Problemas Socioeconómicos de Intervención Social

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UNIVERSIDAD REGIONAL

SEDE CHIQUIMULA
TRABAJO SOCIAL
CURSO PROBLEMAS SOCIOECONÓMICOS DE INTERVENCIÓN SOCIAL
LICDA. YESENIA ELIZABETH DIAZ RAMOS

MODO DE INTERVENCIÓN PROFESIONAL RESPECTO A PROBLEMAS

SOCIALES SINGULARES

AMILSA ADALY SOLÓRZANO GARCÍA 2142021

KARIN YOSILI AGUSTÍN PÉREZ 2142025

CHIQUIMULA, 07 DE ABRIL DEL 2022


ÍNDICE

Resumen i

Introducción ii

Intervención social y nuevos contextos 1

El movimiento de reconceptualización como crítica de la formación y la intervención


2
profesional

Una práctica profesional con un marcado acento empirista

Una formación ideológico-humanista 3

Una visión limitada sobre los métodos y las metodologías de intervención profesional

La cuestión sobre el método y la metodología de intervención profesional 4

Metodologías de transición
5
El método básico

El método único: 6

Metodologías alternativas para la acción transformadora de la realidad.


7
Resignificar la intervención profesional en lo social

Conclusión iii

Bibliografías iv
RESUMEN

Este trabajo tiene como propósito desarrollar una reflexión sobre la intervención

profesional, a partir de realizar una lectura sobre los cambios que se vienen operando en los

actuales contextos. En esa medida se realiza una diferenciación conceptual entre las

nociones de intervención social e intervención en lo social, tratando de precisar los retos

que tienen las disciplinas y profesiones de las Ciencias Sociales y Humanas; en particular

se examina la situación del Trabajo Social.


INTRODUCCIÓN

El contexto actual y los nuevos escenarios de intervención en lo social, estableciendo la

relación y la diferencia existente entre las nociones de intervención social y de intervención

en lo social; en esa perspectiva se destacan los desafíos que en las actuales circunstancias

tienen que asumir las distintas profesiones y disciplinas, en tanto la intervención social se

devela hoy como un campo social de análisis desde el punto de vista epistemológico,

teórico-conceptual, metodológico y ético-político.

Este trabajo tiene por objeto realizar una reflexión sobre el tema de la intervención

profesional en trabajo social, esta profesión-disciplina hace parte de las llamadas Ciencias

Sociales y Humanas y hoy se encuentran cuestionadas y los mismos tiempos confrontados

por la existencia de los nuevos contextos, los actores sociales, las instituciones se devela

hoy como un campo social de análisis desde el punto de vista epistemológico, teórico-

conceptual, metodológico y ético-político.


Intervención Social Y Nuevos Contextos

La crisis de paradigmas y los diversos replanteamientos que se han venido produciendo a

nivel de las ciencias sociales y humanas, en las últimas décadas en el contexto mundial y en

particular en el de América Latina, ha colocado como un elemento central de la reflexión el

asunto de la intervención social y sus implicaciones epistemológicas, teórico-conceptuales

y metodológicas. En esa dimensión, distintas disciplinas y profesiones y en particular el

Trabajo Social, se vienen ocupando de la exploración de las más diversas perspectivas

sobre el tema de la intervención social, tratando de dar respuestas a muchos de los desafíos,

que tienen que ver, de un lado, con la formación académica y del otro, con la intervención

profesional, en los nuevos contextos complejos en que se expresan la nuevas realidades

sociales.

Es por lo tanto necesario tomar en cuenta que la intervención social y la intervención en lo

social, aparecen hoy como un problema clave de discusión en las disciplinas y en las

profesiones, pero también y ante todo, como un desafío de naturaleza interdisciplinaria y

trans-disciplinaria. La intervención social se devela hoy como un campo, es decir, como un

espacio social de análisis y al mismo tiempo tomado como referente operativo de la acción

social, como un campo social en construcción.

En la era de la globalización y de la llamada crisis de la modernidad, la intervención en lo

social se viene hoy reformulando por parte de las diferentes profesiones y disciplinas, sobre

la base de la existencia de nuevos contextos, nuevos escenarios, nuevos problemas sociales,

nuevos y complejas problemáticas sociales. Se encuentran en crisis no sólo las instituciones


sociales, los servicios sociales que se ofrecen, sino también las prácticas sociales

responsables de la intervención en lo social.

Esta práctica social al priorizar la acción social –allí radica una de las mayores

potencialidades del Trabajo Social– ha ido acumulando un saber, un saber-hacer y un deber

ser, del que carecen fundamentalmente las disciplinas sociales que priorizan y continúan

priorizando la construcción de un objeto de conocimiento. Sin embargo, hay que tener en

cuenta que son múltiples las profesiones y las disciplinas, que tratan hoy de transitar

articulando la construcción de un conocimiento de lo social, con la búsqueda y construcción

de sentido de un horizonte de intervención en lo social. A mediano y largo plazo, si no se

asumen estos desafíos muchas de las disciplinas y profesiones, estarán irremediablemente

sometidas a perder vigencia o incluso a desaparecer, dadas las necesidades y las demandas

sociales existentes, desde los sujetos, las poblaciones, las instituciones sociales, las agendas

de políticas públicas y los nuevos contextos sociales, culturales, políticos, etc .

El movimiento de reconceptualización como crítica de la formación y la intervención

profesional

La Reconceptualización que lideró la llamada “Generación 65” a nivel del trabajo social, se

constituyó en el más importante movimiento académico de crítica y de autocrítica

sistemática a las características de la formación y de la intervención profesional, al que se

haya visto sometida una profesión; de ello no existe punto de semejanza ò de comparación

alguna, con ninguna otra profesión ó disciplina de las ciencias sociales y humanas en el

contexto de América Latina; aunque paradójicamente, compartiera con ellas en su ejercicio


concreto, un contexto estructural común, que evidenciaba una profunda crisis: política,

económica, social, cultural, institucional, ideológica, etc.

Una práctica profesional con un marcado acento empirista:

Se refleja en una limitada formación epistemológica, teórico-conceptual, metodológica e

incluso técnica. Se identifica en la formación una práctica empirista de bajo o de ningún

nivel teórico, que reduce la investigación a la mera acumulación de datos y, de los cuales se

parte para formular generalizaciones empíricas, convirtiendo de ésta manera el dato en el

reflejo inmediato de la realidad. El dato en si mismo no es conocimiento, si no se le piensa

a la luz de conceptos y categorías de análisis, es decir, para poder trascender la inmediatez

del dato es necesario pensarlo y abstraerlo a partir de referentes teóricos.

Una formación ideológico-humanista:

La cual plantea la “neutralidad”, la “apoliticidad” y la asepsia metodológica de la práctica

profesional, basada en principios generales de libertad, dignidad y autodeterminación de la persona

humana, presentando la profesión de trabajo social como algo “puro” e “indeterminado”, que tiene

como objetivo abstracto el bienestar social de individuos, grupos, comunidades; suprimiendo así el

carácter idelógico y político de la intervención profesional, negando y velando, las contradicciones

y conflictos existentes en la estructura social.

Una visión limitada sobre los métodos y las metodologías de intervención profesional:

Basados en supuestos lógicos del positivismo y del funcionalismo estructural y configurada

en una teoría de la acción social, que concibe la sociedad como funcional y natural, cuya

finalidad es adaptar y lograr la integración de los actores (individuos, grupos,


comunidades), al medio social, mediante la aplicación de los llamados métodos

tradicionales ó clásicos, tratando de alcanzar la satisfacción de ciertas necesidades que

permita la homeostasis ó equilibrio del sistema social.

La cuestión sobre el método y la metodología de intervención profesional:

Uno de los resultados importantes de la Reconceptualización a partir de la década de los

ochenta –período en el que se inicia la denominada post-reconceptualización– fue el

mejoramiento ostensible de la formación profesional, desde el punto vista ontológico,

epistemológico, teórico-conceptual, metodológico e investigativo, lo cual se va a reflejar

positivamente en una mayor eficacia social6 de la intervención profesional, éste es sin duda

uno de los grandes aciertos.

Sin embargo, éste movimiento también incurrió en una serie de desviaciones que han

pesado en la historia del desarrollo de la profesión en América Latina, al sobredimensionar

y sobre ideologizar la intervención del trabajo social, como una práctica política

macrosocietal, cuya finalidad era la transformación radical de las estructuras sociales y el

compromiso con un proyecto de emancipación humana de liberación de los oprimidos, del

cual se apropia unilateralmente y se responsabiliza de llevarlo a feliz término. Esta

tendencia al priorizar una práctica política a nivel macroestructural, niega tajantemente las

posibilidades de intervención microestructural, en cuanto no comprende ésta dialéctica y

conflictiva relación; por lo tanto, se puede afirmar que ésta tendencia como expresión del

ala más radical de la reconceptualización, dejó en un segundo plano, el asunto de la


reflexión sobre la intervención profesional, el método y la metodología de intervención,

situación que se manifiesta de manera clara en todo el continente Latinoamericano.

La Reconceptualización dejó en claro que no se podía seguir hablando de la existencia de

tres métodos distintos, ya que si se tiene en cuenta como referente en términos analíticos, su

estructura lógica y las fases ó momentos implícitos en la aplicación del método, estas eran

comunes a los tres métodos: estudio, diagnóstico y tratamiento; las diferencias estaban más

bien dadas ó manifiestas en el ámbito de la aplicación del método en la realidad; mientras

que el trabajo social de caso enfatiza la intervención individual, el trabajo social de grupo y

comunitario enfatiza una intervención societal.

Metodologías de transición

A diferencia de la llamada propuesta de integración de métodos, los promotores del método

básico y del método único, parten de plantear una reflexión sobre el método y las

metodologías de intervención, que permita aproximarse a una nueva lectura y comprensión

de la cuestión social en el ámbito Latinoamericano. Se establece así una especie de ruptura

con los métodos tradicionales ó clásicos de trabajo social y con la concepción

sociopsicoligizante que reduce la comprensión de la realidad social a la identificación y

modificación de las patologías sociales, que afectaban a individuos, grupos, comunidades y

que hacían pensar en la perspectiva de un cambio ordenado y planeado.

El método básico:

La propuesta del método básico fue elaborada por la Escuela de trabajo social de la

Universidad Católica de Santiago de Chile en 1969. Lima, 1976:126–127 plantea que: “La
inquietud por la formulación de un método profesional tiene su origen, por un lado, en la

preocupación de los profesionales –básicamente del Cono Sur de América Latina– por

imprimir a sus acciones mayor efectividad en relación directa con el contexto social donde

ejercían la profesión y por otro lado, en el hecho que el análisis realizado sobre la

metodología tradicional ha demostrado que a pesar de la segmentación funcional del

método sobre el objeto de la acción –individuo, grupo comunidad– manifiesta cierta

unicidad en la estructura del proceso metodológico. Así mismo, es posible identificar la

repetición y afinidad de muchas técnicas y procedimientos incluidos en cada uno de los

métodos antes citados”. Este esfuerzo por tratar de abordar el conocimiento de la realidad

social, desde una perspectiva diferente, permitió formular el método básico, en el cual se

distinguen cinco etapas ó momentos del proceso: Investigación, diagnóstico, planificación,

ejecución y evaluación; recientemente se ha incorporado otro momento denominado

sistematización.

El método único:

Esta propuesta fue elaborada por la Escuela de trabajo social de la Universidad de

Concepción de Chile en 1971. En su estructura metodológica se diferencia del llamado

método básico; se plantea como objetivos profesionales lograr una transformación social de

las condiciones existentes a través de la acción racional, realizada por un sujeto que ha

tomado conciencia de su valor y de su dignidad humana. Para lograr dichos objetivos el

método único propone cuatro grandes funciones para el trabajo social. A cada una de ellas

corresponde un enfoque metodológico diferente: Función de Educación Social: la cual tiene

como objetivos los siguientes: capacitación social básica, capacitación técnica básica y

cambio de las estructuras mentales. Se realiza a través de un enfoque pedagógico moderno,


tomando como base el método psicosocial de Paulo Freire Función de Investigación Social:

cuyos objetivos son: investigar la realidad social, las instituciones de bienestar social y el

campo del trabajo social Función de Planificación social: sus objetivos son contribuir a

diseñar políticas sociales nacionales y promover el cambio de estructuras Función

Asistencial: es entendida como la prestación de servicios directos tendientes a solucionar

los problemas inmediatos (Lima, 1976:127-129).

Metodologías alternativas para la acción transformadora de la realidad.

Este esfuerzo que fue meritorio y que habría nuevas posibilidades y perspectivas teóricas y

metodológicas, para repensar la formación y la intervención profesional bajo nuevos

horizontes, de alguna manera se truncó y se vió eclipsado por el impacto de la fuerza

hegemónica de la tendencia más radical de la Reconceptualización, que tuvo como

escenario la Región Andina: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Mientras en el

Cono Sur se avanzaba en la búsqueda de repensar la intervención profesional asumiendo la

reflexión sobre el asunto del método y la metodología de intervención profesional,

partiendo de reconocer el contexto; en la Región Andina florecían las propuestas

alternativas metodológicas, que sobredimensionaban la acción política para la acción

transformadora de la realidad, empeñadas fundamentalmente en el cambio radical de las

macro estructuras sociales y en el proyecto de emancipación humana y de liberación de los

oprimidos.

Resignificar la intervención profesional en lo social


La re-significación de la intervención profesional debe comenzar por una revisión de los

presupuestos epistemológicos, teórico-conceptuales y metodológicos implícitos no sólo en

la intervención social, como campo social de análisis y de acción interdisciplinaria y

transdisciplinaria, sino también, de de manera específica en la denominada intervención en

lo social; en esa perspectiva se debe retomar la discusión y la reflexión sobre la cuestión del

método y la noción de metodología (Velez, 2003), plantea que parar avanzar en la discusión

sobre la metodología del trabajo social y contribuir por esa vía al reto de repensar la

profesión, es necesario esclarecer la confusión que muchas veces se establece entre

metodología y método.
CONCLUSIÓN

La intervención social es hoy un campo social en debate pero también un campo social en

construcción, ya que son múltiples las disciplinas y profesiones, que tratan hoy de transitar

articulando la construcción de un conocimiento de lo social, con la búsqueda de sentido de

un horizonte de intervención en lo social. Todas estas propuestas tienen en común el

esfuerzo por tratar de fundamentar el denominado “método cognoscitivo” y el “método de

intervención en la realidad”.

Si conceptualizamos la intervención en lo social como un proceso social, este no puede ser

pensado y formulado como un asunto puramente operativo y lineal, es por lo tanto una

construcción social, cuya legitimidad está determinada por las demandas que establecen las

poblaciones o las instituciones sociales. En ese sentido las y los trabajadores sociales que

intervienen en lo social, al promover y construir procesos de intervención, en tanto

humanos o agentes sociales mediados por valores y posturas político-ideológicas, no están

exentos de asumir en la práctica posiciones que oscilen entre ser mediador, promotor u

orientador; o adoptar el papel opuesto de instrumentalizar, controlar, reprimir o ejercer la

coerción contra las personas con las que se trabaja.


BIBLIOGRAFÍAS

 Carballeda, Alfredo (2002) La intervención en lo social. Exclusión e integración en

los nuevos escenarios sociales. Editorial Paidós. Buenos aires.

 Faleiros, Vicente de Paula (1972) Trabajo Social Ideología y método, Buenos Aires,

ECRO.

 Estrada, Víctor Mario y Mejía, Jesús (1979) “Análisis sobre la metodología de

intervención en el proceso de reconceptualización” En: Metodología. Cuadernos

Celats. Nº 22:46- 66 Lima.

 Vásquez, Ligia (1962) El desarrollo de un modelo de Trabajo social: El trabajador

social polivalente, Universidad de Puerto Rico, Escuela de Trabajo Social (Mimeo)

1971.

 Carballeda, (2002) “La intervención en Lo Social, las Problemáticas Sociales

Complejas y las Políticas Públicas”. Ed. Paidos, Argentina.

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