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Universidad Nacional Autónoma de México Escuela Nacional de Trabajo Social

Psicología Social
Iliana Muñoz García

Área: Sujeto y hábitat

Semestre: 7

Créditos: 8

Carácter: Obligatoria

Sistema Universidad Abierta


CONTENIDO

Página

Presentación 1

Introducción 2

Objetivo general 4

Perfil de egreso 4

Temario general 6

Unidad 1. Introducción a la psicología social 8

Unidad 2. Los procesos de grupo desde el enfoque 44


de la psicología social
Unidad 3. Psicología de la familia, del pequeño 87
grupo y de masas
Unidad 4. Problemas psicosociales 133

Unidad 5. Métodos y técnicas para la gestión y 140


conciliación de conflictos sociales
Glosario 146

Bibliografía básica 149

Bibliografía complementaria 151


PRESENTACIÓN

La Escuela Nacional de Trabajo Social inició sus estudios de Licenciatura en


Sistema Universidad Abierta, en el año escolar 2003, con el Plan de Estudios
aprobado por el H. Consejo Universitario el 10 de julio de 1996. Fué
reestructurado en el año 2002 con aprobación del Consejo Académico del Área
de las Ciencias Sociales, en su sesión del 26 de noviembre de 2002.

En el Sistema Universidad Abierta, la relación entre asesores, estudiantes y


material didáctico es fundamental. En este sentido, en la Escuela se puso
especial atención para lograr mayor calidad en los materiales.

De esta manera, el material que ahora te presentamos debe constituirse en una


herramienta fundamental para tu aprendizaje independiente. Cada uno de los
componentes que lo integran guardan una congruencia con el fin de que el
estudiante pueda alcanzar los objetivos académicos de la asignatura.

El material pretende desarrollar al máximo los contenidos académicos, temas y


subtemas que son considerados en el programa de estudio de la asignatura.
Esto no pretende soslayar el papel y responsabilidad preponderante del
estudiante, que debe profundizar en la búsqueda de conocimientos en todas
aquellas fuentes que tenga a su alcance hasta hacer realidad los objetivos y el
perfil de egreso propuesto.

Este material es perfectible, por ello, con el apoyo de las experiencias de los
estudiantes y otros profesores, serán revisados y actualizados de manera
permanente por el asesor, cuyos aportes sin duda, contribuirán para su
mejora y enriquecimiento.

Te damos la más cordial bienvenida y te deseamos toda clase de éxitos en los


estudios que inicias en esta, tu Escuela: la Escuela Nacional de Trabajo
Social de la Universidad Nacional Autónoma de México.

1
INTRODUCCIÓN

La psicología social es un área de la psicología general que tiene como objeto


de estudio específico el comportamiento del ser humano en relación con los
demás, es decir, la psicología social centra su interés en la comprensión de la
interacción humana.

Es una disciplina que nace a partir de la necesidad de estudiar al individuo


como participante social y, al mismo tiempo, como parte de la sociedad. Ello
implica una transformación por parte del individuo en lo social y viceversa,
desde una perspectiva psicológica.

La psicología social estudia los temas de la vida cotidiana con rigor teórico y
metodológico, es decir, esta disciplina se ocupa, por ejemplo, de la percepción
entre las personas, los valores, las actitudes, la personalidad, los estereotipos y
prejuicios, por mencionar algunos, que son temas con los que todo individuo se
encuentra a diario.

Cabe aclarar que la psicología social es una disciplina con una historia, un
objeto de estudio y metodologías propias sumamente amplias y que abarcan
todo lo concerniente al individuo y lo social. Por esta razón se antoja imposible
dominar todo lo relacionado con la psicología social como parte de una
asignatura, ya que incluso es una unidad de estudio meritoria de una
licenciatura completa.

Sin embargo, es importante que el Trabajador Social conozca algunos


elementos de lo social desde la perspectiva psicológica, para contar con una
visión holística y como parte de una formación integral en el desarrollo de su
quehacer profesional.

Por ello, a partir del conocimiento de estos procesos, el estudiante estará


preparado para investigar, analizar, explicar, diagnosticar, asesorar e intervenir,
desde el punto de vista psicosocial, tanto en el comportamiento individual como
en el de los grupos y la dinámica de interacción social. Asimismo, se forma

2
para elaborar y operar propuestas de solución a conflictos psicosociales y
problemas derivados del cambio social.

Para este propósito, la asignatura se acota en cinco unidades temáticas que


proporcionan un enfoque global acerca de los contenidos básicos de la
psicología social en el contexto del Trabajo Social.

La primera unidad conceptualiza a la psicología social, así como sus


principales orientaciones teóricas y la relación entre el individuo y la sociedad.

La segunda unidad se refiere al estudio de los procesos grupales desde el


enfoque psicosocial, sus características y procesos.

En la unidad tres se conceptualiza y se caracteriza a la psicología del pequeño


grupo, la familia y las masas, así como sus conductas y su relación con la
sociedad.

En la unidad cuatro se definen los principales problemas psicosociales, así


como su tipología.

Por último, en la unidad cinco se explican de manera general los principales


elementos para la gestión y la conciliación de los conflictos sociales.

3
OBJETIVO GENERAL

El estudiante conocerá, interpretará y será capaz de intervenir en diversas


problemáticas ligadas a los patrones de conducta, actitudes, intereses, valores,
creencias, conflictos y otros aspectos culturales de los grupos humanos en
diferentes situaciones sociales.

PERFIL DE EGRESO

Al término del curso el alumno contará con diversos conocimientos, habilidades


y actitudes.

Conocimientos sobre:

El concepto, el objeto de estudio y las principales orientaciones teóricas


de la psicología social.

La importancia del estudio de la psicología social en el Trabajo Social


como herramienta para el desempeño holístico del Trabajador Social.

Los procesos grupales desde la perspectiva psicosocial.

La familia, el pequeño grupo y la masa, sus características y sus


procesos psicológicos, sociológicos y conductuales.

Los problemas psicosociales presentes en su contexto social.

Métodos y técnicas para la gestión y conciliación de los conflictos


sociales.

Habilidades para:

Analizar los problemas sociales desde la perspectiva psicosocial.

Apreciar la complejidad de la relación entre lo individual y lo social.

4
Usar de manera crítica las teorías psicosociales para la intervención en
dichas problemáticas.

Trabajar de forma interdisciplinaria los conceptos básicos vinculados al


objeto de conocimiento.

Comprender los orígenes, el desarrollo e impacto de las problemáticas


sociales desde la perspectiva psicosocial.

Analizar y comprender al grupo desde un enfoque psicosocial.

Actitudes para:

Entender las problemáticas psicosociales de los individuos, la sociedad y


los grupos desde una perspectiva psicológica.

Pensar de manera crítica los procesos psicosociales.

Ser ético en la profesión de Trabajador Social en relación con la


Psicología Social, así como en las aplicaciones prácticas que de ello se
derivan.

Compartir experiencias con otros profesionistas.

Entender otros puntos de vista acerca de las problemáticas tratadas.

Valores de:

Respeto.

Tolerancia.

Honradez.

Responsabilidad.

Compromiso social.

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TEMARIO GENERAL

Unidad I

Introducción a la psicología social

1.1. Conceptualizaciones.

1.2. Principales orientaciones teóricas.

1.3. Relación entre individuo y sociedad.

Unidad II

Los procesos de grupo desde el enfoque de la psicología social

2.1. Percepción social.

2.2. Categorías de análisis de los procesos de grupo.

2.2.1. Membresía.

2.2.2. Cohesión.

2.2.3. Roles.

2.2.4. Actitudes.

2.2.5. Cooperación y competencia.

2.2.6. Liderazgo y poder.

2.2.7. Comunicación.

2.2.8. Crisis y conflicto.

2.3. Desviación social y anomia social.

2.4. Psicología institucional.

Unidad III

Psicología de la familia, del pequeño grupo y de masas.

3.1. Conceptos.

3.2. Características.

6
3.3. Conductas estereotipadas del individuo en la masa.

3.4. Alienación.

3.5. Reificación.

3.6. Patrones de comunicación y de conducta.

3.7. Efectos de la publicidad y la propaganda.

Unidad IV

Problemas psicosociales

4.1. Definición.

4.2. Tipología de problemas.

Unidad V

Métodos y técnicas para la gestión y conciliación de los conflictos sociales

5.1 Procedimientos para la gestión de conflictos sociales


5.1.1 Conciliación.
5.1.2 Mediación.
5.1.3 Arbitraje

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UNIDAD 1
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIAL

Introducción

La psicología es una disciplina que procede de muy distintas fuentes, pero sus
orígenes como ciencia habría que buscarlos en la filosofía, en la antigua
Grecia. No obstante, como ciencia, es una disciplina mucho más joven y tiene
sus bases en el uso de instrumentos y técnicas que habían sido empleadas en
las ciencias naturales. Por lo tanto, se puede decir que la psicología procede de
dos fuentes: la filosofía, que le da su carácter subjetivo, y la fisiología que le da
un perfil objetivo o de ciencia.

Sin embargo, hablar de una definición única y aceptada por todos no es


posible. La psicología es una disciplina que cuenta con muy variadas y amplias
definiciones de acuerdo con la corriente teórica y de las diversas áreas de
estudio, como por ejemplo la psicología social.

En este curso se hará énfasis en la psicología social y en la importancia que


esta disciplina tiene en el ámbito profesional del Trabajador Social.

La psicología social surge a partir de la necesidad de estudiar los procesos


psicológicos no sólo en lo individual, sino bajo la premisa de que el ser humano
es un ser social, además de tratar de dar explicación a problemáticas tales
como los conflictos sociales, como las guerras, los levantamientos sociales,
etc., desde la perspectiva psicológica, en conjunto con la social.

Es por ello que a pesar de que existen textos referentes a la psicología social a
finales del siglo XIX, se le dio mayor énfasis a las investigaciones en el terreno
de la psicología social después de la Segunda Guerra Mundial y de la tragedia
del holocausto derivada de ésta.

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Por ello en esta unidad se abordará lo concerniente a las conceptualizaciones
de la psicología social, así como su campo de estudio. Para ello es importante
partir del concepto de lo social para establecer una postura al respecto.

También se analizarán algunas de las principales orientaciones teóricas, como


marco explicativo, en las cuales se fundamenta la psicología social, así como
también la importancia que tiene para esta disciplina la relación entre el
individuo y la sociedad como un objeto de análisis.

Lo revisado en esta unidad nos servirá como marco para comprender desde un
nuevo enfoque los procesos sociales, grupales, e incluso individuales
importantes para el Trabajador Social.

Objetivos

Al finalizar la unidad el alumno:


• Analizarás los principales procesos de percepción social, de las
personas y sus aplicaciones.
• Contrastarás las principales categorías de análisis de los grupos
desde la perspectiva psicosocial.
• Analizarás la desviación social y su implicación en el contexto actual.
• Analizarás el concepto de instituciones a partir de la psicología social.

Temario

1.1 Conceptualizaciones.
1.2 Principales orientaciones teóricas.
1.2.1 Teoría de la Gestalt.
1.2.2 Teoría del Campo.
1.2.3 Teoría del Refuerzo.
1.2.4 Teoría Psicoanalítica.
1.2.5 Teoría del Rol.
1.3 Relación entre individuo y sociedad.

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1.1 Conceptualizaciones de la psicología social

La psicología social es una de las ramas fundamentales de la moderna ciencia


de la psicología y, así como ésta, cuenta con muy variadas y amplias
definiciones de acuerdo con la corriente teórica que se utilice para definirla. Sin
embargo, para poder establecer una definición o un acercamiento a ello, es
necesario definir el concepto de lo social.

De esta manera se tiene que lo social se refiere a diferentes cuestiones, como


por ejemplo (Gómez, 2002):

a) Sirve para referir a las mayorías empobrecidas: “...ésta es una empresa


con claro sentido social; da empleo a cientos de familias”. Junto a la
anterior, otra que fue muy usada en México durante el sexenio 88-94: “...el
programa de „Solidaridad„ no se ha utilizado con criterio político; más bien
el criterio ha sido fundamentalmente social; ha ido a las zonas de más
bajos ingresos en el país”.

b) Atiende a lo diverso de la interacción personal: “…el roce social de una


persona habla de su categoría”. Esta referencia es la que ampara la
socorrida sección de "sociales" de los periódicos, en las que lo "social" es
la convivencialidad de los personajes acaudalados, en actividades que
generalmente desparraman frivolidad.

c) Indica la actitud crítica sobre las condiciones de la política o la economía:


“…una supuesta... edad de inquietudes sociales...”

d) Celebración de reuniones de supuesta alcurnia: “...la de esta noche es la


gran reunión social”; o como aquellas realizadas en espacios dedicados a
la celebración de fiestas conmemorativas (aniversarios, matrimonios o
ágapes varios); centros de "reunión social" se denominan.

e) Actividad política de los individuos: “…su compromiso social".

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f) Estado global de un país, tipificándolo como su salud o enfermedad; de
este uso se deriva el aberrante uso de las supuestas "enfermedades
sociales" como la corrupción, las adicciones o la delincuencia.

g) Organismos encargados de la información masiva y la propaganda:


“…oficinas, departamentos o bufetes de „comunicación‟ social"; éste es
muy cercano a aquél otro que refiere a las fuentes "social" y política de las
oficinas de redacción periodísticas.

h) Uno muy visible en los mensajes gubernamentales es aquél que alude a


los programas de tal o cual Secretaría de Estado o los programas de
servicios para colectividades como barrios, colonias, delegaciones o zonas:
"…servicios sociales, económicos y -hasta- culturales"; en México, en el
sexenio 1983-1988, hubo un organismo burocrático llamado Socicultur,
encargado de programar el entretenimiento popular en distintas zonas
habitacionales.

i) Barbarismo coloquial: "...viernes sexual, sábado social y domingo familiar";


no obstante de ser una gracejada sin mayor implicación conceptual, exhibe
claramente el tamaño de los dislates.

j) Extravíos extremos que hablan de lo "socio-demográfico", "socio-


económico", lo "socio-cultural" y lo "socio-humano", cuyas implicaciones
conceptuales son casi tan significativas como aquéllas derivadas del uso
del concepto y modelo de la "socio-biología".

k) Adorno discursivo: “…es praxis social". En este uso la palabra “social” está
por completo de sobra ya que, en rigor, no hay praxis que pudiéramos
llamar "natural"; si por praxis "social" se busca aludir a la praxis colectiva,
para diferenciarla de la praxis individual, con ello se incurre en el
contrabando aquí insistido de sustituir social por "colectivo"; punto que
trataremos.

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l) Tasas de rédito pequeño, asociadas a préstamos o consumo a crédito; se
conocen como créditos "de interés social".

m) Uso elástico y muy común es el que tiene lugar entre quienes, desde los 70
y hasta mediados de los 80, asumen enfoques críticos en las ciencias
sociales (autoproclamados marxistas o dialécticos); consiste en usar el
concepto de "conciencia social" entendida como conciencia colectiva, o de
las “clases sociales”. En realidad se aludía con ello a la conciencia
colectiva o genérica.

n) Alusión al "cambio social" sin esclarecer qué es lo que se está refiriendo


con ello, es decir, si al mejoramiento de los personajes acaudalados, de los
asalariados o los menesterosos, a las modificaciones intraorganizacionales
en la empresa, o a la estructura económico-política global. Algo semejante
tiene lugar respecto al llamado "trabajo social" (que además es una
especialización profesional); con ello se alude fundamentalmente al auxilio
o la coparticipación con los sectores poblacionales económicamente
empobrecidos.

o) Teorización neopositivista, tanto sociológica como antropológica e


histórica, que aluden a un "sector" o "subsistema" de la sociedad en su
conjunto; así se le equipara o acomoda junto a otros "sectores" o
"subsistemas" como "el político", "el cultural o "el ideológico".

p) Un caso escasamente problemático pero a la vez muy complejo por su


riqueza explicativa, es un fenómeno psíquico por demás interesante: la
percepción social, que no es lo mismo que la percepción clásica o
fisiológica (en realidad esto último se refiere a la sensorialidad o actividad
de los sentidos). Por supuesto, siendo la percepción un evento mental de
ejecución sensorial, en ello juegan un papel decisivo las
convencionalidades o normatividades que constituyen lo social.

Como se puede apreciar el término social es empleado para referir desde


cuestiones teórico-conceptuales hasta cuestiones muy superficiales.

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Por lo tanto, es necesario llegar a un acuerdo con respecto al concepto de lo
social, ya que a partir de él se planteará lo referente a la psicología social.

Entonces, se entenderá como social al conjunto de simbolizaciones y reglas de


comportamiento interactuante (tanto individual como colectivo) producido
históricamente por los seres humanos. Es un conjunto complejo de
simbolizaciones que se expresa en ámbitos como lo económico, lo ideológico,
lo político, lo moral, lo estético y lo gnósico. Lo social es por ello una
determinante fundamental (junto, pero en predominio, a la determinación
parcial de lo biológico), de la representación y regulación de la existencia de los
seres humanos mismos (Gómez, 2002).

Esta concepción va más allá de considerar a lo social como un conjunto de


personas o individuos, ya que desde este punto de vista también los animales
son sociales. Lo social en esta concepción tiene que ver más con los
quehaceres puramente humanos, es decir, la historia, las simbolizaciones y los
productos de estas como lo político, lo moral, etc., asuntos que diferencian al
ser humano del reino animal.

Entonces se podría hablar de que la psicología social es una disciplina que


estudia lo psicológico y lo social pero ¿de qué forma?, ¿en qué relación?, ¿cuál
es su campo de estudio?

De esta manera existen diferentes definiciones de la psicología social que


hacen referencia a diferentes campos de estudio:

1. Se ha descrito a la psicología social como la ciencia de los aspectos


sociales de la vida mental. Estudia la conducta en relación con la actividad
mental, en un intento por proporcionar un conocimiento de la mente
(primordialmente, aunque no exclusiva, de la mente humana). Esto es
igualmente cierto cuando se estudia la conducta social. La psicología social
no es el estudio de la sociedad o de las instituciones sociales; el objetivo
fundamental de investigación es el funcionamiento de la mente individual

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en sociedad. En resumen, la psicología social es la ciencia de la mente y
de la sociedad (Morales, 1998).

2. La psicología social se interesa por la descripción de las características de


los procesos internos del individuo. Diferentes conceptos han sido
utilizados para referirse a este orden de fenómenos: desde un punto de
vista más global se ha hablado de “conciencia social” o de “cultura
subjetiva”; desde un punto de vista más analítico se ha hablado de valores,
actitudes, creencias, hábitos, expectativas, cogniciones, etc. Pero la
psicología social no se ocupa únicamente de describir en la mejor forma
posible los componentes de esa conciencia social; también se ocupa de
estudiar cómo ésta es adquirida: se ocupa básicamente del proceso de
socialización, del proceso a través del cual el hombre se convierte en
miembro funcionante de su sociedad. De igual forma, es evidente que la
psicología social debe ocuparse de cómo el hombre actúa en el contexto
social, en gran parte como resultante de lo anterior; cómo interactúa el
hombre con los demás, de qué manera funciona como receptor y emisor
de estímulos tanto a nivel de grupo, a nivel de organización o a nivel de
sociedad; es decir, se ocupa del problema de la interacción (Salazar,
1986).

3. La psicología social se propone estudiar las interacciones del individuo y


del grupo social por medio de las investigaciones lo más experimentales
posibles, y que pone el acento en las relaciones de interdependencia entre
la personalidad y la sociabilidad, con el cuidado de evitar el escollo de una
posición abstracta entre el individuo y el medio social (Mueller, 1993).

4. La psicología social es el estudio científico de la manera como sentimos,


pensamos y somos afectados por los otros, y de la manera como actuamos
con relación a ellos. Gran parte de la psicología estudia al sujeto individual
-qué percibe, piensa, recuerda, siente-, y sólo incidentalmente relaciona
estos procesos con la influencia de otras personas. La psicología social, en
cambio, enfatiza el hecho de que los seres humanos son criaturas sociales
desde que nacen hasta que mueren, y que es imposible comprendernos

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sin comprender cómo actuamos y reaccionamos frente a los demás. Ni
siquiera hace falta que estén físicamente presentes: nosotros aprendemos
el comportamiento social y luego hacemos que forme parte de nuestro
repertorio de conductas (Papalia, 1988).

5. La psicología social se puede definir como el estudio científico de las


actividades del individuo influido por otros individuos. Estos otros pueden
ejercer su efecto separadamente o en grupos; pueden obrar directamente
mediante su presencia en el ambiente inmediato, o indirectamente a través
del medio, de los modos tradicionales o esperados de conducta que
afecten al individuo, aun cuando éste se encuentre solo (Klineberg, 1974).

6. Enrique Pichon-Rivière (1985), quien define a la psicología social como


una ciencia que estudia los vínculos interpersonales, destacando al
individuo, al grupo y a la institución como distintas dimensiones de
investigación, indica que esta ciencia se sitúa en "la relación entre la
estructura social y la configuración del mundo interno del sujeto" (Pichon-
Rivière, 1985).

Volviendo a la dificultad inicial, se puede observar en las definiciones anteriores


que no existe acuerdo en el objeto de estudio de la psicología social. Sin
embargo, se podría señalar que la conceptualización de esta disciplina
depende principalmente de tres factores: su objeto, su rol y su historia; es decir,
a la metodología con la que se aborde, su basamento teórico y su aplicación.

Esta complejidad se encuentra atravesada por diversas tradiciones y


contradicciones que tienen enormes implicaciones a la hora no sólo de
aproximarse teóricamente, sino de desarrollar estrategias de intervención, por
lo que se debe pensar desde qué "lugares" pueden ser realizadas (Morales,
1997).

Lo que debe quedar claro es que en el campo de la psicología social es posible


identificar la influencia de todas las corrientes teóricas de la psicología; y lo que
es más, por su condición de ciencia limítrofe, recibe la influencia de la

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sociología, de la antropología y también de la biología. Sin embargo, es
importante no confundir a la psicología social con estas disciplinas y en
especial con la sociología, pues ésta estudia el comportamiento de los grupos y
las organizaciones, mientras que la psicología social estudia el comportamiento
de la persona en el seno de los grupos y organizaciones, así como las
interrelaciones que se establecen y la modificación, en un sentido positivo,
tanto de los comportamientos como de estas interrelaciones.

Por lo tanto, para tener un contexto más amplio del objeto de estudio de la
psicología social es necesario conocer las principales corrientes teóricas, sus
metodologías y, en algunos casos, sus aplicaciones especificas que dan
sustento a esta disciplina.

1.2 Principales orientaciones teóricas

Como se mencionó anteriormente, la psicología social tiene distintos


fundamentos teóricos-metodológicos en los cuales se basa para el estudio y la
explicación de los fenómenos sociales.

1.2.1 Teoría de la Gestalt

Los gestaltistas, orientados siempre empíricamente, desarrollaron al


experimentar sobre fenómenos psicológico-sociales, un conjunto de técnicas
que permiten investigar en el laboratorio problemas que hasta entonces no se
consideraron susceptibles de estudio experimental. Los estudios sobre
liderazgo “democrático” y “autoritario”, estructura de grupo, comunicación
intragrupal, confianza y desconfianza interpersonal, conformismo social,
cambio actitudinal, afiliación, son hoy posibles gracias al enfoque experimental
de los gestaltistas. Los gestaltistas proclamaron que la experiencia directa está
organizada y que la experiencia de acontecimientos locales está determinada
por el todo organizado, del cual es un componente.

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Al rechazar las doctrinas elementalistas afirmaron que es necesario observar y
entender los acontecimientos psicológicos tal como se dan en la experiencia
directa como un primer paso necesario para el desarrollo de una psicología
sistemática o sistémica. En efecto, los gestaltistas afirmaron que es
científicamente legítimo interesarse por la experiencia ingenua y que un
psicólogo “respetable” puede estudiar los fenómenos de la experiencia
cotidiana, deseo, poder, influencia, liderazgo, cooperación, cambio de
actitudes. Esto alentó a aquellos que se sentían atraídos por la psicología
social a pensar que es posible un enfoque científico de importantes fenómenos
sociales.

Los postulados clásicos de la psicología de la Gestalt son enunciados por


Köhler y Koffka (citados en Deutsch, 1992). Uno de estos postulados afirma
que debe considerarse que los fenómenos psicológicos ocurren en un “campo”,
como parte de un sistema de factores coexistentes y mutuamente
interdependientes que poseen como sistema ciertas propiedades que no
pueden deducirse del conocimiento de los elementos aislados del sistema; es
decir, el todo es más que la suma de sus partes, formando así un sistema (ver
Figura 1).

Figura 1

La segunda noción básica establece que ciertos estados del campo psicológico
son más simples y ordenados que otros y que los procesos psicológicos operan
para lograr que el estado del campo sea tan bueno como lo permitan las
condiciones prevalecientes. En otros términos, el modelo conceptual sobre el
cual se apoya la orientación gestaltista contempla la existencia de un complejo
proceso con muchos acontecimientos particulares que interactúan hasta llegar
a un estado final mejor organizado. Los medios por los que se alcanza este

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estado pueden variar según las circunstancias predominantes, ya que se puede
obtener el mismo estado por diferentes caminos (pueden variar los medios
específicos, pero no su dirección hacia el estado final preferido) (ver Figura 2).

Figura 2

La importancia de la teoría de la Gestalt para la psicología perceptual es


indiscutible, sin embargo, las nociones extraídas de esta teoría son utilizadas
para el estudio de diversas problemáticas concernientes a la psicología social.

Por ejemplo:

1. Si las percepciones están organizadas, algunos aspectos de la percepción


permanecerán constantes aunque ocurra algún cambio en todos los
elementos de la situación que es percibida, siempre que las interrelaciones
entre los elementos no varíen. En la psicología social podría esperarse
que, en las interacciones sociales organizadas algunas de las pautas de
interacción permanezcan invariables aunque se sustituya a los individuos
que participan en ella. Por ejemplo, un partido de fútbol seguirá siendo un
partido de fútbol aunque los jugadores originales de cualquier equipo sean
reemplazados por otros jugadores. Una burocracia conservará muchas
características reconocibles aunque su personal cambie completamente.

2. Si las percepciones están organizadas, la percepción de cualquier


elemento estará influida por el campo total, del cual es una parte. El
significado del comportamiento de un individuo estará muy influido por su

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rol social percibido y por el medio o marco de referencia en que tiene lugar.
Por ejemplo, las mismas palabras serán interpretadas de manera distinta si
son usadas por un soldado contra un capitán, o por un capitán que
reprende a un soldado (Deutsch, 1992). La reacción frente a un hombre
que se está desvistiendo en el vestuario de un gimnasio será muy diferente
a la que se causaría la misma conducta en la calle.

3. Si la percepción está organizada, emergerán algunas de las características


de su organización; tales características serán las interrelaciones de las
entidades que están siendo percibidas y no de las entidades en sí mismas.
En nuestra sociedad, el rol de esposo sólo puede existir en relación con el
de esposa. Fenómenos psicosociales como inmoralidad, cooperación,
lealtad y liderazgo tampoco pueden producirse en un individuo
completamente aislado (sólo se puede actuar de manera inmoral o
cooperativa en relación con una o más personas). Las relaciones sociales
son siempre relaciones de por lo menos dos personas y, por tal motivo, no
son totalmente predecibles a partir del conocimiento de los individuos
aislados.

De manera general, estos son los fundamentos básicos de la teoría de la


Gestalt. Desde este enfoque se hacen muchos de los estudios en psicología
social. En unidades más adelante ahondaremos en alguno de ellos de forma
específica.

1.2.2 Teoría del Campo

El principal representante es Kurt Lewin; entre sus discípulos, León Festinger


es quien más influencia ejerció en la psicología social, aunque hay también
otros autores como Deutsch, Cartwright y French.

Lewin comenzó a estudiar las motivaciones y las metas de la conducta. Entre


las conceptualizaciones importantes que abordó encontramos las siguientes
(Deutsch, 1992):

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a) Conceptos dinámicos: siempre que hay una necesidad o una intención, hay
un sistema con tensión, la que desaparece cuando se satisface la
necesidad o la intención. En psicología social se aplica esta idea al estudio
de las necesidades e intenciones socialmente derivadas.

b) Conceptos estructurales: el “espacio hodológico” es cómo la persona


considera su ambiente desde el punto de vista de sus posibilidades de
comportarse según ciertas metas (estructura medio-fin). Este espacio
estará más estructurado cuanto más y mejor sepa la persona qué
conductas conducen a qué metas. En este contexto pueden darse tres
tipos de conflictos: entre dos metas positivas o deseadas, entre dos metas
negativas o no deseadas, y una sola meta al mismo tiempo positiva y
negativa (por ejemplo la ambivalencia, en términos psicoanalíticos).

c) Cambios socialmente inducidos: la motivación no depende simplemente de


un déficit fisiológico, sino que puede ser provocada socialmente,
“impuesta” desde el medio. Por tanto, hay dos clases de fuerzas: las
propias y las inducidas.

d) Nivel de aspiración: es el grado de dificultad de la meta que una persona


trata de alcanzar. Lewin da una fórmula donde explica de qué factores
depende el nivel de aspiración, como por ejemplo la probabilidad subjetiva
de éxito, la valencia del fracaso, etc.

e) Conceptos de dinámica grupal: un grupo es un todo dinámico,


interdependiente, donde la modificación de una parte modifica al resto. En
los grupos hay una tendencia a la cohesión, que se opone a las también
existentes fuerzas desintegradoras.

Entre los trabajos teóricos de Festinger (citado en Deutsch, 1992) más


recientes encontramos la teoría sobre la comparación social donde el supuesto
básico es que la gente tiende a averiguar si sus opiniones son correctas. Tal
tendencia hace también que la gente se comporte para apreciar exactamente

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sus capacidades, para lo cual se compara con otra gente de capacidades muy
parecidas: ello da exactitud en la apreciación. Otro supuesto de la teoría es que
la gente busca criterios objetivos, “no sociales” para autoevaluar sus opiniones
y capacidades, pero cuando no dispone de ellos lo hace por comparación
social, es decir comparándose con los demás.

Otra teoría importante de este autor es la disonancia cognitiva que supone una
necesidad de conocer en forma “congruente”, no contradictoria. Si entre los
elementos cognitivos hay disonancia, se genera una presión para reducir la
disonancia y evitar su aumento. Tal tendencia se ve en cambios en el
comportamiento, en el conocimiento y en la permeabilidad ante nuevas
informaciones y opiniones.

1.2.3 Teoría del Refuerzo

Estas teorías centraron su interés en el aprendizaje social. El estudio del


aprendizaje en general se basa en los principios metodológicos del
conductismo, los principios estructurales elementalistas del asociacionismo, y
el principio motivacional del hedonismo. Hay pocos teóricos del aprendizaje
que hicieron aportes a la psicología social; sin embargo, es importante destacar
los principales conceptos.

Un refuerzo o reforzador es cualquier acontecimiento que sigue a una


respuesta y que hace aumentar la probabilidad de repetición de la misma
(Deutsch, 1992).

Miller y Dollard (ídem) destacaron cuatro factores importantes en el


aprendizaje: impulso, señal, respuesta y recompensa (o refuerzo). El impulso
produce la respuesta, y la señal determina qué respuesta deberá darse y
cuándo. Si la respuesta es recompensada, la conexión se refuerza de modo
que al presentarse el mismo impulso dadas otras señales, aumenta su
probabilidad de ocurrir. Estos autores acentuaron la importancia del lenguaje
como una respuesta productora de señales en respuestas mediatizadoras a

21
recompensas o castigos lejanos, y en la producción de impulsos adquiridos y
respuestas anticipatorias. Las respuestas verbales tienen un carácter social,
pues actúan como señal para las demás personas y para uno mismo.

Los autores destacaron también la gran importancia de la imitación social en el


aprendizaje del habla y el aprendizaje social en general. Imitación se refiere
tanto a la imitación dependiente (imitar en todo a un líder) como a la imitación
por copia (reproducir un modelo lo mejor posible). El comportamiento imitativo
ocurre porque fue recompensado, y no ocurre cuando no se recompensó.

La noción central del modelo del aprendizaje instrumental afirma que una
opinión (una predicción o un juicio habitual) o una actitud (una orientación
valorativa habitual) se vuelve habitual porque su expresión manifiesta o su
repetición interna son seguidas por la experiencia o anticipación de un refuerzo
positivo. Aquí hablan de “incentivo” o refuerzo anticipado. El grupo de Yale
estudió experimentalmente, por ejemplo, qué factores influyen en la persuasión
(credibilidad, claridad, etc., del comunicador, y disposiciones personales y otros
en el caso de quien será persuadido).

Por otro lado, Bandura y Walters (citado en Deutsch, 1992) experimentaron con
personas, no con animales. Asignaron mucha importancia a la imitación en el
aprendizaje social humano y afirman que las nuevas pautas de respuestas que
son imitaciones exactas del comportamiento de otros pueden adquirirse por
medio de la observación. La conducta imitativa se aprende aun cuando no sea
manifiesta ni reciba refuerzo alguno, por lo que el aprendizaje no es tan gradual
como cuando hay refuerzos diferenciales. Si bien el refuerzo no es importante
para adquirir nuevas conductas, sí lo es para fortalecerlas o mantenerlas.
Respecto de las conductas de autocontrol, estos autores mostraron que los
niños no sólo imitan las conductas adultas en relación a otros, sino también las
conductas hacia sí mismos.

22
Cómo tiene lugar el aprendizaje por observación
Bandura (citado en Papalia, 1988) ha identificado los cuatro pasos
siguientes en el proceso del aprendizaje por observación:
1 Prestar atención y percibir los 3 Convertir en acción la
aspectos relevantes del observación recordada.
comportamiento.
2 Recordar el comportamiento, 4 Estar motivado para adoptar el
también a través de palabras o comportamiento.
imágenes mentales.

Bandura y Walters describen cinco formas de cambiar la conducta: por


extinción (sacando el refuerzo positivo o reduciendo la ansiedad), por
contracondicionamiento (en presencia de un peligro provocar respuestas
incompatibles con el miedo, como relajarse), por refuerzo positivo (usar
recompensas), por imitación social (dar a jóvenes en desventaja modelos de
adulto exitosos para imitar), y por aprendizaje discriminativo (usar refuerzos
positivos o negativos para conductas deseadas o no deseadas
respectivamente, o no usar refuerzos para extinguir respuestas).

Por otra parte, Skinner (citado en Deutsch, 1992) estudio cómo puede
controlarse el comportamiento, y esto se lograría cuando el experimentador
manejara las condiciones ambientales de modo de poder controlar las
contingencias del refuerzo asociadas con el comportamiento del animal. La
adquisición del lenguaje se explica con el mismo criterio: se da a través del
moldeo lento y cuidadoso del comportamiento por acción del refuerzo
diferencial (premiando la respuesta deseada, castigando la no deseada).

Homans (citado en Deutsch, 1992) intentó extender la concepción de Skinner a


la historia, la antropología social y los pequeños grupos. Este último ámbito es
importante porque el interés de Homans es el “comportamiento social
elemental”, es decir, aquél donde hay un contacto cara a cara y donde
recompensas y castigos actúan en forma relativamente directa e inmediata.
Como el comportamiento es función de su retribución, entonces el
comportamiento social debe entenderse como un intercambio de actividad,
tangible o intangible y más o menos gratificante o costoso, entre dos personas

23
como mínimo. Se concluye que la conducta es función del balance entre
recompensas y costos. Sin embargo, el valor que una persona otorga a un
resultado no estará determinado, por su magnitud absoluta, sino más bien por
comparación entre dos estándares: el nivel de “comparación” y el nivel de
“comparación por alternativas”. El primero se define como algún valor modal o
promedio de todos los resultados de la situación social dada conocidos por la
persona, en virtud de experiencias personales o sustitutivas, siendo cada
resultado ponderado por su saliencia (grado con que es evocado); es decir, lo
que una persona experimenta ante cierto estímulo está determinado por
aquello a lo que llegó a adaptarse (conducir a 100 por hora luego de haber
conducido a 200, parecerá ir muy lento). El nivel de “comparación por
alternativas” se usa para decidir si se seguirá manteniendo una relación social
o no. Es el resultado más bajo que una persona aceptará cuando toma en
cuenta las mejores oportunidades alternativas posibles para ella (una persona
abandonará un empleo si puede conseguir otro mejor, pero permanecerá en él
si los otros trabajos son peores).

En suma, la recompensa no tiene un valor absoluto: varía según las


experiencias pasadas y las oportunidades presentes. En este sentido se
acercan a la Gestalt, al destacar la importancia sobre cómo es percibida la
recompensa.

1.2.4 Teoría Psicoanalítica

Las aportaciones de la teoría psicoanalítica a la psicología social, surgen a


partir de las ideas de Freud, fundador de esta corriente teórica.

Esta teoría tiene sus fundamentos en conceptos como: determinismo psíquico,


psicodinámica, actividad mental inconsciente, desarrollo psicosexual y sus
diferentes etapas (oral, anal, fálica, latente, genital), libido, placer, instinto,
estructura de la personalidad (ello, yo, superyó), etc., conceptos en los que no
se ahondará de manera especifica; sin embargo, con base en estos conceptos

24
se dieron diversas aportaciones a la psicología social, las cuales se mencionan
a continuación.

Entre las muchas contribuciones de esta teoría a la psicología social, aquí se


explican: a) las del propio Freud, b) las de T. Adorno y otros, sobre el estudio
de la formación de actitudes, y c) las contribuciones de Abraham Kardiner al
estudio de la cultura y la personalidad.

En Tótem y Tabú S. Freud (citado en Deutsch, 1992) sostuvo que los sistemas
sociales basados en tabúes y el totemismo observados en sociedades
primitivas derivan de un conflicto entre el padre y los hijos en disputa por la
madre, lo que otrora determinó que los hijos celosos se asociaran para matar y
devorar al padre. Tal “pecado original” generó remordimiento, que erigió tabúes
como defensa frente a los sentimientos incestuosos prohibidos, y tótems para
reforzar la identificación del hijo con el padre. En Psicología de las masas y
análisis del yo explica la cohesión de las masas mediante dos conceptos:
“libido desexualizada” (los miembros del grupo están unidos por amistad, que
implica un amor inhibido en su fin, desexualizado o sublimado) e “identificación”
(los miembros están unidos en el grupo primario porque eligieron al mismo líder
como ideal del yo, se identificaron con él y por tanto entre sí). Al identificarse
con el líder “llegan a ser” como él, y al mismo tiempo están defendiéndose
contra los sentimientos hostiles hacia el superior. Dicho de otra manera, el
sentimiento social se basa, hasta cierto punto, en una inversión de lo que
originalmente fue un sentimiento hostil. En El porvenir de una ilusión señaló
que la sociedad, como precio por protegerlo, exige al individuo su renuncia a
ciertas satisfacciones instintivas. Tales exigencias provocan hostilidad, que es
neutralizada mediante la identificación con la autoridad que prohíbe y la
internalización de ésta; Dios es para el adulto casi lo mismo que el padre para
los hijos desvalidos: creer en Dios ayuda al hombre a sobrellevar su impotencia
frente a las fuerzas naturales, y, en pago, está más dispuesto a controlar o
renunciar a las satisfacciones instintivas que puedan perjudicar a la sociedad.
En El malestar en la cultura volvió a afirmar que los fines de la sociedad y el
individuo no coinciden. El hombre tiene una agresividad innata, importante
fuerza desintegradora de la sociedad; ésta (la agresividad), a su vez la controla

25
internalizándola en los sujetos en forma de superyó y dirigiéndola contra el yo,
que se puede volver masoquista o autodestructivo debido a ese superyó
sádico: en algunos se manifiesta como masoquismo y en otros como sadismo
(Deutsch, 1992).

Otro autor de la escuela psicoanalítica, Adorno, fundándose en Lasswell,


Fromm, Maslow y Sartre, escribió La personalidad autoritaria, donde se afirma
que la personalidad autoritaria es creada por padres que usan métodos rígidos
y severos de disciplina, que hacen depender su amor y aprobación de la
obediencia total, que destacan más los deberes que los afectos, y que ahondan
las diferencias de estatus entre las personas. Tal actitud genera hostilidad en el
hijo, que no puede manifestarla por temor a sus padres. Además, su
sometimiento al padre lo hizo sentir más dependiente y menos capaz de
desafiarlo. Tal necesidad de reprimir la hostilidad lleva al sujeto a identificarse
con el padre y desplaza su hostilidad hacia otros grupos, generalmente
inferiores. El miedo a sus impulsos y la necesidad de reprimirlos engendra una
personalidad rígida y estereotipada, con dificultades para auto-observarse y
con cánones morales rígidos. Estos caracteres de la personalidad autoritaria
reflejan posiblemente defensas contra la expresión de la hostilidad reprimida
hacia la autoridad (ídem).

Por otra parte, Kardiner se basó en la noción freudiana de que las frustraciones
infantiles pueden afectar el desarrollo de la personalidad movilizando ciertas
actitudes defensivas y estimulando procesos de sustitución y compensación
que podrían continuar en la vida adulta. Rechaza la idea de que las
frustraciones infantiles estén filogenéticamente determinadas. A diferencia de
Freud, Kardiner acentuó la técnica para criar niños, que considera configurada
por pautas culturales. Así, si las frustraciones infantiles se deben a pautas de
crianza culturalmente moldeadas, entonces los miembros de cualquier
sociedad tendrán muchas experiencias infantiles similares y por tanto, muchos
elementos de personalidad en común. Kardiner y Linton llamaron “personalidad
básica” a esta configuración compartida por la mayoría de los miembros de una
sociedad como resultado de sus experiencias comunes.

26
Esta corriente teórica poco tiene que ver con una metodología de tipo
experimental. Algunas de las críticas que se le hacen son en este sentido, ya
que la comprobación de muchos de sus postulados no pueden lograrse por
métodos científicos. Sin embargo, toda la teoría psicoanalítica ha dado una
explicación diferente, y no por eso menos válida, a las interacciones sociales y
al papel que ésta juega en la conformación de la personalidad de los
individuos.

1.2.5 Teoría del Rol

La teoría del rol consiste principalmente en un conjunto de construcciones, de


las cuales muy pocas podrían formularse en términos del cálculo interrelacional
o de reglas de correspondencia, y por cierto que, muchas veces, resulta difícil
llegar a un consenso sobre la naturaleza de los mismos conceptos. Sin
embargo, las construcciones de la teoría del rol son excepcionalmente ricas en
referentes empíricos y proporcionan un modo de acceso para el análisis del
comportamiento social, que falta en las otras teorías que se han considerado.
Los antecedentes de la teoría del rol se hallan en la sociología y en la
psicología.

Toda persona ocupa posiciones en varios “sistemas de estatus”. Un sistema de


estatus puede concebirse como un mapa multidimensional que relaciona
diferentes estatus entre sí y muestra cómo están interconectados. La posición o
estatus de una persona se representa por su ubicación en el mapa. El estatus
es un concepto relacional; caracteriza a una persona en función del grupo de
derechos y obligaciones que regulan su interacción con personas de otros
estatus. En nuestra sociedad, por ejemplo, la posición “padre” implica para con
sus hijos ciertas obligaciones (por ejemplo, proporcionar alimentos y
protección) y ciertos derechos (recibir respeto y obediencia).

Todas las sociedades se caracterizan por un amplio número de sistemas de


estatus. En algunos de tales sistemas las posiciones se asignan sobre la base
de lo que una persona es: en función de su edad, sexo, conexiones familiares o

27
religión, por ejemplo. Esas posiciones son denominadas “estatus adscritos”. En
otros sistemas las posiciones se asignan en función de lo que la persona puede
hacer. Se les denomina “estatus adquiridos”. Los estatus adquiridos y adscritos
son “tipos ideales”. En la práctica los estatus con que nos encontramos son una
mezcla de ambos tipos. Por ejemplo, se puede considerar que la presidencia
de una gran empresa es un estatus adquirido, pero las características
adscritas, como sexo (masculino) y raza (blanca), pueden ser prerrequisitos
virtuales para esa posición.

Cuando se enumeran exhaustivamente todos los estatus de una persona es


posible, por lo menos teóricamente, ubicarla con respecto a los sistemas de
estatus de su sociedad. Un hombre puede ocupar simultáneamente los estatus
de padre, hijo, miembro de una iglesia, trabajador en una fábrica, adherente a
un sindicato y miembro de un equipo de básquetbol. Tal enumeración de todos
los estatus de una persona, se denomina “conjunto de estatus”. En el sistema
de estatus la gente ocupa posiciones que forman una jerarquía de modo tal que
los miembros de la sociedad pueden juzgar la “conveniencia”, “poder”,
“autoridad” o “prestigio” de cada posición en una escala graduada.

En un sistema de estatus de este tipo, las posiciones se distinguen en función


de su nivel vertical o rango. En un hospital, por ejemplo, los médicos están en
un nivel más elevado que las enfermeras, mientras que por lo general no se
establece distinción de rango entre un ortopedista y un cardiólogo. Así como se
alude a la diferencia entre posiciones de distinto rango como diferenciación
vertical, las diferencias entre posiciones del mismo rango son consideradas en
términos de estatus horizontal.

Dentro de una cultura cada posición se asocia con un conjunto de normas o


expectativas. Estas expectativas especifican los comportamientos que el
ocupante de una posición puede dirigir adecuadamente hacia un ocupante de
otra posición y, de manera recíproca, los comportamientos que un ocupante de
la otra posición puede dirigir adecuadamente hacia el primero. El concepto de
rol se relaciona con estas expectativas.

28
El uso actual del término refleja por lo menos tres conceptualizaciones bastante
distintas (ídem):

1. El rol consiste en el sistema de expectativas que existen en el mundo


social que rodea al ocupante de una posición, expectativas referentes a su
comportamiento hacia los ocupantes de otras posiciones. Podría hablarse
en este caso de rol prescrito.

2. El rol consiste en aquellas expectativas específicas que el ocupante de una


posición percibe como aplicables a su propio comportamiento cuando
interactúa con los ocupantes de otra posición. Puede denominarse rol
subjetivo.

3. El rol consiste en los comportamientos manifiestos específicos del


ocupante de una posición cuando interactúa con los ocupantes de alguna
otra posición. Esta actividad puede denominarse rol desempeñado.

Cada una de estas tres conceptualizaciones enfocan el mismo fenómeno


desde una perspectiva algo distinta, y seguramente se encontrarán estrechas
relaciones entre las tres construcciones si se les mide en forma empírica. Por
ejemplo, en un sistema social coherente y bien integrado, los miembros
perciben correctamente las normas sociales que gobiernan sus
comportamientos; sus roles subjetivos son similares a los roles prescritos. En
forma semejante, el comportamiento real de la gente tiende a corresponder con
lo que creen que “se espera de ellos”: los roles desempeñados y los roles
subjetivos coinciden. En cambio, lo cierto es que frecuentemente existen
grandes discrepancias entre estos aspectos del rol, un empleado, por ejemplo,
puede equivocarse con respecto al grado de familiaridad que puede manifestar
adecuadamente hacía su patrón. Evidentemente, un estatus específico implica
interacción con gran cantidad de personas. El capataz de una fábrica, por
ejemplo, puede interactuar con sus subordinados, con sus superiores, con
miembros del sindicato y con capataces de otros departamentos. Sus derechos
y obligaciones de estatus difieren según el caso.

29
Por otro lado, el término “conjunto de roles” (“role set”) designa el complemento
de las relaciones de rol que tienen las personas a causa de ocupar un estatus
social particular.

Puede establecerse aún otra distinción, el término “rol” por lo común se aplica a
situaciones en las que las prescripciones para la interacción están
culturalmente definidas y son independientes de las relaciones personales
particulares que podrían existir entre las personas que ocupan las posiciones,
por ejemplo, entre un juez y una persona que comparece ante la corte. Esos
roles se definen en términos de valores “universalistas” y no “particularistas”.
No obstante, a veces es útil referirse a los aspectos personales o peculiares de
los roles; de los roles en la medida en que estén gobernados por expectativas
que derivan de relaciones netamente personales. Por ejemplo, los derechos y
obligaciones asociados con el rol de “amigo” son definidos de una manera
general por la cultura; sin embargo, entre cualquier par de amigos puede existir
una pauta de derechos y obligaciones que sólo se aplica a esa amistad.

El rol prescribe una gama de comportamientos definidos con bastante amplitud.


Dentro de esta gama todo comportamiento de rol es aceptable, aunque en
forma decreciente a medida que se aleja de la norma. Los participantes en un
sistema social pueden otorgar sanciones positivas (recompensas) a los que
desempeñan correctamente los roles prescritos e imponer sanciones negativas
(castigos) a quienes no lo hacen. Esta capacidad de sancionar es una de las
maneras en que un sistema social motiva a sus miembros para que
desempeñen sus roles. De este modo una madre que se comporta de una
manera “no maternal” con sus hijos (cuyo desempeño del rol se desvía
burdamente del rol prescrito) puede convertirse en objeto de murmuraciones y
desaprobación por parte de sus vecinos.

El hecho de que el conjunto de estatus de una persona abarque una amplia


variedad de relaciones de roles y expectativas implica la posibilidad de que esa
persona se encuentre ocupando posiciones con requerimientos incompatibles
de rol; tal situación se denomina “conflicto de roles”.El conflicto de roles puede
surgir de diferentes modos del conjunto de estatus. Dos posiciones pueden

30
demandar al mismo tiempo más de un recurso escaso, como tiempo y energía,
de lo que una persona está en condiciones de dar (el estudiante deportista
puede descubrir que en el día hay suficientes horas para practicar deportes y
también estudiar); o bien, dos posiciones pueden tener exigencias que entren
en conflicto con las propias lealtades (el funcionario elegido que tiene intereses
comerciales puede darse cuenta de que su voto sobre una declaración
particular está afectado por valores no legales); o bien, dos posiciones pueden
requerir la adopción de valores conflictivos (un médico puede encontrar que
sus principios religiosos están en conflicto con sus nociones científicas sobre
las necesidades de un paciente). Por último, algunos estatus son incompatibles
con otros simplemente porque la cultura los define como incompatibles, En la
mayoría de las culturas, un hombre y una mujer que nacen en las posiciones
de hermano y hermana no pueden ocupar más tarde las de marido y mujer. En
muchas culturas ciertas posiciones están reservadas para grupos especiales,
por ejemplo, los casos en que todos los dirigentes religiosos deben pertenecer
a una casta sacerdotal. El conjunto de roles, de la misma manera que el
conjunto de estatus, puede ser fuente de conflicto de roles.

Las personas con las cuales se interactúa en el contexto de un determinado


conjunto de roles pueden formular exigencias que resultan incompatibles. Un
capataz de una fábrica puede sentirse presionado por sus supervisores para
actuar de manera “autoritaria”, mientras que los hombres que trabajan a su
cargo desean una atmósfera más permisiva. Los conflictos de roles difieren en
cuanto a intensidad: algunos son casi inofensivos y pueden tolerarse durante
un extenso período sin producir censura social ni perturbación psicológica, en
cambio, otros más severos pueden convertirse en fuente de serias
perturbaciones. Se mencionan dos factores estructurales que determinan la
severidad del conflicto de roles. En primer lugar, los roles varían en la
incompatibilidad relativa de sus prescripciones: en cuanto mayor sea el número
de prescripciones comunes a dos roles, menor será el conflicto que
provocarán. En segundo lugar, el rigor con que se imponen sus prescripciones;
rigor se refiere aquí a la cantidad de desviación permitida respecto de las
prescripciones de los roles: cuanto más rigurosamente están definidos, más

31
estricta es la manera en que se hacen cumplir sus prescripciones y más difícil
resulta resolver el conflicto desviándose de ellas.

Todo esto no implica que las presiones que derivan de múltiples roles coloquen
a la mayoría de la gente en un estado constante de conflicto. Por lo contrario, la
mayoría de la gente parece manejarse bastante bien al respecto.

Si tomamos en cuenta que una persona es un todo integrado, coherente, no


únicamente una suma de un conjunto de roles departamentalizados y, más
aún, las personas difieren en su manera de desempeñar los mismos roles, el
comportamiento de una persona mostrará cierto grado de herencia en
diferentes roles; entonces es evidente que lo que se necesita es un concepto
que denote las propiedades únicas del individuo, analíticamente separables de
su comportamiento de rol.

La noción de personalidad contiene una aproximación a tal conceptualización;


mientras “rol” se refiere a uniformidades en el comportamiento de diferentes
individuos que ocupan el mismo estatus, “personalidad” en su sentido más
general, se refiere a las uniformidades en el comportamiento de un individuo.
La relación entre rol y personalidad es recíproca; por un lado, la personalidad
de una persona puede predisponerla a ocupar ciertos estatus, o, dicho de otro
modo, los roles asociados con posiciones específicas pueden servir como
vehículos para la gratificación de importantes necesidades personales. Por
ejemplo, a menudo se ha señalado que algunas personas se sienten atraídas
por la profesión militar porque la perciben como una salida para sus
necesidades agresivas y de afiliación. Por otra parte, los valores y actitudes
que se asocian con estatus particulares pueden ser incorporados a la
estructura de la personalidad de un individuo y, por consiguiente, ejercer una
penetrante influencia en todas sus interacciones sociales. Por lo tanto, las
orientaciones aprendidas son componentes de un determinado conjunto de
roles y pueden transformarse en un atributo general de la personalidad.

Sin embargo, la relación entre personalidad y rol sugiere una paradoja. Si la


personalidad es la configuración única de las características del individuo, que

32
determinan su comportamiento, por dar sólo una de las muchas definiciones
acerca de la personalidad, ¿cómo es posible que el mismo rol sea
desempeñado por personas que poseen estructuras de personalidad muy
diferentes? Una respuesta reside en el hecho, ya mencionado, de que la
prescripción del rol especifica un margen relativamente amplio de
comportamientos aceptables. Cabe destacar que la personalidad puede
convertirse en fuente de conflicto de roles. Una persona puede ser incapaz de
cumplir los requerimientos de un rol, por ser éstos incompatibles con sus
necesidades personales: una persona sumisa y tímida no podría asumir el
estatus de sargento en un cuerpo militar que exige una disciplina muy severa.

Hasta aquí se han dado algunas aproximaciones a los principales conceptos,


metodologías y aportaciones a la psicología social de las diversas teorías
provenientes de la psicología general.

1.3. Relación entre individuo y sociedad

Después de lo mostrado anteriormente, cabe preguntarse, entonces ¿qué


estudia la psicología social?

Una forma habitual de delimitar el campo de estudio de la psicología social


consiste en decir que ésta debe centrarse en el análisis de la relación entre el
individuo y la sociedad (Morales, 2002).

Su labor sería así la de describir el proceso de socialización del individuo y/o


cómo los individuos pueden llegar a producir ideologías, valores, normas y, en
definitiva, la organización de la sociedad, es decir, estudia la interacción.

Para algunas personas no queda clara la diferencia entre psicología social y


sociología ya que en ocasiones tienen campos de estudio similares. De esta
manera los psicologistas tienden a dar por hecho que determinados procesos
psicológicos generales quedan modulados por la situación, y los sociologistas
también llegan a admitir que conceptos de orden macrosocial, como por

33
ejemplo la noción de clase y de estructura, pueden ser completados con
enfoques más “micro”.

Entonces, el conflicto se produce al querer definir el concepto de interacción.


Existen varias perspectivas de este concepto. Una de ellas considera a la
interacción como causalidad unidireccional o de intercambio de información.
Por lo tanto, la interacción se da cuando una unidad de acción producida por un
sujeto “A” interviene como estímulo de una unidad de respuesta en otro sujeto
“B” y viceversa. Se trata de una forma de interacción en la que sólo una de las
partes se muestra activa (la que emite, es decir, el sujeto “A” en el ejemplo), al
tiempo que la otra (el sujeto “B”) sirve de simple reflejo del efecto de aquélla.
Aplicada al binomio individuo-sociedad, ello lleva a plantear el determinar quién
es producto de quién (ver Figura 3).

Figura 3

La segunda perspectiva viene a decir: la psicología estudia el individuo, la


psicología social la díada o unos pocos individuos (que están en interacción), y
la sociología las masas. La idea fundamental es que existe una tendencia
básica en el ser humano que lo lleva a afiliarse a los demás (Morales, 2002).

La psicología social se ocupa, en este caso, de describir cómo se manifiestan


estas tendencias. La interacción queda así reducida a sus aspectos más
materiales y se habla de interacción siempre que confluyan en espacios y
tiempos varios individuos que de uno u otro modo se necesitan entre sí.

La interacción social que los individuos viven al margen de los


condicionamientos sociales cuando están físicamente aislados de los otros
individuos, y viceversa, prescinde de las normas que regulan sus

34
comportamientos individuales cada vez que se reúnen con los individuos (ver
Figura 4).

Figura 4
Kurt Lewin (citado en Morales, 2002) menciona que los asuntos que debe
abordar la psicología social, van desde los valores (religiosos, morales) e
ideologías (conservadurismo, socialismo, liberalismo), hasta los estrictamente
físicos (tamaño del área en que está ubicada una persona o grupo), pasando
por problemas sociológicos (jerarquías de poder y estatus, diferencias entre
áreas rurales y urbanas) y psicológicos (inteligencia, planteamiento de objetivos
y personalidad -o carácter de una persona-), sin olvidar los aspectos
fisiológicos de salud, fortaleza o color del pelo.

Es ampliamente aceptado en la actualidad que se necesitan medios positivos


para agrupar estos diversos tipos de hechos, de tal forma que resulte posible
tratarlos sólo en un nivel, sin sacrificar el reconocimiento de sus características
específicas.

Para ello se debe considerar (Morales, 2002):


a) A la ciencia como un ámbito de problemas, y no como un ámbito de
materiales,
b) La necesidad de que esos diferentes ámbitos de problemas podrían
también necesitar otros universos de discurso, de constructos y de
leyes.
c) Que cualquiera de los mencionados universos de discurso se refiere al
mismo universo de material.

35
Estas premisas llevan a la libertad de la psicología social para usar los
constructos que más ayuden a comprender sus problemas y que permitan la
integración en su propio nivel (es decir, en el nivel propiamente psicosocial).

Por lo tanto, la relación entre el individuo y la sociedad, que no se define por


una unidireccionalidad (figura 3) sino por una bidireccionalidad (figura 5), no es
“una respuesta a”, sino también una “anticipación de”.

En la medida en que la percepción del sujeto perceptor se modifica por la


expectativa de reciprocidad, ya hay interacción social. Aquí, la interacción no es
la suma de las partes, sino algo integrador (como un sistema) y creador de
nuevas pautas de comportamiento. Se conciben constantes ajustes y
desajustes entre la sociedad y el individuo que no sólo implican una causalidad
recíproca, sino además pautas de acción que van más allá del efecto directo de
un sujeto sobre otro y que dependen del sistema que engloba esas
interacciones.

Este acoplamiento recíproco, resultado de constantes conflictos y movimientos


dialécticos entre las partes, es lo que desde el punto de vista sistémico define
lo más específico del objeto de la psicología social (ver figura 5).

Esto explicaría por qué el desarrollo de la psicología social coincide en el


tiempo con el reconocimiento de la existencia de dos procesos: el de la
diversidad y el de la uniformidad social.

Figura 5

36
La relación entre los individuos, los grupos y la sociedad se define por su
carácter multiforme, por su diversidad y porque un conjunto de opciones
normativas entran en conflicto explícito. El gran auge de la psicología social
parece estar asociado a la existencia de normas, valores, expectativas y
comportamientos que, por asegurar una diversidad y diferenciación social,
colocan a los individuos o grupos, y en última instancia a los sistemas sociales,
en un conflicto ante la deseada y buscada uniformidad social (Morales, 2002).

Así pues, se dan fenómenos que no pueden ser explicados por una
generalización de factores psicológicos o sociológicos, son fenómenos que
provienen de la interacción entre lo individual y lo social y que tienen una
autonomía propia que los reproduce tanto como los transforma.

La interacción se refiere a situaciones y hechos en los que el resultado no está


determinado con anterioridad por la interacción. Muy al contrario, es durante y
a través del proceso de interacción como se entrelaza lo individual con lo
colectivo, lo personal con lo social, se confrontan unos valores y una visión de
la realidad con otros, y se observan en los individuos procesos tanto de
integración como de diferenciación. Son interacciones en las que las dos partes
intervienen al mismo tiempo, imponiendo su propia posición y a la vez
recibiendo la del otro u otros. La interacción puede desarrollarse tanto en un
plano simbólico como en presencia real del otro u otro. Por ser un proceso
activo caracterizado por la acción recíproca y por no operar ni en un vacío
social ni psicológico, esta interacción construye nuevas realidades en cada uno
de los partícipes de dicha interacción (Morales, 2002).

La interacción desborda los marcos de la psicología y de la sociología, y sólo


puede ser objeto de una auténtica psicología social, es decir, de una psicología
social tripolar. De este modo, la psicología social se ocupará de estudiar, por
una parte, cómo se inscribe la realidad social en el individuo, de qué modo éste
se la representa y que no se reduce a una “fotocopia” de la realidad, sino que
está mediatizada por interacciones reales o simbólicas con otros individuos y,
por otra parte, resulta de un proceso de elaboración y transformación que está
en función de las propias capacidades psicológicas del individuo. Estudiará

37
también cómo el individuo trata de inscribir en los otros esa realidad social
interiorizada, proceso éste que puede ocurrir bien al mismo tiempo que él la
recibe. Esta forma de concebir la interacción da lugar a la aparición de toda una
gama de nuevas implicaciones teóricas y metodológicas. Los individuos
disponen de un repertorio de formas de aprehender la situación, de evaluarla y
de reaccionar. Esta historia que precede a la situación interactiva deberá ser
analizada y estudiada si se quiere comprender a fondo el desarrollo que
adoptaría una interacción dada.

Al igual que no es posible concebir una interacción sin la presencia real o


simbólica de, al menos otro individuo, tampoco es posible concebirla sin un
objeto sobre el que se materialice o que sirva de mediador. Llamaremos a lo
primero representaciones de las relaciones y a lo segundo representaciones de
los objetos.

También existe otro tipo de representaciones como:


Representaciones jerárquicas. Las interacciones basadas en una relación
jerárquica determinan de entrada los significados que tienen los objetos
implicados en la interacción, y las posiciones que adoptará sobre ellos cada
partícipe. Los objetos tienen aquí un valor en sí; éste viene transferido por el
significado de la relación que prima entre los individuos.

Representaciones no jerárquicas. Aquí, la interacción se fundamenta en un


intercambio más o menos ecuánime de posiciones y evaluaciones del objeto
sobre el que se materializa la interacción. Los partícipes de la interacción, o no
disponen o no utilizan los recursos interpersonales para imponer al otro su
visión de las cosas. En estas situaciones, la interacción suele desembocar en
nuevas formas de definir las propiedades, funciones y evaluaciones de los
objetos, y la interiorización respectiva de estos nuevos significados dados a los
objetos es casi automática.

Representaciones simétricas y asimétricas. Disponen también de una


representación del objeto sobre el que se configura la interacción. Ésta puede
ser de tipo simétrico (cada uno tiene o puede tener una parte de la respuesta) o

38
de tipo asimétrico (sólo una de las partes dispone de la respuesta correcta o
apropiada, o no se confrontan diferentes sistemas de respuesta). Lo más
frecuente es que sean las representaciones de la relación las que prevalezcan
sobre las otras.

El que una interacción sea o no jerárquica depende de la representación previa


que tenga el sujeto del otro con el que va a interactuar. Es la capacidad
simbólica de anticipación de una interacción la que abre la posibilidad de que
se estudie la trascripción e interiorización que el individuo realiza de las
dinámicas sociales.

El funcionamiento de este tipo de representaciones confiere la plasticidad


necesaria para que, en el plano de algunas metodologías, se lleve a cabo la
estilización de las conductas. Se entiende así que no será necesario reproducir
en su integridad un fenómeno dado, sino que su miniaturización puede incluso
llegar a intensificar el efecto específico del fenómeno miniaturizado. La
existencia de tales representaciones indica también que no será necesario
crear cada vez nuevos significados o formas de interacción.

Hay dos formas de concebir la elaboración de una nueva representación: por


imitación y por elaboración constructiva. El primer caso supone que uno de los
partícipes de la interacción ya dispone, de entrada, de una representación que
el otro puede adoptar sin más. El producto de la interacción generalmente se
limita a la suma de partes. Al no venir dictadas por la situación ni por el objeto
en juego, sino que más bien dependen de extrapolaciones hechas
individualmente, las variaciones interindividuales del comportamiento y de los
juicios de la situación serán mucho más diversas; es decir, la situación se
caracteriza porque predominan más errores, pero también con una mayor
pluralidad de reacciones.

La interacción, con su doble proceso de exteriorización e interiorización,


produce un intercambio y una confrontación de las representaciones
individuales previas, dando lugar a la elaboración de una nueva representación;
ésta consigue integrar las divergencias de las posiciones individuales de

39
partida, crea una nueva definición del objeto y es, por ello, una elaboración
constructiva de carácter social. La nueva representación ha sido consecuencia
de la interacción social puesto que sólo ha aparecido gracias al proceso de la
confrontación social (Morales, 2002). En otras palabras, la psicología social
estudia cómo los individuos forman su visión de la realidad a través de la
interacción con otros individuos.

El proceso de imitación no supone el doble proceso de interiorización y de


exteriorización que caracteriza la interacción, en el sentido propiamente
psicosocial de elaboración constructiva. La construcción de una nueva visión
de las cosas pasa por una relación de tensión entre la tendencia a la
uniformización social y el respeto de la visión individual de la realidad. Esta
resistencia dialéctica y el conflicto que se genera entre estas dos realidades
constituyen el motor de la interacción psicosocial.

Es necesario aclarar que esta es sólo una postura acerca del análisis de la
psicología social. Como se mencionó con anterioridad existen muchas y muy
variadas dependiendo de la corriente teórica que se siga. Sin embargo, el
campo de estudio de la psicología presentado es el de mayor sustento y el que
tiene una marcada diferencia con respecto a otras disciplinas.

40
RESUMEN
1 La psicología social es una de las ramas fundamentales de la moderna
ciencia de la psicología.
Lo social se refiere a diferentes cuestiones, ya que es empleado para referir
desde cuestiones teórico-conceptuales hasta cuestiones muy superficiales.
Se entiende lo social al conjunto de simbolizaciones y reglas de
comportamiento interactuante producido históricamente por los seres
humanos. Lo social es un determinante fundamental de la representación y
regulación de la existencia de los seres humanos mismos.
Se ha descrito a la psicología social como la ciencia de los aspectos
sociales de la vida mental. Se podría señalar que la conceptualización de
esta disciplina depende principalmente de tres factores: a la metodología
con la que se aborde, su basamento teórico y su aplicación.
Así, en el campo de la psicología social es posible identificar la influencia de
todas las corrientes teóricas de la psicología.

2 Los gestaltistas proclamaron que la experiencia directa está organizada y


que la experiencia de acontecimientos locales está determinada por el todo
organizado, del cual es un componente; afirmaron también que es
científicamente legítimo interesarse por la experiencia cotidiana. Los
postulados de la psicología de la Gestalt afirman que debe considerarse
que los fenómenos psicológicos ocurren en un “campo”, como parte de un
sistema de factores coexistentes y mutuos. La segunda noción básica
establece que ciertos estados del campo psicológico son más simples y
ordenados que otros.

3 En la teoría del campo el principal representante es Kurt Lewin, el cual


estudió las motivaciones y las metas de la conducta. Entre las
conceptualizaciones importantes de tal teoría se encuentran los conceptos
dinámicos, los conceptos estructurales y los conceptos de dinámica grupal.
Otro concepto importante dentro de esta teoría es el de la disonancia
cognitiva que supone una necesidad de conocer en forma congruente, no
contradictoria.

41
4 La teoría del refuerzo centró su interés en el aprendizaje social, en donde
hay cuatro factores importantes en el aprendizaje: impulso, señal, respuesta
y recompensa. Aquí, se emplea grandemente el concepto de refuerzo
(cualquier acontecimiento que sigue a una respuesta y que hace aumentar
la probabilidad de repetición de la misma). La noción central del modelo del
aprendizaje instrumental afirma que una opinión o una actitud se vuelve
habitual porque su expresión manifiesta o su repetición interna son
seguidas por la experiencia o anticipación de un refuerzo. Se afirma que las
nuevas pautas de respuestas, que son imitaciones del comportamiento de
otros, pueden adquirirse por medio de la observación y describen cinco
formas de cambiar la conducta: por extinción, por contracondicionamiento,
por refuerzo positivo, por imitación social y por aprendizaje discriminativo.
Skinner estudió cómo puede controlarse el comportamiento, y esto se
lograría cuando el experimentador manejara las condiciones ambientales de
modo de poder controlar las contingencias del refuerzo asociadas con el
comportamiento del animal. Se concluye que la conducta es función del
balance entre recompensas y costos.

5 Las aportaciones de la teoría psicoanalítica a la psicología social, surgen a


partir de las ideas de Freud, fundador de esta corriente teórica. Esta teoría
tiene sus fundamentos en conceptos como determinismo psíquico,
psicodinámica, actividad mental inconciente, desarrollo psicosexual y sus
diferentes etapas. Esta corriente teórica poco tiene que ver con una
metodología de tipo experimental. Sin embargo, explica que los sistemas
sociales basados en tabúes y el totemismo derivan de un conflicto y explica
la cohesión de las masas, o que el sentimiento social se basa, hasta cierto
punto, en una inversión de lo que originalmente fue un sentimiento hostil.
Algunos autores de esta corriente afirman que la personalidad autoritaria es
creada por padres que usan métodos rígidos y severos de disciplina, o que
las frustraciones infantiles pueden afectar el desarrollo de la personalidad
movilizando ciertas actitudes defensivas y estimulando procesos de
sustitución y compensación que podrían continuar en la vida adulta.

42
6 La teoría del rol consiste principalmente en un conjunto de construcciones,
de las cuales muy pocas podrían formularse en términos del cálculo
interrelacional o de reglas de correspondencia; tales construcciones son
excepcionalmente ricas en referentes empíricos y proporcionan un modo de
acceso para el análisis del comportamiento social. Así, todas las sociedades
se caracterizan por un amplio número de sistemas de estatus y en las que
toda persona ocupa posiciones en varios “sistemas de estatus”; allí, la
posición o estatus de una persona se representa por su ubicación en el
mapa, y es posible ubicarla con respecto a los sistemas de estatus de su
sociedad. En un sistema de estatus de este tipo, las posiciones se
distinguen en función de su nivel vertical o rango.

7 Una forma habitual de delimitar el campo de estudio de la psicología social


consiste en decir que ésta debe centrarse en el análisis de la relación entre
el individuo y la sociedad; su labor sería así la de describir el proceso de
socialización del individuo, es decir, estudia la interacción. Ésta, puede
desarrollarse tanto en un plano simbólico como en presencia real del otro u
otro y, aunque desborda los marcos de la psicología y de la sociología, sólo
puede ser objeto de una auténtica psicología social tripolar. Al igual que no
es posible concebir una interacción sin la presencia real o simbólica de, al
menos otro individuo, tampoco es posible concebirla sin un objeto sobre el
que se materialice o que sirva de mediador (lo primero serán las
representaciones de las relaciones y lo segundo representaciones de los
objetos). También existe otro tipo de representaciones: las representaciones
jerárquicas, las representaciones no jerárquicas, las representaciones
simétricas y asimétricas. Por otro lado, hay dos formas de concebir la
elaboración de una nueva representación: por imitación y por elaboración
constructiva. En suma, la interacción, con su doble proceso de
exteriorización e interiorización, produce un intercambio y una confrontación
de las representaciones individuales previas, dando lugar a la elaboración
de una nueva representación.

43
UNIDAD 2
LOS PROCESOS DE GRUPO DESDE EL ENFOQUE DE LA PSICOLOGÍA
SOCIAL

Introducción

Después de revisar qué es la psicología social, cuál es su campo de estudios y


algunas de las metodologías empleadas para su análisis, esta unidad se
enfoca principalmente en los procesos de percepción social, es decir, se
entenderá el proceso por medio del cual se percibe a las personas, las
reacciones ante ello y cómo las demás personas nos perciben.

Además, en esta unidad se estudiaran las características de los grupos, un


tema ya visto en otras unidades, pero en este caso desde la visión de la
psicología social: se entenderá el por qué y el para qué los grupos se
mantienen unidos, sus actitudes, liderazgos, la comunicación, etc.

Uno de los mas importantes estudios y aplicaciones dentro de la psicología


social ha sido la necesidad de entender el por qué los individuos y las
sociedades en general se comportan de manera caótica, el por qué de la
delincuencia, la drogadicción y tantas otras problemáticas sociales. Esta
disciplina ofrece, desde su particular punto de vista, algunas explicaciones a
estas situaciones a través de teorías, con ciertas bases sociológicas, como la
anomia y la desviación social.

Al mismo tiempo, no sólo es necesario el estudio de los problemas sociales que


afectan al entorno, sino también cómo y por qué se forman las instituciones al
intentar darle una coherencia y organización a la sociedad.

Lo presentado en esta unidad le servirá al futuro Trabajador Social para tener


una visión más global y holística de los temas sociales y poder abordarlos
desde una dinámica diferente.

44
Objetivos

Al finalizar la unidad el alumno:

Analizarás los principales procesos de percepción social, de las


personas y sus aplicaciones.
Contrastarás las principales categorías de análisis de los grupos desde
la perspectiva psicosocial.
Analizarás la desviación social y su implicación en el contexto actual.
Analizarás el concepto de instituciones a partir de la psicología social.

Temario

2.1. Percepción social.

2.2. Categorías de análisis de los procesos de grupo.

2.2.1. Membresía.

2.2.2. Cohesión.

2.2.3. Roles.

2.2.4. Actitudes.

2.2.5. Liderazgo y poder.

2.2.6. Comunicación.

2.2.7. Conflicto.

2.3. Desviación social y anomia social.

2.4. Psicología institucional.

45
2.1 Percepción social

Cuando conocemos por primera vez a una persona, ¿cuál es la reacción ante
ello? Cada persona tiende a reaccionar de diferente forma, dependiendo de la
personalidad de cada uno y de la situación en sí misma; sin embargo, se
realizan procesos similares. En primer lugar, sucede un reconocimiento de
emociones que es un diagnóstico acerca del estado de ánimo a partir de la
observación del rostro y de señales no verbales de las personas observadas. A
partir de esa situación se formará de manera inevitable una impresión sobre la
persona de manera coherente, para lo cual se unirán los diversos elementos
informativos que se han podido ir recogiendo en los primeros instantes de
interacción. En tercer lugar, se realizarán atribuciones causales, es decir, se
buscará alguna causa para explicar la conducta de la persona en cuestión.
Asimismo, se utilizarán diversos esquemas o conjuntos organizados de
conocimientos que ayudarán a procesar la información que se recibe y a tomar
una decisión lo más adecuada posible. De esta manera, todos poseen
esquemas acerca de las situaciones (comportamientos esperados y permitidos
en ciertas situaciones), esquemas de personas (tanto de las personas en
general como de quienes pertenecen a grupos sociales) y esquemas de
nosotros mismos (Morales, 1996).

Por último, la reacción en la situación descrita estará mediatizada por los


procesos de inferencia social recibidos, es decir, por la forma según la cual se
procesa la información recibida, se almacena en la memoria, se pone en
relación con la otra información que ya se disponga, se recupere y se aplique
en el caso en cuestión.

Procesos de la percepción (Morales, 1996)


1. Recolección y selección de información (facilitando recolección,
almacenamiento y recuperación).
2. Ir más allá de la información obtenida (predicción).
3. Estructura (Categorías).
4. Estímulos invariantes de los personas.
5. Los estímulos o personas tienen significados.

46
6. Las personas son percibidas como agentes causales (control,
engaño).
7. Las personas son semejantes a nosotros.
8. Interacciones dinámicas (entre objeto y sujeto).
9. La percepción de personas es mas compleja.

El proceso de formación de impresiones es un proceso por medio del cual se


infieren características psicológicas a partir de la conducta, sus atributos, y se
organizan en una impresión coherente. Cuando en una fiesta se observa a una
persona tomar demasiado alcohol y estar tambaleante, se infiere que es una
persona alcohólica.

Un cambio en una de las cualidades produce una modificación sustancial en la


impresión global. Por ejemplo, cuando esa persona alcohólica deja de beber
porque se lo pide su familia, se podría pensar de ella que es responsable y que
no tendría problemas con el alcohol.

La diferencia entre un rasgo central y uno periférico se aprecia en el impacto


que tiene en la impresión resultante.

El proceso de la formación de impresiones es más que la suma de las partes,


es decir, los diversos elementos están organizados como un todo, como una
gestalt o configuración, de forma que cada rasgo afecta y se ve afectado por
todos los demás, generando una impresión dinámica que no es fácil de
predecir a partir de los diferentes elementos tomados por separado (Morales,
1996).

Existen dos teorías principales del proceso de integración de percepciones:

Teoría de tendencia relacional:


• Elementos como un todo (Gestalt)
• Cada característica tiene un significado diferente en cada contexto, y no
es independiente de las otras características presentes.
• Puede inferir nuevos rasgos que reduzcan las contradicciones.

47
Teoría de combinación lineal:
• Los elementos no cambian de significado, sino que se combinan de
alguna forma para causar una impresión unificada. El valor de cada
rasgo es independiente del valor de los demás. Las formas de
combinación:
• Modelo Suma: la impresión de una persona se forma a partir de la suma
de las características observadas.
• Modelo Promedio: la impresión final se forma a partir del promedio o
media aritmética de las características observadas.
• Modelo de la media ponderada: la impresión inicial se convierte en un
sesgo general que influye las informaciones posteriores. La importancia
de esta impresión inicial, irá disminuyendo a medida que conozcamos
más información. Los elementos informativos no cambian de valor, pero
tienen un peso o importancia específica dependiendo del contexto.

Existen algunos factores implicados en la percepción de personas, revelando


su carácter dinámico y complejo, que están asociados bien al receptor, bien a
la persona percibida, o bien al contenido de la percepción:

Factores asociados a la percepción (morales, 1996)


• Los objetivos de los perceptores modelan los procesos cognitivos
asociados a la percepción de personas.
• Las metas influyen en cómo se procesa la información y la información
que es buscada.
• Las motivaciones se combinan con las circunstancias para crear metas
específicas.
• Situaciones diagnósticas, donde la meta principal del perceptor consiste
en formarse una impresión global lo más exacta posible.
• Situaciones de acción, donde la persona persigue ciertos objetivos
específicos que están sólo indirectamente relacionados con la formación
de impresiones.

Respecto a las expectativas que los perceptores llevan consigo cuando


perciben a otra persona, se pueden distinguir (Morales, 1996):

48
• Las basadas en la categoría o estereotipos (serán tratadas mas
adelante).
• Las basadas en el estímulo. Reflejan el conocimiento previo que el
perceptor tiene de la persona percibida.

Otros factores, relacionados con el perceptor, que influyen en la formación de


impresiones son los siguientes:
• Familiaridad. Hace que la impresión formada sea mucho más compleja y
produce una mayor exactitud en la percepción (simple exposición).
• Valor del estímulo. El valor de un estímulo previo afecta la percepción
(acentuación perceptiva y efecto halo).
• Significado emotivo del estímulo. El valor emotivo depende del poder del
estímulo para proporcionar consecuencias positivas o negativas
(defensa perceptiva y perspicacia perceptiva).
• Experiencia. A través de la experiencia y con cierto tipo de rasgos
personales, se realizan percepciones mas acertadas.
• Manejo de la impresión (interacción).
• Congraciamiento. (Aparecer como más atractivo ante los demás).
• Intimidación. (Mostrar el poder que se ejerce sobre la otra persona).
• Autopromoción. (Mostrar las propias habilidades y capacidades
ocultando los defectos).
• Suscitar en los demás el deber moral, la integridad o la culpabilidad.
• Autopresentación. Es el reflejo del éxito de los demás en las personas.

Los factores relativos al contenido de la percepción son:


• Efecto de primacía. Los primeros términos establecen una dirección que
ejerce un efecto continuo sobre los posteriores.
• Efecto de recencia. Aparece cuando la información reciente es mas fácil
de recordar o más viva que la primera información.
• Hipótesis de desestimación de la atención. Los últimos adjetivos son
descontados o ignorados en la medida en que sean inconsistentes con
la información predominante anterior.
• Disminución de la atención. Los sujetos simplemente, prestan menor
atención a los últimos elementos informativos.

49
• Elementos negativos. Cuando éstos tienen mayor importancia.
• Información única o peculiar. La información, resultado de la percepción,
parece tener un impacto más poderoso sobre la impresión resultante
que la información redundante.
• Ambigüedad de la información. Si un rasgo de la información, producto
de la percepción de personas, es ambiguo, suele tener menor
importancia que otro claro y preciso.

2.2 Categorías de análisis de los procesos de grupo

En este apartado se verán algunas características de los grupos; sin embargo,


como es tema de otra asignatura, se dará por conocido el concepto de grupo,
los tipos de grupos, su clasificación, el propósito, la dinámica, las etapas etc.,
porque lo que interesa es el enfoque psicosocial de los grupos.

2.2.1 Membresía

Es un concepto fundamental al pensar en uno mismo, desde el nacimiento, con


la iniciación en nuestro primer grupo (familia), a través de las innumerables
tensiones, temores, angustias, gozos y placeres que las membresías siguientes
traen a lo largo de nuestras vidas: describe la cualidad o relación de un
individuo con respecto a un grupo (Cartwrigth, 1979).

La membresía puede concebirse como si el grupo fuese un círculo: los que


pertenecen a él están dentro y los que están fuera no.

Hay membresías de tipo: voluntarias y no voluntarias (Cartwrigth, 1979):


• Membresías voluntarias. La participación es de naturaleza voluntaria.
• Membresías involuntarias. La participación en grupos que no se
pudieron elegir: grupos no voluntarios.

50
Razones por las que la gente se une a grupos:
• Le gusta la tarea o la actividad del grupo.
• Le gusta la gente del grupo. Esta es la razón primordial de las
actividades sociales.
• Estar en el grupo puede satisfacer necesidades ajenas a éste. El grupo
en sí, no satisface directamente las necesidades de la persona, sino que
constituye el medio de satisfacer sus necesidades.

Membresías múltiples (Cartwrigth, 1979):


• Un individuo pertenece a una multiplicidad de grupos.
• Tiene la capacidad para establecer vínculos con otros grupos y esta
misma diversidad puede ser fuente de creatividad e innovación.
• Algunas membresías múltiples producen conflictos que ofrecen serios
problemas, y los dilemas creados no pueden ser resueltos a satisfacción
de la persona.

Grupos de referencia:
Aquellos grupos a los que un individuo selecciona como sus grupos de
referencia son los únicos que influirán en su conducta y cuya influencia estarán
dispuestos a aceptar (Cartwrigth, 1979).

Las membresías múltiples desempeñan dos funciones:


• Comparación; en la medida que la conducta, circunstancias u otras
características de sus miembros representan normas o puntos de
comparación que aquél emplea para hacer juicios y evaluaciones.
• Normativa; en la medida que las evaluaciones del grupo se basan en el
grado en que la persona se amolda a ciertas normas de conducta o
actitudes, y en la medida en que la administración de recompensas o
castigos depende de estas evaluaciones.

51
Thelen (citado en Kisnerman, 1984) distingue diferentes clases de grupos:
• Grupo real. Las personas pueden interactuar, probar ideas, oír las
respuestas de los demás, recibir retroalimentación sobre su propia
conducta y aprender.
• Grupo al que representamos. Grupos que asignan o eligen un miembro
para que los represente en otro grupo.
• Grupo abstraído. Las personas resultan influidas, desde su pasado, por
los grupos, aunque esa influencia no se recuerde específicamente.
• Grupo de “resaca”. Las ansiedades de membresía y los problemas no
resueltos en grupos de referencia importantes pueden arrastrarse hacia
otros grupos.
• Grupo imaginado o construido. Grupo que puede brindarle a alguien el
apoyo emocional que no está recibiendo del grupo real.

Los factores que aumentan el atractivo de la membresía son:


• El prestigio. Cuanto más prestigio obtenga dentro de un grupo una
persona, o cuanto más parezca que puede obtenerlo, tanto más atraída
estará hacia ese grupo.
• El Medio. Una relación de cooperación es más atractiva que una de
competencia.
• Grado de interacción entre miembros. Participar o disfrutar de la
compañía de los otros miembros o hacer buenos amigos, como
producto derivado de pertenecer al grupo, hace aumentar el atractivo de
éste para sus miembros.
• El tamaño. Los grupos más pequeños probablemente sean más
atractivos que los grandes.
• El éxito. Los miembros muestran más tendencia a incorporarse a grupos
o a continuar en éstos, cuando los mismos han tenido éxito o son de
prestigio.

52
2.2.2 Cohesión

Un grupo alcanza lo que se propone cuando está cohesionado, de allí que la


unidad de esfuerzos y objetivos comunes lo fortifica, le facilita sus logros y lo
lleva a altos niveles de desarrollo; de manera que la cohesión es
imprescindible, de ella depende la ponderación que tiene la membresía de su
imagen, su atractivo, e incluso su fuerza de pertenencia o el deseo de
mantenerse dentro de él.

La cohesión es el grado con que los miembros de un grupo se sienten atraídos


mutuamente; además, se relaciona con la atracción hacia el grupo y la
resistencia a abandonarlo, la moral o nivel de motivación que muestran sus
miembros, y la coordinación de esfuerzo para obtener objetivos comunes
(Cartwrigth, 1979).

Los indicadores de cohesión son aquellos elementos de análisis considerados


para registrar la presencia de cohesión grupal, de manera que representan el
punto focal en cada uno de los instrumentos aplicados; éstos son (Cartwrigth,
1979):
• Atracción entre los miembros del grupo. Se refiere al grado de
vinculación que se siente hacia los otros miembros, su preocupación por
ellos, su semejanza con los demás y su interés por relacionarse
amistosamente.
• Atracción hacia el grupo. Fuerza que actúa sobre los miembros en
dirección al grupo; es la semejanza de cada uno con el conjunto, la
identificación con los objetivos grupales y la resistencia a abandonarlo.
• Motivación de los miembros para trabajar en grupo. Disposición para
efectuar actividades con energía, preocupación por su ejecución y
participación en las reuniones.

Para tener coordinación de esfuerzos y obtener el logro de los objetivos


comunes del grupo se exige preocupación por la unión de fuerzas para
compartir, decidir, ejecutar y lograr sus metas.

53
Naturaleza de la cohesividad (Lindgren, 1982):

Pueden formarse voluntaria y espontáneamente.


Grupos Pueden formarse por la necesidad de entablar una interacción social.
Pueden formarse para alcanzar algún objetivo práctico.
Pueden ser unidos por una autoridad externa.

Una vez formados, los miembros se sentirán atraídos en mayor o menor grado.
Al grado en que los miembros de un grupo lo encuentran atractivo se denomina
cohesión.

Por ejemplo, en E.U. las familias tienen menos cohesión a medida que los hijos
llegan a la edad adulta y se independizan; los valores norteamericanos hacen
hincapié en la independencia de la familia y no en la unión de la misma. En
cambio, los europeos tienen una mayor cohesión en las familias. Los
norteamericanos tienden a pertenecer a organizaciones o asociaciones
voluntarias, mientras los europeos no.

Los grupos compuestos por individuos que pertenecen a otros grupos suelen
tener menos cohesión, pues en ocasiones tienen intereses opuestos.

54
Grupos formados por autoridad exterior:
• No suelen ser cohesivos.
• Pueden serlo si los miembros se interesan en asociarse o sienten la
necesidad de asociarse.
• La prueba que estos grupos tienen es el grado en que permanecen
unidos cuando no tienen una tarea encomendada.

Grupos de mutua atracción (Lindgren, 1982):


• Tienen más posibilidades de perdurar.
• Suelen ser formados por individuos que se juntan por alguna semejanza
percibida.
• Los miembros suelen compartir valores y marcos de referencia, lo que
facilita la comunicación y funcionamiento equitativo del grupo
socialmente satisfactorio

La proximidad es un factor importante para la atracción social y los grupos


pueden tener mucha o poca cohesión mediante el mayor o menor hincapié
en:
• Atracción personal (compañero sea agradable). Los miembros
convierten la discusión en una conversación agradable y prolongada.
• Dirección del trabajo (competencia por un premio). Los miembros son
más prácticos, la discusión la hacen necesaria sólo para alcanzar el
objetivo.

55
• Prestigio del grupo (servir como grupo modelo) los miembros actúan con
cautela para no menoscabar el estatus, aquí suele suceder que uno de
los miembros sea dominante y los demás sumisos.

Cohesividad en grupos de trabajo (Rosas, 2000):


• Las actividades de grupo son valores prácticos, y crean también valores
emocionales afectivos.
• Ser asignados a una misma tarea les hace tener algo en común a los
miembros de un grupo.
• No todos los grupos de trabajo logran crear cohesión.

El resentimiento contra la autoridad que supervisa al grupo obstaculiza el


aprecio por sus miembros, (es posible que los miembros del grupo se sientan
unidos por el odio hacia la persona de autoridad).

La cohesión marcada de un grupo hace que los miembros se sientan


identificados con él y se dediquen a las tareas del mismo, hasta el punto en
que hacen suyos su éxito y su fracaso.

Compatibilidad y cohesividad.
La capacidad de las personas para tener relaciones armoniosas entre sí
(compatibilidad) se relaciona con la cohesión, pues cuanto más compatibles
son los miembros más atractivo les resulta el grupo; es más, la compatibilidad
no es ventajosa si se trata de realizar tareas por competencia.

En grupos en los que los miembros se eligen mutuamente, la cohesión se


mantiene a expensas de la eficacia, más por el deseo de conservar al grupo
unido que sólo por terminar la tarea.

La adhesión a las normas del grupo:


• A mayor presión para obtener uniformidad se da mayor cohesión.
• La cohesión de un grupo se refleja en el grado en que los miembros se
adhieren a pautas de conducta o normas del grupo.
• Acatar las normas es causa y efecto de la cohesión del grupo.

56
• La necesidad de los miembros para formar un grupo y establecer
relaciones los lleva a crear pautas de conducta o normas de conducta, y
a compartirlas; es la aceptación de las mismas lo que les brinda un
sentido de unidad.
• Los miembros que se apartan de las normas son un peligro para la
cohesión del mismo.
• El respeto a las normas es un índice de cohesividad.
• A mayor rigor en la observación de las normas, mayor cohesividad
dentro del grupo.
• La medida en que los miembros son guiados por las normas es también
un índice de otros aspectos de la vida del grupo, además de ser un
índice de su cohesividad.
• El grado de interacción normativa en un grupo puede ser considerada
como medida indirecta de su cohesividad.

2.2.3 Roles

Si consideramos la posición de un miembro dado en un grupo como su lugar en


el sistema, esta posición cuenta con un papel (rol) asociado que consiste en la
conducta esperada de quien lo ocupa, siendo el estatus la valoración que los
demás miembros conceden a la posición (Romero, 1992).

De este modo, la posición de cada miembro en el grupo conlleva a una


valoración o prestigio que denominamos estatus, siendo el rol el conjunto de
conductas asociadas a una posición dentro de un grupo; ambos conceptos
facilitan la interacción de los miembros y sustentan el grupo. En efecto,
desempeñar un rol supone conducirse y comportarse según unas pautas
determinadas establecidas socialmente y esto, evidentemente, nos permite
establecer relaciones con los demás de forma relativamente predecible y
coherente; esas pautas y ese rol poseen una valoración, una imagen social
atribuible a cada persona que conforma el estatus, y ambos nos dan un puesto
en la vida (Romero, 1992).

57
Ahora bien, cuando nos referimos a una persona normalmente la aludimos
desde su rol principal y con base en su estatus general; él mismo se
autoevalúa y percibe con base en ese estatus y rol, que son claves.

El estatus es el valor de una persona tal como se le estima por parte de un


grupo o clase de personas; o, de otra forma, es el prestigio, la categoría, la
admiración con que somos vistos o evaluados por los demás y, como tal, no
depende de lo que uno es o cree ser, o de lo que hace, sino de lo que los
demás piensan que uno es; en suma, podemos decir que el estatus individual
depende siempre de cómo los otros lo perciben y lo evalúan a uno (ídem).

Áreas fundamentales de estatus:


a) El reparto de tareas entre los miembros conllevará una distinta
valoración de los sujetos que las realizan; pero, además de ellos,
también se valora en la tarea la competencia en su desempeño y el
grado de compromiso del sujeto con ella.
b) Respecto al poder, el estatus se le otorga a un miembro en virtud de su
influencia en el proceso de toma de decisiones.
c) En el área socio-afectiva, la atribución de estatus se correlaciona con el
hecho de que las atracciones y rechazos afectivos en el grupo siguen
pautas que permiten la jerarquización de los miembros, merced al
número de elecciones positivas recibidas de los demás miembros.

Criterios para asignar el estatus:


• La riqueza suele considerarse un criterio universal de estatus, pero hay
que atender también al origen de las riquezas, ya que el dinero mal
adquirido recientemente no proporciona tanto estatus.
• La utilidad funcional alude a que se suele valorar a una persona por lo
que hace en sociedad, en virtud de lo que se piensa que vale la pena
hacer.
• El grado de instrucciones está en relación con el impacto y el poder del
conocimiento, de la experiencia, y es un claro símbolo de estatus.

58
• El tipo de religión y el grado en que se profesa es un determinante de
estatus, sobre todo en las sociedades en las que tan sólo está bien vista
o se tolera una religión.
• Las características biológicas son criterios de estatus; es decir, a la hora
de atribuir estatus en muchas sociedades y grupos las más de las
veces, por desgracia, la edad, el sexo y la raza, pesan específicamente
como indicadores de prestigio

Existen, pues, pautas conductuales generales en virtud del estatus, pero


siempre adobadas y aderezadas con el estilo personal; así, vemos cómo las
personas de más estatus tienen más oportunidades de ejercer influencias y, a
la postre, son realmente más influyentes que los que poseen menos estatus. El
estatus también influye en la percepción interpersonal, de modo que los de más
estatus tienden a ser evaluados mejor; pero el estatus también influye en la
propia evaluación y autoestima, de manera que las personas de más estatus
suelen tener más autoestima (Romero, 1992).

Un rol es un conjunto de derechos, obligaciones y normas de conducta


aprobadas para los individuos que están en una posición. La diferenciación y
asignación de roles es algo fundamental en los grupos, pues implica una
división de las tareas entre los miembros, lo cual facilita la consecución de
metas y objetivos; contribuye a ordenar la propia existencia del grupo al estar
unidos al sistema de normas y, en ultima instancia, forman parte de la
autodefinición de los individuos en el grupo. Los distintos roles se adquieren
por aprendizaje social; en este sentido, son expectativas aprendidas que
además suelen ser recíprocas dado que, a medida que nos familiarizamos con
nuestros roles, también lo hacemos con los de los demás.

Los roles son los modelos de conducta relativa a cierta posición del individuo
en una red de interacción ligada a expectativas propias y de los otros. Cuando
un grupo se pone en funcionamiento van a aparecer una serie de roles con
relación a la tarea.

59
Clasificación de roles:

1. El portavoz. Es el que denuncia la situación del grupo; es el vocero del


grupo. Es el integrante que se desempeña como vehículo de lo
emergente; es la persona que percibe y denuncia una situación.
2. El líder. Se subdividen en dos tipos: formal e informal. El formal, es una
persona que ha sido seleccionada por un cuerpo externo y que tiene
capacidad reconocida dentro de su esfera de competencia; informal, es
el individuo que mejor interpreta las necesidades o creencias del grupo.
3. Líder autoritario. Da órdenes, directa o indirectamente; las órdenes
consisten, a veces, en interrumpir un deseo expresado por algún
miembro del grupo, sustituyéndolo por su propio deseo.
4. Líder democrático. Hace sugerencias que sirven de guía, informa o
acrecienta el conocimiento, estimula el autocriterio del grupo y la
autodirección. Se observa clima de confianza mutua. Es capaz de
delegar responsabilidades y decisiones.
5. Líder demagógico. Tiene la apariencia de un líder democrático, pero
esconde un líder autoritario.
6. Líder pasivo (laissez faire). Es aquél que surge en momentos de crisis
del grupo, puede llevar al grupo a la desintegración. Produce poco.
7. Líder paternalista. Es necesario en grupos que se inician; los guía,
acompaña y ayuda. Los integrantes no logran interdependencia; cuando
no está el líder no funcionan los integrantes del grupo.
8. Chivo. Es la contra-cara del líder; es al que se hace cargo de todo lo
negativo (chivo expiatorio)
9. Saboteador. Es el depositario de la resistencia al cambio.
10. El pensador teórico. Es el que pone ideas cuando el grupo no funciona.
Se transforma en el ladrón del grupo porque roba ideas de los otros.
11. El organizador. Es el que pone paréntesis y determina las formas y
tiempos en el grupo.

60
2.2.4 Actitudes

Las actitudes son las predisposiciones a responder de una determinada


manera con reacciones favorables o desfavorables hacia algo. Las integran las
opiniones o creencias, los sentimientos y las conductas, factores que a su vez
se interrelacionan entre sí (Morales, 1999).

Las opiniones son ideas que uno posee sobre un tema y no tienen por qué
sustentarse en una información objetiva. Por su parte, los sentimientos son
reacciones emocionales que se presentan ante un objeto, sujeto o grupo social.
Finalmente, las conductas son tendencias a comportarse según opiniones o
sentimientos propios.

Las actitudes orientan los actos si las influencias externas sobre lo que se dice
o hace tienen una mínima incidencia; también los orientan si la actitud tiene
una relación específica con la conducta, a pesar de lo cual la evidencia
confirma que, a veces, el proceso acostumbra a ser inverso y los actos no se
corresponden, por lo que se experimenta una tensión denominada disonancia
cognitiva.

Es posible que en una actitud haya más cantidad de un componente (conducta,


opiniones, sentimientos, etc.) que de otro. Algunas actitudes están cargadas de
componentes afectivos y no requieren más acción que la expresión de los
sentimientos. Algunos psicólogos afirman que las actitudes sociales se
caracterizan por la compatibilidad en respuesta a los objetos sociales; esta
compatibilidad facilita la formación de valores que utilizamos al determinar qué
clase de acción debemos emprender cuando nos enfrentamos ante cualquier
situación posible.

Existen tres tipos de componentes en las actitudes:

Componente cognitivo: Es el conjunto de datos e información que el sujeto


sabe acerca del objeto del cual toma su actitud. Un conocimiento detallado del
objeto favorece la asociación al objeto (Morales, 1999).

61
Componente afectivo: Son las sensaciones y sentimientos que dicho objeto
produce en el sujeto. El sujeto puede experimentar distintas experiencias con
el objeto, positivas o negativas (Morales, 1999).

Componente conductual: Son las intenciones, disposiciones o tendencias hacia


un objeto, con las que surge una verdadera asociación entre objeto y sujeto
(Morales, 1999).

Las actitudes tienen mucho interés para los psicólogos porque desempeñan un
papel muy importante en la dirección y canalización de la conducta social.

Las actitudes no son innatas, sino que se forman a lo largo de la vida; éstas no
son directamente observables, así que han de ser inferidas a partir de la
conducta verbal o no verbal del sujeto.

Se pueden distinguir tres tipos de teorías sobre la formación de las actitudes


(Morales, 1999):
• Teoría del aprendizaje. Esta teoría se basa en que al aprender
recibimos nuevos conocimientos, de los cuales intentamos desarrollar
ideas, sentimientos y conductas asociadas a estos aprendizajes; el
aprendizaje de estas actitudes puede ser reforzado mediante
experiencias agradables. Al aprender nuevos conocimientos sobre la
sexualidad, por ejemplo, se intenta recoger toda la información posible
para poder realizar un cambio en una nueva conducta, partiendo de la
nueva información adquirida.
• Teoría de la consistencia cognitiva. Esta teoría se basa en el
aprendizaje de nuevas actitudes, relacionando la nueva información con
alguna otra información que ya se conocía; así, tratamos de desarrollar
ideas o actitudes compatibles entre sí. Al estudiar algo nuevo,
intentamos memorizarlo mediante la relación de lo que vamos a
aprender con lo que ya sabemos, lo que nos llevará a que, a la hora de
acordarse de lo nuevo memorizado, será más fácil recordarlo.
• Teoría de la disonancia cognitiva: Esta teoría consiste en hacernos
creer a nosotros mismos, y a nuestro conocimiento, que algo no nos

62
perjudica, pero sabiendo en realidad lo que nos puede pasar si se
siguiese manteniendo esta actitud, tras haber realizado una prueba y
fracasar en el intento; esto nos puede provocar un conflicto, porque
tomamos dos actitudes incompatibles entre sí que nosotros mismos
intentamos evitar de manera refleja, lo que nos impulsa a construir
nuevas actitudes o a cambiar las actitudes ya existentes. Normalmente
las personas que consumen drogas tienen constancia de lo que se
hacen a ellos mismos; sin embargo, las siguen consumiendo debido a
que se hacen creer que el placer que les produce tomarlas compensa lo
que en un futuro les ocurrirá.

Algunas actitudes dan como consecuencia estereotipos, que son concepciones


simples y muy comunes aceptadas por un grupo o sociedad, sobre una
persona determinada aunque sea de diferente estructura social, o determinado
programa social.

El estereotipo cumple una función que se adapta perfectamente, es ordenada y


simplifica la información que necesita el sujeto para poder reaccionar con una
mayor rapidez.

Los prejuicios son unos sentimientos negativos o positivos, y normalmente se


forman por creencias o pensamientos estereotipados. Estos sentimientos se
dan a conocer de forma empática o antipática ante individuos, razas, grupos,
nacionalidades o ideas, pautas e instituciones (Morales, 1999).

Muchas veces, los prejuicios nos hacen ser hostiles o favorables con un
conjunto de personas, o una sola; a veces somos discriminatorios o muy
acogedores, muchas veces dependiendo de cómo es la persona, según su
condición racial, económica, religiosa, etc. A este comportamiento se le
denomina discriminación; más adelante se ahondará en estos temas.

De una persona, de la que conocemos cuáles son sus actitudes, no podemos


predecir cuál va a ser su conducta. Son muy pocos los casos en los que
podemos establecer relaciones entre actitudes y conducta: para poder prever

63
una conducta, tenemos que conocer muy profundamente unas actitudes muy
específicas.

Normalmente lo que la gente dice sobre sus propias actitudes suele ser
mentira, y esto sucede porque no conocemos casi ninguna de nuestras
actitudes respecto a los objetos; y no conocemos esas actitudes hasta que
tenemos que actuar frente a ellos. Con esto se deja aún más claro que las
actitudes no influyen tanto en la conducta; es más, a veces, incluso son las
conductas las que determinan las actitudes. Esta relación entre conducta y
actitud está sometida a numerosas influencias.

Por el contrario, las actitudes sí influyen en la conducta social. Por eso, quienes
intentan cambiar las conductas de las personas, se centran en cambiar las
actitudes. Hay muchos ejemplos de esto: los padres que intentan influir en la
conducta de los hijos, los maestros que intentan influir en los alumnos, etc.

Varios psicólogos (Morales, 1999) defienden que hay dos formas de cambiar
las actitudes: la de naturaleza cognitiva y la de naturaleza afectiva:
• Naturaleza cognitiva. Se utiliza en las personas motivadas y que saben
bien qué desean; ésta es una forma muy útil y, si se llega a producir el
cambio de actitud, la nueva actitud durará mucho tiempo.
• Naturaleza afectiva. Esta forma de cambio no es tan clara como la
cognitiva, sino que intenta producir un cambio mediante claves; si se
llega a producir este cambio, es un cambio temporal y no perdurará
durante mucho tiempo.

Probablemente, una de las principales características por las cuales el ser


humano suele ser diferenciado, de tal forma que se puede indicar la actitud y/o
posible futuro comportamiento dentro de la sociedad, es debido a la conducta.

Habitualmente, la mayoría de las personas suelen tener determinadas actitudes


hacia determinados casos y reaccionar en el momento en que se presenta la
oportunidad de expresarse, de forma tal que en ocasiones no se notan los
comportamientos internos.

64
Las conductas humanas suelen ser impredecibles, ya que cada etapa del ser
humano es diferente y con experiencias que pueden ser totalmente
antagónicas a las de otra persona que, supuestamente, tiene la misma
capacidad y/o característica (Morales, 1994).

2.2.5 Liderazgo y poder

Los roles no son fijos o estereotipados, sino funcionales y rotativos; un


individuo tomará tal o cual rol según su situación individual, y la situación
generada en el aquí y ahora grupal.

El liderazgo inevitablemente requiere del uso del poder para influir en los
pensamientos y en las acciones de otras personas.

El poder en las manos de una persona, supone riesgos humanos: primero, el


riesgo de equiparar poder con la habilidad para obtener resultados inmediatos;
segundo, el riesgo de ignorar los diferentes caminos por los que se puede
acumular legítimamente poder, y caer en la ilegalidad; y tercero, el riesgo de
perder el control por el afán de obtener más poder. La necesidad de acotar
estos riesgos, implica el desarrollo de un liderazgo colectivo y un manejo ético.

Dentro de este marco general, por lo que respecta al liderazgo y el poder,


también han sido frecuentes los análisis de este fenómeno, buscando
insistentemente una serie de características especiales, de rasgos y atributos,
que por su escasa frecuencia o por su intensidad inusual, permitan comprender
una supuesta excepcionalidad de la mujer o del hombre que llega a ser líder en
contextos políticos.

Una característica del líder político es una cierta habilidad para detectar las
grietas o debilidades de una estructura social, que le permitirán definir y
encabezar movimientos de ruptura, reforma o revolución; pocas veces las
estructuras están tan esclerotizadas como para no permitir márgenes de
maniobra. Desde este punto de vista, el líder político no es aquel personaje

65
revestido de características míticas, casi mágicas o anormales, que puede
crear de la nada a través de su dominio o de su poder, estructuras más o
menos a voluntad; tenemos más bien que entender una imagen distinta: un
líder que se mueve dentro de un grupo social, que aprovecha sus resquicios
para cambiarlo o que se beneficia de sus posibilidades para mantenerlo.

Una y otra tarea, uno y otro objetivo, no se pueden cumplir sin tener en cuenta
el entorno y las destrezas o habilidades de la persona concreta que
desempeña la función de liderazgo.

Es importante distinguir al dirigente del que ejerce un liderazgo. La condición


de dirigente tiene que ver más con la legalidad estatutaria, y con el
procedimiento formal de designación, en tanto que el liderazgo se sustenta en
la legitimidad de un mandato que se asume.

El líder se inspira en la convicción o en la entrega emocionada de sus


seguidores, en tanto que el dirigente confía en la disciplina de sus
correligionarios, y en la solidez de la organización.

El líder debe ser y parecer, y el dirigente basta con que lo sea. El que ejerce un
liderazgo no está sometido a términos o fechas; pero el que desempeña una
dirigencia normalmente responde a plazos estrictos.

Entre el líder y dirigente siempre hay una paradoja: el dirigente aspira siempre
a ser líder, aunque no siempre lo logra, y el líder muchas veces llega a
transformarse en dirigente, aunque no lo quiera.

Aun cuando el líder y el dirigente cuentan con el carisma para realizar su


trabajo, la diferencia es radical: el carisma del líder es personalísimo, y por
ende intransferible, y el del dirigente es institucional, y se traspasa
automáticamente al relevo en turno.

66
El dirigente manda, el líder convence. La perseverancia, en el líder, llega a
parecer heroicidad, en tanto que en el dirigente apenas se considera trabajo de
rutina.

La dirigencia es un oficio, y el liderazgo un arte. Las dos son tareas gregarias,


pero una - la dirigencia- tiene que ver con pocos, y la otra -el liderazgo- con
muchos.

El líder cree en la acción, y el dirigente confía más en la omisión. El dirigente


prefiere más el gradualismo; el líder busca la transformación súbita.

El dirigente pugna porque los principios se respeten; el líder porque se


disfruten. El dirigente se inclina por la capacidad y la efectividad; el líder por la
ideología.

Al margen de líderes o dirigentes, conviene recordar que la pasión o la emoción


no hacen del hombre un auténtico líder político: es la entrega a una causa
digna que se ejecuta en toda su magnitud.

El dirigente debe aspirar a ser líder si desea conducir efectivamente a su


organización; y, no obstante, el líder no está llamado a ser forzosamente
dirigente.

2.2.6 Comunicación

Pichon-Rivière (1997) decía que la comunicación es el riel por donde transita el


aprendizaje; en los grupos donde la comunicación no es eficaz, el aprendizaje
se ve empobrecido.

Según Watzlawick (1997), los axiomas de la comunicación enumeran algunas


propiedades simples que encierran consecuencias interpersonales básicas.

67
Estos axiomas, son:
1. La imposibilidad de no comunicarse: Toda conducta es comunicación,
es decir, un conjunto fluido y multifacético de muchos modos de
conducta (verbal, tonal, postural, contextual, etc.). Los diversos
elementos de este conjunto son susceptibles de permutaciones muy
variadas y complejas, que van desde lo congruente hasta lo
incongruente y paradójico.

Hay una propiedad de la conducta que no puede pasarse por alto: “No
hay nada que sea lo contrario de conducta”. En otras palabras no hay
no-conducta, es imposible no comportarse. Ahora bien, si se acepta
que toda conducta es una situación de interacción, tiene un valor de
mensaje, es decir, es comunicación, se deduce que por mucho que
uno lo intente, no puede dejar de comunicarse algo.

2. Los Niveles de Contenido y Relaciones de la Comunicación: Una


comunicación no sólo transmite información sino que, al mismo
tiempo, impone conductas.

El aspecto referencial de un mensaje transmite información: por ende,


la comunicación humana es sinónimo de contenido de mensaje.

Por otro lado, ese aspecto conativo se refiere a qué tipo de mensaje
debe entenderse que es y, por tanto, en última instancia, a la relación
entre los comunicantes.

3. Comunicación Digital y Analógica: En la comunicación humana, es


posible referirse a los objetos en el sentido más amplio del término, de
dos maneras totalmente distintas; se los puede representar por un
símil, como un dibujo (comunicación análoga) o bien mediante un
nombre (comunicación digital).

Cuando se utiliza una palabra para “nombrar” algo, resulta obvio que
la relación entre el nombre y la cosa nombrada está arbitrariamente

68
establecida. Las palabras son signos arbitrarios que se manejan de
acuerdo con la sintaxis lógica del lenguaje.

Entiéndase por comunicación analógica a toda comunicación no


verbal, como los movimientos corporales, postura, gestos, la
expresión facial, la inflexión de la voz, la secuencia, el ritmo, etc.

Asimismo, cabe destacar que el aspecto relativo al “contenido” se


transmite en forma digital, mientas que el aspecto relativo a la
“relación” es de naturaleza predominantemente analógica.

2.2.7 Conflicto

El conflicto aparece cuando hay diferencias de pensamiento, de sentimiento o


de proyecto entre los miembros del grupo; éstos pueden ser opuestos o
divergentes y, no es necesario que objetivamente lo sean, bastará con que
sean percibidos subjetivamente (por las mismas personas) como dilema o
encrucijada (Borisoff, 1989).

Las diferencias entre las personas que componen un grupo son las que le dan
riqueza; si se acepta, de la diversidad nace la fuerza del conjunto. El conflicto
se da cuando estas diferencias no tienen un espacio donde se puedan
expresar o, aunque se expresen, no son comprendidas por el grupo y, por lo
tanto, no se resuelven.

Debido a que las características personales de cada uno de los miembros son
distintas, aun por encima de las coincidencias del grupo, hay ocasiones en que
estas diferencias resaltan y hay una diferencia de opinión en cuanto a la
ejecución de grupo; entonces las relaciones se ven dificultadas porque a la
hora de organización de tareas no se puede llegar a acuerdos fructíferos para
todos sobre cómo hacer las cosas, y es ahí donde se presenta un conflicto,
cuando no se pueden medir los intereses del grupo (Borisoff, 1989).

69
El hecho de que exista o no el conflicto es cuestión de percepción: si nadie
tiene conciencia de que hay un conflicto entonces éste no existe. El conflicto es
un proceso que se inicia cuando una parte percibe que otra la ha afectado de
manera negativa o está a punto de hacerlo contra alguno de sus intereses.

Los intereses son las fuerzas que están atrás de todo conflicto; a su vez, los
intereses están determinados por las necesidades, valores y objetivos. Por lo
tanto, un conflicto es una relación en la que existen intereses parcialmente
opuestos y parcialmente encontrados (Borisoff, 1989).

En toda relación humana existe alguna zona en común, aunque la diferencia de


intereses es lo que hace subestimar las coincidencias.

En todo grupo es preciso encontrar formas de equilibrio entre las necesidades


opuestas que todo individuo tiene de diferenciarse del resto y de integrarse al
grupo.

Los conflictos pueden estallar de cualquiera de estos modos:


• Interpersonal. Cuando dos personas o individuos, fuera o dentro de un
grupo, se confrontan. Por ejemplo, para obtener un prestigio, por no
estar dispuesto a aportar lo mismo que los demás miembros, por tener
diferentes objetivos.
• Grupal. Cuando se suman dos o más grupos antagónicos dentro de un
mismo grupo.

La siguiente es la secuencia habitual de un conflicto:


1. El conflicto es latente, emerge cuando se dan las condiciones
propicias.
2. El conflicto se manifiesta: las partes tienen conciencia y están
emocionalmente comprometidas.
3. Aparecen síntomas de tensión, cambios en los contenidos y en las
formas de comunicación, menor interacción social, dominan
sentimientos de rabia, depresión y angustia.

70
4. Las partes del conflicto se posicionan: cada uno piensa que el otro es
su enemigo, el esquema “yo tengo que ganar, el otro tiene que
perder” se despliega, hay hostilidades mutuas, la culpa es del otro, el
otro es insoportable, la solución es “eliminarlo”, afectarlo, destruirlo o
expulsarlo.
5. Comienzan a darse conductas estereotipadas que refuerzan la
situación conflictiva o la predisponen; existen:
• Sobreentendidos.
• Mensajes ocultos.
• Susceptibilidades que llevan a una relación desproporcionada.
• Actitudes valorativas, expresadas como sentimientos de
superioridad o inferioridad.
• Prejuicios y pautas culturales.
• Exploración de los puntos débiles del otro.
• Actitud de huida o pasividad.
• Respuestas no pertinentes.
• Soluciones estereotipadas o rutinarias.
6. Surgen roles y actitudes que desencadenan reacciones típicas:
• Del perseguidor; se supone superior a los demás, asume
actitudes arrogantes y hoscas.
• De la víctima; se ve a sí mismo inferior al otro o a los demás, tiene
una actitud de sumisión, sentimientos de resentimiento y tristeza.
• Del salvador; tiene actitudes paternalistas, asociadas a
sentimientos de piedad y de forma despectiva.
7. La comunicación se empieza a deteriorar.
8. Se da una comprensión inadecuada de los hechos o se distorsiona la
situación.
9. Se subestiman las condiciones, lo que trae como resultado un abismo
entre las partes.

71
2.3 Desviación social y anomia social

La anomia, que significa falta de normas o incapacidad de la estructura social


de proveer a ciertos individuos lo que les sería necesario para lograr las metas
de la sociedad, ha ejercido una gran influencia sobre la teoría sociológica
contemporánea; también ha ofrecido una de las explicaciones más importantes
de la conducta desviada.

La mayor presión conducente al desvío de la conducta se da entre los grupos


socioeconómicos inferiores; las conductas desviadas son: el crimen, el suicidio,
los desórdenes mentales, el alcoholismo, etc.
Ya en los tiempos de Platón, los hombres se preocupaban por la naturaleza de
la sociedad y las relaciones del individuo con el orden social global.

Las formulaciones sociológicas de la anomia, hechas por Durkheim y Merton,


han llegado a ocupar un lugar importante en la sociología contemporánea,
porque han tratado de explicar distintas formas de la conducta desviada dentro
del ámbito de la sociedad global y dentro de su estructura social.

Durkheim (citado en Clinard, 1967) piensa que la anomia surge porque la


división del trabajo no produce contactos lo bastante eficaces entre sus
miembros, ni regulaciones adecuadas de las relaciones sociales. Cree que los
suicidios provocados por una situación de anomia eran, por tanto,
consecuencia del fracaso de los frenos sociales en lo que podrían llamarse
ambiciones demasiado presuntuosas.

Mientras que Durkheim limitaba la aplicación de la anomia principalmente al


suicidio, Merton (citado en Clinard, 1967) trataba de explicar no sólo el suicidio,
sino también el crimen, la delincuencia, los desórdenes mentales y el
alcoholismo. Para él, la conducta desviada incluye al exageradamente
conformista, al extremista, al revolucionario, al virtuoso burocrático, etc. Según
él, las estructuras sociales ejercen una presión definida sobre ciertas personas
en la sociedad induciéndolas a una conducta de rebeldía, antes que de
conformidad.

72
A diferencia de Durkheim, Merton no consideraba la naturaleza biológica del
ser humano como importante para explicar la desviación.

Al explicar la anomia y la conducta desviada, Merton enfocaba no al individuo,


sino al orden social. Postuló una dicotomía arbitraria entre las metas culturales
y los medios institucionales para lograr esas metas. Cualquier meta cultural
muy apreciada en una sociedad, es probable que afecte los medios
institucionalizados. Un equilibrio eficiente entre estas dos fases suele
mantenerse mientras los individuos obtengan satisfacciones, conformándose
tanto con las metas culturales como con los medios institucionalizados.

La definición de Merton hace hincapié en el desequilibrio entre las metas


culturales y las normas institucionales en una sociedad; concibe la anomia
como un derrumbe de la estructura cultural que acaece sobre todo cuando
existe una discrepancia aguda entre las normas (y metas culturales) y las
capacidades sociales estructurales de los miembros del grupo de obrar en
concordancia con aquellas (ídem).

La relación entre anomia y estructura social implica:


• Exposición a la meta cultural y normas que regulan la conducta
orientada hacia la meta.
• Aceptación de la meta o norma como mandatos morales y valores
internalizados.
• Accesibilidad relativa de la meta: las posibilidades de vida en la
estructura de oportunidades.
• El grado de discrepancia, entre la meta aceptada y su accesibilidad.
• El grado de anomia.
• Las tasas de conducta desviada de los distintos tipos manifestada en la
topología de los modos de adaptación.

La conducta desviada sobreviene en gran escala sólo cuando un sistema de


valores culturales ensalza virtualmente, por encima de todo lo demás, metas de
éxito comunes para la población en general, mientras que la estructura social

73
restringe con vigor u obstruye por completo el acceso a los modos aprobados
de alcanzar esas metas para una parte considerable de aquella misma
población.

Según Merton (citado en Clinard, 1967), existen cinco tipos de adaptaciones a


una situación en que los medios legítimos para alcanzar una meta son
inalcanzables para ella:

Conformismo. Consiste en cómo los individuos adaptan sus juicios o


comportamientos a los de otros como consecuencia de la presión real o
simbólica ejercida por el grupo.

Ritualismo. Consiste en abandonar las metas del éxito y de la rápida


movilidad social hasta un punto en que podemos satisfacer nuestras
aspiraciones

Rebelión. En donde se encuentran la postura no conformista y la


aberrante.

Innovación. Se utiliza el crimen para lograr el éxito o el poder. Sin


embargo, no todas las desviaciones en forma de innovación son
disfuncionales para la sociedad.

Retraimiento. Es el rechazo tanto a las metas culturales como a los


medios institucionales; el individuo se encuentra frustrado, no renuncia a
la meta del éxito pero adopta mecanismos de escape tales como el
derrotismo, el quietismo, etc.; se da en los individuos autistas, psicóticos,
alcohólicos.

En un estudio sobre la delincuencia hecha por Lander (citado en Clinard, 1967)


se encontró con que la delincuencia estaba relacionada esencialmente con la
inestabilidad o la anomia de un área y no era función de características
económicas ni nada en relación con ella.

74
En cuanto a la anomia respecto a aspectos individuales, se ha llegado a la
conclusión de que las clases económicamente inferiores son más propensas a
la anomia, debido al acceso diferencial socialmente estructurado a los
subsistemas de sustentación, así como a la inaccesibilidad de los medios para
alcanzar los fines socialmente deseados.

Algunos sociólogos han llegado a utilizar el término alienación en vez de


anomia para denotar el aspecto subjetivo de lo que Merton llamaba anomia (en
la unidad III se verá este tema con mayor detalle).

La desviación se consideraría mejor como una concepción que como un


concepto. Una de las concepciones de desviación puede llamarse estructural y
la otra de proceso.

Desde el punto de vista de la interpretación estructural de la desviación, Merton


(ídem) menciona que las sociedades poseen una estructura cultural separada y
distinguible de otra estructura social, consistiendo la primera en un conjunto
organizado de valores normativos y la segunda en un conjunto organizado de
relaciones sociales. Las estructuras sociales permiten a algunas personas
competir por los objetivos universalmente inculcados y otras no. Para Merton,
la estructura cultural define, regula y controla los modos aceptables de
perseguir esas metas y sugiere que las normas reguladoras están arraigadas
en los usos de las instituciones.

La sociedad moderna, siendo más bien pluralista que ordenada en forma


jerárquica con respecto a los valores, requiere que la valoración se convierta en
un concepto central en la explicación de la desviación.

Sin embargo, si bien la estructura de clases puede considerarse como una


variable importante en la desviación, son igualmente importantes la tecnología,
la interacción grupal, los límites socio-biológicos y los procesos psíquicos. El
estudio de estas últimas dos variables lleva a la conclusión de que
desviaciones secundarias, que surgen de las reacciones sociales y subjetivas a

75
la desviación primaria u original, constituyen uno de los problemas de análisis
mas importantes en la sociedad moderna.

El significado asignado a la conducta, en un contexto de normas constitutivas,


es una parte inseparable de la desviación. La normalización, o la asignación de
un significado de desviación a las acciones, se producen por interacción
informal o a través de instituciones formales de control social; las instituciones
definen la desviación y también imputan actos desviados a los individuos.

Lo anterior, en la sociedad con frecuencia refleja la elección, la valoración y la


interacción grupal.

2.4 Psicología institucional

A diferencia del grupo, en la institución ya no se trata de considerar un conjunto


de personas reunidas, sino unos sistemas relativamente permanentes que se
expresan según modalidades distintas.

Las instituciones son formaciones específicas de las relaciones sociales y


humanas; la idea anterior designa el hecho de establecer, dar forma y
mantener en un estado las cosas; engloba el hecho de estabilizar la realidad a
través de las normas establecidas.

El concepto de institución en ciencias humanas se apoya en la tradición


filosófica en la que se han apoyado los sistemas jurídicos, el derecho, la ley.

Para la psicología social el estudio de las instituciones fue un principio relegado


en benéfico de los grupos sociales.

Existen varias concepciones de las instituciones en relación con algunas


corrientes teóricas; éstas son:

76
1. Concepción Sociológica.
Un hecho social es visto como un conjunto de datos constantes, regulares y
previsibles.

La institución es definida como el conjunto de normas que se aplican en un


sistema social y que definen lo que es o no legítimo en ese sistema. Engloba
las diferentes formas de control social y se manifiesta en todos los niveles de la
realidad social.

El rol de las instituciones consiste en crear un consenso a través de la


adhesión de un conjunto de individuos y de categorías sociales a los valores
que propone.

Para Lapassade (citado en Fischer, 1992) la institución constituye el


equivalente en el campo social de lo que es el inconsciente en el campo
psíquico, con sus tres estructuras:

Lo instituido es la institución en cuanto un sistema de normas y valores que


orientan los comportamientos; es el orden establecido estructurado como un
elemento normal de la sociedad.

Lo instituyente incluye, el conjunto de las capacidades de innovación que se


presentan en las instituciones; significa la práctica social y puede negar la
universalidad de la ideología institucional.

La institucionalización concierne al conjunto de las formas nuevas


(organizativas, jurídicas o de otro tipo) a las que recurren las instituciones para
superar la contradicción entre lo instituido y lo instituyente para llegar a otros
procesos institucionales.

Goffman (citado en Fischer, 1992) define a la institución como un


establecimiento social, considerado en sus características materiales como un
edificio administrativo, una casa, una escuela, etc. Es un lugar con barreras a
las interacciones sociales; es controlada por una autoridad, los usuarios pasan

77
una gran parte de su tiempo en el recinto, tienen objetivos (fines) declarados,
poseen una cultura impuesta y pueden engendrar una contra-visión del mundo,
ideología o punto de vista sobre el mundo.

2. Concepción antropológica.
Estudia a la institución en relación con el tiempo y espacio.

Kadiner (citado en Fischer, 1992) distingue dos tipos de institución: Primarias.


representan un marco formador de conductas. Secundarias. Son creadas por la
personalidad base de una sociedad.

El paso de uno a otro tipo se opera a través de mecanismos tales como los de
la proyección.

Malinowski (ídem) definió la institución a partir de las necesidades de cada


civilización; distingue las biológicas y las derivadas, es decir, culturales.

En la concepción antropológica en general las instituciones representan, de


alguna manera, los modelos fundamentales que estructuran la vida de las
sociedades; estos modelos poseen además rasgos diferenciados, mostrando
del tal modo que las instituciones no cumplen las mismas funciones en
sociedades distintas.

3. Concepción psicoanalítica.
Desde la perspectiva psicoanalítica Jaques (ídem) definió a las instituciones
como estructuras sociales que incluyen mecanismos culturales que
reglamentan sus relaciones internas. Poseen un doble componente: los
sistemas de roles (y posiciones) y los mecanismos culturales que son
convencionales.

Las instituciones como mecanismos de defensa contra las angustias, las define
desde un enfoque de lo social que muestra la existencia, en una institución, de
funciones inconscientes determinadas por procesos psicológicos individuales y,

78
en consecuencia, la existencia de relaciones fantasmáticas (o inexistentes)
entre las conductas individuales y la realidad institucional.

Las instituciones ordenan al mundo y las prácticas de conducta, crean una


manera de vivir el vínculo social. Dicen de distintos modos lo que es y lo que
debe ser, la relación con los demás. Lo hacen estableciendo un sistema de
valores y de normas que sirven de marco, y se concreta en maneras de vivir y
en conductas reconocidas y valoradas. Por otra parte, este sistema se traduce,
en términos de socialización, como la aspiración a formar un cierto tipo de
hombre, quien a su vez se refiere al ideal propuesto por la institución para
comprenderse y decir quién es. La institución conforma y perpetúa un vínculo
social siempre problemático, porque exige unificación y unidad.

Por otro lado en las instituciones siempre hay violencia. Son lugares por
excelencia de una violencia fundadora; se enfrentan a la violencia de los
crímenes en común, haciéndolos leyes de estructura: es una legalidad
conferida a esta violencia, que le confiere estatus de autoridad y de ley a
algunos de sus miembros, ya que lo que caracteriza a la institución no es la
búsqueda de la verdad sino un modo de funcionamiento que impone, por un
lado la relación de sumisión y por el otro exacerba las rivalidades internas, y la
lucha por el poder.

Desde la perspectiva de los vínculos libidinales que unen a los miembros de las
instituciones, toda institución es un sistema de interferencias con los fantasmas
de sus miembros; constituye un tratamiento simbólico de los deseos que la
penetran en diversas maneras. La institución se plantea como un objeto ideal al
que uno se adhiere, al que consagra su vida o una parte de ella y se concreta
con rituales múltiples que sirven de referencia. Aparecen como lugares de
seguridad que van a enmarcar la identidad de los individuos procurándoles una
imagen de sí mismos, a través del rol que podrían desempeñar en la institución
y fuera de ella (Fischer, 1992).

Por lo tanto, una institución es un fragmento de las relaciones sociales


establecido sobre un sistema de valores, mitos e ideologías; ordenado según

79
normas, roles y maneras de ser, cuya función es asegurar la conformidad de
los individuos y el mantenimiento de un estado de cosas.

Características de las instituciones (Fischer, 1992):

• Están organizadas en torno de valores que constituyen su doctrina, y


se presenta como un enunciado de verdades que se transforman en
códigos de conducta institucional.
• Las instituciones surgen como sistemas que garantizan la
perpetuidad de estos valores.
• Son cohesivas; los elementos que las componen tienden a
reforzarse mutuamente afirmando la unidad institucional.
• Son fundamentalmente conservadoras, en la medida en que
mantienen y garantizan los valores sociales, de los que son
portadoras.
• Las instituciones determinan maneras de pensar y de actuar.
• Las instituciones tienden a controlar la conducta de sus miembros
desarrollando unos procesos de socialización y de formación que
permiten a cada cual situarse con relación a la norma establecida,
respaldando los procedimientos y los códigos que la institución ha
establecido.

Formas de institución (Fischer, 1992):

• Familiar.
• Educativa.
• Económica.
• Política.
• Religiosa.
• Recreativa.

El conjunto de estas instituciones no funciona conforme a un modo separado,


aunque cada una tenga sus modalidades específicas. Las instituciones son

80
interdependientes y cada una influye en grados diversos y según modalidades
específicas en todas las demás.

La coexistencia y la interdependencia de las instituciones desempeñan un rol


esencial en la regulación social global de una sociedad.

81
RESUMEN
1 Cuando se conoce por primera vez a una persona se tiende a reaccionar de
diferente forma dependiendo de la personalidad de cada uno y de la
situación en sí misma; sin embargo, se realizan procesos similares: sucede
un reconocimiento de emociones y se formará de manera inevitable una
impresión sobre la persona de manera coherente, se realizarán atribuciones
causales y se utilizarán diversos esquemas de reacción. El proceso de
formación de impresiones es un proceso por medio del cual se infieren
características psicológicas a partir de la conducta, sus atributos y se
organizan en una impresión coherente, de manera que un cambio en una
de las cualidades produce una modificación sustancial en la impresión
global. La diferencia entre un rasgo central y uno periférico se aprecia en el
impacto que tiene en la impresión resultante. Así, el proceso de la formación
de impresiones es más que la suma de las partes.

2 Existen dos teorías principales del proceso de integración de percepciones:


la teoría de tendencia relacional y la teoría de combinación lineal. En la
percepción de personas existen algunos factores implicados, que revelan su
carácter dinámico y complejo; éstos son: los objetivos, las metas, las
motivaciones, las situaciones diagnósticas y las situaciones de acción.
Además, las expectativas que los perceptores llevan consigo cuando
perciben son: las basadas en la categoría y las basadas en el estímulo.
También otros factores relacionados con el perceptor son: familiaridad, valor
del estímulo, significado emotivo del estímulo, experiencia, manejo de la
impresión, congraciamiento, autopromoción, suscitar en los demás el deber
moral y la autopresentación. Respecto a los factores relativos al contenido
de la percepción se encuentran: efecto de primacía, efecto de recencia,
hipótesis de desestimación de la atención, disminución de la atención,
elementos negativos, información única o peculiar y la ambigüedad de la
información.

82
Dentro de las características de grupo se encuentran conceptos de:

3 Membresía, que puede concebirse como si el grupo fuese un círculo: los


que pertenecen a él están dentro y los que están fuera no. Respecto al tipo,
las hay voluntarias, no voluntarias y múltiples; y desempeñan funciones de
comparación y normativa.

4 Cohesión, que es el grado con que los miembros de un grupo se sienten


atraídos mutuamente. Los indicadores de cohesión son: atracción entre los
miembros del grupo, atracción hacia el grupo y motivación de los miembros
para trabajar en grupo.

5 Estatus. Si consideramos la posición de un miembro dado en un grupo


como su lugar en el sistema, esta posición cuenta con un papel (rol)
asociado que consiste en la conducta esperada de quien lo ocupa, siendo el
estatus la valoración que los demás miembros conceden a la posición. El
estatus es el valor de una persona tal como se le estima por parte de un
grupo o clase de personas; puede decirse que es el prestigio, la categoría y
la admiración con que somos vistos o evaluados por los demás y no
depende de lo que uno es o cree ser, o de lo que hace, sino de lo que los
demás piensan que uno es. Los criterios para asignar el estatus son: la
riqueza, la utilidad, el grado de instrucciones, el tipo de religión y las
características biológicas.

6 Actitudes. Son las predisposiciones con las que se responde de una


determinada manera, con reacciones favorables o desfavorables hacia algo.
Las integran las opiniones o creencias, los sentimientos y las conductas,
factores interrelacionados entre sí. Las actitudes orientan los actos si las
influencias externas sobre lo que se dice o hace tienen una mínima
incidencia; también los orientan si la actitud tiene una relación específica
con la conducta, a pesar de lo cual la evidencia confirma que, a veces, el
proceso acostumbra a ser inverso y los actos no se corresponden, por lo
que puede experimentarse alguna tensión (disonancia cognitiva). Sin
embargo, a nivel más general existen tres tipos de componentes en las

83
actitudes: el cognitivo, el afectivo y conductual. Se sabe que las actitudes no
son innatas, se forman a lo largo de la vida y no son directamente
observables, así que han de ser inferidas a partir de la conducta verbal o no
verbal de un sujeto. Acerca de cómo se forman las actitudes se distinguen
tres tipos de teorías: la del aprendizaje, la de la consistencia cognitiva y la
de la disonancia cognitiva.

7 Algunas actitudes dan como consecuencia estereotipos, que son


concepciones simples y muy comunes aceptadas por un grupo o sociedad,
sobre una persona determinada aunque sea de diferente estructura social, o
determinado programa social. También se observa que los prejuicios son
unos sentimientos negativos o positivos, y normalmente se forman por
creencias o pensamientos estereotipados.

8 Liderazgo. Inevitablemente se requiere del uso del poder para influir en los
pensamientos y en las acciones de otras personas, lo que supone riesgos
humanos. La necesidad de acotar estos riesgos, implica el desarrollo de un
liderazgo colectivo y un manejo ético. Sin embargo, es importante distinguir
al dirigente del que ejerce un liderazgo.

9 Comunicación. Pichon-Rivière decía que la comunicación es el riel por


donde transita el aprendizaje; en los grupos donde la comunicación no es
eficaz, el aprendizaje se ve empobrecido. Según Watzlawick los axiomas de
la comunicación (la imposibilidad de no comunicarse, los niveles de
contenido y relación de la comunicación) enumeran algunas propiedades
simples que encierran consecuencias interpersonales básicas.

10 Conflicto. Aparece cuando hay diferencias de pensamiento, de sentimiento


o de proyecto entre los miembros del grupo; éstos pueden ser opuestos o
divergentes. Es un proceso que se inicia cuando una parte percibe que otra
la ha afectado de manera negativa o está a punto de hacerlo contra alguno
de sus intereses (fuerzas latentes y determinadas por las necesidades,
valores y objetivos de las personas). Puede decirse que en toda relación
humana existe alguna zona en común, aunque la diferencia de intereses es

84
lo que hace subestimar las coincidencias. Así, los conflictos pueden estallar
de modo interpersonal o grupal; cuando ocurre, la secuencia habitual es: el
conflicto es latente, el conflicto se manifiesta, aparecen síntomas de
tensión, las partes del conflicto se posicionan, comienzan a darse conductas
estereotipadas.

11 Anomia social. Significa la falta de normas o incapacidad de la estructura


social de proveer a ciertos individuos lo que les sería necesario para lograr
las metas de la sociedad; cuando ocurre, se genera una gran presión que
conduce al desvío de la conducta, aunque generalmente se da entre los
grupos socioeconómicos inferiores. Las conductas desviadas observadas
son: el crimen, el suicidio, los desórdenes mentales, el alcoholismo, etc.
Durkheim piensa que la anomia surge porque la división del trabajo no
produce contactos lo bastante eficaces entre sus miembros, ni regulaciones
adecuadas de las relaciones sociales. En cambio, Merton menciona que las
estructuras sociales ejercen una presión definida sobre ciertas personas en
la sociedad induciéndolas a una conducta de rebeldía, antes que de
conformidad, haciendo hincapié en el desequilibrio entre las metas
culturales y las normas institucionales en una sociedad, enfocando no al
individuo, sino al orden social; es como un derrumbe de la estructura
cultural cuando existe una discrepancia aguda entre las normas y las
capacidades sociales estructurales de los miembros del grupo para de obrar
en concordancia con aquéllas. La conducta desviada sobreviene en gran
escala sólo cuando un sistema de valores culturales ensalza virtualmente
metas de éxito comunes para la población en general, mientras que la
estructura social restringe con vigor u obstruye por completo el acceso a los
modos aprobados de alcanzar esas metas para una parte considerable de
aquella misma población. Una de las concepciones de desviación puede
llamarse estructural y la otra de proceso.

12 A diferencia del grupo, en la institución ya no se trata de considerar un


conjunto de personas reunidas, sino unos sistemas relativamente
permanentes que se expresan según modalidades distintas. Las
instituciones son formaciones específicas de las relaciones sociales y

85
humanas; designa el hecho de establecer, dar forma y mantener en un
estado las cosas; engloba el hecho de estabilizar la realidad a través de las
normas establecidas. Existen varias concepciones de las instituciones en
relación con algunas corrientes teóricas: la sociológica, la antropológica y la
psicoanalítica. Acerca de las características de las instituciones se observa
que están organizadas en torno de valores y surgen como sistemas que
garantizan la perpetuidad de estos valores, a la vez son cohesivas,
conservadoras, determinan maneras de pensar y de actuar y tienden a
controlar la conducta de sus miembros. Las formas de instituciones son: la
familiar, la educativa, la económica, la política, recreativa y la religiosa,
aunque el conjunto de ellas no funcione de un modo separado; la
coexistencia y la interdependencia de las instituciones desempeñan un rol
esencial en la regulación social global de una sociedad.

86
UNIDAD 3
PSICOLOGÍA DE LA FAMILIA, DEL PEQUEÑO GRUPO Y DE MASAS

Introducción

En la unidad anterior se vio el tema de los grupos y sus principales


características psicosociales; sin embargo, no todos los grupos son iguales.

Los grupos tienen diferentes características que dependen de su estructura y


de los intereses para su formación, pero, ¿es lo mismo un grupo formado por
cinco personas que uno formado por miles de individuos?, ¿tienen el mismo
comportamiento?, la familia, ¿cómo se clasifica?

En esta unidad se distinguirá la diferencia del pequeño grupo, la familia y las


masas, así como algunas de sus características. Además, se estudiarán
algunos de los procesos que afectan directamente a estos grupos, como los
estereotipos en las masas, la alienación (o enajenación). También, se
estudiarán los conceptos de comunicación, publicidad, propaganda y sus
efectos en la conducta de estos grupos.

Es importante aclarar que algunos de estos conceptos son de origen


sociológico pero, en esta unidad así como en toda la asignatura, el enfoque
utilizado es el de la psicología social; es decir, lo que interesa son las
interacciones, las conductas, las actitudes y valores de los grupos y,
específicamente, de los pequeños grupos, la familia y la masa.

Objetivos

Al finalizar la unidad el alumno:


• Definirás el concepto de familia, del pequeño grupo y de la masa.
• Definirás las principales características de la familia, del pequeño grupo
y de la masa.

87
• Analizarás las conductas estereotipadas del individuo en la masa.
• Analizarás el concepto de alienación desde la perspectiva actual.
• Analizarás el concepto de reificación desde la perspectiva actual.
• Analizarás los patrones de comunicación relacionados con la conducta.
• Analizarás los principales efectos de la publicidad y la propaganda en la
psicología del individuo.

Temario

3.1 Conceptos de familia, del pequeño grupo y de masas.


3.2 Características.
3.3 Conductas estereotipadas del individuo en la masa.
3.4 Alienación.
3.5 Reificación.
3.6 Patrones de comunicación y conducta.
3.7 Efectos de la publicidad y la propaganda.

3.1 y 3.2 Conceptos y características de familia, del pequeño grupo y de


masas

Familia
En cuanto al grupo de la familia se encuentra un problema de definición. Como
afirma Tolosana (citado en García, 2000), la palabra familia es una compleja
unidad significante; tan pronto como se le pronuncia se halla el enredo en la
maraña de un problema lingüístico. La complejidad de la institución familiar,
con sus múltiples dimensiones de análisis, refuerza esa ambigüedad e
imprecisión. La definición de familia se enfrenta a una maraña de significados e
interpretaciones tan profundamente espesa que disuade de cualquier
pretensión de descubrir convergencias o posibles afinidades, ya que la familia
en sí misma tiene una multiplicidad y diversidad de significados.

88
Pero el problema o problemas de la definición no es sólo una cuestión de
semántica o de clarificación de conceptos. La opción por la que se opte tiene
repercusiones importantes, por ejemplo en la concepción de los roles sociales y
de género, o incluso en la política social. Reher (citado en García, 2000), un
historiador de la familia, considera que definir la familia no es una cuestión
sencilla y ha sido fuente continua de controversia para los historiadores de la
familia. Así, la unidad conyugal, el grupo doméstico co-residente, la red extensa
de parentesco, y el desarrollo de los grupos de parentesco a lo largo del
tiempo, son todas manifestaciones de la familia, en la medida en que
representan aspectos diferentes y complementarios de una institución que
tenía y tiene capacidad para exigir lazos de lealtad y autoridad. También
Glassner (citado en García, 2000) ha subrayado la complejidad y las
dificultades que entraña la definición de familia en los siguientes términos:

Cuando se afirma que la familia constituye la célula básica de la


sociedad a la cual da cohesión y estabilidad ¿se ha dicho todo?, en
realidad, el enunciado de tal postura contribuye sobre todo, con más
o menos elegancia, a eludir el problema. El entorno social y su
representación, los límites demográficos, las condiciones de la
producción, pero también la dinámica de las condiciones de alianza
y el marco político son en grados diversos los que determinan su
naturaleza, su lugar y su importancia... en el conjunto de los
procesos sociales. Así definida, la institución familiar es una realidad
positiva que se inscribe en curso de la historia y se modifica con el
paso del tiempo (pág. 36).

Qué es una familia, puede parecer obvio. Es parte del estereotipo esperar que
en nuestra sociedad la compañía, la actividad sexual, el cuidado y apoyo
mutuo, la educación y cuidado de los hijos sea parte esencial de la familia
nuclear, la más predominante, por otra parte, en el mundo occidental. Este
concepto hace referencia a la familia como una pequeña unidad que se
configura a partir de las relaciones entre un hombre y una mujer legalmente
unidos por la institución del matrimonio como marido y mujer. Cuando un niño
nace de esta pareja se crea la familia nuclear, esta unidad comparte una

89
residencia común y su estructura está determinada por vínculos de afecto,
identidad común y apoyo mutuo.

Esta forma de concebir la familia, que es parte del sentido común, y en


consecuencia algo que se da por supuesto, puede ser, sin embargo, el reflejo
de las creencias tradicionales respecto de cómo se configuran las relaciones
sexuales, emocionales y parentales. Naturalmente, este sistema de creencias
puede que no sea en absoluto una ayuda para revelar cómo diferentes
personas organizan en realidad sus vidas. Sin embargo, es clara la idea de que
la familia nuclear retiene en su significado una potencia tal que todas las otras
formas de familia posibles tienden a definirse con referencia a ella. Una gran
mayoría asume que la forma nuclear es la más dominante en la sociedad
contemporánea. Como resultado de este supuesto, la tendencia a definir otras
formas inusuales, “desviadas” e incluso patológicas de la familia, es
significativamente mayor. El discurso de la familia dispone de un gran poder
para significar lo que es “normal” y lo que es “inaceptable”.

La dificultad con el concepto de la familia estriba en que normalmente


asumimos la preeminencia de la familia nuclear y expresamos la creencia de
que comprendemos su significado, pero el análisis más superficial revela una
gran diversidad de formas de familia que poco o nada tienen que ver con el
concepto mayoritariamente compartido. Lograr una definición aceptable se
hace más difícil cuanto mejor se conocen las variaciones históricas y culturales,
así como también la realidad contemporánea de formas familiares alternativas
o acuerdos de vida domésticos. Algunos consideran que este obstructor sólo
puede superarse refiriéndose a familias, más que a la familia. Asumir esta
nueva categoría supondría estimular y apoyar una aceptación de la diversidad
y una renuncia a vincular una superioridad moral a una forma de familia sobre
otra u otras. Pensar en estos términos supondría aceptar en un mismo espacio
semántico y moral a las familias adoptivas, las familias monoparentales, las
familias homosexuales, las familias cohabitantes, las familias reconstituidas,
etc., siempre y cuando, obviamente, haya hijos. Si no, hablaremos de
matrimonio, acuerdos de convivencia o simplemente parejas. Sin embargo, con
ello no se resolverían todos los problemas, puesto que la utilización del término

90
familia en todos estos contextos diferentes lleva implícita una equivalencia
semántica que perfectamente puede que no se justifique, e incluso que no se
desee por las personas implicadas. Esta situación potencial nos lleva a la
pregunta siguiente: ¿qué es lo opuesto a la familia? Por ejemplo, algunas
parejas homosexuales puede que rechacen activamente la connotación de
familia porque han tomado la decisión de vivir fuera de sus confines
tradicionalmente definidos. En otras palabras, la forma en la que algunas
personas deciden vivir sus vidas es una resistencia directa a la familia y, por
extensión, a las relaciones y roles de padre, madre, hijo/a. Incluso, el uso del
término “familias” puede que continúe subrayando inadvertidamente la primacía
moral e ideológica de la familia, puesto que todas las formas divergentes y
diferentes se siguen definiendo en términos de su relación a una supuesta
norma. La utilización permanente del término la familia niega efectivamente
cualquier realidad o validez a otras formas de relaciones.

En este sentido, Gittins (citado en García, 2000) hace una distinción que podría
ser de utilidad para reflexionar sobre la utilización de determinados términos.
Considera que las personas definen sus acuerdos domésticos de muchas
formas diferentes, algunas de las cuales podrían ser consideradas como
familias por aquellas personas que viven de acuerdo con ella. Sin embargo, la
familia la consideran como un objeto ideológico, un estereotipo producido y
potenciado con la finalidad de ejercer ciertos tipos de control social. Las
políticas institucionales, las leyes y el bienestar se construyen y promulgan a
partir de esta forma estereotipada y no tanto porque es la norma, sino para que
sea la norma. Se podría incluso ir más lejos e identificar la familia como parte
de un discurso de control, es decir, como parte de un modo de hablar sobre
relaciones sociales que permite definir los roles que las personas
desempeñarán y las estructuras de poder que se crearán dentro de ellas.
Definir, por ejemplo, a personas como “padre”, “madre” e “hijo/a”, más que
como “mujer adulta”, “varón adulto”, “niño” o “niña”, tiene profundas
connotaciones de obligatoriedad y compromiso, y también de definición de sus
relaciones asimétricas, que perfectamente podrían no considerarse como algo
que se da por supuesto (García, 2000).

91
Por otro lado la familia atraviesa un constante cambio que las hace diversas; es
decir, la multiplicidad de formas y funciones familiares varían en función de las
épocas históricas, de unas culturas a otras, e incluso en grupos y colectivos
dentro de una misma cultura.

Si en el proceso de transformación de las sociedades contemporáneas no ha


habido una convergencia en un único modelo de familia, tal como las teorías
sociológicas de la familia de los años sesenta habían postulado, ello indica que
la familia está ligada a los procesos de transformación de la cultura
contemporánea. Si en el presente podemos hablar al mismo tiempo de una
cultura global junto a una gran diversidad de formas culturales, la familia
participa tanto de esta multiplicidad de sentidos como de la relativa
homogeneización de comportamientos. La familia ha dejado de ser el punto de
referencia estable de un mundo definido por la movilidad geográfica y social de
los individuos y participa de la misma fragmentación y fluidez que la sociedad
contemporánea. La familia en nuestros días, dice Bestard (citado en García,
2000), ni es el centro de las relaciones personales ni está en la periferia de las
relaciones públicas. Porque la familia como parte de los diferentes procesos
históricos no es ni un receptor pasivo de los cambios sociales ni el elemento
inmutable de un mundo en constante transformación.

La familia en la sociedad actual viene definida por la diversidad y también por la


cohesión y la solidaridad. El individuo tiene, en mayor medida que en el
pasado, capacidad de elección en cuanto a sus formas de vida y de
convivencia. También han cambiado las relaciones personales que configuran
la familia. Cada vez se exige en ellas un mayor compromiso emocional y una
mayor sinceridad (Alberdi, 1995).

La diversidad de la vida familiar ha sido y es, en todo el mundo, considerable, y


no parece que exista una norma estándar de las formas familiares ni una
familia contemporánea prototípica. Como ha señalado Smith (citado en García,
2000), las diferencias demográficas, económicas y las condiciones del hogar
entre las distintas naciones del mundo tienen con frecuencia efectos
importantes en el desarrollo y formación de la familia. Así, por ejemplo, en los

92
países del mundo desarrollado, la mayor esperanza de vida, las menores tasas
de mortalidad infantil, los mayores niveles de educación y la mayor
incorporación de la mujer al mundo laboral han significado que la mujer no se
defina exclusivamente por un rol en la familia y que se posponga el matrimonio
y la maternidad. Por el contrario, la esperanza de vida menor, una mayor
mortalidad infantil, menor educación y una economía basada en la agricultura
ha significado para muchas mujeres en el tercer mundo que sus vidas se
definan en términos de matrimonio y de cuidadoras de los hijos, puesto que
cualquier otra opción tiene enormes dificultades (García, 2000).

Rapoport y Rapoport (citado en García, 2000) identifican cinco fuentes de


diversidad en las familias:
• Organización interna: la diversidad sería el resultado de diversos patrones
del trabajo doméstico o del trabajo fuera del hogar y, por tanto, de la
naturaleza y extensión del trabajo no remunerado en el hogar.
• Cultura: variaciones en las conductas, creencias y prácticas como
resultado de afiliaciones culturales, étnicas, políticas o religiosas.
• Clase social: diferencias en la disponibilidad de recursos materiales y
sociales.
• Período histórico: resultado de las experiencias particulares que tienen las
personas nacidas en un período histórico determinado.
• Ciclo vital: cambios como resultado de los sucesos que tienen lugar a lo
largo del ciclo vital (tener hijos, si los hijos son bebés o adolescentes).

En este sentido, familia es un concepto diverso tanto como las características


que dependen principalmente, como ya se mencionó, de la historia, la cultura la
organización, su ciclo vital e incluso de la clase social, es decir no tienen las
mismas características una familia campesina, europea, de la edad media, con
una familia de industriales estadounidenses de la actualidad. Cada una tiene
sus funciones, valores, creencias, formas de organización, y no por ello son
mejores o peores.

Es importante aclarar que la familia es el primer grupo en donde el individuo se


forma; en el mejor de los casos, es el primer contacto que un niño tiene con la

93
sociedad y por ello es importante su estudio como un grupo social diferente al
pequeño grupo y la masa.

Pequeño Grupo.
Cuando se habla de grupo, en ocasiones se piensa en muchas personas
reunidas para un fin específico; sin embargo, el término grupo no distingue
entre una multitud, una familia o un grupo pequeño. No obstante, desde esta
perspectiva, ni la proximidad física ni el interés común constituyen un grupo.
Como se mencionó en la unidad anterior, un grupo lo constituyen los individuos
bajo determinadas características (como la membresía, la cohesión, los roles,
etc.) pero, ¿cuándo se habla de pequeño grupo o de masas?, ¿la familia en
que categoría estaría?

De esta manera, cuando se habla de pequeño grupo surgen algunas


confusiones respecto al grupo primario. Exceptuando el hecho de que pequeño
alude al número de miembros1 y no al grado de importancia de los que lo
integran (como en la expresión “Asociación de pequeños comerciantes”), el
término “grupo pequeño” es neutro, incluso incoloro; ésta es una de sus
ventajas y al mismo tiempo una de sus limitaciones. Es una ventaja en el
sentido de que no prejuzga acerca de si el grupo en cuestión es primario o
secundario; su desventaja reside en que no sugiere nada sobre el significado
de los vínculos de unión, ni en relación al individuo ni en relación a la sociedad.
El término grupo primario invierte dichos rasgos, y tiene la ventaja de sugerir la
relación y la desventaja de oscurecer la posibilidad de la existencia de
relaciones secundarias dentro del grupo reducido2 (Olmsted, 1981).

Pequeño y primario no son, pues, términos exactamente equivalentes ni


intercambiables; por lo tanto, su uso indiscriminado, tan ampliamente
practicado por los sociólogos, debe ser sujeto a restricciones. Si se quiere
1
Si bien es una tarea estéril la de tratar de definir un pequeño grupo en términos de número,
podemos suponer que veinte personas representan, aproximadamente, el límite máximo en el
tamaño del pequeño grupo, siendo dos el mínimo. Uno de los pocos investigadores interesados
en el tema, calculó que siete personas constituían la medida óptima para un pequeño grupo
(Olmsted, 1981, p. 18).
2
Para mayor información de la definición de un grupo primario y secundario consultar el texto
de Olmsted (1981). El Pequeño Grupo.

94
acentuar la importancia de cierto tipo de sentimientos y relaciones entre los
miembros de grupos reducidos dentro de grandes organizaciones, el término
primario parece ser el conveniente. Si, por otro lado, se quiere estudiar un
pequeño sistema de interacción y se desea, al hacerlo, evitar una
determinación previa de las cualidades de sus relaciones internas, el término
pequeño es preferible. Resumiendo, pequeño es el término más general para
los propósitos de este trabajo. La mayoría de los grupos primarios son
pequeños (con la excepción de los monasterios y comunidades similares donde
un gran número de personas viven, presumiblemente, en intimidad y
hermandad), pero no todos los grupos pequeños son primarios (Olmsted,
1981).

Los grupos pequeños, y especialmente los constituidos ad hoc en el laboratorio


con sujetos voluntarios, reunidos para resolver problemas propuestos por un
profesor, por ejemplo, están dispuestos a mostrar cortesía y buena voluntad,
pero no la lealtad y la solidaridad características de las relaciones primarias
reales, como las relaciones familiares.

Las Masas
De manera general se puede definir a la masa como un grupo numeroso de
personas, con muy poca organización y poca definición de roles, que no tiene
clara conciencia de sus metas, y que pueden tener o no un objetivo en común
en un momento dado y luego desaparece. Se establecen actitudes colectivas,
no individuales, en donde los sentimientos de euforia se contagian de manera
rápida; sólo se busca satisfacer propias motivaciones personales y, en
ocasiones, el individuo pierde su identidad. Es una especie particular de vínculo
social, caracterizado por el más bajo grado de intensidad y profundidad en la
función parcial de los espíritus de la conducta de un colectivo (LeBon, 1993).

Sin embargo, es importante estudiar las características particulares


superpuestas a estas notas generales, según las diversas categorías de
colectividades.

95
Se expone a continuación una breve clasificación de las masas:
El punto de partida será la simple multitud. Su forma mínima se produce
cuando está compuesta por individuos pertenecientes a diferentes culturas. Su
único nexo común es entonces la voluntad, más o menos respetada, de un jefe.
Podemos señalar como tipos de estas multitudes a los bárbaros de diversos
orígenes que durante varios siglos invadieron al imperio romano, por ejemplo.

Por encima de estas multitudes sin cohesión aparecen aquellas que, bajo la
acción de ciertos factores, han adquirido características comunes y concluyen
formando una cultura. En ocasiones presentarán las características especiales
de las masas, pero contenidas siempre por las de la cultura.

Las diversas categorías de masas observables en cada pueblo pueden


dividirse del modo siguiente (LeBon, 1993):

96
Masas heterogéneas. Estas colectividades son aquellas cuyas características
se han estudiado anteriormente. Se componen de individuos cualesquiera, sea
cual fuere su profesión y su inteligencia. Se ha demostrado que la psicología de
los hombres, cuando constituyen una masa, difiere esencialmente de su
psicología individual y que la inteligencia no se sustrae a esta distinción; ya
hemos visto que no desempeña papel alguno en las colectividades, tan sólo
pueden actuar entonces sentimientos inconscientes (LeBon, 1993).

Un factor fundamental, la cultura, permite dividir con bastante claridad las


distintas masas heterogéneas. El papel de la cultura es un factor potente capaz
de determinar las acciones de los hombres. Su influencia se manifiesta
asimismo en las características de las masas. Una multitud compuesta de
individuos cualesquiera, pero todos ellos ingleses, o chinos, diferirá
profundamente de otra compuesta también por individuos cualesquiera, pero
de culturas variadas: franceses, españoles, etc.

Las profundas divergencias creadas por la constitución mental hereditaria, es


decir, en el modo de sentir y pensar de hombres se presentan en determinadas
circunstancias y agrupan en una misma masa, en proporciones
aproximadamente iguales. Por ejemplo, una masa latina, por revolucionaria o
conservadora que se la suponga, apelará invariablemente a la intervención del
Estado para realizar sus exigencias. Una masa inglesa o americana, por el
contrario, no conoce al Estado y no apela más que a la iniciativa privada. Una
masa francesa apela, ante todo, a la igualdad, y una masa inglesa a la libertad.
Estas diferencias entre culturas dan lugar casi a tantas especies de masas
como de naciones.

El alma de la cultura domina pues, por entero, el alma de la masa; es el


poderoso sustrato que limita las oscilaciones. Las características de las masas
están tanto menos acentuadas cuanto más fuerte es el alma de la cultura.

Aparte de la cultura, la única clasificación importante a establecer, respecto a


las masas heterogéneas, consiste en separarlas: en masas anónimas, como
las multitudes callejeras; masas no anónimas, por ejemplo las asambleas

97
deliberantes o jurados. El sentimiento de responsabilidad, nulo en las primeras
y desarrollado en las segundas, proporciona a sus actos orientaciones, con
frecuencia, diferentes (LeBon, 1993).

Masas homogéneas. Comprenden: 1) las sectas, 2) las castas y 3) las clases.

1. La secta marca el primer grado en la organización de las masas


homogéneas; comprende individuos de educación, profesiones y medios
ambientes a veces muy distintos, que no tienen entre ellos más vínculo que el
de las creencias; las sectas religiosas y las políticas, por ejemplo.

2. La casta representa el grado más alto de organización de que es capaz la


masa. Mientras que la secta está formada por individuos de profesiones,
educación y medios ambientes con frecuencia distintos, que se hallan unidos
tan sólo por la comunión de creencias, la casta sólo comprende individuos de la
misma profesión y, en consecuencia, de educación y medios ambientes
aproximadamente idénticos. Ejemplos de ello son las castas militar y sacerdotal
(LeBon, 1993).

3. La clase se compone de individuos de orígenes diversos, no reunidos por la


comunión de creencias, como los miembros de una secta, ni por la comunión
de las ocupaciones profesionales, como los miembros de una casta, sino por
determinados intereses, por ciertos hábitos de vida y de educación semejantes.
Ejemplos son la clase burguesa, la clase agrícola, etc.

De esta manera se observa cómo las masas tienen diversas características y


objetivos dependiendo el interés que tengan para formarse,
independientemente de si se conocen o no.

Como se puede ver, también existe una gran diversidad entre las
características del pequeño grupo, la familia y la masa, que a pesar de ser
caracterizados en ocasiones como grupos en general, cada una tiene
diferentes formas de concebirse; sin embargo, todos están permeados por la

98
cultura, el momento histórico y geográfico; por ejemplo, no es lo mismo hablar
de masa en el siglo XIX que en la actualidad.

3.3 Conductas estereotipadas del individuo en la masa

Es común que algunas personas o conjunto de personas tengan determinadas


actitudes, ya sean negativas o positivas, hacia los miembros de algún grupo
socialmente definido, pero ¿qué son los grupos socialmente definidos?: son
grupos con determinadas características aparentemente similares. Un ejemplo
son los chinos, los ingleses, los homosexuales, los indígenas, etc., todos
aparentemente como grupo social, porque en realidad cada persona es distinta
aunque de alguna manera comparten algunas características, como la cultura o
el territorio (los mexicanos no somos todos iguales, por ejemplo).

Es frecuente que se tienda a hacer generalizaciones y a tener ciertas actitudes


hacia algunos grupos socialmente constituidos, porque de esta forma es más
fácil tener alguna relación o acercamiento con las personas cuando aún no se
les conoce. Hay que recordar que las actitudes son evaluaciones basadas en
creencias acerca del objeto de la actitud y respuestas de evaluación asociadas
a esas creencias (Bourhis, 1996); es decir, si se conoce que cierta persona es
religiosa sería una imprudencia hablarle de temas polémicos, como el aborto o
la eutanasia, al contrario de una activista social o un médico, por ejemplo.

Por lo tanto, los estereotipos son las percepciones o creencias que se


sostienen de los demás, y consisten en un conjunto de características
atribuidas a grupos socialmente definidos. La clasificación de una persona o
grupo en determinadas características facilita la interacción.

En los estereotipos se dan determinadas características (Bourhis, 1996):

La asimilación. Es cuando se ignora el grado de variabilidad en un grupo y las


características de dicho grupo se perciben como más similares de lo que en
realidad son, como en el caso de los mexicanos, chinos, ingleses etc.

99
El contraste. Se da cuando la diferencia entre los grupos se percibe como
mayor; como por ejemplo, la que se percibe como gran diferencia entre las
personas que habitan en el área urbana o en un área rural.

La proyección. Ocurre cuando un individuo atribuye a otros individuos, o


grupos, características que él mismo posee, pero las cuales considera
indeseables, como en el caso de algunas personas homosexuales.

Evasión. Es un proceso por medio del cual algunos grupos o individuos creen
que otros individuos o grupos son la causa de sus propios problemas; esto es
muy común en la actualidad, por ejemplo en el conflicto de Estados Unidos y
los musulmanes.

Una parte de la concepción que se tiene sobre un objeto, persona o grupo,


comienza y consiste en impresiones sensoriales inmediatas o acumuladas; el
resto está lleno de ideas acerca de la clase a la que se ha dicho que pertenece
el objeto, quizá sin pruebas suficientes. Por esto nuestra idea del objeto se
transforma en una combinación de las características verdaderas del objeto y
de las características que se le imputan. Como lo expresa Stuart Rice (citado
en Klineberg, 1974), el elemento en la combinación que es preexistente o
acumulado, que no consiste en impresiones sensoriales inmediatas, puede ser
considerado como estereotipo. Es evidente que para ciertos grupos o
individuos, mencionar palabras tales como “político”, “capitalista”, “senador”,
“vaquero”, “gigoló”; así como todos los términos que se refieren a grupos
raciales y nacionales, evoca estereotipos cuya exactitud nunca ha quedado
demostrada.

Stuart Rice (citado en Klineberg, 1974) hizo un cuidadoso estudio experimental


de los estereotipos, empleando como material nueve retratos que aparecieron
en el Boston Herald del 15 de diciembre de 1924. En la primera parte del
experimento los sujetos fueron 141 estudiantes a quienes se les dijo qué
ocupaciones estaban representadas entre los hombres cuyas fotografías se les
mostraban. Si las fotografías eran identificadas completamente de casualidad,
habría 168 identificaciones correctas de un total posible de 1224. En realidad,

100
337 identificaciones fueron correctas, o sea casi dos veces más que lo que
podía esperarse si intervenía únicamente el azar. En general, el experimento
presenta dos resultados interesantes: primero, demuestra que los estereotipos
pueden deformar, y en realidad deforman, los juicios hasta un grado
considerable; luego, segundo, señala que los estereotipos quizá no sean
simples productos de la casualidad, sino que pueden contener algo de verdad
(Klineberg, 1974).

Se ha dicho a veces que los estereotipos deben ser verdad al menos en parte,
pues de otra suerte sería imposible comprender que surgieran y que fueran
ampliamente aceptados. Por plausible que esto parezca, las investigaciones
sobre el terreno han demostrado que los estereotipos pueden desarrollarse y
se desarrollan sin ninguna base en la realidad objetiva. En la investigación de
Schoenfeld (citado en Klineberg, 1974), a quien le interesaba la ocurrencia de
estereotipos relacionados con los nombres propios, se encontraron pruebas
convincentes contra la hipótesis del fondo de verdad. El experimentador pidió a
un grupo de 120 estudiantes varones que igualaran 8 nombres masculinos con
8 características personales. De los 120 sujetos, 63 igualaron el nombre de
Richard con apuesto; 58 el de Herman con estúpido, y 71 el de Adrián con ser
artista. En otro experimento semejante, en el que se emplearon nombres de
mujer, 58 de 120 estudiantes declararon que Maisie era locuaz y 73 dijeron que
Agatha era una mujer madura. Por supuesto, estos estereotipos tienen un
motivo; pero es más probable que ese motivo se encuentre en personajes de
novelas o de películas cinematográficas que en la realidad. El estudio de
Schoenfeld (ídem) indica que los estereotipos pueden y se desarrollan sin
ningún fondo de verdad. La conclusión más segura a la que puede llegarse a
este respecto es que todo estereotipo debe ser examinado para determinar su
relación con la realidad objetiva, y que ningún estereotipo puede ser
considerado como parcialmente cierto simplemente porque exista.

Katz y Braly (citado en Klineberg, 1974) hicieron un estudio de los estereotipos


étnicos. Primero, 60 estudiantes clasificaron por orden de preferencia los
grupos étnicos, con resultados algo semejantes a los obtenidos en estudios
anteriores realizados por Bogardus (citado en Klineberg, 1974) y otros. En la

101
segunda parte del experimento, un grupo de estudiantes hizo una lista de lo
que consideraba como características psicológicas típicas de cada raza o
nacionalidad, y de esa manera se mencionó un total de 84 rasgos. Otro grupo
de 100 estudiantes escogió de esa lista los cinco rasgos que consideraba como
los más típicos de cada uno de los diez grupos étnicos. Interesó a los
investigadores que estuvieran bien definidos los estereotipos, lo que se juzgó
por el grado de acuerdo entre los jueces; emplearon como medida el número
más pequeño de rasgos, de los cinco revisados que tenían que incluirse para
encontrar el 50 por ciento de las 500 revisiones hechas por los sujetos. Por lo
tanto, la posible graduación es desde 2.5 en un extremo, lo que indicaría que
cada uno de los sujetos había escogido los mismos cinco rasgos para el mismo
grupo étnico, hasta 42 en el otro extremo, lo que significada que todos los 84
rasgos se habrían empleado en la caracterización de grupo.

Los resultados fueron los siguientes (citado en Klineberg, 1974):


Negros 4,6
Alemanes 5,0
Judíos 5,5
Italianos 6,9
Ingleses 7,0
Irlandeses 8,5
Norteamericanos 8,8
Japoneses 10,9
Chinos 120
Turcos 15,9

Tabla 1
El primer resultado interesante es que parece existir muy poca relación directa
entre lo bien definido de los estereotipos y el grado de prejuicio contra cualquier
grupo. Los negros, con el estereotipo más definido, y los turcos, con el menos
definido, provocaron ambos reacción desfavorable en la primera parte del
experimento. Sin embargo, es posible, como Murphy, Murphy y Newcomb
(citado en Klineberg, 1974) indican, que los estereotipos sean más definidos en

102
relación con nacionalidades con las que el grupo haya estado recientemente en
conflicto; menos definidos tratándose de pueblos distantes y poco conocidos, e
intermedios en lo que concierne al grupo al que se pertenece y a otros grupos
relacionados con el mismo. Los investigadores llegan a la conclusión de que el
prejuicio incluye una serie generalizada de estereotipos sumamente
consistente, en la que figuran reacciones emocionales ante nombres de “raza”,
la creencia en características típicas asociadas con tales nombres, y la
valoración de los rasgos típicos.

Con respecto al contenido de esos estereotipos étnicos, Kantz y Braly (citado


en Klineberg, 1974) informan que, de 100 estudiantes de la Universidad de
Princeton que fueron los sujetos de la investigación, 78 describieron a los
alemanes como “de mentalidad científica” y 65 los describieron como
“industriosos”; 53 estudiantes emplearon el adjetivo “artista” aplicable a los
italianos; 84 consideraron a los negros “supersticiosos” y 75 los calificaron de
“perezosos”; 53 describieron a los ingleses como “leales”; 79 dijeron que los
judíos eran “astutos” y 54 que los turcos eran “crueles”. Podemos resumir los
resultados en forma un tanto diferente indicando las características más
comúnmente atribuidas a cada nacionalidad. Así, los alemanes fueron descritos
como de mentalidad científica, industriosos, impasibles; los italianos, como
artistas, impulsivos, apasionados; los negros, como supersticiosos, perezosos,
irresponsables, ignorantes; los irlandeses, como belicosos, irritables, graciosos;
los ingleses, leales, inteligentes, convencionales; los judíos, como astutos,
mercenarios, industriosos; los norteamericanos, como industriosos,
inteligentes, materialistas, ambiciosos; los chinos, como supersticiosos,
taimados, conservadores; los japoneses, como inteligentes, industriosos,
progresistas; y los turcos, como crueles, religiosos, traicioneros.

El estudio de Katz y Braly fue realizado en 1932. En 1950, G. M. Gilbert (citado


en Klineberg, 1974) repitió el estudio, empleando exactamente las mismas
técnicas en una nueva generación de estudiantes de la Universidad de
Princeton, siendo 333 el número de sujetos. Gilbert notó un cambio muy
importante, que describe como “efecto reductor”. Hubo mucho menor acuerdo
general entre los estudiantes de 1950 que entre los de 1932; en el estudio

103
último, cualquier rasgo concreto generalmente estuvo señalado en proporción
mucho menor por los estudiantes, aunque se observó muy poco cambio en las
características atribuidas con mayor frecuencia. El porcentaje de estudiantes
que describieron a los negros como perezosos bajó de 84, en 1932, a 31; los
que describieron a los judíos como astutos disminuyeron del 79 por ciento, al
47 por ciento. La descripción de los italianos como artistas bajó del 83 por
ciento al 28 por ciento y la de los japoneses como industriosos, del 43 por
ciento al 12 por ciento, y la de los norteamericanos como progresistas, del 27
por ciento al 5 por ciento. Gilbert llega a la conclusión de que ha habido una
reducción muy notable en el grado en que imperan estos estereotipos, así
como en la disposición de los estudiantes universitarios a generalizar acerca de
grupos étnicos. Señala varias razones posibles de este cambio; entre otras, la
desaparición gradual de las caracterizaciones de estereotipos en todos los
medios de diversión y comunicación. El estudio es verdaderamente importante
porque indica que, con el tiempo, los estereotipos no sólo pueden cambiar de
índole, sino que también pueden volverse considerablemente menos definidos
y menos radicales en su alcance. Sin embargo, existe también la posibilidad de
que otros estereotipos, como, por ejemplo, el de los rusos, se hayan vuelto más
definidos, en vez de menos definidos, con el transcurso del tiempo.

Resulta difícil sobrestimar la fuerza y la importancia de los estereotipos. La


parte que desempeñan las palabras en la formación de estereotipos está
ilustrada por un interesante experimento realizado por Stagner (citado en
Klineberg, 1974) acerca de las actitudes fascistas. Stagner descubrió que el 73
por ciento de sus sujetos condenaban enérgicamente a la Alemania fascista y
su política. Al mismo tiempo, muchos de los sujetos concedían puntuaciones
muy favorables en un cuestionario que había sido preparado cuidadosamente
para que incluyese los verdaderos componentes del fascismo. Tales
estereotipos verbales suelen ejercer importante influencia en el éxito o el
fracaso de diversos tipos de propaganda.

De esta forma se puede comprender cómo los seres humanos tendemos a


tener ciertas actitudes con otros grupos y personas, dando como resultado
algunas conductas positivas o negativas. Cuando se habla de conductas

104
negativas, el producto de estereotipos da origen a la discriminación. Este tema
no será visto en esta asignatura3 pero es importante mencionarlo por la
implicación que tiene en la conducta de los grupos y sus implicaciones en la
actualidad.

3.4 Alienación

La alienación es un fenómeno que afecta a las conductas de los grupos y las


masas. Es un concepto principalmente sociológico y filosófico; sin embargo, ha
sido utilizado por diversas disciplinas, como la psicología social por ejemplo.

Alienación es el extrañamiento de uno mismo frente a otros individuos, a la


sociedad o al trabajo. Por lo general, se atribuyen al término significados con
frecuencia contradictorios (Olea, 1988).

De esta manera, algunos filósofos creen que el origen de la alienación no está


en la persona sino en una sociedad vacía y despersonalizada. Es el estado o
situación en la que el individuo se encuentra en situación de ruptura ya que las
deficiencias estructurales de dicha situación le impiden realizar la plenitud a la
que aspira (Olea, 1988).

Este concepto caracteriza tanto el proceso como los resultados de transformar,


en determinadas condiciones históricas, los productos de la actividad humana y
de la sociedad (productos del trabajo, dinero, relaciones sociales, etc.), así
como las propiedades y aptitudes del hombre, en algo independiente de ellos
mismos y que domina sobre ellos; también caracteriza la transformación de
fenómenos y relaciones, cualesquiera que sean, en algo distinto de lo que en
realidad son, la alteración y deformación, en la conciencia de los individuos, de
sus auténticas relaciones de vida; por ejemplo la persona que vive para
trabajar y no la que trabaja para vivir (Olea, 1988).

3
Si se requiere mayor información sobre el tema consultar Klineberg, O. (1974). Psicología
social, Fondo de Cultura Económica, México.

105
Marx (citado en Olea, 1988), analizó con suma profundidad el problema de la
alienación; parte de que ésta caracteriza las contradicciones de un determinado
nivel de desarrollo de la sociedad. Para Marx, acercándose a la situación del
obrero concreto, la enajenación es una situación de explotación constante, en
el trabajo del hombre por parte del hombre. Relaciona la alienación con la
existencia de la propiedad privada y de la división antagónica del trabajo.
Entendida de este modo, la alienación abarca toda la actividad humana, pues
cada tipo de dicha actividad se convierte en monopolio de un grupo aislado de
personas, cuyo hacer es extraño a todos los demás miembros de la sociedad.

La teoría y la práctica de Marx (citado en Olea, 1988) surge, básicamente, de


un impulso ético, de una crítica moral al estado de cosas de su momento
histórico; pero no quiere ser un moralista sino un científico.

El concepto de alienación o enajenación fue utilizado por primera vez por Hegel
para referirse a la negación o alteración (devenir otro) de una realidad inicial: la
idea se negaba como tal y devenía en cosa. El objetivo del desarrollo, según
Hegel (citado en Olea, 1988), estriba en superar dicha alienación en el proceso
del conocer. Por otra parte, en la concepción que tiene Hegel de la alienación
figuran conjeturas racionales sobre algunas particularidades del trabajo en una
sociedad de clases antagónicas. Feuerbach consideraba la religión como
alienación de la esencia humana, y el idealismo como alienación del
entendimiento; la alienación consistía en la deshumanización o negación del
ser humano creando un ser sobrehumano, Dios. Sin embargo, al reducir la
alienación exclusivamente a los fenómenos de la conciencia, Feuerbach no
encontró los caminos reales para acabar con dicha alienación, pues los veía
sólo en la crítica teórica.

En Marx, el reconocimiento de la alienación del trabajo como fundamento de


todas las demás formas de alienación, incluidas las ideológicas, hacía posible
comprender la conciencia deformada y falsa como resultado de las
contradicciones de la vida colectiva real. De este modo se establecía la
dependencia de la teoría respecto a la práctica y sobre esta base se
reestructuraba la filosofía. En sus obras clásicas de las décadas de 1850 y

106
1860, Marx sustituye la categoría de alienación, que figuraba en sus primeros
trabajos, por todo un sistema de conceptos, entre los cuales la alienación
también aparece como característica concreta de las relaciones de producción
del capitalismo (Fetichismo de la mercancía) (Olea, 1988).

3.5 Reificación

En la actualidad se observan fenómenos en la sociedad que, a primera vista,


parecen inhumanos. Por ejemplo, muchas personas pueden ser indiferentes al
dolor y al sufrimiento de otra persona a causa del hambre.

Éste y muchos otros fenómenos de ese tipo no son nuevos. Algunos


estudiosos tanto de la sociología, la filosofía, así como de la psicología social,
se han interesado en dicho problema. Así, surge el concepto de reificación,
que se refiere a la aprehensión de fenómenos humanos como si fueran cosas,
en términos no humanos o posiblemente suprahumanos; es decir, en el caso
del ser humano que sufre por hambre citado con antelación, se tiende a ver a
éste como una cosa y no como una persona o ser humano restándole, de esta
forma, importancia: es como si los productos de la actividad humana e incluso
los mismos seres humanos fueran algo distinto de los productos humanos,
como hechos de la naturaleza, como resultado de leyes cósmicas o
manifestaciones de la voluntad divina. Por lo tanto, el mundo reificado es, por
definición, un mundo deshumanizado (Berger y Luckmann, 1976).

Theodor Adorno (citado en Berger y Luckmann, 1976), entre otros, afirmaba


que la sociedad y la conciencia han sido casi completamente cosificadas. A
través de este proceso, las prácticas y las relaciones humanas llegan a ser
vistas como objetos externos. Lo que está vivo termina siendo tratado como
una cosa inerte o abstracción. El creciente empobrecimiento nos aproxima a
aquella condición en la que apenas somos meras cosas.

La reificación permea la cultura posmoderna, en la cual sólo las apariencias


cambian y parecen estar vivas. Lo espantoso de esta posmodernidad puede

107
ser visto como un destino de la historia de la filosofía, un destino que va más
allá de ella.

El reemplazamiento de la vida por lo artificial, como la tecnología, implica una


cosificación. La reificación es también, al menos en parte, un imperativo
técnico. La tecnología se ha convertido, sin lugar a dudas, en el gran vehículo
de la reificación, y nos subordina a nuestras propias creaciones objetivadas. La
“inteligencia” es ahora una externalidad a medir, equiparable a la pericia para
manipular símbolos. La filosofía se ha convertido en la racionalización más
elaborada de la reificación.

El ser mismo es constituido como experiencia y representación, como sujeto y


objeto. El elemento vivo, activo, del conocimiento, debe ser desvelado, por
debajo de la reificación que lo enmascara.

Nuestras nociones de la realidad son producto de un sistema simbólico


construido, cuyos componentes se han solidificado a lo largo del tiempo en
reificaciones y objetivaciones, del mismo modo en que la división del trabajo
fundió la dominación de la naturaleza y la domesticación del individuo.

La cultura es una pantalla a través de la cual nuestras percepciones, ideas y


sentimientos son filtrados y domesticados. La reificación puede ser neutralizada
confrontándola con la objetivación, la cual es definida de un modo que pone a
ésta en tela de juicio. En este sentido, la objetivación pretende significar una
conciencia de la existencia de sujetos y objetos, y el hecho de ser uno mismo,
tanto sujeto como objeto. Del mismo modo que el mundo es modelado por
medio de la objetivación, así ocurre con el sujeto: percibe el mundo como un
campo de objetos abiertos a la manipulación. La objetivación se presenta como
la base para la dominación de la naturaleza, como su otro externo, alienado.
Aún más claro es el uso del término por Marx y Lukacs (citado en Berger y
Luckmann, 1976), como el camino natural por el cual los humanos dominan el
mundo.

108
El movimiento que va de los objetos a la objetivación, de la realidad a las
construcciones de la realidad, es también el movimiento hacia la dominación y
la mixtificación.

El síntoma más temprano de la vida alienada es la muy gradual aparición del


tiempo. Como primera y más primordial reificación, el tiempo es virtualmente
sinónimo de alienación. Ahora estamos tan profundamente acostumbrados y
regulados por este “ello”, el cual, por supuesto, no tiene una existencia
concreta, y el hecho de pensar en una época precivilizada, fuera del tiempo, es
extremadamente difícil: por ejemplo, imaginemos una vida sin medir el tiempo,
es decir, sin reloj.

Por otro lado, cuando se habla de reificación y cultura un error frecuente ha


sido confundir inteligencia con cultura; es decir, la ausencia de cultura es vista
como equivalente a la ausencia de inteligencia, como si éstas fueran algo que
hay que tener.

Así mismo, se podría hablar del lenguaje como la reificación de la


comunicación, un movimiento paradigmático que determina cualquier
separación de la mente, es decir, si la comunicación existe independientemente
del lenguaje (comunicación no verbal, o la comunicación entre animales), y
éste último es un producto humano, entonces, y en este sentido, la
comunicación es cosificada. La variación que presenta el filósofo W. V. Quine
(citado en Berger y Luckmann, 1976) con respecto a esto, es que la reificación
aparece con la pronunciación.

Otro camino básico de la reificación es el ritual, el cual se origina como medio


de inculcar el orden conceptual y social. El ritual es un esquema de acción
objetivado, incluyendo una conducta simbólica estandarizada y repetitiva. Esta
es la primera fetichización de la cultura, y apunta de un modo decisivo hacia la
domesticación. De este modo, el repetitivo acto ritual está estrechamente
relacionado con la esencia despersonalizadora y devaluadora, de la división del
trabajo y, al mismo tiempo, se acerca a una virtual definición del proceso
mismo de reificación. Hoy día, la cultura del capitalismo global abandona su

109
pretensión de ser cultura, al mismo tiempo que la producción de cultura excede
la producción de bienes. La reificación, un proceso de la cultura, domina
cuando todo esperaría la naturalización, en un entorno constantemente
transformado que es “natural” sólo en el nombre. Los objetos mismos, e incluso
las relaciones “sociales” entre ellos, son vistas como reales sólo en tanto que
son reconocidos como existentes en el espacio mediático o en el ciberespacio
(Berger y Luckmann, 1976).

Como consecuencia del proceso de reificación hay una frialdad (incluso una
falta de vida) cada vez más imposible de negar; una palpable situación de “algo
ausente” es inherente al indiscutible empobrecimiento de un mundo que se
objetiviza a sí mismo. Existe también una desensibilización ante lo humano
gracias a que éste es visto como una cosa más. Nuestra única esperanza
puede residir, precisamente, en el hecho de que la locura del conjunto es sólo
aparente (Berger y Luckmann, 1976).

De manera conjunta los conceptos de alienación y reificación se basan en tres


procesos relacionados. Primero, en el trabajo humano de producción de
mercancías; la objetividad del individuo en el mundo, se convierte, a través de
la expropiación de su producto, en una actividad alienada. Segundo, al
convertir la propia capacidad de trabajo en mercancía, su valor, como el de
cualquier otra mercancía, se expresa en términos monetarios; así, las
relaciones sociales dentro del proceso de producción asumen la forma de
relaciones entre cosas materiales. Tercero, mientras que una mercancía tiene
dos valores, el valor de cambio y el valor de uso, el capital se relaciona
principalmente con el primero; su interés en el uso de una mercancía se limita
al hecho de que sin él no se vendería en el mercado; así, el intercambio de
dinero aparece como la base lógica y la finalidad de todo el sistema social.

A partir de esto, se pueden hacer dos observaciones. Primera, que los


conceptos de alienación y reificación son fundamentales en el análisis marxista
porque describen la forma de la actividad productiva en el seno de la sociedad
capitalista, y la relacionan con el desarrollo de la historia humana. Y segunda,

110
que expresan los procesos por los que las relaciones comunitarias se
deshumanizan a través de la producción de mercancías.

De esta manera se plantea una interacción de lo sociológico, lo económico y lo


psicológico en la forma en que los dos primeros afectan lo psicológico y
viceversa, de forma dialéctica.

3.6 Patrones de comunicación y conducta

En la segunda unidad se vieron algunos elementos de la comunicación en los


grupos. Sin embargo es necesario dejar claros algunos aspectos importantes
de la comunicación, sobre todo en lo relacionado a la conducta de los grupos y
de las masas.

La comunicación es un proceso en el cual dos o más personas pueden


intercambiar información; se encuentran relacionados el emisor (que es la
persona que envía el mensaje), el receptor (que es la persona que lo recibe), el
mensaje y el medio por el cual se manda éste (a través de un canal por medio
de códigos). El anterior es el concepto mas utilizado de la comunicación que,
sin embargo, no precisa algunas cuestiones relacionados con la conducta; tal
es el caso de la comunicación no verbal, por ejemplo.

En la unidad II se habló de los axiomas de la comunicación que mencionan


algunas de las propiedades de la comunicación. No obstante, en la presente
unidad se desarrollan los diversos enfoques interaccionales de la comunicación
y su relación con la conducta de los grupos y de las personas. Es decir, hay
dos formas principales de explicar la comunicación y su interacción, de manera
lineal y circular.

Los enfoques lineal y circular de la comunicación, representan formas de


explicación incompatibles y se desarrollan en forma discontinua desde el punto
de vista conceptual.

111
El enfoque lineal tiene sus antecedentes desde las primeras manifestaciones
del pensamiento filosófico y del conocimiento. La explicación causa-efecto para
los fenómenos del pensamiento y la naturaleza se ha mantenido invariable
debido, principalmente, a los logros que se han conseguido a través de ella en
las ciencias y la tecnología. El modelo que plantea que A provoca un efecto en
B, y que B lo provoca en C, fue también utilizado para el desarrollo del modelo
matemático de la comunicación. Allí se plantea el clásico esquema del emisor y
receptor y, entre ellos, mensaje, un código, interferencias y otros elementos
(Urra, 2004).

Esta forma de entender la comunicación tuvo una gran utilidad en la industria


de la telefonía en E. U., y fue también útil en otras áreas de las ciencias, como
la física y la medicina.

Fue a comienzos del siglo XX que surge otro enfoque para entender la
comunicación, a raíz del planteamiento del mecanismo de “feed-back”
(retroalimentación). Fue utilizado primero para las industrias, y posteriormente
aplicado a distintos fenómenos de la naturaleza y, por supuesto, también al ser
humano. El “feed-back” (o retroalimentación) representa la forma en que
funcionan los sistemas, y se refiere a la información que reciben acerca del
efecto que ha tenido su propio funcionamiento, lo cual permite su
mantenimiento o alteración. Sobre este concepto, la comunicación humana
puede ser representada de manera más amplia, al mostrarnos que las
consecuencias de nuestra comunicación determinan nuestras sucesivas
comunicaciones y que los demás participantes de una comunicación viven el
mismo proceso. El “feed-back” en la comunicación humana, representa los
efectos que tuvo un mensaje, el cual regresa como información, para mantener
o alterar al comunicante (emisor). Una de las consecuencias de este modelo es
que resulta imposible reconocer quién es causa y quién es efecto de una
comunicación, y nos muestra entonces la idea de la circularidad de la
comunicación, o la causalidad circular. El modelo circular aumenta nuestra
visión del contexto en que se desarrolla una comunicación y nos da, por ello,
mejores pistas para su comprensión (Urra, 2004).

112
Ambos modelos, lineal y circular, se adecuan mejor a ciertos análisis, lo cual no
significa que uno sea mejor que otro. Ciertamente que, para entender la
riqueza de la comunicación humana, resulta más útil usar el modelo circular. El
modelo lineal hace mejores aportes en algunas áreas, como en la física clásica.
Para quienes plantean el enfoque circular, la comunicación no incluye sólo
verbalizaciones o palabras, sino abarca todo el comportamiento. Se puede
decir entonces que comunicación verbal y no verbal, en este enfoque, resultan
igualmente importantes, ya que están dotados de la capacidad de informar a
otro, y de hacernos saber la reacción de éste, como consecuencia de nuestra
comunicación. Una persona que permanece callada junto a un grupo de
personas, no significa que no se esté comunicando. En realidad, su simple
presencia ya es un indicador de que algo pasa con ella; y todavía más
significativo, si intentamos “leer” lo que su postura nos quiere decir, de alguna
manera. Si su mirada es triste y está compungido, entonces es muy probable
que tenga un problema que lo entristece; si se encuentra inquieto, mirando
para todos lados, puede ser que esté atrasado, o que no se atreva a decir algo
al grupo de personas que está con él. Y, en último caso, simplemente puede
que no se esté sintiendo a gusto. Es por esta razón que se plantea como
axioma que es imposible no comunicar (Urra, 2004).

Ya que es imposible no comunicar, es posible que se desencadenen otras


situaciones, como cuando lo que la persona dice, no tiene nada que ver con lo
que está representando su expresión no verbal; o que su comunicación no
verbal no está representando a cabalidad las intenciones que manifiesta en su
comunicación verbal. Por ello, resulta siempre necesario saber cómo es
nuestro cuerpo, como éste se expresa en la comunicación, y cómo los demás
lo entienden. Hay algo que es claro: si nosotros no sabemos comunicarnos no
verbalmente, nuestro inconsciente se encargará de ello a través de nuestro
cuerpo. Sin embargo, puede que no sea recomendable en algunos casos: una
sonrisa que no corresponde, taparse la boca sin darse cuenta, mirar
apresuradamente en varias direcciones, y otras, son señales que pueden
contaminar nuestras verdaderas intenciones en una comunicación.

113
El escenario de la comunicación circular, es bien representado por un sistema.
El sistema se define tradicionalmente como un todo compuesto por partes que
interactúan entre sí. Y cada una de las partes (de un sistema) es otro sistema
en sí mismo, que, como tal, también es una totalidad formada por partes
interactuantes. O, dicho de otra manera, todo sistema se encuentra dentro de
uno mayor. Por lo tanto dos personas, una en presencia de otra y que por lo
tanto se comunican, forman un sistema social que se compone de dos
sistemas psíquicos. El hecho de que se reemplace a las personas y sus
relaciones por el modelo teórico de los sistemas tienen como fin (y es el que
tiene todo modelo teórico), aportar conceptos que faciliten el estudio, y dar
explicación de esta área de fenómenos, dentro de toda la complejidad del ser
humano y su comportamiento. Ahora bien, los sistemas en sí tienen algunas
propiedades. Lo que ocurra dentro de un sistema, o sea entre sus partes,
afecta la totalidad. Por ello, si una de las partes cambia, cambia el resto de las
partes junto con él y además el sistema en su totalidad se renueva. Es por ello
que se afirma que el todo (“la Totalidad”) es más que la suma de las partes (ver
unidad I, “Teoría de la Gestalt”); lo anterior es debido a que la suma de las
partes no da cuenta de las interacciones, del tipo de relaciones que hay entre
las partes, y que logra que se diferencie una totalidad de otras. Entendido de
esta manera, un sistema social se compone por personas, que son sus partes,
y también por el tipo de relación que exista entre ellos (figura 6). También, si
una de las personas varía su comportamiento o se comunica de una manera
determinada, necesariamente afecta al otro miembro del sistema (Urra, 2004).

Figura 6
Gracias a que “la Totalidad” es más que la suma de partes y a que la suma no
da cuenta de las interacciones, ni de la riqueza de la comunicación humana, se

114
infiere que el análisis de un comportamiento es mejor cuando se contextualiza
con una totalidad, formada por personas y conductas.

Otro concepto importante implicado en los sistemas es el de la homeostasis,


que se refiere al equilibrio o estabilidad del funcionamiento (de un sistema), en
cuanto a sus componentes y el tipo de relaciones que establecen. La
homeostasis se altera en un sistema social cuando uno de los participantes
rompe con el tipo de relación que se había mantenido constante. Por ejemplo,
en una sala de clases, los alumnos asisten con la disposición de escuchar al
profesor. En términos generales es lo que ocurre y la recurrencia con que se
da, ha permitido el funcionamiento de escuelas, universidades, etc. Si acaso se
altera el sistema “clase”, puede ocurrir que el profesor se dedique a ver
televisión, o que los alumnos se organicen para jugar a las cartas. La
homeostasis, en los sistemas, es el resultado de formas preestablecidas de
conducta para situaciones particulares. En la sociedad estas formas asumen el
nombre de convenciones sociales, normas o reglas de comportamiento. Si bien
siempre persisten grupos que desean romper con las normas, sólo ellas
permiten la existencia y diferenciación entre los sistemas sociales y,
funcionalmente, el mantenimiento del equilibrio y estabilidad de éstos (Urra,
2004).

Volviendo al ámbito de la comunicación interpersonal, también en ella


encontramos normas o patrones de comportamiento. Estas normas o patrones
resultan necesarios para establecer una comunicación. Si un grupo de amigos
aceptan implícitamente ser leales entre sí, ser sinceros, se apoyan para
obtener objetivos comunes (como puede ser pasarlo bien), entonces ésas son
sus normas de comportamiento. Esto los diferenciará, por lo tanto, de otro
grupo, cuyas normas de comportamiento pueden ser únicamente apoyarse
para pasarla bien. Finalmente, estas normas de comportamiento no implican
necesariamente hacer rígido al sistema, pues dependerá principalmente de uno
o todos los integrantes alterar esa condición. Cabe reconocer que,
reconociendo la condición imperfecta del ser humano, se espera de él la
intención hacia el progreso en el ámbito personal, social y mundial, lo cual,
requiere de una plasticidad y disposición al cambio (Urra, 2004).

115
Como se dijo en un principio, todo sistema está inmerso en otro mayor, y éste a
su vez contiene a otros sistemas más pequeños. Al ambiente que acompaña a
todo sistema se llamará “medio”; y esto es, todo lo que rodea al sistema. El
medio de un sistema, a su vez, es un sistema en sí mismo, y el sistema que lo
contiene es el medio para él (figura 7); consignarlo, dependerá del punto de
referencia que se adopte. Nos importa destacar que, los comportamientos que
se realicen en un contexto o medio, no tienen siempre la misma adecuación en
otros medios. No será lo mismo ver un partido de tenis en la casa de un amigo,
que en una Iglesia, o saltar en un recital, que hacerlo sólo en la calle. Visto de
otro modo, el medio o contexto sociocultural representa una influencia para
nosotros. No cabe duda, y no es por pura casualidad, que los intereses de los
alumnos de la UNAM y los de la UCV (Universidad Central de Venezuela) son
diferentes, por dar un ejemplo. La influencia social, es una importante área de
estudios en varias de las ciencias humanas; por cierto que la psicología es una
de ellas.

Figura 7

En el caso de la familia García su medio es el contexto sociocultural; sus


subsistemas son sus partes: padre, madre e hijo. El medio es un aspecto
innegable de influencia en la conducta.

Todos estos conceptos tienen como fin entregar herramientas de análisis para
una mejor comprensión de la naturaleza de la comunicación humana. Lo que le
ocurra a una persona, no es que le pase en forma aislada, sino que es la
consecuencia de una serie de influencias entre varias personas, que actúan
sistematizadas a distinto nivel.

116
Desde esta perspectiva se puede hablar de niveles de relación y contenido en
la comunicación; éstos constituyen otra clasificación del vasto alcance de la
comunicación humana. Asimismo se les reconoce como uno de los axiomas de
la comunicación, lo cual le otorga la consideración de ser necesarias e
irrefutables dentro del marco conceptual que las considera (Urra, 2004).

El nivel de contenido es el mensaje explícito, objetivo por así decirlo, de lo que


se está entregando. El nivel de relación es el mensaje que establece cómo ha
de ser entendida la comunicación; se dice que es el que define el tipo de
comunicación que se está presentando. Este nivel de relación puede
expresarse en la forma verbal y no verbal, y se diferencia del nivel de
contenido, que sólo se entrega en forma verbal. En la forma verbal, lo
relacional se expresa con su mensaje explícito, como por ejemplo, “¡porque lo
digo yo!”, o “era sólo una broma”. También se puede definir la relación, a través
de la comunicación no verbal, ya sea en el tono de la voz, las posturas, gestos,
etc.
Lo relacional puede presentarse solo, sin nivel de contenido, como sería la
mirada perdida en el transporte público, que podemos verbalizar como un “no
quiero hablar con nadie, estoy ocupado en mis asuntos”; o también puede ser
una sonrisa a una persona que recién se conoce, que signifique “quiero ser tu
amigo”.

Por lo tanto, además de permitir reconocer el valor de la conducta y las


intenciones en la comunicación (respecto a la comunicación digital y analógica,
y los tipos de comunicación verbal y no verbal), los niveles de la comunicación,
representan el aporte más significativo del Grupo de Palo Alto4, pues señala la
existencia de los niveles, y cómo lo relacional define o impone un tipo de
interacción, lo cual tiene consecuencias pragmáticas importantes en la
comunicación (Urra, 2004).

4
El grupo de Palo Alto California es un conjunto de profesionales (psicólogos y psiquiatras)
dedicados principalmente al estudio del lenguaje como base de la Psicoterapia Sistémica,
utilizada principalmente en Terapia Familiar.

117
La comunicación humana nos permite apreciar en ella una serie de matices,
clasificaciones, tipos o formas. Tal como si fuera la superficie de un valle, la
comunicación humana está llena de relieves, montes, depresiones, infinita
vegetación y formas de vida; por tanto, su análisis en variadas perspectivas,
nos permite un vasto conocimiento. Dependiendo del número de personas que
la utilicen, encontramos comunicación intrapersonal, interpersonal, familiar,
grupal, organizacional, social, etc. En un sentido mayor, y desde la perspectiva
de una interacción total con las distintas partes del universo, hablamos de
comunicación en un sentido cósmico.

Apreciamos como tipos de comunicación, el verbal y el no verbal, siendo el


primero la esencia del mensaje transmitido y que aparece bajo la forma de
palabras escritas. Necesariamente requiere un portador o vehículo que le dé
materialidad. Así, lo encontramos en el lenguaje escrito en las más variadas
formas y circunstancias: en un libro, en la pancarta de un paro estudiantil, e
incluso en las murallas y puertas de un baño; donde sea, y desde hace mucho
tiempo, podemos encontrar este lenguaje. Se suma a él otro tipo de lenguaje,
que es el hablado, dicho en forma oral y que se utiliza uniendo los fonemas que
aprendimos desde los primeros años de vida (Urra, 2004).

Se tiene, entonces, dos tipos de lenguaje dentro de la comunicación verbal: lo


escrito y lo hablado, pudiendo señalar que la ventaja de lo escrito, es que
puede ser releído cuantas veces sea necesario. De allí que se le utilice
preferentemente para mensajes que son altamente abstractos; es decir, no
sería nada conveniente emitir algún concepto filosófico extremadamente
complejo a través de una fuente radial (Urra, 2004).

Lo hablado, por lo tanto, es más penetrante en mensajes con un carácter


concreto. Su ventaja, en términos masivos, es su instantaneidad, propicia
además, en sectores sociodemográficos en que la lectura es vista como
“estudio” y por lo que la gente le confiere menos uso.
En la comunicación no verbal encontramos la clásica descripción de gestos,
tono de la voz, posturas; es, en definitiva, la conducta. Se hace presente el
axioma de la comunicación que dice que es imposible no comunicar, porque es

118
imposible no tener conducta. Vamos a entender que la comunicación no verbal,
será todo aquello que comunica, pero que no es verbal: la manera de sentarse,
de conversar, de dirigirse al público, la forma en que se reacciona con en el
cuerpo, la expresión facial y la multitud de circunstancias que se presentan en
la vida; es aquel mensaje que no está codificado en un conjunto de signos, que
son las letras.

Al considerar un mensaje escrito; por ejemplo un cartel que dice: “Si usted
fuma, este lugar no es para usted” y otro “Prohibido fumar”. Ambos tienen
marcados matices; incluso uno todavía más drástico diría: “No fume o váyase”
o “lárguese, no lo queremos”. Como sea que fuera, una persona hiper-racional
diría que todos estos mensajes están señalando, simplemente que el lugar no
es para fumadores. Sin embargo, cuando nos interesa el tema de la
comunicación, podemos constatar la existencia de dos componentes en lo
verbal. Uno es el componente de contenido, que es la idea básica o esencial y,
a veces, abstracta de un mensaje. Otro es el componente de relación, que se
refiere a la connotación o intención que percibimos de un mensaje.

¿Cuál es la diferencia?

SI USTED
FUMA, ESTE
LUGAR NO ES
PARA USTED

De esa manera, podemos reconocer la aridez de sentimientos que


generalmente presenta el lenguaje científico, o la bienvenida nota de humor de
un conferencista; se detecta la racionalidad e imparcialidad de un noticiario,
respecto del apasionamiento con que se entregan las noticias de otro canal,
que apela a las emociones de la audiencia. Es decir, se llega a la conclusión de
que, sea escrita o hablada, la comunicación verbal siempre presenta un
componente de contenido y otro de relación (Urra, 2004). Por cierto que

119
también se ve en las relaciones interpersonales; un “te quiero” puede ser dicho
de muchas maneras, conservando el componente de contenido y cambiando el
de relación. Algo muy parecido ocurre con el titular de una noticia, cuya
connotación difiere de la del diario La Jornada, es decir, una misma noticia
pude ser dicha de maneras diferentes. Un mensaje, puede conservar su
“contenido” y variar su componente de “relación”. Distinto es observar cuando
cambia el componente de contenido; allí, definitivamente cambia el mensaje.

En el caso de la comunicación no verbal, observamos los mismos


componentes. Se puede ver a diario, por ejemplo, en la comunicación no verbal
de un profesor, más precisamente en su tono de voz. El componente de
contenido es el sonido de la voz (la postura, la posición de las manos,
extremidades, etc.; la expresión facial, la forma que han adoptado las cejas, la
frente, los labios, etc.) Y, en el componente de relación, que es esa cosa
psicológica que siempre presenta un mensaje, podemos encontrar un tono de
voz “aburrido”, que sea monótono, alegre, sin cambios de ritmo, etc., o
podemos encontrar en nuestro profesor un tono de voz “seguro”, entretenido,
desbordante de entusiasmo, etc. En general, el componente de relación de la
comunicación no verbal, por su naturaleza, nos permite hacer múltiples
inferencias sobre las intenciones que tiene el que nos entrega un mensaje. Un
fuerte golpe con la mano abierta sobre la mesa puede ser una clara señal de
contundencia, enfado y resolución; o bien, el triste final de una pulguita que
saltaba por ahí. Es particularmente importante como fuente de indicadores de
rasgos de personalidad, lo cual nos permite tener un mayor conocimiento de
las personas, claro que con la precaución sobre las inferencias hechas, pues
son sólo hipotéticas y su comprobación requiere de un análisis más profundo.
Los prejuicios, precisamente nacen de la convicción errada sobre la relación
entre indicadores; por ejemplo, sobre el nivel socioeconómico o sobre el grado
de inteligencia de alguien.

A diferencia de lo que plantean los teóricos de la comunicación cuando


relacionan nivel de contenido y comunicación verbal, y nivel de relación en la
comunicación no verbal, creemos apropiado incluir las dimensiones contenido y
relación tanto en la comunicación verbal como en la no verbal (Urra, 2004).

120
3.7 Efectos de la publicidad y la propaganda

Integrando los temas anteriores se puede poner el ejemplo de la publicidad y la


propaganda como una forma de influir, ya sea a través de la comunicación o
utilizando la alienación y la reificación, sobre la conducta de los grupos. Es por
ello importante incluir el tema de la publicidad y la propaganda en la asignatura
de psicología social, para la formación de trabajadores sociales sensibles a
estas problemáticas sociales.

La utilización de los términos publicidad y propaganda está sujeta a enorme


confusión. Se habla de propaganda comercial y de publicidad comercial, de
propagando política y de publicidad política. La causa de esta confusión radica
en las clasificaciones temáticas y en los enfoques de carácter psicológico. Así,
Brown (citado en Vázquez, 1991), a pesar de que diferencia entre ambos
términos, indica que las necesidades que satisface la publicidad no son ni tan
superficiales como para ser triviales, ni tan arraigadas como para ser
universales, y concluye señalando que el propagandista dice a la gente lo que
tiene que pensar mientras que el publicitario está prácticamente a disposición
de los deseos que el público desea satisfacer.

R. Gubert (citado en Vázquez, 1991), señala tajantemente que la publicidad es,


por lo tanto, propaganda en su modalidad más genuina, explícita y
transparente, repudiando los envoltorios o enmascaramientos usuales en otros
tipos de mensajes de la comunicación de masas (Vázquez, 1991). Considera
que la publicidad no difunde únicamente mensajes superficiales del tipo
“compre usted este televisor”, sino que introduce esquemas ideológicos y
propuestas de comportamiento de gran trascendencia sociológica. Gubern
especificó, chusca y plásticamente, estas diferencias: “un western racista, por
ejemplo, induce una antipatía hacia el indio mostrado como ser inferior, feroz,
traidor, etc..., pero no proclama explícitamente „mate usted un indio y se sentirá
mejor‟, que sería su formulación ideológica en la descarada franqueza del
lenguaje publicitario” (Vázquez, 1991: 36).

121
Retomando a Ander-Egg (1982) la publicidad es el conjunto de medios y
técnicas que se utilizan para provocar la compra de productos, para hacer
atrayente la imagen de una persona o institución, y para promocionar hechos e
ideas mediante influencia ejercida sobre los individuos que reciben sus
mensajes; la propaganda es la acción y efecto de propagar para extender el
conocimiento de una cosa, ideas, valores culturales o la afición por algo;
además, incluye acciones realizadas en gran escala para influir en las
decisiones de las personas con o sin afán de lucro, utilizando para tal fin
conocimientos que aportan las ciencias sociales, la psicología, la
mercadotecnia y otras ciencias.

Desde una perspectiva temática e intencional resulta imposible deslindar


ambos conceptos. Se podría realizar una lista, nunca completa, de asuntos,
intenciones o procedimientos, pero quedaría la duda de si una campaña que
promueve la vacunación de los niños contra la difteria debería incluirse en el
campo publicitario o en el propagandístico. La orientación temática, válida para
determinados estudios empíricos que se limitan a la mera descripción, no es
pertinente a la hora de analizar la naturaleza, alcance y funcionamiento de
estos discursos. Un breve repaso histórico nos ayudará a comprender mejor la
naturaleza de unos procedimientos que, a primera vista, pueden parecer algo
exclusivos de este tiempo.

La publicidad y la propaganda forman parte de la vida diaria de todas las


personas. Tan inmersos están estos conceptos en ese mundo de sugerencias,
reclamos y ofertas, que se podría extrañar la afirmación de que estamos ante
un fenómeno con una larga tradición. En un sentido amplio, su historia es tan
vieja como el hombre aunque, con la complejidad actual, constituye un fruto del
desarrollo de los grandes medios de comunicación de masas, en el contexto de
la revolución económico-industrial y tecnológica que ha abierto horizontes
insospechados a las relaciones humanas.

Los primeros balbuceos publicitarios aparecen en las culturas caldeas y asirias


(Vázquez, 1991). Los soberanos conmemoraban sus logros y victorias en los

122
frontis de los monumentos. En el foro romano se exponían tablillas que
anunciaban ventas y espectáculos teatrales.

Hasta la invención de la imprenta, en 1456, se desarrollan dos tipos de


procedimientos publicitarios:
• La publicidad exterior
• La publicidad oral.

La publicidad exterior servía, tanto para identificar lugares, personas o edificios,


como para dar a conocer las informaciones oficiales. A las primeras piedras
grabadas (axones) y las tablillas de madera (cyrbes) de los griegos, sucedieron
los álbumes romanos, muros blanqueados, divididos en rectángulos iguales
que se colocaban en las plazas públicas. En la calle de los orfebres de
Pompeya se ha encontrado un álbum compuesto de 23 rectángulos destinados
a anuncios. Vázquez Montalbán (citado en Vázquez, 1991) los ha calificado de
cartelismo embrionario. Se extendió también la costumbre de dar nombre a las
tiendas y mercados, con denominaciones, en unos casos llamativos, y en otros,
que hacían referencia o los productos ofrecidos a la venta.

El “praeco” (pregonero) y el “strilloni” (voceador) canalizaban la publicidad oral.


El cargo de praeco poseía en Roma entidad oficial, e informaba tanto sobre los
impuestos como sobre las últimas victorias alcanzadas por las legiones. El
oficio permaneció durante toda la Edad Media, sujeto a reglamentaciones
reales que indicaban la importancia de esta actividad. En la ciudad de
Zaragoza los pregoneros recibieron la denominación de “voz pública” y estaban
incorporados a los presupuestos municipales. Las tarifas de los pregoneros
zaragozanos estaban tan meticulosamente establecidas que parecen un
antecedente de los modernos anuncios por palabras.

La imprenta posibilitó la aparición de relaciones crónicas, hojas de noticias,


avisos y otras tantas primitivas fórmulas que precedieron al nacimiento del
periodismo. A lo largo del siglo XVII aparecieron simultáneamente en Francia,
Inglaterra, Alemania. España, etc., unas hojas impresas que recibieron el
nombre de gacetas, con las que se inició la historia del periodismo. Destacó “la

123
Gazette de France”, fundada por Renandot, que serviría de modelo a un gran
número de publicaciones periódicos y, concretamente, a la “Gaceta de Madrid”.
En esta misma fecha, y copiando no sólo el título y el formato, sino incluso los
contenidos, aparece la “Gaceta Nueva”, primer periódico publicado en Aragón,
al que siguieron nuevos publicaciones, entre las que destaca la “Gaceta de
Zaragoza”, que regularizó su aparición a partir de 1733 (Vázquez, 1991).

En la actualidad el trabajo del redactor o productor de publicidad está muy


íntimamente vinculado con la psicología. Redactar textos para avisos es, en
efecto, la esencia misma de la psicología aplicada. La función primordial del
redactor consiste en descubrir ideas básicas para campañas de avisos. El
conocimiento de los principios psicológicos involucrados en la tarea de llamar la
atención, despertar el interés y crear la demanda, debe permitirle a la vez la
ejecución de sus ideas respecto a la composición de sus ilustraciones y textos,
con facilidad y éxito.

La publicidad es el proceso de dar a conocer. Un aviso de éxito es aquel que


pone en actividad una cadena de procesos mentales que, aunque se producen
simultáneamente o con rápida sucesión en la mente, tienen que ser
seleccionados individualmente para su análisis e investigación. Los procesos
mentales como la atención, la percepción, la memoria, el recuerdo, la
imaginación, la sugestión y demás, operan individualmente muy pocas veces.
El carácter de la experiencia y la conciencia humanas es como un río cuyas
aguas fluyen constantemente; algunas veces lo hace con lentitud y
serenamente, como cuando la mente está tranquila y en estado reflexivo; otras,
corre rápida y turbulentamente, como cuando la mente está cargada de
emoción. El propósito de toda publicidad fructífera consiste en “promover una
corriente de conciencia” (Gill, 1977), de tal modo que el comprador en potencia
responda de manera favorable al tema que expone el aviso. Por lo tanto, el
diseñador se propone en primer lugar, llamar la atención, luego despertar
interés y después encauzarlo hacia el deseo de posesión; es aquí donde entra
en juego la habilidad persuasiva del redactor. El interés es mantenido y puede
ser trocado en una acción positiva, cuando se estimulan los sentimientos,
emociones y deseos del individuo y, todavía más, cuando al mismo tiempo se

124
eliminan sus dudas intelectuales por medio de un argumento convincente y una
interpretación práctica, de acuerdo con la realidad de los hechos (Gill, 1977).

Como lo saben perfectamente todos los veteranos de la publicidad, el público


responde con mucha mayor facilidad a los avisos, cuando su deseo de poseer
el artículo ofrecido es reforzado por cierta convicción de que su posesión le
aportará algún beneficio tangible.

No cabe la menor duda de que la publicidad demostró ser una influencia


dominante a través de la vida de casi todas las naciones modernas. Hace un
siglo, las grandes industrias en sus aspectos fabriles y distributivos
comenzaban a establecerse sobre bases firmes, y ya en aquellos lejanos
tiempos hubo comerciantes de notable visión que percibieron la gran fuerza
potencial inherente a los métodos baratos de grabación e impresión, La
publicidad ocupó su lugar junto a la industria durante los prósperos años de
expansión, en la última parte del siglo XIX. Las técnicas de la producción en
serie, unidas a la más extensa distribución de las mercancías, contribuyeron a
proporcionar una gran profusión de mercaderías de toda índole. En ese período
de desarrollo, la publicidad demostró ser un indispensable accesorio del
progreso industrial, por lo cual hoy se acepta su función principal de potencia
informativa y persuasiva, como un elemento natural de la vida social y
comercial de las naciones.

De esta forma el hombre de la calle da por supuestas las ventajas brindadas


por la publicidad. Presume, y con toda razón, que la firmas comerciales no
utilizarían una costosa publicidad de no mediar el hecho de que la misma
produce excelentes negocios y aporta utilidades al inversionista. Pero algunos
factores sociales, aparte de los motivos netamente utilitarios, destacan la
publicidad como tema de especial interés para todos los estudiosos del
carácter humano.

Se ha apuntado una descripción de la publicidad como medio de brindar


información sobre mercaderías y servicios, y hemos anotado debidamente su
carácter persuasivo. Es un hecho irrefutable que el resultado acumulativo, de

125
toda esa literatura persuasiva e informativa es un estímulo que despierta en el
público el deseo de poseer más y mejores cosas para sí, sus familiares y sus
hogares. Por lo tanto, existe una tendencia en el promedio de los ciudadanos
honestos a intensificar sus actividades de trabajo con el propósito de obtener
esas cosas que tan ardientemente desean (Gill, 1977). El hecho de esa
intensificación del trabajo es muy beneficioso para la nación, dado que,
mientras más consagración se aplica a una tarea, más se acrecienta la
productividad de la industria.

Por otra parte, al crear la demanda, la publicidad facilita la notable labor del
comerciante y contribuye a la economía en la distribución de las mercancías,
desde las fábricas hasta los hogares del público consumidor. El prestigio
comercial se asienta sobre la base de una publicidad veraz, y los consumidores
aprenden a depositar su confianza en los productos conocidos, cuyos nombres
se convierten en palabras familiares. Los artículos sobre los cuales se hace
una intensa publicidad tienen que mantener una calidad intachable, pues de lo
contrario otras marcas competidoras se apoderarán del mercado. Este factor
de competencia sirve eficazmente a los intereses del comprador de esos
artículos.

La publicidad pone nuevas ideas e inventos al alcance del público en general,


con la menor demora posible. Pero sin la extensa difusión de la información,
que solamente la publicidad puede proporcionar, y la resultante demanda en
masa, sería técnicamente imposible la disponibilidad de tales comodidades y
conveniencias, a precios razonables, para el gran mercado; claro, debido a que
el establecimiento de un gran mercado es un imprescindible corolario de la
técnica de la producción en serie, que pone artículos de todas clases al alcance
de todos los bolsillos.
Por otra parte, la incursión de los medios masivos de comunicación han
revolucionado los sistemas en los que se hace publicidad y propaganda.
Gracias a ello, la publicidad y la acción de los medios de comunicación social
consiguen así cultivar ciertos comportamientos y operar un condicionamiento a
dos niveles (Mucchielli, 1977):

126
1. A nivel de las elecciones comerciales, con el condicionamiento
publicitario que «fija» al cliente en una marca: le obliga a “pensar” en
Crest o en Colgate cuando quiere lavarse los dientes; a “pensar” en
Duracel o Rayovac cuando se trata de una pila, etc. Se coloca pensar
entre comillas porque se trata de una ilusión de pensamiento y de un
automatismo aprendido y repetido.
2. Desde otro punto de vista, el sistema, considerado esta vez en su
conjunto, produce un verdadero cultivo del cliente; cultivo industrial en
el sentido en que se cultivan las rosas o los pavos. Es éste el
condicionamiento que parece más grave. Se da, en efecto, un
aprendizaje de un modo de vida, a nivel general. Lo que impregna al
consumidor, aquello para lo que está condicionado, escribe P. Fouilhe
(citado en Mucchielli, 1977), “es un modo de vida y no sólo las
marcas... es una forma de vivir satisfecha. A este nivel se sitúa el
aprendizaje, el indoctrinamiento, el reforzamiento de los
comportamientos mediante la repetición” (p. 26).

Esencialmente, este condicionamiento general subraya las acusaciones de


alienación. Tanto más cuanto que, mediante un efecto de retorno, el público
sometido a este lavado de cerebro tiene necesidad de ser solicitado y de gastar
su dinero, reclama la publicidad, las relaciones públicas y los medios de
comunicación social, como si fueran drogas, dando origen en la actualidad a la
sociedad de consumo.

Para Riesman (Mucchielli, 1977), la sociedad en declinación demográfica esta


caracterizada por una nueva forma de estabilidad, donde los individuos son
extra-determinados (“other-directed”), es decir, que los comportamientos de los
individuos están determinados por influjos exteriores. Ejemplos: los Estados
Unidos de América y los Estados capitalistas de Europa occidental; cada uno
se preocupa por saber lo que hacen los demás y por hacer lo mismo que ellos.
De aquí la importancia de las comunicaciones y la necesidad de
comunicaciones, así como la intensa receptividad ante las comunicaciones. En
una sociedad así, gregaria, todo se convierte en objeto de consumo, aun la
cultura y la política. De esta forma se construye un tipo de personalidad que da

127
la espalda a toda acción efectiva en la evolución política, que no se interesa
sino en lo que le gusta y en el consumo.

Por lo tanto, la sociedad de consumo es, ante todo, una sociedad en la que las
necesidades humanas encuentran su satisfacción, y donde el nivel de vida
hace retroceder lo más posible el hambre, la enfermedad, el miedo y la
ignorancia. Basta con considerar los países subdesarrollados para darnos
cuenta que en primer lugar están sub-alimentados y sub-equipados
técnicamente, y esto aumenta el dolor, la enfermedad, la mortandad infantil, la
mortalidad general y otros males. La sociedad de consumo libera a los
individuos de la preocupación exclusiva y animal por la propia supervivencia.

Es notable que la demostración de Riesman se base, en su obra, en el ejemplo


de los niños de la sociedad occidental. Demuestra fácilmente que son puros
consumidores modelados por la forma de vida aburguesada pasiva, la
satisfacción de placeres personales, los “cómics” y la publicidad televisada.
Están extra-determinados exclusivamente, dice, y extrapolando declara que
todos los adultos de estas sociedades se portan como niños (Mucchielli, 1977).

Pero la conducta de consumidor no es sino una parte de las conductas de la


población activa de nuestras sociedades. Otra parte importantísima está
consagrada a la producción y a la invención; sin producción, no habría
consumo: los hombres fabrican, producen, inventan y progresan en todas
direcciones.

La masificación de la publicidad y la propaganda es denunciada en la sociedad


occidental como la nivelación en el embrutecimiento y la despersonalización.
Pero existe un riesgo que no es real, sino cuando se dan ciertas condiciones
que debemos precisar; la nivelación en sí, no tiene nada de raro, al contrario.
Como dice Priouret (citado en Mucchielli, 1977), “la masificación asusta a los
intelectuales porque piensan que trastorna las formas tradicionales del
pluralismo cultural. Pero, ¿no es también el único medio de llegar a masas
enormes de individuos antes alejados de la vida cultural, de destruir el
obstáculo del particularismo de los clanes o de la dispersión geográfica, de

128
hacer posible y promover la comprensión internacional?” (p28). La
masificación, en este sentido, eleva a un nivel decente de vida material y
cultural a una masa hasta hoy condenada a la ignorancia y a la precariedad de
condiciones de vida; un ejemplo son las campañas de vacunación y de
detección de cáncer que han ayudado a la población a no sufrir padecimientos
o enfermedades que, en ocasiones, son mortales.

La masificación no adopta el otro sentido sino cuando significa


condicionamiento de masa, extinción de la reflexión y de la creatividad
personales, supresión de la libertad de expresión y de elección, gregarización
intelectual y total de la masa de gobernados mediante la acción de los
dirigentes.

Existe, pues, una masificación producto de la publicidad y la propaganda que


es igualar niveles de vida, de acceso a la cultura y a la información; y una
masificación que es indoctrinamiento y condicionamiento con restricción de la
información y utilización de los medios de comunicación social para provecho
de la ideología política oficial. Esta forma de esclavitud de las conciencias es la
forma más inhumana de masificación (Mucchielli, 1977).

Por ello, es necesario denunciar y sacudir a la sociedad del “sonambulismo”


cuando la libertad de expresión (el derecho de utilizar los medios de
comunicación social para aumentar la conciencia y la reflexión crítica de los
individuos), esté ahogada por los gobernantes o las grandes empresas, las
cuales tienen como principal fin obtener grandes sumas económicas

129
RESUMEN

1 El término grupo no distingue entre una multitud, una familia, o un grupo


pequeño. Por ello, al acentuar la importancia de cierto tipo de sentimientos y
relaciones entre los miembros de grupos reducidos dentro de grandes
organizaciones, el término primario es conveniente. Por otro lado, cuando
se estudia un pequeño sistema de interacción y se quiere evitar una
determinación previa de las cualidades de sus relaciones internas, el
término grupo pequeño es preferible.

2 Para el grupo de la familia se encuentra un problema de definición. La


complejidad de la institución familiar con sus múltiples dimensiones de
análisis refuerza esa ambigüedad e imprecisión. Por ello es parte del
estereotipo de familia esperar que en nuestra sociedad la compañía, la
actividad sexual, el cuidado y apoyo mutuo, la educación y cuidado de los
hijos sea parte esencial de la familia nuclear (la más predominante en el
mundo occidental). Esta forma de concebir la familia puede ser, sin
embargo, el reflejo de las creencias tradicionales respecto de cómo se
configuran las relaciones sexuales, emocionales y parentales. Así, se
identifican cinco fuentes de diversidad en las familias: organización interna,
cultura, clase social, período histórico y ciclo vital. Consecuentemente,
familia es un concepto diverso tanto como las características anteriormente
mencionadas lo son.

3 La masa, de manera general, se puede definir como un grupo numeroso


con muy poca organización y poca definición de roles, que no tiene clara
conciencia de sus metas (y que puede tener o no un objetivo en común en
un momento dado) y luego desaparece. En ella se establecen actitudes
colectivas, no individuales en donde los sentimientos de euforia se
contagian de manera rápida. Hay dos formas de clasificar a las masas:
masas heterogéneas y masas homogéneas.

4 Por otra parte, grupos como la familia la masa y el pequeño grupo son
susceptibles a estereotipos, es decir, se tiende a hacer generalizaciones y a

130
tener ciertas actitudes, percepciones o creencias atribuidas hacia algunos
grupos socialmente constituidos, porque de esta forma es más fácil tener
alguna relación o acercamiento con las personas cuando aún no se las
conoce. En los estereotipos se dan determinadas características como la
asimilación, el contraste, la proyección y la evasión.

5 También en los grupos y masas se puede presentar la alienación, que


afecta a sus conductas. La alienación es el extrañamiento de uno mismo
frente a otros individuos, a la sociedad o al trabajo. Algunos filósofos creen
que el origen de la alienación no está en la persona sino en una sociedad
vacía y despersonalizada. Este concepto caracteriza tanto el proceso como
los resultados de transformar, en determinadas condiciones históricas, los
productos de la actividad humana y de la sociedad, así como las
propiedades y aptitudes del hombre en algo independiente de ellos mismos
y que domina sobre ellos.

6 También en los grupos se advierte la transformación de fenómenos y


relaciones a su interior, cualesquiera que sean, en algo distinto de lo que en
realidad son. Ocurre la alteración y deformación, en la conciencia de los
individuos, de sus auténticas relaciones de vida; por ejemplo, la reificación,
que se refiere a la aprehensión de fenómenos humanos como si fueran
cosas, en términos no humanos (o posiblemente suprahumanos), como si
los productos de la actividad humana e incluso los mismos seres humanos
fueran algo distinto de lo humano.

7 La comunicación, como parte del ser humano, es un proceso en el cual dos


o más personas pueden intercambiar información; se ven relacionados el
emisor (que es la persona que envía el mensaje), el receptor (que es la
persona que lo recibe y que a su vez se vuelve emisor); el mensaje es
transmitido a través de un canal por medio de códigos. Sin embargo, hay
dos formas principales de explicar la comunicación y su interacción: de
manera lineal y circular. Los enfoques lineal y circular (o interaccional) de la
comunicación, representan formas de explicación incompatibles; ambos
modelos, lineal y circular, se adecuan mejor a ciertos análisis, lo cual no

131
significa que uno sea mejor que otro. En la comunicación interpersonal
encontramos normas o patrones de comportamiento. Desde esta
perspectiva de la comunicación se puede hablar de niveles de relación y
contenido en la comunicación, que constituyen otra clasificación del gran
alcance de la comunicación humana.

8 La publicidad y la propaganda, son un medio para la comunicación. La


utilización de los términos publicidad y propaganda está sujeta a enorme
confusión. La publicidad es el conjunto de medios y técnicas que se utilizan
para provocar la compra de productos, para hacer atrayente la imagen de
una persona o institución y para promocionar hechos e ideas mediante
influencia ejercida sobre los individuos que reciben los mensajes. La
propaganda es la acción y efecto de propagar para extender el
conocimiento de una cosa, ideas, valores culturales o la afición por algo;
además son acciones realizadas en gran escala para influir en las
decisiones de las personas con o sin afán de lucro, utilizando para tal fin
conocimientos que aportan las ciencias sociales, la psicología, la
mercadotecnia y otras ciencias.

132
UNIDAD 4
PROBLEMAS PSICOSOCIALES

Introducción

La psicología social es una asignatura que, como ya se mencionó en la unidad


I, tiene la característica, y por consiguiente la ventaja, de estudiar cuestiones
cotidianas en la vida de los individuos y de los grupos; por ejemplo, la
atracción, el enamoramiento, la vida familiar. Pero también estudia e investiga
las diferentes problemáticas sociales del mismo modo, comunes, pero de
manera científica para poder explicar, analizar, e inclusive tratar de dar solución
a dichas problemáticas de forma integral y sustentada. De esta manera, la
psicología social se interesa en los problemas psicosociales, es decir, en las
problemáticas en las que interactúan lo social y lo psicológico y que al mismo
tiempo afectan de manera común a la sociedad, como la delincuencia y la
violencia, por citar algunos ejemplos.

Es por ello que en esta unidad se exponen la definición y la tipología de los


problemas psicosociales, para comprenderlos y analizarlos desde el ámbito de
la psicología social.

Objetivos

Al finalizar la unidad el alumno:


• Analizarás la definición de problemas psicosociales
• Interpretarás la tipología de los problemas psicosociales

Temario
4.1 Definición de problemas psicosociales
4.2 Tipología de los problemas psicosociales

133
4.1 Definición de problemas psicosociales

Debido probablemente a la variedad de condiciones a las que se llama


genéricamente problemas sociales, a la gran complejidad de éstos y al estado
inicial de su estudio, las definiciones suelen ser poco concretas. Contienen, no
obstante, coincidencias en buena parte derivadas de la noción de Fuller y
Myers (citado en Sánchez, 2002) de que un problema social consiste en una
definición subjetiva de una condición objetiva, que existe cuando hay una
divergencia real o imaginada entre la realidad y una norma social apreciada por
un número considerable de personas. Merton (Citado en Sánchez, 2002) ha
elaborado así una idea donde un problema social existe cuando hay una
discrepancia entre lo que es y lo que la gente piensa que debería ser. En otras
palabras, existe una disparidad entre las condiciones reales de la vida social y
las normas sociales. Para Rubington y Weinberg (citado en Sánchez, 2002), un
problema social se da cuando se alega la existencia de una situación
incompatible con los valores de un número significativo de personas que están
de acuerdo en que es necesario actuar para alterar la situación. Sullivan y otros
(citado en Sánchez, 2002) afirman que un problema social existe “cuando un
grupo influyente percibe una condición social que amenaza sus valores y
puede ser remediada a través de la acción colectiva” (Tabla 2).

AUTOR DEFINICIÓN
Fuller y Myers Definición subjetiva de una condición objetiva

Discrepancia entre lo que es (condiciones reales


Merton de la vida social) y lo que debería ser (norma
social)

Existencia alegada de una situación incompatible


con los valores de un número significativo de
Ruhington y Weinberg
personas que están de acuerdo en que es
necesario actuar para cambiar la situación

134
Existe cuando un grupo influyente percibe una
Sullivan y otros condición social que amenaza sus valores y puede
ser remediada a través de la acción colectiva

Tabla 2

En el terreno de la salud mental, Strupp y Hadley (citado en Sánchez, 2002)


han propuesto un modelo tripartita para evaluar los resultados de los
tratamientos terapéuticos que presenta bastantes puntos en común con el
anterior. Según ese modelo, el nivel de salud mental de las personas se puede
valorar por medio de tres criterios que son, a su vez, definidos por las tres
partes o actores centrales del proceso. Esos criterios, y sus respectivos
titulares o definidores, son (citado en Sánchez, 2002):

• Criterio externo, social o funcional. Es el nivel de funcionamiento social; la


capacidad de reconocer y actuar conforme a las costumbres y normas
sociales dominantes definidas por la sociedad interesada: aquellos
amigos, familiares, compañeros de trabajo y vecinos que padecen o se
benefician de las consecuencias sociales de la conducta del sujeto. Dado
que la sociedad está interesada en la estabilidad global y la previsibilidad
de la conducta de sus miembros, si sólo se usa este criterio, se corre el
riesgo de confundir salud mental (o bienestar) con conformidad social.

• Criterio subjetivo. Es el que tiene el sujeto (personal o colectivo), que


define su estado de bienestar o malestar, y que puede o no ser
comunicado a los demás. Como las necesidades sentidas propias del
sujeto y que sólo podrán ser externalizadas y conocidas por otros
(incluido el evaluador) en la medida en que se tenga acceso psicológico y
social a él; es decir, en la medida en que confíe en nosotros y la condición
padecida (y su expresión externa) no esté penalizada o estigmatizada
socialmente.

135
• Criterio profesional u “objetivo” del comportamiento, esta función de las
teorías y conocimientos empíricos sobre lo que se considera una
estructura y funcionamiento saludable, que si en su acepción negativa
está sistematizado en forma de síntomas psiquiátricos, es mucho menos
claro en su acepción psicológica positiva y, aún menos, en cualquier
acepción, positiva o negativa, en el campo social. Esto es, se conoce (y
se tiene identificada) bastante bien la problemática psicológica, menos el
bienestar y desarrollo psicológico y, en fin, mucho menos sus homónimos
sociales: malestar y problemática, bienestar y desarrollo sociales.

Dada la parcialidad de los criterios y su complementariedad respecto de la


totalidad del fenómeno evaluado, la salud mental en este caso, Strupp y Hadley
(citado en Sánchez, 2002) insisten, como la práctica totalidad de autores, en la
necesidad de una valoración multidimensionada que considere los tres criterios
conjuntamente.

De esta manera, la American Psychiatric Association en el Manual diagnóstico


y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) (2002) define a los
problemas psicosociales o ambientales como un acontecimiento vital negativo,
una dificultad o deficiencia ambiental, un estrés familiar o interpersonal, una
insuficiencia en el apoyo social o los recursos personales, u otro problema
relacionado con el contexto en que se han desarrollado alteraciones
experimentadas por la persona.

Con ello se puede hacer una diferenciación de lo que puede representar un


problema social y específicamente psicosocial, en el individuo o en los grupos,
para su análisis.

4.2 Tipología

El DSM-IV (2002) es una herramienta de diagnóstico, que propone una


descripción del funcionamiento actual de los problemas específicamente
mentales de las personas. Sin embargo, menciona que para la clasificación de

136
los diversos trastornos es necesario tomar en cuenta 5 ejes de análisis que
permean el diagnóstico, con el objeto de contar con un panorama general de
diferentes ámbitos de funcionamiento del individuo (DSM-IV, 2002). De esta
manera se tienen:

Eje I: Donde se describe el o los trastornos psiquiátricos principales o


sintomatología presente, si no configura ningún trastorno. (Por ejemplo:
trastorno depresivo, demencia, dependencia de sustancias, esquizofrenia, etc.)

Eje II: Donde se especifica si hay algún trastorno de personalidad a la base (o


rasgos de algún trastorno), algún trastorno del desarrollo, o retraso mental (Por
ejemplo: trastorno de personalidad límite, trastorno autista, retraso mental
moderado, etc.)

Eje III: Donde se especifican afecciones médicas que presente el paciente (si
es que existen).

Eje IV: Donde se describen tensiones psicosociales en la vida del paciente


(desempleo, problemas conyugales, duelo, etc.)

Eje V: Donde se evalúa el funcionamiento global del paciente (psicológico,


social y ocupacional), a través de la Escala de funcionamiento global (EEAG).

En esta clasificación se ve que dentro del eje IV se encuentran los problemas


psicosociales, los cuales toman en cuenta la interacción del individuo con la
sociedad para el análisis de la problemática que éste pueda presentar.

Así, los problemas psicosociales se clasifican a su vez en:


• Problemas relativos al grupo primario de apoyo.
• Problemas relativos al ambiente social.
• Problemas relativos a la enseñanza.
• Problemas laborales.
• Problemas de vivienda.
• Problemas económicos.

137
• Problemas de acceso a los servicios de asistencia sanitaria.
• Problemas relativos a la interacción con el sistema legal o con el crimen.
• Otros problemas psicosociales y ambientales, por ejemplo exposición a
guerras, desastres y conflictos.

Por lo tanto, dentro de la clasificación anterior se pueden encontrar problemas


como estrés, la violencia familiar, la delincuencia, pobreza, marginación,
discriminación, entre otros, que tienen una parte social y otra psicológica, es
decir problemáticas de la interacción.

RESUMEN

1 Debido a la variedad de condiciones a las que se llama genéricamente


problemas sociales, a la gran complejidad de éstos y al estado inicial de su
estudio las definiciones suelen ser poco concretas. Para Fuller y Myers un
problema social consiste en una definición subjetiva de una condición
objetiva, que ocurre cuando hay una divergencia real o imaginada entre la
realidad y una norma social apreciada (por parte de un número considerable
de personas). Para Merton un problema social existe cuando hay una
discrepancia entre lo que es y lo que la gente piensa que debería ser. Para
Rubington y Weinberg un problema social se da cuando se alega la
existencia de una situación incompatible con los valores de un número
significativo de personas que están de acuerdo en que es necesario actuar
para alterar la situación. Sullivan y otros afirman que un problema social
existe cuando un grupo influyente percibe una condición social que
amenaza sus valores y puede ser remediada a través de la acción colectiva.
Strupp y Hadley han propuesto un modelo tripartito para evaluar los
resultados de los tratamientos.

2 El nivel de salud mental de las personas se puede valorar por medio de tres
criterios: criterio externo, criterio subjetivo y criterio profesional. La APA, en
el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV),
propone una descripción del funcionamiento actual de los problemas

138
específicamente mentales de las personas. En este instrumento se definen
los problemas psicosociales (o ambientales) como un acontecimiento vital
negativo, una dificultad o deficiencia ambiental, un estrés familiar o
interpersonal, una insuficiencia en el apoyo social o los recursos
personales, u otro problema relacionado con el contexto en que se han
desarrollado alteraciones experimentadas por la persona. En la clasificación
de los diversos trastornos se toman en cuenta 5 ejes de análisis que
pemean el diagnóstico con el objeto de contar con un panorama general de
diferentes ámbitos de funcionamiento del individuo. En esta clasificación los
problemas psicosociales se encuentran dentro del Eje IV. Así, los
problemas psicosociales se clasifican a su vez en: problemas relativos al
grupo primario de apoyo, problemas relativos al ambiente social, problemas
relativos a la enseñanza, problemas laborales, problemas de vivienda,
problemas económicos, problemas de acceso a los servicios de asistencia
sanitaria, problemas relativos a la interacción con el sistema legal o con el
crimen, y otros problemas psicosociales y ambientales (por ejemplo
exposición a guerras, desastres y conflictos).

139
UNIDAD 5

MÉTODOS Y TÉCNICAS PARA LA GESTIÓN Y CONCILIACIÓN DE


CONFLICTOS SOCIALES

Introducción

En la unidad II se habló de los conflictos en los grupos de manera específica.


También a lo largo de toda la asignatura se han mencionado de manera
general los conflictos entre las personas, roles, grupos, etc.

En esta unidad se analizarán los conflictos y sobre todo, la manera de


resolverlos. Es importante mencionar que los conflictos no se pueden evitar, ya
que son causados por las diferencias que existen entre los seres humanos e
incluso en los animales. Sin embargo, un conflicto no siempre es negativo, si se
resuelve de manera satisfactoria; puede aportar nuevas ideas, proyectos,
sentimientos y pensamientos, entre otras cosas.

Por ello es importante que los expertos del Trabajo Social conozcan desde una
perspectiva psicosocial, los diferentes métodos y técnicas para la gestión en
conflictos sociales, porque son los profesionistas que se encuentran más
cercanamente con los conflictos que enfrenta la sociedad en cualquier nivel.

Objetivos
• Interpretarás los diferentes procedimientos para la gestión, la conciliación,
el arbitraje y la mediación en los conflictos.

Temario
5.1 Procedimientos para la gestión de conflictos sociales
5.1.1 Conciliación
5.1.2 Mediación
5.1.3 Arbitraje

140
5.1 Procedimientos para la gestión de conflictos sociales

5.1.1 Conciliación

Como se mencionó en la unidad II, el conflicto aparece cuando hay diferencias


de pensamientos, sentimientos o proyectos entre los miembros de un grupo.
Estos pueden ser opuestos o divergentes y bastará con que sean percibidos
subjetivamente como dilema o encrucijada (Borisoff, 1989).

Sin embargo, hay que recordar que las diferencias entre las personas que
componen un grupo son las que le dan riqueza. Si se acepta la diversidad nace
la fuerza del conjunto, siempre en un ámbito de respeto y tolerancia. Estos dos
últimos valores son los que hacen la diferencia entre un conflicto que puede
aportar cuestiones positivas o negativas. Por ejemplo, si en una familia existe
una diferencia de opinión entre sus miembros sobre la disciplina de los
adolescentes y, en lugar de tener una plática respetuosa de todas las opiniones
y aportaciones en un ambiente de tolerancia, se tiene un diálogo basado en
insultos y humillaciones, ¿cómo crees que se sientan los miembros del grupo
familiar?, ¿a qué acuerdo crees que lleguen?

Es por ello que las personas o los grupos sociales deben aprender a manejar
de manera adecuada los conflictos. A continuación se presentan cinco pasos
del manejo de un conflicto de forma integral (Borisoff, 1989):

1. Evaluación: Tómese tiempo para calmarse y evaluar la situación.


Reúna la información o documentación apropiada. Valore los puntos
en los que está (o no) dispuesto a ceder. Valore lo que quiere la otra
parte. Determine cuál debe ser, en principio, el comportamiento
apropiado para el manejo del conflicto, respecto a la relación y
respecto al entorno.
2. Aceptación: Oiga lo que la otra parte tenga que decir. Trate de
entender su punto de vista.

141
3. Actitud: Evite el recurrir a estereotipos y prejuicios. Trate de
mantener la objetividad. Manténgase todo lo flexible y abierto que
sea posible.
4. Acción: Controle su vocabulario. Vigile su comunicación no verbal.
Observe cómo se comunica la otra parte, verbal y no verbalmente.
Aténgase a los problemas, no se salga por la tangente. No prometa
nada que no pueda cumplir. No presente los temas de forma “ganar
o perder”. No se salte los problemas a la “torera”. Muéstrese sincero
y digno de confianza. Trate de mantenerse flexible y receptivo.
Utilice el comportamiento adecuado para manejar la situación
conflictiva a que se encuentra y sea capaz de modificar su
comportamiento según se vaya desarrollando la transacción. Oiga,
repita y confirme la información.
5. Análisis: Asegúrese de que se han planteado y considerado los
intereses de todas las partes. Resuma y aclare las decisiones.
Revise los procedimientos para llevar a la práctica cualquier cambio.

5.1.2 Mediación

En ciertas situaciones, las personas no son capaces de manejar sus propios


conflictos. En tales casos resulta indicado recomendar la intervención de una
persona ajena capacitada para negociar o solucionar problemas.

La mediación es, fundamentalmente el arte de la persuasión; se trata de


persuadir a las personas o grupos que se ven envueltos en un conflicto de que
pongan fin a sus diferencias. La mediación forma parte de nuestra vida diaria.
Hay casos en que nosotros mismos actuamos como mediadores; en otros,
necesitamos la ayuda de alguien para zanjar nuestras diferencias. Algunos
ejemplos de personas que necesitan mediadores o se convierten en tales,
pueden ser el del jefe de un departamento a quien se pide que ayude a dos
comités a resolver sus diferencias sobre la forma en que se asigna su
presupuesto anual; el del consejero matrimonial contratado para ayudar a que
una pareja aprenda a comunicarse sus necesidades, o el del padre a quien se

142
pide que resuelva la discusión suscitada entre sus hijos sobre el programa de
televisión que van a ver.

Dado que la mediación no suele obligar a las partes, corresponde al mediador


garantizar a ambas partes que se ocuparán de todas sus preocupaciones de
forma justa y abierta.

Un buen mediador debe, además, demostrar las siguientes características y


habilidades (Borisoff, 1989):

1. Establecer y mantener su credibilidad.


2. Mostrar neutralidad frente a ambas partes.
3. Lograr un contacto y una comunicación eficaces entre las partes.
4. Ayudar a ambas partes a definir, analizar y comprender los hechos.
5. Atender a cualquier señal que indique la posibilidad de un acuerdo.
6. Transmitir con exactitud la información entre los oponentes.
7. Tratar de mantener abiertos los canales de comunicación entre las
partes.
8. Mantener la mayor discreción sobre lo que se dice y la forma en que
se comunica.

5.1.3 Arbitraje

En aquellos casos en que las personas o los grupos no son capaces de


resolver sus diferencias por medio de una negociación, pueden decidir la
intervención de un tercero que oiga sus posiciones y decida cuál es la mejor.

Ambas partes deben acordar que tal decisión será vinculante.

Al igual que la mediación, que puede darse tanto en el plano más sencillo como
en el más complejo de la vida diaria, el arbitraje está en nuestro entorno: los
niños pueden acudir a sus padres para que resuelvan sus desavenencias, los
abogados pueden llevar a los tribunales los casos de sus clientes, o el personal

143
y la dirección de una empresa pueden recurrir a un arbitro para resolver una
disputa contractual.

Someter un caso a un árbitro exige que las partes presenten pruebas para sus
alegatos. El modelo argumental de Toulmin (citado en Borisoff, 1989) ofrece un
marco epistemológico para justificar una postura. Aunque Brockriede y
Ehninger (citado en Borisoff, 1989) ofrecen una interpretación, análisis y
aplicación exhaustivos del modelo de Toulmin, las fases que éste atribuye a
cualquier argumento justificatorio se pueden resumir como un proceso
constituido por tres pasos básicos (Borisoff, 1989):
1. Datos: pruebas presentadas en la disputa. Los hechos, opiniones,
ejemplos, datos estadísticos y testimonios, son ejemplos de pruebas
aducidas en esta fase.
2. Demanda: conclusión que se pretende.
3. Justificación: lo que permite saltar mentalmente de los datos a la
demanda.

Los pasos básicos antes citados suelen ser suficientes para sustentar una
posición. Sin embargo, hay otros tres pasos secundarios en el modelo de
Toulmin que pueden ser necesarios para suscitar la demanda:

1. Respaldo: apoyo adicional de la justificación.


2. Refutación: reconocimiento de condiciones que pueden contradecir o
restringir la demanda.
3. Calificador: indicación del grado de fuerza de una pretensión,
caracterizado por expresiones como: “probablemente”, “posiblemente”.

Resumen

1 El conflicto aparece cuando hay diferencias de pensamientos, sentimientos


o proyectos entre los miembros de un grupo; estos pueden ser opuestos o
divergentes, y bastará con que sean percibidos subjetivamente como dilema
o encrucijada. Sin embargo, las diferencias entre las personas que

144
componen un grupo son las que le dan riqueza, y si se aceptan con respeto
y tolerancia nace la fuerza del conjunto. Es por ello que las personas o los
grupos sociales deben aprender a manejar de manera adecuada los
conflictos. Se observan cinco pasos en el manejo de un conflicto de forma
integral: evaluación, aceptación, actitud, acción y análisis.

2 En ciertas situaciones las personas no son capaces de manejar sus propios


conflictos, por lo que resulta indicada la intervención de una persona ajena
capacitada para negociar o solucionar problemas. La mediación es,
fundamentalmente, el arte de la persuasión y forma parte de nuestra vida
diaria. Dado que la mediación no suele obligar a las partes, corresponde al
mediador garantizar a ambas partes que se ocupará de todas sus
preocupaciones de forma justa y abierta.

3 En aquellos casos en que las personas o los grupos no son capaces de


resolver sus diferencias por medio de una negociación, pueden decidir la
intervención de un tercero que oiga sus posiciones y decida cuál es la
mejor. Ambas partes deben acordar que tal decisión será vinculante. El
modelo argumental de Toulmin ofrece un marco epistemológico para
justificar una postura. Aunque Brockriede y Ehninger ofrecen una
interpretación, análisis y aplicación exhaustivos del modelo de Toulmin, las
fases que éste atribuye a cualquier argumento justificatorio se pueden
resumir como un proceso constituido por tres pasos básicos: datos,
demanda y justificación. Sin embargo, hay otros tres pasos secundarios en
el modelo de Toulmin que pueden ser necesarios para suscitar la demanda:
respaldo, refutación y calificador.

145
GLOSARIO

Alienación (social). Se refiere al extrañamiento, separación o ruptura que


sufre un sujeto de su comunidad, sociedad o mundo.

Anomia (social). Según Merton, es la discrepancia entre las metas sociales


comunes y los medios legítimos para alcanzar aquellas metas. Un individuo
que sufre anomia intentará lograr las metas comunes de una sociedad
específica, aunque no las pueda alcanzar legítimamente debido a varias
limitaciones sociales; como resultado ese individuo presentará un
comportamiento desviado para satisfacerse.

Constructo. Es un concepto hipotético; tiene un significado agregado de haber


sido deliberada y conscientemente inventado o adoptado para un especial
propósito científico. En Psicología, por ejemplo, es una característica o rasgo
que no existe como una dimensión del comportamiento pero que debe ser
inferido de evidencia disponible (Kerlinger): la inteligencia, la personalidad, etc.

Cosificación. Sinónimo de reificación.

Dialéctica. Relativo al método de razonamiento, cuestionamiento e


interpretación a través del despliegue de una tesis y su antítesis, resolviendo
las contradicciones a través de la formulación de una síntesis final.

Empático. Relativo a la empatía (el reconocimiento y entendimiento de estados


de la mente, creencias, deseos, y particularmente emociones, de los otros).

Epistemológico. Relativo a la epistemología (del griego episteme -


conocimiento teórico y empírico, científico, en oposición a opinión- y logos –
tratado, palabra, estudio-), rama de la Filosofía que trata sobre la naturaleza,
origen y objetivo del conocimiento.

Espacio hodológico. Se refiere a cómo una persona considera su ambiente,


desde el punto de vista de sus posibilidades de comportarse según ciertas
metas (estructura medio-fin). Este espacio estará más estructurado cuanto más
y mejor sepa la persona qué conductas conducen a qué metas.

Estereotipo. Es la percepción o creencia que se sostiene acerca de los demás;


consiste en un conjunto de características atribuidas a grupos socialmente
definidos. Es una imagen mental muy simplificada acerca de un grupo de gente
que comparte ciertas cualidades características.

Eutanasia. (Del griego eu -bien- y thanatos -muerte-) Es la actuación de darle


una muerte digna a un ser humano para evitarle sufrimientos, generalmente
con el consentimiento del paciente.

Fetichización. (Del francés fétiche; del portugués feitiço; del latín facticius -
artificial, ficticio-). Acción y efecto de convertir en fetiche (un objeto material al
que se le atribuyen poderes mágicos o sobrenaturales, positivos o negativos)
algo.

146
Frontis. Es la fachada o parte delantera de un edificio, mueble u otra cosa.

Gestalt. Es una palabra alemana que significa forma (apariencia de algo,


generalmente lo externo). Sin embargo, principalmente hace referencia al
concepto donde las propiedades de una entidad no pueden descubrirse a partir
de las propiedades totales de sus partes.

Gnósico. Relativo a la gnosis (palabra griega que significa “conocimiento”,


profundo, en oposición a “ignorancia”).

Holístico. Relativo al holismo (palabra griega que significa “todo”). Se utiliza


con referencia a la tendencia en la naturaleza a formar “todos” que son más
que la suma de las partes.

Homeostasis. (Deriva de la palabra griega homeo -igual-, y stasis -posición-).


Se refiere al equilibrio o estabilidad del funcionamiento de un sistema, en
cuanto a sus componentes y el tipo de relaciones que establecen.

Indoctrinamiento. Instruir a alguien en el conocimiento o enseñanzas de una


doctrina; por extensión, inculcarle determinadas ideas o creencias acerca de
cualquier cosa.

Libido. Término introducido por S. Freud que implica una energía “instintiva”
(considerada como sinónimo de energía psicofisiológica) para crear vida. En la
humanidad la manera natural para lograrlo es a través del sexo. Sin embargo,
esta “fuerza” frecuentemente entra en conflicto con las convenciones del
comportamiento civilizado, generando tensión y disturbios (a los que Freud
llamó neurosis).

Primacía (efecto de). Es una polarización cognitiva que resulta de una


desproporcionada saliencia (atención o importancia inmediata; grado con que
algo es evocado) de estímulos u observaciones iniciales. Así, por ejemplo, una
persona que lee una lista larga de palabras, probablemente recordará más
palabras del comienzo de esa lista que de en medio.

Recencia (efecto de). Es una polarización cognitiva que resulta de una


desproporcionada saliencia (atención o importancia inmediata; grado con que
algo es evocado) de estímulos u observaciones finales. Así, por ejemplo, una
persona que lee una lista larga de palabras, probablemente recordará más
palabras del final de esa lista que de en medio.

Reificación (también cosificación). Se refiere a la aprehensión de fenómenos


humanos como si fueran cosas, en términos no humanos (o posiblemente
suprahumanos). Proviene de un recurso literario que consiste en degradar a
seres humanos transformándolos en cosas o mirándolos como si fueran cosas.
Por tanto, quien así lo hace posee un absoluto dominio de ellas a causa de su
pasividad y les priva de cualquier humanidad.

147
Saliencia. Atención o importancia inmediata; también el grado con que algo es
evocado.

Tótem. Es cualquier objeto natural (o sobrenatural), ser o animal, que tiene un


significado simbólico particular para un individuo o grupo, de manera que se
asocian fenómenos, energía y sentimientos vitales con ese objeto.

148
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

Unidades 1 y 2

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comunicación, Editorial Díaz de Santos, Madrid.
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diagnóstico, Odontológica Venezolana, Agosto Vol. 39 No.2, Facultad de
Odontología, Universidad Central de Venezuela.
• Clinard, M. (1967). Anomia y conducta desviada, Editorial Paidós, Buenos
Aires.
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Humanitas, Buenos Aires.
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Hill, Madrid.
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Biblioteca de Psicología, Editorial Herder, Barcelona.

Unidad 3

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México
• Berger, P. & Luckmann, T. (1976). La construcción social de la realidad,
Editorial Amorrortu, Buenos Aires.

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154
Universidad Nacional Autónoma de México

Dr. Juan Ramón de la Fuente


Rector

Lic. Enrique del Val Blanco


Secretario General

Mtro. Daniel Barrera Pérez


Secretario Administrativo

Dra. Rosaura Ruiz Gutiérrez


Secretaria de Desarrollo Institucional

Mtro. José Antonio Vela Capdevila


Secretario de Servicios a la Comunidad Universitaria

Mtro. Jorge Islas López


Abogado General

Escuela Nacional de Trabajo Social


Mtro. Carlos Arteaga Basurto
Director

Dr. Guillermo Campos y Covarrubias


Secretario General

Mtro. Salvador Alvarado Garibaldi


Secretario Académico

Mtra. Laura Ortega García


Jefa de la División de Estudios Profesionales

Mtro. Jorge Hernández Valdes


Jefe de la División de Estudios de Posgrado

Mtra. Juana Leticia Cano Soriano


Secretaria de Apoyo y Desarrollo Escolar

Mtra. Margarita Pérez Durán


Coordinadora del Sistema Universidad Abierta y
Educación a Distancia

Psicología Social
1° Impresión Agosto 2006

Mtra. Margarita Pérez Durán


Coordinadora del Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia

Diseño de portada: David Díaz Vázquez

D.R. 2006, Universidad Nacional Autónoma de México


Circuito Exterior s/n, Ciudad Universitaria
C.P. 04510, Coyoacán, México, D.F.
Escuela Nacional de Trabajo Social
www.trabajosocial.unam.mx
[email protected]
ISBN 000-00-0000-0

Impreso y hecho en México

155

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