Ensayo Maquiavelo
Ensayo Maquiavelo
Ensayo Maquiavelo
Los textos de Tomas de Aquino se basan en una filosofía más centrada en el conocer a Dios
a través del entendimiento, las personas necesitan tener la voluntad de conocer a Dios. Esto
es lo opuesto a lo que propone Maquiavelo, él tiene una filosofía más realista, conoce bien
la corrupción humana y sus características más oscuras, la corrupción, la ambición, el
deseo.
Ambos autores llegan a la conclusión de que el mejor sistema de gobierno que puede existir
es la monarquía, lo curioso de esto, es que sus argumentos e ideales para respaldar esta tesis
son completamente distintas, casi opuestas, en cuanto al cómo debería llevar a cabo el rol
un monarca. Se pueden observar las diferencias de sus argumentos en la diferencia de como
describen la naturaleza de un monarca, el arte de gobernar territorios y el poder que tiene
cada líder para guiar a su pueblo.
Tomas de Aquino tiene una visión de la forma de gobierno que se relaciona con la
naturaleza, esta filosofía habla de cómo es de suma importancia para tener un pueblo feliz
que las intenciones y la naturaleza de los gobernantes sea guiar a la ciudad al bien común y
dirigirse hacia un regir que procure la salvación (De Aquino, 1265, 11 y 13). Tiene la
visión de que la voluntad del hombre permite actuar según la naturaleza, esta naturaleza
debería estar siempre guiada hacia el bien debido a que es creada por Dios. En el texto de la
monarquía, página 14, Tomas de Aquino dice que la naturaleza se considera como lo mejor
ya que cada uno obra la naturaleza, que es lo óptimo. Con esto se puede analizar que la
naturaleza según Tomas es el conocer y seguir el bien de Dios.
La forma que describe Tomas de Aquino de cómo debería gobernar tiene que ver con la
idea de que el hombre necesita de alguien que lo dirija hacia su fin. Esto lo respalda con la
idea de que, si el hombre fuera un ser sin necesidad de ser guiado, no tendría la necesidad
primal de vivir en sociedad. Tomas de Aquino expone que toda la multitud deriva de un
solo hombre que se mueve antes que el resto, dice que se “Se requiere, en la pluralidad
cierta unión para poder dirigir de alguna manera, porque tampoco muchos arrastraran una
nave a parte alguna a no ser que estuvieran unidos de algún modo” (De Aquino, 1265, 14).
Esta cita hace énfasis en cómo es de suma importancia que, aunque el poder se debe centrar
un único individuo que guie al resto hacia la bienaventuranza, debe haber una unión entre
las personas que siguen al líder para que la sociedad sigua sin objeciones a el monarca.
Maquiavelo tiene una filosofía muy opuesta a la más espiritual de Tomas de Aquino. Según
Maquiavelo un príncipe o monarca debería ser un hombre que no sea necesariamente
virtuoso por su propio merito, sino está bien que los príncipes sean prudentes y sigan los
caminos de grandes lideres que han sido exitosos, así al menos se puede impregnar de las
cualidades que lo hicieron un buen gobernante (Maquiavelo, 2016, 85).
“En los estados hereditarios y acostumbrados al linaje de su príncipe hay menos dificultad
para conservarlos que en el caso de los nuevos, porque basta no regalar el orden establecido
por sus antepasados y adaptarse a los acontecimientos imprevistos; de modo que, si el
príncipe tiene una habilidad normal, se mantendrá siempre en su estado, al menos que una
fuerza extraordinaria y excesiva lo prive de él” (Maquiavelo, 2016, 74).
Esto explica cómo se presenta un monarca según Maquiavelo ya que debido a su posición
predilecta no debe tener cualidades extras para probar que es un buen gobernante, por esta
razón se dice que las condiciones de posibilidad de ejercer el poder son no naturales.
La forma de gobierno que presenta Maquiavelo es más dura y estricta que la de Tomas de
Aquino. Esta filosofía dice que un príncipe no debe ser conocido por un gobernante cruel,
sino debe desear que lo conozcan como alguien compasivo, pero esa compasión tiene un
límite ya que a un gobernante con muchas libertades permite que se comiencen desordenes
que perjudican a toda la sociedad. Maquiavelo continua y dice que hay muchas dificultades
en balancear ser un príncipe temido y amado, pero si habría que elegir una de las dos
opciones, sería mejor que el gobernador sea temido, ya que es común que los hombres
cobardes escapen del peligro (Maquiavelo, 2016, 124).
Maquiavelo habla en la mayoría de “El príncipe” del poder. Se dice que el deseo de
adquirir, en este caso territorio que conlleva al poder, es natural ya que es una cualidad que
la llevan hombres que no pueden ser censurados (Maquiavelo, 2016, 78). En la página 129
de “El príncipe”, hay una cita que dice “Trate, pues, el príncipe de ganar y conservar el
estado y los medios siempre serán juzgados honorables y alabados por todos, porque el
vulgo se deja conquistar por la apariencia y por el resultado final de las cosas”. Esta frase
hace entender que el poder para Maquiavelo lo era todo, el príncipe podía provocar
cualquier efecto en una ciudad, pero si la intención y el fin del monarca era provocar el bien
común, entonces el pueblo no tomará atención a las consecuencias, sino al resultado que
generan las consecuencias. Esta célebre cita fue hecha famosa por Napoleón Bonaparte
quien la interpretó, para justificarse quizás, pero a mi parecer “el fin justifica los medios”
no da exactamente en el tono de la cita de Maquiavelo. Es parecido, pero no es igual, pues
se omite la intención benigna que se atribuye al monarca, lo que cambia toda la percepción
de ella.
Es muy impresionante leer y analizar ambos textos y observar que ambos autores tienen el
mismo objetivo y perspectiva, pero está respaldado con argumentos muy distintos entre sí.
La forma que Maquiavelo expone del gobernante es “no natural” debido a que los príncipes
no son elegidos a su puesto de gobierno, sino que su linaje les da el privilegio de poder
llevar a cabo esta posición. La manera natural de explicar el gobernarte según Tomas de
Aquino es con el razonamiento de “puede haber algo de bienaventuranza en el ejercicio del
poder, más propiamente que en el poder mismo, si se desempeña virtuosamente” (De
Aquino, 2021, 20). Esta forma de exponer el poder del gobernante se podría considerar
como natural, es decir, si Dios puso a ese ser en esa familia, en ese linaje y posición, es por
algo, es una elección divina. Por supuesto que esto implica que la bienaventuranza del
hombre está en el dominio de la voluntad para querer conocer a Dios, lo que nos diferencia
de los otros seres vivos que co habitan el planeta.
Bibliografía
Maquiavelo, N. (2016). El príncipe (Primera edición). Madrid: Liberalia ediciones.
De Aquino, T. (2021). Suma de Teología (Cuarta edición). Madrid: Liberalia
ediciones.
De Aquino, T. Capítulos 1, 2, 3 y 6. (Páginas 5-21, 22-34). (1265). La monarquía.