Sentencia Constitucional Plurinacional 1147 - 2006-R
Sentencia Constitucional Plurinacional 1147 - 2006-R
Sentencia Constitucional Plurinacional 1147 - 2006-R
Expediente: 2006-14713-30-RHC
Distrito: Santa Cruz
Magistrada Relatora: Dra. Martha Rojas Álvarez
En revisión la Resolución 33, de 4 de octubre de 2006, cursante de fs. 36 vta., a 37 vta., pronunciada
por la Sala Penal Primera de la Corte Superior del Distrito Judicial de Santa Cruz dentro del recurso
de hábeas corpus interpuesto por Florencia Quispe Castro de Villca en representación de Heriberto
Villca Zambrana contra Calixto Rodríguez Zurita, Juez Segundo de Instrucción en lo Penal y Adhemar
Fernández Ripalda y Edgar Molina Aponte, Vocales de la Sala Penal Segunda de la misma Corte,
alegando la vulneración de los derechos a la seguridad jurídica, petición, libertad de locomoción y la
garantía del debido proceso de su representado, previstos en los arts. 7 incs. a), h) y g) y 16.IV de la
Constitución Política del Estado (CPE).
Por memorial presentado el 8 de octubre de 2006, cursante de fs. 30 a 33, la representante del
recurrente manifiesta que el 30 de abril de 2006, se produjo un accidente de tránsito en el que
falleció Diana Paz de 25 años de edad, quien supuestamente habría sido arrollada por el vehículo,
clase camión, marca Mercedes Benz, placa 1004 IAY, conducido por su representado, quien por las
características del hecho no pudo advertir lo sucedido, razón por la cual prosiguió su marcha rumbo
a su domicilio de la localidad de Jorochito, km 39 carretera antigua a Cochabamba, y recién el 1 de
mayo de 2006, tomó conocimiento del desenlace del accidente a través de los medios de
comunicación, motivo por el cual se presentó a las oficinas de Tránsito con el fin de someterse a la
correspondiente investigación, donde le pidieron depositar su vehículo en el garaje de la Unidad
Operativa de Tránsito y retornar al día siguiente para presentarse ante el Fiscal adscrito a dicha
Unidad; habiendo dado cabal cumplimiento a las referidas instrucciones.
Agrega que el 2 de mayo de 2006, presentó memorial ante el Fiscal a cargo de la investigación,
amparado en el art. 223 del Código de Procedimiento Penal (CPP); no obstante ello, después de
prestar su declaración informativa, dicha autoridad, sin mayores elementos de convicción, dispuso
su aprehensión para luego ser presentado el 3 de mayo de 2006 ante el Juez Segundo de Instrucción
en lo Penal, autoridad que mediante Auto de la misma fecha, ordenó su detención preventiva en el
centro de rehabilitación de “Palmasola” de Santa Cruz, donde guarda detención.
Indica que contra el Auto de 22 de junio de 2006, su representado interpuso recurso de apelación, el
que por Auto de Vista, de 15 de septiembre de 2006, dictado por los Vocales correcurridos, fue
confirmado, con el fundamento de que aún persistía el peligro de obstaculización; extremo que
demuestra que dicho Tribunal no valoró correctamente la prueba presentada, Resolución que
contradice el Auto de Vista 92/2006, dictado por uno de los Vocales recurridos, en un caso similar al
presente, por el que se confirmó la Resolución que concedió la cesación de la detención preventiva
dentro del proceso penal seguido por la comisión del delito de homicidio en accidente de tránsito.
Considera lesionados los derechos a la seguridad jurídica, la libertad de locomoción, y la garantía del
debido proceso de su representado, previstos en los arts. 7 incs. a), h) y g) y 16.IV de la CPE.
Interpone recurso de hábeas corpus contra Calixto Rodríguez Zurita, Juez Segundo de Instrucción en
lo Penal, Adhemar Fernández Ripalda y Edgar Molina Aponte, Vocales de la Sala Penal Segunda de la
Corte Superior del Distrito Judicial de Santa Cruz, solicitando la procedencia del recurso y, en
consecuencia, se ordene al Juez recurrido dicte Resolución disponiendo la inmediata cesación de la
detención preventiva y la aplicación de medidas sustitutivas a la detención, en observancia de los
arts. 240 inc. 2) y 243 del CPP.
I.2.3. Resolución
La Resolución 33/2006, de 4 de octubre, cursante de fs. 36 vta., a 37 vta., declaró la procedencia del
recurso, dejando sin efecto las Resoluciones de 22 de junio de 2006 y de 15 de septiembre de 2006,
disponiendo que el Juez Segundo de Instrucción en lo Penal, señale audiencia a la brevedad posible
para conceder la cesación a la detención preventiva del representado de la recurrente, aplicando las
medidas sustitutivas, que considere pertinentes, contenidas en el art. 240 del CPP, sin costas, ni
multa, ni daños y perjuicios, bajo los siguientes fundamentos: a) dentro el proceso penal seguido a
instancias del representante del Ministerio Público contra el representado de la recurrente, por la
supuesta comisión del delito de homicidio en accidente de tránsito, el Juez recurrido dispuso su
detención preventiva, decisión contra la cual éste, amparado en el art. 239 inc. 1) del CPP, solicitó la
cesación de la detención preventiva, que fue rechazada, con el argumento de que persistía el riesgo
de obstaculización del proceso, Resolución que una vez apelada ante el Tribunal de alzada fue
confirmada por los Vocales correcurridos; b) conforme establece la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional, el art. 239 inc. 1) del CPP, concede a todo imputado privado de su libertad en forma
legal, la posibilidad de acceder a la cesación de la detención preventiva, cuando nuevos elementos
probatorios demuestren que las condiciones iniciales que motivaron la detención preventiva en un
primer término hubieran desaparecido y que hagan procedente su modificación, posibilidad que
tiene que ver en forma directa con la garantía constitucional de la presunción de inocencia y la
posibilidad de que el imputado pueda acceder a la cesación a la detención preventiva, derecho que
ha sido negado al recurrente en forma injustificada, pese a que éste acompañó prueba contundente,
además, de que las autoridades recurridas no consideraron que el delito por el cual está siendo
sometido a proceso es un delito culposo, en el cual cualquier ciudadano puede incurrir porque no es
producto de una manifestación de voluntad expresa, si no de impericia o falta de previsión, tampoco
ha tomado en cuenta la presentación voluntaria del representado de la recurrente, que demuestra,
su deseo de someterse al proceso; c) en aplicación de la SC 0760/2004-R, de 14 de mayo, se impone
la necesidad de declarar la procedencia del presente recurso.
II. CONCLUSIONES
II.1. El 30 de abril de 2006, se suscitó un accidente de tránsito, en el que perdió la vida Diana
Villarroel Paz, hecho protagonizado por Heriberto Villca Zambrana -representado de la recurrente-
cuando conducía el camión marca Mercedes Benz, color celeste, con placa 1004-IAY, en el trayecto
del quinto Anillo y la entrada al barrio los Olivos; a cuya consecuencia, el 3 de mayo de 2006, el Fiscal
encargado de la investigación formuló imputación contra el representado de la recurrente por la
supuesta comisión de los delitos de homicidio en accidente de tránsito y omisión de socorro,
solicitando su detención preventiva (fs. 2 a 3 vta.).
II.2. Por Auto dictado en audiencia de medidas cautelares, realizada el 3 de mayo de 2006, el
Juez Segundo de Instrucción en lo Penal, ahora recurrido dispuso la detención preventiva del
representado de la recurrente en el centro de rehabilitación “Santa Cruz”, por haber incurrido en las
causales previstas en los arts. 233 incs. 1) y 2), 234 inc. 1) y 235 inc. 2) del CPP, al no haber
acreditado tener familia, trabajo ni domicilio, y por existir peligro de obstaculización, bajo el
argumento de que en libertad podría modificar, ocultar elementos de prueba para su beneficio (fs. 3
a 5).
II.3. El 22 de junio de 2006, se celebró la audiencia de consideración de la solicitud de cesación
de la detención preventiva presentada por el representado de la recurrente (fs. 6 a 7), en la cual el
Juez recurrido mediante Auto de la misma fecha, rechazó su solicitud (fs. 7 a 8 vta.).
II.4. Apelada la determinación por el representado de la recurrente, los Vocales de la Sala Penal
Segunda de la Corte Superior del Distrito Judicial de Santa Cruz, en la audiencia celebrada el 15 de
septiembre de 2006, confirmaron el rechazo a la cesación de la detención preventiva del
representado de la recurrente (fs. 9 a 11 vta.).
III.1. Para el análisis de la actuación del Juez recurrido, corresponde realizar las siguientes
consideraciones:
En principio es necesario recordar que en el marco legal previsto por el Código de Procedimiento
Penal, con la finalidad de evitar que la detención preventiva impuesta como medida cautelar de
carácter personal se convierta en un injusto y anticipado cumplimiento de una pena para las
personas a las que el Estado, por disposición constitucional, les reconoce su condición de inocencia
en tanto no pese en su contra una sentencia condenatoria ejecutoriada. El art. 239 de esa norma
procesal otorga a la persona detenida la facultad de solicitar la cesación de dicha medida, previo el
cumplimiento de las exigencias establecidas por ley, a cuyo efecto, es la misma ley la que establece
las causales para su procedencia (art. 239 del CPP) y los requisitos y formas en las que será
concedida (art. 240 y siguientes del CPP).
Dentro de ese contexto, la jurisprudencia de este Tribunal contenida en las SSCC 0227/2004-R,
0320/2004-R, 0719/2004-R, 1037/2004-R, entre otras, ha establecido que “Cuando el juez o tribunal
deba resolver una solicitud de cesación de la detención preventiva amparada en la previsión del art.
239.1 del CPP, ésta debe ser el resultado del análisis ponderado de dos elementos: i) cuáles fueron
los motivos que determinaron la imposición de la detención preventiva y ii) cuáles los nuevos
elementos de convicción que aportó el imputado para demostrar que ya no concurren los motivos
que la determinaron o en su caso demuestren la conveniencia de que la medida sea sustituida por
otra. Quedando claro que si a través de los nuevos elementos de juicio que se presenten por el
imputado se destruyen ambos o cualquiera de los motivos que fundaron la detención preventiva, el
Juez o Tribunal debe realizar una valoración de estos nuevos elementos; valoración similar a la que
hizo para disponer la detención preventiva a prima facie, sin que ello implique inmiscuirse en la
investigación del hecho.
Debiendo, en consecuencia el imputado probar conforme a la norma precedentemente señalada la
existencia de nuevos elementos de juicio que demuestren que no concurren los motivos que
fundaron su detención preventiva o tornen conveniente que sea sustituida por otras medidas”.
En esta perspectiva, de las normas y jurisprudencia glosadas, la resolución que resuelva la solicitud
de cesación de la detención preventiva debe reunir las condiciones de validez, para ello la autoridad
judicial competente a tiempo de contrastar los nuevos elementos presentados por el imputado,
deberá fundamentar la decisión de conceder o rechazar la solicitud de cesación de la detención
expresando los motivos de hecho y de derecho en que funda su determinación, los cuales deben
obedecer a criterios objetivos, exponiendo el valor otorgado a los medios de prueba presentados y
sujetando su análisis a los presupuestos que fundaron la detención preventiva del imputado,
fundamentación que no puede ser reemplazada por la simple relación de los documentos o la
mención de los requerimientos de las partes, sino las razones jurídicas que justifican la decisión
adoptada.
Realizadas las consideraciones anteriores, y para el análisis del caso planteado, es necesario
establecer cuáles fueron los elementos que determinaron la detención preventiva del recurrente,
constatándose de la revisión de obrados que a raíz de la imputación formal presentada por el
Ministerio Público contra el representado de la recurrente por la presunta comisión de los delitos de
homicidio en accidente de tránsito y omisión de socorro, por Auto de 3 de mayo de 2006, el Juez
recurrido ordenó la detención preventiva del representado, determinando la concurrencia de los
requisitos establecidos en el art. 233 del CPP, con relación a los arts. 234 numeral 1 y 235 inc. 2) del
CPP, por no haber acreditado tener familia, trabajo ni domicilio, y por existir peligro de
obstaculización, bajo el argumento de que en libertad podría modificar, ocultar elementos de
prueba para su beneficio. El representado de la recurrente posteriormente solicitó la cesación de su
detención preventiva, celebrándose el 22 de junio de 2006 la audiencia para su consideración, en la
cual la autoridad judicial recurrida, rechazó su solicitud bajo los argumentos de que: “1) el imputado
tiene adjuntada la certificación y el registro domiciliario, minuta de transferencia de inmuebles con
reconocimiento de firmas, habiéndose demostrado que cuenta con domicilio conocido, así como
certificado de la Cooperativa de Transporte COOTRAMAC Ltda. y el NIT, que acredita que el
imputado es socio activo de esa institución; sin embargo no se adjuntó la personería de la
Cooperativa, además de que la certificación no se encuentra firmada ni sellada por la Inspectoría del
Trabajo, conforme lo establece el art. 22 de la Ley General del Trabajo (LGT). Por otra parte, acreditó
tener familia constituida, al haber presentado certificado de matrimonio, de nacimiento de sus hijos;
pero no se ha desvirtuado el riesgo de fuga al no demostrarse que el imputado cuenta con un oficio
lícito; 2) la defensa no ha desvirtuado el riesgo de obstaculización, ya que tanto el Ministerio Público
como el abogado de la parte civil sostienen que existen amenazas a los testigos como también a la
víctima, por lo que en libertad el imputado influiría negativamente en la investigación; por lo que no
han cambiado en absoluto los motivos que originaron su detención”.
Del análisis de la referida Resolución se establece que la autoridad judicial recurrida no realizó una
valoración integral de todos los elementos de prueba presentados por el representado de la
recurrente; por cuanto, no obstante de haber concluido que el representado de la recurrente
acreditó que tiene domicilio conocido por el registro domiciliario y la minuta de transferencia de su
derecho propietario presentados, así como que tiene familia constituida por los certificados de
matrimonio y de nacimiento de sus hijos; sin embargo, fundó su decisión de rechazar la solicitud
alegando que no se desvirtuó el riesgo de fuga, porque el representado de la recurrente no adjuntó
la personería de la Cooperativa que acreditó la actividad a que se dedica el representado y que dicha
certificación no estaba firmada ni sellada por la Inspectoría del Trabajo, desconociendo que éste,
presentó el certificado de la Cooperativa de Transporte COTRAMAC Ltda., que acredita que el
imputado es socio activo de esa institución, adjuntando, además, el NIT y el certificado del SOAT, de
los que puede evidenciarse la actividad a la que se dedicaba; asimismo, consta que el representado
de la recurrente adjuntó el certificado alodial extendido por la División de Registro de Vehículos que
acredita que se anotó preventivamente su vehículo para garantizar el resarcimiento de daños;
elementos probatorios que no fueron tomados en cuenta por la autoridad recurrida, omitiendo el
deber que tiene de compulsar todos los elementos de prueba aportados y no sólo uno de ellos para
sostener su decisión de rechazo; por cuanto conforme ha establecido la jurisprudencia de este
Tribunal en la SC 0012/2006-R, de 4 de enero, que:“(…) la expresión 'evaluación integral' que utilizan
ambos preceptos glosados, implica que el órgano jurisdiccional debe hacer un test sobre los
aspectos positivos o negativos (favorables o desfavorables) que informan el caso concreto, de cara a
los puntos fijados por la ley para medir tanto el riesgo de fuga como el de obstaculización; de tal
modo que de esa compulsa integral, se llegue a la conclusión razonada sobre si existe o no riesgo de
fuga u obstaculización. En esta evaluación, unos puntos pueden reforzar, o por el contrario enervar o
eliminar los riesgos aludidos; lo cual, naturalmente, debe ser expuesto por el juez en la resolución
que emita de manera coherente, clara y precisa”¸ con mayor razón si se tiene en cuenta que
conforme establecen los arts. 7 y 221 del CPP: “Cuando exista duda en la aplicación de una medida
cautelar o de otras disposiciones que restrinjan derechos o facultades del imputado, deberá estarse
a lo que sea más favorable a éste”.
III.2.2. La conducta procesal del imputado es la que debe ser valorada para decidir sobre el peligro
de obstaculización
Ahora bien, por la utilidad procesal que las medidas cautelares representan, cual es asegurar
la presencia del imputado en el desarrollo del proceso, así como para precautelar que no destruya u
oculte pruebas o coaccione a los testigos. Las normas contenidas en los arts. 234 y 235 del CPP
modificados por el art. 15 de la Ley del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana (LSNSC), describen
varios supuestos a ser considerados por el juzgador para decidir sobre su concurrencia, debiendo
realizarse una evaluación integral de esas circunstancias. En ese sentido, para decidir sobre la
concurrencia del segundo requisito establecido en el art. 233.2) del CPP, referido al riesgo de fuga o
peligro de obstaculización, corresponde señalar que la autoridad judicial deberá evaluar en forma
objetiva si existen suficientes elementos de convicción que determinen la concurrencia de esos
supuestos, a cuyo efecto deben ser valorados conforme a la conducta o comportamiento que
advierta el juez respecto del imputado durante la investigación del hecho o el proceso mismo; vale
decir, que podrá tomarse en cuenta como elementos o indicios de obstaculización a la averiguación
de la verdad todas las actuaciones y comportamientos del imputado ocurridos en los actos iniciales
de la investigación, los que forman parte de la etapa preparatoria o durante el proceso mismo y en
los que la conducta del imputado puede subsumirse a lo previsto en los arts. 233.2) con relación al
235 del CPP.
En este orden de razonamiento, es que la norma contenida en el art. 235 del CPP, establece que:
“por peligro de obstaculización se entenderá, a toda circunstancia que permita sostener
fundadamente que el imputado con su comportamiento entorpecerá la averiguación de la verdad”,
entre las que se encuentra, que el imputado influirá negativamente sobre los partícipes, testigos o
peritos a objeto de que informen falsamente o se comporten de manera reticente (art. 235.2), o
que el imputado influirá ilegal o ilegítimamente en jueces, jueces ciudadanos, fiscales y/o en los
funcionarios o empleados del sistema de administración de justicia (235.3); puede también
considerarse el hecho de que el imputado inducirá a otros a realizar las indicadas acciones (art.
235.4), o finalmente, cualquier otra circunstancia debidamente acreditada que permita sostener
fundadamente que el imputado, directa o indirectamente, obstaculizará la averiguación de la
verdad (235.5).
En la problemática que se revisa consta que los Vocales recurridos, ante la apelación
efectuada por el representado de la recurrente, sin que exista propiamente una Resolución, sino
sólo la exposición de sus votos, confirmaron el rechazo a la cesación de la detención preventiva
presentada, bajo la siguiente términos: “Edgar Molina Aponte expresó lo siguiente: 1) es correcta la
apreciación del juez A-quo en el entendido de que existe un domicilio y una familia; sin embargo, es
erróneo el argumento en sentido de que el imputado no acreditó una actividad lícita, al constar en
antecedentes la certificación extendida por la Cooperativa COOTRAMAC y el certificado de Registro
Nacional de Identificación Tributaria, así como certificación de Impuestos Nacionales, que acreditan
que el imputado es contribuyente con relación a la actividad de transporte de carga y materiales, y si
bien es cierto que la jurisprudencia constitucional ha señalado que debe acreditarse la personería
debe demostrarse la personalidad de la empresa otorgante de la certificación y que en el caso la
certificación sólo es firmada por Clemente Fernández Colque; sin embargo, ésta viene a corroborar
la certificación de Impuestos Nacionales y consecuentemente cumple con el principio de razón
suficiente, por lo que se ha demostrado que el imputado cuenta con una actividad lícita, quedando
desvirtuado el riego de fuga; empero, ello no es suficiente para desvirtuar el peligro de
obstaculización, al existir un antecedente respecto de la conducta posterior a la comisión del hecho
delictivo cuando el imputado se dio a la fuga y se presentó supuestamente en forma espontánea
después de 48 horas, y si bien es evidente que se presentó voluntariamente, pero existe la situación
de que se dio a la fuga del lugar de los hechos consecuentemente no existen las condiciones
previstas en el art. 239.1) del CPP (fs. 9 a 11 vta.). Por su parte. El Vocal Adhemar Fernández Ripalda
expresó que: i) comparte el criterio de que se desvirtuó el peligro de fuga, y que las observaciones
del Juez a quo son producto del celo funcionario; ii) respecto del peligro de obstaculización, los datos
demuestran que el imputado se dio a la fuga después de la comisión del hecho, luego se presentó,
pero no el mismo día, teniendo el tiempo para presentarse después de una hora de haberse
calmado y no después de haber tratado de borrar los vestigios del accidente de manera que se
puede extraer de la conducta del imputado de que estando en libertad pueda obstaculizar la
averiguación de la verdad”.
Sobre los argumentos expuestos precedentemente, se advierte que los recurridos fundaron su
resolución de confirmar el rechazo de la solicitud de cesación de la detención preventiva con el
argumento de que persiste el peligro de obstaculización en la averiguación de la verdad con el
criterio de que el imputado se dio a la fuga después de la comisión del hecho, luego se presentó,
pero no el mismo día, teniendo el tiempo para presentarse después de una hora de haberse
calmado y no después de haber tratado de borrar los vestigios del accidente de manera que se
puede extraer de la conducta del imputado de que estando en libertad pueda obstaculizar la
averiguación de la verdad, vale decir, que fundaron su decisión omitiendo considerar que para
decidir sobre la concurrencia del peligro de obstaculización, debe tomarse en cuenta toda
circunstancia que permita sostener fundadamente que el imputado con su comportamiento
entorpecerá la averiguación de la verdad, evaluando en forma objetiva los elementos de convicción
que determinen su concurrencia, a cuyo efecto deben ser valorados conforme a la conducta o
comportamiento que advierta el juez respecto del imputado durante la investigación del hecho o el
proceso mismo, pero de ningún modo relacionarlos con la conducta que se encuentre directamente
vinculada con los elementos constitutivos del delito por constituir elementos que hacen al tipo penal
imputado, como ha ocurrido en el caso que se examina, en el que se rechaza la solicitud de cesación
con el argumento de que el imputado hubiere escapado después de ocurrido el hecho, cuando este
aspecto, no podía ser considerado como elemento de convicción para alegar el peligro de
obstaculización en el averiguación de la verdad, al constituir un elemento del tipo penal acusado,
tendiendo en cuenta que por previsión del art. 262 del CP, comete el delito de omisión de socorro,
“el autor que fugare del lugar del hecho u omitiere detenerse para prestar socorro o asistencia a las
víctimas será sancionado con privación de libertad de uno a cuatro años”.
Por lo expuesto, el Tribunal de hábeas corpus, al haber declarado procedente el recurso, aunque con
otros fundamentos; ha hecho una correcta evaluación de antecedentes, así como una cabal
aplicación del art. 18 de la CPE.
POR TANTO
El Tribunal Constitucional, en virtud de la jurisdicción que ejerce, por mandato de los arts. 18.III y
120. 7ª de la CPE; arts. 7 inc. 8) y 93 de la Ley del Tribunal Constitucional, en revisión, APRUEBA la
Resolución 33, de 4 de octubre de 2006, cursante de fs. 36 vta., a 37 vta., pronunciada por la Sala
Penal Primera de la Corte Superior del Distrito Judicial de Santa Cruz, con la modificación de que las
autoridades recurridas pronuncien nueva Resolución conforme a los fundamentos de esta Sentencia.