Introducción A La Filosofía Moral

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Introducción

La moral y la ética son fuentes de las reflexiones filosóficas, asunto que


la filósofa española Adela Cortina resalta de diversas de sus obras
escritas, y en ocasiones en congresos y entrevistas o televisivas. El
programa Pienso luego existo del canal español rtve, realizó una
entrevista a Cortina, emitida el 1 de julio de 2013.
Las ideas que resalta Cortina en la entrevista sirven de introducción
al estudio de la filosofía moral, puesto que deja en claro los pilares
conceptuales que soportan a la misma. Se puede acceder al video a través
del siguiente enlace: Pienso, Luego existo

Tema 1: Fundamentos básicos para comprender


la moral

Para comprender la moral es conveniente aclarar que no es un asunto


exclusivo de la era contemporánea, sino que viene de un proceso
relevante y presente en las diferentes épocas de la historia de la
humanidad y de todas sus sociedades.
La moral es propia de lo humano, como lo es la razón y la lógica;
surge y cobra sentido en la facultad de interrogación continua del ser
humano, básicamente en la pregunta de ¿qué debemos hacer? Como lo
menciona Cortina y Martínez (2001), dando lugar a que en su respuesta
surjan normas, reglas, leyes, principios, valores, entre otros elementos
que dan sentido a lo que se debe hacer para vivir en una familia, una
comunidad, sociedad, nación o mundo en general, propiciando con ello
hábitos y costumbres (de esta manera se resalta en su origen etimológico,
del latín). La moral permite la coexistencia de las personas, marca las
pautas para que como grupo humano delimitemos quehaceres,
responsabilidades, derechos y deberes.
El surgimiento de la reflexión moral desde sus inicios es la
voz orientadadora que todo ser humano en comunidad debe
escuchar.

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Imagen 01. Por Corsozundert.nl. Recuperado de
https://www.nationalgeographic.com.es/

Pero la moral no se aborda de manera independiente, ya que


comparte su existencia con otra facultad humana: la ética, con la que se
entrelaza a tal punto que algunos llegan a confundirla, aclarando con ello
que la ética, siguiendo a Cortina y Martínez (2001), responde a la
pregunta ¿por qué debemos?, elevándose a un espacio superior,
trascendente y reflexivo, espacio o dimensión para discernir, comprender,
justificar, afirmar o negar la validez de todas las acciones emanadas de la
moral, permitiendo establecer criterios de lo que es bueno o malo, justo
o injusto, correcto o incorrecto.
Por lo anterior, la ética es reconocida como filosofía moral y
disciplina filosófica, desde sus orígenes griegos demarca la manera de ser
y el carácter de las personas, su forma de pensar y concebir la existencia.
La ética no ha parado de generar respuestas a través de la historia,
teniendo en cuenta los diferentes contextos y realidades históricas de
cada época y sociedad.
La ética, al ayudar a resolver problemas fundamentales, se torna
esencial para la vida humana. En este sentido, Adela Cortina y Emilio
Martínez (2001), en su obra Ética, manifiestan: “La ética pretende

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desplegar los conceptos y los argumentos que permitan comprender la
dimensión moral de la persona humana en cuanto a dimensión moral, es
decir, sin reducirla a sus componentes psicológicos, sociológicos,
económicos o de cualquier otro tipo.” (p. 9).
Tanto la moral como la ética son históricamente mutables según los
contextos y realidades de la historia, gracias a la acción pensante que la
ética implica, la cual lleva a cambiar y transformar la realidad cuando esta
identifica lo que es conveniente.
Para resaltar ese valor significativo de la ética como reflexión o
filosofía moral, el autor Ayllón (2016) expone que:
Desde Platón entendemos por “ética” la reflexión sobre la conducta
humana orientada a resolver algunos problemas fundamentales: cómo
llevar las riendas de la propia conducta superando nuestra constitutiva
animalidad; cómo integrar los intereses individuales en un proyecto
común que haga posible la convivencia social; cómo alcanzar la felicidad.
(p. 21)
Es fundamental que la ética y la moral estén sincronizadas, por lo
que, si hay sincronización entre las acciones éticas y las acciones morales,
se aumentan las posibilidades de que las sociedades sean felices, lo que
es el cometido final de la existencia, según varios filósofos, entre ellos
Aristóteles.
Otro asunto importante al abordar el tema de la moral son las
diferentes formas como se comprende, según la dimensión en la que se
observe. Son tres las dimensiones en las que comúnmente se emprende
su estudio: como estructura, como actitud y como contenido. Además de
lo mencionado, se debe destacar que el hecho moral cobra sentido en las
religiones, ya que uno de los elementos centrales de estas es su
estructura moral o normativa que se ha transmitido de generación tras
generación; a lo que Urquijo (1999) en su artículo El Origen de la Moral
orienta algunas pautas para comprender las diferentes acciones de la
moral según sus dimensiones, que vale la pena leer para reflexionar e
identificar sus conceptos y fundamentos. Como complemento al tema se
invita a leer el documento de Urquijo (1999). El origen de la moral
Son muchos los elementos de la moral y la ética que se deben
estudiar para conocer los criterios que las han fundamentado como
filosofía moral o disciplina filosófica, para ello es conveniente hacer una
revisión histórica de su incidencia en el mundo.

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Tema 2: Moral en la época antigua

Los pueblos griegos de la antigüedad (d.C), y en especial sus pensadores,


fueron los primeros a los que se les dio reconocimiento por la
sistematización de las experiencias en función del ser y hacer del ser
humano. Ellos son el referente de los estudios sobre moral y ética, aunque
no se niega la existencia de anteriores experiencias morales en el resto
de las sociedades contemporáneas de la época. Las experiencias éticas
antecesoras a los griegos estuvieron permeadas por mitos y leyendas,
además del misticismo y el naturalismo en los que dioses o seres
extraordinarios supranatuales influían y ayudaban a tomar decisiones
frente al quehacer en comunidad.
Las ruinas de las construcciones de la antigüedad recuerdan
los primeros espacios en los que el ser humano comenzó a aplicar
la moral en sociedad.

Imagen 02. El Odeón de Herodes Ático. Foto: Gtres.


Recuperado de https://www.nationalgeographic.com.es/

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Con los griegos comienzan a estructurarse las ideas sobre la base de la
polis, la democracia, la autonomía, punto de partida para concebir la
política como arte del buen gobierno. Con lo anterior, comienzan a tomar
distancia de mitos y dioses, para mostrarse un poco más
antropocéntricos.
Las concepciones de justicia, bondad, virtud y de bien y mal, entre
otras ideas marcaron la pauta de las primeras reflexiones de la moral y la
ética en los pueblos griegos de la antigüedad, que luego se convertirían
en referentes para toda la humanidad, sin negar sus acciones esclavistas,
bélicas y machistas.
Uno de los pensadores griegos reconocidos fue Heráclito de Efeso
(540 - 480 a. C) para él, el logos o razón es lo que ayuda a identificar el
bien y lo que es justo, aunque muchos hombres no lo utilicen y vivan en
su propio mundo. El logos se representa como ley, la cual es la única para
todas las realidades y gracias dicha ley ocurren las cosas en el mundo.
Según menciona Mondolfo (2007), “Heráclito vinculó ética y cosmología
como ningún otro presocrático; conjugó el concepto del logos, el problema
cósmico con el lógico y el moral” (p. 162). El logos hace parte de la esencia
del cosmos, y la moral y la ética hacen parte del logos; a su vez, el logos
hace parte de los hombres, aunque estos no lo utilicen y quieran vivir
abstraídos de él. Por lo anterior, a Heráclito se le resalta como uno de los
primeros filósofos éticos con función social.
Los sofistas toman distancia de Heráclito, entre otros, al considerar
la moral relativa, ya que suscitaba un interés y conveniencia de los que la
construían para aplicarla. El relativismo moral se basa en que no es
posible determinar lo correcto de manera natural ni racional, ya que todo
responde a un convencionalismo donde prima el interés y la conveniencia;
a ellas responden las normas. Los sofistas también son reconocidos por el
manejo de la retórica y la persuasión donde lo incorrecto a través del
manejo de dichas técnicas podría parecer correcto.
Arango (1999), en su escrito El relativismo moral, aborda el tema
en cuestión, ampliando los horizontes del mismo en un tránsito de la
antigüedad hasta la evolución de las ciencias sociales, lo que sirve para
ampliar las ideas sobre el relativismo moral. Como complemento del tema
leer esta información El relativismo moral
Por otra parte, Sócrates aborda la moral desde el intelectualismo
moral, el cual consiste en que las cuestiones morales y éticas deben ser
resueltas por expertos y no dejarlas a la opinión pública. Los expertos

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gozan de la virtud de la razón, la cual no les vino dada por naturaleza, si
no que se adquiere, se educa para poder aplicarla; en este aspecto
Aristóteles está de acuerdo con Sócrates.

Tema 3: Los ecos de la moral y la ética de la


época antigua

La felicidad culmen de la vida


Para los griegos el ser felices marcaba la ruta de la existencia, su ser y su
quehacer en la polis. Entre los que vincularon el camino hacia la felicidad
con la ética y la moral encontramos a los siguientes filósofos:
Aristóteles (384 a.C - 322 a. C)
Aristóteles (384 - 322 a. C), se sumerge en un mundo de proyecciones
específicas y fundamentales, por eso resalta la trascendencia y la
objetividad del bien y la felicidad en función de la polis y la política. El ser
ciudadano tiene en él una relevancia tan grande como el hecho de ser
feliz. Para Aristóteles “el bien es aquello hacia lo que todas las cosas
tienden” (s.f., p. 129), el bien entendido como fin, el cual se desarrolla a
través de la aplicación de la virtud, para que de esta manera llegue al fin
último del hombre, la felicidad.
Sus planteamientos surgen en un momento históricamente
politeísta, donde los dioses tienen un papel preponderante para la
comunidad, pero él sutilmente no delega a los dioses toda la
responsabilidad de la virtud y la felicidad y trata de evitar polémicas de
carácter religioso.
Aristóteles resalta ampliamente la relación intrínseca entre virtud,
placeres y dolores, lo cual considera debe regular el ser pensante, puesto
que, si no equilibra y maneja esta relación, no podrá alcanzar la felicidad.
Lo más prudente y efectivo, para nivelar la existencia, la cual
navega en un mar de aciertos y desaciertos, placeres y dolores, excesos
y defectos, aunque sea difícil; se trata de buscar el punto medio que dará
al ser humano las herramientas para poder subsistir en coherencia con la
búsqueda de una vida virtuosa, la cual debe estar cimentada en el estudio

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para llegar a la felicidad. Esto indica que el hombre debe reflexionar todo
lo que hace para actuar con prudencia y honestidad, de esta manera
conseguir la felicidad, que deberá ser compartida en la polis (ciudad,
sociedad).
Las ideas centrales de la ética y la moral de Aristóteles se pueden
leer en su obra Ética a Nicómaco, escrita en X libros, por lo que es
relevante que las personas que estudian filosofía lean esta obra, la cual
se encuentra, principalmente, en bibliotecas físicas, aunque existen
muchas interpretaciones en formatos electrónicos.
Como abrebocas a la invitación de leer la obra de Aristóteles, se
puede iniciar leyendo el primer libro de Ética a Nicómaco como
complemento al tema. Ver enlace
http://www.filosofia.org/cla/ari/azc01003.htm

Epicuro (341 -270 a. C)

Este filósofo de la antigua Grecia, en su carta a Meneceo, traducida por


Pablo Oyarzún (1999), centra su interés en el discurso sobre la felicidad
y el placer. Hace un recorrido por diferentes cuestionamientos y
preocupaciones del hombre. Este instruye a su discípulo sobre lo que para
él rige el mundo y la manera como debe administrar dichas ideas para
que pueda llegar a la felicidad, evidenciando la necesidad de hacer una
reflexión en el vivir: “Es preciso, pues, meditar en las cosas que producen
la felicidad, puesto que, presente ésta, lo tenemos todo, y, ausente, todo
lo hacemos para tenerla.” (pág. 406).
En las argumentaciones que hace Epicuro, resalta el placer como
bien primero:
Y por esto que decimos que el placer es principio y fin del vivir
venturoso. Pues a éste lo hemos reconocido como el bien
primero y congénito, y desde él iniciamos toda elección y
rechazo, y en él rematamos al juzgar todo bien con arreglo a
la afección como criterio. Y como es el bien primero y connatural, por eso
no elegimos todo placer, sino que a veces omitimos muchos placeres,
cuando de éstos se desprende para nosotros una molestia mayor (Epicuro,
s.f, citado en Oyarzún, 1999, p. 416)

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Para Epicuro todo en la existen gira en función de los placeres,
aunque no todos sean elegibles. El pensador acentúa su discurso en el
control de los sentidos, los cuales son los que nos llevan al placer, al bien
o al mal; por consiguiente, menciona que conviene juzgar todas estas
cosas con el cálculo y la consideración de lo útil y lo inconveniente, porque
en ocasiones nos servimos del bien como un mal y viceversa. Con lo
expuesto, marca la idea de un utilitarismo práctico que se basa en hacer
la elección de los placeres que convengan para ser felices, eso a través
de la razón.

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Epicuro resalta la importancia de vivir el momento, el ahora,
procurando hacerlo de manera sensata y sencilla, sin preocupaciones de
lo venidero. Prácticamente todo debe ser un disfrutar, evitando pensar
en cuestiones que puedan perturbar la felicidad, como cuando expone el
caso de la muerte, que para él llegará en su momento, sin angustiarse
por algo que no existe mientras vivimos.
Epicuro asume que la prudencia es una virtud suprema, llevándola
a un nivel más alto que la filosofía. De la prudencia vienen las demás
virtudes, las cuales están ligadas a la felicidad. El hombre vive en función
del placer, pero este no debe ser desmedido, pues no todos los placeres
llevan a la felicidad, es por esto que la meditación orienta al individuo
hacia el sumo bien que no es otro que la felicidad.

Epitecto (55-135 d. C.)

Epicteto en su manual toma puntos claves del interactuar del ser humano
y hace unas aplicaciones prácticas sobre las ideas que deben llevar al
hombre a la felicidad como lo son el deseo, la verdad, la herencia, la
opinión, las libaciones… Las ideas que maneja Epícteto debían enseñar
al hombre de su época a centrar su vida en lo que dependa de él. Este
autor destaca el camino a la sabiduría como el mejor y el más sensato,
en ella está el control de la existencia.

Sexto Empírico. (160 – 210 d.C.)

Pasando a otra postura un poco radical, Sexto Empírico en su escrito


Hipotiposis pirrónicas, hace una defensa de las tesis escépticas, legado
del filósofo Pirrón.
Sexto, sostiene que la verdad es relativa y por consiguiente no se
puede dogmatizar, aunque algunos se hayan atrevido a conceptualizarla,
y hace una crítica a Aristóteles, a Epicuro y a otros estoicos por considerar
que se apropiaron de la conceptualización de verdades absolutas.

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Sexto resalta en la filosofía escéptica el carácter general y el
particular, exponiendo el fundamento de dichas ideas en tres principios,
los cuales son lo que dan valor a sus planteamientos:
1. Inquisitiva: por emplear su actividad en un inquirir y examinar.
2. Abstentiva: tiene una actitud que resulta de la investigación
particular.
3. Dubitativa: todo lo pone en duda.

En su discurso de defensa, Sexto sostiene que toda razón se opone


a otra razón y en el hecho de tanta variedad de verdades contrapuestas,
se estima que no ninguna verdad absoluta. A su vez, rechaza los
planteamientos dogmáticos señalando que la razón confunde al hombre
y lo lleva a tener diversas conclusiones de un mismo fenómeno. Este
escéptico pensador sostiene vehementemente que no existe una verdad
única y que los que están dogmatizándolas se alejan cada vez más de
ella, por negarle la facultad de ser múltiple.

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