El Hecho Imponible

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Universidad Nacional Experimental

De Los Llanos Occidentales


Ezequiel Zamora
Unellez
Barinas, Edo. Barinas

El Hecho Imponible como obligación tributaria


en la Relación Jurídico Tributaria, su ámbito de
aplicación y formas de extinción.
(Ensayo)

Profesora: Alumno:
Tania Ramírez Juan Sánchez C.I.14.742.374

Sub-proyecto:
Derecho Tributario

Sección: SP01

Barinas, Junio de 2022


EL HECHO IMPONIBLE EN EL DERECHO TRIBUTARIO VENEZOLANO
El Hecho Imponible, conocido también como presupuesto de hecho, constituye un

hecho concreto, localizado en un tiempo y espacio determinado, el cual sucedido

efectivamente da nacimiento a la obligación tributaria. De acuerdo a lo que establece el

Artículo 36. COT, se define hecho imponible como “el presupuesto establecido por la

ley para tipificar el tributo, y cuya realización origina el nacimiento de la obligación

tributaria”. Evidentemente el Presupuesto legal y el Hecho Imponible son conceptos

diferentes, ya que el primero es pura abstracción, hipótesis, elaboración en la mente el

legislador y plasmado en la Ley, mientras que el segundo es concreción, certeza,

localizado en la realidad y subsumido en la hipótesis.

Sin embargo, no es que la hipótesis deje de serlo y se trastoque en hecho

imponible, lo que ocurre en la realidad son hechos, los cuales pueden encuadrar en la

hipótesis legal, y de ser así, generar efectos jurídicos tributarios, es decir, configurar la

obligación jurídica tributaria. Ciertamente si los hechos acontecidos en la realidad no

encuadra en la hipótesis establecida legalmente, son hechos irrelevantes para el

Derecho Tributario pues no genera ningún efecto.

El hecho imponible no es otra cosa que el negocio o acto económico que resulta

afecto al tributo y cuya realización u omisión determina el nacimiento de la obligación

tributaria, en pocas palabras, es un hacer o un no hacer. Asimismo, se sostiene que “el

hecho imponible como hipótesis legal condicionante es un hecho de sustancia

económica, al cual el derecho convierte en hecho jurídico”; en consecuencia el hecho

imponible, es un hecho jurídico concreto que da nacimiento a la obligación tributaria, ya

que la ley por sí sola no puede cumplir con este fin por no poder indicar dentro de su
ordenamiento a los deudores individuales del tributo, por lo que se vale del hecho

imponible que al realizarse determina el sujeto pasivo y la prestación a que está

obligado.

Al respecto al Código Orgánico Tributario es claro al señalar en su Artículo 36, que

la obligación tributaria nace cuando se realiza el hecho previsto en la Ley, como

generador de dicha obligación, es decir, que el nacimiento de la obligación tributaria, tal

como lo expresa la citada norma, está condicionado a la realización del hecho previsto

en la ley, como generador de dicha obligación.

Ahora bien, en cuanto al nacimiento o presupuestos del hecho imponible; en el

Derecho las obligaciones nacen por tres vertientes fundamentales: 1) La Ley, por sí

misma, sin condicionarse con algún hecho jurídico (obligaciones meramente legales),

2) La Ley por sí misma, pero condicionado a un hecho jurídico (obligación ex lege) y 3)

La voluntad de las partes (obligaciones voluntarias); en tal sentido, la obligación

tributaria nace cuando se realiza el hecho previsto en la Ley, como generador de dicha

obligación, siendo está una Obligación Ex Lege porque su nacimiento está

condicionado a la realización o no de un hecho jurídico (hecho imponible) con

trascendencia tributaria.

El Código Orgánico Tributario, establece que, de conformidad con el Principio

Nullum Tributum Sine Lege (Principio de Legalidad), la obligación tributaria nace

cuando se realiza el “presupuesto”, o sea, el negocio jurídico, el hecho económico

configurado en la Ley, por lo que no puede haber obligación tributaria si no tiene

respaldo en una Ley previa anterior y expresa que señale al “hecho imponible”, y el

Artículo 37. COT, a este respecto señala:


Artículo 37. COT.- Se considera ocurrido el hecho imponible y existentes sus

resultados: 1) En las situaciones de hecho, desde el momento que se hayan

realizado las circunstancias materiales necesarias para que produzcan los efectos que

normalmente le corresponden.

2) En las situaciones jurídicas, desde el momento en que estén definitivamente

constituidas de conformidad con el derecho aplicable.

En la literatura moderna, no existe discusión doctrinaria y en tal forma, se ha

legislado que la obligación tributaria nace por la realización del hecho imponible, o

cómo lo dice expresamente el Código, cuando se realiza el hecho previsto en la Ley,

como generador de dicha obligación. A propósito del hecho imponible, es oportuno

indicar que la obligación tributaria es una obligación que nace de la ley este principio

fundamental se deduce el principio de legalidad pero la obligación que nace de la ley.

Este principio fundamental se deduce del principio de legalidad, pero la obligación

que nace de la ley necesita algún otro puente para que exista la obligación en caso

concreto.

La ley no hace sino establecer cuáles son los hechos jurídicos que dan origen a las

obligaciones: por lo tanto, existe necesariamente en toda obligación legal una definición

por parte de la ley, de cuáles son las circunstancias de hecho, los supuestos de hecho,

los hechos jurídicos que dan origen a las obligaciones, es decir, las situaciones de

hecho en virtud de los cuales, cuándo se verifican en la realidad, surge o nace en ese

momento la obligación de dar el tributo.


Todas estas condiciones, supuestos, presupuestos, circunstancias en una palabra,

hechos: son justamente un hecho jurídico de carácter tributario. En consecuencia, el

nacimiento de la obligación tributaria, opera en el momento en que se verifica el hecho

imponible, denominado también hecho jurídico tributario, término adoptado en la

actualidad por gran parte de los tratadistas, aún cuando ha recibido críticas sobre todo

de autores europeos. La verificación del hecho imponible, es la base que da nacimiento

a la obligación, criterio no sólo aplicable a los sistemas donde prevalece la declaración

espontánea, sino también en los sistemas del llamado acto de imposición.

Respecto a la exigibilidad del hecho imponible; el Artículo 37 del COT, establece

una situación de hecho cuando la Ley no exige el cumplimiento de ninguna formalidad

o requisito para la validez del hecho imponible, sino que basta con la realización del

acto generador de la obligación tributaria. En el caso de situaciones de derecho, se

dice que se está en presencia de éstas, toda vez que debe cumplirse con el requisito

formal que haga constar dicho acto; entonces, puede decirse que para determinar si se

está ante una situación de hecho o de derecho, bastará con analizar si la ley exige o no

el cumplimiento de un requisito para que dicho acto sea considerado como válido o no,

en el primer caso, que la ley exija al requisito, se hablará de una situación de derecho y

en caso de no requerirse la formalidad de ley, se tratara de una situación de hecho.

El Artículo 38 COT, señala: - Si el hecho imponible estuviere condicionado por la ley

o fuera un acto jurídico condicionado, se le considerara realizado:

1) En el momento de su acaecimiento o celebración, si la condición fuere resolutoria.

2) Al producirse la condición, si ésta fuere suspensiva.

Parágrafo Único: En caso de duda se entenderá que la condición es resolutoria.


En pocas palabras, se describe a partir de qué momento se considerará realizado el

hecho imponible cuando éste se encuentre sometido a condición, para ello se debe

entender que la condición es una modalidad que afecta a la existencia de la obligación

y se la puede definir como “un acontecimiento futuro e incierto, de cuya realización

depende el nacimiento o extinción de una obligación”. De la anterior definición se

desprenden dos tipos de condiciones: Una Condición Suspensiva, que se configura

cuando de su realización depende el nacimiento de la obligación; esto significa que la

obligación nace desde el momento que se materializa la condición y una Condición

Resolutoria, que lo es cuando de su realización se deriva la extinción de la obligación,

restableciendo la situación jurídica anterior a su nacimiento.

Por otra parte, también es importante mencionar el poder calificante de la

Administración Tributaria, la cual es una facultad que posee la entidad fiscalizadora

para desconocer y calificar determinadas situaciones jurídicas y, en general, para

rechazar la adopción de formas y procedimientos, aún cuando tengan perfecta

correspondencia con el Derecho, siempre que existan fundados indicios de que con

ellas el contribuyente tuvo el propósito de evadir, eludir o reducir la carga fiscal de que

se trate. En este sentido, la Ley de Reforma Parcial de la Ley de Impuesto sobre la

renta de 1999, en su artículo 95 dispuso:

“Al calificar los actos o situaciones que configuran los hechos imponibles del impuesto

previsto en esta Ley, la Administración Tributaria, conforme al procedimiento

determinación previsto en el Código Orgánico Tributario, podrá desconocer la

constitución de sociedades, la celebración de contratos y, en general, la adopción de

formas y procedimientos jurídicos, aún cuando estén formalmente conformes con el


derecho, realizados con el propósito fundamental de evadir, eludir o reducir los efectos

de la aplicación del impuesto. En este caso, se presumirá que el propósito es

fundamental, salvo prueba en contrario.

Vemos a través de la norma supra transcrita, la coexistencia de una ficción y de una

presunción; en el primer supuesto, el legislador fiscal agrega en sentido negativo el

dato prejurídico y extra – tributario, es decir, la configuración del régimen de derecho

privado de sociedades y contratos, creando por abstracción, el concepto legal tributario

que se desprende, cual es la fijación del hecho desencadenante de la sanción punitiva

tributaria al calificar y desconocer los efectos jurídicos de aquéllos, y al referirlo al

propósito fundamental, como intención objetiva de evadir, eludir o reducir el impuesto,

el legislador supone que el propósito implícito en la ejecución material de esas

operaciones y negocios jurídicos, busca deliberadamente la evasión, la elusión o

reducción de impuesto, es decir, una presunción legal relativa que admite prueba en

contrario, pero con lo cual, no sólo se determinarán hechos imponibles con ocasión de

esta norma, sino que además de que se impondrán sanciones de orden punitivo y

hasta de cárcel de acuerdo a los proyectos del Código Orgánico Tributario que analiza

la Asamblea Nacional, la norma en cuestión supra constitucional, ya que rebasa el

principio básico de capacidad contributiva, además de ser contraria al espíritu,

propósito y razón del artículo 230 del Código Orgánico Tributario, que reserva la

aplicación de este texto legal sobre las materias que él mismo regula, como lo es el

caso de la interpretación de las normas, al no darse remisión expresa de este a las

leyes especiales tributarias.


En cuanto a la función del hecho imponible, podemos indicar que, como cualquier

otra norma jurídica, la que instituye el tributo presenta una estructura basada en un

presupuesto de hecho al que asocia unos efectos o consecuencias de carácter jurídico,

que en este caso se resumen en la sujeción al tributo. Dicho presupuesto ha recibido

tradicionalmente en el Derecho español la denominación de hecho imponible, por lo

que es presupuesto de naturaleza jurídica o económica fijado por la Ley para configurar

cada tributo y cuya realización origina el nacimiento de la obligación tributaria principal.

Ha existido una coincidencia básica entre todas las posturas en erigir el hecho

imponible en el eje del Derecho tributario sustancial. Del hecho imponible derivaba toda

la disciplina jurídica del tributo, obteniéndose a partir de él no sólo los supuestos

agravados, sino también los sujetos pasivos, el momento del nacimiento de la

obligación tributaria y su régimen jurídico, la legislación aplicable, la clasificación entre

los distintos impuestos y en fin, hasta la cuantía de la deuda tributaria.

La posterior evolución de los sistemas tributarios hacia los impuestos personales,

cuyos hechos imponibles son más genéricos y amplios que los de los impuestos reales

y la creciente complejidad de la estructura jurídica del tributo, con prestaciones y

deberes no derivadas del hecho imponible, sino de otros presupuestos de hecho,

provoca que las exigencias de justicia del tributo se proyectan sobre todos los aspectos

de la regulación del tributo.

Solo si se realiza el hecho imponible existir al tributo, y por eso, aunque esté puede

englobar deberes y obligaciones surgidos de otros presupuestos de hecho, sólo

pueden legitimarse y resultar procedentes si se realiza el hecho imponible.


El hecho imponible debe concebirse como un presupuesto jurídico de la sujeción al

tributo, exigencia jurídica global de que el conjunto de prestaciones que lo integran sólo

está justificado si tiene lugar la realización del hecho imponible, con independencia de

que éste las genere directamente o deriven de él de forma mediata. Por ello el hecho

imponible sigue siendo el que configura cada tributo y permite distinguir uno de otro,

erigiéndose en presupuesto legitimador del tributo y de las prestaciones que lo

integran.

Con respecto a la naturaleza del hecho imponible, debemos indicar que el mismo es

el presupuesto fijado por la Ley, para configurar el tributo, su naturaleza no puede ser

más que jurídica, pues es producto de la propia norma y creación de ella.

Es inexacta la noción de una pretendida naturaleza económica de hecho imponible,

con ello sólo puede entenderse que el legislador tributario, a la hora de establecer

hechos imponibles, puede adoptar hechos de la realidad de naturaleza económica: un

ingreso o un gasto, o de naturaleza ya jurídica: un arrendamiento o incluso de una

naturaleza física: superficie de un local, o en fin de cualquier otra naturaleza; pero

siempre son presupuestos normativos y deberán fijarse sus requisitos, alcance y efecto

de acuerdo con la propia norma que los tipifica, y no por su forma de presentarse en la

realidad.

Además, el Derecho Tributario posee autonomía calificadora por la posibilidad que

tiene el legislador de definir los hechos imponibles modificando alguno de los aspectos

del hecho en que se basa, por ello, es innegable la autonomía calificadora de la ley

tributaria ya que se proyecta en las dos vertientes ya abordadas al tratar la

interpretación de las leyes tributarias.


Cuando la ley del tributo configura como imponibles hechos ya juridificados por otras

ramas del ordenamiento, como actos, negocios o institutos jurídicos, puede redefinirlos

o alterar alguno de sus caracteres, bien en pro de una mejor proyección sobre ellos de

los criterios de justicia, bien por razones de evitar la evasión fiscal. Si bien, la unidad

del ordenamiento aconseja que sólo cuando esté justificado se proceda por la ley de

esa manera.

Esa autonomía calificadora del Derecho Tributario se proyecta a través del

controvertido principio de calificación, el cual es que cuando la ley describe y grava

como hecho imponible una determinada operación jurídica, el aplicador habrá de

calificar el hecho, acto o negocio efectuado por los particulares de acuerdo con su

verdadera naturaleza jurídica, atendiendo a su contenido y a sus prestaciones y efectos

jurídicos, sin tener que atenerse a la forma o denominación dada por las partes, con el

fin de comprobar si se ha dado realmente la operación jurídica contemplada por la

norma tributaria. Todo ello sin perjuicio de los supuestos en que puede apreciarse

fraude de ley, simulación u otras prácticas elusivas.

Es de gran relevancia tomar en consideración al objeto del tributo en el hecho

imponible. El término objeto del tributo, se hace referencia a la manifestación concreta

de capacidad económica que soporta el tributo. Es por tanto, la renta, el patrimonio o el

gasto sobre el que se hace recaer la carga tributaria. Se trata entonces de la propia

capacidad económica, de un fenómeno o aspecto de la realidad preexistente a la

intervención normativa, un elemento fáctico expresivo de la riqueza que constituye la

materia imponible sobre el que el legislador acotará el hecho imponible, que es ya el


presupuesto normativo configurador del tributo y por cuya realización surgirá la

obligación tributaria.

Normalmente el objeto del tributo aparece recogido por el presupuesto de hecho del

hecho imponible, pero no siempre es así, pudiendo dicho objeto quedar fuera de la

definición normativa del presupuesto de hecho del tributo. Por ejemplo, cuando se

gravase el consumo como índice que es de capacidad económica, la ley configura

como hecho imponible la fabricación o venta de los productos cuyo consumo quiere

hacer tributar.

Es también relevante la distinción, habida cuenta de que sobre un mismo objeto

puede el sistema tributario articular diversos tributos, siéndolo determinante para que

no exista doble imposición el que no coincidan sus hechos imponibles, aunque tenga el

mismo objeto o materia imponible.

Para concluir, vistas las diferentes orientaciones en torno al tema en cuestión,

podemos definir que es el hecho imponible el elemento imprescindible para que surja la

obligación tributaria. Independientemente de cual sea la postura que se adopte en torno

a ella, lo que resulta absolutamente necesario para que el contribuyente soporte una

detracción económica de carácter coactivo, es la realización de un presupuesto de

hecho al que la norma une como consecuencia jurídica el pago de un tributo y ese

presupuesto normativo es el hecho imponible o presupuesto normativo del tributo.


BIBLIOGRAFÍA

 Código Orgánico Tributario

 https://www.uclm.es/-/media/Files/C01-Centros/cief/pdfs-publicaciones/06-La-relacin-jurdico-
tributaria.ashx#:~:text=El%20hecho%20imponible%20es%20aqu%C3%A9l,concretamente%2C
%20de%20la%20obligaci%C3%B3n%20tributario.

 https://issuu.com/zoho41/docs/el_hecho_imponible_en_el_derecho_tr

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