El Tiempo Como Problema Teologico

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JOSE ANTONIO JAURE GUI, S.J.

Universidad de Deusto

EN EL CENTRO DEL TIEMPO:


LA TEOLOGIA DE LUCAS *

l. EL TIEMPO COMO PROBLEMA TEOLOGICO

Josef Ernst, en. su monogr afía sobre Escatol ogía Lucana t, sostiene
que «el problem a del tercer evangel io es el tiempo que el hombre
de
lglesia de la segunda generac ión post-pa scual experim entó conscie
nte-
mente y sobre el que reflexio nó». El tiempo, como problem a de la
se-
gunda generac ión cristian a, se opone a la Escatol ogía, ya que ésta,
de
cualqui er modo que se la interpre te, es relativi zación y cuestio namien
to
del factor tiempo 2.
Basta evocar la parábol a del rico necio de la parábol a lucana

• Este artículo recoge, ampliada con notas bibliográficas, una de las conferen
cias
del curso 1992-93 organizadas por el Aula de Cultum dé la Universidad de
Cantobda,
impulsadas por el Vicerrectorado de Extensión Universitaria y por el Obispado
de
Santander y realizadas desde el Centro Loyola de la Residencia de PP.
Jesuitas de
Santande r. Se pronwtció en la Escuela de Ingenieros de Caminos el dja
2 de marzo
de 1993.
1 J. ERNEsT, Herr der Geschichte. Perspektiven der lukanisch
en Eschatologie (SBS
88), Stuttgart 1978, p. 11.
2 J. ERGESY resume las diversas corrientes escatológicas del
_modo siguiente: a) El
modelo de la Teología dialéctica de la escuela de Bultmann refiere la
escatología
existencialmente aJa fe personal de cada uno en el sentido de ·una «desmun
danizacióm•.
Queda totalmente eliminado el factor tiemp-o. Las categoóas de tiempo de
la Apoca-
líptica tradicional son para Bu1tmann cifras míticas cuyo significado queda
cuestio-
nado. «La escatología en la concepción genuina cristiana no es meramen
te el fin
futuro de la historia; más bien la historia queda absorbida en la
escatología.»
(Cf. R. BuLTMANN, Glauben und Verstehen 111, p. 106). b) La escatología
consecuente
68 (1993) ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS 3-24
4 JOSÉ ANTONIO JÁUREGUI

(Le 12,16-21) para caer en la cuenta de la verdad de esta afirma-


ción:

«Había un hombre rico, cuyas tierras le dieron una gran cosecha.


Y pensaba para sus adentros: "¿Qué haré que no tengo donde
almacenar mis cosechas?" Y añadió: "Voy a hacer esto: derribaré
mis graneros, construiré otros mayores, y almacenaré allí todo mi
trigo y mis bienes. Y luego diré a mi alma: ¡Alma mía, tienes muchos
bienes en reserva para muchos años: descansa, come y bebe y pásalo
bien! Pero Dios le dijo: "¡Insensato! Esta misma noche vendrán por
tu alma. ¿Para quién va a ser todo lo que has acumulado?" Así ocurre
con el que atesora para sí y no se enriquece ante Dios.»

Sin embargo, este ejemplo puede orientarnos hacia una pista un


tanto parcial y equivócada de lo que significa la irrupción de la dimen-
sión escatológica en la historia contingente del hombre por medio de
la predicación del mensaje de Jesús. En este ejemplo, efectivamente,
prevalece el aspecto de la escatología individual en la que salta al pri-
mer plano la trascendencia del momento final que puede irrumpir de
repente e imprevistamente, merced al absoluto dominio de Dios. Pero
~~ motivo repentinidad no dice estrictamente nada acerca de la proxi-

(J. WEISS, Die Predigt Jesu vom Reiche Gottes, Gottingen 1892, y A. ScHWEITZER,
Geschichte der Leben-Jesu-Forschung, l, München und Frankfurt 1966, 254ss) entiende
lo escatológico como un problema de la autoconciencia de Jesús. Según este modelo
de escatología, se fueron mostrando equivocadas tanto la venida del Hijo del Hombre,
esperada con ocasión de la misión en Galilea (Mt 10,23), como la irrupción del Reino
de Dios, esperada en conexión con la muerte anhelada conscientemente. La escatolo-
gía de Jesús reducida a pavesas fue el comienzo del Cristianismo entendido como
institución moral. e) La hipótesis de la denominada «espera próxima» parte, asimismo,
de un error de Jesús (así W. G. KÜMMEL, Promise and Fulfilment. The Eschatological
Message of Jesus, London 1957.1966). La diferencia fundamental está en que retiene
básicamente el aspecto futuro del Reino de Dios. Si bien éste no se va a realizar de
la misma manera que Jesús lo esperaba, es una realidad que sale al encuentro del
hombre. Es verdad que se ha introducido un tiempo intermediario dilatorio del fin,
pero en principio no ha cambiado nada respecto de la proximidad del Reino de Dios.
d) Según el riiodelo de la «Escatología realizada», lo mismo que para la escatología
consecuente, después de Jesús ya no existe ningún futuro salvífico. Pero, lo que para
A. Schweitzer ltabía sido la gran equivocación de Jesús, es para CH. H. Dono (The
Parables of the Kingdom, London 1961) lo más pleno de sentido y lo más querido
por Dios. El anuncio de la basileía futura hay que entenderlo simbólicamente como
expresión del «sentido transcendente de la acción salvífica de Dios en J. C.».
e) 0; CULLMANN (Cristo y el Tiempo, Barcelona 1968) intentó un arreglo entre esca-
tología y tiempo con su proyecto de historia de salvación. Lo escatológico cobra un
nuevo carácter por los acontecimientos de la cruz y de la resurrección. La espera de
una consumación en perpetuo retardo queda desmochada por el cumplimiento ya reali-
zado. El día de la victoria no ha llegado todavía, pero se ha ganado ya la batalla
decisiva (cf. o.c., p. 11-12).
EN EL CENTRO DEL TIEMPO: LA TEOLOGÍA DE LUCAS S

midad o lejanía del Reino; sólo afirma algo acerca de su calidad im-
predecible 3• Y de aquí conduce espontáneamente a una conClusión mo-
ralizante aplicable a la actitud del cristianismo frente al factor tiempo:
«Así ocurre con el que atesora para sí y no se enriquece ante Dios.»
Pero como observa muy bien Ch. H. Dodd hablando de la naturaleza
y finalidad de las parábolas de Jesús en general, la impresión que ofre-
cen los evangelios en su conjunto con «toda esa riqueza de amorosa
observación y brillante descripción de la naturaleza y de la vida diaria»
no es la de servir «Sólo para ilustrar unas generalidades de tipo mo-
ral» 4• Cuando Jesús dice: «He venido a poner fuego a la tierra y ¡cómo
deseo que arda!», está describiendo «la volcánica energía de la activi-
dad meteórica descrita en los evangelios. La enseñanza de Jesús no es
la lenta y paciente exposición de un sistema hecha por el fundador de
una escuela. Se refiere, por el contrario, a una breve y profunda crisis
que tiene a Jesús por protagonista y es producida de hecho por su
aparición» 5•
La relativización y el cuestionamiento del factor tiempo que provoca
esta crisis breve y tremenda eslá pláslicamente descrita en la parábola
de los niños quisquillosos que riñen en sus juegos ilustrando así la ac-
titud frívola de una generación que, incapaz de ver en el movimiento
iniciado por Juan el Bautista y llevado a cumplimiento por Jesús una
crisis de primera magnitud, gastaba su tiempo en criticar neciamente
el ascetismo de Juan y la camaradería de Jesús. Tocaban la lira, mien-
tras ardía Roma.

2. POSICION DE LA EXEGESIS CENTRO-EUROPEA


RADICAL

Desde los albores de los años cincuenta la investigación crítica ra-


dical sobre el Nuevo Testamento, rubricada en Alemania por una plé-
yade de discípulos de R. Bultmann, se planteó de modo acuciante esta
pregunta: ¿Cómo se situó Lucas en su doble obra (Lc/Hch) ante ·el
dilema tiempo-escatología? Esta pregunt;i suscitó una verdadera tor-
menta de discusiones y publicaciones a lo largo de más de veinticin-
co años 6 •

3 E. GRAESSER, Die Parusieerwartung in der Apostelgeschichte, en J. KREMER (ed.),


Les Actes des Ap6tres. Traditions, rédaction, théologie (BETL 48), Gembloux-Louva:in
1979, p. 102s, n. 15. '
4 CH. H. Dono, Las parábolas del Reino, Madrid 1974, p. 33.
s CH. H. Dono, o.c., p. 34.
6 Para un desarrollo amplio de la bibliografía sobre este planteamiento me reniito
6 JOSÉ ANTONIO JÁUREGUI

El gran exégeta suizo E. Schweizer humorizaba sobre el sentido


histórico de la obra de Lucas cuando empezaba ya a amainar la tor-
menta suscitada por esta pregunta 1_
«Cuando Dios creó el mundo se hizo el encontradizo con un suizo
y le preguntó si le gustaba la creación. "Bueno" -contestó el suizo-
"¿y qué es todo esto sin montañas?" Dios creó entonces la gran
cadena de los Alpes. Pero el suizo no estaba contento del todo. "¿Qué
se puede hacer aquí sin vacas?", objetó. Dios creó entonces un rebaño
de vacas. El suizo se apresuró a ordeñadas. Dios, sonriente, le pre-
guntó nuevamente si estaba contento, mientras probaba un poco de
la espumante leche. El suizo dijo: "Un franco cincuenta, por favor".»
Si hurgamos en el fondo de este chiste -comentaba Schweizer- nos
situamos frente al problema de Lucas. Cuando Dios crea el mundo,
piensa el hombre que se le puede reconocer como a Dios. Pero, cuando
se le encuentra en el acontecer de la vida diaria, bebiendo un vaso
de leche, por ejemplo, ¿cómo distinguirlo de un turista corriente?
¿Se puede creer que una historia terrena, contingente y limitada, es
una acción de Dios? ... ¿que un acontecimiento histórico relativo es
la verdad absoluta? ... ¿que algo histórico es escatológico? ... ¿que
Jesús de Nazaret, sometido a la historia contingente del pasado, es el
Cristo de Dios?

2.1. LA TESIS DE HANS CONZELMANN:


«EL CENTRO DEL TIEMPO»

El título de esta conferencia evoca el título de la tesis con que


formuló H. Conzelmann en 1954 el proyecto de soLución lucana del di-
lema escatología-tiempo 8 • Este autor sostiene que Lucas sustituyó la
escatología cristiana del Cristianismo primitivo por una teoría de his-
toria de salvación. La consecuencia fue que la escatología quedó desca-
feinada, desplazada desde su tensión ontológica entre presente y futuro

a las obras ya clásicas de E. RAsco, La Teología de Lucas: Origen, desarrollo, orienta-


ciones, Roma 1976; F. BovoN, Luc le Théo/ogien, Vingt-cinq ans de recherches (1950-
1975), Neuchíitel-Paris 1978. Cf. también E. GRAESSER, Die Apostelgeschichte in der
Forschung der Gegenwart: ThRu 26 (1960) 93-167. Mismo autor, Acta-Forschung seit
1960: ThRu 41 (1976) 141-196; 259-290. E. PLUEMACHER, Acta-Forschung 1974-1982:
ThRu 48 (1983) 1-56; 49 (1984) 105-169. W. GAsouE, A History of the Criticism of
the Acts of the Aposta/es (BGE 17), Tübingen 1975. C. K. BARRET, Luke the Historian
in Recent Study, London 1961. C. BURINI, Gli studi da/ 1950 ad oggi sul numero e sulla
classificazione dei discorsi degli «Atti degli Apostoli»: Laurentianum 15 (1974) 349-365;
16 (1975) 191-207.
7 E. ScHWEIZER, Pliidoyer der Verteidigung in Sachen: Moderne Theologie versus
Lukas: ThLZ 105 (1980) 241-252 (la cita en c. 241).
8 Die Mitte der Zeit. Studien zur Theologie des Lukas (BzHTh 17), Tübingen 1954.

[Trad. esp. El Centro del Tiempo (Col. Actualidad Bíblica 35), Madrid 1967.]
EN EL CENTRO DEL TIEMPO: LA TEOLOGÍA DE LUCAS 7

inminente a un futuro previsiblemente lejano, impredecible. Por el con-


trario, el tiempo vino a ser objeto de una reflexión consciente e inter-
pretado por Lucas en términos de una historia diseñada en tres etapas,
según un plan de Dios predicho en las Escrituras. La primera etapa
-«Tiempo de Israel»- transcurre bajo el signo de la promesa y de la
espera. El texto clave está en Le 16,16 («La Ley y los Profetas hasta
Juan; desde ahora se anuncia el Reino de Dios»). Juan queda incluido
en este primer período como el último profeta del AT. Juan es una
figura de transición, perteneciente todavía al viejo tiempo, sobre la que
pivota el giro hacia el nuevo tiempo.
«El centro del tiempo» se define por la presencia de la salvación
en la actividad de Jesús, en sus milagros y en su predicación. Los lí-
mites de este centro del tiempo no se identifican exactamente con el
comienzo y el final de la vida de Jesús. También hay a este propósito
un texto clave (Hch 1,1s) que parece delimitar la amplitud del primer
volumen de la doble de Lucas de forma que queda excluida la historia
de la infancia de Jesús. «El centro del tiempo» queda delimitado -se-
gún Conzclmann- por el momento en que el demonio se despide de
Jesús «hasta la ocasión» (Le 4,13) y el momento en que Satanás entra
en Judas y éste decide entregar a Jesús (Le 22,3). <<El centro del tiem-
po», desde la perspectiva lucana, queda en el pasado histórico, como
puede leerse en la distancia con que Lucas contempla el <<hoy» del cum-
plimiento en la predicación de Jesús de Nazaret (Le 4,21) y, a la vez,
separa la primera etapa («Israel») de la tercera, llamada <<Tiempo de la
Iglesia».
Esta tercera etapa se caracteriza, según Le 16,16, por el anuncio de
la salvación iniciado por Jesús, por la fe hecha realidad en la vida ecle-
sial, en la vida sacramental y en la oración, y por la vivencia del Es-
píritu. La tercera etapa llegará a su fin con la llegada de la parusía, es
decir, cuando Josús venga glorioso sobre la nube del cielo (cf. Hch 1,11).
Este punto final del proceso histórico salvífico lo afirma el comienzo
de Hch, pero desconoce el momento previsiblemente lejano de su irrup-
ción (Hch 1,7). Los puntos extremos de todo este proceso son la crea-
ción, al principio, y la parusía, al final.

2.2. FACTOR DETERMINANTE DE ESTA TEORÍA

El impulso decisivo, siempre según H. Conzelmann, para la elabo-


ración de este proyecto lo recibió Lucas de la experiencia de dilación
de la parusía. Dicho de otro modo, tal impulso brotó del tiempo, vivido
8 JOSÉ ANTONIO JÁUREGUI

como magnitud consciente y que hubo de ser superadó teológicamente.


«No se escribe la historia de la Iglesia» -escribía por entonces E. Kase-
mann-'- «cuando se está esperando de un momento a otro el fin del
±nundo» 9 •

2.3. CONSECUENCIAS DERIVADAS DE LA TEORÍA LUCANA

Las consecuencias derivadas de sustituir la escatología original cris-


tiana por esta teoría lucana de historia de salvación fueron enormes
en la opinión de todos estos autores. Pero todas ellas se pueden resumir
en una: el cristiano del tiempo inicial vino a ser un horno historicus.
Esto significa que el hombre de la tercera generación cristiana, una vez
desaparecida de su horizonte la espera próxima de la parusía, se vio
forzado a buscar en la historia las raíces de su propia existencia cris-
tiana. Lucas, representante de toda aquella generación eclesial, rein-
terpretó el contenido escatológico de las tradiciones que incorporó en
su evangelio en el sentido de que la parusía, privada ya de su inmi-
nencia original, capaz de provocar en el cristiano aquella actitud de
espera próxima, característica del Cristianismo primitivo (cf. 1 Cor 7,29),
vendría de repente, por sorpresa, como un ladrón. He ahí la Buena
Noticia del evangelio convertida en una amenaza temerosa con acentos
moralizan tes.
Esta reinterpretación lucana supone una alteración del concepto
mismo del Reino de Dios proclamado por Jesús. El Reino había dejado
de ser ·un suceso inminente para transformarse en una realidad tras-
cendente, celestial, capaz de manifestarse en cualquier momento insos-
pechado del futuro. Esta transformación significaba que la parusía ha-
bía perdido su carácter primigenio como clave creadora de esperanza
cristiana y verdadero motor de la nueva vida del cristiano. En lugar de
esta actitud ya insostenible entra en juego en la teología histórico-
salvífica de Lucas la exhortación a la vigilancia constante, a la perse-
verancia en medio de l¡¡s persecuciones. Ahora bien, esta actitud es un
indicio de un cambio operado en la conciencia de captación del factor
tiempo. Escribe E. Grasser:

«El motivo repentinidad no dice estrictamente nada acerca de la


proximidad o lejanía del Reino; se limita a decir algo acerca de su
carácter impredecible... Resulta ocioso hacer cábalas con la ilusión
de que Lucas conserva-en teoría la proximidad de la parusía, siendo
9 E. KAEsEMANN, El problema del Jesús hist6riéo, en Ensayos exegéticas, Sala-
mancá 1978, 171ss.
EN EL CENTRO DEL TIEMPO: LA TEOLOGÍA DE LUCAS 9

así que, en la práctica, la ha excluido, introduciendo en su lugar un


proceso histórico para cuya realización habría sido un estorbo cual-
quier fonna de espera próxima» 10.

El Reino de Dios predicado por Jesús, en virtud de esta nueva cap-


tación del tiempo, quedaba vacío de futuro. Este vacío de lo que había
constituido, en la opinión de todos estos autores, la quinta-esencia más
pura del Cristianismo primitivo, lo llenó Lucas de dos maneras. Prime-
ro, en virtud de su solución histórico-salvífica, dejó de mirar al tiempo
de la dilación de la parusía como a un período de connotaciones nega-
tivas, de mera resignación escatológica. De pronto este tiempo lánguido,
exasperante, se llenaba de sentido positivo: venía a ser un estadio prees-
tablecido por Dios, acorde con un plan divino, en pleno proceso de
cumplimiento según las Escrituras. En segundo lugar, Lucas centró su
atención en el papel que había de desempeñar la Iglesia, guiada por el
Espíritu y elevada al rango de institución necesaria para la salvación
del individuo hasta la irrupción de la parusía.
En virtud del cambio de perspectiva escatológica, todo el peso de
la salvación del individuo recae ahora sobre la historia. El anuncio so-
bre Jesús queda como incrustado en la historia universal. Esta es la
gran extrapolación aneja al hecho de que la historia y la historiografía
alcanzaran una importancia positiva para la teología. Jesús, en vez de
ser el Señor que, desde la inminencia de la parusía, iluminaba y lle-
naba de sentido de liberación este tiempo presente perverso, venía a
convertirse en una figura del pasado. La existencia cristiana quedaba
desde entonces invariablemente proyectada hacia atrás, necesitada de
garantías históricas para poder sobrevivir en medio de las persecucio-
nes de este mundo. De ahí la necesidad de la función medianera de la
Iglesia, como «<nstitutio salutis», con la consiguiente subordinación del
individuo a la institución eclesial.

2.4. PRECIO PAGADO POR LA SOLUCIÓN LUCANA

El precio que hubo de pagar este proyecto de historia de salvación


derivado de la opción de Lucas por la historia con la consiguiente mar-
ginación de la escatología original cristiana ha recibido un durísimo
varapalo en la evaluación unánime de ese nutrido grupo de autores de
la escuela bultmanniana. Tales evaluaciones han sido el resultado de
una larga investigación, cargada tristemente de prejuicio teológico, que

1o E. GRAESSER, o.c. (nota 3), p. 103, n. 15.


10 JOSÉ ANTONIO JÁUREGUI

Franc;:ois Bovon la describe en estos términos: «Lucas se ha visto apre-


sado entre el yunque de la teología dialéctica bultmanniana y el mar-
tillo de la exégesis de la escuela crítica de la redacción» 11 • Todos estos
autores (Vielhauer, Haenchen, Kasemann, Conzelmann, Klein, Grasser,
Schulz) 12, si bien no coinciden plenamente a la hora de precisar el
problema concreto que quiso resolver Lucas con su solución histórico-
salvífica, sí están de acuerdo en asociarla a un proceso de desescatolo-
gización-mundanización que refrendó la evolución del Cristianismo pri-
mitivo.
El precursor de esta posición había sido ya a principios del siglo xx
Franz Overbeck 13 • Si bien opinaba que Lc/Hch se movían todavía en
una fase inicial en la que la fe cristiana conservaba aún su hostilidad
al mundo y su distancia respecto de todo lo que constituye la cultura,
la literatura en general y, muy particularmente, la historiografía, ésta
ya había comenzado a producir escritos. Las tesis de F. Overbeck acer-
ca del carácter infraliterario de los escritos del Nuevo Testamento fue-
ron desarrolladas con el método histórico-crítico de las formas (HF),
si bien tuvieron que ser modificadas por los mismos pioneros de este
método de investigación en su aplicación a la obra de Lucas. Sobre todo
M. Dibelius 14 y R. Bultmann 15 se anticiparon de algún modo a la crí-

u F. BovoN, o.c. (nota 6), p. 19.


12PH. VIELHAUER, «Zum "Paulinismus" der Apostelgeschichte»: Ev Th 10 (1950/51)
1-15; publicado en inglés bajo el título: On the "Paulinism" of Acts, en L. E. KECK
& J. L. MARTYN (eds.), Studies in Luke-Acts, London 1968, p. 33-50. E. HAENCHEN,
Die Apostelgeschichte. Kritisch-exegetischer Kommentar über das Neue Testament,
Gottingen 1965 (5." ed.). H. CoNZELMANN, Die Apostelgeschichte. Handbuch zum Neuen
Testament, Tübingen 1963. E. KAEsEMANN, El problema del Jesús histórico, en mismo
autor, Ensayos exegéticas, Salamanca 1978, 171s. G. KLEIN, Die ZwOlf Apostel. Ursprung
und Gehalt einer Idee. Gottingen 1961. E. GRAESSER, Das Problem der Parusie-
verzogerung in den synoptischen Evangelien und in der Apostelgeschichte (BZNW 22),
Berlín 1957, 1977 (3.• ed.). Mismo autor, Die Naherwartung Jesu (SBS 61), Stuttgart
1973. Mismo autor, Die Parusieerwartung in der Apostelgeschichte, en J. KREMER,
Les Actes des Apótres. Traditions, rédaction, théologie (BETL XLVIII), Gembloux-
Louvain 1979, 99-127. S. ScHULZ, Die Stunde der Botschaft. Einführung in die Theologie
der vier Evangelisten. Zürich 1979 (2.• ed.), 292.
13 Sobre F. Overbeck es fundamental la monografía de J. C. EMMELIUS, Tendenz-

kritik und Formengeschichte. Der Beitrag Franz Overbecks zur Auslegung der Apos-
telgeschichte im 19. Jahrhundert (FKDG 27), Gottingen 1975. Cf. también M. TETz,
Ober Formengeschichte in der Kirchengeschichte: ThZ 17 (1961) 413-431.
14 El artículo programático fue Stilkritisches zur Apostelgeschichte, en H. ScHMIDT
(ed.), Eucharisterion, H. Gunkel zum 60. Geburtstag (FRLANT 36; N.F: 19), Gottingen
1923, 11, p. 27-49. Reproducido con otros estudios ulteriores en H. GREEVEN (ed.),
Aufsiitze zur Apostelgeschichte (FRLANT 60), Gottingen 1951, 1968 (3." ed.).
15 R. BuLTMANN, Teología del Nuevo Testamento (Biblioteca de Estudios Bíblicos,
32), Salamanca 1981: <<La concepción del cristianismo como una realidad mundano-
EN EL CENTRO DEL TIEMPO: LA TEOLOGÍA DE LUCAS 11

tica histórica de la redacción (HR) 16 • Entendieron muy pronto que re-


sultaba imposible explicar Lc/Hch como una simple amalgama de pe-
queñas unidades preexistentes. Por eso se distanciaron de F. Overbeck
y se adhirieron a las posiciones de A. van Harnack, quien, con óptica
típicamente liberal admitía la inserción de la fe cristiana en los moldes
de la historiografía greco-romana 17 • El resultado -formulado por M. Di-
belius- fue que Lucas vino a ser el primer historiador cristiano, el
primero que hizo de muchas narraciones (diégeseis) una historia cohe-
rente con un hilo conductor unitario.
Pero mientras Harnack había valorado este hallazgo positivamente,
como algo connatural a la universalidad innata al mensaje de Jesús,
estos otros autores, siguiendo paradójicamente a F. Overbeck en su
antilucanismo germinal, lo valoraron negativamente por considerar que
su propósito historiográfico era la expresión de una actitud teológica
alejada del sentido originario del Cristianismo primitivo. Así, Ph. Viel-
hauer en su artículo ya citado de 1950 18 se adhería cordialmente al ve-
redicto pronunciado por F. Overbeck en 1919:

«Lo que Lucas presenta como tema de su obra es ·un desatino


de dimensiones histórico-cósmicas, la transgresión máxima que cabe
desde un falso enfoque ... Lucas trata como historia lo que no había
sido historia, ni se había transmitido como tal» 19 •

También E. Kasemann se pronunció en este mismo sentido:

"El mero hecho de añadir al tercer evangelio un segundo volumen


sobre la Iglesia (Hch) supone tal cambio de actitudes vitales en la
Iglesia del tiempo de Lucas que representa una desviación radical
respecto de la escatología genuina del Cristianismo primitivo... En

histórica guía la presentación del autor de Le y Hch... El hecho mismo de que escriba
un relato sobre el nacimiento y primera historia de la comunidad cristiana, detalles
por los que la comunidad escatológica difícilmente podía tener interés alguno, muestra
hasta qué punto se había alejado de su forma de pensa» (p. 540).
16 E. RAsco en su monografía sobre La Teología de Lucas (cf. nota 6, supra)
afirma: <<Martin Dibelius con unos breves artículos contribuyó más que otros grandes
comentaristas de su época al progreso en la investigación sobre Lc/Hch. Con su
insistencia en la composición de la obra, prepara el camino al descubrimiento ·de la
teología de Lucas» (p. 20).
17 A. VON HARNACK, Mission und Ausbreitung des Christentums in den ersten drei
fahrhunderten, 1/11, Leipzig 1902, 1924 (4.• ed.); Lukas der Arzt, der Verfasser des
dritten Evangeliums und der Apostelgeschichte (Beitrage zur Einleitung in das N.T., 3).
Leipzig 1906, 95.101-103; Die Apostelgeschichte (Beitrage zur Einl. in das N.T., 3),
Leipzig 1908, 211-217.
18 Zum "Paulinismus" der Apg. (nota 12).
19 En Christentum und Kultur (1919).
12 JOSÉ ANTONIO JÁUREGUI

su lugar aparece una historia de la salvación ... la historia de Jesús


se convierte en algo absolutamente pasado, en una verdadera Historie
en el initium Christianismi» 20.

También E. Gdisser resumió en parecidos términos su evaluación


del proyecto lucano:
«Lucas vino a ser el primer representante de la escatología con-
secuente, ya que se vio forzado a repensado todo desde la parusía
en retardo. Esto afecta prácticamente a todo: la iglesia primitiva,
aquella comunidad escatológica de los escogidos cuya calidad se
decantaba en las tribulaciones y en las persecuciones de un mundo
enemigo a priori ... , cedió el paso a la nueva imagen de una Cristian-
dad que se manifiesta en su vertiente mundana (¡realidades terre-
nas!). Desde el principio del evangelio dice una referencia a la historia
universal (Le 2,1ss; 3,1), afecta a toda la ecumene (Hch 11,17s),
incluye a emperadores y reyes (Le 2,1s; Hch 18,2.12; 25,12s) y persigue
el reconocimiento estatal. No puede considerar ajenas la cultura y la
formación humana ... cuando el helenista Lucas no se cansa de recal-
carlas por medio de un tratamiento cuidadoso del mejor estilo de
historiografía helenística ... El programa formulado explícitamente
en Hch 26,26 se debe al hecho de que Lucas ha dado de baja muy
reflejamente a la escatología apocalíptica del Cristianismo primitivo,
relegando así de hecho la parusía a un locus de novissimis. Este es el
precio que hubo de pagar Lucas para poder presentar la salvación
como historia» 21 _

3. REACCION DE LA ESCUELA ANGLO-SAJONA

«"¿Es posible?" -se preguntaba Van Unnik en 1966- "que Historia


de Salvación sea una cosa tan mala como piensan esos teólogos ale-
manes? ¿Produjo realmente el retardo de la parusía el estrago que
a veces se presupone? ¿No era quizá para los primeros cristianos la
relación escatología-historia de salvación algo distinto de lo que de-
fienden muchos autores modernos? ¿No se estará midiendo a Lucas
con una concepción unilateral de "Paulinismo"» 22.

El desarrollo de la exégesis anglo-sajona y de buena parte de la


centro-europea ha venido a dar la razón a las ponderadas sospechas del
profesor Van Unnik.

20 a.c. (nota 12), en o.c., p. 171s. Y en su art. Problemas neotestamentarios actuales,


en o.c. (nota 12) saca la conclusión aplicada al autor de Hch: «Lucas no es, como
pensaba Dibelius, un discípulo tardío de Pablo, sino el primer representante del
"Protocatolicismo"» (p. 155).
21 E. GRAESSER, Die Parurieerswartung in der Apg., en o.c. (nota 12), p. 126.
22 W. C. VAN UNNIK, Luke-Acts, a Storm Center in Contemporary Scholarship, en
L. E. KEcK & J. M. MARTYN, o.c. (nota 12), p. 15-32.
EN EL CENTRO DEL TIEMPO: LA TEOLOGÍA DE LUCAS ~3

3.1. DESMANTELAMIENTO DE LA TEORÍA CONZELMANNIANA

El primer estudioso de la escuela anglo-sajona que formuló una ob-


jeción grave contra la teoría de H. Conzelmann fue E. E. Ellis, Este
escribía en 1969: «Una objeción fundamental es la dialéctica hegeliana
subyacente.» Y luego formula dicha dialéctica en estos términos:

«La esperanza apocalíptica, es decir, la "espera próxima" de la


parusía) -(tesis)- se encuentra con el problema de la dilación de
la parusía del Señor -( antitesis )-. Lucas resuelve esta situación por
medio de una teoría sucedánea de Historia de Salvación (síntesis)» 23 •

Ellis desmonta pieza por pieza esta construcción de Conzelmann.


Comienza por la antítesis:

«¿Tan evidente es que el retardo de la parusía planteara un pro-


blema que hubo de resolverse a toda costa? Este motivo tiene en la
obra de Lucas un sentido funcional y esta función no consiste en
presentar un problema que deba resolverse a toda costa. Lucas lo
emplea para corregir u denunciar w1a expectativa demasiado ansiosa
o falsa de la parusía. .. En todó caso, difícilmente podría explicarse
este tema en su origen corno una solución inspirada por la decepción
causada por la ausencia prolongada de Jesús» 24.

Ellis aporta una razón convincente:

«El motivo dilación aparece en la tradición prelucana mucho antes


de que hubiera pasado un tiempo razonable para provocar tal decep,
ción. (Cf. Mt 24,26; Le 17,23; Me 13,5-8 par; 2Tes 2,1. Incluso Le 21,24,
citado por Conzelmann corno ejemplo característico de la perspec-
tiva prolongada de Lucas, aparece ya en Rorn 11,25s)» 25.

Por otra parte, la tesis de la dialéctica hegeliana de Conzelmann no


se tiene de pie. El Jesús apocalíptico, propugnado por la escuela teoló-
gica bultmanniana por influjo de J. Weiss y A. Schweitzer, aparece como
una figura unilateral y bastante artificiosa. Tampoco, por tanto, parece

23 E. E. ELLIS, Die Funktion der Eschatologie im Lukasevangelium: ZThK 66


(1969) 387402. Publicado en inglés en la col. Facet FB Books, Biblical Series 30,
Philadelphia 1972; y en francés en F. NEIRYNC; L'Evangile de Luc. Problemes
littéraires et théologiques. Mémorial L. Cerfaux. Gembloux 1973, p. 141-155.
24 Cf. Le 17 ,20s. 23; 19, 11s.15; 21,8; Hch 1,6-8. En todos estos pasajes, comenta
Ellis, la dilación no es problema de tiempo, sino ocasión para la infidelidad.
25 En la base de estas apreciaciones de Ellis está el artículo de P. BoRGEN, Van
Paulus zu Lukas. Beobachtungen zur Erhellung der Teohlogie der Lukasschriften:
StTh 20 (1966) 140-157.
14 JOSÉ ANTONIO JÁUREGUI

tener base sólida el presupuesto escatológico de la espera próxima como


elemento constitutivo del Cristianismo primitivo 26 •
De esta refutación se desprende que la relación entre escatología y
tiempo intermediario en los escritos lucanos es mucho más compleja
de cuanto se había imaginado la escuela bultmanniana. El mismo Ellis
observaba con acierto que

«el motivo dilación de la parusía es solamente una cara de un doble


motivo que consta de conciencia de dilación y, a la vez, de insistencia
en la im:ninencia de la parusía y formaba parte de la tradición
prelucana» n.

La conclusión es clara: el lugar teológico del motivo dilación de la


parusía hay que buscarlo en Lucas por otro lado.
Estos resultados reducían considerablem ente la actividad redac-

26 Ellis refutó !11. «f'esis» de la dialéctica hegeliana de Conzelmann apoyándose en


trabajos anteriores de autores como O. CULLMANN, Cristo y el Tiempo (Col. Teología 13),
Barcelona 1968; Le salut dans l'histoire. L 'existence chrétienne selon. ie N.T., Neuchatel
19.66. A. SCHL.AITER, Das Evangelium des Lukas, Sturtgart 1960 (2.' ed.), p. 417. W. G .
KOEMMEL, Promise and Fulfilment. The Eschatological Message of [esus (Studies in
Biblical Theology 23), London 1966 (2 .• ed.) .
27 a.c., p. 401, dice textualmente: « Dah ~r muss der Ort des Verzogerungsmot ivs
bei Lukas woanders gesucht werden. Zuniichst sollte berekt werden·, dass es nur eine
Selte ínnerhalb eines doppelten Motivs von direkter Niihe und Verzogerung darstellt,
das Lukas in seiner Tradition vorfand .» Por el mismo tiempo y algo posterionne~te
hubo toda trua pléyade de autores que trabajaron por llevar a sus cauces las aguas
turbulentas arrastradas por la tormenta de la investigación sobre escatología e historia
en la doble obra de Lucas. Merecen una mención especial: H. FLENDER , Heil und
Get;chichte in der Theologie des Lukas (Bcitrilge zur evangel:iscpen Theologie 41),
München 1965. El mismo E. E. ELLlS , Present and future Eschatology ín Luke. For
W. G. Kümmen.l on his sextieth Birthday: NTSt 12 (1965/6) 27-41. f. D. KAEsTLI,
L'escllatologie dans l'amvre de Luc, Geneve 1969. T. H. MARSI:IALL, Luke: Historian
and Theologian. Exeter 1976; The Gospel of Luke. A Commen.tary on tlle Greek
Text. Grand Rapids 1978; The Acts of the Apostles. An Jntroduction and Commen-
tary. Leicester (TNTC) 1980. J. ZMitEWSKJ Die Esclzato/ogiereden des Lukasevange-
liums. Eine traditions- und redaktionsgeschicht/iche Untersuchung zu Lk 21 ,536 und
Lk 17,20-37 (BBB 40), Bonn 1972. S. G . WILSON, Lukan Esclratofogy: NTSt 16 (1969/
70) 330.347; The Gentiles and the Get1tile Mission in Luke-Acts (SNTS, MS 23)
Cambridge 1973, 60ss. G. ScHNEIDER, Parusiegleichnisse im Lukas-ETIQI.Ige/iwn (SBS
74) , Stuttgart 1975, 9lss; Die Aposte/geschicht-e, HThKNT, l/11 Frei-burg-Basel-Wien
1980. Especialmente Excursus 9: Parusie und Parusieerwartung , l, p. 336-339; Das
Evangelium nach Lukas- (OTK NT 3/1 y 3/2), Gütersloh~ürzburg 177. Especialmente
Excursus 17: Eschatologie und Parosieerwartul:!g , t. 2, p. 358s. H. SCBUERMANN, Das
Lukasevangelium. Er8ter Teil (HThKNT, Ill/1), Freibur 1969 1-17; Das herrneneutische
HJJuptproblem der Verkündigung fesu. Eschato-logie und Theologie im gegenseitigerz
Verhiiltnis, en J. B. M1ITz (ed.), Gott i11 Welt (Festgabe f. K. Rahner), Freiburg-Basel-
Wien 1964, 579-604. J. ERNsT, o.c . nota 1).
EN EL CENTRO DEL TIEMPO: LA TEOLOGÍA DE LUCAS 15

cional de Lucas en su presunto recurso desatinado a la historiografía


y a la dimensión histórica del Cristianismo primitivo, ya que había caído
por su base el presupuesto conzelmanniano, según el cual la dimensión
escatológica había sido el único factor constitutivo del Cristianismo pri-
mitivo y, por tanto, éste era incompatible con una historia de sal-
vación.
La conclusión es clara: La argumentación de Ellis orientaba la dis-
cusión hacia otro polo: la escatología inicial había sido función de algo
más sustantivo del Cristianismo desde sus orígenes.
Estudios ulteriores llevados a cabo por autores como S. G. Wilson
en Inglaterra y por H. Schürmann y J . Ernst en Alemania 28 han con-
firmado estas orientaciones de E. E. Ellis. La escatología original no
fue nunca factor constitutivo, sino un elemento funcional del Cristia-
nismo primitivo puesto al servicio de algo más sustantivo e importante.
Wilson defiende una función pastoral de la escatología en los escritos
de Lucas. Schürmann ve una función eclesial. Ernst propugna una fun-
ción cristológica de la escatología lucana.
De la mutua implicación de estas tres funciones , profundamente
arraigadas en el desarrollo histórico de la Iglesia primitiva, se despren-
de la imagen de una escatología lucana mucho más compleja de cuanto
se había imaginado H. Conzelmann. Y así queda superada la idea de
una historia de salvación concebida como teoría sucedánea de la Esca-
tología primitiva.

3.2. LA HISTORIA , VEHÍCULO DE LA TEOLOGÍA LUCANA

La exégesis radical centro-europea llegó en su antilucanismo a des-


calificar a Lucas como historiador con la consigna acuñada por Kase-
mann: «No se puede entender a Lucas como historiador, si no se le
entiende como teólogo.» En cambio, un genuino representante de la
exégesis anglo-sajona, I. H . Marshall, opina lo contrario: «Para apre-
ciarlo como teólogo hay que haberlo reconocido antes como historia-
dor.» Lucas tuvo que hacerse historiador para dar validez a su teología.
Pero, según Marshall, la razón de esta necesidad no fue la crisis pro-
vocada por el desencanto surgido de la ausencia prolongada de Jesús.
La razón de su actividad historiográfica hunde sus raíces en el hecho
de que la revelación cristiana es, por esencia, histórica. Lucas, por tanto,

28 S. G. WILSON, a.c. y o.c. (nota 27). H. ScHOERMANN, a.c. (nota 27). Reproducido
en mismo autor, Traditionsgeschichtliche Untersuchungen zu den synoptischen Evan-
gelien, Düsseldorf 1968, 13-15. J. ERNEST, a.c. (nota 1).
16 JOSÉ ANTONIO JÁUREGUI

no dudaba de que la predicación apostólica primitiva (Kerygma) y la


historia van de la mano y así había sido desde el comienzo del Cristia-
nismo. Por eso Lucas «tuvo que hacerse historiador para dar validez
a su teología» 29,
Marshall lleva el fiel de la balanza al otro extremo para intentar
desde allí una lectura distinta de los textos 30 • Lo confiesa él mismo
expresamente:

«Nuestro intento ha sido tratar la concepción falsa, según la cual,


si Lucas fue un teólogo, ya no pudo ser historiador. Hemos querido
reivindicar para Lucas las dos cualidades : historiador y teólogo ...
Y hemos concluido que su calidad de teólogo estriba cabalmente
en su fiabilidad como historiador. No hay contradicción entre am-
bas dimensiones. De igual modo, cuando propugnamos que la fina-
lidad de la obra de Lucas es la salvación y no la histori..1. de la sal-
vación, defendida por Conzel:mann, queremos decir únicamente que
el interés de la obra de Lucas se centra más en el significado salví-
fico de la historia que en la historia en cuanto taJ,31,

I. H. MARsHALL, Luke: Historian and Theologian, Exeter 1970, 94ss.


29
Estos posicionamientos metodológicos y las consiguientes vaJoraciones diame-
30
tralmente opuestas de los distintos autores ante los mismos textos de la obra de Lucas
suelen desconectar no poco a los alumnos que tratan de iniciarse en los estudios
del N.T. Conviene tener presente la advertencia con que comienza W. W. GASOUE
su artículo The Historical Value of the Book of Acts: «Un serio estudiante del N.T.
no progresa gran cosa en su investigación mietmas no caiga en la cuenta de la gl'an
variedad de opinión que existe en el mundo del estudio del N.T. Lo que para un
investigador representa un resultado seguro del criticismo moderno, es paJa otro la
más improbable e insostenible construcción de la ciencia especula-tiva» (en Theol
Zeitsch 28, 1972, 177).
:n l. H. MARsHAU., o.c. (nota 29), p. 94ss. Adviértase, no obstante, la posición
intermedia que adopta Marshall, la «vía media» que busca, siguiendo la líne& iniciada
por Van Unnik y rubricada por la investigación anglosajona-. E. Rasco la describe
muy bien en su obra ya citada ú1 Teología de Lucas (nota 6): «entre Ja posición
de comienzos de siglo de Sir William Ramsay (1851-1939) y la moderna exaltación
de Lucas como gran teólogo, Marshall, sin exagerar lo de "historiador de primera
categoría" (afirmado _por Ramsay) asocia ambos términos, como ya dice el título de
su obra. Y si Kiisemann había dicho que sólo podemos comprender a Lucas historiador
cuando lo hayamos entendido primero como teólogo, Marshlill piensa que para apre-
ciarlo como teólogo hay que haberlo reconocido como historiador. Más justamente,
con un término que abarca ambos extremos, Lucas es -para Marshall un ''Evangelista".
Lucas, como quien comunica la tradición, puso la historia al servicio de la teologfa ...
El motivo central de la teología de Lu_cas es el concepto de salvación, la salvación
en su realidad, y no -dice Manhall con una corrección explícita a Conzelmann-
la historia de salvación. Pero no un concepto abstracto de salvación, sino vinculado
a la historia, pueso que Dios se reveló en hechos hiStóricos, y de éstos el fundamental
versa sobre la persona y el ministerio de Jesús. Este interpretación teológica de lo que
pasó en Jesús la presenta Lucas como histórica» (p. 77s).
EN EL CENTRO DEL TIEMPO: LA TEOLOGÍA DE LUCAS 17

Desde esta opción y estos presupuesto s se cierra Marshall a la hipó-


tesis que veía en la dilación de la parusía .e l único motivo determinan te
de la opción lucana por la historia en la composición de Lc/Hch.

3.3. JUICIO DE VALOR SOBRE LA TEORÍA DE l. H. MARSHALL

Pero Marshall parece eerrar los ojos ante los datos que configuran
el tratamiento que da Lucas a la escatología tradicional. No se puede
cerrar los ojos al impacto que la doctrina sobre la irrminencia del R ein0
y la conciencia de dilación de la parusía dejaron en la obra de Lucas.
A todo lo largo y ancho de ella se hace patente una innegable sub-
versión de datos que, como hemos visto, venían adheridos a la tradición
prelucana. F. Bovon -matizand o mucho a Conzelmann y a Kasemann -
lo expresa en estos términos: «Una lristoria integrada en el kerigma ha
venido a ser en la obra de Lucas un kerigma integrado en la historia» 32 •
También un autor tan poco sospechoso como A. George aceptó sin am-
bages que Lucas tuvo que enfrentarse con el problema acuciante de la
dilación de la parusía. Las expresiones lucanas acerca de la· dilación
de la parusía constituyen para George un problema más delicado de
interpretaci ón. Un dato muy seguro: Lucas rechaza todo conocimien to
a fecha fija de la parusía (cf. Hch 1.7) y no entiende la proximidad en
el sentido de una inminencia inmediata. No se le escapa un solo dato
que ponga en relación el tiempo intermediar io de la Iglesia con el fin
(esjaton), cosa que no sucede en Me 13,10 y Mt 24,14, donde el término
griego «próton» dice referencia a un «hysteron» final. En Le 24,47 se
da un orden histórico-sa lvífica en el que a la predicación dirigida «en
primer lugar>> a los judíos sigue un «después>> de dedicación a los pa-
ganos (cf. Hch 3,25 comparado con Hch 13,46ss). Lucas conoce la dti~
ración de la historia. Por otra parte, «p ara Lucas se han cumplido ya
casi todos los signos del discurso escatológico de Jesús>>. Sabe distin-
guir entre la catástrofe histórica de la destrucción de Jerusalén y el fin
del mundo. Y, pese a ello, aquella catástrofe sigue teniendo para Lucas
un sentido escatológico como prefiguració n del fin 33 •

32 F. BovoN, Luc le Théologien. Vingt-cinq ans de recherches (1950-1975), Neuchíitel-


Paris 1978, p. 279, nota 11.
33 A. GiloRGE, 2tudes sur l'wuvre de Luc (Sources Bibliques)
1 Paris 1978, 336
(lVeme partie: La fin des temps, L'eschatologie, p. 321-347). Do.M ) . DUPONT, O .S.B.,
Le salut des gentils et la significa/ion théologigue du livre des Acles: NTSt V I (1959-
1960) 132-155. Citado de su reproducción en mismb autor, Études sur les Actes des
Apótres (Lectio divina 45), Paris 1967, p. 409. Cf. también del mismo autor, La
portée christologique de l'éva,ige{isatíon des nations d'apres _L uc 24,47, en J. G NTIXA
18 JOS~ ANTONIO JÁUREGUI

3.4. PROCLAMACIÓN KERIGMÁTICA E HISTORIOGRAFÍ A GRIEGA

La reacción de la escuela radical centro-europea no se hizo esperar.


E. Grasser no admite una fórmula híbrida de compromiso entre esca-
tología e historia. La opción por la historia sólo se hizo posible como
alternativa a la imposibilidad de mantener la actitud escatológica, im-
34
posibilidad condicionada por la conciencia de dilación de la parusía •
Muchos autores del área anglo-sajona, como E . Franklin y R. Maddox,
se resisten a ver en la ausencia de espera próxima el requisito decisivo
para la opción lucana por la historia 35 • Arguyen diciendo que también
Marcos contaba con una espera próxima y, no obstante, escribió un
evangelio. Grasser niega toda paridad en este ejemplo de Marcos. La di-
ferencia fundamental estriba en que Lucas es un historiador griego y el
modo griego de concebir la historia es inconciliable con la escatología
que domina en la proclamación kerigmática del evangelio de Marcos.
Esta evasiva sutil es coherente con el presupuesto fundamental de
la teología dialéctica bultmanniana. Este presupuesto se apoya en la
falta absoluta de motivación que tuvieron aquellas primeras comuni-
dades cristianas para escribir relatos acerca de su origen y evolución.
Este presupuesto ha quedado unilateralment e confirmado por los re-
sultados de la llamada «redaktionsges chichtliche Schule» (método his-
tórico-crítico de la redacción), aplicada sobre todo a Hch, ya que en el
fondo de este libro no es posible detectar comunidad cristiana alguna.
Esta obra -dicen- se debe a la pluma de un hombre: Lucas, el teólo-
go. De aquí que el modo de hacer historia propio de Lucas sea distinto

(ed.), Neue~ Testament und Kirche, Festschr.F.R. Schnackenburg, Freiburg-Basel-W ien


1974, 121-143: «El ''_proton" que en Me 13,10 tiene sentido de anterioridad respecto
del final eScatológjco del mundo, como en Mt 24,14 (' ... kai tóte exei to télos) ... queda
asumido en Hch 3,25; 13,46. Pero a él no se opone un "hysteron", sino un "épeita",
un después de carácter histórico-salvífica... En Lucas desaparece esa relación entre
evangelización de las naciones y fin del mundo.»
34 E. GRAESSER, Die Parusieerwartung in der Apostelgeschichte, en o.c. (nota 3):
«Es ist alles andere als ein Zufall, dass Lukas zu Beginn seiner Práxeis, also der
Darstellung der geschichtlichen Erstreckung des Heils durch die unterminierte Zeit,
das Problem der Parusieverzogerung expresis verbis aufwirft und definitiv Iost (1,6-8)»
(p. 124).
·35 E. FRANKLIN, Christ the Lord. A Study of the Purpose and Theology of Luke-
Acts, Philadelphia 1975. R. MADoox, The Purpose of Luke-Acts (FRLANT 126),
Gottingen 1982. Cf. también J. JERVELL, Zur Frage der Traditionsgrundlage der Apos-
telgeschichte: StTh 16 (1962) 2541. En inglés : The Problem of Traditions in Acts,
en J. Ji:lRVELL, Luke and the People of God. A New Look at Luke-Acts, Mineapolis,
Minnesota 1972, p. 19-39.
EN EL CENTRO DEL TIEMPO: LA TEOLOGÍA DE LUCAS 19

del de Marcos. Lucas, por hacer historia al estilo griego, falsea el ke-
rigma y, por tanto, el evangelio original.

4. INTENTOS DE SOLUCION DE ESTE «IMPASSE>>


ENTRE TEOLOGIA E HISTORIA

4.1. HCH, MONOGRAFÍA HISTÓRICA

Desde distintos ámbitos de investigació n bíblica se han hecho in-


tentos para superar esa presunta irreconcilia bilidad entre las dimensio-
nes histórica y teológica. En Alemania ha destacado E. Plümacher en
sus intentos por acercar el género literario de Hch a la «Monografí a
histórica». De este género existen muchos ejemplos en la literatura hele-
nística y también en la judaica 36 •
Posteriorme nte una serie de investigado res (M. Hengel, G. Schneider,
Ch. Perrot) 37 han preferido rescatar a Lucas del torbellino de la histo,

36 Este género denominado «Monografía histórica» lo describía Cicerón en una


carta a su amigo el historiador Luceyo (56 a.C.). En ella le pedía que escribiera un
ensayo dedicado exclusivamente a una materia que abarcara «las vicisitudes desde
el comienzo de la conjuración hasta nuestro regreso». Tal ensayo debía ser de
dimensiones moderadas (modicum quoddam corpus). Para componerlo «has de separar
del conjunto de tus escritos esta especie de fábula de nuestras vicisitudes y experien-
cias». Existe, pues, una tendencia común con los escritos lucanos: escribir una unidad
ce.rrada en la historia, de forma que constituya una unidad literaria formal. En Lucas
abarca desde la vida de Jes.ús hasta la expansión del evangelio por toda la ecumene.
En Cicerón «las vicisitudes desde el comienzo de la conjuración hasta nuestro regreso•.
Tenemos muchos ejemplos de este género liter81·io en la litetatura helenística: TIMEO,
Sobre la guerra de Pirra; POLlliJO, Sobre la guerra de Numancia; CALlSTENE DB OuNTO,
Sobre la guerra santa; SALUSTJO, Conjuración de Catilina; Guerra de Yugurta. En la
literatura judaica destaca 2Mae. Sobresalen a este propósito entre los escritos de
E. PLÜMACHER, Lukas als ltellenisticher Schriftsteller. Studiem zur Apostelgeschichte
(SONT 9), Gottingen 1972, 32-79; Lukas als griechister Historiker (RESupp. 14), 1974,
235-264; Neues Testament und hellenistisclle Fonn. Zur litterarisc!ten Gattung der
lukanischen Sclzriften: TViat 14 (1977 /78) 100-123; Die Aposte/geschichte als historis-
che Monographie, en J. KliBMER, o.c. (nota 3), 457-466. La finalidad especffica de la
Monografía histócica no era tanto la fidelidad al jactum c1,1anto la psicagogía del lector.
En la helenística iba conducida por la hedoné. En Hch, en cambio, ptedomina. la
dirección marcada por la elpis y la oikodomé. No debe extrañarnos mucho esta
valor_ación di! los escritos .históricos en la antigüedad clásica. Recordemos la descrip·
ción de Quintllieno: «Historia guoque alere Ol'atorem quodam uberi iucundoque
suco potest; verum et ipsa sic est legenda ut sciamus plerasque eius vírtutes ·oratori
esse vitandas. Est cnim proxima poetis et quodam modo carmen solutum est, et
scribitur ad narrandum, n.on ad probandum ... » (Libro X,1,31). Cf. QurNTlUEN., lnstitu-
tion oratoire, Pacis 1979).
37
M. HENGEL, Zur urchristlichen Geschichtsschreibung, Stuttgart 1979. G. ScHNEI-
20 JOSÉ ANTONIO JÁUREGUI

riografía helenística para situarlo en la dirección más kerigmática y


menos sospechosa de la historiografía judaica.

4.2. SUPERACIÓN DEL OILEMA HISTORIO.GRAFÍA-TEO LOGÍA

Pero ninguna de estas aproximaciones resulta plenamente satisfac-


toria porque no pasan de ser haces de luz proyectados para iluminar
la obra de Lucas desde motivos extrínsecos. Esta actitud crítica extrín-
seca está hoy en plena revisión porque procede de un concepto aprio-
rístico de historiografía manejado más o menos conscientemente por
los investigadores. Los autores de la escuela anglo-sajona, como F. F. Bru-
ce e l. H. Marshall 38 , lo acercan a la manera helenística de escribir his-
toria ·Con el afán constructivo de salvar sus inexactitudes fácticas. De
donde deducen que el lector no debe llegarse a la obra de Lucas con
talimte de historiador crítico moderno. Pero bajo esta actitud late la
concepción decimonónica de Ranke, según la cual el historiador ha de
reproducir el acontecimiento tal como sucedió (wie es eigentlich ge-
wesen), un mito que ha destruido la historiografía teórica del siglo XX ~9 •

DER,- Die Apostelgeschchte, 1 (HThKNT, V/1), Freiburg-Basel-Wien 1980, 72-76; 103-


107; 122-125. A. WEISER, Die Apostelgeschichte (OTKNT, 5/1), GTB 501, Gütersloh-
Würzburg 1981, 29-32. CH. PERROT, Los Hechos de los Apóstoles, en A. GEORGE-
P. GRELOT, Introducción crítica al Nuevo Testamento, 1, Barcelona 1983, 471-473.
M. ljengel recuerda el XII libro de las Antigüedades iudaicas de Flavio Josefo, 1Mac,
la obra de Jasón de Cirene resumida en 2Mac, las monografías sobre la persecución
de los hebreos en Alejandría y sobre la embajada de Filón de Alejandría al emperador
Calígula. Para Schneider Hch se aproxima más a las grandes obras historiográficas
bíblicas del Deuteronomista y del Cronista que a la historiografía greco-romana.
Cree que ·la tradición historiográfica bíblica se filtró hasta Hch a través de las mono-
grafías histórico-teológicas del judaísmo helenístico, a las que Lucas tuvo acceso a través
de la versión LXX. Ch. Perrot es más decidido en colocar Hch en el ámbito judaico.
Propone como paralelo de Hch las Antigüedades bíblicas del Pseudo-Filón, una histo-
riografía religiosa que sigue el modelo de contemplar el pasado histórico en las sina-
gogas del siglo 1 y cuyo conocimiento lo demuestra Lucas en Hch 7,2-47 y 13,17-22.
(Estos datos se los debo a G. BETORI, Gli Atti come opera storiograjica. Osservazione
di metodo. Atti della XXVIU Settimana Bíblica, ABI, Bologna 1986, 105s.)
38 F. F. BaucE, The Acts oj the Apostles. The New Bible Commentary, London
1953. l. H. MARsHALL, o.c. (nota 27).
39 Cf. G. BETORI, a.c. (nota 38): «Dietro tutti aleggia il mito storicistico di una
storiografia come ripetizione dell'evento quale esso e acaduto, un mito che le teorie
storiografiche contemporanee hanno definitivamente distrutto. Ogni narrazione storica
e legata a uno scopo e ogni visione storica e a partire di una prospettiva. E allora, il
vero compito di un'analisi di un'opera storiografica non consistera proprio nell'ili.divi-
duare tale prospettiva? Ogni discorso sulla determinazione dello specifico genere
storiografico rischia di diventare improduttivo, fino a quando non sfocia, ovvero fa da
EN EL CENTRO DEL TIEMPO: LA TEOLOGÍA DE LUCAS 21

4.2;1. Prospectiva historiográfica de Lc/Hch


como obra unitaria
Esta nueva teoría historiográfica profesa que toda narración histó-
rica está vinculada a una finalidad y toda visión histórica lo es tal ·a
partir de una prospectiva. Recientemente se ha alargado mucho la in-
vestigación sobre la obra de Lucas tratando de identificar esa prospec-
tiva desde la que el evangelista ha interpretado los acontecimientos. Lo
más original y ambicioso de este nuevo planteamiento consiste en su
pretensión de dar con una respuesta única para explicar la composición
conjunta de la doble obra unitaria de Lc/Hch, evitando dar una res-
puesta para la finalidad del tercer evangelio y otra distinta para expli~
car la prolongación del evangelio por medio de la adición de Hch 40 •

4.2.2. Nuevo planteamiento


En los planteamientos anteriores la investigación sobre el propósito
de la doble obra de Lucas se movía peligrosament e entr~ las fauces
de una alternativa fatal. Enfocada desde la tensión, cargada de pre-
juicio filosófico, entre el factor historiográfico y el teológica, la pre-
gunta acerca de la finalidad de Le y Hch no podía eludir esta proble-
mática: ¿Qué intentó Lucas cuando añadió el libro de los Hechos de
los Apostóles al tercer evangelio: e 1 e va r la historia de la Iglesia
primitiva para situarla al nivel de la Buena Nueva cristiana o re b ajar
el evangelio al nivel puramente historiográfico de Hch, reduciendo así
a Jesús a un objeto más de la historiografía? 41 •
El nuevo planteamiento ha visto la salida a esta alternativa fatal
en la respuesta a la siguiente pregunta clave orientada a conocer el
contenido intrínseco de la doble obra unitaria de Lc/Hch: ¿Existe urt
punto de vista, es decir, una prospectiva -historiográfica, teológica ó
histórico-teológica - que permita captar la finalidad de los dos libritos
y, con ella, el sentido de su unidad, sin caer en esa alternativa fatal?
Dicho con otras palabras: ¿Existe algún aspecto del relato lucano que,

supporto ad una determinazione degli elementi costitutivi della prospettiva con cuí
l'autore si pone di fronte agli eventi e in base alla quale li seleziona, li colega e li
spicga. La natura storiografica di un'opera, al di la della forma letteraria che viene
utilizzata, sta proprio in questa prospettiva con cui gli eventi vengono interpretati
dallo storico» (p. 107s).
40 En la explanación de esta prospectiva aplicada a la doble obra de Lucas -me
remito al magistral artículo de V. Fusco, Progetto storiografico e progetto teologico
nell'opera lucana, en La Storiografia nella Bibbia. Atti della XXVIII Settimana Biblica
(ABI), Bologna 1986, 123-152.
41 V. Fusco, a.c. (nota 40), p. 124.
22 JOSÉ ANTONIO JÁUREGUI

desde el comienzo del evangelio, mantenga su tensión hasta el final del


relato de Hch? 42.
El mismo V. Fusco pasa por este espeso tamiz todos los temas sus-
ceptibles de interés en la doble obra de Lucas. Tales temas son el cris-
tológico, el escatológico, el pneumatológico, el eclesiológico y el pare-
nético. Fusco demuestra convincentemente que todos estos temas se
quedan demasiado cortos para explicar por qué se prolonga el libro
de los Hechos hasta Roma, después de todas las vicisitudes procesuales
de Pablo en Jerusalén y en Cesarea. El interés que suscitan todos estos
motivos queda suficientemente bien satisfecho antes de llegar al final
de Hch. En cambio -sigue Fusca-, si aplicamos a Lc/Hch un criterio
moderno de historiografía, este tema le viene demasiado largo. No res-
ponde al criterio de la curiosidad y de la precisión histórica. Quedan
demasiadas lagunas 43 •
Por otra parte, el modelo de <<Monografía histórica» sugerido por
E. Plümacher no resuelve esta insuficiencia si se intenta calificar con
este género toda la intención composicional de Lc/Hch porque queda
sin responder la pregunta decisiva, a saber, ¿cuál es el tema específico
de esa monografía? ¿Qué resultado arroja un análisis de la estructura
interna de todo el relato?

4.2.3. Estructura interna de Lc/Hch


Para contestar a estas preguntas la investigación reciente ve una
dirección más atinada en la prospectiva orientada hacia la relación de
la iglesia del tiempo de Lucas con Israel y con los paganos porque es
el único perfil capaz de mantener el interés desde el comienzo del evan-
gelio hasta el final de Hch. El tema de la salvación de Dios (o dicho con
más precisión «toiito to soterion toii Theoii») viene a ser una especie
de hilo conductor que pasa por los puntos más estratégicos de Le y
de Hch, dando unidad a los dos libros. Efectivamente, este tema irrum-
pe al comienzo del tercer evangelio (Le 2.30; 3,6) en una prolongación
intencionada de la cita de Is 40,3ss con que los tres Sinópticos presen-
tan el anuncio profético de Juan Bauista. Lucas es el único que pone en

42V. Fusco, a.c. (nota 40), p. 125.


43lb., p. 135: «Troppo corto, viceversa, risulta di racconto degli Atti, qualora il
suo scopo fosse genericamente storoigrafico (gli Atti come la prima "storill della chle.sa ')
o puramente biografico (biografía di Pictro e Paolo, o almeno di quest'ultimo). En-
trambi questi scopi esigerebbero un ulteriore prolungamento del racconto: la libera-
zione di Paolo o la sua morte, l'u lteriore diífusione del vangelo, la dlstruzlone di
Gerusalemme.» Cf. PH. H. MENOUD, Jésus et ses témoins. Remarques sur l'unité de
l'cevre de Luc, en Bulletin dela Faculté de Theologie protestante de Paris 23 (1960) 7-20.
EN EL CENTRO DEL TIEMPO: LA TEOLOGÍA DE LUCAS 23

boca del Bautista la frase de Is 40,5: «Y toda carne verá la salvación


de Dios.•• Esta promesa («verá») de la salvación de Dios de sugerentes
acentos universalistas, aparece al final de Hch (28,28) como una reali-
dad cumplida y comunicada («apestale») ¡a los gentiles!, de acuerdo
con un proyecto teológico de Lucas enunciado por Jesús resucitado al
final del evangelio (Le 24,47) y al comienzo de Hch (1,8) en cumplimien-
to del plan salvífica de Dios, según el cual «tenía que cumplirse todo
lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y en los salmos acerca
de mí» (Le 24,44). Este plan misterioso de Dios anunciaba desde el AT
que una parte de Israel rechazaría al Mesías y que éste sería aceptado
por los gentiles. El libro de los Hechos se encarga de desarrollar y dar
solidez teológica a este escandaloso viraje (cf. la cita de Is 49,6 en
Hch 13,46ss, y la emblemática actividad de Pablo hasta llegar a Roma
en Hch 28,28 después de citar Is 6,9s) 44 •
Dentro de este esquema de promesa-cumplimiento, de carácter es-
catológico, por realizarse en los últimos días (cf. Hch 2,17; 3,24; 13,41),
entra con pie firme un desarrollo histórico-salvífica que aflora desde el
mismo proemio de Le (1,1-4) y se describe en términos de una conti-
nuidad histórica que enlaza a la Iglesia del tiempo de Lucas con el
viejo Israel de las promesas del AT, resolviendo así el gravísimo pro-
blema de la identidad de la iglesia lucana de fines del siglo 1, estable-
cida sobre una gran mayoría de paganos convertidos al Cristianismo.
Este problema se plantea a todo lo largo y ancho de la doble obra lu-
cana hasta dejar claro que la promesa del AT subsiste todavía en el
cumplimiento concreto avalado por la prueba escriturística y poniendo
de relieve, al mismo tiempo, que este cumplimiento arrastra consigo la
novedad cristiana de la iglesia respecto de la expectativa de la promesa.
La tensión polarizada entre las raíces israelitas de la Iglesia y la
presentación actualizada de la solidez y legitimidad de la situación pre-
sente define mejor que otros propósitos el punto de mira, la p ro s -

44 En la investigación que subyace a los resultados del art. de V. Fusca hay que
destacar la labor de Dom Jacques DuPONT. A la bibliografía de la nota 33 hay que
añadir: J. DuPONT, La mission de Paul d'apres Actes 26,16-23 et la mission des Apotres
Luc 24,44-49 et Actes 1,8, en M. D. HooKER- S. G. WILSON (eds .), Paul and Paulinism.
Essays in honour of C. K. Barret, London 1982, 290-299; La conclusion des Actes et
son rapport a ['ensemble de l'ouvrage de Luc, en J. l<REMER (ed.), o.c. (nota 10), p. 359-
404. Reprod ucidos todos ellos en J. DUJ?ONT, Nou11elles ~tude sur les Actes des Apotres
(Lectio divina 118), Paris 1984. Mismo autor, Teología del/a Ch iesa neg/i Atii degli
A postoli (Studi Biblici 10), Bologna 1984. Agradezco mucho la erudita crónica ac~rca
de todo este nuevo planteamiento en la investigación reciente sobre Lc/Hch de
G. BETORI, Chiesa e lsraele nel libro degli Atti: RivBibllt 36 (1988) 80-97, con toda la
bibliografía adjunta.
24 JOSÉ ANTONIO JÁUREGUI

p e e t i v a que recorre toda la obra de Lucas dando unidad a la es-


tructura interna de Lc/Hch 45.
La situación era bien delicada para Lucas. Por una parte, tenía que
marginar en la iglesia inseguridades internas provocadas por quienes
veían el Cristianismo como una continuidad directa de Israel. De ahí
se derivaba la importancia capital de la prueba escriturística desarro-
llada, sobre todo, en los discursos kerigmáticos de Hch 46 • Pero, al
mismo tiempo, había que afirmar en términos claros y actualizados la
autonomía cristiana centrada fundamentalmente en la fe en la resurrec-
ción de Jesús Mesías, si se quería de verdad hacer ver a Teófilo la «SO·
lidez» («asfaleía») de la situación eclesial derivada de la proclamación
de la palabra sobre la salvación de Dios 47 •

45 G. BETORI, en la crónica citada en nota anterior escribe resumiendo a Dom


J. Dupont: « .. . no es posible llegar al corazón de la Eclesiologfa lucana centrándose
en el vocabulario, en la descripción de la vida de la Iglesia, en la función del Espíritu
en ella, en la constitución jerárquica, en las relaciones con el Estado. El centro del
pensamiento eclesiológico de Lucas está cabalmente en la relación polarizada de la
Iglesia con Israel y los paganos, una relación que, a su vez, se traduce eh la relación
entre las Escrituras del A.T. y el acontecimiento cristiano» (p. 83). Cf. J. A. JÁUREGUI,
«<srael» y la Iglesia en la Teología de Lucas: EstEcl 61 (1986) 129-149; Pentecostés.
Fiesta de identidad cristiana: EstEcl 66 (1991) 369-396.
46 Cf. J. A. JÁUREGUI, Hermenéutica judea-helenística de la Resurrección. Argumento
escriturístico desde la crisis de identidad de la Comunidad cristiana a fines del siglo 1:
Estudios de Deusto 38/1, 1990, 79-111.
'f1 J.K. RICHES, Die Synoptiker und ihre Gemeinden, en J. BECKER, Die Anfiinge des
Christentums, Stuttgart 1987, 160-184 (cita en p. 183).

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