SL696 2021

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IVÁN MAURICIO LENIS GÓMEZ

Magistrado ponente

SL696-2021
Radicación n.° 75680
Acta 5

Bogotá, D.C., diez (10) de febrero de dos mil veintiuno


(2021).

La Corte decide el recurso de casación que LUZ


ÁNGELA LÓPEZ CARVAJAL interpuso contra la sentencia
que la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Manizales profirió el 6 de julio de 2016, en el
proceso ordinario que la recurrente promueve contra
INDUSTRIA LICORERA DE CALDAS.

I. ANTECEDENTES

La actora solicitó que se ordene a la accionada


reintegrarla al cargo que desempeñaba al momento de su
despido «en las mismas condiciones en que fueron
reintegrados los otros 9 despedidos», sin solución de
continuidad, junto con el pago de los salarios y las
prestaciones que dejó de percibir, debidamente indexados,

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las cotizaciones al sistema de seguridad social en salud y


pensiones y las costas procesales. En subsidio, solicitó el
reintegro y que se le descuente de lo adeudado lo que
recibió por indemnización por despido injustificado.

En respaldo de sus aspiraciones, relató que laboró


para la demandada como trabajadora oficial, a través de
contrato de trabajo a término indefinido en el cargo de
«Técnico Código 301 Grado 02», desde el 25 de noviembre de
2008 hasta el 15 de mayo de 2013, data en la que fue
despedida injusta y unilateralmente por la demandada.

Expuso que mediante Resolución n.° 0471 de 14 de


mayo de 2013, el gerente de la Industria Licorera de Caldas
despidió a 18 trabajadores más; sin embargo, a 9 de los
empleados desvinculados se les consultó sobre la
revocatoria parcial del citado acto administrativo, quienes
dieron su consentimiento, firmaron el acta correspondiente
y posteriormente por medio de Resolución n.° 0480 de 16 de
mayo de ese mismo año se ordenó su reintegro.

Alegó que tal determinación es discriminatoria en


tanto no protegió el derecho al trabajo de todos los
empleados despedidos, y tampoco tuvo en cuenta que
es madre cabeza de familia, viuda y uno de sus 3 hijos
tiene síndrome de Down y retardo mental moderado,
con una pérdida de la capacidad laboral del 60%.
Asimismo, que como tiene 55 años de edad está
próxima a pensionarse.

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Agregó que el Fondo Rotatorio para Vivienda de la


Industria Licorera le otorgó un crédito para compra de
vivienda por $59.740.000, de los cuales adeuda
$49.927.680, circunstancias que no analizó la demandada
al desvincularla, lo que conllevó la violación de sus
derechos fundamentales «a la estabilidad laboral reforzada
de madres cabezas de familia, persona con limitación física
pre-pensionables».

Adujo que la cláusula 14 de la convención colectiva de


trabajo vigente establece que la empresa solo hará despidos
por justa causa comprobada y, de no hacerlo, deberá pagar
la indemnización según lo previsto en el numeral 2 ibidem;
que según el informe del gerente ante la Asamblea
Departamental, el despido obedeció a la reducción de los
costos de la destilería, lo cual no corresponde con la
realidad, pues la entidad incluso ha incrementado el pago
de horas extras, recargos diurnos y nocturnos para cumplir
los compromisos adquiridos.

Por último, refirió que el 7 de julio de 2014 reclamó a


la empresa lo que pretende en este proceso, no obstante,
mediante Resolución ILC-1287 de 22 de julio siguiente se
negó lo solicitado (f.° 2 a 13).

Al dar respuesta a la demanda, la convocada a juicio


se opuso a las pretensiones. En relación con los hechos en
que se basa, aceptó la relación laboral y sus extremos, el
cargo que desempeñó la demandante, la existencia del
crédito de vivienda, lo estipulado en la cláusula 14

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convencional, la reinstalación de 9 de los trabajadores


desvinculados, la reclamación y su respuesta negativa.
Sobre los demás, manifestó que no le constaban o no eran
ciertos.

Afirmó que en cumplimiento de lo establecido en la


cláusula 14 de la convención colectiva de trabajo vigente, a
través de la Resolución n.° 0549 de 30 de mayo de 2013 le
pagó a la actora $52.188.268 por concepto de
indemnización por despido sin justa causa, de modo que no
es procedente el reintegro deprecado.

Indicó que previamente la demandante interpuso


acción de tutela, pero mediante sentencia de 17 de junio de
2013 el Juez Séptimo Penal del Circuito de Manizales negó
el amparo invocado, decisión que confirmó la Sala Penal del
Tribunal Superior de ese Distrito Judicial.

En su defensa, propuso las excepciones de no


vulneración de derechos fundamentales, sindicales o
laborales, inaplicación de la acción de reintegro y la
genérica (f.° 72 a 84).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

Mediante fallo de 8 de abril de 2016, la Jueza Tercera


Laboral del Circuito de Manizales declaró probadas las
excepciones propuestas por la demandada y, en
consecuencia, la absolvió de las pretensiones incoadas en
su contra, impuso costas a la accionante y concedió el

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grado jurisdiccional de consulta en caso que la decisión no


fuere apelada (f.° 234 a 235 y CD. 2).

Para arribar a esta decisión, la a quo consideró que si


bien estaba acreditado que la actora era madre cabeza de
familia, no se probaron los presupuestos legales
establecidos en el artículo 12 de la Ley 790 de 2002 para
ser beneficiaria del retén social, pues las partes no
afirmaron que la empresa estaba en proceso de
estructuración o liquidación, a fin de aplicar aquella norma.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Por apelación de la demandante, a través de sentencia


de 6 de julio de 2016 la Sala Laboral del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Manizales confirmó la del a quo e
impuso costas a la recurrente (f.º 7 a 9, cuaderno del Tribunal y
CD. 3).

Para los fines que interesan al recurso extraordinario,


el ad quem estableció que en el proceso se acreditó: (i) la
existencia de la relación laboral entre las partes y sus
extremos; (ii) el cargo que desempeñó la demandante como
«Técnico Código 301 Grado 02»; (iii) que fue despedida junto
con 17 compañeros, de los cuales 9 fueron reintegrados
mediante Resolución n.º 0480 de 16 de mayo de 2013 y;
(iv) que la actora radicó una acción de tutela previo al
inicio del presente proceso, en la que no se amparó el
derecho a la igualdad deprecado.

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Así, consideró que el problema jurídico consistía en


determinar: (i) si la accionada transgredió el derecho
fundamental a la igualdad de la demandante al no ordenar
su reintegro mediante la revocatoria parcial de la resolución
que dispuso su desvinculación, en los términos en que lo
hizo respecto a otros compañeros de trabajo, y (ii) si se
acreditaron los presupuestos para ser considerada madre
cabeza de familia y es procedente la protección deprecada.

En cuanto al primer reproche de la actora, el Tribunal


indicó que al revisar el material probatorio allegado al
plenario no se advertía el trato discriminatorio que alegaba
la accionante porque si bien la entidad accionada reintegró
a 9 de sus compañeros de trabajo que al igual que ella
fueron despedidos, lo cierto es que de los documentos de
folios 25 a 33 se evidenciaba que aquellos ocupaban el
cargo de «OPERARIOS 501,02», mientras que la actora se
desempeñaba como «TÉCNICO 301,02». Y afirmó que, en ese
contexto, existía una circunstancia objetiva que explicaba el
trato diferente, de modo que no se transgredió dicho
derecho fundamental.

En relación con la segunda problemática, expuso que


no desconocía la protección constitucional de las madres
trabajadoras cabeza de familia y su derecho a la estabilidad
laboral reforzada, pero precisó que la sola afirmación de tal
condición no exime de demostrar los supuestos de hecho
previstos en la ley. En apoyo, refirió las sentencias CC T-
345-2015 y SU-388-2005 y que esta última que estableció
los elementos constitutivos de dicha calidad, así:

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1) que se tenga a cargo la responsabilidad de hijos menores, o


de otras personas incapacitadas para trabajar; 2) que esa
responsabilidad sea de carácter permanente; 3) que haya
ausencia física y económica por parte de la pareja, situación
que puede ocurrir cuando ésta padece incapacidad física,
sensorial, síquica o mental, o muere, y 4) que haya una
deficiencia sustancial de ayuda de los demás miembros de la
familia, que significa la responsabilidad solitaria de la madre o
padre para sostener el hogar.

Así, explicó que conforme al registro civil de


nacimiento de folio 18 y al certificado de pérdida de la
capacidad laboral de folio 20, la demandante acreditó que
es madre de Luis Felipe López Cuartas, quien tiene una
discapacidad mental del 60% por padecer síndrome de
Down y retardo mental. Asimismo, que carece de ayuda del
progenitor de aquel, pues falleció el 28 de mayo de 2005,
según da cuenta el registro civil de defunción ( f.° 21); sin
embargo, adujo que aquella no demostró el requisito
relativo a la deficiencia de ayuda de los demás miembros de
su familia.

Sobre este punto, el juez plural advirtió que la


demandante tiene en total 3 hijos y que si bien tanto la
demandante como la testigo Nancy Elena Noreña Osorio
afirmaron que uno estaba encarcelado y otro era
estudiante, no existía un medio de convicción que
generara la certeza de tales hechos, de modo que «la
existencia de esos hijos, tampoco permite la protección que
persigue la demandante, pues ambos, o por lo menos uno
de ellos, puede realizar una actividad productiva que

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contribuya al sostenimiento económico familiar». En


fundamento, aludió a la sentencia CC T-090-2006.

Por otra parte, manifestó que la declaración extrajuicio


de la accionante carecía de eficacia al haber sido creada por
ella (f.° 22). Y señaló que la certificación de la Asociación de
Mujeres y Hombres Cabeza de Familia de la Industria
Licorera de Caldas (f.° 24) era un documento declarativo
proveniente de tercero, asimilable a un testimonio y que,
además, era cuestionable por ser abstracto, general y no
tenía explicación sobre las razones del dicho de quien lo
entregó.

Por último, en cuanto a la declaración de Nancy Elena


Noreña Osorio, asentó que aparte de exponer su particular
interpretación de la cláusula de estabilidad estipulada en
la convención colectiva vigente, solo refirió la calidad de
madre cabeza de familia de la accionante bajo el
argumento que esta es integrante de la mencionada
asociación, así como por lo que le contaron sus
compañeros, de modo que era una testigo de oídas en este
punto de la controversia.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

El recurso extraordinario de casación lo interpuso la


demandante, lo concedió el Tribunal y lo admitió la Corte
Suprema de Justicia.

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V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

La recurrente pretende que la Corte case la sentencia


impugnada para que, en sede de instancia, revoque la del a
quo y, en su lugar, acceda a las pretensiones de la
demanda.

Con tal propósito, por la causal primera de casación


formula tres cargos, que fueron objeto de réplica. Por
cuestiones de método y pese a que se dirigen por diferentes
vías de ataque, la Corte los estudiará conjuntamente
porque persiguen el mismo fin y contienen argumentos
complementarios.

VI. CARGO PRIMERO

Por la vía directa, acusa la infracción directa de los


artículos 4.º, 13, 43 y 53 de la Constitución Política y 1.°,
2.° y 22 de la Ley 1232 de 2008.

En el desarrollo del cargo, la censura expone que el ad


quem desconoció que los preceptos constitucionales
prevalecen sobre las normas legales y convencionales y que
al ser madre cabeza de familia y estar en una situación de
debilidad manifiesta al momento del despido es beneficiaria
de la protección especial que brinda el Estado a este grupo
poblacional. En ese orden, explica que el pago de la

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indemnización por despido sin justa causa no exime a la


empleadora del cumplimiento de las prerrogativas
superiores.
Aduce que la estabilidad laboral reforzada de la que
goza tornaba ineficaz el despido, de modo que este solo es
procedente cuando se funda en causas objetivas y
razonables que permitan terminar el vínculo laboral, lo cual
no sucedió en este caso.

Afirma que el reintegro de 9 de sus compañeros de


trabajo hace más notoria la trasgresión constitucional que
reclama.

Por último, indica que el Tribunal erró al establecer los


requisitos necesarios para ser considerada madre cabeza de
familia, pues en lugar de aplicar lo dispuesto en el artículo
1.° de la Ley 1232 de 2008, acudió a lo que dijo la Corte
Constitucional en las sentencias SU-388-2005 y T-345-
2015.

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VII. RÉPLICA

La opositora expone que la sustentación del cargo se


parece a un alegato de conclusión, pues la recurrente no
explicó cómo se dio la infracción de las normas que acusa.

Señala que el Tribunal no advirtió elementos de juicio


que acreditaran que la demandante estaba en alguna de las
hipótesis previstas legalmente para ser considerada objeto
de especial protección constitucional.

VIII. CARGO SEGUNDO

Por la vía directa, acusa la infracción directa de los


artículos 19 del Código Sustantivo del Trabajo y 12 de la
Ley 790 de 2002.

Manifiesta que el Tribunal, en aplicación de lo


previsto en el artículo 19 del Código Sustantivo del
Trabajo, debió acudir a la analogía del artículo 12 de la Ley
790 de 2002, que garantiza la estabilidad laboral reforzada
para las madres cabeza de familia aún cuando la empresa
está en liquidación, de modo que «no puedan ser retiradas
del servicio en el desarrollo del Programa de Renovación de
la Administración Pública».

Señala que el ad quem desconoció precedentes


jurisprudenciales en los que se protege a este grupo
vulnerable, como los plasmados en las sentencias CC C-

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034-1999, C-184-2003, C-964-2003, C-1039-2003, SU-


388-2005 y T-345-2015.

Igualmente, hizo referencia a las decisiones de esta


Sala CSJ SL, 30 ene. 2013, rad. 38272, SL, 30 jul. 2014,
rad. 38288 y SL, 14 oct. 2015, rad. 47601, en las que la
Corporación expuso que «en nuestro país se dan
expresiones singulares de la estabilidad denominada
propia o garantista, al lado de la regla general de
estabilidad impropia, como se patentiza con la carrera
administrativa, el retén social y el caso de los trabajadores
con derecho al reintegro».

IX. RÉPLICA

La opositora manifiesta que al haber ostentado la


demandante la calidad de trabajadora oficial, el Tribunal
no podía aplicar lo estipulado en el artículo 19 del Código
Sustantivo del Trabajo, por expresa prohibición de los
artículos 3.° y 4.° ibidem.

Respecto a la aplicación de la Ley 790 de 2002,


expone que hace referencia a los programas de renovación
de la administración pública y esta no fue la causa que
motivó el despido. Además, aduce que la actora tampoco
acreditó los supuestos de hecho que dicha norma consagra
para ser acreedora del beneficio que reclama.

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X. CARGO TERCERO

Acusa la sentencia impugnada de trasgredir por la vía


indirecta en la modalidad de «falta de aplicación» los
artículos 13 y 43 de la Constitución Nacional, 1.°, 2.° y 22
de la Ley 1382 de 2008, 12 de la Ley 790 de 2002, 167, 244
y 262 del Código General del Proceso y 51 y 145 del Código
Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social.

Refiere que el Tribunal incurrió en los siguientes


errores evidentes de hecho:

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1. No dar por demostrado, estándolo, que el salario que la señora


LUZ ÁNGELA LÓPEZ CARVAJAL percibía como trabajadora de la
demandada, era la base del sustento de su familia.
2. No dar por demostrado, estándolo que LUZ ÁNGELA LÓPEZ
CARVAJAL, al momento de ser despedida tenía la calidad de
mujer cabeza de familia.
3. No dar por probado, estándolo, que la señora LUZ ÁNGELA
LÓPEZ CARVAJAL, como mujer cabeza de familia, gozaba de una
estabilidad laboral reforzada.
4. No dar por probado estándolo, que el Gerente de la INDUSTRIA
LICORERA DE CALDAS, al momento de despedir a la señora LUZ
ÁNGELA LÓPEZ CARVAJAL, estaba obligado a proteger la
estabilidad laboral reforzada de dicha trabajadora.
5. No dar por demostrado, estándolo, que la señora LUZ ÁNGELA
LÓPEZ CARVAJAL, fue despedida en un acto ineficaz del Gerente
de una Empresa Industrial y Comercial del Estado.

Refiere como pruebas valoradas erradamente:

a. Registro Civil de Defunción del señor LUIS EDILSON


CUARTAS BETANCOURT, folio 21.
b. Registro Civil de Nacimiento de LUIS FELIPE CUARTAS
LÓPEZ, folio18.
c. Certificación Calificación de Pérdida de Capacidad Laboral
del señor LUIS FELIPE CUARTAS LÓPEZ, folios 19 y 20.
d. Declaración juramentada extrajuicio N. 962 rendida por LUZ
ÁNGELA LÓPEZ CARVAJAL, ante el Notario Cuarto de
Manizales, folio 22.
e. Certificado expedido por la Representante Legal de la
ASOCIACIÓN DE MUJERES Y HOMBRES CABEZA DE
FAMILIA DE LA INDUSTRIA LICORERA DE CALDAS, folio 24.

Indica como prueba no apreciada la copia auténtica de la


Ordenanza 742 de 21 de agosto de 2014, que profirió la
Asamblea del Departamento de Caldas (f.º 184 a 192).

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En el desarrollo del cargo, expone que si el Tribunal


hubiera apreciado adecuadamente el registro civil de
defunción de su cónyuge, el de nacimiento de su hijo y su
certificado de pérdida de la capacidad laboral, habría
notado que es viuda desde el año 2005 y que es una mujer
cabeza de familia.

Afirma que el juez de segundo grado se equivocó al


restarle valor probatorio al certificado que emitió la
Asociación de Mujeres y Hombres Cabeza de Familia de la
Industria Licorera de Caldas por considerarlo un
testimonio, pues desconoció que el artículo 262 del Código
General del Proceso establece que «los documentos privados
de contenido declarativo emanados de terceros se apreciarán
por el juez sin necesidad de ratificar su contenido», y que
dicho documento no fue desvirtuado por otro medio de
convicción.

Indica que la declaración que rindió ante notario fue bajo


la gravedad de juramento, del cual se advierte que es madre
de 3 hijos que dependen exclusivamente de ella, pues no
trabajan ni reciben renta alguna.

Por último, refiere que el Tribunal no apreció la


Ordenanza referida, la cual da cuenta de la irregularidad
que cometió el gerente de la empresa demandada al
despedirla, pese a ser el funcionario encargado de proteger
su estabilidad laboral reforzada.

XI. RÉPLICA

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La opositora señala que la recurrente no precisó con


exactitud cuáles fueron los documentos dejados de apreciar
y, de los que relacionó, si bien indica que fueron valorados
por el ad quem, les da un alcance diferente a lo que
acreditan.

Asevera que la declaración juramentada que rindió la


accionante ante notario y la ordenanza n.° 742 de agosto de
2014 de la Asamblea Departamental de Caldas no son
pruebas calificadas en casación, pues de la primera no se
extrae una confesión judicial y la segunda no es una norma
de carácter nacional sino regional.

XII. CONSIDERACIONES

Sea lo primero señalar que no le asiste razón a la


opositora en cuanto indica que la censura no precisó con
exactitud cuáles fueron los documentos dejados de
apreciar, pues ello está explícita y claramente referido en el
cargo tercero.

Asimismo, que del análisis conjunto de los cargos la


Corte entiende que la recurrente plantea varios problemas
jurídicos, así: (i) que el Tribunal vulneró su derecho a la
igualdad al disponer el reintegro de 9 trabajadores, pese a
que tenía la calidad de madre cabeza de familia; (ii) no
aplicó las normas que regulan este asunto y consagran la
consecuencia jurídica de reintegro que reclama, estas son,
las Leyes 1232 de 2008 y 790 de 2002, última norma que

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le brindaba la posibilidad de beneficiarse del retén social;


y, (iii) en todo caso, erró al establecer los requisitos
necesarios para tener dicha calidad, pues las pruebas
acusadas indicaban que era madre cabeza de familia. Y ese
será el alcance que la Sala le dará a la acusación.

Ahora, sobre el primer punto debe señalarse de


entrada que la censura desconoce que el Tribunal descartó
la violación del derecho a la igualdad al advertir causas
objetivas y razonables para no ordenar su reintegro. En
efecto, el ad quem arribó a la anterior conclusión luego de
revisar las documentales visibles a folios 25 a 33 del
expediente, de las que evidenció que a quienes se les
solicitó el consentimiento para la revocatoria de la
Resolución 0471 del 14 de mayo de 2013 «ocupaban todos
un cargo diferente al de la demandante», esto es, el de
«OPERARIOS 501,02», mientras que aquella se
desempeñaba como «TÉCNICO 301,02», lo cual estimó
como una circunstancia objetiva que a su juicio «puede
explicar un trato también diferente, en el que no hay
transgresión al derecho constitucional fundamental de
igualdad».

Tales premisas no fueron atacadas en la acusación,


de modo que deben mantenerse incólumes debido a la
doble presunción de acierto y legalidad con la que está
protegida la sentencia impugnada en casación, conforme lo
ha expuesto reiteradamente la Sala (CSJ SL1452-2018).

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Claro lo anterior, en sede casacional no es objeto de


controversia que: (i) la actora laboró para la Industria
Licorera de Caldas desde el 25 de noviembre de 2008
hasta el 15 de mayo de 2013; (ii) se desempeñó como
«Técnico Código 301 Grado 02»; (iii) mediante Resolución n.°
0471 de 14 de mayo de 2013, ella y 17 compañeros más
fueron despedidos unilateralmente por la demandada, acto
notificado a la actora al día siguiente y revocado
parcialmente por la Resolución n.º 0480 de 16 de mayo de
igual año, para reintegrar a algunos trabajadores que
ejercían el cargo de «OPERARIOS 501,02»; (iv) recibió el
pago de una indemnización por despido sin justa causa
conforme lo establecido en la cláusula 14 de la convención
colectiva de trabajo vigente para la época, y (v) es viuda y
madre de tres hijos, de los cuales uno padece de síndrome
de Down, con una pérdida de la capacidad laboral del
60%.

Así, le corresponde a la Sala resolver si el Tribunal


incurrió en un desatino al no aplicar las normas que
denuncia la recurrente y concluir que esta no acreditó su
calidad de madre cabeza de familia a efectos de obtener la
protección que reclama en virtud del retén social.

Al respecto, la Corte advierte inicialmente que el


Tribunal no ignoró que si una persona era madre cabeza
de familia el despido debía fundarse en razones objetivas y
razonables que permitan quebrantar el vínculo laboral,
como tampoco afirmó que el pago de la indemnización por
despido sin justa causa exime al empleador del

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cumplimiento de las prerrogativas superiores. Por el


contrario, el Colegiado de instancia en este caso no
evidenció precisamente el supuesto fáctico que activa la
protección especial que se reclama, y que es objeto de
controversia, esto es, la condición de madre cabeza de
familia de la demandante, en tanto consideró que no
acreditó todos los presupuestos exigidos
jurisprudencialmente para el efecto.

Para ello, si bien no mencionó expresamente la


aplicación del artículo 1.° de la Ley 1232 de 2008, que
modificó el 2.º de la Ley 82 de 1993, no puede pasarse por
alto que fundó la precisión de los presupuestos materiales
para tener la calidad de madre o mujer cabeza de familia
en las sentencias CC SU-388-2005 y CC T-345-2015. Lo
anterior es relevante pues precisamente en esta última
providencia, la Corte Constitucional al resolver si una
persona tenía aquella calidad, refirió la aplicación del
artículo 1.º de la Ley 1232 de 2008 y reiteró lo adoctrinado
en la primera decisión, así:

(...) La Carta dispuso en su artículo 43 que “(…) El Estado


apoyará de manera especial a la mujer cabeza de familia (…)”;
amparo que se debe brindar aún si aquella no es madre de los
demás miembros del núcleo familiar que dependen de ella, ya
sean abuelos, padres, o hermanos.

En este sentido, el inciso segundo del artículo 2º de La ley 82 de


1993, Por la cual se expiden normas para apoyar de manera
especial a la mujer cabeza de familia, modificado por el artículo
1º de la Ley 1232 de 2008, establece que “(…) es Mujer Cabeza
de familia, quien (…) ejerce la jefatura del hogar y tiene bajo su
cargo, afectiva, económica o socialmente, en forma permanente,
hijos menores propios u otras personas incapaces o
incapacitadas para trabajar (…)”.

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(...) no toda mujer, por el hecho de serlo, ostenta la calidad de


madre cabeza de familia, pues para tener tal condición es
necesario que:

“(i) que se tenga a cargo la responsabilidad de hijos menores o


de otras personas incapacitadas para trabajar; (ii) que esa
responsabilidad sea de carácter permanente; (iii) no sólo la
ausencia permanente o abandono del hogar por parte de la
pareja, sino que aquélla se sustraiga del cumplimiento de sus
obligaciones como padre; (iv) o bien que la pareja no asuma la
responsabilidad que le corresponde y ello obedezca a un motivo
verdaderamente poderoso como la incapacidad física, sensorial,
síquica o mental ó, como es obvio, la muerte; (v) por último, que
haya una deficiencia sustancial de ayuda de los demás
miembros de la familia, lo cual significa la responsabilidad
solitaria de la madre para sostener el hogar” (subraya la Sala).

En ese contexto, es evidente que el ad quem al


apoyarse en las consideraciones jurídicas de la
jurisprudencia que citó, tuvo en cuenta el artículo 1.º de la
Ley 1232 de 2008, solo que no le hizo producir los efectos
jurídicos contemplados en favor de las madres o mujeres
cabeza de familia, dado que al revisar el material probatorio
allegado al plenario advirtió que la actora no acreditó el
cumplimiento de los supuestos de hecho previstos en dicha
disposición, particularmente «el requisito relativo a la
deficiencia de ayuda de los demás miembros de su familia».

Sin embargo, la censura acierta al indicar que al


establecer o definir los presupuestos legales para ser madre
cabeza de familia, entre ellos el mencionado, el Tribunal
cometió una evidente transgresión legal, tal y como pasa a
explicarse.

Pues bien, el artículo en comento es del siguiente


tenor:

Artículo 1°. El artículo 2° de la Ley 82 de 1993 quedará así:

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Artículo 2°. Jefatura femenina de hogar. Para los efectos de la


presente ley, la Jefatura Femenina de Hogar, es una categoría
social de los hogares, derivada de los cambios
sociodemográficos, económicos, culturales y de las relaciones de
género que se han producido en la estructura familiar, en las
subjetividades, representaciones e identidades de las mujeres
que redefinen su posición y condición en los procesos de
reproducción y producción social, que es objeto de políticas
públicas en las que participan instituciones estatales, privadas y
sectores de la sociedad civil.

En concordancia con lo anterior, es Mujer Cabeza de Familia,


quien siendo soltera o casada, ejerce la jefatura femenina de
hogar y tiene bajo su cargo, afectiva, económica o socialmente,
en forma permanente, hijos menores propios u otras personas
incapaces o incapacitadas para trabajar, ya sea por ausencia
permanente o incapacidad física, sensorial, síquica o moral del
cónyuge o compañero permanente o deficiencia sustancial de
ayuda de los demás miembros del núcleo familiar.

Parágrafo. La condición de Mujer Cabeza de Familia y la


cesación de la misma, desde el momento en que ocurra el
respectivo evento, deberá ser declarada ante notario por cada
una de ellas, expresando las circunstancias básicas del
respectivo caso y sin que por este concepto se causen
emolumentos notariales a su cargo (subraya de la Sala).

Conforme el texto de esta norma, se extrae que una


persona es considerada mujer cabeza de familia cuando
tiene a cargo la jefatura femenina del hogar y acredita los
siguientes presupuestos: (i) ser responsable en el plano
afectivo, económico o social de hijos menores propios o de
otras personas incapaces o incapacitadas para trabajar; (ii)
que esa responsabilidad sea de carácter permanente y no
transitoria; (iii) y lo anterior obedezca a la falta de respaldo
del cónyuge o compañero (a) permanente, bien sea por su
ausencia permanente (abandono o muerte) o porque tenga una
incapacidad física, sensorial, síquica o moral, o (iv) exista
una deficiencia sustancial de ayuda de los demás miembros

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Radicación n.° 75680

del grupo familiar, lo cual implica una responsabilidad


solitaria de la mujer en el hogar.

Sobre el alcance y sentido de estos requisitos, es


oportuno destacar lo adoctrinado por esta Corporación en
las sentencias CSJ SL1496-2014 y CSJ SL19561-2017, que
si bien resolvieron asuntos en los que se involucraba la
liquidación de una entidad pública en el marco del proceso
de renovación de la administración pública ( PRAP),
consignan referentes conceptuales aplicables a este asunto.

En efecto, en la primera decisión la Sala precisó que la


protección contemplada en el artículo 12 de la Ley 790 de
2002 para las madres cabeza de familia sin alternativa
económica, debía extenderse a la mujer cabeza de familia
que tuviese a su cargo exclusivo, si bien no hijos menores,
sí «otros integrantes incapacitados para trabajar», pues son
personas a quienes el Estado les debe una especial
protección según los artículos 43 y 47 de la Constitución
Nacional, y porque así lo preveía el artículo 2.º de la Ley 82
de 1993 y hoy lo establece expresamente el artículo 1.º de la
Ley 1232 de 2008, que lo modificó.

Nótese entonces que de dicha protección legal no goza


únicamente la madre con hijos menores o en situaciones de
invalidez o discapacidad, sino toda mujer que demuestre
que la responsabilidad económica, social o afectiva de su
núcleo familiar más cercano está a su cargo exclusivo, ya
sea porque su cónyuge o compañero permanente esté
permanentemente ausente o en una situación de
discapacidad o invalidez, debidamente comprobada y que al

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Radicación n.° 75680

momento del despido le impedía aportar en el hogar, o bien


exista una deficiencia sustancial de ayuda de los demás
miembros de la familia.

Lo anterior implica entender que el hecho que una


mujer, además de un hijo con situación de discapacidad,
tenga otros descendientes a su cargo, pero que se presumen
legalmente capaces de ser titulares de derechos y
obligaciones y disponer de los mismos al ser mayores de 18
años, no anula la posibilidad de tener la calidad de madre
cabeza de familia si se acredita la ausencia o imposibilidad
de contribución sustancial al hogar por parte de tales
miembros de la familia.

Tal criterio ha sido defendido por la jurisprudencia en


varias oportunidades, entre otras en decisiones CC T-283-
2006, T-835-2012 y T-420-2017. En esta última
providencia la Corte Constitucional señaló que «una mujer
no deja de ser madre cabeza de familia por el hecho de que
las personas a su cargo cumplan la mayoría de edad», dado
que puede acreditarse que están estudiando o alguna otra
situación que les imposibilita trabajar.

Además, la Sala considera que el análisis de los


requisitos legales para acreditar la calidad de mujer o
madre cabeza de familia, no debe desatender el contexto
social, económico y familiar en el que se desarrolla la
jefatura femenina del hogar. En efecto, la imposición del
requisito de deficiencia sustancial de ayuda del cónyuge o
compañero permanente y demás miembros de la familia, no
puede interpretarse bajo una perspectiva que reproduzca

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Radicación n.° 75680

estereotipos sociales sobre los roles de género que


históricamente han estado involucrados en las relaciones
intrafamiliares y considerados como válidos en grave
menoscabo de un grupo poblacional determinado ( CSJ
Sl3772-2019), como el considerable número de madres
cabeza de familia que la jurisprudencia ha reconocido como
una consecuencia de tales construcciones teóricas erróneas
(CC C-184-2003).

En esa dirección, es importante aclarar que el sentido


de la protección especial de la ley no deriva únicamente de
la carga económica que la mujer debe asumir en el interior
de su hogar, sino que trasciende a las situaciones
emocionales, afectivas, culturales y sociales que implica el
solo hecho de regentar un hogar con personas en
situaciones de discapacidad o invalidez.

Además, téngase en cuenta que la Ley 1232 de 2008


es expresa en promover el fortalecimiento de los derechos
económicos sociales y culturales de las mujeres cabeza de
familia, con el fin de procurarle condiciones de vida dignas
y efectiva participación social, tales como tener acceso «a
trabajos dignos y estables» (artículo 3.º).

Pues bien, en línea con lo expuesto, nótese que la


norma hace referencia a una deficiencia sustancial de
ayuda a fin de establecer dicha calidad. Así, tal expresión
normativa implica entender que aún existiendo prueba de
alguna contribución de tipo económico o laboral de los hijos
mayores que integran un núcleo familiar en el que

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Radicación n.° 75680

únicamente la mujer asume la jefatura del hogar, si el


aporte no es sustancial y las condiciones materiales del
caso permiten establecer con certeza que la ausencia del
salario de la mujer trabajadora comprometería el mínimo
vital de los sujetos a su cargo, así como sus condiciones
existenciales en el plano afectivo y social, deberá concluirse
que es el sustento exclusivo del hogar y por tanto será
imperativo impartir la protección constitucional (CC T-316-
2013).

En ese sentido, el Tribunal no podía válidamente


asumir que la existencia de hijos mayores presupone que
estos indefectiblemente realizarán «una actividad productiva
que contribuya al sostenimiento económico familiar», pues
esta aseveración carece de prueba en el sub lite.

Así, el ad quem pasó por alto las dificultades que una


madre cabeza de familia tiene para acceder a un empleo
formal y estable, de modo que antes que sugerir
alternativas económicas sin soporte en el material
probatorio allegado al plenario, debió darle prevalencia a la
importancia que el salario de la accionante tenía en el seno
de su núcleo familiar, la carga económica, afectiva y social
que debía sobrellevar al tener tres hijos a cargo y uno de
ellos en condición de discapacidad, y que tal
responsabilidad pesaba en ella de forma exclusiva pues su
esposo falleció y, como se explicará a continuación, en el
proceso no había medios de convicción que informara lo
contrario.

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Radicación n.° 75680

Sobre este particular, la Sala comienza por destacar


que para acreditar la condición de madre cabeza de familia
la ley no contempla formalidad jurídica alguna, de modo
que es necesario auscultar en las condiciones materiales de
cada caso concreto y para ello, como por regla general
ocurre en el proceso laboral, existe libertad probatoria
(artículos 60 y 61 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad
Social) y deben aplicarse las reglas generales de distribución

de las cargas de prueba (artículo 167 del Código General del


Proceso).

Asimismo, que la jurisprudencia constitucional


también ha señalado que en el marco de la protección de
estabilidad laboral reforzada de las mujeres y madres
cabeza de familia, no es dable imponerles cargas
desproporcionadas para probar su condición ( CC T-084-
2018).

Precisamente, en relación con este punto la Corte ha


tenido el debido cuidado de no exigir cargas
desproporcionadas. Así, respecto de la demostración del
requisito de deficiencia sustancial de ayuda de los demás
miembros de la familia, que en este caso extrañó el
Tribunal, en la mencionada sentencia CSJ SL1496-2014 la
Corte adoctrinó que si quien alega la referida calidad de
madre cabeza de familia plantea la negación indefinida
relativa a que ninguno de los miembros de su núcleo
familiar le brinda ayuda, o bien afirma que es la proveedora
única de la familia, en tales casos no se requiere prueba y
por tal razón la carga de acreditar lo contrario se traslada a

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Radicación n.° 75680

la contraparte, conforme el artículo 177 del Código de


Procedimiento Civil, regla probatoria que hoy está
contemplada en el artículo 167 del Código General del
Proceso, vigente en este asunto. Así lo explicó la
Corporación:

De esa incapacidad para trabajar, por otro lado, se derivaba la


dependencia económica para con su esposa, que extrañó el
Tribunal y que fue definitiva en su decisión. En este punto, se
debe resaltar que en el proceso se encontraba plenamente
demostrado que la demandante conformaba un núcleo familiar
con su cónyuge Jorge Mosquera Sánchez y que, por el estado de
salud de éste último, ella fungía como única proveedora de los
recursos económicos necesarios para atender su congrua
subsistencia, que, a su vez, provenían de su trabajo en la
Empresa Nacional de Telecomunicaciones - Telecom -.

Tampoco se tiene noticia de alguna otra fuente de ingreso, que


permitiera pensar en que la demandante no era la proveedora
única de la familia, además de que la prueba de dicho supuesto
no le correspondía a la parte actora, al constituir una negación
indefinida planteada desde la misma solicitud ante la entidad
demandada (fl. 170).

Así las cosas, desconocer ese estado de dependencia, como lo


hizo el Tribunal, además de darle la espalda a la realidad del
proceso, implicaba elucubraciones y suposiciones que no
encontraban respaldo probatorio alguno y que desconocían
impúdicamente las consecuencias de una enfermedad
degenerativa grave.

(…) para la Corte el concepto de «madre cabeza de familia» debe


integrarse armónicamente con el de «mujer cabeza de familia», a
la que el Estado le debe una especial protección, según el artículo
43 de la Constitución Política, y que se encuentra desarrollado en
el artículo 2 de la Ley 82 de 1993, según el cual:

Así las cosas, madre cabeza de familia no sólo es la mujer con


hijos menores o inválidos, sino también aquella que tiene a su
cargo exclusivo la responsabilidad económica del hogar, por la
incapacidad para trabajar de los demás miembros, debidamente
comprobada.

Esta interpretación es la que resulta conforme con los postulados


de la Constitución Política, pues preserva el especial interés del
Estado de proteger a los núcleos familiares que dependen de un
único ingreso, a través de acciones afirmativas, a la vez que no
desfigura las reglas y objetivos de las normas que regulan en

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Radicación n.° 75680

retén social. Así lo ha entendido, por otra parte, la Corte


Constitucional, que en su reiterada jurisprudencia sobre tal
figura y sus alcances frente a las madres cabeza de familia ha
dicho:

La Corte advierte que no toda mujer puede ser considerada como


madre cabeza de familia por el sólo hecho de que esté a su cargo
la dirección del hogar. En efecto, para tener dicha condición es
presupuesto indispensable (i) que se tenga a cargo la
responsabilidad de hijos menores o de otras personas
incapacitadas para trabajar; (ii) que esa responsabilidad sea de
carácter permanente; (iii) no sólo la ausencia permanente o
abandono del hogar por parte de la pareja, sino que aquélla se
sustraiga del cumplimiento de sus obligaciones como padre; (iv) o
bien que la pareja no asuma la responsabilidad que le
corresponde y ello obedezca a un motivo verdaderamente
poderoso como la incapacidad física, sensorial, síquica o mental
ó, como es obvio, la muerte; (v) por último, que haya una
deficiencia sustancial de ayuda de los demás miembros de la
familia, lo cual significa la responsabilidad solitaria de la madre
para sostener el hogar. (negrillas fuera de texto). Sentencia SU
388 de 2005.

Tras lo anterior, se repite, la interpretación que más se amolda a


los principios de la Constitución y a la intención del Estado de
brindar estabilidad y protección a los grupos tradicionalmente
marginados o en condiciones de debilidad manifiesta, es aquella
por virtud de la cual la «madre cabeza de familia» es la que tiene
a su exclusivo cargo la responsabilidad de su núcleo familiar
más cercano, por la existencia de hijos menores u «otros
integrantes incapacitados para trabajar».

En el presente asunto, como ya se dijo, el núcleo familiar más


cercano de la demandante estaba conformado, cuando menos,
con su cónyuge, pues nunca se demostró que tuviera hijos
menores o inválidos que dependieran exclusivamente de ella. A
su vez, su cónyuge, señor Jorge Mosquera Sánchez, estaba
totalmente inhabilitado para trabajar, por sus delicadas
condiciones de salud, por lo que no podía participar en el
sostenimiento económico del hogar.

No existen pruebas de que confluyera alguna otra fuente de


ingreso, que permitiera pensar en que la demandante no era la
proveedora económica universal de la familia, además de que,
como ya se dijo, la prueba de dicho supuesto no le correspondía
(subraya la Sala).

Lo anterior se justifica en tanto sería una carga


desproporcionada exigirle a la mujer cabeza de familia la

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Radicación n.° 75680

prueba de un hecho imposible de acreditar, como demostrar


que no recibe ayuda de los miembros de la familia a fin de
respaldar la afirmación según la cual su salario es el único
sustento de su familia. Téngase en cuenta que si bien el
principio de la carga de la prueba le exige a las partes
acreditar los hechos que alegan y constituyen fundamento
de sus pretensiones, ello es siempre que estén en la
posibilidad de hacerlo, regla que estaba implícita en el
artículo 177 del Código de Procedimiento Civil y fue
reiterada en el hoy vigente artículo 167 del Código General
del Proceso (CSJ SC, 30 ene. 2001, rad. 5507). Justamente en
esta decisión la Sala de Casación Civil señaló:

(...) en torno a ese panorama axiológico debe operar el principio


de la carga de la prueba (artículo 177 del Código de
Procedimiento Civil), visto con un sentido dinámico, socializante y
moralizador, esto es, distribuyéndola entre las partes para
demandar de cada una la prueba de los hechos que están en
posibilidad de demostrar y constituyen fundamento de sus
alegaciones, pues éste es el principio implícito en la norma
cuando exonera de prueba las afirmaciones o negaciones
indefinidas, precisamente por la dificultad de concretarlas en el
tiempo o en el espacio, y por ende de probarlas (...).

En la anterior perspectiva, es evidente que el Tribunal


no le brindó un correcto entendimiento a los requisitos
establecidos para ser madre o mujer cabeza de familia, pues
no se advierte alguna razón jurídica valedera que permita
fundamentar su tesis conforme a la cual, de la exigencia
relativa a que exista una deficiencia sustancial de ayuda de
los demás miembros de la familia, deba asumirse que si la
mujer o madre cabeza de familia tiene hijos que no son
menores o no están en situación de discapacidad, estos o

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Radicación n.° 75680

por lo menos uno de ellos, podrán «realizar una actividad


productiva que contribuya al sostenimiento económico
familiar».

Como se explicó, tal presunción no la estipula la ley,


de modo que la falta de ayuda o efectiva y sustancial
contribución por parte de los demás miembros de la familia
debe estar plenamente acreditada para que se desestime la
protección legal, respecto de lo cual adviértase que el
Tribunal no mencionó algún elemento de juicio que lo
condujera a tal premisa. Además, se reitera, ante la
afirmación indefinida de la demandante según la cual su
salario es la única base del sustento de su familia, era la
demandada la que tenía la carga de probar lo contrario en
los términos del artículo 167 del Código General del
Proceso.

En el anterior contexto, es importante resaltar que las


pruebas denunciadas por la censura demuestran que la
accionante tenía un hijo en situación de discapacidad y su
cónyuge y padre de aquel, Luis Edilson Cuartas Betancourt,
falleció, hechos de los que dan cuenta el certificado de
calificación de pérdida de capacidad laboral emitido por
Coomeva EPS (f.º 20) y el registro civil de defunción allegado
al plenario (f.º 21), y por demás son supuestos indiscutidos
en casación.

De tales enunciados fácticos se infiere que la


accionante: (i) tenía la responsabilidad económica de su hijo
en situación de discapacidad; (ii) la cual era de carácter
permanente y solitaria, pues su esposo falleció y, (iii) si bien

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Radicación n.° 75680

aquella tiene dos hijos más, en el plenario no se tiene


información de alguna otra fuente de ingreso que permitiera
pensar que el salario de la actora, contrario a lo que afirmó
en la demanda inicial (f.º 2 a 13) y lo reiteró en el tercer cargo
(error de hecho 1), no era «la base del sustento de la familia»,
lo que en todo caso era un supuesto que no le correspondía
probar al constituir una afirmación indefinida, conforme se
explicó.

En ese sentido, el Colegiado de instancia también


cometió los errores fácticos que se le endilga en el tercer
cargo, dado que de las referidas pruebas era dable advertir,
con carácter ostensible, la calidad de mujer y madre cabeza
de familia de la actora.

De modo que este punto de la acusación prospera, sin


que sea necesario abordar las demás pruebas acusadas.

Por otra parte, en cuanto a la pertinencia en este


asunto del artículo 12 de la Ley 790 de 2002, es oportuno
indicar que a través de esta última normativa se expidieron
disposiciones «para adelantar el programa de renovación de
la administración pública y se otorgan unas facultades
extraordinarias al Presidente de la República».

Sobre esta regulación, la jurisprudencia ha establecido


que su promulgación obedeció a la necesidad del Estado de
realizar ajustes institucionales en la rama ejecutiva del
orden nacional y a la valoración que al respecto hiciera el
Congreso, en cuyos artículos adoptó algunas acciones

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Radicación n.° 75680

afirmativas para proteger ciertos grupos especialmente


vulnerables, entre ellos, a las madres cabeza de familia.

En el asunto que se analiza, la determinación de la


Industria Licorera de Caldas de finalizar el vínculo laboral
no obedeció en estricto rigor a un programa de renovación
de la administración pública en el marco de lo regulado en
la Ley 790 de 2002.

Sin embargo, a juicio de la Corte tal circunstancia en


modo alguno restringe la protección legal y de estabilidad
laboral reforzada que en este asunto tiene la demandante al
ser madre cabeza de familia.

Para sustentar lo anterior, es oportuno destacar que la


jurisprudencia constitucional ha establecido que la
salvaguarda de estas personas en el marco de procesos de
reestructuración, liquidación o fusión de entidades, va más
allá de la aplicación de las precisas circunstancias de la Ley
790 de 2002 en tanto tal protección deriva de un mandato
supralegal (CC C-795-2009 y T-084-2018).
En otros términos, la protección contemplada en esta
norma es solo una de las medidas a través de las cuales el
legislador ha garantizado los derechos fundamentales de las
personas en situación de discapacidad, los prepensionados
y las madres cabeza de familia. Sobre este particular, en la
primera decisión referida la Corte Constitucional asentó:

22. La Corte Constitucional mediante sentencia C-991 de 2004,


declaró inexequible la expresión “aplicarán hasta el 31 de enero
de 2004”, contenida en la mencionada disposición al considerar
que la norma establecía un trato diferenciado para las madres
cabeza de familia y los discapacitados respecto de los

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Radicación n.° 75680

prepensionados, a pesar que los tres grupos se encontraban


constitucionalmente en la misma posición, es decir, eran todos
sujetos de especial protección constitucional en virtud del artículo
13 de la Constitución. Tras realizar un juicio de razonabilidad de
la medida, la Corte concluyó que la limitación temporal para las
madres o padres cabeza de familia y los discapacitados era
desproporcionada y declaró la inconstitucionalidad de la
limitación temporal.

Aunque la protección laboral reforzada que el legislador otorgó a


aquellas personas que se encontraban en las condiciones
descritas por el artículo 12 de la ley 790 de 2002, se
circunscribió en su momento, a aquellos trabajadores que
eventualmente pudieran verse afectados en desarrollo del
programa de renovación de la administración pública, la Corte
Constitucional ha sentenciado que dicha protección, es de origen
supralegal, la cual se desprende no solamente de lo dispuesto en
el artículo 13 de la Constitución que establece la obligación
estatal de velar por la igualdad real y efectiva de los grupos
tradicionalmente discriminados y de proteger a las personas en
circunstancias de debilidad manifiesta, sino de los artículos 42,
43, 44 y 48 superiores; se trata en consecuencia de una
aplicación concreta de las aludidas garantías constitucionales
que están llamadas a producir sus efectos cuando quiera que el
ejercicio de los derecho[s] fundamentales de estos sujetos de
especial protección pueda llegar a verse conculcado (énfasis
añadido).

La Sala comparte ese criterio pues maximiza los


valores y principios constitucionales que le dan sentido al
Estado Social de Derecho, especialmente los establecidos en
los artículos 42, 43, 44, 46 y 47 Constitucionales, que de
manera especial establecen la protección de la familia, a las
madres que tienen la jefatura del hogar, a los menores y
personas en situaciones de discapacidad física, síquica y
sensorial.

Además, nótese que carece de justificación


constitucional afirmar que grupos socialmente vulnerables
como las mujeres y madres cabeza de familia solo tienen
protección en un escenario preciso y temporal, esto es en el

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Radicación n.° 75680

marco del programa de renovación de la administración


pública, pero no en contextos bastante similares en los que
también existen reestructuraciones, fusiones y
liquidaciones de entidades públicas.

Un criterio contrario desconoce la obligación del


Estado de garantizar la igualdad real y efectiva de todos los
grupos tradicionalmente discriminados en el marco de las
relaciones laborales (artículo 13 de la Constitución Nacional ), y
quebranta la exigencia constitucional de progresividad de
los derechos sociales, al establecer una protección especial
en un momento histórico y anularlo con posterioridad sin
justificación alguna y pese a tratarse de personas que
sufren las mismas condiciones de vulnerabilidad.

Precisamente, para la Corte no hay motivo alguno que


justifique negarle la protección de estabilidad laboral
reforzada a las madres cabeza de familia, pese a que al
igual que los prepensionados y aquellas que están en una
situación de discapacidad, son personas que viven en una
evidente condición de vulnerabilidad y merecen la
protección del Estado según el mandato del artículo 43
Superior; y téngase en cuenta que así se ha promovido en
disposiciones legales como el mencionado artículo 3.º de la
Ley 1232 de 2008, que establece la obligación estatal de
promover trabajos dignos y estables a este grupo
poblacional, precisamente dadas las dificultades que
enfrentan para acceder y mantenerse en un empleo en el
mercado de trabajo.

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Tal protección, además, está acorde y reconoce el


mandato contemplado por la Convención para la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra
la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés ), aprobada por
Colombia a través de la Ley 51 de 1981, especialmente el
previsto en su artículo 11, conforme al cual es obligación de
los Estados Parte adoptar «todas las medidas apropiadas
para eliminar la discriminación contra la mujer en la esfera
del empleo a fin de asegurar, en condiciones de igualdad
entre hombres y mujeres, los mismos derechos» (subraya la
Sala).

Bajo esta perspectiva, para la Sala la recurrente


también tiene razón al indicar que las medidas de
protección propias de las personas beneficiarias del retén
social y que en este caso concreto podía predicarse en los
mismos términos que los contemplados en la Ley 790 de
2002, si bien no en el marco del programa de renovación de
la administración pública, sí en el de procesos de
reestructuración, fusión o liquidación de entidades; y por
esta vía acierta al señalar que el Tribunal no aplicó esta
protección constitucional y con ello quebrantó el orden
jurídico.

En el anterior contexto, los cargos prosperan.

Sin costas en el recurso extraordinario.

XIII. SENTENCIA DE INSTANCIA

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En instancia, se recuerda que la a quo consideró que


si bien estaba probado que la accionante tenía la calidad de
madre cabeza de familia, no ocurría lo mismo con los
presupuestos establecidos por la Ley 790 de 2002, en tanto
las partes no indicaron que la entidad accionada estaba en
proceso de reestructuración o liquidación.

Por su parte, la actora en el recurso de apelación


insiste en que las madres cabezas de familia tienen
protección constitucional debido a su condición de
vulnerabilidad, por lo que la accionada al despedirla debió
tener en cuenta esta circunstancia; y agrega que dicha
entidad ni siquiera demostró las actuaciones
administrativas que hubiese adelantado tendiente a
establecer que estaba amparada por dicha situación de
estabilidad laboral reforzada.

Pues bien, la Sala inicialmente respalda la conclusión


de la a quo conforme a la cual está plenamente acreditado
que la accionante es madre cabeza de familia.

Para sustentar esta afirmación, además de lo expuesto


en casación, es importante agregar que la testigo Nancy
Elena Noreña Osorio fue consistente y coherente al relatar
que López Carvajal era viuda y madre de tres hijos, uno de
los cuales estaba en situación de discapacidad, otro era
estudiante y el otro estaba privado de la libertad.

Asimismo, señaló que ninguna persona le colaboraba a


la demandante en el sostenimiento del hogar para la época
en que se produjo su desvinculación, pues todos los

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miembros del grupo familiar dependían de su salario y que


incluso la empresa tenía conocimiento de tal calidad, dado
que la actora pertenecía a la Organización Mujeres y
Hombres Cabeza de Familia de la Industria Licorera de
Caldas, ente que era reconocido al interior de la entidad
pública.

Cabe destacar que dicha organización, según


documento visible a folio 85, certificó que la actora era
«madre cabeza de hogar (...) con tres hijos a cargo los cuales
dependen económicamente de la asociada».

En relación con esta prueba, debe reiterarse que para


acreditar la condición de madre cabeza de familia no existe
formalidad jurídica y, por ello, es necesario auscultar en las
condiciones materiales de cada caso concreto, para lo cual
existe libertad probatoria (artículo 61 del Código Procesal del
Trabajo y de la Seguridad Social).

Sin embargo, interesa destacar que los anteriores


medios de convicción no desvirtúan lo que afirmó la
accionante en el sentido que su salario era la base del
sustento de su familia; por el contrario, en conjunto con los
medios de convicción analizados en casación, ratifican ese
supuesto, pues nótese que el testimonio en comento da
cuenta que todos los miembros del grupo familiar
dependían del salario de la accionante.

Así las cosas, la Corte reitera que en este asunto está


acreditado que la accionante tiene la calidad de mujer y
madre cabeza de familia, lo cual se predica porque (i) es

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madre de una persona en situación de discapacidad, (ii)


asume la jefatura del hogar de forma exclusiva, en tanto su
cónyuge falleció, y (iii) su salario es la base del sustento de
su familia y del cual dependen sus hijos, pues no existe
prueba de que estos u otros miembros del núcleo familiar
más cercano de la actora contribuyan sustancialmente al
sostenimiento del hogar, carga que en todo caso no le
correspondía a esta, como se explicó en sede del recurso
extraordinario.

Por otra parte, en cuanto a que las partes involucradas


en este juicio no alegaron que la entidad accionada estaba
en reestructuración o liquidación, para la Sala tal
argumento no es de recibo. En efecto, si bien ello no se
alegó en el contexto del programa de renovación de la
administración pública (PRAP), lo que tampoco era exigible
pues ciertamente tal hecho no ocurrió, no hay duda que la
accionante pretendió la protección constitucional conforme
a las mismas medidas que se imparten en el marco del
retén social, para lo cual invocó la protección constitucional
que desprende su condición de vulnerabilidad.

Además, nótese que en esta dirección narró hechos


que evidentemente apelan a una reestructuración de la
planta de personal que realizó la entidad accionada y que,
en este contexto, debía predicarse la estabilidad laboral
reforzada dada su calidad de madre cabeza de familia.

Adviértase adicionalmente que la actora relató que a


través de Resolución 0471 de 14 de mayo de 2013 ( f.º 25 a
27) la accionada despidió, además de a ella, a 18

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trabajadores de la entidad, y luego mediante Resolución


0480 de 16 de mayo siguiente (f.º 32) reintegró a 9 de ellos,
sin atender su situación de vulnerabilidad, supuestos
fácticos indiscutidos en este proceso.

Ahora, es oportuno resaltar que sobre este particular


la testigo mencionada señaló que la empresa no tuvo
justificación alguna para realizar y ejecutar aquellos actos
administrativos, y que el reintegro parcial de nueve
personas trabajadoras obedeció a que el área de producción
quedaría sin fuerza de trabajo que permitiera a la Licorera
producir los bienes objeto de venta. Aunado a esto, en la
contestación de la accionada a la petición de reintegro que
en sede administrativa le elevó la actora, se adujo que ( f.º
179 a 183, 42 a 46):

(...) la Licorera es una empresa industrial y comercial del Estado


y debe cumplir con su objeto social es así como ha venido
buscando aminorar sus costos financieros, entre ellos los
administrativos tales como el pago de celulares, el uso de
vehículos, reducción de su planta de personal y demás aspectos
que tiendan a este fin. De igual manera es importante precisar
que la Planta de Destilería no se encuentra en funcionamiento
desde el año inmediatamente anterior, lo que indica que como
mucho personal igualmente entra en jornadas laborales menores
(subraya la Corte).

Y en concordancia con lo anterior, nótese que en el


hecho décimo tercero la actora afirmó que la accionada le
negó el amparo pretendido por cuanto «la desvinculación de
trabajadores oficiales se produjo para reducir costos en la
destilería» (f.º 50 a 61).

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Radicación n.° 75680

En el anterior contexto, para la Sala no hay duda que


la referencia fáctica a que la demandada desvinculó a 18
trabajadores y sus posteriores retractaciones, no solo alude
claramente a una modificación o reestructuración de la
planta de personal de aquella, sino que efectivamente
demuestra esa circunstancia y que ello obedeció a la
necesidad de efectuar una reducción del personal en el área
de destilería.

Sin embargo, en el asunto que se analiza no hay


prueba respecto a que la accionada le informó a López
Carvajal la intención de realizar la referida reestructuración
del área en la que laboraba, y tampoco demostró en este
proceso judicial la necesidad técnica o financiera de
suprimir o modificar las funciones del cargo que ejercía la
accionante, pues simplemente aludió genéricamente a la
necesidad financiera de reducir personal, sin acreditar tal
supuesto; de modo que llanamente procedió a despedirla
sin justificación alguna, con el pago de la indemnización
correspondiente.

Aunado a esto, la demandada al responder el referido


reclamo (f.º 179 a 183) negó la protección legal de estabilidad
laboral reforzada por el solo hecho que la actora tenía tres
hijos mayores de edad y que en razón a esto no tenía a su
cargo menores, pese a que aquella le informó en la
mencionada petición que uno de ellos estaba en evidente
situación de discapacidad (f.º 34 a 41), circunstancia que sin
duda ameritaba el inicio de una actuación administrativa

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Radicación n.° 75680

que le garantizara la posibilidad de demostrar su condición


de madre cabeza de familia.

Así las cosas, la accionante acierta al señalar que se


trasgredió su derecho fundamental al debido proceso
administrativo, pues era completamente necesario que la
entidad le garantizara, en su calidad de madre cabeza de
familia, la oportunidad de acreditar los requisitos legales
que la situaban en ese contexto de protección
constitucional, antes de proceder con el despido
intempestivo. Dicha acción afirmativa se justificaba ante su
comprobada condición de vulnerabilidad y porque la
ruptura contractual realmente obedecía a una
reestructuración de la planta de personal.

Y lo anterior es así porque, conforme se explicó en


casación, el hecho que la estructuración de la planta de
personal de una entidad pública no esté enmarcada en el
programa de renovación de la administración pública, tal
circunstancia en modo alguno restringe la protección legal
que tiene la demandante al ser madre cabeza de familia, en
tanto dicho amparo deriva de un mandato supralegal.

Asimismo, es importante destacar que la accionada no


demostró en este proceso las razones de orden técnico,
financiero o de otra índole en las que supuestamente basó
la desvinculación de la accionante y que, en consecuencia,
impida su reintegro al cargo que ejercía al momento de ser
despedida.

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Radicación n.° 75680

Por lo tanto, contrario a la conclusión a la que arribó


la a quo, en este caso se reunían las condiciones para
aplicar las mismas medidas que se impartirían de ser la
accionante beneficiaria del retén social en calidad de madre
cabeza de familia.

Así, la Sala revocará la sentencia de primera instancia


y, en su lugar, dejará sin efecto el despido que efectió la
accionada el 15 de mayo de 2013. En consecuencia, la
condenará a reintegrar a la accionante al cargo que
ocupaba al momento de ser desvinculada, o a uno de igual
o superior categoría, junto con el pago de los salarios y las
prestaciones sociales legales y extralegales que dejó de
percibir, debidamente indexados al momento de hacer su
pago efectivo, así como de las cotizaciones al sistema de
seguridad social en pensiones y salud.

Esto, porque si bien la actora no disfrutó del servicio


de salud mientras estuvo vacante, su imposición es
obligatoria debido al carácter contributivo del sistema, a la
necesaria financiación de cuentas de solidaridad como la
del Fosyga y a la posible afectación de las prestaciones que
debe reconocer el sistema (CSJ SL1064-2018).

Ahora, la Sala debe precisar que la estabilidad laboral


reforzada de las madres cabeza de familia en este contexto,
no es ilimitada ni absoluta, dado que pueden ser
desvinculadas siempre que exista una justa causa de
terminación del contrato de trabajo debidamente
comprobada, o hasta que cesen las condiciones que
originan la protección especial.

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Radicación n.° 75680

Por último, al tratarse de una entidad pública la Corte


autorizará a la accionada para que descuente de la condena
ordenada lo que pagó a la accionante por concepto de
indemnización por despido injusto.

Costas en primera instancia a cargo de la demandada.


No se causaron en la alzada.

XIV. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, CASA
la sentencia que la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Manizales profirió el 6 de julio de 2016,
en el proceso ordinario que LUZ ÁNGELA LÓPEZ
CARVAJAL promovió contra INDUSTRIA LICORERA DE
CALDAS.

En sede de instancia, RESUELVE:

PRIMERO: Revocar la sentencia de primera instancia


que la Jueza Tercera Laboral del Circuito de Manizales
profirió el 8 de abril de 2016. En su lugar, se deja sin efecto
el despido que INDUSTRIA LICORERA DE CALDAS realizó
el 15 de mayo de 2013, y en consecuencia se ordena el
reintegro de LUZ ÁNGELA LÓPEZ CARVAJAL al cargo que
ocupaba al momento de ser despedida, o a uno de mayor o
igual categoría, junto con el pago de los salarios y las
prestaciones sociales legales y extralegales que dejó de
percibir desde el momento de su desvinculación,

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Radicación n.° 75680

debidamente indexados al hacer su pago, así como de las


cotizaciones al sistema de seguridad social en pensiones y
salud.

SEGUNDO: Autorizar a INDUSTRIA LICORERA DE


CALDAS a que descuente de la condena ordenada en esta
providencia lo que pagó a la accionante por concepto de
indemnización por despido injusto, conforme se explicó en
la parte motiva.

TERCERO: Costas como se indicó en la parte motiva.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al Tribunal de origen.

OMAR ÁNGEL MEJÍA AMADOR


Presidente de la Sala

GERARDO BOTERO ZULUAGA

FERNANDO CASTILLO CADENA

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CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

LUIS BENEDICTO HERRERA DÍAZ

IVÁN MAURICIO LENIS GÓMEZ

JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN

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