Material Autismo

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Los problemas de comunicación son centrales en el autismo.

Por lo tanto, debemos


esforzarnos para saber que es lo que cada estudiante entiende y como proporcionarles un
mensaje claro. Cuando nos comunicamos con otras personas, transmitimos nuestro mensaje
mediante el tono de voz, lenguaje corporal y la elección de vocabulario.

Es importante crear una relación de respeto hacia el estudiante y de ser posible utilizar apoyos
visuales ya que resultan más concretos y duraderos. Siguen algunas estrategias útiles:

1. Sea lo mas positivo posible.


Sea sincero y celebre al estudiante con frecuencia. Fíjese en las cosas buenas e ignore las
cosas de poca importancia. Muchos estudiantes con autismo están condicionados a
reaccionar negativamente a un “NO” o “NO HAGAS TAL COSA.” Con frecuencia estas
palabras indican que alguien esta enfadado o que algo no está bien, pero no informan como
remediar el problema. Así que utilice esas palabras con moderación y solo cuando se requiera
obediencia inmediata (en casos de emergencia). Sea específico con la alabanza ya que
resulta mucho mejor decir: “Bien hecho. Te has lavado las manos” que decir “Eres un buen
muchacho.”

2. Enseñe a los estudiantes a escuchar.


La repetición frecuente de instrucciones enseña a los estudiantes con autismo a no escuchar.
Sería recomendable decir por ejemplo: “Fulanito, ven a la mesa,” acompañando la orden con
un dibujo y/o gesto. Luego esperar de 3 a 5 segundos. Repetir la frase con el dibujo o el gesto,
“Fulanito, ven a la mesa.” Si no viene, es necesario acercarse al estudiante para acompañarle
amablemente a la mesa. De esta manera, Fulanito aprenderá a escuchar y a seguir las
instrucciones. Cuando imparta una instrucción, asegúrese de captar la atención del estudiante
y comprobar que se cumpla la instrucción. Cuando los adultos no insisten en que se cumpla lo
que han pedido -una vez establecido que lo han entendido claramente- los estudiantes
aprenden que no tienen que cumplir con las intrucciones.

3. Hay que saber qué es lo que queremos que la persona haga.


Es necesario que la persona que dé las instrucciones entienda claramente qué es lo que
quiere que los estudiantes hagan y por qué. Hay que ser razonable en lo que pedimos y
asegurarnos que los estudiantes sean capaces de hacerlo.

a. Ejemplo: Decirle al estudiante “Nos vamos en cuanto me muestres que estás listo,” es


demasiado impreciso. Hay que definir la palabra “listo.” Seria mucho mejor decirle: “Primero
desconecta la computadora y luego nos vamos a comer.”

b. Ejemplo: “Sácale el polvo a todos los muebles,” explica lo que la persona con autismo tiene
que hacer, pero no indica ningún criterio respecto a la calidad esperada. Sería preferible
mostrarle un dibujo de cada mueble y aclarar esta instrucción.

4. Ofrezca la información adecuada.


Es necesario anticiparle a los estudiantes lo que va a suceder. Si surgen cambios, infórmeles
y permítales tomar parte en los planes. Hágales saber lo que va a suceder y cómo deberán
portarse. Utilice palabras, dibujos y gestos que ellos entiendan. Existen varias formas
concretas para presentar información, tales como: tablones de anuncios con el cronograma y
las rutinas en orden consecutivo, hecho con tela adhesible, hojas en las que se marca y se
tacha, o carteleras con dibujos.

5. De ser posible utilice lenguaje sencillo, claro y breve.


La gran mayoría de personas con autismo suelen comprender solo una parte del mensaje
dirigido a ellos. Es preferible ser conciso. Demasiadas instrucciones y explica-ciones crean
frustración y confusión. Se puede entrenar a los alumnos para escuchar y seguir instrucciones
de dos ó tres pasos si el lenguaje se mantiene específico y resumido. Casi siempre necesitan
instrucciones individuales en lugar de grupales.

a. Ejemplo: “Recoge tus pinceles, lávate las manos y ve a la clase de música” es un mensaje


muy confuso. Es posible que algunos estudiantes no entiendan todo esto y lo dejen por
imposible o se enfaden. Cuando una instrucción consista de varios pasos, es mejor dividirla,
permitiendo que el estudiante cumpla un paso antes de darle el segundo.

b. Ejemplo: “Es hora de ir a la clase de música. (Pausa) Coloca los pinceles en la caja por
favor.” Cuando el estudiante cumpla con esta instrucción, decirle: “Lávate las manos.” Y por
último: “Siéntate en la alfombra para la clase de música.”

Con frecuencia la independencia del alumno aumenta cuando nos abstenemos de los apoyos
verbales. Alguna parte de la información podría darse mediante dibujos en serie.

6. Dígale a los estudiantes LO QUE DEBEN HACER y evite decirles lo que no deben
hacer.

a. Ejemplo: El estudiante tira comida al suelo. Es mejor decirle: “Recógelo y échalo a la


basura.” en lugar de decirle “NO TIRES LA COMIDA AL SUELO.”

b. Ejemplo: Una persona con autismo encuentra algo de comer en el suelo y lo recoge para
comérselo. Es mejor decirle: “Ponlo en la basura,” o estirar la mano y decirle: “Dámelo” ya que
al decirle “NO TE LO COMAS” le daríamos una invitación a comérselo.

c. Ejemplo: Un estudiante con autismo se apropia de un objeto que pertenece a otra persona.
Es mejor decirle: “Pregúntale a Fulanita si puedes ver su revista.” o “Devuélvele la campana a
Roberto,” en lugar de decirle “NO ARREBATES LA REVISTA.”

Las frases anteriores ayudarán a los estudiantes con autismo a entender cual es la conducta
aceptable. Recuerde que las frases negativas solo les explican lo que no es admisible y no
ofrecen las sugerencias necesarias para aprender como comportarse de un modo diferente y
más apropiado.

7. Sea lo más neutral posible al dar instrucciones.


El tono de voz, la expresión facial, o una palabra con varios significados pueden cambiar el
sentido de una pregunta, una instrucción o una frase. Al dar instrucciones, es necesario
explicar lo que se tiene que hacer y evitar desafiar al estudiante. Cuando las instrucciones se
dan de una forma amenazadora, los estudiantes tienden a ponerse defensivos y tratan de
evitar o hacer lo contrario de lo pedido.

a. Ejemplo: Es mejor decir: “Es hora de ir a la biblioteca,” en lugar de “Tienes que ir a la


biblioteca ya mismo.”

b. Ejemplo: El hacer preguntas en un tono neutral (por ej. “¿Dónde debes estar? o “¿Qué
debes estar haciendo ahora?”), puede ayudar al estudiante con autismo a corregir su
comportamiento. Sin embargo, si se comunica con otro tono de voz, el mensaje puede resultar
completamente diferente. A veces los estudiantes con autismo dependen de estos apoyos
verbales para iniciar las acciones apropiadas.

8. Evite hacer preguntas con opciones a no ser que los estudiantes realmente tengan
las opciones.
Las instrucciones se imparten para ser cumplidas o para ofrecer información. No le pregunte a
un estudiante con autismo si quiere hacer algo a menos que un “NO” sea una respuesta
aceptable. Las frases claras ofrecen a los estudiantes la información necesaria para cumplir lo
solicitado. Se pueden emplear dibujos en lugar de palabras, especialmente para ayudar al
estudiante a entender el orden de los acontecimientos.

a. Ejemplo: Es mejor decir: “Fulano, ven al salón de ejercicios” o “Fulano, ejercicios,”


mostrándole un dibujo. Evite preguntarle: “¿Estas listo para los ejercicios?”

b. Ejemplo: Es mejor decir: “Ven a la mesa a comer” o mostrarle un dibujo de la mesa. Hay
que evitar “Vamos a la mesa, ¿de acuerdo?”

c. Ejemplo: Es mejor decir: “Escribe tu nombre en este papel” en lugar de: “¿Puedes escribir tu
nombre en este papel?”

9. Enseñe al estudiante a responder a palabras, frases, gestos, preguntas o mensajes


del entorno que ya haya aprendido.
Estas palabras o frases ayudan a crear expectativas y permiten al estudiante con autismo
funcionar de un modo mas apropiado en una variedad de ambientes. También pueden servir
como mecanismo de seguridad. A veces el estudiante ha sido condicionado de un modo
negativo a una determinada palabra, así que se tiene que encontrar otra palabra para
comunicar la idea. Hay que usar señales y palabras concretas.

Ejemplos: “Espera,” “Zona prohibida,” “Alto,” “Búsca algo que hacer,” “¿Qué haces ahora?”.
De ser posible muéstrele fotos de alarmas de incendios, un letrero para las zonas prohibidas,
etc.

10. Identifique los sentimientos.


A la gran mayoría de estudiantes con autismo les cuesta trabajo reconocer los sentimientos de
otras personas y expresar sus propios sentimientos. Dándoles un nombre a los sentimientos,
ayudamos a los estudiantes a informarse sobre ellos.

a. Ejemplo: “Estoy enojada. Rompiste mi collar.” “Estoy contenta. Compartiste tu chocolate


conmigo.”

b. Ejemplo: “Estás molesto por tener que entrar ahora” “Estás feliz porque te gusta ir a nadar.”
“Juan te pegó, estás triste.”

11. Evite criticar a los alumnos.


Los estudiantes saben cuando han hecho algo “malo.” Cuando se les critica o se les habla con
palabras negativas, solo contribuye a disminuir su amor propio y su autoconfianza. Las frases
que definen con claridad lo que se espera, sin atacar el carácter del alumno, le ayudan a tener
una imagen positiva de si mismo.

Ejemplo: “Ve y cámbiate los pantalones” es mejor que “Estás hecho un desastre.” “Manos
quietas” es mucho mejor que “¡Qué malo eres. Le has pegado a Susana!” Aproveche el
momento para enseñar.

12. Evite los reproches.


Aplique normas consistentes y neutrales. Los reproches benefician al adulto, no al alumno con
autismo. Los reproches tienen poco sentido para ellos y no efectuarán ningún cambio en el
comportamiento.
Ejemplo: Evite decir “Tu sabes más que eso,” o “¿Cuántas veces te he dicho que no te vayas
a la calle?” Es mejor decir: “La regla es: las bicicletas se usan en la acera.”

13. Evite las amenazas.


Las amenazas son una forma negativa de avisar las consecuencias y con frecuencia
ocasionan una reacción negativa.

a Ejemplo: Es mejor decir: “Busca tu dinero primero, luego iremos a McDonalds.” en lugar de
“Si no buscas el dinero NO iremos a McDonalds.”

b. Ejemplo: Es mejor decir: “Primero te quedas quieto, luego saldremos al recreo.” en lugar de
“Si no te estás quieto, perderás el recreo.”

c. Ejemplo: Evite decir: “Si vuelves a tirarle un bloque a Jaime, jamás jugarás con los
juguetes”. Esta frase puede resultar desafiante y probablemente no pueda imponerse. ¿Qué
significa: “tirar un bloque”? y ¿qué debe aprender el estudiante con autismo respecto a cómo
jugar o cómo recoger los juguetes?

Esperamos que la información anterior les resulte de utilidad y les facilite el manejo del
comportamiento de sus hijos, alumnos y familiares con autismo

Las necesidades educativas de los alumnos


con TEA
Precisamente por la existencia de estas grandes diferencias en cuanto a nivel de
inteligencia, capacidades y potencial de los chicos con autismo, resulta difícil
establecer unas estrategias educativas, pautas y patrones metodológicos que
sean válidos y eficaces para todos los alumnos diagnosticados de TEA. Los
expertos consideran que lo más beneficioso para estos niños, a excepción de
los casos más severos, es que realicen su educación en el aula ordinaria. Para
los maestros, tener entre sus alumnos a un chico con autismo constituye todo un
reto personal y profesional, mientras que para sus compañeros puede suponer
una experiencia única de convivencia con una persona diferente, ejemplo de la
diversidad con que se van a encontrar en el futuro en sus relaciones laborales y
sociales. Tanto el maestro como el centro no deben olvidar que todos los chicos y
chicas con autismo forman parte del grupo de alumnos con necesidades
educativas especiales (NEE) y que, independientemente de su potencial e
inteligencia individual, siempre va a presentar, en mayor o menor
grado, problemas en las siguientes áreas:
 Problemas de interacción social, consistentes en un cierto grado de
aislamiento y falta de contacto social y afectivo con las personas, así como
carencia de empatía e incapacidad para expresar sus propios sentimientos.
 Alteraciones de conducta, conductas repetitivas o disruptivas y obsesión por
ciertos temas normalmente de escaso interés para el resto, como series de
números o las posición de estrellas y planetas.
 Alteraciones cognitivas, que afectan principalmente a aspectos relacionados
con la abstracción, la función simbólica, el lenguaje, la atención y la memoria.
 Déficit en la comunicación y el lenguaje (verbal o no verbal), que puede ser
inexistente o presentar importantes anomalías en la intencionalidad o el
significado.
 Problemas motrices, con grandes variaciones entre un caso y otro se
observan problemas de movimiento y coordinación.

Estos problemas derivan en unas necesidades educativas específicas que tengan


como objetivo principal paliar, potenciar y mejorar en la medida de lo posible
las alteraciones en el plano cognitivo, intelectual y social de estos alumnos. Para
conseguirlo, el profesor cuenta con tres herramientas básicas: adaptación del
currículo, criterios metodologías especiales y actividades específicas.

Estrategias educativas para niños con


diferentes grados de autismo
Objetivos
Los objetivos generales de las estrategias educativas en niños autistas deben
estar dirigidos a la consecución de las siguientes metas:

 Potenciar al máximo la autonomía e independencia personal de los chicos y


chicas.
 Desarrollar el autocontrol de la propia conducta y su adecuación al entorno.
 Mejorar las habilidades sociales de los alumnos, fomentando su capacidad
de desenvolvimiento en el entorno y de comprensión y seguimiento de las
normas, claves y convencionalismos sociales y emocionales.
 Desarrollar estrategias de comunicación funcionales, espontáneas y
generalizadas.
 Fomentar la intención comunicativa y la reciprocidad en la comunicación.
 Desarrollar procesos cognitivas básicos como el pensamiento abstracto, la
atención y la memoria.

Adaptación curricular
En base a estos objetivos, el equipo docente del centro debe realizar
una adaptación personalizada del currículo en función de los siguientes
aspectos:

 El grado y tipo de autismo del alumno y sus características y potencialidad.


 Las posibilidades de desarrollo funcional de cada niño.
 La evolución del alumno.
 El entorno familiar y social del chico o chica.
 El contexto educativo en el que se encuentra inmerso el muchacho:
capacidades en personal e infraestrucutra del centro, posibilidad de que reciba
atención y apoyo extraescolar, etc.

Criterios metodológicos
La metodología de aprendizaje utilizada debe, por un lado, adaptarse al ritmo y
las dificultades en el plano cognitivo, comunicacional y social del niño y, por
otro, incidir en la experimentación y el contacto con los demás y el entorno, ya
que es la mejor forma de romper el hermetismo que caracteriza a estos chicos y
facilitar el aprendizaje funcional. Algunas acciones metodológicas en esta línea
que la experiencia ha demostrado muy eficaces son:

 El aprendizaje en contextos naturales.


 Tomar los propios intereses del alumno como punto de partida.
 Prediseño de situaciones que favorecen o desencadenan actos
comunicativos.
 El típico sistema de aprendizaje de ensayo-error no funciona con niños
autistas. En estos casos, es mejor que el profesor le facilite los apoyos
necesarios para que pueda realizar la tarea y luego se los vaya retirando poco
a poco.
 Prestar mucha atención a la expresión y comprensión de los estados
emocionales propios y ajenos.
 Establecer rutinas y situaciones muy estructuradas.
 Evitar elementos de distracción.
 La organización espacio-temporal también debe estar muy estructurada,
facilitando la predictibilidad y la anticipación.
 Usar agendas para que el alumno pueda tener muy bien organizado el
tiempo, pueda predecir situaciones y le sea más fácil controlar su conducta.

Actividades
Las actividades enfocadas a niños autistas deben ser muy funcionales,
estar muy bien organizadas y estructuradas y destacar por la claridad y la
sencillez. En cuanto a los materiales, se debe procurar que por sí solos muestren
al niño las tareas que debe realizar. Los apoyos visuales (dibujos, fotos, carteles)
son muy útiles en niños autistas como guía y elemento no solo recordatorio, sino
también de refuerzo motivacional de las acciones y tareas diarias.

Los trabajos en mesa deben ser repetitivos, bien estructurados, procurando que


el niño interactúe con sus compañeros y donde predominen los elementos
visuales (pictogramas, puzzles) y con los que pueda experimentar (ceras de
colores, juegos de construcción, plastilina, etc.).
5 consejos para trabajar con
niños con autismo

El trastorno del espectro autista es un problema que afecta a alrededor de un 1%


de los niños en Europa, de acuerdo con los datos de un estudio realizado por la
Asociación Internacional Autism-Europe en el año 2015. Lidiar con él en el aula
puede resultar complicado para docentes que no hayan recibido preparación o
instrucción específica para ello. Estos cinco consejos para trabajar con niños con
autismo pueden servir de ayuda a profesores con alumnos de estas características
en clase.

Proporcionarles una agenda que anticipe todo lo


que va a ocurrir en los próximos 45-60 minutos

Los alumnos con autismo son extremadamente organizados y no son capaces de


digerir bien los cambios improvisados en su planificación. Por ello, es
recomendable que tengan una agenda perfectamente estructurada, de forma que
puedan prepararse y mentalizarse de todo lo que va a ocurrir a continuación. En
estos casos, es recomendable que el docente se coordine con la familia para así
establecer en conjunto un calendario preciso; de este modo, el alumno podrá
predecir las situaciones y controlar su conducta. Aquí un ejemplo de agenda de
pictogramas proporcionado por Autismo Cádiz.

Evitar, en medida de lo posible, estímulos sonoros


Es posible que tengan hipersensibilidad sensorial y asocien determinados
estímulos sonoros como signos estresantes, por lo que cabe la posibilidad de que,
en presencia de ciertos sonidos como los ‘listening’ en Inglés o las canciones en
asignaturas como Música, se tapen los oídos. Sería recomendable evitar al
máximo este tipo de estímulos que pueden ser molestos para ellos.

Establecer un momento ‘de saludo’

Según relata Víctor Alcolea, terapeuta ocupacional de un centro especializado en


Cáceres, se puede aprovechar este momento para practicar con los
alumnos funciones declarativas tales como ofrecer o pedir algo, y también
normas de cortesía a la hora de saludar a sus compañeros. Uno de los problemas
que sufren los niños con autismo es que ven mermadas sus habilidades sociales,
por lo que ensayarlas en el aula puede suponer un gran cambio en sus vidas.
Trabajos en mesa repetitivos

Es de vital importancia que las tareas que realicen en sus pupitres siempre
estén estructuradas de la misma forma. Es decir, si durante el horario de clase el
alumno se ha acostumbrado a realizar primero tareas de Matemáticas, después de
Lengua Castellana y por último de Inglés, es muy importante que siga siempre este
orden, ya que alterarlo le va a conducir a sentirse descolocado. Además,
deben primar los elementos visuales por encima de los textuales, por lo que está
indicado utilizar materiales como pictogramas, puzzles e incluso plastilinas, con
las que pueda experimentar sensorialmente.
El docente debe adaptarse al alumno y no al revés

Con los niños con TEA, el clásico método de enseñanza basado en el ensayo-
error no funciona. El docente debe tomar los intereses y las curiosidades del
propio alumno como punto de partida para su educación. Es recomendable que el
docente se limite a proporcionarle todos los materiales y recursos que necesite
para la realización de las tareas, y luego ir retirándoselos poco a poco, nunca
bruscamente. Siempre hay que tener en cuenta, como indica el primer consejo, que
su adaptabilidad a los cambios es baja.

No obstante, es muy importante contar con que existen diferentes tipos y grados


de autismo, por lo que desde el aula siempre hay que evaluar cuáles son las
características del o de los alumnos que padezcan este trastorno para así adaptar
los métodos a su ritmo de aprendizaje.

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