrededor de los ghouls, congelándolos
en su lugar. Trove desapareció, reapareciendo un instante después detrás
de Jungkook para envolverlo en un abrazo aplastante.
Sentí el poder drenarse de Jungkook, tan repentinamente como si hubiera
sido estacado con plata. No lo había sido, sin embargo.

Las manos de Trove estaban vacías, los dedos abiertos cuando se


clavaron en el pecho de Jungkook mientras que el demonio se estremeció
con lo que parecía arrobamiento.

―No eres una comida, tú eres un banquete ―gimió.

Con un chasquido, la red invisible que Jungkook había echado sobre los
ghouls se rompió. Sólo habían estado confinados por unos segundos, sin
embargo, eso pareció ser suficiente para llevarlos de enojo decidido a
rabia asesina.

―¡Maten a los vampiros! ―aulló Bernabé, levantando su cuchillo de plata.

―Corre ―insté a Hoseok, maldiciendo mentalmente cuando Tenna se


retorció de su agarre. Al menos ella corrió en la dirección opuesta de los
ghouls, Hoseok seguía de cerca detrás de ella. Entonces saqué uno de
mis cuchillos de mi abrigo. Había usado este trapo en el calor del verano
por una razón. En lugar de cargar contra los ghouls como Jackson hizo,
corté mi brazo con un largo y ancho corte.

―¡Vengan!

Mi llamado retumbó a través de la sala de calderas, el eco regresando a


mí con un nuevo y misterioso coro. Hielo se disparó a través de mis venas,
su efecto escalofriante bienvenido debido a lo que anunciaba. Justo
cuando Jackson chocaba cuchillos con Bernabé, los Remnants se alzaron
del suelo y cayeron sobre los ghouls.
Sus gritos se unieron a los aullidos que llenaron mi mente, así como mis
oídos. A diferencia de antes, yo no tenía la fuerza suficiente para luchar
contra el ser absorbido por el poder rodeándonos. La parte de mí que
todavía podía pensar, odiaba lo que estaba pasando porque los Remnants
eran imbatibles. Hacía todo para detener a la gente que quería matarme,
pero liberar a los Remnants era similar a presenciar una pelea de un
cuchillo contra una bomba nuclear.

El resto de mi cuerpo estaba demasiado en sintonía con los Remnants


para preocuparme por la equidad. Con la puerta al otro lado ahora abierta
de par en par, su hambre me consumía. Eran las astillas de las emociones
más primitivas que las personas arrojaban cuando cruzaban, agudizadas
por el paso del tiempo y frenéticas por la negación sin fin. A medida que
ellos atacaban a los ghouls, labios y dientes que se habían vuelto polvo
hace milenios finalmente llegaban a alimentarse de nuevo, y por breves y
brillantes momentos, su necesidad insoportable fue apaciguada.
Entonces, al igual que los adictos persiguiendo su

siguiente subidón, los Remnants desgarraron a los ghouls con más saña,
buscando los fragmentos de alivio que su dolor traía.

Jackson no estaba canalizando poder de tumba, sin embargo, mostró


menos preocupación que yo por la injusticia de nuestra ventaja. Mientras
los ghouls estaban enfocados en las sombras agitadas que los
desgarraban, quitó cabezas a izquierda y derecha. Quería decirle que se
detuviera, que tenía la intención de cancelar a los Remnants y dar a los
ghouls otra oportunidad de reconsiderar, pero no podía hablar. Todo lo
que salió de mi boca fue un largo y agudo gemido que se hizo más fuerte,
cuanto más fuerte se volvían los Remnants.
Luego, con el súbito cierre de golpe de una puerta, mi conexión a la
tumba fue cortada. La gloriosa frialdad corriendo a través de mí se volvió
cenizas frías, y las voces resonando en mi cabeza silenciadas.

Uno por uno, los Remnants desaparecieron. Mientras el lazo infinito de


necesidad dentro de mí se despejó, la confusión se levantó.

¿Qué había ocurrido?

―Libéralo ―gruñó alguien.

Ahí fue cuando me di cuenta de que estaba retenido en un fuerte abrazo


desde atrás. No por Jungkook, cuando echando un vistazo hacia abajo
me mostró brazos más gruesos y peludos a través de mi abdomen en
lugar de pálidos y tensos. Los de Richard Trove.

El demonio se estremeció en forma enfermizamente parecida a la


liberación.

―Eso es, de lejos, lo mejor que he sentido ―murmuró él en mi oído.

La repugnancia despejó lo último de la esclavitud a la tumba. En algún


momento, Trove me había agarrado y comenzó a alimentarse de mi poder.

Juzgando por cuán débil me sentía y que el último de los Remnants se


estaba deslizando de regreso hacia el suelo, había limpiado su plato.

Una vez más, tres cosas parecieron suceder a la vez: Jungkook se


abalanzó sobre Trove, sus movimientos lentos y torpes. Mordí mi labio
para llamar a los Remnants de regreso, pero no pasó nada excepto otro
entusiasta estremecimiento detrás de mí. Y los ghouls que todavía tenían
sus cabezas se levantaron tambaleándose, recogieron sus cuchillos de
plata, y se dirigieron hacia nosotros.

―Cabrón ―dijo Jackson con profunda convicción.

35: Demasiado débil

Trove esquivó la estocada de Jungkook, disparándole mientras se


tambaleaba más allá. En lugar de recuperarse con su gracia habitual,
Jungkook aterrizó en un montón cerca de donde los ghouls avanzaban.

Por la sensación irregular de su aura, Trove había chupado todo su poder


con su abrazo castigador. A Jungkook apenas le había quedaba suficiente
para moverse, permitiéndole solo defenderse.

Eso me advirtió para luchar con todo lo que tenía, lo que resultó ser
terriblemente inútil.
Al mayor esfuerzo que ponía en liberarme, más vibraba Trove mientras
hacía ruidos felices. El demonio era como un Remnant de energía,
volviéndose más fuerte mientras me debilitaba bajo el asalto implacable
de su hambre.

―¡No! ―grité cuando un descomunal ghoul fácilmente contuvo a


Jungkook y luego levantó su cuchillo para un golpe mortal.

Un borrón se dirigió hacia ellos, apartando a Jungkook y lanzándolo lejos


de ese golpe mortal. Un segundo más tarde, ese borrón regresó,
acompañado por un destello de plata que se convirtió en un arco de color
rojo.

Jackson aterrizó con fuerza suficiente para romper el suelo. Se dio la


vuelta, levantando la cabeza del ghoul que había intentado matar a
Jungkook. Luego la lanzó contra los comedores de carne restantes.

―¿Quién quiere un poco de mí? ―se burló de ellos.

Al menos ocho ghouls permanecieron, y todos ellos aceptaron la oferta.


Cuchillos de plata volaron hacia él, pero Jackson fue más rápido, volando
fuera de su camino, con impresionantes acrobacias aéreas de las que no
hubiera pensado que fuera capaz. Cada pocos segundos, había usado
esa velocidad increíble para impulsarse hacia un ghoul, cortando una
cabeza antes de que sus compañeros se dieran cuenta de que uno de
ellos estaba bajo ataque. Entonces había clavado la cabeza como un
receptor de la NFL celebrando una anotación.

Decir que eso enfureció a los ghouls era un eufemismo. Patearon a través
de las paredes, en sus intentos de usarlas como trampolines para atrapar
a Jackson durante sus intercambios en pleno vuelo. Yeso, madera
podrida, y polvo de hormigón pronto espesaron el aire, haciendo más
difícil ver. Pronto, solo las burlas de Jackson, más las amenazas de los
ghouls y los ruidos de cosas estrellándose me dejaron saber que la lucha
continuaba. Sin embargo, sus travesuras incendiarias los habían llevado
lejos de Jungkook, quien todavía era apenas capaz de moverse a paso de
tortuga.

Mejor que nadie diga nada malo acerca de Jackson a mi alrededor


después de hoy. Oficialmente amaba a ese hijo de perra.

Ya que mis luchas no habían hecho nada, me di por vencido,


centrándome en cambio en deslizar mis manos por debajo del abrazo
férreo de Trove. Necesitaba alcanzar mis bolsillos. Cuando el demonio
tensó su agarre, previniendo eso, me desplomé, fingiendo un desmayo.

No me sentía muy lejos de eso, en realidad. Mis oídos estaban zumbando,


y un cosquilleo nauseabundo había tomado residencia en mis miembros.
No me había sentido así de impotente desde que era mitad humano y un
vampiro estaba dándose un festín con mi cuello. Jungkook me había
salvado entonces, pero ahora, me tocaba a mí salvarlo. Se estaba
arrastrando hacia nosotros, con una expresión asesina aunque claramente
le faltaba la fuerza para respaldar sus intenciones. Y Trove podría no
dudar en matarlo. Había dicho que me quería vivo para alimentar su
guerra. No había dicho lo mismo de Jungkook.

No estaba dispuesto a correr el riesgo de descubrir lo que el demonio


haría una vez que Jungkook lo alcanzara. Mi debilidad de cuerpo
completo tenía a Trove ajustando su agarre, y eso me permitió lanzar una
mano hacia mi bolsillo. Cuando sentí la dura y delgada daga, casi sonreí,
excepto que me negué a malgastar la energía. Necesitaría todo lo que me
había quedado para lo que iba a hacer.
Después de todo, Marie no había sido la única persona que visitamos
antes de llegar a Detroit. También nos habíamos detenido con Jimin.

La cabeza de Trove estaba por encima de la mía, la barbilla descansando


en mi cráneo, por lo que sentía. Me apretaba como si fuera una caja de
jugo, todo el tiempo quejándose por mí quedándome sin energía. Estaba
en lo cierto. Aparte de agarrar ese cuchillo, no tenía ni un gramo de
energía. Solo la había robado.

Jungkook casi nos había alcanzado. Sentí más que vi a Trove mirarlo, tal
vez contemplando drenar el resto de lo que había dejado, o con intención
más siniestra.

Aun así, me quedé flojo hasta el punto de falta de vida, reprimiendo mi


creciente ira.

―¿Ya vacío? Pensé que tendrías más lucha en ti ―dijo Trove, su tono
cargado con decepción.

Con ese comentario despectivo, me soltó, sin duda esperando que cayera
al suelo. No lo hice. Mis rodillas temblaron, pero se mantuvieron, y tan
pronto como su abrazo chupador de energía se había ido, el cuchillo de
hueso que Jackson había hecho hace meses a partir de la pierna de
Dense, brilló en un arco ascendente.

Aparte de sostener brevemente la mano de mi hija, sentir el cuchillo


chocar en el ojo de Trove fue el punto culminante de mi semana.

El demonio gritó, el sonido cortando a través del aire como si todos los
perros del infierno lo siguieran. Me di la vuelta, tratando el segundo y fatal
golpe, pero golpeó mi mano. Entonces su traje de Armani se dividió en las
costuras cuando su cuerpo comenzó a crecer a un ritmo increíblemente
rápido. Rojo apareció debajo de esos trozos de tela. No sangre. Piel,
mientras el demonio desgarraba su apariencia humana y se transformaba
en su verdadera forma.

―¡Te voy a matar! ―rugió, agarrando el cuchillo de hueso.

Una parte de mí se sintió aliviado de que no hubiera utilizado su truco de


teletransportarse y desapareciera. El resto me dejó con un interno oh-oh,
porque no estaba en condiciones de defenderme. Tenía que intentarlo, sin
embargo, y me aferré al cuchillo con el agarre de los condenados mientras
Trove trataba de enviarlo lejos.

Incluso con un ojo destruido, su fuerza era demasiada. La hoja comenzó a


resbalarse de mis manos, cortándome por lo apretadamente que trataba
de aferrarme a esta. Justo cuando estaba a punto de ser arrancado
completamente, algo grande cayó sobre Trove.

Jungkook.

Podría haber perdido su fuerza física, pero su peso y volumen fueron


suficientes para aflojar el agarre de Trove. Conseguí un agarre más firme
en el cuchillo, evitando que el demonio lo arrojara. Trove soltó una feroz
maldición, tratando de lanzar a Jungkook y tirar de la hoja al mismo
tiempo. No drenaba el poder de ninguno de nosotros, sin embargo, y eso
no podía haber sido un accidente. Tal vez con un ojo destruido, no podía
ya.

Traté de arrancar la hoja para otro golpe, pero el agarre de Trove era
demasiado fuerte. También había crecido medio metro durante nuestra
lucha, su forma ahora minimizada por el vampiro que se aferraba a él con
sombría determinación.
Esto no sería suficiente. Los dos estábamos demasiado debilitados para
contener a Trove el tiempo suficiente para golpear la hoja a través de su
otro ojo.

Teníamos que intentar algo más. Algo más para obtener una ventaja.

Por un breve momento, los ojos marrón oscuro de Jungkook se clavaron


en los míos mientras nuestros rostros se alineaban; él sobre la espalda de
Trove, yo enfrente comprometido en un juego letal de tira y afloja. Mi
mirada debió haber transmitido mi desesperación, porque Jungkook hizo
otra cosa. Algo impensable.

Sus colmillos se estrellaron contra la garganta de Trove y chupaba con


tanta fuerza que las venas de su cuello se hincharon. En un segundo,
estaba tan horrorizado que me congelé. ¡Jungkook sabía que la sangre
demoníaca alterada era similar a la heroína para los vampiros! Es por eso
que Jimin tuvo que mantener su nueva naturaleza en secreto. La sangre
demoníaca solía ser vendida en el mercado negro de los muertos vivientes
como una droga, y los Guardianes de la Ley lo ejecutarían en el acto si
supieran que era una fuente de la misma.

Trove soltó otro aullido y trató de arrojar a Jungkook. Solo tuvo éxito en
desgarrarse un canal de alimentación más grande cuando los colmillos de
Jungkook cortaron más profundo por los empujones. A pesar de los
esfuerzos frenéticos del demonio, Jungkook se mantuvo. Ante mis ojos,
sus movimientos se hicieron menos lentos y descoordinados. Pronto,
estaba agarrando a Trove con tal ferocidad que el demonio tuvo que
dejarme ir para evitar que Jungkook masticara su cuello.

Ahí fue cuando comprendí. Mermado de todo su poder de costumbre, sin


sangre humana disponible para reponerlo, Jungkook se había volteado
hacia la única fuente disponible, la sangre del demonio. Con sus
propiedades narcóticas para los vampiros, esta le dio a Jungkook la
misma fuerza artificialmente inflada que un ser humano con PCP**
experimentaba.

** La fenciclidina, conocida por su abreviatura del inglés, PCP, es una


droga disociativa usada

como agente anestésico que posee efectos alucinógenos y neurotóxicos.


Se le conoce comúnmente

como Polvo de ángel, Hierba mala o Píldora de la paz.**

Probablemente no sintió cuando Trove los llevó hacia atrás, aplastando a


Jungkook contra el suelo con su nuevo y más grande cuerpo. El hormigón
se abolló alrededor de ellos, y todavía Jungkook se mantuvo rasgando el
cuello de Trove, tragando esa corriente carmesí tan rápido como aparecía.
Luego, sus brazos y piernas se envolvieron alrededor del demonio, sin
liberarlo, incluso cuando Trove comenzó a chocar contra todo en un
intento de liberarse.

Esta era mi oportunidad.

Salté hacia Trove, y por algunos y molestos momentos, fui golpeado y


aplastado junto con ellos.

Se sentía como estar atrapado en el fondo de una roca de concreto que


estaba siendo rodada por la ladera de una montaña, pero no pude revertir
el dolor cuando las costillas chasquearon y los huesos se quebraron con
los movimientos castigadores del demonio.
Todo en lo que me concentré fue en aferrar ese cuchillo, y cuando Trove
nos impulsó hacia un rincón, acuñándonos brevemente entre dos redes de
intersecciones de tuberías, golpeé.

El cuchillo se estrelló contra su mejilla, una falla. Seguí adelante, la sangre


deslizándose por los bordes afilados mientras lo empujaba más duro, más
profundo, tratando de hundirlo a través de su pómulo.

Las nuevas garras de Trove desgarraron a lo largo de mi espalda,


triturando el cuero, luego piel y tejido. Todo mi cuerpo palpitaba de dolor y
el mareo que se apoderó de mí era, o bien de la utilización de lo último de
mis fuerzas en mis esfuerzos por matarlo, o daño craneal por los intentos
brutales de Trove de liberarnos de la maraña de tubería.

Nada de eso importaba. Todo en lo que me centré fue en su único y


brillante ojo rojo. Seguí clavando el cuchillo en su cabeza, pero pronto
quedó claro que carecía de la fuerza para empujarlo más allá de la
defensa de su pómulo.

Entonces Trove nos arrancó del laberinto de tuberías que nos había
atrapado brevemente. Por un momento, estuvimos en el aire, Jungkook
aferrándose a la parte posterior del demonio, todavía en lo alto con un
cuchillo sobresaliendo bajo el ojo del demonio. Como en cámara lenta, vi
el piso del sótano acercarse, y se apoderó de mí una idea.

Con un grito que era a partes iguales furia y frustración, equilibré la


empuñadura del cuchillo contra mi pecho y me lancé hacia adelante.
Golpeamos el suelo en el instante siguiente.

Mi peso más el impulso de nuestros tres cuerpos chocando contra el


concreto logró lo que mi debilitada fuerza no pudo. La cuchilla de hueso
llegó a casa, hundiéndose hasta el final a través del ojo de Trove.
La sangre salió a borbotones cubriendo mis manos, y un nuevo dolor
agudo era ocasionado por la empuñadura o bien agrietando mi esternón o
pinchándolo.

Me negué a soltarlo. En su lugar, le di a lo que podía sentir de la hoja un


feroz empujón, sin parar hasta que este golpeó la parte trasera del cráneo
de Trove. Solo cuando esa tremenda forma empezó a encogerse,
arrugándose sobre sí mismo como un globo desinflándose lentamente,
aflojé mi agarre sobre el cuchillo de hueso. Finalmente, cuando nada más
que un esqueleto, un traje, y el olor a azufre permaneció entre Jungkook y
yo, lo solté.

Durante unos dichosos segundos, cerré los ojos, todos los músculos de
mi cuerpo aflojándose con un alivio tan profundo, que pensé que
realmente podría haberme desmayado. Entonces la voz familiar de
Jungkook penetró a través de mi agotamiento.

―Quítate, cariño, estoy volando como un maldito cometa*. No quiero ni


pensar en lo que haré.

Una carcajada se me escapó. Si Jungkook volando era nuestro mayor


peligro, esto había resultado ser el mejor día.

*Se refiere a que muy drogado jsjsjs.*

36: Esto no ha terminado


Ruidos entremezclados llamaron mi atención hacia el otro lado de la sala
de calderas. Jackson apareció, cubierto de tierra, sangre, y de mucho
menos ropa, de que lo que le habían dejado, le había arrancado la mitad.
Incluso le hacían falta mechones de su cabello.

Nunca lo había visto peor... y nunca había estado más feliz de verlo.

―Lo hiciste ―exhalé.

Echó un vistazo a los restos del demonio entre nosotros.

―Así como tú, pero esto no ha terminado. Mencheres está aquí, y trajo a
Marie Laveau, a los Guardianes de la Ley, y al consejo de vampiros con él.

Sentí hasta los pies cómo mi sangre fue sustituida por combustible para
cohetes. Todos mis peores temores se hicieron realidad cuando Hoseok
apareció detrás de Jackson, y su expresión mostraba una mezcla de rabia
y desesperación. Ni un músculo en él se movía, y flotaba varios
centímetros por encima del suelo.

Desde que el poder de Jungkook había mermado, Mencheres debía de


haber estado controlando a Hoseok, pero no lo había visto todavía. Mi
mirada era solo para Tenna mientras flotaba detrás de Hoseok, la alarma
plegaba sus delicados rasgos en lugar de su estoicismo habitual.

Corrí hacia ella. O lo intenté. Después de los dos primeros pasos, me


encontraba envuelto en lo que parecía ser un puño gigante invisible. Me
apretaba desde la barbilla hacia abajo, haciendo imposible escapar y
dificultando el hablar.
―Déjame ir ―me las arreglé para decir con los dientes apretados.

Mencheres sí apareció entonces, y tenía un séquito. Veritas era la única


Guardián de la Ley que conocía por su nombre, pero reconocí a los otros
tres hombres. Hace años, habían supervisado el duelo de Jungkook con
Hyungsik, lo que significaba que teníamos historia. Casi había sido
ejecutado por interferir en ese duelo, y había algunos que todavía
pensaban que lo debí haber sido.

Marie estaba a un lado, su larga falda negra, y chaqueta sastre del mismo

color enviaban más destellos de temor a través de mí. Lucía como si fuera
a un

funeral, y aunque los tres vampiros detrás de ella no estaban ataviados

sombríamente, sus expresiones eran más oscuras que la boca de un lobo.

―¿Qué demonios es esto?

El duro tono de Jungkook no pudo ocultar su insulto. Dopado como


estaba, se las arregló para ponerse de pie sin tropezar. Sin embargo, no
fue más lejos. El poder de Mencheres se disparó y lo detuvo.

―Estoy haciendo lo que debe hacerse ―dijo su amigo y gran señor.


Entonces unos ojos de obsidiana encontraron los míos, había abundancia
de compasión en sus profundidades―. Lo siento, Taehyung ―añadió
Mencheres en voz baja.

―¡No!

Salió de mí con toda la agonía de las esperanzas suscitadas, que luego


fueron destruidas. ¡No podíamos haber llegado tan lejos para perder todo
ahora! Trove estaba muerto, Marie había jurado dejarnos en paz, y
habíamos encontrado a Tenna.

Miré a los ojos de mi hija y juré protegerla. Podría no creerme, pero con el
tiempo, se lo demostraría. Iba a tener todo el amor y la aceptación que se
le había negado antes, y para hacer mi promesa una realidad, lo único que
teníamos que hacer era irnos.

Gracias al vampiro mega-maestro y sus asociados no-muertos, no


podríamos, incluso si Jungkook y yo tuviéramos toda nuestra fuerza.
Olvídate de Marie; la sala de calderas crepitaba con el poder viniendo de
los cuatro Guardianes de la Ley y tres concejales. En cualquier momento,
podía empezar a llover chispas.

―¿Cómo pudiste?

Mis palabras eran ahogadas sobre todo por la dificultad de decirlas con
mi barbilla congelada. Marie y los otros vampiros no nos habían
encontrado por suerte. Solo Mencheres sabía a dónde íbamos.

Veritas dio un paso adelante, su túnica blanca crujía por toda la energía
sobrenatural en el aire.

―Mencheres hizo lo que pudo por ustedes. A cambio de entregarnos a la


niña, sus mentiras ahora quedarán impunes.

―¡Nosotros no pedimos tu maldita ayuda! ―gritó Jungkook.

Mencheres dejó escapar un profundo suspiro.

―Ustedes no lo hicieron, pero como co-gobernante de nuestra línea, no


te podía permitir arrastrar a nuestro pueblo a la guerra. Eso es lo que
habría pasado, y el resultado habría sido el mismo. Tarde o temprano la
niña moriría. De esta manera, solo una vida se perdería en lugar de miles y
miles.

Todo mi cuerpo vibraba por las virulentas emociones que me recorrían. Si


me hubiera quedado algo de poder, la cabeza de Mencheres habría sido
arrancada de sus hombros al escuchar esas palabras.

―Por favor, no hagas esto.

Mi voz se quebró por el odio y el miedo corriendo dentro de mí. Quería


matar a todos, no mendigar, pero con mi cuerpo inmovilizado y mis
habilidades agotadas, rogar era lo único que me quedaba.

―Por favor. Nos la llevaremos lejos. Nunca tendrán que volver a verla, y
no habrá ninguna guerra, ¡lo prometo!

Gruñidos urgentes salieron de Hoseok, era su única manera de expresar


su suplicante acuerdo. Mencheres había congelado todo en él, al parecer.

―No hay otra manera ―dijo un miembro del consejo quien podría haber
sido el doble de Gandalf de El Señor de los Anillos. Luego sorbió mientras
se adentraba más en la habitación, acercándose al cuerpo de Trove.

―El hedor de azufre que emana de ese demonio está en todas partes.

―¿Estás a punto de asesinar a una niña y lo que encuentras más


desagradable es el hedor de un demonio? ―El tono de Jackson era
mordaz―. Se llaman a sí mismos protectores de nuestra raza, pero lo
único que veo delante de mí son cobardes.
―Silencio ―ordenó el vampiro de cabello blanco. Luego se volvió hacia el
Guardián de la Ley del cabello negro salvaje y de características
mediterráneas―. Thonos.

El vampiro sacó una hoja curva de plata que era más larga que mi
antebrazo.

Luego se acercó a Tenna, agarrando su cabello. Veritas desvió la mirada,


su boca estaba apretada.

―¡No, por favor! ―grité. Mis dientes desgarraron mi labio inferior,


derramando la sangre, pero aunque deseé con todo mi pánico que
aparecieran los Remnants, nada sucedió. Trove me había drenado
demasiado.

Las lágrimas borboteaban de mis ojos, nublando mi visión de rosa que


rápidamente se convirtió en escarlata.

―Espera ―dijo Marie.

La esperanza surgió cuando Thonos se detuvo con la perversamente larga


hoja en alto. El que se parecía a Gandalf alzó una ceja, pero asintió en
señal de conformidad.

Marie se me acercó, limpiando mis ojos con enérgicos golpes no carentes


de suavidad.

―No puedes llorar, Reaper ―dijo con la voz muy baja para que nadie más
que yo pudiera oírla―. Llevas mi poder. Si lloras, condenarás a tu hija a la
misma suerte que a tu tío. Debes ser fuerte ahora. Esa es la única cosa
que puedes hacer por ella.
Una loca esperanza me recorrió. Es verdad, si yo lloraba, ¡la sangre en mis
lágrimas regresaría a Tenna a ser un fantasma! Por un loco momento,
disfruté el pensamiento. Si era la única manera en que pudiéramos estar
juntos, lo tomaría.

Había visto a otros niños fantasmas, y no parecía que fueran miserables...

―Gatito.

Mi mirada pasó de Marie a Jungkook. Me miraba fijamente, su expresión


transmitía en igual medida severidad y angustia.

―No ―dijo simplemente.

Fue entonces que el dolor estalló, tan sobrecogedor que casi se sentía
purificador. Por supuesto que no podía hacer eso. Estaría sentenciado a
Tenna a un destino más duro que el que estos bastardos despiadados
habían decretado, y peor aún, por la misma razón. El egoísmo.

Querían acabar con la amenaza de la guerra por el camino más fácil en


lugar de enfrentar el tema principal... que después de decenas de miles de
años, los vampiros y demonios aún tenían una desconfianza profunda
entre sí porque eran de diferentes razas. ¿Por qué tratar de resolver su feo
y subyacente prejuicio cuando cada pocos cientos de años, podían
simplemente asesinar a cualquier persona que se los recordara?

Quería a mi hija conmigo, pero a diferencia de ellos, prefería el camino


duro.

El cual me dolería más a mí que a ella. Si tan solo pudiera ser un padre
para ella durante los próximos segundos, me aseguraría de no fallar.
Marie tenía razón. Era lo único que podía hacer por mi hija.

Con un sonido áspero, contuve mis lágrimas. Luego usé toda mi fuerza de
voluntad para mantener a raya las nuevas que querían salir. Cuando mis
ojos estuvieron finalmente secos, asentí tanto como pude.

―Lo tengo.

Marie tocó mi cara. No para enjugar ninguna lágrima perdida, ya no


estaban.

Como una bendición.

―Eres un adversario digno ―dijo en voz baja.

Luego se dio la vuelta y se fue, tomando lugar junto al consejo de


vampiros y Guardianes de la Ley. Con amargura, noté que esperaban en
una sola línea detrás de Thonos. Habían ordenado la muerte de Tenna,
pero debían no desear verla a los ojos mientras moría. La espalda del alto
y musculoso ejecutor bloqueaba la mayor parte de su visión.

Nada bloqueaba la mía. Me quedé mirando a Tenna, cada célula de mi


cuerpo gritaba por el dolor que me negué a expresar por medio de las
lágrimas. La niña se quedó mirando el cuchillo que estaba por encima de
ella como si estuviera hipnotizada, su facciones reflejaban una mezcla de
miedo y determinación.

Entonces, como si hubiera sentido mi mirada, volteó a verme.

En toda mi vida, me habían disparado, apuñalado, estacado, quemado,


mordido, golpeado, estrangulado, había sido golpeado por un auto, y me
habían torturado por medios físicos y metafísicos. Nada se comparaba a
la angustia que sentí cuando nuestras miradas se encontraron y vi la
aceptación en la de ella. Sabía que nada podía salvarla, y a pesar de su
evidente miedo, estaba de acuerdo con eso. Tal vez era porque, en su
corta y cautiva existencia, nunca había sabido que había más por lo que
vivir, y no solo la fealdad y la muerte. Mucho más, como la esperanza, el
amor, la risa, el baile... y ahora nunca lo conocería.

Todo terminaría aquí.

Algo se rompió dentro de mí. Me las arreglé para contener las lágrimas,
pero no pude detener el sonido que se me escapó. La agonía se convirtió
en mi aliento y rompió el silencio que se había apoderado de la habitación.

Entonces tres palabras se deslizaron en mi mente, habladas en un susurro


y que alguien se las había arreglado para que resonaran a través de mis
pensamientos.

Confía en mí.

Mis ojos se abrieron de par en par. Mencheres era la única persona que
conocía que tenía la habilidad de comunicarse telepáticamente, sin
embargo, esa no había sido su voz.

Era la de Jungkook.

Una pequeñita parte de mí estaba asombrada de que tuviera esta


habilidad, pero el resto estaba demasiado destruido por la pena como
para preocuparse.

¿Confiar en él? ¡Era tan inútil como yo para detener esto!


Confía en mí, repitió su voz interiormente, lo suficientemente enfática para
ahogar mis pensamientos.

La ira estalló a través de mi dolor. ¿Confiar en qué, en que íbamos a


superar esto juntos?, o ¿en que el tiempo iba a curar todas las heridas?
Bien, no tenía intención de sanar. Quería sentir este dolor para siempre
porque sería lo único que me quedaría de mi hija...

¡Confía en mí!

La cuchilla de Thonos comenzó a descender hacia esa pequeña y


vulnerable garganta. Tenna todavía me miraba, y por una fracción de
segundo, sus ojos cambiaron del mismo tono gris profundo igual al mío a
algo más.

Rojos.

La mirada de Tenna debía de ser capaz de volverse de un solo color.


Color vampiro verde brillante. El rojo era el signo de otra raza. El único que
se suponía que la niña no tenía en su composición genética mixta.

La esperanza me aplastó con la fuerza suficiente para derribarme si


hubiera estado de pie bajo mi propio poder, pero no lo estaba. Mencheres
todavía me tenían en ese agarre invisible, y en el instante desgarrador
antes de que la mortal cuchilla tocara su carne, vi la sala de calderas a
través de nuevos ojos.

Cuatro Guardianes de la Ley, tres miembros del consejo, y la reina de los


demonios, estaban todos presentes para la ejecución de la niña de
especies mezcladas. Todos desde la línea de Jungkook podría
considerarse testigos poco fiables por razones personales, pero nadie se
atrevería a cuestionar a cualquiera de ellos si realmente se hubiera dado el
caso. Nunca antes habían actuado misericordiosamente cuando se
trataba de proteger el equilibrio de poder entre las razas, y nada había
cambiado a través de los siglos desde entonces.

Al menos sin una ejecución pública, Marie había dicho, continuaran su


cacería. Había creído tanto en eso, que se había preparado a morir por
ello.

Y Jungkook había dicho: Si te prometemos eso, ¿estarás de acuerdo con


el resto de nuestros términos? Me había horrorizado, pero antes de que
pudiera expresar mi indignación, me había inmovilizado al igual que
Mencheres.

Gatito, confía en mí, había dicho entonces.

Confía en mí, me había insistido tres veces en este rato.

Me aferré a eso con toda la esperanza en mí, mientras la cuchilla cortaba


el cuello de Tenna, saliendo empapada de carmesí al otro lado. Su cuerpo
cayó, y la visión de Thonos sosteniendo su cabeza me golpeó como una
bola de demolición directamente al corazón. La colocó junto a su cuerpo,
eliminando el exceso de sangre de su espada, y mi propia sangre pareció
gritar en respuesta.

Las lágrimas eran un flujo interminable en los ojos de Hoseok. Marie


agachó la cabeza. Los otros dos Guardianes de la Ley estaban estoicos a
excepción de Veritas, quien se quedó mirando el cuerpo de Tenna con
una intensidad que me enfureció.

¿Estaba tratando de memorizar la horripilante vista?


Los miembros del consejo no veían su obra. Se removieron casi
incómodamente. Ahora que el hecho estaba consumado, parecían mucho
menos entusiasmados con el asunto.

No podía dejar de mirar la desplomada forma de Tenna, con la cabeza


descansando a varios centímetros del resto de ella. Horror, esperanza y
terror se mezclaron en un nauseabundo brebaje dentro de mí.

¿Me equivoqué y estaba viendo a mi hija? ¿O era este mi mejor amigo


transformado para parecerse a ella? Y si así era, ¿podría regresar de esto?
Se suponía que nada lo mataría a excepción del hueso de un demonio
clavado en sus ojos, pero Dios mío, ¡ya no tenía cabeza!

―Dejen el cuerpo.

La voz de Mencheres me sobresaltó. Pareció sorprender a los miembros


del consejo, también. El que se parecía a Gandalf frunció los labios en
señal de desaprobación.

―No acordamos eso.

―Lo hicieron. ―El acero bordeaba las palabras de Mencheres―. Y


dejarán la espada. Como padre de la niña, tiene derecho a ambos.

Los otros miembros del consejo se miraron unos a otros, claramente


indecisos.

Veritas dio un paso adelante agarrando la mano de Thonos antes de que


este pudiera poner su arma de nuevo en la funda.
―Ordenaron la muerte de la niña por necesidad ―dijo secamente―.
Negar esta solicitud sería crueldad. No le nieguen esto cuando hemos
tomado todo lo demás.

Thonos no la detuvo cuando le quitó la espada y la puso a mis pies.


Mientras se ponía de pie, por un segundo, su penetrante mirada se topó
con la mía.

Lo que vi me hizo jadear. Sin decir una palabra, se las arregló para
transmitir tanto admiración como una clara advertencia. A menos que
supiera más que los otros, ¿por qué haría eso?

¡Ella no podía saber!, rugió mi mente. ¿O sí podía?

Entonces Veritas se dio la vuelta.

―La niña y la espada se quedan, pero tendré algunos huesos del


demonio.

No fue una pregunta. Aspiré una bocanada de puro terror. ¿Y si quería


revisar los ojos de Tenna/Jimin?

Mencheres fue hacia el cuerpo del demonio, rompió uno de los brazos de
Trove como si no fuera más que una ramita seca.

―¿Suficiente? ―preguntó, extendiéndosela.

Veritas lo tomó, analizándolo críticamente.

―Servirá.
Entonces, para mi gran alivio, pasó por delante de la forma encorvada de
Tenna sin darle una sola mirada para unirse a los otros Guardianes de la
Ley.

Ninguno de ellos me miraba. Eso estaba bien. No quería ver otra vez a
ninguno de ellos.

―Hemos terminado ―declaró el líder de cabello blanco―. Tu


colaboración será recordada, Mencheres.

―Así como su traición ―replicó inmediatamente Jungkook, pronunciando


en voz alta las primeras palabras desde que Thonos había agarrado a
Tenna. Luego miró a Mencheres―. Juré por mi sangre que gobernaríamos
juntos nuestras líneas. Por el bien de mi pueblo, no anularé eso, pero mi
esposo y yo nos iremos, y no nos verás por mucho tiempo.

Mencheres dejó caer la cabeza.

―Lo entiendo, y una vez más, lo siento mucho.

―Y con mucha maldita razón lo sientes ―dijo Jackson con disgusto.

Se acercó a Trove, quitó la chaqueta de los restos óseos del demonio.


Luego fue y envolvió el cuerpo de Tenna en ella, cabeza y todo. Debido a
lo pequeña que era, la cubrió en su totalidad.

Marie, los Guardianes de la Ley, y los miembros del consejo se fueron sin
decir nada más. Durante unos momentos, el ruido de sus pasos resonó en
el suelo ruinoso del depósito de libros; y luego se hizo el silencio. El poder
opresivo que habían emanado también se disipó, hasta que no quedó
nada, excepto la energía que irradiaba de Mencheres.
Con un chasquido tangible, el capullo en el que había estado encerrado
desapareció. Así como los de Jungkook y Hoseok. Ambos nos
apresuramos hacia el montón de ropa frente a Jackson, pero Hoseok fue
directo a Mencheres y lo golpeó tan duro, que escuché los huesos de su
mano hacerse añicos.

―Te mataré por esto ―juró con voz estrangulada.

El pulso de energía que sentí fue probablemente Mencheres regresándolo


a una restricción invisible, pero no me moví de los montoncitos frente a
mí. Mi mano se extendió, luego me detuve. Tenía miedo de retirar la tela y
también de no hacerlo. ¿Encontraría todo lo que esperaba, o descubriría
que todo lo que había temido se había hecho realidad?

Mencheres se arrodilló junto a nosotros. Cuando miró los bultos debajo de


la cubierta, la resignación cruzó su rostro moreno y apuesto.

―Yugyeom me matará una vez que escuche de esto.

―Solo después de que haya terminado de freír mi culo ―respondió


Jungkook en un tono igualmente sombrío.

―¿Yugyeom? ―Jackson sonaba furioso y confundido―. ¿Qué tiene él


que ver con todo esto?

―Mucho ―respondió Jungkook, recogiendo cuidadosamente el abrigo y


pegando el bulto a su pecho―. Lo explicaré más tarde. Agarra a Hoseok y
traten de mantener el ritmo. ¿Mencheres?

―Te tengo ―respondió su co-gobernante, lanzándome una de sus raras


sonrisas―. A todos ustedes.
No tuve oportunidad de responder. O de preguntar si el bulto que
Jungkook acunaba era Jimin, ¿dónde estaba Tenna? Mencheres agarró la
espada ensangrentada y el resto del esqueleto de Trove, luego todos
fuimos catapultados al aire. Antes de que llegáramos al techo, un jodido
agujero se abrió, permitiéndonos pasar sin impactarnos. Entonces las
ventanas vacías en la primera planta cambiaron, los marcos de metal se
extendieron hacia afuera como ramas desnudas tratando de alcanzar el
cielo.

Nos apuramos a través de ellas hacia la noche, sin dejar nada detrás en el
edificio en ruinas, excepto sangre y el olor a azufre.

37: La única respuesta

Mencheres nos llevó de vuelta a Chicago, pero no a la gran finca que


compartía con Kira. Una vez que llegamos a las afueras de la zona
metropolitana, descendimos en la parte posterior de una iglesia de dos
pisos.

Era bien pasada la medianoche, por lo que no había luces encendidas en


el interior. Sin embargo, todo el ruido de los edificios de los alrededores
hizo imposible discernir si estaba vacío. Puede ser que fuera tarde, pero
partes de Chicago seguían muy despiertas, y nos encontrábamos justo
fuera del distrito más concurrido de la ciudad.

Jungkook cambió el paquete que sostenía y seguimos a Mencheres a la


puerta lateral. Con la rapidez con la que Mencheres nos había impulsado
aquí, no había sido capaz de confirmar quién estaba en el abrigo porque el
viento había arrebatado mis palabras. Ahora, la pregunta se disparó de mí
como una bala de un arma.

―Eso es Jimin, ¿no es así?

La puerta lateral se abrió y Mencheres entró. Jungkook me miró, dudando.

―Sí.

El alivio volvió mis rodillas gelatina. La alegría me mantuvo en posición


vertical, y la ansiedad hizo a mi estómago tambalearse. Todavía podía ver
dos piezas distintas debajo del abrigo que Jungkook sostenía.

―¿Eso es Jimin? ―dijo Hoseok con incredulidad.

Jackson dejó escapar un silbido.

―Tienes razón; Yugyeom te va a matar, y eso solo si él regresa de esta. Si


no lo hace, va a mantenerte con vida para que pueda torturarte durante
décadas.

Temor por mi mejor amigo hizo que mi voz temblara, no preocupación por
la predicción de Jackson.

―¿Puede volver de esto? Claro, otros demonios dijeron que solo un


hueso de sus hermanos podría matarlos, pero la decapitación mata a un
cien por ciento del resto de la población.

―Considero que estamos a punto de averiguarlo ―murmuró Jungkook.

Luego desapareció en el interior por la misma puerta que lo había hecho


Mencheres. Los seguí, demasiado preocupado acerca de Jimin para
comentar acerca de la ironía de la elección de una iglesia para ver si
alguien marcado con esencia demoníaca podría resucitarse a sí mismo.

La sección trasera tenía una pequeña cocina, tres oficinas y un baño.

Mencheres y Jungkook pasaron por todos ellos, entrando en el santuario


principal por una puerta lateral. La esencia de velas, incienso, y pulidor de
madera perfumaba el aire. Vidrieras bordeaban el perímetro superior del
santuario, transformando la luz ordinaria de la calle en rayos de malva,
azul, ámbar y esmeralda. Los colores iluminaron las bancas vacías, el área
de coro, y la cruz que colgaba al frente y al centro sobre el altar.

Tenna estaba por debajo de ella, flanqueada por Gorgon, Kira, y un


hombre humano que me resultaba vagamente familiar. No les presté a
ninguno de ellos una segunda mirada porque no podía apartar los ojos
lejos de mi hija. Estaba viva.

Entera. Sin heridas. Mientras miraba, se apoderó de mí el deseo de


abrazarla mientras la giraba en delirantes círculos, feliz, y con la urgencia
de dejarme caer a mis rodillas mientras sollozaba mi agradecimiento a
Dios.

Ambas acciones la alarmarían. Ya había hecho grandes progresos por


estar allí de pie en lugar de correr o tratar de apuñalar a nadie, y verme
descomponerme en un ataque de histeria difícilmente sería tranquilizador.

En su lugar, le sonreí mientras me acercaba con pasos lentos y medidos.

―Hola, Tenna. Veo que has conocido a mis amigos.

Esos matices de colores bailaban sobre su cara mientras daba un paso


hacia mí, con la cabeza inclinada hacia un lado.
―Me quedé con ellos como pediste ―dijo con su voz aguda y musical.

¿Al igual que pedí? Antes de que pudiera preguntarle a qué se refería,
Hoseok me pasó empujándome con los hombros, deteniéndose cuando
vio a Tenna. Por su expresión atónita, no había creído lo que le dije acerca
de Jimin hasta ese momento.

―Tenna ―respiró con el mismo susurro reverente que la mayoría de las


personas utilizan cuando están en la iglesia. Entonces cayó de rodillas,
sus anchos hombros empezando a temblar por los sollozos.

Sus ojos se abrieron, y ella miró hacia atrás. Sí, alarmada, como había
imaginado. Le di un codazo a Hoseok, susurrando:

―Recomponte, estas asustándola ―dije mientras mantenía la sonrisa en


mi rostro.

Jungkook proporcionó una amplia distracción cuando puso el abrigo


voluminoso sobre la banca más cercana. Mientras desprendía la tela
empapada de sangre, no fui el único quien jadeó a lo que estaba debajo.

Una réplica exacta de la cabeza de Tenna descansaba contra el pequeño


y delgado cuerpo. Pequeños, pálidos brazos cruzados, casi haciendo que
pareciera que el doble sin cabeza estaba abrazándola contra su pecho.

Tan inquietante como la vista era, estaba más molesto de que no hubiera
ni un atisbo de regeneración en los tejidos expuestos. Jimin no se estaba
recuperando de la horrible lesión.

Jungkook tenía la misma preocupación.


―Nathanial ―dijo firmemente―, ¿por qué no le ha crecido una nueva
cabeza todavía?

Nathanial. Ahora lo recordaba; el pelirrojo desgarbado era relativamente


mucho más viejo que Jimin. Una vez había sido marcado por esencia
demoniaca, también, que es el por qué no había envejecido en los siglos
desde entonces.

―¿Cuánto tiempo ha pasado desde que esto sucedió? ―preguntó


Nathaniel, sonando más inquisitivo que preocupado.

―Casi dos horas ―dice Jungkook.

Lógicamente, sabía que estaba en lo cierto, pero se sentía como solo


minutos desde que habíamos dejado el depósito de libros. Emociones
actuaron como su propio tipo de máquina del tiempo, ralentizando o
avanzando rápido dependiendo de las circunstancias.

―¿Porque eso se ve como yo? ―preguntó Tenna en un tono muy


calmado.

Contuve mi gemido. Había estado tan ansioso por Jimin que no había
pensado en proteger su mirada. Un día en el trabajo y ya era una mal
padre, dejando que mi niña mirara un cuerpo decapitado.

―Um, creo que debemos ir a la otra habitación... ―comencé.

―Es un cambiaformas ―interrumpió Jungkook, respondiendo a la


pregunta en lugar de preocuparse por lo que Tenna vio. Tal vez era
porque todavía estaba borracho de sangre de demonio.

Cuando Tenna siguió mirando, Jungkook explicó.


―Los cambiaformas pueden transformarse en cualquier cosa que ven o
se imaginan. Dado que las personas estaban detrás de ti, esta eligió su
forma. Eso permitió a Gorgon llevarte lejos sin que supieran que te habías
ido.

―¿Por qué me ayuda? ―preguntó.

Le respondí, mi voz resonante de emoción.

―Porque es mi amigo, y sabía que no quería que murieras.

Por un breve momento, la máscara facial de Tenna se agrietó de una


manera que nunca había visto antes. Su boca poco a poco curvándose en
una tentativa sonrisa.

―Su engaño fue brillante ―dijo en su lengua vernácula demasiado formal.

Terrible Momento de padre Número dos: no me atreví a decirle a Tenna


que no había sabido sobre el cambio de Jimin hasta los últimos segundos
antes de que la espada de Thonos se balanceara. No habría admitido que
había sido incapaz de cumplir con mi promesa de mantenerla a salvo solo
unos minutos después de que la hice, ya que Tenna me había sonreído.
Mentí para conseguir otra de esas.

―Gracias ―digo, luchando con otra urgencia de abrazarla.

Su sonrisa se desvaneció, demasiado rápidamente.

―Pero ahora eso está muerto, deberías llevarlo lejos antes de que
comience a oler.

Me estremecí, tanto en el razonamiento frío y el temor de que podría estar


en lo cierto. ¡Querido Dios, por favor, deja a Jimin volver de esto! Lo que
había hecho iba más allá de la amistad, y más allá de la valentía. No podía
soportar que pudiera haber desaparecido para siempre por su
desinteresado acto. Incluso el pensamiento me hizo querer llorar sobre
sus restos hasta que no quedara nada en mí.

―No "eso"―dije con voz ronca―. Él, Tenna. Él.

Teníamos una batalla cuesta arriba para desprogramar todo de la


formación sin conciencia de Madigan. Tenna tenía siete años, y su número
de muertos podría ser docenas, pero de alguna forma dentro de esa
cáscara militante prematuramente envejecida era una niñita. Solo tenía
que pelar las capas para encontrarla.

―Y Jimin no está muerto ―añadí con una rápida oración de que estuviera
en lo correcto―. Regresará de esto.

Tenna expresó su duda con un lento y solemne parpadeo.

―Está regresando, niña ―acordó Nathaniel, su tono confiado era un


bálsamo para mis miedos―. Me ocurrió la misma cosa una vez, y aquí
estoy, todo en una pieza. Estará bien. Ya verás.

Jackson lanzó una mirada sardónica a la cruz sobre nosotros.

―Mejor escuchar la esperanza de alguien, amigo, o una vez Yugyeom


llegue, todos estaremos jo...

―Completamente conscientes ―interrumpí, mirándolo―. Completamente


conscientes de cuán terrible sería su perdida.

Jackson bufó.

―Mi lenguaje es la menor de sus preocupaciones, Reaper.


Cierto, pero...

―Todo el mundo tiene que comenzar en alguna parte, Jackson.

―Silencio. Siento algo.

La voz de Mencheres cortó a través de la iglesia, arrastrando los ojos de


todos hacia él. A su grave expresión, me tensé. ¿Nos había seguido hasta
aquí uno de los miembros del concejo y Guardianes de la Ley?

Entonces un ruido crepitante chasqueó mi mirada de regreso a la banca, y


aspiré un horrorizado aliento. La cabeza decapitada de no Tenna se
hundió, la piel y el tejido evaporándose con la misma rapidez que Trove lo
hizo cuando lo apuñalé una segunda vez en el ojo. Esa corona de cabello
castaño sucio cambió también, curvándose en la nada como siendo
quemado por llamas invisible. En cuestión de segundos, solo un cráneo
desnudo había quedado. Un grito escapó de mí cuando, con un pop,
implosionó dentro de sí mismo, desapareciendo hasta que todo lo que
quedaba era una pequeña pila de polvo.

―No ―susurré. ¡Oh, Jimin, no!

Algo onduló sobre los restos sin cabeza, de color grisáceo y tan rápido
que me recordó a los Remnants durante un frenesí asesino. Luego
cambió, convirtiéndose en un rosa más pálido en lugar de ceniza,
explotando sobre la pequeña forma sin vida como ola tras ola de golpes
de surf. En lugar de contraerse, el cuerpo de la no Tenna se hinchó,
incrementándose hasta ropas que se habían hundido del exceso de
material ahora estirado y apretado. No recuerdo moverme hacia ella, pero
de alguna forma estaba de pie sobre la banca, mirando abajo con
incredulidad como color caoba satinado parecía derramarse desde el
enorme agujero en su cuello. Un globo pálido siguió, expandiéndose
como un balón debajo de un grifo corriendo libremente. Otro borrón de
movimiento y se convirtieron en características distinguibles en medio del
lienzo de su nueva piel. Justo cuando el botón superior se desprendió de
su camisa manchada de sangre de su cuerpo para llenar sus proporciones
normales, pestañas oscuras se abrieron, revelando ojos color avellana
parpadeando hacia mí.

―Taehyung ―dijo Jimin con voz áspera―. ¿Fun... funcionó?

Me hundí a mis rodillas, un feliz sollozo estallando fuera de mí. Fue la


única respuesta de la que fui capaz.

Epílogo: Lograr cualquier cosa juntos

La gran nave se balanceaba arriba y abajo en las olas agitadas del


Atlántico, sujeta en el lugar por el ancla que habíamos dejado caer hace
una hora. REAPER solía estar estampado en rojo a través del casco, pero
ahora decía RESPITE* en letras de color verde espuma de mar.

* Respite: significa respirar.


Me gustaba más el nuevo nombre. Significaba el cambio de dirección en
mi vida. El Red Reaper no estaba más, para todos los intentos y
propósitos. Al menos por un buen, buen rato. La sociedad vampiro y
ghoul creía que Jungkook y yo habíamos desaparecido porque estaba
sobrecogido por el dolor, y él estaba enojado realmente con su co-
gobernante. Solo un puñado de personas sabía que ningún escenario era
correcto.

La mayoría de esas personas se habían reunido en la rocosa costa de


Nueva Escocia cerca de dos kilómetros de donde estaba anclado nuestro
barco. No habíamos tenido la oportunidad de decir un adiós apropiado
antes, especialmente con algunos de ellos estando al otro lado del
mundo, mientras los acontecimientos estaban pasando en Detroit y
Chicago.

Esto resolvió lo que había pasado hace un par de semanas desde


entonces.

Ahora, Spade ya no trataba de golpear a Mencheres y a Jungkook al


verlos.

Todavía los miraba mal, sin embargo, y su brazo parecía estar soldado
permanentemente al costado de Jimin.

Ni siquiera lo dejó ir cuando él me abrazó después de que Jungkook y yo


salimos de nuestro bote.

―Por milésima vez, estoy bien ―lo reprendió Jimin, apretándole la mano.

Entonces me dio una sonrisa torcida―. Aunque nunca quiero hacer eso
de nuevo. No fue realmente doloroso, pero, ¿sabes que todavía podía ver
por unos segundos antes de desmayarme? Si hubiera tenido pegado un
estómago, habría vomitado a ciencia cierta.

Siempre estaría agradecido, y sorprendido, por lo que él había hecho. Que


pudiera bromear al respecto ahora mostraba cuán profundo corría su
valentía.

En cuanto a Tenna, estábamos enseñándole un discurso normal en lugar


de su jerga de estilo milicia, entre las muchas otras formas en que
tratábamos de reacondicionar el entrenamiento de Madigan. Tomaría un
tiempo, y estaba bien con eso. Se rió por primera vez ayer, cuando mi
madre había aplastado a Hoseok, luego a Jungkook, con un mero recién
capturado después de que los dos hombres habían estado riñendo sobre
la mejor manera de prepararlo. Nosotros cinco en el mismo bote había
hecho a mi madre murmurar "Vamos a necesitar un barco más grande"
más de una vez, pero estaba tan feliz como nunca la había visto.

Si nunca había pensado en ser madre, ella realmente nunca pensó en ser
abuela, y parecía hacer su misión compensar los errores de crianza que
había cometido conmigo prodigando amor a Tenna.

―Es mi segunda oportunidad ―había dicho, mirándome con


remordimiento en sus ojos.

Entendí la silenciosa disculpa, y la acepté. A veces, todo el mundo


merecía una segunda oportunidad.

Es por eso que un fantasma ahora se cernía sobre el Respite,


permaneciendo en el barco con Tenna, Hoseok, y Jaein mientras que
Jungkook y yo nos despedíamos.
Namjoon no tenía a nadie a quien necesitara decir adiós. Como un
fantasma, podía pasar rápidamente de un lugar a otro con facilidad, sobre
todo porque la esencia de Marie actuaba como una especie de GPS en
mis venas. Además, no se estaba quedando en el barco mientras
viajábamos. Jungkook no lo había perdonado y tal vez nunca lo haría,
pero ante mi insistencia, a Namjoon le estaba permitido visitar a Tenna por
un par de horas cada pocos días.

Una vez que eligiéramos un lugar más permanente al que llamar casa,
podría colgar su ectoplasma cerca si quería. La familia era la familia, y
¿qué si algunos miembros no se llevaban bien? Bueno, queríamos darle a
Tenna una educación tan normal como fuera posible. No se volvería más
normal que eso.

―Voy a extrañarte ―le dije a Jimin, liberándolo de mi abrazo.

Sonrió, parpadeando para alejar el brillo en sus ojos color avellana.

―También voy a extrañarte, pero vamos a vernos después de que te


instales en alguna parte.

―No demasiado pronto después de eso ―murmuró Spade en voz baja.

Jimin le dio un golpe simulado.

―Escuché eso.

La mirada que le dirigió era tan amorosa, que no me importó que Spade
de alguna forma nos odiara en este momento. Él era maravilloso para mi
mejor amigo, que era lo importante. Además, no podía culparlo por estar
enojado, a pesar de que Jimin actuó por su propia voluntad. Cuando
amas a alguien, la idea de casi perderlos te volvía loco. ¿Quién era yo para
juzgarlo por eso?

―Hasta la vista, amigo ―dijo Jungkook, tendiéndole la mano.

Spade la miró. Entonces la agarró, utilizándola para tirar de Jungkook en


un abrazo rápido y firme.

―Hasta la vista, Jeon ―dijo con voz firme.

Escondí mi sonrisa. Sabía que él perdonaría a Jungkook finalmente. Su


historia era demasiado larga y con múltiples capas para que no lo hiciera.

Entonces Jungkook se volvió hacia el vampiro rubio fresa que estaba de


pie a la izquierda de Spade. Nosotros estábamos en una playa rocosa con
rocío salino salpicándonos, y Jin todavía se había vestido para la oficina.
Incluso llevaba corbata. Su cara se veía un poco peor por el desgaste,
pero eso era de las lágrimas derramándose de sus ojos color champaña.

―Oh, Jeon, te echaré mucho de menos ―dijo cuando lo envolvió en un


abrazo.

Una vez, la visión de Jungkook abrazando a su ex amante me habría


llenado de celos. Ahora, solo me sentía mal por Jin. Lo había amado
desde que los dos eran humanos, y mientras Jungkook tenía un gran
afecto por él, nunca se había sentido de la misma manera. Tenía la
esperanza de que un día, encontrara a alguien para amar quien la amara
de regreso. A pesar de sus defectos, y un incidente muy memorable el día
en que nos conocimos, Jin había demostrado ser muy leal. Es por eso que
Jungkook confió en él con este, su mayor secreto.

―Vas a ser un padre maravilloso. ―Oí su susurro cuando Jin lo dejó ir.
―Ya lo es ―le dije, sonriendo a Jungkook. Luego abracé a Jin, queriendo
decir cuando dije―: Tuvimos un comienzo difícil, pero resultaste ser una
buena persona.

Su resoplido de alguna manera era propio de una dama.

―¿Qué es un intento de matarnos el uno al otro entre amigos, verdad,


querido?

Me reí cuando lo dejé ir.

―Mis pensamientos exactos.

―¿Podemos pasar esto de largo? ―declaró una voz aburrida―. Tengo


lugares en lo que estar y gente a la que follar.

―Jackson, no voy a abrazarte ―dije mientras me acercaba a él―. Te


conozco bien.

Con eso, le di una bofetada lo suficientemente dura para voltear su


cabeza hacia un lado. Cuando se había enderezado, me lanzó una sonrisa
maliciosa.

―Finalmente, me das lo que quiero. Sabía que me amabas, Reaper.

―Oh, desde el principio ―le aseguré, rodando mis ojos.

Jungkook agarró a Jackson, abrazándolo mientras los dos intercambiaban


palmadas en la espalda.

―Te veo pronto, primo ―declaró Jungkook cuando terminaron.

―En realidad lo harás ―respondió Jackson, guiñándome un ojo.


Conseguí abrazos de oso de Daniel, Jihoon, y Sehun el siguiente. Cambiar
había erradicado la mayor parte del daño que Madigan había hecho, pero
Sehun siempre se vería en el lado áspero de la delgadez en lugar de su
voluminoso cuerpo normal.

―Los voy a extrañar mucho chicos ―les dije―. Manténgase a salvo,


¿quieren?

Sehun dejó escapar un gruñido divertido.

―Jungkook está dejando a Mencheres cuidando nuestras espaldas


mientras estás fuera, así que, ¿cómo no podríamos? ―Entonces su
expresión se volvió seria―. He estado encerrado aprendiendo a controlar
mi hambre, así que dime una cosa, Taehyung: ¿Él está muerto?

―Sí ―dije firmemente―. Madigan está muerto.

No había estado allí para verlo. Ni tampoco lo había estado Jungkook.


Mencheres había ejecutado a nuestro antiguo némesis, quitando su
cabeza con una explosión de ese poder increíble. Madigan nunca supo
qué lo golpeó, había dicho Namjoon. En un momento, había estado
balbuceando acerca de los colores de crayones que le gustaban; al
siguiente, ya no estaba más.

El Madigan que había destruido tantas vidas no se merecía un final tan


fácil, pero todo lo que habíamos tenido para dejar era su caparazón.
Hacer que ese caparazón pagara por los crímenes del otro no me parecía
justo. Concederle la misericordia de una muerte rápida y sin dolor lo hizo.
Incluso el caparazón sabía demasiado para que Tenna estuviera segura.

Una forma oscura apareció en el cielo oscuro por encima de nosotros,


ahuyentando esa línea de pensamiento. Entonces esa forma se dejó caer
con velocidad cercana a la del sonido, aterrizando de espaldas a nosotros
a una docena de metros de distancia.

Solo tenía que ver el largo cabello negro azotado en el viento para saber
que era Mencheres. Le concedo al antiguo faraón el saber cómo hacer
una entrada. Cuando se dio la vuelta, esperaba que la mujer estrechada
contra su pecho fuera Kira. Cuando vi el corto y espeso cabello negro, y
un tono de piel decididamente más oscuro, me quedé atónito.

―¿Por qué está ella aquí? ―dije jadeando.

Marie se desprendió de Mencheres con majestuosa gracia, pero parecía


tan sorprendida de verme como había estado de verla.

―Dijiste que tenías negocios críticos conmigo, Mencheres ―dijo ella, con
la voz más fría que la temperatura de la brisa de la tarde―. ¿En su lugar,
me has traído aquí por venganza?

―No ―dijo Jungkook, agarrando mi mano y tirando de mí hacia


adelante―. Estás aquí para serte recordada tu palabra, majestic.

¿Él iba a decirle que Tenna estaba todavía viva? Dios mío, ¿por qué?

¡Estábamos casi listos con nuestras despedidas y en nuestro camino a


una salida limpia!

Entonces me detuve. Jungkook nunca pondría en peligro a Tenna, así que


¿que me estaba perdiendo? Una sombra apareció en mi visión periférica,
y después de un vistazo, la empujé a un lado.

Solo un fantasma. Había estado atrayéndolos como la peste atraía a las


moscas, lo cual era el por qué estábamos pasando unos pocos meses en
un barco antes de establecernos bien en Nueva Zelanda o en Australia.
Los fantasmas no frecuentaban el agua abierta, y para el momento en que
tomáramos nuestra decisión de a dónde ir, y llevar a Tenna hasta el punto
en donde pudiera interactuar con la gente sin lanzar grande banderas
rojas, el poder de Marie estaría fuera de mi sistema.

Hasta entonces, tendría que enviar a este lejos con instrucciones de no


repetir nada de lo que hubiera visto u oído.

Lo mismo que había hecho con todos los demás últimamente, y...

―¡Por supuesto! ―dije en voz alta.

Las cejas de Marie subieron como diciendo, ¿estás compartiendo con el


resto de la clase o no?

―Jungkook está en lo cierto, no estás aquí porque queremos venganza


―dije secamente―. No la necesitamos. Tenna está viva.

La boca de Marie en realidad cayó, entonces me miró de un modo


extraño, como si se preguntara si mi mente se había roto por el dolor.

―No veo cómo eso es posible ―dijo en un tono neutral.

―Un demonio cambiaformas quien nos hizo un favor ―le informé―. Solo
puedes matar a los demonios de una manera, y la decapitación no lo es.

La sospecha y la incredulidad compitieron en sus rasgos antes de que se


volvieran perfectamente lisos.

―Si la persona ejecutada no era la niña, ¿por qué me lo dirías?


―Eres la única persona que puede encontrarnos sin buscar ―declaró
Jungkook―. Con esos esbirros vaporosos tuyos, nadie puede ocultarse
de ti.

―Así que si algunos fantasmas cuentan cuentos de una extraña familia de


vampiros que encontraron, puedes ordenarles que se callen ―añadí―. Mi
poder para mandar a los fantasmas se desvanecerá, pero el tuyo nunca lo
hará. Es por eso que estamos contándote acerca de Tenna. Vas a
ayudarnos a mantenerla en secreto.

La boca de Jungkook se curvó.

―Y tú querrás hacer eso, porque si la noticia de su supervivencia se


extiende, podrás ser considerada una cómplice en engañar al consejo
vampiro.

―¿Cómo? ―preguntó Marie sin rodeos.

―Con esto ―dijo Jackson en un tono alegre.

Todos nos volvimos. Levantó una cámara, sonriendo.

―Tengo algunas fotos encantadoras de ti hablando con Jeon, Taehyung y


Mencheres, pero es el barco en el fondo el que realmente lo hace
incriminatorio.

―Además ―la sonrisa de Mencheres era lo suficientemente amplia como


para mostrar sus colmillos―, lo harás porque si no lo haces, puedo
arrancar tu cabeza desde dos ciudades de distancia.

Marie dejó escapar una risa aguda ante eso.


―Puedo enviar a Remnants detrás de ti desde la misma distancia, así que
vamos a prescindir de las amenazas.

―Sí, vamos ―les dije a la vez―. En lugar de ello, ¿por qué no intentamos
algo que ninguno de nuestras especies ha sido capaz de hacer antes?
Vamos a confiar el uno en el otro.

Le tendí la mano, mirando a los ojos avellana de Marie.

―De vuelta en Nueva Orleans, juraste por tu sangre que si había una
ejecución pública, dejarías a Tenna y al resto de nosotros solos.
Conseguiste tu ejecución. Ahora danos nuestra paz, y vamos a prometer
hacer lo mismo contigo y tu gente.

Marie miró a mi mano, luego al barco más allá.

―¿Estás preparado para esconderla hasta que muera de muerte natural?


Con su línea de sangre, eso podría ser un tiempo muy largo.

―Entonces eso es el tiempo que vamos a estar lejos ―le contesté de


manera uniforme―. Mencheres se ha comprometido a manejar las
cuestiones con su gente, y yo nunca fui una mariposa social de todos
modos.

Su mirada se desvió después hacia Jungkook.

―¿Renunciarías a tanto por el hijo de otro hombre?

―Tenna es mi hija ―respondió Jungkook al instante―. Puede no ser mi


hija biológica, pero eso simplemente significa que va a tener dos padres.

Marie miró al barco de nuevo. Yo también. Hoseok estaba en la cubierta,


Tenna de pie junto a él. Ella tenía a Helsing en sus brazos, como de
costumbre. Para mi gran alegría, a Tenna le encantaba tener una mascota,
y mi gatito tomó el afecto adicional como su deuda. Era casi de noche,
pero todavía podía ver los nuevos reflejos rojizos en su cabello castaño. A
ella le encantaba el sol, aunque tuvimos que untarla con SPF50. Tal vez
pasaba tanto tiempo en este ahora porque lo había visto pocas veces
antes.

Entonces Marie miró hacia mí. Con un atisbo de una sonrisa sardónica,
agarró mi mano.

―Vamos a confiar el una en el otro, entonces. Después de miles de años,


es más allá del momento para que nuestras dos especies traten de
llevarse en lugar de las amenazas y muerte.

― Más vale tarde que nunca ―le dije, apretándole la mano.

Cuando nos soltamos, tomé la de Jungkook, saboreando la sensación de


su carne y el poder que se acurrucó a mi alrededor con su propia caricia.

Podríamos lograr cualquier cosa juntos. No había creído eso antes, pero lo
hacía ahora.

―Mencheres ―dijo Marie, volviéndose hacia el otro vampiro―. Ya que


estamos todos de acuerdo, necesitas regresarme a mi ciudad. Tengo que
asegurarme de que nadie más de mi gente me desobedezca como
hicieron los de Detroit.

―El trabajo de una reina nunca termina ―le dije a la ligera.

Ahora su risa era conocedora.

―Tampoco el de un padre, Reaper, como pronto descubrirás.


Miré al barco otra vez, agitando la mano esta vez. Hoseok devolvió el
saludo.

Tenna lo miró, y a mí, y levantó la mano, dándole un meneo tentativo.

No podría estar más orgulloso si ella hubiera compuesto un soneto y lo


hubiera clavado a una claraboya, lanzando un cuchillo desde cincuenta
pasos.

Cuando volví a mirar a Marie, yo estaba sonriendo.

―No puedo esperar para averiguarlo, lo cual es por qué estoy empezando
ahora. ¿Jungkook?

Él soltó un bufido.

―He estado listo, cariño. Es a ti al que le toma más tiempo, como


siempre.

No pude detener mi sonrisa.

―Así que ya no esperemos más. Todo el mundo... los veremos de nuevo,


a algunos pronto, a algunos más tarde, pero como dicen los vampiros,
hasta luego.

Entonces, en vez de subir de nuevo al bote y remar, lo agarré y volé.

Fin
OUTTAKES FROM THE GRAVE

Recopilación de escenas eliminadas y modificaciones a los libros


originales realizados por la autora original~

No adaptaré todo el libro ya que son más de 300 páginas, pero seleccioné
las mejores y más importantes escenas para ustedes

Extra: Comienzo original de Halfway to


the grave
Nota de la autora: Los comienzos son mi cruz. Tiendo a sobrecargarlos y,
por ello, a cortar gran parte de mi primer borrador en la versión publicada.
Halfway to the grave no fue diferente. No solo lo sobrecargué, sino que
crucé mercados porque el comienzo original muestra a Taehyung como un
adolescente ingenuo, lo cual habría confundido a los editores y agentes a
pensar que esta era una novela para jóvenes adultos en lugar de un
romance paranormal para adultos. Además de eso, el antiguo comienzo es
muy violento, puesto que muestra a Taehyung encontrándose con su
primer vampiro, así que no había mucho que pudiera atraer a un editor o a
un agente, incluso si se daban cuenta de que era un romance para adultos.
Esta es la razón por la que, después de varios rechazos, corté esta parte
del manuscrito tras darme cuenta que el tema de su inocencia perdida y
encuentro con sus tendencias homicidas no iban mucho con el resto de la
novela. El principio original termina en la primera oración de la versión
publicada de Halfway to the grave.
Otra diferencia que los lectores verán es la edad de Taehyung. En esta
versión sólo tiene diecinueve años cuando conoce a Jungkook. Esto es
debido a una combinación de intrusión del autor y falta de conocimiento
sobre la industria editorial. Me mudé y me casé con diecinueve años, así
que no pensaba que era una edad muy temprana para que mi personaje se
viera envuelto en una relación pasional. También sabía que Taehyung
envejecería bastantes años entre el primer y el segundo libro, así que no
me preocupaba que fuera a tener esa edad durante toda la historia. Sin
embargo, el agente con el que firmé finalmente me dijo que tenía que
hacer a Taehyung más mayor porque era demasiado joven para ser un
héroe en el mercado adulto tradicional. Me comprometí a ello aumentando
su edad a veinte y después tuve que volver a aumentar su edad a veintidós
cuando Harper Collins adquirió la novela. No cambié mucho más en
Taehyung para que armonizara con su nueva edad en la historia, así que
después algunos lectores señalaron correctamente en sus críticas que
Taehyung parecía ser menor de veintidós. En el comienzo original, sin
embargo, es un inocente chico de dieciséis años que está a punto de
toparse frente a frente con su primer vampiro.

• ────── ✾ ────── •

Cuando dejé mi casa ese día, no tenía ninguna intención de matar a nadie.

Había estado buscando a mi novio, Danny. Lo conocí hace unas semanas


cuando su coche se descompuso cerca de la huerta de mis abuelos.
Conducir de noche era una de las formas en las que me escapaba de las
burlas de otros chicos sobre mi ilegitimidad. Así es como era este
pequeño pueblo. A la gente aún le importaban esas cosas.

Por supuesto, si comparas ser ilegítimo con que mi padre sea un vampiro,
apenas importaba.
No es que mis vecinos lo supieran. Tampoco lo hacían mis abuelos, con
los que vivíamos mi madre y yo. La gente no creía en vampiros. Solo mi
madre sabía lo que era. El hombre que la violó hace casi diecisiete años
había re-definido el término "besuqueo". Al menos eso explicaba su
naturaleza distante y recelosa hacia todo el mundo, especialmente hacia
mí. Mi madre odiaba a los vampiros con una pasión patológica, y yo era
medio vampiro, lo quisiera o no.

Danny no me había llamado en toda la semana. Lo llamé el lunes y le dejé


un mensaje. El martes volví a llamar. El miércoles le dejé un mensaje con
mayor preocupación. ¿Me habría llamado sin que mis abuelos me lo
hubieran dicho?

Pensaban que era demasiado joven para salir con alguien, así que no me
habría sorprendido. Para el jueves me imaginé todo tipo de cosas
horribles que podrían haberle pasado a Danny. Había sido víctima de
robo, o un accidente de coche, comida envenenada, en la cárcel por
conducir mientras estaba borracho. Mi mente era un suministro sin fin de
malas posibilidades. Cuando llegó el viernes, estaba casi enfermo de
preocupación. Sabía que había otras cosas más terribles que podían
haberle pasado a Danny. Cosas que ningún departamento policial común
sabría.

Sin decir a mi madre dónde iba, me fui al apartamento de Danny. Vivía a


una hora en Columbus. Cuando paré en su edificio, salí volando de mi
camión y aporreé su puerta. No hubo respuesta, y su coche no estaba allí.
Bueno, no había habido suerte aquí, pero alguien tenía que saber si
estaba bien. Después de algunos intentos fallidos, encontré la fraternidad
de su amigo George donde Danny me había llevado el pasado fin de
semana. Estacioné enfrente y caminé entre los chicos universitarios.
Un chico me paró en mi camino hacia la habitación de George.

―¿Quién eres?

Le sonreí.

―Soy Taehyung. Estoy buscando a George, estuve aquí la semana


pasada. Él, umm, me ayudó con mi carnet.

George era falsificador además de ser un estudiante universitario. El


pasado sábado me había hecho un carnet en el que ponía que tenía
veintiuno. Danny ya tenía uno. Por eso me lo hice, así podía ir a lugares a
los que iba Danny.

―Espera aquí. Voy a ver si George todavía anda por aquí.

Después de unos minutos apareció George, mostrándose confuso y un


poco irritable.

―Taehyungie, ¿qué haces aquí? No habrás perdido tu identificación ya,


¿no?

―George. ―Mi voz se quebró un poco por la tensión―. ¿Has visto a


Danny? No he podido contactar con él en toda la semana. ¿Está bien?

Su cara transmitió algo que no podía nombrar.

―Sí, Danny está bien. De hecho está en el Galaxy, el club donde fueron la
semana pasada. ¿Recuerdas dónde está?

―Um, no llegamos a ir el fin de semana pasado. ―Sabía que mi cara


estaba roja, pero no dejé que eso me detuviera―. ¿Puedes decirme como
llegar?
Se mostraba reacio, pero persistí. Cuando tuve las indicaciones, le di las
gracias y me fui, tan emocionado de saber que Danny estaba bien que
olvidé preguntarme por qué no me había llamado.

• ────── ✾ ────── •

El Galaxy resultó ser enorme. Sus puertas estaban abiertas, el sonido de


la música se derramaba por el estacionamiento. Caminé hacia la entrada
vacilante pero con determinación, no iba a dejar que algo como los
nervios me detuviera. En la puerta el portero observó detenidamente mi
carnet de conducir falso, poniéndolo bajo la luz y comparándolo con mi
cara. Intenté parecer indiferente y sonreí como si no tuviera ninguna
preocupación en el mundo. Lo único que me hacía falta era ir a prisión por
posesión de un carnet falso, pero finalmente me condujo dentro. La
música era atronadora, parecía como si cientos de cuerpos girando
estuvieran rodeándome.

Mi sencilla camiseta blanca tomó tonos de neón ante el brillo fluorescente


de las luces. Pasar a través de los bailarines era como caminar por aguas
profundas.

Cuando encontré el camino hacia la barra más cercana, escudriñé a la


gente de al rededor. Aún no veía a Danny.

―¿Te compro una bebida? ―preguntó una voz detrás de mí.

Me giré sonriendo, pero no era Danny. Un desconocido con camisa roja


me sonrió.

―No gracias ―dije y volví a girarme hacia la multitud.


Desde mi posición, advertí que había varias barras en el club.
Sobrepasando nuevamente las barricadas vivientes, llegué al otro lado en
lo que me había parecido como una hora. Mi cabeza había empezado a
latir junto a la música, y mis ojos estaban doloridos de los destellos de luz
de la habitación. La segunda y tercera barra no fueron de mayor ayuda. La
desesperación empezó a llevarme a pensar que George estaba
equivocado y Danny no estaba allí después de todo. Me apoyé contra la
pared, mirando al segundo piso del club. La gente estaba congregada en
torno a una barandilla que daba el piso principal. Mientras miraba, vi una
cabeza de color rubio rojizo.

―¡Danny! ―grité sin sentido, puesto que no habría escuchado ni un


megáfono con este ruido. Con alivio, me dirigí hacía las escaleras y las
subí corriendo hacia Danny. La sonrisa abierta de bienvenida que llevaba
desapareció de mi cara cuando lo vi más claramente. Un chico rubio
estaba delante de él, con sus manos en su pecho. Estaba sonriendo
mientras él se inclinaba para besarlo. Observé conmocionado que Danny
subía sus brazos rodeando al chico.

Después de un largo minuto, rompió el beso y, finalmente, se dio cuenta


de mi presencia.

―Mierda ―murmuró.

Lo escuché. No debería haberlo hecho con todo el ruido de fondo, pero mi


oído no era normal. Tampoco lo era mi vista, y absorbí todas las
emociones de su cara mientras miraba de él hacia mí.

―¡Taehyung! Esto... ¿qué haces aquí? ―Danny dio un paso atrás del
rubio, que me lanzó una mirada despectiva mientras se fijaba en mis
vaqueros, deportivas y camiseta.
―¿Este es el chico del que me hablabas, Danny? ¿Con el que acababas
de romper?

―¿Qué? ―Era un jadeo de coraje, no una pregunta. Mis manos formaron


puños, y respiré hondo varias veces para calmarme. Controla tu ira. No
puedes dejar que nadie sepa lo que eres.

―¿Puedes darme unos segundos? ―le preguntó Danny al rubio.

Me lanzó otra mirada arrogante y después sonrió.

―Claro, estaré en la barra.

Danny esperó hasta que se había ido antes de volver a hablar.

―Taehyung, iba a llamarte porque he estado pensando. Solo tienes


dieciséis años; yo tengo casi veinte. Eres demasiado joven... las cosas no
funcionarían entre nosotros.

Después de todo lo que me había dicho el fin de semana anterior no podía


creer lo que escuchaba.

―Me dijiste que te importaba, que nunca te habías sentido de esta


manera, que yo significaba mucho para ti... ―Enumeré todo siseando―.
¡Eso fue hace cinco días, Danny! ¿Y ahora has cambiado de opinión? ―Mi
ira cubrió el dolor que crecía dentro de mí. Quería desesperadamente que
retirara lo que acababa de decir.

Danny bajó la cabeza, parpadeando a un lado y a otro para ver si alguien


más ponía atención a la escena. El hoyuelo de su barbilla se arrugó
cuando apretó los labios, parecía estar intentando elegir sus palabras.
―Esto es así, Taehyung ―empezó en un tono que nunca había usado
conmigo antes―. Pensé que podríamos divertirnos un poco, y tú también
parecías querer eso. Justo hasta que llegó el momento de pasarlo bien de
verdad, y entonces te volviste tímido y vacilante. Así que te dije lo que
necesitabas escuchar. Supéralo, no es para tanto. Ni siquiera fue tan
bueno. Ahora vete a casa. ¿No ha pasado tu toque de queda?

Danny se giró sin decir más palabra. Se fue hacia la barra, alzó un brazo
alrededor del rubio que sonreía satisfecho, y se fue. Los vi irse, paralizado,
mientras las emociones me golpeaban. Había sido utilizado, así de
sencillo. Usado como la estúpida paleta de granja que aparentemente era.
Durante toda la semana había estado preocupado por Danny.

Preocupado y feliz e ignorante y desechable.

Las lágrimas empezaron a bajar por mis mejillas. Cuando había empezado
a salir con Danny, había pensado que quizá había una posibilidad de vivir
una vida normal a pesar de lo que era. La imposibilidad de ello era mucho
más dura después de que me había permitido tener esperanza. Mi dolor
pronto fue sustituido por desesperación. Debía ser mi linaje. Quizá estaba
siendo castigado por el mal que había dentro de mí, no importaba que no
fuese mi culpa que estuviese ahí.

―No lo valía.

No sabía a quién pertenecía la voz detrás de mí, pero sin girarme asentí.

―Supongo que no. ―Mi voz era áspera. Prácticamente no la reconocía.

―Toma una bebida conmigo.

―Está bien.
Todavía no me giré, sino que mantuve mi mirada en Danny y su rubio
hasta que desaparecieron entre la multitud. Una mano fría tocó mi brazo,
haciéndome retroceder ante la punzada de electricidad estática. Dejé que
el chico me dirigiera hacia la barra más cercana y me senté en el taburete
como aturdido. Mi escolta desconocido pidió dos gin-tonic. Cuando un
vaso frío presionó mi mano, finalmente miré a mi nuevo acompañante.

Mi primer pensamiento fue me es familiar, lo conozco, antes de darme


cuenta de que su cara me era totalmente ajena. Cabello negro caía sobre
sus hombros y su piel tenía casi el mismo tono pálido que la mía Pero esa
piel, lisa, opalescente... como crema vertida sobre diamantes. Ojos
avellana miraban fijamente los míos de una forma que parecía clavarme a
la silla. El aire a su alrededor retenía un leve crujido, como si de alguna
forma consiguiera utilizar un campo eléctrico como abrigo.

Sí, se podría decir que supe de inmediato que el hombre que se sentaba a
mi lado era un vampiro.

―Estás mirándome fijamente. ―Lo dijo en tono de reprimenda, pero no


parecía molestarle.

―Sí, te estoy mirando fijamente. ―Asentí, el golpe me había hecho


insensible. Justo a mi lado, tomando una bebida, había un vampiro
viviente, o algo así. No podía dejar de mirarlo de arriba a abajo. Después
de meses oyendo hablar de vampiros, aquí había uno de carne y hueso.
Mi madre había dicho que parecían igual que la gente normal, pero estaba
equivocada. Con la perfección de su piel y la energía zumbante que salía
de él, no podía entender cómo alguien podía pensar que era humano.

De repente me invadió el miedo. ¿Sabría lo que yo era? ¿Por eso me


había parado? Mi estómago se sacudió de miedo. Agarré el gin-tonic
tomándomelo de un trago.
El vampiro me miró sorprendido antes de pedir otro.

―Estás sediento, ¿no? ―remarcó.

―¿Tú no? ―deje escapar, después casi me ahogo. Muy listo, Taehyung.

―Por supuesto. ―Se llevó su vaso a la boca y tomó un sorbo, después


sonrió―. Eso está mejor.

Evité burlarme, las palabras de mi madre sonaron en mi cabeza. Son


demonios,

Taehyung. Monstruos. Todo lo que quieren hacer es engañar a la gente


para estar a solas y matarlos. Ya lo veremos.

―¿Cómo te llamas? ―Mi tono era firme, pero los nervios me hicieron
engullir mi segunda bebida tan rápido como la primera. Se me había
terminado antes de que me contestara.

―Anthony.

―¿Anthony qué? ―Lo miré fijamente a los ojos, desafiándolo. Una


extraña paz se apoderó de mí. Era una serenidad salvaje, pero con
sentido. Danny me había dejado, no tenía amigos, y mi vida era una fuente
constante de vergüenza para mi madre. ¿Qué tenía que perder? Este
vampiro iba por sangre, tal vez podría devolverle la pelota.

―Anthony Dansen. ¿Y tú cómo te llamas, precioso?

Sabía que era probable que me hubiese dado un nombre falso, y después
de Danny, no quería que ningún otro hombre me llamase Taehyung.
―Me llamo... Tae. ―Y tú eres mi ratón, o yo soy el tuyo. Que gane el
mejor.

Sonrió, de manera confiada y depredadora.

―¿Taehyung qué?

Miré a su cabello. Era tan oscuro que podría haber pertenecido al ala de
un pájaro.

―Raven.

―¿No es inusual? Una mitad en el lado opuesto que la otra.*

Con una fría sonrisa como respuesta, terminé mi bebida, señalando al


camarero que quería otra.

―No tienes ni idea.

*//Hace alusión al nombre original de la novela Cat Raven (Gato / pájaro)//*

• ────── ✾ ────── •

Después de otras nueve bebidas, dejé que Anthony me convenciera que


no podía conducir así. Estaba algo sorprendido de no estar borracho por
todo ese alcohol, pero por lo pronto iba bien. Anthony fue muy
considerado, ayudándome mientras fingía tambalearme hacia la salida.
Incluso había sido un gran oyente mientras le contaba cómo Danny me
había dejado. ¿Por qué no? Uno de nosotros iba a estar muerto para la
salida del sol, así que no tenía que preocuparme sobre que repitiese mi
humillante confesión. Anthony también rezumaba simpatía. Era una buena
actuación. Si no supiera lo que era, el tonto de mí se lo habría creído.
Nos detuvimos en mi camioneta para que pudiese coger mi mochila,
puesto que había insistido en que no podía irme sin ella. Lo que no sabía
es que tenía una sorpresa en él, algo que me había dado mi madre. Pronto
averiguaría si era tan efectiva como ella esperaba. Le di a Anthony
indicaciones hacia el lado opuesto al que vivía. Si moría, no quería que
buscase a mi familia. Mi carnet de conducir era falso, así que la dirección
lo era también. En poco tiempo, estaba tan listo como lo estaría nunca.

Cuando subí en su coche, un precioso Passat azul oscuro, puse mi


mochila entre mi cuerpo y la puerta interior. Entonces fingí cabecear
mientras nos poníamos en marcha, pero en realidad, estaba accediendo a
mi bolso para rodear con mis dedos una larga cruz de plata.

No estaba rezando; la cruz tenía una daga de plata escondida dentro.

Algunos chicos consiguieron coches nuevos en su dieciséis cumpleaños.


Mi madre me había dado una gran cruz que tenía una navaja secreta.
Pronto averiguaría si la plata mataba vampiros o si las cruces los repelían.
Me habría gustado tener también un trozo de madera afilado, por si acaso,
pero no había pensado en encontrarme con un vampiro.

Anthony condujo en silencio durante veinte minutos antes de desviarse de


la carretera hacia una calle secundaria. Lo sabía porque, aunque mis ojos
estuvieran cerrados, podía sentir que el suelo cambiaba de hormigón a
suciedad y grava. Aun así, continué fingiendo que dormía. Después de
quince minutos Anthony se detuvo. Mi mano apretó la cruz hasta que
dolía. Como mi corazón latía de manera que hasta yo podía oírlo, dejé de
fingir dormir y abrí los ojos.

Había filas de árboles delante de mí. Entre ellos, podía ver la plateada
línea de agua. Si quisieras chuparle la sangre a alguien y dejar su cuerpo
en un lugar retirado, este sitio era perfecto para ello.
―¿Dónde estamos? ―No tenía que fingir el temblor de mi voz. Estaba
completamente solo con un monstruo que seguramente iba a matarme.

―Quería salirme del camino y pasar algo de tiempo contigo. ¿No te gusta
como suena eso? ―Anthony hizo que su voz sonara vulnerable y sexy.
Toda una actuación, pero probablemente la práctica hacía la perfección.

―Quiero irme a casa. Estoy cansado, algo borracho y creo que


deberíamos irnos.

Ahí estaba. Lo había dicho firmemente. Si estaba loco y solo era un chico
normal buscando un buen rato, encendería el coche y nos iríamos. Sin
daño no hay castigo.

Para mi total falta de sorpresa, en su lugar sonrió y tocó mi mejilla.

―Eres precioso, Taehyung. ―Se movió más cerca, apoyándose hasta


que su boca estaba a centímetros de la mía―. Bésame.

Su voz descendió a una octava más baja y profunda. Suave como el aire
de fuera. No espero a mi respuesta, sino que me besó, con su boca
inclinándose sobre la mía. Los labios de Anthony estaban más fríos que
los míos, pero habría asegurado que se sentiría frío y asqueroso, y estaba
sorprendido de que no fuera así. También se me pasó por la mente que
era mejor besando que Danny. No obstante eso era totalmente absurdo
porque estábamos aquí para matarnos el uno al otro.

―No, Anthony. ―Presioné sobre su pecho. No lo moví un milímetro Mi


mano derecha estrechó la cruz oculta―. Quiero irme a casa.
Dejó de besarme y levantó la cabeza. Grité sin poder evitarlo. Sus ojos,
que habían sido color avellana en la barra, ahora brillaban con un claro
verde brillante.

Una sonrisa cruel coronaban su cara, y sí, sobresaliendo por sus labios
había dientes puntiagudos con aspecto asesino.

―Lo siento, Taehyung, pero no vas a ir a ninguna parte esta noche.

Su voz había perdido ese tono seductor. Mi corazón martilleó, pareciendo


estar atascado en algún lugar de mi garganta. Por un momento pareció
ensancharse, vi que Anthony se agachaba hacia mi cuello.

―Tus ojos brillan ―susurré―. ¿Adivina qué? Los míos también pueden.

―¿Qué?

Anthony me miró justo cuando yo ataqué. Mi mano voló, y con toda mi


fuerza, hundí la daga en forma de cruz en su espalda, apuntando donde
supuse que estaría el corazón.

Aulló tan alto que sacudió las ventanas. Entonces se erigió hacia atrás,
intentando alcanzar el arma que había en su cuerpo. Resistí sabiendo que
si paraba se acabaría todo. Con una ferocidad que no sabía que residía en
mí, giré la cuchilla, torciéndola fuertemente de lado a lado. Anthony me dio
un revés tan fuerte que la ventana se agrietó cuando le di con la cabeza.
En el segundo que lo dejé, agarró el cuchillo.

Le di una patada, mi cuerpo se apoyó contra la puerta. Como sus dos


manos estaban arañando su espalda, la cara de Anthony no estaba
protegida. Mi pie aterrizó con un golpe sordo, chasqueando su cabeza
hacia atrás. Cuando arqueó su puño hacia mí de nuevo, me eché hacia
delante, agachándome para evitar su golpe y tanteando por el cuchillo.
Sus colmillos se hundieron en mi hombro. Grité mientras Anthony
intentaba masticar hacia mi cuello. Sus puños me golpearon en la espalda
hasta que todas mis costillas parecían rotas. El dolor era enorme, sabía
que en cualquier momento me desmayaría y no volvería a despertar. Pero
incluso si iba a morir, quizá, solo quizá, podría llevármelo conmigo.

Enfoqué todas las fuerzas que me quedaban en la daga, fallando dos


veces hasta que finalmente la alcancé de nuevo. Estaba manchada de
sangre, y enrosqué mis dedos alrededor de la manga de la cruz para
asegurar mi agarre. Entonces corté como un loco de izquierda a derecha,
mi visión se volvió borrosa mientras Anthony continuó rasgando mi
hombro y aplastándome con sus puños. Con mi último aliento, di a la
daga una estocada final.

De repente la boca de Anthony se aflojó, sus brazos bajaron y cayó sobre


mí inconsciente. Incluso a través de la neblina de dolor aplastante, sonreí.

Mi último pensamiento antes de que llegara la oscuridad fue: Esto va por


ti, mamá.

• ────── ✾ ────── •

Los sentimientos volvieron poco a poco. Me dolía la espalda. Había algo


pesado sobre mí. Mi pierna estaba girada. Me dolía el hombro. Me sabía la
boca a sangre. Aún estaba vivo.

Eso me hizo abrir los ojos automáticamente. Lo primero que vi fue la cara
de Anthony. Su boca abierta, con la lengua colgando y sus rasgos que se
habían, de alguna forma, hundido y marchitado. Estaba encima de mí, y
yo estaba retorcido de forma extraña medio bajo la guantera. La sangre
que había sentido en mi boca era aparentemente suya, puesto que había
corrido en un sendero asqueroso de la hamburguesa de su espalda hacia
mi cara.

La escupí aterrorizado porque, claramente, había bebido un poco. Empujé


el cuerpo de Anthony, pero no conseguí suficiente tracción para salir de
debajo de él.

Manoteé, buscando a tientas detrás de mí el tirador de la puerta. Ah, ahí


estaba.

Tiré una vez y la puerta se abrió. Fui hacia atrás, retorciéndome, hasta que
hubo espacio suficiente entre nosotros para darle una patada a Anthony y
salir del coche. Desde mi punto de vista, en la suciedad, el coche parecía
la matanza de un cerdo. La sangre estaba esparcida por el parabrisas, el
salpicadero y los asientos.

Añade a eso un hombre hecho pedazos delante, y era imposible que


pudiera conducir esto hasta la ciudad para recuperar mi camioneta. De
alguna forma, no creía que la policía fuera a creerme si les dijera que lo
que había matado ahí dentro era un vampiro. "Pero, en serio, oficial,
¡intentó chuparme la sangre!" No, mejor no intentar ser visto en público
con esto.

Así que, a no ser que quisiera ir a prisión, tenía que deshacerme del coche
y el cuerpo. ¿Pero cómo?

Le di al cadáver de Anthony una mirada evaluadora. ¿Podría quemarlo?


Sería difícil intentar incendiarlo simplemente con la luz de un cigarro. Para
ser sincero, estaba algo sorprendido de que no hubiese ardido
espontáneamente. Siempre lo hacían en las películas. Quizás no estaba
muerto realmente después de todo. El pensamiento me dio escalofríos.
Está bien, primero lo primero. Tenía que asegurarme de que la cosa que
había en el coche era realmente un cadáver antes de preocuparme de
cómo deshacerme de él. Me levanté, inclinándome cautelosamente sobre
la puerta abierta.

La daga aún estaba en la espalda de Anthony como un trofeo macabro.


Con una mueca, lo giré para que estuviera bocarriba.

Tuve náuseas. Anthony se veía incluso peor que antes. Su piel era como
cuero agrietado, sus labios estaban levantados sobre sus dientes, sus
manos como garras, su pecho parecía encogerse dentro de sí mismo. Si
no estuviera muerto, estaría haciendo una actuación digna de los Oscar.
Aun así, quería estar seguro, así que busqué en el asiento trasero otra
arma. Una parte de mí temía que si quitaba la daga, Anthony saltaría y me
atacaría.

El asiento trasero era inútil. No había nada, ni siquiera un mondadientes.


En la guantera no había otra cosa aparte de papeles del coche, que no
eran de Anthony Dansen sino de Felicity Summers. Dije una oración rápida
y silenciosa por Felicity, aunque sabía que era probable que fuera
demasiado tarde. Entonces, como último recurso, salí y abrí el maletero.

―Madre mía ―dije en voz alta, sorprendido de hacerlo. El maletero


parecía un kit de iniciación de Hannibal Lecter. Había un hacha, bolsas de
basura enormes, cinta adhesiva, una pala, ropa extra y toallitas de bebé.
¿Toallitas de bebé?

Mentalmente me estremecí al pensar en porqué estarían ahí. A pesar de lo


escalofriantes que aquellos objetos en el maletero eran, me iban que ni
pintados para mi propósito. Ya estaba pensando como un asesino.
Me invadió otro estremecimiento cuando me di cuenta, tardíamente, de
que estas cosas estaban aquí para mí. Hizo que se me helara la sangre
saber que estos objetos habrían sido usados a disposición de mi cuerpo si
Anthony se hubiera salido con la suya.

Un sentimiento de satisfacción vengativa me invadió. Nunca más alguien


sería desangrado y asesinado por este vampiro. Ahora, para estar seguro
de que estaba efectivamente muerto, después de un momento de
contemplación, tomé el hacha.

Dos horas después, había acabado. Se me había pegado el sudor, me


sentía como si, tras ducharme mil veces, todavía no fuera a estar limpio.
Pero estaba hecho. La cabeza de Anthony estaba enterrada a un medio
kilómetro en el bosque.

Su cuerpo estaba escondido a medio kilómetro en la dirección contraria.


Si eso no asegurara que siguiese muerto, estaba sin ideas.

Después de debatir conmigo mismo sobre qué hacer con el coche, decidí
limpiarlo lo mejor que pudiera con las toallitas. Entonces, abrí todas las
ventanas y lo empujé hacia la orilla del lago. Con suerte, se hundiría y no
volvería a ser visto.

Tal y como había pensado, vi el coche ir hundiéndose en el agua por un


momento hasta que desapareció. Después me miré. Mi pantalón y
camiseta estaban estropeados. Me desnudé para ponerme la ropa extra
que el que iba a ser mi asesino me había proporcionado y entonces paré
en seco, mirando mi hombro.

No había herida. Bueno, aún estaba rojo de sangre, mía y del vampiro,
pero debería haber habido perforaciones desordenadas de los dientes de
Anthony, no había nada excepto piel suave. Presa de los recuerdos, toqué
mis costillas. Deberían doler. De hecho, no debería haber sido capaz de
hacer todas las cosas que había hecho en las pasadas horas, no con la
paliza que Anthony me había dado. Pero me sentía... bien.

Me invadió el pánico. ¿Cómo me curaba tan rápido? Está bien, me curaba


más rápido que nadie cuando me raspaba las rodillas y me cortaba, pero
nada como esto me había pasado antes. O no. ¿Y si...?

Desesperado, presioné mis dedos contra mi garganta. Me sentí aliviado


cuando sentí mi pulso fuerte, aún latiendo. Entonces retuve mi aliento
todo lo posible antes de jadear y tragar aire. Bien, aún necesitaba respirar
y mi corazón todavía funcionaba, así que no, no me había convertido en
un vampiro.

Por mi cabeza llovieron posibilidades. ¿Me podría haber afectado tanto su


mordisco? ¿O su sangre? ¿Cuánta había tragado cuando había goteado
en mi boca?

Era demasiado perturbador para pensarlo. Después pensaría en ello.


Ahora mismo tenía un asesinato que tapar. Me puse la camisa de
repuesto. Era demasiado larga, pero el estilo era la última de mis
preocupaciones. Después me puse el pantalón,

que me enrollé con el cinturón. Metí mi ropa arruinada y con sangre en


una de las

bolsas de basura. Cuando estuviera lo suficientemente lejos la enterraría,


pero no

demasiado cerca del cuerpo, de ninguna de sus partes.


Con la última de las toallitas, limpié la sangre de mis manos, cara y
hombros.

Ya no dudaba por qué tenía Anthony las toallitas, servían muy bien.
Finalmente, metí el crucifijo en mi pantalón. Ya está. Me había desecho del
cuerpo y ocultado todo lo mejor que podía. Con suerte, nadie encontraría
nunca los restos del vampiro o el coche. Era el momento de irse. Me
quedaba un largo camino.

• ────── ✾ ────── •

Cuando finalmente llegué a la entrada de mi casa, se veían rayos de sol


por el horizonte. Me había tomado más de dos horas encontrar el camino
hacia el club,

después otra hora y media para conducir a casa. Nunca, que yo


recordase, había estado tan agotado. El sonido de la camioneta debió
despertar a mi familia, porque

uno por uno fue saliendo de la casa. Mis abuelos estaban en sus pijamas,
pero mi

madre llevaba el mismo vestido que el día anterior. Era obvio que no se
había ido a la cama. La expresión de alivio de su cara cuando me vio
cambió inmediatamente a

enfado, y estaba en la ventana de la camioneta antes de que me diese


tiempo de abrir la puerta.

―¿Dónde has estado? ¿Tienes idea de qué hora es? ¡Casi me matas del
susto!
Igual que a tus abuelos. ¡Llamaron a la policía! ¿Qué...?

Se detuvo cuando vio mi extraña ropa mientras salía de la camioneta y


trastabillé hacia la casa. Su momento de silencio duró poco.

―¿De quién es esa ropa, Taehyung? ¡Respóndeme!

Abrí la boca para explicarme cuando mi abuelo se acercó y me cogió por


los hombros, agitándome fuerte.

―¿Crees que puedes pasar por encima de todo y hacer solo Dios sabe
qué?

¡No me traerás más vergüenza! Todo ha sido suficientemente complicado


después de lo que hizo tu madre. No me quedaré sentado mientras veo
cómo eres una vergüenza, tú...

Paró cuando tomé sus manos y las alejé de mí. Por un momento
silencioso nos miramos, de manera agotada con enfado, y él sorprendido
por la fuerza de mi agarre. Después le di la espalda y fui hacia mi madre,
sujetándome el pantalón.

Había guardado un suvenir, solo para ella.

―Extiende la mano. ―Mi voz era dura, pero mis ojos no.

Me miró antes de extender la mano. En ella puse un objeto pequeño y


duro.

―Esto es donde estaba y lo que estaba haciendo. Soy lo suficientemente


fuerte, y sé cuánto cuesta, así que es lo que haré a partir de ahora, te lo
prometo.
Miró al colmillo curvado que había en su mano por un rato, las lágrimas
llenaron sus ojos. Entonces estiró el brazo y tocó mi mejilla con más
ternura de la que nunca me había mostrado. Finalmente, cruzó los brazos.

Las lágrimas también brotaron en mis ojos. Al menos había hecho que
estuviera orgullosa de mí.

Mi abuelo zapateó.

―¿Qué demonios está pasando? Jaein, todavía no he acabado con ese


chico.

―Sí que lo has hecho. ―El tono de mi madre era tan vehemente que mi
abuelo la miró como si le hubiera salido otra cabeza. Ella acarició mis
hombros antes de volver a hablar―. Déjalo en paz, estaba haciendo algo
bueno. Soy su madre, soy su responsable y digo que está bien.

Con su brazo aún a mí alrededor, me condujo dentro de casa. Mis abuelos


se quedaron boquiabiertos, pero no hicieron nada para pararnos. Mi
madre nunca les había hablado así o los había desautorizado, así que
estaban incluso más sorprendidos que yo. Sabía que siempre la
recordaría alzándose en mi defensa, pero no tenía energía para fijarme en
eso. Tan pronto como llegué a mi habitación, me caí en la cama y me
desmayé.

Más tarde esa noche, me levanté y tomé la cena como si nada hubiera
pasado, y mis abuelos nunca volvieron a mencionarlo.

Como mi madre antes que yo, conseguí una beca para la Universidad
Ohio State y utilicé el dinero de mi trabajo en la huerta para comprar mis
libros. A diferencia de ella, el resto de dinero que utilicé como depósito
para mi destartalado apartamento fuera del campus vino de los vampiros.
Más concretamente de vampiros muertos. Por puro sentido práctico, me
había acostumbrado a embolsarme su efectivo después de matarlos,
tomando la idea cuando uno de ellos me robó antes de intentar
morderme. Quien busca, encuentra, era su lema, y estaba convirtiéndose
rápidamente en el mío. En los tres años desde mi primero, había matado
otros cuatro. Me había hecho mejor en ello.

Para empezar, me di cuenta de que mi arma tenía que ser mayor. El


primer vampiro casi me mata porque tardé demasiado en destruir su
corazón con la delgada daga en forma de cruz de plata. La pregunta pasó
a ser cómo aumentar el tamaño de mi arma sin mostrar que llevaba una.
Mi respuesta vino al hacer manzanas de caramelo.

Los vecinos más cercanos a mis abuelos tenían un huerto de manzanas.


De manera regular intercambiábamos fruta con ellos. Mientras estaba
haciendo las manzanas, deslizando la fruta en su palo de madera para
facilitar su manejo, me llegó la idea. Esconde la plata. Eso es lo que tenía
que hacer. Ocultarla en algo de lo que un vampiro no tenga miedo. Así
nació la idea de mi estaca de plata cubierta de madera.

Era un trabajo personalizado, naturalmente. Tomé todos mis ahorros y


compré una amplia hoja de plata, de trece centímetros de largo y
puntiaguda. Era pesada pero mortalmente afilada. Lo siguiente fue el
disfraz. Con cuidado pegué listones de madera sobre ella, manteniéndolos
duros y suaves, contorneándose con la forma de la plata. Cuando terminé
tenía una estaca de madera que parecía normal con una sorpresa dentro.
Como la madera simple y vieja no mataba a los vampiros (lo descubrí por
las malas con mi segundo, acabando con un hombro dislocado, el labio
sangrando, una profunda perforación y una muñeca fracturada), no le
tenían miedo. De hecho, al que apuñalé en el corazón con solo madera
miró a su pecho divertido antes de sacarse de un tirón la estaca y
apretarla contra mi muslo. Si no fuera por mi cruz de plata con la daga de
mano de accesorio, no habría quedado nada de mí excepto un regusto
amargo en mi boca.

Afortunadamente para mí, el vampiro pensó que como lo había atacado


con madera, no sabía lo que realmente funcionaba. No vio venir la plata.

Mi tercero fue casi demasiado sencillo. Ahora tenía un modelo. Iba a


alguno de los clubs a menos de tres horas conduciendo y examinaba
detenidamente a los clientes buscando al no muerto. Eran fáciles de
localizar para mí, su piel era demasiado perfecta comparada con la de los
demás, y su energía crepitaba en el aire a su alrededor. Mi falso deseo
con los ojos abiertos funcionaba siempre, especialmente cuando estaba
combinado con mi consumo de suficiente alcohol para derribar a un
caballo. Las bebidas tenían poco efecto en mí, solo me hacían estar más
calmado en lugar de ebrio. Parecían no tener efecto en mis compañeros
vampiros tampoco, así que supuse que era una inmunidad en la sucia
sangre que compartíamos.

Sin embargo, se estaba convirtiendo en algo demasiado arriesgado seguir


tirando coches en el lago; estaba destinado a ser atrapado. Era mucho
más sencillo, arrojarlos en su maletero, y conducir de vuelta hacia donde
había estacionado mi camioneta en un área convenientemente
resguardada.

Una vez allí, movía el cuerpo a la camioneta, lo escondía con bolsas de


cerezas y lo llevaba a casa para enterrarlo en el extremo de la huerta. Sus
coches los limpiaba y abandonaba.

Las huellas dactilares ya no me preocupaban demasiado; me aficioné a


llevar largos guantes de cuero negro. Los vampiros lo encontraban sexy,
algo más para mi discreto disfrute. También estaba el extra añadido de
que nadie reportase la desaparición de los vampiros. Supuse que no se
quedaban demasiado tiempo en un sitio así que pasaban desapercibidos
cuando se iban.

Con mi quinto vampiro me encontré con un imprevisto. Todo había salido


sin sobresaltos, tanto como podía serlo matar no muertos al menos. Era
un irlandés de cabello castaño que continuaba contándome historias
graciosas con acento cantarín hasta que me había encandilado hasta los
huesos.

Casi di por sentado que lo había etiquetado mal hasta que llegamos a su
coche y me dio un revés tan fuerte que incluso perdí la consciencia. Me
puso en el asiento de atrás pensando que tendría una bonita y larga
siesta, y condujo hasta un estacionamiento vacío, Para mi fortuna, había
dejado de llevar mi estaca en el bolso y la llevaba guardada dentro del
bolsillo de los vaqueros que llevaba. Cuando se lanzó sobre mí en el
asiento trasero, se derrumbó en mi nuevo juguete. Estaba muerto antes de
que sus colmillos se extendieran por completo.

Después de retomar mi camioneta, lo tiré en la cama y lo cubrí con bolsas


de cerezas frescas. Cuando estaba a solo ocho kilómetros de casa, me
tensé por las luces azules y rojas que se encendían detrás de mí. No había
manera en la que pudiera explicar lo que había en la parte trasera de mi
camioneta.

Extra: Punto de vista de Jungkook


después de la "Primera Vez"
Nota de la Autora: Frecuentemente, los lectores me preguntan que si
alguna vez voy a volver a escribir Halfway to the Grave desde el punto de
vista de Jungkook. La respuesta es que probablemente no. Para empezar,
cuando estás dentro de la cabeza de un personaje, ese personaje pierde
mucho de su misterio para el lector porque los lectores saben lo que él o
ella está pensando o sintiendo. Segundo, también he descubierto que al
estar dentro de la cabeza de un personaje, los lectores los ven bajo una luz
más dura. Los lectores no sólo conocen al personaje a través del diálogo y
la acción, ellos escuchan todo lo que el personaje no dice, y los
pensamientos sin filtro pueden ser feos a veces. Así que si volviera a
escribir Halfway to the Grave desde el punto de vista de Jungkook, temo
que Jungkook perdería parte de su encanto sensual y místico. Después de
todo, Taehyung pudo haber pensado que Jungkook era sexy e irresistible,
pero Jungkook nunca pensaría tal cosa de sí mismo. ¿Qué personaje lo
haría? Oh, bien, Jackson lo haría, pero ese es otro tema *Guiño*.

Sin embargo, hace años sí hice el intento de escribir una escena de


Halfway to the Grave desde el punto de vista de Jungkook y la incluyo más
abajo. Toma lugar inmediatamente después de que Taehyung y Jungkook
durmieran juntos, y me sorprendí por cuán introspectivo resultó ser
Jungkook.

• ────── ✾ ────── •

Jungkook se apoyó contra la cabecera de la cama con él en sus brazos,


reacio a separarse de su cuerpo pero deslizándose hacia fuera para que
su polla descansara

justo debajo de su calidez en lugar de dentro de esta. El corazón de


Taehyung seguía latiendo a un ritmo frenético y respiraba de manera
entrecortada incluso mientras sus ojos revoleteaban cerrados.
Lo sostuvo y respiró profundamente. Su sudor se pegó al suyo,
enmascarando su esencia con la de él, como si ahora Taehyung oliera
más a él que a Taehyung mismo. Esto creó una nueva esencia mixta, algo
de ambos y la inhaló de nuevo para absorberla.

He esperado tanto tiempo.

Estaba sorprendido por el pensamiento, porque ocho semanas para lograr


tenerlo en su cama no era tanto tiempo. Aun así, no podía negar la
sensación de gran alivio. Como si algo que le había sido negado al fin
estaba aquí. No era la relajación que sentía usualmente después de una
follada sumamente satisfactoria ―y Taehyung era tan apasionado como él
soñó― sino algo más. Él era feliz.

Eso sonaba como algo trivial, pero Jungkook no podía recordar la última
vez que fue realmente feliz. Oh, había estado satisfecho, contento,
complacido, encantado, estimulado, impresionado e inclusive emotivo con
muchos de sus amantes en su

vida, pero este sentimiento de felicidad era tan ajeno a él que se preguntó
si alguna vez lo había sentido antes.

Su pasado destelló a través de su memoria, caras desdibujándose.

Cuando finalmente recordó la última vez que sintió algo cercano a esto, un
bulto se formó en su garganta.

Ahí está mi hermoso niño. Duerme ahora, Jungkook, estoy aquí...

Su madre. Siendo un niño, él se quedaba despierto hasta que ella venía a


la cama, siempre con miedo de que si se quedaba dormido, algo malo
podría pasarle a ella. Solía odiar la noche, porque la oscuridad significada
que lo mantendrían abajo en la cocina o que lo enviarían fuera de la casa a
esperar que fuera muy tarde, cuando una de las otras damas lo llevaría a
hurtadillas hasta arriba.

Entonces, tendría que esperar más tiempo, sus ojos pesados pero su
corazón palpitando, preguntándose si su madre tendría moretones de
nuevo o si vendría a la cama siquiera.

Cuando lo hacía, cuando no estaba herida, enferma o sufriendo de la


enfermedad que finalmente se la llevó, lo sostenía hasta que él se dormía.
Le acariciaba el cabello, tarareaba una canción y le susurraba que era el
más hermoso niño en todo Londres, y que algún día sería un príncipe. Él
fue feliz en ese entonces, sabiendo que su madre estaba a salvo y oyendo
las encantadoras mentiras que la juventud le permitió creer. Sí, mamá,
seré un príncipe, y tú vivirás en mi castillo y nunca tendrás que ver a esos
hombres horribles de nuevo.

Pero no hubo un castillo. Sólo un burdel que fue su hogar aun después de
que su madre muriera de sífilis. Entonces él sería la puta, usando la misma
belleza de la que su madre habló como moneda de cambio para cualquier
mujer y hombre con dinero que gastar y una picazón que rascar. No había
tenido más opción que venderse a sí mismo, así como ella tampoco la
tuvo. El convertirse en vampiro cambió todo eso. Después de todo, podía
escoger a quién dar placer y no había escasez de mujeres. Pero ellas no lo
habían hecho feliz. Nada pudo hacerlo... hasta esto.

Taehyung suspiró. Su respiración se reguló. Así como su corazón, que ya


no latía

contra su pecho como un pequeño pájaro tratando de salir libre. Sus ojos
seguían cerrados, y un pequeño estremecimiento lo atravesó. Sin la
pasión para calentarlo,
el frío en la cueva estaba haciéndose notar.

Jungkook subió la manta, cubriéndolos a ambos. Él se acurrucó más


cerca contra él con un murmuro ininteligible. Sus brazos colgaban flojos
alrededor de su cuello, lo que dejaba a su respiración hacerle cosquillas
en su pecho con suaves resoplidos. Inhaló una vez más, pensando que
podría respirar toda la noche solo para seguir obteniendo su esencia de
manera más profunda dentro de él.

Te amo, Gatito.

Sonrió ante las palabras que aún no se atrevía a decir en voz alta. No
importaba que él fuera demasiado joven, demasiado terco, de mente muy
cerrada, muy temperamental... lo amaba. Si fuera práctico, hubiera elegido
a alguien mucho más compatible. Pero el amor no era algo que escogías.
Te escogía a ti, probando que ser práctico no tenía nada que ver con ello.
Todos esos siglos creyendo que a él le faltaba el ingrediente que le
permitía a la gente enamorarse locamente, y aquí lo había encontrado a él
cuando menos se lo esperaba. Era suficiente para hacerle creer que el
destino podía existir después de todo, incluso si Taehyung era demasiado
bueno para él, a pesar de sus fallas.

Su valentía lo dejó asombrado, su sentido de lealtad fue directo al hueso,


sus agallas lo hicieron reír, y la vulnerabilidad que él trató tan duro de
esconder, lo hizo querer decirle una y otra vez lo extraordinario que era. Él
no lo veía, por supuesto. Solo medía su valor de acuerdo a la cantidad de
cadáveres de vampiros que le llevaba a su madre, como si el amor de una
madre era algo que necesitaba ser adquirido con sangre. Algún día se
daría cuenta o que su madre lo amaba o que no lo hacía, y si no lo hacía,
ninguna cantidad de venganza podría inclinar la balanza a su favor.
Él se movió, susurró su nombre y luego empezó a roncar. Los sonidos
fuertes lo hicieron sonreír abiertamente. Millones de personas en el mundo
y se había enamorado de un mestizo que roncaba. Resultó que el
Todopoderoso tenía un gran sentido del humor. Si no creyera que podría
asustarlo y sacarlo de la cama, lo despertaría y le diría cómo se sentía.
Pero él no estaba listo para oírlo. Un paso a la vez, se recordó. Él ya había
dado pasos agigantados desde creer que todos los vampiros eran
escorias asesinas a caer dormido en sus brazos después de horas de
hacer el amor.

Pero mañana las cosas podrían ser diferentes.

El pensamiento envió un escalofrió a través de él que no tenía nada que


ver con la temperatura en la cueva. Taehyung no tenía la intención,
cuando su noche comenzó, de que terminara de esta manera. Demonios,
él ni siquiera le había hablado en días. ¿Qué si mañana le dice que esto
fue un error y que no podía pasar de nuevo?

Jungkook empujó el pensamiento lejos. No había vivido tanto tiempo para


rendirse ante algo que quisiera, y nunca había querido a nada más que a
él. Si él se despertaba y lamentaba lo que pasó entre ellos, bueno
entonces, solo tendría que hacerle cambiar de opinión.

Porque no correrás lejos de mí, pensó, apartando su cabello de su cara.


Te lo prometo, Gatito... y me lo prometo a mí mismo.

• ────── ✾ ────── •

¿No se mueren de amor por este Jk? Bueno, el siguiente extra será publicado
el martes
El gran error de Taehyung que fue editado y no logró aparecer en la
versión final. Esta muuy interesante.

Muchas gracias por leer.

Extra: Taehyung y Minjae ¿Su más


grande error?

Nota de la autora: Cuando combinamos con el dolor de la pérdida de un


amigo y los años adicionales apartado de Jungkook, la imprudencia
inherentemente de Taehyung lo hizo cometer un colosal error. Esto nunca
lo hizo dentro de One Foot in the Grave porque mi editor de plano me dijo
que no podía escribir una trama tal en una novela romántica. En ese
momento, no entendí por qué. Había sido una lectora de romance por
largo tiempo, pero no me di cuenta que el género tenía ciertas reglas.
Después que mi primer libro salió, no me tomó mucho tiempo aprender
esas reglas, y en retrospectiva, estoy infinitamente feliz que edité el "más
grande error" de Taehyung. Verás una versión suavizada de ello en estas
escenas borradas, como sea, y estoy preparándome para el correo de
odio.

Esta versión alternativa también contiene una pequeña parte de lo que hizo
en One Foot in the Grave porque el contexto es esencial para comprender
la mentalidad de Taehyung en el momento.

▬▬▬▬▬ஜ۩۞۩ஜ▬▬▬▬▬
Mi madre se sentó a la mesa, y vibraba con emoción. Yo estaba menos
entusiasta. Minjae y yo habíamos estado saliendo por dos meses ahora, y
el pobre idiota dijo que quería conocerla. Ella había estado sobre la luna
por averiguar que tenía un novio que estaba vivo y no en el ejército. Su
cabello castaño estaba peinado en un moño e incluso usaba un traje que
no era poco elegante. Para que ella tuviera cuidado con su apariencia
hablaba a gritos para mí. Aunque ella solo tenía cuarenta y cuatro, a
menudo se vestía como si tuviera ochenta y cuatro. Era un desperdicio
porque era una mujer atractiva. Que yo supiera, nunca había estado en
una cita desde la noche que fue violada. Lástima que tenía un duro tiempo
dejando atrás el pasado como yo lo hice.

―¡Taehyung, estoy tan feliz por ti! ―dijo por quinta vez.

―Vante ―le corregí. Ella siempre volvía de nuevo a mi nombre original,


probablemente porque ella me lo dio.

Ondeó una mano en disculpa.

―Oh, cierto. Dios, espero no se me deslicé enfrente de Minjae. Él podría


pensar que algo extraño está pasando.

Eso hizo mis labios curvarse. No, no debemos dejar a Minjae estar
confundido por el hecho que allí siempre estaban sucediendo cosas
extrañas.

Él me había hecho increíblemente difícil crear una excusa para dejar de


verlo en el pasado par de meses. Cada vez que mi busca sonaba y tenía
que salir corriendo en el medio de la cena, simplemente tenía al mesero
empacando mi comida para llevar y decirme que no olvidara comer. Si
tenía que cancelar al último minuto, no se quejaba sobre ser plantado.
Cuando Daniel y los chicos esperaban en mi casa una noche después de
que mi teléfono celular murió y un vampiro fue ubicado a tres estados de
distancia, Minjae sacudió sus manos y les dijo cuán contento estaba de
conocer a mis compañeros. El hecho que yo había subido en una
camioneta llena con cinco atléticos, hombres musculosos no pareció
perturbarlo. Si el zapato estuviera sobre el otro pie, yo habría demandado
ver su identificación.

No, Minjae era el caballero perfecto. Incluso Namjoon, quien corrió una
verificación completa sobre él sin mi conocimiento, estaba feliz con él.
Para darle crédito, Minjae quitó el borde de mi soledad. Era un tipo genial
y me gustaba tremendamente. Pero... todavía lloraba en la noche cuando
pensaba en Jungkook. Todos los cálidos, amigables sentimientos en el
mundo no podía sostener una vela por el hecho que mi corazón aún le
pertenecía solo a él. Tal vez continuaría sintiendo como si tuviera un
agujero en medio de mí por el resto de mi vida. Al menos podía decir que
lo intenté.

Un auto se estacionó en el camino de entrada y mi madre salió disparada


de su silla.

―¡Está aquí!

―Cálmate. Vamos, verifica el asado. Iré a la puerta. ―Me limpié las


manos en una toalla y abrí la puerta para dejar entrar a Minjae.

Él me dio un rápido beso antes de extender su mano a mi madre.

―Señora Jeon, que placer conocerla. Vante me ha hablado tanto sobre


usted, siento como si ya la conociera.

Le dije mentiras, por supuesto. Allí no había ni una pizca de verdad que
pudiera compartir con Minjae. Él pensaba que mi padre había muerto
cuando yo era un bebé y que el matrimonio de mis padres no había sido
uno feliz. En mi vida falsa, yo no era ilegítimo. Entonces de nuevo, no era
medio vampiro, tampoco. Él también pensaba que era irlandes. Diablos,
por todo lo que sabía, podría serlo. Con todos los recursos del gobierno
de los Estados Unidos a mi disposición, todavía no había sido capaz de
averiguar la identidad de mi verdadero padre.

―Llámame Jae―dijo mi madre.

Ella se había tomado menos libertad con su nombre que yo y simplemente


lo abrevió. También no tenía idea que Jeon era el apellido de Jungkook. Si
lo hiciera, mi madre habría rechazado de plano utilizarlo para su alias.

―Jae, entonces. ¿Puedo ayudarla con algo?

―No, en absoluto, Minjae ―le aseguró ella―. Ta... Er, Vante y yo lo


tenemos bajo control. Toma asiento y cuéntame sobre ti.

Mi gato eligió ese momento para saltar sobre el mostrador y mirar


ociosamente el puré de patatas. Le entregué a Minjae y a mi madre una
bebida mientras le daba manotazos para alejarlo. Se sentó en el piso,
observando todo con brillantes ojos verdes que eran casi idénticos a los
míos cuando mi otra naturaleza llameaba. Mi madre le frunció el ceño al
gatito. Ella rara vez me visitaba en casa más por causa de él, que podría
ser por qué había llegado a amar tanto al gato.

―Vante, ¿no puedes encerrar ese... bicho en tu habitación? ―dijo con un


resoplido en la dirección del gato―. Es indecoroso.

Di una corta risa.


―Mamá, Minjae es veterinario, así que a la única persona que mi gato
está ofendiendo es a ti. Supéralo. Él se queda.

Resoplo a eso pero se rindió. Todavía debía estar tratando de hacer una
buena impresión en Minjae, o me habría discutido por al menos otros
pocos minutos.

―¿Por qué no le has puesto su collar, Vante? ―me preguntó Minjae,


acariciando a mi gato. Él ronroneó antes de irse con un movimiento de su
cola. El felino era voluble en sus afectos.

―Lo sigo olvidando ―mentí―. Nunca sale, así que no es como si se


perdiera.

La verdad, no podía porque Minjae aún pensaba que el nombre de mi


gato era Jungkook. No tenía el corazón para decirle que había entendido
mal porque me había escuchado diciendo ese nombre para mí, y no había
inventado un nombre diferentes para el gatito aún.

―¿Qué collar? ―preguntó mi madre.

Le dirigí una mirada que decía que lo dejara estar. Ella me ignoró, como
siempre.

―Le di a Vante un collar para su gato en nuestra primera cita, pero nunca
recuerda ponérselo ―dijo Minjae con una sonrisa indulgente hacia mí. Era
imposible de enojarse.

Mi madre no lo era.
―¡Vante, eso es tan grosero! Cuando alguien te da un regalo, no lo dejas
languidecer. Que gesto considerado, Minjae. ¿Dónde está el collar? Lo
voy a poner en el felino sarnoso yo misma.

Oh, vamos, ahora ella iba a conseguirlo.

―En el cajón a mano derecha, junto al horno.

Observé con oscura satisfacción cuando fue a buscar el collar y se


aproximó a mi gato. Él la observó torvamente, su cola moviéndose atrás y
adelante.

―Vamos a ver ahora ―murmuró para sí―. Aquí está la hebilla y aquí está
la correa. Oh mira, tiene su nombre en él. Vante, no sabía cómo lo llamas.
¿Qué...?

El nombre finalmente se registró, y mi madre cayó hacia delante medio


agachada. Mi gato rasguñó su mano con sus garras antes de saltar lejos
con un siseo. Minjae parpadeó a la palabra sucia que ella gritó cuando
cayó sobre el piso.

Sacudí mi cabeza sin simpatía. Ella pidió por ello.

―¡Déjame ayudarte a levantarte, Jae! ―dijo Minjae, recobrándose de su


sorpresa―. ¿Estás bien?

Mi madre lo dejó ayudarla a levantarse y luego me dio una mirada


fulminante.

―Que perfecto nombre para un animal, Vante. Encaja con la horrible


bestia.

―¿Eh? ―Minjae no lo entendió.


Yo sí, y vapor casi se vertió de mis orejas.

―Ves, algo malo siempre sucede cuando jodes con Jungkook. ¿Ese
rasguño duele? Espero que no deje una marca como la que conseguí la
última vez que acaricié a Jungkook. Prácticamente me mantuvo arriba
toda la noche lamiéndolo.

Minjae miró atrás y adelante entre nosotras, sintiendo la tensión, pero sin
saber el motivo. El rostro de mi madre llameó en furiosa vergüenza, pero
no me importaba. Un comentario bajo merecía otro.

Minjae tosió, tratando de calmar la situación.

―Déjame verificar el horno. Algo seguro huele bien allí dentro.

▬▬▬▬▬ஜ۩۞۩ஜ▬▬▬▬▬

El resto de la cena pasó sin más incidentes. Ocasionalmente levantaba la


mirada y veía a mi madre darme una mirada mordaz, pero dejó caer todo
el asunto del tocayo del gato. Minjae era encantador, como de costumbre.
Serías considerado raro si él no te agradaba. Pronto la había llevado a
donde ella estaba riendo de nuevo. Para el postre, renunció a las miradas
sucias y en cambio estaba obviamente complacida con mi elección de
novio. Tan complacida, de hecho, que falsificó varios bostezos incluso
aunque solo eran las ocho en punto y estuvo fuera de la puerta en tiempo
récord. Normalmente tenía que forzarla para irse cuando me visitaba.

―No sé por qué dudabas sobre dejarme conocerla, Vante ―remarcó―.


Tu mamá es estupenda. Realmente no le gusta el gato, pero nadie es
perfecto.

Le di una mirada.
―Ella estaba comportándose, Minjae. Créeme, puede ser una verdadera
perra, pero te amó. Estoy asombrado de que no agarrara tu trasero
mientras salía.

Él se rió.

―Eso habría sido diferente, pero entonces las cosas siempre son
impredecibles alrededor de ti. Es lo que más me gusta.

Puso sus brazos alrededor de mí y me besó. Respondí, pero solo a un


nivel superficial. No habíamos dormido juntos, pero era definitivamente al
escenario donde era inevitable a menos que rompiéramos. Besar a Minjae
era agradable, pero difícilmente ardía de pasión.

Él había trabajado sobre ello, juzgando por su respiración acelerada y el


endurecimiento de su cuerpo. Continué besándolo mientras una fría lista
de pros y contras corría a través de mi mente. Me gustaba Minjae, pero no
estaba excitado por él. La verdad era que no había estado excitado por
ningún hombre en más de seis años. Finalmente, mi elección se reducía a
una sola pregunta: ¿Quería ir a la cama esta noche con mi soledad o con
Minjae? Él no era el hombre que amaba. Ni siquiera cerca, pero allí estaba
alguien presionándose contra mí en lugar de nadie, y en ese momento, era
mejor que estar solo.

Retrocedí para susurrar contra sus labios:

―No tienes que ir a casa esta noche, Minjae.

Miró abajo hacia mí mientras sus manos se apretaron en mi espalda.

―¿Estás seguro?
Lo besé y me estiré hacia abajo, tirando su camisa fuera de su pantalón.
Jadeó

cuando mis palmas trazaron su estómago desnudo y luego me moví más


abajo.

―Estoy seguro.

▬▬▬▬▬ஜ۩۞۩ஜ▬▬▬▬▬

A la mañana siguiente, me desperté al oírlo silbando mientras hacía ruidos


alrededor haciendo el desayuno. Sería para alguien un maravilloso esposo
un día con lo doméstico que era. Por unos pocos minutos, me quedé en la
cama y luchando con las inevitables comparaciones.

En la columna de pros, él era kilómetros mejor de lo que Danny había


sido, ese idiota sin valor. En el otro lado, había ganado casi tanta
satisfacción de las dos veces anoche cuando lo hice después de un buen
gin-tonic. Aun así, había despertado en el medio de la noche con una
forma cálida junto a mí que no era solo el gato. Los orgasmos no lo eran
todo. Después de todo, podría haber tenido esos solo.

―El desayuno está listo, Vante ―gritó―. Ven abajo antes de que se
enfríe.

El reloj mostraba las 9:00 a.m. nunca despertaba así de temprano si podía
evitarlo. Lo que un sádico de armario debe ser. Me dirigí directo al baño y
estaba ocupado cuando el teléfono sonó. Nadie me llamaba a esta hora a
menos que fuera problemas. ¿Ahora qué?

―¡Minjae, consigue esa por mí! —grité.


Él respondió y lo escuché decirle a la persona que llamaba que esperara.
Una vez dejé el baño, agarré el teléfono junto a la cama.

―Minjae, cuelga. Lo tengo.

Mi tono era ligero y él cumplió sin comentar. Hubo un segundo de silencio


en el otro lado de la línea, luego la voz de Hoseok.

―¿Él está fuera?

―Sí. ¿Qué está mal?

―¿Qué está haciendo ahí tan temprano, Taehyung? ―Había un borde en


sus palabras.

―¿Me llamaste por una razón? ¿O mi madre renunció y tú te hiciste


cargo? —

Hoseok era la única persona quien no parecía feliz con Minjae, incluso
aunque solo lo había visto dos veces.

―Sí, llamé por una razón. Necesitas venir en este momento. Namjoon
está

llamando a Daniel y Sehun también. Ya estoy en camino a tu casa; estaré


allí en cinco minutos.

Hoseok vivía cerca, y mi casa estaba de camino al complejo, pero aun así
me molestaba. Minjae se quedó en la puerta y su rostro cayó cuando vio
mi expresión.

Era una que reconocía bien para ahora, la que decía que yo me iba.
―Correcto. ―Colgué sin decir adiós y comencé a sacar algunas ropas.

―Te vas. ―Era una declaración, y le disparé una mirada.

―Minjae, esta es la parte donde te recuerdo que no vivo una vida normal.
Si no puedes manejar eso, déjame decirte que deberías reconsiderar salir
conmigo.

Confía en mí, comprendo.

Vino adelante cuando me dejé caer al piso para ponerme mis botas.

―¿Cómo crees que solo me alejaría después de anoche? No quiero


presionarte o moverme demasiado rápido, pero creo que estoy
enamorado de ti.

Oh no, no, no.

―Minjae, por favor... te dije que no soy normal. ―Mis botas estaban
puestas como mi ropa. Me eché agua en la cara y comencé a cepillarme
los dientes.

―Sé lo que me dijiste. Sí, recuerdo eso cuando estoy contigo. Pero no me
importa. Vante, ¿qué sientes por mí? ¿Es esto solo... casual para ti?

Parecía tan vulnerable con su cabello negro alborotado y sus ojos azul
grisáceo rogando. Me sentí como un idiota por utilizarlo para aliviar mi
triste existencia. Un golpe abrupto en la puerta me salvó de contestar.
Rocé a Minjae cuando lo pasé, corriendo escaleras abajo para responder.

―Hablaremos después ―lancé sobre mi hombro―. Puedes quedarte


aquí tanto tiempo como quieras. Solo cierra la perilla inferior al salir y pon
la alarma. Tengo que irme.
Hoseok positivamente me fulminó cuando abrí la puerta. Su mirada índigo
tomó nota de la camisa de Minjae yaciendo sobre la alfombra, su pantalón
descansando sobre la barandilla, y finalmente Minjae mismo, vestido solo
con boxers.

―Lamento interrumpir ―dijo sarcásticamente.

Le di una mirada peligrosa de luz esmeralda en mis ojos como


advertencia.

―Te llamaré después, Minjae ―dije, y me fui sin una mirada atrás.

Hoseok comenzó tan pronto como el auto estuvo cerrado.

―¿Pensé que dijiste que no ibas en serio con él?

―Déjalo, Hoseok. ¿Sabes qué está sucediendo? ¿Por qué Namjoon no


me llamó primero? ―Eso me ofendió, porque yo era el líder de esta banda
de luchadores fenómeno, y había ganado mi lugar en el orden jerárquico.

Él bufó.

―Quería preguntar mi opinión de la situación antes de hablar contigo. Hay


algunos asesinatos anoche en Ohio. Unos bastante gráficos, ningún
intento de ocultar los cuerpos. De hecho, podrías decir que fueron
exhibidos.

―¿Qué es tan inusual sobre eso? ―Nosotros no volábamos alrededor a


cada escena del crimen desagradable en la nación o nunca seríamos
capaces de cubrirlas todas.
―Dejaré que Namjoon te llene con el resto. Mi trabajo era recogerte.
Supongo que me alegra haber llamado primero. Si solo hubiera utilizado
mi llave, podría haberme encontrado con ustedes dos.

Él solo tenía una llave en caso de que muriera, pero aun así.

―¿Desde cuándo has irrumpido sin llamar? Dios, Hoseok, si no lo supiera


mejor, diría que suenas celoso.

Los guardias nos dejaron pasar las puertas en el complejo. Hoseok y yo


éramos una vista tan común que no teníamos que mostrar nuestra
identificación más.

Ambos conocíamos a prácticamente todos los guardias por nombre,


rango y números de serie.

―Tal vez no sabes tanto como piensas ―respondió.

▬▬▬▬▬ஜ۩۞۩ஜ▬▬▬▬▬

(Nota adicional de la autora: Para salvarte de leer una gran cantidad de


la versión final, corté los capítulos donde Taehyung y su equipo saben que
no era Jungkook quien lo llevó de nuevo a Ohio sino un vampiro asesino
llamado Lazaro. Durante una pelea, Lazaro asesina a Sehun, y Taehyung
se culpa por no matar a Lazaro cuando tuvo la oportunidad. Regresa del
viaje golpeado por el dolor y la culpa, y Namjoon lo fuerza a tomarse
tiempo para recuperarse. Esto es donde la siguiente escena borrada
comienza).

▬▬▬▬▬ஜ۩۞۩ஜ▬▬▬▬▬
Minjae me llamaba cada día. No le llamaba de regreso. Las únicas dos
personas a las que hablaba fuera del trabajo eran Jimin y mi madre. Jimin
había conocido a Sehun en unas pocas ocasiones, y yo una vez incluso
me había entretenido con la idea de emparejarlos. Él declinó, declarando
que no podría manejar el estrés de estar con alguien quien arriesgaba su
vida cada vez que iba al trabajo. Desde que él estaba muerto ahora,
estaba contento que no habían estado involucrados. Al menos no había
contribuido a su miseria también. Cuando le dije que él murió, ahorrando
cualquier otro detalle, Jimin colgó el teléfono y vino directo.

Trajo una botella de ginebra de alta calidad y sostuvo mi mano mientras la


terminaba. Jimin era un verdadero amigo, quien no necesitaba presionar
por más de lo que estaba dispuesto a decirle. Al final no había divulgado
nada más que su muerte. Mejor para él no saber los detalles. Los detalles
podrían ponerlo en peligro, y él sabía demasiado ya.

La cuarta noche después de la muerte de Sehun, hubo un golpe en la


puerta.

Era después de las diez de la noche, y mi única compañía era el gato y


una pinta de Häagen-Dazs. Jimin estaba fuera en una cita y mi madre era
más daño que ayuda. Ella nunca quiso escuchar sobre los rigores de mi
trabajo, contenta con saber que venía de regreso vivo y los vampiros no.
En ese sentido era fácil de complacer.

Solo había tres personas quienes podrían venir sin llamar: Hoseok, Daniel
o Minjae.

Minjae era mi visitante no planificado y estaba de pie fuera en el porche


frontal bajo la luz de la puerta. No lo había visto en casi una semana y no
lo había extrañado.
De hecho, apenas había gastado un pensamiento en él. La depresión me
convertía en un monstruo egoísta. Habría vendido mi alma por una noche
de dicha sinsentido dentro de los pálidos, cincelados brazos que habían
sido mi única fuente de consuelo.

La condena que sentía por la muerte de Sehun corría incluso con el


tambaleante conocimiento que Jungkook estaba ciertamente perdido para
mí. De alguna forma lo imaginaba aún en esa cueva, esperando allí si
alguna vez me decidía a regresar. Ilógico, irracional, e incorrecto, como
resultó. Él hace tiempo se había ido. El olor de él para mi nariz mejorada
era tan débil como para ser casi inexistente. Jungkook no había estado allí
por años. Aun así el pequeño olor que colgaba en el dormitorio con el
colchón diezmado había sido suficiente para nivelarme emocionalmente.
Tal vez podría haber corrido lo suficientemente rápido para salvar a Sehun
de Lazaro si me hubiera concentrado más. De cualquier forma, era mi
culpa. Sin importar lo que Namjoon diga.

―¿Puedo entrar? ―Se movió sobre sus pies y me miró escrutándome.

No había razón por la que no debería quererlo. Era amable, gentil, sincero,
considerado, y guapo. Eso significaba, por supuesto, que no sentía nada
más allá del afecto benigno que le daba a Hoseok y Daniel. Menos que
eso, en realidad. Con ellos había un vínculo más profundo de enfrentar la
muerte juntos regularmente y el sentido acompañado de responsabilidad.
Minjae no tenía ninguna de esas ataduras

conmigo. En ese momento, como sea, me ofreció una cosa que ellos no
podían.

Escape. Allí no había ninguna realidad con él. No muerte, no vampiros, no


ghouls, no cuerpos enterrados de amigos cercanos quienes habían
confiado en mí para protegerlos. Yo podría ser Vante, el investigador y
analista de campo que era completamente humano y trabajaba a extrañas
horas.

―Entra.

Las manos ahogándose se aferran a cualquier cosa, y Minjae era mi


agarre final de oxígeno antes de tomar ese salto mortal. Cerré la puerta
detrás de él y no me opuse cuando me envolvió en sus brazos.

―He reconsiderado lo que te dije antes, Vante. No creo que te amo. Sé


que lo hago. No me importa si esto está moviéndose demasiado rápido,
he estado loco toda la semana sin ti. Puedes lanzarme fuera después si
quieres, voy a decir esto de todos modos. Quiero pasar el resto de mi vida
contigo, sin importar cuántas veces tu trabajo nos interrumpa. Cásate
conmigo, Vante. No tienes que decir nada justo ahora, pero dame una
oportunidad para probar que puedo hacerte feliz.

Mi cabeza giraba con pensamientos demasiado fugaces para aferrarse.


Por encima de ellos estaba una advertencia: No lo hagas. La sangre de
Sehun salpicando mis manos mientras trataba de contener el flujo... no lo
hagas... las últimas palabras de Jungkook para mí. "No te preocupes,
amor, estaré de regreso antes de que lo sepas."... No lo hagas... Mi vieja
casa llena con nuevas partes de cuerpos... no lo hagas... El rostro de mi
madre cuando me llamó una puta por dormir con un vampiro... no lo
hagas... la sonrisa de Namjoon cuando me forzó a venir a trabajar para
él... no lo hagas... la lápida que había visto antes de dejar Ohio, grabado
con el nombre de Kim Taehyung y fechada hace seis años...

―Sí, Minjae. Me casaré contigo.

▬▬▬▬▬ஜ۩۞۩ஜ▬▬▬▬▬
―¿Tú qué?

La voz de Namjoon era casi cómica en su incredulidad. Él era mi segunda


llamada después de mi madre. Ella había llorado de felicidad.

Repetí la oración lentamente y claramente.

―Me comprometí con Minjae y despegamos a las Cataratas del Niagara


para celebrarlo.

Nada sino silencio mientras él digería la noticia. Solo podría imaginarlo


tirando locamente a sus cejas.

―Ya veo ―contestó al fin―. Felicidades, supongo, aunque tomaste mi


consejo de comenzar a vivir un poco literalmente, ¿no es así?

Estúpido.

―Siempre me dices que preste atención, Namjoon.

Otra pausa.

―¿Estás seguro sobre esto?

―Le diré a Minjae que ofreciste tus felicitaciones ―lo corté, luego colgué.
Por una vez, había sido más lindo hablarle a mi madre. Eso daba miedo.

―¿Ese fue tu jefe? ―inquirió Minjae en un tono cuidadoso.

Me incliné atrás.

―Sí, lo fue.
―¿Lo conoceré alguna vez? ―De nuevo, sonaba como si estuviera
eligiendo sus palabras.

―No si tienes suerte ―murmuré y me di la vuelta para darle un beso.

El sexo con Minjae todavía no me excitaba, pero él no sabía eso. Me dije


que un día podría sentir a Minjae dentro de mí y no desear que fuera
alguien más. Cuán fáciles las mentiras venían.

Había desarrollado un mecanismo de autodefensa desde que Sehun había


sido asesinado. Piensa en nada. Reacciona a ciegas. A la mierda las
consecuencias. Vimos que funcionó. Minjae ciertamente no estaba
quejándose. Estaba demasiado ocupado gimiendo y arqueando su
espalda.

Miré abajo a él y supe que no tenía que preocuparme sobre mis ojos
cambiando de color. Mi naturaleza vampiro no había sido llamada ni una
vez. Ves, allí había algunas ventajas de no estar satisfecho con mi nuevo
prometido. Solo tenía que mirar el lado brillante.

▬▬▬▬▬ஜ۩۞۩ஜ▬▬▬▬▬

El teléfono de la habitación de hotel sonó treinta minutos después.


Contesté, que fue una buena cosa desde que las primeras palabras de
Hoseok fueron:

―¿Estás fuera de tu jodida mente?

―No tomo mucho tiempo para que Namjoon rastreara la llamada, eh?
―Sin sorpresa que él había revuelto para encontrar en qué hotel estaba.
―NO lo amas ―siguió Hoseok como si no hubiera hablado―. ¡Ni siquiera
lo conoces! Dudo que incluso sepas su jodido segundo nombre. Y él
seguro como el infierno no sabe el tuyo. Se cagaría en su pantalón si
conociera al verdadero tú.

Mira, todos estamos molestos sobre Sehun, pero no crees que Sehun
quería que tú fueras e hicieras algo estúpido como comprometerte a algún
tonto que ni siquiera conocería el lado peligroso de un arma si no fuera
empujada en su...

Colgué. De acuerdo, así que tal vez esto había sido precipitado, pero iba a
llevarlo a cabo. Después de todo, no podía ser el peor error que hubiera
hecho. Mi vida era una cuenta gloriosa de una mala decisión tras otra, y
normalmente esas decisiones terminaban con alguien muerto, como mis
abuelos. O Sehun. ¿Qué era un compromiso rápido comparado a eso?

Junto a mí, Minjae comenzó a estirarse. El sexo era como un sedante para
él.

No sabía si estar halagado u ofendido. Desde que estaba tratando de


pensar positivo, elegí halagado.

―¿Quién fue ese? ¿El teléfono sonó? ―preguntó somnoliento.

―Solo Hoseok, deseándonos lo mejor. ―Cuán fácilmente las mentiras


venían.

Minjae me besó y salió de la cama, dirigiéndose al baño. Momentos


después, la ducha se abrió y lo escuché silbando mientras entraba. Agarré
una almohada y la
abracé a mí. Por favor, oré, por favor déjame haber hecho lo correcto al
aceptar casarme con él.

―Te amo, futuro señor Rose ―gritó Minjae.

―Te amo también, señor Rose ―contesté inmediatamente.

Cuán fácilmente venían las mentiras.

▬▬▬▬▬ஜ۩۞۩ஜ▬▬▬▬▬

Ughhh tremendo el error ehh? Bueno, el próximo capitulo es aún más


emocionante por que el "grande error" tuvo un efecto domino jajaja
veremos una Versión alternativa de la reunión de Taehyung y
Jungkook, con el error como antecedente.

¡Muchas gracias por sus votos y comentarios! Me encanta leerlos uwu

Espero poder tener listo el próximo extra el día de mañana~

Extra: Versión alternativa de la reunión de


Taehyung y Jungkook.
Nota del autor: "El más grande error" de Taehyung tuvo un efecto dominó
en otros lugares en el libro, tanto como la escena donde él y Jungkook
finalmente se veían el uno al otro de nuevo en la boda de Jimin. La versión
original a continuación difiere de la publicada por causa de esto, Taehyung
está comprometido con Minjae en lugar de meramente saliendo con él. Y
Jungkook no está feliz sobre eso, como puedes imaginar. Como tuve que
hacer antes en algunos lugares, incluí algunas partes de la versión
publicada con esta versión alternativa. De otra forma esta sección
consistiría en un montón de nuevas oraciones sin ningún contexto.

•❅──────✧✦✧──────❅•

Felicity estaba encantada de tener a Jungkook como su pareja de boda


para las fotos. Se las había arreglado para apretarse a sí misma
indecentemente cerca de él con cada toma. Mi mandíbula dolía de cuán
duro tenía que apretar mis dientes para evitar abofetearla. Para hacer las
cosas peor, él estaba siendo encantador, y ella se lo tragó.

Cuando no pude soportarlo más tiempo, giré mi cabeza para enfrentar una
pared y hablar entre dientes así solo él podría escucharme.

―Sigue así y ella necesitara un nuevo par de bragas.

―¿Celoso, amor? ―dijo él, cubriendo sus palabras con una tos falsa.

Diablos sí. Incluso aunque mi prometido esperaba por mí, mis


sentimientos no tenían sentido de justicia. Así que tomé la ofensiva, como
normalmente hacía cuando estaba molesta.

―No, en absoluto. ¿Por qué no la llevas por ahí y la follas realmente


rápido? Entonces tal vez se va a calmar y dejar de actuar como una puta.
―Ah, Gatito ―dijo mientras recolocaba la rosa en la solapa así nadie vería
sus labios moverse―. Sabes que me gusta tomarme mi tiempo...

―Solo el grupo de boda ―dijo el fotógrafo y nos apresuró a estar de pie


juntos. Pisoteé hacia allí sin gracia.
―Muévete más cerca, eso es, un poco más cerca. Ahora sonríe y piensa
sobre aquel que amas.

Justo cuando el flash se fue, levanté la mirada y vi a Jungkook


mirándome. Él no estaba sonriendo, y tampoco yo. Pero nos miramos el
uno al otro y nada más.

Caminé recto hacia la barra justo después del último clic de la cámara. Allí
solo había una cosa que podría ayudarme esta noche, y eso era ginebra.
Montones de ginebra. Bajé la primera copa sin moverme de enfrente del
camarero.

―Otro.

El camarero me dio una mirada inquisitiva pero sirvió otra ginebra y tónico.

Miré el nivel que él había seleccionado y le di una mirada sucia.

―Más alcohol ―dije sucinto.

―Whiskey sería estupendo cuando haya terminado con el caballero


―dirigió una voz familiar detrás de mí―. ¿Ahogando tus dolores, Gatito?

―Sígueme ―contesté, harto. De una forma u otra tenía que averiguar lo


que él quería. Pasé junto a la mesa de mi madre para susurrarle―: Mantén
a Minjae ocupado. Voy a tener una conversación.

―No lo hagas, Taehyung ―rogó, llamándome por el nombre equivocado


de nuevo.

Caminé fuera al patio antes de que ella pudiera decir más.


El club de campo estaba rodeado por árboles con ramas bajas. La luz se
convirtió en sombras cuando el sol se puso. Escuché a Jungkook
aproximarse pero seguí mirando a los últimos rayos del sol.

―Dime, ¿por qué estás aquí? Es porque tú... ¿aún tienes sentimientos por
mí?

Él dejó escapar un gruñido áspero.

―Creo que tú deberías responder eso primero. Después de todo, eres el


que me dejó en una casa vacía y una sangrienta nota Querido John.

No podía mirarlo, porque me odiaba a mí mismo por lo que había hecho.

―Era la única forma ―murmuré.

―Mentiras ―espetó de regreso.

―Ellos sabían lo que yo era, Jungkook. ―Ahora lo encaré y traté de


mantener mi compostura―. El hombre quien vino al hospital ese día,
sabían todo desde mis reportes patológicos. Y sabían sobre los vampiros.
El que está a cargo...

―¿Namjoon? ―suministró.

Oh, así que había hecho su tarea.

―Sí, Namjoon. Dijo que había buscado su vida entera por alguien quien
fuera lo suficientemente fuerte para luchar contra vampiros pero quien no
fuera uno de ellos. Y mi querida madre les informó que yo había estado
durmiendo con uno, así que ellos sabían sobre ti también. Namjoon me
ofreció un trato. Él nos recolocaría, y yo lideraría su equipo. A cambio, él
prometió dejarte solo. Entonces tú nos atrapaste en nuestro camino al
aeropuerto y demoliste quince kilómetros cuadrados de carretera. ¡Pusiste
cinco agentes en coma, Jungkook! Si no hubiera tomado el trato,
habríamos sido cazados como animales, y conoces a mi madre, preferiría
morir que ser protegida por ti. Ella también prefería verme muerto que
convertido en un vampiro, y seamos sinceros, ¡eso es lo que
eventualmente habrías querido que hiciera!

Jungkook pasó una mano a través de su cabello en exasperación.

―¿Es eso lo que toda esta sangrienta cosa era? ¿Tu mamá diciéndote
que te convertiría en un vampiro? Sangriento infierno, Gatito, ¿cuándo
alguna vez te he forzado a hacer algo que no querías? Deberías haber
confiado en mí. Confié en ti. Nunca lo vi venir cuando huiste sin una
palabra.

Tuve que apartar la mirada con eso.

Él comenzó a pasearse, en cortar, zancadas molestas.

―¿Realmente creíste que no podría manejar lo que sea que tu gobierno


tratara de hacer? ―siguió―. Tipos como ese me han perseguido la
mayoría de mi vida no muerto, sin embargo todavía estoy aquí mientras
ellos no. Pero no, tenías que ser un héroe y tomar la caída. ¿Aún te amo?
No mereces saber, pero te diré esto. ―De repente estaba tan cerca que el
aliento de sus palabras cayó sobre mis labios―. Aún te quiero, Gatito.
Cuando te miro... todo lo que quiero hacer es rasgar tu ropa y escucharte
gritar mientras estoy dentro de ti.

―Estoy comprometido ―estallé para cubrir mi pulso por las nubes. No


podía dejar de mirar los planos cincelados de sus pómulos o cuán cerca
su boca estaba de la mía. Esa boca se torció a mi respuesta.
―Sí, lo sé. Me lanzaste esa bien, lo hiciste. ¿Es por eso que no viniste a
Chicago en abril? ¿Por causa de ese veterinario mascota?

La forma burlona en que habló acerca de Minjae tensó mi columna.

―¿Quieres decir cuando secuestraste y asesinaste a Danny Milton? Me


juraste que nunca tocarías a Danny, pero no supongo que él está en
México bebiendo margaritas, ¿o sí?

Jungkook se enderezó.

―Me hiciste jurar no matarlo, mutilarlo, lisiar, desmembrar, cegar, torturar,


sangrar, u otra forma de infligir cualquier herida en Danny Milton. O estar
al margen mientras alguien más lo hacía. Deberías guardar tu tristeza para
alguien que la valga. Danny renunció a ti como un mal hábito
inmediatamente. Sabes que ese pútrido lavado de cerebro no se mantiene
bajo la mirada de un maestro vampiro. Al menos el carbón fue finalmente
útil. Me dijo dónde vivías. Virginia. Tuve que reducirte a tres estados, y él
me ahorró algo de tiempo. Eso es el por qué le dije a Jinyoung para
matarlo rápido y sin dolor, y no me quedé a observar.

―Bastardo ―logré decir.

Se encogió de hombros.

―Tomó eso para saberlo, amor.

Bajé mi cabeza y lo froté, pensando en Jihoon. Cuán innecesariamente


había muerto. Cuán absolutamente era mi culpa, primero yo rescatando a
Danny en lugar de matar a Lazaro, luego yo gritándoles que no disparara.
Podría también haber rasgado la garganta de Jihoon yo mismo.
Jungkook me miró.

―¿Realmente estás llorando a ese imbécil? Ese bruto habría conseguido


matarte un día, no te equivoques sobre ello. No podía dejarlo vivir. Tu jefe
podría haber hecho un trabajo muy bueno ocultándolo lejos, pero yo lo
encontré en tres días.

―No estoy de duelo por él. ―Mi voz estaba llena con auto
recriminación―. Perdí a un amigo ese día. Y para que conste, no supe
sobre Chicago hasta hace un mes. Namjoon me había dado algo de
tiempo fuera para tratar con mi culpa, así que envió a alguien más a
Chicago cuando Danny estuvo perdido. Sólo me dijo sobre ello cuando
Jackson se escapó. ―Di una risa seca, sin humor y lo miré―. Cuando

escuché, demandé ver toda la evidencia del hospital. Encontré el reloj y


supe que era tuyo. Diré esto; no me preocupe sobre Danny después de
eso.

Jungkook sostuvo mi mirada, y me estremecí a pesar de que el aire afuera


era cálido. Había un sentido de irrealidad por estar aquí de pie y
hablándole a él.

Alguna parte de mí pensaba que despertaría y todo esto sería un sueño.

―¿Habrías venido? ―preguntó suavemente.

Esa era una pregunta peligrosa, pero él merecía un poco de honestidad,


incluso si no podía decirle la mayoría de lo que estaba sintiendo.

―En el estado mental en el que estaba, masticado por el dolor y


buscando por cualquier fuente de consuelo, sí. Habría ido a ti. Habría sido
un error, por supuesto, porque nada sobre nuestra situación ha cambiado
y todo se habría ido a la mierda, pero sí. Después de que me comprometí
con Minjae, no. Hice un compromiso, Jungkook. Eso significa algo, a
pesar...

―¿A pesar del hecho que no lo amas? ―terminó brutalmente.

―¡Eso no es cierto! De todos modos, no importa. Tú y yo hemos acabado.


―Las palabras sabían vil, pero las dije. Las siguientes positivamente me
ahogaron, pero tenían que ser pronunciadas también―. Yo... ―miré
lejos―... no te amo más.

―¡Allí estás! ―gritó Minjae desde el otro lado del patio―. Precioso, las
personas están preguntándose dónde estabas. ¿Qué estás haciendo aquí
afuera?

La mentira vino rápidamente.

―Mi tobillo estaba molestándome de mi desliz en el pasillo. Solo estaba


estirándolo, no quise hacer un alboroto.

―No nos hemos conocido ―dijo Jungkook, y le extendió su mano a


Minjae. Lo miré, recordando que había paralizado la mano de Danny de
esta misma forma―. Mi nombre es Jung. Jung Kook.

Jung. Kook. ¿Por qué no había mirado claramente a las invitaciones


cuando ayude a enviarlas?

―Minjae Rose ―contestó mi prometido, sacudiendo la mano de


Jungkook. Solté un suspiro de alivio cuando la dejó ir y ningún hueso
estaba roto―. Este es mi prometido, Vante, en caso que no lo hayas
conocido.
―Nos hemos conocido antes ―dijo Jungkook con una mirada
conocedora en mi dirección―. De hecho, él solo estaba contándome la
historia detrás de su apellido.

Gemí interiormente. Minjae frunció el ceño.

―¿Jeon? No sabía que había una historia detrás de tu apellido, Vante.


¿Cuál es?

¿Pues bien, qué esperaba? Prácticamente me había llamado por el


apellido de Jungkook cuando cambie identidades. ¿Pensé que no lo
mencionaría?

―Um, er... el nombre de soltera de la mamá de Jung también era Jeon,


eso es todo. ¿Dices que la gente está buscándome? Vamos a regresar a
la fiesta. Mi tobillo se siente mejor.

Me alejé tan rápido que Minjae tuvo que trotar para alcanzarme. Incluso
así, la voz de Jungkook siguió tras de mí, demasiado bajo para que Minjae
escuchara.

―Gatito, cuando dijiste que no me amabas más... estabas mintiendo.

•❅──────✧✦✧──────❅•

La cena fue un infierno viviente. Felicity mantuvo una corriente de


conversación sugestiva con Jungkook que me tuvo enterrando mis uñas
en mis palmas hasta que saqué sangre. Peor, su mano siguió encontrando
su camino sobre su muslo cuando fuera que ella se inclinara para
susurrarle algo a él. Y él no hizo nada para detenerla.
Incapaz de observar más, me giré y ensarté mi rollo viciosamente. Por el
rabillo del ojo, vi a Jungkook mirarme y reír.

―Tengo que ir a empolvar mi nariz. Ya vuelvo ―arrulló Felicity, rozando


sus senos contra su hombre cuando se inclinó para recuperar su bolsa de
mano.

Él le guiño el ojo cuando ella se alejó, el bastardo. Torcí mi cuchillo en mi


indefenso rollo e imaginé que era el corazón de él.

―¿Tratando de advertirme sobre algo? ―preguntó con una mirada


conocedora a mi rollo.

―Solo una ilusión ―repliqué maliciosamente.

Jungkook tomó su propio rollo y partió el centro, poniéndole mantequilla.


Luego, bajó su cabeza, corrió su lengua a lo largo del centro hasta que
lamió cada gota de humedad. El aire dejó mis pulmones rápidamente
mientras observaba.

―Ilusiones―murmuró, mandándome una mirada caliente.

Me puse de pie tan precipitadamente que mi silla se volcó, y mi cara


quemaba con un rubor carmesí que no tenía nada que ver con causar una
distracción entre los invitados a la boda de nuevo.

―Um, un brindis a la novia y el novio ―improvisé―. Jimin, Yoongi, podría


recordar por siempre el compromiso que hicieron el uno al otro hoy. El
matrimonio es la promesa de que pase lo que pase, ustedes
permanecerán juntos y no serán golpeados por lo que la vida les lance.
Hoy y siempre, les deseo fuerza, valor, y tenacidad para superar cualquier
obstáculo que amenace su relación. Una vez más, felicidades.
Un puñado de aplausos sonó, con más que unas cuantas miradas de
soslayo.

Está bien, así que tal vez soné como un sargento, pero estaba tratando de
mantener mi cabeza sobre el agua aquí.

Yoongi se acercó para darme un beso, al igual que Jimin, y me senté


sintiéndome ligeramente mejor.

Entonces Yoongi se puso de pie y levantó la copa.

―Me gustaría agradecer a Vante por recordarnos fuertemente a todos la


seriedad del matrimonio. Desde que él está normalmente armado, no voy
a estar en desacuerdo con él.

Su declaración obtuvo auténticas risas y aplausos. La mayoría de los


invitados sabían que yo trabajaba para el gobierno de alguna manera, y
sabían que no eran deberes secretariales. Pobres tontos, si tuvieran
alguna idea real.

―Pero déjame desviarme un poco ―continuó Yoongi―. Jimin y yo nos


hemos conocido el uno al otro por solo seis semanas, un muy corto
periodo de tiempo, muchos dirán, y podrían estar en lo correcto. Tenemos
diferentes antecedentes, diferentes crianza, y diferentes creencias
religiosas. Nada de eso importa. La primera noche que lo conocí, supe
que él era el único para mí. La noche antes de que le pedí casarse
conmigo, tuve una conversación con mi amigo, Jung.

Yoongi hizo un gesto hacia mi derecha y me tensé, asustado de escuchar


más.
―La mayoría de ustedes no conocen a Jung, pero nos conocimos hace
seis meses, y le pregunté si pensaba que estaba apresurando las cosas
por proponerme a un hombre con el que solo había salido por dos
semanas. Quiero compartir con todos ustedes lo que Jung dijo, porque
creo que vale la pena repetirlo.

Yoongi se movió para estar de pie detrás de Jungkook, y mis nudillos se


pusieron blancos sobre el borde de la mesa. Algo me decía que no quería
escuchar lo que venía.

―Dijo, "Yoongi, amigo, no importa cuánto tiempo has conocido a este


chico si lo amas. El tiempo no tiene dominio sobre el amor. El amor es la
única cosa que trasciende el tiempo".

Hubo exclamaciones sentimentales de oohs y ahhs de los invitados. No


me atreví a mirar a mi derecha, porque lágrimas cursaban un lento camino
estable por mis mejillas. Cuánta razón tenía Jungkook. Nuestro amor
trascendió el tiempo, porque mi corazón estaba rompiéndose tanto ahora
como el día que lo dejé.

―Me gustaría agradecerles a los nuevos amigos y viejos, familia y familia


extendida, por compartir el día más feliz de mi vida con el hombre que
amo ―terminó Yoongi.

Aplausos sinceros rompieron cuando Yoongi y Jimin se besaron.

Cuando se separaron, sus ojos se abrieron cuando él me vio sobre el


hombro de Yoongi.

―¡Vante! Estás llorando. Nunca te he visto llorar antes.

Sonreí y mentí a través de una garganta casi cerrada de emoción.


―Solo estoy tan feliz por ustedes, eso es todo.

•❅──────✧✦✧──────❅•

Sombríamente juré que pasaría por la recepción entera. Pero me senté


más cerca de Yoongi de lo que Jimin lo hacía en mi vano intento de poner
tanta distancia entre Jungkook y yo como fuera posible.

Felicity, perra como era, le echó un vistazo a la ginebra que seguí


consumiendo y fingió un jadeo asombrado.

―¿Vante, no puedes mantener una tapa en tu bebida? ―siseó detrás de


la espalda de Jungkook―. Esta es la boda de mi primo, por el amor de
Dios.

Su tono remilgado me hizo apretar mi bebida tan duro que se rompió.


Ginebra se derramó en el frente de mi traje, y mi palma comenzó a
sangrar.

―¡Hijo de puta! ―grité.

Cada cabeza giró. Jungkook sofocó una risa fingiendo una tos repentina.

―¿Estás bien? ―Yoongi me miró con preocupación y envolvió su


servilleta alrededor de mi mano. Miró a Jungkook, quien le dio un inocente
encogimiento de hombros.

―Estoy bien, Yoongi ―grité, mortificado.

Jimin asomó su cabeza alrededor de su nuevo esposo.

―¿Quieres que cambiemos de asientos? ―murmuró suavemente.


Ellos pensaban que estaba sacudido por causa de que Jungkook era un
vampiro.

Esa era la menor de mis preocupaciones. Su cercanía estaba triturando mi


control, y la recepción no había acabado aún.

―¡Querido! ―Minjae vino a la mesa y quitó la servilleta de mi mano―. ¿Es


malo?

―Estoy bien ―espeté con dureza. Su cara dolida me hizo encogerme con
culpa―. Solo avergonzado ―cubrí―. Primero el viaje, ahora rompo copas
y grito obscenidades. Estaré bien. Ve de regreso a tu asiento. No vamos a
hacerlo peor.

Minjae parecía aplacado y fue de regreso a su mesa. Recogí los pedazos


de copa y comencé a apilarlos sobre la sangrienta servilleta.

―Voy al baño para lavar esto y tirar los cristales ―le dije a Jimin.

―Iré contigo ―ofreció.

―No. ―Di una mirada a mi derecha a Jungkook y luego de regreso a él


de nuevo. Sus ojos se abrieron, y comprendió. Una parte, de todos
modos.

―Jung ―se dirigió a él―. ¿Te importaría acompañar a Vante y ver si


tienen vendas? Yoongi dice... ―Se detuvo y luego continúo con malicia―:
Yoongi dice que tienes un gran trato de experiencia con heridas
sangrantes.

―¿Eres médico? ―susurró Felicity.


Jungkook se puso de pie y le dio a Jimin una sonrisa apreciativa a su
elección de palabras.

―Atrás en Inglaterra fui muchas cosas ―respondió a Felicity


evasivamente.

―Mantén a Minjae ocupado ―le susurré a Jimin, y él asintió. Dios sabía


que él haría un mejor trabajo del que mi madre hizo.

Hice una parada en el bar primero. El camarero dio una mirada de ojos
abiertos a mi servilleta manchada de rojo.

―Ginebra. Sin copa, solo la botella ―dije sin rodeos.

―Um, joven tal vez debería...

―Dele al caballero la botella, compañero ―interrumpió Jungkook, sus


ojos parpadeando verdes.

Sin demora, una botella sin abrir fue empujada en mi aún sangrante mano.

Torcí la tapa para abrirla, boté la copa rota y la servilleta sangrienta, y


tomé un largo trago. Luego llevé a Jungkook a la esquina lejana del
estacionamiento donde había menos autos. Él esperó pacientemente
mientras bebí de nuevo. Estaba manchando de sangre todo el exterior de
la botella, pero no me importaba.

―¿Mejor? ―preguntó cuándo me detuve para tomar aire. Sus labios


torcidos con diversión suprimida.

―Difícilmente ―contesté―. Mira, no sé cuánto tiempo mi madre se


mantendrá callada, pero en caso que no lo hayas notado, te odia. Llamará
a las tropas y tratará de tenerte ensartado sobre una llama abierta con una
estaca de plata. Tienes que irte.

—No.

—¡Maldición, Jungkook! ―Mi temperamento explotó. ¿Por qué tenía que


ser tan hermoso, por qué tenía que estar de pie tan cerca, y por qué lo
amaba tanto aún?―.

Trabajo para el gobierno matando vampiros, ghouls, e incluso humanos


cuando es necesario. Ellos poseen mi trasero por otros trece años si no
muero primero, y eso es un gran sí. No puedes estar aquí. Te dije que no
te amo más. Podría tener algunos... algunos sentimientos residuales de
atracción por ti, pero es solo porque tengo ojos y eres impresionante.
Ahora por favor, ¿antes de que esto se ponga feo, sólo te irías?

Ladeó su cabeza. Una ligera brisa agitó su cabello, y en su esmoquin, él


era más que impresionante. Era devastador.

―¿No me amas? ¿Entonces por qué no mataste a Jackson? Tenías un


cuchillo en su corazón. Todo lo que tenías que hacer era girarlo. Lo dijiste
tú mismo, tu trabajo es matar vampiros, aun así lo dejaste ir. Podrías
también haberme enviado un radiante Valentín.

―Sentimentalismo. ―Me agarré a un clavo ardiendo―. Por los viejos


tiempos.

―Cierto. ―Jungkook dejó ir esa―. Bueno, amor, deberías haberlo


matado, porque ahora está buscándote. Hiciste una gran impresión.
Mientras yo nunca te forzaría a hacer nada contra tu voluntad, Jackson
quiere encontrarte para hacer justo eso.
―¿De qué estás hablando?

Jungkook sonrió, pero no era una sonrisa complacida.

―Él está enamorado, por supuesto. Jackson es un coleccionista de cosas


raras, y no hay nadie más raro que tú, mi hermoso mestizo. Estás en
peligro. Él no sabe que te encontré, pero te encontrará lo suficientemente
pronto.

Reflexioné sobre eso mientras tomaba otro trago.

―No importa. Vencí a Jackson antes y puedo hacerlo de nuevo.

―No de la forma en que jugará. ―Había algo en su voz que me hizo


mirarlo fijamente―. Jackson no va a venir a ti en una noche y tratará de
tomarte en una pelea justa. Agarrara a todos los que amas primero e irá
directo a un trato, sus términos. Créeme, no van a gustarte. Ahora, tu
única ventaja soy yo. Porque por tu pequeña descripción inteligente de
nuestra relación, Jackson cree que me odias y viceversa. Lindo toque,
eso. Especialmente la parte del dinero. ¿Todavía quieres un cheque?

―Te escribiré uno si te vas ―murmuré.

Jungkook ignoró eso y se movió más cerca, sosteniendo su mano


extendida.

―¿Te importa si tengo una gota de tu botella?

Le entregué la botella, cauteloso de no dejar que mis dedos rocen los


suyos.

En lugar de beber de ella, me miró a los ojos y lamió mi sangre de la suave


superficie de cristal. Su lengua curvada alrededor de cada contorno de la
botella, y calor llameó a través de mí mientras observaba, hechizado.
Cuando no quedó ni una gota en ella, me la pasó de regreso a mi de
repente mano temblorosa.

―¿Atracción residual? ―Su voz se profundizó―. Oh, Gatito, sólo estás


engañándote a ti mismo.

¡Piensa en Minjae!, gritó mi cerebro. ¡Piensa en cualquier cosa menos en


cómo esa lengua se siente sobre tu piel!

―Aprecio tu advertencia sobre Jackson. ―Traté de sonar firme, pero mi


voz salió entrecortada―. Pero manejaré esto. Si es necesario, me
recolocaré con Minjae y mi

madre. Minjae me ama. Él irá donde yo vaya.

Me dio una dura, breve risa y sus ojos brillaron verdes. Ira o pasión, no
estaba seguro.

―Sostén a Minjae como un escudo, pero él es tu vínculo más débil.


Vamos a hablar sobre tu prometido, desde que eres tan rápido en
mencionarlo cada vez que sientes tu fuerza de voluntad debilitándose.
Dime, ¿cómo tomó la noticia que eras mitad vampiro? Te apoyó, ¿no es
así? ¿O qué sobre cómo arriesgas tu vida para matar a los no muertos?
¿Te da un beso y te dice que estaques uno para él? Tu mamá tiene bolas
más grandes que Minjae.

―¡Sus bolas están bien! ―¿Dios, acabo de decir eso?

Se movió a matar.
―Vamos a hablar sobre eso también. No es de extrañar que estás caliente
como un petardo a mi alrededor. La mejor noche que has tenido todos
estos años ha sido indudablemente contigo mismo. ―Entonces se inclinó
adelante hasta que su boca estaba a meros centímetros de mi oreja―.
Sabes, amor, he estado preguntándome algo desde que averigüe que
estabas comprometido. ¿Qué es más frustrante para ti? ¿Tener que
ocultar tus ojos cada vez que Minjae está dentro de ti así no ve su brillo...
o no necesitar cerrarlos en absoluto?

Bastardo. Balanceé la botella a su cabeza, y la atrapó en un borrón de


velocidad. Tan pronto como sentí sus dedos cerca de los míos, la dejé
caer, y se rompió a nuestros pies.

Jungkook sonrió con cruel satisfacción y retrocedió un paso.

―Eso fue lo que pensé.

―¡Muérdeme! ―gruñí venenosamente y oh, cuán estúpidamente.

Sus ojos brillaron.

―He estado soñando con eso por años. Voy a mantener tu oferta.

―Forma de hablar, Jungkook ―dije mientras retrocedía hacia la


seguridad de la casa club, aunque ninguna parte sería segura ahora. Su
expresión me dijo eso.

―No para un vampiro, por respeto a Yoongi, dejaré ir esto por ahora. Tú y
yo terminaremos esto después.

―No, no lo haremos. Hazme un favor. Ve a joder a Felicity y déjame solo.


―¿Crees que no lo haré? ―gritó cuando alcancé la puerta de la casa
club―. Ya veremos.

Corrí dentro y no respondí.

•❅──────✧✦✧──────❅•

El próximo me tomará más tiempo de adaptar jajaja *guiño* siempre que


hay contenido ardiente me es complicado de adaptarlo, pero espero que
les guste.

El siguiente capítulo será: Versión revisada de la pasión reavivada de


Jungkook y Taehyung

Extra: Versión revisada de la pasión


reavivada de Jungkook y Taehyung

Nota del autor: En la versión publicada de One Foot in the Grave,


Jungkook y Taehyung salen en varias citas antes de sucumbir a su pasión.
En un punto cercano después del regreso de Jungkook, Taehyung incluso
le dice algo como "No voy a tirarme de espaldas con las piernas abiertas
mientras declaro mi eterno amor por ti". *Sonrisa* Esa línea era yo siendo
una listilla con mi editora, porque en la versión original de abajo, eso es
exactamente lo que pasa. Taehyung nunca ha dejado de amar a
Jungkook, y él mismo se hizo un miserable y autodestructivo embrollo sin
él, así que no podía imaginarlo poniendo a Jungkook a distancia por
cualquier periodo de tiempo una vez que él estaba de regreso en su vida.
Tampoco podía imaginarme a Jungkook queriendo tomarse las cosas
despacio ahora que finalmente lo había encontrado. Él es un hombre
paciente, pero no TAN paciente.

Sin embargo, terminé reescribiendo lo que pasó cuando Jungkook


regresó porque mi editora me recordó que los nuevos lectores que
empezaron con One Foot nunca han "conocido" a Jungkook y por
consiguiente no tenían ningún trasfondo para su romance.

†††††††††††††

Teniendo a Taehyung y Jungkook saltando a la cama tendría por lo tanto


una disminución de la tensión sexual que de otra manera podría ser usada
para introducirlos a la relación de Taehyung y Jungkook. Desde que había
escrito esto mucho antes de tener algún lector, ese pensamiento nunca se
me había ocurrido, pero podía ver su punto, así que lo revisé. Sí usé
algunas partes de la escena original de sexo abajo en la versión publicada,
pero cambié el escenario como también lo que inspiró a Jungkook a
morderlo. Así que, en esta versión, van a ver ambas, una versión
cambiada de su primera escena de sexo como también el estado de
ánimo de Jungkook concerniente a Minjae.

El amanecer justo había despuntado cuando subí al puente. No había


dormido ni un solo minuto en toda la noche.
Jungkook ya estaba junto al puente, esperándome. Alguna parte idiota de
mí esperaba que se hubiera quedado dormido, pero no. De hecho, desde
mi mirada empañada, él lucía tan descansado como se podía estar. Vestía
un suéter azul marino y jeans azules, y mi corazón comenzó con ese
acelerado latido cuando encontró mi mirada. Había escogido un lugar
abierto deliberadamente. Aunque estaba desierto, era difícilmente privado.

Se rió abiertamente cuando me bajé de mi coche. Está bien, así que tal
vez me había ido un poco sobre la borda en mi intento por lucir
desaliñado. Incluso debatí si bañarme o no lavarme los dientes, pero la
higiene había ganado. Tenía puesto un overol suelto, una camiseta con
cuello de tortuga y mangas largas. Mi cabello colgaba en hebras salvajes
después de que lo había secado duramente con la toalla después de mi
ducha. Ni siquiera me había molestado en peinarlo.

―¿Dónde está tu cinturón de castidad? ―dijo como saludo, todavía


riendo―. Debes estar bastante preocupado por tu fuerza de voluntad.
Estoy halagado.

―Ahórratelo ―dije cortantemente―. Estoy aquí, resolvamos esto.

―Muy bien. ―Caminó debajo del puente. No me moví―. Empezará a


llover pronto, lo huelo. Quédate ahí si quieres, yo me voy a mantener seco.

El aire de hecho se sentía húmedo, y las grises nubes de tormenta


mantenían al sol a raya, pero me mantuve y me quedé donde estaba.

―Me arriesgaré.

Eso señaló el comienzo de la hora de la verdad.


―Lo que estás dispuesto a arriesgar hace que mi cabello se ponga de
punta ―chasqueó Jungkook―. Saliendo y cazando vampiros con solo
humanos como apoyo. No puedo creer que sigas vivo. ¿Cuántas veces te
has puesto en peligro

para sacar a tu equipo de apuros? Deben haber sido cientos. Anoche


pude haberlo cogido uno a uno. Sin ti, son solo comida.

―Estoy contento de que concordemos ―interrumpí―. Mi equipo me


necesita. Namjoon me necesita. Mi madre me necesita. Tienes que
respetar eso e irte. Déjame encargarme de mis problemas.

―Ellos no me importan una mierda. ―Ojos café fulminaron los míos―. Te


necesito, eso es todo lo que me importa.

Anoche, acostado en mi cama, ensayé docenas de argumentos. Aquí iba


el primero.

―No soy el mismo adolescente que sacaste de un bar. Soy un hombre


crecido. Si Jackson viene por mí o por los míos, lucharé contra él.
Honestamente, estoy más preocupado acerca de ti lastimando a Minjae
que por Jackson yendo por él para llegar a mí.

Resopló rudamente.

―Si quisiera matarlo, ya lo hubiera hecho. Seguí al cabrón a su oficina a la


mañana siguiente que te encontré, luego lo tomé por el cuello y le dije mi
nombre.

Claro, no tenía idea de quién era yo. Solo me tomó otro minuto darme
cuenta que tampoco tenía una maldita idea de quién eras tú. Es por eso
que tu osito humano está a salvo de mí. Es demasiado blando, ingenuo,
idealista y débil. Te comprometiste con un hombre al que sabías que
nunca podrías amar verdaderamente, y Dios sabe que él tampoco te
amaría si tuviera idea de quién y lo que eres. El tipo de tu equipo tiene
más que temer de mí que de Minjae.

―¿Quién? ―No tenía ninguna refutación de lo que había dicho acerca de


Minjae. Tal vez solo estaba contento de que él había prometido,
indirectamente, no lastimarlo.

Jungkook me dio una mordaz rastrillada con sus ojos.

―Hoseok. Está tan enamorado de ti que lo puedo oler a un kilómetro de


distancia. Interesante que no lo escogieras a él como tu amante ya que él
te acepta y tiene un poco de fuerza. No, fuiste directo por el "Arca Peluda
de Minjae".

Pisoteé más cerca para gritarle en la cara.

―Primero que nada, Hoseok no me ama. Solo quiere echar un polvo. Tú y


él tienen eso en común.

―Muy cierto que él quiere follarte, pero caminaría entre las llamas por ti.

Después de más de doscientos años de observar hombres y mujeres,


reconozco el amor verdadero cuando lo veo.

―Yo no lo amo.

―Por supuesto que no. Sería demasiado peligroso para ti, ¿no es así?

Después de todo, tendrías que confiar en alguien. Decirles la verdad


cuando te sientas amenazado en vez de desaparecer. ―Jungkook se
acercó.
Ahora estábamos frente a frente.

Entonces su voz se suavizó un poco.

―¿Sabes cuántas personas en América poseen un Volvo similar al tuyo?


Yo sí. Así es como te tuve reducido a tres estados. Namjoon le cambió el
año y lo hizo también con los registros, pero el gobierno mantiene
registros de sus vehículos. Y registros de combustible para sus aviones.
Sabía que no viajabas en avión comercial debido a tus armas, así que
después de cada escena en la que estabas, rastreé las rutas de los
aviones militares más cercanos. ¿Sabes cuántas veces llegué justo
después de que te fueras? Todavía podía oler tu esencia en el aire, casi
tan claramente como lo hago ahora.

Jungkook me había dicho anoche que me había buscado, pero no me


había dado cuenta cuán extensamente. Mi corazón se oprimió.

―Jungkook, lo siento por irme de la forma en que lo hice. Fue


cobardemente, pero yo... No era lo suficientemente fuerte en ese tiempo
para mirarte y decirte adiós, incluso aunque sabía que era la decisión
correcta. Todavía lo es. Si te hace sentir mejor, lloré cada noche por lo
que te hice. Literal, cada noche. ―Amargura reptó en mi voz, porque era
verdad.

―No, no me hace sentir mejor, Gatito. ―Frustración y ternura mezcladas


en su rostro―. Si cualquier otra persona te lastimara así, los mataría, sin
embargo te lo hiciste tú mismo. ¿Qué voy a hacer acerca de eso?

―Por favor, tan solo vete. ―Forcé la respuesta a salir por pura fuerza de
voluntad―. Por favor, estoy diciéndotelo a la cara, como no pude hacerlo
antes.
―Encontré esos orbes café oscuro con los que soñaba incesantemente y
no flaqueé―. Adiós, Jungkook.

Me miró fijamente por varios momentos. Puse toda mi determinación,


fuerza y voluntad delante para que él las viera, no las temblorosas
emociones por debajo.

Finalmente, parpadeó, y el punto muerto se acabó.

―De acuerdo, Gatito. Si estás seguro de que eso es lo que deseas, me


iré. Te dije hace mucho que no fuerzo mi presencia a quien no me quiere.
Dame un abrazo, niño. Vamos a partir como amigos.

Partir como amigos, eso estaba mejor que antes ¿no es así? De hecho,
sería un total insulto si me negara a tan magnánima oferta. Todas esas
excusas pasaron volando en mi mente y anularon mis advertencias
internas que me decían que no

lo hiciera. ¿Cuándo escucharía a esas advertencias?

Di un paso adelante y puse mis brazos alrededor de él, pero tan pronto
como lo hice, supe que era un error. Uno colosal. Jungkook dobló sus
brazos a mi alrededor, y fue como una cerilla prendiendo a través de cada
terminación nerviosa. Su cuerpo parecía pulsar con voltaje rogando ser
liberado, y su abrazo era la única cosa que se había sentido bien en los
últimos seis años y medio. Nunca, jamás debí haberlo tocado. Siempre
había sido mi kriptonita.

―Lo siento ―susurré, pero no a Jungkook. Fue a mi madre, a Minjae,


Namjoon y a todos los demás, porque nada cerca de mi propia muerte me
detendría de lo que hice a continuación. Impaciente por sentir su carne
debajo de mis palmas, agarré
un puñado de su adorable suéter azul y lo rasgué abierto.

Pude haber jadeado cuando mis manos tocaron su piel desnuda excepto
que en ese instante, sus labios cubrieron los míos. Devastó mi boca con
necesidad ciega, su lengua rastrillando duramente el interior. Su agarre en
mí se tornó inflexible, aplastante, y me levantó sobre mis pies mientras yo
enrollaba mis piernas alrededor de su cintura. Solo la presión de nuestros
cuerpos mantenía su suéter puesto. Había desgarrado el suéter en tiras en
mi avaricia por tocar su piel desnuda.

―No... me vuelvas... a decir... jamás... eso otra vez ―gruñó mientras me


besaba hacia el olvido sin sentido. Mi conciencia dormía, comatosa por la
rápida golpiza que había recibido por mi lujuria. No podía tener suficiente
de besarlo, probándolo después de tanto tiempo, y succioné su lengua
como si pretendiera tragármela.

Moví la mano entre nuestros cuerpos apretados con la sola idea de


destrozar su pantalón. Entonces todo pensamiento huyó de mi cabeza
mientras sus dedos se deslizaron por debajo de mi overol y presionó en
mí. Me arqueé hacia atrás tan duro como para golpear mi cabeza en la
pared detrás de nosotros, roncos gritos de necesidad derramándose de
mí. Mis entrañas se retorcieron con placer con cada nueva frotación, la
intensidad construyéndose dentro de mí, hasta que su mano desapareció
y me dejó húmedo y adolorido.

―No puedo esperar ―balbuceó ferozmente y se dejó caer al piso


conmigo debajo.

Si hablar hubiera estado aún en mi control, hubiera concordado


inmediatamente. Pero todas mis habilidades vocales estaban siendo
usadas para jadear ante las increíbles sensaciones que sus dedos
causaban. Jungkook se movió, escuché otro desgarro, y entonces mi
overol, camisa y la ropa interior se abrieron por en medio. Me alzó como si
no pesara nada y grité cuando entró en mí de un solo golpe duro, mi carne
en estado de euforia estirándose para abrazar la suya. No se detuvo para
saborear la sensación de nuestros cuerpos unidos sino que empujó
poderosamente dentro de mí mientras desgarraba el resto de mi ropa.
Solo tomó tres empujones para que yo temblara en un clímax frenético,
incapaz de manejar el bombardeo de mis sentidos.

Un gruñido que pudo ser una risa escapó de él.

―Oh, Gatito. De verdad me extrañaste, ¿no es así?

Mi mente estaba agarrada a una simple y revuelta vociferación: ¡Más duro,


más rápido, más, sí! Era en lo único que podía pensar mientras rasguñaba
su espalda. Sus músculos ondeando con sus movimientos, y su piel
positivamente crujía con energía inhumana.

Estaba aún en los últimos estertores del orgasmo, terminaciones


nerviosas hechas trizas con placer, y sólo la preocupación por oxígeno me
dio la habilidad de hablar.

―No puedo... respirar...

Entre sus incesantes besos y su agarre de hierro, mis pulmones estaban


carentes. Aflojó su agarre y arrancó su boca de la mía, dejando un rastro
caliente hacia mi pecho. Un gemido estrangulado salió de mí cuando
succionó duro mi pezón. Tomé rápidas respiraciones y luego mordí mi
labio contra la intensidad de sus movimientos. Era lo suficientemente rudo
como lo hubiera sido una violación, excepto que yo me torcía hacia él y
me deleitaba. Ningún dolor se había sentido así de bien. Sonidos
estrangulados se escapaban de mí y pinché su espalda con mis uñas.
―Perdóname ―gimió Jungkook en mi oído―. No puedo ser gentil. Ha
pasado demasiado tiempo.

―No pares. ―Rastrillé mis uñas hacia abajo en su espalda por énfasis,
concediéndole nada en el gesto. La tormenta rompió alrededor de
nosotros, la lluvia despellejándose hacia abajo en hojas, me sentí más
salvaje que la lluvia, con

la pasión que tenía a mis terminaciones nerviosas contrayéndose y


girando en

frenesí.

―No puedo parar ―murmuró mientras un giro de sus caderas disparó un


eufórico tormento en mis entrañas. Los músculos dentro de mí se
apretaron y aflojaron en una competición furiosa. Desaté todo el control
dentro de mí, desgarrándome en él con la misma fuerza que él infligía en
mí, y los truenos y el aguacero absorbían nuestros gritos. No había nada
tierno en la manera que nos tomamos. Ambos estábamos demasiado
desesperados para eso.

Cuando Jungkook finalmente convulsionó, temblores sacudiéndolo, casi


me desmayo. Mi corazón tronaba y mis oídos rugían con la sangre
tamborileando en ellos. Me jaló más cerca y dejó que su boca descansara
sobre mi pulso, y podía sentir su desenfrenado latido contra sus labios.

―Eso tomó un poco del borde―Respiró contra mi cuello.

Manejé un resoplido de risa.


―Si eso solo hubiera tomado un poco del borde, me matarías antes de
desafilar la cuchilla. ―Era verdad. Estaría negro y azul para la caída de la
noche, y mis habilidades para caminar estaban en un serio riesgo.

Lo sentí sonreír contra mi piel, y abrí los ojos. Su mirada color esmeralda
brillante sostuvo la mía y la realidad de él estando conmigo, yo estando
dentro de sus brazos, me golpeó con retraso. La angustia que había
cargado por tanto tiempo, se fue poco a poco, reacia a romper su
dominio. Lágrimas vinieron a mis ojos, y no pude mantener a raya la
verdad mucho más tiempo.

―Todo lo que te dije antes era pura mierda. Aún te amo. ¡No pude
detenerme, no importó cuán duro traté! Oh Dios, Jungkook, he estado tan
perdido sin ti... ―Ya no pude hablar. Traté de combatir las lágrimas, pero
vinieron como quisieron, y un sollozo ahogó mis palabras.

―Todo está bien, Gatito ―dijo Jungkook suavemente―. Ya no estás


perdida. Te encontré, y amo todo de ti. Amo al adolecente de mente
cerrada que trató de matarme cuando nos conocimos porque pensaba
que el mundo tenía dos

categorías: humano y malvado. Amo al luchador en ciernes que hizo un


trato con un vampiro para proteger a su familia, y amo al joven sensual
que se escondía por debajo. Amo al hijo de puta mentiroso que me dejó
porque pensó que me estaba protegiendo. Amo al duro guerrero en que te
has convertido. Incluso puedo amarte por haberte comprometido con ese
trozo esponjoso de humanidad que pensaste podía cambiarte en algo que
nunca serás. Te amo así seas Vante, Tae, Gatito o incluso Taehyung, y
amaré también a cualquiera que te conviertas en el futuro. Eso lo
consiguió; estallé en completos y ruinosos sollozos que hicieron añicos las
paredes dentro de mí. Más que otra cosa, anhelaba escuchar que todavía
me amaba, y más increíblemente, amaba al verdadero yo, con todos mis
defectos y formas. Fue un alivio inexpresable romperme, dejar caer mis
escudos, y estar emocionalmente indefenso sin miedo al rechazo.
Jungkook me sostuvo todo el tiempo mientras lloré, y cuando la tormenta
de mis lágrimas finalmente pasó, lo besé con tal fervor que rasgué mis
labios con sus colmillos.

Jungkook hizo un ruido gutural mientras tragaba mi sangre. Entonces una


mano se enredó en mi cabello y su boca se cerró sobre mi garganta. Tuve
la mitad de un segundo donde adiviné lo que pretendía, y me tensé en
defensa instintiva.

―No tengas miedo ―susurró, entonces sus colmillos se hundieron en mí.

Justo como esa otra ocasión hace años cuando me había mordido; lo que
la lógica me decía que debía doler solo se sentía bien en cambio.
Realmente, realmente bien, e incrementando con cada succión de su
boca. Traté de hablar y no pude. Parecía que había una autopista
directamente conectando mi arteria con mis entrañas, y lo sentí ahí como
si estuviera dentro de mí otra vez. La última vez que me había mordido no
había sido así. Había sido rápido y explosivo. Esta vez era lento y
crepitante, alarmante y erótico. No me estaba drenando por centímetros,
lo estaba haciendo por milímetros.

Otra succión de su boca curvó mis dedos y pies en reflejo delirante. Un


sonido ronco salió de mí cuando su lengua lavó las perforaciones antes de
succionar otra vez. Calor corrió por mis venas con abrasadora celeridad.
Mi cabeza cayó hacia atrás, y mis uñas se enterraron en él mientras
temblaba.

―¿Cómo se siente? ―Su voz era un gruñido.


No podía mantenerme con el aluvión de nuevas sensaciones. Estaba débil
y excitado todo a la vez. Piel de gallina ondeó sobre mí, puntos grises
bailaban en mis ojos, y me aferré a él mientras mi mundo se ladeaba.

―Caliente. S-se siente caliente. Creo... que estoy muriendo.


―Extrañamente, el pensamiento de mi fallecimiento nunca me había
molestado menos.

―No estás muriendo. ―Chupó de mi cuello otra vez y temblé,


preguntándome cómo podía estar tan febril cuando Jungkook estaba más
cálido de lo que nunca lo había sentido―. Ríndete a ello ―me urgió y
dobló mi espalda hacia atrás, sus colmillos aún cerrados en mi
garganta―. Déjate ir.

El latido de mi corazón parecía rabiar dentro de mi pecho. Nada se sentía


ya separado, y con cada continúa succión de su boca, mi pulso flameaba
con calor hasta que mi cuerpo se sintió incinerado. Grité en una voz que
no reconocí como mía mientras succionaba más duro, más profundo.
Hubo un estallido de color

detrás de mis párpados, e incluso una succión más fuerte, y esas


increíbles sensaciones se construyeron hasta que sentí que me vaciaba en
Jungkook junto con mi sangre. Cuando el clímax se alzó a través de mí,
salté del borde de la conciencia a la dichosa oscuridad que me esperaba.

†††††††††††††

Lamento la espera he andado muy ocupada como siempre ;-; pero por fin
me di un tiempito para adaptar este capitulo espero que les haya gustado
tanto como a mi, les juro que grité de emoción mientras iba leyendo es uno
de los mejores extras!!
¿Qué tal les pareció? Les parece mejor este reencuentro que el de la obra
oficial publicada? A mi definitivamente me gustó mucho más, es más
crudo y ufff emocional.

El próximo también se viene... interesante jajaja la escena toma lugar


Después del S&M Club ¡esperenlo!

Extra: Después del S&M Club


Nota de la autora: Originalmente esta escena tenía lugar al final del
capítulo doce en At Grave's End. Posteriormente fue cortada porque
consideré que la escena de sexo sería de algún modo gratuita y podría
arruinar el ritmo. ¿Entonces por qué la escribí para empezar? En esta
versión, Jungkook pretendía dejar a Taehyung en el recinto durante unos
cuantos días mientras salía de la ciudad para comprobar en secreto una
pista sobre Patra, así que el sexo de "despedida" tenía sentido. Ya que
Jungkook no se va en la versión publicada del libro, hacerlos detenerse
para un revolcón desinhibido parecía como si le restara seriedad a lo que
Jungkook y Taehyung estaban afrontando en ese momento, y eliminé la
escena.
Volamos de vuelta al recinto, dejando a los humanos en un hospital militar
local para una revisión. En realidad, no tuvimos ni que darles nuevos
recuerdos de la noche. Los tres sabían sobre vampiros y ghouls y habían
ido de buena gana con ellos al club como juguetes. Con lo único que no
habían contado era que el regocijo se agriaría tanto. No era asunto mío,
me recordé. Mi trabajo era salvarlos, no sermonearlos por su estilo de
vida.

Cuando llegamos al tercer subnivel, Jungkook tiró de mí justo más allá de


la oficina de Namjoon donde mi tío esperaba el informe de la tarde. Él no
redujo el paso cuando Hoseok nos llamó.

―¿Dónde creen que van?

Ambos llevábamos abrigos por decoro así como por aspectos prácticos.

Quizás en Miami no hubiera necesidad de la sobrecapa, teniendo aún más


de diecisiete grados a pesar de ser noviembre, pero en Virginia hacía frío.
El mío estaba anudado con recato sobre mi ropa provocativa; él llevaba el
suyo abierto arremolinándose y revoloteando tras él.

―Menos de tres horas para el amanecer ―respondió Jungkook―. No voy


a malgastarlas en muestra-y-cuenta. No con ustedes, bastardos, claro. Él
tendrá nuestro informe por la mañana.

Habría discutido, pero lo que Hoseok no sabía era que Jungkook tenía
que volar mañana temprano. Tendríamos que estar en el aeropuerto a las
nueve y media, y

había un trayecto de hora y media. Para los vampiros, eso era


prácticamente al amanecer. Él tenía razón. El tiempo era esencial.

Jungkook me guió hasta el único lugar realmente privado que yo tenía en


el complejo: la ducha. No había que preocuparse de que alguien entrara y
nos interrumpiese. En los últimos meses, incluso Namjoon había ampliado
el área, añadiendo suficiente espacio para que Jungkook tuviera armarios,
por su inclinación a ducharse conmigo en lugar de con los hombres
infames. Namjoon también había añadido una silla y una otomana en la
esquina de la habitación. Supongo que una cama hubiera sido demasiado
descarado. Además, nunca habíamos tenido la necesidad de una.

Jungkook echó la cerradura a la puerta tras nosotros, tirando de mí hacia


sus brazos en cuanto cerró.

―Llevo esperando toda la maldita noche para hacer esto ―gruñó él,
arrodillándose a mis pies. Me quitó la chaqueta, arrojándola a un lado.
Cerró sus labios sobre mi

pezón, rascando con el clavo de su lengua el pico sensible de tal forma


que me hizo jadear.

A pesar del calor que aumentaba en mi interior, aún quedaba una punzada
de celos.

―¿Cómo lo soportas, Jungkook? ―No hablaba de la molestia que le


debía de haber provocado el ponerse ese tipo de joyas―. Sehun tuvo que
abofetearme para evitar que le arrancara la cabeza a esa zorra cuanto te
besó. ¿Cómo me observas, trabajo tras trabajo, flirtear con otros hombres
para atraerlos hasta el lugar?

Costaba formar palabras coherentes cuando él rendía tal minuciosa


atención a la tarea que tenía delante. Pronto ambos pezones palpitaban, y
sus manos no habían estado inactivas.

Un amortiguado gruñido resonó contra mi piel.


―Ayuda el que pronto estarán muertos tras tocarte, Gatito. Soy lo
suficientemente viejo como para haber ganado en paciencia, pero no, no
es fácil. Pero no nos molestemos por eso ahora. Tienes que responder
una pregunta, ¿recuerdas?

Jungkook me levantó y me llevó hasta la silla sin romper el contacto con


sus labios. Extendió mis piernas, haciéndome temblar, y entonces acarició
mi tanga de cuero con la nariz antes de clavar sus colmillos y sacármelas.
Sus incisivos desgarraron con delicadeza la tela mientras su lengua
serpenteaba entre las rasgaduras. Multitarea en su excelencia.

Gemí y agarré sus hombros. Dios, me encantaba lo que era capaz de


hacerme con la boca y así se lo dije con la voz áspera por el deseo. Se rió
sobre mi carne, lamiendo y explorando con conocimiento, con caricias
húmedas que se sentían incluso más intensas por el roce de sus colmillos.
Cuando me golpeó el orgasmo, estaba sudando y me arqueaba contra él,
clavando mis uñas en sus pálidos brazos que se cerraban sobre mi cintura
para sostenerme más cerca. El grito que se precipitó desde mi garganta
en el envite del éxtasis pondría a prueba si el nuevo aislamiento que había
instalado Namjoon funcionaba o no. Si no era así, probablemente podrían
oírme desde la oficina de mi tío.

―Eres tan hermoso ―susurró Jungkook, deslizándose hacia arriba para


acunarme. Le besé con voracidad, sin importarme que sus colmillos
cortaran mis labios antes de arrastrar su lengua en mi boca para
succionarla. Resonó metal contra metal cuando sus calzoncillos unidos
por cadenas cayeron al suelo antes de que todo su duro cuerpo se
presionara sobre el mío.

Arañé su espalda con las uñas mientras le rodeaba la cadera con mis
piernas.
―Ahora. Ya. Te quiero tanto.

Otra risa entre dientes, pero más gutural.

―Ah, mascota, adoro lo ansioso que te pones. Sí, ahora, y tengo otra
sorpresa para ti...

Una fuerte embestida encorvó mi columna, sonsacando un grito ahogado


mientras me arqueaba hacia atrás tanto que casi me caigo de la silla.
Jungkook me cogió entre sus brazos antes de bajarme al suelo, agarrando
mis caderas mientras se hundía profundamente dentro de mí una vez más.

―Tú no ―logré decir, estremeciéndome con la sensación de una fricción


añadida a la dureza deslizándose dentro y fuera de mí.

Sus labios se curvaron maliciosamente.

―Había dos pendientes de plata extra. Llámame un actor de método.


Odio malgastar un buen accesorio.

―Va... a doler... como el infierno... sacarlos ―dije por mi irregular


respiración. Apreté mis piernas aún más a su alrededor, deleitándome en
sentirlo moviéndose dentro de mí con mayor fervor. Parecía que ese aro
añadía un borde más afilado de placer, provocando que mis
terminaciones nerviosas se apretaran y contrajeran por la creciente
demanda sensual. Jugué con los aros de sus pezones, tirando y
retorciéndolos con cuidado mientras lo besaba como si intentara
ahogarme.

―Más deprisa. Más duro. Más. ―En cualquier orden.


Jungkook obedeció, empujando con tal intensidad que me hizo gritar con
delirante dicha antes de que le rogara que parara. O que no lo hiciera. No
podía pensar bien. En cualquier caso, él tenía sus propias intenciones.
Cuando cerramos el trato con Namjoon, Jungkook estuvo de acuerdo en
seguir mis órdenes en el trabajo, afirmando lascivamente que prefería
tener el control en el dormitorio. No puse objeción, lo cual resultó ser la
decisión más inteligente que he tomado nunca. Él me dominaba en la
cama o fuera, como en este caso, pues estábamos en el suelo, y adoraba
cada instante. Cuando algo terminaba siendo sexual, Jungkook era
realmente un maestro.

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Perdonen si la descripción de la ropa no concuerda del todo jaslkdalksd


se me olvidó por completo como los describí, pero buee no es lo
importante aquí

Espero que les haya gustado, el próximo es el último extra :(

¡Los espero en mi adaptación actual Kiss an angel! Está siendo publicada


en sweek y en inskpired por si gustan ir a darle un vistazo~

Extra: Jungkook se da cuenta de que


Taehyung casi "salta"
Nota de la autora: Esto es más un extracto que una escena pero la estoy
incluyendo porque muchos lectores que lo habían visto previamente en mi
sitio web dijeron que realmente les gustó lo que Jungkook le dijo a
Taehyung. Por eso, siento profundamente no haberlo incluido en la
versión publicada de At Grave's End. En ese momento creía que ya había
demasiadas declaraciones emocionales y no quería arriesgarme a caer en
algo demasiado florido o cursi, así que la dejé fuera. En retrospectiva, eso
fue un error. Las emociones deberían estar sobrecargadas cuando te das
cuenta de que casi pierdes a la persona que más amas y he tratado de
recordar eso cuando escribo el resto de mis historias. Para dar un poco
de contexto, he incluido algunas oraciones de la versión publicada,
empieza cuando Taehyung y Jungkook finalmente están solos después de
que Jungkook regresa de la "muerte."

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―Tu cuerpo envejeció casi al punto de estar realmente muerto. Es por eso
que tu cabello es blanco ¿verdad?

―Sí. Esperaba eso.

Entonces me golpeó, mirando a su bello rostro sin arrugas y ese cabello


completamente blanco enmarcándolo que ninguno de los debería estar
vivo. Él casi

fue asesinado por un cuchillo en su corazón y agrega un paso más en un


saliente rocoso para mí, y Jungkook habría regresado encontrándose a mi
cuerpo roto y más allá de la resurrección.

Sus manos se cerraron alrededor de mi rostro y todo su cuerpo se tensó.

―¿Qué estabas recordando?


Dejé que el recuerdo llegara, sin restringir nada, oyendo de nuevo las
despiadadas reprimendas de Vlad y la pregunta final que salvó mi vida.
¿Qué eres?

Jungkook dejó salir un aullido y me apretó más contra él. Líquido rosa se
derramaba de sus ojos, combinando con mis propias lágrimas en cantidad
si no en color.

―Si hubiera vuelto y visto eso, Gatito, me habría matado más eficazmente
que cualquier plata en mi corazón. Prométeme, prométeme, prométeme
que nunca harás una cosa así. Si muero, esperaré por ti, ¿entiendes? No
importa cuánto tome.

Te veré desde el más allá para asegurarme de que vives cada año que
tienes a todo lo que da y entonces tendremos mucho de qué hablar
cuando te vuelva a ver...Prométemelo ahora, Taehyung.

Lo sostuve tan apretadamente como pude incluso mientras dejaba salir


una risa.

―¿Olvidaste esa parte? Mi nombre no es Taehyung, es Red Reaper.

FIN
¡Gracias por quedarse hasta el final! Siempre les estaré eternamente
agradecida por todo el cariño que esta adapta** tuvo espero me sigan
acompañando en las siguientes. Los adoro y les deseo lo mejor a cada
uno de ustedes sean felices y apoyen mucho a Bangtan.

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