El Tiempo Como Problema Teologico
El Tiempo Como Problema Teologico
El Tiempo Como Problema Teologico
Universidad de Deusto
Josef Ernst, en. su monogr afía sobre Escatol ogía Lucana t, sostiene
que «el problem a del tercer evangel io es el tiempo que el hombre
de
lglesia de la segunda generac ión post-pa scual experim entó conscie
nte-
mente y sobre el que reflexio nó». El tiempo, como problem a de la
se-
gunda generac ión cristian a, se opone a la Escatol ogía, ya que ésta,
de
cualqui er modo que se la interpre te, es relativi zación y cuestio namien
to
del factor tiempo 2.
Basta evocar la parábol a del rico necio de la parábol a lucana
• Este artículo recoge, ampliada con notas bibliográficas, una de las conferen
cias
del curso 1992-93 organizadas por el Aula de Cultum dé la Universidad de
Cantobda,
impulsadas por el Vicerrectorado de Extensión Universitaria y por el Obispado
de
Santander y realizadas desde el Centro Loyola de la Residencia de PP.
Jesuitas de
Santande r. Se pronwtció en la Escuela de Ingenieros de Caminos el dja
2 de marzo
de 1993.
1 J. ERNEsT, Herr der Geschichte. Perspektiven der lukanisch
en Eschatologie (SBS
88), Stuttgart 1978, p. 11.
2 J. ERGESY resume las diversas corrientes escatológicas del
_modo siguiente: a) El
modelo de la Teología dialéctica de la escuela de Bultmann refiere la
escatología
existencialmente aJa fe personal de cada uno en el sentido de ·una «desmun
danizacióm•.
Queda totalmente eliminado el factor tiemp-o. Las categoóas de tiempo de
la Apoca-
líptica tradicional son para Bu1tmann cifras míticas cuyo significado queda
cuestio-
nado. «La escatología en la concepción genuina cristiana no es meramen
te el fin
futuro de la historia; más bien la historia queda absorbida en la
escatología.»
(Cf. R. BuLTMANN, Glauben und Verstehen 111, p. 106). b) La escatología
consecuente
68 (1993) ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS 3-24
4 JOSÉ ANTONIO JÁUREGUI
(J. WEISS, Die Predigt Jesu vom Reiche Gottes, Gottingen 1892, y A. ScHWEITZER,
Geschichte der Leben-Jesu-Forschung, l, München und Frankfurt 1966, 254ss) entiende
lo escatológico como un problema de la autoconciencia de Jesús. Según este modelo
de escatología, se fueron mostrando equivocadas tanto la venida del Hijo del Hombre,
esperada con ocasión de la misión en Galilea (Mt 10,23), como la irrupción del Reino
de Dios, esperada en conexión con la muerte anhelada conscientemente. La escatolo-
gía de Jesús reducida a pavesas fue el comienzo del Cristianismo entendido como
institución moral. e) La hipótesis de la denominada «espera próxima» parte, asimismo,
de un error de Jesús (así W. G. KÜMMEL, Promise and Fulfilment. The Eschatological
Message of Jesus, London 1957.1966). La diferencia fundamental está en que retiene
básicamente el aspecto futuro del Reino de Dios. Si bien éste no se va a realizar de
la misma manera que Jesús lo esperaba, es una realidad que sale al encuentro del
hombre. Es verdad que se ha introducido un tiempo intermediario dilatorio del fin,
pero en principio no ha cambiado nada respecto de la proximidad del Reino de Dios.
d) Según el riiodelo de la «Escatología realizada», lo mismo que para la escatología
consecuente, después de Jesús ya no existe ningún futuro salvífico. Pero, lo que para
A. Schweitzer ltabía sido la gran equivocación de Jesús, es para CH. H. Dono (The
Parables of the Kingdom, London 1961) lo más pleno de sentido y lo más querido
por Dios. El anuncio de la basileía futura hay que entenderlo simbólicamente como
expresión del «sentido transcendente de la acción salvífica de Dios en J. C.».
e) 0; CULLMANN (Cristo y el Tiempo, Barcelona 1968) intentó un arreglo entre esca-
tología y tiempo con su proyecto de historia de salvación. Lo escatológico cobra un
nuevo carácter por los acontecimientos de la cruz y de la resurrección. La espera de
una consumación en perpetuo retardo queda desmochada por el cumplimiento ya reali-
zado. El día de la victoria no ha llegado todavía, pero se ha ganado ya la batalla
decisiva (cf. o.c., p. 11-12).
EN EL CENTRO DEL TIEMPO: LA TEOLOGÍA DE LUCAS S
midad o lejanía del Reino; sólo afirma algo acerca de su calidad im-
predecible 3• Y de aquí conduce espontáneamente a una conClusión mo-
ralizante aplicable a la actitud del cristianismo frente al factor tiempo:
«Así ocurre con el que atesora para sí y no se enriquece ante Dios.»
Pero como observa muy bien Ch. H. Dodd hablando de la naturaleza
y finalidad de las parábolas de Jesús en general, la impresión que ofre-
cen los evangelios en su conjunto con «toda esa riqueza de amorosa
observación y brillante descripción de la naturaleza y de la vida diaria»
no es la de servir «Sólo para ilustrar unas generalidades de tipo mo-
ral» 4• Cuando Jesús dice: «He venido a poner fuego a la tierra y ¡cómo
deseo que arda!», está describiendo «la volcánica energía de la activi-
dad meteórica descrita en los evangelios. La enseñanza de Jesús no es
la lenta y paciente exposición de un sistema hecha por el fundador de
una escuela. Se refiere, por el contrario, a una breve y profunda crisis
que tiene a Jesús por protagonista y es producida de hecho por su
aparición» 5•
La relativización y el cuestionamiento del factor tiempo que provoca
esta crisis breve y tremenda eslá pláslicamente descrita en la parábola
de los niños quisquillosos que riñen en sus juegos ilustrando así la ac-
titud frívola de una generación que, incapaz de ver en el movimiento
iniciado por Juan el Bautista y llevado a cumplimiento por Jesús una
crisis de primera magnitud, gastaba su tiempo en criticar neciamente
el ascetismo de Juan y la camaradería de Jesús. Tocaban la lira, mien-
tras ardía Roma.
[Trad. esp. El Centro del Tiempo (Col. Actualidad Bíblica 35), Madrid 1967.]
EN EL CENTRO DEL TIEMPO: LA TEOLOGÍA DE LUCAS 7
kritik und Formengeschichte. Der Beitrag Franz Overbecks zur Auslegung der Apos-
telgeschichte im 19. Jahrhundert (FKDG 27), Gottingen 1975. Cf. también M. TETz,
Ober Formengeschichte in der Kirchengeschichte: ThZ 17 (1961) 413-431.
14 El artículo programático fue Stilkritisches zur Apostelgeschichte, en H. ScHMIDT
(ed.), Eucharisterion, H. Gunkel zum 60. Geburtstag (FRLANT 36; N.F: 19), Gottingen
1923, 11, p. 27-49. Reproducido con otros estudios ulteriores en H. GREEVEN (ed.),
Aufsiitze zur Apostelgeschichte (FRLANT 60), Gottingen 1951, 1968 (3." ed.).
15 R. BuLTMANN, Teología del Nuevo Testamento (Biblioteca de Estudios Bíblicos,
32), Salamanca 1981: <<La concepción del cristianismo como una realidad mundano-
EN EL CENTRO DEL TIEMPO: LA TEOLOGÍA DE LUCAS 11
histórica guía la presentación del autor de Le y Hch... El hecho mismo de que escriba
un relato sobre el nacimiento y primera historia de la comunidad cristiana, detalles
por los que la comunidad escatológica difícilmente podía tener interés alguno, muestra
hasta qué punto se había alejado de su forma de pensa» (p. 540).
16 E. RAsco en su monografía sobre La Teología de Lucas (cf. nota 6, supra)
afirma: <<Martin Dibelius con unos breves artículos contribuyó más que otros grandes
comentaristas de su época al progreso en la investigación sobre Lc/Hch. Con su
insistencia en la composición de la obra, prepara el camino al descubrimiento ·de la
teología de Lucas» (p. 20).
17 A. VON HARNACK, Mission und Ausbreitung des Christentums in den ersten drei
fahrhunderten, 1/11, Leipzig 1902, 1924 (4.• ed.); Lukas der Arzt, der Verfasser des
dritten Evangeliums und der Apostelgeschichte (Beitrage zur Einleitung in das N.T., 3).
Leipzig 1906, 95.101-103; Die Apostelgeschichte (Beitrage zur Einl. in das N.T., 3),
Leipzig 1908, 211-217.
18 Zum "Paulinismus" der Apg. (nota 12).
19 En Christentum und Kultur (1919).
12 JOSÉ ANTONIO JÁUREGUI
28 S. G. WILSON, a.c. y o.c. (nota 27). H. ScHOERMANN, a.c. (nota 27). Reproducido
en mismo autor, Traditionsgeschichtliche Untersuchungen zu den synoptischen Evan-
gelien, Düsseldorf 1968, 13-15. J. ERNEST, a.c. (nota 1).
16 JOSÉ ANTONIO JÁUREGUI
Pero Marshall parece eerrar los ojos ante los datos que configuran
el tratamiento que da Lucas a la escatología tradicional. No se puede
cerrar los ojos al impacto que la doctrina sobre la irrminencia del R ein0
y la conciencia de dilación de la parusía dejaron en la obra de Lucas.
A todo lo largo y ancho de ella se hace patente una innegable sub-
versión de datos que, como hemos visto, venían adheridos a la tradición
prelucana. F. Bovon -matizand o mucho a Conzelmann y a Kasemann -
lo expresa en estos términos: «Una lristoria integrada en el kerigma ha
venido a ser en la obra de Lucas un kerigma integrado en la historia» 32 •
También un autor tan poco sospechoso como A. George aceptó sin am-
bages que Lucas tuvo que enfrentarse con el problema acuciante de la
dilación de la parusía. Las expresiones lucanas acerca de la· dilación
de la parusía constituyen para George un problema más delicado de
interpretaci ón. Un dato muy seguro: Lucas rechaza todo conocimien to
a fecha fija de la parusía (cf. Hch 1.7) y no entiende la proximidad en
el sentido de una inminencia inmediata. No se le escapa un solo dato
que ponga en relación el tiempo intermediar io de la Iglesia con el fin
(esjaton), cosa que no sucede en Me 13,10 y Mt 24,14, donde el término
griego «próton» dice referencia a un «hysteron» final. En Le 24,47 se
da un orden histórico-sa lvífica en el que a la predicación dirigida «en
primer lugar>> a los judíos sigue un «después>> de dedicación a los pa-
ganos (cf. Hch 3,25 comparado con Hch 13,46ss). Lucas conoce la dti~
ración de la historia. Por otra parte, «p ara Lucas se han cumplido ya
casi todos los signos del discurso escatológico de Jesús>>. Sabe distin-
guir entre la catástrofe histórica de la destrucción de Jerusalén y el fin
del mundo. Y, pese a ello, aquella catástrofe sigue teniendo para Lucas
un sentido escatológico como prefiguració n del fin 33 •
del de Marcos. Lucas, por hacer historia al estilo griego, falsea el ke-
rigma y, por tanto, el evangelio original.
supporto ad una determinazione degli elementi costitutivi della prospettiva con cuí
l'autore si pone di fronte agli eventi e in base alla quale li seleziona, li colega e li
spicga. La natura storiografica di un'opera, al di la della forma letteraria che viene
utilizzata, sta proprio in questa prospettiva con cui gli eventi vengono interpretati
dallo storico» (p. 107s).
40 En la explanación de esta prospectiva aplicada a la doble obra de Lucas -me
remito al magistral artículo de V. Fusco, Progetto storiografico e progetto teologico
nell'opera lucana, en La Storiografia nella Bibbia. Atti della XXVIII Settimana Biblica
(ABI), Bologna 1986, 123-152.
41 V. Fusco, a.c. (nota 40), p. 124.
22 JOSÉ ANTONIO JÁUREGUI
44 En la investigación que subyace a los resultados del art. de V. Fusca hay que
destacar la labor de Dom Jacques DuPONT. A la bibliografía de la nota 33 hay que
añadir: J. DuPONT, La mission de Paul d'apres Actes 26,16-23 et la mission des Apotres
Luc 24,44-49 et Actes 1,8, en M. D. HooKER- S. G. WILSON (eds .), Paul and Paulinism.
Essays in honour of C. K. Barret, London 1982, 290-299; La conclusion des Actes et
son rapport a ['ensemble de l'ouvrage de Luc, en J. l<REMER (ed.), o.c. (nota 10), p. 359-
404. Reprod ucidos todos ellos en J. DUJ?ONT, Nou11elles ~tude sur les Actes des Apotres
(Lectio divina 118), Paris 1984. Mismo autor, Teología del/a Ch iesa neg/i Atii degli
A postoli (Studi Biblici 10), Bologna 1984. Agradezco mucho la erudita crónica ac~rca
de todo este nuevo planteamiento en la investigación reciente sobre Lc/Hch de
G. BETORI, Chiesa e lsraele nel libro degli Atti: RivBibllt 36 (1988) 80-97, con toda la
bibliografía adjunta.
24 JOSÉ ANTONIO JÁUREGUI