Analisis Victoria Santa Cruz

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El documental “Black and woman” es una conversación del famoso director teatral italiano

Eugenio Barba y Victoria Santa Cruz, reconocida compositora, investigadora y difusora del arte
afroperuano. La entrevista se sitúa durante la grabación del poema musicalizado “Me gritaron
negra”, el cual se interpreta de manera magistral al finalizar la misma, cuando Santa Cruz era
directora del Centro de Arte Folclórico del Perú.

En esta pieza audiovisual, la compositora relata con gran elocuencia el impacto que tuvo en
ella el hecho de que la llamaran negra por primera vez, la toma de consciencia de lo que
significaba aquello a tan corta edad y cómo este hecho marcó la perspectiva del duro proceso
de afirmación de su identidad afrodescendiente. Para ella la experiencia que se menciona en el
poema fue el impulso necesario para lograr el entendimiento de su propia identidad y la
valoración de su cultura; lo que también influyó en su trabajo por la preservación de las
diversas manifestaciones culturales de nuestro país, las mismas que son entendidas por la
compositora como parte de un conjunto que requiere del otro para una coexistencia
armoniosa. En ese sentido, para Santa Cruz el folclore es vida y no una mera muestra
pintoresca o exótica de la cultura, y la cultura es parte fundamental del complejo desarrollo de
la humanidad.

Asimismo, en la entrevista resalta el misticismo que encierra para la compositora la herencia


ancestral de los ritmos africanos y cómo estos se constituyen parte esencial de la búsqueda y
desarrollo de un sentido rítmico que nutre la identidad y la libertad. De acuerdo a Santa Cruz
este sentido rítmico encierra una sabiduría ancestral, una especie de espiritualidad que hace
presencia física, es decir que se materializa en la expresión artística, y que no es otra cosa que
la búsqueda de la libertad, esa que solo se encuentra en el propio ser. Esto lo manifiesta
cuando afirma que, los negros nunca fueron esclavos realmente porque conservaron su ritmo
interior y el ritmo es algo que no se puede esclavizar. Victoria Santa Cruz entiende que el ritmo
tiene que ver con el tiempo y el compás pero que, paradójicamente el ritmo no tiene tiempo y
no le pertenece a nadie, sino que es una de las claves que el ser humano encontró para
comprenderse a sí mismo. Por ello, este ritmo que está en todos los seres humanos es capaz
de aflorar por medio de la cultura, la cual forma parte intrínseca de nosotros. Así, en el caso de
los afrodescendientes las claves serían las combinaciones rítmicas que sus ancestros
encontraron, preservaron y heredaron, y que se expresan a través del baile y la música. Santa
Cruz valora la autoidentificación con la herencia negra como la base para entender una
identidad que busca expresarse libremente y considera que para lograr ello es necesario
reconectar con esa parte de nosotros.

Desde el aspecto social, Santa Cruz habla del racismo y menciona la necesidad de aceptar
primero que se es racista para dejar de serlo, algo que no es comúnmente aceptado pues está
mal visto afirmar que uno es racista cuando más bien la idea es aceptar lo para no quedarse en
ese lugar. Además, cuando habla del “ritmo” deja entrever que esto forma parte de la esencia
de los seres humanos y que enfocarse en las atribuciones de diferentes tipos de hombres, ya
sea blanco, negro, etc., constituye un error puesto que todos conformamos al hombre, sin
diferenciación de colores o idiosincrasias. Ergo, el racismo o discriminación significaría la
degradación del ser humano en tanto olvida o segrega la diversidad que conforma al conjunto
de seres humanos. He ahí su interés por difundir en el Perú, en Latinoamérica y a nivel
mundial, todo lo que la etiqueta de “folclore” engloba a través de sus diferentes expresiones.
Este mismo objetivo la llevaría a la fundación de la compañía Teatro y Danzas Negras del Perú,
a fin de brindar un espacio para las manifestaciones artísticas afroperuanas. Se puede decir
que, Victoria Santa Cruz apostaba por la revaloración del folclore y un espacio para cada
manifestación cultural, pero también por un sincretismo cultural como modo armonioso de
convivencia. Esto puede evidenciarse a lo largo del video cuando se nos muestra un baile
acompañado de música, en ese baile se puede apreciar a un hombre tocando el violín de
origen europeo mientras se realiza la danza de las tijeras de origen andino, y finalmente, el
intérprete del baile, un hombre negro. Asimismo, ella recita un poema, cuyo origen se
remonta a los griegos; hace uso del corifeo, también de origen griego; y como
acompañamiento musical se usa el cajón, de inspiración africana.

Por otro lado, el poema “Me gritaron negra” es un recorrido por el difícil proceso que Santa
Cruz menciona en la entrevista, un camino con diversas fases que terminaron llevándola a la
autoaceptación y reivindicación de su negritud. En este poema el sufrimiento es un punto de
partida, ya que menciona el dolor que le hacía sentir saberse negra hasta el punto de
retroceder ante aquellas personas que se lo decían de manera despectiva. Entonces, está claro
que, el sufrimiento representa en mayor o menor medida un punto de partida para la reflexión
y superación de un conflicto interno o externo, en sus palabras diríamos que esto la llevó a
entender que debía “salir” de ese estado.

Un elemento fundamental que se desprende del sufrimiento que siente la protagonista es el


del reconocimiento. El poema inicia con el descubrimiento de saberse negra y cuestionarse
qué significa ello para los otros, se da así un reconocimiento de la negritud desde una mirada
externa impregnada de racismo. Esto a su vez la lleva por otra fase difícil que es la del odio a sí
misma, odio por sus facciones y todas las características que la hacen negra, buscando ser lo
menos parecido a lo que los otros rechazan, es decir la negación de su negritud. Sin embargo,
esto es el detonante que la traslada a una siguiente fase más enriquecedora, una en la que
empieza a ser consciente de que aquello que la hacía sentir vergüenza es motivo de orgullo,
pues guarda relación con una ancestralidad y una cultura que le dan identidad, que la hace
diferente pero no desde la negatividad que le hicieron creer. De esta forma se abre paso la
autoaceptación, la revaloración de su negritud y la apropiación de sus raíces y su historia como
eje fundamental de su ser, una reivindicación que la hace sentir cada vez más poderosa y que
la acerca más a la libertad.

Sin lugar a dudas con este poema Victoria Santa Cruz buscó representar lo que significaba ser
negra y mujer en el Perú de aquellos días. A través de la palabra logró encarnar un grito de
liberación que sigue vigente en un país en el que la discriminación y el racismo siguen siendo
problemas estructurales. Pero también su experiencia nos muestra que, si bien el ser mujer y
negra fue un obstáculo que tuvo que enfrentar, este problema se convirtió en una condición
que forjó su personalidad y su perspectiva de vida, pues entendió que la libertad no podría
quitársela nadie.

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