El documento explica que en el judaísmo no existe una figura de Satanás como el maligno. La palabra Satanás se refiere a un ángel que pone a prueba a los humanos para probar su fe, pero que siempre actúa al servicio de Dios. La serpiente del Edén no es Satanás. Figuras como Lucifer y Belcebú tampoco son equivalentes a Satanás en el judaísmo, sino que cumplen roles diferentes como ángeles o como burlas a deidades paganas. Satanás es visto como un acusador que cumple funciones para
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El documento explica que en el judaísmo no existe una figura de Satanás como el maligno. La palabra Satanás se refiere a un ángel que pone a prueba a los humanos para probar su fe, pero que siempre actúa al servicio de Dios. La serpiente del Edén no es Satanás. Figuras como Lucifer y Belcebú tampoco son equivalentes a Satanás en el judaísmo, sino que cumplen roles diferentes como ángeles o como burlas a deidades paganas. Satanás es visto como un acusador que cumple funciones para
El documento explica que en el judaísmo no existe una figura de Satanás como el maligno. La palabra Satanás se refiere a un ángel que pone a prueba a los humanos para probar su fe, pero que siempre actúa al servicio de Dios. La serpiente del Edén no es Satanás. Figuras como Lucifer y Belcebú tampoco son equivalentes a Satanás en el judaísmo, sino que cumplen roles diferentes como ángeles o como burlas a deidades paganas. Satanás es visto como un acusador que cumple funciones para
El documento explica que en el judaísmo no existe una figura de Satanás como el maligno. La palabra Satanás se refiere a un ángel que pone a prueba a los humanos para probar su fe, pero que siempre actúa al servicio de Dios. La serpiente del Edén no es Satanás. Figuras como Lucifer y Belcebú tampoco son equivalentes a Satanás en el judaísmo, sino que cumplen roles diferentes como ángeles o como burlas a deidades paganas. Satanás es visto como un acusador que cumple funciones para
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El diablo en el judaísmo
Por Max Stroh Kaufman
¿El diablo en el judaismo, tambien llamado Satán, existe? Empecemos diciendo, TAJANTEMENTE, que la figura de Satán o Satanás como el “Maligno” ni existió ni existe en el judaísmo. Donde quiera que se busque su referencia y su presencia en el judaísmo, la respuesta va a ser siempre la misma. NO ES EL MALIGNO de otras creencias. La palabra Satanás es griega y proviene del hebreo Satán. La primera vez que la Torá hace referencia al Satán es, en el libro de Job, en donde el Satán dialoga con el Creador diciéndole que Job es un hombre incondicionalmente creyente porque todo le sonríe en su vida y así es fácil creer. El Eterno autoriza a que Job sea puesto a prueba de la que su fe sale airosa luego de enormes sufrimientos y pérdidas. Una de las confusiones más marcadas acerca de la presencia de Satán en la Torá y el judaísmo, está en la serpiente que “engaña a Eva (Java) en el Jardín del Edén (Gan Eden). La serpiente de EVA (JAVA) NO ES SATÁN: mucho tiempo transcurrió para que las tradiciones rabínicas hayan relacionado el mito de Lilith, quien fuera la primera mujer de ADAM, como un personaje maléfico: Ella, Lilith, es una figura que proviene de las culturas sumerias, el cual proviene de esas culturas con todas las características de un personaje pérfido. perverso, al cual el judaísmo, posteriormente lo identificará con Samael, otro ángel, el cual, tampoco es Satán y.… que sigue siendo un ente al servicio del Eterno, del mismo modo que se identificó a Lilith, por mucho que sean entes con características nocivas para los seres humanos-. La tradición y algunos estudiosos señalan al ángel que se cruzó en el camino del mago Bilam que iba a maldecir al pueblo hebreo por encargo del rey moabita, Balak (Bamidbar, /Números 22:22-35) como Satán, teniendo en cuenta que este ángel estaba cumpliendo la función de DESVIAR, con lo cual obtenemos una primera definición de lo que sería Satán: es decir, es el que desvía, lo que aproxima al significado de la palabra tanto en arameo, como en hebreo y árabe: allí quiere decir; “adversario, enemigo, acusador, hostigador, opositor”. En el libro de Samuel I, cap. 29, versículo 4, se hace evidente la figura de Satán como “el TRAIDOR” Una de las “instrucciones precisas” que el judaísmo cuenta para no creer en Satán como “El Maligno” está dado en los siguientes versículos: “Cuando vengas a la Tierra que te da Hashem, tu Elohim, no aprenderás a actuar de acuerdo con las abominaciones de esas naciones. No se hallará entre ustedes… ningún brujo, nadie que lea presagios, ningún hechicero… o que consulte a los muertos. Pues todo el que hace esto es una abominación para Hashem, y a causa de estas abominaciones El Eterno expulsa a las naciones de ante ti” (Deuteronomio / Devarim 18:9-12). Para esto, también ha adoptado nombres como Azazel, que es una concepción totalmente distinta, El concepto Satán ha entrado muy fuerte al idioma hebreo. A la frase citada “Al Tiftaj pe la Satán”, se pueden sumar otras expresiones. Veamos algunos ejemplos : “Maase Satán”, acción desafortunada en la que el diablo parece haber participado; ” Aia LeSatan leploni”, molestar mucho a alguien; ” Hein HaSatán Mekatrég ela bishaat sacaná” , un mal trae otro mal; ” Hasatán Merakéd lo” ( literalmente el diablo le baila) que significaría que el instinto del mal se apoderó de una persona; O un concepto parecido “HaSatán rikéd beineiem “(el diablo baila entre ellos ), cuando surgen discusiones entre dos personas por estupideces y por último el pedido religioso !Kra Satán!, un pedido al Creador para anular las incitaciones satánicas. El judaísmo siempre ha considerado que el Satán es un emisario del Eterno, que como su nombre lo dice, es el acusador, el hostigador, el opositor, el engañador, y gracias a ello, pone a prueba la sinceridad de las acciones del hombre, la fortaleza de sus convicciones y el vigor de su moral. Si bien este diablo pareciera tentar al hombre para que haga lo equivocado, no es inherentemente un ser malvado, sino que realiza algo que podría llamarse como “una operación encubierta” en la que aparenta tentar hacia el mal, pero en realidad está trabajando para Hashém . Vamos a dar un ejemplo: En la justicia de los EUA existe un abogado defensor, y un acusador o fiscal… este último está obligado a demostrar que quien está bajo el proceso del juicio es culpable… si sus pruebas y sus planteamientos, son lo suficientemente convincentes, se procederá a declarar como culpable a una persona, aunque no lo fuera… esa es su labor, como la es la de Satán… confundir, llevar a equivocaciones, engañar… Especialmente en lo que se considera la hora de presentarse a la Corte Celestial. Si lo tomamos como un “adversario”, en el judaísmo, ese papel es desempeñado por cualquier ángel al servicio del Eterno; por ejemplo, Mijael (Michael o Miguel), generalmente es usado por El Eterno para guerrear o destruir o matar a las huestes enemigas de Israel. La presencia de demonios es mencionada en la Torá, es porque ella hace referencia a las personas que “… sacrificaron hijos e hijas a los demonios…” no porque tenga alguna relación con Satán directamente, sino haciendo relación a la cultura politeísta pagana, y para algunos, a los “opositores de Adonai”. Encontramos en la literatura que, el judaísmo ha desarrollado unas leyendas populares, las cuales hacen referencia a espíritus pecaminosos o frustrados bajo dos tipos de denominaciones: uno de ellos, LOS SHEDIM (traducido como demonios ) desde el punto de vista cabalístico y el segundo, como el DIBUK siendo estos últimos unas criaturas a las que se les niega refugio normal y se ven obligados a adherirse a infortunados que viven en la tierra. Aún ellos obedecen al Eterno. Ahora: nos queda una inquietud: es Lucifer; esta palabra proviene también del griego que significa “portador de la luz”. Se nos enseña que TAMBIÉN era un ángel cuyo aspecto físico era de gran hermosura, pero, por su soberbia se rebeló contra Hashem, queriendo ser como él, y fue denigrado como castigo, junto con el ejército de ángeles rebeldes que arrastró consigo, siendo desde ese momento reconocido como un Ángel caído (Nefilim)… Sobre esto nos lo recuerda Isaías (Yeshaya) 14:12-14 diciendo “¡Cómo has caído del cielo, ¡Lucero, hijo de la Aurora! ¡Has sido abatido a la tierra dominador de naciones! Tú decías en tu corazón: “escalaré los cielos; elevaré mi trono por encima de las estrellas de Dios; me sentaré en el monte de la divina asamblea, en el confín del septentrión escalaré las cimas de las nubes, seré semejante al Altísimo” Lucifer en la tradición, era uno de los favoritos de El Eterno ya que uno de sus nombres es EIN SOF (Luz infinita) y a pesar que algunos lo definen como que es un ángel caído, su misión fue la de crear a la tierra e iluminarla, con el lucero de la mañana y el lucero de la noche, que en la astrología es identificado como el planeta Venus. En las tradiciones no judías Lucifer se fusionó con Satanás, en un solo personaje. Y entonces ¿Qué sucede con Belcebú? Beelzbúb – traducido a Belcebú, es sólo una burla a los baal de los pueblos paganos ya que en los templos donde hacían los sacrificios, abundaban las moscas por la carne que se pudre alno ser recogida, y el baal era entonces el “señor de las moscas” Satán es, fue y será, en el judaísmo, un ángel y por lo tanto, un servidor y NO UN ENEMIGO del Eterno… Es inocente de toda acusación, porque obedece “al pie de la letra” lo que su “amo” le indica. Por esta creencia, muchos han optado por aseverar que el judaísmo es un movimiento de adoración satánica disfrazada de religión.
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