Lectio Divina 04 - Tiempo de Pascua PDF

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 239

1

lectio divina
para cada da del ao

1 :^

Lectio divina
para cada da del ao

GIORGIO ZEVINI

y PIER

GIORDANO CABRA

(eds.)

Plan general de la coleccin

LECTIO DIVINA
PARA CADA DA DEL AO
*1.
*2.
*3.
*4.

Adviento
Navidad
Cuaresma y Triduo pascual
Pascua
Ferial
Ferial
Ferial
Ferial

- Tiempo
- Tiempo
- Tiempo
- Tiempo

Ordinario
Ordinario
Ordinario
Ordinario

- ao
- ao
- ao
- ao

par
par
par
par

(sem.
(sem.
(sem.
(sem.

Ferial
Ferial
Ferial
Ferial

- Tiempo
- Tiempo
- Tiempo
- Tiempo

Ordinario
Ordinario
Ordinario
Ordinario

- ao
- ao
- ao
- ao

impar
impar
impar
impar

1-8)
9-17)
18-25)
26-34)

(sem.
(sem.
(sem.
(sem.

1-8)
9-17)
18-25)
26-34)

volumen 4

Tiempo de pascua

Domingos - Tiempo Ordinario (A)


Domingos - Tiempo Ordinario (B)
Domingos - Tiempo Ordinario (C)
* Publicados.

EDITORIAL VERBO DIVINO


Avda. d e P a m p l o n a , 41
3 1 2 0 0 Estella ( N a v a r r a ) E s p a a
2001

En este volumen han colaborado:


Para la lectio divina (leccionario festivo):

La liturgia de la Palabra
en el Tiempo de pascua

ANNA MARIA CNOPI y


COMUNIDAD DE LA ABADA BENEDICTINA MATER ECCLESIAE,
ISOLA S. GIULIO.

Para la lectio divina (leccionario ferial):


GIORGIO ZEVINI (lectio del evangelio);
PTER GIORDANO CABRA (todas las partes restantes)
Para la presentacin litrgica de la Palabra:
GIANFRANCO VENTURI

Traduccin:

1. El misterio de La pascua
e n el corazn del hombre actual

MIGUEL MONTES

La vida como paso:


Siempre que ha sido posible, el texto bblico se ha tomado de la
Biblia de La Casa de la Biblia.

2000 by Editrice Queriniana, Brescia - Editorial Verbo Divino,


2001 - Es propiedad - Printed in Spain - Impresin: GraphyCems,
Villatuerta (Navarra) - Depsito legal: NA. 593-2001
ISBN 84-8169-457-6

morir-para-resurgir

La vida est marcada por el movimiento, es un continuo pasar. Desde el estado embrionario pasamos al
de feto: morimos como embrin y resurgimos como
feto. Si no sucediera esto, estaramos ante la muerte
verdadera. Del mismo modo, llegamos a nios slo
cuando dejamos el seno materno muriendo a la condicin de feto. Y lo mismo cumple decir de todos los
sucesivos pasos.
Todo -el hombre, la naturaleza, la historia, el progreso...- est marcado por el signo del pasar desde una
situacin de partida a la siguiente. Es preciso abandonar u n a posicin (morir a ella) si queremos conquistar otra (resurgir, asumir la nueva posicin): es una
condicin de vida, una ley a la que nada se sustrae. Lo
que se define como hilemorfismo pascual, pretendiendo dar a entender que la pascua, concebida como
paso, como un morir-para-resurgir, est inscrito en
todo, y nada se sustrae a su influjo.

Tiempo de pascua

Cada hombre, sea creyente o no, vive mateado por la


pascua. Con todo, existe un problema: no ser acaso
este continuo paso el indicio de u n carcter incompleto
por parte del ser humano? Hasta cundo continuar?
Tendr un trmino? Nos conduce el ltimo paso a la
muerte definitiva (el fracaso) o a la vida que no termina, es decir, a la plenitud?

La liturgia de la Palabra

el paso definitivo a la vida eterna. En efecto -escribe


san Pablo-, Cristo resucit de entre los muertos como
primicia de los que murieron. Porque, habiendo venido
por un hombre la muerte, tambin por un hombre viene
la resurreccin de los muertos. Pues del mismo modo
que por Adn mueren todos, as tambin todos revivirn
en Cristo. Pero cada cual en su rango: Cristo como primicia; luego los de Cristo en su venida (1 Cor 15,21-23).

La fiesta, celebracin de la vida


El hombre confa a la fiesta la respuesta a estas preguntas. En efecto, toda fiesta es u n a afirmacin, u n s
a la vida, un juicio favorable sobre nuestra existencia y
sobre la del m u n d o entero (J. Mateos). Quien celebra
u n a fiesta n o dice-. Todo h a terminado, Todo carece
de sentido. Quien celebra u n a fiesta vive en la abundancia - d e alimento, de dones...-, ya n o le preocupa
el tiempo... En la fiesta, y a travs de varios signos,
manifiesta el hombre la confianza que tiene en alcanzar y pregustar ya hoy como primicia la plenitud de
la vida.
La fiesta es el lugar de la memoria y de la esperanza.
En la memoria aparece la historia personal y colectiva
en su designio orgnico y recibe la luz necesaria para
sus distintos momentos. La memoria nos impulsa hacia el futuro y mantiene despierta la expectativa de la
plenitud de la vida.
La pascua de Cristo ilumina la vida del hombre
El misterio de la pascua de Cristo brinda u n a respuesta a las preguntas del hombre. El Seor Jess, con
su resurreccin, nos dice que el continuo pasar no
tiene como trmino final la muerte, sino la vida. Y en
la fiesta nos anticipa y nos hace vivir, c o m o primicia,

2. El misterio de la pascua,
proclamado e n la liturgia
E L LECCIONARIO DOMINICAL Y FESTIVO

El misterio del domingo de pascua: los evangelios


En el segundo domingo de pascua, Jess, que se hace
presente de nuevo en medio de los apstoles como el
(primer) domingo de pascua, consagra el ritmo dominical y revela su sentido: es el da en que el Seor se hace
presente en medio de la comunidad reunida, le habla
para revelarle el sentido de las Escrituras, le hace experimentar - c o m o a santo Toms- su misterio pascual y le
da la paz.
En el tercer domingo, prosiguiendo la revelacin del
misterio del primer da despus del sbado, se manifiesta Jess en la fraccin del p a n a los viajeros (ciclo
A), en el acto concreto del comer (B) y en la preparacin de la mesa a quienes echan la red porque l lo
dice (C).
En el cuarto, y siempre revelando el misterio del domingo, se manifiesta Jess resucitado como Seor y
pastor que habla a los suyos y los rene (A) los salva
(B), dando por ellos su propia vida (C). En este domingo se celebra el da de las vocaciones.

Tiempo de pascua

En el quinto domingo se manifiesta Jess como Camino, Verdad y Vida (A), como Vid verdadera (B) que
da el mandamiento del amor (C). La Iglesia vive de este
mandamiento (as en los tres ciclos: A-B-C).
En el sexto domingo, Jess resucitado da a la comunidad el mandamiento del a m o r (A-B-C) y promete el
don del Espritu (A) a todos (B), como gua de la Iglesia (C). El a m o r y el Espritu hacen de la Iglesia la nueva Jerusaln, templo del Seor (C).
El da de la ascensin, antes de subir al cielo, enva
Jess sus apstoles al m u n d o como sus testigos. En
este misterio revela el destino del hombre y de la historia. Como es sabido, esta solemnidad se celebra en
Espaa el sptimo domingo de pascua. En el Leccionario para la Iglesia universal, sin embargo, en el sptimo domingo, Cristo, glorificado por el Padre (A), no
abandona a los suyos; les hace partcipes de sus dones;
ora al Padre para que los guarde en la verdad (B) y en
la unidad (C) mediante la fuerza del a m o r y del Espritu.
En Pentecosts, por ltimo, el Espritu Santo lleva a
cabo la plenitud de la pascua de Cristo por medio de la
Iglesia. Los apstoles, empujados por el poder de Jess
resucitado y por la fe en l, parten para su misin en el
mundo.
Las primeras lecturas: el misterio de la comunidad

pascual

Durante este tiempo no se lee el Antiguo Testamento.


La razn de esto es que el tiempo de la profeca ha
pasado y est presente la realizacin de la misma. La
lectura continua de los Hechos de los Apstoles traza el
camino paradigmtico de la Iglesia: su aparicin, su organizacin, su desarrollo.

La liturgia de la Palabra

Si quisiramos reducirlo todo a u n esquema, podramos presentar de este modo las diferentes etapas cine
hemos perfilado:
- la comunidad de los que creen en Cristo, muerto y
resucitado, surge con unas caractersticas bien precisas, presentadas a travs de los compendios de
los captulos 2 y 4 de los Hechos de los Apstoles
(segundo domingo);
- la predicacin de los apstoles se centra en Cristo muerto y ahora resucitado (tercer y cuarto domingo);
- la comunidad se recoge y se organiza: tiene lugar
la eleccin de los diconos y comienza el ministerio
apostlico de Pablo y Bernab (quinto domingo);
- el anuncio de salvacin se extiende a los paganos gracias a la accin del Espritu Santo (sexto domingo).
Las segundas

lecturas

Las segundas lecturas anuncian la resurreccin de


Cristo y su presencia en medio de los suyos (desde el
segundo al quinto domingo), as como el don del Espritu (sexto domingo y domingo de Pentecosts).
Se leen la Primera carta de Pedro (A), que es la
catequesis bautismal de Pedro, donde se presentan las
exigencias morales que derivan del b a u t i s m o ; la
catequesis de Juan sobre el mandamiento del amor (B),
y la visin de la glorificacin de Cristo segn el Apocalipsis (C).

Lecturas para una

mistagogia

El conjunto de las lecturas, y en particular los evangelios y las segundas lecturas, constituye el esqueleto de

Tiempo de pascua

10

la mistagogia pascual: el sentido del domingo; la eucarista como presencia del Resucitado que explica las Escrituras y rompe el pan; Jess, buen pastor, puerta del
redil y gua para quien cree en l; las exigencias que deben seguir quienes se han adherido a Cristo, el Seor, a
travs de la fe; escuchar-practicar su palabra: en particular, vivir el mandamiento del amor; la perspectiva final de la glorificacin en Cristo.

E L LECCIONARIO FERIAL

En el Leccionario ferial se recogen los temas de los


domingos.
La primera lectura est tomada de los Hechos de los
Apstoles en forma de lectio semicontinua: se trata de
la narracin en clave teolgica de la vida de la Iglesia,
que se va implantando poco a poco. La primera y solemne revelacin es que, tras la muerte y resurreccin
del Seor, se ofrece el Espritu a todos {Pentecosts). El
Espritu gua a la Iglesia para que vaya rompiendo las
numerosas barreras que los hombres levantan de continuo entre ellos. Se manifiestan diferentes resistencias, pero - a partir del primer concilio de Jerusaln- la
Iglesia se hace autnoma del judaismo, aunque no sin
que se produzcan continuas tensiones, para convertirse en luz de todo el m u n d o y en sal de la tierra.
Los acontecimientos
que se narran y los discursos
que los acompaan hacen aparecer, como en filigrana,
la fuerza del Espritu.
La historia, compuesta siempre a partir de odios, desencuentros y sangre, contina. Pero aquellos que aceptan vivir
a diario en la luz de la pascua pueden creer y participar ahora en esta tendencia de la historia humana, que camina contra corriente: en el Espritu que hace germinar ya desde ahora un mundo de amor (R. Johanny).

La liturgia de la Palabra

I I

3. El misterio de la pascua,
celebrado e n la liturgia
En apariencia, el Tiempo pascual se presenta como
un conjunto de fiestas. Sin embargo, en realidad es
como una nica gran fiesta, el sacramento de los cincuenta das, esto es, un acontecimiento que comienza
el da de pascua, resurreccin de Jess, pasa a travs de
su ascensin-glorificacin y culmina con la efusin del
Espritu Santo en Pentecosts. Este da lo viven todos
los cristianos, y en particular los nefitos y los penitentes, como una fiesta prolongada, anticipo de la fiesta sin
fin, al son del canto del aleluya. A su luz, y partiendo de
esta experiencia, los cristianos interpretan toda la historia como lugar donde tiene lugar el gran duelo entre
la vida y la muerte, pero donde acaece tambin el triunfo de la vida.
Por eso se convierte esta fiesta en afirmacin de la
vida, renovada por la resurreccin de Cristo. El cristiano vive con la seguridad de que ahora es radicalmente
libre, sin tener que temer ya nada por su vida. Esta fiesta se vive en una alegra prolongada junto a los otros
hermanos en la fe y se explcita en muchos otros motivos de fiesta: fiesta de la comunidad parroquial, de las
primeras comuniones, de la confirmacin, de las ordenaciones, del final del ao catequtico, del mes de Mara, del da de la madre...

4. El misterio de la pascua,
vivido en la vida de cada da
Vivir la resurreccin, hoy, significa proclamar con fe
que Jess, muerto por nuestros pecados (1 Cor 15,20)
ha resucitado de entre los muertos (1 Cor 15,20) y que
El que vive... vive por los siglos de los siglos (Ap 1,17s).
sa era la conviccin de los primeros testigos: Pues

12

Tiempo de pascua

bien, tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto


es lo que habis credo (1 Cor 15,11). Y resulta decisiva:
Y si no resucit Cristo, vaca es nuestra predicacin, vaca tambin vuestra fe y somos los hombres ms dignos de compasin! (1 Cor 15,14.17-19). Esta es la predicacin de los apstoles que se nos propone de nuevo
en las lecturas del tiempo pascual (primeras lecturas de
los ciclos A-B-C y segundas lecturas del ciclo C).
La resurreccin de Cristo representa asimismo el
paso obligado del hombre para llegar a la esperanza
viva (1 Pe 1,3). Y se trata de una garanta (Hch 17,31).
En efecto, 5/ hemos muerto con Cristo, creemos que
tambin viviremos con l, sabiendo que Cristo, una vez
resucitado de entre los muertos, ya no muere ms, y que
la muerte no tiene ya seoro sobre l (Rm 6,8s). E incluso: Una vez resucitado con Cristo debemos buscar
las cosas de arriba (Col 3,1). Nuestra resurreccin con
Cristo encuentra en l su fundamento y su cumplimiento, y se apoya en la certeza de que Cristo ha resucitado de entre los muertos de una vez para siempre. En
Jesucristo hemos pasado nosotros de la muerte a la
vida. Ahora bien, ese paso de la muerte a la vida -esta fe
en Jess, basada en una certeza- debemos vivirlo en la
esperanza (vanse las segundas lecturas del ciclo A).
El carcter problemtico de la experiencia cristiana,
el aspecto trgico de la existencia h u m a n a y la tensin
entre el ya y el todava no de la historia de la salvacin
nos sitan entre esta certeza y el paso obligado por la
esperanza en la vida. Cmo vivir esta situacin? Con el
amor! En efecto, sabemos que hemos pasado de la muerte
a la vida porque amamos a los hermanos (1 Jn 3,14;
vanse las segundas lecturas del ciclo B).
Una vez arraigados en la resurreccin de Cristo, debemos vivir en el Resucitado toda la realidad humana,
con sus alegras, sus sufrimientos y sus luchas. Y, asimismo, en esa resurreccin debemos descubrir el sentido

La liturgia de la Palabra

13

de la existencia y tambin el de la creacin, dado que la


resurreccin se extiende a toda la realidad csmica. Este
aspecto est muy bien expresado por el apstol Pablo:
Sabemos, en efecto, que la creacin entera est gimiendo
con dolores de parto hasta el presente. Pero no slo ella;
tambin nosotros, los que poseemos las primicias del Espritu, gemimos en nuestro interior suspirando por que Dios
nos haga sus hijo y libere nuestro cuerpo. Porque ya estamos salvados, aunque slo en esperanza (Rm 8,22-24a).
Las actitudes fundamentales del cristiano durante
este tiempo han de ser:
- la alegra expresada en el canto del aleluya: esta actitud nace de la fe en que Cristo ha resucitado de verdad y que nos ha hecho partcipes de su resurreccin,
as como de la continua presencia del Resucitado en
medio de los suyos, como indica el cirio pascual, que
permanece encendido siempre durante estos cincuenta das;
- la libertad vivida en los sacramentos pascuales: el
cristiano da testimonio de ella y se compromete en la
liberacin de sus hermanos;
- la comunin fraterna: Cristo, con su sacrificio, ha
hecho de todos los hombres u n solo pueblo, derribando toda divisin, y ha purificado a su Iglesia. Todos los que han accedido a la fe pascual forman un
solo corazn y una sola alma en la alabanza a Dios
por su salvacin y en el servicio a los hermanos.
La celebracin de la eucarista, durante este tiempo
pascual, significa en particular reconocer todas las manifestaciones del Jess resucitado en su Iglesia: hacernos instrumentos de estas manifestaciones, como miembros del pueblo sacerdotal; dar gracias al Padre por la
continua presencia entre nosotros de Jess resucitado.

Domingo de pascua

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 10,34a.37-43

Por lo que se refiere a las ferias del Tiempo Pascual, y


durante las tres primeras semanas, daremos prioridad a
la lectura de los Hechos de los Apstoles en el enfoque de
la lectio divina; durante las restantes semanas, en cambio, daremos prioridad al evangelio de Juan.

En aquellos das tom Pedro la palabra y dijo:


- Verdaderamente ahora comprendo que Dios no hace distincin de personas." Ya conocis lo que ha ocurrido en el
pas de los judos, comenzando por Galilea, despus del bautismo predicado por Juan. 3S Me refiero a Jess de Nazaret, a
quien Dios ungi con Espritu Santo y poder. l pas haciendo el bien y curando a los oprimidos por el demonio, porque
Dios estaba con l. 39 Nosotros somos testigos de todo lo que
hizo en el pas de los judos y en Jerusaln. A l, a quien mataron colgndolo de un madero, 40 Dios lo resucit al tercer
da y le concedi que se manifestase 41 no a todo el pueblo,
sino a los testigos elegidos de antemano por Dios, a nosotros
que comimos y bebimos con l despus que resucit de entre
los muertos. 42 l nos mand predicar al pueblo y dar testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos.
43
De l dan testimonio todos los profetas, afirmando que todo
el que cree en l recibe el perdn de los pecados por medio de
su nombre.

* Pedro, lleno del Espritu Santo, resume en un denso y escultural discurso todo el itinerario de Jess de

16

Tiempo de pascua

Nazaret. Por medio de Pedro, que ya ha dejado caer las


barreras de la estricta observancia juda, llega por primera vez a los paganos el anuncio de la salvacin -el
-kerigma-. Muchos de estos paganos llegan a la fe porque su corazn est abierto a la escucha.
Al relatarnos este discurso nos transmite Lucas algunos fragmentos autnticos del ministerio de la primera evangelizacin de la Iglesia naciente. El tema de la
predicacin es nico: la persona misma de Jess de Nazaret, el Mesas consagrado por Dios en el Espritu Santo (v. 28). Los apstoles pueden atestiguar que Jess,
durante su vida terrena, hizo milagros, cur a enfermos,
liber del maligno a los que estaban bajo el poder de
Satans. Con todo, la fe, el impulso misionero y la incontenible alegra de sus discpulos proceden de la experiencia del misterio pascual, del encuentro con Cristo resucitado, al que crean muerto para siempre.
Y de eso mismo d a n testimonio: aquel Jess que, rechazado, muri crucificado, Dios lo resucit, ratificando as la verdad de su predicacin. Es importante
sealar que la resurreccin est atribuida aqu a Dios y
no al propio poder de Cristo; eso es lo que atestigua la
antigedad de este fragmento kerigmtico.
Y Pedro insiste en su fogosidad: no se trata de fbulas o sugestiones, sino de u n a realidad tan concreta que
puede ser descrita con dos trminos muy cotidianos:
Comimos y bebimos con l. Jess se ha manifestado a
a los testigos elegidos de antemano por Dios, pero esta
eleccin est orientada a una apertura catlica, universal. Los apstoles han recibido el encargo de anunciar,
porque todos deben saber que Dios ha constituido juez
de vivos y muertos (cf. Dn 7,13; Mt 26,64) al Crucificado-Resucitado, que, mediante su propio sacrificio, ha
obtenido la remisin de los pecados para todo el que
cree en l (w. 42s).

Domingo de pascua

VI

Segunda lectura: Colosenses 3,1-4


Hermanos: As pues, ya que habis resucitado con Cristo,
buscad las cosas de arriba, donde est Cristo sentado ;\ \:\
derecha de Dios. 2 Pensad en las cosas de arriba, no en las de
la tierra. 3 Habis muerto, y vuestra vida est escondida con
Cristo en Dios; 4 cuando aparezca Cristo, vuestra vida, entonces tambin vosotros aparecis gloriosos con l.

** En la Carta a los Colosenses - u n a de las llamadas


cartas de la cautividad-, la reflexin de Pablo, que parte
como siempre del acontecimiento pascual (cf. Col 1,12-14),
llega a captar las dimensiones csmicas del misterio de
Cristo, denominado con algunos atributos fundamentales. Es creador junto con el Padre (1,16), primognito de
la creacin y nuevo Adn (1,15), cabeza del cuerpo que es
la Iglesia y redentor del mundo (1,16-20). El cristiano,
por medio del bautismo, que le hace partcipe de la muerte y resurreccin del Seor, mediante una vida de fe que
lleva a su pleno desarrollo el germen bautismal, se convierte en miembro vivo de Cristo. Esto trae consigo no
slo el compromiso de renunciar al pecado para caminar en una vida nueva, sino tambin una orientacin resuelta a las realidades celestes, sostenida por la conciencia de nuestra propia identidad de hijos de Dios,
peregrinos a la ciudad eterna, hacia la que, por una parte, tiende, mientras que, por otra - e n Cristo resucitado-,
se encuentra ya.
De ah la necesidad de elegir bien y de buscar las
cosas de arriba, de acuerdo con una vida resucitada,
celeste. De ah procede asimismo la invitacin a prescindir de todo lo que vuelve la vida demasiado exterior
y vacua (3,3). El cristiano ha muerto a las cosas de la
tierra y vive escondido en Aquel que vive. Cuando
Cristo se manifieste en la gloria, entonces se revelar
tambin, a los ojos de todos, la belleza espiritual de
aquellos que, actuando por la fe en adhesin a Cristo

Tiempo de pascua

18

en la vida diaria, han encontrado en l la unidad y la


plenitud (3,4).
O bien:

Segunda lectura: 1 Corintios 5,6b-8


Hermanos: No sabis que un poco de levadura hace fermentar toda la masa? 7 Suprimid la levadura vieja y sed masa
nueva, como panes pascuales que sois, pues Cristo, que es
nuestro cordero pascual, ha sido ya inmolado. 8 As que celebremos fiesta, pero no con levadura vieja, que es la de la maldad y la perversidad, sino con los panes pascuales de la sinceridad y la verdad.

** El encuentro con Cristo resucitado y vivo determina la conducta moral del cristiano, libre ahora de
u n sistema de normas ms o menos severas o detalladas. Por eso, Pablo, sin forzar las cosas en modo alguno, puede remitirse al misterio pascual cuando considera que debe intervenir con autoridad firme en
ciertas situaciones lamentables que se dan en la comunidad de Corinto.
Pablo, refirindose al rito de la pascua juda, que Jess llev a cabo como memorial de su propia muerte
salvfica, recuerda la costumbre de quemar antes de la
fiesta toda la levadura vieja, en cuanto signo de corrupcin que no debe contaminar la vida nueva (v. 7).
Vosotros mismos -dice a los corintios- debis ser pan
puro, nuevo, que Cristo consagra con la ofrenda de s
mismo. l es la verdadera pascua, el cordero inmolado,
cuya sangre nos protege del exterminador (Ex 12,12s).
El cristiano, consciente del alcance de ese sacrificio, est
llamado a vivir en la novedad, eliminando de su corazn
el fermento de las viejas costumbres, de los pequeos y
de los grandes vicios con los que muestra connivencia,

Domingo de pascua

I"

de suerte que pueda presentarse a Dios con piuvztt \


autenticidad, como el pan nuevo de la pascua (v. 8).

Evangelio: Juan 20,1-9


El domingo por la maana, muy temprano, antes de salir
el sol, Mara Magdalena se present en el sepulcro. Cuando
vio que haba sido rodada la piedra que tapaba la entrada, 2 se
volvi corriendo a la ciudad para contrselo a Simn Pedro y
al otro discpulo a quien Jess tanto quera. Les dijo:
- Se han llevado del sepulcro al Seor, y no sabemos dnde lo han puesto.
3
Pedro y el otro discpulo se fueron rpidamente al sepulcro. 4 Salieron corriendo los dos juntos, pero el otro discpulo
adelant a Pedro y lleg antes que l. 5 Al asomarse al interior
vio que las vendas de lino estaban all, pero no entr. 6 Siguindole los pasos lleg Simn Pedro, que entr en el sepulcro 7 y
comprob que las vendas de lino estaban all. Estaba tambin
el pao que haban colocado sobre la cabeza de Jess, pero no
estaba con las vendas, sino doblado y colocado aparte. 8 Entonces entr tambin el otro discpulo, el que haba llegado
primero al sepulcro. Vio y crey. 9 (Y es que, hasta entonces,
los discpulos no haban entendido la Escritura, segn la cual
Jess tena que resucitar de entre los muertos.)

** Los discpulos, antes de encontrar al Seor resucitado, pasan por la dolorosa experiencia de la tumba vaca:
constatan la ausencia del cuerpo de Jess. El cuarto
evangelista subraya sobremanera este elemento, introduciendo una dialctica de visin-fe-visin espiritual
que recorre de manera creciente los captulos 20-21,
interpelando tambin al lector y a todos aquellos que
creen sin haber visto (20,29). En esta percopa se expresa esto mismo mediante el uso de tres verbos diferentes,
traducidos en nuestro texto por ver y comprobar, y
que indican matices diferentes (w. 1.5; v. 7; v. 8).
Los relatos de la resurreccin se abren con dos precisiones cronolgicas: El domingo por la maana y

20

Tiempo de pascua

muy temprano, antes de salir el sol. El da inicial de


una nueva semana se convertir as en el comienzo de
una creacin nueva, en verdadero da del Seor (dies
dominica), en el que la fe amorosa, no iluminada todava por la luz del Resucitado, camina, a pesar de todo,
en la oscuridad y va ms all de la muerte.
Mara Magdalena es el prototipo de esta fidelidad. Al
llegar al sepulcro -probablemente no sola, como muestra el plural del v. 2 b - capt con la mirada (blpei, v. 1)
que la piedra que tapaba la entrada haba sido rodada.
Como dominada por la realidad que ve, no se da cuenta de nada ms, y corre enseguida a denunciar la ausencia del Seor a Pedro -cuya importancia en los acontecimientos pascuales es realzada por toda la tradiciny al otro discpulo a quien Jess tanto quera, probablemente el mismo Juan a quien remonta la tradicin
del cuarto evangelio. Este ltimo fue el primero en llegar al sepulcro, pero no entr enseguida; tambin l
capt con la mirada (blpei, v. 5) primero las vendas
mortuorias de lino. Llega Pedro, entra y se detiene a contemplar {theori, v. 6) las vendas mortuorias -lo que
permite pensar que se haban quedado en su sitio, aflojadas por estar vacas del cuerpo que contenan- y el sudario que cubra el rostro, enrollado en un lugar aparte.
El evangelista nos suministra unas notas preciosas.
Resulta significativa la diferencia entre estos detalles
y los correspondientes a la resurreccin de Lzaro
(11,44). El lento examen a que somete la mirada de
Pedro cada detalle particular dentro del sepulcro vaco
crea u n clima de gran silencio, de expectante interrogacin... Entonces entr tambin el otro discpulo, el que
haba llegado primero al sepulcro. Vio y crey (v. 8). El
verbo usado aqu es iden; para comprender su significado basta con pensar que de l procede nuestra palabra idea. Ahora el discpulo, al ver, intuye lo que ha
sucedido. Pasa de la realidad que tiene delante a otra
ms escondida, llega a la fe, aunque se trata an de una

Domingo de pascua

.'I

fe oscura, como muestran el v. 9 y la continuacin del


relato. De ste se desprende que la fe no es, para el hombre, una posesin estable, sino el comienzo de un camino de comunin con el Seor, una comunin que ha de
ser mantenida viva y en la que hemos de ahondar ms y
ms, para que llegue a la plenitud de vida con l en el
reino de la luz infinita.
O bien se pueden leer los evangelios de la vigilia pascual
(vase vol. 3): Mateo 28,1-10; Lucas 24,13-35.

MEDITATIO
Mi alegra, Cristo, ha resucitado. Con estas palabras sola saludar san Serafn de Sarov a quienes le visitaban. Con ello se converta en mensajero de la alegra
pascual en todo tiempo. En el da de pascua, y a travs
del relato evanglico, el anuncio de la resurreccin se
dirige a todos los hombres por los mismos ngeles y,
despus de ellos, por las piadosas mujeres a la vuelta del
sepulcro, por los apstoles y por los cristianos de las generaciones pasadas, ahora vivas para siempre en El que
vive. Sus palabras son una invitacin, casi una provocacin. Esas palabras hacen resurgir en el corazn de
cada uno de nosotros la pregunta fundamental de la
vida: quin es Jess para ti? Ahora bien, esta pregunta
se quedara para siempre como una herida olorosamente abierta si no indicara al mismo tiempo el camino para encontrar la respuesta. No hemos de buscar entre los muertos al Autor de la vida. No encontraremos a
Jess en las pginas de los libros de historia o en las
palabras de quienes lo describen como uno de tantos
maestros de sabidura de la humanidad. l mismo, libre
ya de las cadenas de la muerte, viene a nuestro encuentro; a lo largo del camino de la vida se nos concede encontrarnos con l, que no desdea hacerse peregrino

Tiempo de pascua

22

con el hombre peregrino, o mendigo, o simple hortelano. l, el Inaprensible, el totalmente Otro, se deja encontrar en su Iglesia, enviada a llevar la buena noticia
de la resurreccin hasta los confines de la tierra.
En consecuencia, slo hay una cuestin importante de
verdad: ponernos en camino al alba, no demorarnos ms,
encadenados como estamos por los prejuicios y los
temores, sino vencer las tinieblas de la duda con la esperanza. Por qu no habra de suceder todava hoy
que encontrramos al Seor vivo? Ms an, es cierto
que puede suceder. El modo y el lugar sern diferentes,
personalsimos para cada uno de nosotros. El resultado de este acontecimiento, en cambio, ser nico: la
transformacin radical de la persona. Encuentras a
un h e r m a n o que no siente vergenza de saludarte diciendo: Mi alegra, Cristo ha resucitado? Pues bien,
puedes estar seguro de que ha encontrado a Cristo. Encuentras a alguien entregado por completo a los hermanos y absolutamente dedicado a las cosas del cielo? Pues
bien, puedes estar seguro de que ha encontrado a Cristo... Sigue sus pasos, espa su secreto y llegar tambin
para ti esa hora tan deseada.
ORATIO
Haz, Seor, que tambin nosotros nos sintamos llamados, vistos, conocidos por ti, que eres el Presente, y
podamos descubrir as el valor nico de nuestra vida en
medio de la inmensa multitud de las otras criaturas.
Danos un corazn humilde, abierto y disponible, para
poder encontrarte y permitir que nos marques con tu
sello divino, que es como u n a herida profunda, como
u n dolor y u n a alegra sin nombre: la certeza de estar
hechos para ti, de pertenecerte y de no poder desear
otra cosa que la comunin de vida contigo, nuestro
nico Seor.

Domingo de pascua

A ti queremos acercarnos en esta maana de pascua,


con los pies desnudos de la esperanza, para tocarle con
la m a n o vaca de la pobreza, para mirarte con los ojos
puros del amor y escucharte con los odos abiertos do la
fe. Y mientras, angustiados, vamos hacia ti, invocamos
tu nombre, que resuena como msica y como canto en
lo ms ntimo de nuestro corazn, donde el Espritu,
con gemidos inefables, llora nuestro dolor y con dulzura
y vigor nos enva por los caminos del amor.
CONTEMPLATIO
Estars en condiciones de reconocer que tu espritu
ha resucitado plenamente en Cristo si puede decir con
ntima conviccin: Si Jess vive, eso me basta!. Estas
palabras expresan de verdad una adhesin profunda y
digna de los amigos de Jess. Cuan puro es el afecto que
puede decir: Si Jess vive, eso me basta!. Si l vive,
vivo yo, porque mi alma est suspendida de l; ms an,
l es mi vida y todo aquello de lo que tengo necesidad.
Qu puede faltarme, en efecto, si Jess vive? Aun cuando me faltara todo, no m e importa, con tal de que viva
Jess... Incluso si a l le complaciera que yo me faltara
a m mismo, me basta con que l viva, con tal que sea
para l mismo. Slo cuando el amor de Cristo absorba
de este modo tan total el corazn del hombre, hasta el
punto de que se abandone y se olvide de s mismo y slo
se muestre sensible a Jesucristo y a todo lo relacionado con l, slo entonces ser perfecta en l la caridad
(Guerrico de Igny, Serrno in Pascha, i, 5).
ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Si habis resucitado con Cristo, buscad las cosas de
arriba (Col 3,1).

24

Tiempo de pascua

P A R A LA L E C T U R A E S P I R I T U A L
En el fluir confuso de los acontecimientos hemos descubierto un
centro, hemos descubierto un punto de apoyo: Cristo ha resucitado! Existe una sola verdad: Cristo ha resucitado! Existe una sola
verdad dirigida a todos: Cristo ha resucitado!
Si el Dios-Hombre no hubiera resucitado, entonces todo el mundo se habra vuelto completamente absurdo y Pilato hubiera tenido
razn cuando pregunt con desdn: Qu es la verdad?. Si el
Dios-Hombre no hubiera resucitado, todas las cosas ms preciosas
se habran vuelto indefectiblemente cenizas, la belleza se habra
marchitado de manera irrevocable. Si el Dios-Hombre no hubiera
resucitado, el puente entre la tierra y el cielo se habra hundido
para siempre. Y nosotros habramos perdido la una y el otro, porue no habramos conocido el cielo, ni habramos podido defenernos de la aniquilacin de la tierra. Pero ha resucitado aquel ante
el que somos eternamente culpables, y Pilato y Caifas se han visto
cubiertos de infamia.
Un estremecimiento de jbilo desconcierta a la criatura, que
exulta de pura alegra porque Cristo ha resucitado y llama junto a
l a su Esposa: Levntate, amiga ma, hermosa ma, y ven!.
Llega a su cumplimiento el gran misterio de la salvacin. Crece la
semilla de la vida y renueva de manera misteriosa el corazn de
la criatura. La Esposa y el Espritu dicen al Cordero: Ven!. La
Esposa, gloriosa y esplendente de su belleza primordial, encontrar
al Cordero (P. Florenskij, // cuore cherubico, Csale Monferrato 1999,
pp. 172-174, passim).

Lunes
de la octava de pascua

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 2,14.22-32


El da de Pentecosts, Pedro, en pie con los once, levant la
voz y declar solemnemente:
- Judos y habitantes todos de Jerusaln, fijaos bien en lo que
pasa y prestad atencin a mis palabras.
22
Israelitas, escuchad: Jess de Nazaret fue el hombre a quien
Dios acredit ante vosotros con los milagros, prodigios y seales
que realiz por medio de l entre vosotros, como bien sabis.
"Dios lo entreg conforme al plan que tena previsto y determinado, pero vosotros, valindoos de los impos, lo crucificasteis
y lo matasteis. 24 Dios, sin embargo, lo resucit, rompiendo las
ataduras de la muerte, pues era imposible que sta lo retuviera
en su poder, 25 ya que el mismo David dice de l:
Tengo siempre presente al Seor,
porque est a mi derecha
para que yo no vacile.
26
Por eso se regocija mi corazn,
se alegra mi lengua
11
y hasta mi carne descansa confiada;
porque no me entregars al abismo,
ni permitirs que tu fiel
vea la corrupcin.
28
Me enseaste los caminos de la vida,
y me saciars de gozo en tu presencia.

Octava de pascua

26
29

Hermanos, del patriarca David se os puede decir francamente que muri y fue sepultado, y su sepulcro an se conserva entre nosotros. ,0 Pero, como era profeta y saba que
Dios le haba jurado solemnemente sentar en su trono a un
descendiente de sus entraas, " vio anticipadamente la resurreccin de Cristo y dijo que no sera entregado al abismo, ni
su carne vera la corrupcin. " A este Jess Dios lo ha resucitado, y de ello somos testigos todos nosotros.

** El discurso de Pedro en Pentecosts presenta el


kerigma, el anuncio fundamental: Jess, hombre acreditado por Dios en vida con milagros de todo tipo, fue
rechazado por los hombres. Pero Dios ha confirmado la
justedad de su causa y le ha expresado su aceptacin
exaltndolo con la resurreccin. El sello de Dios sobre
Jess, tanto en vida como en su muerte, est completo.
Es ms, todo estaba previsto en el plan de Dios, como se
deduce del Sal 15, donde expresa David su esperanza de
no verse abandonado a la corrupcin de la muerte. Lo
que no lleg a realizarse en David, se realiza ahora en
Jess de Nazaret, al que Dios resucit de entre los muertos. Y de ello somos testigos todos nosotros. Pedro
anuncia hechos reales, como la vida ejemplar de Jess;
su muerte como obra conjunta de los presentes y de los
paganos; su resurreccin; el testimonio de los apstoles.
Todo ello forma parte del plan de Dios diseado en las
Escrituras. El pasaje ofrece, por tanto, un ejemplo de la
primera predicacin apostlica, centrada en Jess de Nazaret, sobre su extraordinario acontecimiento humano,
sobre la responsabilidad de quienes le rechazaron, sobre la absoluta presencia de Dios en su vida.

Evangelio: Mateo 28,8-15


En aquel tiempo, las mujeres salieron a toda prisa del sepulcro y, con temor pero con mucha alegra, corrieron a llevar
la noticia a los discpulos. 9 Jess sali a su encuentro y las
salud.

Lunes

27

Ellas se acercaron, se echaron a sus pies y lo adoran ni,


Entonces Jess les dijo:
- No temis; id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea,
all me vern.
11
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los jefes de los sacerdotes todo lo ocurrido. 12 stos se reunieron con los ancianos
y acordaron en consejo dar una buena suma de dinero a los
soldados, " advirtindoles:
- Decid que sus discpulos fueron de noche y robaron su
cuerpo mientras dormais. '4 Y si el asunto llega a odos del
gobernador, nosotros le convenceremos y responderemos por
vosotros.
15
Los soldados tomaron el dinero e hicieron lo que les
haban dicho, y sta es la versin que ha corrido entre los
judos hasta hoy.
10

*+ El pasaje bblico narra dos encuentros diferentes:


el primero, entre Jess y las mujeres, cuando stas iban
de camino para llevar el mensaje de la resurreccin a
los discpulos (w. 8-10); el segundo, entre los sumos sacerdotes y los guardianes del sepulcro, que se dirigen a
los jefes del pueblo para informarles de las cosas que
han pasado (w. 11-15). El hecho central sigue siendo la
tumba vaca, y, sobre sta, Mateo nos ofrece dos posibles interpretaciones: o bien Jess ha resucitado, o bien
ha sido robado por sus discpulos. Al lector le corresponde la fcil eleccin, que no es, ciertamente, la de la
mentira organizada por los sumos sacerdotes, sino la
del testimonio dado por las mujeres. A ellas les dice Jess:
Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, all me
vern (v. 10). El acontecimiento de la resurreccin es
un hecho sobrenatural, y slo la fe puede penetrarlo,
como es el caso de la fe de las mujeres, discpulas y
mensajeras de Cristo resucitado.
No es difcil ver en el texto el trasfondo de una polmica entre los jefes del pueblo y los discpulos de Jess
en torno a la resurreccin de Jess. Mateo escribi su
evangelio cuando todava estaba vivo el contraste cu lio

Octava de pascua

28

la comunidad cristiana del siglo I, que con la resurreccin


del Seor ve inaugurados los tiempos del m u n d o nuevo
e inaugurado el Reino de Dios basado en el amor, y las
autoridades judas, que, una vez ms, rechazan a Jess
como Mesas, esperando a otro salvador.
La resurreccin ser siempre u n signo de contradiccin para todos y cada uno de los hombres: para los que
estn abiertos a la fe y al amor, es fuente de vida y salvacin; para los que la rechazan, se vuelve motivo de
juicio y condena.
MEDITATIO
Vosotros le matasteis, pero Dios le ha resucitado:
sta es la primera predicacin apostlica, y es y ser la
perenne predicacin de la Iglesia basada en los apstoles. Pedro y la Iglesia existen para repetir a lo largo de
los siglos este anuncio. Un anuncio sorprendente, aunque no de una idea, sino de un hecho inimaginable, imprevisible, que contiene toda la dimensin negativa de
la historia y toda la dimensin positiva de la voluntad
de Dios, que reasume todo el poder destructivo de la
maldad h u m a n a y todo el poder de reconstruccin de la
bondad ilimitada de Dios.
Soy apstol en la medida en que anuncio esta realidad, me siento identificado con este anuncio, tengo el
valor de descubrir y de repetir, en las mil formas diferentes de la vida diaria, que el mal ha sido vencido y que
ser vencido, que el amor ha sido y ser ms fuerte que
el odio, que no hay tinieblas que no puedan ser vencidas
por el poder de Dios, porque Cristo ha resucitado, pues
era imposible que la muerte lo retuviera en su poder. Soy
apstol si anuncio la resurreccin de Cristo con mi
boca, con una actitud positiva hacia la vida, con el optimismo de quien sabe que el Padre quiere liberarme

29

Lunes

tambin a m, tambin a nosotros, de las atadituis </< la


muerte, de la ltima y de las penltimas; de quien sabe
que ahora su amor est en accin para llevarlo lodo hacia la Vida.
Me pregunto hoy si soy apstol y si lo soy como Pedro o bien a mi manera, como anunciador inconscienle
de mensajes, ideas y pensamientos ms bien perifricos
respecto al hecho fundamental de la resurreccin.

ORATTO
Al comienzo de este tiempo pascual, un tiempo apostlico, quiero rogarte, Seor, que, por la intercesin de
Mara, hagas crecer en m un corazn de apstol. Har
mas aquellas hermosas palabras del padre Lelotte: Seora nuestra, reina de los apstoles, t diste a Cristo al
mundo. Fuiste apstol de tu Hijo por primera vez llevndolo a Isabel y a Juan el Bautista, presentndolo a
los pastores, a los magos, a Simen. T reuniste a los
apstoles en el retiro del cenculo, antes de su dispersin por el mundo, y les comunicaste tu ardor. Concdeme un alma vibrante y generosa, combativa y acogedora. Un alma que me lleve a dar testimonio, en cada
ocasin, de que Cristo, tu Hijo, es la luz del mundo, que
slo l tiene palabras de vida y que los hombres encontrarn la paz en la realizacin de su Reino.

CONTEMPLATIO
Nuestro Redentor acept morir para liberarnos del
miedo a la muerte. Manifest la resurreccin para suscitar en nosotros la firme esperanza de que tambin
nosotros resurgiremos. Quiso que su muerte no durara
ms de tres das porque, si su resurreccin se hubiera
demorado, habramos podido perder toda esperanza en

Octava de pascua

30

lo que corresponde a la nuestra. De l dice bien el profeta: Mientras va de camino, bebe del torrente, por eso
levantar la cabeza (Sal 110,7). En efecto, l se dign
beber del torrente de nuestro sufrimiento, pero no parndose, sino yendo de camino, pues conoci la muerte
de paso, durante tres das, y no se qued en esta muerte que conoci, como s lo haremos, en cambio, nosotros hasta el fin del mundo. Resucitando al tercer da
manifest, pues, lo que est reservado a su Cuerpo, esto
es, a la Iglesia. Con su ejemplo mostr, ciertamente, lo
que nos tiene prometido como premio, a fin de que los
fieles, al reconocer que l ha resucitado, cultiven en
ellos mismos la esperan/.a de que al final del mundo
sern premiados con la resurreccin (Gregorio Magno,
Comentario moral a Job, XIV, 68s).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
M alma exulta en el Seor (cf. 1 Sm 2,16).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Jess fue condenado a muerte por los hombres, pero fue resucitado por Dios [...]
Jess, como ser humano que confiaba en Dios, se arriesg hasta tal punto que no tema a la muerte, y empez a vivir ya durante
su vida. Quien ha comprendido este hecho, a saber: que la muerte
ya no tiene ningn poder, que el miedo no es un argumento, que
los aplazamientos no sirven, sino que est bien empezar a vivir
hoy; quien ha comprendido todo esto ver lo que es una persona
real y en qu est oculta la dignidad del Mesas Jess. Aqu no existe ya la muerte, y la resurreccin nos revelar que Dios est de parte de aquel que, en cuanto ser humano, se hace garante de la verdad de lo divino. En virtud de este Cristo-rey tambin nosotros nos
despertamos como personas reales. Y Pedro, unos pocos captulos
ms adelante, lo experimentar en su propia persona. Aqu ya no

Lunes

ti

hay muros de crceles que resistan. Aunque encerrado en una clda, encadenado, flanqueado por cuatro guardias, el ngel dol Sor vendr y lo despertar del sueo de \a muerte, le har atravesar la crcel y nada lo detendr. stos son los milagros que Dio$
hace en el cielo y en la tierra. Nosotros somos personas maravillosas, llenas de gracia, y estamos llamados a descubrir y a realizar
nuestro ser (E. Drewermann, Vita che nasce dalla morte, Brescia
1998, 458s).

Martes

Martes
de la octava de pascua

LECTIO

Primera lectura: H e c h o s de los Apstoles 2,36-41


El da de Pentecosts, deca Pedro a los judos:
- As pues, que todos los israelitas tengan la certeza de
que Dios ha constituido Seor y Mesas a este Jess a quien
vosotros crucificasteis.
37
Estas palabras les llegaron hasta el fondo del corazn,
as que preguntaron a Pedro y a los dems apstoles:
- Qu tenemos que hacer, hermanos?
38
Pedro les respondi:
- Arrepentios y bautizaos cada uno de vosotros en el
nombre de Jesucristo, para que queden perdonados vuestros
pecados. Entonces recibiris el don del Espritu Santo.
39
Pues la promesa es para vosotros, para vuestros hijos e
incluso para todos los de lejos a quienes llame el Seor nuestro Dios.
40
Y con otras muchas palabras los animaba y los exhortaba, diciendo:
- Poneos a salvo de esta generacin perversa.
41
Los que acogieron su palabra se bautizaron, y se les
agregaron aquel da unas tres mil personas.

** Pedro concluye su discurso con cierto nfasis: todos los israelitas deben tener la certeza de que Jess es

33

Seor y Mesas. La fe cristiana se fundamenta on el testimonio apostlico sobre la resurreccin, que eleva a .less a la condicin gloriosa de Seor y Mesas. Lucas usa
aqu precisamente los dos ttulos del anuncio de la
buena noticia que llevaron los ngeles a los pastores
(Le 2,11), ttulos plenamente realizados ahora. El testimonio de Pedro toca los corazones y se inicia la larga
cadena de las conversiones. El apstol pide el cambio de
mentalidad y de comportamiento (se es el sentido de
metnoia), y el bautismo en el nombre de Jess, llamado simplemente Cristo (sin artculo): ahora ya es l
el Enviado, el Mesas, el Salvador. El bautismo es signo
de la conversin y apertura a la nueva vida, hecha de la
destruccin del pasado de muerte y de la plenitud de
vida que procede del Espritu Santo. De este modo se
cumplen las promesas tanto para los que estn presentes como para los de lejos, es decir, para los que estn
fuera del judaismo.
Aparece, por ltimo, la invitacin a ponerse a salvo
de esta generacin perversa, esto es, de aquellos que con
su religiosidad legalista no han sido capaces de acoger
la novedad revolucionaria del mensaje y de la realidad
de Jess, y lo hicieron condenar recurriendo a la mentira. La primera pesca del pescador de hombres fue verdaderamente milagrosa: tres mil personas recibieron
sus palabras y entraron en sus redes, unas redes que
llevan a las aguas de la salvacin.

Evangelio: Juan 20,11-18


En aquel tiempo, Mara se qued all, junto al sepulcro,
llorando. Sin dejar de llorar, volvi a asomarse al sepulcro.
12
Entonces vio dos ngeles, vestidos de blanco, sentados en
el lugar donde haba estado el cuerpo de Jess, uno a la cabecera y otro a los pies.
13
Los ngeles le preguntaron:
- Mujer, por qu lloras?

34

Octava de pascua

Ella contest:
- Porque se han llevado a mi Seor y no s dnde lo han
puesto.
14
Dicho esto, se volvi hacia atrs y entonces vio a Jess,
que estaba all, pero no lo reconoci. '5 Jess le pregunt:
- Mujer, por qu lloras? A quin ests buscando?
Ella, creyendo que era el jardinero, le contest:
- Seor, si te lo has llevado t, dime dnde lo has puesto y
yo misma ir a recogerlo.
16
Entonces Jess la llam por su nombre:
- Mara!
Ella se acerc a l y exclam en a rameo:
- Rabboni! (que quiere decir maestro).
17
Jess le dijo:
- No me retengas ms, porque todava no he subido a mi
Padre; anda, vete y diles a mis hermanos que voy a mi Padre,
que es vuestro Padre; a mi Dios, que es vuestro Dios.
18
Mara Magdalena se fue corriendo adonde estaban los
discpulos y les anunci:
- He visto al Seor.
Y les cont lo que Jess le haba dicho.

** La dinmica narrativa de Jn 20 est guiada por


u n ritmo creciente que muestra el nacimiento y la
consolidacin de la fe de los primeros discpulos en
Jess resucitado. Tras el descubrimiento de la t u m b a
vaca (w. 1-10), donde la fe inicial del discpulo amado
constituye slo un primer estadio de la plena fe pascual,
el fragmento presenta el segundo estadio, el de la profundizacin de la fe en el Resucitado a travs de la
experiencia personal de la Magdalena: de los signos visibles de la ausencia de Jess se pasa a su presencia
viva. El discpulo queda invitado a entrar en la ptica de
la fe en la persona del Seor.
El fragmento se compone de dos partes: a) la aparicin de los ngeles a Mara (w. 11-13); b) la aparicin
de Jess a la mujer (w. 14-18). Mara necesita ser liberada de una adhesin an demasiado sensible al Jess
terreno. La superacin de esta visin terrena permite
al discpulo encontrar al Seor. Mara no llega a la fe en

35

Martes

el Cristo resucitado a travs de los ngeles, quo slo


tienen una funcin de interlocutores: Por qu lloros?
(v. 13), sino slo cuando Jess la llama por su nombre:
Mara! (v. 16), inaugurando en ella una nueva vida.
Mara, una vez ha reconocido al rabboni (v. 16), es invitada por Jess a anunciar a los otros discpulos el
acontecimiento de la resurreccin. Es ahora cuando se
convierte en el smbolo de la fe plena, hacindose en
misionera y evangelizadora de la Palabra de Jess: Fue
corriendo adonde estaban los discpulos y les anunci:
"He visto al Seor" (v. 18). El encuentro de Jess con
Mara Magdalena y el anuncio llevado por la mujer a los
hermanos contiene un gran mensaje para los discpulos
de todos los tiempos: el Seor est vivo, y cada uno de
nosotros debe buscarlo a travs de un camino de fe, con
la seguridad de que, si hace lo que le corresponde, el
Seor, a su vez, no tardar en salirle al encuentro y en
hacerse reconocer.

MEDITATIO
La conversin de una gran muchedumbre es, en verdad, sorprendente y milagrosa. A decir verdad, el discurso de Pedro no tiene nada de extraordinario o, al menos, no parece irresistible. Pero estamos en Pentecosts,
y el Espritu no obra slo en Pedro, sino tambin en los
oyentes, cuyos corazones se sienten traspasados hasta
el fondo de una manera irresistible. Se impone una conclusin clara: quien convierte es el Espritu, que da fuerza a la Palabra y la convierte en una espada de doble filo
capaz de penetrar incluso en los corazones ms endurecidos. Todo el libro de los Hechos de los Apstoles, en
especial los primeros captulos, constituye la demostracin de esta verdad elemental: el protagonista de la
evangelizacin es el Espritu Santo, que toca los cora-

Octava de pascua

36

zones cuando y como quiere, segn sus designios misteriosos.


En estos aos se ha reflexionado mucho sobre el
papel del Espritu Santo en la evangelizacin, lo cual ha
representado u n progreso. Pero queda an u n enorme
camino para considerarlo en su papel absolutamente
prioritario en el orden de lo cotidiano. Para llegar lejos
por este camino hace falta ms oracin y ms paz, menos carreras y menos afanes. Toda palabra, tambin la
Palabra, traspasa el corazn cuando es el Espritu quien
la lleva con su fuerza irresistible, con su poder a veces
arrollador y a veces paciente, siempre misterioso, siempre ms all de nuestra comprensin, siempre digno de
adoracin.

ORATIO
Oh Espritu Santo, qu poco te invoco y qu poco me
confo a ti y a tu accin misteriosa. Por momentos lo
arrollas todo, en otras ocasiones pareces ausente. Pero
eres necesario para la evangelizacin, porque sin ti las
palabras suenan vacas, mis esfuerzos son conatos estriles, mis compromisos se quedan vacos. Cmo puedo
llevar la salvacin si t ests ausente? Hazme comprender interiormente tu absoluta necesidad, y la necesidad que tengo de ti, en mi accin de testigo y de evangelizados H a z m e c o m p r e n d e r que siempre ests
presente, incluso cuando el Evangelio tiene dificultades
para ser acogido, dndome paz y no quitndome el valor de sembrar sin tregua. Hazme ver claro que a m me
pides la siembra y te reservas para ti los frutos. Dame,
sobre todo, la seguridad de que siempre ests conmigo
en cada momento de mi trabajo apostlico, porque as
estar seguro de que nunca ser intil ninguna siembra,
aun cuando la mayora de las veces sern otros los que
recojan. Y la seguridad de que, en el cielo, vern mis

17

Martes

ojos ciertamente esos frutos tan esperados de mi trn bajo y del tuyo.
CONTEMPLATIO
Debemos considerar la resurreccin [de Cristo], que
es modelo de nuestra resurreccin, o sea, de nuestra
suerte. Cristo, cabeza y modelo de nuestra resurreccin,
ha resucitado con este objeto, para asegurarnos a nosotros, sus miembros, nuestra propia resurreccin; de otro
modo sera una cosa monstruosa: resucitar la cabeza
sin los miembros. Por esa razn argumentaba tan bien
y con tanta eficacia el Apstol contra aquellos que negaban la resurreccin, diciendo: Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado. Ahora bien, si es
necesario que Cristo haya resucitado, porque lo que
sucede ahora es imposible que no haya sucedido, es necesario, en consecuencia, que los muertos resuciten:
En efecto, es necesario que este cuerpo corruptible se vista de incorruptibilidad, y este cuerpo mortal, de inmortalidad. Por consiguiente, para sembrar en los corazones
de los fieles la fe en la resurreccin y remover la ambigedad de la desconfianza y de la desesperacin, dice:
Si creemos, en efecto, que Jess ha muerto y ha resucitado, tambin del mismo modo a aquellos que han muerto
los reunir Dios con l por medio de Jess. Teniendo,
pues, esta firme confianza, con el beato Job, no debemos
entristecernos de la muerte de ningn buen cristiano,
como aquellos que no tienen esperanza (Buenaventura,
Sermones, 21,6).
ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Estas palabras les llegaron hasta el fondo del corazn
(Hch 2,37).

38

Octava de pascua

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Cuando seamos libres desde el punto de vista espiritual, no deberemos mostrarnos ansiosos sobre lo que hayamos de decir o hacer en situaciones inesperadas o difciles. Cuando no nos preocupemos de lo que los otros piensan de nosotros o de lo que vamos a
ganar con lo que hacemos, entonces brotarn las palabras y las
acciones justas desde el centro de nuestro ser, porque el Espritu de
Dios, que hace de nosotros hijos de Dios y nos libera, hablar y
obrar a travs de nosotros.
Dice Jess: Mas cuando os entreguen, no os preocupis de
cmo o qu vais a hablar. Lo que tengis que hablar se os comunicar en aquel momento. Porque no seris vosotros los que hablaris, sino el Espritu de vuestro Padre el que hablar en vosotros
(Mt 10,19-20).
Continuemos confiando en el Espritu de Dios, que vive en nosotros, a fin de que podamos vivir libremente en un mundo que sigue
entregndonos a quien quiere valoramos o juzgamos (H. J. M. Nouwen, Pane per I viaggio, Brescia 1997, p. 121 [trad. esp.: Pan
para el viaje, PPC, Madrid 1999]).

Mircoles
de la octava de pascua

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 3,1-10


En aquellos das, Pedro y Juan suban al templo a la hora
de la oracin, hacia las tres de la tarde. 2 Haba all un hombre paraltico de nacimiento, a quien todos los das llevaban y
colocaban junto a la puerta Hermosa del templo para pedir
limosna a los que entraban. 3 Al ver que Pedro y Juan iban a
entrar en el templo, les pidi limosna. 4 Pedro y Juan lo miraron fijamente y le dijeron:
- Mranos.
5
l los mir esperando recibir algo de ellos. 6 Pedro le dijo:
- No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, echa a andar.
7
Y tomndolo de la mano derecha, lo levant. En el acto
sus pies y sus tobillos se fortalecieron, 8 se puso en pie de un
salto y comenz a andar. Luego entr con ellos en el templo
por su propio pie, saltando y alabando a Dios. ' Todo el pueblo lo vio andar y alabar a Dios. I0 Al darse cuenta de que era
el mismo que sola estar sentado junto a la puerta Hermosa
para pedir limosna, se llenaron de admiracin y pasmo por lo
que le haba sucedido.

*+ Pedro contina la prctica liberadora de Jess, no


slo con el anuncio, sino tambin con las obras mil.i-

Octava de pascua

40

grosas. stas manifiestan que ha llegado la salvacin al


m u n d o . Este milagro dar ocasin a un nuevo discurso
de explicacin y de anuncio. Tambin Pedro, gracias al
nombre de Jess, aparece acreditado por Dios mediante milagros, prodigios y signos y, en consecuencia, autorizado a anunciar la novedad cristiana.
El relato es vivaz: el templo figura an en el centro de
la piedad de la primera comunidad cristiana, que todava no ha roto con las costumbres judas. Pedro, ante
una de las puertas ms famosas del edificio, encuentra
a un mendigo paraltico de nacimiento y, como no tiene
ni oro ni plata, le ordena que se levante y camine: En
nombre de Jesucristo Nazareno, echa a andar. Lo que sigue es un relato de resurreccin: el paraltico entra finalmente en el templo -del que le haba excluido su enfermedad- saltando y alabando a Dios. Es un h o m b r e
reconstruido fsica y espiritualmente el que Pedro
restituye a la vida. La resonancia que tuvo esta curacin
fue enorme: la gente, llena de admiracin y pasmo,
acudi en gran cantidad junto al prtico de Salomn,
donde Jess discuta con los judos y donde se reunan
los cristianos de Jerusaln para escuchar las enseanzas
de los apstoles (Hch 5,12). Aqu se dispone Pedro a dar
la explicacin del acontecimiento.

Evangelio: Lucas 24,13-35


Aquel mismo da, dos de los discpulos se dirigan a una
aldea llamada Emas, que dista de Jerusaln unos once
kilmetros. '" Iban hablando de todos estos sucesos. I5 Mientras hablaban y se hacan preguntas, Jess en persona se acerc y se puso a caminar con ellos. I6 Pero sus ojos estaban ofuscados y no eran capaces de reconocerlo. " l les dijo:
- Qu conversacin es la que llevis por el camino?
Ellos se detuvieron entristecidos, 1S y uno de ellos, llamado
Cleofs, le respondi:
- Eres t el nico en Jerusaln que no sabe lo que ha pasado all estos das?

Mircoles

41

19
l les pregunt:
- Qu ha pasado?
Ellos contestaron:
- Lo de Jess el Nazareno, que fue un profeta poderoso en
obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo. 20 No s a b e
que los jefes de los sacerdotes y nuestras autoridades lo en
tregaron para que lo condenaran a muerte y lo crucificaron:'
21
Nosotros esperbamos que l fuera el libertador de Israel. Y
sin embargo, ya hace tres das que ocurri esto. 22 Bien es verdad que algunas de nuestras mujeres nos han sobresaltado,
porque fueron temprano al sepulcro " y no encontraron su
cuerpo. Hablaban incluso de que se les haban aparecido unos
ngeles que decan que est vivo. 24 Algunos de los nuestros
fueron al sepulcro y lo hallaron todo como las mujeres decan,
pero a l no lo vieron.
25
Entonces Jess les dijo:
- Qu torpes sois para comprender y qu cerrados estis
para creer lo que dijeron los profetas! 26 No era preciso que
el Mesas sufriera todo esto para entrar en su gloria?
27
Y empezando por Moiss y siguiendo por todos los profetas, les explic lo que decan de l las Escrituras. 28 Al llegar
a la aldea adonde iban, Jess hizo ademn de seguir adelante.
29
Pero ellos le insistieron diciendo:
- Qudate con nosotros, porque es tarde y est anocheciendo.
Y entr para quedarse con ellos. ,0 Cuando estaba sentado
a la mesa con ellos, tom el pan, lo bendijo, lo parti y se lo
dio. " Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero
Jess desapareci de su lado. 32 Y se dijeron uno a otro:
- No arda nuestro corazn mientras nos hablaba en el
camino y nos explicaba las Escrituras?
33
En aquel mismo instante se pusieron en camino y regresaron a Jerusaln, donde encontraron reunidos a los Once y a
todos los dems, 34 que les dijeron:
- Es verdad, el Seor ha resucitado y se ha aparecido a
Simn.
35
Y ellos contaban lo que les haba ocurrido cuando iban
de camino y cmo lo haban reconocido al partir el pan.

** El episodio de la aparicin de Jess resucitado a


los dos discpulos de Emas presenta el camino de fe de
la vida cristiana basado en el doble fundamento de la
Palabra de Dios y de la eucarista. Esta experiencia del

Octava de pascua

42

Seor aparece descrita a lo largo de dos momentos decisivos: a) el alejamiento de los discpulos de Jerusaln,
es decir, de la comunidad, de la fe en Jess, para volver
a su viejo m u n d o (w. 13-29); b) la vuelta a Jerusaln
con la recuperacin de la alegra y la fe por parte de la
comunidad de los discpulos (w. 30-35). En el primer
momento de desconcierto, Jess, con el aspecto de un
viajante, se acerca a los discpulos desalentados y tristes, y conversando con ellos les ayuda, por medio del
recurso a la Escritura, a leer el plan de Dios y a recuperar la esperanza perdida: Y empezando por Moiss y
siguiendo por todos los profetas, les explic lo que decan
de l las Escrituras (v. 27). Ahora que el corazn se les
ha calentado de nuevo, quieren llevarse con ellos al
peregrino a la mesa y, mientras parte el pan, reconocen
al Seor: Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron (y. 31).
La catequesis de Lucas es muy clara: cuando una
comunidad se muestra disponible a la escucha de la
Palabra de Dios, que est presente en las Escrituras, y
pone la eucarista en el centro de su propia vida, llega
gradualmente a la fe y hace la experiencia del Seor resucitado. La Palabra y la eucarista constituyen la nica
gran mesa de la que se alimenta la Iglesia en su peregrinacin hacia la casa del Padre. Los discpulos de
Emas, a travs de la experiencia que tuvieron con
Jess, comprendieron que el Resucitado est all donde
se encuentran reunidos los hermanos en torno a Simn
Pedro.

MEDITATIO
En nuestros das hay hambre y sed de milagros. La
len te no sonre ya con suficiencia, como hace algunos
a los, con respecto a los presuntos prodigios, sino que
los busca y acude a los lugares donde tienen lugar. Los

Mircoles

I 4

medios de comunicacin social los hacen espeettunlu


res y los obradores de prodigios corren el riesgo do
ser idolatrados. Pero tanto Pedro y Juan como Pablo y
Bernab (Hch 14,14ss) corrigen al pueblo y dicen de
manera clara que no debe concentrarse en torno a sus
personas, sino en torno al poder del nombre de Jess.
Quien tenga fe en este nombre, quien lo invoque, tambin podr obtener hoy milagros.
Tambin hoy es posible realizar prodigios, pero es
Dios el que los realiza a travs de la oracin y la fe. Hay,
efectivamente, situaciones tan dolorosas y penosas que
nos hacen invocar el milagro y nos impulsan a dirigirnos a personas consideradas particularmente prximas
a Dios. Pero esas personas, la mayora de las veces, no
tienen ni plata ni oro: viven en medio de la humildad
y de la oracin. Nosotros, alejados tanto del escepticismo de quienes excluyen la posibilidad o la oportunidad
de los milagros, como del fanatismo con los curanderos
y el papanatismo ms o menos supersticioso, nos confiamos a la oracin y a la fe para obtener la intervencin
extraordinaria de Dios en casos extremos, dejndole a
l, que lo sabe todo, la decisin final. Dios no abandona
a su pueblo, y lo socorre tambin con intervenciones
extraordinarias, especialmente a travs de la oracin de
sus siervos, que, confiando slo en l, no tienen necesidad ni de oro ni de plata.

ORATIO
Concdeme, Seor, la actitud justa respecto a tu accin en el mundo. Suprime en m el papanatismo y la
bsqueda de signos y prodigios, como si t tuvieras
que demostrar que existes. Extirpa en m el corazn cerrado a admitir que t puedes intervenir, incluso de forma extraordinaria, cuando y como quieras. Concdeme
el espritu de discernimiento para que sepa reconocer In

Octava de pascua

44

presencia y la distinga del papanatismo y la supersticin. Concdeme, sobre todo, la fe sencilla de quien no
se confa a los prodigios, aunque tambin la fe ardiente
de quienes se atreven a pedrtelos, sin enojarse cuando
no los concedes.
Hazme comprender asimismo que no debo poner mi
confianza exclusivamente en los medios humanos para
la implantacin del Reino de Dios, sino que ser eficaz
en la medida en que me mantenga alejado del oro y de
la plata. Porque el milagro ms grande que nos brindas
os la existencia de personas que confan en ti de tal
modo que viven pobres y humildes. Es a ellas a quienes
concedes, normalmente, la obtencin de milagros para
el alivio y la alegra de tu pueblo.
CONTEMPLATIO
A travs del desprendimiento y la pobreza es como
podremos volver a encontrar nuestro lugar en el corazn de los pueblos. Cuanto ms pobres y desinteresados
seamos, menos exigentes seremos, ms amigos seremos
del pueblo y ms fcil nos resultar hacer el bien. La pobreza es hoy ms necesaria que nunca para luchar contra el mundo, contra el lujo y contra el bienestar que
crece por doquier. Si el cristiano hace como el mundo,
cmo podr guiarlo e instruirlo? Cuanto ms grande es
el desprendimiento interior y exterior en un alma, ms
abunda la gracia en ella, m s abundan la luz y el Espritu de Dios en ella.
La conformidad exterior con nuestro Seor es un medio para llegar a la conformidad interior. A travs de la
pobreza, de la humildad y de la muerte es como Jesucristo engendr a su Iglesia, y de ese mismo modo es
como la engendraremos nosotros. Toda obra de Dios
debe llevar, por encima de todo, el sello de la pobreza y
del sufrimiento (A. Chevrier).

Mircoles

45
ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


No tengo plata ni oro, pero en nombre de Jess, echa
a andar! (cf. Hch 3,6).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Cmo podremos abrazar la pobreza como camino que lleva
a Dios cuando todos a nuestro alrededor quieren hacerse ricos?
La pobreza tiene muchas modalidades. Debemos preguntarnos:
Cul es mi pobreza?. Es la falta de dinero, de estabilidad
emotiva, de alguien que me ame? Falta de garantas, de seguridad, de confianza en m mismo? Cada persona tiene un mbito
de pobreza. se es el lugar donde Dios quiere habitar! Bienaventurados los pobres, dice Jess (Mt 5,3). Eso significa que
nuestra bendicin est escondida en la pobreza.
Estamos tan inclinados a esconder nuestra pobreza y a ignorarla que perdemos a menudo la ocasin de descubrir a Dios. l
mora precisamente en ella. Debemos tener la audacia de ver
nuestra pobreza como la tierra en la que est escondido nuestro tesoro (H. J. M . Nouwen, Pane per I viaggio, Brescia 1 9 9 7 ,
p. 2 4 9 [trad. esp.: Pan para el viaje, PPC, Madrid 1999]).

Jueves

Jueves
de la octava de pascua

LECTIO

Primera lectura: H e c h o s d e l o s Apstoles 3,11-26


En aquellos das, como el paraltico no se separaba de
Pedro y de Juan, toda la gente, llena de asombro, se reuni
alrededor de ellos junto al prtico de Salomn.
12
Pedro, al ver esto, dijo al pueblo:
- Israelitas, por qu os admiris de este suceso? Por qu
nos miris como si nosotros lo hubiramos hecho andar por
nuestro propio poder o virtud? " El Dios de Abrahn, de Isaac
y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha manifestado la
gloria de su siervo Jess, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, que pensaba ponerlo en libertad. M Vosotros rechazasteis al Santo y al Justo; pedisteis que se indultara a un asesino l5 y matasteis al autor de la vida. Pero Dios lo
ha resucitado de entre los muertos, y nosotros somos testigos
de ello. 16 Pues bien, por creer en Jess se le han fortalecido
las piernas a este hombre a quien veis y conocis; la fe en
Jess lo ha curado totalmente en presencia de todos vosotros.
17
Ya s, hermanos, que lo hicisteis por ignorancia, igual que
vuestros jefes. la Pero Dios cumpli as lo que haba anunciado por los profetas: que su Mesas tena que padecer. 19 Por
tanto, arrepentios y convertios, para que sean borrados vuestros pecados. 20 Llegarn as tiempos de consuelo de parte del
Seor, que os enviar de nuevo a Jess, el Mesas que os estaba destinado. 2I El cielo debe retenerlo hasta que lleguen los

47

tiempos en que todo sea restaurado, como anunci Dios por


boca de los santos profetas en el pasado. 22 Moiss, en ol'ivlo,
dijo: El Seor Dios vuestro os suscitar de entre vuestros hermanos un profeta como yo; escuchad todo lo que os diga, M v <7
que no escuche a este profeta ser excluido del pueblo. u Todos
los profetas, de Samuel en adelante, anunciaron estos tifas.
25
Vosotros sois los descendientes de los profetas y de la alianza que Dios estableci con vuestros antepasados, diciendo a
Abrahn: A travs de tu descendencia sern bendecidas todas
las familias de la tierra. 26 Por vosotros, en primer trmino,
Dios ha suscitado a su siervo y os lo ha enviado como bendicin, para que cada uno se convierta de sus maldades.
* Con este discurso, bastante articulado, pretende
convencer Pedro de su error a los que rechazaron a
Cristo, ofrecindoles la posibilidad de arrepentirse. Pedro establece una distincin importante: antes de la resurreccin era el tiempo de la ignorancia, el tiempo en
que era posible cometer errores. Fue el tiempo que permiti a Dios dar cumplimiento a las profecas. Pero despus del hecho clamoroso de la resurreccin ya no se
admite la ignorancia, porque aquel que fue crucificado
por los hombres ha sido resucitado por Dios, y los que
lo rechazan merecen ser excluidos del pueblo de Dios,
como reincidentes. Por otra parte, el arrepentimiento y
la aceptacin de Jess pueden apresurar los tiempos de
las bendiciones mesinicas, cuando Dios, al final del
m u n d o , enviar a Jess por segunda vez, a fin de que
tanto sus enemigos como los incrdulos le reconozcan
como Mesas. Ahora est en el cielo, desde su ascensin,
hasta la restauracin final.
Pedro habla tambin de Moiss, que haba dicho: El
Seor Dios vuestro os suscitar de entre vuestros hermanos un profeta como yo. Lucas lee suscitar en el sentido de volver a suscitar un profeta como Moiss, es
decir, Jess. A ste hay que escuchar. Y el que no lo
haga ser excluido del pueblo santo. Podemos sealar
que mientras Mateo considera a los cristianos como un

Octava de pascua

48

pueblo nuevo que sustituye al antiguo Israel, Lucas


subraya la continuidad del pueblo de Dios a travs de
los judos que acogen a Jess. Pedro afirma, por ltimo, que sus oyentes forman parte del pacto a travs
del cual sern bendecidas todas las naciones en la descendencia de Abrahn. En suma, con su resurreccin,
Jess trae la bendicin a los judos y la oportunidad de
la conversin.

Evangelio: Lucas 24,35-48


l'.n aquel tiempo, los discpulos [de Emas] contbanlo que
les h;iba ocurrido cuando iban de camino y cmo lo haban
reconocido al partir el pan.
"' Estaban hablando de ello, cuando el mismo Jess se present en medio y les dijo:
- La paz est con vosotros.
17
Aterrados y llenos de miedo, crean ver un fantasma.
,B
Pero l les dijo:
- De qu os asustis? Por qu surgen dudas en vuestro
interior? 39 Ved mis manos y mis pies; soy yo en persona.
Tocadme y convenceos de que un fantasma no tiene carne ni
huesos, como veis que yo tengo.
40
Y dicho esto, les mostr las manos y los pies. 41 Pero
como an se resistan a creer, por la alegra y el asombro, les
dijo:
- Tenis algo de comer?
42
Ellos le dieron un trozo de pescado asado. 4 ' l lo tom y
lo comi delante de ellos. 44 Despus les dijo:
- Cuando an estaba entre vosotros ya os dije que era necesario que se cumpliera todo lo escrito sobre m en la ley de
Moiss, en los profetas y en los salmos.
45
Entonces les abri la inteligencia para que comprendieran las Escrituras 46 y les dijo:
- Estaba escrito que el Mesas tena que morir y resucitar
de entre los muertos al tercer da 47 y que en su nombre se
anunciar a todas las naciones, comenzando desde Jerusaln,
la conversin y el perdn de los pecados. 4S Vosotros sois testigos de estas cosas.

Jueves

* El tema del fragmento evanglico, que completa c*l


relato de la aparicin a los dos discpulos de l'.nms,
subraya las pruebas sobre la realidad de la r e s u n v e d n
de Jess. Tambin la primera comunidad cristiana pas
por dificultades para penetrar en el misterio del Seor
resucitado, y las super empleando una doble prueba.
La prueba real y material del contacto fsico de los discpulos con Jess, poniendo de relieve la corporalidad
del Cristo pascual: Ved mis manos y mis pies; soy yo en
persona. Tocadme y convenceos (v. 39), as como la iniciativa del Seor de comer algo ante los suyos: Tenis
algo de comer? (v. 41). La otra prueba es la espiritual,
basada en la comprensin de la Palabra en las Escrituras: Estaba escrito (w. 46s).
Lucas precisa que la historia de Israel adquiere su
sentido y se comprende slo si culmina en el acontecimiento histrico de Jess de Nazaret muerto y resucitado. Y, por otra parte, nos ensea que slo cuando los
hombres se abren a la conversin y experimentan el
perdn de Dios pueden comprender del todo el triunfo
de la pascua del Seor. La salvacin est abierta a todos,
y la Iglesia tiene la tarea de anunciar la realidad fsica
de la pascua del Seor y su valor como nuevo inicio de
la historia humana, a travs de la acogida del perdn
de Dios. La resurreccin de Jess es el dato cierto sobre el que se asienta la fe de los creyentes y la historia
de los hombres.

MEDITATIO
Habla Pedro de la segunda venida de Jess como Mesas, y la presenta como la que nos trae los los tiempos
de la consolacin, los tiempos de la restauracin de
todas las cosas. Propone una visin amplia y solemne
de la historia de Israel, una historia que es un camino
hacia los das de Jess, el consolador de Israel y el res

Octava de pascua

50

taurador de todas las cosas. Todo concurre a preparar


este gran da de la bendicin mesinica sobre todas las
cosas, a partir de Israel y hasta todas las familias de la
tierra, incluso a toda la creacin. La respiracin de la
Iglesia ya es universal desde el comienzo, e incluye toda
la realidad redimida por la cruz de Cristo.
Pedro extiende la mirada al futuro de Dios con el optimismo de quien sabe que la resurreccin es el hecho
decisivo, aunque tambin con la conciencia de que habr un acto final, donde el misterio salvfico de la resurreccin ser revelado en plenitud y extendido a todos
los pueblos y a loda la creacin. Se enuncia ya aqu el
ya y el todava no de la historia cristiana: sta se mueve
entre el ya de la pascua y el todava no de la reconstruccin definitiva de todas las cosas. Entre ambos
lmites se sita el tiempo oportuno para la conversin,
para hacernos dignos de las bendiciones mesinicas, las
ya realizadas y las que vendrn.

ORATIO
Qu estrecha es, Seor, mi perspectiva! Mi problema
de hoy me atosiga, me preocupa, parece que es todo.
Sin embargo, me hace falta situar las cosas de cada da
en el vasto horizonte de la historia de la salvacin, especialmente entre el ya de la resurreccin y el todava
no de la reconstruccin final. Qu alivio tendran con
ello mis pequeas acciones y mis pequeas o grandes
preocupaciones!
Aydame, Seor, a hacer cada da el encuadre de la
situacin, no tanto para relativizar mis cosas como para
insertarlas en el plano general de la historia de la salvacin. Ilumname y aydame no a disminuir el valor de
lo cotidiano, sino a comprender su seriedad y su alcance dentro de esta historia. Ya no vivo en los tiempos de
la ignorancia, sino en los de la conversin, en los de la

Jueves

SI

espera laboriosa, en los de la confianza, en los del optimismo, en los de la aceleracin de la venida de la consolacin de Dios.
Oh Seor, hazme caminar hacia estos tiempos definitivos con paso gil, con el corazn ardiente, con manos
laboriosas, con optimismo, porque ests preparando la
reconstruccin de todo lo que nosotros hemos deformado a lo largo de los milenios de nuestra historia.
CONTEMPLATIO
La santa Iglesia soporta la adversidad de esta vida
con el fin de que la gracia divina la lleve a los premios
eternos. Desprecia la muerte de la carne porque tiene fijada la mirada en la gloria de la resurreccin. Los males
que sufre son pasajeros; los bienes que espera, eternos.
No alberga la menor duda sobre estos bienes porque posee ya, como fiel testimonio, la gloria de su Redentor.
Ve en espritu su resurreccin y refuerza vigorosamente su esperanza. Alimenta la segura esperanza de
que lo que ve ya realizado en su cabeza se realizar tambin en su cuerpo. No debe dudar de su propia resurreccin, porque posee ya en el cielo, como testigo fiel, a
aquel que resucit de entre los muertos. Por eso, cuando
el pueblo creyente padece la adversidad, cuando pasa por
la dura prueba de las tribulaciones, debe elevar el espritu a la esperanza de la gloria futura y, confiando en la
resurreccin de su Redentor, debe decir: Tengo en el cielo mi testigo, mi defensor habita en lo alto (Jb 16,19)
(Gregorio Magno, Comentario moral a Job, XIII, 27).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Vosotros sois testigos de estas cosas (Le 24,48).

52

Octava de pascua

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Esperar la segunda venida de Cristo y esperar la resurreccin
son una sola y misma cosa. La segunda venida es la venida de
Cristo resucitado, que resucita nuestros cuerpos mortales con l
en la gloria de Dios. La resurreccin de Jess y la nuestra son
fundamentales para nuestra fe. Nuestra resurreccin est tan ntimamente ligada a la resurreccin de Jess como el hecho de
ser predilectos de Dios est ligado al hecho de que Jess es su
amado. Pablo se muestra absolutamente claro en este punto.
Dice, en efecto: Si no hay resurreccin de los muertos, tampoco Cristo resucit. Y si no resucit Cristo, vaca es nuestra predicacin, vaca tambin vuestra fe (1 Cor 15,13$).
Esperamos de verdad que Cristo resucitado nos eleve con l
a la vida eterna con Dios? De la perspectiva de resurreccin de
Jess y de la nuestra toman su vida y la nuestra su pleno significado. N o hemos de ser compadecidos, porque, como seguidores de Jess, podemos mirar mucho ms all de los lm'ites de
nuestra breve vida sobre la tierra y confiar en que nada de lo
que vivamos hoy en nuestro cuerpo se perder (H. J. M. Nouwen,
Pane per il viaggio, Brescia 1997, p. 351 [trad. esp.: Pan para
el viaje, PPC, Madrid 1999]).

Viernes
de la octava de pascua

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 4,1-12


En aquellos das, mientras Pedro y Juan hablaban a la gente, se les presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del
templo y los saduceos. 2 Estaban molestos porque enseaban
al pueblo y anunciaban que la resurreccin de los muertos se
haba realizado ya en Jess. 3 Los prendieron y los encarcelaron
hasta el da siguiente, pues era ya tarde. 4 Pero muchos de los
que haban odo el discurso creyeron, y el nmero de hombres
lleg a cinco mil.
5
Al da siguiente se reunieron en Jerusaln los jefes de los
sacerdotes, los ancianos y los maestros de la Ley: 6 Anas, sumo
sacerdote, y Caifas, Juan, Alejandro y todos los que pertenecan al linaje sacerdotal. 7 Hicieron comparecer a Pedro y a
Juan y les preguntaron:
- Con qu poder o en nombre de quin habis hecho esto?
8
Entonces Pedro, lleno del Espritu Santo, les dijo:
- Jefes del pueblo y ancianos de Israel, 9 hoy ha sido curado un hombre enfermo, y nos preguntis en nombre de quin
se ha realizado esta curacin; 10 pues sabed todos vosotros y
todo el pueblo de Israel que ste aparece ante vosotros sano
en virtud del nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios ha resucitado de entre los
muertos. " l es la piedra rechazada por vosotros, los constructores, que se ha convertido en piedra angular. '2 Nadie mas

54

Octava de pascua

que l puede salvarnos, pues slo a travs de l nos concede


Dios a los hombres la salvacin sobre la tierra.
** Dos son los temas principales de este fragmento: la
reaccin de los jefes de Israel ante el xito de los apstoles y las importantes afirmaciones del discurso de Pedro.
Primer tema: sorprendentemente, el caso Jess no
se cerr con la crucifixin. Sus seguidores hacen proslitos. Ms an, predican en el templo, convirtindose en
maestros del pueblo (tarea reservada a los doctores de
la Ley), y anuncian la resurreccin de los muertos (lo
que parece particularmente inoportuno a los saduceos).
Los jefes del pueblo, sorprendidos y exasperados, se les
echan encima y los meten en la crcel. sta fue la primera persecucin, a la que sigui un ulterior incremento numrico de discpulos. El Sanedrn, el mismo que
pocas semanas antes haba juzgado a Jess, se rene.
En l se concentran los diferentes poderes: el religioso,
el econmico, el teolgico, el social y lo que queda del
poder poltico. Unos poderes que se sentan amenazados por el mensaje subversivo de Jess y que, ahora, deben ocuparse nuevamente de la cuestin.
El segundo tema es el breve y vigoroso discurso de Pedro. ste, lleno del Espritu Santo, tal como haba prometido Jess, habla con una gran parresa, es decir, con
una audacia y un coraje inauditos, plantando cara a los
jefes del pueblo y ponindoles en una situacin seriamente embarazosa. Parte del hecho de la curacin para
anunciar la salvacin, la curacin radical. Las afirmaciones de Pedro son solemnes y claras: aquel a quien vosotros condenasteis a muerte ha sido resucitado por Dios; y
la piedra que vosotros desechasteis Dios la ha convertido
en la piedra fundamental del nuevo edificio que pretende
construir. Jess, a quien los jefes rechazaron y mataron,
ha sido elegido por Dios para dar cumplimiento a sus
promesas. El conjunto est dominado por el nombre de
Jess; en ningn otro nombre hay salvacin.

Viernes

55

Evangelio: Juan 21,1-14


Poco despus, Jess se apareci otra vez a sus discpulos
junto al lago de Tiberades. 2 Estaban juntos Simn IVdio,
Toms El Mellizo, Natanael el de Cana de Galilea, los hijos
de Zebedeo y otros dos discpulos. ' En esto dijo Pedro:
- Voy a pescar.
Los otros dijeron:
- Vamos contigo.
Salieron juntos y subieron a una barca, pero aquella noche
no lograron pescar nada.
4
Al clarear el da, se present Jess en la orilla del lago,
pero los discpulos no lo reconocieron. 5 Jess les dijo:
- Muchachos, habis pescado algo?
Ellos contestaron:
-No.
6
l les dijo:
- Echad la red al lado derecho de la barca y pescaris.
Ellos la echaron, y la red se llen de tal cantidad de peces
que no podan moverla. 7 Entonces, el discpulo a quien Jess
tanto quera le dijo a Pedro:
- Es el Seor!
Al or Simn Pedro que era el Seor, se ci un vestido,
pues estaba desnudo, y se lanz al agua. 8 Los otros discpulos
llegaron a la orilla en la barca, tirando de la red llena de peces, pues no era mucha la distancia que los separaba de tierra; tan slo unos cien metros.
9
Al saltar a tierra, vieron unas brasas, con peces colocados
sobre ellas, y pan. 10 Jess les dijo:
- Traed ahora algunos de los peces que habis pescado.
" Simn Pedro subi a la barca y sac a tierra la red llena
de peces; en total eran ciento cincuenta y tres peces grandes.
Y, a pesar de ser tantos, la red no se rompi.
12
Jess les dijo:
- Venid a comer.
Ninguno de los discpulos se atrevi a preguntar: Quin
eres?, porque saban muy bien que era el Seor. " Jess se
acerc, tom el pan en sus manos y se lo reparti, y lo mismo
hizo con los peces.
14
sta fue la tercera vez que Jess se apareci a sus discpulos despus de haber resucitado de entre los muertos.

56

Octava de pascua

** La pesca milagrosa presenta la tercera aparicin


del Resucitado a los discpulos-pescadores, reunidos
junto a la orilla del lago Tiberades. El encuentro de Jess con los suyos, que haban vuelto a su trabajo, describe de manera simblica la misin de la Iglesia primitiva y el retrato de cada comunidad. stas permanecen
estriles cuando se quedan privadas de Cristo, pero se
vuelven fecundas cuando obedecen a su Palabra y viven
de su presencia. El texto se compone de dos fragmentos
en el mbito de la redaccin: a) ambientacin de la aparicin en Galilea (vv. 1-5); b) la pesca milagrosa y el reconocimiento de Jess (vv. 6-14).
El reducido grupo de los discpulos, con Pedro a la
cabe/.a, representa a toda la Iglesia en misin. Pero sin
Jess en la barca, el fracaso de la pesca (= misin) es
total y anda a tientas en la noche (v. 3). Frente a la
conciencia de no triunfar por s solos en la empresa, interviene Jess -al clarear el da (v. 4 ) - con el don de su
Palabra, premiando a la comunidad que ha perseverado
unida en el trabajo apostlico: Echad la red al lado derecho de la barca y pescaris (y. 6). La obediencia a la
Palabra produce el resultado de una pesca abundante.
Los discpulos se fiaron de Jess y experimentaron con
el Seor la desconcertante novedad de su vida de fe.
Jess les invita despus al banquete que l mismo ha
preparado: Venid a comer (v. 12).
En el banquete, figura de la eucarista, es el mismo Jess quien da de comer, hacindose presente de una manera misteriosa. Los discpulos son ahora presa del escalofro que les produce el misterio divino. La conclusin
del evangelista es una invitacin a la comunidad eclesial
de todos los tiempos para que vuelva a encontrar el sentido de su propia vocacin y ponga a Jess como Seor
de la vida, de suerte que, a travs de la escucha de la Palabra y de la eucarista (= las dos mesas), la Iglesia haga
fructuosos todos sus compromisos entre los hombres.

Viernes

17

MEDITATIO
La seguridad de Pedro procede de la certeza intei ioi
de que Jess es ahora el nico Salvador. Toda la Iglesia
de los orgenes vive de esta certeza, una certeza que la
hace fuerte, intrpida, gozosa, misionera, irresistible.
Las grandes epopeyas misioneras se han nutrido siempre de esta conciencia. La Iglesia ser siempre misionera mientras se interese por la salvacin del prjimo, a la
luz de Cristo salvador.
Nuestros tiempos no resultan demasiado fciles a
este respecto: es preciso justamente respetar las conciencias, est el dilogo interreligioso, es preciso promover la paz, existe la propagacin de u n cierto relativismo, est la desconfianza con respecto a todo tipo de
integrismo. A pesar de todo ello, Cristo, ayer como hoy
y como maana, sigue siendo el nico Salvador. De lo
que se trata es de convertir esta certeza no en un arma
contra nadie, sino en una propuesta paciente y firme, serena y motivada, testimoniada y hablada, orada y alegre,
suave y valiente, dialogadora y confesante. En todo ambiente, en todo momento de la vida, aun cuando parezca
tiempo perdido, incluso cuando parezca fuera de moda.
De esta certeza nace una fuerza nueva: se liberan
energas. Dejamos de tener miedo a los juicios de los
hombres y nos convertimos en hombres y mujeres interior y exteriormente libres.

ORATIO
A menudo me siento, Seor, entre dos fuegos: el respeto a las opiniones de los otros y la necesidad de comunicar tu nombre y tu verdad. No quisiera ofender la
sensibilidad de quien est a mi lado, pero al mismo
tiempo siento la necesidad de comunicar tu nombre. N< >
quisiera parecer un atrasado, pero siento que sin li se

Octava de pascua

58

retrocede. Debo confesarme y confesarte que estaba


ms seguro en el pasado: las muchas certezas apoyaban
tambin esta certeza de tu unicidad. Pero debo admitir
asimismo que ahora, en estos tiempos en que h a n venido a menos muchas certezas, siento que debo aferrarme
cada vez ms a ti y arriesgarme ms a reconocerlo, tanto
en pblico como en privado. Refuerza, Seor, mi pobre
corazn, para que ponga y vuelva a poner su centro slo
en ti como Seor y Salvador.
Concdeme una experiencia vigorosa de esta realidad
para que pueda yo decir que t eres mi salvacin y mi
alegra. Concdeme una experiencia tan incisiva que suprima en m toda inseguridad a la hora de anunciar tu
nombre, tu nombre santo de Salvador de todos. Concdeme, Seor, la conviccin de que la Buena Nueva reiniciar su carrera en el m u n d o cuando t brilles en mi
corazn y en el de tus discpulos como el Insustituible,
como el Incomparable, como el nico necesario. Concdeme esta luz para que pueda yo iluminar este pequeo ngulo del m u n d o que me has confiado.

Viemes

S<)

tada de una infinita majestad- se levantar delante de


nosotros. l es el Alfa y la Omega, el principio y el I ni de
todas las cosas, el centro del orden csmico, que nos
obliga a reconsiderar la dimensin de nuestra filosofa,
de nuestra concepcin del mundo, de nuestra historia
personal. No hemos de sentirnos anonadados, como los
apstoles en la montaa de la transfiguracin. La humildad del Dios hecho hombre nos confunde en la misma medida que su grandeza. Sin embargo, sta no slo
hace posible el dilogo, sino que lo ofrece y lo impone
(Pablo VI, Audiencia general del 3 de noviembre de 1976).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Seor, a quin vamos a ir? T tienes palabras de vida
eterna (Jn 6,68).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


CONTEMPLATIO
Quin es Cristo? Quin es para m? Cuando reflexionamos sobre estas preguntas sencillas, aunque terribles, no nos damos cuenta de que nos sentimos tentados
a deslizamos hacia un nominalismo cristiano y a eludir
la lgica dramtica del realismo cristiano. Si Cristo es
aqul fuera del cual no hay solucin a las cuestiones
esenciales de nuestra existencia, si son verdaderas y actuales aquellas palabras de Pedro, lleno del Espritu
Santo (Hch 4,1 ls), entonces nos sentiremos agitados y
quizs descompuestos. Ya no podremos considerar el
nombre de Jesucristo como una pura y simple denominacin que se ha insinuado en el lenguaje convencional
de nuestra vida, sino que su presencia, su estatura - d o -

La vida es imprevisible. Podemos ser felices un da y estar tristes al siguiente, estar sanos un da y enfermos un da despus,
ser ricos un da y pobres al siguiente. A quin podremos, entonces, aferramos? En quin podremos confiar para siempre?
Slo en Jess, el Cristo. El es nuestro Seor, nuestro pastor,
nuestra fortaleza, nuestro refugio, nuestro hermano, nuestro
gua, nuestro amigo. Vino de Dios para estar con nosotros. M u ri por nosotros y resucit de entre los muertos para abrirnos el
camino hacia Dios, y se ha sentado a la derecha de Dios y nos
acoger en su casa. Con Pablo, debemos estar seguros de que
ni la muerte ni la vida, ni los ngeles ni los principados, ni lo
presente ni lo futuro, ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podr separarnos del amor de
Dios manifestado en Cristo Jess, Seor nuestro (Rm 8,38s)
(H. J. M . Nouwen, Pane per I viaggio, Brescia 1997, p. 383
[trad. esp.: Pan para el viaje, PPC, Madrid 1999]).

Sbado

Sbado
de la octava de pascua

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 4,13-21.


En aquellos das, al ver la valenta con que se expresaban
Pedro y Juan, no salan de su asombro, sabiendo que eran
hombres del pueblo y sin cultura. Los reconocan como
compaeros de Jess; 14 pero, como vean con ellos en pie
al hombre curado, nada podan responder. 15 Entonces les
ordenaron salir del Sanedrn y se pusieron a deliberar entre
ellos:
16
- Qu haremos con estos hombres? El milagro que han
hecho es notorio y lo saben todos los habitantes de Jerusaln; no podemos negarlo. " No obstante, para que no se divulgue ms entre el pueblo, les intimidaremos con amenazas, para que no vuelvan a hablar a nadie en nombre de se.
18
As que los llamaron y les prohibieron terminantemente hablar y ensear en el nombre de Jess. " Pedro y Juan les
respondieron:
- Os parece justo delante de Dios que os obedezcamos a
vosotros antes que a l? 20 Por nuestra parte, no podemos dejar de proclamar lo que hemos visto y odo.
21
Ellos los despidieron con amenazas, sin encontrar el
modo de castigarlos, a causa del pueblo, pues todos daban
gloria a Dios por lo sucedido.

(.1

* Pedro y Juan han recibido en verdad, segn l;i pi < i


mesa de Jess, una elocuencia y una sabidura a la <itc
no podrn resistir ni contradecir todos vuestros adversa
rios: estos ltimos se encuentran, evidentemente, ion
dificultades. El fragmento est dominado, por una paite, por la fuerza de los hechos que se imponen y, por
otra, por la voluntad de ocultarlos. Los hechos son la curacin constatada y clamorosa; son todo lo que Pedro y
Juan han visto y odo. Por otra parte, est el poder que
quiere defenderse de la irrupcin de los hechos, con su
poder de desestabilizacin. Los hechos estn acreditados por hombres del pueblo y sin cultura, que pasan de
acusados a acusadores.
Frente a la idea de prohibir ensear en el nombre de
Jess -y en esto se muestra perspicaz el sanedrn, porque el peligro procede de ese nombre, la verdadera
novedad-, la respuesta de Pedro y Juan es la apelacin
a la evidencia: no pueden callar lo que han visto y odo.
Se trata de la conciencia de que hablar de estas cosas
era voluntad de Dios, u n mandato divino frente al cual
los preceptos humanos pierden su consistencia. No hay
amenaza h u m a n a que pueda oponerse a la fuerza del
testimonio de los apstoles, porque est con ellos la
fuerza irresistible de Dios.

Evangelio: Marco 16,9-15


Jess resucit en la madrugada del primer da de la semana y se apareci en primer lugar a Mara Magdalena, de
la que haba expulsado siete demonios. 10 sta fue a comunicrselo a los que le haban acompaado, que estaban tristes y seguan llorando. " Ellos, a pesar de or que estaba vivo
y que ella lo haba visto, no le creyeron.
Despus de esto se apareci, con aspecto diferente, a
dos de ellos que iban de camino hacia el campo. " Tambin
fueron a dar la noticia a los dems. Pero tampoco les i ivyeron.

Octava de pascua

62
14

Por ltimo, se apareci a los once, cuando estaban a la


mesa, y les ech en cara su incredulidad y su terquedad, por
no haber credo a quienes le haban visto resucitado. 15 Y
les dijo:
-Id por todo el mundo y proclamad la buena noticia a
toda criatura.

** El texto es un aadido que sirve de conclusin al


evangelio de Marcos, lisia redactado por otra mano,
aunque pertenece a la poca apostlica. Incluye la aparicin de Jess resucitado a Mara Magdalena, que fue
a anunciar a los discpulos incrdulos el acontecimiento de la rcsuiTcecin (vv. 9-11); la aparicin del
Seor con aspecto de peregrino a los dos discpulos de
Emas, que se volvan a su pueblo (w. 12s) y, por ltimo, la aparicin del Resucitado a los Once, reunidos
en torno a la mesa, esto es, recogidos en la celebracin
eucarstica, a quienes reprocha su incredulidad y su
actitud refractaria ante el testimonio de algunos discpulos (w. 14s).
Slo la presencia directa de Jess liberar a los apstoles de su dureza de corazn y los transformar en verdaderos creyentes. Al subrayar la incredulidad de los
discpulos, tpica de todo el evangelio de Marcos, el
evangelista pretende poner de relieve que la resurreccin no es fruto de una imaginacin ingenua o de alguna sugestin colectiva de los seguidores del Nazareno,
sino don del Padre en favor de aquel que se haba hecho
obediente hasta la muerte para la salvacin de toda la
humanidad.
Como conclusin, el Resucitado enva a los discpulos al m u n d o para que prolonguen su misin y desarrollen la actividad evangelizadora junto con el Seor: Id
por todo el mundo y proclamad la buena noticia a toda
criatura (y. 15).

Sbado

63
MEDITATIO

Es mejor obedecer a Dios que a los hombres: se Uatu


de un criterio que hemos de desenterrar frente a la prepotencia del mundo. ste, a travs de los medios de comunicacin y de otros medios todopoderosos, pretende
nivelar el modo de pensar y de valorar tpico del cristianismo, tomando como rasero el nivel del consumo y de
los horizontes exclusivamente intramundanos. La identidad cristiana est padeciendo una agresin cada vez
ms abierta, aunque la mayora de las veces soft y solapada, que hace pasar por normal y obvio lo que con frecuencia no es ms que un comportamiento detestable.
En nombre de la voluntad superior de Dios es preciso entablar un verdadero combate cultural destinado
a desenmascarar el peligro de la homologacin pagana.
Pero ste presupone un combate espiritual en nombre de una experiencia fuerte de Cristo. No se puede
acallar la experiencia de la salvacin, la experiencia de
ser amados y acompaados en la vida por el amor de
Dios. No se puede vivir como si este amor no existiera
ni actuara en la historia. Hay aqu una invitacin ulterior al testimonio abierto y valiente, que no quiere imponer nada, pero que tampoco quiere recibir imposiciones para ocultar lo ms querido, lo ms dulce, lo ms
importante que mueve nuestra vida.

ORATIO
Ilumina, Seor, mi mente y mi corazn, para que me
d cuenta de con cunta frecuencia obedezco en realidad ms a los hombres que a ti, de lo contaminado que
estoy por la mentalidad de este mundo, de la gran cantidad de seducciones de que soy vctima, de la gran cantidad de sirenas que me fascinan. A veces me doy cuenta, casi de improviso, de que, de hecho, estoy pensando

Octava de pascua

64

y juzgando segn los criterios del m u n d o y no segn los


tuyos. Descubro que me inclino a los dolos fciles, ligeros, envolventes, omnipresentes.
Ilumina las profundidades de mi ser, los estratos ms
escondidos de mi personalidad, los puntos menos conscientes de mi sensibilidad, para que tenga el valor de
proceder a una revisin, de revisar mi modo de situarme frente a la mentalidad corriente. Haz, Seor, que tu
Palabra descienda a los subterrneos de mi psique, a las
sinuosidades de mi corazn, para que piense siguiendo
tus criterios, para que te obedezca, para que nunca - p o r
inconsciencia o por temor, por homologacin o debilid a d - tenga yo que obedecer a los hombres ms que a ti
o en contra de ti.

CONTEMPLATIO
Podemos preguntarnos: pienso acaso, en conciencia, como cristiano? Se inspira mi estado de nimo en
la verdad que Cristo nos ha enseado? No estamos inclinados ms bien a tomar como gua de nuestros pensamientos, de nuestros juicios, de nuestras acciones,
nuestro estado de nimo personal, con una autonoma
que con mucha frecuencia no admite consejos ni comparaciones? Podemos afirmar de verdad, siendo celosos como somos de nuestra independencia, de nuestra
libertad, que tenemos el nimo libre? No deberamos
admitir ms bien que hay una gran cantidad de otros
elementos que se sobreponen a nuestro juicio consciente para forjar nuestra mentalidad? Ciertamente, no podemos escapar de su influencia, pero debemos permanecer con una actitud crtica frente a todo esto y
preguntarnos con una vigorosa libertad interior: es
cristiano todo esto? Pienso verdaderamente como cristiano? El cristiano es un ser nuevo, original, feliz, como
afirma tambin Pascal: Nadie es feliz como un verda-

(vS

Sbado

dero cristiano, nadie es tan razonable, virtuoso, ama


ble {Pensamientos, 541) (Pablo VI, Audiencia xcncnil
del 8 de enero de 1975, passim).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Mejor es refugiarse en el Seor que fiarse de los hombres (Sal 118,8).
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Nosotros, hombres de hoy, aunque nos consideremos en comunin con la religin cristiana - u n a comunin que muy a menudo se calla, se minimiza o se seculariza-, poseemos rara vez
o de forma incompleta el sentido de la novedad de nuestro estilo de vida. A menudo nos mostramos conformistas.
El miedo al qu dirn nos impide presentarnos por lo que
somos, esto es, como cristianos, como personas que libremente
han optado por un determinado estilo de vida, austero ciertamente, aunque superior y lgico. La Iglesia nos dice entonces:
Cristiano, s consciente, coherente, fiel, fuerte. En una palabra:
s cristiano. Renovad el espritu de vuestra mente (Ef 4,23).
La palabra espiritual se refiere a la gracia, esto es, al Espritu
Santo. Por eso diremos con san Ignacio de Antioqua: Aprendamos a vivir segn el cristianismo [Ad Magnesios, 10). En esto
consiste la renovacin del Concilio. Quien tenga odos para
or, que oiga (Pablo VI, Audiencia general del 8 de enero de
1975, passim).

Segundo domingo de pascua

Segundo domingo de pascua


Ciclo A

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 2,42-47


Los hermanos perseveraban en la enseanza de los apstoles y en la unin fraterna, en la fraccin del pan y en las oraciones. 41 Todos estaban impresionados, porque eran muchos
los prodigios y seales realizados por los apstoles. 44 Todos
los creyentes vivan unidos y lo tenan todo en comn.
45
Vendan sus posesiones y haciendas y las distribuan entre todos, segn las necesidades de cada uno. 4" Unnimes y
constantes, acudan diariamente al templo, partan el pan en
las casas y compartan los alimentos con alegra y sencillez de
corazn; " alababan a Dios y se ganaban el favor de todo el
pueblo.
** Segn su promesa, Cristo resucitado y ascendido
al cielo se queda, no obstante, con los hombres hasta el
fin de los tiempos. Sin embargo, su presencia en el tiempo de la Iglesia es diferente a la que tuvo durante su vida
terrena. Ahora es el Espritu Santo, primer don del Resucitado a los creyentes, el que prosigue su obra en la
tierra y el que manifiesta el poder de su resurreccin en
la historia. Por eso transmite Lucas, en los Hechos de

67

los Apstoles, como parte esencial de la Buena Nueva,


el relato de los primeros pasos de la comunidad crislia
na, animada e impulsada por el Espritu de Jess.
En el primero de los compendios que describen a
la Iglesia naciente aparecen las lneas fundamentales de
la vida eclesial. Por eso se ha convertido este fragmento
en paradigmtico para todas las comunidades cristianas. Cuatro son las caractersticas que distinguen a los
creyentes (v. 42): la asiduidad a la enseanza de los
apstoles, o sea, el reconocerse necesitados de aprender
a vivir como cristianos; la comunin: la expresin koinona - q u e aparece slo aqu en la obra lucana- ha de
ser entendida como aquella unin de los corazones que
se manifiesta tambin en el reparto concreto de los bienes materiales; la fraccin del pan: ese gesto, tpico de
los judos para iniciar la comida ritual, indica ahora la
eucarista, el memorial; y, por ltimo, la oracin.
De este modo, la primera comunidad cristiana est
totalmente abierta al don del Espritu, que puede obrar
milagros en ella por medio de los apstoles (v. 43). El
relato deja aparecer el clima de alegra y de sencillez
que nace de una vida de intensa caridad fraterna (v. 44)
y de la oracin unnime (w. 46-47a). Y la cosa es tanto
ms sorprendente por el hecho de que el texto no oculta tampoco fatigas y persecuciones. No se trata, por tanto, de un cuadro utpico; ms bien es preciso ver en l
el modelo ideal al que hay que conformarse. El estilo de
vida asumido por la Iglesia naciente es en s mismo testimonio elocuente e irradiador, una evangelizacin que
prepara los nimos de muchos a recibir la gracia de
Dios (v. 47).

Segunda lectura: 1 Pedro 1,3-9


Bendito sea Dios, Padre de nuestro Seor Jesucristo, que
por su gran misericordia, a travs de la resurreccin di- lesu-

68

Octava de pascua

cristo de entre los muertos, nos ha hecho renacer para una esperanza viva, 4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarchitable. Una herencia reservada en los cielos para
vosotros, 5 a quienes el poder de Dios guarda mediante la fe
para una salvacin que ha de manifestarse en el momento final. " Por ello vivs alegres, aunque un poco afligidos ahora, es
cierto, a causa de tantas pruebas. 7 Pero as la autenticidad de
vuestra fe -ms valiosa que el oro, que es caduco aunque sea
acrisolado por el luego- ser motivo de alabanza, gloria y honor el da en que se manifieste Jesucristo. s Todava no lo habis visto, pero lo amis; sin verlo creis en l, y os alegris
con un gozo inelable y radiante; '' as alcanzaris vuestra salvacin, que es el objetivo ele la fe.

** Tas una breve presentacin del remitente y de los


destinatarios (vv. ls), en la que se ofrece ya un escorzo
contemplativo sobre la obra de la salvacin realizada
por el Padre, el Hijo y el Espritu Santo, la primera carta
de Pedro desarrolla el mismo tema, en los w . 3-12, en
forma de bendicin solemne. De este modo se introduce
a los oyentes en una atmsfera sagrada que ayuda a
percibir el inmenso don que representa la vocacin bautismal.
El Padre, en su inmenso amor, nos ha hecho renacer
(cf. Jn 3,1-15), hacindonos hijos suyos, a travs de la
muerte-resurreccin de su Hijo unignito (v. 3a). Este
nuevo nacimiento no tiene delante la perspectiva de la
muerte, sino una esperanza viva, una promesa (v. 4)
no condicionada por la corruptibilidad de las cosas de
este mundo. Su plena posesin est reservada para nosotros en los cielos, pero tenemos ya desde ahora un
anticipo, una seal, en la medida en que vamos
transformndonos interiormente, en la medida en que
pasamos de seres carnales a seres espirituales, por
medio de una vida conforme con la fe profesada en el
bautismo.
Pedro, que se dirige a comunidades cristianas probadas por la persecucin, ofrece consuelo y luz para leer

Segundo domingo de pascua

(,'t

el cumplimiento del designio de salvacin en medio de


las dolorosas situaciones por las que atraviesan. Los sufrimientos no deben convertirse en motivo de escndalo, en piedra de tropiezo, sino en crisol purificado!', donde se purifica la fe para ser cada vez ms pura y tirnie
(w. 6s). Esta fe ser, en efecto, el documento con el que,
el ltimo da, daremos testimonio de nuestro amor a
Cristo, mientras que, ya desde ahora, nos proporciona
un gozo inefable y radiante en el corazn y nos conduce a la meta: la salvacin eterna de las almas (w. 8s).

Evangelio: Juan 20,19-31


Aquel mismo domingo, por la tarde, estaban reunidos los
discpulos en una casa con las puertas bien cerradas, por miedo a los judos. Jess se present en medio de ellos y les dijo:
- La paz est con vosotros.
20
Y les mostr las manos y el costado. Los discpulos se llenaron de alegra al ver al Seor. 21 Jess les dijo de nuevo:
- La paz est con vosotros.
Y aadi:
- Como el Padre me envi a m, as os envo yo a vosotros.
22
Sopl sobre ellos y les dijo:
- Recibid el Espritu Santo. 2' A quienes les perdonis los
pecados, Dios se los perdonar; y a quienes se los retengis,
Dios se los retendr.
24
Toms, uno del grupo de los doce, a quien llamaban El
Mellizo, no estaba con ellos cuando se les apareci Jess.
25
Le dijeron, pues, los dems discpulos:
- Hemos visto al Seor.
Toms les contest:
- Si no veo las seales dejadas en sus manos por los clavos
y meto mi dedo en ellas, si no meto mi mano en la herida
abierta en su costado, no lo creer.
26
Ocho das despus, se hallaban de nuevo reunidos en
casa todos los discpulos de Jess. Estaba tambin Toms.
Aunque las puertas estaban cerradas, Jess se present en
medio de ellos y les dijo:
- La paz est con vosotros.
27
Despus dijo a Toms:

70

Octava de pascua

- Acerca tu dedo y comprueba mis manos; acerca tu mano


y mtela en mi costado. Y no seas incrdulo, sino creyente.
28
Toms contest:
- Seor mo y Dios mo!
" Jess le dijo:
- Crees porque me has visto? Dichosos los que creen sin
haber visto.
10
Jess hizo en presencia de sus discpulos muchos ms
signos de los que han sido recogidos en este libro. " stos han
sido escritos para que creis que Jess es el Mesas, el Hijo de
Dios, y para que, creyendo, tengis en l vida eterna.

* Estos dos episodios, prximos y relacionados con


u n mismo tema -el de la fe- son, el eco fiel de cuanto ha
sucedido en los corazones de los apstoles tras la muerte de Jess.
En el primero de ellos (w. 19-22), el Resucitado se
aparece a los once, que, a pesar del anuncio de Mara
Magdalena (v. 18), estn encerrados todava en el cenculo por miedo a los judos. Jess supera las barreras
que se le interponen: pasa a travs de las puertas, manifestando que su condicin es completamente nueva,
aunque no ha desaparecido nada de los sufrimientos
que padeci en la carne. La insistente referencia al costado traspasado de Jess es propia de Juan, que, de este
modo, quiere indicar el cumplimiento de las profecas
en Jess (Ez 47,1; Zac 12,10.14). El tradicional saludo de
paz asume tambin en sus labios un sentido nuevo: de
augurio -la paz est con vosotros- se convierte en presencia -la paz est con vosotros. La paz, don mesinico por excelencia, que incluye todo bien, es, por tanto,
una persona: es el Seor crucificado y resucitado en medio de los suyos (sepresent: w. 19b.26b y, antes, v. 14).
Al verlo, los discpulos quedan colmados de alegra y
confirmados en la fe. El Espritu que Jess sopla sobre
ellos, principio de una creacin nueva (Gn 2,7), confiere a los apstoles una misin que prolonga la suya en el

Segundo domingo de pascua

71

tiempo y en el espacio y les concede el poder divino de


liberar del pecado.
El segundo cuadro (w. 24-29) personaliza en Tomrii
las dudas y el escepticismo que atribuyen los sinpl icos,
de manera genrica, a algunos de los Doce, y que pueden surgir en cualquiera. Toms ha visto la agona de su
Maestro y se niega a creer ahora en una realidad que no
sea concreta, tangible, en cuanto al sufrimiento del que
ha sido testigo (v. 25). Jess condesciende a la obstinada pretensin del discpulo (v. 27), pues es necesario
que el grupo de los apstoles se muestre firme y fuerte
en la fe para poder anunciar la resurreccin al mundo.
Precisamente a Toms se le atribuye la confesin de fe
ms elevada y completa: Seor mo y Dios mo! (v. 28).
Aplica al Resucitado los nombres bblicos de Dios, YHWH
y Elohm, y el posesivo mo indica su plena adhesin
de amor, ms que de fe, a Jess. La visin conduce a
Toms a la fe, pero el Seor declara, de manera abierta,
para todos los tiempos: bienaventurados aquellos que
crean por la palabra de los testigos, sin pretender ver.
stos experimentarn la gracia de una fe pura y desnuda que, sin embargo, es confirmada por el corazn
y lo hace exultar con una alegra inefable y radiante
(1 Pe 1,8). Los w. 30s constituyen la primera conclusin
del evangelio de Juan: se trata de un testimonio escrito
que no pretende ser exhaustivo, sino slo suscitar y
corroborar la fe en que Jess es el Cristo, el Hijo de
Dios (cf. Me 1,1).

MEDITATIO
Jess quiere que expresemos nuestra unin con l y
que correspondamos a su amor viviendo en comunin
entre nosotros, dejndonos plasmar de verdad como
criaturas nuevas que no viven aisladas, sino unidas, por
haber sido incorporadas todas a l. se es el linio de l.i

Octava de pascua

72

pascua del Seor. Los que han nacido del mismo seno
de la Iglesia forman una sola familia. La novedad consiste precisamente en poder vivir con un solo corazn y
una sola alma en el amor.
En el evangelio se aparece Jess a los discpulos
cuando estn reunidos. Los abraza con su mirada, les
da la paz, les entrega el Espritu Santo y les muestra sus
llagas, signos de la cmcilixin. Jess les hace constatar a travs de las dudas de Toms que el que est delante de ellos es de verdad el Seor resucitado. Tambin
nosotros estamos reunidos hoy para tocar las llagas de
Jess, unas llagas gloriosas ahora, aunque siguen visibles en su cuerpo glorificado, como signo de su amor.
Aparecen justamente como la declaracin escrita, en
su cuerpo, del amor que le llev a morir por nosotros en
la cruz.
Bienaventurados nosotros si, aunque no lo veamos
con los ojos del cuerpo, creemos en el Seor, creemos
en su amor y besamos sus llagas. Cmo? Besaremos a
Jess cuando tambin nosotros seamos traspasados
por clavos, por esas espinas que son las pruebas de la
vida. Porque es siempre l quien sufre en nosotros, es
siempre l quien es crucificado en nuestra humanidad,
una humanidad que debe pasar tambin por el crisol
del dolor. Es siempre l: es l quien ya ha sido glorificado en nosotros y, por consiguiente, est lleno de alegra;
es l quien sigue sufriendo y, por consiguiente, gime.
Por eso, si tenemos fe, tambin nosotros podremos sufrir juntos y alegrarnos, porque siempre estaremos unidos a l, en su misterio.

ORATIO
Seor Dios nuestro, en la plenitud de tu amor nos has
dado a tu Hijo unignito y, aadiendo don sobre don,

Segundo domingo de pascua

73

has derramado en nosotros la abundancia de tu Espritu de santidad.


Custodia esos tesoros tan grandes, urge en nuestro
nimo el deseo de caminar hacia ti con pureza de corazn y santidad de vida. Que podamos vivir con fe y
amor, con serenidad y fortaleza, los pequeos y los
grandes sufrimientos de la vida diaria, a fin de que, purificados de todo fermento de mal, lleguemos juntos al
banquete de la pascua eterna que has preparado desde
siempre para nosotros, tus hijos, pecadores perdonados
por medio de tu Cristo.

CONTEMPLATIO
Santo Toms, despus de la resurreccin de Cristo,
fue el nico que dese y el nico que obtuvo tocar los
miembros de Cristo con manos ciertamente curiosas,
aunque a buen seguro dignas. Proceda, en efecto, de un
ardiente deseo, no de la incredulidad, el hecho de que
dijera a sus condiscpulos, que haban visto al Seor estando l ausente: Si no veo las seales dejadas en sus
manos por los clavos y meto mi dedo en ellas, si no meto
mi mano en la herida abierta en su costado, no lo creer.
Tena, efectivamente, mucho miedo de no gozar tambin con los ojos a aquel en quien crea con el corazn;
tena miedo de verse privado de la visin de aquella luz
con la que los otros apstoles se gloriaban de haber sido
iluminados.
Se apareci por segunda vez a los apstoles, para satisfacer el deseo de Toms, y su deseo les fue til tambin a los otros; ahora, tras ver a Cristo, Toms no tiene
menos que los otros. Compensa, en efecto, la prdida
que le supuso no haber visto antes mediante la visin
combinada con el tacto. Si hubiera sido de verdad incrdulo, como piensan algunos, Cristo no se habra dignado aparecrsele despus de su propia resurreccin.

Octava de pascua

74

Que estuviera ausente, que hubiera pedido con cierta insistencia ver y tocar al Seor..., todo eso estaba dispuesto
para nuestra salvacin. As conoceramos con mayor
evidencia la verdad de la resurreccin del Seor, una
verdad que Toms, tras haber sido reprochado por su
necesaria curiosidad, confirm dicindole: Seor mo
y Dios mo! (Gaudencio de Brescia, Sermn XVII, 6-9).

ACTIO
Repite con livciiciicia y vive hoy la Palabra:
V no seas iucirdiilo, sino creyente (Jn 20,27).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


En el evangelio de hoy encontramos un cenculo y una puerta cerrada. Una puerta cerrada por temor a alguien es una historia de todos los das, anticipada en el siervo de la parbola
que entierro el talento por miedo a perderlo. Afortunadamente,
al Seor no le importan nada nuestros cerrojos, y entra y sale
como auiere su caridad. Camina o se detiene, trabaja y descansa, habla o se calla, sin que le importen nuestros temores. El
Seor muestra que no se ofende por la incredulidad de Toms,
incluso la convierte en un argumento para nuestra fe. N o es verdad que al Seor le disgusten ciertas resistencias. Cuando se trata de resistencias razonables, cuando el hombre obra con lealtad, con honestidad, como un hombre que, antes de fiarse de
otro, prueba si puede hacerlo por s solo, entonces el Seor no
puede estar descontento. Basta con profundizar un poco en el
episodio de Toms.
Es cierto que este ltimo se mostr reservado y reacio y que,
antes de exclamar Seor mo y Dios mo!, quiso asegurarse
con la pequea garanta que ofrecen los sentidos, pero aora el
Seor sabe que puede contar con l ms que con los otros, que
ese grito es un credo que continuar tambin ante el martirio.
Los tipos como Toms tardan algo en arrodillarse, pero cuando
lo hacen se arrodillan de verdad, cuando aman lo hacen de

Segundo domingo de pascua

75

verdad. Cuando Toms se ofrece, es un hombre el que se ofrece.


Y si ofrece a Cristo su propio corazn, es un corazn de hombre
el que le ofrece. Y si inclina su cabeza ante l, es una cabeza de
hombre la que se inclina. De este modo comienza la adoracin
en espritu y en verdad (P. Mazzolari, La parola che non
passa, Vicenza 1984, pp. 138s, passim).

Segundo domingo de pascua

Segundo domingo de pascua


Ciclo B

77

letra) del primer verdadero tesoro de la Iglesia: el Icslimonio de la resurreccin de Jess. Los creyentes oslan
unidos en la ayuda a las necesidades de los hermanos, y
manifiestan tambin la plena comunin en el modo ele
llevar a cabo la beneficencia. En efecto, sin dividir los
nimos, depositan a los pies de los apstoles todo lo que
deciden dar espontneamente. Se cumple as la promesa de Dt 15,4: No habr ningn necesitado entre vosotros, porque los creyentes obedecen el nuevo mandamiento de Jess. Y crece la benevolencia de todos hacia
la comunidad cristiana (v. 33b).

LECTIO
Segunda lectura: 1 Juan 5,1-6
Primera lectura: Hechos de los Apstoles 4,32-35
El grupo de los creyentes pensaba y senta lo mismo, y nadie consideraba como propio nada de lo que posea, sino que
tenan en comn todas las cosas. 33 Por su parte, los apstoles
daban testimonio con gran energa de la resurreccin de Jess, el Seor, y todos gozaban de gran estima. 34 No haba entre ellos necesitados, porque todos los que tenan hacienda o
casas las vendan, llevaban el precio de lo vendido, 35 lo ponan
a los pies de los apstoles y se reparta a cada uno segn su
necesidad.

** El fragmento presenta el segundo compendio de


la vida de la Iglesia naciente. Pone el acento en la unidad fraterna. Cmo es posible decir que pensaba y
senta lo mismo una multitud tan grande? El secreto se
encuentra en la plena disponibilidad, hecha de caridad
y pobreza evanglicas, que impulsa a los miembros a
poner al servicio del bien comn lo que antes posean
en privado.
El grupo de los apstoles est unido y se muestra
compacto en la consignacin (as el v. 33, al pie de la

Queridos mos: el que cree que Jess es el Mesas, ha nacido de Dios. Y todo el que ama al que da el se, debe amar tambin a quien lo recibe de l. 2 Por tanto, si amamos a los hijos
de Dios, es seal de que amamos a Dios y de que cumplimos
sus mandamientos. 3 Porque el amor consiste en guardar sus
mandamientos, y sus mandamientos no son pesados. 4 Todo el
que ha nacido de Dios vence al mundo, y sta es la fuerza victoriosa que ha vencido al mundo: nuestra fe. 5 Quin es el
que vence al mundo, sino el que cree que Jess es el Hijo de
Dios?
6
ste es el que vino por agua y sangre, Jesucristo; no por
agua nicamente, sino por agua y sangre; y el Espritu es el
que da testimonio, porque el Espritu es la verdad.

** Fe y caridad, amor a Dios y al prjimo son los elementos esenciales que caracterizan la vida del cristiano
(cf. 3,23; 4,11-20). Juan no se cansa de repetir esta sencilla verdad, ahondando en ella de un modo siempre
nuevo. En la conclusin de su primera carta recuerda
el renacimiento bautismal y sus implicaciones (v. I):
Todo el que cree que Jess es el Cristo ha nacido de
Dios. La misma fe que nos hace hijos de Dios nos hace
tambin hermanos entre nosotros: todos somos hijos
del mismo Padre, y estamos unidos por el vnculo del

Octava de pascua

7K

amor. No se trata de sentimiento, sino de adhesin a


su voluntad, de cumplir sus mandamientos, que no son
pesados, porque son peso de amor, sugerido por los
delicados matices de la caridad hacia los hermanos
(cf. w. 2s). La vida filial-bautismal vence al mundo
-en 2,13s haba dicho Juan: Habis vencido al maligno cuando es vivida de manera consciente da tras da,
puesto que participa de la victoria nica y definitiva
llevada a cabo por Cristo con su muerte y resurreccin,
a la que nos unimos en la fe (w. 4s).
En efecto, Jess no vino slo con el agua del bautismo que lo manifest a Israel en el Jordn, sino tambin
con la sangre de la cruz, por medio de la cual atestigu
de modo cabal su amor al Padre y a la humanidad, llevando a cabo nuestra redencin (v. 6). Y no ha dejado a
su Iglesia slo el agua bautismal, sino tambin el sacramento de su cuerpo inmolado y de su sangre derramada, para que, acercndonos a la gracia del bautismo y
de la eucarista, podamos crecer en la comunin con
Dios y con los hermanos, mediante el don del Espritu,
que, tras descender sobre los apstoles, gua a la Iglesia hacia la verdad completa (Jn 16,13-15), dando
testimonio de las inconmensurables dimensiones de la
salvacin.

Evangelio: Juan 20,19-31


(Cf el evangelio del segundo domingo de pascua, ciclo A,
p. 69).
MEDITATIO
Jess resucitado pasa a travs de las puertas cerradas
y les dirige este saludo: La paz est con vosotros.
Como haba sucedido antes con Mara Magdalena, no

Segundo domingo de pascua

7lj

son las apariencias, sino la voz lo que le da a nttiorc


Lo que dice Jess acaece, cada palabra suya se viirlvr
acontecimiento: en consecuencia, su paz se comunica 1
los apstoles. Tal como lo haba prometido, .lesiis IH>
deja hurfanos a sus discpulos, sino que les enlrcga el
Espritu Parclito, gracias al cual podrn comprender
todo lo que les haba enseado y proseguir su misin
en el m u n d o , cooperando con l en la obra de la salvacin.
Hasta Toms, al or la voz de Jess, se abre para recibir el don de la fe, e, iluminado por el Espritu, puede renunciar ahora a su exigencia de ver y tocar de manera sensible. Aferrado en lo ntimo por la voz del
Maestro, se postra de inmediato en actitud de adoracin y realiza una solemne proclamacin de fe: Seor
mo y Dios mo!.
Jess estar siempre junto a sus apstoles, junto a la
Iglesia, aunque de otro modo: a travs de la accin del
Espritu Santo. Este nos ofrece como fruto excelente la
paz, fruto m a d u r o de la salvacin y distintivo principal
de los discpulos de Cristo. Por eso debemos abrirnos
continuamente a este don, ponindonos a disposicin
total de Dios. En cada situacin deberemos preguntarnos: Qu quiero realizar con estos pensamientos y
estos sentimientos? Qu busco de verdad?.
Si nos damos cuenta de que perseguimos fines egostas, deberemos rectificar nuestra voluntad, confindola a la accin del Espritu Santo, para que nos haga
capaces de creer y de a m a r con autenticidad. Estamos
llamados, en efecto, a participar de la misma vida de
Dios, es decir, a ser santos. La santidad consiste precisamente en dejar que el Espritu Santo oriente y dirija
totalmente hacia Dios nuestra voluntad. Eso es lo que
realiza en nosotros el Espritu Santo que el Resucitado
nos ha dado. Por eso, vivir el misterio pascual es una
aventura maravillosa.

80

Octava de pascua

ORATIO
Concede, Seor, a tus hijos la gracia de ser capaces de
detenerse un momento para escuchar el sonido de tu
voz. Apenas un instante para pensar y gustar qu sucedera si en cada familia, en cada comunidad, latieran
siempre todos los corazones al unsono del ritmo de tu
corazn.
Oh alegra, plenitud de la alegra! La humanidad,
afligida y agotada, no desea, Seor, otra cosa ms que
esta paz, fruto del amor, fruto de tu Espritu. brenos
para acogerla, Seor; porque moriste y resucitaste para
que nosotros la experimentramos ya desde ahora y
furamos testigos de ella en medio de los hermanos.

CONTEMPLATIO
El Seor considera por encima de los que ven y creen
a los que creen sin ver. En efecto, en aquel tiempo la fe.
de los discpulos de Cristo era tan vacilante que, aun
vindolo ya resucitado, tuvieron que tocarlo tambin
para creer en su resurreccin. No les bastaba verlo con
los ojos: tenan que acercar tambin las manos a sus
miembros, tenan que tocar tambin las cicatrices de las
heridas recientes; de este modo, el discpulo que dudaba, despus de haber tocado y reconocido las cicatrices,
exclam de inmediato: Seor mo y Dios mo!. Las
cicatrices hacan manifiesto al que haba curado las heridas de todos los otros.
Es posible que el Seor no pudiera resucitar sin
cicatrices? S, pero conoca las heridas del corazn de
los discpulos y, a fin de curarlas, conservo las cicatrices
en su cuerpo.
Y qu le responde el Seor al discpulo que ahora
declaraba y deca: Seor mo y Dios mo!? Has credo
- le dijo- porque has visto; bienaventurados aquellos que

Segundo domingo de pascua

Kl

crean sin ver. De quin hablaba, hermanos, sino de


nosotros? Y no slo de nosotros, sino tambin do los
que vengan detrs de nosotros. En efecto, poco tiempo
despus de haberse alejado de los ojos mortales, para
que se reforzara la fe en los corazones, todos los que
han credo lo han hecho sin ver, y su fe ha tenido un
gran mrito. Para tener esta fe se limitaron a acercar un
corazn lleno de piedad a Dios, pero no la mano para
tocar (Agustn, Sermn 88, 2).
ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
La paz est con vosotros (Jn 20,19).
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
El mundo tiene una ardiente sed de la paz de Dios, anhela
ver resplandecer el arco iris de la divina gracia despus de la
tempestad, pero no consigue liberarse de la agitacin y de la
inquietud, puesto que es un mundo cado al que se le ha infligido
el destino inexorable de no conocer la paz.
Si se me preguntara en qu consiste esa paz, slo podra sugerir la imagen de algo que sea transitorio para proporcionar
la dea de lo que es imperecedero. Conocis la paz de un nio
adormecido, tambin sabis algo de la paz que experimenta un
hombre en s mismo cuando encuentra a la mujer amada, algo
de la paz que encuentra el amigo cuando mira a los ojos del
amigo fiel; conocis algo de la paz que experimenta un nio en
brazos de su madre, de la paz que reposa en ciertos rostros maduros en la hora de la muerte; de la paz del sol vespertino, de
la noche que lo cubre todo y de las estrellas perennes; conocis
algo de la paz de aquel que muri en la cruz. Pues bien, tomad
todo eso como signo caduco, como smbolo pobre de lo que
puede ser la paz de Dios. Estar en paz significa saberse seguro,
saberse amado, saberse custodiado; significa poder estar tranquilo, tranquilo del todo; estar en paz con un hombre significa

82

Octava de pascua

poder construir firmemente sobre la fidelidad, significa saberse


una sola cosa con l, saberse perdonados por l.
La paz de Dios es la fidelidad de Dios a pesar de nuestra infidelidad. En la paz de Dios nos sentimos seguros, protegidos y
amados. Es cierto que no nos quita del todo nuestras preocupaciones, nuestras responsabilidades, nuestras inquietudes; pero
por detrs de todas nuestras agitaciones y de todas nuestras
preocupaciones se ha levantado el arco iris de la paz divina: sabemos que es l quien lleva nuestra vida, que sta forma unidad
con la vida eterna de Dios.
Que Dios haga de nosotros hombres de su paz incomparable, hombres que reposen en l, aun en medio del trastorno de
las cosas del mundo, que esta paz purifique y serene nuestras
almas y que algo de la pureza y de la luminosidad de la paz
que Dios pone en nuestros corazones irradie en otras almas sin
paz; que nos convirtamos el uno para el otro, el amigo para el
amigo, el esposo para la esposa, la madre para el hijo, en portadores de esta paz que viene de Dios (D. Bonhoeffer, Memoria
e fedelt, Magnano 1995, pp. 146-149, passim).

Segundo domingo de pascua


Ciclo C

LECTIO

Primera lectura: H e c h o s de los Apstoles 5,12-16


Los apstoles realizaban muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Todos los creyentes se reunan en el prtico de
Salomn, 13 pero los dems no se atrevan a juntarse con ellos.
El pueblo, sin embargo, los tena en gran estima, l4 de modo
que una multitud de hombres y mujeres se incorpor al nmero de los que crean en Jess. I5 Incluso sacaban los enfermos a las plazas y los ponan en camillas y parihuelas para
que, al pasar Pedro, al menos su sombra tocara a alguno de
ellos. 16 Un gran nmero de personas procedentes de las ciudades cercanas acudan a Jerusaln llevando enfermos y posedos por espritus inmundos, y todos se curaban.
** El fragmento presenta el tercero de los compendios de los Hechos de los Apstoles. Se trata de resmenes usados en la narracin de Lucas como puentes
entre diferentes secciones. Muestran cmo viva la com u n i d a d cristiana en aquellos tiempos y, a la vez, c m o
debera vivir siempre. E n este compendio se encuen
tran, en efecto, siete verbos en imperfecto destinados ;i
indicar u n a situacin habitual de la comunidad. Eslii h.i
hallado u n lugar estable de encuentro j u n t o al l e m p l "

Octava de pascua

84

(el prtico de Salomn), se rene en torno a los apstoles y muestra poseer u n a identidad bien definida frente
a los otros.
En el centro de la narracin aparece la presencia y la
accin de los apstoles, en particular la de Pedro. stos
realizan signos y prodigios que atestiguan el poder del
Resucitado. El pueblo los exalta; aumenta el nmero de
los creyentes; aumenta tambin la fe suscitada por el
poder de curacin de los apstoles, incluso por la sombra de Pedro. Se perfilan aqu los rasgos de la Iglesia,
que, mientras se va formando, agrega siempre, por el
poder del Espritu, nuevos miembros, sobre todo mediante la actividad de los apstoles.

Segunda lectura: Apocalipsis 1,9-1

la.12-13.17-19

Yo, Juan, hermano vuestro, que por amor a Jess comparto con vosotros la tribulacin y la espera en la isla de
Patmos por haber anunciado la Palabra de Dios y haber dado
testimonio de Jess. 10 Ca en xtasis un domingo y o detrs
de m una voz potente, como de trompeta, " que deca:
- Escribe en un libro lo que veas y mndalo a estas siete
Iglesias: a Efeso, Esmirna, Prgamo, Tiatira, Sardes, Filadela y Laodicea.
12
Me volv para mirar de quin era la voz que me hablaba,
y al volverme vi siete candelabros de oro, " y en medio de los
candelabros una especie de figura humana que vesta larga
tnica y tena el pecho ceido con una banda de oro.
17
Cuando lo vi, me desplom a sus pies como muerto, pero
l puso su mano derecha sobre m diciendo:
- No temas; yo soy el primero y el ltimo; 18 yo soy el que
vive. Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre y tengo en
mi poder las llaves de la muerte y del abismo. 19 Escribe, pues,
lo que has visto, lo que est sucediendo y lo que va a suceder
despus de todo esto.

** El Apocalipsis es, por excelencia, el libro de la revelacin de Jess, aunque requiere por parte del lector

Segundo domingo de pascua

8S

el paciente trabajo de entrar en su lenguaje cargado di!


smbolos. Juan recibe esta revelacin en favor de lo*
hermanos mientras se encontraba confinado en l.i sla
de Patmos a causa de la fe. La profunda experiencia os
piritual (v. 10) vivida por l tiene lugar precisamente el
domingo, da memorial de la resurreccin del Seor.
Oye a su espalda una voz potente, como de trompeta,
que le ordena escribir lo que vea. Los elementos con los
que se describe esta primera experiencia recuerdan la
revelacin del Sina, comprendida, no obstante, en sn
plenitud gracias al misterio pascual. En efecto, Juan tiene que volverse (el verbo usado es epistrphein, el mismo trmino que indica la conversin como retorno a
Dios) y precisamente porque se convierte puede ver.
Se presenta entonces ante sus ojos un misterioso personaje, una especie de figura humana (v. 13) en medio de
siete candelabros de siete brazos.
El nico candelabro de siete brazos del templo de Jerusaln se ha transformado, por consiguiente, en muchos candelabros a fin de indicar que ha tenido lugar
un paso desde el nico mbito del culto - o sea, el templo- a la totalidad de la comunidad eclesial. En medio
de ellos est Cristo resucitado, descrito con elementos
tomados del Antiguo Testamento. stos expresan la
funcin mesinica, que ha llegado a su culminacin. La
larga tnica y la banda de oro (v. 13) son un rasgo distintivo sacerdotal (cf. Dn 10,5); el pelo blanco (v. 14a)
alude al anciano de los das de Dn 7,9. El Hijo del
hombre es Dios mismo. Frente a l reacciona Juan con
el desconcierto propio de quien entra en contacto con
Dios, pero el personaje glorioso le tranquiliza y se presenta con cinco expresiones que le califican como el Resucitado. En efecto, es el primero y el ltimo, es decir,
el creador y seor del cosmos y de la historia (cf. Is 44,8;
48,12); el que vive, a saber: el que tiene la vida en s
mismo, segn una terminologa muy estimada por el
Antiguo Testamento. No slo es el que vive, sino el que

Octava de pascua

86

Segundo domingo de pascua

H7

tiene las llaves -esto es, el poder- de la muerte y del


abismo de los muertos.

Evangelio: Juan 20,19-31


(Cf. el evangelio del segundo domingo de pascua, ciclo A,
p. 69).

MEDITATIO
Estaba muerto, pero ahora vivo para siempre. Jess
vino a compartir en todo nuestra condicin h u m a n a , y
ahora tambin nosotros tenemos en l la certeza de
que la muerte n o es la ltima palabra pronunciada sobre nuestro destino. Esta certeza cambia de manera
radical la orientacin de nuestro corazn. En l, vivo,
tambin nosotros vivimos una vida nueva. As pues, es
importante que todos nuestros pensamientos, todas
nuestras acciones, todos nuestros encuentros, estn
imbuidos de la alegra y de la novedad de la vida resucitada que Jess ha venido a traernos. La comunidad
cristiana es el lugar en el que podemos llevar a cabo y
alimentar de m a n e r a estable la experiencia de la vida
nueva, repleta por fin de sentido y liberada de la angustia y del miedo.
Sin embargo, con excesiva frecuencia nos mostramos
tardos e incrdulos, y nos reconocemos fcilmente en la
figura de Toms, el apstol que quera tocar para creer.
Como l, tambin nosotros perseguimos, con frecuencia, certezas que sean conformes a nuestras mezquinas
medids. Y el Seor nos deja hacer. Nos da las pruebas
que queremos y espera a que, ante la evidencia, lleguemos a proclamar, con un mpetu de fe y de amor, que l
es nuestro Seor, nuestro Dios.

ORATIO
Ven, qudate con nosotros, Seor, y aunque rin lien
tres cerrada la puerta de nuestro corazn por le mor o
por cobarda, entra igualmente. Tu saludo de paz es bal
samo que hace desaparecer nuestros miedos; es don que
abre el camino a nuevos horizontes. Dilata los angostos
espacios de nuestro corazn. Refuerza nuestra frgil esperanza y danos unos ojos penetrantes para vislumbrar
en tus heridas de amor los signos de tu gloriosa resurreccin. Con frecuencia tambin nosotros nos mostramos incrdulos, necesitados de tocar y de ver para poder creer y ser capaces de confiar. Haz que, iluminados
por el Espritu Santo, podamos ser contados entre los
bienaventurados que, aunque no han visto, han credo.

CONTEMPLATIO
Cristo se apareci a los apstoles escondidos en una
casa y entr con las puertas cerradas. Pero Toms, que
no estaba presente durante esta aparicin, permaneci
incrdulo. Desea ver, no acepta ni le basta con or hablar de ella. Cierra los odos y quiere abrir el corazn.
Le quema la impaciencia.
Toms, hombre de carcter exigente y desconfiado,
pone por delante su incredulidad, esperando gozar as
de una visin. Si l se me aparece -dice-, eliminar mi
incredulidad. Pondr mi dedo en las cicatrices de los
clavos y abrazar al Seor a quien tanto amo. Me reprochar tambin mi incredulidad, pero me colmar
con su visin. El Seor se aparece de nuevo, aplaca el
tormento y elimina la duda de su discpulo. Pero, ms
que la duda, satisface su deseo.
Entra con las puertas cerradas. Esta increble apai i
cin confirma su increble resurreccin. Entonces le
toca Toms, desaparece su desconfianza y, colmado de

Octava de pascua

MH

una fe sincera y de todo el amor que se debe al mismo


Dios, exclama: Seor mo y Dios mo!. El Seor le
responde: Porque me has visto, has credo. Bienaventurados los que creen sin haberme visto. Toms, anuncia la
resurreccin a quienes no me han visto. Arrastra a toda
la gente a creer no en lo que ven sus ojos, sino en lo que
dice tu palabra.
stos son los nuevos reclutas del Seor [...]. Han seguido a Cristo sin haberlo visto, lo han deseado, h a n
credo en l. Lo han reconocido con los ojos de la fe,
no con los del cuerpo. No han puesto sus dedos en la
herida de los clavos, pero se han unido a su cruz y h a n
abrazado sus sufrimientos. No han visto el costado del
Seor, pero se h a n unido a sus miembros a travs de la
gracia (Basilio de Seleucia, Omelia sulla Pasqua, cit. en
Padri della Chiesa, // mistero pasquale, Brescia 1991 3 ,
pp. 171-175, passim).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Seor mo y Dios mo! (Jn 20,28).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Encontrar a Dios! M i r a , estoy sin luz. Me parece que podra
decir frases bonitas (y entusiasmarme con ellas), pero justamente
pronunciadas demasiado deprisa, de manera superficial. Me
<IK uentro en una situacin en la que mi creer ya no se me pre!.<nla como un conocer algo sobre Dios, como un Credo, sino
((uno la piedra de toque de mi fe. Si yo creyera de verdad, se(|"IMCI siendo an presa de insignificantes contrariedades con
luiid frecuencia? Me sentira alarmado por proyectos tan meil< ios? N o , entonces nada sera objeto de desprecio, sino que
I I quodara iluminado por este inimaginable y rico cumpli-

Segundo domingo de pascua

89

miento de todo. En consecuencia, es mi fe la que tiene que ser


reanimada...
Pero dnde se encuentra su debilidad? Creo, a buen seguro, que Jess es Dios que ha venido entre nosotros y ha dado
vida a mi vida. Creo, ciertamente, en Jess, verdadero hombre,
que muri crucificado y resucit de entre los muertos: como Dios
verdadero, la muerte ya no tiene poder sobre l. S, Jess,
creo que has resucitado. T, el Hijo de Dios encarnado, la fidelidad encarnada de Dios, has resucitado con tu cuerpo de
hombre. Creo que has vencido a la muerte, tambin la ma.
Pero creo de una manera vital en esta resurreccin de la carne, de mi carne, como afirmo en el Credo? Justamente como la
vivi Jess y como la leo en los cuatro evangelios? N o entrar
de verdad en la resurreccin de Jess ms que si digo un s
incondicional a mi resurreccin. Este s a mi destino personal
es el que debo pronunciar antes que nada, ms all de todas las
falsas apariencia de los sentidos, un s a un yo que contina
en una vida nueva.
Es preciso que mi voluntad se comprometa con este s a mi
supervivencia gloriosa, para aue mi s a Cristo sea algo diferente a un simple sonido vocal (J. Loew, Dios incontro al'uomo,
Miln 1985, pp. 164-167, passim).

Lunes

Lunes
de la segunda semana
de pascua

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 4,23-31


En aquellos das, cuando los dejaron en libertad, los apstoles Pedro y Juan fueron a los suyos y les contaron todo lo
que les haban dicho los jefes de los sacerdotes y los ancianos.
24
Al or el relato, todos juntos invocaron a Dios diciendo:
- Seor nuestro, t has creado el cielo, la tierra, el mar y
todo lo que hay en ellos, 25 t dijiste, mediante el Espritu Santo por boca de nuestro antepasado David, tu siervo:
Por qu se alborotan las naciones,
y los pueblos maquinan vanos proyectos?
26
Los reyes de la tierra conspiran
y los prncipes se alian
contra el Seor y contra su Mesas.
27

En esta ciudad, en efecto, se han reunido Herodes y Poncio Pilato, junto con extranjeros y gentes de Israel, contra tu
santo siervo Jess, al que ungiste 28 para hacer lo que tu poder
y tu voluntad haban decidido de antemano que sucediera.
" Y ahora, Seor, mira sus amenazas y concede a tus siervos
anunciar tu palabra con toda libertad. 30 Manifiesta tu poder
para que se realicen curaciones, seales y prodigios en el
nombre de tu santo siervo Jess.
" Al terminar su oracin, el lugar en el que estaban reunidos tembl; todos quedaron llenos del Espritu Santo y se pusieron a anunciar la Palabra de Dios con toda valenta.

')|

* La pequea comunidad donde se refugiaron IVdi >


y Juan no reaccion a la primera persecucin de la i|iii'
fue objeto preparando estrategias humanas, sino con la
oracin. Esa oracin -la ms detallada del Nuevo Teslam e n t o - tiene una clara impronta veterotestamentaria.
Como en muchas oraciones de los profetas, aparece,
primero, la invocacin a Dios creador; a continuacin,
el recuerdo de las maravillas y de los beneficios, y, por
ltimo, la peticin.
Interesa sealar, en primer lugar, que lo que se pide
es poder anunciar la Palabra con toda libertad, es decir,
sin estar condicionados por las amenazas. No es que
les falte valor - n o tienen miedo a la persecucin-; lo que
piden es poder difundir la Palabra sin impedimentos.
Hemos de sealar tambin, en segundo lugar, que la
oracin gira en torno al Sal 2, donde se habla de la conspiracin de los poderosos de la tierra -paganos, como es
n a t u r a l - contra el rey ungido. Una persecucin que tuvo
lugar, en principio, contra Cristo, el Mesas; Dios se re
de estas persecuciones con su trepidante victoria de la
resurreccin. Los perseguidores son los poderosos, y
entre ellos hay gente de Israel que se ha vuelto aliada
de los paganos.
La oracin agrada a Dios, que la acoge con un signo
visible, con un envo renovado del Espritu y con la
audacia del anuncio.
Evangelio: Juan 3,1-8
1

Un hombre, llamado Nicodemo, miembro del grupo de


los fariseos y principal entre los judos, 2 se present a Jess
de noche y le dijo:
- Maestro, sabemos que Dios te ha enviado para ensearnos; nadie, en efecto, puede realizar los signos que t haces,
si Dios no est con l.
3
Jess le respondi:
- Yo te aseguro que el que no nazca de lo alto no puede ver
el Reino de Dios.

Segunda semana de pascua

92

Lunes \

y^

j
4

Nicodemo repuso:
- Cmo es posible que un hombre vuelva a nacer siendo
viejo? Acaso puede entrar de nuevo en el seno materno para
nacer?
5
Jess le contest:
- Yo te aseguro que nadie puede entrar en el Reino de Dios,
si no nace del agua y del Espritu. " Lo que nace del hombre
es humano; lo engendrado por el Espritu es espiritual. 7 Que
no te cause, pues, tanta sorpresa lo que te he dicho: Tenis
que nacer de lo alto. 8 El viento sopla donde quiere; oyes su
rumor, pero no sabes ni de dnde viene ni adonde va. Lo mismo sucede con el que nace del Espritu.

nacimiento del Espritu que slo Dios puede poner en


marcha en el corazn del hombre con la fe en la persona de Jess (cf. Jn 1,12; Ez 36,25-27; ls 32,15; .11 3,ls).
Para entrar en el Reino hacen falta dos cosas: el agua,
esto es, el bautismo, y el Espritu que permite hacer brotar la fe en el creyente. Nicodemo, para pasar de la le
endeble a la fe adulta, debe aprender antes a ser humilde ante el misterio, a hacerse pequeo ante el nico
Maestro, que es Jess.

MEDITATIO
* El encuentro de Jess con Nicodemo contiene el
primer discurso del ministerio pblico del Seor y tiene
una gran importancia en Juan. El tema fundamental es el
camino de la fe. El evangelista lo presenta a travs de un
personaje, representante del judaismo, que, en realidad,
por ser un verdadero israelita, cree slo en los signosmilagros y, en virtud de esta dbil fe, le resulta difcil elevarse para acoger la revelacin del amor que propone Jess (v. 11). Estamos frente a la doctrina de Jess sobre
el misterio del nuevo nacimiento, sobre la fe en el Hijo
unignito de Dios y sobre la salvacin o la condena del
hombre que recibe o rechaza la Palabra de Jess.
La composicin del fragmento se fija primero en la
ambientacin del coloquio (w. ls) y, a continuacin,
presenta el dilogo sobre el misterio del nuevo nacimiento (w. 3-8). El itinerario de fe de Nicodemo empieza en su disponibilidad, que llega incluso a captar algunas consecuencias a partir de los signos realizados
por Jess. Con todo, anda todava muy lejos de captar
su significado interior y el misterio de la persona de
Cristo. Jess, con una primera y una segunda revelaciones, desbarata la lgica h u m a n a del fariseo y lo introduce en el misterio del Reino de Dios, que est prsenle y obra en su persona: El que no nazca de lo alto... Si
no nace del agua y del Espritu... (w. 3.5). Se trata de un

Frente a la persecucin, los primeros cristianos se


pusieron a orar. No para ser liberados de las molestias
de la persecucin, sino para no dejarse bloquear por los
obstculos y para no perder el valor de anunciar la Palabra. El resultado es la venida del Espritu Santo, que
les infunde energa y audacia. Para la evangelizacin se
impone la oracin, mucha oracin. Y es que la evangelizacin es obra del Espritu, que toca no slo los corazones
de los oyentes, sino tambin el corazn, a veces tibio y
vacilante, de los anunciadores.
Rezo de verdad por la difusin del Evangelio? Rezo
para tener la misma parresa de los primeros apstoles y
discpulos? Estoy verdaderamente convencido de que,
sin el Espritu Santo, resuena vaco el anuncio? Los santos oraban antes, durante y despus del anuncio para
que el Espritu Santo tuviera libre curso. Otra pregunta:
Pertenezco yo tambin a esos que dedican una gran
cantidad de tiempo a confeccionar planes y proyectos
pastorales y "pierden" poco tiempo en la oracin?.
Hoy debera examinarme sobre el tipo de oracin
que practico: est ms orientada a la segunda o a la
primera parte del Padrenuestro? Est ms orientada a
mis necesidades o a las de las personas que conozco, o
a la difusin del Evangelio, al venga a nosotros tu He i

Segunda semana de pascua

94

no, a la difusin de la Buena Noticia en el mundo? El


tipo de la oracin que practico expresa la calidad evanglica de mis preocupaciones. Hay sitio en ella para la
difusin de la Palabra? Incluso para la difusin en la
que no participa mi grupo o yo mismo?

ORATIO
Debo reconocer, Seor, que mi oracin es poca, y ese
poco ms bien narcisista. Te hablo de mis cosas, de mis
preocupaciones, de mi prjimo, de lo que me angustia o
de lo que tiene relacin conmigo. Pero te hablo poco del
Reino, de la Palabra - q u e debera ser anunciada de
modo menos endeble-, de m y de los cristianos que estn a la defensiva, de la evangelizacin de los pueblos y
del pueblo en el que vivo.
No ser porque me he resignado al ocaso de la fe?
No ser acaso que me impresiona ms la pobreza econmica que la pobreza espiritual? No ser que tambin
yo me he adecuado a ese modo de pensar, tan difundido en nuestros das, de que lo importante es hacer el
bien? Seor, s que eso es verdad, pero dame la profunda conviccin de que tambin es insuficiente. En
efecto, si no te anuncio, quin te amar? Y si no te
amamos, qu vale la vida? Convnceme, Seor, del primado de la Palabra, de la necesaria prioridad que he de
otorgarle a su anuncio, del hecho de que debo participar en la evangelizacin a partir de mi oracin. Oh Seor, que amas a todos los hombres y toda la creacin,
dirige a ti y a tu Palabra mi pobre oracin.

CONTEMPLATIO
I .a oracin, sea personal o eclesial, est preordenada
a la accin: no debe ser considerada, en primera instan-

Lunes

)S

cia, como fuente psicolgica de fuerza (beber en las


fuentes, aprovisionarse y otras frmulas al uso), sino
como el acto de adoracin, debido al amor, que da gloria.
En este acto busca el hombre, de manera prioritaria,
responder desinteresadamente al amor de Dios, y de esle
modo da testimonio de que ha comprendido la manifestacin divina del amor (H. U. von Balthasar, Slo el amor
es digno de fe, Sigeme, Salamanca 1990).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Venga tu Reino, Seor.

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


La Iglesia ha sido llamada a anunciar la Buena Nueva de
Jess a todos los pueblos y a todas las naciones. Adems de las
muchas obras de misericordia con las que la Iglesia debe hacer
visible el amor de Jess, debe anunciar tambin con alegra el
gran misterio de la salvacin de Dios, a travs de su vida, del
sufrimiento, de la muerte, de la resurreccin de Jess.
La historia de Jess ha de ser proclamada y celebrada. Algunos la escucharn y se alegrarn, otros permanecern indiferentes, y otros an se mostrarn hostiles. La historia de Jess no siempre ser aceptada, pero hemos de contarla. Nosotros, los que
conocemos esa historia e intentamos vivirla, tenemos la gloriosa
tarea de contarla a los otros. Cuando nuestras palabras nacen de
un corazn lleno de amor y de gratitud, dan fruto, tanto si lo vemos como si no (H. J. M. Nouwen, Pane per il viagqio, Brescia
1997, p. 334 [trad. esp.: Pan para el viaje, PPC, Madrid 1999]).

Martes

Martes
de la segunda semana
de pascua

LECTIO
Primera lectura: Hechos de los Apstoles 4,32-37
12

El grupo de los creyentes pensaba y senta lo mismo, y


nadie consideraba como propio nada de lo que posea, sino
que tenan en comn todas las cosas. 33 Por su parte, los apstoles daban testimonio con gran energa de la resurreccin de
Jess, el Seor, y todos gozaban de gran estima. 34 No haba
entre ellos necesitados, porque todos los que tenan hacienda
o casas las vendan, llevaban el precio de lo vendido, " lo ponan a los pies de los apstoles y se reparta a cada uno segn
su necesidad.
36
ste fue el caso de Jos, un levita nacido en Chipre, a
quien los apstoles llamaban Bernab, que significa el que
trae consuelo. 37 ste tena un campo, lo vendi, trajo el dinero y lo puso a disposicin de los apstoles.

** ste es el segundo compendio, o cuadro recopilador, donde Lucas presenta el nuevo estilo de vida de la
Iglesia, fruto del Espritu. Se subraya aqu la comunin
de bienes, descrita de un modo ms bien detallado.
Aparecen dos prcticas de comunin: la primera consiste en poner en comn los propios bienes o comunin
de uso. Cada uno es propietario de sus bienes, pero se
considera slo administrador de los mismos, poniendo

>7

el fruto de los mismos a disposicin de todos. I.a segunda prctica consiste en la venta de los bienes, seguida de la distribucin de lo recaudado. Esta distribucin
la hacen los apstoles despus de que se deposita a sus
pies el importe de la venta. Estas dos prcticas de comunin no son las nicas: los Hechos de los Apstoles
presentan otras. Pablo habla del trabajo de sus propias
manos para proveer a las necesidades de los suyos y de
los dbiles (20,34s).
Lo que le importa a Lucas sobre todo es mostrar que
las distintas prcticas de comunin de bienes estn
arraigadas en una profunda comunin de espritus y de
corazones. Del conjunto se desprende que estamos en
presencia de la comunidad mesinica, heredera de las
promesas hechas a los padres: No habr ningn pobre
entre los tuyos, porque Yahv te bendecir abundantemente en la tierra que Yahv tu Dios te da en herencia
para que la poseas, pero slo si escuchas de verdad la voz
de Yahv tu Dios (Dt 15,4s).

Evangelio: Juan 3,7b-15


En aquel tiempo, dijo Jess a Nicodemo: En verdad te
digo: Tenis que nacer de lo nuevo. 8 El viento sopla donde
quiere; oyes su rumor, pero no sabes ni de dnde viene ni
adonde va. Lo mismo sucede con el que nace del Espritu.
9
Nicodemo replic:
- Cmo puede ser esto?
10
Jess le contest:
- T eres maestro de Israel e ignoras estas cosas? " Yo te
aseguro que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio
de lo que hemos visto; pero vosotros rechazis nuestro testimonio. 12 Si no me creis cuando os hablo de las cosas terrenas, cmo vais a creerme cuando os hable de las cosas del
cielo? " Nadie ha subido al cielo, a no ser el que vino de all,
es decir, el Hijo del hombre. 14 Lo mismo que Moiss levant
la serpiente de bronce en el desierto, el Hijo del hombre tiene
( que ser levantado en alto 15 para que todo el que crea en l
tenga vida eterna.

98

Segunda semana de pascua

* El dilogo de Jess con Nicodemo se transforma


aqu en un monlogo ininterrumpido que el evangelista
pone en los labios de Jess. Nos encontramos frente a
palabras autnticas de Jess y a testimonios pospascuales fundidos por el autor en un solo discurso. Se trata de
una profesin de fe usada en el interior de la vida litrgica de la Iglesia joanea. En ella se contiene, en sntesis,
la historia de la salvacin.
El tema desarrolla lo que vimos en el fragmento de
ayer, centrado en el testimonio de Cristo, Hijo del hombre bajado del cielo, el nico que est en condiciones de
revelar el amor de Dios por los hombres a travs de su
propia muerte y resurreccin (w. 11-15). El evangelista
insiste ahora en la importancia de la fe. Si sta no crece
con la revelacin hecha por Jess sobre su destino espiritual, cmo podr ser acogida la gran revelacin relacionada con su xodo pascual? Los hombres deben dar
crdito a Cristo, aunque ninguno de ellos haya subido al
cielo para captar los misterios celestiales, ya que slo l,
que ha bajado del cielo (v. 13), est en condiciones de
anunciar la realidad del Espritu, y es el verdadero
puente entre el hombre y Dios. Slo Jess es el lugar
ideal de la presencia de Dios. Y esta revelacin tendr
su cumplimiento en la cruz, cuando Jess sea ensalzado a la gloria, para que todo el que crea en l tenga la
vida eterna (v. 15).
La humanidad podr comprender el escandaloso y
desconcertante acontecimiento de la salvacin por medio de la cruz y curar de su mal, como los judos curaron
en el desierto de las picaduras de las serpientes mirando la serpiente de bronce (cf. Nm 21,4-9). El simbolismo de la serpiente de Moiss afirma la verdad de que la
salvacin consiste en someternos a Dios y dirigir nuestra mirada al Crucificado, verdadero acto de fe que comunica la vida eterna (cf. Jn 19,37).

Martes

99
MEDITATIO

El texto de Hechos de los Apstoles es uno de los ms


frecuentados por parte de la tradicin espiritual de la
Iglesia. A partir del primer monacato, en todos los momentos de crisis o de dificultades en la vida cristiana se
ha hecho referencia a este texto como a u n modelo fundador e insuperable de la vida de la Iglesia y, por consiguiente, como a una piedra sobre la que es posible construir formas autnticas de vida cristiana.
En este fragmento aparecen toda la fascinacin y la
nostalgia de la fraternidad; ms an: de una Iglesia fraterna. En un momento en el que parecen desaparecer
otras perspectivas, he aqu la posibilidad de r e t o m a r el
camino del renacimiento a partir de la fraternidad, la
fuente inagotable del estilo de vida cristiano. La novedad cristiana se expresa sobre todo en la fraternidad: a
travs de comunidades fraternas, a travs de una Iglesia
fraterna, a travs de una mentalidad fraternal que busca por encima de todo crear relaciones fraternas, como
signo de la venida del Reino de Dios.
Qu lugar ocupa la fraternidad en mis preocupaciones? Qu importancia tiene la construccin de la
fraternidad en mi vida espiritual? Es acaso mi espiritualidad u n a espiritualidad individualista, de la que
estn prcticamente excluidos los hermanos y las hermanas?

ORATIO
Seor, mustrate bondadoso conmigo, que, de hecho,
considero poco importante la fraternidad. Estoy preocupado de que las cosas funcionen y, as, encuentro el
pretexto para olvidarme de que los otros son mis hermanos, cuando no los convierto en meros instrumentos.
Estoy preocupado por mi salud y, as, me olvido de que

100

Segunda semana de pascua

los otros tambin tienen sus problemas, quizs mucho


ms graves que los mos. Estoy preocupado por el bien
que debo hacer y, con frecuencia, no me pregunto si lo
hago de una forma fraterna, si lo hago de hermano a hermanos. Estoy preocupado por llevarte a los alejados y
me olvido de los que tengo cerca.
Seor, concdeme unos ojos y un corazn fraternos.
Qu alejado ando de todo esto! Estoy alejado, y la mayora de las veces ni siquiera me doy cuenta, porque no
me tomo en serio la fraternidad: resulta demasiado
poco gratificante, no me hace lucir, no enciende mi
fantasa, no me hace sentirme u n hroe.
Seor, para hacer que yo quiera ser de verdad hermano y hermana de mi prjimo, debes iluminarme de
continuo con tu palabra y tu Espritu, como hiciste en
los comienzos de tu Iglesia.

CONTEMPLATIO
Nuestro Creador y Seor dispone todas las cosas de
tal modo que si alguien quisiera ensoberbecerse por el
don que ha recibido, debe humillarse por las virtudes de
que carece. El Seor dispone todas las cosas de tal
modo que cuando eleva a uno mediante una gracia que
ha recibido, mediante una gracia diferente lo somete a
otro. Dios dispone todas las cosas de tal modo que
mientras todas las cosas son de todos, en virtud de cierta exigencia de la caridad, todo se vuelve de cada uno, y
cada uno posee en el otro lo que no ha recibido, de tal
modo que cada uno ofrece como don al otro lo que ha
recibido.
Es lo que dice Pedro: Que cada cual ponga al servicio
de los dems la gracia que ha recibido, como buenos administradores de las diversas gracias de Dios (1 Pe 4,10)
((i t'i'orio Magno, Comentario moral a Job, XXVIII, 22).

Mulles

101

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Reina, Seor, glorioso en medio de nosotros.
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
El fin de una comunidad no puede ser slo ofrecer a
sus componentes un sentimiento de bienestar. Su objetivo y su significado son ms bien hacer que todos los
miembros puedan incitarse unos a otros, da a da, a recorrer juntos el camino de la confianza, con madurez,
con lealtad y en medio de la afectividad; que p u e d a n
aclarar los malentendidos que se producen; que p u e d a n
resolver los conflictos y, sobre todo, que puedan arraigarse en Dios. Y es que, en una comunidad, slo podremos vivir bien a la larga si dirigimos de continuo nuestra mirada a Dios como nuestra verdadera meta y causa
ltima de nuestra vida (A. Grn, A onore del cielo, come
segno per la tetra, Brescia 1999, p. 151).

Mircoles

Hit

Mircoles
de la segunda semana
de pascua

* La Palabra de Dios no puede estar aprisionad.i


(cf. 2 Tim 2,9): este episodio constituye una cicmnsii.i
cin de la verdad de esta afirmacin. La casta sacud >
tal anda preocupada: no slo est el furor teolgico que
produce a los saduceos ver anunciada la resurreccin,
en la que no creen, sino que a esto se aade tambin la
envidia que sienten, es decir, el temor a perder la influencia sobre el pueblo. Los apstoles, encarcelados, experimentan que el ngel del Seor acampa en torno a los
que le temen y los salva (Sal 34,8). Los salva para que
puedan ir al templo y ponerse a predicar todo lo referente a este estilo de vida.

LECTIO

Dios protege a los anunciadores del Evangelio. Cuando Dios quiere una cosa, toda oposicin h u m a n a resulta intil y ridicula. En efecto, el resto del relato est repleto de humor: Dios se re de sus adversarios, segn el
Sal 2, citado en la plegaria comunitaria de los creyentes.
El gran despliegue de autoridad, dado que el Sanedrn
est presente esta vez al completo, slo sirve para verificar la mofa divina: los apstoles no estn en la crcel,
aunque en la crcel todo se encuentra en orden. Sin
embargo, llega alguien a decir que estn de nuevo enseando al pueblo. La mofa es completa, y el engorro crece
de manera desmesurada. En efecto, quin puede resistir a Dios?

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 5,17-26


17
En aquellos das, el sumo sacerdote y todos los de su partido, es decir, el grupo de los saduceos, llenos de rabia '8 prendieron a los apstoles y los metieron en la crcel pblica.
19
Pero el ngel del Seor abri por la noche la puerta de la
crcel, los sac les dijo:
20
- Id y anunciad al pueblo en el templo todo lo referente
a este estilo de vida.
21
Dciles a este mandato, entraron de madrugada en el
templo y se pusieron a ensear. Entre tanto, el sumo sacerdote y los de su partido convocaron al Sanedrn y a todos los
ancianos de Israel y mandaron a buscarlos a la crcel. 22 Pero,
al llegar all los alguaciles, no los encontraron; as que se volvieron y les dieron este informe:
23
- Hemos encontrado la crcel bien cerrada y a los guardias custodiando las puertas, pero al abrir no hemos hallado
a nadie dentro.
24
Al or esto, el prefecto del templo y los jefes de los sacerdotes se quedaron perplejos, pensando qu habra sido de
ellos, 25 hasta que alguien lleg diciendo:
- Los hombres que metisteis en la crcel estn en el templo enseando al pueblo.
2k
Entonces el prefecto fue con los alguaciles y trajo a los
; i postles, aunque sin violencia, pues teman que el pueblo los
apedrease.

Evangelio: Juan 3,16-21


16

En aquel tiempo, dijo Jess a Nicodemo: Tanto am Dios


al mundo que entreg a su Hijo nico para que todo el que
crea en l no perezca, sino que tenga vida eterna. I7 Dios no
envi a su Hijo al mundo para condenarlo,' sino para salvai I< >
por medio de l. 18 El que cree en l no ser condenado; p< n el
contrario, el que no cree en l ya est condenado por no lialn'i
credo en el Hijo nico de Dios. 19 El motivo de esla amilriiii
cin est en que la luz vino al mundo y los hombres piHii le
ron las tinieblas a la luz, porque hacan el mal. '" Todo el que

104

Segunda semana de pascua

obra mal detesta la luz y la rehuye por miedo a que su


conducta quede al descubierto. 21 Sin embargo, el que acta
conforme a la verdad se acerca a la luz para que se vea que
todo lo que l hace est inspirado por Dios.

** La revelacin puesta en marcha antes contina subiendo en este fragmento y llega hasta la fuente de la
vida: es el amor del Padre el que entrega al Hijo para
destruir el pecado y la muerte. Entrevemos aqu concadenadas dos categoras joaneas clsicas: el amor y el juicio. Los w. 16s expresan una idea muy entraable para
Juan: el carcter universal de la obra salvfica de Cristo,
que tiene su origen en la iniciativa misteriosa del amor de
Dios por los hombres. El envo y la misin del Hijo, fruto del amor del Padre por el mundo, son la manifestacin
ms elevada de un Dios que es amor (cf. 1 Jn 4,8-10).
sta es la eleccin fundamental del hombre: aceptar o
rechazar el amor de un Padre que se ha revelado en
Cristo. Sin embargo, este amor no juzga al mundo; es
ms, lo ilumina (v. 17).
Con todo, el amor que se revela entre los hombres,
los juzga. Los hombres, situados frente a la propuesta
de salvacin, deben tomar posicin manifestando sus libres opciones. Quien cree en la persona de Jess no es
condenado, pero quien lo rechaza y no cree en el nombre del Hijo de Dios hecho hombre ya est condenado
(v. 18). Y la causa de la condena es u n a sola, a saber:
la incredulidad, mantener el corazn cerrado y sordo
a la Palabra de Jess. Al final de esta revelacin, a la
que Jess ha llevado a Nicodemo -y, con l, a todos los
hombres-, al discpulo no le queda otra cosa que hacer
suya la invitacin a la conversin y al cambio radical
de vida. La luz de Jess es tan penetrante que derriba
toda seguridad h u m a n a y todo orgullo, hasta el ms
rscondido. Quien acepta a la persona de Jess y deja silin a un amor que lo trasciende encuentra lo que nadie
I Mu-tU- conseguir por s mismo: poseer la verdadera vida.

105

Mircoles

MEDITATIO
Quin puede detener la Palabra? Dios est dispuesto a hacer prodigios en favor de los anunciadores de su
Palabra porque es palabra de vida. Pero pensamos a
veces: Por qu no los hace tambin hoy? No son necesarias tambin hoy las intervenciones milagrosas
para hacer salir la Palabra del pequeo grupo, del gueto a veces, de los ya no tan numerosos fieles?. Sin embargo, ser bueno sealar que el Seor no preserva de
la crcel a los anunciadores, sino que los libera, con
mayor o menor rapidez, de ella. La impotencia de la
Palabra dura u n a noche, en ocasiones aos, a veces
pocas, pero la Palabra avanza irresistible hasta los
confines de la tierra.
A los que geman bajo la bola del comunismo les
pareca que haba terminado la poca de la fe. En aquellas regiones slo quedaban unos pocos viejos, los jvenes parecan irremisiblemente perdidos para la fe y el
futuro se presentaba oscuro. Despus, de improviso,
vino el hundimiento del rgimen comunista. Ya ha sucedido innumerables veces a lo largo de la historia.
Constantino lleg despus de la ms violenta de todas
las persecuciones. Una persecucin que pareca poner
en duda la misma existencia del cristianismo. Hay tantas formas de prisin como de liberacin. El Seor va
a c o m p a a n d o el camino de su palabra y, de diferentes
modos, se hace presente a sus anunciadores, acampando junto a ellos y liberndolos de las presiones
externas e internas.

ORATIO
Debo convencerme, Seor, de que, cuando t quieres
algo, eres irresistible. Pero no debo inquietarme ni tener
miedo, ni deprimirme, ni rendirme. Cuando tu Palabra

100

Segunda semana de pascua

parece encadenada, cuando tus anunciadores parecen


encarcelados en un gueto, no puedo perder la confianza
en tu poder, aunque sta sea quizs la tentacin ms peligrosa de hoy.
Concdeme la certeza interior de que t ests con tus
anunciadores y los asistes; la certeza interior de que yo
debo anunciar; de que me pides el anuncio, no el xito.
Y es que el xito te lo reservas para ti mismo, cuando
quieres abrir las puertas de los corazones, cuando quieres preparar un nuevo pblico y un nuevo pueblo, cuando decides que tu Palabra debe reemprender la carrera
por el mundo, el mundo geogrfico y el mundo de los
corazones.
Concdeme, Seor, no dudar nunca de tu ilimitado
poder, estar convencido de que debo sembrar siempre
tu Palabra, sin adaptarla demasiado, para que quizs
sea mejor aceptada y acogida. Hazme humilde, confiado, fiel dispensador de tu Palabra en todo momento y
circunstancia, incluso cuando siembro encerrado en la
crcel de mi aislamiento.

CONTEMPLATIO
Las almas sencillas no necesitan medios complicados: dado que yo me encuentro entre ellas, una maana, durante mi accin de gracias, el Seor Jess me dio
un medio sencillo para llevar a cabo mi misin. Me
hizo comprender este pasaje del Cantar de los Canlares: Atrenos, nosotros correremos al olor de tus perfumes.
Oh Jess, no es preciso decir por tanto: Atrayndome, atrae a las almas que yo amo. Esta sencilla palabra,
atrente, basta. Seor, ahora lo comprendo: cuando
un alma se deja cautivar por el olor embriagador de
I UN pe fumes, no puede correr sola, sino que todas las

Mircoles

107

almas que ama son arrastradas tras ella. Y eso es algo


que sucede sin presiones, sin esfuerzos. Es una consecuencia natural de su atraccin hacia ti (Teresa del
Nio Jess).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
El ngel del Seor acampa en torno a los que le temen
y los salva (Sal 34,8).
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
La Buena Noticia se convierte en mala noticia cuando es
anunciada sin paz ni alegra. Todo el que proclama el amor de
Jess, que perdona y cura, con un corazn amargado es un
falso testigo.
Jess es el salvador del mundo. Nosotros, no. Nosotros estamos llamados a dar testimonio, siempre con nuestra vida y, en
ocasiones, con nuestras palabras, de las grandes cosas que Dios
ha hecho en favor de nosotros. Ahora bien, ese testimonio debe
proceder de un corazn dispuesto a dar sin recibir nada a cambio. Cuanto ms confiemos en el amor incondicionado de Dios
por nosotros, ms capaces seremos de anunciar el amor de Jess sin condiciones internas ni externas (H. J. M. Nouwen, Pane
per I viaggio, Brescia 1997, p. 239 [trad. esp.: Pan para el viaje, PPC, Madrid 1999]).

Jueves

Jueves
de la segunda semana
de pascua

LECTIO
Primera lectura: Hechos de los Apstoles 5,27-33
27
En aquellos das, los guardias hicieron entrar a los
apstoles para que comparecieran ante el Sanedrn, y el sumo
sacerdote les pregunt:
28
- No os prohibimos terminantemente ensear en nombre de se? Y, sin embargo, habis llenado Jerusaln con vuestras enseanzas y queris hacernos responsables de la muerte de ese hombre.
29
Pedro y los apstoles respondieron:
- Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. 30 El
Dios de nuestros antepasados ha resucitado a Jess, a quien
vosotros matasteis colgndolo de un madero. 31 Dios lo ha
exaltado a su derecha como Prncipe y Salvador para dar a
Israel la ocasin de arrepentirse y de alcanzar el perdn de
los pecados. " Nosotros y el Espritu Santo que Dios ha dado
a los que le obedecen somos testigos de todo esto.
33
Ellos, enfurecidos por tales palabras, queran matarlos.

* Es el cuarto discurso de Pedro, tambin delante


del Sanedrn. En l responde a la doble acusacin de
haber desobedecido la prohibicin terminante de enwf/f/r en nombre de se y haber hecho a los notables
del pueblo responsables de la muerte de Jess. Es prei iso sealar la alergia que sienten los miembros del

l(l')

Sanedrn hacia el nombre de se, nombre en loi n<> ,il


cual se est llevando a cabo el giro decisivo.
Las caractersticas de este breve discurso pueden
ser resumidas de este modo: en primer lugar, Pedro
reafirma el deber de someterse a Dios antes que a los
hombres, porque slo a quien se somete a Dios se le
concede el Espritu Santo (v. 32). En segundo lugar, a
Jess se le vuelve a llamar, u n a vez ms, Prncipe (o
autor o iniciador) y Salvador. Jess es el nuevo Moiss que gua al pueblo hacia la liberacin y la salvacin.
En tercer lugar, la obra propia y originaria de este
Prncipe y Salvador consiste en dar a Israel la ocasin
de arrepentirse y de alcanzar el perdn de los pecados.
Se trata de u n a alusin a Jeremas: Pondr mi Ley en
su interior y sobre sus corazones la escribir, y yo ser su
Dios y ellos sern mi pueblo (31,33). Gracias a Jess,
Prncipe y Salvador, h a n llegado los tiempos de este
don sublime. Por ltimo, el Espritu Santo es el garante
de la autenticidad del testimonio tanto en favor de la
vida nueva como de la certeza y el valor que infunde y de
los prodigios que realiza.
La reaccin, de rabia, es preocupante: tras la eliminacin fsica del Nazareno, se piensa tambin en la de
los apstoles.

Evangelio: Juan 3,31-36


En aquel tiempo, dijo Jess a Nicodemo: " El que viene de
lo alto est sobre todos. El que tiene su Qrigen en la tierra es
terreno y habla de las cosas de la tierra; el que viene del cielo 32 da testimonio de lo que ha visto y odo; sin embargo,
nadie acepta su testimonio. " El que acepta su testimonio
reconoce que Dios dice la verdad, 34 porque cuando habla
aquel a quien Dios ha enviado, es Dios mismo quien habla,
ya que Dios le ha comunicado plenamente su Espritu. '"' l\l
Padre ama al Hijo y le ha confiado todo. 36 El que cree en el
Hijo tiene la vida eterna, pero quien no lo acepta no leiuhii
esa vida, sino que la ira de Dios pesa sobre l.

Segunda semana de pascua

I M)

* La percopa con que concluye Jn 3 recoge en una


sntesis la reflexin del evangelista, expresada con una
sucesin de dichos de Jess muy estimados por la Iglesia joanea. El tema central sigue siendo la figura de Jess, nico revelador del Padre y dador de vida eterna a
travs del Espritu. El discpulo est invitado por la Palabra de Dios a comprobar su propia relacin con Jess.
Esto se lleva a cabo a la luz del ejemplo del Bautista,
que renunci a s mismo y se abri con alegra a Cristo.
Cristo es el que viene de lo alto (v. 31a): pertenece al
m u n d o divino y es superior a todos los hombres. El
hombre, sin embargo, aun cuando sea un gran profeta
como el Bautista, es terreno (v. 31b) y sigue siendo un
ser terreno y limitado. En consecuencia, slo Jess puede hablar de Dios al hombre por experiencia directa.
Ahora bien, incluso ante estas palabras de vida eterna
que revela Jess, se niegan los hombres a creer.
Con todo, existe un resto que vive de la fe: son los
creyentes que confiesan que Dios dice la verdad (v. 33).
Su fe es la que confirma que el obrar de Jess forma
unidad con el del Padre. Ahora bien, Cristo no es slo la
revelacin de la Palabra de Dios: es la Palabra misma, es
Espritu y vida (Jn 6,63). Esta realidad profunda del
ser de Jess hace que no slo sea el que recibe todo del
Padre, sino tambin el que transmite a su vez cuanto
posee. Es el canal a travs de cual se da el Espritu.
Cmo comunica Jess este don? A travs de su Palabra, cuando se deja que ella penetre en el interior del
hombre, es como se da el Espritu de Dios de una manera sobreabundante. Las palabras de Jess y el Espritu de Dios estn en perfecta correspondencia.

I II

Jueves

conviertan. La obra de Jess se presenta aqu coi no la


del iniciador y salvador destinado a dar a Israel la nnicia de la conversin y de la remisin de los pecados.
Esto nos hace pensar: por qu este tema est desapareciendo de la predicacin y de la conciencia de no
pocos cristianos? Presentar la salvacin como perdn de
los pecados est, por lo menos, fuera de moda. No se usa
mucho. Sin embargo, para quien tiene el sentido de Dios,
para quien se da cuenta de la importancia decisiva que
tiene estar en comunin con l, para quien siente la
experiencia de la tragedia que supone estar lejos de l,
para quien se toma en serio el hecho de que, en definitiva, lo que cuenta es estar en amistad y en comunin
con Dios, el perdn de los pecados se presenta como el
hecho decisivo de la vida.
Quin no es pecador? Quin no tiene necesidad de
perdn? Quin es ms salvador que aquel que, al
perdonar, restablece la amistad con Dios? Presentar la
obra de Jess como ligada al perdn de los pecados,significa presentarla como la de alguien que restablece la
comunin filial, amistosa, tranquilizadora, beatificante,
con Dios. se es el inicio de cualquier otro bien mesinico. Qu se puede construir sin este fundamento? Estar lejos de Dios, sentirnos no aceptados por l, sentirnos ajenos a nuestro origen y a nuestro fin: se puede
llamar a eso vida? Por eso anuncia Pedro a Jess como
alguien que ha sido exaltado por Dios con el poder de
ofrecer el don del restablecimiento de la amistad entre
el angustiado corazn del hombre y el-ardiente corazn
del Padre.

ORATIO
MEDITATIO
Todos los discursos de Pedro concluyen con la proini'sa de la remisin de los pecados para aquellos que se

Te doy gracias, Seor, por haber hecho que me en


contrara hoy con esta Palabra que me recuerda el don
del perdn de los pecados. Me olvido demasiado |>miil<,

Segunda semana de pascua

df las veces que me has perdonado, de la alegra de


sentirme reconciliado por ti y contigo. En el intento de
actualizar la palabra salvacin para hacerla comprensible y aceptable por los otros, por los hermanos que
considero distrados por las excesivas cosas de este
inundo, corro el riesgo de olvidarme de que la salvacin,
si bien se refleja tambin en este mundo, consiste fundamentalmente en estar y en sentirse en comunin contigo. Para nosotros, pecadores, eso incluye y presupone
que t perdonas nuestros pecados.
Seor, ilumname para que sepa hablar de tu salvacin en trminos comprensibles, pero, al mismo tiempo, no me olvide del ncleo insustituible de esta realidad que es estar unido contigo. Haz, sobre todo, que no
pierda la esperanza de tenerte como amigo benvolo
cuando, oprimido por mis culpas, m e dirija tembloroso
a ti: mustrame entonces tu rostro benigno de salvador
y dame tu Espritu para el perdn de los pecados.

CONTEMPLATIO
El vigor de la conversin es el ardor de la caridad derramada en nuestros corazones con la visita del Espritu Santo. Est escrito de este mismo Espritu que es el
perdn de los pecados. En efecto, cuando se digna visitar el corazn de los justos, los purifica con gran poder
de toda la impureza de sus pecados, porque, apenas se
derrama en el alma, suscita en ella de manera inefable
el odio a los pecados y el amor a las virtudes. Hace que
el alma odie de inmediato lo que amaba, ame ardientemente aquello por lo que senta horror y gima intensamente por lo uno y lo otro, porque se acuerda de haber
ainado -para su condena- el mal y odiado el bien que
ama. En electo, quin se atrever a decir que un hombre,
aunque est cargado con el peso de todo tipo de pecados, pueda perecer si es visitado por la gracia del Esp-

Jueves

I I\

ritu Santo? (Gregorio Magno, Comentario al libro >n


mero de los reyes, II, 107).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Bienaventurado el hombre que se refugia en el Seor
(cf. Sal 2,12c).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


De qu modo trabajamos para la reconciliacin? En primer
lugar y sobre todo, reivindicando para nosotros mismos el hecho de que Dios nos ha reconciliado consigo en Cristo. Pero no
basta con creer esto con nuestra cabeza. Debemos dejar que la
verdad de esta reconciliacin penetre en todos los rincones de
nuestro ser. Hasta que no estemos plena y absolutamente convencidos de que hemos sido reconciliados con Dios, de que estamos perdonados, de que hemos recibido un corazn nuevo, un
espritu nuevo, unos ojos nuevos para ver y unos nuevos odos
para or, continuaremos creando divisiones entre la gente, porque
esperaremos de ella un poder de curacin que no posee.
Slo cuando confiemos plenamente en el hecho de que pertenecemos a Dios y podemos encontrar en nuestra relacin con
Dios todo lo que necesitamos para nuestra mente, nuestro corazn, nuestra alma, podremos ser libres de verdad en este mundo y ser ministros de la reconciliacin. Esto es algo que no resulta fcil; muy pronto volvemos a caer en la duda y en el
rechazo de nosotros mismos. Necesitamos que se nos recuerde
constantemente a travs de la Palabra de Dios, de los sacramentos y del amor al prjimo que estamos reconciliados de
verdad (H. J. M. Nouwen, Pane per il viaggio, Brescia 1997,
p. 385 [trad. esp.: Pan para el viaje, PPC, Madrid 1999]).

Viernes -

Viernes
de la segunda semana
de pascua

LECTIO
Primera lectura: Hechos de los Apstoles 5,34-42
En aquellos das, 34 un fariseo llamado Gamaliel, doctor de
la Ley y respetado por todo el pueblo, se levant en el Sanedrn,
mand que sacaran fuera a los acusados unos momentos 35 y
dijo:
- Israelitas, pensad bien lo que vais a hacer con estos hombres. 3 Porque hace algn tiempo apareci un tal Teudas con la
pretensin de ser alguien importante, y le siguieron unos cuatrocientos hombres, pero fue ejecutado y todos lo que lo seguan se dispersaron. 37 Despus de ste, surgi Judas el Galileo
en los das del empadronamiento, y arrastr detrs de s al pueblo, pero tambin l pereci y todos sus secuaces se dispersaron. 38 En este caso mi consejo es que no os preocupis de estos
hombres y los dejis en paz, porque, si su empresa y su obra
son humanas, se desvanecern, w pero si proceden de Dios no
podris destruirlas. No corris el riesgo de luchar contra Dios.
40
Hicieron llamar a los apstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en el nombre de Jess y los soltaron. 41 Ellos salieron de la presencia del Sanedrn gozosos de haber merecido tal
ultraje por causa de aquel nombre.

I l

en la resurreccin. La intervencin del doctor de l.i les


se muestra prudente y resulta decisiva. A partir de tlir.
ejemplos de rebeliones, citados asimismo por el Insto
riador Flavio Josefo, que acabaron al poco de cnipr/ai,
enuncia un principio de no intervencin, en nombre de
la constante intervencin de Dios en favor de su pueblo.
No se puede ir contra el obrar divino mediante una intervencin humana.
Los apstoles quedan en libertad despus de -como
J e s s - haber sido azotados. Es digna de sealar la alegra que sienten por haber merecido ese ultraje por
amor al Nombre. Aparece aqu un eco de la realizacin
de la bienaventuranza de los perseguidos: Bienaventurados seris cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como
malo por causa del Hijo del hombre (Le 6,22). Pero hemos de sealar tambin que aqu se habla del Nombre
en absoluto para indicar a Jess. En el judaismo se empleaba la expresin el Nombre para decir Dios. Los
Hechos de los Apstoles llevan a cabo est atrevidsima
sustitucin para expresar que Dios obra en Jess, que
Dios se identifica con l.
Ms an: el hecho de que los apstoles enseen en el
templo significa que, a pesar de las incomprensiones y
los abusos de poder de las autoridades, la Iglesia de Jerusaln se consideraba an en el mbito del judaismo.
Ahora diramos: era an u n a corriente, una secta
del judaismo. ste, en aquel perodo, se mostraba, teniendo en cuenta todos los elementos, ms bien tolerante. Hasta que lleg el cicln Esteban, que oblig a
dar un decisivo y doloroso giro, aunque vital.

Evangelio: Juan 6,1-15


* Lucas presenta siempre a los fariseos bajo una luz
favorable. De Gamaliel dice que es fariseo, es decir, uno
de los que, adems de llevar una vida observante, creen

Algn tiempo despus, Jess pas al otro lado del lu('<> <lc
Tiberades. 2 Lo segua mucha gente, porque vean los si(.'iioM

I lo

Segunda semana de pascua

que haca con los enfermos. 3 Jess subi a un monte y se senl all con sus discpulos. " Estaba prxima la esta juda de
la pascua. ' Al ver aquella muchedumbre, Jess dijo a Felipe:
- Dnde podramos comprar pan para dar de comer a
todos stos?
6
Dijo esto para ver su reaccin, pues l ya saba lo que iba
a hacer. 7 Felipe le contest:
- Con doscientos denarios no compraramos bastante para
que a cada uno de ellos le alcanzase un poco.
8
Entonces intervino otro de sus discpulos, Andrs, el hermano de Simn Pedro, diciendo:
9
- Aqu hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada
y dos peces, pero qu es esto para tanta gente?
10
Jess mand que se sentaran todos, pues haba mucha
hierba en aquel lugar. Eran unos cinco mil hombres. " Luego
tom los panes y, despus de haber dado gracias a Dios, los
distribuy entre todos. Hizo lo mismo con los peces y les dio
todo lo que quisieron. 12 Cuando quedaron satisfechos, Jess
dijo a sus discpulos:
- Recoged lo que ha sobrado, para que no se pierda nada.
13
Lo hicieron as, y con lo que sobr de los cinco panes
llenaron doce cestos.
14
Cuando la gente vio aquel signo, exclam:
- Este hombre tiene que ser el profeta que deba venir al
mundo.
15
Jess se dio cuenta de que pretendan proclamarlo rey.
Entonces se retir de nuevo al monte l solo.

** El milagro de la multiplicacin de los panes introduce, de manera simblica, en el magno discurso del
pan de vida y est situado en el centro de la actividad
pblica de Jess. Se trata de u n signo querido por el
Maestro para revelarse a s mismo. Sin embargo, Juan
presenta el signo como el nuevo milagro del m a n
(cf. Ex 16), hecho por Jess, nuevo Moiss, en un nuevo
xodo, y como smbolo de la eucarista, cuya institucin
durante la ltima cena, a diferencia de los sinpticos, no
cuenta el cuarto evangelio.
El fragmento manifiesta un significado cristolgico y
sacramental preciso. Este sentido no es tanto saciar el

Viernes

I 17

hambre de la muchedumbre, como revelar la gloria do


Dios en Jess, Palabra hecha carne. El texto est dividido de este modo: a) introduccin histrica (w. 1-4); b)
dilogo entre Jess y los discpulos (w. 5-10); c) descripcin del signo-milagro (w. 11-13); d) incomprensin
de la muchedumbre y soledad de Jess, que se retira a
rezar en el monte (w. 14s).
Para Juan, Jess es aquel en quien se cumple el pasado y se realizan todas las esperanzas de Israel. En efecto, el pan que el Maestro va a dar al pueblo perfecciona
-superndola- la pascua juda y pone el gran milagro
bajo el signo del banquete eucarstico cristiano. Jess
habla, en primer lugar, a la gente que le sigue de la nueva alianza con Dios y de la vida eterna (a la que est
destinada la humanidad). A continuacin, toma la iniciativa y llama la atencin del apstol Felipe sobre la dificultad del momento. La solucin humana no basta
para saciar las necesidades del hombre (v. 7). Es Jess
quien va a satisfacer en plenitud todas las necesidades.
El alimento se multiplica en sus manos. Todos quedan
alimentados hasta tal punto que, por indicacin de Jess,
se recoge lo que ha sobrado en doce cestos para que no
se pierda nada (w. 12s). Con el signo del pan, Jess se
presenta como el Mesas esperado que sacia el hambre
de su pueblo sin bajar a compromisos con el proyecto
que el Padre ha trazado.

MEDITATIO
La intervencin de Gamaliel resulta al final favorable
a los apstoles. Su principio de no intervencin -si la
novedad no es de Dios, no durar; y si es de Dios, es intil oponerse a ella- se cita con frecuencia como ejemplo
de consejo sabio y prudente. Aunque no siempre est
dictado por la sabidura, porque puede meterse por medio la pereza, cierto deseo de vivir tranquilo, de dejar

Segunda semana de pascua

I IK

coi re' las cosas -incluso se podra incurrir en fatalismo-,


sin embargo, cuando est dictado por un espritu de fe
en el Dios que obra en la historia, es, a buen seguro, un
IRVIIO positivo.
I\s preciso poner en circulacin, al menos en circunstancias parecidas, el criterio sugerido por Gamaliel, especialmente en Occidente, donde todo parece depender de nosotros y donde, hasta en las cosas de Dios,
es el principio de la eficiencia el que dicta la ley. Es necesario adquirir de nuevo el sentido de Dios, que obra
de continuo, que puede obrar, que est presente tanto
en los fenmenos grandes como en los pequeos. Es
necesario que seamos ms humildes frente a los problemas de la salvacin. En ellos el protagonista es Dios;
nosotros somos slo pobres y pequeos colaboradores.
I .o que se nos pide es que no arruinemos los planes de
Dios, que discernamos ms bien, con humildad, su
accin, para secundarla, no para ponernos por encima
de ella.

ORATIO
Qu presuntuoso y ciego soy, Seor, con mis programas, mis planes, mis organigramas, mis proyectos, mis
proyecciones, mi organizacin! Me ocurre a menudo,
Seor, que intento administrar tu empresa de salvacin como si me perteneciera y debiera obtener de ella
la mayor utilidad posible. Cautivado del todo por mi
afn de eficiencia, me olvido de preguntarme sobre lo
que esls haciendo, me olvido de preguntar lo que ests
llevando a cabo.
Y as, sin darme cuenta, quisiera que t entraras en
mis planes. Y, as, tus sorpresas -que son muchas!- me
i liquidan y me turban. Concdeme el espritu de sabidura y de discernimiento para que sea capaz de enconliai el juslo camino entre lo que debo dejarte hacer a ti

119

Viernes

y lo que a m me corresponde. Concdeme hoy, sobre


todo, la humildad necesaria para aceptar lo que t quieres y para secundar de corazn tus planes, misteriosos
con frecuencia, pero siempre infalibles.

CONTEMPLATIO
Os suplico que os establezcis totalmente en Dios
para todos vuestros asuntos, sin fiaros de vuestro poder
o saber, ni tampoco de la opinin humana. Con esta condicin, os considero armados contra todas las grandes
adversidades espirituales y corporales que os puedan
sobrevenir.
En efecto, Dios sostiene y fortifica a los humildes,
especialmente a aquellos que, en las cosas pequeas y
bajas, han visto sus debilidades como en un claro espejo y se han vencido. Cuando esos hombres se sienten
presa de tribulaciones superiores a todas las que han
conocido, nada puede derrumbarlos, porque tienen la
seguridad, en virtud de la grandeza de su confianza en
Dios, de que nada puede acontecerles sin su permiso y
sin su consentimiento (Francisco Javier).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Espera en el Seor y s fuerte (Sal 26,14a).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Una lectura espiritual no significa slo leer sobre personas o
cosas espirituales. Es tambin leer espiritualmente, es decir, de
manera espiritual, a saber: leer con el deseo de que Dios venga
ms cerca de nosotros.

120

Segunda semana de pascua

La mayora de nosotros lee para adquirir conocimiento o


para satisfacer su propia curiosidad. El fin de la lectura espiritual, sin embargo, no es apoderarse del conocimiento o de la informacin, sino dejar que el Espritu de Dios seoree sobre todos nosotros. Por muy extrao que pueda parecer, la lectura
espiritual significa dejar que Dios nos lea. Podemos leer con curiosidad la historia de Jess y preguntarnos: Ha sucedido de
verdad? Quin ha compuesto esta historia y cmo lo ha hecho?. Pero tambin podemos leer la misma historia con atencin espiritual y preguntarnos: De qu modo me habla Dios
aqu y me invita a un amor ms generoso?. Podemos leer las
noticias de cada da simplemente para tener algo de que hablar
en nuestro trabajo. Pero tambin podemos leerlas para hacernos ms conscientes de la realidad del mundo, que tiene necesidad de las palabras y de la accin salvfica de Dios. El problema no es tanto lo que leamos, sino cmo leamos. La lectura
espiritual es una lectura que se hace prestando una atencin interior al movimiento del Espritu de Dios en nuestra vida exterior
e interior. Esta atencin permitir que Dios nos lea y nos explique
lo que verdaderamente estamos naciendo (H. J. M. Nouwen,
Vivere nello Spirito, Brescia 1998", 64s).

Sbado
de la segunda semana
de pascua

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 6,1-7


' En aquellos das, debido a que el grupo de los discpulos
era muy grande, los creyentes de origen helenista murmuraron contra los de origen judo, porque sus viudas no eran bien
atendidas en el suministro cotidiano. 2 Los Doce convocaron
al grupo de los discpulos y les dijeron:
- No est bien que nosotros dejemos de anunciar la Palabra
de Dios para dedicarnos al servicio de las mesas. ' Por tanto,
elegid de entre vosotros, hermanos, siete hombres de buena
reputacin, llenos del Espritu Santo y de sabidura, a los
cuales encomendaremos este servicio 4 para que nosotros podamos dedicarnos a la oracin y al ministerio de la Palabra.
5
La proposicin agrad a todos, y eligieron a Esteban,
hombre lleno de fe y del Espritu Santo, y a Felipe, Prcoro,
Nicanor, Timn, Parmenas y Nicols, proslito de Antioqua.
6
Los presentaron ante los apstoles, y ellos, despus de orar,
les impusieron las manos.
7
La Palabra de Dios se extenda, el nmero de disi IJNIIHN
aumentaba mucho en Jerusaln e incluso muchos saivnluIrN
se adheran a la fe.

** Los problemas cotidianos de la joven COIIIIIIIHI.KI


obligan a tomar nuevas decisiones. Se trata de IIII.I inin

Segunda semana de pascua

122

muracin, de un descontento: los apstoles se lo toman


en serio y lo resuelven. Hay, en primer lugar, un problema econmico: probablemente son las viudas de los
hombres de la dispora, que han venido a pasar los ltimos aos de su vida a Jerusaln y se han quedado ahora sin apoyo familiar. Se trata de una necesidad real, y
tiene que ser afrontada con sano realismo. Pero deba
de haber tambin un problema cultural: los helenistas
hablan griego, leen la Biblia en la traduccin griega de
los Setenta, tienen una sensibilidad diferente. Es preciso disponer una estructura completa para ellos, dotada
de asistencia espiritual y material.
El pasaje tiene en cuenta estos dos aspectos: los Siete, en realidad, son destinados tanto al servicio de la
Palabra como al de las mesas. Aparecen como una organizacin eclesistica sectorial, como una especie de
clero indgena para aquellos que tienen una lengua,
una cultura y una situacin econmica diferentes de los
judeocristianos de Palestina.

Evangelio: J u a n 6,16-21
16

A la cada de la tarde, los discpulos bajaron al lago, " subieron a una barca y emprendieron la travesa hacia Cafarnan. Era ya de noche y Jess no haba llegado. ,s De pronto
se levant un viento fuerte que alborot el lago. " Haban
avanzado unos cinco kilmetros cuando vieron a Jess, que se
acercaba a la barca caminando sobre el lago, y les entr mucho
miedo. 20 Jess les dijo:
- Soy yo. No tengis miedo.
21
Entonces quisieron subirlo a bordo y, al instante, la barca
toc tierra en el lugar al que se dirigan.

* Si el milagro de los panes tiene la finalidad de


revelar a Jess como Mesas y profeta escatolgico, el
signo del Seor caminando sobre las aguas, destinado
slo a los discpulos, tiene como finalidad hacerles

Sbado

comprender la divinidad de Jess, prevenirles ante d


escndalo de la m u c h e d u m b r e e impedir su defeccin.
Los discpulos estn en la barca, ya es de noche. I laii
remado fatigosamente y luchado contra las dificultades
del momento, cuando ven a Jess caminando sobre el
lago, y les entra mucho miedo (v. 19). La confrontacin
con el Maestro constituye para ellos un examen de conciencia y una llamada a superar sus cortas miras y a
confiar en el misterio del hombre-Jess. Con las palabras Soy yo. No tengis miedo (v. 20), Jess los tranquiliza y se hace reconocer revelndose como el Seor
en quien reside la presencia poderosa y salvfica de
Dios; es decir, se autorrevela a sus discpulos no slo
como Mesas que sacia su hambre, sino como persona
divina que, una vez ms, va a su encuentro con amor. A
continuacin, en el momento en el que los discpulos
acogen a Jess y aceptan reconocer su identidad en un
mbito superior, llegan de inmediato a la orilla a la que
se dirigan (v. 21). Jess es el lugar de la presencia de
Dios entre los hombres. Bajo el rostro h u m a n o de Jess
se ocultan su misterio y su identidad. Quien sabe leer en
la persona del Nazareno la manifestacin misma de un
Dios que ama, se convierte en su discpulo y permanece
unido al Profeta de Galilea, a pesar del halo inaccesible
que envuelve a su persona.

MEDITATIO
El cuadro idlico de la comunidad con un solo co<t.
zn y una sola alma, dibujado en las primeras pginas
de los Hechos de los Apstoles, parece oscurecerse ele
improviso. Surgen las primeras tensiones. Pero el rea,
lismo de Lucas sale airoso del reto: los problemas exi.s,
ten; hasta en las comunidades ms perfectas hay pro,
blemas. Las tensiones y los problemas han de st>|.
afrontados de una manera creativa y comunitaria. Peto,

Segunda semana de pascua

124

sobre todo, no deben bloquear la comunidad con disputas perennes, no deben impedir la difusin del Evangelio. Todo ha de ser considerado con una mirada positiva; hasta el descontento, que ha de ser tomado en serio
porque oculta problemas serios.
Los apstoles no consideran el descontento y la crtica como un gesto de rebelin, sino como el sntoma de
un problema al que hay que hacer frente y resolverlo. Es
u n signo de sabidura y de prudencia que no siempre se
ha repetido en la historia de la Iglesia, con notables consecuencias. Hace falta una gran libertad y un gran desprendimiento, adems de clarividencia, por parte de
quien posee la autoridad, para hacer frente a las dificultades con espritu creativo. Es preciso tener el sentido de la fraternidad cristiana, capaz de escuchar, de dialogar, de buscar juntos soluciones ms avanzadas, que
correspondan mejor a las nuevas situaciones. Los apstoles nos dan aqu u n ejemplo de flexibilidad y de gua
sabia de la comunidad.

ORATIO
Cuntos problemas surgen, Seor, cada da! Cuntas tensiones! Y qu difcil resulta solucionarlas! A menudo, cuando me siento vctima, tengo la tentacin de
agredir y de atacar a quien posee la autoridad, mientras
que cuando soy yo quien cargo con ella siento la tentacin de considerar a los que critican como eternos insatisfechos, como gente imposible de contentar, como gente sedienta de dinero y poder.
Concdeme, Seor, la sabidura prudente de los
Doce, que escuchan, implican a toda la comunidad y
disponen. Haz que en nuestras comunidades circule la
misma sabidura, la misma capacidad de escucha y de
participacin. No dejes que nos falte la misma creatividad, capaz de hacer frente con serenidad y de resolver

Sbado

12*

las dificultades normales. Aparta de mi coia/.n la


amargura y la agresividad que surgen cuando no me
siento comprendido, y dame en cambio el tono justo de
la crtica constructiva. Aparta de mi corazn la airo
gancia del poder que cree saberlo todo y no presta odos
a lo que no estaba previsto.
Seor, veo que la fraternidad est construida a lia si'
de todo y de todos: desde la crtica a la escucha, por la
inteligencia y por el deseo de que todo se resuelva con
espritu fraterno. Mustrame, Pastor eterno, los caminos cotidianos y concretos de la construccin paciente
y sabia de la vida fraterna, con los materiales de nuestros lmites, de nuestras exigencias, de nuestro amor.

CONTEMPLATIO
El justo, que antes slo prestaba atencin a sus cosas y no estaba disponible para cargar con los pesos de
los otros y, como tena poca compasin de los otros, no
estaba en condiciones de hacer frente a las adversidades, va progresando de grado en grado y se dispone a
tolerar la debilidad del prjimo, llega a ser capaz de
hacer frente a la adversidad. Y, as, acepta con tanto
ms valor las tribulaciones de esta vida por a m o r a
la verdad, mientras que antes hua de las debilidades
ajenas.
Bajndose se levanta, inclinndose se distiende y le
fortalece la compasin. Dilatndose en el a m o r al
prjimo, concentra las fuerzas para levantarse hacia
su Creador. La caridad, que nos hace humildes y compasivos, nos levanta despus a un grado ms alto de
contemplacin. Y el alma, engrandecida, arde en deseos cada vez ms grandes y anhela llegar ahora a la
vida del Espritu tambin a travs de los sufrimienlos
corporales (Gregorio Magno, Comentario moral a ./oh,
VII, 18).

Segunda semana de pascua

120

ACTIO

Tercer domingo de pascua

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


Concdeme, Seor, el don de la escucha y de la creatividad.

Ciclo A

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Una comunidad donde se vive con otros puede representar
para el individuo el espacio vital en el que se produce un intercambio vivaz y una experiencia que hace madurar, un lugar de
confianza en el que cada uno puede crecer en el amor a s mismo y al prjimo. Una comunidad de mujeres y de hombres maduros estimula continuamente al individuo para que haga frente a las tareas cotidianas y a los conflictos y, a travs de stos,
madure como persona y como cristiano.
La crtica fraterna en un crculo de adultos constituye asimismo una fuerza creativa que sirve para mejorar en el conocimiento de nosotros mismos y en vistas a un proyecto propio de
vida. Si la ejercemos con respeto y misericordia, nos ayuda a
evitar o a protegernos de la tentacin de escondernos en la casa
de nuestro propio cuerpo. Tambin los conflictos, inevitables en
una comunidad espiritualmente viva, sea entre ancianos y jvenes, o bien entre personalidades que chocan, podra convertirse en materia frtil para una provechosa cultura del conflicto,
necesaria sobre todo en los conventos, donde conviven personas
que no se han elegido y que no estn unidas por vnculos de parentesco o de amistad. Adase a esto que, en una comunidad
de este tipo, el individuo puede y debe confrontarse tambin
consigo mismo de un modo ms radical del que lo hara si viviera solo (A. Grn, A onore del cielo, come segno per la trra,
Brescia 1999, pp. 129ss., passim).

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 2,14a.22-33


El da de Pentecosts, 14 Pedro, en pie con los once, levant la voz y declar solemnemente:
- Judos y habitantes todos de Jerusaln, fjaos bien en lo
que pasa y prestad atencin a mis palabras.
22
Israelitas, escuchad: Jess de Nazaret fue el hombre a
quien Dios acredit ante vosotros con los milagros, prodigios
y seales que realiz por medio de l entre vosotros, como
bien sabis. 2J Dios lo entreg conforme al plan que tena previsto y determinado, pero vosotros, valindoos de los impos,
lo crucificasteis y lo matasteis. 24 Dios, sin embargo, lo resucit, rompiendo las ataduras de la muerte, pues era imposible
que sta lo retuviera en su poder, 25 ya que el mismo David
dice de l:
Tengo siempre presente al Seor,
porque est a mi derecha
para que yo no vacile.
26
Por eso se regocija mi corazn,
se alegra mi lengua
21
y hasta mi carne descansa confiada,
porque no me entregars al abismo,
ni permitirs que tu fiel
vea la corrupcin.
28
Me enseaste los caminos de la vida
y me saciars de gozo en tu presencia.

Tercer domingo de pascua

128

Tiempo de pascua

'" Hermanos, del patriarca David se os puede decir francamente que muri y fue sepultado, y su sepulcro an se conserva entre nosotros. 30 Pero, como era profeta y saba que
Dios le haba jurado solemnemente sentar en su trono a un
descendiente de sus entraas, 3 1 vio anticipadamente la resurreccin de Cristo y dijo que no sera entregado al abismo, ni
su carne vera la corrupcin. 32 A este Jess Dios lo ha resucitado, y de ello somos testigos todos nosotros. " El poder
de Dios lo ha exaltado, y l, habiendo recibido del Padre el
Espritu Santo prometido, lo ha derramado, como estis
viendo y oyendo.

** La bajada del Espritu Santo en Pentecosts transforma a los apstoles en hombres nuevos, en testigos
ardientes y animosos del Resucitado, conscientes de
que ahora se realiza la promesa escatolgica de Dios
(cf. Hch 2,16-21), mediante la cual hemos entrado en
los ltimos tiempos. El cambio acontecido en el grupo
de los discpulos est bien atestiguado en el primer discurso de Pedro referido en los Hechos de los Apstoles.
Si bien el autor del texto sagrado ha retocado la forma
y la estructura, el contenido originario emerge de manera inconfundible.
Los w. 22-24, prototipo del kerigma apostlico, contienen expresiones propias de la cristologa ms antigua: se habla en ella de Jess como del hombre a quien
Dios acredit; se muestra que la cruz - q u e escandaliz
a todos los apstoles- formaba parte de un sabio designio de Dios, el cual entreg a su Hijo nico a los hombres por amor. Todos son responsables de lo sucedido:
Vosotros lo matasteis. Dios, sin embargo, lo resucit...
(vv. 23s).
Al kerigma le sigue el testimonio de las Escrituras,
que slo a la luz del misterio pascual son plenamente
comprensibles. Por eso explica Pedro el Sal 15 (w. 25-31),
que ha encontrado en Cristo su plena realizacin: l es
el Mesas, y su alma no ha sido abandonada en el abismo
ni ha conocido la corrupcin, sino que ha sido colmado

!.">

de gozo en la presencia del Padre. Los apstoles, en vil hnl


del Espritu derramado sobre ellos, son testigos de l,\
resurreccin de Cristo y la anuncian con claridad a lodo
Israel y hasta los confines de la tierra.

Segunda lectura: 1 Pedro 1,17-21


Queridos: " si llamis Padre al que juzga sin favoritismos y
segn la conducta de cada uno, comportaos con temor durante el tiempo de vuestra peregrinacin. 18 Sabed que no
habis sido liberados de la conducta idoltrica heredada de
vuestros mayores con bienes caducos -el oro o la plata-,
19
sino con la sangre preciosa de Cristo, cordero sin mancha y
sin tacha. 20 Cristo estaba presente en la mente de Dios antes
de que el mundo fuese creado, y se ha manifestado al final de
los tiempos para vuestro bien, 2I para que por medio de l
creis en el Dios que lo resucit de entre los muertos y lo colm de gloria. De esta forma, vuestra fe y vuestra esperanza
descansan en Dios.

* En su exordio, la primera carta de Pedro conduce


a los fieles a contemplar la gracia de la regeneracin llevada a cabo por el Padre, a travs de Cristo, en el Espritu (w. 3-5.10-12). Por eso se detiene a considerar en
concreto qu significa vivir de la fe, ofreciendo una clave de interpretacin cristiana del misterio del sufrimiento, considerado como prueba purificadora y como
participacin en los sufrimientos de Cristo (w. 6-9). Sobre este slido fundamento puede mostrar el apstol,
por tanto, las exigencias de la vida cristiana, una vida
que es camino de santificacin y de configuracin con
Cristo (w. 13-16; cf. Lv 19,2). stas no se reducen a
prcticas exteriores, sino que son u n a actitud interior,
que determina toda la orientacin de la existencia.
Por medio del bautismo nos convertimos en hijos diDios y recibimos el privilegio de llamar Padre al lisio
Juez de todos los seres vivos. La conciencia de semejan

Tiempo de pascua

I U)

le dignidad llena a los cristianos de santo temor, trmino que no significa en la Biblia miedo, sino ms
hion amor lleno de veneracin y empapado del sentido
to la propia pequenez e indignidad. En efecto, la gracia
recibida le ha costado u n precio muy elevado al mismo
Cristo, el verdadero Cordero, cuya sangre ha librado a
la humanidad de la esclavitud del pecado y de la muerto eterna (cf. Ex 12,23). La nueva relacin de parentesco con el Seor hace ciertamente que la vida sobre la
I ierra sea tomada como peregrinacin, mientras que la
verdadera patria es el cielo (v. 17). En este vuelco se ha
llevado a cabo, en plenitud, el designio de Dios. Jess,
con su resurreccin, ha inaugurado los ltimos tiempos, caracterizados por la tensin hacia lo alto. Esta
tensin debe ser sostenida constantemente por una vida
de fe y de esperanza (v. 21) y por la memoria viva de todo
lo que ha realizado el Seor para nuestra salvacin.

Evangelio: Lucas 24,13-35


13

Aquel mismo da, dos de los discpulos se dirigan a


una aldea llamada Emas, que dista de Jerusaln unos once
kilmetros. I4 Iban hablando de todos estos sucesos. ,5 Mientras hablaban y se hacan preguntas, Jess en persona se acerc y se puso a caminar con ellos. I6 Pero sus ojos estaban ofuscados y no eran capaces de reconocerlo. " l les dijo:
- Qu conversacin es la que llevis por el camino?
Ellos se detuvieron entristecidos, l8 y uno de ellos, llamado
Cleofs, le respondi:
- Eres t el nico en Jerusaln que no sabe lo que ha
pasado all estos das?
" l les pregunt:
- Qu ha pasado?
Ellos contestaron:
- Lo de Jess el Nazareno, que fue un profeta poderoso en
obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo. 20 No sabes
que los jefes de los sacerdotes y nuestras autoridades lo enl u t a r o n para que lo condenaran a muerte y lo crucificaron?
'' Nosotros esperbamos que l fuera el libertador de Israel. Y

Tercer domingo de pascua

I \\

sin embargo, ya hace tres das que ocurri esto. " MU-II es Vt . r
dad que algunas de nuestras mujeres nos han sobivsallmlo,
porque fueron temprano al sepulcro 23 y no enconlmmn MI
cuerpo. Hablaban incluso de que se les haban aparecido unos
ngeles que decan que est vivo. 24 Algunos de los nuestros
fueron al sepulcro y lo hallaron todo como las mujeres decan,
pero a l no lo vieron.
25
Entonces Jess les dijo:
- Qu torpes sois para comprender y qu cerrados estis
para creer lo que dijeron los profetas! 26 No era preciso que
el Mesas sufriera todo esto para entrar en su gloria?
27
Y empezando por Moiss y siguiendo por todos los profetas, les explic lo que decan de l las Escrituras. 28 Al llegar
a la aldea adonde iban, Jess hizo ademn de seguir adelante.
29
Pero ellos le insistieron diciendo:
- Qudate con nosotros, porque es tarde y est anocheciendo.
Y entr para quedarse con ellos. ,0 Cuando estaba sentado
a la mesa con ellos, tom el pan, lo bendijo, lo parti y se lo
dio. 31 Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero
Jess desapareci de su lado. n Y se dijeron uno a otro:
- No arda nuestro corazn mientras nos hablaba en el
camino y nos explicaba las Escrituras?
33
En aquel mismo instante se pusieron en camino y regresaron a Jerusaln, donde encontraron reunidos a los Once y a
todos los dems, 34 que les dijeron:
- Es verdad, el Seor ha resucitado y se ha aparecido a
Simn.
35
Y ellos contaban lo que les haba ocurrido cuando iban
de camino y cmo lo haban reconocido al partir el pan.
** En esta aparicin del Resucitado pone Lucas de relieve un rasgo fundamental: la importancia que tiene la
Sagrada Escritura para encontrar de verdad a Cristo resucitado. Para intuir su misterio es necesario recordar y
creer la Palabra (w. 25-27.32; cf. asimismo los w. 6b.44s),
puesto que en ella se ha revelado el designio divino que
Cristo deba cumplir, a travs del sufrimiento y do la
muerte, para entrar en la gloria (v. 26). De este modo
realiza, ms all de toda mesura, la esperanza de reden
cin alimentada por toda la h u m a n i d a d (v. 21). JOSIIS

Tiempo de pascua

I <.'

mismo, el desconocido compaero de camino, explica


las escrituras a quien se pone a la escucha con un vivo
inicies (v. 29a). A lo largo del camino se produce as el
paso de la tristeza desalentada (v. 17b) a la alegra que
pone ardiente el corazn (v. 32), hasta que llegan al reconocimiento del Resucitado a travs de un gesto tan cotidiano como significativo: la fraccin del pan (w. 30.35).
El modo de realizar ciertos gestos revela, en efecto, la
identidad del que los hace. Por eso desaparece el peregrino. Sin embargo, ahora ha dejado de ser un desconocido: es el Seor, el Maestro, el Pan vivo siempre presente en medio de los suyos; stos, a su vez, de simples
viajeros se vuelven testigos, misioneros, adoradores en
espritu y en verdad.
No ser intil subrayar que toda celebracin eucarstica vuelve a proponer el mismo camino de los discpulos de Emas: desde los ritos iniciales, pasando por la
escucha de la Palabra y la liturgia eucarstica, hasta la
despedida final, se lleva a cabo, por obra de la gracia, un
encuentro cada vez ms profundo y real con Jess crucificado y resucitado.

MEDITATIO
El reconocimiento de Jess resucitado tiene lugar en
un instante, mediante una intuicin resplandeciente; a
continuacin, todo vuelve a la normalidad. As fue tambin con los discpulos de Emas. Despus de aquel instante intuitivo, tras aquella mirada que penetra ms all
del velo de la carne, desaparece Jess y todo vuelve a ser,
aparentemente, como antes: la posada, la mesa, el pan,
los compaeros. Todo igual, pero, sin embargo, todo es
ahora distinto. Se trata de una experiencia inexpresable.
Tambin hoy todas las personas y todas las cosas nos
reservan sorpresas, porque en todas ellas podemos en-

Tercer domingo de pascua

IU

contrar a Jess. Ser cristiano significa vivir en inctlii > de


un estupor siempre renovado, en un estado de continua
espera de sorpresas. Cada momento puede ser el de la
revelacin del misterio, porque nuestra vida est ahora
ligada indisolublemente a Jess, invisible a los ojos,
pero realmente presente entre nosotros. Toda realidad
es epifana de su presencia como Emmanuel. A nosotros nos corresponde purificar de continuo nuestra mirada en la adoracin para poder vislumbrarlo en la llama de los acontecimientos ms pobres y cotidianos. Es
l, siempre l, el que viene a nosotros a travs de todo
aquello que acogemos con fe.

ORATIO
Qudate con nosotros, Seor, porque sin ti nuestro
camino quedara sumergido en la noche. Qudate con
nosotros, Seor Jess, para llevarnos por los caminos
de la esperanza que no muere, para alimentarnos con el
pan de los fuertes que es tu Palabra.
Qudate con nosotros hasta la ltima noche, cuando,
cerrados nuestros ojos, volvamos a abrirlos ante tu rostro transfigurado por la gloria y nos encontremos entre
los brazos del Padre en el Reino del divino esplendor.

CONTEMPLATIO
Dos discpulos de Jess se dirigen caminando hacia
el pueblo de Emas. Oh alma pecadora, detente un momento a considerar con atencin los distintos aspectos
de la bondad y de la benevolencia de tu Seor. En primer lugar, el hecho de que su ardiente amor no le permita dejar a sus discpulos vagar en medio de la desorientacin y la tristeza. El Seor es, en verdad, un amigo lid
y un amoroso compaero de camino [...]

Tiempo de pascua

134

Y mira la humildad con que acompaa a estos dos: va


con sus discpulos como si fuera uno de ellos, cuando,
en realidad, es el Seor de todos. No te da acaso la impresin de haber vuelto a la sustancia misma de la humildad? Nos sirve de modelo para que nosotros hagamos otro tanto [...]. Observa, alma cristiana, cmo tu
Seor realiza el ademn de proseguir ms all, con objeto de hacerse desear ms, de hacerse invitar y de quedarse como husped de ellos; y, despus, acepta efectivamente entrar en la casa, toma el pan, lo bendice, lo
rompe con sus santas manos y se lo da, hacindose reconocer as [...]. Mas por qu se ha comportado de ese
modo? Lo hizo para hacernos comprender que debemos practicar las obras de misericordia y la hospitalidad, esto es, para decirnos que no basta con leer y escuchar la Palabra de Dios si despus no la llevamos a la
prctica (annimo franciscano del siglo XIII, Meditazione
sulla vita di Cristo, Roma 1982, pp. 164-166, passim).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Qudate con nosotros, Seor (Le 24,29).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Mientras los dos viajeros se encuentran de camino hacia su
casa llorando lo que han perdido, Jess se acerca y camina con
ellos, pero sus ojos son incapaces de reconocerlo. De improviso,
ya no son dos, sino tres las personas que caminan, y todo se
vuelve distinto. El desconocido empieza a hablar, y sus palabras
requieren una seria atencin. Lo que haba empezado a confundir hasta hace un momento, comenzaba a presentar horizontes nuevos; lo que haba parecido tan oprimente, comenzaba
a hacerse sentir como liberador; lo que haba parecido tan triste,
empezaba a tomar el aspecto de la alegra. Poco a poco empe-

Tercer domingo de pascua

H!S

zaban a comprender que su pequea vida no era despu do


todo tan pequea como pensaban, sino parte de un gran misto
rio que no slo abarcaba varias generaciones, sino que se extenda de eternidad en eternidad.
El desconocido no ha dicho que no hubiera motivo de tristeza, sino que su tristeza formaba parte de una tristeza ms amplia, en la que estaba escondida la alegra. El desconocido no
ha dicho que la muerte que estaban llorando no fuera real, sino
ue se trataba de una muerte que inauguraba una vida verdaera. El desconocido no ha dicho que no hubieran perdido a un
amigo que les haba dado nuevo valor y nueva esperanza, sino
que esta prdida haba creado un camino para una relacin
que habra ido mucho ms all que cualquier amistad. El desconocido no tena el ms mnimo miedo de derribar sus defensas y de llevarlos ms all de su estrechez de mente y de corazn. El desconocido tuvo que llamarlos tontos para hacerles ver.
Y en qu consiste el desafo? En tener confianza. Alguien tiene
que abrirnos los ojos y los odos para ayudarnos a descubrir
qu hay ms all de nuestra percepcin. Alguien debe hacer
arder nuestros corazones (H. J. M . ouwen, La forza della sua
presenza, Brescia 1997, pp. 31-35, passim).

Tercer domingo de pascua

Tercer domingo de pascua


Ciclo B

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 3,13-15.17-19


En aquellos das, dijo Pedro al pueblo: 13 El Dios de Abrahn,
de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha manifestado la gloria de su siervo Jess, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, que pensaba ponerlo en libertad. H Vosotros rechazasteis al Santo y al Justo; pedisteis que
se indultara a un asesino 15 y matasteis al autor de la vida.
Pero Dios lo ha resucitado de entre los muertos, y nosotros
somos testigos de ello. " Ya s, hermanos, que lo hicisteis por
ignorancia, igual que vuestros jefes. 18 Pero Dios cumpli as
lo que haba anunciado por los profetas: que su Mesas tena
que padecer. " Por tanto, arrepentios y convertios, para que
sean borrados vuestros pecados.

* Pedro y Juan acaban de curar a un mendigo tullido de nacimiento -y, por eso, excluido del templo- con
el poder del nombre de Jess. El episodio suscita u n
(ian estupor entre la gente. En esas circunstancias, el
primero de los apstoles toma la palabra y explica con
;n Mondad el significado del acontecimiento.
1.11 la curacin del tullido el Dios de nuestros antel>(is<ul(is ha manifestado la gloria de su siervo Jess. El

I '/

apstol Pedro, a la luz de las antiguas profecas (v. IH),


en particular las del cuarto poema del Siervo de Ynwn
(Is 53), ayuda a la muchedumbre a reconocer en Jess
al Mesas no reconocido por su pueblo, rechazado y
condenado a una muerte injusta. Cuando se desconoce
el designio de Dios, se subvierten tambin los valores lu
manos: se indulta a un asesino y se condena a muerte al
Jefe de la vida (w. 14-15, al pie de la letra). Sin embargo, la muerte no es ms fuerte que la vida; no son los
hombres quienes conducen la historia, sino Dios, que
con su poder ha resucitado de entre los muertos a su
Siervo fiel. Los apstoles -y, en consecuencia, todos los
creyentes- son testigos de este hecho y participan de la
vida divina que les ha comunicado el Resucitado. Pero
nada de esto obedece a un poder que tengan por s mismos; slo en nombre de Jess pueden realizar prodigios
y, sobre todo, exhortar con autoridad al arrepentimiento
y a la conversin para que sean borrados sus pecados.

Segunda lectura: 1 Juan 2,1 -5a


1
Hijos mos, os escribo estas cosas para que no pequis.
Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre un abogado, Jesucristo, el Justo. 2 l ha muerto por nuestros pecados; y no
solamente por los nuestros, sino por los del mundo entero.
3
Sabemos que conocemos a Dios, si guardamos sus mandamientos. 4 El que dice: Yo lo conozco pero no guarda sus
mandamientos es un mentiroso y la verdad no est en l. ' En
cambio, el amor de Dios llega verdaderamente a su plenitud
en aquel que guarda su Palabra.

** Tras haber expresado, con el simbolismo de la luz


y de las tinieblas, el contraste entre la justicia de Dios y
de Cristo (1,5.9; 2,1), por una parte, y el pecado del
hombre, por otra, Juan invita a los creyentes a considerar, con detenimiento, la orientacin que deben dar a
su propia vida. El apstol, que ha visto con sus ojos y

Tercer domingo de pascua

I.V.

Tiempo de pascua

138

tocado con sus manos al Verbo de la vida, nos escribe a


nosotros (2,1) con autoridad. Sus palabras son una exhortacin a evitar el pecado y a reconocer la justicia divina,
que es, ante todo, amor y misericordia. Si es verdad, en
efecto, que no hay nadie que no tenga culpa -verdad
enunciada ya en el Antiguo Testamento (Prov 20,9; 28,13;
Eclo 7,20)-, tambin lo es -y en esto consiste la Buena
Noticia del Nuevo Testamento- que Dios, fiel y justo,
nos ofrece el perdn y la purificacin por medio de la
sangre de su Hijo (1,7.3).
El hombre, herido por el pecado, es justificado por
medio del sacrificio de Jesucristo, el cual permanece
para siempre como nuestro intercesor junto al Padre. En
l se ha abierto de nuevo el camino del retorno a Dios y
de la plena comunin con l. Ahora bien, no podemos
hacernos la ilusin de amar a Dios -conocer en el lenguaje bblico equivale precisamente a amar- si no guardamos sus mandamientos y no cumplimos su voluntad
en las situaciones concretas de la vida. Humildad y obediencia son, por consiguiente, dos rasgos que deben caracterizar al cristiano. Ambas le hacen capaz de dar
acogida al amor perfecto - o sea, al mismo Espritu
Santo-, que lo configura con Cristo, en total oblacin y
gratuidad (w. 3-5).

Evangelio: Lucas 24,35-48


En aquel tiempo, los discpulos [de Emas] contaban lo que
les haba ocurrido cuando iban de camino y cmo lo haban
reconocido al partir el pan.
36
Estaban hablando de ello, cuando el mismo Jess se
present en medio y les dijo:
- La paz est con vosotros.
37
Aterrados y llenos de miedo, crean ver un fantasma.
38
Pero l les dijo:
- De qu os asustis? Por qu surgen dudas en vuestro
interior? w Ved mis manos y mis pies; soy yo en persona.

Tocadme y convenceos de que un fantasma no licu enfilo n,


huesos, como veis que yo tengo.
40
Y dicho esto, les mostr las manos y los pies. " IVm coiu,,
an se resistan a creer, por la alegra y el asombro, les cil jo:
- Tenis algo de comer?
42
Ellos le dieron un trozo de pescado asado. " l lo Ionio \
lo comi delante de ellos. 44 Despus les dijo:
- Cuando an estaba entre vosotros ya os dije que n.,
necesario que se cumpliera todo lo escrito sobre m en la K\
de Moiss, en los profetas y en los salmos.
45
Entonces les abri la inteligencia para que comprendieran las Escrituras 46 y les dijo:
- Estaba escrito que el Mesas tena que morir y resucitar
de entre los muertos al tercer da 47 y que en su nombre se
anunciar a todas las naciones, comenzando desde Jerusaln,
la conversin y el perdn de los pecados. 48 Vosotros sois testigos de estas cosas.

* Estamos en la noche del da de pascua. Los Once,


reunidos en el cenculo, esperan la puesta del sol y la
cada de las tinieblas. Sin embargo, ahora, con la resurreccin de Cristo, la barrera entre el tiempo y la eternidad -entre la muerte y la vida- ha sido derribada. De
improviso, el Resucitado, que ya se ha hecho reconocer
por los discpulos de Emas, aparece en medio de ellos;
mejor an, est entre ellos: dicho de otro modo, se
manifiesta como el que est presente y trae la paz como
don, o sea, l mismo una vez ms (v. 36). El evangelio
subraya de nuevo la dificultad que les supone a los apstoles creer, as como la benvola comprensin de Jess,
que no se cansa de ofrecer distintos modos de reconocimiento: los signos inconfundibles de su crucifixin y la
familiaridad de una comida compartida (w. 41-43).
Hasta aqu el evangelista se ha limitado a presentar,
por as decirlo, la crnica de los acontecimientos;
ahora (w. 44-48) penetra en su significado bajo la gua
de la Palabra de Dios. En efecto, este misterio de salvacin es el cumplimiento de las Escrituras. De ellas se
cita, en particular, algunos pasajes evocados tambin en

Tiempo de pascua

lio

el relato de la pasin. En este contexto, y por tercera vez,


vuelve la afirmacin de la necesidad de la muerte de Cristo (en griego di: era preciso, era necesario [v. 44])
para el cumplimiento del designio divino de salvacin.
Y llegamos as al tercer pasaje del fragmento: la experiencia viva y la comprensin de fe del acontecimiento de la resurreccin abre la misin ante los apstoles.
Ellos son testigos directos y se les ha hecho capaces de
dar razn de su fe y de anunciarla a todas las naciones
(v. 47), predicando en el nombre de Jess - o sea, con
su autoridad- la conversin y el perdn de los pecados.
Jerusaln, que es, en Lucas, el centro y la cima de la misin de Cristo, se convierte ahora tambin en el punto
de partida de la irradiacin del Evangelio.

MEDITATIO
La alegra pascual crece y tendr su plenitud en la
vida eterna, en la resurreccin futura. Por eso, nuestra
alegra est motivada por la esperanza de llegar a ser
herederos del Reino de los Cielos, por la esperanza de resurgir con Cristo tambin en cuerpo. Una alegra vivida,
experimentada, pregustada en la tierra como peregrinos, aunque destinada a crecer hasta la meta de la eternidad bienaventurada.
Esta alegra de peregrinos - q u e va unida siempre a la
fatiga y al sufrimiento del c a m i n o - requiere de nosotros
ascesis, conversin del corazn y empeo en su custodia, porque puede verse, fcilmente, turbada y abrumada por el espanto, por el cansancio, por la angustia... En
una palabra, por todos los peligros que nos acechan
mientras vamos de viaje. De ah que tengamos necesidad de una fuerza interior, divina: eso que nosotros no
seramos capaces de guardar por nosotros mismos es
confiado al Espritu, al Espritu consolador.

Tercer domingo de pascua

141

Cmo es posible obtener un don tan precioso, gracias al cual podremos vivir como verdaderos testigos del
Resucitado y alegrarnos siempre, vayan como vayan las
cosas? Debemos desearlo con pureza de corazn y con
humildad, pues as lo recibiremos, con gratitud, como
don. Si existe esta disposicin en nuestro interior, reside en nosotros verdaderamente la vida nueva: podemos
ejecutar el testamento que el Seor Jess nos ha dejado,
venga el canto nuevo, la alegra verdadera!

ORATIO
Por este camino por el que andamos siempre peregrinos -con el peso de la soledad en el corazn- vienes t,
el Viviente entre los muertos, a nuestro encuentro y partes el pan del amor. En este largo camino, donde, a la
puesta del sol, se extienden nuestras sombras, enciende,
oh Viajero envuelto de misterio, el vivido vivaque de tu
Palabra y sabremos, por su fuego ardiente, que nuestra
esperanza ha resucitado ms viva, ms fuerte.
S, abre nuestra mente para comprender la Palabra,
porque slo ella puede disipar las dudas que an surgen
en nuestro corazn. Cuntas veces, incapaces de reconocerte, hemos renegado de ti tambin nosotros! Pero
t, el Justo, con manso padecer te has hecho vctima de
expiacin por nuestros pecados. No nos dejes ahora vacilantes y turbados: que tu presencia infunda en nosotros la paz, que tu espritu despeje nuestra mirada y nos
haga alegres testigos de tu amor.

CONTEMPLATIO
Cuando vino con las puertas cerradas y se plant en
medio de ellos, aterrados y llenos de miedo, crean ver mi
fantasma (cf. Jn 20,26; Le 24,36s), pero l sopl sobre

Tiempo de pascua

142

ellos y dijo: Recibid el Espritu Santo (Jn 20,22s). Despus les envi desde el cielo al mismo Espritu, aunque
como nuevo don. Estos dones fueron para ellos los testimonios y los argumentos de prueba de la resurreccin
y de la vida. En efecto, el Espritu es la prueba que atesligua que Cristo es la verdad (1 Jn 5,6), la verdadera
resurreccin y la vida. Por eso los apstoles, que haban
permanecido tambin dudosos al principio, tras haber
visto su cuerpo redivivo, daban testimonio con gran
energa de la resurreccin de Jess (Hch 4,33), despus
de haber gustado al Espritu vivificador. De ah que sea
ms provechoso concebir a Jess en nuestro propio corazn que verlo con los ojos del cuerpo u orle hablar;
y de ah tambin que la obra del Espritu Santo sea mucho ms poderosa sobre los sentidos del hombre interior que la impresin de los objetos corpreos sobre los
del hombre exterior.
Ahora bien, por eso mismo, hermanos mos [...],
vuestro corazn se alegra dentro de vosotros y dice:
He recibido este anuncio: Jess, mi Dios, est vivo! Y,
al recibir esta noticia, mi espritu, ya sumido en la tristeza, languideciendo por la tibieza o dispuesto a sucumbir
al desnimo, se reanima (Guerrico d'Igny, Sermo in
Pascha, I, 4).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Dios ha resucitado a Jess de entre los muertos
(c. Hch 3,15).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


La paz no es una situacin; ni siquiera un estado de nimo,
ni tampoco es, ciertamente, slo una situacin poltica; la Paz es

Tercer domingo de pascua

143

Alguien. La paz es un nombre de Dios. Es su nombre, aue se


acerca (Is 30,27) y trae con l la bendicin que funda la comunidad, que toca personalmente y reconcilia. La paz es Alguien, el Traspasado, que aparece en medio de nosotros y nos
muestra sus manos y su costado diciendo: La paz est con v 0 .
sotros.
La paz es verle a l: Seor mo y Dios mo! (Jn 20,28) y
aceptar asimismo la muerte como algo que no puede ser separado de su amor. El es nuestra paz. Paz para los que estn
cerca y para los que estn lejos (Ef 2,17). En este pasaje encontramos la identificacin ms fuerte de la paz con el nombre
de Jess.
El ha hecho de los dos pueblos uno solo (Ef 2,14). A partir de toda dualidad, desorden y separacin, a partir de toda
divisin, ha hecho el Uno, ha fundado el Uno y ha anulado
la enemistad en su propia carne (Ef 2,14). Quien por medio de
la oracin busca la paz con todo su corazn, busca a aquel que
es la paz, en el nico lugar en que se entregan la reconciliacin,
el perdn de los pecados y la paz: el lugar del sacrificio, el
Glgota, el Moria eterno (B. Standaert, Pace e prighiera, en
G. Alberigo - E. Bianchi - C. M. Martini, La pace: dono e profezia, Magnano 1991 2 , pp. 129s).

Tercer domingo de pascua

Tercer domingo de pascua


Ciclo C

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 5,27b-32.40b-41


En aquellos das, " hicieron entrar a los apstoles para
que comparecieran ante el Sanedrn y el sumo sacerdote les
pregunt:
28
- No os prohibimos terminantemente ensear en nombre de se? Y, sin embargo, habis llenado Jerusaln con
vuestras enseanzas y queris hacernos responsables de la
muerte de ese hombre.
29
Pedro y los apstoles respondieron:
- Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. 30 El
Dios de nuestros antepasados ha resucitado a Jess, a quien
vosotros matasteis colgndolo de un madero. " Dios lo ha
exaltado a su derecha como Prncipe y Salvador para dar a
Israel la ocasin de arrepentirse y de alcanzar el perdn de
los pecados. 32 Nosotros y el Espritu Santo que Dios ha dado
a los que le obedecen somos testigos de todo esto.
33
Ellos, enfurecidos por tales palabras, queran matarlos.
40
Hicieron llamar a los apstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en el nombre de Jess y los soltaron. 41 Ellos
salieron de la presencia del Sanedrn gozosos de haber
merecido tal ultraje por causa de aquel nombre.

** El camino de la Iglesia es u n camino acompaado de luz y de tinieblas desde su origen: va creciendo

14*

entre el pueblo el favor de que goza la priiiu-r; comunidad cristiana (w. 14-16), pero aumenta lambicu el
odio de las autoridades judas, que llegan incluso a la
persecucin. Mientras se suceden los arrestos, IIUM rogatorios y amenazas, resplandece cada vez ms la ol>i a
del Espritu Santo en los apstoles.
Llevados por segunda vez ante al Sanedrn, dan
pruebas de libertad y de valenta (parresta). El criterio
de sus acciones es nico: obedecer a Dios, no anteponer nada a l ni a su testimonio (cf. w . 28s). Esta falta
de miedo hace an ms incisiva y eficaz su confesin
y su predicacin. Pedro proclama u n a vez ms el kerygma (w. 30-39) y atribuye de nuevo a los jefes del
pueblo la responsabilidad de la muerte de Jess
(una responsabilidad que aquellos querran declinar:
v. 28b).
Con todo, no se trata de una acusacin estril; es casi
un proyectar sobre otros la propia culpa. En efecto, la
parte fundamental del discurso hemos de buscarla en la
afirmacin que explica la finalidad del obrar de Dios:
Para dar a Israel la ocasin de arrepentirse y de alcanzar
el perdn de los pecados. Otras veces acusa Pedro al
auditorio de la crucifixin de Cristo, pero el texto sagrado aade siempre que, al arrepentirse y acoger sus
palabras, muchos creyeron.
Cuando el corazn queda traspasado por el arrepentimiento (2,37), el don de Dios se vuelve superabundante. Slo cuando se rechaza la Palabra de manera obstinada, se endurece el corazn hasta llegar a
la violencia (5,33.40). Es tarea de los apstoles continuar con la predicacin aun en medio de las persecuciones, fortalecidos por el Espritu, que los confirma
(v. 32) y los colma de alegra (v. 41). Desde ahora viven
ya la bienaventuranza proclamada por el Seor Jess
y encuentran su recompensa en el amor a su nomine
(Mt 5,10-12).

Tiempo de pascua

Segunda lectura: Apocalipsis 5,11-14


Yo, Juan, " o despus, en la visin, la voz de innumerables
ngeles que estaban alrededor del trono, de los seres vivientes
y de los ancianos; eran cientos y cientos, miles y miles, 12 que
decan con voz potente:
- Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabidura,
la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.
Y las criaturas todas del cielo y de la tierra, de debajo de la
tierra y del mar, o tambin que decan:
- Al que est sentado en el trono
y al Cordero, alabanza,
honor, gloria y poder
por los siglos de los siglos.
Los cuatro seres vivientes respondieron: Amn, y los
ancianos se postraron en profunda adoracin.

* Ante nuestra contemplacin se nos brinda una escena majestuosa y terrible: Dios omnipotente est sentado en el trono, tiene en su mano el libro sellado de sus
inescrutables designios, pero nadie puede abrirlo. Momentos de silencio cargados de expectacin y de temor.
La situacin parece desesperada. Pero, de repente, aparece victorioso un Cordero como inmolado (5,1-7: en
arameo, talja designa tanto siervo como cordero).
Con este smbolo expresa, por tanto, Juan la realidad de Cristo, verdadero Cordero pascual y Siervo de
YHWH, que ha cargado con nuestras iniquidades,
t o m a n d o sobre s el castigo que nos da la salvacin
(Is 53, sobre todo el v. 7). El Cristo-Cordero inmolado
est de pie en medio del trono (v. 6). En su presencia
se entona el canto de la solemne liturgia csmica: u n a
escuadra innumerable de ngeles recuerda triunfalmente el motivo (w. l i s ) , repetido por el coro de
todas las criaturas (v. 13), que alaban por los siglos de
los siglos al Dios omnipotente y a Cristo, nuestra
pascua.

Tercer domingo de pascua

147

Cielo y tierra se encuentran unidos as en un movimiento circular: el h i m n o se inicia en el cielo, se ilcrn


ma, desciende sobre la tierra, se propaga en ella y lueyo
vuelve a subir al cielo para concluir en el Amn, acoi
de final de los cuatro seres vivientes, smbolo de todas
las realidades creadas. Se confirma as, de manera so
lemne, la plena adhesin a la voluntad de Dios. Y el si
lencio adorador de los cuatro ancianos, primicia celestial de todo el pueblo de Dios, prolonga la vibracin del
canto nuevo con la intensidad de la contemplacin.

Evangelio: Juan 21,1-19


En aquel tiempo, Jess se apareci otra vez a sus discpulos junto al lago de Tiberades. 2 Estaban juntos Simn Pedro,
Toms El Mellizo, Natanael el de Cana de Galilea, los hijos
de Zebedeo y otros dos discpulos. 3 En esto dijo Pedro:
- Voy a pescar.
Los otros dijeron:
- Vamos contigo.
Salieron juntos y subieron a una barca, pero aquella noche
no lograron pescar nada.
4
Al clarear el da, se present Jess en la orilla del lago,
pero los discpulos no lo reconocieron. 5 Jess les dijo:
- Muchachos, habis pescado algo?
Ellos contestaron:
-No.
6
l les dijo:
- Echad la red al lado derecho de la barca y pescaris.
Ellos la echaron, y la red se llen de tal cantidad de peces
que no podan moverla. 7 Entonces, el discpulo a quien Jess
tanto quera le dijo a Pedro:
- Es el Seor!
Al or Simn Pedro que era el Seor, se ci un vestido,
pues estaba desnudo, y se lanz al agua. 8 Los otros discpulos
llegaron a la orilla en la barca, tirando de la red llena de peces, pues no era mucha la distancia que los separaba de I ierra; tan slo unos cien metros.
9
Al saltar a tierra, vieron unas brasas, con peces colocados
sobre ellas, y pan. 10 Jess les dijo:
- Traed ahora algunos de los peces que habis pescado.

Tiempo de pascua

148
11

Simn Pedro subi a la barca y sac a tierra la red llena


de peces; en total eran ciento cincuenta y tres peces grandes.
Y, a pesar de ser tantos, la red no se rompi.
12
Jess les dijo:
- Venid a comer.
Ninguno de los discpulos se atrevi a preguntar: Quin
eres?, porque saban muy bien que era el Seor. " Jess se
acerc, tom el pan en sus manos y se lo reparti, y lo mismo
hizo con los peces.
14
sta fue la tercera vez que Jess se apareci a sus discpulos despus de haber resucitado de entre los muertos.
15
Despus de comer, Jess pregunt a Pedro:
- Simn, hijo de Juan, me amas ms que stos?
Pedro le contest:
- S, Seor, t sabes que te amo.
Entonces Jess le dijo:
- Apacienta mis corderos.
16
Jess volvi a preguntarle:
- Simn, hijo de Juan, me amas?
Pedro respondi:
- S, Seor, t sabes que te amo.
Jess le dijo:
- Cuida de mis ovejas.
17
Por tercera vez insisti Jess:
- Simn, hijo de Juan, me amas?
Pedro se entristeci, porque Jess le haba preguntado por
tercera vez si le amaba, y le respondi:
- Seor, t lo sabes todo. T sabes que te amo.
Entonces Jess le dijo:
- Apacienta mis ovejas. ,8 Te aseguro que cuando eras ms
joven, t mismo te ceas el vestido e ibas adonde queras;
mas, cuando seas viejo, extenders los brazos y ser otro
quien te ceir y te conducir adonde no quieras ir.
19
Jess dijo esto para indicar la clase de muerte con la que
Pedro dara gloria a Dios. Despus aadi:
- Sigeme.

* Jn 21, colocado detrs de una primera conclusin


di*I cuarto evangelio, aade algunos elementos importantes al captulo precedente: abre de nuevo la perspectiva sobre la Iglesia futura (w. 1-14), pone el fundamento ili'l primado de Pedro entendido como servicio vicario

lercer domingo de pascua

149

(w. 15-19), enfoca la relacin entre Pedro y el discpulo


amado (w. 20-23).
Los w. 1-14 hemos de leerlos recordando la vocacin
de los primeros discpulos (cf. Le 5,1-11). Los discpulos, cuando Jess resucitado desaparece de sus ojos,
atraviesan u n m o m e n t o de incertidumbre sobre la
orientacin que deben d a r a su futuro. La perspectiva
ms inmediata es la de volver a la vida de antes, iluminada por la enseanza de Jess, al que reconocen vivo.
Aqu interviene la tercera aparicin (v. 14), una aparicin que suena para los discpulos como una nueva llamada al seguimiento (v. 19), centrada en la continua
presencia del Seor, reconocido, no obstante, por la fe
(w. 7.12), y al que e n c u e n t r a n concretamente en el
pan partido y c o m p a r t i d o de la eucarista (v. 13). En
verdad, los apstoles n o pueden hacer nada sin l
(cf. 15,5), no tienen alimento (v. 5, al pie de la letra),
mientras que gracias a la obediencia de la le (v. 4b) a
su Palabra realizan u n a pesca superabundante, como
el da en que los llam p o r primera ve/. (Le 5,9). Sin
embargo, la red no se r o m p e : la Iglesia catlica debe
permanecer indivisa a u n cuando recoja multitudes
inmensas (v. 11).
En la comunin de esta comida-con el Resucitado,
ste rehabilita a Simn Pedro al frente de los discpulos:
como tres veces reneg de Cristo, tres veces profesa que
le ama. Y tambin por tres veces - d e manera solemne,
por consiguiente- le confa Jess el mandato de alimentar y guiar su rebao con u n espritu de servicio, en representacin del buen pastor (w. 15-17). Como tal, Pedro deber ofrecer la vida por las ovejas, glorificando a
Dios con el martirio: la invitacin al seguimiento tiene
ahora para Simn Pedro u n sabor muy diferente a la que
recibi cuando era ms joven; tiene el sabor del amor
(v. 17), que le llevar tras las huellas de Jess (1 Pe 2,21),
a amar hasta el final (Jn 13,1).

Tiempo de pascua

ISO

MEDITATIO
La liturgia de la Palabra traza hoy ante nosotros u n
largo y apasionante camino que, partiendo del tiempo,
desemboca en la eternidad: vamos a indicar, brevemente, las etapas del mismo y le vamos a pedir al Seor la
gracia de recorrerlo.
Al comienzo se encuentra la experiencia de u n encuentro que se intercala en nuestros das ms ordinarios,
en medio de nuestras actividades habituales: se trata del
encuentro con el Resucitado, un encuentro para el que,
con frecuencia, no estamos preparados, sino ms bien
ciegos, como los apstoles en el lago. Los discpulos
no lo reconocieron; sin embargo, aceptaron el consejo,
ms tarde dan crdito a la intuicin que se comunican de
uno a otro y, por ltimo, lo reconocen por medio de una
certeza interior (no a travs de una evidencia sensible).
Del mismo modo que hizo Simn Pedro, tambin nosotros debemos dejarnos interpelar por la Palabra del Resucitado, que pone al descubierto nuestro pecado, nuestra fragilidad pasada y presente, aunque nos pide un
consentimiento de amor. Slo despus de haberle reconocido a l y habernos reconocido a nosotros mismos
bajo su luz, podremos ofrecrselo, ahora que ya no es
obra de una autoilusin y slo nos queda -aunque lo es
todo!- el deseo ardiente de amarlo, como pobres. Ahora
es cuando l nos confa su tesoro: nuestros hermanos;
nos hace responsables de dar testimonio ante ellos, un
testimonio que nos llevar muy lejos en su seguimiento,
quizs a un lugar que -hoy al m e n o s - no querramos.
A la luz de este encuentro con Cristo, siguiendo el eco
de aquella pregunta interior -Me amas?- y de nuestra
humilde respuesta, es preciso proseguir el camino con
alegre valenta y abrir a muchos el camino de la fe con
nuestra confesin transparente del nombre de Jess, crucificado por nuestros pecados y resucitado por el Padre
para la salvacin del mundo. No han de faltarnos los su-

Tercer domingo de pascua

frimientos, la multiforme persecucin, aunque lampn


la alegra de hacerle frente por amor a Jess. Una alcj.'.i la
que inundar todo el cosmos en el da eterno en una
nica confesin coral de alabanza al Dios omnipotente, a
nuestro Creador, y a Cristo, Cordero inmolado, nuestro
Salvador, en el Espritu Santo, vnculo de amor.

ORATIO
Manifistate de nuevo, Seor. Tambin nosotros,
como tus discpulos, deseamos ir contigo y desafiar la
noche oscura. Sin ti no podemos hacer nada; nuestra
red sigue estando vaca y no sirve de nada el esfuerzo de
echarla al mar. Pero a tu palabra queremos repetir una
vez m s este gesto, pues t nos quieres llevar ms all de
nuestra lgica mezquina, que se detiene a calcular los
riesgos de las prdidas y las posibilidades de ganancia.
Cuando tocamos el fondo de nuestra miseria, t nos
haces experimentar el poder de tu fuerza de Resucitado.
Nosotros creemos que eres el Seor. Sin embargo, en
medio de nuestra pobreza, que t conoces tan bien, haz
que al alba de cada nuevo da renovemos el deseo de
seguirte, repitiendo humildemente: Seor, t lo sabes
todo. T sabes que te amo.

CONTEMPLATIO
No hay mejor medio para estar unido a Jess que
cumplir su voluntad, y sta no consiste en ninguna ola
cosa que en hacer el bien al prjimo... Pedro -pregunta
el Seo-, me amas? Apacienta mis corderos (Jn 21,15).
y, con la triple pregunta que le dirige, Cristo manifiesla de
manera clara que apacentar los corderos es la prueba del
amor. Y eso es algo que no se dice slo a los sacerdotes,
sino a cada uno de nosotros, por pequeo que sea el

Tiempo de pascua

152

rebao que le ha sido confiado. De hecho, aunque sea


pequeo, no debe ser descuidado, puesto que mi Padre
-dice el Seor- se complace en ellos (Le 12,32).
Cada uno de nosotros tiene una oveja. Tengamos buen
cuidado y llevmosla a los pastos convenientes. El hombre, apenas se levante de la cama, no debe buscar otra
cosa, tanto con la palabra como con las obras, que hacer
que su casa y su familia sean cada vez ms piadosas. Vive
de verdad slo quien vive para los otros. En cambio, el
que vive slo para s mismo desprecia a los otros y no se
preocupa de ellos; es un ser intil, no es un hombre, no
pertenece a la raza humana [...]. Quien busca el inters
del prjimo no perjudica a nadie, tiene compasin de todos y ayuda segn sus propias posibilidades; no comete
fraudes, ni se apropia de lo que pertenece a los otros; no
da falso testimonio, se abstiene del vicio, abraza la virtud,
reza por sus enemigos, hace el bien a quien le hace mal,
no injuria a nadie y tampoco maldice cuando le maldicen
de mil formas diferentes [...]; si buscamos nuestro inters, el de los otros ir por delante del nuestro (Juan
Crisstomo, Comentario al evangelio de Mateo, 77,6).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Seor, t lo sabes todo. T sabes que te amo (Jn 21,17).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


El amor de Cristo por Pedro tampoco tuvo lmites: en el amor
n Podro mostr cmo se ama al hombre que tenemos delante.
I I' > dijo: Pedro debe cambiar y convertirse en otro hombre anl> . <l(! que yo pueda volver a amarlo. No, todo lo contrario.
I 'iI" Podro es Pedro y yo le amo; es mi amor el que le ayudai i i MU otro hombre. En consecuencia, no rompi la amistad
I Hiic i innmpionderla quizs cuando Pedro se hubiera convertido

Tercer domingo de pascua

153

en otro hombre; no, conserv intacta su amistad, y precisamente eso fue lo que le ayud a Pedro a convertirse en otro hombre.
Crees que, sin esa fiel amistad de Cristo, se habra recuperado
Pedro? A quin le toca ayudar al que se equivoca, sino a quien
se considera su amigo, aun cuando la ofensa vaya dirigida
contra l?
El amor de Cristo era ilimitado, como debe ser el nuestro
cuando debemos cumplir el precepto de amar amando al hombre aue tenemos delante. El amor puramente humano est siempre dispuesto a regular su conducta segn el amado tenga o no
perfecciones; el amor cristiano, sin embargo, se concilio con todas
las imperfecciones y debilidades del amado y permanece con l
en todos sus cambios, amando al hombre que tiene delante. Si
no fuera de este modo, Cristo no habra conseguido amar nunca:
en efecto, dnde habra encontrado al hombre perfecto? (S. Kierkegaard, Gli atti dell'amore, Miln 1983, pp. 341-344, passim
[trad. esp.: Las obras del amor, Guadarrama, Barcelona, s. f.]).

Lunes

Lunes
de la tercera semana
de pascua

LECTIO
Primera lectura: Hechos de los Apstoles 6,8-15
En aquellos das, 8 Esteban, lleno de gracia y de poder, haca grandes signos y prodigios en medio del pueblo. 9 Algunos
de la sinagoga llamada de los libertos, a la que pertenecan
cirenenses y alejandrinos, y algunos de Cilicia y de la provincia de Asia se pusieron a discutir con l, 10 pero al no poder
resistir la sabidura y el espritu con que hablaba, " sobornaron
a unos hombres para que dijeran:
- Hemos odo a ste blasfemar contra Moiss y contra
Dios.
12
De este modo, amotinaron al pueblo, a los ancianos y a
los maestros de la Ley. Luego salieron a su encuentro, lo
apresaron y lo llevaron al Sanedrn 13 y presentaron testigos
falsos, que decan:
- Este hombre no cesa de hablar contra el templo y contra la Ley. 14 Le hemos odo decir que ese Jess Nazareno
destruir este lugar santo y cambiar las costumbres que
nos transmiti Moiss.
15
Todos los que estaban en el Sanedrn fijaron sus ojos en
l, y les pareci que su rostro era como el de un ngel.

** Entra Esteban en escena. Se le presenta con las


mismas caractersticas que los apstoles: Lleno de
'faca y de poder, hacia grandes signos y prodigios. Las

155

palabras de Esteban estn unidas a la sabidura y al


Espritu: Esteban, como los apstoles, est completamente inmerso en el plan de Dios, lo conoce, recibe la
fuerza del Espritu para atestiguarlo y anunciarlo. Posee u n a personalidad h u m a n a de gran relieve y de espesor espiritual. Su predicacin provoca de inmediato un conflicto y, paradjicamente, con los judos ms
abiertos. Lucas alude a la sinagoga llamada de los libertos, es decir, los descendientes de aquellos que, llevados a Roma como esclavos por Pompeyo (63 a. C ) ,
haban sido liberados y se haban instalado en un barrio
de la ciudad. En torno a ellos se reunan, probablemente,
judos de diferente procedencia. Pues bien, tambin
para ellos era la predicacin de Esteban demasiado
radical: Esteban ataca al templo y las tradiciones mosaicas. En consecuencia, las acusaciones que se le dirigen no carecen de fundamento por completo.
Los ojos que se fijan en l con hostilidad estn obligados a vislumbrar en ellos, no obstante, un esplendor
particular, el de u n ngel que expresa la presencia
de Dios, algo semejante al rostro de Moiss cuando
baj, resplandeciente, del Sina tras haber encontrado
a Dios. Lucas presenta otro rasgo de Esteban: es u n
testigo escogido por Dios para dar a conocer su voluntad.

Evangelio: Juan 6,22-29


22
Al da siguiente, la gente continuaba al otro lado del lago.
Se haban dado cuenta de que all solamente haba una barca
y saban que Jess no haba embarcado en ella con sus discpulos, sino que stos haban partido solos.
23
Otras barcas llegaron de Tiberades, y atracaron cerca del
lugar donde la gente haba comido el pan despus que el Seor haba dado gracias a Dios. 24 Cuando se dieron cuenta de
que ni Jess ni sus discpulos estaban all, subieron a las bar-

Lunes

156

157

Tercera semana de pascua

cas y se dirigieron a Cafarnan en busca de Jess. 25 Lo encontraron al otro lado y le dijeron:


- Maestro, cundo has llegado aqu?
26
Jess les contest:
- Os aseguro que no me buscis por los signos que habis
visto, sino porque comisteis pan hasta saciaros. 27 Esforzaos
no por conseguir el alimento transitorio, sino el permanente,
el que da la vida eterna. Este alimento os lo dar el Hijo del
hombre, porque Dios, el Padre, lo ha acreditado con su sello.
28
Entonces ellos le preguntaron:
- Qu debemos hacer para actuar como Dios quiere?
29
Jess respondi:
- Lo que Dios espera de vosotros es que creis en aquel que
l ha enviado.

** Tras la multiplicacin de los panes, alude el evangelista a la bsqueda de Jess por parte de la muchedumbre. Lo encuentran en Cafarnan y le dirigen al
Maestro u n a pregunta slo para satisfacer su propia
curiosidad: Maestro, cundo has llegado aqu? (v. 25).
Jess no responde la pregunta, sino que revela ms bien
a la muchedumbre las verdaderas intenciones que la
h a n impulsado a buscarlo, y con ello desenmascara la
mentalidad demasiado material de las personas (v. 26).
E n realidad, toda esa gente sigue a Jess por el pan material, sin comprender el signo realizado por el Profeta.
Buscan ms las ventajas materiales y pasajeras que las
ocasiones de responder y de amar.
Ante esta ceguera espiritual, Jess proclama la diferencia entre el pan material y corruptible y el permanente, el que da la vida eterna (v. 27). Jess invita a la
gente a superar el estrecho horizonte en que vive y a pasar al de la fe y al del Espritu, al que slo su persona (la
de Jess) les puede introducir. l posee el sello de Dios,
que es el Espritu y el dinamismo divino del amor.
Los interlocutores de Jess le preguntan ahora: Qu
debemos hacer para actuar como Dios quiere? (v. 28).
Una nueva equivocacin. La muchedumbre piensa que

Dios exige la observacin de nuevos preceptos y de otras


obras. Pero lo que Jess exige de ellos es una sola cosa:
la adhesin al plan de Dios, a saber: Que creis en aquel
que l ha enviado (v. 29). Slo tienen que cumplir una
sola cosa: dejarse implicar por Dios y adherirse con le a
la persona de Jess. Es la apertura a la fe lo que ofrece
un pan inagotable y lo que da la vida para siempre al
hombre que acepta ser liberado de las tinieblas.

MEDITATIO
Esteban es el primer apstol de los helenistas. Suyo
fue el primer intento de inculturacin, constituido por
un decidido distanciamiento respecto al judaismo tradicional. Pero no consigui su objetivo en algunos de los
suyos. Tambin hay conservadores entre los procedentes de la dispora, quizs incluso ms que entre los
propios judos palestinenses. Probablemente se debiera a la necesidad de defender su propia identidad. La
primera aproximacin al m u n d o judo de lengua y
cultura griega es rechazada tambin por los notables.
Esteban sigue as el destino de Jess: es rechazado. Al
parecer, el precio que hay que pagar para abrir nuevos
caminos es ser incomprendido, malentendido, rechazado, calumniado y condenado. Sin embargo, tambin es
verdad que del martirio de Esteban proceden frutos
muy copiosos precisamente a partir de los griegos: y no
slo de los judos de lengua griega, sino de toda la cultura griega.
Esteban es un provocador, y, por eso, se mete l mismo en el camino del martirio, como sucede en toda sociedad intolerante. Ahora bien, su provocacin procede
de una sabidura superior, es fruto de una peculiar comprensin del plan de Dios. Este plan prevea que el
Evangelio fuera anunciado no slo en Jerusaln, siim
hasta los confines de la tierra. El Espritu se sirve ilcl

Tercera semana de pascua

158

carcter entusiasta y belicoso de Esteban para agitar


el ambiente: Esteban pierde, pero la causa del Evangelio
recorrer el mundo.
ORATIO
Seor, tenemos necesidad de testigos animosos como
Esteban. Tenemos necesidad de anunciadores imprudentes como l, que agitan a los adversarios y a los
amigos, dentro y fuera de nuestros crculos. Tenemos
necesidad de profetas incmodos, como se deca hace
algunos aos, para difundir la Buena Nueva. Tenemos
necesidad de hombres y mujeres que no tengan miedo
de hacer frente a las incomprensiones y los malentendidos a causa de tu nombre. Tenemos necesidad de personas que sean capaces de recorrer nuevos caminos y no
tengan miedo a no ser comprendidos por esos mismos
por quienes se comprometen y se dejan la piel.
Seor, danos estos testigos fuertes y animosos.
Seor, no permitas que nos ceguemos hasta el punto
de no comprenderlos e incluso aislarlos, calumniarlos,
contribuyendo con nuestra incomprensin a marginarlos
y -no lo permitas, Seor!- a condenarlos.

CONTEMPLATIO
La Iglesia tiene a gala, y es mandamiento del Salvador, que no pensemos slo en nosotros mismos, sino
tambin en el prjimo. Considera la dignidad a la que se
eleva el que se toma seriamente a pecho la salvacin de
su hermano. Este hombre, en la medida en que ello es
posible al hombre, imita al mismo Dios. En efecto, escucha lo que nos dice por boca de su profeta: Quien
liana de un injusto un justo, ser como mi boca. A saber: quien se aplica a salvar a su hermano cado en la

Lunes

I Vi

negligencia e intenta arrancarlo del lazo del diablo, n i


cuanto es posible al hombre, imita a Dios.
Existe acaso alguna accin que pueda compararse u
sta? sta es la ms grande entre todas las obras buenas. Es la cumbre de toda virtud. Y es natural que as
sea. Porque si Cristo derram su sangre por nuestra salvacin, no es justo que cada uno de nosotros ofrezca,
por lo menos, el aliento de su palabra y eche una mano
a quien por negligencia ha cado en los lazos del diablo?
(Juan Crisstomo, Catequesis bautismal, VI, 18-20).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
.Tus mandatos son mi delicia (cf. Sal 118,14).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Debemos dar un tono de valenta a nuestra vida cristiana,
tanto a la privada como a la pblica, para no convertirnos en
seres insignificantes en el plano espiritual e incluso en cmplices
del hundimiento general. Acaso no buscamos, de manera ilegtima, en nuestra libertad personal, un pretexto para dejarnos
imponer por los otros el yugo de opiniones inaceptables?
Slo son libres los seres que se mueven por s mismos, nos
dice santo Toms. Lo nico que nos ata interiormente, de manera legtima, es la verdad. Esta har de nosotros hombres libres
(cf. Jn 8,32). La actual tendencia a suprimir todo esfuerzo moral
y personal no presagia, por consiguiente, un autntico progreso
verdaderamente humano. La cruz se yergue siempre ante nosotros. Y nos llama al vigor moral, a la fuerza del espritu, al sacrificio (cf. Jn 1 2,25) que nos hace semejantes a Cristo y puede
salvarnos tanto a nosotros como al mundo (Pablo VI, Audiencia
general del 21 de marzo de 1975).

Martes

Martes
de la tercera semana
de pascua

LECTIO
Primera lectura: Hechos de los Apstoles 7 , 5 1 - 8 , l a
En aquellos das, Esteban deca al pueblo, a los ancianos y
a los escribas: 5I Vosotros, hombres testarudos, obstinados y
sordos, siempre os habis resistido al Espritu Santo. Eso hicieron vuestros antepasados, y lo mismo hacis vosotros. 52 A
qu profeta no persiguieron vuestros antepasados? Ellos mataron a los que predijeron la venida del Justo, a quien vosotros acabis de traicionar y asesinar. 53 Vosotros recibisteis la
Ley por mediacin de ngeles, pero no la habis cumplido.
54
Al or esto, se recoman de rabia en su corazn y rechinaban los dientes contra l. 55 Pero Esteban, lleno del Espritu
Santo, mirando fijamente al cielo, vio la gloria de Dios y a
Jess de pie a la derecha de Dios 56 y exclam:
- Veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre de pie a la
derecha de Dios.
57
Ellos, dando grandes gritos, se taparon los odos y se
arrojaron a una sobre l. 5S Lo echaron fuera de la ciudad y se
pusieron a apedrearlo. Los testigos haban dejado sus vestidos
a los pies de un joven llamado Saulo. 59 Mientras lo apedreaban, Esteban oraba as:
- Seor Jess, recibe mi espritu.
60
Luego cay de rodillas y grit con voz fuerte:
- Seor, no les tomes en cuenta este pecado.
Y dicho esto, expir.
81
Saulo estaba all y aprobaba este asesinato.

lol

** Primer cuadro: recoge la parte conclusiva del discurso de Esteban, un discurso dursimo. En l lee la historia de Israel como la historia de un pueblo de dura
cerviz, de corazn y de odos incircuncisos, siempre
opuestos al Espritu Santo. Mientras Pedro intenta excusar de algn modo en sus discursos a sus interlocutores, casi maravillndose del error fatal de la condena a
muerte de Jess, Esteban afirma, en sustancia, que no
podan dejar de condenar a Jess, dado que siempre
han perseguido a los profetas enviados por Dios. Se trata de una lectura extremadamente negativa de toda la
historia de Israel. Una lectura que no poda dejar de
suscitar una reaccin violenta.
Segundo cuadro: el martirio de Esteban. ste, frente
al furor de la asamblea, que est fuera de s, aparece ahora situado mucho ms all y muy por encima de todo y
de todos, en un lugar donde contempla la gloria de Dios
y a Jess, resucitado, de pie a la derecha del Padre. El primer mrtir se dirige sereno al encuentro con la muerte,
gozando del fruto de la muerte solitaria de Jess. ste,
ahora Seor glorioso, anima a sus testigos mostrando
los cielos abiertos, que se ofrecen como la meta gloriosa, ahora prxima.
Muere sereno y tranquilo, confiando su espritu al Seor Jess, del mismo modo que ste lo haba confiado al
Padre. La lapidacin, que tena lugar fuera de la ciudad,
era la suerte reservada a los blasfemos: Esteban no tiene
miedo de proclamar la divinidad de Jess y, en este clima
enardecido, debe morir. Saulo, el que habra de proseguir
la obra innovadora de Esteban, extendindola a los paganos, resulta que est de acuerdo con este asesinato.
Evangelio: Juan 6,30-35
En aquel tiempo, 10 replic a Jess la muchedumbre:
- Qu seal puedes ofrecernos para que, al verla, le ctvn
mos? Cul es tu obra? 31 Nuestros antepasudos emitieron el

Ir.'

Tercera semana de pascua

iii;m en ol desierto, como dice la Escritura: Les dio a comer


l'dii del cielo.
'' Jess les respondi:
- Os aseguro que no fue Moiss quien os dio el pan del
cielo. Es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo. 33 El
pan de Dios viene del cielo y da la vida al mundo.
34
Entonces le dijeron:
- Seor, danos siempre de ese pan.
35
Jess les contest:
- Yo soy el pan de vida. El que viene a m no volver a tener
hambre; el que cree en m nunca tendr sed.

* La m u c h e d u m b r e , a pesar de las variadas pruebas


dadas por Jess en el fragmento anterior, no se muestra
satisfecha an ni con sus signos ni con sus palabras, y
pide ms garantas para poder creerle (v. 30). El milagro
de los panes no es suficiente; quieren u n signo particular y ms estrepitoso que todos los que ha hecho ya. La
muchedumbre y Jess tienen una concepcin diferente
del signo. El Maestro exige una fe sin condiciones en
su obra; las muchedumbres, en cambio, fundamentan
su fe en milagros extraordinarios que han de ver con sus
propios ojos.
Nos encontramos aqu frente a un texto que manifiesta una viva controversia, surgida en tiempos del evangelista, entre la Sinagoga y la Iglesia en torno a la misin de
Jess. ste no se dej llevar por sueos humanos ni se
hizo fuerte en los milagros, sino que busc slo la voluntad del Padre. La muchedumbre quiere el nuevo milagro
del man (cf. Sal 78,24) para reconocer al verdadero profeta escatolgico de los tiempos mesinicos. Pero Jess,
en realidad, les da el verdadero man, porque su alimento es muy superior al que comieron los padres en el desierto: l da a todos la vida eterna. Ahora bien, slo quien
tiene fe puede recibirla como don. El verdadero alimento no est en el don de Moiss ni en la Ley, como pensaban los interlocutores de Jess, sino en el don del Hijo

Martes

163

que el Padre regala a los hombres, porque l c. el


verdadero pan de Dios que viene del cielo (v. 33).
E n u n determinado m o m e n t o , la m u c h e d u n i b i c dn
la impresin de haber comprendido: Seor, dtt\u>\
siempre de ese pan (v. 34). Pero la verdad es que la
g e n t e no c o m p r e n d e el valor de lo que piden y anda
lejos de la verdadera fe. Entonces Jess, excluyendo
c u a l q u i e r equvoco, precisa: Yo soy el pan de vida, lil
que viene a m no volver a tener hambre (v. 35). l es
el d o n del amor, hecho por el Padre a cada hombre. l
es la Palabra que debemos creer. Quien se adhiere a
l d a sentido a su propia vida y alcanza su propia felicidad.

MEDITATIO
E s t e b a n tiene el encanto del testimonio valiente e intrpido, un testimonio que desafa a los adversarios,
q u e n o les halaga, .que no intenta defenderse, sino que
p r o c l a m a con una lucidez impresionante su propia fe.
T a m p o c o usa -y lo hace a d r e d e - ni pizca de diplomacia.
E s posible que quiera despertar y agitar a la misma com u n i d a d cristiana, que, atemorizada por las primeras
persecuciones, corra el riesgo de convertirse en una
s e c t a juda por a m o r a la vida tranquila o, al menos, por
la necesidad de sobrevivir. Esteban ve tambin el pelig r o que supone para la joven comunidad cristiana mir a r m s al pasado que al futuro, el peligro que supone
u n a Iglesia ms preocupada por la continuidad con la
t r a d i c i n que por la novedad cristiana.
E l dicono aparece presentado como alguien que ha
c o m p r e n d i d o a fondo el alcance de la novedad cristiana,
la r u p t u r a que implicaba la fe en Cristo con respecto a
c i e r t a tradicin fosilizada, la necesidad de no dejarse
a p r e s a r por compromisos de ningn tipo. Por algo ser
S a u l o su continuador en la afirmacin de la diversidad

Tercera semana de pascua

164

cristiana, en la acentuacin de las peculiaridades de la


nueva fe, en el correr los riesgos que traa consigo la
ruptura con el pasado. Esteban no est dispuesto a transigir ni a bajar a compromisos... Su sacudida ha resultado beneficiosa, incluso por encima de lo necesario.
No se vive slo de mediaciones, sino que, especialmente en determinados m o m e n t o s decisivos, se hacen necesarias las posiciones claras. Esteban es el prototipo de
la parresa cristiana, siempre necesaria, incluso para
evitar los riesgos del concordismo.

ORATIO
Seor mo, cunto m e turba hoy Esteban. Cmo es
que hoy me parece excesivo, exagerado, desmesurado?
No ser que soy yo demasiado moderado, mesurado,
equilibrado? Debo confesrtelo: ya no estoy tan acostumbrado a ver t a m a a seguridad y capacidad de desafo. Por eso debo pedirte hoy que me concedas u n suplemento de tu Espritu, para que comprenda la figura
de Esteban, para que tambin yo pueda tener al menos
un poco de su valenta para proclamarte como mi Seor, para no tener miedo de decir, en voz alta, que mis
opciones estn apoyadas por los cielos abiertos y por
el hecho de que te contemplo como el Resucitado, glorioso a la diestra del Padre. Para tener el atrevimiento
de desafiar a los que querran borrar las huellas de tu
presencia, para tener la luz que necesita una lectura de
la historia y de los acontecimientos humanos de u n
modo no convencional.
Seor, qu tmida es mi fe cuando la comparo con la
de Esteban. Qu frgil es mi caminar. Cuntas veces
siento la tentacin de acusar de intransigencia cualquier actitud de firmeza. Aydame a no quedarme prisionero di' mi vivir tranquilo. Aydame a discernir. Aydame a no desertar de la tarea de ser tu testigo.

Martes

CONTEMPLATIO
Son los cielos abiertos los que iluminan mi tamiln>
Mirando estos cielos luminosos es como tengo vaha
para atravesar las tinieblas, para no dejarme atena i
zar por el vocero, para no dejarme intimidar por el altsimo gritero del mundo; para no dejar caer los brazos
frente a quien se tapa los odos para no escucharme;
para no desistir cuando todos se precipitan en contra
de m. Esos cielos abiertos son mi meta y mi gozo. S
que debo atravesar la aspereza y la oscuridad para llegar a ellos. Debo mantenerlos de m a n e r a constante
ante mis ojos: cielos abiertos, cielos acogedores, cielos
habitados, cielos patria del Resucitado y de los resucitados, mis cielos.

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Veo los cielos abiertos (Hch 7,56).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Edith Stein, enviada al campo de concentracin, escriba en
agosto de 1 9 4 2 : Soy feliz por todo. Slo podemos dar nuestra
aquiescencia a la ciencia de la cruz experimentndola hasta el
final. Repito en mi corazn: Ave crux, spes nica (Salve, oh
cruz, nica esperanza).
Y leemos en su testamento: Desde ahora acepto la muerte
que Dios ha predispuesto para m, en aceptacin perfecta de su
santsima voluntad, con alegra. Pido al Seor que acepte mi
vida y mi muerte para su gloria y alabanza, por todas las necesidades de la Iglesia, para que el Seor sea aceptado por los
suyos y para que venga su Reino con gloria, para la salvacin
de Alemania y por la paz del mundo. Y, por ltimo, tambin por

1(1(1

Tercera semana de pascua

mis parientes, vivos y difuntos, y por todos aquellos que Dios me


lia dado: que ninguno se pierda.
Edith estaba preparada: Dios haca pesar de nuevo su mano
sobre su pueblo: el destino de mi pueblo era el mo.

Mircoles
de la tercera semana
de pascua

LECTIO

Primera lectura: H e c h o s de los A p s t o l e s 8,lb-8


1

Aquel da se desencaden una gran persecucin contra la


iglesia de Jerusaln, y todos, excepto los apstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samara. 2 A Esteban lo enterraron unos hombres piadosos e hicieron gran duelo por l. 3
Saulo, por su parte, se ensaaba contra la Iglesia, entraba en
las casas, apresaba a hombres y mujeres y los meta en la
crcel.
4
Los que se haban dispersado fueron por todas partes
anunciando el mensaje. 5 Felipe baj a la ciudad de Samara y
estuvo all predicando a Cristo. 6 La gente escuchaba con
aprobacin las palabras de Felipe y contemplaba los prodigios que realizaba. 7 Pues de muchos posedos salan los espritus inmundos, dando grandes voces, y muchos paralticos y
cojos quedaron curados. 8 Y hubo gran alegra en aquella
ciudad.
** Nos encontramos aqu en presencia de otro giro
decisivo en la historia de la frgil c o m u n i d a d cristiana:
su difusin fuera de los muros de Jerusaln. Se pasa de
la persecucin a la dispersin y de la dispersin a la difusin de la Palabra. Son los helenistas, los seguidores

168

Tercera semana de pascua

tic Esteban, quienes reciben los golpes. Tienen que huir


y dispersarse por las regiones de Judea y Samara. Con
ello inician la carrera de la Palabra por el mundo, hasta los confines de la tierra.
Est tambin el contraste entre el gran duelo por la
muerte de Esteban y la gran alegra por la accin de
Felipe, otro de los Siete. Saulo se ensaaba contra la
Iglesia, pero sta se expande precisamente entre los
que estn al margen del judaismo: la salida de Jerusaln
es un hecho no slo geogrfico, sino tambin cultural.
Cristo es predicado tambin a los samaritanos. El fragmento da la impresin de que se ha producido un nuevo Pentecosts, una nueva primavera de la Iglesia, despus de la que tuvo lugar en Jerusaln y antes de la que
se produjo entre los paganos. El conjunto va acompaado de poderosos gestos de liberacin: es un m u n d o
que se renueva al contacto con la difusin de la Palabra.

Evangelio: Juan 6,35-40


En aquel tiempo, 35 dijo Jess a la muchedumbre:
- Yo soy el pan de vida. El que viene a m no volver a tener hambre; el que cree en m nunca tendr sed. 36 Pero vosotros, como ya os he dicho, no creis, a pesar de haber visto. "
Todos los que me da el Padre vendrn a m, y yo no rechazar nunca al que venga a m. ,8 Porque yo he bajado del cielo
no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. 39 Y su voluntad es que yo no pierda a ninguno de los
que l me ha dado, sino que los resucite en el ltimo da. 40 Mi
Padre quiere que todos los que vean al Hijo y crean en l tengan vida eterna, y yo los resucitar en el ltimo da.

** La muchedumbre ha visto y escuchado la Palabra


de Jess en el fragmento precedente, pero no ha reconocido en l al Hijo de Dios bajado del cielo, como
el man del desierto. Entonces denuncia Jess, con
amargura, esta difundida incredulidad de los judos

Mircoles

169

(v. 36), a pesar de que la iniciativa amorosa del Padre se


sirva de la obra del Hijo para darles la salvacin y la
vida (cf. Jn 3,14s; 4,14.50; 5,21.25s).
La Iglesia primitiva era consciente de este conflicto
con la Sinagoga y, a travs del evangelista, expresa su
profundo vnculo con el Maestro, subrayando que el designio de Dios se realiza mediante la acogida que todo
creyente reserva a Jess. l ha lomado carne h u m a n a
no para hacer su propia voluntad, sino la de aquel que
le ha enviado. El plan de Dios es un plan de salvacin, y
el Padre, confindolo al Hijo, proclama que los hombres se salvan en Jess, sin que se pierda ninguno. Ms
an, aquellos que h a n sido confiados por el Padre al
Hijo, quiere que los resucite en el ltimo da (v. 39). La
expresin ltimo da tiene u n significado preciso en
Juan: es el da en que termina la creacin del hombre y
tiene lugar la muerte de Jess, es el da del triunfo final
del Hijo sobre la muerte; en l, todos podrn probar el
agua del Espritu que ser entregada a la humanidad.
En ese da, Jess dar cumplimiento a su misin mediante la resurreccin y dar la vida definitiva. Esta ltima tiene su comienzo aqu en la fe, y su plena realizacin en la resurreccin al final de los tiempos. Los que
crean en Jess, Hijo de Dios, no experimentarn la
muerte, sino que disfrutarn de una vida inmortal.

MEDITATIO
El fragmento de los Hechos de los Apstoles pone
claramente de manifiesto que una de las causas de la
difusin del Evangelio a travs del m u n d o es la persecucin. Son objeto de la misma los irreductibles, los
extremistas compaeros de Esteban, los que no aceptaban componendas con el judaismo. Los apstoles se
libran por ahora, posiblemente porque todava confan
en encontrar una solucin a los delicados problemas

Tercera semana de pascua

170

planteados con la tradicin juda. La persecucin le ha


ayudado a la Iglesia a no dormirse y a encontrar o reencontrar sus propias races misioneras. stas han sido
despus el secreto de su perenne juventud. La Revolucin
francesa, por poner un solo ejemplo, supuso una fuerte
prueba para la Iglesia, pero le hizo salir de la tormenta
ms delgada y ms dispuesta a reemprender su itinerario misionero por el mundo.
Cuando existe el peligro de instalarnos cmodamente en un lugar, cuando existe la tentacin de considerarnos integrados en un contexto social, cuando estamos
demasiado tranquilos, entonces es cuando interviene el
Espritu para dar la alarma a travs de diversas pruebas,
la ms terrible de las cuales - a u n q u e quizs tambin la
ms eficaz- es la persecucin. Esta ltima da frutos
cuando la Iglesia est viva, como en el caso de la comunidad de Jerusaln. La Palabra se difunde para que los
que estn dispersos queden impregnados de la novedad
cristiana, de la sorprendente realidad de la salvacin en
la que se sentan implicados y corresponsables. Por eso
puede proceder del duelo la alegra, de la dispora el
crecimiento, de la muerte de Esteban la multiplicacin
de los apstoles.

ORATIO
Esta Palabra, Seor, me turba una vez ms, porque
me parece que t prefieres ms bien los medios rpidos
para alcanzar tus fines. Queras hacer salir el alegre
mensaje de Jerusaln, y surge una violenta persecucin.
Me siento turbado, lo confieso. Y es que me gusta evitar
las desgracias y vivir en paz. En mi paz, que no es exactamente la tuya. Con mi paz no crece la alegra en el
mundo; con tu dinamismo, producido de una manera
frecuentemente desagradable para m, crece, en cambio, la alegra en los que estn fuera de mis intereses.

Mircoles

171

Seor, estoy turbado, sobre todo, porque esta Palabra


tuya me dice que yo debera estar alegre en las persecuciones, que debera pedrtelas cuando me encuentro demasiado bien y cuando me siento satisfecho de lo que
hago y de lo que me rodea. Pero te confieso que me falta valor. Con todo, hay algo que debo pedirte para no
morir de vergenza: que frente a las posibles persecuciones, puedan ver al menos mis ojos que stas lienen
u n sentido para ti y para tu Iglesia. Y, por consiguiente,
tambin para m.

CONTEMPLATIO
Jess invitaba [con sus palabras] a los judos a que
tuvieran fe, mientras ellos buscaban signos para creer.
Saban que haban sido saciados con cinco panes, pero
preferan el m a n del cielo a aquel otro alimento. Sin
embargo, el Seor deca que era muy superior a Moiss:
ste no se haba atrevido nunca a prometer el alimento
permanente, el que da la vida eterna (cf. Jn 6,27). En
consecuencia, Jess prometa algo ms que Moiss. ste
prometa llenar el estmago aqu en la tierra, aunque de
un alimento que perece; Jess prometa el alimento
permanente.
El verdadero pan es el que da la vida al mundo. El
man era smbolo de este alimento, y todas esas cosas
-dice el Seor a los judos- eran signos que hacan referencia a m. Os habis apegado a los signos que se referan a m, y me rechazis a m, que soy aquel a quien se
referan los signos. No fue, por tanto, Moiss el que dio
el pan del cielo: es Dios quien lo da (cf. Jn 6,32). Ahora
bien, qu pan? Acaso el man? No, no el man, sino
el pan del que era signo el man, o sea, el mismo Seor
Jess. Porque el pan de Dios viene del cielo y da la vida
al mundo (Jn 6,33) (Agustn, Comentario al evangelio de
Juan, 25,12s, passim).

Tercera semana de pascua

172

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Grandes son la obras del Seor (Sal 110,2).

Jueves
de la tercera semana
de pascua

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Existe una compenetracin entre el sufrimiento -llammoslo cruz,
una palabra que (o resume y transfigura- y el compromiso apostlico, esto es, la construccin de la Iglesia. No es posible ser apstol
sin cargar con la cruz. Y si hoy se ofrece el deber y el honor del
apostolado a todos los cristianos de manera indistinta, para que la
vida cristiana se revele hoy tal cual es y debe ser, es seal de que
ha sonado la hora para todo el pueblo de Dios: todos nosotros debemos ser apstoles, todos nosotros debemos cargar con la cruz.
Para construir la Iglesia es preciso esforzarse, es preciso sufrir.
Esta conclusin desconcierta ciertas concepciones errneas de la
vida cristiana presentada bajo el aspecto de la facilidad, de la comodidad, del inters temporal y personal, cuando su rostro tiene
que estar siempre marcado por el signo de la cruz, por el signo del
sacrificio soportado y realizado por amor: amor a Cristo y a Dios,
amor al prjimo, cercano o alejado. Y no es sta una visin pesimista del cristianismo, sino una visin realista. La Iglesia debe ser
un pueblo de fuertes, un pueblo de testigos animosos, un pueblo
que sabe sufrir por su fe y por su difusin en el mundo, en silencio,
de modo gratuito y con amor (Pablo VI, Audiencia general del 1 de
septiembre de 1976).

LECTIO
Primera lectura: Hechos de los Apstoles 8,26-40
En aquel tiempo, 26 el ngel del Seor dijo a Felipe:
- Ponte en marcha hacia el sur por el camino que va desde
Jerusaln a Gaza por el desierto.
27
l se puso en marcha y se encontr con un etope, hombre de confianza y ministro de Candace, reina de los etopes,
y encargado de todos sus tesoros. Haba ido a Jerusaln a
cumplir sus deberes religiosos 28 y regresaba sentado en su
carro, leyendo al profeta Isaas. 2" El Espritu dijo a Felipe:
- Adelntate y ponle junto a ese carro.
30
Felipe fue corriendo y, al orle leer al profeta Isaas, le
dijo:
- Entiendes lo que ests leyendo?
31
l respondi:
- Cmo voy a entenderlo si nadie me lo explica?
Y rog a Felipe que subiera y se sentara con l. 32 El pasaje
que lea era ste:
Como oveja fue llevado al matadero;
como cordero, mudo ante el esquador,
tampoco l abri su boca.
" Por ser humilde no se le hizo justicia.
Nadie hablar de su descendencia,
porque ha sido arrancado de la tierra.
El etope pregunt a Felipe:

I 74

175

Jueves

Tercera, semana de pascua

\
El eunuco plantea con claridad la gran pregunla de
siempre desde los orgenes: Te ruego que me climas de
quin dice esto el profeta, de s mismo o de al^n olio?.
Con la mediacin eclesial y con la gracia de Dios es posible disipar la duda de quien, pensativa aunque sinceramente, va buscando la verdad. Al don de la le le sigue
el bautismo, y de ambos brota la salvacin.

- Te ruego que me digas de quin dice esto el profeta, de


s mismo o de algn otro?
,s
Felipe tom la palabra y, partiendo de este pasaje de la
Escritura, le anunci la Buena Noticia de Jess. ,6 Siguieron
su camino y llegaron a un lugar donde haba agua. Entonces
el etope dijo:
- Aqu hay agua. Hay algn impedimento para que me
bautices?
38
Acto seguido, el etope mand detener el carro, ambos
bajaron al agua y Felipe lo bautiz. w Despus de subir del
agua, el Espritu del Seor arrebat a Felipe. El etope no lo
volvi a ver, pero continu alegre su camino. 40 Por su parte,
Felipe fue a parar a Asdod y, partiendo de all, fue anunciando la Buena Noticia en todas las ciudades por las que fue pasando hasta llegar a Cesrea.

Evangelio: Juan 6,44-52


En aquel tiempo, dijo Jess a las muchedumbres:
- Nadie puede venir a m si el Padre, que me envi, no se
lo concede; y yo lo resucitar el ltimo da. 45 Est escrito en
los profetas: Y sern todos instruidos por Dios. Todo el que
escucha al Padre y recibe su enseanza, viene a m. 46 Esto no
significa que alguien haya visto al Padre. Solamente aquel que
ha venido de Dios ha visto al Padre.
47
Os aseguro que el que cree tiene vida eterna. 48 Yo soy el
pan de la vida. m Vuestros padres comieron el man en el
desierto y, sin embargo, murieron. 50 ste es el pan del cielo, y
ha bajado para que quien lo coma no muera.
51
Jess aadi:
- Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que come de este
pan vivir siempre. Y el pan que yo dar es mi carne. Yo la doy
para la vida del mundo.
44

* Lucas prosigue su esmerada presentacin de la difusin del Evangelio a grupos cada vez ms alejados del
judaismo oficial. Tras los samaritanos nos encontramos
con un representante de la dispora, probablemente alguien que no era judo desde el punto de vista tnico y
que, sin embargo, formaba parte de la comunidad juda
en calidad de proslito. Se trata de un etope; por consiguiente, viene de lejos y llevar lejos el Evangelio. Es
un eunuco, alguien que, para el Deuteronomio, no puede ser admitido en la comunidad del Seor, aunque
para Isaas ya no ser excluido. Es un personaje influyente y rico, puesto que dispone de medios para realizar
un largo viaje con todo su equipamiento y cuenta con la
posibilidad de disponer de un costoso rollo manuscrito
tic la Biblia.
A este personaje le enva Dios a Felipe a travs de su
ngel, y por medio del Espritu le gua hacia la obra que
debe llevar a cabo. La ocasin se la brinda la Sagrada
l'.sciilura, mientras que la mediacin es apostlica. A
par ir de la profeca de Isaas sobre el Siervo de YHWH
lleva a cabo Felipe su misin salvfica de predicador del
Evangelio, abriendo los ojos a la inteligencia plena de la
Hscrilnia.

** Las anteriores revelaciones de Jess sobre su origen divino -Yo soy el pan de vida (v. 35) y Yo he bajado del cielo (v. 38)- haban provocado el disentimiento
y la protesta entre la muchedumbre, que m u r m u r a y se
vuelve hostil. Resulta demasiado duro superar el obstculo del origen h u m a n o de Cristo y reconocerlo como
Dios (v. 42). Jess evita entonces una intil discusin
con los judos y les ayuda a reflexionar sobre la dure/.a
de su corazn, enunciando las condiciones necesarias
para creer en l.
ha. primera es ser atrados por el Padre (v. 44), don v
manifestacin del amor de Dios por la humanidad. Na
i

Tercera semana de pascua

I7(i

dic puede ir a Jess si no es atrado por el Padre. La


segunda condicin es la docilidad a Dios (v. 45a). Los
hombres deben darse cuenta de la accin salvfica de
Dios respecto al mundo. La tercera condicin es escuchar
al Padre (v. 45b). De la enseanza interior del Padre y de
la vida de Jess es de donde brota la fe obediente del
creyente en la Palabra del Padre y del Hijo.
Escuchar a Jess significa ser enseados por el Padre
mismo. Con la venida de Jess queda abierta la salvacin a todo el mundo; ahora bien, la condicin esencial
que se requiere es dejarse atraer por l, escuchando con
docilidad la Palabra de vida. Aqu es donde el evangelista precisa la relacin entre la fe y la vida eterna, principio que resume toda regla para acceder a Jess. Slo
el hombre que vive en comunin con Jess se realiza y
se abre a una vida duradera y feliz. Slo guien come
de Jess-pan no muere. Jess, pan de vida, dar la inmortalidad a quien se alimenta de l, a quien, en la fe,
interioriza su Palabra y asimila su vida.

177

Jueves

capacidad para interpretar la Escritura. Con otras palabras: su convencida entrega a la causa del Evangelio y
su preparacin. El resto lo ha hecho el Espritu, que*
hizo posible el encuentro y favoreci el acercamiento
misionero.
Quizs nos preguntamos hoy, con excesiva frecuen
cia, por el futuro de la misin, cuando, en realidad, deberamos preguntarnos por nuestra calidad de evangelizadores, por nuestra disponibilidad para ir a alguno de
los muchos desiertos de la ciudad secular, precisamente a los sitios donde parece intil ir, porque son ridos, lugares posiblemente desesperados. Sin embargo,
es posible que sea en alguno de estos lugares desiertos
donde puedan tener lugar encuentros decisivos. Depende del corazn ardiente del evangelizador, depende de
su capacidad para intuir la pregunta religiosa, una pregunta que asume, a veces, una forma extraa. En cualquier lugar, incluso en el ms improbable, es posible encontrar una pregunta y u n a inquietud a las que dar u n a
respuesta, a veces rechazada, y en alguna ocasin acogida como liberadora.

MEDITATIO
La evangelizacin es, por encima de todo, obra divina, misteriosa, prodigiosa, por sus inicios y por sus xitos imprevisibles. En el fragmento de Hechos de los
Apstoles que hemos ledo, por ejemplo, nos encontramos muy lejos de una accin humana planificada. Es
Dios quien tiene su plan, un plan que nosotros hemos
de secundar. Felipe recibe la orden de ir por un camino
que cruza por el desierto, a pleno sol, precisamente hacia el sur. A decir verdad, no parece una buena premisa
para la evangelizacin. Pero es aqu donde Dios ha predispuesto un encuentro importante. De l ha hecho partir la tradicin la evangelizacin de frica. Lo que parece
decisivo aqu es la disponibilidad de Felipe, su impulso
evaiifH-li/adoi', que no deja perder ninguna ocasin; su

ORATIO
Te pido, Seor, tener ms confianza en tu Evangelio.
Recuerdo haber sido abucheado o ridiculizado o hecho
callar demasiadas veces cuando hablaba de ti como respuesta a los problemas de nuestro tiempo: quizs por
eso me he vuelto demasiado cauto, casi me he retirado
y ya no me atrevo a hablar de un modo tan abierto de ti,
a no ser en los lugares donde pienso que ser escuchado. Ciertamente, me he procurado ptimos motivos
para obrar as: es necesario respetar los tiempos de
maduracin y las opciones de los otros, no debemos ser
fanticos, no debemos forzar las cosas y los tiempos; pero el hecho cierto es que cada vez hablo menos

Tercera semana de pascua

178

Jueves

179

de ti. Cuntas ocasiones he perdido para iluminar a


corazones inquietos, cuntas situaciones potencialmente
abiertas a tu Palabra se me han escapado!
Es posible que t, Seor, me hayas llevado desde la
excesiva seguridad a la desconcertante incertidumbre
para traerme a este momento, en el que me siento un
humilde servidor de la Palabra, consciente de que no
soy yo quien decido las conversiones, sino de que eres
t el dueo de la mies, y de que yo debera estar, como
Felipe, slo dispuesto a introducir en la comprensin de
tus caminos.

nes de algunas palabras para hacerlos arder con u n


pursimo amor a Dios (Gregorio Magno, Homilas sobre
Ezequiel, i, 3,5).

Gracias, Seor, por haberme indicado este camino.

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

CONTEMPLATIO
La vida de los predicadores resuena y arde. Resuena
con la Palabra y arde con el deseo. Del bronce incandescente se desprenden chispas, porque de sus exhortaciones salen palabras encendidas que llegan a los odos
de quienes las escuchan. Las palabras de los predicadores reciben justamente el nombre de chispas porque
encienden el corazn de aquellos con quienes tropiezan.
Hemos de sealar que las chispas son muy sutiles y delicadas. En efecto, cuando los predicadores hablan de la
patria celestial, ms que abrir los corazones con las palabras, los hacen arder de deseo. De sus lenguas llegan
a nosotros algo as como chispas, puesto que a partir de
su voz apenas se puede conocer levemente algo de la
patria celestial, aunque ellos no la aman precisamente
de una manera leve.
Sin embargo, la divina voluntad hace, ciertamente,
que estas menudsimas chispas enciendan una llama
cu el corazn de quien escucha. Y es que hay algunos
<|iu' con slo escuchar unas pocas palabras se llenan
ilc un gran deseo y les basta con las chispas muy te-

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Seor, dame un corazn de evangelizador.

Si el siglo XXI se convierte, ser a travs de una mirada nueva,


por medio de la mirada mstica, que tiene la propiedad de ver las
cosas, por primera vez, de una manera indita.
Cuando el ser humano se d cuenta de que est amenazado en
su esencia por la cocina infernal de los aprendices de brujos; en su
vida, por el peligro mortal de la polucin, sin hablar de la polucin
moral que acabar por darle miedo, quizs experimente entonces
la necesidad de ser salvado; y este instinto de salvacin es posible
que le lleve a buscar en otra parte, muy lejos de los discursos inoperantes de la poltica o del murmullo de una cultura exange, la
razn primera de lo que es l. Ahora bien, no la encontrar ms
ue a travs del rejuvenecimiento integral de su inteligencia por meio de la contemplacin, del silencio, de la atencin ms extrema y,
para decirlo con una sola palabra, de la mstica, que no es otra
cosa que el conocimiento experimental de Dios (A. Frossard).

Viernes

Vientes
de la tercera semana
de pascua

LECTIO

Primera lectura: H e c h o s de los Apstoles 9,1-20


1

Entre tanto, Saulo, que segua amenazando de muerte a


los discpulos del Seor, se present al sumo sacerdote 2 y le
pidi cartas para las sinagogas de Damasco, con el fin de llevar
encadenados a Jerusaln a cuantos seguidores de este camino,
hombres o mujeres, encontrara. 3 Cuando estaba ya cerca de
Damasco, de repente lo envolvi un resplandor del cielo,
4
cay a tierra y oy una voz que deca:
- Sal, Sal, por qu me persigues?
5
Saulo pregunt:
- Quin eres, Seor?
La voz respondi:
- Yo soy, Jess, a quien t persigues. " Levntate, entra en
la ciudad y all te dirn lo que debes hacer.
7
Los hombres que lo acompaaban se detuvieron atnitos;
oan la voz, pero no vean a nadie. 8 Saulo se levant del suelo, pero, aunque tena los ojos abiertos, no vea nada; as que
lo llevaron de la mano y lo introdujeron en Damasco, 9 donde
estuvo tres das sin ver y sin comer ni beber.
"' Haba en Damasco un discpulo llamado Ananas. El
Seor le dijo en una visin:
Ananas!
l'U respondi:
Aqu me tienes, Seor.
" Y el Seor le dijo:

IHI

- Levntate, vete a la calle Recta y busca en la casa ele .liuLr.


a un tal Saulo de Tarso. Est all orando '2 y ha visto a un hoin
bre llamado Ananas que entra y le impone las manos pimi
devolverle la vista.
13
Ananas respondi:
- Seor, he odo a muchos hablar del dao que ese linmltrc*
ha hecho en Jerusaln a los que creen en ti; '" y aqu esl m u
poderes de los jefes de los sacerdotes para apresar a tocios l<.
que invocan tu nombre.
15
Pero el Seor le dijo:
- Vete, porque ste es un instrumento elegido para llev.u
mi nombre a todas las naciones, a sus gobernantes y al pue
blo de Israel. '" Yo le mostrar cunto tendr que padecer poi
mi nombre.
17
Ananas fue, entr en la casa, le impuso las manos y le
dijo:
- Saulo, hermano, Jess, el Seor, el que se te ha aparecido cuando venas por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y quedes lleno del Espritu Santo.
18
En el acto se le cayeron de los ojos una especie de escamas
y recuper la vista, y a continuacin fue bautizado. " Despus
tom alimento y recobr las fuerzas.
- Despus de pasar algunos das con los discpulos que haba en Damasco, 20 Saulo empez a predicar en las sinagogas,
proclamando que Jess es el Hijo de Dios.
* La que para Saulo era u n a secta se est difundiendo peligrosamente ms all de los confines de Judea y
Samara, hasta Siria. Saulo quiere extirpar la hereja
que est cosechando tanto xito y obtiene para ello un
m a n d a t o especial. Sin embargo, en el camino hacia Damasco, le envolvi un resplandor que lo ceg, y oy una
voz que le preguntaba. Estamos ante u n relato tpico de
vocacin, con la aparicin de un fenmeno extraordinario y una voz que interpela. La voz aqu es nada menos
que la del perseguido. Saulo se queda ciego y permanece en ayunas durante tres das, es decir, debe morir a su
ceguera interior para resurgir a la nueva comprensin
de la realidad.
Al reacio Ananas, un discpulo que no debemos i o n
fundir con el desdichado protagonista de Hch 5, U* li,i

I H2

Tercera semana de pascua

sido revelado el misterio de Saulo, el alcance nico de


su misin universal, su futuro de misionero discutido,
controvertido y perseguido. El destino de Saulo est ligado ahora al nombre de Jess, nombre que deber
llevar y atestiguar ante los paganos y ante sus gobernantes, as como ante los hijos de Israel. No se poda expresar mejor el contenido de la misin y de la pasin
de Saulo. Pasan slo algunos das y vemos ya a Saulo
manifestando su carcter de una pieza, pasando a la accin ms sorprendente que quepa imaginar: proclamar
Hijo de Dios al Jess que, pocos das antes, le llenaba
de indignacin y rabia, hasta el punto de perseguir a sus
seguidores.

Evangelio: Juan 6,52-59


En aquel tiempo, 52 se suscit una fuerte discusin entre los
judos, los cuales se preguntaban:
- Cmo puede ste darnos de comer su carne?
53
Jess les dijo:
- Yo os aseguro que si no comis la carne del Hijo del hombre y no bebis su sangre, no tendris vida en vosotros. 54 El
que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo
resucitar el ltimo da. 55 Mi carne es verdadera comida y mi
sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi
sangre vive en m y yo en l. " El Padre, que me ha enviado,
posee la vida, y yo vivo por l. As tambin, el que me coma
vivir por m. 5S ste es el pan que ha bajado del cielo; no
como el pan que comieron vuestros antepasados. Ellos murieron, pero el que coma de este pan vivir para siempre.
w
Todo esto lo expuso Jess enseando en la sinagoga de
Calarnan.

Viernes

im

sus en su dimensin eucarstica. l es el p;m de vida,


no slo por lo que hace, sino especialmente en el si
cramento de la eucarista, lugar de unin del i icvenle
con Cristo. Jess-pan se identifica con su Inmunidad,
la misma que ser sacrificada en la cruz para l.i salva
cin de los h o m b r e s . Jess es el pan - c o m o 1'alalna diDios y como vctima sacrificial- que se hace don poi
amor al hombre. La ulterior murmuracin de los judii ..
Cmo puede ste darnos de comer su carne? (v. 52), de
nuncia la mentalidad incrdula de los que no se de|an
regenerar por el Espritu y no tienen intencin de adhe
rirse a Jess.
Este insiste con vigor, exhortando a consumir el pan
eucarstico para participar de su vida: Si no comis la
carne del Hijo del hombre y no bebis su sangre, no leu
dris vida en vosotros (v. 53). Ms an, anuncia los Iru
tos extraordinarios que recibirn los que participen en
el banquete eucarstico: el que permanece en Cristo y
toma parte en su misterio pascual permanece en l con
una unin ntima y duradera. El discpulo de Jess recibe como don la vida en Cristo, u n a vida que supera
toda expectativa h u m a n a porque es resurreccin e inmortalidad (w. 39.54.58).
sta es la enseanza profunda y autorizada de Jess
en Cafarnan, cuyas caractersticas esenciales versan,
ms que sobre el sacramento en s, sobre la revelacin
gradual de todo el misterio de la persona y de la vida de
Jess.

MEDITATIO
*+ Este fragmento, que sirve de conclusin al Discurso del pan de vida, va unido a lo que el evangelista nos lia dicho antes. Sin embargo, el mensaje se vuelve .u|ui ms profundo y se hace ms sacrificial y
n ans ico. Se trata de hacer sitio a la persona de Je-

Dios escoge a sus discpulos como y cuando quiere y


del modo ms imprevisto. Es posible contar innumerables casos de hombres que han experimentado un i ain
bio inesperado e impensable en la orientacin de sus

Tercera semana de pascua

IK4

energas. Antes las dedicaban a otra cosa y despus las


lian consagrado a la causa del evangelio.
I .a lista podran encabezarla Saulo, Agustn y otros
casos menos clamorosos, ms o menos conocidos. Eso
significa que la misin est en las manos de Dios, que
sabe recoger a sus colaboradores donde le parece mejor.
Esto mismo nos hace pensar en ciertas inquietudes vocacionales, en ciertas intemperancias misioneras, en
ciertos catastrofismos apostlicos, ms bien extendidos,
que casi dan a entender algo as como si el brazo de
Dios se hubiera... acortado. Como si casi fuera imposible que se produjera hoy la sorpresa de grandes cambios decisivos en la misin.
El Dios que puede hacer surgir de las piedras hijos de
Abrahn, el Dios que pudo transformar a u n violento
perseguidor en un misionero imparable, puede hacer
surgir tambin hoy, precisamente en nuestro m u n d o
secularizado y secularizador, nuevas personalidades
capaces de llevar su nombre a las naciones y de proclamar a Jess Hijo de Dios.
A nosotros quizs se nos pida, sobre todo en este momento, rezar y dar testimonio: rezar para que de nuestra
constatada impotencia, pueda hacer brotar el Seor
nuevos apstoles, y dar testimonio para que -cual modestos Ananas- podamos servir de ayuda a los nuevos
apstoles que el poder del Seor quiera suscitar.

ORATIO
Seor, mi pecado ms cotidiano es la poca esperanza.
Mis ojos ven sobre todo el mal que invade el mundo: el
odio, las luchas fratricidas, la vulgaridad, la pornografa, la droga, las separaciones... y no sigo porque t conoces bien mi lamento cotidiano. Y si bien ests contento de que te recuerde en la oracin estas miserias, no

185

Viernes

s si lo ests tambin cuando te digo, con sentido de


desconfianza: Hasta cundo, Seor?.
Incluso cuando te rezo por las vocaciones, lo hago
porque t me lo has mandado, sin que est convencido
del todo de que t me escuchas. Y es que te he rezado
mucho, pero con tan escasos resultados, si es que no ha
sido en vano. Hoy, no obstante, me animas presentndome tu accin poderosa en Saulo. Permteme que te
diga una sola cosa: renueva tus prodigios en medio de
nosotros. Muestra una vez ms tu poder y suscita grandes evangelizadores. Yo seguir rezando en medio del
silencio y en pblico, pero t no me dejes decepcionado.
Muestra tu poder, para bien del pueblo.

CONTEMPLATIO
El Arqumedes de Siracusa dijo: Dame u n a palanca, u n punto de apoyo, y levantar el mundo. Lo que
aquel sabio de la antigedad no pudo obtener, porque
su peticin no se diriga a Dios y porque slo estaba
hecha desde el punto de vista material, lo h a n obtenido los santos en plenitud. El Omnipotente les ha concedido un punto de apoyo: l mismo y slo l. La palanca
es la oracin, que enciende todo con un fuego de amor.
Y as fue como ellos levantaron el mundo. As es como
los santos militantes lo levantan todava y lo seguirn
levantando hasta el fin del m u n d o (Teresa del Nio
Jess).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Mustranos, Seor, tu poder y suscita grandes evangelizadores.

I No

Tercera semana de pascua

Sbado
de la tercera semana
de pascua

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Ante las pruebas que agitan hoy a la Iglesia -el fenmeno de la
secularizacin, que amenaza con disolver o marginar la fe, la falta de vocaciones sacerdotales y religiosas, las dificultades con las
que se encuentran las familias para vivir un matrimonio cristiano-,
hace falta recordar la necesidad de la oracin.
La gracia de la renovacin o de la conversin no se darn ms
que a una Iglesia en oracin. Jess oraba en Getseman para que
su pasin correspondiera a la voluntad del Padre, a la salvacin del
mundo. Suplicaba a sus apstoles que velaran y oraran para no
entrar en tentacin (cf. Mt 26,41). Habituemos a nuestro pueblo
cristiano, personas y comunidades, a mantener una oracin ardiente al Seor, con Mara (Juan Pablo II, Discurso o los obispos de
Suiza, ulio de 1984).

LECTIO
Primera lectura: Hechos de los Apstoles 9,31-42
11

Entre tanto, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samara; se consolidaba viviendo en el temor al Seor.
Y se extenda impulsada por el Espritu Santo.
32
Pedro, en su recorrido por toda aquella regin, visit
tambin a los creyentes que residan en Lida. " All encontr
a un hombre llamado Eneas, que llevaba ocho aos postrado
en cama porque era paraltico. 34 Y le dijo:
- Eneas, Jess, el Mesas, te cura; levntate y arregla tu
lecho.
Y al instante se levant. 35 Todos los habitantes de Lida y
de la regin de Sarn lo vieron sano y se convirtieron al
Seor.
36
Haba en Jafa una discpula llamada Tabita, que significa Gacela, la cual haca muchas obras buenas y reparta muchas limosnas. " Por aquellos das se puso enferma y muri.
Lavaron su cadver y lo pusieron en la sala del piso superior.
38
Como Lida est cerca de Jafa, los discpulos, al or que Pedro
estaba all, le enviaron dos hombres para pedirle que viniera
inmediatamente a su ciudad. 39 Pedro se levant y se fue con
ellos. Al llegar, le llevaron a la sala del piso superior, donde lo
rodearon todas las viudas llorando y mostrando las tnicas y
mantos que les haca Gacela cuando an viva. 40 Pedro ech a
todos fuera, se arrodill y or. Vuelto despus hacia el cadver,
dijo:

188

Tercera semana de pascua

- Tabita, levntate.
Ella abri los ojos, vio a Pedro y se incorpor. 41 l la
tom de la mano y la levant Luego llam a los discpulos y
a las viudas y se la present viva. " Todos los habitantes
de Jafa se enteraron de lo sucedido, y muchos creyeron en el
Seor.

** El fragmento empieza con una consideracin sinttica de la situacin interna de la Iglesia. La comunidad cristiana gozaba de paz, se mantena en el santo
temor de Dios y se extenda con el impulso del Espritu
Santo. Saulo ha sido llevado a Tarso, probablemente
porque su presencia -discutida- creaba problemas a
causa de su temperamento combativo, semejante al de
Esteban.
A continuacin, se presenta a Pedro no tanto como
evangelizador, sino como jefe religioso que - d u r a n t e sus
visitas pastorales- sostiene, ayuda y anima a los discpulos: visita algunas comunidades ya evangelizadas
(probablemente por Felipe) y, a su paso, se reproduce el
clima primaveral, sorprendente, milagroso, del paso de
Jess. Pedro contribuye con dos prodigios a la difusin
del Evangelio. El apstol se ha convertido ahora en el
pastor taumaturgo que representa en la joven Iglesia no
slo la Palabra, sino el poder de curacin de Jess. Lucas no pierde la ocasin de recordar que Jess vive y
contina obrando en la Iglesia apostlica como cuando
estaba vivo en medio de los suyos.

Evangelio: Juan 6,60-69


En aquel tiempo, 60 muchos de sus discpulos, al or a Jess,
dijeron:
- Esta doctrina es inadmisible. Quin puede aceptarla?
"' Jess, sabiendo que sus discpulos criticaban su ensean/a, les pregunt:

Sbado

189

- Os resulta difcil aceptar esto? 62 Qu ocurrira si vieseis


al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? 63 El Espritu
es quien da la vida; la carne no sirve para nada. Las palabras
que os he dicho son espritu y vida. M Pero algunos de vosotros
no creis.
Jess saba desde el principio quines eran los que no
crean y quin lo iba a entregar. "* Y aadi:
- Por eso os dije que nadie puede aceptarme si el Padre no
se lo concede.
66
Desde entonces, muchos de sus discpulos se retiraron y
ya no iban con l.
67
Jess pregunt a los Doce:
- Tambin vosotros queris marcharos?
68
Simn Pedro le respondi:
- Seor, a quin iramos? Tus palabras dan vida eterna.
65
Nosotros creemos y sabemos que t eres el Santo de Dios.

** Tras la extensa revelacin de Jess sobre el pan de


vida en la sinagoga de Cafarnan, sus discpulos le com u n i c a n su malestar por las afirmaciones irracionales de su Maestro, unas afirmaciones que resultan difciles de aceptar desde el punto de vista h u m a n o . Frente
al escndalo y la murmuracin de los discpulos, Jess
precisa que no se debe creer en l slo despus de la
visin de u n a subida de l al cielo, como que Elias y
Henoc, porque eso significara la no aceptacin de su
origen divino. Es algo que no tendra sentido, dado
que l, el Preexistente, viene precisamente del cielo
(cf. Jn 3,13-15).
La incredulidad de los discpulos con respecto a Jess, sin embargo, se pone de manifiesto por el hecho
de que el Espritu es quien da la vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espritu
y vida (v. 63). Juan afirma que tan real como la carne
de Jess es la verdad eucarstica. Ambas son un don
con el mismo efecto: dar la vida al hombre. Con lodo,
muchos discpulos no quisieron creer y no dieron un
paso adelante hacia u n a confianza en el Espritu, con

Tercera semana de pascua

190

lo que no consiguieron liberarse de la esclavitud de la


carne.
\
A Jess no le coge por sorpresa esta actitud de abandono por parte de los que le siguen. Conoce a cada hombre y sus opciones secretas. Adherirse a su persona y a
su mensaje en la fe es un don que nadie puede darse a
s mismo. Slo el Padre lo da. El hombre, que tiene en
sus manos su propio destino, es siempre libre de rechazar el don de Dios y la comunin de vida con Jess. Slo
quien ha nacido y ha sido vivificado por el Espritu, y no
obra segn la carne, comprende la revelacin de Jess y
es introducido en la vida de Dios. A travs de la fe es
como el discpulo debe acoger al Espritu y al mismo
Jess, p a n eucarstco, sacramento que comunica el Espritu y transforma la carne.

MEDITATIO
La percopa de los Hechos de los Apstoles leda hoy
presenta otro pequeo cuadro de la jovencsima Iglesia. La c o m u n i d a d cristiana, extendida ahora en diversas comunidades, se enfrenta con los problemas de
cada da: la enfermedad prolongada, la muerte inesperada de personas comprometidas, etc. La vida cotidiana se caracteriza por el santo temor de Dios y por la
asistencia reconfortante del Espritu Santo. Los discpulos viven bajo la mirada de Dios, con el sentido de
su grandeza y de su soberana. Miden su vida a partir
de l y de su santa voluntad. Se interesan por los pobres y se preocupan por los enfermos. De este m o d o se
va construyendo la Iglesia interiormente y se vuelve
dcil a la accin del Espritu Santo, que la extiende
tambin exteriormente.
La construccin interna y la difusin externa van estrechamente unidas. El anuncio ms discreto y eficaz

Sbado

191

de la Buena Nueva procede de la vida de la Iglesia, de


la alegra que anima su sufrimiento, de su espritu deservicio sin clculos mezquinos y sin reservas. La Palabra y los milagros no caen en el vaco, sino que encuentran u n terreno bien dispuesto y producen frutos
abundantes. El libro de los Hechos de los Apstoles,
dedicado completamente a la difusin del Evangelio,
no se olvida de la vida cotidiana, en su sencillez y sus
exigencias, u n a vida que se va h u m a n i z a n d o en contacto con el Evangelio y que se convierte, precisamente gracias a l, en la base de todo anuncio posterior.

ORATIO
Te confieso, Seor, que m e gustara ver, al menos alguna vez, u n buen milagro. Tampoco te oculto que, en
algunos momentos de debilidad, me gustara incluso
hacer alguno, aunque no fuera ms que para mostrar
que no estoy diciendo tonteras cuando hablo de tus
cosas. Pero t, aunque no m e dejas privado de signos
del cielo, prefieres el milagro de la vida serena, trabajadora, de u n a vida que confa en ti, que te deja t o m a r
las grandes decisiones, que recibe todo de tus manos,
que se preocupa de complacerte ms a ti que a los
hombres y a las mujeres, que expresa la alegra de poder servirles y de sentirse a m a d o por ti.
Perdona mi debilidad que suea con algn milagro,
aunque sea muy pequeo, y refuerza mi conviccin de
que lo que t quieres es la transformacin de mi vida,
el paso del temor al amor, del apego al desprendimiento, de la angustia a la confianza, del pesar a la alegra, del escrpulo a la confianza ilimitada en ti, de la
inclinacin sobre mis cosas a la apertura al dolor del
otro. Dame tu Espritu para que m e sea posible y apitecible, amable y tranquilizador, un programa l.m
comprometido como ste.

J 92

Tercera semana de pascua

CONTEMPLATIO
Se ha dicho con acierto de Job: Era un hombre temeroso de Dios y apartado del mal (Jb 1,1). La santa
Iglesia de los elegidos inicia ahora su camino por la va
de la sencillez y de la rectitud con temor, pero lo lleva a
su consumacin slo con el amor. Se aleja verdaderamente del mal aquel que empieza a partir de ahora a no
querer pecar nunca ms por amor a Dios.
Si alguien realiza todava el bien por temor, da a entender que no se ha alejado por completo del mal: si
est dispuesto a pecar, en caso de que pueda hacerlo
con impunidad, con eso mismo peca. Tras haber dicho
que Job tema a Dios, aade el texto sagrado que tambin estaba apartado del mal: cuando el temor es reemplazado por el amor, entonces la culpa que haba quedado en el alma queda eliminada por el firme propsito de
la voluntad. As como el temor mantiene a raya el vicio,
el amor hace germinar las virtudes (Gregorio Magno,
Comentario moral a Job, i, 37).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Seor, yo soy tu siervo (Sal 115,16a).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


El ejemplo de Toms Moro demuestra que le es posible a un cristiano vivir en el mundo segn el Evangelio y actuar en l a imitacin de Cristo; y ello en medio de su propia familia, de sus posesiones y de la vida poltica: es posible llevar una vida santa en
medio de estas distintas situaciones, con sobriedad, sencillez y honestidad, sin caer en fanatismos ni beateras, de modo serio y
alegre al mismo tiempo.

Sbado

193

Qu es, pues, lo ms importante para un cristiano que vive en


el mundo? Realizar, en la fe, una opcin radical por Dios, por el Seor y por su Reino, a pesar de todas las inclinaciones pecaminosas,
y conservarla intacta a travs de los acontecimientos ordinarios de
cada da. Conservar, viviendo en el mundo, la libertad fundamental respecto al mundo, en medio de la familia, de las posesiones y
de la vida poltica, al servicio de Dios y de los hermanos. Poseer la
alegre prontitud aue permite ejercer esta libertad, en cualquier momento, a travs de la renuncia, y cuando estemos llamados a hacerlo, a travs de la renuncia total. Slo en esta libertad respecto al
mundo, buscada por amor a Dios, es donde el cristiano, que vive
en el mundo, pero recibe la libertad como don de la gracia de Dios,
encuentra la fortaleza, el consuelo, el poder y la alegra que son su
victoria (H. Kng, Liberta nel mondo. Sir Thomas More, Brescia
1966, 44s)

Cuarto domingo de pascua

Cuarto domiifigo de pascua


Ciclo A

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 2,14a. 36-41


El da de Pentecosts, l4 Pedro, en pie con los once, levant la voz y declar solemnemente:
- Judos y habitantes todos de Jerusaln, fijaos bien en lo
que pasa y prestad atencin a mis palabras.
36
As pues, que todos los israelitas tengan la certeza de que
Dios ha constituido Seor y Mesas a este Jess a quien vosotros crucificasteis.
37
Estas palabras les llegaron hasta el fondo del corazn, as
que preguntaron a Pedro y a los dems apstoles:
- Qu tenemos que hacer, hermanos?
38
Pedro les respondi:
- Arrepentios y bautizaos cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo, para que queden perdonados vuestros pecados. Entonces recibiris el don del Espritu Santo. 39 Pues la
promesa es para vosotros, para vuestros hijos e incluso para
todos los de lejos a quienes llame el Seor nuestro Dios.
40
Y con otras muchas palabras los animaba y los exhortaba, diciendo:
- Poneos a salvo de esta generacin perversa.
41
Los que acogieron su palabra se bautizaron, y se les agregaron aquel da unas tres mil personas.

* Este fragmento presenta la conclusin del primer


discurso de Pedro al pueblo. Con una afirmacin deci-

IMS

dida y clara, resume el apstol toda la exposicin pie


cedente: Dios ha constituido Seor y Mesas a rslr .Ir
sus a quien vosotros crucificasteis (v. 36), es decir, (pie
le ha dado su propio n o m b r e divino (cf. Flp 2,9-1 1 ) v,
en consecuencia, su p o d e r - precisamente a aquel ;i
quien Israel rechaz y conden a u n a muerte infame
(Hch 3,13-15), por considerar blasfema su pretensin
de ser el Hijo de Dios, el Enviado, el Cristo. El pueblo
esperaba, es cierto, al Mesas (en griego, Krists), pero
como triunfador poltico. Como conoca estas expectativas, Jess siempre haba hecho callar a los demonios
que lo revelaban como el Mesas, como el Cristo, y haba rechazado el ttulo de rey que quera darle la muchedumbre. Slo en el momento en que fue condenado
se puso en la cruz u n a inscripcin en tres lenguas que
deca: Jess Nazareno, rey de los judos (Jn 19,19-22),
y el Padre ratific con la resurreccin que Jess es, en
verdad, Seor y Mesas.
Las palabras de Pedro llegaron hasta el fondo del corazn de los presentes, mostrndoles la enormidad del
mal realizado. E n efecto, la Palabra de Dios, ms cortante que una espada de doble filo (Heb 4,12), ha sido
enviada para discernir y salvar, no para condenar. La
muchedumbre percibe la gracia de esa predicacin y se
abre a la fe (v. 37). Pedro, siguiendo el mandato recibido del Resucitado (Le 24,47-48a), puede lanzarles ahora esta invitacin: Arrepentios y bautizaos cada uno de
vosotros en el nombre de Jesucristo, para que queden
perdonados vuestros pecados. Sumergirse sacramentalmente en la persona del Crucificado-Resucitado sig
niea hacer eficaz en nosotros la salvacin que l h;i
llevado a cabo. Por eso, aade el apstol: Entonces ir
cibiris el don del Espritu Santo (v. 38).
Con el perdn de los pecados y el don del Kspiilu
Santo se cumple la nueva alianza prometida por los pro
fetas y dirigida ahora no slo a Israel, sino a todos los
hombres (cf. Jr 31,31-34). Ahora bien, sla sigue siendo

196

Tiempo de pascua

una oferta por parte de Dios, u n a oferta que requiere


u n a acogida libre por parte de cada hombre (w. 40s.).

Segunda lectura: 1 Pedro 2,20b-25


Queridos: 20 Si hubieseis de sufrir castigo por haber faltado,
qu mrito tendrais? Pero si hacis el bien y por ello sufrs
pacientemente, eso s agrada a Dios.
21
Habis sido llamados a comportaros as, pues tambin
Cristo sufri por vosotros, dejndoos un ejemplo para que sigis
sus huellas.
22
l no cometi pecado,
ni se hall engao en su boca;
21
injuriado, no devolva las injurias;
sufra sin amenazar,
confiando en Dios,
que juzga con justicia.
24
l carg con nuestros pecados,
llevndolos en su cuerpo
hasta el madero
para que, muertos al pecado,
vivamos por la justicia.
Habis sanado a costa de sus heridas, 25 pues erais como
ovejas descarriadas, pero ahora habis vuelto al que es vuestro pastor y guardin.

* El bautismo, al quitar el pecado original, da al


que lo recibe la nueva identidad de hijos de Dios. Para
caracterizar mejor esa transformacin, emplea Pedro
unos trminos muy precisos: los bautizados en la Iglesia son piedras vivas, linaje escogido, sacerdocio regio y
nacin santa (2,1-10). Ese privilegio exige, no obstante, la adquisicin de una nueva mentalidad y de una
conducta de vida conformes a las de Cristo. Las diferencias de condicin social o cultural pierden consistencia, porque todos los discpulos encuentran su unidad en Cristo y todos son igualmente peregrinos lejos

Cuarto domingo de pascua

l>7

an de su hogar (2,11) en este mundo, y todos son .r.i


mismo siervos de Dios.
Por eso, Pedro, dirigindose a gente que desanoll.ili.i
tareas humildes en la sociedad de entonces, les ofrece
como modelo precisamente a Jess, el verdadero Siervo
de YHWH, que, con paciencia y mansedumbre, carg sobre s mismo el pecado, que l no haba cometido, para
destruirlo en su propia humanidad.
As, gracias a su ofrecimiento, la humanidad qued
liberada de la nica esclavitud, la del pecado, y puede
vivir por la justicia, que es amor y misericordia. El
cristiano se convierte por el bautismo en miembro de
Cristo, y por eso mismo est llamado a compartir su pasin, a fin de participar tambin en su gloria en el cielo,
junto a todos los hermanos a los que habr cooperado
a salvar con su vida. El grupo de los discpulos -y,
por consiguiente, toda la Iglesia-, de rebao disperso
y desbandado, a causa del escndalo del sufrimiento
(cf. Me 14,27s), vuelve a ser, en Jess resucitado, un rebao compacto que camina siguiendo sus huellas (v. 25).

Evangelio: Juan 10,1-10


En aquel tiempo, dijo Jess: ' Os aseguro que quien no
entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino por cualquier
otra parte, es ladrn y salteador. 2 El pastor de las ovejas entra por la puerta. ' A ste le abre el guarda para que entre, y
las ovejas escuchan su voz; l llama a las suyas por su nombre
y las saca fuera del redil. 4 Cuando han salido todas las suyas,
se pone delante de ellas y las ovejas le siguen, pues conocen
su voz. 5 En cambio, nunca siguen a un extrao, sino que liu
yen de l, porque su voz les resulta desconocida.
6
Jess les puso esta comparacin, pero ellos no compren
dieron su significado.
7
Entonces Jess se lo explic:
- Os aseguro que yo soy la puerta por la que deben culi .n
las ovejas. 8 Todos los que vinieron antes que yo eran huli i me.
y salteadores. Por eso, las ovejas no les hicieron caso. ' Ye .< i\

198

Tiempo de pascua

la puerta. Todo el que entre en el redil por esta puerta estar


a salvo, y sus esfuerzos por buscar el sustento no sern en
vano. 10 El ladrn va al rebao nicamente para robar, matar
y destruir. Yo he venido para dar vida a los hombres y para
que la tengan en plenitud.

** El captulo 10 del evangelio de Juan, u n captulo


dominado por la figura del buen pastor, deber ser ledo
en el contexto que le corresponde para comprenderlo
ms a fondo. En efecto, en el captulo 9, se haba revelado Jess como luz del mundo a travs de la curacin
del ciego de nacimiento, y, al realizar ese milagro, puso
asimismo de relieve la ceguera espiritual de los jefes de
los judos (9,40s). Ahora bien, el Henoc etope - u n texto
apcrifo contemporneo- describe toda la historia de
Israel hasta la venida del Mesas como una alternacin
de momentos de ceguera y de posesin de la vista por
parte de las ovejas, en virtud de los sucesivos representantes de Dios, los pastores de su pueblo. Eso significa
que Jess, despus de haber mostrado que tiene el poder de devolver la vista, puede afirmar que es el nico
pastor que lleva las ovejas a la salvacin, el Mesas esperado.
Todo el pasaje est compuesto con materiales tradicionales y heterogneos. En su origen debieron figurar
fragmentos inconexos y unidos slo con sistemas mnemnicos: eso explica la fluidez de las imgenes y la dificultad para coordinar los discursos en una secuencia lgica. En este primera percopa se identifica Jess, de
manera implcita, con el pastor de las ovejas que entra
en el recinto (en griego, aul) pasando por la puerta.
Dado que el trmino aul significa tambin el patio del
templo donde se rene el pueblo de Dios, Jess asume
legtimamente la gua del mismo con una autoridad que
le viene de Dios, a diferencia de los ladrones y salteadores. Como los pastores de Palestina, que lanzaban
una llamada caracterstica para hacerse reconocer por

Cuarto domingo de pascua

|<)'l

su propio rebao, tambin Jess conoce a sus ovejas, v


estas reconocen su voz. El buen pastor las saca fuera el
Mesas gua al pueblo en un xodo salvfico- y las ore
jas le siguen con una intuicin segura (w. 4s).
Dado que los oyentes no le comprenden, recurre Jess a una nueva imagen (w. 6-10): l es la puerta de las
ovejas, del mismo modo que es el camino, esto es, el
nico mediador entre Dios y los hombres (1 Tim 2,5).
Quien pasa a travs de su mediacin encontrar la salvacin, la seguridad y el sustento, o sea, la plenitud de
la vida. La misin del pastor es precisamente ponerse al
servicio de las ovejas, en contraposicin a cuantos se
arrogan una autoridad sobre el pueblo que Dios no les
ha conferido (w. 9s) y, por eso, se convierten en una
explotacin egosta, en atropello, en violencia.

MEDITATIO
Todas las lecturas de hoy tienen como fondo la presencia de Cristo, buen pastor, enviado por el Padre a
reunir la grey. El Evangelio define tambin al pastor
como la puerta que introduce en el redil. l es quien
hace entrar en la intimidad y en la comunin de vida
con el Padre. sta es la orientacin de toda la vida de los
hombres: volver a casa, al seno del Padre, de donde ha
venido Cristo y a donde ha vuelto tras haber realizado
su misin de salvarnos.
En consecuencia, el tiempo presente es un tiempo de
camino, de retorno, de bsqueda, de nostalgia, y lodo lo
que nos sucede tiene un sentido referido a la me I a que
debemos alcanzar. Pues bien, el designio de Dios se presenta, justamente, como un ir a buscar a los hombres
dispersos para llevarlos a la salvacin, a la vida. Y lesN
es la puerta por la que es preciso que entremos: la piier-

Tiempo de pascua

200

ta de la salvacin, de la vida, de la esperanza. Es todo


eso y mucho, mucho ms.
Sin embargo, qu difcil resulta tener la humildad de
reconocer su voz de verdadero pastor, que nos invita a
salir de las estrecheces de nuestro egosmo para introducirnos en el Reino de la verdadera libertad! Toda
nuestra vida se juega en nuestra decisin de escuchar,
seguir y entrar en Jess.

ORATIO
Jess, pastor y sustento de tus fieles, gua seguro y
sendero de vida, t que conoces a todos por su n o m b r e
y nos llamas todos los das uno a uno, haznos c a p a c e s
de reconocer tu voz, de sentir el calor de tu p r e s e n c i a
que nos envuelve, incluso cuando el camino sea estrecho, impracticable, y la noche, profunda e interminable.
Siguindote sin resistencias y sin miedos, llegaremos
a los prados que verdean, a las fuentes frescas de t u m o rada, donde nos hars beber y reposar,

CONTEMPLATIO
Nuestro Seor nos ha dicho que es la puerta del redil.
Cul es ahora el redil cuya puerta es Cristo? Es el c o razn del Padre. Cristo es precisamente la amable p u e r ta que nos ha abierto de par en par este amable c o r a z n ,
aules cerrado a todos los hombres. En este redil se h a n
reunido todos los santos. El pastor es el Verbo e t e r n o ; l a
purria es la humanidad de Cristo. Por las ovejas de e s t e
irtlil rnlendemos ahora las almas humanas, a u n q u e
l.uuliiru las naturalezas anglicas pertenecen a l. E l
Yrilm cierno ha abierto el camino en este amable r e d i l
.1 iml.is las criaturas razonables, y es el v e r d a d e r o y

Cuarto domingo de pascua

201

buen pastor del rebao. Pero el ostiario, el guardin de


esta casa, es el Espritu Santo.
Oh, con cunto amor y con cunta bondad abre esta
puerta, este corazn paterno, y abre a todos siempre el
tesoro escondido, la intimidad y la riqueza de esta casa!
Nadie puede imaginar ni comprender cuan abierto y
bien dispuesto est Dios, cuan acogedor y cuan sediento, y cmo corre a nuestro encuentro en todo instante y
a toda hora [...]!
El guardin saca fuera sus propias ovejas, y el pastor
las lleva fuera, llamndolas por su nombre, va delante
de ellas y ellas le siguen. Adonde? Al redil, al corazn
del Padre, donde est su morada, su ser, su reposo. Ahora bien, todos los que quieran incorporarse deben pasar
por la puerta que es Cristo en su humanidad. stas son
sus ovejas, que tienen como meta y slo buscan a Dios,
nica y exclusivamente en s mismo, y ninguna otra
cosa que no sea su honor y su voluntad (Juan Taulero, /
Sermoni, Miln 1997, pp. 287s, passim [existe edicin
castellana de sus Obras, Fundacin Universitaria Espaola, Madrid 1984]).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
El Seor es mi pastor, nada me falta (Sal 23,1).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Quin es Jess? Jess es el buen pastor. Es el mismo Seor
quien nos invita a que lo pensemos as: como una figura extremadamente amable, dulce, prxima. Slo podemos atribuir al Seor
expresarse con una bondad infinita. Presentndose con este aspecto, repite la invitacin del pastor: establece una relacin que sabe
de ternuras y de prodigios. Conoce a sus ovejitas y las llama por su

202

203

Tiempo de pascua

nombre. Como nosotros somos de su rebao, resulta fcil la posibilidad de corresponder que antecede a la misma peticin que le
presentamos. l nos conoce y nos llama por nuestro nombre; se
acerca a cada uno de nosotros y desea hacernos llegar a una relacin afectuosa, filial, con l. La bondad del Seor se manifiesta
aqu de una manera sublime, inefable [...].
El Cristo que llevamos a la humanidad es el Hijo del nombre,
como l mismo se llam. Es el primognito, el prototipo de la nueva humanidad, es el Hermano, el Compaero, el Amigo por excelencia. Slo de l puede decirse, con toda verdad, que conoca
todo o que hay en el hombre (Jn 2,25). Es el enviado por Dios no
para condenar al mundo, sino para salvarlo. Es el buen pastor de
la humanidad. No hay valor humano que no haya respetado,
ensalzado y rescatado. No hay sufrimiento humano que no haya
comprendido, compartido y valorado. No hay necesidad humana
-con excepcin de las imperfecciones humanas- que no asumiera
y probara en s mismo y propusiera a la inventiva y a la generosidad de los otros hombres como ob[eto de su solicitud y de su amor,
por as decirlo, como condicin de su salvacin (Pablo VI, Discurso
del 28 de abril de 1968).

Cuarto domingo de pascua


Ciclo B

LECTIO

Primera lectura: H e c h o s d e l o s Apstoles 4,8-12


En aquellos das, 8 Pedro, lleno del Espritu Santo, les dijo:
- Jefes del pueblo y ancianos de Israel, 9 hoy ha sido curado un hombre enfermo, y nos preguntis en nombre de
quin se ha realizado esta curacin; 10 pues sabed todos vosotros y todo el pueblo de Israel que ste aparece ante vosotros sano en virtud del nombre de Jesucristo Nazareno, a
quien vosotros crucificasteis y a quien Dios ha resucitado de
entre los muertos. " l es la piedra rechazada por vosotros, los
constructores, que se ha convertido en piedra angular. n Nadie
ms que l puede salvarnos, pues slo a travs de l nos concede Dios a los hombres la salvacin sobre la tierra.
** La curacin del paraltico ha b r i n d a d o a Pedro la
ocasin p a r a dirigir u n discurso a la multitud reunida
en el templo (3,12-26). sta, llena de estupor, se ha
abierto a la fe en Jess. Los jefes de la c o m u n i d a d juda,
tras haber sido informados de los acontecimientos, hacen arrestar a los apstoles. Pedro responde ante el Sanedrn lleno del Espritu Santo (segn la promesa de
Jess: Le 12,1 ls).
Las afirmaciones fundamentales de su discurso van
definiendo cada vez mejor, con un ritmo creciente, la fi-

2oi

Tiempo de pascua

cura del Mesas. En primer lugar, declara en nombre de


quin se ha realizado el milagro (v. 7): no se trata de una
obra humana, sino en virtud del nombre de Jesucristo
Nazareno. El prodigio se ha podido realizar -segunda
alirmacin- porque el Nazareno, crucificado por los jetes de los judos, ha sido resucitado por Dios. La curacin
del paraltico atestigua su presencia siempre operante, la
continuidad de su misin, que es precisamente la de
salvar (se es el significado etimolgico del n o m b r e
Jess). Y no slo est an vivo, sino que es -tercera
afirmacin- el nico Salvador, como atestiguan las Escrituras. Jess, piedra rechazada por los constructores
(Sal 118,22), piedra de tropiezo que discierne las intenciones de los corazones (Is 8,14), es el fundamento
(Le 20,17s) en el que todo se apoya (Is 28,16). Pedro les
dice a los constructores, es decir, a los jefes de la comunidad, que ningn hombre puede arrogarse el derecho de legislar sobre las personas, sino que tiene que limitarse a disponer c o n sabidura las piedras particulares,
de modo que el edificio se levante compacto: el fundamento, estable y p r o b a d o a fondo por el sufrimiento de
la pasin, ya est p u e s t o . Nadie ms que l puede salvarnos.

Segunda lectura: 1 J u a n 3,1-2


Queridos: ' Considerad el amor tan grande que nos ha demostrado el Padre, h a s t a el punto de llamarnos hijos de Dios,
y en verdad lo somos. El mundo no nos conoce porque no lo
ha conocido a l. 2 Queridos, ahora somos ya hijos de Dios, y
an no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a l, porque le veremos
tal cual es.

Cuarto domingo de pascua

205

Padre, nos ha dado en u n a medida sobreabundante,


hasta el punto de enviar a su propio Hijo unignito al
m u n d o para que tengamos la vida por l (4,9). Mediante su sacrificio (2,2), el h o m b r e ha sido no slo
rescatado del pecado, sino elevado a una dignidad mayor. El bautismo, que es la inmersin sacramental en
el misterio pascual de Cristo, le confiere, en efecto, la
identidad de hijo de Dios.
Sin embargo, u n a realidad como sta, tan grande e
inaudita, no siempre es comprendida, y por eso es objeto de desprecio. Como el mismo Jess haba predicho a sus discpulos, el m u n d o odia a los que no le
pertenecen. Y por mundo no hay que entender slo
u n a realidad externa, sino tambin u n a dimensin interior, la realidad del pecado, la tendencia al mal, que
impulsa tambin a los que ya estn bautizados a comportarse como enemigos del Evangelio.
J u a n insiste, pues, en volver a llamar a los creyentes
al conocimiento
de la fe, o sea, a mantener viva la
conciencia de la gracia recibida mediante la adopcin
c o m o hijos de Dios, llamados a la visin del mismo, a
la vida de plena comunin con l en la gloria, cuando
nos conoceremos de verdad a nosotros mismos en l.
Ahora bien, ver a Dios es la bienaventuranza prom e t i d a a los puros de corazn (cf. Mt 5,8): en consecuencia, nuestra realidad presente y nuestra condicin
futura incluyen u n compromiso de continua conversin (v. 3), sostenido no tanto a partir de esfuerzos voluntaristas, sino alimentado por el deseo de contemplar a Dios y corresponder a su amor.

Evangelio: Juan 10,11-18


* En dos versculos nos hace considerar J u a n , c o n
u n estupor intacto, l a realidad que sirve de f u n d a m e n to a nuestra existencia cristiana: el a m o r que Dios, el

En aquel tiempo, dijo Jess: " Yo soy el buen pastor. El


buen pastor da la vida por las ovejas; l2 no como el asalariado,
que ni es verdadero pastor ni propietario de las ovejas. ste,

206

Tiempo de pascua

cuando ve venir al lobo, las abandona y huye. Y el lobo hace


presa en ellas y las dispersa. 13 El asalariado se porta as porque trabaja nicamente por la paga y no tiene inters por las
ovejas. 14 Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas y ellas
me conocen a m, 15 lo mismo que mi Padre me conoce a m y
yo le conozco a l; y yo doy mi vida por las ovejas. I6 Pero tengo otras ovejas que no estn en este redil; tambin a stas tengo que atraerlas para que escuchen mi voz. Entonces se formar un rebao nico, bajo la gua de un solo pastor.
17
El Padre me ama porque yo doy mi vida para tomarla de
nuevo. 18 Nadie tiene poder para quitrmela; soy yo quien la
doy por mi propia voluntad. Yo tengo poder para darla y para
recuperarla de nuevo. sta es la misin que debo cumplir por
encargo de mi Padre.

** En el Discurso del buen pastor prosigue y profundiza Jess en la autorrevelacin mesinica: mientras,
en la primera parte (w. 1-10), se define como el pastor
contrapuesto a los ladrones y salteadores, en el fragmento de la liturgia de hoy se pone la atencin en el adjetivo
buen (lit., bello), que califica a Jess como el pastor
ideal, modelo de los pastores, es decir, de los guas espirituales y polticos del rebao de Israel (cf. Sal 23 y 79).
En este caso, la figura que se le contrapone es la del
asalariado (v. 12).
El diferente modo de proceder de cada uno permite
distinguir entre el verdadero pastor y el asalariado. El
primero no huye cuando llega el peligro, no abandona
el rebao, mientras que el segundo -que acta por su inlers personal- slo tiene en cuenta salvar su propia
vida y sus intereses. Sin embargo, hemos de subrayar
lambicn otro aspecto: el buen pastor que es Jess llega
incluso a ofrecer su vida no slo a travs del trabajo diario, sino a travs de la muerte aceptada por sus ovejas,
en su lugar, demostrando as ponerlas por delante de s
mismo i\t^ manera absoluta. Eso no lo hace ningn pasloi to ganado. Esta semejanza ilumina sobre todo el
imor tic Dios, cuya realidad, no obstante, sigue siendo
nicxpiVNiMc.

Cuarto domingo de pascua

207

El a m o r del buen pastor que aparece en los vv. 14s


est expresado sobre todo en trminos de conocimiento, o sea, de comunin profunda entre Jess y sus ovejas. ste es el reverbero transparente de la relacin que
existe entre el Padre y Jess, una relacin de entrega absoluta y desinteresada que se difunde y rebosa sobre los
otros: Lo mismo que mi Padre me conoce a m y yo le
conozco a l; y yo doy mi vida por las ovejas. Jess no
habla aqu de sus ovejas, sino de las (todas) ovejas,
aludiendo as a su misin respecto a toda la humanidad,
que h a venido a reunir para volver a llevarla al Padre,
como esposa toda bella, sin arruga ni mancha.

MEDITATIO
El Seor se presenta a nosotros como el buen pastor,
como aquel que defiende del peligro a sus ovejas y las
lleva a los pastos de la vida, invitndolas a seguirle con
confiada seguridad por el camino sobre el que las precede y las acompaa. Es sta u n a imagen demasiado
obsoleta para hablar a los hombres de nuestro tiempo?
En realidad, las dos caractersticas que connotan a Jess como el verdadero, como el buen pastor, nos ayudan
a practicar un discernimiento entre las mltiples propuestas que la sociedad de hoy nos avanza, encontrndonos desprevenidos con frecuencia.
Jess afirma, en primer lugar, que el buen pastor da
la vida por las ovejas no slo de palabra, sino con los
hechos. Cuntas doctrinas, cuntos maestros de sabidura o de ciencia se asoman al escenario y prometen
llevarnos lejos, hacia una realizacin plena... Ahora
bien, quin puede liberar al hombre de la ms pesada
y desconocida esclavitud, de la que derivan todas las dems, y que es la esclavitud del pecado? Jess ofrece su
vida para despertarnos a una vida de horizontes infinitos, llena de esperanza y de belleza. Ms an, conoce a

Tiempo de pascua

208

sus ovejas, establece con ellas una relacin que es


como la que le une a l con el Padre, una relacin de
amor tan oblativo y total que personaliza al otro, que lo
hace existir en su verdad y en su alteridad, que lo hace
capaz de expresarse en plenitud a travs de la entrega de
s mismo. Si recibimos la vida que el buen pastor ofrece por nosotros, si queremos dejarnos conducir por l a
una relacin de conocimiento-comunin de amor, podremos descubrir, ya desde ahora, la maravilla de ser
realmente hijos del Padre, y nos encontraremos semejantes a l en la eternidad. No endurezcamos nuestro
corazn, descartando la piedra angular que ha puesto
Dios como fundamento de la nueva humanidad: Cristo
es la nica salvacin verdadera del hombre; pongamos
nuestros pasos en sus huellas seguras.

ORATIO
Jess, husped divino y mendigo de amor a la puerta
del corazn humano, haz que nada nos resulte ms dulce, nada ms deseable, que caminar contigo y morar en
ti. Ahora, en las estaciones de la trashumancia, en las
inclementes estaciones de los acontecimientos humanos; despus, durante los siglos eternos, en los soleados
pastos del cielo. Haz todo esto por amor a tu nombre,
para manifestar tu gloria en la alegra de nuestra salvacin. La felicidad y la gracia nos acompaarn a lo largo del viaje de la vida presente no para que ya nada penoso nos suceda, sino porque contigo todo ser gracia,
si lo vivimos con serenidad y paz.

Cuarto domingo de pascua

209

tabas en un lugar desierto y rido, te alimentabas de espinas y de maleza; estabas confiado a un asalariado, que,
al llegar el lobo, no te protega. Ahora, en cambio, has
sido buscado por el verdadero pastor, que, por su amor,
te ha cargado sobre sus hombros, te ha llevado al redil
que es la casa del Seor, la Iglesia: aqu es Cristo tu pastor y aqu han sido reunidas las ovejas para morar juntas.
Este pastor no es como el asalariado bajo el que estabas cuando te afliga tu miseria y debas temer al lobo.
La medida del cuidado que tiene de ti el buen pastor te
la proporciona el hecho de que ha dado su vida por ti.
Se ofreci l mismo al lobo que te amenazaba, dejndose matar por ti. Ahora, por consiguiente, el rebao est
seguro en el redil, sin necesidad de otros que cierren y
abran la puerta del recinto. Cristo es el pastor y es la
puerta, y es tambin el alimento y el que lo suministra.
Los pastos que el buen pastor ha preparado para ti y
donde te ha puesto para apacentarte no son los prados
de hierbas mezcladas, dulces y amargas, que ahora existen y maana no, segn las estaciones. Tu pasto es la
Palabra de Dios, y sus mandamientos son los dulces
campos donde te apacienta (Agustn, Sermn 366, 3).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
No he de temer ningn mal, porque t ests conmigo
(Sal 23,4).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


CONTEMPLATIO
T, hombre, debes reconocer qu eras, dnde estabas
y a quin estabas sometido; eras una oveja perdida, es-

Cuando dice Jess: Yo soy el buen pastor y conozco a mis ovejas, es preciso atribuir al trmino conocer tocio cuanto hay de ms
profundo, de ms amoroso en los labios del Seor Jess. Y mis
ovejas me conocen, porque as debemos conocerle nosotros, por

210

Tiempo de pascua

nuestra parte, con ese conocimiento vital que supera todo conocimiento.
Un da comprend de modo existencial lo que es el conocimiento del buen pastor. Estaba sentado a la mesa, a medioda.
Habamos trabajado durante toda la maana, un trabajo sucio, con
sacos de azcar que nos dejaban a todos embadurnados. Me encontraba en el lugar de presidencia de la mesa, y por eso, dada la
disposicin de los sitios, vea de frente a todos mis compaeros de
trabajo. Me sorprenda el hecho de que sus rostros parecan cubiertos por una especie de mscara annima, compuesta de polvo,
suciedad, cansancio... Todos se parecan. Despus de la comida,
como nos quedaba un poco de tiempo libre, una media hora, antes de reemprender el trabajo, me fui con cinco o seis de ellos a un
pequeo caf, el bar Gaby, como se llamaba la duea. Era una
autntica marsellesa, prspera, vivaz, alegre; y cada vez que iba al
bar Gaby, pensaba yo en la frase de Jess: Yo conozco a mis
ovejas y mis ovejas me conocen. En efecto, la duea del bar Gaby
conoca a las ovejas que iban a su abrevadero; conoca el nombre,
el apellido y el apodo de cada uno. Y hasta los nombres que podan resultar injuriosos en boca de otros, dichos por ella asuman un
tono amistoso. Ella me conoca. Para ella, yo era unas veces Jackie;
otras, el Gafotas. Cada uno era cada uno. Entonces, en contacto
con aquella mujer que conoca a sus ovejas y que sus ovejas la conocan, vi caer la mscara que tanto me haba sorprendido hace un
momento en el comedor: ante aquella mujer se haban vuelto hombres de nuevo, con su propio nombre y apellido. Y - d e improvisosurga algo limpio y sencillo en sus miradas, que volvan a ser como
la mirada de un nio (J. Loew, Ges chiamato I Cristo, Brescia
1971, pp. 182s, passim [trad. esp.: Ese Jess al que se llama Cristo,
Euramrica, Madrid 1973]).

Cuarto domingo de pascua


Ciclo C

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 13,14.43-52


En aquellos das, '4 Pablo y Bernab, pasando ms all de
Perge, llegaron a Antioqua de Pisidia. All entraron en la sinagoga el sbado y se sentaron.
43
Disuelta la asamblea, muchos judos y proslitos que
adoraban al verdadero Dios siguieron a Pablo y Bernab, que
trataban de persuadirlos con sus palabras para que permanecieran fieles a la gracia de Dios.
44
El sbado siguiente casi toda la ciudad se congreg para
escuchar la Palabra del Seor. 45 Los judos, al ver la multitud,
se llenaron de envidia y se pusieron a rebatir con insultos las
palabras de Pablo. 46 Entonces, Pablo y Bernab dijeron con
toda valenta:
- A vosotros haba que anunciaros antes que a nadie la Palabra de Dios, pero puesto que la rechazis y vosotros mismos
no os consideris dignos de la vida eterna, nos dirigiremos a
los paganos. " Pues as nos lo mand el Seor:
Te he puesto como luz de las naciones
para que lleves la salvacin
hasta los confines de la tierra.
48

Los paganos, al or esto, se alegraban y reciban con alabanzas el mensaje del Seor. Y todos los que estaban destinados a la vida eterna creyeron.

212

Tiempo de pascua

49
La Palabra del Seor se difundi por toda aquella regin.
Los judos, sin embargo, sublevaron a las mujeres distinguidas que adoraban al verdadero Dios, y a los principales de la
ciudad, promovieron una persecucin contra Pablo y Bernab y los expulsaron de su territorio. 51 Ellos, en seal de protesta, se sacudieron el polvo de los pies y se fueron a Iconio.
52
Los discpulos, por su parte, estaban llenos de gozo y del
Espritu Santo.

50

** El Espritu del Seor se ha querido reservar a Pablo y Bernab (13,2) para una obra particular. As pues,
stos se ponen en camino y emprenden el primer viaje
misionero. En cada ciudad que visitan, entran en la sinagoga y se dirigen a los judos de la dispora anuncindoles la buena nueva de que la promesa hecha a los padres
se ha cumplido con la resurreccin de Jess (w. 32s). Por
doquier se abre la gente a la fe. Especialmente en Antioqua de Pisidia, una gran multitud acogi con entusiasmo el kerygma.
Sin embargo, el favor que encontraron los apstoles
desencaden los celos y la persecucin por parte de los
judos, con la consiguiente crisis en las relaciones que
marcar u n a clara y dolorosa separacin entre la Sinagoga y la Iglesia. Por otra parte, de este contraste
saldr libre la Palabra para llevar a cabo su propio recorrido en el m u n d o (v. 49). sta, rechazada por los judos, a quienes iba destinada en primer lugar (v. 46),
no conoce ya lmites nacionales y raciales y puede comunicar la vida eterna hasta los confines de la tierra:
Cristo, luz destinada a iluminar todas las naciones, tiene que ser llevado a todas partes por los predicadores
del Evangelio (v. 47). Quien rechaza el kerygma se encierra en unos estrechos horizontes, mientras que
quien lo acoge en la fe conoce, ya desde ahora, la alegra de la vida eterna (w. 48.52) y la exultacin del Espritu, que consuela a los que son perseguidos por amor
a Jess.

Cuarto domingo de pascua

Segunda lectura: Apocalipsis 7,9.14b-17


9
Despus de esto, yo, Juan, mir y vi una muchediunbn'
enorme que nadie poda contar. Gentes de toda nacin, ra/<.
pueblo y lengua; estaban de pie delante del trono y del Coi di'
ro. Vestan de blanco, llevaban palmas en las manos.
14
Y uno de los ancianos dijo:
- stos son los que vienen de la gran tribulacin, los M1H'
han lavado y blanqueado sus tnicas en la sangre del Cordero. I5 Por eso estn ante el trono de Dios, le rinden culto da y
noche en su templo, y el que est sentado en el trono habitar con ellos. 16 Ya nunca tendrn hambre ni sed, ni caer sobre ellos el calor agobiante del sol. " El Cordero que est en
medio del trono los apacentar y los conducir a fuentes de
aguas vivas, y Dios enjugar las lgrimas de sus ojos.

* Con la visin de la enorme m u c h e d u m b r e de los


salvados, llega a su cima la Seccin de los sellos del
Apocalipsis. Al ir abrindolos uno tras otro, el Cordero
inmolado -es decir, el Cristo crucificado y resucitadorevela en plenitud el proyecto salvfico de Dios (5,1-8).
Los sellos, en efecto, indican las dinmicas de la historia, y son siete, como los das de la creacin. Al sexto
da, dedicado a la creacin del hombre, le corresponde
el sexto sello: la salvacin de la humanidad mediante
la intervencin escatolgica de Dios, realizada en tres
tiempos.
En primer lugar, se destruye el mal por completo
(6,12-17). A continuacin, aparece la muchedumbre de
las ciento cuarenta y cuatro mil personas (nmero simblico que indica la totalidad de Israel), que han sido
marcadas con el sello de Dios -la Tau, que en la antigua
escritura tena forma de cruz- y han sido salvadas de la
catstrofe. Por ltimo, la salvacin llega a su estadio definitivo, descrito en la visin, e implica a una muchedumbre enorme que nadie poda contar, de toda nacin,
raza, pueblo y lengua. Como viven de la misma vida del
Cordero (estn de pie: cf. 5,6) y mantienen una relacin
personal con l, expresada por el hecho de que eslabail

214

Tiempo de pascua

delante de l, le miran a la cara. Los redimidos, partcipes de su resurreccin de manera definitiva {vestan
de blanco), comparten con l la victoria sobre el mal y
la vida inmortal {llevaban palmas en las manos). Han
pasado por la gran tribulacin que es la pasin de Cristo, en la que se resume todo el sufrimiento de la humanidad.
Mediante el bautismo sacramental o bien mediante el
bautismo de la afliccin vivida en comunin con Jess
se han convertido en partcipes del misterio pascual que
regenera y santifica (v. 14); por eso rinden a Dios un culto perenne y gozan de su proteccin y de su presencia
{habitar con ellos). La plena realizacin de todos
los deseos, el consuelo divino y la seguridad que el Segundo Isaas haba profetizado, vaticinando u n nuevo
xodo en el que Dios mismo sera el gua de su pueblo
(Is 49,10; cf. Sal 23), se h a n realizado en Cristo. l, venido en la carne, es el pastor de los redimidos para
siempre, el que los conduce a la fuente de la vida, esto
es, a la intimidad con el Padre, alegra infinita (w. 16s).

Evangelio: Juan 10,27-30


En aquel tiempo, dijo Jess: " Mis ovejas escuchan mi voz;
yo las conozco y ellas me siguen. 28 Yo les doy vida eterna
y no perecern para siempre; nadie puede arrebatrmelas.
29
Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos, y nadie
puede arrebatarlas de manos de mi Padre. El Padre y yo
somos uno.

** Como respuesta a la peticin apremiante y casi


ai lie na /.adora de los judos: Si eres el Cristo, dnoslo claraiiiciitc de una vez (v. 24), Jess les habla empleando
la imagen del buen pastor. Pero stos no se encuentran
< mi la disposicin adecuada para creer en sus afirma H ncs ni tampoco para dejarse convencer por las obras

Cuarto domingo de pascua

215

de Jess. Se trata de u n rechazo total que les autoexcluye del rebao de Jess (w. 25s). Mas, a pesar de tanta hostilidad, Jess se presenta una vez ms a s mismo
c o m o buen pastor (lo que supone, implcitamente,
presentarse como Mesas), que conoce-ama a sus ovejas y, por consiguiente, como alguien que espera encontrar en las ovejas escucha, obediencia y seguimiento
confiado.
El buen pastor les da la vida eterna: sa es la obra
esencial para la que ha venido Jess (6,39s; 17,2), y la
vida eterna es precisamente el conocimiento-comunin
de amor con Dios y con su Enviado (17,3). Los w. 28b-30
m a r c a n un ritmo creciente en la intensidad de la pertenencia: las ovejas -los creyentes, los discpulos- que
reciben la vida de Jess estn siempre en sus manos
(17,12; 18,9), y por eso gozan de una seguridad perenne
(v. 28b). El mismo Padre se las ha confiado, y como
nadie es mayor que Dios, nadie se las puede arrebatar
(v. 29). Se trata de afirmaciones que alientan a la comunidad cristiana, que sigue estando sometida a prueba
por la persecucin (16,4) y sigue estando asediada por
las herejas.
Pertenecer a Jess significa pertenecer a Dios mismo,
para siempre. Del mismo modo que el Hijo pertenece al
Padre y el Padre pertenece al Hijo, en la unidad del
a m o r que es el Espritu Santo.

MEDITATIO
Jess se define como buen pastor que conoce y llam a a sus ovejas, y como puerta del redil, que es la
puerta de la esperanza, porque es capaz de dar al hombre el bien absoluto: la salvacin. En esto vuelve a revelar de nuevo todo su amor, respondiendo as, personalmente, a nuestra necesidad fundamental de or una voz
que sea verdadera y tranquilizadora, y de caminar en

Tiempo de pascua

216

comunin con todos nuestros hermanos por u n camino


seguro.
Ahora bien, si Jess se hace por nosotros un pastor
que llama, nosotros debemos tener la humilde docilidad
de disponer nuestros odos para or su voz. Si se hace
puerta, debemos disponernos a entrar por l sin miedo
y sin vacilacin. Es posible volver al pastor y guardin
de nuestras almas y, al recibir de l la vida, darla con l
por las otras ovejas, hasta que formemos todos un solo
rebao y un solo pastor (Jn 10,16). Es posible, s, pero
slo si confiamos totalmente en Dios, pues la voluntad
por s sola es incapaz de vencer las insidias del m u n d o
y de superar las barreras del egosmo.

Cuarto domingo de pascua

217

venes, para estar junto a ti en la soledad de los ancianos. Que todo h e r m a n o nuestro sea pura transparencia de tu rostro, hasta que, despus de haberte a m a d o
y servido en cada uno de ellos, gustemos la alegra de
contemplarte eternamente en la luz sin ocaso de los
pastos eternos.

CONTEMPLATIO

ORATIO

Nosotros, que estamos enfermos, tenemos necesidad


del Salvador; perdidos, tenemos necesidad de su gua;
ciegos, necesitamos que nos lleve a la luz; sedientos,
tenemos necesidad de la fuente de la vida, de la que
quien bebe no vuelve a tener sed; muertos, tenemos
necesidad de la vida; ovejas, del pastor; nios, del pedagogo; en suma, toda nuestra naturaleza h u m a n a tiene necesidad de Jess. Si queremos, podemos aprender la suma sabidura que nos ensea el santsimo
Pastor y Maestro, el omnipotente Verbo del Padre,
cuando, sirvindose de la alegora, se proclama pastor
de las ovejas [...]. S, oh Seor, alimntanos con los pastos de tu justicia. Oh Maestro, apacienta a tus ovejas en
tu santo monte: la Iglesia, que est en lo alto, ms alio
que las nubes, toca los cielos.

Seor Jess, pastor bello, venido a guiarnos a los


pastos de la vida, haz que se nos conceda entrever, aunque slo sea u n instante, el fulgor de tu belleza, para
que arrebatados por ella te sigamos con ardor, sin que
nunca ms nada ni nadie nos lisonjee o nos seduzca.
Nuestro corazn, en efecto, est cansado y decepcionado por las inmundicias producidas por nuestros egosmos y busca u n sendero de esperanza.
Panos ojos para reconocerte en la inocencia de los
pequeos, para admirarte en la generosidad de los j-

Quiere salvar mi carne revistindome con la (nica


de la incorrupcin, por eso ha consagrado mi cuerpo.
No caeremos en la corrupcin porque hemos sido lleva
dos a la incorrupcin por el mismo que nos lleva de l.i
mano. As demuestra que es el nico buen pastor. I'.s
generoso y magnfico aquel que llega hasta el punto ilr
entregar su vida por nosotros. Est verdaderamente al
servicio de los hombres y lleno de bondad aquel que,
pudiendo ser Seor del hombre, quiso ser su hermano.
Bueno hasta el punto de morir por nosotros (Clemente
de Alejandra, El Pedagogo IX, 83,3-85,2, passim).

Slo el Espritu de Jess puede hacer percibir la cuerda locura de las bienaventuranza evanglicas, continuamente objeto de burlas por la cultura dominante. Slo
l puede abrir de par en par ante nosotros los horizontes inslitos del amor verdadero, el que sabe perder la
propia vida a causa de Jess, para recuperarla en plenitud. Es puro don suyo que, entre los eslganes de lo efmero, podamos reconocer su voz como la nica que
sabe dar palabras de vida eterna.

Tiempo de pascua

218

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Me conduce junto a aguas tranquilas (Sal 22,2).

Lunes
de la cuarta semana
de pascua

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Jess, el buen pastor, dice de s mismo que conoce a los suyos.
Ser conocidos por Jess significa nuestra bienaventuranza, nuestra
comunin con l. Jess conoce slo a quienes ama, a aquellos que
le pertenecen, a los suyos (2 Tim 2,1 9). Nos conoce en nuestra calidad de perdidos, de pecadores que tienen necesidad de su gracia
y la reciben, y, al mismo tiempo, nos conoce como ovejas suyas. En
la medida en que nos sabemos conocidos por l y slo por l, se
nos da a conocer, y nosotros lo conocemos como el nico al que
pertenecemos para la eternidad (Gal 4,9; 1 Cor 8,3).
El buen pastor conoce a sus ovejas, y slo a ellas, porque le pertenecen. El buen pastor, y slo l, conoce a sus ovejas porque slo
l sabe quin le pertenece para la eternidad. Conocer a Cristo significa conocer su voluntad sobre nosotros y con nosotros, y llevara
a cabo; significa amar a Dios y a los hermanos (1 Jn 4,7s; 4,20).
La bienaventuranza del Padre es reconocer al Hijo como hijo, y la
del Hijo es reconocer al Padre como padre. Este recproco reconocimiento es amor, es comunin. Del mismo modo, la bienaventuranza del Salvador es reconocer al pecador como su propiedad
conquistada, y la del pecador es reconocer a Jess como su Salvador. En virtud de que Jess est ligado al Padre (y a los suyos) por
semejante comunin de amor y de conocimiento recproco, puede
entregar su propia vida por las ovejas y adquirir as el rebao
como propiedad suya para toda la eternidad (D. Bonhoeffer,
Memoria e fedelt, Magnano 1979, pp. I3s).

LECTIO
Primera lectura: Hechos de los Apstoles 11,1-18
En aquellos das, ' los apstoles y los hermanos de Judea se
enteraron de que tambin los paganos haban recibido la
Palabra de Dios. 2 Y, cuando Pedro subi a Jerusaln, los partidarios de la circuncisin le echaban en cara 3 que hubiese
entrado en casa de incircuncisos y hubiese comido con ellos.
Entonces Pedro comenz a darles una explicacin, punto
por punto:
5
- Estaba yo en Jafa orando, cuando ca en xtasis y tuve
una visin. Una especie de lienzo grande, colgado por las cuatro puntas, descenda desde el cielo y lleg hasta m. 6 Yo lo
miraba fijamente y vi que estaba lleno de cuadrpedos, bestias, reptiles y aves. 7 Entonces o una voz que me deca: Pedro, levntate, mata y come. 8 De ninguna manera, Seor
-respond- jams ha entrado en mi boca cosa profana o impura. 9 Pero la voz me habl por segunda vez desde el cielo y
me dijo: Lo que Dios ha hecho puro no lo consideres t impuro. I0 Esto se repiti tres veces, y despus todo fue subido
de nuevo al cielo. " En ese mismo momento, se presentaron
en la casa donde estbamos tres hombres que me haban t'ii
viado desde Cesrea. 12 Y el Espritu me dijo que lucia ion
ellos sin dudar. Vinieron conmigo tambin estos seis IUTIIWI
nos y entramos en la casa de aquel hombre. " El nos ionio
cmo haba visto un ngel que se present en su casa v le ll|o:
Manda que vayan a Jafa en busca de Simn, llamado l'riluij

220

Cuarta semana de pascua

14

sus palabras te traern la salvacin a ti y a todos los de tu


casa. '5 Apenas haba comenzado yo a hablar, cuando el Espritu Santo descendi sobre ellos, lo mismo que sobre nosotros al principio. I6 Entonces record aquello que haba dicho
el Seor: Juan bautiz con agua, pero vosotros seris bautizados con Espritu Santo. " Por tanto, si Dios les haba dado
a ellos el mismo don que a nosotros por creer en el Seor
Jesucristo, quin era yo para oponerme a Dios?
18
Al or esto, se callaron y alabaron a Dios diciendo:
- As que tambin a los paganos les ha concedido Dios la
conversin que lleva a la vida!

** El pasaje presenta las dificultades que encontraban los ambientes judeocristianos respecto a la apertura a los paganos. Incluso Pedro, el gua autorizado, se ve
obligado a dar cuentas, de manera detallada y paciente,
para explicar cmo lleg a dar un paso tan atrevido. El
descontento nace por un motivo de tipo ritualista y alimenticio: nos vienen a la mente los reproches que dirigan los fariseos a Jess porque se sentaba a la mesa con
publcanos y pecadores (Le 5,30). Aunque tambin puede ser un pretexto destinado a esconder el verdadero reproche: cmo ha podido atreverse Pedro a bautizar sin
hacer aceptar primero toda la iniciacin juda?
ste es el verdadero objeto del contencioso: se puede
ser cristiano sin pasar por el judaismo? Pedro comprende
que los argumentos no habran bastado para convencer,
y por eso pasa a la narracin de los hechos. De stos se
desprende que ha sido claramente Dios quien, a travs
de una cadena de acontecimientos, le ha obligado a
tomar esta decisin.
El clima general del ambiente de la Iglesia de Jerusaln es de gran franqueza, pero tambin y sobre todo de
verdadera fraternidad y apertura a la accin del Espritu. Los obstculos todava no han cado del todo, ya que
sus convicciones estn arraigadas y sus costumbres son
inveteradas. Pero la conclusin muestra una satisfaccin
admirada: Asque tambin a los paganos les ha conce-

Lunes

221

dido Dios la conversin que lleva a la vida!. La sucesin de los acontecimientos, guiados como es evidente
por la m a n o de Dios, ha abierto ahora el camino de la
predicacin a los paganos. La autoridad de Pedro es la
garanta ms segura.

Evangelio: Juan 10,1-10 o bien Juan 10,11-18


(Para Juan 10,1-10 remitimos al evangelio del cuarto
domingo de pascua, ciclo A, p. 197. Sin embargo, si esa
lectura fue proclamada ayer, puede ser sustituida por
Juan 10,11-18, o sea, por el evangelio del cuarto domingo
de pascua, ciclo B, p. 205).

MEDITATIO
Jess se presenta como el buen pastor, pero hoy son
pocos los que desean asumir el papel de oveja, y menos an el de oveja dcil. Menos todava pertenecer a un
rebao. Existe en nuestros das u n a alergia innata a form a r parte de un rebao conducido por otros. Se deber al sentido de la dignidad personal? Ser la conciencia de los derechos de la persona? Ser la cultura
democrtica la que nos impide aceptar de buen grado
esta imagen -pastoral, es cierto, aunque tambin paternalista-? Una imagen contaminada adems por recuerdos o por relatos de abusos por parte de pastores que
h a n esquilado al rebao, en vez de apacentarlo con
benevolencia y discrecin, por el recuerdo de no lejanos guas polticos que engaaron a las masas con tlis
cursos fascinantes y trgicos.
Jess, sin embargo, se presenta como el pastor de
los pastos eternos que conoce senderos que ningn
otro conoce, que muestra de un modo bstanle eficaz

Cuarta semana de pascua

222

que es un pastor diferente, que no se limita a decir,


sino que llega a entregar su vida para avalar su peticin de convertirse en gua verdadero y b u e n o hacia
las metas definitivas. No hay por su parte ninguna pretensin de dominio, ninguna peticin de sometimiento, ninguna condicin de renuncia a nuestra propia
dignidad. Slo pide que nos fiemos de l, que nos confiemos a l, para llegar a la meta. Est tan desprendido de todo poder, tan entregado a su accin de gua
manso y seguro, que da su propia vida por las ovejas.
Por m, de un modo particular y eficaz desde ahora, en
la medida en que deseo ser guiado por l hacia la vida
eterna.

ORATIO
Tambin yo me encuentro, Seor, no pocas veces,
entre los que no desean ser guiados demasiado por ti. Sin
embargo, es entonces cuando me dejo guiar por este
mundo. Queriendo huir de tu rebao, me agrego al rebao que camina sin meta y sin esperanza. O bien, sin preocuparme por lo que pasar maana, prefiriendo vivir mi
jornada con mis opiniones, que son despus las de la mayora que vagan por senderos que no llevan a ninguna
parte. Veo que estoy terriblemente condicionado por el
pensamiento de mi ambiente, que me resulta difcil salir
del rebao de quien vive su propia vida tranquilamente.
Te pido, Seor, que m e ilumines para que pueda comprender que t eres la luz, el gua, el camino. E ilumname tambin para que comprenda que entrar en tu rebao no supone conducir mi cerebro al montn, sino
ponerlo en los senderos de la vida, unos senderos q u e
slo t conoces, porque has bajado del cielo para indicarnos el camino que lleva al cielo. Especialmente en los
das serenos, cuando las luces de este m u n d o brillan y
nos atraen, ilumina mi corazn para que no m e pierda,

223

Lunes

sino que te sienta como pastor dulce y gua digno de


confianza.

CONTEMPLATIO
El buen pastor se hace hierba del pasto para quien se
convierte en oveja suya. Por eso, lo primero que te ensea la Iglesia es que debes hacerte oveja del buen pastor
y dejarte guiar por la catequesis hacia los pastos y las
fuentes de la enseanza, para ser sepultado con l mediante el bautismo en su muerte, y sin tener miedo de
una muerte semejante. Y es que no se trata de muerte,
sino de sombra de la muerte, de una imagen [...].
Despus, te apoya con el cayado del Espritu Santo
porque el Espritu Santo es el consolador. Prepara con
todo lujo para ti la mesa de la Palabra de Dios, frente a la
mesa de tus adversarios, los demonios. Te perfuma la cabeza con el aceite del Espritu. Te limpia el cliz del vino
que alegra el corazn y suscita en tu espritu esa sobria
embriaguez que te disuade de las cosas pasajeras, sumergindote en las eternas. Quien ha gustado esta ebriedad pasa de esta vida fugaz a la eterna y habita en la
casa del Seor a lo largo de los das (Gregorio de Nisa).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
El Seor es mi pastor, nada me falta (Sal 23,1).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Los guas religiosos -sacerdotes, ministros, rabinos o /'manespueden ser admirados y reverenciados, aunque tambin odiados y

224

Cuarta semana de pascua

despreciados. Esperamos que nuestros guas religiosos nos lleven


ms cerca de Dios con sus oraciones, su enseanza, su gua. Por
eso, vigilamos su comportamiento con atencin y escuchamos de
manera crtica sus palabras. Pero precisamente porque esperamos
de ellos, a menudo sin darnos cuenta, algo ms grande que un
comportamiento humano, nos sentimos fcilmente decepcionados o
incluso nos sentimos traicionados cuando se muestran tan humanos
como nosotros. Nuestra admiracin absoluta se transforma rpidamente en un odio ilimitado.

Martes
de la cuarta semana
de pascua

Intentemos amar a nuestros guas religiosos, perdonar sus culpas


y verlos como hermanos y hermanas. De este modo dejaremos que
ellos, a travs de su humanidad rota, nos lleven ms cerca del
corazn de Dios (H. J. M. Nouwen, Pane per il viaggio, Brescia
1997, p. 113 [trad. esp.: Pan para el viaje, PPC, Madrid 1999]).

LECTIO

P r i m e r a l e c t u r a : H e c h o s d e los A p s t o l e s 11,19-26
En aquellos das, " los discpulos que se haban dispersado
a causa de la persecucin provocada por el caso de Esteban
llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioqua, pero sin predicar
la Palabra a nadie ms que a los judos. 20 Haba, sin embargo, entre ellos algunos chipriotas y cirenenses, los cuales, al
llegar a Antioqua, predicaban tambin a los no judos, anuncindoles la Buena Noticia de Jess, el Seor. 21 El poder del
Seor estaba con ellos, y fue grande el nmero de los que creyeron y se convirtieron al Seor.22 La noticia lleg a odos de la
iglesia de Jerusaln, y enviaron a Bernab a Antioqua. 2' Cuando ste lleg y vio lo que haba realizado la gracia de Dios, se alegr y se puso a exhortar a todos para que se mantuvieran fieles
al Seor, 24 pues era un hombre bueno y lleno del Espritu Santo y de fe. Y una considerable multitud se adhiri al Seor.
25
Despus fue a Tarso a buscar a Saulo. -'" Cuando lo encontr,
lo llev a Antioqua, y estuvieron juntos un ao entero en
aquella iglesia, instruyendo a muchos. En Antioqua fue donde se empez a llamar a los discpulos cristianos.
* Lo que Pedro realiz con Cornelio lo llevan a cabo
tambin los discpulos perseguidos y dispersados y,
adems, a gran escala. Los helenistas, expulsados de Je-

226

Cuarta semana de pascua

rusaln, se transforman en misioneros y predican en


Samara, Fenicia, Chipre y Antioqua, dirigindose asimismo a los griegos, es decir, a los paganos. Antioqua,
situada en la parte septentrional de Siria, junto al Mediterrneo, aparece como el lugar privilegiado de la misin a los paganos, como polo de difusin del nuevo
camino entre los griegos. Es tambin el lugar donde
percibe la gente la nueva realidad representada por los
cristianos, su diferencia respecto a los judos, su identidad especfica y, por consiguiente, el nuevo nombre.
Pero Jerusaln vigila: las mismas reservas que aparecieron respecto a la actuacin de Pedro surgen ahora
con respecto a la comunidad de Antioqua. Y se enva
una inspeccin. Afortunadamente, se escoge al hombre justo, Bernab, que no por nada recibe el nombre de
hombre que infunde nimo, el cual, por encontrarse
lleno del Espritu Santo, estaba en condiciones de discernir la obra del mismo Espritu y de comprender sus
caminos. Y, por consiguiente, de animar a perseverar en
el camino emprendido. Se presenta a Bernab con gran
simpata: no slo sabe ver la direccin de la historia de
la salvacin, sino comprender tambin que hacen falta
hombres justos para secundar la accin del Espritu. Por
eso no se queda mano sobre mano, sino que se va a repescar a Pablo, olvidado en Tarso, pero ahora maduro
para las grandes empresas misioneras, y lo introduce en
el clima vivaz y dinmico de Antioqua.

Evangelio: Juan 10,22-30


Era invierno. Se celebraba en Jerusaln la fiesta que conmemoraba la dedicacin del templo. " Jess estaba en el templo, paseando por el prtico de Salomn. 24 En esto, se le acercaron los judos, se pusieron a su alrededor y le dijeron:
- Hasta cundo vas a tenernos en vilo? Si eres el Cristo,
dnoslo claramente de una vez.

Martes

227
25

Jess les respondi:


- Os lo he dicho con toda claridad y no me habis credo.
Las obras que yo hago por la autoridad recibida de mi Padredan testimonio de m; 26 vosotros, sin embargo, no me creis
porque no pertenecis a las ovejas de mi rebao. " Mis ovejas
escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. 28Yo les
doy vida eterna y no perecern para siempre; nadie puede
arrebatrmelas. 19 Mi Padre, que me las ha dado, es superior a
todos, y nadie puede arrebatarlas de manos de mi Padre. 30 El
Padre y yo somos uno.

** Es la fiesta de la Dedicacin, la que se celebra en


Jerusaln durante el perodo invernal. Jess pasea por
el prtico de Salomn por el lado oriental, que mira al
valle del Cedrn. Se le acercan algunos y le plantean
u n a pregunta sobre su identidad mesinica (v. 24), una
pregunta que tiene la apariencia de un inters sincero,
a u n q u e en realidad es insidiosa y provocativa. Jess responde en dos momentos sucesivos: en primer lugar,
sobre el mesiazgo (w. 25-31) y, a continuacin, sobre la
divinidad (w. 32-39).
E s t a m o s ante la magna polmica que enfrentaba a
Jess con sus enemigos. Jess ya haba presentado antes de varios modos sus propias credenciales de Hijo
de Dios y de enviado del Padre, especialmente a travs
de sus obras extraordinarias. Hubieran debido captar
su mesiazgo y creer en su misin, pero lodo intento
haba resultado intil (w. 25s). Si muchos no aceptan
su testimonio, la verdadera razn de ello consiste en el
hecho de que no pertenecen a sn rebao. En cambio,
quien escucha da pruebas de pertenecer al nuevo pueblo de Dios (w. 27s). Juan pone en boca de Jess tres
afirmaciones que sealan la identidad de las ovejas y
sus caractersticas con respecto a Jess: Escuchan mi
voz, me siguen y no perecern para siempre.
Los creyentes, que caminan en la verdad y en la luz,
tendrn que sufrir, pero la vida de comunin con
Cristo, vencedor de la muerte, les da la seguridad de la

Cuarta semana de pascua

228

victoria. Su vida es asimismo para siempre comunin


con el Padre, cuya mano, ms poderosa que todo, los
sostiene y los protege con la donacin de su Hijo. La seguridad plena y definitiva que Jess y el Padre garantizan a los creyentes se fundamenta en su profunda unidad y comunin: El Padre y yo somos uno (v. 30).

MEDITATIO
Nosotros pertenecemos a Jess porque Jess pertenece al Padre. Somos u n a sola cosa con Jess porque
Jess es u n a sola cosa con el Padre. Creemos en las
obras de Jess porque Jess realiza las obras del Padre. Jess quiere establecer conmigo la misma relacin que l tiene con el Padre. Por eso escucho su voz,
que es eco de la voluntad del Padre. Por eso le sigo,
porque l me conduce al Padre. Por eso me aferr a l,
para no perecer nunca, porque s que m e conduce al
Padre.
Las afirmaciones de Jess son imponentes, en especial para u n judo: dice que es uno con el Padre, con
Dios, con el Altsimo, con el creador del cielo y de la
tierra, con el ser que est por encima de todos los otros
seres. stas y otras afirmaciones, particularmente numerosas en el evangelio de Juan, sorprenden, aturden,
dejan sin aliento, y as debi de ocurrirles a sus interlocutores.
Tambin hoy le ocurre lo m i s m o a quien se queda
perplejo frente a t a m a a pretensin o presuncin o
luz deslumbrante. Pero Juan no atena nada, no hace
descuentos; procede sobre la cresta de afirmaciones que dan vrtigo, que requieren valor, pero que tambin permiten no perecer para siempre. Precisamente porque toman su luminosidad de la luz misma de
Dios.

Martes

2."

ORATIO
Ilumina, Seor, mi corazn, tardo para comprcndei;
abre mi mente a la comprensin de tu Palabra, tan
grande que en ocasiones me desconcierta. Tambin a m
me viene en algunos momentos la tentacin de decirle:
Te escuchar en otra ocasin. En medio de la complejidad de nuestra sociedad, en medio de la presentacin de tantas opiniones, incluso religiosas, frente al pulular de tantas divinidades, viejas o nuevas, desde la
incertidumbre que en ocasiones hace presa en m, puedo comprender el desconcierto e incluso el escepticismo
de muchos de mis hermanos. stos son ovejas errantes
sin pastor, porque es posible que tu voz haya resonado
alguna vez en sus odos, pero ha sido arrollada por demasiadas voces, por demasiadas opiniones, por demasiados maestros de vida o de muerte.
Te suplico, Seor, por m, que me acerco a tu Palabra:
confrmala en mi corazn con la evidencia que slo lu
Espritu puede darle. Te suplico tambin, Seor, por mis
hermanos, inseguros, perdidos, confusos: habales al corazn, hazte or no como un maestro entre tantos, sino
como el Maestro, porque t eres uno con el Padre.

CONTEMPLATIO
He aqu, hermanos, un gran misterio que hace pensar. El sonido de nuestras palabras i m pacta en nuestros
odos, pero el verdadero Maestro est dentro de vosotros. Que nadie piense que puede aprender alfo de un
hombre. La enseanza exterior es slo una ayuda, un
reclamo. El que ensea a los corazones tiene su cledia
en el cielo. Que sea, pues, l quien hable dentro de voso
tros, all donde ningn hombre puede penetrar, puesto
que, aunque alguien pueda estar a tu laclo, nadie puede
estar en tu corazn.

Cuarta semana de pascua

230

Y que no haya nadie en tu c o r a z n : que en l est


Cristo, su uncin, a fin de que tu c o r a z n n o permanezca sediento en el desierto, sin u n a fuente d o n d e calmar
su sed. En consecuencia, es interior el Maestro que ensea. Es Cristo quien ensea con sus inspiraciones.
Cuando nos faltan sus inspiraciones y su uncin, en
vano alborotan las palabras de fuera (Agustn, Comentario a la Primera carta de Juan, m,13).

Mircoles
de la cuarta semana
de pascua

ACTIO
LECTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


Esculpe, Seor, la Palabra en mi

corazn.

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Leer significa a menudo recoger informacin, adquirir nuevas
perspectivas y nuevos conocimientos y dominar un nuevo campo
del saber. Puede conducirnos a una licenciatura, a un ttulo, a un
certificado. La lectura espiritual, sin embargo, es diferente. No significa simplemente leer cosas espirituales; significa tambin leer las
cosas espirituales de modo espiritual. Esto requiere disponibilidad
no slo para leer, sino tambin para ser ledos; no slo para dominar las palabras, sino para ser dominados.
Mientras leamos la Biblia o un libro espiritual simplemente para
adquirir conocimiento, nuestra lectura no nos ayudar en nuestra
vida espiritual. Podemos llegar a ser grandes expertos en cuestiones espirituales, sin llegar a ser de verdad personas espirituales. Al
leer las cosas espirituales de modo espiritual, abrimos el corazn a
la voz de Dios. Debemos estar dispuestos a dejar aparte el libro que
estamos leyendo y escuchar simplemente lo que Dios nos dice a travs de sus palabras (H. J. M. Nouwen, Pane per I viaggio, Brescia
1997, p. 118 [trad. esp.: Pan para el viaje, PPC, Madrid 1999]).

Primera lectura*. H e c h o s d e l o s A p s t o l e s 12,24-25-,


13,l-5a
24
Entre tanto, la Palabra de Dios creca y se multiplicaba.
Bernab y Saulo, cumplida su misin, volvieron de Jerusaln, llevando consigo a Juan, llamado Marcos.
131
En la iglesia de Antioqua haba profetas y doctores:
Bernab, Simn el Moreno, Lucio el de Cirene, Manan, hermano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo. 2 Un da, mientras celebraban la liturgia del Seor y ayunaban, el Espritu
Santo dijo:
- Separadme a Bernab y a Saulo para la misin que les he
encomendado.
3
Entonces, despus de ayunar y orar, les impusieron las
manos y los despidieron.
4
Enviados, pues, por el Espritu Santo, Bernab y Saulo
bajaron a Seleucia, y de all se embarcaron rumbo a Chipre.
5
Llegados a Salamina, anunciaban la Palabra de Dios en las
sinagogas de los judos.
25

** Se produce u n a escasez, y la c o m u n i d a d de Antioqua, p o r m e d i o de B e r n a b y Saulo, enva ayuda a


Jerusaln. ste es el inicio de u n c o n s t a n t e intercambio de dones entre las Iglesias. S a n t i a g o h a sido con-

232

Cuarta semana de pascua

denado a muerte, Pedro ha sido encarcelado y liberado; muere el perseguidor Herodes Agripa, rodo por
los gusanos.
Entre tanto, la Palabra de Dios creca y se multiplicaba: los acontecimientos h u m a n o s sirven de fondo
al acontecimiento divino de la carrera de la Palabra
por el m u n d o . La comunidad de Antioqua, como ya
sabemos, se muestra vivaz y est dotada de profetas y
doctores, es decir, de personas que saben sealar la novedad de Dios y saben explicar su Palabra. Pablo y
Bernab, vueltos a Antioqua con Juan Marcos, tienen
ante ellos la evangelizacin de la gran ciudad, de cerca
de medio milln de habitantes, pero el Espritu (a travs de un orculo de alguno de los profetas?) les destina
a la misin del vasto m u n d o .
Ser sta la verdadera voluntad de Dios? La respuesta procede del ayuno y de la oracin: s, es voluntad de Dios. No queda ms que imponerles las manos,
signo con el que se confa al Espritu y se c o m p a r t e n
las responsabilidades: la misin aparece, ya desde sus
comienzos, como obra del Espritu y del envo y colaboracin de la Iglesia. La misin que construye la Iglesia no se realiza, por consiguiente, sin el discernimiento de la Iglesia, que ayuna y ora para q u e su obra
sea lo ms conforme posible al obrar del Espritu.

Evangelio: Juan 12,44-50


En aquel tiempo, 44 Jess afirm solemnemente:
- El que cree en m, no solamente cree en m, sino tambin
en el que me ha enviado; 45 y el que me ve a m ve tambin al
que me envi. 46 Yo he venido al mundo como la luz, para que
todo el que crea en m no siga en tinieblas. 47 No ser yo quien
condene al que escuche mis palabras y no haga caso de ellas,
porque yo no he venido para condenar al mundo, sino para
salvarlo. 4H Para aquel que me rechaza y no acepta mis palabras hay un juez: las palabras que yo he pronunciado sern

Mircoles

233

las que le condenen en el ltimo da. m Porque yo no hablo en


virtud de mi propia autoridad; es el Padre, que me ha enviado, quien me orden lo que debo decir y ensear. 50 Y s que
sus mandamientos llevan a la vida eterna. Por eso, yo enseno
lo que he odo al Padre.

* La percopa constituye el eplogo de la vida pblica: es el ltimo fragmento del libro de los signos
de Juan. El propio Jess dirige u n a clara y definitiva
llamada a todos los discpulos para que orienten su
propia vida en lo esencial con u n a adhesin convencida y vital a su divina Palabra. Estas palabras son vlidas y actuales para cualquier tiempo de la Iglesia.
Antes que nada, recuerda Cristo que el objeto de la fe
reposa en el Padre, que ha enviado a su propio Hijo al
mundo. Entre el Padre y el Hijo hay una vida de comunin y de unidad, por lo que el que crea en el Hijo cree
en el Padre, y el que ve al Hijo ve al Padre. Existe una
plena identidad entre el creer en Jess y el ver a
Jess, entre el creer en el Padre y el ver al Padre.
Para el evangelista, nos encontramos frente a u n ver sobrenatural que experimenta el que acoge la Palabra del
Hijo de Dios y la vive. Cristo, es decir, la plena revelacin
de Dios, es el rostro de Dios hecho visible. Quien se
adhiere a l reconoce y acepta el amor del Padre.
Desde el Padre y el Hijo, pasa Juan, a continuacin,
a considerar el mundo en el que viven los hombres.
Quien tiene fe en Jess entra en la vida y en la luz.
Ahora bien, la necesidad de creer en el Hijo y en su misin est motivada por el hecho de que l es la luz del
mundo (Jn 8,12; 9,5; 12,35s). Quien acoge la luz de la
vida escapa de las tinieblas de la muerte, de la incomprensin y del pecado, y se salva a s mismo de la situacin de ceguera en la que con frecuencia se encuentra el h o m b r e . En efecto, el verdadero discpulo es
el que cree, guarda en su corazn y pone en prctica las
palabras de Jess. Por el contrario, el que no cree ni vive

Cuarta semana de pascua

234

las exigencias del Evangelio incurre en el juicio de condena y, el ltimo da, ser cribado por la misma Palabra
de vida que no ha acogido.

MEDITATIO
En el evangelio de hoy encontramos palabras de confianza y palabras de temor. Palabras de vida y de muerte.
Palabras de salvacin y de condena. Es cierto que Jess
no ha venido para juzgar el mundo. Sin embargo, su Palabra y su misin realizan automticamente u n juicio y
se convierten en el criterio ltimo de verdad y de praxis.
Mi actitud con Jess y con su Palabra lleva a cabo
hoy el juicio, el presente y el futuro. En la persona de
Cristo est la realidad definitiva. Y he de hacer frente,
aqu y ahora a esta realidad, porque es lo definitivo lo
que sopesa lo que pasa, es lo eterno lo que criba lo transitorio. Es hoy cuando decido mi destino eterno. Es hoy
cuando debo compararme con Cristo, es hoy cuando
debo configurarme con la Palabra. Es hoy cuando mi
vida est suspendida entre la vida y la muerte, entre la
luz y las tinieblas, entre el todo y la nada.
Importancia del momento presente. Importancia decisiva del instante que estoy viviendo. Valor eterno de este
fugacsimo momento. Valor del hoy para mi destino
eterno. Recuperacin del sentido de la dramtica ambivalencia del momento presente, tan vivo en muchos
santos. Hacia dnde estoy orientado hoy, en este momento, en lo hondo de mi corazn?

ORATIO
Concdeme, Padre, que me deje empapar por estas
palabras tuyas de salvador y de juez. Haz que, a pesar

Mircoles

235

de la carga de miseria que soy, no pierda la confianza,


no me aleje de ti entristecido y desalentado, sino que
acuda a ti para dejarme iluminar por tu luz, revigorizar
por tu vitalidad, deseoso de recuperar tu vida.
Concede a mi corazn asustado ver bajo la dureza de
tus palabras la voluntad de recuperarme y salvarme.
Concdeme, pues, orlas como una ayuda concreta para
no perder la vida eterna que has preparado para m.
S que quieres salvarme y que por eso has enviado a
tu Hijo, que m e ha transmitido tus palabras. Te suplico
que ninguna de mis culpas me haga perder la confianza en que t quieres mi salvacin y no mi condena;
que quede siempre, por tanto, u n a rendija de esperanza para m, porque eres un Dios benvolo incluso
cuando te muestras severo. Padre bueno y misericordioso, esculpe en mi corazn las palabras de tu Hijo
para que yo pueda gustar hoy, m a a n a y siempre tu
salvacin.

CONTEMPLATIO
Las divinas Lecturas, si bien, por un lado, levantan
nuestro nimo para que no nos aplaste la desesperacin, por otro nos infunden miedo para que no nos
agite el viento de la soberbia. Seguir el camino de en
medio, verdadero, recto, que - c o m o decimos t a m b i n corre entre la izquierda de la desesperacin y la diestra
de la presuncin, nos resultara muy difcil si Cristo no
nos hubiera dicho: Yo soy el camino, la verdad y la vida
(Jn 14,6). Como si hubiera dicho: Por dnde quieres ir?
Yo soy el camino. Adonde quieres ir? Yo soy la verdad.
Dnde quieres permanecer? Yo soy la vida. Caminemos,
pues, con seguridad por este camino, pero temamos tambin las insidias que nos amenazan (Agustn, Sermn
142, 1, passim).

Cuarta semana de pascua

236

Jueves
de la cuarta semana
de pascua

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Brille sobre nosotros la luz de tu rostro (Sal 4,7b).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


El gran misterio de la encarnacin es que Dios tom en Jess la
carne numana, a fin de que toda carne humana pudiera revestirse
de la vida divina. Nuestras vidas son frgiles y estn destinadas a
la muerte; ahora bien, puesto que Dios, a travs de Jess, ha compartido nuestra vida frgil y mortal, ya no tiene la muerte la ltima
palabra. La vida ha salido victoriosa.
Escribe el apstol Pablo: Cuando este ser corruptible se revista
de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortali dad,
entonces se cumplir lo aue est escrito: La muerte ha sido devorada por la victoria. Dnde est, oh muerte, tu victoria? Dnde est,
oh muerte, tu aguijn? (1 Cor 15,54). Jess ha suprimido la fatalidad de nuestra existencia y le ha dado a nuestra vida un valor eterno (H. J. M. Nouwen, Pane per il viaggio, Brescia 1997, p. 11 3
[trad. esp.: Pan para el viaje, PPC, Madrid 1999]).

LECTIO

Primera lectura: H e c h o s d e l o s Apstoles 13,13-25


13

Pablo y los suyos zarparon de Pafos y llegaron a Perge de


Panfilia. Pero Juan los dej y se volvi a Jerusaln. I4 Ellos, pasando ms all de Perge, llegaron a Antioqua de Pisidia. All
entraron en la sinagoga el sbado y se sentaron. I5 Despus de
la lectura de la Ley y de los profetas, los jefes de la sinagoga
les hicieron esta invitacin:
- Hermanos, si tenis algo que decir a la asamblea, hablad.
16
Pablo entonces se levant, impuso silencio con la mano
y dijo:
- Israelitas y los que temis a Dios, " escuchad. El Dios de
este pueblo, Israel, eligi a nuestros antepasados y engrandeci al pueblo durante su permanencia en Egipto; despus los
sac de all con brazo fuerte, ls y por espacio de cuarenla aos
los cuid en el desierto. 19 Despus de destruir siele naciones
en Canan, les dio en herencia sus tierras. '" l'.slo dur unos
cuatrocientos cincuenta aos. Despus les dio jueces hasla los
tiempos del profeta Samuel. 2I Pidieron luego un rey, y Dios
les dio a Sal, hijo de Cis, de la Irib de Benjamn, durante
cuarenta aos. " Depuesto Sal, les puso como rey a David, de
quien hizo esta alabanza: He hallada a David, hijo de Jes, un
hombre segn mi corazn, el cual har siempre mi voluntad.
23
De su posteridad, Dios, segn su promesa, suscit a Israel
un Salvador, Jess. 24 Antes de su venida, Juan haba predicado a todo el pueblo de Israel un bautismo de penitencia. 25 El

238

Cuarta semana de pascua

mismo Juan, a punto ya de terminar su carrera, deca: Yo no


soy el que pensis. Detrs de m viene uno a quien no soy
digno de desatar las sandalias.

** Fue en Chipre donde tuvo lugar la conversin del


procnsul romano Sergio Paulo. A partir de ese momento se llama a Saulo con el nombre romano de Pablo. Por otra parte, este ltimo pasa, de colaborador de
Bernab, a primer plano, convirtindose en el verdadero jefe de la expedicin. A partir de ahora habla Lucas
de Pablo y Bernab. Con este episodio, puede decirse
que comienzan los Hechos de Pablo. De Perge a Antioqua de Pisidia, situada en el corazn de la actual
Turqua, hay unos quinientos kilmetros. Haba que recorrerlos a pie, atravesando los montes del Tauro, expuestos a variaciones trmicas y los peligros de salteadores. Quizs se debiera a esto la vuelta a Jerusaln de
Juan-Marcos.
Pero el inters de Lucas est totalmente concentrado
en la Palabra. sta es anunciada en la sinagoga de la
ciudad en el marco de una celebracin litrgica. Existe
un paralelismo entre el discurso programtico de Jess
(cf. Le 4,16-20) y este discurso, asimismo programtico,
de Pablo. Este ltimo parte, en su argumentacin, de las
grandes lneas de la historia bblica y centra su discurso en el rey David, a quien est ligada la promesa del
Salvador.
La historia de Israel est presentada a grandes rasgos, porque todo en ella debe conducir a aquel que ser
el cumplimiento de la promesa, anunciado inmediatamente antes de la predicacin de un bautismo de penitencia por parte de Juan. Presenta a Jess como el mejor fruto de la historia de Israel y como el cumplimiento
de sus esperanzas. Debemos sealar que la difusin de
las comunidades judas en la dispora, en las distintas
legiones del Imperio romano, ser un terreno ya preparado para recibir el mensaje de los primeros misioneros

Jueves

239

cristianos. Tienen en comn una historia y una promesa.


Y tienen tambin en comn una organizacin capilar
de base, de la que parten para el anuncio de la Buena
Noticia.

Evangelio: Juan 13,16-20


En aquel tiempo, tras haber lavado Jess los pies a sus discpulos, les dijo: l6 Yo os aseguro que un siervo no puede ser
mayor que su seor, ni un enviudo puede ser superior a quien
lo envi. " Sabiendo esto, seris dichosos si lo ponis en prctica. ,8 No estoy hablando de lodos vosotros; yo s muy bien a
quines he elegido. Pero hay un texto de la Escritura que debe
cumplirse: El que come mi pan se ha vuelto contra m. " Os
digo estas cosas ahora, antes de que sucedan, para que cuando sucedan creis que yo soy.20 Os aseguro que todo el que reciba a quien yo enve, me recibe a m mismo y, al recibirme a
m, recibe al que me envi.

** El fragmento conclusivo del lavatorio de los pies


vuelve sobre el tema del amor hecho humilde servicio.
Existe u n misterio por comprender que va ms all
del hecho concreto, y que la comunidad cristiana debe
acoger y revivir: practicar la Palabra de Jess y vivir la
bienaventuranza del servicio hecho amor recproco. El
Seor subraya, en la intimidad de la ltima cena, que la
vida cristiana no es slo comprender, sino tambin
practicar; no slo conocer, sino hacer siguiendo su
ejemplo.
Toda la accin cristiana nace del hacer que tiene su
razn en la disponibilidad para todos los dems. El
amor que salva es aceptar, en la fe, la propia aniquilacin y la prctica de su ejemplo como regla de vida. Al
arrodillarse ante sus discpulos para lavarles los pies,
Jess se entrega a ellos y realiza el gesto de su muerte
en la cruz. Al humillarse ante ellos, les invita a entrar en
la plenitud de su amor y a entregarse recprocamente.

240

Cuarta semana de pascua

Con la invitacin a imitar su ejemplo en la vida, Jess se


dirige a sus discpulos y, en particular, a aquel que iba a
traicionarlo. El pensamiento de que uno de los suyos lo
iba a entregar aflige profundamente al rab. Con todo,
su amor abraza a todos y no excluye ni siquiera al traidor de los gestos de bondad y de servicio. Lo nico que
le preocupa es que los otros discpulos no sufran el escndalo que provocar la traicin de Judas, e intenta
prevenirlos de esto citando u n pasaje de la Escritura:
Hasta mi amigo ntimo, en quien yo confiaba, el que
comparta mi pan, me levanta calumnias (Sal 41,10).
La denuncia anticipada, por parte del Maestro, de la
traicin de Judas se convierte para los discpulos en una
prueba ulterior de su divinidad y en la confirmacin de
su presencia en todos los hechos relativos a su vida y a
su muerte (v. 19). El destino de todo apstol va ligado,
inseparablemente, al de Jess y, por medio de ste, al
Padre (v. 20).

MEDITATIO
El Padre enva al Hijo, el Hijo enva a sus discpulos;
y as como el Hijo repite el comportamiento del Padre,
tambin los fieles de Jess deben repetir el comportamiento del Hijo. Ahora bien, los discpulos saben que
Jess se ha comportado como u n siervo que, reconociendo en cada hombre a su propio seor, se dedica a l,
incluso en el ms humilde de los servicios, segn el significado simblico del lavatorio de los pies. Pero como
la ley del servicio es dura, pronto es removida y sustituida o suavizada o manipulada. Se habla as de servicio, se teoriza sobre l, pero nos mantenemos alejados
del humilde servicio activo.
Por eso proclama Jess bienaventurados no a los que
hablan de servicio, sino a quienes lo practican. Acaso

241

Jueves

le traicion Judas por esto? Pensaba acaso que aunque


Jess hablara de servicio, entenda de hecho el servicio
del poder? No se marchara cuando vio que el servicio,
para Jess, era precisamente el de los autnticos siervos,
una realidad dura y no una palabra para adornarse?
Y yo, cmo me sito ante el servicio? Conozco la
sonoridad y la popularidad de la Palabra ms que su humilde y a menudo humillante realidad? Medito en el
servicio para hablar bien de l o para convencerme de
que debo rebajarme a servir?

ORATIO
S, Seor mo, tambin yo pertenezco a la categora
de los siervos de nombre y de los servidos de hecho. Me
gustara ser considerado siervo tuyo, y algo menos ser
considerado siervo de los otros. Porque si bien, teniendo todo en cuenta, ser considerado siervo tuyo es algo
que gratifica, convertirse en siervo de los hombres no
parece ni agradable ni honorable. Y por eso no he gustado an la bienaventuranza del servicio: demasiadas
palabras y pocos hechos; mucha teora y poca prctica;
mucha exaltacin de los santos que han servido y poco
compromiso con el servicio; muchas palabras hermosas
para aquellos que me sirven y muy pocas ganas de pasar a su bando.
Seor misericordioso, abre mis ojos a las muchas ilusiones que cultivo sobre mi servicio; refuerza mis rodillas, que se niegan a plegarse para lavar los pies; da firmeza a mis manos, que se cansan de coger el barreo
con el agua sucia por el polvo pegado a los pies de los
viajeros que llaman a mi puerta. He de confesarte, Seor, que soy muy, muy dbil, que ando muy lejos de tu
ejemplo de vida. Concdeme tu Espritu para ahuyentar
mis miedos y para vencer mis timideces.

Cuarta semana de pascua

242

Seor, ten piedad de mis hermosas palabras sobre el


servicio. Seor, ten piedad de mis escasas obras. Seor,
ten piedad de mi corazn, que no conoce todava la bienaventuranza del servicio verdadero y humillante.

CONTEMPLATIO
Lo que tiene de nico el lavatorio de los pies es hacernos ver que estamos perdonados por anticipado y somos dignos de ser honrados. El ejemplo que debern
imitar siempre los apstoles es esta actitud de respeto
con cualquiera cuyo verdadero nombre est escrito en
los cielos; una actitud de disponibilidad respecto a los
hermanos. En conclusin, una actitud de misericordia:
Seris dichosos si lo ponis en prctica (Jn 13,17).
S, porque todas las bienaventuranzas estn incluidas
en la misericordia, que se realiza en las mil formas inspiradas por el amor: tambin vosotros debis lavaros los
pies los unos a los otros. Un siervo no puede ser mayor
que su seor (Jn 13,16) (P. M. de la Croix, L'vangile de
Jean et son tmoignage spirituel, Pars 19592, p. 397).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Ayudaos mutuamente
a llevar vuestras
(Gal 6,2).

cargas

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Ha llegado la hora. Y el primer gesto que salta de aquel fatal
olpe de gong, en un rito que parece predispuesto, es ir a coger un
enroo. Qu debe hacer quien sabe que dentro de poco morir?

Jueves

243

Si ama a alguien y tiene algo para dejarle, debe dictar su testamento. Nosotros nos nacemos traer papel y pluma. Cristo fue a coger
un barreo, una toalla, y derram agua en un recipiente.
Aqu empieza el testamento; aqu, tras secar el ltimo pie, podra terminar tambin...
Os he dado ejemplo... Si tuviera que escoger una reliquia de
la pasin, escogera entre los flagelos y las lanzas aquel barreo
redondo de agua sucia. Dar la vuelta al mundo con ese recipiente
bajo el brazo, mirar slo los talones de la gente; y ante cada pie
ceirme la toalla, agacharme, no levantar los ojos ms all de la
pantorrilla, para no distinguir a los amigos de los enemigos. Lavar
los pies al ateo, al adicto a la cocana, al traficante de armas, al
asesino del muchacho en el caaveral, al explotador de la prostituta
en el callejn, al suicida, en silencio: hasta que hayan comprendido.
A m no se me ha dado ya levantarme para transformarme a m
mismo en pan y en vino, para sudar sangre, para desafiar las espinas y los clavos. Mi pasin, mi imitacin de Jess a punto de morir, puede quedarse en esto (L. Santucci, Una vita di Cristo. Volete
andavene anche voi? Cinisello B. 1 995 2 , pp. 205-207, passim).

Viernes

Viernes
de la cuarta semana
de pascua

LECTIO

Primera lectura: H e c h o s de los Apstoles 13,26-33


En aquellos das, llegado Pablo a Antioqua de Pisidia,
deca en la sinagoga: 26 Hermanos, hijos de la estirpe de
Abrahn, y los que, sin serlo, temis a Dios, es a vosotros a
quienes se dirige este mensaje de salvacin. " Ciertamente, los
habitantes de Jerusaln y sus jefes no reconocieron a Jess, y
al condenarlo cumplieron las palabras de los profetas que se
leen todos los sbados. 28 Sin haber hallado en l ningn delito que mereciera la muerte, pidieron a Pilato que lo matase. 29 Y despus de cumplir todo lo que acerca de l estaba
escrito, lo bajaron del madero y lo sepultaron. ,0 Pero Dios lo
resucit de entre los muertos. " Durante muchos das se apareci a los que haban subido con l desde Galilea a Jerusaln, los cuales son ahora sus testigos ante el pueblo. 32 Y
nosotros os anunciamos la Buena Noticia: que la promesa
liecha a nuestros antepasados " Dios nos la ha cumplido a
nosotros, sus descendientes, resucitando a Jess, como est
escrito tambin en el salmo segundo: T eres mi hijo, yo te he
i i pendrado

hoy.

* ln este discurso -su primer discurso programtiM i , Pablo desarrolla los mismos argumentos de fondo
di'l primer discurso de Pedro en Pentecosts. Deba ser

245

un esquema habitual en los que anunciaban la Buena


Noticia en los ambientes judos: las antiguas promesas
se han cumplido ahora, a pesar del rechazo por parte
de los habitantes de Jerusaln, que entregaron a Pilato
a un inocente, al que Dios despert de los muertos. Los
matices del discurso son distintos, pero la sustancia es
la misma: Jess, injustamente condenado, ha sido reconocido justo por Dios mediante la resurreccin. Y
sta es la palabra de salvacin, sta es la Buena
Nueva, sta es la realizacin de la promesa hecha a
nuestros antepasados: Dios es lo suficientemente fuerte
para vencer el mal, incluso el ms horrible. Dios dar
la salvacin a los que crean en su poder, el mismo poder que se manifest en el acontecimiento pascual de
Jess.
H e m o s de sealar que Pablo fundamenta el anuncio
de la resurreccin en declaraciones de testigos. Pablo tiene mucho cuidado en no introducirse en el nmero de estos, con lo que reconoce su papel insustituible. l es slo u n portavoz de lo que ha recibido. Con
todo, se apresura a aadir: Ynosotros os anunciamos
la Buena Noticia, introducindose en el grupo de los
evangelizadores. Nos anuncia la Palabra de salvacin
a nosotros, que somos los verdaderos hijos de Abrahn
(Mt 3,9), los herederos de las promesas (Gal 3,16-29),
el verdadero Israel de Dios (Gal 6,16), hoy, en este contexto concreto que es el nuestro.

Evangelio: Juan 14,1-6


En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: ' No os inquietis. Confiad en Dios y confiad tambin en m. 2 En la
casa de mi Padre hay lugar para todos; de no ser as, ya os lo
habra dicho; ahora voy a prepararos ese lugar. 3 Una vez que
me haya ido y os haya preparado el lugar, volver y os llevar
conmigo, para que podis estar donde voy a estar yo. 4 Vosotros ya sabis el camino para ir adonde yo voy.

246

Cuarta semana de pascua

Toms replic:
- Pero, Seor, no sabemos adonde vas, cmo vamos a
saber el camino?
6
Jess le respondi:
- Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie puede llegar
hasta el Padre sino por m.

** Los apstoles, reunidos en torno a Jess en el cenculo, despus del anuncio de la traicin de Judas, de
las negaciones de Pedro y de la inminente partida del
Maestro, han quedado profundamente afectados. El
desconcierto y el miedo han inundado la comunidad.
Jess lee en el rostro de sus discpulos u n a fuerte turbacin, u n peligro para la fe, y por eso les anima a que
tengan fe en el Padre y en l (v. 1).
Si el Maestro exhorta a sus discpulos a la confianza es porque l est a punto de irse a la casa del Padre
a prepararles un lugar. No deben entristecerse por su
partida, porque no los abandona; ms an, volver
para llevarlos con l (w. 3s).
Los apstoles no comprenden las palabras de Jess.
Toms manifiesta su absoluta incomprensin: no sabe
la meta hacia la que se dirige Jess ni el camino p a r a
llegar a ella; y es que entiende las cosas en un sentido
material. Jess, en cambio, va al Padre y precisa el
medio para entrar en contacto personal con Dios: Yo
soy el camino, la verdad y la vida (v. 6).
Esta frmula de revelacin es una de las cumbres
ms elevadas del misterio de Cristo y de la vida trinitaria: el hombre-Jess es el camino porque es la verdad y la vida. En consecuencia, la meta no es Jessverdad, sino el Padre, y Jess es el mediador hacia el
Padre. La funcin mediadora del hombre-Jess hacia
el Padre est explicitada por la verdad y por la vida. El
Seor se vuelve as, para todos los discpulos, el camino al Padre, por ser la verdad y la vida. l es el revela-

Viernes

247

dor del Padre y conduce a Dios, porque el Padre est


presente en l y habla en verdad. l es el lugar donde se vuelve disponible la salvacin para los hombres
y stos entran en comunin con Dios.

MEDITATIO
Jess tambin me dice a m hoy: No te inquietes.
T sabas, Seor, que tambin haba de llegar para m
el m o m e n t o de la inquietud y la turbacin. Para m y
para tantos otros como yo. Cmo es posible que haya
tantos odios y venganzas? Tanta corrupcin e indiferencia? Tanta h a m b r e de dinero y de poder? Tanta
violencia y tanta prepotencia? Fjate cmo nuestras
ciudades se han vuelto semejantes a Sodoma y Gomorra: cmo es posible no sentirse inquieto?
Jess responde a mi inquietud asegurndome que
tambin hay un lugar para m all donde est l, u n
lugar preparado para quien, a pesar de la inquietud,
persevera con l en las pruebas y en la tormenta. Y es
que, en definitiva, tambin en el siglo XXI, sigue siendo l el camino, la verdad y la vida: con l es como podemos y debemos atravesar los ciclones de la avidez y
de la sensualidad sin lmites y los vientos glidos de la
injusticia y del cinismo.
Todas las fuerzas que nos desvan, todas las tendencias arrolladuras que nos exigen estar firmemente aferrados a l.
Quieren llevarte por otros caminos? Acurdate de
que l es el camino. Quieren indicarte soluciones ms
adelantadas, ms dignas del nuevo milenio? Acurdate de que l es la verdad. Quieren ensearte cmo vivir de u n modo ms intenso y libre? Acurdate de que
l es la vida. Acurdate de que con l puedes iniciar
u n a reconstruccin no ilusoria, aunque no fcil.

Cuarta semana de pascua

248
ORATIO

Sostn, Seor, mi corazn vacilante; t mismo ves lo


difcil que es no quedar preso del asombro en este mundo que parece haber olvidado incluso que has venido a
nosotros. T mismo ests viendo cmo estamos destruyendo, en unos pocos decenios, un patrimonio espiritual acumulado durante siglos mediante un tenaz trabajo misionero y pastoral. T mismo ests viendo cmo
envejecen tus fieles, sin que lleguen demasiados refuerzos, cmo disminuye la prctica religiosa y el nmero
de vocaciones, cmo se disgrega la familia, cmo son
considerados tus fieles con cierta suficiencia.
Sostn, Seor, mi fe vacilante, porque no quiero abandonarte a ti, que eres todo para m. Sostn esta dbil esperanza ma, que quisiera ver el nuevo milenio iluminado por tu verdad. Sostn la cada vez menos vivida llama
del a m o r por mis hermanos, a los que quisiera hacer el
supremo regalo de dar testimonio de ti como el nico
que pone en contacto con el Dios vivo y verdadero.
Haz que las palabras que dijiste a Toms venzan todo
mi desnimo y triunfen sobre mi debilidad. Porque estoy seguro de que eres t quien tiene la ltima palabra:
A ti, Seor, me acojo; no quede yo avergonzado para
siempre (cf. Sal 71,1).

CONTEMPLATIO
Mediante la continua invocacin y el continuo recuerdo de nuestro Seor Jesucristo, se implanta en nuestra
iiiriile una especie de divina tranquilidad, siempre que
no olvidemos la oracin continua dirigida a l, la sol)i icdad sin tregua y la obra de la vigilancia. En verdad,
nilciiLiiiios realizar siempre del mismo modo y de u n a
ni.iiu'iii propia la invocacin a Jesucristo nuestro Seor,

Viernes

249

gritando con un corazn ferviente, de modo que podamos tener parte y gustar el santo nombre de Jess. La
continuidad, en efecto, tanto para la virtud como para
el vicio, es la madre de la costumbre, y la costumbre
tiene, despus, la misma fuerza que la naturaleza. La
mente que llega a semejante tranquilidad persigue, a
continuacin, a los enemigos como el perro que caza las
liebres en el bosquecillo. El perro, para devorarlas; la
mente, para aniquilarlos (Hesiquio, Discurso sobre la sobriedad y las virtudes unidas a la salvacin del alma, 98).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Yo soy el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Nadie escapa a la posibilidad de ser herido. Todos somos personas heridas, fsica, psicolgica, mental, espiritualmente. La pregunta principal no es: Cmo podemos esconder nuestras heridas?, a fin de que no nos resulten embarazosas, sino: Cmo
podemos poner nuestras heridas al servicio de los dems?.
Cuando las heridas dejan de ser una fuente de vergenza y se
vuelven fuente de curacin, nos convertimos en curadores heridos.
Jess es el curador herido de Dios: por medio de sus heridas nos ha
sanado de nuevo a nosotros. El sufrimiento y la muerte de Jess han
trado consigo alegra y vida; su humillacin ha trado gloria; su rechazo ha trado una comunidad de amor. Como seguidores de Jess,
tambin nosotros podemos hacer que nuestras heridas traigan curacin a los otros (H. J. M. Nouwen, Pane per I viaagio, Brescia
1997, p. 207 [trad. esp.: Pan para el viaje, PPC, Madrid 1999]).

Sbado

Sbado
de la cuarta semana
de pascua

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 13,44-52


44

El sbado siguiente casi toda la ciudad se congreg


para escuchar la Palabra del Seor. 45 Los judos, al ver la
multitud, se llenaron de envidia y se pusieron a rebatir con
insultos las palabras de Pablo. 46 Entonces, Pablo y Bernab
dijeron con toda valenta:
- A vosotros haba que anunciaros antes que a nadie la
Palabra de Dios, pero puesto que la rechazis y vosotros
mismos no os consideris dignos de la vida eterna, nos dirigiremos a los paganos. 47 Pues as nos lo mand el Seor:
Te he puesto como luz de las naciones
para que lleves la salvacin
hasta los confines de la tierra.
48
Los paganos, al or esto, se alegraban y reciban con alabanzas el mensaje del Seor. Y todos los que estaban destinados a la vida eterna creyeron.
m
La Palabra del Seor se difundi por toda aquella regin. V) Los judos, sin embargo, sublevaron a las mujeres dislinguidas que adoraban al verdadero Dios, y a los principales
de la ciudad, promovieron una persecucin contra Pablo y
Bernab y los expulsaron de su territorio. 5' Ellos, en seal
<lc protesta, se sacudieron el polvo de los pies y se fueron a
li uni. " Los discpulos, por su parte, estaban llenos de gozo
y del Espritu Santo.

251

** Se presenta aqu una problemtica muy sentida


por la comunidad cristiana primitiva: el rechazo del
Evangelio por parte de los judos y la consiguiente predicacin a los paganos. En nuestros das estamos menos interesados en este tipo de problemas relacionados con el derecho de precedencia de Israel a la
salvacin. Sin embargo, en aquella poca estos problemas se consideraban con una gran seriedad y estn
presentados con una gran frecuencia en los Hechos de
los Apstoles (13,46s; 18,6;28,28) y en tres captulos
(9-11) de la Carta a los Romanos. Eran problemas que
planteaban interrogantes y producan angustia en la
conciencia de los discpulos: como es posible que el
pueblo de las promesas no las haya reconocido u n a
vez cumplidas?
Aqu se subraya la alegra de los nuevos des! matarios,
los efectos positivos de la persecucin, el clima de optimismo que invada a los discpulos -estaban llenos de
gozo y del Espritu Santo- en medio de unos acontecimientos que no se presentaban ciertamente demasiado
tranquilos.
La Palabra, rechazada por los judos, es acogida con
entusiasmo por los paganos. Los apstoles, rechazados
en u n lugar, se sacuden el polvo de los pies y difunden
la Palabra en otros lugares. La persecucin les llena de
la alegra que viene del Espritu y da la seguridad de seguir los pasos de Cristo, el justo rechazado por los hombres y exaltado por Dios.
El libro de los Hechos de los Apstoles rebosa de optimismo, de ese optimismo que no procede de la carne,
sino del Espritu. La alegra no brota de los xitos, sino
de las tribulaciones; no procede de las realizaciones humanas, sino de sentirse configurados con Cristo, de
sentirse encauzados por el camino hacia Dios.

25,2

Cuarta semana de pascua

Evangelio: Juan 14,7-14


7

En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: Si me conocierais a m, conocerais tambin a mi Padre. Desde ahora lo
conocis, pues ya lo habis visto.
8
Entonces Felipe le dijo:
- Seor, mustranos al Padre; eso nos basta.
q
Jess le contest:
- Llevo tanto tiempo con vosotros, y an no me conoces,
Felipe? El que me ve a m, ve al Padre. Cmo me pides que
os muestre al Padre? 10 No crees que yo estoy en el Padre y
el Padre en m? Lo que os digo no son palabras mas. Es el
Padre, que vive en m, el que est realizando su obra. " Debis creerme cuando afirmo que yo estoy en el Padre y el
Padre est en m; si no creis en mis palabras, creed al menos en las obras que hago. n Os aseguro que el que cree en
m har tambin las obras que yo hago, e incluso otras mayores, porque yo me voy al Padre. " En efecto, cualquier
cosa que pidis en mi nombre os la conceder, para que el
Padre sea glorificado en el Hijo. '" Os conceder todo lo que
pidis en mi nombre.

Sbado

25. <

Slo mediante la fe es posible comprender la copresen


cia entre Jess y el Padre. De ah que lo nico q u e puo
da pedir el hombre sea la fe y esperar con confianza esc
don. El Seor, en su llamada a la fe, fundamenta la ver
dad de su enseanza en una doble razn: su autoridad
personal, que los discpulos han experimentado e n otras
ocasiones al vivir con Jess, y el testimonio de las
obras que hago (v. 11).
La obra que Jess ha inaugurado con su misin de
revelador es slo un comienzo. Los discpulos proseguirn su misin de salvacin. Ms an: harn obras semejantes a las suyas e incluso mayores. Por ltimo, el
Maestro se ocupa de animar a los suyos y a todos los
que crean en l a participar en la obra de la evangelizacin y en su misma misin.

MEDITATIO
* El tema fundamental del pasaje es la relacin entre Jess y el Padre. El evangelista, a la pregunta de
por qu Jess es el nico mediador para llegar al Padre, responde que slo Cristo puede conducir a los
hombres a la comunin con Dios. Jess es el camino al
Padre porque conduce a l a travs de su persona: l
est en el Padre y el Padre en l. A partir de esta mutua inmanencia entre Jess y el Padre se hace comprensible que el conocimiento de Jess lleve al conocimiento del Padre (v. 7).
El lenguaje del Maestro resulta oscuro para los discpulos, y, por eso, Felipe pide ver la gloria del Padre. No
ha comprendido que se trata de ir al Padre a travs de
la persona de Jess. Los discpulos no han sabido reconocer en la presencia visible de su rab las palabras y las
obras del Padre (v. 9). Para ver al Padre en el Hijo es preciso creer en la unin recproca entre el Padre y el Hijo.

Felipe quiere ver al Padre, pero no ha sabido verlo en


Jess. H a visto con los ojos la realidad externa, pero no
ha visto la realidad escondida con los ojos, m u c h o ms
penetrantes, de la fe. Juan usa de u n a m a n e r a tpica
el verbo ver para indicar dos tipos de realidades: la
del signo visible y la de la gloria del Verbo o realidad
sobrenatural.
Y t qu ves cuando contemplas las obras de Dios?
Ves slo la realidad sensible, el signo, o la accin de
Dios, la realidad significada? Es bueno plantearse u n a
pregunta como sta, porque el secularismo invasor no
se preocupa ms que de la realidad visible, emprica,
palpable. Aunque est dispuesto, a continuacin, a correr detrs de doctas fbulas de tipo astrolgico o
mgico o pseudorreligioso. El discpulo de Jess debe
c a m i n a r entre el positivismo y la supersticin, aceptando lo real de la realidad y aguzando la m i r a d a de la

Cuarta semana de pascua

254

fe, que nos permite ver la accin - o la gloria- de Dios


en los acontecimientos humanos, a menudo intrincados,
siempre misteriosos, nunca absurdos.
El Seor ha prometido a su Iglesia la posibilidad de
hacer obras incluso mayores que las que l ha hecho:
la grandeza ha de ser medida en el orden de los valores proclamados por l mismo, esto es, con el signo
por excelencia que es la cruz. Se trata del signo del
martirio, de la entrega, del a m o r que se da, de consumir nuestra propia vida por el prjimo: lo que exige
ver y apreciar otro orden de valores distintos a los apreciados por el mundo, un orden de valores que, al final,
atrae todos a l.

ORATIO
Me doy cuenta, Seor, de que soy un buen compaero de Felipe, es decir, que soy un poco miope para ver tu
accin en el mundo. Ayer me lamentaba de la debilidad
de tu Iglesia, y quizs no consiga vislumbrar tu posible
mensaje. Me lamentaba asimismo, con acentos de nostalgia, del hundimiento de esta cristiandad, sin lograr
ver lo nuevo que ests haciendo brotar. Me lamento de
verte ausente de la historia y no consigo verte all donde antes no estabas presente y ahora, en cambio, lo ests. Veo que no s leer los signos de los tiempos, dejndome ir unas veces hacia el pesimismo y otras hacia
el optimismo, es decir, leyendo los acontecimientos humanos o bien mirando exclusivamente las debilidades
de los hombres, o bien abandonndome a un providencialismo milagrero.
Ensame t el arte del discernimiento, concdeme
el don de verte all donde actas y el modo en que lo
haces. Purifica mi corazn para no sean mis estados de
nimo, sino tu luz la que me gue para descubrirte y

255

Sbado

encontrarte all donde actas, para colaborar contigo,


pero, sobre todo, para amarte como t quieres.

CONTEMPLATIO
E n medio de las tinieblas de la vida presente, la Escritura se ha vuelto la luz para nuestro camino. Por eso
dice Pedro: Hacis bien en prestarfle] atencin, como a
lmpara que luce en lugar oscuro (2 Pe 1,19). Y, a su
vez, dice el salmista: Lmpara es tu palabra para mis
pasos, luz en mi sendero (Sal 118,105).
Sabemos, sin embargo, que esta misma lmpara
es oscura para nosotros si la Verdad no la hace brillar
en nuestras almas. Por eso dice an el salmista: T, Seor, eres mi lmpara, mi Dios que alumbra mis tinieblas
(Sal 18,29). De qu sirve una luz que arde y no da luz?
Pero la luz creada no brilla para nosotros si no es iluminada por la luz increada. Ahora bien, el Dios omnipotente, que ha creado las palabras de ambos Testamentos para nuestra salvacin, l mismo es el intrprete
(Gregorio Magno, Homilas sobre Ezequiel, 1,7,17).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Mustrame, Seor, tus caminos (Sal 24,4a).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Te revelaste, Seor, como invisible; eres un Dios escondido e
inefable. Pero te haces visible en cada ser: la criatura es la flor de
tu mirada. Tu mirada confiere el ser, Dios mo, t te haces visible en
la criatura.

256

Cuarta semana de pascua

Quinto domingo de pascua

Soy incapaz de darte un nombre, ests ms all del lmite de


toda definicin humana. Socorre a los hijos de los hombres: ellos te
veneran en figuras diferentes y eres para ellos causa de guerras
religiosas. Sin embargo, ellos te desean, Bien nico, oh Inefable y
Sin Nombre.

Ciclo A

No sigas oculto an, manifiesta tu rostro: as seremos salvos.


Responde a nuestra oracin: desaparecern la espada y el odio,
encontraremos la unidad en la diversidad. Aplcate, Seor, tu
justicia es misericordia: ten piedad de nosotros, frgiles criaturas
(Nicols de Cusa, cit. en G. Vannucci, 1/ libro della preghiera universale, Florencia, 1985, p. 367).

LECTIO

Primera lectura: H e c h o s de los Apstoles 6,1-7


1

Por aquellos das, debido a que el grupo de los discpulos


era muy grande, los creyentes de origen helenista murmuraron contra los de origen judo porque sus viudas no eran bien
atendidas en el suministro cotidiano. 2 Los Doce convocaron
al grupo de los discpulos y les dijeron:
- No est bien que nosotros dejemos de anunciar la Palabra de Dios para dedicarnos al servicio de las mesas. ' Por tanto, elegid entre vosotros, hermanos, siete hombres de buena
reputacin, llenos del Espritu Santo y de sabidura, a los cuales encomendaremos este servicio, 4 para que nosotros poda
mos dedicarnos a la oracin y al ministerio de la Palabra.
5
La proposicin agrad a todos, y eligieron a Esteban,
hombre lleno de fe y del Espritu Santo, y a Felipe, Prcoro,
Nicanor, Timn, Parmenas y Nicols, proslito de Antioqua."
Los presentaron ante los apstoles, y ellos, despus de orar,
les impusieron las manos.
7
La Palabra de Dios se extenda, el nmero de discpulos
aumentaba mucho en Jerusaln, e incluso muchos sacerdotes
se adheran a la fe.

** El cuadro ideal de la primera comunidad cristiana,


presentado por Lucas en los compendios de los He-

258

Tiempo de pascua

chos de los Apstoles, da la impresin de que est estropeado por las tintas ms oscuras introducidas con el
episodio de Ananas y Safra (5,1-11) y el relacionado
con el descontento de los helenistas a causa de cierto
descuido en la distribucin de los bienes a los pobres.
Sin embargo, estos hechos nos ayudan a comprender la
verdadera naturaleza de la Iglesia, que ni est a salvo de
las penas ni se compone de santos. La comunin que se
busca en ella de manera constante, el bien al que tiende, son resultado de un camino no exento de problemas
y dificultades, afrontados y superados mediante una colaboracin cotidiana y paciente, dejndose guiar por el
Espritu, que conduce a todos hacia la unidad perfecta
a travs de la multiplicidad de los carismas y de los ministerios (cf. Ef 4,11-13).
En el fragmento que nos presenta la liturgia de hoy se
puede percibir el resultado de la atencin otorgada por
los Doce a las cuestiones planteadas por un grupo de
discpulos. El hecho tiene una importancia fundamental: no slo la dificultad no se vuelve motivo de desencuentro y de divisin, sino que lleva a los cristianos a tomar una mayor conciencia de su propio papel en la
sociedad y a encontrar soluciones nuevas para poder
hacerse todo con todos. Ponindose a la humilde escucha del Espritu reciben luz para establecer una primera diferenciacin en los servicios eclesiales. Los Doce
examinan el problema, convocan a todos los discpulos
y proponen una solucin (w. 2-4), que es aprobada y
entra en vigor. Con todo ello manifiestan que la Iglesia
es una realidad viva, en continuo crecimiento.
En esta nueva situacin, los apstoles saben discernir
cul ha de ser su tarea insustituible: presidir la oracin,
transmitir con fidelidad las enseanzas de Jess, orientar a la comunidad para que elija de manera responsable en su seno a los hombres adecuados (de buena reputacin, llenos del Espritu Santo y de sabidura) para
ejercer un servicio caritativo que no excluya a nadie y

Quinto domingo de pascua

259

difunda por todas partes el buen perfume de Cristo. El


versculo con el que concluye la percopa casi parece su
coronacin: la sabia articulacin de los servicios en el
interior de la Iglesia tiene como resultado la difusin de
la Palabra de Dios y el incremento masivo de la comunidad cristiana con nuevas e inesperadas conversiones.

Segunda lectura: 1 Pedro 2,4-9


Queridos: 4 Acercndoos a l, piedra viva rechazada por los
hombres, pero escogida y preciosa para Dios, ' tambin vosotros, como piedras vivas, vais construyendo un templo espiritual dedicado a un sacerdocio santo, para ofrecer, por medio
de Jesucristo, sacrificios espirituales agradables a Dios. 6 Por
eso dice la Escritura:
He aqu que coloco en Sin una piedra
escogida, angular, preciosa;
quien crea en ella
no quedar defraudado.
1

El honor es para vosotros, los creyentes. Para los incrdulos, sin embargo:
La piedra que desecharon
los constructores
se ha convertido en piedra angular.
8

Y tambin:
En piedra de tropiezo
y roca donde se estrellan.
Tropiezan, efectivamente, los que se niegan a acoger la Palabra, pues tal es su destino. * Vosotros, en cambio, sois linaje
escogido, sacerdocio regio y nacin santa, pueblo adquirido en
posesin para anunciar las grandezas del que os llam de las
tinieblas a su luz admirable.

** El tema de la santidad, vocacin propia de todos


y cada uno de los cristianos, compromiso inderogable
para el bautizado, es u n tema central en la Primera carta de Pedro. Tras haber tratado el asunto desde el punto de vista espiritual (1,13-21) y prctico (1,22-2,1), fija

260

Tiempo de pascua

ahora el apstol su atencin en el punto fundamental.


Santidad no es sinnimo de buena conducta, ni tampoco simplemente de lucha contra el pecado, sino de
vida en Cristo, fuente de la perfeccin, camino que
conduce a ella. El autor, para explicar su pensamiento,
se sirve de numerosas referencias bblicas y, en particular, se refiere a la imagen de la piedra angular, que
aparece con distintos matices de significado en Is 28,16
y 8,14s, as como en el Sal 118,22. Jess resucitado es
la piedra viva, preciosa, sobre la que todos los que se
adhieren a l son edificados como otras tantas piedras
vivas, para formar un nico templo espiritual en el que
mora Dios. As es como se constituye la comunidad nueva del nuevo y autntico xodo (v. 5b; Ex 19,5s).
sta, en su conjunto, se presenta como un organismo
sacerdotal en el que cada miembro est llamado a ofrecer a Dios sacrificios espirituales gracias a la mediacin
de Jesucristo, sacerdote eterno que se ha inmolado a s
mismo para la salvacin del hombre. Unido a l, el pueblo de los creyentes -adquirido a un precio elevado- no
slo lleva una vida que tiene como horizonte el cielo,
sino que se convierte a su vez en cooperador de la salvacin para anunciar las grandezas llevadas a cabo
por Cristo, que ejerce su sacerdocio ya sea como servicio cultual en la liturgia de alabanza a Dios, ya sea
como servicio de la Palabra, anuncio del Evangelio,
apoyado por el testimonio eficaz de u n a vida arrancada
de las tinieblas del pecado, para volverse radiante por la
admirable luz de Dios.

Evangelio: Juan 14,1-12


En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: ' No os
inquietis. Confiad en Dios y confiad tambin en m. 2 En la
casa de mi Padre hay lugar para todos; de no ser as, ya os lo
habra dicho; ahora voy a prepararos ese lugar. 3 Una vez que
me haya ido y os haya preparado el lugar, volver y os llevar

Quinto domingo de pascua

261

conmigo, para que podis estar donde voy a estar yo. " Vosotros ya sabis el camino para ir adonde yo voy.
Toms replic:
- Pero, Seor, no sabemos adonde vas, cmo vamos a
saber el camino?
6
Jess le respondi:
- Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie puede llegar
hasta el Padre sino por m.
7
Si me conocierais a m, conocerais tambin a mi Padre.
Desde ahora lo conocis, pues ya lo habis visto.
8
Entonces Felipe le dijo:
- Seor, mustranos al Padre; eso nos basta.
9
Jess le contest:
- Llevo tanto tiempo con vosotros, y an no me conoces,
Felipe? El que me ve a m ve al Padre. Cmo me pides que os
muestre al Padre? l No crees que yo estoy en el Padre y el
Padre en m? Lo que os digo no son palabras mas. Es el Padre, que vive en m, el que est realizando su obra. " Debis
creerme cuando afirmo que yo estoy en el Padre y el Padre
est en m; si no creis en mis palabras, creed al menos en las
obras que hago. I2 Os aseguro que el que cree en m har tambin las obras que yo hago, e incluso otras mayores, porque
yo me voy al Padre.

** Se trata de una percopa tomada de los discursos


de despedida que Jess dirigi a los suyos durante la
ltima cena, palabras que ahora se dirigen a la Iglesia.
El clima est cargado de dolorosa sorpresa por la prediccin de la traicin de uno de los apstoles y de la triple negacin de Pedro, y, al mismo tiempo, est invadido por un atormentado afecto a causa de la inminente
separacin. De ah que Jess consuele a los discpulos
invitndoles a que tengan una fe ms grande (v. 1) no
slo en Dios, sino tambin en l, que es el Hijo amado
de Dios. Su xodo ha de pasar, ciertamente, a travs
de la muerte y el descenso a los infiernos, pero tendr
como meta la casa del Padre. Y precisamente en ella
se detiene ahora Jess.
Tambin es posible hacer frente al camino de la pasin con la mirada fija en el cielo. l se va, pero su

Tiempo de pascua

262

partida no es definitiva; se va a preparar un lugar para


ellos (v. 2). De este modo explica el sentido de su muerte
de cruz y anuncia al mismo tiempo su retorno, aludiendo tanto a la resurreccin -que, para los creyentes, ya es
desde ahora anticipo de la vida eterna- como a la parusa, o sea, al retorno glorioso al final de los tiempos.
Con todo, el discurso de Jess sigue estando oscuro
para los discpulos, y sus preguntas inician un dilogo que
nos ofrece revelaciones significativas por parte de Jess.
En el v. 7, por ejemplo, afirma Jess su unidad perfecta
con el Padre, hasta el punto de que verle a l es ver a Dios.
Es Dios quien le ha enviado, y Jess le obedece en todo
(v. 10b), lo que le permite revelarlo de un modo completamente transparente. Sus obras dan testimonio de ello
(v. 11). Del mismo modo, quien crea en l participar de
su mismo poder divino y as se har manifiesta la plena
reconciliacin acaecida entre el cielo y la tierra.

MEDITATIO
Jess se manifiesta como camino, verdad y vida, y se
entrega a nosotros a fin de que podamos alcanzar la verdadera y plena libertad ofrecida a los hijos de Dios para
entrar en la heredad eterna. Se dirige a nosotros interrogndonos sobre la profundidad de nuestra relacin con
l. Es posible, en efecto, ser cristiano, comulgar, participar en todas las peregrinaciones y en todas las iniciativas y, sin embargo, no llegar nunca a conocer a Jess,
permaneciendo siempre en la superficie. Conocer a Jess significa, ms bien, experimentarlo interiormente,
reconocer que l es el Hijo enviado por el Padre para
salvarnos, la expresin del amor infinito de Dios por nosotros. Todo eso es posible slo mediante la fe.
Creer es confiarse. No es comprender racionalmente;
es acoger, dar crdito, encontrarse con el Seor y consi-

263

Quinto domingo de pascua

derarlo en verdad como aquel que mueve los hilos de


nuestra vida y dispone el desarrollo de todos los acontecimientos. Hasta que no lleguemos a esta experiencia
de comunin -es decir, de abandono de nosotros mismos en aquel que nos ha incorporado a s mismo en el
b a u t i s m o - no podremos decir que conocemos plenamente a Jess y, en l, al Padre. Ahora bien, para esto
nos ha sido dado el Espritu Santo. l nos permite caminar por el sendero de Dios seguros de que lo dispone
todo para nuestro bien.

ORATIO
Seor Jess, Maestro bueno, nuestro corazn se muestra a menudo inquieto por todo el mal que hay en el
m u n d o y por nuestras mismas debilidades, por las traiciones y negaciones de las que nos consideramos capaces. Aumenta nuestra fe en ti y en el Padre que nos has
revelado.
T eres el camino: haz que te sigamos. T eres la
verdad: haz que te conozcamos. T eres la vida: haz que
vivamos en ti para ver al Padre y glorificar tu santo
nombre ante todos los hombres.

CONTEMPLATIO
Nosotros te seguimos, Seor Jess, pero t llmanos
para que podamos seguirte. Nadie puede subir sin ti. T
eres el camino, la verdad, la vida, la posibilidad, la fe, el
premio. Acoge a los tuyos: t eres el camino. Confrmalos: t eres la verdad. Reavvalos: t eres la vida.
Admtenos a aquel bien que deseaba ver David, habitando en la casa del Padre, cuando se preguntaba:
Quin nos mostrar el bien?, y deca: Creo que ver los

Tiempo de pascua

264

Quinto domingo de pascua

bienes del Seor en el pas de la vida. Los bienes se encuentran all donde est la vida eterna, la vida sin culpa.
brenos el corazn al verdadero bien, a tu bien divino, en el que existimos, vivimos y nos movemos. Nos
movemos si andamos por el camino; existimos si permanecemos en la verdad; vivimos si estamos en la vida.
Mustranos el bien inalterable, nico, inmutable, en el
que podamos ser eternos y conocer todo bien: en ese
bien se encuentra la paz serena, la luz inmortal, la gracia perenne, la santa herencia de las almas, la tranquilidad sin inquietud, no destinada a perecer, sino que ha
sido sustrada a la muerte: all donde no hay lgrimas ni
mora el llanto -puede haber llanto donde no hay pecado?-, all donde son liberados tus santos de los errores
y de las inquietudes, del temor y del ansia, de las codicias, de todas las mezquindades y de todo afn corporal,
all donde se extiende la tierra de los vivos (Ambrosio,
De bono mortis, xn,55).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
No se inquiete vuestro corazn (Jn 14,1).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Hace algunos aos, un hombre de Dios que me guiaba entonces
me envi un mensaje que me asust mucho: Sea siempre fiel a
Dios en la observacin de sus promesas y no se preocupe de las
burlas de los insulsos. Sepa que los santos siempre se han hecho la
burla del mundo y de los mundanos y han sido pisoteados por el
mundo y por sus mximas. El campo de la lucha entre Dios y Satans es el alma humana, donde se desarrolla esta lucha en todos los
momentos de la vida. Para vencer a enemigos tan poderosos, es
preciso que el alma d libre acceso al Seor y sea fortalecida por

265

l con toda suerte de armas, que su luz la irradie para combatir


contra las tinieblas del error, que se revista de Jesucristo, de su verdad y justicia, del escudo de la fe, de la Palabra de Dios. Para
revestirnos de Jesucristo, es preciso que muramos a nosotros mismos. Estoy seguro de que nuestra Madre celestial le acompaar
paso a paso.
Estaba yo confuso, mi mente daba vueltas, cavilaba en estos
pensamientos sin llegar a ninguna conclusin. Pas despus otro
trecho de vida y comprend que morir a nosotros mismos es hacernos vivir a nosotros mismos. Caigo en la cuenta de que los momentos de vida plena son aquellos en que siento la tentacin de hacer vivir en m a Dios y su voluntad. Al final he comprendido que
abandonarme a Dios no significa haber superado todos mis problemas, sino querer verdaderamente, con todo mi ser, que l pueda obrar en m y pueda encontrar en m una plena colaboracin.
Al leer ahora de nuevo esta carta, cada palabra toma un valor
diferente y, contrariamente a hace algunos aos, me anima a continuar por este sendero (E. Olivero, Amare con il cuore di Dio, Turn 1993, pp. 72%).

Quinto domingo de pascua

Quinto domingo de pascua


Ciclo B

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 9,26-31


En aquellos das, 26 cuando lleg Pablo a Jerusaln, intentaba unirse a los discpulos, pero todos le tenan miedo, pues
no acababan de creerse que fuera discpulo de verdad. 21 Entonces Bernab tom consigo a Saulo y se lo present a los
apstoles. Les refiri cmo en el camino Saulo haba visto al
Seor, que le haba hablado, y con qu convencimiento haba
predicado en Damasco el nombre de Jess. 2a Desde entonces
iba y vena libremente con los apstoles en Jerusaln, predicando con valenta el nombre del Seor. 29 Hablaba y disputaba tambin con los judos de procedencia helenista, pero stos decidieron acabar con l. 30 Al enterarse los hermanos, lo
bajaron a Cesrea y de all lo enviaron hacia Tarso.
" Entre tanto, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samara; se consolidaba viviendo en fidelidad al Seor.
Y se extenda impulsada por el Espritu Santo.

* Ha tenido lugar un acontecimiento estrepitoso:


Sanio, el celoso judo que persegua con saa a la comunidad cristiana, vencido de improviso por el Espritu, se lia adherido a Cristo. Pero nadie sabe nada todava di' su repentina y total conversin. Todos le temen e
Intentan evitarle. Un hermano se hace cargo de l. Ber-

267

nab, atento a la voz del Espritu y dcil a su gua, toma


consigo a Pablo, sale garante por l, crea un clima de estima y de favor en torno a su persona, para insertarlo
del mejor modo posible en la comunidad de Jerusaln
(w. 27s). Y de inmediato se inflama Pablo por la predicacin.
Sin embargo, precisamente la franqueza con que habla en el nombre del Seor le acarrea, como haba sucedido en Damasco (w. 22-25), un complot por parte de los
judos de lengua griega: la comunidad cristiana de Jerusaln decide entonces alejarlo (w. 29s) para preservarle la vida, que la tena seriamente amenazada (v. 26).
La atencin al designio que el Espritu va trazando en
la historia de cada persona y el compromiso activo
en favor de su desarrollo - e n este caso la premura de
Bernab- consiguen xitos de u n alcance incalculable
en la historia de la Iglesia: la distensin de los nimos
en medio de la recproca benevolencia da frutos de paz,
incrementa y hace progresar la comunidad, que, impulsada por el Espritu Santo, va ampliando cada vez
ms el crculo de su irradiacin (v. 31).

Segunda lectura: 1 Juan 3,18-24


18
Hijos mos, no amemos de palabra ni con la boca, sino
con hechos y de verdad. " En esto sabremos que somos de la
verdad y tendremos la conciencia tranquila ante Dios, 20 porque si ella nos condena, Dios es ms grande que nuestra conciencia y conoce todas las cosas.
21
Queridos mos, si nuestra conciencia no nos condena,
podemos acercarnos a Dios con confianza, " y lo que le pidamos lo recibiremos de l, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. " Y ste es su mandamiento:
que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y que nos
amemos los unos a los otros segn el mandamiento que l nos
dio. 24 El que guarda sus mandamientos permanece en Dios, y
Dios en l. Por eso sabemos que l permanece en nosotros:
por el Espritu que nos ha dado.

268

Tiempo de pascua

** El apstol Juan, que ha visto y tocado al Verbo de la vida, parece que slo tiene una palabra para comunicar a los hombres: el amor. La repite sin cansarse
con mil matices diferentes, con acentos cada vez ms
fuertes, con una pasin que le viene de la experiencia del
misterio pascual. En consecuencia, su exhortacin es,
antes que nada, una invitacin a vivir en comunin con
Cristo para pasar con l de la muerte a la vida (v. 16).
Frente a la pascua del Seor - s u muerte y resurreccin- no podemos contentarnos con discursos sobre el
amor: es preciso emprender acciones concretas inspiradas en la verdad manifestada por Cristo (v. 18). Cada
rbol se conoce por sus frutos, haba enseado Jess
(Le 6,44): de este modo, todo el m u n d o puede evaluarse
exactamente sobre la base de sus propias obras, ponindose bajo la mirada de Dios con una conciencia
lmpida, con la confianza de los hijos (1 Jn 3,19-21) en
los que mora un germen divino (v. 9).
Juan no ignora que el mandamiento del amor es verdaderamente divino, o sea, imposible para el hombre,
slo posible con la ayuda del Espritu. De ah procede el
reconocimiento de la absoluta impotencia del hombre:
Sin m, no podis hacer nada. De ah tambin -y en
consecuencia- la total desesperacin o la autntica humildad sin lmites: Dios es ms grande que nuestra conciencia (v. 20). Y l, el Omnipotente, obedece a los que
le obedecen y guardan sus mandamientos
(v. 22).
Quien ama as tiene u n a sola voluntad con Dios, y ama
de verdad conforme a Cristo: ha restaurado plenamente
en l la imagen divina a cuyo modelo fue creado.
En el v. 23 los mandamientos se resumen en uno
solo: el de la fe en Jesucristo y el del amor recproco. De
es le modo, la conclusin del fragmento nos devuelve al
inicio: se cierra un crculo que tiene como centro la vida
en plenitud: el que, amando, guarda sus mandamientos, conoce ya desde ahora la alegra inefable de la inliil)il;ni(')ii divina.
/

Quinto domingo de pascua

269

Evangelio: Juan 15,1-8


En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: ' Yo soy la vid
verdadera, y mi Padre es el viador. 2 El Padre corta todos los
sarmientos unidos a m que no dan fru o y poda los que dan
fruto para que den ms fruto. ' Vosotros ya estis limpios,
gracias a las palabras que os he comunicado. 4 Permaneced
unidos a m, como yo lo estoy a vosotros. Ningn sarmiento
puede producir fruto por s mismo sin estar unido a la vid, y
lo mismo os ocurrir a vosotros si no estis unidos a m.
5
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece
unido a m, como yo estoy unido a l, produce mucho fruto,
porque sin m no podis hacer nada. 6 El que no permanece
unido a m es arrojado fuera, como los sarmientos que se secan y son amontonados y arrojados al fuego para ser quemados. 7 Si permanecis unidos a m y mis palabras permanecen
en vosotros, pedid lo que queris y lo tendris. 8 Mi Padre
recibe gloria cuando producs fruto en abundancia y os manifestis as como discpulos mos.

** La frecuente repeticin, en pocos versculos, del


verbo permanecer hace comprender de inmediato
que es la palabra clave del fragmento. Si en el captulo 14 -comienzo del discurso de despedida- se pone
el acento en la partida de Jess y en la inquietud de los
apstoles, ahora aparece en la comunin profunda, real,
indestructible que hay entre l y aquellos que creen en l.
Aunque va a enfrentarse con la muerte, Jess sigue
siendo para los suyos la fuente de la vida y de la santidad (producir fruto: 15,6). Ms an, precisamente
yendo al Padre pone la condicin para poder permanecer para siempre en los suyos. Jess, sirvindose de
una comparacin, habla de s mismo como de la vid verdadera: una imagen que ya haban usado a menudo los
profetas para describir a Israel, la vid infecunda, recidiva a los amorosos cuidados de YHWH (cf. Is 5). Jess se
presenta como el verdadero pueblo elegido que corresponde plenamente a las atenciones de Dios. Por otra
parte, se identifica con la Sabidura, de la que se haba

Tiempo de pascua

270

escrito que como vid ha producido brotes, flores y frutos (Eclo 24,17).
Con esa imagen quiere explicar, por consiguiente,
cmo es la extraordinaria realidad de la comunin vital
con l que ofrece a los creyentes, qu compromiso incluye sta y cules son las expectativas de Dios. Jess es
el primognito de una humanidad nueva en virtud del
sacrificio redentor en la cruz. l es la cepa santa de la que
corre a los sarmientos su misma linfa vital. Quien permanece unido a l puede dar al Padre el fruto del amor y
dar gloria a su nombre (w. 5.8). A continuacin, para que
este fruto sea copioso, el Padre-viador realiza todos los
cuidados, corta los sarmientos no fecundos y poda los
fecundos. Esta obra de purificacin se va realizando
cuando la Palabra de Jess es acogida en un corazn
bueno (v. 3)'. entonces esta Palabra gua las acciones del
hombre y lo hace amigo de Dios, cooperador en su designio de salvacin, colaborador de su gloria (v. 7).

MEDITATIO
Para estar unidos a Cristo y dar frutos de santidad y
de paz es preciso morir y resucitar con l, llegar a ser
una criatura nueva, liberada del pecado. Para ser sarmientos puros, autnticos, que producen fruto, debemos aceptar la ley de la necesaria purificacin; el sufrimiento y la poda realizada por el Padre. Jess dice
que el mismo Padre, con sus manos, poda la vid; corta lo
superfluo de los sarmientos no para mortificar y disminuir su vitalidad, sino para aumentarla, para que den
ms fruto. Se trata siempre de la ley de la semilla que
muere: por eso es importante que aprendamos a leer
nuestra vida en clave de fe: nos hace falta creer que el
sufrimiento, si se acepta de este modo - n o porque en s
mismo sea un bien, sino porque lo vivimos por amor,
con amor-, da fruto de vida, de salvacin y de alegra.

Quinto domingo de pascua

271

Como es obvio, se trata de ese sufrimiento que es participacin en la pasin de Cristo, de ese que es querido y permitido segn el designio divino de amor.
Por desgracia, podemos ser tambin sarmientos que
producen infeccin en la vid. De ah que debamos desear
cada vez ms ser purificados, limpiados. La poda consiste en dejar cortar de nosotros el pecado y todo lo que
no es segn Dios: se es el sufrimiento que da fruto.

ORATIO
Oh Padre, celeste viador que has plantado en nuestra tierra tu vid preferida -el santo retoo de la estirpe
de David- y llevas a cabo tu trabajo en todas las estaciones. Haz que aceptemos las podas de primavera,
aunque, como tiernos sarmientos, gimamos con lgrimas bajo los golpes decididos de tus tijeras. Ven tambin a podarnos en la cumbre de la estacin estival,
para que los zarcillos superfluos no sustraigan linfa vital
a los racimos que deben madurar.
Que el fruto de nuestra vida sea el amor, ese amor
ms grande que, desde tu corazn, y a travs del corazn de Cristo, se derrama sobre nosotros en un flujo
inagotable. Y que todos los hombres, hermanos nuestros
en tu nombre, queden colmados de l, con espritu de
mansedumbre, de alegra y de paz.

CONTEMPLATIO
Tambin la vid, cuando ha sido cavado el terreno que
la rodea, es atada y mantenida derecha para que no se incline hacia la tierra. Algunos sarmientos son cortados, a
otros se les hace ramifican se cortan los que ostentan una
intil exuberancia, se hacen ramificar los que el experto

Tiempo de pascua

272

agricultor considera productivos. Para qu voy a describir la ordenada disposicin de los palos de apoyo y la belleza de los emparrados, que nos ensean con verdad y
claridad cmo se debe conservar en la Iglesia la igualdad,
de modo que ninguno, por ser rico y notable, se sienta superior, ni nadie, por ser pobre y de oscuro nacimiento, se
abata o se desespere? En la Iglesia existe para todo el
mundo una nica e igual libertad, y con todos se ha de
usar una misma justicia e idntica cortesa.
Para no vernos doblegados por las borrascas del siglo y arrollados por la tempestad, que cada uno de nosotros se estreche con todos los que tiene cerca como
en u n abrazo de caridad, como hace la vid con sus zarcillos y sus volutas, y unido a ellos se sienta tranquilo.
Es la caridad lo que nos une a lo que est por encima
de nosotros y nos introduce en el cielo. 0 que permanece en el amor permanece en Dios (1 Jn 4,16). Por eso
dice tambin el Seor: Permaneced unidos a m, como
yo lo estoy a vosotros. Ningn sarmiento puede producir fruto por s mismo sin estar unido a la vid, y lo mismo os ocurrir a vosotros si no estis unidos a m. Yo
soy la vid, vosotros los sarmientos (Jn 15,4s) (Ambrosio,
Exaemeron III, 5,12, passirn).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Permaneced en mi amor (Jn 15,9).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


El captulo 15 de Juan nos aproximar a Cristo. El Padre, por ser
el viador, debe podar el sarmiento para que d ms fruto, y el fruto (|uo debemos producir en el mundo es bellsimo: el amor del PaCIM- y la alegra. Cada uno de nosotros es un sarmiento.

Quinto domingo de pascua

273

La ltima vez que fui a Roma, quise dar algunas pequeas enseanzas a mis novicias y pens que este captulo era el modo ms
bello de comprender lo que somos nosotros para Jess y lo que es
Jess para nosotros. Pero no me haba dado cuenta de algo de lo
que s se dieron cuenta las jvenes hermanas cuando consideraron
lo robusto que es el punto de conexin de los sarmientos con la vid:
es como si la vid tuviera miedo de que algo o alguien les arrancara el sarmiento. Otra cosa sobre la que las hermanas llamaron mi
atencin fue que, si se mira la vid, no se ven frutos. Todos los frutos
estn en los sarmientos. Entonces me dijeron que la humildad de Jess es tan grande que tiene necesidad de sarmientos para producir
frutos. Ese es el motivo por el que ha prestado tanta atencin al
punto de conexin: para poder producir esos frutos ha hecho la conexin de tal modo que haga falta fuerza para romperla. El Padre,
el viador, poda los sarmientos para producir ms fruto, y el sarmiento silencioso, lleno de amor, se deja podar sin condiciones.
Nosotros sabemos lo que es la poda, puesto que en nuestra vida
debe estar la cruz, y cuanto ms cerca estemos de l y tanto ms
nos toque la cruz, ms ntima y delicada ser la poda. Cada uno
de nosotros es un colaborador de Cristo, el sarmiento de esa vid,
pero qu significa para vosotras y para m ser una colaboradora
de Cristo? Significa morar en su amor, tener su alegra, difundir su
compasin, dar testimonio de su presencia en el mundo (Madre
Teresa de Calcuta, Missione d'amore, Miln 1985, pp. 79s).

Quinto domingo de pascua

Quinto domingo de pascua


Ciclo C

LECTIO

Primera lectura: H e c h o s de los Apstoles 14,21b-27


En aquel tiempo, 2I despus de anunciar el Evangelio en
Derbe y hacer bastantes discpulos, Pablo y Bernab volvieron
a Listra, Iconio y Antioqua, 22 confortando a su paso los nimos de los discpulos y exhortndoles a permanecer firmes en
la fe. Les decan:
- Tenemos que pasar muchas tribulaciones para poder
entrar en el Reino de Dios.
23
Designaron responsables en cada iglesia y, despus de
orar y ayunar, los encomendaron al Seor, en quien haban
credo. 24 Despus atravesaron Pisidia, llegaron a Panfilia 2S y,
despus de predicar la Palabra en Perge, bajaron a Atala.
26
De all regresaron por mar a Antioqua de Siria, donde
haban sido encomendados a la proteccin de Dios para la misin que acababan de realizar. 2? Al llegar, reunieron a la comunidad y contaron todo lo que Dios haba hecho por medio
de ellos y cmo haba abierto a los paganos la puerta de la fe.

* El primer viaje misionero de Pablo y Bernab toca


a su fin. Recorren hacia atrs el camino y visitan las
ciudades evangelizadas confirmando a los discpulos
(v. 22): se trata de un trmino tpico del lenguaje misionero del siglo I. Indica, en efecto, la consolidacin en la

275

fe y en la praxis cristianas de los que han acogido hace


poco el kerygma (el anuncio) y pueden verse desorientados con facilidad por la experiencia de la persecucin,
que acompaa a la predicacin casi por doquier, golpeando a los apstoles. Se exhorta, pues, a los nuevos discpulos a perseverar en la fe, abrazando las tribulaciones como participacin en la pasin de Cristo. Dado que
las comunidades recientemente evangelizadas deben seguir por s solas su camino, los apstoles instituyen en
cada una de ellas un primer tipo de organizacin eclesial
y nombran presbteros en ellas.
Se trata de un momento de importancia fundamental
para la vida de la comunidad y, por consiguiente, tiene
que ir acompaado de la oracin, del ayuno, de la entrega confiada en manos del Seor (v. 23). Pablo y Bernab vuelven a la Iglesia de Antioqua de Siria (v. 26),
que era la que haba preparado su viaje. La misin apostlica, as como la responsabilidad eclesial, son, en efecto, tareas que el Seor mismo confa a algunos (13,2s),
pero de las que debe hacerse cargo toda la comunidad,
sostenindolos con la oracin y el ofrecimiento del sacrificio. De ah que los apstoles, apenas llegados a su
destino, renan a todos los hermanos para contarles lo
que Dios haba obrado sirvindose de ellos y cmo
haba abierto l mismo a los paganos la puerta de la /e.
Suya es la misin, suya es la gracia, suyo el fruto. A l
dan toda la gloria los apstoles (v. 27).

Segunda lectura: Apocalipsis 21,1 -5a


Yo, Juan, ' vi un cielo nuevo y una tierra nueva. Haban
desaparecido el primer cielo y la primera tierra, y el mar ya
no exista. 2 Vi tambin bajar del cielo, de junto a Dios, a la
ciudad santa, la nueva Jerusaln, ataviada como una novia
que se adorna para su esposo. 3 Y o una voz potente, salida
del trono, que deca:

276

Tiempo de pascua

- sta es la tienda de campaa que Dios ha montado entre


los hombres. Habitar con ellos; ellos sern su pueblo y Dios
mismo estar con ellos. 4 Enjugar las lgrimas de sus ojos y
no habr ya muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor, porque todo lo
viejo se ha desvanecido.
5
Y dijo el que estaba sentado en el trono:
- He aqu que hago nuevas todas las cosas.

** Tras haber contemplado la derrota definitiva de las


fuerzas del mal y el juicio de Dios (19,11-20,15), el Vidente es considerado digno de conocer la cara luminosa
de esa lucha encarnizada: la realidad que aparece ante
sus ojos se caracteriza por una novedad radical, sustancial y universal: todo el cosmos est implicado en esa
transformacin. El universo marcado por el mal -cuyo
smbolo en la Biblia es con frecuencia el m a r - ha sido
sustituido por u n a realidad cualitativamente diferente
(v. 1). Si bien los profetas haban vaticinado ya unos
cielos nuevos y una tierra nueva (cf. Is 65,17) y haban
presentado a Jerusaln como esposa de Dios (Is 62), su
horizonte segua siendo, no obstante, temporal, y la
referencia inmediata era la restauracin material de la
ciudad mediante la intervencin recreadora de Dios.
Juan ve descender ahora, desde el nuevo cielo a la nueva tierra, a esta ciudad-esposa, smbolo de la morada de
Dios con los hombres.
Es ste un tema que, de manera velada, recorre toda
la historia sagrada y, en cierto sentido, indica asimismo
su significado ltimo. Desde la intimidad entre Dios y el
hombre en el Edn, pasando por la tienda de la presencia
(shekhinah) que acompa al pueblo de Israel en el xodo, por el templo de Jerusaln, hasta la encarnacin,
Dios se ha ido revelando cada vez ms profundamente
como el Emmanuel, el Dios-con. Tras la muerte-resurreccin de Cristo, se est cumpliendo un nuevo y ltimo
paso en la revelacin: el-hombre-est-con-Dios. Una vez
destruido por completo el mal (captulo 20), aparece un
nuevo pueblo que pertenece plenamente al Seor, y l

Quinto domingo de pascua

277

est eternamente con-ellos (v. 3). Las citas de los profetas se suceden para describir esta esplndida realidad
(Ez 37,27; Is 25,8; 35,10; 65,19) de comunin, de consuelo, de vida, de fiesta: algo que el hombre an no ha
conocido -porque Dios hace nuevas todas las cosas-, pero
que, no obstante, puede ya pregustar en cierto modo desde ahora, porque el que est en Cristo es una nueva creacin; pas lo viejo, todo es nuevo (2 Cor 5,17; Is 43,19).
Evangelio: Juan 13,31-33a.34-35
31
Nada ms salir Judas [del cenculo], dijo Jess:
- Ahora va a manifestarse la gloria del Hijo del hombre, y
Dios ser glorificado en l. 32 Y si Dios va a ser glorificado en
el Hijo del hombre, tambin Dios lo glorificar a l. Y lo va a
hacer muy pronto. " Hijos mos, ya no estar con vosotros por
mucho tiempo.
14
Os doy un mandamiento nuevo: Amaos los unos a los
otros. Como yo os he amado, as tambin amaos los unos a los
otros. ,5 Por el amor que os tengis los unos a los otros reconocern todos^que sois discpulos mos.

* Con este pasaje comienza el discurso de despedida de Jess. Se abre la puerta del cenculo, sale Judas
para consumar la traicin al Maestro. El evangelio seala con brevedad: Era de noche. La noche del pecado, la noche del prncipe de este mundo. Jess sabe que,
al cabo de pocas horas, estar all, solo, en el huerto de
Getseman, envuelto por esas mismas tinieblas que intentarn engullirlo y contra las que deber luchar hasta
la sangre. Sabe todo esto y, sin embargo, habla a los discpulos de glorificacin del Hijo del hombre. La gloria de Dios, en efecto, no es el fcil xito mundano,
sino ms bien el triunfo del bien, que, para nacer, debe
pasar a travs de la gran tribulacin. La cruz es as el
seno materno de la vida verdadera.
Jess no puede explicar ahora a los suyos el significado de su muerte. La afronta solo y la ofrece. En sus

Tiempo de pascua

278

palabras se siente vibrar la solicitud por los discpulos,


que, dentro de poco, tambin se quedarn solos, a merced de la duda y del escndalo. Por ahora no pueden seguirle. Por eso necesitan ms que nunca ser custodiados
en su nombre. Es ahora cuando les deja en testamento
el mandamiento nuevo del amor recproco. Al vivirlo,
estarn para siempre en comunin con l y nada podr
arrancarlos de su mano. Ms an, podrn vivirlo porque
l lo ha vivido primero. Ningn discpulo es superior a su
maestro, aunque todo discpulo est llamado a configurarse con el Maestro y a glorificarlo con su vida. El
mandamiento nuevo no es un yugo pesado, sino comunin personal con Dios, que quiere permanecer presente entre los suyos como amor, como caridad.

Quinto domingo de pascua

279

Son muchos los que buscan hoy no la novedad trada


por Cristo, sino las novedades; no la realidad nueva,
sino las informaciones en tiempo real sobre los hechos
ms o menos triviales de la crnica. Se corre fcilmente detrs de las novedades viejas, de las modas y de
los modelos de vida ofrecidos por- una sociedad privada
de verdadera capacidad creativa. Si el hombre no se renueva a s mismo, no hace ms que repetir un esquema
anticuado o hacer la parodia de la originalidad. Y como
slo Dios es creador, slo confindonos al soplo del Espritu podremos renovarnos y convertirnos en artfices
de renovacin en la Iglesia y en toda la comunidad.

ORATIO
MEDITATIO
El pueblo cristiano es siempre un pequeo resto en
medio de los miles de millones de hombres que viven
sobre la faz de la tierra, pero es un fermento de masa
nueva que debe hacer fermentar desde el interior toda
la masa. Y aunque la evidencia de la situacin parece
desmentir su eficacia, la Palabra de Dios nos autoriza a
no dudar y a dejar de sentir miedo. El fruto del rbol
slo se ve despus de un laborioso tiempo de germinacin y de crecimiento a lo largo de la sucesin de las estaciones. No es ste el mismo camino de Jess, el Hijo
del hombre glorificado a travs de la muerte en la cruz?
Todo se ha vuelto nuevo: se dan cuenta de ello los que
tienen los ojos lmpidos y penetrantes de la fe, aquellos
que, resucitados con Cristo, caminan sobre la tierra
pero a quienes su corazn les empuja ya hacia arriba.
La transformacin acaece ya da tras da a travs de
nuestro morir a toda clase de orgullo y de egosmo para
pasar de la decadencia del pecado a la plenitud de la
vida nueva.

Dios, Padre nuestro, en el exceso de tu amor expusiste a tu Hijo amadsimo al rechazo y al odio del mundo:
concdenos la fuerza de tu Espritu a nosotros, que queremos seguir las huellas de nuestro Maestro y dar un valiente testimonio de su muerte y su resurreccin frente
al m u n d o que no te conoce. Haz que, configurndonos
con l, seamos capaces de oponer el amor al odio, la
mansedumbre a la violencia, el perdn a la venganza, la
paz a la enemistad, la bendicin a la maldicin. No permitas que, en la hora de la prueba, seamos vencidos por
el miedo y caigamos en el pecado de la incredulidad y
del desamor. Haz, ms bien, que te pertenezcamos cada
vez ms y acudamos a ti, unidos a tu Hijo, llevando en
los brazos todo este m u n d o que amas y quieres salvar.

CONTEMPLATIO
Os doy un mandamiento nuevo. Como era de esperar
que los discpulos, al or esas palabras y considerarse
abandonados, fueran presa de la desesperacin, Jess

280

Tiempo de pascua

les consuela proveyndoles, para su defensa y proteccin, de la virtud que est en la raz de todo bien, es
decir, la caridad. Es como si dijera: Os entristecis
porque yo me voy? Pues si os amis los unos a los otros,
seris ms fuertes. Y por qu no lo dijo precisamente as? Porque les imparti una enseanza mucho ms
til: Por el amor que os tengis los unos a los otros reconocern todos que sois discpulos mos. Con estas
palabras da a entender que su grupo elegido no hubiera debido disolverse nunca, tras haber recibido de l
este signo distintivo. l lo hizo nuevo del mismo modo
que lo formul. De hecho, precis: Como yo os he
amado [...].
Y dejando de lado cualquier alusin a los milagros
que hubieran de realizar, dice que se les reconocer
por su caridad. Sabis por qu? Porque la caridad es
el mayor signo que distingue a los santos: es la prueba
segura e infalible de toda santidad. Es sobre todo con
la caridad como todos conseguimos la salvacin. Y en
esto consiste principalmente ser discpulo suyo.
Precisamente gracias a la caridad os alabarn todos, al ver que imitis mi amor. Los paganos, es verdad, no se conmueven tanto frente a los milagros
como frente a la vida virtuosa. Y nada educa la virtud
como la caridad. En efecto, los paganos llamarn con
frecuencia impostores a los que obran milagros,
pero nunca podrn encontrar nada criticable en una
vida ntegra (Juan Crisstomo, Homilas sobre el evangelio de Juan, 57,3s).

ACTIO
Repilc con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Su ternura se extiende a todas las criaturas (Sal 144,9).

Quinto domingo de pascua

281

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Amars a tu prjimo como a ti mismo (cf. Mt 22,37-39). Empiezo a experimentar que un amor a Dios total e incondicionado
nace posible un amor al prjimo visibilsimo, solcito y atento. Lo
que a menudo defino como amor al prjimo se muestra con excesiva frecuencia como una abstraccin experimental, parcial y
provisional, de slito muy inestable y huidiza. Pero si mi objetivo es
el amor a Dios, me es posible desarrollar asimismo un profundo
amor al prjimo. Hay otras dos consideraciones que pueden explicarlo mejor.
Antes que nada, en el amor a Dios me descubro a m mismo
de un modo nuevo. En segundo lugar, no nos descubriremos slo a
nosotros mismos en nuestra individualidad, sino que descubriremos
tambin a nuestros hermanos humanos, porque es la gloria misma
de Dios la que se manifiesta en su pueblo a travs de una rica variedad de formas y de modos. La unicidad del prjimo no se refiere a esas cualidades peculiares, irrepetibles de un individuo a otro,
sino al hecho de que la eterna belleza y el eterno amor de Dios se
hacen visibles en las criaturas humanas nicas, insustituibles, finitas.
Es precisamente en la preciosidad del individuo donde se refracta el
amor eterno de Dios, convirtindose en la base de una comunidad
de amor. Si descubrimos nuestra misma unicidad en el amor de
Dios y si nos es posible afirmar que podemos ser amados porque el
amor de Dios mora en nosotros, podremos llegar entonces a los otros,
en los que descubriremos una nueva y nica manifestacin del
mismo amor, entrando en una ntima comunin con ellos (H. J. M.
Nouwen, Ho ascoltato I silenzio. Diario da un monastero trappista,
Brescia 1998 10 , 82s).

Lunes

Lunes
de la quinta semana
de pascua

LECTIO

Primera lectura: H e c h o s d e los Apstoles 14,5-18


En aquellos das, en Iconio, 5 los paganos y los judos con
sus jefes tramaron un plan para maltratar e incluso apedrear
a Pablo y Bernab, 6 pero ellos se dieron cuenta y escaparon
a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a sus alrededores,
7
donde tambin anunciaron la Buena Noticia.
8
Haba en Listra un paraltico, cojo de nacimiento, que
nunca haba podido andar. 9 Un da que estaba oyendo hablar
a Pablo, ste se le qued mirando fijamente y, viendo que
tena suficiente fe como para ser curado, l0 le dijo en alta voz:
- Levntate y ponte derecho.
l se levant de un salto y ech a andar. " La gente, entonces, al ver lo que haba hecho Pablo, comenz a gritar en dialecto licaonio:
- Son dioses que han tomado forma humana y han bajado
hasta nosotros!
12
Y llamaban Zeus a Bernab y Hermes a Pablo, porque era
l quien hablaba. " Por su parte, el sacerdote de Zeus, cuyo
lemplo estaba a la entrada de la ciudad, hizo traer ante las
puertas toros adornados con guirnaldas y, junto con toda la
lenle, pretenda ofrecer un sacrificio. I4 Cuando los apstoles
Mornab y Pablo se dieron cuenta de lo que pasaba, se rasKa ron los vestidos e irrumpieron por medio de la gente gritando:

2H\
15

- Ciudadanos, qu es lo que hacis? Nosotros son ION de


la misma condicin que vosotros. Somos hombres y os anunciamos la Buena Noticia para que, abandonando estos dioses
vacos, os convirtis al Dios vivo, que hizo el cielo y la I ierra,
el mar y todo lo que hay en ellos. ,6 En las pasadas generaciones, l permiti que cada nacin siguiese su propio camino,
17
aunque no dej de darse a conocer por sus beneficios, cnvindoos desde el cielo lluvias y estaciones fructferas, y llenando de alimento y alegra vuestros corazones.
18
Con estas palabras lograron convencer a la gente para
que no les ofrecieran sacrificios, pero no les fue fcil.
* E s t a m o s d e n u e v o a n t e u n e p i s o d i o d e c u r a c i n
q u e c o n t i n a el p a r a l e l i s m o entre los h e c h o s de P e d r o y
los d e P a b l o (la referencia a la c u r a c i n del paraltico e n
la p u e r t a H e r m o s a es evidente). L u c a s u s a aqu, c o m o
e n o t r o s lugares, el v e r b o salvar e n el sentido d e cur a r , tal c o m o r e c o g e la t r a d u c c i n q u e p r e s e n t a m o s .
La r e a c c i n del p b l i c o , e n c a m b i o , es n u e v a . M i e n t r a s la r e a c c i n n o r m a l a u n m i l a g r o e n t r e los j u d o s e r a
la d e d a r gloria a Dios (cf. 4,21), a q u , e n t r e los p a g a n o s ,
se d a gloria a los h o m b r e s . H a b a u n a a n t i g u a l e y e n d a ,
a m b i e n t a d a e n u n p u e b l o n o alejado d e Listra, referente a F i l e m n y B a u c i s , dos a g r i c u l t o r e s q u e d i e r o n h o s pitalidad a Zeus y a H e r m e s . Esta leyenda, recogida por
Ovidio, d e b a d e ser m u y c o n o c i d a p o r los h a b i t a n t e s de
la r e g i n . L o s h o n o r e s t r i b u t a d o s a los d o s p e r s o n a j e s
e s t a b a n d i c t a d o s t a m b i n p o r la p r e o c u p a c i n de n o
c a e r e n el d u r o c a s t i g o q u e p r o p i n a r o n los d i o s e s a los
q u e n o los a c o g i e r o n . H e r m e s e r a v e n e r a d o a d e m s
c o m o d i o s d e la s a l u d , y P a b l o h a b a c u r a d o al paraltico. H a b a , p o r t a n t o , m s d e u n m o t i v o p a r a h o n r a r
c o m o es d e b i d o a los d o s e x t r a o r d i n a r i o s p e r s o n a j e s .
El d i s c u r s o q u e sigue a c o n t i n u a c i n refleja mu sit u a c i n d e e m e r g e n c i a y d e s c o n c i e r t o . P e r o es import a n t e , p o r q u e se t r a t a del p r i m e r d i s c u r s o d i r i g i d o a los
p a g a n o s . N o se c i t a n las E s c r i t u r a s , p e r o s a p a r e c e mu
i n v i t a c i n explcita a q u e a b a n d o n e n los dolos y se con

284

Quinta semana de pascua

viertan al Dios vivo y verdadero, creador de todas las


cosas. Es probable que se trate de la argumentacin tpica empleada por los evangelizadores respecto a los paganos, una argumentacin que ya haba hecho muchos
proslitos entre ellos. Estamos ante un ejemplo de inculturacin y de adaptacin a la situacin.
El hecho de que Bernab y Pablo se rasgaran los vestidos y reaccionaran con espanto puede ser motivo de
reflexin para los que no desdean los fciles honores
y los reconocimientos por mritos apostlicos.

Evangelio: Juan 14,21-26


En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: 2I El que acepta mis preceptos y los pone en prctica, se me ama de verdad, y el que me ama ser amado por mi Padre. Tambin yo
le amar y me manifestar a l.
22
Judas, no el Iscariote sino el otro, le pregunt:
- Seor, cul es la razn de manifestarte slo a nosotros,
y no al mundo?
23
Jess le contest:
- El que me ama se mantendr fiel a mis palabras. Mi Padre lo amar, y mi Padre y yo vendremos a l y viviremos en
l. 24 Por el contrario, el que no guarda mis palabras es que no
me ama. Y las palabras que escuchis no son mas, sino del
Padre, que me envi.
25
Os he dicho todo esto mientras estoy con vosotros; 26 pero
el Parclito, el Espritu Santo, a quien el Padre enviar en mi
nombre, har que recordis lo que yo os he enseado y os lo
explicar todo.

** El centro de inters del fragmento es la autorrevelacin de Jess, solicitada por una pregunta ulterior del
apstol Judas de Santiago. El Maestro haba anunciado
precedentemente a los discpulos que ya se haba manifestado a ellos, aunque de un modo espiritual. Sin embargo, esas palabras no haban sido comprendidas por
los suyos, que pensaban en una manifestacin gloriosa y

Lunes

285

mesinica delante de todos. Jess se sirve de la pregunta del apstol (v. 22) para plantear de nuevo el tema de
la presencia de Dios en la vida del creyente (v. 23). Slo
quien ama est en condiciones de observar la Palabra de
Jess y de acoger su manifestacin espiritual e interior.
Y quien observa esta Palabra (= los mandamientos) ser
amado por l y por el Padre. Ms an, quien muestre
amor a Jess recibir en su propia intimidad la presencia del mismo: Jess habitar en su corazn junto con el
Padre y el Espritu. Esta manifestacin del Seor es
espiritual. Se identifica con la presencia de Cristo en el
alma de quien vive de manera conforme a su Palabra.
Esta presencia interior de Jess constituye la escatologa realizada entre Dios y los hombres. La inhabitacin
de la Trinidad en el creyente est, pues, condicionada no
tanto por Dios como por nosotros mismos: a m a r a
Jess y observar su Palabra. En cambio, quien no ama
ni practica los mandamientos no puede formar parte
de esta vida de Dios (v. 24).
En este punto del coloquio, Jess, lanzando una mirada retrospectiva a toda su misin de revelador, establece u n a distincin entre su enseanza y la del Espritu (w. 25s): el tiempo de Cristo lleva en s la verdad,
porque Jess es la verdad (14,6); el tiempo del Espritu la ilumina y la hace penetrar en el corazn de los
creyentes, porque el Espritu es a verdad (1 Jn 5,6).

MEDITATIO
En tiempos no remotos, la inhabitacin de la Trinidad era un tema bastante entraable a los cristianos
ms atentos a las realidades de la fe. Hoy, al menos as
lo parece, lo es un poco menos. Sin embargo, una vida
habitada por Dios es muy distinta a una vida desierta, abandonada a s misma, condenada a agotarse en los
lmites de la criatura.

Quinta semana de pascua

286

Mi vida ha sido visitada por Dios. l habita en mi interior ms profundo. l es el dulce husped de mi alma:
Vendremos a l y viviremos en l. Cmo es posible vivir una vida trivial teniendo como husped a la Trinidad? Cmo es posible no asombrarse por esta verdad,
por esta extraordinaria realidad que nos arrebata de la
soledad, ensalza la dignidad de la existencia, llena de estupor, da luz a la tonalidad griscea de nuestra vida cotidiana, sumerge en el mundo divino, hace familiar la
existencia con Dios, no cesa de asombrar y de maravillar, desplaza el centro de inters de toda la aventura terrena, colorea de sentido toda accin? Cmo no quedar sobresaltado de alegra frente a este ser mo mortal
hecho templo de la Trinidad inmortal, frente a este
cuerpo mo corruptible hecho santo e incorruptible por
la intimidad con su Creador?

ORATIO
Te bendigo y te doy gracias, Seor mo, porque hoy
has abierto mis ojos a todo lo que quieres obrar en m y
conmigo. Cmo es posible que, por lo general, viva yo
como si estuvieras lejos? Cmo es posible que te busque fuera de m? Cmo es posible que me olvide de que
ests conmigo, dentro de m?
Seor, perdona mi ceguera y mi distraccin. Perdona
mi poco amor, que me impide buscarte all donde t
quieres ser encontrado. Perdname, porque lleno en
ocasiones mi corazn de personas o cosas que no te dejan sitio a ti. Perdona todas las veces que me lamento
por mi soledad, como si t me hubieras dejado solo
liara recorrer los caminos del mundo.
Seor, hazte sentir t tambin. Hazme volver, como
I ti sabes hacerlo, a la interioridad, a tu presencia dentro
de m. Aydame a alejar lo que ocupa el sitio que t te

Lunes

287

has reservado en lo ms ntimo de m. Purifica mi corazn para que pueda verte presente en mi vida, operante,
tranquilizador, indispensable. Refuerza, Seor, mi corazn, para que pueda verte y sentirte, para que pueda entablar contigo un dilogo de amor y vivir contigo una
historia de amor destinada a no acabar nunca.

CONTEMPLATIO
Oh Dios mo, Trinidad a la que adoro, aydame a olvidarme de m por completo para establecerme en ti,
inmvil y apacible como si ya mi alma estuviera en la
eternidad; que nada pueda turbar mi paz ni hacerme
salir de ti, oh mi Inmutable, sino que cada minuto me
lleve ms lejos en la profundidad de tu misterio.
Pacifica mi alma, haz en ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo; que yo no te deje en ella nunca solo; que est en ti enteramente, despierta del todo
en mi fe, toda adoracin, entregada por completo a tu
accin creadora (Isabel de la Trinidad, cit. en A. Hamman, Compendio de la oracin cristiana, Edicep, Valencia
1990, p. 204).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Vendremos a l y viviremos en l (Jn 14,23).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Oh Verbo eterno, Palabra de mi Dios, quiero pasar mi vida escuchndote, quiero convertirme totalmente en deseo de saber para
aprender todo de ti; y despus, a travs de todas las noches, de to-

288

Quinta semana de pascua

dos los vacos, de todas las impotencias, quiero fijarte siempre y


permanecer bajo tu gran luz, oh mi Astro amado, fascname para
que ya no pueda salir de tu resplandor.
Oh Fuego que consume, Espritu de amor, ven a m, para que se
produzca en mi alma como una encarnacin del Verbo; que yo le
sea una humanidad aadida en la que l renueve todo su misterio.
Y t, Padre, inclnate sobre tu pobre y pequea criatura, cbrela
con tu sombra, no veas en ella ms que al Bienamado en el que has
puesto todas tus complacencias.
Oh mis Tres, mi Todo, mi Bienaventuranza, Soledad infinita,
Inmensidad en que me pierdo, me entrego a ti como una presa, entirrate en m para que yo me entierre en ti, mientras espero ir a
contemplar en tu luz el abismo de tu grandeza (Isabel de la Trinidad, cit. en A. Hamman, Compendio de la oracin cristiana, Edicep, Valencia 1990, p. 204).

Martes
de la quinta semana
de pascua

LECTIO
Primera lectura: Hechos de los Apstoles 14,19-28
En aquellos das l9 llegaron de Antioqua de Pisidia y de
Iconio algunos judos que se ganaron a la gente. Apedrearon
a Pablo y, pensando que estaba muerto, lo arrastraron fuera
de la ciudad. 20 Pero cuando sus discpulos lo rodearon, l se
levant y entr en la ciudad. Al da siguiente sali hacia Derbe con Bernab.
21
Despus de anunciar el Evangelio en Derbe y hacer bastantes discpulos, volvieron a Listra, Iconio y Antioqua, " confortando a su paso los nimos de los discpulos y exhortndoles a permanecer firmes en la fe. Les decan:
- Tenemos que pasar muchas tribulaciones para poder entrar en el Reino de Dios.
23
Designaron responsables en cada iglesia y, despus de
orar y ayunar, los encomendaron al Seor, en quien haban
credo. 24 Despus atravesaron Pisidia, llegaron a Panfilia 2 y,
despus de predicar la Palabra en Perge, bajaron a Atala.
26
De all regresaron por mar a Antioqua de Siria, donde
haban sido encomendados a la proteccin de Dios para la misin que acababan de realizar. 27 Al llegar, reunieron a la comunidad y contaron todo lo que Dios haba hecho por medio
de ellos y cmo haba abierto a los paganos la puerta de la fe.
28
Pablo y Bernab permanecieron all bastante tiempo con
los discpulos.

290

Quinta semana de pascua

** Tras otro peligrossimo episodio de intolerancia,


resuelto sin llegar al drama gracias a que sus discpulos lo rodearon, Pablo - a h o r a protagonista, junto con
B e r n a b - toma el camino de vuelta y visita las comunidades recin fundadas. Se trata de u n a verdadera
visita pastoral, en la que ambos confortan a los fieles y ponen las bases de una organizacin eclesistica,
es decir, ponen las bases para la continuidad de las comunidades. Una continuidad garantizada por la conciencia del elevado coste del Reino de Dios: para entrar
en el Reino de Dios tenemos que pasar por muchas
tribulaciones. Una continuidad garantizada por la presencia de responsables que creen en el Seor y que h a n
sido confiados a l. Los evangelizadores pasan; el Evangelio tiene que ser llevado continuamente adelante por
nuevos evangelizadores y pastores. Esta preocupacin
por el futuro de la comunidad no puede disminuir nunca en la Iglesia, tampoco en nuestros das.
El viaje de vuelta est trazado a grandes rasgos, con
rpidas pinceladas. Llegados a la iglesia de donde haban partido, contaron los abundantes frutos de la misin, sobre todo la confirmacin de que Dios haba
abierto a los paganos la puerta de la fe (v. 27). El camino hacia los paganos parece ahora irreversible, y en
Antioqua, ciudad abierta a la misin universal, es algo
que parece obvio y pacfico. Pero no sucede as en todos los sitios. La parte menos dinmica de la Iglesia
madre no piensa del mismo modo. Este dato ser precursor de nuevos nubarrones, aunque tambin de clarificaciones decisivas.

Evangelio: Juan 14,27-3la


En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: " Os dejo la
paz, os doy mi propia paz. Una paz que el mundo no os puede dar. No os inquietis ni tengis miedo. 2S Ya habis odo lo

Martes

291

que dije: Me voy, pero volver a vosotros. Si de verdad me


amis, deberais alegraros de que me vaya al Padre, porque el
Padre es mayor que yo. 29 Os lo he dicho antes de que suceda,
para que cuando suceda creis. '" Ya no hablar mucho con
vosotros, porque se acerca el prncipe de este mundo. Y aunque no tiene ningn poder sobre m, " tiene que ser as para
demostrar al mundo que amo al Padre y que cumplo fielmente la misin que me encomend.

** Este pasaje, con el que concluye el primer coloquio


de Jess con los suyos, es un fragmento compuesto, y
contiene palabras de despedida y de consuelo por parte
del Maestro, que deja su comunidad y vuelve al Padre.
Jess, al despedirse de los suyos, les desea la paz, el
shalm, que es el conjunto de los bienes mesinicos, un
don que viene de Dios y que Jess posee. El motivo del
consuelo debe prevalecer sobre el temor y la inquietud:
l, Jess, es la paz.
Por eso aade Jess una exhortacin a la alegra.
Aunque estn tristes por el alejamiento y el temor de
quedarse solos, la separacin de los discpulos respecto
a Jess es el paso hacia un bien mejor. Jess va al Padre
porque el Padre es mayor que l, es la plenitud de su
gloria (v. 28). Ahora bien, la vuelta del Hijo al Padre est
unida de manera inseparable al escndalo de la cruz. Jess, con las predicciones que les ha hecho sobre su prxima muerte, no slo pretende sostener la fe de los discpulos en el momento de la pasin, sino que quiere
mostrar que los hechos que van a tener lugar forman
parte del proyecto de Dios. En consecuencia, los suyos
no debern desanimarse: la fe ser su fuerza y su nico
consuelo.
El tiempo terreno del Maestro est ahora a punto de
concluir, le quedan pocos momentos para conversar
an con sus discpulos, porque se acerca el prncipe de
este mundo (v. 30). Aunque se acerca Satans, no tiene
ningn poder sobre Jess. ste no tiene pecado y Sata-

Quinta semana de pascua

292

ns no tiene posibilidad de atacarle. La vida de Jess


est bajo el signo de la voluntad del Padre y se entrega
libremente a la muerte en la cruz para que el hombre
conozca la verdad.

Martes

293

como momento ms elevado del amor de Dios y del testimonio de tu amor por l.

ORATIO
MEDITATIO
El Seor ha derramado la paz en tu corazn: l est
presente dentro de ti, con el Padre y el Espritu Santo.
Eso no puede ms que darte un sentido de seguridad y
de fuerza: si Dios est contigo, quin estar en contra
de ti?
Sin embargo, a menudo ests inquieto y atemorizado: el m u n d o se presenta amenazante, los pasiones no
dan tregua, todo parece desarrolarse como si Dios no
existiera, y Dios calla dentro de ti, juega a esconderse,
no responde. Entonces tu corazn se espanta, te asalta
la duda y tu paz queda asediada, cuando no se volatiliza. Ahora es cuando debes recordar que Dios est presente en la luz oscura de la fe, que has de ejercitar la fe
en estos momentos para or aquello que no oyes, para
ver aquello que no ves, para arerrarte a un agarradero
que has de buscar en la niebla. Es, en efecto, la fe lo que
est en la base de la paz, que, de hecho, procede de la
comunin con Dios. Fe en el Dios ya presente, pero no
posedo an en plenitud; fe que se madura en el tiempo
de la ausencia del Esposo; fe que se perfecciona en la
bsqueda del Esposo; fe que se purifica a travs de los
acontecimientos ms duros y atroces.
La paz procede de una mirada de fe sobre la realidad
de un Dios presente, aunque buscado con todo el ardor
de un corazn herido por el sentimiento de su ausencia.
La paz viene cuando se comprende y se acepta el misterio de la ausencia de Dios tambin en su presencia, en
su silencio, en el sufrimiento y el misterio de la cruz

Cmo busco la paz, Seor, y cuntas veces la busco!


Sin embargo, debo admitir que no siempre la busco
donde se encuentra. A veces la busco como el mundo:
busco un poco de paz para vivir en paz, para no incomodarme demasiado, para no dejarme turbar en exceso. Tambin yo busco, en suma, la paz como la busca el
mundo: lejos de la cruz, huyendo de quien me turba,
evitando a los que me hacen perder la paciencia, esquivando las molestias y cerrando los ojos antes los sufrimientos de los otros. Cmo voy a poder vivir en paz si
no me defiendo un poco de los otros? Y cmo voy a vivir en paz si no me concedo alguna satisfaccin? Cmo
se puede vivir en paz estando siempre sometido a presin? Todas estas son tentaciones frecuentes, lo sabes,
Seor. Tentaciones que desvan mi mirada de ti, fuente
de mi paz; tentaciones que me hacen olvidar tus palabras constructoras de una paz slida y tenaz.
Vence, Seor, estas tentaciones mas! Haz or tu voz
a mi corazn turbado y ensame tus caminos, que conducen a tu paz, a mi paz. No permitas que me olvide de
ti por un poco de bienestar o por buscar una tranquilidad que, con frecuencia, es huir de tu presencia en m y
en mis hermanos.

CONTEMPLATIO
Cuando el Seor precisa: Os doy mi paz, no como la
da el mundo, qu debemos entender, sino que l no
nos da la paz del mismo modo como la dan los que

Quinta semana de pascua

294

aman el mundo? sos, en efecto, se ponen de acuerdo


para hacer la paz entre ellos, con el fin de gozar no de
Dios, sino de los placeres que da el m u n d o a sus amigos,
a cubierto de toda lid y de toda guerra. Y si tambin
conceden paz a los justos, en el sentido de que dejan de
perseguirlos, no se trata an de la verdadera paz, en
cuanto no es una concordia real, porque estn desunidos
los corazones. Del mismo modo que se dice consorte a
quien une su suerte a la tuya, slo cuando los corazones
estn unidos se puede hablar de concordia (Agustn, Comentario al evangelio de Juan, 77,5).

Mircoles
de la quinta semana
de pascua

LECTIO
ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra - .
Os dejo mi paz. Que no se inquiete vuestro corazn
(cf. Jn 14,27).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Te encuentras siempre ante la alternativa de dejar hablar a Dios
o dejar gritar a tu yo herido. Aunque deba haber un lugar donde puedas dejar que la parte herida de ti obtenga la atencin que
necesita, tu vocacin es hablar del lugar donde Dios habita en ti.
Cuando permites que tu yo herido se exprese en forma de justificaciones, disputas o lamentos, slo consigues frustrarte an ms y
te sentirs cada vez ms rechazado. Reclama a Dios en ti y deja
que Dios pronuncie palabras de perdn, de curacin y de reconciliacin, palabras que llamen a la obediencia, al compromiso radical
y al servicio. Se requiere mucho tiempo y mucha paciencia para distinguir entre la voz de tu yo herido y la voz de Dios, pero en la medida en que vayas siendo ms fiel a tu vocacin se volver ms fcil.
No desesperes: has de prepararte para una misin que ser difcil,
pero fecunda (H. J. M. Nouwen, la voce dell'amore, Brescia 1997 2 ,
133s [trad. esp.: La voz interior del amor, PPC, Madrid 1997]).

Primera lectura: H e c h o s de l o s Apstoles 15,1-6


En aquellos das, ' algunos que haban bajado de Judea enseaban a los hermanos:
- Si no os circuncidis segn la tradicin de Moiss, no
podis salvaros.
2
Este hecho provoc un altercado y una fuerte discusin
de Pablo y Bernab con ellos. Debido a ello, determinaron que
Pablo, Bernab y algunos otros subieran a Jerusaln para tratar esta cuestin con los apstoles y dems responsables.
3
Provistos, pues, por la iglesia de Antioqua de todo lo necesario para el viaje, atravesaron Fenicia y Samara contando la
conversin de los paganos y llenando de gran alegra a todos
los hermanos. 4 Al llegar a Jerusaln, fueron recibidos por la
iglesia, los apstoles y dems responsables, y les contaron
todo lo que Dios haba hecho por medio de ellos. 5 Pero algunos de la secta de los fariseos, que se haban hecho creyentes,
intervinieron diciendo que era necesario circuncidar a los
convertidos y obligarles a cumplir la ley de Moiss.
6
Entonces los apstoles y los dems responsables se reunieron para estudiar este asunto.

**- En el comienzo del fragmento aparece planteada


la cuestin que tanto interes y turb a los primeros

296

Quinta semana de pascua

discpulos: hace falta la circuncisin para salvarse?


Pablo y Bernab responden decididamente que no.
Pero y si los que dicen lo contrario contaran con el
aval de las columnas de la Iglesia de Jerusaln?
De ah viene la solucin: ir directamente a Jerusaln. All, tras u n viaje en el que cuentan sus xitos
apostlicos, suscitando u n a gran alegra a todos los
hermanos, fueron recibidos por la iglesia, los apstoles y dems responsables y encuentran la misma oposicin que hallaron en Antioqua por parte de los fariseos convertidos.
Su tesis es la tpica de los judaizantes, contra los
que Pablo tendr que luchar durante mucho tiempo
(cf. sobre todo Gal 5,6-12). Para stos, la ley de Moiss
tena u n a validez perenne y, por consiguiente, tambin
tena que ser impuesta a los convertidos del paganismo.
La cuestin es seria: de ah que se convoque u n a
reunin a la que asisten los apstoles y los dems responsables. Segn una variante occidental del texto original, asistieron tambin el conjunto de los hermanos. Son las premisas del celebrrimo Concilio de
Jerusaln, la primera reunin oficial de la Iglesia
para resolver una cuestin grave, de la que poda depender la difusin de la Palabra entre el m u n d o pagano. Sobre esta reunin se h a n derramado ros de tinta
(en parte por la dificultad de armonizar los datos de
Lucas con los de Pablo). Con todo, la importancia de
la reunin es indudable y sus resultados sern altamente positivos.

Evangelio: Juan 15,1-8


(C'/. (7 evangelio del quinto domingo de pascua, ciclo B,

Mircoles

297
MEDITATIO

Debo caer en la cuenta de que el cristianismo no es


slo un mensaje, sino una vida. No afecta slo a la
mente, sino que nos hace dar un salto cualitativo en el
orden del ser. No es slo algo iluminador, sino transformador. Es la vida divina derramada en m por Cristo, que vivifica mi existencia gracias a mi comunin
con l. Quin puede darme la vida divina, la participacin en la vida inmortal, una vida ms all de toda
imaginacin, sino Dios mismo? No puedo subir al cielo, slo puedo recibir lo que del cielo m e viene dado. Y
lo recibo estando en comunin con Cristo, la vid, y con
los hermanos, los otros sarmientos. El Padre da la vida
al Hijo y el Hijo la transmite a los que estn unidos a
l: sa es la realidad que lo transforma todo.
Pienso alguna vez en la unicidad de la vida divina? Esta expresin puede p a r e c e m o s a veces vaga,
dado que no es verificable con instrumentos humanos,
pero es decisiva, porque es la razn de mi ser hijo de
Dios, de mi vida definitiva con l, una vida que ser
vida de familia con la inaccesible y gloriosa Trinidad,
puesto que ahora soy consanguneo suyo. El punto de
soldadura insustituible entre lo divino y lo h u m a n o sigue siendo Jess y la comunin con l. Jess es insustituible para mi vida de hijo de Dios; l me convierte en
un sarmiento sano con su palabra, l me hace llegar la
linfa vital de la inmortalidad, u n a linfa que viene de la
eternidad y sumerge en la eternidad.
Suprema belleza la de la fe! Grandioso p a n o r a m a
el de u n a vida divinizada!

ORATIO
Oh Jess, cuan grande y decisivo eres! Contigo estoy
vivo, sin ti estoy muerto. Contigo me arrolla el ro in-

298

Quinta semana de pascua

mortal de la vida divina y me lleva hacia el ocano divino, ilimitado y sin ocaso. Contigo lo soy todo, sin ti no
soy nada.
Te doy gracias, Seor, lleno de admiracin, por
haber venido a unirme con la eternidad; ms an, con
el Padre, fuente de la vida perenne. tame a ti, para
que no sea yo u n sarmiento cortado, un sarmiento sin
fruto. Manten viva en m la conciencia de la necesidad
de mi comunin contigo. Por eso te presento toda la
necesidad que tengo de la Palabra que me une a ti, de
la eucarista que me alimenta de ti, del mandamiento
nuevo que me une con mis hermanos y produce el
fruto precioso de la fraternidad, del testimonio de
tu nombre, que llena de racimos maduros mi sarmiento.
Pdame, Seor, con tu Palabra y sostn mi compromiso de dar frutos duraderos en los campos de la fraternidad, de la veneracin y del amor a tu santo nombre, nombre de vid, nombre de vida, nombre de frutos
que maduran para la eternidad.

CONTEMPLATIO
Que nadie piense que el sarmiento por s solo puede
producir algn fruto. El Seor ha dicho que quien
est en l produce mucho fruto. No ha dicho: Sin
m podis hacer poco, sino: Sin m no podis hacer
nada.
De todos modos, sea poco o mucho, no podemos hacerlo sin l, puesto que sin l no podemos hacer nada.
Porque cuando el sarmiento produce poco fruto, el agricultor lo poda para que produzca ms; sin embargo, si
no est unido a la vid y no toma alimento de la raz, no
podr dar por s mismo ningn fruto (Agustn, Comentario al evangelio de Juan, 80,2).

Mircoles

299
ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


Yo soy la vid y vosotros los sarmientos (Jn 15,5).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


El arte de vivir en ntima unin con Jess se puede ejercitar de
tres maneras: en primer lugar, mantenindonos siempre en su presencia, sin perderlo nunca de vista. Este arte consiste, esencialmente, en acostumbrarse a or a Jesucristo en s mismo mediante el recuerdo de su divina presencia en nosotros, mediante la costumbre
arraigada de realizar actos de amor con l y mediante la gracia
que Dios nos concede a fin de crear unas ntimas relaciones de familiaridad entre l y el alma. La disposicin ms importante que se
requiere es pensar en l con motivo de todo, representarnos su
vida, su pasin y sus dichos, porque de este modo es como se crea
una dulce familiaridad.
En segundo lugar, corresponder fielmente y con exactitud a las
inspiraciones del cielo. Es preciso seguir a Jess con corazn atento,
vido de escuchar su Palabra y seguir sus invitaciones. En tercer luar, con humildad de corazn: as como los que viven en la corte
eben seguir la regla de una perfecta correccin exterior, tambin
los que forman la corte de nuestro Seor deben ser conscientes de
la grandeza de la vocacin cristiana y vivir con ansiedad y amor
humilde (J. J. Surin, / fondamenti della vita spirituale, Roma 1994).

Jueves

Jueves
de la quinta semana
de pascua

LECTIO

301

que estaba destruida.


Reparar sus ruinas
y la volver a levantar
17
para que el resto de los hombres
busque al Seor,
junto con todas las naciones
sobre las que se ha invocado mi nombre.
As lo dice el Seor,
que realiz estas cosas,
18
anunciadas desde antiguo.
19
Por eso, yo pienso que no hay que crear dificultades a los
paganos que se convierten. 2" Es suficiente escribirles que se
abstengan de toda contaminacin, de la idolatra, de matrimonios ilegales, de comer animales estrangulados y de la
sangre. 21 Ya que desde siempre la ley de Moiss tiene en cada
ciudad sus predicadores, que la leen en las sinagogas todos los
sbados.

Primera lectura: H e c h o s de los Apstoles 15,7-21


En aquellos das, 7 tras una larga discusin, se levant Pedro y les dijo:
- Hermanos, vosotros sabis que, desde los primeros tiempos, Dios me eligi a m entre vosotros para que los paganos
oyesen por mi boca la palabra del Evangelio y creyesen. 8 Y
Dios, que conoce los corazones, dio testimonio en favor de
ellos, otorgndoles el Espritu Santo como a nosotros. 9 Sin hacer diferencia entre ellos y nosotros, purific sus corazones con
la fe. 10 Por qu queris ahora poner a prueba a Dios tratando de imponer a los discpulos un yugo que ni nosotros ni
nuestros antepasados hemos podido soportar? " Nosotros, en
cambio, creemos que nos salvamos por la gracia de Jess, el
Seor, y ellos, exactamente igual.
12
Toda la multitud guard silencio, y escuchaba a Bernab
y a Pablo contar las seales y prodigios que Dios haba hecho
entre los paganos por medio de ellos.
" Cuando acabaron de hablar, tom la palabra Santiago y
dijo:
- Hermanos, escuchadme: 14 Simn ha explicado cmo Dios,
desde el principio, escogi entre los paganos un pueblo consagrado a su nombre. 15 Esto concuerda con las palabras de
los profetas, pues est escrito:
"' Despus de esto volver
y restaurar la tienda de David,

* En la asamblea de Jerusaln estn presentes dos


preocupaciones: salvaguardar la universalidad del Evangelio y, al mismo tiempo, mantener la unidad de la Iglesia. La apertura al m u n d o pagano, es decir, la toma de
conciencia de la universalidad del Evangelio, no da origen a dos Iglesias, sino a una nica Iglesia con connotaciones pluralistas. Corresponde a Pedro la tarea de defender la opcin de Antioqua. Y lo hace partiendo de su
propia experiencia, apoyando plenamente la lnea de Pablo, usando incluso su tpico lenguaje teolgico: Creemos
que nos salvamos por la gracia (v. 11). En consecuencia,
no se habla de imponer el peso de lacircuncisin o cualquier otro fardo insoportable.
El problema de la convivencia de las dos culturas,
formas, mentalidades, tradiciones, fue planteado por
Santiago, portador de las instancias de la tradicin. No
se opone a Pedro, pero sugiere algunas observancias rituales importantes para los judos, que permitirn u n a
convivencia que no ofenda la sensibilidad de los que proceden del judaismo. Se trata de normas de pureza legal
tomadas del Levtico. Para Santiago, las comunidades

302

Quinta semana de pascua

de los cristianos judos y paganos son diferentes, pero


deben vivir sin altercados: por eso es preciso dar normas prudentes.
Entre el discurso de Pedro, el ltimo en Hechos de
los Apstoles, y el de Santiago se ha intercalado el testimonio de los hechos por parte de Bernab y Pablo, y
todo el conjunto viene despus de una larga discusin (v. 7). Ambos discursos podran ser considerados
como conclusin y resumen de un paciente proceso
de discernimiento comunitario en el que h a n sido
expuestos, escuchados y discutidos a fondo todos los
hechos y todos los argumentos. De este modo, queda
salvada la libertad del Evangelio y, tambin, la unidad
de la Iglesia. Es un mtodo que se considera cada vez
ms como ejemplar y que se presagia como el normal
en las distintas decisiones eclesiales.

Evangelio: Juan 15,9-11


En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: 9 Como el Padre me ama a m, as os amo yo a vosotros. Permaneced en mi
amor. 10 Pero slo permaneceris en mi amor si obedecis mis
mandamientos, lo mismo que yo he observado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. " Os he dicho
todo esto para que participis en mi gozo y vuestro gozo sea
completo.

** Cul es el fundamento del a m o r de Jess por los


suyos? El texto responde a esta pregunta. Todo tiene
su origen en el a m o r que media entre el Padre y el
Hijo. A esta comunin hemos de reconducir todas las
iniciativas que Dios ha realizado en su designio de
salvacin para la humanidad: Como el Padre me ama
a m, as os amo yo a vosotros. Permaneced en mi
amor (v. 9). Ahora bien, el a m o r que Jess alimenta
por los suyos requiere u n a pronta y generosa respues-

Jueves

303

ta. sta se verifica en la observacin de los mandamientos de Jess, en la permanencia en su amor, y


tiene como modelo su ejemplo de vida en la obediencia radical al Padre hasta el sacrificio supremo de la
misma.
Las palabras de Jess siguen una lgica sencilla: el
Padre ha a m a d o al Hijo, y ste, al venir a los hombres,
ha permanecido unido con l en el a m o r por medio de
la actitud constante de un s generoso y obediente al
Padre. Lo mismo ha de tener lugar en la relacin entre
Jess y los discpulos. stos han sido llamados a practicar, con fidelidad, lo que Jess ha realizado a lo largo
de su vida. Su respuesta debe ser el testimonio sincero
del amor de Jess por los suyos, permaneciendo profundamente unidos en su amor. El Seor pide a los suyos no tanto que le amen como que se dejen amar y
acepten el a m o r que desde el Padre, a travs de Jess,
desciende sobre ellos. Les pide que le amen dejndole a
l la iniciativa, sin poner obstculos a su venida. Les
pide que acojan su don, que es plenitud de vida. Para
permanecer en su amor es preciso cumplir u n a condicin: observar los mandamientos segn el modelo que
tienen en Jess.

MEDITATIO
Os he dicho todo esto para que participis en mi
gozo y vuestro gozo sea completo (v. 11): todos y cada
uno de los discpulos estn invitados a dejarse poseer
por la alegra de Jess, tras haberse dejado poseer por
el a m o r de Dios. Mi existencia como discpulo consiste en dejar sitio a este a m o r divino, que es un a m o r
descendente, u n a m o r que mueve al Padre a entregar a su Hijo nico (Jn 3,16), un a m o r que mueve al
Hijo a entregarse a s mismo, u n a m o r que mueve a los

Quinta semana de pascua

M)4

M)5

Jueves

discpulos a hacer otro tanto, un a m o r que garantiza la


felicidad del discpulo.
Cuando Jess habla de las ms que exigentes condiciones de este amor, dice claramente que son posibles
porque este nuevo modo de a m a r procede de Dios. Es
el a m o r mismo de Dios el que obra en m, en ti, en todos los discpulos. Y no slo eso, sino que recibiremos
de Jess su felicidad, la alegra que procede de haber a m a d o como Dios ama, a travs del impulso y de
la imitacin de Jess. Se trata de algo que nada tiene
que ver con el moralismo: aqu nos encontramos en
la cima de la mstica, de la mstica de la accin, que
implica la entrega de uno mismo e incluye ser posedos
del todo por el a m o r de Dios.

ORATIO
Seor Jess, aydame a mirar hacia lo alto para
tener el valor de mirar hacia abajo. Aydame a mirarte a ti, en el esplendor de los santos; a ti, completamente vuelto al Padre, que eres u n a sola cosa con l
desde la eternidad. Fija mi mirada en ti para que tambin yo sea capaz de descender y hacer lo que t has
hecho. Y es que servir u n poco puede resultar fcil,
pero convertir toda la vida en u n servicio es bastante
difcil. Servir a los que no lo merecen, a los que no son
agradecidos, a los que te rechazan, es todava ms
arduo.
Te ruego que infundas en mi corazn ese a m o r tuyo
arrollador, ese a m o r tuyo concreto, humilde, que has
recibido del Padre y que ha plasmado tu vida, para que
lambin yo p u e d a hacer lo que t m e dices que es preciso para ser discpulo tuyo. Mi servicio no ser as un
;ifrustrarse de m a n e r a penosa; mi perseverancia en u n
servicio exento de gratificaciones ser fuente de felici-

dad, porque estar posedo por la felicidad que viene


de ti, esa felicidad que prometiste a los que dejan sitio a
tu manera de amar.

CONTEMPLATIO
No habra aprendido yo a amar al Seor
si l no me hubiera amado.
Quin puede comprender el amor,
sino quien es amado?
Yo amo al Amado,
a l ama mi alma:
all donde est su reposo,
all estoy yo tambin.
Y no ser un extrao,
porque no hay envidia junto al Seor altsimo,
porque quien se une al Inmortal
tambin ser inmortal,
y quien se complace en la vida
viviente ser.
Que permanezca tu paz conmigo, Seor,
en los frutos de tu amor.
Ensame el canto de tu verdad,
de suerte que venga a m como fruto la alabanza,
abre en m la ctara de tu Espritu Santo
para que te alabe, Seor, con toda meloda.
Prorrumpo en un himno al Seor porque soy suyo
y cantar la cancin consagrada a l
porque mi corazn est lleno de l
(de las Odas de Salomn).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive h o y la Palabra:
Permaneced en mi amor (Jn 15,9b).

M)b

Quinta semana de pascua

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Uno de los ms clebres msicos del mundo, que tocaba el lad
a la perfeccin, se volvi en breve tiempo tan gravemente sordo que
perdi el odo por completo; sin embargo, continu cantando y manejando su lad con una maravillosa delicadeza. Ahora bien, como
no poda experimentar placer alguno con su canto y su sonido,
puesto que, falto de odo, no perciba su dulzura y su belleza, cantaba y tocaba nicamente para contentar a un prncipe, a quien tena gran deseo de complacer, poraue le estaba agradecidsimo, ya
que naba sido criado en su casa hasta la juventud. Por eso senta
una inexpresable alegra al complacerle, y cuando el prncipe le
haca seales de que le agradaba su canto, la alegra le pona fuera de s. Pero suceda, en ocasiones, que el prncipe, para poner a
prueba el amor de su amable msico, le ordenaba cantar y se iba
de inmediato a cazar, dejndole solo; pero el deseo de obedecer
los deseos de su seor le haca continuar el canto con toda la atencin, como si su prncipe estuviera presente, aunque verdaderamente no le produjera ningn gusto cantar, ya que no experimentaba el placer de la meloda, del que le privaba la sordera, ni poda
gozar de la dulzura de las composiciones por l ejecutadas: Mi
corazn est dispuesto, oh Dios, mi corazn est dispuesto; quiero
cantar y entonar himnos. Despierta, alma ma; despertad, ctara y
arpa, quiero despertar a la aurora (Francisco de Sales, Tratado
del amor de Dios, IX, 9).

Viernes
de la quinta semana
de pascua

LECTIO
Primera lectura: Hechos de los Apstoles 15,22-31
En aquellos das, 21 los apstoles y dems responsables, de
acuerdo con el resto de la comunidad, decidieron escoger de
entre ellos algunos hombres y enviarlos a Antioqua con Pablo
y Bernab. Eligieron a Judas, el llamado Barsabs, y a Silas,
personajes eminentes entre los hermanos.
23
A travs de ellos les enviaron la siguiente carta:
Los apstoles y dems hermanos responsables, a los hermanos no judos de Antioqua, Siria y Cilicia. Saludos. 24 Hemos odo que algunos de entre nosotros, sin mandato nuestro,
os han inquietado y desconcertado con sus palabras. Por tal
motivo, 25 hemos decidido de comn acuerdo escoger algunos
hombres y enviroslos con nuestros amados Bernab y Pablo,
26
hombres que han consagrado su vida al servicio de nuestro
Seor Jesucristo. 27 Enviamos, pues, a Judas y a Silas, que os
referirn lo mismo de palabra. 28 Porque hemos decidido el
Espritu Santo y nosotros no imponeros otras cargas ms
que las indispensables: " que os abstengis de lo sacrificado a
dolos, de sangre, de carne de animales estrangulados y de
matrimonios ilegales. Haris bien en guardaros de todo esto.
Que os vaya bien.
30
Los enviados se pusieron en camino y llegaron a Antioqua, donde convocaron una asamblea comunitaria y entregaron la carta; 31 su lectura les llen de alegra y les proporcion un gran consuelo.

308

Quinta semana de pascua

** La asamblea concluye eligiendo una delegacin y


con el envo de una carta. En ella se desautoriza a los
rigoristas - o sea, a los que haban provocado el alterc a d o - y se da va libre a la apertura a los paganos, sin
imponerles demasiadas cargas. Es importante la conciencia que tiene la asamblea de haber tomado u n a decisin bajo la iluminacin del Espritu Santo: la Iglesia ha experimentado, desde sus orgenes, la presencia
del Espritu y la ha transmitido a lo largo de los siglos.
El discernimiento practicado -en el que ha participado
toda la Iglesia- ha sido verdaderamente espiritual,
es decir, ha sido guiado por el Espritu.
La delegacin debe explicar los detalles del contenido del texto, as como las clusulas de Santiago, presentadas como generosas; esto es, no como cargas pesadas. De hecho, esas limitaciones caern pronto en
desuso frente a la aplastante presencia de los procedentes del paganismo y la disminucin del componente judo. El mismo Pablo, por su parte, no hizo nunca
alusin a estas clusulas.
La lnea de Antioqua tiene ahora va libre para su
estilo de evangelizacin: sus tesis han sido aceptadas y
avaladas plenamente. Se comprende que su lectura
les llenara de alegra y les proporcionara un gran consuelo. Este consuelo les anim a seguir por el camino
emprendido. Antioqua se convierte ahora en el nuevo
centro de irradiacin del Evangelio y en el punto de
partida de las nuevas empresas de Pablo. Reina un
clima de alegra y de serenidad por el avance del Evangelio, que les hace cerciorarse de la importancia vital
de la difusin del camino de la salvacin a todos los
hombres.
Esto nos hace reflexionar sobre la escasa presencia
actual de esta preocupacin en nuestras comunidades.
Ou esl pasando? Ha perdido su relevancia a nuestros ojos la causa del Evangelio? O ser que han dis-

Viernes

309

minuido los hombres que, como Pablo y Bernab,


han consagrado su vida al servicio de nuestro Seor
Jesucristo?

Evangelio: Juan 15,12-17


En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: 12 Mi mandamiento es ste: Amaos los unos a los olios como yo os he
amado. " Nadie tiene amor ms grande que quien da la vida
por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos si hacis lo que
yo os mando. I5 En adelante, ya no os llamar siervos, porque el siervo no 'conoce lo que hace su seor. Desde ahora os
llamo amigos porque os he dado a conocer todo lo que he
odo a mi Padre.
16
No me elegisteis vosotros a m; fui yo quien os eleg a
vosotros. Y os he destinado para que vayis y deis fruto
abundante y duradero. As, el Padre os dar todo lo que le pidis en mi nombre. " Lo que yo os mando es esto: que os
amis los unos a los otros.

* Las relaciones entre Jess y los discpulos asumen u n a intensidad particular en esta breve percopa,
donde se afronta el tema del m a n d a m i e n t o del amor
fraterno: Amaos los unos a los otros como yo os he
amado (v. 12).
Los mandamientos que debe observar la comunidad
mesinica estn compendiados en el a m o r fraterno.
Este precepto del Seor glorifica al Padre. Supone
vivir como verdaderos discpulos y dar como fruto el
testimonio. Ahora bien, la calidad y la n o r m a del a m o r
al h e r m a n o son u n a sola: el a m o r que Jess tiene por
los suyos, u n a m o r que ha llegado a su cima en la cruz
(v. 13).
La cruz es el ejemplo de la entrega de Jess hasta el
extremo por sus discpulos: ha entregado su propia
vida p o r aquellos a los que a m a . Lo que desea, a cambio, de los suyos es la fidelidad al mismo

Quinta semana de pascua

310

m a n d a m i e n t o siguiendo su ejemplo. La riqueza del


a m o r que une a Jess con los suyos, y a los discpulos
entre ellos es, en consecuencia, total y de una gran calidad.
El modelo del a m o r de Jess por sus discpulos no
tiene que ver solamente con el sacrificio de su vida,
sino que contiene tambin otras prerrogativas: es relacin de intimidad entre amigos y don gratuito (w. 14s).
El signo mayor de la amistad entre dos amigos consiste en revelarse los secretos de sus corazones. El a m o r
de amistad, del que nos habla Jess, no se impone; es
respuesta de adhesin en el seno de la fidelidad. El
Maestro, al hacer partcipes a sus discpulos de los secretos de su vida, ha hecho m a d u r a r en ellos el seguimiento, les ha hecho comprender que la amistad es un
don gratuito que procede de lo alto.
La verdadera amistad se sita en el orden de la
salvacin. Jess ya no es para ellos el seor, sino el Padre y el confidente, y ellos ya no son siervos, sino amigos. Convertirse en discpulo de Jess es don, gracia,
eleccin y certeza de que nuestras peticiones dirigidas
al Padre en n o m b r e de Jess sern e s c u c h a d a s
(w. 16s).

MEDITATIO
Mi mandamiento, el que resume todos los otros, el
que distingue a u n discpulo de Jess de todos los dems, el que Juan llamar tambin mandamiento
nuevo, el tpico e inconfundible de Jess, es sencillo y
exigente: Amaos los unos a los otros como yo os he
amado. Seguir a Jess consiste en a m a r al h e r m a n o
hasta dar la vida por l, precisamente como hizo Jess,
el I lijo que baj para dar la vida por m.

311

Viernes

Dar la vida no significa slo morir por los hermanos. Puede ser incluso hermoso y deseado, en ciertos
m o m e n t o s en que sentimos en nosotros u n particular
impulso de generosidad. Dar la vida significa gastar
nuestra propia vida para que sean felices los que viven
junto a m. Significa que cada maana debo pregunt a r m e cmo puedo hacer para no ser una carga para
los que viven conmigo. Significa soportar sus silencios
y sus malas caras, aceptar los lmites de su carcter,
no extraarse de sus contradicciones ni de sus pecados. Significa aceptar a mi prjimo tal como es, y no
tal como debera ser.

ORATIO
Hoy me siento obligado, Seor, a preguntarme hasta qu punto me tomo en serio tu mandamiento, ese
que me distingue como discpulo tuyo, ese que te tomas tan a pecho. Si me examino bien, debo confesar
que no es, de hecho, el primer mandamiento, el que
me tomo ms a pecho. Y es que he puesto por delante
muchos otros valores que el entorno considera ms
importantes o que me gratifican ms y con mayor facilidad.
Ilumname, Seor, para que, en mi vida, est por encima de todo la preocupacin por construir la fraternidad, por aceptar con benevolencia a mis hermanos y
h e r m a n a s , por olvidar sus errores, por recordar constantemente tu mandamiento. Concdeme la ntima
conviccin de que es la prctica de este m a n d a m i e n t o
lo que hace nuevo el mundo, de que mi verdadera contribucin como creyente la brinda mi actitud fraterna.
Aydame a poner en lo ms alto de mi escala de valores este mandamiento, que es el ms antiguo y el ms
nuevo, que cada da deber aplicar a nuevas situacio-

Quinta semana de pascua

312

iu\s, para renovarme a m mismo, mi existencia y mi


ambiente vital.

CONTEMPLATIO
Oh santo Amor, quien no te conoce no ha podido gustar la suavidad de tus beneficios, que slo la experiencia
vivida nos revela. Pero quien te haya conocido o haya
sido conocido por ti no puede concebir ya ninguna
duda. Porque t eres el cumplimiento de la ley; t, que
me colmas y me calientas; t, que me inflamas y enciendes mi corazn con una caridad inmensa. T eres el
Maestro de los profetas, el compaero de los apstoles,
la fuerza de los mrtires, la inspiracin de los padres y
de los doctores, la perfeccin de todos los santos. Y me
preparas tambin a m, Amor, para el verdadero servicio
de Dios (Simen el nuevo Telogo).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Os he destinado para que vayis y deis
(Jn 15,16).

fruto

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Cuando el Seor mand a su pueblo amar al prjimo como a
s mismo (cf. Lv 19,18), no haba venido an a la tierra; de suerte que, sabiendo hasta qu punto se ama la propia persona, no
poda pedir a sus criaturas un mayor amor al prjimo. Pero cuando Jess dio a sus apstoles un mandamiento nuevo, su mandamiento, no habl ya de amar al prjimo como a s mismo, sino de
amarlo como l, Jess, lo am y lo amar hasta la consumacin
do los siglos.

Viernes

313

Seor, s que no nos mandas nada imposible. T conoces mejor que yo mi debilidad, mi imperfeccin, sabes que no podr
nunca amar a mis hermanas como t las amas, si no eres an t,
Jess mo, quien las ama en m. Para concederme esta nueva
gracia has dado un mandamiento nuevo. Oh! Cunto lo amo,
pues me da la garanta de que tu voluntad es amar en m a todos
aquellos a quienes me mandas amar. S, estoy convencida de
ello; cuando practico la caridad, es slo Jess quien obra en m.
Cuanto ms unida estoy a l, tanto ms amo a mis hermanas
(Teresa de Lisieux, Manuscritos autobiogrficos C, Monte Carmelo, Burgos 1997).

Sbado

Sbado
de la quinta semana
de pascua

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 16,1-10


En aquellos das, ' lleg Pablo a Derbe y despus a Listra.
Haba all un discpulo llamado Timoteo, de madre juda convertida al cristianismo y de padre griego. 2 Timoteo gozaba de
buena reputacin entre los hermanos de Listra e Iconio.
3
Pablo decidi llevarlo consigo y lo circuncid debido a los
judos que haba en aquella regin, pues todos saban que su
padre era griego. 4 En todas las ciudades por donde pasaban
comunicaban a los creyentes los acuerdos tomados por los
apstoles y dems responsables de Jerusaln y les recomendaban que los acatasen. 5 Las iglesias se robustecan en la fe y
crecan en nmero de da en da.
6
Atravesaron Frigia y la regin de Galacia, pues el Espritu Santo les impidi anunciar la Palabra en la provincia de
Asia. 7 Llegaron a Misia e intentaron dirigirse a Bitinia, pero
el Espritu de Jess no se lo permiti. 8 As que pasaron de
largo por Misia y bajaron hacia Trade.
9
Aquella noche Pablo tuvo una visin. Se le present un
macedonio y le hizo esta splica:
- Pasa a Macedonia, ven en nuestra ayuda.
"' Ante esta visin, procuramos pasar rpidamente a Macedonia, persuadidos de que Dios nos llamaba a anunciarles la
Hiiciui Noticia.

315

* Lucas pasa ahora a narrar los acontecimientos misioneros de Pablo: l ser el protagonista de la tercera
parte de los Hechos de los Apstoles. El fragmento de
hoy presenta el segundo viaje misionero, ya avanzado.
Entre tanto ha tenido lugar la separacin de Bernab, a
causa -segn Lucas- de una diferente valoracin de la
persona de Juan Marcos. Pablo elige como nuevo compaero a un discpulo suyo al que siempre le unir un
gran cario: Timoteo. Haciendo gala de una gran elasticidad pastoral, especialmente en vistas a la accin entre
los judos, Pablo lo hizo circuncidar, aunque no viera
para ello ninguna necesidad doctrinal. Pablo se hace en
verdad todo para todos por el Evangelio.
Es significativo el hecho de que el Espritu hace prcticamente las veces de gua, corrigiendo la ruta de los misioneros. Lucas quiere subrayar que el protagonista y el
director de la evangelizacin es el Espritu Santo, que tiene sus planes, a menudo diferentes a los de los hombres.
Es el Espritu quien impulsa a Pablo a pasar a Europa, en
vez de adentrarse en las regiones de Asia menor.
Hay un misterio en la llamada a los pueblos y las
naciones que escapa por completo a la mirada humana.
Baste con una sencilla reflexin: el programador de la
evangelizacin es con toda claridad el Espritu Santo; no
se trata de una accin organizada por los hombres, aunque estn llenos de fe y de celo. En la accin de Pablo no
haba demasiada organizacin, sino una gran disponibilidad a la accin del Espritu. No hace esto hoy actual y
digno de atencin este dicho, que podra parecer slo u n
eslogan: Menos organizacin y ms Espritu?

Evangelio: Juan 15,18-21


En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: '8 Si el mundo
os odia, recordad que primero me odi a m. " Si pertenecierais al mundo, el mundo os amara como cosa propia, pero

316

Quinta semana de pascua

como no pertenecis al mundo, porque yo os eleg y os saqu


de l, por eso el mundo os odia. 20 Recordad lo que os dije:
Ningn siervo es superior a su seor. Igual que me han
perseguido a m, os perseguirn a vosotros; y en la medida en
que pongan en prctica mi enseanza, tambin pondrn en
prctica la vuestra. 21 Os tratarn as por mi causa, porque no
conocen a aquel que me envi.

** La percopa contiene una advertencia de Jess


dirigida a sus discpulos sobre el odio y el rechazo del
m u n d o que tendrn enfrente. Si la nota distintiva de la
comunidad cristiana es el amor, ahora el Maestro
presenta a los suyos lo que caracteriza al mundo que
les rechaza: el odio (v. 18). El Seor advierte y explica
ese odio del m u n d o y emite u n juicio sobre el mismo.
El odio del m u n d o hacia la comunidad cristiana es
consecuencia lgica de una opcin de vida: los seguidores del Evangelio no pertenecen al mundo, y ste no
puede aceptar a quien se opone a sus principios y opciones. Los creyentes, en virtud de su opcin de vida a
favor de Cristo, son considerados como extraos y
enemigos. Su vida es una continua acusacin contra
las obras perversas del m u n d o y un reproche elocuente
contra los malvados. Por eso es odiado y rechazado el
hombre de fe.
Pero cmo se manifiesta el odio del m u n d o contra
los discpulos? Mediante las persecuciones que h a n de
padecer los creyentes por el nombre de Cristo. No son
en verdad estas pruebas las que deben desanimar a los
discpulos ni en su camino de fe ni en su misin de
evangelizacin. Tambin su Seor experiment la incomprensin y el rechazo hasta la muerte (v. 20). Es
ms, la persecucin y el sufrimiento son u n a de las
condiciones de la gloria que toda la c o m u n i d a d crisliana debe compartir con su Salvador. La suerte de los
discpulos es idntica a la de Cristo: si ste ha sido per-

Sbado

317

seguido, tambin lo sern sus discpulos; si ste fue escuchado, tambin lo sern los suyos (w. 20s).

MEDITATIO
Si pretendes vivir segn tus convicciones de fe, no
debe sorprenderte encontrar a tu alrededor la indiferencia o la hostilidad. No debe deprimirte que los medios de comunicacin social se ran a menudo de manera sutil del estilo de vida cristiano, o que cuando
expreses tus convicciones te vean como un anticuado,
o que la gente te considere como alguien que pertenece
a u n a era pasada, a u n a poca de la que ya nos hemos
despedido. Que no te abata el desaliento: eso es seal
de que eres fiel a Cristo perseguido y a su Palabra de
cruz. No debes entrar en crisis porque muchos no piensen en esa cruz como los seguidores de Jess.
Una de las caractersticas de la fe es su perenne carcter inactual. Esa caracterstica hemos de buscarla en su
dimensin oblativa, que consiste en la llamada a la
cruz, al sacrificio, al saber amar, a la justicia pagada
con la propia piel. No debes, por tanto, aguar tu testimonio, ni bajar el grado de las exigencias de la Palabra, ni envolver con el silencio lo que es ms comprom e t e d o r e impopular. Hay silencios que parecen
excesivamente prudentes, que son expresin de temor
ante los contragolpes de la opinin pblica, que expresan preocupacin por la hostilidad de quienes pueden
hacernos dao.

ORATIO
Aydame, Seor, a vivir como t quieres en medio
de las dificultades originadas por la hostilidad del mundo. Aydame a no tener miedo de ser tu testigo, pero

Quinta semana de pascua

<I8

aydame tambin a no ser un juez severo con los


que me ponen obstculos en mi camino. Aydame, antes que nada, a comprender mis culpas, los motivos
que puedo haber dado yo mismo, mis incumplimientos. La hostilidad puede venir tambin de mi comportamiento inadecuado. Y eso es algo que debo tener en
cuenta.
Aydame a enfrentarme con valor a las reacciones
que proceden del hecho de decir lo que t diras, de
hacer las cosas que t haras. Aydame a no tener nunca miedo a hacer un serio examen de conciencia, a no
diluir tu mensaje y el testimonio que debo a tu santo
nombre.
CONTEMPLATIO
El mundo que Dios reconcilia con l en la persona de
Cristo, que ha sido salvado por medio de Cristo, y al que
le han sido perdonados todos los pecados por los mritos de Cristo, ha sido elegido entre el m u n d o de los enemigos, de los condenados, de los corruptos. Tambin los
discpulos estaban en el m u n d o y fueron elegidos para
que dejaran de formar parte del mismo. Fueron elegidos no por sus mritos, porque no haban hecho antes
ninguna obra buena; tampoco por su naturaleza, porque sta en virtud del libre albedro haba sido contaminada por el pecado en su mismo origen; fueron
elegidos por una concesin gratuita, es decir por una
autntica gracia.
En efecto, el que del mundo eligi al m u n d o no encontr ya buenos a los que eligi, sino que los hizo buenos al elegirlos. Pero si eso es obra de la gracia, no lo es
de las obras, pues de otro modo la gracia ya no sera
giacia (cf. Rom 1 l,5s) (Agustn, Comentario al evangelio
tlfJuan, 87,3).

Sbado

319
ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


Igual que me han perseguido a m, os perseguirn a
vosotros (Jn 15,20).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Una de las cosas aue debemos a nuestro Seor es no tener nunca miedo. Tener miedo es hacerle una doble injuria: en primer lugar, es olvidar que l est con nosotros, que nos ama y que es omnipotente; en segundo lugar, porque no nos configuramos con su
voluntad: configuramos nuestra voluntad con la suya, todo lo que
nos ocurra, dado que es querido y permitido por l, nos dejar
alegres y no tendremos ni inquietudes ni temores. Tengamos, pues,
esa fe que expulsa todo miedo; tengamos a nuestro lado, frente a
nosotros y en nosotros, a nuestro Seor Jesucristo, Dios nuestro, que
nos ama infinitamente, que es omnipotente, que sabe lo que es
bueno para nosotros, que nos dice que busquemos el Reino de los
Cielos y que el resto nos ser dado por aadidura.
Caminemos seguros con esta bendita y omnipotente compaa
por el camino de lo ms perfecto, y estemos seguros de que no nos
ocurrir nada de lo que no podamos extraer el mayor bien para su
gloria, para nuestra santificacin y para la de los otros. Y que todo
lo que nos ocurra ser querido y permitido por l y, en consecuencia, lejos de toda sombra de temor, slo hemos de decir: Bendito
sea Dios por todo lo que nos ocurra, y slo hemos de rogarle que
ordene todas las cosas, no segn nuestras ideas, sino para su
mayor gloria (Charles de Foucauld).

Sexto domingo de pascua

Sexto domingo de pascua


Ciclo A

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 8,5-8.14-17


En aquellos das, 5 Felipe baj a la ciudad de Samara y estuvo all predicando a Cristo. 6 La gente escuchaba con aprobacin las palabras de Felipe y contemplaba los prodigios
que realizaba. 7 Pues de muchos posedos salan los espritus
inmundos, dando grandes voces, y muchos paralticos y
cojos quedaron curados. 8 Y hubo gran alegra en aquella
ciudad.
14
Los apstoles, que estaban en Jerusaln, oyeron que los
habitantes de Samara haban recibido la Palabra de Dios y
les enviaron a Pedro y a Juan. ,5 stos bajaron y oraron por
ellos, para que recibieran el Espritu Santo, l6 pues an no
haba venido sobre ninguno de ellos; slo haban recibido el
bautismo en el nombre de Jess, el Seor. " Entonces les
impusieron las manos, y recibieron el Espritu Santo.

* La persecucin desencadenada contra los discpulos tras el martirio de Esteban provoca su dispersin fuera de Jerusaln, con excepcin de los apstoles (w. 1-4).
Es una nueva siembra de la Palabra (Me 4,3), mediante la cual se va cumpliendo el programa trazado por
Jess antes de la ascensin, cuando afirmaba que es
preciso dar testimonio de l, ms all de Jerusaln, en

321

Judea y en Samara y hasta los confines de la tierra


(Hch 1,8).
El dicono Felipe se pone a predicar el Evangelio a
los samaritanos y encuentra los nimos bien dispuestos, vidos de escuchar sus palabras, entusiasmados
por los milagros que acompaan y confirman la predicacin. Estos samaritanos muestran la autenticidad de
su adhesin a Cristo mediante una conversin concreta. E n efecto, los que reciben el anuncio de la salvacin no vacilan en rechazar la fascinacin ilusoria de
la magia (w. 9-13).
La fe se convierte en vida, y vida inundada por u n a
gran alegra, don del Espritu: es el Espritu quien
empuja a los discpulos, gua la actividad misionera y
hace crecer la Iglesia, no slo en extensin, sino tambin en cohesin y unidad. Aunque alejadas desde el
punto de vista geogrfico, las distintas comunidades
permanecen, en efecto, slidamente arraigadas en el
fundamento de los apstoles (cf. Ef 2,20). Estos ltimos deciden, de manera unnime, enviar desde Jerusaln a Pedro y Juan. En consecuencia, bajan a Samara para transmitirles, mediante la imposicin de las
manos, el don del Espritu del Resucitado (Jn 20,22s),
u n a tarea propia del ministerio de los apstoles. De este
modo se establece un vnculo de comunin que edifica
la Iglesia en la unidad.

Segunda lectura: 1 Pedro 3,15-18


Queridos: '5 Dad gloria a Cristo, el Seor, y estad siempre
dispuestos a dar razn de vuestra esperanza a todo el que os
pida explicaciones. Ifl Placedlo, sin embargo, con dulzura y
respeto, como quien tiene limpia la conciencia. As, quienes
hablan mal de vuestro buen comportamiento como cristianos se avergonzarn de sus calumnias. " Pues es preferible

322

Tiempo de pascua

sufrir por hacer el bien, si as lo quiere Dios, que por hacer


el mal.
18
Tambin Cristo padeci una sola vez por los pecados, el
inocente por los culpables, para conduciros a Dios. En cuanto hombre sufri la muerte, pero fue devuelto a la vida por el
Espritu.

** Si queremos ser autnticos cristianos -afirma Ped r o - no podemos evitar la persecucin, sea cual sea la
condicin social a la que pertenezcamos. Para glorificar
con nuestra vida el nombre de Cristo, es preciso no tener miedo de sufrir. El apstol, citando Is 8,12b-13, exhorta a permanecer unidos al Seor. De ah brota la
fuerza limpia cuando se da razn de la propia fe. Si en
el mundo domina la violencia, el cristiano debe resplandecer por la virtud de la fortaleza, que le hace manso y dulce en las palabras, siempre dispuesto a obrar
conforme al Evangelio, y por eso incontestable (v. 16).
En esas condiciones, cualquier sufrimiento padecido
ser un sacrificio santo y agradable a Dios (Rom 12,1),
unido al de Cristo (v. 17).
l, con su muerte expiatoria, ha liberado de la esclavitud del pecado a los hombres de todos los tiempos, tal
como haba profetizado Isaas (53,11b) del Siervo de
YHWH. De este modo, toda la humanidad es reconducida a Dios, en calidad de ofrenda consagrada a l. El final de la percopa (v. 18b) expresa de modo recargado y
lapidario el significado de la pascua del Seor: En
cuanto hombre sufri la muerte - p o r haber asumido la
carne de la humanidad para poder cargar sobre s y expiar el pecado del hombre-, pero fue devuelto a la vida
por el Espritu, porque el amor que le impuls a la
entrega total de s mismo es ms fuerte que la muerte.
En este paso - p a s c u a - se revela la gloria de Dios. Slo
adorando en su propio corazn este misterio, tendr el
cristiano la fuerza necesaria para hacer frente a la per-

Sexto domingo de pascua

323

secucin como su Seor, y dar testimonio con la palabra y con la vida de la esperanza que lo sostiene.

Evangelio: Juan 14,15-21


En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: 15 Si me
amis, obedeceris mis mandamientos, '" y yo rogar al Padre
para que os enve otro Parclito, para que est siempre con
vosotros. " Es el Espritu de la verdad que no puede recibir el
mundo, porque ni lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo
conocis porque vive en vosotros y est en vosotros.
18
No os dejar hurfanos; volver a estar con vosotros. " El
mundo dejar de verme dentro de poco; vosotros, en cambio,
seguiris vindome, porque yo vivo y vosotros tambin viviris. 2" Cuando llegue ese momento, comprenderis que yo
estoy en mi Padre, vosotros en m y yo en vosotros. 21 El que
acepta mis preceptos y los pone en prctica, se me ama de
verdad, y el que me ama ser amado por mi Padre. Tambin
yo lo amar y me manifestar a l.

* En el discurso de despedida, Jess ayuda a sus


discpulos a comprender el sentido y el valor de su ir al
Padre, y les consuela por la pena que esta separacin
produce en ellos. Ese consuelo toma el significado concreto de una salida de s para adherirse plenamente a la
voluntad de Dios. La pascua estar completa si tambin
los discpulos hacen su xodo como Cristo. El xodo
que deben realizar no es ya de naturaleza geogrfica,
sino de orden espiritual, y se condensa en una actitud
de obediencia: Si me amis, obedeceris mis mandamientos (v. 15).
El amor a Jess no es un sentimiento, sino una vida
fiel a su Palabra; tampoco es un sentimiento el amor de
Jess por los hombres. El amor es una persona, es Dios
mismo, es el Espritu Santo, que une al Hijo con el Padre en la eternidad y que ha sido derramado en el corazn de los creyentes (cf. Rom 5,5). En el cuarto evange-

324

Tiempo de pascua

lio se designa al Espritu con un trmino tomado del vocabulario forense: Parclito, abogado defensor o, mejor an -puesto que esta funcin era desconocida para
el derecho judo-, el testigo a favor. De ah la
traduccin: Consolador. Jess es el primer parclito
enviado por el Padre: tras su partida interceder ante
Dios para que enve otro parclito, que permanecer
para siempre con los suyos. El mundo ignora su presencia, porque no es perceptible a los sentidos, aunque
quienes estn atentos a las cosas de Dios la conocen.
En la vida de la Iglesia todo se mueve al son del Espritu: l es quien ora en los que oran; l es quien gua
a la verdad completa; es tambin l quien mueve al
arrepentimiento a los que han cado en pecado y abre
los corazones a la conversin; l es quien hace comprender la inefable unidad entre el Padre y Jess, y
quien introducir en ella a los discpulos (v. 20). Su
presencia es para cada hombre la prenda de la misma
vida eterna (v. 19), de la manifestacin plena del rostro
de Dios y de la comunin total con l: El que acepta
mis preceptos y los pone en prctica, se me ama... y me
manifestar a l (v. 21).

MEDITATIO
En el orden cotidiano de nuestra vida no tenemos
siempre presente el motivo de nuestra alegra y de
nuestra esperanza. Para que eso ocurra es preciso vivir
con la mirada del corazn dirigida a Cristo, que repite
ms veces: Si me amis.... Todo depende de este si.
Sin embargo, amar es lo que ms difcil nos resulta,
porque prevalece en nosotros la yesca del egosmo y
del orgullo, del repliegue en nosotros mismos, por encima del impulso a ofrecernos a los otros. A menudo,
vctimas de nuestro mismo egosmo, pecamos contra
Dios y contra los hermanos. El amor est herido por

Sexto domingo de pascua

325

nuestros rechazos y por nuestras avaricias. Cuntas


veces nos encontramos haciendo clculos o dispuestos
a a m a r slo hasta cierto punto, slo si vemos alguna
utilidad prctica, algn resultado efectivo; en resumidas cuentas, slo si, en definitiva, podemos sacar
alguna ganancia!
Sin embargo, es siempre el a m o r mismo, en su gratuidad ms total, la mayor ventaja. Slo quien ama
vive de verdad. Quien no ama est en la muerte. As se
revela el misterio de la alegra. Vivir la pascua significa redescubrir cada da que estamos llamados al a m o r
y a la comunin. Que aunque somos dbiles y con
frecuencia nos sentimos aplastados por muchas preocupaciones y sufrimientos, se nos conceda no perder
nunca el deseo de ser testigos del amor. Que cada da
podamos decirle al Seor: Concdeme, hoy, ser motivo de consuelo para mis hermanos, en especial para
los ms tristes y los que pasan por las pruebas ms
difciles. Concdeme, hoy, hacer brillar u n rayo de
luz en el camino de quienes no conocen la belleza de
la vida. Que cada da podamos decir: he aqu la pascua. Que cada m a a n a podamos ponernos en camino
impulsados por el Espritu de amor, y as ya nada
podr asustarnos: hasta el dolor y la muerte se volvern acontecimientos de amor, acontecimientos pascuales, pasos a la vida nueva.

ORATIO
Seor Jess, nosotros creemos que t nos amas y
deseamos amarte: danos el Espritu de la verdad para
que nos haga comprender y poner en prctica todas
tus palabras de vida, esas que has trado para nosotros
del corazn del Padre eterno. T ests siempre con
nosotros y no nos dejas hurfanos: tambin nosotros
queremos permanecer contigo. Sostn y aumenta en

Tiempo de pascua

326

nosotros este deseo. Ruega por nosotros al Padre, para


que nos enve al otro Consolador, el que nos defiende del maligno y nos hace recordar lo m u c h o que
somos amados de modo totalmente gratuito. De esta
forma seremos conducidos a la verdad completa, a la
dulzura de la comunin, a la seguridad de la paz. Y el
mundo, al verlo, sabr que t amas al Padre y cumples
su voluntad, y que precisamente este amor salva el
mundo. Amn.

CONTEMPLATIO
El alma que ha sido considerada digna de participar
de la luz del Espritu, y que ha sido iluminada por el esplendor de su glora inefable, cuando el Espritu mora
en ella se vuelve toda luz, toda rostro, toda ojo, y no
queda parte alguna de ella que no est llena de ojos espirituales y de luz. Eso equivale a decir que ya no queda en ella nada de tenebroso, sino que es toda luz y Espritu, est totalmente llena de ojos y no tiene ya
reverso, sino que es anverso por todos lados, porque ha
venido a ella y reside en ella la belleza indescriptible de
la gloria y de la luz de Cristo.
Del mismo modo que el sol es totalmente semejante
a s mismo y no tiene ningn reverso, ningn lugar inferior, sino que brilla por todas partes con su luz [...], as
tambin el alma que ha sido iluminada por la inefable
belleza, gloria y luz del rostro de Cristo, y que, colmada
de Espritu Santo, ha sido hecha digna de convertirse en
morada y templo de Dios, se vuelve toda ojo, toda luz,
toda rostro, toda gloria y toda Espritu, ya que de este
modo Cristo la adorna, la transporta, la dirige, la sostiene y la conduce, y de este modo tambin la ilumina y
la decora de belleza espiritual (Seudo-Macario, Primera
lomila, 2; en PG 34, 451).

327

Sexto domingo de pascua

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra;
Grandes son las obras del Seor; las contemplan
que las aman (Sal 110,2).

los

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Estando en comunin con Jess, nos encontramos bajo el influjo
del Espritu Santo y podemos ser creativos, obrar plenamente de un
modo nuevo en la lucha por el Reino, la ciudad del amor. En Jess
y a travs de l, podemos hacer frente a las fuerzas del mal y de
la mentira inscritas en los corazones y en los grupos humanos, fuerzas que aplastan la vida, que aplastan a los dbiles y a los humildes. Ya no somos nosotros quienes hablamos, sino el Espritu Santo
en nosotros. Ya no somos nosotros los que vivimos, sino Jess
en nosotros. Jess ha venido a hacer nuevas todas las cosas. En
comunin con l en el Espritu Santo, tambin nosotros podemos
hacer nuevas todas las cosas y hacer cosas ms grandes an que
las hechas por Jess (Jn 14).
Estando en comunin con Jess, nuestras acciones nacen de la
comunin y estn orientadas hacia la comunin. Tambin nuestras
palabras estn llamadas a brotar del silencio de la comunin para
llegar al silencio del amor. Estamos llamados a beber en el corazn
de Cristo para volvernos fuentes de vida para los otros, para dar
nuestra vida a los otros (J. Vanier, Ges, l dono dell'amore, Bolonia 1994, p. 168 [trad. cat.: Jess, el do de 'amor, Editorial Claret,
Barcelona 1994]).

Sexto domingo de pascua

Sexto domingo de pascua


Ciclo B

LECTIO

Primera lectura: H e c h o s de los Apstoles 10,25-26.


34-35.44-48
Sucedi que, 25 cuando Pedro entraba, Cornelio le sali al
encuentro, cay a sus pies y se postr ante l. 26 Pedro lo
levant diciendo:
- Levntate, que yo tambin soy un hombre.
34
Pedro tom entonces la palabra y dijo:
- Verdaderamente ahora comprendo que Dios no hace distincin de personas, ,5 sino que, en cualquier nacin, el que
teme a Dios y practica la justicia le es grato.
44
Todava estaba hablando Pedro, cuando el Espritu Santo
descendi sobre todos los que escuchaban el mensaje. 45 Los
creyentes judos que haban venido con Pedro quedaron
asombrados de que el don del Espritu Santo se hubiera derramado tambin sobre los paganos. 46 Pues les oan hablar en
lenguas y ensalzar la grandeza de Dios. 47 Pedro entonces dijo:
- Se puede negar el agua del bautismo a stos que han
recibido el Espritu Santo como nosotros?
48
Y orden bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Entonces le suplicaron que se quedase all algunos das.

* Dios nos invita a mirar a los otros con sus propios


ojos: sta podra ser la sntesis del importantsimo cap-

329

tulo 10 de los Hechos de los Apstoles. El acontecimiento narrado es determinante no slo para la Iglesia
de los orgenes, sino tambin para la Iglesia de todos los
tiempos. En cierto sentido, es u n modelo de lo que debe
ser la apertura de los cristianos al designio de Dios. El
episodio es conocido, por lo general, con el ttulo de
conversin de Cornelio, aunque tambin lo podramos llamar conversin de Pedro. En efecto, es el
mismo Espritu de Dios el que, con una triple visin
(cf. 10,9-16.28), impulsa a Pedro a salir de su concepcin restringida para abrirse a la universalidad de la salvacin que el sacrificio redentor de Cristo ha adquirido
para toda la humanidad, no slo para Israel.
Tras cierta resistencia inicial, Pedro se dirige con sinceridad a Cornelio, que no es judo, y le dice: Verdaderamente ahora comprendo que Dios no hace distincin de
personas (v. 34), sino que le es grato todo hombre que,
como Cornelio, le teme y practica la justicia. El temor
de Dios se refiere a la rectitud de conciencia por la que
el hombre se reconoce criatura dependiente de Alguien,
aunque todava no lo conoce rectamente; mientras
que la justicia se refiere a un comportamiento social
honesto.
En consecuencia, podemos ver en Cornelio el tipo
de hombre que pone en prctica, aunque sea de una
manera inconsciente, el doble mandamiento del amor
- a Dios y al prjimo-, que es el distintivo de los discpulos de Cristo. Esta actitud es la que le dispone a acoger
la salvacin de Dios. A rengln seguido, hemos de sealar que tambin Cornelio recibe una misin de Dios; a
raz de ella, manda llamar al apstol y lo recibe en su
casa. Ambos -el judo y el p a g a n o - salen de su particularismo y, bajo la gua del Espritu, se encuentran para
dar vida a una realidad nueva. Esta novedad consistir,
en el caso de Pedro, en anunciar a todos la Palabra que
Dios ha confiado a los hijos de Israel.

Tiempo de pascua

no
Segunda lectura: 1 Juan 4,7-10
7

Queridos mos, arrimonos los unos a los otros, porque el


amor procede de Dios. Todo el que ama ha nacido de Dios y
conoce a Dios. 8 Quien no ama no conoce a Dios, porque Dios
es amor. ' Dios nos ha manifestado el amor que nos tiene
enviando al mundo a su Hijo nico, para que vivamos por l.
10
El amor no consiste en que nosotros hayamos amado a
Dios, sino en que l nos am a nosotros y envi a su Hijo para
librarnos de nuestros pecados.

* Con estos versculos comienza la magna reflexin


sobre la caridad (4,7-5,3) que marca la cima de la Primera carta de Juan. Dios es la fuente del amor. En consecuencia, quien ha brotado de esta fuente y permanece unido a ella (v. 7) vive del amor y difunde amor. sta
es la razn de que el amor a Dios y el amor fraterno
sean una sola y misma realidad. Por el contrario, no
puede decir que conoce a Dios quien no se configura
con l en el amar (v. 8; cf. 2Os.).
Dios es amor: esta revelacin del rostro de Dios no
es una afirmacin especulativa, sino la experiencia de
una historia de la que Juan es testigo directo (1,1-4), y
cada cristiano llega a serlo tambin (1,3) cuando entra
en la comunin eclesial, as como tambin en la intimidad de su propio corazn. El amor no es una realidad
para explicar. Dios ha revelado que es amor a travs de
su obrar, a travs de su desmesurada caridad, que le
ha llevado a dar al hombre a su mismo Hijo nico
-sinnimo de amadsimo-, el cual a su vez ha entregado su propia vida expiando con la muerte el pecado del
hombre. Su ofrenda es en verdad como la semilla que,
una vez cada en tierra, produce mucho fruto.
La liberacin de la esclavitud del pecado no slo le
devuelve al hombre su inocencia originaria, sino, mucho ms, le abre a la vida de comunin con Dios, le hace
capaz de ser morada de Dios. El Hijo amado, que se
encuentra en una relacin nica con el Padre, ha sido

Sexto domingo de pascua

331

enviado por l para introducirnos en la inefable circulacin de caridad que une, en la Santsima Trinidad, al
Padre, al Hijo y al Espritu. Si con la encarnacin, el
Verbo, que estaba en el seno del Padre, ha venido al
mundo a revelar a Dios, con la resurreccin, el hombre,
que estaba alejado de Dios, es llevado de nuevo a su
seno, hecho hijo en el Hijo.

Evangelio: Juan 15,9-17


En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: 9 Como el Padre me ama a m, as os amo yo a vosotros. Permaneced en mi
amor. 10 Pero slo permaneceris en mi amor si obedecis mis
mandamientos, lo mismo que yo he observado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. " Os he dicho
todo esto para que participis en mi gozo y vuestro gozo sea
completo.
12
Mi mandamiento es ste: Amaos los unos a los otros
como yo os he amado. " Nadie tiene amor ms grande que
quien da la vida por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos si
hacis lo que yo os mando. I5 En adelante, ya no os llamar
siervos, porque el siervo no conoce lo que hace su seor. Desde ahora os llamo amigos, porque os he dado a conocer todo
lo que he odo a mi Padre.
16
No me elegisteis vosotros a m; fui yo quien os eleg a vosotros. Y os he destinado para que vayis y deis fruto abundante y duradero. As, el Padre os dar todo lo que le pidis
en mi nombre. " Lo que yo os mando es esto: que os amis los
unos a los otros.

** La percopa evanglica prosigue y profundiza en el


tema de la segunda lectura: el del amor. Jess, prosiguiendo con la analoga de la vid y los sarmientos, aade matices siempre nuevos para hacer comprender
cul es la relacin que le une al Padre y a los hombres.
La expresin permanece en l (vv. 4-7) se explica ahora en el sentido de .permanecer en su amor, es decir,
en esa circulacin de caridad, de p u r a donacin, que es

Tiempo de pascua

312

Sexto domingo de pascua

333

la vida trinitaria en s misma y en su apertura al hombre (v. 9).


A Jess, como bien atestiguan sus parbolas, no le
gusta el lenguaje abstracto. Si habla, es para ofrecer
palabras que son espritu y vida y, por consiguiente,
tienen que poder ser comprendidas y vividas por todos. Permanecer en su a m o r es as sinnimo de
observar sus mandamientos.
Una vez ms es la vida
trinitaria el modelo que se propone al hombre: Jess
permanece en la caridad del Padre y es u n a sola cosa
con l porque acoge, ama y realiza plenamente su
voluntad (v. 10). Como dice el h i m n o cristolgico de
Flp 2, se hizo obediente hasta la muerte y una muerte
de cruz. Por eso Dios lo exalt.... Esta unin de voluntades, con la seguridad de que el designio del Padre es
el verdadero bien, es la alegra del Hijo, y l, al pedir
la observacin de sus mandamientos, no hace otra
cosa que invitar al discpulo a participar de su misma
alegra (v. 11).

nos nuevos. Sigmoslo a travs de las lecturas para


aprender a cantarlo con la vida.
El amor por parte del hombre empieza con la atencin, con una intensa expectacin dirigida a Dios y suscitada adems por l. Empieza por el darse cuenta de
que Dios nos ha amado primero, desde siempre, y no
porque lo mereciramos. Descubrirse amado significa,
al mismo tiempo, reconocerse pecador perdonado. Este
perdn no ha tenido para Dios -el Omnipotente!- un
precio irrisorio, pero precisamente as es como se ha
manifestado el amor: Dios nos ha manifestado el amor
que nos tiene enviando al mundo a su Hijo nico, para
que vivamos por l... envi a su Hijo para librarnos de
nuestros pecados. El rostro amante de Dios nos ha sido
revelado por el rostro de dolor y de gloria de Cristo. Y l
nos invita a permanecer en su amor -el ms grande,
porque es la vida entregada- para poder gustar la comunin con el Padre.

Su mandamiento es el amor recproco, hasta estar


dispuesto a ofrecer la vida por los otros (w. 12s). Ese
amor es el que hace caer todas las barreras, hace prjimo a todo hombre, hace nacer u n a amistad que
sabe compartir las cosas ms importantes. Su realizacin perfecta se encuentra en Jess, que, antes de morir, dice a sus discpulos: Ya no os llamo siervos, sino
amigos, aunque sabe que muy pronto le dejaran solo.

Se nos pide, una vez ms, que estemos atentos: el


amor entregado y recibido nos implica en su dinamismo a cada uno de nosotros. Debe convertirse en nuestra
entrega: Amaos los unos a los otros como yo os he amado, con una atencin activa y constante para no dejar
prevalecer la naturaleza egosta en nuestro modo de
sentir, pensar, hablar, obrar; con la tensin gozosa de
poner al principio de todo el divino mandamiento. No
es fcil para nadie en concreto...

MEDITATIO
La liturgia de hoy - c o m o siempre- nos habla slo de
amor. Dios es amor, y, por consiguiente, qu otra
cosa podra decirnos su Palabra o darnos su accin?
Sin embargo, si la escuchamos con atencin, hoy -y
cualquier otro da-, este motivo nico resuena con to-

Pero para eso precisamente se nos ha dado el Espritu. Se nos propone una nueva atencin de amor: intentar intuir en cada circunstancia los caminos que el Espritu nos va abriendo delante, para que pueda
desplegarse el amor y llegar a todo hombre. Tambin
Pedro se despoj a fondo de inveteradas convicciones
para abrazar el designio de Dios: atento al Espritu y a
los hermanos, indic a la Iglesia naciente el nuevo iti-

Tiempo de pascua

nerario de amor, dejndonos a todos nosotros una huella de luz.

ORATIO
Jess, Hijo amadsimo del Padre, t viniste al mundo para ensearnos el lenguaje inefable de la caridad.
Y como nios an pequeos quieres que lo aprendamos con los hechos, con los gestos de cada da. Maestro divino y humansimo, t quieres que conozcamos
el amor del Padre que te ha sacrificado a ti, su corazn, por nosotros, por nuestra salvacin. Aydanos a
no olvidar esta leccin, que se vuelva para nosotros tarea comprometida de vida. Danos la fuerza del a m o r
humilde, perseverante, abierto a todos, ya que cada
hombre es hermano nuestro. T fuiste el primero en
observar el mandamiento del Padre y nos diste t mismo el ejemplo del amor ms grande. Aydanos a
descubrir los distintos modos en que se nos presenta
tambin a nosotros cada da la ocasin de dar la vida
por los otros, y danos la fuerza para darla de manera
concreta.

CONTEMPLATIO
Nosotros slo amamos si hemos sido amados primero. Busca cmo puede el hombre amar a Dios, y no encontrars ms que esto: Dios nos ha amado primero.
Aquel a quien nosotros hemos amado se ha entregado
antes l mismo. Se ha entregado a fin de que nosotros
le amemos. Qu es lo que ha entregado? El apstol san
Pablo lo dice con ms claridad: El amor de Dios ha sido
derramado en nuestros corazones. Por medio de
quin? Quiz por medio de nosotros? No. Por medio
do quin entonces? Por medio del Espritu que nos ha

Sexto domingo de pascua

335

sido dado (Rom 5,5). Llenos de ese testimonio, amamos a Dios por medio de Dios [...].
La conclusin se impone, y Juan nos la dice an con
mayor claridad: Dios es amor, y quien permanece en el
amor permanece en Dios, y Dios en l (Jn 4,8). Es poco
decir: el amor viene de Dios. Pero quin de nosotros se
atrevera a repetir estas palabras: Dios es amor? Las
ha dicho alguien que tena experiencia. T no ves a
Dios: malo y lo poseers. Porque Dios se ofrece a nosotros en el mismo instante. Amadme - n o s g r i t a - y me
poseeris. No podis amarme sin poseerme. El amor, la libertad interior y la adopcin filial no se distinguen ms
que por el nombre, como la luz, el fuego y la llama. Si
el rostro de un ser amado nos hace felices, qu har la
fuerza del Seor cuando venga a habitar en secreto en
el alma purificada! El amor es un abismo de luz, una
fuente de fuego. Cuanto ms brota, ms quema al sediento. Por eso el amor es un progreso eterno (Agustn,
Sermn 34,2-6, passim).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Nadie tiene amor ms grande que quien da la vida por
sus amigos (Jn 15,13).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


El cristiano es una persona a la que Dios ha confiado a los otros;
hemos sido confiados los unos a los otros y somos responsables los
unos de los otros. La responsabilidad empieza en el momento en
que nos mostramos capaces de responder a una necesidad con
toda nuestra inteligencia, con todo nuestro ser: nuestra vida, nuestro corazn, nuestra voluntad, nuestro cuerpo, nuestro compromiso
de cristianos debe ir mucho ms all de un piadoso propsito de

.U

Tiempo de pascua

oracin y de intercesin: debe ser un compromiso en el que nuestro


mismo cuerpo est plenamente implicado, tanto en la vida -porque
a veces es un problema arduo vivir en el nombre de Dios- como en
la muerte. Y si no es posible hacer ninguna otra cosa por el que
sufre, siempre podremos interponernos entre la vctima y el verdugo. Conoc a un hombre que vivi durante treinta y seis aos en un
campo de concentracin y que un da, con una profunda luz en los
ojos, me contaba: Te das cuenta de lo bueno que ha sido Dios
conmigo? Me cogi cuando era slo un oven sacerdote y me puso
primero en la crcel y despus en un campo de concentracin durante ms de la mitad de mi vida. As pude ser ministro suyo all
donde era necesaria la presencia de uno de ellos. Poqusimos de
nosotros somos capaces, no digo de obrar, sino ni siquiera de
pensar en estos trminos. Sin embargo, sa es la actitud de una persona que es presencia divina all donde se requiere esta presencia:
y no se trata, ciertamente, de gestos de poder. La nica cosa que
este cristiano posea era la conviccin de una vida entregada por
completo a Dios y ofrecida, a travs de Dios, a los otros hombres.
Eso es lo que nos ensea una inmensa nube de testigos a lo largo
de toda la historia de la Iglesia (A. Bloom, Vivere nella Chiesa,
Magnano 1990, pp. 75s).

Sexto domingo de pascua


Ciclo C

LECTIO
Primera lectura: Hechos de los Apstoles 15,1-2.22-29
En aquellos das, ' algunos que haban bajado de Judea
enseaban a los hermanos:
- Si no os circuncidis segn la tradicin de Moiss, no
podis salvaros.
2
Este hecho provoc un altercado y una fuerte discusin
de Pablo y Bernab con ellos. Debido a ello, determinaron que
Pablo, Bernab y algunos otros subieran a Jerusaln para tratar
esta cuestin con los apstoles y dems responsables.
22
Entonces, los apstoles y dems responsables, de acuerdo con el resto de la comunidad, decidieron escoger de entre
ellos algunos hombres y enviarlos a Antioqua con Pablo y
Bernab. Eligieron a Judas, el llamado Barsabs, y a Silas,
personajes eminentes entre los hermanos.
23
A travs de ellos les enviaron la siguiente carta:
Los apstoles y dems hermanos responsables, a los hermanos no judos de Antioqua, Siria y Cilicia. Saludos. 24 Hemos
odo que algunos de entre nosotros, sin mandato nuestro, os
han inquietado y desconcertado con sus palabras. Por tal motivo, 25 hemos decidido de comn acuerdo escoger algunos
hombres y enviroslos con nuestros amados Bernab y Pablo,
26
hombres que han consagrado su vida al servicio de nuestro
Seor Jesucristo. 27 Enviamos, pues, a Judas y a Silas, que os
referirn lo mismo de palabra. 28 Porque hemos decidido el
Espritu Santo y nosotros no imponeros otras cargas ms que

33K

Tiempo de pascua

las indispensables: 29 que os abstengis de lo sacrificado a


dolos, de sangre, de carne de animales estrangulados y de
matrimonios ilegales. Haris bien en guardaros de todo esto.
Que os vaya bien.

* La difusin del Evangelio entre los paganos pone,


casi de inmediato, a la Iglesia naciente frente al grave
problema de su relacin con la ley de Moiss: qu valor sigue teniendo la Tora, con todas sus prescripciones
cultuales, despus de Cristo? Esto lleva a la Iglesia a
sentir la necesidad de hacer frente a algunas cuestiones
fundamentales para su misma vida y para su misin
evangelizadora.
Con la asamblea de Jerusaln tiene lugar el primer
concilio ecumnico: una acontecimiento de importancia central, paradigmtico para la Iglesia de todos
los tiempos. De su xito dependan la comunin interna
y su difusin. Es, en efecto, el deseo de comunin interna en la verdad lo que impulsa a la comunidad de Antioqua, que era donde surgi el problema, a enviar a
Bernab y Pablo a Jerusaln para consultar a los apstoles y dems responsables (v. 2). La Iglesia-madre los
recibe y discute animadamente el problema (w. 4-7a).
La intervencin de Pedro, el informe de Bernab y Pablo, que atestiguan las maravillas realizadas por Dios
entre los paganos, y, por ltimo, la palabra autorizada
de Santiago, responsable de la Iglesia de Jerusaln, ayudan a discernir los caminos del Espritu (v. 28). Bajo su
gua, llegan a un acuerdo pleno (los apstoles y dems
responsables, de acuerdo con el resto de la comunidad,
decidieron...: w . 22-25), dado a conocer en u n documento oficial donde afirman que no se puede imponer
las observancias judas a los pueblos paganos.
En cierto sentido, como Jess recogi todos los preceptos en el nico mandamiento del amor, ahora las distintas prescripciones de orden cultual han sido superadas en lo que corresponde a la letra, para hacer emerger

Sexto domingo de pascua

339

lo esencial, o sea, la necesidad del camino de conversin,


la muerte al pecado. Si an subsisten algunas normas no
es tanto por su valor en s mismas, cuanto por favorecer
la serena convivencia eclesial entre judeocristianos y
paganos convertidos. La historia no procede slo por
principios abstractos, sino que requiere discernimiento,
que es la sabidura de esperar el momento oportuno
para proponer cambios, de modo que sirvan para el crecimiento y no sean causa de divisiones ms graves.

Segunda lectura: Apocalipsis 21,10-14.22-23


10

Me llev en espritu a un monte grande y alto y me mostr la ciudad santa, Jerusaln, que bajaba del cielo enviada
por Dios, " resplandeciente de gloria. Su esplendor era como
el de una piedra preciosa deslumbrante, como una piedra de
jaspe cristalino. " Tena una muralla grande y elevada y doce
puertas con doce ngeles custodiando las puertas, en las que
estaban escritos los nombres de las doce tribus de Israel.
13
Tres puertas daban al oriente y tres al septentrin, tres al
medioda y tres al poniente. 14 La muralla de la ciudad tena
doce pilares en los que estaban grabados los doce nombres de
los doce apstoles del Cordero.
22
No vi templo alguno en la ciudad, pues el Seor Dios
todopoderoso y el Cordero son su templo. " Tampoco necesita
sol ni luna que la alumbren; la ilumina la gloria de Dios y su
antorcha es el Cordero.

** Con la visin de la Jerusaln celestial concluye el


libro del Apocalipsis y llega a su final toda la revelacin
bblica. En claro contraste con la visin precedente de
la ciudad del mal, Babilonia la prostituta, y con el castigo a que es sometida (captulos 17s), describe Juan
ahora la esplndida realidad que bajaba del cielo, es
decir, como don divino: Jerusaln, la esposa del Cordero, la ciudad santa. En ella se manifiesta la misma belleza de Dios, y el fulgor iridiscente que emana de ella es
semejante al suyo (v. 11; cf. 4,3).

140

Tiempo de pascua

La perfeccin de la ciudad est descrita con imgenes


tomadas de los profetas (Ez 40,2; Is 54,1 ls; 60,1-22;
Zac 14; etc.) e incrustadas en una sntesis nueva y ms
elevada. Tres elementos simblicos recuerdan su edificacin: la muralla, las puertas y los pilares. La muralla
indica delimitacin, carcter compacto, seguridad, pero
no clausura. En efecto, a cada lado, hacia cada uno
de los cuatro puntos cardinales, se abren tres puertas
(cf. Ez 48,30-35), por las que entran en la ciudad todos
los pueblos de la tierra, llegando a constituir el nico
pueblo de Dios, al que se entrega la revelacin. Por otra
parte, en las puertas estn escritos los nombres de las
doce tribus de Israel y son custodiadas por doce ngeles, mediadores de la ley antigua (w. 12s). Los pilares
de las murallas son los apstoles de Cristo crucificado
y resucitado, sobre cuyo testimonio se edifica la Iglesia
(Ef2,19s).
Ahora bien, en la ciudad falta el lugar santo por excelencia, el templo, que haca de la Jerusaln terrena la
ciudad santa. Esta aparente falta constituye su mayor
plenitud: el Todopoderoso y el Cordero son el
Templo. El encuentro con Dios no se realiza ya en u n
lugar particular con exclusin de todos los dems. El
encuentro con Dios en la Jerusaln celestial es u n a realidad nupcial, u n a comunin de vida: Dios y el
Cordero sern todo en todos (1 Cor 15,28), la Presencia
gloriosa de Dios (shekhnah) y del Cristo resucitado es la
luz que lo envuelve todo y en la que todos se sumergen
(vv. 22-24; cf. Is 60,19s).

Evangelio: Juan 14,23-29


En aquel tiempo, 21 dijo Jess a sus discpulos:
- El que me ama, se mantendr fiel a mis palabras. Mi Padre lo amar, y mi Padre y yo vendremos a l y viviremos en
l. 24 Por el contrario, el que no guarda mis palabras, es que no

Sexto domingo de pascua

341

me ama. Y las palabras que escuchis no son mas, sino del


Padre, que me envi.
25
Os he dicho todo esto mientras estoy con vosotros; M pero
el Parclito, el Espritu Santo, a quien el Padre enviar en mi
nombre, har que recordis lo que yo os he enseado y os lo
explicar todo.
27
Os dejo la paz, os doy mi propia paz. Una paz que el
mundo no os puede dar. No os inquietis ni tengis miedo.
28
Ya habis odo lo que dije: Me voy, pero volver a vosotros.
Si de verdad me amis, deberais alegraros de que me vaya al
Padre, porque el Padre es mayor que yo. 29 Os lo he dicho
antes de que suceda, para que cuando suceda creis.

** Jess, en la vspera de su partida, consuela a sus


discpulos con la promesa de que volver y se manifestar an a los que le aman (v. 21b), esto es, a los que
guardan sus palabras. El amor a Jess es caridad activa, arraigada en la fe de que l es el Enviado del Padre,
venido a la tierra para revelarlo y anunciar todo lo que
le ha odo (v. 24b; cf. 15,15). El que, creyendo, dispone
sus das en la obediencia a la Palabra, se vuelve morada
de Dios (v. 23) y conoce por gracia - o sea, en el Espritula comunin con el Padre y con el Hijo.
La hora para los discpulos es grave, pero no deben
temer quedarse hurfanos. El Padre les enviar al Espritu Santo como gua para el camino del ltimo
tiempo. En efecto, la obra de la salvacin est totalmente realizada con la pasin-muerte-icsurreccin de
Cristo. Sin embargo, es preciso que cada uno de nosotros entre en ella y se deje salvar. Esa es la tarea del
Espritu: abrir los corazones de los hombres a la comprensin del misterio divino y moverlos a la conversin. Por obra del Espritu es como Cristo sigue siendo contemporneo de cada hombre que nace. Por obra
del Espritu son las Escrituras Palabra viva, dirigida al
corazn de cada uno.
El Espritu tiene la misin de recordar y explicar
todo cuanto Jess ha dicho y hecho en su vida terrena.

Tiempo de pascua

342

Ese recuerdo y esa explicacin no llevan, sin embargo,


muy lejos en el tiempo y en el espacio, pero proporcionan una visin profunda sobre el presente, porque es en
el presente donde Jess, el Emmanuel, est-con-nosotros. l mismo lo afirm cuando aadi un don a la promesa del Espritu: Os dejo la paz, os doy mi propia paz.
Ahora bien, la paz es l mismo. Por eso es diferente de
la que el m u n d o puede ofrecer: es una persona, es vida
eterna, es amor. Volvemos as al principio: Jess habita
en el corazn del hombre para hacerle capaz de amar;
el hombre, amando, se abre cada vez ms a Dios y se
vuelve cooperador de la salvacin, irradiacin de paz y
profeca del cielo con l.

MEDITATIO
A nosotros -siempre inquietos e inseguros, incluso
cuando levantamos la voz para hacernos valer- nos da
hoy Jess su paz, diferente a la que da el mundo, quizs
diferente a la que queremos. A buen seguro, ms preciosa para el tiempo y para la eternidad. Del mismo
modo que en la ltima cenaentreg su corazn y todos
los tesoros encerrados en l a sus discpulos, as hace
con nosotros hoy, ofrecindonos la clave de su paz y dejndonos entrever su desenlace. La clave de la paz es el
amor, adhesin concreta a su Palabra, que hace de nosotros morada de Dios. Y el desenlace es, ya desde ahora, la alegra. Sencillo y arduo programa! Sin embargo,
est a nuestro alcance, porque nos ha entregado al Espritu Santo, memoria viviente de Jess, lmpara para
los pasos de nuestro camino y vigor en la fatiga del compromiso cristiano.
Si abrimos la puerta del corazn a la paz del Seor,
la mayora de las veces se produce, al principio, u n alboroto en nuestro m u n d o interior: creamos que los
otros ya no nos fastidiaran o molestaran ms; pens-

Sexto domingo de pascua

343

bamos que el Espritu nos haba calmado del todo; y, sin


embargo... Su paz es un dinamismo de amor, no una
quietud esttica: si le abrimos la puerta del corazn,
podrn entrar en l todos los hermanos, con todas sus
preguntas apremiantes. Pensbamos que al menos nos
sentiramos ricos por dentro para dar y, sin embargo,
seguimos igual de pobres. Es entonces cuando el Padre de los pobres, el Espritu Santo, se vuelve Parclito
en nosotros y nos ensea, antes que nada, a escuchar
sin preconceptos y sin presunciones (porque somos
pobres) a los otros; a recordar la Palabra de Jess, que
se vuelve en nosotros luz que indica el camino de la
paz a los hermanos. Es u n poco lo que sucedi tambin hace dos mil aos en el concilio de Jerusaln... Se
trata de u n a obra continua, pues la paz de Jess, ofrecida al corazn de cada discpulo, debe propagarse por
el mundo: a l est destinada, en efecto, una meta de
alegra y de gloria celestial, que es don de Dios. Pero a
nosotros se nos ha dado la tarea de prepararla desde
ahora.

ORATIO
En ti, y slo en ti, Seor, encuentra reposo nuestro
corazn inquieto y turbado. T eres la verdadera paz
que el mundo y sus vanidades no pueden ofrecer. T
eres la piedra preciosa, prenda de la herencia futura,
que nadie podr quitarnos jams. Concdenos el deseo
ardiente de estar a la escucha de toda palabra tuya, para
estar siempre dispuestos a realizar lo que t nos confes,
sin contar con nuestras fuerzas, sino con el poder de tu
Espritu, que habita en nosotros. Sus gemidos inefables
nos abren a una incesante oracin por cada hombre que
sufre lejos de tu rostro. Que su caridad nos conceda una
verdadera solicitud, para que no pase ningn pobre a
nuestro lado sin encontrar consuelo y descanso.

Tiempo de pascua

344

Sexto domingo de pascua

345

CONTEMPLATIO

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Cuando venga el Espritu Santo, os lo explicar todo


(Jn 14,26), tambin las realidades futuras. Queridos hijos: no se trata aqu de cmo se resolver sta o aquella
guerra, o si crecer bien el grano. No, no, hijos mos, no
se trata de eso. Aquel todo se refiere a todas las cosas
necesarias para una vida divina y para un secreto conocimiento de la verdad y de la maldad de la naturaleza.
Seguid a Dios y caminad por el santo y recto sendero,
cosa que algunas personas no hacen: cuando Dios las
quiere dentro, salen, y cuando las quiere fuera, entran;
todo al revs. Esto es todo, todo lo que nos es necesario interior y exteriormente, conocer de manera profunda e ntima, pura y claramente nuestros defectos, la aniquilacin de nosotros mismos, grandes reproches por
cmo estamos lejos de la verdad y nos apegamos de manera peligrosa a las cosas pequeas.
El Espritu Santo nos ensea a sumergirnos en u n a
profunda humildad y a conseguir u n a total sumisin a
Dios y a todas las criaturas. Es sta u n a ciencia en la
que estn encerradas todas las ciencias necesarias
para la verdadera santidad. sta sera la verdadera
santidad, sin comentarios, no de palabra o en apariencia, sino real y profunda. Podemos disponernos
de tal modo que se nos conceda de verdad el Espritu
Santo. Que Dios nos ayude en esto. Amn (Juan Taulero, I Sermoni, Miln 1997, pp. 233s [existe edicin castellana de sus Obras, Fundacin Universitaria Espaola, Madrid 1984]).

Sin el Espritu Santo, es decir, si el Espritu Santo no nos plasma


interiormente y si nosotros no recurrimos a l de manera habitual,
prcticamente, puede ocurrir que caminemos al paso de Jesucristo,
pero no con su corazn. El Espritu nos hace conformes en lo ntimo al Evangelio de Jesucristo y nos hace capaces de anunciarlo al
exterior (con la vida). El viento del Seor, el Espritu Santo, pasa
sobre nosotros y debe imprimir a nuestros actos cierto dinamismo
que le es propio, un estmulo al que nuestra voluntad no permanece
extraa, sino que la trasciende. Dios nos dar el Espritu Santo en
la medida en que acojamos la Palabra all donde la oigamos.

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Os dejo la paz, os doy mi propia paz (Jn 14,27).

Debera haber en nosotros una sola realidad, una sola verdad,


un Espritu omnipotente que se apoderara de toda nuestra vida,
para obrar en ella, segn las circunstancias, como espritu de caridad, espritu de paciencia, espritu de mansedumbre, aunque es el
nico Espritu, el Espritu de Dios. Todos nuestros actos deberan ser
la continuacin de una misma encarnacin. Sera preciso que entregramos todas nuestras acciones al Espritu que hay en nosotros,
de tal modo que se pueda reconocer su rostro en cada una de ellas.
El Espritu no pide ms que esto. No ha venido a nosotros para descansar; es infatigable, insaciable en el obrar; slo una cosa se lo
puede impedir: el hecho de que nosotros, con nuestra mala voluntad, no se lo permitamos, o bien no le otorguemos la suficiente confianza y no estemos convencidos hasta el fondo de que l tiene una
sola cosa aue hacer: obrar. Si le dejramos hacer, el Espritu se mostrara absolutamente incansable y se servira de todo. Basta con nada
para apagar un fuego diminuto, mientras que un fuego inflamador lo
consume todo. Si furamos gente de fe, podramos confiarle al Espritu todas las acciones de nuestra ornada, sean cuales sean, y las
transformara en vida (M. Delbrl, Indivisibile amore. Frammenti di
lettere, Csale Monferrato 1994, pp. 43-45, passim).

Lunes

Lunes
de la sexta semana
de pascua

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 16,11-15


" Zarpamos, pues, de Trade y fuimos derechos a Samotracia. Al da siguiente fuimos a Nepolis, y de all a Filipos,
12
ciudad importante del distrito de Macedonia y colonia romana. All permanecimos algunos das. '3 El sbado salimos
fuera de la ciudad y fuimos junto al ro, donde pensbamos
que se reunan para orar. Nos sentamos y estuvimos hablando con las mujeres que se haban reunido. '" Entre ellas haba
una llamada Lidia, que proceda de Tiatira y se dedicaba al
comercio de la prpura. Lidia adoraba al verdadero Dios, y el
Seor le abri el corazn para que aceptara las palabras de
Pablo. 15 Despus de haberse bautizado con toda su familia,
nos suplic:
- Si consideris que mi fe en el Seor es sincera, entrad y
quedaos en mi casa.
Y nos oblig a ello.

* Estamos en Europa, en Macedonia, la patria de Filipo el Macedonio, padre de Alejandro Magno. Sin embargo, para Pablo, probablemente se tratara de una de
las tantas ciudades de lengua y cultura griegas del inmenso Imperio romano. La comunidad juda deba de ser
aqu ms bien exigua, si es verdad que no haba sinagoga

347

y las reuniones se celebraban junto al ro. Al parecer,


prevalece el pblico femenino, entre el cual destaca una
rica comerciante de prpura, cuyo nombre tambin se
cita. Lidia es el paralelo femenino de Cornelio, y adoraba al verdadero Dios: eso significa que era una pagana que se haba acercado al judaismo y se haba convertido en una proslito.
Contrariamente a lo que haba sucedido en Antioqua
de Pisidia, donde algunas mujeres haban participado
en la revuelta contra los misioneros, Lidia se siente atrada de inmediato por el mensaje cristiano. En efecto, el
Seor le abri el corazn para que aceptara las palabras
de Pablo. Precisamente como haba hecho el Resucitado
con los discpulos, cuando les abri la mente (Le 24,25):
es siempre el Seor quien acompaa a sus testigos y
hace eficaz su Palabra cuando y donde cree oportuno.
Ms tarde, se desencadenar la fantasa de los apcrifos
sobre este episodio, tejiendo una historia de aventuras y
acontecimientos inverosmiles que tendran como protagonistas a Pablo y Lidia.

Evangelio: Juan 15,26-16,4a


En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: 26 Cuando venga el Parclito, el Espritu de la verdad que yo os enviar y que
procede del Padre, l dar testimonio sobre m. " Vosotros
mismos seris mis testigos, porque habis estado conmigo
desde el principio.
1
Os he dicho lodo eslo para que vuestra le no sucumba en
la prueba. 2 Porque os expulsarn de la sinagoga. Ms an,
llegar un momento en el que os quiten la vida pensando que
dan culto a Dios. ' Y actuarn as porque no conocen al Padre
ni me conocen a m. 4 Os lo digo de antemano para que, cuando llegue la hora, recordis que ya os lo haba anunciado yo.

*+ Jess, despus de haber advertido a los suyos del


odio y de las persecuciones por parte del mundo, pre-

Sexta semana de pascua

US

I ende ahora tranquilizarles dicindoles que su fiel testimonio, en las duras pruebas que sufrirn por parte de
los tribunales del mundo, ser apoyado por el testimonio del Espritu de la verdad, que l mismo les enviar
desde el Padre. Ms an, las contradicciones sern el
lugar donde se manifieste con poder la accin del Espritu Santo, que hablar por ellos.
Cul es el contexto del testimonio del Espritu? El
odio del mundo. En este clima de oposicin es en el que
tendrn que dar testimonio de Cristo los discpulos. l,
sin embargo, una vez glorificado, enviar al Parclito en
unidad con el Padre. El Espritu dar testimonio en
favor suyo (15,26). A este testimonio interior del Parclito se aade el exterior de los discpulos (v. 27), banco
de prueba para la fe cristiana: Os expulsarn de la sinagoga. Ms an, llegar un momento en el que os quiten
la vida pensando que dan culto a Dios (16,2). Estas predicciones del Maestro a los suyos, realizadas con acentos de contenido sufrimiento, revelan la verdad de los
acontecimientos que vivirn en breve los discpulos. Lo
subraya para que stos, a continuacin, durante las
pruebas, puedan acordarse de cuanto les dijo el Maestro y no tengan que sucumbir as al escndalo, y continen confiando en l (v. 4). Los enemigos de la Iglesia
pueden pensar que estn de parte del justo y tener tambin a Dios de su parte; pero, como no han visto la
verdad de la luz del Padre, reflejada en la persona de Jess, no han conocido el verdadero rostro del Padre.

MEDITATIO
La vida del cristiano es, a la vez, tiempo de tentacin
y tiempo de testimonio, tiempo de lucha y tiempo de colaboracin en la obra del Espritu destinada a dar testimonio del Resucitado. As como el Resucitado fue al Padre en medio de la incomprensin humana, as tambin

Lunes

349

los discpulos sern incomprendidos, expulsados de los


lugares importantes e incluso les quitarn la vida. Se
perfila aqu una visin heroica de la vida cristiana,
una visin en la que el cristiano ha de ser testigo en el
sentido ms pleno, es decir, en el de mrtir. La realidad
de Cristo resulta tan decisiva para la humanidad y, al
mismo tiempo, tan heterognea con el modo comn de
pensar, que quien se pone de parte de Cristo ser, inevitablemente, marginado e incluso suprimido. Eso es lo
que ha sucedido en el siglo XX con el elevadsimo nmero de mrtires. Es lo que est sucediendo y, presumiblemente, suceder en el prximo siglo con la marginacin
prctica de quienes, en medio del sincretismo general o
del fundamentalismo que resurge, se ponen de parte de
Cristo, armado con el solo poder del Consolador.
Tambin hoy los discpulos, elegidos para ser custodios y testigos de la realidad divina de Cristo, estn advertidos de la incomprensin y de la hostilidad con que
sern perseguidos por el mundo. Y lo har unas veces
en nombre del progreso, otras de la emancipacin y de
la modernizacin, de la liberacin de los tabes, de las
batallas de la civilizacin, de los Derechos Humanos y de
todas las motivaciones que en estos aos se han esgrimido, en no raras ocasiones tambin para hacer olvidar el
pasado cristiano e imponer nuevos modelos de vida.

ORATIO
Se anuncian, Seor, tiempos duros. El rechazo de tu
memoria se est afirmando en algunas parles de nuestro m u n d o occidental como si In nombre hubiera sido
la cobertura, si no la causa, de un momenlo oscuro de
la historia de la humanidad. I laz, Seor, que no nos escandalicemos, sino que sepamos resistir, todos unidos,
con la fuerza y el consuelo de tu Espritu. Haz, sobre
todo, que no tengamos que juzgar a quienes nos margi-

Sexta semana de pascua

350

nan, porque, en ocasiones, consideran que dan culto a


Dios o, al menos, a la causa de la humanidad, a menudo de buena fe. Haznos conscientes de que tambin nosotros, los cristianos, hemos sido a veces, a lo largo de
la historia, intolerantes y hemos perseguido a otros hermanos, creyendo dar culto a Dios.
Aydanos a ser humildes, a no caer en el victimismo,
a dar testimonio de ti con firmeza y orgullo, aunque sin
pretender ni aplausos, ni medallas, ni salvoconductos,
ni reconocimientos, ni deseo de revancha. Haz que
aprendamos a tener confianza slo en la fuerza de tu
Espritu, para dar testimonio de ti tambin en el milenio
que no ha hecho ms que empezar.

CONTEMPLATIO
El arco de los fuertes se ha quebrado, los que tambalean se cien de fuerza (1 Sm 2,4). Con justicia, la gracia del Espritu Santo recibe el nombre de vigor, ya que
los elegidos, al recibirla, se vuelven fuertes contra todas
las adversidades de este mundo. Quines, sino los apstoles, han de considerarse dbiles? En efecto, est escrito que, en el momento en que fue arrestado el Seor, todos, abandonndole, huyeron. Pero apenas los revisti
el vigor, es una maravilla ver cmo los hizo fuertes. El
Espritu, con un estruendo imprevisto, descendi sobre
ellos y transform su debilidad en la potencia de u n a
maravillosa caridad.
El vigor del Espritu venci el temor, super los terrores, las amenazas y las torturas, y a los que revisti
bajando sobre ellos los adorn con las insignias de una
audacia maravillosa para el combate espiritual; hasta tal
punto que, en medio de los azotes, torturas y otros ultrajes, no slo no temieron, sino que exultaron (Gregorio
Magno, Comentario al Libro primero de los Reyes, 1,97).

Lunes

3S1
ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


El Espritu de la verdad dar testimonio sobre m
(Jn 15,26).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Quedan hoy cristianos? Si tienes la impresin de que el cristianismo est viendo disminuir en nuestros das su papel de gua espiritual, si tienes la impresin de que la gente busca el significado del
ser o no ser, de la vida y de la muerte, del amar y del ser amados,
del ser oven y del envejecer, del dar y del recibir, del herir y del ser
herido, y no espera ninguna respuesta de los testigos de Jesucristo,
empieza a preguntarte entonces hasta qu punto estos testigos deberan llamarse a s mismos cristianos.
El testigo cristiano es un testigo crtico, porque profesa que el
Seor volver para hacer nuevas todas las cosas. La vida cristiana
llama a cambios radicales, porque el cristiano asume una distancia
crtica respecto al mundo y, a pesar de todas las contradicciones,
contina diciendo que es posible un nuevo modo de ser humano y
una nueva paz. Esta distancia crtica es un aspecto esencial de la
verdadera oracin (H. J. M. Nouwen, A mani aperte, Brescia
1997 3 , p. 54).

Martes

Martes
de la sexta semana
de pascua

35

celero los tom consigo, les lav las heridas y a continuacin


recibi el bautismo con todos los suyos. 34 Despus los llev
a su casa, prepar un banquete y celebr con toda su familia la alegra de haber credo en Dios.

** Pablo y Silas estn en la crcel por haber expulsado el espritu de adivinacin de una esclava: El espritu sali de ella en aquel mismo instante, pero sus amos,
al ver que haban desaparecido sus expectativas de lucro,
echaron mano a Pablo y a Silas y los llevaron a la plaza
pblica ante las autoridades (w. 18b-19) acusndoles
de turbar el orden pblico.
LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 16,22-34


En aquellos das, 22 la gente se amotin contra ellos, y los
magistrados ordenaron que les despojaran de sus vestiduras
y los azotaran con varas. " Despus de una severa flagelacin, los metieron en la crcel y encargaron al carcelero que
los guardase con cuidado. 24 El carcelero, siguiendo a la letra la orden, los meti en el calabozo ms seguro y les sujet los pies en el cepo.
25
A medianoche, Pablo y Silas oraban entonando himnos
a Dios, mientras que los otros presos los escuchaban. 26 De
repente, se produjo un gran terremoto, que sacudi los cimientos de la crcel; se abrieron solas todas las puertas y a
todos los presos se les soltaron las cadenas. " Al despertarse
el carcelero y ver abiertas las puertas de la crcel, sac el
pual con intencin de suicidarse, pensando que los presos
se habran fugado. 28 Pero Pablo le grit:
- No te hagas dao, que estamos todos aqu.
29
El carcelero pidi una antorcha, entr en el calabozo y
se ech temblando a los pies de Pablo y Silas. ,0 Despus los
sac fuera y dijo:
- Seores, qu debo hacer para salvarme?
31
Ellos le respondieron:
- Si crees en el Seor Jess, os salvaris t y tu familia.
w
Luego le explicaron a l y a todos sus familiares el mensaje del Seor. " En aquella misma hora de la noche, el car-

Los estrategas de Filipos, sin hacer demasiadas


averiguaciones, ordenan que azoten con varas a los
acusados y encargan al carcelero que los vigile con cuidado. Por eso, al da siguiente, cuando los magistrados
queran liberar a los prisioneros, Pablo protesta de
m a n e r a vivaz y, hacindose fuerte en su ciudadana
romana, les exige explicaciones por su accin ilegal.
Lucas se muestra solcito tambin en esta ocasin en
sacar a la luz el derecho romano, que favorece la libre
circulacin de la Palabra. Las persecuciones todava
estn lejos.
Entre ambos episodios policacos se insera la
clamorosa conversin narrada en nuestro pasaje: el testimonio sereno de los prisioneros, su lealtad, la serio de
acontecimientos extraordinarios, conmueven al carcelero y le hacen plantear la pregunta: Qu debo hacer
para salvarme?.
La respuesta no consiste en una serio de preceptos,
sino en la presentacin de una persona: .S7 crees en el
Seor Jess, os salvaris t y tu familia. As, a la proslito juda se aade un funcionario romano: dos
conversiones que entran a formar parle de una comunidad muy querida por Pablo. En electo, los cristianos
de Filipos le haban robado a Pablo el corazn.

354

Sexta semana de pascua

Evangelio: Juan 16,5b-ll


En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: 5 Pero ahora
vuelvo al que me envi y ninguno de vosotros me pregunta:
Adonde vas?. 6 Eso s, al anunciaros estas cosas, la tristeza
se ha apoderado de vosotros. 7 Y sin embargo, os digo la verdad: os conviene que yo me vaya, porque si no me voy el Parclito no vendr a vosotros; pero si me voy, os lo enviar.
8
Cuando l venga, pondr de manifiesto el error del mundo
en relacin con el pecado, con la justicia y con la condena.
9
Con el pecado, porque no creyeron en m; 10 con la justicia,
porque retorno al Padre y ya no me veris; " con la condena,
porque el que tiraniza a este mundo ha sido condenado.

** El tema fundamental que nos propone el evangelista es el Espritu Santo, testigo de Jess y acusador del
mundo. Los versculos introductorios recogen el tema
de la tristeza de los discpulos. Jess ha hablado de las
persecuciones que debern padecer los suyos, y stos
se sienten turbados frente a esos acontecimientos. Las
palabras dirigidas por Jess a los discpulos, recogidas
en los vv. 5-7, sacan a la luz su cierre. Los discpulos,
atemorizados por el inminente futuro de sufrimiento
que les espera, son incapaces de confiarse al que es el
nico que puede hacerles superar toda tristeza y
angustia.
Por eso les reprocha Jess el hecho de que ninguno le
pregunte qu significa su partida al Padre y su prxima
pasin y muerte, de las que ya les ha hablado otras
veces (cf. 7,33; 13,33; 14,2-5.12). Si hubieran comprendido el sentido de su misin de sufrimiento redentor, se
habran tranquilizado con el pensamiento de que su
ascenso al Padre tendra como consecuencia la venida del Espritu, quien reforzar su conviccin en torno
a la victoria de su fe y les dar la comprensin plena de
la verdad del Evangelio.
Cul ser, entonces, la tarea del Espritu? Dar testimonio contra el mundo, que est en pecado por haber

355

Martes

rechazado a Cristo. l, como abogado en un proceso,


revelar a los creyentes, a lo largo del desarrollo de la
historia, el error del mundo. Lo pondr en situacin de
acusado por su pecado de incredulidad. Probar al
m u n d o la justicia de Cristo. Demostrar que el juicio de
condena contra Jess es inconsistente; ms an: que se
ha resuelto con la condena para siempre del que tiraniza a este mundo, sobre el que ha triunfado Cristo con
su muerte-exaltacin (v. 11).

MEDITATIO
Mientras el m u n d o condena a los discpulos porque
siguen a Cristo, el Espritu dar la vuelta a la situacin, revelando el verdadero ser del m u n d o , su error,
su nulidad. Es una luz que procede del criterio del juicio divino, diferente e incluso opuesto al del m u n d o .
Los discpulos, perseguidos y condenados por los tribunales del mundo, pueden juzgar y condenar en lo
ntimo de su conciencia al mundo, en espera del juicio
final, que pondr de manifiesto los trminos exactos de
la eterna lid.
De este Espritu que refuerza los corazones, que hace
evidentes las razones del creer, que da el valor necesario
para oponerse a la mentalidad de este mundo, de este
Espritu -deca tenemos hoy u n a extrema necesidad. Y
tenemos tanta necesidad porque se trata de un mundo
cada vez ms seguro de s mismo, ms persuasivo, ms
seductor. Tenemos necesidad, sobre todo, de este Espritu que muestra al corazn y a la mente de cuantos
creen que sectores completos del mundo mundano
tienen en s mismos componentes diablicos, que la batalla entre Cristo y el Prncipe de este mundo contina,
que nosotros participamos en esta lucha decisiva, dentro de nosotros, entre nosotros y en el ambiente que nos
rodea.

Sexta semana de pascua

350

ORATIO
Enva tu Espritu, Seor, para que podamos resistir al
poder del mundo. Ests viendo lo dbiles que somos,
cmo disminuyen nuestras fuerzas, cmo disminuyen
nuestras filas, cmo se vuelven cada vez ms tmidos
tus discpulos y cmo las razones del m u n d o estn conquistando el corazn de no pocos de nuestros jvenes y
de los que ya no lo son. Qu podremos oponer al poder
del m u n d o si tu Espritu no est con nosotros? Nuestros
argumentos no interesan demasiado, y apenas araan
las seguridades de pocos. Sin tu Espritu corremos el
riesgo de ser homologados con el sentir comn.
Tenemos una extrema necesidad de una dosis masiva
de tu Espritu para no sentirnos los ltimos defensores
de una causa que, a los ojos de muchos, no tiene futuro. Enva a tu Parclito, a tu Abogado, a tu Argumentador, a tu Defensor, a tu Consolador, para que no huyamos de la lucha, para que no nos quedemos sin armas,
para que no nos veamos sumergidos en la envolvente
mentalidad que proclama un tranquilo paganismo.
Enva tu Espritu para convertirnos en profetas crticos
de este mundo, profetas entusiastas de tu mundo, de tu
verdad.

CONTEMPLATIO
Se acerca el prncipe de este mundo (Jn 14,30).
Quin es ese prncipe de este mundo, sino aquel de
quien ya haba hablado antes, diciendo: Se acerca el
prncipe de este mundo. Aunque no tiene ningn poder
sobre m, es decir, no encuentra nada que le d derecho
alguno, nada que le pertenezca, o sea, ningn pecado en
absoluto? Gracias al pecado se ha convertido el diablo
en el prncipe de este mundo.

Martes

357

El diablo no es, ciertamente, prncipe del cielo y de la


tierra y de todas las cosas que estn en el cielo y en
la tierra, es decir, no es prncipe del m u n d o en el sentido en que se entiende el m u n d o con estas palabras: Y
el mundo fue hecho por l. Es prncipe de ese m u n d o
del que el mismo evangelista dice inmediatamente despus: Y el mundo no lo reconoci, a saber: los hombres infieles, de los que el m u n d o -esto es, la superficie
de la tierra- est lleno, y en medio de los cuales gime el
m u n d o de los fieles, que fueron elegidos de en medio
del m u n d o por aquel por cuya mediacin fue hecho el
m u n d o (Agustn, Comentario al evangelio de Juan, 79,2).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Cuando venga el Parclito, pondr de manifiesto el
error del mundo en relacin con el pecado (Jn 16,8).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Qu signos caracterizan a los verdaderos profetas? Quines
son esos revolucionarios? Los profetas crticos son personas que
atraen a los otros con su fuerza interior. Los que se encuentran con
ellos quedan fascinados y quieren saber ms de ellos, porque tienen la impresin irresistible de que toman su fuerza de una fuente
escondida, fuerte y abundante. Fluye de ellos una libertad interior
que les concede una independencia que no es soberbia ni separacin, pero que les hace capaces de estar por encima de las necesidades inmediatas y de las realidades ms apremiantes.
Estos profetas crticos son movidos por lo que sucede a su alrededor, pero no dejan que eso los oprima o los destruya. Escuchan
con atencin, hablan con segura autoridad, pero no son gente que
se incline al apresuramiento y al entusiasmo con facilidad. En todo
lo que dicen y hacen parece como si hubiera ante ellos una visin
viva, una visin que los que les escuchan pueden presumir, aunque

VS8

Sexta semana de pascua

no ver. Esta visin gua sus vidas y la obedecen. Por medio de ella
saben cmo distinguir entre lo que es importante y lo que no lo es.
Muchas cosas, que parecen de una apremiante inmediatez, no les
agitan, y atribuyen una gran importancia a algunas cosas a las que
los otros no prestan atencin. No viven para mantener el status quo,
sino que fabrican un mundo nuevo, cuyos rasgos ven. Ese mundo
tiene para ellos tal aliciente que ni siquiera ef miedo a la muerte
ejercen sobre ellos un poder decisivo (H. J. M. Nouwen, A mani
aperte, Brescia 1997 3 , pp. 57ss).

Mircoles
de la sexta semana
de pascua

LECTIO
Primera lectura: Hechos de los Apstoles 17,15.22-18,1
En aquel tiempo, l5 los que acompaaban a Pablo le llevaron hasta Atenas, y desde all se volvieron con el encargo de
avisar a Silas y Timoteo, para que se reunieran con Pablo lo
ms pronto posible.
22
Pablo, de pie, en medio del Arepago, dijo:
- Atenienses, he observado que sois extremadamente religiosos. 23 En efecto, al recorrer vuestra ciudad y contemplar
vuestros monumentos sagrados, he encontrado un aliar en el
que est escrito: Al dios desconocido. Pues bien, eso que
veneris sin conocerlo es lo que yo os anuncio. 24 El Dios que
hizo el mundo y todo lo que hay en l, y que es el Seor de cielo y tierra, no habita en templos construidos por mano de
hombre; 25 tampoco tiene necesidad de que los hombres le
sirvan, pues l da a todos la vida, el aliento y todas las cosas.
26
El cre de un solo hombre todo el linaje humano para que
habitara en toda la tierra, fijando a cada pueblo las pocas y
los lmites de su territorio, 21 con el fin de que buscaran a Dios,
por s mismos y de que, escudriando a tientas, lo pudieran
encontrar. En realidad, no est lejos de cada uno de nosotros,
28
ya que en l vivimos, nos movemos y existimos. As lo han
dicho algunos de vuestros poetas: Somos de su linaje. 29 Por
tanto, si somos del linaje de Dios, no debemos pensar que la
divinidad se parezca a oro, plata, piedra o escultura hecha por
arte y genio humanos. ,0 Ahora, sin embargo, pasando por alto

360

Sexta semana de pascua

los tiempos de la ignorancia, Dios hace saber a los hombres


que todos, en todas partes, han de convertirse, " ya que l ha
establecido un da, en el que va a juzgar al universo con justicia por medio de un hombre designado por l, a quien ha
acreditado ante todos resucitndolo de entre los muertos.
32
Al or aquello de resurreccin de entre los muertos,
unos se echaron a rer; otros dijeron:
- Ya te oiremos otra vez sobre esto.
33
Entonces Pablo abandon la reunin. 34 Algunos, sin embargo, se unieron a l y creyeron; entre ellos Dionisio el Areopagita, una mujer llamada Dmaris y algunos otros.
18
' Despus de esto, Pablo parti de Atenas y fue a Corinto.

* Se trata del famoso discurso en el Arepago (probablemente el consejo de la ciudad) de Atenas. Es el primer encuentro no tanto con el paganismo, que ya haba
tenido lugar en otras partes, sino con la cultura pagana,
con los representantes de la lite cultural del tiempo:
estoicos y epicreos. Estamos ante un discurso bien
preparado, hbil; un ejemplo de inculturacin que, sin
embargo, no quita ni un pice a la originalidad del mensaje cristiano. A pesar de que Pablo usa elementos de la
cultura de los oyentes, citando incluso a poetas griegos,
del mismo modo que citaba las Escrituras cuando se
diriga a los judos, no hace un discurso de filsofo, sino
de profeta. Anuncia a un hombre resucitado de entre los
muertos, que permite vencer la ignorancia en la que
cayeron durante siglos naciones enteras, es decir, la idolatra.
Pablo se alinea con los ms grandes filsofos y poetas que haban criticado la idolatra, pero dice lo que no
podan decir ni los filsofos ni los poetas: es posible llegar a la verdad a travs de un hombre, acreditado por
Dios con la resurreccin de los muertos; un hombre que
ser tambin el juez final, esto es, el criterio del bien y
del mal. Frente a un anuncio tan poco racional, el auditorio, como siempre, se divide. Muchos se van con la
sonrisa en los labios, otros se adhieren al anuncio.

Mircoles

361

Se ha discutido mucho si el discurso, es decir, el intento de inculturacin, fue un xito o un fracaso. Del
mismo modo que se ha discutido si, despus de este
intento, cambi Pablo sus modalidades de anuncio.
Sin embargo, parece que la intencin de Lucas ha sido
ofrecer el ejemplo de un modo de presentacin del
kerygma a los paganos cultos. Los resultados son los
esperados, dado que la Palabra de Dios divide los corazones y las mentes. Con todo, hasta en la brillante y,
en conjunto, superficial Atenas nace u n a comunidad
cristiana: eso es lo importante para Lucas. Hay que recurrir a todas las modalidades de anuncio para predicar a Cristo.

Evangelio: Juan 16,12-15


En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: ,2 Tendra que
deciros muchas ms cosas, pero no podrais entenderlas ahora. " Cuando venga el Espritu de la verdad, os iluminar para
que podis entender la verdad completa. l no hablar por su
cuenta, sino que dir nicamente lo que ha odo, y os anunciar las cosas venideras. '" El me glorificar, porque todo lo
que os d a conocer lo recibir de m. I5 Todo lo que tiene el
Padre es mo tambin; por eso os he dicho que todo lo que el
Espritu os d a conocer lo recibir de m.

** El texto incluye la quinta promesa de la misin del


Espritu, maestro y gua hacia la plenitud de la verdad.
Tras una introduccin al tema (v. 12), el fragmento, de
valor teolgico, se desarrolla en tres pasajes paralelos,
que concluye cada uno con la misma frmula (Os lo revelar: w. 13.14.15) y con una progresin temtica
doctrinal sobre las tres personas divinas: el Espritu,
Cristo, el Padre.
Jess querra revelar a los suyos muchas otras cosas,
mas por ahora no pueden entenderlas. Antes tendrn
que recibir el Espritu. El Parclito ser la ayuda de

Sexta semana de pascua

362

los discpulos y les introducir en la verdad completa


(v. 13), esto es, inaugurar un perodo nuevo del conocimiento de la Palabra de Jess. Su instruccin se desarrollar en lo ntimo del corazn de cada discpulo, y
con ella conocern los secretos de la verdad de Cristo y
le podrn hacer entrar en ellos. La tarea del Espritu
ser semejante a la de Jess, aunque dirigida al pasado
y al futuro. Del mismo modo que el Hijo, en su vida
terrena, no hizo nada sin el consenso y la unidad del Padre, as el Espritu, en el tiempo de la Iglesia pospascual, actuar en perfecta dependencia de Jess y dir
nicamente lo que ha odo (v. 13c). Guiar en la comprensin interior de la Palabra de Jess; ms an: de Jess mismo, y os anunciar las cosas venideras (v. 13d),
es decir, os har ver la realidad de Dios y de los hombres, como el Padre y el Hijo la ven; os har conocer, de
modo verdadero, los acontecimientos del m u n d o y de la
historia desde la perspectiva de la novedad iniciada por
la muerte y la resurreccin de Cristo, siempre nueva y
creativa interiormente.

Mircoles

363

tiano ha meditado largamente sobre la bienaventuranza: Bienaventurados los puros de corazn, porque vern a Dios. La visin de Dios y de sus cosas, la comprensin de las palabras de Jess, su actualizacin a
las distintas situaciones en diferentes m o m e n t o s de la
historia personal o general, estn reservadas a aquellos que dejan hablar al Espritu, en u n corazn purificado, progresivamente liberado de los apegos y condicionamientos m u n d a n o s . Las pocas ms creativas
para la fe han sido las pocas en las que se nos obligaba a la liberacin interior, a la oracin, a la santidad.
Es en los santos donde las palabras del Seor se realizan al mximo. A ellos es a quienes se da la comprensin profunda de las cosas de Dios, as como u n a comprensin particular del m o m e n t o histrico. Conocer la
realidad segn Dios es algo distinto al conocimiento
necesario tpico de la racionalidad: es dejar que el Espritu hable en un corazn desalojado de las cosas demasiado terrenas.

ORATIO
MEDITATIO
El Espritu prometido permitir a los discpulos comprender las cosas de Dios tal como han sido reveladas
por Jess. El Espritu har la exgesis de las palabras
del Seor para que puedan caminar a travs de la historia con la mente de Dios, con su modo de ver y de
juzgar, de sentir y de obrar. Tambin expresa la alteridad del discpulo y de la Iglesia respecto al mundo. El
sentido de las cosas, de la historia, de los acontecimientos, est reservado a los que tienen el Espritu. Ahora
bien, es preciso que el Espritu pueda hablar. La tradicin ha hablado de la necesidad de disponer de un corazn purificado para comprender las cosas de Dios
lal como son sugeridas por el Espritu. El Oriente cris-

Aydame, Seor, a liberarme de las demasiadas cosas


que me impiden comprender la verdad
completa,
comprender tu Palabra en el hoy, lo que me dices para
mi hoy, lo que debo hacer aqu y ahora, sobre todo
cmo debo ver mi vida y los acontecimientos que tienen
que ver con mis hermanos, en la situacin en que m e
encuentro. Purifica mi corazn para que mi ojo interior
pueda ver tus caminos, para que mi odo interior pueda
or tu voluntad, para que mi instinto est orientado
hacia ti.
Las propuestas que se me hacen son mltiples. La
comunicacin me inunda hoy de mensajes multiformes
y contradictorios. Con frecuencia no s hacia dnde
orientarme. Concdeme un corazn desprendido y va-

Sexta semana de pascua

Jf>4

co para dejarte hablar a ti; concdeme un corazn humilde para escuchar la voz de tu Iglesia, que me orienta.
Sobre todo, haz que no est condicionado de tal modo
por las indicaciones del mundo, que siga tus indicaciones a su luz. Si quiero ser luz del mundo, debo juzgar
las soluciones del mundo a la luz que viene de ti. Unas
veces mediante el proceso de un delicado discernimiento; otras, con la obligada nitidez. Purifcame e ilumname, Seor.

CONTEMPLATIO
No esperis escuchar de nosotros las verdades que el
Seor no quiso decir a sus discpulos por no estar an
en condiciones de comprenderlas. Aplicaos, ms bien, a
progresar en la caridad, que desciende a vuestros corazones por medio del Espritu Santo que os ha sido dado.
Gracias al fervor de vuestra caridad y al amor que alimentis por las cosas del alma, podris experimentar
interiormente aquella luz, aquella voz espiritual que los
hombres atados a la carne son incapaces de tolerar; y
que no se presentan con signos que los ojos del cuerpo
pueden ver, ni se hacen or con sonidos que los odos
pueden or. No se puede amar, ciertamente, lo que nos
es del todo desconocido. Pero a m a n d o lo que conocemos en parte, por efecto de este mismo a m o r se llega
a conocerlo cada vez mejor, cada vez de u n modo ms
profundo (Agustn, Comentario al evangelio de Juan,
96,4).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Todo lo que os d a conocer lo recibir de m (Jn 16,14).

Mircoles

365

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Hace varios aos, tuve la oportunidad de encontrar a la madre
Teresa de Calcuta. Tena en aquel momento muchos problemas y
decid aprovechar esta ocasin para pedir consejo a la madre Teresa. Apenas nos sentamos, empec a mostrarle todos mis problemas y dificultades, intentando convencerla de lo complicados que
eran. Cuando, tras haberle expuesto elaboradas explicaciones durante unos diez minutos, me call, la madre Teresa me mir tranquilamente y me dijo: Bien, si dedicas una hora cada da a adorar a tu Seor y no haces nunca lo que sabes que es injusto... todo
ir bien. Cuando o estas palabras me di cuenta de improviso de
que haba pinchado mi globo hinchado, un globo compuesto de
complicada autoconmiseracin, y me haba sealado, mucho ms
all de m mismo, el lugar de la verdadera curacin. En realidad,
me qued tan pasmado con su respuesta que no sent ningn deseo
o necesidad de continuar.
Al reflexionar sobre este breve, aunque decisivo, encuentro, me
doy cuenta de que yo le haba planteado una pregunta por lo bajo
y ella me haba dado una respuesta por lo alto. De primeras, su respuesta no pareca adecuada con respecto a mi pregunta, pero, despus, empec a comprender aue su respuesta vena desde el lugar
de Dios y no desde el lugar de mis lamentaciones. La mayora de
las veces reaccionamos a preguntas por lo bajo con respuestas por
lo bajo. El resultado es que cada vez hay ms preguntas y, con
frecuencia, respuestas cada vez ms confusas. La respuesta de la
madre Teresa fue como una lmpara de luz en mi oscuridad. Conoc, de improviso, la verdad sobro m mismo (H. J. M. Nouwen, Vivere nello Spirto, Brescia 1984'', pp. 81 s).

Jueves

Jueves
de la sexta semana
de pascua

LECTIO

Primera lectura: H e c h o s de los Apstoles 18,1-8


En aquellos das, ' Pablo parti de Atenas y fue a Corinto.
All encontr a un judo llamado Aquila, originario del Ponto, el cual acababa de llegar de Italia con su mujer, Priscila, a
raz del decreto por el que Claudio haba expulsado de Roma
a todos los judos. Pablo se uni a ellos 3 y, como eran del mismo oficio -se dedicaban a fabricar tiendas-, se qued trabajando en su casa. 4 Todos los sbados conversaba en la sinagoga, tratando de convencer a judos y griegos. 5 Pero, cuando
Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo se consagr enteramente a la predicacin de la Palabra, dando testimonio
ante los judos de que Jess era el Mesas. 6 Como ellos se oponan y no cesaban de insultarle, sacudi sus vestidos y les dijo:
- Vosotros sois los responsables de cuanto os suceda. Mi conciencia est limpia. En adelante, pues, me dirigir a los paganos.
7
Dicho esto, se march de all, y fue a casa de un tal Ticio
Justo, que adoraba al verdadero Dios y viva junto a la sinagoga. 8 Crispo, el jefe de la sinagoga, crey en el Seor con
toda su familia, y muchos de los corintios que oan la predicacin, crean y se bautizaban.
2

* Se trata de un fragmento de crnica que nos ofrece tiles indicaciones para comprender la vida cotidia-

367

na de Pablo y de los primeros evangelizadores. Nos hace


saber que Pablo tena un oficio, un trabajo manual, y lo
ejerca, cosa poco conveniente para un hombre culto,
dedicado a la Palabra, entre los atenienses, pero c o m n
entre los rabinos, que encontraban en el trabajo ocasiones de encuentro y, por consiguiente, de enseanza.
Pablo se aloja y trabaja con una pareja de judos expulsados de Roma por Claudio. Informacin til para la
datacin de este perodo: el decreto imperial remonta,
efectivamente, a los aos 49-50.
La llegada de ayudantes permiti a Pablo dedicarse
de manera exclusiva a la predicacin. Lucas lleva buen
cuidado en decir que Pablo parte siempre de los judos:
slo tras el ensimo rechazo, esta vez ms bien violento, declara que se dirigir en adelante a los paganos.
Ya lo haba dicho en Antioqua de Pisidia (Hch 13,46s),
y lo dir asimismo ms adelante. Se nota la preocupacin del autor por explicar los motivos del paso a los paganos. Tampoco aqu hay slo espinas, porque, frente a
la oposicin juda, se convierte nada menos que el jefe
de la sinagoga con toda su familia. Y empieza una abundante cosecha tambin entre los paganos.
Una observacin: no hay sntomas de un cambio de
estrategia evanglica, como si, tras el escaso xito en
Atenas, Pablo hubiera decidido no cambiar nada en su
predicacin, ni respecto al contenido ni respecto al lenguaje. El paso de Atenas a Corinto est presentado aqu
m s como una opcin ulterior en favor de los paganos,
que como un cambio de mtodo, como si Pablo estuviera replantendose su estrategia misionera.

Evangelio: Juan 16,16-20


En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: " Dentro de
poco dejaris de verme, pero dentro de otro poco volveris a
verme.

Sexta semana de pascua

i8
17

Al or esto, algunos de sus discpulos comentaban entre s:


- Qu significa esto? Acaba de decirnos: Dentro de poco
dejaris de verme, pero dentro de otro poco volveris a verme.
Tambin nos ha dicho: Porque me voy al Padre.
18
Y se preguntaban:
- Qu quiere decir con eso de dentro de poco? No sabemos a qu se refiere.
19
Sabiendo Jess que deseaban una aclaracin, les dijo:
- Estis preocupados por el sentido de mis palabras:
Dentro de poco dejaris de verme, pero dentro de otro poco
volveris a verme. 20 Yo os aseguro que vosotros lloraris
y gemiris, mientras que el mundo se sentir satisfecho; vosotros estaris tristes, pero vuestra tristeza se convertir
en gozo.

** Jess consuela a los suyos de la tristeza por su partida. Les asegura que esa tristeza durar poco: Dentro
de poco dejaris de verme, pero dentro de otro poco volveris a verme (v. 16). Qu significan estas enigmticas
afirmaciones de Jess? Se refiere a los dos tiempos a
los que Jess est a punto de dar cumplimiento. El primero se refiere a su vida terrena, que est a punto de
acabar; el segundo se refiere a su vida gloriosa, inaugurada con la resurreccin. Su retorno posterior no se
limita a las apariciones pascuales, sino que se prolonga
en el corazn de los creyentes mediante su presencia en
ellos.
Las palabras del Maestro no son comprendidas por
los discpulos, que se plantean varias preguntas (w. 17s).
Jess, que conoce a los suyos por dentro y los acontecimientos que les esperan, intenta remover, a partir de las
preguntas que le plantean, su tristeza, infundindoles la
confianza en l con una nueva revelacin: Vuestra tristeza se convertir en gozo (v. 20).
La comunidad cristiana tendr que hacer frente a
todo un cmulo de pruebas. Especialmente cuando le
sea arrebatado el Esposo. Con su muerte, experimentar
el llanto, la afliccin y el desconcierto, mientras que el

Jueves

369

m u n d o se sentir alegre pensando que ha extirpado el


mal. Estos momentos sern, para la comunidad, momentos de duda, de oscuridad y de silencio de Dios.
Pero la historia se tomar su revancha y, cuando esto
llegue, la comunidad de los discpulos experimentar el
gozo. Jess no habla de sus sufrimientos -y tena motivos para ello-, sino que piensa en los suyos ms que en
l, como el buen pastor en su rebao.

MEDITATIO
El tiempo de la Iglesia es el tiempo en el que el discpulo se encuentra cogido entre dos gozos: el del
m u n d o y el de Cristo. El gozo del mundo est ligado a
la consecucin de valores efmeros, como u n saber
puesto al servicio de intereses materiales; de u n a carrera social, cientfica; de la fama; de la rentabilidad
econmica de nuestras opciones. Sin tener en cuenta
la exasperacin de la sensualidad y de las sensaciones
fuertes e impulsadas al extremo. Con estas cosas suele
gozar el mundo.
El gozo que viene de Jess deriva de ser sus discpulos,
de saber que l est cerca en todo momento, que gastar
la vida por l y por los hermanos es una inversin ventajosa y un honor grande; que lo nico necesario es no
perderle a l, sentir su proximidad, estar seguros de
caminar hacia su posesin.
Nuestro corazn se encuentra cogido entre estos dos
gozos: el primero es ms inmediato, aunque fugaz: el
segundo es ms paciente, pero, sin embargo, no decepciona. A veces ambos gozos se enlazan; otras, se oponen. El corazn del discpulo debe estar orientado siempre hacia el todava no, hacia el decisivo dentro de
otro poco volveris a verme, cuando el gozo, frecuente-

Sexta semana de pascua

VIO

inenle querido y credo, se volver felicidad plena y sin


sombras.

ORATIO
Te doy gracias, Seor, por tus visitas, que me llenan
de alegra. Te doy gracias tambin por tus ausencias,
que me hacen desear tu alegra. Bendito seas, ahora y
siempre, porque sabes cmo gobernar mi corazn y
atraerlo a ti.
Permteme pedirte hoy que no me dejes demasiado
solo a merced de los gozos de este mundo, para que no
quede conquistado por ellos. Que no me dejes tampoco
demasiado solo en las pruebas que el mundo me procura, para que no desespere de tu consuelo.
S que debera estar siempre alegre, en todo tiempo, que siempre debera bendecirte y darte gracias. S
que un discpulo tuyo no debera estar nunca triste.
Pero t socrreme cuando este m u n d o me parezca demasiado dulce, para que no me embriague, y tambin
cuando me parezca demasiado amargo, para que no me
aplaste. Aydame a buscar mi consuelo y mi gozo en ti.
Y no dejes de hacerte sentir por este pobre corazn mo,
tan frgil y titubeante.

CONTEMPLATIO
La promesa del Seor, dentro de otro poco volveris
a verme, se dirige a toda la Iglesia. El Seor no tardar en cumplir su promesa: un poco ms y le veremos,
all arriba, donde ya no tendremos ninguna necesidad
de dirigirle ninguna oracin, de exponerle ninguna peI icin, porque ya no nos quedar nada que desear, nada
escondido que queramos conocer. Este breve intervalo

Jueves

371

de tiempo nos parece largo a nosotros porque todava


debe transcurrir, pero cuando haya acabado nos daremos
cuenta de lo breve que ha sido. Que nuestra alegra, por
tanto, sea muy diferente a la que experimenta el mundo.
Que tampoco durante el trabajoso parto de este deseo
nuestro permanezca nuestra tristeza completamente sin
alegra, porque, como dice el Apstol, debemos mostrarnos alegres en la esperanza, pacientes en la tribulacin (Agustn, Comentario al evangelio de Juan, 101,6).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Vuestra tristeza se convertir en gozo (Jn 16,20b).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


La alegra es esencial en la vida espiritual. Si pensamos o decimos cualquier cosa de Dios y no lo hacemos con alegra, nuestros
pensamientos y nuestras acciones sern estriles. Podemos ser infelices por muchas causas, pero podemos encontrar an alegra,
porque sta procede de saber que Dios nos ama. Estamos inclinados
a pensar que cuando estamos tristes no podemos estar contentos,
pero en la vida de una persona que pone a Dios en el centro pueden coexistir el dolor y la alegra. No resulta fcil de comprender,
pero cuando pensamos en alguna de nuestras experiencias ms
profundas, como asistir al nacimiento de un nio o a la muerte de
un amigo, con frecuencia forman parte de la misma experiencia un
gran dolor y una gran alegra, y descubrimos a menudo la alegra
en medio del dolor.
Recuerdo los momentos ms dolorosos de mi vida como momentos en los que he llegado a ser consciente de una realidad espiritual
mucho ms grande que yo, y que me permita vivir mi dolor con esperanza. Incluso me atrevo a decir: Mi dolor fue el lugar en el que
encontr mi alegra. La alegra no es cualquier cosa que simplemente nos sucede. Debemos elegir la alegra y seguir eligindola

372

Sexta semana de pascua

cada da. Se trata de una eleccin basada en el conocimiento de


que pertenecemos a Dios y hemos encontrado en Dios nuestro refugio y nuestra salvacin, y que nada, ni siquiera la muerte, nos lo
puede arrebatar (H. J. M. Nouwen, V/Vere ne//o Spirito, Brescia
1 9 9 8 \ pp. 17s).

Viernes
de la sexta semana
de pascua

LECTIO
Primera lectura: Hechos de los Apstoles 18,9-18
Estando Pablo en Corinto, ' una noche, el Seor le dijo en
una visin:
- No temas, sigue hablando, no te calles, 10 porque yo estoy
contigo y nadie intentar hacerte mal. En esta ciudad hay
muchos que llegarn a formar parte de mi pueblo.
" Pablo permaneci en Corinto un ao y seis meses, enseando la Palabra de Dios.
12
Bajo el proconsulado de Galin en Acaya, los judos se
confabularon contra Pablo y lo llevaron ante el tribunal '' con
esta acusacin:
- ste trata de persuadir a los hombres para que den culto
a Dios en contra de la Ley.
14
Pablo se dispona a hablar, cuando Galin dijo a los
judos:
- Si se tratase de un delito o tic un c i iincn gi ave, yo os escuchara como es debido, ls pero tratndose de cuestiones relerentes a vuestra propia ley, all vosotros. Yo no quiero ser juez
de estas cosas.
16
Y los ech del tribunal. " Entonces lodos ellos agarraron a Sostenes, el jefe de la sinagoga, y se pusieron a golpearle delante del tribunal. Pero Galin no haca caso de lo que
ocurra.
18
Pablo se qued todava bastante tiempo en Corinto. Despus se despidi de los hermanos y se embarc rumbo a Siria,

374

Sexta semana de pascua

acompaado de Priscila y Aquila. En Cencreas se haba rapado la cabeza para cumplir un voto que haba hecho.

*+ Otras informaciones de utilidad: los hechos se desarrollan hacia el ao 51-52, que es cuando el procnsul
Galin se encontraba en Corinto. ste acta de manera
inteligente como laico: no quiere entrometerse en
cuestiones religiosas. A su modo de ver, las cuestiones
que le someten son discusiones internas al judaismo,
cuestiones que no tienen nada que ver con su funcin.
Lucas lo subraya adrede, y da muestras de apreciar tanto la neutralidad de Roma como el hecho de que las
autoridades romanas en general no se mostraran hostiles, en los comienzos, a los cristianos. Hasta salvaron a
Pablo en ms de una ocasin del fanatismo de sus adversarios.
Los judos no se dan por vencidos y caldean en exceso la atmsfera: Pablo contina llevando una vida difcil. Pero queda confortado y confirmado en su misin:
est haciendo lo que quiere el Seor. Es el Seor quien
quiere que se dedique tambin a los paganos. Estos continuos subrayados expresan - u n a vez m s - la seriedad
del problema del paso a los paganos para las primeras
generaciones cristianas. Es casi una idea fija: cmo explicar el hecho de que el pueblo de la promesa hubiera
rechazado a Jess, mientras que ste era acogido por los
gentiles, esto es, por los tan depreciados paganos? Pero
es el Seor -nos asegura Lucas- quien dice: En esta
ciudad hay muchos que llegarn a formar parte de mi
pueblo, como en otras muchas ciudades, un pueblo
constituido por algunos judos y por muchos paganos.
Y en Corinto, donde se encontraba lo mejor y lo peor de
la cultura griega, la confrontacin con el paganismo no
iba a ser una broma: dieciocho meses en Corinto representan una verdadera iniciacin en la evangelizacin de
los gentiles.

Viernes

375

Finalmente, concluye Pablo, casi a hurtadillas, su viaje misionero, embarcndose con sus patronos de trabajo, Priscila y Aquila, primero con destino a Jerusaln y
despus hacia Antioqua. A un misionero como Pablo,
quedarse durante dieciocho meses en un solo lugar,
aunque fuera con provecho, pudo parecerle excesivo.

Evangelio: Juan 16,20-23a


En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: 20 Yo os aseguro que vosotros lloraris y gemiris, mientras que el mundo se sentir satisfecho; vosotros estaris tristes, pero vuestra
tristeza se convertir en gozo. 2' Cuando una mujer va a dar a
luz, siente tristeza, porque le ha llegado la hora, pero, cuando
el nio ha nacido, su alegra le hace olvidar el sufrimiento
pasado y est contenta por haber trado un nio al mundo.
22
Pues lo mismo vosotros: de momento estis tristes, pero
volver a veros y de nuevo os alegraris con una alegra que
nadie os podr quitar. 23 Cuando llegue ese da, ya no tendris
necesidad de preguntarme nada.

** Jess, cuando apenas ha terminado de sealar una


de las constantes de la experiencia cristiana (la dura
espera del encuentro gozoso y definitivo con l: v. 20), se
vale de la imagen eficaz y delicada de la mujer que va
a dar a luz un hijo (v. 21) para expresar el paso de la
afliccin a la alegra sobreabundante.
La alegra de la mujer es doble: han terminado sus
propios sufrimientos y ha dado al mundo un nuevo ser.
La alegra cristiana va unida al dolor, pero desemboca
en la vida nueva que es la pascua del Seor. A continuacin, sigue Jess explicando la comparacin en
sentido espiritual (v. 22). El dolor por la muerte oprobiosa del Hijo de Dios se mudar en gozo el da de la
pascua, en u n a alegra sin fin que nadie podr quitar
a los discpulos, porque est arraigada en la fe en
Aquel que vive glorioso a la diestra de Dios.

Sexta semana de pascua

wt>

Jess ha hablado del tiempo inaugurado con su resurreccin; en la continuacin, aade: Cuando llegue
ese da, ya no tendris necesidad de preguntarme nada
(v. 23b). La expresin ese da no se refiere slo al da
de la resurreccin, sino a todo el tiempo que comenzar con ese acontecimiento. Desde ese da en adelante, la comunidad cristiana, iluminada plenamente por
el Espritu Santo, tendr una nueva visin de las cosas
y de la vida, y el Espritu Santo iluminar interiormente a sus miembros y les har conocer todo lo que
sea necesario.

MEDITATIO
Seguimos con la alegra. E n las palabras que aqu pronuncia Jess subyace la idea del sufrimiento misionero
como condicin necesaria y lugar privilegiado de la alegra eclesial. De esta alegra fue maestro y protagonista
el apstol Pablo. En medio de las persecuciones que le
vienen a causa de la predicacin del Evangelio, afirma:
Estoy lleno de consuelo y sobreabundo de gozo en todas
nuestras tribulaciones (2 Cor 7,4). Siguiendo su ejemplo,
los convertidos acogen la Palabra con gozo del Espritu
Santo en medio de muchas tribulaciones (1 Tes 1,6). Los
ministros de la Palabra estn como tristes, pero siempre alegres; como pobres, aunque enriquecemos a muchos; como quienes nada tienen, aunque todo lo poseemos (2 Cor 6,10).
Hoy como ayer, quien se compromete en el inmenso y
minado campo de la difusin de la Palabra, en la tarea
misionera, seguramente encontrar grandes tribulaciones, pero tiene garantizada la alegra. Se trata de la alegra que procede de poner en el mundo un hombre
nuevo, de ver reconstruidas a personas destruidas, de
volver a dar sentido y vitalidad a vidas marchitas y apagadas, de ver aparecer la sonrisa en rostros sin esperan-

Viernes

377

za. Es la alegra de ver aparecer la vida all donde slo


haba ruinas. Ese es el milagro de la misin. Por qu no
superar el miedo al fracaso, para gozar de esta segursima alegra, garantizada a los apstoles generosos?

ORATIO
Hoy me doy cuenta, Seor, de que mi escaso compromiso con la misin puede proceder asimismo del temor
al fracaso. Es preciso poner la cara, con el peligro de alcanzar resultados escasos e incluso irrisorios. Me doy
cuenta tambin, Seor, de que no siento compasin por
mi prjimo, que camina en su cmodo, aunque insano,
cenagal. Y me pregunto si he experimentado de verdad
tu amor, si conozco de verdad tu amor por m, tu compasin por m, lo que has hecho por m. Es sa, Seor,
la razn por la que me encuentro a menudo rido y triste? Es sa la razn de que no conozca las alegras que
proporciona ver reflorecer la vida? Se debe a eso que
me sienta cansado y resignado?
Concdeme, Seor, un corazn grande, lleno de compasin, que me mueva a llevar tu vida a mi prjimo.
Mustrame, ms all de tanto bienestar y despreocupacin, la profunda necesidad que hay en tantas personas
de algo ms y mejor: la necesidad de ti. Aydame a superar mi aridez, para llevar un poco de alegra, para que
tambin en m vuelva a florecer tu alegra.

CONTEMPLATIO
Que el que gua a las almas est cerca de cada uno
con la compasin y est ms dedicado que todos los dems a la contemplacin, para asumir en l, con sus visceras de misericordia, la debilidad de los otros y, al mis-

Sexta semana de pascua

MH

nio tiempo, para ir ms all de s mismo en la aspiracin a las realidades invisibles, con la altura de la contemplacin. Y as, si mira con deseo hacia lo alto, no
despreciar las debilidades del prjimo, o si, viceversa,
se acerca a ellas, no descuidar la aspiracin a lo alto.
Como la caridad se eleva a maravillosas alturas cuando
se arrastra con misericordia hasta las bajezas del prjimo, cuanto con mayor benevolencia se pliegue a las debilidades, con ms potencia subir hacia lo alto (Gregorio Magno, Regla pastoral, n,5).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Nadie os podr quitar vuestra alegra (Jn 16,22).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


La compasin consiste en tener el atrevimiento de reconocer
nuestro recproco destino, a fin de que podamos ir hacia adelante, todos untos, hacia la tierra que Dios nos indica. Compasin
significa tambin compartir la alegra, lo que puede ser tan importante como compartir el dolor. Dar a los otros la posibilidad de
ser completamente felices, dejar florecer en plenitud su alegra.
Ahora bien, la compasin es algo ms que una esclavitud compartida con el mismo miedo y el mismo suspiro de alivio, y es ms
que una alegra compartida. Y es que tu compasin nace de la
oracin, nace de tu encuentro con Dios, que es tambin el Dios de

todos.
En el mismo momento en que te des cuenta de que el Dios que
te ama sin condiciones ama a todos los otros seres humanos con
el mismo amor, se abrir ante ti un nuevo modo de vivir, para que
llegues a ver con unos ojos nuevos a los que viven a tu lado en este
mundo. Te dars cuenta de que tampoco ellos tienen motivos para
sentir miedo, de que tampoco deben esconderse detrs de un seto,
de que tampoco tienen necesidad de armas para ser humanos.

Viernes

379

Comprenders que el jardn interior que ha estado desierto durante


tanto tiempo, puede florecer tambin para ellos (H. J. M. Nouwen,
A man aperte, Brescia 1997 3 , 47s).

Sbado

Sbado
de la sexta semana
de pascua

LECTIO

Primera lectura; H e c h o s de los Apstoles

18,23-28

" Despus de pasar all algn tiempo, sali y recorri la


regin de Galacia y Frigia, fortaleciendo a todos los discpulos en la fe.
24
Haba llegado por entonces a feso un judo llamado
Apolo, originario de Alejandra. Era un hombre elocuente y
muy versado en la Escritura. 25 Haba sido instruido en el camino del Seor y hablaba con gran entusiasmo, enseando
con exactitud lo referente a Jess, aunque slo conoca el bautismo de Juan. 26 Se puso a hablar tambin con valenta en la
sinagoga. Cuando le oyeron Priscila y Aquila, lo tomaron
aparte y le expusieron con mayor precisin el camino de Dios.
27
Como l deseaba ir a Acaya, los hermanos lo animaron y escribieron a los discpulos para que lo acogieran. Su llegada
aprovech mucho a los que haban credo por la gracia de
Dios, 28 pues refutaba vigorosamente a los judos en pblico,
demostrando por las Escrituras que Jess era el Mesas.

** Pablo empieza a viajar de nuevo desde Antioqua,


que se ha convertido en el punto de partida y de referencia para la misin a los paganos, como lo era Jerusaln para los judos cristianos. Sin embargo, la atencin se dirige ahora a feso, otra ciudad importante,

381

donde se haban detenido Priscila y Aquila (ntese la


precedencia otorgada a la mujer). Y aqu, en ausencia
de Pablo, conocen a Apolo, un notable predicador, t e logo y misionero, que ensea exactamente lo que se r e fera a Jess, aunque de manera incompleta, dado q u e
slo conoca el bautismo de Juan.
Frente a estas afirmaciones debemos confesar q u e
conocemos bastante poco sobre la situacin de las c o munidades primitivas, sobre los circuitos de comunicacin de la fe, sobre la geografa de la difusin, sobre las
corrientes de pensamiento o sobre los grupos ligados a
los distintos personajes. Apolo, que viene de Egipto, a
donde ya ha llegado la Buena Noticia, ha sido convertido por los discpulos de Juan que conocieron a Jess?
La vida de las primeras Iglesias debi de ser muy viva,
y lo que se presenta en los Hechos de los Apstoles es
slo una pequea parte, una muestra, de la gran e m presa de la evangelizacin, aunque una parte autorizada -ciertamente- por estar centrada en las dos columnas que son Pedro y Pablo; con todo, debe andar m u y
lejos de proporcionar un cuadro completo de la situacin. Al mismo tiempo que tenan lugar los acontecimientos narrados en los Hechos de los Apstoles, u n
gran nmero de misioneros, aptos y entusiastas c o m o
Apolo, recorran el mundo.
Tambin es digna de destacar la tarea de los laicos,
que se permiten corregir a muchas personalidades,
proporcionando una contribucin de no poca m o n t a al
arraigo del nuevo camino del Seor en Grecia, gracias
a la cultura y a la dialctica de u n Apolo puesto al da.
Toda la Iglesia participa en la empresa de la evangelizacin, cada uno con sus lmites, aunque con el apoyo y la
aportacin fraterna de todos. Es verdaderamente m a r a villosa esta Iglesia fraterna, que parece tener en la c i m a
de sus preocupaciones la difusin del Evangelio en todos los mbitos.

382

Sexta semana de pascua

Evangelio: Juan 16,23-28


En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: " Os aseguro
que el Padre os conceder todo lo que le pidis en mi nombre.
24
Hasta ahora no habis pedido nada en mi nombre. Pedid y
recibiris, para que vuestra alegra sea completa.
25
Hasta ahora os he hablado en un lenguaje figurado, pero
llega la hora en que no recurrir ms a ese lenguaje, sino que
os hablar del Padre claramente. 26 Cuando llegue ese da, vosotros mismos presentaris vuestras splicas al Padre en mi
nombre; y no es necesario que os diga que yo voy a interceder
ante el Padre por vosotros, " porque el Padre mismo os ama.
Y os ama porque vosotros me amis a m y habis credo que
yo he venido de Dios. 28 Sal del Padre y vine al mundo; ahora
dejo el mundo para volver al Padre.

** El fragmento subraya el tema de la oracin. La nueva era predicha por el Seor a los suyos consistir en la
comprensin de la relacin recproca que existe entre el
Padre y el Hijo y en la manifestacin de Jess con el don
de la oracin eficaz, porque l es el nico camino para la
oracin dirigida a Dios. Los discpulos no estaban acostumbrados a orar en el nombre de Jess (v. 24). Ahora,
sin embargo, por medio del Espritu Santo enviado por el
Padre, se ha inaugurado un tiempo nuevo en el que se
pueden dirigir al Padre en el nombre de Jess, porque su
Seor, en virtud de su paso al Padre, se ha convertido en
el verdadero mediador entre Dios y el hombre.
E n consecuencia, Jess, prosiguiendo el dilogo con
sus discpulos, realiza una constatacin sobre el pasado
y, a continuacin, proyecta una mirada sobre el futuro.
Por lo que se refiere al pasado, que abarca toda su vida
terrena, afirma que se ha servido de palabras y de imgenes que encerraban un significado profundo que ellos
nos comprendan con frecuencia. Por lo que se refiere al
futuro, desde el acontecimiento de la pascua en adelante, sus palabras dejarn de tener velos y llegarn al fondo de sus corazones (v. 25). En efecto, con la venida del
Espritu despus de la pascua se inicia la nueva era en

Sbado

383

la que Jess hablar abiertamente y todos podrn comprender la verdad sobre el Padre y lo que l pretende
hacer conocer a los hombres.
En la oracin es donde los discpulos conocern la ntima relacin que existe entre Jess y el Padre, y la de
stos con ellos. A continuacin sern escuchados, porque existir un entendimiento perfecto en el amor y en
la fe con Cristo, con el que sern casi una sola cosa. Ms
an, sern escuchados porque son amados por el mismo Padre a causa de su fe en el misterio de la encarnacin del Hijo (w. 26s). La Palabra de Jess es una palabra de vida que merece ser custodiada en el corazn.

MEDITATIO
La comunin de los discpulos con Jess y con su misin les garantiza que el Padre escuchar su oracin
como escucha la del Hijo. Del mismo modo que las obras
y las palabras de Jess no son suyas, sino del Padre,
tampoco las obras y las palabras de los discpulos son
suyas, sino de Jess, presente dentro de ellos: la omnipotencia de Jess es la omnipotencia de los discpulos.
El gran mensaje contenido en esta pgina de Juan me
provoca: por qu obtengo tan poco? Por qu soy tan
poco eficaz? Por qu mi alegra es tan raramente plena?
Y an: por qu el misterio de la unin del Hijo con el
Padre me atrae slo de una manera dbil? Por qu siento tan pocas veces la omnipotencia de Dios en mi accin?
Y si estas preguntas estuvieran concadenadas? No
estarn por casualidad mis ojos demasiado vueltos a la
realidad de este mundo y demasiado poco al misterio de
Dios, al amor del Padre al Hijo y del Hijo a los discpulos? La mirada al mundo, aunque necesaria, no me ayuda ciertamente a salvarlo, a no ser que lo mire con los ojos
y con el corazn del Padre, que ha dado al Hijo para la

.K4

Sexta semana de pascua

salvacin del mundo y quiere implicarme en esta aventura decisiva, porque es una aventura que tiene que ver
con la eternidad. El ojo de Dios me ayudara a ver las
necesidades - c o n frecuencia ocultas- de la gente, a encontrar el remedio divino y no slo h u m a n o que debemos ofrecerles, la alegra plena que hemos de presentar, el amor que lo rescata todo. Y si mi problema
fundamental fuera la dbil contemplacin?

ORATIO
Pedir en tu nombre, oh mi amadsimo Salvador, no
slo pronunciar tu nombre, sino hacer ma tu causa,
perseguirla con tu corazn, ver el mundo con tus ojos,
comprender tu alegra, querer entregarme como te
entregaste t! Qu lejos estoy de todo esto! Por eso me
quedo en ocasiones decepcionado en mi oracin; por
eso pierdo el nimo en mi compromiso con tu servicio;
por eso, ante a la escasez de resultados, me viene la tentacin de abandonar.
Seor, mira con piedad mis veleidades al servirte, ven
al encuentro de mis ilusorias esperanzas de gratificaciones, para sostenerme y purificarme. Forma en m u n
corazn semejante al tuyo. Dame el impulso desinteresado de tu amor. tame continuamente con el amor del
Padre, para que pueda amar a mis hermanos como l
los ama, como t los amas, como yo quisiera amarlos.
Y los amar si vienes en mi ayuda. Ven, Seor, no me
abandones. Envulveme con tu luz y con tu amor.

CONTEMPLATIO
Pedid y recibiris, para que vuestra alegra sea completa (Jn 16,24). Esta alegra plena no es la de los sen-

385

Sbado

tidos carnales, sino la alegra espiritual; y cuando sea


tan grande que nada pueda aadirse a ella, ser evidentemente completa. As pues, cualquier cosa que pidamos y que tenga como fin la consecucin de esta alegra
plena es precisamente lo que debemos pedir en el nombre de Cristo, si comprendemos de manera justa el sentido de la gracia divina y si el objeto de nuestras oraciones es la verdadera felicidad en la vida cierna. Cualquier
otra cosa que pidamos no tiene valor alguno, no porque
sea inexistente por completo, sino porque, frente a un
bien tan grande como la vida eterna, cualquier otra cosa
que podamos desear fuera de ella es menos que nada
(Agustn, Comentario al evangelio de Juan, 102,2).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Pedid y recibiris, para que vuestra alegra sea completa (Jn 16,24).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


En el clima de secularizacin en que vivimos, los lderes cristianos se sienten cada vez menos necesarios y cada vez ms marginados. Muchos empiezan a preguntarse si no habr llegado el momento de abandonar el sacerdocio; a menudo responden que s
y se marchan, buscan otra ocupacin y unen sus esfuerzos a los de
sus contemporneos para contribuir de manera eficaz a mejorar el
mundo. Con todo, no hemos de olvidar que existe otra situacin
completamente distinta. Por debajo de las grandes conquistas de
nuestro tiempo se esconde una fuerte impresin de desesperacin.
Si, por un lado, la eficiencia y el control son las grandes aspiraciones de nuestra sociedad, por otro hay millones de personas que,
en este mundo orientado al xito, tienen el corazn oprimido por la
soledad, la falta de amistad y solidaridad, las relaciones rotas, el
aburrimiento, la depresin y un profundo sentido de inutilidad. Es

.186

Sexta semana de pascua

Ascensin del Seor

aqu donde se hace evidente la necesidad de un nuevo liderazgo


cristiano.
El verdadero lder del futuro ser aquel que se atreva a reivindicar su propia extraeza en el mundo contemporneo como una
vocacin divina que le hace expresar una profunda solidaridad
con la angustia que se esconde bajo el esplendor del xito y le
hace llevar la luz de Jess (H. J. M. Nouwen, Ne nome di Ges,
Brescia 1997 3 , pp. 25%. [trad. esp.: En el nombre de Jess, PPC,
Madrid 1997]).

Ciclo A

LECTIO
Primera lectura: Hechos de los Apstoles 1,1-11
1

Ya trat en mi primer libro, querido Tefilo, de todo lo


que Jess hizo y ense desde el principio 2 hasta el da en
que subi al cielo, despus de haber dado sus instrucciones
bajo la accin del Espritu Santo a los apstoles que haba
escogido.
3
Despus de su pasin, Jess se les present con muchas y
evidentes pruebas de que estaba vivo, aparecindoseles durante cuarenta das y habindoles del Reino de Dios.
4
Un da, mientras coman juntos, les orden:
- No salgis de Jerusaln; aguardad ms bien la promesa
que os hice de parte del Padre; 5 porque Juan bautiz con
agua, pero vosotros seris bautizados con Espritu Santo dentro de pocos das.
6
Los que le acompaaban le preguntaron:
- Seor, vas a restablecer ahora el reino de Israel?
7
l les dijo:
- No os toca a vosotros conocer los tiempos o momentos
que el Padre ha fijado con su poder. " Vosotros recibiris la
fuerza del Espritu Santo, que vendr sobre vosotros, y seris
mis testigos en Jerusaln, en toda Judea, en Samara y hasta
los confines de la tierra.
9
Despus de decir esto, lo vieron elevarse, hasta que una
nube lo ocult de su vista. I0 Mientras estaban mirando atenta-

3K8

Sptimo domingo de pascua

mente al cielo viendo cmo se marchaba, se acercaron dos


hombres con vestidos blancos " y les dijeron:
- Galileos, por qu segus mirando al cielo? Este Jess que
acaba de subir de vuestro lado al cielo vendr como lo habis
visto marcharse.

** Este breve prlogo une el libro de los Hechos de


los Apstoles al evangelio segn san Lucas, como la segunda parte {discurso, v. 1 al pie de la letra) de u n
mismo escrito y ofrece una sntesis del cuadro del ministerio terreno de Jess (w. 1-3). Se trata de un resumen que contiene preciosas indicaciones: Lucas quiere
subrayar, en efecto, que los apstoles, elegidos en el Espritu, son testigos de toda la obra, enseanza, pasin y
resurreccin de Jess, y depositarios de las instrucciones
particulares dadas por el Resucitado antes de su ascensin al cielo. Su autoridad, por consiguiente, ha sido
querida por el Seor, que los ha puesto como fundamento de la Iglesia de todos los tiempos (Ef 2,20; Ap 12,14).
Jess muestra tener un designio que escapa a los suyos
(w. 6s). El Reino de Dios del que habla (v. 3b) no coincide con el reino mesinico de Israel; los tiempos o momentos de su cumplimiento slo el Padre los conoce.
Sus fronteras son los confines de la tierra (w. 7s).
Los apstoles reciben, por tanto, una misin, pero no
les corresponde a ellos programarla. Slo deben estar
completamente disponibles al Espritu prometido por el
Padre (w. 4-8). Como hizo en un tiempo Abrahn, tambin los apstoles deben salir de su tierra -de su seguridad, de sus expectativas- y llevar el Evangelio a tierras
lejanas, sin tener miedo de las persecuciones, fatigas,
rechazos. La encomienda de la misin concluye la obra
salvfica de Cristo en la tierra. Cumpliendo las profecas
ligadas a la figura del Hijo del hombre apocalptico, se
eleva a lo alto, al cielo (esto es, a Dios), ante los ojos de
los apstoles -testigos asimismo, por consiguiente, de

Ascensin del Seor

389

su glorificacin- hasta que una nube lo quit de su vista (cf. Dn 7,13).


Lucas presenta todo el ministerio de Jess como una
ascensin (desde Galilea a Jerusaln, y desde Jerusaln
al cielo) y como un xodo, que ahora llega a su cumplimiento definitivo: en la ascensin se realiza plenamente el paso (pascua) al Padre. Como anuncian dos
hombres con vestidos blancos -es decir, dos enviados
celestiales-, vendr un da, glorioso, sobre las nubes
(v. 11). No es preciso escrutar ahora con ansiedad los
signos de los tiempos, puesto que se tratar de un acontecimiento tan manifiesto como su partida. Tendr lugar en el tiempo elegido por el Padre (v. 7) para el ltimo xodo, el paso de la historia a la eternidad, la pascua
desde el orden creado a Dios, la ascensin de la humanidad al abrazo trinitario.

Segunda lectura: Efesios 1,17-23


Hermanos: " Que el Dios de nuestro Seor Jesucristo, el
Padre de la gloria, os conceda un espritu de sabidura y una
revelacin que os permita conocerlo plenamente. I8 Que ilumine los ojos de vuestro corazn, para que conozcis cul es
la esperanza a la que habis sido llamados, cul la inmensa
gloria otorgada en herencia a su pueblo, 19 y cul la excelsa
grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes, manifestada a travs de su fuerza poderosa. 20 Es la fuerza que Dios
despleg en Cristo al resucitarlo de entre los muertos y sentarlo a su derecha en los cielos, 2I por encima de todo principado, potestad, poder y seoro; y por encima de cualquier
otro ttulo que se precie de tal no slo en este mundo, sino
tambin en el venidero. 22 Todo lo ha puesto Dios bajo los pies
de Cristo, constituyndolo cabeza suprema de la Iglesia, " que
es su cuerpo, y, por lo mismo, plenitud del que llena totalmente el universo.

** La Carta a los Efesios se abre con la magna bendicin en la que se contempla el maravilloso designio de

Sptimo domingo de pascua

390

Dios (El misterio de su voluntad: v. 9), que abarca a


toda la humanidad desde la eternidad (w. 13s). Tras este
exordio, la alabanza de Pablo se vuelve accin de gracias e intercesin por los cristianos de feso, a fin de
que se les conceda un espritu de sabidura y una revelacin, o sea, para que reciban -segn el lenguaje apocalptico- el don de comprender y gustar los misterios
de Dios. En particular, pide para los fieles la luz espiritual, a fin de que vivan sabiendo lo que Dios ha predispuesto para ellos (v. 18) y va obrando con u n poder
extraordinario e infalible (v. 19).
La resurreccin, la ascensin, la soberana de Cristo
sobre todas las realidades creadas, manifiestan la supereminente gloria de Dios, que, en l, ha vencido ya a la
muerte y a cualquier potencia espiritual que se oponga
al designio de la salvacin (v. 21). El miedo ya no tiene
razn de ser: Cristo, ascendido a la diestra del Padre,
reina desde ahora. l es la cabeza de toda la creacin y,
en particular, de la Iglesia, con la que forma una unidad
indisoluble.

Evangelio: Mateo 28,16-20


En aquel tiempo, 16 los once discpulos fueron a Galilea, al
monte donde Jess les haba citado. " Al verlo, lo adoraron;
ellos, que haban dudado. 18 Jess se acerc y se dirigi a ellos
con estas palabras:
- Dios me ha dado autoridad plena sobre el cielo y la tierra. " Poneos, pues, en camino, haced discpulos a todos los
pueblos y bautizadlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al
Espritu Santo, 20 ensendoles a poner por obra todo lo que
os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los
das hasta el final de este mundo.

** El evangelio segn san Mateo concluye con la percopa que narra la aparicin del Resucitado a los Once
c-n Galilea. Mientras el recorrido terreno de Jess llega

Ascensin del Seor

391

a su trmino, comienza la misin de los apstoles, y


precisamente a partir de la Galilea de los gentiles,
donde haba comenzado el ministerio de Jess en favor
de Israel (4,12).
En el grupo de los Once conviven la adoracin y la
duda, y recuerdan, significativamente, el episodio de
Pedro caminando sobre las aguas (14,31-33). Jess,
como entonces, se acerca a l para pedirle la fe. Jess se
presenta a los suyos como el Hijo del hombre glorioso
(v. 18; cf. Dn 7,14) que, en virtud de su resurreccin, sube
a Dios y, con plena autoridad, deja a los suyos la encomienda final de continuar su propia misin, haciendo
discpulos a todos los pueblos (v. 19). Ese discipulado
se llevar a cabo mediante la insercin en la realidad
viva de Dios -Padre, Hijo y Espritu S a n t o - a travs del
bautismo y la observacin de todo lo que Jess ha mandado (cf. Jn 14,23).
Precisamente este vnculo hace que entre la historia y
el Reino eterno ya no exista barrera alguna, sino continuidad. Cristo, resucitado y ascendido al cielo, no est,
sin embargo, lejos de la tierra; o, mejor an, gracias a la
ascensin de Jess, la tierra ya no est lejos del cielo.
Mateo se abre con la buena nueva del nacimiento del
Salvador, el Emmanuel, el Dios-con-nosotros. Y se cierra
no con la partida de Cristo abandonando a los suyos, sino
con la promesa de su permanencia hasta el final de los
siglos: Jess seguir siendo para siempre el compaero
de camino de la humanidad, hasta que sta llegue a su
meta gloriosa, en el seno de la Trinidad divina.

MEDITATIO
La atmsfera de la liturgia de la ascensin est penetrada siempre por una atormentadora nostalgia, porque
nos pone en una fuerte tensin hacia el Cielo, verdade-

Sptimo domingo de pascua

V)2

ra patria del cristiano, y nos hace experimentar con mayor intensidad el deseo de la eternidad que tambin deberamos sentir todos los das. En efecto, deberamos
consumirnos verdaderamente con la esperanza de contemplar sin velos el rostro de Dios. Sin embargo, con
excesiva frecuencia advertimos que el peso de las realidades materiales nos mantiene pegados al suelo, nos
despunta las alas, suscita en nosotros cansancio y duda.
As se plantea un interrogante: cmo llegar a gozar de
realidades que no son terrenas, que escapan a la experiencia sensible? Necesitamos un gusto especial suscitado en nosotros por el Espritu Santo.
La santa alegra que el Espritu suscita en nosotros
es muy diferente de la que se nos pasa de contrabando
como tal. Es la alegra de las bienaventuranzas, fruto del
sufrimiento, porque brota de la muerte y resurreccin
de Cristo. Se trata de una alegra santa, porque, en Cristo ascendido al cielo, nuestra humanidad ha sido ensalzada, elevada, mucho ms all de nuestros estrechos
horizontes. Es preciso que nos dejemos educar para ver
lo invisible. Cmo? Se ve creyendo, se siente esperando, se conoce amando. El misterio de la ascensin, tan
bello y gozoso por el hecho de que nos presenta a Cristo vuelto de nuevo al seno del Padre, nos colma al mismo tiempo el corazn de sentimientos de humildad y
bondad: Jess permanece entre nosotros hasta el fin del
mundo. Slo ha cambiado de aspecto: lo encontramos
en el pobre y en el que sufre. Por ahora no lo vemos glorioso. Lo conseguiremos slo si antes lo reconocemos
con verdadero amor en su humillacin, acogindonos
los unos a los otros.

ORATIO
Jess, quisiramos saber qu ha sido para ti volver al
seno del Padre, volver a l no slo como Dios, sino tam-

Ascensin del Seor

393

bien como hombre, con las manos, los pies y el costado


con esa llaga de amor. Sabemos lo que es entre nosotros
la separacin de las personas que amamos: la mirada
los sigue todo lo que puede cuando se alejan...
El Padre nos concede tambin a nosotros, como a los
apstoles, esa luz que ilumina los ojos del corazn y que
nos hace intuir que ests presente para siempre. As
podemos gustar ya desde ahora la viva esperanza a la
que estamos llamados y abrazar con alegra la cruz,
sabiendo que el humilde amor inmolado es la nica
fuerza adecuada para levantar el mundo.

CONTEMPLATIO
Oh bondad, caridad y admirable magnanimidad!
Donde est el Seor, all estar el siervo: se puede dar
una gloria ms grande? [...] Ha asumido precisamente
la naturaleza humana, glorificndola con el don de la
santa resurreccin y de la inmortalidad; la ha trasladado ms arriba de todos los cielos y la ha colocado a su
derecha. Ah est toda mi esperanza, toda mi confianza:
en l, en el hombre Cristo, hay, en efecto, una parte de
cada uno de nosotros, est nuestra carne y nuestra sangre. Y all donde reina una parte de mi ser, pienso que
tambin reino yo. All donde es glorificada mi carne, all
est mi gloria. Aunque yo sea pecador, mi fe no puede
poner en duda esta comunin.
No, el Seor no puede carecer de ternura hasta el
punto de olvidar al hombre y no acordarse de lo que
lleva en l mismo. Precisamente en l, en Jesucristo,
Dios y Seor nuestro, infinitamente dulce, infinitamente benigno y clemente, en quien ya hemos resucitado, en quien ya vivimos la vida nueva, ya hemos
ascendido al cielo y estamos sentados en las moradas
celestes. Concdenos, Seor, por tu santo Espritu, que

Sptimo domingo de pascua

V>4

podamos comprender, venerar y honrar este gran misterio de misericordia (Juan de Fcamp, Confessio theologica 11,6).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
La fidelidad del Seor dura por siempre (Sal 116,2).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Existe otro mundo. Su tiempo no es nuestro tiempo, su espacio
no es nuestro espacio; pero existe. No es posible situarlo, ni asignarle una localizacin en ningn sitio de nuestro universo sensible:
sus leyes no son nuestras leyes; pero existe.
Yo lo he visto lanzarse, con la mirada del espritu, cual fulguracin silenciosa, como trascendencia que se entrega; en semejante circunstancia ve el espritu, con deslumbrante claridad, lo que
los ojos del cuerpo no ven, por muy dilatados que estn por la atencin y a pesar de que subsista en ellos, despus de todo, una especie de sensacin residual.
Existe casi una contradiccin permanente en hablar de este otro
mundo, que est aqu y que est all, como del Reino de los Cielos
del evangelio, que puede hacerse inteligible sin palabras y visible
sin figuras, que sorprende totalmente sin confundir; pero existe. Es
ms bello que lo que llamamos belleza, ms luminoso que lo que
llamamos luz; sera un grave error hacernos una representacin
fantasmal y descolorida del mismo, como si fuera menos concreto
que nuestro mundo sensible.
Todos caminamos hacia este mundo donde se inserta la resurreccin de los cuerpos; en l es donde se realizar, en un instante, esa parte esencial de nosotros mismos que se puso de manifiesto para unos por el bautismo, para otros por la intuicin
espiritual, para todos por la caridad; en l es donde volveremos
a encontrar a los que creamos haber perdido y estn salvos. No
entraremos en una forma etrea, sino en pleno corazn de la vida
misma, y all haremos la experiencia de aquella alegra inaudita

Ascensin del Seor

395

que se multiplica por toda la felicidad que dispensa en torno a s, y


por el misterio central de la efusin divina (A. Frossard, C e un a/.
tro mondo, Turn 1976, pp. 142s [trad. esp.: Hay otro mundo?
Rialp, Madrid 1981]).

Ascensin del Seor

Ascensin del Seor


Ciclo B

LECTIO

Primera lectura: H e c h o s d e l o s Apstoles 1,1-11


(Cf. la primera lectura del ciclo A, p. 387.

Segunda lectura: Efesios 4,1-13


Hermanos: ' Yo, el prisionero por amor al Seor, os ruego
que os comportis como corresponde a la vocacin con que
habis sido llamados. 2 Sed humildes, amables y pacientes.
Soportaos los unos a los otros con amor. 3 Mostraos solcitos
en conservar, mediante el vnculo de la paz, la unidad que es
fruto del Espritu. 4 Uno solo es el cuerpo y uno solo el Espritu, como tambin es una la esperanza que encierra la vocacin a la que habis sido llamados; 5 un solo Seor, una fe, un
bautismo; 6 un Dios que es Padre de todos, que est sobre todos, acta en todos y habita en todos.
7
A cada uno de nosotros, sin embargo, se le ha dado la gracia segn la medida del don de Cristo. 8 Por eso dice la Escritura: Al subir a lo alto llev consigo cautivos, reparti dones a
los hombres. 9 Eso de subi no quiere decir que tambin
baj a las regiones inferiores de la tierra? I0 Y el que baj es el
mismo que ha subido a lo alto de los cielos para llevarlo todo.
" Y fue l tambin quien constituy a unos apstoles, a otros

397

profetas, a otros evangelistas, y a otros pastores y doctores.


12
Capacita as a los creyentes para la tarea del ministerio y para
construir el cuerpo de Cristo, " hasta que lleguemos todos a
la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios,
hasta que seamos hombres perfectos, hasta que alcancemos
en plenitud la talla de Cristo.

** A partir de la contemplacin orante del misterio de


Dios realizado en Cristo (captulos 1-3), puede ofrecer
Pablo a la comunidad de feso un itinerario concreto
de vida, resumido en el v. 1: Os ruego que os comportis como corresponde a la vocacin con que habis sido
llamados. Esta vocacin se caracteriza por la unidad,
puesto que el aspecto ms admirable del designio de
Dios es la unificacin de todas las realidades en Cristo
(cf. 1,13.20-23; 2,14-18). En consecuencia, es preciso superar toda divisin con un comportamiento humilde,
manso, paciente, misericordioso, cuyo resultado ser la
paz.
El apstol remacha con apasionamiento este tema de
la unidad (w. 4-6) porque es precisamente la conducta
cotidiana la que permite participar a los cristianos en el
misterio divino y ofrecer al mundo la imagen del mismo
en una Iglesia conforme al proyecto del Padre. El v. 5,
probablemente, era una aclamacin litrgica bautismal.
Pablo la ampla en sentido trinitario y eclesial. La mencin de Cristo como nico Seor autor de la fe, a quien
nos adherimos con el bautismo (v. 5), est precedida por
la del nico Espritu, que edifica la Iglesia como un
cuerpo unido y la conduce hacia la nica meta a la que
estn llamados todos los fieles (v. 4); por ltimo, emerge
la figura del Padre de todos como nico Dios, presente
en cada uno.
Se est llevando a cabo, por tanto, una especie de gran
gestacin que tiende a la unificacin de toda la realidad
en Cristo. Pablo aplica a Cristo el Sal 68,19: en su ascensin llev cautivas a las fuerzas del mal (cf. Col 2,15)

3')S

Sptimo domingo de pascua

y dio a los hombres una gran variedad de dones. El


apstol comenta, a continuacin, el texto: la premisa de
la ascensin de Jess fue su bajada (Flp 2,7-9), la encarnacin; por eso puede colmar ahora todas las realidades (w. 8-10). Todo esto lo lleva a cabo mediante los
mltiples dones o ministerios eclesiales, otorgados por
el Resucitado glorificado para hacer crecer su cuerpo
mstico en la unidad hasta la plenitud (w. 11-13).

Evangelio: Marcos 16,15-20


En aquel tiempo, se apareci Jess a los Once l5 y les dijo:
- Id por todo el mundo y proclamad la Buena Noticia a
toda criatura. I6 El que crea y se bautice se salvar, pero el que
no crea se condenar. " A los que crean, les acompaarn estas seales: expulsarn demonios en mi nombre, hablarn en
lenguas nuevas, l8 agarrarn serpientes con sus manos y, aunque beban veneno, no les har dao; impondrn las manos a
los enfermos y stos se curarn.
19
Despus de hablarles, el Seor Jess fue elevado al cielo
y se sent a la diestra de Dios.
20
Ellos salieron a predicar por todas partes y el Seor cooperaba con ellos, confirmando la Palabra con las seales que
la acompaaban.

** La percopa presenta el segundo final del evangelio


segn san Marcos, obra, probablemente, de otro autor,
donde se resumen las diferentes tradiciones evanglicas
sobre el Resucitado (w. 9-20); los w. 15-20 recuperan,
en particular, Mt 28,19s, aadiendo explcitamente el
momento de la ascensin.
Jess se aparece a los apstoles antes de la conclusin
de su camino terreno para exhortarles a hacerse misioneros del Evangelio por todo el m u n d o (v. 15). Es preciso
que la buena noticia de la resurreccin de Cristo llegue
a todos los hombres y p u e d a n recibir la salvacin adhirindose a l libremente m e d i a n t e la fe y el bautismo

Ascensin del Seor

399

(v. 16). Los creyentes experimentarn en s mismos que


Cristo est vivo y operante. En su nombre tendrn la
misma autoridad, no slo para vencer a las potencias
del mal, sino tambin para realizar curaciones (vv. 17s).
Tras esta encomienda, el Resucitado entra definitivamente en la gloria de Dios (v. 19), aunque no deja de estar con los suyos (cf. Mt 28,20). En efecto, el Seor
acompaa por todas partes a la irradiacin de la predicacin, sosteniendo su eficacia y confirmndola con
las seales que la acompaaban (Me 16,20). Su presencia viva, operante y salvfica contina en la Iglesia
de todos los tiempos. La ascensin no marca, por consiguiente, un final, sino u n nuevo inicio. Implica una separacin, pero, a pesar de ella, proporciona una comunin ms profunda con el Seor Jess, una comunin
que ser plena al final de los tiempos.

'

MEDITATIO

Los verbos de la fiesta de la ascensin tienen todos, de


una manera implcita o explcita, el sentido de elevacin
y nos invitan de este modo a mirar a lo alto, a elevar el
corazn, a dirigir los ojos al cielo, a trasladar nuestro
corazn al lugar donde se encuentra Cristo a la derecha
del Padre. As, la solemnidad de la ascensin nos revela
nuestra pertenencia, ya desde ahora, a la Jerusaln
celestial, nuestro habitar en el cielo, todava no con el
cuerpo, pero s ya con el espritu y el corazn.
Cristo, al ascender al cielo, se llev consigo el trofeo
de su victoria sobre la muerte: su humanidad glorificada, la naturaleza que tiene en comn con nosotros, con
sus hermanos de carne y de sangre. Nos ha hecho
prisioneros, dice Pablo. Cmo lo ha hecho? Ha hecho
prisionero nuestro corazn ligando a l nuestro deseo,
nuestro amor; en efecto, el corazn se encuentra all

Sptimo domingo de pascua

400

donde se encuentra el objeto que ama. Si me amarais


-afirma incesantemente Jess-, os alegraras de que suba
al Padre.
En la medida en que nos humillemos y muramos con
l, ascenderemos con l al Padre, seremos liberados de
la esclavitud y llegaremos a ser hombres cada vez ms
libres. La espera del Cristo glorioso puede resultar difcil si slo tenemos en cuenta los acontecimientos dolorosos de la vida humana, de la historia; sin embargo, es
preciso cultivar, como lo hacan las primeras generaciones cristianas, el sentido de la inminencia. Nuestros
ojos deben saber mirar al cielo sin alejarse de la tierra;
ms an, recogiendo a los hermanos de sus dispersiones, para hacer converger tambin sus miradas hacia lo
alto. Nuestra manera de trabajar y de cansarnos debera
permitirnos tambin reposar ya con Cristo en el cielo.
Nuestro modo de vivir, de sufrir, de morir, debera manifestar con claridad que el misterio de la redencin se
va cumpliendo en nosotros.

ORATIO
Nosotros, viajeros por los senderos del mundo, suspiramos por revestirnos con esa tnica de luz sin ocaso
que t mismo, Seor, nos has preparado en tu amor.
Haz que no se pierda nada de todo lo que, por gracia,
has derramado como don en nuestras pobres manos.
Que la fuerza de tu Espritu plasme en nosotros el hombre nuevo revestido de mansedumbre y de humildad.
Te rogamos que no permitas que nos mostremos sordos a tus palabras de vida, porque si no te seguimos a ti
y no nos confiamos al poder de tu nombre, nadie ms
podr salvarnos. Que tu Espritu triture todos los dolos
que todava detienen y obstaculizan nuestro camino.
Que nada ni nadie pueda aprisionar nuestro corazn

401

Ascensin del Seor

en esta tierra. Haz que, dirigiendo la mirada a ti y a tu


Reino, consigamos ojos para ver por doquier los prodigios de tu amor.

CONTEMPLATIO
Felices vosotros, que tenis por abogado al mismo
juez! Por vosotros ora aquel al que debemos adorar. Es
natural que todo aquello por lo que ora Cristo se realice, porque su palabra es acto, y su voluntad, eficaz.
Qu gran seguridad para los fieles! Cunta confianza
para los creyentes! [...]
Acaso no es fcil llevar el suave yugo de Cristo y
sublime ser coronados en su Reino? Qu puede ser
ms fcil que llevar las alas que llevan a aquel que las
lleva? Qu puede ser ms sublime que volar por encima de los cielos donde ha ascendido Cristo? Algunos
vuelan contemplando; t, al menos, amando. Reprchate haber buscado en alguna ocasin lo que no es de
arriba, sino de la tierra, y di al Seor con el profeta:
A quin tengo yo en el cielo? Estando contigo no hallo
gusto en la tierra (Sal 73,25). Con lo grande que es lo
que me est reservado en el cielo y, sin embargo, lo desprecio [...]
Cristo, tu tesoro, ha ascendido al cielo: que tambin
ascienda tu corazn. En l est tu origen, all est
tu suerte y tu herencia, de all esperas al Salvador (Guerrico de Igny, Sermn sobre la ascensin del Seor, ls;
e n P L 185, 153-155).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Suscita en nosotros el deseo de la patria eterna.

402

Sptimo domingo de pascua

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Es evidente que Cristo ha restaurado la dignidad humana de
manera todava ms magnfica que como fue creada, que Cristo
puede reunir en un inmenso haz de luz y de amor toda la creacin,
a fin de que ninguna criatura pueda quedar al margen de la alegra divina, a fin de que ninguna criatura se quede excluida del
mundo consagrado, a fin de que toda criatura llegue a ser, en su
propia modalidad, vida eterna. Precisamente cuando captamos la
alegra hacemos eternas las criaturas. Por eso pienso que debemos
habituarnos a procurarnos cada da la posibilidad de hacer una
pausa en la que nos sea posible captar las alegras del universo y
de la humanidad, las alegras del alma y del pensamiento, as como
las alegras de la ternura y de la amistad.
Es preciso que nos concedamos esta pausa, para descubrir en
ella una fuente que renueve todos nuestros horizontes. Detrs de
todas las desventuras, a pesar de todo, est el amor. Si bien Dios
no puede impedir lo que nuestra ausencia hace inevitable, no es
menos verdad que la nica manera de dar testimonio de su presencia es demostrar, de una manera sensible, a todos los que nos rodean, que Dios es verdaderamente para nosotros la vida de nuestra
vida y puede llegar a serlo tambin para ellos (M. Zundel, Stupore
e povert, Padua 1990, pp. 151-155, passim).

Ascensin del Seor


Ciclo C

LECTIO
Primera lectura: Hechos de los Apstoles 1,1-11
(Cf. la primera lectura del ciclo A, p. 387).

Segunda lectura: Hebreos 9,24-28; 10,19-23


Hermanos: 24 Cristo no entr en un santuario construido
por hombres -que no pasa de ser simple imagen del verdadero-, sino en el cielo mismo, a fin de presentarse ahora ante
Dios para interceder por nosotros. 25 Tampoco tuvo que ofrecerse a s mismo muchas veces, como el sumo sacerdote, que
entra en el santuario una vez al ao con sangre ajena. 26 De lo
contrario, debera haber padecido muchas veces desde la
creacin del mundo, siendo as que le bast con manifestarse
una sola vez, al fin de los siglos, para destruir el pecado con
su sacrificio. " Y as como est decretado que los hombres
mueran una sola vez, despus de lo cual vendr el juicio, 28 as
tambin Cristo se ofreci una sola vez para tomar sobre s
los pecados de la multitud, y por segunda vez aparecer, ya
sin relacin con el pecado, para dar la salvacin a los que esperan.
10,19 y^sj p U e s > hermanos, ya que tenemos libre entrada en
el santuario gracias a la sangre de Jess, 20 que ha inaugurado

404

Sptimo domingo de pascua

para nosotros un camino nuevo y vivo a travs del velo de su


carne, 2I y ya que tenemos un gran sacerdote en la casa de
Dios,22 acerqumonos con corazn sincero, con una fe plena,
purificado el corazn de todo mal del que tuviramos conciencia y lavado el cuerpo con agua pura. " Mantengmonos
firmes en la esperanza que profesamos, pues quien nos ha
hecho la promesa es digno de fe.

* En los dos fragmentos que componen esta percopa litrgica se presenta a Cristo en su funcin sacerdotal, infinitamente superior a la instituida en la antigua
alianza.
En el primer fragmento (9,24-28), se compara el culto celebrado el da de la Expiacin con el culto ofrecido
por Jess. l no entr en el santuario, como haca una
sola vez al ao el sumo sacerdote para expiar los pecados del pueblo con la sangre de las vctimas sacrificiales, sino que penetr nada menos que en los cielos - e n
la trascendencia de Dios- para interceder eternamente
en favor de los hombres, tras haber ofrecido de una vez
por todas el sacrificio de s mismo: una ofrenda cuyo valor infinito puede rescatar a la humanidad del pecado
(w. 24-26). Desde el cielo, como dice el smbolo de la fe,
vendr a juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendr fin: precisamente por la eficacia de su sacrificio redentor podr juzgar a cada hombre segn la verdad y la
misericordia, y dar la salvacin eterna a cuantos le esperan (w. 27s).
En el segundo fragmento se extraen las consecuencias de estas afirmaciones. En l se considera el misterio de la ascensin en relacin con los creyentes: en virtud de la sangre de Jess, quien crea puede confiar en
que entrar en el santuario del cielo, en la comunin
plena con el Dios santo, puesto que Cristo ha abierto el
camino a travs del velo de su carne (en el culto hebreo
haba una tienda que separaba el santuario del resto del
lemplo). Para acceder al cielo no hacen falta, por consi-

Ascensin del Seor

405

guente, medios particulares (ritos complejos, prcticas


ascticas extenuantes): basta con seguir a Cristo, que ha
dicho de s mismo: Yo soy el camino. El Seor, fiel a
sus promesas, no abandona al hombre; gracias a l est
llamado el hombre a acercarse al Padre con fe plena y
sincera, con el corazn purificado, con una vida que es
recuerdo constante del lavado bautismal y de sus exigencias (10,21s). Mantengmonos, pues, firmes en la esperanza que profesamos (v. 23), y que ella nos haga
avanzar en la caridad (v. 24) hasta el da en que se abra
definitivamente a toda la humanidad el acceso al cielo.

Evangelio: Lucas 24,46-53


En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: 46 Estaba
escrito que el Mesas tena que morir y resucitar de entre los
muertos al tercer da, " y que en su nombre se anunciar a todas las naciones, comenzando desde Jerusaln, la conversin
y el perdn de los pecados. '" Vosotros sois testigos de estas
cosas. 49 Por mi parte, os voy a enviar el don prometido por mi
Padre. Vosotros quedaos en la ciudad hasta que seis revestidos de la fuerza que viene de lo alto.
50
Despus los llev fuera de la ciudad hasta un lugar cercano a Betania y, alzando las manos, los bendijo. sl Y mientras
los bendeca, se separ de ellos y fue llevado al cielo. " Ellos,
despus de postrarse ante l, se volvieron a Jerusaln rebosantes de alegra. 53 Y estaban continuamente en el templo
bendiciendo a Dios.

** El relato de la ascensin de Jess en el evangelio


segn san Lucas tiene muchos rasgos en comn con el
que se nos presenta en Hechos de los Apstoles; con
todo, los matices y acentos diferentes son significativos.
El acontecimiento aparece narrado inmediatamente a
continuacin de la pascua, significando de este modo
que se trata de un nico misterio: la victoria de Cristo
sobre la muerte coincide con su exaltacin a la gloria
por obra del Padre (v. 51: Fue llevado al cielo). Al apa-

Sptimo domingo de pascua

4<)(->

recerse a los discpulos, el Resucitado les abri la mente a la inteligencia de las Escrituras, mostrndoles a travs de ellas que toda su obra terrena formaba parte de
un designio de Dios, que ahora se extiende directamente a los discpulos, llamados a dar testimonio de l. En
efecto, a todas las naciones deber llegar la invitacin a
la conversin para el perdn de los pecados, a fin de participar en el misterio pascual de Cristo (w. 47s). Jerusaln, hacia la que tenda toda la misin de Jess en el tercer evangelio, se convierte ahora en punto de partida de
la misin de los apstoles: en ella es donde deben esperar
el don del Espritu, que, segn haba prometido Dios en
las Escrituras (cf. Jl 3,ls; Ez 36,24-27; etc.), les enviar
Jess desde el Padre (v. 40).
Una vez les hubo dado las ltimas consignas, Jess
llev fuera a los discpulos, recorriendo al revs el camino que le haba llevado a la ciudad el da de las Palmas. Sobre el monte de los Olivos, donde se encuentra
Betania, y con un gesto sacerdotal de bendicin, se separa de los suyos. Elevado al cielo, entra para siempre
en el santuario celestial (Heb 9,24). Los discpulos, postrados ante l en actitud de adoracin, reconocen su divinidad; a rengln seguido, cumpliendo el mandamiento de Jess, se vuelven llenos de alegra a Jerusaln,
donde frecuentan asiduamente el templo, alabando a
Dios (w. 52s): el evangelio concluye all donde haba
empezado (1,7-10). El tiempo de Cristo acaba con la espera del Espritu, cuya venida abre el tiempo de la Iglesia, preparado en medio de la oracin y de la alabanza,
repleto de la alegra del Resucitado.

Ascensin del Seor

407

das del corazn humano. Un corazn desgarrado entre


su estar en la tierra y, al mismo tiempo, tener su casa ya
en los cielos. Cuando Jess anunci, durante la ltima
cena, su propio xodo ya prximo, predijo que ese
acontecimiento producira tristeza en sus discpulos.
Lucas, por el contrario, describe a los apstoles, que
vuelven a Jerusaln tras haber visto desaparecer a Jess
de su mirada, rebosantes de alegra. No hay aqu u n a
contradiccin?
Es preciso hablar de dos tipos diferentes de alegra o,
por lo menos, de dos grados. Jess ha dicho: Sabed que
yo estoy con vosotros todos los das, pero tambin nosotros podemos decir que, en cierto sentido, estamos
siempre con l all donde l h a subido con nuestra humanidad a la derecha del Padre, porque el bautismo nos
ha incorporado profundamente a l. Por consiguiente,
tambin nosotros tenemos el cielo como patria. Nuestra
alegra ser, en consecuencia, proporcional a la fe con
que vivamos, a la certeza con que creamos que ahora,
despus de que Jess ha llevado a cumplimiento la voluntad del Padre en el misterio pascual, ya nada es para
el hombre como antes. Dios est con nosotros y nosotros
estamos con l, siempre.
Nos corresponde a n o s o t r o s mantener viva nuestra
fe, gozando por el bien del a m a d o : Jess, que, ahora
asumido a la derecha del P a d r e , vive para siempre en
la gloria. All, intercediendo en nuestro favor, hace que
cada uno de nosotros lleve a cumplimiento el designio
del Padre para vernos definitiva y eternamente consumados en el amor.

MEDITATIO
ORATIO
La solemnidad de la ascensin nos hace vivir uno de
los muchos aspectos paradjicos de la vida cristiana,
que la hacen tan adecuada a las exigencias ms profun-

No permitas, Seor, que las tinieblas del olvido ofusquen la esperanza que hoy se h a encendido en nuestros

408

Sptimo domingo de pascua

corazones: que en la oscuridad de la noche su luz resplandezca ms viva. Que las tempestades de la historia
no obstaculicen nuestra carrera hacia ti y que tu mano
nos sostenga. Haz de nosotros u n pueblo de peregrinos,
pobres de todo, pero ricos de tu promesa y fieles custodios de tu secreto de unidad y paz.
Nuestra resurreccin ya se ha iniciado, y tambin ha
comenzado nuestra ascensin. Que nuestro deseo, como
hijos agradecidos, sea dejarnos atraer cada vez ms hacia ti y hacia el Padre con el vnculo del amor.

Ascensin del Seor

409

irn a su encuentro, aunque sea entre los ltimos (Juan


Crisstomo, Homila para la ascensin, 16s).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Cristo, t que por amor descendiste hasta nosotros,
haz que nosotros, por amor, ascendamos hasta ti.

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


CONTEMPLATIO
Te maravillas de que el Espritu Santo est al mismo
tiempo con nosotros y all arriba, visto que tambin el
cuerpo de Cristo est en el cielo y con nosotros? El cielo ha tenido su santo cuerpo y la tierra ha recibido el
Santo Espritu; Cristo ha venido y nos ha trado el Espritu Santo; Cristo ha ascendido y se ha llevado consigo nuestro cuerpo. Oh tremenda y estupenda economa! Oh gran Rey, grande en todo, verdaderamente
grande y admirable! Gran profeta, gran sacerdote, gran
luz, grande desde todos los puntos de vista. Y, sin embargo, no slo es grande segn la divinidad, sino tambin segn la humanidad. Del mismo modo que es grande como Dios, Seor y Rey por su divinidad, tambin es
gran sacerdote y gran profeta [...]
Tenemos, pues, en el cielo la prenda de nuestra vida:
hemos sido asumidos junto con Cristo. Es cierto que seremos arrebatados tambin entre las nubes si somos encontrados dignos de ir a su encuentro entre las nubes.
El reo no va al encuentro del juez, sino que se le hace
comparecer ante l, y no se presenta a l nunca, como
es natural, porque no se siente tranquilo. Por eso, carsimos, oremos todos para poder estar entre los que

Si Cristo nos ha dado la vida eterna, es para vivirla, anunciarla, manifestarla, celebrarla como la cima de todas las felicidades,
como nuestra bienaventuranza. Hace dos mil aos que Cristo habl
del pan, de la paz y de la libertad. Pero lo que ha trado a la tierra es ms: ha trado la vida eterna. Y es la vida eterna lo que nosotros con l, en la Iglesia, debemos continuar llevando. Si no somos nosotros quienes damos la vida eterna, nadie lo har en
nuestro lugar. Eso equivale a afirmar que sta es la base de nuestra vocacin cristiana; es distinguir de manera infalible nuestra vocacin religiosa de una vocacin poltica, de un sistema de pensamiento; es demostrar que a nosotros no nos interesa en absoluto la
conquista del mundo; lo que nos apremia es que cada hombre pueda encontrar, como nosotros lo hemos encontrado, un Dios al que
amamos y que antes ha amado a cada hombre. Necesitamos
aprender, expresar la vida de un hombre invadido de vida eterna,
y eso, tal vez, hasta nuestra muerte. Ahora bien, esta vida existe
para ser cantada, cantada despus o antes de la muerte; y a lo largo del camino no se canta con un folio de papel: se canta con el
corazn. No debis ninguna fidelidad al pasado en cuanto pasado; slo debis fidelidad a lo que os ha trado de eterno, es decir,
de caridad (M. Delbrl, Indmsib'ile amore. Frammenti di ettere,
Csale Monferrato 1994, pp. 27s).

Lunes

Lunes
de la sptima semana
de pascua

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 19,1-8


1

Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo lleg a feso


despus de haber recorrido las regiones montaosas. All
encontr a algunos discpulos, 2 a quienes pregunt:
- Habis recibido el Espritu Santo al abrazar la fe?
Ellos respondieron:
- Ni siquiera hemos odo hablar de que exista un Espritu Santo.
3
l les dijo:
- Pues qu bautismo habis recibido?
Ellos respondieron:
- El bautismo de Juan.
4
Pablo les dijo:
- Juan bautizaba para que se convirtieran, diciendo al
pueblo que creyeran en el que iba a venir despus de l, esto
es, en Jess.
5
Cuando oyeron esto se bautizaron en el nombre de Jess, el Seor. 6 Entonces Pablo les impuso las manos, el Espritu Santo vino sobre ellos y se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar. 7 Eran unos doce hombres en total.
8
Durante tres meses, Pablo estuvo asistiendo a la sinagoga; all hablaba del Reino de Dios con gran valenta y persuasin.

411

** La esplndida ciudad de feso se convierte, pues,


en el punto de encuentro de diferentes corrientes del
cristianismo primitivo, con las que hoy tambin se mide
Pablo. Tambin se las tiene que ver con discpulos, ms
o menos remotos, de Juan el Bautista, que forman parte de un movimiento ms bien amplio y, para nosotros,
todava misterioso. La docena de discpulos tienen,
probablemente, un pie en el grupo del Bautista y otro en
el grupo de Jess. Pablo los catequiza mostrando que
precisamente Juan haba indicado la superioridad de
Jess. Se nota aqu el intento de clarificar la relacin
entre el bautismo de Juan y el de Jess: el primero est
ligado a la penitencia; el segundo, a la accin del Espritu. El enlace, el encuentro y, a veces, el desencuentro
entre las diferentes corrientes y movimientos debieron
de ser vivaces, aunque Lucas no nos proporciona -quizs
porque carece de ellas- informaciones ms precisas.
No sabemos si fue Pablo quien los bautiz, pero s fue
l quien les impuso las manos, renovando otro Pentecosts, como ya haba sucedido en otras ocasiones, especialmente con Pedro y Juan en Samara. El Espritu,
ligado al bautismo en el nombre del Seor Jess, los
colma de sus dones y hablan en lenguas y profetizan.
Apremia a Lucas mostrar, entre otras cosas, que Pablo,
aunque no es uno de los Doce, tiene los mismos poderes que ellos. Tambin desea mostrar que los Hechos
de Pablo se asemejan a los Hechos de Pedro. Adems
de con los discpulos del Bautista, Pablo se las tiene que
ver tambin, en feso, con la magia y con el paganismo,
en el famoso episodio de la revuelta de los orfebres.

Evangelio: Juan 16,29-33


En aquel tiempo, M los discpulos dijeron a Jess: Cierto,
ahora has hablado claramente y no en lenguaje figurado.
30
Ahora estamos seguros de que lo sabes todo y de que no es

412

Sptima semana de pascua

necesario que nadie te pregunte; por eso creemos que has


venido de Dios.
" Jess les contest:
- Ahora creis? 32 Pues mirad, se acerca la hora, mejor dicho, ha llegado ya, en que cada uno de vosotros se ir a lo
suyo y a m me dejaris solo. Aunque yo no estoy solo, porque
el Padre est conmigo. " Os he dicho todo esto para que podis encontrar la paz en vuestra unin conmigo. En el mundo
encontraris dificultades y tendris que sufrir, pero tened
nimo: yo he vencido al mundo.

** El fragmento comienza con algunas palabras entusiastas de los discpulos de Jess: Ahora has hablado
claramente y no en lenguaje figurado (v. 29). Piensan los
discpulos que las palabras del Seor sobre su misin
son ahora comprensibles, pero olvidan que les haba dicho que la nueva era comenzara despus de la resurreccin y que la comprensin de sus palabras tendra
como maestro interior al Espritu Santo. Creen tener
ahora en sus manos el secreto de la persona de Jess y
poseer una fe adulta en Dios. Jess tendr que hacerles
constatar, por el contrario, que su fe tiene que ser reforzada an, porque es demasiado incompleta para
hacer frente a las pruebas que les esperan (w. 31s).
Son palabras que esconden una gran amargura: el Nazareno predice el a b a n d o n o por parte de sus amigos.
stos se escandalizarn por la suerte humillante que
sufrir su Maestro.
Con todo, Jess nunca est solo. Vive siempre en unidad con el Padre. Por eso termina el coloquio con los
suyos pronunciando palabras llenas de esperanza y de
confianza: Os he dicho todo esto para que podis encontrar la paz en vuestra unin conmigo. En el mundo
encontraris dificultades y tendris que sufrir, pero tened
nimo; yo he vencido al mundo (y. 33). Jess ha vencido al mundo desarmndolo con el amor. Ha elegido lo
que cuenta a los ojos de Dios y perdura en la vida, no lo

Lunes

413

efmero. Y este mensaje es el que deja a sus discpulos


como testamento espiritual.

MEDITATIO
La solidez de la relacin con Dios emerge en la hora
de la prueba, cuando nos encontramos solos ante Dios
y, de improviso, se diluyen los apoyos humanos y las
grandes ilusiones. Entonces es cuando se manifiesta
dnde est apoyado de verdad tu corazn: en tus propias seguridades o en la Palabra del Seor, en el abandono total en l. La fe se purifica en las pruebas y en la
soledad, y nos introduce en el camino de Jess, que afirma: Yo no estoy solo, porque el Padre est conmigo, y
nos hace considerar seriamente las palabras de Jess:
Tened nimo, yo he vencido al mundo.
La prueba y las tribulaciones pertenecen tambin a
u n proceso de maduracin, porque nos hacen entrar
en nosotros mismos, desear el silencio; nos sumergen
en la soledad, all donde siempre podemos descubrir
nuestra vocacin de estar solos con el Solo, de anclarnos en aquel que nunca nos abandonar, con aquel
a quien, juntos, aclamamos en los Salmos a m e n u d o
como nuestra roca, nuestro refugio, nuestra defensa,
nuestro baluarte, nuestro consuelo. En esos momentos
estas palabras asumen una verdad, una evidencia y una
fuerza particular, y nos sentimos crecer en la comprensin del misterio de la vida y de nuestra ntima relacin
con Dios.

ORATIO
Ilumina, Seor, mis noches con la luz discreta de tu
presencia. No me abandones en mis soledades, cuando

Sptima semana de pascua

414

todo parece hundirse a mi alrededor y cuando las


presencias ms familiares se me vuelven extraas y son
incapaces de consolarme. T tambin sabes, Jess mo,
lo terrible que es la soledad, cuando hasta el Padre se te
haca imposible de encontrar y te sentiste abandonado
por l. Por esta terrible desolacin por la que pasaste,
ven en ayuda de mis desiertos, no me abandones cuando me siento abandonado por los otros.
T que sudaste sangre, alivia mis heridas. T que has
resucitado, haz fecunda de vida la sensacin de inutilidad y abandono. Por tu santa agona, por tu gloriosa lucha contra el sentido de la derrota, llena mis momentos
terribles, las horas y los das de vaco, para que yo pueda experimentarte como mi dulce salvador.

Lunes

415

en parte donde nadie pareca.


Oh noche que guiaste!;
oh noche amable ms que el alborada!
oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!
(Juan de la Cruz, Obras completas, BAC, Madrid
199414).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Yo no estoy solo, porque el Padre est conmigo
(Jn 16,32b).

CONTEMPLATIO
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
En una noche oscura
con ansias, en amores inflamada
oh dichosa ventura!,
sal sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada;
a escuras y segura
por la secreta escala, disfrazada,
oh dichosa ventura!,
a escuras y encelada,
estando ya mi casa sosegada;
en la noche dichosa,
en secreto, que nadie me vea
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y gua
sino la que en el corazn arda.
Aquesta me guiaba
ms cierto que la luz de medioda
a donde me esperaba
quien yo bien me saba,

Cuando te sientas solo, debes intentar descubrir la fuente de este


sentimiento. Eres propenso a escapar de tu soledad o bien a permanecer en ella. Cuando huyes de ella, tu soledad no disminuye
realmente: lo nico que haces es obligarla a salir de tu mente de
manera provisional. Cuando empiezas a permanecer en ella, tus
sentimientos no hacen ms que volverse ms fuertes y te vas deslizando hacia la depresin. La tarea espiritual no consiste ni en huir
de la soledad ni en dejarse anegar por ella, sino en descubrir su
fuente. No resulta fcil de hacer, pero cuando se logra identificar de
algn modo el lugar de donde brotan estos sentimientos, pierden
algo de su poder sobre ti.
Esta identificacin no es una tarea intelectual; es una tarea del
corazn. Con l debes buscar ese lugar sin miedo. Se trata de una
bsqueda importante, porque conduce a discernir algo de bueno
sobre ti mismo. El dolor de tu soledad puede tener sus races en tu
vocacin ms profunda. Podras descubrir que tu soledad est ligada
a tu llamada a vivir por completo para Dios. La soledad se puede
revelar entonces como el otro lado de tu don nico. En cuanto
experimentes en tu yo ms ntimo la verdad, podrs descubrir
que la soledad no slo es tolerable, sino tambin fecunda. Lo que

41o

Sptima semana de pascua

de primeras pareca doloroso, puede convertirse despus en un


sentimiento que -aun siendo penoso- te abre el camino hacia un
conocimiento todava ms profundo del amor de Dios (H. J. M.
Nouwen, La voce dell'amore, Brescia 1997 2 , pp. 58s [trad. esp.: La
voz interior del amor, PPC, Madrid 1997]).

Martes
de la sptima semana
de pascua

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 20,17-27


En aquellos das, " desde Mileto, Pablo mand a buscar a
los responsables de la iglesia de Efeso. 1S Cuando llegaron, les
dijo:
- Vosotros sabis cmo me he comportado con vosotros
todo el tiempo desde el primer da de mi llegada a la provincia de Asia. " He servido al Seor con toda humildad y con
lgrimas, en medio de las pruebas que me han ocasionado las
asechanzas de los judos, 20 y no he omitido nada de cuanto os
poda ser til. Os he dado avisos y enseanzas en pblico y en
privado, 21 he tratado de convencer a judos y griegos para que
se convirtieran a Dios y creyeran en Jess, nuestro Seor.
22
Ahora, como veis, forzado por el Espritu, voy a Jerusaln,
sin saber qu es lo que me espera all. " Eso s, el Espritu
Santo me asegura en todas las ciudades por las que paso que
me esperan prisiones y tribulaciones. 2A Pero nada me importa
mi vida, ni es para m estimable, con tal de llevar a buen trmino mi carrera y el ministerio que he recibido de Jess, el
Seor: dar testimonio del Evangelio de la gracia de Dios.
25
Ahora s que ninguno de vosotros, entre quienes pas
anunciando el Reino de Dios, volver a verme. 26 Por eso, quiero
deciros hoy que no me hago responsable de lo que os suceda
en adelante. " Porque nunca dej de anunciaros todo el designio de Dios.

418

Sptima semana de pascua

* Tras la sublevacin de los orfebres de feso, reemprende Pablo sus viajes. Pasa a Grecia, se detiene en
Trade (donde devuelve la vida a un muerto durante
u n a largusima vigilia eucarstica) y a continuacin baja
a Mileto, en las cercanas de feso, desde donde manda
llamar a los responsables de esta Iglesia. Con ellos mantiene una amplia conversacin. Se trata del tercer gran
discurso de Pablo referido por Lucas: el primero reflejaba la predicacin dirigida a los judos (captulo 13);
el segundo, la dirigida a los paganos (captulo 17), y el
tercero, la dirigida a los pastores de la Iglesia. Se trata
de un discurso clsico de despedida o de un testamento
espiritual. Est dotado de una gran densidad h u m a n a
y de una notable levadura espiritual. Es natural que
haya sido muy comentado.
En l emerge la estatura de un misionero dedicado en
cuerpo y alma a la causa del servicio del Seor. Un servicio total, exclusivo y continuado, que usa como criterio no la aprobacin de los hombres, sino el designio de
Dios. Entre las muchsimas notas que podramos comentar, hay tres caractersticas de la accin de Pablo
que parecen llamar la atencin de la mirada de manera
evidente. La humildad en el servicio del Seor: se trata
de una virtud desconocida en el m u n d o pagano, engrandecida y hecha apetecible por el ejemplo del Seor
Jess, que vino a servir y no a ser servido; el valor: Pablo
ha anunciado el Evangelio con lgrimas, en rnedio de
las pruebas, sin dejarse condicionar por las oposiciones; el desinters, no slo trabajando con sus propias
manos, sino impulsndose hasta decir: Nada me importa mi vida, ni es para m estimable, con tal de llevar
a buen trmino mi carrera. El valor ms importante es
el Evangelio, no la conservacin de la propia vida; para
Pablo, lo ms importante es lo que recogen las ltimas
palabras de la percopa: Nunca dej de anunciaros todo
el designio de Dios.

Martes

419

Para l personalmente, para Pablo, se perfila un futuro oscuro, un futuro cargado de prisiones y tribulaciones, iluminado por la certeza de ser forzado por
el Espritu. Lo importante es llevar a buen trmino mi
carrera; la evangelizacin es urgente, necesita impulso,
empeo, concentracin, dedicacin exclusiva. Es demasiado importante como para no tomarla en serio. Lo es
tambin para m?

Evangelio: Juan 17,1-1 l a


En aquel tiempo, ' Jess levant los ojos y exclam:
- Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo para que tu
Hijo te glorifique. 2 T le diste poder sobre todos los hombres
para que tu Hijo te glorifique. 2 T le diste poder sobre todos
los hombres para que l d la vida eterna a todos los que t
le has dado. ' Y la vida eterna consiste en esto: en que te conozcan a ti, el nico Dios verdadero, y a Jesucristo, tu enviado.
4
Yo te he glorificado aqu en el mundo cumpliendo la obra
que me encomendaste. 5 Ahora, pues, Padre, glorifcame con
aquella gloria que ya comparta contigo antes de que el mundo existiera.
6
Yo te he dado a conocer a aquellos que t me diste de entre el mundo. Eran tuyos, t me los diste, y ellos han aceptado tu Palabra. 7 Ahora han llegado a comprender que todo lo
que me diste viene de ti. 8 Yo les he enseado lo que aprend
de ti, y ellos han aceptado mi enseanza. Ahora saben, con
absoluta certeza, que yo he venido de ti y han credo que
fuiste t quien me envi.
9
Yo te ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los
que t me has dado, porque te pertenecen. '" Todo lo mo es
tuyo y todo lo tuyo es mo, y en ellos he sido glorificado. " Ya
no estar ms en el mundo; ellos continan en el mundo,
mientras yo me voy a ti.

** La primera parte de la Oracin sacerdotal est


compuesta por dos fragmentos (vv. 1-5 y w. 6-1 la), unidos entre s por el tema de la entrega de todos los hombres a Jess por parte del Padre. Los w, 1-5 se concen-

Sptima semana de pascua

420

lian en la peticin de la gloria por parte del Hijo. Estamos en el momento ms solemne del coloquio entre Jess y los discpulos. Jess es consciente de que su misin est llegando a su trmino, y, con el gesto tpico del
orante -levantar los ojos al cielo, es decir, al lugar simblico de la morada de Dios-, da comienzo a su oracin.
Lo primero que pide es que su misin llegue a su culminacin definitiva con su propia glorificacin. Pero esa
glorificacin la pide slo para glorificar al Padre (v. 2).
Jess ha recibido todo el poder del Padre, que ha puesto todas las cosas en sus manos, hasta el poder de dar la
vida eterna a los que el Padre le ha confiado. Y la vida
eterna consiste en esto: en conocer al nico Dios verdadero y a aquel que ha sido enviado por l a los hombres,
el Hijo (v. 3). Como es natural, no se trata de la vida eterna entendida como contemplacin de Dios, sino de la
vida que se adquiere a travs de la fe. sta es participacin en la vida ntima del Padre y del Hijo. De este modo,
al trmino de su misin de revelador, profesa Jess que
ha glorificado al Padre en la tierra, cumpliendo en su totalidad la misin que le haba confiado el Padre. Jess no
quiere la gloria como recompensa, sino slo llegar a la
plenitud de la revelacin con su libre aceptacin de la
muerte en la cruz. A continuacin, piensa Jess en sus
discpulos, a quienes ha manifestado el designio del Padre. stos han respondido con la fe y as glorificarn al
Hijo acogiendo la Palabra y practicndola en el amor.

MEDITATIO
La vida eterna consiste en esto: en que te conozcan
a ti, el nico Dios verdadero, y a Jesucristo, tu enviado
(Jn 17,3). Conocer al Dios de Jesucristo, conocer al Hijo
y al Espritu Santo, conocerlos no slo con la mente,
sino tambin con el corazn, conocerlos estando en comunin con ellos, conocerlos de modo que olvidemos

Martes

421

todo lo dems: eso es la vida eterna. Lo dems pertenece a las cosas que pasan, a la infinita vanidad del
todo, a lo que carece de consistencia, a lo que tiene una
vida efmera, a lo que no vale la pena aferrarse.
Mi vida ha de ser un continuo progreso en el conocimiento del Dios vivo y verdadero, un progreso en la sublime ciencia de Cristo, un caminar segn el Espritu,
porque esta vida es ya vida eterna. Una vida, a veces,
poco apetecible, porque la condicin h u m a n a hay que
vivirla en la carne y en la sangre, porque el m u n d o me
envuelve y me condiciona, porque mi fe es todava titubeante e insegura. Pero basta con que me detenga un
poco a reflexionar en las palabras del Seor, basta con
que invoque su Espritu, para que reemprenda el camino hacia el inefable m u n d o de Dios y llegue a comprender la fortuna de haber escuchado, tambin hoy, estas
palabras que me unen al Padre y al Hijo, en el vnculo
del Espritu, para pregustar algunas gotas del dulcsimo
ocano de la vida eterna.

ORATIO
Infunde en mi corazn, Seor, los dones de la ciencia
y de la sabidura, para que pueda conocerte cada vez
mejor, para que pueda gustarte cada vez mejor, para que
pueda amarte cada vez mejor, para que pueda poseerte
cada vez mejor. Si me abandonas a m mismo poco
despus de haber ledo estas palabras luyas, considerar
ms importante algo urgente que tenga que hacer y correr el riesgo de olvidarte.
Concdeme el don del consejo, para que te busque y
te conozca incluso en medio de las ocupaciones que me
esperan dentro de poco. Concdeme el don del discernimiento, para que pueda optar por ti en todas las cosas, segn la enseanza de tu Hijo. Concdeme ver bri-

422

Sptima semana de pascua

llar la luz de tu rostro en todo rostro humano, para que


siempre te busque a ti y slo a ti. Concdeme el instinto divino de buscar que seas glorificado y conocido, antes y ms de lo que pueda serlo yo.
Y perdname desde ahora si te olvido, si persigo de
u n a manera impropia las cosas de esta tierra, si me lleno con frecuencia de nociones y sentimientos que no
me unen a ti. No me abandones a m mismo, Seor, porque t eres mi vida, t eres la vida eterna.

CONTEMPLATIO
Nosotros ya hemos llegado a la fe, ya hemos credo
en las cosas divinas que hemos odo, y amamos a aquel
en quien creemos. Ahora bien, cuando estamos oprimidos por preocupaciones vanas, nos encontramos en la
oscuridad y en la confusin. Y en semejante estado,
cuando el Seor nos sugiere sentimientos justos respecto a l, es como si nos hiciera or su voz desde una nube,
pero a l no le vemos. Son, ciertamente, cosas sublimes
las que aprendemos de l, pero a aquel que nos instruye con sus secretas inspiraciones no le vemos an.
Omos las palabras de Dios dentro de nuestro corazn, sabemos con qu fidelidad y empeo debemos responder a su amor y, sin embargo, lbiles como somos,
volvemos a recaer, desde la cima de nuestra reflexin interior, en las cosas de costumbre y nos sentimos tentados
por la fastidiosa inoportunidad de nuestros pecados. Con
todo, tampoco en esos momentos nos abandona Dios: enseguida vuelve a aparecer en la mente, disipa las nieblas
de las tentaciones, infunde la lluvia de la compuncin y
vuelve a traer el sol de la inteligencia penetrante. Y as
nos demuestra cunto nos ama, porque no nos abandona ni siquiera cuando le rechazamos (Gregorio Magno,
Comentario moral a Job, XXX,4s).

Martes

423

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
La vida eterna consiste en esto: en que te conozcan
a ti, el nico Dios verdadero, y a Jesucristo, tu enviado
(Jn 17,3).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


La pregunta que orienta, durante nuestra breve existencia, gran
parte de nuestro comportamiento es la siguiente: Quin soy?. Es
posible que nos planteemos en raras ocasiones esta pregunta de
modo formal, pero la vivimos de una manera muy concreta en las
decisiones que hemos de tomar todos los das. Las tres respuestas
que solemos dar, por lo general, son stas: Somos lo que hacemos,
somos lo que los otros dicen de nosotros, somos lo que tenemos o,
con otras palabras: Somos nuestro xito, nuestra popularidad,
nuestro poder.
Es importante que nos demos cuenta de la fragilidad de una vida
ue dependa del xito, de la popularidad y del poder. Su fragilidad
eriva del hecho de que los tres son factores externos, unos factores que podemos controlar de un modo bastante limitado. Perder el
trabajo, la fama o la riqueza depende a menudo de acontecimientos aue escapan por completo a nuestro control; ahora bien, cuando dependemos de ellos, nos hemos malvendido al mundo, porque
somos lo que el mundo nos da. Y la muerte nos quita todo eso. La
afirmacin final se convierte en sta: Cuando muramos, estaremos
muertos, porque cuando muramos no podremos hacer ninguna
otra cosa, la gente ya no hablar de nosotros y ya no tendremos
nada. Cuando seamos lo que el mundo hace de nosotros, no podremos ser despus de haber dejado este mundo.
Jess vino a anunciarnos que una identidad basada en el xito,
en la popularidad y el poder es una falsa identidad: es una ilusin.
Jess dice alto y fuerte: No seis lo que el mundo hace de vosotros, sino hijos de Dios (H. J. M. Nouwen, Vivere nello Spirito,
Brescia 1998 4 , pp. 131s).

Mircoles

Mircoles
de la sptima semana
de pascua

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 20,28-38


En aquel tiempo, deca Pablo a los responsables de la Iglesia de Efeso: 28 Cuidad de vosotros mismos y de todo el rebao, pues el Espritu Santo os ha constituido pastores para
apacentar la Iglesia de Dios, que l adquiri con la sangre de
su propio Hijo. 29 Yo s que, despus de mi partida, entrarn
en medio de vosotros lobos crueles, que no perdonarn al rebao. 30 Incluso de entre vosotros mismos saldrn algunos difundiendo doctrinas perniciosas, para arrastrar a los discpulos detrs de ellos. 31 Por eso, estad alerta y acordaos de que
durante tres aos, noche y da, no me cans de amonestar con
lgrimas a cada uno de vosotros. 32 Ahora os encomiendo a
Dios y a su Palabra de gracia, que tiene fuerza para que crezcis en la fe y para haceros partcipes de la herencia reservada a los consagrados. i} A nadie he pedido plata, oro o vestidos. ,4 Bien sabis que con el trabajo de mis manos he ganado
lo necesario para m y para mis compaeros. ,5 Siempre os he
mostrado que es as como se debe trabajar para poder socorrer a los dbiles, recordando las palabras de Jess, el Seor,
que dijo: Hay ms felicidad en dar que en recibir.
,IS
Cuando termin de hablar, se puso de rodillas y or con
todos ellos. " Todos rompieron a llorar, abrazaban a Pablo y
le besaban. 38 Estaban apenados sobre todo porque les haba
dicho que no le volveran a ver ms. Despus le acompaaron
hasla el barco.

425

>* Pablo se dirige a los responsables -presbteros y


obispos- de la Iglesia, es decir, a los pastores encargados de apacentar la Iglesia de Dios. En vez de especificar el contenido de estas funciones, insiste en el deber de la vigilancia.
Se perfilan muchos peligros en el horizonte, peligros
desde el exterior y peligros desde el interior. Peligros,
sobre todo, de difusin de falsas doctrinas, obra de lobos crueles. La Iglesia de Dios es una realidad preciosa
porque ha sido adquirida con la sangre de su propio
Hijo, de ah la gran responsabilidad de los que la presiden. El pastor debe vigilar noche y da, con lgrimas, primero a s mismo y despus a los otros, para
preservar su propio rebao de los enemigos. Pablo esboza aqu, en pocas palabras, las grandes responsabilidades de la vida del pastor.
Consciente de que est pidiendo mucho, y casi para
tranquilizarlos, los confa a Dios y a su Palabra de gracia, que tiene fuerza para que crezcis en la fe y para haceros partcipes de la herencia reservada a los consagrados. Parecera ms lgico que confiara la Palabra a los
responsables; sin embargo, confa los responsables a la
Palabra, porque es ella la que tiene fuerza para que
crezcan en la fe y para hacerles partcipes de la herencia reservada a los santos.
Y, para terminar, otro recuerdo de su desinters personal destinado a los pastores, para que se esmeren
tambin en el desinters en su ministerio. Cita una mxima que no se encuentra en los evangelios, pero que
Pablo pudo haber recogido de viva voz en boca de los
testigos.
Concluye aqu el ciclo de la evangelizacin dirigida al
mundo griego. Nuevas fatigas y pruebas esperan ahora
a Pablo, quien siente que entra en una fase diferente de
su apasionada vida de apstol.

42(1

Sptima semana de pascua

Evangelio: Juan 1 7 , l l b - 1 9
En aquel tiempo, Jess, levantando los ojos al cielo, or de
este modo: " Padre santo, guarda en tu nombre a los que me
has dado para que sean uno, como t y yo somos uno.
12
Mientras yo estaba con ellos en el mundo, yo mismo guardaba, en tu nombre, a los que me diste. Los he protegido de tal
manera que ninguno de ellos se ha perdido, fuera del que tena que perderse para que se cumpliera lo que dice la Escritura. 13 Ahora, en cambio, yo me voy a ti. Si digo estas cosas
mientras todava estoy en el mundo es para que ellos puedan
participar plenamente en mi alegra.
14
Yo les he comunicado tu mensaje, pero el mundo los odia,
porque no pertenecen al mundo, como tampoco pertenezco
yo. ,5 No te pido que los saques del mundo, sino que los defiendas del maligno. 16 Ellos no pertenecen al mundo como
tampoco pertenezco yo. " Haz que ellos sean completamente
tuyos por medio de la verdad; tu palabra es la verdad.
18
Yo los he enviado al mundo, como t me enviaste a m.
19
Por ellos yo me ofrezco enteramente a ti, para que tambin
ellos se ofrezcan enteramente a ti, por medio de la verdad.

** El fragmento incluye la segunda parte de la Oracin sacerdotal de intercesin que Jess, como Hijo, dirige al Padre. Tiene como objeto la custodia de la comunidad de los discpulos, que permanecen en el mundo.
El texto se divide en dos partes: al comienzo se desarrolla el tema del contraste entre los discpulos y el m u n d o
(w. 1 lb-16); a continuacin se habla de la santificacin
de stos en la verdad (w. 17-19). Si, por una parte, emerge la oposicin entre los creyentes y el mundo, por otra
se manifiesta con vigor el amor del Padre en Jess, que
ora para que los suyos sean custodiados en la fe.
En el primer fragmento pasa revista Jess a varios temas de manera sucesiva: la unidad de los suyos (v. 11b),
su custodia a excepcin del que tena que perderse
(v. 12), la preservacin del maligno y del odio del mundo
(vv. 14s). En el segundo fragmento, Jess, despus de haber pedido al Padre que defienda a los suyos del maligno (v. 15) y despus de haber subrayado en negativo su

Mircoles

427

no pertenencia al mundo (w. 14.16), pide en positivo la


santificacin de los discpulos: Haz que ellos sean completamente tuyos por medio de la verdad; tu palabra es la
verdad (v. 17). Le ruega as al Padre, al que ha llamado
santo (v. 11b), que haga tambin santos en la verdad
a los que le pertenecen. Los discpulos tienen la tarea de
prolongar en el m u n d o la misma misin de Jess. Ahora bien, stos, expuestos al poder del maligno, necesitan, para cumplir su misin, no slo la proteccin del
Padre, sino tambin la obra santificadora de Jess.

MEDITATIO
Estamos frente a u n fragmento en el que Jess aparece particularmente preocupado por el poder del mundo y por su posible influencia en sus discpulos. En el
m u n d o acta el maligno con su espritu de mentira, belicosamente contrario a la verdad, que es Cristo. La posicin de los discpulos es delicada; deben permanecer
en el mundo, sin quedar contaminados por el mismo.
Estarn apoyados por su oracin, por su palabra y por
su Espritu. En consecuencia, no deben temer. Y aade
Agustn: Qu quiere decir: "Por ellos me santifico yo
mismo", sino que yo los santifico en m mismo en cuanto ellos son yo? E n efecto, habla de aquellos que constituyen los miembros de su cuerpo.
Todo esto nos induce a reflexionar, una vez ms, sobre
el poder del mundo, aunque tambin sobre su debilidad:
poder para quien se deja seducir, debilidad para quien se
deja guiar ntimamente por la Palabra de Jess y conducir por su Espritu. Es posible que en estos aos hayamos infravalorado al mundo, una palabra que se ha
vuelto ambigua, que indica, unas veces, el lugar de la accin del Espritu y de los signos de los tiempos y, otras, el
lugar donde se desarrolla el eterno conflicto entre el maligno y Jess. La Palabra de Jess y su Espritu nos ayu-

Sptima semana de pascua

42K

clan a discernir los distintos rostros del mundo, a distinguir las llamadas del Espritu de los sutiles engaos del
maligno, los mensajes de Dios de la mentira del enemigo.
Esto es tanto ms seguro en la medida en que la Palabra
y el Espritu no son asumidos y casi gestados individualmente, sino acogidos dentro de la comunidad de los
discpulos, que forman la santa comunin de la Iglesia.

ORATIO
Me impresiona, Seor, tu insistencia en la peligrosidad del mundo. Y me doy cuenta de que hoy tambin tenemos necesidad de esta puesta en guardia. Y yo el primero de todos. El m u n d o de la libertad, de la igualdad
de oportunidades para todos, para todas las religiones,
para todas las opiniones, para todos los modos de vida,
tiene su encanto, porque, a fin de cuentas, es el mundo
de la tolerancia, de la laicidad, de la libertad para todos.
Pero es tambin el m u n d o donde estn admitidas todas
las transgresiones, donde todas las modas, hasta las
ms perversas y detestables, son presentadas como normales, donde toda la prensa tiene derecho a la libre circulacin...
Confame, Seor, a tu Palabra. Recurdame que no
soy de este mundo, que te pertenezco a ti. Santifcame
en tu verdad, asimlame a tu mentalidad, a tu vida. T,
que has orado por m, hazme santo en tu verdad, para
que camine siempre por tus caminos y use de este mundo como lo haras t.

CONTEMPLATIO
No pertenecen al mundo, como tampoco pertenezco
yo (.ln 17,14). Esta separacin de los discpulos respec-

Mircoles

429

to al mundo es llevada a cabo por la gracia que los ha


regenerado, en cuanto que, por su generacin natural,
pertenecen al mundo, y por eso haba dicho el Seor
antes: No pertenecis al mundo, porque yo os eleg y os
saqu de l (Jn 15,19). La gracia les ha concedido no
pertenecer ms al mundo, del mismo modo que no forma parte de l el Seor, que los ha liberado. El Seor no
perteneci nunca al mundo, porque, incluso en su forma de siervo, naci del Espritu Santo, de ese Espritu
del que renacern los discpulos. stos, repito, no son
ya del mundo, porque han renacido del Espritu Santo
(Agustn, Comentario al evangelio de Juan, 108,1).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Ellos no pertenecen al mundo, como tampoco pertenezco yo (Jn 17,16).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Estar en el mundo sin ser del mundo. Esta frase es una hermosa sntesis del modo en que habla Jess de la vida espiritual. Es
una vida en virtud de la cual el Espritu de amor nos transforma por
completo. Sin embargo, es una vida en la que todo parece cambiado. La vida espiritual puede ser vivida de tantos modos como
personas hay. La novedad consiste en haberse desplazado desde la
multitud de las cosas al Reino de Dios. Consiste en haber sido liberados de las constricciones del mundo y en haber encaminado nuestros
corazones hacia lo nico necesario.
La novedad consiste en el hecho de que no vivamos ya los muchos negocios, nuestra relacin con la gente y los acontecimientos
como causas de preocupaciones sin fin, sino que empecemos a considerarlos como la rica variedad de los modos a travs de los cuales se hace presente Dios en medio de nosotros. Nuestros conflictos
y dolores, los deberes y las promesas, nuestras familias y nuestros

4M)

Sptima semana de pascua

Jueves
de la sptima semana
de pascua

amigos, las actividades y los proyectos, las esperanzas y las inspiraciones, no se nos presentan ya como otros tantos aspectos fatigosos de una realidad que difcilmente logramos mantener untos,
sino como modalidad de afirmacin y de revelacin de la nueva
vida del Espritu que est en nosotros. Todo lo dems, que antes
nos ocupaba y nos preocupaba tanto, ahora se convierte en don o
desafo que refuerza o profundiza la nueva vida que hemos descubierto (H. J. M. Nouwen, Invito a la vita spirituale, Brescia
2000 2 , pp. 44ss).

LECTIO
Primera lectura: Hechos de los Apstoles 22,30; 23,6-11
2230

Al da siguiente, queriendo averiguar exactamente


de qu le acusaban los judos, el tribuno hizo que lo desatasen y mand reunir a los jefes de los sacerdotes y a todo el
Sanedrn; sac despus a Pablo y lo present delante de
ellos.
236
Como Pablo saba que parte de ellos eran saduceos y
parte fariseos, grit en el Sanedrn:
- Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos, y me juzgan
por creer en la resurreccin de los muertos.
7
Al decir l esto, se produjo una discusin entre los fariseos y los saduceos y se dividi la asamblea. * Pues los saduceos dicen que no hay resurreccin, ni ngeles, ni espritus,
mientras que los fariseos creen en todo eso. " As que se produjo un gritero inmenso. Algunos maestros de la Ley del
partido de los fariseos se pusieron en pie y afirmaron enrgicamente:
- Nosotros no encontramos nada malo en este hombre.
Y si le ha hablado un espritu o un ngel?
10
Como la discusin se haca cada vez ms fuerte, el tribuno tuvo miedo de que despedazaran a Pablo y orden a
los soldados que bajaran, para sacarlo de all y llevarlo al
cuartel.
11
La noche siguiente, el Seor se le apareci y le dijo:

432

Sptima semana de pascua

- Ten nimo, pues tienes que dar testimonio de m en Roma


igual que lo has dado en Jerusaln.

** Es el segundo discurso de Pablo en su nueva condicin de prisionero. Haba subido a Jerusaln para visitar a aquella comunidad y haba seguido, con incauta condescendencia, el consejo de Santiago de subir
al templo. Lo descubren en l y, si no hubiera sido salvado por el tribuno romano, que le permite hablar a la
muchedumbre, casi le cuesta la vida. De este modo tiene ocasin de contar, u n a vez ms, su conversin, relato al que sigui una nueva intervencin del tribuno
romano ordenando a los soldados que lo llevaran al
cuartel. Una vez all, Pablo declara su ciudadana romana. Al da siguiente le llevan ante el Sanedrn, donde
pronuncia este habilidoso discurso.
Pablo juega con las divisiones entre fariseos y saduceos a propsito de la resurreccin de los muertos. Con
ello despierta u n furor teolgico que les hace llegar a las
manos. Los fariseos, superando la prudente posicin
del mismo Gamaliel, se alinean con Pablo y en contra
del adversario comn. Los romanos tienen que salvar
otra vez al apstol. La particular belicosidad de los
judos -belicosidad que se verifica en esta visita de
Pablo- es u n indicador de la tensin nacionalista que
estaba subiendo en el ambiente: todo lo que tena visos de amenazar la identidad nacional era rechazado,
hasta el punto de llegar a la abierta rebelin contra
Roma.
Son pginas que reproducen el clima de exasperacin nacionalista que conducir al d r a m a de la destruccin de la ciudad. Pablo es consolado y tranquilizado de nuevo sobre su alta misin de testigo, no
slo en Jerusaln, sino en el mismo corazn del mundo
conocido. Fue una vida heroica la de Pablo, empleada
exclusivamente al servicio del evangelio.

Jueves

433

Evangelio: Juan 17,20-26


En aquel tiempo, Jess levant los ojos al cielo y or de
este modo: 20 No te ruego solamente por ellos, sino tambin
por todos los que creern en m por medio de su palabra.
21
Te pido que todos sean uno. Padre, lo mismo que t ests
en m y yo en ti, que tambin ellos estn unidos a nosotros; de
este modo, el mundo podr creer que t me has enviado. 22 Yo
les he dado a ellos la gloria que t me diste a m, de tal manera que puedan ser uno, como lo somos nosotros. 23 Yo en
ellos y t en m, para que lleguen a la unin perfecta y el mundo pueda reconocer as que t me has enviado y que les amas
a ellos como me amas a m. 24 Padre, yo deseo que todos estos
que t me has dado puedan estar conmigo donde est yo, para
que contemplen la gloria que me has dado, porque t me
amaste antes de la creacin del mundo.
25
Padre justo, el mundo no te ha conocido; yo, en cambio,
te conozco y todos stos han llegado a reconocer que t me
has enviado. 26 Les he dado a conocer quin eres, y continuar dndote a conocer para que el amor con que me amaste
pueda estar tambin en ellos y yo mismo est en ellos.

** En la tercera parte de su Oracin sacerdotal dilata Jess el horizonte. Antes haba invocado al Padre
por s mismo y por la comunidad de los discpulos.
Ahora su oracin se extiende en favor de todos los futuros creyentes (w. 20-26). Tras u n a invocacin general (v. 20), siguen dos partes bien distintas: la oracin
por la unidad (w. 21-23) y la oracin por la salvacin
(w. 24-26).
Jess, despus de haber presentado a las personas
por las que pretende orar, le pide al Padre el don de la
unidad en la fe y en el amor para todos los creyentes.
Esta unidad tiene su origen y est calificada por lo
mismo que (= kaths), es decir, por la copresencia del
Padre y del Hijo, por la vida de unin profunda entre
ellos, fundamento y modelo de la comunidad de los
creyentes. En este ambiente vital, todos se hacen
uno en la medida en que acogen a Jess y creen en su

Sptima semana de pascua

H4

Palabra. Este alto ideal, inspirado en la vida de unin enlie las personas divinas, encierra para la comunidad
cristiana una vigorosa llamada a la fe y es signo luminoso de la misma misin de Jess. La unidad entre Jess y
la comunidad cristiana se representa as como una inhabitacin: Yo en ellos y t en m (v. 23a). En Cristo se
realiza, por tanto, el perfeccionamiento hacia la unidad.
A continuacin, Jess manifiesta los ltimos deseos
en los que asocia a los discpulos los creyentes de todas
las pocas de la historia, y para los cuales pide el cumplimiento de la promesa ya hecha a los discpulos (v. 24).
En la peticin final, Jess vuelve al tema de la gloria, recupera el de la misin, es decir, el tema de hacer conocer al Padre (w. 25s), y concluye pidiendo que todos sean
admitidos en la intimidad del misterio, donde existe
desde siempre la comunin de vida en el amor entre el
Padre y el Hijo. La unidad con el Padre, fuente del amor,
tiene lugar, no obstante, en el creyente por medio de la
presencia interior del Espritu de Jess.

MEDITATIO
Que tambin ellos estn unidos a nosotros; de este modo, el mundo podr creer que t me has enviado
(Jn 17,21): la prueba de que Jess no es u n charlatn,
ni uno de tantos profetas, sino el enviado de Dios, est
confiada a la fraternidad entre los discpulos. La fraternidad es el signo por excelencia del origen divino del
cristianismo: eso es lo que dicen las palabras del Seor.
Construir fraternidad es la apologtica ms segura y autorizada.
Las palabras del Seor son claras, y vinculan la credibilidad del cristianismo a su capacidad de promover
la fraternidad. Esa capacidad se manifiesta all donde
los hombres y mujeres ponen su empeo en vivir como

Jueves

435

hermanos y hermanas, all donde se tiene como sumo


ideal aceptarse como cada uno es para tender a la unidad, all donde no se busca sobresalir, imponer, rivalizar, emerger, sino ayudarse, comprenderse, apoyarse;
all donde la benevolencia constituye un programa prioritario; all donde se ponen las bases para una recuperacin de la credibilidad del cristianismo.
Estas palabras han sido y son olvidadas con mucha
frecuencia. Eso ha tenido como consecuencia que en la
vida espiritual, en la misin, en la pastoral, se han cultivado otros ideales. Otra consecuencia ha sido el escaso
carcter incisivo de esos programas, a los que el Seor
no ha garantizado el valor de signo probatorio de su
origen divino ni del origen divino de su mensaje.

ORATIO
Qu ciego estoy, Seor! Tus palabras pasan por encima de m como si fueran piedras, sin dejar u n signo permanente. La razn de ello es que me he comprometido
en mil cosas, y he olvidado lo que t consideras prioritario para promover tu reino. He intentado hacer mucho, pero me he olvidado de sumergirme en la fraternidad, que es lo que t, sin embargo, consideras como tu
signo.
He de reconocerlo, Seor: con frecuencia tu mensaje no emerge, y no lo hace porque no brotan comunidades fraternas perfectamente realizadas. Seor, abre
mis ojos para comprender el misterio de la fraternidad,
la fuerza misionera de la comunin, capaz de vencer
los recelos y las resistencias. Aydame a creer en el milagro de la fraternidad como punto de partida para
toda misin. Ayuda a los cristianos a redescubrir el alcance revolucionario de estas palabras tuyas, para que
se comprometan en este proyecto, que es, con toda se-

Sptima semana de pascua

43<>

gui dad, el tuyo. Otros proyectos son, probablemente,


demasiado humanos.

CONTEMPLATIO
Revestidos del hbito religioso a los ojos de todos, hemos venido desde situaciones sociales diferentes para
vivir juntos nuestra fe y escuchar la Palabra del Seor
omnipotente, y, pecadores en diferentes grados, nos hemos reunido hasta formar un solo corazn en la santa
Iglesia, de tal modo que se ve realizado con claridad lo
que dice Isaas anunciando la Iglesia: Sern vecinos el
lobo y el cordero (Is 11,6).
S, gracias a las entraas de la santa caridad, el lobo
vivir junto al cordero, porque aquellos que en el mundo eran rapaces conviven en paz con los bondadosos y
mansos. El leopardo se tumba junto al chivo porque u n
hombre, abigarrado por las manchas de sus pecados,
acepta humillarse junto con quien se desprecia y se reconoce pecador (Gregorio Magno, Homilas sobre Ezequiel, II, 4,3).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Que tambin ellos estn unidos a nosotros; de este modo, el mundo podr creer que t me has enviado
(Jn 17,21).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Jess nos revela que hemos sido llamados por Dios para ser testigos vivos de su amor, y llegamos a serlo siguiendo t] Jess y amn-

Jueves

437

donos los unos a los otros como l nos ama. Qu supone todo esto
para el matrimonio, para la amistad, para la comunidad? Supone
que la fuente del amor que sostiene las relaciones no son los que las
viven, sino Dios, que los llama al mismo tiempo. Amarse el uno al
otro no significa aferrarse al otro para estar seguros en un mundo
hostil, sino vivir untos de tal modo que cada uno pueda reconocernos como personas que hacen visible el amor de Dios en el mundo.
No slo toda paternidad y maternidad proceden de Dios, sino
que tambin proceden de l toda amistad, toda asociacin en matrimonio y toda comunidad. Cuando vivimos como si las relaciones
humanas fueran slo de naturaleza humana y, por consiguiente, sujetas a las transformaciones y a los cambios de las normas y de las
costumbres, no podemos esperar otra cosa que la inmensa fragmentacin y alienacin que caracterizan a nuestra sociedad. Pero
cuando invoquemos a Dios y lo reclamemos constantemente como
fuente de todo amor, descubriremos el amor como un don de Dios a
su pueblo (H. J. M. Nouwen, Vivere nello Spirito, 1998 4 , pp. 125s).

Viernes

Viernes
de la sptima semana
de pascua

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 25,13-21


13

Algunos das despus, el rey Agripa y Berenice vinieron a


Cesrea a saludar a Festo. 14 Como se detuvieron all muchos
das, Festo expuso al rey el asunto de Pablo:
- Hay aqu un hombre que Flix me dej encarcelado.
15
Cuando estuve en Jerusaln, los jefes de los sacerdotes y los
ancianos de los judos me presentaron una acusacin contra
l pidiendo su condena. '6 Yo les respond que los romanos no
acostumbran a entregar a ningn hombre antes que el acusado
comparezca ante los acusadores y tenga oportunidad de defenderse de la acusacin. " Reunidos, pues, aqu sin demora alguna, al da siguiente me sent en el tribunal y mand traer a
ese hombre. 18 Los acusadores comparecieron, pero no presentaron ninguno de los cargos que yo sospechaba. I9 Slo le acusaban de ciertas cuestiones referentes a su propia religin y a
un tal Jess, ya muerto y que, segn Pablo, est vivo. 20 Perplejo yo ante cuestiones de este tipo, le dije si quera ir a Jerusaln para ser juzgado all. " Pero entonces Pablo solicit que se
le reservara para el juicio de Augusto. As que he ordenado
que lo dejen en la crcel hasta que se presente la oportunidad
de remitirlo al Csar.

** Han pasado dos aos y Pablo sigue prisionero.


Pero tambin ha llegado Festo, un magistrado mucho

439

ms honesto y solcito que el anterior. La lectura presenta una de las muchas vicisitudes por las que pasa el
prisionero Pablo, que no pierde ocasin para anunciar
lo que, para l, es lo ms importante, incluso ante el rey
y los prncipes, por muy indignos y poco ejemplares que
sean, como la incestuosa pareja formada por Agripa y
Berenice. El procurador Festo haba comprendido bien
el ncleo de la cuestin: lo que separaba a los judos de
Pablo no era una doctrina, sino u n hecho, mejor an: el
testimonio sobre el hecho de la resurreccin de Jess.
Lucas parece un admirador del sistema jurdico romano e incluso saca a la luz algunos de sus principios
rectores. Y pone de manifiesto la prontitud para explotar en favor del Evangelio este admirado ordenamiento
jurdico. Pablo podr ir a Roma gracias a su apelacin
al Csar. Ir como prisionero, es verdad, pero ir a
Roma. Es interesante leer la continuacin del relato,
donde se presenta el encuentro de Pablo con la extraa
pareja y con el representante del Imperio romano: tambin ellos estn interesados en el asunto de Jess y convierten la resurreccin en tema de conversacin. El valor de Pablo, que no teme exponerse, obliga a todo tipo
de personas a ponerse frente al hecho de la resurreccin, que ahora se ha convertido en el motivo fundador
del nuevo camino de salvacin.

Evangelio: Juan 21,15-19


En aquel tiempo, una vez se hubo manifestado a los discpulos, '5 despus de comer, Jess pregunt a Pedro:
- Simn, hijo de Juan, me amas ms que stos?
Pedro le contest:
- S, Seor, t sabes que te amo.
Entonces Jess le dijo:
- Apacienta mis corderos.
16
Jess volvi a preguntarle:
- Simn, hijo de Juan, me amas?

440

Sptima semana de pascua

Pedro respondi:
- S, Seor, t sabes que te amo.
Jess le dijo:
- Cuida de mis ovejas.
17
Por tercera vez insisti Jess:
- Simn, hijo de Juan, me amas?
Pedro se entristeci, porque Jess le haba preguntado por
tercera vez si le amaba, y le respondi:
- Seor, t lo sabes todo. T sabes que te amo.
Entonces Jess le dijo:
- Apacienta mis ovejas. 18 Te aseguro que cuando eras ms
joven, t mismo te ceas el vestido e ibas adonde queras;
mas, cuando seas viejo, extenders los brazos y ser otro
quien te ceir y te conducir adonde no quieras ir.
19
Jess dijo esto para indicar la clase de muerte con la que
Pedro dara gloria a Dios. Despus aadi:
- Sigeme.

* La percopa est totalmente centrada en la figura


de Simn Pedro. El evangelista, con dos pequeos fragmentos discursivos, especifica cul es el papel del apstol en la comunidad eclesial: ha sido llamado para desempear el ministerio de pastor (w. 15-17) y para dar
testimonio con el martirio (w. 18s). De ah que el Seor,
antes de confiar a Pedro el encargo pastoral de la Iglesia,
le exija una confesin de amor. sa es la condicin indispensable para poder ejercer una funcin de gua espiritual. Y el Seor requiere el amor de Pedro tres veces
(w. 15.16.17), con un ritmo creciente.
La insistencia de Jess en el amor ha de ser leda
como condicin para establecer la relacin de intimidad filial que Pedro debe mantener con el Seor. Antes
que en cualquier dote humana, el ministerio pastoral de
Pedro se basa en una confiada comunin interior y no
en un puesto de prestigio o de poder: una intimidad que
no puede ser apreciada con medidas humanas, sino que
es reconocida por el Seor mismo, que escruta el corazn. Y el Hijo de Dios, que conoce bien el nimo del

Viernes

441

apstol, le responde confindole la misin de apacentar


a su rebao: Apacienta mis ovejas (v. 17c).
Al ministerio pastoral le sigue despus el testimonio
del martirio. Tambin Pedro debe refrendar su amor a
Jess con la entrega de su vida (cf. Jn 15,13). El fragmento concluye con algunas palabras redactadas por el
autor sobre el tema del seguimiento. La misin de la
Iglesia y de todos sus discpulos es siempre la del seguimiento de Jess, nico modelo de vida.

MEDITATIO
El evangelio del discpulo amado recupera, por as
decirlo, el papel de Pedro en clave de amor. Slo quien
ama puede apacentar el rebao recogido por el Amor.
Slo quien responde al amor de Cristo puede estar en
condiciones de ser puesto al frente de su rebao, porque
debe ser testigo del amor.
La pgina que nos ocupa es de una enorme densidad
y est empapada por el tema central de todo el evangelio de Juan: el amor. Por amor ha entregado el Padre al
Hijo, por amor ha entregado el Hijo su vida, por amor
ha reunido Cristo a los suyos; el amor es la ley de los
discpulos, el amor debe mover a Pedro, y para dar testimonio de este amor ha escrito el discpulo amado su
evangelio. Toda la historia divina y h u m a n a est movida por el amor, que nace del corazn de Dios, se revela
en el Hijo, es atestiguado por los discpulos y se pide a
quien preside en el amor. Los acontecimientos humanos se iluminan y resuelven con esta pregunta: Me
amas? y con esta respuesta: S, te amo.
La historia de la Iglesia est basada en la pregunta
que dirige Cristo a todos sus discpulos: Me amas?, y
en la respuesta: S, te amo. Que el Espritu, que es el

Sptima semana de pascua

442

Amor increado, nos permita entrar en este dilogo iluminador y beatificante.

ORATIO
No s qu decirte, Seor, frente a este dilogo. En l
se encuentra, simplemente, todo. Est toda la vida, todo
su misterio, toda su luz, todo su sabor, todo su significado. Todas las dems cuestiones se convierten en simples ocasiones para expresarte mi s. Y cmo podra
ser de otro modo? T me has creado para decirme que
me amas y para pedirme que te ame. Me lo pides como
un mendigo, envindome a tu Hijo como siervo, para
que no te ame por miedo o estupor frente a tu grandeza, sino para tocar las fibras secretas de mi corazn,
para herirme con tu benevolencia, para conquistarme
con la belleza de tu rostro desfigurado en la cruz.
Aunque como Pedro -pero ms que l- siento a veces
ms de u n titubeo para decirte que te amo (porque soy
un pecador que persevera en su pecado), a pesar de todo,
ahora, en este momento, cmo puedo dejar de decirte
que te amo? Cmo puedo dejar de decirte que quisiera
amarte toda la vida? Cmo puedo no decirte que quiero
amar todas las cosas y a todas las personas en ti? Cmo
no decirte que prefiero perder todas las cosas con tal de
no perderte a ti? Oh, mi amadsimo Seor, haz que lo
que te estoy diciendo no sea fuego de paja, sino una
llama que no se extinga nunca.

CONTEMPLATIO
Qu significan estas palabras: Me amas?, Apacienta mis ovejas? Es como si, con ellas, dijera el Seor:
Si me amas, no pienses en apacentarte a ti mismo. Apa-

Viernes

443

cienta, ms bien, a mis ovejas por ser mas, no como si


fueran tuyas; busca apacentar mi gloria, no la tuya; busca establecer mi Reino, no el tuyo; preocpate de mis intereses, no de los tuyos, si no quieres figurar entre los
que, en estos tiempos difciles, se aman a s mismos y,
por eso, caen en todos los otros pecados que de ese amor
a s mismos se derivan como de su principio.
No nos amemos, pues, a nosotros mismos, sino al Seor, y, al apacentar sus ovejas, busquemos su inters y
no el nuestro. El amor a Cristo debe crecer en el que
apacienta a sus ovejas hasta alcanzar un ardor espiritual que le haga vencer incluso ese temor natural a la
muerte, de modo que sea capaz de morir precisamente
porque quiere vivir en Cristo (Agustn, Comentario al
evangelio de Juan, 123,5).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Me amas? (Jn 21,16).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


El misterio insondable de Dios consiste en que Dios es un enamorado que quiere ser amado. El que nos ha creado est esperando nuestra respuesta al amor que nos ha dado la vida. Dios no nos
dice slo: T eres mi amado, sino que tambin nos dice: Me
amas?, y nos proporciona innumerables posibilidades para responder s. En eso consiste la vida espiritual: en la posibilidad de
responder s a nuestra verdad interior.
Comprendida de este modo, la vida espiritual cambia radicalmente todas las cosas. El hecho de haber nacido y crecido, haber
dejado la casa paterna y buscado una profesin, ser alabado o rechazado, caminar y reposar, orar y jugar, enfermar y ser curado,
vivir y morir..., todo puede convertirse en expresin de la pregunta

444

Sptima semana de pascua

Sbado
de la sptima semana
de pascua

divina: Me amas?. Y en cualquier momento del viaje existe siempre la posibilidad de responder s y de responder no.
A dnde nos lleva todo esto? Al sitio de donde venimos, al
sitio de Dios. Hemos sido enviados a esta tierra para pasar en
ella un breve perodo y para responder, a travs de las alegras y
los dolores durante el tiempo que tenemos a nuestra disposicin,
con un gran s al amor que se nos ha dado y, al hacerlo, volver
al que nos ha enviado con ese s grabado en nuestros corazones
(H. J. M. Nouwen, Sentirsi amati, Brescia 1999' 4 , pp. 108ss).

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apstoles 28,16-20.30-31


16

Cuando entramos en Roma, se permiti a Pablo quedarse


en una casa particular, con un soldado que lo custodiase.
17
Tres das despus, Pablo convoc a los dirigentes de los
judos. Cuando llegaron, les dijo:
- Hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo ni
contra las costumbres de nuestros antepasados, fui detenido
en Jerusaln y entregado a los romanos. I8 Ellos, despus de
interrogarme, quisieron ponerme en libertad, ya que no haba
contra m ningn cargo que mereciera la muerte. " Pero como
los judos se opusieron a ello, me vi obligado a apelar al Csar, aunque sin intencin de acusar a mi pueblo. 20 ste es,
pues, el motivo de haberos llamado. Quera veros y conversar
con vosotros, pues a causa de la esperanza de Israel llevo estas
cadenas.
,0
Pablo estuvo dos aos enteros en una casa alquilada por
l, y all reciba a todos los que iban a verle. 31 Poda anunciar
el Reino de Dios y ensear cuanto se refiere a Jesucristo, el
Seor, con toda libertad y sin obstculo alguno.
* Entre la lectura de ayer y la de hoy est por medio
el agitado viaje de Pablo: desde Cesrea a la isla de Creta,
los catorce das de tempestad, la estancia en Malta, el

446

Sptima semana de pascua

viaje de Malta a Roma, la clida acogida por parte de


los hermanos. El fragmento de hoy es un resumen de
su actividad en Roma, donde Pablo puede vivir en rgimen de libertad vigilada en una casa privada. Comienza, como siempre, la predicacin a los judos con
resultados alternos, poda anunciar el Reino de Dios y
ensear cuanto se refiere a Jesucristo, el Seor, con toda
libertad y sin obstculo alguno.
Lucas ha alcanzado su objetivo: la carrera de la Palabra es imparable; el Evangelio ha llegado al corazn
del mundo, es predicado con toda libertad y sin obstculo alguno hasta los confines de la tierra. Nada ha
podido ni podr detenerlo. Pablo es uno de los muchos
testigos de Jess, u n campen ejemplar, heroico y dotado de autoridad, pero no el nico. Las vicisitudes
personales de Pablo no parecen interesar demasiado a
Lucas, que corta aqu su relato, sin informarnos sobre
la suerte del campen: lo que le importa de verdad es
que Pablo haya culminado su propia misin, u n a misin que es la de todo cristiano, a saber: ser testigo de
la resurreccin, tener el valor de anunciarla por doquier, convertir cada situacin, aun la ms improbable,
en una ocasin para decir que Jess es el Seor y
el Salvador. La Palabra de Dios no est encadenada
(2 Tim 2,8s). No hay ocasin en la que no pueda ser
anunciada la Palabra de Dios.

Evangelio: Juan 21,20-25


En aquel tiempo, 20 Pedro mir alrededor y vio que, detrs
de ellos, vena el otro discpulo al que Jess tanto quera, el
mismo que en la ltima cena estuvo recostado sobre el pecho
de Jess y le haba preguntado: Seor, quin es el que te va
a entregar?. 21 Cuando Pedro lo vio, pregunt a Jess:
- Seor, y ste qu?
22
Jess le contest:

Sbado

447

- Si yo quiero que l permanezca hasta que yo vuelva, a ti


qu? T sigeme.
23
Estas palabras fueron interpretadas por los hermanos en
el sentido de que este discpulo no iba a morir. Sin embargo,
Jess no haba dicho a Pedro que aquel discpulo no morira,
sino: Si yo quiero que l permanezca hasta que yo vuelva, a
ti qu?.
24
Este discpulo es el mismo que da testimonio de todas
estas cosas y las ha escrito. Y nosotros sabemos que dice la verdad. 25 Jess hizo muchas otras cosas. Si se quisieran recordar
una por una, pienso que ni en el mundo entero cabran los libros que podran escribirse.

* El eplogo del evangelio de Juan est relacionado


con la misin propia del discpulo amado. El fragmento est formado por dos pequeas unidades, que tambin estn subdivididas a su vez: prediccin sobre
el futuro del discpulo a m a d o (vv. 20-23) y segunda
conclusin del evangelio (vv. 24s). El redactor de este
captulo 21, a travs de una comparacin entre Pedro
y el otro discpulo, pretende identificar de m a n e r a
inequvoca al otro discpulo al que Jess tanto quera
(Jn 13,23; 19,26; 21,7.20). La pregunta que Pedro plantea, a continuacin, a Jess sobre la suerte del discpulo a m a d o recibe de parte del Maestro u n a respuesta
que no deja lugar a equvocos, en la que afirma la libertad soberana de Dios respecto a cada h o m b r e .
Pero quizs sea posible proyectar alguna luz sobre
estos misteriosos versculos intentando poner de manifiesto cierto fondo histrico del tiempo en el que el
autor los escribi. El texto no estuvo provocado realmente por las discusiones que tuvieron lugar en la
Iglesia de los orgenes entre los discpulos de Pedro y
los del discpulo a m a d o sobre el poder primacial del
primero. Ms bien fue introducido por el redactor del
captulo para demostrar, sobre una base histrica, dos
cosas: a) que careca de fundamento la opinin difundida de que el discpulo a m a d o no haba muerto; b)

148

Sptima semana de pascua

(|iie esa muerte, una vez acaecida, tena la misma importancia para el Seor que el martirio sufrido por el
apstol Pedro.
Por ltimo, los versculos finales (w. 24s) subrayan
una cosa simple, pero verdadera: la revelacin de Jess,
ligada al ministerio de su persona, es algo tan grande y
profundo que escapa al alcance del hombre.

MEDITATIO - CONTEMPLATIO
LECTURA ESPIRITUAL
Podemos concentrar nuestra reflexin uniendo las
tres partes en un esplndido fragmento de Agustn, donde el
obispo de Hipona hace la comparacin entre Pedro y
Juan.
La Iglesia conoce dos vidas, que la predicacin divina le ha enseado y recomendado. Una de ellas es en la
fe, la otra es en la clara visin de Dios; una pertenece al
tiempo de la peregrinacin en este mundo, la otra a la
morada perpetua en la eternidad; una se desarrolla en
la fatiga, la otra en el reposo; una en las obras de la vida
activa, la otra en el premio de la contemplacin; una
intenta mantenerse alejada del mal para hacer el bien,
la otra no tiene que evitar ningn mal, sino slo gozar
de un inmenso bien; una combate con el enemigo, la
otra reina sin ms contrastes; una es fuerte en las desgracias, la otra no conoce la adversidad; una lucha para
mantener frenadas las pasiones carnales, la otra reposa
en las alegras del espritu; una se afana por vencer, la
otra goza tranquila en paz de los frutos de la victoria;
u n a pide ayuda bajo el asalto de las tentaciones, la otra,
libre de toda tentacin, se mantiene en alegra en el
seno mismo de aquel que le ayuda; una corre en ayuda
del indigente, la otra vive donde no hay necesidades;
una perdona las ofensas para ser, a su vez, perdonada,

Sbado

449

la otra no sufre ninguna ofensa que tenga que perdonar,


no tiene que hacerse perdonar ninguna ofensa; una est
sometida a duras pruebas que la preservan del orgullo,
la otra est tan colmada de gracia que se siente libre de
toda afliccin, tan estrechamente unida al sumo bien,
que no est expuesta a ninguna tentacin de orgullo;
una discierne entre el bien y el mal, la otra no contempla ms que el bien. En consecuencia, una es buena,
pero se encuentra todava en medio de las miserias; la
otra es mejor porque es beata. La vida terrena est representada en el apstol Pedro; la eterna, en el apstol
Juan.
El curso de la primera se extiende hasta la consumacin de los siglos, y all encontrar su fin; la realizacin cabal de la otra est remitida al final de los siglos y al m u n d o futuro, y no tendr ningn trmino.
Por eso el Seor le dice a Pedro: Sigeme, mientras
que hablando de J u a n dice: Si yo quiero que l permanezca hasta que yo vuelva, a ti qu? T sigeme. Qu
significan estas palabras? Segn lo que yo puedo juzgar
y comprender, ste es el sentido: T sigeme, soportando, como yo lo he hecho, los sufrimientos temporales y terrenos; aqul, sin embargo se queda hasta que
yo venga a entregar a todos la posesin de los bienes
eternos.
Aqu soportamos los males de este m u n d o en la tierra de los mortales; all arriba veremos los bienes del
Seor en la tierra de los vivos para siempre. Que nadie,
sin embargo, piense separar a estos dos ilustres apstoles. Ambos vivan la vida que se personifica en Pedro
y ambos viviran la vida que se personifica en Juan. E n
la imagen de lo q u e representaban, uno segua a Cristo, el otro estaba a la espera. Ambos, sin embargo, por
medio de la fe, s o p o r t a b a n las miserias de este m u n d o
y esperaban, a m b o s tambin, la felicidad futura de la
bienaventuranza eterna (Agustn, Comentario al evangelio de Juan, 124,5).

Sptima semana de pascua

450
ORATIO

Solemnidad de Pentecosts

Aydame, Seor, a soportar los males en la tierra de


los que hemos de morir para gozar de tus bienes en la
tierra de los vivos.

Ciclo A

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
T sigeme (Jn 21,22b).
LECTIO

Primera lectura: H e c h o s d e los Apstoles 2,1-11


1

Al llegar el da de Pentecosts, estaban todos juntos en el


mismo lugar. 2 De repente vino del cielo un ruido, semejante a
un viento impetuoso, y llen toda la casa donde se encontraban. 3 Entonces aparecieron lenguas como de fuego, que se repartan y se posaban sobre cada uno de ellos. 4 Todos quedaron
llenos del Espritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas
extraas, segn el Espritu Santo los mova a expresarse.
5
Se hallaban por entonces en Jerusaln judos piadosos venidos de todas las naciones de la tierra. 6 Al or el ruido, acudieron en masa y quedaron estupefactos, porque cada uno los
oa hablar en su propia lengua. 7 Todos, atnitos y admirados,
decan:
- No son galileos todos los que hablan? 8 Entonces cmo es
que cada uno de nosotros les omos hablar en nuestra lengua
materna? 9 Partos, medos, elamitas, y los que viven en Mesopotamia, Judea y Capadocia, el Ponto y Asia, ,0 Frigia y Panflia,
Egipto y la parte de Libia que limita con Cirene, los forasteros
romanos, " judos y proslitos, cretenses y rabes, todos les
omos proclamar en nuestras lenguas las grandezas de Dios.
** Cuando el da de Pentecosts llegaba a su conclusin - a u n q u e el acontecimiento n a r r a d o tiene lugar

452

Tiempo de Pascua

hacia las nueve de la maana, la fiesta haba comenzado ya la noche precedente- se cumple tambin la
promesa de Jess (1,1-5) en u n contexto que recuerda
las grandes teofanas del Antiguo Testamento y, en particular, la de Ex 19, preludio del don de la Ley, que el
judaismo celebraba precisamente el da de Pentecosts
(w. ls). Se presenta al Espritu como plenitud. l es el
cumplimiento de la promesa. Como u n viento impetuoso llena toda la casa y a todos los presentes; como
fuego teofnico asume el aspecto de lenguas de fuego
que se posan sobre cada uno, comunicndoles el poder
de u n a palabra encendida que les permite hablar en
mltiples lenguas extraas (w. 3s).
El acontecimiento tiene lugar en u n sitio delimitado
(v. 1) e implica a un n m e r o restringido de personas,
pero a partir de ese momento y de esas personas comienza una obra evangelizadora de ilimitadas dimensiones {.todas las naciones de la tierra: v. 5b). El don de
la Palabra, primer carisma suscitado por el Espritu,
est destinado a la alabanza del Padre y al anuncio para
que todos, mediante el testimonio de los discpulos, puedan abrirse a la fe y dar gloria a Dios (v. 11b).
Dos son las caractersticas que distinguen esta nueva
capacidad de comunicacin ampliada por el Espritu: en
primer lugar, es comprensible a cada uno, consiguiendo
la unidad lingstica destruida en Babel (Gn 11,1-9); en
segundo lugar, parece referirse a la palabra exttica de
los profetas ms antiguos (cf. 1 Sm 10,5-7) y, de todos
modos, es interpretada como proftica por el mismo Pedro, cuando explica lo que les ha pasado a los judos de
todas procedencias (w. 17s).
El Espritu irrumpe y transforma el corazn de los
discpulos volvindolos capaces de intuir, seguir y atestiguar los caminos de Dios, para guiar a todo el mundo a
la plena comunin con l, en la unidad de la fe en Jesucristo, crucificado y resucitado (w. 22s y 38s; cf. Ef 4,13).

Solemnidad de Pentecosts

453

Segunda lectura: 1 Corintios 12,3b-7.12s


Hermanos: 3 Nadie puede decir: Jess es Seor si no est
movido por el Espritu Santo.
4
Hay diversidad de carismas, pero el Espritu es el mismo.
5
Hay diversidad de ministerios, pero el Seor es el mismo.
6
Hay diversidad de actividades, pero uno mismo es el Dios
que activa todas las cosas en todos. 7 A cada cual se le concede
la manifestacin del Espritu para el bien de todos.
12
Del mismo modo que el cuerpo es uno y tiene muchos
miembros, y todos los miembros del cuerpo, por muchos
que sean, no forman ms que un cuerpo, as tambin Cristo.
13
Porque todos nosotros, judos o no judos, esclavos o libres,
hemos recibido un mismo Espritu en el bautismo, a fin de
formar un solo cuerpo, y todos hemos bebido tambin el
mismo Espritu.

** Pablo dirige a los corintios, entusiasmados por las


manifestaciones del Espritu que tienen lugar en su comunidad, algunas consideraciones importantes para un
recto discernimiento. Cmo reconocer la accin del
Espritu en una persona? No por hechos extraordinarios, sino antes que nada por la fe profunda con la que
cree y profesa que Jess es Dios (v. 3b).
Cmo reconocer tambin la accin del Espritu en la
comunidad? El Espritu es un incansable operador de
unidad: l es quien edifica la Iglesia como un solo cuerpo, el cuerpo mstico de Cristo (v. 12), en el que es insertado el cristiano como miembro vivo por medio del
bautismo. Esta unidad, que se encuentra en el origen de
la vida cristiana y es el trmino al que tiende la accin
del Espritu, se va llevando a cabo a travs de la multiplicidad de carismas -don del nico Espritu-, ministerios
-servicios eclesiales confiados por el nico Seor- y
actividades que hace posible el nico Dios, fuente de
toda realidad (w. 4-6).
Cmo reconocer, entonces, la autenticidad -es decir,
la efectiva procedencia divina- de los distintos caris-

454

Tiempo de Pascua

mas, ministerios y actividades presentes en la comunidad? Pablo lo aclara en el v. 7: A cada cual se le concede la manifestacin del Espritu para el bien de todos, o
sea, para hacer crecer todo el cuerpo eclesial en la unidad, en la medida que conviene a la plena madurez de
Cristo (Ef 4,13): por eso el mayor de todos los carismas,
el indispensable, el nico que durar para siempre, es la
caridad (12,31-13,13).

Evangelio: Juan 20,19-23


19
Aquel mismo domingo, por la tarde, estaban reunidos los
discpulos en una casa con las puertas bien cerradas, por miedo a los judos. Jess se present en medio de ellos y les dijo:
- La paz est con vosotros.
20
Y les mostr las manos y el costado. Los discpulos se
llenaron de alegra al ver al Seor. 21 Jess les dijo de nuevo:
- La paz est con vosotros.
Y aadi:
- Como el Padre me envi a m, as os envo yo a vosotros.
22
Sopl sobre ellos y les dijo:
- Recibid el Espritu Santo. 23 A quienes les perdonis los
pecados, Dios se los perdonar, y a quienes se los retengis,
Dios se los retendr.

** La noche de pascua, Jess, a quien el Padre ha resucitado de entre los muertos mediante el poder del Espritu Santo (Rom 1,4), se aparece a los apstoles reunidos en el cenculo y les comunica el don unificador y
santificador de Dios. Es el Pentecosts joaneo, que el
evangelista aproxima al tiempo de la resurreccin para
subrayar su particular perspectiva teolgica: es nica la
hora a la que tenda toda la existencia terrena de Jess, es la hora en la que glorifica al Padre mediante el
sacrificio de la cruz y la entrega del Espritu en la muerte (19,3ab, al pie de la letra), y es tambin, inseparablemente, la hora en la que el Padre glorifica al Hijo en la
resurreccin. En esta hora nica Jess transmite a los

Solemnidad de Pentecosts

455

discpulos el Espritu (v. 27) y, con ello, su paz (w. 19.21),


su misin (v. 21b) y el poder sobrenatural para llevarla
a cabo.
El Espritu - c o m o repite la Iglesia en la frmula
sacramental de la absolucin- fue derramado para la
remisin de los pecados. El Cordero de Dios ha tomado sobre s el pecado del m u n d o (1,29), destruyndolo en su cuerpo inmolado en la cruz (cf. Col 2,13s;
Ef 2,15-18). Y contina su accin salvfica a travs de
los apstoles, haciendo renacer a una vida nueva y restituyendo a la pureza originaria a los que se acercan a
recibir el perdn de Dios y se abren, a travs de un
arrepentimiento sincero, a recibir el don del Espritu
Santo (Hch 2,38s).

MEDITATIO
El domingo de Pentecosts recoge toda la alegra pascual como un haz de luz resplandeciente y la difunde
con una impetuosidad incontenible no slo en los corazones, sino en toda la tierra. El Resucitado se ha convertido en el Seor del universo: todas las cosas tocadas
por l quedan como investidas por el fuego, envueltas
en su luz, se vuelven incandescentes y transparentes
ante la mirada de la fe. Ahora bien, es posible decir que
Jess es el Seor slo con la palabra?
Que Jess es el Seor slo puede ser dicho de verdad
con la vida, demostrando de manera concreta que l
ocupa todos los espacios de nuestra existencia. En l,
todas las diferencias se convierten en una expresin de
la belleza divina, todas las diferencias forman la armona
de la unidad en el amor. Hemos sido reunidos conjuntamente para formar un solo cuerpo y, al mismo tiempo, tenemos dones diferentes, diferentes carismas, cada
uno tiene su propio rostro de santidad. El amor, antes

Tiempo de Pascua

456

que reducirlo, incrementa todo lo que hay de bueno en


nosotros y nos hace a los unos don para los otros. Sin
embargo, no podemos vivir en el Espritu si no tenemos
paz en el corazn y si no nos convertimos en instrumentos de paz entre nuestros hermanos, testigos de la
esperanza, custodios de la verdadera alegra.

ORATIO
Ven, Espritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don en tus dones esplndido;
luz que penetras las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce husped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lgrimas
y reconforta en los duelos.
Ven, Espritu enviado por el Padre,
en nombre de Jess, el Hijo amado:
haz una y santa a la Iglesia
para las nupcias eternas del Cielo.

Solemnidad de Pentecosts

457

sobre ti y te revelar lo que esconde el Padre a los sabios


y a los prudentes de este mundo. Empezarn a resplandecer para ti aquellas cosas que la Sabidura pudo revelar en la tierra a los discpulos, pero que ellos no pudieron soportar hasta la venida del Espritu de la verdad,
que les habra de ensear la verdad completa.
Es vano esperar recibir y aprender de boca de cualquier hombre lo que slo es posible recibir y aprender
de la lengua de la verdad. En efecto, como dice la verdad
misma, Dios es Espritu (Jn 4,24). Dado que es preciso
que sus adoradores lo adoren en Espritu y en verdad,
los que desean conocerlo y experimentarlo deben buscar
slo en el Espritu la inteligencia de la fe y el sentido puro
y simple de esa verdad.
El Espritu es -para los pobres de espritu- la luz iluminadora, la caridad que atrae, la mansedumbre ms
benfica, el acceso del hombre a Dios, el amor amante,
la devocin, la piedad en medio de las tinieblas y de la
ignorancia de esta vida (Guillermo de Saint-Thierry,
Speculum fidei, 46).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Ven, Espritu Santo, llena los corazones de tus fieles y
enciende en ellos la llama de tu amor (de la liturgia).

CONTEMPLATIO
Mustrate solcito en unirte al Espritu Santo. l viene apenas se le invoca, y slo hemos de invocarlo, porque ya est presente. Cuando se le invoca, viene con la
abundancia de las bendiciones de Dios. l es el ro impetuoso que da alegra a la ciudad de Dios (cf. Sal 45,5)
y, cuando viene, si te encuentra humilde y tranquilo, aunque ests tembloroso ante la Palabra de Dios, reposar

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


La Iglesia tiene necesidad de su perenne Pentecosts. Necesita
fuego en el corazn, palabras en los labios, profeca en la mirada.
La Iglesia necesita ser templo del Espritu Santo, necesita una pureza total, vida interior. La Iglesia tiene necesidad de volver a sentir
subir desde lo profundo de su intimidad personal, como si fuera un
llanto, una poesa, una oracin, un himno, la voz orante del Espri-

458

Tiempo de Pascua

tu Santo, que nos sustituye y ora en nosotros y por nosotros con


gemidos inefables y que interpreta el discurso que nosotros solos
no sabemos dirigir a Dios. La Iglesia necesita recuperar la sed, el
gusto, la certeza de su verdad, y escuchar con silencio inviolable y
dcil disponibilidad la voz, el coloquio elocuente en la absorcin
contemplativa del Espritu, el cual nos ensea toda verdad.
A continuacin, necesita tambin la Iglesia sentir que vuelve a
fluir, por todas sus facultades humanas, la onda del amor que se llama caridad y que es difundida en nuestros propios corazones por
el Espritu Santo que nos ha sido dado. La Iglesia, toda ella penetrada de fe, necesita experimentar la urgencia, el ardor, el celo de
esta caridad; tiene necesidad de testimonio, de apostolado. Lo habis escuchado, hombres vivos, jvenes, almas consagradas, hermanos en el sacerdocio? De eso tiene necesidad la Iglesia. Tiene
necesidad del Espritu Santo en nosotros, en cada uno de nosotros
y en todos nosotros a la vez, en nosotros como iglesia. S, es del
Espritu Santo de lo que, sobre todo hoy, tiene necesidad la Iglesia.
Decidle, por tanto, siempre: Ven! (Pablo VI, Discurso del 29 de
noviembre de 1972).

Solemnidad de Pentecosts
Ciclo B

LECTIO
Primera lectura: Hechos de los Apstoles 2,1-11
(Cf. la primera lectura del ciclo A, p. 451).

Segunda lectura: Glatas 5,16-25


Queridos hermanos: 16 Caminad segn el Espritu y no os
dejis arrastrar por los apetitos desordenados. " Porque esos
apetitos actan contra el Espritu y el Espritu contra ellos. Se
trata de cosas contrarias entre s, que os impedirn hacer lo
que sera vuestro deseo. I8 Pero si os dejis guiar por el Espritu, no estis bajo el dominio de la ley.
19
En cuanto a las consecuencias de esos desordenados apetitos, son bien conocidas: fornicacin, impureza, desenfreno,
20
idolatra, hechicera, enemistades, discordias, rivalidad, ira,
egosmo, disensiones, cismas, n envidias, borracheras, orgas
y cosas semejantes. Los que hacen tales cosas -os lo repito
ahora, como os lo dije antes- no heredarn el Reino de Dios.
22
En cambio, los frutos del Espritu son: amor, alegra, paz,
tolerancia, amabilidad, bondad, fe, " mansedumbre y dominio de s mismo. No hay ley frente a esto. M Ahora bien, los
que son de Cristo Jess han crucificado sus apetitos desordenados junto con sus pasiones y apetencias. 25 Si vivimos gracias al Espritu, procedamos tambin segn el Espritu.

4o0

Tiempo de Pascua

** Pablo exhorta a los que ya han recibido la vida


nueva en el Espritu mediante el bautismo a caminar
concretamente segn el Espritu (w. 16.25). ste gua los
pasos del hombre, es luz y fortaleza en el camino. Ahora bien, por qu es necesaria u n a invitacin tan afligida? Aunque el hombre se sienta inclinado a amar,
a este deseo que Dios ha puesto en su corazn se opone otra fuerza que Pablo llama bblicamente carne y
que en nuestro texto ha sido traducida por apetitos
desordenados. Este trmino expresa la fragilidad,
debilidad e insuficiencia de la criatura, su innata inclinacin al mal: el hombre tiende a satisfacer el
egosmo del que es esclavo (w. 16s). El Espritu nos
libera de esta tirana, aunque no sin nuestra colaboracin personal (v. 18).
Pablo describe de manera clara e inequvoca a los glatas diferentes comportamientos derivados de la opcin de seguir el principio de la carne o dejarse guiar
por el Espritu. Llama consecuencias a lo que procede
de la carne e impide el acceso al Reino de Dios (w. 19-21),
mientras que define como frutos el resultado del seguimiento del Espritu (w. 22s). De este modo afirma,
implcitamente, que la carne es estril y conduce a la
dispersin del hombre; el Espritu, en cambio, a travs
de muchas virtudes, produce como nico fruto la santidad, que madura en el hombre unificndolo interiormente. Quien en el bautismo se ha unido al misterio
pascual de Cristo ha crucificado en l su propia carne,
para vivir con l resucitado, animado y guiado siempre
por su mismo Espritu (v. 24).

Evangelio: Juan 15,26-27; 16,12-15


En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: l526 Cuando
venga el Parclito, el Espritu de la verdad que yo os enviar
y que procede del Padre, l dar testimonio sobre m. 27 Voso-

Solemnidad de Pentecosts

461

tros mismos seris mis testigos, porque habis estado conmigo desde el principio.
16,2
Tendra que deciros muchas ms cosas, pero no podrais
entenderlas ahora. " Cuando venga el Espritu de la verdad, os
iluminar para que podis entender la verdad completa. l no
hablar por su cuenta, sino que dir nicamente lo que ha
odo y os anunciar las cosas venideras. I4 l me glorificar,
porque todo lo que os d a conocer lo recibir de m. 15 Todo
lo que tiene el Padre es mo tambin; por eso os he dicho que
todo lo que el Espritu os d a conocer lo recibir de m.

** En las palabras que dirige Jess a sus discpulos


con el fin de prepararlos para la separacin, les plantea
claramente la hostilidad y el odio del mundo, hasta la
persecucin (15,18-25), pero les promete el consuelo del
Espritu Santo. Jess les enviar el Parclito, que est
donde el Padre, en esa especie de proceso permanente
del m u n d o contra los discpulos.
En primer lugar, el Espritu confirmar a los discpulos en lo ntimo y as podrn conocer ms profundamente a Jess, a la luz de cuanto han vivido con l desde el principio. Apoyados de este modo por el divino
Parclito, que alienta e infunde vigor, los apstoles, a su
vez, podrn dar testimonio de Cristo en el mundo
(15,26s). El Espritu les ensear, adems, aquellas
muchas ms cosas que Jess no pudo comunicarles
porque estaban an demasiado inmaduros en la fe y en
el conocimiento de los caminos de Dios: por eso el Parclito se har gua para el camino (as al pie de la letra) hacia la verdad completa que le es completamente
transparente (16,12s).
Su tarea, por otra parte, se proyecta sobre el futuro:
Os anunciar las cosas venideras (16,13b). Juan emplea
aqu un verbo que, en el judaismo apocalptico, no indicaba tanto la previsin del futuro como la comprensin
profunda de lo que va a suceder y de los acontecimientos escatolgicos. El Parclito les dar esta comprensin de los tiempos a la luz de Cristo, hacindoles in-

Tiempo de Pascua

4h2

luir el alcance temporal y eterno de la salvacin que l


ha llevado a cabo. En resumidas cuentas, actualizar en
cada poca la Palabra y la obra de Jess, que son una
sola cosa con la Palabra y con la voluntad del Padre
(16,13b-15).

MEDITATIO
Con la solemnidad de Pentecosts llega a su fin - o
sea, llega a su plenitud- el tiempo pascual. Con el don
del Espritu se derrama el amor de Dios sobre toda la
creacin y baja a lo ms profundo del corazn de cada
persona, comunicndole vida y belleza. El viento impetuoso y las lenguas como de fuego son imgenes muy
elocuentes para expresar la fuerza irresistible, la universalidad y la profundidad de lo que sucede. Es un
trastorno comparable a una segunda creacin; estamos
frente a una verdadera inundacin de gracia que derriba toda barrera entre el cielo y la tierra e instaura una
comunin total. Nuestra tarea ahora es no hacer vana la
gracia que nos ha sido dada, sino hacer que d frutos
abundantes.
El misterio de pentecosts es misterio de santidad,
esto es, de entrega total a Dios. En qu sentido? La
percopa evanglica nos ofrece un marco iluminador y
muy emblemtico. Es la noche de pascua. Los Once se
han encerrado en casa, desorientados y perdidos. No
nos pasa tambin a nosotros, a veces, que sepultamos
nuestra fe entre las paredes de nuestra casa, probablemente con el pretexto de querer ser respetuosos con la
libertad de los otros? Pero Jess nos conoce, tiene la
llave para abrir nuestros corazones. Silencioso e inesperado, fiel y misericordioso, viene y se da de nuevo a s
mismo: La paz est con vosotros. Recibid el Espritu
Santo. Y todo cambia.

Solemnidad de Pentecosts

463

Los discpulos, inundados de vida, sienten arder en


su corazn el deseo de convertirse en misioneros del
Evangelio. Nace as la Iglesia, morada del Espritu, llamada a suscitar vida. Nace de la pequenez, como la pequea semilla de mostaza en u n campo sin lmites, pero
parece no darse cuenta de esta evidente desproporcin:
sabe que su secreto es la fuerza del amor. Es el amor el
que da energa y hace proceder con la audacia del que
se atreve a todo porque cree.

ORATIO
Ven, Espritu Santo, con tu brisa suave; despierta en
el corazn de la Iglesia el amor del tiempo primaveral,
el amor de la fresca juventud llena de impulso y entusiasmo, el amor capaz de hacer superar todos los obstculos que presentan los miedos humanos, capaz de
romper todas las barreras de la prudencia miope. Dale
aquel amor a Dios y a los hombres capaz de desplegar
las velas cada da y de navegar hacia alta mar para zarpar
hacia todas las playas de la tierra reseca, hacia todos los
lugares donde se espera la lluvia de la nueva estacin.
Desciende, Santo Espritu, sobre la Iglesia y, tocando
con tu suave brisa las cuerdas de su corazn, haz desprender de ellas el canto de la libertad y de la alegra
que d voz a todos los pueblos de la tierra y los conduzca hacia un futuro de verdadera fraternidad y paz.

CONTEMPLATIO
Cuando el fuego divino, viniendo de lo alto, empieza
a inflamar el corazn del hombre, inmediatamente disminuyen las pasiones y pierden su fuerza. El peso, gravoso como era, se hace ms ligero y, en la medida en que

Tiempo de Pascua

464

crece el ardor, no es difcil que el corazn h u m a n o se


sienta tan ligero que le salgan alas como de paloma.
Oh fuego beatificante que no consumes e iluminas; y,
si consumes, destruyes las malas disposiciones para que
no se consuma la vida. Quin me conceder poder estar envuelto de este fuego? Un fuego que me purifique
quitando de mi espritu, con la luz de la verdadera sabidura, la oscuridad de la ignorancia, la oscuridad de una
conciencia errnea; que transforme en amor ardiente el
fro de la pereza, del egosmo y de la negligencia. Un
fuego que no permita a mi corazn endurecerse, sino
que con su calor lo haga siempre maleable, obediente y
devoto; que me libere del pesado yugo de las preocupaciones y los deseos terrenos y que, en las alas de la santa contemplacin que alimenta y aumenta la caridad,
lleve hacia lo alto mi corazn (R. Belarmino, De Ascensione ments in Deum, en: Roberti Cardenalis Bellarmini Opera Omnia, VI, aples 1862, p. 232).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Ven, Espritu divino, manda tu luz desde el cielo (de
la secuencia de la liturgia del da).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Era jueves. El cielo estaba gris; la tierra estaba cubierta de nieve y seguan cayendo voluminosos copos de nieve cuando el padre
Serafn comenz la conversacin en un descampado cercano a su
pequea ermita.
El Seor me ha revelado -empez el gran str&ts- que desde
la infancia deseas conocer cul es el fin de la vida cristiana... El verdadero fin de la vida cristiana es la adquisicin del Espritu Santo
de Dios... Cmo "adquisicin"? -le pregunt al padre Serafn-.

Solemnidad de Pentecosts

465

No comprendo del todo... Entonces el padre Serafn me cogi por


los hombros y me dijo: Ambos estamos en la plenitud del Espritu
Santo. Por qu no me miras?. No puedo, padre. Hay lmparas
que brillan en sus ojos, su rostro se ha vuelto ms luminoso que
el sol. Me duelen los ojos. No tengas miedo, amigo de Dios;
tambin t te has vuelto luminoso como yo. Tambin ahora t ests
en la plenitud del Espritu Santo; de lo contrario, no habras podido
verme.
Inclinndose entonces hacia m, me susurr al odo: Agradece
al Seor que nos haya concedido esta gracia inexpresable. Pero
por qu no me miras a los ojos? Prueba a mirarme sin miedo: Dios
est con nosotros. Tras estas palabras levant los ojos hacia su rostro y se apoder de m un miedo an ms grande. Cmo te sientes ahora?, pregunt el padre Serafn. Excepcionalmente bien!
Cmo "bien"? Qu entiendes por "bien"? Mi alma est colmada de un silencio y una paz inexpresables. Amigo de Dios,
sa es la paz de la que hablaba el Seor cuando deca a sus discpulos: "Os dejo la paz, os doy mi propia paz. Una paz que el mundo no os puede dar" (Jn 14,27). Qu sientes ahora? Una delicia extraordinaria. Es la delicia de que habla la Escritura: "Se
sacian de la abundancia de tu casa, les das a beber en el ro de tus
delicias" (Sal 36,9). Qu sientes ahora? Una alegra extraordinaria en el corazn. Cuando el Espritu baja al hombre con la
plenitud de sus dones, se llena el alma humana de una alegra inexpresable porque el Espritu Santo vuelve a crear en la alegra todo
lo que roza. Es la alegra de que habla el Seor en el Evangelio
(Serafn de Sarov, Vita e colloquio con Motovilov, Turn 19892).

Solemnidad de Pentecosts

Solemnidad de Pentecosts
Ciclo C

LECTIO

Primera lectura: H e c h o s de los Apstoles 2,1-11


(Cf. la primera lectura del ciclo A, p. 451).

Segunda lectura: Romanos 8,8-17


Hermanos: 8 los que viven entregados a sus apetitos no pueden agradar a Dios. 9 Pero vosotros no vivs entregados a tales
apetitos, sino que vivs segn el Espritu, ya que el Espritu de
Dios habita en vosotros. Y si alguno no tiene el Espritu de
Cristo, es que no pertenece a Cristo. 10 Ahora bien, si Cristo
est en vosotros, aunque el cuerpo est sujeto a la muerte a
causa del pecado, el Espritu vive por la fuerza salvadora de
Dios. " Y si el Espritu de Dios que resucit a Jess de entre los
muertos habita en vosotros, el mismo que resucit a Jess de
entre los muertos har revivir vuestros cuerpos mortales por
medio de ese Espritu suyo que habita en vosotros.
12
Por tanto, hermanos, estamos en deuda, pero no con
nuestros apetitos para vivir segn ellos. 13 Porque si vivs segn ellos, ciertamente moriris; en cambio, si mediante el Espritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviris. 14 Los que
se dejan guiar por el Espritu de Dios, sos son hijos de Dios.
ls
Pues bien, vosotros no habis recibido un Espritu que os
haga esclavos, de nuevo bajo el temor, sino que habis recibido

467

un Espritu que os hace hijos adoptivos y nos permite clamar:


Abba, es decir, Padre. I6 Ese mismo Espritu se une al
nuestro para dar testimonio de que somos hijos de Dios. " Y
si somos hijos, tambin somos herederos: herederos de Dios y
coherederos con Cristo, toda vez que, si ahora padecemos con
l, seremos tambin glorificados con l.

** En su Carta a los Romanos pone Pablo de relieve el


carcter dramtico de la condicin humana, una condicin sometida a la esclavitud del pecado (cf. 7,14b-25).
Para indicar esta fragilidad congnita a la naturaleza
emplea el trmino carne, vertido en nuestra traduccin por apetitos. Los que se dejan dominar por este
principio no pueden agradar a Dios, puesto que el
propsito de la carne es enemistad contra Dios (v. 7 al
pie de la letra). Cmo escapar entonces de la ira divina? Hay otro principio que mora y acta en los bautizados: el Espritu Santo. El bautismo nos hace morir al
pecado (6,3-6) para sumergirnos en la muerte salvfica
de Cristo (w. 3s). Es tarea del cristiano, por consiguiente, dejar que acte en l cada da el dinamismo de
la muerte -al p e c a d o - inherente al bautismo, para vivir
cada vez ms de la misma vida de Dios (w. 10-12).
Es el Espritu quien hace al hombre hijo adoptivo de
Dios, insertndolo en la filiacin nica de Cristo. Ahora
bien, esta realidad no se lleva a cabo en u n solo momento. Es un germen que se va desarrollando a diario
en la medida en que se muestra dcil a su gua. En
el centro de la carta aparece por primera vez esta esplndida definicin de los cristianos: Los que se dejan
guiar por el Espritu de Dios, que por eso son hijos de
Dios (v. 14). El Espritu confirma interiormente esta nueva adopcin, dando la libertad de orar a Dios con la
misma confianza que Jess, con su misma invocacin
filial (w. 15s), y abriendo el horizonte ilimitado de la
nueva condicin: el que es hijo es tambin heredero del
Reino de Dios junto con Cristo, primognito entre los
hermanos (v. 29).

4b8

Tiempo de Pascua

Ahora bien, esto significa aceptar asimismo compartir


con Jess la hora del sufrimiento, de la pasin, para pasar
con l de la muerte a la vida y ser instrumento de salvacin para la redencin de muchos (v. 7; cf. 1 Pe 4,14).

Evangelio: Juan 14,15-16.23b-26


En aquel tiempo, dijo Jess a sus discpulos: 15 Si me
amis, obedeceris mis mandamientos l6 y yo rogar al Padre
para que os enve otro Parclito, para que est siempre con
vosotros.
Mi Padre lo amar, y mi Padre y yo vendremos a l y viviremos en l. 24 Por el contrario, el que no guarda mis palabras
es que no me ama. Y las palabras que escuchis no son mas,
sino del Padre, que me envi.
" Os he dicho todo esto mientras estoy con vosotros; 26 pero
el Parclito, el Espritu Santo, a quien el Padre enviar en mi
nombre, har que recordis lo que yo os he enseado y os lo
explicar todo.

^ En esta percopa evanglica se presenta el discurso que dirigi Jess a los suyos en el cenculo antes de
la pasin. En l se presenta al Espritu Santo como
otro Parclito - o sea, como u n testigo a favor- que,
despus de Jess y gracias a su oracin, enviar el
Padre a los discpulos para que se quede siempre con
ellos (v. 16). El Espritu es, por tanto, una realidad personal - n o es una energa csmica impersonal- y divina
que entra en comunin con el hombre y lo colma de
amor. Tambin aqu es preciso introducir una precisin:
no se trata de un amor genrico, sino del amor a Jess,
que se realiza a travs del cumplimiento concreto de
sus mandamientos, de sus palabras; a travs de la fe
profunda en que l nos ha hablado segn la voluntad
de Dios, su Padre y - e n l- Padre nuestro (w. 15.23s).
Guardar en el corazn y en la vida esta Palabra dilata la intimidad del que se hace discpulo y le vuelve ca-

Solemnidad de Pentecosts

49

paz de acoger la presencia de Dios, que corresponde al


infinitamente humilde amor del hombre poniendo era
su tienda (segn la imagen bblica de la shekhinah,\
presencia gloriosa de Dios en medio de su pueblo) para
habitar en l junto con Jess (v. 23). Es la promesa de
una comunin lo que Jess nos ofrece a todos: Si w
amis, obedeceris mis mandamientos... y viviremos a
l. Tras su partida, no permitir que les falte a los suyos la enseanza de vida eterna (6,68), puesto que el Espritu Santo vendr en su nombre a completar su revelacin, hacindosela comprender profundamente;
haciendo que la recuerden, o sea, iluminando de mane
ra constante el camino cotidiano, oscuro a menudo, con
rayos de eternidad (w. 25-27).

MEDITATIO
Como sedientos, acerqumonos a la fuente del agua
viva. Reconociendo nuestras fatigas interiores, pidamos
al Seor que encienda un fuego nuevo en nuestro corazn, cerrado a la alegra por motivos efmeros, por taos entusiasmos. l est dispuesto a verter en nosotros
el agua que apaga la sed profunda, que lava una vida
ofuscada por los errores y los pecados. Quiere drnosla
llama que ilumina, calienta y purifica al hombre.
Si amamos, si queremos aprender a amar nicamente en la escuela de Cristo, guardando sus palabras, se
nos dar una nueva condicin de existencia: el Espritu
de Dios vivir en nosotros como en Jess, hacindonos
en l hijos de Dios, liberados de la esclavitud del peca
do y, por tanto, libres de elegir el seguimiento de Cristo
como camino de vida.
Como maestro interior, ensea al corazn la oracin
filial, el abandono-confiado del nio que se sabe amado y llevado por su padre. Como artista divino, transfigura el rostro interior de cada uno como imagen ine-

Tiempo de Pascua

470

petible del Hijo unignito. Como testigo veraz, nos


har comprender y recordar los secretos del Reino de
los Cielos.
S, nuestra vida puede ser transformada por este
viento que se abate impetuoso, por este fuego celeste
que baja y planta su tienda en el corazn; pero, entonces, ser vida entregada, perdida por nosotros y reencontrada en Dios y en los hermanos, porque es hacia
l hacia quien nos impulsa el Espritu de manera inexorable.
Enva, Seor, tu Espritu, y renovars la faz de la
tierra, invocamos en la liturgia. Envalo, y renovars
tambin nuestro rostro, hacindolo radiante con tu
luz.

ORATIO
Espritu Santo, esplendor de belleza,
luz que brota del seno de la Luz, ven!
Espritu Santo, candor de inocencia,
infancia divina que renuevas el mundo, ven!
Espritu Santo, fuerza creadora del infinito amor,
dulce husped de las almas, ven!
Espritu Santo, artfice de paz,
vnculo que une y nunca divide, ven!
Espritu Santo, divino consolador,
blsamo que sana toda herida, ven!
Espritu Santo, crisma celestial,
tu que divinizas a la criatura humana, ven!
Espritu Santo, divino Orante,
t que gritas siempre desde el corazn de los hijos
Padre!, ven!
Espritu Santo, canto de alegra en el corazn de la
Iglesia,
Esposa siempre rejuvenecida por la gracia, ven!

Solemnidad de Pentecosts

471

CONTEMPLATIO
El Espritu Santo, aun siendo uno solo, nico e indivisible en el aspecto, confiere, pese a todo, a cada uno la
gracia segn su voluntad (cf. 1 Cor 12,11). Como un leo
seco del que salen brotes si est en agua, as sucede en el
alma pecadora, que se vuelve digna del Espritu Santo
por medio de la penitencia y produce racimos de justicia.
Aun siendo uno solo, a la seal de Dios y en el nombre
de Cristo, el Espritu Santo suscita las distintas virtudes.
De unos se sirve para comunicar la sabidura; ilumina la
mente de otros con la profeca; a otros les confiere el poder de expulsar demonios, y a otros el poder de interpretar las Escrituras. A unos les corrobora la templanza (o la
castidad), a otros les ensea cuanto conviene a la caridad
(o bien a la limosna); a un tercero, el ayuno y los ejercicios de la vida asctica; a u n cuarto, por ltimo, le ensea a prepararse para el martirio. Aunque diferente en
los otros, el Espritu es siempre idntico a s mismo...
Llega con visceras de tutor fraterno: viene a salvar, a
ensear, a amonestar, a corroborar, a consolar, a iluminar
la mente; primero en quienes lo acogen, despus, y por
obra de stos, en los otros. Y del mismo modo que quienes, sumergidos antes en las tinieblas, han visto de improviso el sol que ilumina el ojo de su cuerpo, pueden ver
lo que antes no vean, as quien ha sido hecho digno de
recibir el Espritu Santo queda iluminado en el alma y ve
en el orden sobrenatural todo lo que antes no consegua
ver (Cirilo de Jerusaln, Catequesis, 16,1-24, passim).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriqucenos (de la secuencia de la liturgia del da).

472

Tiempo de Pascua

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

ndice

Jess nos enva al Espritu para que pueda llevarnos a conocer


del todo la verdad sobre la vida divina. La verdad no es una idea,
un concepto o una doctrina, sino una relacin. Ser guiados hacia
la verdad significa ser insertados en la misma relacin que tiene Jess con el Padre; significa llegar a ser partneren un noviazgo divino. Esa es la razn por la que Pentecosts es el complemento de la
misin de Jess. Con Pentecosts, el ministerio de Jess se hace visible en plenitud. Cuando el Espritu Santo desciende sobre los discpulos y habita en ellos, su vida queda cristificada, esto es,
transformada en una vida marcada por el mismo amor que existe
entre el Padre y el Hijo. La vida espiritual, en efecto, es una vida en
la que somos elevados a ser partcipes de la vida divina.
Ser elevados a la participacin de la vida divina del Padre, del
Hijo y del Espritu Santo no significa, sin embargo, ser echados fuera del mundo. Al contrario, los que entran a formar parte de la vida
espiritual son precisamente los que son enviados al mundo para continuar y llevar a trmino la obra iniciada por Jess. La vida espiritual
no nos aleja del mundo, sino que nos inserta de manera ms profunda en su realidad. Jess dice a su Padre: Yo los he enviado al
mundo, como t me enviaste a m (Jn 17,18). Con ello nos aclara
ue, precisamente porque sus discpulos no pertenecen ya al muno, pueden vivir en el mundo como lo ha hecho l (cf. Jn 17,15s).
La vida en el Espritu de Jess es, pues, una vida en la cual la venida de Jess al mundo -es decir, su encarnacin, muerte y resurreccin- es compartida externamente por los que han entrado en la
misma relacin de obediencia al Padre que marc la vida personal
de Jess. Si nos hemos convertido en hijos e hijas como Jess era
Hijo, nuestra vida se convierte en la prosecucin de la misin de
Jess (H. J. M. Nouwen, invito alia vita spirituale, Brescia 2000 2 ,
pp. 42-44, passim [trad. esp.: T eres mi amado: la vida espiritual
en un mundo secular, PPC, Madrid 2000]).

La liturgia de la Palabra en el Tiempo de pascua


(GlANFRANCO VENTURl)

1. El misterio de la pascua
en el corazn del hombre de hoy
2. El misterio de la pascua,
proclamado en la liturgia
El Leccionario dominical y festivo
El Leccionario ferial
3. El misterio de la pascua,
celebrado en la liturgia
4. El misterio de la pascua,
vivido en la vida diaria

5
7
7
10
11
11

TIEMPO PASCUAL
Octava de Pascua
Domingo de pascua
Lunes
Martes
Mircoles

15
25
32
39

474

Jueves
Viernes
Sbado

ndice

46
53
60

ndice

Viernes
Sbado

475

244
250

66
66
76
83
90
96
102
108
114
121

Quinta semana de pascua


Quinto domingo de pascua
Ciclo A
Ciclo B
Ciclo C
Lunes
Martes
Mircoles
Jueves
Viernes
Sbado

257
257
266
274
282
289
295
300
307
314

Tercera semana de pascua


Tercer domingo de pascua
Ciclo A
Ciclo B
Ciclo C
Lunes
Martes
Mircoles
Jueves
Viernes
Sbado

127
127
136
144
154
160
167
173
180
187

Sexta semana de pascua


Sexto domingo de pascua
Ciclo A
Ciclo B
Ciclo C
Lunes
Martes
Mircoles
Jueves
Viernes
Sbado

320
320
328
337
346
352
359
366
373
380

Cuarta semana de pascua


Cuarto domingo de pascua
Ciclo A
Ciclo B
Ciclo C
Lunes
Martes
Mircoles
Jueves

194
194
203
211
219
225
231
237

Sptima semana de pascua


Ascensin del Seor
Ciclo A
Ciclo B
Ciclo C
Lunes
Martes
Mircoles
Jueves

387
387
396
403
410
417
424
431

Segunda semana de pascua


Segundo domingo de pascua
Ciclo A
Ciclo B
Ciclo C
Lunes
Martes
Mircoles
Jueves
Viernes
Sbado

476

Viernes
Sbado
Solemnidad de Pentecosts
Ciclo A
Ciclo B
Ciclo C

ndice

438
445
451
451
459
466

También podría gustarte