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UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA

“JOSÉ SIMEÓN CAÑAS”

ANÁLISIS ESTRUCTURAL DEL SECTOR AGROPECUARIO EN EL SALVADOR:


EVOLUCIÓN E IMPLICACIONES EN LA SEGURIDAD ALIMENTARIA DEL
SECTOR RURAL

TRABAJO DE GRADUACIÓN PREPARADO PARA LA FACULTAD


DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y EMPRESARIALES

PARA OPTAR AL GRADO DE LICENCIADO(A) EN ECONOMÍA

PRESENTADO POR:
FÁTIMA CAROLINA RAMÍREZ CRUZ
SANDRA YOLANDA PORTILLO LEMUS
GABRIELA NATALÍ PACHECO REYES
SAMUEL EDGARDO MERINO VARGAS

ANTIGUO CUSCATLÁN, OCTUBRE DE 2011


RECTOR
ANDREU OLIVA

SECRETARIA GENERAL
CELINA PÉREZ RIVERA

DECANO DE LA FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS Y EMPRESARIALES


JOSÉ ANTONIO MEJÍA HERRERA

COORDINADORA DE LA CARRERA DE ECONOMIA


XIOMARA BEATRIZ HERNÁNDEZ ARÉVALO

DIRECTORA DEL TRABAJO


AMY ANGEL

LECTOR
MARIO SALOMÓN MONTESINO CASTRO
AGRADECIMIENTOS

Con este trabajo que culminamos y que marca el inicio de otra etapa de nuestras vidas,
deseamos agradecer:

A Dios, por la vida, sabiduría y fortaleza que nos brinda.

A nuestros padres y familiares, que en ningún momento dudaron de nuestras capacidades y


nos brindaron su apoyo.

A nuestros amigos, que siempre tuvieron una palabra de ánimo y estímulo en este arduo
recorrido.

A nuestra asesora, licenciada Amy Angel; segundo lector, doctor Mario Montesino; y doctor
Óscar Cabrera, por su apoyo académico durante la realización de este trabajo con sus
observaciones y aportaciones oportunas.

“Porque aquello que parece irrealizable e insostenible es la razón para creer que un
mundo mejor es posible”.

Gabriela, Yolanda, Fátima, y Samuel


ÍNDICE GENERAL

Siglas y abreviaturas……………………………………………………………………………...… i

Introducción…………………………………………………………………………...……………. iii

CAPÍTULO I. Marco Teórico…………...………………………………………………………...... 1

1. La importancia de la agricultura para el desarrollo económico…………....…………… 1


1.1 La agricultura en la estrategia de industrialización………………………………...... 1
1.2 Prioridad de la agricultura para lograr el crecimiento económico……………….…. 3

2. La Producción agroalimentaria mundial…………………………………………………… 5


2.1 Estructura de producción ……………………………………………………….…….. 6
2.1.1 Heterogeneidad estructural en la agricultura……………………………….…. 6
2.1.2 Enfoque de la dependencia y la división internacional del
trabajo en la agricultura…………..…………………………………………………….. 9
2.1.3 La productividad agrícola y el uso de insumos………………………………. 11
2.2 Estructura de circulación…………………………………………………………........ 12
2.2.1 Concentración importaciones-exportaciones……………….…………….….. 12
2.2.2 El proteccionismo en la industria agrícola………………………………….… 13
2.2.3 Dependencia de importación de alimentos………………………................. 14
2.2.4 Agricultura de subsistencia………………………………………………….…. 16
2.3 Estructura de consumo…………………………………………………………….….. 17
2.3.1 Dependencia alimentaria y seguridad alimentaria…………….…………..… 17
2.3.2 La marginación económica y el acceso a alimentos…………………..……. 19
2.4 Dinámica entre las estructuras de producción, comercialización y
circulación……………………………………………………………………………… 20
3. El papel de la agricultura en la acumulación de capital…………………………………. 21
3.1 Caracterización y racionalidad e la agricultura campesina…………………….…. 21
3.1.1 Economía de subsistencia……………………………………………………... 21
3.1.2 Subempleo agrícola…………………………………………………………….. 23
3.2 Inserción de la agricultura campesina en el sistema capitalista………………….. 24
3.2.1 Papel del Estado y conformación del capitalismo a partir de un
modelo agroexportador………………………………………………………... 25
3.3 Formas de propiedad y posesión de la tierra……………………………………….. 28
3.3.1 Importancia de la tenencia de la tierra………………………………………... 29
3.3.2 Estructura agraria…………………………………….………………………..... 30
3.4 Intercambio y apropiación del excedente …………………….……………………. 32

4. Seguridad alimentaria……………………………………………………………………….. 34
4.1 Conceptualización……………………………………………………………………… 34
4.2 La seguridad alimentaria: una problemática estructural…………………………... 35
4.2.1 Autosuficiencia alimentaria…………………………………………………….. 35
4.2.2 Ayuda alimentaria……………………………………………………………….. 37
4.2.3 Dependencia alimentaria……………………………………………………….. 37
4.3 La oferta de alimentos y los precios…………………………………………………. 38
4.4 Patrones de consumo…………………………………………………………………. 39
4.5 La población rural y la seguridad alimentaria……………………………………….. 40
4.5.1 El empleo rural y la seguridad alimentaria…………………………………… 40

CAPÍTULO II. Contexto histórico……………………………………..……………………..….. 43

1. Análisis de la estructura agraria en El Salvador…………..………………………….… 43


1.1 Estructura agraria del modelo agroexportador……..………………………………. 43
1.2 Industria dependiente del excedente agrario…..…………………………………… 50
1.3 Intento de cambio con la Reforma Agraria…..……………………………………… 50
1.4 Tenencia de la tierra posterior a la introducción del neoliberalismo…………...… 54

2. La inserción de la economía salvadoreña en el comercio agrícola internacional...… 60


2.1 El surgimiento del modelo agroexportador…………………………………...…...... 60
2.2 Crisis del modelo agroexportador…………………………………………................ 62
2.3 Transformación de la agricultura a partir de la aplicación
de medidas neoliberales…………………………………………………..………………. 68

3. Economía campesina…………………………………………………..…………………… 72
3.1 El cultivo de café y la población campesina………………...…………………….… 73
3.2 Un nuevo cultivo: El algodón…………………………….……………………........... 76
3.3 El camino hacia la industrialización………………….………………………………. 77
3.4 Guerra civil y crisis del modelo agroexportador……………………..……………… 80
3.5 Paz después del conflicto, ¿mejores condiciones para el campesino?…….….... 81

4. La actividad agrícola y la seguridad alimentaria………………………………….……… 90


4.1 Situación de la agricultura en la segunda mitad del siglo XX y la seguridad
alimentaria mundial………………………………………………………………….... 91
4.1.1 Situación actual de la agricultura y la seguridad alimentaria………….…… 94
4.2 Oferta de alimentos y la seguridad alimentaria…………………………….……..... 95
4.2.1 Producción de alimentos………………………………………….………….… 96
4.2.2 Autosuficiencia alimentaria…………………………………….…………….… 98
4.2.3 Dependencia alimentaria…………………………………..………………....... 99
4.2.3.1 Destino de las importaciones……………….……………………….. 101
4.2.4 Ayuda alimentaria……………………………….…………………………….. 102
4.3 Cambios en el patrón de consumo…………….…………………………………… 104
4.4 Acceso a los alimentos y la seguridad alimentaria……………………………..… 104

CAPÍTULO III. Análisis empírico……………………………………………………….……… 106

1. Introducción metodológica…………………………………………………..……….….. 106


2. Estructura Económica salvadoreña…………………………………..…………....…… 108
3. Las ramas productivas en el CA………………………………..……........................... 112
4. Estructuras productivas de la oferta……………………..……………………….…….. 117
5. Estructura de las demandas………………………..…………………………………… 120
6. Comercio exterior……………………………..………………………………………….. 123
7. Articulación del tejido productivo del CA..……………………..…………………….… 126
8. Sectores estratégicos en el CA……..…………………………………………………... 130

Conclusiones………………………………..……………………………………………………. 135

Bibliografía…………………………………..………………………………………………...….. 138

Anexos……………………………………..…………………………………………………….... 146
Anexo 1…………………………..…………………………………………………………….. 146
Anexo 2……………………..………………………………………………………………….. 149
Anexo 3………………..……………………………………………………………………….. 162
ÍNDICE DE TABLAS

Tabla 1. Porcentaje de participación por países en la producción mundial de granos básicos


1998-2008…………………………………………………………………………..………. 10
Tabla 2. Producción y exportación de café, 1860-1932……………………………...………….. 46
Tabla 3. Precio de exportación del café (en colones)……………………………………………. 47
Tabla 4. Productividad por hectárea de caña de azúcar……….………………………………... 48
Tabla 5. Extensión cultivada de los granos básicos entre 1950 y 1961 (en hectáreas)……... 49
Tabla 6. El Salvador: No. De explotaciones agrícolas y superficie correspondiente por tipo de
explotación (1971)……………………………………………………………...………..… 51
Tabla 7. El Salvador: Área cultivada por productos de exportación que sería objeto de
afectación por la Fase II……………………………………………………...……...……. 53
Tabla 8. Cambios en la estructura del producto agropecuario, 1970-2000 (en
porcentajes)…………………………………………………………………...……………. 55
Tabla 9. El Salvador: Alcance de la redistribución de tierras bajo la Reforma Agraria y el PTT
(Hectáreas)…………………………………………………………………...…………….. 56
Tabla 10. Activos productivos de pequeños productores según ingreso anual, 1998
(porcentajes)………………………………………………………………...…………....... 57
Tabla 11. Proporción de créditos a la producción de granos básicos y cultivos tradicionales de
exportación respecto al crédito agropecuario 1990-2005 (porcentajes)..…...………. 59
Tabla 12. Precios de los principales fertilizantes 1990-2006 (dólares por tonelada)...………. 60
Tabla 13. Relación del salario mínimo mensual y el costo de la canasta básica alimentaria 105
Tabla 14. Estructura Productiva de la Matriz Insumo Producto 1978………………...………. 109
Tabla 15. Estructura Productiva de la Matriz Insumo Producto 1990…………..…………..… 110
Tabla 16. Estructura Productiva de la Matriz Insumo Producto 2006……..……………….…. 111
Tabla 17. Principales ramas productivas del CA 1990 y 2006 (miles de dólares)…………... 112
Tabla 18. Importancia de cada sector (i) en el CA 1990……………...……………………...... 115
Tabla 19. Importancia de cada sector (i) en el CA 2006………...…………………………...... 116
Tabla 20. Estructuras productivas y de ofertas de productos alimentarios 1990……........... 118
Tabla 21. Estructuras productivas y de ofertas de productos alimentarios 2006…………… 119
Tabla 22. Estructuras de las demandas de productos agroalimentarios 1990…….………... 121
Tabla 23. Estructuras de las demandas de productos agroalimentarios 2006…….……...… 123
Tabla 24. Indicadores de comercio exterior 1990……………………………………………..... 125
Tabla 25. Indicadores de comercio exterior 2006………………………………………..……... 126
Tabla 26. Índices de flujo relevantes dentro del CA 1990………………………….………….. 127
Tabla 27. Índices de flujo relevantes dentro del CA 2006……………..………………………. 128
Tabla 28. Clasificación de sectores según índices de dispersión……..……………………… 131
Tabla 29. Índices de sensibilidad y dispersión ponderados por demanda final 1990………. 132
Tabla 30. Índices de sensibilidad y dispersión ponderados por demanda final 2006………. 133

ÍNDICE DE ESQUEMAS

Esquema 1. Funciones de la economía campesina……………………………………….…….. 27


Esquema 2. Matriz Insumo Producto………………………………………………….…………. 106
Esquema 3. Árboles de flujo 2006……………………………………………….…………….…. 129

ÍNDICE DE GRAFICAS

Gráfica 1. Crédito Agropecuario respecto al Crédito Total, 1990-2007 (porcentajes)……...... 58


Gráfica 2. Exportaciones e importaciones agroalimentarias 1990-2005(Millones de dólares).72
Gráfica 3.Comportamiento del PIB agropecuario salvadoreño 1990-2010(tasa de variación).81
Gráfica 4. Índice del PIB Total y Agropecuario 1990-2010 (1990=100)…………………..…… 82
Gráfica 5. Participación de los productos de agroexportación tradicionales en el PIB
agropecuario 1990-2010 (porcentaje)………………………………………….……… 83
Gráfica 6. Participación porcentual en el PIB agropecuario 1990-2010…………..…………… 84
Gráfica 7. Cambios en el empleo por ramas seleccionadas 2000-2009 (miles)……..……….. 85
Gráfica 8. Tasa de subempleo nacional, rural y urbana 1996-2009………………..………….. 86
Gráfica 9. Costo de la canasta básica alimentaria familiar rural 1995-2009 (dólares)…..…… 86
Gráfica 10. Salario mínimo agrícola 1995-2009 (dólares)………………………………………. 87
Gráfica 11. Salario mínimo real agrícola 1993-2008 (dólares)………………………..……...… 87
Gráfica 12. Ingresos mensuales de remesas familiares 1991-2010 (millones de dólares).… 88
Gráfica 13. Pobreza de ingreso nacional, rural y urbano 1995-2009 (porcentajes)……….…. 88
Gráfica 14. Clasificación por nivel de ingresos los hogares rurales 2000-2009 (porcentajes) 89
Gráfica 15. Volumen de producción de café verde, algodón con semilla y caña de azúcar
1961-2009 (toneladas)………………………………………………………………… 96
Grafica 16. Volumen de producción de Granos básicos 1961-2009 (toneladas)………...…... 97
Gráfica 17. Grado de dependencia alimentaria 1980-2010...………………………………..... 101
Gráfica 18. Embarques de aayuda alimentaria hacia El Salvador 1970-2006 (toneladas)… 103
Grafica 19. Ayuda alimentaria de cereales de Estados Unidos como proporción del total 1970-
2006………………………………………………………………………………..…… 103
SIGLAS Y ABREVIATURAS

ALPRO: Alianza Para el Progreso

BCR: Banco Central de Reserva

BM: Banco Mundial

CAFTA: Central America Free Trade Agreement.

CEPAL: Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

CMA: Cumbre Mundial sobre la Alimentación

COPAL: Cooperativa Algodonera Salvadoreña Limitada

CSA: Comité de Seguridad Alimentaria Mundial

CSUCA: Consejo Superior Universitario Centroamericano

DIGESTYC: Dirección General de Estadística y Censos

ECA: Estudios Centroamericanos

FAO: Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación

FBKF: Formación Bruta de Capital Fijo

FIDA: Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola

FMI: Fondo Monetario Internacional

FUNDE: Fundación Nacional para el Desarrollo

FUSADES: Fundación Salvadoreña para El Desarrollo Económico y Social.

ICR: Instituto de Colonización Rural

INAZUCAR: Instituto Nacional del Azúcar

INCAFE: Instituto Nacional del Café

i
IRA: Instituto Regulador de Abastecimiento

ISSS: Instituto Salvadoreño del Seguro Social

ISTA: Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria

OMC: Organización Mundial del Comercio

ONU: Organización de las Naciones Unidas

PAE: Programas de Ajuste Estructural

PMA: Programa Mundial de Alimentos

PNUD: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo

PRISMA: Programa Salvadoreño de Investigación sobre Desarrollo y Medio Ambiente

PTT: Programa de Transferencia de Tierras

SMIA: Sistema Mundial de Información y Alerta sobre la Alimentación y la Agricultura

URSS: Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas

ii
INTRODUCCIÓN

En El Salvador se observa cómo desde el modelo agroexportador se ha mantenido la


tendencia a apoyar aquellos productos agropecuarios que poseen gran demanda en el
exterior. Sin embargo, las políticas públicas orientadas al resto del sector agropecuario han
sido muy pocas o inexistentes.

Si en algún momento se hicieron algunas políticas para el apoyo al sector agropecuario,


como la reforma agraria, donde se trató de distribuir la tenencia de la tierra; no se obtuvieron
los resultados deseados. Por lo que existe la necesidad de estudiar la estructura económica
y social salvadoreña a fin de entender por qué políticas distributivas como ésta no tuvieron el
impacto que se esperaba.

En las últimas dos décadas, el sector agropecuario salvadoreño ha sufrido cambios que han
afectado el desempeño y la importancia que este sector juega en la economía del país. Esto
se explica por una serie de factores mayormente asociados con políticas gubernamentales
que han profundizado aún más la problemática agropecuaria ya existente.

Por otra parte, es lógico pensar que si el desempeño del sector agrícola ha ido descendiendo
a lo largo de los últimos años, dicha situación se reflejará en la calidad de vida de las
personas que se encuentran íntima y directamente ligadas a ese sector, como lo son los
ocupados en labores agropecuarias.

Los bajos ingresos de las personas ocupadas en el sector agropecuario las colocan en una
situación vulnerable a la hora de satisfacer sus necesidades alimentarias. En base a lo
anterior, toma relevancia el término de seguridad alimentaria.

Con este trabajo de investigación se busca conocer las características estructurales de la


economía agrícola en El Salvador, las cuales han posibilitado la deficiente evolución del
sector agropecuario; así como también se intenta conocer cómo esta problemática sectorial
repercute en un problema de seguridad alimentaria específicamente para la población que
depende directamente de él.

Este documento consta de tres capítulos. En el primero se hará un análisis teórico del sector
agropecuario, incluyendo ámbitos como la producción, circulación y consumo de alimentos, y

iii
cómo estos posibilitan o no, la consecución de la seguridad alimentaria en el país y
especialmente de la zona rural.

Lo anterior se hará con el fin de definir las diferentes categorías que nos permitirán
comprender las características estructurales de la economía agrícola, y a la vez precisar las
tendencias que han permitido el abandono de este sector como eje de acumulación.

En el segundo capítulo se realizará una contextualización del sector agropecuario,


describiendo los eventos principales en la historia salvadoreña que han definido el
comportamiento de la agricultura.

Posteriormente, en el tercer capítulo se realizará un análisis empírico para definir las


características estructurales que el sector agropecuario salvadoreño ha mostrado a lo largo
del tiempo. Para este análisis se recurre al uso de las Matrices Insumo Producto
correspondientes a los años 1990 y 2006.

Finalmente, se formulan conclusiones sobre los hallazgos obtenidos en el trabajo de


investigación, a fin de aportar conocimiento relevante y actual sobre el sector agropecuario
en El Salvador.

iv
CAPÍTULO I. MARCO TEÓRICO

1. La importancia de la agricultura para el desarrollo económico

La alimentación es la necesidad más básica de las personas. Además expresa el modo de


vida de las personas y su cultura. Esto es así, porque el comienzo mismo de las primeras
civilizaciones está profundamente relacionado con el cultivo y la forma de preparación de los
alimentos, así como también con el placer de comer. (PNUD: 2010)

La alimentación constituye un elemento fundamental y relevante para el bienestar de las


personas, ya que está relacionada con dar y recibir amor, representa atención familiar,
amistad, cordialidad, etc. Es por esto, según el PNUD (2010), el hecho de garantizar una
alimentación segura, nutricionalmente adecuada y culturalmente aceptada se ha convertido
en un derecho reconocido en una diversidad de instrumentos y marcos jurídicos.

La agricultura juega un papel fundamental para asegurar alimentos a la población. Por esta
razón podemos decir que dentro de un proceso de desarrollo, la función primaria de la
agricultura debe de ser la producción de bienes suficientes, los cuales se destinan a
satisfacer las necesidades alimentarias de la población. (PNUD, 2010)

1.1 La agricultura en la estrategia de industrialización

A mediados del siglo pasado comenzó a surgir el pensamiento de que la industrialización era
lo mejor que deberían fomentar los países tanto desarrollados como subdesarrollados para
lograr un desarrollo y crecimiento económico sostenido. Esta forma de pensar era la
predominante, por lo tanto la mayoría de propuestas para el desarrollo iban encaminadas al
crecimiento del sector industrial. Se le restó importancia al sector agrícola, incluso se
desarrollaron políticas que solo terminaron agravando más la situación del sector.

En este enfoque del desarrollo, el papel de la agricultura fue considerado como


el de proveedora de “excedentes” (de mano de obra, divisas y ahorro interno)
para impulsar el desarrollo industrial. No fue vista como una fuente de
crecimiento del ingreso por sí misma… La costumbre de favorecer y subsidiar el
desarrollo industrial fue especialmente marcada en América Latina y algunos
países de Asia. (FAO, 2004b: 3)

1
Se esperaba que los países subdesarrollados tuvieran una respuesta alentadora y
positiva de crecimiento como la que se había dado con la industrialización en los
países desarrollados. Pero había una enorme diferencia en la forma de efectuar dicho
cambio estructural, en los desarrollados el proceso de industrialización se había dado
casi de forma natural a consecuencia de la expansión de la tecnología,
descubrimientos científicos y el progreso del comercio. En cambio, en los
subdesarrollados, este proceso se quiso hacer pero de una manera forzada, lo cual
trajo consecuencias.

Como Southworth et al. (1970) menciona, “existe un contraste evidente de la estructura


económica entre los países desarrollados y subdesarrollados. La preponderancia de las
industrias no agrícolas en los primeros y de la agricultura en los últimos”. (Southworth et. al,
1970: 3)

Por este mismo contraste se quiso entonces transferir conocimiento y tecnología proveniente
de los países industrializados hacia los países subdesarrollados. Pero este proceso no es
sencillo, debido a que la cultura de la población de los países subdesarrollados no está
acorde ni existe una familiarización con las ideas de progreso tecnológico, las ciencias y
ahora más recientemente con la organización económica a gran escala.

Aun así, se siguió insistiendo en que lo mejor era desarrollar las industrias no agrícolas y, por
lo tanto, el sector agrícola tenía que transferir mano de obra, la cual sería tomada como
fuerza de trabajo en el sector industrial. También tenía que tener la función de proveer
alimentos a toda la población que emigraba a las ciudades, así como también a las que ya
se encontraban ahí.

Hasta hace poco los especialistas en desarrollo se han dado cuenta que en
aquel entonces existía una ignorancia de la estructura del sector agrícola en las
sociedades tradicionales y la debilidad de las relaciones culturales y
económicas entre la población rural y agrícola, lo cual conllevo a consecuencias
graves. (Southworth et al., 1970: 3)

Hubo un gran desplazamiento de la población rural a los cascos urbanos, y uno de los
grandes problemas que desencadenó fue que los suministros alimentarios necesarios no
siguieron a esos emigrantes.

2
No se han podido generar excedentes de mercado, ni eficaces canales de mercado en la
agricultura. Aquí es donde se presenta una paradoja, y es que los países
predominantemente agrícolas no son capaces de suministrar los suficientes alimentos a su
población, con lo cual se ven obligados a importar lo necesario para cubrir esas deficiencias
alimentarias. Con esto disminuye la posibilidad de importar productos que contribuirían a los
procesos de desarrollo, como los productos industriales que servirán -por una parte- para
aumentar la baja productividad existente en la agricultura. (Southworth et. al, 1970)

Esa baja productividad puede limitar el crecimiento económico. Se debe dar énfasis al
desarrollo de la agricultura en nuestros países. Pero esto no significa que se va a dejar de
lado el sector industrial; debe de existir vínculos entre los dos sectores. Relaciones
reciprocas entre sí, de ayuda y estímulo hacia el otro.

1.2 Prioridad de la agricultura para lograr crecimiento económico

Hoy en día la concepción del papel de la agricultura como netamente de apoyo


al resto de la economía, como una reserva de mano de obra y capital a ser
explotada, está siendo reemplazada por la visión de que el desarrollo agrícola
debe ser perseguido por sí mismo, y que en ocasiones puede ser un sector líder
de la economía, especialmente en periodos de ajuste económico. (FAO, 2004b:
7)

Se tiene que dar prioridad a la agricultura dentro del proceso de desarrollo. Una razón es
porque la agricultura tiene el papel específico y fundamental de satisfacer las necesidades
con respecto a la alimentación (Malassis, 1977). Y como se ha mencionado anteriormente
ese es un verdadero problema en los países subdesarrollados, debido a que la alimentación
no está asegurada para la población, puesto que si no se estanca va decreciendo. Tener
asegurada la alimentación es importante para mejorar el nivel de nutrición y para hacer
frente al crecimiento demográfico.

El rápido aumento de la población es la característica más universal de los


países subdesarrollados y esto complica el problema de lograr un crecimiento
agrícola satisfactorio. Tanto por razones económicas como de nutrición, una
considerable expansión de los suministros alimentarios es condición
indispensable para el desenvolvimiento económico. (Southworth et. al, 1970: 6)

3
Según Malassis (1977), otra razón por la cual darle prioridad a la agricultura tiene que ver
con el papel que tiene la agricultura en los equilibrios económicos más fundamentales como
la balanza de empleo, balanza de pagos y entre ahorro e inversión. Es necesario modernizar
la agricultura y elevar el nivel de vida para evitar que grandes cantidades de personas del
sector agrícola se trasladen hacia las ciudades a ritmos superiores a los de crecimiento de
puestos de trabajo no agrícolas. Con esto evitaría un aumento del desempleo en las
ciudades y los problemas que este conlleva.

El déficit en la balanza de pagos de los países subdesarrollados se podría solucionar, y


según Malassis (1977) la contribución de la agricultura a la reducción del desequilibrio es
indispensable. Por lo que resulta sumamente necesario mejorar la productividad del trabajo
agrícola y modernizar la agricultura, para así hacerle frente a las exigencias de la
competencia internacional. Es necesario mejorar el nivel de vida, para que la agricultura
pueda contribuir al equilibrio general entre ahorro e inversión y también para que pueda ser
fuente de financiamiento del desarrollo.

Según la FAO (2004b) existe en la actualidad un creciente acuerdo en que el crecimiento


agrícola es la clave para la expansión de la economía global. Esto tiene que ver con el
nuevo papel de la agricultura en el desarrollo. No se trata de crear e impulsar políticas que
graven más al sector agropecuario, como se ha venido haciendo históricamente. Debido a
que esas políticas -como por ejemplo reducción de precios con relación a los de otros
sectores- reducen el crecimiento y los excedentes agrícolas, adicionalmente exacerban los
problemas de pobreza en la sociedad. En otras palabras, podríamos decir que ante una
reducción del crecimiento agrícola se reducirá también el crecimiento económico global.

Existen también otras razones que refuerzan lo dicho anteriormente, y tienen que ver con las
estructuras del ingreso y del consumo en las zonas rurales:

1) Dado que la población rural es en promedio más pobre que la urbana, su


propensión a gastar los ingresos adicionales, en lugar de ahorrarlos, es más
elevada.

2) La composición de sus gastos da proporcionalmente mayor peso a los bienes


nacionales que a los importados, a diferencia del comportamiento de los
consumidores urbanos. Estos hechos son la base del alto efecto multiplicador

4
sobre el ingreso global como consecuencia de aumentos de los ingresos
agrícolas y rurales. (FAO, 2004b: 8)

Contribuir al desarrollo del sector agrícola puede estar sumamente relacionado con el
combate a la pobreza y el hambre. Según la FAO (2004b: 9) en la última década han surgido
sólidas evidencias empíricas de que “el crecimiento agrícola no solo es eficaz para aliviar la
pobreza rural, sino que es más eficaz que el crecimiento industrial para reducir la pobreza
urbana”.

“El crecimiento agrícola reduce las desigualdades entre los pobres y los lleva por encima de
la línea de pobreza… hacer hincapié en la agricultura para mejorar la distribución del ingreso
no resulta en un crecimiento lento. Los sectores son más complementarios que
competitivos”. (Mellor, citado en FAO, 2004b: 12)

2. La producción agroalimentaria mundial

Según Martínez y Vidal (1995), la producción agroalimentaria mundial puede abordarse


desde dos perspectivas. La primera es la que se realiza desde la dinámica del corto plazo,
es decir, es un análisis meramente coyuntural que resalta factores tanto naturales como
comerciales que inciden en la producción agroalimentaria; y la segunda es la que destaca las
características más permanentes de la división internacional del trabajo, cuya manifestación
se encuentra en la composición y localización de la producción agroalimentaria, así como del
uso y características de la tierra y de los medios de producción.

Por lo tanto, en este apartado se tratará de hacer un análisis estructural de la producción,


circulación y consumo agroalimentario mundial; esto debido a que si bien no se trata de
restarle importancia a los factores naturales y comerciales que sí tienen incidencia directa en
la producción agroalimentaria, es necesario comprender la dinámica estructural que es la
que permite en última instancia que eventos cortoplacistas afecten mayor o menormente el
escenario alimentario nacional.

5
2.1 Estructura de producción

La agricultura latinoamericana ha sufrido cambios notables a medida que se ha ido


incorporando al sistema capitalista mundial. Algunos puntos fundamentales que ayudan a
sintetizar los cambios que ha sufrido la estructura de producción agrícola son:

a) Modernización de las relaciones sociales de producción, especialmente


sustitución del trabajo semiasalariado por el trabajo asalariado.
b) Modernización de las relaciones técnicas de producción (incorporación de
tecnologías modernas, formas más eficientes de organización de la producción,
utilización creciente de criterios de rentabilidad por las empresas agrícolas,
paso de estructuras de policultivo tradicional a la especialización en cultivos
industriales)
c) Ingreso de capital financiero a la agricultura, operando con criterio de
rentabilidad económica a la par que en los demás sectores de la economía
d) Creciente integración-subordinación de la agricultura a la industria y formación
de cadenas agroindustriales-agroalimentarias complejas e integradas.
e) Modificación de los patrones nacionales de cultivos como efecto de la
internacionalización agrícola y de la apertura del mercado mundial para los
productos de exportación no tradicionales no latinoamericanos. (Arroyo et al.,
1985: 51)

Los anteriores cambios, conjugados con las modificaciones en los elementos fundamentales
para la realización de la actividad agrícola, como son: “la condición natural de la producción,
que en este caso es la tierra; la fuerza productiva humana, que proporciona el trabajo; y los
medios de producción utilizados” (Martínez y Vidal, 1995: 195), nos pueden dar un panorama
extenso sobre cómo se lleva a cabo actualmente la producción agroalimentaria mundial.

2.1.1 Heterogeneidad estructural en la agricultura

Según Cademartori (2003), el enfoque estructuralista latinoamericano se ha inspirado en


gran parte en los pioneros de la teoría del desarrollo económico posterior a la Segunda
Guerra Mundial: W. Arthur Lewis, Ragnar Nurske, Hans Singer.

Esta teoría de la heterogeneidad estructural consiste en la existencia de un sector moderno y


uno tradicional, entre los cuales se establecen relaciones tanto positivas como negativas, en

6
el que el sector moderno es el que tiende a establecer su predominio y conlleva a la
desaparición del sector tradicional debido al uso de técnicas atrasadas por parte de éste.

En el caso de la agricultura, la heterogeneidad estructural es fruto de la inserción


internacional dependiente de las economías latinoamericanas en el comercio mundial. Dicha
inserción internacional provocó el hiperdesarrollo del sector de materias primas y el
subdesarrollo del sector moderno. (Cademartori, 2003)

Para Celso Furtado, si bien en todos los países capitalistas ha existido este dualismo en sus
etapas iniciales en su proceso de desarrollo, en los países subdesarrollados este dualismo
habría adquirido un carácter estructural permanente.

Desde esta perspectiva, el subdesarrollo se vería como un proceso histórico autónomo en la


que ni el sector moderno traslada su acumulación de capital al sector atrasado, ni tampoco
es capaz de desarrollarse de tal forma de generar empleo para toda la economía.
(Cademartori, 2003)

Actualmente se puede hablar que tanto en países desarrollados como subdesarrollados


pueden encontrarse estructuras que no constituyen un conjunto homogéneo, sino constituida
por varios modos de producción o subsectores, y su diversidad se deberá a su contexto
histórico y geográfico.

Arias (1989) explica la heterogeneidad estructural del sistema productivo como la producción
de bienes para la agroexportación, para los sectores medios y para los dueños del capital y
la producción de bienes para la clase trabajadora.

Además, el análisis puede situarse a nivel de un sólo sector en particular, es decir, no


solamente se puede tratar de heterogeneidades intersectoriales sino de heterogeneidades
intrasectoriales. Es de esta manera que al situarnos en la producción agropecuaria podemos
hablar de la llamada heterogeneidad estructural en el sector agrícola.

Esta heterogeneidad, la cual tiene sus raíces en la hacienda y en la plantación


colonial, se desarrolló y se acentuó con la revolución verde de la década de
1950 y con la expansión de las transnacionales agroalimentarias que trajeron
consigo el modelo de agricultura predominante en Estados Unidos y un modelo

7
de consumo centrado en la carne, el cual desplazó los regímenes nutricionales
locales, al menos por lo que toca a las clases medias y altas”. (Arias, 1989: 55)

Dicha heterogeneidad estructural se presenta en la región centroamericana con el carácter


específico de menor desarrollo industrial y urbano y con unos mercados con carácter
principalmente exportador desde el siglo XVIII. Este carácter extrovertido basado en cultivos
como cacao, bálsamo, añil, café, banano, algodón, azúcar, etc., se ha expresado en dos
dinámicas diferentes correspondientes para el sector agroexportador y para el sector de
granos básicos.

“La producción de bienes de consumo básico no ha seguido el ritmo de crecimiento del


sector agroexportador ni el de aquellos productos orientados a las capas de altos ingresos;
por lo general, ha crecido a niveles inferiores a los de la población”. (Arias, 1989: 46)

La racionalidad económica sobre la cual se ha basado el crecimiento del sector


agroexportador se sustenta sobre una estructura de poder, la cual difícilmente cambiará si no
se modifican de manera profunda tanto sus objetivos económicos y sociales sobre los cuales
se basa el régimen de acumulación.

La economía de agroexportación y la industria funciona bajo la lógica de generación de


buena parte de excedentes a partir de mayores productividades, producto de tendencias
hacia la modernización y el desarrollo de las fuerzas productivas1.

Esta producción utiliza técnicas modernas que permite cierta acumulación de capital e
integración vertical dentro de algunos subsistemas. La producción avícola, el arroz, el azúcar
y marginalmente maíz y frijol son representativos de esta clase de producción.

Además, la clase de producción moderna en alimentos se realiza dentro de una estructura


de mediana y gran propiedad privada, y su producción está destinada principalmente a los
sectores con ingresos altos y medianos.

En cambio, la producción realizada dentro de estructuras de minifundio, pequeña propiedad


privada y el sector cooperativo marginal utiliza técnicas tradicionales, limitando de esta forma
la modernización; más bien se centra en la incorporación de insumos y otros bienes
1
La sobreexplotación también tiene un rol predominante en la generación de excedentes en la economía de la
región, pero para el caso que nos compete en este estudio se abordará más bien el tema de la autoexplotación
que es la predominante en la economía agrícola latinoamericana.

8
intermedios como fertilizantes, plaguicidas y semillas mejoradas, además, se usan algunas
formas culturales modernas.

En este tipo de producción de alimentos, la acumulación de capital es casi inexistente y por


lo tanto ha estado orientada hacia sectores de subsistencia y proletario urbano y rural para
su propia reproducción.

2.1.2. Enfoque de la dependencia y la división internacional del trabajo en la


agricultura

El enfoque de la dependencia latinoamericana comenzó a tener relevancia en los países


desarrollados alrededor de los años 60. Este enfoque tiene autores y economistas
latinoamericanos, como el chileno Gonzalo Martner, quienes plasmaron estas ideas a partir
de 1952 en los programas del gobierno de Salvador Allende. (Cademartori, 2003)

Para la escuela de la dependencia existe una alianza económica, social y política entre el
capital externo y las élites locales. En esta alianza existen suficientes ganancias que hacen
que dicha alianza sea provechosa económicamente para ambos actores, de lo cual una
parte se exporta como ganancias del capital extranjero y otra se consume en bienes de lujo
para la élite dominante; luego de este proceso no queda mucho para el proceso de
acumulación capitalista interno.

“Los grupos internos que detentan el poder político en la periferia están vinculados
comercialmente con el centro, luego, no les interesa cambiar la división internacional del
trabajo de la cual extraen grandes rentas”. (Cademartori, 2003: 6)

En el caso de la agricultura, la división internacional del trabajo se da de la siguiente


manera: en cuanto a valores de uso, los países desarrollados producen mayoritariamente los
alimentos, y la periferia produce materias primas agrícolas y productos exóticos, a menudo
calificados como vicios y postres de los países desarrollados. (Martínez y Vidal, 1995)

La producción cerealística mundial de trigo y maíz tiene lugar mayoritariamente en los países
desarrollados, así como algunas frutas y legumbres, como papas, uvas y manzanas, y el
caso de la leche, carne y huevos. En cambio, los países subdesarrollados son los principales
productores de azúcar, café, cacao, té, bananas y cítricos, de materias primas como el
caucho y las fibras vegetales y el tabaco. (Martínez y Vidal, 1995)

9
Lo anterior concuerda con la tesis antes expuesta de la heterogeneidad estructural en la que
tratándose de una economía dependiente, fundamentada en una estructura agraria orientada
hacia el exterior, subordina la dinámica económica de las condiciones y límites que impone
el mercado exterior de productos tradicionales de exportación, enfocándose en productos
como el cacao, café y azúcar.

Tabla 1. Porcentaje de participación por países en la producción mundial de granos


básicos 1998-20082
Granos
Estados Porcentaje
básicos Unidos China Brasil México India Myanmar Argentina Otros acumulado
/país
7% (Francia,
Indonesia,
Maíz 40% 20% 6% 3% 2% -- 3% Italia,
81%
Sudáfrica
8%(Uganda,
Tanzania,
Frijol 9% 4% 16% 6% 17% 10% -- Kenya,
72%
Indonesia)
24%( Rusia,
Francia,
Trigo 10% 17% -- 1% 12% -- -- Canadá, 64%
Alemania,
Australia))
25%
(ndonesia,
Bangladesh,
Arroz 30% -- -- 22% 4% -- Vietnam, 81%
Tailandia y
Myanmar)
16% (China,
India,
Soya 40% -- 24% -- -- 17% Paraguay, 97%
Canadá,
Bolivia
Fuente: Elaboración propia en base a datos proporcionados por Sagarpa (2011)

En lo que respecta a los productos como el café, los principales productores a nivel mundial
para el último trimestre de 2010 son los países de Brasil, Vietnam, Colombia, Indonesia,
India, México, Etiopía, Guatemala, Perú y Honduras, entre los cuales se reparte más del
75% de la producción mundial. (USDA, 2010)

En el caso del cacao, para el período 2009-2010 África se posicionó como el primer
productor, con una participación de 70%; América Latina participó con un 14% y Asia y
Oceanía con 1.8%. (ICCO, 2010)

Por otra parte, según la FAO, el 99.5% de la producción mundial de azúcar se concentra en
los países subdesarrollados, destacando con un 47% América Latina y el Caribe; y los

2
Ver anexos 1.1, 1.2, 1.3 y 1.4

10
países desarrollados participan con 41.7% de la producción mundial, del cual 16.8% están
integrados a la Unión Europea. (FAO, 2004a)

En resumidas cuentas, América Latina tiene importancia en el comercio mundial


de los productos tropicales como el café, el azúcar y el banano; en cambio, sus
exportaciones de cereales básicos tienen muy escasa relevancia. Por el
contrario, los países desarrollados controlan porcentajes elevadísimos en las
transacciones mundiales con trigo, maíz y arroz. (Arroyo, et al., 1985: 88)

En parte esta división internacional del trabajo se debe a las condiciones geográficas y
climáticas correspondientes a cada país, razón por la cual la siembra de algunos cultivos se
imposibilita por estas condiciones naturales. Sin embargo, no es el único factor determinante
para esta división.

Esta división internacional del trabajo ha ido sufriendo en los últimos años, en especial por
dos razones; la primera porque la producción primaria de los países desarrollados se ha
enfrentado al problema de los excedentes agrícolas y ganaderos que han obligado a
políticas de reducción de la producción y a una readecuación de dicha división internacional
de trabajo agrícola; y la segunda porque en los países subdesarrollados se ha realizado un
esfuerzo considerable por aumentar los cultivos y su producción agrícola, tanto alimenticia
como de materias primas para la exportación. (Martínez y Vidal, 1995: 198)

2.1.3 La productividad agrícola y el uso de insumos

Martínez y Vidal (1995) mencionan que una de las principales características estructurales
de la producción agroalimentaria mundial es que los países desarrollados producen y
consumen más insumos industriales para la agricultura, en cambio, la economía
subdesarrollada, menos tecnificada, tiene una menor productividad, excepto en las
plantaciones.

Esta característica estructural deja entrever que existe una dicotomía clara entre países
desarrollados y subdesarrollados, la cual se refleja en reparto de los recursos mundiales
agrícolas.

Por una parte, los países desarrollados poseen más cultivo de tierra que los
subdesarrollados en relación a su superficie terrestre. Por otro lado, dichos países

11
desarrollados sólo necesitan dedicar una mínima parte de sus recursos humanos a la
agricultura; mientras que en nuestros países, aunque de forma declinante, la agricultura
sigue siendo la actividad más desarrollada por la población. (Martínez y Vidal, 1995: 195)

Por lo tanto, al tratarse de una agricultura intensiva en mano de obra da lugar a que exista
una superpoblación relativa en la agricultura de los países subdesarrollados, la cual es
producto de su no acceso a los medios de producción agrícola a escala mundial, en especial
de los medios industriales.

“Como resultado de este desigual reparto de los medios de producción y de la


sobrepoblación resultante, las diferencias entre las economías agrícolas del centro y la
periferia en lo que se refiere a la productividad son también abismales”. (Martínez y Vidal,
1995: 197)

Si bien en los últimos años la estructura agrícola mundial ha tendido a cambiar


sustancialmente, esta característica sigue vigente ya que, mientras los países desarrollados
siguen produciendo la mayoría de los alimentos mundiales en base a sus altos grados de
productividad, los países subdesarrollados aún se esfuerzan por conseguir su seguridad
alimentaria en un marco de dependencia tecnológica.

2.2 Estructura de circulación

La estructura de circulación agroalimentaria mundial relaciona tanto el ámbito de la


producción como el ámbito de la comercialización mundial que es caracterizada por fuertes
relaciones inter-centro, que implican una mundialización del comercio, así como del
proteccionismo nacional de la producción.

Así como el ámbito de la producción posee sus propias características estructurales, así de
igual forma pueden encontrarse en el ámbito de la circulación.

2.2.1 Concentración importaciones-exportaciones

Una de las principales que menciona Martínez y Vidal (1995) es que, en términos de valor, el
comercio de importaciones y exportaciones tiene lugar mayoritariamente en los países
desarrollados.

12
Hasta el 2003 la OMC contabilizó las 15 principales economías importadoras y exportadoras
de productos agrícolas. El 81.8% de las exportaciones mundiales se encuentran
concentradas en 15 países3, con un 42.2% de las éstas que corresponden exclusivamente a
la Unión Europea, Estados Unidos con un 11.3% y Canadá, Brasil y China con un 5%, 3.6%
y 3.3%, respectivamente. (OMC, 2004)

En cuanto a las importaciones, la OMC muestra que el 81.9%, se encuentra concentrada en


casi la misma proporción para los mismos países exportadores. Es así como los 15
miembros de la Unión Europea cuentan con 42.8%, de las importaciones concentradas entre
sus 15 países, Estados Unidos con un 10.7%, y un 8.1%, 4.2% y 2.5% para Japón, China y
Canadá, respectivamente. (OMC, 2004)

Además, en los países desarrollados se hace patente la posición dependiente de las


importaciones agrícolas, tanto como de los insumos necesarios para la producción agrícola,
exceptuando el caso de los fertilizantes brutos como los fosfatos, que una vez transformados
por la industria química de los países desarrollados, vuelven a ser reexportados hacia la
periferia. (Martínez y Vidal, 1995: 200)

2.2.2 El proteccionismo en la industria agrícola

El comercio internacional de la producción agrícola está dominado por conflictos que tienen
sus raíces en el proteccionismo de países desarrollados a sus producciones
agroalimentarias en detrimento de la producción que se realiza en los países
subdesarrollados, producto del cual los términos de cambio de las exportaciones de estos
sufren un grave deterioro. (Martínez y Vidal, 1995: 200)

Esta situación es posibilitada básicamente por la competencia generada entre economías


capitalistas diferentes, en las que juegan un papel importante los conceptos de dependencia
y heterogeneidad estructural explicados anteriormente.

Esta competencia entre economías agrícolas diferentes es una competencia intercapitalista


en la que los capitalistas agrarios más débiles exigen la intervención del Estado para poder
salvaguardar sus intereses, y en la que los capitales más fuertes compiten entre sí para

3
Los 15 miembros de la Unión Europea la OMC los contabiliza como un solo país.

13
conseguir la cuota más grande posible dentro del mercado mundial. (Martínez y Vidal, 1995:
200)

Este proteccionismo diferenciado entre la producción agrícola de países desarrollados y


subdesarrollados, reflejado en limitaciones y restricciones arancelarias, así como
subvenciones y subsidios, tiene grandes implicaciones en el deterioro de los términos de
intercambio, lo que hace sumamente difícil la incorporación efectiva de los países
subdesarrollados en el mercado internacional.

Para que estas intervenciones directas dejen de ser practicadas por los países, debido a su
influencia en los precios de los productos agrícolas, han surgido políticas para la eliminación
de estas prácticas subsidiarias en acuerdos internacionales y a través de la vigilancia de la
OMC4, generando a largo plazo una reducción de este tipo de apoyos distorsionantes. Sin
embargo, eso no significa que tales distorsiones no existan, ya que aun predominan en la
mayoría de los países más desarrollados5.

2.2.3 Dependencia de importación de alimentos

Actualmente el pensamiento económico para la consecución del crecimiento ha girado en


torno al comercio exterior y el libre intercambio. Dicho pensamiento tiene sus raíces en las
teorías de David Ricardo, quien a principios del siglo XVIII planteaba su teoría de las
ventajas comparativas, por medio de la cual cada economía se debería especializar en
aquellos productos en los que tuviera mayor ventaja comparativa tomando en cuenta la
máxima productividad de sus factores abundantes6. (Dos Santos, 2007: 35)

La división mundial del trabajo desde esa teoría de las ventajas comparativas se planteó de
tal manera que los países que disponen de más mano de obra que de capital tienen que
especializarse en productos agrícolas y materias primas, mientras que aquellos con más
capital que trabajo, producto de un mayor desarrollo tecnológico, deberían dedicarse a
productos de mayor intensidad tecnológica.

Sin embargo, como lo hemos analizado anteriormente, esta división internacional del trabajo
ha sufrido cambios fundamentales. Si bien de acuerdo a la división del trabajo planteada por

4
Ver anexo 1.5
5
Ver anexo 1.6
6
Esta teoría fue perfeccionada posteriormente por Ohlin, que incluyó entre los factores locales la relación expresa entre
capital y trabajo en las funciones de producción.

14
la teoría de las ventajas comparativas eran los países subdesarrollados quienes exportaban
alimentos a los desarrollados, actualmente son estos últimos los que se han convertido en
los principales exportadores de productos agrícolas y de alimentos procesados.

Es de tal manera que los países subdesarrollados dependemos cada vez más de la
importación de alimentos para la alimentación de su población, ya que su modelo de
producción se ha dirigido hacia la producción agrícola destinada a la agroexportación, en
detrimento de la producción interna de alimentos.

Los países periféricos, en cambio, se han convertido de exportadores en


importadores de productos básicos, y están cada vez más limitados al comercio
de productos tropicales que no pueden cultivarse en los países desarrollados:
azúcar, café, cacao, té, especias y algunas frutas tropicales como el banano y
la piña. (Arroyo et al., 1985: 79)

La dinámica de América Latina como proveedora de materias primas agrícolas y de


alimentos se desenvuelve hoy en día dentro de un panorama diferente en el contexto del
comercio internacional de productos agrícolas. Arroyo et al., (1985) menciona algunos
distintivos de esta dinámica: la pérdida de importancia de la periferia, incluyendo América
Latina, como exportadora de alimentos hacia los países desarrollados, la intensificación del
comercio centro-centro y de los países capitalistas desarrollados con los socialistas
desarrollados, así como la sostenida elevación del autoabastecimiento de los países
centrales.

Por otra parte, también durante los últimos veinte años, han tenido lugar
cambios importantes en la ubicación de nuestra región en la división
internacional del trabajo. Ahora América Latina destina su producción de
alimentos más al consumo interno que a la exportación y sus exportaciones de
manufacturas vienen creciendo comparativamente más que las de sus
productos primarios, en particular los alimenticios. (Arroyo, et al., 1985: 88)

A pesar de este cambio en la división internacional del trabajo, la región aún conserva su
posición destacada en la exportación de ciertos productos agrícolas en los cuales Europa y
Estados Unidos no poseen ventajas comparativas, como el café, el azúcar, el banano y el

15
cacao. “Al mismo tiempo surgen nuevos productos de exportación o se verifica una cierta
relocalización intrarregional de exportaciones tradicionales”. (Arroyo, et al., 1985: 84)

Esta división internacional actual del comercio agrícola si bien ha permitido un aumento
creciente de los volúmenes de alimentos básicos intercambiados en los mercados
internacionales, también ha profundizado el déficit alimentario de los países
subdesarrollados que los obliga a aumentar sus importaciones de alimentos básicos.

Debe agregarse que el flujo creciente de alimentos básicos que se transan en el


comercio internacional son comercializados por un puñado de empresas
transnacionales que operan a través de una red compleja de estructuras
verticales de producción y distribución. Si bien es cierto que desde el comercio
hay un intercambio de alimentos, hoy día este proceso es cualitativamente
diferente; ha asumido y copado el espacio mundial y se ha transformado en una
estructura de dominación poderosa en función de control que ejerce sobre uno
de los bienes más escasos y de mayor necesidad. (Arroyo et al., 1985: 84)

2.2.4 Agricultura de subsistencia

Según Malassis (1977), la expresión de agricultura de subsistencia es antigua y puede


referirse al nivel de vida, al destino de la producción final o al rol del autoconsumo en el
consumo alimenticio.

Desde el punto de vista del nivel de vida, la agricultura de subsistencia significaría que la
actividad agrícola tendría que asegurar al campesino y a su familia un mínimo vital en las
sociedades tradicionales. Sin embargo, desde el punto de vista de la producción final sería
aquella producción que está total o parcialmente destinada a la satisfacción de las
necesidades de la población agrícola. En cambio, por la vía del consumo, la agricultura de
subsistencia sería aquella en la que la totalidad de la producción es consumida por sus
productores. (Malassis, 1977: 94)

El autoconsumo de estas producciones de subsistencia son muy variadas y pueden provenir


de diferentes fuentes, como los son cosechas, caza, pesca y también otra clase de
productos que pueden no ser meramente alimenticios pero aseguran cierto nivel de vida,
como lo son las fibras y maderas.

16
El término de autoconsumo se refiere a la facultad de un grupo de poder
obtener algunos de los requerimientos físicos de subsistencia de los recursos
del área límite en que habita. Comprende la producción para el uso y el
consumo del grupo productos. La vida basada en el autoconsumo
inevitablemente aísla y mantiene un nivel cultural exiguo en extremo. (Pearse,
1975: 127)

Esta forma de producción campesina no tiene ninguna articulación importante con la


estructura de producción industrial, aunque sí juega un papel determinante en el proceso de
acumulación a través de la reproducción de la fuerza de trabajo ya que ayuda a abastecerse
al trabajador de alimentos necesarios para su reproducción, lo cual posibilita que se le
paguen a estos salarios por debajo de lo necesario para dicha reproducción.

Pero en los lugares en que la presión sobre la tierra ha sido muy intensa, el
campesino no puede ganarse la vida ni con la combinación del autoconsumo y
la producción comercial, y tiene que complementar su ingreso con la venta de
su trabajo en el mercado, ya sea en las propiedades vecinas o en migraciones
estacionales, o bien por medio de la artesanía, usando materiales adquiridos
fuera, o convirtiéndose ellos mismos en comerciantes. (Pearse, 1975: 128)

2.3 Estructura de consumo

Si bien la actividad agropecuaria es la destinada, en última instancia, a proveer medios de


alimentación a la humanidad, la sociedad ha ido transformándose de tal manera que en las
últimas décadas, con la urbanización e industrialización, así como prácticas de creación de
demanda de la empresas como la publicidad y diversificación de la oferta, los patrones de
consumo de la mayoría de nuestros países se ha ido modificando significativamente.

2.3.1 Dependencia alimentaria y seguridad alimentaria

Uno de los rasgos importantes sobre el consumo de alimentos agrícolas está íntimamente
ligado a lo que ya se explicó anteriormente en la estructura de producción y en la de
comercialización, y es que en las últimas décadas la dependencia alimentaria de los países
subdesarrollados sobre países desarrollos en lo que respecta a productos como cereales,
carnes, frutas y verduras se ha acentuado.

17
Las importaciones latinoamericanas de productos agropecuarios han incrementado en
relación con las efectuadas por países en desarrollo en su conjunto. No obstante, la balanza
de comercio exterior de productos agropecuarios por parte de estos países ha incrementado
en valores absolutos. Entonces, se trata de un problema no de producción agropecuaria,
sino de qué se está produciendo, cómo y para quiénes. Es decir, ¿asegura nuestra
producción la seguridad alimentaria de nuestra población, sin depender exclusivamente de
alimentos importados?

Para responder esa interrogante, primero debe discutirse qué se entiende por seguridad
alimentaria. En base a lo que se mencionó anteriormente, queda claro que seguridad
alimentaria no puede comprenderse simplemente con una balanza comercial agropecuaria
superavitaria. Más bien debe considerarse la capacidad de los países para autoabastecerse
en una proporción razonable de los alimentos básicos populares.

Desde luego que una concepción políticamente más precisa implicaría no


solamente las condiciones de oferta sino también de las demandas que se
vinculan con la seguridad alimentaria; así, el concepto comprenderá la
capacidad de los países para proporcionar a sus habitantes condiciones de
nutrición calóricas y proteínicas. (Arroyo et al., 1985: 91)

Martínez y Vidal (1995) acuña el término alimentación correcta y hace mención a que es
aquella cuyo aporte calórico proteínico, graso, vitamínico, mineral, etc., del consumo
alimentario es suficiente y proporcionado.

Esa alimentación correcta podría no cumplirse por tres motivos:

1. Por el consumo insuficiente de los componentes alimenticios para mantener una vida
saludable. Es el caso de la subalimentación y desnutrición.
2. Por el consumo excesivo de calorías, proteínas, etc. Es el caso de la
sobrealimentación.
3. Por el desequilibrio (por exceso o por defecto) entre los componentes nutricionales.
Se trata, entonces, de malnutrición. (Martínez y Vidal, 1995, 201)

Estos casos se pueden ver plasmados en la estructura agroalimentaria mundial. Por un lado,
en los países desarrollados la sobrealimentación es un problema que se trata de paliar por
medio de la producción de productos que no engorden; mientras que en los países

18
subdesarrollados millones de personas mueren por enfermedades asociadas a la
subalimentación, cuya expresión más extrema es el hambre.

Sin embargo, al tomar como indicadores de adecuada alimentación de un país o región al


consumo promedio de calorías o proteínas se esconde la estructura de distribución del
ingreso, y por lo tanto la estructura de consumo real de la sociedad.

Por lo tanto, el análisis de la situación real de la alimentación debe hacerse por


estrato de ingreso a fin de tratar de explicar el proceso de desnutrición
acelerada de los pueblos centroamericanos y así poder desenmascarar las
contradicciones escondidas por los parámetros y los indicadores globales de la
economía como en el caso del consumo aparente, o en los niveles de oferta y
demanda interna, etc. (Arias, 1989)

2.3.2 La marginación económica y el acceso a alimentos

Los elevados grados de desnutrición y carencias sociales de la población es determinada


básicamente por la marginación económica a la que se someten la población que se
encuentra en las condiciones de extrema pobreza.

Teniendo esta vulnerabilidad las familias pobres, en virtud de la situación del hambre y la
desnutrición, el control de los alimentos se vuelve un arma de presión y de negociación de
políticas por parte de los países desarrollados y de las empresas transnacionales
productoras de alimentos. (Arroyo et al., 1985: 79)

Por otra parte, como se explicó anteriormente, las diferencias en el consumo calórico,
proteínico y de grasas entre los países desarrollados y subdesarrollados son muy marcadas.

“En general, las poblaciones de la periferia consiguen su nutrición a través de


los productos vegetales; mientras que en el centro los productos animales
proporcionan una gran parte de las proteínas grasas. Independientemente de la
cultura culinaria y dietética de cada pueblo, el resultado de la comparación
apunta claramente a la dicotomía sobrealimentación/desnutrición como
característica esencial de la malnutrición en el sistema.” (Martínez y Vidal, 1995:
201)

19
Es de esta manera en que la comercialización de los alimentos se vuelve excluyente y
paradójico, en que por un lado existen excedentes alimentarios, pero por otra un hambre
extrema aqueja a la población mundial.

En definitiva, en un mundo en el que doscientos millones de niños menores de


cinco años están desnutridos, a la vez que montañas y lagos de mantequilla,
leche, aceite, etc., son excedentes a destruir para mantener los precios
remunerativos del capital agrícola, no basta con constatar que el mercado no
resuelve el problema de la alimentación mundial y que hay que complementarlo
con la caridad de la ayuda alimentaria, sino que hay que profundizar en las
condiciones de producción que, a través de la distribución, producen un
consumo tan inhumanamente desigual. (Martínez y Vidal, 1995: 203)

2.4 Dinámica entre las estructuras de producción, comercialización y circulación

La dinámica de las estructuras de producción, comercialización y circulación han llevado a


que las producciones agroalimentarias se realicen en el mercado internacional, lo cual
consiste con la división internacional del trabajo en la producción de alimentos.

La dinámica de expansión y desarrollo de las fuerzas de producción dentro de


este régimen de acumulación se encuentra articulada técnicamente desde el
exterior y está dinamizada fundamentalmente por los mercados financieros y de
bienes de las economías industrializadas. (Arias, 1989: 49)

Además, el sistema agroalimentario mundial y su desarrollo tecnológico conducen a una


creciente dependencia alimentaria al darse un escaso desarrollo tecnológico y mínima
utilización de las tecnologías modernas en el sector de producción de granos básicos en los
países subdesarrollados, que son quienes sufren más las carencias calóricas y nutricionales
en su alimentación.

Por tanto, los países subdesarrollados se encontrarían en la mayoría de los casos en una
situación de autosuficiencia en productos secundarios para la alimentación, pero dependen
en una mayor o menor medida del aprovisionamiento externo para atender los
requerimientos calóricos y proteínicos de la población latinoamericana, lo cual pone en
riesgo la seguridad alimentaria de dichos países si la oferta de los países que proveen sufre

20
alguna caída, o aumentan sus precios, o simplemente no se crea la demanda interna
necesaria para la adquisición de los alimentos vía importaciones.

3. El papel de la agricultura en la acumulación de capital

La agricultura es la actividad que marca el capitalismo en El Salvador debido a que el eje de


acumulación se centra en esta actividad, específicamente en la agricultura de exportación.

El sistema capitalista salvadoreño nació de las necesidades del capitalismo


mundial de abastecerse de materias primas baratas, las cuales le permitían
disminuir los costos de producción de su fuerza de trabajo, un elemento
importante en el proceso de acumulación de las economías capitalistas. (Arias,
1988: 65)

3.1 Caracterización y racionalidad de la agricultura campesina

Es necesario, en primer lugar, caracterizar a las pequeñas unidades campesinas, es decir,


entender su forma peculiar de producir, organizarse y de cómo distribuyen su excedente, así
mismo poder comprender como éstas se vinculan con la economía capitalista.

Para ello es conveniente entender que la palabra campesino expresa rasgos culturales
comunes, actitudes políticas, así como formas de respuestas a situaciones, siendo esto
posible gracias a la existencia de un grupo autorreproductor de semejantes, que transmite
generacionalmente estas características. (Pearse, 1975)

3.1.1 Economía de Subsistencia

La racionalidad de la pequeña unidad campesina es una lógica de subsistencia, donde cada


individuo procura para sí mismo como para los demás miembros de su familia la subsistencia
continua y diaria, a través de su actividad económica, que en este caso es la actividad
agrícola7.

7
Una explicación acerca del comportamiento de la economía de subsistencia se presenta en Montesino (2011)

21
Es decir, se considera la subsistencia como la suma de bienes materiales así como los
servicios de los que dispone una familia en el curso de su existencia. Esta subsistencia es
entendida por el campesinado como los “alimentos, bebidas, vivienda, y equipo domestico,
en su mayor parte provenientes del producto de las tierras familiares o vecinas”. (Pearse,
1975: 125)

Por lo tanto, la agricultura se convierte en la actividad productiva principal que les provee de
los bienes necesarios para existir, donde la actividad se desarrolla sobre todo para el
autoconsumo, en tanto el agricultor se provee para sí mismo como para su grupo los
requerimientos físicos necesarios para su subsistencia.

Si bien los campesinos producen para su autoconsumo, siendo éste el objetivo principal de
la actividad económica; de igual manera procuran producir un excedente que les permita
obtener los demás bienes necesarios a través del intercambio, aunque esto no debe
confundirse con la lógica capitalista de la obtención de plusvalía, sino entendida como una
producción excedentaria que permita reponer las energías necesarias para la próxima
cosecha.

Según Pearse, “además del conjunto de bienes destinados al consumo familiar y la semilla
del año siguiente, deben producirse excedentes para obtener el efectivo o los bienes para la
compra o el trueque de artículos de consumo adicionales, reposiciones de capital y pagos de
rentas o impuestos”. (Pearse, 1975: 128)

Es de considerar que los elementos de subsistencia más importantes son las fuentes de
agua y alimentos energéticos de origen tanto animal como vegetal. Por lo tanto, la tierra
toma especial relevancia en la actividad agrícola; según la FAO (2004b), aparte de la mano
de obra, la tierra es considerada el factor más importante de la producción agrícola.

En este sentido, es la satisfacción de las necesidades a través del autoconsumo lo que


explica la fijación del campesino a su porción de tierra para garantizar la seguridad de la
reproducción de la vida de su familia. Por lo tanto, en la medida que los campesinos
garanticen sus derechos de acceso a la tierra, en ese sentido se sabe de la fuerza de trabajo
de la que dispone, así como al estrato social al que pertenece.

“Para el hombre, la tierra es el manantial de toda vida; su alimento, su vestido,


su habitación vienen directamente de ella; su fuerza, su salud y su

22
independencia, también de ella proceden. El hombre es propiamente aquel ateo
de la fábula griega, que si tocaba la tierra con los pies, se volvía invencible, y
cuando dejaba de asentarse en ella, perdía su valor y sus fuerzas”. (Masferrer,
citado en FUSADES, 2004)

Los intereses de la sociedad campesina se derivan de su sencillo modo de producir, además


de que la actividad mercantil en la economía campesina es muy escasa y se produce en su
mayoría para el autoconsumo, sus intereses se centran en las condiciones de acceso a la
tierra. De manera que si un campesino carece del acceso a la tierra se ve obligado a vender
su fuerza de trabajo o gran parte de los productos de su trabajo, viéndose condicionados a
otros mecanismos sociales, le importa entonces los derechos sobre su propiedad, “la
legitimidad de la posesión de la tierra es su garantía de seguridad”. (Pearse, 1975: 132)

3.1.2 Subempleo agrícola

El subempleo rural es un fenómeno común en los países subdesarrollados, que margina a


gran parte de la población del progreso. Este subempleo se nos presenta cuando se da una
inutilización de los recursos humanos en el campo.

Se considera por tanto que una persona “está subocupada cuando, a pesar de su voluntad,
trabaja menos tiempo de lo que podría o si trabaja plenamente, lo hace en actividades poco
productivas o que le procuran niveles de ingresos anormalmente bajos” (Bouvier y Maturana,
1975: 210). Además de que se observa el subempleo cuando el salario no corresponde al
salario mínimo legal.

El subempleo se nos presenta cuando el tiempo disponible para trabajar es superior al


requerido, así mismo el ingreso que se obtiene como fruto del trabajo es inferior al que se
debería recibir; estás dos formas de subempleo muchas veces coexisten juntas, estando
esta situación muy vinculada con la estructura de tenencia de la tierra, afectando
especialmente a los campesinos minifundistas.

Por tanto, el problema de subempleo que enfrenta el pequeño productor campesino o


minifundista tiene su origen:

“Por una parte en la reducida extensión de su predio, que no alcanza para


ocupar toda la fuerza de trabajo familiar disponible y, por otro lado, en la baja

23
productividad e ingreso limitado que obtiene del trabajo familiar utilizado en su
explotación, lo cual está relacionado en gran medida con los métodos primitivos
de producción que usa generalmente, la escasa asistencia técnica y crediticia
que recibe y los precios reducidos que se le pagan en caso de venta de sus
productos.” (Bouvier y Maturana, 1975: 212)

Esta primitiva forma de producir, sumado al limitado acceso recursos necesarios para la
producción, afecta al trabajador obligándolo generalmente a trabajar temporalmente, o bien a
cambiar de domicilio y hasta de actividad.

Por tanto, para el subempleo rural se nos presenta la migración como un mecanismo de
salida para mejorar su situación de marginación. Sin embargo este fenómeno se manifiesta
de manera distinta en los países desarrollados y subdesarrollados, por un lado en los países
desarrollados la migración de lo rural a lo urbano ocurre por el desarrollo más acelerado de
los centros urbanos de igual manera que se da la mecanización agrícola; a diferencia de los
países subdesarrollados donde ocurre todo lo contrario debido a que esta migración se
produce por el grado de miseria y precariedad que se tiene en la zona rural.

Pero al darse esta migración, no significa que el problema del subempleo rural este resuelto,
más bien se traslada el problema del subempleo a lo urbano; y no solo se trasladan recursos
humanos no calificados, también se contribuye a “encarecer los costos de urbanización, a
trasladar la pobreza y hacerla políticamente explosiva, a agudizar el desempleo abierto en la
ciudad, a presionar hacia abajo los salarios urbanos, especialmente los no calificados y, por
último, a debilitar el poder de negociación de la organización sindical urbana” (Bouvier y
Maturana, 1975: 207).

Por tanto, en esta migración lo que ha aumentado es el empleo informal, es decir, las
actividades por cuenta propia, comercio ambulante y todo tipo de actividades informales en
donde se ha refugiado el trabajo no calificado que proviene de la zona rural.

3.2 Inserción de la agricultura campesina en el sistema capitalista

Es posible observar la inserción de la agricultura al sistema capitalista cuando ocurre la


destrucción de la pequeña producción campesina, aquella que produce para el
autoconsumo, es decir, que produce para sí mismo y para su familia, y que no perciben
excedentes de su trabajo; a partir de ésta inserción, el campesino debe pasar a cubrir sus

24
necesidades básicas a través de la venta de su fuerza de trabajo, para garantizar su
supervivencia.

Cuando el campesino se dedica exclusivamente a la producción para el autoconsumo, esta


producción queda fuera de las tendencias centralizadoras del modo de producción
capitalista, permaneciendo de momento libre de toda explotación. Además, la necesidad
hacia la tierra es para satisfacer sus necesidades de autoconsumo como un simple productor
de mercancías y no para obtener un beneficio. (Kautsky, 2002).

Sin embargo, en aquellos lugares donde existe una presión hacia la tierra, por la misma
escases, se imposibilita la subsistencia del campesino exclusivamente a través del
autoconsumo, y se vuelve necesario complementar su ingreso con la venta de su fuerza de
trabajo al mercado. (Pearse, 1975: 128)

Previamente se mencionaba que es posible complementar el ingreso con trabajos


temporales, e incluso darse el fenómeno de migración de lo rural a lo urbano, donde se
genera un traslado de mano de obra no calificada e incremento del empleo informal. Al
combinarse ese fenómeno migratorio con una expansión demográfica, se podría empeorar
aún más las condiciones de subsistencia.

Cuando más rápidamente aumenta la población, tanto más difícil es la


emigración, tanto mayor es entonces la necesidad de tener un pequeño pedazo
de tierra para hacer frente a las necesidades de la vida, o por lo menos, para
asegurar la independencia social, tanto mayor es el precio (o la renta) que
precisa pagar por un pequeño pedazo de tierra. (Kautsky, 2002: 201)

En consecuencia, sería erróneo pensar que la solución al desempleo agropecuario se


resuelve acelerando las migraciones del campo a la ciudad, creyendo que será la mediana y
gran explotación moderna la que abastezca de los productos agrícolas. Esto no es así, dada
la impotencia de los sectores no agrícolas de absorber el crecimiento urbano creado por las
migraciones rurales.

3.2.1 Papel del Estado y conformación del capitalismo a partir de un modelo


agroexportador

25
La participación del Estado fue un aspecto fundamental para la incorporación de la economía
campesina al capitalismo, actuando a través de distintos mecanismos que permitieran
“mantener los niveles de reproducción y acumulación del capital” (Arias, 1988: 53); pero
siempre manteniéndose al margen de los sectores productivos y sin afectar los intereses de
la burguesía.

El Estado desarrolló la infraestructura económica y social necesaria, a través del desarrollo


de los bienes y servicios sociales; así mismo su dominio militar y político fue importante para
mantener la cohesión social y evitar que se pusieran en peligro los intereses de la burguesía.
(Arias, 1988: 53)

La participación del Estado desde la conformación del modelo agroexportador ha estado muy
marcado a través de la ejecución de políticas económicas. Con políticas salariales, así como
el freno a la organización de los trabajadores; también con políticas de precios de los bienes
salarios, permitiendo que el costo de la reproducción de la fuerza de trabajo se mantuviera a
niveles bajos; además, de políticas de fomento a la producción con exenciones arancelarias.

En el caso particular de El Salvador, para el desarrollo del capitalismo fue necesario


garantizarle a la agroexportación, siendo éste el eje de acumulación, el acceso a la tierra y a
la fuerza de trabajo, promulgándose a finales del siglo XIX una serie de leyes que le
permitieron a la gran burguesía concentrar la tierra (Arias, 1988: 57). Es esta expropiación la
que coloca a esta población desplazada como un ejército de reserva, quedándoles nada más
la fuerza de trabajo como único medio de subsistencia.

Además, una característica presente en el desarrollo del cultivo del café, es que se trata de
un cultivo de carácter temporal, que responde a condiciones naturales y, por lo tanto,
requiere de empleo temporal, sobre todo para la época de recolección. Esta característica no
es exclusiva para el caso salvadoreño y se presenta “en ciertos países latinoamericanos
debido a la especificación en algunos productos de exportación, como café, algodón, arroz y
azúcar, cultivados en grandes haciendas” (Bouvier y Maturana, 1975: 211). Sin embargo,
este trabajo temporal coexiste a la par de la economía campesina de subsistencia.

Entonces, es posible ver como a través de las políticas públicas la economía campesina se
constituye en el sector que provee de productos agrícolas al sector urbano, en el aspecto

26
productivo. En el siguiente cuadro podemos observar de manera resumida las funciones que
desempeña la economía campesina:

Esquema 1: Funciones de la economía campesina

•El sector urbano industrial a través de una migración


Proveer fuerza de trabajo para: permanente o estacional.
•Actividades agrícolas estacionales o de media
jornada.

•Bienes de subsistencia, para garantizar la reproducción de


la fuerza de trabajo destinada a tareas agrícolas.
•Bienes-salario, que forman parte importante del costo de
Producción directa de: producción de la fuerza de trabajo urbana.
•Bienes de exportación o de consumo destinados a sectores
sociales de altos ingresos.

Fuente: Elaboración propia en base a Piñeiro y Llovet (1986)

Cabe subrayar que la tendencia del monocultivo, es decir, la orientación hacia la agricultura
de exportación, ocupa los mejores recursos en lo que se refiere a tierra y trabajo, dejando en
desventaja a las demás actividades que son destinadas a los campesinos marginados.

Es posible ver en este modelo agroexportador una dinámica distributiva excluyente, donde
las políticas públicas estaban orientados a los intereses de los grandes propietarios de la
tierra, de igual manera, el hecho de que se mantuvieran los salarios bajos crearon un
obstáculo a la formación de un mercado interno dinámico. (Aguiar, 2007)

Si bien a mediados del siglo XX el proceso de acumulación de capital sufre modificaciones,


el sector agroexportador continúa siendo el eje de acumulación global; pero es posible
observar como el nuevo modelo basado en la Industrialización por Sustitución de
Importaciones (ISI) introduce dos elementos básicos.

Por un lado, el patrón de acumulación se corresponde abiertamente con el patrón de


acumulación de los países centroamericanos; por otro lado, la relación con el capitalismo

27
global ya no solo es en base a la agroexportación, ahora se da a través de la manufactura
que funciona bajo formas capitalistas. (Arias, 1988: 62)

Además, en la agricultura se da un proceso de modernización importante entre 1950 y 1970,


los datos de la FAO nos dicen que “el sector agropecuario latinoamericano multiplicó por 10
su consumo de fertilizantes comerciales y por 5 el número de tractores utilizados” (Bouvier y
Maturana, 1975: 215); igualmente creció el uso de toda clase de maquinaria y el uso de
insumos químicos.

Si bien esta modernización incrementó la productividad de los suelos, así como la


producción nacional, benefició en su mayoría a los grandes y medianos productores, debido
a que contaban con el capital para acceder a las nuevas innovaciones. Sin embargo, si bien
es cierto que los pequeños agricultores actualmente tiene más acceso a recursos como
semillas mejoradas y fertilizantes, no pueden acceder a recursos tecnológicos más
innovadores debido al alto costo que estos representan.

Ciertos cultivos de importancia en América Latina percibieron, gracias a la mecanización,


una fuerte reducción de la fuerza de trabajo, tal es el caso del cultivo de la caña de azúcar
donde “la utilización de maquinas cortadoras, combinadas con levantadoras y trailers para
recoger, cargar y transportar la caña del campo al ingenio azucarero, reduce en 90% los
requerimientos medios para la cosecha en comparación con la realizada por los macheteros”
(Bouvier y Maturana, 1975: 216).

Entonces, es posible ver como la modernización tiene un enorme impacto en la ocupación


rural, sobre todo cuando en la sociedad estructuralmente se han marcado las clases
sociales, y son los estratos más pobres los que han sufrido las repercusiones en el empleo y
nivel de ingreso de la innovación tecnológica. Esto es así, debido a que se introduce un
cambio en el modo de producir, mientras la distribución de la tierra y capital permanece
desigual, siendo más complicado para los estratos más desfavorecidos ajustarse al cambio.
(Bouvier y Maturana, 1975)

3.3 Formas de propiedad y posesión de la tierra

Antes de la conformación del capitalismo en El Salvador, una forma particular de la tenencia


de la tierra eran las tierras comunales y ejidales; sin embargo, la introducción del cultivo del

28
café requería la abolición de éstas a finales del siglo XIX. La participación de las políticas
públicas fue esencial para que se diera este suceso.

Es preciso destacar que la abolición de este tipo de propiedad a través de las reformas
liberales respondía a la demanda creciente por parte del exterior a los productos agrícolas,
en ese sentido, la tierra se convirtió en uno de los recursos más codiciados (Barrera, 2008).
Por tanto, se nos presentan “cambios en la balanza de poder entre las comunidades
indígenas y los terratenientes ladinos interesados en producir para los mercados
internacionales” (Lindo, 2002: 223; citado en Barrera, 2008: 27).

Se comienza a tener una sociedad altamente estratificada, por un lado, se encuentra un


sector dedicado a la agroexportación, mientras, que por otro lado, se nos presenta una
economía de subsistencia, orientada sobre todo a la producción de granos básicos. El eje de
acumulación se presenta en la agricultura, específicamente en la exportación del cultivo del
café.

Si bien estos sectores se complementan uno con el otro, nos muestran claras diferencias en
cuanto a “las formas de apropiación de los recursos, tierra, agua y tecnología y crédito; en su
diversa organización productiva y en su inserción en los mercados nacionales e
internacionales” (Arias, 1989: 56).

Ahora bien, si estos productos de exportación le dieron el dinamismo a la economía


salvadoreña por mucho tiempo, este modelo de acumulación era de carácter extrovertido, y
contribuyó aún más a marcar la estratificación en la tenencia de la tierra, así como en los
niveles de ingreso. Para Barkin y Restrepo, “la estratificación de la sociedad rural y su
proletarización basada en el control de la tierra y el agua, generó y mantuvo un clima que
constituye exactamente la antítesis de los requerimientos para un programa exitoso de
desarrollo” (Barkin y Restrepo, 1980: 27).

3.3.1 Importancia de la tenencia de la tierra

La tierra constituye uno de los recursos más importantes en el sector rural, ya que no sólo
determina el nivel de producción, también contribuye a establecer el nivel de ingreso. Es la
tenencia de la tierra una de las condiciones que nos explica en buena medida cual es el
grado de precariedad del campesino.

29
La tenencia de la tierra toma relevancia en la mayoría de países donde este recurso es una
de las principales formas de riqueza rural o de la economía del país como un todo; así
mismo, la posesión de la tierra puede determinar un estatus social, y el al mismo tiempo
constituir una fuente de poder que permite incidir políticamente. (FAO, 2004b)

En el origen del capitalismo en El Salvador observábamos, en el apartado anterior, como la


tenencia de la tierra representaba un factor importante para la clase terrateniente emergente
y fue necesario la abolición de formas de propiedad comunal y ejidal para que se consolidara
el cultivo del café, en consecuencia, el modelo agroexportador.

La tenencia de la tierra debe ir acompañada de derechos sobre la tierra, es decir, tener la


seguridad de acceder a ella; ya que esto garantiza mejores posibilidades de financiamiento,
así como tener los incentivos necesario para invertir en el largo plazo, por consiguiente poder
mejorar la productividad. Por tanto, las personas que tengan acceso a estos derechos
podrán gozar de mayores ventajas que aquellas que no los tengan. (FAO, 2004b)

Además, la tenencia de la tierra es una lucha de clases constante, y constituye a nivel


organizativo “uno de los pilares organizativos de las economías y sociedades rurales, que
ayudan a definir relaciones económicas y contractuales, formas de cooperación y relaciones
sociales” (FAO, 2004b: 135).

Sin embargo, en los países latinoamericanos, donde se observa una economía estratificada,
en la que a la par del latifundio se desarrolla el minifundio, la tenencia de la tierra es un tema
de conflicto. Así pues, un cambio estructural puede surgir de una reforma agraria.

Según Malassis, las reformas agrarias “se presentan como el medio de reducir las
diferencias que resultan de la distribución de la tierra y del trabajo”, así como también
“tienden a destruir la supervivencia de las relaciones feudales o semifeudales, que humillan a
los campesinos en su dignidad, y que además frenan o bloquean el crecimiento”. (Malassis,
977: 227)

3.3.2 Estructura agraria

En los países subdesarrollados la mayoría de veces la agricultura campesina ha estado


representada por la plantación. Que según la historia, la agricultura de plantación es el

30
resultado de la expansión, en el siglo XVI, de las economías occidentales; sin embargo, ésta
se desarrolla, en el siglo XIX, en con la expansión capitalista. (Malassis, 1977)

Se nos presenta, entonces, una heterogeneidad en la agricultura, donde las raíces se


encuentran en la hacienda y en la plantación colonial. Por tanto, nos encontramos ante dos
sectores que definen a la agricultura, por un lado, se encuentra la economía capitalista
orientada hacia los cultivos de exportación, y por otro lado, una economía campesina de
subsistencia orientada sobre todo a la producción de granos básicos.

La actividad agrícola, es por tanto el eje dinamizador de la economía, específicamente el


cultivo de exportación. Además, este modelo agroexportador no es único de la economía
salvadoreña, “estos productos de exportación han conferido un cierto dinamismo a las
economías centroamericanas” (Arias, 1989: 56). Mostrando de esta manera un carácter
extrovertido de la economía.

La concentración de la tierra es un tema crucial, pues la estructura agraria está relacionada


con la forma de distribución y tenencia de la tierra. Además, esta concentración de la tierra
ha permitido que una oligarquía terrateniente permanezca en el poder, y por tanto imponga
la estrategia a seguir. Esto ocasiona, según Barkin y Restrepo, que se presente “la
centralidad económica de la agricultura, en algunas de las formaciones sociales
latinoamericanas” (Barkin y Restrepo 1980: 38).

Por otro lado, se encuentra la economía campesina de subsistencia, donde la posesión de la


tierra es a través de minifundios, que en general, no sobrepasan las 5 hectáreas. Sucede
que ésta proporción de tierras no permiten ocupar plenamente la fuerza de trabajo existente.
Así mismo, muchas veces, los ingresos obtenidos en este sector son tan bajos que obligan al
campesino vender su fuerza de trabajo, ya que se deben cubrir las necesidades con ingresos
adicionales para garantizar su subsistencia.

La manera más frecuente de complementar el ingreso familiar es a través de trabajos


temporales, estos pueden darse en explotaciones de mayor magnitud, en el empleo
estacional que proporcionan los cultivos comerciales de exportación, o bien en actividades
no agrícolas a tiempo parcial. (Bouvier y Maturana, 1975: 213)

Por tanto, se nos presenta en las zonas rurales, en cuanto al empleo un cierto equilibrio;
como la existencia de un empleo temporal, que surge dentro de la economía campesina, y

31
que además proporciona mano de obra al sector capitalista que se encuentra en un proceso
constante de concentración de la tierra. Se puede explicar esto de la siguiente manera:

Por un lado los minifundistas y los familiares en edad de trabajar, mas los
campesinos sin tierra, constituían una reserva de fuerza de trabajo no calificada
que podía ser utilizada por las explotaciones que necesitaban mano de obra
adicional; por otro lado la posibilidad de ser contratados y recibir un salario
hacia más soportable la supervivencia de una estructura desigual de la
propiedad de la tierra y explicaba al mismo tiempo la permanencia en el campo,
aun en condiciones muy pobres, de una importante masa de trabajadores sin
preparación para afrontar la complejidad de un medio urbano. (Bouvier y
Maturana, 1975:, 215).

Así mismo, la economía campesina ha desempeñado indudablemente un rol muy importante


en el proceso de acumulación. Si bien, la economía campesina no ha está articulada con el
sector industrial, si ha contribuido en la mantención de salarios bajos, al proveer al resto de
la economía de bienes salarios a muy bajos precios, permitiendo en este sentido, la
reproducción de la fuerza de trabajo.

3.4 Intercambio y apropiación del excedente

Las relaciones de intercambio no son exclusivas del modo de producción capitalista, más
bien se nos presenta con especificaciones distintas según sea el modo de producir. Así
pues, en el modo de producción capitalista, será necesario conocer la dotación de recursos
que posee cada persona cuando se involucra en el proceso intercambio. Es decir, “el
intercambio capitalista no deriva de la producción especializada, sino del monopolio clasista
en la propiedad de los medios de producción” (Bhaduri, 1987: 16).

El campesino, al carecer de medios de producción, lo único que tiene para intercambiar es


su fuerza de trabajo, que según la teoría marxista, como cualquier otra mercancía se cambia
por su valor (Bhaduri, 1987). Entendiendo además, que la fuerza de trabajo es la única
mercancía que crea valor.

De este modo el campesino debe entrar en el mercado, y ofrecer como única mercancía su
fuerza de trabajo. Este intercambio se pone de manifiesto en el trabajo temporal que se ve

32
obligado a realizar el campesino de subsistencia, así como el trabajador que carece
totalmente de medios de producción.

En el proceso productivo, la fuerza de trabajo crea valor, dicho valor no solo responde al
tiempo de trabajo necesario que la fuerza de trabajo requiere para reproducirse, sino que
crea un excedente, del cual se apropia el capitalista. En este sentido, “la plusvalía producida
por el exceso de ese tiempo de trabajo necesario constituye la base de los beneficios
capitalistas” (Bhaduri, 1987: 16).

Sin embargo, la apropiación del excedente no solo se limita al mercado laboral, esto se
debe a que buena parte de la economía campesina de subsistencia no está del todo
separada de los medios de producción, y encontramos a pequeños propietarios de la tierra
que producen una parte para su autoconsumo, y otra parte que les sirve para procurar su
existencia.

Asimismo, cuando se nos presenta un nivel alto de tributación, el Estado se apropia de


buena parte del excedente, e incluso puede poner en peligro la reproducción de la vida
cuando:

“Con un nivel muy alto de la demanda de excedente en forma de renta y


tributación de la tierra, es posible que los campesinos no estén en posibilidad
de satisfacer siquiera sus necesidades básicas de subsistencia mediante la
retención de un parte de su producto suficiente para el autoconsumo”. (Bhaduri,
1987: 24)

Además, se nos presenta el hecho de que cada vez más el campesino debe recurrir al
mercado para satisfacer sus necesidades de subsistencia, requiriendo muchas veces de
préstamos de consumo o de adquisición de insumos, necesarios para la producción.
Convirtiéndose, en este sentido, el capital financiero en otro mecanismo importante de
extracción del excedente.

33
4. Seguridad Alimentaria

La función primordial de la agricultura implica la producción de bienes en cantidades


suficientes para satisfacer las necesidades alimentarias de una población o región. Por ello
es de vital importancia retomar el concepto de seguridad alimentaria que implica que esta
función de la agricultura se torne en un derecho humano a nivel mundial.

La alimentación es uno de los aspectos más importantes para el bienestar de


las personas porque, además de proporcionar la energía necesaria para la
vida y ser fundamento indispensable para poder llevar una vida prolongada,
saludable y laboriosa, es expresión de identidad cultural y fuente de placer.
(PNUD, 2010: 109)

4.1 Conceptualización

En 1996, la Cumbre Mundial de la Alimentación, en Roma, definió que el derecho a la


alimentación está satisfecho cuando en un país se tiene seguridad alimentaria. De esa
misma cumbre se desprende el concepto que se formuló de seguridad alimentaria, el cual
plantea que:

Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo


momento acceso físico, social y económico a los alimentos suficientes, inocuos
y nutritivos que satisfagan sus necesidades energéticas diarias y preferencias
alimentarias para llevar una vida sana y activa. (FAO, 1996: 5)

Además, en dicha cumbre también se reafirma la alimentación como un derecho de toda


persona a tener acceso a alimentos sanos y nutritivos, en consonancia con el derecho a una
alimentación apropiada y con el derecho fundamental de toda persona a no padecer hambre.
Este concepto incluye el acceso a los alimentos, la disponibilidad de alimentos, el uso de los
alimentos y la estabilidad del suministro. (FAO, 1996)

De lo anterior se puede concluir en tres propósitos que deben perseguirse con la seguridad
alimentaria: asegurar una producción alimentaria adecuada, conseguir la máxima estabilidad
en el suministro de los alimentos y garantizar el acceso a los alimentos disponibles a toda la
población, sobre todo a los de menores ingresos.

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La FAO también define que para la consecución de la seguridad alimentaria se requiere de
las siguientes condiciones:

a) Oferta y disponibilidad de alimentos adecuados.


b) Estabilidad de la oferta sin fluctuaciones ni escasez en la función de la estación del
año.
c) Acceso directo a los alimentos o a la capacidad para adquirirlos
d) Buena calidad e inocuidad de los alimentos consumidos. (PNUD, 2010: 110)

A pesar de los acuerdos mundiales a los cuales se han llegado en lo concerniente a la


seguridad alimentaria, existen graves problemas alimentarios a nivel mundial, los cuales
tienen sus raíces en diferentes ámbitos. A continuación se tratará de hacer un breve análisis
de los factores que están detrás de esta problemática.

4.2 La seguridad alimentaria: una problemática estructural

A nivel mundial la seguridad alimentaria se ha tornado un problema de difícil solución, pero


en nuestra región esta ha sido una constante debido a problemas de abastecimiento y
acceso a los alimentos para la plena reproducción.

La condición de inseguridad alimentaria es una de las características


estructurales del régimen de acumulación de la región, pues es resultado de los
elevados niveles de concentración de la riqueza y un elemento fundamental del
esquema de crecimiento económico. (Arias, 1989: 74)

Y para hacer un análisis a profundidad sobre la temática es necesario tomar en cuenta la


autosuficiencia, la dependencia alimentaria y la ayuda alimentaria que se les ha brindado a
los países subdesarrollados.

El acceso a los alimentos puede ser suplido básicamente a través de dos vías: la primera es
obtener los alimentos por medio de la producción local; la segunda es hacerlo por medio de
importaciones. Esto significa además que los países tienen que tomar la decisión de
incentivar la producción de alimentos para el consumo local o diversificar la producción local
hacia bienes que se puedan exportar para generar los ingresos que permitan adquirir
alimentos importados.

35
4.2.1 Autosuficiencia alimentaria

Para comenzar el análisis de la autosuficiencia alimentaria, en primer lugar hay que


diferenciar la seguridad alimentaria de la autosuficiencia alimentaria. La seguridad
alimentaria se encuentra íntimamente ligada con la autosuficiencia alimentaria, pero decir
seguridad alimentaria en el mejor de los casos implicaría, si bien no autosuficiencia
alimentaria, en su totalidad, pero si un buen porcentaje de ella.

En tal sentido, la seguridad alimentaria es la oferta capaz de satisfacer no sólo la demanda


que se expresa en el mercado, sino también la demanda potencial de alimentos a partir de
las necesidades de toda la población. La autosuficiencia se limita más al hecho de sí un país
puede o no por cuenta propia cubrir toda la demanda interna de su población con producción
nacional. (Vásquez et al., 1988)

Segundo, hay que distinguir la autosuficiencia y la seguridad alimentaria entre el corto y el


largo plazo. En el corto plazo ambas están determinadas por la capacidad del país para
abastecer a la población con los alimentos básicos y depende sobre todo del poder de
compra de la población, lo cual no coincide necesariamente con sus necesidades
nutricionales. En el largo plazo, el concepto de autosuficiencia contempla cambios en las
estructuras de distribución del ingreso y, por lo tanto, del control del capital; la seguridad
alimentaria implica el acceso a esos alimentos. (Vásquez et al., 1988)

En cuanto a la autosuficiencia, la región ha presentado una tendencia histórica de pérdida


sistemática de autosuficiencia alimentaria, la cual se ha ido acelerando y haciendo más
evidente por causa de la división internacional del trabajo que fue explicada en el apartado
dos.

La pérdida de la autosuficiencia y la profundización de la inseguridad


alimentaria se han originado, fundamentalmente, en los problemas internos de
carácter estructural existentes en los diferentes niveles del régimen de
acumulación, los cuales son, por otro lado, resultado de la lógica predominante
en el desarrollo de las fuerzas productivas y en las formas de generación y
distribución del excedente económico.(Arias, 1989: 161)

36
4.2.2 Ayuda alimentaria

Ante la problemática del hambre y la desnutrición a nivel mundial y especialmente en los


países subdesarrollados, la respuesta del sistema a esta situación se centra en la ayuda
alimentaria, definida en el contexto de cooperación para el desarrollo y las medidas
coyunturales de emergencia ante desastres naturales o políticos como sequías, guerras, etc.

“Así podemos explicar por qué las importaciones de los países en desarrollo comenzaron a
descender en 1984-1985 y las exportaciones alcanzaron su nivel más elevado, pese a ser el
año de mayor nivel de ayuda alimentaria de cereales." (Arias, 1989: 72)

Pero esta solución parece no ser la más adecuada debido a que no resuelve el problema de
forma estructural, sino más bien se vuelve un paliativo para el problema alimentario mundial,
y más bien vuelve dependientes a los países que lo reciben.

4.2.3 Dependencia alimentaria

La dependencia alimentaria, es entendida como aquella situación que resulta


cuando un país, para mantener el consumo prevaleciente, requiere de ciertos
aprovisionamientos cruciales que afectan significativamente el sector externo de
su economía y que generalmente comprometen la autonomía de decisión de su
gobierno. Un país es dependiente en materia de alimentos si para abastecer el
sistema alimentario nacional tiene que recurrir a la importación de bienes de
capital e insumos estratégicos demandados por el sistema alimentario nacional.
(Vásquez et al., 1988:1)

Las importaciones de los países subdesarrollados han aumentado velozmente


particularmente en el caso de las oleaginosa, lácteos y principalmente los cereales. Dejando
de lado factores internos propios de cada país, existen factores que se derivan de la
inserción internacional de la economía alimentaria a nivel mundial, los cuales son:

a) “Los cambios en el patrón de cultivos y la adopción de un patrón de insumos


transnacionalizados por parte de la industria alimentaria latinoamericana.
b) La ayuda alimentaria transnacional.
c) La política de equiparar los precios internos con los precios internacionales de
alimentos”. (Arroyo et al., 1985: 222)

37
Según Arias (1989), es de esta manera en que la dependencia alimentaria se convierte en
un tipo de sujeción hacia los países productores de cereales y granos básicos, y esa
sujeción seguirá siempre que sea necesario importar más alimentos para mantener el nivel
de oferta.

4.3 La oferta de alimentos y los precios

Los mercados de los productos agrícolas en los países subdesarrollados se caracterizan por
una oferta fluctuante que obedece mayormente a las condiciones producidas por fenómenos
naturales y lo que tiene como resultado que la fluctuación de los precios sea muy variable.

La falta de estructura técnica en el transporte, almacenamiento, medios de comunicación,


etcétera, incrementan la variabilidad de los precios. Por ejemplo, los animales de carga
deben realizar grandes recorridos para llegar a los centros de venta y de consumo final de
los alimentos, algo que influye en la calidad del producto. (Malassis, 1977)

Otro factor que igualmente influye en el comportamiento de los precios de los alimentos es el
precio fijado por los agricultores. En el caso de los campesinos, estos procuran mantener un
ingreso suficiente para su subsistencia, lo cual implica satisfacer sus necesidades básicas,
conservar algo para su autoconsumo y cumplir con sus compromisos financieros. (Malassis,
1977)

En el caso de la agricultura, el costo de venta y de producción no se relacionan como en


otros sectores productivos. Los precios en los bienes agrícolas son generalmente precios de
mercado, es decir, dependen de la oferta y la demanda; en cambio, los costos de producción
en el caso de los agricultores campesinos no son del todo contabilizados debido a que al
coste de producción no se incorpora el trabajo realizado por el campesino.

En muchas ocasiones los precios de venta son fijados por compradores mayoristas, que a su
vez disponen de redes de comercialización que se encargan de distribuir la producción, que
establecen condiciones de venta y entrega de la producción agrícola. Este y los anteriores
aspectos sobre la situación de los mercados agrícolas y las condiciones desiguales de
distribución y comercialización no son los adecuados para estimular el trabajo agrícola
campesino y de esta manera promover el desarrollo rural. (Malassis, 1977)

38
4.4 Patrones de consumo

Según Arroyo et al., el consumo de alimentos depende de variables como “la disponibilidad
interna de los alimentos agrícolas, el nivel de desarrollo económico y socio-cultural, la
distribución del ingreso, el grado de urbanización y el tamaño de las familias”.(Arroyo et al.,
1985)

Debido al deterioro de esas variables, en los países subdesarrollados se han ido


empeorando los problemas de alimentación y se exacerbó la situación nutricional de ciertos
grupos sociales. Por un lado, la situación alimentaria de los más pobres ha sufrido un
estancamiento; mientras que ha existido una mejora en la dieta de sectores de ingresos
medios y altos, generándose de esta manera una brecha mayor en los niveles de consumo.

Actualmente los patrones de consumo han experimentado un cambio debido a la influencia


de las empresas transnacionales en el sector agrícola. Según Arroyo et al., (1985), algunos
de estos cambios son:

a) El desplazamiento de los cultivos básicos por cultivos agroindustriales o de


exportación ha alterado los patrones de consumo de alimentos de la población más
pobre, esto debido a que las plantaciones de productos de agroexportación, como el
café, tabaco, azúcar, cacao, plátano, compiten por el uso de la tierra con los cereales
y alimentos básicos.
b) Por otra parte, los cultivos de mercado interno se destinaron a sectores de ingreso
medio y alto, lo cual desplazó a los cultivos básicos de alimentación popular, eso
deterioró el nivel alimentario de los sectores más pobres de la población.
c) Las exportaciones auspiciadas por las empresas transnacionales han determinado un
incremento del nivel interno del precio de los alimentos, con la consecuencia de la
caída del consumo popular de ciertos productos.
d) El desvío de materias primas del mercado agrícola para la elaboración de productos
derivados que sólo pueden ser adquiridos por la población de más altos ingresos.
e) Cambios en los precios relativos de los productos alimenticios que estimulan cambios
en la dieta. El avance de las fuerzas productivas han permitido un abaratamiento
relativo de los productos que, a su vez, facilita la mayor difusión de los mismos hacia
los sectores sociales que no acostumbraban su consumo por razones económicas; al

39
mismo tiempo, en ciertos países algunos productos tradicionales oriundos de la
economía campesina aumentaron de precio.
f) Ha habido ciertos efectos sobre los precios y el nivel de consumo de los alimentos
procesados que se derivan de los mercados oligopólicos en que operan las empresas
transnacionales y de sus prácticas de creación de demanda.

En conclusión, el proceso de desarrollo global implica un crecimiento de la demanda


monetaria de los productos agrícolas y alimenticios de la población rural y urbana. Por tanto,
debe ponerse especial atención en el papel que juegan los mercados en la distribución
agrícola alimenticia.

4.5 La población rural y la seguridad alimentaria

Al evaluar los efectos sociales que han tenido los cambios profundos en la producción y
distribución en la actividad agrícola es necesario analizar el esquema de producción y
acumulación rural, que implican tantos cambios tecnológicos y en las formas de producción,
además de una revalorización de las necesidades que influyen en la decisión sobre los
destinos de la inversión y de los que se benefician del desarrollo rural.

Al ser el sector rural en el que se desarrolla la actividad agrícola, la problemática rural


adquiere especial importancia debido a los enlaces que existen con el resto de la economía y
especialmente al querer alcanzar la seguridad alimentaria a nivel global.

El problema radica en que las condiciones de vida en el sector agrícola siempre han sido
precarias, son muchos los factores que inciden en tales condiciones, principalmente la forma
de la tenencia de tierra, la importancia que tiene la mano de obra para la producción, los
bajos salarios, las relaciones sociales de producción, etc.

En general se puede afirmar que las condiciones de vida del campesino no dependen
únicamente de factores ligados con la producción directa de alimentos o de materias primas,
sino que depende de aspectos socioeconómicos que son consecuencia del papel que el
Estado y la sociedad asignan al sector.

Aunque existen condiciones objetivas que permitirían ampliar y mejorar


considerablemente el nivel del empleo agropecuario- por ejemplo, una rápida
expansión de la demanda interna urbana de alimentos y abundantes recursos

40
naturales disponibles- el subempleo rural sigue afectando a grandes masas de
trabajadores marginados del progreso y constituye una de las formas más
típicas que adopta el subdesarrollo en los países latinoamericanos. (Bouvier y
Maturana, 1975: 206)

4.5.1 El empleo rural y la seguridad alimentaria

La evolución del empleo en el sector rural es de suma importancia en las condiciones de vida
de los campesinos. A medida que se profundiza el proceso de transformación de pasar de la
agricultura de subsistencia, del campesino minifundista, a asalariado; puede existir la
posibilidad concreta de no absorber a toda la mano de obra desplazada de las actividades
campesinas; esto no solo provocará la profundización de la crisis de empleo y el
agudizamiento de la pobreza, a su vez será inviable el desarrollo de un mercado interno, que
proporcione a la estrategia de producción un carácter endógeno.

Según Arias, esta transformación “debilitará la capacidad del sector agropecuario para
entender la oferta creciente de alimentos y generará una mayor dependencia e inseguridad
alimentaria" (Arias, 1989: 165).

Cuando el análisis de la problemática de la pérdida de seguridad alimentaria se sitúa


solamente al nivel de pérdida de la capacidad de proveerse los propios alimentos,
dependencia de los programas alimentarios o de las líneas de financiamiento, se incurre en
el error conceptual de apoyarse solamente en la pérdida de la oferta de alimentos, sin tomar
en cuenta la situación de la demanda, que es un aspecto tan fundamental como el de la
oferta.

El tema de la seguridad alimentaria está sobretodo relacionado con la extrema pobreza y con
la accesibilidad que la población de un país tiene, o no, a los bienes alimentarios que le
permitan reproducir su fuerza de trabajo de una manera eficiente, que permita mantener a la
población en las condiciones adecuadas para ser productivos.

Una alimentación insuficiente para el desarrollo de una vida normal e


inadecuada desde el punto de vista nutricional, afecta no sólo a quienes viven
en condiciones de extrema pobreza sino también a estratos más amplios y
grupos que residen en determinadas zonas o regiones en cada país. Entre las
carencias que enfrenta la población en pobreza extrema, la falta de acceso a

41
alimentos es, por sus consecuencias, la más grave y urgente de erradicar.
(CEPAL, 2004: 7)

Según la CEPAL, el acceso económico está sujeto a tres factores socioeconómicos que son:
“la propiedad sobre los factores productivos –tierra, capital y/o trabajo-, la diversificación y
características de fuentes de ingreso y la capacidad de producción e intercambio”. (CEPAL,
1987; citado en Rubio y Hernández, 1992: 19)

Sin embargo, la agricultura de subsistencia está caracterizada por poseer parcelas con poca
extensión de tierra, que junto con otros aspectos, hacen que la productividad sea tan baja
que obliga a los campesinos a vender su fuerza de trabajo para poder obtener ingresos que
le permitan cubrir sus necesidades.

Según Bouvier y Maturana, “la existencia del subempleo agropecuario está estrechamente
relacionado con el monto de la población, la estructura de tamaño y tenencia de las
explotaciones, los sistemas de abastecimiento de insumos y de obtención de créditos, los
circuitos de comercialización y otros factores que inciden en la producción” (Bouvier y
Maturana, 1975: 213).

En la mayoría de los casos el trabajo que se realiza es temporal, o bien se emigra a la zona
urbana para procurar su subsistencia; sin embargo, este fenómeno migratorio simplemente
traslada el problema del subempleo de lo rural a lo urbano, debido a que se trata de mano de
obra no calificada. En cualquiera de los casos no se mejora la situación rural y los ingresos
del campesino se ven cada vez más limitados, impidiendo el acceso a los alimentos.

En síntesis, uno de los aspectos que más influyen en la seguridad alimentaria es la


accesibilidad de las poblaciones a los alimentos, que les permiten reproducirse. Tanto en el
sector rural como en el sector urbano, la accesibilidad debe de ser preocupación para los
hacedores de políticas económicas. Entonces, el problema del subempleo campesino tiene
que combatirse para no trasladar este problema al área urbana.

42
CAPÍTULO II. CONTEXTO HISTÓRICO

1. Análisis de la estructura agraria en El Salvador

Para poder realizar un análisis estructural del agro salvadoreño hay que tomar en cuenta la
evolución de la estructura agraria que se ha tenido desde hace muchos años, ya que es el
comportamiento de ésta el que marcará un serio problema de concentración de tierras en
pocas manos, así como también la utilización de ese recurso (tierra) en la producción de
bienes que han tenido una mayor demanda internacional. Es por esta razón que se parte el
análisis desde el añil hasta la actualidad.

1.1 Estructura agraria del modelo agroexportador

Fue en el siglo XVI con la venida de los colonos que se introdujo el añil en El Salvador, esto
fue en gran medida por la expansión de la producción textil que se estaba dando en Europa.
En este periodo se conforma la hacienda, mediante un sistema de repartimiento de mano de
obra indígena. Asimismo, el excedente económico era extraído a los indígenas mediante el
régimen de la encomienda, el cual consistía en cobrarles fuertes tributos. Esto va a servir
para la organización de la producción añilera y viene a transformar grandemente la
estructura económica-social del país.

Existía un pequeño grupo de la elite dueños de las haciendas añileras, estos eran
principalmente españoles y criollos, que gozaban de un status más alto en la sociedad,
debido en gran parte por el acceso exclusivo a la educación, al crédito y a su influencia
política. La otra pequeña parte de la población se dedicaba a la agricultura, y no tenían
ninguna posibilidad de entrar al círculo de la élite. Desde ese entonces es la pequeña élite
quien controla el sector exportador.

Es importante señalar también, que a la par de la producción agroexportadora existía la


producción de granos básicos (especialmente del maíz, que era la base de la dieta diaria de
los indígenas), realizada por las personas nativas que trabajaban en las plantaciones de añil.

El auge de la producción y exportación del añil duró hasta mediados del siglo XIX, después
de ese periodo dicha producción fue decayendo hasta casi desaparecer. Este
comportamiento se debió al hecho de que en Europa, a mediados del siglo XIX, se

43
inventaron los colorantes sintéticos; lo que provocó una disminución de la demanda de este
producto a nivel mundial y por consiguiente sus precios disminuyeron en el mercado
internacional. Esto generó impactos negativos en la población, como la disminución del
empleo.

Ante esta situación, la economía salvadoreña basada en la agroexportación necesitaba un


nuevo y fuerte impulso, y es en este momento en la segunda mitad del siglo XIX, que la
producción del café se ve orientada hacia la exportación. El cultivo, beneficio y
comercialización de este producto requiere de al menos 3 ó 4 años para recoger la primera
cosecha. Es necesario inversiones fuertes durante ese periodo, una mano de obra más
grande y de forma permanente, así como también apoyo del Estado por medio de
inversiones públicas que respalden y favorezcan la explotación del café.

Por esa razón fue que los gobiernos republicanos de la época optaron por medidas como
exenciones de impuestos por diez años para las personas que plantasen más de 5,000
arbustos, exenciones de impuesto a la exportación de dicho producto, etc. De esta manera el
café fue tomando fuerza y su producción requería más tierra cultivable. De modo que para
1880, el número de plantas en Santa Ana era alrededor de cuatro millones y medio, y en La
Libertad cerca de dos millones y medio de arbustos. (CSUCA, 1976)

La expansión del cultivo del café requería cada vez más de tierras de origen volcánico que
estuvieran ubicadas especialmente en la parte céntrica y occidental del país. Pero estas
tierras estaban ocupadas principalmente por los ejidos y tierras comunales, aunque este
régimen de tenencia no significó mayores problemas para la producción del añil, sí viene a
plantear a la clase dominante del país medidas de decisiva importancia para la acumulación
de capitales en el agro salvadoreño, por lo cual fueron necesarias medidas políticas
drásticas que tuvieron grandes consecuencias en la estructura social. (CSUCA, 1976)

Fue así que el 5 de febrero de 1881 se decretó la Ley de Extinción de Tierras Comunales y
en mayo de 1882 se abolieron las tierras ejidales, tierras que como se mencionó
anteriormente eran aptas para la producción de café. Estas profundas reformas en la
estructura de la tenencia de la tierra marcan históricamente el carácter heterogéneo de la
estructura agraria en el país.

44
Por un lado, permitió la existencia de una concentración privada de la tierra, y por otro,
favoreció el proceso de proletarización de los campesinos. Al separar al productor directo de
sus medios de producción se está proletarizando, lo que implica que el salario, el cual no
representa el valor total de la fuerza de trabajo, se convierte ahora en una parte fundamental
en la renta de la familia campesina. Al no cubrir la totalidad de su fuerza de trabajo, éste
tendrá que complementarse con la agricultura de subsistencia. (Vásquez et al., 1988)

A la par de la transformación de tierras ejidales o comunales en extensos latifundios


cafetaleros, se difunde el minifundio como mecanismo aportador de mano de obra,
disfrazado de colonia u otras formas precarias de tenencia de la tierra. “Muchas veces se
plantearon medios compulsivos de reclutamiento de mano de obra para dar respuesta a los
requerimientos de dicha producción cafetalera”. (CSUCA, 1976: 6)

Para la generalización de la plantación cafetalera como unidad económica importante de la


estructura agraria salvadoreña era indispensable una dotación de capital, una concentración
en la posesión de las tierras idóneas y una abundante mano de obra suplementaria en la
época de recolección. Fue de esta manera que aparecieron dos grandes clases sociales:
una burguesía agraria (propietarios) que tenía vínculos con la producción y exportación del
café y el campesinado proletarizado.

Es importante mencionar que según algunos autores, además de la expropiación de tierras,


existió un componente clave que sirvió para la constitución de la clase capitalista en el café:
el crédito. El cual era otorgado exclusivamente a los grandes propietarios de tierras o a
personas como comerciantes, profesionales, funcionarios públicos, sacerdotes, artesanos y
militares que vivían en las ciudades. Los primeros bancos fueron el Banco Occidental, Banco
Salvadoreño y el Banco Agrícola Comercial. Surgieron como bancos emisores después de
1880, estos otorgaban créditos a los grandes terratenientes y exportadores y estos a su vez
los extendían a los pequeños productores. (CSUCA, 1976)

En la tabla 2 se puede observar que es por las circunstancias descritas anteriormente que se
da la consolidación del café desde mediados del siglo XIX hasta más o menos los años
treinta del siglo XX. Tanto la producción, la exportación del café y las tierras utilizadas para la
explotación de este producto incrementaron en el periodo señalado, a excepción del año
1932 que se observa una disminución, periodo en el que la gran crisis mundial estaba
afectando a la economía mundial.

45
Tabla 2. Producción y exportación de café, 1860-1932
Año Producción Exportación Tierras en uso
(quintales) (quintales) (hectáreas)
1860 11.000 - 850
1876 100.000 - 7.700
1877 146.330 - 11.300
1880 200.000 166.000 15.400
1881 - 200.000 -
1885 300.000 - 23.100
1890 600.000 - 46.200
1891 575.000 - 44.200
1893 600.000 - 46.200
1895 - 431.230 -
1896 - 252.937 -
1901 556.000 437.326 42.000
1902 400.000 - 30.800
1905 775.000 620.391 60.000
1910 772.000 618.347 59.000
1916 988.674 777.326 61.000
1920 1.026.715 817.108 73.000
1924 1.304.347 1.061.065 80.000
1929 1.413.492 1.017.021 98.000
1932 1.357.321 862.065 97.000
Fuente: El Salvador, Anuario Estadístico; Montis, Informe Documentado; Lever, Central América; Diario Oficial, 19
de febrero de 1878, p.170 citado en Lauria-Santiago (2003: 213)

Fue en la década de los 30 que se crean reformas como la bancaria para resolver problemas
de las deudas que habían sido contraídas con los bancos y no habían sido canceladas, así
como para instaurar una nueva estrategia para el sector financiero. Las que más se destacan
son las vinculadas a la creación del Banco Central de Reserva, que serviría para centralizar
y regular la emisión de dinero; y la creación del Banco Hipotecario, que introdujo créditos de
largo plazo tanto para la zona urbana como rural; además, bajó las tasas de interés como
medida para disciplinar el régimen crediticio que se había seguido hasta la fecha.

Lo que es notable ya en este periodo es que tales instituciones son creadas,


financiadas y administradas mayoritariamente por la Asociación Cafetalera de
El Salvador donde están claramente representados los intereses de la
burguesía cafetalera. Posteriormente, esta misma Asociación va a crear la
Compañía Salvadoreña de Café que al principio tiene funciones de regular el
mercadeo de este producto y progresivamente pasa a conceder créditos

46
comerciales a compradores y beneficiadores de café para que éstos a su vez
compren o habiliten café a terceras personas. (CSUCA, 1976: 11)

Sin embargo, estas medidas no fueron suficientes para que la gran represión no afectara
enormemente a El Salvador. Ésta causó una gran crisis de desocupación en las regiones
dedicadas al cultivo del café, lo que conllevó en gran medida a la insurgencia campesina de
los años treinta en el país. Esto a su vez originó grandes corrientes migratorias en El
Salvador, existiendo desplazamientos de personas desde las regiones occidental y céntrica
hacia el oriente del país y hacia países fronterizos, especialmente a Honduras.

En el momento de la crisis, las tierras para el cultivo del café tenían ya un espacio geofísico
determinado. Pero en la década de los cuarenta, se dio un aumento en los precios del café
(ver tabla 3) lo que vino a estimular su producción en el país, generando una expansión de
este cultivo. Según CSUCA (1976) entre los años 1946 y 1948 el área que se dedicaba a las
plantaciones de café aumentó un 30%, esta expansión se dio mayormente por la
incorporación de tierras marginales abandonadas al sector cafetalero.

Tabla 3. Precio de exportación del café (en colones)


Año Precio promedio por quintales
de 100 libras a 46 kilogramos
1925 43.56
1930 18.76
1935 22.26
1940 19.01
1945 37.24
1946 49.26
1947 61.90
1948 69.02
1949 73.40
1950 102.53
Fuente: CSUCA (1976: 13)

Con lo que respecta a la burguesía cafetalera, ésta optó por tecnificar su hacienda
cafetalera. Asimismo, de 1950 a 1961 se da un aumento de la superficie cosechada de
22.7%, mientras que la producción aumenta a un ritmo más intenso todavía; y la
productividad por hectárea de café oro pasa de 592 a 730 kilogramos. (CSUCA, 1976: 24)

Esta recuperación del café después de la posguerra no está caracterizada por un


fortalecimiento del monocultivo para exportación. Al contrario, la agricultura comercial en El
Salvador comenzó a diversificarse después de la Segunda Guerra Mundial. Fue en este
47
momento que se proyecta el algodón como un producto alternativo y se comienza a producir
a gran escala. Esto fue posible debido a la gran demanda de este tejido durante la guerra y
también a la revolución verde, con la invención de los insecticidas. De esta manera el
algodón no solo se convirtió en un importante producto de exportación en el país, sino que
también generó el fomento de una industria textil doméstica. (Vásquez et al., 1988)

Como es de esperar, observando la historia del país, en este periodo también va a existir
una política agrícola que está orientada a la producción y promoción de bienes que son
demandados internacionalmente. El Estado salvadoreño impulsó medidas como la creación
de la Cooperativa Algodonera Salvadoreña en 1940, y la construcción de la carretera Litoral
en 1958, que permitiera la creación de un sistema de transporte necesario para el desarrollo
y comercialización del algodón. Estas medidas posibilitaron un aumento en la superficie
cosechada entre 1950 y 1961 del 162% (CSUCA, 1976), la superficie cultivada pasó de
19,222 a 81,797 hectáreas.

Pero estas políticas generaron un detrimento de la producción de granos básicos en el país.


Muchas de las tierras ubicadas en la franja costera del país fueron destinadas para la
explotación del algodón, estas tierras anteriormente estaban dedicadas mayormente a la
producción de granos básicos, ganadería y selva. Con esto hubo una reducción de la
superficie cultivada de granos básicos, o bien, se vio la necesidad de trasladar la producción
a tierras de menor calidad y baja productividad ubicadas especialmente en zonas fronterizas
del país.

La caña de azúcar se convirtió en el producto que ocupaba el tercer lugar de importancia de


las exportaciones. El cultivo de este producto operaba con rendimientos crecientes por
hectárea (ver tabla 4) sin incorporar nuevas tierras al cultivo. Entre el período de 1945 y
1950 se observa que el comportamiento de la producción de caña de azúcar se mantiene
constante aún cuando se redujo en un 25% la superficie cultivada (CSUCA, 1976).

Tabla 4. Productividad por hectárea de caña de azúcar


Período Rendimientos en kilogramos por hectárea
1950-1953 50.086
1953-1957 57.800
1958-1961 63.519
Fuente: CSUCA (1976: 30)

48
Además, la producción de la caña de azúcar se da también en algunas zonas costeras y en
las llanuras de la meseta interior del país; tierras que, como se dijo anteriormente, eran
destinadas al cultivo de granos básicos y ganadería.

De tal manera que con estos tipos de producción, el habitante del campo es desalojado de
las tierras que el ocupaba para la agricultura de subsistencia. Por lo tanto, se ve obligado a
proletarizarse, es decir, a vender su fuerza de trabajo por salarios que no alcanzan para
satisfacer sus necesidades básicas.

Al mismo tiempo, se da una situación en este periodo con respecto a la producción de


granos básicos. Por una parte, la superficie cultivada de granos básicos (a pesar de ser de
menor calidad) incrementó un promedio de 25.1% (ver tabla 5), del año 1950 a 1961. Pero
por otro lado, “la población había crecido más aceleradamente, pasando de 1,858,342 a
2,526,893 habitantes y las importaciones de granos iban en aumento. En 1950 se estimaba
el déficit en la producción de estos productos en 8,727 toneladas métricas que
paulatinamente fue en aumento hasta alcanzar las 26,414 toneladas métricas en 1961”.
(CSUCA, 1976)

Tabla 5. Extensión cultivada de los granos básicos entre 1950 y 1961 (en hectáreas)
Granos Año 1950 Año 1961
Maíz 178.938 219.575
Arroz 11.433 12.591
Frijol 29.176 30.401
Maicillo 86.436 120.175
Fuente: (CSUCA: 1976: 31)

En resumen, en cuanto a la estructura de propiedad en la agricultura se refiere, se pueden


observar diferencias en la forma de inserción que estos tres cultivos realizan sobre ésta.
Primero, con la introducción de café, hubo un despojo forzoso de los productores directos de
sus medios de producción, obligando a los pequeños productores a proletarizarse. Por lo
tanto, se observa cambios trascendentales en el sistema de propiedad.

Con respecto a la introducción del cultivo de algodón y caña de azúcar, no fue indispensable
hacer cambios en el régimen de tenencia de la tierra. Lo que se hizo en ese momento fue
que se basó en el derecho jurídico sobre ésta (tierra), desplazando así a los pequeños
productores de granos básicos.

49
1.2 Industria dependiente del excedente agrario

En el periodo de modernización estructural (1950-1980), también es importante señalar que


la industria siguió siendo una actividad subordinada a la producción y exportación de bienes
primarios. Su introducción en El Salvador se da entre la primera y segunda Guerra Mundial
(en los años 30 fue tiempo de crisis para el café) y fue el único momento en que se veía que
la industria podía ser eje de acumulación. Sin embargo, al pasar el tiempo de crisis de los
productos de agroexportación, el eje de acumulación volvió a basarse en la producción para
el mercado externo.

La industria descansa sobre el excedente agrícola, ya sean de sustitución de importaciones


o diversificación de exportaciones; existe en este periodo una transferencia del valor del
campo hacia la ciudad (colonialismo interno), por estas vías:

- El agro debe proveer divisas


- Proveer capital
- Alimentos baratos para trabajadores de la ciudad
- Mantener un amplio ejército de reserva que permita presionas sobre los
salarios hacia abajo
- Proveer materias primas
- Ampliar el mercado para productos industriales de consumo inmediato.
(Roldán y Moreno, 1989: 6)

El Estado incentivó la naciente industria, creando así instituciones que servirían para el
fomento de la producción de granos básicos, entre ellas el Banco de Fomento Agropecuario,
el Instituto Regulador de Abastecimiento, entre otros. Sin embargo, el objetivo detrás de
estas medidas era abaratar los costos salariales para la expansión y mantenimiento de la
industria. Este abaratamiento iba a posibilitarse con el apoyo a la producción de granos
básicos y manteniendo una política de control de precios. Con esto se fue desvalorizando la
fuerza de trabajo a través de la reducción en el valor de los medios de consumo improductivo
del obrero. (Vásquez et al., 1988)

1.3 Intento de cambio con la Reforma Agraria

El problema que buscaba resolver la reforma agraria era el de concentración de la tierra.


Esto genera una gran desigualdad en el país, debido a que es una minoría que se queda con

50
las grandes extensiones de tierra permitiéndoles obtener mayores ingresos económicos y
poder político. La tabla 6 nos muestra datos de concentración de la tierra en 1971:

Tabla 6. El Salvador: No. De explotaciones agrícolas y superficie correspondiente por


tipo de explotación (1971)
Superficie(mil Tamaño
No. De
Tipo de explotación % es de % promedio
explotaciones
hectáreas) (Has.)
Microfincas
134,464 48.9 70.3 4.8 0.5
(menos de 1 Ha)
Sub-familiares
118,075 43.6 323.5 22.3 2.7
(de 1 a 9.9 Has)
Familiares
16,150 6.0 342.4 23.6 21.2
(de 10 a 49.9 Has)
Multi-familiares medias
3,341 1.2 306.2 21.1 91.6
(de 50 a 199.9 Has)
Multi-familiares grandes
838 0.3 409.5 28.2 488.6
(de 200 a mas Has)
100. 100.
TOTAL 270,868 1,451.9 5.4
0 0
Fuente: III Censo Nacional Agropecuario. DIGESTYC. Citado en Roldán y Moreno (1989: 56)

En las décadas de los 60 y 70 la distribución del ingreso agrícola era que el


41% de las familias sin tierra se apropiaban del 18.4% del ingreso agrícola y
solo el 0.2% de las familias comprendidas en las explotaciones multifamiliares
grandes, se apropiaban del 15.2% del ingreso agrícola. Aun más claro: una
familia campesina obtenía 89.7 colones mensuales y un latifundista 18,705.4
colones, esto conlleva a niveles de vida paupérrimos de la gran mayoría de la
población rural. (Roldán y Moreno, 1989: 58)

Este problema estaba en muchos países de América Latina, lo que generó en algunas
ocasiones una lucha política de bloques, uno comunista y el otro liberal. Ante el triunfo de la
revolución cubana en los años cincuenta, los Estados Unidos de América creó la ALPPRO
(Alianza Para el Progreso), con propuestas de reformas estructurales con el objetivo que se
ejecutaran revoluciones controladas y así frenar el avance del comunismo. Así surge la
Reforma Agraria, como la reforma más importante, cuya finalidad era la de hacer que la
distribución de la tierra fuera menos desigual en los países latinoamericanos.

Aunque en el país hubo intentos de Reforma Agraria antes de 1980, estos no lograron
sobrevivir ya que los propietarios ubicados en el poder político boicotearon todos esos
intentos, para que ellos no salieran perjudicados. Este alargamiento de tiempo en la

51
ejecución de la Reforma Agraria provocó que al realizarse esta en 1980, no tuviera los
resultados que se esperaban, puesto que había llegado demasiado tarde, en una situación
donde ya se estaba desencadenando el conflicto armado en El Salvador.

El primer proyecto de Reforma Agraria se dio bajo la presidencia de Arturo Armando Molina
en 1976. Por lo que se creó en 1975 el Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria,
quien iba a ser el encargado de expropiar los inmuebles que fueran necesarios para así
lograr un cambio en la estructura de tenencia de la tierra. También iba a desempañar
funciones de capacitación a los campesinos, ayudas para la organización campesina, apoyo
en la comercialización, etc.

Sin embargo, como ya se dijo anteriormente el poder político existente, incapaz de realizar
acciones encaminadas al bien común, fue incluso en contra del designio de los EE.UU.;
mermando todo intento de realización de la Reforma.

La Reforma Agraria como tal, se propuso en 1979 al haber cambio en el poder, y fue
propuesta por una junta cívico-militar, basada en un acuerdo entre el Partido Demócrata
Cristiano y la Fuerza Armada.

La Reforma Agraria se estructuró en tres fases: la Fase I incluía propiedades mayores de


500 has, la Fase II incluía propiedades entre 100 y 500 has y la Fase III incluía unidades que
miden hasta 7 has, y establecía que todos los aparceros se convertirían en propietarios de
las tierras que alquilaban.

La Reforma Agraria se inició con la Fase I el 6 de marzo de 1980. Se procedió a intervenir


aquellas propiedades mayores de 500 has. “Se afectaron potencialmente 238 propiedades
que comprendían 218,000 has (el 15% de la tierra agrícola del país) de las cuales el 60%
estaba constituido por pastizales y terrenos baldíos" (ECA, no. 394, 1981 citado en Vásquez
et al., 1988: 40). En esta fase aunque se afectaron tierras cultivables la mayoría eran tierras
con poco uso, por lo que generó muy poco nivel de empleo para las personas beneficiadas.

La ejecución de la Fase II era muy importante, comprendía las unidades productivas entre
100 y 500 has. Con ella se absorberían gran parte de las mejores tierras del país, utilizadas
para el cultivo de los productos de agroexportación (café, algodón y caña de azúcar). La
tabla 7 nos muestra el área que iba a ser afectada por la Fase II.

52
Tabla 7. El Salvador: Área cultivada por productos de exportación que sería objeto de
afectación por la Fase II
Área Cultivada Porcentaje del
Cultivo
(Has) Área
Caña de Azúcar 4,614 13.5
Café 44,795 30.5
Algodón 25,625 30.4
Total 75,034 74.4
Fuente: Checchi and Company, Land Reform in El Salvador, pág. 94 citado en Latino 1982: 50

Esta fase constituía la parte medular de la Reforma Agraria, por lo dicho anteriormente. Sin
embargo esta se canceló, en gran medida por la oposición de algunos miembros influyentes
que pertenecían a varios sectores económicos y políticos del país, y con la negativa de los
dueños de las propiedades que abarcaría esta fase. Por esta razón, es que no fue posible
alterar realmente la estructura agraria en el país, convirtiendo así a la Reforma Agraria
solamente en un instrumento de contrainsurgencia.

La Fase III traspasó a los campesinos que alquilaban tierras un máximo de 7 has. Esta se
ejecutó el 28 de abril de 1980. El área que cubriría la Fase III era de 178,056 has que
correspondía al 9.6% del área agrícola (Latino, 1982). Esta fase creó conflictos entre los
propietarios anteriores y los nuevos, ya que algunos campesinos fueron desalojados de las
parcelas que se les había otorgado. Además, los campesinos se vieron en la necesidad de
buscar trabajo asalariado en otra parte para sobrevivir, ya que existían graves problemas de
financiamiento y con lo que tenían no les era posible cultivar sus parcelas.

A manera de conclusión, se puede decir que la Reforma Agraria en El Salvador no logró


resolver el problema agrario, puesto que como se dijo anteriormente no tocó la parte esencial
para que existiera un verdadero cambio en la estructura agraria. En palabras de Segundo
Montes:

No se trata de una reforma revolucionaria, sino reformista. No introduce ningún


elemento estructural y radical cualitativamente nuevo, ni en las relaciones de
tenencia de la tierra, ni en las relaciones sociales de ahí derivadas. Se
mantiene como única posibilidad la propiedad de la tierra, ya sea en forma
individual o en forma cooperativa, e incluso se privatiza aun más a través del
decreto no. 207, o fase III de la RA. Lo único que se hace es limitar la extensión
permisible de tenencia, adquiriendo el resto en compra forzosa por medio de
indemnización (en efectiva y/o bonos y vendiéndola a nuevos propietarios en

53
similares condiciones). (Montes, Segundo, “El Salvador La Tierra, Epicentro de
la Crisis”, en Boletín de CC EE y SS No. Julio-Agosto, 1986 pág. 244-245 citado
en Vásquez et al., 1988: 43-44)

Con respecto a la producción de granos básicos, los resultados dejados por la Reforma
Agraria tampoco son alentadores. Ya que al haber repartido las tierras, es de esperar que se
empiecen a cultivar los productos que tienen mayor apoyo y demanda internacional,
siguiendo la misma lógica de años anteriores. En este sentido son las cooperativas las que
tuvieron una mejor posibilidad para estos cultivos, ya que los pequeños agricultores
dedicados mayormente al cultivo de subsistencia, o sea, de granos básicos, no tuvieron
posibilidades de generar una producción abundante. Esto es porque no hubo el suficiente
apoyo para ese tipo de cultivo.

1.4 Tenencia de la tierra posterior a la introducción del neoliberalismo

En la década de los noventa, al terminar el conflicto armado, y con la firma de los Acuerdos
de Paz en 1992, se introducen medidas que van a generar grandes cambios en el país. En lo
que respecta al sector agropecuario, se le va a deterior aun mas, y se va a desmantelar todo
el aparato de ayuda que se había hecho décadas anteriores para este sector. Se pasa de un
intervencionismo del Estado a la eficiencia del mercado como mejor asignador de recursos.

Esto fue así, debido a que desde 1989 se habían introducido programas de ajuste y
estabilización de la economía, con el supuesto objetivo de generar un crecimiento sostenido.
Pero, el problema fue que estas medidas se tradujeron en desatención y exclusión para el
sector agropecuario.

Además, la pérdida de importancia del sector agropecuario, tuvo que ver con los cambios en
la dinámica de los diferentes rubros que componen al sector. Comparando con el año 1978,
justo antes del la Reforma Agraria y el conflicto armado, en la tabla 8 se puede observar que
después de ese año la actividad agrícola tradicional entró en crisis, ya para el año 2000 la
producción de algodón y café venían disminuyendo, exceptuando la caña de azúcar. En el
caso del algodón, para el año 2000 su cultivo prácticamente había desaparecido.

Por otra parte, los sectores que mostraron un dinamismo importante fueron la caña de
azúcar y la avicultura. Aunque es importante resaltar, que la avicultura a partir de los años
noventa hasta la fecha, tiene pocos vínculos con el sector agrícola del país. Esto es así,

54
debido a que su principal insumo, el maíz, no es obtenido de la producción nacional, sino
que se importa maíz amarillo del mercado internacional, que trae como consecuencia la
reducción de los precios del maíz blanco que se produce localmente. (Bigit y Calles, 2000)

Tabla 8. Cambios en la estructura del producto agropecuario, 1970-2000 (en


porcentajes)
Sub-sectores 1970 1978 1990 1995 2000
Café oro 27.2 24.2 23.4 26.6 19.6
Algodón 15.6 16.6 1.9 1.3 0.1
Granos básicos 13.9 13.8 19.8 19.5 18.4
Caña de azúcar 2.0 3.3 3.1 3.6 5.8
Otras producciones 16.2 14.0 14.9 14.1 17.6
agrícolas *
Ganadería 12.6 15.0 17.5 17.1 17.4
Avicultura 3.8 5.7 9.4 8.9 12.8
Silvicultura 4.9 4.9 6.4 6.0 5.6
Productos de la caza y la 4.0 2.5 3.7 2.9 2.8
pesca
Total 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
*Panela, tabaco, semilla de algodón, henequén, kenaf, ajonjolí, bálsamo, copra, semilla de aceituno, frutas y
verduras.
Fuente: PRISMA en base a datos del Banco Central de Reserva de El Salvador citado en Cuéllar et al., (2002: 14)

Bajo los Acuerdos de Paz se introdujo el Programa de Transferencia de Tierras (PTT), que
adicionó modificaciones en la estructura de tenencia de la tierra. Este programa era diferente
al de Reforma Agraria, con el PTT no hubo expropiaciones; sino que se creó un Banco de
Tierras, quien junto con el ISTA compraba propiedades a quienes quisieran vender y luego
las trasladaban a los beneficiarios.

La tabla 9 nos muestra el alcance de la Fase I y III de la Reforma Agraria y del PTT. A pesar
de que se redistribuyeron más de 350,000 has, el impacto que se pretendía generar para
reducir la pobreza no fue tan grande, esto es debido, como se explicó antes, al
funcionamiento que ha tenido el sector agropecuario. Además, todavía se observa en el país
el problema de concentración de la tierra, según un estudio de PRISMA (Cuéllar et al., 2002)
en el año 1996 aproximadamente 350,000 personas eran campesinos sin tierra y
desempleados.

55
Tabla 9. El Salvador: Alcance de la redistribución de tierras bajo la Reforma Agraria y
el PTT (Hectáreas)
Hectárea por
Hectáreas Beneficiarios
beneficiario
Fase I de la
215,000 37,000 5.8
Reforma Agraria
Fase II de la
80,000 47,000 1.7
Reforma Agraria
PTT 106,232 36,597 2.9
Total 401,232 120,597
Fuente: World Bank (1997); Mejía y Merlos (1999) citados en Cuéllar et al., (2002: 26)

Ante esta situación, el Estado lo que propulsó fue la existencia de un mercado de tierras (una
liberalización del mercado de tierras), al cual los campesinos sin tierra podrían acceder, ya
sea mediante compra o arrendamiento. Esto caracterizó a la década de los noventa, debido
a la introducción del modelo neoliberal en el país. Se puso mayor importancia también a las
ventajas comparativas y se redujo el papel del Estado en la economía.

Con respecto a la tenencia de la tierra, lo que se dio fue una reestructuración, ya que con
este nuevo modelo el objetivo era ahora los derechos de propiedad individuales sobre la
tierra, esto para asegurar la seguridad de la propiedad. Por esta razón, muchas de las
propiedades colectivas que existían fueron desapareciendo y se hicieron titulaciones de
tierras a personas individuales. “Un estudio de PRISMA sostiene que dicha medida dio lugar
a que de los 31 mil beneficiarios de la Fase I, 10 mil optaran por la propiedad individual de
sus parcelas y 14 mil se inclinaran por la propiedad individual de un pequeño terreno para
vivienda y cría de animales u hortalizas a pequeña escala”. (Navas, 1999: 12)

Además, en 1996 se aprobó la Ley del Régimen Especial de la Tierra en Propiedad de las
Asociaciones Cooperativas Comunales y Comunitarias, con lo cual se liberalizaron las
tierras de la Reforma Agraria y se colocaron en el mercado de tierras. Esta ley permitiría a
los beneficiarios de la Reforma Agraria vender sus tierras con toda libertad, así como
también les admitía a los productores agrícolas deducir de la venta de la tierra, el valor de los
saldos en mora con el sistema financiero u otra institución del Estado. (Navas, 1999)

Sin embargo, esta creación del mercado de tierras ha venido arrastrando consecuencias
hasta la actualidad, afectando grandemente a los pequeños productores. Primero porque
este mercado tiene restricciones tanto legales como burocráticas, hay serios problemas en el
registro de la propiedad debido a atrasos administrativos y falta de accesibilidad al crédito.

56
Aunado con el hecho que todo lo anterior se da en un contexto de escasa rentabilidad de las
actividades del productor rural que dependen de:

-El bajo nivel educacional, el uso de tierras de poca calidad (que en


opinión de ellos, no concuerda con el costo de compra o arrendamiento)

-De la escasa dotación de equipo básico y ausencia casi total de los


activos fijos y maquinaria agropecuaria, que guardan un alta correlación
con la escasa productividad y rentabilidad del sector

-La poca cobertura del sistema financiero, que mantiene el sistema de


calificación con requisitos de acceso al crédito muy difíciles de cumplir
por parte de los productores, aun de aquellos que cuentan con garantías
hipotecarias. (Amaya y otros, 2000; citados en Cuéllar et al., 2002: 27)

Existe una ausencia casi total de activos productivos en el caso de los pequeños
productores, como se observa en la tabla 10, por ejemplo, para el año 1998, son los
productores con mayores ingresos los que tienen la capacidad de obtener algún tipo de
activo. Los productores con ingresos mayores a 10,000 colones cuentan con el 86% de los
activos de apoyo a la producción, por otra parte se puede observar que todos los demás
productores con menores ingresos solo poseen el 14% de dichos activos.

Tabla 10. Activos productivos de pequeños productores según ingreso anual, 1998
(Porcentajes)
Ingreso familiar anual (colones)
Categoría del
De 2,001 a De 5,001 a Más de Total
activo De 1 a 2,000
5,000 10,000 10,000
Infraestructura 0.0 0.0 1.1 36.6 37.7
Maquinaria 0.0 0.0 0.0 22.6 22.6
Equipo 4.3 4.3 3.2 26.8 38.6
Otro 0.0 1.1 0.0 0.0 1.1
Total 4.3 5.4 4.3 86.0 100.0
Fuente: CEPAL, Encuesta socioeconómica a productores rurales, 1998 citado en Amaya et al., (2000: 29)

Además, existe un problema grave con respecto al financiamiento de las actividades


agropecuarias. Muchos de los productores agropecuarios no tienen acceso a crédito. Esto es
así porque existe una tendencia de la banca privada del país a otorgar créditos en su
mayoría a la mediana y gran empresa urbana, dejando relegados los créditos para el sector
agropecuario.

57
Como se observa en la gráfica 1, el porcentaje de crédito agropecuario con respecto al
crédito total ha disminuido de una manera drástica a partir de 1991 hasta la fecha, llegando a
representar en 2007 solamente el 3.21% del total de créditos otorgados. Esto se debe en
gran medida a que el sector agropecuario es de poco tamaño, tiene reducido volumen de
operaciones y presenta características de dispersión. (Bigit y Calles, 2000)

Gráfica 1. Crédito Agropecuario respecto al Crédito Total, 1990-2007 (porcentajes)


25.0

20.0

15.0

10.0

5.0

0.0

% Credito agropecuario/credito total

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la CEPAL

Además, el poco crédito que es otorgado al sector muestra una preferencia hacia la
producción de café y azúcar, ambos cultivos son de exportación. La variabilidad de los
precios internacionales representa un riesgo implícito en estos rubros, y este es un factor
que condiciona la rentabilidad de ambos productos. En la tabla 11 se puede observar que en
el periodo determinado casi todo el crédito agropecuario es otorgado a este tipo de cultivos y
una mínima parte es otorgada a los pequeños productores de granos básicos.

58
Tabla 11. Proporción de créditos a la producción de granos básicos y cultivos
tradicionales de exportación respecto al crédito agropecuario 1990-2005 (porcentajes)
% Cultivos tradicionales
% Granos básicos/crédito
Años de exportación/crédito
agropecuario
agropecuario
1990 2.8 92.0
1991 2.2 93.6
1992 1.7 93.8
1993 0.9 96.6
1994 1.0 96.2
1995 0.8 96.8
1996 1.5 96.4
1997 0.8 98.2
1998 0.8 93.7
1999 1.2 94.9
2000 0.8 97.6
2001 0.7 98.1
2002 4.7 86.9
2003 8.6 82.6
2004 9.5 74.9
2005 10.5 69.0
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la CEPAL

También se presenta el problema del alto precio de los fertilizantes utilizados para la
producción, situación que afecta más duramente a los pequeños productores puesto que
eleva sus costos, haciéndose más difícil todavía pagar sus créditos adquiridos. En la tabla 12
se muestran los precios de los principales fertilizantes utilizados, urea y sulfato de amonio.
En la década de los noventa se presenta una baja en los precios de estos insumos, sin
embargo, a partir del año 2000 estos precios han venido incrementándose
considerablemente.

59
Tabla 12. Precios de los principales fertilizantes 1990-2006 (Dólares por tonelada)
Años Urea Sulfato de
amonio
1990 370.80 515.25
1991 497.15 553.34
1992 397.39 546.92
1993 557.06 664.35
1994 265.13 151.76
1995 362.20 174.93
1996 374.48 184.36
1997 303.15 186.28
1998 246.58 158.64
1999 221.33 132.31
2000 229.10 152.60
2001 277.50 186.70
2002 262.10 191.90
2003 278.20 200.90
2004 356.70 228.10
2005 411.00 240.60
2006 427.00 241.00
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la CEPAL

Por lo tanto, el productor al no poder capitalizarse para invertir en activos para la producción,
se determina a su vez su forma de participación en las operaciones de compraventa y
arriendo de la tierra.

2. La inserción de la economía salvadoreña en el comercio agrícola internacional

El dinamismo de la economía salvadoreña siempre ha estado ligado con el exterior, en


principio el eje dinamizador de la economía fue el sector agrícola, específicamente la
agroexportación, donde dicha producción respondía a la demanda internacional. Se realizará
un análisis sobre el carácter extrovertido que ha mantenido la economía del país.

2.1 El surgimiento del modelo agroexportador

En la inserción de la economía salvadoreña en la dinámica agroexportadora, el cacao fue el


producto que constituyó el primer rubro importante de exportación. En segundo lugar está el
añil, cuya producción se enfocó hacia satisfacer la industria textil emergente en Europa y
cuyo cultivo modificó en gran manera la estructura económica y social del país. Y paralela a

60
esta producción se encuentra el maíz, que conformaba gran parte de la dieta de la población
que trabajaba en las plantaciones de añil y cacao.

Posteriormente surge el cultivo del café, cuya introducción en el país data desde el período
colonial, cuando era cultivada en pequeña escala por algunas comunidades en la Provincia
de San Salvador; pero su consolidación como un cultivo de exportación inicia con más fuerza
a partir de la segunda mitad del siglo XIX.

En el país, el desarrollo de un modelo hacia afuera que respondiera prontamente a las


demandas del mercado internacional necesitó medidas políticas que sirvieran de base para
una nueva estructura económica y social.

Además, la exportación del café también necesitó la construcción de caminos, puertos y vías
férreas en las regiones donde las necesidades del movimiento del café así lo exigieron.
(Castellanos, 2001)

La incursión en el cultivo de café significó la transformación de las relaciones comunales por


semisalariales en el campo, el crecimiento de la producción mercantil y capitalista en la
agricultura, el aparecimiento de nuevos medios de transporte y comunicación y la
concentración del capital agrícola-comercial y la centralización del crédito. (Castellanos,
2001)

Medidas como esas son las que fueron necesarias para el cambio en la estructura
económica y el surgimiento de las bases de un nuevo modelo basado en la agroexportación,
que ya empezaba a presentar un rápido aumento en el nivel de exportaciones.

Por ejemplo, las exportaciones crecieron de 4.85% en 1865, a 30.93% en 1873. Pero es
hasta 1875 que el valor de las exportaciones de café superaron al del añil, y siguió
aumentando hasta los primeros años de la década de los 30’s que llegó a representar
aproximadamente un 90% de la producción vendida en el exterior. (CSUCA, 1976)

Es así como comienza el proceso de consolidación del modelo agroexportador basado en la


generación de ganancias provenientes de la exportación del café y en la reinversión de las
mismas en la acumulación cafetalera.

61
Así hacia el fin de la década de los veinte y principios de los años treinta
encontramos que el café viene a ser de lejos el primer producto de
exportación, basado en una organización de producción que combina el
latifundio y el minifundio en forma directa, a través del “colonato”, o indirecta
con el sostenimiento de una economía de subsistencia en la periferia del
gran latifundio que aporta mano de obra al mercado de trabajo en tiempos
de cosecha. (CSUCA, 1976)

2.2 Crisis del modelo agroexportador

El periodo comprendido entre 1929 y 1935 es el primer gran momento de crisis del modelo
agroexportador, en el que se dio una caída brusca del crecimiento económico y una crisis de
acumulación debido a la baja en los precios internacionales del café.

Para el año 1931 las exportaciones disminuyeron un 54% y las importaciones más del 74%8,
esto debido a que el precio del café disminuyó un 56%, y pasó de 42.45 colones el quintal en
1926 a 18.76 colones en 1931. (CSUCA, 1976)

Ya para 1932, debido a que el precio internacional del café había descendido a 14.9 colones
por quintal, se liberó de impuestos de exportación como una forma de reforzar la tasa de
ganancia de los grandes cafetaleros y a través de ellos dar ocupación a cortadores y peones
en el tiempo de la cosecha. (Castellanos, 2001)

Por otra parte, aunque en el año 1943 las exportaciones de café a Estados Unidos
disminuyeron de 31% a 13%, para 1935 el 66% de la producción de café era destinado a
Estados Unidos, mientras que el 33% restante era para los países europeos. Sin embargo, al
estallar la guerra, los mercados europeos fueron bloqueados. Los Estados Unidos
comprendió la gravedad de la situación y las alteraciones que los precios del grano podrían
sufrir en su mercado interno, por ello se firmó en 1940 en Washington un acuerdo, El Pacto
Internacional del Café.

Este pacto estableció un sistema de cuotas libres y reguladoras entre los países productores
por tres años para garantizar a cada país latinoamericano una exportación promedio, en la
que la cuota libre se vendía a Estados Unidos a un precio establecido de antemano y la

8
Pese a seguir manteniendo la estructura del régimen aduanero de corte liberal.

62
cuota reguladora era retenida para poder ser vendida con posterioridad a un precio inferior
en el mercado internacional o en el mercado interno o se podía destruir. Es así como
Estados unidos absorbió un 80 y 95% de la producción en lo que duró la guerra.
(Castellanos, 2001)

Para superar la crisis económica y los efectos negativos que tuvo sobre la agroexportación,
los esfuerzos se canalizaron hacia el reforzamiento del mismo modelo con una base
militarizante, aunque los precios del café en el mercado internacional aún no eran muy
favorables.

La burguesía cafetalera optó por tecnificar la hacienda cafetalera, aumentando de esta


manera su productividad. “Entre 1945 y 1949 los rendimientos por hectáreas pasan de 525
kilos por hectárea (café oro) hasta 640 kilos por hectárea” (CSUCA, 1976: 13). Aunque este
aumento en productividad se dio básicamente por la utilización intensiva de mano de obra
por unidad de superficie, posicionando a El Salvador como una de las regiones del mundo
con mayor productividad por hectárea.

Sin embargo, es hasta luego de la II Guerra Mundial cuando empieza a cuestionarse el


modelo monoexportador, y con el alza en los precios de las materias primas comienza a
incursionarse en otro tipo de cultivos, aunque siempre orientados hacia la exportación. El
desarrollo del modelo de agroexportación diversificado buscaba nuevos centros de
acumulación e inversión, enfocado principalmente en el cultivo del algodón y la caña de
azúcar.

El cultivo del algodón había estado presente de manera paralela con la expansión de la
industria textil pero solamente se producía para el mercado interno9. Pero es a partir de 1950
aproximadamente que la producción de algodón para la exportación aumenta rápidamente
en relación a lo producido. Y en cuanto al cultivo de la caña de azúcar, este logró
posicionarse en el tercer lugar de importancia en los productos de agroexportación luego de
la II Guerra Mundial.

Dentro de algunos de los factores que presionaron a tal diversificación


pueden destacarse: dificultades de colocación de las sustanciosas
ganancias del período de post-guerra en la ampliación de la actividad

9
Al fin de la II Guerra Mundial solamente se exportaba la cuarta parte del algodón cosechado. (CSUCA, 1976)

63
cafetalera, las exportaciones negativas anteriores provenientes de la
dependencia de un solo producto de exportación, y las “presiones” que
generaban las nuevas teorías sobre la modernización surgidas después de
la segunda Guerra Mundial. (Rubio, 1988: 18)

En cuanto al grado de tecnificación en el cultivo del algodón, este se realizaba manualmente


en lo que a la aplicación de los fertilizantes y cultivos se refiere, aunque también se utilizaban
tractores y rastras para la labranza. La aplicación aérea de insecticidas y maquinaria agrícola
especializada, si bien liberaban mano de obra, pero en términos absolutos aumentaron
debido a la incursión del cultivo a nuevas áreas de producción de algodón. (CSUCA, 1976)

Por otra parte, a inicios de la década de 1950 comienza a cobrar importancia la participación
del Estado para facilitar la inversión en otros sectores o actividades económicas, así como
las transferencias directas por medio de la captación de impuestos a las exportaciones del
café, y una fuerte orientación de las actividades públicas hacia la creación de la
infraestructura necesaria para la expansión agrícola e industrial de El Salvador.

De tal manera que el nuevo sector comercial-industrial salvadoreño se apoyó en las teorías
económicas que promovían el crecimiento hacia adentro por medio de la sustitución de
importaciones promovida por el Estado. Esta tarea de planificación general de la economía
se extendería entonces hacia abastecer de igual manera los servicios de salud, educación,
etc.

En el cuarto periodo de sesiones de la CEPAL, el 16 de junio de 1951, los delegados de


diversos países de Centroamérica estructuraron la idea de ese desarrollo de industrialización
integrado en el istmo. En dicha reunión fueron aprobadas resoluciones que solicitaban a la
CEPAL el estudio de medidas que ayudaran a la realización del llamado desarrollo integrado.
(Castellanos, 2001)

A mediados de la década del 50 los sectores agroexportadores vieron fortalecido su


predominio económico debido a la acelerada acumulación de capital que la bonanza de los
precios internacionales del café y algodón les permitieron, cultivos que siguieron
representando entre el 80 y 90% del total de exportaciones.

A pesar de que entre 1955 y 1956 el precio internacional del quintal de


algodón oro descendió de 75.4 a 68.5 colones, el volumen exportado se

64
duplicó y el valor total de las exportaciones de ese rubro ascendió de 22.8
millones de colones a 44 millones de colones. Los ingresos derivados de la
exportación de café se mantuvieron en el orden de los 225 millones de
colones. (Castellanos, 2001: 251)

Además, pese a que las extensiones dedicadas a la producción de granos básicos se


incrementó ligeramente, la producción de maíz, frijol y arroz disminuyó drásticamente de 5.4
millones de quintales en 1950 a 4.2 millones de quintales en 1955. Por tal razón el IRA
incrementó la importación de granos básicos, especialmente provenientes de Honduras, se
recibieron donaciones de Estados Unidos y se comenzó el programa de producción de maíz
híbrido, que una década más tarde produjo un enorme crecimiento del rendimiento por
hectárea de ese grano. (Castellanos, 2001)

En 1956 vuelve a surgir una nueva crisis en los precios internacionales del café, pasando de
150 colones por quintal en 1957 a 98.8 colones por quintal en 1959, lo que generó que a
pesar que se mantuviera el volumen de café exportado, el valor decreciera en un 35.1%
aproximadamente. Igualmente sucede con el algodón, que luego del inicio de la guerra de
Corea, su precio comienza a bajar y pasa de 70 colones por quintal en casi toda la década
del 50 hasta 56.6 colones por quintal en 1959. Asimismo, también se redujo la producción
de maíz y arroz. (Castellanos, 2001)

El cultivo del azúcar, sin embargo, se sostenía en base a los altos precios en el mercado
interno con relación a los del mercado exterior. La razón radicaba en la poca actitud de las
tierras salvadoreñas para el cultivo de la caña de azúcar y el monopolio de los productores
azucareros.

Por otra parte, el gran apoyo que el Estado concedió a la agroexportación y hacia la industria
de sustitución no cumplió con los objetivos de transformación industrializante de la sociedad
que se había planteado al inicio de una sustitución progresiva de las importaciones y
diversificación de exportaciones.

Además, se impulsó un proceso de reforma agraria que resultó fallida en sus intentos de
incremento en la producción y contribución al desarrollo ya que este proceso no se
acompañó de reformas estructurales que involucraran a los intermediarios, prestamistas,

65
comerciantes, sector industrial, mercado interno, empresas, Estados, en fin, que todos los
agentes estuviesen articulados. (Roldan y Moreno, 1989)

En resumen, el período de 1940 a 1960 fue un período de constantes cambios en la


agricultura salvadoreña, entre los que se pueden mencionar: el impacto de la Revolución
Verde en las prácticas de cultivo, la mecanización agrícola, el incremento de exportables
agrícolas, la penetración de multinacionales en el agro y el incremento del trabajo asalariado
en la agricultura. Así también la profundización de la brecha entre minifundio y latifundio sin
ruptura de la estructura agraria, lo que conlleva a una acumulación desarticulada. (Roldan y
Moreno, 1989)

Durante la década del 60 se inició un proceso de inversión que se destinó hacia una
producción de bienes industriales de consumo no duradero, en una primera etapa; y al
desarrollo de bienes intermedios, sin dejar de lado la del consumo no duradero, en una
segunda etapa. Además, en esta década también se crea el Mercado Común
Centroamericano.

A partir de la 1972, a raíz de la crisis del Mercado Común Centroamericano, la guerra de


Honduras con El Salvador y los bajos precios en los productos agrícolas de exportación,
empieza a configurarse una nueva estrategia económica para darle una solución a los
problemas de colocación de inversión de las ganancias.

Esa nueva estrategia económica buscó complementar el modelo agroexportador mediante la


participación del Estado en la creación de las condiciones necesarias para incentivar a la
industria de exportación como un nuevo eje de acumulación. Esta intervención estatal
contemplaba la creación de infraestructura física e institucional que permitieran la reducción
de costos de producción en la industria manufacturera y el país fuera atractiva para nueva
inversión extranjera. (Rubio, 1988)

Entre los proyectos que se crearon para establecer un ambiente propicio para la atracción de
inversión extranjera están la creación de leyes y proyectos de producción de energía,
comunicaciones y transporte, como ANTEL, CEL y CEPA, etc. (Rubio, 1988)

Además, en este periodo comienzan intentos de reforma agraria que tratan de hacer más
funcional la agroexportación a esos nuevos cambios en el modelo económico, pero tal
reforma no tuvo resultados significativos.

66
Pero aún a esa fecha las posibilidades de incursionar en el cultivo de exportación eran muy
pocas para los pequeños productores debido a restricciones al crédito, así como otros
factores sociales. Por lo que las pequeñas explotaciones dedicadas al cultivo de
agroexportación eran muy escasas, más bien se trataba de una producción a cargo de
medianos y grandes productores.

Así por ejemplo las pequeñas explotaciones menores de 10 hectáreas sólo


abarcaban en 1968/1969 un 13% de la superficie destinada a los cultivos de
explotación. La presencia de las microfincas en la agroexportación era aún
mucho menor ya que solo tenían un 1.2% de la superficie cultivada. Todo
ello contrasta con la aplastante presencia de la pequeña explotación (menos
de 10 ha.) en los cultivos de consumo interno: estas poseían en las mismas
fechas un 70% de la superficie cultivada en productos para consumo interno.
(Rubio, 1988)

En cuanto a la comercialización de los productos agrícolas, se aprovecharon los impulsos


que el Estado brindó en cuanto al apoyo en infraestructura y marcos regulatorios para la
diversificación agrícola y el proceso de industrialización. Como ejemplo de lo anterior puede
citarse la expansión del algodón en 1954 a partir de la apertura de la carretera Litoral, la
distribución especial de la red de carreteras en las zonas agrícolas de exportación y la
creación del puerto de La Libertad cercano a las zonas cultivadas por el café. (Rubio, 1988)

Para la década de 1980 los productores campesinos ya se desenvuelven en un ámbito


modernizado con respecto a décadas anteriores, y esta innovación es básicamente una
estrategia para lograr aumentos en la producción a fin de hacer frente al desplazamiento de
la que son parte por el sector capitalista.

Esta modernización produjo cambios al interior de las unidades campesinas, como el


aumento en el empleo de insumos intermedios, como el abono inorgánico, semillas híbridas
y la sustitución de la energía animal por la energía mecánica (Arévalo, 1980). Pero la mayor
parte de esta modernización se hace a través de maquinaria e insumos importados. En 1983
se registra un coeficiente de importación de insumos agrícolas de 86%. (Rubio, 1988).

67
2.3 Transformación de la agricultura a partir de la aplicación de medidas neoliberales

En los años noventa se inicia un proceso de transformación económica hacia el libre


comercio; apenas se estaba superando una etapa de conflicto bélico, que había iniciado en
1979, y se acababa de pasar una fallida implementación de reforma agraria. Nos
encontramos en el marco de la implementación de los programas de ajuste estructural
(PAE), impulsados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) para
las economías menos desarrolladas.

Los PAE, propuestas de corte neoliberal, fueron diseñadas para superar los problemas de
carácter estructural de las economías subdesarrolladas, que no se pueden solucionar con
programas económicos de corto plazo. Es importante destacar que los PAE, ponen un
énfasis muy importante en el papel futuro de la agricultura, sobre todo en aquellos países
donde la agricultura es la única respuesta viable para remplazar el modelo de la sustitución
de las importaciones, como en el caso de El Salvador. En consecuencia, se propone una
mayor relación con el mercado mundial a partir de la diversificación de las exportaciones
agrícolas no tradicionales. (Arias, 1989)

La nueva corriente de pensamiento, de corte neoliberal promovía la privatización de


empresas e instituciones nacionales, la liberalización de los mercados de capital, la
producción maquiladora, las exportaciones no tradicionales, la flexibilización de mano de
obra y la apertura comercial, a través de la eliminación de las barreras arancelarias. Con
todas estas medidas se deja al mercado como el mejor asignador de recursos.

Por su parte la corriente neoliberal sostiene que el objetivo central de la


política económica para el sector agrícola debería descansar en el
mantenimiento de operaciones rentables, sin influencia de políticas oficiales
globales ni sectoriales. Todas las políticas deben estar encaminadas a
permitir que el sector privado, siguiendo el objetivo de maximizar las
utilidades, desempeñe un papel central y mejore la eficiencia de la
producción y de la comercialización interna y externa. (Arias, 1989: 124)

En consonancia, el Estado salvadoreño, en materia comercial, reorientó sus políticas hacia


una liberación y eliminación de los elementos monopólicos, los subsidios del gobierno, las
restricciones comerciales y otros impedimentos estructurales que coartan el buen

68
funcionamiento del mercado. Esto se hizo a través de dos medios: liberalización de precios
agrícolas y la abolición de los monopolios estatales, a los que las llamadas “reformas
estructurales” de 1980 habían asignado la comercialización de los principales productos
tradicionales de exportación. (Bigit y Calles, 2000)

Bajo la lógica de reducir la interferencia del Estado en los mercados y bajo el pretexto de
ineficiencia de las instituciones estatales, se privatiza el INCAFE, INAZUCAR, COPAL y el
IRA. Se aducía la inconveniencia de la participación estatal en actividades “propias” del
sector privado, así como la redefinición de su rol en el contexto de un sistema de “economía
social de mercado”.

El gobierno enfatizaba la conveniencia de eliminar funciones productivas


que requirieran de subsidios o transferencias; y la considerable ineficiencia
mostrada por el antiguo sistema de comercialización centralizada en las
instituciones mencionadas, el cual había conducido con frecuencia a pagos
en mora a los productores a precios por debajo de los niveles de mercado.
(Bigit y Calles, 2000)

Todas las medidas aplicadas con el objetivo de lograr una mayor “transparencia” en el
sistema de comercialización de los productos de origen agropecuario fueron ineficientes y se
convirtieron en desventajas para los productores nacionales que ahora tenían que competir
con productos importados más baratos.

Además, si tomamos en cuenta que la venta de granos básicos constituye una parte
importante de los ingresos de los productores agrícolas, el colapso de los precios reales
refleja una pérdida sustancial en la capacidad real de compra de esos productores. Al mismo
tiempo, por la vía de los granos básicos, se “subsidia” parte de la canasta alimentaria de los
hogares urbanos.

En el período de 1999 al 2004, bajo la gestión del ex-Presidente Francisco Flores, se


replantearon las políticas económicas y sociales hacia la creación de una economía más
competitiva a nivel internacional y más eficiente, que permitieran alcanzar niveles más altos y
sostenibles de crecimiento económico, para lo cual era necesario hacer políticas de carácter
macroeconómico y sectoriales que ayudaran a fomentar la competitividad de la economía

69
salvadoreña. Un obstáculo importante para alcanzar este objetivo era la dependencia
tecnológica del aparato productivo nacional.

Algunas de las medidas de política macroeconómica que se impulsaron fueron la eliminación


de las exenciones al IVA, el crédito para la reactivación del sector cafetalero y el alza en los
aranceles, sin embargo estas medidas no alcanzaron a solucionar los grandes problemas
intrínsecos del sector agropecuario, como la pobreza de los productores campesinos y su
incapacidad para insertarse en la fase de circulación, comercialización y exportación. Esto
explicaría el porqué de la existencia de un sector campesino que no está inscrito como
contribuyente, no cultiva café y, sobre todo, que sólo genera producto para el autoconsumo.
(Bigit y Calles., 2000)

Durante los últimos años, otro punto importante que se dio en el marco de esta apertura
comercial es la negociación y aprobación del CAFTA/DR (por sus siglas en inglés). El
CAFTA/DR, es un Tratado de Libre Comercio, firmado entre las partes: Centroamérica,
República Dominicana y Estados Unidos, que entró en vigencia en Marzo de 2006.

El CAFTA, en línea con la ortodoxia económica y el resto de TLC, ha


ejecutado la aplicación recíproca de compromisos de liberalización y
apertura externa, entre ellas la total eliminación de aranceles al comercio
para todos los países suscriptores del mismo. Por otro lado el CAFTA ha
mantenido algunas medidas de Estados Unidos –subsidios a la producción
agrícola y normas sanitarias más exigentes- que han constituido barreras a
las exportaciones de los países Centroamericanos. Esto ha sido así, muy a
pesar del rezago competitivo y las grandes asimetrías que median entre la
región centroamericana y la República Dominicana respecto a Estados
Unidos (EE.UU.) (Góchez, 2008:1).

Este acuerdo comercial pareciera favorecer más a las economías desarrolladas que a sus
socios comerciales más pequeños, pues las ventajas que estos acuerdos ofrecen no pueden
ser aprovechadas en igualdad de condiciones. El CAFTA impone la eliminación reciproca de
los aranceles agrícolas y manufactureros en base a una calendarización negociada entre las
partes. Otro factor que presenta desventajas es el de las normas de origen:

70
Que son requisitos de contenido regional que deben cumplir las
exportaciones de bienes para poderse beneficiar de las exenciones
arancelarias que contempla el acuerdo….y no fijan algún nivel mínimo
nacional, lo que posibilita que grandes empresas exportadoras ya instaladas
en la región centroamericana pudieran maquilizarse, es decir, sustituir el
consumo de insumos nacionales por otros provenientes de países de la
región (CAFTA), ya que los mismos ahora gozarían de exención arancelaria.
(Góchez, 2008:10)

Un componente importante dentro del CAFTA/DR es la desgravación que se da en todos los


productos, incluyendo granos básicos10, en donde estos quedarían en libre competencia y
los precios nacionales competirían con precios más bajos. Esto trae efectos negativos para
los productores nacionales ya que pone en riesgo la subsistencia del campesino, debido a
que su principal fuente de ingresos se encuentra en la producción de granos básicos. Pero al
mismo tiempo beneficia a la agroindustria debido a que le ayuda a obtener insumos a precios
más bajos.

A partir de la implementación de las medidas neoliberales, bajo un esquema de liberalización


de precios, podemos ver en la gráfica 2 como las importaciones muestran una tendencia a
aumentar, así como también en la presente década se ha incrementado la brecha comercial.

Con la eliminación de las subvenciones, los productos agrícolas compiten con los precios
internacionales, pudiendo obtener del extranjero productos agrícolas más baratos. Tal es el
caso de la avicultura donde su principal insumo que es el maíz, no se obtiene en el mercado
nacional, sino que se importa del exterior. Esto explicaría la depresión de los precios locales
de los granos básicos (World Bank, 1997a; citado en Cuellar, 2002). Como hemos
mencionado anteriormente esto va a repercutir en los ingresos de la economía campesina.

10
El maíz blanco es el único producto que está totalmente exento de desgravación en el CAFTA/DR.

71
Gráfica 2. Exportaciones e Importaciones agroalimentarias 1990-2005 (millones de
dólares)
1200

1000

800

600

400

200

0
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005

Exportaciones agroalimentarias Importaciones agroalimentarias

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la CEPAL

3. Economía campesina

A continuación se pretende hacer una contextualización que describa, a partir de la incursión


en el cultivo del café, las condiciones que han rodeado la economía del campesinado
salvadoreño. Se destacarán aspectos que caracterizan a la economía campesina.

Se tomará en cuenta la alta presencia de los minifundios en el país, así como su inclinación
hacia la producción de granos básicos y cómo ésta ha contribuido a mantener asegurada
una elevada reserva de trabajadores rurales, así como la descarga de parte de los costos de
reproducción de los asalariados temporales en ellos mismos.

Por lo tanto, se tendrá en cuenta en este contexto el carácter temporal de las labores de la
agroexportación que se han realizado en el país, lo cual, además de significar que el capital
no asume los costos de reproducción de la fuerza de trabajo en forma completa, es decir, por
todo un año, tampoco paga lo mínimo mensual en la época que ha sido contratado, por lo
general, tres meses, como para lograr su propia reproducción.

72
3.1 El cultivo de café y la población campesina

Desde finales del siglo XIX comenzó en El Salvador una lucha entre el campesinado y la
emergente élite cafetalera, ya que con la abolición de las tierras comunales y ejidales en
1881 empiezan a crearse cuerpos de seguridad para mantener el orden en el campo.

…esta última (la policía montada) se organizó con el objetivo específico de


restablecer el orden en los departamentos de Ahuachapán, Sonsonate y Santa
Ana, en donde las protestas de campesinos e indígenas que habían sido
despojados de sus tierras se habían traducido en alzamientos y quemas de
cafetales, creando zozobra entre los nuevos propietarios. (Castellanos, 2002:
31)

Además, se crearon otros mecanismos de control, como la ley de jornaleros, que


básicamente era una ley contra la vagancia, la cual establecía que debía inscribirse a todos
los jornaleros en su respectiva jurisdicción, capturar a los jornaleros que no cumpliesen con
sus obligaciones laborales y perseguir a aquellos que no se dediquen a trabajar y
anduviesen vagando por los caminos, campos o poblaciones, y las penas se expresaban en
días jornal como indemnización a los propietarios. (Castellanos, 2001)

De lo anterior puede concluirse que un sector de la población campesina e indígena, a parte


de haber sido expropiada de sus tierras mediante las reformas de 1881, fue también
perseguida y coaccionada de un modo arbitrario con el pretexto de combatir la delincuencia y
la vagancia. Casi se obligó al campesinado a establecerse como colonos en las haciendas y
trabajar en las fincas de café, cuyo pago era en base a fichas solamente canjeables dentro
de la propiedad.

Con esta expansión apresurada del cultivo de café, se da la expropiación forzosa de miles de
familias campesinas e indígenas, que sólo después, y de manera parcial y estacional,
pudieron ser absorbidas por el sector agrícola remunerado que resentía directamente cada
baja en el precio del café.

Es en este contexto también empiezan las migraciones hacia los centros urbanos, en busca
de mejores condiciones laborales, o hacia afuera del territorio, a Honduras o a Panamá,
como fue el caso de los salvadoreños que colaboraron a la construcción del Canal de
Panamá.

73
Hacia finales del siglo XIX ya era marcado el crecimiento de la economía salvadoreña en
base a las exportaciones de café. Esta dependencia de tal cultivo hacía que El Salvador se
viera afectado por fluctuaciones en el mercado internacional, sobre el cual ningún
salvadoreño podía tener influencia, pero definitivamente afectaba la vida de todos.

Además, la brecha económica entre la pequeña élite productora y la mayoría de la población


se empezó a ensanchar notablemente debido a que solamente los más preparados
intelectual y económicamente podrían verse beneficiados del cultivo del nuevo producto de
exportación.

En lo que respecta al agricultor tradicional, éste se forma casi empíricamente, de la mano de


sus padres, y la educación formal carece de importancia a ese nivel, así como tampoco la
tiene la innovación tecnológica. Sin embargo, en la agricultura moderna el factor tecnológico,
de asignación de recursos y de adaptación a cambios en los precios toman relevancia.

Con la introducción del cultivo del café a El Salvador a mediados del siglo XIX empieza a
manifestarse la necesidad de aprender nuevas técnicas y nuevas estrategias de mercadeo y
financiamiento, algo a lo que muy pocos agricultores salvadoreños estaban acostumbrados.

Es así como sólo aquellos que estaban preparados y con un alto nivel de educación, como la
mayoría perteneciente a la élite añilera, pudieron sacarle provecho a la incursión en el nuevo
cultivo. Mientras que los campesinos indígenas sólo poseían a su favor la posesión de
tierras, que luego perderían a causa de los prestamistas.

Sin duda, aquellos en El Salvador con capacidad para innovar e invertir, con
acceso a mejor información (y la habilidad para descifrarla), o con suficiente
imaginación para visualizar las posibilidades de un nuevo cultivo, provenían de
aquel grupo muy pequeño de personas que habían tenido acceso a la
educación. El universo de personas del cual podrían salir el empresariado era
ya de por sí extremadamente limitado. Por tanto, el hecho de que el único
sector de crecimiento rápido de la economía era la producción del café, significó
que sus beneficios llegarían a unos pocos escogidos. (Lindo-Fuentes, 2002:13)

Este nuevo énfasis en el cultivo del café para exportación también trajo consigo el descuido
por la producción de alimentos en el país. Es cierto que el producir café era más rentable
que producir alimentos, pero esta rentabilidad era única y exclusivamente para los dedicados

74
al cultivo del café, marginando de estos beneficios a los agricultores que producían
alimentos.

Es de esta manera que a finales del 1900 ya se marcaba una gran desigualdad social,
fundamentada en una pequeña élite agroexportadora de café, con el Estado a favor de sus
intereses, y un campesinado en condiciones precarias.

Posteriormente, con la crisis mundial de 1929 toda la sociedad salvadoreña se ve seriamente


afectada, principalmente la población campesina:

La baja de los precios del café crean un desempleo enorme en el campo,


reducen los ingresos del Estado, llevan a la quiebra a millares de pequeños
agricultores y artesanos, rebajan los salarios de peones y obreros, hunden en la
miseria y el hambre a gran parte de la población campesina e indígena.
(Castellanos, 2002: 17)

Mientras los terratenientes se preocupaban por mantener sus niveles de ganancia,


contrajeron los salarios de 50 centavos a 35, a 20 o 8 centavos por tarea diaria y dejaron sin
trabajo a miles de peones y cortadores, así también perdieron sus parcelas pequeños
propietarios que se endeudaron y perdieron sus parcelas en manos de comerciantes y
prestamistas. Es de tal manera que quienes más sufrieron las consecuencias de la crisis
fueron los campesinos pobres y los peones indígenas. (Castellanos, 2002)

Ante la masiva desocupación que afectó al campesinado salvadoreño a raíz de la gran crisis
económica en el país, y la amenaza de insurrección por parte del campesinado indígena, no
sorprende, pues, que el Estado salvadoreño cambiara de un modelo liberal-modernizante a
una dictadura militar para preservar la paz social y apaciguar al campesinado inconforme
que apoyaba la insurrección que se estaba empezando a gestar y que se desató en 1932.

Alberto Masferrer describe con preocupación, en una carta dirigida a Joaquín Monge, la
situación por la que el campesinado salvadoreño estaba atravesando:

En mi triste país, se suceden los horrores. Se dice de tres mil muertos,


campesinos casi todos, que se lanzaron a tomar los cuarteles, exasperados por
el hambre. Les tachan de bolscheviques [sic], de monstruos, de cuanto adjetivo
denigrante les sugiere el miedo y la cólera a los terratenientes y millonarios

75
enfurecidos y vencedores. Y la verdad, la verdad es que no hay más sufrido,
más ignorante, más incapaz de bolschevismo que los jornaleros salvadoreños.
Yo los conozco, yo los defiendo desde hace unos dos años, porque nadie hay
que los defienda. Desde hace cuarenta años se les explota, se les embrutece
con el alcohol, se les extorsiona y se les miente. Y ahora, cuando tenían más de
un año de casi no comer, por falta de trabajo, se les extermina… (Alberto
Masferrer, “Carta a Joaquín García Monge”, San Pedro Sula, 4 de febrero de
1932, citado en: Castellanos, 2002, 47)

Muchos de los dirigentes del movimiento insurreccional de enero de 1932 y del Partido
Laborista, conformado en buena parte por campesinos e indígenas murieron, y otros huyeron
con su familia. La mayoría de indígenas y campesinos que emigraron lo hicieron hacia
Honduras, en donde laboraron en las bananeras o como pequeños agricultores y artesanos
independientes.

3.2 Un nuevo cultivo: El algodón

Con la incursión en el cultivo de algodón para la exportación a partir 1940, se inició una
dinámica un tanto diferente en cuando a productores y terratenientes, ya que a diferencia del
sector cafetalero, una proporción considerable de los algodoneros eran arrendatarios de las
tierras y gran proporción de la producción de algodón era consumida en el país.

Pero en cuanto a las condiciones laborales del campesinado no hubo mayores cambios, ya
que a partir de la insurrección de 1932 todo intento de levantamiento era reprimido para
mantener la dominación sobre los trabajadores agrícolas y los campesinos.

Es así como durante toda la década de 1940 los precios internacionales del algodón se
mantuvieron en ascenso, de 36.2 colones el quintal en 1941, a 46.9 en 1946 y 115.5 en
1951. Y debido a que quienes controlaban la producción controlaban también el comercio
exterior y finanzas, se obtuvieron créditos para el cultivo de éste, formando una especie de
cartel de comercialización del algodón. (Castellanos, 2002)

Por otra parte, antes de 1950 la migración en El Salvador era de trabajadores rurales de la
zona central a la zona occidental del país, y hacia las zonas norte-fronterizas y orientales.
Sin embargo, a partir de los 50, con la expansión del cultivo de algodón y la caña de azúcar

76
en 1960 se dio un cambio que afectó principalmente a los campesinos dedicados al cultivo
de granos básicos.

El algodón y la caña de azúcar eran cultivos que empezaron a competir por las tierras con
los granos básicos. Esta confrontación se dio ya que los productores de granos básicos
desplazados por el cultivo del café, que residían en las tierras altas, se trasladaron sobre
todo a las planicies centrales y orientales del país.

Debido a la naturaleza de los cultivos, esas regiones centrales y costeras se convertirían ya


para la década de 1950 en las perfectas para el cultivo de algodón y azúcar. Esto provocó
una nueva ola de campesinos desplazados por la nueva expansión agroexportadora, los
cuales no encontrarían fácilmente formas de integrarse a otras actividades y zonas rurales,
por lo que se verían forzados a emigrar fuera de las fronteras, especialmente hacia
Honduras. (Rubio, 1988)

Debido a este desplazamiento, la producción de granos básicos pasó hacia tierras que
anteriormente habían sido utilizadas para el cultivo del añil. La producción de granos básicos
se concentró en departamentos como Cuscatlán, Cabañas, Morazán, Chalatenango, San
Vicente y La unión, regiones en las que se encuentra una alta proporción de trabajadores del
campo dedicadas a la agricultura de subsistencia.

De tal forma que el desarrollo o ampliación del proceso de producción


agroexportadora se lleva a cabo, en buena medida, por medio de la sustitución
de otros procesos productivos del sector agropecuario, especialmente de las
explotaciones pequeñas, es decir del minifundio productor de granos básicos, lo
que conlleva pérdidas en los volúmenes de empleo e ingresos para el sector.
(Rubio, 1988:45)

3.3 El camino hacia la industrialización

Luego de la II Guerra Mundial, el mercado del café quedó liberado de los precios tope a los
que se sometía por un convenio con Estados Unidos, y estos subieron rápidamente. “Entre
1944 y 1948 casi se duplicó, pasando de 35.2 a 69.1 colones por quintal” (Castellanos, 2002:
190). Además, la actividad bancaria repuntó y esto impulsó la diversificación agrícola, así
como una incipiente expansión industrial y un Estado con funciones a orientar la actividad
económica del país.

77
En 1950 se creó la nueva Constitución que tenía como finalidad modificar el aparato jurídico,
político e institucional del Estado oligárquico, para que sirviera como sustento para la
edificación del nuevo Estado moderno.

En lo que a materia laboral respecta, esta Constitución planteaba derechos como la


asociación libre de los empleados privados y obreros, el derecho a la sindicalización, el
derecho a la huelga, entre otros, de los cuales, los empleados campesinos y trabajadores
domésticos, a quienes se les formuló un artículo especial en el que planteaba la protección
en materia de salarios, jornadas de trabajo, descansos vacaciones, indemnizaciones por
despido, etc, pese a la inconformidad de los grandes cafetaleros. (Castellanos, 2002)

Elementos como esos son los que contribuyeron a anular las posibilidades de una
significativa presión socio-política por parte del trabajador rural, y de hacer sentir sus
reivindicaciones, lo cual, a su vez, favoreció aún más el mantenimiento de niveles muy bajos
de salario.

En esta época se da paso también a la integración de los mercados centroamericanos a


través del Mercado Común Centroamericano, el cual permitiría el desarrollo de la producción
a escala sin necesidad de demanda local, ya que de otra forma no podría generarse el
movimiento financiero de los capitales bancarios. De otra forma, para realizar la producción a
escala en el ámbito local suponía que sería a costa de la propiedad territorial y la ganancia
oligárquica agraria, ya que tendría que generarse la demanda interna.

Dicha demanda interna sólo podría crearse a través de una reforma agraria en la que se
redistribuyera entre los campesinos y minifundistas la tierra monopolizada por la centésima
parte de los propietarios, y mediante la mejora del salario y las condiciones de vida de los
peones y trabajadores agrícolas. (Castellanos, 2002)

Además, en 1951, el Instituto de Colonización Rural (ICR) compró la hacienda El Encanto en


La Unión, para lotificar y repartir entre campesinos sin tierra, y en 1954 inició el proyecto
cooperativo Sitio del Niño. También surgió el Instituto Regulador de Abastecimiento (IRA)
que asesoraría la producción y fijaría los precios en los granos básicos para evitar la
especulación de intermediarios. (Castellanos, 2002)

Durante la década de 1950 el pobre desarrollo económico tendió a desfavorecer las


condiciones de vida de la población, especialmente la rural, además de desfavorecer la

78
acumulación en otros sectores económicos, constituyendo esto un freno a largo plazo para la
consecución de un crecimiento económico sostenido y equilibrado.

En lo que respecta al salario, el CSUCA (1976) plantea que para el período de 1954-1951, el
salario promedio de los hombres en las fincas cafetaleras fue de 75 centavos de dólar por
jornada, incluyendo el costo de la ración alimenticia, y cuando las mujeres y los niños
intervenían en faenas como la plantación, el replante y las cosechas, estos recibían la
tercera parte del salario de los hombres. Según este estudio, este dato corresponde a los
niveles más bajos de remuneración en Centroamérica para ese mismo período.

Un rasgo particular del período 1950 a 1960 es el aumento en el número de colonos en las
regiones cafetaleras, lo cual beneficiaba directamente a la burguesía agraria porque
entonces se podía remunerar en especie y a través de la concesión de pequeñas tierras de
mala calidad a los campesinos.

Esa expansión del número de colonos iba en detrimento del número de propietarios
agrícolas, los cuales iban disminuyendo en gran proporción. “La reducción significativa del
número de propietarios agrícolas tuvo una variación negativa de -18.3 de 1950 a 1961,
mientras que los colonos aumentaron en un 64.1%” (CSUCA, 1976)

En cuanto a la situación del empleo para 1970 y 1971, el 58.3% y 60% de la población,
respectivamente, trabajaba en el área rural. Y el porcentaje de desocupación de los
campesinos sin tierra en 1973 era de 65%, de los que poseían menos de 1 hectárea del
50.9% y de los que poseían entre 1 a 5 hectáreas era de 25%. (Latino, 1982)

De lo anterior puede deducirse que en la economía salvadoreña más de la mitad de los


trabajadores agrícolas son excedentarios, por lo que estos necesitan otras fuentes de
ingresos, como la agricultura de subsistencia.

En el caso del minifundio, Rubio (1988) muestra datos que reflejan que para 1971 éste
representaba el 92.2% del total de las explotaciones agrícolas, en él se ubicaban el 54.4%
del total de las familias rurales en 1975; y en este mismo año abarcaba el 27% de la
superficie en fincas, generaba el 31% del empleo rural y el 42.5% del ingreso bruto agrícola.

En cuanto al poder adquisitivo, los ingresos generados a través de la exportación reflejan


muy poco poder de compra. Rubio (1988) también cita un estudio realizado por la CSUCA,

79
en el que entre 1977 y 1978 para la familia rural el costo de la canasta mínima alimenticia
semanal tenía un valor de 47.92 colones, es decir, 207.97 colones mensuales. Mientras
tanto, el 60% de las familias rurales en ese mismo período tenían un ingreso de 200 colones,
entre salarios y otros ingresos.

Es de tal forma que de 1950 a 1979, Rubio (1988), lo caracteriza como un período en donde
se profundizó el desarrollo económico, y en donde las formas de utilización de las ganancias,
a pesar de ser en gran cuantía, no contribuyeron a frenar el creciente deterioro de las
condiciones de vida de la mayoría de los salvadoreños, ni a construir una estructura
productiva integrada y sólida, más allá de la agroexportación.

3.4 Guerra civil y crisis del modelo agroexportador

A finales de la década de 1979 se empezó a gestar la guerra civil en El Salvador, cuyas


implicaciones en toda la sociedad salvadoreña son variadas. En particular, la comunidad
campesina del país se vio directamente afectada, especialmente en la producción a pequeña
escala, ya que el conflicto civil cesó la actividad agrícola campesina.

Por otra parte, un nuevo fenómeno surgió a raíz del conflicto civil, y éste es la aparición de
fondos de consumo de muchos sectores populares provenientes de remesas del exterior. El
sector rural ya no sólo depende de los salarios o ingresos internos, sino también de las
remesas que envían los residentes en el exterior, que emigraron principalmente a raíz del
conflicto, a sus familiares en el país.

Es de esta forma que para la década de los 80’s, la mayor entrada de divisas provino de las
transferencias directas de los Estados Unidos y no de la agroexportación, como lo fue en
décadas anteriores. Y lo anterior, sumado a la participación decreciente del sector en el PIB
son rasgos determinantes en la crisis del modelo agroexportador.

Además de las migraciones hacia el exterior, también las migraciones internas fueron
potenciadas por el conflicto armado, lo que provocó una fuerte presión sobre el sector
urbano, a tal grado que se modificó el peso relativo de la población urbana sobre la rural.
(Bigit y Calles, 2000)

Durante la década de los ochenta se produjo un deterioro importante de las condiciones de


vida de la mayoría de los salvadoreños y un retroceso notable de la base productiva. Esto se

80
acentuó aún más con el conflicto armado y un incremento en la polarización social, por lo
que se incrementaron los problemas de la economía y se frenaron las posibilidades de
crecimiento. (Bigit y Calles, 2000)

Hasta este punto de análisis se puede observar que la mayor concentración de pobreza en
las zonas rurales de todo el territorio nacional se ha debido a problemas de inseguridad
alimentaria, falta de acceso a los mercados, accesibilidad al crédito, bajo crecimiento del
sector agropecuario en la producción de granos básicos, la disminución del ingreso real, los
bajos salarios, las pocas oportunidades de empleos agrícolas permanentes que sean
capaces de satisfacer todas las necesidades para la reproducción del trabajador agrícola.

3.5 Paz después del conflicto, ¿mejores condiciones para el campesino?

El PIB agropecuario salvadoreño ha presentado un comportamiento fluctuante entre -2.9 y


8.46% durante el período de 1990 a 2010, con una tendencia creciente (ver gráfica
3), aunque estas tasas de crecimiento no se comparan en absoluto con los años del
auge del cultivo de café.

Gráfica 3. Comportamiento del PIB agropecuario salvadoreño 1990-2010 (tasa de


variación)
10

-2

-4
PIB agropecuario

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del BCR

Así también, la participación del sector agropecuario en el PIB total se ha mantenido más o
menos constante, aunque el PIB total ha tendido a crecer en mayor proporción, por lo que
puede notarse una disminución en la participación del sector agrícola a la economía

81
salvadoreña. Es a partir del año 2002 que debido a la recuperación del sector agropecuario,
la contribución de éste al PIB tendió a crecer, pero a partir del 2007 se da una variación
negativa, y es hasta el año 2010 que empieza nuevamente la recuperación. (Ver gráfica 4).

Gráfica 4. Índice del PIB Total y Agropecuario 1990-2010 (1990=100)

250.00

200.00

150.00

100.00

50.00

0.00

Índice base 1990 para PIB agropecuario ïndice base 1990 PIB

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del BCR

Entre los principales cambios que explican la contracción del sector agropecuario en la
dinámica de la economía nacional pueden mencionarse la desaparición del cultivo del
algodón, el declive del cultivo del café y el estancamiento de la caña de azúcar. A partir del
año 1995 desaparece el cultivo del algodón, reapareciendo en 1999, pero con
participaciones incipientes; para el año 2009 la participación del cultivo del café al PIB
agropecuario fue de 9.57%, la menor cifra para el período 1990-2010, en contraposición con
27.49% que representó en 1992. Y en cuanto a la caña de azúcar su participación en el PIB
agropecuario se ha mantenido estable a lo largo del período estudiado, oscilando entre un
4% a 5% (ver gráfica 5).

82
Gráfica 5. Participación de los productos de agroexportación tradicionales en el PIB
agropecuario 1990-2010 (porcentaje)
30.00

25.00

20.00

15.00

10.00

5.00

0.00

% café oro % Algodón % Caña de azúcar

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del BCR

Sin embargo, en la producción avícola, la producción de granos básicos y la ganadería se


observó un aumento considerable en cuanto a su participación en el PIB agropecuario con
respecto a inicios del siglo XX (ver gráfico 6). FUSADES planteó, por ejemplo, que en 1995
el 70% de la tierra agrícola estaba dedicada a granos básicos, formando el 3% del PIB y
también cubriendo la tierra de bajo potencial, que los productores de granos básicos
componían el 68% de los agricultores, y de éstos, 63.7% operaban propiedades de menos
de 2 hectáreas. (FUSADES, 1997)

La avicultura refleja una participación promedio de 13% aproximadamente de 1990 a 2010,


aunque cabe mencionar que la avicultura actualmente tiene pocos vínculos con el sector
agrícola salvadoreño, ya que el maíz, su insumo principal, no se obtiene de la producción
nacional, sino que se importa maíz amarillo del mercado internacional, lo que a su vez
deprime los precios del maíz blanco que se produce localmente. Esto genera que la
evolución positiva de la avicultura no se traduzca directamente en mejoras para la población
campesina. (Cuéllar, N. et al., 2002).

83
Gráfica 6. Participación porcentual en el PIB agropecuario 1990-2010
25.00

20.00

15.00

10.00

5.00

0.00

% Granos básicos % Ganadería


% Avicultura % Silvicultura
% Productos de la caza y la pesca
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del BCR

Este cambio en el comportamiento del PIB agrícola es determinante para configurar la


situación del campesinado que labora en dicho sector. A continuación se hace una
descripción de la situación laboral, de pobreza y de costo de la canasta básica del sector
campesino del período 1995-2009.

 Situación del empleo

En cuanto a la situación del empleo, la estructura del empleo por ramas ha sufrido cambios
con respecto a los inicios del siglo XX. Por ejemplo, el sector agropecuario ha dejado de ser
el que genera la mayor proporción de empleos, pasando a ocupar el segundo lugar en toda
la década del 2000, y en primer lugar el sector servicios, siendo de esta forma estos dos
sectores los que generan la mayor cantidad de empleo en el país (ver gráfica 7). Esto
concuerda con el desempeño del sector agrícola que se presentó anteriormente.

84
Gráfica 7. Cambios en el empleo por ramas seleccionadas 2000-2009 (miles de
personas)

900,000
800,000
700,000
600,000
500,000
400,000
300,000
200,000
100,000
0
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

Agricultura Industria Construcción Servicios Financiero

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Estadísticas Laborales de la DIGESTYC

Es de esta manera que la participación mayoritaria que tenía el empleo rural en los años
setenta, producto del fuerte peso de los empleos agropecuarios, fue desplazada por el
incremento en los empleos urbanos.

“El empleo rural no agropecuario era significativo en 1980. Pero en el 2000 había pasado a
representar la mayor parte del empleo generado en las áreas rurales, relegando a menos de
la mitad el empleo agropecuario”. (Cuéllar, N. et al., 2002).

En cuanto a la situación del subempleo rural11, este presenta varias dificultades como que el
trabajo agrícola involucra jornadas variables o de demanda estacionales, así como también
que la creciente urbanización del país conlleva a que las fronteras entre las zonas rurales y
urbanas está volviendo más difusa, además que gran parte de trabajadores residentes en
zonas rurales labora en zonas urbanas.

La mayor tasa de subempleo se encuentra en la zona rural del país, representando más del
60% del total país, presentando su cifra más alta en el año 2005, con el 65.4% del
subempleo en el área rural (ver gráfica 8).

11
El subempleo rural se estima con el porcentaje de trabajadores que residen en áreas rurales cuyos salarios están por
debajo del salario mínimo establecido por la ley; al contrario de lo que ocurre en el subempleo urbano, en el que se
contabiliza el visible e invisible.

85
Gráfica 8. Tasa de subempleo nacional, rural y urbana 1996-2009

70
60
50
40
30
20
10
0
1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2004

2005

2006

2007

2008

2009
Tasa de subempleo urbana Tasa de subempleo rural Tasa de subempleo nacional

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del PNUD (2008) PNUD (2010)

Ante la ausencia de opciones inmediata de inserción al mercado laboral en las zonas rurales
y sin que se puedan cubrir las necesidades básicas de alimentación, los pobres rurales
buscan nuevas estrategias de vida alternativas, como aumentar el tiempo de trabajo en
cultivos de subsistencia y aumento de trabajo en actividades agrícolas y no agrícolas.

 Salarios agropecuarios y costo de la canasta básica

En cuanto al costo de la canasta básica alimentaria rural se muestra una tendencia más bien
estacionaria durante la segunda mitad de la década del 90 y la primera del 2000, oscilando
en $98 aproximadamente su costo. En cambio, a partir del 2005 el costo de la canasta
básica alimentaria rural aumentó más o menos un 70% hasta el año 2009, pasando de $87.5
en 2005 a $120.9 en 2009. Ver gráfica 9)

Gráfica 9. Costo de la canasta básica alimentaria familiar rural mensual 1995-2009 (dólares)

150

100

50

0
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

Costo de la canasta básica alimentaria familiar rural

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del PNUD (2008) PNUD (2010)

86
Por su parte, los salarios mínimos agrícolas, sí bien han aumentado en el período 1993-
2009, lo han hecho solamente en 63.48% a lo largo de 16 años, cuando el costo de la
canasta básica para ese mismo período ha sufrido un aumento del 76.10%. (Ver gráfica 10).

Gráfica 10. Salario mínimo agrícola 1995-2009 (dólares)


120
100
80
60
40
20
0
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

Salario mínimo agrícola


Fuente: Elaboración propia a partir de datos del PNUD (2008) PNUD (2010)

Es así como, si bien puede haber aumento en los salarios mínimos agrícolas, estos no
corresponden proporcionalmente con el aumento en los precios, mostrando de esta manera
los salarios mínimos reales agrícolas una tendencia decreciente. De 1991 a 2008 los salarios
mínimos reales agrícolas han disminuido un 17% aproximadamente (ver gráfica 11).

Además, Cuéllar, N. et al., (2002) demuestran que los salarios reales disminuyeron
únicamente en el sector agropecuario, y dice que en 1992 el salario real agropecuario
representó el 52.8% del salario promedio real del país, y para el año 2000 representó menos
del 40%. De lo que puede concluirse que los salarios agrícolas no constituyen una alternativa
de salida de la pobreza de la población rural empleada en actividades agropecuarias.

Gráfica 11. Salario mínimo real agrícola 1993-2008 (dólares)


50
40
30
20
10
0
1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Salario mínimo real agrícola

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Lara y Rubio (2008)

87
Otro mecanismo de ingreso de la población rural a partir de finales del 90 es la recepción de
remesas del exterior, específicamente de Estados Unidos. La tendencia creciente de las
remesas puede observase en la gráfica 12. Aunque las remesas a partir del 2006 sufrieron
un estancamiento, en los últimos meses del 2010 han tendido a la recuperación y todavía
representan una buena proporción de los ingresos de las familias rurales (e igualmente
urbanas) salvadoreñas12.

Gráfica 12. Ingresos mensuales de remesas familiares 1991-2010 (millones de dólares)


400
300
200
100
0
1998

2003
1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1999

2000

2001

2002

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010
Ingresos mensuales de remesas familiares

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del BCR

 La pobreza

La situación de pobreza en la zona rural ha presentado una disminución en cuanto a la


población que se encuentra en pobreza, sin embargo, de 1995 al 2009 siempre ha
sobrepasado el 40%. Esto quiere decir que dentro del período analizado, 4 de cada 10
habitantes en el sector rural se encuentra en alguna situación de pobreza (ver gráfica 13).

Gráfica 13. Pobreza de ingreso nacional, rural y urbano 1995-2009 (porcentajes)

80

60

40

20

0
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Nacional Urbano Rural

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del PNUD (2008) PNUD (2010)

12
Para un análisis del impacto de la insuficiente cobertura del valor de la fuerza de trabajo en migración y
remesas ver Montesino (2011)

88
Por otra parte, la clasificación de pobreza se subdivide en dos ámbitos, pobreza extrema y
pobreza relativa. La pobreza extrema es aquella en la cual los ingresos no alcanzan para
cubrir una canasta básica de alimentos; en cambio la pobreza relativa es aquella en la que
no se logra cubrir dos canastas básicas de alimentos.

En el caso de la zona rural, la pobreza extrema tendió a disminuir del período 1995-2006,
llegando en ese último año a su porcentaje más bajo, 12.2%. Sin embargo, a partir de 2007
estas cifras empezaron a aumentar de nuevo, presentando un retroceso de casi 5 años en la
erradicación de la pobreza extrema, esto se debe en parte al alto precio que la canasta
básica ha presentado en estos últimos años aunado con la crisis mundial que ha golpeado la
economía. (Ver gráfica 14).

Mientras que en lo referente a la pobreza relativa, los cambios hacia la disminución no han
sido evidentes, y básicamente la reducción ha sido en 9.73% del año 2009 con respecto a
1995. Igualmente que la tendencia creciente del porcentaje de pobreza extrema, también la
pobreza relativa empieza a aumentar a partir de año 2007.

Gráfica 14. Clasificación por nivel de ingresos los hogares rurales 2000-2009
(porcentajes)

70
60
50
40
30
20
10
0
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

Pobreza extrema Pobreza relativa No pobres

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la Digestyc

El recuento de la pobreza es más alto entre los hogares que dependen


totalmente del empleo asalariado agrícola; la profundidad es peor para los
hogares que dependen de empleo asalariado agrícola y autoempleo; y la de
[sic] severidad es peor para los hogares que dependen solamente del
autoempleo. Los hogares que dependen de salario agrícola y que carecen de
otros activos (educación, tierra, recursos naturales y crédito), no tienen

89
opciones para responder ante shocks externos (precios internacionales bajos,
sequías, etc.), por lo que su condición empeora más, si los programas públicos
de redes de seguridad no juegan un rol di-recto en la protección de los ingresos
de los hogares ó si dichos programas están pobremente enfocados. (Cuéllar, N.
et al., 2002:29).

Es decir, que más pobre es aquella privada del acceso a tierra, que depende principalmente
del empleo agrícola, que relativamente recibe menos remesas, y en general, están mucho
más severamente privadas de servicios básicos.

Con estas condiciones, los campesinos enfrentan un círculo vicioso al quererse insertar al
mercado como productores ya que no tienen ganancias, y no las tienen porque no producen
para el mercado, por lo tanto, no puede capacitarse para invertir en activos para la
producción que les permitan incorporarse al mercado, con lo que reproducen sus
condiciones de pobreza.

4. La actividad agrícola y la seguridad alimentaria

El término de seguridad alimentaria no hace referencia necesariamente a un concepto


nuevo, aún cuando en la actual crisis alimentaria, ha sido una problemática de discusión. Tal
es el caso del concepto de la FAO sobre la seguridad alimentaria que ha evolucionado.

En la década de los años setenta se relacionaba la seguridad alimentaria con la producción,


sin embargo, en los ochenta da un giro, y debe ser entendido por el lado de la demanda,
comprendiendo a la seguridad alimentaria como una cuestión de accesibilidad. Además, en
los noventa se incorpora al concepto, la característica de inocuidad y las preferencias
culturales, llegando de esta manera a la definición que ya se ha mencionado en el capitulo
anterior.

En este apartado conoceremos, en primer lugar, la historia de la agricultura y la seguridad


alimentaria a nivel mundial a partir de la segunda mitad del siglo XX; para luego pasar a
contextualizar la producción de alimentos y seguridad alimentaria en El Salvador. A partir de
este contexto, podremos analizar la actual crisis alimentaria y sus implicaciones en la
seguridad alimentaria, especialmente en el sector rural.

90
4.1 Situación de la agricultura en la segunda mitad del siglo XX y la seguridad
alimentaria mundial

Transcurrida la II Guerra Mundial, la producción de alimentos sufría un problema de escases,


y entre las regiones más afectadas están Europa, la URSS, grandes zonas de Asia y el
Pacífico y África del Norte (FAO, 2000). Esta fuerte caída en la producción de alimentos se
vio acompañada con la incapacidad general de importar alimentos, lo cual ponía en riesgo la
seguridad alimentaria de estas regiones.

Sin embargo, a la par de estas regiones, los países que se mantuvieron al margen del
conflicto, tales como Canadá, los Estados Unidos, Australia y Argentina, al igual que en la I
Guerra Mundial, abastecieron de alimentos a sus aliados, así como se realizaron esfuerzos
para estimular la producción agrícola.

En el comercio exterior se observó este contraste. Por un lado, las exportaciones netas de
cereales en el periodo de 1946-1948, según la FAO, aumentaron “un promedio anual de 17.5
millones de toneladas… las importaciones netas anuales de cereales en Europa subieron de
9.5 millones a 14 millones de toneladas durante el mismo período.” (FAO, 2000)

En América Latina, en los años cincuenta, según la FAO, la agricultura representaba la


quinta parte del PIB total y empleaba a casi la mitad de la mano de obra (FAO, 2000). De
igual manera, los países de esta región entran en un proceso de industrialización,
convirtiéndose la industria en la estrategia de desarrollo.

Las políticas públicas implementadas eran para favorecer a la industria; sin embargo, la
actividad agrícola se consideraba importante porque suministraría de alimentos a precios
bajos a la zona urbana, incluyendo a aquellos que migraran a las ciudades por la expansión
de la industria. En este sentido, la agricultura sería la actividad que permitiría sostener a la
industria naciente13.

En la agricultura se daría un proceso modernizante, y aún cuando en los años cuarentas y


cincuentas se habían introducido avances tecnológicos en la agricultura, es en los años
sesenta cuando se da el mayor avance. Se consideraba que estos avances reducirían la

13
Un modelo de los movimientos poblacionales del campo a la ciudad se presenta en Montesino (2011)

91
pobreza rural y el hambre al aumentar la productividad en el sector agrícola, a través del uso
de semillas mejoradas y fertilizantes como parte del proceso de la revolución verde.

Una manera de compensar la actividad agrícola era a través de subvenciones en los


insumos, como fertilizantes y maquinaria, así como el acceso al crédito; sin embargo, estas
medidas beneficiaron en mayor medida a las grandes explotaciones agrícolas que a la
agricultura campesina. Según la FAO “las políticas de alimentos baratos en favor de los
consumidores urbanos penalizaron fuertemente al sector agrícola”. (FAO, 2000)

Aún cuando se procuraba incrementar la producción agrícola, los problemas de hambre y


malnutrición en los países subdesarrollados, obligaron a nivel institucional, en 1961 a crear el
Programa mundial de alimentos (PMA), con el objetivo de crear métodos más adecuados
para utiliza el excedente de la producción agrícola de los países desarrollados y poder aliviar
los problemas de hambre y malnutrición de los menos desarrollados. (FAO, 2000)

Sin embargo, no se puede depender permanentemente de programas de ayuda alimentaria.


Para Arias se produce “una situación de pérdida de la seguridad alimentaria cuando se
pierde la capacidad para proveerse de los propios alimentos y cuando se depende cada vez
mas de los programas de ayuda alimentaria o de las líneas de financiamiento preferenciales
para importar alimentos” (Arias, 1989: 71)

Además, en la década de los setenta el abastecimiento de alimentos, a nivel mundial, se ve


amenazado por varios factores. En los países subdesarrollados el entorno de inestabilidad
se dio a raíz de la “devaluación efectiva del dólar de los Estados Unidos, una fuerte subida
del precio del petróleo y, en el sector de la agricultura, una gran escasez de producción de
alimentos y las fuertes subidas de precios de los alimentos, los insumos agrícolas y la
energía basada en el petróleo”. (FAO, 2000)

La creciente tendencia que se venía dando en la producción de alimentos, en años


anteriores, en esta década percibió retrocesos en la agricultura mundial. Para la FAO (2000)
en 1972, disminuyo en 41 toneladas la producción de cereales, y en 1974 disminuyó en 30
millones de toneladas. Esto también a causa de problemas naturales.

Por tanto, en esta década nos enfrentábamos ante una crisis mundial de alimentos, donde a
la par de los problemas ecológicos, se tenía el aumento de los precios de petróleo. En

92
consecuencia, en 1974 se dio la Conferencia Mundial de la Alimentación, bajo los auspicios
de la FAO y la ONU.

En la Conferencia los objetivos eran conseguir: un consenso internacional sobre políticas y


programas para incrementar la producción y productividad de alimentos, sobre todo en los
países subdesarrollados; mejorar la distribución y consumo de alimentos; comenzar un
sistema más eficaz de seguridad alimentaria mundial, específicamente un sistema de alerta
temprana, para tener políticas eficaces de constitución de existencias y de asistencia de
alimentos en emergencias, así como alcanzar un sistema más ordenado de comercio y
ajuste en el sector agrícola. (FAO, 2000)

Entre las iniciativas institucionales que surgieron de la Conferencia están: el Fondo


Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Sistema Mundial de Información y Alerta
sobre la Alimentación y la Agricultura (SMIA) y el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial
(CSA), estas aún permanecen vigentes.

En el caso particular del FIDA, cuya labor es fomentar la nutrición y la producción de


alimentos para los más pobres, funcionó como institución precursora al considerar la pobreza
como la causa principal de la inseguridad alimentaria (FAO, 2000). En este sentido, los
sectores más vulnerables de un país son los que se ven más afectados, tal es el caso de los
agricultores de subsistencia y los trabajadores sin tierra, sobre todo concentrados en la
producción de granos básicos. Siendo la producción de alimentos su principal fuente de
ingresos.

Según la FAO, “la pobreza -y su causa más directa, la insuficiencia de los ingresos derivados
del empleo asalariado o por cuenta propia, y por consiguiente de las posibilidades de obtener
alimentos- «explica» en gran medida el riesgo de subnutrición colectiva a largo plazo”. (FAO,
2000)

En los años ochentas, ante la presencia de una crisis económica y los efectos negativos que
ocasionaba, se ve la necesidad de replantearse el concepto de seguridad alimentaria, los
anteriores conceptos de seguridad alimentaria de la FAO hacían referencia a producción y
disponibilidad de alimentos y estabilidad de suministros, mientras que al nuevo concepto se
añadió consideraciones basadas en la demanda, específicamente el acceso económico y
físico a los alimentos.

93
Por otro lado, a finales de la década de los ochenta en los países de Latinoamérica, se
implementaron medidas de carácter neoliberal que tuvieron repercusiones directas en el
sector agropecuario. Dicho sector se vio expuesto a las fuerzas del mercado. A la par de la
caída de los precios se dio un incremento en la tasa de interés real, esa restricción en el
acceso al crédito limitaron el acceso a recursos indispensables para la producción agrícola.

Las políticas públicas a favor de la agricultura se redujeron o desaparecieron, traduciéndose


todos estos factores en un impacto en el sector agrícola y en el detrimento de la calidad de
vida del sector rural. “En América Latina y el Caribe, el crecimiento de la producción agrícola
bajó de un promedio anual del 3,5 por ciento durante los años setenta a un 2,2 por ciento en
los ochenta”. (FAO, 2000)

En los años noventa nos encontrábamos ante un problema alimentario mundial, se había
retrocedido en los avances por erradicar el hambre a nivel mundial. Según la FAO (2000)
800 millones de personas estaban desnutridas en el mundo. Para poder acabar con el
problema del hambre se celebra en Roma, en 1996, la Cumbre Mundial sobre la
Alimentación. En esta cumbre se vislumbra como alcanzable solucionar el problema de
inseguridad alimentaria a nivel mundial.

4.1.1 Situación actual de la agricultura y la seguridad alimentaria

Los aumentos en la producción de alimentos a partir de la revolución verde permitieron suplir


las necesidades alimentarias de la mayor parte de países. Sin embargo, el uso desmedido
de las tecnologías produjo impactos ambientales, de igual manera los rendimientos han
disminuido en comparación con los años de bonanza de la revolución verde.

“El aumento del rendimiento de los cereales en los países en desarrollo ha disminuido de
una tasa anual de casi el 3 por ciento en 1967-82 a poco más del 1 por ciento en el decenio
de 1990” (FAO, 2000). A pesar de que estos rendimientos han crecido a un ritmo más lento,
la producción de alimentos creció, sin embargo, se observa cómo no necesariamente
disminuye la inseguridad alimentaria.

Por tanto, el problema de la inseguridad alimentaria mundial no estaría en la producción, se


trata de una distribución desigual del ingreso, donde los que carecen de ingresos son los
más vulnerables en obtener los alimentos suficientes. Es decir, no se trata de un problema

94
de abastecimiento, estamos ante un problema estructural que impide acceder a los
alimentos.

El optimismo que se tenía en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996, para


erradicar el hambre, se trunca. Puede observarse en el 2009 un record histórico, superando
1000 millones de personas subnutridas en el mundo, desde que la FAO comenzó a registrar
esos datos, cifra también mayor que la que se tenía en 1996. (FAO, 2011)

Además, la actual crisis alimentaria se manifiesta con mayor fuerza desde el 2007, sin
embargo, desde el 2002 se percibía un alza en los precios de los alimentos. Según la FAO:

El aumento de los precios de los alimentos durante el 2008 llegó a ser el más
alto en los últimos 20 años. Por ejemplo, los aceites vegetales aumentaron más
del 97%, los cereales un 87%, los productos lácteos un 58% y el arroz un 46%.
Las carnes y el azúcar subieron en menor porcentaje, pero también han
aumentado su precio. (Tolentino y Garate, 2009: 10)

Para Graziano, esta crisis tiene mucho en común con la que se dio en la década de los
setenta, y viene explicada a partir de tres causas: “el aumento de los precios del petróleo, los
cambios en el patrón de consumo en los países emergentes y la demanda adicional
provocada por la rápida expansión de la producción de etanol derivado del maíz en los
Estados Unidos”. (Graziano, 2008: 178)

Es importante mencionar que la crisis alimentaria, está acompañada de una crisis económica
y ecológica, es decir, nos encontramos en una crisis sistémica. Por tanto, lejos de cubrir las
necesidades alimentarias básicas, se agravan cada día, en especial la de los sectores más
vulnerables. Aún cuando se dé una recuperación de la economía en el mediano plazo “para
entonces, muchas de las víctimas de la actual escalada de precios podrían estar muertas”.
(Graziano, 2008: 171)

4.2 Oferta de alimentos y la seguridad alimentaria

En este apartado, se analizará la oferta de alimentos en El Salvador, comenzando con un


análisis de la producción de alimentos, para luego pasar a estudiar el aspecto de la
autosuficiencia alimentaria. Ya mencionábamos en la conceptualización de la seguridad
alimentaria que ésta se puede garantizar a través de producción nacional e importaciones.

95
4.2.1 Producción de alimentos

El estudio de la oferta de alimentos de El Salvador, se realizará a partir de un análisis del


volumen de producción de alimentos. Se estudiará, en primer lugar, la producción de los
productos tradicionales de exportación; en segundo lugar, se analizará el comportamiento de
la producción de granos básicos, que son indispensables en la dieta salvadoreña.

En cuanto a la producción de los principales productos de exportación, café, caña de azúcar


y algodón, su comportamiento ha sido muy variado; tal y como se muestra en la gráfica 15.
Por un lado, nos encontramos una tendencia creciente en el volumen de producción de la
caña de azúcar. En lo que se refiere al cultivo del café, la producción se mantiene creciente
hasta los años ochenta, en el periodo del conflicto civil la producción disminuyó, y aún
cuando tuvo un leve incremento a inicios de la década de los noventa, la producción ha
tendido a disminuir.

Además, en lo que respecta a la producción de algodón, podemos observar que a mediados


de los sesenta el volumen de producción tendió a disminuir, sin embargo, en la década de
los setenta la producción de algodón se recuperó, reflejando del periodo de 1970-1979 un
volumen de producción promedio de 189791.9 toneladas. Pero desde la década de los
ochenta se observa como la producción de algodón ha tendido a desaparecer debido al uso
excesivo e indebido de los pesticidas que ha vuelto poco rentable su producción.

Gráfica 15. Volumen de producción de café verde, algodón con semilla y caña de
azúcar 1961-2009 (toneladas)
250000 7000000
6000000
200000
5000000
150000 4000000
100000 3000000
2000000
50000
1000000
0 0

Café verde Algodón con semilla Caña de azúcar

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la FAO

96
En la gráfica 16 se puede observar como se ha mantenido estable la producción de granos
básicos, a excepción la producción de maíz, donde el volumen ha tendido a aumentar. En el
apartado dos de este capítulo veíamos que el sector granos básicos es el que ha
representado la mayor proporción del PIB agrícola.

Grafica 16. Volumen de producción de Granos básicos 1961-2009 (toneladas)


1000000

800000

600000

400000

200000

0
1975
1961
1963
1965
1967
1969
1971
1973

1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999
2001
2003
2005
2007
2009
Arroz cáscara Frijoles secos Maíz Sorgo

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la FAO

De la producción de granos básicos, hay que considerar que la mayor parte de ella está
destinada al autoconsumo. En el caso del maíz blanco (uno de los principales alimentos que
forma parte de la dieta del sector rural), se destina alrededor de una tercera parte de la
producción para el autoconsumo, esto ocurre principalmente en los sectores rurales que
viven en condiciones de extrema pobreza. (Tolentino et al., 2006)

Sin embargo, la producción nacional no ha sido lo suficiente para suplir todas las
necesidades de la población, por lo que ha sido necesario recurrir a la importación de granos
básicos para poder garantizar las necesidades alimentarias. Para ello es necesario recurrir al
mercado mundial de alimentos.

En lo que concierne a la producción mundial de alimentos, nos encontramos ante una


creciente oferta agroalimentaria mundial de alimentos, en la que dominan los países
desarrollados, propiciado por la mayor productividad que tienen estos países debido a los
avances tecnológicos. Entonces, los países desarrollados se enfrentan a una producción
excedentaria de alimentos que deberán colocar en los países subdesarrollados. (Tolentino et
al., 2006)

97
Además, a los altos rendimientos en la producción de los países desarrollados hay que
sumarle los subsidios a la producción que tienen. Bajo la apertura comercial, los países
subdesarrollados se encuentran compitiendo en términos desiguales, lo cual trae
consecuencias en la población más vulnerable de estos países.

Las causas de la inestabilidad subsiguiente remiten a los instrumentos


utilizados, basados en el proteccionismo interno combinado con los subsidios al
comercio internacional. Tales herramientas propiciaron la expansión de las
exportaciones de los países ricos con las consecuencias conocidas para la
economía agrícola de las naciones más pobres. (Graziano, 2008: 176)

Según Graziano, en la actualidad existe “un amplio consenso sobre el hecho de que la
sobreproducción de alimentos y la consecuente caída de los precios agrícolas verificada a
partir de los años 70 reflejaba una «crisis del éxito» de las políticas adoptadas por los países
desarrollados”. (Graziano, 2008: 175).

4.2.2 Autosuficiencia alimentaria

A mediados del siglo XX, ante una escasez de alimentos, a raíz de los conflictos bélico a
nivel mundial, se habían convencido a los países subdesarrollados que para garantizar el
suministro de alimentos era indispensable establecer en sus planes de desarrollo la
autosuficiencia alimentaria total o parcial, negándose a importaciones excesivas para
garantizar su seguridad alimentaria.

La autosuficiencia alimentaria formó parte de los planes de desarrollo aún cuando pareciera
inalcanzable o los costos fueran demasiado elevados, incluso teniendo en otros mercados
una producción abundante de alimentos. Generándose en estos países políticas exiguas,
por un lado nos encontrábamos con políticas antiagrícolas para beneficiar a la industria, y
por el otro con políticas para garantizar la autosuficiencia alimentaria. (FAO, 2000)

Ese interés por la autosuficiencia alimentaria, en los años cincuenta, está explicado en
buena medida por la crisis de pagos que se produjo en esa época, generada por la creciente
demanda de alimentos, en especial en aquellas zonas donde el conflicto bélico había
impedido el suministro de alimentos y, por lo tanto, se requería importar productos
industriales y agrícolas para la reconstrucción.

98
Como mencionábamos en un inicio de este apartado, Estados Unidos al mantenerse fuera
del área de conflicto, se convirtió no sólo en abastecedor de productos agrícolas, también lo
fue de bienes industriales. Como este fue uno de los principales países abastecedores,
rápidamente comenzó a escasear su moneda, esto debido al creciente flujo de importaciones
por parte de los países que se estaban recuperando de conflicto. El déficit ocasionado obligó
a disminuir las importaciones. (FAO, 2000)

Además, en la década de los setenta Europa, que había alcanzado la autosuficiencia


alimentaria, comienza una guerra comercial con los principales países exportadores,
principalmente Estados Unidos. Súmesele a esto, en los años ochenta, la veloz caída de los
precios agrícolas como parte del esfuerzo exportador que estaban ejecutando
simultáneamente los países subdesarrollados. Nos encontrábamos ante una crisis de deuda
externa, había que exportar lo máximo posible para hacer frente a la escalada en las tasas
de interés norteamericanas. (Ocampo y Parra, 2003, citado en Graziano, 2008)

Por consiguiente, se mantuvo la conducta agroexportadora, ahora con el objetivo de cubrir la


deuda externa, descuidándose la economía de subsistencia, poniéndose en peligro problema
de abastecimiento de alimentos, es decir se veía atentada la seguridad alimentaria. Se pasa
de una conducta de autosuficiencia a depender de las importaciones para garantizar la
seguridad alimentaria.

4.2.3 Dependencia alimentaria

La dependencia alimentaria en El Salvador viene explicada por causas estructurales. Según


Arias “el sistema agroalimentario y su desarrollo tecnológico conducen a una creciente
dependencia alimentaria al darse un escaso desarrollo tecnológico y una mínima utilización
de las tecnologías modernas en el sector de la producción de alimentos básicos”. (Arias,
1989: 50)

La agricultura salvadoreña se encuentra representada en gran medida por una economía de


subsistencia, siendo este un sector que posee escasa tecnología, y un acceso al crédito
entre otros factores muy limitado y reducido; por lo cual, los niveles de rendimientos son tan
bajos, que se encuentra en condiciones desventajosas para competir con los precios
internacionales.

99
Si a esta desigualdad en rendimientos se le suma la asimetría en las políticas de subvención
a la agricultura, que tienen los países desarrollados, tendemos cada vez más a depender de
las importaciones de alimentos, situándose en peligro la seguridad alimentaria los sectores
más pobres.

En la medida que la satisfacción alimentaria de la población se subordina a los


mercados internacionales- y más específicamente a las políticas de las
multinacionales agroalimentarias- coloca en una situación de vulnerabilidad a la
sociedad y en especial a las familias rurales pobres. (Tolentino et al., 2006: 35)

La mayoría de las familias rurales se dedican a la producción de granos básicos, sobre todo
para el autoconsumo, como ya se ha venido desarrollando, constituyendo una economía de
subsistencia. En lo que respecta a la dependencia alimentaria, se estudiará la dependencia
de granos básicos que constituyen la principal base alimentaria de este sector.

Es posible observar la dependencia alimentaria en El Salvador a partir del grado de


dependencia14 de los granos básicos representados en la gráfica 17, donde se observa una
tendencia creciente a las importaciones de estos alimentos. Comportamiento que concuerda
con la apertura comercial que inició en la década de los noventa a través de la aplicación de
las medidas neoliberales.

Podemos ver cómo en el caso del trigo, la dependencia ha sido de un 100% e incluso la
supera15. Por otro lado, en lo que respecta a los granos básicos, vemos como las
importaciones de estos productos en la década de los ochenta no superaban el 40% del
consumo aparente. Las importaciones de arroz han superado el 80% del consumo aparente,
siendo el producto, aparte del trigo, en mostrar los mayores grados de dependencia.

14
El grado de dependencia se obtiene de dividir las importaciones entre el consumo aparente. Donde el consumo aparente
es la producción neta más las importaciones menos las exportaciones.
15
Este grado de dependencia alimentaria superior al 100% viene explicado por el método de cálculo del grado de
dependencia que se obtiene de dividir las importaciones sobre el consumo aparente, donde el consumo aparente se obtiene
de la suma de producción neta e importaciones menos las exportaciones. En el caso del trigo, no existe producción nacional
neta, y para ciertos años las importaciones superan este consumo aparente, lo cual genera que el grado de dependencia
supere el 100%.

100
Gráfica 17. Grado de dependencia alimentaria 1980-2010
140
120
100
80
60
40
20
0
1983
1980
1981
1982

1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
Arroz limpio Frijol Maíz Trigo

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la CEPAL

Por consiguiente, nos encontramos ante un elevado grado de dependencia de importaciones


de granos básicos, donde se nos ha hecho creer el argumento de que al existir una
sobreproducción de alimentos baratos en el resto de países es innecesario mantener
reservas de alimentos, si puede importarse alimentos baratos de cualquier parte del mundo,
y garantizar la seguridad alimentaria.

Además, poseemos un sector agrícola salvadoreño que genera pocos empleos (la mayoría
de subsistencia), que junto con el incremento en la dependencia hacia las importaciones de
granos básicos, deja a estos sectores de la población en situaciones vulnerables frente a
shocks externos.

“Sin una fuente de ingresos alterna que les permita cubrir sus gastos recurrentes, las
implicaciones no son pocas, presionándoles a migrar, vender sus tierras, o a continuar
sobreviviendo, mientras su calidad de vida continúa deteriorándose”. (Tolentino et al., 2006:
35)

4.2.3.1 Destino de las importaciones

Como ya se mencionó, las importaciones han tendido a aumentar en las últimas décadas,
por lo que un aspecto importante es el destino de las importaciones. Si bien se puede
garantizar la seguridad alimentaria vía importaciones, esto supondría que la importación se
destine al consumo humano, por lo cual habría que analizar hacia donde se destinan las
dotaciones de alimentos importados.
101
Según cifras oficiales, de cerca de 7 millones de quintales de maíz amarillo
importados en el año agrícola 2002/2003, el 75% se destinó a la elaboración de
alimentos para animales y el restante 25% (1.7 millones de quintales) para
consumo humano industrial en productos como boquitas y galletas". (Tolentino
et al., 2006: 28)

En este sentido al importarse grandes cantidades de granos básicos no significa que estas
estarán destinadas al consumo final, sino que estas podrían utilizarse para la elaboración de
alimentos procesados e incluso para la alimentación animal. Por consiguiente, si la dieta
alimentaria de los sectores más pobres está constituida por granos básicos, las crecientes
importaciones de estos alimentos no necesariamente estarán garantizando la seguridad
alimentaria de estos sectores.

4.2.4 Ayuda alimentaria

El tema de la ayuda alimentaria se presenta en un panorama en el que algunos países a raíz


de su creciente producción de alimentos, en un momento dado, se veían enfrentados a una
producción excedentaria, lo cual implicaba complejos problemas. Uno de ellos era donde se
colocarían esos excedentes que perturbaban el mercado mundial de alimentos, y otro
problema era como se obtenía una producción suficiente que respondiera a las necesidades
de la población mundial sin que los excedentes alimentarios se incrementaran.

Sin embargo, se encontró una salida para la sobreproducción de alimentos. “La idea de
utilizar los excedentes de alimentos para mitigar las emergencias alimentarias y promover el
desarrollo -«colocación de excedentes»- ganó terreno y dio lugar a la introducción de la
ayuda alimentaria como forma de asistencia para el desarrollo”. (FAO, 2000)

En cuanto a la ayuda alimentaria de cereales en El Salvador, se puede observar en la gráfica


18 cómo esta ayuda proveniente del total de donantes, fue mayor en el periodo del conflicto
bélico, periodo en el que la asistencia alimentaria fue tan grande que en 1985 se recibieron
en concepto de ayuda alimentaria 278,096 toneladas de cereales.

102
Gráfica 18. Embarques de ayuda alimentaria hacia El Salvador 1970-2006 (Toneladas)
300000

250000

200000

150000

100000

50000

0
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1995
1996
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
Total donantes + (Total)

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la FAO

En la gráfica 19 se puede observar que la mayor parte de la ayuda recibida en cereales ha


provenido de Estados Unidos. Si bien estos programas de ayuda alimentaria contribuyen a
satisfacer las necesidades urgentes alimentarias, eso no significa que resuelvan totalmente
el problema de la seguridad alimentaria. Para Arias (Arias, 1989) esos programas de ayuda
alimentaria se han desarrollado en la medida en que se ha perdido la capacidad para poder
importar los alimentos necesarios.

Gráfica 19. Ayuda alimentaria de cereales de Estados Unidos como proporción del
total 1970-2006
120.00

100.00

80.00

60.00

40.00

20.00

0.00
1980
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979

1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1995
1996
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006

Estados Unidos/Total

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la FAO

103
4.3. Cambios en el patrón de consumo

Por el lado de la demanda, se tiene un cambio en el patrón de consumo que vendría


explicado desde la década de los setenta, cuando se introduce una dieta de carácter
fordista, basado en el consumo de productos agroindustriales, es decir, se pasa a depender
de productos derivados de cereales y la carne. (Graziano, 2008)

Al introducirse un mayor consumo de productos cárnicos se debe destinar una buena parte
de granos básicos como insumos para la alimentación animal. Entonces, para obtener las
calorías de la carne o sus derivados habría que utilizar una cantidad de cereales tres o siete
veces mayor, que adquirir directamente de los cereales las calorías. Esto no sólo presiona a
un aumento en los precios de los cereales, sino que limita la disponibilidad de alimentos para
las personas. (FAO, 2000)

El impacto de este cambio en el patrón de consumo afecta directamente a los sectores más
pobres, debido a que su alimentación esta sobre todo sustentada en los granos básicos.
Además en la división internacional del trabajo se mantiene para los países subdesarrollados
la función de proporcionar las materias primas, sólo que hoy una buena parte es para el
consumo animal.

4.4 Acceso a los alimentos y la seguridad alimentaria

La seguridad alimentaria no se refiere únicamente a tener una producción suficiente de


alimentos, trata sobre todo del acceso tanto físico como monetario a alimentos saludables y
nutritivos. Así pues, en la crisis alimentaria actual no es simplemente un tema de malas
cosechas, el problema radica principalmente en el acceso a los alimentos.

Es posible ver en la tabla 12, como el sector agrícola en comparación al sector industrial se
encuentra en condiciones desfavorables. El sector agrícola, no solo posee una capacidad
adquisitiva menor, sino que vemos que el salario agrícola no alcanza ni a cubrir el costo de la
canasta básica alimentaria.

Si bien el poder adquisitivo del sector agrícola ha mejorado en el 2009 con respecto a 1995,
con una tasa de crecimiento del 19.9%, vemos como los salarios mínimos agrícolas no
logran cubrir el 100% del costo de la canasta básica alimentaria, y continúa teniendo un

104
sesgo respecto al poder adquisitivo del sector industrial. Bajo este panorama no se estarían
garantizando las necesidades básicas para la reproducción del agricultor.

Tabla 13. Relación del salario mínimo mensual y el costo de la canasta básica alimentaria
Salario mínimo mensual/Costo de la CBA
Años
Industrial Agrícola
1995 104.8 67.1
1996 92.4 56.1
1997 92.5 55.6
1998 102.4 71.9
1999 106.2 75.4
2000 112.3 75.2
2001 111.5 75.8
2002 113.4 79.5
2003 125.2 82.4
2004 121.8 76.9
2005 116.0 84.7
2006 126.5 84.0
2007 119.1 73.7
2008 112.1 73.2
2009 123.6 80.4
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de PNUD (2008) y PNUD (2010)

Por tanto, nos encontramos ante salarios mínimos insuficientes para cubrir las necesidades
básicas alimentarias, como lo veíamos en la tabla anterior. Esto pone en riesgo la seguridad
alimentaria de los sectores más vulnerables, debido a que no pueden acceder sobre todo
económicamente a una nutrición adecuada, debido a que sus ingresos son tan bajos.

105
CAPÍTULO III. ANÁLISIS EMPÍRICO

1. Introducción metodológica

En este capítulo se realizará un análisis empírico de la economía salvadoreña, utilizando


para ello la Matriz Insumo Producto. En primer lugar se analizará la estructura productiva
sectorial de la economía salvadoreña a través de la Matriz Insumo Producto correspondiente
a los años 1978, 1990 y 2006. Entenderemos a la Matriz Insumo Producto como:

Un conjunto integrado de matrices, que muestran el equilibrio entre la oferta y


utilización de bienes y servicios (productos). Estas matrices proporcionan un
análisis detallado del proceso de producción y la utilización de los bienes y
servicios que se producen en un país (o región) o que se importan del resto del
mundo, y del ingreso generado en dicha producción por las diversas
actividades económicas (Schuschny, 2005: 7).

Se puede observar a través del siguiente esquema la composición de la Matriz Insumo


Producto.

Esquema 2. Matriz Insumo Producto

Matriz de
Matriz de Matriz de
demanda
oferta total demanda final
intermedia

Matriz de valor
agregado

Fuente: Schuschny (2005: 8)

Respecto al balance entre la oferta y demanda global de bienes y servicios, los componentes
de la oferta total son la producción nacional y las importaciones, por el lado de la demanda
los componentes son la demanda intermedia y final, conformada está ultima por el consumo
público y privado, Formación Bruta de Capital Fijo, (FBKF) y exportaciones.

106
Se debe destacar que el análisis matricial no se limita necesariamente al estudio de los
coeficientes técnicos, también es posible con estas tablas de doble entrada realizar un
estudio de la estructura del Complejo Agroalimentario (CA), y ver cómo se ha modificado a lo
largo del tiempo. Para ello se realizará un análisis comparativo de las matrices de 1990 y
2006, donde se analizará a partir de indicadores económicos los cambios en la estructura de
oferta, demanda, y el comercio exterior.

Por otra parte, es posible determinar en el cuadrante de consumos intermedios, de la Matriz


Insumo Producto, la interdependencia de los sectores a través del cálculo de los coeficientes
técnicos, donde estos “miden la proporción de cada input en la producción de una rama, es
decir, expresan la utilización que cualquier rama hace de productos de otra por unidad de
producción” (Cabrera et al., 2005).

Los coeficientes técnicos se pueden expresar matemáticamente como:

Aij = Xij / Xj

Donde el coeficiente Aij representa la proporción de bienes y servicios del sector i que
necesita el sector j para producir una unidad.

Sin embargo, los coeficientes técnicos poseen la limitante de no tomar los efectos indirectos
de los encadenamientos productivos (Caballero, 1978; citado en Cabrera et al., 2005). Por
tanto, para analizar los encadenamientos totales entre los diversos sectores se debe partir
del cálculo de la matriz inversa de Leontief, la cual permite

Medir las relaciones directas e indirectas de compra venta de insumos


intersectoriales con la estimación de índices de dispersión. Los índices de
poder de dispersión y sensibilidad de dispersión, son conceptos que permiten
cuantificar la naturaleza de los eslabonamientos o encadenamientos
sectoriales, hacia delante y hacia atrás (Pino, 2004, citado en Cabrera, 2005:
25)

De esta manera, con el valor de los índices de dispersión se podrá determinar los sectores
estratégicos, impulsores, claves o islas de la economía salvadoreña, que para nuestro
estudio nos interesa conocer las del Complejo Agroalimentario.

107
2. Estructura económica salvadoreña

Se puede analizar el modelo de crecimiento económico del país a partir de las Matrices
Insumo Producto de 1978, 1990 y 2006. Para cada una de las matrices se muestra la
participación de cada sector en la producción global. De acuerdo a ese porcentaje de
participación, se observará el cambio en la estructura económica del país.

En la tabla 14 se puede ver la importante participación que tiene la agricultura en la


estructura productiva global en 1978, representando de la producción efectiva un 22.6%, y
un 29 % del valor agregado. Por otro lado, la mayor parte de valor agregado de dicho sector
se encuentra constituido por el excedente bruto, que representa el 49%.

Hay que mencionar que de todos los sectores, el sector agrícola se encuentra conformado
por una mayor proporción de valor agregado respecto a la producción efectiva, siendo para
este año un 79.3%. Sin embargo, debe resaltarse que el sector que genera la mayor parte de
valor agregado de la economía global es el sector servicios con un 42.6%.

Además, se observa que el sector que dinamiza al resto de la economía es el sector de la


industria, conformado por un 59.9% de demanda intermedia, así como representa el 34.3%
de las exportaciones totales. Sin embargo, el sector que encabeza las exportaciones para
este año, es el sector agrícola con un 55.3% respecto al total.

108
Tabla 14. Estructura Productiva de la Matriz Insumo Producto 1978
Agricultura Industria Construcción Servicios Total
Magnitudes
S/Total Índice S/Total Índice S/Total Índice S/Total Índice S/Total Índice
Producción
22.6 100.0 34.0 100.0 5.7 100.0 37.7 100.0 100.0 100.0
Efectiva
Consumo
12.2 20.7 50.1 56.4 7.9 53.2 29.8 30.3 100.0 38.3
Intermedio
Valor Agregado
29.0 79.3 24.1 43.6 4.3 46.8 42.6 69.7 100.0 61.7
Costes Salariales
22.1 22.0 17.8 11.8 6.3 24.7 53.8 32.1 100.0 22.5
Impuetos netos
48.5 8.3 41.1 4.7 0.0 0.0 10.4 1.1 100.0 3.9
Excedente bruto
31.3 49.0 26.2 27.2 3.6 22.1 39.0 36.6 100.0 35.3

Demanda total
21.8 100.0 52.6 100.0 5.0 100.0 20.6 100.0 100.0 100.0
Demanda
14.7 21.9 59.9 37.2 1.9 12.2 23.6 37.4 100.0 32.7
intermedia
Consumo Final
17.7 31.2 52.9 38.7 0.0 0.0 29.5 55.2 100.0 38.5
Consumo total
16.3 53.1 56.1 75.9 0.9 12.2 26.8 92.6 100.0 71.2
FBK
15.2 9.9 53.9 14.5 30.9 87.8 0.0 0.0 100.0 14.2
Exportaciones
55.3 37.0 34.3 9.5 0.0 0.0 10.4 7.4 100.0 14.6

Empleo total
2.6% 39.3% 15.9% 42.2% 100%
Fuente: Cabrera et al. (2005: 19)

En la tabla 15 se puede observar un cambio particular en la estructura productiva del país


para el año 1990, siendo el sector servicios el que adquirió una mayor participación en la
economía, representando el 47.8% de la producción efectiva, así como representaba arriba
del 50% del valor agregado. Por el lado de la demanda, hay que enfatizar el aumento de las
exportaciones del sector servicios, representando el 31.8% respecto al total de la economía.

Así mismo hay que resaltar que el sector agrícola perdió importancia, representando para
este año el 15% de la producción efectiva y solo un 17.4% de valor agregado respecto al
total de la economía. Por otro lado, el sector industria aún representaba la mayor proporción
de demanda intermedia siendo para este año el 59.5%.

109
Lo importante de nuestro estudio es resaltar la disminución de la participación del sector
agrícola y la tercerización que adquiere la economía salvadoreña. Cabrera explica este
proceso de tercerización de la economía salvadoreña de la siguiente manera:

La economía salvadoreña ha ido evolucionando de una estructura productiva


basada en la producción de bienes primarios y una industrialización incompleta
apoyada en alimentos y textiles hacia una economía donde los servicios
destinados y no destinados a la venta representan un mayor aporte al Valor
Agregado, especialmente los destinados a la venta final y en menor cuantía los
insumidos en los procesos productivos. (Cabrera, 2005b: 17; citado en Cabrera
et al, 2005: 21)

Tabla 15. Estructura Productiva de la Matriz Insumo Producto 1990


Agricultura Industria Construcción Servicios Total
Magnitudes
S/Total Índice S/Total Índice S/Total Índice S/Total Índice S/Total Índice
Producción
15.0 100.0 32.5 100.0 4.7 100.0 47.8 100.0 100.0 100.0
Efectiva
Consumo
10.9 27.5 49.5 57.5 6.7 53.2 32.9 25.9 100.0 37.7
Intermedio
Valor Agregado
17.4 72.5 22.1 42.5 3.5 46.8 56.9 74.1 100.0 62.3
Costes Salariales
15.5 22.6 20.7 13.9 6.3 29.0 57.5 26.2 100.0 21.8
Impuestos netos
21.1 4.0 61.9 5.3 3.5 2.1 13.5 0.8 100.0 2.8
Excedente bruto
18.3 46.0 20.0 23.3 2.0 15.7 59.8 47.1 100.0 37.7

Demanda total
14.9 100.0 49.2 100.0 4.1 100.0 31.8 100.0 100.0 100.0
Demanda
16.8 35.1 59.5 37.6 1.3 9.9 22.4 22.0 100.0 31.1
intermedia
Consumo Final
12.6 43.8 45.6 48.0 0.0 0.0 41.8 68.3 100.0 51.8
Consumo total
14.2 78.8 50.8 85.6 0.5 9.9 34.5 90.2 100.0 83.0
FBK
-1.0 -0.5 50.6 7.5 50.3 90.1 0.0 0.0 100.0 7.3
Exportaciones
33.2 21.6 35.0 6.9 0.0 0.0 31.8 9.8 100.0 9.7

Empleo total
36% 17% 5% 42% 100%
Fuente: Cabrera et al. (2005: 21)

110
En la tabla 16 se observa cómo se ha marcado aún más la tercerización de la economía
salvadoreña para 2006, representando el sector servicios el 55.8% de la producción efectiva.
De igual manera, dicho sector representaba el 61.2% de valor agregado, respecto al total.
Además, se puede observar la importancia que mantiene el sector industria, viéndose por el
lado de la demanda como este sector representa más del 50% de la demanda total respecto
a la economía global.

Para nuestro análisis hay que destacar que el sector agrícola se va manifestando como un
sector menos importante, representando para este año el 11% de valor agregado en la
estructura productiva sectorial. Por el lado de la demanda, es posible observar como
disminuyeron las exportaciones conformando para ese año solo un 6.1% del total.

En cuanto a la evolución del empleo en el sector agrícola, se puede observar cómo ha


disminuido la participación en el empleo, que pasó de representar un 36% del empleo total
en 1990, a conformar el 18.9% en el 200616.

Tabla 16. Estructura Productiva de la Matriz Insumo Producto 2006


Agricultura Industria Construcción Servicios Total
Magnitudes
S/Total Índice S/Total Índice S/Total Índice S/Total Índice S/Total Índice

Producción
9.9 100.0 28.6 100.0 5.7 100.0 55.8 100.0 100.0 100.0
Efectiva
Consumo
8.0 29.8 38.1 49.1 7.4 47.0 46.5 30.7 100.0 36.8
Intermedio
Valor Agregado 11.0 70.2 23.0 50.9 4.8 52.5 61.2 69.3 100.0 63.2

Demanda total 11.4 100.0 50.2 100.0 4.4 100.0 34.0 100.0 100.0 100.0
Demanda
15.4 36.6 47.6 25.6 1.6 9.9 35.3 28.1 100.0 27.0
intermedia
Consumo Final 12.2 55.7 45.6 46.9 0.0 0.0 42.2 64.3 100.0 51.8

Consumo total 13.3 92.3 46.3 72.5 0.6 9.9 39.8 92.4 100.0 78.7

FBK 1.1 0.8 52.4 8.9 46.5 90.1 0.0 0.0 100.0 8.5

Exportaciones 6.1 6.9 73.5 18.6 0.0 0.0 20.4 7.6 100.0 12.7

Empleo total 18.9% 15.8% 6.7% 58.6% 100%


Fuente: Cabrera (2010)

16
Las cifras de empleo de 1978 provienen de los cotizantes del ISSS, mientras que para los años siguientes los datos de
empleo provienen de la DIGESTYC.

111
3. Las ramas productivas en el CA

A partir del análisis de las 17 ramas del Complejo Agroalimentario (CA) salvadoreño con el
uso de las Matrices Insumo-Producto correspondiente a los años 1990 y 2006 (ver anexo
3.1–3.4) se trata de hacer un análisis comparativo de sus magnitudes macroeconómicas17.

Los principales indicadores de las matrices 1990 y 2006 se presentan a continuación:

Tabla 17. Principales ramas productivas del CA 1990 y 2006 (miles de dólares)18
Agricultura y Pesca Industrias de Complejo
(AyP) Alimentos (IA) Agroalimentario (CA)
1990
Producción efectiva (PE) 1,147,053.73 1,032,254.93 2,179,308.67
Importaciones (I) 80,797.33 134,962.27 215,759.60
19
Oferta Total (OT) 1,384,650.67 1,381,426.80 2,766,077.47
Demanda Interior (DI)20 1,085,128.93 1,309,174.67 2,394,303.60
Exportaciones (EXP) 299,521.73 72,252.13 371,773.87
2006
Producción Efectiva (PE) 1,546,465.00 1,790,425.00 3,336,890.00
Importaciones (I) 279,714.00 514,929.00 794,643.00
Oferta Total (OT) 2,214,886.00 2,805,693.00 5,020,579.00
Demanda Interior (DI) 2,025,062.00 2,479,062.00 4,504,124.00
Exportaciones (EXP) 189,824.00 326,631.00 516,455.00
Fuente: Elaboración propia en base a MIP 1990 y 2006

En la Tabla 17, se puede observar que para el año 1990 la Oferta Total del CA tiene un
monto de más de 2,766,077.47 miles de dólares, de los cuales un 78.8% corresponde a
Producción Efectiva y un 7.8% corresponde a Importaciones.

La Demanda Interior de la Oferta Total representa el 86.6%, mientras que un 13.4% se


destina a exportaciones. En cuanto a la balanza comercial, esta es excedentaria para los
productos del CA en 156,014.27 miles de dólares, presentando un grado de cobertura de las
exportaciones sobre las importaciones del 172.3%. También se observa que la Producción
Efectiva no logra cubrir la Demanda Interior en este año, representando solamente un
91.02%.

17
Los análisis no abarcaron la MIP de 1978 ya que no se encontró a precios constantes de 1990, a fin de poder
hacer la comparación con los otros dos años
18
Se hizo la conversión de colones a dólares, con una tasa de cambio de $7.50 correspondiente a 1990
19
La Oferta Total no es igual a la Producción Efectiva más las Importaciones debido a que en la Oferta Total se
incluyen derechos arancelarios, impuestos sobre exportaciones y los márgenes comerciales.
20
Demanda Interior es la Demanda Total menos las Exportaciones.

112
Específicamente para el sector de Agricultura y Pesca, la Producción Efectiva apenas logra
cubrir la Demanda Interior con un grado de 105.7%. Asimismo, posee una Balanza
Comercial excedentaria que representa un 370.7%. Y en cuanto a la Oferta Total, esta se
desglosa un 82.8% en Producción Efectiva y 5.8% en Importaciones.

Para el año 2006, la Demanda Interior representa un 89.8% de la Oferta Total, mientras las
exportaciones representan un 10.2%. La balanza comercial es deficitaria para los productos
del CA en 278,188 miles de dólares, las exportaciones representan el 65% de las
importaciones. En cuanto a la Producción Efectiva, podemos decir que no logra cubrir la
Demanda Interior, logrando cubrir solamente el 74.1% de ésta. Finalmente, la Producción
Efectiva representa un 66.5% de la Oferta Total, y las importaciones un 15.8%.

En cuanto al sector Agricultura y Pesca, la Producción Efectiva no logra cubrir la Demanda


Interior, la producción representa sólo la tercera parte de ésta. La Balanza Comercial es
deficitaria en 89,890 miles de dólares, en donde las exportaciones representan el 67.9% de
las importaciones.

De esta manera puede observarse que en los años 1990 y 2006, para todo el CA, como el
sector de Agricultura y Pesca, la Producción Efectiva representó más de la tercera parte de
la Oferta Total, y las importaciones alrededor del 5 y 15%. Sin embargo, se pasó de tener
una Balanza Comercial excedentaria en 1990, a una situación en 2006 donde las
exportaciones no representan ni la tercera parte del monto de las importaciones. El grado de
cobertura de la Producción Efectiva sobre la demanda interna del CA disminuyó, pasando
del 91.02% en 1990 a 74.1% en 2006. Además de esto, para el año 2006 la Producción
Efectiva, específicamente para el sector AyP, ya no logra cubrir la Demanda Interna.

A continuación en la Tabla 18 se presenta la participación de cada sector en el CA en la


formación de las diferentes magnitudes. Para 1990 se puede observar que del total del Valor
Agregado Bruto (VAB) del CA, el 66% lo aporta el sector Agricultura y Pesca (AyP) y el 34%
lo aporta el sector Industria de Alimentos (IA). Se destacan las ramas café oro, granos
básicos y ganadería, representando cada una más del 10% del VAB total.

En cuanto a la Producción Efectiva (PE), la participación de AyP representa un poco más de


la mitad de todo el CA. Los sectores más destacados son también café oro, granos básicos y

113
adicionalmente producción de molinería y panadería, representando un poco más de la
tercera parte del total de la PE.

En lo que respecta a la Demanda Intermedia (DI) del CA, el 55% lo representa el sector AyP,
mientras que el sector IA representa un 45%. Las ramas que se destacan con un aporte del
más del 10% son granos básicos, ganadería, productos de molinería y panadería y otros
productos alimenticios elaborados.

La Demanda Final (DF) del CA se constituye en un 52% por los productos del IA y un 48%
por el sector AyP. Las ramas con mayor peso son café oro, otras producciones agrícolas y
productos de molinería y panadería.

En relación con las Exportaciones (EXP) del CA el 80.6% corresponde al sector AyP, donde
sólo la rama de café oro representa el 69.4% del total de exportaciones del CA. Mientras que
la IA representa un 19.4%. En lo que respecta a las Importaciones (IMP) del CA, el mayor
porcentaje lo representan los productos del IA con un 62.6%; las ramas con un mayor
porcentaje son granos básicos, productos lácteos y otros productos alimenticios elaborados.

Para el año 2006 (ver tabla 19), el VAB total del CA es representado mayormente por el
sector AyP en un 59%. Las ramas con mayor porcentaje son granos básicos, otras
producciones agrícolas, ganadería y productos de molinería y panadería con más del 10%
cada una. Se puede observar para este año con respecto a 1990 una desaparición del café
oro como una rama importante en la generación de valor agregado en el CA.

Con respecto a la producción efectiva del CA, más del 50% es representado por la IA,
mientras que el aporte que hace AyP es de 46.3%, cifra menor que la de 1990. Los sectores
que se destacan son ahora avicultura, productos de molinería y panadería y otros productos
alimenticios elaborados. En relación a la rama granos básicos, para este año 2006 el
porcentaje de producción efectiva que aporta al CA es menor del 10%, por lo que deja de ser
una rama relevante en esta magnitud.

La demanda intermedia del CA se distribuye en un 50% entre AyP y la industria de alimentos


cada uno. Las ramas destacadas con más del 10% son granos básicos, ganadería,
productos de molinería y panadería y otros productos alimenticios.

114
Por otra parte, la demanda final del CA es representada en un 41.6% por el sector AyP, y en
un 58.4% por IA. En este año las ramas con mayor aporte son otras producciones agrícolas,
avicultura, productos lácteos, productos de molinería y panadería y otros productos
alimenticios elaborados. En comparación con el año 1990, la rama café oro ya no es
importante dentro de la demanda final del CA, mientras que va surgiendo la avicultura como
una rama destacada en las diferentes magnitudes. Un aspecto a resaltar es que la
proporción de la rama de los granos básicos en comparación a 1990 ha disminuido, es decir,
se destina cada vez menos proporción de éstos para el consumo final de la población.

Tabla 18. Importancia de cada sector (i) en el CA 1990


Sectores VAB(i)/VAB(CA) PE(i)/PE(CA) DI(i)/DI(CA) DF(i)/DF(CA) EXP(i)/EXP(CA) IMP(i)/IMP(CA)
1. Café oro 0.176 0.123 0.018 0.129 0.694 0.000
2. Algodón 0.009 0.008 0.035 0.001 0.004 0.068
3. Granos básicos 0.129 0.102 0.159 0.083 0.001 0.199
4. Caña de azúcar 0.024 0.022 0.051 0.000 0.000 0.000
5. Otras producciones
agrícolas 0.094 0.064 0.054 0.108 0.048 0.087
6. Ganadería 0.113 0.092 0.184 0.021 0.004 0.001
7. Avicultura 0.059 0.076 0.023 0.088 0.004 0.009
8. Silvicultura 0.040 0.024 0.019 0.029 0.007 0.008
9. Prod. de la caza y la
pesca
0.019 0.016 0.007 0.020 0.044 0.002

AGRICULTURA Y PESCA
(AyP)
0.662 0.526 0.549 0.478 0.806 0.374

11. Carne y sus


productos
0.032 0.057 0.039 0.062 0.007 0.034
12. Productos lácteos 0.020 0.056 0.028 0.085 0.000 0.143
13. Prod. elaborados de
la pesca 0.000 0.000 0.001 0.001 0.000 0.013
14. Prod. de molinería y
panadería 0.078 0.123 0.122 0.115 0.007 0.080
15. Azúcar 0.031 0.047 0.037 0.043 0.057 0.001
16. Otros prod. alim.
Elaborados 0.058 0.091 0.167 0.097 0.098 0.315
17. Bebidas 0.090 0.072 0.055 0.079 0.025 0.032
18. Tabaco elaborado 0.030 0.027 0.002 0.041 0.001 0.007

INDUSTRIA DE
ALIMENTOS (IA)
0.338 0.474 0.451 0.522 0.194 0.626

COMPLEJO
AGROALIMENTARIO 1.000 1.000 1.000 1.000 1.000 1.000
(CA)
Fuente: Elaboración propia en base a MIP 1990

115
En lo que respecta a las exportaciones del CA, el sector AyP para este año sólo representa
el 36.8%, mientras que IA tiene el mayor porcentaje, 63.2%. En comparación del año 1990,
que era el sector AyP que participaba con más del 80% de las exportaciones del CA, y en el
caso específico del café disminuyó su participación del 69% a solamente 26%. Las ramas
más destacadas para el 2006 son productos de molinería y panadería, otros productos
alimenticios elaborados y el azúcar.

Finalmente, las importaciones en comparación con 1990 mantienen similares proporciones.


AyP representa el 35.2% e IA 64.8%, y las ramas destacadas son igualmente granos
básicos, productos lácteos y otros productos alimenticios elaborados.

Tabla 19. Importancia de cada sector (i) en el CA 2006


Sectores VAB(i)/VAB(CA) PE(i)/PE(CA) DI(i)/DI(CA) DF(i)/DF(CA) EXP(i)/EXP(CA) IMP(i)/IMP(CA)

1. Café oro 0.068 0.045 0.008 0.036 0.260 0.000


2. Algodón 0.000 0.000 0.026 -0.001 0.000 0.046
3. Granos básicos 0.119 0.086 0.164 0.063 0.029 0.172
4. Caña de azúcar 0.029 0.025 0.048 0.000 0.000 0.000
5. Otras producciones
agrícolas
0.132 0.084 0.044 0.155 0.012 0.098
6. Ganadería 0.104 0.078 0.146 0.013 0.001 0.004
7. Avicultura 0.085 0.110 0.024 0.118 0.011 0.011
8. Silvicultura 0.033 0.018 0.020 0.017 0.001 0.006
9. Prod. de la caza y la
pesca
0.017 0.018 0.016 0.015 0.053 0.015

AGRICULTURA Y PESCA
(AyP)
0.587 0.463 0.497 0.416 0.368 0.352

11. Carne y sus productos 0.019 0.034 0.032 0.034 0.009 0.045
12. Productos lácteos 0.035 0.069 0.027 0.111 0.008 0.137
13. Prod. elaborados de
la pesca 0.000 0.000 0.001 0.002 0.000 0.006
14. Prod. de molinería y
panadería
0.105 0.147 0.141 0.125 0.120 0.098
15. Azúcar 0.082 0.081 0.041 0.070 0.180 0.002
16. Otros prod. alim.
Elaborados
0.079 0.127 0.196 0.150 0.221 0.276
17. Bebidas 0.092 0.079 0.065 0.087 0.095 0.071
18. Tabaco elaborado 0.000 0.000 0.001 0.004 0.000 0.013

INDUSTRIA DE
ALIMENTOS (IA)
0.413 0.537 0.503 0.584 0.632 0.000
0.648
COMPLEJO
AGROALIMENTARIO (CA) 1.000 1.000 1.000 1.000 1.000 0.000
Fuente: Elaboración propia en base a MIP 2006

116
4. Estructuras productivas de la oferta

A continuación se presenta el análisis en base a indicadores relacionados con la producción


y la oferta obtenidos a partir del anexo 3.3.

Con el indicador II/PE se trata de relacionar los insumos intermedios con la producción
efectiva, es decir, la relación que existe entre la utilización de insumos y el nivel de
producción. Este viene a ser un indicador de la dependencia que cada rama del CA tiene de
las materias primas y otros insumos.

Con el indicador VAB/PE se mide la participación del Valor Agregado Bruto sobre la
Producción Efectiva. Y con el indicador PE/OT se obtiene una proporción de Producción
Efectiva sobre la Oferta Total.

Para el año de 1990 (ver tabla 20), en el caso de la AyP sólo se utilizan 27.5% de insumos
intermedios, al contrario de lo que ocurre en la IA, que utiliza 58.9%. Se destacan con más
del 50% las ramas de avicultura y todas las ramas del IA, exceptuando tabaco elaborado y
bebidas. El sector de industria de alimentos, al estar conformado por ramas que transforman
materias primas en productos finales, presenta un mayor grado de dependencia de insumos
intermedios de las otras ramas para su producción. En conjunto, la producción del CA tiene
una dependencia de insumos intermedios de 42.3%.

El valor añadido en la producción efectiva para el sector AyP representaba un 72.5% de la


producción, y hay ramas como la de café oro, silvicultura y otras producciones agrícolas,
donde este valor superaba el 80%. En el caso de la IA, este indicador muestra 41.1%.

Para todo el CA la producción efectiva con relación a la oferta total representa el 78.8%,
siendo mayor esta proporción en el sector AyP con un 82.8%, y en el caso de la IA, esta
producción representa 74.7%. Para todas las ramas del CA, la proporción alcanza más del
50%, exceptuando productos elaborados de la pesca, que apenas cubre un 5.4%. En el caso
de las ramas de café oro, caña de azúcar y ganadería, la producción efectiva satisface la
oferta total.

117
Tabla 20. Estructuras productivas y de ofertas de productos alimentarios 1990
Sectores II/PE VAB/PE PE/OT
1. Café oro 0.175 0.825 1.038
2. Algodón 0.369 0.631 0.542
3. Granos básicos 0.266 0.734 0.744
4. Caña de azúcar 0.368 0.632 1.048
5. Otras producciones agrícolas 0.162 0.838 0.561
6. Ganadería 0.293 0.707 0.996
7. Avicultura 0.553 0.447 0.893
8. Silvicultura 0.027 0.973 0.717
9. Prod. de la caza y la pesca 0.318 0.682 0.811

AGRICULTURA Y PESCA (AyP) 0.275 0.725 0.828

11. Carne y sus productos 0.676 0.324 0.831


12. Productos lácteos 0.795 0.205 0.662
13. Prod. elaborados de la pesca 0.632 0.368 0.054
14. Prod. de molinería y panadería 0.636 0.364 0.829
15. Azúcar 0.617 0.383 0.895
16. Otros prod. alim. Elaborados 0.634 0.366 0.600
17. Bebidas 0.286 0.714 0.800
18. Tabaco elaborado 0.367 0.633 0.754

INDUSTRIA DE ALIMENTOS (IA) 0.589 0.411 0.747

COMPLEJO AGROALIMENTARIO (CA) 0.423 0.577 0.788


Fuente: Elaboración propia en base a MIP 1990

Para el año 2006 (ver tabla 21), la dependencia de insumos intermedios en la producción del
CA ha aumentado levemente para los dos sectores, en 5% para AyP y en 0.2% para IA. Las
ramas que poseen más del 50% de utilización de insumos intermedios en su producción son
avicultura y todas las del IA, exceptuando azúcar, bebidas y tabaco. Con esto podemos ver
que en los años en comparación es el sector IA el que tiene el mayor grado de dependencia
de insumos intermedios del resto de sectores para su producción.

En cuanto a la participación del Valor Agregado Bruto en la Producción Efectiva, esta ha


disminuido 4.5% en comparación a 1990 para todo el CA. El decremento ha sido mayor para
AyP en un 5.1%, y en el caso de la IA esta proporción se ha mantenido en un 41%. Las

118
ramas que mayor aporte hacen de Valor Agregado Bruto son igualmente café oro, silvicultura
y otras producciones agrícolas con un aporte de más del 80%.

La cobertura de la producción efectiva sobre la oferta total para todo el CA en 2006 ha


disminuido en comparación con 1990. Para el caso del sector AyP, esta disminución ha sido
de 13%, y para el IA ha sido 10.9%. Esta disminución significa que la Producción Efectiva
está cubriendo cada vez menos la Oferta Total, con lo que se podría decir que la dinámica
de la producción nacional no ha aumentado lo suficiente para cubrir el total de la oferta.
Además, al igual que el año 1990, café oro y caña de azúcar logran cubrir la oferta total.

Tabla 21. Estructuras productivas y de ofertas de productos alimentarios 2006


Sectores II/PE VAB/PE PE/OT
1. Café oro 0.200 0.800 1.099
2. Algodón 0.370 0.630 0.028
3. Granos básicos 0.264 0.736 0.603
4. Caña de azúcar 0.368 0.632 1.076
5. Otras producciones agrícolas 0.161 0.839 0.463
6. Ganadería 0.294 0.706 0.947
7. Avicultura 0.588 0.412 0.826
8. Silvicultura 0.027 0.973 0.691
9. Prod. de la caza y la pesca 0.496 0.504 0.751

AGRICULTURA Y PESCA (AyP) 0.326 0.674 0.698

11. Carne y sus productos 0.694 0.306 0.669


12. Productos lácteos 0.727 0.273 0.539
13. Prod. elaborados de la pesca 0.632 0.368 0.041
14. Prod. de molinería y panadería 0.622 0.378 0.753
15. Azúcar 0.464 0.536 0.886
16. Otros prod. alim. Elaborados 0.667 0.333 0.511
17. Bebidas 0.380 0.620 0.653
18. Tabaco elaborado - - 0.000

INDUSTRIA DE ALIMENTOS (IA) 0.591 0.409 0.638

COMPLEJO AGROALIMENTARIO (CA) 0.468 0.532 0.665


Fuente: Elaboración propia en base a MIP 2006

119
Para el caso particular de sector AyP, es importante destacar que de 1990 a 2006 ha
aumentado el uso de insumos intermedios; sin embargo, observamos una disminución en la
generación de valor agregado que este sector aporta a la producción y una disminución de la
cobertura de la producción efectiva sobre la oferta total. Con esto podemos ver que el sector
primario de la economía ha ido perdiendo importancia en comparación con la que tenía en el
pasado.

5. Estructura de las demandas

La estructura de la demanda del CA se describe a partir de los indicadores DI/PE, DF/PE,


DI/DT y DF/DT. El indicador DI/PE refleja qué parte de la producción se dedica a consumo
interindustrial y demuestra la capacidad que cada rama tiene como abastecedora de
sectores intermedios. El indicador DF/PE indica la capacidad que tiene cada rama de
abastecer las demandas de consumo final. DI/DT indica la cobertura que cada rama tiene de
la demanda intermedia con respecto a las demandas totales de su producción. DF/DT refleja
la cobertura de los consumos finales sobre la demanda total.

Para 1990 (ver tabla 22) el sector AyP destinó el 42.3% de lo que produjo a su utilización
como materias primas, mientras que el sector IA sólo dedicó a ese uso el 38.7%. Esta
diferencia se debe a la naturaleza menos finalista del sector AyP en contraposición con la
industria de alimentos. Las ramas que dedican más del 80% de su producción al consumo
intermedio son algodón, caña de azúcar, ganadería y productos elaborados de la pesca.

A partir del indicador DF/PE podemos observar que la demanda de consumo final de
productos de la AyP representa el 78.4% de la producción, y esta proporción sube hasta
95.1% en el caso de los productos del sector IA. Existen distintos comportamientos a nivel de
cada rama, podemos observar que algunas actividades primarias como la caña de azúcar no
aportan nada a los consumos finales; mientras que casi todas las ramas industriales lo hacen
en gran cuantía, dedicando más del 90% de su producción al consumo final; exceptuando las
ramas de productos de molinería y panadería y azúcar.

Con el indicador DI/DT observamos que los consumos intermedios demandados a la AyP se
suministran en un 35.1% por los productores, cifra que baja al 28.9% cuando se trata de los
productos elaborados por la IA. Los productos que se destacan para consumo intermedio
son algodón, caña de azúcar y ganadería, con más del 80%.

120
Con respecto a la cobertura de los consumos finales, el indicador DF/DT nos muestra que
las actividades primarias de AyP atienden el 64.9% de la demanda de consumo final total de
sus productos; este porcentaje aumenta cuando se trata de la industria de alimentos, con un
71.1%.

Las ramas de las cuales su demanda total se compone en más del 80% de demanda final
son café oro, otras producciones agrícolas, avicultura, producciones de la caza y pesca,
productos lácteos y tabaco elaborado. Para el conjunto del CA una más de un 50% de la
demanda total se constituye de demandas finales.

Tabla 22. Estructuras de las demandas de productos agroalimentarios 1990


Sectores DI / PE DF / PE DI / DT DF / DT
1. Café oro 0.059 0.904 0.061 0.939
2. Algodón 1.760 0.083 0.955 0.045
3. Granos básicos 0.634 0.709 0.472 0.528
4. Caña de azúcar 0.954 0.000 1.000 0.000
5. Otras producciones agrícolas 0.338 1.444 0.190 0.810
6. Ganadería 0.812 0.192 0.808 0.192
7. Avicultura 0.122 0.997 0.109 0.891
8. Silvicultura 0.328 1.067 0.235 0.765
9. Prod. de la caza y la pesca 0.178 1.055 0.144 0.856

AGRICULTURA Y PESCA (AyP) 0.423 0.784 0.351 0.649

11. Carne y sus productos 0.273 0.930 0.227 0.773


12. Productos lácteos 0.205 1.306 0.136 0.864
13. Prod. elaborados de la pesca 6.029 12.358 0.328 0.672
14. Prod. de molinería y panadería 0.403 0.803 0.334 0.666
15. Azúcar 0.322 0.795 0.289 0.711
16. Otros prod. alim. elaborados 0.745 0.921 0.447 0.553
17. Bebidas 0.308 0.941 0.247 0.753
18. Tabaco elaborado 0.029 1.297 0.022 0.978

INDUSTRIA DE ALIMENTOS (IA) 0.387 0.951 0.289 0.711

COMPLEJO AGROALIMENTARIO (CA) 0.406 0.863 0.320 0.680


Fuente: Elaboración propia en base a MIP 1990

121
Para 2006 (ver tabla 23), el indicador DI/PE aumentó alrededor de 7% con respecto a 1990
para los sectores del CA, siempre manteniéndose la diferencia de una proporción mayor
para AyP con respecto a la industria de alimentos. Las ramas algodón, caña de azúcar,
ganadería y productos elaborados de la pesca, al igual que 1990, dedican más del 80% de
su producción al consumo intermedio. Es importante destacar que para 2006, se adiciona la
rama granos básicos, dedicando más del 90% de su producción a abastecer sectores
intermedios.

Con respecto a la demanda final sobre la producción efectiva, esta proporción muestra un
aumento en los dos sectores del CA al compararlo con 1990. Para AyP ha habido un
aumento de 14%, mientras que para IA la demanda final supera la producción efectiva en
12.2%. Existen ramas para las que también la demanda final ha superado la producción
efectiva; en el caso de la AyP son otras producciones alimenticias y avicultura, y para el caso
de la IA, todas las ramas tienen una proporción mayor al 100%, exceptuando productos de
molinería y panadería y azúcar.

De lo anterior puede deducirse que tanto la demanda intermedia como la demanda final,
durante el período en estudio, están creciendo a un ritmo más acelerado de lo que lo hace la
producción efectiva.

En cuanto a los indicadores que representan el consumo intermedio (DI/DT) y consumo final
sobre el consumo total (DF/DT) puede observarse que para ambos sectores, AyP e IA, las
proporciones se han mantenido sin variaciones notables, lo cual indicaría que los patrones
de consumo que de cada sector tienen las otras ramas se mantiene de 1990 a 2006.

122
Tabla 23. Estructuras de las demandas de productos agroalimentarios 2006
Sectores DI/PE DF/PE DI/DT DF/DT
1. Café oro 0.088 0.822 0.096 0.904
21
2. Algodón 37.877 -2.679 1.076 -0.076
3. Granos básicos 0.906 0.752 0.547 0.453
4. Caña de azúcar 0.929 0.000 1.000 0.000
5. Otras producciones agrícolas 0.251 1.908 0.116 0.884
6. Ganadería 0.886 0.171 0.838 0.162
7. Avicultura 0.102 1.109 0.084 0.916
8. Silvicultura 0.509 0.939 0.351 0.649
9. Prod. de la caza y la pesca 0.438 0.894 0.329 0.671

AGRICULTURA Y PESCA (AyP) 0.508 0.924 0.355 0.645

11. Carne y sus productos 0.443 1.053 0.296 0.704


12. Productos lácteos 0.189 1.667 0.102 0.898
13. Prod. elaborados de la pesca 6.141 18.052 0.254 0.746
14. Prod. de molinería y panadería 0.455 0.873 0.343 0.657
15. Azúcar 0.236 0.892 0.209 0.791
16. Otros prod. alim. elaborados 0.733 1.224 0.375 0.625
17. Bebidas 0.388 1.143 0.253 0.747
18. Tabaco elaborado - - 0.102 0.898

INDUSTRIA DE ALIMENTOS (IA) 0.445 1.122 0.284 0.716

COMPLEJO AGROALIMENTARIO (CA) 0.474 1.031 0.315 0.685


Fuente: Elaboración propia en base a MIP 2006

6. Comercio exterior

El comportamiento del CA en el comercio exterior se explicará por medio de los indicadores


EXP/IMP, EXP/PE y PE/DT. El primero expresa el grado de cobertura exterior de cada rama,
el segundo tiene en cuenta la vocación exportadora de cada rama y el último indica el grado
de ajuste entre producción de cada rama y demanda de sus productos para consumos
totales, tanto intermedios como finales.

21
Para este año el consumo por parte de hogares y sector público de algodón reporta 0, y la variación de
existencias, que se toma como parte de la demanda final, reporta -2952. Esto explica la cantidad negativa de
demanda final.

123
Para el año 1990 (ver tabla 24), las exportaciones del sector AyP superan en un 370.7% las
importaciones, mientras que para el IA las exportaciones representan el 53.5% de las
importaciones. Las ramas que tienen un mayor grado de cobertura exterior son café oro,
ganadería, silvicultura, productos de la caza y la pesca, azúcar y bebidas.

Con respecto al indicador EXP/PE, se observa que la vocación exportadora del sector AyP
es de 26.1%, en el cual se destaca el café oro, con un 96.4%, es decir, que casi la totalidad
de la producción efectiva de esta rama es exportada. Al contrario de lo que se observa en la
industria de alimentos, cuya vocación exportadora apenas alcanza el 7%.

Con el indicador PE/DT observamos que para el sector AyP la producción efectiva cubre el
82.8% de la demanda total, proporción que es menor para el caso de la industria de
alimentos, con una cobertura de la demanda total de 74.7%. Las ramas que cubren
completamente la demanda total para este año son café oro y caña de azúcar. Y los que
tienen un porcentaje con más de 80% de cobertura son ganadería, avicultura, productos de
la caza y la pesca, carne y sus productos, productos de molinería y panadería y azúcar.

Para el año 2006 (ver tabla 25), las exportaciones del sector AyP, en comparación con 1990,
ya no superan las importaciones, teniendo una proporción del 67.9%. Mientras que para el
sector IA, esta proporción ha tenido un aumento del 10%. Con respecto al comportamiento
de la ramas, algunas de las cuales superaban sus exportaciones por sobre sus
importaciones en 1990 han desaparecido, quedando solamente tres de ellas, café oro,
productos de la caza y pesca y azúcar.

Podemos observar también que la vocación exportadora del sector AyP ha disminuido en un
13.8%, y ha aumentado en un 11.2% para la industria de alimentos. Al igual que en 1990 la
rama que más se destaca por su vocación exportadora es el café oro.

Específicamente para el sector AyP es importante destacar que se ha pasado a tener una
balanza comercial excedentaria en 1990 a una balanza comercial deficitaria en el año 2006,
lo cual nos muestra que ha existido un aumento mayor de las importaciones con respecto a
las exportaciones.

124
Tabla 24. Indicadores de comercio exterior 1990
Sectores EXP/IMP EXP/PE PE/DT
22
1. Café oro - 0.964 1.038
2. Algodón 0.099 0.083 0.542
3. Granos básicos 0.009 0.002 0.744
4. Caña de azúcar - 0.000 1.048
5. Otras producciones agrícolas 0.949 0.128 0.561
6. Ganadería 6.763 0.007 0.996
7. Avicultura 0.769 0.009 0.893
8. Silvicultura 1.601 0.052 0.717
9. Prod. de la caza y la pesca 35.192 0.466 0.811

AGRICULTURA Y PESCA (AyP) 3.707 0.261 0.828

11. Carne y sus productos 0.341 0.020 0.831


12. Productos lácteos 0.004 0.001 0.662
13. Prod. elaborados de la pesca 0.000 0.000 0.054
14. Prod. de molinería y panadería 0.155 0.010 0.829
15. Azúcar 117.644 0.208 0.895
16. Otros prod. alim. Elaborados 0.534 0.183 0.600
17. Bebidas 1.326 0.059 0.800
18. Tabaco elaborado 0.124 0.003 0.754

INDUSTRIA DE ALIMENTOS (IA) 0.535 0.070 0.747

COMPLEJO AGROALIMENTARIO (CA) 1.723 0.171 0.788


Fuente: Elaboración propia en base a MIP 1990

En cuanto a la cobertura de la producción efectiva sobre la demanda total, puede observarse


una disminución para ambos sectores del CA, siendo esta disminución mayor en el AyP,
llegando a 13% menos en comparación con 1990. Y para el caso del sector IA la disminución
fue del 10.9%. Podemos decir que la producción efectiva del CA no esta satisfaciendo las
demandas tanto intermedias como finales, y esto es debido a que dicha producción no está
creciendo en la misma proporción que los consumos totales.

Al igual que en 1990, las ramas que cubren totalmente la demanda para 2006 son el café oro
y caña de azúcar. Es importante destacar que en el caso específico de granos básicos esta

22
Para el caso del café oro y caña de azúcar las importaciones son nulas, por lo que el indicador no se puede
obtener.

125
proporción disminuyó en un 14.1%, lo cual indica que la demanda está creciendo a un ritmo
mayor que la producción, y eso conlleva la necesidad de importaciones a fin de satisfacer la
demanda total.

Tabla 25. Indicadores de comercio exterior 2006


Sectores EXP/IMP EXP/PE PE/DT
1. Café oro 483.831 0.891 1.099
2. Algodón 0.000 0.000 0.028
3. Granos básicos 0.109 0.052 0.603
4. Caña de azúcar - 0.000 1.076
5. Otras producciones agrícolas 0.082 0.023 0.463
6. Ganadería 0.205 0.002 0.947
7. Avicultura 0.611 0.015 0.826
8. Silvicultura 0.126 0.009 0.691
9. Prod. de la caza y la pesca 2.301 0.463 0.751

AGRICULTURA Y PESCA (AyP) 0.679 0.123 0.698

11. Carne y sus productos 0.129 0.041 0.669


12. Productos lácteos 0.039 0.019 0.539
13. Prod. Elaborados de la pesca 0.000 0.000 0.041
14. Prod. de molinería y panadería 0.792 0.126 0.753
15. Azúcar 71.828 0.343 0.886
16. Otros prod. alim. Elaborados 0.520 0.270 0.511
17. Bebidas 0.861 0.186 0.653
18. Tabaco elaborado 0.000 - 0.000

INDUSTRIA DE ALIMENTOS (IA) 0.634 0.182 0.638

COMPLEJO AGROALIMENTARIO (CA) 0.650 0.155 0.665


Fuente: Elaboración propia en base a MIP 2006

7. Articulación del tejido productivo del CA

Para analizar la fortaleza o debilidad de la articulación del tejido productivo se hará uso de
los Índices de Flujo, que nos dan un primer acercamiento hacia las relaciones
intersectoriales que se realizan entre las diferentes ramas del CA.

126
Estos índices de flujos son obtenidos como una medida global respecto a la importancia de
las transacciones intermedias que se originan en las diversas ramas agroalimentarias. De
manera que estos índices de flujo representan las ligazones de oferta y demanda. (Titos,
1995)

En cuanto al valor, entre mayor sea el Índice de Flujo (IF), mayor relación derivada de los
procesos técnicos existirá entre las dos ramas en cuestión. Este análisis se realizará
solamente con los índices correspondientes al complejo agroalimentario.

A continuación se presentan los índices de flujo para los años 1990 y 2006, tomando como
umbral de relevancia los índices de flujo mayores a 0.5.

Tabla 26. Índices de flujo relevantes dentro del CA 1990


RAMA OFERENTE (I) RAMA DEMANDANTE (J) IFIJ
Café Oro Otros Prod. Alimen. Elab. 0.558
Algodón Text. Y Art. Conf. de M. Tex 0.592
Granos Básicos Prod. de Molin. Y Panade. 0.525
Caña de Azúcar Azúcar 0.825
Ganadería Carne y sus productos 0.658
Gandería Productos Lácteos 0.638
Prod. Elab. de la Pesca Restaurantes y Hoteles 0.506
Otros Prod. Alimen. Elab. Avicultura 0.556
Bebidas Restaurantes y Hoteles 0.550
Fuente: Arteaga (2006:21)

Para 1990 (ver tabla 26) se destacan las ramas de caña de azúcar con azúcar (0.825),
ganadería con carne y sus productos (0.658) y ganadería con productos lácteos (0.638), con
fuertes vinculaciones intersectoriales. Esto nos quiere decir que para ese año, de todas las
ramas del CA, éstas son las que tienen mayores interacciones intermedias.

127
Tabla 27. Índices de flujo relevantes dentro del CA 2006
RAMA OFERENTE (i) RAMA DEMANDANTE (j) IFIJ
Caña de azúcar Azúcar 0.771
Ganadería Productos lácteos 0.696
Ganadería Carne y sus productos 0.623
Productos de la caza y la pesca Prod. de la caza y la pesca 0.590
Otros productos alim. Elaborados Avicultura 0.583
Algodón Textiles y art. confec. de mat. text. 0.564
Bebidas Restaurantes y hoteles 0.524
Café oro Otros prod. alim. elaborados 0.519
Productos de molinería y panadería Prod. de molinería y panadería 0.507
Productos elaborados de la pesca Restaurantes y hoteles 0.504
Fuente: Cabrera, 2011

Al igual que el año 1990, para 2006 (ver tabla 27), se observan también fuertes vinculaciones
entre caña de azúcar y azúcar (0.771), ganadería y productos lácteos (0.696) y ganadería y
carne y sus productos (0.623).

En el esquema 3 se presentan en árboles de flujo las relaciones más relevantes que se


establecen entre las diferentes ramas dentro y fuera del CA para 200623. La elaboración de
estos árboles se conformaron en base a los índices de flujo antes expuestos y se ampliaron
tomando en cuenta los índices de flujos mayores a 0.20 con los que el CA se relaciona (ver
anexo 3.5 y 3.6).

Aparece como relevante la conexión entre café oro y otros productos alimenticios
elaborados, ya que este café sirve como materia prima para que pueda ser procesado y ser
utilizado para consumo final. Por otra parte, otros productos alimenticios elaborados a su vez
tienen fuertes vínculos con la producción de insumos para la alimentación animal,
específicamente avicultura y ganadería24. Además, la ganadería tiene fuertes relaciones con
carne y sus productos y productos lácteos, y las interacciones relevantes finales se dan entre
carne y sus productos con restaurantes y hoteles.

23
Los árboles de flujo para 1990 son iguales que 2006, con la excepción que en 2006 aparece una nueva
conexión fuerte entre carne y sus productos y restaurantes y hoteles.
24
Aunque el café tiene relaciones con otros productos alimenticios elaborados, no debiera entenderse que hay
relación directa entre el café y la producción de insumos para la alimentación animal. Más bien esta cadena se
forma de esa manera por la gran conexión que tiene otros productos alimenticios elaborados con avicultura y
ganadería.

128
Esquema 3. Árboles de flujo 2006

Avicultura
Otros productos
Carne y sus Restaurantes y
Café Oro alimenticios
productos hoteles
elaborados
Gandería

Productos lácteos

Textiles y artículos
Algodón confeccionados de Prendas de vestir
materiales textiles

Productos de Otros productos


Granos básicos molinería y alimenticios
panadería elaborados

Caña de Restaurantes
Azúcar Bebidas
azúcar y hoteles

Productos
Restaurantes y
elaborados de la
hoteles
pesca
Productos de la
caza y pesca
Restaurantes y
hoteles

Fuente: Elaboración propia en base a tabla 26, 27 y anexos 3.5 y 3.6

También existe una ligazón relevante entre la producción derivada de la rama del algodón y
textiles y artesanías confeccionados de materiales de confección, y esta última está
fuertemente vinculada con la producción de prendas de vestir.

Los granos básicos, por su parte, no tienen muchas interacciones con otras ramas del CA
por su naturaleza de consumo final, solamente la tienen con productos de molinería y
panadería, que a la vez está ligada fuertemente a la producción de alimentos elaborados.

129
Como es de esperarse, la caña de azúcar tiene fuertes vinculaciones con la rama encargada
de la producción de azúcar, que a su vez está fuertemente ligada a la producción de
bebidas, y esta última a restaurantes y hoteles.

Finalmente, los productos de la caza y pesca se ligan fuertemente con productos elaborados
de la pesca y con restaurantes y hoteles. Y los productos elaborados de la pesca también
tienen relación relevante con restaurantes y hoteles.

8. Sectores estratégicos en el CA

Debe destacarse que no todas las actividades económicas tienen la capacidad de generar
impactos multiplicadores sobre otras ramas, para ello se necesita cuantificar a partir del
cálculo de la matriz inversa de Leontief los índices de dispersión, los cuales miden para cada
rama las relaciones de intercambio a través de los insumos intermedios.

A partir de la metodología desarrollada por Rasmussen y otros autores, en la cual utilizan los
encadenamientos sectoriales, se pueden destacar dos tipos de encadenamientos. El primero
es el encadenamiento hacia atrás, el cual mide la capacidad de una actividad económica de
arrastrar el desarrollo de otras, debido al uso que hace de los insumos provenientes de esas
ramas. Por otro lado, está el encadenamiento hacia adelante que se produce cuando una
actividad, la cual provee de insumos a otras actividades, es capaz de ser un estímulo para
un tercer sector, el cual al mismo tiempo provee de insumos a este primer sector en
consideración. (Schuschny, 2005)

Estos encadenamientos hacia delante y hacia atrás son un instrumento de suma importancia
para la toma de decisiones, además los índices de dispersión permiten identificar los
sectores que más impacto tienen sobre la economía. Los índices que permitirán realizar
esta clasificación de los sectores son el poder de dispersión y sensibilidad de dispersión.

Se define el poder de dispersión (PD) de un sector como una medida del estimulo promedio
que tiene un sector hacia el resto de sectores, mientras que el índice de sensibilidad de
dispersión (SD) se considera como el encadenamiento hacia adelante, siendo un índice que
mide que tan sensible es un sector a los cambios generales de la demanda. (Schuschny,
2005)

130
De modo que se puede clasificar según estos índices los sectores de la economía como:
claves, estratégicos, impulsores e islas. En la tabla 28 es posible observar la clasificación de
los sectores según la magnitud de los índices.

Tabla 28. Clasificación de sectores según índices de dispersión


Índices PD<1 PD>1

SD<1 Isla Impulsor

SD>1 Estratégico Clave

Fuente: Elaboración propia en base a Cabrera et al. (2005)

Un sector se considera Clave cuando su efecto de arrastre o impulso sobre otros sectores,
así como el efecto de otros hacia él, es mayor que la media. Mientras que se considera Isla
si los índices de dispersión del sector son menores a la media, es decir, se trata de sectores
que no provocan ni reaccionan a efectos de arrastre significativos. (Cabrera et al., 2005)

Por otro lado un sector es estratégico si su efecto de impulso o arrastre es inferior a la


media, pero el arrastre o impulso de los demás sectores hacia él es mayor a ésta; en este
caso, el arrastre es hacia adelante. Pero si el arrastre es hacia atrás, el sector se considera
Impulsor, es decir, el efecto de arrastre o impulso es mayor a la media, y al mismo tiempo el
efecto de los demás sectores hacia él es menor a la media. (Cabrera et al., 2005)

A continuación se presentan los índices de sensibilidad y dispersión ponderados por


demanda final para el año 1990 y 2006. Se hará un análisis de la clasificación de las ramas
que componen el CA.

Para 1990 (ver tabla 29) podemos observar que todas las ramas que componen el CA son
clasificadas como islas, excluyendo la rama de otros productos alimenticios elaborados, que
está clasificada como estratégica.

En el caso de la rama otros productos alimenticios elaborados, donde PD < 1 y SD > 1, nos
muestra que si la demanda total del país crece en un dólar en todas las ramas, entonces la
producción de la rama de productos alimenticios elaboradores crecerá en 1.29 dólares más
(SD=1.29) en 1990.

131
Tabla 29. Índices de sensibilidad y dispersión ponderados por demanda final 1990
Sectores SD PD ESTRATÉGICO IMPULSOR ISLA CLAVE
AGRICULTURA Y PESCA (AyP)
1. Café oro 0.498 0.640 X
2. Algodón 0.067 0.253 X
3. Granos básicos 0.913 0.718 X
4. Caña de azúcar 0.118 0.479 X
5. Otras producciones agrícolas 0.610 0.515 X
6. Ganadería 0.773 0.608 X
7. Avicultura 0.363 0.739 X
8. Silvicultura 0.157 0.147 X
9. Prod. de la caza y la pesca 0.081 0.238 X
INDUSTRIA DE ALIMENTOS (IA)
11. Carne y sus productos 0.326 0.608 X
12. Productos lácteos 0.366 0.647 X
13. Prod. elaborados de la pesca 0.007 0.029 X
14. Prod. de molinería y panadería 0.918 0.988 X
15. Azúcar 0.238 0.493 X
16. Otros prod. alim. elaborados 1.291 0.852 X
17. Bebidas 0.436 0.490 X
18. Tabaco elaborado 0.139 0.317 X
Fuente: Cabrera, 2011

Para 2006 (ver tabla 30) podemos observar que no hay diferencias en cuanto a la
clasificación de las ramas en el CA, teniendo así que la rama de productos alimenticios
elaborados sigue siendo estratégica y las restantes islas.

Para este año el SD de otros productos alimenticios elaborados es de 1.51, mayor que el de
1990, lo que nos indica que ahora ante un aumento de un dólar en la demanda del país en
todas las ramas, otros productos alimenticios elaborados ha de producir 1.51 dólares más.

Para los años 1990 a 2006 se observa una clara disminución en los índices de poder y
sensibilidad de dispersión para las ramas que componen el CA. En el caso particular de la
rama granos básicos, en 1990 poseía un valor de SD = 0.913 y un PD de 0.718, con lo que
casi alcanzaba clasificarse como un sector estratégico. Sin embargo, esta sensibilidad de
dispersión para el año 2006 se ve disminuida grandemente, llegando a tener un valor SD =
0.686, con lo que se aleja la posibilidad de llegar a ser un sector estratégico.

132
Tabla 30. Índices de sensibilidad y dispersión ponderados por demanda final 2006
Sectores SD PD ESTRATÉGICO IMPULSOR ISLA CLAVE
AGRICULTURA Y PESCA (AyP)
1. Café oro 0.126 0.382 X
2. Algodón 0.038 0.047 X
3. Granos básicos 0.686 0.606 X
4. Caña de azúcar 0.090 0.538 X
5. Otras producciones agrícolas 0.644 0.605 X
6. Ganadería 0.479 0.506 X
7. Avicultura 0.437 0.854 X
8. Silvicultura 0.091 0.102 X
9. Prod. de la caza y la pesca 0.091 0.230 X
INDUSTRIA DE ALIMENTOS (IA)
11. Carne y sus productos 0.174 0.393 X
12. Productos lácteos 0.420 0.589 X
13. Prod. elaborados de la pesca 0.006 0.025 X
14. Prod. de molinería y panadería 0.927 0.933 X
15. Azúcar 0.322 0.525 X
16. Otros prod. alim. elaborados 1.505 0.985 X
17. Bebidas 0.452 0.536 X
18. Tabaco elaborado 0.014 0.014 X
Fuente: Cabrera, 2011

Es importante resaltar que para los índices de 1990 y 2006 las ramas incluidas dentro del
CA, que cumplen una función de seguridad alimentaria, como el café, granos básicos, caña
de azúcar y los productos de la IA, no generan fuertes encadenamientos productivos, ni
estimulan el crecimiento global de la economía. Esto repercute en una baja generación de
empleo dentro de las ramas que constituyen el CA.

En cuanto a la economía analizada globalmente, para 1990 los sectores claves de la


economía que dinamizaron y potenciaron la expansión del tejido productivo nacional y a la
vez su propia producción fueron química de base y elaborados, productos metálicos y
elaborados y transporte y almacenamiento, esta última con un alto poder multiplicador. Para
el año 2006 la anterior situación se mantiene y se incorporan maquinaria, equipo y
suministros y servicios industriales de maquila como nuevos sectores claves. (Arteaga 2006,
Cabrera 2011)

Por otra parte, las ramas estratégicas para 1990 fueron productos de la minería, otros
productos alimenticios elaborados, textiles, productos de la refinación del petróleo, material

133
de transporte, bienes inmuebles y servicios prestados y servicios comunales, sociales y
personales. Para el 2006 productos de la minería se vuelve una rama isla, pero entran en la
categoría de ramas estratégicas producción de imprenta e industrias conexas y
comunicaciones. (Arteaga 2006, Cabrera 2011)

Finalmente, los sectores impulsores de la economía para el año 1990 son otros productos
alimenticios elaborados, comercio, alquileres de vivienda y servicios del gobierno, situación
que se mantiene en 2006 para otros productos alimenticios elaborados y comercio, pero en
el caso de las otras dos se vuelven ramas islas. (Arteaga 2006, Cabrera 2011)

134
CONCLUSIONES

La desaparición del sector agropecuario como eje de acumulación, aunado con los
problemas estructurales de dicho sector, origina la pérdida de la autosuficiencia alimentaria y
la mayor dependencia de alimentos, socavando aún más el problema de seguridad
alimentaria.

La economía campesina presenta limitantes estructurales al momento de insertarse en la


dinámica del desarrollo productivo nacional. Una de estas limitantes es la tenencia de la
tierra, que en su mayoría son tierras de mala calidad y marginales. Otra de las limitantes está
ligada directamente con la calidad de la tierra, esta es la incapacidad de este tipo de tierra
para poder incorporar recursos tecnológicos que mejoren su productividad y aumenten su
producción a fin de satisfacer la demanda de alimentos.

Además, el sesgo de las políticas públicas a apoyar aquellas actividades cuyo destino final
sea el mercado externo, ha generado estructuras productivas heterogéneas (en donde por
un lado se conformó una economía orientada a la producción de cultivos de exportación y
por otro, una economía campesina productora de granos básicos dedicada a la
subsistencia), restándole importancia a políticas orientadas a mejorar la estructura
agroalimentaria del país, deteriorando aún más la economía campesina.

Ese carácter extrovertido del sector agropecuario no facilitó el desarrollo de los demás
sectores de la economía, ya que en ningún momento trasladó la acumulación de capital a los
demás sectores, y tampoco fue capaz de generar el suficiente empleo para el sector
agrícola.

Lo anterior contribuye a la profundización de la heterogeneidad estructural, en donde, a la


par del desarrollo del sector agroexportador se constituye la economía de subsistencia, con
una acumulación de capital casi inexistente y especializada en la producción de granos
básicos. Esta heterogeneidad subsiste porque es ésta economía de subsistencia la que
garantiza alimentos baratos y permite que se complementen los bajos ingresos que se
obtienen de los trabajos agrícolas, y así pueda reproducirse la fuerza de trabajo.

Aunque se ha observado que el salario mínimo agrícola ha tendido a aumentar levemente,


no lo ha hecho proporcionalmente al alza que han experimentado los precios de la canasta

135
básica alimentaria. En este sentido, el poder adquisitivo de la población rural ha tendido a ser
cada vez menor, de manera que estas personas con ingresos tan bajos se encuentran en
una situación vulnerable a la hora de adquirir alimentos, lo que pone en riesgo su seguridad
alimentaria.

Por otro lado, pese a que el volumen de producción de los granos básicos ha crecido
levemente, a excepción de la producción de maíz que ha tendido a aumentar más
significativamente, esto no es suficiente para cubrir la demanda interna que se tiene de
estos, por lo que la dependencia alimentaria nacional ha aumentado.

Dados los resultados obtenidos a partir del análisis empírico puede concluirse que en la
actualidad se ha pasado de tener una balanza comercial agropecuaria positiva a tener un
déficit, en donde las exportaciones agrícolas no representan ni la tercera parte de las
importaciones que se realizan. Pero esto no significa que la demanda interna esté siendo
satisfecha por la producción efectiva que ahora no se destina a la exportación, ya que la
producción efectiva no está creciendo al ritmo que lo hace la demanda interna, lo que
conlleva a la necesidad de importaciones a fin de satisfacer esa demanda.

Por otra parte, aún cuando el valor agregado ha tendido a disminuir, el sector agropecuario
continúa siendo uno de los que genera mayor valor agregado, aunque el tradicional producto
de exportación, café oro, dejó de ser un generador importante de valor agregado.

Además, los datos revelaron la disminución de la proporción de granos básicos destinadas al


consumo final, y un aumento de estos como demanda intermedia, lo cual encarece su precio
e implica que los sectores rurales con los ingresos más bajos, cuya dieta está basada
principalmente en el consumo de granos básicos más que en productos elaborados, puede
haber disminuido su acceso a ellos.

Aunque los índices de desnutrición nacional, según el PNUD, han disminuido en los últimos
años, este indicador toma en cuenta tres aspectos fundamentales, seguridad alimentaria,
higiene ambiental y acceso a los servicios de salud y prestación de cuidados y prácticas de
atención por lo que este indicador por sí sólo no garantiza directamente que la población
rural esté teniendo un mayor acceso a alimentos.

Al momento de analizar la clasificación de las ramas que componen el Complejo


Agroalimentario salvadoreño, se observó que productos que cumplen una función de

136
seguridad alimentaria, como granos básicos, no presentan fuertes encadenamientos
productivos, ni estimulan el crecimiento global de la economía, lo que repercute en el empleo
dentro de las ramas del sector agrícola. Con esto se menoscaban las oportunidades de
inserción en el mercado por parte de las personas que dependen de dicho sector, lo que
genera un círculo vicioso que pone en peligro su seguridad alimentaria y reproduce sus
condiciones de pobreza.

137
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145
ANEXOS

ANEXO 1

Anexo 1.1: Principales países productores de maíz (1998-2008)

Fuente: Sagarpa (2011)

Anexo 1.2: Principales países productores de frijol (1998-2008)

Fuente: Sagarpa (2011)

Anexo 1.3: Principales países productores de trigo (1998-2008)

Fuente: Sagarpa (2011)

146
Anexo 1.4: Principales países productores de soya (1998-2008)

Fuente: Sagarpa (2011)

Anexo 1.5: Acuerdo sobre la Agricultura

La finalidad del Acuerdo sobre la Agricultura es reformar el comercio del sector y lograr que
las políticas estén más orientadas al mercado. Ello aumentaría la previsibilidad y la
seguridad, tanto para los países importadores como para los exportadores.

Los países menos adelantados no tenían que asumir compromisos de reducir los aranceles
ni las subvenciones. El nivel de base de las reducciones arancelarias fue el tipo consolidado
antes del 1º de enero de 1995; o, en el caso de los aranceles sin consolidar, el tipo aplicado
efectivamente en septiembre de 1986, cuando comenzó la Ronda Uruguay.

Las demás cifras representaban objetivos utilizados para calcular las “listas” de compromisos
jurídicamente vinculantes de los países.

Países desarrollados Países en desarrollo


6 años: 10 años:
1995-2000 1995-2004

Aranceles

reducción media para todos los productos -36% -24%


agropecuarios

reducción mínima por producto -15% -10%

Ayuda interna

reducciones totales de la MGA en el sector (período -20% -13%


de base: 1986-88)

Exportaciones

valor de las subvenciones -36% -24%

cantidades subvencionadas (período de base: 1986- -21% -14%


90)

Fuente: WTO, 2000

147
Anexo 1.6: Apoyo a los productores de los miembros de OECD 2005-2007

Fuente: OECD, 2009

148
ANEXO 2

Anexo 2.1: Crédito Agropecuario respecto al Crédito Total, 1990-2007


(millones de colones)

% Crédito
Crédito
Años Crédito total agropecuario/crédito
agropecuario
total
1990 10 390.77 1 433.66 13.80
1991 9 110.48 1 950.60 21.41
1992 16 082.49 2 877.77 17.89
1993 18 933.91 3 290.00 17.38
1994 18 911.55 1 996.58 10.56
1995 21 909.71 2 153.96 9.83
1996 33 574.40 3 269.50 9.74
1997 35 271.30 3 243.40 9.20
1998 35 799.91 2 631.73 7.35
1999 39 319.43 2 723.14 6.93
2000 41 574.60 2 500.10 6.01
2001 44 151.00 2 272.30 5.15
2002 44 000.20 1 198.30 2.72
2003 39 969.10 1 437.10 3.60
2004 42 790.10 1 345.30 3.14
2005 49 887.30 1 635.20 3.28
2006 55 870.50 2 028.30 3.63
2007 59 825.50 1 923.30 3.21
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la CEPAL

149
Anexo 2.2: Exportaciones e Importaciones agroalimentarias1990-2005
(millones de dólares)

Exportaciones Importaciones
Año
agroalimentarias agroalimentarias
1990 348.8 219.7
1991 327.2 307.5
1992 284.7 333
1993 364.4 318.7
1994 433.2 366.2
1995 552.5 414.7
1996 548.6 484.3
1997 762.2 529.6
1998 597.6 545
1999 501.8 612.5
2000 578.6 648.2
2001 388.8 694.6
2002 419.8 738.4
2003 439.6 817.2
2004 486.8 1012.4
2005 634.3 1127.5
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la CEPAL

150
Anexo 2.3: Índice del Producto Interno Bruto y Producto Interno Bruto Agropecuario
1990=100 (millones de dólares)

Producto
PIB PIB menos Índice
Años Interno Índice PIB
Agropecuario PIBA PIBA
Bruto
1990 821.1 4800.9 3979.8 100 100
1991 818.8 4972.5 4153.7 104.37 99.72
1992 884.6 5347.7 4463.1 112.14 107.73
1993 861.8 5741.8 4880.0 122.62 104.96
1994 841.3 6089.3 5248.0 131.87 102.46
1995 879.4 6478.7 5599.3 140.69 107.1
1996 890.4 6589.2 5698.8 143.19 108.44
1997 893.5 6869.0 5975.5 150.15 108.82
1998 887.3 7126.5 6239.2 156.77 108.06
1999 955.3 7372.3 6417.0 161.24 116.34
2000 925.3 7531.0 6605.7 165.98 112.69
2001 900.8 7659.7 6758.9 169.83 109.71
2002 904.4 7839.0 6934.6 174.24 110.14
2003 912.5 8019.3 7106.8 178.57 111.13
2004 938.1 8167.7 7229.6 181.66 114.25
2005 (p) 985.7 8458.7 7473.0 187.77 120.05
2006 (p) 1041.6 8789.6 7748.0 194.68 126.85
2007 (p) 1129.7 9127.1 7997.4 200.95 137.58
2008 (p) 1164 9243.4 8079.4 203.01 141.76
2009 (p) 1130.3 8953.8 7823.5 196.58 137.66
2010 (p) 1168.1 9081.5 7913.4 198.84 142.26
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del BCR

151
Anexo 2.4: Cambios en la estructura del producto agropecuario 1990-2010
(porcentajes)

% Otras % Productos
PIB % % Granos % Caña de producciones % % % de la caza y
Años AGROPECUARIO % café oro Algodón básicos azúcar agrícolas Ganadería Avicultura Silvicultura la pesca

1990 821.1 26.55 1.33 19.53 3.57 14.14 17.06 8.9 6.05 2.85

1991 818.8 26.77 0.82 18.84 4.45 14.85 16.08 9.47 6.02 2.71

1992 884.6 27.49 0.83 22.26 4.43 12.9 14.44 9.52 5.54 2.6

1993 861.8 25.49 0.75 22.96 4.65 14.34 13.66 9.29 5.88 2.95

1994 841.3 24.44 0.44 18.86 4.52 16.26 16.03 10.21 5.72 3.52

1995 879.4 23.11 0 20.56 4.3 16.42 16.1 10.48 5.59 3.43

1996 890.4 23.14 0 20.05 4.55 16.97 15.99 10.15 5.64 3.53

1997 893.5 21.59 0 19.1 5.61 17.34 17.22 10.72 5.69 2.74

1998 887.3 19.94 0 17.71 6.49 17.72 17.68 11.61 5.73 3.13

1999 955.3 21.34 0.07 19.51 5.84 16.95 16.8 11.66 5.42 2.4

2000 925.3 18.85 0.13 18.51 5.95 17.84 17.76 12.94 5.65 2.37

2001 900.8 16.65 0.06 18.92 5.96 18.69 18.26 13.08 5.84 2.54

2002 904.4 14.55 0.06 20.19 5.82 18.83 18.43 13.85 5.82 2.47

2003 912.5 13.65 0.05 19.85 5.84 19.12 18.29 14.53 5.91 2.74

2004 938.1 13.09 0.03 20.02 5.89 19.05 18.12 14.95 5.86 2.98
2005
(p) 985.7 12.74 0.11 19.18 5.55 20.74 17.74 14.9 5.74 3.29
2006
(p) 1041.6 11.59 0.07 20.22 4.96 22.45 17.68 14.51 5.67 2.86
2007
(p) 1129.7 11.8 0.02 20.73 4.73 22.82 17.56 13.97 5.52 2.86
2008
(p) 1164 11.64 0 19.75 4.6 24.36 18.26 12.22 6.07 3.08
2009
(p) 1130.3 9.75 0 18.79 4.57 25.59 19.19 12.78 6.32 3.01
2010
(p) 1168.1 12.2 0 16.92 4.7 24.76 19.01 13.23 6.17 3
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del BCR

152
Anexo 2.5: Población ocupada según rama de actividad 2000-2009

Rama de Actividad
Años
Agricultura Industria Construcción Servicios Financiero Otros
2000 475066 410363 112501 748070 83104 1113
2001 495863 400548 123449 806389 93249 1417
2002 436423 399267 125337 815445 90167 9552
2003 415827 405218 147206 835206 99178 1134
2004 430976 377711 145186 849492 91973 693
2005 456535 369161 129387 866308 108217 0
2006 440780 368436 157742 885191 100012 0
2007 381903 389026 146405 879316 114316 441
2008 438988 400890 135249 854203 117020 192
2009 494144 360223 119685 870176 117996 1192
Fuente: Elaboración propia a partir encuestas laborales de la DIGESTYC

Anexo 2.6: Tasa de subempleo nacional, urbana y rural 1996-2009

Sector/Año 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Nacional 34.6 32.6 43.3 41.9 38.5 40.3 41.4 45.2 44.2 43.3 39.8 40.6 44.3
Urbana 30.9 30.0 31.5 31.9 26.9 28.2 29.7 34.6 32.1 36.9 28.5 31.9 34.0
Rural 39.9 36.5 62.5 58.8 57.9 60.2 61.5 63.8 65.4 54.2 61.7 58.9 64.6
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del PNUD (2008) y PNUD (2010)

153
Anexo2.7: Costo de la canasta básica alimentaria familias mensual y salario mínimo mensual
1995-2009 (dólares)
Costo de la canasta básica
Años Salario mínimo mensual
alimentaria familiar mensual
Urbana Rural Industria Agrícola
1995 126 92 132 61.7
1996 142.8 110 132 61.7
1997 142.7 111 132 61.7
1998 140.6 103.1 144 74.1
1999 135.6 98.3 144 74.1
2000 128.2 98.6 144 74.1
2001 129.1 97.7 144 74.1
2002 127 93.2 144 74.1
2003 126.5 89.9 158.4 74.1
2004 130 96.3 158.4 74.1
2005 136.5 87.5 158.4 74.1
2006 137.8 97.1 174.3 81.6
2007 146.3 110.7 174.3 81.6
2008 171.2 127.9 192 93.6
2009 168 120.9 207.6 97.2
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del PNUD (2008) y PNUD (2010)

Anexo 2.8: Salario mínimo real agrícola 1991-2008


Años Salario mínimo real agrícola
1991 43.91
1992 39.28
1993 42.41
1994 43.17
1995 45.5
1996 44.34
1997 44.12
1998 47.07
1999 45.37
2000 44.54
2001 43.62
2002 41.76
2003 39.89
2004 38.34
2005 36.66
2006 37.64
2007 36.66
2008 37.64
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Lara y Rubio (2008)

154
Anexo 2.9: Ingresos mensuales en concepto de remesas familiares 1991-2010
(millones de dólares)
AÑO MES FLUJO AÑO MES FLUJO AÑO MES FLUJO AÑO MES FLUJO AÑO MES FLUJO
Ene 63.1 Ene 82.1 Ene 106.7 Ene 146 Ene 270.9
Feb 58.4 Feb 74.4 Feb 97.2 Feb 149.1 Feb 269
Mar 67.6 Mar 86.2 Mar 115.5 Mar 170.1 Mar 320.2
Abr 77.8 Abr 76.2 Abr 117.9 Abr 177.4 Abr 310.3
May 77.4 May 98.1 May 119.4 May 186.1 May 338
Jun 67.8 Jun 91.6 Jun 108.6 Jun 178.1 Jun 310
1991

1995

1999

2003

2007
Jul 70 Jul 90.6 Jul 119.1 Jul 175.8 Jul 324.6
Ago 53.5 Ago 93.1 Ago 106.5 Ago 172.8 Ago 312.2
Sept 53.1 Sept 85 Sept 106.4 Sept 180.4 Sept 281.6
Oct 64 Oct 89.1 Oct 113.9 Oct 181.1 Oct 323.8
Nov 64.3 Nov 89.1 Nov 121.5 Nov 174.8 Nov 283.5
Dic 73.1 Dic 105.9 Dic 141.1 Dic 213.6 Dic 351.1
Ene 65 Ene 90.6 Ene 132.1 Ene 171.3 Ene 270.5
Feb 66 Feb 74 Feb 125.9 Feb 170.3 Feb 295.9
Mar 75.6 Mar 89.6 Mar 140.7 Mar 218.4 Mar 338.4
Abr 74.5 Abr 84.6 Abr 121.7 Abr 213.8 Abr 334.4
May 76.3 May 100.9 May 153.4 May 220.5 May 343.6
Jun 75.6 Jun 86.1 Jun 143.6 Jun 212.6 Jun 332.9
1992

1996

2000

2004

2008
Jul 77.7 Jul 105.3 Jul 152 Jul 210.1 Jul 328.8
Ago 62 Ago 96.3 Ago 156.2 Ago 224.4 Ago 299.5
Sept 60.3 Sept 88.2 Sept 142.7 Sept 213.5 Sept 303.1
Oct 65.5 Oct 94 Oct 159.8 Oct 215.9 Oct 303
Nov 70.5 Nov 80 Nov 155.6 Nov 230.6 Nov 262.7
Dic 89.3 Dic 96.9 Dic 167 Dic 246.2 Dic 329.3
Ene 57.7 Ene 89.2 Ene 147.6 Ene 189.7 Ene 248.6
Feb 65.3 Feb 77.8 Feb 147.2 Feb 199.3 Feb 270.9
Mar 81 Mar 84.2 Mar 149.6 Mar 250.4 Mar 309.3
Abr 76.4 Abr 103.3 Abr 139.7 Abr 245.5 Abr 281.8
May 75.6 May 100.9 May 179.1 May 272.2 May 296.3
Jun 71.6 Jun 106.8 Jun 157.8 Jun 250.8 Jun 286.9
1993

1997

2001

2005

2009

Jul 76 Jul 117.1 Jul 162.9 Jul 240.9 Jul 275.4


Ago 68.7 Ago 98.2 Ago 166.8 Ago 272.2 Ago 285.2
Sept 62.9 Sept 105.8 Sept 146.7 Sept 245.2 Sept 269.4
Oct 66.6 Oct 106.9 Oct 169.6 Oct 261.5 Oct 278.1
Nov 74.1 Nov 88.7 Nov 158.7 Nov 266.1 Nov 259
Dic 88.2 Dic 120.6 Dic 184.8 Dic 323.3 Dic 326.2

155
Ene 69.4 Ene 98.9 Ene 143.4 Ene 237.7 Ene 228.1
Feb 72.9 Feb 86.6 Feb 146.2 Feb 249.8 Feb 263.2
Mar 81.1 Mar 110.2 Mar 157.8 Mar 309.4 Mar 337
Abr 79 Abr 113.1 Abr 174.2 Abr 274 Abr 296.3
May 88.2 May 112.5 May 180.3 May 330.8 May 319.2
Jun 77.1 Jun 111.3 Jun 167.9 Jun 289.8 Jun 294.2
1994

1998

2002

2006

2010
Jul 75.1 Jul 116.2 Jul 162.2 Jul 284.9 Jul 286.8
Ago 86.4 Ago 114.7 Ago 160.1 Ago 293.7 Ago 287
Sept 80.4 Sept 114.2 Sept 150.5 Sept 271.4 Sept 260.5
Oct 73.5 Oct 114.6 Oct 156.5 Oct 301 Oct 269.8
Nov 80.1 Nov 115.1 Nov 160.9 Nov 279.5 Nov 262.7
Dic 99.3 Dic 130.9 Dic 175.2 Dic 348.9 Dic 326.1
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del BCR

Anexo 2.10: Estructura de hogares en pobreza de ingreso (porcentaje de hogares)


Años Nacional Urbano Rural
1995 46.3 38.3 57.8
1996 51.7 42.4 64.9
1997 48.1 38.7 61.6
1998 44.6 36 58.6
1999 41.4 33.2 55.1
2000 38.8 29.9 53.7
2001 38.8 31.2 51.6
2002 36.8 29.5 49.2
2003 36.1 30 46.2
2004 34.5 29.2 43.6
2005 35.2 30.9 42.4
2006 30.6 27.7 35.5
2007 34.6 29.9 43.8
2008 40 35.7 49
2009 37.8 33.3 46.5
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del PNUD (2008) y PNUD (2010)

156
Anexo 2.11: Clasificación por nivel de ingresos los hogares rurales 1995-2009
(porcentajes)

Años Pobreza extrema Pobreza relativa No pobres


1995 26 31.8 42.2
1996 32.3 32.5 35.2
1997 27.9 33.7 38.4
1998 28.7 29.9 41.4
1999 27.2 27.9 44.9
2000 27.1 26.57 46.27
2001 26.11 25.46 48.43
2002 26.02 24.15 50.83
2003 22.12 24.06 53.82
2004 19.28 24.37 56.35
2005 16.93 25.51 57.56
2006 12.2 23.59 64.21
2007 16.28 27.5 56.22
2008 17.47 31.52 51
2009 17.47 28.98 53.55
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del PNUD (2008) y PNUD (2010)

157
Anexo 2.12: Volumen de producción de café verde, algodón con semilla y caña de
azúcar 1961-2009 (toneladas)

Cultivo Cultivo
AÑOS Algodón Caña de AÑOS Algodón Caña de
Café verde Café verde
con semilla azúcar con semilla azúcar
1961 121300 122500 895900 1985 79902 148810 3455000
1962 166700 98300 1030000 1986 48200 138184 3647000
1963 200900 122700 987700 1987 30406 147890 3405000
1964 207200 123100 1018900 1988 26454 120290 2736000
1965 222400 109200 1366000 1989 24840 121900 2582000
1966 145100 123100 1487500 1990 14158 147200 2956500
1967 107500 144800 1560800 1991 10006 149450 4038000
1968 97100 123800 1508700 1992 9996 175720 4464000
1969 124600 143980 1469000 1993 9703 140576 3762980
1970 129420 129490 1587000 1994 2784 140534 3564310
1971 150955 144624 1991000 1995 4300 139513 3515320
1972 189428 147476 2312000 1996 200 148859 4908510
1973 191537 126500 2440000 1997 0 124239 5169880
1974 223606 159436 2953000 1998 3500 117214 5561050
1975 216262 161415 3166000 1999 4219 160782 5306630
1976 167900 138690 3177000 2000 3172 114087 5140320
1977 198536 147465 3550000 2001 493 112201 4877240
1978 227516 158490 3596000 2002 528 91513 4528170
1979 202759 185625 3321000 2003 204 81157 4531530
1980 186153 184230 2564000 2004 4670 83088 5280400
1981 116932 180000 2263000 2005 3724 87963 4404850
1982 113371 174616 2372000 2006 837 78482 4878040
1983 109020 154560 3016000 2007 47 96355 4956480
1984 77280 163852 3402000 2008 159 89801 5249940
2009 68 76591 5736060
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de FAO STATS

158
Anexo 2.13: Volumen de producción de granos básicos 1961-2009 (toneladas)

Cultivo Cultivo
AÑOS Arroz en Frijoles AÑOS Arroz en Frijoles
Sorgo Maíz Sorgo Maíz
cáscara secos cáscara secos
1961 17882 84430 10479 176300 1985 68890 132608 34555 495380
1962 25634 88300 18352 213900 1986 46938 147512 49680 437000
1963 20637 91300 14462 207077 1987 42069 25953 24564 578496
1964 33077 87743 12378 191611 1988 57270 153304 57040 595985
1965 34875 105611 16546 203006 1989 63719 149486 44574 588538
1966 50427 114680 15462 265914 1990 61691 160623 52670 602609
1967 77847 108100 17486 208840 1991 61438 162881 67234 504289
1968 79616 124209 21270 257550 1992 71962 214153 61948 705585
1969 35682 128069 26287 278967 1993 74474 204590 62141 630130
1970 44231 147186 29877 363078 1994 64639 182017 61378 480654
1971 54846 156400 34500 377200 1995 51106 200992 51138 647280
1972 35632 145820 27402 236782 1996 55292 182017 59105 629961
1973 37237 156400 37476 405520 1997 66055 199678 67507 507650
1974 32094 131100 33681 352751 1998 51377 168613 46603 563095
1975 60720 174800 39643 439245 1999 57364 139454 66484 659760
1976 35701 156363 40024 342429 2000 47204 148942 68163 582676
1977 32800 151100 33743 379738 2001 37720 150529 74934 571471
1978 50807 161814 42918 506947 2002 29098 140763 82648 644363
1979 58245 160310 46521 522767 2003 22515 140963 83484 627980
1980 60720 139881 39000 529368 2004 26519 147631 84300 648045
1981 50130 135713 38264 499919 2005 25984 141384 65110 727607
1982 35420 124200 38180 414000 2006 31011 164007 90742 742067
1983 43240 123147 42241 443118 2007 31540 129120 71181 699416
1984 63337 140480 48576 527230 2008 35218 134230 95255 868259
1985 68890 132608 34555 495380 2009 40188 163698 80110 785965
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de FAO STATS

159
Anexo 2.14: Grado de dependencia alimentaria25 1980-2010

Arroz
AÑOS limpio Frijol Maíz Trigo
1980 10.7 5.2 3.4 101
1981 7.8 3.6 3.6 100
1982 3.5 1.5 7.5 100.1
1983 21.7 0.2 22.5 100
1984 14.4 0 19.1 100
1985 14.8 1.6 3.8 100
1986 5.3 10.7 1.1 100
1987 33.4 4.4 12.4 100
1988 20.7 0.4 7.3 100
1989 18.6 8 16.2 100
1990 10.7 7.7 6.1 100
1991 34.5 5.2 18.3 100
1992 19.3 11.7 10.1 100
1993 35.6 7.4 12.9 100
1994 43.8 21.2 27.5 100
1995 47.6 1.1 27.6 100.6
1996 49.6 6 23.8 101.2
1997 47.8 9.5 44.6 101.2
1998 61.4 15.2 36.6 100.4
1999 50.6 24.3 40.1 100.4
2000 68.1 14.6 46.7 107.4
2001 76.2 21.9 49.9 109.4
2002 85.7 27.5 43.4 116.6
2003 89.1 23 44 110.7
2004 84.2 18.2 45.7 101.3
2005 85.8 31 44.3 100.2
2006 86.9 28.3 49.2 100.3
2007 84.8 20 46.8 100
2008 86.3 25 43.2 100
2009 85.2 27.2 41 100
2010 81.7 25.7 42.6 100
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de CEPAL

25
El grado de dependencia es la proporción de dividir las importaciones entre el consumo aparente. El consumo
aparente es la producción interna neta mas importaciones menos exportaciones.

160
Anexo 2.15: Ayuda alimentaria a El Salvador en cereales (toneladas)
Estados Unidos de Total donantes + Proporción
Año América (Total) EEUU/total
1970 4700 8700 54.02
1971 3000 3000 100.00
1972 3600 3600 100.00
1973 4100 4100 100.00
1974 3800 3800 100.00
1975 4000 4000 100.00
1976 2700 2700 100.00
1977 4900 4900 100.00
1978 7400 9800 75.51
1979 3200 3200 100.00
1980 42123 49503 85.09
1981 125290 129210 96.97
1982 209518 210608 99.48
1983 253728 262915 96.51
1984 181717 193597 93.86
1985 269491 278096 96.91
1986 207820 226567 91.73
1987 138241 177343 77.95
1988 167333 174544 95.87
1989 178885 184004 97.22
1990 142444 149550 95.25
1991 71696 82924 86.46
1992 122829 131269 93.57
1993 79909 80413 99.37
1994 -- 6575 --
1995 6364 13532 47.03
1996 5459 7040 77.54
1997 -- 7989 --
1998 46686 48989 95.30
1999 3500 6788 51.56
2000 1209 8840 13.68
2001 61886 63218 97.89
2002 59033 60870 96.98
2003 7828 11968 65.41
2004 40000 43349 92.27
2005 16792 17689 94.93
2006 15500 18375 84.35
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de FAO STATS

161
ANEXO 3

Anexo 3.1: Origen de los recursos agroalimentarios 1990

Insumos Valor
Producción Importaciones Oferta Total
Intermedios Agregado
Efectiva (PE) (I) (OT)
Sectores (II) Bruto (VAB)
1. Café oro 351566 1656925 2008491 0 1934541
2. Algodón 48199 82550 130749 110189 241012
3. Granos básicos 441418 1219142 1660560 322492 2230559
4. Caña de azúcar 129819 222573 352392 0 336140
5. Otras producciones agrícolas 170060 882728 1052788 141589 1876209
6. Ganadería 441524 1065117 1506641 1499 1512837
7. Avicultura 686612 555487 1242099 14159 1390627
8. Silvicultura 10558 377424 387982 12597 541045
9. Prod. de la caza y la pesca 83104 178097 261201 3455 321910

AGRICULTURA Y PESCA (AyP) 2362860 6240043 8602903 605980 10384880

11. Carne y sus productos 632278 303129 935407 55313 1125953


12. Productos lácteos 725721 187688 913409 230601 1379897
13. Prod. elaborados de la pesca 1019 593 1612 21257 29639
14. Prod. de molinería y panadería 1283964 734181 2018145 128944 2434046
15. Azúcar 470109 291637 761746 1349 851119
16. Otros prod. alim. Elaborados 943429 543678 1487107 510422 2476547
17. Bebidas 337324 844050 1181374 52587 1476107
18. Tabaco elaborado 162742 280370 443112 11744 587393

INDUSTRIA DE ALIMENTOS (IA) 4556586 3185326 7741912 1012217 10360701

COMPLEJO AGROALIMENTARIO (CA) 6919446 9425369 16344815 1618197 20745581


Fuente: Elaboración propia en base a MIP 1990

162
Anexo 3.2: Destinos de los recursos agroalimentarios 1990

Demanda Demanda Final Demanda Total Exportaciones


Sectores
Intermedia (DI) (DF) (DT) (EXP)
1. Café oro 118239 1816302 1934541 1935381
2. Algodón 230137 10875 241012 10875
3. Granos básicos 1053399 1177160 2230559 2963
4. Caña de azúcar 336140 0 336140 0
5. Otras producciones agrícolas 355646 1520563 1876209 134412
6. Ganadería 1222865 289972 1512837 10138
7. Avicultura 151779 1238848 1390627 10882
8. Silvicultura 127179 413866 541045 20172
9. Prod. de la caza y la pesca 46469 275441 321910 121590

AGRICULTURA Y PESCA (AyP) 3641853 6743027 10384880 2246413

11. Carne y sus productos 255759 870194 1125953 18873


12. Productos lácteos 187215 1192682 1379897 815
13. Prod. elaborados de la pesca 9718 19921 29639 0
14. Prod. de molinería y panadería 812739 1621307 2434046 19936
15. Azúcar 245566 605553 851119 158702
16. Otros prod. alim. elaborados 1107552 1368995 2476547 272402
17. Bebidas 364186 1111921 1476107 69706
18. Tabaco elaborado 12807 574586 587393 1457

INDUSTRIA DE ALIMENTOS (IA) 2995542 7365159 10360701 541891

COMPLEJO AGROALIMENTARIO (CA) 6637395 14108186 20745581 2788304


Fuente: Elaboración propia en base a MIP 1990

163
Anexo 3.3: Origen de los recursos agroalimentarios 2006

Insumos Valor
Producción Importaciones Oferta Total
intermedios Agregado
Efectiva (PE) (I) (OT)
Sectores (II) Bruto (VAB)
1. Café oro 30,188 120,727 150,915 278 137,272
2. Algodón 408 694 1,102 36,631 38,788
3. Granos básicos 75,343 210,559 285,902 136,985 474,083
4. Caña de azúcar 30,123 51,669 81,792 - 76,009
5. Otras producciones agrícolas 44,930 233,842 278,772 77,518 602,019
6. Ganadería 76,865 184,170 261,035 2,909 275,782
7. Avicultura 216,040 151,092 367,132 8,975 444,370
8. Silvicultura 1,654 59,107 60,761 4,533 87,928
9. Prod. de la caza y la pesca 29,276 29,778 59,054 11,885 78,635

AGRICULTURA Y PESCA (AyP) 504,827 1041,638 1546,465 279,714 2214,886

11. Carne y sus productos 78,063 34,489 112,552 35,548 168,343


12. Productos lácteos 167,252 62,671 229,923 108,756 426,704
13. Prod. elaborados de la pesca 184 107 291 4,977 7,040
14. Prod. de molinería y panadería 305,182 185,593 490,775 78,125 652,145
15. Azúcar 126,001 145,508 271,509 1,296 306,402
16. Otros prod. alim. Elaborados 281,673 140,464 422,137 219,250 826,167
17. Bebidas 100,082 163,156 263,238 56,801 402,983
18. Tabaco elaborado 0 0 0 10,176 15,909

INDUSTRIA DE ALIMENTOS (IA) 1058,437 731,988 1790,425 514,929 2805,693

COMPLEJO AGROALIMENTARIO (CA) 1563,264 1773,626 3336,890 794,643 5020,579


Fuente: Elaboración propia en base a MIP 2006

164
Anexo 3.4: Destino de los recursos agroalimentarios 2006

Demanda Demanda Final Demanda Total


Sectores Exportaciones
Intermedia (DI) (DF) (DT)
1. Café oro 13212 124,060 137,272 134505
2. Algodón 41740 -2,952 38,788 0
3. Granos básicos 259107 214,976 474,083 14926
4. Caña de azúcar 76013 -4 76,009 0
5. Otras producciones agrícolas 70070 531,949 602,019 6394
6. Ganadería 231240 44,542 275,782 595
7. Avicultura 37401 406,969 444,370 5484
8. Silvicultura 30898 57,030 87,928 571
9. Prod. de la caza y la pesca 25855 52,780 78,635 27349

AGRICULTURA Y PESCA (AyP) 785,536 1429,350 2214,886 189,824

11. Carne y sus productos 49818 118525 168,343 4603


12. Productos lácteos 43389 383,315 426,704 4269
13. Prod. elaborados de la pesca 1787 5253 7,040 0
14. Prod. de molinería y panadería 223534 428,611 652,145 61853
15. Azúcar 64176 242,226 306,402 93089
16. Otros prod. alim. Elaborados 309528 516,639 826,167 113921
17. Bebidas 102096 300,887 402,983 48894
18. Tabaco elaborado 1621 14,288 15,909 2

INDUSTRIA DE ALIMENTOS (IA) 795,949 2009,744 2805,693 326,631

COMPLEJO AGROALIMENTARIO (CA) 1581,485 3439,094 5020,579 516,455


Fuente: Elaboración propia en base a MIP 2006

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Anexo 3.5: Índices de flujo del Complejo Agroalimentario 1990
Rama Oferente (i) Rama Demandante (j) IFij
Café Oro Otros Prods. Aliment. Elab. 0.558
Algodón Text. Y Art Conf de M. Tex. 0.592
Granos básicos Prod de Molin y Panade. 0.525
Caña de azúcar Azucar 0.825
Otras prod. Agrícolas Tabaco elaborado 0.269
Ganadería Carne y sus productos 0.658
Ganadería Productos lácteos 0.638
Silvicultura Madera y sus productos 0.315
Prod. De la Caza y Pesca Restaurantes y Hoteles 0.337
Prod elab. De la Pesca Restaurantes y Hoteles 0.506
Azúcar Bebidas 0.283
Otros Prods Aliment Elab. Ganadería 0.268
Otros Prods Aliment Elab. Avicultura 0.556
Bebidas Restaurantes y Hoteles 0.550
Text. Y Art Conf de M. Tex. Prendas de Vestir 0.580
Fuente: Arteaga (2006: 37)

Anexo 3.6: Índices de flujo del Complejo Agroalimentario 2006


Rama Oferente (i) Rama Demandante (j) IFij
Café Oro Otros Prods. Aliment. Elab. 0.519
Algodón Text. Y Art Conf de M. Tex. 0.564
Granos básicos Prod. de Molin y Panade. 0.42
Granos básicos Otros Prods Aliment Elab. 0.275
Caña de Azúcar Azúcar 0.771
Otras Prod. Agrícolas Granos básicos 0.227
Otras Prod. Agrícolas Otros Prods Aliment. Elab. 0.215
Ganadería Carne y sus productos 0.622
Ganadería Productos lácteos 0.695
Silvicultura Madera y sus productos 0.298
Prod. De la Caza y Pesca Prod. Elab. de la Pesca 0.249
Carne y sus productos Restaurantes y hoteles 0.291
Prod. Elab. de la Pesca Restaurantes y Hoteles 0.504
Prod. de Molin. y Panade. Prod. de Molin. y Panade. 0.507
Azúcar Bebidas 0.248
Otros Prods. Aliment. Elab. Ganadería 0.239
Otros Prods Aliment Elab. Avicultura 0.582
Bebidas Restaurantes y Hoteles 0.524
Tabaco elaborado Restaurantes y Hoteles 0.452
Text. Y Art Conf de M. Tex. Prendas de Vestir 0.573
Fuente: Cabrera (2011)

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