Diario Campo Parentesco David 2015

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El mundo nahua:

parentesco y ritualidad

Coordinadores:
Saúl Millán t David Robichaux

D.R. Fernando López/Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas-


Fototeca Nacho López. Nahuas de Hueyapan, Tetela del Volcán, Morelos, 2006.
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DIRECTORIO ES UNA PUBLICACIÓN INTERNA


DE LA COORDINACIÓN NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA
DEL INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
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Francisco Ortiz, Lourdes Suárez,
Xabier Lizarraga, María Elena Morales
Consejo Editorial

Saúl Millán
David Robichaux
D.R. Víctor Rico/Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas-
Fototeca Nacho López. Nahuas de La Cofradía de Ostula, Michoacán, 1998. Coordinador de este número
Índice

Presentación

4 David Robichaux y Saúl Millán

Parentesco ritual en México:


sugerencias para un nuevo enfoque

9 Catherine Good Eshelman

Vistiendo ahijados:
curación y parentesco ritual entre los nahuas de Cuetzalan

19 Saúl Millán

Categorías de parentesco y compadrazgo en la organización


de relaciones con lo sobrenatural.
Los nahuas desde la perspectiva amazónica

29 David Lorente Fernández

Por cada vida, varios mundos.


Nociones sobre el parentesco ritual entre los nahuas
de Tepetzintla

41 Alessandro Questa

Parentesco, trabajo y comunidad:


el sistema de cargos en Chiconcuac, Estado de México

53 Dula Celina Rodríguez Hernández

¿De qué se trata el parentesco?


Definiendo un objeto de estudio y algunas ideas
para su investigación entre los nahuas
y otros pueblos indígenas de Mesoamérica

65 David Robichaux
arentesco y ritualidad en el mundo nahua es pusieron de manifiesto que las mismas discrepan-
el resultado de un debate, a menudo amis- cias pueden constituir una rica veta para madu-
toso e informal, que los coordinadores de este rar nuestras discusiones y saltar las trancas de las
número han sostenido durante años. El estímulo categorías tradicionales de la antropología, lo que
que dio lugar a la presente fase de ese diálogo fue puede redundar en plantear nuevas preguntas de
la sesión Familias, familiares y redes sociales que investigación.
se realizó en el marco la V Reunión del Grupo de Los trabajos de este Suplemento también hacen
Trabajo Familia e Infancia, celebrada del 26 al 28 patente que el fenómeno de las relaciones parenta-
de septiembre de 2007 en la Universidad Ibero- les y su proyección hacia distintos ámbitos es un
americana en la ciudad de México. Esta reunión dominio mucho más vasto de lo imaginado por los
fue organizada por David Robichaux, en su capa- autores de los primeros estudios etnográficos que
cidad de coordinador de dicho grupo bajo los aus- abordaron el tema del parentesco. Estos últimos
picios del Consejo Latinoamericano de Ciencias solían partir de la terminología del parentesco que
Sociales (CLACSO) [ver www.clacso.org Programa confundieron con “organización social”, aunque
grupos de trabajo]. Las discusiones que surgieron pocas veces incursionaron en las relaciones socia-
en aquella ocasión en torno a los trabajos aquí les concretas y en los niveles simbólicos y soportes
reunidos (salvo los de Robichaux y Alessandro ideológicos de lo que se ha considerado en este con-
Questa), pusieron en relieve unas discrepancias de cepto muy limitado de parentesco. Sin embargo,
enfoques y de definiciones del ámbito que revelan como las investigaciones más recientes advierten
claramente que el parentesco y sus modalidades –punto que queda manifiesto en los artículos de
continúan siendo un tema de interés. También este número–, entre los nahuas y otros pueblos indí-
genas de México, los vínculos de parentesco juegan
un papel clave en las interacciones que surgen del
ámbito ceremonial; además, las relaciones que se
tienden entre los hombres y el mundo sobrenatural
también se expresan en el “idioma del parentesco”
o, al menos, en el del parentesco ritual.
Por la vía del padrinazgo y del compadrazgo,
en efecto, el parentesco se amplía y establece un
vínculo muy estrecho con la actividad ritual. La
vida ceremonial se convierte en estos casos en una
fuente de producción de nuevas relaciones sociales
en las que no están contenidos los vínculos tradicio-
nales de consanguinidad y afinidad. El ritual cons-
tituye una vía para una vía para el antropólogo de
ahondar en éstos últimos. Además, en esas mismas
situaciones se reafirman otros lazos dadas las exi-
gencias de las celebraciones de los ritos de paso y
de las fiestas comunitarias que tienen paralelismos
con ceremonias de curanderos y guardan relacio-
nes estructurales parecidas a éstas. Los pueblos
nahuas, a los que está dedicado este Suplemento,
son particularmente propicios a multiplicar esos
lazos sociales mediante ofrendas, rituales y mayor-
domías que organizan el ciclo festivo comunitario
o el ciclo vital, cuyas celebraciones se vuelven casi
siempre el motivo de nuevas relaciones de compa-
drazgo o que refuerzan relaciones de parentesco
consanguíneo y afín.
D.R. Héctor Vázquez/Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos
A pesar de su recurrencia, sin embargo, los
Indígenas-Fototeca Nacho López. Nahuas de Cuetzalan, Puebla, 1991. nahuas carecen de un término genérico y lingüís-

4
Presentación

ticamente homogéneo para designar los nexos que y el compadrazgo y considerar nuevos ámbitos.
unen a padrinos, ahijados y compadres, en virtud El hecho de que los grupos nahuas empleen las
de variantes semánticas que son características categorías del parentesco para describir relacio-
de un grupo etnolingüístico tan extenso. El lector nes de carácter ceremonial, algunas de las cuales
encontrará que las variaciones no son sólo lingüís- competen incluso a entidades no humanas, habla
ticas, sino atañen por igual a formas de parentesco de un fenómeno cultural más amplio, cuyas fron-
y compadrazgo que se reproducen en ámbitos apa- teras están aún por definirse, y que valdría la pena
rentemente diversos como el sistema de cargos, explorar entre otros grupos indígenas.
el culto a los santos o la medicina tradicional. No A pesar de las reservas que pueden expresarse
obstante las variaciones, algunas similitudes nos hacia las teorías simbólicas del parentesco, como
invitan a las comparaciones: los datos etnográfi- lo hace David Robichaux con su participación en
cos que proporcionan los autores pueden resultar esta publicación, es necesario admitir que en los
estimulantes para otros investigadores ya que nos vínculos entre parentesco y ritual existen más ideas
incitan a profundizar en el debate siempre vigente y representaciones que las que han contemplado
en que han participado los coordinadores sobre la los análisis iniciales. Los estudios de caso elabo-
unidad y diversidad de Mesoamérica (ver números rados por Saúl Millán, David Lorente y Alessandro
92 y 93 de Diario de Campo). Questa son en este sentido un ejemplo elocuente de
En la primera contribución de este número la distancia que media entre el parentesco como
Catharine Good nos recuerda el trabajo pionero de hecho social y el parentesco como hecho simbó-
Sidney Mintz y Eric Wolf y sostiene que la divi- lico y cultural. Millán, por su parte, nos lleva al
sión del compadrazgo en tipos vertical y horizon- terreno de los conceptos y los términos locales y
tal sigue teniendo validez en el abordaje del tema.
De su trabajo de campo de larga duración entre
los nahuas del Alto Balsas, Good nos proporciona
información interesante sobre relaciones sociales
especiales, como las que se crean entre las perso-
nas que son ahijados de un mismo padrino que son
conocidos como “hijos de compadrazgo”, entre los
cuales está prohibido casarse y tener relaciones
sexuales. También existe una institución conocida
como padrinos de “medida” que sirve para reem-
plazar a los padrinos distanciados, pero necesarios
para ciertos ritos posteriores al inicial. Destaca la
extensión de los términos de “abuelito” y “abuelita”
a los padrinos de los padres y el uso de “nieto” por
parte de éstos para referirse a los hijos de sus ahija-
dos. Estas prácticas pueden ser más generalizadas,
pero por las formas rígidas y ortodoxas de lo que
convencionalmente se abordaba como parentesco,
no se captaban en el campo y se les prestaba poca
atención por no cuadrarse en las nociones conven-
cionales de parentesco.
Good señala la importancia de la observación
de relaciones concretas y los ámbitos específicos
en que éstas operan. Deben buscarse en el campo
ya que pueden constituir un valioso recurso para
plantear nuevas perspectivas sobre el parentesco
y la relación de éste con el compadrazgo. Hoy día,
las investigaciones entre los indígenas mesoameri-
D.R. Lorenzo Armendáriz/Comisión Nacional para el Desarrollo
canos revelan materiales que nos invitan a ir más de los Pueblos Indígenas-Fototeca Nacho López. Nahuas de La
allá de las nociones convencionales del parentesco Placita de Morelos, Michoacán, 1993.

5
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destaca la importancia de los contextos para apre- destacados en los demás artículos de este número.
hender las variaciones semánticas. Señala cómo Recordando los cuestionamientos de David Sch-
entre los nahuas de la región de Cuetzalan el tér- neider del parentesco como dominio autónomo y
mino en la lengua vernácula refleja un complejo la importancia que éste dio a los conceptos loca-
ideológico relativo a la composición anímica de los les, Millán destaca la importancia de repensar el
seres humanos y el componente terapéutico de la parentesco y el padrinazgo en sus contextos más
relación padrino/ahijado. De ahí se derivaba una amplios en la siguiente afirmación: “las represen-
práctica mediante la cual el verdadero nombre del taciones nahuas conservan la tendencia a equipa-
niño era conocido sólo a los padres y los padrinos, rar distintos órdenes taxonómicos y a homologar
costumbre que se ha flexibilizado con las exigen- procesos que para nosotros resultan divergentes”.
cias de la escolarización. La contribución de David Lorente nos invita a
Millán señala otras prácticas emanadas del mirar las categorías de parentesco aplicadas por
vínculo de parentesco como el papel del padrino de los nahuas a seres sobrenaturales a través de la
bautizo como padrino de casamiento que han sido lente de las perspectivas amazónicas de Descolá y
reportadas entre otros grupos de nahuas y pueblos Viveiros de Castro, las cuales resume de manera
mesoamericanos. Encuentra, además, símbolos muy sucinta y clara. Destacando el paralelismo
numéricos de la adultez y la niñez, correlaciona- que hay entre la idea amazónica de un mundo no
dos con el número de padrinazgos sacramentales humano donde otros seres pasan su vida en socie-
y otros de origen local, llamados nauipualtiloni o dades y con objetivos que son réplicas de la socie-
teopancuilis, algunos de los cuales tienen que ver dad humana, y su propio trabajo de tesis (Mención
con curaciones de enfermedades de los conocidos Honorífica, Premio INAH Fray Bernardino de
como sustos o malos aires. Los ritos con que se Sahagún, 2007), sobre el complejo granicero-ahua-
concluyen estas ceremonias guardan una relación ques en la Sierra de Texcoco, plantea la idea de que
estructural con los que se realizan al terminar el el rol del chamán y el granicero es el conmutador
proceso terapéutico que efectúa el curandero y éste de estos dos mundos o perspectivas, lo que le da
también queda como padrino de su paciente/ahi- el poder de resolver conflictos entre humanos y
jado. Señala la importancia de los ritos de levanta- no humanos. Con el trasfondo del perspectivismo
miento de cruz y el papel de los padrinos durante amazónico, Lorente destaca como diferentes rela-
siete años de la muerte, número que refleja el de ciones específicas entre los ahuaques, o espíritus
los padrinazgos y las ceremonias que se despliegan del agua, y humanos se expresan como relaciones
a lo largo del ciclo vital. Millán asocia sus ejem- de parentesco y de compadrazgo: mientras que las
plos etnográficos de los padrinos en Cuetzalan a víctimas de los espíritus son consideradas como
las ideas relativas a prestaciones e intercambio, sus cónyuges, los graniceros ven a los ahuaques

D.R. Víctor Rico/Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas-Fototeca Nacho López. Nahuas de la Ciudad de México, D.F., 1996.

6
Presentación

como sus “compadritos”. Refiriéndose a las ideas los habitantes de Chiconcuac emplean el término
de López Austin relativas a la construcción de con- “familia” para aquellas personas que acuden a
ceptos ideológicos a partir de la experiencia social ayudar en el “compromiso” que implica tener que
cotidiana y de Catharine Good sobre la lógica fungir como mayordomo o realizar alguna de las
cultural común de los ámbitos social, natural y fiestas asociadas con algunos de los ritos de paso.
sobrenatural de los nahuas, concluye que de ahí El estudio muestra que, a pesar de la pujanza eco-
se desprenden las extensiones señaladas. Explorar nómica local, las prácticas de reciprocidad e inter-
este ámbito, fijándonos en cómo se conceptúan las cambio en la vida ritual tienen mucho en común
relaciones a estos niveles y entre ellos, puede arro- con la que han descrito en otras comunidades
jar luz sobre las relaciones de parentesco y compa- nahuas de la región y de otras regiones de Meso-
drazgo en futuros estudios. américa.
En su trabajo sobre algunos aspectos del paren- Por su parte, el trabajo de Robichaux hace unas
tesco ritual entre los nahuas de Tepetzintla en la reflexiones sobre los trabajos y las ideas de David
Sierra de Puebla, Alessandro Questa hace reflexio- Schneider, un autor poco conocido en México, que
nes interesantes y útiles para investigadores sobre abordó en el ámbito del parentesco, el aspecto
el tema. Sobresale una estructura común, cuyos cultural, que concibe como sistema de símbolos,
pasos de agradecimiento, respecto y perdón per- de una manera muy peculiar. El autor destaca la
mean los rituales entre compadres y aquellos que herencia intelectual que comparte Schneider con
se establecen con entidades sobrenaturales. Las Clifford Geertz, cuyas nociones de cultura como
ofrendas del ciclo agrícola implican el llamar a sistema simbólico son conocidas y ampliadas en
los “compadres”, seres que trabajarán “a medias” México. Robichaux advierte sobre los peligros de
con el campesino “dentro de montaña” donde todo poner lo simbólico en primer plano y lo asocia con
crece “hacia abajo”, y que causarán daño de no un tipo de etnografía que primaba la entrevista
recibir las prescritas ofrendas. Aunque la existen- sobre la observación de la acción. Concuerda con
cia de este mundo paralelo y otros sugieren que Schneider sobre la necesidad de desreificar el “sis-
los nahuas se conciben como partícipes de una tema de parentesco” y propone estudiar una serie
sociedad más allá de los límites de la humanidad, de fenómenos concretos que, a diferencia de Sch-
como se plantea en uno de los modelos de Descolá, neider, parte de un estudio minucioso de las rela-
el autor señala que, a diferencia de éste, la ofrenda ciones sociales. Éstas, de acuerdo con Robichaux,
no es una relación de protección entre humanos deben estudiarse por sí y en sí. Pero también, deben
y seres distantes y caracterizados por la alteri- ser abordadas como un medio para acceder a los
dad. Por otro lado, Questa hace una importante sistemas de valores y los sistemas de significados
observación relativa a confusiones que surgen de y símbolos que sostienen las relaciones sociales
las traducciones de los términos al español por los entre parientes y compadres.
mismos nahuas y las traducciones precipitadas de En efecto, los artículos contenidos en este
los antropólogos, que sin duda debe hacerse exten- número muestran un interés por comprender las
siva para otras áreas mesoamericanas y que tiene categorías nahuas sobre el parentesco en ámbitos
implicaciones importantes a la hora de pretender que tradicionalmente no han sido catalogados bajo
establecer comparaciones. El artículo presenta este rubro. El parentesco en general, y el paren-
una serie de relaciones interesantes de parentesco tesco ritual en particular, se revelan en estos casos
ritual, cuya filiación claramente distinta de los como prácticas sociales que involucran ideas y
sacramentos católicos nos invita a reflexionar e creencias sobre el cosmos, la salud anímica y las
investigar más sobre esta institución tan emblemá- nociones locales de lo que constituye una persona.
tica de los pueblos mesoamericanos. Todo esto se despliega en una serie de rituales que
Chiconcuac, en la región de Texcoco en el involucran personas concretas y que relacionan a
Estado de México, es un conocido centro mercantil éstas entre sí y con entidades sobrenaturales en sis-
e industrial, cuyos habitantes no hablan náhuatl ni temas de flujos de bienes y “trabajo”. El corolario
se reconocen como “indígenas”. Sin embargo, las es acaso que dichas representaciones afectan las
personas de 70 años o más recuerdan que, cuando relaciones de parentesco ritual entre los miembros
niños, hablaban esta lengua y la pequeña ciudad de un grupo o una comunidad, añadiendo conno-
se caracteriza por un nutrido calendario de fies- taciones distintas a las nociones del compadrazgo
tas religiosas con celebraciones muy fastuosas, que provienen del mundo Mediterráneo. A pesar
organizadas por mayordomías. Señalando varios de diferencias y enfoques, los coordinadores de
paralelismos con el estudio clásico de Bonfil sobre este Suplemento consideramos que las propuestas
Cholula, en su artículo Dula Rodríguez centra la e información etnográfica consignadas en este nú-
atención en el papel clave en un punto destacado mero servirán de estímulo para investigaciones y
por el autor de El México profundo: el papel de los discusiones. Esto, a sabiendas que las contribucio-
parientes y los compadres en la organización de nes representan sólo una pequeña parte de lo que
las fiestas comunitarias. Rodríguez encuentra que constituyen el parentesco y el parentesco ritual.

David Robichaux y Saúl Millán

7
¿De qué se trata el parentesco?
Definiendo un objeto
de estudio y algunas ideas
para su investigación entre
los nahuas y otros pueblos
indígenas de Mesoamérica

David Robichaux*

* El doctor David Robichaux, profesor e investigador del


Posgrado en Antropología en la Universidad Iberoame-
ricana, ha coordinado recientemente la obra Familia y
parentesco en México y Mesoamérica (2005).

65
David Robichaux

D.R. Alejandro Orihuela/Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas-Fototeca Nacho López. Nahuas de Coatetelco, Morelos, 1994.

Debo ante todo pedir disculpas por el título tan parece olvidar que uno de los aspectos de división
torpe del presente artículo, sobre todo, su primera con los culturales era el Océano Atlántico— reem-
frase. No obstante, pienso que, a pesar de lo poco plazan a los sociólogos, pues al fin y al cabo, los
grácil que es y de que tal vez “el tema del paren- primeros no eran más que microsociólogos (Mur-
tesco” sea la mejor traducción de “What is kinship dock 1951:471).
all about?”, por lo menos nos remite directamente En su artículo Schneider desarrolla sus pos-
al clásico artículo donde David Schneider se revela tulados sobre cultura que había ya esbozado en
claramente como parsoniano en el ámbito del el libro American Kinship: A Cultural Account,
parentesco y en la antropología preocupada por en el cual uno de los objetivos primordiales era
la “cultura”. Además, la pregunta que plantea el demostrar que la cultura (el sistema coherente de
autor en su título permite hacer unas reflexiones significados y símbolos de los nativos), es tan inde-
sobre lo que ha sido el tema del parentesco en sus pendiente de las relaciones sociales que se puede
diversas manifestaciones en los estudios antropo- estudiar a aquella sin abordar a éstas. (Schneider,
lógicos en México. Y de manera más particular, 1980: 4-8). Schneider, además, nos traza el camino
gracias al debate propuesto por Saúl Millán (ver metodológico, especificando que las regularidades
este volumen), me ofrece un espacio donde espero observadas en el comportamiento no constituyen
poder aclarar algunas de mis ideas con respecto al lo mismo que la idea compartida entre un grupo
tema y reflexionar sobre el futuro del parentesco humano de que haya una regla respecto al com-
en la etnografía mexicana y nuevos derroteros en portamiento. Afirma que las “unidades culturales”
la investigación. no se pueden inferir a partir de las regularidades,
De acuerdo con Schneider, la “antropología empresa última y única del antropólogo cultural
cultural” debe dedicarse al descubrimiento de los (Schneider, 1980: 6). Celoso en su deber como
conceptos culturales, quedándole a la “antropolo- antropólogo cultural de estudiar la cultura en sus
gía social” la tarea de abordar las relaciones socia- propios términos, reconoce la importancia de estu-
les (Schneider, 2004:265). Al lector, le recuerdo la diar la relación entre la conducta observada y las
posición de Talcott Parsons, quien sedujo a un buen construcciones culturales con el solo propósito de
número de antropólogos, inclusive a Kroeber, con comprender cómo se generan estas últimas. Pero
su división del trabajo disciplinar: la mente para deja esta tarea a otros pues este propósito queda
los psicólogos, la cultura para los antropólogos fuera del alcance de su investigación (Schneider,
y las relaciones sociales para los sociólogos (ver 1980:7).
Kroeber y Parsons, 1958; Parsons y Shils, 1951). En “What is kinship all about”, escrito unos años
En la versión de Schneider, debemos de pensar que después, Schneider parece vacilar en esta posición
los antropólogos sociales —aunque nuestro autor original a la vez que abraza estrechamente la pos-

66
¿De qué se trata el parentesco?

tura parsoniana al desmenuzar aun más los


niveles de análisis. Expone una propuesta
metodológica de tres etapas para la inves-
tigación de las “unidades culturales” –los
“elementos primitivos” que componen el
“sistema cultural”- que tiene como su punto
de partida las regularidades del comporta-
miento observado. De este nivel propone abs-
traer el sistema normativo que son las reglas
que deben ser observadas por un individuo
para que su comportamiento sea aceptado
por su grupo como correcto o apropiado.
El siguiente nivel, el “sistema cultural” se
abstrae del sistema normativo y consiste en
los símbolos y significados que constituyen
“las premisas básicas que una cultura pos-
tula para la vida”. Entre éstas menciona los
contenidos de las unidades culturales, cómo
éstas se definen y se diferencian y cómo for-
man un orden integrado e, incluso las pre-
misas sobre cómo se estructura el mundo
y las partes que lo constituyen. Schneider
compara cultura con el conjunto teatral
compuesto de escenario, escenografía y
elenco de actores mientras que equipara el
sistema normativo con las pautas dadas por
el director. Ubica claramente esta definición
estrecha de cultura o “sistema cultural” en
la teoría general de Talcott Parsons y con-
sidera este concepto más potente que los
D.R. Víctor Rico/Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos
acostumbrados en antropología (Schneider, Indígenas-Fototeca Nacho López. Nahuas de El Chorumo, Michoacán,
2004: 261). Así, ante la pregunta sobre la 1998.
materia o el tema del parentesco que pre-
senta en el título objeto del presente artí-
culo, Schneider declara que lo que busca es una
respuesta “cultural”, deslindándose de la tarea de
investigar el sistema normativo y la organización
social (Schneider, 2004:262).
Ahora bien, es importante señalar el paren-
tesco intelectual entre David Schneider, Clifford
Geertz y Talcott Parsons. Los dos antropólogos se
habían formado en el Departamento de Relaciones
Sociales en Harvard a principios de la década de
1950 donde cursaron seminarios con Parsons y
con otros antropólogos influidos por este último.
Posteriormente, como colegas en la Universidad de
Chicago, marcarían las pautas de lo que podemos
llamar el neo-culturalismo parsoniano de la antro-
pología norteamericana. Señalar este nexo per-
mite ubicarnos en algo más amplio teóricamente
porque la obra de Schneider, que no ha sido tra-
ducida al castellano, es mucho menos conocida en
México que la de Geertz. Desde la primera página
de la introducción de American kinship, Schneider
señala el trabajo de Geertz -que versa sobre la reli-
gión como sistema cultural- como un “excelente
ejemplo” de la tradición de Parsons, mencionando
el trabajo de éste con Kroeber de abordar el “sis-
tema cultural”, definido como un sistema de sím-
bolos (Schneider, 1980:1). Y, en el espíritu del tema
que ahora me ocupa, destaco esta filiación y her-
mandad puesto que lo que me pide Saúl Millán es
que me convenza de que un sistema de parentesco
D.R. Alejandro Orihuela/Comisión Nacional para el Desarrollo de los
es un “dominio cultural”, y no sólo “las relaciones Pueblos Indígenas-Fototeca Nacho López. Nahuas de Coatetelco, More-
que pueden observarse entre sus miembros, ni en los, 1994.

67
David Robichaux

en cuanto a cómo hacemos la etno-


grafía del parentesco y cuáles son las
materias primas que debemos reco-
ger para su estudio. Si bien es posible
que el modelo planteado por Adam
Smith (1953:8-10) en The wealth of
nations (con su ejemplo de la eficien-
cia que se podría lograr en la fabrica-
ción de alfileres a través de la división
del trabajo), puede ser útil para con-
ceptualizar distintos ámbitos de la
vida socio-cultural, creo también
que una sobre-especialización puede
traer consecuencias negativas para
la antropología. Es ésta la receta de
Parsons para las ciencias humanas
D.R. Lorenzo Armendáriz/Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas-
y sociales, pues si unos se dedican a
Fototeca Nacho López. Nahuas de La Placita de Morelos, Michoacán, 1993. la mente, otros al “sistema cultural”
(símbolos y significados, exclusiva-
mente) y todavía otros al “sistema
su ciclo de desarrollo de sus grupos domésticos” social”, la eficiencia de la especialización rendiría
o que, por lo menos, me ponga a pensar sobre el sus frutos y se avanzaría en el conocimiento.
tema. Esta petición de Saúl Millán tiene su origen Teóricamente, una propuesta muy lógica, pero
indudablemente en una relación de parentesco de en la práctica, poco realista y menos productiva
tipo filiación a través de la cual se ha trasmitido para la antropología. Suena como una receta
del abuelo Parsons, a través del padre Geertz, una de un investigador de gabinete y lo que llama la
idea precisa de dominio o sistema cultural al nieto atención es que esta división de trabajo propuesta
Millán. por Parsons ha sido ampliamente asumida por
En realidad, la distinción que hace Schneider la antropología norteamericana y entre cier-
entre los niveles de análisis me parece una pro- tos antropólogos mexicanos, aparentemente sin
puesta interesante para mantener en claro estos mayor conocimiento de sus soportes teóricos. Es
análisis en la investigación. Además, creo que la decir, Talcott Parsons tuvo una razón muy clara
dimensión del campo de las representaciones o la para recetar la cultura en los términos expresados
“conciencia de los hombres” que señala Saúl Millán a la antropología norteamericana pero ¿se trata de
son efectivamente ámbitos en donde debemos estar una receta apta para la cocina mexicana? Y uso
presentes los antropólogos. Sin embargo, es preci- esta metáfora para referirme tanto al potaje en que
samente porque pienso que el parentesco es más consiste la antropología mexicana como a la pecu-
(nótese que evito “sistema de parentesco” por razo- liaridad del sabor de la organización social meso-
nes que se explicitarán más adelante) que “las rela- americana. Tengo serias dudas sobre su eficacia
ciones que pueden observarse entre sus miembros”, tanto para la antropología en general, como para
el “ciclo de desarrollo de sus grupos domésticos”, y la etnografía de los pueblos indígenas en México
de otras regularidades en el comportamiento, que en particular, precisamente por el lugar que ocupa
insisto en abordar estos últimos como paso nece- el trabajo de campo en la disciplina y por el tipo
sario para hablar de “cultura”. De alguna manera, de trabajo de investigación que propicia. Pensemos
tengo el mismo punto de partida
que Schneider cuando en What is
kinship all about? se refiere a la
abstracción del “sistema norma-
tivo” de las regularidades obser-
vadas del comportamiento. Pero,
aunque sí logro ver una posible
utilidad de desmenuzar los niveles
de análisis, no estoy tan seguro de
estar de acuerdo con los recortes
o con la definición del sistema cul-
tural que hacen Schneider y los
demás neo-culturalistas.
Pero mi problema mayor con
este enfoque tiene que ver con
sus consecuencias concretas en la
etnografía del parentesco. De ahí
se deriva mi divergencia con Sch-
neider, divergencia con un impor-
tante trasfondo metodológico que D.R. Teúl Moyrón Contreras/Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indí-
tiene implicaciones importantes genas-Fototeca Nacho López. Nahuas de Mixtla de Altamirano, Veracruz, 2004.

68
David Robichaux

por un momento qué sabríamos sobre el Kula si


Malinowski hubiera seguido la receta parsoniana
de limitarse a abordar en el campo la “red de sig-
nificados” o los “símbolos”. Considero que con esa
metodología, Malinowski ni siquiera se hubiera
enterado de su existencia. Conocemos el Kula
precisamente porque el etnógrafo de las Islas Tro-
briand echó fijamente su mirada en las relaciones
sociales y al hacerlo en directo nos aportó mucho
material etnográfico sustancioso y útil e, incluso
llegó a abordar lo simbólico.
Pero veamos ahora lo que David Schneider sí
descubrió, o creyó haber descubierto, al entrar al
nivel de los símbolos en su abordaje del sistema
cultural del parentesco entre los norteamericanos.
A primera vista, el hallazgo de Schneider podría
parecer normal pues al nivel material parece ser
atinado ya que concuerda con algo que ocupa la
mente de casi todo ser humano, por lo menos en
alguna etapa de su vida, y que, de alguna manera,
es implícito en las teorías de la filiación y la
alianza: el coito. Pero a diferencia de estas últimas,
de acuerdo con nuestro autor, el coito para los nor-
teamericanos es más que el coito-coito; el coito es
un símbolo del parentesco. Schneider atribuye su
D.R. Fernando Rosales/Comisión Nacional para el Desarrollo
descubrimiento del valor simbólico del coito a la de los Pueblos Indígenas-Fototeca Nacho López. Nahuas de la
influencia que sobre él ejerció Lévi-Strauss (Sch- Costa de Michoacán, Michoacán, 2005.
neider, 1980:1). Este hallazgo debió haber cogido
a algunos por sorpresa, pero lo que más sorprende
es el proceder de Schneider para llegar a su con- afirma, puesto que Schneider llega a esta conclu-
clusión que, aunque no lo expresa así, forma parte sión al término de un libro de escasas 119 páginas
de la vocación “interpretativa” de la antropología, que se basaron en más de seis mil cuartillas de
vocación que muestra su hermandad con Geertz. entrevistas transcritas con 102 informantes en los
Y lo que es más, pensando nuevamente en el ejem- suburbios de Chicago (1980:12).
plo de la fabricación de alfileres ofrecido por Adam Para seguir con el mismo tenor de esta dis-
Smith, uno tiene que dudar de la eficacia de este cusión, no dudo que algunos impacientes, tal vez
modelo para el avance de las ciencias sociales y aquellos que una vez hayan pensado en el sexo
humanas en la propuesta parsoniana. Y así lo fisiológico y no el simbólico, ya estarán excla-

D.R. Lorenzo Armendáriz/Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas-Fototeca Nacho López. Nahuas de La
Placita de Morelos, Michoacán, 1993.

70
¿De qué se trata el parentesco?

mando que a lo que realmente ha llegado Schnei- y los símbolos y/o representaciones- , a mi modo de
der es a una especie de onanismo mental. Pero ver ésta se devela mejor observando la práctica. Si
tal vez aquellos que no se habían precipitado en la cultura se descubre por la entrevista y casi sólo
usar estos calificativos, ya pensarían en algo sim- por ésta como propone Schneider, estamos ante un
bólicamente similar a la hora de saber que, con concepto muy pobre —en mi opinión— de cultura.
respecto a ese preciso trabajo de campo, el autor Cultura, de este modo, prácticamente se reduce
afirmó años después que no consultó las seis mil a la narrativa del informante –o, en el caso del
cuartillas ni siquiera sus notas para la escritura de coito como símbolo del parentesco de Schneider,
American kinship. Puso en tela de juicio el valor de a las elucubraciones del antropólogo- y estamos
las entrevistas, pues afirmó que se pueden mani- sin posibilidad de revelar principios subyacentes
pular de tal modo que los informantes digan lo de la acción o ejes culturales en los términos pro-
que el investigador quiera que digan (Schneider, puestos por Catharine Good (2005). Si es tan —o
1995:210). Pero lo que resulta de lo más contradic- más— importante la connotación que la denota-
torio y hasta sorprendente es que ninguno de los ción, entonces ¿cómo demonios podemos extraer
informantes entrevistados en la investigación de el significado sin entrar a observar y (de ser posi-
Schneider ofreció espontáneamente que recono- ble) participar en los contextos de lo denotado? A
ciera el coito como el símbolo del parentesco, cosa mi modo de ver, se trata de un paso metodológico
que define como “una relación duradera de solida- necesario de la etnografía para aprehender la con-
ridad difusa”, (Schneider, 1980: 116). Tal vez una notación y que ésta es necesaria para asir el signi-
clave para entender el salto analítico de nuestro ficado.
autor sea el hecho de que en la misma introducción Es posible que en American kinship haya un
del mencionado libro se incluyó a sí mismo como error de base, cuyas raíces ya se vislumbraban en
informante calificado por el hecho de ser partícipe sus preparativos para enfrentar su primer trabajo
de la misma cultura estudiada (Schneider, 1980: de campo en la isla de Yap en Melanesia, cuando
13). Este detalle me lleva a la siguiente reflexión: se puso a armar un diccionario de la lengua local y
más de 25 años antes que Schneider, sin tener que luego aprender el vocabulario (Schneider, 1995:86).
encargar seis mil cuartillas de entrevistas, Octavio Aunque Schneider se ufana de la importancia de
Paz alcanzó niveles muy simbólicos en sus diserta- los modelos lingüísticos para abordar la cultura y
ciones sobre los mexicanos y sus madres, que tam- reconoce su deuda con Saussure (1980:126-128), yo
bién es un aspecto del parentesco que muchos han me pregunto si, en el fondo nuestro autor no creía
considerado muy importante. Y además, sin tener que el aprendizaje de una lengua se lograba apren-
que citar a Clifford Geertz, ganó el premio Nobel, diendo listas de palabras fuera de contexto. Esta
aunque en literatura. descontextualización de los vocablos parece correr
Suponiendo por un momento, que aun sí limi- en paralelo con la de las “unidades culturales” y
táramos la empresa antropológica a la tarea —que los materiales etnográficos percibidos por Schnei-
otros como D’Andrade (1995:251) han tachado de der como los conceptos culturales del nativo. Qui-
imposible— de descubrir el orden interno de la siera, con estos ejemplos, convencer a Saúl Millán
cultura –léase la búsqueda de la red de significados que si emprendiéramos un abordaje en que las

D.R. Víctor Rico/Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas-Fototeca Nacho López. Nahuas de La Placita de
Morelos, Michoacán, 1998.

71
David Robichaux

que aceptan la división social de las disciplinas de


Parsons y reducen cultura a la red de significados,
como también es el caso de Clifford Geertz.
Es útil recordar ahora a otro autor que también
declaró de alguna manera el fin del parentesco o
que, al menos, al igual que Schneider, rechazó la
noción de un “sistema de parentesco”. Me refiero
a Rodney Needham que hizo una observación
capital al señalar que el parentesco era un odd-job
word, un término multi-usos, útil para hablar de
una serie de fenómenos, considerados como inte-
rrelacionados pero que no forman una sola cosa o
un sistema en sí (Needham, 1974:5). Sin embargo,
totalmente congruente con la tradición británica
en cuanto a los estudios del parentesco, hace una
enumeración de las cosas que se han estudiado bajo
el rubro. Éstas tienen que ver, entre otras cosas,
con “La asignación de derechos y su transmisión
de una generación a la siguiente.../...de manera
notable con derechos de membresía en grupos,
la sucesión a cargos, la herencia de propiedad, la
localidad o la residencia, el tipo de ocupación”. Es
decir, los dos autores afirman que no hay sistemas
de parentesco, pero los énfasis y las soluciones son
diferentes. Mientras que para Needham, no hay
D.R. Lorenzo Armendáriz/Comisión Nacional para el Desarrollo
de los Pueblos Indígenas-Fototeca Nacho López. Nahuas de La
problema en estudiar las cosas enumeradas y otras
Placita de Morelos, Michoacán, 1993. como parentesco, Schneider nos manda muy lejos,
sin decirnos cómo nos lleva, y encontramos que el
coito simboliza el parentesco para los norteameri-
palabras fueran nuestro único objeto de estudio, canos, cosa que, de saberlo, seguramente a éstos
descontextualizadas de las relaciones sociales, no les cogería de sorpresa.
nos conduciría muy lejos hacia la comprensión del Creo que este proceder de Schneider, no muy
significado. conocido en México donde se ha dado una notable
Esta discusión nos lleva inexorablemente a los fascinación por las nociones de su hermano Geertz
orígenes de los estudios antropológicos del paren- sobre cultura, nos ponen muy en claro los peligros
tesco entre los pueblos mesoamericanos y cuál y las trampas tendidas a la etnografía por las ideas
ha sido el tema de dichos estudios.
Por ello, no es gratuito el título del
presente artículo, “De qué se trata el
parentesco” pues al llegar a declarar
el fin del parentesco,1 David Schnei-
der nos pone en la mesa de discusión
un tema que es necesario desmenu-
zar más a fondo y contextualizarlo
dentro de escuelas específicas. Es
decir, las “cosas” –las instituciones o
elementos observados por los antro-
pólogos– llegaron a adquirir signifi-
cados concretos dentro de contextos
específicos de trabajo de campo, par-
tiendo de definiciones inculcadas y
de ideas convencionales transmitidas
de maestro a alumno. La pregunta
de Schneider es totalmente retórica
puesto que él mismo da la respuesta
y una fórmula a seguir que es la de D.R. Fernando López/Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indíge-
los neo-culturalistas, es decir, de los nas-Fototeca Nacho López. Nahuas de San Gabriel Chilac, Puebla, 2006.

1
Esto hace Schneider cuatro años después de What is kinship all about en A critique of the study of kinship (1984), donde
desarrolla la idea de que el parentesco es un concepto de los antropólogos. Esto es congruente con su posición de antro-
pólogo cultural y de excluir de la herramienta conceptual categorías de tipo etic. Sin embargo, el espacio no permite
hacer justicia a la obra de Schneider que hace esta crítica en respuesta al exceso de formalismo en lo que se entendía
como parentesco. Lo que es muy rescatable de su obra, y con él estoy de acuerdo, es su énfasis en la importancia de
fijarnos en los conceptos y categorías culturales.

72
David Robichaux

neo-culturalistas con su obsesión patológica por gran regularidad en sus técnicas de investigación,
los significados. Y califico con “patológica” puesto aunque no en su discurso sobre cultura. La antro-
que, a mi modo de ver, la obsesión va a permanecer pología norteamericana se había desarrollado en
como deseo, ya que no creo que se vayan a encon- gran medida como un proyecto de rescate etnográ-
trar significados relevantes en torno a los cuales fico de los sobrevivientes de las tribus diezmadas
hay un cierto acuerdo entre informantes, al menos de indios confinados a las reservaciones. Robert
siguiendo la metodología que se desprende del neo- Murphy (1972:18), afirma que en este contexto
culturalismo en la versión de Schneider. Al clasifi- había surgido un método de campo que consistía
car las pautas regulares de comportamiento y las en encontrar a las personas de mayor edad, gene-
normas bajo el rubro de sistema social y afirmar ralmente hombres que les gustaba hablar, y luego
que no es necesario estudiar a éstas para abordar exprimirles toda la información posible:
la cultura, la etnografía para Schneider se reduce
prácticamente a la entrevista. En las entrevistas “El resultado común de este procedimiento era infor-
realizadas para American kinship, se les pidió a los mación normativa, es decir, datos sobre las reglas y
informantes que hablaran de sus modelos idea- los valores que regulaban la vida social. Era más difí-
les, sus categorías y no de contextos concretos de cil saber quién hizo qué, cuándo, dónde y con quién
acción que permitieran entender significados (Sch- -las preguntas usuales de todo antropólogo social-
neider, 1980:15). He aquí un problema que repre- porque el material situacional, los recuerdos de even-
senta una verdadera amenaza para la etnografía: tos reales, era más difícil de obtener”, [la traducción
el planteamiento de Schneider excluye del análisis es de quien suscribe] (Murphy, 1972:18).
los datos contextuales de las relaciones sociales
que nos podrían llevar, no sólo a los símbolos y sig- No cabe duda de que datos de este tipo son una
nificados, sino a muchísimo más. consecuencia directa del modo en que fueron reco-
Ya que el tema es el parentesco, es menester lectados. Así, nos explica Murphy que, ante una pre-
destacar el parentesco entre el lugar protagónico gunta tal como si se consideraba “bueno” casarse
que le da Schneider al informante y la manera en con la prima cruzada, con dos o tres respuestas
que se realizaba el trabajo de campo en la tradi- afirmativas se concluía “irrevocablemente” que el
ción norteamericana, la misma que nos trajo la grupo seguía esta práctica, sin siquiera incurrir
propuesta de que cultura es el objeto de estudio de en la frecuencia de las prácticas. Por ello, muchas
la disciplina y, más recientemente, la noción de que monografías de la época dan la impresión de una
cultura se reduce a la red de significados o símbo- homogeneidad cultural, pues las ideas demuestran
los. Si trazamos una línea recta entre la práctica una cierta nitidez cuando son recabadas en situa-
de los antropólogos norteamericanos vemos una ciones de entrevistas a solas con informantes, y no

D.R. Alejandro Orihuela/Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas-Fototeca Nacho López. Nahuas de Coatetelco, Morelos, 1994.

74
¿De qué se trata el parentesco?

D.R. Fernando López/Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas-Fototeca Nacho López. Nahuas de
Cofradía, Michoacán, 2006.

tienen que confrontarse con las realidades de las Rojas e intentaba entrevistar individualmente a los
acciones humanas, (Murphy 1972: 18-19). participantes principales (Villa Rojas 1979:48). Es
El hecho de que Alfonso Villa Rojas haya docu- por ello que Villa Rojas nos dice que la experien-
mentado ese mismo modo de recolección de datos cia entre los modoc no resultó muy estimulante
a través de entrevistas descontextualizadas reali- puesto que en Yucatán había aprendido a través de
zadas en un trabajo de campo en una reservación la observación participante a analizar situaciones
de los indios modoc en el Oeste de Estados Uni- concretas en que se podían rastrear las relaciones
dos en 1934 sugiere que esta técnica era común. sociales, (Villa Rojas 1979:49).
Villa Rojas nos explica que los organizadores de En la década de 1930, los antropólogos del
la práctica informaron a los participantes que los Departamento de Antropología de la Universidad
informantes tenían una tarifa pre-establecida; se de Chicago se etiquetaban de “sociales” a diferen-
le asignó un informante que había construido una cia de la mayoría de sus coterráneos que se recono-
sala especial en su casa para la entrevista con el
antropólogo en turno. Villa Rojas contrasta esta
técnica de campo con la que observó en Redfield y
que aprendió de él, (Villa Rojas 1979:49). En Chan
Kom, Villa Rojas mantenía un diario y enviaba
informes detallados que fueron extensivamente
comentados por Redfield. Con la finalidad de mejo-
rar su observación, memorizó un verso de Rudyard
Kipling que se refiere, de manera figurada, a “seis
servidores” que le enseñaron todo lo que sabía.
Estos servidores se llamaban “qué”, “por qué”,
“cuándo”, “cómo”, “dónde” y “quién” y alrededor
de ellos Villa Rojas formulaba sus preguntas a los
habitantes de Chan Kom, (Villa Rojas 1979:47).
Pero de ninguna manera excluía Redfield la
entrevista de su estuche de herramientas: en sus
entrevistas el autor de Tepoztlán no se limitaba a
simples preguntas y respuestas; los informantes
tenían una gran libertad de expresión en las entre-
vistas y éstas comenzaban como una conversación
que poco a poco Redfield iba dirigiendo hacia el
tema que quería definir o elaborar. Por otro lado,
Redfield pasaba mucho tiempo en toda clase de
reuniones sociales de los habitantes de Chan
Kom en donde las personas actuaban de manera
D.R. Fernando López/Comisión Nacional para el Desarrollo de
espontánea. Posteriormente, Redfield comentaba los Pueblos Indígenas-Fototeca Nacho López. Nahuas de Hueya-
los materiales de estos acontecimientos con Villa pan, Tetela del Volcán, Morelos, 2006.

75
David Robichaux

cían como “antropólogos culturales”. No es casual Su formación con Radcliffe Brown le dejó a Tax
que Radcliffe-Brown fuera acogido durante más una huella que se expresó de manera muy particu-
de seis años en ese departamento. En el terreno de lar en sus ideas sobre el parentesco y tuvieron una
lo que en aquel entonces se llamaba “parentesco”, enorme consecuencia para los estudios del tema
Sol Tax trabajó como asistente del maestro funcio- en Mesoamérica. Por un lado, en las líneas antes
nalista y bajo la dirección de éste hizo su tesis doc- citadas, logra una curiosa síntesis que nos queda
toral en una reservación de indios fox. Una lectura clara al descomponer su afirmación. Por “sistema
de las partes de la tesis, publicadas en homenaje a de parentesco” Tax entiende, más que nada, “sis-
Radcliffe-Brown, sugiere que no siguió los pasos tema de terminología” cosa que podemos constatar
de Redfield, con quien trabajaría en Guatemala en su diálogo con Guiteras Holmes en las discu-
en la década de 1940, sino los de los antropólogos siones del seminario Heritage of Conquest (Tax,
norteamericanos como los que describieron Mur- 1968:190-191). A la hora de decir que los términos
phy y Villa Rojas (ver supra). Llegó a afirmar que son, por una parte, el resultado de fuerzas psico-
la terminología de parentesco es lo que más ocupa lógicas, hace una concesión a la posición esbo-
la atención de los estudiosos de la organización zada por Kroeber desde principios del siglo XX
social. Tax resume su posición planteando la tesis que se opone a la llamada “posición sociológica”,
de que “...todos los elementos de la organización cuyos exponentes son, primero, Rivers y luego, el
social son el resultado de un complejo de fuerzas mismo Radcliffe-Brown. Para Kroeber, más que
sociales o psicológicas o principios...” que tienden a un reflejo de relaciones sociales, las terminologías
“...cristalizar los sistemas de parentesco y... formar eran la consecuencia de la “psicología” e, incluso,
instituciones tales como los clanes y los tipos de de la difusión de términos de otras lenguas. Por
matrimonio”, [la traducción es de quien suscribe] su parte, Radcliffe-Brown, aunque difiere con su
(Tax (1955a:4). maestro Rivers en cuanto al significado evolutivo
La afirmación de Sol Tax muestra que, para de los términos, toma la batuta del modelo de
éste, el tema del parentesco no tenía nada que ver terminología como organización social y la lleva
con el contenido que propone Schneider. El tema hasta Chicago, desde donde continúa la polémica
de parentesco de Tax, tema que aparentemente con Kroeber, (ver discusión en Robichaux, 2005:
trasmitió a su discípulo Calixta Guiteras Holmes 282-283).
en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, De este modo, si bien Tax estuvo en estrecho
es el que más arraigo ha tenido en los estudios de contacto en su formación con el padre de la teoría
los pueblos mesoamericanos. No consiste en reali- de la filiación y pertenecía a un Departamento de
dad en las relaciones sociales, aunque, siguiendo Antropología que decía hacer “antropología social”,
una convención, todavía arraigada en algunas par- ante la ausencia de terminologías “exóticas” en los
tes, de llamar el sistema de parentesco, entendido materiales mesoamericanos, no había nada que
como la terminología, como “organización social”. hacer en el terreno del parentesco como organiza-

D.R. Autor desconocido/Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas-Fototeca Nacho López. Nahuas de Huejutla, Hidalgo,
1981.

76
¿De qué se trata el parentesco?

ción social. Para Tax, fuera de unos cuantos sis- y reflexiones sobre los estudios de parentesco en
temas interesantes de organización social como los México como las hechas por A. Kimball Romney
crow-omaha de los Altos de Chiapas, el sistema de (1967), Andrés Medina (1975), Hugo Nutini (1976)
cargos había reemplazado el parentesco como prin- y Víctor Franco Pellotier (1988) muestra que aun-
cipio organizativo en Mesoamérica. Detengámo- que se refieren al “parentesco” (Franco Pellotier,
nos un momento en el significado de sus palabras. específicamente a la terminología), el contenido de
La organización social basada en el parentesco era sus trabajos es muy variable. Mientras que autores
característica de pueblos “primitivos”, o los “no como Romney y Franco Pellotier piensan en ter-
aculturados” no occidentalizados, lo que no era el minología, Nutini trataba otros asuntos como la
caso de los indígenas de Mesoamérica que desde residencia post-marital y los grupos de filiación,
siglos se habían organizado en sociedades estata- lo que revela importantes divergencias entre los
les y desde el siglo XVI habían sido supuestamente antropólogos en cuanto al tema de parentesco en
occidentalizados. Por antonomasia los antropólo- Mesoamérica. El trabajo de Nutini destaca por el
gos estudiaban la organización social y como en énfasis que pone en los grupos de parentesco y la
Mesoamérica no se basaba en el parentesco pues importancia que atribuye a la residencia. Pero la
éste ya no se estudiaba, a menos que se revelaran asociación del parentesco con terminología estaba
características “interesantes”. En una palabra, el tan arraigada que Andrés Medina (1975) llegó
tema del parentesco era la organización social y a afirmar que el tema de San Bernardino Contla
si ésta no se basaba en el parentesco éste no se de Nutini ni siquiera versaba sobre el parentesco
estudiaba. ¿Por qué? Porque el ámbito de la antro- puesto que en ninguna parte había mención de la
pología era el de las “sociedades primitivas”, y las terminología.
herramientas y conceptos desarrollados para estu- A mi modo de ver, los supuestos sobre una
diar al parentesco no contemplaban el estudio de imposición de la familia europea con la Conquista,
los “aberrantes sistemas bilaterales” de Radcliffe- la clasificación bilateral y el énfasis en las termino-
Brown, categoría en la que se clasificó a la mayor logías de parentesco con el consecuente descuido
parte de los sistemas de parentesco (léase sistemas en las relaciones sociales han sido los principales
de terminología, léase organización social), entre factores que nos han dejado en una gran ignoran-
los pueblos mesoamericanos. Los europeos, con la cia sobre relaciones que son de gran importancia
Conquista, habían impuesto otra forma de orga- para los pueblos de la tradición cultural meso-
nización, basada en el territorio y de ahí surgía el americana. Aunque el contenido del parentesco ha
sistema de cargos como organización social. variado en los escasos estudios dedicados al tema,
Ahora bien, con esa idea del parentesco, lo parecería que el modelo de Tax es el que ha arrai-
poquísimo que quedaba del tema en Mesoamé- gado en Mesoamérica debido a la influencia de
rica nunca fue nada parecido a lo que propone Calixta Guiteras Holmes como catedrática sobre el
Schneider. Una mirada a las principales reseñas tema en la Escuela Nacional de Antropología e His-

D.R. Lorenzo Armendáriz/Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas-Fototeca Nacho López. Nahuas de La Placita de More-
los, Michoacán, 1993.

77
David Robichaux

toria. Si juzgamos los enfoques o modelos teóricos de desarrollo de los grupos domésticos. Fijar la
por sus frutos, desde mi punto de vista el referido mirada en éstos ha sido una vía para acceder a una
enfoque sobre el parentesco realmente no reveló parte de lo que Needham (ver supra) ha definido
mucho sobre la organización social, sobre todo, si como parentesco.
por ésta entendemos regularidades en las relacio- Aunque no comparto con Saúl Millán la idea de
nes sociales como las que producen grupos y las que la red de significados y símbolos sea el único
que se dan entre éstos e individuos. Por ello, en mis objeto de estudio en el parentesco o que éstos ago-
propias investigaciones recurrí a modelos tomados ten el tema de cultural, sí creo que los significados
de sociedades campesinas europeas y otras fuentes y símbolos constituyen un tema legítimo de estu-
para desarrollar un concepto para tratar un tipo dio, aunque no de la manera propuesta por David
de grupo local de parentesco de corte patrilineal, Schneider. Propongo, no en abstracto, sino en el
cuya organización no se refleja en la terminología. contexto actual del Proyecto Nacional de Etno-
Puse el énfasis en la herencia y la residencia post- grafía de las Regiones Indígenas de México que
marital en una adaptación particular de la teoría lo simbólico, los sistemas de valores, las redes de
de filiación de la antropología social británica para parentesco, los usos del parentesco, la terminolo-
descubrir lo que llamo el “sistema familiar meso- gía y todo lo demás que se pueda imaginar bajo el
americano”. rubro de parentesco, se estudie seriamente. Y para
Nada de lo anterior cuadra con lo que conven- ello propongo que este estudio tenga como estra-
cionalmente se consideraba como lo esencial del tegia principal enfocarse en las relaciones sociales
“sistema de parentesco”, tal y como se concebía en su más amplio sentido. Reitero que el abordaje
cuando se abordaba el tema en Mesoamérica. Sin de éstas se presta a los numerosos contextos ritua-
embargo, el enfoque que desarrollé me permitió les en donde se abren excelentes estímulos para
conceptualizar un tipo de grupo presente en toda entrevistas. Si, además, se llevan a cabo videofil-
el área mesoamericana que ya había sido señalado maciones de los rituales podemos descubrir rela-
por Nutini (1976) como una de las unidades bási- ciones concretas sorprendentes y aún relaciones
cas del parentesco mesoamericano. Lo curioso es estructurales entre grupos. Se pueden realizar
que cuando se hablaba de la “organización social” entrevistas posteriores con las videofilmaciones
este grupo localizado de parentesco que deno- como estímulo para descifrar las relaciones socia-
mino “patrilínea limitada localizada” ni siquiera les y temas relacionado a lo simbólico o el ritual
figuraba ya que todo el esfuerzo se centraba en la mismo (ver Robichaux, 2003 y Carrasco y Robi-
terminología. En mi enfoque privilegié, como ha chaux, 2005). También se pueden hacer historias
señalado Millán, las relaciones sociales y el ciclo de vida de prestaciones de ayuda alrededor de
celebraciones de rituales religiosos comunitarios y
ritos de paso en combinación con levantamiento de
genealogías (ver Robichaux, 2006). Abordar la cul-
tura como vivida nos proporciona una rica veta de
información, difícil de rescatar a través de simples
entrevistas, sobre todo, las descontextualizadas
de la tradición de la antropología norteamericana
descrita unas líneas más arriba. Observar regula-
ridades y recuperarlas sistemática de informantes
abre una puerta importante al significado y lo sim-
bólico al arraigarlos en un contexto social material
que tiene una historia particular.
Detrás de las relaciones sociales hay significa-
dos y símbolos, algunos de los cuales tengo muy
presentes gracias a la observación participante y
a las entrevistas realizadas en mi propio trabajo
de campo en Tlaxcala. Pienso, al respecto, que las
ideas de Catharine Good (ver, sobre todo, 2005),
sobre el trabajo entre los nahuas y otros pueblos
mesoamericanos son de suma utilidad para el
abordaje de las relaciones que se dan al interior
de los grupos domésticos y los grupos localiza-
dos de parentesco. Son también relevantes para
abordar relaciones con entidades sobrenaturales
y con los muertos. Así también son las ideas de
Danièle Dehouve desarrolladas en obras recientes
(ver, sobre todo, 2007) en que entra a lo simbó-
lico en grande a través de un minucioso estudio
de las ofrendas, cosa que no hubiera sido posible
sin el estímulo vivo de la observación de práctica,
lo que permite entrevistas más dinámicas con los
D.R. Fernando López/Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pue-
blos Indígenas-Fototeca Nacho López. Nahuas de Hueyapan, Tetela del informantes, menos en el terreno de lo normativo.
Volcán, Morelos, 2006. Los trabajos de Good y Dehouve sugieren que la

78
David Robichaux

sustentos ideológicos y componentes simbó-


licos. Ahí sería de capital importancia las
nociones de Good sobre el intercambio de
trabajo y los flujos de fuerza desarrolladas
a partir de sus observaciones de relaciones
sociales de los nahuas de Guerrero.
En cuanto a las relaciones entre los gru-
pos, por mis propios datos y los estudios
de otros investigadores, veo la necesidad
de abordar dos ámbitos, aunque la inves-
tigación empírica bien puede revelar más.
El primero es el que ya se anticipaba en la
referencia anterior acerca de mis investiga-
ciones sobre el matrimonio y las fiestas de
quinceañeras. Alicia Barabas (2006: 158-
159), nos ha proporcionado una lista muy
D.R. Fernando Rosales/Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indíge-
larga de formas de intercambio y recipro-
nas-Fototeca Nacho López. Nahuas de la Costa de Michoacán, Michoacán, 2005. cidad en Oaxaca donde, desde hace tiempo,
ya habían sido mencionadas o descritas en
la etnografía publicada. Los citados trabajos
reciprocidad es algo como un tema central o leit- de Catharine Good, así como los de Dula Rodríguez
motiv entre los pueblos mesoamericanos que se (este volumen), Carrasco y Robichaux (2003), Julio
manifiesta tanto en las relaciones de parentesco y Tereucán (2003), Robichaux (2006) y López Millán
compadrazgo como en las que se observan entre (2007) muestran la importancia de estas redes en
los humanos y las entidades sobrenaturales. Esto pueblos nahuas. La observación participante en la
apoya la idea del mismo Schneider de la necesidad etnografía del parentesco es especialmente impor-
de romper las trancas del parentesco convencional tante, puesto que es en los rituales donde podemos
y ubicar los fenómenos en esquemas culturales más apreciar su magnitud y donde se producen impor-
amplios. Y para ello, tenemos un rico y utilísimo tantes estímulos para las entrevistas con los infor-
acervo de materiales, emanados precisamente de mantes. Ya que algunos rituales de paso han sido
la vocación mesoamericanista de la antropología descritos de manera muy similar a lo largo y ancho
mexicana que recientemente ha sido objeto de des- del área mesoamericana (ver Robichaux, 2003 para
precio (ver números 92 y 93 de Diario de Campo). el matrimonio), abordar las relaciones sociales de
En mi heterodoxia en cuanto a lo que se ha manera comparativa sería una vía para avanzar
entendido como el parentesco no puedo dejar de en la discusión sobre la relevancia del concepto de
pensar que las teorías de la filiación y de la alianza Mesoamérica y en lo simbólico.
nos ofrecen pistas siempre y cuando las bajamos La división que hago del parentesco en sus
a las condiciones específicas mesoamericanas y dimensiones vertical y horizontal tiene cierta simi-
adaptamos sus conceptos a los grupos y relaciones litud con la que propone Mary Douglas entre grupo
que observamos. En mi trabajo sobre los nahuas de y grid (red, retícula, algo en cuadrado), salvo que
Tlaxcala, lo que procuro hacer es una adaptación esta autora pone el énfasis en las relaciones entre
de la teoría de filiación para estudiar la formación individuos. Lo hace, además, como parte de su
de grupos locales básicos en la organización social método para abordar lo simbólico (Douglas, 1970).
mesoamericana. Se puede calificar este enfoque En las descripciones de las redes de intercambio
como apto para estudiar la dimensión vertical –es entre los nahuas son los individuos, como parte de
decir, la relación entre una generación y otra, a tra- un grupo, los protagonistas en la retícula. Entre
vés de la herencia y la residencia, lo que nos lleva las sociedades nahuas –y también hay evidencia de
por la reproducción de los grupos a lo largo del ello entre otros pueblos mesoamericanos- subyace
tiempo. La teoría de la alianza pone en el centro como principio organizador de los grupos el inter-
de su atención las relaciones entre grupos a través cambio de trabajo y bienes. Los trabajos de Catha-
del matrimonio y ponen un especial énfasis en la rine Good sobre los nahuas de Guerrero, basados
terminología, aunque sin grupos definidos no hay en gran medida de la observación de grupos y rela-
manera de aplicarla. Mi trabajo sobre una parte ciones sociales de larga duración, han revelado la
de lo que se ha llamado parentesco muestra que si importancia de los conceptos locales de “fuerza” y
abordamos la organización social en el sentido de tequitl. A un nivel muy material y simbólico tam-
relaciones concretas, sin atorarnos en la termino- bién, éstos se desplieguen en distintos momentos
logía, encontramos grupos localizados y redes de rituales mediante la ayuda que proporcionan los
parentesco que se pueden definir en términos bas- miembros de un grupo, compuesto por un núcleo
tante claros y cuya cohesión y existencia se man- duro de parientes cercanos, además de otros, como
tienen en gran medida por un sistema de valores compadres.
similar a lo que ha planteado Catharine Good (ver Un modo particular de ver el parentesco, desa-
2003 y 2005). Al interior de los grupos domésticos, rrollado en la tradición antropológica norteame-
sería fructífero, en mi opinión, explorar en más ricana y difundido a México a través de Sol Tax,
estudios comparativos las relaciones que se dan excluyó del tema las relaciones sociales. La pro-
entre generaciones y género y sus correspondientes puesta neo-culturalista de Clifford Geertz y David

80
¿De qué se trata el parentesco?

Schneider acaba reproduciendo el mismo esquema,


pero ahora con el sustento de la teoría sociológica
de Talcott Parsons y su reificación del “sistema cul-
tural”, entendido como la red de símbolos. Lo más
objetable de esta propuesta es la noción de que la
red de símbolos o significados se pueda estudiar
independientemente de las relaciones sociales,
sobre todo, cuando entre los pueblos mesoameri-
canos éstas se despliegan de manera tan notable
y visible en numerosos e importantes rituales. Yo
sé que la vertiente de lo simbólico que Saúl Millán
me invitaba a considerar no es exactamente la
misma versión de David Schneider, pero quería
destacar su hermandad con Geertz. Los resulta-
dos de Schneider, quien sí buscó lo simbólico en
el estudio del parentesco, provienen de las mismas
construcciones conceptuales que empleó Geertz
por su influencia parsoniana y que no parecen ser
muy productivas en el trabajo etnográfico. Yo le
propondría a Saúl Millán que considerara cómo el
estudio del significado ha sido vinculado a las rela-
ciones sociales en otra tradición antropológica. Al
referirse a las ideas de Durkheim y Mauss, Mary
D.R. Fernando López/Comisión Nacional para el Desarrollo de
Douglas resaltó que ellos vincularon el estudio del los Pueblos Indígenas-Fototeca Nacho López. Nahuas de Zacate-
significado con el estudio de las relaciones socia- pec de Bravo, San Sebastián Tlacotepec, Puebla, 2006.
les. Destacó la propuesta de los sociólogos france-
ses de buscar los significados a través del análisis
social, (Douglas, 1973:9). en donde operan los símbolos y los significados y
Aunque Douglas aparentemente se refería al donde podemos comenzar a investigar y compren-
análisis formal yo consideraría además de suma derlos. Es así que la formación y la perpetuación
importancia en el proyecto de Etnografía de las de los grupos y las relaciones sociales entre éstos
Regiones Indígenas, el estudio de las relaciones constituyen espacios privilegiados para compren-
sociales como una manera más eficaz de cono- der mejor, no sólo la cultura en su limitada acep-
cer múltiples aspectos de las sociedades indíge- ción de red de significados o símbolos, sino en una
nas que la simple búsqueda de significados sin el dimensión más amplia que nos permite ver nor-
referente social. El enfocarnos etnográficamente, mas, valores y formas socialmente heredadas para
a través de la observación participante, en situa- resolver los problemas, es decir, los modos de vida
ciones rituales en donde se despliegan redes y gru- de los pueblos. Me parece que es éste el objetivo
pos de parentesco nos permite un acceso directo del Proyecto Nacional Etnografía de las Regiones
a la organización social y constituye un contexto Indígenas en el Nuevo Milenio.

D.R. Víctor Rico/Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas-Fototeca Nacho López. Nahuas de La
Placita de Morelos, Michoacán, 1998.

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David Robichaux

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