Mis 20 Lecciones de Cultura Psíquica I (W. R. Borg)

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Mis 20 Lecciones

DE
CULTURA PSÍQUICA

por W. R. BORG

। ■ i" J

AUBANEL, PUBLISHERS
14, Lower Baggot Street - Dublin
MIS 20 LECCIONES
DE CULTURA
PSIQUICA
Este folleto está reservado exclusi­
vamente fiara el uso personal de
nuestros adeptos; no debe pues ni
regalarse, ni prestarse, ni venderse.
Mis 20 Lecciones
de Cultura Psíquica

por W. R. Borg

— I —

AUBANEL, PUBLISHERS
14, Lower Baggot Street, Dublin
Es propiedad.
Derechos reservados en
todos los países.
Copyright bv Instituí Borg.
1930.
Ia LECCION

Algunas razones
para tener confianza

Cada día hay ciertas personas que,


empujadas como por una mano miste­
riosa, emergen de la multitud y ascienden
irresistiblemente hacia las cumbres.
A ellas, la gente ignorante les atribuye,
sean los favores de la suerte, sean las
cualidades innatas que a otras no les son
dadas.

— 7 —
MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

El examen psicológico y las confiden­


cias de esas personas que triunfan, lo
mismo que de aquellas que se duelen
de fracasar en sus empresas, me per­
miten afirmar que, sobre poco más o
menos, un hombre vale tanto como otro
cualquiera, y que las posibilidades de
cada cual son parejas.
Lo que constituye la diferencia de los
resultados no es la casualidad, ni la
posesión de cualidades exceptionales sino,
generalmente, una cuestión de método. El
hombre más humilde, si sabe descubrir y
utilizar las fuerzas que lleva en sí mismo,
obtendrá infaliblemente un triunfo sufi­
ciente para conquistar la felicidad.
El objetivo de mis lecciones será en­
señar a usted el secreto de un perfecto
método de vida.

Las leyes del éxito son las mismas


para todos, y en el fondo son siempre
las mismas cualidades las que permiten
vencer; por eso es por lo que mi mé-

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MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

todo, que estudia esas leyes y que indica


el medio de adquirir esas cualidades,
se dirige tanto a los hombres como
a las mujeres, de cualquiera edad y
condición que sean.
Permítame darle como prueba de
ello la lista maravillosamente variada
de nuestros adheridos : en ella se en­
cuentran, par a par de estudiantes, de
ingenieros y de grandes industriales, ar­
tesanos y mujeres del pueblo, animados
todos por el deseo de encumbrarse.
Semejante aceptación se debe, no sólo
al hecho de estar basado mi sistema
sobre principios psicológicos verificados,
sino a que nuestros adeptos lo practi­
can sin perder tiempo, sin esfuerzo ex­
traordinario, en el curso de sus ocupa­
ciones diarias ; incorporándose así a la
personalidad de cada cual, mi sistema
da más tapidamente que ningún otro
resultados definitivos.
A la sinceridad de usted apelo : ¿ es
vivir no salir nunca del mismo sitio ?

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MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

En sí mismo lleva usted la posibilidad


de elevarse, y en sus manos tiene un
método que le indicará el medio de
lograrlo ; no puede usted negarse a hacer
un ensayo leal.
Aplicación. — Ponga manos a la
obra desde esta misma noche; antes de
dormirse, y antes de que el sueño le
haya ganado por completo, pensará usted
en el hombre que desearía ser, en el
hombre que llegará a ser después de
haber practicado mi sistema.
Repetirá este sencillísimo ejercicio
durante ocho días, pero desde mañana
se pondrá al estudio de la lección
siguiente.

Consejos para el estudio de mis 20


lecciones. — Mis lecciones no deben
ser para usted una lectura ordinaria;
se han escrito brevemente para forzarle
a reflexionar. Medite cada uno de sus
párrafos. Pregúntese qué errores le hu­
biera evitado este método, de haberlo

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MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

conocido más pronto, y, sobre todo, qué


mejoras le permite aportar a partir de
hoy a sí mismo y a sus asuntos.
Practicará usted asiduamente las apli­
caciones que se le indican, pero debe
además imaginarse otras adaptadas a su
caso personal; condición ésta indispen­
sable para su progreso.
Mis lecciones tienden sobre todo a
hacer adquirir a usted buenos hábitos ;
consagrará ocho o diez días al estudio
de cada una de ellas (salvo para la
primera), pero no dejará de perseverar
con constancia en los buenos hábitos
precedentemente adquiridos.

- a _
T LECCION

La Calma
Factor indispensable
del Éxito

Antes de aprender a ganar, hay que


aprender a economizar.
Si el dinero que cada noche aporta
a su casa se le perdiese por un roto del
bolsillo, en lugar de añadirse a la ganan­
cia de la víspera, lo probable es que nunca
llegase usted a hacerse muy rico; en ese
caso, yo le aconsejaría, antes que pensar

— 12 —
MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

en ganar más, que hiciese zurcir en


seguida su bolsillo.
Un ingeniero nunca hará calentar una
caldera agujereada antes de haberla
hecho restañar perfectamente, pues sabe
que el vapor se escaparía baldíamente,
sin producir el trabajo esperado.
No procederemos de otra manera al
comienzo de este curso de cultura
psíquica : antes de que tratemos de
desarrollar nuestra fuerza mental, apren­
deremos a economizar la que ya posee­
mos.

Cuando llega la noche, usted se


siente, a veces, deprimido y de no muy
buen talante ; piensa : « Hoy trabajé
demasiado », y no lleva razón, porque
el trabajo hecho con ganas, nunca ha
matado a nadie ; más bien hay que
acusar a las mil menudas contrariedades
que le han asaltado durante todo el día,
y contra las que no ha sabido usted
reaccionar.

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MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

Enrique le lia lanzado en público una


alusión llena de mala intención, a la
que, así al pronto, no ha encontrado
usted nada que responder, y que le ha
desconcertado; al abrir el periódico, ha
visto usted que se ha producido una
nueva baja en Bolsa, la cual le ha hecho
ponerse palidísimo; de regresso se ha
cruzado con Luis, que sólo mal le desea,1
y al sentir el peso de su mirar atrave­
sado, el corazón se le ha puesto a latir
con mayor celeridad.
Si se reflexiona bien sobre ellas, esas
mil contrariedades menudas no tienen
gran importancia ni merecían que usted
perdiese la calma ; sin embargo, le han
causado honda impresión, han agotado
su fuerza nerviosa, y le dejarán en un
estado de inferioridad ante su quehacer
de mañana.
Bien quisiera usted recobrar la calma,
nunca ha pedido cosa mejor; pero es
escéptico en cuanto a la posibilidad de
adquirir esa cualidad. A menudo se ha

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MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

levantado de la cama tratando de adop­


tar de una vez para siempre la decisión
de mantenerse en todo momento perfec­
tamente dueño de sí mismo, y no habían
sonado las doce del mediodía cuando se
daba usted por vencido.

Es que la calma no es cuestión de


voluntad; ya puede usted tomar reso­
luciones enérgicas, apretar los puños,
repetirse que es impasible para siempre
jamás ; las emociones, un día u otro,
serán mas fuertes que toda su buena
voluntad junta, y cada nuevo fracaso
con que usted tropiece le deprimirá más
todavía.

Soy enemigo de esos esfuerzos heroi­


cos que nos hacen ver en demasía que
estamos formados de barro; sé, por otra
parte, que usted espera de mí una trans­
formación completa de su personalidad
sin verse obligado a someterse a ninguna
disciplina extraordinaria.

— 15 —
MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

Le prescribiré, pues, solamente un


ejercicio de gimnasia sencillísimo, nada
aburrido, que podrá usted ejecutar en
la calle, yendo a sus quehaceres, sin que
lo sospeche nadie y sin perder tiempo.

Ya sabe usted que lo físico y lo moral


dependen estrechamente uno de otro :
por cortesía, representamos a veces la
comedia de la aflicción, y acabamos por
ponernos verdaderamente tristes; otras
veces, por divertir a un niño, nos reímos
con él y no tardamos en olvidar nuestras
preocupaciones.
Toda emoción implica, en mayor o
menor grado, signos exteriores como el
tremblor de las manos o el súbito enro­
jecer de la cara, que dependen del ritmo
de nuestra respiración; mientras respi­
ramos con calma, impedimos que esos
signos se produzcan y que la emoción
nos turbe profundamente. Ahora bien,
somos señores y dueños de la marcha
de nuestros pulmones.

— 16 —
MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

Dicho esto, me lo llevo a usted a dar


un paseíto; iremos a donde usted quiera,
que a mí me da lo mismo, con tal que
nuestro paso sea a la vez regular y algo
rápido.
Es inútil que se moleste en darme
conversación; haga lo que yo : aspire
profundamente durante cierto número de
pasos (seis o siete tan sólo ya que es
usted un principiante), espire profun­
damente también durante el mismo
número de pasos, y siga así sin inte­
rrupción. Al cabo de veinte minutos se
encontrará en un estado especial de
bienestar y de calma de que jamás
ha tenido idea hasta la fecha; se ha
vuelto inaccesible a las emociones, in­
cluso a la que debería haberle producido
ese ciclista imprudente que acaba de
rozarle; y ese estado maravilloso durará
varias horas.

Mañana aumentará usted el número


de pasos con que ritma este ejercicio;

— 17 —
MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

pero no apresure exageradamente su


progreso, no trate, sobre todo, de realizar
proezas fantásticas que fatigarían peli­
grosamente su organismo (diez veces dos
pasos por respiración completa es un
excelente término medio) ; no lleve
nunca sus tentativas hasta perder el
aliento, hasta que se le crispe a usted
la cara; una sensación de euforia mara­
villosa y permanente debe compensar su
moderación.

Aplicación. — Practique esta gimnasia


respiratoria regularmente, dos veces al
día, por espacio de veinte minutos y
cada vez que en el transcurso de la
jornada se sienta expuesto a alguna
emoción.
Sin dejar nunca de practicarla, pasará
al cabo de ocho días, a la lección
siguiente.

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3a LECCION

Práctica
de la Autosugestión

Hay, escondidas en las entrañas de la


tierra, riquezas que dejan tamañita la
fortuna de los reyes más grandes : los
geólogos nos afirman que todo el oro
en circulación por el mundo y todos
los diamantes que de atardecida cen­
tellean en los escaparates de los joyeros,
no son sino una bagatela en comparación
de lo que aún queda en el fondo del
suelo.

— 19 —
MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

Pues algo de eso ocurre en el fun­


cionamiento de nuestro espíritu : la vida
que llevamos al pleno sol de nuestra
conciencia nos hace olvidar con exceso
la actividad, oscura pero tan importante;
de nuestro subconsciente, y los recursos
que nos ofrece para mejorar nuestra
suerte.

Un pensamiento, cuando ha sabido


convencernos, cobra una fuerza prodi­
giosa, y nos convertimos en esclavos
suyos. Si duda usted de esta ley psico­
lógica, fácil me ha de ser demostrarle su
verdad :
Aquí tiene usted, puesto en el santo
suelo, un tablón de 1 metro de ancho
por 20 de largo; yo le pido que lo
recorra de punta a punta, y usted lo
hace fácilmente. Ahora le vendo a usted
los ojos; le llevo a otro sitio, le pongo
ante un tablón idéntico y le pido que lo
recorra guiándose, con las yemas de los
dedos, por una cuerda tirante; ya está.

— 20 —
MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

Le quito la venda... y usted ve con


horror que acaba de atravesar el vacío
a la ultura de las torres de una catedral.
Le pido, luego, que vuelva a emprender
el mismo camino, y usted se niega a ello,
porque ya no sería capaz de dar tres
pasos por ese tablón sin estrellarse contra
el suelo.

Guando tenía usted los ojos vendados,


no pensaba estar corriendo ningún riesgo,
y se hallaba en posesión de todos sus
medios, como esos niños que se divierten
en cometer imprudencias y a los que
de ordinario no les ocurre accidente
alguno porque ignoran el peligro y con­
servan la calma. Pero usted, que ha
vivido suficientemente y tal vez se ha
llevado graves caídas en la montaña,
sabe que no se cae desde una altura de
40 metros sin romperse uno los huesos;
su convicción de que tiene usted que
caerse le paraliza, y le arrastraría abajo

— 21 —
MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

irresistiblemente si intentase volver a


pasar.

La vida nos ofrece a cada instante


ejemplos por el estilo, acaso un poco
menos típicos que esta experiencia de
laboratorio, pero igualmente convin­
centes.
Conozco al director de una gran
Compañía, hombre cuyos comienzos
fueron muy difíciles, porque tenía pocos
medios y había de luchar con opulentos
competidores. Cada vez que se le pre­
sentaba algún obstáculo, en lugar de
dejarse aplanar se echaba a reir y miraba
el acontecimiento como una broma que
la suerte había querido gastarle. Se
afanaba con todo su buen humor en
hallar una respuesta; de esa manera
superaba tres, cuatro obstáculos si era
menester, y siempre acababa por encon­
trar expedito el camino del éxito.
Su convicción profunda de que cada
problema lleva aparejada su solución,

— 22 —
MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

y de que ya sabría él descubrirla, le


salvó de situaciones que podían aparecer
como desesperadas.
Ahora ya no duda usted ; comprende
cuanto influyen nuestras convicciones en
nuestra personalidad y cómo modifican
nuestro destino. Esas ideas fecundas,
esos buenos amos y señores que nos
tenemos que dar, no entrarán en no­
sotros por la puerta orgullosa de la
voluntad, no podremos imponérnoslos
con un esfuerzo brutal. Piden, por el
contrario, que se les llame durante las
largas horas íntimas de nuestro sueño
y en nuestros momentos de sosiego,
que se les reciba con la calma y la
confianza que uno concede a sus ami­
gos; acudirán entonces, como médicos,
a curar nuestras heridas y a suminis-

el día siguiente.

A veces, la autosugestión no da los


resultados que de ella se esperan.

— 23 —
MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

Es, a menudo, porque conocemos mal


lo que sensatamente puede de ella ob­
tenerse. No espere usted que le traiga la
luna al alcance de la mano; tampoco
le hará germinar el dinero en el fondo
del portamonedas; pero puede hacer
germinar en usted cualidades que le
permitan ganar mucho dinero. La auto­
sugestión opera sobre nuestro espíritu
y no sobre la materia, pero en este
sentido cabe afirmar legítimamente que
los ejercicios de autosugestión bien diri­
gidos nos hacen dueños de nosotros
mismos y de nuestro destino.
Otras veces se desalienta uno al cabo
de cuatro o cinco días, cuando hubiesen
hecho falta varias semanas de paciencia
para obtener un resultado serio.
Pero el obstáculo más grave y más
general es la falta de confianza que nos
detiene desde el principio y nos impide
la menor aplicación de ese método.
¿ Cómo convencerle a usted, por ejemplo,
de que es dueño de sí mismo, si tantas

— 24 —
MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

veces ha comprobado lo contrario? La cosa


le parece perfectamente absurda. Y, sin
embargo, no lo es : haciendo todo por
adquirir un mayor dominio de sí mismo,
y siguiendo un buen método, no puede
usted dudar de que obtendrá algún re­
sultado, por pequeño que sea. Contén­
tese por el momento con repetirse que
mañana irá usted mejor, a poco que
sea; una afirmación así es razonable, y
mal le puede desanimar. Los progresos
que bien pronto echará usted de ver
le alentarán y han de permitirle, antes
de que pase mucho tiempo, emplear una
fórmula más categórica.

Aquí tiene usted las reglas que debe


seguir para sacar de la autosugestión
los mejores resultados :

Ia Mantenga en su espíritu la imagen,


tan concreta, tan viva como en lo posible
quepa, de la persona que desea usted
llegar a ser; mírese actuar y triunfar

— 25 —
MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

de los obstáculos que hasta ahora le


han detenido.

2a Durante esa evocación, repita en


voz baja, o por lo menos moviendo los
labios, una fórmula de 15 a 20 palabras
que exprese la seguridad que tiene ,usted
de mejorar.

3a Dé a esa forma un sesgo estricta­


mente positivo; afirme en ella su con­
fianza en resultados rápidos ; evite ha­
blar en ella de sus defectos, ni siquiera
para decir que triunfa de ellos, con lo
que no haría sino arraigarlos más.

4a La autosugestión no es un ejercicio
de voluntad; debe practicarse tranquila­
mente, con buen humor y una fe sincera
en un mañana mejor.

5a Autosugestiónese por la noche, antes


de dormirse, y en el curso mismo de la
noche, si por casualidad se despertare

— 26 —
MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

usted; dos o tres veces durante el día,


en los momentos que tenga de sosiego,
y cada vez que se disponga a hacer
frente a alguna dificultad.

6a Durante estos ejercicios, señálese


un objetivo preciso : la adquisición de
determinida cualidad con exclusión de
todas las demás; y persevere sin des­
mayar hasta que haya alcanzado un
resultado definitivo.

Aplicación. — Trace el cuadro de las


cualidades que juzga necesarias para su
triunfo.
Redacte su primera fórmula y aprén­
dasela de memoria.
Cada día, y desde ahora impóngase
practicar fielmente el método que se le
ha indicado.
Dentro de unos diez días podrá em­
pezar el estudio de la lección siguiente.

— 27 —
4a LECCION

Cómo vencer la Timidez

Con muchos imbéciles me he trope­


zado en mi vida, pero nunca encontré
uno que fuese tímido; no poca gente que
ocupaba una posición inferior, y cuya
personalidad era enteramente inculta, ha
venido a pedirme que utilizara sus
capacidades en una u otra de mis
empresas; esa gente estaba tan llena
de suficiencia como los embajadores de
una gran República.

— 28 —
MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

La timidez no es signo de una infe­


rioridad real; a menudo es propia de
espíritus muy finos, muy diestros, pero
que usan de un excesivo rigor para
consigo mismos.

Lo que sabe usted de los medios de


adquirir la calma y de autosugestionarse
debe bastarle para vencer fácilmente
este defecto ; pero la timidez es un
estado tan doloroso, un mal tan difun­
dido, que creo será conveniente dedi­
carle un capítulo especial. Con ello
tendrá usted excelente ocasión de revisar
los conocimientos adquiridos en mis
lecciones 2a y 3a.

Aquí tiene usted un pequeño código


en el que encontrará el remedio seguro
y definitivo de su timidez :

Io La práctica asidua de mis ejercicios


respiratorios le dará más calma en todos
los momentos del día; hará usted bien,

— 29 —
MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

sin embargo, en repetir esa gimnasia de


los pulmones antes de enfrentarse con
las personas que le impresionen.

2o Practique asimismo, por espacio


de unas semanas y hasta que haya
obtenido un resultado consolidado, ejer­
cicios de autosugestión convenientes ;
repítalos antes de toda prueba, al mismo
tiempo que sus ejercicios respiratorios.

3o Cuide su apariencia externa. Es


inútil que su traza sea muy rebuscada,
pero vele usted por que sea perfecta­
mente correcta, que no le humille.

4o Adopte una actitud aplomada


cuando esté solo o con personas que no
le impongan (sus amigos más íntimos,
sus proveedores) ; de esa manera se
creará usted hábitos saludables.

5o No piense nunca en sus desfalle­


cimientos pasados, en los riesgos venide­

— 30 —
MIS 20 LECCIONES DE CULTURA PSÍQUICA

ros; piense únicamente en lo que tiene


que decir, en lo que ha de hacer ;
olvídese en la acción, que ella le liber­
tará.

Aplicación. — Haga la lista de las


personas que le intimidan. Usted trataba
de evitarlas; metódicamente, tratará de
encontrarse con ellas, primero las que
le turben menos, luego las que mayor
turbación le causen, y probará a sentirse
a sus anchas en presencia de ellas.
Proceda lentamente y no tema marcar
el paso mientras sea necesario para
triunfar ante los unos y los otros defi­
nitivamente.
Eso no ha de impedirle comenzar, de
aquí a cosa de diez días, el estudio de
la lección siguiente.

— 31 —
INDICE

la LECCIÓN

Algunas razones para tener confianza . . 7

2a LECCIÓN

La calma, factor indispensable del éxito . . 12

3a LECCIÓN

Práctica de la autosugestión.............................. 19

4a LECCIÓN

Cómo vencer la timidez.................................... 28


Printed in France
NOTAS COMPLEMENTARIAS ACERCA DE LA AUTOSUGESTION

Si conociese usted las posibilidades de la autosugestión, la vida le pa­


recería más agradable, los obstáculos se apartarían como por encanto del cami­
no que usted sigue, y sus deseos se realizarían como si un hada propicia hubie
se presidido su nacimiento.
Sabido es en qué consiste la. autosugestión. No pasa día sin que algún
sabio no celebre en la prensa los méritos de aquella, sin que un cronista, al
dar cuenta del último suicidio mundapo, no diga: "El Sr. X. ha sido victima de
una mala, autosugestión". Pero tantas tonterías se han escrito acerca de este
asunto tan delicado, que es menester poner las cosas en su punto antes de que
comience usted el estudio de nuestra lección III. Preferimos evitarle erro­
res posibles, para no tener que corregirlos más adelante.
Con el fin de dar mayor claridad c. nuestras explicaciones, las agrupare
m.os en forma de preguntas y respuestas; así gedrá usted darse cuenta en segui­
da de cualquier objeción que pudiera venirle a la mente.

¿Cómo puede uno definir con exactitud la palabra "autosugestión" tal co


mo está empleada en el Método Borg?
La autosugestión es la acción de provocar un pensamiento en nuestro ce­
rebro y de mantenerlo en ól de un modo habitual.

¿Cuál puede ser.el resultado de la permanencia prolongada de un pensa­


miento en nuestro cerebro?
Al mantener constantemente en nuestro cerebro un pensamiento, le damos
una fuerza singular que se traduce en los efectos siguientes:
- cambia nuestro concepto de la vid?, y nuestra mañera desconsiderar les'pro­
blemas ;
- nos incita a obrar en armonía con dicho pensamiento.

¿Se tarda mucho tiempo en experimentar los efectos d® la autosugestión'?


Sí, bastante; quince días cuando manos, pero por lo general un mes o dos.
Sobre todo, hay que tenor la paciencia necesaria para dejar que se afirme cada
progreso, del mismo modo que después de una fractura de la pierna hay que dejar
que el hueso se consolide, pues sería peligroso echarse a andar prematuramente.
Además, ¿qué representan dos meses en la vida de un individuo? Casi nada. Y
si cada dos meses se adquiriese una nueva cualidad, pronto sería uno perfecto.

¿Cuál es el dominio de la autosugestión? ¿Cuáles son sus posibilidades


y cuáles sus imposibilidades?
En primer lugar, y por definición, la autosugestión no ejerce acción sino
en nosotros mismos. Nunca hará que fulano sea más amable con nosotros; jamás
influirá en la cotización de las acciones que tengamos en cartera. (A propó­
sito de ésto, lea usted el "Manual" de Epicteto, y verá las cosas que dependen
de nosotros y las que no dependen de nosotros). Pero podrá inspirarnos direc­
tamente una línea de conducta que obligará a fulano a mostrarse más amable con
nosotros; podrá infundirnos una serenidad ii^erturbable que nos será útilísi­
ma para especular en Bolsa.

Además, no hay que creer tampoco que la autosugestión tenga un poder ili­
mitado en nuestra propia persona. No ha mucho conocí a una mujer atacada de
cáncer; la perspectiva de una operación era para ella una cosa terrible y pre­
tendió curarse por medio de la autosugestión. Cuando finalmente se decidió a
recurrir al médico, era demasiado tarde: su caso no era ya operable y la pobre
mujer murió al cabo de tres meses.
En donde la sugestión da pruebas de un poder soberano, es, principalmen­
te en el plan afectivo. Ahora bien, como quiera que los sentimientos depen­
den de nuestra voluntad, la autosugestión, por medio do los sentimientos y de
la voluntad, puede ejercer una influencia decisiva en todos nuestros actos.

¿Cómo es posible servirse de esa fuerza de la autosugestión?


Esta mañana, al pasar por delante do una librería, me ha llamado la
atención un libro titulado "Cien aaneras de aderezar las patatas". Pues se­
guramente hay también cien maneras, y acaso más, de utilizar la autosugestión.
¿Cuáles son las mejores? Esto depende del gusto y del temperamento de cada
cual. No obstante, entre los procedimientos más conocidos puede citarse la
repetición de una fórmula, y entre los más eficaces, la adopción de una acti­
tud determinada.

¿Qué fórmula convendría más a mi caso personal?


Muchos alumnos se ven apurados para redactar una fórmula, no obstante
las prescripciones que contienen nuestras lecciones. Y no es porque este
trabajo sea muy complicado, sino más bien porque es demasiado sencillo; tan
sencillo que de buenas a primeras no piensa uno que se trate sólo de eso.
No queremos que usted tropiece también en ese obstáculo inexistente, y
vamos a indicarle algunos modelos de fórmulas. Pero sepa usted de una vez
para siempre, que las fórmulas más eficaces serán las que haya establecido
usted mismo con las palabras y los giros que le sean familiares.
El doctor Coué prescribía a sus alumnos la fórmula siguiente: "De día
en día voy mejorando en todo". Esta fórmula es buena, pero algo vaga. Las
fórmulas precisas son siempre más eficaces. Por ejemplo, para fortificar la
voluntad repita usted: "Cada día tengo más voluntad; de día en día me apli-
do"con más tenacidad en mis tareas11-.

¿Cómo puede uno autosugestionarse con la actitud?


A fuerza de representar un papel, acaba uno por entrar en el pellejo del
personaje que so representa. Si desde que so levanta hasta que se acuesta,
habla y obra usted como una persona segura de sí misma, no tardará en adqui­
rir una confianza imperturbable, porque creará en usted unos hábitos y unos
movimientos reflejos absolutamente nuevos.
Eay muchos que, creyéndose más listos que los demás, dicen: "¿La auto­
sugestión? Yo no creo en eso". Y tienen razón si llaman autosugestión a
ciertos ejercicios de pura machaquería en los cuales el pensamiento acaba por
evadirse; pero que traten de autosugestionarse con la actitud, y no podrán
negar entonces su valor.

En las primeras lecciones nos aconseja usted "que tratemos de imaginar


la persona que quisiéramos ser"; ¿qué quiere usted decir con eso?
Una cosa muy sencilla. Pero en esto también hay que evitar a todo tran­
ce el "buscar tres pies al gato". Seguramente conoce usted a alguien cuyas
cualidades admira; tómelo por modelo. Fíjese bien en la mente la imagen vi­
va de dicha persona, y siempre que tropiece usted con un obstáculo, pregúntese
cómo obraría aquella en el mismo ca.so.
No se trata, naturalmente, de elegir un modelo entre los varones ilus
tres do la antigüedad, elíjalo a su propia medida. Sabido es el valor del
ejemplo; trate usted de utilizar esta fuerza en provecho propio.

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