Limites en Hijos Con Tea

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¿COMO ESTABLECER LIMITES EN HIJOS CON TEA?

El comportamiento es frecuentemente una forma de


comunicación. Cualquier comportamiento tiene una razón de ser. Un
muchacho con TEA puede usar un mal comportamiento como medio de
comunicación, porque no entiende lo que está pasando o para expresar su
frustración cuando las cosas no son como él espera o desea.
No respondas a un mal comportamiento portándote mal. Tenemos que
pensar nuestra respuesta, actuar de forma calmada y no reaccionar
aumentando su ansiedad o su enfado. Tampoco debemos responder con lo
que sería una recompensa a ese comportamiento erróneo como por ejemplo
poniéndole su serie favorita en la televisión. Lo ideal es enseñarle a cambiar
ese comportamiento por otro que sea aceptable.
En caliente no está en su mejor momento. No intentes imponerle una
disciplina o corregirle cuando está enfadado, distraído, sobre estimulado,
encerrado, ansioso o en cualquier otro estado emocional donde su inestabilidad
en ese momento le impida interactuar contigo.
No solo es lo que decimos, también es como lo decimos. Recuerda que
reacciona tanto al tono de tu voz como a lo que le estás diciendo. Si le gritas,
puede oír el volumen, el tono o el enfado que sientes, pero no entenderá las
palabras y por tanto no sabrá qué es lo que ha hecho mal, con lo que puede
aumentar la frustración de los dos. Habla en un tono suave y agáchate junto a
él para estar a su altura y facilitar esa comunicación.
Haz un seguimiento al mal comportamiento. A veces ayuda anotar cuáles
son las circunstancias en las que aparece un “mal” comportamiento: qué
personas tomaron parte, a qué hora era, en medio de qué actividad, cuáles
fueron los posibles detonantes… La esperanza es que surja un patrón que nos
ayude a irlo corrigiendo.
Céntrate en lo positivo. En vez de decirle lo que no tiene que hacer, dile lo
que tiene que hacer. Refuerza cuando haya hecho algo bien. Usa un lenguaje
positivo, que le anime a seguir actuando bien.
Practica con él. Todos los niños necesitan repetir una actividad hasta
incorporarla en su vida cotidiana y hacerla como tú esperas que la haga. Un
niño con un TEA puede necesitar más tiempo y más repeticiones. Es mejor que
practiques en un ambiente tranquilo y cuando él lo haya dominado, ir aportando
algunas variaciones para ir ampliando ese aprendizaje. También te puede
ayudar escenificar una escena, usar dibujos o fotos como si fuera un cómic,
construir un cuento que muestre cuál es el comportamiento apropiado, etc.
Investiga si hay algún problema sensorial. Una fuente común de muchos
malos comportamientos es sentir malestar por alguna entrada sensorial, ya
sean visuales (un tubo fluorescente), auditivas (un cortacésped trabajando
fuera), táctiles (una textura que para él es enormemente molesta) o de otro
tipo.
Usa herramientas que te ayuden. Pueden ser unos auriculares para oír
música y tapar los sonidos que le molestan o le confunden. Puede ser un
horario, puede ser una pequeña lista de la compra para que él se encargue de,
por ejemplo, de coger las manzanas y pesarlas. Pueden ser tarjetas de puntos
que va sumando para conseguir la recompensa que él quiere (el ordenador, la
piscina, lo que sea)
Habla claro. Dile lo que quieres de una forma positiva y clara en vez de
órdenes confusas. Si le dices “Has dejado tu mesa hecha un desastre” para él
es básicamente una frase que describe un hecho. En cambio, si le dices
“Recoge, por favor, las acuarelas y lleva los papeles sucios a la basura” estará
mucho mejor. Recuerda que no es bueno entendiendo los mensajes implícitos.
No esperes que él vea fácilmente algo que a ti te parece evidente.
Mantén tus expectativas en el marco de lo razonable y adáptate a él. Hay
actividades que un niño sin TEA puede disfrutar, pero para un niño con TEA
son una tortura. Una fiesta en el polideportivo del colegio con cientos de niños
saltando, gritando y compitiendo puede que no sea su idea de una fiesta y
puede estar mucho más a gusto sentado junto a una profesora ordenando los
lapiceros.
Respétalo. Burlándote de él o imitándole, él no va a mejorar. El sarcasmo, los
insultos o los apodos no le harán reflexionar y salir de un momento o una racha
de mal comportamiento. No hagas acusaciones sin sentido. No establezcas un
doble estándar. No le compares con su hermano ni con otro estudiante.
De los dos el adulto eres tú. Aunque eres un adulto maduro, en ocasiones
tomas malas decisiones en el calor de una trifulca. Puedes ayudarle a
superarlo más rápidamente si no sumas tu enfado al suyo. Ten cuidado con
estas respuestas que en vez de resolver una crisis la prolongan, tales como
subir el tono o el volumen de voz.

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