01 Tesis. Alberto. Fenomenologia
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Exposición básica de estos reduccionismos y una posible respuesta a ellos.
Antropológico: Es el intento de proyectar el hecho religioso como una proyección subjetiva de las riquezas
constitutivas del ser humano. Lo vemos desarrollado en L. Feuerbach y F. Nietzsche. El hombre acaba siendo la
medida de todas las cosas, excluyendo así la posibilidad de una realidad trascendente y salvífica en el horizonte
humano.
1. Psicológico: Se interpreta el fenómeno religioso como producto de la psique, en base al análisis de orden
psicológico y bajo el fundamento de factores de naturaleza exclusivamente psíquica. Se reconduce la experiencia
religiosa a experiencias de naturaleza psíquica sin referencia a realidades objetivas de tipo trascendente. Algunos
de sus exponentes son S. Freud, C. G. Jung.
2. Sociológico: Se interpreta el fenómeno religioso sobre la base de factores exclusivamente sociales.
Encontramos propuestas como la de Durkheim (el culto totémico como paradigma donde la religión es una acción
social de reafirmación) o la escuela marxista (la religión sería una superestructura alienante y mistificadora)
3. Moral: Se interpreta la religión como “reflejo” de la actividad moral del hombre. Así la experiencia religiosa
encontraría en el ethos su reciprocidad necesaria y su fundamento último. En esta línea se sitúan Kant, los
neokantianos y el pragmatismo de Dewey.
4. Racionalista: interpreta el fenómeno religioso exclusivamente con categorías de carácter racional. El criterio
último de legitimidad se encuentra en la razón. Se desarrolla en Occidente desde la especulación griega,
atravesando la modernidad hasta manifestarse con especial fuerza en el iluminismo (Spinoza y Voltaire), el
idealismo (Hegel) y, hoy, en la filosofía analítica (Russel, Wittgenstein, Carnap,…).
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Max Scheller llega a firmar: “unus christianus, nullus christianus”. Y esto se puede extrapolar a las demás
religiones.
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MARTÍN VELASCO, J., Op. cit., 203-204.
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Con mayor amplitud en MARTÍN VELASCO, J., Op. cit., 140-146.
Por último cabe un ejemplo de la experiencia espiritual. Pues tras hacer cada uno
la experiencia de los Ejercicios Espirituales (el Principio y Fundamento) de San Ignacio
observamos que alabar (adoración), hacer reverencia (reconocimiento) y servir
(entrega) a Dios nuestro Señor (Misterio) nos salva el ánima, llevándonos a una
relación redentora con Dios. Ya que recordando a San Ignacio: El hombre es
creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto,
salvar su ánima.