Sentencia0014 2018-S3

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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0014/2018-S3

Sucre, 2 de marzo de 2018

SALA TERCERA
Magistrada Relatora: MSc. Brígida Celia Vargas Barañado
Acción de amparo constitucional

Expediente: 17353-2016-35-AAC
Departamento: Santa Cruz

En revisión la Resolución 07 de 4 de diciembre de 2017, cursante de fs. 266 a 270,


pronunciada en la acción de amparo constitucional interpuesta por Ana
Gabriela Gonzales Pérez, Jhamil Zubieta Jadue y Huáscar Jaime
Gonzales Portal Altamirano en representación legal del Banco Central de
Bolivia (BCB) contra Teresa Lourdes Ardaya Pérez y Edgar Molina
Aponte, ex y actual, Editha Pedraza Becerra y Jimmy López Rojas,
actuales, Vocales de la Sala Civil, Comercial, Familia, Niñez,
Adolescencia y Violencia Intrafamiliar Primera del Tribunal
Departamental de Justicia de Santa Cruz.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1.Contenido de la demanda

Por memorial presentado el 11 de noviembre de 2016, cursante de fs. 81 a 90,


la parte accionante a través de sus representantes manifestó lo siguiente:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

Como efecto de la cesión de crédito efectuada mediante Escritura Pública


397/2000 de 16 de agosto, suscrita por la Intendencia Liquidadora del ex-
Banco Boliviano Americano Sociedad Anónima (BBA S.A.) a favor del Banco
Central de Bolivia (BCB); este último se constituyó en acreedor del préstamo
obtenido por Claudio Mansilla Peña y su garante Mary Olivia Vincenti de
Mansilla, mediante documento público de 18 de mayo de 1994. En dicho
contexto y ante el incumplimiento en el pago de lo adeudado, en la vía
ejecutiva demandaron a los deudores el pago de $us600 000.- (seiscientos mil
dólares estadounidenses); por lo que, la Jueza Segunda de Partido Civil y
Comercial -hoy Juzgado Público Civil y Comercial Segundo- del departamento
de Santa Cruz, pronunció la Resolución 21 de 3 de diciembre de 2014, que

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declaró probada la demanda ejecutiva incoada por el BCB e improbadas las
excepciones de impersoneria y prescripción, planteadas por los demandados,
ordenando la subasta y posterior remate de los bienes propios de los
ejecutados.

Ante ello, los coejecutados interpusieron recurso de apelación, que fue resuelto
por la Sala Civil y Comercial Primera del Tribunal Departamental de Justicia de
Santa Cruz, mediante Auto de Vista 200 de 14 de abril de 2015, confirmó la
Sentencia de primera instancia; dando lugar a que los ejecutados interpongan
una primera acción de amparo constitucional, alegando la falta de
fundamentación y vulneración al principio de igualdad como resultado de la no
aplicación de la “SC 1023/2004”, demanda tutelar que fue concedida mediante
Resolución de 19 de junio de 2015, por la Sala Civil y Comercial Segunda del
mencionado Tribunal, ordenando se pronuncie nuevo auto de vista exponiendo
las razones fácticas y jurídicas de la decisión; misma que fue confirmada por
SCP 1324/2015-S2 de 16 de diciembre.

En ese contexto, se pronunció el Auto de Vista 183 de 16 de mayo de 2016,


que sin tomar en cuenta que la SCP 1324/2015-S2, en ninguna de sus partes
dispuso la aplicación de la SC 1023/2004 de 1 de julio (que resulta incompatible
con el actual marco constitucional) y declaró probada la excepción de
prescripción opuesta por los coejecutados, aplicando indebidamente el
razonamiento de la SC 1023/2004, sin realizar ningún análisis de
compatibilidad de las características de los sujetos procesales, los hechos
ocurridos y derechos lesionados, ni mucho menos desarrollar fundamentación
jurídica ni fáctica que explique la razones de la aplicación de aquella
jurisprudencia y la inaplicabilidad del precepto constitucional previsto en el art.
339.II de la Constitución Política del Estado (CPE), y como efecto de aquella
actuación que benefició al deudor, declarar la prescripción de una obligación
que forma parte del patrimonio del Estado que tiene carácter imprescriptible.
Asimismo, los Vocales demandados tampoco tomaron en cuenta los efectos
jurídicos de la Carta Notariada de 11 de mayo de 2009, por la que se constituyó
en mora a los deudores e incurriendo en actuación ultra petita aplicaron la de
oficio la prescripción.

I.1.2.Derechos y garantías supuestamente vulnerados

La parte accionante mediante sus representantes legales, denuncia lesión de su


derecho al debido proceso en sus elementos, falta de fundamentación y
motivación y “…la aplicación indebida e ilegal de la descontextualizada
Sentencia Constitucional 1023/2004…” (sic); citando al efecto los arts. 339.II y
410 de la CPE.

I.1.3. Petitorio

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Solicita se conceda la tutela, disponiendo dejar sin efecto el Auto de Vista 183
de 16 de mayo de 2016 pronunciada por los Vocales de la Sala Civil y Comercial
Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz.

I.2. Trámite procesal

I.2.1. Improcedencia de la acción

El Juez Público Vigesimosegundo del departamento de Santa Cruz, constituido


en Juez de garantías, mediante Resolución 561 de 16 de noviembre de 2016,
declaró la improcedencia “in límine” de la acción de amparo constitucional (fs.
91 a 92 vta.); consiguientemente, la parte accionante por memorial presentado
el 23 del mismo mes y año impugnó dicha determinación (fs. 122 a 126 vta.).

I.2.2. Admisión de la acción

Por AC 0362/2016-RCA de 12 de diciembre, cursante de fs. 131 a 136, este


Tribunal a través de la Comisión de Admisión, resolvió revocar la Resolución
561 disponiendo que el Juez de garantías admita la presente acción tutelar y
someta la causa al trámite previsto por ley.

I.3. Audiencia y Resolución del Juez de garantías

Celebrada la audiencia de acción de amparo constitucional, el 4 de diciembre


de 2017, según acta cursante de fs. 263 a 266, se produjeron los siguientes
actuados:

I.3.1. Ratificación y ampliación de la acción

La parte accionante por medio de sus representantes, ratificó el memorial de


amparo constitucional; y, precisando algunos aspectos señaló, que: a) La
acreencia del BBA S.A. intervenido por iliquidez, en virtud a la cesión de crédito
el año 2000, ingresó al patrimonio del Estado, por lo que el BCB, activó la
demanda ejecutiva el 4 de mayo de 2012; b) El Auto de Vista 183 de 16 de
mayo de 2016 equivocó su análisis porque los supuestos fácticos resueltos en
éste, no son similares a los de la SC 1023/2004; y, c) No se tomó en cuenta que a
partir de la vigencia de la Constitución Política del Estado de 2009, las deudas al
Estado son imprescriptibles.

I.3.2. Informe de las autoridades demandadas

Edgar Molina Aponte, Editha Pedranza Becerra y Jimmy López Rojas, ex y


actuales; todos Vocales de la Sala Civil, Comercial, Familia, Niñez, Adolescencia y
Violencia Intrafamiliar Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Santa
Cruz; pese a que fueron notificados legalmente (fs. 190 y 192) con la acción de
amparo constitucional; empero los mismos no presentaron ningún informe y
tampoco concurrieron a la audiencia de consideración de la acción tutelar.

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Teresa Lourdes Ardaya Pérez, ex Vocal de la Sala Civil, Comercial, Familia,
Niñez, Adolescencia y Violencia Intrafamiliar Tercera del Tribunal
Departamental de Justicia de Santa Cruz, por haber intervenido en la emisión
del Auto de Vista 183 impugnado; después de su renuncia a dicho cargo,
según informe cursante a fs. 192, emitido por el Oficial de Diligencias del
Juzgado Público Civil y Comercial Vigésimosegundo del departamento de Santa
Cruz, no pudo ser habida en el domicilio que consta en la certificación emitida
por el Servicio de Registro Cívico (SIRECI) a fs. 186; por lo que el Juez de
garantías, invocando la SCP 0228/2013 de 10 de abril, prescindió de su
notificación, arguyendo que los nuevos Vocales de la Sala que emitió el fallo
impugnado adquieren la legitimación pasiva.
I.3.3. Intervención de los terceros interesados

Claudio Augusto Mansilla Peña y Mary Olivia Vincenti de Mansilla, mediante


memorial cursante de fs. 160 a 170, y en audiencia por medio de su apoderado
Ismael Quezada Cerruti, manifestaron que: 1) Frente al Auto de Vista 183, el
BCB tenía la posibilidad de activar en el plazo de seis meses, un proceso ordinario
para cuestionar la decisión sobre la prescripción, conforme lo expresó la SCP
0780/2014 de 21 de abril, y al no haber recurrido a este medio, resulta
aplicable el principio de subsidiaridad; 2) Si bien, se hace mención de que el
fallo impugnado carece de fundamentación y motivación; empero, lo que se
invoca como vulnerado es el art. 339.II y 410 de la CPE, sosteniendo que es
imposible la prescripción de las obligaciones con el Estado; 3) Ciertamente el
art. 339.II de la Ley Fundamental establece que los bienes de patrimonio del
Estado y las entidades públicas, constituyen propiedad del pueblo boliviano y son
inviolables, inembargables e imprescriptibles (entre otras características); sin
embargo, de acuerdo al art. 324 de la misma Norma Suprema, esa
imprescriptibilidad alcanza solo a las obligaciones o deudas resultantes de un daño
económico al Estado; 4) El Tribunal Supremo de Justicia, mediante el Auto
Supremo 400/2013, refiriéndose a la aplicación del art. 324 de la CPE, señaló
que aquella se refiere a los actos cometidos por servidores públicos que causen
pérdida patrimonial o particulares que se beneficien indebidamente
ocasionando daño patrimonial; en tanto que, el presente caso se trata de una
obligación emergente de un contrato privado en el cual resulta inaplicable la
imprescriptibilidad; 5) De acuerdo al art. 384 del Código Civil (CC), el acreedor
puede ceder o transferir su crédito aun sin el consentimiento del deudor, pero
no podrá modificar las condiciones establecidas; por lo que, el hecho de haber
ingresado el BCB, en lugar de un banco privado, no modifica la naturaleza de la
obligación; y, 6) El Auto de Vista impugnado, dando cumplimiento a la
Resolución de 19 de junio de 2015 del Tribunal de garantías confirmada por la
SCP 1324/2015-S2, expuso las razones de la decisión, expresando los
argumentos por los que resulta aplicable los razonamientos de la SC 1023/2004
y no así las disposiciones de la Ley de Administración y Control
Gubernamentales.

I.3.4. Resolución

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El Juez Público Civil y Comercial Vigesimosegundo del departamento de Santa
Cruz, constituido en Juez de garantías, mediante Resolución 07 de 4 de
diciembre de 2017, cursante de fs. 266 a 270, denegó la tutela; en mérito a
los siguientes argumentos: i) El Auto de Vista impugnado, no admite recurso
ulterior, por lo que siguiendo lo expuesto en la SCP 0069/2014 de 3 de enero,
los actos lesivos de los derechos fundamentales y garantías constitucionales, no
pueden ser corregidos por un proceso ordinario; ii) La demanda está dirigida
contra la Sala Civil, Comercial, Familia, Niñez, Adolescencia y Violencia
Intrafamiliar Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, por
lo que los legitimados pasivos, son los Vocales en ejercicio en dicha Sala; iii)
No se puede obviar lo señalado en la SCP 1324/2015-S2, habida cuenta que el
Auto de Vista 183 de 16 de mayo de 2016, fue emitido en cumplimiento a
dichos razonamientos jurisprudenciales; iv) El Auto impugnado, realizó una
valoración, explicación congruente y fundamentación en cuanto a la aplicación
de los arts. 1492 y 1502 del CC, este último modificado por el art. 39 de la Ley
de Lucha Contra la Corrupción, Enriquecimiento Ilícito e Investigación de
Fortunas “Marcelo Quiroga Santa Cruz” -Ley 004 de 31 de marzo de 2010-; v)
Los demandados en la fundamentación de la resolución sostuvieron que, la
obligación emerge de un contrato entre particulares y la cesión del crédito, no
cambia la naturaleza del adeudo; vi) Se consideró el instituto de la
prescripción, en la materia que le concierne, analizando y fundamentando
también la imprescriptibilidad contemplado en el art. 339.II de la CPE,
expresando entre las razones de su inaplicabilidad, el hecho de que el adeudo
emergió de una relación contractual civil; y, vii) La Resolución impugnada,
consideró y valoró la existencia de la Carta Notariada de 11 de mayo de 2009,
los mismos que constan en los parágrafos XII y XIII, de lo que resulta no ser
evidente los agravios denunciados.

II. CONCLUSIONES

Del análisis y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se


establece lo siguiente:

II.1. El 27 de enero de 2015, Mary Olivia Vincenti de Mansilla y Claudio Mansilla


Peña, formularon recurso de apelación contra la Sentencia 21 de 3 de
diciembre de 2014, emitida por la Jueza Segunda de Partido Civil y
Comercial -hoy Juzgado Público Civil y Comercial Segundo- del
departamento de Santa Cruz, por haber declarado probada la demanda
ejecutiva incoada por el BCB e improbadas las excepciones de impersonería
y prescripción planteadas por los ejecutados; en cuyo mérito expusieron
como agravios el haber omitido pronunciarse sobre los argumentos de la
excepción de impersonería; y, respecto a la segunda, por haber sustentado
su decisión en el supuesto de que las publicaciones del periódico realizadas
el 1999 y 2000 no interrumpieron la prescripción, y tampoco tomó en
cuenta que con la demanda ejecutiva recién se les citó el 22 de julio de

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2013, habiendo vencido superabundantemente el plazo de cinco años,
establecido en el art. 1507 del CC, para la prescripción (fs. 30 a 37 vta.).

II.2. El 14 de abril de 2015, la Sala Civil y Comercial Primera del Tribunal


Departamental de Justicia de Santa Cruz, mediante Auto de Vista 200,
confirmó la Sentencia apelada por Mary Olivia Vincenti de Mansilla y
Claudio Augusto Mansilla Peña (fs. 46 y vta.).

II.3. El 19 de junio de 2015, la Sala Civil y Comercial Segunda del Tribunal


Departamental de Justicia de Santa Cruz, constituida en Tribunal de
garantías, resolviendo la primera acción de amparo constitucional
interpuesta por Mary Olivia Vincenti de Mansilla y Claudio Augusto
Mansilla Peña, concedió la tutela por lesión al debido proceso en sus
elementos fundamentación y motivación y el principio de igualdad; por
cuanto, el Auto de Vista 200 de 14 de abril de 2015, no habría tomado
en cuenta la Sentencia Constitucional 1023/2004 de 1 de junio,
pronunciada frente a supuestos fácticos similares; pero tampoco habría
expuesto los argumentos del porqué considera inaplicable al caso
concreto los razonamientos desarrollados en aquella. En consecuencia,
dejó sin efecto el Auto de Vista impugnado y ordenó a los demandados
pronunciar otro, considerando los elementos señalados en la resolución.
Esta determinación, fue confirmada por SCP 1324/2015-S2 de 16 de
diciembre (52 vta. a 54; y, 67 a 73).

II.4. El 16 de mayo de 2016, la Sala Civil, Comercial, Familia, Niñez,


Adolescencia y Violencia Intrafamiliar Primera del Tribunal Departamental
de Justicia de Santa Cruz; dando cumplimiento a la Resolución de 19 de
junio de 2015, pronunciada por el Tribunal de garantías, emitió el Auto
de Vista 183, revocando parcialmente la Sentencia 21 de 3 de diciembre
de 2014 y declaró probada la excepción de prescripción e improbada la
demanda interpuesta por el BCB; señalando como argumentos
relevantes, los siguientes: a) “…conforme al art. 1492 del Código Civil, los
derechos se extinguen por la prescripción, cuando su titular no los ejerce
durante el tiempo que la ley establece, salvo las excepciones previstas en la
Ley Nº 04 de 31 de marzo de 2010, que en su art. 39, modifica el art. 1502
del Código Civil, y por tanto se tiene que la prescripción no corre: inc. 6) ‘en
cuanto a las deudas por daños económicos causados al Estado’”(sic); b) El
art. 180 de la CPE, establece que la jurisdicción ordinaria, se fundamenta
entre otros en el debido proceso e igualdad de las partes, por lo tanto de
acuerdo a lo expresado por el Tribunal de garantías, el no acatar la
jurisprudencia establecida por la SCP 1023/2004, vulnera los derechos de
los accionantes; c) De acuerdo a la citada Sentencia, la obligación que
emerge de una relación contractual entre dos particulares, no cambia la
naturaleza de la obligación, por efecto de la intervención de las actividades
del sujeto privado, resultando impertinente el argumento de la
imprescriptibilidad de las obligaciones para con el Estado; d) La ratio
decidendi de la SC 1023/2004, guarda similitud de supuestos fácticos con

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el presente caso, dado que se trata de una acreencia por efectos de una
intervención bancaria y posterior cesión de crédito, en el que no cambia
la naturaleza de la obligación; e) No resulta aplicable al caso los arts. 31
inc. b) y 40 de la Ley de Administración y Control Gubernamentales
(LACG), dado que los ejecutados no son servidores públicos, ni están
comprendidos dentro de la responsabilidad civil, al no administrar
recursos públicos, tampoco haberse beneficiado de los mismos; f) El art.
324 de la CPE, tampoco es aplicable, por cuanto este se refiere, al que
hubiere causado daño económico al Estado y en el presente caso, la
obligación surge del contrato suscrito entre los ejecutados y el BBA; y, g)
Entre las publicaciones realizadas el 2000 y la citación a los demandados
el 22 de julio de 2013, transcurrió más de los cinco años previstos por
Ley; lo mismo ocurre con relación a la Carta Notariada de 11 de mayo de
2009 (fs. 56 a 58 vta.).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

La parte accionante, denunció la lesión de su derecho al debido proceso en sus


elementos fundamentación, motivación y además de la infracción de la garantía
prevista en el art. 339.II de la CPE; por cuanto, los Vocales que emitieron el Auto
de Vista 183, declaró probada la excepción de prescripción opuesta por los
coejecutados, aplicando indebidamente el razonamiento expresado en la SC
1023/2004, que resulta incompatible con el actual marco constitucional. En tal
mérito, la problemática a ser resuelta en la acción de amparo constitucional, está
referida a: 1) La subsidiaridad alegada por los terceros interesados, debido a que
la parte accionante no hizo uso de la ordinarización del proceso ejecutivo; 2) La
lesión al debido proceso por falta de fundamentación y motivación; y, 3) La
errónea aplicación de la jurisprudencia establecida en la SC 1023/2004, para
declarar la prescripción de la acreencia del Estado, infringiendo el art. 339.II de la
CPE.

Consiguientemente en revisión, corresponde revisar si el Juez de garantías,


valoró correctamente los antecedentes a efectos de conceder o denegar la
tutela.

III.1. De la acción de amparo constitucional

La Constitución Política del Estado, en su art. 128 establece: “La Acción


de Amparo Constitucional tendrá lugar contra actos u omisiones ilegales
o indebidos de los servidores públicos, o de persona individual o
colectiva, que restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir los
derechos reconocidos por la Constitución y la Ley”; a su vez el art.
129.I de la CPE, determina que: “La Acción de Amparo Constitucional se
interpondrá por la persona que se crea afectada, por otra a su nombre
con poder suficiente o por la autoridad correspondiente de acuerdo con

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la Constitución, ante cualquier juez o tribunal competente, siempre que
no exista otro medio o recurso legal para la protección inmediata de los
derechos y garantías restringidos, suprimidos o amenazados”.

En el marco de las normas constitucionales citadas, el art. 51 del


Código Procesal Constitucional (CPCo), al referirse al objeto de la acción
de amparo constitucional, señala que es el “…de garantizar los derechos
de toda persona natural o jurídica, reconocidos por la Constitución
Política del Estado y la Ley, contra los actos ilegales o las omisiones
indebidas de las y los servidores públicos o particulares que los
restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir”, por su parte el
art. 54 del citado Código, con referencia a la subsidiariedad e
inmediatez, establecen:

“I. La Acción de Amparo Constitucional no procederá cuando exista


otro medio o recurso legal para la protección inmediata de los
derechos y garantías restringidos, suprimidos o amenazados de
serlo.

II. Excepcionalmente, previa justificación fundada, dicha acción será


viable cuando:
1. La protección pueda resultar tardía.

2. Exista la inminencia de un daño irremediable e irreparable a


producirse de no otorgarse la tutela”.

La acción de amparo constitucional, en consecuencia, es un mecanismo


para la protección y/o restablecimiento inmediato y efectivo de los
derechos y garantías restringidos, suprimidos o amenazados, a través
de un procedimiento constitucional sencillo, rápido y expedito, activado
por el directamente afectado por si o mediante poder, frente a
situaciones de lesión provenientes de la acción u omisión de servidores
públicos o particulares; siempre que no exista un otro medio idóneo y
expedito para reparar la lesión producida.

III.2. Legitimación pasiva de las nuevas autoridades en la institución


que emitió la resolución considerada lesiva

La SCP 0134/2012 de 4 de mayo, refiriéndose a la legitimación pasiva a


efectos de la responsabilidad institucional de nuevas autoridades, citó lo
expresado en la SC 0264/2004-R de 27 de febrero, que dice: “…la
demanda debe estar dirigida contra la 'autoridad' que ostente el cargo
desde el cual se realizó el acto ilegal o se incurrió en la omisión
indebida, sin que ello implique que, en caso de existir responsabilidades
personalísimas, como la penal, el funcionario que haya accedido al
cargo con posterioridad al acto lesivo de derechos, tenga que asumir las
consecuencias únicamente por encontrarse en funciones al momento de
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iniciarse la demanda y porque ésta haya sido dirigida en su contra’, es
decir, debe entenderse que a la autoridad que ejerce el cargo del cual
emergió el acto ilegal u omisión indebida únicamente le corresponde la
responsabilidad institucional, entendida como una situación jurídica
derivada de una acción u omisión que lesiona derechos fundamentales
y garantías constitucionales, por lo cual el funcionario asume por la
institución a la cual representa, el deber de cesar la restricción,
supresión o amenaza de restringir o suprimir los derechos
fundamentales y garantías constitucionales. En cambio, la
responsabilidad personal, es la asumida por el que lesionó de forma
directa ya sea con sus actos ilegales u omisiones indebidas derechos
fundamentales y garantías constitucionales, de lo cual podría devenir no
sólo la responsabilidad civil sino la penal, a efectos de la reparación del
daño causado, por lo que en el nuevo orden constitucional deberá
considerarse lo establecido en el art. 112 de la CPE, tratándose de
delitos cometidos por servidores públicos que atenten contra el
patrimonio del Estado y causen grave daño económico.

De lo anterior:

1. Conforme lo establecido por la SC 0264/2004-R, es posible el


planteamiento de la demanda contra la actual autoridad; es decir, la
que se encuentra actualmente en el ejercicio del cargo, pero sólo a
efectos de una responsabilidad institucional y no así de una de carácter
personal, esto porque en esencia a través de la acción de amparo
constitucional se busca la protección de derechos fundamentales y
garantías constitucionales y la declaración de responsabilidad
constitucional se constituye en una consecuencia de la otorgación de la
tutela.

2. A momento de considerar la legitimación pasiva de autoridades


públicas en razón a cambios continuos de la administración pública es
posible demandar contra el cargo o la función pública en cuyo ejercicio
pudieron cometerse los actos violatorios denunciados, al no ser atinente
a la voluntad del accionante el cambio de servidores públicos, por ello
tampoco sus derechos pueden quedar en suspenso por el cambio de
autoridades y servidores públicos.

(…)

Ahora bien, si la regla señala que, cuando el funcionario o autoridad ya


no ocupa el cargo en el que se encontraba cuando ocasionó la lesión al
derecho o garantía, el accionante debe dirigir su demanda contra la
persona que actualmente ostente el cargo. Excepcionalmente, al no ser
conocido por parte del accionante el cambio de autoridad, no le es
imputable ese hecho, por lo que al dirigir la acción de amparo
constitucional únicamente contra la autoridad anterior, no incumplió con
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uno de los requisitos exigidos para la activación de esta acción de
defensa, teniendo legitimación pasiva la autoridad que actualmente
ostenta el cargo del cual devino el cuestionado acto ilegal u omisión
indebida.

En consecuencia, se tendrá por cumplido el requisito exigido en el art.


77.2 de la LTCP, que refiere que la acción de amparo constitucional será
presentada por escrito indicando el nombre y domicilio de la parte
demandada, ya que el demandante dirigió su acción contra la autoridad
que firmó y dictó el Auto que ahora es objeto de la presente acción de
defensa y la nueva organización interna realizada, respetando el principio
de la seguridad jurídica que debe existir en la administración de justicia,
no tendría por qué perjudicar el derecho de acceso a la justicia que tiene
el accionante”.

III.3. La fundamentación y motivación como elementos del debido


proceso.

La Norma Suprema del ordenamiento jurídico boliviano, en su art.


115.II,
establece: “El Estado garantiza el derecho al debido proceso, a la
defensa y a una justicia plural, pronta, oportuna, gratuita, transparente y
sin dilaciones” (las negrillas son agregadas).

El razonamiento doctrinal, de manera uniforme ha señalado, que el


debido proceso se refiere al derecho que tiene toda persona, a un
proceso justo y equitativo, en el que los órganos e instancias
encargadas de resolver las peticiones o controversias, acomoden sus
actuaciones y decisiones a las normas o reglas pre-establecidas,
permitiendo que los involucrados puedan ejercer plenamente sus
derechos haciendo uso de los medios de defensa previstos por el
ordenamiento normativo.

Ello implica que, el debido proceso está destinado a proteger a las


personas de los posibles abusos y/o arbitrariedades de las autoridades,
como resultado de sus actuaciones u omisiones procesales, en la
aplicación de las normas sustantivas, y en las decisiones que se
adopten a través de las distintas resoluciones dictadas para
dirimir situaciones jurisdiccionales o administrativas. En este
marco, cobra especial importancia, el derecho a una resolución
debidamente fundamentada y motivada.

Cabe precisar que: 1) Fundamentar un acto o una resolución,


implica indicar con precisión las normas que justifican la emisión del
acto y la decisión de fondo en uno u otro sentido; y, 2) Motivar una
resolución, consiste en describir las circunstancias de hecho que

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hacen aplicable la norma jurídica al caso concreto. La motivación
explica la manera en que se opera la adecuación lógica del supuesto de
derecho a la situación subjetiva del particular; por lo que, deben
señalarse con precisión las circunstancias especiales, razones
particulares o causas inmediatas que se tuvieron en consideración para
asumir dicha decisión; siendo necesario además, que exista adecuación
y coherencia entre los motivos aducidos y las normas aplicables; es
decir, que en el caso concreto se configuren las hipótesis normativas.

En cuanto a la fundamentación y motivación, la SC 2023/2010-R de 9 de


noviembre, resume en forma precisa los razonamientos doctrinales
asumidos sobre el particular, señalando: “La garantía del debido proceso,
comprende entre uno de sus elementos la exigencia de la motivación de
las resoluciones, lo que significa, que toda autoridad que conozca de un
reclamo, solicitud o dicte una resolución resolviendo una situación jurídica,
debe ineludiblemente exponer los motivos que sustentan su decisión, para
lo cual, también es necesario que exponga los hechos establecidos, si la
problemática lo exige, de manera que el justiciable al momento de
conocer la decisión del juzgador lea y comprenda la misma, pues la
estructura de una resolución tanto en el fondo como en la forma, dejará
pleno convencimiento a las partes de que se ha actuado no sólo de
acuerdo a las normas sustantivas y procesales aplicables al caso, sino que
también la decisión está regida por los principios y valores supremos
rectores que rigen al juzgador, eliminándose cualquier interés y
parcialidad, dando al administrado el pleno convencimiento de que no
había otra forma de resolver los hechos juzgados sino de la forma en que
se decidió…”.

Siguiendo ese mismo orden de ideas, la SCP 0761/2013 de 11 de junio,


citando a la SC 1365/2005-R de 31 de octubre, expresó que: “‘…la
motivación no implicará la exposición ampulosa de consideraciones y
citas legales, sino que exige una estructura de forma y de fondo. En
cuanto a esta segunda, la motivación puede ser concisa, pero clara y
satisfacer todos los puntos demandados, debiendo expresar el Juez sus
convicciones determinativas que justifiquen razonablemente su decisión
en cuyo caso las normas del debido proceso se tendrán por fielmente
cumplidas. En sentido contrario, cuando la resolución aun siendo
extensa no traduce las razones o motivos por los cuales se toma una
decisión, dichas normas se tendrán por vulneradas’…”.

De todo lo señalado se concluye, que la motivación y fundamentación


coherente, son elementos integradores del debido proceso y deben
concretizarse en la emisión de un fallo que explique las razones o
motivos de la decisión con base en disposiciones legales pertinentes y
explicando el por qué le otorga un determinado sentido a las normas
jurídicas aplicadas a la decisión que asume.

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En ese contexto, la falta de fundamentación y motivación, se produce
cuando se omite expresar las normas aplicables al asunto y no se
expresan las razones que se hayan considerado para estimar que el
caso puede subsumirse en la hipótesis prevista en esas normas
jurídicas. En cambio, hay una indebida fundamentación cuando se
invoca un precepto; sin embargo aquel o aquellos, resultan inaplicables
al asunto por las características específicas de éste; y, se opera una
incorrecta motivación, en el supuesto en el que se indican las razones
que tuvo en consideración la autoridad para emitir la decisión, pero
aquéllas están en disonancia con el contenido de la norma legal que se
aplica en el caso.

III.4. Análisis del caso concreto

Antes de ingresar en el análisis de las problemáticas identificadas; cabe


pronunciarse respecto al hecho de haberse prescindido por parte del
Juez de garantías, la notificación de la codemandada Teresa Lourdes
Ardaya Pérez, ex Vocal de la Sala Civil, Comercial, Familia, Niñez,
Adolescencia y Violencia Intrafamiliar Tercera del Tribunal
Departamental de Justicia de Santa Cruz, que intervenido en la emisión
del Auto de Vista 183 impugnado. Al respecto, cabe señalar que, de
conformidad a lo expresado en el Fundamento Jurídico III.2 del
presente fallo, es admisible dirigir la demanda contra la autoridad que
se encuentra actualmente en el ejercicio del cargo, pero sólo a efectos
de una responsabilidad institucional y no así de una de carácter
personal, esto porque en esencia a través de la acción de amparo
constitucional se busca la protección de derechos fundamentales y
garantías constitucionales. En dicho contexto, en el caso presente, el
haber prescindido mediante providencia expresa, la notificación de la
codemandada, debido a que no se pudo identificar ni encontrar su
nuevo domicilio para proceder con la comunicación procesal -conforme
se extrae del informe cursante a fs. 192, emitido por el Oficial de
Diligencias del Juzgado Público Civil y Comercial Vigesimosegundo de
del departamento de Santa Cruz-; sin embargo, habiéndose notificado
con dicha acción constitucional a los nuevos Vocales de la Sala
demandada, no existía impedimento para instalar la audiencia y emitir
resolución, considerando además que el único petitorio de la parte
accionante, es dejar sin efecto el Auto de Vista impugnado. En tal
sentido, no se incurrió en indefensión que pueda dar lugar a la nulidad
procesal.

Respecto a la subsidiaridad alegada por los terceros interesados, en razón


a que, la parte ahora accionante, no hizo uso de la ordinarización del
proceso ejecutivo; se debe tener en cuenta que, si bien es evidente que
de acuerdo a jurisprudencia constitucional, la sentencia que tiene carácter
formal y no material, dictada en el proceso ejecutivo, es susceptible de
revisión o modificación mediante un proceso de conocimiento de

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naturaleza amplia; no es menos cierto que, la ordinarización del proceso
ejecutivo no en todos los casos representa un mecanismo idóneo y
efectivo para dilucidar los hechos vulneratorios de derechos
fundamentales (SC 1023/2010-R de 23 de agosto y Sentencias
Constitucionales Plurinacionales 0780/2014 de 21 de abril y 0383/2015-
S1 de 21 de abril); por lo que, cuando se alega vulneraciones al debido
proceso y éstos no puedan ser subsanados en el proceso posterior,
deben ser analizados mediante la acción de amparo constitucional, sin
que se tenga que recurrir a un proceso ordinario. En este contexto, es
que en el caso objeto de revisión, se procederá al análisis de las
denuncias por falta de fundamentación y motivación.

En lo concerniente a la denuncia de lesión del debido proceso, por


haber faltado al deber de fundamentación y motivación en la emisión
del Auto de Vista 183 de 16 de mayo de 2016; cabe señalar que, los
Vocales emisores del Auto impugnado, realizando una previa
contextualización de los antecedentes para la emisión de un nuevo fallo
-entre ellos la determinación asumida por el Tribunal de garantías en la
acción de amparo constitucional interpuesta contra el Auto de Vista
200-, refiriéndose a los puntos cuestionados en el recurso de apelación
y la respuesta a éstos, expresaron que: i) En cuanto a la excepción de
impersonería de los demandantes, por no llevar transcrito en el poder la
parte pertinente del Estatuto de Constitución del BCB, por el que se
constate las prerrogativas de los Directores; se debe tomar en cuenta que
esta Entidad financiera, se encuentra regulada por su propia Ley,
consecuentemente los documentos transcritos en el referido poder, son
suficientes para acreditar la personería; ii) La prescripción en el ámbito
civil se constituye en un modo de adquirir un derecho o liberarse de
alguna obligación por el transcurso del tiempo y se impone como un deseo
de mantener la paz social que se vería afectada por la incertidumbre; iii)
De acuerdo al art. 1492 del CC, los derechos se extinguen por
prescripción cuando su titular no los ejerce durante el tiempo que la ley
establece, salvo las excepciones previstas en la Ley 004 de 31 de marzo
de 2010, que en su art. 39, modificatorio del art. 1502 del sustantivo
civil, establece que la prescripción no corre, inc. 6) “en cuanto a las
deudas por daños económicos causados al Estado”; iv) De acuerdo al
art. 180 de la CPE, la jurisdicción ordinaria se rige por el principio del
debido proceso e igualdad de las partes, consiguientemente tomando
en cuenta que el presente caso no se trata de fondos públicos
pertenecientes al Estado y tampoco se refiere a una deuda por daños
económicos causados al mismo, se debe dar cumplimiento a los
lineamientos y parámetros señalados por el Tribunal de garantías que, a
tiempo de dejar sin efecto el anterior Auto de Vista, dispuso que el no
aplicar la SC 1023/2004, lesionaba el derecho de los entonces
accionantes; v) De acuerdo a la SC 1023/2004, la obligación que
emerge de una relación contractual entre particulares, no cambia su
naturaleza por efecto de la intervención de las actividades de la Entidad
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bancaria; siendo esta la similitud de los supuestos fácticos con el caso
analizado, en razón de que la acreencia objeto de ejecución emerge de
una intervención bancaria y posterior cesión de crédito; dicho
razonamiento, no puede ser desconocido por existir resoluciones
emitidas en la misma línea; vi) En el presente caso, no son aplicables
los arts. 31 inc. b) y 40 de la LACG, dado que los sujetos no son
servidores públicos, ni están comprendidos en responsabilidad civil; vii)
De la misma manera, no resulta aplicable el art. 324 de la CPE, toda vez
que, éste se refiere a las deudas emergentes de daño económico al
Estado, en tanto que en el presente caso, la ejecución emerge de un
contrato suscrito entre los ejecutados y el BBA S.A.; viii) En lo
concerniente a lo expresado por los demandantes, en sentido de que el
art. 126 de la Ley de Bancos y Entidades financieras, no permitía iniciar
acciones legales, corresponde precisar que esa prohibición se aplica
para que durante la liquidación no se pueda demandar a la Entidad
financiera, mas no limitaba a ésta perseguir las acreencias en mora; y,
ix) Las publicaciones destinadas a interrumpir la prescripción de la
obligación, al igual que la Carta Notariada, no surten efectos; toda vez
que, entre el año 2000 en que se operó la cesión de la acreencia al BCB
y los actuados referidos, transcurrieron más de cinco años.

De lo expuesto precedentemente, se puede advertir que, los emisores


del Auto de Vista 183, al referirse a la prescripción y su aplicación al
caso, después de señalar que el art. 180 de la CPE, establece que la
jurisdicción ordinaria se rige por el principio del debido proceso e
igualdad de las partes; sostuvieron que, la obligación exigida en el
proceso ejecutivo, no se trata de fondos públicos pertenecientes al
Estado y tampoco se refiere a una deuda por daños económicos
causados al mismo; empero, para arribar a dicha conclusión no
invocaron ninguna norma jurídica ni expresaron los razonamientos y
criterios empleados.

Asimismo, refiriéndose a la similitud de los supuestos fácticos que


hacen aplicable al caso resuelto, los razonamientos expresados en la
SC 1023/2004; se limitaron a sostener que, la acreencia objeto de
ejecución, emerge de una intervención bancaria y posterior cesión de
crédito; empero, no respondieron ni explicaron respecto a lo aseverado
por la parte ejecutante, en lo concerniente a que, el caso resuelto por la
citada SC 1023/2004, el demandante era interventor de la Entidad
bancaria en liquidación, en tanto que en el caso que se resolvió
mediante el Auto de Vista 183, el ejecutante es el cesionario del
crédito; y tampoco explicaron cuál el efecto cuando el cesionario de los
créditos es una entidad pública, o por el contrario aquello no tiene
ninguna incidencia, en razón al origen de la obligación.

De la misma manera, el Auto impugnado, no expone con claridad y


precisión, cual el alcance de la tutela otorgada por el Tribunal de
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garantías que dejó sin efecto el Auto de Vista 200; toda vez que, si bien
indicaron encontrarse constreñidos a cumplir los lineamientos y
parámetros señalados en aquel fallo, no expresaron con precisión los
mandatos de aquella tutela, limitándose a señalar que, según dicho
fallo, los derechos de los accionantes de aquel entonces resultó
lesionado por no haberse aplicado la SC 1023/2004. En ese contexto se
tiene, que el Auto de Vista 183, no precisó de manera suficiente el
mandato vinculante que contiene la resolución constitucional invocada
como principal sustento de la nueva determinación (ahora impugnada);
consiguientemente, la falta de claridad respecto a la fuente de derecho
en la que se sustenta la decisión, la convierte en arbitraria y no permite
a las partes entender por qué se resolvió en uno u otro sentido.

Por lo expresado precedentemente y de conformidad al Fundamento


Jurídico III.3 de la presente Sentencia Constitucional Plurinacional, se
tiene que, el no expresar con suficiente claridad las normas jurídicas
que sustentan la decisión y las razones determinativas que llevaron a
resolver de una u otra manera, se ha incumplido el deber de
fundamentar y motivar las resoluciones, produciendo como
consecuencia lesión al debido proceso; toda vez que, no se permitió a
las partes involucradas en el proceso, comprender a cabalidad por qué
se resolvió de la manera en que se lo hizo y, que no había otra forma
de dilucidar la controversia. En tal mérito, corresponde conceder la
tutela a efectos de que las autoridades en ejercicio de la función
jurisdiccional del Tribunal que pronunció el fallo cuestionado, emitan
uno nuevo, subsanando las omisiones en las que habrían incurrido sus
antecesores.

Respecto a la denuncia sobre errónea aplicación de la SC 1023/2004 en


contravención del art. 339.II de la CPE en actual vigencia; del análisis
del Auto de Vista impugnado, se tiene que, los Vocales demandados, no
se pronunciaron respecto a la inaplicabilidad de los razonamientos de la
aludida Sentencia -según refiere la parte accionante- por resultar
manifiestamente contraria al régimen de la imprescritibilidad de los
bienes del Estado; y por el contrario, eludiendo fundamentar sobre el
particular, de manera muy superficial hicieron referencia al art. 324 de
la Norma Suprema, señalando que el mismo no resulta aplicable al
asunto, por cuanto se refiere a los casos en los que existe daño
económico al Estado.

Sobre el tema en cuestión, cabe realizar las siguientes


puntualizaciones: a) El derecho de obligaciones entre particulares se
rige en el marco del Código Civil, de donde resulta que, cualquier
cambio en la naturaleza y el alcance de las relaciones contractuales,
debe emerger del consentimiento de las partes; empero, no sucede lo
mismo cuando las obligaciones tienen que ver con el patrimonio del
Estado, que en nuestro caso de acuerdo a la Constitución Política del
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Estado vigente desde 7 de febrero de 2009, en resguardo de los bienes
de las entidades públicas y del patrimonio de los bolivianos, estableció
la imprescriptibilidad de éstos; y, b) Las disposiciones constitucionales
tienen valor normativo y son de aplicación directa en virtud a lo
expresado en el art. 109.I de la CPE; pero además por imperio del art.
410.I de la citada Norma Suprema, todas las personas, naturales y
jurídicas, así como los órganos públicos, funciones públicas e
instituciones, se encuentran sometidos a su cumplimiento.

En el contexto antes señalado, los demandados a tiempo de resolver la


excepción de prescripción y la emisión de un nuevo fallo que resuelva la
problemática debidamente fundamentada y motivada, deben interpretar
las normas de acuerdo al marco constitucional vigente; dejando plena
certeza, de que la justicia es el medio para la efectivización de los
derechos y la garantías, en nuestro caso, sobre la imprescriptibilidad de
los bienes del patrimonio del Estado y la imprescriptibilidad de las
deudas por daños económicos causados al Estado.

Por todo lo expuesto, el Juez de garantías, al haber denegado la tutela


solicitada, no analizó correctamente la problemática planteada.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Tercera; en virtud de la


autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado y el art. 12.7 de la
Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional; en revisión, resuelve: REVOCAR
la Resolución 07 de 4 de diciembre de 2017, cursante de fs. 266 a 270,
pronunciada por el Juez Público Civil y Comercial Vigesimosegundo del
departamento de Santa Cruz; y en consecuencia, CONCEDER la tutela;
dejando sin efecto el Auto de Vista 183 de 16 de mayo de 2016, disponiendo se
emita uno nuevo en el marco de lo expuesto en el presente fallo constitucional.
CORRESPONDE A LA SCP 0014/2018-S3 (viene de la pág. 15)

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional


Plurinacional.

MSc. Brígida Celia Vargas Barañado Orlando Ceballos Acuña


MAGISTRADA MAGISTRADO

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