Auto Supremo Con Contenido Uso Indebido de Influencias 3

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TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA

SALA PENAL

AUTO SUPREMO Nº 118/2016-RRC

Sucre, 21 de febrero de 2016

Expediente : Santa Cruz 66/2016

Parte Acusadora : Ministerio Público y otro

Parte Imputada : David Huayllani Copa y otro

Delito : Uso Indebido de Influencias

Magistrada Relatora : Dra. Norka Natalia Mercado Guzmán

RESULTANDO

Por memoriales presentados el 27 y 28 de junio de 2016, cursantes de fs. 3060 a 3065 y fs. 3095
a 3096 vta., David Huayllani Copa y Rómulo Arturo Velásquez Romero, interponen recursos de
casación, impugnando el Auto de Vista 29 de 27 de mayo de 2016, de fs. 3024 a 3028,
pronunciado por la Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz,
integrada por los Vocales, William Torrez Tordoya y Hugo Juan Iquise Saca, dentro del proceso
penal seguido por el Ministerio Público y los representantes de Yacimientos Petrolíferos Fiscales
Bolivianos (YPFB) contra los recurrentes, por la presunta comisión de los delitos de Uso Indebido
de Influencias, Incumplimiento de Deberes, Encubrimiento, Omisión de Denuncia y Uso Indebido
de Bienes y Servicios Públicos, previstos y sancionados por los arts. 146, 154, 171 y 178 del
Código Penal (CP) y 26 de la Ley de Lucha contra la Corrupción “Marcelo Quiroga Santa Cruz”
(Ley 004).

I. DEL RECURSO DE CASACIÓN

I.1. Antecedentes.

a) Por Sentencia 114/15 de 23 de noviembre de 2015 (fs. 2818 a 2828 vta.), el Tribunal Segundo
de Sentencia de Santa Cruz, declaró a David Huayllani Copa, autor de la comisión de los delitos
de Uso Indebido de Bienes y Servicios; y, Uso Indebido de Influencias, previstos y sancionados
por los arts. 26 de la Ley 004 y 146 del CP, imponiendo la pena de cuatro años de reclusión;
asimismo, lo absolvió de responsabilidad y pena del delito de Incumplimiento de Deberes. Por
otro lado, declaró a Rómulo Arturo Velásquez Romero, autor de los delitos de Uso Indebido de
Influencias, Incumplimiento de Deberes, Encubrimiento y Omisión de Denuncia, tipificados por
los arts. 146, 154, 171 y 178 del CP, estableciendo la pena de tres años y seis meses de presidio,
además a ambos imputados se les sancionó al pago de costas.

b) Contra la mencionada Sentencia, los imputados David Huayllani Copa (fs. 2920 a 2933 vta.),
Rómulo Arturo Velásquez Romero (fs. 2940 a 2950); y, los representantes de YPFB como parte
acusadora (fs. 2965 a 2969 vta.), interpusieron recursos de apelación restringida, que fueron
resueltos por Auto de Vista 29 de 27 de mayo de 2016, dictado por la Sala Penal Primera del
Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, que declaró admisibles e improcedentes los
tres recursos de apelación restringida.

I.1.1. Motivos de los recursos de casación.

De los memoriales de los recursos de casación y del Auto Supremo de admisión 688/2016-RA de
13 de septiembre, se extraen los siguientes motivos admitidos a ser analizados en la presente
Resolución, correspondientes a los recursos de casación planteados por los co-acusados David
Huayllani Copa y Rómulo Arturo Velásquez Romero, conforme al mandato establecido en los
arts. 398 del Código de Procedimiento Penal (CPP) y 17 de la Ley del Órgano Judicial (LOJ):

Del recurso de Rómulo Arturo Velásquez Romero, denuncia que se habría respondido de manera
inconsistente respecto al principio de inmediatez, lo que vulneraría el derecho al debido proceso
y el principio de legalidad, establecidos en los arts. 115.II y 117.I de la Constitución Política del
Estado (CPE), constituyéndose en defecto absoluto, de conformidad a lo establecido por el art.
169 inc. 3) del CPP.

De David Huayllani Copa: 1) Acusa que el Auto de Vista recurrido, se habría pronunciado
respecto a la denuncia de vulneración de los principios de inmediación y continuidad, sin una
debida motivación y fundamentación, además de no ajustarse a derecho; por cuanto, no es
evidente la afirmación del Tribunal de alzada, en sentido que las 22 audiencias interrumpidas
hubieren sido suspendidas por la recargada labor de los jueces, ni mucho menos por la
enfermedad de uno de los jueces ciudadanos, además indica que las dos causas señaladas por
el Tribunal de alzada no se hallan prescritas como causales de suspensión, por los arts. 335 y 336
del CPP; por lo que, a decir del recurrente, al no haberse desarrollado el juicio de forma
ininterrumpida, se habría vulnerado el debido proceso y el principio de legalidad, que a su vez
se constituiría en defecto absoluto, de conformidad al art. 169 inc. 3) del CPP, por vulneración
de los arts. 115.II) y 117.I) de la CPE; 2) Denuncia que el Tribunal de alzada no se habría
pronunciado respecto a la denuncia de defectuosa valoración de la prueba, señala que no pidió
revalorización como tergiversa el Tribunal de alzada, sino que en apelación restringida denunció
que los jueces de la causa no se pronunciaron sobre la totalidad de los medios probatorios
introducidos a juicio, porque sólo habrían considerado la prueba testifical de cargo y no la de
descargo, detallada en el memorial de apelación restringida, mucho menos la prueba MP3; 3)
Alega que el Tribunal de apelación habría convalidado sin una debida fundamentación y
motivación el error in judicando, porque no hubiere subsumido adecuadamente su conducta a
los tipos penales previstos en los arts. 26 de la Ley 004 y 146 del CP, porque a su criterio, no se
habrían valorado las documentales PDC-9 y DP-29 de conformidad al art. 173 del CPP, señala
además que Ojopi no fue contratado por su persona, indica también que no se demostró que su
persona hubiese obtenido una ventaja o beneficio, menos se habría demostrado el dolo; por lo
que, se lo condenó por el delito de Uso Indebido de Bienes y Servicios, sin un sustento jurídico,
porque la Empresa Silver Clean era quien prestaba los servicios de limpieza, la cual era la
propietaria de los referidos insumos y que si la referida Empresa hubiera sufrido cualquier daño,
la misma era la que tenía legitimación activa para iniciar cualquier acción y no así los personeros
de YPFB, para concluir indica que respecto a las cuatro llantas, se lo responsabilizó sin que exista
una auditoria interna o un cargo que hubiese salido de Activos Fijos de YPFB; y, 4) Finalmente,
denuncia incongruencia omisiva, indicando que el Tribunal de apelación no se habría
pronunciado respecto al recurso de apelación incidental en contra de la Resolución de 10 de
marzo de 2015, que declaró improbada la excepción de extinción de la acción penal por duración
máxima del proceso, señalando que la misma fue anunciada en el Otrosí 3 del recurso de
apelación restringida, siendo que el indicado recurso fue interpuesto dentro de término legal, el
que cursa de fs. 2688 a 2691, lo cual a decir del recurrente implica vulneración al derecho de
debido proceso, respecto a obtener una respuesta motivada sobre cada uno de los puntos
impugnados.

I.1.2. Petitorio.

Por lo expuesto, los recurrentes solicitan la admisión del recurso que se anule la Sentencia
impugnada y se disponga la realización de un nuevo juicio en caso de no ser posible la reparación
directa de la inobservancia de la ley; o en su defecto, se “case” el Auto de Vista, disponiendo se
dicte uno nuevo, de acuerdo a la doctrina legal establecida para el caso concreto y a lo
establecido por el art. 419 del CPP.

I.2. Admisión del recurso.

Mediante Auto Supremo 688/2016-RA de 13 de septiembre, cursante de fs. 3106 a 3110 vta.,
este Tribunal admitió los recursos de casación interpuestos por David Huayllani Copa y un
motivo del presentado por Rómulo Arturo Velásquez Romero todos vía flexibilización, para su
análisis de fondo.

II. ACTUACIONES PROCESALES VINCULADAS AL RECURSO

De la atenta revisión de los antecedentes venidos en casación, se establece lo siguiente:

II.1. Incidente de extinción de la acción penal planteado por el imputado.


Durante la sustanciación de la audiencia de juicio oral celebrada el 26 de febrero de 2015, en la
etapa de incidentes y excepciones las defensas de ambos imputados, plantearon incidentes de
Extinción de la Acción Penal por duración máxima del proceso, declaradas improbadas por el
Tribunal de Sentencia, mediante Resolución 22/2015 de 10 de marzo (fs. 2672 a 2674).

Contra la precitada Resolución, mediante memorial presentado ante el Tribunal de Sentencia el


13 de marzo de 2015, David Huayllani Copa, interpuso recurso de apelación incidental (fs. 2689
a 2691); el cual fue decretado el 16 siguiente, de la siguiente manera: “Estese a la Sentencia
Constitucional N° 0421/2007-R de 22 de mayo del 2007. Otrosí.- Se tiene presente” (sic).

Posteriormente, a tiempo de la interposición del recurso de apelación restringida, el mismo


imputado hizo notar en el Otrosí Tercero que: “Por memorial de fecha 12 de marzo de 2015 y
presentado en plataforma en fecha 13 del mismo mes y año, he interpuesto recurso incidental
de apelación en contra de la resolución de 10/03/2015 que declara improbada la extinción de la
acción penal por duración máxima del proceso, en apoyo de los arts. 394, 403 inc. 2) del
procedimiento penal. Recurso incidental que mereció la providencia de estese a la Sentencia
Constitucional 0421/2007-R de 22 de mayo de 2007, como dicho recurso ha sido interpuesto
dentro del término de ley y que el mismo cursa a fs. 2689 a 2691, pido que en atención a la ratio
decidendi de la citada Sentencia Constitucional, ratificando y reproduciendo in extenso el
recurso antes mencionado, concederme el mismo, ante el tribunal superior, con las
formalidades de rigor” (sic).

II.2. De la Sentencia.

Por Sentencia 114/15 de 23 de noviembre de 2015, el Tribunal Segundo de Sentencia de Santa


Cruz, declaró a David Huayllani Copa, autor de la comisión de los delitos de Uso Indebido de
Bienes y Servicios; y, Uso Indebido de Influencias, previstos y sancionados por los arts. 26 de la
Ley 004 y 146 del CP, imponiendo la pena de cuatro años de reclusión; asimismo, lo absolvió de
responsabilidad y pena del delito de Incumplimiento de Deberes. Por otro lado, declaró a
Rómulo Arturo Velásquez Romero, autor de los delitos de Uso Indebido de Influencias,
Incumplimiento de Deberes, Encubrimiento y Omisión de Denuncia, tipificados por los arts. 146,
154, 171 y 178 del CP, estableciendo la pena de tres años y seis meses de presidio, además a
ambos imputados se les sancionó al pago de costas; bajo los siguientes fundamentos, relativos
a los motivos admitidos:

1. Que, el imputado David Huayllani Copa, con abuso de su condición de Jefe de la Zona
Comercial de Puerto Suárez, escogía al personal de limpieza que tenían que prestar sus servicios,
así como también utilizada los insumos de limpieza, como ser jaboncillos, detergentes, papel,
etc. para su uso personal y el de su familia, así como también se apropió de cuatro llantas nuevas
que debían ser colocadas en un vehículo de la empresa estatal YPFB, no para uso de su
motorizado particular. Conclusión que emerge de las declaraciones de los testigos de cargo Elby
Frida Ángulo Aldana, Marco Antonio Rodríguez Barrero y Pihter Robles Cuellar, respaldadas por
las pruebas documentales de cargo del Ministerio Público signadas como MP-11, 17, 19, 20 y 21.

2. Que, el imputado David Huayllani Copa, solicitó la contratación de Humberto Ojopi Sánchez
de forma irregular y fuera de normas que rigen en YPFB, así como también autorizó que esta
persona viva en las instalaciones de la empresa estatal precitada. Conclusión que surge de las
declaraciones de los testigos de cargo: Humberto Ojopi Sánchez, Pihter Robles Cuellar y Jairo
Montero Masay, respaldadas por la prueba documental de cargo del Ministerio Público signada
como MP-9.

3. Consecuentemente, de las pruebas testificales de cargo y de descargo examinadas, se tiene


probado que los imputados David Huayllani Copa y Rómulo Arturo Velásquez Romero, con abuso
de sus funciones, en forma directa, incurrieron con su accionar en la comisión de los delitos de
Uso Indebido de Influencias, Incumplimiento de Deberes, Encubrimiento y Omisión de Denuncia.
Determinación sustentada por los testigos de cargo que tiene aptitud y suficiencia probatoria,
ya que no existen razones objetivas que las invaliden; además, se hallan también sustentadas
por las pruebas documentales de cargo.

4. De las pruebas de cargo examinadas se concluye y se prueba fehacientemente que el


imputado David Huayllani Copa, incurrió en la comisión de los delitos de Uso Indebido de Bienes
y Servicios y Uso Indebido de Influencias, previstos y sancionados por los arts. 26 de la Ley 004
(Ley Marcelo Quiroga Santa Cruz) y 146 del CP, mientras que Rómulo Arturo Velásquez Romero,
incurrió en la comisión de los delitos de Uso Indebido de Influencias, Incumplimiento de
Deberes, Encubrimiento y Omisión de Denuncia, previstos y sancionados por los arts. 146, 154,
171 y 178 del CP, al haberse aprovechado de las funciones que ejercía como funcionario de YPFB
en beneficio propio, así como de un tercero.

El Tribunal no le da valor legal alguno a la declaración testifical de cargo de Leonardo Rodríguez


Guerrero, por considerarla irrelevante.

5. Como se tiene acreditado con las pruebas documentales de cargo 17, 19 y 20, David Huayllani
Copa solicitó a la Oficina Central de YPFB, cuatro llantas para cambiar a un vehículo de la
empresa que se encuentra en la localidad de Puerto Suárez. Nótese que con la prueba
documental MP-17 consistente en el acta de inspección y/o reconstrucción de 3 de marzo de
2012, en la cual, se evidencia la existencia de cuatro llantas nuevas, las mismas que
posteriormente fueron reemplazadas por cuatro llantas usadas, sacadas del vehículo que
manejaba el imputado David Huayllani Copa; además, que el imputado utilizó en su beneficio
propio, las instalaciones de Yacimientos, en la localidad de Puerto Suárez como si fuera su casa,
llevando a vivir a su esposa e hija cuando en realidad, esos ambientes sirven para ser utilizados
por funcionarios de la empresa que por algún motivo tiene que ir a trabajar en dicha localidad.
6. También el imputado David Huayllani Copa, autorizó de forma arbitraria para que Humberto
Ojopi Sánchez viva en instalaciones de la empresa YPFB sin tener el aval de las autoridades
correspondientes conforme lo han señalado los testigos de cargo de la acusación fiscal y
particular, respectivamente. Por otro lado, se tiene también la denuncia de Luis Martín Hurtado
Flores en su calidad de representante de la empresa de Servicio y Limpieza Industrial Silver
Clean, la misma que prestaba un servicio en la Zona Comercial de Puerto Suárez, señalando que
el imputado David Huayllani Copa “se ha tomado la potestad de contratar y despedir al personal
de limpieza solo porque no les hacen caso en los quehaceres domésticas y no lo que le interesa
a YPFB que son las obligaciones que establece el contrato” (sic), manifestando también que:
“tanto el personal e insumos que provee. Silver Clean es de uso de la institución no de los
quehaceres domésticos y personales como lo viene haciendo el Sr. David Huayllani Copa el
mismo que se apoderaba de los insumos que este empresa utilizaba para la limpieza de las
instalaciones de YPFB como ser lavandinas, detergentes y otros” los mismos que “los utilizaba
para su uso personal, de su familiar y del Sr. Humberto Ojopi Sánchez"; además que “el imputado
utilizaba a los funcionarios de limpieza de la empresa Silver Clean para que aseen su casa y la
del Sr. Humberto Ojopi Sánchez” como se evidencia por las pruebas documentales de cargo,
signadas como 11 y 12, respectivamente.

7. En lo referente al delito de Uso de Influencia, art. 146 del CP, como se tiene acreditado y
probado de la prueba documental de cargo 9, en la que consta el Contrato Administrativo de
Servicios DTCOR-AL 232/2011 Servicio de Apoyo Operativo para la Zona Comercial de Puerto
Suárez, suscrito el 14 de septiembre de 2011, por el coimputado Rómulo Arturo Velásquez y
Humberto Ojopi Sánchez, estableciéndose en dicho contrato en su Cláusula Primera
(ANTECEDENTES) que el imputado David Huayllani Copa, en su calidad de Jefe de Zona Comercial
Puerto Suárez, solicitó el inicio del proceso de contratación DTCOR-134-2011 SERVICIO DE
APOYO OPERATIVO PARA ZONA COMERCIAL PUERTE SUAREZ, lo que quiere decir que el
imputado David Huayllani Copa, aprovechándose de su condición de Jefe de la Zona de Puerto
Suárez le pidió al coimputado Rómulo Velásquez Romero en su calidad de Jefe Distrital
Comercial Oriente (YPFB), para que se contrate a Humberto Ojopi Sánchez para que preste un
servicio de apoyo operativo en la Zona de Puerto Suárez, percibiendo por ese servicio, un apoyo
operativo en la Zona de Puerto Suárez, percibiendo por ese servicio, la suma de Bs. 15.000.-
(quince mil bolivianos), por dos meses de trabajo, cuando en realidad esta persona que fue
contratada no tenía las condiciones técnicas que se requería para esa fuente laboral, ya que el
contratado antes de la firma de ese documento, se desempeñaba como Sereno de la planta de
Yacimientos de la localidad de Puerto Suárez. Nótese que el imputado David Huayllani Copa, le
dijo a Humberto Ojopi Sánchez que “él iba a hacer aprobar este contrato por la suma de Bs.
15.000.- a cambio de que la mitad de ese dinero entregue a otra persona que trabajaba en su
oficina a lo que el Sr. Humberto Ojopi Sánchez aceptó”, teniendo incluso que sacar su Número
de Identificación Tributaria (NIT) del Servicio de Impuestos Internos (SIN), para poder facturar
a YPFB, vale decir, que los Bs. 15.000.- que le canceló la empresa estatal por dos meses de
trabajo, sólo le quedó la suma de Bs. 7.500.- (siete mil quinientos).

8. Así también, el Tribunal apreció la gravedad del hecho tomando en cuenta que la naturaleza
de la acción ha sido eminentemente dolosa, al haber aprovechado de sus conocimientos
profesionales de Administrador de Empresas en su condición de Jefe de la Zona Comercial
Puerto Suárez de YPFB, para dedicarse a actividades contrarias a la ley con finalidad de
procurarse ingresos económicos de origen ilícitos. Con relación al daño causado, se ha
menoscabado la imagen de YPFB y la del propio Estado, al haberse puesto en duda la
transparencia de la función pública y de los servidores públicos.

II.3. De las apelaciones restringidas.

II.3.1. Del imputado Rómulo Arturo Velásquez Romero.

Alega que por mandato del art. 336 del CPP, en caso de suspensión de audiencia de juicio, el
plazo no podrá ser mayor a diez días; y en la especie, se vulneró el principio de continuidad que
rige el juicio oral; por lo tanto, corresponde la anulación de la Sentencia de mérito, siendo que:
1) El 26 de febrero de 2015 a horas 15:30 se dio inicio al juicio oral; 2) El 10 de marzo de 2015 a
horas 9:00 se continuó con la audiencia, después de transcurridos más de diez días; 3) El 13 de
marzo de 2015 a horas 15:30 se continuó con el verificativo oral; 4) El 8 de abril se suspendió; 5)
El 27 de abril de 2015 a horas 15:30 se reanudó el juicio oral, después de más de veinte días; 6)
El 11 de mayo de 2015 a horas 15:30 se continuó con el mismo; 7) El 3 de junio de 2015 a horas
9:00 se suspendió; 8) El 18 de junio de 2015 a horas 15:30 se reanudó, después de más de diez
días; 9) El 23 de junio de 2015 a horas 9:15 se suspendió; 10) El 25 de junio de 2015 a horas
15:30 se continuó con el actuado procesal; 11) El 7 de julio de 2015 a horas 9:30 se prosiguió,
ocasión en la que también se incumplió el principio de celeridad; 12) El 16 de julio de 2015 a
horas 9:30 se continuó, rompiendo los principios de celeridad y continuidad; y, 13) El 31 de julio
de 2015 a horas 9:00 se suspendió el juicio oral.

II.3.2. Del imputado David Huayllani Copa.

1) Inobservancia al principio de continuidad, alega que no se observó el principio de continuidad,


debido a las reiteradas suspensiones de juicio, que en algunos casos se dieron por espacios
superiores a los diez días calendario, y que hasta su conclusión el 23 de noviembre de 2015,
hubieran transcurrido un año, un mes y veintisiete días de proceso, sin que exista una Sentencia
de primera instancia, por lo que se infringieron los arts. 334, 335 y 336 del CPP; aspecto que,
amerita la nulidad del juicio oral.

La audiencia inicial se inició el 26 de septiembre de 2014 y se suspendió por inasistencia del


Fiscal, señalándose nueva audiencia para el 20 de octubre del mismo año, actuado procesal que
tuvo que ser señalado para 7 de noviembre siguiente. Instalado en esa fecha, se suspendió por
inasistencia de un juez ciudadano y se señaló día; y, hora de juicio oral para el 8 de diciembre de
2014, suspendido para el 15 del mismo mes y año, por inasistencia de un juez ciudadano.
Instalada la audiencia el día indicado, se suspendió hasta el 6 de enero de 2015 por inasistencia
del Fiscal y de un Juez ciudadano.
Celebrada la audiencia de juicio oral, se declaró un receso hasta el 30 de enero de 2015,
suspendida nuevamente para el 26 de febrero de 2015, en vista de que los apoderados de YPFB
debían presentar nuevo mandato, entrando en receso hasta el 10 de marzo de 2015, la cual se
llevó a cabo y al final se determinó un receso hasta el 13 de marzo de 2015; la cual se suspendió
luego, hasta el 8 de abril de 2015, acto judicial que también se suspendió para el 27 de abril de
2015 por falta de un Juez Técnico. Reanudado el juicio oral en esa fecha, se declaró un receso
hasta el 11 de mayo de 2015, una vez reiniciada se volvió a suspender hasta el 3 de junio del
mismo año y de nuevo hasta el 18 de junio, por falta de Fiscal y Jueces ciudadanos. Reanudado
el verificativo, se suspendió hasta el 23 de junio de 2015 y una vez continuado se interrumpió
hasta el 7 de julio de 2015, desarrollándose con normalidad y a cuya culminación se señaló
audiencia de inspección para el 24 de julio de 2015, la cual no se llevó a cabo por desistimiento
del imputado solicitante. Consecuentemente, por providencia se señaló audiencia de
continuación de juicio oral para el 31 de julio, suspendido hasta el 2 de septiembre de 2015 por
inconcurrencia de la Fiscal.

Posteriormente, por providencia de 21 de septiembre de 2015 se dispuso la suspensión de la


audiencia de 23 de ese mes y año, bajo el fundamento que se trabajará en horario continuo,
señalándose nueva audiencia para el 25 de septiembre siguiente, acto judicial que no se llevó a
cabo disponiéndose su suspensión para el 21 del siguiente mes y año, bajo el argumento de que
una Jueza ciudadana se encontraría operada. Finalmente dictándose la Sentencia el 15 de
noviembre de 2015.

De lo expuesto se concluye que el juicio oral, público y contradictorio desarrollado en el caso de


autos, se efectuó en franca violación del principio de continuidad y celeridad, ocasionando
dispersión de la prueba y dificultando su valoración. Dando lugar al desconocimiento del
principio de continuidad que incide directamente en la integridad del legítimo proceso, porque
afecta a la credibilidad del razonamiento efectuado por los jueces que conocieron la prueba en
un lapso excesivamente prolongado e interrumpido.

2) Defectos de la Sentencia, alega que valoró de manera defectuosa la prueba producida,


valorando las declaraciones de los testigos de cargo Eiby Frida Angulo Aldana, Marco Antonio
Rodríguez Barrero y Pihter Robles Cuellar, sin dar valor alguno a las pruebas de descargo, como
ser: a) La denuncia de Silver Clean realizada en una nota, sin pruebas, ni respaldo alguno,
desestimada por los testigos Denise León, Rómulo Velásquez y Marco Antonio Rodríguez, así
como la Resolución del recurso jerárquico que rechazó la denuncia. Elementos probatorios, que
desvirtúan la existencia del delito, al no haberse acreditado o demostrado si los empleados de
limpieza eran funcionarios de YPFB y quiénes, con nombres y apellidos, eran aceptados o
rechazados para que presten sus servicios en Silver Clean; ni la cantidad de jaboncillos,
detergentes y otros dispuestos y que sean de propiedad exclusiva de YPFB; b) La conclusión
sobre la denuncia de apropiación de cuatro llantas, se arribó como emergencia de las
declaraciones de los testigos de cargo Eiby Angulo Aldana, Marco A. Rodríguez y Pither Robles;
empero, de desestiman las pruebas presentadas por su parte y que desvirtúan la existencia de
dicha apropiación; y, c) Así como también la conclusión de que hubiere autorizado que Ojopi
viva en forma irregular en instalaciones de YPFB, sin valorar la prueba de descargo.
3) Inobservancia o errónea aplicación de la ley sustantiva, la Sentencia subsume erróneamente
su conducta al tipo penal descrito en el art. 146 del CP, arguyendo como hecho probado que
hubiere solicitado la contratación de Humberto Ojopi Sánchez de forma irregular y fuera de las
normas que rigen en YPFB, lo que estaría acreditado y probado con la prueba documental de
cargo 9 referido al Contrato Administrativo de Servicio de Apoyo Operativo para la Zona
Comercial de Puerto Suárez. Caso en el que no se analizó la prueba PDC 9 y la de descargo DP
29, que acredita que el citado contrato fue el resultado de un procedimiento que se rige por el
Sistema de Contrataciones y Servicios, regulado por el DS 0181 de 28 de junio de 2009 y en el
presente caso, la Comisión de Contratación, recomendó la adjudicación del servicio en atención
al art. 34.II del citado Decreto Supremo, por tratarse de una contratación menor.

Además de lo cual, por su condición de empleado de rango menor, no podía haber influido para
obtener una ventaja en su beneficio o de un tercero que no existe ni fue demostrada; tampoco,
se demostró la existencia del elemento o componente objetivo del delito cual es el verbo
obtuviere; por cuanto, no existe un indicio o prueba que demuestre que hubiere alcanzado o
conseguido una ventaja o beneficio, ni se determinó la existencia del elemento subjetivo del
delito, como es el dolo. Por tanto, su conducta no se adecúa al tipo penal de Uso Indebido de
Influencias, por falta de esos dos elementos constitutivos del delito.

El argumento de que escogía al personal de limpieza, así como utilizó insumos de limpieza para
su uso personal y de su familia; y, cuatro llantas nuevas, no tiene sentido lógico jurídico, porque
la empresa Silver Clean no es dependiente del Estado; por tanto, los insumos de limpieza eran
de su uso exclusivo al igual que la contratación de su personal y su persona no tenía injerencia
en el uso de dichos materiales. Sin embargo, si dicha empresa sufrió algún daño, le correspondía
a esta iniciar cualquier acción y no así a personeros de YPFB.

Y con relación a las llantas, no existe ningún informe de auditoría interna o la existencia de un
cargo que demostrara que hubieran salido de activos fijos de Yacimientos, no hay un pliego de
cargo que acredite que tenga deudas pendientes con el Estado; por tanto, no existe uso indebido
de llantas.

4) En el Otrosí 3, sostiene que por memorial presentado en Plataforma, el 13 de marzo de 2015,


interpuso recurso incidental de apelación contra la Resolución de 10 de marzo de 2015 que
declaró improbada la excepción de extinción de la acción penal por duración máxima del
proceso. Recurso que mereció providencia de estese a la Sentencia Constitucional 0421/2007-R
de 2 de mayo de 2007, como dicho recurso fue interpuesto dentro del término de ley, pide que
sea concedido ante el tribunal superior.

II.4. Del Auto de Vista impugnado.


La Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, resolvió el recurso
de apelación restringida, por Auto de Vista 29 de 27 de mayo, que declaró admisibles e
improcedentes los recursos de apelación restringida planteados por los acusados David
Huayllani Copa y Rómulo Arturo Velásquez Romero, así como por el representante de YPFB.

1. Entre los motivos deducidos por el precitado Auto de Vista que dieron respuesta a uno de los
motivos que serán analizados en el presente recurso, relativo a la supuesta violación del
principio de continuidad, demandado por ambos coimputados David Huayllani Copa y Rómulo
Arturo Velásquez Romero, se sostiene que en lo referido al tema de análisis, el Tribunal de alzada
sostuvo que luego de estudiar minuciosamente los datos del proceso elevados en originales y lo
expuesto por el acusado en su recurso de apelación restringida, no es evidente que se hubiere
incurrido en violación al principio de continuidad del proceso penal, ya que las audiencias de
juicio oral fueron continuas, una tras otra, hasta llevar a dictarse Sentencia sin incurrir en ningún
defecto absoluto ni en violación de los arts. 334, 335 y 336 del CPP; sin embargo, en este caso,
el recurrente sólo se limitó a hacer una enumeración de fechas en que se hubiera suspendido la
realización del juicio oral, público y contradictorio; pero, no se dice por qué ocurrieron esas
suspensiones, no justifica de manera precisa, omite referirse que dichas suspensiones se
debieron a la enorme carga laboral del Tribunal Segundo de Sentencia en lo Penal; por ese
motivo, se señalaron las audiencias dentro de un plazo razonable, existen también motivos de
salud de una de las Juezas ciudadanas que fue operada y al existir solamente un Juez ciudadano
y dos jueces técnicos, no se podía continuar con el juicio oral por falta de quorum.

2. Es labor del Tribunal de apelación, cuidar que el proceso se tramite sin vulnerar derechos
fundamentales; sin embargo, la norma procedimental no le permite a dicha instancia,
revalorizar las pruebas que ya fueron analizadas por el inferior ya sean documentales, periciales
o testificales.

3. Primero, el delito de Uso Indebido de Influencias, no es de acción (la acción es un elemento,


solo formalmente existente del delito). Un delito es el productor de una sentencia judicial en la
que a una acción se le confiere una tipicidad (adecuación a un tipo de delito); pero, más
importante, una determinada culpabilidad. Segundo, el momento en el que el art. 146 establece
claramente la condición, “aprovechando (…) o usando indebidamente influencias”, enfatiza que
la consumación del (probable) delito de “tráfico de influencias” requerirá la constatación
probada de un elemento subjetivo (de una intención, de una premeditación, etc.). Tercero, el
artículo no establece la prohibición de relaciones interpersonales o familiares entre la autoridad
y el otro sujeto del delito, al que, valga aclarar, solo se refiere como “tercero”. Por ello, el
“elemento objetivo” de la acción carece, virtualmente, de cualquier importancia.

4. En cuanto a los supuestos defectos de la Sentencia, el recurrente se limitó a hacer un resumen


de los hechos y pretende que el Tribunal de alzada ingrese nuevamente a valorar las pruebas de
cargo como de descargo, sin tener en cuenta que dicha instancia, está impedida de hacer
valoraciones de las pruebas que ya fueron objeto de análisis ante el Tribunal inferior; por lo cual,
los argumentos del imputado carecen de sustento legal y al contrario, éste pretende justificar la
contratación por falta de personal en la planta, con un sueldo de Bs. 15.000.- (quince mil
bolivianos), cuando en esos momentos el sueldo promedio era de Bs. 4.700.- (cuatro mil
setecientos bolivianos)

5. Respecto a la inobservancia o errónea aplicación de la ley sustantiva, no resulta evidente lo


señalado por el recurrente, ya que el Tribunal inferior adecuó correctamente el accionar
antijurídico del imputado a los alcances de los delitos de Uso Indebido de Bienes y Servicios y
Uso Indebido de Influencias, que establece el art. 26 de la Ley 004 y art. 146 del CP, entonces no
existe ningún error en la subsunción de la conducta antijurídica, ya que el Sr. Ojopi es quien
detalló y corroboró las afirmaciones de manera precisa, respecto al sueldo recibido de Bs.
15.000.- (quince mil bolivianos); también, se evidenció que el imputado utilizó insumos de la
empresa Silver Clean para su uso particular, los cuales eran para uso exclusivo de los predios de
YPFB en la zona comercial de Puerto Suárez y no para uso del Jefe de la Zona.

6. Del análisis de la Sentencia impugnada, se puede extraer que la misma se sustenta en hechos
existentes y debidamente acreditados en la audiencia del juicio oral, sin incurrir en lo previsto
por el art. 370 incs. 5) y 8) del CPP; toda vez, que el Tribunal, al valorar las pruebas de cargo y de
descargo ha desarrollado una actividad y operación intelectual de forma conjunta y armónica
de exclusividad jurisdiccional, con el fin de determinar, si los datos fácticos obtenidos en la
producción de la prueba desfilada en la audiencia del juicio oral, público, continuado y
contradictorio, poseían la entidad y cualidad suficiente y requerida para corroborar la
presunción de inocencia o permitir con certeza plena e incontrastable sobre la pretensión
punitiva del proceso, mediante el método de libre valoración racional y científica, de acuerdo a
las reglas de la sana crítica, la lógica y el sentido común, uniendo en este trabajo global e
intelectual, aspectos y elementos como la ciencia, conciencia y experiencia. De lo que se resume
que el Tribunal inferior tomó en cuenta las pruebas físicas y documentales y explicó
adecuadamente cuál fue la prueba generada en el Tribunal que determinó la conducta del
acusado David Huayllani Copa.

III. FUNDAMENTOS JURIDICOS DE LA VERIFICACIÓN DE LA EXISTENCIA DE CONTRADICCIÓN

Con la finalidad de cumplir la tarea de unificar la jurisprudencia contenida en el Auto de Vista


ahora impugnado, a continuación se analizarán los agravios denunciados por los recurrentes y
admitidos en el Auto Supremo 688/2016-RA de 13 de septiembre, referidos a que: a) El Tribunal
de apelación hubiere respondido de manera inconsistente su denuncia sobre vulneración del
principio de continuidad del juicio oral, por las constantes suspensiones establecidas en dicha
instancia (mismo motivo para ambos recurrentes) y solo con relación al recurrente David
Huayllani Copa que: b) El Tribunal de alzada no se pronunció sobre su denuncia de defectuosa
valoración probatoria bajo el argumento que no puede revalorizar prueba; c) Asimismo,
convalidó la errónea fundamentación de la Sentencia en cuanto a su denuncia de falta de
subsunción de su conducta al tipo penal; y, d) No respondió con relación a su recurso de
apelación incidental contra su petición de extinción de la acción penal que fue declarado
improbado. En consecuencia, en revisión de la Resolución dictada por el Tribunal de alzada,
corresponde dilucidar si los extremos denunciados son evidentes y si constituyen
contradicciones con los precedentes contradictorios invocados y/o vulneraciones a derechos
fundamentales y garantías constitucionales, a fin de dejar sin efecto el fallo impugnado o
declarar infundado el recurso intentado.

III.1. Resolución con relación a la denuncia de vulneración del principio de continuidad del juicio
oral, debido a sus reiteradas suspensiones.

La doctrina y precedentes desarrollados e invocados a continuación, resultan aplicables al


mismo motivo denunciado por ambos coimputados, en lo relativo a su denuncia de supuesta
violación de los principios de continuidad e inmediatez de la audiencia del juicio oral.

Principios de trascendencia y conservación del acto procesal.

Dentro del instituto jurídico de las nulidades en general en el proceso penal, persisten varios
principios, entre ellos el de trascendencia, el que deviene de la fórmula “pas de nullité sans
grief”, que significa: “no hay nulidad sin perjuicio o agravio”; en virtud al cual, se descartan las
posturas formalistas y legalistas que postulan la declaración de nulidad por la misma nulidad;
por lo tanto, el motivo que viabiliza o provoca una nulidad, sin duda debe estar revestido de un
evidente daño o perjuicio a la parte en el acto realizado; lo contrario; es decir, sancionar con
nulidad todos los apartamientos del texto legal, incluso aquellos que no provocan resultado
dañoso, sería incurrir en un excesivo formalismo o solemnidad, dando mayor prevalencia al
derecho formal sobre el sustancial.

En consecuencia, la existencia de un vicio no es suficiente para declarar la nulidad del acto


procesal; sino, además debe demostrarse la trascendencia del mismo, esto es un resultado
dañoso que implique un perjuicio y que eventualmente ocasione una consecuencia distinta en
la resolución judicial o coloque al imputado en un estado de total indefensión.

Otro de los principios que rigen a las nulidades, es el de convalidación saneamiento o


subsanación, dependiendo claro está, del tipo de nulidad que se trate, sea esta relativa o
absoluta, lo que responde a la idea general que toda nulidad puede ser convalidada por el
consentimiento expreso o tácito de la parte directamente perjudicada con el defecto, será
expresa cuando la parte agraviada ratifique el acto viciado y tácita cuando el agraviado no
formula su reclamo en la primera oportunidad disponible para hacerlo, mediante el uso de las
vías idóneas de impugnación a su disposición, dejando precluir su derecho; puesto que, la propia
normativa prevé los remedios procesales oportunos que permitan sanear los defectos que se
presentan durante el trámite del proceso penal.
Finalmente, otro de los principios integrantes de la nulidad, es el de conservación del acto
procesal, implica atribuir al acto jurídico realizado con preferencia a su validez, frente a la
interpretación que acarree como consecuencia, su invalidez, dado que cualquier nulidad,
siempre trae consigo, el retroceso del trámite con los consiguientes perjuicios para las partes
procesales; por tanto, mientras los actos procesales se hubiesen cumplido como válidos al
haberse realizado de un modo apto para la finalidad el que estaban destinados y no se habría
provocado indefensión, se concluye que la regla será la validez del acto procesal y la excepción,
su nulidad.

A ello se agrega lo señalado por el Auto Supremo 107 de 31 de marzo de 2005, en el que se
infirió que: “En materia de nulidad de obrados, se determina que no exista la nulidad por la
nulidad, pues ningún otro vicio o causa que no nazca de la ley, como es el caso de los arts. 166,
169 y 370 del CPP, podrá ser calificado como vicio que da curso a esta nulidad”.

Principio de continuidad del juicio oral.

Este principio se encuentra consagrado en el art. 334 del CPP, en cuyo texto dispone que iniciado
el juicio, se realizará sin interrupción todos los días hábiles hasta que se dicte sentencia y sólo
podrá suspenderse en los casos previstos en el propio Código de Procedimiento Penal,
agregando en el segundo párrafo que, la audiencia se realizará sin interrupción todas las horas
hábiles del día. El juez o el presidente del tribunal, ordenará los recesos diarios, fijando la hora
en que ésta se reinicie.

Las notas esenciales y características del juicio oral, son la oralidad, inmediación, concentración,
continuidad, publicidad y el contradictorio, las mismas que en su conjunto, derivan en una
audiencia de juicio en un acto único que debe ser iniciado, verificado y concluido de manera
ininterrumpida, con la presencia de las partes, hasta que exista una decisión o resolución firme
del Juez o Tribunal, mediante actuaciones continuas y concentradas; vale decir, que todos los
actos necesarios para desarrollar el juicio se deben realizar en una misma audiencia
(concentración) y que el debate no debe ser interrumpido (continuidad), pues con la
materialización del principio de concentración se pretende la realización en el menor tiempo
posible, por ello se establece que iniciado el debate, éste debe concluir el mismo día, pero si ello
no fuere posible, continuar durante el menor número de días consecutivos.

A ello se debe agregar lo establecido por el art. 335 del CPP, que en su mandato prevé las
excepciones a la continuidad de la audiencia de juicio, que se funda en la imposibilidad material
de salvar el obstáculo existente, cuando: 1) No comparezcan testigos, peritos o intérpretes cuya
intervención sea indispensable o cuando sobreviniera la necesidad de producir prueba
extraordinaria; 2) Algún juez y otro sujeto procesal tengan un impedimento físico, debidamente
comprobado que les impida continuar su actuación en el juicio, salvo que se trate del fiscal o el
defensor y que ellos puedan ser sustituidos inmediatamente; y, 3) El Fiscal o el querellante por
el descubrimiento de hechos nuevos requieran ampliar la acusación o el imputado o su defensor
lo solicite después de ampliada, siempre que por las características del caso, no se pueda
continuar inmediatamente.

El art. 336 del mismo cuerpo legal, dispone que el juez o tribunal dispondrá la suspensión de la
audiencia por un plazo no mayor de diez días calendario, señalando día y hora de la nueva
audiencia, con valor de citación para todos los comparecientes.

Dentro de ese marco normativo, es posible establecer que la condición de continuidad instituida
en el art. 334 del CPP, constituye una consecuencia de los principios de inmediación y de
oralidad, pues como señala CLAUS ROXIN en su libro “Derecho Penal. Parte General”, cuando el
juicio oral se realizó hace mucho tiempo o es interrumpido con demasiada frecuencia, los jueces
corren el peligro de extraer su conocimiento ya no de la memoria; sino, de las actas de
actuaciones anteriores. Es por ello, que en el caso de detectarse presuntas vulneraciones al
principio de continuidad durante la sustanciación de la etapa de juicio, como deduce la
Resolución impugnada en el presente caso, en principio debe verificarse y examinarse la clase y
la medida de esas demoras a efecto de valorar si la demora afecta al principio de inmediación;
y si en consecuencia, corresponde asumir una medida tan radical como es la anulación de la
sentencia, ya que debe tenerse presente que los errores o inobservancias del procedimiento,
serán calificados como lesivos de la garantía del debido proceso; y consiguientemente,
anulables; empero, ello será posible sólo en aquellos casos en los que tengan relevancia
constitucional; es decir, cuando los defectos procedimentales provoquen indefensión material
a la parte procesal que los denuncia y además sea determinante para la decisión judicial
adoptada en el proceso, de manera tal que de no haberse producido dicho defecto, el resultado
sería otro; pues no tendría sentido jurídico alguno, anular los actos procesales y disponer que se
subsanen los defectos en los que habría incurrido, cuando al final de ellos se arribaría a los
mismos resultados a los que ya se alcanzó mediante el acto, pues en este último caso, se
produciría un resultado adverso al sentido y esencia de la garantía del debido proceso, ya que
simplemente demoraría la sustanciación del proceso judicial para llegar al mismo resultado,
lesionando el derecho a una tutela judicial pronta y efectiva. Es así que, surge la obligación de
demostrar objetivamente la vulneración de derechos fundamentales para disponerse la nulidad
de actos procesales.

A mayor abundamiento, en lo que hace a los recesos de la audiencia del juicio oral como causa
de interrupción de la misma, los tribunales deberán considerar en atención al principio de
continuidad, la reanudación inmediata del juicio en las horas hábiles posteriores a la
determinación del receso y ante la imposibilidad fáctica de hacerlo en espacios cortos de tiempo
justificar en derecho dicho impedimento; consecuencia de ello, la reanudación de audiencias
que no son inmediatas en tiempo en relación a la última actuación no implica necesariamente
la infracción del principio de continuidad, si es que existiera un motivo legítimo que impida la
reanudación inmediata de la audiencia del juicio oral y se encuentra debidamente justificada en
causas de fuerza mayor.

Las nulidades en materia penal.


Desde el punto de vista doctrinal, las nulidades -según expone: JORGE CLARIÁ OLMEDO en su
libro “Derecho Procesal Penal”- consisten en la invalidación de actos cumplidos e ingresados al
proceso sin observarse las exigencias legales impuestas para su realización; en tal sentido, no
todo defecto o no toda irregularidad en un acto procesal o en un procedimiento produce la
nulidad y para declarar dicha nulidad se debe tomar en cuenta determinados principios como:
no hay nulidad sin texto; vale decir, que la irregularidad de la que adolece el acto debe estar
sancionada de manera expresa; pero, además debe tener trascendencia; es decir, que el vicio
debe ser de tal magnitud que impida al acto cumplir con las formalidades por el cual fue
establecido en orden al derecho o garantía que se dice violado; sino, además las nulidades deben
ser interpretadas de manera restrictiva a efectos de evitar se desvirtúe el régimen legal
mediante una interpretación extensiva o analógica y finalmente debe tomarse en cuenta el
interés, pues no hay nulidad por la nulidad misma, en sentido de que la nulidad puede ser
pronunciada cuando el incumplimiento de las formas se traduce en un efectivo menoscabo a los
intereses de la defensa. Exacerbar privilegios o garantías constitucionales en una incorrecta
aplicación, daña el supremo interés u orden público afectando la seguridad del cuerpo social.

En cuyo mérito, corresponde aclarar que el sistema procesal penal al que se adscribe el Código
de Procedimiento Penal, encuentra sustento en los principios procesales que orientan la nueva
concepción filosófica del proceso penal; entre ellas, el precedentemente desarrollado principio
de continuidad de la audiencia del juicio oral que concibe la realización de los actos propios del
juicio de manera ininterrumpida en sesiones consecutivas hasta su conclusión como regla
expresa que materializa el principio señalado; regla que como se estimó, encuentra excepciones
a este principio procesal en la suspensión de la audiencia del juicio por causas expresamente
regladas en el art. 335 del CPP; pero, además con un tiempo máximo de suspensión establecido
en el primer párrafo del artículo 336 del mismo cuerpo legal.

Siendo obligación inexcusable el demostrar objetivamente la vulneración de derechos


fundamentales para disponerse la nulidad de actos procesales, para lo cual, el tribunal de alzada
a tiempo de resolver el recurso de apelación restringida fundada en la infracción del principio
de continuidad del juicio oral, deberá realizar el examen y ponderación de todas; y, cada una de
las determinaciones de receso y suspensión de audiencias dispuestas por la autoridad
jurisdiccional en el caso concreto, para establecer de manera fundada y motivada si se
transgredió o no el principio de continuidad, para ello en principio debe verificar y examinar la
clase; y, la medida de esas demoras a efecto de valorar si la demora afecta al principio de
inmediación, sea por evidenciarse la dispersión de la prueba o bien porque la demora
imposibilitó al Tribunal de juicio pronunciar la sentencia de mérito, en base a la relación directa
tenida con la prueba, teniendo un efecto determinante en el fallo.

Toda Resolución dictada en Apelación y en lo que concierne a la decisión de disponer la


anulación del juicio y su Reposición por otro Tribunal, debe estar debidamente fundamentada y
motivada, lo que obliga al juzgador a exponer todos los fundamentos de hecho y de derecho en
la parte de fundamentación jurídica que haga comprensible las razones de la decisión; por
cuanto, responde al cumplimiento de deberes esenciales del Juez, que a su vez implican el
respeto de derechos y garantías fundamentales de orden procesal expresamente reconocidos a
los sujetos procesales.

Razonamientos similares han sido esgrimidos por la extinta Corte Suprema de Justicia, en el Auto
Supremo 93/2011 de 24 de marzo, señalando: “A fin de evitar la desnaturalización del proceso
y desconocimiento de principios que rigen nuestro actual sistema procesal penal deberán los
Tribunales de Justicia en relación al principio de continuidad del juicio oral establecer
correctamente los motivos que justifican la determinación de recesos de la audiencia del juicio
oral de las causas que motivan la suspensión de la misma, pues los efectos son distintos para
cada una de las razones de interrupción de la audiencia del juicio oral.

En lo que hace a los recesos de la audiencia del juicio oral como causa de interrupción de la
misma, los Tribunales deberán considerar en atención al principio de continuidad la reanudación
inmediata del juicio en las horas hábiles posteriores a la determinación del receso y ante la
imposibilidad fáctica de hacerlo en espacios cortos de tiempo justificar en derecho dicha
imposibilidad, consecuencia de ello, la reanudación de audiencias que no son inmediatas en
tiempo en relación a la última actuación, no implica la infracción per se del principio de
continuidad si existe motivo legítimo que impide la reanudación inmediata de la audiencia del
juicio oral y se encuentra debidamente justificada en causas de fuerza mayor y dentro del plazo
máximo establecido para la suspensión de audiencias, ocurriendo lo propio cuando se trate del
señalamiento de nueva audiencia por los motivos de suspensión que sobrepasen los diez días
fundados en circunstancias de fuerza mayor debidamente fundamentadas que justifiquen dejar
en suspenso el plazo establecido en el artículo 336 del Código de Procedimiento Penal, por lo
que el Tribunal de Alzada a tiempo de resolver el recurso de apelación restringida fundada en la
infracción del principio de continuidad del juicio oral, deberá realizar el examen de todas y cada
una de las determinaciones de receso y suspensión de audiencias dispuestas por la autoridad
jurisdiccional, para establecer si en el caso concreto se transgredió o no el principio de
continuidad”. Argumentos que fueron compartidos y recogidos por este Tribunal Supremo de
Justicia en los Autos Supremos 106 de 25 de febrero de 2011, 037/2013 de 14 de febrero,
640/2014-RRC de 13 de noviembre, entre otros.

Análisis del caso concreto.

Una vez desarrollados los criterios doctrinales y jurisprudenciales referidos al tema de actual
análisis, necesarios para la resolución del caso concreto, corresponde ingresar al estudio de la
especie, a fin de subsumir sus supuestos fácticos a los precedentes y desentrañar si en efecto,
el Tribunal de alzada respondió a la denuncia de violación de los principios de inmediatez y de
continuidad del ahora recurrente, de manera inconsistente, tal como se reclama en los recurso
de casación en actual revisión. En ese orden, de la revisión del cuaderno procesal, es posible
evidenciar que una vez activado el recurso de apelación restringida por los coacusados, ambos
que reclamaron por separado con similares argumentos lo relativo a la supuesta violación del
principio de continuidad, el Tribunal de alzada en respuesta a dicha impugnación, señaló que no
es evidente que se hubiera incurrido en violación al principio de continuidad del proceso penal,
ya que las audiencias de juicio oral, fueron continuas, unas tras otras hasta llegar a dictar la
Sentencia, sin incurrir en ningún defecto absoluto ni en violación de los arts. 334, 335 y 336 del
CPP; agregando que, los recurrentes sólo se limitaron a hacer una enumeración de fechas en las
que se hubiera suspendido la realización del juicio oral, público y contradictorio, pero no señalan
por qué ocurrieron esas suspensiones; es decir, no justifican de manera precisa, omitiendo
referirse a que las suspensiones, se debieron a la enorme carga laboral del Tribunal Segundo de
Sentencia en lo Penal, lo que dio lugar al señalamiento de audiencia dentro de un plazo
razonable, existiendo también motivos de salud de una de las Juezas ciudadanas que fue
operada y al existir sólo un Juez ciudadano; y, dos Jueces Técnicos, no era posible continuar con
el juicio oral, por falta de quórum.

Ingresando al análisis de la determinación contenida en el Auto de Vista impugnado, debe


iniciarse el análisis, partiendo de lo establecido por el art. 329 del CPP, el cual dispone que el
juicio oral es la fase esencial del proceso y se realizará sobre la base de la acusación en forma
contradictoria, oral, pública y continua, para la comprobación del delito y la responsabilidad del
imputado. Por esa razón y los motivos antes explicados, se tiene que una de las características
del juicio oral es la continuidad, la que en los hechos implica, de acuerdo al art. 334 del CPP, que
iniciado el juicio oral se realizará sin interrupción todos los días hábiles hasta que se dicte
sentencia y sólo podrá suspenderse en los casos señalados expresamente en el artículo 335 del
citado cuerpo legal.

Por lo tanto, siguiendo la línea establecida por la doctrina, el juicio oral debe realizarse en forma
ininterrumpida, salvo los casos previstos en el art. 335 del CPP y claro está también por los
supuestos contemplados en los arts. 90 y 104 del similar cuerpo procesal, referidos a la rebeldía;
y, a la renuncia y abandono, en procura de que los actos se desarrollen siguiendo una secuencia
entre unos a otros, de modo que el debate no sea interrumpido hasta la conclusión del juicio
oral con la emisión de la correspondiente sentencia y ello para asegurar el conocimiento
inmediato por parte del juzgador y de las partes, del conjunto de los elementos de prueba
introducidos en forma oral a la audiencia, conocimiento que puede perder su eficacia o
desaparecer por el olvido o el transcurso del tiempo si se suspende el juicio de manera
prolongada.

Únicamente con fines pedagógicos, resulta útil aclarar que existe una diferenciación conceptual
entre los términos "receso" y "suspensión" de audiencia, a efectos de evitar la desnaturalización
de la audiencia del juicio oral, mientras el primero implica en términos generales un descanso o
intermedio que trasladado al ámbito de la realización de una audiencia de juicio oral se aplica a
la conclusión de cada actuación dentro de los límites del horario legal; en tal sentido, aplicable
a la conclusión de la media jornada y de la jornada diaria, con la obligación de reanudación de
la audiencia inmediatamente exista horas hábiles posteriores para el efecto, cumpliendo así el
principio de continuidad del juicio oral como regla del debido proceso penal.

Por otro lado, a diferencia del receso, la suspensión de audiencias implica en términos generales
la interrupción de la continuidad del debate motivada por causas expresamente establecidas en
la norma legal, estando regulado taxativamente no solo las causales; sino, el tiempo máximo de
suspensión de la audiencia con efectos legales para el caso de subsistir la causa de suspensión
tal cual determinan los incs. 1) y 2) del artículo 336 del CPP.

Así en el caso analizado, se advierte que el Auto de Vista impugnado determinó que no se
incurrió en violación al principio de continuidad del proceso penal, bajo el argumento que las
suspensiones producidas durante la audiencia de juicio oral, estuvieron dentro de plazos
razonables; además, que se dieron motivos de salud de una Jueza ciudadana, sosteniendo a
continuación que la parte apelante se hubiera limitado a hacer una enumeración de fechas en
las que se hubiera suspendido el juicio oral.

A estas alturas del análisis resulta necesario señalar que, si bien las autoridades jurisdiccionales
están constreñidas a otorgar una respuesta debidamente fundamentada a los agravios
denunciados por las partes procesales en resguardo del debido proceso; sin embargo, dicha
obligación se hace extensiva igualmente a quienes acuden al órgano judicial en busca de una
tutela judicial efectiva, debiendo exponer sus reclamos de manera clara y demostrando ya sea
la vulneración de derechos fundamentales y/o garantías constitucionales o la inobservancia o
errónea aplicación de la ley, haciendo uso de manera oportuna y pertinente de los mecanismos
de defensa, otorgados por la normativa legal alguna.

Extremos que se evidencian que en el caso de análisis no se cumplieron; puesto que, con relación
al recurso de apelación restringida, planteada por Rómulo Arturo Velásquez Romero, tal como
sostiene el Tribunal de alzada, éste se limitó a enumerar las fechas en las que se procedió a la
suspensión de las audiencias y a su reinstalación; sin embargo, no demostró que tales
suspensiones fueron arbitrarias y determinadas al margen de lo permitido por la normativa
procesal penal; es decir, que no se encontraron comprendidas dentro de las causales de
suspensión normadas por el art. 335 del CPP y que ello, hubiere derivado en la violación del
principio de continuidad y dado lugar a la dispersión de la prueba y por ende, vulneración del
principio de inmediación; puesto que, tal como se señaló precedentemente, los actos procesales
serán anulables únicamente cuando guarden relevancia constitucional; es decir, si hubieren
provocado indefensión material; para lo cual resulta necesario para las partes, demostrar que
de no haberse producido el supuesto defecto, el resultado sería diferente.

Ahora bien, respecto del recurso de alzada de David Huayllani Copa, si bien en dicho memorial
relacionó de manera más detallada y precisa, las fechas y motivos de las suspensiones
determinadas durante la realización de la audiencia de juicio oral; sin embargo; tampoco, dicho
requisito resulta suficiente, pues tal como se estimó en la doctrina legal aplicable de ultima ratio
y que fue glosada en los fundamentos desarrollados precedentemente, es necesario que el
Tribunal de alzada tenga los insumos necesarios, para determinar que las reiteradas
suspensiones provocaron indefensión a las partes, así como dispersión de la prueba por
violación del principio de inmediación, lo que tampoco ocurrió con relación a David Huayllani
Copa, no siendo suficiente aclarar que el juicio oral “se efectuó en franca violación del principio
de continuidad y celeridad ocasionando dispersión de la prueba y dificultando su valoración”
(sic), pues debe demostrarse de manera indubitable que en efecto las suspensiones alegadas
ocasionaron verdaderamente dispersión de la prueba; y por ende, la decisión final se vio
afectada por dicho defecto; de lo contrario, no se puede establecer la nulidad por nulidad, por
motivos formales, priorizando la justicia formal por encima de la material, extremo inconcebible
para el actual sistema procesal penal.

Otro aspecto de vital importancia, que se suma a lo precedentemente explicado, resulta ser la
omisión de reclamo por parte de los ahora recurrentes, quienes pese a haber estado presentes
en casi todas las audiencias, nunca mostraron su oposición a la determinación de suspensiones,
lo que se evidencia de la falta de reclamo oportuno alguno, al contrario, se ve que se sometieron
a las decisiones de manera voluntaria al haber estado presentes en los verificativos procesales
orales, acompañados de su abogados defensores, lo que constituye un consentimiento tácito; y
por tanto, vacía de contenido cualquier reclamo posterior, que pretenda suplir una negligencia
atribuible a los propios imputados.

Pese a lo señalado, el Tribunal de alzada, basado en la escasa información otorgada por la parte
apelante, luego de hacer notar las limitaciones en las que se incurrió a tiempo de plantear la
apelación restringida, otorgó una respuesta dentro del marco de los fundamentos del reclamo,
arguyendo que las interrupciones de la audiencia de juicio, no vulneró el principio de
continuidad y menos provocó defectos absolutos, al haberse señalado audiencias dentro de
plazos razonables y que hubieron otras razones que dieron lugar a las legales suspensiones;
entre ellas, motivos de salud de una de las Juezas ciudadanas.

Teniendo presente que toda resolución dictada en apelación y en lo que concierne al fondo del
asunto debe estar debidamente fundamentada y que ello obliga a todo juzgador a exponer los
motivos de hecho y de derecho en la parte de fundamentación jurídica; sin embargo, ello no
implica de modo alguno que dicho razonamiento debe ser extenso o reiterativo; como ocurrió
en el caso de análisis, en el cual el Tribunal de alzada, pese a que la parte impugnante no había
cumplido con la mínima fundamentación necesaria para plantear su reclamo de violación de
principio de continuidad, señaló que las audiencias se suspendieron legalmente y dentro de los
plazos, inclusive haciendo notar que existieron motivos justificados, como ser el estado de salud
de una Jueza ciudadana, quien hubiere sido sometida a una intervención quirúrgica.

A lo señalado, resulta necesario aclarar a la parte recurrente, que este Tribunal Supremo de
Justicia no puede desconocer ni apartarse de su doctrina legal aplicable, vigente a tiempo de
resolver el recurso de casación, la cual fue reiterada en varios fallos; entre ellos, los Autos
Supremos 93/2011 de 24 de marzo, 037/2013 de 14 de febrero, 640/2014-RRC de 13 de
noviembre; entre otros, de los cuales se establece la necesidad de considerar el tema relativo a
la dispersión de la prueba y en su caso determinar si es o no necesaria la realización de un nuevo
juicio; y, ponderar si las suspensiones de audiencia han dado o no lugar a la vulneración de
derechos y garantías fundamentales; y, si han sido reclamadas oportunamente.
Por tales razones, se tiene acreditado que el Tribunal de apelación no vulneró de modo alguno,
los principios alegados como violados, por la parte recurrente ni incurrió en falta de
fundamentación al momento de emitir su resolución; por lo que, resulta que el Auto de Vista
impugnado fue pronunciado dentro del marco de los principios de legalidad y legitimidad;
correspondiendo por lo tanto, declarar el presente motivo, sin mérito para ambos coacusados.

III.2. Sobre la supuesta ausencia de pronunciamiento del Auto de Vista con relación a la denuncia
de defectuosa valoración de la prueba dentro del recurso de casación planteado por David
Huayllani Copa.

Refiere el precitado recurrente que el Tribunal de alzada no se habría pronunciado respecto de


su denuncia de defectuosa valoración de la prueba, bajo el argumento que carece de
competencia para revalorizar elementos probatorios que ya fueron sometidos al contradictorio
en el juicio oral, lo que considera una tergiversación de su reclamo, puesto que nunca solicitó
revalorización de sus pruebas; sino, denunció que el Tribunal de Sentencia no se pronunció
sobre la totalidad de los medios probatorios introducidos al juicio, omitiendo considerar las
pruebas testificales de descargo detalladas en su memorial del recurso.

Previo a ingresar al fondo de la problemática planteada, corresponde hacer notar que este
Tribunal Supremo de Justicia, flexibilizando los requisitos exigidos por las normas procesales
penales, admitió el presente motivo, abriendo su competencia de manera extraordinaria a fin
de verificar la posible inobservancia del Tribunal de alzada y la vulneración del debido proceso
en su componente al derecho a la defensa; a cuyo efecto, es pertinente también realizar algunas
consideraciones de orden doctrinal y normativo respecto a la temática que se denuncia, para
luego ingresar al análisis del caso en concreto.

Incongruencia omisiva (citra petita o ex silentio).

De conformidad con el desarrollo jurisprudencial de este Tribunal, se incurre en el defecto de


incongruencia omisiva (citra petita o ex silentio) al no pronunciarse una autoridad jurisdiccional
sobre las denuncias planteadas, vulnerando las disposiciones contenidas en los arts. 124 y 398
del CPP, temática que fue ampliamente desarrollada por el Auto Supremo 297/2012-RRC de 20
de noviembre, en el que se refirió lo siguiente: “…sin embargo, debe exigirse el cumplimiento
de los siguientes requisitos para la concurrencia del fallo corto: i) Que la omisión denunciada se
encuentre vinculada a aspectos de carácter jurídico y no a temas de hecho o argumentos
simples; ii) Que las pretensiones ignoradas se hayan formulado claramente y en el momento
procesal oportuno; iii) Que se traten de pretensiones en sentido propio y no de meras
alegaciones que apoyan una pretensión; y, iv) Que la Resolución emitida no se haya pronunciado
sobre problemáticas de derecho, en sus dos modalidades; la primera que la omisión esté
referida a pretensiones jurídicas, y la segunda cuando del conjunto de los razonamientos
contenidos en la Resolución judicial puede razonablemente deducirse no sólo que la autoridad
jurisdiccional ha valorado la pretensión deducida, sino además los motivos que fundamentan la
respuesta tácita.

Siendo así, que la incongruencia omisiva o fallo corto constituye un defecto absoluto, referido
en esencia a la vulneración por el juez o tribunal del deber de atender y resolver a las
pretensiones que se hayan traído al proceso oportuna y temporalmente, frustrando con ello el
derecho de la parte a obtener un respuesta fundada en derecho sobre la cuestión formalmente
planteada”.

En este orden concluyó que: “Lo anterior significa que el Tribunal de alzada debe dar respuesta
fundamentada a todos y cada uno de los agravios denunciados por el apelante; lo contrario
significaría la vulneración del art. 124 del CPP, que señala que las Sentencias y Autos
interlocutores serán fundamentados; expresarán los motivos de hecho y de derecho en que
basan sus decisiones y el valor otorgado a los medios de prueba; así también, la fundamentación
no podrá ser reemplazada por la simple relación de los documentos o la mención de los
requerimientos de las partes; finalmente el art. 398 del CPP textualmente refiere: ‘Los tribunales
de alzada circunscribirán sus resoluciones a los aspectos cuestionados de la resolución’ se
entiende con la adecuada motivación en las resoluciones que pronuncie el Tribunal de alzada”.

En consecuencia, la incongruencia omisiva es atendible en aquellos casos en los que el tribunal


no se pronuncie sobre el contenido de la pretensión, silenciando aspectos esenciales; toda vez,
que la omisión de pronunciamiento expreso, se encuentra íntimamente ligado al derecho a la
tutela judicial efectiva y a no sufrir indefensión.

Análisis del motivo denunciado.

De la revisión y análisis de antecedentes, precisamente del memorial del recurso de apelación,


se evidencia que el recurrente, en el segundo motivo de su memorial denuncia defectos o vicios
de la Sentencia, alegando que se valoró de manera defectuosa la prueba producida, sin
pronunciamiento sobre la totalidad de medios probatorios, como debería ser la obligación de
juzgador; puesto que, a su decir la prueba debe ser valorada integralmente y no debe ser
obviada al momento de fundamentar sin tan siquiera referir su contenido. Así, de manera
resumida reclama que la Sentencia: 1) Concluye como primer hecho probado que su persona
incurrió en el delito de Uso Indebido de Bienes y Servicios, atribuyendo ello, al abuso de su
condición de Jefe de Zona Comercial de Puerto Suárez, en la cual escogía personal de limpieza
que debía prestar sus servicios, así como utilizar insumos de limpieza como los jaboncillos,
detergentes, papel, etc., para su uso personal y de su familia. Como además se hubiera
apropiado de cuatro llantas nuevas que correspondían al vehículo de la empresa YPFB.
Conclusión que emerge de las declaraciones de los testigos de cargo Eiby Frida Angulo Aldana,
Marco Antonio Rodríguez Barrero y Pihter Robles Cuellar; y contrariamente, se hubieran
olvidado de compulsar las pruebas admitidas y judicializadas, como son, la denuncia de Silver
Clean realizada en una simple nota y sin pruebas, sin respaldo y sin evidencias, tal como se
acredita de las declaraciones de Denise León, Rómulo Velásquez y Marco Antonio Rodríguez; así
como, la Resolución del recurso jerárquico que rechazó la denuncia interpuesta; y, la Prueba
MP3 consistente en la declaración informativa de Rómulo Velásquez ante la Fiscalía. Las cuales,
a criterio del impugnante, desvirtuaban la existencia del delito atribuido, dado que no estaba
acreditado o demostrado si los empleados de limpieza eran funcionarios de YPFB y quienes con
nombres y apellidos, hubieran sido escogidos o rechazados, para que presten sus servicios en la
empresa Silver Clean; tampoco, está acreditado ni demostrado, la cantidad de jaboncillos,
detergentes y otros y que éstos serán de propiedad exclusiva de YPFB; al contrario, de la prueba
se dilucida que dichos insumos de limpieza eran de propiedad privada ajena a la institución
estatal y YPFB no debió tomar como causa propia en un hecho inexistente, donde no sufrió
ningún daño o perjuicio, cuando Silver Clean no presentó ningún antecedente que respalde si
hubo o no hubo un uso del material de limpieza; 2) La conclusión de la supuesta apropiación de
cuatro llantas, emerge de las declaraciones de los testigos de cargo, Elby Angulo Aldana, Marco
A. Rodríguez y Pither Robles, olvidando considerar las pruebas PD 1 y 2 consistentes en sus
declaraciones informativas de 16 de noviembre de 2011 y de 13 de marzo de 2012, declaración
de Rómulo Velásquez ante el Tribunal el 13 de marzo de 2015, declaración del testigo Humberto
Ojopi ante el Tribunal el 27 de abril de 2015, prueba MP16 correspondiente a un muestrario
fotográfico de inspección ocular de 1 de marzo de 2012, realizado en Puerto Suárez, testifical de
Marco Rodríguez ante el Tribunal el 11 de mayo de 2015, de Pither Robles C. y Leonardo
Rodríguez, de 18 de junio de 2015, de Gustavo Tellería ante el Tribunal el 25 del mismo mes y
año, prueba M19 y 20, PD 3, 5, 14, 15, 19 y las cuales desvirtuarían la existencia de una
apropiación de cuatro llantas; 3) El segundo hecho probado por la Sentencia de mérito, es la
contratación de Humberto Ojopi, de forma irregular y fuera de normas que rigen en la empresa
YPFB; conclusión arribada sin previa valoración de las pruebas PD2, 28, 29 y testigos Eiby Frida
Angulo Aldana, Denisse León Berdecio, Gustavo Erlan Tellería Guzmán, Marco Antonio
Rodríguez Barrero, Rómulo Arturo Velásquez Romero y David Huayllani Copa, PD 28, 29 y 2,
declaraciones de David Huayllani ante el Tribunal de 13 de marzo de 2015, de Rómulo Velásquez
Romero, Testigo de YPFB, Eiby Ángulo de 27 de abril de 2015, testigos Marco Antonio Rodríguez
de 11 de mayo de 2015, Denisse León de 7 de julio de 2015 y Gustavo Tellería de 23 de junio del
citado año; 4) En la conclusión de que Ojopi vivía en YPFB de forma irregular, no se valoró
integralmente la declaración de Marco Antonio Rodríguez Barrero, tampoco de las pruebas PD
1, 2, 12, MP 3, ni de las declaraciones de Humberto Ojopi, Pither Robles Cuéllar, Leonardo
Rodríguez Guerrero, Jairo Montero Masaí, David Huayllani Copa, Marco Antonio Rodríguez
Barrero, Rómulo Velásquez, David Huayllani, Rómulo Arturo Velásquez Romero, Humberto
Ojopi, Eiby Fida Ángulo, Pither Robles Cuellar, Leonardo Rodríguez, Jairo Montero Masai, Marco
Rodríguez, Denisse León Berdecio, tampoco de las pruebas MP3, PD2, 19, 3 y 5.

A la desordenada denuncia planteada por la parte apelante, en cuanto a la falta y errónea


valoración probatoria, fue respondida por el Auto de Vista en sentido que: “En cuanto a los
supuestos defectos de sentencia (…) el recurrente solo se limitó a hacer un resumen de los
hechos y pretende que este Tribunal de alzada ingrese nuevamente a valorar las pruebas tanto
de cargo como de descargo, sin tener en cuenta que este Tribunal está impedido de hacer
valoraciones de las pruebas que ya fueron objeto de análisis ante el Tribunal inferior; por lo que
los argumentos del imputado carecen de sustento legal y al contrario éste pretende justificar la
contratación por falta de personal en la planta con un sueldo de Bs. 15.000.- cuanto en esos
momentos un sueldo promedio era de Bs. 4.700.-” (sic).
Además de lo cual, la misma Resolución, más adelante, fundamentó que la Sentencia se sustentó
en hechos existentes y debidamente acreditados en la audiencia de juicio oral, sin incurrir en lo
previsto por el art. 370 incs. 5) y 8) del CPP, toda vez que, el Tribunal al valorar las pruebas de
cargo y de descargo logró una actividad y operación intelectual de forma conjunta y armónica
de exclusividad jurisdiccional, con el fin de determinar, si los datos fácticos obtenidos en la
producción de la prueba desfilada en la audiencia de juicio oral, público, continuo y
contradictorio, poseían la entidad y cualidad suficiente y requerida para corroborar la
presunción de inocencia o permitir con certeza plena e incontrastable sobre la pretensión
punitiva del proceso, mediante el método de libre valoración racional y científica, de acuerdo a
las reglas de la sana crítica, la lógica y el sentido común, uniendo de este trabajo global e
intelectual, aspectos y elementos como la ciencia, conciencia y experiencia. De lo que se resume
que el Tribunal inferior tomó en cuenta las pruebas físicas y documentales y explicó
adecuadamente cuál fue la prueba generada en el Tribunal que determinó la conducta del
acusado David Huayllani Copa.

Entonces, de los antecedentes procesales vinculados al recurso, se tiene precisado que el


Tribunal de alzada, desestimó los reclamos de la parte apelante, señalando que dicha instancia
no puede revalorizar pruebas que ya fueron objeto de análisis ante el Tribunal inferior; labor en
la que evitó incurrir precisamente en cumplimiento de la normativa legal vigente respaldada por
doctrina legal sentada por este máximo órgano de justicia ordinaria, agregando a continuación
en su labor de control de logicidad lo glosado en el párrafo anterior, concluyendo con que la
prueba generada en el Tribunal de Sentencia determinó la conducta del acusado David Huayllani
Copa y que el fallo de mérito se sustentó en hechos existentes y debidamente acreditados en la
audiencia de juicio oral, sin incurrir en lo previsto por el art. 370 incs. 5) y 8) del CPP; toda vez,
que valoró las pruebas de cargo y de descargo, mediante una actividad y operación intelectual,
de forma conjunta y armónica de exclusividad jurisdiccional, con el fin de determinar si lo datos
fácticos obtenidos en la producción de la prueba desfilada en la audiencia de juicio oral, público,
continuado y contradictorio, poseían la entidad; y, cualidad suficiente y requerida para
corroborar la presunción punitiva del proceso, mediante el método de la libre valoración
racional y científica, de acuerdo a las reglas de la sana crítica, la lógica y el sentido común,
uniendo en dicho trabajo global e intelectual, aspectos y elementos como la ciencia, conciencia
y experiencia.

En síntesis, de la argumentación que precede, se constata que el Tribunal de apelación no


incurrió en incongruencia omisiva, al contrario, otorgó una respuesta en base a los argumentos
expuestos por el apelante, no siendo evidente que no se hubiera otorgado respuesta alguna al
agravio que ahora se analiza; además de lo cual, no deber perderse de vista que la parte que
hace uso del recurso de apelación restringida a efectos de reclamar la errónea o falta de
valoración probatoria, tiene el deber de acotar una carga argumentativa suficiente que permita
al Tribunal de alzada atender a los reclamos de manera precisa y concreta, pues la infracción a
las reglas de la sana crítica, obliga al impugnante a señalar cuales son las normas del correcto
entendimiento humano inaplicadas o aplicadas erróneamente, expresando las partes de la
sentencia en las que consta el agravio. Pues, resulta deficiente el planteamiento cuando el
recurso discurre en torno a las propias apreciaciones del recurrente en lugar de señalar
concretamente las partes de la sentencia donde se hubieran infringido los principios alegados,
requisitos indispensables cuando se reclama sobre la presunta falta de coherencia.

Si bien en el presente caso, el imputado identificó las pruebas que hubieran valorado
defectuosamente por parte del Tribunal de Sentencia y las vinculó a lo estimado por la Sentencia
de mérito, sin embargo, no demostró de qué forma tal apreciación habría incurrido en violación
a las reglas de la sana crítica, o que la Sentencia hubiera invocado afirmaciones imposibles o
contrarias a las leyes de la lógica, la ciencia o que se refiera a un hecho que sea contrario a la
experiencia común, que analice arbitrariamente un elemento de juicio o que el razonamiento
se haga sobre pruebas que demuestren cosa diferente a la que se tiene como cierta con base en
ella, una prueba, de acuerdo a la sana crítica, tiene que referirse a hechos que en un momento
histórico no son imposibles naturalmente, porque no se opone a ellos ninguna ley científica
natural.

En consecuencia, por los argumentos expuestos se concluye que el Tribunal de apelación no


incurrió en incongruencia omisiva, sino que dio una respuesta al imputado, conforme a los
términos en los que el agravio fue planteado por su parte, no siendo exigible mayor
argumentación por parte de la instancia superior, cuando no se cumplieron con las exigencias
mínimas necesarias a tiempo de plantear la impugnación; por tanto, no se encuentra
vulneración alguna del debido proceso en su componente a la defensa invocado por el
recurrente; por lo que, el presente motivo deviene en infundado.

III.3. Sobre la denuncia de supuesta convalidación sin una debida fundamentación del Auto de
Vista.

En el tercer motivo de los admitidos vía flexibilización del recurso de casación presentado por
David Huayllani Copa, se alega que el Tribunal de alzada, convalidó sin una debida
fundamentación y motivación, el error in judicando, dado que a su criterio, no se habría
subsumido adecuadamente su conducta a los tipos penales de los arts. 26 de la Ley 004 y 146
del CP, dado que conforme demostraron las pruebas PDC-9 y DP-29 no se acreditó que su
persona hubiese obtenido una ventaja o beneficio, como tampoco se demostró el dolo.

Al respecto, previo a resolver el problema jurídico, resulta necesario revisar lo que señala la
doctrina legal con relación a la debida fundamentación de los fallos judiciales.

La debida fundamentación descriptiva, fáctica, analítica o intelectiva y jurídica de las


resoluciones judiciales.

El Auto Supremo 248/2012-RRC de 10 de octubre, determinó la siguiente doctrina legal:


“Concluido el juicio oral, corresponde al Juez o Tribunal de Sentencia, emitir la Sentencia que
corresponda a través de una resolución debidamente fundamentada que comprenda una
fundamentación descriptiva, fáctica, analítica o intelectiva y jurídica, lo que supone la precisión
del conjunto de hechos que se tienen por ciertos o debidamente probados con los requisitos de
claridad y precisión; la trascripción sintética pero completa del contenido de la prueba; la
valoración propiamente dicha de la prueba o el análisis de los elementos de juicio con que se
cuenta; la calificación jurídica de la conducta desplegada por el imputado, lo que importa
analizar los elementos del delito como la tipicidad, la antijuricidad y la culpabilidad, esto es la
labor de adecuación o no del hecho al presupuesto normativo; y, la aplicación de la pena; sólo
así, se permitirá que los sujetos procesales y cualquier persona que lea la Sentencia, comprenda
de dónde obtiene el Juez o Tribunal, la información que le permite llegar a una conclusión, sólo
de esta manera, la Sentencia se explica por sí sola; incurriéndose en fundamentación insuficiente
por la ausencia de cualquiera de los elementos o requisitos señalados; por ende, en el defecto
previsto por el art. 370 inc. 5) del CPP, cuidando además, de no caer en contradicción entre su
parte dispositiva o entre ésta y la parte considerativa, puesto que de ser así, se incurriría en la
previsión del art. 370 inc. 8) del CPP”.

La obligación de fundamentar las resoluciones es extensible a los tribunales de alzada, los que
también deben observar el cumplimiento de los requisitos esenciales de claridad, completitud,
legitimidad, logicidad y de ser expresa, respecto de los puntos de agravio denunciados a fin de
emitir una resolución formal y materialmente válida. Así lo estableció el Auto Supremo 49/2012
de 16 de marzo, al determinar lo siguiente: ”De acuerdo al entendimiento ratificado por el Auto
Supremo 12 de 30 de enero de 2012, es una premisa consolidada que todo Auto de Vista se
encuentre debidamente fundamentado y motivado, cumpliendo con los parámetros de
especificidad, claridad, completitud, legitimidad y logicidad; respondiendo y emitiendo los
criterios jurídicos sobre cada punto impugnado que se encuentre en el recurso de apelación
restringida, además de revisar de oficio si existen defectos absolutos, en cuyo caso, es necesario
que en la fundamentación se vierta los criterios jurídicos del porqué dicho acto se considera
defecto absoluto y qué principios, derechos o garantías constitucionales fueron afectados.

De la doctrinal legal aplicable contenida en los Autos Supremos glosados precedentemente, es


posible determinar que el derecho a una debida fundamentación es un elemento esencial del
debido proceso, se encuentra consagrado en los arts. 115.II, 117.I y 180 de la CPE, se trata del
derecho de todo ciudadano a contar con resoluciones debidamente motivadas, de tal manera
que brinden certeza de su contenido y alcances de la decisión asumida.

Tiene la finalidad de precautelar el juzgamiento adecuado, justo, equitativo, oportuno, efectivo


y eficaz de los ciudadanos, asegurando que toda persona involucrada en un proceso, reciba del
órgano competente o administradores de justicia, la protección oportuna de sus derechos
fundamentales y/o garantías constitucionales, materializada en una decisión justa y ecuánime.
Dichos presupuestos constituyen un límite para el poder del Estado frente al individuo; y por
tanto, constriñe a las autoridades públicas a desarrollar sus actividades ajustadas al
cumplimiento del núcleo esencial o duro del debido proceso en su triple dimensión, sometidas
siempre; entre otros, al principio de legalidad, como elemento componente del anterior,
ajustando su actividad al acatamiento irrebatible de lo que la ley manda.
En ese orden, por mandato de lo preceptuado por el art. 124 del CPP, los jueces y tribunales de
justicia están obligados a expresar en sus resoluciones, los motivos de hecho y de derecho en
que basan sus decisiones, así como citar las normas que sustentan la parte resolutiva o
dispositiva del fallo, fundamentación que no podrá ser reemplazada por la simple relación de
los documentos o la mención de los requerimientos de las partes. Es una premisa consolidada
por este Órgano de justicia ordinaria, que todas las resoluciones; entre ellas, las emitidas por el
Tribunal de alzada, deben cumplir con esta exigencia constitucional, emitiendo criterios jurídicos
sobre cada punto impugnado que se encuentra en el recurso de casación, en virtud a lo
establecido por el art. 398 del CPP.

Análisis del caso concreto.

Este motivo, corresponde ser analizado a partir de lo denunciado por el recurrente y los
argumentos de respuesta otorgados por el Auto de Vista. En ese orden, se tiene que David
Huayllani Copa, en su recurso de apelación restringida, denunció inobservancia o errónea
aplicación de la ley sustantiva, alegando que la Sentencia incurrió en error in judicando al haber
subsumido erróneamente su conducta al tipo penal descrito en el art. 146 del CP, bajo el
argumento que hubiere solicitado la contratación de Humberto Ojopi Sánchez de forma irregular
y fuera de las normas que rigen en YPFB, etc. Hecho que estaría comprobado y acreditado según
el fallo de mérito, con la prueba documental de cargo 9, relativa al contrato administrativo de
servicio de apoyo operativo para la zona comercial de Puerto Suárez suscrito entre Rómulo
Velásquez y Humberto Ojopi Sánchez el 14 de septiembre de 2011, pese a no tener las
condiciones técnicas que requería para ocupar esa fuente laboral. Con relación a lo cual, alega
el recurrente que dicha prueba, así como la de descargo DP 29, no fueron analizadas
intelectivamente en su verdadera dimensión como dispone el art. 173 del CPP, dado que el
contrato antes referido, es el resultado del procedimiento que se rige el Sistema de
Contrataciones de Bienes y Servicios regulado por el DS 0181 de 28 de junio de 2009; y en el
caso, la cláusula primera describe cuál fue la forma para justificar la contratación, la cual se
ejecutó de acuerdo a lo estimado por el art. 34.II del citado Decreto Supremo, por tratarse de
una contratación menor, a recomendación de la Comisión de Contratación.

Agrega que como su cargo era de rango menor, no pudo haber usado influencias para obtener
una ventaja en su beneficio o de un tercero que no existe ni fue demostrada; y en el caso, no se
demostró ni determinó la existencia del elemento o componente objetivo del delito, cual es el
verbo “obtuviere”; por cuanto, no existe un indicio o prueba que demuestre que hubiere
alcanzado o conseguido una ventaja o beneficio, ni tampoco se determinó la existencia del
elemento subjetivo como es el dolo. En consecuencia, su conducta no se encuadraría
adecuadamente en la disposición contenida en el art. 146 del CP.

Asimismo, señala que en el primer hecho probado y en la fundamentación de derecho, el


Tribunal de Sentencia, para justificar el supuesto delito de Uso Indebido de Bienes y Servicios
arguye que abusando de su condición de Jefe de Zona Comercial de Puerto Suárez, escogía
personal de limpieza que debía prestar servicios, así como de utilizar insumos de limpieza como
los jaboncillos, detergentes, papel, etc., para su uso personal y la de su familia, como además se
hubiera apropiado de cuatro llantas nuevas que correspondían al vehículo de la empresa YPFB.
Afirmaciones que no tienen sentido lógico jurídico, porque la empresa Silver Clean, como tal,
era privada y prestaba servicios de limpieza a YPFB y de ningún modo, era dependiente del
Estado, de modo tal, que los insumos de limpieza eran de su uso exclusivo y lo mismo sucedía
con el personal que era contratado por la misma empresa, en la que como funcionario de la
Zona Comercial de Puerto Suárez, no tenía injerencia de ninguna índole ni mucho menos en el
uso de materiales e insumos de limpieza, de manera que si la empresa Silver Clean, hubiere
sufrido algún daño o perjuicio de sus bienes, debió ser ella misma la que inicie cualquier acción
y no así los personeros de Yacimientos; por lo tanto, al no ser los productos de limpieza de
propiedad del Estado, no pueden entrar en el campo del tipo penal descrito por el art. 26 de la
Ley 004 y no puede constituir un uso indebido de bienes y servicios.

Con relación a las cuatro llantas que se hubiera apropiado, alega que no existe un informe de
auditoría interna o la existencia de un cargo que hubiera salido de Activos Fijos de YPFB,
reclamando sobre deudas pendientes o bienes que en su calidad de Jefe de la Zona Comercial
de Puerto Suárez, se hubiera apropiado, ni un Pliego de Cargo emitido en su contra.

A la denuncia realizada por el imputado, el Tribunal de alzada, previo desarrollo del tipo penal
de Uso Indebido de Influencias, en sentido que el mismo se trata de un delito que sólo puede
ser cometido por un tipo de persona, como sería el servidor público, sea éste un simple
funcionario o una autoridad. Y, aunque el artículo sea claro, lo difícil es probar que dicho
funcionario o autoridad hubieren incurrido en uso indebido de influencias, cuando, por ejemplo,
se adjudica un contrato a uno de sus parientes.

Agregando a continuación que en primer lugar, un delito no es de acción (la acción es un


elemento, solo formalmente existente del delito). Un delito es el producto de una sentencia
judicial, en la que, a una acción se le confiere una tipicidad (adecuación a un tipo de delito), pero
más importante, una determinada culpabilidad. Segundo, el momento en el que el art. 146
establece claramente la condición, “aprovechando (…) o usando indebidamente influencias”,
enfatiza que la consumación del (probable) delito de “tráfico de influencias” requerirá la
constatación probada de un elemento subjetivo (de una intención, de una premeditación, etc.).
Tercero, el artículo no establece la prohibición de relaciones interpersonales o familiares entre
la autoridad y el otro sujeto del delito, al que, valga aclarar, solo se refiere como “tercero”. Por
ello, el “elemento objetivo” de la acción carece, virtualmente, de cualquier importancia.

De lo referido, concluye el Auto de Vista que, el delito de Uso Indebido de Influencias se basa
esencialmente en el hecho de que una autoridad actúe intencional o culpablemente, vulnerando
algún reglamento en busca de favorecer a un tercero.
En cuanto al delito de Uso Indebido de Bienes y Servicios, glosa el art. 26 de la Ley 004, en cuyo
texto dispone que: “El servidor público o la servidora pública que en beneficio propio o de
terceros otorgue un fin distinto al cual se hallaren destinados bienes, derechos y acciones
pertenecientes al Estado o a sus instituciones, a las cuales tenga acceso en el ejercicio de la
función pública, será sancionado con privación de libertad de uno a cuatro años. Si por el uso
indebido, el bien sufriere deterioro, destrozos o pereciere, la pena será de tres a ocho años y
reparación del daño causado. La pena del párrafo primero será aplicada al particular o servidor
público que utilice los servicios de personas remuneradas por el Estado o de personas que se
encuentren en el cumplimiento de un deber legal, dándoles un fin distinto para los cuales fueron
contratados o destinados” (sic).

Posteriormente, en la parte pertinente a la respuesta al agravio que ahora se analiza, se señala


que el Tribunal inferior adecuó correctamente el accionar antijurídico del imputado a los
alcances de los delitos de Uso Indebido de Bienes y Servicios y Uso Indebido de Influencias, que
establecen los arts. 26 de la Ley 004 y 146 del CP; por lo que, a criterio del Tribunal de apelación,
no existe ningún error en la subsunción de la conducta antijurídica, ya que es el propio: “Sr.
Ojopi quien detalla y corrobora las afirmaciones de manera precisa respecto al sueldo recibido
de Bs. 15.000.- y que también se evidenció que el imputado utilizó insumos de la empresa Silver
Clean para su uso particular, ya que esos insumos eran para uso exclusivo de limpieza de los
predios de YPFB en la Zona Comercial de Puerto Suárez y no para uso del Jefe de la Zona” (sic).

Sostiene asimismo, que de la revisión de los argumentos de la Sentencia, se puede extraer que
la misma se sustenta en hechos existentes y debidamente acreditados en la audiencia de juicio
oral, sin incurrir en lo previsto por el art. 370 incs. 5) y 8) del CPP; toda vez, que al valorar las
pruebas de cargo y de descargo, desarrolló una actividad de operación intelectual de forma
conjunta y armónica de exclusividad jurisdiccional, con el fin de determinar si los datos fácticos
obtenidos en la producción de la prueba desfilada en audiencia del juicio oral, público,
continuado y contradictorio, poseían la entidad y cualidad suficiente; y, requerida para
corroborar la presunción de inocencia o permitir con certeza plena e incontrastable sobre la
pretensión punitiva del proceso, mediante el método de libre valoración racional y científica, de
acuerdo a las reglas de la sana crítica, la lógica y el sentido común, uniendo en este trabajo global
e intelectual, aspectos y elementos como la ciencia, conciencia y experiencia.

Aquí, se debe destacar que el Auto de Vista impugnado, basa su análisis en las conclusiones
arribadas en la Sentencia con relación a la valoración de las pruebas desfiladas en el juicio oral,
concluyendo a partir de la descripción de los tipos penales, que no es evidente la inobservancia
o errónea aplicación de la ley sustantiva, denunciada por el recurrente, dado que su conducta sí
se adecuó al accionar antijurídico, sosteniendo que la declaración de la persona contratada
como es Humberto Ojopi Sánchez determina el cumplimiento de los elementos del tipo penal,
así como ser evidente la utilización de los insumos de la empresa Silver Clean para su uso
particular, los cuales eran para uso exclusivo de limpieza de los predios de YPFB, en la zona
comercial de Puerto Suárez y para el uso del Jefe de la Zona. Elementos que aunque resultan
escasos; sin embargo, demuestran que los elementos aportados, fueron suficientes para formar
convicción en los jueces, sobre la autoría de los delitos acusados como son Uso Indebido de
Bienes y Servicios; y, Uso Indebido de Influencias, previstos en los arts. 26 de la Ley 004 de 31
de marzo de 2010 y 146 del CP; afirmando en la parte final que, dicho fallo se sustenta en hechos
existentes y debidamente acreditados en la audiencia del juicio oral.

Concluyendo el Auto de Vista, sin realizar una revalorización de la prueba precitada, que dicho
fallo se encuentra debidamente sustentado y arribó a la conclusión de que no existió ningún
error en la subsunción de la conducta antijurídica, realizando su labor de control sobre la labor
realizada por el A quo, cumpliendo de manera razonable y adecuada, mediante la explicación
de las razones por las que considera que las decisiones asumidas en el proceso, fueron el
resultado de una adecuada actividad procesal.

Lo señalado, demuestra que el Auto de Vista a tiempo de dar respuesta al motivo denunciado
por el imputado, con relación a la supuesta inobservancia o errónea aplicación de la ley
sustantiva, explicó los motivos que llevaron al Tribunal de Sentencia a fallar de determinado
modo, identificando los razonamientos jurídicos empleados por éste, con relación a los
elementos probatorios que dieron lugar a la comprobación de la comisión del ilícito penal
acusado. No siendo evidente, la denuncia efectuada por la parte recurrente, sobre insuficiente
fundamentación de la Resolución de alzada.

A más de lo señalado, cabe resaltar que, tal como se explicó en el Fundamento Jurídico III.2 de
la presente Resolución; si bien, las autoridades jurisdiccionales a cargo de la resolución de una
causa, se encuentran constreñidas a tiempo de emitir sus determinaciones, a motivarlas de
manera adecuada y suficiente; sin embargo, dicha obligación también es exigible a las partes del
proceso a tiempo de plantear sus petitorios e impugnaciones. En ese orden, al igual que otros
recursos, el de casación debe ser formulado en términos claros, concretos y precisos,
demostrando adecuadamente el agravio que causa al recurrente, las actuaciones de las
autoridades que resolvieron el auto de vista.

Requisito que en el presente caso, no fue cumplido de manera suficiente, puesto que en la
denuncia realizada por el recurrente, se limitó a señalar la existencia de actividad procesal
defectuosa, porque a su criterio el Auto de Vista impugnado incurrió en insuficiente
fundamentación a tiempo de dar respuesta a su denuncia de inobservancia o errónea aplicación
de la ley sustantiva, más no explica las razones por las cuáles considera que el Tribunal de alzada
cometió la vulneración que implique carencia o insuficiencia de motivación, cuando de la
revisión de antecedentes, no se encuentra que dichos argumentos se encuentren sustentados
en la verdad material de los mismos. En consecuencia, por los extremos señalados, se denota
que las autoridades de alzada, no vulneraron ningún derecho fundamental ni garantía
constitucional a tiempo de resolver este motivo, lo que implica una denuncia infundada por
parte del recurrente de casación.

III.4. Sobre la denuncia de falta de pronunciamiento de la impugnación de la Resolución que


rechazó el incidente de extinción por duración máxima del proceso.
En el cuarto motivo del recurso de casación, el recurrente denuncia que el Tribunal de alzada,
incurrió en incongruencia omisiva, bajo el argumento que no se pronunció respecto de su
recurso de apelación incidental planteado por su parte contra la Resolución de 10 de marzo de
2015, que declaró improbada la excepción de extinción de la acción penal por duración máxima
del proceso.

A efectos de verificar si lo denunciado es evidente o no, resulta necesario remitirnos a los


antecedentes del cuaderno procesal, de donde se puede evidenciar que durante la sustanciación
de la audiencia de juicio oral celebrada el 26 de febrero de 2015, en la etapa de incidentes y
excepciones, la defensa de los imputados, planteó incidentes de extinción de la acción penal por
duración máxima del proceso, declaradas improbadas por el Tribunal de Sentencia mediante
Resolución 22/2015 de 10 de marzo (fs. 2672 a 2674).

Posteriormente, contra la precitada Resolución, por memorial presentado ante el Tribunal de


Sentencia el 13 de marzo de 2015, David Huayllani Copa, interpuso recurso de apelación
incidental (fs. 2689 a 2691), el cual fue decretado el 16 siguiente, de la siguiente manera: “Estese
a la Sentencia Constitucional N° 0421/2007-R de 22 de mayo del 2007. Otrosí.- Se tiene
presente” (sic).

Así, a tiempo de la interposición del recurso de apelación restringida, el mismo imputado hizo
notar en el Otrosí Tercero que: “Por memorial de fecha 12 de marzo de 2015 y presentado en
plataforma en fecha 13 del mismo mes y año, he interpuesto recurso incidental de apelación en
contra de la resolución de 10/03/2015 que declara improbada la extinción de la acción penal
por duración máxima del proceso, en apoyo de los arts. 394, 403 inc. 2) del procedimiento penal.
Recurso incidental que mereció la providencia de estese a la Sentencia Constitucional
0421/2007-R de 22 de mayo de 2007, como dicho recurso ha sido interpuesto dentro del
término de ley y que el mismo cursa a fs. 2688 a 2691, pido que en atención a la ratio decidendi
de la citada Sentencia Constitucional, ratificando y reproduciendo in extenso el recurso antes
mencionado, concederme el mismo, ante el tribunal superior, con las formalidades de rigor”
(sic).

Ahora bien, de la revisión de los argumentos contenidos en el Auto de Vista impugnado, se tiene
que el mismo omitió por completo otorgar una respuesta a lo reclamado por la parte recurrente,
ni siquiera la consignó en los puntos a resolver, violando la garantía del debido proceso respecto
a obtener una respuesta motivada, no obstante que la mencionada excepción resulta ser de
previo y especial pronunciamiento, de conformidad a lo establecido por el art. 308 del CPP. En
consecuencia, al haberse omitido resolver el recurso de apelación incidental interpuesto por
David Huayllani Copa, contra la Resolución que rechazó su incidente de extinción de la acción
penal por duración máxima del proceso, el Tribunal de apelación, además de lesionar la garantía
constitucional precitada, actuó en forma contraria a la doctrina legal contenida en el Auto
Supremo 5/2007; en cuyo texto, señaló lo siguiente: “La exigencia de motivación es una garantía
constitucional de justicia, fundada en el régimen republicano de gobierno que, al asegurar la
publicidad de las razones que tuvieron en cuenta los jueces para pronunciar sus sentencias,
permiten el control del pueblo, sobre su conducta, resguardando con ello a los particulares y a
la colectividad contra las decisiones arbitrarias de los jueces; la motivación responde también a
otros fines, ya que podrán los interesados conocer las razones que justifican el fallo y decidir su
aceptación o fundar su impugnación por los medios que la ley concede. Al mismo tiempo brinda
al Tribunal de alzada el material necesario para ejercer su control, y finalmente sirve para crear
la jurisprudencia, entendida como el conjunto de las enseñanzas que derivan de las sentencias
judiciales.

De ahí que la motivación de los fallos emergentes de los recursos, debe ser expresa, clara,
legítima y lógica.

a) Expresa: porque el Tribunal, no puede suplirla por una remisión a otros actos, o a las
constancias del proceso, o reemplazarlas por una alusión de la prueba. La ley exige que el
juzgador consigne las razones que determinan su decisorio, expresando sus propias
argumentaciones de modo que sea controlable el iter lógico seguido por él, para arribar a la
conclusión.

b) Clara: en la resolución, el objeto del pensar jurídico debe estar claramente determinado, de
manera que produzca seguridad en el ánimo de quienes la conozcan, aún por los legos.

c) Completa: la exigencia comprende a todas las cuestiones planteadas por las partes en los
diferentes recursos que se analizan, y a cada uno de los puntos decisivos que justifican cada
conclusión. El Tribunal está obligado a considerar todas las cuestiones esenciales o
fundamentales que determinan el fallo. En este sentido, cualquier aspecto de la indagación
susceptible de valoración propia, asume individualidad a los fines de la obligación de motivar; y
sobre la base del principio de exhaustividad habrá falta de motivación, cuando se omita la
exposición de los razonamientos efectuados sobre un punto esencial de la decisión y sobre los
hechos secundarios alegados en el mismo, porque la obligación de motivar alcanza también a
ellos en cuanto comprenden el iter a través del cual el Tribunal llega a la conclusión sobre la
causa petendi.

La motivación de los fallos emergentes de los recursos, para ser completa, debe referirse al
petitum y al derecho, analizando la resolución impugnada y expresando las conclusiones a las
que se arribe luego de un examen sobre la veracidad de las denuncias formuladas, resolver
apartándose del petitum significa que el fallo incurre en un vicio de incongruencia.

El vicio de incongruencia como desajuste entre el fallo judicial y los términos en los que las partes
han formulado su pretensión o pretensiones, en definitiva constituyen el objeto del recurso. Al
conceder más, menos o cosa distinta a lo pedido, el órgano judicial incurre, en las formas de
incongruencia conocidas como ultra petita, citra petita o extra petita partium.
d) Legítima: la legitimidad de la motivación se refiere tanto a la consideración de las denuncias
formuladas, como a la obligación de revisar ex oficio la legitimidad del proceso. Por lo tanto, el
fallo que se funda en la consideración de cuestiones alejadas del objeto particular del recurso
deducido, no está debidamente motivada.

e) Lógica: finalmente se exige que la sentencia cumpla con las reglas de logicidad, de ahí que el
Tribunal valorará las cuestiones formuladas de un modo integral, empleando el razonamiento
inductivo, verificando la observancia de las reglas de la sana crítica y exponiendo los
razonamientos en que se fundamenta la decisión; es decir, sustentándolos en las reglas de la
lógica, psicología y experiencia”.

A mayor abundamiento, corresponde señalar que este Tribunal, en reiterados fallos, ha venido
señalando que es deber inexcusable de los Tribunales de apelación, el pronunciarse sobre todos
y cada uno de los reclamos de las partes, y que de no hacerlo así, se incurre en defecto absoluto
por vulneración del derecho y garantía constitucional del debido proceso, en sus vertientes de
debida fundamentación y obtención de respuesta por parte del órgano jurisdiccional, siendo así
que, entre otros, en el Auto Supremo 085/2013-RRC, se precisó: “Como se tiene desarrollado
ampliamente por este Tribunal, cabe recordar que entre las vertientes de trascendencia de la
garantía constitucional al debido proceso, se encuentra la debida fundamentación de toda
resolución judicial, que debe ser observada por todos los Tribunales de justicia, incluidos los de
apelación. La motivación implica que la autoridad que dicte un fallo, en este caso en apelación,
tiene la ineludible obligación de exponer los razonamientos que le llevan a asumir una decisión,
ya sea en uno u otro sentido; dicho de otro modo, implica la exigencia de una fundamentación
de hecho y de derecho, que sustenta la parte dispositiva del Auto de Vista; además, esta
obligación abarca el inexcusable deber del Tribunal de apelación, de pronunciarse sobre cada
uno de los aspectos cuestionados o reclamados, no pudiendo acudirse a criterios restrictivos u
omisivos que tiendan a evadir una respuesta a todos los reclamos del apelante, en cuyo caso se
vulneraría la garantía al debido proceso”. Criterio que ratificó en anteriores entendimientos en
los que se presentaba situaciones de falta de pronunciamiento sobre todos los puntos apelados
o reclamados, entre estos, el Auto Supremo 172/2012-RRC de 24 de julio, donde se señaló: “El
Art. 180.I de la Constitución Política del Estado, entre los principios rectores en los que se
fundamenta la jurisdicción ordinaria, establece al debido proceso como principio que garantiza
a todo sujeto procesal, tener acceso a un pronunciamiento motivado y fundamentado, sobre
todos los motivos alegados en un recurso. Por ello a los Tribunales de alzada, no les está
permitido discrecionalmente determinar o clasificar, qué motivos en su criterio son de fondo y
merecen una respuesta fundamentada y qué motivos no tienen relevancia que no merezcan una
respuesta debidamente fundamentada.

No existe fundamentación ni congruencia en el Auto de Vista impugnado, cuando en el mismo


se evidencia que el Tribunal de alzada, no se pronunció sobre el fondo de los puntos
cuestionados en el recurso de apelación restringida, no siendo suficiente escudarse en
argumentos que tienen por finalidad evadir la responsabilidad de absolver expresamente los
cuestionamientos deducidos por los recurrentes, aspecto que vulnera lo establecido por los arts.
124 y 398 del CPP, constituyendo un defecto absoluto no susceptible de convalidación que
vulnera derechos y garantías reconocidos por la Constitución Política del Estado”.
En conclusión, a tiempo de resolver cada uno de los cuestionamientos planteados en el
contenido íntegro del recurso de apelación restringida, no se advierte que el Auto de Vista, se
hubiera pronunciado sobre la apelación incidental que fue planteada anteriormente y se
encontraba pendiente de resolución como efecto del decreto pronunciado por el Tribunal de
Sentencia; y por tanto, reiterada en su recurso de alzada; es más, el Tribunal de apelación tenía
la obligación de pronunciarse, en la misma resolución y con carácter previo a los aspectos
relativos a la impugnación contra la Sentencia, sobre la apelación incidental, pues de su
resultado; es decir, de la declaratoria de procedencia o improcedencia de la apelación
interpuesta por el recurrente contra la Resolución 22/2015 de 10 de marzo, dependía el
pronunciamiento o no de los agravios de fondo contra el fallo de mérito, pues en caso de
haberse establecido la procedencia del reclamo y consecuentemente la revocatoria de la
referida Resolución, como efecto la extinción de la acción penal, lógicamente resultaba
innecesario pronunciarse sobre los puntos de la apelación restringida.

Con este actuar, el Tribunal de alzada no sólo incumplió su deber de fundamentación y la


obligación que tiene de pronunciarse sobre todos; y, cada uno de los aspectos reclamados o
impugnados; sino, incompresiblemente, omitió fallar sobre los extremos de una apelación
incidental, vulnerando el debido proceso y desconociendo la jurisprudencia constitucional, que
desde la Sentencia Constitucional 0421/2007-R, reiterado por posteriores Sentencias, moduló
el trámite y resolución de la apelación incidental. Al respecto, el Tribunal Supremo de Justicia,
ejerciendo su labor de sentar y uniformar jurisprudencia, abordó esta temática, mediante el
Auto Supremo 272/2013-RRC de 17 de octubre, que sobre el tratamiento por el Tribunal de
alzada cuando se plantea apelación contra una Sentencia y Resolución, estableció la siguiente
doctrina legal: “En tal caso, corresponde al Tribunal de alzada, a tiempo de resolver el recurso
interpuesto contra una Resolución con esas características, pronunciarse en primer término
sobre la admisibilidad y procedencia de la apelación incidental, por cuanto del resultado del
pronunciamiento sobre la cuestión incidental, dependerá la resolución sobre la apelación
restringida, toda vez que, de determinar la procedencia de la cuestión apelada, en consecuencia
revocar lo resuelto por el juzgado o tribunal de sentencia y declarar probada la excepción o
incidente, no corresponderá el análisis de la apelación restringida respecto a la Sentencia por
efecto de la apelación incidental acogida. Al contrario, de desestimar la apelación incidental, en
el mismo Auto de Vista, deberá ingresar a considerar y resolver los fundamentos de la apelación
restringida.

Finalmente es pertinente dejar establecido, que conforme las normas relativas al recurso de
casación y su procedencia, así como la uniforme jurisprudencia emitida por este Tribunal, lo
resuelto respecto de la apelación incidental, no admite recurso de casación”.

En consecuencia, se concluye que efectivamente el Tribunal de alzada incurrió en incongruencia


omisiva, en franca contradicción con la uniforme jurisprudencia emitida por este Tribunal.
Pronunciamiento de este Tribunal que se limita únicamente a la detección de la explicada
incongruencia omisiva, dejando claramente establecido, que cualquiera fuere el
pronunciamiento de fondo, no corresponde a esta instancia de modo, alguno, analizar los
fundamentos que dieran lugar a la procedencia o improcedencia del propio incidente. Por lo
demás, corresponde atender favorablemente lo demandado por la parte recurrente,
correspondiendo dejar sin efecto el Auto de Vista.

POR TANTO

La Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia, con la facultad conferida por el art. 42.I.1 de la
LOJ y lo previsto por el art. 419 del CPP, declara FUNDADOS los recursos de casación interpuestos
por David Huayllani Copa y Rómulo Arturo Velásquez Romero; y, en aplicación del art. 419 del
CPP, DEJA SIN EFECTO el Auto de Vista 29 de 27 de mayo de 2016, cursante de fs. 3024 a 3028,
y determina que la Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, sin
espera de turno y previa notificación a las partes, dicte nuevo fallo, conforme a la doctrina legal
explicada en los fundamentos precedentes. Para fines del art. 420 del CPP, remítase fotocopias
legalizadas del presente Auto Supremo a todos los Tribunales Departamentales de Justicia del
Estado Plurinacional, para que por intermedio de sus Presidentes hagan conocer la presente
Resolución, a los Tribunales y Jueces en materia Penal de su jurisdicción.

Regístrese, hágase saber y cúmplase.

Firmado

Magistrada Relatora Dra. Norka N. Mercado Guzmán

Magistrada Dra. Maritza Suntura Juaniquina

Secretario de Sala Dr. Cristhian G. Miranda Dávalos

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