Introducción Al Apocalipsis
Introducción Al Apocalipsis
Introducción Al Apocalipsis
El Apocalipsis ha sido una fuente de consuelo, ánimo y esperanza para cada generación de cristianos a
través de la historia quienes, en medio del sufrimiento y las dificultades de la vida, podrían cuestionar si
Dios está todavía activo y en el control. Este extraño libro ha provisto para ellos recursos inspirados en el
tiempo de necesidad crítica mientras experimentaban el rechazo y la persecución de un mundo hostil al
evangelio. El libro les dio una vislumbre de Cristo y de las realidades celestiales, y los problemas en el
conflicto cósmico que no se pueden encontrar en ninguna otra parte. Cuando los lectores comprenden el
mensaje central del libro, son guiados a vivir vidas virtuosas porque este libro contiene el mensaje del
evangelio, vale la pena estudiarlo.
Juan escribió el Apocalipsis mientras estuvo en Patmos, una pequeña isla rocosa en el Mar Egeo, a unos 8o
km (50 millas) de la costa sudoeste del Asia Menor (Turquía actual). El concepto tradicional ha sido que la
isla sirvió como una especie de campo de trabajos forzados al cual las autoridades romanas enviaban a los
ofensores (como una antigua Alcatraz). Sin embargo, algunos eruditos modernos cuestionan ese concepto
porque alegan que hay pocos registros de que Patmos fuera usada como colonia penal. Sin embargo, el
hecho que no se cuestiona es que Juan estuvo en esa isla exiliado, durante algún tiempo. Juan mismo afirma
que estaba en Patmos "por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo" (Apoc. 1:9). Por
esta afirmación no es claro si estaba exiliado en Patmos como resultado de una persecución, o había ido
voluntariamente como misionero. Sin embargo, la tradición cristiana temprana afirma que el testimonio
efectivo de Juan en favor del evangelio llevó a las autoridades de gobierno a exiliarlo a Patmos durante el
reinado del emperador Domiciano {81-96 d. C.), donde fue obligado a trabajar en las canteras. Más tarde
fue liberado por Nerva y se le permitió regresar a Éfeso. Mientras estuvo en Patmos, Juan recibió las visiones
del Apocalipsis, y se lo instruyó a escribirlas en un rollo y enviarlas como una carta pastoral a las iglesias de
Asia (Apoc. 1:11). La carta fue enviada, porque los cristianos en Asia estaban afligidos por un número
creciente de problemas que venían de fuera de la iglesia, como también de dentro de ella.
El libro del Apocalipsis se escribió en un tiempo de hostilidad romana hacia el cristianismo que finalmente
se transformó en persecución directa. Una época en que los cristianos estaban pasando por dificultades y
presiones, debido a que rehusaban cumplir las demandas de la adoración del emperador. Aunque la
adoración del emperador mientras vivía había sido fomentada desde Octavio Augusto (27 a. C.-14 d. C.),
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Gayo Calígula (37-41 d. C.) fue el primer emperador que demandó que se lo adorara. El siguiente emperador
que exigió la adoración fue Domiciano (81-96 d. C.). "Durante su reinado, la cuestión de la adoración del
emperador llegó a ser por primera vez crucial para los cristianos". Aunque ampliamente extendida, la
adoración del César se practicaba especialmente en el Asia donde los cristianos llegaron a estar en conflicto
con las autoridades por su oposición a tal adoración. Aunque la persecución de los cristianos iniciada bajo
Domiciano no fue a gran escala, fue precursora de muchas persecuciones violentas que siguieron. El libro
del Apocalipsis era apropiado para dar esperanza y ánimo a los cristianos oprimidos de los días de Juan en
esas terribles circunstancias, y fue diseñado para ello, y para prepararlos para enfrentar crisis futuras. Todos
estos hechos históricos sugieren que el libro del Apocalipsis refleja la situación que existía hacia fines del
siglo primero.
Las iglesias destinatarias: Éfeso, Esmima, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Habían existido
por bastante tiempo. Juan residía en Éfeso y aparentemente supervisaba esas comunidades locales. Es
probable que de vez en cuando visitara esas iglesias para ayudarlas en sus necesidades. Hacia fines del
primer siglo, la situación en esas iglesias se caracterizaba por una declinación espiritual y apostasía. Las
iglesias enfrentaban un número creciente de problemas, tanto externos como internos.
Diversos problemas que venían de afuera perturbaban y afligían a los cristianos en Asia en los días de Juan.
Primero, los cristianos en Asia afrontaban la oposición y las acusaciones de los paganos, porque ellos no
participaban en las actividades sociales. Evitaban las celebraciones que se caracterizaban por prácticas
inmorales y el comer alimentos dedicados a los dioses paganos. Acusaban a los cristianos de ateísmo por
adorar solo a su Dios (los romanos consideraban ateo a cualquiera que no adoraba al emperador). También
los acusaban de canibalismo en relación con la Cena del Señor, donde creían que comían carne humana y
bebían su sangre. Circulaban historias de que en sus cultos sacrificaban niños. Como resultado, los
cristianos fueron perdiendo gradualmente su situación legal en la sociedad.
Un segundo problema que afrontaban las iglesias era la persecución. Una amenaza seria a la iglesia fue el
desarrollo del culto de adoración al emperador. Apocalipsis 2:13 informa de la muerte de una persona en
Pérgamo, llamada Antipas, quien sufrió el martirio de parte de las autoridades romanas por su fe. La
persecución también amenazó a las iglesias de Esmirna (2:10) y de Filadelfia (3:10). El libro del Apocalipsis
indica que Juan esperaba una intensificación de la persecución, "con la perspectiva de que una cantidad de
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los miembros más débiles y menos devotos apostataran". Todos estos factores creaban una situación de
inseguridad en las iglesias; los creyentes se llenaban de temor acerca de lo que podría traer el futuro.
Finalmente, las iglesias estaban sufriendo debido a los conflictos con los judíos. El cristianismo comenzó
como un movimiento separatista del judaísmo. El libro de los Hechos describe un cambio en la iglesia
primitiva desde la continuidad en la relación hasta una separación entre las dos religiones. La destrucción
romana de Jerusalén en el año 70 d. C. apresuró la separación.
También afligían a las iglesias en Asia problemas de naturaleza interna. Como lo indican los siete mensajes,
los cristianos en esas iglesias estaban seriamente divididos sobre ciertos temas. En algunas de las iglesias,
aunque la mayoría de los miembros eran fieles, algunos individuos, incluyendo líderes de la iglesia, no eran
fieles y se oponían a Juan. En otras iglesias-tales como Tiatira, Sardis y Filadelfia-la mayoría de los creyentes
estaban en apostasía. En Sardis "unas pocas personas" "no han manchado sus vestiduras" (Apoc. 3:4); la
iglesia de Filadelfia quedó con "poca fuerza" (3:8). Toda la iglesia de Laodicea parece que estaba en
apostasía, y no se encontró nada bueno en ella.
Los problemas básicos con los que luchaban los cristianos en Asia involucraban la comida ofrecida a los
ídolos y la inmoralidad sexual (cf. Apoc. 2:14-15, 20). Estas eran precisamente las dos cosas que el Concilio
de Jerusalén pidió a todos los cristianos que rechazaran (Hech. 15:20). Estos dos problemas amenazaban
la unidad de las iglesias en Asia porque ellos estaban relacionados con las demandas populares de la
sociedad en Asia. Los cristianos en el Imperio Romano eran una parte de la sociedad en la que vivían y,
como tal, se esperaba que participaran en todas las obligaciones cívicas. Se esperaba que todos los
ciudadanos, en primer lugar, participaran en los festivales religiosos en los templos paganos. Los que
rehusaban participar sufrían el ridículo y las penurias del aislamiento social y las sanciones económicas.
Los cristianos en Asia afrontaban por lo menos dos problemas con respecto a su participación en los
festivales religiosos paganos. El primero estaba relacionado con el comer alimentos ofrecidos a los ídolos.
Los participantes de los festivales paganos generalmente se deleitaban con comida que consistía
principalmente de carne que había sido ofrecida al dios patrono local. Los festivales terminaban con
ebriedad y actividades inmorales. El segundo problema con respecto a las fiestas religiosas paganas era la
prostitución cúltica. La prostitución en el templo era una parte de muchas religiones paganas antiguas. Las
relaciones sexuales con las prostitutas del templo eran para la fertilidad de la tierra y la prosperidad de la
sociedad. Cualquiera que quería tener una situación económica, política o social tenía que atender estas
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demandas. Involucrarse con los festivales religiosos paganos demandaba comprometer las creencias y
valores cristianos.
El propósito principal de Juan al escribir el Apocalipsis, por lo tanto, fue ayudar a los cristianos del primer
siglo en la provincia romana de Asia con su situación y problemas. Confrontados con la creciente hostilidad
de Roma, así corno con las herejías invasoras y la creciente apostasía dentro de la iglesia, los cristianos en
Asia estaban preocupados acerca de su propia identidad y existencia. ¿Qué traería el futuro a la iglesia? El
libro del Apocalipsis tenía la intención de dar la respuesta. Declara que, aunque la situación en el mundo
parezca amenazadora y hostil hacia el pueblo de Dios, y el futuro pareciera tenebroso, Dios en Cristo es
realmente todavía el "dueño de la historia". Él está y siempre estará con su pueblo. Él "los vindicará en un
clímax escatológico grande y glorioso”.
Al registrar sus visiones, Juan extrajo símbolos casi enteramente del Antiguo Testamento mientras
respondía al medio religioso, social y cultural del primer siglo. Aunque nunca cita directamente el Antiguo
Testamento al escribir la profecía-solo alude a ella, "con una palabra aquí, un concepto allá, una frase en
otro lugar" -extrae muchas de sus imágenes. Muchos eruditos han demostrado que de los 404 versículos
del Apocalipsis, 278 contienen referencias o alusiones, directas o indirectas, al Antiguo Testamento. El
libro aparece como un "mosaico perfecto de pasajes del Antiguo Testamento", William Milligan alega que
el libro del Apocalipsis está "absolutamente empapado de los recuerdos, los incidentes, los pensamientos
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y el lenguaje del pasado de la Iglesia. Hasta tal punto esto es así, que puede dudarse si contiene una sola
figura no obtenida del Antiguo Testamento, o una sola oración completa que no esté más o menos
constituida por materiales extraídos de la misma fuente". Esto sugiere que los cristianos del tiempo de Juan
habrían percibido las semejanzas entre el Apocalipsis y el Antiguo Testamento, y finalmente hubieran
entendido "los símbolos del libro a la luz del trasfondo del Antiguo Testamento".
A fin de revelar los símbolos del Apocalipsis, el lector de hoy debe buscar el trasfondo del Antiguo
Testamento que sea más apropiado. Jon Paulien nota que "todo aquel que trata de comprender el
Apocalipsis sin un profundo conocimiento del Antiguo Testamento encontrará que le es virtualmente
imposible comprender el libro". También observa que la saturación del Antiguo Testamento en el
Apocalipsis "indica que es la clave principal para desentrañar el significado de los símbolos del libro".
Por ejemplo, la visión de los capítulos 4-5 está construida sobre la coronación de los reyes israelitas (cf.
Deut. 17:18-20; 2 Rey. 11:12); que las maldiciones del pacto del Antiguo Testamento (cf. Lev. 26:21-26) se
encuentran en el trasfondo de la visión de los siete sellos; que los 144.000 que están victoriosos sobre el
mar de vidrio y cantan el cántico de Moisés y del Cordero es una clara alusión a Éxodo 15; y que la escena
de Apocalipsis 16:12-18:24 se construye sobre la captura de la Babilonia histórica por Ciro rey de Persia y
sus ejércitos (cf. Isa. 44:26-45:7;]er. 50-51). Las trompetas, las langostas del abismo, Sodoma y Egipto, el
Monte Sión, Babilonia, el Éufrates y la batalla de Armagedón, todos son tornados de la historia de Israel.
Al comunicar su voluntad presente así corno sus planes para el futuro de su pueblo, Dios usa el lenguaje del
pasado. Las profecías del Apocalipsis están edificadas especialmente sobre los eventos clave más grandes
de la historia sagrada: la creación, el diluvio, el éxodo, el pacto de Dios con el rey David y el exilio a Babilonia.
Estos eventos tienen el propósito de edificar la fe del lector sobre la base de que los actos de salvación de
Dios en el futuro serán muy parecidos a los actos de salvación de Dios del pasado. El mismo Dios poderoso
y fiel que hizo actos maravillosos para su pueblo en lo pasado, y que está haciendo las mismas cosas en el
presente, es el Dios que le da a su pueblo la certeza de que guardará sus promesas referentes a su futuro.