Introducción A La Contaduria Pública Completo
Introducción A La Contaduria Pública Completo
Introducción A La Contaduria Pública Completo
ARTÍCULO 32:
“Es permitido utilizar obras literarias o artísticas o parte de ellas, a título de
ilustración en obras destinadas a la enseñanza, por medio de publicaciones,
emisiones o radiodifusiones o grabaciones sonoras o visuales, dentro de los
límites justificados por el fin propuesto o comunicar con propósito de
enseñanza la obra radiodifundida para fines escolares educativos,
universitarios y de formación personal sin fines de lucro, con la obligación de
mencionar el nombre del autor y el título de las así utilizadas”.
(1) L. GoMBERG, Histoire critique de la théorie des Comptes, Ginebra, 1929, pássim;
- 1 en su obra póstuma, La doctrine de la Comptabilité et les Méthodes comptables, Gi
nebi:a, 1937, pp. 66-71.
TITULO PRIMERO
LA CONTABILIDAD EN EL SIGLO XVI
CAPÍTULO PRIMERO
, (1) M uchos autores escriben Luca Paciolo. En Toscana se dice Paciolo o Luca
PacioE, Macchiávelló o Niccolo Maéchiavelli, Bounarroto o Michelangelo Bounarroti1 •
éicé.te�a. Cfr. MEL1s, op. cit., p. 409, · én nota.
/' (2) Cfr. para la biografía de P�ciolo: Ml;Lis, pp. 620 sq.; B. PENNDoRF; Luca Pacioli,
pp, 51 sq.; BRoWN, op. cit. p. 108; bUPoNT, C�tributi011. a l'histoiré de la cornptabilité;
"Luca �aciolo", Z'un de ses fondatewrs, París, Société de Comptabilité de France,"1925;
y muy especialmente: R. Emmeth TAYLOR, No Royal Road. Luca Pacioli and his times,
Tp.e· University of North Carolina Press, Chapel Hill, 1942, así como Aldo MIELLI,
proiogo a la: ·traducción de La. "Divina Proporción, Ed. Losada, Buenos Aires, 1946, ·•y
PiinÓ'rama Genéral de Historia de la ciencia, tomo lII, La eclosión del Renacimiento;
Espasa Calpe, Buenos Aires, 1951, pp. 161-181; Cfr. también, J. M.' CAÑIZARES ZURDO,..
Ensayo· Histórico 'sobre Contabilidad, Málaga,, 1933, pp; 51-"76.
rJ
, .(3) · · MEus, op. cit., p. 627.
JOSEI'H - H. VL.\!:l/llUNCK
(4) Se acepta generalmente como fecha en que Paciolo tomó el hábito 'franciscano
fa del año 1477, porque en dicho año se designa con el título de "hermano" en un libro
manuscrito dedicado � sus alumnos de Perusa, concretando la opinión ¡¡e Staígmüller,
que sitúa su jngreso en la Orden entre 1470 y 1,177 (H. STAIGMÜLLER, Luca.s Paciuoli,
"Zeitschrift für Mathematik und Physik", XXXIV, Historisch-Literarische Abteilung,
pp. 81-102 Y 121-128). El autor, al señalar el año 1484, sigue a Pungileoni, que considera
ingresó en la. Orden de 1484 a 1487 (L. PUNGILEONI, Commentario sopra la. vita e le
opere -di Fra. Luca Pacciolo conosciuto ancora. sotto i! nome di Luca dal Borgo, steso �
eccitamento del Sig. G. · Valla.rdi di Milano, Giornale Arcadio, vol: LXII, 1834-1835,
.' ·. •",
pp. 214-233) (N. del T.).
(5) La p�era edición moderna del Tractatus e� �� traducción aÍ�marÍa del od¿to;
JXGER, Stuttgart, 1876. En 1878, el profesor italiano GITTI hizo una e�celente edic�ón;
con un préfacio y notas muy interesantes, que nuevamente reimprimió .. MASSA en 1911.
E. G. WALDENBURG realizó la traducción al ruso en 1893. El profesor KHÉIL, en 1894, fo
tradujo al· checo en una cuidada edición. La traducción holandesa fue hecha por:
J. VoLMER Y C. VAN Rr.TNBEJ!X, Rotterdam, 1896. La primera traducciónjnglesá corres1
ponde a John B. GEIJSBEEIC, Denver (Colorado), 1914, y la segunda, a Pietro CRIVELLI,
Londres, 1924 y 1939.
HlSTORIA Y DOCTRINAS DE LA CONTABILIDAD 119
(11) Ha sido Fabio BESTA (La Ragioneria, T. III, pp. 344-346 y 361-378), quien de
manera especial ha tratado de demostrar que el "Tractatus XI" se basa en un manus
crito veneciano, probablemente del célebre maestro Troylo de Cancellariis. Federigo
Mm.rs (op. cit., pp. 609 sq.) refuta pertinentemente los argumentos de BESTA.
(12) Cfr. un buen análisis de la contabilidad de Paciolo en P. G. A. DE WAAL, De
leer van het boekhouden in de Nederlanden tijdens de zestiende eeuw, Remen en Zonen,
Roermond, 1927, cap. III.
JOSEPF. - H. VLA�Ml\lDICK
(13) Jules SOBRY, Tenue d�s comptes dtt grand-livre, De Sikkel, Amberes, 1932, p. 21.
HISTORIA Y DOCTRINAS DE LA CONTABIL!DAD 123
. :ios simples; es decir, en los que no intervienen más que un solo cargo y
un solo abono. Los asientos complejos tardarán aún cincuenta y seis años
_en aparecer en los tratados de contabilidad de los Países Bajos (Mennher,
'.f550), setenta y tres años ·en Inglaterra (Weddington, 1567), y nada menos
que ciento cuarenta y dos en Italia (Flori, 1636).
Veamos unos ejemplos de los asientos que da Paciolo.
Por caja de efectivo// A capital mío, Fulano, etc., por lo que poseo en el
momento presente en monedas de oro, de plata y de cobre de diversos
cuños, tal como ap.u:ece en el inventario depositado en la caja, ·etc., en
total tantos ducados· de oro. Y en moneda fraccionaria tantos ducados,
valen en junto al modo de Venecia, es decir, 24 grassi por ducado y 32
· picciali por grosoo de lira de oro (14). L. s. g. p.
Par azúcar de Palermo //A caja de efectivo, pagado a Ser Juan Antonio
de Mesina, por tantas cajas, tantos panes, con un peso neto, deducidas
cajas, tela de embalaje, cuerdas y paja, de tantas libras, a tantos ducados
el ciento, importan tanto, etc., rebajo por su parte de la messettlrorioj (15)
a razón de tanto por· ciento, _tantos ducados, etc., quedando un líquido
de tantos ducados, et.::. Corredor Ser Juan de Gaiardi. Valor. L. s. g. p.
,00 Una costumbre que data de los primeros libros de cuentas de la Edad
Media, y que seguía aún vigente -en tiempos de Paciolo, era la de barrear
J?! , cruzar con rayas los asientos del Diario después de pasarlos al Mayor.
. .(14) La moneda ele c�enta que se utilizaba por aquel tiempo en Venecia era la lira,
·que se subclivlclía en 20 soldi de 12 grossi, de 32 piccioli. El ducado valía 24 grossi de
oro y 6 liras y 4 soldi en moneda corriente.
: f (15)' ; El•. officio de la messettarfo (Paciolo escribe i:nessetaria) era la oficina del · im
puesto sobre las ventas (messettaria), impuesto que gravaba las ventas hechas con
intervención de corredor ( sensale o sensaro), y que en Venecia era pagado por mitad
entre el vendedor y el comprador, a cuyo efecto este último retenía la parte del ven
d��or deduciéndola del importe total de la operación. (N. del T.)
JOSEPH - H. �CK
134 TRAD. JOSÉ MARÍA GONÚLEz FERRANDO
Veamos cómo enseña a hacerlo el autor franciscano: "Al pasar del diari�
"al mayor, trazaréis en cada asiento traspasado dos rayas de arriba a abajo,
" la primera, a la izquierda, hacia el principio del asiento, para indicar qu�
" se ha pasado al debe del mayor; la segunda, a la derecha, hacia el final
"del asiento, para mostrar que está anotado en el haber... "
Cuando describe la manera de traspasar los asientos del diario. al mayor,
Paciolo muestra con claridad el mecanismo técnico del método de partida
doble y el resultado matemático de la constante igualdad de las "partidas'"
que es su aspecto más notable:
" .. . de todas las partidas [asientos] que hayas anotado en el diario,
" harás siempre dos en el mayor; a saber: una en el debe y la otra en el
" haber, y señalarás el apunte deudor con Porr y el acreedor con A, según
" más arriba he dicho; de uno y de otro debe hacerse la correspondiente
" anotación; la del deudor se pone a mano siniestra y la del acreedor a
" mano diestra. Y en la del deudor indicarás el folio en que se encuentra
"la de su acreedor. E igualmente en la del acreedor indicarás el folio éri.
" que está su deudor ... "
(17) Cfr. la evolución del término "balance de situación" (bilan) en Robert HAU
X.oT:rE, Théorie spécu.la.tive de la Compta.bilité appuyée par Z'Histoire, "Comptabilité et
Productivité", Bruselas, 1956, pp. 107-109. (N. del T.).
(18) Pierre DE SAVONNE, lnstruction et maniere de tenir livres de ra.ison ou de
comptes pa.r pa.rties doub!es ... , Lyón y París, í567.
(19) Claude msoN, Methode pour dresser toutes sortes de comptes a. Parties Dou.bles...,
París, 1678.
{20) Lodovico Fwru, Tra.tta.to del modo di tenere il libro doppio domestico col suo
esempla.re, Palermo, 1636.
CAPÍTULO u
SIN.O!·� STEVli'J ( 1)
(1) Cfr. P. DE WAAL, Van Paci-Olo tot Stevin, cen bijdrage tot de leer van het
boeckhouden in de Nederla.nden, Roermoncl, 19:J7; R. Bnovm, op. cit., pp. 136-139; Ro-
bert DEPAU, Simon Stevin, Office de Publicité, Bruselas, 1942, especialmente pp, 89 sq.;
O. TEN HAvE, Simon Stevin of Bn:ges, en Studies in the History of Accou·nti·ng, op. cit.,
pp. 236-246; Aldo MIEL!, Panorama General de Historia d� la ciencia, tomo V, La Cien
cia del Renacimiento, op. cit., pp. 51-6ü; y José l\lL' CAÑIZARES ZURDO, op. cit., p:9, 91-95.
Simón Stevin ha alcanzado la celebridad como matemático y físico, Algunos de sus
descubrimientos hacen de él un sabio de primer orden. Sus investigaciones en materia
de dinámica y de hidrostática, especialmente su ley de las presiones de los líquidos
sobre las paredes de los recipientes, le sitúan en primera fila entre nuestros ingenieros
modernos. Introdujo también la enseñanza de las ciencias en lengua vulgar, renun-
. · ciando al latín, con lo que los conocimientos científicos lograron una mayor difusión.
_
HISTORIA Y DOCTRIN,\S llE U CONTABILIDAD 187
Desde otro punto de vista, Stevin merece, sin embargo, la fama que ha
alcanzado su obra contable. Ha sido el primer autor que estudia la contabi
lidad pública, a la que denomina "contabilidad del Príncipe". A este res
pecto, Reymondin afirma (4), sin indicar de dónde lo ha tomado, que como
las normas de la contabilidad pública no eran uniformes y no existía el me
nor control, Simón Stevin dirigió a todos los Estados europeos un proyecto
de contabilidad por partida doble "que no recibió una aplicación parcial sino
•ciento cincuenta años después".
En la segunda parte de su obra Stevín expone su concepto de la conta
bilidad pública. Sostiene vigorosamente que la partida doble debe aplicarse
a las cuentas de la autoridad pública; pero, pese a sus loables tentativas para
adaptarla, no puede afirmarse que el éxito haya recompensado los esfuerzos
Se-oción 1.ª
La contabilidad y el derecho
" a negocios, en len gua Castellana, y que entre la hoja del deve y ha de aver
" no dexen hojas en blanco, ... " (1).
La denominación de "partidas dobles" figurará por primera vez en las.
Ordenanzas del Consulado de Bilbao, aprobadas por real provisión de 2 de
diciembre de 1737, en el artículo o número 6 del capítulo 9.0, que dice así:
" Si alguno o algunos comerciantes quisieren tener mas libros, por necesi
" tarlos según la calidad de sus negocios para mas claridad y gobierno suyo,
" y distincion, y divisíon, de ellos, y sus anotaciones y asientos particulares,
"lo podrán hacer y practicar, ya sea formandolos en partidas dobles, o sen
" cillas, lo qual quedara a su arbitrio y voluntad; y segun el metodo que en
"quanto a esto llevaren, deberán aneglar la formalidad del libl'O de fac
" turas " (2).
Por otra parte, el artículo 19 del Edicto Perpetuo de 12 de julio de 1611,
promulgado por el archiduque Alberto e Isabel Clara Eugenia, soberanos de
Bélgica, hace alusión a la contabilidad al decretar: "Cuando el vendedor
"no lleve cuenta de sus o peraciones, harán fe las del comprador, a no ser
"que se pruebe 1o contrario por escrito, etc. " (3). Es decir, que los libro�
do cuentas hacen fe.
Los primeros autores de obTas de contabilidad no dejan de señalar las
obligaciones legales de los tenedores de libros y cómo los libros adquirían
fuerza probatoria auténtica. Paciolo en su Tra,ctaius dice a este respecto:
"Y todos los expresados libros, de acuerdo ccn la buena costumbre de algu
" nos países, debes llevarlos y presentarlos a cierta oficina de comerciantes,
"como la de los cónsules de la ciudad de Perusa, y explicarles que aquéllos
"son tus libros en los que te pro pones escribir o hacer escribir por mano de
"tal, etc., todas tus operaciones de manera ordenada. Y dirás en qué mo-
. '' rieda los qw.eres llevar; es decir, en Ure die pido.U o en li11e die grossi, o en
" duc ados y liras, etc., o en florines, sueldos y dineros, o en onzas, tari y
"gran os, etc.; todo lo cual e-1 comerciante honrado debe ponerlo al principio
. -:.-·, -•,··
(1) Recopilación de las leyes destos reynos hecha por rrumdado dela magestad
CathoZ.ica del Rey don Philippe segundo nuestro se-iior Alcalá de Henares, 1569, Libro V,
título XVIII, ley X; en la Novísima recopilación pasÓ'a ser la ley 12, del título 4.º, del
Libro 9.º (N. del T.).
(2) Este artículo se reitera en el capítulo 7.º - de las Ordenanzas aprobadas para
el Consulado de San Sebastián, en la adición de 1.0 de septiembre del mismo año a las
Ordenanzas del Consulado de Valencia y en el capítulo 5.0 del Consulado de Burgos
(N. del 'I'.).
(3) Ncmveau Commentaire sur l'Édict Perpétuel du 12 iuillet 16p, Lila, J. B. Hen-'
ry, 1770, p. 128.
Hl.i'J'úl\U Y 110(.'l'IUJUS �¡-; L'� CQNl'.,\.lllLll)AD
Art. 2.º-Los agentes de cam Art. 34.-Podrán llevar, además, los li
bros que estimen convenientes, según el
bio y de banca llevarán un li
sistema de contabilidad que adopten.
bro diario en el que se ano Estos libros no estarán sujetos a lo dis
puesto en el artículo 36; pero podrán le
tarán to d a s las operaciones galizar los que consideren oportunos.
que hayan intervenido, para Art. 35.-Los comerciantes podrán lle
recurrir en caso de protesta. var los libros por sí mismos o por per
sonas a quienes autoricen para ello.
Art. 3. 0-Los libros de los Si el comerciante no llevare los libr-os
por sí mismo, se presumirá concedida la
nego c i a n t e s y comerciantes, autorización al que los lleve, salvo prue
tanto mayoristas como mino ba en contrario.
"sente Reglamei1to sea cumplido; los contraventores del mismo .serán con-:,.
" denaclcs al pago de 3ÓO libras de multa, que no podrá ser condonada ni
"reducida bajo ningún pretexto por los jueces, los cuales serán sancionados·
" con-1a ·interdicción de sus cargos y condenados a las expresadas multas a·
"título personal y particular".
A pesar de la evidente impo tencia de la legislación, el legislador revolu
cionario del año VI (1798) tratará también por su parte, aunque igualment.e
en vano, de gravar los libros de comercio con el timbre correspondiente.
(7) Nouveau Ccxk t½s Ta,i!Zes, París, 1761, Tomo II, p. 386.
TITULO IV
Hemos denominado a este título "El siglo de los contrastes" porque, efec
tivamente, en el siglo XIX se asiste por una parte a una floración de libros
de contabilidad de muy escasa valía, tanto técnica como teórica, y por otro
lado, se contempla al mismo tiempo el nacimiento y desarrollo de obras teó
ricas de extraordinario mérito, que proponen concepciones_ nuevas y atrevi
das, de tal profundidad de pensamiento, que las elevan al nivel de lag me
jores obras de economía o de organización científic_a.
La abundancia de la literatura contable en el curso del pasado siglo ha
.sido tal que, en mayor grado que en ocasiones anteriores, el historiador se
ve en el conflicto de tener que hacer una difícil elección si no quiere correr
el riesgo de pasar por alto obras relevantes y de señalar otras que sólo me
recen un justificado olvido. Entre 1800 y 1900 se han podido contar no menos
-de 727 autores de obras de contabilidad y 1.172 libros publicados. Dicha lite�
ratura es de valor muy· desigual. Cierto que a partir de 1860 se ha hecho
un considerable esfuerzo con vistas a elevar a la contabilidad a la altura de
·una técnica realmente científica, a deducir sus principios, a formular las
·reglas básicas, a perfeccionar los procedimientos y a simplificar los métodos,
cosa que será principalmente obra de los grandes maestros italianos; pero
también es verdad que ha de deplorarse igualmente la mercantilización de
Ja contabilidad en la menos noble acepción de la palabra. Son innumerables
los autores de última fila que dieron a la prensa libros con títulos charla
tanescos, que· las más de las veces tenían como objetivo inconfesado hacer
:salir a sus autores de la oscuridad en la que vegetaban con razón. Obras
-de puras recetas contables, como las que aún hoy, por desgracia, se encuen
tran, y que facilitan al público unos registros que califican de infalibles o
_·totahnente nuevos, sin preocuparse lo más mínimo por participar en la evo-
JOSEl'Il - B. VLUMMIXCK
236 TRAD. JOsÉ MARÍA tlONzÁLl:z FERRAN1IO
Seceióro l."
Pierre Boucher
un-
. - La edición consultada ha sido la segunda, que data de 1803 (año XI). Constituy�
grueso volumen de 732 páginas, que se ha hecho muy raro.
JOSll'll - H. VLAEMMINCK
238 TRAD. JOsÉ MARÍA GONZÁLEZ FERRAl'IDO
(2) René DELAPORTE, Méthode rationnelle de la Tenue des Comptes, 1935, especial- '
mente pp. 84 sg.
HISTORIA Y DOCTRUíAS DE LA CONTADILl'.DAD
(3) Para E. Archavlis, ia antigüedad del complemento a cero aplicado a las cuentas
en la Península ibérica se remonta al siglo XV: "Al otro extremo del Mediterráneo,
"los contógrafos [contables] españoles seguían trabajando los ricos mate:riales que les
"habían legado los Arabes, y que éstos a su vez recibieron de los Hindúes. El com
" plemento a cero definido por Baskara, el célebre matemático hindú del siglo XII,' fue
"introducido en la teneduría de libros con la denominación no muy acertada de 'com
" plemento algebraico'. Algebra, del árabe: al-jabar; que por cierto significa 'recom
"poner los huesos descoyuntados'. De igual forma, el empleo del complemento alge�
"braico permitía la rectificación de los asientos sin falsear los datos estadísticos
"proporcionados por las masas de los cargos y de los abonos, al conservar a los expre
" sados movimientos su plena significación. "
Emmanuel ARCRAV!.IS, La Comptabi!ité, émanation de l'espTit méditeTTan.éen, con
ferencia pronunciada el 28 de febrero de 1948 en la Sodété de Comptabilité de France,
París, p. 4. (N. del T.).
JOSEPH - H, VLAEMM:!NCK
-TRAD. JOSÉ MARÍA GONZÁLEZ FERRANDO
Sección 2.4
J. S. Quiney
ca: " Puede abrirse una cuenta particular a cada objeto a fabricar; se
"' le cargará, al igual que a la Cuenta general de fábrica, el valor de las
· "materias primas empleadas en la fabricación de dicho objeto, así como todos
"los gastos imputables al mismo, y se abonará por el valor de los fabrica
"dos. Mediante estas cuentas particulares de fábrica, es fácil saber lo que
"cuesta cada artículo fabricado, sin llevar más libros que el memorial, el
"libro de razón y el índice ". Se aprecia ya perfectamente el interés que
pone en el cálculo del coste unitario, de forma que los· ulteriores perfeccio
namientos no contribuirán más que a darle una mayor precisión que lo
aproxime más a la realidad.
Con relación a la teoría de las cuentas, Quiney es netamente personalista
Ya hemos señalado anteriormente que el procedimiento didáctico de la per
sonificación de las cuentas divulgado por Luca Pacioli evolucionó posterior
mente hacia la teoría personalista, que deja de considerar a las cuentas
como si fueran personas, para afirmar que todas las cuentas están abiertas
a personas. Las consecuencias últimas de esta concepción se deducirán más
tarde en la Logismografía.
El paso de la personificación a la personalización lo ha dado la escuela
de los ciniqwe-corvtistws, encabezada por Degranges. Efectivamente, al afinn?r
que las cuentas generales representan a 1a persona del comerciante cuya
contabilidad se lleva, se las está personificando en el nuevo sentido.
Adopta también Quiney la clasificación de Degranges, pero introduciendo
en ella modificaciones muy importantes. Considera a la cuenta de caja como
si fuera la del cajero y la incluye por esta razón entre las cuentas de per
sonas. Suprime la de Pérdidas y Ganancias de la clasificación de Degranges
y la sustituye por la cuenta de capital, que a su juicio debe considerarse
como el fénix de las cuentas, ya que es el juez supremo de las demás. Ad
mite igualmente cinco clases de cuentas generales: capital, mercancías di
versas, inmuebles, efectos a cobrar y efectos a pagar. Llama a estas cuentas,
cwentws ficticia:s, pues en su opinión han de estimarse como otras tantas
personas encargadas de los intereses del comerciante, que les confía dinero,
efectos y mercancías, de todo lo cual han de responderle de acuerdo con los
diferentes títulos asignados a estas mismas cuentas.
Vemos, pues, que Quiney, aun adhiriéndose a la escuela de los cinque-:
contistas, es al mismo tiempo partidario de la personificación y de la per�
sonalización. Considerando a las cuentas generales como otras tantas per
sonas, mantiene y puntualiza la vieja ficción de la personificaci6n, que fue
la de los primeros autores de la edad heroica de la literatura contable eii · el
JOSEPli - H. VLAEMMINCK
siglo XVI. Por otra parte, abandona esta ficción en relación con la cuen:�
de caja y aplica a la misma la teoría personalista, dado que para él es ·la
cuenta del cajero. Pero al propio tiempo que considera a las cuentas g�J
rales como personas ficticias, declara, al igual que los personalistas, que se
trata. de cuentas abiertas a una persona: el comerciante propietario.
Se aprecia claramente en el caso de este autor a qué sutilezas pueden
conducir estas dos teorías, y cómo la introducción de ficciones en contabili
dad puede distraer la atención de la función que desempeña la técnica coú:1
table en la empresa. Justamente el análisis de esta misión será el único qu�·
permitirá elaborar una teoría de la esencia o naturaleza de las cuentas acorde_
con la realidad.
Secció11, 3."
El hijo del inventor del diario-mayor escribió también diversas obras de·
contabilidad ciertamente interesantes. Toda su vida hubo de sufrir la sombra
que le hacía la celebridad de su padre. El propio K. P. Kheil (6), tan bien·
-informado generalmente, se contenta con indicar que Degranges hijo refuií�J
dió las obras de su padre. Sin embargo, durante los cuarenta y seis años
que siguieron a la muerte de este último, su hijo publicó no menos de :doce
libros, de los cuales algunos se reeditaron numerosas veces. En el prefaciq
de su tratado de contabilidad general, él mismo se lamenta amargamente de
_ la confusión provocada con toda intención por los editores entre sus propias
obras y las de su padre.
Los libros de Degranges hijo constituyen un curso completo de ciencias
cómerciales. Con ellos se han preparado varias generaciones de contadores;
. Y numerosos autores modernos se han inspirado en los mismos o contfuú�'
citándolos'. Su Tenue ,dleis livres ou niouveat11 tra.ité we aompta.bilité gé-nbale}
publicado en París en 1818, se siguió reeditando hasta 1903. La 28.ª edici6ri,'
de 1867, está aumentada con un capítulo sobre la contabilidad pública:' y ..;;j
presupuesto del Estado. Sus Príncipes tfu· la tenwe des Uvres ern, pwrtie simple
OU" dlO'Ubl.e, aparecidos en 1844, se reeditaron también hasta 1903: Entre·•sus
Sec'Ción 4.ª
�_los ante_riores registros,. dos libros Ae vencimi�tos, y por último un. diari�1
c�tralizador --;<:on su mayor cprrespondiente-, al que se P8:5an por concen;-:
tz:ación las operaciones caqa cinco días.
El sistema centralizador, estrenado a comienzos del siglo XIX, parece
tener como meta el "sistema integral" propugnado por Dumarchey. Al igual
--- - • • ••• r.,J
prácticos que pennitan seguir paso a paso las variaciones del babn;e y ex
plicar su funcionamiento (8).
Se-ccióTTJ 5."
Frente a la teoría personalista ele las cuentas, de .la que ya nos hemos
ocupado anteriormente, se sitúa la te<Jr'Íu ma,c/Jeria,listw. Puesto que la conta
bilidad tiene como finalidad representar las transformaciones que el movi
miento de los valores hace experimentar a la sustancia del patrimonio de la
empresa, las cuentas han de expresar necesariamente tales modificaciones
producidas en la materia administrada. En su virtud, la teoría materialista
está construida sobre la base del contenido de las cuentas.
Coffy parece haber sido uno de los primeros autores que han conside
rado a las cuentas en su aspecto materialista de valor, teoría que se expan
dirá más tarde y con más amplia visión cuando el italiano Fabio Besta y
su escuela elaboren su teoría económica de las cuentas.
En 1833, Coffy publicó un volumen titulado:. T,a,bleau Sl![lW>pti qwe elles
primicipe·s générwux dle UD te'TltWe c1es liwes d parties dloubles. Un a:ño despué,s
editó su importante obra Lu temiu,ei dJes Livres a prurtie:s a.loiuUes. Este último
libro fue examinado por la Academia de Ciencias, y el académico Costay,
en su informe, puso de manifiesto la utilidad social y económica de la con
tabilidad en las líneas que a continuación reproducimos: "Los métodos de
" contabilidad tienen una verdadera importancia social; interesan de una
,; manera esencial a la conservación y mejora de los capitales privados y a la
" administración de la hacienda pública ..." (9).
'En las cuentas abiertas a los vaLCJres rea,Ies, Coffy distingue los valorf:S
_"invariables":: caja, efectos a cobrar, efectos a pagar, así como las cuentas
pe-,:-sonales, que son los agentes del comercio; y los valores "variables", que
representan el objeto de la actividad mercantil: mercancías, materiales, etc.
Las cuentas de valores invariables se saldan directamente por la cuenta
d.e capital. Las de valores variables se comparan con las cantidades existen
tes Y los excedentes se saldan por la cuenta de pérdidas· y ganancias , balan
ceándose la existencia por 1; de capital. Las cuentas "ficticias" o "racionales!'.
:.sesald�n. por pérdidas y ganancias.
Sección, 6 .ª
El inventario perpetuo de J. E. Queulin ( 1840)
Sección, l."
La fase de preparación
El primer autor con que nos encontramos y que, según Melis (1), marca
el límite de separación entre la vieja contabilidad moribunda y el nací- .
miento de la nueva, es Niccolo D'Anastasio, al que ya nos hemos referida
al ocuparnos del autor francés Courcelle-Seneuil y de la Ge·schiiftsthe'(ni,e,
N. D'Anastasio publicó en 1803 un libro titulado LoJ Scrittum doppia¡
ric&Jitta a, scie>ni,:¡,ro, en el que trata ya de escudriñar los vínculos de causalidad
de los que se deriva el· mecanismo de las cuentas en la partida doble. La
doble anotación constante, que es el· aspecto externo más importante de
esta técnica, no es sino el registro en cuentas cuyo título indica su punta
de origen y de aplicación, del doble efecto producido por cada hecho con
table en la empresa.
Giuseppe Bornaccini se presenta ya como un precursor de las ideas cer
bonianas, según las cuales la contabilidad es la ciencia de la administración.
Afirma en este sentido que la contabilidad "es el arte de llevar, dirigir y
"rendir cuentas de una administración cualquiera, de acuerdo con prin
,, cipios contables fijos e inalterables". En un tratado publicado en 1818 e in
titulado Idlee teoriche e pmtiche dli ragi0'7lwteria, e di dlotppia: registmziorne, etc.,
combate las ideas contables del inglés E. T. Jones, y se refiere de manera
particular a la función de control que desempeña la contabilidad (2).
. . El. autor · más importante de este período preparatorio es el milanés
Giuseppe Ludovico Crippa, el cual publicó en 1834 una pequeña obra que
lleva por título Dell'a.Tte di tem,ere i libri di ragicme dletta volga:rmente scrit,..
vwm dloppi(lj, y en 1838-39, LoJ ,scien.210J dJei cooti assi.CII L'arte dii tenere i re- .
gistri :� cmn.piLarre i biLa7!ici di ogni a.ziem.dai.
Dedicado al estudio de las cuentas en su relación con la actividad de la
empresa, llega a distinguir dos grupos principales: las que se refieren al
objeto de la empresa; es decir, a los diferentes componentes del patrimonio
Secciém 2."
(3) G. BRAMBlLLA, Stor!a della Ragioneria italiana, Milán, 1901, cap. VID.
(4) Posterior a la obra de Melis, y extraordinariamente interesante en cuanto se
refiere a las escuelas contables italianas, es el libro de E. GIANNEssr, Attu.a!i tendenze
del!e dottrine eccmomico-techniche italian�, Cursi, Pisa, 1954. (N. del T.).
,, (5) F. MELIS divide su historia de la contabilidad en cuatro grandes partes. Primera.
PlU1e: el Mundo antiguo. Segunda parte: las grandes conquistas contables . a partir del
siglo XIII. Tercera parte: la literatura contabl!l desde Paciolo. · Cuarta parte: la conta-
,,bilidad científica a partir de F. Villa.
JOSEPH - H. VLAEMMINCK
t73 TRAD. JOsÉ MARÍA GONZÁLEZ FERRANOO
l. Conceptos económico-administrativos;
(9) Esta obra, titulada La tenue des livres telle qu'elle se pTatique rée!lement dans
le commerce et dans la banque, etc., se tradujo al italiano en Venecia en 1875. Ha de
señalarse que VANNIER, que toda su vida fue profesor en diferentes instituciones, ejerció
wia influencia real en el perfeccionamiento de la enseñanza comercial. Fue el primero
que practicó y difundió a partir de 1858, especialmente en la Escuela superior de. comer
·cio de París, la enseñanza de la contabilidad por el método llamado de la oficina mer
cantil, aunque pronto dejó de usarlo. Algunos de sus libros fueron vivamente criticados
por E. LÉAUTEY en sus Questions actuelles de Comptabi!ité; Cfr. G. Ri;YMÓNDIN, op cit.,
p; 111.
(10) F. MELIS, op. cit., p. 759.
. (11) -- Cfr. acerca de G. CERBONI y la logismografía: F. MELIS op. cit., pp. . 759 sq.;
P. D'ALVISE, A propos de la Logismographie, en "Revue de Comptabilité", Bruselas, 1908;
H. LEFEVRE (de Chateaudun), op. cit., p¡í. 183 sq.; E. MoNDINI, Méthode logismographique,
en "Revue de la Comptabilité", París, 1885; J. DUMARCHEY, op. cit., pp. 219 sq.; •L. GOMBERG,
op. cit., pp. 25 sq.; F. DELLA PENNA, Le istituzioni contabili, op. cit., tomo I, pp. 290 sq., y
tómo II, pp. 381 sq., así como 1 fondamenti della ragibneria, op. cit., p. 126; Carlo CERBONI,
Rudimentos de logismografía, Madrid, 1881, traducido por Ricardo Garibaldi; B. DoNAn:
Y�ALBEROLA, Manual de Teneduría de libros·· logismográfica, - Madrid, 1886, y .a..ARÉVALO
Y H. G. CALÓGERO, La partida doble por el . método logiS'IJl.ográfico, - .Buenos· Aires, 1918.
JOSEPH - H. VLA.EMMINCX
:l76 TRAD. JOSÉ MARÍA CONZÁLEZ FERRANDO
Los a&rninist:raxlJores son aquellas personas que han recibido mandato .dei
propietario para desempeñar los deberes que resultan de la administració�
la cual ha de definirse como el conjunto de las actividades y de las opera-;
ciones que tienen como finalidad conservar la sustancia patrimonial, mej�_
rarla, y obtener el má:>--jmo rendimiento con el mínimo coste.
Los :agentes o depositarios son aquellas otras personas a las que el -pro
pietario confía la custodia y el manejo de los valores materiales de la em
presa. De tal manera, que el cajero será el depositario del dinero y habrá
de rendir cuentas en todo momento del efectivo que se le ha consignad(\
Por el contrario, se le descargará todo el dinero que deje de estar a su
cuidado. Lo mismo ocurre con el agente encargado de las mercancías y de
todos los demás valores muebles e inmuebles. Incluso si no hay agentes
encargados de la custodia de ciertas clases de bienes, y hasta en el caso
de que el propietario o el administrador sean los que desempeñen las fun
ciones de consignatarios, ha de suponerse la existencia de varias personas
representadas por cuentas distintas. Como se ve, la teoría de Lefevre (de
Chateaudun) tiene algunos puntos de contacto con la hipótesis logismográfica.
Los oorrespo1rwroiles son todas las personas deudoras o acreedoras de la
(!lzieruclai.
Cerboni deduce de esta clas.ificación determinadas consecuencias que son.
la base de la formación de las cuentas y de las reglas de registro de las
operaciones. Crea relaciones antitéticas, no entre los hechos económicos, sino
·entre los órganos administrativos, oponiendo, por un lado, al propietario y
al administrador, con los agentes y corresponsales, por otro.
Se considera a la empresa como una entidad que tiene sus derechos y sus
. obligaciones para con el propietario, el cual aparece como el a;creedo'!" de
todos los _valores que se encuentran en posesión de la empresa. Ya hemos
visto anteriormente que Courcelle-Seneuil no había incurrido en este error
de, hacer del propietario el acreedor de la empresa. Cierto que la cmpresá
- debe:ser ·dif�enciada del propietario, en tanto en cuanto que tiene vida
propia, de la que precisamente se derivan sus necesidades particulares, a las
que responde una organización basada en las normas apropiadas. Pero esta
situación no puede transponerse al plano jurídico. El fenómeno económico,
administrativo y social que la empresa representa, no corresponde en el d�
recho occidental, hasta el momento, a un concepto jurídico que refleje la
·�,
,
realidad. La personalidad jurídica reconocida a las empresas constituidas;
en sociedad, aún no se ha hecho extensiva a la empresa como tal. Pero au�,.
v
q e lo hubiera sido, su concepto es demasiado estricto para situar al propie:::
IDSTORIA Y _DOCTRINAS DE LA CONTABILIDAD
·(15) Cfr. Répertoire Pratique du Droit Belgé, Bruselas, Bruylant, T. XII, p. 186, n,º 95.
JOSEPl1 - H. VLAEMMINCK
280 TRAD. JOSÉ MARÍA GON"ZÁLEZ FERRANDO
(16) El profesor Rag. B. PEVL\NI ha hecho una excelente y detallada exposición de, 1&,:
logismografía, incluyendo el rayado de los libros, en la Encyclopédie pratique du C()f"•
IDSTORIA Y DOCTRINAS DE LA' CONTABILIDAD '.281
merce, de l'Indu.strie et ele la Finance, T. III, Hasselt, 1908, pp. 251-260. Puede verse
también una buena exposición técnica en el libro de LEFEVRE (de Chateaudun).
(Cfr. en castellano sobre este particular Luis BALLESTEROS MARÍN-BALDO, Tratado
completo de contabilidad, Barcelona, 1924, pp., 800-830; Constantino DE Ho.!ITA Y PAlWO,
Tratado universal de Teneduría de Libros, Barcelona, 1930, JlP- 44.6-464; y Lms Rurz
SoLER, Contabilidad General, San Sebastián, 1950, pp. 335-360; y en italiano, F. DELLA
�A, Le istitu.zioni contabi!i, T. II, pp. 381-440. (N. del T.).
" ' (17) Federigo MELIS, op. cit., p. 767. Cfr. en este autor una breve reseña rebtiva a
loo autbres de la escuela de Cerboni.
J'OS1:PB - B. n..u:Mll([NCI[
=
(18) La base de su teoría es la ecuación A:__ P N; es decir, la suma de los aetiv;,¡¡
,menos la de los,pasivos es igual al capital _neto.
(19) Cfr. F. MELIS, op. cit., pp. 772-777; y E. G1ANNr:ssr, op cit., pp. 193-310.
HISTORIA Y DOCTRlNAS DE LA CONTABILIDAD 283
°
(24) L'. .GOMBERG,
. ' - , op. cit., pp. 45-46.
' , ·
(25) Fabio BES:rA, La Ragioneria, T. Ill, p. 459.
CAPÍTULO III
LAS TEORIAS ECONOMICAS
Hemos visto en las páginas que anteceden que, a partir de 1822, el autor
húngaro Joseph Szarka había defendido una teoría materialista de las cuen
tas y que en este camino había sido seguido por toda una pléyade de autores
alemanes, suizos, holandeses e italianos.
En Francia, fue Coffy uno de los primeros en romper con la teoría per
sonalista, pues en 1833 escribió una obra en la que considera a las cuentas
en su aspecto materialista de va:lo•r, concepto evidentemente fundamental en
economía. También hemos visto que, fundá�dose en el concepto de valor,
· (1) La. Méthode Comptab!e dans la. science écono-mique. Principes Généraux, por
Jean FouRASTIÉ, con la colaboración de la señorita BRUTIN y de DESAUNAY, FRoMENT,
-__G,WANIER, LmoT, WEIL y WoLFF, "École Pratique des Hautes Études", Sección VI, Econó
� n1ic11, Y Socl:a1;. ·'I'.otn·n.ier, París; 1�48, p, :�7.:. :
JOSEP!I - H. VLAEMMINCX
328 TRAD. JOSÉ MARÍA GONZÁL!:Z FERRANDO
(2) Cfr. en relación c;on estos dilerentes autores, ·F. M;ELIS;· op. cit., pp. · 778 ·a 783, ·
lflSl'ORIA Y DOCTRINAS D.E LA CONTADILIDAíl 327
pecto conómico, ha sido ampliamente aceptada y fue seguida por los ma,
notables autores, tales como J. Dumarchey, R. Delaporte y otros mucl).os.
Sin embargo, se hace difícil precisar la demarcación entre estos autores
y los que agrupamos en la escuela administrativa o de la economía de la
empresa. En efecto, si los primero3 se fijan en el concepto económico de
1Jalo-r para fundamentar sus explicaciones, lo cierto es que también recurren
a la idea de la empresa considerada desde el punto de vista económico. Ahora
bien, como la empresa sirve predsamente de fundamento a la doctrina "ad
ministrativa" de la contabilidad, se produce en ocasiones una imbricación o
solape que hace realmente arduo el trabajo del que pretende delimitar las
diferentes escuelas.
Por otra parte, el cuarto punto que la comisión del Plan de Cuentas In
ternacional decidió someter a la siguiente reunión incluye un proyecto de
balance basado en un concepto económico, más que jurídico y fiscal, que
corresponde con exactitud al balance general que se desprende del Plan de
Cuentas Internacional.
Así, pues, la concepción de la contabilidad basada en la economía se
encuentra propuesta al nivel internacional a todos los prácticos y teóricos
de esta técnica.
Hemos criticado la doctrina sobre la que se asienta el Plan de Cuenta;
Internacional en una nota dirigida en octubre de 1953 a la Comisión de
Estudios de Normalización Contable de Bruselas, de la que el lectol'. nos
perµütká que transcribamos los siguientes párrafos:
· "La técnica contable no puede seguir, por razón de su propia naturaleza,
" el cic'lo die lct ecarnomia, y mucho menos definir los m;ovimiervbós eooruómi·
"co•s... Tal concepción de la contabilidad tiene el peligro de que puede cubrir
" de descrédito a los que la sustentan. Efectivamente, los movimientos de la .,.,1
. (7) Cfr. en H. MoMMEN, op. cit., Tomo I, pp. 223-226, el texto íntegro· ele la nota
redactada por Vlaemminck y la réplica a la misma; ·de . .Mommer,:, (N. del T.):
,JOSEPB - R. VLAEMMINCK
330 TRAD. JOSÉ MARÍA GONZÁLEZ FERRANDO
(li). -· Gabriel FAURE; Études d'01·ganisation commerciale, 1922, pp. 325 sq.
(12) Jean FouRAsTIÉ, La Comptabi!ité, op. cit., pp. 8-9. En su otra obra Comptabi
lité Générale, Librairie Générale de Droit et de Jurisprudence, París, 1945, p. 21, da
la siguiente definición: ." La contabilidad es una ciencia administrativa o una técnica
" que tiene por objeto el registro de los valo1·es económicos, expresados en unidades.
"monetarias, y correspondientes a un patrimonio determinado".
.(13) Marcel P11UWELS, Analyse de l'ea:ploitation, Bruselas, 1947, p. 37. En la ti-a�
ducción· ·-castellana ptib]jcada · por Ed. Aguilar en 1957 eón el título de A1iálisis ecO'l!Ó
mico de ta c:rplo�dó,�· .indus�i;ial; 1a ·cita.indicada CQIT.esponde a· 11! p. 2/l. (N. deLT.).
HISTORIA Y DOCTRINAS DE LA CONTABILIDAD ,333
refiere a las realidades registradas por las cuentas. Pero Pauwels no pres
cinde de los demás fenómenos que guardan relación con la técnica de las
cuentas.
Lo propio ocurre con un autor no tan reciente, Jean Bournisien, el cual
señala que "la contabilidad tiene por objeto la medida de los valores econó
,,
micos y su aplicación al patrimonio de las personas" (14). También en
este caso nos encontramos ante un autor que n o se limita a la tesis eco
nómica, sino que recurre a otros conceptos, tales como la noción de gestión
de la empresa, según luego también hará J. Fourastié.
Incluso los autores de obras de contabilidad que a primera vista parece
que debieran incluirse sin lugar a dudas en la teoría económica, se apartan
de ella por alguna restricción que introducen en su concepción básica. Esto
ocurre, por ejemplo, con E. Berge, que defiende la teoría de las cuentas de
valores, pero se aprecia fácilmente que no se trata de "valor" en el sentido
económico, puesto que el autor le atribuye un carácter puramente mate
mático (15).
Los dos autores franceses más sobresalientes que sin el menor asomo de
duda pertenecen a la escuela económica, son R. Delaporte y J. Dumarchey.
Habida cuenta de la trascendencia y resonancia de sus trabajos, les dedicamos
un lugar especial en este capítulo.
l. René Delaparte.-De todos los autores contemporáneos de obras de
contabilidad que han tenido marcada influencia en el campo de, la técnica y
de la doctrina contable, René Delaporte, muerto en 1942, es con toda segu
ridad la más singular figura, cuya vida constituye por sí sola una extraordi
naria odisea (16). Fue sucesivamente literato, destacado funcionario colonial,
profesor de ciencias comerciales, profesor de la Universidad americana de
Beyruth, hombre de negocios, conferenciante, inte�ventor general del Banco
de Emisión de las colonias portuguesas, etc. En posesión de seis títulos uni
versitarios, galardonado por varias academias, miembro de diversas comisio
nes ministeriales, René Delaporte es autor de numerosas obras y de innume
rables trabajos en los que trata toda clase de temas económicos, jurídicos
"·Y parece que los especialistas que se dedican a esta última deben conocer
!!,necesariamente aquélla " (25).
Habiendo impreso desde el principio esta orientación a sus investigacio
nes, Dumarchey parte de uno de los fenómenos económicos, el del valor, para
explicar mediante un proceso matemático-económico el fenómeno de la CO'Il
tabilidad en su forma de partida doble.
Para exponer su concepción de las cuentas, se basa en la clasificación
de las ciencias químicas, físicas y biológicas; es decir, en el concepto de
series y de clases de fenómenos y de hechos. De esta forma, llega a definir
a la cuenta como "toda clase de unidades de valor".
" Consideremos ahora, dice, la clase de todas las unidades de valor de las
'1 que una persona determinada tiene la libre disposición, de las que es pro
" pietaria, en una palabra; unidades de valor que adoptan formas diversas,
"tales como las de dinero, muebles, inmuebles, herramientas, créditos, etc.:
"tendremos así ante nuestros ojos lo que llamaremos la cuenta del Actioo
"de esta persona. Consideremos igualmente la clase de unidade.s de valor
"que se deben a otros por esta misma persona; y tendremos así la cuenta
"de su Pasivo. Hagamos corresponder a cada unidad de valor del P'asivo
11
una unidad de valor del activo, y así hasta agotar aquella de las dos cuen
• tas que tenga menor extensión: el grupo de las unidades restantes formará
"una cuenta que designaremos con el nombre de Situacián1 'l'leta1..• El Ba
" lance de situación es, pues, la expresión de la relación que existe entre el
"Activo, el Pasivo y la Situación neta de una persona" (26).
Tras haber examinado el balance en un momento dado; es decir, desde
el punto de vista estático, lo examina en la sucesión de instantes; esto es-,
desde el punto de vista din�miC'O'.
Esta distinción entre el balance estático y el balance dinámico relaciona
l Dumarchey con la Escuela de la Betriébswirtschaftslehre, cuyo promotor es
el alemán Schm2lenbach (27). Más adelante recogeremos, al estudiar las
ideas de este autor, las críticas que León Gomberg formula contra esta doc-
ttina.
'
(2) Joseph WII.Boz s, C:ours d'Administration Ginérale, Éc.ole d'Administration_ et
. , Par1s;
ti'Affaires , ,
s. d., pp. 1.040 sq.
(3) Jean D.uuc, Le couple homme-machine et l'i1igénieur a:u travai!, en ''L'Organi� '.
�tion Scientüique", 1945, n.• 9-10, p". 66, Bruselas. .. . . .
,... (4) Georg�� nins,
L11 écniception 'du chef d.'entrep,rise d'apres la métlwde admini,.:
Ctative, Tesis, París; 1924, p. 147. .
HISI'ORIA Y DOCTRINAS DZ LA CONTAJSILIDU
(5) Joseph VLAEMMINCK, L'lnve11.taire du. capital hu.main dam lea entTeprises com
táeTciales, en ''Bureau 53", París, febrero 1953, pp. 7 sq..
JOSEPlt � H. VLAEMMINCK
TP-AD. JOS& MARÍA GONZÁLEZ FERRANDO
•• .,.. T.
· una visión más clara de la utilidad de nuevas cuentas (en la acepc1on ori-,
ginaria del término: acción de contar).
Nuestra conclusión viene a coincidir con la afirmación de Jean Sigaut:
"Ninguna idea a priori, ya sea jurídica, financiera o de otro orden, de�
"presidir la determinación del hecho contable; no hay más que una ley de
"selección: la ley de La, utilida,d,. La contabilidad es esencialmente un maji0
" de información; su técnica ha de emplearse en todas las ocasiones en q�,
"se sienta la necesidad de estar informado" (6).
Nuestro segundo criterio lleva aparejada una consecuencia importante.
Puesto que el conocimiento del. medio en que se produce el fenómeno con�
table es lo que facilitará una visión siempre más clara de las ventajas q�e
se derivan de contabilizar tal o cual grupo de fenómenos, de objetos o de
. hechos, la C'ienicia de La empresa;, en su más amplio sentido, será factor de
terminan te en la elaboración de una doctrina contable satisfactoria y en 10$
progresos de la técnica de las cuentas. Nuestro análisis de la contabilidad
pura nos conduce lógicamente a una integración de esta técnica -en la orga,.
nización científica y en la economía de la empresa. Ese será nuestro último
capítulo.
No obstante, los dos criterios de selección: la posibilidad de 1·educir a
cantidad y la utilidad basada en el conocimiento preciso del medio en que
se desarrolla el proceso contable, han dejado en suspenso la respuesta a la
pregunta acerca de cuál es la linea de separación entre la contabilidad y la
estadística.
A primera vista, la contabilidad no parece sino una clasificación estadís,.
tica y participa qe la naturaleza de este último método. Contabilidad y esta
dística registran en cuadros numéricos hechos heterogéneos. Hemos dichQ
antes (p. 305) que las cifras de las series estadísticas no representan can
tidades abstractas, sino número de unidades de ciertas especies. Por el con
trario, las series de cifras registradas mediante las cuentas y sintetizadas ea
los balar.ices, son la transformación en una unidad monetaria elegida, de los
objetos y de los hechos que pueden ser expresados en cantidad.
Este razonamiento pierde validez si nos situamos en la hipótesis de la
contabilidad pura; sólo es pertinente en un sistema bien detenninado de con
tabilidad: el de la contabilidad-valor expresada en unidades monetarias.
. ., de acuerdo con los métodos de la partida doble fuera susceptiblé de lacil l-..
. ., tar al jefe de la empresa una información provechosa" (7). ·
•• comprados ni ·su cantidad, datos que son de todo p1.1nto necesarios para
" cualquier empresa, y que han de procurarse mediant;e un trabajo extra
." contable. "
Sigaut muestra a continuación cómo el sistema clásico no pretende re-
.producir los múltiples aspectos de la vida de la empresa, sino que tiende tan
. sólo a determinar el resultado final, en unidades monetarias, de una serie
de operaciones. Llega así a la conclusión de que ha de recurrirse a otras
fórmulas desde el momento en que la finalidad propuesta sea distinta de la
,.exclusiva determinación del beneficio.
Comparando su conrabilización con el procedimiento de la permanencia
· de inventario en cantidades, dice (10): "La mayoría de las empresas se con
,
,, tentan, pues, únicamente con el inventa1io permanente en cantidad, pero
.,, esto ya no es contabilidad. Falta ur1 método coordinado, pues cada ficha
·.,, tiene vida propia, sin ningún enlace ni con las restantes ni con la contabili
:" dad general. El monopolio de la contabilidad-valor en cuanto a la partida
:"".doble alcanza su máxima intensidad. Por cuanto que no está expresado en
"valor, no se considera que el total de las compras pueda compararse en
,
_ , cantidad con el total de las entradas según las fichas. Por una parte, se
." contabilizan las facturas. Por otro lado, existe una contabilización de las en
., tracias en cantidad de acuerdo con los vales de recepción, pero no se efectúa
"una confrontación global... A nuestro juicio, la solución del problema del
" inventario permanente ha de encontrarse en la contabilización directa de
,
; , las cantidades en partida doble. "
Merecería la pena citar numerosos pasajes de este excelente trabajo. A él
remitimos al lector, que encontrará expuesto en dicha obra un método con
�reto para la contabilización de las cantidades en partida doble, así como la
respuesta a las objeciones que lógicamente no dejará de suscitar el expresado
método.
, - Obsérvese que la tesis de J. Sigaut responde a una preocupación del pr0:
-ceso contable y constituye la demostración de una de las afirmaciones del
mismo; esto es, que una contabilidad expresada en cantidad está justamente
en la línea de la génesis _de la elaooración contable. Sin embargo, aunque el?
más de una ocasión este autor emplea la expresión "contabilidad pura", ésta
no corresponde exactamente a tal idea, pues no abandona el marco de la par
;tida · doble y trata de demostrar que. este método ha sido sobrecargado con
" ran a demostrar que el método utilizado tiene plena generalidad y que es
"susceptible de ser aplicado en los más diversos terrenos. Esta teoría de la
"contabilidad pura ha sido magníficamente esquematizada por De Fages...
"Se trata de una obra que se ha hecho casi clásica, o que al menos mere
,
, cería serlo... "
Pero al igual que Sigaut, De Fages opera en el campo de la partida doble
y no llega hasta el fenómeno contable puro. Los principios de aritmética ele
mental que deduce y a los que en su opinión se reduce la contabilidad pura,
estrictamente considerada, son: Si se anotan en dos columnas paralelas can
tidades iguales, los totales de ambas columnas son igu ales; si se pasan todas
estas cantidades a fichas, prescindiendo del número y del orden, y respetando
solamente la derecha y la izquierda, el total de todos los traspasos de _la iz
quierda igualará al de los de la derecha, así como al total de ambas columnas;
si se sacan los saldos de tales fichas, el total de los saldos de la izquierda
será igual al total de los saldos de la derecha; si, por último, se divide este
balance en dos partes, la diferencia de los saldos obtenida en una será igual
y de signo contrario a la diferencia obtenida en la otra.
A nuestro juicio, esto no es contabilidad pura, sino contabilidad por par
tida doble pura. No pcdemos, por tanto, suscribir el aserto de Sigaut, según el
cual "nada más hay en contabilidad pura. Todo lo que encontremos sobre
" añadido a esta base y que sea convencional, lo habrá sido po·r razón de la
"finalidad particular perseguida" (15).
El proceso contable, como hemos visto, ha aislado los hechos numerables
y ha conservado sólo aquéllos que, en función de su utilidad para la gestión
de la empresa, deben formar parte de un sistema coherente de contabilidad.
Aquí es donde comienza la técnica contable propiamente dicha. Se trata de
elaborar un mecanismo tal, que estos hechos expresados numéricamente
puedan ser codificados, sistematizados e incrustados en una construcción ar
moniosa que responda a las necesidades de la gestión de la entidad en el seno
de la cual se elabora la contabilización. Esta técnica se ha edificado en el
transcurso del �empo, al cabo de innumerables tanteos, pues hasta la apari-
prestara una más constante atención a la técnica de los costes, con lo que ésta
no habría tenido que esperar a la segunda mitad del siglo XIX para afian
zarse.
Pero este proceso no se ha producido y ciertamente no podría haber ocu-
1Tido de otra manera. En efecto, más arriba hemos formulado la hipótesis de
que el segundo criterio de selección del proceso contable era la utilidad
subjetiva.. No han sido, pues, las necesidades de la empresa las que se han
impuesto objetivamente al contador ni las que en el curso de la elaboración
multisecular de la contabilidad, le han llevado a contabilizar ciertos· hechos.
Si desde luego hemos afirmado que la contabilización en su aspecto técnico
registra fenómenos numerables en función de la utilidad de la gestión de la
Empresa, no hemos dado a la palabra "gestión" el estricto sentido científico
que hoy se le atribuye. La idea simplista que predominaba era que una em
presa estaba bien administrada si el resultado del ejercicio era ganancia. Por
este motivo la técnica estaba enteramente dedicada a la detenninación del
beneficio.
Habría de esperarse a que apareciera la disciplina científica que tiene como
finalidad la organización racional, para que la noción de utilidad subjetiva de
contabilización de ciertas series de hechos, cediera el paso a necesidades de
terminadas objetivamente y deducidas mediante un análisis sistemático y ra
cional de la empresa, de su organización y de su funcionamiento,
En esta fase de evolución se encuentra en nuestros días la contabilidad. La
-doctrina contable contemporánea fracasaría en su cometido si no tratara de
integrarse en el nuevo concepto de la empresa y de buscar su camino en la
prolongación de las nuevas disciplinas que tan extensa aplicación están te
niendo en todas partes (16).
"en todos los niveles. Estos objetivos son los de los métodos bien conocidos
"del control presupuestario y de su prolongación natural: el coste tipo. Tales
"métodos no son ni nuevos, ni exclusivos de los Estados Unidos " (20).
Bosseler señala también que una característica que debe ser destacada es
que dichos métodos están realmente integrados en la estructura de la em
presa y constituyen el verdadero y principal instrumento de gestión de los
jefes en todos los niveles.
En la misma revista, dice Annand Labar que la contabilidad en los Es
tados Unidos parece orientada más hacia la obtención de datos de interés
para la admínistración presente y futura de la empresa, que haciá la deter
minación de los resultados de la actividad pasada. "En otras palabras, se
"considera a la contabilidad industrial más como un instrumento de gestión
,
., que como un órgano de registro cuya finalidad sea la determinación de re
" sultados" (21). Labar señala igualmente que los servicios técnicos, en esta
nueva concepción, se apoyan en los datos e informes facilitados por los ser
vicios de contabilidad para dirigir los distintos departamentos en la forma
en que mejor sirvan los intereses de la empresa.
Ocupándose también del estudio de la contabilidad industrial en los E:s
-tados Unidos, André Dumortier pone de relieve que el uso de la contabilidad
presupuestaria está allí mucho más generalizado que en Europa y que se
·pone especial interés en la determinación del coste de las diversas a:ctividla.d!e1s
para ayudar a los directivos a reducir sus costes. Lo importante no es la
comprobación de los hechos w poisteriori, sino la a'Cción que ·el conocimiento
-del coste de los servicios permite tomar en el momento oportuno (22).
Conviene destacar que el problema del control de costes y de los pre
:supuestos fue ya tratado en cinco memorias en el Congreso Internacional de
-Organización Científica celebrado en Estocohno en marzo de 1948.
La técnica del control presupuestario integra armoniosamente el método
contable en la gestión racional de las empresas. Pasdennadjian (23) señala
·que uno de los más destacados avances de los métodos de dirección y de
(29) · Cfr. "La Vie au Bureau", 22." año, núms. !l y 10, pp. 193, sq.
(30) Ch. HANON DE LOUVET, Nouveau Traité d'Analyse et Discussion des Bilans, Bru-
selas, 1956.
(Existe una traducción al castellano de una de las anteriores ediciones de esta obra
c,¡:ue entonces se llamaba Analyse et Discussion des Bilans, que ha publicado AgÚilar
en 1956 con el título de Análisis y Discusión de Balances. Esta es la razón de que algu
nas de las citas que hace el autor no tengan equivalente en la traducción española.
N. del T.)
HIS:OORIA Y DOCTRINAS DE LA CONTABil.IDAD 369
(34) Ch. HANoN n:i: LouvET, op. cit., 621; trad. española, pp. 387-388.
(35) Cfr. Fritz SCHULTHEiss, La comptabilité d'exploitation en All emagne, en ''HoDl,
mes et Technique", París, enero 1954, p. 33.
JOSEPH - H. VLAEMMI.NCK
(40) Léon GoMBERG, HisfoiTe critique de la. Théorie des compte:r, Ginebra, 1929, p. 60.
Con HÜGLI y ScHAER, León Gomberg es uno de los autores más representativos de la
ciencia de la contabilidad en Suiza.
En 1898 publicó en París y en Ginebra una obra titulada La. Science de la Compta.
bilité; en 1903 editó en Leipzig su Ha.ndelsbetTiebslehTe und Einze lwiTtschaJts!ehTe, Y en
1908, y en Ginebra, un libro que intituló L'Économologique (science compta.ble) et san
HistoiTe.
'.Desde el punto de vista de la teoría de las cuentas, parece que deba incluirse a Gom
berg en la escuela económica, dado que para él la empresa es una entidad puramente
económica.
(41) Terminología empleada por el profesor Dr. F. ScREUER en la recensión del libro
de Robert GROSJEAN, CouTs de Compta.bi!ité, en "L'E.--,cpert-Comptable Suisse", septiem
bre 1955, p. 148.
Queremos aprovechar esta oportunidad para agradecer desde aquí al profesor Dr. F.·
Scm:mm los elogiosos términos con que ha dado a conocer en su pa'ís nuestro trabajo
titulado Essa.i SU.T la. Démarche Compta.ble.
(42) Vince�o MAsr, La Ra.gioneria. come scienza. del patrimonio, Bolonia, 1928. �-
del T.)
(43) Gino ZAPPA, Tendenze -nuove -negli studi di Tagioneria., Milán, 1927. (N. del 'T.)
(44) Antonio RENZI, Princip�s geneTales de Técnica. Admin.istTativa. Industrial, M���
drid, Candiani, 1943. (N. del T.)
• Nota del ·Traductor.
HISTORIA Y DOCTRINAS DE LA CONTABILIDAII 573
(45) Emigdio RODRÍGUEZ PITA, op. cit., pp. 13-15, 78-81, y pássún.
(46} José M.' Fl:RNÁNDEZ Pnu:.A, Teoría. econ.6mica de la Contabilidad (Introduccló-,¡
contable al estudio de la EcO'!'t011144 de la Empresa), EJES, Madrid, 2.' ed. 1960, pp. 11-2D
7 pás.sim.
(41) Frederico lIERR.MANN (Jr.), Contabilidllde Superior, Ed. Atlas, Sao Paulo, 2.' ed.
1946; traducido al castellano con el título de Contabilidad Científico Superior, Selección
Contable, Buenos Aires, 1949.
• Nota del Traductor.