Que Son Los Movimientos Etnicos

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REVISITAR LA ETNICIDAD:

MIRADAS CRUZADAS EN TORNO


A LA DIVERSIDAD

coordinado por

DANIEL GUTIÉRREZ MARTÍNEZ


HELENE BALSLEV CLAUSEN

colaboraciones de

DANIEL GUTIÉRREZ MARTÍNEZ * DANILO MARTUCCELLI


CHRISTIAN MARTÍNEZ NEIRA * WON LE BOT
FRANCOIS DUBET * SAÚL VELASCO CRUZ
FARHAD KHOSROKHAVAR * HELENE BALSLEV CLAUSEN
ROBERTO MIGUELEZ * MARTHA ORTEGA SOTO
KEN HENRIKSEN * FRANCISCO JAVIER RARO NAVEJAS
RODOLFO STAVENHAGEN

EL COLEGIO
DESONORA
-
El coi:fü10
MEXIQUENSE
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slglo
veintiuno
editores
¿QUÉ SON LOS MOVIMIENTOS ÉTNICOS?
lAS CATEGORÍAS DE IGUAIACIÓN Y DIFERENCIACIÓN

CHRISTIAN MARTÍNEZ NEIRA *

1, PRESENTACIÓN

A continuación me interesa analizar los desafíos teóricos que plantea


la emergencia de los movimientos étnicos, en especial, pensando en
los movimientos de pueblos originarios de Latinoamérica. Lo realizo
desde la perspectiva de la etnosociología con el objeto de contribuir
ll la discusión y desarrollo de esta línea de trabajo en las ciencias
sociales. Generalmente se ha puesto atención a las demandas sociales
y culturales de estos movimientos, relegándose los desafíos que éstos
Implican a sus aspectos de preservación de las tradiciones, en el me-
.Jor de los casos, o a sus aspectos más folclóricos, en el peor. No se ha
profundizado en cómo los proyectos políticos que enarbolan las dis-
tintas organizaciones étnicas tematizan de una manera particular la
relación con la cultura, las fuentes de validez para sus demandas y
los campos posibles de acción, tanto desde una perspectiva de la
relación entre cultura y política como de las relaciones sociales que
11e plantean dentro del grupo y con el conjunto de la sociedad. Sos-
tengo que es posible comprender estas movilizaciones dentro de un
cuadro más general de movilizaciones, incluyendo en ellas a las que
lo hacen apelando a una reivindicación como pueblo o como mino-
ría dentro de un vínculo social más amplio. Lo relevante y lo que
permite comprenderlas como un campo relativamente definido de
acción social es que definen lo político a partir de una comunidad
Imaginada de parentesco, real o supuesto.1 Ello les permite establecer

• Este texto se presentó en el "Seminario Internacional Atlántico: África, Europa y


América". Instituto de Estudios Avanzados, Universidad de Santiago de Chile (enero,
l,!005). Es una reelaboración de propuestas anteriores que he estado discutiendo últi-
mamente. Agradezco las observaciones de los participantes a este Seminario, así como
rl apoyo financiero de Conicyt, por medio del proyecto Fondecyt 1040275.
1
Sobre el concepto de étnico y nacional, véase Anthony Smith, La identidad nacio--
CHRISTIAN MARTÍNEZ NEIRA 4QUÉ SON LOS MOVIMIENTOS ÉTNICOS? 73
un campo de conflicto, definir identidades, aliados y oponentes, y de alianzas, respectivamente.3 Esta definición no puede ser sustancial,
establecer una referencia a la totalidad. Lo que está en juego, desde puesto que se va reelaborando en las luchas y prácticas que adquiere
mi punto de vista, no es la cultura en sí misma como centro del la movilización, aunque remita a ciertos antagonismos fundamentales
conflicto con la alteridad, sino la posibilidad de producirla, donde de lo social. 4 En otras palabras, si bien toda constitución de un mo-
unos grupos subordinan a otros, los excluyen del espacio público o vimiento social hace alusión a ciertos criterios de diferenciación que
se apropian de su excedente. Para abordar esta temática trataré de permiten definir un "nosotros" y un "ellos", tales como las distinciones
definir qué son los movimientos étnicos, las categorías de igualación de género, de clase, etc., el contenido y las formas que adquieren son
y diferenciación, sus diferentes planos de acción y los niveles del 1iempre particulares e históricos. Desde esta perspectiva, la identidad
sistema social donde se procesan sus demandas, para finalmente es- es relacional, no es a priori a un conflicto, sino su consecuencia.
tablecer algunas implicaciones y desafíos de las políticas de "identi- Por lo mismo, para que la acción colectiva se constituya en un
dad". Para efectos de redacción, consideraré sólo sus aspectos más movimiento étnico propiamente tal, necesariamente debe de plan-
relevantes para esta presentación. tearse una relación contenciosa con respecto a otros grupos, ya sea.
por las posibilidades de consumo, participación o expresión, lo que
puede o no manifestarse como una contienda institucional o legal.5
O ambas cosas a la vez. Un movimiento étnico no se explica por el
2. MOVIMIENTOS ÉTNICOS Y SOCIALES voluntarismo de la autoafirmación, como si la identidad se constru-
yera sólo consigo mismo y no en una relación dialógica con otros.
Es posible comprender los movimientos étnicos como un tipo espe- Con esto despejamos esa idea bastante generalizada de que los con-
cífico de movimiento social. Desde los propios movimientos étnicos flictos étnicos surgen por un problema de identidad, cuando en
se han planteado dudas sobre esta clase de aproximación, señalando realidad lo que generalmente está en juego no es la identidad en sí
que no pueden ser reducidos a las movilizaciones que desarrollan misma sino el derecho a producirla positiva e igualitariamente con
diversos sectores de una sociedad que luchan por la apropiación del respecto a otros. En otras palabras, lo que está de trasfondo en la
excedente, puesto que esto significaría asumir que se sienten perte- movilización étnica son las relaciones de poder entre grupos que se
necientes a dicha sociedad y aceptan la legitimidad de sus institucio- Imaginan a sí mismos con un origen, relaciones de parentesco y
nes y reglas fundamentales, tales como el Estado y la legalidad vigen- cultura comunes a partir de las cuales establecen espacios comparti-
te. 2 Por el contrario, pienso que una de las particularidades de los dos de interacción y participación, en especial, cuando se produce
movimientos étnicos es que generan un campo de conflicto donde una conjunción entre sus cualidades culturales, su estatus político y
las reivindicaciones de igualación y diferenciación se articulan de IU situación económica.6
diversa manera en la definición que el grupo hace de sí, así como
del conflicto que plantean con respecto a otros grupos y al Estado
' Alain Touraine, Producción de la sociedad, México, UNAM, 1995, pp. 249 y ss. María
mismo. Los movimientos étnicos, como todo movimiento social, de- l.uisa Tarrés, "Perspectivas analíticas en la sociología de la acción colectiva", en Estudios
finen a sus oponentes y aliados y delimitan un campo de conflicto y Sociológicos, vol. x, núm. 30, 1992, pp. 735-757.
4
Chanta! Mouffe, El retorno de lo político, Barcelona, Paidós, 1999, pp. 12 y ss.
-~ Doug McAdam, Sidney Tarrow y Charles Tilly, "To map contentious polities", en
Mobilization, vol. 1, núm. 1, marzo, 1996, pp. 17-34. Sydney Tarrow, El poder en mooimien-
nal; Madrid, Trama, 1997, p. 36. Anthony Smith, The ethnic origins of nations, Oxford/ 111. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la políÍica, Madrid, Alianza Universidad,
Cambridge, Blackwell, 1986, pp. 21-46. También, Benedict Anderson, Comunidades 11197, p. 24 y ss. Alberto Melucci, Acción colectiva, vida cotidiana y democracia, México, El
imaginadas, México, FCE, 1991, pp. 21-30. Colegio de México, 1999, p. 12 y ss. Marco Estrada, "¿Es reformable la teoría de los
2 Marcos Valdés. "Entre la integración y la autonomía: la mirada intelectual del
lll'tores colectivos?", en Revista Mexicana de Sociología, núm. 3, 1997, p. 55 y ss.
conflicto mapuche", en <http://www.mapuche.cl/documentos/mapuches/conflicto. " Véase el concepto de "entropía" de Ernest Gellner, en Naciones y nacionalismo,
htm> México, Alianza Editorial/Conaculta, 1991.
74 CHRISTIAN MARTÍNEZ NEIRA ~UÉ SON LOS MOVIMIENTOS ÉTNICOS? 75
Estos movimientos elaboran una definición del conflicto de ma- constituyendo dos ámbitos necesariamente excluyentes entre sí, ni
nera contenciosa, lo que les permite, como ya hemos señalado, defi- menos dos planos diferenciables. Se trata de la distinción categorial
nir identidades, aliados y oponentes. Esta definición de lo contencio- que adquiere cada uno de esos planos y no de sus contenidos.9
so necesariamente refiere a un bien en disputa, sea simbólico, con-:
creto o institucional. Lo particular de los movimientos étnicos es
justamente que definen la disputa en relación con el poder que tie-
nen ciertos grupos para imponer una cultura, subalternizar a los !\• LA CATEGORÍA DE IGUALACIÓN
demás, así como para apropiarse del excedente en beneficio propio.
Por eso, la forma que adquiere esta disputa está mediada en gran Con la categoría de igualación nos referimos a la búsqueda de igual-
medida por la capacidad de control que tengan esos grupos del apa- i dad de sus miembros con respecto a todo el conjunto social, en
rato estatal. El Estado expresa el "consenso hegemónico" de una] cualquiera de los planos de éste. Se trata de una demanda básica-
sociedad, donde lo contencioso se plantea respecto a su instituciona- · mente de integración que sobrepasa el reconocimiento delindividuo
lidad y políticas concretas. Es importante insistir que en la base de ante la sociedad política. Como bien ha sostenido Charles Taylor, hay
las reivindicaciones étnicas se encuentra la lucha con respecto a otros una reivindicación básica que es común a todos los grupos sociales
grupos sociales cuyos intereses se imponen en la institucionalidad] de una sociedad, se trata del reconocimiento de una "dignidad igual"
estatal. Sobre todo, porque se tiende a pensar que el interlocutor u i para cada uno de sus miembros, donde los "derechos y títulos" se
oponente privilegiado de estas movilizaciones es siempre el Estado ' encuentren universalmente compartidos. El no reconocimiento de
-lo cual es cierto-, olvidando la base social y étnica de sus políticas. esta dignidad igual genera el "falso reconocimiento", es decir, la
Es por eso que Stavenhagen ha llegado a decir que todo Estado es negación de los derechos y prerrogativas a ciertos grupos como
etnocrático, desechando así la visión ingenua que postula su neutra- , miembros plenos de una comunidad.1º Es cierto que en otros planos
lidad social, como si sólo fuese una institucionalidad y un conjunto Taylor se percata claramente de las consecuencias que genera la
de reglas "más allá" de los intereses y de las identidades de los diver- · fundamentación de la desigualdad de la dignidad a ciertos grupos
sos sectores de una sociedad. 7 sociales, como la desvaloración personal, pero su conceptualización
La presencia de intereses y de identidades es fundamental para se remite fundamentalmente a un asunto de reconocimiento del
comprender el sentido sociológico de los grupos étnicos, esto es, que individuo en la sociedad política, donde lo demás es una derivación
en la base de su movilización están tanto las reivindicaciones de de este hecho inicial. Por el contrario, pienso que la categoría de
igualación como las de diferenciación. Pensar que los movimientos igualación no puede subsumirse en la idea del "reconocimiento
étnicos sólo se constituyen en función de una identidad propia, sería · igualitario", puesto que no se limita al estatus del individuo en la
considerarlos exclusivamente desde una perspectiva autoafirmativa. institucionalidad del poder y el acceso en igualdad de condiciones a
A su vez, sostener que la acción colectiva de estos grupos es solamen- las instituciones públicas, aunque las comprende. Más bien se trata
te una acción estratégica, calculada para maximizar el beneficio con de una respuesta a la exclusión, en cualquiera de sus planos, produc-
respecto a otros, sería limitar sus dimensiones al interés y al cálculo to de la desigual distribución de los bienes simbólicos, concretos e
racional.8 Por el contrario, es necesario precisar que ambas categorías institucionales de la sociedad. Respuesta que exigen los grupos sub-
se expresan conjuntamente en los diversos planos de lo social, no alternizados tanto en términos de reconocimiento, como de justicia,

7 9 Sobre el pensamiento categorial, véase: Hugo Zemelman, Sujeto, existencia y po-


Rodolfo Stavenhagen, La cuestión étnica, México, El Colegio de México, 2001,
p. 68. tencia, Barcelona, Anthropos, 1998, p. 71 y ss.
8 10 Charles Taylor, El multiculturalismo y "la política del reconocimiento", FCE, México,
Cf. Doug McAdam, Sidney Tarrow y Charles Tilly, "To map contentious polities",
art. cit., 1996, p. 17 y ss. 2001, pp. 46 y 60.
¡QUÉ SON LOS MOVIMIENTOS ÉTNICOS? 77
CHRISTIAN MARTÍNEZ NEIRA

hace que en la práctica existan ciudadanos de primera y de segunda


participación y de valoración positiva. ll Es por eso que el eje de
categoría, así como de subrayar que la desestructuración del sistema
igualación está presente en mayor o menor medida en todas las rei-
estamental precedente necesitó la creación de un nuevo lazo social
vindicaciones sociales, asumiendo diversas formas según el plano de
que legitime las instituciones sociales. Si bien esta legitimación puede
lo social al que se refiera.
tender a la secularización en las sociedades modernas, esto no signi-
Este eje ha sido también asociado con los derechos económicos y
fica que se abjure de ciertos lazos "pre-reflexivos", al tiempo de dar
sociales bajo la forma de la ciudadanía social.. la que responde a la
cuenta de las relaciones de comunicación que facilitan la autocom-
necesidad de que todos los miembros de una comunidad tengan un
prensión de un "nosotros" y un "ellos".13
acceso mínimo a los beneficios de ésta con el objeto de hacer efec-
Asimismo, sería un error confundir el eje de igualación con la
tivos sus derechos civiles y políticos. Pero también, porque constituye·
distribución del excedente social, puesto que éste es sólo uno de los
un criterio de integración social ante la profusa diferenciación e in-
planos donde éste se presenta. Las así llamadas reivindicaciones de
dividuación que está en la base del sistema capitalista de desarrollo.
clase son la respuesta a la apropiación del excedente que nos hablan
Marshall se dio cuenta tempranamente de que la igualdad política
de las demandas de igualación en el plano económico, pero que se
no era suficiente para asegurar la cohesión social y la lealtad necesa-
complementan con las demandas de igualación civil y políticas que
ria que permitiera legitimar las instituciones sociales. 12 Esto es de
nos remiten a las reivindicaciones ciudadanas y de construcción de
extraordinaria importancia para el tema aquí tratado, puesto que nos
lo público. A ellas se suman las reivindicaciones de igualdad de esta-
señala que la integración procedimental no basta para asegurar la
tus social e igualdad en el acceso y posibilidad de reproducción y
legitimidad y la coordinación de la acción colectiva, debido a que no
producción de la cultura, entre otras.
se hace cargo de las desigualdades de poder entre grupos, lo que
Cada una de estas tematizaciones de lo social son vehiculadas en
los distintos niveles del sistema social, tales como: a] las relaciones
comunitarias; b] las instituciones y e] los valores de la sociedad.14 La
11 Nancy Fraser, "[usticia social en la era de la política de identidad: redistribución, igual dignidad de la persona adquiere distintos contenidos según el
reconocimiento y participación", en Gustavo Leyva (coord.), Política, 'identidad y narra- nivel de las relaciones sociales donde lo formulemos, como puede
ción, México, UAM/Porrúa, 2003, p. 221 y ss. Sobre el sentido propositivo y de produc-
1er el caso de la sociabilidad en el mundo de vida, la participación
ción de lo social por los grupos subalternizados, como el caso del feminismo, véase,
María Luisa Tarrés, "Hacia un equilibrio de la ética y la negociación", en Debate femi- electoral o los valores sociales en juego, como la democracia o el
nista, marzo de 1993, p. 3 y ss. Lo interesante de este último texto es que nos lleva a pluralismo. La demanda en términos genéricos es la misma, pero
comprender que la subaltemización de un grupo, por parte de otros, no significa que apunta a objetos distintos. En el primer caso, es una demanda que
sus posibilidades políticas se reduzcan a la acción subalterna.
12 T. H. Marshall, Ciudadanía y clase social Madrid, Alianza Editorial, 1998. Estamos
. apela al tipo de relación social y de reconocimiento que se logra de
al tanto de las críticas a la linealidad y limitaciones al Estado nacional que se aprecian los demás actores, es decir, de lo social, más no de la sociedad. En el
en la propuesta de Marshall, sin embargo, lo verdaderamente genial en su formula- 1egundo, se trata de una demanda que se centra en el juego de reglas
ción, para este caso, es que fue el primero que se percató de que el funcionamiento y normas, generalmente validadas por el sistema estatal. El tercero es
de la sociedad exigía generar un contrapeso a la desigualdad social que permitiera un
el más dificil de modificar y corresponde al nivel de las convicciones
sentido de pertenencia que legitimara las instituciones sociales. Ahora se ha hablado
de ciudadanía "sustantiva" y de ciudadanía "universal", en la formulación de Bottomo- de una sociedad sobre sí misma. En consecuencia, no es suficiente
re (en T. H. Marshall y Tom Bottomore, Ciudadanía y clase social, Madrid, Alianza
Editorial, 1998) y Tabin (Jean-Pierre Tabin, Les paradoxes de l'integration, tesis doctoral,
'' Cf. Jürgen Habermas, Identidades nacionales y postnacionales, Madrid, Tecnos,
Université de Fribourg, 1999), respectivamente, para incluso anunciar su superación
l!m4.
por el paradigma de los derechos humanos, como lo ha hecho Bryan Turner (Bryan 14 Cf. Giovanni Sartori, "Los fundamentos del pluralismo", en La Política, núm. 1,
Turner, "Outline of a theory of human right", en Bryan Turner (coord.), Citizenship
vol. 1, Primer semestre de 1996, pp. 111-113. La discusión contemporánea enJeffrey
and social theory, Londres, Sage, 1994, pp. 163-190), pero estas aportaciones remiten Alexander y otros (comp.), El vínculo micrv y macro, México, Universidad de Guadala-
necesariamente a la argumentación original de Marshall, con todas las limitaciones
J11rn, 1994.
que reconocemos.
CHRISTIAN MARTÍNEZ NEIRA ,<2llt~ SON LOS MOVIMIENTOS ÉTNICOS? 79
decir que una demanda o el plano donde ésta se reivíndica son po- f, LA CATEGORÍA DE DIFERENCIACIÓN*
líticos, puesto que su contenido, estrategias y procesamiento será
distinto según el nivel del sistema social al que se apele. De hecho la ~Unto con la igualación, los movímientos étnicos reivíndican el dere-
conflictualidad será mayor cuanto más arriba del sistema social se ¡ cho a sus propias formas de apropiación y producción sobre los di-
plantee una reivíndicación, esto es, el sistema de creencias que está :ftrsos ámbitos de su existencia. No se trata de un plano social distin-
en la base de la legitimidad del orden social.15 to a los anteriores, sino de su redefinición de acuerdo al grupo. En
Un símil necesario de los movímientos étnicos es el caso de la 11 base de este postulado no está la oposición a la igualación, como
situación de las mujeres, pues aunque no se trate de una correspon· han querido ver algunos, sino su apropiación soberana por parte del
dencia perfecta, ilustra muy bien que sus demandas de reconoci- 1rupo étnico. Se trata de un asunto de poder sobre la dirección de
miento se proponen en todos los ámbitos de lo social y en cada uno los medios de control social, los modelos de subjetivación y las formas
de sus niveles. Aunque se lograra que legalmente se asumieran todas de apropiación del excedente. La paradoja de todo esto es que, con-
las demandas feministas, eso no garantiza que la gente deje de ge- trario a las visiones maniqueas, las políticas de diferenciación pueden
nerar espacios sociales de exclusión o incluso de subordinación, ser entendidas como una forma de igualación.!? Es decir, como una
cuando sus convícciones sobre el valor de las mujeres siguen mante- forma de establecer o redefinir la vínculación con los demás de una
niéndose incólumes. Corolario de esto, sería incorrecto suponer que manera igualitaria. En este sentido, lo contrario de la igualación no
la igualación en uno de estos niveles es condición suficiente para su 11 la diferenciación, sino la subordinación y la exclusión.
integración igualitaria o su reconocimiento en un sentido amplio del Para los grupos étnicos, el eje de diferenciación se funda general-
término.16 mente en el plano de la cultura, pero no por eso quiere decir que
Como veremos más adelante, este tipo de reivíndicaciones son 1e remita exclusiva o necesariamente a él. Es decir, si bien aparente-
planteadas por los movímientos étnicos tanto a nivel indivídual como mente se plantea sólo en el ámbito de la cultura y de los modelos de
colectivo. Es necesario precisar que no hay que confundir este eje de IU~jetivación, su función es legitimar formas diferenciales de partici-
igualación con la asimilación, la que se produce más bien en el plano pación en los diversos planos de lo social en tanto grupo sociológico.
cultural y social que en el económico. Los mapuche tienen todo el Con esto quiero sugerir que la movilización étnica genera una re-
derecho de exigir al Estado tener el mismo nivel de acceso a la salud flexividad que se puede traducir en proyectos, pero que éstos no
que posee el resto de la población chilena o argentina, con lo cual re11ponden a ninguna formula preconcebida ni estandarizada. Por el
no se está poniendo en juego su identidad o derechos étnicos, cuan- Contrario, obedece a la posibilidad de desconstruir las relaciones de
do la igualación de acceso es respetuosa de las formas de apropiación poder, de exclusión y subordinación con el objeto de que el grupo
de ésta según las definiciones que haga el propio grupo. Ahora, que pueda definir la vída buena. La alusión a una cultura de referencia,
en gran parte de nuestra historia se haya confundido la igualación 1 valores, prácticas y relaciones con otros es más una consecuencia
con la asimilación, eso ya es otro problema. Pero analíticamente son que el antecedente de esta desconstrucción, la cual puede alcanzar
dos fenómenos distintos. diferentes contenidos según el caso en cuestión.
Este eje de diferenciación ha puesto en tela de juicio la democracia
liberal y el sistema de integración capitalista, puesto que cuestiona la
participación e integración sólo desde el punto de vísta del indivíduo
15
Sobre el sistema social y la idea de "generalización" de un conflicto, véase el ya sea como elector o consumidor, aunque no por ello lo anula.
texto de Neil Smelser, Teoría del comportamiento colectivo, México, FCE, 1989.
16
Véase Susan Wolf, comentario a "El multiculturalismo y la política del reconoci-
miento", ensayo de Charles Taylor, op. cit., p. 108 y ss. En el mismo sentido, véase una ' Véase aquí mismo, pp. 41-67, el ensayo de Danilo Martuccelli, "Para abrir la
crítica en Jesús Rodríguez, "El desafío multicultural: el uso político de la identidad", 1·rflexión. Etnicidades modernas: identidad y democracia". [E.]
en Gustavo Leyva, Política, identidad y narración, p. 183 y ss. 17 Will Kymlicka, Ciudadanía multicultural; Barcelona, Paidós, 1996, p. 255 y ss.
80 CHRISTIAN MARTÍNEZ NEIRA jQUÉ SON LOS MOVIMIENTOS ÉTNICOS?

Las políticas de diferenciación se plantean en tres grandes planos: acceso igualitario al producto social, eso no quiere decir que se ab-
lo cultural, lo social, y lo político. Primero, los movimientos étnicos jure de reivindicar formas particulares de apropiación de ese produc-
apelan a la posibilidad de construir una subjetividad positiva de sí to. Si la base compartida de movilización es el acceso a los recursos
mismos. Esto significa la facultad de producir sus propios modelos de la sociedad, la distinción se produce a la hora de definir la forma
identitarios, así como ser reconocidos con dignidad en el conjunto como se controla el proceso de apropiación. En muchas partes del
social.18 Esto muchas veces es olvidado por los científicos sociales, mundo se han relacionado las políticas de diferenciación, en el plano
quienes se han centrado en los aspectos más "políticos" de las rela- económico, al control selectivo o privativo de los recursos medio
ciones interétnicas, olvidando que en la base de toda movilización ambientales, como es el caso del reno para los sami de Noruega,
existe un malestar compartido, donde desde el mundo de vida o la Suecia y Finlandia, de la carne de foca para los inuit de Canadá o el
comunidad se redefinen las políticas desde los otros.19 Las luchas por pastoreo en las veranadas cordilleranas para los mapuche-pehuen-
construir una subjetivación positiva pueden adquirir tanta o más ches de Chile y Argentina. El control de territorios y sus recursos es
importancia que las luchas por el consumo o la participación, además un elemento que diferencia la condición de los movimientos étnicos,
de explicar por qué pese a las "mejoras sociales" se sigue mantenien- en especial cuando se les compara con aquellos de base fundamen-
do la idea del conflicto, sobre todo en economías desarrolladas talmente urbana, como es el caso de las mayorías regionales o las
donde las reivindicaciones de clase generalmente están cubiertas. minorías nacionales.s" Sin embargo el principio en juego es el mismo,
Éste es un contrapunto necesario de considerar a la hora de compa· puesto que en su base está la forma de apropiación del excedente o
rar las experiencias en países como Canadá y Estados Unidos con la estratificación en su distribución.
respecto a Latinoamérica. Tercero, los movimientos étnicos plantean la necesidad de acceder
Segundo, si bien los movimientos étnicos comparten un campo de al espacio público. Con esto no sólo nos están diciendo que desean
conflicto con otros movimientos sociales con los cuales pueden ge- participar de las decisiones públicas generales o propias del grupo,
nerar alianzas, en especial en el plano de la democratización y del también nos están señalando que lo público mismo puede ser tema-
tizable, puesto en duda. Los movimientos étnicos buscan acceder al
18 Para Foucault lo que permite identificar el sentido de movilizaciones dispersas
espacio público, a la deliberación pública, como actores deliberantes
de sujetos, en distintas partes del mundo y con diversos contenidos, es la lucha contra y no sólo como objeto de políticas -valgan las redundancias. Esto
los distintos dispositivos de poder (la contraparte al poder en Foucault es la resisten- aignifica que necesariamente su constitución como grupo hace refe-
cia y la redefinición del poder, aspecto generalmente poco considerado en su lectura) rencia a la totalidad y, por lo mismo, no pueden ser entendidos sólo
y así redefinir las maneras de constituirse en sujetos, en sujetos sociales no totalmen- desde una perspectiva autoafirmativa. La condición étnica, por tanto,
te determinados. Los dispositivos de poder producen formas de subjetivación (el loco,
el guerrero, el intelectual) que normativizan, clasifican y determinan las existencias ai bien pone en duda las formas tradicionales de participación dentro
cotidianas. Lo que se reivindica es el derecho a ser sujetos, a no ser alineados por una de un Estado, no significa necesariamente que en esencia sea sece-
externalidad ya sea a partir del trabajo, de los valores o de las prácticas sociales. sionista. Por el contrario, el secesionismo surge cuando este Estado
Pienso que esta categoría de individuación es central para comprender los movimien-
no genera las instancias para que todas las etnias se encuentren ple-
tos étnicos, puesto que en el fondo está la posibilidad de autoproducirse. Michel
Foucault, Microjisica del poder, Madrid, La Piqueta, 1991. Con el concepto de subjetiva-
ción positiva, hacemos alusión tanto a estas capacidades "productivas" del grupo, que
zo En estos momentos asistimos a una redefinición de los territorios en términos
generalmente son tomadas como identidad, pero que rebasan este ámbito para pro-
yectarse en términos de construcción de subjetividades sociales, así como de la auto- Ilsicos, para hablar ahora en términos temáticos, simbólicos o de representaciones del
valoración y exigencia de valoración social. En especial, la idea de ser sujetos con espacío y sus relaciones sociales. Se habla, por ejemplo, de territorios lingüísticos o
dignidad en contraposición al agravio moral. Sobre este último aspecto, véase, Ba- rulturales, lo cual nos hace pensar que este término sigue siendo válido en relación a
h1N coordenadas étnicas, aunque con nuevas modalidades y contenidos. Véase, Alejan-
rrington Moore, La injusticia: bases sociales de la obediencia y la rebelión, México, UNAM,
1996, p. 17 y SS., y 83 y SS. dro Lugo, "Reflexiones sobre la teoría de la frontera, la cultura y la nación", en:
19 Herbert Blumer. "Collective behavior", en Robert Park (ed.), New outline of the Srntt Michaelsen y DavidJohnson (comp.), Teoría de la frontera. Los límites de la teoría
principies of sociology, Nueva York, Barnes and Noble, 1939, p. 228 y ss. rultural, Barcelona, Gedisa, 2003, p. 63 y ss.
CHRISTIAN MARTÍNEZ NEIRA

namente reconocidas -para usar el aserto de Taylor. La forma que LA GUERRA EN EL SENO DE LAS CULTURAS*
adquirirán estos derechos y las maneras de participación de las dis-
tintas etnias que conviven en un Estado, será siempre particular, YVON LE BOT
consecuencia de la producción social de los grupos concretos. Éste
es el motivo por el cual algunos autores han objetado que se remita
la cuestión étnica a un asunto de derechos más que a la construcción
de lo público, como si las posibles salidas fuesen establecidas a priori,
sólo por el hecho de tratarse de un asunto de "etnias".21 Es por eso
que en algunas partes la construcción de- lo público adquiere la forma IJNEAS DE FRACTURA: ¿ENTRE LAS CULTURAS O EN EL SENO DE LAS
de "control territorial" o de autonomías y, en otros, de redefinición CULTURAS?
de las cuotas de representación y de acceso y control de las institu-
ciones públicas. Desde esta perspectiva, el llamado etnonacionalismo Más allá del campo de las guerras nacionales, que opuso a los Estados
puede plantearse tanto como un proyecto de Estado propio, como el y. las naciones, el siglo XIX estableció una relación privilegiada, a
caso croata, o como una forma de renegociar su estatus dentro de un veces de causa-efecto, entre "clases peligrosas" y violencia social y
Estado pluriétnico, como el caso chiapaneco en México. No hay un política. La ecuación conoció enseguida diversas figuras, de clases
camino necesario para todos los casos, menos una linealidad. (por ejemplo, la guerra social teorizada por Georges Sorel), antico-
La tematización de lo étnico como conflicto y no sólo como anta- loniales o antiimperialistas (cuyas guerras de liberación nacional,
gonismo, surge cuando los grupos étnicos perciben que no tienen Como la de Argelia, la de Indochina y la de Vietnam, fueron emble-
un acceso igualitario a los recursos simbólicos y concretos de una máticas), y después los desvíos terroristas.
sociedad, o se les limita en sus capacidades productivas. Ambas di- Después del fin del siglo xx, las violencias colectivas se sitúan bajo
mensiones están siempre presentes en la tematización de lo étnico, 11 signo de cuestiones culturales, étnicas y religiosas, además de que
aunque, como lo hemos dicho, con contenidos y prácticas articula- ya no se articulan con los temas de luchas de clases o de simples
torias distintas, de acuerdo al contexto y la historicidad del grupo. formas de dominación política. Cuando la cuestión social entra en
La ausencia de "conflicto" en alguno de esos planos no significa quel Juego, lo es bajo la forma de la exclusión, vivida por los actores como
el antagonismo no exista, sino que ha sido procesado de manera no,1 rechazo, negación de identidad, rechazo al reconocimiento, y no
conflictiva en el conjunto social. En definitiva, ¿qué son los movi-l -jo los modos de la explotación y de la dominación. La constatación
mientas étnicos? Son las prácticas y construcciones articulatorias de, 11 aplica a las sociedades industriales en crisis o en transición hacia
un grupo que define su identidad en función de una pertenencias 1a sociedad postindustrial. Esta constatación se impone incluso con
real o supuesta, a una comunidad de parentesco de manera conten-i mucha más fuerza cuando se trata de sociedades poscoloniales o
ciosa con otros grupos en cualquiera de los planos de lo social, doni postsoviéticas: las reivindicaciones sociales o nacionales se expresan
de lo que está en juego puede ser la apropiación del excedente, e~ la mayoría de las veces en términos comunitarios, culturales, y su
control de los modelos de subjetivación y la posibilidad de constituir-' Interpretación hace revivir categorías y debates que las teorías evo-
se en el espacio público. lucionistas habían rechazado, y que incluso llegaron a pensar habían ·
lldo superadas. La mundialización de la economía y de la cultura
(que no es sinónimo de uniformización), la postración de las insti-
tudones político-administrativas, la desaparición o la interferencia
21 Ronald Beiner, "Autodeterminación: algunos comentarios precautorios respect91
dr las dualidades de oposición (Este/Oeste, países desarrollados/
a la teoría de los derechos", enJean-Frarn;ois Prud'homme (comp.), Demócratas, li~
rales y republicanos, México, El Colegio de México, 2000, p. 93 y ss. ' Traducción de Daniel Gutiérrez Martínez.

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