Que Son Los Movimientos Etnicos
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EL COLEGIO
DESONORA
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MEXIQUENSE
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¿QUÉ SON LOS MOVIMIENTOS ÉTNICOS?
lAS CATEGORÍAS DE IGUAIACIÓN Y DIFERENCIACIÓN
1, PRESENTACIÓN
Las políticas de diferenciación se plantean en tres grandes planos: acceso igualitario al producto social, eso no quiere decir que se ab-
lo cultural, lo social, y lo político. Primero, los movimientos étnicos jure de reivindicar formas particulares de apropiación de ese produc-
apelan a la posibilidad de construir una subjetividad positiva de sí to. Si la base compartida de movilización es el acceso a los recursos
mismos. Esto significa la facultad de producir sus propios modelos de la sociedad, la distinción se produce a la hora de definir la forma
identitarios, así como ser reconocidos con dignidad en el conjunto como se controla el proceso de apropiación. En muchas partes del
social.18 Esto muchas veces es olvidado por los científicos sociales, mundo se han relacionado las políticas de diferenciación, en el plano
quienes se han centrado en los aspectos más "políticos" de las rela- económico, al control selectivo o privativo de los recursos medio
ciones interétnicas, olvidando que en la base de toda movilización ambientales, como es el caso del reno para los sami de Noruega,
existe un malestar compartido, donde desde el mundo de vida o la Suecia y Finlandia, de la carne de foca para los inuit de Canadá o el
comunidad se redefinen las políticas desde los otros.19 Las luchas por pastoreo en las veranadas cordilleranas para los mapuche-pehuen-
construir una subjetivación positiva pueden adquirir tanta o más ches de Chile y Argentina. El control de territorios y sus recursos es
importancia que las luchas por el consumo o la participación, además un elemento que diferencia la condición de los movimientos étnicos,
de explicar por qué pese a las "mejoras sociales" se sigue mantenien- en especial cuando se les compara con aquellos de base fundamen-
do la idea del conflicto, sobre todo en economías desarrolladas talmente urbana, como es el caso de las mayorías regionales o las
donde las reivindicaciones de clase generalmente están cubiertas. minorías nacionales.s" Sin embargo el principio en juego es el mismo,
Éste es un contrapunto necesario de considerar a la hora de compa· puesto que en su base está la forma de apropiación del excedente o
rar las experiencias en países como Canadá y Estados Unidos con la estratificación en su distribución.
respecto a Latinoamérica. Tercero, los movimientos étnicos plantean la necesidad de acceder
Segundo, si bien los movimientos étnicos comparten un campo de al espacio público. Con esto no sólo nos están diciendo que desean
conflicto con otros movimientos sociales con los cuales pueden ge- participar de las decisiones públicas generales o propias del grupo,
nerar alianzas, en especial en el plano de la democratización y del también nos están señalando que lo público mismo puede ser tema-
tizable, puesto en duda. Los movimientos étnicos buscan acceder al
18 Para Foucault lo que permite identificar el sentido de movilizaciones dispersas
espacio público, a la deliberación pública, como actores deliberantes
de sujetos, en distintas partes del mundo y con diversos contenidos, es la lucha contra y no sólo como objeto de políticas -valgan las redundancias. Esto
los distintos dispositivos de poder (la contraparte al poder en Foucault es la resisten- aignifica que necesariamente su constitución como grupo hace refe-
cia y la redefinición del poder, aspecto generalmente poco considerado en su lectura) rencia a la totalidad y, por lo mismo, no pueden ser entendidos sólo
y así redefinir las maneras de constituirse en sujetos, en sujetos sociales no totalmen- desde una perspectiva autoafirmativa. La condición étnica, por tanto,
te determinados. Los dispositivos de poder producen formas de subjetivación (el loco,
el guerrero, el intelectual) que normativizan, clasifican y determinan las existencias ai bien pone en duda las formas tradicionales de participación dentro
cotidianas. Lo que se reivindica es el derecho a ser sujetos, a no ser alineados por una de un Estado, no significa necesariamente que en esencia sea sece-
externalidad ya sea a partir del trabajo, de los valores o de las prácticas sociales. sionista. Por el contrario, el secesionismo surge cuando este Estado
Pienso que esta categoría de individuación es central para comprender los movimien-
no genera las instancias para que todas las etnias se encuentren ple-
tos étnicos, puesto que en el fondo está la posibilidad de autoproducirse. Michel
Foucault, Microjisica del poder, Madrid, La Piqueta, 1991. Con el concepto de subjetiva-
ción positiva, hacemos alusión tanto a estas capacidades "productivas" del grupo, que
zo En estos momentos asistimos a una redefinición de los territorios en términos
generalmente son tomadas como identidad, pero que rebasan este ámbito para pro-
yectarse en términos de construcción de subjetividades sociales, así como de la auto- Ilsicos, para hablar ahora en términos temáticos, simbólicos o de representaciones del
valoración y exigencia de valoración social. En especial, la idea de ser sujetos con espacío y sus relaciones sociales. Se habla, por ejemplo, de territorios lingüísticos o
dignidad en contraposición al agravio moral. Sobre este último aspecto, véase, Ba- rulturales, lo cual nos hace pensar que este término sigue siendo válido en relación a
h1N coordenadas étnicas, aunque con nuevas modalidades y contenidos. Véase, Alejan-
rrington Moore, La injusticia: bases sociales de la obediencia y la rebelión, México, UNAM,
1996, p. 17 y SS., y 83 y SS. dro Lugo, "Reflexiones sobre la teoría de la frontera, la cultura y la nación", en:
19 Herbert Blumer. "Collective behavior", en Robert Park (ed.), New outline of the Srntt Michaelsen y DavidJohnson (comp.), Teoría de la frontera. Los límites de la teoría
principies of sociology, Nueva York, Barnes and Noble, 1939, p. 228 y ss. rultural, Barcelona, Gedisa, 2003, p. 63 y ss.
CHRISTIAN MARTÍNEZ NEIRA
namente reconocidas -para usar el aserto de Taylor. La forma que LA GUERRA EN EL SENO DE LAS CULTURAS*
adquirirán estos derechos y las maneras de participación de las dis-
tintas etnias que conviven en un Estado, será siempre particular, YVON LE BOT
consecuencia de la producción social de los grupos concretos. Éste
es el motivo por el cual algunos autores han objetado que se remita
la cuestión étnica a un asunto de derechos más que a la construcción
de lo público, como si las posibles salidas fuesen establecidas a priori,
sólo por el hecho de tratarse de un asunto de "etnias".21 Es por eso
que en algunas partes la construcción de- lo público adquiere la forma IJNEAS DE FRACTURA: ¿ENTRE LAS CULTURAS O EN EL SENO DE LAS
de "control territorial" o de autonomías y, en otros, de redefinición CULTURAS?
de las cuotas de representación y de acceso y control de las institu-
ciones públicas. Desde esta perspectiva, el llamado etnonacionalismo Más allá del campo de las guerras nacionales, que opuso a los Estados
puede plantearse tanto como un proyecto de Estado propio, como el y. las naciones, el siglo XIX estableció una relación privilegiada, a
caso croata, o como una forma de renegociar su estatus dentro de un veces de causa-efecto, entre "clases peligrosas" y violencia social y
Estado pluriétnico, como el caso chiapaneco en México. No hay un política. La ecuación conoció enseguida diversas figuras, de clases
camino necesario para todos los casos, menos una linealidad. (por ejemplo, la guerra social teorizada por Georges Sorel), antico-
La tematización de lo étnico como conflicto y no sólo como anta- loniales o antiimperialistas (cuyas guerras de liberación nacional,
gonismo, surge cuando los grupos étnicos perciben que no tienen Como la de Argelia, la de Indochina y la de Vietnam, fueron emble-
un acceso igualitario a los recursos simbólicos y concretos de una máticas), y después los desvíos terroristas.
sociedad, o se les limita en sus capacidades productivas. Ambas di- Después del fin del siglo xx, las violencias colectivas se sitúan bajo
mensiones están siempre presentes en la tematización de lo étnico, 11 signo de cuestiones culturales, étnicas y religiosas, además de que
aunque, como lo hemos dicho, con contenidos y prácticas articula- ya no se articulan con los temas de luchas de clases o de simples
torias distintas, de acuerdo al contexto y la historicidad del grupo. formas de dominación política. Cuando la cuestión social entra en
La ausencia de "conflicto" en alguno de esos planos no significa quel Juego, lo es bajo la forma de la exclusión, vivida por los actores como
el antagonismo no exista, sino que ha sido procesado de manera no,1 rechazo, negación de identidad, rechazo al reconocimiento, y no
conflictiva en el conjunto social. En definitiva, ¿qué son los movi-l -jo los modos de la explotación y de la dominación. La constatación
mientas étnicos? Son las prácticas y construcciones articulatorias de, 11 aplica a las sociedades industriales en crisis o en transición hacia
un grupo que define su identidad en función de una pertenencias 1a sociedad postindustrial. Esta constatación se impone incluso con
real o supuesta, a una comunidad de parentesco de manera conten-i mucha más fuerza cuando se trata de sociedades poscoloniales o
ciosa con otros grupos en cualquiera de los planos de lo social, doni postsoviéticas: las reivindicaciones sociales o nacionales se expresan
de lo que está en juego puede ser la apropiación del excedente, e~ la mayoría de las veces en términos comunitarios, culturales, y su
control de los modelos de subjetivación y la posibilidad de constituir-' Interpretación hace revivir categorías y debates que las teorías evo-
se en el espacio público. lucionistas habían rechazado, y que incluso llegaron a pensar habían ·
lldo superadas. La mundialización de la economía y de la cultura
(que no es sinónimo de uniformización), la postración de las insti-
tudones político-administrativas, la desaparición o la interferencia
21 Ronald Beiner, "Autodeterminación: algunos comentarios precautorios respect91
dr las dualidades de oposición (Este/Oeste, países desarrollados/
a la teoría de los derechos", enJean-Frarn;ois Prud'homme (comp.), Demócratas, li~
rales y republicanos, México, El Colegio de México, 2000, p. 93 y ss. ' Traducción de Daniel Gutiérrez Martínez.