5 La Liberación

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D Í A

LA LIBERACIÓN
TEXTO CLAVE: LUCAS 13: 10-17

«Enseñaba Jesús en una sinagoga en sábado,


y había allí una mujer que desde hacía 18 años
tenía espíritu de enfermedad y andaba encorvada...
Cuando Jesús la vio la llamó y le dijo: -Mujer,
eres libre de tu enfermedad. Puso las manos sobre
ella, y ella se enderezó al momento y glorificaba
a Dios. Pero el alto dignatario de la sinagoga,
enojado de que Jesús hubiera sanado en sábado...».
Lucas 13: 10-14 (RVR1995)
SOJA 2020 DÍA CINCO

Desde su rincón sigue, como puede, los servicios, se levanta para


unirse a los cantos y las oraciones. Le duele la oración que dice: «Te
alabo, Señor, creador del cielo y de la tierra, por haberme hecho
judío y no gentil, inteligente y no imbécil, hombre y no mujer». Ella
prefiere decir: «Te alabo, Señor, por haberme hecho como tú has
querido…». Y se pregunta si es Dios quien ha deformado su espalda,
si es el diablo, o si es ella la culpable.

En las sinagogas, desde antiguo, los lugares de oración están orien-


tados hacia Jerusalén. Todos tienen a la vista, por encima de la bimá,
y contra el muro que mira hacia el templo, el arón hakódesh o arca
santa en la que se guardan los Sifrei Torá o rollos de la ley. Frente a
él está el púlpito, en el que el predicador apoya, con sumo cuidado,
el pesado rollo de las Escrituras sagradas para proceder a su lectura
y al comentario correspondiente.
ES SÁBADO TEMPRANO, LOS FIELES SE DAN PRISA PARA LLEGAR A
LA SINAGOGA. ENTRE ELLOS UNA MUJER AVANZA ENCORVADA, La mujer sigue las palabras del nuevo maestro. El jefe de la sinagoga
MIRANDO AL SUELO. DICEN QUE TIENE «ESPÍRITU DE ENFERME- ha invitado a Jesús a leer y a explicar el texto del día y ha aceptado,
DAD». como siempre. Sobre el estrado con su tallit o chal de oración en la
cabeza, desenrolla con sumo cuidado los sagrados pergaminos. Sus
palabras aportan luz nueva a la vieja revelación divina. Y se afirma
Hace dieciocho años que camina con la espalda doblada. ¿Cual es que un día, sobre los pasajes proféticos que anuncian el Mesías
la causa? ¿Un accidente en su infancia, una enfermedad reumática, (Lucas 4: 16-21) llegó a decir:
o un espíritu maligno? No se sabe, pero su espalda está como rota
y la mujer anda contrahecha. Se dice que va como aplastada por la —Hoy se ha cumplido entre vosotros este pasaje que acabáis de oír.
pata de un demonio. La gente se aparta sin mirarla, no sea que les
alcance el hechizo que la tortura. La mujer escucha, fascinada, al nuevo rabí, tan diferente de los
escribas.
Ella sabe que no desean verla en la sinagoga. Se lo han dicho mu-
chas veces. Además, las mujeres no están obligadas a asistir ni a Jesús siempre consuela a los pobres, los enfermos, los tullidos, las
la sinagoga ni al templo. Las que están malditas, menos. Lo sabe, personas en situación de dependencia, los extranjeros rechazados,
pero cada sábado acude a la sinagoga, a la oración y al estudio, al los niños desatendidos y las mujeres despreciadas. Declara que Dios
abrigo del mundo por un momento.

Asiste porque le hace bien escuchar las Escrituras, porque necesita


sentirse cerca de Dios, aun soportando dolores y miradas furiosas.


Se oculta en un rincón, sola consigo misma, ignorada por todos.

Hace años que perdió su condición de mujer respetable, que es


soslayada por su entorno, que vive recluida en su pequeño mundo, Asiste porque le hace bien
como si fuera invisible. Dice un viejo refrán: «Si quieres hacerte in-
visible hazte mendigo», y así es, en la calle o en la sinagoga, pasan escuchar las Escrituras.”
«sin verla». A todos los efectos, no es nadie.

En toda sinagoga hay una separación entre la zona para los hombres,
y el reducido espacio para las mujeres, donde se refugia ella. Allí se
recluyen, alguna vez, madres con sus niños, sin distraer a los hom-
bres. Ver a una mujer en la sinagoga es muy raro. Pero sola o con
otras, allí está. Ella no cuenta para el minyan requerido para iniciar
el servicio, allí no hay nadie, porque ella no es nadie.
LA LIBERACIÓN


El maestro tiene un concepto
muy elevado del sábado y de la
mujer, de lo que es correcto en
ese día y de lo que Dios desea
para hombres y mujeres.”

desea vernos felices, pero los hombres han llenado de desgracia


la tierra, especialmente para los «nadies», como ella. De pronto
la mujer se da cuenta de que Jesús la está mirando. Se estremece
al sentir que no pasa desapercibida a su mirada de amor. Aunque
nadie quiera verla, él la ve.

Su mirada es compasiva como si leyera en su rostro los gemidos


de su corazón.

Jesús mira a esta mujer doblegada, que viene a la sinagoga contra-


hecha. ¿Qué la hace venir? Huye de una sociedad inhumana y busca
a un Dios compasivo. Y cuando alguien busca a Dios, Jesús sale a su
encuentro. El maestro lee en los rostros que hay doblegados por el
dolor, remordimientos. Ve algunos que están vencidos, «torcidos»;
todo les sale mal. Abrumados, faltos de ánimo; cada uno con su Recuperada la dignidad permanece en el estrado y Jesús, en medio
joroba, sin poder levantar cabeza. El maestro hace entonces algo de un silencio expectante, le impone las manos, como en una cere-
insólito. monia de consagración. Hay un murmullo de malestar en la sala de
quienes piensan que solo algunos varones especialmente meritorios
Interrumpe el culto, mira a la mujer doblegada y la llama. Jesús le son dignos del privilegio. Pero Jesús impone sin dudarlo las manos
pide que venga al estrado; porque para él ¡es alguien, no «nadie»! a esta mujer porque sabe que todos los seres humanos precisamos
Le pide un acto de valor, que sea ella misma, sin importarle la gente. la bendición divina y que todos necesitamos más amor del que
La mujer tiembla, pero atraída como por un imán se incorpora y se merecemos. Todos los seres humanos somos igualmente indignos de
dirige hacia donde él quiere que esté, preguntándose el porqué. su abrazo de amor y estamos igualmente necesitados de su gracia.1

—¿Por qué me hace atravesar el espacio de los hombres y subir Bajo las manos del maestro esa espalda que no ha sido tocada
al estrado, para que todos me vean? Podría curarme a distancia. en años, por miedo al contagio, o la maldición, recibe el toque
del maestro, que la endereza, levantándola a la vez ante su propia
Mientras se acerca, Jesús le dice: autoestima, con la intención de levantarla también ante la estima
de la comunidad. Y ella, allí mismo, ante la congregación, se pone
—Quedas libre de tu mal. a glorificar a Dios. Por eso, en vez de sanarla en cualquier otro día
y lugar, Jesús lo hace en la sinagoga, en sábado y durante el culto.
La mujer sufre un «mal» más grave que una mera dolencia. Es la única
vez que Jesús habla de «libertad» en una curación. Él desea verla Muchos de los presentes, deslumbrados por el prodigio divino,
libre, no doblegada y marginada (y no solo sana). La quiere libre de irrumpen en aplausos y gritos de júbilo. Pero no a todos les gusta
discriminación y complejos. Jesús sabe que quien no es dueño de lo ocurrido. El jefe de la sinagoga, que es un laico no un sacerdote,
sí mismo nunca podrá ser libre. Y le dice: que dirige el culto y que ha invitado a Jesús a predicar, ahora se
arrepiente. Enojado por lo que acaba de hacer, no se atreve a diri-
—Delante de mí, y ante Dios, eres libre. girse a él, lo hace a los presentes y los reprende:

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—La semana tiene seis días para trabajar. En estos sed sanados y
no en sábado. Buscad la curación fuera de este lugar y en otro día.
A la sinagoga se viene a escuchar y callar.

Este judío cree que el sábado no es día para disfrutar de liberación,


sino para hacer lo de siempre. El sábado es el día de sufrir por Dios,
no de gozar por el bien de sus hijos. Para él, Jesús hace en sábado y
en la sinagoga lo que no debería: sanar a una mujer a quien, según
él, Dios tiene «castigada», hace subir al estrado a quien no debe, e
impone las manos a quien no es digno.

A Jesús le indigna este hombre y los beatos sectarios, los religio-


sos que practican el exhibicionismo espiritual y no permiten que se
invoquen nociones como: «perdón de pecadores», «justicia para
todos», «igualdad de derechos», «liberación de prejuicios», «respeto
de diferencias» o «aceptación de vocaciones personales».

Jesús replica:

—¡Hipócrita: cada uno de vosotros ¿no desata en sábado a su buey o


a su asno, y lo lleva a beber? Y esta hija de Abraham, atada durante
dieciocho años ¿no se la puede desatar en sábado?

El maestro tiene un concepto muy elevado del sábado y de la mujer,


de lo que es correcto en ese día y de lo que Dios desea para hombres

Todos los seres humanos somos


igualmente indignos de su abrazo

de amor y estamos igualmente
necesitados de su gracia.”

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y mujeres. El sábado es el anticipo del mundo redimido, del que A todos los que, como esa mujer, buscan ayuda divina, él los quiere
Dios desea recuperar.2 Para Jesús el sábado es el día de liberación erguidos, de pie, con la cara bien alta, al servicio de Dios y de su
por excelencia. prójimo. Y prosigue su tarea de transformar vidas, de resolver pro-
blemas, de enderezar lo torcido: conflictos conyugales, personales,
El maestro respeta profundamente la dignidad de cada ser humano crisis espirituales… Entonces y ahora, el divino maestro nos dice:
y quiere para todos, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, una vida «Venid a mí, todos los que estéis doblegados y cargados, y yo os haré
liberada, erguida y a su servicio. Por eso Jesús llama a sus discípulos descansar» (Mateo 11: 28). La voluntad divina es la reivindicación
y seguidores a ser brazos que sostengan y manos que bendigan. de la dignidad de todos los seres humanos. Quien nos creó a su
imagen y semejanza ve violentada su voluntad cuando se margina
Todos los hijos de Abraham están invitados a liberarse de cuanto los a alguien por género, raza, condición social…
inclina hacia el polvo y les impide ver el cielo; a que Jesús les imponga
sus manos para que los transforme; a permitir que los desate de sus Jesús espera que haya buena relación entre sus seguidores, que
ligaduras (prejuicios, egoísmos, dependencias, soberbias) y les abra seamos una comunidad de amor compuesta por personas diversas
las puertas a una nueva vida. por mil motivos que son capaces de ofrecer al mundo un modelo
de fraternidad que supere cualquier diferencia. Esa tendría que ser
su seña de identidad (Juan 13: 35).

Los nadies allí presentes salen de la sinagoga tras una comunión real


con Dios, sabiendo que el amor divino es capaz de transformarlos
allí mismo, como a aquella mujer que, habiendo entrado encorvada,
ahora avanza, entre los hombres, radiante, digna, esbelta y airosa
Toda religión falsa enseña a sus adeptos hacia su nueva vida.

a descuidar los menesteres, sufrimientos —¡Qué mujer!

y derechos de los hombres. El Evangelio Murmuran algunos.


concede alto valor a la humanidad como
Ha dejado de ser un nadie. Y desde su nueva posición erguida hasta
adquisición hecha por la sangre de Cristo, se siente más cerca del cielo.
y enseña a considerar con ternura las
necesidades y desgracias del hombre.”
Ellen G. White, El Deseado de todas las gentes, p. 253.

1 La dignidad de un ser humano descansa no en lo que puede hacer, sino en lo que es


«por creación». Los seres humanos no necesitamos ganarnos el derecho a ser tratados
como «semejantes a Dios». Nuestra dignidad es intrínseca, viene del hecho de haber
sido creados por Dios, varón y hembra a su imagen (John Wyatt, Asuntos de vida o
muerte, Barcelona: Andamio, 2007, p. 80, cit. en Emmanuel Buch, Ética bíblica. Funda-
mentos de la moral cristiana, Valls: Noufront, 2010, p. 159).
2 «La esencia del mundo por venir es el sábado eterno. Y en el tiempo, cada semana, el
séptimo día, es la imagen de la eternidad» (Abraham Heschel, citado por Robert Aron,
Los años oscuros de Jesús, Bilbao: Ediciones EGA, 1992, p.75)

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PREGUNTAS
1. En el texto que hemos leído, la mujer acude a la sinagoga a pesar de no sentirse bienvenida. ¿Por qué piensas que
seguía asistiendo tras tantos años de sufrimiento? ¿Qué te aporta su experiencia en cuanto a asistir a la iglesia aun
cuando es imperfecta?

2. ¿Qué te ha llamado la atención del relato de Badenas sobre el encuentro de la mujer encorvada con Jesús? Elige la
frase que más te haya impactado y comparte por qué.



3. El jefe de la sinagoga se enoja porque Jesús ha sanado en sábado (Lucas 13: 14). ¿Qué te dice la reacción de Jesús
sobre lo que es lícito hacer en sábado? ¿Qué significa para ti el sábado? Ver Mateo 12: 1-8; Marcos 3: 1-6; Isaías
58: 13.





4. Contrasta el pensamiento de la época sobre la mujer reflejado en la oración: «Te alabo, Señor… por haberme
hecho… hombre y no mujer» con la acción de Jesús de sanar y poner sus manos sobre la mujer en público: «El
maestro tiene un concepto muy elevado del sábado y de la mujer… respeta profundamente la dignidad de cada ser
humano y quiere para todos, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, una vida liberada, erguida y a su servicio». Ver
Gálatas 3: 28. ¿Qué conclusiones sacas sobre la importancia de la mujer de las acciones de Jesús?

5. Juan 13: 35 nos dice que la gente sabrá que somos discípulos de Jesús porque nos amamos los unos a los otros.
¿Qué implicaciones tiene esto sobre cómo tratamos a los demás, sin importar su género, raza, condición social…?
¿Cómo puedes mejorar tú, y tu iglesia, en la forma de amar?



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DESAFÍO PERSONAL
Reflexiona sobre cómo tratas a las personas que son diferentes a ti o que tienen opiniones distintas a las tuyas. ¿Se
refleja en tu relación con ellas Juan 13: 35? Esta semana pide a Dios de forma sincera que transforme tu corazón
para que puedas reflejar Su amor en tu trato con los demás sin importar su género, raza, condición social… Piensa
en formas prácticas de mostrar a los demás que los amas sin condiciones.

PROFUNDIZA
Lucas 13: 10-17.
Marcos 3: 1-6.
Números 6:1-8. Tanto hombres como mujeres podían tomar voto de nazareno.
Ellen G. White, El Deseado de todas las gentes, cap. 29 «El sábado», pp. 248-255.
Roberto Badenas, Encuentros decisivos, Madrid: Safeliz, 2017, cap. 11 «La liberación», pp. 145-158.
¿Quién no se ha sentido nunca rebajado, humillado, doblegado por alguien o por una circunstancia penosa?
¿Quién no se ha sentido nunca hundido, reprimido, encerrado en una situación totalmente injusta? Hay perso-
nas que viven así a diario. Algunas toda la vida. El poeta Eduardo Galeano llama a estas personas «Los nadies»
en su famoso poema del mismo nombre: Sueñan las pulgas con comprarse un perro / y sueñan los nadies con salir
de pobres, / que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, / que llueva a cántaros la buena suerte; / pero
la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, / ni en lloviznita que cae del cielo la buena suerte, / por
mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, / o se levanten con el pie derecho, o empiecen
el año cambiando de escoba. / Los nadies: los hijos de los nadies, los dueños de nada. / Los nadies: los ningunos, los
ninguneados, […] / Que no son, aunque sean. / Que no hablan idiomas, sino dialectos. / Que no profesan religiones,
sino supersticiones. / Que no hacen arte, sino artesanía. / Que no practican cultura, sino folklore. / Que no son
seres humanos, sino recursos humanos. / Que no tienen cara, sino brazos. / Que no tienen nombre, sino número. /
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local. / Los nadies, que valen menos que
la bala que los mata.3
El texto (Lucas 13: 13) usa el mismo término y la misma expresión «puso las manos sobre ella» (epétheken –
epitithemi) que usa la Biblia para el gesto de lo que nosotros llamamos «la imposición (epithesis) de manos», es
decir, el gesto de la bendición, e incluso de la consagración (cf. Hechos 8: 18; 1 Timoteo 4: 14; 2 Timoteo 1: 6;
Hebreos 6: 2). El gesto de imponer las manos expresa el deseo de pedir una bendición sobre alguien.

3 Eduardo Galeano, El libro de los abrazos, Madrid: Siglo XXI de España Editores, S.A., 2009, p. 59.

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ACTIVIDADES
ACTIVIDAD 1. LA MARGARITA

Materiales: 1 lápiz/bolígrafo por persona, 1 dibujo de una margarita por persona

Descripción de la actividad:
Todos hemos jugado alguna vez al famoso juego de «me quiere, no me quiere…» mientras deshojábamos una margarita.
También hemos debatido sobre lo que «se puede, no se puede…» hacer en sábado. A menudo nos centramos más en lo
que «no se puede» hacer que en lo que «sí se puede» hacer. Utiliza los pétalos de la margarita para escribir cosas que sí
se pueden hacer en sábado para hacerlo un día especial y de conexión con Dios. Compartid las respuestas en el grupo.

ACTIVIDAD 2. EL JUEGO DE LOS NOMBRES

Materiales: 1 folio por persona, 1 lápiz/bolígrafo por persona, 1 caja vacía

Descripción de la actividad:
Cada participante debe escribir su nombre y apellido en el papel «al revés». Por ejemplo: MARÍA LÓPEZ escribirá
ZEPOL AIRAM.
Doblad los papeles y metedlos todos juntos en la caja.
Cada persona sacará por turnos un papel de la caja y leerá en voz alta el nombre «al revés» que haya escrito.
El juego consiste en conseguir adivinar el nombre correcto de las personas con el menor número de lecturas posible.

Aplicación:
A todos nos gusta que nos conozcan por nuestro nombre. Dios nos reserva una promesa muy bonita en la Biblia:
cuando volvamos a verle, nos dará a cada uno de nosotros un nombre nuevo (Apocalipsis 2: 17). Esta promesa nos
hace únicos como individuos y nos recuerda que nuestro Padre nos atiende y cuida de forma íntegra.
Agradece a Dios por todas sus promesas. Imagina el momento en el que te llame por tu nuevo nombre por primera vez.

ACTIVIDAD 3. COOKIE CHALLENGE

Materiales: 1 paquete de galletas (1 galleta por persona)

Descripción de la actividad:
Repartid una galleta para cada persona y pedidles que se coloquen la galleta en la frente.
El reto consiste en conseguir comerse la galleta sin utilizar las manos utilizando únicamente movimientos de la cara
(Podéis ver un ejemplo de la técnica en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=Ror_mgs5-CQ )

Aplicación:
Algo tan simple como comerse una galleta se convierte en toda una hazaña cuando no contamos con todas nuestras
facultades. Del mismo modo, cuando enfrentamos situaciones sin sentirnos completos nos encontramos con frustra-
ciones y dolor. Por eso, cuando Jesús nos regala la libertad ello supone regalarnos una vida de plenitud y de realización.
Dedicad tiempo a orar. Comparte con Dios los proyectos en los que quieres implicarte con el 100% de tus facultades.

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