El Diagnóstico en La Terapia Gestalt

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DOCUMENTO 213 1

El diagnóstico en la Terapia Gestalt


Carmen Vázquez Bandín

“El diagnóstico y la terapia


son un mismo proceso.”
(PHG II, 15, 2, 5)1

En los tiempos actuales, en donde con la cultura narcisista que nos


caracteriza necesitamos saberlo todo por anticipado y tener las cosas
programada y diseñadas con anterioridad resuenan de un modo extraño las
palabras del libro básico de la Terapia Gestalt.
Aplicada esta anticipación al terreno de la psicoterapia y de la clínica
parecen aún más raras ya que remueven introyectos que nos enfrentan a
nuestro quehacer profesional. “Poca profesionalidad”, “ligereza”,
“descuido”, …
Sin embargo, si repasamos la teoría y la filosofía de la Terapia
Gestalt encontramos la explicación de la frase con la que he empezado este
artículo, y las claves para encuadrar el diagnóstico.
Del mismo modo podemos encontrar referencias para entender y
abordar el psicodiagnóstico y lo psicopatológico.

Como preámbulo para abordar el concepto de diagnóstico necesito


enunciar algunos de los principios básicos de la Terapia Gestalt::

- la Terapia Gestalt se fundamenta en lo fenomenológico.


- la Terapia Gestalt es una terapia que se centra en el aquí y ahora de la
relación;
- la Terapia Gestalt trabaja con la parte sana del individuo.

La Terapia Gestalt se fundamenta en lo fenomenológico

Todos los terapeutas sea cual sea nuestra orientación, tenemos claro
que un paciente acude a consulta cuando siente que no puede ayudarse a sí
1
.- PERLS, F.S., HEFFERLINE, R. y GOODMAN, P.: Terapia Gestalt: Excitación y crecimiento de la
personalidad humana, Ed. Sociedad de Cultura Valle-Inclán, Colección Los Libros del CTP, Madrid-
Ferrol, 2002, pág. 284. (A partir de ahora PHG, Volumen, Capítulo, Apartado, Párrafo. Utilizo esta
nomenclatura aparentemente “bíblica” no por motivos de “devoción y reverencia” sino como
nomenclatura internacional. Este modo permite a todos los gestálticos del mundo encontrar cómodamente
las referencias citadas por los escritores en sus artículos, libros, etc.)
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mismo. Es entonces cuando busca ayuda profesional para solucionar su


problema.
Los terapeutas gestálticos creemos que los problemas del paciente se
deben a su incapacidad, a su dificultad para ver lo obvio. Esto quiere decir
que, cuando el paciente nos cuenta sus problemas, sus dificultades nos las
está contando desde su perspectiva, desde su prisma, esto es, sin ver
determinados aspectos de su situación ya que, de lo contrario, habría sido
capaz de solucionar su problema y no necesitaría pedir ayuda. Por lo tanto,
necesitamos escuchar al paciente pero no podemos quedarnos en el
contenido ya que, sin que consideremos que nos está mintiendo, pues eso
implicaría intencionalidad, hay elementos y aspectos que están fuera de su
capacidad de darse cuenta.
¿Qué nos interesa, por lo tanto, a los terapeutas gestálticos? Nos
interesa lo fenomenológico. Por un lado, lo que nosotros podemos ver y oír
en el paciente: cómo dice lo que está diciendo, con qué tono de voz, qué
gestos, qué expresión facial, qué omisiones, qué sensaciones, qué
sentimientos, …
Y, como otra parte de lo fenomenológico, contamos con otro
elemento de contraste: nuestras propias reacciones corporales, vivencias,
sensaciones y sentimientos de cómo nos está contando lo que nos está
contando.
Entre estos dos parámetros observables, en la relación que se va
creando entre el paciente y el terapeuta en cada aquí-y-ahora de la sesión se
desarrolla la Terapia Gestalt y, por lo tanto el diagnóstico.

La Terapia Gestalt es una terapia que se centra en el aquí y ahora de la


relación

La teoría de la Terapia Gestalt ofrece unos criterios claros tanto


sobre el desarrollo de la sesión terapéutica como sobre la salud del
individuo.
Como en cualquier otra escuela o enfoque terapéutico como pueda
serlo el Análisis Transaccional, la Bioenergética, etc. su teoría es la
construcción de un sistema para dar sentido a la propia experiencia, y
aportar unos conceptos que, asimilados por el terapeuta, le permiten
“mantener sus referencias y saber en qué dirección mirar”.2
Según esto, uno de los criterios teóricos con los que cuenta el
terapeuta gestáltico es con la secuencia del proceso de hacer y retirarse del
contacto y sus interrupciones que marca las dificultades, las perturbaciones
que aparecen en la relación paciente/terapeuta en cada sesión, sesión tras
sesión.
2
.- PHG II, 15, 2, 1
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A la relación que se va creando en cada sesión terapéutica, los


terapeutas gestálticos la conocemos con el nombre de frontera-contacto en
acción que preserva la singularidad tanto del paciente como del terapeuta y
al mismo tiempo les permite explorar, ensayar, experimentar y
“abandonarse” en la relación.
Así podemos comprobar que “en cualquier contacto vivo la frontera
está siempre definida aunque siempre es fluctuante”3 y el resultado final de
la sesión, tanto para el paciente como para el terapeuta es la satisfacción, la
vitalidad y la sensación de haber mantenido una relación significativa de
igualdad y de novedad, de algo único. En la neurosis “la frontera no
fluctúa con la voluntad o la necesidad a medida que se intenta ver,
recordar o moverse, sino que permanece fija”4, se interrumpe el proceso de
la relación. Y en cada una de las posible interrupciones, en el proceso de
co-crear la relación, de desplegar el proceso de hacer y retirarse del
contacto el terapeuta va a ir planteando diversos experimentos en el aquí-
y-ahora de la relación para que la relación siga siendo fluida.

La Terapia Gestalt trabaja con la parte sana de la persona

La Terapia Gestalt, como sabemos, parte de la creencia de que si se


potencia y se apoya la parte sana de la persona va a ser ella, por sí misma,
la que despetrifique las rigideces, cambie los ajustes conservadores por
creativos y sea capaz de vivir plenamente el presente sin tener que repetir
patrones rígidos y obsoletos que, en su momento en el pasado, fueron los
mejores y más creativos ajustes a las situaciones del allí-y-entonces, pero
que han dejado de tener sentido en el presente.
Este apoyo se hace en “el campo” de la relación terapeuta/paciente
en el aquí-y-ahora de la sesión con “lo dado” de la situación. Y como
sabemos que “la única solución a un problema humano es un
descubrimiento experiencial”5 planteamos un experimento ya que el
terapeuta no tiene que buscar nada ni en la historia pasada del paciente, ni
nada “oculto” por debajo de su comportamiento cotidiano, sino que nuestra
tarea es plantearle un problema en la relación, una propuesta en el aquí-y-
ahora de la sesión que, sabemos que el paciente no resuelve de manera
adecuada, ni en la sesión ni en su vida cotidiana ya que “la situación real y
presente, no lo olvidemos, es un ejemplo de toda la realidad que ha sido o
será”6 y por cuyo fracaso se siente insatisfecho.

3
.- PHG II, 15, 12, 1
4
.- PHG II, 15, 12, 2
5
.- PHG II, 1, 8, 1
6
.- PHG II, 15, 2, 4
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De esta manera el apoyo que supone la relación “privilegiada” que se


ha establecido en la relación terapéutica va a transformar la ansiedad que se
le despierta al paciente en excitación creativa que le hace resolver el
problema de relación.
Y así, sesión tras sesión, el paciente no solo aumenta su capacidad de
darse cuenta de la relación sino que amplia su campo de experiencias
vividas que siempre producen asimilación, crecimiento, satisfacción y por
lo tanto, cambio.
Asimiladas estas experiencias nuevas, el paciente no va a tener
ningún problema en generalizar y “traspasar esta actitud nueva a la
calle”7.

Niveles de diagnóstico

Si volvemos ahora al concepto de diagnóstico, después de ver


brevemente los planteamientos de los que parte la teoría de la Terapia
Gestalt, podemos hacer una primera aproximación.

• El diagnóstico, en primer lugar, está basado en lo obvio, en lo


fenomenológico: “tus ojos, en este momento y diciendo esto, no me
miran; estas mirando a la pared”, “tu respiración ha cambiado y se ha
hecho superficial”, “me siento triste cuando te miro a los ojos”, …

En el contexto de una sesión podría ser de la siguiente manera:

“Cliente: ‘La verdad es que necesito solucionar mi problema’


(mientras dice esto, sube y baja los hombros).
Terapeuta: ‘Me llama la atención que mientras me dices que
necesitas solucionar tu problema subes y bajas los hombros, cuando
yo hago eso en mi significa que me da igual, que no tengo interés.
¿Qué podría significar en ti?’.
C: ‘Ahora que lo dices… (y vuelve a encoger los hombros) me da un
poco igual resolver mi problema, … ¡bueno! ¿sabes? ¡Es que creo
que no voy a ser capaz de resolverlo!
T: ‘Y cuando dices esto, aprietas los labios y frunces la boca…’.
C: (Casi sin dejarme terminar responde) ‘Es que me siento
impotente, …’”.
T: ‘Yo, ahora, mientras te veo y te oigo, me siento energetizada
porque estoy pensando que eres muy sincero contigo y conmigo’.

7
.- PHG II, 2, 12, 2.
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La sesión sigue transcurriendo con lo fenomenológico para que


pueda surgir una figura clara.”

• En segundo lugar, el diagnóstico está ayudado por la teoría de la


secuencia de hacer y retirarse del contacto y sus interrupciones que “va
a ofrecer una especie de puente entre la terapia de la situación presente
y las concepciones del terapeuta”.8 Y aquí sabemos que:

- Antes de la nueva excitación primaria, la interrupción es la


confluencia.
Utilizando básicamente el mismo ejemplo anterior, podría ser:
“Cliente: ‘La verdad es que necesito solucionar mi problema’
(mientras dice esto, sube y baja los hombros).
Terapeuta: ‘Me llama la atención que mientras me dices que
necesitas solucionar tu problema subes y bajas los hombros, cuando
yo hago eso en mi significa que me da igual, que no tengo interés.
¿Qué podría significar en ti?’.
C: ‘No sé (confluencia), …’
T: ‘Y mientras estás diciendo ‘no sé’ miras para el suelo, ¿qué
sientes al hacerlo?’
T: ‘No sé (confluencia)…, dímelo tú (confluencia)…’”.

- Durante la excitación: la introyección.


Un ejemplo podría ser:
“Después de un tiempo de sesión.
Cliente: ‘Es que siempre me han dicho que soy poco inteligente
(introyecto)’
Terapeuta: ‘¿Cómo estoy haciendo yo, ahora, para que te sientas
poco inteligente?’”.

- Al relacionarse con el entorno: la proyección.


Fragmento de sesión como un breve ejemplo:
“Cliente: ‘Se que estás pensando que soy un cobarde (proyección)’
Terapeuta: ‘¿Cómo puedes saber lo que estoy pensando?’”.

- Durante el intercambio y la desaparición de la frontera: la


retroflexión.
Fragmento de sesión como ejemplo:
“Cliente: ‘… siempre me he sentido sola, sin apoyo, tenía que hacer
siempre las cosas por mí misma… (mientras dice eso se acaricia
suavemente el pelo –retroflexión)

8
.- PHG II, 15, 2, 6
DOCUMENTO 213 6

Terapeuta: ‘Me estoy fijando en lo que estás haciendo con la mano


en el pelo…, siento ternura y me estoy preguntando qué puedes
querer de mí…’
Cliente: (Sonríe, me coge las manos) ‘quiero decirte que eres muy
importante para mí, contigo me siento sostenida, recogida, …
contigo aprendo a hacer las cosas por mí misma pero te siento
cerca’.”

- En el contacto final: el egotismo.


Ejemplo:
“Cliente: ‘No puedo irme sin saber que hemos estado haciendo hoy,
sin sacar conclusiones claras de la sesión y sin tener una tarea para
la semana (egotismo)’
Terapeuta: ‘¿Cómo te sientes ahora sin esa información?

De esta manera podemos establecer en cada persona un patrón de


respuestas rígidas que se repiten una y otra vez, y que hacen que el
paciente interrumpa su relación con nosotros.

• Estos patrones nos van a dar otro tercer criterio diagnóstico. PHG dicen
claramente que “los diferentes ‘caracteres’ neuróticos” son “patrones
estereotipados que limitan la flexibilidad”.9
Este último criterio es más un concepto intelectual que algo con
valor operativo. Como dicen Swanson y Lichtenberg (1998): “El
terapeuta necesita identificar los patrones de experiencia en el proceso
de hacer y retirarse del contacto para que puedan servir para describir
a la persona con la que nos relacionamos en terapia, para que puedan
codificar las observaciones del terapeuta para poderlas utilizar en la
terapia, y para que puedan ser usadas para comunicar a otros lo que se
ha observado”.10

Cualquier manual de diagnóstico, ya sea el DSM-IV-TR, el CIE-10,


las tipologías de Lowen se podrían encuadrar en este tipo de
diagnóstico.
Pero, como terapeutas gestálticos, al elegir el tipo de manual
diagnóstico de tipologías tenemos que ser cuidadosos ya que
necesitamos hacer una “traducción” de la orientación terapéutica
empleada por el autor o autores de dicho manual a los conceptos y
términos en los que se basa nuestro modo terapéutico.

9
.- PHG II, 1, 5, 2.
10
.- SWANSON, C. y LICHTENBERG, PH.: Diagnosis in Gestalt Therapy, a modest beginning, The
Gestalt Journal, Volumen XXI, número 1, Primavera, 1998. (Traducción mía)
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Si desarrollo más este último párrafo y como una directriz básica,


vuelvo a apoyarme en el contenido del PHG:
En la Introducción, sus autores, dan un criterio general pero muy
elocuente de que consideran dos posibilidades distintas de patología
cuando dicen “En la neurosis, más todavía en la psicosis, la elasticidad
de la formación figura/fondo está perturbada. Se encuentra a menudo o
bien ante una rigidez (fijación) o bien ante una falta de formación de la
figura (represión)”.11
Más adelante, en el capítulo 14 del mismo volumen ofrecen tres
criterios cuando dicen: “La neurosis, como una perturbación de las
funciones del self, se sitúa a medio camino entre la perturbación del self
espontáneo, que es el sufrimiento, y la perturbación de la función ello,
es decir, la psicosis”.12
El primer tipo de psicopatología que nombran PHG y a la que se
refieren como “la persona que se da espontáneamente porque no puede
esperar el contacto final” le atribuyen el sufrimiento, ya que su figura
está perturbada “por la frustración, la rabia o el agotamiento”.13 ¿Qué
abordaje terapéutico sugieren para los experimentos en la sesión?
“Deben aprender más técnicas prácticas y también debe haber un
cambio en sus relaciones sociales”. Este tipo de patología parece que la
localizan en la función personalidad.
El segundo tipo de psicopatología es la neurosis, “la huida de la
excitación espontánea y la limitación de las excitaciones”.
Características de la neurosis serían el cansancio, la susceptibilidad, el
malestar, la insatisfacción, el autocontrol, la falta de concentración, el
aburrimiento, la vergüenza, el resentimiento, la culpa, el orgullo, el
sentimiento de inferioridad, ... Aquí, el tipo de terapia consistiría en
cambiar las condiciones y proporcionar otros fondos de experiencia
hasta que el self descubra-e-invente la figura, llevando de nuevo, la
relación, hacia un ajuste creativo espontáneo. La perturbación estaría en
la función yo, con las interrupciones del contacto.
El tercer tipo psicopatológico sería la psicosis, “la aniquilación de
una parte de lo dado de la experiencia, por ejemplo, las excitaciones
perceptivas o las propioceptivas”. La fisiología primaria empieza a
estar afectada. La patología estaría en la función ello.

Es evidente que el desarrollo de estos tres tipos está sin completar,


como muchos otros puntos de la teoría de la Terapia Gestalt. Y esta es
una parte de nuestro cometido como profesionales que hemos elegido
como modo de trabajo utilizar la Terapia Gestalt. Siguiendo las líneas

11
.- PHG, Introducción general, pág. xliii.
12
.- PHG II, 14, 2, 2.
13
.- PHG II, 14, 2, 3.
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maestras de nuestra teoría, desarrollar y profundizar en la operatividad


de estos conceptos sin traicionar nuestras bases.

Este es uno de los temas que me tienen ocupada y motivada


últimamente14, y es mucho lo que me gustaría decir pero no me resulta
fácil poder explicar, con claridad y de un modo resumido, este tercer
criterio diagnóstico ya que supone una extensión que no me permite este
artículo. Apelo a la capacidad de abstracción del lector para sacar sus
conclusiones de lo anteriormente dicho y del ejemplo que pongo a
continuación.

Neus es una mujer de 35 años diagnosticada de neurosis


obsesivo-compulsiva. Lleva siete años con sus rituales, ha recorrido
innumerables psiquiatras, psicólogos, psicoterapeutas y
especialistas de todo tipo tratando de aliviar sus síntomas. Está
casada desde hace 14 años. Tiene tres hijos. Trabajaba como
maestra pero ha tenido que dejarlo debido a su enfermedad. Cada
vez que oye, ve o está cerca de cualquier cosa o persona
relacionadas o que puedan relacionarse con religión, salud-
enfermedad o muerte necesita hacer un ritual y decir una“salmodia”
para evitar que a su marido o a sus hijos les ocurra alguna
desgracia.
Cuando veo a Neus por primera vez me siento impresionada.
Parece una anciana. Delgada hasta la consunción, la piel ajada, los
hombros echados brutalmente hacia delante, el pecho hundido. Solo
unos ojos grandes y expresivos se me clavan como mirándome desde
abajo. Siento angustia, compasión y rechazo. No me siento cómoda.

Se suceden las sesiones. Resulta difícil, por no decir


imposible, trabajar con ella. Los cincuenta minutos los dedica
prácticamente a sus rituales. Me es difícil empatizar con ella. Pero
ambas seguimos viéndonos, una vez a la semana, con una “voluntad
de hierro”.

Conforme pasa el tiempo yo empiezo a notar que cuando se


va, yo me quedo “enganchada” a la situación. Le doy vueltas a su
problema. Trato de diseñar la siguiente sesión, invento en mi cabeza
conversaciones posibles con ella. Me descubro en casa, en mi tiempo
libre pensando en Neus, en su torturada vida.
Luego, me descubro un día consultando libros de
psicopatología, buscando monografías sobre obsesión-compulsión,
llenándome de información teórica.
14
.- VAZQUEZ BANDIN, C.: Diagnosis and Gestalt Therapy, Meeting, February 2004, NYIGT.
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De pronto llego a la conclusión de que parece que me “he


contagiado” de los síntomas de Neus. Yo no me reconozco así. Ella
con su contenido concreto: la salud de su familia. Yo con el mío: su
salud.

Empiezo a desestructurarme mi “obsesión-cumpulsión”,


descubro y me doy cuenta de mis cómo, para qué… Me apoyo la
ansiedad que me produce no tener respuestas. Mi ansiedad se
transforma en excitación, en estar presente en la sesión, en apoyar
“lo que me rechina” en mi relación con Neus.
A las pocas semanas, Neus empieza a notar cambios.
Necesitamos todavía bastante tiempo para que vaya resolviendo sus
rituales.
La última vez que la vi había ganado peso, se la veía vital y
con energía, se sentía “reconciliada con el mundo” y estaba
pensando en volver a su trabajo de maestra.

El patrón rígido de Neus, “deforma” nuestra frontera-contacto de tal


manera que yo puedo experimentar en mí las características de “su”
rigidez, aunque con mis propios contenidos profesionales y/o personales.
Mi falta de experiencia profesional (en este caso) no me permite estar
atenta a que esto va a suceder siempre en cualquier relación con cualquier
paciente, y que es a partir de esta vivencia, y siendo capaz de resolverla en
mí, la pauta principal del trabajo terapéutico con cada paciente para que sea
capaz de flexibilizar su patrón y hacer ajustes creativos.

La diferencia entre estos distintos tipos de perturbaciones está


relacionada con el patrón en el que se producen las interrupciones.

Utilidad de los tres tipos de diagnóstico gestáltico

Una de las características de salud que propone la Terapia Gestalt es


la flexibilidad para hacer ajustes creativos en el aquí-y-ahora de cada
situación. Y es claro que esta debe de ser una de las características del
terapeuta gestáltico. Esto quiere decir que la idoneidad de utilizar uno de
los tres tipos de diagnóstico viene dada por las características del campo,
dicho de otra manera, el criterio diagnóstico depende de su finalidad.
Por lo que se refiere a las sesiones de terapia, yo utilizo los dos
primeros. En la supervisión de casos, utilizo también los dos primeros,
aplicados al terapeuta que está haciendo la supervisión, ya que siempre
trabajo con lo fenomenológico y cada terapeuta es el cincuenta por ciento
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de sus sesiones de terapia. Para hacer informes psicológicos, cuando me los


solicitan, partiendo de las dos primeras formas de diagnóstico, elaboro un
informe con una estructura del tercer tipo. Esto supone la flexibilidad de la
relación organismo-entorno en un campo dado.

Cierre

De una forma breve he ofrecido un recorrido por las distintas


modalidades de las que dispone el terapeuta gestáltico en su labor
terapéutica y clínica.
Mucho es el trabajo que queda por hacer, pero el camino es
motivante y, además ir más allá de la teoría de la Terapia Gestalt que nos
dejaron sus fundadores, supone un reto excitante. Solo tenemos que estar
atentos a un peligro: que en nuestro afán de querer ir demasiado deprisa,
nos olvidemos de que solamente podemos ampliar y desarrollar la teoría de
la Terapia Gestalt sin salirnos de su marco ya que, de lo contrario habremos
errado el camino.

Bibliografía

- PERLS, F.S., HEFFERLINE, R. y GOODMAN, P.: Terapia Gestalt:


Excitación y crecimiento de la personalidad humana, Ed. Fondo de
Cultura Valle-Inclán, Colección Los Libros del CTP, Madrid/Ferrol,
2002.
- SWANSON, C. y LICHTENBERG, PH.: Diagnosis in Gestalt Therapy,
a modest beginning, The Gestalt Journal, Volumen XXI, número 1,
Primavera, 1998.
- VÁZQUEZ BANDÍN, Carmen: Diagnosis and Gestalt Therapy,
Comunication, NYIGT, Febrero, 2004.
- VÁZQUEZ BANDÏN, Carmen: Apuntes sobre Terapia Gestalt, Revista
Figura-Fondo, México D.F., Junio, 2003.

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