La Economía Venezolana
La Economía Venezolana
La Economía Venezolana
La Economía
Venezolana
Profesora: Autoras:
Ana Sánchez Laura Bermudez C.I: 19.824.385
Michelle Arandia C.I: 28.668.216
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2. ¿Cómo han sido los sectores productivos en los últimos años?
2.1. Agrícola……………………………………………………….……….Pág. 5
–6
2.2. Petrolero……………………………………………………………….Pág. 6
–7
2.3. Industrial……………………………………………………………….Pág. 7
–8
2.4. Pequeñas empresas y
medianas…………………………………………….Pág. 9
3. El papel del estado durante los últimos años……………………………Pág. 10 – 13
4. Las políticas macroeconómicas durante los últimos años
4.1. Crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB)………………………Pág. 13
– 15
4.2. Tasa de inflación………………………………………….………….Pág. 15
4.3. La distribución equitativa…………………………………………….Pág. 15
4.4. Nivel de empleo………………………………………………………Pág. 15
– 17
4.5. Ingresos y gastos públicos……………………………………………Pág. 17
– 18
4.6. Balanza de pagos…………………………………………………….Pág. 18
– 19
5. Visión integral de las variables macroeconómicas en los últimos
años………………………………………………………………………Pág. 20 –
21
6. Las empresas ante el reto de la nueva economía en los últimos
años………………………………………………………………………Pág. 21 –
25
7. Desarrollo endógeno aplicándolo solventado en los últimos años………Pág. 25 – 26
8. Conclusiones…………………………………………………………….Pág. 27 – 29
9. Bibliografía………………………………………………………………Pág. 30
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Introducción
La crisis económica de Venezuela, tal vez la más estrepitosa del mundo, es tanto ilógica
como lógica. Es ilógica porque nadie se hubiese imaginado que uno de los países más ricos
del mundo, un país petrolero como muy pocos, con las reservas de petróleo más extensas
del mundo, iba a terminar en semejante hoyo económico. Es lógica porque los resultados
que estamos viendo eran todos predecibles, dadas las políticas que introdujeron Hugo
Chávez (1999-2013) y su sucesor, Nicolás Maduro (2013-presente). Dichas políticas
consistieron en una fórmula básica: crear un Estado expansivo y sin controles junto con un
sector privado circunscrito y con exceso de controles. Esta fórmula de estado descontrolado
y empresas maniatadas no era revolucionaria, puesto que se había implementado en el
pasado tanto dentro como fuera de Venezuela, ni era idónea, porque se sabía, con base en la
experiencia histórica, que iba inevitablemente a terminar destruyendo a Venezuela.
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1. La economía venezolana en los últimos años
Conviene destacar que los servicios prestados por el gobierno, expresados en las
erogaciones realizadas por el sector público en pagos de salarios, transferencias e inversión
pública reflejó una caída significativa como expresión del programa económica de ajuste
ultra contractivo que se aplicó en 2021. De esta manera, la recuperación de la economía en
2021 no guarda relación con la política económica interna sino más bien con la doble
coincidencia de mayor producción de petróleo y precios más elevados, nada de los cual
puede ser atribuible al actual programa económico, pero si a factores externos.
Desde hace unos meses distintos organismos internacionales, firmas y economistas están
haciendo proyecciones que apuntan a una mejoría en el país. Mientras el banco Credit
Suisse cree que la economía crecería un 20% este 2022, el Fondo Monetario Internacional
(FMI) apunta a una expansión de 1,5% y, ahora, la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (Cepal) espera que sea del 5%, el mejor desempeño en Sudamérica y
muy por encima del promedio regional de 1,8%.
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Agrícola: Actualmente hay dos federaciones rivales en el área de la producción
ganadera: Fedenaga, la federación tradicional, y Fegaven, que está aliada al
gobierno.
Según Fevearroz, Venezuela producía 699 toneladas de arroz para 1998 y 1080 en
2008. La mayor parte de la producción se concentraba en Guárico y Portuguesa
(para un 93 % de la producción).
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Petrolero: La industria de los hidrocarburos de Venezuela se ha derrumbado por
completo. Siete años de mala gestión y purgas políticas, el desmantelamiento de las
estructuras directivas de Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) y el dejar de lado
tradicionales políticas de empresa, todo lo llevado a cabo por el gobierno de Nicolás
Maduro desde 2014 ha socavado el sector y desestabilizado la economía nacional.
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Adicionalmente se puede resaltar, una recomposición intersectorial donde las
industrias de mayor complejidad y de mayor potencial de progreso técnico
perdieron peso relativo y absoluto. La inestabilidad macroeconómica e institucional
afectó a la inversión industrial, especialmente al sector manufacturero que ya
presentaba una creciente obsolescencia. Los encadenamientos entre las actividades
y sectores de producción fueron débiles, la industria incipiente y desarticulada,
desaparecieron un gran número de pequeñas y medianas empresa, los niveles de
producción de bienes intermedios fueron bajos. En las industrias básicas del hierro y
del aluminio se agregó poco valor a lo interno de la economía, la industria
petroquímica también mostró débiles encadenamientos, especialmente hacia
adelante, donde se agrega más valor. La apertura comercial trajo un extraordinario
incremento de las importaciones, especialmente de productos finales, la producción
nacional no pudo con la competencia. (Vera, 2009; Banko, 2007 y García, 2001).
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Así, por compartir los problemas en común de la región y por sus problemas
específicos, característicos de las economías rentísticas, Venezuela sufre el más
dramático proceso de desindustrialización de la región ¿Qué puede hacer Venezuela
para reactivar su proceso de industrialización? El "laissez faire" en una economía
rentista deriva en un retorno a las ventajas comparativas ricardianas. Los aumentos
de precios de los recursos naturales producen incentivos de reprimarizacion de las
estructuras productivas, vía precios internacionales y tipo de cambio real. El
carácter rentístico es un argumento adicional para hacer evidente la necesidad de
una política industrial. Pero no de cualquier política. Deben ser unas políticas que
sean dirigidas a las principales distorsiones que genera el abundante provento
rentístico: la desintegración de la industria y la mono producción.
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Igual grado de limitación tienen en los proceso de contratación, y demora en los
desembolsos para la Pyme dificultan la negociación con el sector público. Existen
inadecuadas condiciones de los créditos a los que puede acceder la Pyme lesionan
su competitividad, debido a que son desventajosas frente a las que tienen otro tipo
de empresas, obligando al empresario en muchos casos a recurrir a créditos por
fuera del sistema financiero.
Venezuela atraviesa la crisis política, social y económica más profunda su historia reciente.
Un escenario que pone en cuestión a las bases mismas del modelo chavista.
Con la inflación más alta del mundo y una moneda casi sin valor, el día a día de los
venezolanos y venezolanas se ha vuelto cada vez más complicado. Esta situación empujó a
casi 5 millones de personas a abandonar el país y generó la corriente migratoria más grande
de América Latina de los últimos 50 años.
En este contexto, el gobierno de Nicolás Maduro ha dado un giro impensado con relación a
la divisa estadounidense, al habilitar un proceso de dolarización de hecho de la economía.
Por otra parte, el aumento de la violencia institucional, desde 2017, ha abierto numerosos
debates acerca de las garantías a los derechos civiles y políticos, que se suma a una deriva
autoritaria más amplia.
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¿Cómo explicar una disparidad tan grande entre percepción y realidad?
Desconcertados por el auge comercial que se puede palpar en las principales urbes del país,
algunos comentaristas han acreditado la tesis de una burbuja pasajera e intrascendente. Pero
la realidad es muy distinta, pues las transformaciones que han venido remodelando la
economía venezolana en años recientes están obrando a profundidad. Sin lugar a duda, las
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orientaciones de política macroeconómica seguidas por el gobierno venezolano han dado
un giro de 180 grados, lo cual ha empezado a rendir dividendos.
Esto creó las condiciones para que el Estado empezara a cederle espacios al sector privado
en la gestión de la economía. De acuerdo con información del Ministerio de Economía y
Finanzas de Venezuela, en 2019 75% de los tres millones de toneladas métricas de materia
prima y alimentos que ingresaron a Venezuela fueron importados por el sector público. Ya
para 2020, 92% de un total mucho mayor, cuatro millones de toneladas, lo importó el sector
privado. Consecuentemente, el abastecimiento de alimentos pasó de tan solo 20% de las
necesidades nacionales en 2017 a 89% en 2021. Signo de reactivación económica, la
recaudación tributaria del Estado dio un salto de 53% entre 2020 y 2021, lo cual permitió
una progresiva consolidación fiscal, ya que para noviembre del año pasado más de 90% del
gasto público era cubierto con ingresos tributarios.
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histórico de 390,000 barriles al día en junio de 2020 a cerca de un millón en la actualidad,
fue porque los exportadores privados encontraron clientes foráneos dispuestos a hacer
negocios. De acuerdo con registros de la CEPAL, las exportaciones venezolanas, en esencia
petroleras, crecieron 33% en 2021 con respecto al año anterior, colocando a Venezuela en
el top 10 de América Latina para ese renglón, muy por encima de la media regional de
25%.
Por supuesto, los problemas y desafíos que enfrenta Venezuela siguen siendo inmensos,
pues la economía que hoy empieza a levantar cabeza es apenas una fracción de lo que fue
hace una década. El Estado venezolano sigue estando privado de servicios financieros tan
básicos como cuentas bancarias, y el “riesgo reputacional” impone sobrecostos de usura al
sector privado. No obstante, el único camino hacia la recuperación del terreno perdido es el
crecimiento económico sostenido y sustentable que la sociedad venezolana ya ha empezado
a transitar con esfuerzo y mérito propio. Corresponde ahora a la comunidad internacional, y
a los Estados Unidos en primer lugar, cesar en su injusto hostigamiento y acompañar, para
beneficio de todos, el renacer de la economía venezolana.
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Esto significaría que es el octavo año consecutivo donde se registra una reducción
de la actividad, con lo cual la economía venezolana se habría contraído 87% en el
lapso 2013-2021. No obstante, el FMI anticipa un rebote de 1,5% del país en 2022.
A nivel del PIB por persona, las cifras "no son alentadoras", dado que después de
ser el país más rico de la región por muchos años, Venezuela "se desplomó al
último lugar en 2021, incluso por debajo del Haití". En 2022, se anticipa un rebote
pero estaremos muy lejos de la media de la región.
Otro dato que revisó el especialista fue las inversiones como porcentaje del PIB:
"Venezuela por lo general registró cifras que se ubicaban en torno al promedio de la
región,más o menos 20% del PIB. Sin embargo, el año previo al default (2016) este
valor se desplomó casi a cero".
En 2017, la nación caribeña registró una cifra negativa de -3,7%, asociado al brutal
proceso de desinversión debido a "un marco legal que no protege la propiedad
privada, medidas contrarias al mercado, expropiaciones a granel, y el
incumplimiento de sus compromisos soberanos".
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Desde el 2013, Venezuela ha ingresado en una fase de decrecimiento económico. El
PBI ha decrecido año tras año hasta el día de hoy, y no hay cambios económicos
sustanciales que den indicios que esta tendencia pueda revertirse en el corto plazo,
siendo más de siete años de contracción. Para ponerlo en perspectiva: en el año
2013, el PBI de la economía venezolana fue de USD 482 mil millones y la del Perú
se encontraba en 200 mil millones de dólares; es decir, un 40% del tamaño del PBI
de Venezuela. Perú, después de la baja en el 2014 a causa de la caída del precio
global de los minerales, mantuvo un crecimiento constante entre el 2015 y 2019,
consiguiendo un PBI para cierre de año de USD 226 mil millones. Venezuela, por el
contrario, decreció a USD 76 458 para finales de 2019.
Tasa de inflación: El bolívar se ha caracterizado por ser una moneda inestable desde
hace varios años pero en noviembre de 2017 se comienza a categorizar como
hiperinflación cuando llega a una inflación mensual de 56.7% e interanual de 1
370%.
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La distribución equitativa: Según datos de la ENCOVI 2019-2020, un 96% de la
población venezolana es pobre en ingresos, un 68% pobre en nivel de consumo y un
41% de pobreza crónica. Los niveles de pobreza en Venezuela se comparan con los
países más pobres del mundo y que tienen mayor inestabilidad política. Venezuela
no solo se ha vuelto un país más pobre, sino también más desigual. Se calcula que
un 59% de los dólares se encuentran en manos de solo un 2.3% de la población y el
coeficiente Gini, que mide desigualdad, es de 0.51, dejando a Venezuela como uno
de los países más desiguales del mundo.
Nivel de empleo: Entre 2014 y 2021, el empleo formal se redujo en 4,4 millones de
puestos de trabajo. De los empleos que desaparecieron 70% eran del sector público;
el restante 30% del sector privado.
Luis Pedro España agregó que, desde 2018, el nivel de desempleo declarado es
sorprendentemente bajo (3,2%), pero que eso no implica una mejoría de las
condiciones de vida, sino el encubrimiento de otras formas de desempleo
encubierto. “El desempleo abierto y el desalentado (es decir, el asociado a que no
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vale la pena trabajar por la escasa remuneración) alcanzan al 20% de la población, a
lo que habría que añadirle 11% de subempleo visible (personas que trabajan menos
de 15 horas). En Venezuela no hay donde trabajar y, además, el empleo vulnerable
afecta a 57% de los ocupados”.
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Los montos del presupuesto ejecutado 2020-2021 publicado en la Exposición de
Motivos de la Ley de Presupuesto de 2022, difieren de las modificaciones
presupuestarias publicadas en las gacetas oficiales de los años respectivos. Existen
diversas gacetas que a la fecha no han sido publicadas, lo que muestra que en efecto
hay gacetas sin publicar contentivas de modificaciones presupuestarias. En el 2021,
solo se tiene conocimiento de un crédito adicional aprobado por un monto de 524,73
miles de bolívares, lo cual sumado al presupuesto inicial, da tan solo 3.973.164
miles de bolívares.
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Si tomamos como referencia la balanza comercial con respecto al PIB, en 2021
Venezuela ha ganado posiciones. Se ha movido del puesto 15 que ocupaba en 2017,
hasta situarse en la posición 6 de dicho ranking, lo que le sitúa entre los países con
más superavit del mundo.
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5. Visión integral de las variables macroeconómicas en los últimos años
Para 2022, la CEPAL proyecta para Venezuela un crecimiento económico entre 1-4%, la
primera estimación positiva desde 2013, cuando el PIB creció 1 %.
La recuperación económica tiene a favor el aumento de los precios del petróleo que
permitirá al BCV mantener una activa intervención cambiaria.
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La tasa de cambio seguirá frenada por las ventas controladas de divisas del BCV y una
política monetaria restrictiva.
Por otra parte, según la definición más aceptada de Philip Cagan, un episodio de
hiperinflación comienza cuando el aumento de los precios supera el 50% mensual y termina
cuando cae por debajo de ese nivel, al menos durante un año.
Con una cifra de inflación en diciembre por debajo del 10%, habrán transcurrido 12 meses
por debajo de 50%. La inflación del 2021 será de 520%, mientras que la de 2020 fue de
2.500%, 10.000% en 2019 y 200.000% en 2018.2021 será el año con la menor inflación
desde 2016.
Luego de 7 años de prolongada contracción y cuatro años de una voraz hiperinflación, los
cambios en las políticas económicas muestra un impacto positivo que se expresa en un
cambio de tendencia en los indicadores: la actividad económica da síntomas de
recuperación y la inflación se desacelera.
Esta intervención del BCV frena el alza del dólar y genera una apreciación real del bolívar
que en 2021 fue 20%, para una apreciación acumulada de 48 % desde diciembre 2018. Esto
abarata las importaciones sin arancel que compiten ventajosamente con la producción
agrícola e industrial del país.
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6. Las empresas ante el reto de la nueva economía en los últimos años
Venezuela ha tenido una contracción económica de más de 80% en los últimos siete años,
en donde ha sido de suma importancia para las empresas que han logrado mantenerse a
flote, adaptarse y competir en un mercado cada vez más reducido. Para 2021 se espera una
contracción económica alrededor de 3,3% en base interanual y una inflación en torno a
1.549%, de acuerdo con FocusEconomics, donde se recoge la visión de diferentes analistas
que estudian la situación venezolana.
A pesar de que las proyecciones apuntan a que la economía venezolana podría empezar a
crecer en este año 2022, es importante hacer notar que la recuperación será progresiva.
El control de cambio y precios, limitación de divisas y los altos niveles de inflación hacen
que los empresarios venezolanos tengan problemas en llevar a cabo su trabajo cotidiano.
Algunas organizaciones logran mantenerse pese la turbulencia, 28 mil se vieron obligadas a
cerrar en el 2015.
A pesar de no contar con una cifra oficial, el comportamiento de los últimos años ofrece
una noción de lo que se registró en el 2015 en cuanto a cierre de empresas, 52 por ciento de
las empresas que operaban para 2001 cerraron sus puertas. Venezuela pasó de tener
672 642 empresas a 324 732 en enero de 2015. En el estado Zulia, cerraron
aproximadamente unas 3000. Según el presidente de la Unión Empresarial del Comercio y
los Servicios del Estado Zulia (UCEZ) Gilberto Gudiño Millán, el exceso de controles es
uno de los principales causantes de la coyuntura económica que vive al país y que empuja
al empresario a cesar sus funciones.
Durante el 2014 hubo una estampida de empresas del país que decidieron contra todo
pronóstico dejar o mudarse a otras naciones, como la empresa Wonder de Venezuela
(empresa textil), Clorox y Pine-sol (empresas de productos de limpieza), la compañía
metal-mecánica EFCO de Venezuela.
Otras multinacionales, optaron por ejecutar otra medida: desconsolidar de sus balances
financieros sus operaciones venezolanas para evitar que las pérdidas en el país, bajen las
utilidades de la compañía. Esto hicieron empresas proveedoras de servicios petroleros
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Halliburton y Schlumberger, así como Ford y la empresa Zara que en abril de 2014 cerró
seis tiendas en todo el país
Las organizaciones consideran que los principales retos durante la pandemia han sido
mantener el desarrollo de productos y la prestación de servicios bajo estrictos estándares de
bioseguridad, digitalizar sus procesos, la restructuración de la empresa, la gestión del
personal, definir la estrategia de precios y adaptarse a los cambios del mercado
Para afrontar los desafíos anteriormente mencionados, las empresas venezolanas han
tomado medidas como la reestructuración operativa para lograr la reducción de costos y
operar bajo un esquema que cumpla altos estándares de bioseguridad, capacitación del
personal en nuevas habilidades y cierre de oficinas, dando a entender que muchas
organizaciones han pasado a un esquema de trabajo remoto y de entrega de productos a
domicilio, han reducido personal y están aplicando un modelo de negocio basado en que
tanto los colaboradores como los clientes no tengan necesidad de ir a un establecimiento
físico.
Otras empresas han optado por innovar en estrategias de mercadeo, mientras que otras
afirman que no han contratado personal para ocupar las vacantes que se generan, creando
una mayor carga de trabajo entre sus colaboradores.
Por otro lado, las empresas venezolanas realizan esfuerzos titánicos para mantener sus
operaciones, pero su competitividad depende no solo de ellas sino, sobre todo, de las
políticas del gobierno. El subsidio implícito para combustibles y electricidad, aunque ha
reducido sus costos de operación, les ha impedido optimizarlos, algo que sí han hecho sus
competidores internacionales.
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rango de las proyecciones realizadas por firmas privadas consultoras en Venezuela, que al
cierre del año 2020 estimaban que más del 60% de las transacciones comerciales en
Venezuela se están realizando en dólares, en promedio un 30% en bolívares y 2% en otras
divisas. Asimismo, casi el 60% de los pagos se están realizando en divisas en efectivo, 25%
mediante plataformas electrónicas y 15% mediante tarjetas de instituciones financieras
extranjeras.
Javier Cuni, socio líder de auditoría, indica que este contexto combinado de distorsiones
macroeconómicas y entorno multimoneda, hace que el 63% de los CEO’s de las principales
compañías venezolanas que forman parte de EY CEO Roundtable, indicaron que
actualmente pasan la mayor parte del tiempo en el desarrollo de escenarios estratégicos y
financieros, tratando de determinar los supuestos más realistas dados los altos niveles de
incertidumbre de la realidad venezolana.
A partir de los análisis anteriores, Miguel López, socio de EY Venezuela, nos indica que
los principales desafíos en la gestión financiera de las compañías venezolanas, se focalizan
en las siguientes áreas:
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cambio; es imprescindible monitorear la relación devaluación e inflación con una
frecuencia semanal y mensual, con el fin de evitar un proceso de descapitalización
gradual y pérdida del poder adquisitivo.
Por otra parte, es clave para las compañías venezolanas, realizar una revisión de su
estructura de costos y gastos, siendo aspectos claves, en primera instancia el acoplar
la misma a la moneda fundamental de generación de ingresos, con el fin de evitar
impactos financieros de descapitalización y pérdida del poder adquisitivo derivados
de la ausencia de correlación entre inflación y devaluación. En segundo lugar, las
empresas venezolanas como consecuencia de la caída del producto interno bruto y
del consumo privado necesariamente deben evaluar si su actual escala es la óptima
para los actuales niveles de demanda.
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realizada recientemente a CFO, en donde el 68% de los mismos indicaba que el
flujo de caja, protección de liquidez y gestión del capital de trabajo era su principal
prioridad.
Es a partir de ese momento que se empieza a hablar del "desarrollo endógeno". Se trata más
bien de un horizonte, una consigna que surgió en busca de una respuesta popular, aunque
ya cuenta con un conjunto de reflexiones que nos pueden servir de guía. Consideramos que
el "desarrollo endógeno" venezolano no es una alternativa teórica ya empaquetada como
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"modelo alternativo", listo para su aplicación. Es más bien una manera de referirse a la
búsqueda de un camino.
Por ejemplo, de esta manera surge así en marzo año 2004 la Misión Vuelvan Caras como
punta de lanza en el desarrollo económico endógeno entendiendo éste, como la forma en
que los ciudadanos y ciudadanas utilizan sus potencialidades y recursos territoriales para el
bienestar colectivo.
Cabe destacar que en los últimos años el gobierno Venezolano a través de sus diferentes
oficinas de desarrollo endógeno nacional se ha encargado de establecer acciones en pro de
resolver problemas fundamentales, que impacten positivamente al pueblo. Mediante
estrategias y políticas que buscan promover la soberanía alimentaria, promover la
agricultura sustentable, incrementar la producción y protección nacional de semillas de
rubros estratégicos, a fin de satisfacer los requerimientos de los planes nacionales, que
proteja a la población del cultivo y consumo de productos transgénicos, el gobierno
también se ha encargado de brindar acompañamiento científico y tecnológico a los
productores.
Por otra parte existe un plan integral para el desarrollo de la actividad agrícola que incluye
asistencia técnica, recuperación de la vialidad agrícola, dotación de insumos de producción,
sistema de riego y la transferencia de ciencia y tecnología.
Conclusiones
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en problemas asociados a la corrupción política de los partidos democráticos junto con el
estancamiento económico de un sistema "rentista" generado por la gran dependencia hacia
el gobierno y el sector petrolero (Rallo, 2018, p.1). En el año 1992, en la segunda
presidencia de Carlos Andrés Pérez, el militar Hugo Chávez dio un "golpe de Estado"
fallido en una situación de grave crisis política cuyo acontecimiento más relevante fue la
protesta ciudadana de 1989 conocida como "El caracazo".
Después de la presidencia de Carlos Andrés Pérez hubo tres mandatarios, pero solo el
último, Rafael Caldera, tuvo tiempo para implementar reformas, aunque estas se mostraron
insuficientes. Sin embargo, los problemas económicos se agravarían con el siguiente
gobierno.
Hugo Chávez Frías fue elegido presidente en 1999 y mantuvo el cargo hasta su muerte en
2013. Durante su gobierno, de corte socialista, empezó una serie de políticas económicas
que posteriormente, con el gobierno de Nicolás Maduro, se mostrarían desastrosas.
Venezuela tiene una gran dependencia económica del petróleo ya que cuenta con la mayor
reserva de crudo del mundo y es uno de los principales productores de la Organización de
Países Exportadores de Petróleo (OPEP). En el año 2012 más del 90% de las exportaciones
del país estaban relacionadas con el petróleo, sector que se basa en un monopolio estatal a
través de la empresa pública Petróleos de Venezuela S.A (PDVSA). Esta es la fuente
principal de obtención de los dólares necesarios para poder importar los bienes de consumo
y de capital que el país no produce. El gobierno de Hugo Chávez se benefició de los altos
precios de las materias primas durante esos años y emprendió un programa de elevado
gasto público y crecimiento del poder estatal.
En el momento en que se produjo la caída del precio del petróleo (2014 en adelante) el
modelo entró en una profunda crisis pues el gobierno carecía del acceso a los dólares
necesarios debido a la excesiva dependencia hacia este sector. Las autoridades reaccionaron
erráticamente emitiendo deuda en los mercados internacionales y recurriendo a una
excesiva emisión monetaria por parte del banco central, lo que generó una gran devaluación
de la moneda nacional. Esto nos muestra que el desajuste fiscal del gobierno es la causa
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directa del alto endeudamiento y de la elevada inflación, que cerró el año 2017 con una tasa
acumulada del 2616%, según datos de la Asamblea Nacional.
Además, según (Cordeiro: 2016) en esos años se optó por alterar los controles de cambio de
divisas que se empezaron a crear en los años ochenta y que constituyen la principal causa
de la enorme corrupción política y del desabastecimiento de dólares, al fijar un precio
artificialmente bajo para la moneda extranjera. El corolario de estas medidas fue la
existencia de un mercado negro o paralelo donde el tipo de cambio era mucho más elevado
(alcanzó 687 bolívares por dólar en 2014). La corrupción era inevitable pues se abría la
posibilidad de comprar dólares a un precio muy bajo, mediante ayudas políticas, y venderlo
en el mercado informal. De esta manera, además del narcotráfico, según (Hausmann: 2018)
muchas personas vinculadas al gobierno se han enriquecido en los últimos años. Este
complejo sistema cambiario se fue modificando en los siguientes años.
Podemos concluir con que el trabajo presentado hizo énfasis de la situación económica de
Venezuela. Implícitamente mostrando que el socialismo es un modelo fracasado que genera
pobreza y grandes distorsiones allí donde se aplica. La excesiva dependencia del estado, la
fijación de precios máximos, las nacionalizaciones de empresas, la política inflacionista del
banco central y los controles de cambio han sumido al país en una profunda crisis
humanitaria. Los precios máximos sobre los bienes de consumo generan una gran escasez
de productos básicos y no contienen la inflación de precios cuyo único responsable es un
banco central dependiente del gobierno y que lleva a cabo una política monetaria muy
expansiva para financiar el elevado gasto público de Venezuela. Existe también una gran
dependencia del sector petrolero que constituye la principal fuente de obtención de dólares
junto con el endeudamiento externo por lo que los futuros gobiernos tendrían que
plantearse establecer un marco jurídico confiable que permita a los agentes económicos
diversificar la estructura productiva del país.
La caída del precio del petróleo ha sido el detonante de una crisis que ya venía gestándose
desde hace muchos años y que no ha afectado en gran medida a otros países productores de
petróleo debido a que han desarrollado políticas más responsables. Las reformas que deben
adoptarse son muy numerosas y requieren de un gran compromiso político pues suponen
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reemplazar la mentalidad estatista y rentista por un modelo de apertura comercial y libertad
económica.
Bibliografía
30
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Venezuela
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