Adam Smith Biografia
Adam Smith Biografia
Adam Smith Biografia
Vida y obra
Economista y filósofo escocés. Es el fundador de la economía política. Analiza
la ley del valor y enuncia la problemática de la división de clases.
En 1740, Adam Smith ganó una beca para Oxford, pasando los años
siguientes en el Balliol College. Oxford estaba en decadencia y, a pesar de
que recibió poca educación formal, hizo un buen uso de su tiempo y leyó
mucho.
Sus clases en Glasgow dieron lugar a una de sus principales obras, The
Theory of Moral Sentiments, que se publicó en 1759. Este libro tuvo mucho
éxito y fue a parar a manos de Charles Townshend, el político, que quedó tan
impresionado, que ofreció a Adam Smith el cargo de tutor del joven duque de
Buccleuch. Smith aceptó la oferta, dimitió de su cátedra en 1764, iniciando
un gran viaje alrededor de Europa con el duque.
El autor que más contribuyó a hacer del desarrollo económico un tema objeto
de análisis general fue sin duda Adam Smith.
La Riqueza de las Naciones es una de las obras principales que se han escrito
sobre Economía, y por esta razón trata de muchos asuntos: de Filosofía
Social, de Historia Económica, y de Economía Política.
Esto es exactamente lo que hace. La verdad es que hace mucho más que
esto. En el libro I expone también una teoría del valor y de la distribución, y
en el libro II una teoría del dinero y del crédito; y tal es la importancia que
estas partes parecen adquirir que muy bien podrían existir por sí mismas, es
decir, autónomamente.
Pero quizás esto que decimos sea exagerado. La teoría del valor y de la
distribución, a pesar de su evidente importancia, es expuesta con el fin de
mostrar de qué manera se organiza la división del trabajo en una economía
de cambio a través del mercado de bienes y de servicios. La teoría del dinero
y del crédito forma parte del estudio sobre la naturaleza del capital que
precede al estudio del fenómeno de la acumulación.
Y en los libros III y IV, que tratan, respectivamente: “De los Diferentes
Progresos de la Opulencia en Distintas Naciones” y “De los Sistemas de
Economía Política”, la atención aparece concentrada todavía en el desarrollo,
lo cual se manifiesta tanto en el estudio de lo ocurrido en el pasado como en
el de los efectos favorables o desfavorables derivados de los diferentes
Sistemas Económicos.
[...]
Pero había algo, evidente, sobre lo que sí acertaron, algo que no aparece en
el sistema malthusiano. Tanto la historia como el sentido común indican que
no es razonable preguntarse si los rendimientos comienzan necesariamente a
decrecer cuando empieza a incrementarse la población o si el incremento de
los rendimientos reales per capita es consecuencia de los adelantos técnicos.
Tampoco puede decirse que sea completa: faltan en ella tanto la exposición
de las ventajas derivadas del aprovechamiento adecuado de las diferencias
fundamentales que se dan entre las capacidades innata de los hombres,
como la de las que derivan de lo que Torrens denominó división territorial del
trabajo.
Pero expone con tal fuerza el significado que, por lo que respecta al
desarrollo de la opulencia - para emplear una expresión de Adam Smith -,
tiene la progresiva división del trabajo que esto sólo la convierte en el locus
classicus de la materia, y en la explicación que hace de la división del trabajo
la característica fundamental del sistema social considerado desde el punto
de vista económico.
[...]
Sin embargo, es evidente que existe una cierta conexión entre ambas
variables; basta tan sólo con que reflexionemos sobre el desarrollo de los
sistemas de transporte para darnos cuenta de que su utilidad productiva
viene condicionada por la densidad de población de las áreas enlazadas por
tales sistemas; y es evidente que las economías que se fundan en la
producción en masa tan sólo pueden desarrollarse en un medio en el que el
consumo sea también masivo y, por tanto, susceptible de absorber la
producción.
Es, por consiguiente, perfectamente lógico que al final de este capítulo que
trata de los salarios del trabajo, Adam Smith asocie, por fin con toda
claridad, los beneficios derivados de la división del trabajo con la existencia
de lo que él denomina una “gran sociedad”.
“El propietario del capital que emplea gran cantidad de trabajadores” dice-,
“procura necesariamente, en su propio provecho, dividir y distribuir el
empleo de manera tal que le permita obtener la mayor cantidad posible de
trabajo. Por la misma razón procura proporcionar a sus trabajadores la mejor
maquinaria que existe en el mercado. Lo que ocurre entre los trabajadores
de un taller cualquiera, ocurre también, por la misma razón, entre los
individuos que componen una gran sociedad. Cuanto mayor es su número,
tanto más naturalmente se dividen ellos mismos clases y dividen su trabajo.
Mayor cantidad de ellos se ocupan en inventar la maquinaria más adecuada
para ejecutar cada tipo de trabajo, lo que, en consecuencia, aumenta la
probabilidad de que tales inventos se den en la realidad”.
[...]
Todo esto es tan cierto como lo son las observaciones, mucho más
detalladas, acerca de la sobriedad y la prodigalidad de las personas y
naciones que siguen a continuación. Pero las dos referidas proposiciones le
sigue inmediatamente otra muy famosa que establece que “lo que se ahorra
anualmente acostumbra ser gastado casi al mismo tiempo; aunque no es
consumido por las mismas personas”; y si hemos de juzgar por la historia de
esta proposición es evidente que la misma ha sido objeto de algunas
interpretaciones equivocadas.