El Perú Como Estado Constitucional de Derecho

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EL PERÚ COMO ESTADO CONSTITUCIONAL DE DERECHO

INTRODUCCIÓN

El problema de la afectación del Estado Constitucional de Derecho Peruano por parte de la


corrupción, no podría comprenderse si es que no analizamos definiciones especialmente el
origen y la evolución del Estado Constitucional de derecho y definir si el Perú tiene estas
características para posteriormente establecer cómo afecta la corrupción como fenómeno
social la estructura jurídica y los fundamentos del mismo.

El Estado Constitucional de Derecho.

El Estado de Derecho, que puso fin al absolutismo, entre los siglos XVIII y XIX, implicó
un profundo cambio en la humanidad por cuanto, aparte de remover al Estado Monárquico,
predominantemente absolutista, garantizo los derechos civiles y políticos de las personas y
sometió a los titulares del poder a un derecho vigente, de tal manera que todo acto o acción
estatal está legitimado por una norma, teniendo de esta manera como fundamento el
principio de legalidad.
Sin embargo, el inicial Estado de Derecho, consolidado con las primeras constituciones
norteamericana y francesa, se identificó como estado burgués, siendo por ello, al terminar
la primera gran conflagración mundial, seriamente cuestionado por no responder al interés
de la sociedad, al estar orientado implícitamente a mantener los intereses políticos y
económicos de ciertos grupos sociales de poder principalmente económicos, sirviendo
como un mecanismo de defensa del orden establecido.
Todos estos cuestionamientos al Estado burgués, dieron origen a movimientos ideológicos
y sociales, como la doctrina socialista, la Revolución mexicana2 de 1910, la Revolución
Socialista Soviética de 19173 , la Constitución de Weimar de 19194 , surgiendo dentro de
este marco como un adelanto al Estado de Derecho de tipo liberal y predominantemente
individualista una nueva concepción de Estado al que se le denomino Estado Social de
Derecho.
Efectivamente La Constitución de Weimar junto a la Constitución de México sancionada
dos años antes, dieron origen al denominado constitucionalismo social, que estableció el
Estado de bienestar reconociéndose además derechos a los trabajadores, con este Estado
Social de Derecho, del que por primera vez hablo el político alemán Lorenz von Stein5 ,
también se inicia una profunda reforma social que implico mejorar la calidad de la vida de
las clases "bajas", evitándose así, en sus palabras, "el proceso de las clases que buscan
ascender socialmente" Este modelo de estado, materializado por la constitución de Weimar,
(Austria 1919) buscó garantizar a nivel constitucional los denominados derechos sociales,
tales como la asistencia sanitaria, salud pública, educación pública y gratuita, trabajo,
viviendas dignas, indemnización, subsidio familiar, acceso práctico y real a los recursos
culturales: (bibliotecas, museos, goce del tiempo libre),asistencia del inválido y del
anciano, defesa del ambiente natural; procurando de esta manera disminuir la brecha de
desigualdad de clases sociales, todo ello se complementó con la implementación de un
conjunto de medidas económicas, tendiéndose a la intervención del Estado en el mercado y
la planificación de la economía, ello aún en contra de los principios del liberalismo clásico.
El Estado Social de Derecho no viene a ser más que el Estado de Derecho, en cuyo
ordenamiento constitucional se mantienen los derechos y libertades, individuales, pero se
incluyen al mismo tiempo nuevos derechos y libertades de carácter social asegurando
además que el uso de esas libertades favorezca a todos los miembros de la nación, es decir
pone al Estado a favor de los grandes intereses generales de la sociedad haciendo
prevalecer la justicia sobre la ley.
Como consecuencia de este giro, evolutivo de la sociedad de ir de un Estado de Derecho
eminentemente Burgués a un Estado Social de Derecho, surge la tendencia jurídica mundial
de reconocer a la Constitución como norma jurídica sustantiva, en razón de que si bien es
cierto en Estados Unidos se consideraba, el valor jurídico de la Constitución, en Europa
durante más de un siglo desde el nacimiento de las constituciones escritas, se mantenía la
idea de que la Constitución era sobre todo un texto político, que debía defenderse
políticamente.
Todos estos antecedentes forjaron la idea de que la constitución aparte de ser la norma
máxima, tenía necesariamente que contar con una serie de garantías constitucionales, que
hicieran posible invocar su plena validez ante los tribunales, producto de ello se incorporó
en los textos constitucionales una jurisdicción especializada mediante lo llamados
Tribunales Constitucionales, primero en Austria, más tarde, en Checoslovaquia y España,
consolidándose de esta manera lo que podemos denominar Estado Constitucional de
Derecho, cuya principal característica es justamente la existencia de una jurisdicción
constitucional.
El tránsito del Estado de Derecho al Estado Constitucional de Derecho como interpreta el
Tribunal Constitucional Peruano, Exp.Nº587-2005-PA/TC, del 08 de noviembre del 2005
supuso “abandonar la tesis según la cual la Constitución no era más que una mera norma
política, esto es, carente de contenido jurídico vinculante y compuesta únicamente por una
serie de disposiciones orientadoras de la labor de los poderes públicos, para consolidar la
doctrina conforme a la cual la Constitución es también una norma jurídica, es decir, una
norma con contenido dispositivo” El Estado Constitucional de Derecho, como se ve al
incorporar ciertas garantías de aseguramiento de la Constitución, reconoció el carácter de
norma jurídica de esta y su fuerza vinculante, por consiguiente, no sólo acogió el principio
de la legalidad o primacía de la ley inherente al Estado de Derecho, sino que lo perfecciono
con el principio de la supremacía de la Constitución sobre la ley o principio de
constitucionalidad, a partir de allí todos los actos de los particulares, de órganos del Estado
e incluso las propias leyes quedaron subordinadas al texto constitucional, siendo
consecuentemente nulos los que no se adecuan ella. La primacía de la Constitución sobre la
ley se sustenta, en primer lugar, en la doctrina adoptada por Kelsen6 y hoy admitida por un
gran sector de juristas, según la cual el orden jurídico es un sistema jerárquico que,
iniciándose en la Constitución, se va extendiendo por los sucesivos momentos en el proceso
de su creación a través de la ley, el reglamento, el acto administrativo, la sentencia y la
ejecución.

Las características del Estado Constitucional de Derecho

Las características más resaltantes del Estado Constitucional de Derecho son las
siguientes:

La División de Poderes

A diferencia del Estado de Derecho donde se hacia la distinción clásica entre los poderes
legislativos, ejecutivo y judicial, en el Estado Constitucional de Derecho, la separación de
poderes tiene una relación distinta, teniendo en cuenta el presupuesto de que los poderes
constituidos fueron fundados por el constituyente, quien normativamente en la constitución
establece sus competencias y límites de acción, siendo respeto a las mismas la garantía de
la diferencia entre poderes.
Como se recuerda en el clásico sistema de división de poderes, el legislativo, amparándose
e incluso haciendo uso abusivo del principio de legalidad, poseía un poder de disposición
prácticamente ilimitado sobre la ley por ser quien la aprobaba, acentuándose más este
problema cuando no existía el derecho de veto por parte del presidente de la república.
Esto cambia en el Estado Constitucional de Derecho, donde no es permitido a ningún poder
la facultad de tomar disposiciones autoritarias, ya que la validez de las mismas van a
depender de su correlación con la Constitución, de tal forma que los poderes del Estado e
incluso de los particulares deben ejercerse dentro de los límites fijados por la Constitución,
siendo los Tribunales Constitucionales (donde los hay), quienes jurídicamente tienen la
atribución de mantener y defender jurisdiccionalmente la constitucionalidad al resolver los
conflictos entre los poderes constitucionales del Estado.
La separación de poderes o división de poderes es, aparte del reconocimiento constitucional
de los derechos fundamentales y de los sociales, uno de los principios más importantes del
Estado Constitucional de Derecho. En la actualidad política y jurídicamente se denomina a
esta teoría, separación de funciones o separación de facultades, al considerar que el poder
es único e indivisible y pertenece excluyente y exclusivamente al pueblo o a la nación
como titular de la soberanía.
La Primacía de la Constitución sobre la ley

Durante el Estado de Derecho, si bien es cierto existía un reconocimiento tácito del carácter
fundamental de la constitución, en la práctica se le veía más como un conjuntos de
postulados políticos, que debían ser defendido políticamente, de tal manera que cuando se
elaboraban los textos constitucionales no se preveían garantías ,ni se reconocía la doctrina
de los denominados “remedios”, contra las constantes inobediencias y transgresiones en
que incurrían los gobernantes y particulares, el Parlamento, era el único encargado de
solucionar estos conflictos, además, de interpretar la Constitución, por ser el único órgano
político del Estado, y eventualmente por el Poder Judicial.
Esto no sucede en el Estado Constitucional de Derecho, donde efectivamente la
Constitución como norma jurídica, tiene un contenido dispositivo, capaz de vincular tanto a
la sociedad como al poder sea este público o privado, acogiéndose no sólo el principio de la
primacía de la ley, sino también el principio de constitucionalidad que implica la
supremacía de la Constitución sobre la ley, en consecuencia la norma constitucional pasa
tanto teórica como prácticamente a ubicarse en la cúspide del ordenamiento jurídico, con la
consecuencia de la posibilidad de anulación de la ley, en tanto y en cuanto está en su
totalidad o en parte no se adecue a la norma constitucional.
Esta primacía de la Constitución sobre la ley tiene su sustento en la doctrina adoptada por
Kelsen, según la cual el ordenamiento jurídico se encuentra jerárquicamente organizado,
asumiendo figuradamente la forma de una pirámide en cuya cúspide se encuentra la
Constitución y en los siguientes niveles las demás normas legales, de tal forma que todo
procede de la Constitución y queda legitimado por su concordancia directa o indirecta con
esta.

La subordinación de los poderes públicos e incluso de los particulares a la


Constitución.

Esto característica del Estado Constitucional de Derecho, instituye el que todos tanto
poderes públicos como los particularmente están subordinados al mandato constitucional y,
que deben actuar bajo los siguientes criterios:

En al marco de los límites tanto formales como materiales de la competencia del Estado, sin
invadir la autodeterminación y la autorregulación de los miembros de la sociedad y de la
sociedad misma.

Dentro del campo de las competencias específicas que a cada uno de ellos les impone la
Constitución frente a las competencias atribuidas a los demás órdenes constitucionales.
La Justiciabilidad Constitucional

En el Estado Constitucional de Derecho, se consideran un conjunto de dispositivos de


control, políticos, jurídicos y sociales que buscan asegurar la constitucionalidad, de tal
manera que tanto los poderes públicos como los actos de los particulares se circunscriban a
los parámetros constitucionales, impidiéndose las posibles contravenciones en su
funcionamiento siendo únicamente válido lo concordante con la constitución. Uno de los
controles es la jurisdicción constitucional, representada por Tribunales Constitucionales con
competencia para decidir la constitucionalidad tanto de los actos del Estado como de los
particulares, con ello se puede colegir que el Estado Constitucional de Derecho, se
consolida cuando se evidencia un conjunto de mecanismos de control de constitucionalidad,
principalmente una jurisdicción especializada en materia constitucional encargada de
resolver los conflictos que se presenten entre una norma de menor jerarquía con la
constitución, o cuando los actos tanto de gobernantes como de gobernados afecten derechos
reconocidos constitucionalmente.

EL PERÚ COMO ESTADO CONSTITUCIONAL DE DERECHO

El 28 de julio de 1821 el General José de San Martín, y Matorras, proclama la


Independencia del Perú, en la Plaza Mayor de Lima y en otras dos plazuelas más de la
capital ,posteriormente en 1823 el Primer Congreso Constituyente del Perú, instalado en
1823 promulgo la primera Constitución Política del Perú.
Sin embargo San Martín, no logro la independencia total del territorio peruano, la total
emancipación recién sucede en el año 1824, cuando los ejércitos de Simón José Antonio de
la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco, apoyado de las guerrillas peruanas
derrotan al ejército español en las batallas de Junín y Ayacucho, sellando la total
independencia de América Latina.
Si bien es cierto lo anterior es historia, es necesario recordar lo acontecido legislativamente
desde que José de San Martin se constituyó en Protector del Perú, bajo este cargo se
produce cierta producción legislativa siempre de carácter provisional por cuanto no se
podía hablar de una normatividad definitiva mientras no se lograra la independencia total.
En cuanto al control de constitucionalidad, la primera Constitución, por su influencia
gaditana, introduce el denominado “control político”, que recaía en el Senado Conservador,
órgano legislativo que tenía entre sus atribuciones velar por el cumplimiento de la
Constitución, esta función no le era exclusiva y la compartía con el Congreso, este texto
constitucional no considero el control Difuso de la Constitucionalidad, que ya se venía
aplicando desde 1803 o por lo menos se conocía en Estados Unidos de Norteamérica, y
tampoco se consideró nada relacionado con el tema.
Esta misma línea se siguió manteniendo en todas las constituciones que se promulgaron en
el Perú durante el siglo IXX, recién la Constitución de 19207 , debido a las corrientes
ideológicas de la época influida, en sus aspectos sociales, por la Constitución Socialista de
Weimar, o en su aspecto nacionalista de la Constitución mexicana de Querétano de 1917,
introdujeron algunos derechos sociales sin embargo no recogieron los modelos de control
de constitucionalidad de la primera, tanto esta como la Constitución de 1933, al asignarle al
Congreso de la República, la atribución de investigar y sancionar las infracciones de la
Constitución, mantuvo los mismos sistemas de control de los anteriores textos
constitucionales.
Sin embargo cabe precisar que es en este período donde se producen los primeros intentos
atisbos de introducir en un texto constitucional el control difuso de constitucionalidad de
las normas, cuando una comisión parlamentaria en 1919, presidida por Javier Prado, en el
Proyecto de Reforma de la Constitución, seguramente influenciado por las doctrinas
constitucionales imperantes en Europa, propuso crear un sistema de control concentrado
atribuyéndole a la Corte Suprema la facultad de declarar la inconstitucionalidad de las leyes
cuando estas eran contrarias a la constitución, dicho proyecto no fue discutido, pues el
mismo Prado lo descartó.
El proyecto concerniente al control de la constitucionalidad de Javier Prado, a pesar de
haber sido retirado, genero discusiones doctrinarias en el interior de la Comisión
Reformadora del Código Civil, en 1922, que buscaba reformar el Código Civil de 1852,
vigente en aquel entonces, fruto de este trabajo se incorporó el Control Difuso en el Título
Preliminar del Código Civil de 1936, el art, XXII, cuya letra decía: “Cuando hay
incompatibilidad entre una disposición constitucional y una legal, se prefiera la primera”.
Al respecto en las oportunidades que se invocó y quiso emplear este control de
constitucionalidad fue el mismo Poder Judicial quien se opuso arguyendo ser un enunciado
de aplicación exclusiva del ámbito privado y no público, al haber sido considerado
legislativamente en un Código Civil, imposibilitando esto su aplicación contra normas
sancionadas por el legislativo.
Sin embargo los progresos en la doctrina constitucional hicieron que este tema del Control
de la Constitucionalidad de las leyes, no se agotara y siguiera debatiéndose hasta que
posteriormente la Comisión nombrada para la reforma de Ley Orgánica del Poder Judicial,
aprobado por D. Ley 14506, lograra incorporar este control el artículo 8 que decía “Cuando
los jueces y tribunales, al conocer de cualquier clase de juicios, encuentran que hay
incompatibilidad entre una disposición constitucional y una legal, preferirán la primera”.
“Si no fueran apeladas las sentencias de primera instancia en que se aplique este precepto,
se elevarán en consulta a la Primera Sala de la Corte Suprema”. “Las sentencias de segunda
instancia se elevarán en consulta a la Primera Sala de la Corte Suprema, sino se interpusiera
recurso de nulidad”.
Fue de esta manera como en 1963, se incorporó, el principio del control de
constitucionalidad de las leyes y tuvo aplicación durante el periodo 1963-1968.
El golpe de Estado de Juan Velasco Alvarado, que mantuvo una Junta militar en el poder
por doce años, (1968 a 1980), hizo imposible la aplicación del control de constitucionalidad
hasta el retorno a la vida democrática, en 1980, por decisión del Presidente de facto
Francisco Morales Bermúdez, quien tras convocar a las fuerzas políticas de aquel entonces
considero la necesidad de promulgar un nuevo texto constitucional convocándose a una
Asamblea Constituyente.
Rememorando diremos que previo acuerdo con los partidos políticos, la Junta Militar
presidida por Francisco Morales Bermúdez, convocó a una Asamblea Constituyente, la cual
funcionó por espacio de un año, desde julio de 1978 a julio de 1979, aprobando una nueva
Constitución, completamente diferente a todas las demás. La Constitución de 1979,
represento un serio cambio en el sistema jurídico constitucional peruano al transformar el
viejo Estado Social de Derecho en un nuevo Estado Constitucional de Derecho recogiendo
lo más avanzado de la doctrina sobre el control constitucional introduciendo un conjunto de
controles de constitucionalidad entre estos un sistema mixto, dual o paralelo de jurisdicción
constitucional, al incorporar un Tribunal de Garantías Constitucionales, a quien se le
encargo el control concentrado de la normas con rango de ley y al Poder Judicial el control
de las normas de menor jerarquía que la ley y además la facultad de aplicar el control
difuso.
Efectivamente lo más resaltante de este texto constitucional en materia de control de
constitucionalidad, es la inclusión del denominado Tribunal de Garantías Constitucionales
o modelo concentrado, esto la influjo de la Constitución Española de 1978, asumiéndose
también el modelo americano o control difuso, facultando al Poder Judicial en el art. 234, la
facultad de no aplicar en los casos concretos las leyes que los magistrados consideraran
inconstitucionales, elevando de esta manera a rango constitucional el control difuso
previsto en el Código Civil 1936, haciendo de esta manera coexistir dentro del
ordenamiento jurídico peruano a los dos sistemas.
La Constitución semántica de 1993,promulgada después del auto golpe de Alberto Fujimori
Fujimori, en cuanto al control constitucional de las normas no hace mucha distinción, pues
aparte de considerar los controles de constitucionalidad, políticos, sociales y especiales,
copia el esquema de jurisdicción constitucional de la Constitución de 1979, cambiando la
denominación al máximo órgano de control al cual denomina Tribunal Constitucional, a
quien le asigna mayores facultades tales como la resolución de conflictos de competencia
asignadas por la constitución y las leyes orgánicas a los poderes del estado, órganos
constitucionales, gobiernos regionales y locales, en materia de defensa de los derechos
fundamentales reconoce dos nuevos procesos como son el habeas data y el proceso de
cumplimiento, y por ultimo reconoce la jurisdicción internacional o humanitaria
abarcándose de esta manera todos los ámbitos de jurisdicción constitucional.
Pero debido al carácter dictatorial del gobierno de Alberto Fujimori Fujimori, la eficacia de
tales controles, fue seriamente afectada llagando incluso a ser letra muerta al destituirse a
tres miembros del Tribunal Constitucional y solo se recuperó en el año 2000, cuando se
retorna a democrática.

LA COLISIÓN DE PRINCIPIOS

En su teoría de los derechos fundamentales, Alexy plantea que las colisiones de principios
deben ser solucionadas de manera totalmente distinta. Ya que cuando dos principios entran
en colisión –tal como ocurre cuando, según un principio, algo está prohibido y, según otro,
eso mismo está permitido- uno de los dos principios tiene que ceder ante el otro, y este
último no se aplicaría para el caso concreto, ocasionaría una incertidumbre jurídica, ya que
por el caso especial la aplicación de este principio sería diferente.
Es decir, a diferencia de las reglas que se aplican de la forma “todo o nada”, los principios
constitucionales se pueden aplicar de manera diferencial a cada caso concreto, pues estos
no pierden su validez jurídica al no ser aplicados cuando otro principio es empleado en la
solución de la controversia.
A la hora de sopesar los principios, debemos tener en cuenta que una posible solución sería
la precedencia de un principio sobre otro, en el caso de la sentencia de incapacidad procesal
en la cual dos garantías están en controversia, porque la aplicación de una sometería a la
vulneración de la otra, delicada condición que se entraría a estudiar con la aplicación del
mecanismo que trae consigo el juicio de ponderación, en este caso llamado por Alexy “ley
de la ponderación”. La precedencia de uno de los principios al otro trae consigo un
interrogante: ¿Cuál de los dos principios es el que prevalece? En los casos concretos los
principios tienen diferente peso y por ello primaría el principio con mayor peso; esto va
más allá de la dimensión de validez y lleva, entonces, a la dimensión del peso. En el caso
en mención, el tribunal constata8 que en tales casos existe una “relación de tensión” entre el
deber del Estado de garantizar una aplicación adecuada del derecho penal y el interés del
acusado en la salvaguarda de los derechos constitucionalmente garantizados, a cuya
protección el Estado está obligado por la ley fundamental9 .
Esta relación de tensión no podría ser solucionada por una prioridad absoluta de uno de
estos deberes del Estado, manifiesta Alexy. Es aquí donde entra la ponderación y su juicio,
ya que el conflicto se solucionaría con la ponderación de los intereses contrapuestos. Si se
llegara a comprobar que la aplicación de la medida estataltiene un pesomenor con relación
al derecho fundamental que le asiste al acusado, por ponderación no se aplicaría tal medida,
ya que se estaría violando el principio de proporcionalidad y con esto su derecho
fundamental de protección a la vida y la integridad física. En tal caso, no se llevaría a cabo
la audiencia oral
LA ESTRUCTURA DE LOS PRINCIPIOS EN LA PONDERACIÓN

A la hora de interpretar el derecho se utilizó el modelo subsuntivo, el cual se asemejaba al


silogismo jurídico. Según éste, si una norma se cumplía en la práctica se le aplicaba el
supuesto de hecho o la condición fáctica. Todo este modelo se estructuró porque se tenía
que el derecho o sistema jurídico sólo estaba integrado por normas; es decir, por normas
previstas de una estructura condicional hipotética10. En la teoría del derecho actual esta
idea no es totalmente absoluta ya que, de conformidad con los aportes de Dworkin*, en el
pensamiento jurídico anglosajón, y de Alexy en el germánico, se introducen los principios y
la ponderación.

Los derechos fundamentales, al ser abstractos e indeterminados, constituyen el ejemplo más


claro de principios en nuestro ordenamiento jurídico. Es decir, pues, que su estructura no es
como la de las normas tradicionales del ordenamiento jurídico, sino que dependen de las
posibilidades fácticas de optimización en el caso concreto.
Según Bernal, la ponderación es la manera de aplicar los principios y de resolver las
colisiones que pueden presentarse entre ellos y los principios o razones que juegan en
sentido contrario. Entonces el proceso de ponderar significa asignarle un peso determinado
a cada principio en el caso concreto, pues sino se realizara dicho procedimiento, ¿cómo se
solucionarían las colisiones entre principios de derechos fundamentales consagrados
positivamente en una constitución? Entraríamos en una indeterminación normativa o, en
este caso, en una indeterminación de principios.
Ronal Dworkin, citado por Bernal12, determinó que los principios están dotados de una
propiedad que las reglas no conocen: el peso. Los principios tienen un peso en cada caso
concreto. Ponderar consiste en determinar cuál es el peso específico de los principios que
entran en colisión. De esta manera, la ponderación se constituye en un criterio
metodológico indispensable para el ejercicio de la función jurisdiccional. En esto entra el
papel de la Corte Constitucional como aplicador y garante de los principios
constitucionales, expresados en los derechos fundamentales de los ciudadanos, dentro del
marco del Estado social y democrático de derecho.

CONCLUSIONES

El modelo de los principios constitucionales se encuentra estrechamente ligado al concepto


mismo y a la idea del Estado constitucional. Esto se debe, principalmente, al modelo de
reglas con el que se adjudicaba el derecho: estamos hablando del modelo subsuntivo, del
silogismo jurídico, el cual responde principalmente a la deducción. Esta concepción en los
modelos de adjudicación e interpretación del derecho se debe principalmente al modelo del
Estado de derecho, que en la idea del Estado constitucional toma una gran importancia en
toda la ciencia jurídica la utilización de los principios constitucionales y con ellos la
ponderación. Hoy, pensar el derecho sin principios y sin ponderación es no pensar en el
derecho que se construye a través de la constitución, no sólo como norma de normas, sino
como el conjunto de normas que integran, fundamentan y orientan todo el sistema jurídico.

Es evidente, además, que los derechos fundamentales en su sentido estructural, se expresan


como normas de principios, ya que a la hora de un juicio concreto, estos no pueden ser
vistos, ni interpretados como reglas, ya que estas obedecen a otra orientación y a un modelo
distinto de los que gozan los principios. Principalmente se responde a esta inquietud,
manifestando que las reglas obedecen a la dimensión de la validez dentro del ordenamiento
jurídico, y estas responden a la forma “todo o nada”, es decirse aplica una y la otra en
conflicto se deja de aplicar, mientras que los principios que expresan derechos
fundamentales en su contenido responden a la dimensión del peso, y éstos en los casos
concretos tomarán su valor determinado por las mismas circunstancias particulares de
estudio.
Con la diferencia de las reglas que estos por no ser aplicados en el caso concreto no dejan
de pertenecer al ordenamiento jurídico, sino que el principio inaplicado toma un peso
relativamente menor que el principio que sí se aplicó. Finalmente, los derechos
fundamentales actúan como los orientadores de todo el sistema jurídico a los que ellos
pertenezcan, debido a que no sólo estos, por gozar de criterios especiales conferidos por
mandato expreso de la constitución política, deben ser vistos así, sino por el carácter de la
textura abierta de las normas de principios y en últimas a los derechos fundamentales en sí
mismos.
Estos no pueden ser limitados en su propia interpretación, ya que los derechos deben
adecuarse a las mismas necesidades que recogen sus destinarios principales, los
ciudadanos, el pueblo como tal. Hoy los derechos fundamentales se configuran como una
forma superior de reclamación moral que se extiende a todos los poderes del Estado, y se
esgrimen eficaces entre los mismos particulares. Pues los derechos fundamentales son la
perfecta conciliación de las posturas universales de un derecho superior a los hombres, y
aquel derecho que los mismos hombres producen, pero que se recogen en una norma
principal a la que llamamos Constitución.

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